Señorío Puna - Martin Volland

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Miscelánea Antropológica Ecuatoriana 8

LOS PUNAES:UNA JEFA TURA DEL PERIODOTARDIO DE INTEGRACION

La historia cultural prehispánica del Ecua-dor occidental está bien documentada enlos trabajos arqueológicos que han sidorealizados en las últimas décadas. La do-cumentación etnohistórica existente enforma de relaciones, crónicas y documen-tos inéditos de la burocracia española, quese debe a la gran cantidad de conquistado-res que pasaron por esta área, puede ayudarmucho a desentrañar los datos arqueológi-cos. No obstante hay que señalar, que enlos últimos años muy poco esfuerzo ha sidohecho para trabajar profundamente la etno-historia de las culturas prehispánicas de lacosta del actual territorio del Ecuador.Cabe mencionar que para su zona norteexiste únicamente un gran conjunto de tra-bajos etnohistóricos elaborados sistemáti-camente, realizados por investigadoresespañoles para la región de la actual pro-vincia de Esmeraldas (Alcina 1976, Alcina,Moreno, Peña 1976, Alcina, Peña 1975,1979, 1980; Palop 1986). Sin embargo lasfuentes históricas sobre las culturas autóc-tonas de otras regiones de la costa de laactual República del Ecuador son muchomás amplias y los datos son por ello de ma-yor utilidad. Por esta razón es curioso quela historia cultural prehispánica de la islaPuná no haya sido considerada adecuada-mente hasta ahora, sobre todo si secompara la enorme cantidad de datosetnohistóricos existentes para la isla enrelación con otras regiones de esta área(Holm 19&2:5). El único trabajo en con-junto, que fue realizado y publicado sobrela historia de la isla hasta la actualidad esel de José E. Dávila López (Dávila 1977-78), publicado en varios números del Bole-tín Histórico del Estado Mayor delComando Conjunto de las Fuerzas Arma-das. En este sumario histórico, el autor,

MARTIN VOllANDSeminar für Volkerkunde derUniversitiit BonnBonn Alemania

lamentablemente, sólo utilha algunas. delas fuentes ya conocidas y trabajadas: arde-más no hace un análisis crftico.Tnfonuac io-nes y detalles interesantes acerca de lahistoria de los habitantes de la isla puedenobtenerse sobre todo de los trabajos deDora León Borja (León 1964) Y AdamSzaszdi (Szaszdi 1977).

En el presente artículo se in renta recons-truir, teniendo en cuenta datos etno-histó-ricos, la organización socio-política de losantiguos habitantes de la isla Puná, así co-mo también caracterizar sus fundamentoseconómicos. Al final del trabajo se presentaun modelo en el que se esboza la maneracómo los indígenas de la isla Puná estabanincorporados a las culturas prehispánicas dela costa ecuatoriana y cómo era su relacióncon el imperio incaico.

DESCRIPCION GEOGRAFICA

La isla Puná está situada directamente en-frente de la costa ecuatoriana y parece seruna especie de tapón en la entrada de ladesembocadura del delta del río Guayas enla parte superior del Golfo de Guayaquil(2°40'13" - 3°02'10" latitud sur y 79°53'50" - 80° 15'44" longitud occidental). Doscanales separan la isla de la tierra firme.Al norte y al este el Canal de Jambelí,que en la parte más estrecha tiene una ex-tensión de 11 km., en el noroeste elCanal del Morro, que mide unos 2,8 km.en la parte más angosta (Wolf 1975 :49).Estas dos vías fluviales, con bajos y bancos

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de arena muy peligrosos, son los únicoscaminos navegables dentro del desagüedel río Guayas. En la parte norte de la islase extienden las múltiples bifurcacionesde los esteros de la desembocadura delrío Guayas y al oeste está el mar abierto.

La isla tiene el aspecto de un riñón y lasuperficie, según Theodor Wolf es de unos919 km2 (Wolf 1975: 49); la latitud máxi-ma es de unos 36 km. y la longitud hastaun máximo de unos 51,5 km. Es la islade mayor extensión dentro del territoriode la costa central y noroccidental delsubcontinente suramericano que, segúnla clasificación de Luis Lumbreras, perte-nece a las áreas culturales "extremo norteo circum Caribe", "Andes sep ten trionales"y "Andes centrales" (Lumbreras 1981:38-43).

Con respecto a su topografía, la superficieestá compuesta generalmente de un terreno~nnente ~n_dulado y de poca eleva-CIOn, alcanzado en el sur con el cerro Zam-bo Palo hasta 297 m.s.n.m. Una concentra-ción de salitrales y manglares se encuentraal sureste de la isla, región penetrada pormúltiples estuarios.

Desde el punto de vista climático-geográfi-co , tanto la parte sur como la parte occi-dental de la isla, influenciadas por lacorriente de Humboldt, pertenecen a lazona tropical megatérmica semi-árida (Atlas1982: 19-20; Pourrut 1983: 39). En cam-bio, su parte noreste está influenciada porlas masas de aguas cálidas que provienendel río Guayas, por lo que esta zona co-rresponde a la tropical megatérmica seca(Atlas 1982: 19-20; Eggers 1894: 268;Pourrut 1983: 40).

