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Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy

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Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy

Clara Patricia Peña-VenegasAugusto Mazorra ValderramaLuis Eduardo Acosta MuñozMónica Natalia Pérez Rúa

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy4

Peña-Venegas, Clara Patricia; Mazorra Valderrama, Augusto; Acosta Muñoz, Luis Eduardo; Pérez Rúa, Mónica Natalia.Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy. Clara Patricia Peña-Venegas, Augusto Mazorra Valderrama, Luis Eduardo Acosta Muñoz, Mónica Natalia Pérez Rúa. Instituto Sinchi. Bogotá, Colombia: 2009

1. SEGURIDAD ALIMENTARIA 2. EXISTENCIAS DE ALIMENTOS 3. CONSUMO DE ALIMENTOS 4. DERECHO A LA ALIMENTACIÓN 5. AMAZONIA COLOMBIANA

ISBN 978-958-8317-49-6

© Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas – SinchiMinisterio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial

Primera edición: Diciembre de 2009

Fotografía cubierta:Augusto MazorraCoordinación de la Producción Editorial: Diana Patricia Mora RodriguezDiseño: Julián HernándezGoths ImágenesImpresión:

Reservados todos los DerechosEl contenido de esta publicación es propiedad del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas -Sinchi- Prohibida su reproducción con fines comerciales.

Disponible en: Instituto Sinchi, Calle 20 No. 5-44 Tel.: 4442060 Bogotá, D.C. - Colombia

www.sinchi.org.co

Impreso en ColombiaPrinted in Colombia

Luz Marina Mantilla CardenasDirectora General

Rosario Piñeres VergaraSubdirectora Administrativa y Financiera

Daniel Fonseca PérezSubdirector Científico y Tecnológico

Contenido7

Contenido

Introducción 9Caracterización física y medioambiental de la zona de estudio 12

1. Contexto global de la seguridad alimentaria 201.1. Contexto internacional 211.2. La seguridad alimentaria de los pueblos indígenas del mundo 241.3. Contexto nacional 261.4. Seguridad alimentaria de los pueblos indígenas de la Amazonia colombiana 27

2. Pueblos indígenas en el Amazonas y su entorno social 302.1. Descripción del entorno social 312.2. La Chorrera y su área de influencia 332.3. Leticia y su área de influencia 362.4. Puerto Nariño y su área de influencia 402.5. Relaciones de dependencia urbano rural 43

3. La unidad familiar indígena como unidad de producción 463.1. Características de las unidades familiares de La Chorrera 513.2. Características de las unidades familiares de Leticia 533.3. Características de las unidades familiares de Puerto Nariño 56

4. Hábitos de consumo familiares 644.1. Platos principales 704.2. Acompañantes 764.3. Bebidas 794.4. Transformaciones de los alimentos para su preparación 84

5. Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar 885.1. Acceso a la tierra y disponibilidad de recursos naturales 895.2. Alimentos provenientes de la chagra 945.3. Alimentos de recolección 1135.4. Pesca 1155.5. Cacería 116

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6. Acceso a alimentos no producidos por la unidad familiar 1186.1.-La venta “de excedentes” de los sistemas productivos familiares 1236.2. Las familias indígenas: $120.000 más dependientes 126

7. Aprovechamiento biológico con respecto a la disponibilidad, acceso y calidad de los alimentos 132

8. Perspectivas para el futuro que aseguren la alimentación adecuada y oportuna de la población indígena de la Amazo-nia colombiana 134

Bibliografía 139

Introducción9

Introducción

E l problema de la pobreza en el mundo ha trascendido el carácter exclusivo de pocos países, a ser cada vez más frecuente y grave en todas las naciones del mundo, a tal punto, que se han llevado a

cabo eventos de carácter internacional para tratar el tema como un pro-blema mundial. Es así, como en la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas se estimó que existen en el mundo unos 400 millones de personas pobres que no tienen su seguridad alimentaria satisfecha y se acordó que el 2015, sería el año en el cual se espera alcanzar la disminución de los actuales índices de pobreza.

Colombia como uno de los países que ratificó su compromiso de redu-cir sus niveles de pobreza garantizando la seguridad alimentaria de su población, ha generado diversas estrategias para lograrlo. Por una par-te, entregó al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar la misión de construir conjuntamente con otras entidades la política de seguridad ali-mentaria y de coordinar los planes de seguridad alimentaria en todos los departamentos del país. Por otra parte y en forma directa, la Presiden-cia de la República creó los programas: Red de Seguridad Alimentaria (RESa) y Familias en Acción con el fin de desarrollar proyectos producti-vos que mejoren la alimentación de las poblaciones más vulnerables del país. Según la Misión para el Empalme de las Series de Empleo, Pobreza y Desigualdad (MESEP) para el 2009 en Colombia existen ocho millones de colombianos que viven en indigencia y dos millones que son pobres (Presidencia de la República, 2009), dentro de los cuales se cuentan las comunidades indígenas de Colombia (DANE 2005).

La situación actual de alimentación, nutrición y salud de los pueblos in-dígenas de la Amazonia colombiana no ha sido abordada en su totalidad; aún se desconocen o no se entienden muchos de los procesos que afectan o favorecen una buena alimentación de los pueblos indígenas. Parte de ello, corresponde a la parcialización de los estudios realizados, los cuales en gran parte han sido elaborados por profesionales de áreas de la salud y de la antropología, en los que no siempre son incluidos componentes edafoclimáticos, de oferta ambiental o socioeconómica. Adicionalmente, muchos de los estudios realizados para medir las condiciones de pobre-za o hambre, se han realizado a partir de estándares desarrollados para

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poblaciones urbanas o campesinas con modos de vida diferentes a los de estas poblaciones. Por otra parte, los profesionales que no han tenido contactos anteriores con la región o las comunidades indígenas, general-mente elaboran sus escritos a partir de imaginarios que no corresponden a la realidad y que no les permite analizar la información en forma objeti-va, lo que lleva a valorar aspectos en forma ligera o con valores diferentes a los usados por las propias comunidades.

Durante los años 2005 y 2006, confluyeron en forma afortunada diver-sas circunstancias que permitieron abordar el problema de seguridad ali-mentaria en la región amazónica de una manera más holística, y abrir las puertas a nuevos interrogantes sobre el tema: Se obtuvieron los da-tos sobre alimentación y salud de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud 2005, como un proceso de evaluación estricto y de información confiable sobre la situación alimentaria de la población del país y de la región amazónica; el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas Sinchi tuvo la oportunidad de ejecutar cuatro proyectos RESA en la re-gión amazónica (tres en el departamento de Amazonas y uno en el de-partamento de Vaupés), enfocados a trabajar con comunidades indíge-nas y que permitió de primera mano conocer la problemática local de por lo menos diez etnias indígenas diferentes: siete del departamento de Amazonas (Ticuna, uitoto, cocama, yagua, bora, okaina, muinane) y en el departamento de Vaupés (Cubeo, tucano y carijona); adicionalmente, en los departamentos amazónicos se estructuraron los planes de seguridad alimentaria como una herramienta que orienta las acciones futuras para mejorar la situación alimentaria de la población.

En general, la Encuesta Nacional de Demografía y Salud muestra índi-ces alarmantes sobre la región amazónica colombiana: niveles de desnu-trición y anemia superiores al resto del país, que poca relación guardan con la producción agrícola, la pesca, la recolección,-la biodiversidad de productos alimenticios y la oferta de pescado en la región, partiendo de la premisa que la población indígena es mayoritaria en estos territorios y que estos pueblos tienden a ser autosuficientes. En el momento de es-tructurar los planes de seguridad alimentaria fueron muchos los indi-cadores que faltaron para poder establecer líneas base sobre las cuales trazar metas, encontrando que muchos de los temas requieren de inves-tigación y mejor entendimiento del que se tiene actualmente.

Introducción11

La activa participación del Instituto Sinchi en los diversos procesos,-en especial su trabajo directo y cercano con la población indígena de la re-gión y los años de-experiencia acumulada en temas relacionados con la seguridad alimentaria fueron el motor que motivó a escribir este libro, el cual pretende dar otra mirada a los procesos que las comunidades indíge-nas están viviendo y que llevan al deterioro de su seguridad alimentaria, con el ánimo de entender mejor estos procesos y así poder construir entre todos alternativas reales que permitan un mejor futuro para esta pobla-ción del país.

El presente libro muestra algunos resultados más precisos sobre la se-guridad alimentaria en la región y como estos pueden estar relacionados con otros fenómenos que ocurren al interior de las comunidades y que pueden estar generando inseguridad alimentaria. En el primer capítulo se abordan los antecedentes internacionales que tocan el tema de la se-guridad alimentaria, como problema común y creciente en el mundo; en el marco de la reuniones internacionales que han discutido las formas de intervención y los problemas generados en el mundo y la necesidad de su superación a partir de la sostenibilidad de los recursos naturales; se resaltan los eventos internacionales que han tocado el problema de la se-guridad alimentaria entre los pueblos indígenas. Así mismo se abordan el panorama nacional y la situación de seguridad alimentaria de los pueblos indígenas de la Amazonia Colombiana.

Para ello, el presente trabajo se basó en el análisis de información prima-ria (251 encuestas aplicadas familias indígenas del corregimiento de La Chorrera y los municipios de Leticia y Puerto Nariño; los resultados de talleres y salidas de campo en cada una de las localidades) generada en el marco de la ejecución que el Instituto Sinchi hizo de los proyectos RESA-Acción Social para los municipios de Leticia y Puerto Nariño, y el corre-gimiento de La Chorrera en el departamento de Amazonas entre los años 2005 y 2006 (Figura 1), y trabajos posteriores sobre población, chagras y producción indígena entre 2007 y 2009, que cobijan información so-bre comunidades indígenas de las etnias Bora, Uitoto, Muinane, Ocaina y Ticuna. Esperamos que estos hallazgos puedan contribuir a dirigir en forma rápida nuevas acciones que logren consolidar la permanencia de los pueblos indígenas en la región.

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Figura 1. Mapa de localización de zonas de estudio

Antes de iniciar el recorrido por cada uno de los capítulos descritos, se hará una presentación general de las características físicas, climáticas y medioambientales de la zona de estudio, que al igual que las dinámicas socioculturales, también determinan las actuales condiciones de seguri-dad alimentaria de las poblaciones indígenas que las habitan.

Caracterización física y medioambiental de la zona de estudio

Aspectos climáticos

El clima de una región resulta del conjunto de condiciones atmosféricas que se presentan típicamente en ella, a lo largo de años; las variables más importantes que inciden en él son: precipitación, temperatura y hume-dad relativa.

Introducción13

El clima ha sido un factor determinante en las actividades de los dife-rentes pobladores del departamento, ya que define las épocas adecuadas para la pesca, la caza, la recolección de frutos, la implementación y mane-jo de las chagras, al igual que el aprovechamiento de recursos maderables y no maderables en la construcción de sus viviendas.

De acuerdo a Thornthwaite (1948) en Alonso et al. (2009), el clima en el departamento del Amazonas se caracteriza por presentar un clima Cálido húmedo a Cálido súper húmedo.-Los parámetros principales del clima se presentan en la tabla 1.

