Sesión 4 Paradigma Interpretativo (Fenomenología)

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Sesión elaborada por Dr. © Marcela Pilar Alexandre y Dr.© Pablo Martínez SESIÓN Nº 4 I.- Tema: Paradigma Interpretativo II.- Objetivos 1.- Describir, de modo general, las principales teorías y contenidos que constituyen el paradigma interpretativo. 2.- Establecer relaciones conceptuales entre el paradigma positivista y el interpretativo. III.- Despliegue Temático El paradigma interpretativo (también denominado hermenéutico o cualitativo) está constituido por un grupo de teorías que han aportado, desde sus particulares especificaciones, los conceptos fundamentales para la constitución del paradigma. Dentro de ellas destacan la fenomenología, el interaccionismo simbólico, y para nuestro estudio, de los aportes provenientes del constructivismo. Cada una de estas teorías se pasará a revisar en sus componentes epistemológicos primordiales, destacando los conceptos que mayor relieve tienen para la práctica investigativa que surge de este paradigma. 1.- La Fenomenología El proyecto fenomenológico se puede entender, en gran medida, si se comprende cuáles son, de modo general, sus propósitos o posturas principales, dentro de las cuales se tienen las siguientes: a.- Superar el convencionalismo y el relativismo en el que estaban cayendo las ciencias y la filosofía, lo cual 1

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SESIÓN Nº 4

I.- Tema: Paradigma Interpretativo

II.- Objetivos

1.- Describir, de modo general, las principales teorías y contenidos que constituyen el paradigma interpretativo.2.- Establecer relaciones conceptuales entre el paradigma positivista y el interpretativo.

III.- Despliegue Temático

El paradigma interpretativo (también denominado hermenéutico o cualitativo) está constituido por un grupo de teorías que han aportado, desde sus particulares especificaciones, los conceptos fundamentales para la constitución del paradigma. Dentro de ellas destacan la fenomenología, el interaccionismo simbólico, y para nuestro estudio, de los aportes provenientes del constructivismo. Cada una de estas teorías se pasará a revisar en sus componentes epistemológicos primordiales, destacando los conceptos que mayor relieve tienen para la práctica investigativa que surge de este paradigma.

1.- La Fenomenología

El proyecto fenomenológico se puede entender, en gran medida, si se comprende cuáles son, de modo general, sus propósitos o posturas principales, dentro de las cuales se tienen las siguientes:

a.- Superar el convencionalismo y el relativismo en el que estaban cayendo las ciencias y la filosofía, lo cual distanciaba la empresa científica de la ‘objetividad’ requerida para su acción investigativa.b.- Configurar a la filosofía como una ciencia estricta, para que aporte reflexivamente a la construcción del conocimiento científico, es decir, se vuelva epistemología de las ciencias.c.- Corregir y completar la empresa cartesiana de hallar un punto inicial de certeza indubitable como piedra primera de todo conocimiento.d.- Corregir y llevar a cabo, en sentido epistemológico, la empresa hegeliana de la Fenomenología del Espíritu, la cual por su marcado contenido metafísico, se volvía inaprensible para la ciencia, que requiere pruebas de su quehacer.e.- Rescatar la noción platónica de ciencia o episteme como conocimiento fundamentalmente eidético (de esencias y no de hechos), para establecer criterios de unicidad, y así evitar el convencionalismo y relativismo.f.- Valerse de las categorías de intencionalidad y representación para su análisis en torno a la realidad.