Según el esquema expuesto por AcostaSolís en su análisis de las formaciones ve-getales del Ecuador la vegetación de la islase caracteriza por las siguien tes zonas:1) Formaciones hidrohalófilas tropicaleso manglares de la' Costa sobre todo en lasregiones orientales y sureñas de la isla(Acosta 1968: 40; 1977: 199).

2) Xerofilia humboldtiana o formacionessemidesérticas de la Costa y vegetaciónhalofílica (Acosta ]968: 48; 1977: 200)en la parte occidental y a lo largo de la zo-na manglar del sur y este de la isla.

3) Bosques caducifolios o formacionesdeciduas de la Costa (Acosta 1968: 54;1977: 200); esta vegetación es típica dela zona del noreste de la isla donde elclima alcanza formas del tropical ruega-térmico seco.

4) En la misma zona, vegetación que secompone de Graminetum con árbolesesporádicos o sabanas de la Costa (Acosta1968: 51; 1977: 200); son formacionessubxerofílicas que forman enclaves gramí-nicos dentro de las formaciones caducifo-lias.

ARQUEO LOGIA

En razón de su extensión y su ecologra laisla Puná ofrecía desde los tiempos prehis-pánicos un buen ambiente para asenta-mientos permanentes de seres humanos.Max Uhle ya confirmó este hecho en un ¿)Ireconocimiento arqueológico que realizóen la isla Puná (Uhle 1930: 79 ss.). La tesisde Uhle ha sido confirmada por las escasasinvestigaciones arqueológicas publicadasdespués de él.

En este contexto hay que mencionar es-pecialmente la excavación que hizo Pedro '.J1. Porras en el conchero de "El Encanto" "1

en la zona norte de la isla. Esta fue la pri-mera y única excavación arqueológicaintensiva en la isla, cuyos resultados se en-cuentran publicados y a partir de los cualesse puede fijar con bastante seguridad lafecha de su primera colonización duranteel "Formativo Temprano"(Porras 1973).A comienzos de los años 60 E. Estrada,Betty J. Meggers y Clifford Evans (Es-trada, Meggers, Evans 1964), en el marcogeneral de sus investigaciones acerca dela .definición de la así llamada "Fase Jam-belí", hicieron algunas excavaciones desondeo en las regiones de los manglaresy salitrales en el este de la isla Puna, com-probando la existencia de esta fase culturalen esta parte de la isla.

Ya en el año de 1957 Emilio Estrada pu-blicó un breve trabajo de sus investigacio-nes en algunos sitios arqueológicos que élestudió después de Uhle en la isla Puna(Estrada 1979: 26-29). En su opinión. al-gunos objetos de sus hallazgos muestranparalelos tanto con las culturas del "Desa-rrollo Regional" de la cuenca del Guayas

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Los conquistadores españoles llegaron porprimera vez a la isla Puná a fines del otoñode 1531. Allí pensaban descansar algunosmeses de las conquistas anteriores y espe-rar a la llegada de tropas nuevas para co-

Históricamente la descripción de Estrada de menzar con la conquista del imperio inca.un cementerio prehistórico de aproximada- Los españoles decidieron quedarse porquemente 3 a 4 ha., que se encuentra en medio algunos de sus indios traductores les ha-de un salitral en el sur de la isla, cerca del bían proporcionado informaciones sobreCerro de Zambo Palo, es de especial interés. la riqueza y el gran poder de los habitantesTomando como base la enorme cantidad de de la Puná; además estaban forzados a en-restos de huesos humanos hallados, estima contrar refugio debido a que la época deq-re en este cementerio habían sido sepulta- lluvia estaba por comenzar (Górnara 1979:

~ das entre mil y tres mil personas (Ibid: 167, Cap. 111; Xerez 1985: 71).26s). El hallazgo de tres cuentas de vidrio 1/ ( . 1,hace que Estrada sitúe la fecha ~ Encontraron una unidad socio-política, cu-terio alrededor de la época después de la yo centro territorial era la isla misma, en laconquista. Las ofrendas en las sepulturas, inmediata proximidad del gran imperiosobre todo las vasijas en las que se habían incaico, el que a fines del siglo XV habíadepositado huesos y pedacitos de huesos, logrado extender su dominio hasta el pue-fueron encontradas en una capa superior blo de Túmbez (Cieza 1984b: 169, Cap.de aproximadamente 30 cm. de profun- 55; Garcilaso 1976: 212-213, Lib. 9, Cap.didad. Puesto que no se hallaron esqueletos 2-3). Parece que en el momento de laenteros, Estrada supone que fueron sepul- conquista la isla no estaba bajo el directoturas secundarias. Además la mayoría de control del poder inca. Sólo Franciscolos huesos y sus restos estaban desparrama- López de Górnara (Gómara 1979: 168,dos en todo el área y en una zona del cam- Cap. 112), Antonio de Berrera (Berrerapo sepulcral había una acumulación de 1945: 367, Dec. 4, Lib. 7, Cap. 11) Ycráneos. Como tampoco fueron encontra- Pedro Pizarro (Pizarro 1978: 18, Cap. S)dos restos de ofrendas o armas, Estrada mencionan lo contrario y dos otros cro-formula la hipótesis de que en este caso nistas señalan que el límite del imperioposiblemente se puede tratar de los restos incaico alcanzaba aún regiones más scp-de un enfrentamiento de los indígenas con tentrionales (Femández de Ovicdo t 959:los conquistadores, los que asesinaron en 99, Lib. 46, Cap. 17; Sarmien to t 960' 251,ese lugar una multitud de indios (Ibid: 27). 264). Aparentemente los incas habían in-

