Semana de Oracion 2012

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Oracion

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� La Curación y el Sábado ¡El Médico Experto ha dado un diagnóstico

espiritual!

� El Gran Médico Nuestro amor por Dios es mostrado mediante

nuestro amor hacia otros.

� Emociones y Salud El mensaje para hoy se mezcla estrechamente

con el mensaje para la iglesia de Éfeso.

� El Vegetarianismo en la Sociedad Actual Hay varios modos de encender nuevamente

nuestro fervor cristiano.

� Confianza Perfecta El Señor quiere que nuestro corazón sea

ardiente con el calor del amor cristiano.

� La Ventaja de Ser Testigos Con un amor semejante al de Cristo, ¡la

iglesia tendrá el poder de conmover el mundo!

� Curación para la Eternidad En resumen: ¿Cómo podemos encontrar

aquel primer amor que se ha perdido?

� Restaurado para Refrescar Nuestro objetivo llevado a cabo en una

poesía.

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En EstE númEro

VOL. 53, Nº 6

LecturasSemana de

Oración

THE REFORMATION HERALD (ISSN 0482-0843) destaca artículos sobre doctrina bíblica que enriquecerán la vida espiritual de los que buscan conocer más acerca de Dios. Es publicada trimestral-mente por Seventh Day Adventist Reform Movement General Conference, P.O.Box 7240, Roanoke, VA 24019-0240, U.S.A.

Sitio Web: http://www.sdarm.orge-mail: [email protected]

Es impreso y distribuido por Reformation Herald Publishing Association. Manuscritos, pedidos, cambios de domicilio, suscripciones, pagos y donaciones deben ser enviados a la dirección abajo escrita. El pago de los gastos de franqueo periódico hacerlo a Roanoke, Virginia 24022.

Impresas y distribuidas en español por Editorial “La Verdad Presente” de los Adventistas del Séptimo Día

Movimiento de Reforma.Urb. Las Vegas Mz. H3, Lotes 11, 12,

Puente Piedra, Lima–Perú. Teléfono: 01 - 5483808.

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Ilustraciones: Advent Digital Media en pág. 4, 15; Design Pics en pág. 26; Dreamstime en pág. 22; Getty images en págs. 7, 12, 17; istock.com en tapa y pág. 2; RF123 en págs. 3, 12, 21, 22, 24; Sermon View en págs. 8, 10, 29-32.

Publicación Oficial de la Iglesia de los Adventistas del Séptimo Día

Movimiento de Reforma

“La época en que vivimos requiere una acción reformadora”

–Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 568.

EditorAsistente del Editor

Diseño Gráfico

Traducción

D. P. SilvaB. MontroseB. BalbachG. MelynchukD. LeePaulo Devai

Cuán agradecidos debemos estar por la estupenda ventaja de la salud física! Este tesoro no es algo que se pueda dar por seguro. En todo el mundo, en este mismo momento, muchos sufren ansiedad a causa de las primeras etapas de espantosas enfermedades.

Otros ya han avanzado en la experiencia del dolor intenso bajo agudas condiciones de gravedad. Otros más deben seguir adelan-te día tras día bajo la abrumadora y oscura nube de dolencias crónicas, que desaniman todo entusiasmo por la vida.

Este año, la Semana de Oración tratará el tema: “Rejuvene-ciendo su Salud.” “Rejuvenecer” significa volver a ser joven nuevamente. En la flor y la frescura de la juventud, el organismo físico es nuevo. Como regla general, las cosas nuevas tienden normalmente a funcionar más suavemente. Este es el plan de Dios para nosotros: disfrutar de organismos fuertes, vigorosos y libres de dolor, que puedan ser templos para la revitalizante morada del Espíritu Santo en plenitud.

Para facilitar este objetivo, nuestro misericordioso Señor ha tenido a bien darnos el mensaje de la reforma pro salud en nuestro beneficio. Él anhela consolar a la raza humana y prevenir y/o aliviar nuestros sufrimientos. Esta Semana de Oración está designada como un privilegio y una oportunidad para promover esa maravillosa bendición.

Por favor, recuerde compartir también estas lecturas con los creyentes aislados, especialmente los enfermos, animándolos con sus oraciones y visitas. También debemos tener en cuenta:• SÁBADO, 8 DE DICIEMBRE: DÍA DE ORACIÓN Y

AYUNO.• DOMINGO, 09 DE DICIEMBRE: SE RECOLECTARÁ

UNA OFRENDA PARA LAS NUEVAS MISIONES.Confiamos en que esta Semana de Oración será una oportuni-

dad especial para rejuvenecer la salud tanto de nosotros mismos como de los demás—para que juntos podamos ennoblecer el Cordero sacrificial de Dios, ¡el Gran Médico a través de cuyas heridas hemos sido sanados!

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Editorial

The Reformation Herald, Vol. 53, No. 6 3

D e Cristo está escrito que “recorrió… toda Galilea, enseñan-do en las sinagogas de ellos, y predican-

do el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 4:23).

De acuerdo a esta Escritura, la obra de Jesús se dividió en tres áreas esenciales:

• Enseñanza• Predicación • Curación

Lucas, el médico amado, que tenía un interés especial en temas de salud, registró muchos milagros que Cristo realizó relacionados con sanar a la gente. Sin duda, este ministerio de curación abrió muchas puertas a Cristo para predicar el evangelio del reino.

“El Salvador iba de casa en casa, sanando a los enfermos, confortando a los enlutados, consolando a los afligidos, hablando paz a los desconsolados.”1

No es por casualidad que la expresión “sanando a los enfermos” es lo primero en la lista. A decir verdad, Cristo usó el ministerio de sanidad como una poderosa cuña de entrada para alcanzar a las almas con el mensaje de la salvación eterna. Empleó mucho más tiempo en la curación de las enfermedades físicas de la gente que en la predicación. Así, muchos de los que habían sido beneficiados por su poder

curativo abrieron su corazón para recibir la preciosa buena nueva de la salvación.

“Los principios de la reforma pro salud se encuentran en la Palabra de Dios. El evangelio de la salud debe ligarse firmemente al ministerio de la palabra. Es el propósito del Señor que la influencia transformadora de la reforma pro salud sea una parte del último gran esfuer-zo hecho para proclamar el mensaje del evangelio.”2

“Como un recurso para vencer el prejui-cio y tener acceso a las mentes, la obra médica misionera debe llevarse a cabo, no en uno o dos lugares solamente, sino en muchos lugares donde la verdad todavía no ha sido proclamada. Debemos trabajar como médicos evangélicos misione-ros, para sanar a la gente enferma por el pecado al darles el mensaje de salvación. Esta obra destruirá el prejuicio mejor que ninguna otra cosa.”3

En 1863, la luz de los principios de salud fue llevada a los creyentes del triple mensaje angélico. Veinticinco años antes del mensaje de Cristo Justicia Nuestra, Dios les dio instrucciones especiales relacionadas con la reforma pro salud. Si el pueblo de Dios hubiera seguido esa luz, hubieran estado mucho más preparados

para entender el mensaje traído a ellos en 1888.

Las lecturas de la semana de oración para este año se centrarán de manera especial en el ejemplo de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y nuestro deber como individuos, familias y miembros de iglesia para seguir la luz traída hace muchos años al pueblo de Dios. No cabe duda de que, a través de este mensaje, Dios nos quiere preparar para entender el amplio alcance del evangelio eterno con el cual el ángel de Apocalipsis 18:1 ilumina-rá a todo el mundo con la gloria del Señor.

¡Sigamos la preciosa luz que nos ha sido dada hace tanto tiempo!

Referencias1 Los Hechos de los Apóstoles, pág. 293.2 El Ministerio Médico, pág. 343.3 Testimonios para la Iglesia, tomo 9, págs. 169,

170.

UNA BENDICIÓN PARA LA IGLESIAY EL MUNDO

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Compilado de los escritos de Elena G. de White

Viernes, 30 de noViembre de 2012

H ay muchos que profesan seguir a Cristo, pero que nunca llegan a ser cristia-

nos maduros… Dicen que no hay nada que puedan hacer sino creer; pero dijo Cristo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24). Jesús guardó los mandamientos de Dios. Los fariseos declararon que él quebrantaba el cuarto mandamien-to porque restauraba completamen-te a un hombre en el día sábado, pero Jesús se volvió a los acusado-res fariseos y preguntó: “¿Es lícito en día de reposo [sábado] hacer bien, o hacer mal? ¿Salvar la vida, o quitar-la? Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restau-rada. Y ellos se llenaron de furor, y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús” (Lucas 6:9– 11).

Ese milagro, en vez de convencer a los fariseos de que Jesús era el Hijo de Dios, los llenó de ira, porque muchos que presenciaron el milagro glorifica-ron a Dios. Jesús declaró que su obra de misericordia era lícita en el sábado. Los fariseos declararon que no lo era. ¿A quién creeremos? Cristo dijo: “He guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor” (Juan 15:10). Por lo tanto, ciertamente es seguro que sigamos la senda de Cristo, y guardemos los mandamientos.1

El llamado para este momento

La verdadera obra médica misione-ra está inseparablemente vinculada con la observancia de los mandamien-tos de Dios, entre los cuales se mencio-na especialmente el sábado, puesto que es el gran monumento recordativo de la obra creadora de Dios. Su observan-cia se vincula con la obra de restaurar la imagen moral de Dios en el hombre.

Éste es el ministerio que el pueblo de Dios debe llevar adelante en este tiempo. Este ministerio, debidamente cumpli-do, impartirá abundantes bendiciones a la Iglesia.2

Sobre los que guardan el sábado del Señor descansa la responsabilidad de hacer una obra de misericordia y benevo-lencia. La obra médico-misionera ha de unirse con el mensaje y ha de ser sellada con el sello de Dios.3

El deber de instruir a los laicos

La iglesia de Cristo está organi-zada para servir. Tal es su consigna. Sus miembros son soldados que han de ser adiestrados para combatir bajo las órdenes del Capitán de su salvación. Los ministros, médicos y maestros cristia-nos tienen una obra más amplia de lo que muchos se imaginan. No sólo han de servir al pueblo, sino también enseñar-le a servir. No sólo han de instruir a sus oyentes en los buenos principios,

La CuraciónSábado

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sino también educarlos para que sepan comunicar estos principios. La verdad que no se practica, que no se comunica, pierde su poder vivificante, su fuerza curativa. Su beneficio no puede conser-varse sino compartiéndolo.

Hay que romper la monotonía de nuestro servicio a Dios. Todo miembro de la iglesia debe empeñarse en alguna manera de servir al Maestro. Unos no pueden hacer tanto como otros, pero todos deben esforzarse cuanto les sea posible por hacer retroceder la ola de enfermedad y angustia que azota al mundo. Muchos trabajarían con gusto si se les enseñara cómo empezar. Necesitan instrucción y aliento.

Cada iglesia debe ser escuela prácti-ca de obreros cristianos. Sus miembros deberían aprender a dar estudios bíblicos, a dirigir y enseñar clases en las escuelas sabáticas, a auxiliar al pobre y cuidar al enfermo, y trabajar en pro de los inconversos. Debería haber escuelas de higiene, clases culina-rias y para varios ramos de la obra caritativa cristiana. Debería haber no sólo enseñanza teórica, sino también trabajo práctico bajo la dirección de instructores experimentados. Abran los maestros el camino trabajando entre el pueblo, y otros, al unirse con ellos, aprenderán de su ejemplo. Un ejemplo vale más que muchos preceptos.4

Sanar cuerpo, alma, espíritu—una obra para todos

El mensaje actual del Espíritu de Profecía para este pueblo es un llamado a una reorganización de toda la obra médica misionera, la clave de la cual es la unidad. Parecería que esta fase particular del mensaje debe ser bien mezclada con cada una de las otras partes, para que el mensaje entero pueda destacarse ante el mundo a semejanza de la obra de Cristo que cada miembro individual de la iglesia—laico, colpor-tor, obrero bíblico, maestro escolar, trabajador institucional y ministro—debe realizar en lugar de Cristo ante el mundo, mediante su mensaje de enseñanza y curación. La enfermera o el médico ya no deben contentarse simple-mente con aliviar las necesidades físicas de la gente, sino que deben realizar un doble ministerio. El ministro y el obrero misionero deben atender igualmente al

alma y al cuerpo en su necesidad, y así la obra entera debe transformar-se en una única obra médica misione-ra evangelista.

Hemos llegado a un tiempo cuando cada miembro de iglesia debería realizar la obra médica misionera.

Cristo ya no está personalmente en este mundo, para pasar por nuestras ciudades, pueblos y aldeas, sanando enfermos. Él ha encargado que nosotros llevemos a cabo la obra médica misionera que Él comenzó.5

Consejo a estudiantes de medicina

En la profesión médica hay muchos escépticos y ateos que exaltan las obras de Dios por encima del Dios de la ciencia. Son comparativamente pocos los que ingresan en las facultades de medicina del mundo y salen puros y sin mancha. No se elevaron, ni ennoblecieron ni santifica-ron. Las cosas materiales eclipsaron las celestiales y eternas. Muchos mezclan la fe y los principios religiosos con las costumbres y prácticas del mundo, y escasea la religión pura y sin mancha. Pero cada estudiante puede ingresar en la facultad con la misma firmeza y resolu-ción con que Daniel ingresó en la corte de Babilonia, y mantenerse íntegro durante todo su curso. La fuerza y la gracia de Dios han sido provistas al costo de un sacrifi-cio infinito, para que los hombres puedan vencer las sugestiones y tentaciones de Satanás, y salir sin contaminación. La vida, las obras y el comportamiento son el argumento más poderoso y solemne para los negligentes, irreverentes y escépti-cos. Sean la vida y el carácter un enérgi-co argumento en favor del cristianismo; entonces los hombres se verán obligados a reconocer que los estudiantes han estado con Jesús y han aprendido de él.

No se dejen engañar los estudiantes de medicina por las trampas del diablo ni por ninguno de sus pretextos arteros que tantos adoptan para engañar y entrampar. Manténganse firmes y fieles a los princi-pios. Pregunten a cada paso: “¿Qué dice el Señor?” Digan firmemente: “Seguiré la luz. Honraré y respetaré la Majestad de la verdad.”

Especialmente los que están estudian-do medicina en las escuelas del mundo, deben protegerse contra la contaminación de las malas influencias que los rodean constantemente. Cuando sus instructores son hombres sabios según el mundo, y sus

condiscípulos incrédulos que no piensan seriamente en Dios, hasta los cristianos experimentados corren peligro de sentir la influencia de este trato con los irreli-giosos. Sin embargo, algunos han seguido el curso de medicina y han permane-cido fieles a los buenos principios. No quisieron realizar estudios en sábado; y demostraron que los hombres pueden prepararse para los deberes de un médico sin chasquear las expectativas de quienes los estimularon a obtener su educación.

Debido a estas tentaciones peculia-res que nuestros jóvenes deben afrontar en las facultades de medicina del mundo, se ha provisto una preparación médica en nuestras propias instituciones, bajo profesores cristianos.6

Fieles guardadores del sábado en la profesión médica

El sábado ha de ser siempre la señal que distinga a los obedientes de los desobedientes. Satanás ha trabajado con poderosa maestría para anular el cuarto mandamiento y conseguir con ello que se pierda de vista la señal de Dios….

Hay peligro de que penetre en nuestros sanatorios un espíritu de irreverencia y negligencia en la observancia del sábado. A los hombres de responsabilidad que hay en la obra misionera médica les incumbe el deber de dar instrucción a los médicos, los enfermeros y auxiliares, con respecto a la santidad del día santo de Dios. Cada médico debe esforzarse especialmente por dar el buen ejemplo. La índole de sus deberes le induce naturalmente a sentirse justificado por hacer en sábado muchas cosas que no debiera hacer. En lo posible debe planear su trabajo de modo que pueda dejar de lado sus deberes comunes.

Con frecuencia, los médicos y los enfermeros son llamados en sábado a atender a los enfermos y a veces les resulta imposible tener tiempo para descansar y asistir a los cultos devocionales. Nunca se han de descuidar las necesidades de la humanidad doliente. Por su ejemplo el Salvador nos ha mostrado que es correc-to aliviar los sufrimientos en sábado. Pero el trabajo innecesario, como los tratamientos y las operaciones comunes que pueden postergarse, debe ser diferi-do. Hágase comprender a los pacientes que los médicos y auxiliares deben tener un día de descanso. Hágaseles compren-der que los obreros temen a Dios y desean

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“Hemos llegado a un tiempo en el cual cada miembro de la iglesia debe hacer obra misionera médica... No es necesario esperar hasta ser llamado a algún campo lejano para ayudar a los demás. Dondequiera que estemos podemos empezar inmediatamente.”

santificar el día que él puso aparte para que sus hijos lo observen como señal entre él y ellos.

Los educadores y los educandos de nuestras instituciones médicas deben recordar que para ellos y los dirigen-tes significa mucho observar correcta-mente el sábado. Al guardar el sábado acerca del cual Dios declara que debe ser santificado, revelan la señal de su orden y muestran claramente que están de parte de su Señor.

Ahora y siempre hemos de destacar-nos como pueblo distinto y peculiar, libre de toda política mundana, sin los estorbos que representaría el confede-rarse con aquellos que no tienen sabidu-ría para discernir los requerimientos de Dios tan claramente presentados en su ley. Todas nuestras instituciones médicas han sido establecidas como institucio-nes adventistas del séptimo día, para representar las diversas características de la obra misionera médica evangélica, y así preparar el camino para la venida del Señor. Debemos demostrar que procura-mos trabajar en armonía con el cielo. Debemos testificar a toda nación, tribu y lengua que somos un pueblo que ama y teme a Dios, un pueblo que santifica su monumento recordativo de la creación, la señal puesta entre él y sus hijos obedientes para mostrar que los santifica. Y debemos manifestar claramente nuestra fe en la pronta venida del Señor en las nubes del cielo...

Procure nuestro pueblo no menoscabar la importancia del sábado para vincularse con los incrédulos. Tenga cuidado de no apartarse de los principios de nuestra fe y de no dar la impresión de que no es malo conformarse al mundo. Sienta gran temor de prestar oído a los consejos de cualquier hombre, fuere cual fuere su puesto, si obra en forma contraria a lo que Dios ha realiza-do para mantener a su pueblo separado del mundo.7

Los médicos necesitan cultivar un espíritu de abnegación y sacrificio personal. Puede ser necesario dedicar

hasta las horas del santo sábado al alivio de la humanidad doliente. Mas los honora-rios por tal labor deberían colocarse en la tesorería del Señor, para que se utilicen en atender los casos de pobres que lo ameriten, que necesitan atención médica, pero carecen de recursos para costearla.8

La obra de los sanatorios

Maravillosa es la obra que Dios quiere realizar por medio de sus siervos, a fin de que su nombre sea glorificado. Dios hizo de José una fuente de vida para la nación egipcia. Por medio de José conservó la vida a todo el pueblo. Por medio de Daniel, Dios salvó la vida de todos los sabios de Babilonia. Y estas liberaciones fueron lecciones objetivas; ilustraron ante el pueblo las bendicio-nes espirituales que le eran ofrecidas por la relación con el Dios a quien adoraban José y Daniel. Así también desea impartir hoy por medio de su pueblo, bendiciones al mundo. Cada obrero en cuyo corazón habita Cristo, todo aquel que quiere revelar su amor al mundo, es colabora-dor con Dios para beneficiar a la humani-dad. Mientras recibe del Salvador gracia para impartirla a otros, fluye de su ser entero la oleada de vida espiritual. Cristo vino como el gran Médico, para sanar las heridas que el pecado había hecho en la familia humana, y su Espíritu, obrando por medio de sus siervos, imparte a los enfermos del pecado, a los dolientes seres humanos, un intenso poder curati-vo, eficaz para el cuerpo y el alma. “En aquel tiempo—dice la Escritura—habrá manantial abierto para la casa de David y para los moradores de Jerusalén, para la purificación del pecado y la inmundi-cia” Zacarías 13:1. Las aguas de este manantial sanarán los padecimientos físicos y espirituales.