Tabla 1. Valores multianuales de los principales parámetros climáticos

Parámetro Promedio Mínimo MáximoPrecipitación (mm) 3.322,60 2.724,10 4.370Días con Precipitación al mes 21 15 23Temperatura (°C) 26,2 25,4 27,7Humedad Relativa (%) 87.3 86 89Evaporación (mm) 1.137,20 1.077,40 1.205,20Brillo Solar (Horas) 1.549 1.128,80 1.648Nubosidad 4 3 5

Fuente: IDEAM 1998

La dinámica del río Amazonas, por su parte no tiene una relación directa con el patrón de lluvias locales y depende de los aportes que hacen sus tributarios andinos como los son el río Ucayali, el Marañón y el Napo. El período de aguas altas se presenta entre-Marzo y Mayo, y el de aguas bajas entre Agosto y Septiembre (Figura 2). Los meses restantes corres-ponden a los períodos de descenso y ascenso de las aguas (Agudelo et al. 2000). La dinámica de los pulsos de inundación influye directamente sobre los ciclos de producción de los sistemas de las comunidades, y en especial sobre las comunidades rivereñas, quienes experimentan anual-mente un periodo de inundación de sus zonas de producción.

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Uno de los aspectos más importantes en la Amazonia colombiana es su amplia gama de ecosistemas acuáticos que sostienen la trama biológica y representan un importante recurso para la región, en especial la pesca. En el caso particular del departamento del Amazonas, se tiene un drenaje de 47.440 Km aproximadamente de ríos y quebradas y-una superficie de 2.650 Km2 de lagos lo que permite dar una idea de la magnitud de su riqueza hídrica que posee.

Figura 2. Comportamiento de la Precipitación y el Nivel del Río Amazonas 1999-2000

Fuente: Agudelo et al. 2000

En el departamento reconocemos dos tipos de ecosistemas, de acuerdo a su ecología; ambientes de aguas blancas y de aguas negras. Las aguas blancas están presentes en los tres ríos provenientes de los Andes: Ama-zonas, Putumayo y Caquetá; su característica más especial es tener aguas de color barroso, con-bastante sedimento y una cierta cantidad de mine-rales disueltos que en general favorece que estos ríos y sus lagos tengan mejor productividad, en especial pesquera.

El otro tipo de ambientes son las aguas negras que observamos en los innumerables ríos y lagos que nacen en la llanura amazónica; entre ellos podemos citar a Loretoyacu, Atacuari, Yahuarcaca en el Amazonas, Co-tuhé cerca de Tarapacá, Mirití-Paraná y Apaporis (La Pedrera), Igará-Paraná en Chorrera y Cara-Paraná en San Rafael. Estos ambientes tie-nen menor cantidad de minerales y por ello las productividades son más bajas.

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Introducción15

Geología

La geología del departamento del Amazonas se caracteriza por presentar tres zonas diferenciables entre sí: una al nororiente, principalmente en cercanías de La Pedrera, con afloramientos menores en Puerto Santander y el curso medio del río Caquetá, donde se encuentran rocas precámbricas pertenecientes al Escudo de Guyana (Complejo Migmatítico de Mitú, For-mación La Pedrera, Formación Piraparaná y el Granófiro del Tijereto); la segunda en inmediaciones de Puerto Santander y La Chorrera, donde se encuentran rocas paleozoicas pertenecientes a la Formación Araracuara; la tercera zona corresponde a rocas sedimentarias del Terciario entre las que se distinguen la Formación Pebas y el Grupo Arenoso de Mariñame, las cuales son las de mayor extensión en el departamento.-Sobre estas unidades se encuentran depósitos aluviales del Cuaternario asociados a los ríos, quebradas y caños que drenan el territorio departamental.

Tabla 2. Unidades Geomorfológicos del departamento de Amazonas

Grandes paisajes Unidades geomorfológicas

ÁreaSímbolo

Has %Llanura aluvial de inundación de ríos Andinenses

Plano bajo 194615.53 1.75 A1Plano medio 223612.98 2.01 A2Plano alto 167804.07 1.51 A3

Llanura aluvial de inundación de ríos Amazonenses

248274.92 2.23 B

Valles menores con influencia coluvio-aluvial

Valles erosionables en U y en V

610546.57 5.49 V

Terrazas Antiguas de origen fluvial

Terrazas bajas 265823.14 2.39 T1Terrazas medias 795655.97 7.15 T2

Terrazas altas 239800.17 2.16 T3

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Grandes paisajes Unidades geomorfológicas

ÁreaSímbolo

Has %Superficies Sedi-mentarias en pro-ceso de disección (colinas)

Formas planas 55044.26 0.49 S1Formas ligeramente planas

56636.53 0.51 S2

Formas ligeramente onduladas

434215.04 3.90 S3

Formas onduladas 3925449.58 35.30 S4Formas fuertemente onduladas

2766781.45 24.88 S5

Formas ligeramente quebradas

746857.59 6.72 S6

Estructuras rocosas de origen sedimen-tario.

Formas tabulares 22658.42 0.20 R11Formas complejas 82756.95 0.74 R12

Estructuras rocosas de origen ígneo metamórfico.

Formas complejas 10279.41 0.09 R2

Fuente: PORADAM, 1979 (Modificada SINCHI 2000)

Suelos

Según el Mapa de Suelos del proyecto PRORADAM (1.979) en el departa-mento del Amazonas, actualizado de acuerdo a Sinchi 1988, se presentan los siguientes tipos de suelos.

1) Suelos de los Planos Aluviales de los ríos de origen Andino: suelos poco evolucionados, predominantemente inundables y mal drenados (planos bajos y medios), en los planos altos son suelos bien drenados y son ácidos y de fer-tilidad moderada.2) Suelos de los Planos Aluviales de los ríos de origen Amazónico correspon-dientes a-suelos poco evolucionados, inundables y predominantemente mal drenados (planos bajos); en los planos altos son suelos ácidos y de fertilidad muy baja.3) Suelos de los Valles Menores con influencia coluvial correspondientes a suelos poco evolucionados, inundables y predominantemente mal drenados; son suelos ácidos y de baja fertilidad.

Introducción17

4) Suelos de las Terrazas Antiguas correspondiente a suelos evoluciona-dos bien drenados, asociados con suelos más jóvenes, en algunos casos mal drenados.-Son suelos ácidos de baja fertilidad en sus tres (3) planos (bajo, medio y alto).5) Suelos de las Superficies de Denudación de origen sedimentario corres-pondientes a suelos evolucionados y muy evolucionados, de texturas finas a gruesas con diferentes grados de disección, y en general son suelos ácidos y de baja fertilidad.6) Suelos de Estructuras rocosas de origen sedimentario y origen ígneo – me-tamórfico correspondientes a suelos poco evolucionados, bien a excesivamen-te drenados y predominantemente arenosos.-Los suelos son muy ácidos y de fertilidad muy baja.

En términos generales, los suelos sobre los que se asientan las comuni-dades estudiadas corresponden a suelos de tierra firme (o no inundable) y a suelos de várzea (inundables). Los suelos corresponden a Oxisoles de textura arcillosa, pH ácido, alta concentración de aluminio y bajos ni-veles de nitrógeno y fósforo. Allí el fósforo con frecuencia es el elemen-to limitante de la fertilidad suelo, el cual proviene casi exclusivamente de la descomposición de la materia orgánica. En el caso de los suelos de várzea, anualmente son inundados por ríos de aguas blancas como el Amazonas, depositando en ellos sedimentos provenientes de los Andes a través de los aportes de los ríos tributarios andinos Ucayali, Marañón y Napo, que aumentan la fertilidad de los suelos. El pulso de inundación no está relacionado con el de lluvias locales. Los meses más lluviosos corresponden en Leticia entre enero y abril, en tanto que los meses de menor precipitación van desde julio hasta octubre en Leticia, mientras el período de aguas altas se presenta entre-marzo y mayo, y el de aguas bajas entre agosto y septiembre.

El aporte anual de materiales de alta fertilidad y el pulso de inundación, marcan una diferencia entre la dinámica de las comunidades rivereñas y las asentadas sobre tierra firme. Las comunidades ribereñas producen una mayor variedad de productos de ciclo corto sobre las várzeas, some-tidos a periodos de escasez de comida en las épocas de inundación. Por el contrario, las comunidades de tierra firme mantienen cultivos todo el año, pero en suelos menos fértiles, lo que limita la producción de especies exigentes en nutrientes.

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Vegetación

Actualmente la Amazonia es considerada como una de las regiones bio-geográficas de Colombia con mayor biodiversidad. Se estima que más del 50% de las formas vivientes del país están representadas allí. Según Rangel y Luengas (1995), la Amazonia Colombiana cuenta con más de 6.500 especies vegetales representadas en orden de importancia por las familias Rubiaceae con 103 géneros y 685 especies, Leguminosae con 102 géneros y 469 especies y Melastomataceae con 43 y 277 respectivamente (Cárdenas et al. 2002).

Tipos de Bosques: Los bosques se clasifican y diferencian de acuerdo al paisaje o región fisiográfica donde,-estos bosques se desarrollan sobre 6 grandes regiones. Su distribución geográfica.-

Según su vegetación se pueden definir tres tipos de bosques: 1) Bosque de Llanura Aluvial con influencia de inundación, 2) Bosques de Terrazas y Superficies sin influencia de inundación, y 3) Bosques de Colinas altas.

Además del potencial maderable de la vegetación, se ha reconocido otras 10 categorías de uso reconocido al bosque. De las especies conocidas has-ta el momento, entre el 30 y el 38% de ellas tienen alguna utilidad otorga-da por las comunidades indígenas, lo que demuestra el enorme potencial que el bosque posee para las comunidades locales.Las categorías de uso de la vegetación, por orden de importancia (mayor número de especies), son: Alimento, Medicinal, Maderable, Artesanal, Ornamental, Combustible, Industrial, Tóxico, Construcción, Psicotrópi-co, e Ictiotóxico.

Introducción19

Contexto global de la seguridad alimentaria

1.

Contexto global de la seguridad alimentaria21

Basados en la definición de seguridad alimentaria dada en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, los aportes de la Orga-nización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimen-

tación –FAO-, y los aportes que a nivel nacional han dado las entidades competentes, esta se puede definir como La disponibilidad suficiente y estable de alimentos, el acceso y el consumo oportuno y permanente de los mismos, en cantidad, calidad e inocuidad que las personas pueden hacer, bajo condiciones que permiten su adecuada utilización biológica y que lleva a una vida saludable y activa.

Con base en esta definición se hace necesario abordar los antecedentes internacionales en el tema, la situación alimentaria de la población indí-gena del mundo, los resultados de las investigaciones nacionales y regio-nales que se han realizado y que tocan el tema de seguridad alimentaria y los hallazgos del Instituto Sinchi en el trabajo de campo como herra-mientas que enriquecen el entendimiento de la seguridad alimentaria en la región y en especial en la población indígena, como uno de los grupos más vulnerables a no satisfacer su seguridad alimentaria.

1.1. Contexto internacional

La historia del hombre como especie, es reciente en el planeta (40.000 años si tomamos al hombre de Cro-Magnon como el momento en que aparece el hombre moderno). Al igual que los demás seres vivos que lo habitan, este requiere de las condiciones mínimas de supervivencia para crecer, multiplicarse y sobrevivir en el medio. A diferencia de los demás seres vivos, el hombre tiene una condición especial y es la de organizarse en comunidad y tener una conciencia que le permite usar los recursos del planeta como ninguna otra especie lo había hecho hasta hoy. Esta ventaja evolutiva ha llevado a que la población haya crecido a unas tasas altas, y-necesite cada vez intervenir más el planeta y usar más sus recursos en función de suplir sus necesidades básicas.

La supervivencia del hombre en la tierra depende directamente de la preservación del planeta como fuente de vida, alimento y hogar. Lo cier-to es que hoy en día los recursos comienzan a ser escasos en muchos lugares, la producción de alimentos no es suficiente para alimentar toda

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la población y cada vez el número de habitantes con inseguridad alimen-taria es mayor.

