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    CUADERNOS

    DE HISTORIA 40DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTRICASUNIVERSIDAD DE CHILE JUNIO 2014: 61 - 93

    LA IZQUIERDA CHILENA Y LAS ELECCIONES:UNA PERSPECTIVA HISTRICA (1882-2013)*

    Sergio Grez Toso **

    r eSUmen : Este artculo reconstituye el largo debate y la praxis poltica

    que se ha desarrollado en el seno de la izquierda chilena desde nes delsiglo XIX y hasta la actualidad acerca de la conveniencia y factibilidad deluso de las elecciones como medio para lograr concretar las aspiraciones populares.El autor reconstruye la pugna que ha opuesto a las dos almas de laizquierda y el movimiento popular: la institucionalista o gradualistaversus la rupturista, desde la experiencia de las candidaturas obrerasde 1882 hasta las elecciones parlamentarias y presidenciales de 2013.

    P ALABRAS CLAVE : Chile, izquierda, elecciones, historia poltica,

    movimiento popular.

    * Artculo resultante de las investigaciones realizadas en el marco de los proyectosFONDECYT N1100047 y N1130286. Versiones preliminares de este trabajo fueron presentadasen la Jornada Juan Bosch 2012, Elecciones y transformacin poltica: perspectivas de presentey futuro, organizada por la Fundacin Juan Bosch, Santo Domingo, Repblica Dominicana, 13de octubre de 2012, y en el Colloque Le modle dAllende et lAmrique Latine 40 ans aprs,le sens dune exprience, organizado por el Centre dHistoire et de Sociologie des gauches delUniversit Libre de Bruxelles, la Maison de lAmrique Latine, le Comit contre limpunitet pour la dmocratie en Amrique Latine (CIDAL) y el Institut des Communications Sociales(IHECS), Bruselas, Blgica, ULB, 20 de septiembre de 2013.

    ** Dr. en Historia, acadmico de la Universidad de Chile. Correo electrnico: [email protected]

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    THE CHILEAN LEFT-WING AND THE ELECTIONS: A HISTORIC PERSPECTIVE (1882-2013)

    Abstract: This article reconstructs the long debate and the political praxisthat has developed at the core of the Chilean left wing since late XIXcentury until the present day in regards to the advantage and feasibilityof the use of elections as a means to materialize popular aspirations.The author reconstructs the rivalry that has opposed both souls of theleft wing and the social movement: the institutional or gradual against theone that tends to break with political institutions, from the experience of

    the labourer candidacies in 1882, to the parliamentary and presidentialelections of 2013.

    K EY WORDS : Chile, left wing, elections, political history, social movement.

    Recibido: marzo 2014 Aceptado: mayo 2014

    Introduccin

    El debate en Chile acerca de la conveniencia y factibilidad del uso de laselecciones como medio para lograr concretar las aspiraciones populareses muy antiguo. Podra decirse que ha tenido lugar a lo menos desde finesdel siglo XIX, junto con el surgimiento de una izquierda poltica que sedistingui claramente del liberalismo de las clases dirigentes. Incluso es posible encontrar algunos elementos de esta discusin en perodos anms pretritos, cuando los sectores populares, especialmente los artesanosurbanos, intentaron constituirse como sujetos sociales con identidades

    polticas propias, aunque por aquella poca no antagnicas al liberalismode la elite dirigente.La pugna que ha opuesto a las dos almas de la izquierda y el movimiento

    popular, la institucionalista o gradualista versus la rupturista, alcanz sumximo desarrollo en la izquierda social y poltica chilena durante el sigloXX, adquiriendo en ciertas coyunturas histricas mayor relieve el tema dela participacin en las elecciones.

    Es objeto de este trabajo exponer sucintamente las grandes lneas de los

    debates y de la praxis histrica de la izquierda chilena, respecto del uso delsufragio y la conquista de espacios en el sistema representativo como medio para la defensa de los intereses populares.

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    La Repblica oligrquica

    Al igual que en otros pases iberoamericanos, la Repblica que se implanten Chile despus de consumada la Independencia tuvo un carcter claramentearistocrtico. Luego de algunos dbiles ensayos de construccin de un rgimen poltico un poco ms incluyente (que considerara no solo a la aristocracia, sinotambin a algunos incipientes sectores medios), la victoria conservadora en laguerra civil de 1830 consagr por mucho tiempo una institucionalidad polticaexcluyente, basada en el sufragio masculino censitario que dejaba sin derechos

    polticos efectivos a ms del 95% de la poblacin. La Repblica Conservadorade las dcadas de 1830, 1840 y 1850, fue una suerte de dictadura constitucionalcon escasos mrgenes para la disidencia poltica. Su fundamento legal fue laConstitucin de 1833, un traje a la medida de los vencedores de la guerra civil(grandes terratenientes y burguesa comercial de la regin central del pas) que preserv durante varios decenios un rgimen caracterizado por el centralismo,el presidencialismo, el elitismo y la fragilidad de los derechos fundamentales proclamados en el texto constitucional1.

    En ese contexto, al igual que durante los aos inmediatamente posteriores a laIndependencia, la participacin poltica autnoma de los sectores populares eraimposible. A lo sumo, y como consecuencia del eco del discurso republicano quea rmaba tericamente los principios de la soberana popular, algunos estratossuperiores del bajo pueblo (sobre todo los artesanos urbanos) se manifestabanreceptivos a los llamados que peridicamente realizaban distintos bandos polticosde la elite a n de servirse de ellos como fuerza suplementaria, de choque, perotambin como masa electoral, ya que algunos artesanos gozaban del derecho avoto a cambio de sus servicios en la Guardia Nacional. Se trataba, por parte de

    los sectores dirigentes, de convocatorias polticas meramente instrumentales haciael bajo pueblo y, por el lado de los trabajadores, de una participacin polticaabsolutamente supeditada. No obstante, en algunas coyunturas, como en 1845-1846 y, ms marcadamente en el agitado bienio de 1850-1851, que culmin enuna nueva guerra civil ganada por los conservadores, se manifestaron algunosatisbos, an dbiles e inconsistentes, de una incipiente participacin poltica delos trabajadores con un mayor grado de autonoma respecto de los caballerosde la clase dirigente. Al mismo tiempo se intentaba defender ciertos intereses

    1 Anlisis crticos de la Constitucin de 1833 se encuentran, entre otras, en las siguientesobras: Julio Csar Jobet, Ensayo crtico del desarrollo econmico-social de Chile , Santiago,Editorial Universitaria, 1955, pp. 33-35; Sergio Villalobos R., Portales, una falsi cacin histrica, Santiago, Editorial Universitaria, 1982, pp. 107-112.

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    de las clases y sectores sociales subordinados, especialmente del artesanado.Reivindicaciones como la proteccin a los talleres artesanales y la reforma oabolicin del servicio militar en la Guardia Nacional, fueron levantadas por lostrabajadores urbanos cali cados, tanto en coyunturas electorales como de manera permanente, sirviendo de base para la lenta conformacin de un movimiento popular. La experiencia de la Sociedad de la Igualdad de 1850 marc un hitoaltamente simblico, que posteriormente adquirira caractersticas mticascomo un hecho fundacional del movimiento popular chileno. A pesar de suvalor emblemtico y prctico (el aprendizaje poltico realizado en sus las por

    numerosos obreros y artesanos), esta experiencia se inscribi an en el marco dela participacin poltica subordinada de los de abajo. Caractersticas similarestuvo la incorporacin de estos sectores en los bandos que se enfrentaron enlas guerras civiles de 1851 y 1859 y en las justas electorales de la dcada de1850, 1860 y 1870. Aunque en ciertos momentos se vislumbraron acciones msautnomas de algunos grupos de trabajadores, fundamentalmente durante lasguerras civiles, es preciso subrayar que la tnica dominante segua siendo lasupeditacin a las elites dirigentes2.

    Sin embargo, desde la instauracin de la llamada Repblica Liberal (1861-1891) y a medida que la liberalizacin del pas avanz hacia un sistema poltico ms inclusivo y con mayor respeto por los derechos fundamentales,los trabajadores mejor cali cados fueron constituyndose en movimientoorganizado tras un ideario de regeneracin del pueblo de carcter ilustrado,democrtico y liberal-popular. El movimiento popular que tom cuerpo enaquellas dcadas no solo impuls la creacin de mutuales, cooperativas, cajasde ahorro, sociedades larmnicas de obreros, escuelas vespertinas de artesanosy peridicos, sino que tambin incursion en la poltica como un medio

    para apoyar sus reivindicaciones y conseguir la transformacin de la elitistainstitucionalidad poltica liberal en un sistema efectivamente democrtico queconsiderara los intereses de los trabajadores3.

    La liberalizacin del pas alentaba las esperanzas que obreros y artesanos ponan en su participacin en la vida poltica institucional, principalmente atravs de las votaciones en los cuerpos representativos del Estado. Durantela Repblica Liberal el sistema poltico segua siendo oligrquico, aunque, adiferencia de lo que haba ocurrido en la Repblica Conservadora, se abra a

    2 Sergio Grez Toso, De la regeneracin del pueblo a la huelga general. Gnesis yevolucin histrica del movimiento popular en Chile (1810-1890) , Santiago, Ediciones de laDIBAM Editorial RIL, 1997, 1 ed., pp. 177-236, 283-376, 389-426 y 485-525.

    3 Ibd., pp. 427-552.

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    todas las facciones de la clase dominante y era crecientemente competitivo.Ms an, desde mediados de la dcada de 1870 ofreci pequeos espaciosde participacin poltica a algunos grupos populares al suprimir el censo orequisito de riqueza para acceder a la ciudadana activa, dejando como nicaexigencia para el uso de los derechos polticos, saber leer y escribir. Era, en la prctica, la instauracin del sufragio universal masculino, aunque de maneramuy acotada debido a las altas tasas de analfabetismo. Esta democracia elitariade negociacin efectu, pac camente entre 1860 y 1891, reformas liberalescomo la mencionada ampliacin del sufragio masculino, la reforma de la ley

    de imprentas y el voto de las leyes laicas (de registro civil, matrimonio civily cementerios laicos)4.El movimiento popular organizado trat de aprovechar los espacios y

    oportunidades que le ofreca la liberalizacin en curso, apostando a una estrategiade ampliacin de libertades pblicas y democratizacin paulatina del sistema poltico. A pesar de que durante mucho tiempo el movimiento de trabajadoresen pro de la regeneracin del pueblo sigui sirviendo de apoyo al liberalismoo cial con el que comparta sus proyectos de laicizacin del Estado y de lasociedad, desde 1882 empezaron a desarrollarse experiencias que implicaban elesbozo de una actividad electoral ms independiente de los sectores popularesinspirados por una lectura plebeya del ideal liberal. A travs de una organizacinsociopoltica la Sociedad Escuela Republicana algunos grupos de obrerosy artesanos levantaron en 1882 y en 1885 las primeras candidaturas obrerascomo expresin de la corriente liberal popular al interior de la gran familialiberal. Las campaas de apoyo a estas candidaturas en las que se involucraronvarias mutuales y otras asociaciones populares de Santiago, Valparaso, Chillny Concepcin fueron concebidas como una forma de defender los intereses

    de los trabajadores a travs de la accin de sus propios representantes enlos municipios y en el Parlamento nacional5. Los trabajadores deban autorepresentarse, sin con ar en los polticos que solan servirse de ellos. Algunosoradores populares de Valparaso que apoyaron la campaa municipal de ciertostrabajadores mutualistas en 1885 explicaron que

    [] ya era tiempo de que los obreros porteos, sin dejar de ser fuerza auxiliarde los partidos liberal y radical, separados o unidos, trabajaran por elevarindependientemente de su seno a los obreros ms ilustrados y prestigiosos para

    que a nombre del pueblo tomen parte de la cosa pblica, ahora como ediles y

    4 Toms Moulian,Contradicciones del desarrollo poltico chileno 1920-1990 , Santiago,Lom Ediciones - Editorial ARCIS, 2009, pp. 10 y 11.

