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Cuento Te llamaré María, como mi abuela 1

Fragmento del libro Hasta no verte Jesús mío 6

La Cenicienta 9

El hada madrina 15

Para manejar límites 19

Mapa de México 20

Pinocho 22 Convención sobre los Derechos de la Niñez 25

Cuadro nutricional 32

La salud de las niñas y los niños 36

La alimentación 38

La limpieza 39

Índice

Página legal

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Para enseñar a ser

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Te llamaré María*

como mi abuela

* Flor María Vargas. Primer lugar del Concurso “Relato a mi hijo” convocado por el Instituto Nacional para la Educación

Lectura recomendada para el tema En la historia de las mujeres, de la Unidad 1.

Flor María Vargas

—Dos derechos, un revés, dos derechos,un revés.

Repetía la cantaleta en voz lo suficiente-mente alta para que yo pudiese oír la ins-trucción:

—A ver si así aprendes, que ya es tiempode que sepas las labores de las mujeres. Lasmuchachas de ahora, como tú, ya no sabenotra cosa más que de bailes.

e llamaré María, como mi abuela. Me gus-ta ese nombre porque viene de mar y el mares la madre de todo, es el origen de la vida.

Así se llamaba la viejita. ¿Si vieras cuántailusión tenía ella de conocerte y de cargarteen sus brazos?

Una tarde, poco antes de que tú nacieras,sentada en ese mismo sillón tejía esta cham-brita de color paja que ahora llevas:

T

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rrir por los cachetes, porque has de ver quesiempre que se acordaba del abuelo, comoque se le llenaban los ojos de agüita.

—Ya ve abuelita, ya se puso triste.—No, cómo crees, si me lloran los ojos es

porque ya me cansé de la tejedera.Te digo que ella se enjugó las lágrimas

con el delantal mientras suspiraba profundoy entonces los recuerdos le fueron brotan-do, poco a poco primero y luego con la mis-ma fuerza de un río que va creciendo des-pués de las lluvias:

—Cuántas cosas han pasado desde queconocí a tu abuelo allá en el pueblo de Ca-richí. Yo lo miraba pasar todas las tardes porla placita, muy limpio y atildado, siemprecomo recién peinado y con un libro en lamano; igual que todos, pero a la vez tan di-ferente a los muchachos del pueblo. Ha deser maestro, me decía yo. Pero no, las maes-tras del pueblo eran bien conocidas y nadiesabía que hubiera llegado otro. Luego supeque era peón del “Rancho de Enmedio”,pero créeme, no parecía peón.

Un día me fijé que cruzaba la plaza rum-bo a la tienda de los Chavira y fui como que

iba a preguntar por unastelas, me le acerqué y ledije: ¡Oiga! ¿De qué esese libro que siempreanda cargando? Es deHistoria de México, mecontestó y me lo pusoen las manos, era un li-bro verde, muy viejo, pe-ro yo como si nada, nosabía leer y se lo dije: Yono sé leer. ¡Ah! pues siquiere yo le enseño, mecontestó.

En eso levantó la vista, detuvo el tejido yme dijo:

—Si tienes una niña, no le pongas unnombre raro de esos que acostumbran tandifíciles de decir y peor para escribirse, ya vesmi hija cómo batallo yo para poder escribirel nombre ése que te puso tu padre, Xóchitl,que dizque quiere decir “Flor” en el idiomade los aztecas.

Con un dedo levantado, trazó en el airegrandes letras imaginarias: equis, e, che, u,te, ele, para formar la palabra Xóchitl.

—Pero no es culpa de tu padre, ya sé, esoes lo que me vas a decir, es de tu abuelo quele dio por leerse todos esos libros sobre losindios que vivieron hace mucho tiempo.Tantas veces me leyó esos libros mi viejo quehasta me aprendí los nombres y las historias.Él fue quien les inculcóa sus hijos esos cuen-tos. Aunque no soncuentos, son hechos dela historia de los quecasi nadie recuerda,eso decía mi viejo, queno se acuerda la genteporque le da vergüenzareconocerse como in-dia, le da vergüenza sucolor de piel.

En eso, dos lágrimasle comenzaron a escu-

…no sabía leer y se lo dije: Yo no sé leer. ¡Ah! pues si quiere yo le enseño,me contestó.

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A partir del día si-guiente, nos veíamos

dos o tres veces por se-mana en la tienda y ahí,

sobre el mostrador, meiba enseñando las letras.

Primeritito aprendí a escri-bir mi nombre, María, y lue-

go el nombre de él, Pedro.Pedro, le decía yo, pero có-

mo sabe usted. Porque él todoel tiempo me contaba hechos

de la Historia de México. Y sí,Pedro sabía mucho porque era

muy leído, en cambio yo, aprendímuy poquito.

Pues ahí tienes que de tanto ytanto que nos veíamos, un día me di-

jo Pedro: Mariquita, yo la quiero a usted.¿Quiere irse conmi-

go? No la pensé ni dossegundos y le dije quesí, era lo que yo esta-ba esperando. Esamisma noche, me fuicon él y al día siguien-te nomás fui por miropa. ¿Te asombra?Así se estilaba antesm’hija, éramos tan po-bres que no había parala iglesia, el vestido ytodo eso. ¿Pero quéimporta, si duramosjuntos toda la vida?

Al año nació m’hijo Cuauhtémoc y dosaños después Moctezuma, tu papá. Pedroquiso que así se llamaran y pos ni modo. Elpadrecito de la parroquia rezongaba cuandolos llevamos a bautizar, que porque no eran

nombres de santos cristianos, y mi viejo no-más le decía: Pos si no quiere me lo llevo yque se quede así de gentil, que al cabo ni fal-ta le hace esa agua. Él no creía, nunca creyóen los curas. Si Juárez viviera, decía, los pon-dría en su lugar.

Un día, Pedro quiso que nos viniéramos ala ciudad y nos trepamos los cuatro sobrelos troncos de un camión trocero. No se meolvida la visión que tuve cuando llegamos,ya era de noche y de lejos la ciudad parecíacomo un lago de puras luces.

Pedro en esa épo-ca entró a trabajar ala embotelladora derefrescos, pero comoél todo el tiempo consus palabras defendíalos derechos de lospobres, de los obre-ros y de los campesi-nos, por algo habíaleído tanto, terminóhaciéndose del sindi-cato cuando la huel-ga aquélla y se loscargaron m‘ hija. Yatenían como 60 días

en huelga cuando llegó el ejército y a unoslos golpearon y a otros los arrestaron. En labalacera, dicen, hubo varios muertos.

A mi Pedro se lo llevaron a la penitencia-ría. ¡Qué momentos tan tristes! ¡Ojalá que a

lo que había aprendido contu abuelo era muy poquito y yo quería saber más

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ti nunca te pase que unode tus seres queridos está

preso, por ningún motivo!A ellos los acusaban que diz-

que del delito de disoluciónsocial y asociación delictuosa, y

no se cuántas cosas más que noeran ciertas.

Lo bueno de eso es que conoci-mos a mucha gente que nos ayudó,

los abogados que defendieron a lostrabajadores y a compañeros y com-

pañeras que todo el tiempo estuvieroncon nosotros.

La mujeres nos íbamos a vender gordi-tas y tacos a la Plaza del Cartero, la que

está frente a la penitenciaria, y así la íbamossacando, lavando y planchando ajeno, por-que pos con los viejos en la cárcel de algoteníamos que vivir y darles de comer a loschamacos.

Seis meses después salieron, entonces to-mamos la decisión, ya organizados, de ve-nirnos a invadir estos terrenos y levantaraquí nuestras casas. Trabajábamos muy durom’hija, tu abuelo llegaba por las tardes yluego de comer algo,se ponía junto con loschiquillos a fabricar losladrillos de cemento,a levantar paredes, aaplanar el piso y todolo que fuera saliendo.Los domingos nos íba-mos todos a las asam-bleas para tomaracuerdos y formar lascomisiones, que si laluz, que el agua, eldrenaje, la escuela pa-

ra los niños, las canchas para los jóvenes,nunca faltaba qué hacer.

