Seminario Kusch- Segundo Protocolo
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Seminario: Rodolfo Kusch y el pensar en Amrica Latina como filosofa
Segundo Protocolo
Alumno
: Pablo Lazzarano (31.937.415)
Yo no conozco la O Copla de la O (Luis Abelardo Takahashi Nez)
Me dicen que es redondita Mi madre tan pobrecita
Que a m no me la ense Yo no conozco la O
Las letras se van al diablo Porque escribirlas no s. Pero yo cuando les hablo, Pero yo cuando les hablo,
Todas se ponen de pie Todas se ponen de Pie.
Estamos; en el fondo de todo estamos; meramente. Descobijados de sentidos firmes,
des-constituidos y ritmados en un vaivn constante y misterioso. Pero en ese vaivn
logramos, de algn modo, simbolizar y encontrar sentidos pasajeros, ficcionalizar suelos
para caminar con cierta soltura y desenvolvimiento. Y esos suelos, que no son ms que
de tierra, piedra, arena y musgo, suelen enmascararse de manera pavimentada por
pensamientos occidentales que pretenden otorgar dureza y seguridad perenne, para vivir
siendo alguien. Entre tantas maneras, ficcionalizamos con el decir, con la palabra. El
pensamiento se mueve y vive de palabras. En el Esbozo de una Antropologa Filosfica,
Kusch distingue con respecto al decir, palabras comunes que se dicen para determinar y
sealar causas, correspondientes a la esfera del ser y de la ficcin de pavimentacin de
un suelo firme. Y palabra grande que trasciende la estrechez y limitacin de la palabra
comn, diciendo ms de lo que expresa1
1 Kusch, R. Esbozo de una Antropologa Americana. Edit. Fundacin Ross. Tomo III, pg. 244
. Diciendo lo indecible, expresando lo
inexpresable de la esfera de la existencia, del misterio de estar noms. De esta manera,
Kusch nos advierte que es una palabra que se desempea en el silencio, en un silencio
pleno que nos pesa. Y por ms que en el habla popular de la ciudad se encuentre la
palabra comn, por detrs de ella agitan cuerdas vocales pronunciando y gritando la
palabra grande, con su irremediable silencio pleno y vivificado. El lenguaje cientfico
no logra abarcar la totalidad, el silencio pleno del mero estar lo colma. Pero para decir
lo indecible y expresar lo inexpresable con la palabra grande se cuenta, entre otras
cosas, con el arte. Como sucede con la filosofa, solemos determinar y relacionar al arte
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con patrones occidentales, con recursos y metodologas especficas que propician una
implementacin de belleza en el producto artstico. La angustia adorniana, que resume
y expresa la crisis universal del arte contemporneo donde en l nada se da ya con
evidencia ni siquiera su propia existencia, se mueve en un discurso de lo mismo dentro
de un plano occidental, de un decir del arte en relacin al ser. Un discurso donde
nuevamente se da ese gesto colonizante de otorgar frmulas compactas para la
realizacin de un arte culto distinguindoselo del empobrecido arte popular.
Vanagloriadas frmulas relacionadas con el decir de la palabra comn. El empobrecido
arte popular, sin embargo, nos enriquece y plenifica. Nos vincula con ese silencio pleno
imposible de decir. Cmo pensar entonces un arte popular americano? Un interesante
escrito2
2 Kusch, R.; Planteo de un Arte Americano. Edit. Fund. Ross. Tomo IV, 2007. Pg. 775-778
de Kusch nos ilumina el camino. El planteo de un Arte Americano est
relacionado con la confesin. Se diferencia lo que es un Gran arte, que surge por
compromiso y por la necesidad de decir lo indecible de ese silencio pleno del mero
estar, de un arte relacionado con la mera diversin y satisfaccin burguesa. La
confesin llevada a cabo por el gran arte se relaciona con el miedo que surge en la
radical indigencia, miedo de saberse estar sin ser alguien, sin ser nada. Confesin de
afirmar la evidencia de que se est y de que se vive, en el fondo de todo, despojado,
desconstitudo. Se trata de gritar y de echar en cara las cosas que vienen desde muy
adentro, ms all de la conciencia, de aquel mundo que se halla cerca del germen vital
o de que arranca la vida misma. De esta manera, el gran arte estar relacionado con la
verdad y con el todo. El gran arte incorpora todo, rescatando lo que el horizonte
ontolgico omite, esto es, rescatando no solo la belleza y lo pulcro vital, sino tambin el
hedor, la muerte, lo tenebroso. Y para Kusch, en este terreno del gran arte los nicos
bienaventurados son los iletrados, porque ellos siguen la senda de su unidad o, mejor,
de su confesin constante. Ellos llevan el llanto a flor de piel y tienen el gran arte en la
sangre a punto de madurar, porque no son vctimas de su propia conciencia como
nosotros los letrados. Es la saludable senda de los analfabetos que con sus signos dicen
toda la verdad. Puede quizs agregarse, que gracias a la carencia de esa palabra comn
de la lgica de la no-contradiccin que cristaliza un mbito del ser, la senda de los
analfabetos puede esgrimir la palabra grande, gritando el silencio pleno y la terrible
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condicin de estar descobijados en el mundo, de verse cara a cara con el azar. Por esto,
afirma Kusch, podrn confesar los desheredados que nada tienen , la masa amorfa, que
vegeta, porque solo ellos estn en Amrica y en ese estar conocen el camino de la
salud o sea de un arte como confesin. Por eso nuestro arte ha de ser un arte de
analfabetos. Pienso en los copleros del noroeste, con sus bagualas, sus vidalas y
tonadas. Sus msicas y sus danzas acompaadas por el mero ritmo del estar noms. Las
artesanas, que vistas desde el punto de vista occidental no alcanzan un firme estatuto de
arte. En otros momentos quizs el tango, aqu, en nuestra ciudad revestida de seguridad.
Confiesa hoy en da el tango? Qu sucede en nuestra ciudad con el gran arte? Para
Kusch, los letrados de nuestra clase media no ven la necesidad de tanta confesin. Y no
es porque sean deshonestos sino porque en la vida consciente de la ciudad la confesin
es peligrosa, por eso prefieren el juego en el arte y por eso nunca harn el gran arte.
Se trata entonces de indagar el gran arte hoy en da; situados en nuestros tiempos, en
nuestra Amrica. Pero tambin en nuestra gran ciudad. Es posible rastrearlo aqu?
Existe aqu algn recobijo donde podamos encontrar el gran arte que confiesa la
verdad del mero-estar?