Semblanzas, homenaje a Paco Rodríguez

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EXCMO AYUNTAMIENTO DE

POZO ALCÓN

El Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de Pozo Alcón, una vez consultados los portavoces del Partido Socialista Obrero

Español y del Partido Andalucista, Srs. Cruz Lozano y Moya Ruiz, respectivamente, somete al Pleno, para su aprobación la presente:

MOCIÓN

El día, 2 de Febrero, del año en curso, tuvo lugar el fallecimiento de DON FRANCISCO RODRÍGUEZ MONGE. "Paco" (como era conocido por todos los poceños), hecho que produjo una gran consternación en nuestro pueblo, pues se trataba de una persona muy querida y respetada por todos los sectores de nuestra Comunidad.

No te recordaremos por haber protagonizado acontecimientos extraordinarios, ni ejecutado proyectos de gran envergadura. Te recordaremos por tu sentido de la solidaridad, de la lealtad, por tu talante conciliador, por tu responsabilidad... por llenar de "sentido común" cada acto de tu vida cotidiana, por ver siempre el lado amable de las cosas, por enseñamos que merece la pena luchar por conseguir objetivos que, por humildes que parezcan, ayudan a hacer más llevadera esta vida azarosa que nos ha tocado en suerte. Recordaremos tu disponibilidad para participar en cualquier evento, sin importarte el papel que se te asignaba ni quien lo organizaba, tu única preocupación era la finalidad; sirva de ejemplo tu impagable labor desempeñada en nuestra Parroquia.

Fuiste un ejemplo de Profesional Responsable; cuando repartías butano, instalabas antenas de TV, o atendías a tus paisanos en aquel Banco Hispano Americano (hoy Santander) en el que, curiosamente, casi todos queríamos conocer la opinión de Paco, para saber que la gestión se había resuelto correctamente. Y qué decir de tus años de Juez de Paz, etapa en la que llenaste de dignidad el cargo; buscaste la conciliación, ejerciste de "hombre bueno" con la mayor sencillez, y resolviste los problemas burocráticos con diligencia y cordialidad.

Por tu humildad, sencillez y generosidad, el Ayuntamiento de Pozo Alcón, en representación de todos los poceños, quiere incorporar tu nombre a la lista de personas ilustres que se han distinguido por su servicio desinteresado a la Comunidad. Por todo ello, el Pleno de este Ayuntamiento, por unanimidad, te nombra, a título póstumo, HIJO PREDILECTO DE POZO ALCÓN, haciendo entrega, a tu esposa e hijos, de la correspondiente Medalla y de un Pergamino que recuerde este momento en que, un Pueblo agradecido, se manifiesta orgulloso de contar con hijos como tú.

En Pozo Alcón, Noviembre de 2014

El Alcalde,

Fdo: José Amador Fernández

Momento de la votación de la MOCIÓN.27 de Noviembre de 2014.

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“No se nos va de la cabeza su compañía, tanta bondad como se nos ha ido de pronto y tan pronto…”

Antoñita Ruiz Almazán

Tengo que deciros que no puedo concentrarme para escribir sobre mi marido, es algo que me rebasa, muy duro para mí, no hay palabras para explicar todo lo que siento… La cabeza me estalla y me duele el corazón de tanto estrujarlo, de tanto pensar, llorar y ver a mis hijos en la flor de la vida sin su padre, y a mí tan sola en este mundo tan grande. Ellos me tienen a mí y yo también los tengo a ellos pero la figura de un padre, de un marido, es irreemplazable. Es muy grande este dolor y su recuerdo imborrable. No se nos va de la cabeza su compañía, tanta bondad como se nos ha ido de pronto y tan pronto… Se nos ha hecho tarde muy temprano.

Él es el rayo de luz que ilumina mis mañanas y la sombra que avanza conmigo durante todo el día… Entre Dios, tú y mis hijos me sostenéis y me dais la fuerza necesaria para seguir adelante: “Dios me lo dio, Dios me lo quitó”, hágase su voluntad.

Para mí esto es muy difícil decirlo… Una cosa es decirlo y otra muy distinta es sentirlo y pasarlo pero me queda la esperanza de que desde arriba nos verá y pedirá a Dios por nosotros y nos ayudará a todos como aquí en la tierra lo hacía con su pueblo y por su gente y que nos veremos en el día de la resurrección…

No puedo verte con los ojos de la carne pero con los ojos del alma te veo

todos los días. Siempre te tengo presente. Te veo andando por las calles de tu pueblo, donde has dejado la huella de tus pies impresa en las baldosas de El Paseo, en los adoquines subiendo y bajando al banco, al juzgado, al ayuntamiento, a nuestra casa y a tu casa, porque tú no te olvidabas de nadie…

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Pero donde más te veo es saliendo y entrando a tu parroquia y me parece que te voy a ver salir o entrar a la sacristía o en laentrada clavando con chinchetas en el corcho las cuentas de la parroquia. O poniendo una bombilla subido a una inmensa escalera, que a veces sujetábamos entre Paco, el párroco, Eloy o yo.

A tu parroquia la has querido y cuidado como a la niña de tus ojos. Te gustaba y la has disfrutado como nadie, y la has servido porque de verdad la has amado.

Con mucha ilusión, con mucho esfuerzo y mucho cariño, tú, junto con otros, os dedicasteis a esta difícil y agradable labor de remodelación de nuestra parroquia, Ntra. Sra. De la Encarnación, estando ahí y ayudando a D. Antonio Vela Aranda, que era el párroco que entonces teníamos. Y mereció la pena este trabajo porque ahí está nuestra iglesia, la de todos: bonita donde las haya, maravillosa, espléndida, la casa de Dios, la casa del Padre donde todos sus hijos poceños cabemos… Y los que vengan.

¿Qué puedo yo deciros de mi marido que vosotros no sepáis, pueblo de Pozo Alcón? Vuestro paisano, vuestro amigo, vuestro vecino… Si habéis estado con él o ido con él en la infancia y en la juventud a la escuela, al fútbol, que tanto le gustaba, a bañarse en Peralta, a jugar a Pico-Campo, a su tienda, a la mili…

PACO, como todos lo llamábais, o Paco “el Talabartero”, o Paco “el del banco” o Paco “el Juez de Paz”, fuiste el mejor juez de Pozo Alcón, hasta en Cazorla y en Jaén lo reconocieron. ¡Qué buen trabajo hiciste allí! Lleno de humanidad, de alivio y de esperanza para muchos que lo necesitaban por su sencillez y su cercanía.

Todos lo querían porque escuchaba a todo el que se acercaba a él, para todos estaba y por eso lo echa de menos la gente que ya no lo ve bajar por la calle Malla para venir a su casa. Le echan de menos las mujeres que recogían a sus hijos en el colegio: les falta su saludo, su sonrisa, un “adiós”, un “hasta luego” y alguna caricia para con los niños que sus madres llevaban de la mano. Él no vivió para que se notara su presencia, por eso ahora valoramos y sentimos más su ausencia.

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Hemos podido ver y apreciar en este tiempo, tanto mis hijos como yo, que el pueblo es sabio y que cuanto dice y comenta es absolutamente verdadero.

Habéis sentido su muerte de verdad, lo recordáis con mucho cariño y habéis dicho cosas maravillosas que no se nos olvidarán jamás. Lo habéis querido y lo queréis. Él también os quería, a su pueblo y a su gente. Por eso para él no había otro pueblo como el suyo. Nunca quiso salir de aquí. Cuando yo le decía antes de casarnos que Pozo Alcón estaba muy lejos de mi pueblo o de Jaén, él me decía que no, que el que estaba lejos era mi pueblo, no el suyo. A su pueblo siempre lo dejaba muy bien fuera donde fuera y hablara con quien hablara.

Yo vine aquí soltera de maestra en el curso 1972-1973, o sea, que llevo aquí la friolera de 42 largos años. Soy de Carchelejo y me encanta mi pueblo, pero con el pasar de los años también me siento de aquí, como mis hijos y mi marido, y mira por donde Dios me tenía aquí guardado al mejor hombre de Pozo Alcón: a Paco Rodríguez Monge, que fue mi marido y tras unos dos años de noviazgo nos casamos en 1977 en la parroquia de Ntra. Sra. De los Ángeles de mi pueblo, Carchelejo.

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Una vez ya casados y nuestros hijos nacidos, le propusieron irse una vez a Córdoba y otra vez a Linares de director pero nunca salió de aquí, pues decía que no quería dejar a su mujer e hijos, a su familia, a sus amigos ni a supueblo por un cargo mejor y unas pesetas más, que él estaba bien aquí en Pozo Alcón, que es donde quería estar y que no le importaban mucho los cargos ni las representaciones, que a él le gustaba su trabajo y que con trabajar y hacerlo bien le bastaba.

En otra ocasión y por un tiempo, lo trasladaron a Úbeda sustituyendo a alguien de aquella sucursal. El director de Pozo Alcón, viendo que el tiempo pasaba y Paco no volvía, llamó al director de Úbeda diciéndole que cuándo le iba a devolver a Paco, que lo estaba necesitando… Y el director de Úbeda le contestó diciendo: “Yo te mando a tres empleados de la sucursal de Úbeda y tú me dejas a Paco”… Los compañeros le decían: “Pero bueno, Paco, ¿es que tú te lo cargas todo? Si te van a pagar lo mismo…” Y él les decía que lo sabía: “Pero y lo contento que yo me voy de aquí con el deber cumplido. Duermo a pierna suelta”. Como siempre se quitaba importancia, añadía “no es que yo haga más que nadie. Yo me pongo a trabajar con ganas y alegría y, la verdad, es que se me pasa el tiempo volando y si todo me sale redondo, aprieto más en el trabajo porque me animo más”.

Era sencillo, y en el trabajo más silencioso que locuaz. De ahí que su silencio a veces fuera más elocuente. Él no tenía que cambiar mucho de su natural forma de ser: bondadoso, caritativo, firme y decidido, siempre con una sonrisa. Yo misma, a veces, le decía “no te rías que no sé lo que quieres decir con esa sonrisa”.

El primer deber de un hombre es ser uno mismo, y siempre fue él mismo. No tenía trampa ni doblez. Le definían sus pequeños detalles y de esos él tenía muchos. Era grande en la limpieza de corazón y en tener el alma libre.

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Echó mucho de menos no poder estudiar, circunstancias de la vida, pero era intuitivo, gustaba de la palabra de Dios, no tenía mucho don de palabra, pero tampoco palabrería, por eso no dio charlas ni pregones (aunque se lo propusieron

varias veces) pero en su pueblo y en sus múltiples trabajos iba predicando con su buen ejemplo. No sabía decir que no cuando se trataba de arrimar el hombro o hacer un bien por cualquiera. No preguntaba qué había que hacer ni a quién, él se lanzaba a lo que fuera… Nunca tuvo un mal sinsabor con la gente, ni quería herir a nadie, por eso sufrió algún contratiempo que no debió ocurrir jamás. Tanto mis hijos como yo, estamos agradecidos a todo el pueblo de Pozo Alcón y a todos los que hay fuera y que lo han conocido y que han trabajado con él, pues debido a todos vosotros se le hace este homenaje con tanto cariño y amistad. Si alguien no te ha querido, se lo han perdido. Se han perdido tu forma de ser, se han perdido tu bondad, tu compañía, tu querer colaborar en todo y con todos, tú no rechazabas a nadie. Agradecemos a nuestro Ayuntamiento el nombramiento de mi esposo, padre de mis hijos, como hijo predilecto de Pozo Alcón y todo lo que este homenaje conlleva. Con la certeza de que su recuerdo perdurará en nuestros corazones, me reconforta saber que nos reuniremos con él en la Resurrección final.

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“...no había nada más ajeno a su persona que el rencor, la envidia o el deseo de venganza...”

Francisco Javier Rodríguez Ruiz

Difícil es resumir en pocas líneas la semblanza de una persona que pasa por tu vida pisando fuerte; Pero mucho más lo es todavía cuando se trata de aquella que se refiere al HOMBRE que me dio la vida hace ya treinta y cuatro años. Necesitaría más de uno y dos, y tres folios como este que ahora se me presenta en blanco para hablar de TI…………..

Pero como siempre me has enseñado a no dejar mis quehaceres a medias, y me has inculcado tanto la perseverancia en poner de manifiesto mis posibilidades, voy a conseguir darle forma breve a lo mucho que tengo que hablar de TI; a lo mucho QUE TE QUIERO.

Mi padre falleció un domingo 2 de febrero de hace ahora casi un año. Después de una enfermedad que en apariencia, no era especialmente de riesgo. Había sufrido un fuerte resfriado que se tradujo días más tarde en una neumonía bilateral afectando a ambos pulmones. Las interminables horas y días pasaban sin que aquel maldito mal desapareciera o remitiese por lo que todos y todas nos pusimos en lo peor pero TÚ, todavía seguías pensando en nosotros cuando te durmieron aquella mañana. “¡Ya veréis cuando mi familia venga y me vea así!, ¿y mi madre?”; Esas fueron tus últimas palabras. Parecías escucharme aunque nadie me decía que me escuchabas cuando al oído te susurraba en esa cama, que todo estaba bien. Sólo te pedía con ahínco que respiraras por ti mismo mientras te acariciaba la cara cuando en realidad, te hubiese dado mis pulmones para TI.

Mi padre tenía 66 años. Había nacido en el pueblo de Pozo Alcón el 26 de julio de 1947 no pudiendo tener mejores padres que a Mónica (bendita abuela signo de resignación y entereza) y a José; Esfuerzo, tenacidad, sacrificio y afán de superación personificada que nos inculcó a esta extensa familia de la que PACO, desde

el cielo, tan orgulloso se siente. Fue el segundo de siete hermanos a los que siempre ha referido una palabra de amor. Presumía de los logros de cada uno de ellos con una pasión indescriptible; Diría yo que los amaba profundamente y sabed que desde arriba, os cuida.

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Después de haber estudiado en el colegio público de Ntra. Sra. De los Dolores, comenzó a trabajar en la tienda de su padre,

mi abuelo. No era aquel el momento de continuar unos estudios pero a mi PADRE, bien le hubiese gustado como me decía, haber conocido y aprendido por ejemplo otros idiomas (será quizás que se lleva en los genes porque mi hermana y mi tía

Mª Ángeles, ahí es nada). Trabajó cara al público y también, como dice algún buen amigo suyo, como gato en los tejados reparando antenas de televisión. La ilusión de verlo todo desde arriba lo hacía crecer como persona sin un retroceso que se volvería imparable. Se involucraba en la mecánica de las cosas y a la

vez, hacía labores de reparto de butano con sus hermanos hasta que se adentró en la aventura de la banca no sin antes, realizar algunos cursos de formación en la afamada empresa Philips mientras que también, hacía el servicio militar y paraba bajo meta los balones que venían envenenados de los rivales de los que se defendía con la camiseta de portero y el escudo de Pozo Alcón. Su amadísimo pueblo.

