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Serpientes gigantes de antaño Una cuidada selección de viejas postales, grabados y fotografías. REPTILIA 61

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Serpientes gigantes de antañoUna cuidada selección de viejas postales,

grabados y fotografías.

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Hace unos 10 años unamigo mío que estaba denegocios en Singapur viola vieja postal mostradaarriba, y sabedor de mi

interés por las serpientes gigantesme la regaló. Tanto me gustó quedecidí coleccionarlas. Comencé acontactar con anticuarios europeos yestadounidenses, a los que pedía vie-jas fotos de serpientes mayores de 9m. Con el tiempo mi interés tambiénse amplió a los grabados y litografíasde serpientes gigantes, de los queaprecio su grafismo aunque seanpoco realistas.

Ahora poseo más de un centenarde rarezas. Algunas de mis favoritasaparecen en este artículo; esperoque sean del agrado tanto de losamantes de las serpientes gigantescomo de los aficionados a las repro-ducciones antiguas. Muchas de lasimágenes también ponen de mani-fiesto sorprendentes conceptos erró-neos acerca de estos impresionantesreptiles. He incluido pasajes de anti-guos libros para acrecentar la sensa-ción de adentrarse en el pasado.

Hasta ahora no he encontrado nin-guna fotografía antigua de una ser-piente que mida más de 9 m, aunquesé que han existido. Como Coloso,una hembra de pitón reticulada delzoo de Pittsburgh (EE.UU.) quemedía 9,15 m antes de morir en1963. Nunca dejaré de buscar las ser-pientes más largas, y aunque sé quees improbable, sueño que algún díauna pitón cautiva (quizás una de lasmías) podría superar a Coloso.

Trece postales polvorientasNo es nada fácil encontrar viejas

postales de reptiles, y menos aún deserpientes gigantes. Sin embargo heaguantado y tengo el placer de mos-trar trece bellas rarezas, la mayorparte de las cuales tienen cerca deun siglo. Una de las más interesanteses la Fig. 1, la primera de mi colec-ción, aunque no es tan antigua comolas otras. Lleva el matasellos deSingapur del 3 de agosto de 1940,justo antes de la ocupación japone-sa. Muestra un grupo de soldadostras el cadáver de una Python reticu-latus con un gran bulto en su esto-

mago. Mis amigos a menudo me hanpreguntado si se había comido unapersona, y se me ocurre que este tipode postales bien podría habersecomercializado a sabiendas de queesa horrible sospecha dispararía lasventas. Tiempo después, en el catá-logo de un coleccionista, vi una fotodiferente en la que aparecían losmismos soldados con la serpienterajada: la presa era un ciervo.

Las imágenes 2, 3 y 4 llaman laatención por el tamaño de las ser-pientes (todas P. reticulatus) y elnúmero de personas que las mane-jan. Estas tres postales son cromoli-tografías, obtenidas mediante un sis-tema inventado en Alemania amediados de 1830 en el que cadacolor se aplica con un rodillo dife-rente. Las obras valiosas podían lle-gar a requerir más de 30 láminas,pero las postales tenían que ser muybaratas, de ahí que se fabricasenmuy rápidamente y sólo se precisa-sen unas cuantas láminas. El resulta-do es que en estas postales los colo-res de las pitones son poco reales.

La fotografía de la Fig. 2 también

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apareció en blanco y negro en unlibro (DITMARS, 1937), donde sedecía que la serpiente medía 6 m delargo. Mi postal en color, titulada“Midiendo una pitón imperial en elzoo de Nueva York” lleva un sellode un centavo y tiene un matasellosde 1906. La bonita postal de la Fig.3, con un matasellos de 1911, tam-bién es del mismo zoo, aunque setitula simplemente “Manipulandouna pitón”.

La Fig. 4 es una postal fechada enNueva York el 5 de abril de 1908.La foto fue tomada en la casa de fie-ras de Central Park, e ilustra comoalimentaban a la fuerza a las ser-pientes con un palo, práctica habi-tual por aquel entonces. Las ser-pientes gigantes a menudo se nega-ban a comer; todas procedían de laNaturaleza y las técnicas de herpeti-cultura eran rudimentarias.