Desde este manantial fluye el caudalo-so río que vio Ezequiel en visión. [Se cita Ezequiel 47:8–12.]

Dios quiere que nuestros sanato-rios sean, en virtud de su poder, un río

semejante, de vida y curación.Nuestros sanatorios deben revelar

al mundo la benevolencia del cielo; y aunque no se note exteriormente la presen-cia visible de Cristo, los obreros pueden aferrarse a la promesa: “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” Mateo 28:20.9

¡El Gran Médico y Maestro te llama!

Hay más esperanza para los publica-nos y pecadores, que para los que conocen la Palabra de Dios pero rehúsan obedecerla. El que se ve a sí mismo como pecador, sin ningún manto que cubra su pecado, que sabe que está corrompien-do su alma, su cuerpo y su espíritu ante Dios, se alarma para no quedar eterna-mente separado del reino de los cielos. Comprende su condición enfermiza, y busca salud del gran Médico que dijo: “Al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). A esas almas las puede usar el Señor como obreros en su viña.10

Hemos llegado a un tiempo en el cual cada miembro de la iglesia debe hacer obra misionera médica. Este mundo se parece a un hospital lleno de víctimas de enfermedades físicas y espirituales. Por todas partes, hay gente que muere por carecer del conocimiento de las verdades que nos han sido confiadas. Es necesario que los miembros de la iglesia despierten y comprendan su responsa-bilidad en cuanto a dar a conocer estas verdades. Los que han sido alumbrados por la verdad deben ser portaluces para el mundo. En el tiempo actual, ocultar nuestra luz sería una gravísima falta. El mensaje que Dios dirige a su pueblo hoy es éste: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti” Isaías 60:1.

Por todas partes se ve a personas que han tenido mucha luz y conocimien-to elegir voluntariamente el mal antes que el bien. No tratan de reformarse, y empeoran de día en día. Mas los hijos de Dios no deben vivir en las tinieblas. Como reformadores, deben andar en la luz.

La obra médica misionera abrirá muchas puertas delante del verdade-ro reformador. No es necesario esperar hasta ser llamado a algún campo lejano para ayudar a los demás. Dondequiera que

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estemos podemos empezar inmediata-mente. Se presentan ocasiones para todos. Emprendamos el trabajo del cual somos responsables, la obra que debe hacerse en nuestra casa y en nuestro vecinda-rio. No esperemos a que se nos inste a obrar. Con temor de Dios, echemos mano a la obra sin dilación, acordándonos de nuestra responsabilidad personal delante de Aquel que dio su vida por nosotros. Obremos como quienes oyen a Cristo llamarlos personalmente a hacer cuanto sea posible para servirle. No miremos en derredor nuestro para ver quiénes más están listos. Si somos verdaderamente consagrados, Dios traerá a la verdad, por nuestro ministerio, a otras personas de las que podrá servirse para comunicar la luz a buen número de aquellos que andan a tientas en las tinieblas.

Todos pueden hacer algo. Algunos dirán, tratando de disculparse: “Mis deberes domésticos y mis hijos exigen todo mi tiempo y todos mis recursos”. Padres, vuestros hijos pueden ser para vosotros una ayuda que acreciente vuestras fuerzas y capacidades de trabajar para el Maestro. Los niños son los miembros más jóvenes de la familia del Señor. Deben ser inducidos a consagrarse a Dios, a quien pertenecen por derecho de creación y de redención. Se les debe enseñar que todas sus energías del espíritu, del cuerpo y del alma pertene-cen al Señor. Hay que enseñarles a servir en diferentes actividades útiles y desinte-resadas. No permitáis que vuestros hijos sean impedimentos. Ellos deben compar-tir con vosotros vuestras cargas espiritua-les así como las materiales. Al ayudar a otros, ellos acrecientan su propia felici-dad y utilidad.

Nuestros hermanos y hermanas deben demostrar que se interesan intensamen-te en la obra misionera médica. Deben prepararse para hacerse útiles estudiando los libros escritos para nuestra instruc-ción en este sentido. Dichos libros son dignos de nuestra atención y merecen que se los aprecie más que en lo pasado. Una gran parte de las verdades que todos debieran conocer para su propio bien fueron escritas con la intención de instruirnos acerca de los principios de la salud. Los que estudian y ponen en prácti-ca dichos principios serán abundante-mente bendecidos, física y espiritual-mente. Una comprensión de la filosofía de la salud será una salvaguardia contra los muchos males que continuamente

van en aumento.Muchos de los que quisieran

adquirir conocimientos en el ramo médico misionero tienen deberes domésticos que les impiden a veces unirse a otros para el estudio. En tal caso, pueden aprender muchas cosas en su casa acerca de la voluntad de Dios con referencia a dicha obra misionera y aumentar así su capacidad de ayudar a otros.11

Conclusión

Cristo fue un médico del cuerpo y del alma. Fue ministro, misionero y médico. Desde su niñez se interesó por todas las fases del sufrimiento humano que eran objeto de su atención. Realmen-te pudo decir: No he venido para ser servido, sino para servir. En todos los casos de dolor trajo alivio, sus amables palabras eran un bálsamo curativo. Nadie podía decir que había obrado un milagro, sin embargo, Él impartía su virtud a los que veía en sufrimiento y necesidad. A través de los treinta años de su vida privada fue humilde, manso y modesto. Él tenía una relación viva con Dios, porque el Espíritu de Dios estaba sobre él, y dio evidencias a todos los que estaban familiarizados con él de que vivió para agradar, honrar y glorificar a su Padre en las cosas comunes de la vida.

Jesús vino al mundo para vivir la vida que todos los seres en la tierra deberían interesarse en vivir: aquella de humilde obediencia. A todos, Cristo ha dado un período de prueba, en el cual formar caracteres para las mansiones que ha ido a preparar, y llama a todos a seguir su ejemplo. Los que realmente son alumnos en la escuela de Cristo no se enaltece-rán por ser poseedores de casas y tierras, porque el Señor en su providencia les ha prestado sus bienes para comerciar con ellos...

Si todos siguiéramos a Cristo en relación con la humanidad, si fuéramos fieles en buenas obras, en nobles y eleva-doras acciones de bondad y considera-ción; si todos siguieran su ejemplo en todos los ámbitos de la vida, uniendo su vida con la vida de Cristo, no habría deberes descuidados. Todos los hombres deberían revestirse con la misma importancia

con que Cristo los estimó, y recibir la misma atención. La lealtad a un soberano terrenal puede dejar a los hombres pobres y degradados, pero la lealtad al Rey del cielo les permitirá formar caracteres a la semejanza divina. Cuando coronas y honores reales se derrumben en tierra, a los leales se les dará la corona de la vida que nunca se desvanecerá.12

Referencias1 Mensajes Selectos, tomo 1, págs. 368, 369.

[Énfasis nuestro.]2 Testimonios para la Iglesia, tomo 6, pág. 268.3 El Ministerio de la Bondad, pág. 125.4 El Ministerio de Curación, págs. 107, 108.

[Énfasis nuestro.]5 Loma Linda Messages, pág. 37.6 Consejos para los Maestros, Padres y

Alumnos, págs. 462–464.7 Testimonios para la Iglesia, tomo 7, págs.

105–107.8 El Ministerio Médico, pág. 284.9 Testimonios para la Iglesia, tomo 6, págs. 230,

231.10 Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 223.11 Testimonios para la Iglesia, tomo 7, págs.

63, 64.12 The Review and Herald, 24 de octubre de

1899.

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8 The Reformation Herald, Vol. 53, No. 6

sábado, 1 de diciembre de 2012

N o hay ser humano nacido en esta tierra que no haya experi-mentado algún tipo de dolor o sufrimiento.

Además de heredar de nuestros progeni-tores un cuerpo mortal y un alma envile-cida, cada uno de nosotros, a sabiendas o no, aumenta su sufrimiento median-te nuestra transgresión personal de las leyes naturales y divinas. Más que nunca, la gente está abrumada por la enfermedad y sufren como si se tratara de alguna calamidad inevitable. A cada paso nos encontramos con ancianos y jóvenes que ansían el alivio y un remedio que elimine su sufrimiento. En su dolor, los seres humanos gritan: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24).

La respuesta se halla en nuestro Salvador Jesucristo, cuya misión fue anunciada por las palabras del profeta. Por favor, lea Isaías 61:1–3. “[Nuestro Salvador Jesucristo] vino para quitar la carga de enfermedad, miseria y pecado. Era su misión ofrecer a los hombres completa restauración; vino para darles

salud, paz y perfección de carácter.”1

La preparación de Cristo para el servicio

1. MÉTODO DE ENSEÑANZA. “[Jesús] adquiría conocimiento científi-co de la naturaleza. Estudiaba la vida de las plantas, los animales y los hombres… Todo niño puede aprender como Jesús.”2

“El médico que desee ser colabora-dor acepto con Cristo se esforzará por hacerse eficiente en todo ramo de su vocación… Acoplando nuevos conoci-mientos, mayor sagacidad y maestría, procurará alcanzar un ideal superior.”3

Es el deber de toda persona conocer las leyes que rigen a todo el ser y cumplir con estas leyes. Todos deben estar familiarizados con la anatomía y fisiolo-gía, así como la relación entre la salud mental, física y espiritual.4

2. DISCIPLINA EN LA JUVEN-TUD. CRISTO MOSTRÓ MARAVI-LLOSA DISCIPLINA Y FUERZA DE CARÁCTER EN SU JUVENTUD. Igualmente para nosotros, “una de las primeras lecciones que necesita aprender

el niño es la obediencia.”5 La disciplina es una norma esencial para la solución de los problemas y tareas de la vida. Sin disciplina no podemos resolver nada ni realizar bien cualquier tarea. Al ser disciplinados nosotros mismos y nuestros hijos, aprendemos juntos cómo crecer y madurar espiritualmen-te. La gratificación demorada es la técnica más importante en el logro de la disciplina. Un niño es mucho mejor enseñado al negar sus deseos, especial-mente los relacionados con el apetito, que por satisfacerlos. Los padres inteli-gentes sabrán cómo combinar discipli-na y compasión, de manera similar a combinar la justicia y la misericordia.

“Todo el que quiere ser un obrero para Dios tiene que practicar la disciplina propia. Esto logrará más que la elocuen-cia o los talentos más destacados.”6

3. DILIGENCIA Y PERFECCIÓN. “Mientras Jesús trabajaba en su niñez y juventud, su mente y cuerpo se desarro-llaban. No empleaba temerariamen-te sus facultades físicas, sino de una manera que las conservase en buena salud, a fin de ejecutar el mejor trabajo

El Gran Médico

Una compilación de la Biblia y el Espíritu de Profecía, con comentarios de Dragan Ivanov

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en todo ramo. No quería ser deficiente ni aun en el manejo de las herramientas. Fue perfecto como obrero, como lo fue en carácter. Por su ejemplo, nos enseñó que es nuestro deber ser laboriosos, y que nuestro trabajo debe cumplirse con exactitud y esmero... Esperaba mucho resultado; por lo tanto intentaba grandes cosas.”7

“Y todos los que quieran ser obreros juntamente con Dios, deben esforzarse por alcanzar la perfección de cada órgano del cuerpo y cada cualidad de la mente… El Señor requiere que cada cristiano crezca en eficiencia y capacidad en todo sentido… Recordad que nunca alcanza-réis una norma más elevada que la que vosotros mismos os fijéis. Proponeos, pues, un blanco alto, y ascended todo el largo de la escalera del progreso paso a paso, aunque represente penoso esfuer-zo, abnegación y sacrificio.”8

Seamos precavidos con la falsa humildad, porque “el estar vestidos de humildad no significa que hemos de ser enanos intelectualmente, deficientes en la aspiración y cobardes en la vida, rehuyendo las cargas por temor de no poderlas llevar con éxito. La verdade-ra humildad cumple el propósito de Dios dependiendo de su fuerza.” “Él se propone que sus siervos posean más inteligencia y más claro discernimiento que los mundanos.”9

Características del Gran Médico

1. FERVOR, FUERZA Y SALUD. “Jesús obró con fervor y constancia.... Nadie trabajó con celo tan agobiador por el bien de los hombres. No obstante, era la suya una vida de salud.”10

2. BENEVOLENCIA Y COMPA-SIÓN. “Valiéndose de métodos peculia-res, [Cristo] lograba aliviar a los tristes y afligidos. Con gracia tierna y cortés, atendía a las almas enfermas de pecado y les ofrecía salud y fuerza.” “Ninguno de los que a él acudían quedaba sin socorro. Su compasión no conocía límites.”11 “Debemos anticiparnos a las triste-zas, las dificultades y angustias de los demás. Debemos participar de los goces y cuidados tanto de los encumbrados como de los humildes, de los ricos como de los pobres.”12

La simpatía implica una sensibili-dad a las emociones de los demás y una respuesta compasiva a los mismos. Esto

es en realidad uno de los requisitos más importantes para la inteligencia social. De todos los tipos de trabajo que requie-ren un alto nivel de empatía e inteligen-cia social, la obra médica misionera sería seguramente una de las más destacadas.

3. SOCIABILIDAD. “[Cristo] procuraba llegar al pueblo por medio de las cosas que le resultaban más familia-res.”13 Como seguidores de Cristo, no debemos retirarnos o rehuir de las relacio-nes sociales, porque la mayoría de las alegrías de la vida se pueden derivar de dicha interacción. Es a través del contac-to personal y la amistad que el poder salvador del Evangelio llega a la gente.

Las personas fueron creadas para ser seres sociales. “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo” (Génesis 2:18). Ningún sustituto puede llenar la necesidad de las relaciones interpersonales. Dinero, éxito, trabajo, libros, y todo lo demás, son incapaces de suplir esta necesidad humana. Dios ha creado claramente un vacío en el corazón humano que sólo otra forma humana puede llenar. No importa cuán poco dinero tengamos, o cuán exitosos podamos ser—al final, la gente descubre que lo que más importa son los demás. Los seres humanos que construyen relaciones, que tienen amigos con los que reír, llorar, estudiar, desafiarse, jugar y vivir, a quienes amar y con quienes envejecer y morir—estas personas viven una vida que es real.

Los estudios han demostrado que las personas que han tenido malos hábitos de salud, pero que tuvieron fuertes lazos sociales, han vivido significativamente más tiempo que las personas con hábitos de salud excelentes, pero que vivieron aisladas. No hay mayor dolor que el que trae consigo la soledad.

4. EVITAR LA TOXICIDAD DEL AISLAMIENTO (CARENCIA DE CONTACTO SOCIAL). ¡El aislamien-to (soledad) duplica el riesgo de enferme-dad y muerte! Se ha comprobado que el aislamiento afecta la mortalidad tanto como el tabaquismo, la hipertensión, el

colesterol elevado, el sobrepeso o la falta de actividad física. ¡El fumar aumenta la mortalidad en 1,6 mientras el aislamien-to lo incrementa en 2,0! ¡Incluso es un factor de riesgo mayor! Los efectos del aislamiento y el estrés social persistente pueden acortar nuestra vida. La soledad es la sensación de que no tienes a nadie con quien compartir las emociones más íntimas o tener una relación cercana.14

5. INTERÉS EN LAS NECESI-DADES DE LOS DEMÁS. “[Cristo] enseñaba de tal manera que les hacía sentir [al pueblo] cuán completamen-te se identificaba con los intereses y la felicidad.”15

Una de las mejores maneras de mostrar interés genuino en los demás es siendo un buen oyente. A menudo es mucho más importante escuchar a los demás que hablar. Nos agrada la gente que sabe escucharnos. Escuchar verdaderamente y la capacidad de concentrarse en la otra persona, son siempre señales de amor. La esencia de oír verdaderamente es la disciplina de “ponerse entre paréntesis” y olvidar temporalmente nuestros propios prejui-cios, pensamientos y deseos. Este tipo de escucha nos permite sentir y vivir más intensamente el mundo de la persona que está hablando con nosotros. Debido a que el escuchar verdade-ro implica una supresión temporal del yo, permite una aceptación temporal y absoluta del otro. Cuando esto sucede, el oyente y el hablante se sienten en una mayor cercanía. La energía que requiere este proceso de escuchar es tan grande que sólo el amor verdadero y el deseo de ayudar a otro ser humano lo puede permitir. La comprensión de que alguien le está escuchando atenta-mente es en sí mismo terapéutico.

“Oíd atentamente mi palabra, y sea esto el consuelo que me deis” (Job 21:2).

6. ABNEGACIÓN. “Era su vida [de Cristo] una continua abnegación. No tuvo hogar en este mundo, a no ser cuando la bondad de sus amigos proveía a sus necesidades de sencillo caminante.

Una de las mejores maneras de mostrar interés genuino en los demás es siendo un buen oyente... Escuchar

verdaderamente y la capacidad de concentrarse en la otra persona, son siempre señales de amor.

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Llevó en favor nuestro la vida de los más pobres; anduvo y trabajó entre los menesterosos y dolientes.”16

“De todos los habitantes del mundo, los reformadores deben ser los más abnegados, bondadosos y corteses.”17

“No puede haber crecimiento o fructi-ficación en la vida que se centraliza en el yo. Si habéis aceptado a Cristo como a vuestro Salvador personal, habéis de olvidar vuestro yo, y tratar de ayudar a otros.”18

7. PACIENCIA Y ALEGRÍA. “[A Cristo] siempre se le veía paciente y alegre, y los afligidos le aclamaban como mensajero de vida y paz… Cuando pasaba por pueblos y ciudades, era como corriente vital que derramara vida y gozo por todas partes.” “Brota la esperanza en sus corazones [de las madres que presio-nan a través de la multitud con sus niños enfermos y moribundos]. Derraman lágrimas de gozo cuando consiguen llamarle la atención y se fijan en los ojos que expresan tanta compasión y tanto amor.”19

“Los cristianos que llenan su alma de amargura y tristeza, murmuracio-nes y quejas, están representando ante otros falsamente a Dios y la vida cristia-na. Hacen creer que Dios no se compla-ce en que sus hijos sean felices, y en esto dan falso testimonio contra nuestro Padre celestial.”20

“El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos” (Proverbios 17:22). Nada más puede mejorar la salud del cuerpo y del alma como un espíritu alegre y agradecido.

