Sergio Custodio. Lo exclusivo del hombre del Popol Vuh

7
Rev. Fil. Univ. Costa Rica, XV (41),261-267, 1977 lO EXCLUSIVO DEL HOMBRE DEL POPOl VUH 1. INTRODUCCION La historia pre-hispánica revela la existencia de manuscritos de leyendas, poemas, etc. que mani- fiestan un alto grado de desarrollo intelectual de los nativos pre-colombinos. El Popal Vuh o Libro del Consejo constituye una de las más raras y valiosas reliquias del pasado americano. Para el historiador, el lingüista y el literato, el Popal Vuh constituye una fuente valiosa para la investigación. Para el filó- sofo representa la oportunidad de conocer sus ideas fundamentales respecto al hombre y el mundo, no como una mera curiosidad intelectual, sino para po- der comprender la vía existencial desarrollada por los indígenas pre y post-colombinos. El Popal Vuh nos enseña a través de la apariencia del mito -al igual que Platón- la cosmovisión de un pueblo filo- sóficamente elaborada; y es tarea del filósofo el de- sentrañar esta cosmovisión haciendo caso omiso de lo meramente mitológico que puede constituirse en materia de trabajo para el lingüista, el historiador y el literato. El Popal Vuh contiene pensamiento fi- losófico de gran importancia; nos habla de una an- tropología filosófica, de una ética, de una cosmo- gonía que revelan la idea filosófica de un esquema ontológico general ya elaborado y que, según pare- ce, era comunmente aceptado en tanto que el Popal Vuh, llamado también el libro sagrado de los qui- chés, pueblo indígena que ocupa actualmente parte de la región noroccidental de la República de Gua- temala, permaneció, por un tiempo, a través de la forma oral de la tradición, hasta que fue escrito en lengua quiché con caracteres castellanos, habiéndolo traducido al castellano el padre Francisco Ximénez, en el siglo XVIII, el ilustre autor de la Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala. Aunque, en rigor, podríamos decir que el Po- poi Vuh no pertenece a una literatura o pensa- miento filosófico centroamericano, en tanto que el término centroamericano nos remite a una situación espiritual y geográfica muy distinta al acontecer pre-hispánico, creo que, no obstante, representa par- te de la tradición de un pueblo que ha enriquecido Sergio Custodio lo que actualmente llamamos Centroamérica. Con rigor histórico, cultural y geográfico, el Popal Vuh pertenece a Mesoamérica; como fuente de inspira- ción filosófica pertenece al mundo de la filosofía, que es decir universal. Sin embargo, a pesar de ello, si nos atenemos al rigor de la historia también puede resultar parte de la historia y de la tradición filosó- fica centroamericanas; parte del patrimonio cultural de Centroamérica, digna de estudio y reflexión. El orden metodológico en el tratamiento de las diversas exclusividades que se estudian en este trabajo no necesariamente implica al orden lógico o filosófico. Muy bien pudo haber sido elaborado em- pezando por la última parte o sea la exclusividad antropológica y finalizar con la exclusividad ontoló- gica. De tal manera que las exclusividades son estu- diadas de acuerdo a una correlación sistemática de tal modo que una implica a la otra. De hecho, no se hubiera podido estudiar una de ellas dejando al mar- gen las otras. La complicación existencial del hom- bre del Popal Vuh exige y permite un estudio con ordenamiento lógico y filosófico que facilita la com- prensión filosófica del texto, a la vez que revela el grado de abstracción filosófica que había desarro- llado el grupo étnico de los quichés. 11.DEL TERMINO EXCLUSIVIDAD En su acepción corriente, el término exclusi- vidad conlleva la noción de exclusión. Sin embargo, dentro del contexto del pensamiento filosófico del presente trabajo además de mantener su conno- tación corriente, adquiere, precisamente, su opues- to: la inclusión. Esto es así, pues la exclusividad dentro de lo filosófico, en su modalidad de ser ex- clusión, significa que al mismo tiempo que se exclu- yó un algo de cierto nivel existencial se incluye en otro. El ente artístico, por ejemplo, se excluye de lo natural y de lo moral y se incluye, por esa misma exclusión, en el nivel existencial de lo estético. De allí que, la exclusividad, más que un término mera-

