Serpientes 2

1
Martes 24.06.14 LA VERDAD NUESTRA TIERRA 3 más de un eficaz conjunto de músculos que ayudan a la ino- culación directa del veneno durante la mordedura–», ex- plica Eduardo Escoriza, presi- dente de la Asociación Herpe- tológica Murciana (Ahemur) y apasionado por los ofidios desde la infancia. Y evitar su ataque es «tan sencillo como alejarse de ella, porque no bus- ca a los humanos, son anima- les tranquilos y de movimien- tos lentos», añade Escoriza, que asegura que cuando se producen picaduras de víbo- ra suele ser por accidente. Re- conocerla, además, resulta sen- cillo, ya que tiene un peque- ño cuerno en el hocico y es la única en la Región con las pu- pilas verticales. ‘Bichas’ inofensivas De las 7 especies de culebras restantes que se pueden en- contrar en la Región, solo otras dos disponen de veneno –y no suelen producir más que infla- mación del miembro mordi- do–, aunque no tienen capaci- dad de inocularlo y sus colmi- llos están en la parte posterior de la mandíbula: la culebra bas- tarda, bastante abundante y la de mayor tamaño (llega a los 2 metros de longitud en esta- do adulto), y la de cogulla, muy escasa en la Región y a la que es raro encontrarse por sus há- bitos crepusculares y noctur- nos, además de su predilección por los lugares húmedos y con mucha vegetación. El resto son inofensivas, pues pueden morder y causar heridas, pero no tienen vene- no. Y, salvo la de herradura, de hasta 1,5 metros de longi- tud y la que es más posible encontrar en zonas humani- zadas y urbanas, y la de esca- lera, las otras cuentan con po- blaciones bastante reducidas dado lo escaso de las citas. La culebra lisa meridional apenas alcanza medio metro de longitud, se alimenta de pe- queñas lagartijas e insectos y tiene hábitos crepusculares. Por último, la culebra vipe- rina, que suele imitar la forma triangular de la cabeza de la ví- bora hocicuda para ahuyentar a sus enemigos, y la de collar, una de las más amenazadas y la segunda más larga, tienen hábitos acuáticos y antes abun- daban en la huerta, pero la de- saparición de acequias y azar- bes las ha confinado al Noroes- te y a Sierra Espuña. Desde Ahemur insisten en lanzar este mensaje de tran- quilidad a la población, aho- ra que son más abundantes que en cualquier otra época para evitar que se esquilmen sus poblaciones, ya que cum- plen un papel en los ecosis- temas. Entre ellos, el presi- dente de Ahemur destaca que «ejercen una función de con- trol de plagas, ya que suelen alimentarse de micromamí- feros, como los roedores, la- gartijas, pájaros, culebras pe- queñas e incluso hasta cone- jos o liebres». Igualmente, for- man parte de la dieta de es- pecies amenazadas como el águila culebrera y la nutria; y también del jabalí, que «aca- ba hasta con las víboras». Aun- que, insiste, su principal ame- naza es el hombre. :: PEPA GARCÍA MURCIA. Menos la culebra bastarda, todas las especies de ofidios que habitan en la Re- gión están incluidas en el Lis- tado de Especies en Régimen de Protección Especial y Ca- tálogo de Especies Amenaza- das a nivel nacional. Aún así y pese a que los estudiosos de estos reptiles reclaman para la víbora hocicuda, la culebra de collar y la de cogulla su ca- lificación como vulnerables, en la Región no están inclui- das en ningún catálogo ni exis- te ningún programa de con- servación. Desde Ahemur re- conocen que censarlas es muy difícil, pero que se puede co- nocer la tendencia de sus po- blaciones por la frecuencia de sus citas. Además, denuncian que no se toman medidas con- tra quienes matan sin piedad a estos animales y reclaman, para protegerlas, medidas tan sencillas como respetar sus hábitats y poner en marcha programas de educación am- biental que acaben con su per- secución sistemática, sobre todo de cara a estas fechas, en las que se producen la mayo- ría de los encuentros entre humanos y ofidios. Con protección especial a nivel nacional, ningún programa se ocupa de su conservación en la Región Ejemplar de culebra lisa meridional. :: E. ESCORIZA Culebra bastarda. :: LUIS GARCÍA CARDENETE Detalle del dibujo que da nombre a la culebra de herradura. :: E. ESCORIZA Culebra de cogulla. :: E. ESCORIZA Culebra de escalera. :: E. ESCORIZA Un ejemplar juvenil de culebra de collar. :: E. ESCORIZA ESPECIES PRESENTES EN LA REGIÓN A la izquierda, detalle de la cabeza de una víbora hocicuda que se encontró en Sierra Espuña; y, bajo estas líneas, comparativa entre la víbora hocicuda y la culebra viperina, que imita la forma de la cabeza de la primera para infundir temor a sus potenciales predadores. :: EDUARDO ESCORIZA Enorme culebra de escalera, encontrada cerca del embalse de Puentes (Lorca) durante una jornada del Voluntariado en ríos. :: EDUARDO ESCORIZA DIMES Y DIRETES Las leyendas y el boca a boca han alimentado el odio irracional a los ofidios, a los que aún hoy la gente atribuye la capacidad de ‘dar palizas’ hundiendo la cabe- za en el suelo y usando su cuerpo como látigo, y de vo- lar para lanzar sus ataques; la virtud de hipnotizar a madres amamantadoras para chuparles la leche mientras que meten su cola en la boca de los bebés; y cualidades irreales como te- ner pelo en la cabeza y una especie de agallas. Nada más lejos de la realidad. Hembra con huevos de la escasísima culebra de collar atropellada este fin de semana. :: LUIS GARCÍA CARDENETE

Transcript of Serpientes 2

Page 1: Serpientes 2

Martes 24.06.14 LA VERDAD NUESTRA

TIERRA3

más de un eficaz conjunto de músculos que ayudan a la ino-culación directa del veneno durante la mordedura–», ex-plica Eduardo Escoriza, presi-dente de la Asociación Herpe-tológica Murciana (Ahemur) y apasionado por los ofidios desde la infancia. Y evitar su ataque es «tan sencillo como alejarse de ella, porque no bus-ca a los humanos, son anima-les tranquilos y de movimien-tos lentos», añade Escoriza, que asegura que cuando se producen picaduras de víbo-ra suele ser por accidente. Re-conocerla, además, resulta sen-cillo, ya que tiene un peque-

ño cuerno en el hocico y es la única en la Región con las pu-pilas verticales.