El método de trabajar de Cristo

1. JESÚS SIRVIÓ A LAS NECESI-DADES DE LOS POBRES Y LOS RICOS. “Mientras atendía al pobre,

Jesús buscaba el modo de interesar también al rico… Cristo no admitía distinción alguna de nacionalidad, jerarquía social, ni credo.”21

“Hablamos y escribimos mucho acerca de los pobres a quienes se descui-da. ¿No debiéramos llamar también la atención a los ricos a quienes se descuida?... Hay miles de ricos que sienten hambre de alimento espiri-tual.” “Aquellos que pertenecen a las altas esferas de la sociedad han de ser buscados con tierno afecto y considera-ción fraternal. Los hombres de negocios, los que se hallan en elevados puestos de confianza, los que poseen grandes facultades inventivas y discernimien-to científico, los hombres de genio, los maestros del Evangelio cuya atención no ha sido llamada a las verdades especia-les para este tiempo: éstos deben ser los primeros en escuchar el llamamiento.”22

2. ÉL ADAPTÓ SUS MENSAJES SEGÚN LAS CIRCUNSTANCIAS Y EL TIEMPO. Los mensajes de miseri-cordia de Cristo fueron variados para adaptarse a la audiencia.

3. NECESIDAD DE TACTO EN LA OBRA MISIONERA. “Poca utilidad tiene el intento de reformar a los demás atacando de frente lo que consideremos malos hábitos suyos. Tal proceder resulta a menudo más perjudicial que benéfico. En su conversación con la samaritana, en vez de desacreditar el pozo de Jacob, Cristo presentó algo mejor… Esto ilustra la manera en que nos toca trabajar.”23

4. “EL PLAN DE DIOS CONSIS-TE EN LLEGAR PRIMERO AL CORAZÓN.”24 Esto significa las emociones. Cuando la obediencia brota del corazón, entonces “sus mandamien-tos no son gravosos” (1 Juan 5:3). La vida cristiana entera, a pesar de las pruebas, es una vida de paz y tranquilo gozo. Por lo tanto, en nuestras activida-des misioneras, especialmente al princi-pio, elevemos a Cristo, y no las normas, reglamentos o doctrinas.

“El hombre que trata de guardar los

mandamientos de Dios solamente por un sentido de obligación —porque se le exige que lo haga— nunca entrará en el gozo de la obediencia… La verdadera obedien-cia es el resultado de la obra efectuada por un principio implantado dentro.”25 El evangelismo médico alcanza el corazón.

5. ÉL FUE FORTALECIDO EN SOLEDAD Y ORACIÓN. “En una vida dedicada por completo a hacer bien a los demás, el Salvador creía necesa-rio dejar a veces su incesante activi-dad y el contacto con las necesidades humanas, para buscar retiro y comunión no interrumpida con su Padre.”26

“Se está apoderando del mundo un afán nunca visto. En las diversio-nes, en la acumulación de dinero, en la lucha, hasta en la lucha por la existen-cia, hay una fuerza terrible que embarga el cuerpo, la mente y el alma. En medio de esta precipitación enloquecedora, habla Dios. Nos invita a apartarnos y tener comunión con él. ‘Estad quietos, y conoced que yo soy Dios’ (Salmo 46:10).”27

El efecto terapéutico del método de trabajo de Cristo

1. PERDÓN. Cristo trajo el mensaje de perdón: “Muchos de los que acudían a Cristo en busca de ayuda habían atraído la enfermedad sobre sí, y sin embargo él no rehusaba sanarlos.” “Actualmen-te miles que adolecen de enfermedades físicas desean, como el paralítico, oír el mensaje: ‘Tus pecados te son perdona-dos.’ La carga del pecado, con su desaso-siego y sus deseos nunca satisfechos, es la causa fundamental de sus enfermeda-des. No podrán encontrar alivio mientras no acudan al Médico del alma. La paz que él solo puede dar devolverá el vigor a la mente y la salud al cuerpo.”28

2. LA CURACIÓN SE HALLA TANTO AL DAR COMO AL RECIBIR. Se produce un profundo y apacible gozo cada vez que perdonamos a alguien. Es de origen celestial. Pero eso

Los seres humanos más miserables de la tierra son los que no perdonan. Aquellos que anhelan amargamente

venganza sobre los demás sufren de un sistema inmune debilitado.

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no es todo. ¡Qué hermoso es darse cuenta de que en este acto de perdón, el mismo sentimiento divino es también otorgado a quien se está perdonando! Los seres humanos más miserables de la tierra son los que no perdonan. Aquellos que anhelan amargamente venganza sobre los demás sufren de un sistema inmune debilitado, provocado por las emocio-nes negativas que afectan adversamen-te a nuestra salud.

3. ALEGRÍA. La investigación médica ha mostrado que “las emocio-nes negativas son tan tóxicas como el fumar y elevan los lípidos en la sangre como factores de riesgo en enfermeda-des cardíacas. La gente expuesta a largos períodos de tristeza y pesimismo, tensión constante y descontento, temor, cinismo y duda —son dos veces más vulnerables a las enfermedades modernas.”29

4. COMPASIÓN. La gracia de Cristo y la compasión traían curación al enfermo y afligido. Esta es la esencia de la obra médica.

5. AMOR. “El amor que Cristo infunde en todo nuestro ser es un poder vivificante. Da salud a cada una de las partes vitales: el cerebro, el corazón y los nervios. Por su medio las energías más potentes de nuestro ser despiertan y entran en activi-dad. Libra al alma de culpa y tristeza, de la ansiedad y congoja que agotan las fuerzas de la vida. Con él vienen la serenidad y la calma. Implanta en el alma un gozo que nada en la tierra puede destruir: el gozo que hay en el Espíritu Santo, un gozo que da salud y vida.”30

Los científicos reconocen ahora que la hormona cerebral oxitocina (la hormona del “amor”) es producida generalmente en el lóbulo frontal, donde se encuentra el mayor número de receptores de oxitoci-na. Esta combinación tiene que ver con sentimientos de amor verdadero y fideli-dad. Cuando activamos y reforzamos estos “senderos del amor verdadero” en el lóbulo frontal, las emociones destruc-tivas, como odio y avaricia, son disipadas. Esto es la escritura personal de Dios en la naturaleza humana. ‘Y su nombre estará en sus frentes” (Apocalipsis 22:4).

6. FE Y ESPERANZA. “[Cristo] procuraba infundir esperanza en los más rudos y en los que menos prometían, presentándoles la seguridad de que podían llegar a ser sin tacha y sencillos, poseedores de un carácter que los diera a conocer como hijos de Dios.”31

Los estudios revelan que durante los momentos cuando una persona está llena de fe, el número de leucocitos y sustan-cias inmunológicas en circulación es incrementado. El efecto contrario sigue a cada circunstancia en la cual manifes-tamos duda y una actitud negativa.

7. ORACIÓN. Cuando oramos con fe, un Poder superior respon-de al clamor de la persona, provocan-do en el cuerpo y el cerebro una serie de cambios psicológicos y químicos necesarios para la curación. El omnipo-tente Dios penetra el cerebro y el cuerpo con energía sobrenatural y curación. En el acto de la oración, las neuronas eléctricas en el cerebro se cargan de una corriente celestial.

8. BENEVOLENCIA Y ABNEGA-CIÓN. La investigación ha demostra-do que los dadores viven más que los que reciben los servicios y regalos. La longevidad está del lado de los que son abnegados y que ayudan a otros.

“Por el contrario, la abstracción favorece la depresión, mientras que ayudar a los demás nos libera de la preocupación por el yo (nuestros propios problemas), ya que nos anima a compartir el dolor de nuestros semejan-tes. La devoción al trabajo benévolo de ayudar a los necesitados, los que sufren y los enfermos, según la investigación, es la forma más poderosa para lograr un estado de ánimo agradable, el remedio más eficaz para combatir la depresión. Por desgracia, ¡también la más rara!”32 Este es básicamente el mensaje de salud que el Señor nos ha enviado a través del profeta Isaías. (Ver Isaías 58:7–11).

Conclusión

La propiedad sanadora del evange-lio: “Cuando se recibe el Evangelio en su pureza y con todo su poder, es un remedio para las enfermedades origina-das por el pecado.”33 “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación” (Malaquías 4:2). Todo lo que este mundo puede ofrecer no es capaz de curar un corazón quebrantado, restaurar la paz en el alma, disipar la ansiedad y eliminar la enfermedad. La fama, el genio o el talento son impoten-tes para alegrar el corazón quebrantado o reconstruir una vida arruinada.

Los médicos más exitosos y los

trabajadores de la salud no son los únicos que ofrecen tratamientos costosos o que dicen tener una solución para cada situación. No se trata de personas que tienen diplomas de distinguidas univer-sidades o que trabajan en hospitales de prestigio. Los trabajadores sanitarios más exitosos son los que saben cómo presentar mejor ante sus pacientes a su Creador. Sólo Aquel que ha creado nuestro mecanismo humano nos puede dar la curación duradera.

¡Cristo es el verdadero gran Médico de la humanidad y sin él no hay curación!

Referencias1 El Ministerio de Curación, pág. 11.2 El Deseado de Todas las Gentes, pág. 51.3 El Ministerio de Curación, pág. 79.4 Ver La Educación, pág. 195.5 La Educación, pág. 287.6 Palabras de Vida del Gran Maestro, págs.

269, 270.7 El Deseado de Todas las Gentes, pág. 53.8 Palabras de Vida del Gran Maestro, págs.

265–267.9 Ídem., págs. 298, 268.10 El Ministerio de Curación, pág. 33.11 Ídem., pág. 11.12 Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 318.13 El Ministerio de Curación, pág. 14.14 Ver Daniel Goleman, Emotional Intelligence,

pág. 170.15 El Ministerio de Curación, pág. 14.16 Ídem., pág. 12.17 Ídem., pág. 114.18 Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 47.19 El Ministerio de Curación, págs. 12, 13, 25.20 El Camino a Cristo, pág. 117.21 El Ministerio de Curación, pág. 15.22 El Evangelismo, pág. 404.23 El Ministerio de Curación, pág. 114.24 Ídem.25 Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 70.26 El Ministerio de Curación, pág. 36.27 La Educación, pág. 260.28 El Ministerio de Curación, págs. 49, 52.29 Goleman, op.cit., pág. 161.30 El Ministerio de Curación, pág. 78.31 Ídem., pág. 16.32 Goleman, op. cit., pág. 72.33 El Ministerio de Curación, pág. 78.

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domingo, 2 de diciembre de 2012

P or qué estoy preocu- pado? ¿Por qué me enojo? ¿Por qué me siento tan deprimido?”, se preguntan las personas

con problemas. “Es mi esposa. Ella me hace sentir mal”, o “mis compañeros de trabajo me hacen enojar.” Algunas personas culpan de sus problemas a su pastor o su iglesia, otros a sus circuns-tancias. “Si tuviera más dinero, no estaría tan preocupado por mi vida”, dice Juan. El hecho es que mientras vivamos en esta tierra, la gente que amamos y con quienes nos relacionamos no serán perfectos, y tampoco lo serán nuestras circunstancias. Por lo tanto, debemos aprender a superar las emociones negativas con la ayuda de Dios.

Dios nos ha creado a su imagen. Él nos ha hecho seres humanos espirituales y racionales, pero también nos ha creado con emociones. En el Edén, Adán tenía un cuerpo y una mente perfectamen-te desarrollados. Todas sus facultades eran armoniosas. Todas sus emociones,

palabras y acciones fueron hechas conforme a la voluntad de su Creador. Las emociones positivas como el amor, la alegría, el coraje, la paz y el contenta-miento llenaban su corazón. Después de pecar, vinieron las emociones negativas, como el miedo, la culpa, el odio, la ira, la ansiedad, el descontento y la tristeza. La Palabra de Dios y la ciencia revelan que las emociones, positivas o negativas, afectan a nuestra salud física, mental y espiritual.

“Muy intima es la relación entre la mente y el cuerpo. Cuando una está afectada, el otro simpatiza con ella. La condición de la mente influye en la salud mucho más de lo que general-mente se cree. Muchas enfermedades son el resultado de la depresión mental. Las penas, la ansiedad, el descontento, remordimiento, sentimiento de culpabi-lidad y desconfianza, menoscaban las fuerzas vitales, y llevan al decaimiento y a la muerte.”1

Por otra parte, “el valor, la esperanza, la

fe, la simpatía y el amor fomentan la salud y alargan la vida. Un espíritu satisfecho y alegre es como salud para el cuerpo y fuerza para el alma. ‘El corazón alegre es una buena medicina.’ (Proverbios 17:22, V.M.)”2 Es por esto que la Inteligencia Emocional [IE] es un tema candente en la Medicina Conductual de hoy.

Las emociones afectan nuestra salud

Entonces, ¿qué es la inteligencia emocional? Es la capacidad de un indivi-duo para identificar, usar, entender y manejar sus emociones de manera positi-va. Es la habilidad de reconocer las emociones en los demás, y la gestión de nuestras relaciones, y motivarnos a nosotros mismos para alcanzar metas. Así que las personas que tienen un alto IE poseen el control de sus sentimientos y emociones. Son honestos, responsables y adaptables al cambio, aunque tienen la mente abierta, mantienen expectativas razonables de sí mismos y de los demás.

Emociones y SaludPor Liliane Balbach

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La ciencia documenta ahora lo que la Biblia ha escrito hace miles de años —que el estrés crónico y las emocio-nes negativas pueden afectar el comien-zo, el tratamiento o la recuperación de varias enfermedades como el cáncer, la depresión, las enfermedades del corazón, diabetes, tuberculosis, artritis reumatoi-de, hipertensión, úlceras y el SIDA.

Incluso dolencias como dolores de cabeza, alergias, resfriados comunes, SPM, erupciones en la piel, y la gota, se ven afectados por el estrés y las emociones.

“Si bien el pesar y la ansiedad no pueden remediar un solo mal, pueden causar mucho daño; pero la alegría y esperanza, mientras iluminan la senda de los demás, ‘son vida a los que las hallan, y medicina a toda su carne.’ (Proverbios 4:22).”3 A continuación se enumeran algunos estudios que muestran la relación entre las emociones y las enfermedades.

AUMENTO DEL DOLOR— Las mujeres con y sin fibromialgia ven incrementado el dolor en respuesta a pensamientos de enojo y tristeza.4

CÁNCER— Las emociones negati-vas son un factor de riesgo para desarro-llar cáncer. Un estudio en China demostró que experimentar emociones negati-vas era uno de los principales factores de riesgo para el cáncer de colon, junto con la dieta, historia familiar y dolencias previas del tracto digestivo inferior.5

ACV—La ira y otras emociones negativas pueden ser desencadenantes de un ataque cerebral. Las personas que han sufrido un ACV tienen más probabi-lidades de haber estado enojadas o con otra emoción negativa dos horas antes del evento.6

“Ceder a las emociones violentas pone en peligro la vida. Muchos mueren víctimas de una explosión de rabia y pasión. Muchos se adiestran para caer en esas explosiones. Lo podrían impedir si quisieran, pero eso requiere fuerza de voluntad para contrarrestar una conduc-ta equivocada.”7

ENFERMEDADES DEL CORAZÓN —Hay una fuerte asociación entre las enfermedades del corazón y los altos niveles de ira frecuentes, la ansiedad y la depresión.8

DEPRESIÓN— Las personas que están deprimidas tienen 10 veces más probabilidades de morir de otro ataque al corazón, dentro de los 18 meses del primero, que las personas que no están deprimidas.9

CURACIÓN LENTA DE HERIDAS —Un estudio de la Universidad de Ohio demostró que los que tenían menos control sobre su ira tendían a cicatrizar más lentamente de heridas.10

Aunque los pensamientos y las emociones negativas son perjudicia-les para nuestra salud, los positivos impulsan nuestra salud y la inmuni-dad. Los pensamientos y las emocio-nes tranquilas tienen un efecto benefi-cioso sobre la circulación, la digestión, el movimiento de los intestinos y el adecuado mantenimiento del equilibrio hormonal. Esta clase de pensamiento incluye la paciencia, el amor, el gozo, la alegría, la paz, la bondad, la compasión y el dominio propio. Este tipo de activi-dad mental aumentará la producción de sangre y anticuerpos y hará que los huesos y los músculos se fortalezcan.11

Por esta razón, la Palabra de Dios repetidamente nos enseña a ser alegres y positivos. “El corazón alegre consti-tuye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos” (Proverbios 17:22). “El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate” (Proverbios 15:13). La alegría es buena para el corazón, la mente, así como para los huesos.

“La alegría y la conciencia tranquila es mejor que las drogas y será un agente eficaz en la restauración de la salud.”12

Huesos saludables

¿Por qué son tan importantes los huesos para nuestra salud? Los glóbulos blancos, que son críticos para un sistema inmunológico saludable, se producen en la médula ósea. Nuestros glóbulos rojos, que llevan el oxígeno vital hacia todas las partes del cuerpo, se forman también en la médula ósea. Además, las plaque-tas, que forman coágulos de sangre, también se fabrican allí. Por eso, nuestro Gran Médico nos da la mejor receta para un sistema inmunológico saludable: un corazón alegre. Palabras amables y agradables también están involucradas

en el fortalecimiento de los huesos y la inmunidad. “Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos” (Proverbios 16:24).

Por otro lado, el pecado así como el dolor, la preocupación y la ansiedad, tendrán un efecto negativo en nuestra salud e inmunidad. David dice: “Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo. Porque mi vida se va gastan-do de dolor, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi iniqui-dad, y mis huesos se han consumido” (Salmo 31:9, 10).

Bioquímica y emociones

¿Cómo afectan a nuestro cuerpo las emociones negativas? El estado de nuestra bioquímica puede afectar la forma en que nos sentimos. Una manera de cambiar nuestra bioquímica es comer alimentos sanos, nutritivos y hacer ejerci-cio regularmente. Pero, ¿te das cuenta de que nuestros pensamientos pueden cambiar nuestra bioquímica? Las oracio-nes que decimos en nuestro diálogo interno en realidad pueden alterar nuestro comportamiento glandular, muscular y neuronal. Los psicólogos han descubier-to que nuestros pensamientos influyen en nuestros sentimientos. Pero esta verdad ha sido conocida en la Palabra de Dios durante miles de años. El sabio nos dice: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Proverbios 23:7). Por lo tanto, esto es claro: “Si los pensamien-tos son malos, los sentimientos serán malos; y los pensamientos y sentimientos combinados forman el carácter moral.”13

Creencias erróneas

No hace falta que seamos marione-tas de nuestras emociones. La Palabra de Dios tiene las herramientas para ayudar a lidiar con la tristeza, la preocupación, el miedo, la ira y nos da el poder de tener alegría, paz y amor.