Por el año 1974, conoció a la que es otro referente en la vida de mi hermana y en la del que escribe. Mi MADRE Dña. Antonia Ruiz Almazán. Ella había venido a Pozo Alcón para trabajar en el colegio que me enseñó todo y al que tanto le agradezco y debo. Mi madre era maestra y a enseñar vino a esta villa con la inestimada suerte de conocer a mi padre con el que formó una familia que bien cuidada está desde lo más alto y convencido estoy de ello. PACO y Antoñita tuvieron dos hijos. Francisco Javier y Mari Carmen. Los dos queridos y arropados por las familias de ambos ya que en Carchelejo y Jaén, también se encuentra la otra familia de mi padre que lo ha querido como a un hijo y hermano desde el comienzo de todo.

Después de concluir su misión en la empresa bancaria, dedicó su tarea una vez más al servicio de su amado pueblo como Juez de Paz durante algunos años y hasta el final de sus días en los que sus vecinos/as, manifestaron su buen hacer al frente de esta institución. Pero más importante que su trayectoria profesional, ha sido su trayectoria como persona.

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Si pudiera resumir su vida en pocas palabras diría: Que fue un hombre bueno y justo. Sobre todo JUSTO. Generoso, afable, con un gran sentido del humor al que no faltaba una pizca de ironía pues aún recuerdo y recordaré mientras despierte su sonrisa pícara. Sobre todo aquella queesbozaba al tratar algunos aspectos y/o temas en los que como buenos oradores discerníamos. Preocupado por los demás y siempre dispuesto a escuchar y a ayudar a quien fuera: a un vecino, a un pariente, a un estudiante, a un colega; A alguien que estaba siendo claramente desfavorecido por esta sociedad en la que nos ha tocado vivir…..A todos y a todas. Tenía mi padre un extraordinario espíritu de imparcialidad y ecuanimidad que son IMPRESCINDIBLES para un Juez de Paz. Era un hombre pacífico, paciente, comprensivo y dotado de una calma que sorprendía a cualquier interlocutor. En tal sentido, no había nada más ajeno a su persona que el rencor, la envidia o el deseo de venganza. Tal vez estas virtudes eran en alguna medida el resultado de los mismos golpes que a veces da la vida y que amoldan el carácter. Jamás una palabra que engrandeciera a lo económico, jamás un enhorabuena para cuando alguien deseaba lo ajeno y siempre un ánimo ferviente y un consejo para que sus hijos, lucháramos bajo el escudo y la bandera de la honestidad, la perseverancia, la tenacidad y el esfuerzo.

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Nunca tuvo participación directa en lo político porque así lo quiso pero, sufría con todo lo que pudiera suponer una restricción a la independencia de la justicia por parte del poder político.

Mi PADRE tenía y así lo recuerdo, un espíritu enciclopedista. Un ansia de saber insaciable y de aprender cada día, de superación sin límites y de bondad. Así se fue. Con inmensa bondad y generosidad. Se interesaba por lo desconocido y jamás le abandonaba la curiosidad por ser mejor puesto que lo óptimo para ÉL, siempre era mejorable. Era un

hombre motivante que motivaba, que ilusionaba, que se crecía con los logros de mi hermana y míos.

Jamás un intento tan siquiera de arrojar la toalla he podido sospechar en su persona. Atento a lo que necesitábamos. Vigilante, alerta cual

águila con sus crías para evitarles caídas bruscas y MAESTRO porque acompañó hasta el final a quien escribe, incluso postrado y casi inerte sobre aquel colchón. Me aconsejó durante su vida y me demostró además de un AMOR desmesurado, su comprensión a pesar de lo distinto en la forma de pensar porque MI PADRE, era así: IRREPETIBLE, ÚNICO, EL MEJOR.

Me viene ahora a la memoria y con esto “tengo” que concluir, una frase de Juan Luis Vives. Humanista, filósofo y pedagogo español que sabiamente decía: “¡Cuán grande riqueza es, aún entre los pobres; ser hijo de un buen padre!”

Y eso, has sido TÚ para mí. Riqueza infinita. Hasta siempre PAPÁ. TE QUIERO PAPÁ.

PACO RODRÍGUEZ

“Su fuerza de voluntad y su fe en lo que tenía entre manos lo hacían inagotable y perseverante.”

María del Carmen Rodríguez Ruiz

Hablar de mi padre es empezar a recordar y ser incapaz de parar. Son tantos los momentos a su lado, y todos tan buenos, que me es sumamente difícil elegir unos u otros y dejar de escribir sin tener la sensación de que me quedo corta. Es difícil además expresar con palabras todo lo que mi padre significa para mí y, sobre todo, recordar una y otra vez que se ha ido demasiado pronto.

En la calle, mi padre era una persona afable donde las haya. De pequeña, recuerdo ir cogida de su mano por el pueblo y, como persona tímida que soy, veía con asombro que no había momento en que no se parara a saludar o a hablar con alguien. Conocía a todo el mundo, y todos lo conocían a él y tanto en unos como en otros, siempre veía caras amables. Había más de una persona que, aprovechando que yo estaba con mi padre, me contaba alguna anécdota de él cuando era un niño, cosa que a ambos nos hacía mucha gracia, y me encantaba oír esas historias, pues me mostraban una parte de la vida de mi padre que nunca llegué a conocer del todo por

mucho que oyera hablar de esos días en los que yo ni existía. Tanto de la época en la que mi padre era pequeño, en la escuela, como de joven, cuando trabajaba en la tienda de mi abuelo José, todo lo que he oído y oigo ha contribuido a acrecentar aún más, si cabe, la admiración que siempre he sentido por él.En casa, no nos ha faltado un padre cariñoso, bromista, siempre de buen humor y serio y firme cuando mi hermano y yo pedíamos a gritos una buena reprimenda. Era un “manitas” extraordinario. Estar a su lado era aprender constantemente de todo lo que hacía porque no podía estar parado mucho tiempo; siempre tenía algo pendiente, y además tenía la habilidad de hacer que las cosas fueran o parecieran fáciles.

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No estudió, aunque le habría gustado, pero la curiosidad por aprender y superarse en aquello que se le resistía le movía a estar en constante evolución. Era autosuficiente, no le gustaba depender de unos y de otros y

rara vez pedía ayuda para sí, no tanto por orgullo como por apuro. Por eso, en mi opinión, aprendía cuanto podía y estaba en su mano para poder él solo resolver lo que se le presentase. Yo lo considero un autodidacta en este aspecto, y esto unido a su capacidad de darse a los demás, hacía que mi padre fuera una persona servicial en todos los ámbitos de su vida, tanto familiar y personal, como laboral y profesional. Y puedo decir con total certeza que disfrutaba siendo útil a los demás, esa era su mayor recompensa.

Trabajó de manera incansable en el banco y muchas eran las tardes que tenía que volver al trabajo para terminar o “cuadrar caja”, cosa que mi hermano y yo no sabíamos lo que era, pero sonaba a que había que hacer muchas cuentas y sabíamos que ese día mi padre volvería tarde. Más de una vez, junto a mi madre, nos ayudaba con nuestros primeros deberes o nos pedía que leyéramos en voz alta cuando estábamos aprendiendo a leer. Recuerdo con especial cariño el momento de irnos a la cama. Mi padre venía primero a mi habitación para darme “el beso de buenas noches” y siempre me contaba algún cuento, alguna anécdota de cuando era pequeño, me enseñaba alguna oración que había aprendido de mi abuela o me daba ánimos si al día siguiente tenía algún examen. Luego, iba a la habitación de mi hermano y siempre nos despedíamos con un “hasta mañana”: “Hasta mañana, papá; Hasta mañana, Carmelilla”.

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Nos enseñó con su ejemplo y su forma de ser que las personas no valen más cuanto más dinero tienen. Que la felicidad no se consigue a base de acumular bienes materiales. Que una familia sin amor, no tiene nada. Nos enseñó a no crecernos ni creernos más que nadie por mucho que consiguiéramos en lavida porque no todo el mundo tenía las mismas oportunidades. La humildad era uno de sus principales rasgos y nos bastaba con ver su manera de actuar día a día para darnos cuenta. Con sus actos, transmitía todos estos valores sin decir una palabra. Nos mostraba su admiración cuando, ya siendo adultos, avanzamos en los estudios y conseguimos nuestros primeros logros. Él nos mostraba su admiración... Por mucho que le dijéramos o le dijeran, no era consciente del todo de lo que él representaba para nosotros y para muchas personas, aun sin haber estudiado. Nos sentíamos queridos y valorados por nuestros padres y esto no solamente nos fue suficiente para tener una infancia feliz; esto nos llenaba todos los días y nos sigue llenando en nuestras vidas.

Su labor en la Iglesia y como Juez de Paz no me corresponde a mí comentarla pero por lo que veía día a día, sé que se volcaba. Las representaciones le importaban muy poco, hasta se ponía nervioso si alguien le decía que tenía que presentarse a alcalde o que algún año tendría que ser pregonero de las fiestas del pueblo. Era algo que, según él, no podía ser ni hacer cualquiera y siempre tenía en mente a alguien que lo podría hacer mejor que él. Aquí reside, a mi parecer, la esencia de mi padre. Él se consideraba una persona corriente y sencilla, ni mejor ni peor que nadie. Tantas veces lo escuché quitándose importancia diciendo que lo que él hacía lo podía hacer cualquiera, que estaba al alcance de todo el mundo y que no se sentía nada especial porque lo hacía de corazón, tanto dentro como fuera de su casa. Precisamente escribiendo estas líneas, caigo en la cuenta de que no sé hasta qué punto se consideraría merecedor de este libro y demás cosas que se le puedan hacer, pero lo cierto es que se lo ha ganado porque, muy al contrario de lo que él pensaba, lo que mi padre hacía no podía y, de hecho, no lo hacía cualquiera. Su fuerza de voluntad y su fe en lo que tenía entre manos lo hacían inagotable y perseverante.

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Estos y muchos más recuerdos son los que tengo de mi padre y, tanto cuando estaba en vida como después de su partida, no he dejado de escuchar palabras de cariño hacia él por parte de quienes lo conocían, más o menos allegados,

lo cual contribuye a reforzar aún más la imagen que tengo de él y que siempre, siempre conservaré. Como me dijo una amiga el día de su adiós, todo ese cariño que le mostró y le muestra la gente será algo que nos acompañará siempre y, sin duda, nos sentimos afortunados y agradecidos de haberlo tenido con nosotros y tan cerca de nosotros.

Lo echamos en falta en cada rincón de mi casa y en cada rincón de este pueblo. En todos los lugares que frecuentábamos con él y cuando estamos con gente que solía estar con él. Es decir, siempre. En cada día, en cada fecha, en cada momento existe un vacío que

no se llenará nunca y echamos de menos su sonrisa, sus palabras de ánimo y su vitalidad. Él está con nosotros en cada paso que damos y sabemos con certeza que nos querría ver bien. Esa era su prioridad, que su familia estuviese bien, y eso intentamos.Gracias a todas aquellas personas que nos han mostrado su apoyo, y cuyo cariño y afecto hacia mi padre les ha movido a darnos palabras de ánimo o a recordar momentos de su vida que siempre nos encanta escuchar. Nos consuela saber que volveremos a verle y que, de alguna forma, no sabemos cómo, continúa estando con nosotros.

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“...no conocía el desaliento y tampoco rehuía el esfuerzo y el trabajo...”

Familia Rodríguez Monge

Su madre Mónica, hermanas Mª Ángeles, Maricarmen y sus hermanos Pepe, Tomás, Ángel y Manolo.

“ y dormirás soñando en un misterio” Ángel Ganivet

Corría el año 1947 en su mes de julio, cuando en el seno de la familia formada por Don José Rodríguez Antiñolo y Dña Mónica Monge Iruela, el 26 de dicho mes, día de Santa Ana patrona de Pozo Alcón, nació el segundo de sus hijos, al que dieron por nombre Francisco. Su nombre se debió al de su abuelo materno el “Tío Paco el Molinero”. El 2 de febrero de 2014, Paco, nuestro hermano e hijo nos dejó para siempre.

Entre esas dos fechas, 26 de julio de 1947 y 2 de febrero de 2014, cabe una vida que pudo ser más larga, pero también más corta. Las líneas que siguen nunca nos hubiera gustado tenerlas que escribir, pero el recuerdo que, de nuestro hermano e hijo tenemos es tan grande que aunque dolorosas nos produce gozo el escribirlas.

En “Descripción del problema de la muerte”, en Ángel Ganivet, se puede leer la siguiente anécdota:

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Un día Ganivet, aún niño, para cortar la rama de una higuera que sombreaba en demasía el jardín, trepó al árbol. Cae, se rompe la pierna y empieza a formarse la gangrena. 60 días en el lecho. Los médicos no se deciden a operarle, creen que va a morir de un momento a otro. La vida y la muerte. Ganivet pensó que había que terminar de una vez o curarse, y decidió vivir.

No cabe duda de que nuestro hermano decidió vivir, pero en él no se dio el resultado de Ganivet.

De nuestro hermano, todo lo que podamos escribir, se puede pensar que es poco objetivo, sin embargo gran parte de las reflexiones que siguen, nos las han hecho llegar los/as que le conocían. Nosotros, sus hermanas y hermanos, nos hemos ratificado -si es que era necesario-, en la gran persona que era Paco. Pues, las muestras y manifestaciones de reconocimiento, de todas las personas que le conocían, son innumerables.

En los años de su juventud, cuando le hubiera encantado estudiar para formarse intelectualmente, Él no pudo hacerlo, como tampoco, algunos de sus otros hermanos. En los tiempos que corrían, muy pocas familias podían invertir en la formación académica de todos sus hijos e hijas; en esta familia tampoco se pudo. Este hecho no amilanó en ningún caso a nuestro hermano, siempre decidido a formarse, algunos de sus mejores amigos estaban estudiando y el decidió hacerse autodidacta. Las inquietudes de nuestro hermano eran infinitas, no conocía el desaliento y tampoco rehuía el esfuerzo y el trabajo, este hecho le lleva a captar todo el conocimiento próximo a Él. Tenía ocho o diez años, cuando estando aún en la Escuela, se aproximó al oficio de carpintero, recordamos de esa época como fue capaz de construirse un carrito todo de madera, rueda incluida que hacía las delicias suyas y la envidia de los demás. Le utilizaba para trasportar la cartera del cole, como si en aquella época fuese, como en la actualidad, que los niños deben llevar una carga importante de material. Esta aproximación a la carpintería, quizá, le sirvió para que durante su estancia en Murcia, cumpliendo el servicio militar, consiguiera un dinero realizando trabajos de carpintería por las tardes. Pronto, como todos los hermanos y hermanas, se incorpora a labores de ayuda en la tienda que regentaban nuestro padre y nuestro tío Ángel, que con el paso del tiempo, no sólo es ayuda si no que es actividad laboral completa. Aún en edad escolar nosotros, como gran parte de la niñería del pueblo fuimos requeridos como ayuda a las labores paternas.