tentado conquistar a los isleños y someter-los a su dominio, siendo los incas losvencedores de estos conflictos armados(Cieza 1984b: 170-174, Cap. 53-54; Cicza1985: 192, Cap. 66; Garcilaso 1976: 21 5-219, Lib. 9, Cap. 4-6; Montesinos 1882:148 SS., Cap. 26; Trujillo 1964: 124). Apesar de todo, no se puede decir con segu-ridad si estas conquistas fueron eficacesy si los incas realmente lograron avasallara los habitantes de la isla de manera perma-nente, circunstancia que ya señala el cro-nista Pedro de Cieza de León (Cieza 1984b:174, Cap. 55).

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y de la península de Santa Elena, comocon los materiales encontrados en la re-gión central andina (Ibid: 28). Muy llama-

v<'tivo fue el descubrimiento de enormescantidades de torteros, que se hallabansobre todo en el pueblo de Puná Nuevo,restos de un pavimento de piedras en elsur de la isla y muros de piedras en lascercanías de los pueblos Campo Alegrey Puná Vieja.

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Para el período inmediato a la conquista, esdecir durante el primer tercio del siglo XVIque arqueológicamente pertenece al "Pe-ríodo de Integración", no existen investiga-ciones arqueológicas con datos fiables ycomprobados. El poco material conocidohasta ahora pertenece al complejo de arte-factos de la cultura "Manteño-Huancavil-ea", debido a que hasta la actualidad en laisla, no han sido encontradas pruebas de lacultura "Milagro-Quevedo", a diferenciade la costa opuesta de la provincia de ElOro (Holm 1981: 8). A pesar de esto, Holmle atribuye características propias dentrodel territorio cultural "Manteño-Huancavil-

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ea", porque la isla formaba por su posicióngeográfica un enclave diferente (Holm1982: 5).

SUMARIO ETNOHISTORICO

Sin duda los isleños ya desde hacía tiempo

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estaban en pie de guerra con los tumbeci-nos y además, poco antes de la presenciaespañola, habían derrotado a los de Túm-bez y tomado muchos prisioneros de guerra(Pizarro 1978: 17, Cap. 5; Ruiz 1964: 84;Trujillo 1964: 126; Zárate 1947: 466,Cap. 6). Francisco López de Gómara yAntonio de Herrera, autores que mencio-nan que la isla estaba bajo el dominioincaico, opinan, aunque de manera contra-dictoria, que la guerra con los tumbecinoshabía surgido a raíz de los conflictos ar-mados entre Atahualpa y Huáscar. Losdos cronistas están de acuerdo, que loshabitantes de La Puná estaban bajo eldominio de Huáscar. Según Gómara los in-dios de la isla Puná peleaban contra Ata-hualpa bajo el mando de un tocricoc fiel aHuáscar. Los isleños fueron atacados portropas de Atahualpa desde Túmbez y en uncombate naval, en el que fue vencido, per-dió aproximadamente 600 personas, quefueron hechos prisioneros 'por los de LaPuná (Gómara 1979: 168, Cap. 112; véasetambién Zárate 1947: 473, Cap. 12). Encambio, Herrera asegura que los conflictosacaban de comenzar, cuando los isleños sepasaron al enemigo, es decir al partido deAtahualpa, por lo cual fueron atacadospor sus viejos enemigos, los tumbecinos,aliados leales de Huáscar (Herrera 1945:367, Dec. 4, Lib. 7, Cap. 11).

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De los habitantes de la isla Puná general-mente se dice que eran conocidos comoguerreros peligrosos, que peleaban fre-cuentemente con sus vecinos y que em-prendían expediciones militares hacia lasregiones de sus enemigos, especialmente aTúmbez y a la zona de la cuenca del río

. Guayas, cuyos habitantes eran los Chonos--<:- (Cieza 1984b: 174, Cap. 54; Gómara

1979: 168, Cap. 112; Herrera 1945: 367,Dec. 4, Lib. 7, Cap. 11; Lizárraga 1987:67, Cap. 6; Montesinos 1882: 148; Tru-jillo 1964: 125). Según Herrera, para poderdefenderse de sus enemigos, los punaes ha-bían construido un fuerte muro que ro-deaba casi toda la isla y en los puertoshabía fortalezas hechas de piedra, madera ytierra (Herrera 1945: 367, Dec. 4, Lib. 7,Cap. 11); un hecho muy discutible y quizásexagerado, si consideramos los restos ar-queológicos encontrados.

Las armas que utilizaban eran arcos y fle-chas, hachas de guerra, algunas labradas de

cobre y plata, lanzas con hierros de orobajo, macanas, arrojadizos, tiraderas yhondas, dardos de durísima madera' depalma, con puntas muy agudas, posible-mente de chonta (Astrocarpus chonta)(Cieza 19843: 186, Cap. 34; Gómara1979: 167, Cap. 111; Herrera 1945: 364,Dec. 4, Lib. 7, Cap. 10; Pizarro 1978: 19,Cap. 5; Zárate 1947: 466, Cap. 6).