En relación con esto DITMARS(1933) escribió:

“La mayor parte de las pitones rea-les son tan nerviosas e irritables duran-te los primeros meses de cautiverioque se niegan a comer. A menos quese las alimente a la fuerza rápidamen-te pierden peso. Tienen tendencia aayunar permanentemente, muriéndo-se de hambre si no se las alimenta a lafuerza. Cuando un gran ejemplar valanguideciendo y aproximándose a sufin, queda la esperanza de despertar suapetito alimentándola a la fuerza. Enla alimentación forzada de un ejem-plar de 6 m el autor sacrificó cuatrosconejos de tamaño medio, los desollóy ató con bramante las extremidadesde uno con el cuello del posterior. Seintroduce una larga caña de bambúcon la punta roma por el cuello del pri-mer conejo, que se presiona contra labóveda del cráneo para hacer palanca.Durante el bullicioso trajín el mons-truo es sacado de su terrario por unadocena de cuidadores y mantenido lomás recto posible; el primer hombresujeta a la serpiente cerca de la cabezacon ambas manos. Gracias a la cañalos conejos se introducen una distanciade 150 cm”.Ahora veamos dos grandes boas.

La postal inglesa de la Fig. 5 se titu-la “Boa constrictor capturada enNew Forest el 24 de agosto de

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1904”. Esta especie nunca ha habita-do en Inglaterra, pero la explicaciónde la foto se encuentra en lo que elremitente escribió a su hijo el 7 dejulio de 1905: “La serpiente era unamascota fugada que fue encontrada6 semanas después en el bosque.Papá.”

La Fig. 6 es especialmente intere-sante porque muestra a un célebrepersonaje de Florida, OwenGodwin, un intrépido aventureroque murió en 1975. Esta postal delsusodicho con una Boa constrictorestá fechada en 1943, época en queregentaba un pequeño centro llama-do Reptile Village. Años despuésfundó el Florida Wildlife Institute,ahora llamado Gatorland, que abriósus puertas en Orlando en 1949.

Las postales de las Figs. 7 a 11 sonuna serie completa de 1909.Muestran una bonita pitón llamadaSatán cuya descripción aparece en laprimera de ellas: “Una pitón real oreticulada, la más grande de todaslas constrictoras; originaria de lasislas de Malasia. Comiéndose uncerdo de 25 kilos. El reptil más gran-de de América. Longitud: 10 metros,peso: 160 kilos. Zoo de Edward”.Resulta curioso el nombre de “pitónreal”, hoy reservado a Pythonregius. En aquellos tiempos estaspostales eran realmente un docu-mento científico porque en los piesde foto se describe el proceso dedeglución de una presa: “Satáncomenzando a tragarse al cerdo”,“Satán con el cerdo en la garganta”,“El cerdo ha desaparecido”, “Satáncon el cerdo en el estomago”.

La Fig. 12 muestra otra gran pitón,llamada Satán el Viejo, tragándoseun cerdo. El Jungle Zoo anunciabaque esta serpiente pesaba 213 kilos.Aunque el nombre pudiera hacernospensar que se trata de la pitón ante-rior, su dibujo me parece el de unaPython molurus. Desgraciadamenteno he encontrado datos de ningunode los dos zoos citados, aunquePOPE (1961) ofrece una vívida des-cripción de exposiciones semejantes:

“Los antiguos circos ambulantes deEE.UU. estaban incompletos si notenían una serpiente gigante. En lapuerta de la exposición solía haber una

gran y llamativa imagen que mostrabaun monstruoso reptil que representabauna superserpiente mientras un charla-tán de feria anunciaba la serpiente másgrande de todos los tiempos. La ser-piente solía ser una Boa constrictor ouna Python reticulatus de tamañomedio enroscada en una orondamujer que llevaba un colorido yminúsculo vestido... Los shows de loscircos, al no ser permanentes ni cien-tíficos, nunca eran comparables a lasexhibiciones de los museos y zooló-

gicos. En general, los circos adquirí-an las serpientes a principios de latemporada y se deshacían de ellastras meses de inanición, una prácticaque era posible debido a la capaci-dad que tienen de ayunar durantelargos períodos”.