Los modelos que hasta hace poco se habían usado para satisfacer la cre-ciente necesidad de espacio y comida para la población, han mostrado ser insostenibles y además responsables de la perdida de las condicio-nes adecuadas del planeta para garantizar la subsistencia humana. Ante el deterioro ambiental, son muchas las reuniones internacionales que se han realizado con el ánimo de corregir o minimizar la forma en que se ha venido interviniendo el planeta. Tal vez el evento más importante en tor-no al tema fue la Conferencia de las Naciones Unidas-sobre Medio Am-biente y Desarrollo-Rio de Janeiro (1992). En ella-no solo se habló sobre el medio ambiente sino que-se llegó a la conclusión de que para satisfacer la seguridad alimentaria de la población del planeta no es suficiente con producir alimentos a cualquier costo, sino que debe realizarse de manera sostenible, permitiendo asegurar los recursos actuales (de tierra, agua, semillas, etc.) a las generaciones futuras.

Paralela a la Cumbre de Río, se efectuaron cumbres alternativas como el Foro Global de Organizaciones No Gubernamentales donde se logró ela-borar un Tratado sobre Seguridad Alimentaria basados en que-“el pro-blema de la inseguridad alimentaria a nivel mundial es el resultado de la distribución antidemocrática e injusta de los recursos y el acceso a ellos (tales como tierras, créditos, información y otros incentivos). El resulta-do de esta situación es la concentración de la producción en pocas manos, con sistemas de producción intensivos, en detrimento de otras regiones, de los pequeños agricultores y de la seguridad alimentaria local”.

Se indica que la causa principal del hambre es la pobreza crónica-en la cual no existen los recursos para comprar la comida ni el control de los re-cursos para producirla. Se ilustra cómo solo cuatro transnacionales con-trolan en 90% del mercado mundial de cereales, mientras las economías de los países en desarrollo dependen de pocos productos exportables los cuales son vulnerables a la caída de los precios, una intensificación de cultivos comerciales y el aislamiento progresivo de pequeños productores.

La dependencia de importación de alimentos y ayuda alimentaria impli-can una condicionalidad política, la vulnerabilidad frente a las fallas por

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su entrega, la falta de incentivos a los productores locales, la competencia con otros alimentos y los cambios en los patrones de consumo. Por ello, a pesar del significativo incremento en la producción de alimentos-de los últimos años, la inseguridad alimentaria ha aumentado.

En el Tratado que se firmó se definieron algunos principios que debe te-ner la seguridad alimentaria para que exista, de los cuales resaltamos los siguientes:

1. La seguridad alimentaria lleva a un desarrollo sostenible2. La seguridad alimentaria es un derecho humano básico, que debe ser ase-

gurado a través de la autosuficiencia local, y que como consecuencia re-duzca la dependencia de alimentos importados.

3. La comprensión de los sistemas agrícolas desde su ecología, sus aspectos sociales y económicos lleva a una agricultura sustentable en el marco de un desarrollo sostenible.

4. Las formas en que los pueblos producen y consumen sus alimentos, refleja la diversidad ecológica, cultural, política y social de las comuni-dades que los integran. Por su importancia esta debe ser respetada y promovida.

5. Las formas justas y democráticas de propiedad, uso de la tierra y de ac-ceso a ella son esenciales para crear sistemas alimentarios sustentables. Para ello es indispensable el fortalecimiento de iniciativas populares en el área de la reforma agraria y organización comunitaria.

6. La mujer tiene un papel primordial en la producción de alimentos y la res-ponsabilidad del almacenamiento de alimentos y semillas. Ella es quien aporta los vínculos culturales en el proceso de asegurar nutrición, cuida-dos e ingresos para la familia y la sociedad.

Cuatro años después de la Conferencia de Río, en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación – Roma (1996) se afirmó que la disponibilidad de alimentos suficientes para todos es un objetivo alcanzable y que por ello es intolerable que más de 800 millones de personas en el mundo-y en particular en los países en desarrollo no dispongan de alimentos suficien-tes para satisfacer sus necesidades nutricionales básicas. Los suministros de alimentos han aumentado considerablemente, pero los factores que obstaculizan el acceso a ellos y la continua insuficiencia de los ingresos familiares y nacionales para comprarlos, así como la inestabilidad en la

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oferta y la demanda, las catástrofes naturales y de origen humano, impi-den satisfacer las necesidades básicas alimentarias.

La Declaración en su numeral 2 indica que La gran mayoría de las per-sonas desnutridas no pueden producir alimentos-suficientes (no tienen acceso suficiente a tierra, agua, insumos, semillas, plantas mejoradas, tecnología adecuada y crédito agrícola) o no pueden comprarlos. Por eso se propuso adoptar políticas y prácticas participativas y sostenibles de desarrollo alimentario, agrícola, pesquero, forestal y rural, en zonas de alto y bajo potencial, que sean fundamentales para asegurar un suminis-tro de alimentos suficiente y fiable a nivel familiar, nacional, regional, mundial y que combatan las plagas, la sequía y la desertificación, consi-derando de carácter multifuncional la agricultura, que den como resulta-do la reducción del número de personas hambrientas a alrededor de 400 millones para el año 2015. Cinco años más tarde se ratificó el compromi-so en la-Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas y se insistió en bus-car alternativas para llegar a la meta trazada. Lo cierto es que ha pasado más de la mitad del tiempo previsto para alcanzar la meta y los avances logrados son pocos. En especial no se perciben cambios significativos o sustanciales en la población indígena que lleve a pensar que su situación alimentaria mejorará en los próximos años.

1.2. La seguridad alimentaria de los pueblos indígenas del mundo

La inseguridad alimentaria es un problema común y creciente en el mun-do, y que afecta principalmente a los más pobres o aquellos sin recursos para acceder a los alimentos básicos que le suplan sus requerimientos nutricionales mínimos. Son muchas las políticas y acciones que se están tomando para tratar de minimizar el número de personas que padecen de inseguridad alimentaria; sin embargo, una de-las dificultades es en-tender porque algunas poblaciones como los indígenas son cada vez más vulnerables a padecerla.

Desde la Cumbre de Río se reconoce la población indígena del mundo como una población vulnerable. En el Tratado de Seguridad Alimentaria (Río de Janeiro, 1992) se indica que es necesario prestar atención a aque-

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llos grupos humanos sobre quienes recae una carga mucho mayor de in-seguridad alimentaria, tales como los pueblos indígenas, los refugiados, las personas desplazadas, los desempleados, los minusválidos y los gru-pos minoritarios. Paradójicamente se reconoce que los pueblos tradicio-nalmente agrícolas poseen un conocimiento sustancial de los principios de seguridad alimentaria, que es aplicable a los sistemas de producción sustentable. Las oportunidades de intercambio de información, ideas y experiencias acerca de los principios de seguridad alimentaria son esen-ciales para potenciar nuestras posibilidades de avanzar en este campo.

No sólo los gobiernos y entidades estatales han discutido el tema. Los mismos grupos indígenas han realizado varios eventos internacionales para hablar sobre seguridad alimentaria. El principal problema que han manifestado las comunidades indígenas en los diversos encuentros in-ternacionales radica en la tenencia de tierras y acceso a sus recursos naturales.

Al respecto, en la Cumbre Continental de Pueblos y Organizaciones Indí-genas Territorio Mapuche – Argentina (2005), los participantes manifes-taron que para los Pueblos Indígenas, sus-territorios, tierras y recursos son fundamentales para el desarrollo de sus culturas, ellas representan y están interrelacionadas con su espiritualidad, culturas, costumbres, institucionalidad, tradiciones, medicinas, seguridad alimentaria y con la vida misma de sus pueblos. Las políticas estatales de desarrollo suelen promover la invasión de los territorios indígenas, la destrucción de los bosques, la extracción depredadora de recursos del suelo y subsuelo, la contaminación del medio ambiente, el empobrecimiento y el genocidio de los pueblos.

Otro de los problemas sentidos, es el uso y acceso a los recursos en don-de rechazan toda apertura económica sobre sus territorios, tierras y re-cursos naturales a los mercados nacionales e internacionales como for-ma para enfrentar la pobreza. En torno a este tema el Convenio sobre Diversidad Biológica reconoció que el uso de tecnologías que restringen el manejo genético en especies de cultivo, podrían afectar efectivamente las prácticas tradicionales de almacenamiento de semillas para próxi-mas cosechas, el uso e intercambio de ellas entre pueblos y agriculto-res locales, infringir valores espirituales, culturales y cosmológicos, y

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy26

aumentar las brechas entre instituciones y la comunidad local (UNEP/CBD/COP, 2002).

Para los pueblos indígenas el derecho colectivo a la alimentación y so-beranía alimentaria es imprescindible para la continuación de sus cultu-ras e identidad indígena. De allí que proclamen la necesidad de respetar las formas y normas tradicionales de tenencia de la tierra, rechazando la privatización, despojo de tierras propias y la expropiación de recursos naturales en su territorio (Declaración de Atitlan – Guatemala, 2002; 3ª Consulta Regional de la las ONG/OSC de Latino América y el Caribe – Guatemala 2004).

Por ser la mujer indígena el actor más importante en el aseguramiento de la alimentación para su familia y comunidad, en el IV Encuentro Conti-nental de Mujeres Indígenas de las Américas - Perú (2004), las mujeres ratificaron su compromiso para retomar los valores y conocimiento y las enseñanzas de sus pueblos así como la recuperación de sus alimentos. Manifestaron además su preocupación por la enajenación de sus semillas para dar paso a bancos de germoplasma y a la proliferación de transgéni-cos, rechazando así mismo la implementación de megaproyectos que usu-fructúen sus territorios, conocimientos, saberes y recursos naturales (De-claración Continental de Mujeres Indígenas de las Américas-Perú 2004).

1.3. Contexto nacional

Desde 1924 hasta la fecha, Colombia ha ratificado compromisos en relación con la disminución de la pobreza, eliminación del hambre, alimentación y nutrición como derechos, entre otros temas relacionados con la seguri-dad alimentaria y nutricional. La más reciente corresponde a la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (1996), cuyos compromisos reafirmó en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después (Roma 2002) en donde Colombia se comprometió a establecer cuotas de disminución de colombianos con hambre para el 2015. Para ello propuso reducir a 3% los niños menores de 5 años con desnutrición global (peso para la edad), teniendo como línea de base la información de 1990, que es del 10%; y reducir a 7.5% las personas que están por debajo del consumo de energía mínima alimentaria partiendo de la línea de base de 17% para 1990.

Contexto global de la seguridad alimentaria27

Para su cumplimiento,-implementó y comenzó a desarrollar la Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional en todo el país donde tomó como base el Plan Nacional de Alimentación y Nutrición que ve-nía desarrollándose, dándole nuevas orientaciones y llevándolo a Política Nacional.

Entre parámetros establecidos para medir el estado de la seguridad ali-mentaria de una población a nivel nacional se basan en los índices de desnutrición, talla y peso que son los índices que toman las secretarias de salud y el ICBF; adicionalmente se relacionan con recuentos de hemoglo-bina en sangre para determinar la presencia de anemia en la población. Según la información suministrada por la Encuesta Nacional de Demo-grafía y Salud (2005), la situación alimentaria de Colombia no es buena: El 36% de los colombianos presenta deficiencias por ingesta de proteí-nas, el 85.5% deficiencias en la ingesta de calcio, el 22.6% deficiencias en la ingesta de vitamina C y el 32% deficiencias en la ingesta de vitamina A. La desnutrición crónica-en niños de 0 a 4 años es del 12%. El 33.2% de estos niños presentan niveles de anemia y el 12,5% de ellos ferropenia, consideradas estas como cifras graves.

1.4. Seguridad alimentaria de los pueblos indígenas de la Amazonia colombiana

En la región amazónica se han llevado a cabo recientemente dos en-cuentros indígenas. En el Primer Encuentro de Autoridades Indígenas del Amazonas-Chorrera (2004) se identificaron algunas problemáticas relacionadas con la seguridad alimentaria como la pérdida de especies cultivables, la disminución de la pesca y de especies de recolección del bosque usadas en la elaboración de artesanías y el poco conocimiento de procesos de transformación y preservación de los productos locales, en especial de los frutos.