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Él no se resistía a aprender, lo que le lleva a asistir a la escuela nocturna para terminar la escolaridad, que no pudo completar en su tiempo. Mostrando así, una vez más, las ansias de conocimiento que tenía y que no abandonó jamás.

En la segunda mitad de la década de los sesenta, comienza a extenderse la televisión en Pozo Alcón, la curiosidad y las ganas de aprender de nuestro hermano hace que se desplace a Sevilla donde cursa estudios de radio y televisión. Recordamos como una vez de vuelta al pueblo y con un material, que nos resultaba altamente desconocido, lámparas, circuitos, bobinas, soldador, estaño…, nuestro hermano construyó un aparato de televisión, sin mueble pero que recibía imágenes y sonido. En esa época era fácil ver a Paco deambular por los tejados de Pozo Alcón, colocando antenas de televisión, que en algunos casos llegaban a alcanzar alturas superiores a los 15 metros.

El cuidado y el perfeccionismo con que siempre hacía las cosas, nos hace recordar como Él junto a nosotros, sus hermanos y hermanas, montaba bicicletas marca BH, que se vendían en la tienda de nuestro padre y de nuestro tío Ángel (los talabarteros). Las bicicletas equipadas con luz, dinamo, porta-equipos, herramientas, etc. eran la delicia de Paco. Imborrable la imagen de cómo consiguió que mi padre le adjudicara una de esas bicicletas, cuando lo más parecido que teníamos era una bici roja, sin frenos, sin guardabarros, pues con ellos hubiera sido imposible frenar; el freno era la suela del calzado contra la cubierta de esa bici. Ni que decir tiene que el cuidado, que nuestro hermano dedicaba a su bicicleta, nos demuestra de nuevo lo que ha sido un continuo en toda su vida: el cuidado y conservación de todo aquello que le rodeaba.

Su entusiasmo por la formación intelectual y académica, le sirvió pare poder entrar a trabajar en el único banco, que por esa época había en Pozo Alcón, Banco Hispano Americano. Entró joven y dedicó toda su vida laboral a dicha entidad. Recordad como atendía a los usuarios del banco, como conocía a toda la clientela; todos deseaban ser atendidos por Paco. De la misma forma ayudaba a sus compañeros y, una vez más, muestra el grado de implicación en todo lo que hacía. Algunas veces le recriminábamos, por el tesón con que defendía a la entidad para la que trabajaba, pero esa ha sido su forma de ser.

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Una vez acabada su vida laboral, su implicación para con el pueblo ha sido mayor aún si cabe. Desde su puesto de Juez de Paz ha atendido infinidad de casos, mediando entre litigadores y consiguiendo, en la mayoría de los casos, un arreglo satisfactorio para las partes litigantes.

Su colaboración con la Iglesia Parroquial de Pozo Alcón, ha sido excepcional, lo mismo abría la Iglesia que la cerraba. Durante su reconstrucción regateaba los precios de las vidrieras, ayudaba a los albañiles, carpinteros, electricistas, etc. Si se producía una inundación, ahí estaba Paco con la fregona recogiendo agua. Si había que preparar la botijuela, ahí estaba Paco. Si había que hacer publicidad para algún acto parroquial que conllevaba un posible ingreso económico para el mantenimiento del templo, ahí estaba Paco. Si había que vender lotería, Paco estaba dispuesto. Para nosotros sus hermanas y hermanos representa el espejo en el que queremos mirarnos, sabiendo que cuanto más nos parezcamos a Él, mejores seremos. Aunque, estamos convencidos de que tan sólo podremos acercarnos, pero nunca igualarnos. Nuestro Paco ha sido único. En nuestro entorno familiar, Paco con mucho ha sido el más familiar. Recordamos el conocimiento que tenía de toda la familia, extensa y dispersa. Paco era muy cariñoso y campechano con la gente, se llevaba bien con todo el mundo. Siempre ha hecho amigos por donde ha ido y siempre ha sido muy familiar. Cómo quería a nuestros abuelos, con que cariño trataba a la abuela Ramona y cómo se preocupaba por el abuelo Paco, cuando casi no podía andar y le ayudaba a volver del huerto. A NUESTROS PADRES como los respetaba y con qué ternura los trataba. Acompañó, ayudó y estuvo siempre pendiente de nuestro padre hasta que este abandonó este mundo y con mayor ahínco, si cabe, se dedicó a nuestra madre de la que estaba pendiente, siempre y en todo momento, era raro el día que no pasaba por casa de nuestra madre más de dos veces, hasta que Él abandonó este mundo. Desde que nos dejó, los demás hermanos, hermanas, intentamos suplirle, aun cuando sabemos que no lo conseguiremos.

La familia ya no será igual sin Él. El dolor que nos produce su ausencia, debemos transformarlo en gozo por haber tenido la suerte de compartir más de 66 años con nuestro querido, recordado, bondadoso y excepcional hermano e hijo PACO. Agradecer a la Corporación municipal de Pozo Alcón, con su alcalde a la cabeza, por la deferencia que han tenido para con nuestro hermano, al concederle la mención de Hijo predilecto de Pozo Alcón. GRACIAS.

PACO RODRÍGUEZ

El mes de enero de 2014 se nos escapó de las manos sin saber que estaba ocurriendo y es que a todos nos faltó ese mes para haber podido decirle a nuestro cuñado Paco unas palabras de consuelo. Disculpas y ánimo.

Nati y M. Carmen Ruiz____________________________________________________________

Pensamos que cuando una buena persona como Paco, que tanto ha hecho por lo demás, se va antes de tiempo, sigue trabajando allí donde se encuentre a favor de los suyos, familia, amigos, vecinos, tal como lo hacía en la tierra. Asi pues, el consuelo que nos queda es saber que , nuestro querido Paco, intercederá por nosotros cada vez que lo recordemos.

Un fuerte abrazoFamilia Ruiz Galiano

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“...era una fuente donde beber e inspirarme...”

Alberto Maza

ADIÓS AMIGO PACO

La muerte de mi amigo, cuñado PACO ha sido un auténtico mazazo, además por lo inesperado que fue, porque era un gran amigo y para mi, un referente como hombre durante su vida.

Tuve el privilegio de contar con su amistad, por lo que he sentido su pérdida desde lo mas profundo de mi corazón.

Para mí, PACO era una fuente donde beber e inspirarme. El espejo donde se puede mirar un hombre HONESTO-LIMPIO-AMABLE-PACIENTE y, sobre todo, BUENO. De hecho ha sido un auténtico hombre paciente, sacrificado con los demás amante de su familia y sobre todo BONDADOSO Y HONRADO en su forma de ser.

Se me agolpan ahora, en estos tristes momentos muchos recuerdos suyos respecto a mi. Recuerdo cuando me llevó en su mercedes el día que me casé con su hermana Mª Carmen, mi mujer. Cuando los bautizos y comuniones de mis hijas sus sobrinas. Con una sonrisa, sin un mal gesto para nosotros.

Como hombre, PACO ha sido referente para varias generaciones, para todos los que le hemos visto y hemos compartido momentos, ratos, días, años con ÉL. Su concepto e interpretación de la vida era tan puro como el de su alma. Un hombre de grandísima personalidad y de una naturalidad impresionante a la hora de afrontar el día a día.

Desde aquí mi mas sentido pesar, desde estas líneas escritas con un intenso dolor quiero mostrar mi mas profundo respeto y admiración a quien fuera un hombre bueno y mi gran amigo -..MI AMIGO PACO.

PACO RODRÍGUEZ

“Siempre desinteresado y feliz con todo lo que hacía.”

Bienvenida y Loli.

Nosotras, tías políticas de Paco, debemos y queremos sumarnos a este grupo de gente que colabora en su merecido homenaje. También formamos parte de los que le conocimos bien y le quisimos.

Creemos que coincidiremos con todos en destacar de él sus grandiosas virtudes y cualidades, y no hay

que extenderse demasiado para hacerlo.

Siempre iba deprisa, los “buenos días” o las “buenas tardes” las daba a la gente llamándoles por su nombre y con una sonrisa en la boca. Sencillo, humilde, amigo de sus amigos, con gran disponibilidad para todo, así como de responsabilidad en sus tareas. Siempre desinteresado y feliz con todo lo que hacía.

Si nosotros sentimos su ausencia, ¡cuánto más su familia!

Una mañana de Viernes Santo lo vi llorar mientras escuchaba a su mujer, Antoñita, cantar una saeta a nuestro Padre Jesús Nazareno. Era emotivo, buen marido, buen padre y entrañable como hijo. Un día estando yo con su madre llegó él y mantuvimos el siguiente diálogo que jamás olvidaré:

-¡Tía Bienve, qué alegría me da que estés aquí con mi madre!-Paco, ¿cuántas veces vienes al día a ver a tu madre? - le dije.-Tía, cuando me levanto mis pies ya saben el camino.

Querido sobrino, seguras estamos que tendrás el premio en el Cielo de todo lo bueno que has sembrado en La Tierra.

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“...siempre has sido una persona fuerte y activa...”

Tus primos: Francisco, Antonio, Andrés, Paquita y Pepe Monge Carpio.

Querido primo Paco:

Ahora que se te va a hacer un homenaje de tus familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc, nos unimos al mismo, recordándote cuando de pequeños nos juntábamos, todos los primos, en casa de los abuelos, Paco y Ramona y, cómo tú te cogías del hierro que sujetaba la parra , que había en el patio, y hacías la bandera. Y, es que siempre has sido una persona fuerte y activa.

Como creyente activo, que has sido, tenemos que creer las palabras del Apóstol Pablo en la 1ª a los Corintios, 15:12 que, como cristianos tenemos que creer en la Resurrección, y Jesucristo lo reafirmó en las palabras del Evangelio de Juan, 5:28, donde se nos recuerda que será una maravilla que nos podamos ver de nuevo.

Esperando se cumplan esas palabras y podamos juntarnos de nuevo con los abuelos.

PACO RODRÍGUEZ

“ ...por tu forma de ser supiste llegar a todos nosotros..”

La familia Rodríguez Torres

La muerte te miró de frente, demasiado pronto, sin permitirnos una despedida y en ese momento formaste parte de nuestros recuerdos, que son muchos.

Al recordar, con tristeza por tu ausencia, nos alegran buenos momentos a tu lado. Eras familiar y cariñoso, sociable y protector, siempre sonriendo; por tu forma de ser supiste llegar a todos nosotros. Echamos de menos tu vitalidad, tu simpatía, tu proximidad.

Nuestras vivencias, no solo vienen de nuestra relación familiar, que no es poco, sino por el trabajo de nuestros padres; cuantos momentos en aquella pequeña tienda por encima de la fuente Taza, las matanzas, aquel viaje a la playa, inolvidable; aquellos momentos de complicidad en nuestra adolescencia, aquellos guateques, esa excursiones al río, las fiestas, siempre juntos.

Compartimos tu boda, en Carchelejo y el nacimiento de tus hijos, en los que vemos algo de tí, por lo que sigues viviendo en cada gesto de tu hijo Francisco y en el parecido con IVP, Carmen, recordamos cosas de ti en ellos, aunque quizás el gusto por el picante, creo que no lo han heredado, al menos como a ti te gustaba y que nosotros no tendremos ningún problema en continuar esta tradición familiar ¿Cuántos trabajos hiciste? Muchos, porque incluso jubilado no paraste de hacer cosas,

estabas en todos sitios y supiste hacerte querer por todo el pueblo. Este homenaje es una prueba de ello, que nos llena de orgullo.

Te quedaron cosas por hacer y compartir con nosotros, pero en cada cosa que hagamos estarás presente porque siempre estuviste y siempre estarás.

La familia Rodríguez Torres te manda un beso enorme allá donde estés primo Paco.

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“..ha dejado en todos los que le conocimos y le disfrutamos ese sentimiento de serenidad con el que vivió...”

Sebastián Generoso

No siempre la vida le regala a uno la proximidad de una persona excepcional. Mucho menos encontrarla en la propia familia.

Años atrás, las circunstancias nos trajeron a Paco al seno familiar y, como era lógico, llegó con la sabiduría de la persona sencilla y llana que fue siempre.

Sin una palabra mal sonante, sobrado de prudencia, supo hacerse querer y respetar de esa forma que solo las grandes personas lo hacen, sin estridencias, sin alzar la voz, sin una sola arista.

Como lo trajo, la vida nos lo arrebató y hasta en eso fue ejemplar. Pero cuando su espacio se encontró vacío, descubrimos las huellas de su paso por la vida.

Sólo los mejores sobreviven a su tiempo y uno de ellos es Paco, que ha dejado en todos los que le conocimos y le disfrutamos ese sentimiento de serenidad con el que vivió.

Allá donde está, nos ve recordarle.

Como el brindis torero… Paco, va por ti.

PACO RODRÍGUEZ

“Te echo de menos Paco, y te echamos en falta todos los que tuvimos la suerte de conocerte y quererte...”

Francisco Rodríguez Torrecillas

¡Qué difícil escribir este texto!

Ojalá nunca hubiera tenido que redactarlo y me asaltan las dudas a la hora de expresarme al poner palabras en él. Las escribo casi un año después de la peor época de mi vida, en la que en dos meses perdí a mi padre y al padre de mi otra mitad: Francisco Rodríguez Monge, “Paco”, al que recordaré, como muchas cosas en mi vida, y en cada una de ellas es uno de mis ejemplos a seguir en la tarea que es pasar por este mundo.

Admiraba su dedicación, afán, espíritu, capacidad de trabajo y de colaboración, no por ser protagonista, no le gustaban las medallas, creo que este libro no le gustaría, ni mandando ni dirigiendo sino haciendo lo mismo que cualquiera o lo que nadie quería hacer y sólo lo hacía por ayudar.

Hablar de todo lo que hacía por su parroquia como católico o por Pozo Alcón como ciudadano está de más. Todos los que lo conocimos lo sabemos.

Pero era alguien tan simple, y a la vez tan difícil, como un buen hombre. Para ser un héroe basta un momento. Pasamos al lado de un accidente, ayudamos, salvamos a alguien y somos héroes. Ser un buen hombre es mucho más difícil, hace falta toda una vida de rectitud, educación, lealtad, honradez y respeto para lograrlo. Paco, sin duda, lo consiguió.

Cuando en 2011 me cayeron encima mis responsabilidades de concejal, le dije a mi madre que me daba mucho respeto el puesto y que echaba en falta que mi padre me pudiera aconsejar, ya que por su enfermedad no podía. Mi madre no dudó mucho y me dijo que el mejor para esa tarea era Paco “el de Joseíllo” o “el Talabartero”, como prefiera la gente. En aquella época, su hija todavía no me echaba cuentas, a pesar de mi insistencia.

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Cuando perdí a mi padre el 30 de noviembre de 2013,algo del dolor me mitigó la idea de que Paco sustituyeraen cierta manera su figura. Él sería mi consejero y compañero en mis decisiones y obligaciones. Quedaríamos a ver partidos o tomar algo, celebraría con él Navidades, fiestas, etc. Pero

Dios el 2 de febrero de 2014 pensó otra cosa. En mi casa me enseñaron que Dios no se equivoca nunca pero esta es una de las veces que no consigo entenderlo.