    5 Grez, op. cit., pp. 627-639.

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    ms tarde, si lograba establecerse el Crculo Poltico de Obreros, como diputadosa los futuros congresos6.

    Las candidaturas obreras de 1882 y 1885 tuvieron un destino irregular: ningunode sus abanderados result elegido parlamentario, pero varios candidatos apoyados por las asociaciones populares consiguieron ocupar puestos municipales enChilln y Concepcin. A pesar de ello, estas campaas sentaron un precedentede incipiente aspiracin a la independencia poltica de los trabajadores7.

    La fundacin en 1887 del Partido Democrtico (PD), primera formacin

    poltica de raigambre netamente popular, compuesta por artesanos, obreros yalgunos jvenes intelectuales de las capas medias, signi c un paso ms decididoen la autorrepresentacin poltica de los sectores populares y su participacin enlas contiendas electorales. Su programa apuntaba a la transformacin progresivadel Estado oligrquico a un Estado democrtico. Su estrategia combinaba elimpulso de ciertas reivindicaciones populares con la participacin electoralcomo va privilegiada para la conquista de espacios institucionales a n dehacer realidad el primer punto de su Programa: la emancipacin poltica,social y econmica del pueblo8. Para alcanzar estos nes, el PD se proponatrabajar por obtener la debida representacin en los diversos cuerpos polticos,Congreso, municipio, juntas electorales, etc.9.

    Las primeras incursiones electorales del PD no fueron exitosas: a la tradicionalintervencin del poder ejecutivo en las votaciones, se sumaban el cohecho yel polarizado ambiente poltico que culmin en la guerra civil de 1891, lo quehaca muy difcil que prosperara la tercera va propuesta por este partido10.Sin embargo, en los aos inmediatamente posteriores a la guerra civil, en elmarco de la amante Repblica Parlamentaria, que anul por completo el poder

    presidencial al trasladar el eje de la poltica nacional al Parlamento, dondedebatan y zanjaban sus disputas los partidos de la oligarqua, el PD cosech los primeros frutos de su actividad electoral. Hacia mediados de la ltima dcadadel siglo ya tena un diputado y cuarenta y cinco concejales municipales en

    6 Reunin poltica de obreros, El Mercurio , Valparaso, 17 de abril de 1885.7 Grez, op. cit., pp. 621-639.8 Programa del Partido Democrtico. Aprobado en Junta General en 20 de noviembre de

    1887, El Ferrocarril, Santiago, 29 de noviembre de 1887.9 Ibd.10 Sobre los primeros aos de vida del Partido Democrtico, vase Grez, op. cit., pp. 655-

    703.

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    varias de las ciudades ms importantes del pas11. Eran resultados modestos pero alentadores, sobre todo si se tomaba en cuenta que el cohecho practicado por los partidos oligrquicos adquira cada vez mayores proporciones comomecanismo de sustitucin de la antigua intervencin presidencial, y considerando,tambin, que los demcratas haban obtenido dichos puestos representativos

    practicando una poltica de autonoma absoluta, esto es, sin alianzas o pactosde ningn tipo con otras formaciones polticas, de acuerdo con los principiosfundacionales del partido.

    Mas varios factores hicieron inviable la autonoma absoluta de laDemocracia12. Entre ellos destacaban dos elementos. En primer lugar, elsentimiento anticonservador de su militancia que empujaba a muchos demcratasa aliarse con distintas tendencias y partidos del arco liberal. A esto se sumaba elimperativo pragmtico de la dirigencia del PD, de defender las diputacionesalcanzadas en el contexto de la nociva prctica poltica imperante en aquellapoca que permita a la Cmara de Diputados cali car las elecciones, o sea,rati car o modi car el veredicto de las urnas en funcin de espurios acuerdos partidarios. Para superar ese obstculo, el sector hegemnico de la direccindemcrata encabezada por Malaquas Concha y Artemio Gutirrez logr congrandes di cultades debido a la resistencia del ala izquierda del partido reticentea la alianza con los partidos oligrquicos imponer en 1896 el ingreso del partidoa la Alianza Liberal. La entrada del PD a ese bloque y al juego parlamentaristaacarre el inicio de un germen de corrupcin poltica que aos ms tarde producira una divisin duradera en su militancia13.

    La puerta quedaba abierta para que el sector hegemnico, so pretexto dedefender los intereses del partido, incurriera en las alianzas, pactos y compromisosms variados y alejados del ethos autonomista proclamado por la Democracia.En trminos electorales las ganancias eran claras: en 1897 el partido obtuvodos diputados y aument cuantiosamente su representacin municipal, pero elcosto era el alejamiento cada vez ms pronunciado de su pureza doctrinaria.Aunque peridicamente las convenciones demcratas a rmaban como un ritoconsagrado su autonoma absoluta, esta ya era cosa del pasado. Desde que el

    11 Hctor de Petris Giesen, Historia del Partido Democrtico. Posicin dentro de la evolucin poltica nacional , Santiago, Imprenta de la Direccin General de Prisiones, 1942, p. 17.

    12 En la jerga de los militantes demcratas, la Democracia (casi siempre con mayscula)era el Partido Democrtico, tanto sus principios como su organizacin.

    13 Sergio Grez Toso, El Partido Democrtico de Chile: de la guerra civil a la Alianza Liberal(1891-1899), Historia N46, vol. I, Santiago, junio de 2013, pp. 39-87; Reglamentarios ydoctrinarios, las alas rivales del Partido Democrtico de Chile (1901-1908),Cuadernos de

    Historia N37, Santiago, diciembre de 2012, pp. 75-130.

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    partido se haba sometido plenamente al juego parlamentarista, no le quedabams alternativa que aliarse con uno de los bandos de la clase dirigente, so penade ver desaparecer sus escasos representantes de los puestos de representacin

    popular. Como la unin con la Coalicin era descartada por formar parte de ellael enemigo principal representado por el Partido Conservador, la convergenciaobligada si el PD quera seguir en el juego representativo institucional erala Alianza Liberal. No obstante, la idea de un candidato propio era acariciadaen algunos crculos demcratas. As, al expirar el siglo, estaban dadas lascondiciones para que nuevas tendencias contestatarias se a rmaran en su seno

    buscando retomar su de nicin poltica original14

    .La cuestin electoral fue desde los ltimos aos del siglo XIX una lneadivisoria en el seno del movimiento popular, porque la incorporacin del PDa la Alianza Liberal y al juego parlamentarista no solo suscit polmicas ydivisiones en su interior; tambin provoc algunos desprendimientos de militantesdemcratas que constituyeron las primeras y efmeras organizaciones socialistaschilenas. Si bien estos nuevos referentes no eran reacios a la utilizacin delvoto como arma para hacer avanzar las conquistas de los trabajadores, diferande la poltica aliancista impulsada por la direccin de la Democracia. Msradicales an eran los primeros ncleos anarquistas que empezaron a formarsehacia 1898. De acuerdo con los postulados universales de su corriente, loscratas chilenos se oponan por adamente a cualquier forma de insercin en la poltica institucional y rechazaban de plano la participacin en las eleccionesde los cuerpos representativos del Estado, tal como se expresaba en uno de sus peridicos en 1900:

    Es preciso que las clases trabajadoras de Chile imiten a las de otros pases msadelantados, que no asistiendo a las urnas, han negado su voto aun a los mismosobreros que iban al poder, seguros de que estando arriba se olvidan de todas las promesas hechas en discursos y proclamas, y solo piensan favorecerse ellos ysus secuaces.Pensamos que el nico medio de mejorar moral y materialmente a los proletarios,es la revolucin social que barra con todas estas instituciones que son unavergenza para la humanidad15.

    14 Ibd.15 Nuestros propsitos, El crata, Santiago, 1 de febrero de 1900. Un desarrollo detallado

    de los postulados anarquistas en Sergio Grez Toso, Los anarquistas y el movimiento obrero. Laalborada de la Idea en Chile (1893-1915) , Santiago, Lom Ediciones, 2007.

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    Entretanto, la poltica electoral causaba efectos contradictorios en el PD. Si bien su cuota de representantes en las municipalidades y en el Parlamentosegua creciendo, lenta pero regularmente, y sus diputados se destacaban enla presentacin de los primeros proyectos de legislacin social, las polmicas por la cuestin de las alianzas con los partidos burgueses desembocaron en1901 en un fraccionamiento de larga duracin de sus alas reglamentaria ydoctrinaria. A pesar de su divisin, en 1906 el partido consigui elegir seisdiputados, pero a costa de la prdida de su autonoma electoral, puesto que hastalos doctrinarios ya estaban estableciendo pactos con sectores del liberalismo,

    en circunstancias que sus camaradas reglamentarios se aliaban con partidosdel otro bloque, incluso con los conservadores. Ese mismo ao, cada fraccinapoy a un candidato burgus distinto a la Presidencia de la Repblica. Larealpolitik de la Repblica Parlamentaria reduca a una simple hoja de parra las

    proclamaciones de principios autonomistas de los demcratas y los arrastraba a prcticas de corrupcin cada vez ms parecidas a las de los partidos oligrquicos,acentuando, de paso, la divisin en su seno. Es ms, tres de las seis diputacionesconseguidas a comienzos de ao se perdieron debido a las maniobras arterasde otros partidos que, aprovechando las divisiones internas de los demcratas,les arrebataron esos cargos en el proceso de cali caciones efectuado en elCongreso Nacional. Y para colmo de males, la participacin en las eleccionesdespertaba apetitos en la militancia del partido, generando disputas personalesy de grupos que ambicionaban, ms all de todo principio, llenar con uno delos suyos los puestos de candidatos.