Los asistentes a los enigmáticosZoo de Edward y Jungle Zoo segu-ramente nunca se quejaron de lostamaños de las serpientes expues-tas. DITMARS (1933) fue másromántico y optimista en su des-cripción de las serpientes cautivas ylas exposiciones ambulantes:

“Cada año se captura y envía ungran número de serpientes a variaspartes de Europa y América, dondellegan en primavera. Allí son vendidasa las exposiciones para representar el“encantamiento de las serpientes”. En

su nueva vida los perezosos movimien-tos de las serpientes alimentan la cre-encia general de que son hipnotizadaspor las hechiceras, vestidas con lente-juelas. Pero según los últimos rumores,y los encantadores de serpientes tienenun interés realmente comprensivo ensus ofidios, se trata simplemente deejemplares “desechos”. Reciben losmismos tiernos cuidados que muchosniños. Cada una tiene su propio nom-bre, y cuando llega la noche las ser-pientes son envueltas en gruesas man-tas para protegerlas de los golpes y delfrío. En estas condiciones viven duran-te décadas, llegando a volverse cariño-sas. No es raro encontrar ejemplaresque sólo toman el alimento de la manode su cuidadora”.

La última postal, la Fig. 13, me laenvió un comerciante estadouni-dense como impresa a mediados de1920. Muestra un rinoceronte indiofrente a una terrorífica pitón. Elobservador podría preguntarse:¿Qué animal es el más fuerte?¿Lucharán? ¿Quién ganará?Aunque emocionante, la postalrealmente no tiene demasiadovalor científico.

Tres viejas fotografíasLa fotografía de la Fig. 14 (un ori-

ginal de 1945) la conseguí este añode un anticuario. Me escribió dicién-dome que el hombre que estaba for-zando a comer a la pitón reticuladapodría ser el celebre herpetólogoRaymond L. Ditmars, quien afirmoque Python reticulatus era la especiede serpiente más grande del mundo(DITMARS, 1937):

“¿Qué tamaño máximo puedenalcanzar las serpientes? Es una pregun-ta manida. Tras treinta años buscandouna serpiente realmente grande, elejemplar de mayor tamaño que encon-tré medía ocho metros de largo. Erauna Python reticulatus originaria deMalasia. Estoy convencido de que es laespecie mayor tamaño. Tras todosestos años de esfuerzo por conseguirmedidas récord de fuentes fidedignas,los récords son 11 metros y 10 metros.En ambos casos se trataba de una pitónreticulada”.

La serpiente de la Fig. 14 podríamedir unos 4,5 m de largo, aunque

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parece delgada en comparacióncon muchos ejemplares cautivos denuestros días. Aunque este hechopudiera deberse a las deplorablescondiciones en que muchas ser-pientes gigantes vivían en el pasa-do. Una enfermedad muy comúnde estas serpientes era la estomati-tis, descrita aquí por DITMARS(1933):

“Desgraciadamente las pitones, enrealidad todas las serpientes gigantes,están amenazadas por una enfermedadde la boca potencialmente mortal. Elautor cree que esta patología está pro-vocada por un proceso debilitante quepriva a la sangre de sus propiedadesgermicidas, lo que coincide con unestómago alterado. En la boca de lasserpientes que no se alimentan se acu-mulan secreciones salivares, y como enla boca de las serpientes hay una abun-dante flora bacteriana, ésta es la regiónmás afectada. El desencadenante delproblema suele ser una pequeña llagacausada por un objeto irritante. Lallaga en seguida se infecta, tras lo cualse produce una intensa inflamación y laacumulación de una sustancia blancade consistencia caseosa”.Las dos imágenes siguientes son

fotografías francesas de la decada de1920. En la Fig. 15 se aprecian variasPython molurus molurus. En la Fig.

16 además de P. m. molurus apareceprobablemente una Python sebae, laserpiente más oscura a la izquierdade la mujer. Ambas especies eran lasconstrictoras más habituales en loscircos europeos de la época. En laactualidad suele utilizarse P. molu-rus bivittatus, que es más dócil. Enmi opinión a ninguna serpiente legusta ser manipulada en espectácu-los semejantes.

POPE (1961) describió el trabajode las encantadoras de serpientescon una merecida severidad:

“El observador medio la mira conasombro; seguramente tiene un valorincreíble para manejar una criatura tanpeligrosa. Era más probable que la ser-piente estuviese tan débil que no sepreocupase por quién ni cómo lamanoseaba. La mujer, al no sentirse enpeligro, simplemente tenía que domi-nar el miedo que pudiera tener a lasserpientes. Algunas personas lo consi-guen fácilmente. Encantar serpientesquizás sea el trabajo circense más sen-cillo: acróbatas, payasos y semejantesdeben trabajar su especialidad duranteaños antes de dominarla, mientras queel encantador de serpientes puede serinstruido en cuestión de horas”.