En el II Encuentro de Autoridades Indígenas - Chorrera (2006), se volvie-ron a tocar algunos temas relacionados con la seguridad alimentaria y en especial destacaron que si bien en la Amazonia colombiana el Estado ha entregado la administración a las comunidades indígenas de una buena parte del territorio bajo la figura de resguardo indígena (7.749.503,3Ha

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy28

correspondientes al 71,4% del territorio), aún existe población indígena sin tierra, ya sea porque sus asentamientos no son resguardos constitui-dos o porque el territorio entregado como resguardo no cobija la cantidad de tierra suficiente para toda la población, existen sobre posiciones con otras formas de tenencia (parques nacionales y municipios, por ejemplo) o no incluye sitios culturales o espirituales de importancia para ellos. Ge-neralmente esta población sostiene conflictos permanentes por el territo-rio con particulares y con el Estado, en donde es difícil el reconocimiento de la importancia y el valor que pueden tener los aspectos espirituales y ancestrales en el reconocimiento de un territorio como propio.

En el caso de poseer resguardos extensos, ricos en recursos naturales, es muy difícil el control y vigilancia de estos recursos, por cuanto se ven enfrentados al robo y saqueo de los mismos por particulares, sin que en-cuentren los mecanismos suficientes, ya sean propios o del Estado, para salvaguardar los recursos de sus territorios. Así mismo, las comunida-des reconocen que se han dado cambios en la producción y la alimenta-ción de sus pueblos que no necesariamente contribuyen a su seguridad alimentaria y que por el contrario, han deteriorado la identidad propia, convirtiéndose cada vez más en una sociedad de consumo. Estos cambios han llevado a la pérdida de especies cultivables propias y la sustitución de su consumo por productos que deben comprar.

Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (2005),-para la re-gión amazonica y la Orinoquia los niños entre cero y cuatro años pre-sentan una relación talla/peso menor que la presentada en el resto del país. A pesar de la oferta de pescado en la región, los niveles de anemia y ferropenia en los niños es similar a la del resto del país (32.9% y 12% res-pectivamente). El departamento de Amazonas presenta además mayores índices de deficiencia en la ingesta de proteína (50.3%), calcio (96.8%), vitamina C (29.2%) y vitamina A (51.5%) que el resto del país. Estas cifras no guardan relación con la riqueza de agua de la región, ni su abundancia en ictiofauna, ni su diversidad biológica, en donde se destacan especies alimenticias nativas domesticadas por las poblaciones indígenas de im-portancia mundial como la yuca y el ají.

Hasta hace algunos años, los pueblos indígenas eran autosuficientes ali-mentariamente. El contacto con la sociedad blanca ha forzado, algunas

Contexto global de la seguridad alimentaria29

veces voluntaria otras involuntariamente, a que cambien sus actividades cotidianas, sus sistemas productivos y su dieta, sin embargo, esta no es una circunstancia exclusiva que solo haya sido vivida por los pueblos in-dígenas. De hecho muchas sociedades han vivido extensos periodos de guerra, catástrofes naturales devastadoras e invasiones que han compro-metido no solo su seguridad alimentaria sino también su supervivencia. Sin embargo su cultura necesariamente no ha desaparecido (las culturas orientales por ejemplo son muy sólidas a pesar de su gran desarrollo); algunas veces logra enriquecerse de las otras culturas dando origen a nuevas formas de expresar la suya y de enfrentar sus problemas (Tur-quía, España, por ejemplo), lo que lleva a preguntar ¿por qué los pueblos indígenas no han logrado reponerse de sus crisis? ¿Por qué su cultura siempre se ve afectada con el cambio? ¿Qué tan fuerte es la relación entre estado de conservación del entorno y la supervivencia indígena?

Siempre se ha concebido la población indígena como autosuficiente, más aún en la Amazonia donde existen grandes extensiones bajo resguardo y reserva forestal. Las cifras sobre el estado de nutrición de la población del Amazonas frente al potencial natural de alimentos de la región no expli-can realmente el porqué existe insuficiencia alimentaria. De allí la impor-tancia de tratar de conjugar varios aspectos en un libro, que permita una mirada más amplia y actualizada de lo que realmente está sucediendo.

Pueblos indígenas en el Amazonas y su entorno social

2.

Pueblos indígenas en el Amazonas y su entorno social31

En el departamento del Amazonas están presentes las etnias indí-genas: Andoke, Barasana, Bora, Cocama, Inga, Karijona, Kawiya-rí, Kubeo, Letuama, Makuna, Matapí, Miraña, Nonuya, Ocaina,

Tanimuka, Tariano, Ticuna, Uitoto, Yagua, Yauna, Yukuna, Yuri, entre otras, las cuales están localizadas y organizadas en resguardos constitui-dos como propiedades colectivas. Esta diversidad de pueblos hace de éste un departamento multiétnico, en el cual habitan 18.673 indígenas que constituyen el 40% del total de la población a nivel departamental, que asciende a 46.950 (DANE 2005).

Una característica de los pueblos indígenas, es su organización espacial sobre las vías fluviales, las cuales son sus canales de comunicaciones na-turales e históricas, al igual que el uso y manejo de un sistema de produc-ción pluralista. Dicho sistema es dinamizado por cada familia indígena, toda vez que éstas funcionan como unidades de producción autónomas (UPA), responsables de su autosuficiencia alimentaria a partir de la or-ganización del trabajo familiar en la chagra (sistema productivo diver-sificado donde se cultivan especies transitorias y perennes, intentando reproducir los procesos sucesionales del bosque (Vélez, 1991a; Cifisam, 2005), la pesca, la cacería, la recolección y aprovechamiento de especies maderables y no maderables.

2.1. Descripción del entorno social

En Colombia se estima que existen 1.392.623 personas indígenas perte-necientes a 93 etnias, que representan el 3.36% de la población del país (DANE 2005). Así, la Amazonia colombiana alberga un crisol de socie-dades indígenas multiculturales que comparten el territorio con una po-blación no indígena minoritaria. La subsistencia de estos pueblos en la Amazonia, se ha basado ancestralmente en la explotación y aprovecha-miento de los recursos de la selva en diversas formas. El territorio del departamento del Amazonas se localiza en la parte centro-occidental de la Megacuenca del Río Amazonas, la cual tiene una extensión aproxima-da de 7.352.112 Km2 (Gutiérrez et al. 2004). Esta región la integran por-ciones de las Repúblicas de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy32

El departamento del Amazonas ocupa un área de 109.665 Km2, equiva-lente al 10% del territorio continental colombiano, representando el 23% de la Región Amazónica colombiana y el 35% de la Subregión Suroriental de la Amazonia. Limita al norte con el departamento de Caquetá y el río Apaporis (que lo separa del departamento de Vaupés), al este con la Re-pública de Brasil; al sur con los ríos Putumayo y Amazonas (que lo separa de la República del Perú), y al oeste con la República del Perú y el departa-mento del Putumayo. Pertenece a la Subregión Suroriental de la Amazonia Colombiana.-Desde el punto de vista político-administrativo el departa-mento de Amazonas está dividido en dos municipios, nueve corregimien-tos de orden departamental y tres inspecciones de policía (Figura 3).-

Figura 3. Mapa de la División Política Administrativa, fuente SINCHI 2002

Actualmente, los nueve corregimientos, carecen de legitimidad político administrativa en consideración a una sentencia de la Corte Constitu-cional en el año 2001. Sin embargo, en el departamento estas entida-des territoriales han continuado funcionando bajo el gobierno de los co-

Pueblos indígenas en el Amazonas y su entorno social33

rregidores nombrados por el Gobernador del Amazonas. En general, se percibe un vacío en la aplicación de la política pública sectorial, que se refleja en la imposibilidad de ser beneficiados con recursos entregados a las entidades territoriales locales para agua potable, saneamiento básico y alimentación escolar, según lo establecido en la Ley 715 de 2001; y no cuentan con instrumentos de planificación legalmente reconocidos para la definición de usos del suelo y ocupación del territorio, entre otros.

El estado legal en este territorio (Figura 4) está dividido en: i) Los mu-nicipios de Leticia y Puerto Nariño; ii) Veinte seis (26) resguardos indí-genas; iii) Tres (3) Parques Nacionales Naturales; iv) Área sustraída de la Reserva Forestal del Amazonas; y-v) Territorios de Reserva Forestal Ley 2de 1959 (Acosta y Salazar 2001). Muchas de estas unidades legales se sobreponen entre si, lo que se manifiesta en una alta complejidad de conflictos sociales, culturales, políticos, y económicos.

2.2. La Chorrera y su área de influencia

El Corregimiento de la Chorrera tiene una extensión de 13.078 Km2 (Acosta y Salazar 2002). Cuenta con una población de 2.510 habitantes (DANE, 2005). La cabecera corregimental está ubicada sobre el curso medio del río Igará-Paraná, afluente del río Putumayo, con una longitud de 400 Km. Admite la navegación desde La Chorrera hasta su desembo-cadura a una distancia de 280 Km.

Es un asentamiento antiguo, protagonista de episodios dramáticos de la historia de la Amazonia Colombiana como la esclavitud y genocidio de la cauchería por parte de la Casa Arana, que causo el despoblamiento masivo, extinción de linajes, clanes y tribus enteras y la conformación de nuevos tipos de comunidades mixtas cada vez más dependientes de los bienes de las economías locales (Echeverri, 2000). Esta localidad, considerada la capital del Resguardo Predio Putumayo, cumple con una función administrativa por ser sede del gobierno corregimental y de ins-tituciones del Estado (salud, educación, entre otras).

Dada su ubicación, el abastecimiento de productos e insumos de consu-mo final se efectúa desde Puerto Leguízamo, el mayor proveedor, y desde

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy34

Leticia, por vía fluvial a través del sistema transporte e intermediarios comerciales denominados los “Cacharreros”. Cuenta con un aeropuerto, que ofrece a la población un servicio de pasajeros y encomiendas desde y hacia Leticia y Bogotá.

Esta localidad presenta una muy baja actividad económica. Existen unas incipientes actividades de transformación que constituyen el 1.4%, mien-tras que desde el punto de vista de los servicios (distribución de pro-ductos de consumo final e intermedio, comunicaciones, transporte), su participación pasa del 4.5% del total departamental (Tabla 3). Genera maderables que se comercializan en el río Putumayo y artesanías que tienen un mercado de relativa importancia en el interior del país.

La construcción social de este territorio muestra que la población está distribuida en aldeas reconocidas como cabildos. Actualmente, cuenta con 20 cabildos de los cuales 14 son de dominio Uitoto, siendo esta la

Figura 4. Mapa del Estado Legal, fuente SINCHI 2.002

Pueblos indígenas en el Amazonas y su entorno social35

etnia más representativa del corregimiento con una presencia de 344 fa-milias (78%). En menor número se encuentran las etnias Bora (11%) con 48 familias, Okaina (6%) con 25 familias, Muinane (2%) con 7 familias y otras etnias (3%) con 13 familias (Tabla 4; Figura 5).