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Todas estas medidas reparatorias de la ciencia, que se configuraba a fines del siglo XIX y a principios del XX, eran producto de la convicción fenomenológica acerca de la condición del hombre y la mujer occidental europeo, al cual se le considera sumido en una profunda crisis, la cual se expresa en la desconfianza progresiva en la certeza racional. Al afirmar, por su parte, su objetivo de búsqueda de la certeza, Husserl1 (uno de los autores fundante de esta corriente epistemológica) entiende que lo que está haciendo es extendiendo de modo consecuente el positivismo para fundar un positivismo total. El positivismo ha identificado la racionalidad con lo que Husserl denomina el naturalismo o la perspectiva natural. Ella supone que sólo existe lo objetivo, lo fáctico. Sin embargo, postulará Husserl, al prescindir de lo subjetivo, la propia actividad científica deja de comprenderse. Frente a la prioridad que el naturalismo le confiere al problema de la objetividad para la búsqueda de lo verdadero en la ciencia, la fenomenología de Husserl reacciona efectuando la operación inversa, destacando la prioridad de la conciencia y la subjetividad para lograr tal objetivo. El mundo, dirá Husserl, no está constituido sólo de hechos y eventos, también lo integran valores, pre-nociones, intuiciones, etc. Se trata de pasar del mundo de los hechos, fundado en la experiencia, al mundo de la vida, fundado en las vivencias, para así lograr un mayor acercamiento a lo que en definitiva es el objetivo de la ciencia en tanto pensamiento o conocimiento de lo verdadero en torno a la realidad observable.

La subjetividad absoluta abre el camino hacia una fenomenología trascendental en la que se alcanzaría la descripción de la conciencia pura, por si misma, en su estructura y esencia de su ser. Este trayecto es para Husserl el único que efectivamente permite el desarrollo de una ciencia sin presupuestos. La fenomenología expresa una ciencia del ser, tal como lo pretendiera Hegel, pero fundada en la reducción trascendental de la conciencia. En cuando ciencia del ser, la fenomenología no se preocupa de las cosas en sí, sino de las cosas para la conciencia. Lo que la fenomenología trata de revelar, con esto, son intencionalidades, modos de apariencia, pertenencias, procesos subjetivos, flujos de multiplicidades y procesos subjetivos, decisivos, según Husserl, para fundar a la filosofía como una ciencia estricta.

Conciencia y fenómenos

Se asume que el rasgo fundamental de la conciencia es su intencionalidad, su apertura referencial, su direccionalidad. La intencionalidad de la conciencia consiste en su estar siempre referida a algo, siempre ser un acerca de algo. La conciencia es acto y no contenido. Lo que aparece como dado a la conciencia es el fenómeno, pero que, como tal, no oculta tras de sí ninguna otra esencia, como el noúmeno kantiano. Todo fenómeno posee y revela en sí una esencia. El contenido del acto intencional puede ser real y existente, puede ser irreal y fantasioso, o puede ser incluso contradictorio, etc. Para la conciencia no importa el rango de realidad que ostenta el objeto intencional, pues siempre éste aparece como lo legítimamente dado; como el fenómeno.

1 Edmund Husserl (1859-1938): filósofo alemán, fundador de la fenomenología, en el ámbito de la ciencia.

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La conciencia de la que habla Husserl es conciencia pura (trascendental), es decir, aquella que está libre de determinaciones concretas, biográficas e individuales y que, por tanto, tampoco corresponde con la conciencia de la psicología empírica.

El método fenomenológico

Es el método que conduce a la evidencia de la esencia del fenómeno en la conciencia pura. Conduce a este “comienzo radical” o primera certeza sobre la cual se puede fundar la filosofía en tanto ciencia estricta. La clave del método radica en la epoché fenomenológica, que consiste en poner entre paréntesis, desconectar, poner fuera de juego, los supuestos acerca de la realidad. La aplicación de la epoché da origen a tres tipos de reducciones, las cuales se pueden describir, de manera general, del siguiente modo:

a.- Reducción filosófica: mirar las cosas dejando de lado toda preconcepción, teoría, o juicio acerca de su realidad. Observación, en este sentido, a-teórica de lo dado a la conciencia y descripción pura, libre de categorías explicativas.b.- Reducción eidética: poner entre paréntesis todo lo contingente, individual, o fáctico (de hecho) que pueda concurrir a la presentación del fenómeno, para quedarse sólo con la intuición de la esencia (eidos) de aquél. Eliminar, de este modo, lo accidental y capturar sólo las conexiones de fundamentación del fenómeno.c.- Reducción trascendental o fenomenológica: poner entre paréntesis la existencia del mundo y del sujeto empírico, para quedarse únicamente con la conciencia pura; sus vivencias (actos intencionales) y sus fenómenos (objetos intencionales).

