semillas de otra economía

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M o n e d a s s o c i a l e s . Una herramienta para impulsar un mercado no capitalista / / 0 2 - 0 3 E m b r i o n e s d e o t r o m o d e l o . Ya hay alternativas económicas de todo tipo / / 0 4 - 0 5 Olmo Calvo “No somos antisistema, el sistema es antinosotros”, “tu futuro es aho- ra”, “violencia es no llegar a fin de mes”, “plantemos lechugas en los despachos” han sido algunos de los lemas que han sonado en las calles estos últimos cinco meses. La lógica capitalista es cuestionada por cada vez más gente. El profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Carlos Taibo valora que “son mu- chas las personas activistas cada vez más claramente conscientes de que el futuro del 15M pasa por su conso- lidación en la forma de un movi- miento que, asambleario y autoges- tionario, plante cara al capitalismo en todos los órdenes de la vida”. Llega la hora de dar respuestas y los deseos de 15M reflejan, en mu- chos casos, el trabajo que grupos pequeños y grandes, legales o alega- les, llevan haciendo desde hace mu- cho tiempo. Semillas de una nueva economía que ya está en marcha. Un nexo común Pequeños grupos de consumo, cooperativas agroecológicas, pro- yectos de okupación, masovería o viviendas de uso compartido, coo- perativas integrales, de trabajo, de seguros, de crédito, de finanzas, de educación, etc. proyectos muy di- versos que trabajan por poner los cimientos de otra dinámica de vida y evidencian en sus prácticas la conciencia generalizada de la falta de capacidad de respuesta por par- te de la clase política a las necesi- dades básicas de la población, cuando no su decidido ahínco en recortar sus condiciones de vida. “En líneas generales, se trata de forjar las bases para asentar una economía basada en las personas y su entorno, y no en el lucro, como ocurre en la economía capitalista”, reflexiona José Bellver, economista e investigador de la Universidad Complutense de Madrid. Bellver prefiere reservar el término “Economía solidaria” para aquellas propuestas que “parten de unos principios que están basados en el apoyo mutuo y la cooperación fren- te a la competencia, y en ese senti- do difieren de los valores funda- mentales del modelo capitalista”. En este camino se hallarían formas legales y alegales de organización, entre las que habría “nexos muy in- teresantes que pueden ser la semi- lla de una futura economía alterna- tiva que se está gestando ya, que podría ser más grande y que se está creando desde abajo”, apunta Bellver. En septiembre, 5.000 entidades de raíz alternativa, y dedicadas a la ac- ción solidaria, fundaron la Red Intercontinental de Promoción de la Economía Social y Solidaria (RIPESS). Durante el Congreso Fundacional se reivindicó la econo- mía social como solución a la crisis porque, dicen, trabajan justo de for- ma contraria a la de las empresas que la han causado. Pero además de las entidades ‘le- gales’ que conforman Ripess, o de las que se reúnen en redes como la Xarxa d’Economía Solidaria (XES) o la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS), miles de perso- nas, agrupadas en pequeños colec- tivos, cooperativas o asociaciones, investigan y trabajan en nuevas for- mas de vivir. Para Carlos Taibo, es- tos proyectos “no pretenden dejar para mañana, o para después de una eventual ‘toma del poder’, la ta- rea de construir un mundo nuevo”. Así, pensadores como John Holloway han abordado ”las vir- tualidades de los actos diarios de rechazo y organización contra la sociedad capitalista”. Holloway cuestiona la toma del Estado co- mo modelo de revolución, y consi- dera que “es fundamental que des- arrollemos nuestras propias es- tructuras, nuestras propias formas de hacer las cosas”. “El reto es que el entorno es hos- til, que esto es una dialéctica entre dos tipos de economía”, apunta Bellver. En la medida en que las al- ternativas son sociales “y por lo tan- to pueden interesar a la mayoría”, mientras que el sistema económico capitalista “interesa sobre todo a una minoría”, reflexiona Bellver. “El reto será ganar esa batalla y de- penderá mucho de cómo logremos difundir visiones alternativas para poder ser más”, concluye. Una economía integral y que surja desde abajo Patricia Manrique Redacción Otra Econom a Semillas de periódico Diagonal 159 De la economía solidaria a las propuestas más anticapitalistas, otras respuestas a nuestras necesidades ya están en marcha. Existe un nexo entre alternativas de variada condición, legales y alegales, que ofrecen una respuesta no capitalista L a a p u e s t a c o o p e r a t i v i s t a . De la cooperativa clásica a la integral / / 0 6 - 0 7

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Suplemento especial del periódico Diagonal

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Page 1: semillas de otra economía

Monedas sociales. Una herramienta para impulsar un mercado no capitalista // 02-03

Embriones de otro modelo. Ya hayalternativas económicas de todo tipo // 04-05

Olmo Calvo

“No somos antisistema, el sistemaes antinosotros”, “tu futuro es aho-ra”, “violencia es no llegar a fin demes”, “plantemos lechugas en losdespachos” han sido algunos de loslemas que han sonado en las callesestos últimos cinco meses. La lógicacapitalista es cuestionada por cadavez más gente. El profesor de laUniversidad Autónoma de MadridCarlos Taibo valora que “son mu-chas las personas activistas cada vezmás claramente conscientes de queel futuro del 15M pasa por su conso-lidación en la forma de un movi-miento que, asambleario y autoges-tionario, plante cara al capitalismoen todos los órdenes de la vida”.

Llega la hora de dar respuestas ylos deseos de 15M reflejan, en mu-chos casos, el trabajo que grupospeque ños y grandes, legales o alega-les, llevan haciendo desde hace mu-cho tiempo. Semillas de una nuevaeconomía que ya está en marcha.

Un nexo comúnPequeños grupos de consumo,coope rativas agroecológicas, pro-yectos de okupación, masovería oviviendas de uso compartido, coo-perativas integrales, de trabajo, deseguros, de crédito, de finanzas, deeducación, etc. proyectos muy di-versos que trabajan por poner loscimientos de otra dinámica de viday evidencian en sus prácticas laconciencia generalizada de la faltade capacidad de respuesta por par-te de la clase política a las necesi-dades básicas de la población,cuando no su decidido ahínco enrecortar sus condiciones de vida.

“En líneas generales, se trata deforjar las bases para asentar unaeconomía basada en las personas ysu entorno, y no en el lucro, comoocurre en la economía capitalista”,reflexiona José Bellver, economistae investigador de la UniversidadComplutense de Madrid. Bellverprefiere reservar el término“Econo mía solidaria” para aquellaspropuestas que “parten de unosprincipios que están basados en elapoyo mutuo y la cooperación fren-te a la competencia, y en ese senti-do difieren de los valores funda-mentales del modelo capitalista”.En este camino se hallarían formaslegales y alegales de organización,entre las que habría “nexos muy in-

teresantes que pueden ser la semi-lla de una futura economía alterna-tiva que se está gestando ya, quepodría ser más grande y que se estácreando desde abajo”, apuntaBellver.

En septiembre, 5.000 entidades deraíz alternativa, y dedicadas a la ac-ción solidaria, fundaron la RedIntercontinental de Promoción de laEconomía Social y Solidaria(RIPESS). Durante el CongresoFundacional se reivindicó la econo -mía social como solución a la crisisporque, dicen, trabajan justo de for-ma contraria a la de las empresasque la han causado.

Pero además de las entidades ‘le-gales’ que conforman Ripess, o delas que se reúnen en redes como laXarxa d’Economía Solidaria (XES)o la Red de Economía Alternativa ySolidaria (REAS), miles de perso-nas, agrupadas en pequeños colec-tivos, cooperativas o asociaciones,investigan y trabajan en nuevas for-mas de vivir. Para Carlos Taibo, es-tos proyectos “no pretenden dejarpara mañana, o para después deuna eventual ‘toma del poder’, la ta-rea de construir un mundo nuevo”.

Así, pensadores como JohnHollo way han abordado ”las vir-tualidades de los actos diarios derechazo y organización contra lasociedad capitalista”. Hollowaycuestiona la toma del Estado co-mo modelo de revolución, y consi-dera que “es fundamental que des-arrollemos nuestras propias es-tructuras, nuestras propias formasde hacer las cosas”.

“El reto es que el entorno es hos-til, que esto es una dialéctica entredos tipos de economía”, apuntaBellver. En la medida en que las al-ternativas son sociales “y por lo tan-to pueden interesar a la mayoría”,mientras que el sistema económicocapitalista “interesa sobre todo auna minoría”, reflexiona Bellver.“El reto será ganar esa batalla y de-penderá mucho de cómo logremosdifundir visiones alternativas parapoder ser más”, concluye.

Una economíaintegral y quesurja desde abajo

Patricia Manrique Redacción

Otra Econom aSemillas de

periódico Diagonal 159

De la economía solidaria a las propuestasmás anticapitalistas, otras respuestas anuestras necesidades ya están en marcha.

Existe un nexo entrealternativas de variadacondición, legales yalegales, que ofrecen unarespuesta no capitalista

La apuesta cooperativista. Dela cooperativa clásica a la integral // 06-07

Page 2: semillas de otra economía

El 15M abrió nuevas puertas en elimaginario colectivo y en las formasde entender la política y la econo-mía. Pero, además de exigir cam-bios a la economía hegemónica ac-tual, ¿cuál debería ser la economíadel 15M? En las plazas se habló delos bancos de tiempo, de la bancaética, las redes de intercambio, o deuna economía más utópica, sin di-nero. También pensamos formas deeconomía colectivizada y de dona-ción. Las Monedas Sociales y losmodelos de ecoxarxes (eco redes)desarrollados en Cataluña desde2009 mejoran y sistematizan algu-nas de estas propuestas.