    El surgimiento y fortalecimiento de una corriente socialista en el seno de lafraccin doctrinaria del PD estuvo ligado en buena medida al descontento que

    producan estas prcticas electoralistas en el sector demcrata ms radicalizado

    y vinculado con el emergente movimiento obrero. Aunque estos militantes nodespreciaban la actividad electoral, la subordinaban al desarrollo autnomode las luchas de los trabajadores y se proponan ya no solo la conquista dela democracia, sino el socialismo como horizonte de su accin. En 1912, laruptura se consum cuando un puado de militantes conducidos por el obrerotipgrafo Luis Emilio Recabarren constituy en el norte salitrero el PartidoObrero Socialista (POS), germen del futuro Partido Comunista de Chile (PC) 16.Muchas de las razones esgrimidas por los socialistas de Recabarren para explicarsu ruptura con la Democracia se relacionaban con las cuestiones electoralesy la poltica de alianzas:

    16 Sergio Grez Toso, Historia del comunismo en Chile. La era de Recabarren (1912-1924) ,Santiago, Lom Ediciones, 2011, pp. 23-36.

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    1.- Porque el Partido Demcrata en su accin durante toda su existencia, seha unido a los partidos de la clase capitalista y enemigos del progreso de lostrabajadores. 2.- Porque mediante pactos comerciales con aquellos partidos, encada campaa electoral, el Partido Demcrata ha contribuido a consolidar el poder de la burguesa capitalista, en perjuicio de la naciente organizacin delos trabajadores. 3.- Porque el Partido Demcrata jams se ha preocupado deorganizar a los trabajadores para la defensa de sus intereses econmicos, ni seha preocupado de la instruccin del pueblo, por medio de la conferencia o del peridico. 4.- Porque muchos candidatos, con el silencio autorizado del Partido,han practicado el cohecho contribuyendo a la corrupcin, al igual que los dems

    partidos. 5.- Porque el Partido en sus diversas convenciones se ha negado aestablecer un programa de reivindicaciones obreras. 6.- Porque el inciso 7 delartculo 49 del Reglamento General del Partido, autoriza al Directorio General para anular cualquier disposicin reglamentaria, lo cual autoriza al despotismo.7.- Porque la conducta de los diputados del Partido ha sido siempre de ciente,incompleta e inconsecuente. Los discursos y declaraciones con que algunosrepresentantes han credo defender los derechos del pueblo, han sido destruidos por sus actos de apoyo a mayoras deshonestas17.

    A partir de ese momento, tres fuerzas se disputaran la conduccin de losmovimientos populares: los anarquistas, cuyos postulados los hacan excluir toda

    posibilidad de actuacin en el terreno electoral, los demcratas y los socialistas.Para estas ltimas corrientes, las elecciones eran un terreno vlido, aunquesus polticas diferan en aspectos sustantivos. Tal como ha sido expuesto, losdemcratas se haban deslizado por una pendiente de la cual no volveran a salir.Su pragmatismo poltico no solo los llevaba a contraer todo tipo de alianzas,desde 1916 tambin empezaron a participar en gabinetes ministeriales devariado signo. A pesar de que los ministros demcratas promovieron proyectos

    destinados a hacer realidad parte del programa reformista del partido (leyesde accidentes del trabajo y seguro obrero; creacin de escuelas industriales,salubridad y seguridad del trabajo, habitaciones obreras baratas, jornada de trabajode 8 horas en todas las obras pblicas y Juntas permanentes de Conciliaciny Arbitraje en los con ictos entre el capital y el trabajo, entre otros18), estoslogros se obtuvieron a expensas de su conversin en una mquina electoral

    17 El Despertar de los Trabajadores, Iquique, 6 de junio de 1912.18 Julio Heise Gonzlez, El perodo parlamentario 1861-1925 , tomo II, Santiago, Instituto

    de Chile - Editorial Universitaria, 1982, pp. 169 y 170; Mani esto a las agrupaciones del PartidoDemocrtico, El Noticiero, Santiago, 10 de agosto de 1916; El Ministro Guarello empieza amejorar la instruccin, La Opinin , Santiago, 31 de julio de 1917; Las candidaturas de ZennTorrealba a Senador, de Vicente Adrin a Diputado y de Luis Torres Lucero a Municipal porSantiago. Breves consideraciones, Santiago, Imprenta y Librera Excelsior, [1923], pp. 46-55.

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    y de distribucin de cargos pblicos, participando en gobiernos preocupadosms por la contencin de los movimientos populares, que por la satisfaccinde sus principales demandas. Ello explica que, a pesar de la mantencin de suretrica izquierdista, el PD estuviera ausente o participara a remolque en lasgrandes luchas populares del perodo 1918-1921. Con todo, la plena insercinde la Democracia en el juego parlamentario y su colaboracin ministerial, le

    brindaron buenos frutos electorales. En 1918, su representacin en el Congreso Nacional se elev a dos senadores y seis diputados 19; en 1921, a dos senadores ydoce diputados, llegando a ser la cuarta fuerza poltica del pas en el nmero de

    diputaciones. Lo anterior, excluyendo sus doscientos tres regidores o concejalesmunicipales20. Mas, como est dicho, su ascendiente electoral e institucionalya no corra a la par con su lugar en los movimientos sociales populares,especialmente en el movimiento sindical.

    El POS tena una aproximacin muy distinta a la cuestin electoral. Lossocialistas estimaban que para realizar su ideal, los trabajadores debanagruparse gremialmente (en sindicatos) para defender sus intereses frentea la clase burguesa, formar cooperativas para abaratar el costo de la vida yorganizarse polticamente a n de a anzar, a travs de sus representantes, lasconquistas que obtuvieran con la organizacin gremial y cooperativa. La lucha poltica implicaba la participacin en las elecciones para elegir representantesen los cuerpos del Estado (municipalidades, Parlamento y gobierno central).Sin embargo, los socialistas no pretendan conquistar mayoras en dichoscomicios, sino, simplemente, utilizar las elecciones como uninstrumento paradifundir su mensaje a sectores ms vastos de los trabajadores, por lo tanto, sullegada a los municipios y al Parlamento era concebida como unmedio pararealizar un trabajo de crtica, agitacin y propaganda antisistmica. Solo a nivel

    municipal, los socialistas de Recabarren alentaban algunas ilusiones acercade la posibilidad de impulsar algunas iniciativas en bene cio de los sectores populares. Esta visin era realista, ya que los exiguos recursos nancieros delPOS y las viciosas prcticas electorales de la poca, que iban desde el cohechoms desvergonzado hasta la intervencin arbitraria e ilegal de las autoridades,

    pasando por fraudes perpetrados a plena luz del da, se alzaban como obstculosinsuperables para una fuerza poltica rupturista an dbil e inexperta. Es por

    19 Triunfo aplastador de la Alianza, La Opinin, Santiago, 4 de marzo de 1918; EnriqueTurri Concha, Malaquas Concha el poltico , Santiago, Editorial Universitaria, 1958, p. 58.

    20 De Petris, op. cit., p. 61; Guillermo M. Baados,Un ao en el frente (15 de Abril de 1920al 15 de Abril de 1921). Memoria presentada a la Convencin Extraordinaria del Partido porel Senador por Santiago Guillermo M. Baados , Santiago, Imprenta Excelsior, 1922, p. 18.

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    esto que, durante toda su existencia (1912-1921) el POS obtuvo resultadoselectorales muy modestos, alcanzando recin en 1921 el 1,4% de los sufragiosnacionales en las elecciones parlamentarias. Aunque es necesario precisar queen ciertas provincias como las del norte salitrero su caudal de sufragios fuesiempre importante, alcanzando ese mismo ao votaciones que oscilaron entreel 46% y el 50,3%. A lo que habra que agregar que a nivel municipal en algunascomunas de esas mismas provincias, el POS conquist una representacin nadadespreciable21.

    El POS, al igual como lo hara a partir de 1922 su sucesor, el PC, nodescuid la accin en el plano electoral, pero sin alentar ilusiones acerca dela posibilidad de cambio revolucionario a travs de la va parlamentaria. Losdos primeros diputados del POS, Luis Emilio Recabarren y Luis V. Cruz, quedebido al cambio de nombre del partido en enero de 1922 se convirtieron en los primeros parlamentarios comunistas chilenos, siguieron el postulado leninistaconsistente en utilizar el Congreso Nacional como una tribuna de agitacin,crtica y denuncia del sistema capitalista y de las instituciones burguesas 22. Paraellos el cambio revolucionario no pasaba por las elecciones ni por el Parlamento;a lo sumo, las victorias electorales comunistas podan acercar el triunfo de larevolucin social, pero nunca provocaran por s solas su advenimiento. En1921, cuando an exista el POS, Recabarren exclamaba:

    Quieren los obreros que vaya a la Cmara a hacer leyes obreras, opuestas alas leyes burguesas? No. Ya comprendemos los obreros que el problema social no se resolver pormedio de las leyes, pues, la burguesa capitalista, jams habr de permitir quese hagan leyes ben cas para el pueblo y si algunas se hicieren no las respetar.Entonces, para qu hacer ms leyes?De la Cmara burguesa jams saldr una ley que determine la verdadera libertad,ni el verdadero bienestar y felicidad popular. Jams. La historia del pasado es la prueba, porque jams se ha hecho leyes que acaben con la esclavitud.Si la representacin socialista fuera al Congreso a contribuir a la dictacin denuevas leyes, no ira a obtener la verdadera libertad que necesitamos, ni a obtenerverdadero bene cio para la familia obrera.Cualquier ley que un diputado socialista obtuviera, con apariencias bene ciosas,no servira para nada para el pueblo, puesto que nunca han servido y en cambio

    21 Grez, Historia del comunismo , op. cit., pp. 61-88.22 Los principales planteamientos del lder bolchevique sobre este tema se encuentran

    en Vladimir Ilich Lenin, La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo , Pekn,Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1972.

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    contribuira a mejorar las condiciones del estado capitalista, postergando yretardando la verdadera emancipacin popular, a la vez que haciendo con ar al pueblo en esperanzas que jams se transformarn en bienestar social23.

    Segn Recabarren, la felicidad del pueblo se alcanzara mediante lareconstruccin total de la organizacin del Estado, y esa no poda ser obra deun parlamento capitalista; solo el pueblo sera capaz de llevarla a cabo. Por esolos socialistas no deban ofrecer hacer leyes para parchar una organizacinruinosa. Los representantes de su partido utilizaran la tribuna parlamentaria a

    n de mostrarle al pueblo la incapacidad de la burguesa y la inutilidad de susleyes24. Al ao siguiente, cuando el POS ya haba adoptado la denominacinde PC, el mismo lder rea rm la lnea revolucionaria que deba guiar la accinde los parlamentarios comunistas:

    Un representante comunista no va al Congreso a hacer poltica, a cooperar conlos burgueses, a pedir empleos, a mendigar sueldos, o a intrigas entre pasillos.El parlamentario comunista investido de la representacin de un partido serio queencierra en s las aspiraciones y la voluntad de las masas ya no sumisas: va a laCmara a destruir, a despedazar con su crtica libre y severa, la dialctica jesuticay sofstica de los representantes burgueses; y a iluminar, con el resplandor de ladoctrina comunista, los problemas vitales que nos acosan.El representante comunista en la Cmara, sigue siendo antiparlamentario, siguecombatiendo al parlamentarismo; y sus ideas en el Congreso, no di eren de lasque expresara en vsperas de elecciones, y en su vida privada, ante sus electores25.

