Semanario Mar Adentro Edición 360

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Ama y defiende tu Fe AÑO 8 No. 360 27 de febrero de 2011 Donativo $ 7.00 SEMANARIO DE INFORMACIÓN Y EVANGELIZACIÓN DE LA ARQUIDIÓCESIS DE ACAPULCO 11 2 9 Aumenta el número de seminaristas en el mundo 6 y 7 5 Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. Mt 6,24-34 Busquen primero el Reino de Dios y su justicia Hacia la XXIX Asamblea Diocesana de Pastoral Finalidades del diezmo: las misiones diocesanas Nuevo Sacerdote para la Provincia de Acapulco

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Semanario Mar Adentro de la Arquidiócesis de Acapulco, Edición 360

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Ama y defiende tu Fe

AÑO 8 No. 360 27 de febrero de 2011 Donativo $ 7.00 SEMANARIO DE INFORMACIÓN Y EVANGELIZACIÓN DE LA ARQUIDIÓCESIS DE ACAPULCO

11

2

9

Aumenta el número de seminaristas en

el mundo

6 y 7

5

Busquen primero el Reino de Dios y su justicia,

y todas estas cosas se les darán por añadidura.

Mt 6,24-34

Busquen primero el Reino de Dios y su

justicia

Hacia la XXIX Asamblea Diocesana

de Pastoral

Finalidades del diezmo: las misiones diocesanas

Nuevo Sacerdote para la Provincia de Acapulco

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Domingo 27 de febrero de 20112

Presidente Mons. Carlos Garfias Merlos, Director y Editor Pbro. Víctor Jesús Núñez Radilla, Consejo Editorial Pbro. Manuel Jacinto Flores, P. Leonardo Morales Gutierrez, P. Bulmaro Hernández Morales. Asesor de Logística y Administración Pbro. Salvador Humberto Cisneros Preciado Administración Marisol Núñez Radilla Reporteros Bernardo Zúñiga Fuentes, Francisco González, José Luis Velasco Diseño Editorial René Donjuan Corrector de Estilo José Salazar, Intercalado y distribución: Parroquia del Niño Jesús, Calle 13. Oficina C. Quebrada No. 16, Col. Centro, Tel. 483-­78-­55 Impresión Fotopress Editores S.A. Correo Electrónico [email protected], Tiraje 4,200 ejemplares, Registro en trámite, Los artículos y reportajes firmados son exclusivamente responsabilidad del autor/ Se autoriza la reproducción de los textos siempre y cuando cite la fuente. Mar Adentro es un periódico de publicación semanal fundado por Mons. Felipe Aguirre Franco, el 28 de marzo de 2004.

DIRECTORIO

Queridos lectores de Timonel:

Con mucha esperanza quiero invitarles a prepararnos para participar en la XXIX Asamblea Diocesana de Pastoral a realizarse el 29, 30 y 31 de marzo del presente año en las instalaciones de la nueva Catedral de Cristo Rey. El objetivo de la Asamblea será: Profundizar en los alcances de

los proyectos pastorales del V Plan Diocesano y hacer los ajustes necesarios, a fin de afianzar la misión permanente de nuestra Iglesia Particular de Acapulco.

Como se los he expresado en la convocatoria que les he enviado: la Asamblea Diocesana de Pastoral es el momento propicio para discernir a la luz del Espíritu nuestra respuesta ante la invitación del Señor: “Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt 28, 19). Como podemos apreciar en los evangelios, la manera en que Jesús hace a los demás sus discípulos pasa por tres etapas: la llamada, el seguimiento y el compromiso. La Iglesia a lo largo de los siglos ha desarrollado este mandato a través del Anuncio, la Celebración y el Servicio.

Los Proyectos Pastorales del V Plan Diocesano de Pastoral se encuadran en la gran tarea evangelizadora de la Iglesia, que se realiza a través del

Anuncio, la Celebración y el Servicio. Los Proyectos Diocesanos de Pastoral presuponen esta tarea que es fundamental en el anuncio del Reino. La Pastoral Profética, Litúrgica y Social deben ser el sustento de los Proyectos. Los proyectos por su parte, pretenden en nuestra Diócesis concretizar, dinamizar, revitalizar la tarea evangelizadora que estamos implementando como Iglesia Particular de Acapulco. En otras palabras, son el programa de acción que expresamos en 15 proyectos, como la gran tarea evangelizadora de la Arquidiócesis de Acapulco. En este sentido, es indispensable e impostergable evaluar los proyectos pastorales: ¿De qué manera los hemos articulado con las tareas fundamentales? ¿Hasta dónde hemos llegado? ¿Qué hace falta? ¿Qué ajustes son necesarios realizar para que todos nos comprometamos con nuestros proyectos y con nuestro V Plan diocesano de pastoral?

La Vicaría de Pastoral, ha distribuido en estos días un instrumento de preparación a la Asamblea de Pastoral. Las preguntas de este instrumento de trabajo son: ¿Qué Proyectos eligieron realizar en esta primera etapa? ¿Cuáles están ejecutando realmente? ¿Cuáles han sido los avances que se han logrado en estos proyectos? ¿Tienen coordinador y equipo ya conformado de estos proyectos? ¿Qué dificultades han encontrado y como las están superando? ¿Qué proyectos de los que eligieron no están ejecutando? ¿Cuáles han sido las causas que dificultan su puesta en práctica? ¿Qué otros proyectos están ejecutando, aún cuando no los hayan elegido? Este instrumento de trabajo nos preparará de manera más consciente para participar en nuestra ya próxima Asamblea.