Con respecto a la organización política. laisla estaba dominada por un cacique o cu-raca que tenía varios prinCipa1eSque leestaban subordinados (Pizarro 1978: 17-18,Cap. 5; Relación 1967: 175; Ruiz 1964:84; Trujillo 1964: 125). Francisco de Xerezcomenta, que en total había 7 caciques quegobernaban esta isla con muchos habitantesy pueblos, y que uno de ellos era señorprincipal de todos ellos, con residencia enuno de los pueblos donde tenía su asiento(Xerez 1985: 71). En el primer encuentrocon los españoles, este señor principal fuecargado sobre los hombros de sus súbditos(Ruiz 1964: 83), sin duda para demostrarsu nobleza. Los esclavos, reclu tados princi-palmente entre los prisioneros de guerra.formaban la capa más baja de la población.Los que no eran destinados a ser sacrifi-cados tenían de día la obligación de culti-var las tierras y de noche eran encerrados(Herrera 1945: 364, Dec. 4, Lib. 7.Cap. 10).

Existen datos muy diferentes sobre elnúmero de habitantes de la isla Puná.Según Gonzalo Fernández de Oviedo du-rante la conquista unas 6.000 - 7.000personas poblaban la isla (Fernández deOviedo 1959: 98, Lib. 46, Cap. 17). e-o-nicas algo más tardías suelen mencionarcifras mucho más elevadas, como porejemplo Herrera, que a comienzos delsiglo 17, habla de 12.000 habi tan tes (He-rrera 1945: 367, Dec. 4, Lib. 7. Cap. 11) Yen el siglo 18, Dionisio de Alsedo y Herreranos habla de una antigua población de has-ta 20.000 habitantes (Alsedo 1946: 33.Cap. 4).

Lamentablemente sabemos muy poco sobrela organización social de los habitantes.Algunos cronistas únicamente mencionan.bastante indignados, que entre los habi-tantes era usual tener relaciones sexualesentre hermanos naturales. que se practicabala homosexualidad y que la poliginia era

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común entre los curacas (Cieza 1984b: 34,Cap. 4 y 175, Cap. 55; Garcilaso 1976:215, Lib. 9, Cap. 4; Gómara 1979: 167,Cap. 111; Herrera 1945: 368, Dec. 4,Lib. 7, Cap. 11; Zárate 1947: 466, Cap. 6).Una costumbre que llamó mucho la aten-ción, consistía en castrar y mutilar a losprisioneros de guerra, que después eranutilizados como eunucos para vigilar alas mujeres de los punaes, especialmentea las del señor principal (Fernández deOviedo 1959: 99, Lib. 46, Cap. 17; Gó-mara 1979: 167, Cap. 111; Zárate 1947:466, Cap. 6).

Todos los cronistas coinciden positiva-mente en sus referencias acerca del aspectofísico de los punaes: hermosos de rostro,de buena estatura, de cuerpos medianos,morenos y que son muy buena gente todacrecida (Cieza 1984b: 174, Cap. 54; Rela-ción 1968: 175; Ruiz 1964: 84).

Los españoles se impresionaron por la ri-queza de la isla y de sus habitantes. Las'descripciones del paisaje confirman que laisla era muy fértil, que había muchos árbo-les (Cieza 1984b: 34, Cap. 4 y 174, Cap.55; Fernández de Oviedo 1959: 33, Lib.46, Cap. 1; Herrera 1945: 368, Dec. 4,Lib. 7, Cap. 11; Ruiz 1964: 84) y que te-nían mucha agua dulce en pozos (Fernán-dez de Oviedo 1959: 98, Lib. 46, Cap. 17;Zárate 1947: 466, Cap. 6). Con respecto alos pozos de agua dulce, Herrera tiene ra-zón cuando afirma, que en estas zonas detan poca agua se trataba más bien de lagu-nas llenadas con el agua de las lluvias delinvierno (Herrera 1945: 368, Dec. 4,Lib. 7, Cap. 11).

Los habitantes se alimentaban sobre todode pescado (Zárate 1947: 466, Cap. 6).Con el pescado que secaban hacían conser-vas, además cazaban y comían puercossalvajes (saínos o pécari Tayassu sp.), tór-tolas iZenaida sp.) y venado tOdocoiteussp.): patos (probablemente pato machacónCairina moschata), y conejillos de Indias(Cavia porcellus) eran los animales domés-ticos que criaban (Estete 1918: 318; Fer-nández de Oviedo 1959: 98-99, Lib. 46,Cap. 17; Relación 1968: 175; Ruiz 1964:83-84; Silva 1968: 102; TrujiUo 1964:126). Algunos cronistas mencionan espe-cialmente a las [email protected] (Lama g/ama) queesta han en la isla en la época de la conquis-