    La Repblica democrtico-liberal

    La descon anza en los parlamentos burgueses no merm la conviccin de loscomunistas chilenos en la necesidad de competir en las votaciones a n de llevarla lucha poltica al seno de las instituciones representativas burguesas. A partirde 1924, el PC particip en diversos procesos electorales y, contradictoriamente,desarroll un discurso antiparlamentarista in uenciado por la lnea ultraizquierdistadel llamado Tercer perodo de la Internacional Comunista (1928-1934).

    23 Luis E. Recabarren, A qu ir a la Cmara de Diputados?, El Socialista , Antofagasta,23 de febrero de 1921. Reproducido en Ximena Cruzat y Eduardo Devs, Recabarren. Escritosde prensa , tomo 4, 1919-1924, Santiago, Nuestra Amrica Ediciones-Terranova, 1987, p. 101.

    24 Ibd., pp. 101 y 102.25 Luis E. Recabarren S., Partido Comunista de Chile adherido a la Internacional Comunista,

    La Federacin Obrera , Santiago, 7 de abril de 1922.

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    En 1925 integr coaliciones electorales de centro izquierda en las elecciones presidenciales y en las parlamentarias (en alianza con el PD y otras fuerzas),consiguiendo elegir dos senadores y siete diputados. Al trmino de la dictadura populista del general Ibez (1927-1931), en el contexto del clima de graninestabilidad poltica provocado por los devastadores efectos de la depresineconmica internacional que golpe con particular rudeza a Chile, el PCreanud su participacin en el juego electoral. Hasta mediados de esa dcadasus resultados fueron modestsimos: las candidaturas presidenciales de su lderElas Lafertte obtuvieron apenas 0,86 y 1,2% de los votos en 1931 y 1932,respectivamente 26. Esta ambigua posicin dentro y fuera de la institucionalidadal mismo tiempo termin con la adopcin de una nueva estrategia comunista,consistente en la implementacin de una amplia poltica de alianzas de carcterantifascista y antiimperialista, concretada en 1936 en la formacin del FrentePopular junto con el Partido Radical (PR), el amante Partido Socialista de Chile(PS), el PD y la Confederacin de Trabajadores de Chile (CTCH), multisindicaldirigida por socialistas y comunistas27. Est casi dems decir que esta lnea era perfectamente coincidente con el giro de la poltica internacional sovitica ycon la poltica de frentes antifascistas, impulsada desde mediados de la dcada

    de 1930 por la Internacional Comunista.Desde 1933, el panorama de la izquierda chilena vena cambiando: el PD

    estaba entrando en franca decadencia, los opositores a la creciente in uenciade la Internacional Comunista en el seno del PC haban roto con ese partido yformado la Izquierda Comunista (IC), cercana a la corriente trotskista, aunque, loms relevante, ese ao varios grupos con uyeron en la fundacin del PS, que ensu declaracin de principios acept como doctrina y mtodo de interpretacinde la realidad, el marxismo, enriquecido por todos los aportes del constantedevenir. El PS hizo suyos conceptos como lucha de clases, socializacin delos medios de produccin y gobierno de trabajadores e internacionalismo; puso nfasis en lo latinoamericano y rechaz las internacionales, tanto la IIsocialdemcrata como la III comunista. Estos principios y su pretensin deconseguir la representacin poltica de los trabajadores lo hicieron entrar endura pugna con los comunistas que, por su parte, aspiraban al mismo objetivo 28.

    26 Luis Durn B., Visin cuantitativa de la trayectoria electoral del Partido Comunista deChile: 1903-1973. En Augusto Varas, Alfredo Riquelme y Marcelo Casals (Eds.), El PartidoComunista en Chile. Una historia presente , Santiago, Catalonia, 2010, pp. 231 y 232.

    27 Pedro Milos, Frente Popular en Chile. Su confguracin: 1935-1938 , Santiago, LomEdiciones, 2008.

    28 Julio Csar Jobet, El Partido Socialista de Chile, Santiago, Ediciones Prensa LatinoamericanaS.A., 1971, tomo I, pp. 39 y 115-120; Paul Drake,Socialismo y populismo en Chile 1936-1973 ,Valparaso, Universidad Catlica de Valparaso, 1992, pp. 115-142.

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    Socialistas y comunistas mantuvieron hasta 1935 una retrica izquierdistarupturista, sin que ello impidiera su participacin regular en las elecciones dedistinto tipo. Durante sus primeros aos, el PS mantuvo una ambivalencia entrela va electoral y la va violenta, de acuerdo con la percepcin de la democracia burguesa como un simple medio para llegar al socialismo, pero como bienseala el historiador norteamericano Paul Drake nunca se prepar para larevolucin armada y se dedic a las elecciones 29. Fue as como a nes de 1934,el PS constituy el Block de Izquierdas con el Partido Radical-Socialista, elPD y la IC, combinando la mantencin discursiva de los principios con una

    poltica pragmtica destinada a ganar in uencia en los espacios institucionales para, desde all, difundir su mensaje revolucionario. La justi cacin de esta poltica por parte de los socialistas era muy similar a la sostenida por el PCy su ancestro, el POS. Hacia mediados de 1935, un semanario socialista laexplicaba en estos trminos:

    Al Partido Socialista no interesa un mayor nmero de bancas parlamentarias.Partido revolucionario, de clase, organizado nuclearmente, no puede ver enel Parlamento sino un simple medio de lucha, una tribuna ms [] Perosi el Partido Socialista no puede ni debe limitarse a una mera lucha poltica,tampoco es posible que, en nombre de razones polticas tambin, entre a pactarcon partidos burgueses de centro sin ms objeto que el de hacer, en este caso,oposicin al rgimen []. Si las fuerzas de mera oposicin poltica prestantambin su cohesin electoral al candidato de la clase media y del puebloorganizado revolucionariamente, no queda sino felicitarse de que tambin lossectores polticos de centro comiencen a comprender cul es su sitio en estahistrica lucha... Pero ello no signi ca que el Block parlamentario de Izquierdatuerza o vare sus consignas unnimes de lucha, ni mucho menos que el PartidoSocialista, [] se desve en un pice de su lnea de accin doctrinaria en elterreno de la brega poltica, la lucha sindical o la agitacin revolucionaria30.

    La adopcin, a mediados de la dcada de 1930, de la poltica frente populistarepresent un gran viraje de los dos principales partidos polticos de la izquierdachilena, que pasaron de una estrategia radical y rupturista a una esencialmentegradualista, parlamentaria e institucional31. Los resultados electorales fueron

    29 Drake, op. cit., p. 131.30 El nuevo senador por Santiago,Consigna , Santiago, 13 de julio de 1935. Citado por

    Milos, op. cit., p. 39.31 Toms Moulian, Violencia, gradualismo y reformas en el desarrollo poltico chileno.

    En Adolfo Aldunate, ngel Flis ch y Toms Moulian, Estudios sobre el sistema de partidosen Chile , Santiago, FLACSO, 1985, pp. 13-68. La idea del gran viraje de la izquierda estexpuesta ms precisamente en pp. 49 y 50.

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    muy positivos: la llegada del PS y del PC al gobierno en coalicin con el PRsigni c un cuantioso aumento de la representacin municipal y parlamentariade ambos partidos de izquierda, amn de la obtencin de puestos ministeriales yotras posiciones en el aparato administrativo del Estado. El PS pas del 11,17%de los votos en las elecciones parlamentarias de 1937 al 16,69% en las de 1941, pero debido al desprendimiento de algunas fracciones baj al 7,2% en 1945;mientras que el PC salt en los mismos aos de 4,16% al 11,8% y al 10,2%,respectivamente. El mayor progreso electoral de los partidos de la izquierdadurante los tres gobiernos frente populistas presididos por los radicales lo

    experiment el PC en las elecciones municipales, al aumentar de un 8,68%de los sufragios emitidos en 1944 al 16,52% en 1947, en circunstancias queel PS obtuvo un crecimiento n mo durante el mismo perodo, pasando de un8,48% a un 8,72%32.

    La experiencia de los gobiernos frente populistas hegemonizados por el PRtermin frustrando las esperanzas de la izquierda y de vastos sectores populares.Estos gobiernos realizaron una serie de reformas democrticas entre 1938 y 1947,las que favorecieron a los trabajadores urbanos y a los sectores medios, tambin

    propinaron un importante impulso a la industrializacin del pas, mas, a cambiode ello, la izquierda socialista y comunista debi respetar irrestrictamente losintereses de la burguesa nacional y sacri car al campesinado, posponiendoinde nidamente la realizacin de la reforma agraria y el derecho a sindicalizacinde los trabajadores del campo33.

    Finalmente, el proyecto desarrollista fracas debido a su dependencia dela tecnologa y de los crditos del extranjero. Desde nes de la dcada de1940, se dispararon las tasas de in acin y de cesanta, males endmicos quecaracterizaran la economa chilena durante dcadas. Dicho en los trminosdel socilogo Toms Moulian, las coaliciones frente populistas promovieronel crecimiento industrial pero no produjeron una revolucin capitalista, [y]generaron una mayor democratizacin de oportunidades pero no una revolucindemocrtica34. En este marco, el reformismo incompleto de los frentes

    populares no toc al latifundio ni nacionaliz las riquezas bsicas ni democratiz

    32 Ricardo Cruz-Coke, Historia electoral de Chile. 1925-1973 , Editorial Jurdica de Chile,Santiago, 1984; Durn, op. cit., pp. 233 y 234.

    33 Toms Moulian, Fracturas. De Pedro Aguirre Cerda a Salvador Allende (1938-1973) ,Santiago, Lom Ediciones, 2006, pp. 19-142 yContradicciones del desarrollo poltico chileno1920-1990 , Santiago, Lom Ediciones - Editorial ARCIS, 2009, pp. 39-46.

    34 Moulian,Contradicciones , op. cit., p. 40.

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    duraderamente el rgimen poltico35. Y para colmo de males, el desenlace de la poltica frente populista se coron con una involucin conservadora, ya que elltimo presidente radical, Gabriel Gonzlez Videla, alarmado por el progresoelectoral y la creciente in uencia sindical de sus aliados comunistas, hacindoseeco de la poltica norteamericana de la naciente Guerra Fra, rompi su alianzacon el PC, lo expuls del gobierno en 1947 y lo ilegaliz en 1948 mediante lallamada Ley de Defensa Permanente de la Democracia.