En los últimos tiempos he insistido de todas las formas posibles en el tema de la Paz, hoy quiero recordarles a todos que, como Iglesia particular de Acapulco, no podemos ser ajenos a la realidad tan dolorosa de violencia que seguimos viviendo, tanto en nuestra país y en el estado de Guerrero, como en el municipio y en la arquidiócesis de Acapulco. Una situación de violencia que ha venido a dividir, contraponer y dañar a las personas, las relaciones interpersonales, a las instituciones y la misma estructura de nuestra sociedad. En este contexto, y en el marco de la preparación para realizar nuestra próxima XXIX Asamblea Diocesana de Pastoral, se nos presenta una gran oportunidad para discernir el llamado a anunciar el Evangelio de Paz y replantearnos la necesidad de favorecer procesos que conduzcan a la reconciliación y a la construcción de la paz.

La construcción de la paz es una prioridad del discípulo y en este momento es una exigencia de nuestro compromiso misionero dentro y fuera de la Iglesia. La Exhortación Pastoral Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna (N 157-­162), señala que la misión del discípulo es el anuncio de la paz: “Cuando entren en una casa, digan primero: paz a esta casa” (Lc 10, 5-­6). Esto significa que el discípulo está llamado a asumir el compromiso de la reconciliación y de la paz. La reconciliación y la paz entre los hombres y con Dios. Esta misión, exige mirar con misericordia y compasión la realidad, pero sobre todo desenmascarar las obras del mal, es decir, todo aquello que entre nosotros no permita la verdadera paz. La misión exige también, asumir el estilo de vida de Jesús, que no excluyó a nadie, que miró con compasión a todos y anunció el Evangelio de la paz. Como cristianos tenemos algo radicalmente nuevo que aportar en el proceso de reconciliación y de construcción de la paz: creemos que la fuerza que sólo hace posible construir la paz es el Amor. En él tenemos la única fuerza capaz de cambiar el corazón del hombre, y por lo mismo, a la sociedad. El Amor es la fuerza que nos lleva a salir de nuestros egoísmos y nos impulsa al compromiso con los demás. El Amor hará posible que renovemos nuestro interior, las relaciones interpersonales, las instituciones y la estructura de nuestra sociedad.

En los siguientes números de Timonel les estaré invitando a profundizar en este tema de la construcción de la paz y a que nos sigamos preparando para realizar y participar en nuestra próxima asamblea diocesana de pastoral.

Con mi oración, cariño y bendición.

Hacia la XXIX Asamblea Diocesana de Pastoral y enviados a dar frutos de paz

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Acapulco, Gro., a 20 de febrero de 2011

Los motivos de la Iglesia para la construcción de la paz.• La construcción de la paz como política de Estado.•

Acapulco, Gro., a 23 de enero de 2011 Comunicado 05-­11

La construcción de la paz, un enfoque global de la evangelización. La delicada situación de inseguridad provocada por la violencia impone a todos, personas e instituciones, una decidida opción por la paz, mediante gestos, palabras y acciones. La violencia doméstica, la violencia común, la violencia política y la violencia generada por el crimen organizado son expresiones diferentes de un mismo mal que se ha arraigado en la sociedad que produce miedo, paraliza el progreso y humilla a la dignidad humana. Este hecho ha llevado a la Iglesia católica en México a enfocar la evangelización en la perspectiva de la paz: evangelizar es construir la paz. Este es un planteamiento fundamental que queremos transmitir a todas las personas de buena voluntad: la paz es posible porque es un don que Dios nos ofrece y que podemos recibir en la medida en que nos abrimos a Él. “El debilitamiento, en la vida práctica, del sentido de Dios y del sentido del hermano, de la vida comunitaria y del compromiso ciudadano, es un desafío que cuestiona a fondo la manera como estamos educando en la fe y como estamos alimentando la vivencia cristiana. Este desafío lo queremos asumir con creatividad y decisión” (Exhortación pastoral En Cristo nuestra paz, México

tenga vida digna, 185). Consideramos que lo primero que hay que hacer para superar la crisis de inseguridad y violencia es la renovación de los mexicanos. México será nuevo sólo si nosotros mismos nos renovamos. Además, hay que trabajar otros aspectos indispensables para disminuir sustancialmente la violencia como la promoción de relaciones saludables en las familias, el respaldo de los medios de comunicación social, el fortalecimiento de los grupos vulnerables a la violencia, la promoción de la vida comunitaria y de una sociedad civil responsable, el desarrollo integral para la lucha contra la pobreza y la formación de ciudadanía. La Conferencia del Episcopado Mexicano, a través de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social está promoviendo iniciativas como la multiplicación de agentes de pastoral que trabajen en la construcción de la paz a través de las redes sociales, mismas que asumiremos en nuestra arquidiócesis. Además, está en puerta un encuentro de obispos, expertos y representantes de la sociedad civil para diseñar instrumentos concretos para la construcción de la paz. Estamos convencidos de que la respuesta a los desafíos de la inseguridad y la violencia no puede ser sólo responsabilidad de la autoridad pública, sino también de los ciudadanos que asumen su responsabilidad social y que, de manera individual o asociados, asumen sus compromisos y obligaciones para con los miembros de la sociedad a la que pertenecen constituyendo lo que llamamos la sociedad civil responsable. En esta arquidiócesis queremos colaborar y ser creativos en la motivación, preparación y compromiso de la ciudadanía para instrumentar medios específicos de paz como una estrategia que abrirá horizontes esperanzadores para la construcción de la paz en nuestra región. Todos a votar. A una semana de la jornada electoral, la Iglesia quiere insistir en la necesidad de la participación responsable de los ciudadanos en este momento tan decisivo para el estado de Guerrero. El instrumento privilegiado que los ciudadanos tenemos para responsabilizarnos de la

Los motivos de la Iglesia para la construcción de la paz.