En una de esas asambleas llegaron los es-tudiantes de la Universidad y nos pregunta-ron que quiénes no habíamos terminado laprimaria y yo levanté la mano.

La verdad m’ hija es que lo que habíaaprendido con tu abuelo era muy poquito yyo quería saber más, así fue que me metí ala escuela para adultos. Cuando me pidieronque escribiera los nombres de mis hijos, posno pude, por lo difíciles que estaban. Mecostó mucho trabajo aprender a escribirlos yme costó más terminar la primaria.

Pero de eso m’ hija es de lo que me sien-to más orgullosa. Imagínate cómo me sentíaporque ya podía leer los libros de tu abueloy enterarme por mi misma de quién era ese

Cuauhtémoc o el tal Moc-tezuma, y lo más impor-tante: ponerle el ejemploa los chamacos para quele echaran ganas al estu-dio, porque, finalmente,uno de pobre, lo únicoque les puede dejar es elestudio.

A los pocos días murióla viejita. Una madrugadase levantó sin hacer ruidoy se acomodó en este si-llón que era su favorito.

cuando llegamos, ya era de noche y de lejos la ciudad parecía como un lago de puras luces.

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Le gustaba levantarse antes de que saliera elsol, sentarse aquí y saludar a las vecinas quepara esas horas empiezan a pasar rumbo ala parada de la ruta de la maquila. Decía ellaque porque de esta ventana se ve muy bien

el amanecer, pero esa vez no alcanzó, sequedó quietecita, con el libro verde en elregazo. No sufrió, simplemente su corazóndejó de latir. La venimos a encontrar en lamañana, tan serena, el cabello trenzado,blanquísimo, cayéndole sobre el hombro.

Ahora que por fin te tengo en mis brazos,mi niña, y veo en tu rostro moreno los mis-mos ojos rasgados de la viejita y el mismogesto inteligente del abuelo Pedro, cuandoalgo le despertaba la curiosidad, tomo enmis manos tus manitas que parecen dos pi-choncitos color canela y más me convenzode nombrarte María, como mi abuela.

…pero como él todo eltiempo con sus palabras defendía los derechos delos pobres, de los obreros y de los campesinos, por algo había leído tanto.

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Jesús míoJesús míoHasta no verteHasta no verte

Poniatowska, Elena. Hasta no verte Jesús mío. Editorial Biblioteca Era, México, 1969, pp. 18 - 20.

Lectura recomendada para el tema Fui niña de la Unidad 1.

Fragmento del libro

Mi mamá todavía estabaviva cuando mi papá mehizo una muñeca de ardilla.

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Después nunca me volvió a hacer nada.Nunca más, se hizo el sordo a todas las co-sas que le pasaron como chiflonazos.

A la ardilla le quitó la carne. En la Mixte-quilla se come. Se le echa sal, pimienta yajo, y vinagre o limón, se abre el animal depatas y se mete en una estaquita para quecon el calor se vaya dorando al fuego. Laardilla sabe retesabrosa, sabe a ardilla y esmuy buena. Mi papá dejó a la ardilla en elpuro cuero, la abrió para estirarla con el sol,le echó cal y cuando estuvo seca le cosió laspatitas, las manitas, con un palo la rellenó yvino y me la dio.

—¿Por, qué está dura, papá?—Por el relleno.—Pero ¿con qué la rellenaste, con tierra?—No, con aserrín.—¿Y qué cosa es aserrín?—¡Ay Jesusa,confórmate, juega con ella!Y ya jugaba con el animal ése; me tapa-

ba mi rebozo y me cargaba mi muñecaaunque mis manos rebotaban de lo duraque se sentía.

Como mi papá no tenía medio de com-prarme nada, mis juguetes eran unas pie-dras, una flecha, una honda para aventarpedradas y canicas que él mismo pulía. Bus-caba mi papá una piedra que fuera gruesa,dura, una piedra azul, y con ella redondea-ba y limaba otras piedritas porosas y salíanlas piedritas a puro talle y talle. Lostrompos de palo me los sacabade un árbol que se llamaba po-chote y ese pochote tiene mu-chas chichitas.

Escogía las más grandespara hacerme las pirinolas ynomás les daba yo una vuel-ta y bailaban. Y mientras gi-

raban yo fantaseaba, pensaba no sé quécosas que ya se me olvidaron o me ponía acantar. Bueno, cantar cantar, no, pero sí mesalían unas como tonaditas para acompa-ñar a las pirinolas.

Como no tenía pensamientos, jugaba conla tierra, me gustaba harto tentarla, porquea los cinco años todavía vemos la tierrablanca.

Nuestro Señor hizo toda su creación blan-ca a su imagen y semejanza, y se ha ido en-negreciendo con los años por el uso y lamaldad. Por eso los niños chiquitos juegancon la tierra, porque la ven muy bonita,blanca, y a medida que crecen el demoniose va apoderando de ellos, de sus pensa-mientos y les va transformando las cosasensuciándolas, cambiándoles el color, en-charcándoselas.

Yo era muy hombrada y siempre me gus-tó jugar a la guerra, a las pedradas, a la ra-yuela, al trompo, a las canicas, a la lucha, alas patadas, a puras cosas de hombres, puromatar lagartijas a piedrazos, puro reventariguanas contra las rocas.

Agujerábamos un carrizo largo ycon esa cerbatana cazábamos: no

me dolía matar a esos animalitos,¿por qué? Todos nos hemos demorir tarde o temprano. Noentiendo cómo era yo de chi-ca. Tampoco dejaba que lospollitos empollaran sus hue-vos: iba y les bajaba los nidos

Imagínate cómo me sentíaporque ya podía leer los libros

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y luego vendía huevitos, por fichas de plato,tepalcates de barro rotos, pedacitos de colo-res que eran los reales y los medios, las cuar-tillas, las pesetas y los tlacos, porque esasmonedas se usaban entonces.

Luego hacía una lumbrada y tatemaba lasiguanas chiquitas y ya que tronaban, con uncuchillo les raspaba la cáscara, las abría lessacaba las tripas, les ponía dizque sal y lla-maba yo a los muchachos: “¡A comer! ¡Acomer! ¡Éjele! ¡Siéntense muchachos queahorita les sirvo! ¡Éjele! ¿pues cómo se van aquedar con hambre? ¡No faltaba más! Pa'luego es tarde… Ellos, ¿pues cómo se iban acomer esa cochinada?

–¡Eso no se vale!–¡Éjele! ¡Éjele!

–¡Tramposa! ¡Cochina!–Lero, lero, tendelero…Y me echaba a correr. Y ellos tras de mí.

A nadie le gusta que lo engañen.Luego que ya me cansaba de jugar con

los muchachos me subía a los árboles y losagarraba a piedrazos. Me trepaba a las ramasa hacer averías, nomás a buscar la manerade pelear con todos. Los descalabraba, ibany le avisaban a mi mamá que yo les habíaquebrado la cabeza, ella me aconsejaba peroyo no estaba sosiega. Era incapaz desdechiquilla. Ahora ya todo acabó, ya no sirvo,ya no tengo el diablo.

Mi mamá no me regañó ni me pegó nun-ca. Era morena igual a mí, chaparrita, gorday cuando se murió nunca volví a jugar.

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Cuentos de Perrault. “La Cenicienta”. Editorial Porrúa, México, 1979, “Sepan Cuántos...” Núm. 263, pp. 101-106.

CenicientaLa

Lectura recomendada para el tema La mujer educadora de niñas y niños pequeños, de la Unidad 3

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Cenicienta

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El marido tenía, por su parte, una hija de menoredad de una bondad y dulzura sin par; se pare-cía a su difunta madre, que había sido la mujermás buena del mundo.

