SEPTIEMBRE Y LA PAZ - llatinoamericana.org1... · de Bélgica, los caravanistas de Pastores por la...

16
SEPTIEMBRE Y LA PAZ ¡ S e acabaron las vacaciones! Comenzó sep- tiembre y todas y todos hemos vuelto al cotidiano: el trabajo, la escuela, nuestra y de los hijos, los talleres y los eventos. Y todo, al me- nos en el CMMLK, retoma ese ritmo medio loco que caracteriza a este mes “otoñal”. Pero a ciencia cierta, no todos tuvimos vacaciones, lo que se dice vacaciones. Las compañeras y los com- pañeros que trabajan en la cocina-comedor, el alma- cén, alojamiento, transporte, servicios en general del Centro, se quedaron atendiendo a varias delegaciones de Bélgica, los caravanistas de Pastores por la Paz, y las chicas y los chicos del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil. Para las/os del Centro todo nuestro reconocimiento. Pero septiembre comenzó bien agitado por el VIII Taller Internacional de Paradigmas Emancipatorios. Tremendo corre-corre para muchas y muchos de no- sotros que participamos en la organización y logística, la cobertura de prensa y también como ponentes en los diferentes espacios de reflexión. Y, claro, no podían faltar las anécdotas sobre lo que hicimos en ese tiempo “libre”, la alegría por compartir más con nuestra familia, dedicar espacio a pasear, a donde las posibilidades de cada quien permitieron pero, sobre todo, hacer un necesario alto en el camino para tomar fuerzas y poder comenzar a toda vela estos últimos cuatro meses de 2009. Algo muy, muy importante que todas y todos com- partimos y estuvo presente en nuestras conversa- ciones de este septiembre. ¿Cómo te llevó el calor? Aire frío, aire frío, pensamos algunos, rememorando a Virgilio Piñera; y el otro asunto que hablamos bajito y cruzando los dedos: “Vieron, parece que no vamos a tener ciclones esta temporada”. “Por Dios, ojalá que todos los que vengan tomen otro rumbo”. “Alabao, muchacha, ni los menciones”. Tampoco podíamos quedar fuera de la dinámica compleja del acontecer nacional e internacional. Y septiembre nos trae dos eventos muy importantes: el Primer Encuentro Internacionalista contra el golpe de Estado y por la Asamblea Nacional Constituyente, del 8 al 11 en Tegucigalpa, Honduras; y el concierto Paz sin Fronteras, este domingo 20 en la Plaza de la Revolución, con motivo del Día Mundial por la Paz y en que participarán el colombiano Juanes, los españo- les Luis Eduardo Aute, Miguel Bosé y Víctor Manuel; los puertorriqueños Olga Tañón y Danny Rivera, el ecuatoriano Juan Fernando Velasco y el italiano Jo- vanotti. Mientras por la parte cubana estarán: Silvio Rodríguez, Amaury Pérez, Van Van, Orishas, Carlos Varela, X Alfonso y la banda cubano-venezolana Cucu Diamantes y Yerbabuena. “El corazón en paz ve una fiesta en todas las aldeas” (Proverbio indio)

Transcript of SEPTIEMBRE Y LA PAZ - llatinoamericana.org1... · de Bélgica, los caravanistas de Pastores por la...

SEPTIEMBRE Y LA PAZ

¡Se acabaron las vacaciones! Comenzó sep-tiembre y todas y todos hemos vuelto al cotidiano: el trabajo, la escuela, nuestra y

de los hijos, los talleres y los eventos. Y todo, al me-nos en el CMMLK, retoma ese ritmo medio loco que caracteriza a este mes “otoñal”.

Pero a ciencia cierta, no todos tuvimos vacaciones, lo que se dice vacaciones. Las compañeras y los com-pañeros que trabajan en la cocina-comedor, el alma-cén, alojamiento, transporte, servicios en general del Centro, se quedaron atendiendo a varias delegaciones de Bélgica, los caravanistas de Pastores por la Paz, y las chicas y los chicos del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil. Para las/os del Centro todo nuestro reconocimiento.

Pero septiembre comenzó bien agitado por el VIII Taller Internacional de Paradigmas Emancipatorios.

Tremendo corre-corre para muchas y muchos de no-sotros que participamos en la organización y logística, la cobertura de prensa y también como ponentes en los diferentes espacios de refl exión.

Y, claro, no podían faltar las anécdotas sobre lo que hicimos en ese tiempo “libre”, la alegría por compartir más con nuestra familia, dedicar espacio a pasear, a donde las posibilidades de cada quien permitieron pero, sobre todo, hacer un necesario alto en el camino para tomar fuerzas y poder comenzar a toda vela estos últimos cuatro meses de 2009.

Algo muy, muy importante que todas y todos com-partimos y estuvo presente en nuestras conversa-ciones de este septiembre. ¿Cómo te llevó el calor? Aire frío, aire frío, pensamos algunos, rememorando a Virgilio Piñera; y el otro asunto que hablamos bajito y cruzando los dedos: “Vieron, parece que no vamos a tener ciclones esta temporada”. “Por Dios, ojalá que todos los que vengan tomen otro rumbo”. “Alabao, muchacha, ni los menciones”.

Tampoco podíamos quedar fuera de la dinámica compleja del acontecer nacional e internacional. Y septiembre nos trae dos eventos muy importantes: el Primer Encuentro Internacionalista contra el golpe de Estado y por la Asamblea Nacional Constituyente, del 8 al 11 en Tegucigalpa, Honduras; y el concierto Paz sin Fronteras, este domingo 20 en la Plaza de la Revolución, con motivo del Día Mundial por la Paz y en que participarán el colombiano Juanes, los españo-les Luis Eduardo Aute, Miguel Bosé y Víctor Manuel; los puertorriqueños Olga Tañón y Danny Rivera, el ecuatoriano Juan Fernando Velasco y el italiano Jo-vanotti. Mientras por la parte cubana estarán: Silvio Rodríguez, Amaury Pérez, Van Van, Orishas, Carlos Varela, X Alfonso y la banda cubano-venezolana Cucu Diamantes y Yerbabuena.

“El corazón en paz ve una fi esta en todas las aldeas” (Proverbio indio)

2

S U M A R I O

Director: Rev. Raúl SuárezEditora: Idania TrujilloDiagramación y composición digital:

Eduardo A. GonzálezConsejo editorial: Joel Suárez, José R.

Vidal, Alicia Sevila, María Caridad Inerarity, Daysi Rojas, Ileana García y Tamara Roselló.

Visítenos en: www.ecaminos.cuwww.ecaminos.org

Boletin mensual del Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Jr. Se enlaza con miles de personas que participan en acciones formativas, experiencias acompañadas u otras actividades del Centro, y da continuidad informativa a temas de interés sobre nuestros programas y acciones de solidadridad.

Caravana de Amistad Estados Unidos-Cuba

CUBA VAMiriela Fernández

Daisy Rojas integra el Programa de Solidaridad de nuestro Centro y ha estado vinculada a la Caravana de Pastores por la Paz desde los primeros años. Aquí hace un recuento de lo que han sido las carava-nas en estos veinte años. Sirva este testimonio suyo para celebrar la presencia entre nosotros de las y los caravanistas que desde EE.UU., Canadá y México cada julio vienen a compartir nuestro paz y nuestro vino.

Soy muy mala recordando fechas, pero desde antes de la primera caravana,

Lucius Walker y el reverendo Raúl Suárez, luego de un encuentro en Nicaragua, donde hablaron de la posibilidad de trabajar en Cuba, planifi caron traer grupos con el interés de que conocieran de cerca la realidad del país.

En esos años, trabajaba en el Instituto Nacional de Deportes (INDER) con delegaciones deportivas, y era miembro activo de la Iglesia Bautista Ebenezer de Marianao, por lo que Suárez pensó en mí como programadora y guía de estos grupos.

En 1992 llegó la primera caravana. Todavía no teníamos una infraestructura como Centro para enfrentar el almacenaje y la distribución de los donativos. Nos apoyamos en las organizaciones de base, en personas de las iglesias y compañeros que no vacilaron en hacer horas voluntarias y se esforzaron para que las cosas salieran bien. Sabíamos lo importante que era desde el punto de vista político y material aquel gesto del pueblo norteamericano, y se hizo de la

mejor manera posible.Luego fueron creándose me-

jores condiciones. Fuimos orga-nizando el trabajo y buscando personas con capacidades, y la Ofi cina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, contribuyó en el apoyo y la coordinación de la logística. Hemos contado también con una comisión inter-denominacional que se ocupa de las entregas de las donaciones.

El mejor recuerdo Sin duda la caravana del 93 ha sido la que más me ha marcado. Detuvieron el ómnibus escolar amarillo en Laredo. Prohibieron traerlo, y Lucius y otras trece personas decidieron dar la batalla. Fueron muchos días de angustia, preocupados por las compañeras y los compañeros que estaban dentro de ese ómnibus en una huelga de hambre, denunciando ante el mundo lo que el gobierno de los Esta-

CMMLK por dentro

CMLK por dentro / 2Cuba vaEl mundo que soñamosESPECIAL HONDURAS

Habitada en la sangreTeatro de lo absurdoBIBLIA Y TEOLOGÍA

Moví mis aguas, ¿y ustedes romperán el dique?Celebran aniversario de la FIBACRespetar la diversidad religiosa MIRADAS DE MUJER

La historia de María de Mágdala (II)Andares teológicos / 10La vocación ecuménica de la iglesia y el diálogo interreligiosoDel Sur / 11Quince años por trabajo, justicia y vidaPulso y Onda / 12Las identidades del coordinador de grupo: aquí y ahora (II)Novedades / 15Publicaciones / 16

3

dos Unidos hacía contra Cuba. Tuvo un buen impacto internacional y ocupó las primeras pla-nas de los periódicos.

Luego vino el ayuno en La Habana. Yo no fui ayunante, pero estaba en el equipo de la reta-guardia, garantizando las liturgias en la carpa que se armó frente a la Ofi cina de Intereses de EE. UU., en La Habana, llevando agua y líquidos,

trasladando al policlínico a los que iban sintiéndose mal, organizando el acto donde el Comandante en Jefe Fidel Castro, le impuso una medalla a Lucius en la persona de su hija, que había llegado con la mayoría de los integrantes de la caravana.

El día que liberaron el ómnibus fue un momento de alegría nacional. Recuerdo el entusiasmo, los abrazos, las lágrimas en la carpa. Terminar sin que hubiera ninguna pérdida de vidas humanas fue un resultado perfecto.