Se fue muy pronto, sin avisar, sin darse cuenta de que se iba y sin darnos tiempo a despedirlo.

La vida quiso que Paco fuera mi vecino, mi amigo, el padre de uno de mis mejores amigos y, ante todo, el padre de Mª Carmen, de su Carmelilla, como le gustaba llamarla.

De todas las cosas que me dijo, la que más recuerdo y tengo presente es “te llevas lo mejor de mi casa”. Decirte desde aquí, Paco, que lo sé, que lo tengo en cuenta, es mi mayor orgullo e intentaré ser digno y merecerlo.

Te echo de menos Paco, y te echamos en falta todos los que tuvimos la suerte de conocerte y quererte. Dentro de mucho tiempo (eso espero) nos veremos. Mientras tanto, cuida de nosotros.

PACO RODRÍGUEZ

“El mejor marido y padre, buen hermano, hijo, amigo, compañero...”

Rocío Sánchez Cárdenas

Pasados ya los meses del fallecimiento de Paco, se me ofrece la posibilidad tan inestimada de escribir unas breves líneas sobre un hombre que en muy poco tiempo escribió notas de peso en mi vida.

Poco he podido conocerte. Muchísimo menos de lo que a mí me hubiese gustado, pero el suficiente como para tener la absoluta certeza de lo mucho que te has preocupado de tu familia. Antoñita, Mari Carmen y Francisco Javier han sido el mecanismo que movieron el motor de tu corazón, y ése es el mismo que sigue latiendo, porque, a veces, y viendo a tu hijo a mi lado, siento que sigues entre nosotros.

De tu biografía poco puedo comentar. Mucho he escuchado, pero poco conozco sobre tus tareas y dedicaciones, que pocas no han sido. Hombre dedicado y desinteresado, compañía del que la necesitaba y entrega a los demás sin pedir un simple nada, servicial, inestimable hombre que mucho pudo enseñarme y que poco me duró en la vida, pues te fuiste de ella apenas sin

entrar. El mejor marido y padre, buen hermano, hijo, amigo, compañero. Quiero decirte desde estas líneas, que seguro te llegarán, que

Alejandro siempre va a saber de ti. Todavía recuerda alguna broma que le hacías y que siempre te han caracterizado para con los más pequeños. Siempre le hablaremos de un hombre justo, bueno, pacífico, dispuesto y honrado para con todo y con todos. Siempre le inculcaré que sin sembrar nada se recoge y que siempre se fije en la figura de este hombre, que se fue con un cariño y un amor por parte de su familia, de su pueblo y de sus seres más queridos. Algo que en pocas ocasiones he visto repetido en otras personas. Por mi parte, queda en mí el dolor y la pena más profunda porque no hayas llegado a conocer a tus nietos. No tengas la menor duda de que serán lo que soñaste para ellos y de que siempre conocerán al abuelo que todo niño desea tener, puesto que TÚ ERAS ÚNICO entre todos los hombres de bien que existen en este cruel mundo en el que nos ha tocado vivir.

Puesto que mis padres me han enseñado a creer, te digo hasta luego. Quizás no he de olvidarte y por eso esbozo un "hasta luego". No sé si me quisiste, pero sí sé que te quería y de lo que no dudo todavía es que quizás demasiado nos unía. HASTA SIEMPRE PACO. MI ABRAZO ETERNO.

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“Paco no sólo prestó su mano, sino que se dio por entero a la Parroquia...”

Antonio Vela Aranda Párroco de Santa María De los Reales Alcázares

y San Pablo y Arcipreste de Úbeda

“PACO” UN HOMBRE DE FE, UN HOMBRE DE IGLESIA

Cuando tienes que hablar de una persona de la talla de Paco, es demasiado fácil, porque no salen nada más que palabras de halago, para quien se dio por entero a su familia, a su trabajo, a la Iglesia y a su querido pueblo de Pozo Alcón. Yo me voy a centrar en su dedicación a la Iglesia.

Cuando llegué a Pozo Alcón en el 1998, conocí a Paco, como vecino y como empleado de banco, siempre con un comportamiento intachable hacia mi persona. Ya colaboraba en la Parroquia, en el Consejo de asuntos económicos, pero su labor se remitía a la asistencia de reuniones y despejar algunas incógnitas que surgían a la hora de presentar las cuentas de la parroquia ante el obispado; un buen asesor financiero.

Cuando se jubiló de la banca, le dije que me echase una mano; Paco no sólo prestó su mano, sino que se dio por entero a la Parroquia, convirtiéndose en un puntal imprescindible para su buen funcionamiento y la buena marcha.

Cuando, por fin, nos arriesgamos a emprender la gran reforma del templo, allí estaba él disponible para todo lo que hiciese falta. La Iglesia se convirtió en su mayor preocupación; esta fue una época que afrontamos todos los que estábamos implicado, con una gran ilusión. Paco vivió estos momentos dándose por entero al proyecto de reforma, haciéndolo casi suyo. Cuantos días llegaba a mi despacho, diciendo: ¡D. Antonio, no he dormido en toda la noche pensando en tal o cual cosa..!

Paco fue el alma de la Parroquia. Quizá nunca tuve oportunidad de agradecérselo lo suficiente, pero es que no hay palabras para agradecer los desvelos que tuvo por la Iglesia; seguro que todo lo que hizo, lo hizo por su fe en Dios, por eso yo creo que el Padre celestial lo habrá recompensando, no me cabe la menor duda de que goza de la presencia amorosa del Padre.

PACO RODRÍGUEZ

Dicen que Dios se lleva primero a la gente buena, él fue un hombre extraordinario, que quizá no tendría que haberse ido tan pronto. Cuando ocurren hechos como el de su muerte, uno puede llegar a sentir, coraje, rabia, pero a los creyentes ( y Paco lo era) no nos queda la impotencia, sino que nos queda la ESPERANZA; la esperanza de saber que, como dice el libro del Apocalipsis, “él goza ya de ese mundo nuevo, donde no hay ni luto, ni llanto, ni dolor, sólo paz y eternidad…”

Dios eterniza todo lo bueno que hemos hecho. Él fue de esas personas que pasan sin hacer apenas ruido, pero que al final se convierte en imprescindible; lo ha sido para muchas personas; para mi lo fue: lo fue, como colaborador, como hermano y como amigo. Se ha quedado en el corazón de mucha gente y por eso Dios lo ha hecho eterno en todos nosotros. Tampoco me cabe la menor duda que, desde el cielo, intercede al Padre por todos los que nos hemos cruzado con él a lo largo de su vida. Tengo la seguridad de que si algo le está pidiendo al Padre es por sus hijos y por su pueblo, que tanto amó.

Paco, gracias por haber existido, gracias por haberte conocido, gracias por haber tenido el privilegio de ser tu amigo. Tu existencia ha sido un bálsamo para los que hemos tenido la suerte a ver compartido tu vida. ¡Gracias por haber sido así!

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“… Un amigo incondicional, una persona con la

que podías contar para todo.”

Manuel García Pérez.

Párroco de la Inmaculada Concepción de Huelma.

«Un amigo es un tesoro».

Dice el proverbio: «el que encuentra un amigo encuentra un tesoro» y yo tuve la suerte de encontrarlo hace ya diez años.

Sí, Paco Rodríguez ha sido un amigo para mí, porque amigos son dos compañeros que marchan juntos y son capaces de pensar, hacer y compartir muchas cosas. Sí, un amigo incondicional, una persona con la que podías contar para todo, para lo bueno y para lo malo. Siempre estaba ahí, con su

sonrisa y su bien hacer, preocupándose por todos, sin hacer acepción de personas, ni de clases. Saludaba a todo el mundo con amabilidad. Era un hombre muy responsable en su trabajo, con su familia y sus amigos.

Supongo que si alguien que no lo conoció lee estas letras podría decir que siempre se habla bien de los que ya no están físicamente a nuestro lado. Pero en este caso estoy seguro que no exagero e incluso me quedo corto. Para los que le hemos conocido no descubro nada nuevo e incluso seguro que ya estará dicho, pero es lo que siento y el recuerdo que mi memoria guarda de él. Estoy convencido, es más, estoy seguro que desde el cielo sigue siendo el mismo y continua preocupándose por todos nosotros y, además, me lo imagino riéndose, con esa sonrisa llena de amor.

Estas letras quieren ser, aunque torpemente escritas, un canto a la amistad verdadera. El recién proclamado beato Pablo VI lo decía con palabras más elegantes: «La amistad crea una armonía de sentimientos y de gustos que prescinde del amor de los sentidos, pero, en cambio, desarrolla hasta grados muy elevados, e incluso hasta el heroísmo, la dedicación del amigo al amigo. Será fácil, pura, fuerte la amistad, si está sostenida y alimentada por aquella peculiar y sublime comunión de amor, que un alma cristiana debe tener con Cristo Jesús».

Estos son mis sentimientos hacia un amigo de verdad y al que siempre recordaré y llevo en el corazón. Amigo Paco gracias por ser mi amigo.

PACO RODRÍGUEZ

“...un hombre cabal, sin dobleces y generoso como pocos...”

Jesús Castro

Yo era un cura recién salido del cascarón, como tantos otros novatos que llegaron antes y han llegado después a aquella comarca, donde da sus últimos coletazos la hermosa Sierra de Cazorla, junto a la Virgen de Tíscar. Y es que los destinos montañosos y fronterizos son muy propios para que los curas jóvenes se vayan curtiendo, vayan aprendiendo de la familiaridad y cercanía de las pequeñas comunidades como Hinojares y Fontanar, al amparo de otros pastores más expertos, como fue Manolo García para mí en su tiempo de párroco de Pozo Alcón. También se nos pone a tiro de los jóvenes, por eso de que llevamos la energía del que empieza, de ahí que formara parte del profesorado el IES Guadalentín, bregando con los chicos y chicas, inventando mil historias para educar, junto a docentes que amaban su profesión y con los que guardo memorables recuerdos y amistad. Fueron sólo tres años, pero qué intensos, cuántas vivencias y cómo me ha marcado la sencillez y vitalidad de las gentes de esa tierra.

En esta oportunidad de escribir que se me brinda, quisiera detenerme en una persona de lo “mejorcito”, como solemos decir, que ha parido esos pueblos. Como si de la lluvia entre pinares que recala en el pantano de la “Bolera”, de los arroyos que tintinean por las calles de los fontaneros, de los veneros que bendicen las tortas de S. Marcos y de la “Cueva del Agua” que moja el manto de la Virgen de Tíscar, se hubiera empapado la tierra y hecho crecer un fruto único: el de un hombre cabal, sin dobleces y generoso como pocos, Paco Rodríguez, “nuestro” Paco.

Aún recuerdo una de las primeras veces, sino la primera, que me encontré con él y su mujer, Antoñita, allí en el bar de enfrente de la Iglesia del Pozo. Yo aún no conocía a nadie en el pueblo. Estaba apoyado en la barra tomándome un bocadillo, con mi camiseta a favor de los derechos de los inmigrantes, mis pantalones desmontables de camuflaje, aterrizando del verano en África. Cualquiera diría que era el nuevo cura de Hinojares y Fontanar. Se ve que Paco tenía un sexto sentido para detectar el olor a clérigo, así que se acercó a aquel extraño. Poco le importó que tuviera aire “hippie”, se me ofreció a todo lo que necesitara, estaba recién llegado y había que echarme una mano. En aquel momento pensé que era sólo un cumplido, como mucha gente que se te presenta el primer día que llegas a una Parroquia y te dice “aquí tiene usted su casa” y ahí se queda la cosa. No, en el caso de Paco, lo dijo y lo cumplió.

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A partir de entonces se encargó de llevarme la economía

de mis dos parroquias. Con lo desastre que yo soy para las cuentas y lo poco que sabía, su ayuda fue una bendición. La de veces que tenía que ir detrás

mía pidiéndome los papeles del mes, ¡cuánto tormento le daba y qué paciencia tenía! Más de una vez tuve que llamarle para que me hiciera alguna chapuza, o me llamara a un electricista, para que me llevara a algún sitio porque tenía el coche en el taller. Yo lo veía, no era sólo conmigo… Con cualquiera, tenía puesto el mono de trabajo siempre y siempre estaba tratando de resolverle papeletas a los demás. El caso que no era un hombre sólo de acción, lo era también de reflexión, de profundidad y de fe: Dar un consejo, poner una palabra de verdad en una discusión, escuchar al que venía desesperado,… A él se le buscaba, porque siempre respondía… como una roca en medio de la tormenta, no se iba… permanecía. Y en otras ocasiones era él el que se te acercaba para preguntarte, para animarte, para ofrecerse… Cómo se echa de menos en nuestros días gente así, cuando la mayoría va a su “bola” y es sólo preocuparse de uno mismo lo que prima.

Creo que hablar de Paco es también hablar de Antoñita, su esposa. Se ha dicho que detrás de un gran hombre hay siempre una gran mujer, y en este caso se cumple. No creo equivocarme si digo que Paco sin ella no habría sido el mismo. La disponibilidad, la bondad y la ternura que reflejaban siempre como pareja nos ha animado a tod@s y de eso tiene mucha culpa Antoñita. Sé que el vacío que ha dejado no viene siendo nada fácil para ella, para su familia, ni para nadie… Pero aquí viene la última parte que ambos dos nos han enseñado, y es que la fe en el Dios verdadero da confianza y fortaleza, y que el Amor no se acaba, sino que es paciente; al despedirte, Paco, nos has dicho “hasta luego” para volver a reencontrarnos. Sólo falta esperar un poco, pero no de cualquier manera, hay que hacerlo como tú, con el mono de trabajo y siempre dispuestos a ofrecerse... así nos lo enseñaste.

Con inmenso cariño. Un fuerte abrazo.

PACO RODRÍGUEZ

No “pasó” de los demás, sino que se “implicó” dando

siempre soluciones cuando otros solo “daban voces”.

Francisco Daniel Villacañas Moreno.

Párroco de Pozo Alcón

“Recuerda (hijo mío): estar vivo o muerto no es lo más importante. Lo que realmente cuenta, lo que debe contar para mí y para los demás, son las razones por las que vivimos y la causa por la que estamos dispuestos a morir”. Estas palabras no son de alguien importante ni de un estudioso del pasado. Son las palabras que Anthony Bloom (monje ortodoxo) recuerda que le dijo su padre al volver de un campamento y recoge en su libro “Al atardecer de la vida” (Ed. Sígueme). Yo las refiero a Paco. Él hizo lo que San Pedro dijo sobre Jesús: “Pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el Mal, porque Dios estaba con Él” (Hch 10, 38). Y es que, contra el “todo da igual” imperante, Paco respondió con el ejemplo de su vida. No “pasó” de los demás, sino que se “implicó” dando siempre soluciones cuando otros solo “daban voces”. Y es que, como dice el Señor, “la boca siempre habla de lo que está lleno el corazón. El hombre bueno saca cosas buenas del bien que tiene dentro” (Mt 12, 34b-35a).