Transcript of Sergio Custodio. Lo exclusivo del hombre del Popol Vuh

Rev. Fil. Univ. Costa Rica, XV (41),261-267, 1977

lO EXCLUSIVO DEL HOMBRE DEL POPOl VUH

1. INTRODUCCION

La historia pre-hispánica revela la existenciade manuscritos de leyendas, poemas, etc. que mani-fiestan un alto grado de desarrollo intelectual de losnativos pre-colombinos. El Popal Vuh o Libro delConsejo constituye una de las más raras y valiosasreliquias del pasado americano. Para el historiador,el lingüista y el literato, el Popal Vuh constituyeuna fuente valiosa para la investigación. Para el filó-sofo representa la oportunidad de conocer sus ideasfundamentales respecto al hombre y el mundo, nocomo una mera curiosidad intelectual, sino para po-der comprender la vía existencial desarrollada porlos indígenas pre y post-colombinos. El Popal Vuhnos enseña a través de la apariencia del mito -aligual que Platón- la cosmovisión de un pueblo filo-sóficamente elaborada; y es tarea del filósofo el de-sentrañar esta cosmovisión haciendo caso omiso delo meramente mitológico que puede constituirse enmateria de trabajo para el lingüista, el historiador yel literato. El Popal Vuh contiene pensamiento fi-losófico de gran importancia; nos habla de una an-tropología filosófica, de una ética, de una cosmo-gonía que revelan la idea filosófica de un esquemaontológico general ya elaborado y que, según pare-ce, era comunmente aceptado en tanto que el PopalVuh, llamado también el libro sagrado de los qui-chés, pueblo indígena que ocupa actualmente partede la región noroccidental de la República de Gua-temala, permaneció, por un tiempo, a través de laforma oral de la tradición, hasta que fue escrito enlengua quiché con caracteres castellanos, habiéndolotraducido al castellano el padre Francisco Ximénez,en el siglo XVIII, el ilustre autor de la Historia de laProvincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala.

Aunque, en rigor, podríamos decir que el Po-poi Vuh no pertenece a una literatura o pensa-miento filosófico centroamericano, en tanto que eltérmino centroamericano nos remite a una situaciónespiritual y geográfica muy distinta al acontecerpre-hispánico, creo que, no obstante, representa par-te de la tradición de un pueblo que ha enriquecido

Sergio Custodio

lo que actualmente llamamos Centroamérica. Conrigor histórico, cultural y geográfico, el Popal Vuhpertenece a Mesoamérica; como fuente de inspira-ción filosófica pertenece al mundo de la filosofía,que es decir universal. Sin embargo, a pesar de ello,si nos atenemos al rigor de la historia también puederesultar parte de la historia y de la tradición filosó-fica centroamericanas; parte del patrimonio culturalde Centroamérica, digna de estudio y reflexión.

El orden metodológico en el tratamiento delas diversas exclusividades que se estudian en estetrabajo no necesariamente implica al orden lógico ofilosófico. Muy bien pudo haber sido elaborado em-pezando por la última parte o sea la exclusividadantropológica y finalizar con la exclusividad ontoló-gica. De tal manera que las exclusividades son estu-diadas de acuerdo a una correlación sistemática detal modo que una implica a la otra. De hecho, no sehubiera podido estudiar una de ellas dejando al mar-gen las otras. La complicación existencial del hom-bre del Popal Vuh exige y permite un estudio conordenamiento lógico y filosófico que facilita la com-prensión filosófica del texto, a la vez que revela elgrado de abstracción filosófica que había desarro-llado el grupo étnico de los quichés.

11.DEL TERMINO EXCLUSIVIDAD

En su acepción corriente, el término exclusi-vidad conlleva la noción de exclusión. Sin embargo,dentro del contexto del pensamiento filosófico delpresente trabajo además de mantener su conno-tación corriente, adquiere, precisamente, su opues-to: la inclusión. Esto es así, pues la exclusividaddentro de lo filosófico, en su modalidad de ser ex-clusión, significa que al mismo tiempo que se exclu-yó un algo de cierto nivel existencial se incluye enotro. El ente artístico, por ejemplo, se excluye de lonatural y de lo moral y se incluye, por esa mismaexclusión, en el nivel existencial de lo estético. Deallí que, la exclusividad, más que un término mera-

262 SERG 10 CUSTODIO

mente lingüístico se resuleve, filosóficamente, en unacontecer que se excluye del lenguaje corriente envirtud de una meditación más detenida y mesurada.