Y creyeron en nosotrosLa caravana siempre fue un gesto de buena voluntad de aquel grupo de norteamericanos, especialmente, en aque-llos años de período especial, tener noticias de personas,

entre ellas norteamericanos, canadienses, mexicanos, que estaban en desacuerdo con la política de los Estados Uni-dos y que se disponían a dar la vida por nosotros, es algo inolvidable para las/os cubanos.

En aquellos momentos muchos pensaban que los cris-tianos eran seres débiles, fácilmente manipulables por el enemigo, por eso fuimos objeto de discriminaciones en Cuba. Inspirábamos desconfi anza porque muchos creían que tener fe era cruzarse de brazos, que el enemigo podría agredirnos y el no matarás no nos iba a permitir actuar; que perdonar al enemigo y poner la otra mejilla eran nuestras prácticas.

Hasta la década del 90 muchos de quienes vivían reple-gados en sus iglesias y tenían un pensamiento conservador, veían a los cristianos revolucionarios como infi eles. Por otra parte, los revolucionarios no cristianos nos identifi caban como personas no confi ables. Estábamos como en un doble fuego.

No quiero simplifi car la historia y por tanto distorsionarla. Esta experiencia tuvo múltiples causas, pero creo fi rmemente que Pastores por la Paz y las caravanas infl uyeron en el reconocimiento que ganamos. Su actitud valiente, su amor hacia el pueblo cubano, su coraje, su compromiso político, puso en crisis aquellos prejuicios acuñados sobre nosotras y nosotros.

Hoy la Caravana de Amistad Estados Unidos-Cuba sigue siendo expresión de solidaridad, del compromiso en acción, un hecho que reta los poderes, cuestiona leyes, las infringen bajo riesgo, y como dijera una canción recién popularizada a propósito de lo que vive Honduras (a los caravanistas) “les llegaron a tener miedo, porque no tenían miedo”.

Construyendo alternativas

EL MUNDO QUE SOÑAMOSAleida Tovar, Isabel Soto y Miriela Fernández

Durante el VIII Taller de Paradigmas Emancipatorios, los movimientos sociales y redes participantes dialogaron sobre las vías para fortalecer acciones antisistémicas.

¿Cuál es ese mundo que soñamos posible? ¿Cómo continuar avanzando hacia su construcción? La utopía nos dibuja un mundo en el que caben mu-

chos otros y, por tanto, los senderos se bifurcan, son disímiles y válidos todos los modos de erigirlo. Ni siquiera nuestras prácticas comunes nos limitan a un único camino.

Si bien la llegada de los nuevos tiempos nos obliga a mirar atrás, a buscar en las memorias de luchas anteriores expe-riencias que puedan también ser hoy efi caces, tenemos el reto de la renovación constante en medio de un complejo universo del cual cada una y uno de nosotros formamos parte.

Entender nuestra diversidad como riqueza, rescatar los valores de las culturas originarias, rurales, de identidades aún más jóvenes, e incluso, incorporarlas a la lucha de clases signifi ca romper exclusiones, dicotomías, autosegregaciones y, también, una manera de crear un sujeto colectivo y, a la vez, heterogéneo; todo para dirigirnos hacia una unidad auténtica.

Asimismo esa integración debe comprender que la vida cotidiana constituye un espacio de confrontación donde emergen relaciones de poder. De ahí las luces que se arro-jan sobre la necesidad de sistematizar esas experiencias, de aunar lo micro y lo macro, lo privado y lo público, y que el vocablo glocalidad no quede encerrado en el discurso académico.

Los últimos años han demostrado que la combinación de lo local y lo global además de contribuir a una mejor visibili-dad de las luchas populares, fortalece sinergias y el trabajo en red. Constituye un principio para sentir como propias otras reivindicaciones.

4

De todo este proceso surgen las agendas de los movi-mientos sociales. Su efectividad depende de una mirada pro-funda hacia las diferentes realidades, de una representación y participación creciente de los actores sociales, de la hori-zontalidad para las propuestas y de que cada día dejemos las puertas más abiertas a las nuevas generaciones.

El diálogo intergeneracional sistemático para garantizar la continuidad también debe ser consecuente con este otro momento histórico y tener en cuenta que en el pasado y todavía hoy, las jerarquizaciones, el dogmatismo y la buro-cracia han enterrado numerosos proyectos.

En ese sentido, es un objetivo ganar autonomía y desli-garnos tanto de paternalismos estatales como de una coope-ración internacional que fl irtea con la dinámica capitalista.

Los procesos de formación permanente son espacios para fortalecer esta concientización, a la vez que permiten el intercambio crítico, el diagnóstico de problemas comunes, la articulación de estrategias y la creación de nuevos lideraz-gos. Estos espacios, que privilegian la educación popular, no son un mero instrumento sino un elemento clave de la lucha contrahegemónica.

Acciones como campañas alfabetizadoras, el estudio de los centros de preparación dedicados a los movimientos sociales se imbrican en una praxis política, en el camino de

refl exión-acción-refl exión, que debe transitar cada uno de nuestros movimientos.

Un conocimiento amplio sobre estos pasos de las luchas populares depende también de nuestra creatividad comuni-cativa. Hoy contamos con nuevas tecnologías que debemos aprovechar mucho, muchísimo más, para construir una red de comunicación efectiva. Los medios alternativos son nuestra voz, la forma de compartir y divulgar lo que hacemos hacia la emancipación.

Los movimientos sociales hemos arribado a un momento en el que el sistema capitalista se vuelve insostenible. Como refería Gustavo Castro, representante de la coordinación de la Red de Convergencia de los Pueblos de América (COMPA), la transición de una crisis del estado de bienes-tar al modelo neoliberal hasta la instauración de un modelo corporación-nación con hondas grietas, nos reclama una ofensiva, pasar de la concientización a la lucha, y de la protesta a la alternativa. Y para ello, bajo la ética de la soli-daridad que supere todo sesgo de competencia, debemos pensar nuestro trabajo como misión de vida.

Somos mayoría. Nuestro pensamiento, basado en la dialéctica, apuesta por una solución antisistémica. Un socia-lismo que nazca desde abajo, desde los pueblos, un mundo sin capitalismo sigue siendo el que soñamos.

HABITADA EN LA SANGREEntrevista imaginadaIdania Trujillo

Nunca me habló de miedos, sobresaltos, desgarra-duras. El susto de morir le pertenece como al más simple de los mortales y puede suceder en cualquier momento. No hablamos largo como era mi propósito. Quería indagar más allá de la piel de las palabras, qué se siente cuando se ama tanto la vida y la ame-naza de perderla está latente. Quería preguntarle por los hijos y la madre, por las amigas y los amigos comunes, por Salvador y el futuro de país que sueña, quería preguntarle tantas cosas pero…

Quedé detenida en el umbral de las preguntas, las que no pudieron ser pero quedaron sembradas en el recuerdo y la plática de aquel día último en el impro-

visado campamento de La Esperanza, Intibucá, Honduras. Allí me detuve frente al misterio de esta mujer. Lencas sus antepasados, vertieron, sobre su piel y sus ojos ríos profundos de saber y paciencia. “Mi madre me dio a beber esa sabiduría

y me siento orgullosa por eso. Quiero un mundo mejor com-partido”, me dijiste, y un brillo te iluminó la mirada.

“¡Subamos al camión, compañeras, compañeros! Che-que, cheque”.

La lluvia inunda la ciudad. El Sol se oculta detrás de los techos de tejas de las casitas construidas a medio punto entre adobe y rejas. Calles de barro, manchas rojas en los zapatos. “Debí traer mis botas”, pienso mientras la camio-

Con los pobres de la tierra…Un último abrazo al hermano, amigo y combatiente revolucionario, el Comandante de la Revolcuión Juan Almeida Bosque, que falleció el 11 de septiembre en Ciudad de La Habana, a la edad de 82 años.

Nuestro Centro y, en especial, su director el reverendo Raúl Suárez, nos contó que fue Almeida quien llamó un día al Centro Memorial Martin Luther King para conocer sobre las luchas de los líderes sociales y religiosos negros norteamericanos y sobre la vida y obra de Martin Luther King, Jr. Personalmente dedicó parte de su preciado tiempo a seguir paso a paso la construcción del monumento que reivindica la memoria de estos luchadores y que está ubicado en el céntrico parque de calle 23 y F, en el Vedado.

5

neta avanza dando saltos, y las risas de los compas que van en la parte trasera nos llena de una alegría contagiosa, sana, profundamente hermosa.

Atrás queda el largo viaje desde Tegucigalpa hasta La Esperanza bordeando curvas, precipicios y angostos cami-nos entre montañas. Atrás quedan los recuerdos que ahora se mezclan en una confusa marea de olores, colores, sabo-res, sensaciones diversas que entran por el tacto, la nariz, la boca, los ojos…Y todo vuelve a suceder como cuando volteamos la página de un libro…

La casa de doña Berta está rodeada de verde, plantas ornamentales y medicinales. Su posición es privilegiada y en-vidiable: se ubica justo al borde de una montaña. Parece una postal de Van Gogh. Por las mañanitas, al salir el Sol, desde el patio se oye el ruido de las aguas de los arroyos cercanos que van a parar a una inmensa laguna usada desde tiempos remotos como baño público por los habitantes de esa zona, la mayoría de origen lenca. Doña Berta insistió muchas veces. La invitación era tentadora pero nadie se atrevió a sumergirse en aquella agua helada a hora tan temprana. “Nuestros cuerpos no están preparados para eso, doña”, decíamos, evadiendo con elegancia, el susto de pescar una neumonía tan lejos de casa. Allí, abrigados por el cariño, las conversaciones noc-turnas, aderezadas con rones, nos quedamos durante siete lunas y siete soles. Lejos estábamos de imaginar que menos de un año después cambiaría de un golpe la vida de nuestras compañeras y compañeros, los mismos que nos acogieron en los días del II Encuentro Hemisférico frente a la Militarización, celebrado en Intibucá, departamento del occidente hondureño, en los primeros días del mes de octubre de 2008.

Las imágenes pasan como ráfagas. Todo es confuso. Me parece como si asistiera a una película cuya trama hubiera cambiado el orden de las cosas y todo fuera arbitrario, ab-surdo. Hay una ruptura del tiempo, del espacio, de la vida, una ruptura contra toda norma; una fractura de emociones, un drama que ya está dejando huellas profundas. La ciega imposición del dogma, el poder y la violencia frente a lo nuevo, al cambio, a otra manera de ver la vida, la cultura

construidas por los sin nada, desde abajo y desde adentro, como diría el padre, hoy presidente, Fernando Lugo.

Todavía escucho las canciones, los himnos, las consig-nas, el testimonio desgarrador de un pueblo que lanzaba, desde las entrañas mismas de su historia, este grito: “para callar las armas, hablemos los pueblos”. ¡Qué absurda ironía! Las mismas armas que han luchado por hacer callar, se les viraron en contra.