Veintitrés grabados variadosAlgunas de las imágenes de esta

colección no dejan de fascinarme yaque representan una bonita mezclade vidas dedicadas a la herpetologíay sucesos olvidados de la explora-ción de los trópicos.

La Fig. 17 es la única imagen deorigen italiano que tengo. Es unabonita acuatinta titulada “Familiaindia sorprendida por una boa”, dellibro Geografia Storica ModernaUniversale, publicado en 1857 por laeditorial Francesco Pagnoni.

Las imágenes 18, 23, 24, 25, 26 y27, ilustran serpientes gigantes consus colas enroscadas en árbolesmientras constriñen una presa(incluso seres humanos). En elsiglo XIX y a principios del sigloXX muchos naturalistas creían queeste comportamiento era necesariopara tener éxito en la cacería. LaFig. 17 es una auténtica rareza deaquellos días ya que la cola no estáenroscada.

La Fig. 18 es un grabado en made-ra titulado “Aventura con una boa”,aparecido en un libro de una mujerque describe a las serpientes gigan-tes con el terror típico del siglo die-cinueve (LESLIE, 1888):

“La asombrosa rapidez con la que laserpiente constrictora se abalanzasobre su presa desde su escondite enlos árboles de la selva es bien conocida

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por los viajantes y cazadores de los paí-ses tropicales en los que vive esta clasede serpientes. Su modo típico de asegu-rarse el sustento consiste en yacersilenciosas, estiradas sobre las ramas de

la copa de los árboles, próximas a unsendero frecuentado o a una charcadonde beben las criaturas de la selva.Al acecho en la seguridad que le pro-porciona el follaje, permanecen inmó-

viles durante horas si es necesario.Pero cuando una gacela, un jabalí ocualquier otra criatura se acerca lo sufi-ciente a ella, la boa aparece a través dellaberinto de lianas, ramas y enredade-

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ras y, con certera exactitud, cae sobrela víctima. La rapidez de este actosemeja el vuelo de una flecha, omejor el fogonazo de un flash foto-gráfico. Tras constreñir a su presahasta romperla todos los huesos lar-gos y prepararla para ser engullida, laboa completa el proceso lubricándolacon una viscosa saliva. Luego se latraga... Las boas de mayor tamañoatacan a los seres humanos cual sifuesen animales”.Además, en el libro esta imagen

viene acompañada por el siguienterelato:

“Llevábamos más de una hora rode-ando la impenetrable selva del bancodel río cuando se oyó un repentino yviolento crujido sobre nuestras cabe-zas, entre las ramas de los gigantescosárboles de la orilla. Una enorme Boaconstrictor nos cayó encima, enroscán-dose en un nativo éste le quebraba susabiertas fauces. Este valiente comedorde boas constrictoras profirió un pro-longado chillido, que reverberó ríoabajo, mientras yo la encañonaba y dis-paraba en la cabeza. Mi pistola erauna pesada pieza de caza fabricada enSuiza que hizo saltar la tapa de lossesos de la serpiente aunque disparé altuntún antes de saber realmente lo quepasaba”.En cualquier caso es importante

tener presente un detalle señaladopor DITMARS (1937):

“El nombre boa constrictora hasido fuente de confusión desde hacetiempo. Nació cuando los naturalistaslo asignaron como nombre zoológicoa una de las grandes serpientes deAmérica tropical, pero de menortamaño que la anaconda. Debido aldesconocimiento de la auténtica rea-lidad y a la idea de que podía aplicar-se a las grandes serpientes, que resul-taron ser constrictoras, este términose popularizó y acabó utilizándose demanera indiscriminada para designarno sólo a las grandes serpientes deAmérica tropical, sino también a laspitones de Asia y África”.La Fig. 19 es un bonito grabado en

madera titulado simplemente “Boaconstrictor”, de Brasil, Colombia yGuyanas, autoría de M. FerdinandDenis y M. C. Famin (Firmin DidotFreres, París, 1839). Las proporcio-

nes de la serpiente sudamericanamostrada sugieren que podría tratar-se de una anaconda verde, Eunectesmurinus. La serpiente está siendodesollada por tres nativos bajo lasupervisión de un “hombre civiliza-do”. La imagen del reptil es pocorealista: su cabeza parece humanoi-de, con una larga nariz, los ojosabiertos de par en par y las cejasenarcadas.