Apenas celebrado el segundo matrimonio, lamadrastra empezó a sentir celos de las buenascualidades de la muchacha que hacían que sushijas fueran más odiosas. Así, cargó sobre loshombros de la hijastra los más duros trabajos dela casa, obligándola a fregar el piso y la escalera,a hacer las camas y a limpiar los sartenes, ymientras sus hermanas tenían habitaciones al-fombradas y con espejos donde podían mirarsede pies a cabeza, la pobrecita había de dormiren la guardilla, sobre un duro jergón, con sólouna silla y sin espejo alguno.

La niña sufría en silencio, sin osar quejarse asu padre, que estaba completamente dominadopor su segunda mujer. Cuando había acabado eltrabajo de cada día, iba a sentarse a un rincóndel hogar, sobre la ceniza, por lo que en la casacomúnmente la llamaban la Tiznada. La herma-na menor no era tan mala como la grande, y lallamaba “Cenicienta”. Pero Cenicienta, aúnvestida de harapos, era más hermosa que ellas,vestidas como princesas.

Sucedió que el hijo del Rey anunció un baileal que fueron invitadas las personas más distin-guidas de la ciudad, y entre otras, las dos herma-

nas mayores, que figuraban mucho en sociedad.Tan contentas como orgullosas, se pasaban todoel día discutiendo cómo irían peinadas y vesti-das, y esto era fuente de molestia para Ceni-cienta, que había de estar todo el día planchan-do la ropa de sus hermanastras y almidonandolos puños. No hablaban más que de vestidos.

—Yo— decía la mayor— me pondré el vestidode terciopelo rojo y mis blondas inglesas.

—Pues yo— añadía la menor — no llevaré másque una falda sencilla, pero me pondré encimami capa de brocado de flores y mi diadema debrillantes, que es de lo poco que hay.

Enviaron a buscar a la peinadora para com-poner sus tocados en dos filas de bucles. Luegollamaron a Cenicienta, cuyo buen gusto reco-nocían, para que diera su opinión. La humildemuchacha las aconsejó lo mejor que pudo y seles ofreció generosamente para peinarlas, a loque ellas accedieron complacidas. Mientras laspeinaba le decían:

—¿No te gustaría ir al baile, Cenicienta?—¡Ah, señoritas, cómo os burláis de mí! No

son para mí los bailes.—Tienes razón. ¡Cómo se reirían si vieran ir a

una tiznada al baile!Cualquiera otra muchacha, después de esto,

las hubiera peinado al revés, pero Cenicientaera tan buena chica, que las peinó perfecta-mente.

Tan trastornadas estaban de alegría, que ape-nas habían comido en dos días; rompieron másde una docena de cordones apretándose el cor-sé para estar esbeltas y se pasaban el día enterofrente al espejo. Cuando llegó el feliz día, Ceni-cienta las acompañó al coche; tan pronto comoéste hubo desaparecido, se volvió a la cocina ysentándose junto al fuego, empezó a llorar.

Su madrina, que la vio bañada en llanto, lepreguntó qué le sucedía.

Érase una vez un hidalgo que casó

en segundas nupcias con la señora

más orgullosa y antipática de toda

la comarca, la cual tenía dos hijas

que se parecían en

todo a su madre.

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La madrina estaba preocupada por conseguirun cochero.

—Voy a ver si hay alguna rata en la ratonera—dijo Cenicienta— que nos sirva de cochero.

—Tienes razón. Ve a buscarla.Cenicienta le llevó la ratonera en la que ha-

bía tras grandes ratas. El hada escogió una quetenía una magnífica barba, y después de tocarla,la convirtió en un respetable cochero, con losbigotes más hermosos que puedan imaginarse.Luego dijo a Cenicienta:

—Ve al jardín, en donde encontrarás seis la-gartijas detrás de la regadera, y tráemelas.

La madrina las transformó en seis lacayos queal momento se subieron a la zaga del coche, co-mo si en toda su vida no hubieran hecho másque de lacayos.

—Ahora, Cenicienta, ya puedes ir al baile.—¿Con este vestido? —dijo la Cenicienta.Su madrina la tocó también con su varita,

—Porque me gustaría... me gustaría...Los sollozos le rompían el habla. Su madrina,

que era un Hada, le dijo:—Te gustaría ir al baile, ¿verdad?Sí, es verdad —dijo Cenicienta con un suspiro.—Si eres buena chica, podrás ir. Anda corrien-

do al huerto y tráeme la calabaza más grandeque encuentres.

Y, no pudiendo adivinar cómo una calabazaserviría para hacerla ir al baile, su madrina cogióla calabaza y después de quitarle todas las pepi-tas, la golpeó con su varita mágica y la calabazase convirtió en una carroza guarnecida de oro.

Luego fue a mirar en la ratonera, donde en-contró seis ratones; indicó a Cenicienta que le-vantara un poco la trampa y cada vez que salíaun ratón, el hada le daba un golpe con su varitamágica y se convertía en un hermoso caballo,con lo que formó un magnífico tiro de seis ca-ballos tordos.

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convirtiendo al momento sus harapos en pren-das de riquísima tela recamada de plata y ororesplandecientes de la más fina pedrería, y ledio en seguida un par de zapatillas de cristal, lasmás bellas del mundo.

—Ahora ya puedes ir, Cenicienta. Pero tenpresente que si te estás un momento más despuésde medianoche, tu carroza se convertirá en unacalabaza; tu cochero, en rata; tus caballos, en ra-tones; tus lacayos, en lagartijas, y tú misma serásla andrajosa Cenicienta que eras hace poco.

Cenicienta prometió a su madrina que deja-ría el baile antes de medianoche, y partió llenade gozo.

Llegó al palacio, y el hijo del Rey, a quien al-guien había dicho que llegaba una Princesa noinvitada y a quien nadie conocía, estaba espe-rando en la puerta para recibirla. Le dio la ma-no para bajar de la carroza y la condujo con lamás fina cortesía entre sus invitados. Se hizo ungran silencio; se dejó de bailar; los violinistasdejaron de tocar. Tanta era la admiración quedespertaba la belleza de la desconocida. Algu-nos murmuraban:

—¡Oh! ¡Qué hermosa!El Rey mismo, viejo como era, le dijo a la Rei-

na que, desde que ella era joven no había vistopersona más encantadora.

Todas las damas de la

corte la contemplabanembelesadas, examinandosu peinado y su vestido conel firme propósito de encargarotro igual al día siguiente, sies que podían encontrarencajes tan finos y costure-ras suficientemente hábiles.El hijo del Rey le dio el lugar máshonroso, y luego le pidió que bailaracon él, y lo hizo ella tan graciosamente,que la admiración de aquél iba en au-mento. Se sirvió una espléndida ce-na, que el Príncipe no tocó: tan ocu-pado se hallaba en contemplar a Cenicienta.Ésta vio a sus hermanas, fue a sentarse a su lado,les prodigó toda clase de cumplidos, y compar-tió con ellas las naranjas y limones que el Prín-cipe le había dado, lo que les asombró, pues nola conocían.

Mientras hablaba con ellas, oyó que dabanlas doce menos cuarto, y haciendo una gentilreverencia a la compañía, salió lo más rápidoque pudo. Llegó sin contratiempo a las puertasde su casa. Allí encontró a su madrina, que lesonreía aprobando su conducta, y Cenicienta lepidió permiso para volver al baile de la noche si-guiente, pues el Príncipe se lo había suplicado.

Aún hablaba cuando sus dos hermanas lla-maron a la puerta. Cenicienta fue a abrirles.

—¡Cómo habéis tardado! —dijo, frotándoselos ojos como si acabara de despertarla de unprofundo sueño.

Cenicienta fue enseguida a cortar

la más bella calabaza que pudo

encontrar y la llevó a su madrina

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—¡Ah! exclamó la hermana mayor—. ¡Québaile tan delicioso! ¡Y ha venido una Princesatan bella como no puedes figurarte, que se mos-tró muy amable con nosotras y nos dio naranjasy limones!

—¿De veras? dijo la Cenicienta llena de go-zo—. ¿No sabéis quién era?

—Nadie la conoce, aunque todo el mundo searrancaría los ojos por saberlo, y especialmenteel hijo del Rey.