Por eso, por esa palabra que no te pueden robar, quitar, vilipendiar estás de nuevo batallando, dando la guerra con la razón y la verdad de tus ojos, de tus manos de mujer, de madre, de hija y de compañera. Berta Cáceres esta vez no te pude “entrevistar” como hubiera querido, con cuestionario y bloc de notas, grabadora y todo lo que acostumbramos a llevar en nuestro baúl los periodistas. Pero tampoco hizo fal-ta. Tú llegaste sólo unos días a La Habana y recibiste el más hermoso de los regalos: nuestro abrazo. Tu voz y tu verdad –la de los hombres, las mujeres, las ancianas y los ancianos, las chicas y los chicos hondureños que cotidianamente por estos ya más de setenta días se han opuesto al golpe mili-tar en marchas, concentraciones, en una auténtica y tenaz resistencia– se hicieron sentir para todo el continente por Telesur, Radio Habana Cuba, y la prensa escrita y digital.

Por eso, Berta, no hicieron falta las preguntas. Las res-puestas estaban allí en tus palabras abiertas, francas. El templo de la Iglesia Bautista Ebenezer de Marianao en La Habana fue más que un púlpito; perdió el brillo de la solem-nidad para compartir el abrazo y la canción, y ofrecerte la casa que siempre tendrá sitio para ti y los tuyos. De momento y mientras hablabas de tu pueblo y de la resistencia, ya no eras Berta Cáceres, la campesina, la indígena, la luchadora social, la feminista, en ese instante quedaste desnuda ante los ojos de Dios y de todos. Eras, eres el nuevo paradigma emancipador. En ese instante eras Honduras, mujer-nación. Entonces comprendí que ahí estaban los imperativos de la herencia, el grito de la rebeldía, la negación de la barbarie, el eco de los tambores batientes que ha de continuar latiendo en la sangre… Lo único que permanece: la resistencia.

“Para nosotros la solidaridad es alimento, oxígeno, agua, tierra, y en medio de la situación difícil que estamos pasando, sentimos que hemos estado acompañadas y acompañados por el movimiento social, por los pueblos latinoamericanos, que van a estar ahí siempre”, dijo Berta Cáceres, líder del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), en el acto de solidaridad con la causa hondureña, celebrado en el Centro Memorial Martin Luther King.

“El proceso de lucha se ha radicalizado y nuevos sectores se unen al Frente de Resistencia Popular. Campesinos, indígenas, cristianos, aboga-dos, maestros, médicos y artistas, hombres, mujeres y jóvenes recorren a diario las calles hondureñas. Habrá que hacerle un museo a los zapatos y a las chancletas, sugirió alguien en medio de tanto caminar, entre tantos pies rajados, pero no cansados.

“Hemos enriquecido la resistencia con esa diversidad de la que veni-mos. Hemos roto el esquema de los golpistas de querer uniformar no solo el pensamiento, sino hasta los colores (utilizando el blanco). La creatividad ha vencido. Éramos un pueblo invisibilizado. Y puede ser que los medios internacionales se olviden de Honduras. Pero nosotros sabemos que esa solidaridad militante de nuestros pueblos y de los movimientos sociales, no nos va a abandonar.

“El pueblo hondureño ha alzado su voz y no nos van a callar. Ningún arma nos va a hacer callar. Seguiremos lu-chando en las calles, y no sólo en las calles de las ciudades sino en las zonas rurales, en la montaña, en todos los rincones del país. El Frente de Resisten-cia Popular contra el golpe ha hecho un llamado para formar comités de solidaridad con Honduras en todas partes del mundo, en especial en nuestro continente. A las cubanas y los cubanos, a las amigas y amigos y compañeros todos del Centro nuestro más sentido agradecimiento por su solidaridad. A esos médicos que prestan sus servicios en nuestro país y que ante el golpe fascista no vacilaron en continuar a nuestro lado, mil gracias, hermanas, hermanos”.

6

lectuales y hasta los coronen en plena vía pública, como dioses sabios del Olimpo.

Cuando pienso en Dios me pregunto: ¿Cuánto tiempo antes el Padre Celestial en su infi nita sabiduría ya sabía que sus emisarios hondureños se habían convertido en vulgares usureros? Sabría ya que eran Mefi stófeles con gorrita y bá-

culo y otros con el santo libro bajo el brazo violando la constitución celes-tial, dedicándose a usurpar el puesto de los verdaderos hijos de Dios, sien-do éstos los tristes bastardos que dicen: Soy hijo del Rey y por lo tanto, tengo que vivir como rey ( palabras textuales de muchos pastores) . Para estos el Cristo libertador se queda pequeño, porque no se atreven a leer los versículos cuando el hijo de Dios entró a Jerusalén en el más humilde burrito y, más aún, estuvo al servicio de los pobres y nunca los abandonó, llevando la solidaridad al extremo de

dar su vida por ellos. Y es aquí donde llegamos al famoso llamado: “Que no venga el hombre, porque provocará un baño de sangre…”. Ese hombre es el que proclama una revolución pacífi ca, que no tiene un arma en sus manos… ¿Será el asesino de su pueblo y los que tienen las armas serán las víctimas? He ahí un escenario absurdo con argu-mento absurdo.

Y no digamos cuando entran en escena los buitres que le sacan los ojos a quien les da de comer, quizás es la parte trágica y macabra de las escenas, donde la coreografía es una marcha con escudos y bombas, toletes y balas de goma que matan, el ambiente es verde olivo. Y no se justifi ca la tragedia porque este es un teatro de lo absurdo.

TEATRO DE LO ABSURDO*Debora Ramos

Estamos ante el teatro de lo absurdo, donde lo grotesco es lo categóricamente legal y real, con un hilo de fan-tástico y dantesco, con luces

de reflectores farandúlicas y una coreografía de sueños enmarcados en la más caricaturesca de las pesa-dillas que alguien puede tener, en los albores del siglo XXI.

De tal intención se origina una realidad brutal y falsaria con saldos de muertos, exiliados, torturados y desaparecidos, donde construimos un Macondo en cuya sociedad lo fantástico es real y la realidad un relato anecdótico de horror de un país con la verdad invertida.

Estamos en los tiempos en que las pistolas que apuntan y disparan la bala criminal son las víctimas y las personas muertas o heridas son las culpables: es decir que el ave que vuela es culpable por querer cruzar los aires con su vuelo y el pobre cazador es la víctima que se sintió obligada a dispararle porque quería su aire sin vuelos. Un escenario absurdo con un argumento absurdo.

Puede que mañana la fuerza de gravedad no funcione y que veamos las corrientes de los ríos correr en sentido contrario y algún forastero dirá: estamos en Honduras, donde los asnos escriben una nueva Biblia. Y no es de dudar, también, que estos jumentos se proclamen inte-

* Tomado de http://voselsoberano.com

SOLIDARIDAD CON HONDURASTamara Roselló

Entre el canto y la poesía que compartieron los trovadores Hugo Ferreira, de Paraguay y los cubanos Vicente Feliú y Eduardo Sosa, llegaron las palabras del reverendo Raúl Suárez, director del Centro Martin Luther King.

El además diputado a la Asamblea Nacional comentó tres lecciones que ha confi rmado con la crisis actual de Honduras. Hay dos tipos de iglesias: la que se asienta “a la sombra del trono, que todo lo que hace es a favor de su sobrevivencia, que cuando da alguna migaja de solidaridad, al fi nal re-clama espacios para la hegemonía, para la infl uencia…La otra es la iglesia-comunidad, la iglesia de Jesús de Nazaret, que prefi ere vivir bajo la sombra de la cruz, antes que traicionar al pobre”.

La propia Berta lo ratifi caba al referirse a las élites eclesiales que apoyan a la dic-

tadura, ante quienes se ha alzado la condena popular y un frente de cristianos contra el golpe, que desde las mismas bases de las iglesias denuncian esas actitudes.

Suárez insistió en que la situación en Honduras no puede entenderse desligada de la política histórica de la Casa Blanca hacia la región. “No podemos ser ingenuos. La ingenuidad teológica, política, ideológica, termina con un alto costo social para nuestro pueblo (…) El sistema es el mismo, que ha sido responsable máximo de la miseria y de la pobreza en el mundo entero. No podemos confi ar en ellos, ni darles un tantico así, como dijera el Che.”

Con la certeza de que “la fuerza de la transformación es la organización popular” y de que “los verdaderos cambios son los que vienen de abajo hacia arriba”, Raúl alentó a las hondureñas y hondureños a continuar su lucha.

Y si en algún momento sintieran la tentación de la fatiga, “les aseguro que también habrá quienes les ayudarán a levantar los brazos”, como se sostuvieron en alto los de Moisés, cuando el pueblo de Israel luchó por la tierra prometida. “Pueden tener la completa segu-ridad que aquí a la izquierda estará el pueblo de Cuba y a su derecha, el Comandante en Jefe, Fidel,” culminó.

Asistieron al acto Juan Ramón Elvir, embajador en Cuba del gobierno legítimo de Honduras y Kenia Serrano, presidenta del Instituto Cubano de Amistad con los Pue-blos (ICAP), así como autoridades locales y representantes de organizaciones eclesiales y ecuménicas cubanas.

Este encuentro solidario coincidió con la jornada inaugural del evento sobre Paradig-mas Emancipatorios que sesionó entre el 2 y el 5 de septiembre.

7

MOVÍ MIS AGUAS, ¿Y USTEDES ROMPERÁN EL DIQUE?Alicia Sevila

¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma,

no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia

hasta encontrarla?Y cuando la encuentra,

reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo…

Lucas 15, 8-9ª.

He pasado el verano barriendo, barriendo y buscando… A quien se le ocurrió contar mi historia en la Biblia, se le olvidó poner

mi nombre. Pasó muchas veces, son pocas las mujeres con nombre en la Biblia.

Tengo fama de inconforme. La gente me mira como algo contagioso que es mejor mantener lejos… Será para que no sacuda sus certezas. Asusta descubrir que lo que parece, no es. A mí también me asusta, lo confi eso, pero tengo más miedo a quedarme encerrada en las cuatro paredes de una certeza, sobre todo, porque cuando mi vida estaba llena de seguras convicciones, obedecía ciegamente a quienes hábilmente se aprovechaban de mí. Por cierto, qué coincidencia, la mayoría eran líderes jerárquicos de ciertas instituciones, incluso, la iglesia.