La moneda social, también llama-da local, alternativa o complementa-ria, es una herramienta que nos per-mite registrar los intercambios enuna región para crear con ellos unsistema económico alternativo

permanente, y prescindir gradual-mente del euro. Pueden construirla,sin que para ello sea necesario ga-nar previamente una revolución ydesde el día a día de una poblaciónrural o un barrio, individuos de to-das las edades y colores. Posibilita,además, aprendizajes necesariospara crear un mundo mejor, comola cooperación, la confianza o el des-pertar de nuestros talentos.

Este tipo de monedas crean unnuevo eslabón económico a escalahumana y biorregional, una cons-trucción paralela a la que se está lle-vando a cabo en las plazas. Si lasasambleas ciudadanas constituyennuevos mecanismos políticos de demo-cracia directa, las redes de intercambiocon moneda social son espacios de de-mocracia directa en lo económico.No son la única respuesta, ni la másimportante, pero sin ellas difícilmen-te podremos lograr cambios sustan-ciales, al estar trabajando con el eu-ro, una herramienta básica del mun-do que queremos cambiar.

Una de las dudas más frecuenteses si no se está volviendo a hacer lomismo que con otras monedas. Larespuesta es claramente no: la mo-neda social es muy diferente al dine-ro que conocemos pues no tiene in-tereses, se emite localmente, y secrea en cada nueva transacción. Noes escasa, no sirve de nada acumu-lar ya que no hay intereses, y no tie-ne ningún sentido prestarla porquese puede acceder a ella fácilmente.

Todos comenzamos con cero ecos.Al hacer un intercambio, quien re-cibe el producto o servicio contraeuna deuda, que puede saldar concualquier otro usuario de la red. Enesto consiste el trueque multirrecí-proco, distinto del trueque directoo clásico antiguo.

Si yo recibo una clase de yoga, porejemplo, quien me la ofrece cobra 10

ecos, y mi cuenta baja a -10 ecos.En ese momento estamos creandodiez nuevas unidades monetariasen el sistema. Si alguien acumulamoneda social, al no haber intere-ses, no gana nada, y deja de perci-bir bienes y servicios a cambio delos que ya ha ofrecido. Quienes ne-cesitan moneda social no puedenendeudarse como ocurre con loseuros: basta con que ofrezcan cual-quier bien o servicio a la red parapoder participar en los inter-cambios. Las transacciones se re-gistran en una herramienta virtualde origen sudafricano, el Commu-nity Exchange System (CES), quees transparente para todos los par-ticipantes en la red.

Los consumidores también pue-den comprar ecos con euros; con es-te cambio de moneda, obtienen ecos(en proporción uno a uno) con losque pueden adquirir productos yservicios de la red, y la red recibeeuros, que destina a la compra deproductos que aún no se consiguencon moneda social. Cuando esosecos vuelven a la ecoxarxa se elimi-nan, ya que no es emisión de mone-da sino sólo un cambio.

Pensar que puede convertirse enuna moneda como el euro es como

pensar que la agroecología puedaconvertirse en una corporación co-mo Monsanto, o el software libreen Microsoft. Es imposible, ya queparten de presupuestos opuestos eirreconciliables. Además, es unaherramienta necesaria para un pro-ceso de transición del mundo en elque hoy vivimos hacia sociedadesutópicas en las que no haya regis-tro monetario.

Estas monedas generan impactospositivos en la región en que seusan en muchos niveles distintos:se facilita una mayor proximidadentre los vecinos, se redescubrentalentos y riquezas locales, se re-cuperan los tejidos sociales y for-mas ancestrales de autoayuda, au-menta la capacidad adquisitiva delas familias, y surgen nuevas opor-tunidades laborales cooperativas.

Nos permiten entender de unamanera simple, pacífica y concre-ta, que el dinero puede ser amplia-mente redefinido. Y así, desde lasimplicidad, la ecología, la relocali-

ALGUNOS DATOS PARA ENTENDER LAS MONEDAS SOCIALES

Historia de las monedas socialesLas monedas sociales han surgido siempreen momentos de crisis del capitalismo,como sucedió en los años ‘20 y ‘30 en Ale-mania y Estados Unidos. Las redes de inter-cambio modernas comenzaron en los años80 en Vancouver, Canadá, con los LocalExchange Trade Systems (LETS). Todos losusuarios comienzan en una cuenta con cero,y se suma o se resta moneda social en fun-ción de los intercambios. Más tarde comen-zó el modelo de las “Ithaca Hours”, con unbillete físico, que se extendió rápidamente por toda América Latina,especialmente en Argentina. En Europa, además de las ecoxarxescatalanas, hemos visto aparecer las Regio en Alemania, y muchasmonedas en las llamadas “transition towns” o ciudades de transición.

El modelo de las ecoxarxesDesde que en enero del 2009 comen-zó la Ecoxarxa del Montseny cerca deBarcelona, este modelo de redes detrueque se ha extendido por Catalun-ya, y encontramos ya 15 redes quetrabajan conjuntamente --desde suautonomía biorregional-- con la Coope-rativa Integral Catalana. La mayorinnovación de este modelo es quepone en común una red de truequecon moneda social que sigue diversos modelos distintos, conuna cooperativa de consumo. Al aceptar el uso parcial de euros,se pueden comprar bienes básicos a productores. De este modose puede resolver colectivamente la economía familiar y depen-der menos del capitalismo de manera gradual.

Diferencias con los bancos de tiempoEn muchas plazas se habló decrear bancos de tiempo. Es unaopción, pero las monedas socialessuponen, con el mismo esfuerzo,una construcción mucho más pro-funda, amplia y coherente con losprincipios del 15M. En muchoscasos, como en Barcelona, losbancos de tiempo son apoyadospor las administraciones publicas,porque por un lado reducen loscostes de gastos públicos en atención ciudadana, y por elotro vehiculan el descontento ciudadano hacia el euro poruna senda menos radical que la creación de una moneda delpueblo.

Didac Sánchez-Costa(Ecoxarxa Montseny i Anoia)

2 SEMILLAS DE UNA NUEVA ECONOMÍA

Las monedas sociales son un vehículo de truequemultirrecíproco para intercambiar productos y servicios.

Una herramienta de intercambios no capitalistas

¿Cómo se crea y cómofunciona esta moneda?

¿Qué ventajas tieneuna moneda social?

Page 3: semillas de otra economía

El 15M abrió nuevas puertas en elimaginario colectivo y en las formasde entender la política y la econo-mía. Pero, además de exigir cam-bios a la economía hegemónica ac-tual, ¿cuál debería ser la economíadel 15M? En las plazas se habló delos bancos de tiempo, de la bancaética, las redes de intercambio, o deuna economía más utópica, sin di-nero. También pensamos formas deeconomía colectivizada y de dona-ción. Las Monedas Sociales y losmodelos de ecoxarxes (eco redes)desarrollados en Cataluña desde2009 mejoran y sistematizan algu-nas de estas propuestas.

La moneda social, también llama-da local, alternativa o complementa-ria, es una herramienta que nos per-mite registrar los intercambios enuna región para crear con ellos unsistema económico alternativo

permanente, y prescindir gradual-mente del euro. Pueden construirla,sin que para ello sea necesario ga-nar previamente una revolución ydesde el día a día de una poblaciónrural o un barrio, individuos de to-das las edades y colores. Posibilita,además, aprendizajes necesariospara crear un mundo mejor, comola cooperación, la confianza o el des-pertar de nuestros talentos.

Este tipo de monedas crean unnuevo eslabón económico a escalahumana y biorregional, una cons-trucción paralela a la que se está lle-vando a cabo en las plazas. Si lasasambleas ciudadanas constituyennuevos mecanismos políticos de demo-cracia directa, las redes de intercambiocon moneda social son espacios de de-mocracia directa en lo económico.No son la única respuesta, ni la másimportante, pero sin ellas difícilmen-te podremos lograr cambios sustan-ciales, al estar trabajando con el eu-ro, una herramienta básica del mun-do que queremos cambiar.

Una de las dudas más frecuenteses si no se está volviendo a hacer lomismo que con otras monedas. Larespuesta es claramente no: la mo-neda social es muy diferente al dine-ro que conocemos pues no tiene in-tereses, se emite localmente, y secrea en cada nueva transacción. Noes escasa, no sirve de nada acumu-lar ya que no hay intereses, y no tie-ne ningún sentido prestarla porquese puede acceder a ella fácilmente.

Todos comenzamos con cero ecos.Al hacer un intercambio, quien re-cibe el producto o servicio contraeuna deuda, que puede saldar concualquier otro usuario de la red. Enesto consiste el trueque multirrecí-proco, distinto del trueque directoo clásico antiguo.

Si yo recibo una clase de yoga, porejemplo, quien me la ofrece cobra 10

ecos, y mi cuenta baja a -10 ecos.En ese momento estamos creandodiez nuevas unidades monetariasen el sistema. Si alguien acumulamoneda social, al no haber intere-ses, no gana nada, y deja de perci-bir bienes y servicios a cambio delos que ya ha ofrecido. Quienes ne-cesitan moneda social no puedenendeudarse como ocurre con loseuros: basta con que ofrezcan cual-quier bien o servicio a la red parapoder participar en los inter-cambios. Las transacciones se re-gistran en una herramienta virtualde origen sudafricano, el Commu-nity Exchange System (CES), quees transparente para todos los par-ticipantes en la red.

Los consumidores también pue-den comprar ecos con euros; con es-te cambio de moneda, obtienen ecos(en proporción uno a uno) con losque pueden adquirir productos yservicios de la red, y la red recibeeuros, que destina a la compra deproductos que aún no se consiguencon moneda social. Cuando esosecos vuelven a la ecoxarxa se elimi-nan, ya que no es emisión de mone-da sino sólo un cambio.

