Inconsciente Colectivo y

Psicoterapia

Las semillas del Hades:

Lenguaje de muerte y Esperanza.

Símbolos como lenguaje arquetípico

Lenguaje: “Manera de

expresarse… conjunto de señales que dan a entender algo”

Jung en su libro Los Arquetipos Y Lo Inconsciente Colectivo hace referencia a

varios arquetipos expresados de múltiples formas en muchos pueblos que se

encuentran muy distantes, tanto en tiempo como en espacio entre sí, pero que

coinciden en aspectos que dan cuenta de una serie de aspectos compartidos

como humanidad que van más allá de la cultura o una tradición específica.

Los Arquetipos: el renacer

Un ejemplo el concepto del renacer,

pues “el renacer no es un proceso que

podamos observar de un modo u otro.

No podemos medirlo, pesarlo o

fotografiarlo. Está fuera del alcance de

nuestros sentidos. Se trata de una

realidad puramente psíquica […] Se

habla del renacer, se cree en el

renacer, se está poseído por el

renacer: esa realidad que nos resulta

suficiente

La muerte y el renacer

Hay un sinfín de dioses de la muerte: Plutón

(romano), Mictlantecuhtli (mexica), Supay

(inca), Osiris (egipcio), Nirgal (babilonio) y en

todas las mitologías que nos hablan de estas

deidades, podemos encontrar pasajes o

personajes que encuentran una manera de

resurgir del reino de la muerte. El mismo Osiris

es un dios resucitado después de ser

asesinado y destrozado por su hermano Seth.

Perséfone y la granada

La granada pareciera ser la fruta que representa la

muerte, con su color rojo sangre, es como un

símbolo de la introyección del estado mismo de la

muerte en la búsqueda de saciar la sed de vida que

tenía Perséfone.

La granada: Yalda

Este fruto, no sólo aparece de manera importante en este mito, incluso en

Irán forma parte de una importante tradición llamada Yalda, y que se celebra

en el solsticio de invierno, es decir, durante la noche más larga del año, los

iraníes se obsequian granadas, para acompañarse durante este tránsito de

obscuridad y como protección para que venga el tiempo de las cosechas.

La granada: corona las columnas

Así, la unidad y el conocimiento coronan las columnas del templo de

Salomón y el templo del saber entre los masones. Además, las mismas

columnas, aparecen representadas en el arcano II del Tarot, La sacerdotisa

que en su significado hermético representa a la diosa Isis que nos revela sus

misterios una vez que deja car su velo y salimos de nuestra ceguera para

entrar en el camino de la iniciación.

“Estas columnas erigió en el pórtico del templo: y cuando hubo alzado la columna de la mano

derecha, púsole por nombre Jachîn: y alzando la columna de la mano izquierda, llamó su

nombre Boaz..”(I Reyes, 7, 21-22).

“Y asentó las columnas delante del templo, la una a la mano derecha, y la otra a la izquierda; y

a la de la mano derecha llamó Jachîn, y a la de la izquierda, Boaz. (2CRóN 3:17)

La granada

Al interior de un proceso terapéutico la granada puede aparecer como un

símbolo que representa ésta dualidad y a través de la cual nos habla el

arquetipo de la transformación aludiendo tanto a la vida como a la muerte, a

la luz y la sombra, al saber y el misterio que son necesarios para poder

comenzar un proceso de renacimiento, de reconstitución y transformación

psíquca.

La granada: proceso psicoterapéutico

Una labor terapéutica cosiste en que aquella

persona explore su inframundo, sus

aspectos más profundos de la personalidad,

reconozca en algo su sombra, es decir, haga

consiente lo inconsciente. Luz a la

obscuridad.

Una vez que consiga realizar dicha

transformación, llega el momento de comer

granada, de comprometerse en el proceso

de la propia transformación, de introyectar

las semillitas de muerte y de renacimiento.

La granada: Remedios Esperanza

El dulce y ácido jugo de la granada, que

resiste en el desierto sin secarse, que

evoca a Isis la madre, que a Perséfone

desposa con el reino de las sombras y

que para los judíos invocara a Salomón

y su sabiduría, ese mismo jugo

acompaña a Remedios Esperanza en su

doloroso proceso de recuperación en la

pérdida o bien si se le quiere ver de otro

modo, es el fruto con el que me hace

acompañar mientras me muestra los

escenarios de su herida más dolorosa.