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ta, (Cieza 1984a: 189, Cap. 35; Gómara1979: 167, Cap. 111; Ruiz 1964: 84)aunque, según las referencias de Pizarro,(1978: 18, Cap. 5) solamente se trataba de5 "ouexas de la tierra tan gordas que nomultiplicauan". Este au tor señala ademásque la zona de distribución de las llamasapenas comenzaba en la zona de Túmbez(Pizarro 1978: 19, Cap. 5; véase tambiénFernández de Oviedo 1959: 99, Lib. 46,Cap. 17). Cieza menciona también algunasespecies de animales salvajes como porejemplo "muchas aues de todo género:muchos papagayos (Psittacidae spp.) yGuacamayas (Ara sp.) y gaticos pin tados(probablemente la guatilla o guanta Cu-niculus paca / Coe/ogenys paca, o elguatí o guatusa Dasyprocta punctata )y monos (Cebidae spp.), y zorras (Dusi-cyon sp.), leones tFelis concotori, y cule-bras (Colubrtdae spp.) y otros muchos ani-males" (Cieza 1984b: 174, Cap. 55). 'Elcronista Lizárraga habla sobre todo devíboras (Viperidae spp.), sabandijas ponzo-ñosas y caimanes iCaiman sc/erops oCrocody/us acutus) (Lizárraga 1987:67, Cap. 6).

Una gran variedad de hortalizas y frutaseran cultivadas en la isla. Se suelen mencio-nar en las crónicas el maíz (Zea mavs), fri-jol (Phaseolus sp.), yuca (Manihot dulcis),ají (Capsicum spp.), zarzaparrilla (Smi/axzarzaparrilla) y una especie de cerezas queaparentemente se trata de un Malpighia

punicifolia L. o sinónimo, tanto como el al-godón (Gossypium sp.) que era la materiaprima para la gran producción de textilesen la isla (Cieza 1984b: 174, Cap. 55; He-rrera 1945: 368, Dec. 4, Lib. 7, Cap. 11;Pizarro 1978: 19, Cap. 5), hecho quetambién se comprueba arqueológicamentepor la enorme cantidad de torteras halla-das.

Los conquistadores se sorprendieron cuan-do vieron la calidad y la cantidad de texti-les y sobre todo la gran variedad de coloresutilizados (Cieza 1984b: 174, Cap. 55;Gómara 1979: 167, Cap. 111 ; Ruiz1964: 83). La vestimenta era de algodón ode lana (Cieza 1984b: 174-175, Cap. 55) ysegún Fernández de Oviedo muy parecidaa la que se usaba en Túmbez: "camisetas ypañicos e las mujeres unos hábitos hasta lospies, ceñidos, que parecen frailes, cuasicomo si tomasen una saca grande le abrie-

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sen los cogujones para sacar los brazos, epor medio sacasen la cabeza" (Fernándezde Oviedo 1959: 100, Lib. 46, Cap. 17;véase también Zárate 1947: 466, Cap. 6;Szaszdi/León 1980: 19). Generalmentelos habitantes tenían cabello corto y lapoblación de Portoviejo hasta Túmbeztenía la costumbre especial de usar "unoscedacillos en las cauezas" (Pizarro 1978:18-19, Cap. 5), o incluso también traían"por caperuzas unas madejas de color"(Gómara 1979: 167, Cap. 111). AdemásPedro Pizarro (Pizarro 1978: 18-19,Cap. 5) señala que las personas nobles"traen unos cintos tejidos de chaquira deoro y plata, de anchor de quatro dedos ymás, ceñidos a rraíz de las carnes, junto alas caderas, que les ciñe todo el cuerpo;traen la bestidura encima que lo tapa; lasmugeres traen lo mesmo algunas, y lasmugeres asimismo lo traen en las muñecasde los bracos y en las piernas, arriua de lostobillos" (véase también Cieza 1984b: 174,Cap. 55).

Los punaes elaboraban objetos finos deoro, plata y cobre. También en este casolos españoles quedaron estupefactos antela gran cantidad y la calidad superior delos trabajos metalúrgicos, principalmenteen forma de ornamentos y herramientas(Cieza 1984b: 174, Cap. 55; Gómara 1979:167, Cap. 111; Lizárraga 1987: 67, Cap. 6;Pizarro 1978: 18-19, Cap. 5; Zárate 1947:466, Cap. 6). Todavía después de la con-quista los indios de la isla Puná eran consi-derados ser muy hábiles plateros y losOficiales Reales de Guayaquil seguían con-tratándolos para realizar esos trabajosespecializados (Szaszdi/León 1980: 39,nota 54). La enorme cantidad de metalespreciosos que los españoles encontraronen la isla Puná, junto con los botines quehabían conseguido en las conquistas an-teriores, les obligaba por primera vez afundir los metales y apartar el quinto real(Salazar 1965: 126, Nota 5; Szaszdi/Le6n1980: 39, nota 55). Salazar de Villasanterelata sobre el modo de hacer muy finascadenitas de oro; dice que eran martilladascon pedernales o guijas y que las mujeressabían amarlas, todo de una manera tanespecial, que seguramente ningún españolestaría en condiciones de imitar este arte(Salazar 1965: 126).