Mi inquietud por la vida, me condujo a una comunidad de barrio que lee la Biblia con ojos de realidad. Desde entonces, mi escoba dejó de ser un símbolo doméstico y se transformó en la herramienta con que revuelvo los rincones del mundo y mis rincones internos. A través de mi grupo, llegué a una casa grande que lleva el nombre de Martin Luther King, donde conocí a otras personas que venían de comunidades di-versas para seguir desentrañando los textos en el Curso Intensivo de Biblia del mes de agosto. Entonces abrí las puertas de un laberinto donde tuve cientos de senderos para barrer.

Desde aquel momento, a mi fama de in-conforme se sumaron otras categorías: loca, indisciplinada, liberal, hereje… Y me reí mucho, la risa es importante para tener la mente clara y avanzar en la búsqueda. Me reí, porque allí supe que la palabra griega que se traduce como herejía quiere decir elección, así que es cierto, soy hereje, elijo cada día qué rumbo tomar y me hago responsable por mis decisiones.

Aprendí, además, que la palabra griega que se traduce como verdad, quiere decir búsqueda y se imaginarán que eso lo estoy disfrutando hasta el día de hoy. Descubrir que ser la mujer

que busca es ser la mujer que está en la verdad o que la verdad no es más que un largo camino de búsquedas, encuentros y desencuentros, me hace sentir muy acertada.

Pero como la mayoría de ustedes, igual que yo, nada sabe de griego, y contarles qué ocurrió en esos días es imposible, les invito a recorrer un camino de palabras conocidas pretendiendo, apenas, que les abra una puerta a senderos ignotos donde puedan encontrarse…

Encontrarse sería, precisamente, la palabra para comenzar. Leer la Biblia en comunidad la hace cobrar sentido en el diálogo de las expe-riencias de vida. El encuentro requiere del com-partir afectivo, sentirse grupo de confi anza.

Colocar la realidad actual como punto de partida aporta una base sólida para desandar los trillados y, frecuentemente, opresivos cami-nos de la interpretación bíblica tradicional.

Por ahí aparecen, entonces, personas especiales que nos ayudan a visualizar el con-texto bíblico. Cuando digo visualizar es porque he sentido que se me dibujan con claridad los paisajes, la gente, las casas, el templo… pero es aún más intenso, si se conoce a alguien –que puede llamarse Paulinho1 y venir del CE-BI2– que, además de problematizar y ayudar a concientizar, provoca desde la vivencia de los sentimientos de quienes protagonizan los tex-tos. Es tan difícil, en este mundo nuestro, bajar las defensas y sentir con la otra y el otro…

Como esta vez se trataba de desentrañar los Evangelios Sinópticos, todo el tiempo nos pinchaban las preguntas: ¿Qué comunidad está detrás de este Evangelio? ¿Cuál es la intención de la comunidad que escribe? ¿Cuál es nuestra posición frente a lo que leemos?

Entonces se regresa a la vida, como quien baja del monte de la transfi guración y se busca, una y otra vez, ahora con mi gente del barrio, mi comunidad de confi anza, otra manera de andar, de ser, de vivir.

Vaya si me gusta hablar. Y tú, ¿quién eres? Vino una mujer de Samaria a sacar agua;

y Jesús le dijo: Dame de beber.

Juan 4, 7

Otra que aparece sin nombre, pero con la marca de una región marginada de la cual me siento orgullosa. Mi pueblo fue siempre rebelde y, por

1 Paulo Ueti, Biblista Popular, Asesor del Curso Intensivo de Biblia del Programa de Reflexión/Formación Socioteológica y Pastoral.

2 Centro de Estudios Bíblicos de Brasil.

eso, incómodo. Una mujer incómoda soy, que busca en las profundidades del pozo… y de los cuerpos, algo que pueda calmarme la sed.

Mi vida está marcada por los encuentros alrededor del agua.

Una tarde descubrí a un moreno, cansado, recostado al brocal, que me miró a los ojos y pidió agua para beber. Al poco tiempo de estar con él, supe que su petición era apenas para despertar mi deseo, un deseo distinto al que había sentido hasta ese momento.

Pasé muchos años sedienta de ternura, respeto, oportunidades para desarrollar mis capacidades; ansiosa por espacios donde expresarme, ser creativa, vivir con libertad. Busqué desesperadamente la satisfacción de todas mis carencias detrás de cada hombre… y cada Dios, pero al fi nal del día regresaba a casa con el cántaro lleno y el cuerpo vacío.

Jesús –su nombre sí lo escriben en los textos–, no hizo juicio sobre mí. Aquella tarde nos ocupamos de la revelación de lo sagrado, lo que bebimos tenía el sabor de la inquietud. Olvidé el cántaro que estancaba mi agua. El miedo hace que una se quede con menos de lo que puede beber; recuperé la fuente que hay dentro de mí y lo invité conmigo a probar otras aguas con gente de mi tierra. Se quedó pocos días, no hizo falta más, la dependencia limita el crecimiento.

Desandando caminos con las rebeldes y los rebeldes de mi tierra, yo también me encontré con esa casa que visitaste, sólo que llegué en julio, al Taller Socioteológico. No pude resistirme al tema “Poder y género, por la construcción de relaciones justas”.

Esta vez el agua estaba en todas partes, brotaba de los cuerpos de diversas maneras. Había fuentes pequeñas, largos arroyos, ríos furiosos, mares en calma y en tormenta, pozos profundos y muchos, muchísimos afl uentes subterráneos. Al principio, costaba mucho que las aguas se mezclaran para mojarse entre sí y humedecer los rincones más ocultos de los cuerpos. De a poco, con la magia de la danza, los viajes internos acompañados de música e invitaciones suaves, con la confi anza que se teje desde el descubrimiento de los orígenes del miedo, pudimos romper los diques y fl uir.

Es difícil excavar en el terreno duro del pa-triarcado, por eso es necesario desenmascarar

8

los agujeros que permiten que nuestras aguas penetren y abran canales, erosionen rocas. Con su agua y su sed, se nos unió Alexandre3, con ojos muy agudos para descubrir los sedi-

3 Alexandre Pereira, Biblista Popular del CEBI, Asesor del Taller Socioteológico del Programa de Refl exión/Formación Socioteológica y Pastoral.

En la noche del pasado ocho de sep-tiembre se dieron cita en la Iglesia Bautista Ebenezer de Marianao feli-greses de catorce iglesias bautistas de la zona occidental de nuestro país con el objetivo de celebrar el Vigési-mo Aniversario de la creación de la Fraternidad de Iglesias Bautistas de Cuba (FIBAC). La ocasión fue propicia para recordar momentos históricos y personas que ayudaron a soñar y poner en práctica el proyecto de ser

RESPETAR LA DIVERSIDAD RELIGIOSA*

Bolivia es una sociedad no sólo multiétnica y pluricultural sino también religiosamente diversa. Es indudable que el cristianismo

es la religión que mayores adherentes tiene, sin embargo en ella encontramos una gran diversi-dad: la Iglesia Católica; las iglesias protestantes que corresponden a las primeras reformas de hace cinco siglos; las iglesias evangélicas de raíz misionera norteamericana y las iglesias pentecostales de diversas vertientes, incluso las de origen nacional.

Diversos sistemas religiosos de raíz indí-gena han subsistido hasta hoy articulándose gradualmente a los sistemas religiosos domi-nantes. La población indígena, que se dice un sesenta por ciento de la población boliviana, no ha dejado completamente su propia prácti-ca religiosa y más bien la ha ido modifi cando y adecuando a las necesidades de una vida más urbana e interconectada mundialmente, y compatibilizándola con el cristianismo. Hay algunos grupos que plantean una revitalización de las prácticas religiosas indígenas, y se nota el incremento de diversos especialistas religio-sos tradicionales (yatiris, jampiris, kallawayas, qowayus, ipayés, chamanes, etc.).

Otras religiones en Bolivia están presentes en menor grado, por ejemplo las comunida-des islámicas y judías. Varias familias tienen

prácticas y concepciones orientales, como los budistas o los bahaí. Finalmente existen per-sonas que asumen la opción de la no creencia religiosa, o afi rman el ateísmo, o simplemente cuestionan la institucionalidad religiosa.

La convivencia boliviana entre estas perso-nas –iguales en sus derechos y, sobre todo en su libertad religiosa, pero diferentes en su op-ción respectiva– sólo se puede dar en el marco del respeto, el diálogo, el reconocimiento de la dignidad de la otra persona. Necesariamente se requiere un marco legal y una participación del Estado, no para intervenir en la vida religiosa, sino para garantizar que ninguna persona sea violentada o impedida en su opción religiosa: para que la diversidad se viva en sana y enri-quecedora convivencia.

Hasta ahora el Estado boliviano no siempre ha cumplido el mejor rol en la búsqueda de una convivencia interreligiosa, sin embargo, se abre una nueva posibilidad para el futuro con la Nue-va Constitución Política del Estado que afi rma la independencia del Estado de la religión por lo cual se elimina cualquier favoritismo en función de una opción religiosa; se afi rma el respeto a la diversidad religiosa, la libertad de conciencia y fi nalmente se inserta la educación religiosa en consonancia con la diversidad religiosa, respetando la opción de la no creencia.

Oikumene signifi ca la construcción de la casa común, el espacio donde todos vivimos.

* Declaración de la comunidad educativa del Instituto Superior Ecuménico Andino de Teología (ISEAT).

mentos creados mito tras mito. Así avanzamos, a través de las construcciones sociales, las imágenes de Dios, los tabúes sexuales, desde el rescate de los textos bíblicos subversivos, las mujeres de la Biblia –con nombres o sin ellos–, los hombres diferentes que defi enden otras masculinidades, el Dios que tiene útero y amamanta…

Durante una semana vivimos el mundo nue-vo, equitativo, que desaprende y reconstruye, el mundo mejor que soñamos. El reto más fuerte es volver a casa, a la tierra rebelde o pasiva donde cada cual mueve su agua para continuar rompiendo diques, abriendo canales.

Yo también he hablado mucho. ¿Y tú? Sí, tú. ¿Quién eres? ¿Cómo llegaste hasta aquí?

FIBAC. Cuando comenzaron a soñar eran solo tres iglesias y hoy contamos con treinta y nueve, con representa-ción en casi todas la provincias del país. Las palabras del reverendo Raúl Suárez, uno de los fundadores, fueron muy confortables para la comunidad. “La obra de Dios, dijo, no puede estar en las mismas manos de las mismas personas todos los años… Digamos a las nuevas generaciones: aquí está la iglesia. Coloquemos este pasado en el

aquí y ahora que vivimos como pueblo donde tenemos signos de fe y espe-ranza. Hagamos los aportes que los tiempos y los sazones nos reclaman”. Y terminó con una frase de Martín Luther King: “Volemos hermanas y hermanos. Si no podemos volar, corramos; si no podemos correr, caminemos; si no podemos caminar, gateemos pero no dejemos jamás de avanzar”.