Pensar que puede convertirse enuna moneda como el euro es como

pensar que la agroecología puedaconvertirse en una corporación co-mo Monsanto, o el software libreen Microsoft. Es imposible, ya queparten de presupuestos opuestos eirreconciliables. Además, es unaherramienta necesaria para un pro-ceso de transición del mundo en elque hoy vivimos hacia sociedadesutópicas en las que no haya regis-tro monetario.

Estas monedas generan impactospositivos en la región en que seusan en muchos niveles distintos:se facilita una mayor proximidadentre los vecinos, se redescubrentalentos y riquezas locales, se re-cuperan los tejidos sociales y for-mas ancestrales de autoayuda, au-menta la capacidad adquisitiva delas familias, y surgen nuevas opor-tunidades laborales cooperativas.

Nos permiten entender de unamanera simple, pacífica y concre-ta, que el dinero puede ser amplia-mente redefinido. Y así, desde lasimplicidad, la ecología, la relocali-

ALGUNOS DATOS PARA ENTENDER LAS MONEDAS SOCIALES

Historia de las monedas socialesLas monedas sociales han surgido siempreen momentos de crisis del capitalismo,como sucedió en los años ‘20 y ‘30 en Ale-mania y Estados Unidos. Las redes de inter-cambio modernas comenzaron en los años80 en Vancouver, Canadá, con los LocalExchange Trade Systems (LETS). Todos losusuarios comienzan en una cuenta con cero,y se suma o se resta moneda social en fun-ción de los intercambios. Más tarde comen-zó el modelo de las “Ithaca Hours”, con unbillete físico, que se extendió rápidamente por toda América Latina,especialmente en Argentina. En Europa, además de las ecoxarxescatalanas, hemos visto aparecer las Regio en Alemania, y muchasmonedas en las llamadas “transition towns” o ciudades de transición.

El modelo de las ecoxarxesDesde que en enero del 2009 comen-zó la Ecoxarxa del Montseny cerca deBarcelona, este modelo de redes detrueque se ha extendido por Catalun-ya, y encontramos ya 15 redes quetrabajan conjuntamente --desde suautonomía biorregional-- con la Coope-rativa Integral Catalana. La mayorinnovación de este modelo es quepone en común una red de truequecon moneda social que sigue diversos modelos distintos, conuna cooperativa de consumo. Al aceptar el uso parcial de euros,se pueden comprar bienes básicos a productores. De este modose puede resolver colectivamente la economía familiar y depen-der menos del capitalismo de manera gradual.

Diferencias con los bancos de tiempoEn muchas plazas se habló decrear bancos de tiempo. Es unaopción, pero las monedas socialessuponen, con el mismo esfuerzo,una construcción mucho más pro-funda, amplia y coherente con losprincipios del 15M. En muchoscasos, como en Barcelona, losbancos de tiempo son apoyadospor las administraciones publicas,porque por un lado reducen loscostes de gastos públicos en atención ciudadana, y por elotro vehiculan el descontento ciudadano hacia el euro poruna senda menos radical que la creación de una moneda delpueblo.

Didac Sánchez-Costa(Ecoxarxa Montseny i Anoia)

2 SEMILLAS DE UNA NUEVA ECONOMÍA

Las monedas sociales son un vehículo de truequemultirrecíproco para intercambiar productos y servicios.

Una herramienta de intercambios no capitalistas

¿Cómo se crea y cómofunciona esta moneda?

¿Qué ventajas tieneuna moneda social?

JORDI GARCÍA JANÉ*

En todas las fases del cicloeconómico surgen inicia-tivas populares regidaspor valores distintos de

los capitalistas: propiedad co-mún, cooperación, democracia,equidad, compromiso social, sos-tenibilidad...

En la producción, se extiendenlas cooperativas de trabajo, lasasociaciones que gestionan servi-cios sociales, la emergente pro-ducción colaborativa por internetcreadora de nuevos bienes comu-nes, ahora digitales, etc. En la co-mercialización, disponemos decooperativas de consumo y de ser-vicios, de tiendas de comercio jus-to y de segunda mano, etc. En ladistribución, contamos con las ex-periencias de presupuestos partici-pativos y de otros sistemas solida-rios y participativos de reparto delexcedente. En el consumo, prolife-ran las prácticas de consumo críti-co y responsable, tanto por partede personas como de empresas,entidades e, incluso, de algunasadministraciones locales. En elcrédito, se está conformando todoun tejido de finanzas éticas y demonedas sociales integrado por

fondos solidarios como las comu-nidades autofinanciadas (CAF),las redes de intercambio con mo-neda propia, Fiare y Coop57.Todas estas iniciativas –la produc-ción cooperativa, los bienes comu-nes, la comercialización solidaria,la distribución participativa, elconsumo responsable, las finanzas

éticas y las monedas sociales–conforman lo que denominamoseconomía social o solidaria.

Sin embargo, una de las princi-pales debilidades de este sectorsocioeconómico, que se está con-virtiendo al mismo tiempo en unmovimiento social, es que susagentes no están vertebrados eco-nómicamente entre sí, sino que sesubordinan, directa o indirecta-mente, al mercado capitalista.Muchas empresas solidarias noparticipan en las finanzas éticasni comercializan sus productos através de la comercialización soli-daria, ni tampoco trabajan conproveedores del sector. El consu-mo responsable aún es muy débil;podemos afirmar que no existenpropiamente consumidoras res-ponsables sino tan solo algunasprácticas dispersas de consumo

responsable dentro de una mayo-ría de actos de consumo que van aengordar las empresas capitalis-tas. Las finanzas éticas aún tienenpoca capacidad para financiar lasempresas solidarias.

Conscientes de estas debilida-des, desde hace unos años diver-sos actores de la economía socialy solidaria del Estado español, enespecial la Red de Redes deEconomía Alternativa y Solidaria(REAS), pero también algunas fe-deraciones de cooperativas detrabajo como la murciana han he-cho de la articulación de las ini-ciativas de economía solidariauno de sus objetivos estratégicos,y le han dado un nombre: merca-do social.

Por mercado social podemos en-tender una red de intercambios eco-nómicos (entre otros) entre empre-

sas de la economía solidaria y entreéstas y los consumidores y ahorra-dores responsables, la cual permitecubrir una parte significativa de lasnecesidades de sus participantes,por lo que estos consiguen desco-nectar, al menos parcialmente, dela economía capitalista.

Aunque el principio básico paracrear mercados sociales es sim-ple; a saber, la intercooperaciónintegral, la participación de cadauna de las organizaciones y de susmiembros en la producción, elconsumo y el ahorro dentro de laeconomía solidaria, a la hora de laverdad construir el mercado so-cial se revela muy complicado.

Para alcanzar la masa crítica su-ficiente de productores, consumi-dores y ahorradores solidarios enun territorio, y conformar merca-dos sociales que cubran de mane-ra significativa las necesidades demiles de personas, aún queda mu-cho que hacer. Necesitamos mul-tiplicar la intercooperación em-presarial, reorientar la política demercado de muchas empresas so-lidarias hacia cubrir prioritaria-mente la demanda interna del sec-tor, impulsar la emprendeduríasocial y cooperativa, y tambiénampliar la oferta de bienes y ser-vicios de la economía solidaria, asícomo facilitar su visualizaciónmediante etiquetas ecosociales,balances y auditorías sociales,portales web, catálogos...

Nada de eso es fácil. Nada im-portante lo es. El desarrollo demercados sociales no sólo mejo-raría la viabilidad de cada una delas iniciativas de economía solida-ria, sino que supondría dar vida aun embrión de nueva economíadentro de ese capitalismo senil

que parece que quiera morir ma-tando. El objetivo es pasar de lasislas al archipiélago... para luego,si podemos, tomar las playas.

zación económica y la coopera-ción, se desenmascara y se cons-truye una alternativa a una de lasmayores formas de opresión jamásinventada: el dinero corporativo ycon intereses, partícula fundamen-tal, y a la vez profundamente des-conocida, de nuestras sociedades.

Las monedas sociales, en cam-bio, son la pieza que podría servirde nexo entre las experiencias deeconomía social –cooperativas detrabajo y de consumo, redes deconsumo responsable, centros cul-turales alternativos, institutos eco-lógicos, ecoaldeas, etc.– permitien-do que trabajen de una maneramucho más coordinada y eficienteentre sí. Construyendo lo que algu-nos autores denominan mercadosocial, pasando de una iniciativalocal a una propuesta sistémica.

Abren, así, un nuevo espacio deexperimentación social colectivamuy amplio, en un terreno pocoexplorado aún, con muchas simi-litudes con el software libre, cre-ando de forma gradual propuestaslo suficientemente consolidadas co-mo para que se puedan plantearcomo modelos alternativos, cons-truidos por activistas, pero no só-lo para activistas. Hoy, cuando laeconomía capitalista se colapsa, ycuando en las calles hay un claroclamor por un cambio profundo,imaginar un nuevo dinero y unanueva economía es posible y ur-gente.

MERCADO AGROECOLÓGICO.Las monedas sociales sirven de nexo en

experiencias de economía solidaria.

Una de las debilidadesde la economía solidariaes que sus agentes noestán vertebradoseconómicamente entre sí

El mercado socialimplica intercooperarpara desconectarse,en lo posible, de laeconomía capitalista

3HACIA MERCADOS NO CAPITALISTAS

Aranzazu

* J. G. J. es cooperativista y activistade la Xarxa d’Economia Solidària

El camino al mercado social:de las islas al archipiélagoPara generar unanueva economíaes necesario conectarempresas solidariascon consumidoresy ahorradoresresponsables.

EduLeón

Page 4: semillas de otra economía

IÑIGO BANDRÉS(COOPERATIVA ALTEKIO)Aunque hay mucho que hacer, hemosrecorrido mucho camino. Son muchaslas experiencias de las finanzas solida-rias ciudadanas que ya están funcionan-

do y en las que podemos participar.Desde su nacimiento en 1992, Ideas,

una cooperativa dedicada a la comercia-lización de productos de ComercioJusto, creó una sección de crédito a tra-vés de la cual los socios consumidores

podían apoyar con su ahorro a los pro-ductores del Sur, mediante lo que se lla-ma “prefinanciación”.