Dado que en la isla no había ningún yaci-

miento natural de metales, los punaes esta-ban obligados a importarlos haciendotrueque con sus propios productos. Es poreso que eran conocidos como grandes mer-caderes (Cieza 1984b: 174, Cap. 54) queintercambiaban con sus productos locales,como por ejemplo el algodón y la sal, tantocon pueblos vecinos como con pueblos dela lejana sierra (Herrera 1945: 367-368,Dec. 4, Lib. 7, Cap. 11; Szaszdi 1977:179). Los Punaes eran muy hábiles en todolo referente a la navegación, para la queutilizaban armadías de madera liviana(Lizárraga 1987: 68, Cap. 6; León 1976),seguramente de palo de balsa tOchromalagopus).

Tenían una de sus deidades principales en 1(1 Ala cercana isla despoblada de Santa Clara,que visitaban navegando en dirección sud-oeste desde la isla Puná. Este santuario re-gional era compartido con los habitantes l'de Túmbez (Cieza 1984a: 141, Cap. 19).En él se hallaba un temployun cementeriode los indios de la Puná (Cieza 1984b: 35, "Cap. 4 y 175, Cap. 55; Herrera 1945: 183,Dec. 4, Lib. 2, Cap. 9; Silva 1968: 82). So-lían depositar muchos objetos valiosos enlas tumbas de los hombres de nobleza. Lasesposas más bellas eran sepultadas vivascon el cadáver del marido y durante variosdías su muerte era lamentada por todos.Además todos sus parientes y las otrasesposas se cortaban el cabello para demos-trar públicamente su profundo duelo(Cieza 1984b: 174, Cap. 54; Herrera1945: 368, Dec, 4, Lib. 7, Cap. 11).

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Las huacas y santuarios estaban situados enlas partes más altas de los montes o en lu-gares secretos. Allí se ofrendaban textiles,ornamentos y objetos de oro o plata a susdioses. Estos objetos representaban fre-cuentemente distintas partes del cuerpohumano (Cieza 1984a: 142, Cap. 19). Tam-bién se sacrificaban pájaros, animales,esclavos y prisioneros de guerra, cuyasangre se ofrendaba a los seres venerados(Cieza 1984b: 175, Cap. 54; Fernándezde Oviedo 1959: 99, Lib. 46, Cap. 17:Herrera 1945: 368, Dec. 4, Lib. 7, Cap.11). Herrera habla también del uso deprácticas antropófagas, un hecho, del quetodavía después de la conquista, fueronacusados los punaes, siendo lino de estoscasos, el del asesinato cometido por losrevoltosos isleños en el obispo del Cuzco,

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Fray Vicente de Valverde en el año de1541 (Borregán 1968: 441; Herrera 1945:368, Dec. 4, Lib. 7, Cap. 11; Lizárraga1987: 68-69, Cap. 6). Según Cieza, loshabitantes de La Puná practicaban el pro-nóstico del porvenir (Cieza 1984b: 35,Cap. 4).

Cieza describe la huaca de la Isla SantaClara y menciona que era un "ídolo depiedra poco mayor que la cabeca delhombre ahusado con punto aguda" (Cieza1984a: 142, Cap. 19), mientras que otrostemplos tenían los muros pintados con

~ representaciones terribles (Cieza 1984b:( 175, Cap. 54). Zárate explica, que en la

isla Santa Clara había un ataúd que teníala forma de una casa con un jardín en-frente, en el cual había árboles y plantaslabradas de oro y plata (Zárate 1947: 466.Cap. 6).

Cabe mencionar especialmente la granimportancia que tenía la música en lavida diaria de los isleños. A la vez quecelebraban sus cultos y durante la guerratocaban música y bailaban, cosa queocurrió también durante su primer en-cuentro con los españoles (Ruiz 1964:83; Xerez 1985: 71-72). Solían tocartrompetas y tambores o atabales cadavez que el cacique salía de su casa (Fer-nández de Oviedo 1959: 99, Lib. 46,Cap. 17). Estete añade que también uti-lizaban flautas (Estete 1918: 318).

EVALUACION DEL SISTEMA SOCIO-POLITICO

Los datos arriba mencionados, a partirde crónicas publicadas, dan un cuadrobastante diversificado de la cultura de loshabitantes de la isla Puná. Sin embargo,este cuadro no pretende ser completosino que recoge sólo los relatos más co-nocidos sobre La Puná, sin utilizar el grannúmero de las fuentes históricas menoreso no publicadas. Además se ha consulta-do, con escasas excepciones solamenteaquellas fuentes que datan del siglo XVIpara evitar una visión deformada y espe-culativa que la utilización de fuentesposteriores pudiera originar. Aunque lainformación ofrecida anteriormente serefiere a diversos aspectos de la culturade los indios de La Puná, a continuaciónse limitará a la reconstrucción del siste-

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ma socio-económico de esta entidadpolítica.

A diferencia de otras áreas del Ecuador oc-cidental, en el caso de La Puná se puedereconstruir con claridad su organiza-ción política y delimitar con cierta segu-ridad el territorio que dominaba. Segúnel modelo teórico de jefatura que proponeJosé Alcina Franch (Alcina 1986) para elárea andina septentrional norte, su orga-nización política corresponde al tipo deuna "jefatura de mayor complejidad",como lo indican los datos representadosen el cuadro adjunto.