(Haydee Padrón. Colaboradora del Programa de Refl exión/Formación

Socioteológica y Pastoral)

Celebran aniversario de la FIBAC

Es la hora de construir, entre diversos, la casa que acoja a todas y todos, y donde nadie sea excluido por ser diferente. Una Bolivia ecuméni-ca signifi ca un lugar acogedor donde es posible vivir una opción religiosa y aportar dignamente para vivir bien, personal y colectivamente.

La comunidad educativa del Instituto Su-perior Ecuménico Andino de Teología (ISEAT) anima a las iglesias, organizaciones sociales, instituciones educativas y de desarrollo y a la población en general a participar activamente en el proceso de construcción de esa casa común, nuestro país. Para ello se tienen que vencer los prejuicios, miedos, exclusiones y la falsa neutralidad, avanzando desde nuestra fe diversa, hacia la afi rmación de la vida, la solidaridad y el compromiso con las y los em-pobrecidos de la tierra.

9

LA HISTORIA DE MARÍA DE MÁGDALA (II)*Dora ArceCarta de María Apóstol, sierva de Dios, compañera en la misión, comisionada por el Resucitado a proclamar la vida, de forma que todas y todos tengamos la libertad que nos capacita para la construcción de su reinado; sostenida por la gracia de mi amado Jesús y la solidaridad de mis compañeras en el minis-terio y algunos compañeros también.

Yo seguía confundida y atribulada por el dolor y la realidad de aquella tumba vacía. Por eso, tal vez, le confundí con

un jardinero: “Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde le ha puesto, para que yo vaya a buscarlo”. De alguna manera y sin la certeza de lo sucedido, yo no podía entender el signifi cado de esa tumba vacía. Y asumí inmediatamente que la solución podía estar bajo mi control. Un poco de la misma lógica femenina ¿no? Ya saben de lo que hablo: si el jardinero me daba la información que buscaba, yo misma podía hacerme cargo del problema.

Pero fueron precisamente las palabras del supuesto jardinero las que trocaron todo. Y no sólo para mí sino para ustedes también, que están en este momento preciso de la historia como comunidad de fe, precisamente porque ha llegado tal testimonio hasta vuestro tiempo.

Así fue, cuando el Nazareno me llamó por mi nombre sí le reconocí. Fue algo tan perso-nal, tan íntimo que dudo mucho que puedan entender lo en toda su signifi cación a no ser que realmente se dispongan a dejar de escucharse tanto a ustedes mismos e intentar escuchar la voz de Jesús. En esa relación íntima y personal, nuevamente mostrada con un lirismo impresio-nante, se revela a esta mujer el misterio de la resurrección.

Para mí, escuchar la voz del Maestro, del resucitado, cambió por completo la perspectiva de los hechos. La tumba vacía dejó de ser una manifestación de muerte, sino el testimonio real del poder de la vida. Mi recomendación muy personal a cada uno y cada una de ustedes sería que aprendan a discernir la voz de Jesús. El siempre llama desde múltiples experiencias, pero seguramente a un seguimiento que nos lle-ve a buscarle incansablemente en el mundo.

Pero sigo con mi propia historia. Ahora vie-ne la parte más difícil que es hacer la confesión porque honestamente, mi primera reacción fue intentar retener a Jesús, tomarlo en mis brazos inmediatamente que le reconocí. También sé que esta parte de la historia ha dado motivos para múltiples interpretaciones acerca de nues-tra relación. Pero no he viajado por tantos siglos en el tiempo para contarles chismes sino para compartirles mi experiencia de fe.

Ya saben ustedes la respuesta que me dio Jesús: “No me retengas, porque todavía no he ido a reunirme con mi padre”. Puede que nos parezca una frase dura, como dirían las cubanas y los cubanos que están escuchan-do, un cubo de agua fría, que frenó de golpe y porrazo mi entusiasmo al saber que Jesús estaba vivo.

Lamento decirles que sería superfi cial y ligero interpretarlas de manera tan simple. Re-cuerdan ustedes que les conté que sus primeras palabras tenían que ver con la propia búsqueda de su presencia. Pues ahora viene a ser como el contenido de nuestra misión, la verdadera gran comisión de cada hombre y mujer de fe y no esa que tanto cacarean del Evangelio según Mateo. Les digo que su envío es tan sencillo y tan profundo como su propia vida y ministerio: “No me retengas”.

No me crean engreída pero aquellas pa-labras de Jesús deberían resonar siempre en ustedes tal y como hicieron eco en mi y en mis compañeras.

No me nieguen que en nuestra humana tendencia siempre queremos controlar al Señor, retenerle para nosotras y nosotros. Hacerlo mío en vez de nuestro.

Algo así, no sólo se constituye, desde la perspectiva de la resurrección como una ver-dadera herejía, sino además una interferencia imperdonable entre lo que vino a ofrecer Jesús, lo que tiene Dios en sus planes para ese Cristo re-sucitado y lo que nuestra naturaleza imperfecta y

limitada intenta muchas veces al querer retenerle y aprisionarle en nuestros prejuicios y expectati-vas individualistas, así como yo lo intenté.

Y es que precisamente la buena noticia que estamos llamadas y llamados a proclamar, en mi tiempo y en el vuestro, es precisamente que no hemos retenido al Jesús resucitado, sino que le hemos dejado libre para completar su plan, para completar la obra que Dios ha iniciado con su vida, su muerte y su resurrección.

Porque además, el mandato de Jesús no terminó en aquel incidente tan embarazoso para mi por su insistencia que lo dejara en libertad. El me dijo: “Ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi padre y padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes”.

En vez de mantenerle para nosotros, estático y privativo a nuestro antojo, Jesús nos exhorta a compartir la buena noticia de su resurrección, de la nueva vida que en él se abre como oportunidad para toda la creación.

Pero esta buena noticia estuvo, está y estará directamente relacionada con una ex-periencia bien concreta y real, que va más allá de una verdad de fe como lo es la resurrección: aquellos y aquellas que seguimos a Jesús formamos parte de una familia, somos sus hermanas y hermanos y tenemos un padre que es su padre, que es su Dios y nuestro Dios.

Pueblo de Dios reunido a nombre de las iglesias de América Latina y el Caribe. Así como mi confusión y mi tristeza fue trastocada por mi encuentro con Jesús, yo les puedo asegurar que tenemos toda la sustancia para anunciar la esperanza de que así será el futuro de Dios para su mundo: la tristeza y la confusión de miles de seres hoy en el mundo será transformada en alegría y confi anza, en seguridad permanente, en fi esta eterna por la resurrección.

El testimonio de las Escrituras esconde muchas de las experiencias que hoy puede le-vantar las iglesias en América Latina y el Caribe, modelos participativos y solidarios, inclusivos y dinámicos, que pueden hacer de la iglesia el verdadero cuerpo de ese Jesús resucitado.

Yo les saludo a nombre de mi comunidad, saludo a mis compañeras en la misión que hoy buscan hacer visibilizar el rostro femenino que ciertamente tienen las iglesias de hoy y que han tenido siempre, desde el mismo grupo que formábamos la comunidad de seguidoras y seguidores del Maestro.

Que el Dios de paz, que como buena madre arropa amorosa a sus hijas e hijas, les guarde y les confi rme en la seguridad de que está con ustedes, ahora y siempre. Amén.

* Refl exión presentada en el 80 Aniversario del Congreso Evangélico Hispanamericano de La Habana, realizado en mayo de 2009 en el Seminario Evangélico de Teología de Matanzas.

10

Andares teológicosLA VOCACIÓN ECUMÉNICA DE LA IGLESIA Y EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO*Amós López

La humanidad es un entrelazado de seres múltiples y diferentes, hechos para abrazarse, que buscan en la solidaridad los caminos para ser feliz y hacer felices a los demás. Esta es hora oportuna y providencial para las religiones. Con la globalización, ellas se ven forzadas a encontrarse y convidadas a dialogar y a entenderse, a mostrar la verdad de su ser. Ellas existen para ser fuentes de reconciliación, en lo íntimo de los corazones y en el seno de las sociedades, promoviendo la justicia y la paz, buscando la verdad humana en la trascendencia, la creatividad, la fraternidad sin límites y sin discrimina-ciones. Por encima de toda competencia o de cualquier tentación de proselitismo, las religiones hablarán el lenguaje de la libertad, del respeto por las personas y por las conciencias, buscando despertar la responsabilidad, la generosidad y la solidaridad. Su verdadera fuerza estará en vivir y predicar la gratuidad del amor.

Las palabras anteriores pertenecen al pro-fesor y teólogo dominico brasileño Carlos Josaphat. Ellas resumen con claridad y

profundidad algunas de las convicciones que animan nuestro camino en la vida como seres humanos y como cristianos. Ante el desafío de la diversidad religiosa y de la necesidad de convivir con nuestras diferencias sin que estas signifiquen peligros o amenazas, sino más bien oportunidades de crecimiento, quisiera compartir con ustedes algunas luces y sombras, inquietudes y esperanzas que han ido surgiendo al calor de las experiencias que pudimos vivir en el Curso de Ecumenismo del pasado mes de julio, en Brasil. Y lo hago teniendo en cuenta aquella recomendación que nos hiciera nuestro Señor Jesús cuando decía que era necesario sacar primero el tronco que está en nuestro ojo para poder ver bien la astilla que está en el ojo de nuestro hermano.

Reconocer la realidad de la diversidad religiosaComo cristianas y cristianos necesitamos reconocer la realidad en la cual vivimos, esta realidad está marcada por la diversidad religio-sa. Aunque el cristianismo continúa a la cabeza de las religiones en el mundo, desde el punto de vista de las estadísticas, no hay que olvidar que estas deben comprenderse en relación directa con el acelerado crecimiento demográfi co en el hemisferio sur del planeta, donde el cristianismo concentra el mayor porcentaje de sus fi eles.

Esta realidad religiosa tiene sus razones históricas. La expansión mundial del cristianis-

mo a partir del siglo XVI estuvo ligada a los pro-cesos de colonización europea en África, Asia y América Latina. Por lo tanto estamos hablando de una evangelización a escala mundial que se impuso sobre culturas y tradiciones religiosas con la ayuda del poder militar y político. Era la propagación de la cultura occidental cuyo sostén espiritual era la fe cristiana. ¿Podríamos llamar a esto evangelización?