Cenicienta sonrió y les dijo:

tras; ¿no podría verla yo? Eh, señorita, ¿no po-drías llevarme mañana, dejándome el vestidoamarillo que os ponéis los domingos?

—¡Cómo! ¿Dejar a una tiznada mi vestidoamarillo? ¡No estoy loca!

Cenicienta no se quejó, porque si le hubieradejado su hermana el vestido que le pedía, se hu-biera visto en un compromiso.

Por fin llegó la noche del día siguiente y lasdos señoritas fueron al bai-le luciendo diferentes ata-víos. Cenicienta, más her-mosa y mejor vestida quela primera noche, no tardóen seguirlas.

El hijo del Rey estuvosiempre a su lado y se mos-tró más atento y tierno conella. La joven se hallaba en-cantada y olvidó lo que sumadrina le había recomen-dado; de suerte que oyósonar el primer toque de lamedianoche, cuando creíaque apenas eran las once.Se levantó de un salto yhuyó con la ligereza de unciervo asustado.

El Príncipe la siguió, pero no pudo alcanzar-la. En su huida, dejó caer uno de sus pequeñoszapatos de cristal, que el Príncipe recogió cuida-dosamente. Cenicienta llegó a casa sin aliento,vestida de harapos, sin carroza y sin lacayos. Loúnico que quedaba de su reciente magnificen-cia era uno de los zapatitos, par del que se le ha-bía caído al huir.

Se preguntó a los guardias de la puerta del pa-lacio si no habían visto salir a una Princesa; con-testaron que no habían visto salir a nadie, ex-cepto a una joven mal vestida, que tenía más as-pecto de mujer sencilla que de gran señora.

Cuando las dos hermanas volvieron del baile,Cenicienta les preguntósi se habían divertido, ysi la hermosa dama ha-bía ido también. Le con-testaron que sí, pero quehabía huido al sonar lasdoce, y tan rápidamenteque había dejado caeruna de sus zapatillas decristal, las más preciosasdel mundo; que el hijodel Rey la había recogi-do y que se había pasadomirándola durante todoel baile. Seguramente—dijeron—, está loca-mente enamorado de ladueña del zapatito decristal.

Le dio la mano para bajar de la

carroza y la condujo con la más

fina cortesía entre sus invitados

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—Entonces, ¿era muy bella? Dichosas voso-

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Decían verdad, pues pocos días después, elPríncipe mandó pregonar, al son de las trompe-tas, que se casaría con la mujer a quien ajustaseel pequeño zapato. Princesas, duquesas, conde-sas o simples damas se lo probaron inútilmente.

Por fin llegó el heraldo a la casa de las doshermanas; se esforzaron en hacer entrar el pie;pero en vano.

—¡Déjame probar a mí! —dijo la Cenicienta,que las miraba sonriendo al reconocer su zapatito.

Sus hermanas se echaron a reír y se burlaronde ella.

Al gentilhombre encargado de probar el za-patito, después de haber mirado atentamente aCenicienta, le pareció muy hermosa. Dijo queera una petición justa, pues tenía la orden de

probar con todas las doncellas. Hizo, pues, sentara Cenicienta y él mismo le puso el zapato en sulindo pie. Ajustaba perfectamente. El asombrode sus dos hermanas fue enorme, pero fue ma-yor aún cuando Cenicienta sacó de su bolsillo elotro zapato y después de calzárselo, se levantó. Yun toque de la varita de su madrina bastó paraque sus harapos se cambiaran por el vestido másprecioso que ojos humanos habían visto.

Sus hermanas le reconocieron al momentocomo la Princesa del baile; se postraron a suspies y le pidieron perdón por todo lo que la ha-bían hecho sufrir. Ella misma las levantó paraabrazarlas y decirles que las perdonaba de todocorazón, mientras le prometiesen quererla siem-pre. Luego fue conducida al palacio. Al jovenpríncipe le pareció más bella que nunca, y pocosdías después, la desposó. Cenicienta, que eratan buena como bella, dio alojamiento a sushermanastras en el palacio, y las casó luego condos grandes señores de la Corte.

En su huida, dejó caer uno de sus

pequeños zapatos de cristal

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hada madrinaMaría Dolores Abiega Sauto

ElLectura recomendada para el tema La mujer educadora de niñas y niños pequeños, de la Unidad 3.

A lo largo de todo el país,cuando se bautiza a unaniña o niño pequeño,hay fiesta.En la ceremonia del bautismo se siguen lastradiciones y la costumbre del lugar y frecuen-temente se celebra el día de la fiesta del pa-

trono del pueblo, de la iglesia, o cuando llegael Obispo.

La niña o niño se viste de la manera quese acostumbra y el vestido es del color tradi-cional. En la fiesta se hace una comida espe-cial que varía de acuerdo con las costumbresy tradiciones del lugar. Lo único que no cam-bia es que, normalmente, después de un bau-tismo hay una fiesta.

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rruaje o unos huaraches en za-patillas de baile, o un árbol tris-te en un árbol lleno de flores.

No se sabe ni con quién, ni ellugar en que viven las hadas ma-drinas. De ellas sólo se sabe quecuando sus ahijados están tristeso tienen algún problema, se les apa-recen, platican con ellos y hacen al-guna magia que ayuda a solucionarel problema o a cambiar la situacióny después desaparecen.

En los cuentos en que aparecen lashadas con más frecuencia, son en losque se llaman Cuentos clásicos. Se les diceasí porque se han contado en muchos paísesde Europa y de América Latina y se traduje-ron a varios idiomas desde hace más de 100años.

Muchos de esos cuentos los escribieron loshermanos Grimm en Inglaterra. Eran cuentospara gente grande que se contaban en las

fiestas o reuniones para divertirse por-que en ese tiempo no había televi-

sión, ni radio, ni cine. Poco a po-co, esos cuentos se fueroncambiando y ahora son sólopara niñas y niños.

Vamos a relatar las apa-riciones de un hada madri-na en estos cuentos clásicos,

como es el caso del que sellama La Cenicienta.En este cuento suceden mu-

chas cosas, aquí sólo vamos a con-tar lo que hace el hada madrina del per-

sonaje principal que se llama Cenicienta pa-ra que se dé una idea de lo que pueden ha-cer las hadas en los cuentos.

El cuento de Cenicienta trata de una fami-

Sin duda, en esta fiesta después de la niñao el niño, el personaje más importante es lamadrina.

La madrina, al aceptar llevar a la niña o alniño a bautizar, se compromete a estar cercadel pequeñito toda la vida y se hace comadrede los papás del que se bautiza que, desdeese momento, pasa a ser su ahijada o ahijado.

A la madrina se le respeta y quiere comoa alguien cercano y, en caso de que los pa-pás mueran, se hace responsable del cuida-do y educación de la niña o del niño.

En los cuentos infantiles, los relatos en losque pueden suceder cosas maravillosas, hayun personaje como las madrinas de bautizode las que acabamos de hablar,que aparecen convertidas en"hadas madrinas". Al igualque las madrinas de ver-dad, siempre están cer-ca de sus ahijadas oahijados cuando se lesnecesita.

En algunos cuentos,las hadas madrinas apa-recen dibujadas. General-mente van vestidas con ropaque les llega hasta los pies, aveces llevan una especie de coronitay un velo en la cabeza y nunca les falta unavarita en la mano, es su varita mágica con laque hacen cosas extraordinarias y maravillo-sas, como convertir una calabaza en un ca-

En los cuentos en que aparecenlas hadas con más frecuencia,son en los que se llaman cuentosclásicos.

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porque parecía estar seco ylo iban a cortar. El hada pi-de ayuda al sol y al vien-to, y al final pinta deazul, su color favorito, lasflores de la jacaranda.

En este cuento el hada,aunque no es madrina delárbol, hace magia cuando escucha que la ja-caranda está llorando, porque tiene un pro-blema. El hada interviene para resolver esteproblema y al final del cuento la jacarandaestá contenta, ya que la dejan en el parque.