Llegué por casualidad (o por designio del Espíritu Santo) hace casi cinco años a este pueblo y Paco me acogió como un amigo. “Quien encuentra a un amigo, encuentra un tesoro” (Prov 17, 17). Fue de los cristianos que se encuentra uno en las parroquias que son auténticamente buenos, sin doble intención ni ganas de aparentar. Simplemente de las personas que te quieren y están siempre ahí. Su ejemplo me sirvió para buscar soluciones, y no sucumbir a la tentación del enfado. Me enseñó a ser siempre útil para el hermano, buscando el nexo de unión entre partes supuestamente irreconciliables. Fue para mí maestro en sencillez, estando a mi lado en una procesión o conmigo cargando sacos o quitando agua de la iglesia y los salones parroquiales.

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Consagró su vida al servicio, fue su razón para vivir y la labor que desarrolló hasta morir. ¡Muchas han sido las horas que ha dedicado a cualquier actividad a favor de la parroquia para ir pagando el famoso préstamo (al cual no ha podido sobrevivir)!. Y siempre con su sonrisa. Sólo lo veía enfadado cuando otros colaboradores no trabajaban con esa ilusión o desinterés o cuando eran pocos los que ayudaban. Pero tenía una palabra para dejar un sabor positivo ante cualquier problema.

Pero no os preocupéis porque, aunque no lo tenemos físicamente aquí, él está con nosotros. Seguro que está viéndonos con su cara colorada como cuando le agradecías su labor, sus consejos o le decías lo grande que era. Él nos ha enseñado que hay cosas por las que entregar la vida. Él lo hizo ayudando, movido por su cariño a todos y por su fe. Gracias Paco por todo lo bueno que nos has dejado.

¡Gracias!

PACO RODRÍGUEZ

“Era un testigo de la alegría que da la esperanza al ser humano”

Sergio de la Fuente Cueto.

Párroco de Fontanar e Hinojares

Nunca es fácil hablar de cómo es una persona, pues cuando profundizamos en el interior del alma humana vemos la parte de las personas que más nos ha calado y tendemos a magnificar determinadas cualidades para bien o para mal. Sin embargo al recordar a Paco lo primero que me viene a la cabeza es la imagen de él subido al tejado de la torre de la iglesia con una sonrisa amplia y sincera; esa sonrisa que surge del fondo del alma que agradece a dios la oportunidad de poder hacer algo en favor de los demás. Paco era un hombre de sonrisa serena y mirada honda, de haber caminado muchas leguas de tiempo en compañía de la humanidad para aprender a ver las posibilidades de toda persona de enmendar su camino.

Paco era, es y será para siempre un hombre del que aprender a enfrentarse al mundo con esperanza, un cristiano genuino, que era capaz de pensar en los demás antes que en sí mismo. Era un testigo de la alegría que da la esperanza al ser humano, amigo sincero y trabajador incansable; buscador de la justicia y la paz.

Recuerdo esa imagen junto a la cruz de la torre de la iglesia, o en la beatificación de Lolo en Linares, siempre alegre a pesar de la inclemencia del tiempo. En el tiempo que he pasado en Pozo Alcón he visto a Paco siempre, por eso hoy creo que la mejor forma de hablar de él es como «el Hombre que estaba ahí», el amigo que permanece que ama en todo momento y en tiempos de angustia es como un hermano (cfr. Prov 17, 17).

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“Un nombre breve pero un hombre inmenso en su vivencia”.

Martín Chognika.

Paco una Rosa inmortal por su fragancia.

Soy Martín Chognika, sacerdote africano, estudiante en Madrid. Estuve en el Pozo todo el mes de julio 2012. Allí descubrí la figura de un hombre pequeño de estatura pero grande de corazón. Un nombre breve pero un hombre inmenso en su vivencia. Un correo que recibí del párroco del Pozo antes de mi llegada al pueblo me descubrió su nombre detrás de lo cual se escondía una inmensa bondad.

Julio 2012 fue un mes de epifanía (significa revelación) en el Pozo; una epifanía que se ha extendido hasta Madrid, una epifanía que dura siempre. Era la epifanía de una rosa cuya fragancia dura siempre, tal el sello bautismal en el hombre. Paco Rodríguez es una rosa que se ha marchitado, por cierto, pero que cada vez más fragancia da.

En efecto la fragancia de bondad y de amor que derrama es inmortal. Ya que el amor verdadero nunca muere. Pues Dios es amor nos dice San Juan. En menos de un mes, Paco Rodríguez dejó una huella, mejor dicho, un sello de amor y de sencillez alegre en mi corazón. Paco es una rosa que siempre quiere abrirse para entregar la fragancia de su generosidad, de su paciencia, de su disponibilidad y de sencillez cercana. Las pocas veces que tuvo que atravesar Madrid, siempre ha expresado la esperanza alegre de volverme a ver y a saludar. Paco Rodríguez es de esta especie de rosa que contagia con su alegría, su respeto al ser humano, a los pequeños como a los grandes. Se iba siempre a los problemas con serenidad y optimismo.

Paco, eres una rosa que derrama su fragancia eternamente.

Paco, eres un océano de bondad y de amor.

Paco, eres una fuente de paz.

Paco, eres un pozo generoso en el Pozo.

Paco, vive siempre en Dios fuente de vida y en nosotros.

PACO RODRÍGUEZ “...aprecié que Paco era la personificación de la sencillez,

de la amistad, persona ponderada y empática...”

Pablo Vidal Plaza

FRANCISCO RODRIGUEZ. MONGE, cariñosamente "Paquillo" para algunos; para mí, siempre PACO.

Conocí a Paco en el mes de abril de 1.975, mi empresa me envió a trabajar a Pozo Alcón; y tuve la suerte, como se suele decir, de dar con dos compañeros que, además fueron mis amigos y consejeros: Santos y Paco.

En muy poco tiempo tuve en Paco además de un compañero, un amigo. Irradiaba muchas virtudes, particularmente aprecié que Paco era la personificación de la sencillez, de la amistad, persona ponderada y empática; en ésta enmarco su servicio a los demás, que no servilismo, porque nunca buscó el recibir nada a cambio de su ayuda; sencillamente porque no daba importancia a nada que hiciera pura ayudar a los demás. En definitiva, Paco era un hombre digno de confianza; hijo respetuoso y amante de sus padres, cariñoso con las personas, en especial con los niños; era difícil encontrar a Paco enfadado por algo, siempre disponía de tiempo para escuchar y ayudar.

Tuve la suerte de vivir y trabajar con Paco durante dos años y mantuvimos nuestra amistad hasta que se fue. El pasado verano intenté hablar con él y, al no localizarlo en su casa pregunté en la oficina de la que fue nuestra empresa; de esta forma me enteré de que ¡¡¡nos había dejado!!!D.E.P.

Estoy convencido del acierto de los "Poceños" al distinguir a Paco "Hijo Predilecto de Pozo Alcón". Enhorabuena a Antoñita y a sus hijos; con todo derecho deben sentirse orgullosos de su esposo y padre.

Dios, estoy seguro, lo tiene a su lado; estará solucionando pequeñas "averías" allá arriba.

Jaén, Octubre 2.014

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“...con Paco era muy fácil llevarse bien,...” Paco “El Cordobés”

“PAQUILLO” sobre todo un amigo.

A principios de 1.979, la Empresa en la que trabajaba me ofreció la posibilidad de ocupar un puesto de más responsabilidad en la Sucursal de Pozo Alcón Alcón.

Confieso que no sabía dónde estaba este pueblo, pero también confieso, que tanto mi familia como yo, lloramos cuando tuvimos que abandonarlo por traslado a otra Oficina.

En la Sucursal de Pozo Alcón había tres compañeros que me recibieron con los brazos abiertos y desde el primer momento me dieron su confianza, colaboración y comprensión.

Uno de ellos era Francisco Rodríguez, que desde el principio, se ofreció para ayudarme en todo lo que fuera menester, tanto en trabajo diario como fuera de él.

Con el paso del tiempo, no mucho, pasamos de compañeros a amigos, ya que con Paco era muy fácil llevarse bien, pues lo daba todo sin pedir nada a cambio.

Recuerdo una anécdota en la que se demuestra como era Paco, siempre pensando en los demás. El Banco nos mandó hacer un curso en Jaén. Nos tuvimos que alojar en un Hotel y desde que llagamos toda la preocupación de Paco era que no me dejaría dormir porque roncaba. A la mañana siguiente me dijo que no había pegado ojo en toda la noche, ya que yo roncaba más que él.

Durante los años que trabajamos juntos compartimos muchas vivencias, tanto laboral como familiarmente, que hicieron que nos conociéramos mejor y consolidáramos nuestra amistad para siempre.

Amigo, mi familia y yo no te olvidamos.

PACO RODRÍGUEZ

“... una persona que inspiraba confianza y tranquilidad...”

César Albusac Amador

Corría al año 1985 cuando me incorporé en el Banco Hispano Americano Sucursal de Pozo Alcón, procedente de la oficina de origen en Sabadell (Barcelona).

Aquella mañana de mi primer día, me abrió la puerta de la oficina una persona jovial, simpática, cordial, de aquellas que cuando llevas un rato con ellas parece que las conoces de toda la vida.

En aquellos años, donde todavía en Banca se realizaban trabajos propios de dicha actividad, la figura de esta persona para la Entidad era primordial, y me atrevería a decir que única e irreemplazable. El conocimiento profundo de todos y cada uno de los clientes de la Oficina, tanto a nivel personal (les conocía a ellos y a sus familiares) como a nivel profesional (entre otras cosas era digno el verlo recitar, cómo se sabía de memoria el número de cuenta de todos ellos), hacía de él, una persona que inspiraba confianza y tranquilidad, pero sobre todo, con la que olvidabas tus problemas y te sentías relajado, gracias a la alegría y simpatía que le caracterizaba y con la que siempre te trataba.

Los que en su día le tratábamos con asiduidad, podemos dar fe de ese carácter tan ameno, que ha hecho que le sigamos manteniendo vivo en el recuerdo, ya que su amistad perdurará en el tiempo. Siempre te recordaremos “amigo Paco”.

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“...más que un jefe, un amigo.”

Matilde Rodríguez

Febrero del 94. Traslado a Pozo Alcón desde Linares. Cuando llego me encuentro una oficina viejísima, muy pequeña y superpoblada de empleados (¡¡siete!!). Entre ellos, el subdirector, Paco. Aún lo recuerdo acercándose a presentarse con una sonrisa de bienvenida. Desde entonces, más que un jefe, un amigo.

Durante todos estos años, siempre estuvo ahí, dispuesto a echarte una mano, a gastarte una broma, a hacerte un favor. A invitarte a un “cafelillo” mientras te ponía al día de las cosas que pasaban en el pueblo, a organizar las cenas de Navidad o la” ligá” de las fiestas a sus compañeros del banco, ya que, aunque jubilado, nunca dejó de ser el compañero de todos. Siempre dispuesto a ayudar en lo que fuera y a quien fuera.

Paco, siempre te recordaremos.

PACO RODRÍGUEZ

“pude apreciar en Paco su espíritu de colaboración con los compañeros y el trato amable y cercano con los clientes”

Fernando Lallena López Banco Central-Hispano ( años 1993-1998)

Cuando conocí a Paco Rodríguez, acababa de tomar posesión de la sucursal del pueblo como director. Llegué un lunes del mes de septiembre de 1993 a Pozo Alcón. Sus habitantes estaban animados y entretenidos con los puestos del mercadillo. Haciéndome hueco entre la multitud, mientras oía sonoras voces que distraían mi atención, conseguí llegar hasta la oficina, que antiguamente se encontraba en la Plaza del Ayuntamiento.

Desde un principio, pude apreciar en Paco su espíritu de colaboración con todos los compañeros y el trato amable y cercano con todos los clientes. Durante los cinco años que estuve al frente de la oficina, tuve tiempo de descubrir que Paco, era un excelente profesional, incansable trabajador, responsable de sus tareas, siempre dispuesto a ayudar a todo aquel que precisara de sus consejos, era el más buscado y apreciado por los clientes.

Vivimos juntos, buenos y malos momentos, como en cualquier otro trabajo, pero nunca podré olvidar su buen humor, su talante positivo, sus ganas de trabajar y su afán de superación.

En todo momento agradecí su franqueza cuando no compartíamos opiniones, su toma de decisiones en mi ausencia, su simpatía, su buen hacer, su forma de afrontar el trabajo con alegría que contagiaba al resto de la plantilla y el buen ambiente que creaba en nuestra labor diaria.

Si desde algún lugar nos está mirando, espero que mis palabras las sienta cerca, igual que en el día de hoy, nos acompaña su presencia.

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“...y esa disposición casi enfermiza hacia los demás...”

José Hernández

Hace casi 16 años que vine a Pozo Alcón y me han sucedido a lo largo de estos años muchas cosas, unas buenas, otras no tanto, pero sí puedo decir que la mejor con mucho, ha sido conocerte. No diré lo que todos dicen, la gran persona que eres, lo BUENO que eres,……, eso ya lo sabes tú y lo sabe todo el mundo. Lo que sí quiero decir es que has sido la persona que más has influido en mí en estos años. En nuestras

conversaciones, en tus consejos, en tu forma de ser, en tu forma de afrontar los problemas y adversidades que han sido bastantes, lo que me decías en nuestros

innumerables desayunos, tu forma de ver la vida, tu buen humor siempre (o casi siempre), la adoración que profesas a tu familia, a tu esposa, a tus hijos, el no decir nunca no, y esa disposición casi enfermiza hacia los demás, tus peleas con la informática, tus bailes con Antoñita, tus enfados que no duraban más de un minuto, las cosas que te enfadaban e indignaban y que siempre tratabas de solucionar sin hacer ruido, sin molestar a nadie y sin dar publicidad de ello. Hay un millón de cosas más que decir pero me vas a permitir que queden para ti y para mí. Me está costando bastante escribir esto por lo que tú ya sabes, pero sí quiero que todo el mundo sepa, lo que te quiero, lo que te admiro.

Se dice que tus mejores amigos son lo que tuviste en tu juventud y que perduran a lo largo de toda tu vida, pero yo te digo que en mi caso no es cierto y que junto a esos amigos, mis mejores amigos, estás tú.

Bueno Paco ahora sí me despido, como no pude hacer la última vez que te vi, te acuerdas, te dije que así hablaban los viejos y que razón tenías. Bueno adiós Paco, el hombre más BUENO que he conocido.