Según las estadísticas actuales, el cristia-nismo es una religión minoritaria en grandes regiones del continente asiático y africano. En la Europa cristiana, las iglesias tradicionales se debilitan y el Islam crece vertiginosamente. El islamismo es la religión que ocupa el segundo lugar en las estadísticas mundiales, seguida de las personas que no profesan ninguna religión. En América Latina, los pueblos indígenas y sus religiones resurgen con fuerza y recla-man el espacio y la libertad que las iglesias les habían arrebatado. Han quedado atrás aquellos tiempos en que la religión cristiana era la protagonista de la historia y la misión de la iglesia era entendida en clave de conquista y avasallamiento cultural, y en cualquier rincón del mundo era levantada una parroquia o una catedral, muchas de las cuales hoy en día han quedado como reliquia arquitectónica o monu-mentos de interés cultural y turístico.

El mundo moderno ha señalado, con todo su derecho, los grandes errores del cristianis-mo. La humanidad y la historia, en ocasiones, han sido iluminadas por vidas cristianas con-secuentes con el Evangelio de Jesucristo. En otros momentos, la humanidad y la historia han sido oscurecidas por la conducta de cristianas y cristianos que practicaron el antievangelio de la muerte y no el evangelio de la vida. Como

iglesia, muchas veces hemos equivocado el camino de nuestra misión. Con toda honestidad, debemos revisar constantemente nuestro testi-monio, no sólo aquel dado en siglos anteriores sino también el actual; la manera en que hoy somos iglesia y nuestra actitud ante la realidad de la diversidad religiosa.

Reconsiderar la misión de la iglesia¿Cuál es entonces la misión de la iglesia? ¿Cuál fue aquella misión que Jesús nos encomendó y en qué momento dejó de ser la misión de Jesús para convertirse en nuestra misión? Les invito a recordar y releer aquel pasaje en que Jesús envía a sus discípulos a proclamar el reino de Dios. El texto aparece en Mateo 10, 5-15, aunque también tiene sus paralelos en Marcos y Lucas. Veamos algunos elementos interesantes de esta misión.

Jesús les pide que no lleven nada para el camino: ni provisiones, ni dinero, apenas un bastón y un par de sandalias. La primera inten-ción en esta misión es provocar la hospitalidad, los misioneros pondrían a prueba la disposición de las personas para acoger a un forastero, lo cual equivale a decir: acoger al necesitado, al que no tiene pan, techo, ni familia. Lo único que los discípulos deben desear a las familias es la paz de Dios. Y aún cuando esa paz no fuese bien recibida, ellos nada perderían.

La segunda intención es permanecer en las casas, integrarse en la comunidad, provocar la solidaridad, el compartir lo que se tiene. La misión no es imponer otro estilo de vida, sino participar de la vida que cada comunidad tiene, permanecer, acompañar, ser parte de aquella

* Sermón pronunciado el domingo 2 de agosto de 2009 en la Igelsia Bautista Ebenezer de Marianao.

11

realidad. Ese es el signifi cado de la encarnación, en Jesucristo Dios asumió nuestra humanidad, habitó entre nosotros, se hizo carne, participó de una cultura, se identifi có con nuestra forma de vivir, con nuestras alegrías y esperanzas.

Tercera intención: compartir la vida de una familia es también participar de la misma mesa, comer lo que sea servido en ella. Esta comunión de mesa fue una práctica constante en el ministerio de Jesús. Los religiosos de la época le criticaban por compartir alimentos con personas de mala fama: cobradores de impuestos, prostitutas, pecadores. Pero Jesús denunciaba el ritualismo y el puritanismo reli-gioso de fariseos y doctores de la Ley. Para él ninguna ley o norma religiosa podía impedir la fraternidad, el deseo de compartir y participar de la vida de la otra, del otro.

Hace algunos años tuve la oportunidad de participar durante una semana de la vida cotidiana y la espiritualidad de un monasterio benedictino en Brasil. Una tarde se celebró la Santa Cena. Según la doctrina católica, el pan y el vino, al ser consagrados, se convierten en carne y sangre de Cristo. En nuestra tradición bautista, la Cena del Señor es sólo un memorial de la muerte y resurrección de Cristo. Pero en aquel momento lo más importante para mí no fue lo que creemos los bautistas sobre la Cena, sino el deseo de compartir la mesa del Señor con mis hermanas y hermanos del monasterio. Porque la mesa del Señor es abierta y allí nos une el compromiso con el evangelio de Jesús; en ella las interpretaciones teológicas deben ser relegadas a un segundo plano; porque el Señor no excluye ni siquiera a aquel que más tarde nos puede traicionar.

Cuarta intención: expulsar a los demonios, limpiar a los leprosos, resucitar a los muertos y curar a los enfermos. Todas estas acciones no son señales de algún poder religioso, son señales de sensibilidad ante las necesidades humanas. Son gestos donde acogemos las necesidades de las personas y restauramos la vida.

Hagamos un resumen de estos momentos de la misión de Jesús: provocar la hospitalidad,

integrarse en la comunidad, participar de la mis-ma mesa y acoger las necesidades humanas. Es decir, el evangelio se comparte y se experimenta en la convivencia, en el compartir cotidiano de la vida. Y en ese proceso de mutuo aprendizaje, el evangelio cobra vida y cuerpo, adquiere rostro específi co, ocurre el milagro del Emanuel, Dios con nosotros. Entonces, y sólo entonces, el reino de Dios se habrá acercado, será una realidad viviente entre nosotras y nosotros.

Nuestra misión es anunciar el evangelio sin ningún tipo de prepotencia religiosa, sin creernos superiores o ser la única y verdadera religión. Pero para ello necesitamos mucha humildad. Las cristianas y los cristianos afi rmamos que Jesucristo es “el camino, la verdad y la vida”. Pero de acuerdo al texto del evangelio, eso no signifi ca exclusivismo religioso ni superioridad religiosa. Además, este mismo Jesús nos dice que “la verdad nos hará libres”, y si creemos que nuestra verdad es la única posible para toda la humanidad, entonces no somos libres, somos esclavos de nuestra vanidad religiosa, y eso nos llevará a seguir cometiendo los mismos errores del pasado.Desafíos a la vocación ecuménica de la iglesia¿Cuáles serían entonces los desafíos que pre-senta esta realidad de diversidad religiosa para una iglesia que se autoproclama ecuménica e intenta llevar adelante la misión de Jesús? Entre los muchos desafíos que se nos presentan, quisiera al menos señalar tres de ellos.

Primero: reconocer nuestros errores y reorientar nuestra misión como iglesia. Uno de los grandes errores que hemos cometido como iglesias en Cuba es acusar a las otras prácticas religiosas de falsas y demoníacas. Pero el mundo no es un escenario donde hay que librar batallas religiosas. El mundo es la casa común que Dios nos ha entregado para cuidar de ella, y como en cualquiera de nuestras casas, todas y todos tienen derecho a un espacio.

Segundo: superar los preconceptos so-bre otras prácticas religiosas. Aquí el reto es

doble: cambiar nuestra actitud de rechazo y condena hacia las otras religiones, y disponer nuestro corazón para aprender de ellas. Estoy consciente de lo difícil que puede resultar esta sugerencia. Para ello se necesita de una debida preparación. Más de una vez se ha dicho que sólo estaremos preparados para el diálogo con otras religiones en la medida que conozcamos bien la nuestra y estemos plenamente identifi -cados con ella.

Muchas veces nuestra actitud ante la diversidad religiosa está determinada por la falta de conocimiento. Es necesario saber que en no pocas religiones en el mundo, la persona de Jesucristo es respetada e incluso venerada como gran profeta, maestro o en-carnación divina. Y nosotros mostramos poco respeto o desconocimiento en relación a las grandes enseñanzas y valores contenidos en otras religiones.

Tercero: promover el diálogo y los proyectos comunes a favor de la paz y la justicia. Existe en las diversas religiones una disposición esencial hacia la construcción de la paz y la justicia. Y es ahí, en el terreno de la vida, de la práctica de la solidaridad y el amor, en el compromiso social y político, en la búsqueda de solución a los problemas comunes, donde los seres humanos se encuentran y echan por tierra las diferencias ideológicas, religiosas y culturales. Es lo que algunos llaman un ecumenismo de base, un ecumenismo que se da en la cotidia-nidad de la vida.

Es la propuesta ética, inherente a cada religión, lo que puede tender puentes de acer-camiento y esfuerzos en común para construir ese otro mundo posible que todas y todos de-seamos. Cada religión tiene mucho que aportar en esta lucha por el respeto a la creación y la preservación de la vida. Las iglesias encuentran su mayor inspiración en la ética liberadora y transformadora del evangelio de Jesús. Esa es la contribución que nuestra sociedad y nuestro mundo esperan de las cristianas y los cristianos. Sirvamos a los demás con humildad, respeto y pasión por la vida. Amén.

Del SurGrito de las/os excluidos

QUINCE AÑOS POR TRABAJO, JUSTICIA Y VIDA

En su 15ª edición, el Grito de las/los Excluidos traduce bien esta urgencia, constatando en su lema que la fuerza de la

transformación está en la organización popular. Marchas, celebraciones, caminatas, diser-

taciones, protestas, peregrinaciones. Varias

son las formas de manifestación del Grito de los Excluidos. El objetivo es hacer evidente las desigualdades sociales, exponer los prejuicios que el modelo económico vigente trae a la po-blación excluida, denunciar los daños causados por las empresas que no respetan el medio

ambiente, denunciar la corrupción y el papel desempeñado por las empresas capitalistas en este contexto de exclusión.

A lo largo de estos quince años ha crecido la participación popular no sólo dentro de Brasil, donde surgió por primera vez esta iniciativa

12

continental, sino de países y organizaciones del área.

Luiz Bassegio, secretario del Grito conti-nental, enfatiza que una de las características de este movimiento es su osadía y creatividad.

¿Qué es el Grito de los Excluidos?El Grito de las/os Excluidos es un movimiento social internacional surgido en Brasil en 1994 que agrupa a trabajadores y trabajadoras del campo y la ciudad, campesinos sin tierra, pue-blos indígenas y afroamericanos, desempleados y subempleados, migrantes, jóvenes y niños excluidos y excluidas de sus derechos fundamentales, se ha convertido en un importante espacio de denuncia y lucha continental.

En medio de un panorama cada vez más incierto para las amplias mayorías de la po-blación pobre y desposeída del planeta, el Grito, es ya una importante fuerza de empuje y denuncia contra el injusto y deshumanizante sistema neoliberal y contra las políticas de reajuste económico que pretenden imponer los poderosos de esta aldea global. Por ese motivo, ha ganado espacios de participación, convocatoria y construcción en numerosos países del mundo y, en particular, en nuestra América, pues da voz a aquellos a los que les ha sido arrebatada su voz y se suma a los movimientos sociales que luchan contra la deuda externa, los tratados de libre comercio, el Plan Puebla Panamá, la militarización, la xenofobia, el racismo, que amenazan y exterminan la vida y el medio ambiente, las identidades culturales y la soberanía de los pueblos.