El acontecer filosófico de la exclusividad nosremite a un desenvolvimiento del ser y de los entes.El ser mismo se excluye del no-ser y del deber serpara poder incluírse dentro de su propio ámbito deser. Y, de hecho, los entes están continuamente in-cluyéndose y excluyéndose en razón de ser de suspropias exclusividades e inclusividades; éstas son lascaracterísticas que circunscriben a los entes dentrode un nivel existencial determinado; pero, se da,también, el caso del ser del ente en que, por suexclusividad, se mantiene perennemente en relacióna los niveles existenciales en el que está ubicado. Esees el caso del ser del ente hombre, por ejemplo, queno puede colocarse en niveles existenciales que no leson apropiados sin correr el riesgo de perder suscaracterísticas más íntimas en tanto ente cultural,religioso, tecnológico, ético, etc. Así, pues, aunquelos términos inclusión y exclusión se muestran, apa-rencialmente, como totalmente excluyente s vaníntimamente ligados en todo acontecer, de tal mane-ra que no podemos hablar de que algo se excluye deun cierto contexto sin admitir la participación efec-tiva y activa de la inclusión; pero, la relación filosó-fica que se da entre la exclusión y la inclusión noresulta de una simple negación lógica de una y laconsiguiente afirmación de la otra, sino que ambasestán íntimamente relacionadas de tal manera queuna contiene a la otra en sí misma; la inclusión tieneconstantemente dentro de sí la exclusión para poderser inclusión; de igual manera, la exclusión debe in-cluírse como tal para permanecer como exclusión.

El sentido de lo exclusivo, entonces, tendrá,en este trabajo, el de una estructura formada por laexclusión y la inclusión, las cuales se contienen recí-procamente en sí mismas.

111.LA EXCLUSIVIDAD ONTOLOGICA

La posición ontológica que el Popal Vuh leconfiere al hombre posee ciertas características pro-pias dentro de la cosmovisión de Mesoamérica. Eladvenimiento de los entes obedece, en esta con-cepción ontológica, a una creación ex-nihilo ("Nohabía nada que estuviera en pie ... No había nadadotado de existencia") (1), y cuya teleología gira en

tomo al hombre. Los entes son creados en funciónde la aparición final de la humanidad. El esquemaontológico no adquiere su sentido completo, si no seincluye al hombre. De modo que no se podría pen-sar con propiedad de la condición ontológica de loque es sin la presencia efectiva del fenómeno de lohumano.

El hombre es excluído ontológicamente de losdemás entes por su posición dentro de éstos. Losentes adquieren su realidad ontológica, también, enel contexto del Popal Vuh, dentro del sentido de lohumano, así que, al mismo tiempo que lo humanoes excluído de la posición ontológica de los demásentes, éstos son incluídos dentro del fenómeno de lohumano a partir de esa exclusión. El sentido ontoló-gico de los demás entes es adquirido por la exclusióndel hombre del esquema general. Por esa razón, lacreación de los demás entes tiene su origen crono-lógico anterior al hombre, "Entonces se manifestócon claridad, mientras meditaban, que cuando ama-neciera debería aparecer el hombre. Entonces dis-pusieron la creación y crecimiento de los árboles ylos bejucos y el movimiento de la vida y la creacióndel hombre" (2).

Pero, la importancia de la exclusión del hom-bre de la creación cronológica original no pareceobedecer a un problema de adquisición de sentidopor parte de todo lo creado por la aparición delhombre en esta cosmovisión, sino que el fenómenode lo humano es el sentido completo de todo locreado. No es que lo humano haga su aparición paradarle sentido ontológico a lo creado, sino que en elhombre mismo se resume el sentido completo detodo lo creado; esta idea se expresa en el Popol- Vuhcuando los Creadores y los Formadores dicen que"No habrá gloria ni grandeza en nuestra creación yformación hasta que exista la criatura humana, elhombre formado. Así dijeron" (3). En lo humanose encuentra el sentido ontológico de lo creado. Noes que mediante la aparición del hombre, al finalcronológico de la creación, ésta adquiere sentido ple-no de comunicación ontológica con los demás entes,en donde el sentido resultaría de esa relación, sinoque, por el contrario, lo humano es portador exclu-sivo del sentido completo de lo creado. Por eso, elhombre tiene exclusividad ontológica; él es, según laconcepción filosófica del sentido del Popol- Vuh, elsentido de lo creado. De allí que su posición onto-lógica sea exclusiva; se excluye de los demás entes y

(1) Popol- Vuh, Las Antiguas Historias del Quiché; Tra- (2) Ibid. Pág. 24ductor Adrián Recinos; 6a. reimpresión; Fondo deCultura Económica, México D.F., 1970. Pág. 23. (3) Ibid Pág. 24

El HOMBRE DEL POPOl VUH

se incluye dentro de su particular espacio y tiempoen lo creado.