PACO RODRÍGUEZ“Siempre tenía una sonrisa franca y unas palabras positivas”

Antonio Bueno González

Mi relación con nuestro querido y añorado Paco se inicia a través de su esposa Antoñita, pues ambos somos de Carchelejo, un entrañable pueblecito serrano de la provincia de Jaén, del que también Paco se sentía parte. De siempre me ha llamado la atención su sencillez, su educación, su semblante sonriente y su amabilidad con todos. Me lo encontraba muchas veces en la plaza del pueblo, donde tienen la casa familiar Antoñita, su hermano y sus hermanas, al lado de la Iglesia, muy frecuentada por todos ellos. Andaba en animados corrillos de amigos, sintiéndose uno más, con su discreción, capacidad de escucha y su verbo fácil y agradable. Con frecuencia pasaba paseando por la puerta de mi casa, en la calle Ermita, y siempre tenía una sonrisa franca y unas palabras positivas. Estoy convencido de que era un hombre bueno en el sentido machadiano y daba abundantes muestras de ello. Y se ve que a los buenos Dios también los necesita arriba.

Nos unía también un sentido vital de familia. Paco ha sido un marido ejemplar y un padre amantísimo (lo sé de primera mano). Y, por encima de todo, compartíamos la devoción a la Santísima Virgen del Rosario, Patrona de Carchelejo. La primera visita era a la Iglesia y allí estaba el primero en la plaza, para honrarla en los muchos actos que en su honor se organizan, especialmente en agosto y en octubre. ¡Cuánto disfrutó y se emocionó cuando Antoñita fue la pregonera de la Virgen en el año 2012! Y también unos años antes cuando un grupo de Pozo Alcón, al que ellos y sus hijos pertenecen, fue a cantarle a la Virgen. Quiso la providencia que falleciera el 2 de febrero, día de La Candelaria, y que sus amigos de Carchelejo nos enterásemos de la triste noticia en la procesión y la misa que preceden a la rifa de la torta y los pichones (para conmemorar la visita del Niño Jesús al Templo), todo ello para honrar a nuestra Patrona. A ella se lo encomendamos desde esa misma tarde, con la seguridad de que lo tenía ya en su regazo, velando por nosotros.

Gracias, Paco, por todo lo que nos diste en vida, por tu amistad y tu cariño, que calaron tan hondo que nunca te olvidaremos.

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“...esa eterna sonrisa, esa amabilidad

y ese darse a los demás...”

Ángel Manuel del Barrio Quiñones

A MI AMIGO PACO

Pasa el tiempo y hace casi un año que nos dejaste y parece que fue ayer.

Ni un solo día ha pasado en que por uno u otros motivos no me haya

acordado de ti.

Cuando salgo a la Sierra siempre recuerdo que decías que te engañaba

y que no volverías a salir...pero repetías.

Ya escribí en algunas redes sociales sobre tu persona e igualmente lo

hice en el Pregón de las Fiestas de nuestro pueblo, Pozo Alcón.

Siempre tendré presente esa anécdota, no contada, cuando hace unos tres años, después de una ruta por la Sierra del Pozo, por la noche, estando en mi casa tuve un ataque de ansiedad y pensé que no salía. Te llamé y me acompañaste al Centro de Salud; mientras yo todo asustado, con una pastilla

bajo la lengua esperaba a que bajara la tensión arterial, tú no parabas de hablarme y con esa eterna sonrisa, tratando de que el miedo me abandonara....ese miedo que luego sentí al verte por última vez y constatar que me podría haber tocado a mi. Aquí vino a cumplirse ese dicho: los amigos siempre están para cuando se necesitan.

Tú lo estuviste, una pena que yo no lo estuviera... aunque siempre tendré presente, esa eterna sonrisa, esa amabilidad y ese darse a los demás; fuiste único e irrepetible.

Hasta siempre amigo Paco.

Tu amigo Manolo "El Largo".

PACO RODRÍGUEZ

Cuatro palabras han estado muy presentes en tu vida: Amistad ,Trabajo, amor al Pozo y Familia

Javier Gimeno A MI AMIGO PACO

En septiembre de 1969 me destinaron como Maestro a Pozo Alcón y en el 1970 te conocí. Nuestro común amigo, Manolo del Barrio, te presentó como “Paco, el de Joseillo”. Estabas en un tejado poniendo una antena, bajaste con una agilidad y destreza que me sorprendió. Desde ese momento comenzó una amistad que ha perdurado a pesar de la distancia y el tiempo.

Recuerdo los partidos de fútbol o los combates de Urtain que veíamos en los bares, terminando después en tu casa, cenando los huevos fritos con patatas que tu madre, con paciencia y cariño nos dejaba hechos.

También los viajes en el Seat segoviano a Granada a ver el fútbol, o aquella noche en vela esperando el amanecer para pescar unas truchas en la cola del pantano: parecía que iba a ser “coser y cantar” pero con la cucharilla no entraban y tú decías: Déjame, que las cojo a mano….” ¡Cuantas veces recordarías esta anécdota durante nuestros encuentros!...

En el 72 me marché de Pozo Alcón, pero nos seguimos viendo: a veces bajaba yo desde Madrid, o venías tú a los cursos que te mandaba el banco y así continuamos en contacto y siempre el Pozo por medio.

Hace unos años subiste a Molina con tu mujer, Manolo y Maruja. Siempre recordaré esos días. Después bajé yo al Pozo y durante nuestros paseos mañaneros me hablabas de tu tarea como juez, de tu familia, de la iglesia, del proyecto de hacer el camino de Santiago juntos que, por unas cosas u otras, se nos quedó en “el camino”. Luego comprabas el pan y a desayunar, y por la tarde, nuestros chatos en Faustino.

Cuatro palabras han estado muy presentes en tu vida: Amistad (muy amigo de tus amigos), Trabajo (trabajador infatigable y leal), amor al Pozo (siempre

en tu corazón) y Familia (Antonia, Fco. Javier ,Mª del Carmen, Mónica, José, tus hermanos…). Sólo me queda darte las GRACIAS por haber sido mi amigo y haber contribuido con esta amistad al amor que yo también tengo a Pozo Alcón.

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“siempre antepusiste el interés de los demás al tuyo propio” Simón Torres Vela

Querido Paco: Te escribo esta carta porque no tuve la oportunidad de despedirme de ti. Te fuiste inesperada y rápidamente y cuando me enteré de tu enfermedad y fui a verte al hospital de Baza, ya era tarde. Te encontré postrado en una cama completamente sedado y no pudimos decirnos adiós.

Durante el tiempo que estuve allí me vinieron a la memoria muchos recuerdos y vivencias compartidas contigo. Además de primos segundos, mi padre se refería a ti como mi sobrino Paco el hijo de mi primo José, fuimos amigos desde nuestra más tierna infancia.

Recordé nuestras correrías en la escuela, nuestra convivencia en aquel campamento de verano de la OJE con 10 ó 12 años, nuestros primeros escarceos amorosos en aquellos guateques de los años 60 que organizábamos en nuestras casas, los partidos de fútbol en “La Higuerilla”, las fiestas de Nochevieja….

Empezaste a trabajar muy joven, primero en el mundo de la televisión, colocando las primeras antenas que poblaron los tejados de nuestras casas y después en el Banco Hispano donde terminaste tu vida laboral. Recuerdo cuando, estando yo estudiando, nos íbamos a Baza con mi hermano Santos y me pagabais los gastos que yo no podía afrontar porque no tenía un sueldo como vosotros.

Después sentamos la cabeza y tanto tú como yo encontramos nuestra media naranja. Tú te pusiste novio con Antonia y yo con Amparo. Nos casamos en septiembre de 1977 con una semana de diferencia, creo que tú te casaste el día 17 y yo el 24. Nos encontramos en el Puerto de la Cruz en Tenerife, donde los dos pasamos nuestra luna de miel. Qué tiempos aquellos.

En estos últimos años nos veíamos menos al yo estar fuera de Pozo Alcón, sin embargo, siempre que nos veíamos nos dábamos un abrazo que expresaba el cariño y el afecto que nos teníamos.

Siempre fuiste una persona muy activa y después de tu jubilación has llenado tu tiempo haciendo lo que mejor se te daba. Hacer el bien y ayudar a los demás.

Como juez de paz, como colaborador desinteresado en la Parroquia, en Cáritas o en las Hermandades de Semana Santa, siempre antepusiste el interés de los demás al tuyo propio. Te has ido muy pronto pero con la mochila repleta.

A Antonia y tus hijos le entregarán la medalla con tu nombramiento como Hijo Predilecto de nuestro pueblo. Sin duda nadie mejor que tú para tener un reconocimiento tan merecido. He tenido la suerte de conocerte y el privilegio de contar con tu amistad. Gracias por todo lo que nos diste.

Hasta siempre querido amigo.

PACO RODRÍGUEZ

“Era la dedicación, el esfuerzo y la tenacidad para aprendery sobre todo el comportamiento humano hacia los compañeros y clientes”. Santos Torres Vela

NECESITAMOS CON URGENCIA ”REVOLUCIONARIOS DEL BIEN” QUE PREDIQUEN CON SU BUEN EJEMPLO

Hace prácticamente un año que nos dejaste para irte a la otra vida. En el recuerdo quedan incontables años de convivencia desde la pronta edad de los 7 años.

Tengo tantos recuerdos, que sería imposible resumir en una cuartilla de papel la nostalgia de los momentos vividos: cuando fundamos con otros la Asociación Juvenil el 68 o de los viajes realizados en el coche del butano para ir a jugar al fútbol o viendo las películas en el cine de La Cruz y sin olvidar los guateques de Navidad.

Donde más me impactó mi primo Paco fue durante 25 años que trabajamos en la misma empresa. Era la dedicación, el esfuerzo y la tenacidad para aprender y sobre todo el comportamiento humano hacia los compañeros y clientes. Nunca se olvidaba de felicitar a todos en Navidad. Muchos emigrantes recordaran a Paco el del Banco que les mandaba mensualmente a Suiza los periódicos y revistas. Y así un montón de anécdotas. Su recuerdo nos servirá de motivación para esforzarnos por cambiar lo que va mal….. primero en nosotros y luego en la sociedad.. Considero que personas como “El Tito” tan comprometido con su pueblo y sus gentes merecen que nos acordemos siempre de ellos.

Nunca te olvidaré. Nos veremos en la otra vida.

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“Quisiera hablar contigo desde la lejanía y entablar una pequeña conversación, en la que tú sólo escuches y yo sea el ponente.”

Pepe Bustos

SABOR DE AMIGOS

CARTA A UN AMIGO QUE SE FUE Mi querido y recordado “TITO”: Lo lamento, no pude mandarte esta carta antes, acabo de releerla y siento una necesidad inmensa de enviártela, con el afán de que sepas cuanto he sentido tu partida. Eras seductor, conversador rutilante, culto, apasionado, nada intransigente, si moderado, trabajador empedernido…

Quisiera hablar contigo desde la lejanía y entablar una pequeña conversación, en la que tú sólo escuches y yo sea el ponente. Estoy seguro estarás de acuerdo, púes no sabrías decir que no. ¡Verdad que recuerdas aquellos momentos que te voy a comentar! Pienso cuando venias a Granada, las cervezas que nos bebíamos con tu hermano, la circuncisión, las jornadas de reparto de butano con la famosa Tempo, cuando apenas había bicicletas y tú eras un delfín en el manejo de ellas (aquellas subidas a la caseta de la Julia), el manejo que tenías en la colocación de antenas , tu famoso “picante”, me contabas que hasta en las reuniones con el Banco a la hora de comer llevabas en el bolsillo de la chaqueta esa “guindilla” que adorabas…..¡ Seguro que si lo recuerdas!.

Bueno…., dejo de escribirte, púes se acerca la hora de la salida del “Gran Pan de Mirasoles” (Sol). Aunque, sí te quiero decir: Gracias, por los momentos que compartimos y mil gracias más; tu vida fue corta, pero tu recuerdo permanecerá en mi para siempre.

Adiós amigo, cuídate donde estés, fuiste una persona sencilla, muy sencilla y además un hombre bueno.

Hasta siempre.

PACO RODRÍGUEZ

“Especialmente emotivo y entrañable...”

Pepe Balaguer

¿Qué decir de Paco?

Son tantas las vivencias compartidas, que de pronto se agrupan todas en mi mente.

Tuve la suerte de conocerlo desde niño y al vivir nuestras familias en casas colindantes, desarrollamos las diversas etapas de la vida en una gran unión. Cuántos juegos, cuántos buenos ratos, primeros coches, viajes, amigos…Nuestros trabajos en Pozo Alcón, fue una gran suerte trabajar en el mismo lugar para que siguiera nuestra amistad.

No olvidaré cuando llegado el momento de las prejubilaciones me decía:-¿qué voy a hacer yo ahora? Aún me siento útil.

Yo intentaba convencerle de que se adaptaría a esa nueva vida, pero Paco era distinto, no se dio por vencido y pronto empezaron nuevas actividades. Por un lado el Juzgado de Paz donde encontró la oportunidad de desarrollar sus aptitudes y conocimiento del pueblo para realizar una gran labor. También la Iglesia, donde fue un incansable colaborador siempre dispuesto a ayudar en cuanto se le demandara.

Especialmente emotivo y entrañable, amigo de sus amigos, dando todo por su mujer e hijos, llevando diariamente la alegría a su madre.

He sido un privilegiado al tenerlo como compañero de ruta. Su recuerdo vivirá siempre entre todos los que le conocimos.

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“Un hombre de bien es una persona justa, sencilla, prudente, honrada, veraz”.

María del Carmen Torres Vela

“Hagamos elogio de los hombres de bien” (Eclto 44, 1ª).

Me parece un buen comienzo para escribir sobre mi primo, vecino y amigo Paco. Porque yo me pregunto, y ¿qué es un hombre de bien? Ante esa pregunta, aparecen en mi mente y en mi corazón muchas personas. Y una de ellas es Paco. Es verdad que el Señor se lo ha llevado de entre nosotros prematuramente, pero la vida no consiste en cumplir muchos años, en llegar a la ancianidad, sino en pasar por ella “haciendo el bien”, en sembrar sin esperar recoger el fruto.

Un hombre de bien es una persona justa, sencilla, prudente, honrada, veraz. Un hombre de bien hace favores a todos, sin mirar a quien. Un hombre de bien no busca el aplauso, ni los primeros puestos, ni salir en la foto, sino servir, ayudar, ser útil. “Porque si uno no vive para servir, no sirve para vivir”.

Un hombre de bien es un buen padre, ¡ahí tenemos a sus hijos!, es un buen esposo, ¡que lo diga Antoñita!, es un buen hijo ¡miremos a su madre!, es un buen profesional, ¡hablemos con los que han ido al banco o al juzgado de paz en su jubilación!. Un hombre de bien es Paco porque, aunque se haya ido, nos ha dejado sus frutos y estará siempre en la memoria colectiva de nuestro pueblo como un hombre bueno y sencillo. Me gusta terminar con estos versos de Antonio Machado:

“Y más que un hombre al uso que sabe su doctrina

soy, en el buen sentido de la palabra bueno”.

PACO RODRÍGUEZ

“Te recuerdo como una persona que siempre

estaba dispuesta para todo...”

Andrés Iruela Moreno

Amigo Paco, unas palabras para decirte; desde que te fuiste, no pasa un día ni una noche en la que no me acuerde de ti y de tu familia.