Detrás de gran parte de nuestra conduc-ta está nuestro sistema de creencias. Nuestros sentimientos y emociones son originados por lo que nos decimos acerca de las circunstancias en palabras o actitu-des. Piensa por un momento acerca de lo que te dices a ti mismo. Si te dices a ti mismo que tu hermano en la iglesia está en

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contra de ti, lo creerás, ya sea verdad o no, y entonces lo tratarás como a un enemigo. Lo que nos decimos a nosotros mismos puede ser verdad o mentira. Las creencias erróneas suelen parecer como una verdad para la persona que las repite para sí misma. Pero el apóstol Santiago nos dice de dónde proviene esta “auto-charla” destructiva: “Porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturba-ción y toda obra perversa” (Santiago 3:15, 16). Las creencias erróneas que nos contamos provienen directamen-te del padre de la mentira. Nuestra carne las acepta sin discusión, y entonces, cual alimento descompuesto, estas palabras de veneno mental crean dolorosas molestias y achaques. Esta dieta mental de toxinas puede matarnos si no luchamos contra ella con el poder de Dios.

Otra forma en que puede envenenar-se la mente es mediante la lectura de novelas, haciendo mal uso de Internet, viendo películas o videos que excitan la mente, provocan emociones negativas y causan una imaginación enfermiza. La inspiración nos dice: “En los asilos de insanos hay hoy día miles cuyas mentes fueron desequilibradas por la lectura de novelas, que conduce a la construcción de castillos en el aire y a un sentimenta-lismo enamoradizo.”14

“No hay en nuestra tierra influen-cia más poderosa para envenenar la imaginación, destruir las impresiones religiosas, y embotar el gusto por los placeres tranquilos y las sobrias realida-des de la vida, que las diversiones teatra-les. El amor por estas escenas aumenta con cada asistencia, como el deseo de bebidas embriagantes se fortalece con su consumo. La única conducta segura consiste en huir del teatro, del circo y otros lugares dudosos de diversión.”15

El mejor libro, que producirá una mente sana y emociones equilibradas, ayudán-donos a tener buen juicio, nos animará y nos dará la verdadera alegría y paz, es la Biblia. Jeremías dice: “Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos” (15:16). “La Biblia es el libro de los libros. Os dará vida y salud. Es un sedante de los nervios, e imparte solidez a la mente y firmeza de principios.”16 Querido amigo, ¿cuánto

tiempo pasas leyendo la Palabra de Dios en comparación con otros materiales de lectura?

Por lo tanto, si queremos contro-lar nuestros sentimientos y acciones, debemos empezar por eliminar todos los alimentos venenosos de nuestra dieta mental y alimentarnos con las Palabras de Vida del cielo. Jesús nos dijo cómo podemos hacer esto: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). La verdad de la Palabra de Dios, estudiada y obedecida, expondrá nuestras creencias erróneas y ayudará a liberarnos de la amargura, la triste-za, el resentimiento, la ira, el miedo, la hipersensibilidad y la sospecha excesiva.

Nuestros pensamientos preceden a los sentimientos y emociones. Entonces, cuando alimentemos diariamente nuestra mente con la Palabra de Dios, seremos capaces de controlar nuestros pensamientos, emociones y acciones. Hay tres pasos para llegar a ser positivo y alegre en el Señor:

• Debemos identificar nuestras creencias erróneas.

• Tenemos que eliminarlas.• Debemos reemplazar nuestras

falsas creencias con la verdad.

Estos son algunos ejemplos de errores comunes y cómo podemos reemplazar-los con la verdad.

MITO: Siempre estoy preocupado y frustrado.

VERDAD: Colocaré toda preocu-pación sobre Jesús porque Él puede manejarla. Entonces le agradeceré por contestar a mi oración y cooperaré con Él. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepa-sa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6, 7).

MITO: Oro por el perdón de los pecados, pero no siento que Jesús me oye.

VERDAD: “¿Pero esperaremos hasta que sintamos que estamos limpia-dos? No. Cristo ha prometido que ‘si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad’ (1 Juan

1:9)… No habéis de esperar emociones maravillosas antes de creer que Dios os ha oído. Los sentimientos no han de ser vuestra norma, pues las emociones son tan mutables como las nubes.”17

MITO: “Tengo miedo que el cáncer de mi esposa no responda a los tratamientos y que ella morirá.”

VERDAD: Ella está recibiendo el mejor tratamiento y hacemos todo lo posible por usar remedios naturales para que se sienta bien. Dejaré su caso en las manos del Gran Médico. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).

MITO: NUESTRA FAMILIA TIENE MUCHAS PRUEBAS; YA NO PUEDO MÁS.

VERDAD: Saldré adelante porque sé que Dios evalúa cada prueba que Él permite que venga a mi camino y con su ayuda, voy a ser capaz de soportar-lo o Él va a encontrar una salida. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamen-te con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13).

MITO: Es imposible sentirse feliz viviendo con una persona como Jack.

VERDAD: Puedo ser feliz aun si Jack no siempre me trata como deseo. Mi alegría viene del Señor. “Me mostra-rás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre” (Salmo 16:11).

Sí, ¡Él puede!

No podemos controlar nuestras emociones, pero Dios ¡sí puede! ¿Cómo? “Usted no puede controlar sus impulsos, sus emociones, como quisiera; pero puede ejercer dominio sobre la voluntad, y puede lograr cambiar enteramente su vida. Al entregar su voluntad a Cristo, su vida estará escondida juntamente con Cristo en Dios y vinculada al poder que está sobre todos los principados y potestades. Recibirá fuerza de Dios que lo manten-drá firme en su poder; y una nueva luz, la luz misma de una fe viviente, estará a su alcance.”18

Al entregar nuestra voluntad a Cristo,

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el Espíritu toma control de nosotros, y tenemos el poder de cambiar. Nuestra voluntad y su poder nos ayudan a tener esta experiencia: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento” (Romanos 12:2, énfasis añadido). “Cuando el Espíritu de Dios se posesiona del corazón, transforma la vida. Los pensamientos pecaminosos son puestos a un lado, las malas acciones son abandonadas; el amor, la humildad y la paz, reemplazan a la ira, la envidia y las contenciones. La alegría reemplaza a la tristeza, y el rostro refleja la luz del cielo.”19 Eso sucede cuando por fe nos entregamos a Dios.

Lecciones de sabiduría y dominio propio

Si acabas de recibir la noticia de que alguien está muy enojado con tu marido y está en camino para matarlo a él y a todos sus empleados, ¿cómo reaccio-narías? ¿Te paralizarías de miedo? ¿Llamarías a la policía, o clamarías a Dios por sabiduría? Esta fue la situación que enfrentó Abigail. Uno de los empleados de su marido acababa de recibir la noticia de que David venía con 400 hombres para matar a su marido Nabal y a todos los varones de su casa. David y sus hombres estaban en el desierto de Parán, y tenían gran necesidad de alimentos y provisiones. Como era la época de esquila de ovejas, y esto significaba también una ocasión de hospitalidad, David envió a diez hombres para pedir a Nabal, un rico campesino, algo de alimento. David esperaba una respuesta cortés a cambio de la bondad que había mostrado a los empleados de Nabal y sus rebaños. Pero Nabal respondió groseramente a los jóvenes: “¿Quién es David, y quién es el hijo de Isaí?... ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a hombres que no sé de dónde son?” (1 Samuel 25:10, 11). Nabal era “duro y de malas obras” (versículo 3). Un hombre rústico es grosero, tosco de temperamento, egoísta y avaro.

Cuando los jóvenes regresaron con las manos vacías, la ira de David brotó como un volcán. Tomando su espada, y dando instrucciones a sus 400 hombres de hacer lo mismo, estaba dispuesto a

castigar a Nabal, quien le había negado su petición. ¡Encolerizado! ¡Vengati-vo! ¿Era éste David, el hombre confor-me al corazón de Dios, quien actuaba de esa manera? “Este movimien-to impulsivo estaba más en armonía con el carácter de Saúl que con el de David; pero el hijo de Isaí tenía que aprender todavía lecciones de paciencia en la escuela de la aflicción.”20

¿Qué creencias erró- neas se dijo a sí mismo David? Tal vez que “si no conseguía alimento en ese momento, él y todos sus hombres morirían.” Olvidó las verdades que había escrito acerca de que Dios proveería todas sus necesidades. Perdió una gran oportunidad de practicar la fe y de ver a Dios abrir las ventanas del cielo para él y sus hombres.

¿Quién detendría a David de cometer un asesinato? Dios usó a Abigail, una “mujer de buen entendimiento.” Uno de los siervos de Nabal había escapa-do secretamente y le contó acerca de la bondad de David hacia los empleados de Nabal, el pedido de David, y la negati-va de Nabal de ayudar. David estaba en camino con su ejército para matar a Nabal y su casa. Abigail actuó rápida-mente y con gran sabiduría. Ella no se asustó ni temió. Creo que ella oró por sabiduría y la confianza de que Dios protegería a su familia si hacía su parte.

Sin decirle nada a su marido, Abigail envió con sus siervos una gran ofrenda de alimentos para David. Ella debe de haber tenido una despensa bien surtida para haber enviado 200 panes, 2 botellas de vino, 5 medidas de grano tostado, 5 ovejas, 100 racimos de pasas y 200 panes de higos. Luego montó un asno y se apresuró para recibir a David. Cuando vio a David, se bajó del asno y se arrodi-lló ante él con el rostro hacia el suelo.

• Abigail se dirigió a David con respeto y sumisión. Catorce veces ella lo llamó “mi señor”.

• Ella se echó la culpa a sí misma, no a su marido, y le pidió perdón.

• Usó palabras amables para disuadir a David del asesinato.

“Con palabras bondadosas [Abigail] procuró calmar los sentimientos irritados de él, y le suplicó en favor de su marido. Sin ninguna ostentación ni orgullo, pero llena de sabiduría y del amor de Dios, Abigail reveló la fortaleza de su devoción a su casa; y explicó claramen-te a David que la conducta hostil de su marido no había sido premeditada contra él como una afrenta personal, sino que era simplemente el arrebato de una naturaleza desgraciada y egoísta.”21

• Abigail no se atribuyó el mérito a sí misma.

“‘Ahora pues, señor mío, vive Jehová y vive tu alma, que Jehová te ha estorba-do que vinieses a derramar sangre, y vengarte por tu propia mano. Sean pues como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran mal contra mi señor’ (Vers. 26). Abigail no atribuyó a sí misma el razona-miento que desvió a David de su propósi-to precipitado, sino que dio a Dios el honor y la alabanza.”22

• Abigail sugirió lo que David debía hacer.

“‘Yo te ruego —dijo ella— que perdones a tu sierva esta ofensa; pues

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Jehová de cierto hará casa firme a mi señor por cuanto mi señor hace las guerras de Jehová, y mal no se ha hallado en ti en tus días’ (Vers. 28). Abigail insinuó el curso que David debía seguir. Debía librar las batallas del Señor. No debía procurar vengarse por los agravios personales, aun cuando se le perseguía como a un traidor.”23

¿De dónde obtuvo Abigail esa sabidu-ría? ¿Cómo supo responder tan inteli-gentemente en ese momento? “La piedad de Abigail, como la fragancia de una flor, se expresaba inconscientemente en su semblante, sus palabras y sus acciones. El Espíritu del Hijo de Dios moraba en su alma. Su palabra, sazonada de gracia, y henchida de bondad y de paz, derrama-ba una influencia celestial… ‘Bienaven-turados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios’ (Mateo 5:9) ¡Ojalá que hubiera muchas personas como esta mujer de Israel, que suaviza-ran los sentimientos irritados y sofoca-ran los impulsos temerarios y evitaran grandes males por medio de palabras impregnadas de una sabiduría serena y bien dirigidas!”24

¿Qué ocurrió con David? Mientras escuchaba el sabio razonamiento y la amonestación de esta mujer de fe, volviendo en sí “tembló al pensar en lo que pudiera haber resultado de su propósito temerario… La ira de David se disipó bajo el poder de su influen-cia y razonamiento. Quedó conven-cido de que había tomado un camino malo, y que había perdido el dominio de su propio espíritu.”25 David alabó a Dios por enviar a Abigail para darle sabios consejos. “Con corazón humilde recibió la reprensión, en armonía con sus propias palabras: ‘Que el justo me castigue, será un favor, y que me repren-da será un excelente bálsamo’ (Salmo 141:5). Le dio las gracias y la bendijo por haberle aconsejado tan rectamen-te. Son muchos los que, cuando se les reprende, se creen dignos de alabanza si reciben el reproche sin impacientar-se; pero ¡cuán pocos aceptan la repren-sión con gratitud de corazón, y bendicen a los que tratan de evitarles que sigan un sendero malo!”26

Nabal era completamente ajeno a la locura de su discurso y sus acciones, y lo cerca que había estado de la muerte. Cuando Abigail regresó a su casa, estaba borracho y festejando como un rey en su

casa. Sabiamente, Abigail no le dijo nada acerca de los acontecimientos del día. En cuanto amaneció, Nabal se desper-tó con la cabeza más clara, por lo que Abigail le informó de todo lo ocurrido el día anterior. El color desapareció de su rostro cuando empezó a compren-der la magnitud de su locura. Nuestro texto nos dice que “desmayó su corazón en él, y se quedó como una piedra” (versículo 37). Tal vez tuvo un derrame cerebral. Diez días después, Jehová hirió a Nabal, y murió. Esta increíble historia nos enseña que las creencias erróneas de David casi le llevaron a cometer un asesinato. La sabiduría y el coraje de Abigail demostrados en esta situación que amenazaba la vida, eran mayores que las de un general del ejército. Ella salvó a su familia de la muerte y evitó que David y sus hombres derramaran sangre. Abigail era una verdadera hija de Cristo, tomando la culpa sobre sí misma por algo que nunca hizo, pidien-do perdón por los pecados que nunca cometió, y ofreciendo sacrificios de paz. ¡Qué Dios nos dé su sabiduría, su espíri-tu de bondad y dominio propio para que también podamos ser constructores de paz en nuestros hogares, lugares de trabajo y en nuestras iglesias!

Hoy es un nuevo día

Queridos hermanos y hermanas, ¿nos damos cuenta de que nuestras emocio-nes fluctuantes hieren el corazón de Cristo? “Los hijos de Dios no han de estar sujetos a sus sentimientos y emociones. Cuando fluctúan entre la esperanza y el temor, el corazón de Cristo es herido; porque él les ha dado evidencias inconfundibles de su amor. Desea que sean establecidos, fortale-cidos y cimentados en la santísima fe. Quiere que hagan la obra que les ha confiado; entonces sus corazones serán en las manos divinas como arpas sagradas, cada una de cuyas cuerdas exhalará alabanza y acción de gracias a Aquel que Dios ha enviado para quitar el pecado del mundo.”27

¿Cómo han sido tus pensamien-tos y emociones, querido lector? ¿Qué tipo de música has estado tocando en tu mente—los acordes armoniosos de gratitud y alabanza, alegría, satisfacción y confianza? ¿O has permitido que los acordes disonantes de la preocupación,

la tristeza, la ira, el miedo y el descon-tento se hagan cargo de tu vida y arruinen el arpa sagrada que Dios te ha dado?

Hoy puede ser un nuevo día. Hoy podemos cambiar la química de nuestro cerebro y comenzar a restaurar nuestra salud mental, física y espiritual. Hoy podemos optar por alimentar nuestra mente con el mejor y completo alimento orgánico, ¡la Palabra de Dios! Podemos rechazar el alimento venenoso que Satanás y los medios de comunicación están tratando de servirnos en nuestros platos. A medida que entregamos nuestra vida a Cristo, cada día y hora, podemos ser positivos, independientemente de nuestras circunstancias. Junto con el apóstol Pablo, podemos experimentar la verdadera alegría. “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regoci-jaos!” (Filipenses 4:4).

Referencias1 El Ministerio de Curación, pág. 185.2 Ídem.3 El Hogar Cristiano, pág. 391.4 Arthritis Care & Research, tomo 62, Nº 10,

págs. 1370–1376, Octubre 2010.5 Chinese Journal of Clinical Oncology, tomo 1,

2004 – tomo 5, 2008.6 Science Daily, 21/12/2004.7 Mente, Carácter y Personalidad, tomo 2, pág. 537.8 American Journal of Cardiology, 15/10/2003;

92(8):901-6.9 Circulation, 15/02/1995; 91(4):999-1005.10 Brain, Behavior and Immunity, 08/12/2007.11 Thrash, Agatha, M.D., Counseling Sheets.12 My Life Today, pág. 177.13 Mensajes para los Jóvenes, pág. 91.14 Ídem., pág. 288.15 El Hogar Cristiano, pág. 469 [Énfasis

nuestro.]16 Consejos Sobre la Obra de la Escuela

Sabática, pág. 22.17 Mente, Carácter y Personalidad, tomo 1, pág. 129.18 Testimonios, tomo 5, pág. 485.19 El Deseado de Todas las Gentes, pág. 144.20 Patriarcas y Profetas, pág. 722.21 Ídem., pág. 723.22 Ídem.23 Ídem, pág. 724.24 Ídem.25 Ídem., págs. 724, 725.26 Ídem.27 Testimonios para los Ministros, pág. 528.

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miércoles, 5 de diciembre de 2012

En tiempos pasados, muchos se burlaban y ridiculizaban ante la sugerencia de que los hábitos alimen-

tarios incorrectos podrían estar relacio-nados con la enfermedad. Incluso en algunas mentes de raciocinio convencio-nal actuales, los beneficios de la nutrición y la dieta en la prevención de la enfermedad siguen siendo despreciados como insigni-ficantes. Sin embargo, para aquellos que están en la industria de la nutrición y el bienestar, se entiende que los hábitos dietéticos correctos son la base de una buena salud en la sociedad actual. Con una mejora significativa en la higiene durante el siglo pasado, los episodios de enfermedades infecciosas han disminui-do dramáticamente. Hoy estamos frente a un ataque de un tipo diferente: uno que el mundo no está preparado, y sin embargo, uno que ha sido profetizado de antemano al pueblo de Dios.

¿Qué está causando la epidemia moderna de enfermedades que se extien-den por el mundo? Leamos primero la profecía: “Las enfermedades y dolencias que prevalecen por doquiera provienen en buena parte de errores comunes respecto al régimen alimentario.”1 La declaración de Elena de White significa que la mayoría de las enfermedades que enfrentamos hoy son inducidas por la dieta y el estilo de vida, y no infecciosas.

Note esta declaración publicada en la web de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 20/06/11: “Las cuatro principales enfermedades no transmi-sibles —enfermedades cardiovascu-lares, cáncer, enfermedades pulmona-res crónicas y diabetes— matan a tres de cada cinco personas en todo el mundo, y causan gran daño socioeconómico en todos los países, en particular en los países en desarrollo.” Sesenta por ciento de todo el mundo está muriendo de estas cuatro principales enfermedades no infecciosas.