Quiero seguir insistiendo en el tema de la Paz, con la convicción de que la construcción de la paz es una tarea que la Iglesia realiza como parte de su misión espiritual de anunciar el Evangelio, el cual tiene implicaciones sociales. Los obispos mexicanos hemos manifestado nuestro absoluto interés en comprometernos en la construcción de la paz, a partir de motivaciones de orden pastoral. Tenemos nuestros motivos para ello. La exhortación pastoral Que en Cristo nuestra paz,

México tenga vida digna ofrece una visión de lo que la Iglesia concibe como su contribución específica al lado de otros actores sociales con quienes pretendemos compartir el interés en superar la violencia, que se ha instalado con todas sus formas en la sociedad.

De hecho, con mis hermanos del episcopado mexicano hoy quiero acércame a la realidad de la violencia en Acapulco y Guerrero con ojos y corazón de pastor. Quiero acompañar en el camino de la vida a los hombres y

mujeres de nuestro tiempo y compartir sus esperanzas, sus logros, sus anhelos y frustraciones;; por ello, al ocuparme de los desafíos que la vida social, política y económica plantea a la vocación trascendente del hombre, no lo hago como expertos, ni como científicos o técnicos, no es esa mi competencia;; lo hago como intérprete y confidente de los anhelos de muchos hombres y mujeres, especialmente de los más pobres y de los que sufren por causa de la violencia.

Me duele profundamente la sangre que se ha derramado: la de los niños abortados, la de las mujeres asesinadas;; la angustia de las víctimas de secuestros, asaltos y extorsiones;; las pérdidas de quienes han caído en la confrontación entre las bandas, que han muerto enfrentando el poder criminal de la delincuencia organizada o han sido ejecutados con crueldad y frialdad inhumana. Me interpela el dolor y la angustia, la incertidumbre y el miedo de tantas personas y lamento los excesos de los delincuentes y de todos los que generan la violencia y la inseguridad. Me preocupa además, que de la indignación y el coraje natural, brote en el corazón de muchos acapulqueños y guerrerenses la rabia, el odio, el rencor, el deseo de venganza y de justicia por propia mano.

Invito a toda nuestra Iglesia a discernir lo que debemos hacer en las circunstancias que vivimos en nuestro estado. Espero que movidos a la compasión evangélica nos sintamos impulsados a acercarnos a los que sufren, para ofrecerles el consuelo de la fe, la fortaleza de la esperanza y el bálsamo de la caridad.

La construcción de la paz como política de Estado.

Se ha hablado que el proyecto del nuevo gobierno del Estado de Guerrero pretende promover una nueva constitución política que recoja las aspiraciones legítimas de todos los guerrerenses, que mejore las condiciones de vida y que establezca reglas bien definidas para superar los rezagos sociales, políticos y económicos que sufrimos.

En este momento tenemos una magnífica oportunidad para que en el proyecto de gobierno, y, si fuera el caso, en la nueva constitución el gobierno hiciera un compromiso serio para construir la paz, tan amenazada de diversas formas en nuestra región. La construcción de la paz debiera ser un eje transversal del proyecto de gobierno y de cuanta legislación se

promulgara, creando las condiciones para que todos los guerrerenses podamos participar en un desarrollo incluyente que ofrezca opciones para todos.

Será oportuno reflexionar sobre las reformas necesarias a la arquitectura institucional del Estado de derecho, de manera que los derechos económicos, sociales, culturales, además de los civiles y políticos, los ambientales, culturales y de libertad religiosa, tengan garantía constitucional y sean exigibles y justiciables por la sociedad civil. Será importante que el estado legisle con mayor eficacia institucional, que asuma la gestión de lo público para el beneficio social y comunitario y que promueva la participación de la sociedad en la gestión social. Con oportunidad se podrá replantear el papel que tiene el Estado en la construcción del bien común. Esperamos que si se emprende la tarea de crear esta nueva constitución política, este tema sea tomado en cuenta con la urgencia que tiene en nuestro contexto social, donde las amenazas a la paz se han vuelto parte de la vida cotidiana de los guerrerenses y obstáculo permanente para el desarrollo de nuestros pueblos.

En la Jornada Nacional de la Infancia y Adolescencia Misionera que se celebró el domingo 20 de febrero, conocido como el DOMINF, con el lema ¡Desde niños discípulos misioneros de Jesús!

La Parroquia Nuestra Señora de la Soledad inició con un nuevo grupo llamado IAM (Infancia y Adolescencia Misionera), en la que el P. Pedro Torres García, párroco de ésta comunidad, envió a casi 40 niños y adolescentes diciéndoles: “Son la esperanza de nuestra parroquia como misioneros”.