En la medida que se aplique este método al análisis de la realidad se podrá, según Husserl, encontrar los presupuestos para una establecer a la filosofía como ciencia estricta, con lo cual la realidad se podrá conocer en tanto se devela la verdad que en ella está inscrita.

Fenomenología y Realidad Social

Del conjunto de supuestos que constituyen a la fenomenología, y que tienen relevancia en el análisis de una realidad social determinada, se pueden destacar los siguientes:

a.- La fenomenología tiene repercusiones en el estudio de los fenómenos sociales, sobre todo en ellos que surgen debido a la interacción, en diversos códigos indicativos, que los individuos realizan. Un fenómeno social es reconocible en la medida que se expresa en una acción social específica con sentido para el individuo.

b.- En la constitución de los fenómenos sociales, indica la fenomenología, juegan un papel central la subjetividad y la intersubjetividad, en la constitución de los fenómenos sociales que la fenomenología somete a análisis. Los procesos de subjetivación pueden comprenderse como procesos de intersubjetividad, en la medida que la subjetividad de un

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individuo se vincula, o se encuentra, con la subjetividad de otro. Es en ese encuentro de subjetividades en donde se constituye también la realidad para el individuo.

c.- La fenomenología plantea, además, que toda acción de un sujeto conlleva la posibilidad de la subjetivación en la medida que dicha acción está siempre sometida a interpretación.

d.- Para la fenomenología la consciencia del individuo es una condición determinante de su ser. Es ésta la que le permite dar cuenta, en último término, de los fenómenos sociales que constituyen la existencia de cada individuo. Es gracias a esta condición, señala la fenomenología, que el mundo, a través de sus manifestaciones fenoménicas, se vuelve un mundo reconocible para el sujeto, de ahí la importancia de la consciencia, pues es ella la que permite, precisamente, dicho reconocimiento, en la medida que es en ella donde el individuo se encuentra a sí mismo. De ahí que la consciencia del individuo es una consciencia intencionada, es un flujo compuesto tanto por la subjetivación de cada individuo como por la intersubjetividad, que es el momento en que dicho flujo ya no depende de cada uno, sino de la relación intersubjetiva que se da entre los individuos.

e.- Dicha consciencia intencional es, además, una consciencia que no sólo recibe estímulos externos provenientes de la constitución fenoménica del mundo, sino que es una consciencia activa, una consciencia que participa de la constitución del mundo que reconoce, en esa medida no es sólo una consciencia que permite el reconocimiento de algo externo a ella, sino que, ese reconocimiento, es siempre parte involucrada en la producción de lo observado. Es por ello que esta consciencia pasa a constituirse en una autoconciencia.

f.- La Reducción fenomenológica. Finalmente cabe destacar que la fenomenología indica una forma en la cual se puede analizar, de un modo más adecuado, todos los acontecimientos fenoménicos del mundo, ésta es, como se ha visto, la reducción fenomenológica, la cual consiste en poner el mundo observado, el mundo analizado, el mundo constituido por la consciencia activa del sujeto, entre paréntesis, para tratar, en lo posible, de desalojar de dicha consciencia, todo tipo de pre-juicio, de pre-noción, de los conceptos y categorías que determinan de antemano la subjetividad del individuo para, de esta manera, poder analizar el fenómeno social como tal.

2.- La fenomenología como proyecto de las ciencias sociales y humanas

Un autor importante en lo que se refiere a la fenomenología y la relación que se establece con una analítica de la realidad social es Alfred Schütz2. Dentro de lo amplio que son sus trabajos, es conveniente conocer los postulados primordiales de sus planteamientos teóricos, dentro de ellos se pueden destacar los siguientes:

a.- El mundo de la vida. Es la denominación que dio Schutz al mundo en el que la subjetividad, la intersubjetividad, así como la utilización de tipificaciones y recetas tienen lugar, es lo que comúnmente se denomina ‘el mundo del sentido común’, es decir, es el