Para el Popol- Vuh, los entes de la creación,excepción hecha del hombre, no podrían ser por sísoloslo que la mentalidad pre-colombina buscaba, elsentido completo de la posición de cada uno de losentes y de la creación en general. Los demás entesson ubicacos en el trasfondo de la creación paraservir de meros accidentes a lo esencial del esquemaontológico general, es decir, el hombre.

El humanismo del Popol- Vuh se manifiestacon gran fuerza al presentamos como punto centraly de partida del todo a lo humano. Se evidencia quelos mitos allí relatados reflejan la mentalidad pre-colombina que busca no esencialmente el sentido delo creado (el por qué y el para qué) sino que esosmitos giran en tomo al fenómeno de lo humano. Elpunto original de lo ontológico es el ser humano,aunque, cronológicamente, los entes constituyen elacontecer original de la creación. Sin embargo, elprimer paso cronológico tiene su origen ontológicoen el punto irradiante que es el hombre.

La exclusividad del hombre es a tal grado ex-clusivaque el hecho de lograr su creación definitivafue antecedida por una serie de intentos en tantoque lo deseado en lo humano ---elhombre perfectopor su exclusividad- no lograba su concretización.Los demás entes no pudieron lograr la exclusividadbuscada, pero, sin embargo, no se insistió en hacerde la exclusividad humana una característica de és-tos. Los demás entes no responden a las expectativasque se esperan de un ente verdaderamente exclusivo.

Si bien es cierto que la exclusividad se da enestos entes, únicamente opera a un nivel de puraclasificación entre lo creado; no constituyen la ex-clusividad del sentido ontológico de la creación; laexcl.usividadhumana es la clave para interpretar elsentido último de todo lo que es, según los mitos delPopol-Vuh.

IV. LA EXCLUSIVIDAD EPISTEMOLOGICA

Para que la criatura portadora de la exclusi-vidad se diera dentro del esquema ontológico gene-ral, la mentalidad quiché pre-colombina buscabaciertas características cognoscitivas que debieraposeer y, de hecho, el ente exclusivo debería ex-cluirse, en parte, de los demás entes en virtud de suscaracterísticas específicas de índole epistemológica.

263

Se dice en el Popol- Vuh que los Creadores y Forma-dores buscaron las diferencias específicas epistemo-lógicas en el estado original de los entes de la crea-ción, sin lograrlo, "Cuando el Creador y el Forma-dor vieron que no era posible que hablaran -se re-fiere a los entes a excepción del hombre- se dijeronentre sí: -no ha sido posible que ellos digan nuestronombre, y el de nosotros, sus Creadores y Formado-res. Esto no está bien, dijeron entre sí los Progeni-tores" (4). Para que el ente exclusivo que se bus-caba fuera tal, la mentalidad mitológica quiché seña-laba como característica importante una cierta capa-cidad simbólica desarrollada, es decir que pudieraestructurar un lenguaje abstracto. A la mentalidadquiché no se le escapaba la existencia necesaria deun medio de comunicación entre los demás entes;pero una simple comunicación acústica no bastaba.Para el Popol- Vuh, el lenguaje elaborado como ex-clusividad epistemológica era importante; se dice enel Popol- Vuh en relación a los demás entes que apesar de comunicarse entre sí " ... no se pudo con-seguir que hablaran como los hombres; solo chilla-ban, cacareaban y graznaban; no se manifestó la for-ma de su lenguaje, y cada uno gritaba en formadiferente" (5). El lenguaje que se buscaba no era lasimple expresión acústica de sonidos, sino una for-ma que pudiera hacer inteligibles y transmisibles elpensamiento y el sentimiento. En otros términos, ellenguaje debiera ser universal, de allí la alusión a "laforma de su lenguaje". Los demás entes no podríanser el punto exclusivo de la creación, en parte, por laausencia del recurso epistemológico del lenguaje y,por ello, la posesión ontológica dentro de este es-quema general para estos entes es cambiada a servirde simples medios para que se manifestara concre-tamente el sentido ontológico de la creación, "Vo-sotros aceptad -refiriéndose a los entes naturales-vuestro destino: vuestras carnes serán tritu-radas" (6).