Tabla 3. Participación actividades económicas por sectores y localidades. Departamento del Amazonas

Localidad

Sectores economicos

NivelTransfor-macion Servicios Total

Nº % Nº % Nº %Pto. Santan-der

6 0,8 30 3,8 36 4,6 Muy Bajo

Miriti Parana 0 0 5 0,6 5 0,6 InexistenteLa Victoria 0 0 7 0,9 7 0,9 InexistenteLa Pedrera 9 1,1 32 4,1 41 5,2 Muy BajoPto. Alegria 0 0 11 1,4 11 1,4 Casi InexistenteEl Encanto 0 0 9 1,1 9 1,1 Casi InexistenteLa Chorrera 11 1,4 35 4,5 46 5,9 Muy BajoPto. Arica 0 0 9 1,1 9 1,1 Casi InexistenteTarapacá 3 0,4 36 4,6 39 5 Muy BajoPto. Nariño 6 0,8 36 4,6 42 5,3 BajoLeticia 36 4,6 505 64,2 541 68,8 AltoTotal 71 9 715 91 786 100

Fuente: Instituto Sinchi, 1998. Acosta, Gutiérrez y Salazar, 2004

Tabla 4. Etnias y población en el Corregimiento de la Chorrera

Pueblo Indigena Cabildos Familias

Uitoto

Santa Rosa 21San Antonio 15San Francisco 16Asociacion Nativa 16Vegsam 19

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy36

Pueblo Indigena Cabildos Familias

Uitoto

Centro Chorrera 65Santa Maria 23Caisam 17Capitania 50Vista Hermosa 10Milan 24Cair 11Ocin 9Mue 23Cris 25

BoraProvidencia 31Petane 17

OcainaCordillera 11Ocaina 14

Muinane Sabana 7Total 20 Cabildos 424

Fuente: Acosta,-2004.

Estos grupos étnicos conservan el uso del idioma propio y tienden a formarse como personas bilingües. La población del corregimiento de La Chorrera como en el resto del departamento de Amazonas es una población joven, donde el mayor rango de habitantes son menores de 35 años.

Geográficamente los cabildos podrían ubicarse en tres sectores con res-pecto al chorro que le da el nombre al sector: 1. Cabecera corregimental (Cabildo Centro, Santa Maria, Caisam, Ocim, Vegsam,-Asociación Nativa y Capitanía); 2. El chorro aguas arriba (Santa Rosa, San Antonio, San Francisco); 3. El chorro aguas abajo (Vista Hermosa, Milán, Mue, Okai-na, Providencia, Petani, Cris, Cordillera y Cair) y 4) Cabildo de Sabana, ubicada a 2 días de Centro Chorrera sobre la trocha que conduce a la localidad de Araracuara.

Pueblos indígenas en el Amazonas y su entorno social37

2.3. Leticia y su área de influencia

Leticia es fundada en Abril de 1867. Es el centro urbano de mayor dimen-sión e importancia de la región, siendo al mismo tiempo capital muni-cipal como departamental y junto con su área de influencia, conforman una extensión de 6.176 Km2 (Acosta y Salazar 2002), que representa el 7% del total del territorio departamental.

Está situada en el extremo sur oriental del Trapecio Amazónico en te-rritorio Colombiano, sobre la margen izquierda del río Amazonas donde Colombia cuenta con 116 Km. de frontera con el Perú. En este espacio se localiza la mayor parte de la población departamental, donde los habitan-tes en la parte urbana constituyen el 35% y el 21% está asentado en su área de influencia; en esta zona se localizan las sociedades indígenas Ticuna, Cocama, Yagua, Uitoto y Tanimuca. Igualmente el área de influencia del municipio de Leticia incluye el sector del río Calderón y las comunidades vecinas de Los Kilómetros vía Leticia- Tarapacá, Los Lagos (Yahuarcaca) y algunas sobre el río Amazonas hasta el Parque Amacayacu.

Es el principal puerto colombiano sobre el río Amazonas, al cual se tiene acceso tanto por vía área como fluvial y se constituye, en el lugar de des-

Figura 5. Etnias de la población de La Chorrera

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

00%

20%

40%

60%

80%

100%

Uitoto Bora Ocaina Muinane Otras Etnias

79%

11% 06%

02% 03%

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy38

tino de la mayor parte de la carga que se transporta por el río Putumayo. La actividad económica desplegada en Leticia, tiene un radio de influen-cia sobre el sur del Trapecio Amazónico y se extiende hacia las áreas de frontera que comparte con Brasil y Perú.

En el municipio de Leticia, los asentamientos indígenas que se localizan sobre la ribera del río Amazonas, se caracterizan por ser multiculturales y multiétnicos, en donde la población predominante es de la etnia Ticuna (35%); igualmente existen otras etnias como los Cocama (25%), Uitoto (19%), mestizos (13%), Yagua (2%), Matapi (1%), Miraña (1%) y Yucuna (1%), Guahibo (1%) (Figura 6). Esta población está distribuida en 15 res-guardos indígenas que constituyen el mayor número de estas entidades territoriales en el departamento del Amazonas, que en conjunto suman 43.776-hectáreas y donde se localizan 522 familias (3.656 habitantes) in-dígenas y no indígenas (DNP, 2004).

La ubicación geográfica de estos resguardos, respecto al área urbana del municipio de Leticia muestra contrastes en la disponibilidad de tierras para la producción: 1) La población ubicada en los resguardos indígenas más distantes, tienen acceso a un mayor número de hectáreas disponibles para garantizar la autosuficiencia alimentaria; 2) los resguardos localiza-dos en las cercanías de Leticia, muestran una situación extrema porque las familias no poseen el número de hectáreas apropiadas para mantener un ciclo agrícola, dado el acelerado crecimiento de la población, lo que incide en-una escasez de tierras aptas para la agricultura y una depen-dencia económica de la oferta de trabajo temporal en la construcción o arreglo de carreteras, fincas o viviendas (Tabla 5).

En Leticia la economía local presenta el más alto desarrollo y dinamismo en el contexto del Departamento del Amazonas. La transformación de materias primas de origen agropecuario, forestal, del suelo y manufac-turero, representan el 4.6% del total departamental, aún así se caracteri-za por presentar un nivel industrial incipiente. La comercialización y los servicios por el contrario, alcanzan un desarrollo de 12 actividades que conforman el 64.2% de los establecimientos dedicados a nivel departa-mental, donde la distribución de productos de consumo final registra el mayor número de negocios (50.6%), seguida por el acopio de pescado (11.3%), comunicaciones (7.6%), recreación (7.0%).

Pueblos indígenas en el Amazonas y su entorno social39

Figura 6. Etnias de lapoblación de Leticia

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Tabla 5. Resguardos indígenas en el municipio de Leticia

Resguardo Pueblo Indígena Familias Área N° has por

familia(*)El Vergel Ticuna 8 2.525 315,6Arara, Castañal – Otros Ticuna 61 12.308 202,2Mocagua Ticuna 26 5.255 201Km. 6 y 11 Carretera Leticia – Tarapaca

Uitoto 44 7.540 170,8

Zaragoza Ticuna 33 5.560 170Santa Sofia y El Progreso Yagua 42 4.209 99,2Macedonia Ticuna 59 3.410 57,7Nazaret Ticuna 33 1.367 41,6Puerto Triunfo Ticuna 15 453 30,8San Jose del Rio Cocama 32 549 17La Playa Cocama, Ticuna 45 247 5,5San Juan de Los Paren-tes

Ticuna 11 46 4,3

San Antonio de Los Lagos

Ticuna 57 188 3,3

San Sebastian Ticuna 24 59 2,5

00% 20% 40% 60% 80% 100%

Tiicuna

Cocama

Uitoto

Mestizo

Yagua

Guahibo

Uitoto Miraña

Matapí

Ticuna Yucuna

Yagua Cocama

35%

25%

19%

13%

02%

01%

01%

01%

01%

01%

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy40

Resguardo Pueblo Indígena Familias Área N° has por

familia(*)Isla de Ronda Cocama 32 60 1,9Total 522 43.776 83,8

Fuente: DNP. 2004

(*) En promedio 7 miembros por familia. Base de datos Instituto Sinchi (2005).

Ahora, desde el ángulo del producto económico la actividad extractiva de los recursos naturales representaría el 59.6% del valor monetario ge-nerado por el total de sectores involucrados. De ese grupo, el acopio de pescado representa el 49.3 %, las maderas el 10.0 % Y otras (mineras) el 0.3 %. El sector de los servicios significa el 21.3% y las actividades agro-pecuarias de orden comercial el 17.4%, señalándose tan solo el 1.7% en las iniciativas de transformación (Acosta, 1999).

Los sistemas de producción predominantes los conforman: 1) Agricultu-ra de subsistencia de sociedades indígenas en los diferentes resguardos en tierra firme y vegas de ríos andinenses, ejercido por el mayor número de familias indígenas (37.4%) a nivel departamental y con una área en cultivos de 5.613 hectáreas; 2) producción agropecuaria comercial, se-micomercial en sociedades mestizas, en tierra firme y en las vegas de los ríos andinenses; 3) Producción agropecuaria comercial multipropósito por mestizos, en áreas de tierras firme y 4) Producción agropecuaria de subsistencia multipropósito por mestizos, en áreas de tierra firme y en vegas de los ríos andinenses. Los últimos tres sistemas de producción practicados por el 1.8% de las unidades de producción familiar mestizas, cuyos predios han implantado 14.094 hectáreas en cultivos y praderas.

2.4. Puerto Nariño y su área de influencia

El municipio de Puerto Nariño tiene una extensión de 1.580 Km2 (Acosta y Salazar 2000). Su capital Puerto Nariño está ubicada a orillas del río Lore-toyacú, a poca distancia de su desembocadura en el río Amazonas. En este municipio residen 6.836 habitantes (966 familias indígenas) según el DANE (2005). A nivel urbano se localiza el 26% de la población y el 74% se distri-buye en 21 asentamientos indígenas sobre los ríos Amazonas y Loretoyacú.

Pueblos indígenas en el Amazonas y su entorno social41

En conjunto es la segunda población más importante del departamento del Amazonas; de la cualla población urbana constituye el 3.5% y la rural el 6.4% del total departamental. Está compuesta básicamente por las et-nias Ticuna y Cocama (Tabla 6). Su territorio se superpone al Resguardo indígena Ticuna, Cocama, Yagua de Puerto Nariño – Ticoya de 140.623 hectáreas (Arango y Sánchez 2004).

Tabla 6. Área disponible por familia en el resguardo TICOYA del municipio de Puerto Nariño

Resguardo Pueblo Indígena Familias Área N° Has por

familia Puerto Nariño Ticuna, Cocama 838 140.623 171Total 838 140.623 171

Fuente: DNP. 2004

Los actuales asentamientos indígenas en el resguardo Ticoya presentan un 72% de habitantes de la etnia Ticuna, 19% Cocama y el 9% Yagua (Fi-gura 7). La anterior composición según Oyuela-Caicedo y Vieco (1999), permite caracterizar a dichos asentamientos como aldeas indígenas, donde la mayor parte de la población se identifica como miembro de un solo grupo étnico, y presentan una baja movilidad territorial.

Los asentamientos indígenas se caracterizan por una disminución de po-blación en asentamientos ubicados en zonas de várzea y su reubicación en zonas de tierra firme, dados los atractivos de centros urbanos como Puerto Nariño que ofrecen servicios sociales (salud, educación) y/o insti-tucionales, motivos religiosos y la de mayor peso relativo como ha sido la política de reubicación de resguardos (Acosta y Camacho, 2004).

La estructura urbana es muy incipiente, pero muestra un desarrollo rá-pido y equilibrado, ejerciendo una labor administrativa con la presencia de instituciones públicas y militares. En la parte rural, los asentamientos han evolucionado en forma nucleada, de manera que sus 21 parcialidades son poblados de fundación muy reciente.

La actividad económica desarrollada se encuentra articulada al sistema económico regional de mayor dinamismo con centro en Leticia, predo-

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy42

minando actividades agropecuarias y de extracción de los recursos natu-rales. Sin embargo, una buena parte de la producción se dirige a suplir la autosuficiencia alimentaria de las familias indígenas y mestizas.