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Equipo “Sal de la Tierra”

Tripulación Formar personas para la paz

El deterioro de la persona

Al buscar y determinar las raíces de la violencia en todas sus formas más visibles, invariablemente tenemos que reconocer

que hay una de especial relevancia: aquélla que hunde sus raíces en la persona misma. Hablamos de una persona deteriorada en su estructura psicológica y espiritual, causada por diversas circunstancias de la vida. Cuando la persona ha sido víctima de abusos, golpes, agresiones, desprecios, rechazos, etc., queda lastimada en su ser más profundo. Y este dolor manifiesta heridas en el alma que aturden y, hasta enloquecen a la persona desencadenando odios, resentimientos y malicia. La malicia arraiga la desconfianza en las relaciones interpersonales, de manera que las otras personas son vistas como objetos o como enemigas. También se da una imagen distorsionada de uno mismo, en cuanto que se percibe como víctima y no como persona. Quien se percibe como víctima y vive como tal, jamás puede asumir la responsabilidad de sí mismo. Su manera de vivir es victimizándose o haciéndose la víctima con una grande dosis de rencor y una tendencia a la venganza o a la revancha.

Esto es lo que sucede en familias disfuncionales a causa de la violencia o en ambientes violentos, ya callejeros o institucionales. La víctima suele acumular la violencia recibida que, tarde o temprano, tendrá que ser expulsada. Y cuando esto sucede suele ser de manera destructiva.

El malicioso ya no se ve como ‘persona’, es decir, como identidad en comunidad, sino que se ve como ‘ego’, como un individuo aislado y en permanente oposición a su entorno, al que considera amenazante y del que debe defenderse. El otro ya no es «hermano», parte imprescindible de mi propio ser, sino un competidor y enemigo. De hecho, la violencia crece cuando olvidamos que somos responsables de nuestros hermanos.

Esta es una de las raíces de la violencia criminal que campea en nuestras calles. Los criminales son personas disminuidas y deterioradas que se han quedado anclados en su pasado y quieren afirmarse a sí mismos mediante la acumulación del dinero y el ejercicio destructivo del poder, generando violencia de la manera más despiadada. El criminal suele ser un enfermo, carente de sentido humano y de responsabilidad. Y necesita ser rehabilitado mediante el rompimiento del círculo de su ‘ego’ dolorido.

Reconstruir a las personas

Más allá del entorno que puede explicar o matizar las causas de la violencia como la pobreza, la ignorancia, la degradación del ambiente, la falta

de educación o de oportunidades, situaciones que son reales y tienen su importancia, la raíz fundamental de todo está en la orientación del corazón de cada ser humano, que tiene en sí mismo la grandeza de la libertad y por ello el riesgo del error;; la capacidad de decidir y por tanto la responsabilidad de sus decisiones.

En palabras sencillas lo expresó Jesús cuando dijo que el mal no está en lo que nos rodea, sino en el corazón, de ‘donde salen las malas intenciones’ (Mt 15,19-­20). Por eso podrá decirnos, aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón’ (Mt 11, 29). El mal no está en la creación, marcada por la bondad del Creador, sino en el corazón del hombre que, desde su libertad, se llena de soberbia y se deja engañar.

Por estas razones, la construcción de la paz en la sociedad pasa por la construcción de la paz en el corazón humano, en el interior de cada persona. En el plano de la Iglesia, se trata de una reconstrucción de la persona deteriorada por el poder destructor del pecado y renovada profundamente por la muerte y la resurrección de Jesucristo mediante la gracia del Espíritu Santo. Mientras que en el plano de la sociedad se necesita sanear los ambientes en los cuales se desarrollan las personas desde su infancia para que sean sanadores y edifiquen constructivamente a cada persona.

Las personas están llamadas a vivir plenamente desarrollando todas sus potencialidades y responsabilizándose de sí mismas. A esto se llama madurez humana y se necesita para vivir relaciones interpersonales y sociales creativas, constructivas y solidarias. Esta madurez humana es necesaria para promover la vida cristiana en la cual Jesucristo reconstruye nuestra vida con el poder del Espíritu Santo.

Una manifestación de esta madurez humana y de la vida cristiana es el trabajo por la paz. Jesús dijo. “Felices los que construyen la paz porque Dios

los llamará sus hijos” (Mateo 5, 9). Cada persona está llamada a convertirse en constructora de la paz que lleva dentro de sí misma en su ambiente familiar y social, mediante el servicio y la vida fraterna.

Educar para la paz

La exhortación pastoral de los obispos mexicanos Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna,

propone la formación de hombres y mujeres nuevos en Cristo, y al mismo tiempo invita a impulsar la educación para la paz. En la formación de las personas intervienen distintas instancias sociales como la familia, la escuela, la parroquia y la sociedad. En esos lugares tiene que moldearse la mente y el corazón para que generen pensamientos y sentimientos de paz y, por otra parte, tienen que estimularse gestos y un lenguaje de paz.

La superación de la violencia sólo será posible con el hábil uso de herramientas que se consiguen con la educación y que capacitan para hablar un lenguaje de paz. Estas herramientas son: el testimonio, la fuerza moral, la razón y la palabra. Si queremos responder al mal con la fuerza del bien, tenemos que educarnos para la paz;; esto significa sacar desde dentro, desde lo más íntimo, desde nuestra mente y desde nuestro corazón, pensamientos y sentimientos de paz que se expresen a través de un lenguaje y de gestos de paz. Con estas herramientas primordiales para la consolidación de un estilo de vida, podremos impregnar la sociedad con los valores y principios de la paz.