En esta revista también encontrará el cuen-to de Pinocho, en éste, el hada Luna da

vida a un muñeco de madera quehabía hecho Gepeto, un car-pintero que quería tener cercaun niño para jugar con él. Des-pués de muchas aventuras, elhada Luna convierte a Pinochoen un niño de verdad con suvarita mágica y consigue queGepeto, Pinocho y el grillito Jo-sé vivan muy contentos.

Como se puede ver, las ha-das madrinas son esos perso-najes a los que da vida laimaginación para que suce-dan cosas maravillosas. Sa-ben hacer de todo y quierenque haya felicidad y paz entodos lados, por eso utili-

zan la magia de su varitapara conseguirlo.

lia de tres hermanas; a la más pequeña la lla-maban Cenicienta, ella tenía que barrer, lavar,hacer la comida y todo el quehacer solita.

El cuento dice que un día Cenicienta estabamuy triste porque no tenía un vestido elegantepara ir al baile que organizaba el rey del lu-gar. En eso, aparece su hada madrina, tocacon su varita mágica el vestido que trae pues-to y al instante se convierte en un vestido largode baile, hecho con una tela muy bonita.

Los huaraches de la Cenicienta los convier-te en unas zapatillas de cristal y para que pue-da llegar al palacio en donde se celabra elbaile, toca con su varita mágica una calabazay la convierte en un carruaje tirado por cuatrocaballos.

A cuatro ratones los convierte en cuatro pa-jes o lacayos que eran como los ayudantes deCenicienta para manejar el carruaje y llegaral palacio del rey.

El cuento dice lo que pasó en el bai-le y cómo, después de una serie deaventuras, el príncipe se casa conCenicienta y viven juntos durantetoda la vida.

Como podemos darnos cuenta,en este cuento, Cenicienta tenía unproblema que no podía solucionar,pide ayuda a su hada quiencon su varita mágica solu-ciona el problema de suahijada.

En otros cuentos, lashadas ayudan a los árbo-les o a los muñecos, comoes el caso del cuento Lajacaranda que tambiénpuede leer en esta Revista.El hada Azulita ayuda alárbol de la jacaranda,

No se sabe ni con quién, ni ellugar en que viven las hadasmadrinas.

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n todos los lugares donde convivimos haylímites, es decir, hay cosas que podemos hacery otras no.El respeto de estos límites es lo que nos ayuda a

vivir en armonía con quienes nos rodean.Las niñas y los niños comienzan experimen-

tar estos límites en la casa; cuando no les permi-ten tocar cosas que los pueden dañar; o bien enlos juegos, cuando ya son más grandecitos. Porejemplo, al jugar avión, donde no está permiti-do bajar el pie o pisar raya.

Cuando la persona adulta le deja claro a laniña o al niño, los límites que tiene, los apoyapara que se sientan seguros y protegidos, asícomo a controlar la agresividad y a esperar quesus deseos sean satisfechos. Esto los ayudará aque establezcan sus reglas personales.

Por eso, la persona que va a estar con ellosnecesita definir los límites y ser firme, esdecir, ser fuerte para no ceder y para quese respeten.

Para poner límites, es necesario:• Usar la observación y la inteligencia.• Usar el afecto y la firmeza.

• Respetar y adaptarse a la edad de los niños.• Pensar que los límites no son para siempre,

pues tendrán que cambiar de acuerdo con laedad.

• Definir claramente los límites y respetarlos.

manejar límitesmanejar límitesMaría del Consuelo Barajas Avilés

Lectura recomendada para el tema La mujer educadora de niñas y niños pequeños, de la Unidad 3.

E

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ParaPara

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1. Localice e ilumine de rojo el estado de Oaxaca2. Localice e ilumine de azul el estado donde usted vive.

Mapa de México Mapa recomendado para el tema Lo que me rodea, de la Unidad 1.

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Ubique si su estado queda al Norte, Sur, Oriente o Poniente,del estado de Oaxaca, de acuerdo con la Rosa de los Vientosque aparece al lado izquierdo del mapa.

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Gepeto era un viejo carpintero que vivía solo. Deseaba tanto tenercompañía, que un día fabricó un lindo muñeco de madera depino, al que llamó

Lectura recomendada para el tema La mujer educadora de niñas y niños pequeños, de la Unidad 3.

SEP. Español. Segundo Grado. Lecturas. Lección 25. ”Pinocho”. México, 2003. pp. 144-152.

Pinocho tenía una cara muy simpática. Pare-cía un niño, pero no platicaba, ni cantaba, nijugaba.

Gepeto seguía sintiéndose solo y cada vezmás triste. Una noche, mientras contempla-ba la Luna, Gepeto pensó con tristeza:

“Cuánto desearía que Pinocho fuera un ni-ño”. Cuando Gepeto se quedó dormido, elhada Luna apareció en el taller del viejo car-pintero y dio vida al muñeco. El hada le dijoa Pinocho que lo convertiría en un niño deverdad si demostraba ser bueno y cariñosocon Gepeto.

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cho, avergonzado por no haber seguido losconsejos del grillito José, respondió conmentiras, pero con cada mentira la nariz lecrecía más y más. Pinocho prefirió contar laverdad.

Al saber lo que había pasado, el hada hizoque la nariz de Pinocho volviera a su tamañonormal y lo liberó de la jaula para que regre-sara con Gepeto. Al verse, Pinocho y Gepetose abrazaron por la alegría de encontrarse.Días después, cuando Pinocho caminabarumbo a la escuela, se encontró nuevamentecon don Gato y don Zorro. Esta vez, lo invi-taron a la Isla Encantada. Pinocho les dijo queno iría con ellos porque lo habían engañado.Para convencerlo, los pillos le prometieronque en esa isla no haría más que jugar y co-mer todos los dulces que quisiera. El grillitoJosé le advirtió a Pinocho que si iba a la IslaEncantada no vería de nuevo a Gepeto y a susamigos y no podría ir a la escuela. Pinochono quiso escuchar.

Por segunda vez aceptó la invitación delos pillos y se fue con ellos a la Isla Encantada.Al principio, estaba muy contento, porquedon Gato y don Zorro habían dicho la ver-dad: sólo jugaba y comía golosinas. Pero des-pués de unos días, comenzaron a salirle orejasy cola de burro. Pinocho se dio cuenta deque otra vez lo habían engañado y le pidió

Pinocho empezó a moverse y a hablar,pero no entendió lo que quería decir serbueno, así que el hada Luna nombró unconsejero para el muñeco: el grillito José.

Al despertar, Gepeto vio que Pinochohablaba y se movía. Se alegró tanto que in-mediatamente empezó a tratarlo como a unhijo y lo mandó a la escuela. Pinocho era tangracioso y simpático que llamaba la atención.¡Un muñeco que habla!, decían asombradosquienes lo veían. Y cuando Pinocho cantabalas canciones que le había enseñado Gepetoo cuando bailaba, todas las personas se dete-nían a verlo llenas de admiración.

Todo esto despertó la codicia de don Gatoy don Zorro, un par de pillos que planearonhacer un gran negocio aprovechándose dePinocho, y un día le tendieron una trampa:lo invitaron a ir con ellos al teatro ambulan-te. El grillito José adviritió a Pinocho sobre elpeligro de aceptar la invitación de unos des-conocidos, pero Pinocho quería conocer elteatro y aceptó ir con ellos.

Apenas llegaron, don Gato y don Zorrovendieron a Pinocho al dueño del teatro paraque lo presentara como el único muñeco enel mundo que hablaba, cantaba y bailaba.

Cayó la noche y Gepeto vio que Pinochono regresaba de la escuela. Entonces pensóque Pinocho se había perdido. Después de lafunción el dueño del teatro encerró a Pino-cho en una jaula. Pinocho estaba muy tristeporque nunca más vería a Gepeto si se que-daba atrapado allí. Entonces apareció el hadaLuna y le preguntó qué había pasado. Pino-

pero con cada mentira la nariz

le crecía más y más. Pinocho

prefirió contar la verdad…

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ayuda al grillito José para salir de la isla. Ge-peto estaba muy preocupado. Esta vez pensóque alguien se había robado a su hijo y salióa buscarlo. Un vecino le dijo que había visto aPinocho en el barco que iba a la Isla Encan-tada y Gepeto decidió ir a buscarlo.