La actividad económica desarrollada si bien es la segunda a nivel depar-tamental se considera baja. Predominan las actividades comerciales y de servicios (4,6%), cuyos establecimientos familiares son típicamente in-formales de relativa consolidación. Las incipientes actividades de trans-formación representan tan solo el 0.8% del total departamental.

Puerto Nariño genera excedentes agropecuarios, pesqueros, madereros, artesanales, los cuales son acopiados en Leticia a través de un transpor-te fluvial heterogéneo, cuyos excedentes son controlados por unos po-cos comerciantes. Igualmente Puerto Nariño tiene un cierto intercambio comercial con el Perú, que se expresa en captar mano de obra, acopiar productos agropecuarios, pesqueros y forestales.

En Puerto Nariño, casi toda la producción es primaria. Se distinguen dos grandes grupos de formas de producción: 1) Agricultura, pesca, cacería, extracción de especies maderables y recolección de no maderables, a ni-vel de subsistencia y comercial de baja intensidad de sociedades indíge-nas, en áreas de tierra firme y vegas de ríos andinenses y amazonenses,

00%

20%

40%

60%

80%

100%

Ticuna Cocama Yagua

72%

19%

09%

Figura 7. Etnias de la población de Puerto Nariño

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Pueblos indígenas en el Amazonas y su entorno social43

lo ejercen la segunda población de las unidades de producción familia-res indígenas (11.4%) a nivel departamental y con un área en cultivos de 1.704 hectáreas; 2) Producción agropecuaria de subsistencia y comercial de baja intensidad, pesca artesanal comercial y extracción selectiva de maderas finas comerciales de baja intensidad, desarrollada por unidades de producción familiares-mestizas que representan el 0.5% con un área agrícola de 1.060 hectáreas.

Se destacan los cultivos de yuca, plátano con una notable y secular adap-tación, formando parte de los huertos habitacionales de las chagras de los distintos asentamientos. Son igualmente importantes el maíz y el arroz cultivado comercialmente en las zonas de várzea.

La explotación de los recursos madereros se lleva a cabo por pequeños grupos, y se caracteriza por una explotación selectiva de una gama varia-da de especies preciosas y semipreciosas. La pesca artesanal comercial en Puerto Nariño, hace parte del “Sistema de producción indígena”. Sin embargo, existe una tendencia en la zona de Puerto Nariño donde el 35% de los pescadores le dedican un tiempo total a la actividad; son migrantes provenientes del Perú, del territorio del Trapecio Amazónico y de la Re-gión Andina de Colombia. Utilizan artes de pesca simples (77.8 % de los casos), predominando la cuerda. Los excedentes se comercializan en los acopiadores comerciales de la localidad.

2.5. Relaciones de dependencia urbano rural

Leticia muestra un incipiente proceso de articulación urbano-rural, pero no puede afirmarse lo mismo del resto de cabeceras corregimentales y sus áreas circundantes. Existe una vasta territorialidad que ha sido el asiento de las comunidades indígenas, y zona de extracción de recursos por colonos y aventureros. La figura jurídica que respalda la propiedad es el resguardo, el cual presenta una extraordinaria evolución desde la Constitución de 1991 que dio instrumentos para su consolidación, una de estas manifestaciones es la aparición de cabildos y organizaciones que promueven los intereses de la comunidad, la elaboración de Los Planes de Vida los cuales se constituyen en sus propios planes de desarrollo, entre otras.

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy44

“La zona rural”, predominantemente selvática y habitada por comunida-des indígenas, en forma lenta se viene incorporando a actividades mercan-tiles encargándola del abastecimiento de alimentos y algunos bienes de consumo básico para los centros poblados (yuca, plátano, frutas, carne de cacería, etc), que los está conduciendo a sustanciales cambios en las con-diciones de producción, organización sociocultural, salud y alimentación.

De acuerdo a las condiciones propias de cada asentamiento se pueden clasificar en asentamientos de baja y de alta dependencia del merca-do. Los asentamientos de baja dependencia del mercado generalmente corresponden a comunidades con sistemas de producción indígena de chagra, caracterizados por un contacto mínimo con el mercado de bienes de los “blancos” (producción de algún excedente comercializable para obtener un ingreso que permita la adquisición de herramientas, artículos de cocina, alimentos procesados y vestido) y en ocasiones, con el merca-do laboral a través de la venta de mano de obra.

De éstos asentamientos de baja dependencia, en la zona de Leticia, son típicos los asentamientos de los Ticuna de Arara, Santa Sofía, y Nazareth (río Amazonas y afluentes). Es importante anotar que entre estos asen-tamientos se encuentran las fincas ganaderas más intensivas en capital, que han generado procesos de deterioro de las cuencas a causa de la tala indiscriminada para la adecuación de potreros, que generalmente no pre-sentan buen rendimiento y parecen estar desapareciendo, como conse-cuencia de la degradación de suelos y quebradas.

En contraposición se tiene que los asentamientos de alta dependencia del mercado, se caracterizan por estar integrados a los sistemas y relaciones comerciales, laborales, culturales y en general económicas, establecidas por parte de los centros urbanos en un proceso dinámico de formación de mercado en el que se interrelacionan los actores que desean ofrecer o comprar un determinado bien o servicio.

En cercanías a Leticia, pueden destacarse los asentamientos de los Ticuna del kilómetro 6, San Sebastián de los Lagos, San Juan de los Lagos, Castañal y la Cholita; dichos asentamientos se caracterizan por el agotamiento del suelo y de la producción, a causa de la imposibilidad de descansar la tierra y rotar los suelos adecuadamente, así como en la caza, pesca y recolección.

Pueblos indígenas en el Amazonas y su entorno social45

Puerto Nariño por su condición de cabecera municipal e importante con-centración de población, ejerce como un punto de relevo entre Leticia y los asentamientos que se hallan en el Perú como Caballo Cacha. Además de la mayor oferta de servicios sociales y económicos que posee, cada vez articula en mayor grado la producción de chagras a los circuitos mercan-tiles articulados por el río Amazonas.

El de La Chorrera, muestra una incipiente relación con sus áreas rurales pues las comunidades indígenas que se ubican en sus inmediaciones, es-tán dedicadas a la producción en el sistema agrícola de chagra, generan-do bajos excedentes para la comercialización.

La unidad familiar indígena como unidad de producción

3.

La unidad familiar indígena como unidad de producción47

E l siglo XX ha significado para el mundo un escenario de cam-bios y afirmaciones culturales. La familia no ha sido ajena a estos cambios culturales, estableciéndose nuevas tipologías familiares,

cambios en las relaciones existentes entre sus miembros y en las fun-ciones que la sociedad le impone. La dinámica familiar colombiana se ha ido adaptando a nuevos tiempos y contextos socioeconómicos, en los que conviven aspectos modernos y tradicionales de sus estructuras, fun-ciones y roles (Echavarría et al. 2006). Adicionalmente, problemas tan complejos como el hambre, la pobreza, las enfermedades, el desempleo, la exclusión social, las violaciones de los derechos humanos y la violencia confrontan la estructura familiar, conllevando a una continua reorgani-zación a medida que aumenta el ritmo de las transformaciones a las que se ven envueltos.

En ese sentido, la familia es una institución dinámica, cambiante, sensible a las transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales. En ge-neral, conserva su función socializadora, sin embargo los elementos cohe-sionadores de la misma y por ende de la sociedad en general como los va-lores, normas y modelos de comportamiento, que se transmiten a través de ella, están en un continuo proceso de cambio. Se observa que las familias se adaptan a nuevas formas de supervivencia, reagrupándose, compartien-do espacios entre parientes, e incluso con personas sin nexos de parentes-co. Todos estos factores de cambio entran en juego en un contexto donde la cultura, las costumbres, las creencias y otro tipo de variables inciden en el comportamiento de las personas y la estructura de las familias, como es el caso de las familias indígenas del departamento del Amazonas.

Un rasgo sobresaliente de este departamento tiene que ver las particula-ridades del estado legal del territorio: más del 77% pertenece a los res-guardos indígenas; el 17% a parques naturales nacionales; 5% áreas de reserva forestal y el 1%-a áreas privadas de uso agropecuario; determinan las condiciones de ocupación e intervención del mismo. Lo anterior hace que éste en términos de su construcción social y crecimiento económi-co presente un desarrollo socioeconómico altamente heterogéneo y di-ferencial; esta condición se ilustra a través de la identificación de cinco unidades socioterritoriales y económicas diferenciadas de acuerdo con la densidad poblacional, el nivel de cobertura de servicios y su capacidad productiva (Acosta y Salazar, 2001), como se muestra a continuación:

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy48

Tabla 7. Unidades socioterritoriales en el departamento del Amazonas

Unidades Área de influencia Descripción

Consolidación de un proceso socioeconómico (USC 1)

Municipio de Leticia

Mayor densidad de poblaciónMayor cobertura de servicios socialesMayor infraestructura física y de comunicacionesMayor nivel de desarrollo económicoMenor restricción para usos agríco-las y pecuarioMayores potencialidades de conso-lidación de actividades productivas

Conformación de un proceso socioeconómico (USC 2)

Municipio de Puerto Nariño

Densidad media de poblaciónBaja cobertura de servicios socialesBaja infraestructura física y de co-municacionesBajo potencial de capacidad de sec-tores productivosMayores restricciones ambientales para usos agrícolas y pecuario

Débil conforma-ción de un proceso socioeconómico (USC 3)

Corregimientos: Puerto Santander, La Pedrera, La Chorrera y Tara-pacá

Muy baja densidad de poblaciónMuy baja de servicios socialesMuy baja infraestructura física y de comunicacionesMuy bajo potencial de capacidad de sectores productivosMayores restricciones ambientales para usos agrícolas y pecuario

Muy débil con-formación de un proceso socioeco-nómico (USC 4)

Corregimientos de Mirití-Paraná, La Victoria, Puerto Alegría, El Encan-to, Puerto Arica,

Muy baja densidad de poblaciónMuy baja de servicios socialesInexistente infraestructura física y de comunicacionesMuy bajo potencial de capacidad de sectores productivosMayores restricciones ambientales para usos agrícolas y pecuario

La unidad familiar indígena como unidad de producción49

Unidades Área de influencia Descripción

Sin intervención antrópica (USC 5),

Interfluvios de las principales cuen-cas hidrográficas

No presentan intervención y presencia de grupos humanos de manera evidente

Fuente: Acosta, Salazar, 2001.

Figura 8. Mapa de las Unidades socioterritoriales en el departamento del Amazonas

Fuente: Acosta, Salazar, 2001.

La construcción social del territorio en el departamento del Amazonas, muestra diferencias significativas de acuerdo con la localización y volu-men de la población, es el caso de los municipios de Leticia y Puerto Na-riño donde se asienta más del 60% de la población departamental, el cual contrasta con la localización y volumen del 40% de la población de los corregimientos departamentales como es el caso de La Chorrera.

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy50

Una de las diferencias más significativas está dada por el espacio físico donde se asientan las familias que es inversamente proporcional al volu-men de población por localidad. Es decir, mientras el 60% de la misma ocupa el 7% de la extensión departamental, 40% restante se ubica en el 93% del área departamental, caracterizándose por ser asentamientos al-tamente dispersos y habitados por pequeños núcleos poblacionales. Con-trastes como los anteriormente mencionados, reflejan de igual forma una tendencia a la diversificación en la composición familiar.