La Fig. 20 muestra un hombredando muerte a una serpiente gigan-te. Titulado “A bayonetazos con unaboa”, es otro grabado en madera

aparecido en el libro de LESLIE(1888), que va acompañado de lasiguiente explicación:

“Esta especie abunda en lasFilipinas, aunque no es frecuenteencontrar un ejemplar de semejantesdimensiones. Es posible y probable quese precisen siglos para que este reptilalcance su tamaño máximo. Pero losdiversos peligros a los que estánexpuestas explican que pocas veces lle-guen a tal edad. De ahí que las boastotalmente desarrolladas sólo vivan enlas selvas más remotas, solitarias ytenebrosas”.La Fig. 21 es una imagen colorea-

da a mano que lleva por título“Boa”, que apareció en la obraDictionnaire Pittoresque d’HistoireNaturelle, de Felix Edward Guerin-Meneville, publicada en París en1839. LESLIE (1888) subraya que“la piel de la sucuruhyu tiene múlti-ples utilidades en Suramérica, y quellama la atención de los viajantesque la han visto.”

La Fig. 22 es realmente una obrade arte. Está tomada de una litogra-fía mitológica de 1860 de mi propie-dad. Es autoría de William y lleva

por título “Apolo matando aPitón”. Apolo, uno de los 12 diosesde la mitología griega, era el dios dela luz, de la sanación, de las profecí-as y, principalmente, de la belleza.Una de sus grandes gestas fue lamuerte de la serpiente Pitón, unatemida y gigantesca bestia que vivíaen las colinas próximas a Delphi. Sedice que Apolo bajó del MonteOlimpo y mato al monstruo con unaflecha dorada. Turner (1775-1851)fue uno de los más importantes yprolíficos paisajistas ingleses. La ser-piente de esta imagen tiene dos

apéndices con forma de garra y esca-so valor herpetológico, aunque unamoderna teoría sostiene que ances-tralmente las serpientes teníanpatas.

En las Figs. 23 a 27 aparecen ser-pientes gigantes constriñendo ani-males enormes. Es impresionante,aunque hoy sabemos que tales even-tos son improbables. La Fig. 23, titu-lada “Boa estrangulando un jaguar”,aparece en la bella obra de LESLIE(1888). Es una de mis favoritas, y eneste caso la serpiente realmentetiene el dibujo de una auténtica Boaconstrictor.

La Fig. 24 es una bonita y terrorí-fica imagen de una Boa constrictorluchando con un felino. Está extraí-da del libro infantil francésAlphabet des Animaux Sauvages(Abecedario de Animales Salvajes),impreso en torno a 1880. La leyendaexplica que la boa es la serpiente demayor tamaño, y que se enroscaincluso en los animales más fuertes,aplastándolos y devorándolos. Lamisma especie es el motivo de la Fig.25, titulada “Boa constrictor”, queapareció en el libro Animal Life, de

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E. P. Wright y publicado en 1883.Aquí la serpiente está constriñendoa una criatura similar a un ciervo. Eltamaño relativo de la serpiente esenorme: Pocos herpeticultores dehoy comprarían una Boa constrictorsi alcanzase semejante tamaño.

La Fig. 26 es una maravillosa ima-gen coloreada a mano de 1895. Llevapor título “Anaconda”; fue dibujadapor W. H. Freeman y grabada porSargent. El dibujo de la serpiente esexacto al de Eunectes murinus, aun-que el artista no cayó en la cuenta deque el ejemplar de tamaño mediomostrado nunca se tragaría un bóvi-do tan grande.

La Fig. 27, un típico montaje deenciclopedia, es un grabado colorea-do a mano de 1885 obra de J.Bishop. Se titula “Anaconda - PeddaPoda - Pitón de Puerto Natal -Serpiente Cascabel - VariedadNegra de Serpiente Cascabel -Cobra de Capello”. Las serpientestienen poco que ver con la realidad,aunque el artista da una buena ideade su gran fuerza.