Hay habilidades que tenemos que ir consiguiendo a través de la educación para la paz, como aprender a escuchar y a dialogar, despojar de su carga bélica el lenguaje que utilizamos en los espacios familiar, laboral y social (agresividad verbal, crítica irracional, ironía acerba), el ejercicio de la lucha no violenta en la vida civil y política, el ejercicio del perdón y la reconciliación, etc.

En particular, cada parroquia y cada asociación de laicos tienen que convertirse en una escuela de paz, en la que recibamos la inspiración evangélica para vivir en paz y promovamos los aprendizajes para construir la paz en nuestros variados ambientes.

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El carácter obligatorio de los mandamientos de la Iglesia tiene como finalidad garantizar a los fieles el mínimo indispensable en el espíritu de oración y en el esfuerzo moral, el crecimiento del amor de Dios y del prójimo. CIC 2041-­2043

El quinto mandamiento de la Iglesia nos ordena ayudarla en sus necesidades. Esta obligación de ayudar, debe darse, desde nuestras posibilidades, claro está, pero siempre considerando como medida el amor. Si he recibido, estoy obligado a dar.

Nuestra colaboración no es únicamente una moneda de cambio, sino que tiene dimensiones más profundas;; mi aportación económica se convierte: en futuro, en esperanza, en expresión de mi fe, en compromiso de comunidad cristiana.

En la Iglesia Particular de Acapulco, las finalidades de la Colecta Anual Diocesana del Diezmo, son cuatro: las Misiones Diocesanas, el CCyAS, la Formación Sacerdotal y los Apoyos Pastorales.

Las Misiones Diocesanas.

La actividad misionera constituye el primer servicio que la Iglesia puede prestar a cada hombre y a la humanidad entera.

Quien haya visitado cualquier zona mixteca o amuzga del estado de Guerrero, podrá comprobar las múltiples carencias espirituales, humanas y materiales que existen en sus comunidades;; sumado a esto, se encuentran la falta de oportunidades de trabajo, el analfabetismo, las costumbres arraigadas que a veces provocan conflictos sociales, entre otras muchas dificultades. Teniendo como panorama esta realidad, en el año de 1997 se instalan en territorio diocesano dos misiones de religiosas en parroquias donde impera la urgencia del anuncio del Evangelio y el servicio pastoral a los más necesitados.

La primera de ellas se funda en el mes de septiembre, en la parroquia de La Purísima Concepción, en Tlacoachistlahuaca, asistida por las Hermanas Franciscanas de San José. Actualmente está integrada por cuatro religiosas: Hna. María López Hernández, Superiora, Hna. Bertha Rojas Álvarez, Hna. Alberta Santiago Martínez y la novicia Yesenia, todas ellas, nativas de la región, asimismo el hecho de hablar los dialectos amuzgo y mixteco facilita el trabajo de evangelización.

Su labor consiste en acompañar la pastoral en todas sus dimensiones. La pastoral profética: acompañando el caminar de la catequesis en 17 comunidades, la mayoría de ellas en la zona de La Montaña. En cuanto a la pastoral litúrgica atienden las actividades de la sede parroquial;; y la asistencia en la pastoral social se resume en atención a enfermos, algunos de los cuales son canalizados a través de la parroquia a servicios de salud más especializados, tratamientos de medicina alternativa, a bajos costos;; la entrega de despensas y de cobijas, a los más necesitados.

En el mes de diciembre de 1997, es cuando se instituye la Misión mixteca de la Santa Cruz, en la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en La Concordia. La atención pastoral es llevada a cabo

por las Misioneras Catequistas de San José, donde, actualmente colaboran tres religiosas: la Hna. Dominga Pérez Cesareo, Superiora, la Hna. Ma. del Rosario Valderas Martínez y la Hna. Bety Pérez Hernández. El servicio está organizado de la siguiente manera: la catequesis, en la sede parroquial y en 31 comunidades, todas ellas de la Sierra Mixteca, donde en algunas ocasiones, si no es que siempre, sólo se puede llegar a pie. Otra actividad es la atención de la oficina parroquial y todo lo que esto implica. Y la atención del dispensario médico, en un lugar donde todos carecen de la asistencia médica más elemental.

En esta misión otra de las dificultades es el lenguaje, aunque siempre se encuentran traductores que facilitan la comunicación.

Las Hermanas Misioneras Catequistas de San José han llevado su tarea evangelizadora, en comunión con el párroco y sacerdotes vicarios de la parroquia de Santiago Apóstol, de Ayutla. Quienes atienden, por diversas circunstancias, no de manera estable.

¿Qué tiene que ver todo esto con el DIEZMO?, que a través del fondo de esta colaboración, la Economía Diocesana hace llegar subsidios económicos a éstas Misiones Diocesanas, donde básicamente es, para el sostenimiento de la casa y de las hermanas en aspectos tan elementales como la alimentación, los gastos de transportación entre una comunidad y otra;; pero, sin considerar el mantenimiento de la casa o la asistencia médica, a las hermanas.

La buena voluntad es primordial, pero las necesidades de la Iglesia son muchas, y el aspecto económico, aunque no es el más importante, siempre será necesario. ¿Cómo entonces transmitir eficazmente las enseñanzas del Evangelio a personas que, en nuestro tiempo,

aún padecen hambre, no tienen techo donde cobijarse o servicios de salud necesarios?