Coop57 nace en Barcelona en 1995fruto de la lucha sindical ante un cierrepatronal. Ofrece crédito a entidades de

la economía solidaria que cumplan conunos compromisos sociales y ambienta-les. Los socios colaboradores, además deaportar ahorro, participan en la estructu-ra con voz y voto. En tercer lugar, elGAP nace en 1999. Es una asociación de

ahorro de proximidad, que pone en con-tacto a ahorradores “responsables” conproyectos que cumplan con los princi-pios de la Economía Solidaria. Está enred con iniciativas similares en Aragón,Valencia, Granada, Sevilla o Jerez.

Por último, el Proyecto Fiare arrancaen 2004 en Euskadi con el objetivo decrear una Banca Ética Ciudadana; esdecir, una Cooperativa de Crédito, quepretende que la intermediación finan-ciera sirva como un instrumento de

transformación social. Es construida deabajo a arriba sobre redes ciudadanas yen 2012 se espera que pueda prestarservicios de banca universal gracias asu hermanamiento con Banca ÉticaItaliana.

¿Qué puedo hacer yo? Como decíanen Italia, pon tus ahorros donde están tusideas; cuéntaselo a tus familiares y ami-gos; difúndelo en tu colectivo; enrédateen alguno de estos proyectos... Tenemosun apasionante camino por recorrer.

TOMAS GONZÁLEZ DEL OLMO(COLECTIVO AGITACIÓN RURAL)

Las alternativas en el plano de lacrianza respetuosa y la educación enlibertad son muchas y muy variadas.A menudo son las propias familiasquienes se encargan, pero, además,existen grupos de apoyo a la crianza,opciones de desescolarización o losproyectos de es-cuelas libres, no-directivas.

Cuando lascriaturas se en-cuentran en edadescolar existendos posibilidades:el homeschoolingy la participaciónen algún proyectode educación no-directiva. El homeschooling o movi-miento desescolarizador tuvo ungran impulso a raíz de la red “CrecerSin Escuela”. Posteriormente, ha si-do la Asociación Libre de Enseñanza,constituida expresamente para regu-larizar la opción de educación en ca-sa, la organización más representati-va. La otra alternativa son las “escue-las libres”, centros generalmente noreconocidos por el sistema oficial deenseñanza y con una metodología

abierta de inspiración libertaria.En cuanto a proyectos más allá del

ámbito familiar, nos encontramoscon bastantes iniciativas de educa-ción en el Estado español. LaEscuelita en Valladolid, o Alavida enMadrid, son algunos ejemplos de pro-yectos educativos, siendo la EscuelaLibre de Paideia (Badajoz) el más ve-terano y representativo.

La mayoría delas iniciativas es-tán centradas enlas edades mástempranas, aun-que hay algunasexperiencias in-teresantes comoel proyecto deeducación parapersonas adultasde La Prospe

(Madrid) o la Xarxa d’UniversitatsLliures (Catalunya).

Todos estos proyectos se apoyanen las teorías y experiencias de nu-merosos autores como AlexanderSutherland Neill, Paulo Freire, IvánIllich, Rudolf Steiner, Montesori,Arno Stern, los Wild... así como en elconocimiento de experiencias ante-riores como las escuelas racionalistaso los ateneos libertarios de principiosdel siglo pasado.

PABLO RUIZ RAMOS(EL HUERTO DE LOS LOCOS)

En el campo de la energía lo prime-ro es reducir el consumo. Pasar a laacción contra el consumismo ener-gético supone, ante todo, esforzarteen vivir consumiendo menos.Calentar con electricidad es el ma-yor derroche. Comprar cosas nue-vas, cada indivi-duo una, y utili-zarlas en solitarioes lo que másconsume. Es elpunto más sim-ple y más impor-tante a la vez.

Fuera de la redenergética habi-tual puedes pro-ducir tu propiaenergía eléctrica para no tener quepagar la factura. Energía renovablepráctica, de Iñaki Urkía, te serviráde guía. En la página web futuros-renovables.wordpress.com se arti-cula una pequeña red de apoyo.Pagar la factura de la luz y producirunos vatios sale muy caro. Si te de-cides, date de baja y con lo que aho-rras en un par de años de facturaspuedes autoabastecerte. En cuantoa combustible, puedes fabricar una

estación de filtrado de aceite en el ga-raje y ahorrar un 30% en gasoil. O fa-bricar biodiesel. También puedestransformar tu coche y usar 100%aceite vegetal. La red Pétales ha he-cho dos giras por el norte y el sur delEstado español. Muchos colectivosya funcionan así y te pueden ayudar.Busca en internet el “Manual pararodar con aceite vegetal”.

Además exis-ten las cooperati-vas de EnergíasRenovables: siquieres producirenergía y no tie-nes dónde, for-mar una coopera-tiva o entrar en unaque ya funcionepuede ser la solu-ción. Si se calcula

todo bien, en seisu ocho añosse recupe-ra lo invertido, y en otros trece o quinceproducirásunosbeneficiosquelacoope-rativa repartirá, reinvertirá en más reno-vablesoensuobjetosocial.La mitad delos molinos de Dinamarca, una delas mayores potencias eólicas, es depropiedad cooperativa. Si todosrecibimos los impactos, todosdeberíamos poder beneficiar-nos. En somenergia.cat conoce-rás una iniciativa pionera.

ALIMENTACIÓN LOCAL Y RESPONSABLE

ESTHER VIVAS(COOPERATIVA EL CARRETÓ)

Volver a tener la capacidad de de-cidir sobre nuestra agricultura yalimentación. Esto es lo que reivin-dican los centenares de grupos ycooperativas de consumo agroeco-lógico que hoy se extienden por to-do el Estado español. Se trata dee x p e r i e n c i a sque ponen encontacto a con-sumidores concampesinos ycampesinas quetrabajan en el te-rritorio, estable-ciendo unas re-laciones de con-fianza, directas,de intercambioy de solidaridad entre el campo yla ciudad.

Desde la mitad de la década pa-sada, estas experiencias se multi-plicaron, mostrando una crecientepreocupación por el actual modeloagroalimentario y la voluntad dellevar a cabo un consumo que cum-pla con criterios sociales y agroe-cológicos.

A pesar de compartir unos crite-rios comunes, existe una gran va-

riedad de modelos organizativos,de relación con el campesino, deformato de compra, etc. Algunosintegran en su seno a consumido-res y a productores, y otros sólo es-tán formados por consumidores.Hay algunos modelos donde elconsumidor puede escoger aque-llos productos de temporada quedesee, y otros que perciben cada

semana una cestacerrada con fru-tas y verduras dela huerta. La ma-yor parte de estasexperiencias fun-cionan a partir deltrabajo voluntariode sus miembros,aunque hay algu-nos casos de ini-ciativas profesio-

nalizadas que incluyen tambiénventa en tienda.

El gran reto es en realidad cómollegar a más gente, hacer estas ex-periencias más viables, mantenerunos principios de ruptura con elactual modelo agroindustrial, y noquedarse sólo en el discurso de laalternativa concreta, en la pequeñaescala, sino insertarse dentro deuna estrategia general de transfor-mación de la sociedad.

Soberanía alimentariaALTERNATIVAS A LA ESCOLARIZACIÓN SISTÉMICA

Educación libreGASTAR MENOS, ASOCIARSE, PRODUCIR TU ENERGÍA

Energía sustentable

PROYECTOS JUSTOSDONDE DEJAR EL DINERO

Finanzas éticas

EMPRENDIMIENTO Y ORGANIZACIÓN COLECTIVA

Trabajar... y vivirNUEVAS FORMAS DE ACCESO A LA VIVIENDA

Vivienda digna

Embriones de unanueva economía

RAÚL ROBERT(SOSTRE CÍVIC)

El acceso a la vivienda está en crisis,en gran parte por ser un sector en elque se ha innovado muy poco ennuestro país a diferencia de otros paí-ses europeos, con políticas más avan-zadas, flexibles y adaptadas a las si-tuaciones reales de la población a laque se deben.

No sería teme-rario decir queen los últimosaños, aparte delalquiler y lacompra, la únicaalternativa visi-ble y práctica enel ámbito urba-no ha sido laokupación, aun-que no ha alcanzado una regula-ción o conversión para hacerla es-table y replicable como ha ocurri-do en otros países.

En zonas rurales sí que ha existidoy en los últimos tiempos ha renacidocon fuerza el concepto de ecoaldea,un camino para recuperar edificios yentornos en peligro de degradación.Si bien la mayor demanda de vivien-da está en zonas urbanas, es una op-ción con gran potencial de transfor-

mación local y a considerar por mu-chos sectores en el futuro, debido a lacrisis energética y de trabajo, aunquetodavía cuentan con poco apoyo y re-conocimiento institucional en elEstado español.En los últimos añosestán empezando a aparecer alter-nativas en el sector urbano. Una deellas es el cohousing: vivienda cola-borativa con espacios y tareas comu-

nes y ayuda mutuaen su promoción.Otra opción es lamasovería urbana(masoveria.blog-spot.com), contra-to por el cual se ce-de el uso de lavivienda a cambiode trabajos y/o desu cuidado. Porúltimo, las Coope-

rativas de Modelos de Cesión de Usoposeen viviendas que pertenecen ala cooperativa y por las que se pagaun derecho de uso de la vivienda ba-jo. No se pueden vender pero sí pue-den ser heredadas por los hijos.Estas dos últimas opciones han con-seguido presencia en la ley de vivien-da y normativas en algunas comuni-dades autónomas gracias al trabajode cooperativas como SostreCívic(sostrecivic.com).