Las Figs. 28 a 32 tienen un granvalor herpetológico ya que las ser-pientes mostradas son extrañamenteverídicas. La Fig. 28 es un grabadoen madera titulado “Pitón africanatragándose un pájaro”, que aparecióen el libro Young People’s NaturalHistory, de I. T. Johnson, publicadoen 1901 en Washington D. C. La Fig.29 se titula “Python molurus”, y apa-reció en el libro Tierleben (VidaAnimal), de Brehms, publicado enViena en 1893. La Fig. 30 es un gra-bado en madera de 1895 obra deJahrmargt que lleva por título“Serpiente Roca de Natal - Hortatianatalensis”; muestra la especie hoyllamada Python natalensis, la pitónroca de Natal. La Fig. 31 apareció enel libro The Royal Natural History,de Richard Lydekker, publicado enLondres en 1896 por la editorialFrederick Warne & Co. La Fig. 32,titulada “El hogar de la anaconda”,aparece en la misma obra.

La Fig. 33 es otro grabado enmadera autoría de Jahrmargt. Fuegrabado alrededor de 1890, y se titu-la “Boa constrictor”. La serpienteestá observando a varios monos y

parece sonreír, cosa que no hacen lasserpientes.

La Fig. 34, del libro de LESLIE(1888), se titula “La Sucuruhyu o boagigante”. Aunque la serpiente mostra-da es una fidedigna Boa constrictor,fue descrita de manera errónea:

“La sucuruhyu es, por lo dicho,anfibia, y sólo vive en la proximidadde lagos y ríos. Algunos ejemplarescapturados medían sesenta palmosbrasileños (unos cinco metros)... Esmuy voraz, siendo poco selectiva. Elhombre y cualquier animalillo sonpresas fáciles para ella. Le resultamás difícil capturar un caballo o unbuey, aunque ni uno ni otro se acercaa un río o lago en que haya una sucu-ruhyu. Busca una piedra, roca o raíz

antes de lanzar su ataque en dondeenroscar la cola. Luego el terriblereptil se abalanza sobre la víctima”.El autor probablemente se está

refiriendo a la “Sucuriju” estudiadapor los modernos criptozoólogos,considerada por los nativos y explo-radores como una inmensa anacon-da verde. Otros boidos no pasantanto tiempo en el agua.

La Fig. 35 es una litografía originalde la década de 1940 titulada “Lapitón occidental africana”, obra deun artista desconocido. Hay unabreve descripción: “Se dice que estaespléndida serpiente llega a medirmás de siete metros, aunque seme-jantes gigantes sólo se ven de tantoen tanto”.

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Las Figs. 36 a 39 son más recien-tes, aunque interesarán especial-mente a los coleccionistas decómics. ¿Quién no se ha estremeci-do con las historias de Tarzán?Durante años este héroe legenda-rio ha aparecido luchando conenormes serpientes en muchostebeos y películas. La Fig. 36 es laportada de un raro número a colorde Tarzan of The Apes (núm. 193)publicado e julio de 1970. La Fig.37 es otra ilustración del mismoejemplar. La Fig. 38 es la portadadel número de septiembre de 1957de Man’s Life, una popular revistaestadounidense de la década de1950. Describe una mujer “aplas-tada por siete metros de abrazo

mortal”. Historias sensacionalistascomo esta de personas atacadas porconstrictoras descomunales eran fre-cuentes en las revistas de la época.

Para finalizar, la Fig. 39 muestraotra frecuente visión de las serpien-tes gigantes como símbolo de sen-sualidad. Es la portada de la revistasensacionalista estadounidenseFantastic Adventures de enero de1948. Hoy en día este tipo de imáge-nes no es tan impactante, pero hacesesenta años solían armarla. ■

BBiibblliiooggrraaffííaaDITMARS, R. L., 1933. Reptiles of the

World. The MacMillan Company. New York.DITMARS, R. L., 1937. Snakes of the

World. The MacMillan Company. New York.

LESLIE, F., 1888. The Kingdom ofNature. Thompson & Thomas. Chicago.

POPE, C. H., 1961. The Giant Snakes.Alfred A. Knopf. New York.

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Todas las imágenes que aparecenen este artículo han sido tomadascon una Sony DSC–F828 y una len-te de aproximación VCL–M3358.Estas imágenes también formanparte del libro que estoy escribiendo,en el que intento hacer un profundoestudio de las serpientes gigantesque incluya aspectos mitológicos,esotéricos, cinematográficos, figura-tivos, criptozoológicos, científicos,conservacionistas y herpeticultores.Será mi última declaración de amora estas criaturas únicas.