    La aplicacin de esta ley conocida tambin como la Ley Maldita nosolo sac del juego poltico institucional a los comunistas durante una dcada,tambin puso en peligro el Estado de compromiso laboriosamente construidodesde mediados de la dcada de 1920. No obstante la represin sufrida, sobretodo en la fase ms dura de los aos 1948-1952 (relegaciones, prisiones, exiliosy supresin de los registros electorales de sus militantes), el PC nunca desech lautilizacin de las elecciones como medio de lucha. Sirvindose de institucionesde fachada, los comunistas prosiguieron su trabajo legal o semilegal a la parque mantuvieron en funcionamiento sus estructuras clandestinas. En 1952,el PC apoy la primera candidatura presidencial de Salvador Allende, lderde una de las fracciones en que se hallaba dividido el PS, y a partir de 1956comenz a construir una nueva alianza de izquierda con los socialistas Frentede Accin Popular (FRAP) que en 1958 postul por segunda vez a Allende a laPresidencia de la Repblica. Allende fue derrotado por un estrecho margen porel representante de la derecha, gracias a una sospechosa candidatura populistaque logr arrebatarle poco ms de la cantidad justa de sufragios que le hubiera permitido triunfar 36.

    Hasta ese momento, la participacin en las elecciones no era materia dedebate relevante en la izquierda37 como s lo era la cuestin de las alianzas. Seenfrentaban dos alternativas: la constitucin de una alianza de los obreros y

    35 Ibd.36 Jorge Arrate y Eduardo Rojas, Memoria de la izquierda chilena, tomo I (1850-1970) ,

    Santiago, Javier Vergara Editor, 2003, pp. 321-332.37 Tal vez la nica, dbil y efmera excepcin a esta tendencia ampliamente dominante fueron

    las posiciones del grupo liderado por Luis Reinoso, secretario de Organizacin del PC durantelos primeros aos de su clandestinidad. Entre 1949 y 1951, esta fraccin intent implementaruna lnea ms combativa, que inclua ciertas acciones violentas por parte de un incipienteaparato paramilitar del partido, destinadas a estimular reacciones ms radicales de las masascontra el gobierno de Gonzlez Videla. Las posiciones del reinosismo fueron purgadas demanera expedita por la Direccin del PC: no hubo un debate informado de la militancia y loscontestatarios principales fueron expulsados, recurriendo los dirigentes o cialistas a los anatemascaractersticos del estalinismo. A pesar de su ilegalizacin, el PC continu intentando aprovecharlos menguados espacios institucionales y las elecciones. Sobre este tema, vase Manuel Loyola,

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    campesinos con los sectores medios y la burguesa nacional, en un Frentede Liberacin Nacional para realizar la revolucin democrtico burguesa antiimperialista, anti feudal y anti oligrquica bajo hegemona de la clase obrera,segn la propuesta comunista; o un Frente de Trabajadores para conquistarun gobierno de trabajadores que abriera el paso al socialismo, de acuerdo conel postulado socialista38. Pero una serie de hechos nacionales e internacionales provoc un cambio de los ejes de la discusin en la izquierda. A las derrotas delas candidaturas de Allende en 1958 y 1964 se sumaron las repercusiones dela Revolucin cubana, que promovi la va armada como un modelo a seguir

    para las izquierdas de todo el continente. A ello se agreg la ruptura entre los partidos comunistas de China y la Unin Sovitica, debido a la dura oposicinchina a las tesis proclamadas por la dirigencia sovitica desde el XX Congresodel PCUS en febrero de 1956, acerca de la posibilidad de va o trnsito pac cohacia el socialismo y de coexistencia pac ca con el imperialismo. El cismachino-sovitico tuvo repercusiones en todo el mundo, y en el PC chileno, al igualque en muchos partidos comunistas, alent las posiciones crticas de quienesacusaban a la direccin de ese partido de practicar una poltica reformista yde conciliacin de clases expresada, entre otros aspectos, en el cretinismo parlamentario y en su estrategia de trnsito evolutivo, gradual e institucionalcomo camino ms probable para llegar al socialismo. Esta era la perspectiva, entreotros, de un grupo disidente comunista inspirado por las posiciones maostas,que se organiz, a partir de 1966, como Partido Comunista Revolucionario(PCR) con la intencin de ser una alternativa a la conduccin revisionistadel PC. A comienzos de 1964, cuando estos militantes an formaban parte delPC, formulaban de esta manera su crtica a la direccin del partido:

    El Partido Comunista de Chile ha trabajado sistemticamente desde hace mucho,en procesos electorales y en promover ciertas conquistas sindicales. En el terrenoelectoral solo ha conseguido hacer triunfar a algunos candidatos burgueses enoposicin a las fuerzas oligrquicas, candidatos que han terminado gobernandocon los sectores ms retrgrados y volviendo las espaldas al pueblo. Luego deelegidos no ha existido la fuerza revolucionaria (ni la intencin de hacerlo)como para pasar a la ofensiva, cuando traicionan, arrojndolos del poder. Eldesengao de las masas fue convertido luego en esperanza frente a algn otrorepresentante de la burguesa, embarcndose por completo en nuevos procesoselectorales que no han hecho ms que postergar el camino de la revolucin.

    Los destructores del Partido: notas sobre elreinosismo en el Partido Comunista de Chile, Izquierdas N2, Santiago, diciembre de 2008: http://www.izquierdas.cl/revista/page/2/

    38 Arrate y Rojas, op. cit., pp. 305-308.

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    No se trata de eludir un proceso electoral sino de darle su verdadero sentidorevolucionario con plena conciencia de que el problema del poder no sede nir, en ltima instancia, por votos ms o votos menos, sino a travs de unenfrentamiento de clases, en que el pueblo est preparado, cualquiera que seael resultado, para arrebatar el poder a los explotadores39.

    Crticas similares respecto de la accin de las direcciones del PC y del PSsurgieron en otros sectores de ambos partidos, sobre todo en sus juventudes. Alos pocos das de la derrota electoral de Allende en las elecciones presidencialesde 1964, un grupo de disidentes comunistas y socialistas agrupados en laVanguardia Revolucionaria Marxista (VRM), que en su mayora con uiran alao siguiente con otros grupos en la fundacin del Movimiento de IzquierdaRevolucionaria (MIR), de tendencia guevarista, a rmaba que:

    [] la derrota sufrida en las urnas no es la derrota de los obreros, campesinos,estudiantes revolucionarios ni de las capas progresistas de la clase media. Eldescalabro electoral es la derrota de la llamada va pac ca, del electoralismoconciliador, oportunista, sectario y vergonzante []40.

    Las crticas a la izquierda tradicional que formularon las distintas corrientes dela nueva izquierda que empez a brotar en Chile entre 1962 y 1966 apuntaban aun sinnmero de aspectos relacionados entre s: carcter de la revolucin, campode las alianzas, formas de lucha, tipo de partido, valoracin de las eleccionesy, de manera ms general, la estrategia para llegar al poder. En la Declaracinde Principios aprobada en el Congreso Constituyente del MIR realizado enagosto de 1965, se lea:

    Las directivas burocrticas de los partidos tradicionales de la izquierda

    chilena defraudan las esperanzas de los trabajadores; en vez de luchar porel derrocamiento de la burguesa se limitan a plantear reformas al rgimencapitalista, en el terreno de la colaboracin de clases, engaan a los trabajadorescon una danza electoral permanente, olvidando la accin directa y la tradicinrevolucionaria del proletariado chileno. Incluso, sostienen que se puede alcanzarel socialismo por la va pac ca y parlamentaria, como si alguna vez en lahistoria de las clases dominantes hubieran entregado voluntariamente el poder 41.

    39 El espejismo revolucionario del C.C. del PC, Principios marxista-leninistas, Santiago,febrero de 1964, p. 13.

    40 El Rebelde N28, Santiago, septiembre de 1964. Citado en Carlos Sandoval, M.I.R. (unahistoria), Santiago, Sociedad Editorial Trabajadores, 1990, p. 10.

    41 Declaracin de principios del M.I.R. (Aprobada en el Congreso Constituyente de 1965),en Sandoval, op. cit., pp. 134 y 135.

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    Razonamientos muy parecidos se encuentran en el Programa del PCR, aprobadoen su Congreso fundacional de febrero de 1966:

    [] las tcticas que se inspiran en la ilusin de un camino pac co haciael poder, consisten en esencia en frenar el ascenso de la lucha de clases,mantenindola en un plano que no haga peligrar la dominacin de losexplotadores, para evitar as que estos recurran a la fuerza de las armas, que los protege como clase gobernante. Este tipo de lucha transcurre, por lo general,dentro de los marcos de las disposiciones legales que las clases reaccionariashan estatuido, para establecer los lmites que les son aceptables con respecto a

    las exigencias y conquistas que pueden hacer los trabajadores. La va pac ca, por consiguiente, es un camino reformista y de conciliacin con el enemigode clases, para impedir la inevitable transformacin de la lucha de clases enguerra civil42.

    La lgica que inspiraba a las direcciones de la izquierda tradicional eradiametralmente opuesta, especialmente la del PC, que segua sosteniendo congran rmeza despus de la derrota en las elecciones presidenciales de 1964, lateora de la va pac ca (o no armada) al socialismo. Para la cpula comunista,

    las formas de lucha ms extremas no eran siempre las ms revolucionarias.Las formas de lucha ms revolucionarias eran de nidas por estos lderes como:

    [] aquellas que surgen de las condiciones econmico-polticas concretas y quetienden a crear grandes movimientos de masas que luchan por transformacionesde contenido revolucionario que interpreten la etapa del desarrollo43.

    Esa era la lnea seguida por el PC y por ello, sostenan, este partido impulsabalas luchas de masas y participaba en las elecciones a n de alcanzar un mayor

    desarrollo, popularizar sus objetivos y fortalecer el movimiento nacionalantiimperialista:

    Mienten y tergiversan nuestra actitud al a rmar que sostenemos que no es posiblela victoria revolucionaria por la violencia. Nuestro Partido no ha sostenidonunca esa estupidez, pues tenemos conciencia del papel que la violencia ha jugado siempre en la historia. El llamamiento a la violencia revolucionariano se debe hacer en cualesquiera condiciones, y los cambios revolucionarios

    42 Programa del Partico Comunista Revolucionario de Chile , Santiago, Imprenta Bo-Bo,1969. Para mayor ahondamiento de estas posiciones, vase, entre otros: Raimundo Len, La va

    pac ca de Corvaln: camino contrarrevolucionario, Causa Marxista-Leninista N17, Santiago,abril de 1970, pp. 3-15.

