Seis Casos de Histeria Masculina

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Acerca de seis casos de histeria masculina4 Caballeros, Hoy nos ocuparemos de la histeria masculina, y para circunscribir mejor el tema, consideraremos la histeria masculina más particularmente en sujetos adolescentes o en plena madurez, es decir, en hombres de 20 a 40 años, y además, nos abocaremos especialmente a la forma intensa, muy acentuada, la que responde a lo que llamamos en las mujeres, la gran histeria o epilepsia histérica de crisis mixtas. Si he decidido tocar este tema, que ya traté tantas veces, es porque hoy tenemos en el servicio de clínica una colección verdaderamente notable de enfermos que podría mostrarles y estudiar con ustedes. Mi objetivo es sobre todo hacerles reconocer y, por así decir, tocar con la mano, la identidad de la gran neurosis en ambos sexos. Pues en la comparación que haremos entre los síntomas de la gran histeria femenina y masculina, veremos las analogías más sorprendentes y sólo algunas diferencias que son absolutamente secundarias. Por otra parte, el tema de la histeria masculina está a la orden del día. En Francia, durante estos últimos años, ha preocupado mucho a los médicos. De 1875 a 1880, en la Facultad de París, se ofrecieron cinco disertaciones inaugurales sobre la histeria masculina y el Dr. Klein, autor de una de esas tesis realizadas bajo la dirección del Dr. Olivier, reunió ochenta casos de esta afección. Desde entonces, se han publicado los importantes textos del Dr. Bourneville y sus alumnos, de los Dres. Debove, Raymond, Dreyfus y algunos otros, y todos esos trabajos tienden a probar, entre otras cosas, que los casos de histeria masculina pueden hallarse con gran frecuencia en la práctica común. Hace poco,

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Acerca de seis casos de histeria masculina4Caballeros,Hoy nos ocuparemos de la histeria masculina, y para circunscribirmejor el tema, consideraremos la histeria masculina ms particularmenteen sujetos adolescentes o en plena madurez, es decir, en hombresde 20 a 40 aos, y adems, nos abocaremos especialmente a la formaintensa, muy acentuada, la que responde a lo que llamamos en lasmujeres, la gran histeria o epilepsia histrica de crisis mixtas. Si hedecidido tocar este tema, que ya trat tantas veces, es porque hoy tenemosen el servicio de clnica una coleccin verdaderamente notable deenfermos que podra mostrarles y estudiar con ustedes. Mi objetivo essobre todo hacerles reconocer y, por as decir, tocar con la mano, laidentidad de la gran neurosis en ambos sexos. Pues en la comparacinque haremos entre los sntomas de la gran histeria femenina y masculina,veremos las analogas ms sorprendentes y slo algunas diferenciasque son absolutamente secundarias.Por otra parte, el tema de la histeria masculina est a la orden delda. En Francia, durante estos ltimos aos, ha preocupado mucho alos mdicos. De 1875 a 1880, en la Facultad de Pars, se ofrecieroncinco disertaciones inaugurales sobre la histeria masculina y el Dr. Klein,autor de una de esas tesis realizadas bajo la direccin del Dr. Olivier,reuni ochenta casos de esta afeccin. Desde entonces, se han publicadolos importantes textos del Dr. Bourneville y sus alumnos, de losDres. Debove, Raymond, Dreyfus y algunos otros, y todos esos trabajostienden a probar, entre otras cosas, que los casos de histeria masculinapueden hallarse con gran frecuencia en la prctica comn. Hace poco,la histeria masculina fue estudiada en Norteamrica por los Dres. Putnam4. Leccin registrada por el Dr. Georges Guinon, mdico interno. Obras completas, t.III, 1890, pgs 253 a 298.60 | NORBERTO ALDO CONTI | JUAN CARLOS STAGNAROy Walton5, sobre todo como consecuencia de traumatismos y msespecialmente de accidentes ferroviarios. Estos autores reconocieron, comoel Dr. Page, quien tambin se ocup del tema en Inglaterra6, que