2 Alfred Schütz (1899-1959): sociólogo y filósofo norteamericano.

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mundo en el cual las personas dan por entendido que este mundo existe y no dudan de su realidad, hasta que surgen situaciones problemáticas que lo hacen dudar, no de la existencia del mundo, no de sus expresiones fenoménicas, sino de las certezas que acerca de ese mundo se habían sostenido desde el sentido común. Es en el mundo de la vida en donde se realizan la mayor parte de las interacciones sociales y en donde el sujeto lleva a cabo los procesos de subjetivación y de objetivación de dicho mundo, por lo cual, el individuo muchas veces es prisionero de lo que comúnmente se entiende acerca de lo que dicho mundo es. Dicha prisión se encuentra en una existencia que se vuelve rutinaria y tipificada, debida a que se subjetiva y se objetiva dicha existencia desde un conjunto de interpretaciones que reiteran las concepciones que se han heredado desde tiempos pretéritos, sin someter, a dichos postulados, a un examen fenomenológico, con lo cual la existencia aparece excesivamente determinada por pre-juicios o por pre-nociones.

b.- La intersubjetividad. En ella, o sea, en la capacidad que tienen los sujetos, en su interacción, de producir mundos compartidos, existe lo que Schutz denomina ‘el presente vivido’, en el que los sujetos se hablan y se escuchan unos a otros, compartiendo el mismo tiempo y espacios entre ellos. Esta simultaneidad espacio temporal, dirá Schutz, es la esencia de la intersubjetividad, lo cual es fundamental, pues es por medio de ella que un sujeto puede captar la subjetividad de otro sujeto, al mismo tiempo que vive en su propio flujo de consciencia, y esta captación simultánea, del otro y del sí mismo, hace posible que el ser acontezca en el mundo. Se trata de compartir un mundo, a pesar y a partir de una subjetividad que es siempre patrimonio de un sujeto, pero que, al poder compartirla debido a la simultaneidad, hace que el mundo sea un mundo compartido.

c.- Tipificaciones y recetas. Son constructos que se dan en cualquier situación de la vida cotidiana, en la cual una acción viene determinada por un tipo constituido en experiencias anteriores, o sea pre-determinado o pre-condicionado por experiencias anteriores. Las tipificaciones y recetas tienden a ignorar los rasgos individuales y particulares de cada sujeto y/o fenómeno social y se centran sólo en características genéricas y homogéneas. La función que poseen las tipificaciones y las recetas, tienen que ver con la intención de comprender y/o controlar aspectos de la experiencia. Cuando una tipificación o receta no cumple dicha función, las personas se ven en la obligación de incorporar nuevas recetas y tipificaciones, para dar respuesta al significado de su vida social.

Schütz incorpora a las ciencias sociales el método de la fenomenología, principalmente a partir de la arquitectura trabajada por Edmund Husserl. Para ello define a la realidad como un mundo en el que los fenómenos están dados, sin importar si éstos son reales, ideales, imaginarios, etc. Se considera, entonces, un mundo de la vida cotidiana que los sujetos viven en una actitud natural, desde el sentido común. Esta actitud frente a la realidad permite a los sujetos suponer un mundo social externo regido por leyes, en el que cada sujeto vive experiencias significativas y asume que otros también las viven, pues es posible ponerse en el lugar de otros; desde esta actitud natural el sujeto asume que la realidad es comprensible desde los conceptos del sentido común que maneja, y que esa comprensión es correcta.