El 27/04/2011, un informe de la OMS declaró: “Las enfermedades no transmi-sibles son la principal causa de muerte hoy en día y están en aumento... En 2008, murieron 36,1 millones de personas a causa de condiciones tales como enferme-dades del corazón, derrames cerebra-les, enfermedades pulmonares crónicas, cáncer y diabetes.” El director de la OMS declaró: “Para algunos países, no es una exageración describir la situación como de inminente desastre, un desastre para la salud, para la sociedad, y especialmen-te, para las economías nacionales.” En el mismo informe, la OMS declara los princi-pales factores de riesgo para estas enferme-dades principales: “Estos cuatro grupos de enfermedades responden por alrededor del 80% de todas las muertes [por enfermeda-des no transmisibles], y comparten cuatro factores de riesgo comunes:

1. USO DEL TABACO2. INACTIVIDAD FÍSICA3. EL USO NOCIVO DE ALCOHOL4. DIETA POBRE.

Usted no se contagiará de enfermedades del corazón, cáncer, enfermedad pulmonar crónica o diabetes, de alguna

otra persona. Todos estos grandes asesinos de la humanidad tienen

una cosa en común: todos son clasifi-cados como enfermedades de estilo de vida. Se reconoce que estas enfermeda-des se generan a partir de una alimenta-ción pobre y de hábitos de vida, tal como explica el Espíritu de Profecía. Los princi-pales factores de riesgo tienen que ver con la forma en que un ser humano trata a su propio cuerpo. Si se respira una mezcla venenosa de tabaco, si no se realiza ningún tipo de ejercicio físico, si se bebe una mezcla venenosa de alcohol, y si se alimenta en forma poco nutritiva y saluda-ble, e incluso de alimentos perjudiciales, entonces el resultado es el desarrollo de una enfermedad letal. Todos estos factores de riesgo se derivan de la elección de los individuos en la forma de tratar a su cuerpo. Una persona decide fumar, una persona elige no hacer ejercicio, una persona decide beber alcohol, y una persona opta por comer comida “chatarra”. Si este es el caso, entonces, ¿a quién puede culpar por su enfermedad debilitante? Solamente a sí mismo y a la falta de respeto de sí mismo y de dominio propio. Observe cómo el Espíritu de Profecía previó esta misma condición, y cómo Dios llama a su pueblo a tener un nivel elevado en comparación con el mundo que les rodea. “Según la luz que me fue dada hace tanto tiempo (1863), se me mostró que la intemperancia prevale-cería en el mundo hasta un punto alarman-te, y que cada miembro del pueblo de Dios debía asumir una posición elevada con

EL VEGETARIANISMOEN LA SOCIEDAD ACTUAL

Por Alisdair Pow

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respecto a la reforma de los hábitos y las prácticas.”2

Principales factores de riesgo para la enfermedad

Sería desequilibrado asumir que todos los casos de enfermedad pueden atribuir-se a hábitos de vida erróneos. Después de todo, incluso grandes hombres de Dios como Job y Eliseo experimenta-ron enfermedades no atribuidas a estas causas. Sin embargo, la pluma inspira-da no es menos clara acerca de que hay cosas que podemos hacer: factores dentro de nuestro poder de control, que pueden tener un enorme impacto sobre nuestra probabilidad de sufrir de ciertas enferme-dades comunes.

Consideremos brevemente cómo el Señor le reveló a Elena de White los tres grandes factores de riesgo de muerte mucho antes de que la ciencia los descubriera.

1. Uso de tabaco

“El tabaco es un veneno de la especie más engañosa y maligna porque tiene una influencia, excitante primero y luego paralizadora, sobre los nervios del cuerpo. Es tanto más peligroso porque sus efectos en el organismo son muy lentos y al principio, difíciles de ser aprecia-dos. Multitudes han caído víctimas de su influencia venenosa. Ciertamente se han suicidado mediante este lento veneno.”3

2. Inactividad

“La inacción es causa fecunda de enfermedades. El ejercicio aviva y regula la circulación de la sangre; pero en la ociosidad la sangre no circula con libertad, ni se efectúa su renovación, tan necesaria para la vida y la salud.”4

3. Uso perjudicial de alcohol

“Cada año se consumen millones y millones de litros de bebidas embriagan-tes. Millones y millones de pesos se gastan en comprar miseria, pobreza, enfermedad, degradación, pasiones, crimen y muerte. Por amor al lucro el tabernero expende a sus víctimas lo que corrompe y destruye la mente y el cuerpo.”5

Ahora examinemos el cuarto factor de riesgo principal de casi dos terceras partes de la población del mundo, un régimen alimenticio pobre. No todos fuman tabaco,

no todos son deficientes en la actividad física, y no todos beben alcohol, pero el cuarto factor de riesgo afecta a toda humani-dad, ya que todos comen alimentos. Esta es la razón de que el alimento que ingerimos se vuelva el factor de riesgo principal en la determinación de nuestro nivel de salud o enfermedad. La comida que consumimos promueve la buena salud o las enfermeda-des y dolencias. Consideremos otra intere-sante declaración de recomendación de la Organización Mundial de la Salud para la población de hoy. Dentro de esta declara-ción están las recomendaciones alimen-ticias para una dieta sana y las adverten-cias contra los alimentos que llevarán a la enfermedad y dolencias. “Una dieta malsana es uno de los factores de riesgo principales para una variedad de enferme-dades crónicas, incluso enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, y otras afecciones relacionadas con la obesidad. Las recomendaciones específicas para una dieta sana incluyen: comer más frutas, verduras, legumbres, nueces y granos; reducir sal, azúcar, grasas. También es aconsejable elegir grasas no saturadas, en lugar de grasas saturadas y avanzar hacia la eliminación de los ácidos grasos trans (grasas trans).”

Los principales expertos mundiales de salud han hecho algunas recomenda-ciones específicas a la población de todo el mundo. No importa si vivimos en el hemisferio norte o sur, si vivimos en un país del tercer mundo o en uno pudiente del occidente, no importa qué edad, raza, color, o la condición en que estamos: los principios básicos son iguales. En dicha declaración sobre la recomendación alimenticia no hay ni una sola mención de alimentos cárneos, como carne de cerdo, de vaca, cordero, aves o pescados, y ninguna mención de derivados lácteos como leche, queso, yogur, crema ni tampoco huevos. La única familia de alimentos recomen-dados de los que se debe incrementar el consumo son frutas, verduras, legumbres, nueces y cereales. Esto significa que los alimentos óptimos que la Organización Mundial de la Salud recomienda son todos los encontrados dentro de una dieta vegana, o vegetariana estricta. Esto me recuerda algunas declaraciones que han sido escritas por el Espíritu de Profecía a las cuales el pueblo del Advenimiento debe prestar atención: “Para saber cuáles son los mejores comestibles tenemos que estudiar el plan original de Dios para la alimentación del hombre. El que

creó al hombre y comprende sus necesi-dades indicó a Adán cuál era su alimen-to... Los cereales, las frutas carnosas, las oleaginosas y las legumbres, constituyen el alimento escogido para nosotros por el Creador.”6 Antes que el mundo haya comenzado a pensar qué clase de alimen-tos podrían ayudar a prevenir la enferme-dad, el Señor ya lo reveló mediante Elena de White. El Señor declaró que una dieta vegetariana estricta contiene los mejores alimentos para prevenir las enfermedades, las dolencias y la muerte, en estos últimos días.

Observe la dieta elegida que el Señor quiere para su pueblo: “Una y otra vez se me mostró que Dios está tratando de guiarnos de vuelta, paso a paso, a su plan original: que el hombre subsista a base de productos naturales de la tierra. Entre los que esperan la venida del Señor, el comer carne finalmente se abandonará; la carne dejará de ser parte de su alimen-tación... Todos los que están relaciona-dos con nuestras instituciones de salud debieran estar educándose especialmen-te para subsistir a base de frutas, cereales, legumbres y hortalizas. Si obramos guiados por principios en cuanto a estas cosas, si como reformadores cristianos educamos nuestro propio gusto, y coloca-mos nuestro régimen en armonía con el plan de Dios, podremos influir en otras personas, en esta materia, lo cual será agradable para Dios.”7

“Hagamos un progreso inteligente en la simplificación de nuestro régimen alimenticio. En la providencia de Dios, todo país produce artículos de alimenta-ción que contienen la nutrición necesaria para edificar el organismo.”8 Los elemen-tos básicos en nuestro régimen deberían ser una variedad de frutas, verduras, legumbres, granos, nueces y semillas; ya que es dentro de estos alimentos donde hallamos vitalidad para la vida.

Algo para considerar

¿Qué sucedería si el pueblo de Dios adoptara una dieta vegetariana simple? La Organización Mundial de la Salud nos dice que debemos reducir nuestro riesgo de muerte a causa de enfermedades graves como enfermedades del corazón, cáncer, enfermedades pulmonares y diabetes. ¿Qué ha dicho el Señor? “Se me mostró que la intemperancia prevalecería en el mundo en un grado alarmante, y que cada miembro del pueblo de Dios debe adoptar

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una posición elevada con respecto a la reforma de los hábitos y las prácticas… Se me mostró que Dios presentaría a su pueblo que observaba los mandamientos una reforma en el régimen de alimenta-ción, y que a medida que la aceptaran, sus enfermedades y sufrimientos disminuirían notablemente. Se me mostró que esta obra progresaría.”9

En su amor y misericordia, Dios ha dado al pueblo adventista el mayor avance en la medicina que podría ser descubier-to, un régimen preventivo de enferme-dades. Una gran reforma en la dieta es la clave para aliviar a millones y millones de casos de sufrimiento y enfermedad. No se puede hallar buena salud en un frasco de comprimidos, no puedes encontrar una buena salud en una jeringa, pero el Señor dice que podemos hallar una buena salud en el mismo alimento que Él ha creado para nuestros organismos. El mundo médico gasta miles de millones de dólares cada año en la búsqueda de curas y tratamientos para la enfermedad. Miles y miles estudian para convertirse en científicos, investiga-dores, químicos, médicos, en la búsque-da de descubrir curas milagrosas para las enfermedades que tanto afligen a la humanidad. Y sin embargo, a pesar de todo este inmenso esfuerzo, más y más gente se está enfermando cada año de enferme-dades del corazón, cáncer, diabetes y enfermedades pulmonares.

El mundo tiene su oído “pegado” a las últimas novedades y avances en la medici-na de las drogas. Por desgracia, nadie quiere escuchar a una mujer sin educación que nunca estudió forma alguna de medicina o química en su vida. Nadie quiere escuchar a alguien —que vivió mucho tiempo antes de que siquiera se conocieran los términos “vitamina” y “antioxidante”— decir que Dios no ha puesto todo este maravilloso tratamiento en un comprimido, sino en una manzana, en un tallo de brócoli, en una almendra, un poroto (frijol), una semilla de sésamo, o un grano de maíz. Las vitami-nas, minerales, antioxidantes, enzimas y productos químicos que previenen las enfermedades fueron creados hace mucho tiempo, ya se han diseñado y estudiado, ya han sido fabricados y producidos en masa, y ya han sido envasados para el consumo de todos. Se llaman alimentos, ¡la buena, antigua y saludable dieta vegetariana! ¡La ciencia simplemente descubre lo que Dios ya ha creado! Hay una cosa que Dios te ha dado en los alimentos y que un comprimi-do farmacéutico no puede proporcionar:

La vitalidad de la vida. El alimento de Dios está lleno de los dones de la vida, que brindan nutrientes para evitar las enferme-dades. Las enfermedades y las dolencias no se originan porque Dios no ha propor-cionado suficientes alimentos nutritivos, sino porque a menudo la humanidad no quiere comer.

Otra advertencia que la Organización Mundial de la Salud dio en sus recomen-daciones dietéticas es reducir el consumo de azúcar, sal y grasas, especialmente grasas saturadas y trans. Si se nos aconseja reducir nuestro consumo de azúcar y sal, entonces, evidentemente, la ciencia los reconoce como alimentos que promue-ven la enfermedad y no la salud. Si se nos aconseja reducir las grasas saturadas, que se encuentran en gran medida en los alimentos de origen animal y las grasas trans que se hallan mayormente en los alimentos fritos, como las papas fritas y otras comidas rápidas, entonces, eviden-temente, estos también son considera-dos como alimentos que sólo fomentan la enfermedad y las afecciones. Para el mundo actual, toda esta información nutricional es un paradigma completa-mente nuevo, pero para el pueblo de Dios es sólo el cumplimiento de la profecía. Una vez más me llaman la atención las amonestaciones dadas por Dios a través de la pluma inspirada:

1. EXCESO DE AZÚCAR. “El uso abundante del azúcar en cualquier forma tiende a recargar el organismo y con frecuencia es una causa de enfermedad.”10

2. DEMASIADA SAL. “Prepara-mos nuestros alimentos sólo con poca sal, y hemos abandonado toda clase de especias.”11

3 . DEMASIADAS GRASAS SATURAS DE ORIGEN ANIMAL. “La carne se sirve despidiendo un fuerte olor a grasa, porque conviene al gusto perver-tido. Tanto la sangre como la grasa de los animales son consumidas como manjares deliciosos. Pero el Señor dio instruccio-nes especiales de que estas cosas no debían comerse. ¿Por qué? Porque su uso produci-ría una corriente sanguínea enferma en el organismo humano. El no prestar atención a las instrucciones especiales del Señor ha traído una variedad de dificultades y enfermedades a los seres humanos... Si éstos introducen en su organismo lo que no puede constituir buena carne y buena sangre,

deben soportar los resultados de su falta de atención a la Palabra de Dios.”12

4. DEMASIADAS GRASAS TRANS (FRITOS). “No creemos que las papas fritas sean saludables, porque se usa más o menos grasa o mantequilla para prepararlas.”13

“Sea cuidadoso con respecto a su forma de comer y beber, hno. ___, de manera que no siga teniendo un cuerpo enfermo. Coma regularmente, y consuma sólo alimentos exentos de grasas.”14

“Un régimen sencillo, libre de especias, de carne y de grasas de todas clases, resulta-rá una bendición para vosotros.”15

“Los cereales y las frutas preparados sin grasa, y en una condición tan natural como sea posible, deben ser los alimentos para las mesas de todos los que pretenden estar preparándose para trasladarse al cielo.”16

Usted no encontrará una recomendación científica creíble aconsejando a alguien que incremente su consumo de azúcar, sal o grasas saturadas animales y grasas trans. No encontrará recomendaciones nutricio-nales imparciales y creíbles para aumentar su consumo de carne de vaca, cerdo, pollo, cordero, queso, leche, etc., con el fin de reducir su riesgo de desarrollar enferme-dades del corazón, cáncer, enfermeda-des pulmonares y diabetes. ¿Por qué no? Simplemente porque es bien conocido que estos son los mismos alimentos que ocupan el primer lugar en aumentar el riesgo de desarrollar estas enfermedades.

Algunos dicen que hay que comer pescado, porque el pescado es rico en ácidos grasos insaturados que ayudan a reducir los factores de riesgo propios. Es cierto que el pescado es alto en grasas insaturadas, tales como aceites omega-3, pero también es cierto que los pescados son elevados en colesterol, equivalente al de pollo. También es cierto que muchos peces tienen un alto contenido de mercurio y otros contaminan-tes que han absorbido de las aguas contami-nadas del mundo. “En muchos puntos los peces se contaminan con las inmundicias de que se alimentan y llegan a ser causa de enfermedades. Tal es en especial el caso de los peces que tienen acceso a las aguas de albañal de las grandes ciudades. Los peces que se alimentan de lo que arrojan las alcantarillas pueden trasladarse a aguas distantes, y ser pescados donde el agua es pura y fresca. Al servir de alimento llevan la enfermedad y la muerte a quienes ni siquie-ra sospechan el peligro.”17 Es un error de recomendar que los alimentos como el

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Por D. Jeyasingh

pescado sean consumidos sólo porque contienen un buen nutriente mientras que al mismo tiempo contienen otros ingredien-tes malos. Sería como decir que debemos comer una barra de cereales, ya que contie-ne altas cantidades de frutos secos, a pesar de que se mezcla con chocolate, produc-tos lácteos y azúcar. Esto sería absurdo. La mejor forma de grasas y aceites que contienen nada más que buenos ingredien-tes saludables junto a ellos son los deriva-dos de alimentos de origen vegetal. Por ejemplo, semillas de lino (linaza) y la nuez, también contienen altos niveles de ácidos grasos insaturados omega-3, y sin embargo ninguno de ellos contiene los muchos elementos negativos que se pueden encontrar en el pescado. Por el contrario, contienen una serie de otros nutrientes de gran alcance que sólo nutren el cuerpo sin proporcionar ningún perjuicio al mismo. Una dieta equilibrada, nutritiva, vegetaria-na, proporciona un arsenal de ataque contra el número cuatro de los asesinos de nuestros días, y lo único que tenemos que hacer es ¡comerla!

El peligro de quedar rezagados

Como profeso pueblo remanente de Dios, el reto al que nos enfrentamos hoy en día siendo vegetarianos no es que podamos estar avanzando demasiado rápido para el mundo, sino que nos quedemos atrás. El mundo está tocando la trompeta procla-mando los beneficios de comer alimen-tos que pertenecen a una dieta vegetariana, y ¿qué estamos proclamando? ¿Somos la cabeza o la cola? ¿Estamos proclamando al mundo el brazo derecho del triple mensaje angélico—el brazo de la salud y la felici-dad? ¿O somos culpables de murmurar contra las instrucciones del Señor como lo hicieron los hijos de Israel? “Ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos” (Números 11:6).

Algunos parecen gritar: “Amo mi carne, mi queso, mi mantequilla, mi leche y mi crema. Amo mis huevos, mi chocolate, mi azúcar, y mis pasteles. Amo mis especias y la sal y mis alimentos fritos. Si alejo todo esto de mí, mi alma se seca, y ¡no quedará nada sino este maná de frutas, verduras, legumbres, granos, nueces y semillas!” Sabes que esto es verdad. Si nos alejamos de todo esto, nos quedaremos sin nada. Nada, es decir, nada que obstruya las arterias y nos cause enfermedades del corazón. Nada, es decir, nada que destruya nuestras células y nos ocasione cáncer. Nada, es decir, nada

que destruya nuestros tejidos y nos produz-ca enfermedades pulmonares. Nada, es decir, nada que destruya nuestros órganos y nos origine diabetes. Si seguimos el consejo del Señor y comemos sólo las cosas que Él ha prescrito, entonces no habrá nada que nos enferme y tampoco contraeremos estas enfermedades mortales de los últimos días.

La Biblia nos dice muy sencillamente: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrup-ción; mas el que siembra para el Espíri-tu, del Espíritu segará vida eterna (Gálatas 6:7, 8). El Señor no cambiará lo que ha dicho. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Estoy dispuesto a hacer el cambio? ¿Estoy dispuesto a vivir y comer de forma saludable? ¿Estoy dispuesto a ayudar a aliviar los sufrimientos de las enferme-dades que tanto aquejan a la humanidad en este momento? ¿Estoy dispuesto a sembrar en el Espíritu, caminando en la dirección del Señor en relación con lo que debo comer? ¿O estoy, como el antiguo Israel, dispuesto a sembrar en la carne y comer lo que quiera de acuerdo a mis gustos y deseos carnales? La elección es nuestra y el destino de seguir a la carne o al Espíritu ha sido claramente puesto delante de nosotros. El Señor clama hoy a su pueblo como lo hizo con el antiguo Israel: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.” (Deuteronomio 30:19).