Y resalta que las manifestaciones populares y sociales muestran que el grado de exclusión todavía es grande en América Latina. Pero tam-bién celebra como un avance la participación política de las/os excluidos.

Campañas: El Grito en las Américas participa entre otras, en la Campaña Con-tinental contra el ALCA-TLC, Deuda y Militarización de las Améri-cas. Por esto es importante reafi rmar una vez más los objetivos y compromisos ya asumidos: luchar por la superación de toda forma de exclusión social; por el no pago de la deuda externa, contra el modelo neoliberal que amenaza y extermina la vida y el medio ambiente, contra todas las formas de migración forzada, xenofobia, racismo y por un mundo sin fronteras; rescatar las deudas sociales, continuar apoyando la lucha contra el ALCA, OMC y FMI; en contra la militarización estadounidense en América Latina y el Caribe y la lucha por la paz y contra la guerra.

No hay una forma única de organizar las movilizaciones. La experiencia de los distintos países donde ocurre ha indicado que la

creatividad de los movimientos sociales hace del Grito una verdadera manifestación popular que da voz a las excluidas y los excluidos de la sociedad. Asimismo se articula con organizaciones y coordi-naciones locales, regionales y nacionales; busca asociaciones con otros movimientos locales involucrados en la misma lucha y también intenta reforzar las dinámicas continentales como Vía Campesina, Jubileo Sur, Asamblea de los Pueblos del Caribe… y motiva en sus actividades el protagonismo y la creatividad de los excluidos/as; promueve acciones que llamen la atención del pueblo: exposicio-nes, presentaciones teatrales, debates, caminatas, celebraciones ecuménicas, romerías y vigilias; actividades que rescaten la cultura popular; formas creativas de tener presencia en los medios de co-municación social y exposiciones fotográfi cas y paneles en locales públicos, entre otros.

Pulso y OndaAlgunas refl exiones y otras tantas provocaciones para el diálogo

LAS IDENTIDADES DEL COORDINADOR DE GRUPO: AQUÍ Y AHORA (II)*Mario Flores

Siempre uno habla desde un lugar. Siempre uno actúa desde una posición. Y me sigue quedando claro que es fundamental tener conciencia plena de estas certezas. Esta condicionante nos alumbrará para “saber lo que uno se trae entre manos”, como digiera con trascendencia Carolina de la Torre. La coordinación no es sólo un rol, no es sólo un importante elemento en las dinámicas de los grupos, o una piedra signifi cativa en la ingeniería de los procesos grupales.

* En la pasada edición de junio de 2009, publicamos la primera parte de este trabajo. Quisimos que primera y segunda partes salieran consecutivamente pero por razones de espacio, no pudimos hacerlo. Ahora las y los lectores de Caminos tienen la posibilidad de retomar el tema de la Coordinación de grupos que nos propone su autor, el teatrista y psicólogo comunitario, director de Teatro Espontáneo.

13

En una de sus canciones Caetano Veloso dice que “de lejos todos parecemos inocentes”. De cerca cambia el panora-

ma, diríamos nosotros. Ni las palabras, ni los conocimientos, ni las acciones son neutras. El marxismo como doctrina fi losófi ca, aunque a más de alguno le duela, sigue vigente en darnos luces para una visión del mundo, e interpelarnos permanentemente.

La categoría grupo y todas las teorías que la sustentan, nacen y se desarrollan a partir de condiciones históricas y sociales concretas, y siguen conservando su vigencia. Pero ya en el siglo XXI, las interpretaciones críticas que pode-mos hacer de las realidades son diferentes a la de los setenta, es más, son totalmente disímiles a las que hubiésemos realizado hace tan sólo unos meses atrás, antes de los huracanes Gustav y Ike. Es insufi ciente a estas alturas hablar de grupos si no los interconectamos orgánicamente a esa otra categoría sistémica: la comunidad.

Y en este paso cualitativo, el imaginario de algunos coordinadores, sobre grupos humanos reunidos entre cuatro paredes, con ciertas condiciones controladas, motivados desde alguna parte para estar ahí, en espera (latente o manifi esta) de su coordinador (pan-talla, depósito, etc.) que desde sus propuestas los haga transitar de un punto “A” a un punto “B”, puede verse cuestionado. Esos modelos siguen siendo pertinentes y necesarios, pero el diapasón se abre, y nos encontramos con otras estructuras de las grupalidades, otras dinámicas, otros sentidos… y ahí los recursos teóricos y metodológicos, deben desarrollarse para que lo adecuado (al decir de Moreno) nos asista. Si son “otras” las grupalidades (comunidad) también el coordinador debe ser “otro”. Mejor aún: su identidad debe seguir en expansión (para usar un concepto de la física cuántica).

La sociedad de las esquinas dirán algunos, las del barrio, la plaza pública, los micro espa-cios, dirán otros. Los enfoques se tensionan, los objetivos se refocalizan, los dispositivos se reelaboran.

Me asalta en estos momentos la imagen del parque Rumiñahüi. En el año 2004, como cierre de un taller de Teatro Espontáneo Comunitario (“La Zona Segura”), el que se había desarrolla-do intensamente cobijado por los memoriosos muros de una azotea de La Habana Vieja, propuse una culminación con una función en la vía pública, en un parque cercano: Rumiñahüi. Las primeras miradas de mis compañeros de taller fueron de incredulidad, luego de ansiedad, hasta que surgieron las interrogantes: “¿Y tene-mos permiso, y si viene la policía, nos dejarán?”. Preguntas grupales que como radiografías del alma colectiva, nos mostraban un sin fi n de

fantasías persecutorias y proyecciones de inse-guridad. Esa función de cierre fue espectacular e histórica. Desde hace cuatro años, el primer sábado de cada mes, seguimos realizando un taller-función en el parque Rumiñahüi, con los amigos que lleguen y con los transeúntes que pasen. Por supuesto, nunca nos han pedido ninguna autorización para estar ahí.

La experiencia en este parque habanero, así como las que hemos venido implementando en otros espacios públicos (barrios, terminales de trenes, calles, patios, etc.) a lo largo de estos años, nos mantienen en un cuestiona-miento permanente sobre los soportes teóricos y técnicos empleados, tratando de que sea una búsqueda colectiva. Las características idiosincráticas y culturales, son un referente ineludible para entender las grupalidades y su coordinación. Me imagino que sería un poco más complicado un Rumiñahüi en Berlín.

Grupos… Comunidades… ¿Ciudadanía? Los teóricos del Desarrollo Local señalan que existen tres grandes dimensiones intervinculan-tes, entidades dialógicas, que en coordinación emprenden esa evolución cualitativa de las localidades: 1) una autoridad política-ad-ministrativa, con una claridad y voluntad de implementación de estrategias sustentables de desarrollo; 2) una comunidad participativa, empoderada y organizada, que sea contra-parte y coconstructora de esas estrategias. Y entre la una y la otra, debe existir un puente operativo imprescindible para materializar técnicamente las directrices de esas estrategias, y viabilizar permanentemente un punto de encuentro entre ellas: 3) profesionales compe-tentes y técnicos capacitados.

Y se me antoja interesante que en los espacios locales, barrios-repartos-municipios, pudiésemos levantar un diag-nóstico de los cientistas socia-les, trabajadores comunitarios o coordinadores de grupos que allí laboran: quiénes, cuántos, qué hacen, cómo y por qué lo hacen, qué modelos o enfo-ques los regulan, cuáles son sus criterios y valoraciones. En los últimos tres lustros he trabajado casi con exclu-sividad en comunidades de barrios populares y municipios periféricos, y esta experiencia me ha llevado a tener un alto

respeto por los profesionales que han hecho una opción de trabajo por estos espacios, pues se enfrentan a una “población” de mucha demanda, carencias y vulnerabilidades, y por lo general desempeñan sus actividades con precarios recursos materiales, bajos salarios e inexistentes estimulaciones. Sumémosle que algo fl ota en el ambiente, en el imaginario social, que valora que quien trabaja en un municipio o en un barrio popular, es porque no le dio para más, que se encuentra lejos de ese fetiche mercantil de la “carrera exitosa”.

Si de los 15 municipios de Ciudad de La Ha-bana, tomamos como referencia los municipios de Diez de Octubre, Arroyo Naranjo, Playa, Bo-yeros y Habana del Este, y vemos que en ellos se concentra el 45 por ciento del total poblacio-nal de la capital (993.191 de 2.201.610, según datos Censo 2002), y desde esta focalización nos preguntamos por ese “puente operativo”: ¿Cuántos coordinadores de grupo estarán en funciones, se estarán cuestionando sobre su identidad de coordinadores, con qué métodos y bajo qué paradigmas estarán trabajando, serán

Grupo de Teatro Espontáneo Comunitario

14

partícipes directos en la planifi cación de las po-líticas de salud mental y desarrollo comunitario de sus localidades, tendrá presencia en esos ba-rrios la Alta Academia?... Cada uno de nosotros desde la observación y experiencia empírica, cual Newton viendo caer la manzana, podemos aproximarnos a estas preguntas, elaborar otras y bosquejar algunas respuestas.

Por ahora me voy quedando con una metá-fora a manera de conclusión preliminar: Ni Cuba es La Habana, ni La Habana es El Vedado.

“…nunca turbaré con actos, ni palabras,

ni escritos míos la paz del pueblo que me acoja. Vengo a comunicar lo poco que sé,

y a aprender mucho que no sé todavía.”

(JOSÉ MARTÍ, 1877)

No es un dato menor, el estar problematizán-dome por las grupalidades y coordinaciones en Cuba, donde un proceso revolucionario socialista lleva ya cincuenta años de resistencia y construcción. El sol con su luz y sus manchas pero sobre todo, con su luz. Creo que es un privilegio estar en uno de los epicentros pla-netarios, y además sintiéndome protagonista (fresco que es uno). La responsabilidad tiene que ser directamente proporcional a los grados de “privilegio” y libertad que uno disponga. Mi identidad de coordinador está atravesada por esta temporalidad espacial.

En el preámbulo de la Constitución de la República de Cuba, antes incluso del desarrollo de capítulos y artículos, explicita su identifi ca-ción con “el internacionalismo proletario, en la amistad fraternal, la ayuda, la cooperación y la solidaridad de los pueblos del mundo, especial-mente los de América Latina y el Caribe”, y un alma sensible no puede dejar de estremecerse de emoción ante esta belleza de la ética, con-sagrada en una Carta Magna; y entender con igual emoción, por qué desde la mayor de las Antillas, la solidaridad tiene rango de política de Estado. Y claro, ahí podemos comprender mejor el porqué en la Isla estudian actualmente y de forma gratuita más de treinta mil jóvenes de más de ciento veinticinco países, de los cuales más de 10 mil lo hacen en la Escuela Latinoamericana de Medicina, y que en todos estos años seamos centenares de miles los que nos hayamos formado profesionalmente en sus aulas, o el porqué de las brigadas médicas cuba-nas que están en decenas de países del Tercer Mundo, o el apoyo con profesores y metodología a los hermanos bolivianos, y etcétera y etcétera, y aquí el etcétera sí es largo.