Esquema según Alcina (1986: 274, tabla: 1)en relación a la población de la isla Puná:

1. Jefe, Cacique o Señor2. Séquito de esposas: poliginia3. Matrimonio entre hermanos4. Séquito de "nobles"5. Rango de individuos y linajes6. Descendencia de un antepasado co-

mún7. Población8. Densidad de población9. Capital de la Jefatura

10. Aldeas y caseríos11. Edificios palaciegos12. Cultivo de tubérculos13. Cultivo de cereales14. Excedentes de producción alimenti-

cia.15. Excedentes de producción artesa-

nal.16. Redistribución17. Tributos18. Mercados19. Especialistas religiosos20. Rituales religiosos complicados21. Rituales funerarios22. Templos y edificios religiosos23. Artesanos de tiempo completo24. Objetos suntuarios u obras de arte

+++++

+) /+++

++

+

+

?

+++

+

En relación a las exigencias del modelo deJosé Alcina resulta que los puntos 1 - 5 sonclaramente documentados por la existenciade un jefe o señor supremo con otros jefeso principales subordinados. Además se ha-ce mención de la poliginia, el matrimonioentre hermanos, y había un aparente siste-ma de rango con la existencia de una estra-tificación social en la cual la capa de losesclavos formaba el estrato más bajo y el

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nivel de los señores el más alto.

La descendencia de un antepasado comúnno está explícitamente comprobada pero esposible que hubiera cierta forma de orga-nización de clan cónico (véase Sahlins1977: 80-81) que unía a los diferentes pue-blos mencionados. Por falta de evidenciashasta el momento en nuestro cuadro loapuntamos como negativo.

Respecto a los pun tos 7 - 10 las evidenciassí son claras. Las cifras de la poblacióntotal varían entre 6.000 y 12.000, no to-mando en cuenta la referencia de Alsedoy Herrera (1946: 33, Cap. 4). Por esto ladensidad de población variaba entre 6,53 y13,06 habitantes por km2 con un prome-dio de 9,07. La población vivfa en variospueblos siendo uno la residencia del jefemayor, donde él tenía su asiento.

No hay indicios de edificios palaciegosdurante el tiempo prehispánico, pero sesabe que después de la conquista, en elaño 1587, el rico comerciante y caciquede la isla Puná, Don Francisco Tomalá,descendiente de los antiguos señores dela isla, residía en un edificio que el corsa-rio inglés, Francis Pretty, denomina como"palace" (Pretty 1972: 283).

Los puntos 12 - 15 están bien documen-tados por los relatos de los primeros con-quistadores. Había cultivos de tubérculosy cereales de yuca y maíz. También exis-tían excedentes de producción alimenticiay artesanal. Hay que tener en cuenta elhecho de que los españoles eligieron la islacomo lugar de estadía, sobre todo por suenorme riqueza en productos agrícolas,animales domésticos, caza y pesca. Ade-más se solía sacrificar y ofrendar productosalimenticios y artesanales, lo que tambiéncomprueba la existencia de productos exce-dentes.

Sin evidencias claras quedan los puntos16 - 19. Acerca de la redistribución no sehace mención ninguna. Tampoco se en-cuentran indicios de un sistema de tributa-ción entre los isleños, pero es obvio que lariqueza y "pompa" del señor y sus princi-pales se basaba en alguna forma decontribución. En el caso del mercado,los datos son más bien indirectos. Te-niendo en cuenta que los habitantes de La

Puná eran grandes comerciantes, quetrocaban con sus propios productos elabo-rados en la isla y recibían productos im-portados desde fuera, debía haber existidoalguna forma de mercado, donde se realiza-ba este trueque, ya sea en la isla misma oen otro lugar. También es probable queexistieran grupos de especialistas dedi-cados al comercio, ya sea en forma de unadedicación exclusiva o parcial. En todocaso, a principios de la colonia, La Punáfue el centro de comercio y navegaciónpara los puertos marítimos y para la zonainterior del Corregimiento de Guayaquil(León 1976: 287). De igual manera, ofrecíadurante el tiempo precolonial por su po-sición geográfica y condiciones políticas unlugar adecuado para servir como centrode actividad comercial.

Aunque se tiene ejemplos documentados delas actividades religiosas complejas, no haypruebas de la existencia de especialistas reli-giosos, lo que deja el punto 19 sin prueba.

Con excepción del punto 23 que se refierea los artesanos de tiempo completo, el res-to de las condiciones están probadas. Entrelas actividades religiosas complejas se cuen-ta con diversas formas de ofrendas dealimentos, de sangre u objetos artesanales ytambién de sacrificios humanos. Ademáslos isleños practicaban una gran variedadde ritos comunes al área andina septentrio-nal (véase Haro 1976) como son los orá-culos, el llanto ritual, la música fúnebre,ofrendas mortuorias, sacrificios humanosy tal vez el segundo entierro, como lo in-dica el hallazgo del cementerio por EmilioEstrada (1979: 26 s.). Para practicar susactividades religiosas tenían sitios especialescomo templos o lugares sagrados, dondeguardaban representaciones de sus dioses oseres venerados. El caso de la Isla SantaClara, que sirvió no sólo para los punaes,sino también para los habitantes de Túm-bez como sitio santuario, es difícil deaclarar, pero se lo puede definir como uncierto cen tro de peregrinaje.