‘Bichas’ inofensivas De las 7 especies de culebras restantes que se pueden en-contrar en la Región, solo otras dos disponen de veneno –y no suelen producir más que infla-mación del miembro mordi-do–, aunque no tienen capaci-dad de inocularlo y sus colmi-llos están en la parte posterior de la mandíbula: la culebra bas-tarda, bastante abundante y la de mayor tamaño (llega a los 2 metros de longitud en esta-do adulto), y la de cogulla, muy

escasa en la Región y a la que es raro encontrarse por sus há-bitos crepusculares y noctur-nos, además de su predilección por los lugares húmedos y con mucha vegetación.

El resto son inofensivas, pues pueden morder y causar heridas, pero no tienen vene-no. Y, salvo la de herradura, de hasta 1,5 metros de longi-tud y la que es más posible encontrar en zonas humani-zadas y urbanas, y la de esca-lera, las otras cuentan con po-blaciones bastante reducidas dado lo escaso de las citas.

La culebra lisa meridional apenas alcanza medio metro

de longitud, se alimenta de pe-queñas lagartijas e insectos y tiene hábitos crepusculares.

Por último, la culebra vipe-rina, que suele imitar la forma triangular de la cabeza de la ví-bora hocicuda para ahuyentar a sus enemigos, y la de collar, una de las más amenazadas y la segunda más larga, tienen hábitos acuáticos y antes abun-daban en la huerta, pero la de-saparición de acequias y azar-bes las ha confinado al Noroes-te y a Sierra Espuña.

Desde Ahemur insisten en lanzar este mensaje de tran-quilidad a la población, aho-ra que son más abundantes que en cualquier otra época para evitar que se esquilmen sus poblaciones, ya que cum-plen un papel en los ecosis-temas. Entre ellos, el presi-dente de Ahemur destaca que «ejercen una función de con-trol de plagas, ya que suelen alimentarse de micromamí-feros, como los roedores, la-gartijas, pájaros, culebras pe-queñas e incluso hasta cone-jos o liebres». Igualmente, for-man parte de la dieta de es-pecies amenazadas como el águila culebrera y la nutria; y también del jabalí, que «aca-ba hasta con las víboras». Aun-que, insiste, su principal ame-naza es el hombre.

:: PEPA GARCÍA MURCIA. Menos la culebra bastarda, todas las especies de ofidios que habitan en la Re-gión están incluidas en el Lis-tado de Especies en Régimen de Protección Especial y Ca-tálogo de Especies Amenaza-das a nivel nacional. Aún así y pese a que los estudiosos de

estos reptiles reclaman para la víbora hocicuda, la culebra de collar y la de cogulla su ca-lificación como vulnerables, en la Región no están inclui-das en ningún catálogo ni exis-te ningún programa de con-servación. Desde Ahemur re-conocen que censarlas es muy difícil, pero que se puede co-

nocer la tendencia de sus po-blaciones por la frecuencia de sus citas. Además, denuncian que no se toman medidas con-tra quienes matan sin piedad a estos animales y reclaman, para protegerlas, medidas tan sencillas como respetar sus hábitats y poner en marcha programas de educación am-biental que acaben con su per-secución sistemática, sobre todo de cara a estas fechas, en las que se producen la mayo-ría de los encuentros entre humanos y ofidios.

Con protección especial a nivel nacional, ningún programa se ocupa de su conservación en la Región

Ejemplar de culebra lisa meridional. :: E. ESCORIZA

Culebra bastarda. :: LUIS GARCÍA CARDENETE

Detalle del dibujo que da nombre a la culebra de herradura. :: E. ESCORIZA

Culebra de cogulla. :: E. ESCORIZA

Culebra de escalera. :: E. ESCORIZA

Un ejemplar juvenil de culebra de collar. :: E. ESCORIZA

ESPECIES PRESENTES EN LA REGIÓN

A la izquierda, detalle de la cabeza de una víbora hocicuda que se encontró en Sierra Espuña; y, bajo estas líneas, comparativa entre la víbora hocicuda y la culebra viperina, que imita la forma de la cabeza de la primera para infundir temor a sus potenciales predadores. :: EDUARDO ESCORIZA

Enorme culebra de escalera, encontrada cerca del embalse de Puentes (Lorca) durante una jornada del Voluntariado en ríos. :: EDUARDO ESCORIZA

DIMES Y DIRETES

Las leyendas y el boca a boca han alimentado el odio irracional a los ofidios, a los que aún hoy la gente atribuye la capacidad de ‘dar palizas’ hundiendo la cabe-za en el suelo y usando su cuerpo como látigo, y de vo-lar para lanzar sus ataques; la virtud de hipnotizar a madres amamantadoras para chuparles la leche mientras que meten su cola en la boca de los bebés; y cualidades irreales como te-ner pelo en la cabeza y una especie de agallas. Nada más lejos de la realidad.

Hembra con huevos de la escasísima culebra de collar atropellada este fin de semana. :: LUIS GARCÍA CARDENETE