Te recuerdo como una persona que siempre estaba dispuesta para todo; no sabías decir que no. El último trabajo que hicimos juntos fue el Belén del 2013, con nuestros amigos José Lara Moreno y José María Pérez Vico.

Dejaste un vacío muy grande en nuestra Parroquia. Pienso que estás en un sitio bueno; tú te mereces todo lo mejor: pide por nosotros a ver si algún día podemos llegar a imitarte.

Paco, como tú sabes yo voy a Misa los sábados, pero desde que te fuiste no sé por qué miro donde habitualmente se sienta tu madre e imagino verte a su lado, como siempre.

Paco, recuerdo cuando estabas en el Banco, atendías a todas las personas por igual, con una sonrisa siempre en los labios.

Tu último trabajo ha sido como Juez de Paz y el pueblo te recuerda como una persona muy sencilla y muy amable. También has llevado muchísimo trabajo en la parroquia; te echamos mucho en falta y te pido ruegues por todos nosotros, en especial por mí, lo necesito. Y sin más, tu hermano en CRISTO.

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“Pronto descubriste que la felicidad no está en las cosas que se hacen, sino en el cómo se hacen”

Nolasco Monge García

Con la distancia, los contornos de las cosas se suavizan y sus colores se difuminan perdiendo un poco de realidad. Sin embargo, nadie pretende ver un paisaje introduciéndose en el mismo porque no lo podría captar en su grandeza, porque lo que ganaría en detalles, lo perdería en el conjunto. Con esa distancia, te veo conviviendo en esos periodos de la vida en los que valores como la amistad, la generosidad, la sinceridad… tienen tanta importancia para el desarrollo de la futura personalidad. No puedo olvidar como con tu balón (que entonces había poquísimos y con tu bicicleta (que entonces eran rarísimas) pasábamos las horas en la calle, que era nuestro colegio. Después, con el paso del tiempo, cuando surgen otros intereses y otros deseos, vivimos otra etapa maravillosa en el seno de aquella extraordinaria pandilla que tuvimos la suerte de formar.

Y de ahí, y a muchísima velocidad, la mayoría de edad, nuevas amistades, trabajo, familia…, etapas lógicas que hacen que cada uno ocupe el lugar que la vida tiene reservado. Pronto descubriste que la felicidad no está en las cosas que se hacen, sino en el

cómo se hacen y que la mejor manera de hacerlas, es viviendo dedicado a los demás, prestándose siempre, ayudando siempre, sonriendo siempre… haciendo tuyo el dicho “sonríe siempre que puedas porque nunca se sabe a quién vas a enamorar con tu sonrisa” Te has ido, pero has dejada sembrada una buena semilla. ¡Ojalá dé buen fruto y lo que es más importante, sepamos recogerlo!

PACO RODRÍGUEZ

“Quiero pensar, que la muerte de mi amigo Paco, es un mal sueño, del que quiero despertar”.

Sebastián Crespo Mezcua

Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Pero hay los que luchan toda una vida, bajo el prisma de la bondad y la honestidad, esos son los imprescindibles.

Bertolt Brecht

Paco era de estos últimos. Paco era imprescindible.

Humildad, cercanía, espíritu de sacrificio, poco amigo de la notoriedad, entregado por completo a su familia, a sus amigos, a su Parroquia y comprometido activamente con la Solidaridad. Así era él.

Creo estar viviendo un mal sueño desde aquel 2 de febrero de 2014. Aún creo que algún día lo volveré a ver, doblando la esquina de mi casa, camino de su paseo diario. Paseo, que muchas veces hemos hecho juntos. Era un buen conversador. El paseo con él, se hacía corto y ameno. De nuestras conversaciones se deducía la tremenda sensibilidad de la que hacía gala en su actividad diaria en el juzgado; su mujer y sus hijos eran su gran pasión y el bienestar de los mismos su objetivo prioritario.

En una ocasión, hablando de la cantidad de tiempo que dedicaba a su Parroquia, y relacionada con ella a actividades solidarias, yo le comentaba: ¿cuándo sacas tiempo para ti?, me contestó que disfrutaba haciendo lo que hacía y que además lo hacía sin esperar nada a cambio. Creo que le ponía cara y le daba pleno sentido a esta frase de Jacinto Benavente: “La alegría de hacer el bien está en sembrar, no en recoger”.

Mi amigo Paco se merecía este homenaje en vida. El mejor homenaje que podemos tributarle ya, es que permanezca en nuestra memoria y que cojamos el testigo de sus valores. Estés donde estés, recibe este abrazo de tu amigo….. Sebas.

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“Tu sombra es alargada, ya te digo, tiene la misma longitud que la distancia que hay entre La Tierra y El Cielo”.

Juan Francisco Andrade Bellido

TU SOMBRA

Hay una sombra muy larga, que a veces nos persigue por la plaza: una sombra de alguien que lleva una carpeta. Y yo la reconozco a poco que me fije, pues, si te soy sincero. no he dejado de verla nunca realmente.

Mi mayor recuerdo de tu vida es esa sombra persistente y afanosa, caminando aprisa y sin descanso, como si te faltase tiempo para todo. He seguido tu rastro muchas veces, creyendo que algún día te vería, y es verdad que no te he visto, pero he divisado tu sombra en los caminos y cruzando de tu casa hasta la iglesia. Tu sombra es alargada., ya te digo, tiene la misma longitud que la distancia que hay entre La Tierra y El Cielo.

Imagino que ahora estás muy ocupado, pues siempre lo estuviste y supongo que siempre lo estarás. Es el destino de los hombres y mujeres que nacieron para ayudar a los demás. Pero algún dio, tómate unas cortas vacaciones y baja por aquí para que hablemos de esas cosas que dejamos de decirnos. Tú me contarás qué gente está contigo, además de los que todos conocemos, y quizá me sorprendas. Yo te contaré que hay más luz en la Tierra, desde que llevas las cuentas del Cielo. Y tú sonreirás al escucharme, entre modesto y complacido, y me dirás seguramente: "Hago lo que puedo, pero es que había aquí tanto desorden... ". Y yo te responderé que lo sabía, que era cuestión de tiempo que te dieran una copia de las llaves. Y, sin dejar de sonreír, tú me comentarás que es demasiado grande El Cielo para llevarlo sólo una persona y que pronto tendrás que buscar un ayudante. Y te marcharás sabiendo lo difícil que es hacer lo que tú haces, ese hermoso cometido que te han dado. Porque restar la claridad de donde sobra para proporcionársela a los que están faltos de ella, es una misión reservada a los ángeles del cielo. Pero debes sentirte orgulloso porque es tanta la necesidad de luz en este mundo, como ele sonrisas. Por eso, cuando las nubes desaparecen a velocidad de vértigo, esas nubes que no producen lluvia sino oscuridad, también sé que eres tú quien las aparta a manotazos para que se ilumine cada lugar que albergue a alguien que sufra. Para que se llenen de luz los hospitales y las cuevas, las iglesias y las chabolas. No dejes de caminar mientras sonríes. Ya sé que tienes poco tiempo y mucho trabajo, pero busca un momento en el día para ejercitar las piernas. Y aunque no camines, sé que, sonriendo de esa manera tan raya, cuando el sol esté en lo más alto, veremos tu inconfundible sombra sobre la plaza, porque siempre estarás sobre nosotros.

PACO RODRÍGUEZ

“...todos sabéis con qué sencillez y con qué encanto ha trabajado en todos sitios...”

Antonio Jurado

A MI BUEN AMIGO PACO RODRIGUEZ: UN HOMBRE BUENO Desde que me propusieron colaborar en el merecido homenaje que se le

va a ofrecer en Pozo Alcón a un muy buen amigo mío, mediante la edición de un libro, pensé en las distintas épocas de mi vida en las que me relacioné con él, y en su constante y variada actividad con la comunidad, pues todos conocen cómo ha sido de relevante la presencia de Paco en la Iglesia, en su trabajo en el Banco, en las hermandades, en el juzgado, etc. Y todos sabéis con qué sencillez y con qué encanto ha trabajado en todos sitios.

Respecto a mis anécdotas personales, recuerdo que a mi me gustaba juntarme con gente mayor porque me sentía protegido y cómodo. Con especial

cariño recuerdo una en concreto: yo no había cumplido aún la mayoría de edad, citando fuimos un día a Baza, a la discoteca Las Conchas. Aparte de mi, iban Paco, El Largo, Javier y alguno más que ya no recuerdo, dado el tiempo transcurrido. No me dejaban entrar en la discoteca y entonces Paco se plantó delante

de los porteros y les dijo que si no veían el "peazo de tío" que era yo, que si no se daban cuenta de lo alto que era, mucho más grande que él, y de que casi tenía su edad. Todo esto lo dijo con su peculiar sencillez y simpatía, de modo que los convenció y me dejaron entrar, lo que fue para mi una gran alegría, pues era la primera vez que entraba en una discoteca tan famosa en la comarca.

Ya mayor, recuerdo otra anécdota de una vez que fuimos en su mercedes a Jaén al fútbol con su hermano Pepe, y antes de ver el partido, fuimos a Carchelejo a dejar unos muebles y cosas que nos encamó su mujer. Antoñita. Después de vuelta del viaje, llegamos al bar Centro su hermano Pepe, él y yo, y nos tomamos unas cervezas y unas tapas. No olvidaré con la gracia con qué decía que habíamos estado más tiempo en el bar cerca de nuestras casas, que en el trayecto de Pozo a Jaén, ida y vuelta.

DESCANSA EN PAZ, TE LO MERECES (LA FAMILIA JURADO) PD: Mi madre también recuerda que pasaba por su puerta cuando iba a lo de

su madre por la noche, en una época en la que yo me encontraba trabajando fuera y le decía: "si algo necesitas; ya sabes dónde estoy". Y si tenía basura, se la tiraba.

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“...intercambia saludos y con la mirada fija en su interlocutor escucha atentamente sus alegrías, sus problemas,...”

Francisco Férez Soler

Cuando camina por las calles, no son pocas las personas que lo detienen, o él mismo lo hace, para saludarlos, conversar y sin que trastoque su paz, intercambia saludos y con la mirada fija en su interlocutor escucha atentamente sus alegrías, sus problemas, aunque éstos sean intranscendentes.

Nació en una familia que giraba alrededor de su padre “el tío Joseíllo”, que regentaba una tienda , junto a su hermano Ángel, tenía de todo y todos tenían su labor asignada, los hijos desde pequeños estaban detrás del mostrador. Paco era el “manitas” y cuando pudo coger la furgoneta, repartía el butano, reparaba cualquier avería en la tienda y a domicilio, y eso le ayudó a conocer su pueblo, a sus gentes, y de primera mano los problemas reales que había, que no eran pocos.

Posteriormente entró a trabajar en el Banco Hispano Americano. Desde su puesto, siguió haciendo lo que siempre hizo: ayudar a todo el mundo. Todos cuando entrabamos en las oficinas íbamos en busca de Paco. Pero cumplió los cincuenta años y era la época de las jubilaciones “exprés”, se la ofrecieron y tardó mucho tiempo en decidirse. Después de pensarlo mucho, habló con su familia, con sus amigos (conmigo estuvo hablando varias veces) cogió la opción, que bajo mi punto de vista era la más correcta: JUBILARSE.

Su mayor preocupación fue pensar ¿Qué iba a hacer con cincuenta años?, no podía ni sabía estar parado, nunca lo había estado.

Se quedó libre la Plaza de Juez de Paz y todos los grupos políticos que confirmaban el Ayuntamiento en aquella fecha, por unanimidad lo propusieron y aceptó el cargo, fue una liberación, ya tenía una responsabilidad y una obligación diaria, que es lo que buscaba. Pero no se sintió completo y además tenía tiempo libre, dado el horario del Juzgado y salió su lado más humano, el del servicio a los demás, de ayudar en cualquier proyecto interesante para el pueblo. Fue el Administrador de las cuentas de la Iglesia y junto al Cura Párroco y un grupo de personas, posibilitó la reforma de la misma, hablando con todas la empresas para que cada una dentro de su actividad y su posibilidades participaran en la misma, con los vecinos pidiendo una aportación, daba igual, cada uno lo que buenamente pudiera, y después de todo esto, cuando la gente era más reacia, seguía convenciendo a todos con sus rifas, viajes, loterías, comilonas, etc. Lo realmente importante es que gracias a su esfuerzo, con el de otros, lograron el compromiso de una gran parte de poceños y hoy tenemos una IGLESIA, de la que nos podemos sentir muy orgullosos.

Todo esto fue posible gracias al apoyo de su gran familia ¿Cómo plasmar una vida tan rica en vivencias, de entrega a su pueblo en una sola cuartilla?

Lo que trasciende sobre todo es que, mi amigo Paco, amigo para siempre, fue una BUENA PERSONA.

PACO RODRÍGUEZ“...a él, nunca le gusto estar delante,

pero sí que le gusto estar...”

Iván Cruz Lozano

Con motivo del Nombramiento de Francisco Rodríguez Monge como hijo predilecto de Pozo Alcón, me brindan la oportunidad de compartir

con vosotros un recuerdo en su memoria.Hablar de Paco, como todos lo conocíamos, es fácil para los que tuvimos la

suerte de compartir momentos, aficiones y amistad, ya que su recuerdo permanecerá siempre en nosotros.

A Paco lo recuerdo como un gran Poceño, no por su retórica, sino por sus amores, “no es mejor poceño el que mejores palabras dice, sino el que mayores amores siente”, y así era Paco, un hombre enamorado de nuestro pueblo.

Su compromiso con distintas instituciones avalan lo que pongo de manifiesto.

Cuando conocí a Paco fue sobre el año 2000, cuando estuvo como miembro en la comisión de obras de la Parroquia. Desde entonces trabajó incansablemente en este proyecto, organizando, coordinando y llevando a cabo actividades para recaudar el dinero necesario para hacer frente al pago del préstamo de la obra. Lo mismo vendía papeletas que montaba o servía mesas en las cenas que se hacían, o permanecía grandes veladas en las barras de la feria o de San Gregorio que se montaban para este fin.

También su compromiso con la Hermandad de Jesús Nazareno me hicieron ver de Paco muchas de sus facetas, ya que compartimos muchos momentos juntos en esta cofradía.

Su cargo como Juez de Paz en el año 2004 fue lo que selló su compromiso convencido con la tierra que le vio nacer. Su gestión y su gran labor al servicio de nuestro pueblo en esta institución le dio prestigio tanto a él como a esta institución e hizo ganarse el respeto y el cariño de los poceños y poceñas.

De Paco destacar su humildad, su disposición y su lealtad, recordarlo como un “hombre bueno”, porque lo fue. Desde que se fue, se siente su ausencia. Lo recuerdo mucho cuando hago una ruta por la sierra o cuando nos reunimos y falta él, que siempre era el primero en estar, en echar una mano, en quitar hierro a las cosas y limar asperezas. Creo, con todo el cariño, que será muy difícil volver a encontrar a alguien que cubra su ausencia por donde ha ido pasando. Serían muchas más, las cosas que diría de Paco, reconocer a nivel personal su labor, su compromiso y su lucha por nuestro pueblo “desde atrás“, porque a él, nunca le gusto estar delante, pero sí que le gusto estar. Agradezco esta oportunidad de poder compartir con vosotros los sentimientos de recuerdo que tengo hacia este amigo y, desde aquí, felicitar a su familia por este reconocimiento. Un fuerte abrazo.