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Para Schütz el sujeto que vive en el mundo social está determinado por su biografía y por su experiencia inmediata. La configuración biográfica alude a que cada individuo se sitúa de una manera particular en el mundo, pues toda su experiencia es única. Sus padres, la crianza y educación recibidas, los intereses, deseos y motivos, todos son elementos que aportan a la formación de personalidades únicas. La experiencia personal inmediata tiene relación con la perspectiva desde la que el sujeto aprehende la realidad, y la comprensión se hace en relación a la posición que ocupa en el mundo. El espacio y el tiempo en que transcurre el individuo determinan sus vivencias. Desde la biografía del individuo y de su posición particular en el espacio y el tiempo se configura un repositorio de conocimiento disponible que consiste en el almacenamiento pasivo de experiencias, las que pueden ser traídas al Aquí y Ahora y constituir una nueva experiencia personal inmediata. Este repositorio de conocimiento disponible se amplía con cada vivencia, y el Aquí y Ahora contiene al que fue el Aquí y Ahora anterior. Gracias a esta reserva el sujeto puede comprender nuevos fenómenos sin necesidad de iniciar un proceso reflexivo para ordenar cada una de las vivencias que transcurren. El sujeto se presenta a otros no como un ser completo, sino sólo como una parte de su totalidad. Esto es así porque la configuración del sujeto, biográfica e inmediata, es una construcción permanente sobre la que nuevas experiencias se acoplan al repositorio de conocimiento disponible y pueden ser abarcadas por la biografía. Es decir, el sujeto que se desenvuelve en el mundo está modificándose a sí mismo. Entonces se incorpora la distinción entre el “yo” y el “mi”, donde el “mi” viene a ser el “yo” mentado en fases anteriores a la experiencia inmediata del sujeto. Esto queda más claro si atendemos a que al reflexionar sobre sí mismo, el sujeto se visualiza en base a experiencias pasadas (donde la visualización de futuro también es una experiencia pasada, pues ya se realizó), no a su experiencia inmediata, no a su Aquí y Ahora. Si reflexiona sobre un Aquí y Ahora, está pasando a un nuevo Aquí y Ahora del que no es conciente sino hasta objetivarlo mediante símbolos y hacer de él una experiencia pasada. Cuando el sujeto reflexiona sobre sí mismo, está atendiendo al “mi”; el “yo” se encuentra reflexionando sobre el “mi”.

Otra distinción que Schütz realiza tienen que ver con la percepción de la realidad, para él se distingue entre actos y acciones. El acto puede ser algo realmente cumplido en el pasado, o bien la idealización de algo concretado en el futuro; es una vivencia instalada en el repositorio de conocimiento disponible de algo concretado, sea real o imaginario. Una acción es la ejecución de un acto proyectado, es la experiencia de estar cumpliendo el acto. Esta experiencia se da en la corriente temporal interna del sujeto, y la acción se vincula al suceso que se está vivenciando. Y es en referencia a esta conciencia temporal que se ordenan las vivencias, modificándose el sujeto por trascender al tiempo, ganando vivencias que le permiten enfrentar nuevas experiencias. La reflexión constituye un quiebre en la corriente temporal interna, pues coloca un foco atencional en el pasado, marginándose brevemente de la temporalidad irreversible para traer a colación una vivencia anterior. Esto se conecta con la imposibilidad de percibir acciones, pues para reflexionar debemos ejecutar una nueva acción, siempre referida a nuestra corriente temporal en que el futuro es un acto en que ya concretamos una idealización.

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La configuración particular del sujeto está también sometida a la intersubjetividad, que constituye una característica del mundo social. El Aquí se define porque se reconoce un Allí, donde está el otro. Que el sujeto pueda percibir la realidad poniéndose en el lugar del otro es lo que permite al sentido común reconocer a otros como análogos al yo. Es en la intersubjetividad donde podemos percibir ciertos fenómenos que escapan al conocimiento del yo, pues el sujeto no puede percibir su experiencia inmediata pero sí percibe las de los otros, en tanto le son dadas como aspectos del mundo social. En otras palabras, el sujeto percibe sus actos, pero puede percibir los actos y las acciones de los otros. La intersubjetividad es posible porque el mundo del sentido común permite anticipar ciertas conductas para desarrollar la vida social. Así, cuando yo me dirijo hacia otra persona y le pregunto sobre algún tema, estoy suponiendo una estructura social en la que reconozco al otro, asumo que compartimos ciertos códigos, nos unimos a ellos en alguna actividad común, influimos y nos dejamos influir. En su relación con otros el sujeto construye categorías y estructuras sociales referidas a su Aquí y Ahora. De ese modo puede reconocer relaciones con otros, de las que forma parte, constituyendo un nosotros, en que los sujetos involucrados se reconocen mutuamente y comparten una misma vivencia, por breve que ésta sea; relaciones de otros sin él, ustedes; relaciones de terceros, ellos. También se establecen relaciones referidas al tiempo. Los contemporáneos son otros con los que se puede interactuar, es decir, experimentar acciones y reacciones con ellos; los predecesores son otros con los que ya no se puede interactuar, aunque sí es posible acceder a sus actos que pueden determinar al sujeto; los sucesores son otros con los que no es posible interactuar pero hacia quienes el sujeto puede orientar sus acciones. En el mundo de los contemporáneos asoma una categoría particular de otros, los asociados, para la que no basta con el mero reconocimiento y con la vivencia compartida; es necesaria una relación cara a cara ininterrumpida, en la que el sujeto en torno al cual se definen los asociados es capaz de conocer a tal punto a otros que puede orientar su acción hacia las reacciones que espera de otros. Entre los asociados se generó primero una relación nosotros, en la que se compartió una vivencia; la diferencia entre los asociados es que éstos reviven la relación nosotros que establecen, más que sólo aludir al repositorio de conocimiento del otro que contiene las vivencias compartidas.