Pinocho y el grillito José lograron escaparde la isla. Cuando por fin llegaron a la casa,buscaron a Gepeto por todas partes. Comono lo encontraron, pensaron que había idoa la Isla Encantada. Pinocho y José corrieronhasta la playa, tomaron una lancha y seadentraron en el mar. A la mitad del camino,apareció una enorme ballena que se pusofrente a ellos y se los tragó. Pinocho todavíano se recuperaba del susto cuando, con sor-presa, vio a Gepeto. Ambos se sintieron muyfelices de encontrarse, aunque estabanpreocupados por estar dentro de la ballena.

De pronto, el animal comenzó a estreme-cerse y en un segundo, estornudó. Con elestornudo, la ballena echó fuera a Gepeto, aPinocho y al grillito José. Los tres nadaronhacia tierra firme para salvarse, pero Gepe-to se cansó y se hundió en el agua. EntoncesPinocho lo abrazó y lo remolcó hasta la ori-lla. Cuando Gepeto, Pinocho y el grillito Jo-sé estuvieron a salvo, apareció el hada Luna.Premió el valor de Pinocho convirtiéndoloen un niño de carne y hueso.

Fue así como Gepeto ganó un hijo cari-ñoso, Pinocho tuvo un buen padre a quienquerer y con el grillito José vivió muchasaventuras.

Con el estornudo, la ballena

echó fuera a Gepeto, a Pinocho

y al grillito José.

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Para enseñar a ser

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derechosniñez”

sobre los

Lectura recomendada para el tema Las niñas y los niños pequeños, de la Unidad 3.

La adaptación del texto de la Convención sobre los Derechos de la Niñez, fue realizada por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.

Simbología

Provisión

Protección

Participación

Provisión

Artículo 1Somos niños y niñas quienes tenemos menos de 18 años de edad.

Artículo 2Todos los niños y las niñas tenemos estos derechos, sin distinciónde nuestra raza, sexo, color, origen nacional o étnico, religión,idioma, opinión política, posición social o económica, impedimen-tos físicos, o por la condición de nuestros padres o tutores.

Artículo 3Las acciones que las instituciones públicas y privadas realicen entorno a nosotros siempre tienen que llevarse a cabo en funciónde nuestro mejor interés.

Artículo 4El Estado tiene la obligación de llevar a cabo todo lo necesario pa-ra hacer que se cumplan nuestros derechos.

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“Convención

de la

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Artículo 5Nuestros padres o tutores tienen la responsabilidad y el derechode orientarnos en nuestro desarrollo, a fin de que ejerzamos todoslos derechos que nos corresponden.

Artículo 6Las niñas y los niños tenemos derecho a vivir. El Estado tiene laobligación de garantizar nuestra supervivencia y desarrollo.

Artículo 7Al momento de nacer, tenemos derecho a que nos den un nom-bre, una nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer anuestros padres y a que éstos nos cuiden.

Artículo 8A ningún niño o niña se le puede privar de su identidad. Es decir,nadie puede quitarle su nombre, su nacionalidad o a su familia.

Artículo 9Si nuestros padres nos cuidan bien, nadie puede separarnos deellos. Si nuestros padres deciden separarse y vivir en casas distin-tas, tenemos derecho a seguirlos viendo a los dos.

Artículo 10Si alguno de nuestros padres, o los dos, viven fuera de México,nuestro gobierno y los gobiernos extranjeros deben ayudarnosa reunirnos con ellos.

Artículo 16Todas las personas deben respetar nuestra vida privada y nuestrareputación.

Artículo 17La radio, el cine, la televisión y la prensa deben darnos informa-ción que nos ayude a ser mejores.

Artículo 18Nuestros padres tienen la obligación de cuidarnos y el Estadodebe ayudarlos a hacerlo.

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Artículo 23Quienes tenemos algún problema físico o mental tenemos de-recho a recibir ayuda especializada, y a participar plena y digna-mente en la sociedad.

Artículo 24 Las niñas y los niños tenemos derecho a recibir una alimentaciónque nos ayude a desarrollarnos; a tomar agua potable y a quese nos facilite el acceso a los servicios de salud. Además, las au-toridades deben prohibir aquellas prácticas que perjudiquennuestra salud.

Artículo 27Nuestros padres tienen la responsabilidad de ofrecernos un nivelde vida adecuado que nos permita desarrollarnos de manera fí-sica, mental, espiritual, moral y social. Si ellos no pueden hacer-lo, el Estado debe ayudarlos.

Artículo 28Todos tenemos derecho a la educación. En nuestro país la edu-cación básica es gratuita y obligatoria. En la escuela no deben im-ponernos castigos que vayan en contra de nuestra dignidad.

Artículo 29La educación que recibimos debe desarrollar al máximo nuestrascapacidades y aptitudes. Además se nos debe enseñar a respe-tar a nuestros padres y, en general, los derechos humanos de to-das las personas, así como a apreciar nuestra cultura y a la na-turaleza.

Artículo 42El gobierno debe dar a conocer nuestros derechos de maneraamplia para que tanto niños y niñas, como adultos, los conozca-mos por igual.

Artículo 45También otras instituciones, e incluso nosotros mismos, podemosinformar a ese Comité sobre el respeto de nuestros derechos.

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Protección

Artículo 11Nadie puede llevarnos o retenernos en el extranjero de manerailegal.

Artículo 19El Estado debe protegernos de abusos y maltratos, ya sea queprovengan de nuestros padres o de cualquier otra persona.

Artículo 20Si no vivimos con nuestra familia, las autoridades deben ofrecer-nos protección y cuidados especiales.

Artículo 21Si una familia quiere adoptarnos, nuestros parientes más cercanosdeben estar de acuerdo y esto lo tiene que autorizar un juez.

Artículo 22Si en alguna ocasión nos vemos obligados a salir de nuestro paísde manera forzosa y nos convertimos en refugiados —es de-cir, en personas que, a causa de una guerra, una revolución uotros conflictos que aquejan a su patria tengan que buscar asi-lo en otra—, el país al que llegamos debe acogernos y brindar-nos protección.

Artículo 25Si vivimos en una casa-hogar o en un hospital, tenemos derechoa que se revisen de manera periódica las circunstancias que nosllevaron a ingresar a esas instituciones.

Artículo 26Todas las niñas y los niños tenemos derecho a beneficiarnos dela seguridad social.

Artículo 32Nadie puede obligarnos a hacer trabajos que afecten nuestra sa-lud y nuestro desarrollo y educación. El Estado debe establecerlas edades adecuadas a las que se puede empezar a trabajar, asícomo los horarios y las condiciones de trabajo.

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Artículo 33Las autoridades deben protegernos del uso de drogas e impedirque los adultos nos utilicen para vender o producir esas sustancias.

Artículo 34Todas las personas deben respetar el cuerpo de los niños y de lasniñas. Nadie puede abusar sexualmente de nosotros o nosotras.

Artículo 36Tenemos derecho a que se nos proteja contra cualquier forma deabuso o actividad que nos haga daño.

Artículo 37Ningún niño o niña debe ser sometido a torturas, castigos inhu-manos, o a recibir una condena de muerte. Si alguno de noso-tros desobedece la ley, tenemos derecho a recibir ayuda legaladecuada y a estar en comunicación con nuestra familia.

Artículo 38Las niñas y los niños no debemos participar en guerras. Cuandola violencia nos afecte, tenemos derecho a recibir protección ycuidados especiales.

Artículo 39Si alguien nos maltrata o nos agrede, tenemos derecho a recibirun tratamiento adecuado que nos permita volver a gozar deuna vida sana y feliz.

Artículo 40 Si acusan a alguno de nosotros de violar la ley penal, tenemos de-recho a recibir ayuda de un abogado para que nos defienda. Ade-más, deben respetarse todo nuestros derechos fundamentales.