NURIA DEL RÍO (PROEMPLEO)FERNANDO SABIN (COOPERATIVA ANDAIRA )

Nos movemos en el binomio dere-cho-obligación. Reivindicamos el de-recho a trabajar porque es la mane-ra en la que está establecido social-mente que podemos hacernos conrenta, renta que necesitamos parapagar las cosasque, también porconvención so-cial, cuestan di-nero. Y sentimosla obligación detrabajar para re-cibir un salario,para contribuircon impuestos ypara sentirnossocialmente úti-les. La peor obligación es, en reali-dad, la de hacer un trabajo que nonos interesa en absoluto para poder“entrar en el juego”. Muchas perso-nas desesperan por tener un trabajoy otras tantas desesperan por tenerque ir a un trabajo en el que no sesienten bien.

Aparentemente no tenemos mu-cha elección y, sin embargo, hay op-ciones. Se impone un doble esfuerzoen la búsqueda de alternativas. De

un lado, resolver la ecuación perso-nal a través de fórmulas de empren-dimiento colectivo, buscando hacerequipo con aquellos y aquellas quecreen en el mismo modelo organiza-tivo que nosotros y que tienen talen-tos y momentos similares a los nues-tros. El segundo esfuerzo, que tam-bién pasa por lo colectivo, tiene quever con construir redes y contribuir

a crear un imagi-nario diferente entorno al trabajo, yla reciprocidad.

En webs comoemprender.coopse pueden encon-trar pistas acercade cómo llevar acabo una idea quepueda proporcio-narte un trabajo

más acorde con tus necesidades ylas de las demás. “Radio-Logías deEconomía Social y Solidaria” es unproyecto de REAS que pretende uti-lizar el potencial de los materialesde audio y, de forma concreta, la ra-dio como medio para la difusión y laformación sobre autoempleo, eco-nomía social y solidaria, y coopera-tivismo. Hay alternativas y, a la horade buscar trabajo, el primer trabajoes buscarlas.

Desde hace años se han ido gestando en diferentes puntos del Estado alternativas al sistema capitalista. Se trata, por lo general,de proyectos con una fuerte dimensión comunitaria, en los que el apoyo mutuo y los lazos de confianza son fundamentales.

4 SEMILLAS DE OTRA ECONOMÍA 5PASOS HACIA UNA RESPUESTA INTEGRAL A NUESTRAS NECESIDADES

La Escuelita en Valladolid,o Alavida en Madrid sonproyectos educativosalternativos. Paideia, enBadajoz, el más veterano

Las cooperativas deModelos de Cesión deUso rebajan el coste de lavivienda al ser ésta depropiedad colectiva

Con la premisa ineludiblede consumir menos,hay alternativas diversaspara caminar hacia lasoberanía energética

Para salir de la dinámicadel trabajo alienante esconveniente buscarfórmulas deemprendimiento colectivo

El gran reto es hacerllegar a más gente elmensaje de que lasoberanía alimentaria estan necesaria como viable

ALMUSAITI

ALMUSAITI

OLMO

CALVO

JJAULADEARDILLA

Page 5: semillas de otra economía

IÑIGO BANDRÉS(COOPERATIVA ALTEKIO)Aunque hay mucho que hacer, hemosrecorrido mucho camino. Son muchaslas experiencias de las finanzas solida-rias ciudadanas que ya están funcionan-

do y en las que podemos participar.Desde su nacimiento en 1992, Ideas,

una cooperativa dedicada a la comercia-lización de productos de ComercioJusto, creó una sección de crédito a tra-vés de la cual los socios consumidores

podían apoyar con su ahorro a los pro-ductores del Sur, mediante lo que se lla-ma “prefinanciación”.

Coop57 nace en Barcelona en 1995fruto de la lucha sindical ante un cierrepatronal. Ofrece crédito a entidades de

la economía solidaria que cumplan conunos compromisos sociales y ambienta-les. Los socios colaboradores, además deaportar ahorro, participan en la estructu-ra con voz y voto. En tercer lugar, elGAP nace en 1999. Es una asociación de

ahorro de proximidad, que pone en con-tacto a ahorradores “responsables” conproyectos que cumplan con los princi-pios de la Economía Solidaria. Está enred con iniciativas similares en Aragón,Valencia, Granada, Sevilla o Jerez.

Por último, el Proyecto Fiare arrancaen 2004 en Euskadi con el objetivo decrear una Banca Ética Ciudadana; esdecir, una Cooperativa de Crédito, quepretende que la intermediación finan-ciera sirva como un instrumento de

transformación social. Es construida deabajo a arriba sobre redes ciudadanas yen 2012 se espera que pueda prestarservicios de banca universal gracias asu hermanamiento con Banca ÉticaItaliana.

¿Qué puedo hacer yo? Como decíanen Italia, pon tus ahorros donde están tusideas; cuéntaselo a tus familiares y ami-gos; difúndelo en tu colectivo; enrédateen alguno de estos proyectos... Tenemosun apasionante camino por recorrer.

TOMAS GONZÁLEZ DEL OLMO(COLECTIVO AGITACIÓN RURAL)

Las alternativas en el plano de lacrianza respetuosa y la educación enlibertad son muchas y muy variadas.A menudo son las propias familiasquienes se encargan, pero, además,existen grupos de apoyo a la crianza,opciones de desescolarización o losproyectos de es-cuelas libres, no-directivas.

Cuando lascriaturas se en-cuentran en edadescolar existendos posibilidades:el homeschoolingy la participaciónen algún proyectode educación no-directiva. El homeschooling o movi-miento desescolarizador tuvo ungran impulso a raíz de la red “CrecerSin Escuela”. Posteriormente, ha si-do la Asociación Libre de Enseñanza,constituida expresamente para regu-larizar la opción de educación en ca-sa, la organización más representati-va. La otra alternativa son las “escue-las libres”, centros generalmente noreconocidos por el sistema oficial deenseñanza y con una metodología

abierta de inspiración libertaria.En cuanto a proyectos más allá del

ámbito familiar, nos encontramoscon bastantes iniciativas de educa-ción en el Estado español. LaEscuelita en Valladolid, o Alavida enMadrid, son algunos ejemplos de pro-yectos educativos, siendo la EscuelaLibre de Paideia (Badajoz) el más ve-terano y representativo.

La mayoría delas iniciativas es-tán centradas enlas edades mástempranas, aun-que hay algunasexperiencias in-teresantes comoel proyecto deeducación parapersonas adultasde La Prospe

(Madrid) o la Xarxa d’UniversitatsLliures (Catalunya).

Todos estos proyectos se apoyanen las teorías y experiencias de nu-merosos autores como AlexanderSutherland Neill, Paulo Freire, IvánIllich, Rudolf Steiner, Montesori,Arno Stern, los Wild... así como en elconocimiento de experiencias ante-riores como las escuelas racionalistaso los ateneos libertarios de principiosdel siglo pasado.

PABLO RUIZ RAMOS(EL HUERTO DE LOS LOCOS)

En el campo de la energía lo prime-ro es reducir el consumo. Pasar a laacción contra el consumismo ener-gético supone, ante todo, esforzarteen vivir consumiendo menos.Calentar con electricidad es el ma-yor derroche. Comprar cosas nue-vas, cada indivi-duo una, y utili-zarlas en solitarioes lo que másconsume. Es elpunto más sim-ple y más impor-tante a la vez.

Fuera de la redenergética habi-tual puedes pro-ducir tu propiaenergía eléctrica para no tener quepagar la factura. Energía renovablepráctica, de Iñaki Urkía, te serviráde guía. En la página web futuros-renovables.wordpress.com se arti-cula una pequeña red de apoyo.Pagar la factura de la luz y producirunos vatios sale muy caro. Si te de-cides, date de baja y con lo que aho-rras en un par de años de facturaspuedes autoabastecerte. En cuantoa combustible, puedes fabricar una

estación de filtrado de aceite en el ga-raje y ahorrar un 30% en gasoil. O fa-bricar biodiesel. También puedestransformar tu coche y usar 100%aceite vegetal. La red Pétales ha he-cho dos giras por el norte y el sur delEstado español. Muchos colectivosya funcionan así y te pueden ayudar.Busca en internet el “Manual pararodar con aceite vegetal”.

Además exis-ten las cooperati-vas de EnergíasRenovables: siquieres producirenergía y no tie-nes dónde, for-mar una coopera-tiva o entrar en unaque ya funcionepuede ser la solu-ción. Si se calcula

todo bien, en seisu ocho añosse recupe-ra lo invertido, y en otros trece o quinceproducirásunosbeneficiosquelacoope-rativa repartirá, reinvertirá en más reno-vablesoensuobjetosocial.La mitad delos molinos de Dinamarca, una delas mayores potencias eólicas, es depropiedad cooperativa. Si todosrecibimos los impactos, todosdeberíamos poder beneficiar-nos. En somenergia.cat conoce-rás una iniciativa pionera.

ALIMENTACIÓN LOCAL Y RESPONSABLE

ESTHER VIVAS(COOPERATIVA EL CARRETÓ)

Volver a tener la capacidad de de-cidir sobre nuestra agricultura yalimentación. Esto es lo que reivin-dican los centenares de grupos ycooperativas de consumo agroeco-lógico que hoy se extienden por to-do el Estado español. Se trata dee x p e r i e n c i a sque ponen encontacto a con-sumidores concampesinos ycampesinas quetrabajan en el te-rritorio, estable-ciendo unas re-laciones de con-fianza, directas,de intercambioy de solidaridad entre el campo yla ciudad.

Desde la mitad de la década pa-sada, estas experiencias se multi-plicaron, mostrando una crecientepreocupación por el actual modeloagroalimentario y la voluntad dellevar a cabo un consumo que cum-pla con criterios sociales y agroe-cológicos.

