Semper navarra

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BORJA SAMPER

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Diario de Navarra Domingo, 7 de septiembre de 2014 NAVARRA 21

L A crisis se ha pro-longado durante tanto tiempo en este país en general y en Navarra en particu-lar que sus efectos

han destruido demasiadas cosas. Nada es ya como antes probable-mente para nadie. Ocho años bajo la rueda demoledora de sus conse-cuencias han menoscabado la for-ma de vivir, de trabajar y cobrar y hasta de percibir la política y a los políticos de toda una sociedad. Hoy, con la sobrecarga de esta lar-guísima situación, el cuerpo so-cial, el de Navarra y el de toda Es-paña, vienen a fundir en dos recla-maciones a los poderes públicos una especie de anhelo de desaho-go colectivo. La primera; la convic-ción de que urge una salida al terri-ble castigo del paro. En Navarra, pese a la mejora, sigue habiendo 46.000 víctimas de esta sangría. La segunda; es imprescindible la regeneración política. Medidas de transformación y caras nuevas. Las dos son exigencias colectivas. Para medirlas, sólo hay que salir a la calle y escuchar.

La fotografía de esta desazón compartida preocupa a los gran-des partidos pero ni siquiera la gravedad de las circunstancias ilumina siempre las entendede-ras de quienes mandan. Regene-rar es el verbo, pero interiorizan-do su significado y aceptándolo desde la cultura del pacto. Ese se-ría el primer requisito de una transformación real, asumir que las nuevas normas que se fra-güen con ese objetivo deben ser negociadas con los otros. ¿De qué sirve comprometer una iniciati-va de regeneración si se plantea fuera del consenso desde la ur-gencia interesada? Es el caso de la reforma de la ley electoral que defiende el PP para modificar la

elección de alcaldes y premiar con mayoría absoluta al partido que supere el 40% en los comicios municipales. La iniciativa será discutible pero si se quiere visua-lizar como renovadora que al me-nos sea consensuada. Será una buena forma de empezar a rege-nerar en las formas.

El debate sobre los cambios en la ley electoral no es la única me-dida puesta sobre la mesa. Se dis-cute en estos días un segundo gran proyecto, el anuncio del mi-nistro Gallardón de rebajar de forma espectacular el número de aforados. Pese a algunas reticen-cias en el seno del PP, Gallardón ha hablado de reducir de 17.000 a 22 el número de aforados. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que la sociedad siente el aforamiento como un privilegio. ¿Lo es real-mente? Al menos es opinable. Pe-ro lo relevante no es el fondo sino que la opinión pública tiene hoy esa percepción. Y esa sensación colectiva exige una respuesta por parte de los políticos.

Ceder el testigo La sociedad exige renovación. La crisis feroz, el deterioro político y la necesidad de relevo se han lle-vado por delante a líderes distin-guidos en esta legislatura. Las re-tiradas del rey Juan Carlos, del secretario general del PSOE, Al-fredo Pérez Rubalcaba, e incluso en el nivel local del primer espa-da de los socialistas navarros, Roberto Jiménez, han contribui-do a consolidar la sensación de que es el momento de ceder el testigo, de dar el relevo a una nue-va generación. Sólo Yolanda Bar-cina ha roto esta inercia que pa-recía imparable. Ni siquiera el desgaste de una devastadora le-gislatura parece haber menosca-bado sus ganas de repetir. Pero los últimos cuatros años, en Es-paña y también en Navarra, han sido demoledores. La economía, lastrada por las cifras en rojo de un paro descontrolado. La políti-ca, paralizada con un gobierno de

UPN en minoría, zarandeado por un Parlamento heterogéneo que sólo se pone de acuerdo a la con-tra y el Ejecutivo sin posibilidad de reacción desde la expulsión de los socialistas en junio de 2012. Como colofón, el prestigio de los políticos, en cuestión tras el epi-sodio de la imputación por el co-bro de dietas de la CAN. El Tribu-nal Supremo archivó el caso y no vio delito pero la investigación reveló que políticos navarros de UPN y PSN acudían a sesiones ex-traordinariamente bien pagadas en momentos de dificultad eco-nómica.

Como bagaje Barcina aporta su condición de ser una de las ca-ras más reconocidas del centro derecha navarro y puede lucir la imagen de política rocosa frente a EH Bildu, la marca de la vieja Batasuna, que podría convertir-se en la segunda fuerza política en Navarra tras UPN.

Este es el paisaje sobre el que Barcina anuncia su disposición a repetir. Las encuestas no le garan-tizan hoy mejores resultados de los que obtuvo en 2011. Es decir, el dibujo final puede ser una repro-ducción de las complicadísimas circunstancias vividas durante el último cuatrienio. La única fór-mula que puede salvar de la mino-ría a los regionalistas es buscar el acuerdo con el PSN. El concurso de los socialistas no está garanti-zado ni con Barcina ni sin ella, es cierto, pero en el discurso público los posibles líderes alternativos a Roberto Jiménez parecen conju-rados en rechazar aproximacio-nes a una UPN liderada por Barci-na. Barcina se presenta probable-mente confiada en el viejo refrán castellano que asegura que el tiempo lo cura todo. Con su deci-sión de tirar hacia adelante asume muchos riesgos. Porque el tiem-po, como apuntaba Marcuse, no siempre restaña heridas. En oca-siones “el tiempo no lo cura todo, pero sí desplaza lo incurable del centro de atención”. Ese es el rie-go, el de UPN y del PSN.

La regeneración y los riesgos de BarcinaANÁLISIS Jose Murugarren

Yolanda Barcina charla con el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, el pasado 29 de agosto en Cadreita. ALDANONDO

EFE. Pamplona

El presidente del PP en Guipúz-coa y portavoz popular en el Par-lamento vasco, Borja Semper, afirmó ayer en Pamplona que el Senado “tendría sentido si de verdad fuera útil”, por lo que no descartó “abrir un debate sere-no y sensato sobre su posible eli-minación”.

El dirigente popular protago-nizó ayer en Pamplona el Foro de Regeneración Democrática del PP, junto al presidente del partido en Navarra y europarla-mentario, Pablo Zalba, y en él respondió a las cuestiones que le plantearon los asistentes, un centenar de personas según una nota de prensa del PP. Entre ellas fue interpelado por los afo-rados, de los que Semper indicó que se deben “eliminar ciertos privilegios” y que esta figura “no puede servir para dilatar proce-dimientos judiciales”.

Con respecto a los partidos, apuntó que “tienen demasiado

poder” y se mostró “partidario de que las siglas no anulen la singularidad de cada persona que está en política”, de “dar cau-ce al discrepante en política”. De igual forma abogó por “raciona-lizar el gasto y el número de par-lamentarios” y por “tener cuida-do de que los jetas no se metan en política”.

Tras criticar al PSOE por “dar portazo” a la propuesta de refor-ma electoral sin “siquiera sen-tarse a hablar”, Semper apuntó que en su opinión los políticos hablan “demasiado” y que debe-ría “hacer política con la cabeza y no con las tripas”, pero “a veces parece que vende más la bronca que el trabajo diario”, dijo.

El presidente del PP en Guipúzcoa participó en Pamplona en un acto junto a su homólogo navarro, Pablo Zalba

Semper (PP) pide un debate sobre la posible eliminación del Senado

Borja Semper. EFE