muchosde estos accidentes nerviosos designados con el nombre de Railway-spiney que, segn ellos, sera mejor llamar Railway-Brain, son en suma, tantoen hombres como en mujeres, simplemente manifestaciones histricas.De este modo, se entiende el inters que toma este tema en el esprituprctico de nuestros colegas norteamericanos. Las vctimas de losaccidentes ferroviarios exigen indemnizaciones a las compaas ferroviarias.Van a la corte, miles de dlares se ponen en juego.Ahora bien, lo repito, a menudo se trata de histeria. Estos estadosnerviosos, graves y persistentes que se presentan luego de las colisionesde este tipo y que hacen que las vctimas no puedan volver a trabajar o aocuparse de sus tareas durante perodos de varios meses o incluso aos,slo son, con frecuencia, casos de histeria, nada ms que histeria. Aspues, la histeria masculina es digna de ser estudiada y conocida por losmdicos legistas, ya que hay grandes intereses en juego que se llevan anteun tribunal, el cual se ver impresionado tal vez circunstancia que harms difcil la tarea, por el aspecto desfavorable que todava se asocia altrmino histeria, por prejuicios profundamente enraizados. El buenconocimiento no slo de la enfermedad, sino tambin de las condicionesen las que se produce, ser entonces tanto ms til cuanto los trastornosnerviosos se dan fuera de cualquier lesin traumtica simplementecomo consecuencia de la conmocin nerviosa psquica resultante delaccidente y suelen comenzar slo despus de ste. Es decir que en lapoca en que una de las vctimas de la colisin, que, por ejemplo, hayasufrido la fractura de una pierna, estar curada, despus de una incapacidadpara trabajar de tres a cuatro meses, otra se hallar bajo el efecto deaccidentes nerviosos que tal vez le impidan trabajar durante seis meses,un ao o ms, pero que quizs no habrn alcanzado an toda su intensidad.En este caso, vemos cun delicada resulta la misin del mdicolegista, y es este aspecto mdico-legal lo que parece haber rehabilitado elestudio de la neurosis histrica, un tanto descuidada hasta hoy, entrenuestros colegas norteamericanos.A medida que la enfermedad fue ms estudiada y conocida, comosuele suceder en estas circunstancias, los casos se volvieron, aparentemente,5. I. Putnam, Am. Journ. of Neurology, 1884, pg. 507. Walton, Arch. of med., 1883, t. X.6 Page, Injuries of the spine and spinal cord without appearent mechanical lesion, and nervousschock, Londres, 1885.HISTORIA DE LA ANSIEDAD | 61ms frecuentes, y al mismo tiempo, ms fciles de analizar. Les deca haceun momento que cuatro o cinco aos atrs, el Dr. Klein, en su tesis,haba reunido ochenta casos de histeria masculina. Hoy el Dr. Bataultque prepara en nuestro servicio un trabajo especial sobre este tema,reuni 218 casos del mismo tenor, 9 de los cuales pertenecen a nuestraclnica7.As pues, la histeria masculina no es tan rara, ni mucho menos. Ajuzgar por lo que veo cada da entre nosotros, estos casos suelen ser pococonocidos, incluso por mdicos muy distinguidos. Se admite que unjoven afeminado pueda presentar, luego de ciertos excesos, penas,emociones profundas, algunos fenmenos histeriformes; pero que unartesano vigoroso, slido, no excitado por la cultura, un maquinista, porejemplo, para nada emotivo anteriormente, al menos en apariencia, puedavolverse histrico, como una mujer, despus de un accidente de tren, deuna colisin, de un descarrilamiento, parece que esto supera lo imaginable.Sin embargo, esto se ha comprobado, y habr que acostumbrarse a laidea. Y finalmente nos acostumbraremos, como ha sucedido con tantasotras propuestas hoy ya aceptadas por todos como verdades demostradas,despus de haber suscitado por largo tiempo el escepticismo y la irona.Hay un prejuicio que seguramente contribuye en mucho a impedir ladifusin de las enfermedades relacionadas con la histeria masculina: setrata de la idea relativamente falsa que se suele tener del cuadro clnico