Artículo 41Cuando en un país existan leyes que nos protejan mejor que es-tos derechos, se aplicarán esas leyes.

Artículo 43Existe un Comité en la Organización de las Naciones Unidas en-cargado de vigilar que se respeten nuestros derechos.

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Participación

Artículo 12Los niños y las niñas podemos decir lo que pensamos y sentimos.

Artículo 13Las niñas y los niños podemos hablar, escribir y contar todo loque queramos, siempre y cuando no afectemos los derechos deotras personas.

Artículo 14Las niñas y los niños podemos pensar y creer en lo que queramos.

Artículo 15Tenemos derecho a reunirnos libremente, en forma pacífica, y aformar agrupaciones.

Artículo 30Las niñas y los niños que pertenecemos a algún grupo indígena te-nemos derecho a tener nuestra propia cultura, a practicar nuestrapropia religión y a hablar nuestro propio idioma.

Artículo 31También tenemos derecho a descansar, a jugar y a participar enactividades culturales y artísticas.

Artículo 35Nadie puede comprar o vender a un niño o a una niña.

Artículo 44El gobierno se compromete a presentarle informes al Comité de laOrganización de las Naciones Unidas encargado de vigilar el res-peto a los derechos de la niñez.

Artículo 46La Convención estará abierta a la firma de todos los Estados.

Artículo 47 al 54Del 47 al 54 son artículos que se refieren a la ratificación de la pre-sente Convención.

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Otros módulos

• Un hogar sin violencia

• Nuestra vida en común

• Ser padres

• La educación de nuestros

hijos e hijas

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nutricional

Para enseñar a ser

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Nutriente Ayuda a: Se encuentra en: Si no se consume provoca:

Potasio

Yodo

Manganeso

Fósforo

Ácido fólico

Vitamina“E“

Tejido muscular y sistema nervioso.

Funcionamiento de laglándula tiroides.

Transportar el oxígeno a las células.

Producción y calidad de la sangre.

Fortalecer el cerebro y laformación de huesos.

Facilitar la división celulary fortalecer al sistema

nervioso central.

Proteger las células de daños, evita

hemorragias, estimulala procreación y lactancia.

Espinacas, huevo, manzana,arroz, jitomate, papa,

pepino, leche, toronja, limón,cereza, piña,

rábano, trigo, plátano, soya, espárragos.

Zanahoria, piña, jitomate, ajo, alcachofa, col, cebolla, rábanos,

espárragos, lechuga, algas marinas.

Nueces, soya, arroz integral,algas marinas, verduras.

Cebada, leche, cereza, arroz, espinaca, papa,

chícharo, trigo, pescado,queso, almendra, nuez,

mariscos, ejotes, fruta seca.

Cereales integrales, vegetales verdes,

hígado de res.

Jitomate, frutas, aceite de germen de trigo, cereales integrales

y leguminosas.

Debilidad en vértebras,columna y músculos.

Problemas de tiroides.

Dificulta el transporte de oxígeno a las células.

Debilidad en general, mala memoria

y debilidad del sistema nervioso.

Dificulta la división celular.

Mayor consumo de oxígeno y pérdida

de grasa en los tejidos.

Cuadro Cuadro nutricional

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Para enseñar a ser

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Nutriente Ayuda a: Se encuentra en: Si no se consume provoca:

Vitamina “K“

P.P.“Measina”

Ácidopantoténico

Hidratosde carbono

Hierro

Calcio

Magnesio

Vitamina“A“

La coagulación sanguinea, a enriquecer

y limpiar la sangre.

Fortalecer los tejidos, ayuda al aprovechamientode grasas y carbohidratos.

La función nerviosa y facilitar el

aprovechamiento de grasas y carbohidratos.

Actuar como elemento energético en todo

el organismo.

La formación de célulasrojas en la sangre

(hemoglobina) y a transportar

el oxígeno al niño, durante el embarazo.

Fortalecer y facilitar la formación ósea,

los dientes, músculos y la sangre. Fortalece la formación de la placenta

durante el embarazo.

Fortalecer los músculos del sistema nervioso, la sangre y los tejidos

en general.

Fortalecer los tejidos de la piel, la vista,

el sistema inmunológico y los bronquios.

El crecimiento del feto. Almejor funcionamiento de losriñones y las vías urinarias.

Algas, espinacas, mariscos,hierbabuena, valeriana.

Lechuga, huevo, cacahuate,leguminosas, carne de pescado.

Cereales, huevo, quesocacahuate, leguminosas, carne

(no en exceso), nueces,piña y frutas secas.

Pan, miel, piloncillo, cereales integrales.

Hígado de res, yema de huevo, verduras,

leguminosas, frutas secas.

Leche y derivados, frutas secas,cereales integrales, verduras.

Maíz, frijol, trigo, arroz, avena,soya, huevo, papa, espinacas.

Naranja, chícharo, plátano,brócoli, hongos, perejil, jitomate, soya, acelga,

limón, espinacas, alcachofas,productos lácteos.

Problemas de coagulación y circulatorios.

Dificulta la absorción de carbohidratos.

Dificulta la absorción degrasas y carbohidratos.

Sistema inmunológico bajo.

Debilidad en cerebro y hemorragias.

Debilidad en huesos y sistema nervioso.

Debilidad en los músculosdel sistema nervioso.

Retraso en el crecimiento.Disminución de la vista.

Baja producción de glóbulos rojos.

Resfriados. Problemas dermatológicos.

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Nutriente Ayuda a: Se encuentra en: Si no se consume provoca:

Vitamina “B1“

Vitamina “B2“

Vitamina “B6“

Vitamina “B12“

“ VC ”

Fortalecer el corazón, cerebro, al sistema nervioso,

al aprovechamiento de carbohidratos.

Regenerar los tejidos, fortalecer la visión,

facilitar la absorción de vitaminas.

Rehabilitar la división celular, permite la

asimilación de proteínas.

Producir hemoglobina.Fortalecer el sistema

nervioso central del feto.

La absorción de calcio y hierro.

Evitar hemorragias. La formación de huesos

y cicatrización.

Cereales integrales, levadurade cerveza, frijol y chícharo.

Legumbres y vegetales verdes, leche, huevo,

hígado de res.

Pescado, carne plátano,papa, vegetales secos,

cereales integrales.

Pescado, carne, cacahuate,huevo, legumbres, leche

y derivados, germen de trigo.

Guayaba, piña, naranja,limón, cereza, papa,

rábanos, huevo, lechuga, cítricos, frutas secas,

vegetales verdes.

Anemia, debilidad mental, resequedad en

la piel, caída de cabello.

Problemas de la piel y la vista.

Dificulta la asimilaciónde proteínas.

Produce fatiga, nerviosismo,

y hemorragias.

Escorbuto, infecciones y hemorragias.

¿Qué alimentos contiene cada grupo?

Frijol, haba, lenteja, alberjón, soya,frijol, soya, texturizada, garbanzo,huevo, leche, quesos, carnes rojas,

pollo, pescado, embutidos.

Piña, sandía, papaya,zanahoria, melón,naranja,toronja, lima, mandarina,guayaba, plátano, uvas,

acelgas, tamarindo, calabacitas, chayote, ejotes, espinacas, jitomate, tomate,lechuga, brócoli, coliflor, col.

Cereales y sus derivados Leguminosas y alimentos Frutas y verdurasde origen animal

Maíz, trigo, avena, arroz, cebada, tortilla, pan, pastas,

harinas, galletas, tamales, amaranto, papa, yuca,

camote, aceite, margarina, dulces, mantequilla, manteca

vegetal o de cerdoazúcar, piloncillo.

