SESIÓN 22: NUESTRA DEBILIDAD, SU FUERZA · 2020. 12. 15. · discípulos. Simón Pedro dijo: —...

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JUAN 21:1-25 Epílogo: Jesús se aparece a siete discípulos “Más tarde, Jesús se apareció nuevamente a los discípulos junto al mar de Galilea. Este es el relato de lo que sucedió. Varios de sus discípulos se encontraban allí: Simón Pedro, Tomás (al que apodaban el Gemelo), Natanael de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro dijo: —Me voy a pescar. —Nosotros también vamos —dijeron los demás. Así que salieron en la barca, pero no pescaron nada en toda la noche.” Juan 21:1-3 (NTV) 1. Me voy a pescar La resurrección de Jesús ya tomó lugar. De hecho, la confrontación de Jesús a Tomás había sucedido pocos días antes. Pero este relato que cierra el evangelio de Juan, gira en torno a un discípulo, a Pedro, al que había negado de manera mas categórica a Jesús y quien se queda en el limbo de su falla. Me voy a pescar… regreso a mi pasado, a mi vocación anterior… parece ser la tendencia de alguien que ha fallado en su fe y no tiene fe para continuar. 2. Un nuevo comienzo “Al amanecer, Jesús apareció en la playa, pero los discípulos no podían ver quién era. Les preguntó: —Amigos, ¿pescaron algo? —No —contestaron ellos. Entonces él dijo: —¡Echen la red a la derecha de la barca y tendrán pesca! Ellos lo hicieron y no podían sacar la red por la gran cantidad de peces que contenía. Entonces el discípulo a quien Jesús amaba le dijo a Pedro: «¡Es el Señor!». Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se puso la túnica (porque se la había quitado para trabajar), se tiró al agua y se dirigió hacia la orilla. 8 Los otros se quedaron en la barca y arrastraron la pesada red llena de pescados hasta la orilla, porque estaban solo a unos noventa metros de la playa.” Juan 21:4-8 (NTV) Fue en ese mar que tres años y medio antes, Jesús había llamado a sus primeros discípulos (Lucas 5). Fue allí que Jesús le pidió al dueño de una de las barcas que le dejara predicar desde ella y luego lo invitó a bogar mar adentro para pescar. Fue allí que ante la palabra de Jesús, Pedro echó las redes al agua en donde toda la noche había trabajado sin éxito. La pesca SESIÓN 22: NUESTRA DEBILIDAD, SU FUERZA

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  • JUAN 21:1-25 Epílogo: Jesús se aparece a siete discípulos “Más tarde, Jesús se apareció nuevamente a los discípulos junto al mar de Galilea. Este es el relato de lo que sucedió. Varios de sus discípulos se encontraban allí: Simón Pedro, Tomás (al que apodaban el Gemelo), Natanael de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro dijo: —Me voy a pescar. —Nosotros también vamos —dijeron los demás. Así que salieron en la barca, pero no pescaron nada en toda la noche.” Juan 21:1-3 (NTV) 1. Me voy a pescar La resurrección de Jesús ya tomó lugar. De hecho, la confrontación de Jesús a Tomás había sucedido pocos días antes. Pero este relato que cierra el evangelio de Juan, gira en torno a un discípulo, a Pedro, al que había negado de manera mas categórica a Jesús y quien se queda en el limbo de su falla. Me voy a pescar… regreso a mi pasado, a mi vocación anterior… parece ser la tendencia de alguien que ha fallado en su fe y no tiene fe para continuar. 2. Un nuevo comienzo “Al amanecer, Jesús apareció en la playa, pero los discípulos no podían ver quién era. Les preguntó: —Amigos, ¿pescaron algo? —No —contestaron ellos. Entonces él dijo: —¡Echen la red a la derecha de la barca y tendrán pesca! Ellos lo hicieron y no podían sacar la red por la gran cantidad de peces que contenía. Entonces el discípulo a quien Jesús amaba le dijo a Pedro: «¡Es el Señor!». Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se puso la túnica (porque se la había quitado para trabajar), se tiró al agua y se dirigió hacia la orilla. 8 Los otros se quedaron en la barca y arrastraron la pesada red llena de pescados hasta la orilla, porque estaban solo a unos noventa metros de la playa.” Juan 21:4-8 (NTV) Fue en ese mar que tres años y medio antes, Jesús había llamado a sus primeros discípulos (Lucas 5). Fue allí que Jesús le pidió al dueño de una de las barcas que le dejara predicar desde ella y luego lo invitó a bogar mar adentro para pescar. Fue allí que ante la palabra de Jesús, Pedro echó las redes al agua en donde toda la noche había trabajado sin éxito. La pesca