¿Quiénes se levantarán por el Señor y serán verdaderos reformadores? ¿Quién de nosotros tendrá el coraje y la determi-nación para liderar el camino en la vida sana? ¿Quién de nosotros está dispues-to a levantar la trompeta y proclamar al mundo las bendiciones del mensaje pro salud antes de que el mundo lo proclame a nosotros? “Sólo cuando demostremos ser inteligentes tocante a los principios de una vida sana, podremos discernir los males que resultan de un régimen alimen-ticio impropio. Aquellos que, habiéndose impuesto de sus errores, tengan el valor de modificar sus costumbres, encontrarán que la reforma exige luchas y mucha perseve-rancia. Pero una vez que hayan adquiri-do gustos sanos, verán que el consumo de la carne, en el que antes no veían mal alguno, preparaba lenta pero seguramen-te la dispepsia y otras enfermedades.”18

Pregúntese honestamente, ¿estoy sano? ¿Es mi dieta, tal como el Señor quiere que sea? ¿O me estoy quedando atrás debido a los gustos y deseos de mi carne?

“Dios exige que su pueblo progrese constantemente. Debemos aprender que la satisfacción de nuestros apetitos es el mayor obstáculo que se oponga a nuestro progreso intelectual y a la santificación del alma. No obstante todo lo que profesamos en lo que concierne a la reforma pro salud, algunos de entre nosotros se alimentan mal. El halago de los apetitos es la causa principal de la debilidad física y mental, del agotamiento y de las muertes prematu-ras. Toda persona que busca la pureza de la mente debe recordar que en Cristo hay un poder capaz de dominar los apetitos.”19

El Señor quiere que levantemos la trompeta para anunciar personalmente y experimentar los beneficios de una alimentación saludable y vivificadora. Que cada miembro sienta su llamado a esta obra, que cada iglesia se levante como portadores de luz en medio de las tinieblas de las enfermedades y dolencias. Levantémonos todos ante el llamado del Señor. “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). Amén.

Referencias1 Conducción del Niño, pág. 3572 CSRA, pág. 578.3 La Temperancia, pág. 51.4 El Ministerio de Curación, pág. 182.5 Ídem., págs. 259, 260.6 Conducción del Niño, pág. 356.7 Christian Temperance, pág. 119.8 CSRA, pág. 112.9 Consejos Sobre la Salud, pág. 532.10 Christian Temperance, pág. 57.11 CSRA, pág. 579.12 Ídem., págs. 470, 471.13 Ídem., pág. 384. 14 Ídem., pág. 422.15 Ídem.16 Ídem., pág. 423.17 Ídem., pág. 471.18 Ídem., pág. 26.19 Testimonios para la Iglesia, tomo 9, pág. 125.[Énfasis nuestro en todos los lugares.]

• Todos los datos referentes a la OMS se han tomado de la página web de la Organización Mundial de la Salud: www.who.int/

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Viernes, 7 de diciembre de 2012

C onfianza” es una palabra muy intere- sante —y de ser correc- tamente entendida, podría causar una ex-

periencia fascinante por la eternidad. La confianza perfecta es más interesante, ya que sugiere una plenitud y totalidad que la confianza común no tiene.

A veces entendemos mejor las palabras en el aspecto espiritual de la vida cuando preguntamos lo que ellas significan en otros aspectos de la vida. Por ejemplo, ¿qué significa “confian-za” en los negocios o en el mundo legal? Cuando se utiliza como sustan-tivo, un fideicomiso es un acuerdo de negocios mediante el cual un fideico-mitente confiere el derecho de propie-dad o el título de uno o más activos, como un automóvil o una casa, a uno o más fiduciarios, para la conservación y protección en favor de uno o más benefi-ciarios del fideicomiso.

En otras palabras, alguien ha dado la propiedad o el derecho de alguna cosa en particular a otra persona para preservar o conservar y proteger en su nombre. Un padre puede establecer un fideicomiso para preservar el valor de su propiedad de alquiler hasta que su hijo tenga la edad suficiente para heredarlo. El fiduciario tiene la propiedad temporal de la propiedad hasta que sea devuelta

al dueño previsto. Ese administrador es responsable de la propiedad como si fuera suya propia. ¿Podemos aplicar esta definición en nosotros y nuestra salud? ¿Nos ha confiado Dios algo que guardar, conservar y proteger para Él? ¿Somos sus custodios?

“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Corintios 6:19, 20).

¡Ah, sí! Nuestros cuerpos nos son dados para ser guardados y protegi-dos. ¿Por qué? Ellos no son nuestros. Pertenecen a Dios. Los compró y luego nos los dio nuevamente para conservar-los o preservarlos. Pero no podemos conservar nuestro cuerpo por nosotros mismos. Sólo podemos pedir que Él restaure su imagen en nosotros y así devolver nuestros cuerpos a Dios para prepararnos para la eternidad o la vida eterna.

“La vida es un regalo de Dios. Se nos han dado nuestros cuerpos para que los empleemos en el servicio del Señor, y él desea que los cuidemos y les tengamos aprecio. Poseemos facultades físicas y

mentales. Nuestros impulsos y pasiones tienen su asiento en el cuerpo, y por lo tanto no debemos hacer nada que contamine esta posesión que se nos ha confiado. Debemos mantener nuestros cuerpos en la mejor condición física posible, y bajo una constante influen-cia espiritual para que podamos utilizar nuestros talentos de la mejor manera.”1

Plenitud, totalidadLa palabra “perfecto”, como un efecto

legal, se puede definir como correcta-mente o completamente luego de un procedimiento necesario para registrar un reclamo o un derecho a una propiedad.

Esta definición es muy interesante cuando se combina con una definición simplificada de confianza. Una confian-za perfecta es una confianza legalmen-te vinculante (para preservar nuestros cuerpos para su servicio) por quién ha definido los procedimientos apropiados a seguir. ¿Lo requiere Dios de nosotros como algo realmente obligatorio?

“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de

CONFIANZA PERFECTAUna compilación de la Biblia y del Espíritu de Profecía,

con comentarios de Leslie Bauer

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Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Corintios 3:16, 17).

“En el momento en que el hombre pierde de vista el hecho de que sus capacidades y posesiones son del Señor, en ese momento está defraudando las posesiones del Señor. Está actuando como un administrador infiel, haciendo que el Señor transfiera sus dones a manos más fieles. Dios demanda a los que él ha confiado sus dones que los administren fielmente, para demostrar al mundo que están trabajando por la salvación de los pecadores. Demanda a los que profesan estar bajo su dirección, que no desvir-túen su carácter… Diariamente él nos colma con beneficios… Llevando la corona de su favor real, glorifiquémos-lo, impartiendo a otros de la abundancia con que nos ha colmado.”2

¿Qué implica esto?La solemnidad de la vida bajo la

forma de confianza que nos ha dado Dios es manifestada por el siguiente pasaje de las Escrituras: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10).

Esto también se aplica al área de la salud. Dios ha dado claras directivas para esta generación acerca de cómo debemos cuidar nuestro cuerpo-templo con el fin de preservar nuestra salud física y promover nuestra espiritualidad. Él ha dado información importante en la Biblia y el Espíritu de Profecía que nos ayuda a mantener y restaurar la buena salud. Si

seguimos los procedimientos que Él ha establecido y que requiere de nosotros, cosecharemos en su momento las maravillosas bendiciones que tiene para nosotros. Por ejemplo, conside-remos sus instrucciones sobre la nutrición y la temperancia. El apetito es algo en lo que somos diariamen-te probados. El cielo está observando cómo seguimos las directivas de Dios.

“Los cereales y las frutas preparados sin grasa, y en una condición tan natural como sea posible, deben ser el alimento para las mesas de todos los que preten-den estar preparándose para la traslación al cielo.”3

“Los cereales, las frutas carnosas, las oleaginosas y las legumbres constitu-yen el alimento escogido para nosotros por el Creador. Preparados del modo más sencillo y natural posible, son los comestibles más sanos y nutritivos. Comunican una fuerza, una resisten-cia y un vigor intelectual que no pueden obtenerse de un régimen alimenticio más complejo y estimulante.”4

Como podemos ver, Dios ha dado el alimento adecuado para la preserva-ción del cuerpo y del alma. La elección de comer solamente este alimento es una obra progresiva, que requiere una constante actualización, pues puede haber costumbres y hábitos del pasado que deben cambiarse.

“Según la luz que me ha sido dada no pasará mucho tiempo antes que tengamos que abandonar todo alimen-to animal. Aun la leche tendrá que ser descartada. La enfermedad se acumula rápidamente. La maldición de Dios está sobre la tierra, porque el hombre la ha maldecido.”5

“Más de una madre pone una mesa que es una trampa para su familia. Carne,

mantequilla, queso, pasteles recarga-dos, alimentos con especias, y

condimentos son consumidos con liberalidad tanto por viejos como por jóvenes. Estas cosas hacen su obra para pertur-bar el estómago, excitar los nervios, y debilitar el intelec-to. Los órganos productores de sangre no pueden conver-tir tales cosas en buena sangre. La grasa cocinada en

los alimentos la hace de difícil digestión. El efecto del queso es perjudicial.”6

La seriedad del esfuerzo de Dios para preservar nuestra salud puede entender-se a partir de las siguientes citas.

“¿Serán amonestados los hombres y las mujeres? ¿Apreciarán ellos la luz, o llegarán a ser esclavos del apetito y las bajas pasiones? Cristo nos presenta algo por lo cual afanarnos que es más elevado que meramente lo que hemos de comer, lo que hemos de beber, o lo que ha de vestirnos. El comer, el beber y el vestir-nos son llevados a tales excesos que se convierten en crímenes, y se hallan entre los pecados notables de los últimos días, y constituyen una señal de la pronta venida de Cristo. Tiempo, dinero y energía que pertenecen al Señor, pero que él nos ha confiado, se malgastan en innecesarias superfluidades del vestido, y en excesos propios de un apetito pervertido, que disminuye la vitalidad y trae sufrimien-to y decadencia. Es imposible presen-tar nuestro cuerpo como sacrificio vivo a Dios, cuando está lleno de corrupción y enfermedad debido a nuestra propia indulgencia pecaminosa.”7

“La sensualidad irrefrenada y la enfermedad y degradación consiguien-tes, que existían en tiempos del primer advenimiento de Cristo, existirán, con intensidad agravada, antes de su segunda venida. Cristo declara que la condición del mundo será como en los días anterio-res al diluvio, y como en tiempos de Sodoma y Gomorra. Todo intento de los pensamientos del corazón será de continuo el mal. Estamos viviendo en la víspera misma de ese tiempo pavoro-so, y la lección del ayuno del Salvador debe grabarse en nuestro corazón. Únicamente por la indecible angustia que soportó Cristo podemos estimar el mal que representa el complacer sin freno los apetitos. Su ejemplo demues-tra que nuestra única esperanza de vida eterna consiste en sujetar los apetitos y pasiones a la voluntad de Dios.”8

Un entendimiento equilibradoHabrá momentos en la vida cuando

la enfermedad vendrá sobre nosotros. A veces, esto es por nuestra negligencia. O podría ser una oportunidad para huir hacia Dios, como fue el caso de Eliseo.

“Hay muchas maneras de practicar el arte de sanar; pero hay una sola que el cielo aprueba.”

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“Con los consejos y el aliento que dio a Joas, terminó la obra de Eliseo. Aquel sobre quien había caído en plena medida el Espíritu que había reposado sobre Elías, se demostró fiel hasta el fin. Nunca había vacilado ni había perdido su confianza en el poder del Omnipoten-te. Siempre, cuando el camino que había delante de él parecía completamente cerrado, había avanzado sin embargo por fe, y Dios había honrado su confianza y le había abierto el camino.

“No le tocó a Eliseo seguir a su maestro en un carro de fuego. Dios permitió que le aquejase una enfermedad prolongada. Durante las largas horas de debilidad y sufrimiento humanos, su fe se aferró a las promesas de Dios, y contempla-ba constantemente en derredor suyo a los mensajeros celestiales de consuelo y paz.”9

Independientemente de las razones de la enfermedad, la oportunidad es la misma—llegar a Dios, en plena certidumbre de ayuda y consuelo. De hecho, se trata de “confianza”.

Cooperación con el plan perfecto de nuestro Creador

“‘Porque yo vivo —dice,— y vosotros también viviréis’ (Juan 14:19.) Esta es la vida que debemos ofrecer a los enfermos, diciéndoles que si creen en Cristo como el restaurador, si cooperan con él, obedeciendo las leyes de la salud y procurando perfeccionar la santidad en el temor de él, les impartirá su vida… Esta es la verdadera ciencia de curar el cuerpo y el alma.”10

Esta ciencia verdadera de la curación para el cuerpo y el alma tiene algunos procedimientos adecuados también mencionados, por lo que estamos obliga-dos a examinar esto. Nuestro nivel de obediencia a las directivas de Dios revela el nivel de nuestra confianza en su sabiduría y poder. Recuerda, debemos cultivar la confianza perfecta en Él, no la confianza parcial.

Entonces, concretamente, ¿qué procedimientos son aceptables para Dios en referencia a la curación?

“Hay muchas maneras de practicar el arte de sanar; pero hay una sola que el cielo aprueba. Los remedios de Dios son los simples agentes de la natura-leza, que no recargarán ni debilita-rán el organismo por la fuerza de sus propiedades. El aire puro y el agua,

el aseo y la debida alimentación, la pureza en la vida y una firme confian-za en Dios, son remedios por cuya falta millares están muriendo; sin embargo, estos remedios están pasando de moda porque su uso hábil requiere trabajo que la gente no aprecia. El aire puro, el ejercicio, el agua pura y un ambien-te limpio y amable, están al alcance de todos con poco costo; mientras que las drogas son costosas, tanto en recursos como en el efecto que producen sobre el organismo.”11 Aquí en esta cita nos son dados los parámetros con los cuales Dios obrará para la curación de este cuerpo que nos fue confiado. Él usará las cosas simples de la naturaleza (las 8 leyes de la salud) para facilitar la curación, y nos ha advertido acerca de lo que desaprue-ba: las drogas.

¿Por qué las drogas son tan perjudi-ciales? Para contestar a esta pregun-ta debemos entender primero qué es la enfermedad.

“La enfermedad es un esfuerzo de la naturaleza para librar al organis-mo de las condiciones resultantes de una violación de las leyes de la salud.”12

“Los que convierten la ingestión de drogas en una práctica, pecan contra su inteligencia y ponen en peligro toda su vida futura.”13

La enfermedad es nuestro cuerpo tratando de curarse de lo que le hemos hecho. La enfermedad es la curación, por lo tanto, qué locura es a menudo tomar drogas para detener la curación. El método de Dios es ayudar a la natura-leza en su trabajo mediante las sencillas bendiciones del aire puro, luz solar, agua, etc.14

“Hay que enseñar a la gente que las drogas no curan la enfermedad. Es cierto que a veces proporcionan algún alivio inmediato momentáneo, y el pacien-te parece recobrarse por efecto de esas drogas, cuando se debe en realidad a que la naturaleza posee fuerza vital suficien-te para expeler el veneno y corregir las condiciones causantes de la enferme-dad. Se recobra la salud a pesar de la droga, que en la mayoría de los casos sólo cambia la forma y el foco de la enfermedad. Muchas veces el efecto del veneno parece quedar neutralizado por algún tiempo, pero los resultados subsis-ten en el organismo y producen un gran daño ulterior.

“Por el uso de drogas venenosas muchos se acarrean enfermedades para toda la vida, y se malogran muchas existencias que hubieran podido salvar-se mediante los métodos naturales de curación. Los venenos contenidos en muchos así llamados remedios crean hábitos y apetitos que labran la ruina del alma y del cuerpo. Muchos de los específi-cos populares, y aun algunas de las drogas recetadas por médicos, contribuyen a que se contraigan los vicios del alcoholismo, del opio y de la morfina, que tanto azotan a la sociedad.

“La única esperanza de mejorar la situación estriba en educar al pueblo en los principios correctos. Enseñen los médicos que el poder curativo no está en las drogas, sino en la naturaleza. La enfermedad es un esfuerzo de la naturaleza para librar al organismo de las condiciones resultantes de una violación de las leyes de la salud. En caso de enfermedad, hay que indagar la causa. Deben modificarse las condicio-nes antihigiénicas y corregirse los hábitos erróneos. Después hay que ayudar a la naturaleza en sus esfuerzos por eliminar las impurezas y restablecer las condicio-nes normales del organismo.”15

Debemos hacernos sabios en los procedimientos que Dios ha proporcio-nado, y a cambio desarrollaremos una confianza que puede soportar cualquier prueba que pueda venir en nuestro camino. Se volverá una práctica o hábito el acudir a Dios en busca de refugio y fuerza para el cuerpo, alma y mente.

“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada” (Malaquías 4:2).

Referencias1 Consejos Sobre la Salud, pág. 41.2 En Lugares Celestiales, pág. 302.3 CSRA, pág. 372.4 Ídem., pág. 431.5 Ídem., pág. 425.6 Ídem., pág. 440.7 Ídem., pág. 72.8 El Deseado de Todas las Gentes, págs. 97, 98.9 Profetas y Reyes, pág. 197.10 El Ministerio de Curación, pág. 187.11 Testimonios para la Iglesia, tomo 5, págs.

418, 419. [Énfasis nuestro.]12 El Ministerio de Curación, pág. 127. [Énfasis

nuestro.]13 Mensajes Selectos, tomo 2, pág. 333.14 Ver El Ministerio de Curación, pág. 89.15 El Ministerio de Curación, págs. 88, 89.

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sábado, 8 de diciembre de 2012

P uede nuestra iglesia presumir de numero- sos programas de radio, de televisión, grandes casas

editoriales y prominentes oradores que motivan o costosas campañas publicita-rias con el fin de llegar a las masas con nuestro mensaje distintivo? No, cierta-mente no.

Cuando vemos a otras organizacio-nes a nuestro alrededor haciendo todo lo posible para reunir a sus seguido-res, ¿qué ventaja podemos tener? ¿Te gustaría tener una ventaja al hacer frente a un gran problema? Estoy segura que sí. ¿Has buscado las mejores formas de dar testimonio a la gente que te rodea? ¿Están buscando el cristianismo en una forma más práctica? ¿Qué método usó Jesús? ¿Hemos estado actuando como una iglesia lisiada con un débil brazo derecho?

¿Cuál es esta ventaja que podemos utilizar con el fin de llegar a más almas? Nunca he conocido a alguien que no esté interesado en su salud y bienes-tar. La gente está buscando en todo el mundo la curación de sus enfermeda-des. Al ayudar a las personas a restable-cer su salud, ganamos credibilidad para enseñarles otras verdades.