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A) Completa y equilibrada: que se proporcionen alimentos de los tresgrupos en cada comida, con el fin de asegurar que ésta contengatodos los nutrientes.¿Cuáles son esos grupos?1. El grupo de los cereales y sus derivados constituye la base de la

alimentación, ya que representa la principal fuente de energíay proteína, además de aportar cantidades importantes devitamina “E“, fósforo y fibra.Dentro de este grupo también se consideran como productos accesorios,las grasas y los azúcares refinados. Éstos se deben consumir conmedida, pues el abuso puede contribuir al desarrollo de algu-nas enfermedades como obesidad, hipertensión y caries,entre otras.

2. Las leguminosas y los alimentos de origenanimal, completan el aporte proteico del grupo

anterior. Además reúnen las fuentes principales de hierro,zinc y vitaminas A, B2 y B12.

El grupo de las frutas y verduras proporcionavitaminas, particularmente A y C, además de aportarfibra. Su color y textura ayudan a preparar dietasatractivas, tanto a la vista como al paladar.

B) Suficiente: que los niños consuman la cantidad de alimentos necesarios,para su adecuado desarrollo y realización de sus actividades.

C) Variada y combinada: que les proporcionen diferentes alimentosy platillos en cada comida para que conozcan y disfruten lagran variedad de alimentos de cada grupo, en sus dife-rentes preparaciones.

Para que los niños crezcan y se desarrollen adecuadamente, su alimentación diaria debetener las siguientes características:

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María Dolores Abiega Sautode las niñas y los niños

Lectura recomendada para el tema La mujer educadora de niñas y niños pequeños, de la Unidad 3.

Decir que una niña o niñoes sano, es mucho más quedecir que no está enfermo.

La saludPara crecer y estar sanos, las niñas y los niñospequeños necesitan:• Recibir cariño.• Vivir en condiciones de limpieza.

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y, por eso, se dice que necesitan la comida, elsueño, el juego, la limpieza y el cariño.Las niñas y los niños también necesitan tenerla oportunidad de explorar y conocer su en-torno, para que tengan muchas ideas y vayandesarrollando su mente.El cariño y la atención especial hace que lasniñas y los niños se sientan aceptados, queri-dos y a gusto en su familia, con los demásniños y personas adultas; esto le ayuda atener lo que se llama salud mental.Para estar sano, se necesita cuidar el cuerpoy vivir en un ambiente agradable y armóni-co que nos hagasentir bien.

• Comer lo necesario de acuerdocon su edad.

• Dormir el tiempo necesario,de acuerdo con su edad yclima del lugar donde viven.

• Jugar.• Tener oportunidad de ex-

plorar y conocer lo que lesrodea.

• Recibir atención especial encaso de enfermedad o de al-guna situación particularcomo la llegada de un her-manito, la muerte de alguiende la familia, un temblor, unainundación, el cambio de casa o de lugarpara vivir.

• Vivir en un ambiente sin violencia, dondehaya armonía.

Los pequeños, al igual que los adultos, sonpersonas que tienen cuerpo, ideas y senti-mientos. Para estar bien, necesitan tener salud

El cariño y la atención especialhace que las niñas y los niños sesientan aceptados, queridos y agusto en su familia.

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o que comen las niñas y los niños peque-ños puede ayudarlos o no a, crecer y

desarrollarse; por eso, es necesario pensaren su alimentación.

En cada estado de la República Mexicanahay costumbres y creencias diferentes sobre loque deben comer o no, las niñas y los niñospequeños.

Como mujer educadora, lo más importantees conocer y respetar algunas de esas tradicio-nes y costumbres, siempre que permitan quedesde pequeñitos, los niños tengan una alimen-tación balanceada, es decir, que coman loque necesitan para crecer y estar sanos.

Para saber sobre la alimentación adecuadapara las niñas y los niños pequeños, es reco-mendable platicar con las personas encarga-das de la salud en la comunidad o con eldoctor o doctora, en caso de que haya.

Adriana Valdés Murillo

La

Algunas recomendaciones

La leche materna es el mejor alimento paralos chiquitines, hasta los cuatro o cinco me-ses de edad. Cuando los niños dejan el pe-cho, es mejor utilizar la taza porque es másfácil de limpiar que el biberón. Si se les damamila o biberón, es necesario conservarmuy limpios tanto los biberones como lastapas.

Se sabe que el refresco, el alcohol, el pi-cante fuerte no son sanos para los niños pe-queños y que, desde que tienen dientes,necesitan morder cosas duritas, comomanzanas o zanahorias, para que se lesfortalezcan sus mandíbulas y tengan dien-tes sanos.

En esta Revista usted puede consultaruna guía sobre lo que necesitan comer lasniñas y los niños pequeños. Encontrará quéalimentos tienen las sustancias que ellos ne-cesitan para lograr tener una alimentación

balanceada, es decir, que conten-ga lo que necesitan para su

crecimiento y desarrollo.

Lectura recomendada para el tema La mujer educadora de niñas y niños pequeños, de la Unidad 3.

Lalimentación

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Para enseñar a ser

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La limpiezaMa. Dolores Abiega Sauto

Al tener las manos y la cara limpias, evitamosenfermedades.Si hay agua corriente, es necesario tener unescusado para que sólo lo utilicen las niñas ylos niños y un lavamanos con las llaves delagua a su altura, para que se laven la cara ylas manos. Para que las niñas y niños puedansecarse las cara y las manos, se recomiendautilizar una toalla o un paño limpio.

La limpiezaLectura recomendada para el tema La mujer educadora de niñas y niños pequeños, de la Unidad 3.

Si no hay agua corriente, es necesario teneragua cerca para que se facilite que las niñasy los niños tengan la cara y las manos limpias.Para esto, ayuda tener una pileta o tina gran-de con agua que se pueda tapar y palanga-nas chicas para poder sacarla. El agua queutilicen para lavarse las manos puede depo-sitarse en una cubeta y utilizarla para la lim-pieza del baño y, así, mantenerlo limpio.

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Para enseñar a ser

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corriente, o en el caso en que se utilice letrina.En algunos lugares hay muchas moscas y mos-quitos, sobre todo en lugares húmedos y cáli-dos o en épocas de calor y lluvia. Las moscas,los mosquitos y los zancudos transmiten muchasenfermedades. Por eso, es necesario evitar quese críen en el espacio donde va a estar con lospequeños para evitar que se enfermen.En los grupos de niñas y niños pequeñitos, esmuy común que uno o más tengan catarro y lamayoría no sabe sonarse. Por eso, se necesitapensar en la manera de conservarles la narizlimpia y en tener a la mano lo necesario paralimpiárselas. Poco a poco, aprenderán cómohacerlo.Si en su comunidad hay un centro de salud, us-ted puede platicar con las personas que ahí tra-bajan, acerca de todo lo que ayuda a conser-var la salud de los niños y pedirles que la orien-ten y apoyen en caso de accidentes. Así, lasniñas y los niños estarán mejor atendidos.

Si las niñas y los niños utilizan una letrina, esnecesario que sea para su uso exclusivo y quese mantenga siempre muy limpia, de la mane-ra que se acostumbra en la comunidad.

Al hablar del espacio en el que están las niñasy los niños, señalamos las condiciones “idea-les”, es decir, las que serían mejores y más de-seables. Eso no quiere decir que si va a cuidara los pequeños en su casa y tienen que utilizarel mismo escusado, no puedan hacerlo. Eneste caso, se recomienda que antes de que lle-guen los pequeños, se limpie con mucho cuida-do y se esté al pendiente de que el escusadose conserve muy limpio, tanto si hay o no agua

El agua que utilicen para lavarselas manos puede depositarse enuna cubeta y utilizarla para lalimpieza del baño.

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Revista

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Este programa es público, ajeno a cualquier partido político.Queda prohibido su uso para fines distintos a los establecidos en el programa.

Ser ie Educamos desde e l p r inc ip io

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Cuento Te llamaré María, como mi abuela 1

Fragmento del libro Hasta no verte Jesús mío 6

La Cenicienta 9

El hada madrina 15

Para manejar límites 19

Mapa de México 20

Pinocho 22 Convención sobre los Derechos de la Niñez 25

Cuadro nutricional 32

La salud de las niñas y los niños 36

La alimentación 38

La limpieza 39

Índice

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