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Separación de funciones entre médicos y cirujanos A inicios del siglo XIX, se buscaba contar con médicos y cirujanos con estudios, experiencias y prácticas en hospitales, para ello se dictaron importantes medidas para la formación de estos, tales como el aumento de la rigurosidad de los exámenes; todo ello debido a la existencia del protomedicado. Es en estas épocas en las cuales a los cirujanos, o también llamados médicos pardos, se les colocaba por debajo de los médicos, incluso estos últimos tildaban a aquellos de poco hábiles e inadecuados para el ejercicio de la medicina. Ese fu el caso de los célebres médicos pardos José Manuel Valdeés, José Santos Montero, tuvieron que gestionar un permiso y autorización emitida por el mismo rey para poder obtener la licenciatura y el doctorado. Del otro lado teníamos a los cirujanos ultramarinos, quienes llegaban en naves, y eran muy solicitados. Incluso se daban el lujo de desprestigiar a los "criollos" americanos, aludiendo a la limitada formación de estos últimos. Es en este ambiente que sobresale la lucha que tuvo don José Pastor de Larrinaga, quien narró en el capítulo X de su libro "Apología de los cirujanos del Perú", el mal momento que pasaban el y sus colegas. Las Escuelas de Medicina y Cirugía de Cádiz, Barcelona y Madrid empezaron un gran proceso de mejoramiento y desarrollo de la cirugía, lo que permitió el establecimiento de los Reales Colegios de Cirugía. Se ha tratado de reconstruir los acontecimientos ocurridos y las consecuencias que derivaron para el Protocirujano Larrinaga por su intervención personal: 1° Recibida la RC de 2 marzo 1804, el Virrey Marqués de Avilés dispuso en 3 de diciembre de 1804 la formación de la Junta Gubernativa preceptuada, trasladando toda la documentación al Protomédico Dr. Juan José de Aguirre. 2° Enterado el Protocirujano Larrinaga de estos documentos, y en especial de la RC que facilitaba los derechos de los Cirujanos, presentó rápidamente el plan de creación del

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Separación de funciones entre médicos y cirujanos

A inicios del siglo XIX, se buscaba contar con médicos y cirujanos con estudios, experiencias y prácticas en hospitales, para ello se dictaron importantes medidas para la formación de estos, tales como el aumento de la rigurosidad de los exámenes; todo ello debido a la existencia del protomedicado.

Es en estas épocas en las cuales a los cirujanos, o también llamados médicos pardos, se les colocaba por debajo de los médicos, incluso estos últimos tildaban a aquellos de poco hábiles e inadecuados para el ejercicio de la medicina. Ese fu el caso de los célebres médicos pardos José Manuel Valdeés, José Santos Montero, tuvieron que gestionar un permiso y autorización emitida por el mismo rey para poder obtener la licenciatura y el doctorado. Del otro lado teníamos a los cirujanos ultramarinos, quienes llegaban en naves, y eran muy solicitados. Incluso se daban el lujo de desprestigiar a los "criollos" americanos, aludiendo a la limitada formación de estos últimos. Es en este ambiente que sobresale la lucha que tuvo don José Pastor de Larrinaga, quien narró en el capítulo X de su libro "Apología de los cirujanos del Perú", el mal momento que pasaban el y sus colegas. Las Escuelas de Medicina y Cirugía de Cádiz, Barcelona y Madrid empezaron un gran proceso de mejoramiento y desarrollo de la cirugía, lo que permitió el establecimiento de los Reales Colegios de Cirugía.

Se ha tratado de reconstruir los acontecimientos ocurridos y las consecuencias que derivaron para el Protocirujano Larrinaga por su intervención personal:

1° Recibida la RC de 2 marzo 1804, el Virrey Marqués de Avilés dispuso en 3 de diciembre de 1804 la formación de la Junta Gubernativa preceptuada, trasladando toda la documentación al Protomédico Dr. Juan José de Aguirre.

2° Enterado el Protocirujano Larrinaga de estos documentos, y en especial de la RC que facilitaba los derechos de los Cirujanos, presentó rápidamente el plan de creación del Colegio de Cirugía a inicios de 1805, sin obtener respuesta o resultado alguno.

