JUAN 4:1-54

Una de las cosas especiales de este Evangelio es que nos narra encuentros que Jesús tuvo con personas de diversos trasfondos. En el capítulo anterior vemos a Jesús hablando con Nicodemo un miembro del Sanedrín. “Ahora habla con los samaritanos, es más, con una mujer samaritana; y no sólo eso, sino con una mujer samaritana de mala reputación”. R.C. Sproul La diferencia entre Samaritanos y Judíos se remonta desde la época posterior a Salomón, cuando el reino se divide en dos. Además, luego de que Asiria se llevara cautivos a los de Israel, muchos gentiles entraron a habitar estas tierras. Los samaritanos son la mezcla racial y religiosa que se dio como resultado de esto, y por esa razón los judíos los consideraban impuros. Debemos añadir que los samaritanos ignoraban los escritos de los profetas y los salmos, todo lo que hablara de Jerusalén. Su lugar de adoración era el monte Gerizim. Su rechazo hacia tantas partes de las Escrituras Sagradas y sus prácticas sincretistas los hacían causa de rechazo por parte de los judíos. Así que cuando iban del norte hacia al sur o viceversa tomaban un ruta periférica con tal de no pasar por Samaria. Jesús y la mujer samaritana “Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. Y le era necesario pasar por Samaria”. Juan 4:1-4 (RVR1960) “era necesario” La necesidad de pasar por ahí probablemente se refiere a la “cita divina” que lo esperaba allí. “Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob”. Juan 4:5-6 (RVR1960)

SESIÓN 6: ENCUENTROS TRANSFORMADORES

Pozo de Jacob En Génesis 48:22 Jacob le dio su bendición patriarcal a los hijos de José y menciona una parcela de tierra en la que había un pozo de agua, que había estado allí desde hacía 2,000 años y que todavía permanece abierto. Es allí donde se pusiero los huesos de José después del éxodo de Israel desde Egipto (Josué 24:32). Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.

Charles Swindoll apunta a seis acercamientos de Jesús en su conversación: 1. Jesús apeló a su bondad, ella respondió a la defensiva.

“Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí”. Juan 4:7-9 (RVR1960) En realidad los judíos y samaritanos si tenían interacciones de todo tipo. Por esa razón Jesús había mandado a sus discípulos a comprar comida en la ciudad. Lo que no era permitido es el intercambio de utensilios como copas o vasos entre judíos y samaritanos por considerar a éstos últimos impuros.

2. Jesús apeló a su curiosidad, ella respondió sacásticamente.

“Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?”. Juan 4:10-12 (RVR1960)

3. Jesús apeló a su necesidad espiritual, ella respondió a conforme su necesidad

emocional. “Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla”. Juan 4:13-15 (RVR1960)

4. Jesús apeló a su interés personal, ella cambió el tema.

“Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido”. Juan 4:16-17 (RVR1960)

5. Jesús apeló a su conciencia, ella trajo un tema controversial.

“Porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar”. Juan 4:18-20 (RVR1960)

6. Jesús apeló a su voluntad, ella trató de postergar su decisión. “Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?”. Juan 4:21-27 (RVR1960)

La primera evangelista Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él”. Juan 4:28-30 (RVR1960)

Lo que satisface a Jesús Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. Yo os he enviado a

segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores”. Juan 4:31-38 (RVR1960) Los campos de cebada ya tenían el color café que denota el tiempo de cosecha. La referencia a ‘blancos” que el cultivo está extremadamente maduro. Algunos comentaristas sugieren que Jesús mira hacia los campos mientras cita un proverbio agrario: “Faltan cuatro meses para la ciega” y entonces mirando a los samaritanos que venían vestidos de blanco dice: “alcen sus ojos porque los campos están blancos para la ciega”. La cosecha “Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo”. Juan 4: 39 – 42 (RVR1960) El encuentro de Jesús con un hombre noble “Después de esos dos días Jesús salió de allí rumbo a Galilea (pues, como él mismo había dicho, a ningún profeta se le honra en su propia tierra). Cuando llegó a Galilea, fue bien recibido por los galileos, pues estos habían visto personalmente todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, ya que ellos habían estado también allí. Y volvió otra vez Jesús a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm. Cuando este hombre se enteró de que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a su encuentro y le suplicó que bajara a sanar a su hijo, pues estaba a punto de morir. —Ustedes nunca van a creer si no ven señales y prodigios —le dijo Jesús. —Señor —rogó el funcionario—, baja antes de que se muera mi hijo. —Vuelve a casa, que tu hijo vive —le dijo Jesús. El hombre creyó lo que Jesús le dijo, y se fue. Cuando se dirigía a su casa, sus siervos salieron a su encuentro y le dieron la noticia de que su hijo estaba vivo. Cuando les preguntó a qué hora había comenzado su hijo a sentirse mejor, le contestaron: —Ayer a la una de la tarde se le quitó la fiebre. Entonces el padre se dio cuenta de que precisamente a esa hora Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Así que creyó él con toda su familia. Esta fue la segunda señal que hizo Jesús después de que volvió de Judea a Galilea.” Juan 4:43-54 (NVI)

El hombre “funcionario del rey” pudo haber sido pariente de Herodes Antipas. Más probablemente se trataba de un Judío que servía como oficial en la corte real. Sin que importe, era un hombre de influencia, riqueza y privilegio que ostentaba autoridad significativa. Debido a que el hombre era un aristócrata judío, es probable que fuera miembro de los Saduceos, que no creían que Dios intervenía en los asuntos humanos. Nos dice el texto que “su hijo se estaba muriendo en Capernaúm”. Una ciudad importante a la orilla Del Mar de Galilea que quedaba a unos 25 kilómetros de Caná, en donde estaba Jesús. (6 horas caminando o 2 horas en carruaje) Este hombre le suplicaba a Jesús que hiciera el viaje. Jesús irrumpe en los estilos de vidas de las personas y no lo hace a la manera en que las personas interpretan lo espiritual, sino lo hace a su manera. En el verso 48 le dice: “Vuelve a casa”. Algo vió en Jesús, que creyó a su palabra. No sólo creyó para la sanidad de su hijo, sino para Salvación ya que al regresar a casa, el evangelio nos relata que toda su casa “creyó” en Jesús.

Preguntas para dialogar El pasaje de hoy nos narra encuentros que Jesús tuvo, con dos personas de trasfondos muy diferentes, con “una mujer samaritana” y con “el hombre noble”. • Ponte en el lugar de la “mujer samaritana”. Si alguien le hubiera preguntado:

¿quién es Jesús para ti? ¿qué imaginas que pudiera haber contestado? • Ahora, ponte en el lugar del “hombre noble”. Si alguien le hubiera

preguntado: ¿quién es Jesús para ti? ¿qué imaginas que pudiera haber contestado?

Para orar: Jesús, al estudiar este pasaje, veo el impacto que produce en las vidas, encontrarse e interactuar contigo. Gracias porque mi vida, también va a seguir siendo transformada. Creo que me enseñas a cómo ser libre de mi pasado, creo que tienes poder para sanar, y creo que seguiré conociéndote cada día más. En el nombre de Jesús. Amén.

Para hacer: Toma un papel y algo para anotar. Si alguien te preguntara, ¿quién es Jesús para ti?, ¿qué le contestarías? Escribe algunos aspectos que te gustaría mencionar.

SESIÓN 6: ENCUENTROS TRANSFORMADORES