Según el conocimiento que se tiene a cerca de las dinámicas sociales, se sabe que en estos territorios ha predominado la conformación de familias extensas, la cuales se organizan tradicionalmente de acuerdo con normas de filiación determinadas por cada grupo étnico. Tradicionalmente la fa-milia indígena se caracterizó por la conformación de familias extensas unidas por lazos de parentesco (consanguinidad y alianza matrimonial) que compartían una maloca y las responsabilidades de producción y ali-mentación para todo el asentamiento. De allí la importancia que tenían los clanes y las reglas para establecer relaciones entre ellos y entre fami-lias. De esta forma, la capacidad de mano de obra para las labores de la chagra, pesca, cacería y recolección era suficiente, logrando tener chagras diversas, grandes, bien cuidadas, con buena provisión de pesca o caza para todos y con jornadas de recolección y de trabajo que permitían la movilidad de suficientes materiales y frutos.

Sin embargo, las aproximaciones con estas poblaciones a través de dife-rentes trabajos de campo en el departamento en los últimos años, han per-mitido observar otras prácticas en la conformación de familias, en las que prevalecen al interior de cada una y entre ellas redes de solidaridad para el desarrollo de actividades productivas, como en la apertura, siembra y man-tenimiento de las chagras, la cacería, la pesca y la recolección de especies maderables y no maderables del bosque. Tal vez este es uno de los cambios más importantes sufridos por la población indígena que lleva a entender la insostenibilidad de los procesos de producción y autosuficiencia de las comunidades indígenas. Actualmente se reconoce además de las familias extendidas (que ya no viven en una misma maloca), varios tipos de nuevas unidades familiares, que a su vez se traducen en nuevas unidades de pro-ducción. En ese sentido, la tipología de familias para las tres localidades y sus áreas de influencia en el departamento del Amazonas son las siguientes:

La unidad familiar indígena como unidad de producción51

1. Familias extensas conformadas por abuelos, padres e hijos que habitan la misma vivienda y comparten los productos de la chagra y de otras activi-dades productivas.

2. Familias extensas modificadas conformadas por varias familias que com-parten un mismo techo, comparte la misma cocina, pueden compartir o no los productos de la chagra y de otras actividades productivas pero se identifican como unidades familiares independientes

3. Familias nucleares con lazos de consanguinidad en primer grado (Padres e hijos) que habitan la misma vivienda y comparten los productos de la chagra y de otras actividades productivas (pesca, caza, recolección de fru-tos; venta de productos y artesanías).

4. Familias monoparentales, las cuales pueden ser de varios tipos:• Conformada por el padre o la madre (cabeza de familia) y uno o varios

hijos, habitan la misma vivienda, comparten los productos de la chagra y de otras actividades productivas.

• Conformada por un hijo (cabeza de familia) y el padre o la madre, habi-tan la misma vivienda, comparten los productos de la chagra y de otras actividades productivas.

3.1. Características de las unidades familiares de La Chorrera

Las familias pertenecientes a cada uno de los cabildos del corregimiento de La Chorrera, conforman al interior de estos una familia extensa con centro en la maloca, ya que en términos generales estas se encuentran unidas por lazos de parentesco (consanguinidad o alianza matrimonial), seudoparentesco (compadrazgo) y amistad (vecindad) con la autoridad tradicional. En términos generales, la población del corregimiento es po-seedora de un conocimiento tradicional que les ha permitido un uso y manejo sostenible del medio natural circundante y sus recursos; de los espacios de producción, caracterizándose por ser unidades de produc-ción de autosuficiencia alimentaria.

No obstante, dados los vínculos de éstas con la sociedad nacional y la economía local, vienen presentando transformaciones en su estructura interna, predominando actualmente las familias nucleares con vivienda y producción de subsistencia independiente. Se observan también, fa-

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy52

milias extensas y extensas modificadas conformadas por varios núcleos familiares bajo un mismo techo, la cual se define actualmente como la vivienda neoamazónica, y en menor proporción familias monoparentales con vivienda y producción de subsistencia independiente (Figura 9).

Estas unidades de producción autónomas familiares están constituidas en promedio por 5 integrantes. La cantidad de hijos por familias esta ex-presado básicamente en dos grupos, el primero de estos está representa-do por más del 50% de las familias con un máximo de tres hijos; el segun-do grupo concentra alrededor del 38% de las familias que tienen entre 4 y 6 hijos (Figura 10). Lo anterior muestra la tendencia de la población del corregimiento a la conformación de familias nucleares con diferentes repercusiones en las modos tradicionales de organización sociocultural y en los sistemas de producción.

Su vinculación con la sociedad nacional les ha permitido el acceso a servi-cios públicos, principalmente a aquellos de índole social como la salud y la educación. Es así como el 55% de la población encuestada ha cursado o está cursando la educación básica primaria y el 15% con educación básica secundaria (completa o incompleta). Se resalta la presencia de norma-listas, universitarios y posgraduados que ascendían en el año 2005 a un

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20%

40%

60%

80%

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Nuclear Extensa Extensa M Monoparental

76%

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Figura 9. Tipología de familias en La Chorrera

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

La unidad familiar indígena como unidad de producción53

poco más del 1% de la población (Figura 11), siendo un número importan-te en términos del aislamiento y condiciones limitadas que este corregi-miento tiene para acceder a estos niveles de educación.

3.2. Características de las unidades familiares de Leticia

Las unidades de producción autónomas del municipio de Leticia, son en general familias que conforman al interior de cada poblado y entre po-blados (resguardos y cabildos) redes de parentesco, seudoparentesco y vecindad. Si bien en estos asentamientos predominan las familias nu-cleares, es posible identificar otras formas de organización familiar como las familias extensas y monoparentales como lo muestra la figura 12.

Las familias indígenas de Leticia, están conformadas en promedio por siete integrantes, siendo los hijos la población que más individuos aporta a cada familia. Esta población esta expresada en tres grupos, el primero representa el 40% de las 93 familias encuestadas, con un número máxi-mo de seis hijos. El segundo grupo concentra el 34% de las mismas con

Figura 10. Número de hijos por familia en La Chorrera

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

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Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy54

un máximo de tres hijos. En el tercer grupo están aquellas familias (14%) que tienen entre siete y nueve hijos. Cabe anotar que el 10% las unidades productivas indígenas de este municipio no reporto hijos y el 2% de las mismas reporto hasta 12 hijos (Figura 13).

00% 20% 40% 60% 80% 100%

Primaria

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Secundaria

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Univesitario

Normalista

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Nuclear Extensa Extensa M Monoparental

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Figura 11. Nivel de escolaridad de la población de La Chorrera

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Figura 12. Tipología de familias en Leticia

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

La unidad familiar indígena como unidad de producción55

Figura 13. Número de hijos por familia en Leticia

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Los miembros de las unidades de producción autónomas familiares que habitan los cabildos indígenas de Leticia, no obstante los continuos pro-cesos de cambio en los que se han visto inmersos en los últimos años, conservan en la actualidad el conocimiento tradicional heredado por sus ancestros, que les ha permitido mantener fundamentalmente sus siste-mas de producción de autosuficiencia alimentaria. Este conocimiento tradicional convive con el conocimiento adquirido por esta población gracias al acceso de esta a los diferentes programas y niveles de educa-ción institucional. Es así como el 55% de ésta ha cursado o está cursando la básica primaria y el 16% reporto igual condición para la básica secun-daria (Figura 14).

Es importante destacar que aun cuando las posibilidades de acceder a estudios universitarios en el municipio de Leticia son mayores, dada la posibilidad de acceder a varias universidades en la ciudad de Leticia, la cantidad de indígenas que acceden a la educación superior es muy baja, aún comparada con lugares con menos facilidades de acceso a este servi-cio como el corregimiento de La Chorrera, lo que demostraría que existen otros factores externos que llevan a que esta opción no sea considerada como una oportunidad para las familias indígenas de lograr un mejor futuro.

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20%

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60%

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Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy56

3.3. Características de las unidades familiares de Puerto Nariño

Al igual que en el municipio de Leticia, en el municipio de Puerto Nari-ño las unidades de producción autónomas son en general familias que conforman al interior de cada poblado y entre poblados (resguardos y cabildos) redes de parentesco, seudoparentesco y vecindad. Si bien en estos asentamientos predominan las familias nucleares, es posible iden-tificar otras formas de organización familiar como las familias extensas y monoparentales como lo muestra la figura 15.

Las familias indígenas de Puerto Nariño, están conformadas en prome-dio por siete integrantes, siendo los hijos la población que más indivi-duos aporta a cada unidad de producción autónoma. Esta población esta expresada en tres grupos, el primero representa el 38% de las 65 familias encuestadas, con un número máximo de 3 hijos. El segundo grupo con-centra el 38% de las mismas con un máximo de seis hijos. En el tercer grupo están aquellas familias (14%) que tienen entre siete y nueve hijos. Cabe anotar que el 9% las unidades productivas indígenas de este muni-cipio no reporto hijos (Figura 16).

Figura 14. Nivel de escolaridad de la población de Leticia

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

00% 20% 40% 60% 80% 100%

Primaria

Secundaria

No estudio

Edad de no estudio

Univesitario

Hogar comunitario

Normalista

Posgrado

55%

16%

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14%

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La unidad familiar indígena como unidad de producción57

Figura 15. Tipología de familias en Puerto Nariño

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Figura 16. Número de hijos por familia en Puerto Nariño

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Los miembros de las unidades de producción autónomas familiares que habitan los cabildos indígenas de Puerto Nariño, no obstante los conti-nuos procesos de cambio y aculturación en los que se han visto inmer-sos durante años, conservan en la actualidad el conocimiento tradicional heredado por sus ancestros, que les ha permitido mantener fundamen-talmente, sus sistemas de producción de autosuficiencia alimentaria. El

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20%

40%

60%

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Nuclear Extensa Extensa M Monoparental

66%

28%

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20%

40%

60%

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0 1-3 4-6 7-9 10-12

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38% 38%

14%

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Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy58

conocimiento tradicional convive e interactúa con el conocimiento de ín-dole académico adquirido por esta población por el acceso de ésta a los diferentes programas y niveles de educación institucional.

Es así como el 49% de la población ha cursado o está cursando la bási-ca primaria, el 11% reporto igual condición para la básica secundaria; el 20% no tenía edad suficiente para el acceso a la educación institucional; el 6% de la población había ingresado a hogares comunitarios y el 14% reportó no haber estudiado (Figura 17).

Figura 17. Nivel de escolaridad de la población de Puerto Nariño

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Entre los encuestados, no se encontró población que hubiera accedido a estudios de post-grado ni normalistas, por lo que el grueso de Encuesta Nacional de Demografía y Salud (2005) la población ha cursado estudios básicos.

En conclusión, las familias pertenecientes a cada uno de los resguardos y cabildos indígenas de las tres localidades, no obstante la tendencia a la conformación de familias nucleares, se reconoce que la construcción social del territorio sigue fundamentada en la vigencia de la familia ex-tensa. Esta última, entendida no necesariamente como una unidad ha-bitacional, sino como una unidad social cuya importancia radica en el mantenimiento y fortalecimiento al interior de cada poblado y entre po-blados, de lazos de parentesco (consanguinidad o alianza matrimonial),

00% 20% 40% 60% 80% 100%

Primaria

Edad de no estudio

No estudio

Secundaria

Hogar comunitario

Normalista

Univesitario

Posgrado

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00%

00%

La unidad familiar indígena como unidad de producción59

seudoparentesco (compadrazgo) y amistad (vecindad). Esta relación en-tre familias, puede entenderse, entre otras razones, como una estrategia para el fortalecimiento de los sistemas tradiciones de producción base de su seguridad alimentaria, ya que se favorece el trabajo asociado, el intercambio de semillas y productos, y la redistribución social de la pro-ducción.