3° Presentó a continuación dos memoriales al Virrey don José F. de Abascal sobre el “cumplimiento” de la RC de 2/03/1804, solicitando el establecimiento del Colegio de Cirugía en correspondencia a la norma dictada.

4° El expediente fue enviado por el Superior Gobierno para informe del Dr. Hipólito Unanue, quien desde 1806 ejercía el Protomedicato en reemplazo del Dr. Juan José de Aguirre; la opinión emitida era contraria a la petición planteada por Larrinaga, desde que la intención de don Hipólito era establecerun solo Colegio de Medicina y Cirugía en la Ciudad de Lima, y evitar la dispersión de esfuerzos, estudios y rentas, como ya lo había expresado en el discurso inaugural del Anfiteatro Anatómico de San Andrés en 1792.

5° Don Hipólito Unanue había expresado claramente al Superior Gobierno, y en especial al Virrey Abascal sus intenciones contando con su aquiescencia, y venía preparando los documentos sustentatorios de su proposición sobre el

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Colegio de Medicina y Cirugía, por lo que la petición de separación de funciones restringía en cierta medida su proyecto.

6° Más Larrinaga enterado del informe contrario a sus requerimientos, decidió interponer recurso ante el Rey y ante el Consejo Supremo de Indias, enviándolos por su cuenta y riesgo, con los poderes otorgados por los Cirujanos de Lima y designando apoderados ante la Corte de Madrid para gestionar el Colegio de Cirugía.

7° Fueron tres memoriales enviados a Madrid, con fechas 26 de junio, 8 de junio y 8 de setiembre de 1806, a su apoderado Francisco Suárez Valdés, y meses después al fallecer éste, al apoderado sustituto Baltasar Santos Maldonado con fechas 23 y 26 de mayo de 1807; adicionalmente se vio obligado a elevar pedidos personales de reclamación, como se detalla seguidamente.

8° La posición personal de don José Pastor de Larrinaga en Lima en sus diversas actividades se vio afectada por las siguientes medidas:

a) Se nombró en 1807 a don Pedro Utrilla como cirujano del mismo Regimiento de Dragones de Carabayllo, sin considerar que el titular ocupaba en propiedad esa plaza desde 1780, esto es durante 27 años.b) Don Pedro Belomo, médico del Apostadero del Callao, fue designado como Protocirujano, cargo con el que reemplazó sus funciones de examinador de los enfermos leprosos en el histórico proceso que siguió don Baltasar de Villalobos.

c) No se le otorgaron las copias certificadas de documentos que reiteradamente solicitó, para acompañarlas como recaudo ante la Corte de Madrid.

d) Se hizo circular entre los cirujanos de la Capital opiniones adversas a la posición de don José Pastor, para desalentarlos de sus intenciones.

e) Hábilmente se reemplazaron los cargos de Examinadores en el Tribunal del Protomedicato para impedir la participación del que fuera titular, Larrinaga o de sus vinculados.

9° En esta forma, don José Pastor de Larrinaga quedó limitado al cargo de Cirujano Mayor del Hospital de San Bartolomé y de la Comunidad de La Merced, con rentas disminuídas, restándole únicamente la Sociedad Patrióticadel Monte Pío de los Cirujanos que había logrado establecer en 1800.

10° Entretanto, el Virrey Abascal atendiendo los planteamientos hechos por don Hipólito Unanue en su comunicación de 29 de noviembre de 1807 inició de inmediato los trámites para la fundación del Colegio de Medicina y Cirugía, primero ante la Hermandad del Hospital de Santa Ana, y a continuación, con la colaboración del Presb. Matías Maestro y su apoyo financiero en el área definitiva de la Plaza de Santa Ana (hoy Plaza Italia) donde se edificó, estableció y funcionó hasta el año 1904, como Facultad de Medicina de Lima

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.11° Con ocasión del viaje a España de don Hipólito Unanue en su calidad de Diputado ante las Cortes, gestionó y obtuvo del Rey Fernando VII la Real Cédula aprobatoria de la fundación, organización y constituciones del Real Colegio de Medicina y Cirugía, dictada con fecha 9 de mayo de 1815, atendiendo las razones y fundamentos emitidos por la Junta Superior Interina de Medicina y Cirugía de Cádiz.