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  • milagrosa fue el contexto en que Pedro reconoció en Jesús al Mesías y recibió el llamado a pescar las almas de los seres humanos. Como en la historia del profeta rebelde, Jonás, quien luego de haber huido del llamado divino y de haber sido confrontado por Dios en el vientre del pez, salió de allí para encontrarse con Dios. El capítulo 3 inicia con las mismas palabras que iniciara el capítulo 1. La única diferencia fue: Vino palabra de Dios a Jonás por “segunda vez”. Las redes que no se rompieron A diferencia del primer llamado de Pedro, en esta ocasión, las redes llenas de peces no se rompieron. Como si el escritor hubiese captado un mensaje divino en aquellas redes: Lo que antes se rompió en tu corazón, ahora Dios lo hará fuerte para que resista. Hay la promesa de una nueva obra de gracia en el corazón para aquellos que fallaron. 3. Volvamos a comer juntos No es casualidad que lo primero que Pedro encuentra en la playa es una fogata y a Jesús mirándole al otro lado. Esa fue la última mirada que habían cruzado la noche de la negación, precisamente frente a una fogata. “Cuando llegaron, encontraron el desayuno preparado para ellos: pescado a la brasa y pan. «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar», dijo Jesús. Así que Simón Pedro subió a la barca y arrastró la red hasta la orilla. Había 153 pescados grandes, y aun así la red no se había roto. «¡Ahora acérquense y desayunen!», dijo Jesús. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: «¿Quién eres?». Todos sabían que era el Señor. Entonces Jesús les sirvió el pan y el pescado. Esa fue la tercera vez que se apareció a sus discípulos después de haber resucitado de los muertos.” Juan 21:9-14 (NTV) Hay un llamado a volver a la habitualidad de un encuentro con Jesús como la base para servirle y vivir para Él.

  • 4. La confrontación del amor Una vez restaurada la mesa de la comunión, Jesús trae la confrontación del estado espiritual de Pedro. Pedro está en un estado de autonegación, sabe que falló, pero no sabe quizás la causa. Las preguntas de Jesús le van a ayudar a encontrar la respuesta. “Después del desayuno, Jesús le preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? —Sí, Señor —contestó Pedro—, tú sabes que te quiero. —Entonces, alimenta a mis corderos —le dijo Jesús. Jesús repitió la pregunta: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? —Sí, Señor —dijo Pedro—, tú sabes que te quiero. —Entonces, cuida de mis ovejas —dijo Jesús. Le preguntó por tercera vez: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que Jesús le dijera la tercera vez: «¿Me quieres?». Le contestó: —Señor, tú sabes todo. Tú sabes que yo te quiero.” Juan 21:1-17a (NTV) La “Nueva traducción Viviente” hizo un excelente trabajo al traducir al español lo que las palabras griegas originales querían revelar. Las primeras dos preguntas de Jesús utilizan la palabra: ¿me amas? Griego: “agapao” de “agape” (amor desinteresado, no egoísta, decidido, más allá de la emoción y que busca el bien del otro, sin egoísmo). Las respuestas de Pedro fueron: Sí, te quiero (griego: Fileo, de Filia: el afecto tierno de amigos, familiares cercanos). La tercera pregunta es la reveladora: Entonces Pedro, ¿me quieres? Y Pedro admite entender la dimensión del amor al que es llamado y de aquel que tuvo por su Señor. Todos necesitamos confrontarnos a nosotros mismos que estas preguntas de vez en cuando. La honesta respuesta puede ayudarnos a encontrar la gracia para volver al camino cuando lo hemos perdido. 5. El llamado está intacto Después de una caída, la razón de Jesús para confrontarlo, es restaurarlo al llamado original: amar lo que Jesús ama más, a su pueblo.