    43 Jos Pino, Los revolucionarios anticomunistas, Principios N106, Santiago, marzo-abril de 1965, p. 78.

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    pueden tambin efectuarse sin ella, como producto de un poderoso movimientode lucha de las masas populares.El desarrollo por el camino sin lucha armada, o el desarrollo por el camino de laguerra civil, solo depende de las condiciones que se den en el proceso de la lucha.En lo que respecta al parlamentarismo, este forma parte de la estructura polticade nuestra sociedad y puede lograrse, a travs de las fuerzas polticas de la claseobrera y del movimiento popular, que consiga e imponga a travs del Parlamento,conquistas progresivas y reformas que aseguren las posiciones de la clase obreray socaven el poder de la reaccin y el imperialismo44.

    El impacto de la revolucin cubana, el cisma chino sovitico y otros acontecimientosinternacionales como la disidencia yugoslava desde nes de la dcada de 1940y la invasin sovitica a Hungra en 1956, tambin produjeron efectos en el PS,

    oreciendo corrientes que comenzaron a cuestionarse elementos de la tcticatradicional de la izquierda, en particular la cuestin de los caminos para alcanzarel poder. En 1962 tuvo lugar una polmica entre los secretarios generales del PS(Ral Ampuero) y del PC (Luis Corvaln) sobre variados temas, entre ellos, el delas vas de la revolucin y el rol de las elecciones 45. No obstante estas diferenciasy el sesgo de mayor radicalismo terico de las posiciones socialistas, ambos partidos continuaron unidos en el FRAP y luego en una alianza ms amplia,la Unidad Popular (UP), en la perspectiva de alcanzar, mediante el sufragiouniversal, el gobierno para dar inicio a las transformaciones revolucionarias.

    La estrategia seguida por los dos principales conglomerados de la izquierdachilena combinaba el impulso de las luchas reivindicativas de los sectores popularesa travs de huelgas, ocupaciones de terrenos, manifestaciones, marchas, parosnacionales y otras formas de lucha, preferentemente legales, con la participacinregular en las elecciones. La profundizacin de la crisis econmica y social, ylos fracasos del segundo gobierno populista de Carlos Ibez (1952-1958), delgobierno de la derecha clsica de Jorge Alessandri (1958-1964) y del ensayoreformista demcrata cristiano de la administracin de Eduardo Frei Montalva(1964-1970), que se desarroll en estrecha articulacin con la nueva polticanorteamericana para Amrica Latina de Alianza para el Progreso, provocaronuna agudizacin de los con ictos sociales, que fue acompaada de un sistemticocrecimiento electoral de los partidos de izquierda. Entre 1960 y 1969 el PC pas del 9,55% al 16,6% del electorado y el PS del 10,17% al 12,76%, cifras

    44 Ibd., p. 79.45 Arrate y Rojas, op. cit., pp. 347-360.

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    a las que habra que agregar en 1969 el 2,2% obtenido por la Unin SocialistaPopular desprendida del PS46.

    Como es evidente, con estos porcentajes, la izquierda no poda aspirarseriamente a ganar la eleccin presidencial de 1970. Esta constatacin produjoreacciones encontradas en sus partidos principales. Entre los socialistas,

    profundiz la descon anza en la va electoral provocada por la derrota de Allendeen 1964. En su XXII Congreso realizado en Chilln, en noviembre de 1967,el PS se plante la toma del poder para instaurar un Estado revolucionarioque iniciara la construccin del socialismo y de ni la lucha armada como eleje de su estrategia:

    La violencia revolucionaria es inevitable y legtima. Resulta necesariamentedel carcter represivo y armado del estado de clase. Constituye la nica vaque conduce a la toma del poder poltico y econmico y, a su ulterior defensay fortalecimiento. Solo destruyendo el aparato burocrtico y militar del estado burgus, puede consolidarse la revolucin socialista47.

    Y para mayor claridad respecto del camino escogido, el texto aprobado por el

    plenario socialista de ese Congreso, sealaba que:Las formas pac cas o legales de lucha (reivindicativas, ideolgicas, electorales,etc.) no conducen por s mismas al poder. El Partido Socialista las consideracomo instrumentos limitados de accin, incorporados al proceso poltico quenos lleva a la lucha armada48.

    No obstante estas encendidas declaraciones, el PS continu desplegandosus mejores esfuerzos en actividades legales y pac cas. Aniceto Rodrguez,secretario general electo en el Congreso de Chilln, dira posteriormente quelos dirigentes socialistas se encontraron en la disyuntiva de congelarse polticamente siguiendo la va proclamada, o bien, abordar objetivamenteuna realidad de participacin en los procesos electorales49. Animados poreste pragmatismo y argumentando que no se trataba de rechazar la actividadelectoral sino de subordinarla a la estrategia revolucionaria, los socialistas seinvolucraron a fondo en las elecciones parlamentarias de 1969 y, enseguida,en la campaa presidencial de 1970. Contrariando sus propias declaraciones,tal como lo reconoci el historiador socialista Julio Csar Jobet, en 1969 el PS

    46 Durn, op. cit., p. 235; Jobet, op. cit., tomo II, p. 146.47 Citado en Jobet, op. cit., tomo II, p. 130.48 Ibd.49 Citado en Arrate y Rojas, tomo I, op. cit., p. 427.

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    entr en compensaciones electorales, mostrndose ante los sectores populares principalmente interesado en obtener cargos parlamentarios, y no en darcumplimiento cabal a la lnea poltica acordada en Chilln50. Adems, el PStermin plegndose a la poltica de unidad popular democrtica preconizada

    por el PC, suerte de Frente de liberacin nacional, ms amplio que el Frentede Trabajadores impulsado por los socialistas desde la dcada de 195051. Deeste modo, el PS, segn Jobet:

    Poco a poco acept la lnea defendida por el PC en orden a agrupar las msamplias fuerzas anti-imperialistas y anti-oligrquicas, en una alianza de partidos marxistas y no marxistas. El deslizamiento hacia esta nueva posicin,que signi caba liquidar el FRAP se vio favorecida [sic] por el cambio violentodel Partido Radical hacia una plataforma y una conducta de izquierda y por laconstitucin del MAPU, conglomerado de los elementos democratacristianos partidarios de la unidad con las colectividades obreras52.

    La cuarta postulacin del socialista Salvador Allende a la Presidencia de laRepblica, esta vez como abanderado de la coalicin de la UP, compuesta porsocialistas, comunistas, radicales, mapucistas (disidentes de la DemocraciaCristiana), socialdemcratas e independientes, ocasion nuevos debates sobrela cuestin electoral en el seno de la izquierda chilena. El PC, el sector querepresentaba el propio Allende en el PS y otros integrantes de la UP como elrecin formado MAPU, adheran irrestrictamente a la estrategia escogida. Encambio, la mayora del PS y, sobre todo, varias organizaciones situadas a laizquierda de la UP, declararon su profunda descon anza en la va electoral. Comoun gesto frente a la recin formada UP, el MIR se limit en 1969 a suspenderla realizacin de acciones de propaganda armada y en mayo de 1970 declar

    que no desarrollara ninguna actividad electoral, a rmando que las eleccionesno eran un camino para la conquista del poder:

    Descon amos que por esa va vayan a ser gobierno los obreros y campesinos yse comience la construccin del socialismo. Estamos ciertos de que si ese difciltriunfo electoral se alcanza, las clases dominantes no vacilarn en dar un golpe

    50 Jobet, op. cit., tomo II, p. 142. Vase tambin, Patricio Quiroga Z., Compaeros. El GAP:la escolta de Allende , Santiago, Aguilar, 2001, pp. 24 y 25.

    51 Sobre la poltica de unidad popular impulsada por el PC hacia nes de la dcada de1960, vase, entre otros, Luis Corvaln, Unidad popular para conquistar un gobierno popular,Informe al XIV Congreso del Partido, 23 de noviembre de 1969 (Fragmentos). En Luis Corvaln,Tres perodos en nuestra lnea revolucionaria , Dresden, RDA, Verlag Zeit im Bild, 1988, pp.50-68.

    52 Jobet, op. cit., tomo II, p. 153.

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    militar [] En ese caso no vacilaremos en colocar nuestros nacientes aparatosarmados, nuestros cuadros y todo lo que tenemos, al servicio de lo conquistado por obreros y campesinos53.

    Posteriormente, en julio de 1970, en un documento interno el Secretariado Nacional de esta organizacin dio libertad a sus militantes para decidir votar o no 54.

    Ms radical en su rechazo al camino escogido por la mayora de la izquierdafue el PCR, organizacin que a comienzos de 1970 rati c a travs de las pginasde su rgano terico o cioso, la revista Causa Marxista-leninista, lo que haba

    venido sosteniendo desde su nacimiento, esto es, concebir las elecciones comouna trampa contra el pueblo, un instrumento para legalizar la dictaduraantipopular de las clases dominantes y del imperialismo, argumentando demanera parecida al MIR la inevitabilidad del enfrentamiento armado entreexplotadores y explotados:

    La creencia de que el obtener ms votos que los explotadores determinarque estos acepten suicidarse poltica y econmicamente y har que entreguensus medios de produccin y el poder que controlan, deja al pueblo totalmenteinerme frente a la potencialidad represiva que sus enemigos ya poseen y queemplearn sin vacilacin alguna para defender sus intereses [] A la postre einevitablemente el problema del poder, como siempre ha ocurrido en la historia,deber resolverse a travs de un enfrentamiento violento y armado entre el pueblo y sus explotadores55.

    De acuerdo con estos planteamientos el PCR llam a la abstencin56.La victoria de Allende del 4 de septiembre de 1970 no termin con estas

    discusiones en el seno de la izquierda chilena. Mientras el PC, un sector del PS

    y otras fuerzas de la UP vieron en ello la con rmacin prctica de la posibilidadde iniciar la transicin hacia el socialismo por medios pac cos, para gran partedel propio PS, el MIR y otras franjas de la UP, adems de algunas pequeasorganizaciones situadas fuera de la alianza que lleg al gobierno a comienzos

    53 El MIR y las elecciones presidenciales, en Punto Final , N104, Santiago, 12 de mayode 1970. Citado en Pedro Naranjo et al. (edicin a cargo de), Miguel Enrquez y el proyectorevolucionario en Chile. Discursos y documentos del Movimiento de Izquierda Revolucionaria,

    MIR, Santiago, Lom Ediciones - Centro de Estudios Miguel Enrquez, 2004, p. 65.54 Secretariado Nacional del MIR, Las alternativas electorales y el proceso revolucionario

    chileno, julio de 1970. Citado en Naranjo et al., op. cit., p. 65.55 Las elecciones presidenciales: una siembra de ilusiones para impedir la revolucin,

    Causa Marxista-Leninista N16, Santiago, febrero-marzo de 1970, pp. 2 y 3.56 Ibd., p. 6.