Para Schütz es relevante la capacidad del sujeto de interpretar el significado de lo que ocurre en la realidad social. El sujeto realiza acciones que están cargadas de significados. Todas sus acciones tienen un sentido; aunque el actor no haya tenido intención de significar algo, su acción puede ser interpretada por otro. Las vivencias son interpretadas subjetivamente, pues el sujeto recurre a su repositorio de conocimiento disponible, para asociar aquello que se conoce a lo que se desconoce. El mundo del sentido común se encuentra tipificado en categorías de significado que permiten reconocer los nuevos fenómenos e incorporarlos a la conciencia del sujeto; una experiencia reconocida como novedosa es aquella para la que no se tienen tipificaciones de significado o son erróneas, lo que implica reorganizar estas tipificaciones. De todas maneras, no existe una única interpretación de las vivencias, sino que varían según la perspectiva desde la que sean interpretadas, esto es, según el Aquí y Ahora que experimenta el sujeto. Las acciones realizadas por el sujeto llevan un significado subjetivo que consiste en una autointerpretación de la vivencia en la que interpretan una vivencia; se debe recordar que,

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para Schütz, la experiencia inmediata es inaccesible al sujeto. Por ser de carácter subjetivo, el significado al que el actor apunta con su acción es distinto al significado que otros le dan a su acción. Es por lo anterior que Schütz plantea que desde la observación directa no se puede determinar qué acciones son conductas significativas, pues no hay acceso a la actitud epistémica que el sujeto que realiza la acción tiene frente a ella. Por otro lado, la observación y comprensión de actos encierra una dificultad similar que puede ser subsanada mediante la objetivación de los componentes de esos actos, como es la definición de la conducta de los sujetos, pues la observación de actos implica la comprensión de los significados de ciertas acciones.

Schütz incorpora a las ciencias sociales el método fenomenológico, que tiene su fundamento, hay que recordarlo, en la reducción fenomenológica, esto es, una suspensión de la conciencia tal que nos aparte de las tipificaciones del sentido común. Si la actitud natural hacia el mundo consiste en una suspensión, mediante tipificaciones del sentido común, de las dudas que pueda generar ese mundo, la reducción fenomenológica debe apartarse de esas tipificaciones y de las idealizaciones que se generan en torno a la vida cotidiana. La reducción fenomenológica que trabaja Schütz no se ocupa de aspectos de la fenomenología trascendental, ya que su interés está puesto en el significado que el ser humano que mira al mundo desde una actitud natural atribuye a los fenómenos. Se trata de suspender la creencia en el mundo del sentido común e incorporar la duda filosófica en el análisis. Mediante la enojé o reducción fenomenológica, se puede investigar el significado de una experiencia en la conciencia temporal interna, pues permite llegar más allá de lo que permiten las tipificaciones del sentido común, que frenan la captación de significado subjetivo cuando el repositorio de conocimiento disponible basta para interpretar los fenómenos.

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