A pesar de compartir unos crite-rios comunes, existe una gran va-

riedad de modelos organizativos,de relación con el campesino, deformato de compra, etc. Algunosintegran en su seno a consumido-res y a productores, y otros sólo es-tán formados por consumidores.Hay algunos modelos donde elconsumidor puede escoger aque-llos productos de temporada quedesee, y otros que perciben cada

semana una cestacerrada con fru-tas y verduras dela huerta. La ma-yor parte de estasexperiencias fun-cionan a partir deltrabajo voluntariode sus miembros,aunque hay algu-nos casos de ini-ciativas profesio-

nalizadas que incluyen tambiénventa en tienda.

El gran reto es en realidad cómollegar a más gente, hacer estas ex-periencias más viables, mantenerunos principios de ruptura con elactual modelo agroindustrial, y noquedarse sólo en el discurso de laalternativa concreta, en la pequeñaescala, sino insertarse dentro deuna estrategia general de transfor-mación de la sociedad.

Soberanía alimentariaALTERNATIVAS A LA ESCOLARIZACIÓN SISTÉMICA

Educación libreGASTAR MENOS, ASOCIARSE, PRODUCIR TU ENERGÍA

Energía sustentable

PROYECTOS JUSTOSDONDE DEJAR EL DINERO

Finanzas éticas

EMPRENDIMIENTO Y ORGANIZACIÓN COLECTIVA

Trabajar... y vivirNUEVAS FORMAS DE ACCESO A LA VIVIENDA

Vivienda digna

Embriones de unanueva economía

RAÚL ROBERT(SOSTRE CÍVIC)

El acceso a la vivienda está en crisis,en gran parte por ser un sector en elque se ha innovado muy poco ennuestro país a diferencia de otros paí-ses europeos, con políticas más avan-zadas, flexibles y adaptadas a las si-tuaciones reales de la población a laque se deben.

No sería teme-rario decir queen los últimosaños, aparte delalquiler y lacompra, la únicaalternativa visi-ble y práctica enel ámbito urba-no ha sido laokupación, aun-que no ha alcanzado una regula-ción o conversión para hacerla es-table y replicable como ha ocurri-do en otros países.

En zonas rurales sí que ha existidoy en los últimos tiempos ha renacidocon fuerza el concepto de ecoaldea,un camino para recuperar edificios yentornos en peligro de degradación.Si bien la mayor demanda de vivien-da está en zonas urbanas, es una op-ción con gran potencial de transfor-

mación local y a considerar por mu-chos sectores en el futuro, debido a lacrisis energética y de trabajo, aunquetodavía cuentan con poco apoyo y re-conocimiento institucional en elEstado español.En los últimos añosestán empezando a aparecer alter-nativas en el sector urbano. Una deellas es el cohousing: vivienda cola-borativa con espacios y tareas comu-

nes y ayuda mutuaen su promoción.Otra opción es lamasovería urbana(masoveria.blog-spot.com), contra-to por el cual se ce-de el uso de lavivienda a cambiode trabajos y/o desu cuidado. Porúltimo, las Coope-

rativas de Modelos de Cesión de Usoposeen viviendas que pertenecen ala cooperativa y por las que se pagaun derecho de uso de la vivienda ba-jo. No se pueden vender pero sí pue-den ser heredadas por los hijos.Estas dos últimas opciones han con-seguido presencia en la ley de vivien-da y normativas en algunas comuni-dades autónomas gracias al trabajode cooperativas como SostreCívic(sostrecivic.com).

NURIA DEL RÍO (PROEMPLEO)FERNANDO SABIN (COOPERATIVA ANDAIRA )

Nos movemos en el binomio dere-cho-obligación. Reivindicamos el de-recho a trabajar porque es la mane-ra en la que está establecido social-mente que podemos hacernos conrenta, renta que necesitamos parapagar las cosasque, también porconvención so-cial, cuestan di-nero. Y sentimosla obligación detrabajar para re-cibir un salario,para contribuircon impuestos ypara sentirnossocialmente úti-les. La peor obligación es, en reali-dad, la de hacer un trabajo que nonos interesa en absoluto para poder“entrar en el juego”. Muchas perso-nas desesperan por tener un trabajoy otras tantas desesperan por tenerque ir a un trabajo en el que no sesienten bien.

Aparentemente no tenemos mu-cha elección y, sin embargo, hay op-ciones. Se impone un doble esfuerzoen la búsqueda de alternativas. De

un lado, resolver la ecuación perso-nal a través de fórmulas de empren-dimiento colectivo, buscando hacerequipo con aquellos y aquellas quecreen en el mismo modelo organiza-tivo que nosotros y que tienen talen-tos y momentos similares a los nues-tros. El segundo esfuerzo, que tam-bién pasa por lo colectivo, tiene quever con construir redes y contribuir

a crear un imagi-nario diferente entorno al trabajo, yla reciprocidad.

En webs comoemprender.coopse pueden encon-trar pistas acercade cómo llevar acabo una idea quepueda proporcio-narte un trabajo

más acorde con tus necesidades ylas de las demás. “Radio-Logías deEconomía Social y Solidaria” es unproyecto de REAS que pretende uti-lizar el potencial de los materialesde audio y, de forma concreta, la ra-dio como medio para la difusión y laformación sobre autoempleo, eco-nomía social y solidaria, y coopera-tivismo. Hay alternativas y, a la horade buscar trabajo, el primer trabajoes buscarlas.

Desde hace años se han ido gestando en diferentes puntos del Estado alternativas al sistema capitalista. Se trata, por lo general,de proyectos con una fuerte dimensión comunitaria, en los que el apoyo mutuo y los lazos de confianza son fundamentales.

4 SEMILLAS DE OTRA ECONOMÍA 5PASOS HACIA UNA RESPUESTA INTEGRAL A NUESTRAS NECESIDADES

La Escuelita en Valladolid,o Alavida en Madrid sonproyectos educativosalternativos. Paideia, enBadajoz, el más veterano

Las cooperativas deModelos de Cesión deUso rebajan el coste de lavivienda al ser ésta depropiedad colectiva

Con la premisa ineludiblede consumir menos,hay alternativas diversaspara caminar hacia lasoberanía energética

Para salir de la dinámicadel trabajo alienante esconveniente buscarfórmulas deemprendimiento colectivo

El gran reto es hacerllegar a más gente elmensaje de que lasoberanía alimentaria estan necesaria como viable

ALMUSAITI

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CALVO

JJAULADEARDILLA

Page 6: semillas de otra economía

Hace poco más de un año que arran-có la Cooperativa Integral Catalana(CIC), y hoy ya cuenta con 850 so-cios y unos dos mil amigos y partici-pantes de la red social con la que or-ganizan sus debates y proyectos.Bajo la denominación “integral” sereúne un proyecto político que pre-tende dar cobertura a iniciativas deconsumo y trabajo “y muchas otrascomo la educación, mecanismos derenta básica cooperativa, ecotien-das, centrales de compras, festivalesy encuentros, y estructura legal paraayudar a las ecorredes y otras inicia-tivas semejantes en Catalunya”, ex-plica su equipo de comunicación.

“La cooperativa integral catalanaes un paso más allá de las cooperati-vas de consumo, porque busca tam-bién la prestación de servicios,creando una red de confianza entrelas personas asociadas que permitacubrir muchos aspectos de su vida,y con una voluntad transformado-ra”, explica Gema Palamós, delequipo jurídico. Legalmente, la CICes una cooperativa mixta que, segúnla Ley de Cooperativas catalana ytambién la estatal, se denomina asípor no ceñirse a una única actividad.

El término “integral”, alude a laapuesta política, pero no es una coo-perativa de segundo grado, esto es,una cooperativa cuyas socias y so-

cios son a su vez cooperativas, sinoque se trata de “una cooperativa deprimer grado cuyos socios son per-sonas físicas” aclara Palamós. Elproyecto reunió las diversas ecoxar-

xes –ecorredes– en funcionamientoen el territorio catalán, conectándo-las y dotando de una estructura le-gal a las personas físicas asociadasa las mismas. La CIC se beneficia delas ventajas fiscales, jurídicas y enmateria laboral del modelo jurídicode la cooperativa. “Si todas fuése-mos conscientes de las ventajas quetiene una cooperativa cuando tu fina-lidad no es lucrarte sino vivir de tutrabajo habría muchos más proyec-tos cooperativos”, señala Palamós.

Proyecto económico inclusivo

Angels Vendrells es una de las par-ticipantes en la CIC desde sus ini-cios. Explica cómo se cocinó la eco-xarxa del Montseny en su casa, re-sultado de una lluvia de ideas lleva-da a cabo en 2009 por un grupo degente que buscaba establecer cómoquería vivir. Después de la suya fue-ron surgiendo otras xarxes en otrospuntos de Catalunya. En diciembrede 2009, celebraron un seminariode economía y desde ahí empeza-ron a trabajar en la CIC, que se lan-zó en junio de 2010. “La CIC arropaa todas las ecoxarxes y aporta lega-lidad a los intercambios entre laspersonas socias y a todo este movi-miento”, aclara Vendrells.

En la CIC cuentan a día de hoy concentrales de compras –espacios don-de se almacenan las compras colec-tivas que abaratan los costes de losproductos gracias a la eliminaciónde los intermediarios–, una monedasocial –el eco–, varias personas tra-bajando para la cooperativa que re-ciben una renta básica en ecos y eu-ros, autobús colectivo y, reciente-mente, se ha puesto en marcha elproyecto de ecolonia postindustrialpostcapitalista de Ca L’Afou, quepretende dar respuesta también a lanecesidad básica de vivienda.