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    de noviembre de ese ao, la victoria electoral no signi caba la negacin de lainevitabilidad del enfrentamiento armado sino, a lo sumo, la con guracin deun escenario poltico distinto. El MIR, por ejemplo, rea rm inmediatamentesus postulados anteriores, reconociendo solamente un error de apreciacinconsistente en sobrevalorar la fortaleza poltico-tctica con que la derechaenfrentara un triunfo electoral de la izquierda y en subvalorar la capacidad demaniobra tctica de la UP en caso de vencer en las elecciones. De todos modos,sostena la dirigencia mirista, la cuestin del poder segua pendiente puestoque el aparato del Estado capitalista, especialmente sus Fuerzas Armadas, se

    mantena intacto y las posibilidades legales de la UP de modi car sustancialmenteel marco legal eran limitadas y difciles57. El MIR asumi, en consecuencia,una posicin de apoyo crtico al gobierno de Allende tratando de impulsar lalucha de masas para desbordar el marco institucional y preparar el inevitableenfrentamiento armado.

    Los debates de la izquierda chilena sobre la cuestin electoral durante elgobierno de la UP se entreveraron con la discusin acerca de la estrategia paraalcanzar el poder e iniciar la construccin del socialismo. Si bien todas lasfuerzas de izquierda reconocan que la llegada al gobierno no signi caba laconquista del poder (puesto que el Parlamento, la Justicia, las FF.AA. y casi todala institucionalidad segua bajo control o in uencia de las clases dominantes),diferan en cuanto a la tctica y la estrategia para avanzar hacia la toma del poder. El PC, Allende y otros sectores cercanos a sus planteamientos sostenanla tesis que apuntaba a copar el Estado mediante una combinacin de luchassociales y polticas en las que la cuestin electoral y la bsqueda de un pactocon el centro (Partido Demcrata Cristiano) eran cuestiones fundamentales. El poder adquirido en el Estado sera utilizado para realizar una combinacin de

    tareas democrticas, nacionales y socialistas. Era el proceso revolucionarioa travs de la va poltica, segn los trminos empleados por el abogado ycientista poltico cataln Joan Garcs, asesor del Presidente Allende58. El lemaque sintetiz esta posicin fue Consolidar para avanzar. Por el contrario, lamayora del PS, el MIR, buena parte del MAPU y otros sectores dentro y fuerade la UP que se propusieron la creacin de un polo revolucionario, sostenan latesis de la inevitabilidad del enfrentamiento armado y, por ende, la necesidad de

    57 El MIR y el resultado electoral, Documento pblico Secretariado Nacional MIR, 28de septiembre de 1970. Publicado en Punto Final N115, Santiago, 13 de octubre de 1970 yreproducido ntegramente en Naranjo et al., pp. 111-125.

    58 Joan Garcs, El estado y los problemas tcticos en el gobierno de Allende, Buenos Aires,Siglo XXI Argentina Editores, 1974, especialmente pp. 254-277.

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    su preparacin mediante el impulso a la movilizacin de masas que desbordarala institucionalidad del Estado burgus. Esta posicin a rmaba el carcterinmediatamente socialista del proceso en curso. Sus consignas fueron Avanzarsin transar y Crear poder popular, concibiendo este poder como paralelo yalternativo al Estado burgus59. Las polmicas entre estas corrientes tuvieronmuchas veces un carcter cannico, esgrimiendo cada tendencia aquellos pasajesde los clsicos del marxismo (Marx, Engels y Lenin, principalmente) que mejorconvenan a sus postulados 60. Nadie alcanz la hegemona, producindose lo queToms Moulian ha denominado como un empate catastr co en el contexto

    de una arremetida golpista que ech por tierra la experiencia de la va chilenahacia el socialismo que pretenda evitar el terrible costo de una guerra civil61.La larga dictadura pinochetista (1973-1990) cancel las competencias

    electorales realizadas con un mnimo de garantas democrticas. No obstante,con motivo de los plebiscitos organizados por el rgimen, la posicin a asumir endichas coyunturas fue objeto de discusiones en la izquierda y en el conjunto de laoposicin. En 1980, la dictadura convoc, con tan solo un mes de anticipacin,a un plebiscito para aprobar su proyecto constitucional elaborado en secretodurante siete aos. La oposicin se encontr ante la disyuntiva de participar,legitimando de ese modo una consulta realizada en medio de un clima deterrorismo de Estado, sin registros electorales (quemados por los militaresgolpistas), con los partidos polticos en receso y en desigualdad absoluta decondiciones para las opciones ofrecidas (aceptacin o rechazo del proyecto deConstitucin de la dictadura). En ese contexto, la disyuntiva no se tradujo enun debate importante en el seno de la izquierda.

    Diferente fue en 1988: luego de un ciclo de masivas protestas populares,el rgimen se encontraba en una fase de declive y de repliegue ordenado,

    59 Una caracterizacin sinttica de ambas posiciones se encuentra en Moulian, Fracturas,op. cit., pp. 239-252.

    60 Como es sabido, si bien en las obras de estos autores se pueden encontrar muchos argumentos para sostener la inevitabilidad del enfrentamiento violento (armado) entre las clases socialesantagnicas de la sociedad contempornea, tambin es posible hallar planteamientos a favorde la participacin en los parlamentos burgueses (como un medio de agitacin y propaganda)o, incluso, de la posibilidad de un trnsito ms o menos pac co al socialismo. Aunque, a decirverdad, las a rmaciones que podran sustentar las teorizaciones sobre la va pac ca son ms puntuales y, por regla general, se re eren a casos bien espec cos.

    61 Toms Moulian, Conversacin interrumpida con Allende, Santiago, Lom Ediciones - EditorialARCIS, 1998. Una interpretacin parecida a la de Moulian, pero apoyada en una reconstruccin

    pormenorizada de los acontecimientos, es la que propone el historiador Luis Corvaln Mrquez, Los partidos polticos y el golpe del 11 de septiembre. Contribucin al estudio del contextohistrico , Santiago, Ediciones Chile Amrica - CESOC, 2000.

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    negociado con los representantes de la oposicin moderada (DemocraciaCristiana, un sector del PS, entre otras fuerzas). Como esta transaccin contabacon el beneplcito y activo incentivo de la Iglesia Catlica y del gobiernonorteamericano, las condiciones de la competencia plebiscitaria entre lasalternativas del S (prolongacin del rgimen de Pinochet durante nueve aosms) y del No (elecciones presidenciales dentro de catorce meses y cambio degobierno tres meses ms tarde) eran mucho ms equilibradas que en 1980. Sinembargo, gran parte de la izquierda, el PC, un sector del PS, el MIR y otrasorganizaciones descon aban profundamente de esta salida negociada y de las

    posibilidades reales de que el rgimen aceptara una eventual derrota en lasurnas. Finalmente, estos sectores de la izquierda se sumaron a regaadientes ala opcin del No, debido al fracaso de su opcin rupturista de derrocamiento dela dictadura 62, promovida sobre todo por el PC que, desde inicios de esa dcada,dando un giro tctico, haba desarrollado la poltica de rebelin popular demasas basada en el impulso de todas las formas de lucha63. Estas polmicasse cruzaban con estrategias y objetivos divergentes que dividan a la izquierdadesde nes de la dcada de 1970, respecto de cuestiones tan variadas comola valoracin de los socialismos reales, el marxismo-leninismo, el tipo de partido, la democracia y la forma de poner trmino a la dictadura. Debates que produjeron la llamada renovacin socialista y un reordenamiento general delas fuerzas de izquierda, temas acerca de los cuales no es posible extendernosen esta ocasin64.

    Eplogo de actualidad: La democracia neoliberal

    La solucin negociada entre los partidarios del rgimen dictatorial y las cpulas

    de la oposicin moderada agrupadas en la Concertacin de Partidos por laDemocracia, coalicin compuesta principalmente por la Democracia Cristiana,

    62 Alfredo Riquelme Segovia, Rojo atardecer. El comunismo chileno entre dictadura ydemocracia , Santiago, Ediciones de la Direccin de Bibliotecas, Archivos y Museos, 2009, pp.154-164.

    63 Sobre esta poltica, vase, entre otros: Viviana Bravo Vargas,Con la Razn y la Fuerza,Venceremos! La Rebelin Popular y la Subjetividad Comunista en los 80 , Santiago, AriadnaEdiciones, 2010; Riquelme, Rojo amanecer , op. cit., pp. 109-198; Toms Moulian e IsabelTorres, Continuidad o cambio en la lnea poltica del Partido Comunista de Chile?. Varas,Riquelme y Marcelo Casals, op. cit., pp. 201-308; Luis Rojas Nez, De la rebelin popular ala sublevacin imaginada. Antecedentes de la Historia Poltica y Militar del Partido Comunistade Chile 1973-1990 , Santiago, Lom Ediciones, 2011.

    64 Sobre la renovacin socialista vase Toms Moulian, Democracia y socialismo enChile , Santiago FLACSO, 1983, y del mismo autor,Contradicciones , op. cit., pp. 96-106.

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    el PS, el PR y el Partido por la Democracia (PPD), dio origen a partir de marzode 1990 a un sistema poltico que, basado en la Constitucin reformada de 1980y en el sistema binominal de elecciones parlamentarias, ha sido conceptualizadodesde diferentes miradas crticas como una democracia tutelada y protegida.Sistema que garantiza la continuidad del modelo econmico neoliberal impuesto por la dictadura y vaca a la democracia representativa de contenido real, algarantizar el derecho a veto al bloque parlamentario minoritario mediante el binominalismo en las elecciones de diputados y senadores65.

    En este contexto, el debate en la izquierda sobre la pertinencia de la utilizacin

    de las elecciones como medio para conquistar espacios democrticos y avanzar enla conquista de derechos para los sectores populares se ha presentado como unadiscusin acerca de la validez y los lmites de este medio de lucha en un sistemaque no rene los requisitos mnimos para garantizar una justa representacin alas fuerzas contestatarias del modelo, situadas fuera de los bloques hegemnicosde la derecha clsica (Alianza por Chile) y de la Concertacin de Partidos porla Democracia, que gobern el pas durante los veinte aos transcurridos entremarzo de 1990 y marzo de 2010.

    Las respuestas a este problema han sido muy diversas. Socialistas, radicales yotras fuerzas que participaron en el gobierno de la Unidad Popular, plenamenteintegrados desde nes de los 80 en la alianza con la Democracia Cristiana en laConcertacin de Partidos por la Democracia, han hecho de ese bloque y de laadministracin con correctivos sociales del modelo econmico heredado de ladictadura, el centro de su poltica. El PC, por su parte, situado como oposicinde izquierda a los gobiernos de la Concertacin, opt durante largos aos por postular candidatos propios o en alianza con pequeas fuerzas a nes en laselecciones municipales, parlamentarias y presidenciales, apoyando, a partirde 2006 en la segunda vuelta de las presidenciales, a los candidatos del bloqueconcertacionista para tratar de impedir el triunfo de la derecha tradicional. Perocomo el sistema electoral binominal imperante en las elecciones parlamentarias produce la marginalizacin de las fuerzas polticas menores que no forman parte de una coalicin, desde el 2008 este partido empez a establecer pactosde desistimiento mutuo con la Concertacin en las elecciones municipales y

    65 Sobre estos temas, vase entre otros: Felipe Portales,Chile: una democracia tutelada ,Santiago, Editorial Sudamericana, 2000; Gregorio Angelcos y Carlos Daz, Chile una democraciade oligarquas , Santiago, Ediciones Documentas, 2005; Moulian,Contradicciones , op. cit., pp. 117-131.