El lenguaje se convierte, así, en el instrumentonecesario y universal para poder desarrollar el senti-do de la creación. Sin el lenguaje, la mentalidad qui-ché no podía concebir ninguna exclusividad onto-lógica del sentido, "Por esa razón fueron inmoladassus carnes y fueron condenados a ser comidos y

(4)(5)

(6)

[bid. Pág. 26

(bid. Pág. 26

(bid. Pág. 27

264 SERGIO CUSTODIO

rnatados los animales que existen sobre la faz de latierra" (7).

Pero, al mismo tiempo, además de enfatizar enlo lingüístico, éste lleva a la tradición quichelense apensar en otra característica que posibilite el len-guaje como instrumento de comunicación abstracta;ésta es la razón en sentido general. No se podíaconcebir un ente con recursos lingüísticos y sin ele-mento racional; de ahí que, después de consumarsela primera tentativa de hacer al hombre -el hombrede barro- éste es destruído; "A principio hablaba,pero no tenía entendimiento" (8). La falta de racio-nalidad hacía del ente de barro una creación que, apesar de poseer habla no podía recordar o asociarideas. La segunda tentativa de hacer al ente exclusi-vo -el hombre de madera- tropieza con la dificul-tad de dotado con racionalidad. Los hombres demadera "Se parecían al hombre, hablaban como elhombre y poblaron la superficie de la tierra" (9);pero, a pesar de ello, " ... no tenían alma, ni entendi-miento, no se acordaban de su Creador, de su For-mador;" (10). El recurso racional hace posible quela exclusividad pueda darse en el ente exclusivo quese buscaba. Si bien que en el segundo intento seconcretizó el ente con lenguaje ordenado, éste noposeía la racionalidad que posibilitara la memoria.Tal parece que, la mentalidad quichelense, concebíapor aparte la racionalidad en tanto ordenadora deconceptos (lenguaje en general) y la racionalidadque posibilitaba el recurso de la memoria. Para losquichés, bien podría darse la razón que estructurarael lenguaje, pero no la que recordara. Al menos queel recurso mnémico tenga aquí una carga ética comoel de olvidarse del deber o sea la razón fundamentalde su exclusividad. Es muy importante que esto seaasí, principalmente cuando se lee refiriéndose a loshombres de madera que "Por esa razón ya no pen-saban en el Creador, ni en el Formador, en los queles daban el ser y cuidaban de ellos" (11). Lo éticoy la predisposición racional se ven estrechamenteentrelazadas. El término "entendimiento" se entien-de como el recurso epistemológico que los hace nosólo comprender su exclusividad sino también el re-

(7) Ibid. Pág. 27

(8) Ibid. Pág. 28

(9) Ibid. Pág. 29

(10) Ibid. Pág. 29-30

(11) Ibid. Pág. 30

cordarla, La última tentativa de hacer al hombrellenó el propósito de la exclusividad ontológica." ... Una misma era la lengua de todos. No invo-caban la madera ni la piedra, y se acordaban de lapalabra del Creador y Formador, del Corazón delCielo, del Corazón de la Tierra" (12).

Pero, no únicamente esta mezcla de recursosético-teológico-epistemológicos eran los que hacíandel ente hombre el ente del sentido ontológico, sinotambién el conocimiento empírico de la naturaleza;"Grande era su sabiduría; -se refiere al hombre pro-ducto último del intento de crear al ente exclusivo-su vista llegaba hasta los bosques, las rocas, los lagos,los mares, las montañas y los valles" (13). Esta sa-biduría no era ética, sino puramente empírica;"Fueron dotados de inteligencia; vieron y al puntose extendió su vista, alcanzaron a ver, alcanzaron aconocer todo lo que hay en el mundo. Cuando mira-ban, al instante veían a su alrededor y contemplabanen tomo a ellos la bóveda del cielo y la faz redondade la tierra" (14).

La exclusividad epistemológica del ente hom-bre, según la tradición quichelense, se presenta endos modalidades: una, la que interesa al conoci-miento ético-religioso; y; la otra, el conocimientolingüístico y empírico. Aunque este último le es res-tringido al hombre cuando la tradición quichelenseseñala que "Entonces, el Corazón del Cielo les echóvaho sobre los ojos, los cuales se empañaron comocuando se sopla sobre la luna de un espejo. Sus ojosse velaron y sólo pudieron ver lo que estaba cerca,sólo esto era claro para ellos" (15). El conoci-miento humano, pues, a pesar de ser una caracte-rística de lo humano, no es totalmente acabado niomniabarcante, sino que se da en un cierto gradoinferior a la totalidad posible a conocer.