La razón del evangelismo médico

¿Cuál es el plan de Dios para los seres humanos en lo que se refiere a su salud y bienestar? “He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). “Cuanto mejor armonice-mos con el plan original de Dios, más fácil nos será asegurar la salud del cuerpo, de la mente y del alma.”1

El cáncer, el ataque cardíaco y las enfermedades autoinmunes están entre los mayores asesinos de todo el mundo. En todas partes la gente afronta nuevas

enfermedades a las cuales la ciencia es incapaz de dirigirse sin extensas nuevas investigaciones y progreso tecnoló-gico. A esto podemos añadir proble-mas de salud inesperados y enferme-dades crónicas. Billones de dólares son gastados en medicinas y drogas en una tentativa desesperada de contro-lar la extensión de la enfermedad. La gente muere cada día, y muchos viven sin esperanza alguna de una mejor vida. Dios puede estar llamándote para ayudar a esta gente a encontrar el alivio de alguna de estas terribles estadísticas. Él quiere que cada uno regrese a la Fuente de todas las bendiciones.

“Conducida correctamente, la obra de salud es una cuña de entrada que abre un camino para que otras verdades lleguen al corazón. Cuando el mensaje del tercer ángel se reciba en toda su plenitud, se dará a la reforma pro salud el lugar que le corresponde en las juntas de la asociación, en la obra de la iglesia, en el hogar, en la mesa, y en las decisiones de la familia. La mano derecha servirá y protegerá el cuerpo.”2

La Ventaja de Ser TestigosPor Susan L. Lausevic

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¿Cómo trabajó Jesús?

Cuando nos fijamos en el éxito del ministerio de Cristo, nos encontramos con que la sanidad era una parte muy importante de su obra. “Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemo-niados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos” (Mateo 8:16). En realidad, “en el curso de su ministerio, dedicó Jesús más tiempo a la curación de los enfermos que a la predicación.”3 ¿Qué énfasis hacemos sobre la obra médica misionera?

Los discípulos siguieron el ejemplo de Jesús

En Hechos 3 se halla una historia de la clase de resultados que se pueden esperar cuando se hace la obra médica misionera. En esta experiencia, primero tiene lugar la curación de un hombre. Pedro y Juan son los agentes a quienes el Señor usa. (Hechos 3:1–7).

Los siguientes versículos revelan cómo la curación afectó el alma del hombre, llevándole a reconocer al verdadero sanador. “Y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alaban-do a Dios” (versículo 8). Veamos como el hombre está muy emocionado por su curación, él salta de alegría en alaban-za a Dios.

A medida que la historia continúa, muestra cuán rápida y efectivamente se propaga la novedad a viva voz. “Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido. Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón” (versículos 9–11).

El capítulo continúa (versículos 12–26), creando una oportunidad única para compartir la palabra que nunca antes había existido, ya que los obreros misioneros médicos tratan sobre las cuestiones importantes de la vida. Aquí Pedro les predicó el arrepentimiento y la necesidad de aceptar a Jesús como el Salvador resucitado.

Este incidente de curación creó una nueva y única oportunidad de atestiguar. Eso es lo que encontramos en Hechos 3

cuando el cojo que había sido sanado se asió de Pedro y Juan.

El incidente de la curación atrajo la atención y creó un interés.

Luego el apóstol Pedro señaló a la gente la verdadera fuente del poder de curación: Jesucristo.

No entró en una disertación de todos los métodos de curación naturales sino que utilizó esto como una oportuni-dad de atestiguar. Así es como debe ser presentada la verdad presente.

Entonces, cuando una persona acepta esto, es renovada completamente: cuerpo, alma y espíritu.

Capacitación en el uso de remedios simples

Muchas veces surgirán oportuni-dades para la evangelización médica, y la pregunta es: ¿Qué eres capaz de compartir? ¿Qué capacitación debería ser incluida en el plan de estudios de las escuelas misioneras? “El Señor, en su gran bondad y amor inigualable, ha estado presentando insistentemente a sus instrumentos humanos la idea de que los misioneros no están realmen-te completos en su educación, a menos que tengan conocimiento de la forma de tratar a los enfermos y dolientes. Si se hubiera considerado esto como un ramo importante en la educación de los misioneros, muchos que han perdido sus vidas habrían podido seguir vivien-do. Si hubieran comprendido cómo tratar las enfermedades del cuerpo, y cómo estudiar de la causa al efecto, podrían, por medio de su conocimien-to del cuerpo humano y de la forma de tratar las enfermedades, haber alcanza-do a muchas mentes entenebrecidas que de otro modo les ha resultado imposible tener acceso a ellas.”4

Tener un buen conocimiento práctico de la salud puede ser uno de los instru-mentos más eficaces que un obrero tiene para alcanzar almas. Esto es claramen-te una ventaja que se tiene al testificar, especialmente en los países muy desarro-llados. En el programa Proyecto Evange-lista Ginebra 2010, la primer cosa en la agenda fue una conferencia sobre salud. Aunque no tuviéramos curacio-nes prácticas con tratamientos, fueron dadas útiles conferencias de salud por los profesionales de la salud. Aproxima-damente el 50% de la gente que vino más

tarde al seminario de profecías provenía de esta primera convención sobre salud. Esto muestra cómo la cuña de entrada fue usada con éxito y nos dio una clara ventaja para el ministerio del evangelio.

Llegando a las almas mediante los desafíos físicos

La gente buscará ayuda para sus dolencias físicas con más frecuencia que para su salud espiritual. Es raro para la mayoría el considerar las necesi-dades de su alma enferma de pecado. Cuando les ayudamos con sus apremian-tes problemas de salud, las personas a menudo abren el camino para continuar con el proceso de curación en el alma y el espíritu. Se ha ganado la confian-za. Las emociones están estrechamente relacionadas con nuestro bienestar. Un número sorprendentemente grande sufre de depresión y estrés. Aquí es donde la compasiva guía espiritual es esencial para su recuperación.

La mensajera del Señor dice: “Aquellos que creen la verdad, no solamente deben practicar la reforma pro salud, sino que deben enseñarla diligentemente a otros; porque será un agente por cuyo intermedio la verdad puede ser presentada a la atención de los no creyentes. Ellos razonarán que si tenemos ideas tan seguras con respec-to a la salud y la temperancia, debe haber algo en nuestra creencia religio-sa que vale la pena ser investigado. Si nos apartamos de la reforma pro salud, perderemos mucho de nuestra influencia sobre el mundo exterior.”5

Preguntémonos: “¿Conoce el mundo exterior quiénes somos?” ¿Por qué? ¿Estamos predicando realmente el triple mensaje angélico en plenitud? ¿Está siendo practicado y predicado el mensaje pro salud?

Estableciendo una relación de confianza

En tus actividades diarias puedes encontrar justamente a alguien con una gripe, un dolor de estómago o una pequeña lesión, y allí tendrás una cuña de entrada para el evangelio. Todo el mundo tiene alguna clase de problema de salud.

Déjame contarte un par de experien-cias. Una joven llegó a mí con

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problemas de la piel (acné, eccema), y después de realizar una desintoxicación y hacer algunos cambios en el régimen su problema fue completamente eliminado. Unos meses más tarde vino a visitarme en mi clínica, no para hablar de salud, sino para pedirme consejo acerca de otros asuntos personales en su vida. Su confianza en mí había sido ganada primeramente a través del mensaje pro salud.

En otra ocasión, una señora de cierta edad vino a verme, como última opción a tener que operarse del colon y usar una bolsa de colostomía por el resto de su vida. Le pedí que me visita-ra cada semana durante unos meses para aprender acerca de cambios en la dieta, limpieza de colon y ejercicios. Poco a poco se convirtió en una mujer nueva, y nos hicimos muy amigas. Se volvió vegetariana y me invitó a su casa muchas veces, dejando que su familia y amigos sepan de su nueva forma de vida. Con el tiempo, fuimos invitados mi esposo (que es un ministro) y yo a cenar en su casa y reunirnos con ella y su marido (que es un hombre de negocios rico y respeta-do en esa zona). Y algo más, ella nunca debió realizar esa operación quirúrgica y está más saludable actualmente de lo que nunca fue. Y a semejanza del hombre cojo de Hechos, contó emocionadamen-te a su familia y amigos acerca de su recuperación y su nueva forma de vida.

De boca en boca—la

mejor publicidad

Cuando se utilizan los simples remedios naturales de Dios, las personas se curan y otras personas oyen hablar de eso. ¿Cuál es la razón de esta cuña de entrada? “Conducida correcta-mente, la obra de salud es una cuña de entrada que abre un camino para que otras verdades lleguen al corazón.”6 “La obra del misionero médico es precursora de la obra del Evangelio.”7 Es la puerta para la verdad de este tiempo.

Hay mucha gente ahí afuera en el mundo haciendo la obra de curación natural. También lo están utilizando como una cuña de entrada, pero para las falsas enseñanzas. Es muy frecuente en el trabajo de salud natural encontrarse con gente familiarizada con el mensaje de salud y que está siendo engañada con todas las ideologías místicas de las filosofías de la Nueva Era, religiones orientales, espiritismo.

Muchos musulmanes, budistas, hindúes, de la Nueva Era, y sanadores espirituales (todos los cuales derivan de religiones y filosofías no cristianas) son vegetarianos puros. Ellos están enseñan-do a la gente a vivir de acuerdo con ciertas leyes físicas y están trabajan-do para despertar el interés, pero estas enseñanzas son una cuña de entrada para un espíritu que se opone completamen-te al evangelio de Cristo. Aquí estamos perdiendo una gran audiencia no sólo en esta área. El misionero médico no sólo debe estudiar las modalidades de la salud y la curación sino que también

debe estudiar y conocer la verdad de Dios y el mensaje para esta época. No es nuestro propósito hacer solamente más saludables a los pecadores. Incluso en algunas de las iglesias populares de los países occidentales, los mensajes de salud son cada vez más aceptables como mensajes populares de “salud, riqueza y prosperidad”, realizados por predicado-res carismáticos que hacen afluir grandes sumas de dinero hacia las iglesias.

Palabras de su testimonio

Cuando trabajaba en el “Raw and Living Foods Institute” como terapeuta de colon en Atlanta, Georgia, EE.UU., me quedé muy impresionada con la forma en que se llevó a cabo el progra-ma de 10 días. Quien dirigía (que se curó de un cáncer) explicó que había leído en la Biblia cómo Daniel y sus compañe-ros fueron probados en la salud alimen-taria durante 10 días. Así que ella daba su testimonio a todos del resultado después de 10 días de desintoxicación con alimentos crudos y vivos, además de jugos. Fue increíble escuchar a la gente de todos los ámbitos de la vida dar un testimonio positivo y entusiasta de su curación. Se les animó a invitar a sus amigos a venir y conocer y degustar algunos de sus platos. El lugar estaba siempre lleno y muchos se inscribieron en el programa siguiente. Sus testimo-nios fueron su mayor publicidad.

Hermanos y hermanas, esta es también la forma en que podemos trabajar. Hay miles de personas ahí afuera ávidas de este trabajo. La comunicación de boca a boca sigue siendo la mejor forma de publicidad. ¿Cuándo vamos a usar las ventajas que tenemos para dar el mensaje de salud y el evangelio combinados a un pueblo ávido y sediento? “Puertas que han estado cerradas para el que meramente predica el Evangelio, se abrirán para el misionero médico inteli-gente. Dios alcanza los corazones por medio del socorro del alivio físico.”8

El misionero médico no sólo debe estudiar las modalidades de la

salud y la curación sino que también debe estudiar y conocer la verdad de Dios y el mensaje

para esta época.

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“Puedo ver en la providencia del Señor que la obra médica misione-ra ha de ser una gran cuña de entrada, por medio de la cual las almas enfermas podrán ser alcanzadas.”9

“El trabajo médico misionero es una obra de pioneros para el Evange-lio, es la puerta por la cual la verdad para estos tiempos hallará entrada en muchos hogares… Una demostración de los principios de la reforma pro salud hará mucho para deshacer los prejui-cios contra nuestro trabajo evangélico. El Gran Médico, el originador de la obra médica misionera, bendecirá a todas las personas que se esfuercen por impartir la verdad para este tiempo.”10

“Haced obra médica misionera. En esta forma obtendréis acceso a los corazo-nes de la gente. Así quedará prepara-do el camino para una proclamación más decidida de la verdad. Encontraréis que al aliviar sus sufrimientos físicos tendréis la oportunidad de atender sus necesidades espirituales...

La unión de una obra semejante a la que Cristo hizo en favor del cuerpo y una obra como la que Cristo realizó por el alma es la verdadera interpretación del Evangelio.”11

“Cuando el mensaje del tercer ángel se reciba en toda su plenitud, se dará a la reforma pro salud el lugar que le corres-ponde en las juntas de la asociación, en la obra de la iglesia, en el hogar, en la mesa, y en las decisiones de la familia. La mano derecha servirá y protegerá el cuerpo.”12

¿Es progresiva la verdad de la salud?

¿Es importante avanzar en nuestra vida espiritual? La respuesta es obvia. ¿Es nuestra salud tan importan-te como nuestra alma? “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 2).

En el área de la salud, muchas verdades más se han abierto a la comprensión de las que había hace 100 años. Ahora hay muchas organizaciones en las socieda-des occidentales que ayudan a combatir las enfermedades a través de la dieta y cambios de estilo de vida. Los progra-mas simples de desintoxicación con alimentos crudos se están convirtien-do en muy populares así como se están propagando los testimonios de su éxito en la curación. Muchos en el mundo,

están más adelantados en la ejecución de este mensaje de salud que nosotros, que hemos sabido de él desde hace más de 100 años. ¿Sabías que en el año 2009 había aproximadamente 407.200.000 vegetarianos en el mundo? Muchos de mis clientes gastan grandes sumas de dinero para asistir a retiros de salud con el propósito de limpieza, desintoxica-ción y la superación de dolencias. Estos programas utilizan métodos muy simples similares a los encontrados en el Espíri-tu de Profecía.

“La reforma alimenticia debe ser progresiva. A medida que van aumentando las enfermedades en los animales, el uso de la leche y los huevos se vuelve más peligroso. Conviene tratar de substituirlos con comestibles saluda-bles y baratos. Hay que enseñar a la gente por doquiera a cocinar sin leche ni huevos en cuanto sea posible, sin que por esto dejen de ser sus comidas sanas y sabrosas.”13 Esto fue escrito hace 106 años. ¿Estás progresando en tu conoci-miento y práctica de la salud?

“En todas partes del mundo se hará provisión para reemplazar la leche y los huevos. Y el Señor nos hará saber cuando llegue el tiempo de abandonar esos artículos. Él desea que todos sepan que tienen un bondadoso Padre celestial que los instruirá en todas las cosas. El Señor dará arte y habilidad culinaria a sus hijos en todas partes del mundo, enseñándoles cómo usar, para el sustento de la vida, los productos de la tierra.”14

“El Señor llevará a sus hijos hasta el punto en que ellos no tocarán ni gustarán la carne de animales muertos. No prescriba, pues, estas cosas ningún médico que tiene un conocimien-to de la verdad para este tiempo. No hay seguridad en el consumo de carne de animales muertos, y dentro de poco tiempo la leche de las vacas también será excluida del régimen del pueblo que guarda los mandamien-tos de Dios. Dentro de un corto tiempo no será seguro usar ninguna cosa que proceda de la creación animal. Los que acepten sin reservas lo que Dios dice y obedezcan sus mandamientos de todo corazón, serán bendecidos.”15 Esto fue escrito en 1898. Eso es alrededor de 114 años atrás. ¿No crees que Dios trató de advertir hace mucho tiempo a través del profeta acerca de esos mismos alimentos que los investiga-dores revelan hoy en día como tan

perjudiciales para la salud?

La investigación de hoy revela...

¿Qué dicen algunos investigadores sobre la leche de vaca?

“La leche de vaca es un fluido malsano de animales enfermos que contiene una amplia gama de sustancias peligrosas y que causan enfermedades, que tienen un efecto negativo acumulativo en todos los que la consumen.

Toda leche de vaca (normal y ‘orgáni-ca’) contiene 59 hormonas activas, cantidades de alérgenos, grasa y colesterol.

La mayor parte de la leche de vaca contiene cantidades mensurables de herbicidas, pesticidas, dioxinas (hasta 200 veces los niveles seguros), hasta 52 antibióticos poderosos, sangre, pus, heces, bacterias y virus. (La leche de vaca puede tener residuos de algo que la vaca comiera... incluso cosas tales como contaminación radiactiva provenientes de pruebas nucleares).”16

Aquí hay otra. “Observe primero la literatura científica. Desde 1988 hasta 1993 hubo más de 2.700 artículos registrados que tratan de la leche en los archivos de ‘Medicine’. Mil quinientos de éstos tenían la leche como el tema principal del artículo. No hay carencia de información científica sobre este tema. Examiné más de 500 de los 1.500 artícu-los, desechando artículos que trataban exclusivamente con animales, investi-gación esotérica y estudios inconclusos.

“¿Cómo podría resumir estos artícu-los? Sólo son ligeramente menos que horripilantes. En primer lugar, ninguno de los autores habló de la leche de vaca como un alimento excelente, sin efectos secundarios y como el ‘alimento perfec-to’ que hemos sido llevados a creer por la industria. Parece que el foco principal de los informes publicados está en cólico intestinal, irritación intestinal, sangra-do intestinal, anemia, reacciones alérgi-cas en niños y bebés así como infeccio-nes, como la salmonella. Más siniestro es el temor de la infección viral con virus de leucemia bovino o un virus parecido al SIDA así como preocupación por la diabetes infantil. También hablan de la contaminación de la leche con sangre y pus así como una variedad de productos químicos e insecticidas. Entre los niños, los problemas eran alergia, infecciones del oído y amígdalas, enuresis, asma,

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sangrado intestinal, cólicos y diabetes infantil. En los adultos, los problemas parecieron más centrados alrededor de enfermedades cardíacas y artritis, alergia, sinusitis, y cuestiones más serias como leucemia, linfoma y cáncer.”17

¿Y sobre los huevos? Aquí está sólo una muestra en cuanto a huevos de ABC News, de fecha 18 de agosto de 2010. El subtítulo dice: “Alrededor de 380 millones de huevos fueron retirados de las tiendas hace sólo dos días.” El artícu-lo informaba que uno de los mayores productores de huevos en EE.UU. anunciaba un retiro de circulación voluntario de 228 millones de huevos después de que estuvieran vinculados a casos de envenenamiento de salmonella en todo el país.18 Con toda esta clase de información proveniente de la primera plana de las noticias, comprendemos que cada uno de nosotros tiene un desafío de salud de alguna clase. La pregunta es: ¿Estamos progresando en nuestro viaje de salud? ¿Tenemos alguna ventaja si no progresamos?

