¡Señor, ten paciencia conmigo! Evangelio 3-marzo...

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¡Señor, ten paciencia conmigo! Jesús, estamos en el 3º domingo de Cuaresma preparándonos para la Pascua e intentando cambiar nuestra relación con Dios, con los demás y con nosotros mismos. Tú eres el Dios compasivo y misericordioso, me quieres a pesar de mis fallos y de mis pecados. Señor, ten paciencia conmigo. Como una planta que crece en mala tierra, dejo que el mal me reseque y me marchite. Señor, ten paciencia conmigo. Encontraré el remedio para crecer más y dar buen fruto. -Volveré a ti con humildad y deseos de cambiar. -Me dejaré podar por aquellos que me corrigen. -Seré como un riego de agua fresca para los tristes. -Un puñado de sol para los que no son amados. Señor, ten paciencia conmigo y me convertiré, daré fruto abundante, dejaré mi mediocridad. Así al final de mis días no me encontrarás seco y vacío sino con las manos llenas de frutos de amor y de fe. Gracias por esta nueva oportunidad. Gracias, Santo Padre, por tu servicio de humilde servidor de la viña del Señor durante estos años de tu ministerio petrino. Gracias por lo que nos dejas de hondura espiritual, por tus escritos, tus homilías, por tus palabras. Gracias por ser humilde y querernos llevar solamente hacia Jesús. Gracias por tu valentía a la hora de afrontar los problemas, por poner nombre a las oscuridades de la Iglesia y, al mismo tiempo, por amarla tanto. Gracias por tu amor a la liturgia y a la belleza del Misterio de Cristo. Ojalá aprendamos de ti a servir humildemente y a sabernos retirar a tiempo, sin buscar protagonismos, en silencio, cuidando nuestra oración. Gracias por todo lo que nos dejas, por tu pasión por la caridad, y gracias por dedicarte ahora a rezar. Reza por el mundo, por la Iglesia, reza por todos nosotros, servidor humilde y bueno. Evangelio 3-marzo-2013 3º-Cuaresma-B

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¡Señor, ten paciencia conmigo! Jesús, estamos en el 3º domingo de Cuaresma preparándonos

para la Pascua e intentando cambiar nuestra relación con Dios, con los demás y con nosotros mismos.

Tú eres el Dios compasivo y misericordioso, me quieres a pesar de mis fallos y de mis pecados.

Señor, ten paciencia conmigo. Como una planta que crece en mala tierra, dejo que el mal me reseque y me marchite.

Señor, ten paciencia conmigo. Encontraré el remedio para crecer más y dar buen fruto. -Volveré a ti con humildad y deseos de cambiar. -Me dejaré podar por aquellos que me corrigen. -Seré como un riego de agua fresca para los tristes. -Un puñado de sol para los que no son amados.

Señor, ten paciencia conmigo y me convertiré, daré fruto abundante, dejaré mi mediocridad. Así al final de mis días no me encontrarás seco y vacío sino con las manos llenas de frutos de amor y de fe.

Gracias por esta nueva oportunidad.

Gracias, Santo Padre, por tu servicio de humilde servidor de la viña del

Señor durante estos años de tu ministerio petrino. Gracias por lo que nos dejas de hondura espiritual, por tus escritos, tus homilías, por tus palabras. Gracias por ser humilde y querernos llevar solamente hacia Jesús.

Gracias por tu valentía a la hora de afrontar los problemas, por poner nombre a las oscuridades de la Iglesia y, al mismo tiempo, por amarla tanto. Gracias por tu amor a la liturgia y a la belleza del Misterio de Cristo.

Ojalá aprendamos de ti a servir humildemente y a sabernos retirar a tiempo, sin buscar protagonismos, en silencio, cuidando nuestra oración.

Gracias por todo lo que nos dejas, por tu pasión por la caridad, y gracias por dedicarte ahora a rezar. Reza por el mundo, por la Iglesia, reza por todos nosotros, servidor humilde y bueno.

Evangelio3-marzo-2013

3º-Cuaresma-B

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (13,1-9)Narrador: En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de

los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó:

Jesús: -”Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así?. Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»

Narrador: Y les dijo esta parábola: Jesús: -Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en

ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: Uno: -"Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y

no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Jesús: Pero el viñador contestó: Viñador: - "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le

echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas". Palabra del Señor.

Palabra del Señor (Narrador-Jesús-Uno-Viñador).

CUARESMA: 40 días preparando la Pascua. ¡CONVIÉRTETE, da frutos! 1. VER: ¡La fruta del pueblo!

-Tenemos la suerte de disponer de frutas variadas a lo largo de todo el año. Todos disfrutamos de nuestras frutas favoritas. ¿Cuáles son las vuestras?

-Cuando vamos al pueblo en verano nos gusta trepar a una higuera, a un cerezo, manzano o melocotonero y recoger la fruta así fresca, sabrosa. ¿Cómo os sentís si no la hay?

-Luego invitamos a los amigos y presumimos diciendo: “son tomates del pueblo”. 2. JUZGAR: ¡Jesús quiere que demos frutos de conversión! +En el evangelio de hoy cuentan a Jesús dos sucesos: la muerte que dio Pilato a unos

galileos y los 18 que murieron aplastados por la torre de Siloé. Luego Jesús les contó la parábola del dueño que esperaba higos de una higuera y esta no los daba y por eso quería cortarla. Pero un empleado le insistió: “Déjala, yo la cavaré, a ver si da fruto”.

¿Qué nos quiere decir? +También hoy hay sucesos malos: el mal no sucede por castigo de Dios por hacer algo mal.

Por eso tenemos que convertirnos (cambiar) y sentir como propios los problemas de los demás, siendo solidarios con ellos.

+La higuera no daba fruto. La higuera es nuestra vida, Dios es el paciente labrador que espera y espera fruto. Por eso tenemos que convertirnos (cambiar), habrá que arrancar las malas hierbas, podar, cavar y abonar con nuestro esfuerzo y con la ayuda de Dios.

-En cuaresma Dios espera nuestra conversión, un cambio radical, que mejoremos nuestra vida, que demos frutos de verdad y de amor, de generosidad y de alegría, de fe y de esperanza, de confianza y de futuro, de vida y de verdad.

¿En qué debéis mejorar según esto?¿Con qué sufrimientos vais a solidarizaros? 3. ACTUAR: ¡DATE UNA OPORTUNIDAD, CAMBIA, DA FRUTOS!

-Dialogas sobre cómo aprovecháis la educación que os dan, la fe que os han regalado y cómo lo ponéis a producir.

-Concreta qué necesitas cambiar en tu vida y qué pasos vas a dar en esta cuaresma. . Id preparando la fiesta del perdón de cuaresma que sea expresión de tu conversión. -¡Ah! Y recuerda que convertirse es volver a Dios, dar frutos de amor