V. LA EXCLUSIVIDAD TELEOLOGICA

Según el Popal- Vuh, el problema del sentidode lo creado se resuelve en su teleología. El enteexclusivo -el hombre- realiza la teleología delmundo mediante su propio desenvolvimiento y paraconcretar el sentido de lo creado, el ente exclusivo

(12) Ibid. Pág. 109

(13) Ibid. Pág. 105

(14) Ibid. Pág. 105

(15) Ibid. Pág. 107

El HOMBRE DEL POPal VUH

deberá contar con ciertas características epístemoló-gicas, las cuales lo colocan en una posición ontoló-gica de carácter exclusivo. Los demás entes no po-drían realizar el sentido, la teleología de lo creado,por sus propias características exclusivas que los co-locan en una posición ontológica de medios y no defines.

En la cosmovisión de la tradición del puebloquiché, la idea de una teleología teológica era preva-leoiente desde los inicios de la creación; esta idea sepresentaba con carácter de exclusiva; se dice en elPopol- Vuh que los Creadores y Formadores se pre-guntaron "¿Cómo haremos para ser invocados, paraser recordados sobre la tierra?" (16). El sentido dela creación se revela en el Popol- Vuh con carácterreligioso. la creación en sí misma tiene una teleolo-gía religiosa. la creación no se dirige por sus propiosmedios causales hacia un estado, sino que es un esta-do permanente con fines religiosos. El sentido de lacreación gira en tomo a la relación que ésta esta-blece a través del ente exclusivo -el hombre- conlos dioses. A partir de esta cosmovisión teleológicade la creación podemos muy bien interpretar la or-ganización social, política y económica de los pue-blos nativos pre-colombinos, e inclusive aún hoy endía, que es de carácter fundamentalmente religioso.El mundo existencial indígena gira alrededor de laidea de la teleología religiosa. Si prescindiéramos deesta idea fundamental -fiIosófica- ninguna investi-gación posterior de carácter sociológico, político oeconómico tendría sentido como investigación yaque no se lograrían los fines perseguidos.

Podríamos decir que la idea fundamental delPopol- Vuh se resuelve esencialmente, en la creacióndel ente exclusivo con una teleología definida, preci-samente, por esa exclusividad. Las tentativas reali-zadas para crear este ente exclusivo confirman estaidea. Después del primer fracaso por lograr su pro-pósito, los Creadores y Formadores se preguntarondice el Popol- Vuh, "- ¿Cómo haremos para perfec-cionar, para que salgan bien nuestros adoradores,nuestros invocadores?" (17). Pero, tampoco la se-gunda tentativa logró concretizar la teleología quelos Creadores y Formadores le habían asignado a lacreación. Los hombres de madera, a pesar de serportadores de ciertas características epistemológicasexclusivas, no lograban realizar la exclusividad te leo-lógica -es decir, la capacidad de hacer religión. "Ya

(16) (bid. Pág. 27

(17) (bid. Pág. 28

265

no se acordaban del Corazón del Cielo -dice elPopol- Vuh, refiriéndose a los hombres de madera-y por eso cayeron en desgracia" (18).

Sin el elemento religioso, según la tradición, lacreación y, en consecuencia, el hombre, no tienesentido ontológico; sin la realización teológica, laexistencia de lo humano y de lo no humano no tienerazón para existir. la mentalidad indígena reflejadesde sus mismos fundamentos filosóficos esta cos-movisión; por eso para que el ente humano fueraverdaderamente el ente exclusivo debiera de realizaren sí mismo y en lo natural el sentido teológico delque es portador, de la razón última por la que hasido creado; y de hecho, si el elemento religioso nohubiera sido tan fuerte en las cosmovisión nativa, eldesarrollo y estructura de las sociedades precolom-binas hubieran tenido no sólo un sentido diferente,sino también la vía existencial por la que se reali-zaron hubiera sido totalmente diferentes.