Cristo nos encomendó a todos los miembros de la Iglesia trabajar por la salvación de las almas. Por lo tanto tu ayuda a través de la COLECTA ANUAL DIOCESANA, DIEZMO 2011, además de nuestras obras y oraciones;; permite realizar la Misión de nuestra Iglesia Católica: “llevar el Amor misericordioso de Dios, para que creamos que Jesús

es el Cristo, el Hijo de Dios y para

que creyendo tengamos vida en su nombre”. (Mensaje de II Domingo de Pascua, Benedicto XVI, 11-­IV-­2010)

Tu apoyo generoso permite que la Iglesia pueda sostenerse y hacer muchas obras buenas. Recuerda ser solidario, asistir, favorecer al más necesitado y transmitir el mensaje de salvación, es un llamado y mandato a todo bautizado: “de

forma que colaboremos a que todos y cada uno de los hombres, se conviertan en hombres nuevos y en creadores de una nueva humanidad con el auxilio de la gracia divina” (Compendio de Doctrina Social Cristiana)

No olvidemos tener un corazón grande con los más pobres. Todo el mes de marzo, podrás hacer llegar tu DIEZMO, en tu parroquia o en la Casa Diocesana, de lunes a sábado de 9:00 a 13:00 hrs. Cta. 65500991548 Santander, Suc. 5448

Finalidades del diezmo: las misiones diocesanas

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Diác. Javier Alonso Mendoza.

PASCALA DEL ORO, GRO. El día martes 22 de febrero del año en curso la comunidad de Pascala del Oro y sus comunidades vecinas presenciaron el amor que Dios les tiene. El signo visible fue la ordenación sacerdotal del diácono Moisés Jerónimo Carbajal. Él junto con su familia fue el punto de atención de un buen número de personas “pueblo de Dios” que asistieron a tan noble evento.

La celebración eucarística fue presidida por el obispo de la Diócesis de Tlapa, Mons. Óscar Roberto Domínguez Couttolenc. Mismo que consagró presbítero al Diácono Moisés Jerónimo. Lo hizo en concelebración de presbíteros y diáconos de la Arquidiócesis de Acapulco y diócesis Chilpancingo-­Chilapa, así como con presbíteros religiosos del PIME.

En su homilía dirigida a quien sería ordenado presbítero remarcaba la importancia de la humildad, sencillez, y obediencia al obispo, como también la dicha y gracia de la familia en tener un hijo consagrado a Dios. “El sacerdote es consagrado para el pueblo de Dios, nunca es para sí mismo, siempre será en función de los demás. Tanto así, que el sacerdote

Nuevo Sacerdote para la Provincia de Acapulco

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no se puede bendecir así mismo, él no se puede pedir la bendición….” él da la bendición.

Al terminar la misa el ahora presbítero daba las gracias a quienes habían intervenido en su formación, desde sus abuelos, padres, párrocos y formadores de los seminarios de Chilpancingo-­Chilapa y Acapulco. La nostalgia invadió su discurso unos segundos al hacer mención de su mamá. Este gesto de impotencia humana logró captar la atención de toda la asamblea presente, misma que respondió con un fuerte aplauso. Una vez que logró tomar dominio de sí mismo dio las gracias a los sacerdotes asistentes de los diferentes lugares. Tomando interés por la participación notable de los padres y diáconos asistentes de la Arquidiócesis de Acapulco. Daba también las gracias a las diferentes congregaciones religiosas y pueblo en general.

La comida, la música de viento y los cohetes fueron otro factor que abundó en la Ordenación Sacerdotal.

Cabe señalar que el P. Moisés realizó parte de sus estudios de Filosofía y Teología en el Seminario del Buen Pastor de la Arquidiócesis de Acapulco

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Vicaría de [email protected]

(01 744) 482 96 57

Avisos PastoralesMarzo

Arquidiócesis de Acapulco

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Domingo 27 de febrero de 2011

ROMA, lunes 21 de febrero de 2011 (ZENIT.org). – Aumenta el número de los bautizados en el mundo (aproximadamente la mitad de los católicos vive en el continente americano), así como el de los sacerdotes y seminaristas, mientas se registra una leve disminución en el número de las religiosas.

Es lo que se desprende, a grandes rasgos, del Anuario Pontificio 2011, presentado el sábado pasado a Benedicto XVI por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de estado del Vaticano, y por el arzobispo Fernando Filoni, sustituto en la Secretaría de Estado para los Asuntos Generales.

Los datos estadísticos del año 2009 dan un análisis sintético de las principales dinámicas de la Iglesia Cctólica en las 2.956 circunscripciones eclesiásticas del planeta: los fieles bautizados en el mundo pasaron de 1.166 millones en el 2008 a 1.181 millones en el 2009, con un aumento absoluto de 15 millones de fieles y un porcentaje del 1,3 %.

La distribución de los católicos entre los continentes difiere notablemente de la repartición de la población.

América, del 2008 al 2009 ha mantenido en población una incidencia constante en el total planetario semejante al 13,6 %;; mientras que los católicos (en América) han alcanzado en dos años, el 49,9 % del número de católicos en el mundo.

En Asia el crecimiento fue del 10,6 al 10,7 %, pero el mismo es notablemente inferior al que el continente tiene por lo que se refiere a la población mundial (60,7 %).

Europa tiene un peso de población inferior de tres puntos de porcentaje del de América, pero su incidencia en el mundo católico del 24 %, o sea casi la mitad de la de los países americanos.