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    parlamentarias66. Los resultados fueron relativamente auspiciosos para sus promotores: ese mismo ao, tres comunistas fueron elegidos como alcaldes enlas votaciones municipales y a partir de marzo de 2010, por primera vez desdeel golpe de Estado, tres dirigentes del PC ocuparon escaos en la Cmara deDiputados.

    El entendimiento entre el PC y la Concertacin se profundiz durante lacampaa para las elecciones municipales de octubre de 2012 67 y se ahond anms con motivo de la campaa para las elecciones parlamentarias y presidencialesde 2013. A nes de mayo de este ao, el Comit Central del PC decidi apoyaren las elecciones primarias del conglomerado opositor nucleado en torno a laConcertacin a la expresidenta Michelle Bachelet, sin mediar siquiera el acuerdode un programa de gobierno68. El horizonte inspirador de esta poltica, desdeel punto de vista o cial comunista, fue de nido por la Conferencia Nacionaldel PC, realizada en mayo de 2012, como la bsqueda de un Gobierno de Nuevo Tipo, resultante de una amplia convergencia poltico-social, siendoalgunas de sus bases programticas la plataforma de doce puntos del candidatoconcertacionista democratacristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle, derrotado en laselecciones presidenciales de enero de 2010, ms el Mani esto por DemocraciaSocial Ahora, elaborado por varias organizaciones sociales con motivo del parode la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) de agosto de 201169. Del mero pacto de desistimiento mutuo con la Concertacin, la direccin del PC lleg,

    nalmente, durante la campaa electoral de 2013, a un acuerdo programticocon dicho bloque, lo que suscit fuertes crticas en la izquierda, e, incluso, ensectores de su propia militancia y rea de in uencia que no logran asimilar elcambio de poltica de dicho partido: de severo crtico a la gestin neoliberalde la Concertacin cuando esta fue gobierno, a su aliado en una coalicin

    ampliada (Nueva Mayora), con el argumento de la necesidad de combatira la derecha y superar el neoliberalismo70. La crtica ms dura desde el campode la propia rea de in uencia del comunismo chileno la formul el escritor

    66 Alfredo Riquelme Segovia y Marcelo Casals Araya, El Partido Comunista de Chile y latransicin interminable (1986-2009). En Varas, Riquelme y Casals, op. cit., pp. 351-381.

    67 20, 21 y 22 de abril 2012. Informe a la I Conferencia Nacional del Partido Comunista, Principios s/n, Santiago, junio de 2012, pp. 18 y 19.

    68 Teillier impone tesis y PC apoya candidatura presidencial de Bachelet, diario electrnico El Mostrador, Santiago, 25 de mayo de 2013: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/05/25/teillier-impone-tesis-y-pc-apoya-candidatura-presidencial-de-bachelet/

    69 20, 21 y 22 de abril 2012. Informe a la I Conferencia Nacional del Partido Comunista,op. cit., pp. 17 y 18.

    70 Manuel Loyola, Re exiones de un historiador comunista sobre el PCCh en das dedecisiones, 27 de mayo de 2013, en http://www.g80.cl/noticias/columna_completa.php?varid=17727

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    Alejandro Lavqun, quien luego de sealar que el PC no representa a todoslos comunistas sino solo a los comunistas militantes, sintetiz el juicio y elsentimiento de muchas personas de izquierda frente a la nueva poltica de ladireccin de ese partido:

    [] tenemos claro, desde un anlisis materialista dialctico e histrico, quecuando una partido de Izquierda decide apoyar una candidatura con claros tintesneoliberales comete un grave error. Hoy, los actuales dirigentes del PartidoComunista, a cambio de escaos en el parlamento, han hipotecado la ideologay desafectado la identidad comunista forjada en la lucha contra la dictadura y

    en contra del neoliberalismo de las ltimas dos dcadas.La famosa nueva mayora que se invoca como panacea para apoyar a Bachelet,es solo un eslogan, una ilusin. Mientras no haya participacin efectiva de las bases no habr democracia verdadera. Hasta el ms bobalicn se da cuenta queel discurso de los dirigentes de los partidos de la Concertacin no se condice consu prctica diaria. Recomiendo solicitar, por ley de transparencia, los documentosde cmo han votado los proyectos de ley los parlamentarios concertacionistas enlos ltimos aos. Desde maana veremos a los dirigentes comunistas tratandode justi car lo injusti cable y tratando de convencer al pueblo de las virtudes

    de la candidata; sin olvidarse claro est, de decir que quienes los criticamos lehacemos el juego a la derecha. O sea, algo as como el discurso fascista de quelos comunistas nos comemos las guaguas, pero al revs. Cranme, no se lesocurrir un argumento ms inteligente71.

    Las crticas a esta poltica desde la izquierda situada fuera de la Concertacin (ode la Nueva Mayora) no estn inspiradas en una posicin contraria por principiosa la participacin en competencias electorales que solo es preconizada por losanarquistas o algunos grupos muy pequeos, sino porque ella es considerada

    por estos sectores como la legitimacin de un sistema poltico que no alcanzalos niveles mnimos para ser considerado democrtico, y por el rechazo queles provoca la alianza con el bloque que administr y consolid durante dosdcadas ese sistema y el modelo econmico neoliberal. Prueba de ello es quealgunas pequeas fuerzas de izquierda han intentado desarrollar una polticaelectoral alternativa a la de los dos bloques dominantes, excluyendo estableceralianza con alguno de ellos, aunque con resultados ms bien modestos. En laselecciones a concejales del 28 de octubre de 2012, el pacto conformado porel Partido Progresista (PRO) y el Partido Ecologista Verde obtuvo 4,51% de

    71 Alejandro Lavqun, El PC y su apoyo a Bachelet,Clarn , Santiago, 26 de mayo de2013: http://www.elclarin.cl/web/index.php?option=com_content&view=article&id=8221:el- pc-y-su-apoyo-a-bachelet&catid=13:politica1&Itemid=12

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    los sufragios; el Partido Humanista, 1,86% y el Movimiento Amplio Social(MAS), 1,19%, mientras que el Partido Igualdad logr solo 0,81% de losvotos. Por su parte, el subpacto del PC y la Izquierda Ciudadana, insertadoen un pacto ms amplio de desistimiento mutuo con la Concertacin, logrun 6,42% de la votacin nacional, lo que le permiti elegir cuatro alcaldes yciento dos concejales 72. En las elecciones parlamentarias de 2013, estas fuerzasde izquierda aumentaron moderadamente su caudal de votos en comparacincon las municipales del ao precedente: el Partido Progresista obtuvo 3,79%de los sufragios a diputados, el Partido Humanista alcanz el 3.36% en sus

    candidaturas a diputado y 3,47% en senadores, mientras que el Partido Igualdadapenas 1,09% en diputados y 1,57% en senadores. Adems, de la eleccin ala Cmara de Diputados a nes de 2013 del ex lder estudiantil Gabriel Boric(Izquierda Autnoma), nica candidatura alternativa que log triunfar sinalianza alguna, rompiendo, de esta manera, con el candado binominal. Ellosin contar con el 4,11% obtenido por el Partido Comunista en diputados y0,14% en senadores; adems del 0,10% en diputados y 3,47% en senadoresdel Movimiento Amplio Social, estando ambas colectividades ya integradas ala Nueva Mayora o coalicin concertacionista ampliada73.

    Los debates en la izquierda sobre la pertinencia de la participacin en las justas electorales se articulan con otras discusiones en curso actualmente en Chile, primordialmente en relacin con la reforma del sistema electoral binominal, con elcambio de Constitucin y con la necesidad de una Asamblea Constituyente comomedio para alcanzar dicho cambio. La mayora de la izquierda que est fuera de la

    Nueva Mayora estima que la crisis de legitimidad de la institucionalidad polticanacional ha llegado a un punto tal que solo un ejercicio democrtico resultantede una Constituyente hara viable un nuevo sistema poltico, una Segunda

    72 http://www.elecciones.gov.cl/concejales.action. El aparente progreso de las posicionesmunicipales comunistas oculta, sin embargo, un hecho fundamental: el PC baj de 299.121 votosen 2004 a 277.895 sufragios en 2008 y a 263.204 en 2012. De modo tal que como observaManuel Loyola en ocho aos este partido pierde un 12% de su electorado municipal, lo quesigni ca que los nuevos electores comunistas no logran ni siquiera reponer el decrecimiento naturalde sus fuerzas producto del envejecimiento y los decesos de sus votantes. Esto imprimira uncarcter prrico a los triunfos comunistas en concejalas, ya que si la tasa de abstencin hubiesesido menor por ejemplo un 40% en vez de un 60% los resultados del PC habran sido muchoms modestos, como lo demuestra el hecho de que numerosos concejales comunistas reelectosobtuvieron, en promedio, 30% menos de votos que en 2012. Manuel Loyola, Las municipalesy el PC Y cmo andamos por casa?, en http://www.xn--daoestructural-rnb.cl/?p=729

    73 http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_parlamentarias_de_Chile_de_2013

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    Repblica con alto apoyo ciudadano74. Esta posicin se vio reforzada por laaltsima tasa (60%) de abstencin en las elecciones municipales de octubre de2012, interpretada por la generalidad de los analistas crticos como un repudioal conjunto de la clase poltica y al sistema institucional vigente en el pas, y por el porcentaje casi similar (58,02%) de abstencin en la segunda vuelta delas elecciones presidenciales de nes de 201375.

    La exigencia de una Asamblea Constituyente ha cobrado ms fuerza en estecontexto. Ello cuestiona la legitimidad de la institucionalidad poltica heredadade la dictadura y, muy particularmente, las elecciones realizadas en base alsistema binominal76.

    Conclusin

    La cuestin electoral contina siendo un factor de polmica y de diferenciacinde las dos almas que han caracterizado y tensionado a la izquierda y almovimiento popular en Chile: una tendencia a la integracin en el sistemainstitucional a n de aprovechar sus espacios en funcin del logro de ciertos

    objetivos econmicos, polticos y sociales que, generalmente, se ha traducidoen estrategias gradualistas, reformistas, de ocupacin paulatina del Estado y deevolucin esencialmente pac ca, versus una tendencia r