El ente hombre resuelve su carácter exclusivoporque sólo él es el que no sólo puede sino que deberealizar el sentido teleológico de lo ontológico. Elno ser capaz o el no querer concretar este sentidorepresenta, en la mitología quichelense, la caída endesgracia del ente humano. Esa fue la razón másimportante del fracaso de las tentativas de la crea-ción del ente exclusivo. El no realizar el sentidoteleológico de lo creado representa, incluso, una de-gradación dentro del esquema ontológico. Yeso esprecisamente lo ocurrido a los hombres de maderaque, según el Popol- Vuh " ... la descendencia deaquellos son los monos que existen ahora en losbosques; estos son la muestra de aquéllos, porquesólo de palo fue hecha su carne por el Creador y elFormador" (19).

Pero, la idea de lo religioso en la mentalidadquichelensc no se agotaba únicamente en actos espo-rádicos de agradecimiento sino que adquiría carácterde permanente, y es allí donde radica la importanciade lo religioso en esa clase de comunidades. la ideade esta comunicación religiosa perenne se evidenciacuando los Creadores y los Formadores se aprestan arealizar el último intento por crear al ente exclusivo,aquéllos buscan "que aparezcan los que nos han desustentar y nutrir" (20). De allí que además de con-cebir la idea de una adoración constante, ésta se

(18) Ibid. Pág. 30

(19) (bid. Pág. 39

(20) Ibid. Pág. 103

266 SERGIO CUSTODIO

debe realizar por medio de sacrificios de carne ysangre. Los dioses, según esta tradición, necesitan dela realización del sentido de lo teleológico por me-dio del hombre a fin de poder seguir existiendo co-mo dioses Creadores y Formadores. De manera queno es simple adoración, sino también sustentación.Esta idea está en contraposición a la idea cristianade que es Dios quien, además de crear, sustenta locreado. Esta concepción nativa marca ya el principiode la vía existencial del culto y de la organizaciónsocial, económica y política no sólo de la sociedadquichelense, sino de la mayoría -sino todos- de lospueblos pre-hispánicos.

La finalidad ontológica no sólo del hombre,sino también de la creación se agotaba, según estaconcepción, exclusivamente en lo religioso. La cos-movisión quichelense hacía interpretar la creacióncomo manifestación directa de la divinidad, de allíque la naturaleza toda era presentada por medio demotivos religiosos. Claro está que la resultante de laconcepción ontológica de una causa y de una fina-lidad exclusivas de la creación nos lleva a la conse-cuencia ética del fatalismo. Al ente humano se leconcebía a partir de una teleología ya definida almargen de su propia voluntad so pena de verse ex-cluído ontológicamente del esquema general comoel ente exclusivo, y, consecuentemente, verse degra-dado. De esta concepción teleológica religiosa deluniverso, podemos explicar el sentido fatalista quepredomina en la vía existencial de desenvolvimientode los pueblos pre-híspánicos' y que ha influído con-siderablemente en la organización psico-ética del na-tivo pre-hispánico y que aún se observa en la actua-lidad.

VI. LA EXCLUSIVIDAD ANTROPOLOGICA

La exclusividad antropológica se constituye enel punto en el cual convergen las distintas exclusi-vidades, o, también, en el punto del que se despren-den éstas. Al hombre del Popol- Vuh se le concibecomo el poseedor de características ontológicas,epistemológicas y teleológicas exclusivas. El hom-bre, según la mitología quichelense, es un ente muyespecial que se desarrolla de acuerdo a un plan teo-lógico de la creación en general y que ésta no ten-dría razón de ser sin el ente exclusivo que es elhombre; y éste no podría ser ni existir (desenvol-verse) sin ciertas cualidades que le son inherentes. Elocupar una posición exclusiva dentro del esquema

j general de la creación, el desarrollar capacidades

epistemológicas exclusivas y concretar una teleolo-gía exclusiva hacen del ser del ente humano el pun-to focal de la grandeza y gloria de lo ontológico. Elhombre del Popol- Vuh es el que desarrolla cultura(invención del fuego, de instrumentos tecnológicos,entes culturales en general, etc.) pero siempre entomo a una teleología ya definida, es decir, lo reli-gioso. Sin lo religioso, según la mitología del Popol-Vuh, el hombre no es capaz de convertirse en unente cultural, social, político, tecnológico. El ele-mento religioso es el recurso exclusivo mediante elcual el ente hombre se hace presente en el esquemaontológico general, cumpliendo, así, no sólo su teleo-logía exclusiva, sino también la posibilidad de cum-plir con la estructuración de su propio mundo.