Quien se asocie a la CIC puedenadquirir productos y servicios a tra-vés del sistema de intercambio co-munitario virtual CES, y en las feriasy mercados de intercambio. “Yo cul-

tivo una huerta y prácticamente nocompro comida en euros: adquierotodo lo que necesito en la ecoxarxa ya través de la CIC con los ecos queobtengo por la venta de mi verdura”,

explica Vendrells. Consumir dentrode la CIC posibilita vivir de lo queuna produce. “Así como mucha gen-te está excluida del euro, con la mo-neda social no, porque cualquiera

tiene habilidades que puede ofrecera la gente y con ello puede adquirirlo que necesite”. Actualmente traba-jan para poner en marcha el acceso acentros de salud con ecos.

Un modelo en extensión

Pero las ferias, mercados, las ecoxar-xes y la CIC que las agrupa son, ade-más, espacios de convivencia. “Ir alos mercados y a las ferias es algo lú-

dico, es encontrarte con amigos, conuna familia en un sentido espiritual”,reflexiona Vendrells. Las ferias sue-len tener un día de duración y son iti-nerantes. En los mercados, más se-

6 SEMILLAS DE OTRA ECONOMÍA

Patricia ManriqueRedacción

Con unas 850 asociadas en un año,este proyecto pretende construir unaalternativa económica integral.

La cooperativa dispone demoneda propia, centralesde compras, autobúscolectivo, y trabajadorascon una renta básica

Este modelo permitehacer compras colectivas,además de intercambiarproductos y serviciosentre las socias y socios

De la crítica ala construcción: LaCooperativa Integral

La “ecolonia ecoindustrialpostcapitalista”, Ca L’AfouLa “Colonia Ecoindus-trial Postcapitalista yColectivizada delAnoia” es una pro-puesta que combinavivienda y trabajo. Inte-grada por gente queen muchos casos parti-cipa también en laCooperativa IntegralCatalana, tras la com-pra colectiva del terre-no, se conforma comouna cooperativa inde-pendiente destinada a

vivienda. El espaciocuenta con 35 vivien-das de 40 metros cua-drados, 12.000 m2 denaves industriales, unapequeña escuela,comedor comunitario,teatro e iglesia. Quie-nes trabajan ya eneste proyecto preten-den combinar lanoción de cooperativade vivienda con unacolectivización econó-mica laboral, recupe-

rando dos patrimonioshistóricos de Catalun-ya: las colonias indus-triales y las colectiviza-ciones industriales de1936. En Ca L’Afou seunen estas dos estruc-turas para crear unnuevo modelo, quesea replicable, puesexiste medio centenarde grandes colonias enel territorio en procesode degradación por suabandono.

7PROPUESTAS DE AUTOGESTIÓN: LAS COOPERATIVAS

F. SABIN Y NURIA DEL RÍO*

El cooperativismo nace co-mo práctica formalizadaal compás que marca elemergente movimiento

obrero del siglo XIX. Eran tiemposde fuerte expansión industrializa-dora y durísimas condiciones de vi-da. Cubrir necesidades tan básicascomo la alimentación, la vivienda ola compra de ropa se iba dificultan-do al ritmo al que iba creciendo la

incorporación de mano de obra alas fábricas procedente del campo.La creación de los sindicatos y mu-tualidades como medio de autode-fensa fue acompañada de las pri-meras experiencias de cooperati-vas para mejorar el acceso a pro-ductos de primera necesidad.

Nacen así las cooperativas deconsumidores y con ellas la basede lo que sería la expansión de unaforma de entender la economía, laempresa y las relaciones sociales.

Una filosofía que propone la coo-peración como actitud y valor paratener unas relaciones económicasjustas y equitativas, donde las per-sonas y sus intereses estén en elcentro de las decisiones. Tal y co-mo se recoge en la definición ac-tual de cooperativa, es una agrupa-ción autónoma de personas que sehan unido de forma voluntaria pa-ra satisfacer sus necesidades y as-piraciones económicas, sociales yculturales, mediante la creación deuna empresa de propiedad conjun-ta y de gestión democrática.

Escuela de autoorganización

Si primero fueron las cooperativasde consumidores, al poco tiempose empezaron a crear las de traba-jo, vivienda, agrarias o educación.Fue la cuna de la industrialización,Inglaterra, el primer país en ver na-cer este tipo de organizacionesobreras, pero a mediados del sigloXX ya eran una realidad significa-tiva en diferentes ámbitos y se ha-bían extendido por el mundo deforma notable.

El cooperativismo es, por tanto,una formula empresarial que, conalgo más de 150 años de antigüe-dad, ha sabido reinventarse a lolargo del tiempo, convirtiéndoseen la principal referencia de es-tructuras participativas y demo-cráticas, especialmente en el mun-do del trabajo. Los valores que hanimpulsado la puesta en marcha deexperiencias cooperativas (ayudamutua, responsabilidad, democra-cia, igualdad, equidad o solidari-dad) han ido asociados histórica-mente a una forma especial deentender el mundo, visión com-pletada en los últimos decenioscon las aportaciones del feminis-mo o el ecologismo y con el valorde la intercooperación.

Hoy las cifras globales nos ha-blan de más de 800 millones de per-sonas que son socias de algún tipode cooperativa. El “éxito” llegó aser tal que, en algunos países in-cluido éste, se adoptó como unafórmula que fomentar desde lospoderes públicos, olvidando enocasiones que para que los valo-res cooperativos se vivan y sepractiquen, hace falta un proceso.Digamos que de forma implícita elcooperativismo es al mismo tiempouna forma jurídica y una escuela deautoorganización y participaciónsocial. Cuando la elección de estaforma jurídica viene excesivamentedictada por las ventajas fiscales uotras se desvirtúa su espíritu.

Por otro lado, existen multitudde experiencias de cooperacióneconómica que no optan por consti-tuirse como cooperativas para des-arrollar su actividad. La opción deconsolidar jurídicamente este tipode apuestas puede verse influidapor múltiples factores. No siempre

será deseable y habrá ocasiones enque será necesario. Por ejemplo, enlos últimos años se está producien-do un incremento notable de aso-ciaciones más o menos formales deconsumidores o de experiencias denueva empresarialidad cooperativavinculadas a proyectos con fuerteimplicación social. En muchos deestos casos lo determinante está enla horizontalidad para la toma dedecisiones, la propiedad colectiva oen su adaptabilidad a la diversidadde intereses y necesidades, partici-pando así del espíritu cooperativo,sin adoptar la forma jurídica.

Con la crisis financiera actual, es-tamos ante un escenario en el quela cooperación y la búsqueda demayores niveles de autogestión seconvierte en una oportunidad cons-ciente y coherente de construir al-ternativamente desde la base.

Parte del camino está recorrido,contamos con experiencias reales yreferentes importantes en muchosámbitos: las cooperativas de trabajoasociado (una de las fórmulas másimportantes de emprendimiento y

autoempleo colectivo), las finanzasy los seguros éticos con Coop57 y lacooperativa Arç, los modelos de co-operativas de uso de viviendas, o lascooperativas de servicios y consu-midores vinculadas a apuestas inci-pientes de desarrollo del mercadosocial o la Cooperativa Integral.

La propiedad colectiva y la incor-poración de la democracia a la ges-tión de las empresas son un cami-no inevitable si queremos empezara imaginar más allá de los límitesde lo posible. Las cooperativas handemostrado en sus 150 años de his-toria que son estructuras propiciaspara el desarrollo personal, profe-sional, social y comunitario. Encualquier caso, todo esto no serásuficiente si no ponemos en el cen-tro de la discusión la necesaria re-distribución de la riqueza y del tra-bajo, renta básica mediante.

La apuesta delas cooperativasEste modelo de asociación ha demostrado,en sus 150 años de historia, ser propiciopara el desarrollo personal y comunitario.

parados en el tiempo, participan tam-bién asociaciones de la zona.

En la apuesta política de la CIC seincluye la difusión del modelo.Imparten charlas sobre las ecorre-des, la cooperativa y la moneda so-cial en distintos territorios a resul-tas de las cuales ya hay semillas decooperativas integrales en Euskadi,Madrid y también en Valencia, don-de se funciona desde 2010 Amalur,otra cooperativa integral. En Va-lencia, la asociación La Mandrágoraestá impartiendo talleres prácticossobre qué es la Cooperativa Integraly cómo crear una.

Para Gorka Pinillos, miembro dela CIC que trabaja en difusión, el tra-bajo de generar redes a través de lascooperativas integrales es funda-mental, pero será imprescindible elapoyo mutuo entre cooperativascuando este tipo de iniciativas se re-pliquen. “En ese momento, cuandocojan fuerza y se extiendan”, subra-ya, “el nivel de solidaridad entre pro-cesos será muy importante como for-ma de protección ante una posibleinjerencia del Estado”.

Cuando la elección delmodelo de cooperativaviene dictada por lasventajas fiscales u otras,se desvirtúa su espíritu

Con la crisis financiera,se convierten en unabuena oportunidad tantola cooperación como labúsqueda de autogestión

F. S. es socio de la cooperativaAndaira .N.D.R. es socia deProempleo. Ambos socios de REAS.

AlexM

engual

EN EL CENTRO DE UN VALLECa L’Afou está cerca de Vallbonad’Anoia , a 70 km de Barcelona

Page 7: semillas de otra economía

7PROPUESTAS DE AUTOGESTIÓN: LAS COOPERATIVAS

F. SABIN Y NURIA DEL RÍO*

El cooperativismo nace co-mo práctica formalizadaal compás que marca elemergente movimiento

obrero del siglo XIX. Eran tiemposde fuerte expansión industrializa-dora y durísimas condiciones de vi-da. Cubrir necesidades tan básicascomo la alimentación, la vivienda ola compra de ropa se iba dificultan-do al ritmo al que iba creciendo la

incorporación de mano de obra alas fábricas procedente del campo.La creación de los sindicatos y mu-tualidades como medio de autode-fensa fue acompañada de las pri-meras experiencias de cooperati-vas para mejorar el acceso a pro-ductos de primera necesidad.