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“La honradez, sinceridad y humanidad, con su ejemplo, es lo que no se nos debe olvidar. ”

José Lara Moreno. Director del Coro Parroquial.

Contar de Paco a mí me resulta fácil; por haber sido vecinos, conozco su trayectoria, aunque por la diferencia de edad nunca fuimos de la misma pandilla.

Meditando, he llegado a la conclusión de que por por pura casualidad hemos tenido un total paralelismo, preocupados por el futuro sin coincidir en fechas hicimos un curso de radio televisión. Hemos trabajado en el mismo sector de la Banca, fuimos competencia, pero una competencia LEAL.

Los promotores de la plataforma ciudadana nos invitaron a formar parte de la misma, en el laboratorio de ideas.

Por último, hemos tenido responsabilidades en grupos parroquiales distintos, en la administración por su parte y en el coro por la mía. El mismo día de su ingreso en el hospital estuvo toda la mañana ayudándome a montar el belén de la parroquia, siempre estaba dispuesto. Fue la última vez que nos vimos. Es de destacar la gran labor que ha hecho en la parroquia en defensa de la misma. Me consta que no ha permitido derroche alguno en la administración de los chiringuitos montados a beneficio de la obra de la iglesia. Igualmente, es de destacar lo respetuoso y cumplidor de las normas de la Iglesia, nunca hizo nada con intereses creados pero lo que hay que destacar es la humildad que siempre demostró. Nunca lo vi representando, todo lo hizo casi en la clandestinidad sin darse ninguna importancia. La honradez, sinceridad y humanidad, con su ejemplo, es lo que no se nos debe olvidar.

Y para terminar, a mí personalmente me gustaba mucho la forma de llevar la contabilidad de la parroquia y la forma de presentar las cuentas.

PACO RODRÍGUEZ

“Ha destacado por su disponibilidad y efectividad en los quehaceres que se ha responsabilizado...”

Daniel Moreno Ruiz Presidente de la Hermandad del Nazareno

Francisco Rodríguez Monge, ha desempeñado el papel de Tesorero en La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno desde que tomó posesión la actual Directiva a principio del 2010.

Ha destacado por su disponibilidad y efectividad en los quehaceres que se ha responsabilizado, además de tesorero: organización y venta de lotería, colaboración en preparación del Triduo y Semana Santa, cobro de recibos de velas, colaboración en la Romería de S. Gregorio, etc. Ha prestado una excelente ayuda en la Construcción de la Ermita de S. Gregorio.

Esta Hermandad, suele hacer cada año el nombramiento de Hermano Honorífico a una persona que se ha destacado en su dedicación a nuestra Hermandad, como se daba en Francisco Rodríguez Monge esta cualidad, en el año 2014, se le ha nombrado Hermano Honorífico a título póstumo, con el voto unánime de toda la Directiva.

Por razón de que Antoñita, su Sra. y mi Sra. Genoveva, son maestras, hemos coincidido, en muchas celebraciones de jubilaciones y demás. También en viajes de peregrinación a Tierra Santa, Fátima, etc, organizados por la Parroquia. En todos estos eventos siempre ha sabido estar en su sitio, siendo un excelente acompañante.

Estimado Paco, todos pedimos y deseamos que Dios te lo haya premiado teniéndote a su lado, a la vez que sabemos (por nuestra fe) que la claridad que da al estar allí arriba tu rogarás por todo lo que más necesitamos y convenga a todos.

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“…¡qué buena persona era!…”

Juan José Navarro Rodríguez Presidente Cofradía Ntra. Sra. de los Dolores

En un frío día de febrero llegó andando despacito hasta las puertas del cielo, casi sin hacer ruido el alma de un buen poceño. Era Paco Rodríguez un hombre humilde y bueno hijo fiel de nuestra Virgen y un cofrade nazareno¡Descansa en paz amigo Paco aquí nunca te olvidaremos!

Paco y Antoñita –Cena de la Cofradía 21/12/2013

¡Qué buena persona era! Una frase que dice tanto….y que de tanto decirla pierde su auténtico significado y, sin embargo, no hay palabras que definan tan bien a Paco.

Amable, dispuesto, cercano….

Que difícil encontrar a alguien que se dé tanto… sin pedir nada a cambio.

Quiso la casualidad que compartiéramos uno de sus últimos viajes, una peregrinación a Fátima, donde compartimos misas, procesiones, rezos, risas y muy buenos ratos… y también tuvimos la suerte de compartir mesa, en la cena que nuestra Cofradía organizó antes de la Navidad, probablemente una de sus últimas salidas..¿cómo imaginar entonces que iba a abandonarnos tan pronto?

Pero Paco no se ha ido del todo, porque permanece en el recuerdo de los que le conocimos, de los que le tratamos, de los que apreciamos y valoramos su trabajo desinteresado en la Parroquia, en el bar de Cofradías o en cualquier otra actividad …porque siempre se podía contar con Paco.

¡¡Seguro que el Cielo está ahora más organizado, porque ha llegado Paco, para echar una mano!!

PACO RODRÍGUEZ

“Tenías un extraordinario espíritu de imparcialidad y

ecuanimidad, que son imprescindibles para un Juez”.

Gema Ortiz Cruz Hdad. Filial de Ntra. Sra. de Tíscar

“La gente buena, si se piensa un poco en ello, ha sido gente alegre”. Ernest Hemingway.

Frase que me lleva a Tú recuerdo de ese 31 de diciembre cuando visité tu casa. Ya enfermo y sin voz fuiste tan amable conmigo como habías sido en los últimos años, en los que hemos compartido tantos trabajos promovidos por nuestra Fe.

Tenías un extraordinario espíritu de imparcialidad y ecuanimidad, que son imprescindibles para un Juez.

Tu energía, dulzura, compromiso y presencia estará viva en mi memoria. Contigo compartí muchos sueños y siempre tuve en ti un apoyo incondicional.

Tu legado perdurará por siempre, pocas personas han hecho historia y tú eres una de ellas. Fuiste un gran amigo, en ocasiones mi confidente. Agradezco a la vida por haberme dado la oportunidad de conocerte.

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“...Tenías energía para todo...”

José Hortal Díaz, “el Pelao”.

A mi amigo Paco.

Amigos desde siempre: este sería el resumen de toda mi vivencia junto a ti.

Echando la vista atrás como no recordar aquellos días cuando jugábamos, ambos de porteros, teniendo una lucha sana por reinar en la portería.

Pasaste de los tejados, colocando antenas, a ser funcionario del Banco Hispano, realizando una labor envidiable con todos los paisanos del pueblo, entre ellos yo.

Tenías energía para todo; jubilado, pasaste a ser Juez de Paz. Una gran labor realizada, llevando las cuentas de la Iglesia, las cosas del juzgado, tu vida personal.

Pensaste en mí a la hora de levantar la Hermandad de San Juan y Jesús Preso y por ti y tu confianza cogí las riendas de la misma.

De las cosas bien hechas de este pueblo, es tu nombramiento como Hijo Predilecto, ¡cuántas veces te lo dije!, y ahora esa ironía se hace realidad.

Querido amigo Paco, allí donde estés, recuerda que siempre has tenido en mí un gran amigo.

Hasta siempre.

PACO RODRÍGUEZ

“Cuando te necesitábamos estabas ahí siempre...”

María del Carmen Llamas Gómez

Desde La Hermandad de Santa Ana y Nuestra Señora de la Esperanza, le agradecemos a Paco la labor desinteresada que ha realizado en nuestra Parroquia desde hace años... Cuando te necesitábamos estabas ahí siempre, y nunca te importó darnos esa ayuda tan útil para nosotros. Por eso te decimos: - Gracias por haberte conocido. - Gracias por hablarte como amigo. - Gracias por haber existido. - Gracias por haberte cruzado en nuestro camino.

Hasta siempre amigo Paco.

“Fuiste mi mejor amigo y confidente...”

Santos Antiñolo Torres

Querido amigo Paco:

Con motivo de un homenaje que te van hacer, me han dicho que te escriba algo y la verdad no sé qué decirte, porque tú para mí lo fuiste todo; mientras estuvimos juntos ya que por circunstancias de la vida nos tuvimos que separar yo para Madrid y tú te quedaste en el pueblo. Nos criamos juntos , vecinos de siempre y fuiste mi mejor amigo y confidente, el que siempre me animaba, cuanto tiempo pasábamos en la fuente taza o en la escalera de la farmacia contándonos nuestras cosas y lo mismo que lo hacías conmigo lo hacías con cualquiera porque eras cariñoso, risueño y por eso te quería todo el mundo y precisamente por eso tu querido pueblo te va a hacer tan merecido homenaje que tu desde el cielo veras con alegría.

Hasta siempre. Tu amigo Santos.

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“...siempre puntual y nunca veías la hora de terminar.”

José María Pérez Vico

Amigo Paco, te escribo estas palabras para recordar tu buen hacer y los momentos que hemos pasado juntos. Debo decir que siempre que he estado contigo, has demostrado tu disponibilidad para toda clase de trabajo, sea el que fuere; siempre puntual y nunca veías la hora de terminar.

Nunca olvidaré los ratos que hemos estado preparando “La botijuela”. Yo he ayudado en lo que podía, pero tú antes ya lo tenías todo organizado y aún así, te desvivías junto con otros amigos para que todo saliera a la perfección y así todo resultaba un éxito. Los que somos de Iglesia era raro no verte; siempre estabas por todos sitios ayudando en lo que podías. De ahí que el Sacerdote dijera que eras sus manos y sus pies.

No se me olvida el año pasado, al hacer el Belén de la Iglesia; todo parecía oscuro, porque la Navidad se acercaba y no estaba hecho. Ahí nos pusimos y como siempre, viniste, y con la ayuda de algunos más, el Belén fue una realidad para el disfrute del pueblo de Pozo Alcón. Así estaría contando anécdotas tuyas y no pararía. Espero haber puesto un grano de arena en estas Semblanzas tuyas.

Roma 2012, junto a Julio César. España gana a Italia por 4-0.

PACO RODRÍGUEZ

“...era incesante la cantidad de gente a las que saludaba, a las que asesoraba, a las que intentaba hacer su día un poquito más feliz...”

María del Carmen Bueno Morillas

Un millón de pesetas, una caja de zapatos y dos compañeros que se turnaban en la pista de baile de un bar en los años setenta. Lo que es una anécdota que se contaría en lo que se tarda en ir a tomar un café, si es Paco el narrador y la distancia desde el Banco hasta el bar es de doscientos metros, la historia se alarga al menos una hora.

Con esto no quiero decir que Paco adornara con múltiples palabras una anécdota, sino que a lo largo del trayecto que mediaba del banco hasta el bar, era incesante la cantidad de gente a las que saludaba, a las que asesoraba, a las que intentaba hacer su día un poquito más feliz.

Esta generosidad en su talante la sentí todos y cada uno de los instantes que compartí con Paco. En esos días que tenemos todos, en que la rutina parece torcida y del revés, en los que no damos pie con bola y lo vemos todo negro, Paco tenía la extraña virtud de aparecer de la nada y con sonrisa bonachona, y entre palabras aceleradas, invitarme a

un café, soltarme dos piropos y conseguir así arrancarme la mejor de las sonrisas.

Agradecerte tu amabilidad, tus consejos, tu sonrisa y tu amistad.

Gracias Paco.

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A PACO RODRÍGUEZ:

IN MEMORIAM

Dos de Febrero, pasadas las ocho de la mañana, suena el teléfono y, se produce la llamada que no quería escuchar, aunque hacía días que la esperaba; Paco Rodríguez,” El Talabartero”, ha fallecido. Pensaba que mis reflexiones, durante su enfermedad, amortiguarían el golpe de la noticia, pero me equivoqué; me invadió una profunda tristeza y una impotencia aún más grande. Vuelta a repasar más de sesenta años de amistad sincera y leal. Vuelta a repasar infinidad de momentos compartidos; proyectos que salieron otros que se quedaron en el camino, alegrías y decepciones pero siempre con la idea de que era necesario continuar.

Paco, era miembro de aquella “promoción” del 47, de “bajitos y achaparrados”, (a la que tengo el honor de pertenecer) pero no será por la altura física por la que te recordemos; será por tu Altura Moral, que crecerá, a poco que la pena que nos embarga, nos deje espacio para el recuerdo. Todos los poceños tenemos un retrato tuyo y puedo asegurarte que “sales muy bien” pues te adornan virtudes y valores que hoy, por su escasez, se hacen más necesarios que nunca: solidaridad, generosidad, disponibilidad, honestidad, actitud conciliadora… Paco para arriba y para abajo, siempre a buen paso, con prisa, papeles bajo el brazo-problemas en busca de soluciones-un saludo y un comentario amable, apenas sin detenerse…

Pozo Alcón, ha contraído contigo una deuda de Eterna Gratitud y las deudas hay que pagarlas: lo inmediato es recoger tú testigo, a fin de que tú “talante” siga vivo, y demostrarte, y demostrarnos a nosotros mismos, que sabemos reconocer tú esfuerzo y, lo más importante, que no ha sido en vano. Más tarde, con tranquilidad, entre todos, pensaremos que hacer para que tu memoria permanezca, no entre nosotros que no te olvidaremos, sino entre las generaciones que no tendrán la suerte de haberte conocido.

Estoy plenamente convencido de que, cualquier poceño, estaría de acuerdo con estas palabras que, no estando a la altura de tus merecimientos, son sinceras y fruto del cariño que te profesamos. Por esta razón, quiero que sea Pozo Alcón quien firme esta reflexión:

“Gracias Paco, por haber nacido aquí, por decidir quedarte aquí, por haber dedicado una parte importante de tu vida a resolver nuestros problemas, por tu actitud positiva, por no pedir nada a cambio, por tantas cosas…De ahora en adelante, para todos nosotros, serás nuestro HIJO PREDILECTO. Descansa en Paz. Siempre estarás en nuestro corazón”.

En tu pueblo, a primeros de Febrero, de 2014. Francisco Quiñones.

P.D.-¿ Recuerdas…?. A primeros de Febrero de 2014, tu pueblo decía…De ahora en adelante, para todos nosotros, serás nuestro HIJO PREDILECTO. Y aquí estamos para reconocértelo públicamente; queremos que sepas que tu esfuerzo y ejemplo no han sido en vano, y que este año transcurrido, desde que nos dejaste, ha servido para confirmar lo que ya sabíamos: que fuiste un hombre bueno y que, como dice la canción, “…cuando un amigo se va queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo…”. Nosotros, tu pueblo, esperamos por nuestro bien que lleguen muchos “amigos” como tú, aunque en nuestro corazón serás irreemplazable.

En nuestro pueblo, a finales de Enero de 2015

Francisco Quiñones