  • 6. Llamado a una nueva dependencia “Jesús dijo: —Entonces, alimenta a mis ovejas. Te digo la verdad, cuando eras joven, podías hacer lo que querías; te vestías tú mismo e ibas adonde querías ir. Sin embargo, cuando seas viejo, extenderás los brazos, y otros te vestirán y te llevarán adonde no quieras ir. Jesús dijo eso para darle a conocer el tipo de muerte con la que Pedro glorificaría a Dios. Entonces Jesús le dijo: «Sígueme».” Juan 21:17b – 19 (NTV) El escritor entendió que Jesús le aseguraba a Pedro que el temor a la muerte, que lo había alejado de Jesús, no sería un obstáculo al final. Pedro moriría en una cruz, tal y como su Señor. Pero además, le indica cómo será su relación con Jesús a partir de ahora. Será una de dependencia, esa actitud que lo maduraría para los propósitos divinos. Esto lo sacaría de la fuente de su fracaso que era su espíritu independiente y autosuficiente. Aquello que lo había caracterizado en su juventud, no sería más. 7. Acepta la responsabilidad personal de tu llamado “Pedro se dio vuelta y vio que, detrás de ellos, estaba el discípulo a quien Jesús amaba, el que se había inclinado hacia Jesús durante la cena para preguntarle: «Señor, ¿quién va a traicionarte?». Pedro le preguntó a Jesús: —Señor, ¿qué va a pasar con él? Jesús contestó: —Si quiero que él siga vivo hasta que yo regrese, ¿qué tiene que ver contigo? En cuanto a ti, sígueme. Así que entre la comunidad de los creyentes[g] corrió el rumor de que ese discípulo no moriría; pero eso no fue en absoluto lo que dijo Jesús. Él solamente dijo: «Si quiero que él siga vivo hasta que yo regrese, ¿qué tiene que ver contigo?».” Juan 21:20-23 (NTV) Tu y yo tenemos que dar cuentas al que nos llamó. Aunque ayudamos a otros, el llamado de cada uno es personal. Juan aprovecha para liberar a la comunidad de los conceptos equivocados acerca de Él. 8. La autenticidad del escritor y su propósito Juan se asegura de firmar este documento que alimentaría a la iglesia por siglos. Al terminarlo, es probable que lo hiciera desde Efeso en donde fue pastor de una de las iglesias punta de lanza en el primer siglo. “Ese discípulo es el que da testimonio de todos estos sucesos y los ha registrado en este libro;

  • y sabemos que su relato es fiel. Jesús también hizo muchas otras cosas. Si todas se pusieran por escrito, supongo que el mundo entero no podría contener los libros que se escribirían.” Juan 21:24-25 (NTV) Y nos recuerda, al final, que su escrito no es exhaustivo, pero tiene un objetivo claro que lo que se escribió sirva para que creamos que Jesús es el Hijo de Dios.

  • Preguntas para dialogar

    En Juan 21 encontramos la interacción de Jesús, luego de su resurrección, con Pedro, quien le había negado anteriormente. Probablemente Pedro sentía que había fallado, desesperanzado. Jesús toma tiempo para animarlo a un nuevo tiempo de dependencia con Él. ¿Qué piensas acerca de estos pensamientos que escribió Charles Swindoll, en su comentario del libro de Juan? Pedro emergió de su caída como hombre transformado, listo para reconocer sus propias incapacidades, y listo para intercambiar la confianza propia por la confianza de Cristo. Pedro finalmente estaba listo para aceptar el llamado del Señor. “Tú…a mí…continúa siguiéndome”. ¿Le ha fallado usted al Señor? Ese es su llamado para usted también. Continúe siguiéndole”

    Para orar: Dios, tú eres un Dios de nuevas oportunidades. Ves más allá de mis fallas, ves lo que puedo llegar a ser con tu gracia. Muestras tu empatía por mí, me animas a mirar hacia adelante con esperanza y a seguirte. Reconozco mis propias incapacidades, y estoy listo para intercambiar mi confianza propia, por la confianza en ti, Jesús. En tu nombre. Amén.

    Para hacer: Si estás decido/a a seguirle a Jesús, díselo en voz alta….. “Sí Jesús, te sigo”.

    SESIÓN 22: NUESTRA DEBILIDAD, SU FUERZA JUAN 21:14-19