Nacen así las cooperativas deconsumidores y con ellas la basede lo que sería la expansión de unaforma de entender la economía, laempresa y las relaciones sociales.

Una filosofía que propone la coo-peración como actitud y valor paratener unas relaciones económicasjustas y equitativas, donde las per-sonas y sus intereses estén en elcentro de las decisiones. Tal y co-mo se recoge en la definición ac-tual de cooperativa, es una agrupa-ción autónoma de personas que sehan unido de forma voluntaria pa-ra satisfacer sus necesidades y as-piraciones económicas, sociales yculturales, mediante la creación deuna empresa de propiedad conjun-ta y de gestión democrática.

Escuela de autoorganización

Si primero fueron las cooperativasde consumidores, al poco tiempose empezaron a crear las de traba-jo, vivienda, agrarias o educación.Fue la cuna de la industrialización,Inglaterra, el primer país en ver na-cer este tipo de organizacionesobreras, pero a mediados del sigloXX ya eran una realidad significa-tiva en diferentes ámbitos y se ha-bían extendido por el mundo deforma notable.

El cooperativismo es, por tanto,una formula empresarial que, conalgo más de 150 años de antigüe-dad, ha sabido reinventarse a lolargo del tiempo, convirtiéndoseen la principal referencia de es-tructuras participativas y demo-cráticas, especialmente en el mun-do del trabajo. Los valores que hanimpulsado la puesta en marcha deexperiencias cooperativas (ayudamutua, responsabilidad, democra-cia, igualdad, equidad o solidari-dad) han ido asociados histórica-mente a una forma especial deentender el mundo, visión com-pletada en los últimos decenioscon las aportaciones del feminis-mo o el ecologismo y con el valorde la intercooperación.

Hoy las cifras globales nos ha-blan de más de 800 millones de per-sonas que son socias de algún tipode cooperativa. El “éxito” llegó aser tal que, en algunos países in-cluido éste, se adoptó como unafórmula que fomentar desde lospoderes públicos, olvidando enocasiones que para que los valo-res cooperativos se vivan y sepractiquen, hace falta un proceso.Digamos que de forma implícita elcooperativismo es al mismo tiempouna forma jurídica y una escuela deautoorganización y participaciónsocial. Cuando la elección de estaforma jurídica viene excesivamentedictada por las ventajas fiscales uotras se desvirtúa su espíritu.

Por otro lado, existen multitudde experiencias de cooperacióneconómica que no optan por consti-tuirse como cooperativas para des-arrollar su actividad. La opción deconsolidar jurídicamente este tipode apuestas puede verse influidapor múltiples factores. No siempre

será deseable y habrá ocasiones enque será necesario. Por ejemplo, enlos últimos años se está producien-do un incremento notable de aso-ciaciones más o menos formales deconsumidores o de experiencias denueva empresarialidad cooperativavinculadas a proyectos con fuerteimplicación social. En muchos deestos casos lo determinante está enla horizontalidad para la toma dedecisiones, la propiedad colectiva oen su adaptabilidad a la diversidadde intereses y necesidades, partici-pando así del espíritu cooperativo,sin adoptar la forma jurídica.

Con la crisis financiera actual, es-tamos ante un escenario en el quela cooperación y la búsqueda demayores niveles de autogestión seconvierte en una oportunidad cons-ciente y coherente de construir al-ternativamente desde la base.

Parte del camino está recorrido,contamos con experiencias reales yreferentes importantes en muchosámbitos: las cooperativas de trabajoasociado (una de las fórmulas másimportantes de emprendimiento y

autoempleo colectivo), las finanzasy los seguros éticos con Coop57 y lacooperativa Arç, los modelos de co-operativas de uso de viviendas, o lascooperativas de servicios y consu-midores vinculadas a apuestas inci-pientes de desarrollo del mercadosocial o la Cooperativa Integral.

La propiedad colectiva y la incor-poración de la democracia a la ges-tión de las empresas son un cami-no inevitable si queremos empezara imaginar más allá de los límitesde lo posible. Las cooperativas handemostrado en sus 150 años de his-toria que son estructuras propiciaspara el desarrollo personal, profe-sional, social y comunitario. Encualquier caso, todo esto no serásuficiente si no ponemos en el cen-tro de la discusión la necesaria re-distribución de la riqueza y del tra-bajo, renta básica mediante.

La apuesta delas cooperativasEste modelo de asociación ha demostrado,en sus 150 años de historia, ser propiciopara el desarrollo personal y comunitario.

parados en el tiempo, participan tam-bién asociaciones de la zona.

En la apuesta política de la CIC seincluye la difusión del modelo.Imparten charlas sobre las ecorre-des, la cooperativa y la moneda so-cial en distintos territorios a resul-tas de las cuales ya hay semillas decooperativas integrales en Euskadi,Madrid y también en Valencia, don-de se funciona desde 2010 Amalur,otra cooperativa integral. En Va-lencia, la asociación La Mandrágoraestá impartiendo talleres prácticossobre qué es la Cooperativa Integraly cómo crear una.

Para Gorka Pinillos, miembro dela CIC que trabaja en difusión, el tra-bajo de generar redes a través de lascooperativas integrales es funda-mental, pero será imprescindible elapoyo mutuo entre cooperativascuando este tipo de iniciativas se re-pliquen. “En ese momento, cuandocojan fuerza y se extiendan”, subra-ya, “el nivel de solidaridad entre pro-cesos será muy importante como for-ma de protección ante una posibleinjerencia del Estado”.

Cuando la elección delmodelo de cooperativaviene dictada por lasventajas fiscales u otras,se desvirtúa su espíritu

Con la crisis financiera,se convierten en unabuena oportunidad tantola cooperación como labúsqueda de autogestión

F. S. es socio de la cooperativaAndaira .N.D.R. es socia deProempleo. Ambos socios de REAS.

AlexM

engual

EN EL CENTRO DE UN VALLECa L’Afou está cerca de Vallbonad’Anoia , a 70 km de Barcelona

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En un sector bastante masculini-zado como el de la construcción,Mª Paz y Manoli, dos vecinas deFuenlabrada activas en su casa yen otros ámbitos remunerados,fundaron hace unos siete añosuna cooperativa. Se conocían desu actividad en la Asociación deMujeres Fuenlabreñas hace 16años, y mucho más desde que ve-nían compartiendo los vericuetosdel autoempleo.

Durante un curso de formacióntitulado “mujeres ausentes delmundo laboral”, imaginaron me-dio en broma que se dedicarían a lapintura y a aquellas pequeñas repa-raciones domésticas de fontanería yelectricidad que muy pocos profe-sionales querían realizar. Tambiénentonces pensaron el nombre queactualmente tiene su empresa “Ña-pas.com” (ñapas.com.es), y antesde constituirla, una compañera lesofreció su primer trabajo de pintu-ra en el domicilio de la cantanteRocío Jurado.

Sería la primera experiencia demuchas, tras la que sus compañe-ros de obra les han cuestionadosu profesionalidad. También hahabido clientes que de antemano

les han dicho “oiga, quiero que memande a su marido, o a un hom-bre para...”, recuerda Manoli, y,muy a su pesar, también se acuer-dan de varias mujeres que les hanreprochado que estuvieran arre-batando el trabajo a sus maridos.Hubo momentos en que pensaronen abandonar, porque como diceMª Paz: “Son muy duros los co-

mentarios, y cómo te miran, comosi fueses un bicho raro, y te afectapersonalmente... luego nos lo fui-mos echando a la espalda.”

Un espacio necesarioEllas han dado significado a estasvivencias en su proyecto empre-sarial, aportándole un sentido adi-cional de lucha feminista. Así lodestaca Manoli: “Las mujeres tie-nen muchas dificultades para tra-bajar en este tema y ellos no.Consideramos que a las mujeres

hay que darles un espacio, haymuchas que quieren hacerlo”.Hace dos años largos, durante unpico de trabajo, contrataron unequipo que llegó a ser excepcio-nal, según relatan ambas, y su de-seo es que esta cooperativa seauna senda laboral para éstas uotras mujeres que enseñan en ta-lleres municipales. Con ésta prác-tica afirma Manoli: “No es que noqueramos dar una oportunidad alos hombres, que lo hicimos alprincipio, pero los hombres tie-nen una manera distinta de traba-jar. Lo podemos constatar, noso-tras tenemos otra delicadeza.”

Un espacio diferenteEsta observación es la clave esen-cial de su método: el trato espe-cial que dedican a las “ñapas”. Suprincipal inquietud es que quedebien rematado el trabajo y sin elrastro indeseable de su paso: losgoterones de pintura, el polvo. Es

más, subraya Manoli: “Como sifuera nuestra casa, ponemos mu-cho cuidado con las puertas, losmuebles, las cosas”.

Su último imaginario, crear unared de cooperativas en Fuenla-brada que vinculara diferentessectores para intercambiar traba-jos y construir en común algunosproyectos, se ha quedado sin to-car suelo. Por distintos motivosestá “en stand by”, expresa MªPaz, porque reconocen su valorsocial y económico e intentaránvolver a ponerlo en marcha.

Ñapas.com, unaexperiencia deautoempleo yempoderamiento

Nieves Salobral MartínRedacción

La cooperativa Ñapas.com del sur deMadrid es un ejemplo de empresacreada desde abajo y en común.

8 SEMILLAS DE OTRA ECONOMÍA

Su último imaginario,crear una red decooperativas enFuenlabrada, se haquedado sin tocar suelo

“Consideramos que a lasmujeres hay que darlesun espacio, hay muchasque quieren hacerlo”comenta Manoli

Ha habido clientes quede antemano les handicho “Oiga, yo quieroque me mande a sumarido, o a un hombre”

Ñapas.com