Al margen de una consideración puramenteteológica del contenido de la religión quichelense,podemos considerar al elemento religioso como elpunto de partida (no cronológico, es decir, el prin-cipio antropológico) desde donde se desarrolla y es-tructura el mundo del indígena pre-hispánico. Y estaes la razón fundamental por la que todas las mani-festaciones culturales en general están impregnadasdel sentimiento de lo religioso. La arquitectura no sedestina, por ejemplo, como un recurso meramentedecorativo o práctico-funcional, sino que es una ma-nifestación de la cualidad humana de lo religioso,considerado no sólo como un elemento exclusivo,sino también imperativo para que el ente humanopudiera considerarse verdaderamente como tal,

El hombre no es, con rigor, un ente exclusivo,según esta cosmovisión, por una mera posición onto-lógica, ni por ser poseedor de ciertas cualidades epis-temológicas, sino por realizar la vía existencial de suteleología; es ésta la que hace posible no sólo al entehumano, sino también a su exclusividad.

La razón fundamental de los fracasos porcrear al hombre exclusivo se debió, esencialmente, aque los entes creados no cumplieron con su teleolo-gía; bien podrían ser poseedores de ciertas caracte-rísticas epistemológicas exclusivas (lenguaje, enten-dimiento, etc.) tal el caso del hombre de madera,pero que no fue capaz de desarrollar o de cumplircon su teleología, que no llegaría a constituirse en elente exclusivo.

Lo importante en la exclusividad teleológicano es, en realidad, la religión como una ordenaciónde ritos y dogmas, sino como un elemento originarioalrededor del cual se determina la existencia del serhumano y su mundo, es decir la vía existencia!. Loreligioso como fenómeno determinante de lo huma-no es lo que interesa a una concepción antropoló-

El HOMBRE DEL POPal VUH

gica; a través del hilo conductor -que es el fenó-meno de lo religioso- que descubre la antropologíafilosóficanos permite comprender el mundo del serhumano y su desenvolvimiento a través de la narra-ción de la mitología quichelense. El mundo del indí-gena pre-hispánico estaba determinado, estructu-rado, por la capacidad humana de lo religioso que,traducido a la mitología quichelense del Popol- Vuh,es entendida como la teleología exclusiva del hom-bre. No existe, para esta mitología, otro fin o razónfmal de la existencia del hombre que no sea el serreligioso,el estar en contacto perenne con realidadessuprahumanas. Este estado permanente de lo reli-gioso no sólo es constante, sino también omniabar-cante, omnipresente, penetra todas las manifesta-ciones culturales y tecnológicas de lo humano; y,por eso, es exclusivo. Además de ser constante, alfenómeno religioso, se le considera, en el Popol-Vuh, preponderante y determinante en la vía exis-tencial de lo humano. El incumplimiento de la te-leología exclusiva del ente humano incurre en unafalta ética. El olvido consciente del deber, el faltar alcódigo moral de la tradición quichelense, provocaque el ente humano pierda su exclusividad. Pero, larelación entre ética y teleología religiosa es, posi-blemente, la menos importante. El incumplimientocon la teleología exclusiva acarrea no sólo una faltameramente ética, sino también una degradación delente humano al no ser poseedor de la razón de ser

267

de su existir; así, lo que verdaderamente resulta im-portante es la relación entre la teleología exclusiva yla antropología filosófica. El ente humano para serun ente exclusivo --es decir, para ser hombre- debecumplir con las exigencias últimas de su razón deser: un ente constante, exclusiva y perennementereligioso.

Por esta concepción preponderante en el mun-do pre-hispánico, el ente indígena es el ente religiosopor antonomasia; todo su desarrollo, su mundo, suexistencia, giraban en tomo al fenómeno de lo reli-gioso. El mundo indígena pre-hispánico se excluyedel cuadro ontológico de los demás entes en virtudde la práctica del fenómeno religioso y se incluyedentro de un mundo verdaderamente exclusivo, paraauto-sustentarse a sí y por sí mismo en su soledadontológica. La soledad antropológica es interpretaday concebida por el indígena preñispánico a través dela práctica de su exclusividad onto-teleológica, esdecir, del fenómeno humano en lo religioso. El indí-gena pre-hispánico es su soledad y su religiosidad.

BIBlIOGRAFIA

1) Popol- Vuh, Las Antiguas Historias del Quiché; TraductorAdrián Recinos; 6a. reimpresión; Fondo de CulturaEconómica, México D.F., 1970.