deesta neurosis en la mujer. En el hombre, en efecto, la enfermedad sepresenta por lo general como una afeccin notable por la permanencia yla tenacidad de los sntomas que la caracterizan. En la mujer, por el contrarioy esta es tal vez la diferencia capital entre ambos sexos, para quienno conoce a fondo la enfermedad en la mujer lo que se cree que es elrasgo caracterstico de la histeria es su inestabilidad, la movilidad de lossntomas. Se dice entonces que en la histeria, basndonos naturalmenteen observaciones de mujeres, los fenmenos son mviles, fugaces y lamarcha caprichosa de la afeccin suele verse interrumpida por las sorpresasms inesperadas. Pero caballeros, como ya lo he mostrado en numerosasocasiones, esta movilidad, esta fugacidad no es una caracterstica unvocade la enfermedad histrica, incluso en la mujer.As es, incluso en la mujer hay histerias de fenmenos durables, permanentes,muy difciles de modificar y que a veces resisten cualquierintervencin mdica. Y los casos de este tipo son numerosos, muy nu-7. E. Batault, Contribution ltude de lhystrie chez lhomme.62 | NORBERTO ALDO CONTI | JUAN CARLOS STAGNAROmerosos, si bien no constituyen la generalidad. Este es un punto sobre elque volver. Pero por ahora, me limito a hacerles notar solamente que lapermanencia de los sntomas histricos en el hombre, su tenacidad, sueleimpedir que se los reconozca como lo que son. Algunos pueden creer,ante la presencia de fenmenos resistentes a cualquier modificacin teraputica,y la existencia de trastornos sensoriales con crisis nerviosas ms omenos parecidas a las crisis comiciales, que hay una lesin orgnicafocalizada, un neoplasma intracraneal, o si se trata de una paraplejia,pueden pensar que hay una lesin orgnica espinal. Otros reconocern eincluso afirmarn que en estos casos no puede tratarse de una alteracinorgnica, sino simplemente de una lesin dinmica; pero en presencia desntomas cuya persistencia no concuerda con el esquema de la histeriaque tienen en mente, pensarn que se trata de una enfermedad especial,an no descrita, y que merece un lugar aparte.A mi entender, los Dres. Oppenheim y Thomsen (de Berln)8, cometieronun error de ese tipo en una memoria que por otro lado, presenta unacantidad importante de hechos interesantes y bien observados, aunque nosiempre bien interpretados, al menos en mi opinin. Estos caballerosobservaron la hemianestesia sensitiva y sensorial, similar a la mencionadapor los Dres. Putnam y Walton. En estos casos se trata de maquinistas,obreros, vctimas de accidentes ferroviarios u otros accidentes, que hansufrido ya sea un golpe en la cabeza, ya una conmocin o un shock general.Ni el alcoholismo, ni el saturnismo estn presentes en estos casos, y sepuede observar que en estos sujetos no hay una lesin orgnica.Tenemos as enfermos idnticos a los de los Sres. Putnam y Walton;pero, al contrario de stos ltimos, los autores alemanes no quieren reconocerque se trata de histeria. Para ellos es algo particular, algn estadopatolgico no descrito an, que requiere un lugar nuevo en los marcosnosolgicos. Los principales argumentos de los Sres. Oppenheim yThomsen a favor de su tesis son:1) la anestesia es persistente. No se ven los cambios caprichosospropios de la histeria (?). Puede durar meses y hasta aos;2) otra razn es que el estado psquico de los enfermos no es el de loshistricos. Los trastornos de este orden, en estos enfermos, no tienen laapariencia cambiante, mvil de los de la histeria. Los enfermos estn msbien deprimidos, melanclicos en forma permanente, y no presentangrandes variaciones.8. Arch. de Westphal., Bd. XV, Heft 2 y 3.HISTORIA DE LA ANSIEDAD | 63Me resulta imposible estar de acuerdo con las conclusiones de losDres. Oppenheim y Thomsen, y espero demostrarles a uds. que:1) los trastornos sensoriales histricos pueden presentar una persistencianotable, incluso en las mujeres, lo cual sucede con frecuencia enlos