Tanto para los países africanos como para los de Oceanía, el peso de la población respecto al total es poco diferente de la de los católicos (15, 2 y 0,8 %respectivamente, para África y Oceanía).

El número de obispos en el mundo pasó del 2008 al 2009 de 5.002 a 5.065 con un aumento del 1,3 %.

El continente más dinámico resulta el africano (1,8 %) seguido por Oceanía (1,5 %), mientras debajo de la media en su conjunto resulta Asia (0,8 %) y América (1,2 %). En Europa el aumento se plaza entorno al 1, 3 %.

La población sacerdotal mantiene un ritmo de crecimiento moderado inaugurado en el 2000, después de un largo período de resultados más desilusionantes.

El número de sacerdotes, sea diocesanos que religiosos, aumentó en el curso de los últimos diez años del 1,34 % a nivel mundial, pasando de 405.178 en el 2000 a 410.593 en el 2009.En particular en el 2009, los sacerdotes aumentaron del 0,34 % respecto al 2008.

Tal aumento deriva por un decremento del 0,08 % clero religioso y del aumento del 0,56 % del diocesano. El decrecimiento del porcentaje ha

afectado solamente a Europa (0,82 % para los diocesanos y 0,99 para los religiosos), visto que en los otros continentes los sacerdotes en general aumentaron.

Excepto en el Asia y África, el clero religioso ha disminuido en todas partes. Los diáconos permanentes aumentaron de más del 2,5 %, pasando de los 37.203 del 2008 a los 38.155 del 2009.

La presencia de los diáconos mejora en Oceanía y en Asia con ritmos elevados: en Oceanía, donde los diáconos no alcanzan aún el 1 % del total, con 346 unidades en el 2009 y en Asia donde registran un aumento del 16 %.

Los diáconos aumentan también en áreas en las que su presencia cuantitativamente es más relevante. En América y en Europa, donde

en el 2009 residen aproximadamente el 98 % de la población total, los diáconos crecieron respectivamente del 2,3 al 2,6 %.

Una disminución se registró en cambio entre las religiosas profesas. En el 2008 ellas eran en el mundo 739.068, reduciéndose en el 2009 a 729.371.

La crisis por lo tanto permanece, a pesar de África y Asia, donde en cambio hay un aumento.

El número de los candidatos al sacerdocio en el mundo creció del 0,82 %, pasando de 117.024 unidades en el 2008 a 117.978 en el 2009. Gran parte del aumento atribuible en Asia y África, con ritmos de crecimiento del 2,39 % y del 2,20 %, respectivamente. Europa y América han registrado una contracción, respectivamente del 1,64 y del 0,17 % en el mismo período.

Aumenta el número de seminaristas en el mundoPresentado al Papa el Anuario Pontificio 2011

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Domingo 27 de febrero de 201110

¿Sabías que…?

Sopa de la Fe

¿Eres chistolín?

¿Te crees muy listo?

Respuesta anterior

Sem. José Alejandro Gómez Hernández

El 3 de marzo recordamos a San Marino un monje,

ermitaño italiano y maestro de san Romualdo.

Nos cuenta su biógrafo san Pedro Damiano, que

éste fue a ponerse bajo su dirección espiritual

cuando se hallaba retirado en un lugar desierto en

Venecia. Marino era un hombre sencillo y de gran pureza

de alma, que quería acrecentar mediante la

penitencia. Cada día cantaba los Salmos, y cuando

tuvo la compañía de san Romualdo, salían ambos a

esparcirse por aquella soledad cantando el oficio

divino. Convencieron al conde Pedro Urseolo, que acudía

a menudo a ellos en busca de consejo, para que

abrazase la vida monástica, lo que hizo el año 978

en San Miguel de Cuxá (sur de Francia). Ellos, por

estar más cerca del santo duque, se trasladaron

a unas ermitas cercanas a este monasterio,

siguiendo allí su vida de soledad y penitencia.

Con motivo de la conversión del conde Oliva,

que abrazó la orden de san Benito (982) y por

acompañarlo, pasaron a Italia; y dejando a éste en

Montecasino, Marino siguió hasta Apulia, donde

se retiró de nuevo a la vida eremítica. Allí fue

sorprendido por los agarenos, quienes le dieron

muerte (988). Se celebra la onomástica de San

Marino los días 3 de marzo, 5 y 10 de julio, 8 de

agosto, 4 de septiembre y 26 de diciembre.

Hola amigos de Delfín, en esta ocasión quiero enviar un saludo a todos los seminaristas de la Provincia de Acapulco que hoy concluyen el tercer Encuentro Provincial en Cd. Altamirano.

Enfrente de una pastelería hay tres padres y dos hijos, y deciden comprar tres pasteles rellenos de crema de chocolate almendrado con un toque de vainilla y canela y también con un poco de nata en la coronilla. El caso es que tocan a un pastel cada uno. Los tres padres y los dos hijos se comen cada uno un pastel y solo compran tres. ¿Como se explica esto?

Cuando este libro fue editado por primera vez sólo fue leído por un puñado de personas muy ricas. Actualmente casi todo el mundo tiene su ejemplar y lo lee frecuentemente. Pero no es posible comprarlo en una librería ni sacarlo de préstamo de una biblioteca. ¿Qué libro es?