Respecto a los artesanos de tiempo comple-to no hay datos, pero como había platerosen La Puná, es posible que existieran cier-tos grupos especializados enteramente enla elaboración de objetos de metal. Lasotras actividades como la extracción de lasal o la elaboración de tejidos, no obliga-

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ban necesariamente a un trabajo de tiempocompleto.

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Teniendo en cuenta que los habitantes deLa Puná formaban una jefatura de grancomplejidad, también es posible describircon cierta exactitud los límites del terri-torio que dominaban. El centro de sudominio consistía indudablemente en laisla misma. Aparte de eso, durante eltiempo de la conquista, parece que habíanlogrado controlar parte del área de la tierrafirme en las cercanías de la isla. En el casode Túmbez es cierto que habían vencido asus habitantes y además saqueado el pue-blo. Estimamos que también lograroncontrolar la parte del litoral de la tierrafirme al oriente de la isla, porque duranteel tiempo colonial el puerto de Bola, queservía como desembarcadero de la ciudadde Cuenca, estaba a cargo de los indios deLa Puná (Anónimo 1973: 76) y los pue-blos de Naranjal y Machala eran anejos delpartido de la isla Puná, perteneciendo tam-bién, a principios de la colonia, el pueblode Túmbez a su distrito (Alsedo 1946: 32,Cap. 4). Aunque Waldemar Espinosa(1981: 7-15) y Dora León Borja (1964:396, mapa) señalan que la parte del litoralde la actual provincia de El Oro pertenecíaal territorio de los Chonos es más probableque formara ya, desdéTiempos prehistóri-cos, una zona bajo la influencia de los pu-naes.

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Antes de la conquista sus vecinos directosen el sur eran los tumbecinos, en el norestelos chonos y en el noroeste loshuancavil-cas (Espinosa 1981: 7-15; León 1964: 396,mapa). Se conoce relativamente poco sobreéstos, con la excepción del pueblo de Túm-bez, que ya era pueblo con claros rasgosincaicos a principios del siglo XVI. Segúnlos datos podemos decir que la jefatura deLa Puná, a comienzos de la conquista, for-maba una entidad política que estaba apunto de ser integrada al imperio inca. Pro-bablemente, se puede decir lo mismo delos chonos y huancavilcas, aunque hay queseñalar que en general hubo una fuerte re-sistencia contra las ambiciones incaicas(Estrada 1968; León 1964: 55 ss.).

Los punaes eran grandes navegantes ycomerciantes, a los que su situación geo-gráfica particular permitía aprovechar ycontrolar el comercio horizontal entre la

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Costa y la Sierra andina como también elcomercio vertical en la costa del Pacífico.Llama la atención el hecho que a pesar deesto, quedan en cierto modo marginaliza-dos del activo comercio marítimo a lolargo de la costa del Ecuador y Perú. Ja-cinto Jijón y Caamaño (Jijón 1941: 387-393; 1951: 87-89) planteó ya en los años40 que los punaes posiblemente formabanparte de una supuesta confederación demercaderes a lo largo de la costa ecuatoria-na que trabajaban en forma de la Hansaeuropea. Pero, hasta el momento su tesistodavía no es comprobable, dado que nose tiene ninguna referencia acerca de posi-bles actividades comerciales a corta o largadistancia por parte de los isleños duranteel período prehispánico ni con el norte nicon el sur de la costa del Pacífico sudorien-tal como tampoco con la sierra.

Parece extraño que aunque está suficiente-mente comprobado que hubo contactos decomercio marítimo de larga distancia entrelos Chincha de la costa surcentral del Perúy la costa central del Ecuador (Rostwo-rowski 1977a), no haya indicios semejantespara las poblaciones intermedias, es decirde la costa meridional del Ecuador y la cos-ta septentrional del Perú. Aunque hubomercaderes en la costa septentrional delPerú, su actividad comercial se restringíaal trueque local y a la sierra (Rostworowski1977b: 257-260). En esto eran parecidos alos habitantes de la costa meridional delEcuador donde, por ejemplo, la sal de laisla Puná llegaba hasta la sierra por mediode trueque y los isleños parecen habertenido una especie de monopolio paraparte del área andina septentrional en laelaboración de éste producto (véase Hart-mann 1968: 183 s.).

Para concluir este ensayo, se plantea latesis de que fueron los incas quienes im-,pidieron el comercio a lo largo de la~del Pacífico del área de los-Andes centra- vt-:les y el sur del área septentrional andina.Ellos recién habían logrado conquistartoda la región de la costa septentrional delPerú hacia fines del siglo XV y encontraronuna fuerte resistencia contra sus intentosde sujetar a los habitantes de la costa meri-dional del Ecuador, especialmente porparte de los indios de la isla Puná. Debidoa estas circunstancias, impidieron el comer-cio de larga distancia por parte de los ha-

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bitantes de esta zona, para aislar y agotareconómicamente a ellos y lograr su sumi-sión entera. Esto explicaría por qué sola-mente los chincha, como aliados de losincas, manejaban el comercio con los pue-blos de la Costa central del Ecuador, queprobablemente nunca formaban parte del

imperio inca. También aclararía por quélos primeros conquistadores españolessolamente hallaron una única balsa demercaderes enfrente de la costa ecuatoria-na (Saszdi 1978), un hecho que ya indicaque el tráfico de "entonces era muy escaso.

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