hombres;2) en el hombre en particular, la depresin y la tendencia melanclicase observan ms comnmente en los casos de histeria ms acusados,menos cuestionables. Es cierto que en general no se observan en el hombrelos caprichos, los cambios de carcter y de humor que suelen pertenecer,aunque no necesariamente, a la histeria femenina; pero no podemos consideraresto como una caracterstica distintiva de primer orden.Caballeros, ya es tiempo de terminar con estos prolegmenos y pasaral objeto principal de nuestra leccin de hoy. Procederemos a la demostracinclnica, estudiando juntos, con algn detalle, cierta cantidad decasos perfectamente caracterizados de histeria masculina. Al hacerlo,veremos las analogas y las diferencias existentes entre los fenmenoshistricos observados en el hombre y los que reconocemos cada da en laforma correspondiente de la enfermedad en la mujer. Por fin, es miintencin presentarles, a modo de resumen, algunas consideracionesgenerales sobre la gran histeria considerada en el sexo masculino.Pero antes de pasar al hombre, quisiera recordarles sucintamente, condos ejemplos, hasta qu punto en la mujer los sntomas permanentes dela histeria, los estigmas histricos, como solemos llamarlos, para mayorcomodidad, pueden mostrarse fijos, persistentes y exentos, por ende, deesa movilidad proverbial que se les adjudica y que se pretende presentarcomo la caracterstica de la enfermedad. No les hablar de las seis u ochograndes histricas que contamos hoy en nuestro servicio. Algunas de ellaspresentan desde hace meses, o incluso aos, una hemianestesia simple odoble sobre la que los modificadores teraputicos ms apropiados surtenefecto slo por algunas horas. Me limitar a presentarles dos mujeres,verdaderas veteranas de la epilepsia histrica, que libres desde hace algunosaos de sus ataques y dadas de alta desde entonces del servicio especial,trabajan en el hospicio como criadas. La primera, llamada L, conocidaen la historia de la epilepsia histrica y famosa en virtud del carcterdemonaco que presentaban sus crisis convulsivas, tiene hoy 63 aos.Ingres en la Salptrire en 1846, y no hemos dejado de observarla desde1871. En aquella poca sufra, y sigue sufriendo, una hemianestesiaderecha completa absoluta, sensorial y sensitiva con ovario del mismolado que, durante este largo perodo de 15 aos no ha podido ser64 | NORBERTO ALDO CONTI | JUAN CARLOS STAGNAROmodificada, ni siquiera temporalmente, ni con la accin de agentesestesiognicos, ni con el paso del tiempo, es decir, con la menopausia.Hace cinco o seis aos, cuando nuestra atencin se centraba ms en lasmodificaciones del campo visual en las histricas, observamos en ella laexistencia muy marcada del clsico achicamiento del campo visual, enambos lados, pero mucho ms pronunciado en el lado derecho. Desdeentonces el examen reiterado, cada ao una o dos veces, nunca desmintila permanencia de este achicamiento.La otra enferma, Aurel, de 62 aos en la actualidad, y que sufri losgrandes ataques, a veces reemplazados por sntomas de angina de pecho,hasta hace unos diez aos, presentaba ya en 1851 la hemianestesiaizquierda completa, absoluta, sensorial y sensitiva que, tal como puedenver, sigue sufriendo hoy da, es decir, despus de un perodo de 34 aos.Esta enferma viene siendo observada desde hace quince aos y nunca enese tiempo ces la hemianestesia, como lo hemos comprobado en repetidosexmenes. El achicamiento doble del campo visual, muy neto enambos lados, pero ms pronunciado a la izquierda, que pudimos hallaren estos das merced al examen campimtrico, ya exista cinco aos atrs.Esto basta para mostrar de qu modo, en las mujeres, los estigmas quenadie dudara en considerar de naturaleza histrica, se han mostradoestables, permanentes, y cun poco responde esto a la idea incorrecta quese suele tener de la evolucin de los sntomas de la enfermedad.Pasemos entonces al estudio de nuestros histricos masculinos.