Respuesta: El directorio telefónico

- Doctor, doctor, dígame la verdad. Después de la operación, ¿podré tocar la guitarra? - Si hombre, perfectamente. - ¡Qué bien! porque antes no sabía.

- Doctor, doctor, tengo un caso agudo de herpes, gonorrea, peste bubónica, sífilis y SIDA. - No se preocupe, le ingresaremos en un cuarto particular y le pondremos a dieta de pizza. - ¿Pizza?, ¿y eso me curará? - No, pero eso es lo único que cabe por debajo de la puerta.

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Domingo 27 de febrero de 2011 11REMANSO DOMINICAL

* El Evangelio de este domingo pertenece a los capítulos que el evangelista Mateo dedica al mensaje de Jesús, que ha sido llamado El sermón del monte. En estos capítulos, Mateo nos va presentando lo esencial de su enseñanza, colocando su ideal por encima de la Ley antigua.

1. Nadie puede servir a dos amos (v. 24)

* Jesús quiere dejar bien claro que sus discípulos deben optar decididamente por el Reino de Dios. Éste debe ser el objeto de la elección de los discípulos: el Reino de Dios y su justicia, es decir, hacer la voluntad del Padre en todo momento. Hay que optar por Jesucristo. No se puede andar cambiando entre Dios y el dinero. Porque Dios es el Bien absoluto. Y elegir el dinero en sustitución de Dios es una idolatría, un rendimiento al dios falso.

* Jesús pide radicalidad. Marca una línea divisoria. Es decir, el que opta por seguirle ha de ir asumiendo los mismos valores que Él manifestó en su vida terrena: amor incondicional al Padre y amor a los hermanos. Con todas sus consecuencias. Dios es el valor absoluto. Todo lo demás es relativo. “Mi Dios y mi todo”, decía san Francisco.

* Dinero. Se trata de la riqueza mal adquirida y utilizada para explotar a los otros. Para muchos el dinero es su dios, a quien veneran, sirven y por él se afanan.

* Servir. Tiene un matiz de tipo cultual. El que da culto a Dios, no puede dar culto a las riquezas. Porque entre Dios y el dinero no puede haber componendas. Y en esto, se manifestará con las obras a quién se da el culto verdadero: a Dios o a las riquezas.

2. No se inquieten pensando qué van a comer (v. 25)

* No es una invitación al descuido y a la dejadez por el sustento digno para sí y para la familia. Es una llamada a la confianza total en Dios, que conduce a la libertad, a no dejarse esclavizar por las preocupaciones de la comida y del vestido.

* Esta exhortación de Jesús a esperar y confiar en Dios, tal vez, a algunos les parezca pecar de ingenuidad y de evasión de la realidad cotidiana. Pero, hay un largo espacio entre la confianza a la que nos anima Jesús y la “preocupación excesiva” por el mantenimiento corporal. Mucha gente hace consistir su felicidad en tener: cosas, dinero, comodidad, éxito… Si hacemos depender nuestra felicidad de poseer más y más cosas, esa felicidad no se da. Nos convierte en insaciables.

Busquen primero el Reino de Dios y su justicia8° Domingo Ordinario

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no le hará caso al segundo, en resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero.

Por eso les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con qué se vestirán. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas?

¿Quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, puede prolongar su vida siquiera un momento?

¿Y por qué se preocupan del vestido? Miren cómo crecen los lirios del campo, que no trabajan ni hilan. Pues bien, yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vestía como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe?

No se inquieten, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas;; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de ellas. Por consiguiente, busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones.

A cada día le bastan sus propios problemas”. Mt 6,24-34

* Jesús, como siempre, va al fondo de la persona, para estabilizarla en la serenidad y en la paz, venciendo las tensiones y las preocupaciones. Quiere fundamentar la felicidad de cada uno en encontrarse consigo mismo, para no dejarse vencer por los bienes materiales, descuidando otros motivos de gozo más sencillos y gratuitos: una conversación con un amigo, un paseo al campo o al monte con la familia, una comida suficiente… Los pequeños gozos de la vida hay que saber disfrutarlos para no agobiarse por el consumismo. 3. Busquen primero el reino de Dios y hacer su voluntad (v. 33)

* Éste es el centro de la estabilidad del cristiano: buscar, por encima de todo, el Reino de Dios y su justicia. Hay entre los cristianos posturas muy fáciles cuando hablan de Dios. Así esperan que la divina providencia les facilite todo lo necesario para vivir y para superar las dificultades. Tal vez, confunden el azar o la casualidad con el Dios providente. Otros ven en Dios como el que nos tiene que remediar muchas situaciones dolorosas. Y lo reclaman en su oración con exigencia, ya que consideran que Dios les tiene que conceder lo que piden, porque se creen “buenos hijos de Dios”.

* Tampoco Jesús quiere esta postura cómoda. Nos llama a la confianza, pero poniendo de nuestra parte todo lo posible y necesario para vivir como verdaderas personas. La confianza en la providencia de Dios hay que vivirla acompañando, al mismo tiempo, el interés y esfuerzo por la justicia de Dios entre los hombres. Porque Dios quiere que vivamos en comunidad, en fraternidad, compartiendo los trabajos y los bienes.

* A cada día le basta su afán (v. 34). No angustiarse, no agobiarse, confiar en el Padre, que nos ayuda siempre en nuestra existencia humana y espiritual.

Fuente: Catholic.net

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Domingo 27 de febrero de 2011

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