Y las imágenes saltan como en un calidosco-pio: un mar de negros en machete y mambises coronados por sombreros de yarey, Amalia abandonada por la rabia, la vergüenza, el amor, el Apóstol cayendo en Dos Ríos, “Condenadme, no importa, la Historia me absolverá”, el Granma y sus expedicionarios, la lucha en la Sierra, “¿Voy bien Camilo?”, el Ché cargando sacos en el trabajo voluntario, la Campaña de Alfabe-tización, Bahía de Cochinos, “Nikita, mariquita, lo que se da no se quita”, la Zafra de los 10 Millones, la Era pariendo un corazón, Haydée abriendo las puertas y las ventanas de nuestra Casa, los murales de Roberto Matta, Salvador Allende y Fidel sentados en una plaza de Alamar, Cortázar arrastrando erres y ternura, las familias cubanas sacando de su cuota de libreta una libra de azúcar para enviarla al gobierno de la Unidad Popular de Chile, bicicletas y “alumbrones” del Período Especial, miles de estudiantes en la es-calinata una noche de enero en los años ochenta entonando La Bayamesa con un respeto sacro que vive indeleble en mi memoria…

Y están también las otras imágenes: las Umap, el quinquenio gris o el decenio negro, la polémica de Blas Roca y las respuestas de Alfre-do Guevara, Silvio en el Playa Girón, Leo Brouwer prohibido de la radiodifusión, el manualismo so-viético y el realismo socialista, José Lezama Lima mirando tras la ventana de su casa de Trocadero, el pelo largo como desviación ideológica, “todos somos iguales, pero hay algunos más iguales que otros”, las cafeterías que venden café y leche por separado, pero es imposible que te den un café con leche juntos, el síndrome de unanimidad, las meseras del Coppelia que te atienden como si fuera una molestia, las colas, el “quítate tú para ponerme yo”, la “bidimensionalidad” de Jorge Mañach, la indolencia de las personas arrojando basura y basura y basura en la calle, los baños públicos, la guayaba…

Quizás porque me creo realmente eso del internacionalismo proletario, y que la Revolución cubana es un patrimonio de todos, especialmen-te de los latinoamericanos, y que la construcción de proyectos de cambio social de este conti-nente deben necesariamente nutrirse de este proceso, es que transito las calles habaneras, vibro desde su cotidianidad y trato honestamen-te de asumir la responsabilidad que me compete en esta construcción colectiva. Respiro desde sus logros y contradicciones, que ya son míos. A pesar de la generosa hospitalidad de mis hermanos cubanos, no dejo de ser un chileno patiperro, cuya identidad andina se funde con la exuberancia del Caribe, dejando de tener claro dónde termina una y dónde empieza la otra.

En mi, en mis inseguridades disfrazadas de soberbia, en mi timidez camufl ada de persona-lidad desbordante, en mi extrema sensibilidad vestida de dureza, me cuestiono: ¿Tengo la autoridad moral al no ser cubano de levantar el dedo y opinar e involucrarme y enrabiarme, discutir e interpelar, proponer, hacer y sentirme como el que más? ¿Tengo el derecho de la responsabilidad de la interpretación crítica, yo que no estuve ni en la Sierra Maestra, ni en la Campaña de Alfabetización, ni en los gloriosos días de la Crisis de Octubre, ni en la Zafra de los 10 Millones? ¿Sentirán algo similar mis colegas, mis compañeras de maestría, mis pares gene-racionales y los más jóvenes? Y nuevamente la misma pregunta: ¿qué tiene que ver todo esto con la coordinación y los procesos grupales? Y nuevamente la misma respuesta: Todo.

“Lo imposible es posible.

Los locos somos cuerdos”

(JOSÉ MARTÍ, 1880)

Las grupalidades y su dimensión cualitativamente superior, las comunidades, pueden ser un espacio de resistencia cultural pero, sobre todo, son un territorio propositivo donde se construyen colecti-vamente los proyectos propios de transformación. Ya no son más esos pacientes objetos de estudio o esos “sujetos” a los que hay que intervenir (desde afuera y desde arriba) para salvar o esas abstrac-tas cifras estadísticas declamadas en congresos internacionales. Son actores y actrices sociales (al decir de Maritza Montero) co-constructores reales y co-generadores de conocimiento-acción. La coordinación, desde la identidad del rol y de la persona-coordinador, sin abandonar la responsa-bilidad que le compete, cristaliza (acompañando, facilitando, proponiendo, socializando poderes) condiciones objetivas y subjetivas para el desa-rrollo de estas entidades colectivas.

No se trata ahora de llenarnos de culpa, pa-ralizarnos en la duda perpetua, y fosilizarnos en la inseguridad. Por el contrario, se trata de incor-porar activamente el reto de ampliar las miradas, enriquecer los paradigmas, evolucionar teórica y metodológicamente, potenciando desde el texto y contexto, con memoria, presente y proactividad, desde el pensar, desde el hacer, desde la praxis.

Habitar con conciencia (es decir, sin ena-jenación ni alienación) las grupalidades y sus procesos. Asumiendo explícitamente, sin poner-lo entre paréntesis o darlo por sobreentendido, que el coordinador/a de grupo tiene una función social. Y esto es evidente siempre y en todos lados, pero especialmente aquí y ahora.

15

NovedadesServicio de Información

y Documentación Paulo FreireLa sala de lectura y atención al público esta abierta lunes, martes, jueves y viernes de 9:00 am a 5:00 pm y los miércoles de 2:00 a 9:00 pm.

Kevin Madigan y Carolyn Osiek, editoras. Mujeres ordenadas en la Iglesia primitiva: una historia documentada, Editorial Verbo Divino, Estella (Navarra) 2005, 318 p.

En estas páginas las/os lectores encontrarán un estudio riguroso de una colección de textos e inscripciones de los siglos II-V en los que aparecen menciona-das mujeres junto a sus ofi cios eclesiales: diácono, diaconisa, presbítero… Los autores hacen un análisis ponderado de las fuentes sin abandonarse a fá-ciles relaciones o deducciones, teniendo siempre en cuenta el contexto y el momento histórico en el que deben ser interpreta-dos el texto o la inscripción.

Alberto Cairo. Infografía 2.0: visualización interactiva de información en prensa, Alamut, Madrid 2008, 126 p.

Infografía 2.0 está compuesto de cinco capítulos. En el prime-ro se ofrece una defi nición de infografía. Este capítulo incluye una crítica concisa de las prin-cipales fuentes académicas. El capítulo segundo es una historia de la visualización de información, desde sus orígenes hasta nuestros días, prestando especial atención a su uso en el periodismo. El tercero es un repaso a algunas ideas básicas sobre diseño de interacción aplicables a la visualización interactiva fundamentales para el capítulo cuarto. Éste, además de un estudio pormenorizado de los ya citados cuarenta y siete

gráfi cos usando el aparato conceptual esbozado en capítulos anterio-res, contiene una somera explicación del funcionamiento y los fl ujos de trabajo dentro del departamento de infografía de The New York Times. Por último, el quinto capítulo apunta ciertas claves para el futuro de la visualización interactiva en prensa, basadas en lo observado durante la investigación.

Wim Dierckxsens, et.al. La gran depresión del siglo XXI: causas, carácter, perspectivas, DEI, San José, Costa Rica 2009, 187 p.

Este libro busca analizar e informar sobre la crisis actual como crisis de civilización en sus diferentes dimensiones, con el objetivo de encontrar en ella oportunidades para construir en la práctica y en la teoría un poscapitalismo. Por eso, por un lado, pretende trascender el marco académico y ser un instrumento de información y alerta documentada para nues-tros pueblos en sus luchas de resistencia al sistema vigente. Por otro lado, dar luces respecto a cómo la crisis brinda oportuni-dades para la construcción de nuevas institucionalidades y la profundización de procesos de

integración hoy en marcha en América Latina y el Caribe.

Jürgen Moltmann. La venida de Dios: escatología cristiana, Sígueme, Salamanca 2004, 446 p.

El núcleo de la escatología cristiana no es en absoluto «el fi nal», sino la nueva creación de todas las cosas; es la esperanza que recuerda la resurrección de Cristo crucifi cado y por ello habla de un nuevo comienzo en medio del fi nal que supone la muerte; es la esperanza de que Dios mostrará su gloria renovando a la humanidad, la historia y el cosmos en todas sus dimen-siones. Así, Juan, el autor del Apocalipsis, no contemplaba el último día del mundo como una destrucción, sino como el primer día de la recreación de todo: «He aquí que yo hago nuevas todas las cosas» (Ap. 21, 5).

Publicaciones CaminosPara procurar que entendamos mejor nuestro lugar en el mundo y las complejas relaciones que se entretejen en él, llega la Agenda Latinoamericana 2010. Esta edición colocará en el día a día de quienes la utilicen, un tema urgente: la ecología.

Sus páginas con textos breves como el tiempo, no sugieren lecturas que precisen diccionarios o cierta experticia. No es una compilación para uso académico, ni para guardar en bibliotecas.

Aspira a sentir el ritmo de los días entre miradas inquietas que se cuestionan las concepciones, los paradigmas, esas verdades, que han llevado la existencia humana y planetaria a límites sin precedentes.

La Agenda toca a la vida, en sus disímiles facetas y nos con-vierte a todas y todos en piezas esenciales de ese engranaje, en sujetos del cambio para salvar a la Tierra y correr nosotros la misma suerte.

Por ello la ecología de la que nos hablan autores de Panamá, Brasil, los Estados Unidos, Colombia, Argentina, Chile, Bolivia, Costa Rica, Guatemala, Canadá, México, España, Paraguay, Italia y Cuba, tiene apellido: política.

Este proyecto de múltiples voces y empeños, surgió en 1992. Alrededor de setenta mil ejemplares circulan cada año por una treintena de países, y ya se puede leer en ocho lenguas. En Cuba el Centro Memorial Martin Luther King apoya la iniciativa para que circule entre cubanas y cubanos esta propuesta pedagógica y pro-fundamente humana.

Cuando un pueblo vasallo marcha hacia la libertad, no está creando un desacuerdo, sino que está revelando el desacuerdo que los apologistas del viejo orden han intentado ocultar

Dibujo de Antonio Guerrero