¿Qué clase de pueblo quiere Dios que seamos? “Si los israelitas hubiesen obedecido las instrucciones recibidas y aprovechado sus ventajas, hubieran dado al mundo una verdadera lección objetiva de salud y prosperidad. Si como pueblo hubieran vivido conforme al plan de Dios, habrían sido preserva-dos de las enfermedades que afligían a las demás naciones. Más que ningún otro pueblo, hubieran tenido fuerza física e intelectual. Habrían sido la nación más poderosa del mundo.”19

Resumiendo

Quiero salvarme, y sé que tú quieres ser salvado. Es la necesidad elemen-tal de cada corazón. Nuestro objeti-vo en dar testimonio por Jesús ante un mundo que perece, es el de salvar a la gente. Cumplimos el deseo de Dios para este mundo haciendo la obra médica misionera. “Para que sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu

salvación” (Salmo 67:2).“El trabajo misionero médico es la

mano derecha del Evangelio. Es una necesidad para el avance de la causa de Dios. El poder salvador de la verdad se hará evidente a medida que a través de esta tarea los seres humanos sean guiados a descubrir la importancia que tienen los hábitos correctos en la manera de vivir.”20 Si tomamos en serio este trabajo, ¿qué tendremos en cada ciudad y en cada país dónde es establecida la obra de Dios? “En cada ciudad donde tenemos una iglesia se necesita un lugar para ofrecer tratamientos médicos.”21

Hay muchas áreas en las terapias naturales y la obra de salud en las cuales instruirse. Algunos en tu iglesia podrían aprender fácilmente, obtener los permisos necesarios, y abrir una pequeña clínica. Yo lo he hecho y ha sido como una buena avenida para ponerme en contac-to con la gente. Tengo clientes de todas las condiciones sociales, algunos ricos y famosos, algunos que viajan desde otros países, y muchos pobres y enfermos. Les he dado mi corazón y mi conoci-miento, y al hacerlo he recibido muchas bendiciones. La curación de los demás nunca es de sólo una vía. Obtendremos más conocimiento y también seremos sanados desde muchos puntos de vista.

A medida que nos acercamos al final de la historia de este mundo, ¿qué deberíamos hacer? “A medida que nos aproximemos al final del tiempo debemos mejorar cada vez más nuestro concepto acerca de las reformas en la salud y la temperancia cristiana, y presentarlas en forma más positiva y con mayor decisión. Tenemos que procurar continuamente educar a la gente, no sólo mediante nuestras palabras sino también por medio de nuestras prácti-cas. Las normas y la práctica combina-das producen una influencia eficaz.”22

Durante esta Semana de Oración, pedimos que supliquen urgentemen-te a nuestro Padre celestial para que impresione sobre su pueblo la necesi-dad de la obra de salud. Aquellos que

“A medida que nos aproximemos al final del tiempo debemos mejorar cada vez más nuestro concepto acerca de las reformas en la salud y la temperancia cristiana, y presentarlas en forma más positiva y con mayor decisión.”

tienen la responsabilidad de capacitarse en algún campo de salud, como medici-na, naturopatía, enfermería, hierbas medicinales, hidroterapia de colon, y masajes terapéuticos, o abrir centros de salud, clínicas de terapia natural, restau-rantes vegetarianos, clases de culinaria, harían bien en trabajar en armonía con su responsabilidad. También tenemos que orar más para que nuestros profesio-nales de la salud aprendan a presentar el mensaje pro salud en una forma que coopere con el triple mensaje angéli-co, de modo que podamos preparar a la gente, no sólo para tener una vida más sana en este mundo, sino también en el más allá. También pedimos que oren por los ministros para que ellos puedan sentir la necesidad de cooperar con los trabaja-dores de la salud e incluir el mensaje pro salud en cada campaña evangelis-ta. Usemos esta ventaja de dar testimo-nio de modo que el brazo derecho pueda ser usado para abrir el camino hacia las mayores verdades del triple mensaje angélico.

Referencias1 El Hogar Cristiano, pág. 119.2 Testimonios para la Iglesia, tomo 6, pág. 329.

[Énfasis nuestro.]3 El Ministerio de Curación, pág. 12.4 Consejos Sobre la Salud, pág. 537.5 El Evangelismo, pág. 375. [Énfasis nuestro.]6 Testimonios para la Iglesia, tomo 6, pág. 329.7 El Ministerio de Curación, pág. 103.8 El Evangelismo, pág. 374.9 Consejos Sobre la Salud, pág. 536.10 Ídem., pág. 497.11 El Evangelismo, pág. 374.12 Testimonios para la Iglesia, tomo 6, pág. 329.13 El Ministerio de Curación, págs. 320, 321.

[Énfasis nuestro.]14 CSRA, pág. 428. [Escrito en 1901.]15 Ídem., pág. 493. [Énfasis nuestro.]16 Dave Rietz, “Dangers of Milk and Dairy

Products—the Facts”, Julio de 2002.17 Robert M. Kradjian M.D., The Milk

Letter: A Message to My Patients, (http://www.afpafitness.com/articles/articles-and-newletters/research-articles-index/nutrition-wellness/the-milk-letter-a-message-to-my-patients/).

18 http://www.abcnews.go.com/Business/egg-recall-expands-expert-salmonella-outbreak-worst-20/story?id=11434997.

19 El Ministerio de Curación, pág. 216. (1905) [Énfasis nuestro.]

20 Testimonios para la Iglesia, tomo 7, pág. 60.21 Ídem., tomo 6, pág. 118.22 Ídem., pág. 117.

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Curación para la Eternidad

domingo, 9 de diciembre de 2012

V e einticinco años han pasado rápidamente, pero está grabado en mi memoria tal cual

si hubiera sucedido hoy. En aquella soleada mañana de verano fui a trabajar en nuestra clínica para otro día de activi-dades. Esparcidas sobre la mesa del consultorio había unas veinte historias clínicas de los pacientes ingresados para el cuidado de la salud a principios de la semana.

Pedí la bendición de Dios para otro día de trabajo. Parecía ser un día cualquiera, como tantos otros. Sin embargo, estaba a punto de presenciar una experiencia que marcaría mi vida para siempre. Entre las personas que habían sido hospitaliza-das por la mañana, había una paciente

con una historia de vida única. Tenía casi treinta y cinco años, era soltera y había sido criada solamente por su madre, una mujer dura, fría, dominante, con quien había roto su relación debido a constantes desacuerdos. Trabaja-ba en una oficina del gobierno y había sentido, desde algún tiempo, un dolor de espalda. Del examen médico resultó una referencia médica a una cirugía plásti-ca para reducción mamaria. Después de la cirugía, el médico le comentó que había encontrado un pequeño bulto en la parte restante de su pecho izquier-do, por lo que hizo una biopsia para realizar pruebas complementarias, con la promesa de decirle el diagnóstico lo antes posible. A partir de ahí, ocurrie-ron una serie de desgracias. Cuando los resultados de la biopsia llegaron, el médico estaba de vacaciones, y cuando regresó un mes más tarde, se analizaron

los resultados sólo para encontrar que el bulto era un carcinoma ductal infiltran-te, un cáncer de mama agresivo.

Después de varios intentos fallidos de contactar con la paciente, el médico descubrió que ella se había mudado. No había dejado su nueva dirección a nadie, por lo que era imposible comunicarse para aclarar la gravedad de la enferme-dad. Dos años más tarde ella se dio cuenta de que algo andaba mal con su salud, pero entonces ya era demasia-do tarde. Los pulmones y el hígado ya estaban afectados por la lesión maligna. Al escuchar su historia, estaba convenci-do de que la persona que estaba sentada frente a mí, debilitada por la enfermedad, los ojos llenos de lágrimas, mostrando en su expresión facial una mezcla de triste-za, ira y decepción, y que cuestionaba: “¿Por qué yo?”, necesitaba algo más que la curación física. Necesitaba una cura para la eternidad.

Luego de dos meses de labor con la esperanza de llevar esa alma afligi-da a los pies de Jesús, su corazón—una

Por Elias de Souza

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“Existe una relación muy íntima entre la mente

y el cuerpo. Cuando éste se ve afectado, aquélla

simpatiza con él.”

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vez duro—comenzó a ablandarse. Después de mucha renuencia de ambas partes, madre e hija se reconciliaron. Una mañana entré en la habita-ción de la paciente para una visita, ella estaba sentada en la cama, con un semblante de calma que irradiaba paz interior. Mirándome, me dijo: “Quiero ser bautizada.” Después de estudiar los principios de fe, tuve el privilegio de bautizar-la. Tres días más tarde descansó en el Señor con la bendita esperanza de la vida eterna. Ella había sido curada para la eternidad.

Curación: física, mental y espiritual

Para un estudio completo del proceso de curación, se deben estudiar tres partes: Sanidad física, curación mental y curación espiritual. La salud de una depende de la salud de las demás. Para entender la curación espiritual necesita-mos considerar la relación entre dos dimensio-nes importantes: el cuerpo y la mente. La inspira-ción dice: “Existe una relación muy íntima entre la mente y el cuerpo. Cuando éste se ve afectado, aquélla simpatiza con él. La condición de la mente afecta la salud del sistema físico.”1

El cerebro es el órgano que alberga la mente, las emociones y los sentimientos. Tan pronto como se recibe el estímulo de fe, moviliza las diversas estructuras del sistema nervioso central, provocando una respuesta en el cuerpo. La corteza cerebral interpreta los estímulos de fe como positi-vos y los transmite al hipotálamo, que a su vez ordena a las glándulas regular la producción de hormonas, mientras que al mismo tiempo produce y envía neurotransmisores hacia el sistema nervio-so autónomo. El sistema nervioso autónomo toma entonces los estímulos positivos de fe en todo el cuerpo, que influyen en los tejidos y órganos. Cuando creemos, cuando oramos, lo hacemos no sólo con la mente, sino con el cuerpo, alma y espíritu. “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Proverbios 23:7). Este texto no deja ninguna duda de que lo que pensamos tiene el poder de transformarnos. El apóstol Pablo deseaba ser como Cristo; contemplándolo constantemente hasta que en cada célula del apóstol se reflejaba la imagen de Dios, fue capaz de decir: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20). La cura (transformación) se da a partir de la mente estimulada por la fe. “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la

renovación de vuestro entendimiento” (Romanos 12:2). Por lo tanto, “sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23).

Curación del pecado

La mayor parte de la misión de Jesús fue dedica-da a curar a los enfermos. Todos los que pidieron la curación de sus dolencias fueron atendidos sin excepción. Su interés por el sufrimiento era tan grande que incluso los que no pedían ser curados fueron curados. Jesús le preguntó: “¿Quieres ser sano?” (Juan 5:6).

“Mientras Jesús ministraba a todos los que venían a él, anhelaba bendecir a los que no venían.”2

Aunque la curación se efectuaba en el ámbito físico, el deseo supremo de Cristo era sanar el alma del pecado, no solamente el cuerpo. “Cada acto del ministerio de Cristo tenía un propósito de largo alcance. Abarcaba más de lo que el acto mismo revelaba. Así fue en el caso del leproso.”3

“La obra de Cristo al purificar al leproso de su terrible enfermedad es una ilustración de su obra de limpiar el alma de pecado. El hombre que se presentó a Jesús estaba ‘lleno de lepra.’ El mortífero veneno impregnaba todo su cuerpo. Los discípulos trataron de impedir que su Maestro le tocase; porque el que tocaba un leproso se volvía inmundo. Pero al poner su mano sobre el leproso, Jesús no recibió ninguna contaminación. Su toque impartía un poder vivificador. La lepra fue quitada. Así sucede con la lepra del pecado, que es arraigada, mortífera e imposible de ser eliminada por el poder humano. ‘Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa ilesa, sino herida, hinchazón y podrida llaga’ (Isaías 1:5, 6). Pero Jesús, al venir a morar en la humanidad, no se contamina. Su presencia tiene poder para sanar al pecador. Quien quiera caer a sus pies, diciendo con fe: ‘Señor, si quieres, puedes limpiarme,’ oirá la respuesta: ‘Quiero: sé limpio’ (Mateo 8:2, 3).

“En algunos casos de curación, Jesús no concedió inmediatamente la bendición pedida. Pero en el caso del leproso, apenas hecha la súplica fue concedida. Cuando pedimos bendiciones terrenales, tal vez la respuesta a nuestra oración sea dilatada, o Dios nos dé algo diferente de lo que pedimos, pero no sucede así cuando pedimos liberación del pecado. Él quiere limpiarnos del pecado, hacernos hijos suyos y habilitarnos para vivir una vida santa.”4

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Restauración eterna

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

“En la curación del paralítico de Capernaúm, Cristo volvió a enseñar la misma verdad. Hizo ese milagro para que se manifestase su poder de perdonar los pecados… Su enfermedad era resultado de una vida de pecado, y sus sufrimien-tos eran amargados por el remordi-miento. Mucho antes, había apelado a los fariseos y doctores con la esperan-za de recibir alivio de sus sufrimientos mentales y físicos. Pero ellos lo habían declarado fríamente incurable y abando-nado a la ira de Dios…

El paralítico se hallaba completamen-te desamparado y, no viendo perspecti-va de ayuda en ninguna parte, se había sumido en la desesperación. Entonces oyó hablar de las obras maravillosas de Jesús. Le contaron que otros tan pecami-nosos e imposibilitados como él habían quedado sanos; aun leprosos habían sido limpiados. Y los amigos que le referían estas cosas, le animaban a creer que él también podría ser curado, si lo pudieran llevar a Jesús. Pero su esperanza decaía cuando recordaba cómo había contraído su enfermedad…

Sin embargo, no era tanto la curación física como el alivio de su carga de pecado lo que deseaba. Si podía ver a Jesús, y recibir la seguridad del perdón y de la paz con el Cielo, estaría contento de vivir o de morir, según fuese la voluntad de Dios. El clamor del moribundo era: ¡Oh, si pudiese llegar a su presencia! No había tiempo que perder; sus carnes macilentas mostraban ya rastros de descomposición. Rogó a sus amigos que le llevasen en su camilla hasta Jesús, y con gusto ellos intentaron hacerlo. Pero tan densa era la muchedumbre que se había congregado alrededor y en el interior de la casa en que Jesús estaba, que era imposible para el enfermo y sus amigos llegar hasta él, o siquiera llegar al alcance de su voz.”5

“Por su indicación, sus amigos le llevaron al techo de la casa, y abrien-do un boquete en dicho techo, le bajaron a los pies de Jesús. El discurso quedó interrumpido. El Salvador miró el rostro entristecido, y vio los ojos suplican-tes que se clavaban en él. Comprendía

el caso; había atraído a sí este espíri-tu perplejo y combatido por la duda. Mientras el paralítico estaba todavía en su casa, el Salvador había convencido su conciencia. Cuando se arrepintió de sus pecados, y creyó en el poder de Jesús para sanarle, la misericordia vivificadora del Salvador había bendecido primero su corazón anhelante. Jesús había visto el primer destello de la fe convertirse en la creencia de que él era el único auxiliador del pecador, y la había visto fortalecer-se con cada esfuerzo hecho para llegar a su presencia.

Ahora, con palabras que cayeron como música en los oídos del enfermo, el Salvador dijo: ‘Confía, hijo; tus pecados te son perdonados.’

La carga de desesperación se desvane-ció del alma del enfermo; la paz del perdón penetró en su espíritu y resplan-deció en su rostro. Su dolor físico desapa-reció y todo su ser quedó transformado. El paralítico impotente estaba sano, el culpable pecador, perdonado.”6

“¡Oh admirable amor de Cristo, que se inclina a sanar al culpable y afligido! ¡La divinidad se compadece de los males de la doliente humanidad y los calma! ¡Oh maravilloso poder así manifestado en favor de los hijos de los hombres! ¿Quién puede dudar del mensaje de salvación? ¿Quién puede despreciar las misericor-dias de un Redentor compasivo?”7

Nuestra responsabilidad

El Señor Jesús, durante su ministerio terrenal, en la práctica y en su prédica, enseñó y preparó a sus discípulos en el arte de la curación para la eternidad. Estableció normas y tomó la iniciativa para crear equipos y les envió de dos en dos, con la siguiente orden: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).

Él les enseñó cómo debería ser realizada su misión:

“Y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios” (Lucas 10:9).

“Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostra-ba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: ‘Seguidme.’”8

“El Evangelio y la obra misionero

-médica han de avanzar juntos. El Evangelio ha de ser vinculado con los principios de la verdadera reforma pro salud.”9

“Hemos llegado a un tiempo en el cual cada miembro de la iglesia debe hacer obra misionera médica. Este mundo se parece a un hospital lleno de víctimas de enfermedades físicas y espirituales. Por todas partes, hay gente que muere por carecer del conocimiento de las verdades que nos han sido confiadas. Es necesario que los miembros de la iglesia despier-ten y comprendan su responsabilidad en cuanto a dar a conocer estas verdades.”10

¡Qué el Señor nos ayude a cumplir esta misión!

Referencias1 Consejos Sobre la Salud, pág. 28.2 El Deseado de Todas las Gentes, pág. 230.3 Ídem.4 Ídem., págs. 231, 232.5 Ídem., págs. 232, 233.6 Ídem., págs. 233, 234.7 Ídem., pág. 235.8 CSRA, pág. 551.9 Ídem., pág. 530.10 Ídem., pág. 548.

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Los más oscuros capítulos en la vida de alguienSon aquellos en que se siente enfermo.Mientras falsos amigos especulan:“¿Ha pecado?”, las nubes son densas...

El dolor ataca sin cesar;¡Tan siniestro cual enemigo!A veces la causa no se puede hallar;“¡Si tan sólo pudiera saberla!”

El cerebro se empaña; los pensamientos son difusos;El cargado espíritu se encorva.Siente como si a nadie le importara;En su débil e inclinada postura.

Oh, ¿dónde está el bálsamo que nos ha prometido?Oh, ¿dónde está el rápido alivio?Mi tranquila alegría en humo se convirtió;¡Hurtada por un ladrón!

Las horas se extienden donde reina el aburrimientoMientras condenado está a la cama.Los pájaros al amanecer traen un poco de alegría;El día siguiente es un espanto.

Es como una prueba; ¡tan singular!Es difícil sobrellevar la situación.Pero, un momento—He oído algo nuevoTal vez, todavía hay esperanza....

Como la más dulce música en el aire,Refrescante a mi alma:Una amorosa voz se deja oír:“Oh, ¿Quieres ser sano?”

¡La mayor alegría que se puede sentir,Que el hombre puede concebir!Las respuestas vienen a través de Cristo el SeñorA todos los que creen.

Él cura las heridas, Él remedia los dolores.Se acuerda que somos polvo—Él rompe el corazón de piedraY funde la dura costra.

Cual flamante nueva piel debajo de la herida,Él vuelve a crear nuestra vida.Restaurando cuerpo, alma y menteMás allá de todo pecado y lucha.

Amor perdonador, no hay nada másPoderoso que este mundo pueda dar.El Salvador se inclina a restaurarnosY dice: “¡VIVE! Hijo mío.”

¡La bendición de la salud que tanto he echado de menos!¡Cuán grande es ser restaurado!¿Qué puedo hacer?—Sobre mis rodillas¡Tan sólo alabar y agradecer a mi Señor!

“Hijo mío, estás sano”, dice Él a cada uno.“Dos tareas hay para ti:La primera, no volver a pecar—Pero ten en cuenta, son dos.

“La segunda, ve adelante ahora,A otros debes buscar,Porque ellos un dolor tienen como el tuyo—De la misma clase.

“No te olvides del consuelo obtenidoY no te olvides de Mi curaciónLo que para sus almas será cual cebo—Así como el señuelo del pescador.

“Para hallar más paz además de tu salud,Encuentra a otros, también.Piensa qué alegría será estrechar su manoAllí, ¡en la tierra nueva!” —B. Montrose

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