En conjunto, en las tres localidades, las unidades de producción autóno-mas se conforman en promedio por seis integrantes. El mayor número de miembros al interior de una familia está representado por el número de hijos. Lo anterior se evidencia dado que en el 42% de las familias existen de uno a tres hijos y en el 39% de cuatro a seis hijos, pudiéndose establecer un promedio de cuatro hijos por familia. Además de estos dos grupos en los que se concentra el 81% del total de la población encues-tada, se tiene que el 19% restante de la misma, agrupa a dos sectores de la población de acuerdo a la presencia o no de hijos al interior de cada familia. El primero-de éstos, concentra al 11% de las familias cuyo número de hijos es mayor de seis; el segundo grupo, representado por el 8% de las familias, corresponde a aquellas unidades de producción autónomas que no reportaron hijos, bien sea porque eran, al momento de la encuesta, familias recién conformadas aun sin hijos o por aquellas en las que estos ya habían conformado hogares independientes a los de los padres (Figura 18).

El tamaño de la familia como unidad productiva autónoma, importa en tanto existe una relación entre los miembros laboralmente activos y aquellos que para su subsistencia dependen del trabajo de los primeros. Esta relación, en el caso de la agricultura, determina el área a sembrar y la cantidad de especies que requiere una familia para garantizar su au-tosuficiencia alimentaria. De acuerdo con lo dicho, llama la atención, la relación que se genera entre la tendencia a la conformación de familias nucleares con un número cada vez menor de miembros y los impactos de ésta sobre las actividades productivas.

En cuanto a dichas actividades, es importante anotar que las sociedades indígenas, poseen un sistema de producción pluralista, base de una eco-nomía de subsistencia de baja intensidad, conformado por la agricultura itinerante de chagras y actividades como la cacería, la pesca, la recolec-

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy60

ción y transformación de especies no maderables. Este sistema les pro-vee de una gran diversidad de especies,-resultado de un largo proceso de prácticas de domesticación que les ha permitido desarrollar una multipli-cidad de variedades para propósitos alimentarios y culinarios diversos, que a su vez están garantizados por el acceso autónomo al uso y manejo de los recursos. De este sistema pluralista, hacen parte también, flujos de comercialización o intercambio de productos provenientes de las activi-dades de subsistencia básicas antes mencionadas.

Sin embargo, la intensificación del contacto con la sociedad nacional ha contribuido a profundizar, los ya mencionados procesos de cambio en la estructura familiar y al surgimiento de nuevas necesidades, lo que a su vez a provocado que las prácticas productivas tradicionales se articulen cada vez más con las actividades del mercado para suplir esas nuevas demandas, cuya satisfacción depende del acopio de ingresos monetarios. Los cuales se obtienen de la venta de una parte de los productos resultan-tes de las actividades de producción tradicionales y de la reducción de la energía y el tiempo dedicados a esas labores para emplearse en trabajos remunerados como oficios agropecuarios, servicios domésticos, cons-trucción, oficios varios (aseadoras, cocineras, motoristas, celadores) en

Figura 18. Número de hijos por familia en tres localidades del Amazonas

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

00%

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0 1-3 4-6 7-9 10-12 Chorrera 06% 53% 38% 03% 00% Leticia 10% 34% 40% 14% 02% Puerto Nariño 09% 38% 38% 14% 00%

La unidad familiar indígena como unidad de producción61

instituciones públicas o privadas, en docencia, en servicios de salud y bienestar familiar (auxiliares de enfermería, promotores, madres comu-nitarias), entre otros (Figura 19).

La intensificación del vinculo de las sociedades indígenas, con la socie-dad nacional y la economía local, hace vulnerable la seguridad humana de estos pueblos, entendida como la autonomía y soberanía alimentaria, el acceso a la tierra, la disponibilidad permanente de semillas propias y la conservación del conocimiento tradicional, toda vez que se pone en juego la sostenibilidad de dichos activos, los cuales protegen a estas sociedades de generar y enfrentar procesos de empobrecimiento y deterioro de su calidad de vida.

Figura 19. Actividades productivas de la población de tres localidades del Amazonas

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Las familias indígenas del corregimiento de La Chorrera, así como de los municipios de Leticia y Puerto Nariño, se vienen adaptando a nuevas dinámicas de supervivencia modificando sus estructuras familiares. So-bresale por un lado, la tendencia a la conformación de familias nucleares, y por otro lado, a reagruparse compartiendo espacios entre parientes e incluso con personas sin nexos de parentesco.

32% 31%

24% 05%

02% 01%

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Estudiante Agricultor Pescador

Sin Información Empleado Artesano Cazador Docente

Oficos Varios Aserrador

Constructor Motorista Promotor

Albañil Auxiliar de enfermeria Empleada del servicio

Gobernador Médico tradicional

Negociante Obrero

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy62

Al interior de la familia como unidad productiva autónoma, la relación entre los miembros laboralmente activos y aquellos que para su subsis-tencia dependen del trabajo de los primeros, determinan el tamaño del área a sembrar y la cantidad de especies que requiere una familia para garantizar su autosuficiencia alimentaria, los cuales tienden a disminuir-se al conformarse familias nucleares con un número cada vez menor de miembros.

La intensificación del contacto con la sociedad nacional ha contribuido a que las prácticas productivas tradicionales se articulen cada vez más con las actividades del mercado para suplir nuevas demandas, cuya satisfac-ción depende del acopio de ingresos monetarios a partir de la generación de excedentes de sistemas productivos tradicionales y-la consecución de trabajos remunerados de baja especialización.

La unidad familiar indígena como unidad de producción63

Hábitos de consumo familiares

4.

Hábitos de consumo familiares65

La cultura culinaria de un pueblo se basa en el conocimiento de las especies animales y vegetales comestibles de su entorno, el aprendizaje sobre las propiedades crudas de estos alimentos y el

desarrollo de procesos que lo transforman mejorando su palatabilidad o alargando su vida útil para el consumo.

Los procesos de transformación y almacenamiento de los alimentos han sido históricamente mucho más perfeccionados por culturas desarro-lladas en zonas con estaciones o restricciones medioambientales que li-mitan la disponibilidad de alimento inmediato, dado que el desarrollar procesos de almacenamiento y conservación de alimentos para épocas de escasez se convierte en una estrategia de supervivencia. La base ali-mentaria de la mayoría de estas culturas la constituyen alimentos con poca agua como los cereales entre los que se encuentra el trigo y el arroz, los cuales son fácilmente secados al sol y así almacenados por largos pe-riodos de tiempo. Otras culturas basadas en alimentos más perecederos como las carnes y la leche, han desarrollado procesos de fermentación, ahumado, deshidratación y aplicación de especias que alargan su vida útil y permiten su almacenamiento por periodos de tiempo prolongado.

Las culturas de los trópicos-poseen siempre un clima favorable. Su dieta está basada en el uso de una amplia diversidad de alimentos a lo largo del año, la mayoría ricos en agua, cosechados de sus cultivos o recolectados del medio natural. En la época prehispánica la agricultura estaba muy evolucionada para cada región geográfica, incluida la región amazónica (Patiño 1990). Para esta región, la chagra ha sido el modelo de agricultu-ra desarrollado el cual permite mantener una buena producción agrícola a partir de una agricultura itinerante. Se sabe que la base de la alimenta-ción de los pueblos amazónicos ha sido la yuca.

Fuera de la yuca, hay pocos reportes sobre el-tipo de alimentos consu-midos por los pueblos amazónicos en la época prehispánica. Sobre este tema se sabe que los habitantes del interfluvio Amazonas - Putumayo, del siglo VI d.C., desarrollaron sistemas adaptativos complejos y manejaron una gran variedad de frutales silvestres, palmas y plantas domesticadas, lo que les permitió mantener cultivos principalmente de yuca combina-dos con maíz, los cuales enriquecían con la siembra de achira, camote, arracachas, maní, calabazas, siendo los productos de origen vegetal de

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy66

gran importancia en su alimentación. Tan importante fue la domestica-ción de plantas dentro de estas culturas que se reconoce la región como el centro de domesticación de la yuca, la piña, la arracacha, el ñame, el algodón hevea, la coca, el achiote, y el guaraná (Vélez, 1991b).

Actualmente, llas familias indígenas ingieren generalmente durante el día dos comidas, una comida en la mañana y la otra entre las 4 y las 7 de la tarde. Este hábito responde, en parte a que la mayor parte del día, están realizando labores en la chagra, en el río o en el bosque. Eventualmente se llevan a las faenas de trabajo algún líquido o fariña, o son consumidos frutos o insectos que se encuentren-en el bosque o la chagra, pero no es el fuerte de la alimentación.

Para poder entender como está constituida la alimentación diaria de las familias indígenas con respecto a las preparaciones. Se definieron cuatro grupos de alimentos preparados que se ofrecen en el momento de las comidas. El plato principal que básicamente se refiere al alimento que incluye la proteína, el cual se consume junto con otros alimentos que se han denominado acompañantes porque-se sirven junto con el plato prin-cipal, la bebida o porción líquida de alimento que refresca el menú y las frutas y vegetales. Estos últimos aún cuando pueden ser acompañantes, se presentan aparte por ser de gran importancia en el aporte de fibra y vitaminas.

Es importante mencionar que generalmente es cocinado el plato princi-pal en una olla común la cual es servida para que de ella cada miembro de la familia vaya sacando o consumiendo su porción. Esta costumbre data desde la época prehispánica (Patiño 1990). Al lado del plato principal se sirven los acompañantes y la bebida, la cual puede ser en vasos indivi-duales o en una jarra u olla común con una sola vasija de la cual todos beben. El servir los alimentos en porciones separadas y en platos es una costumbre occidental que poco a poco las comunidades han ido adap-tando por imitación o porque son prácticas difundidas en los comedores escolares a los que acuden los niños de las comunidades.

Hábitos de consumo familiares67

Tabla 8. Los 20 alimentos con mayor frecuencia de consumo entre las familias de las localidades estudiadas

Alimentos Chorrera % Alimentos

Puerto Nariño % Alimentos Leticia %

Platos fuertes Platos fuertes Platos fuertesCaldo de pes-cado

18,86 Caldo de pescado 16,51 Caldo de pes-cado

10,02

Carne de mon-te en caldo

4,96 Pescado Asado 4,3 Pescado frito 3,53

Caldo de pes-cado con ají

1,09 Pescado frito 2,15 Sopa de pollo 2,12

Caldo de ají 0,93 Pescado sudado 1,24 Huevos 2,06Acompañantes Carne de monte en

caldo1,24 Acompañantes

Casabe 25,78 Carne de monte asa-da (caimán/tortuga)

0,9 Arroz 17,47

Fariña 13,13 Acompañantes Fariña 7,84Arroz 3,49 Fariña 19,28 Yuca cocinada 6,97Yuca cocinada 1,91 Plátano cocinado 12,38 Plátano coci-

nado6,49

Plátano frito 1,2 Yuca cocinada 9,95 Plátano frito 6,19Plátano coci-nado

1,14 Arroz 5,03 Pan 4,1

Fritas harina de trigo

0,98 Plátano frito 2,94 Casabe 2,15

Bebidas Plátano maduro asado

2,26 Chontaduro 2

Refresco (fru-tiño)

15 Pan 0,73 Fritas harina de trigo

1,86

Caguana 8,72 Bebidas Plátano madu-ro asado

1,83

Limonada 2,72 Colada de plátano verde

5,82 Bebidas

Agua 2,56 Colada de platano maduro/chucula

4,92 Café 6,4

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy68

Alimentos Chorrera % Alimentos

Puerto Nariño % Alimentos Leticia %

Jugo de asai 2,4 Limonada 3,84 Jugo de frutas de cosecha (copoazu, lulo, araza, man-darina, uva caimarona, guayaba)

5,6

Café 2,02 Jugo de frutas de cosecha (arazá, copoazú, lulo)

2,54 Limonada 4,49

Jugo de mil-pesos

1,31 Café 1,47 Chucula 3,62

Ají negro ( casarama)

4,58 Agua 1,24 Colada de plá-tano verde

3,14

Frutos frescos (Canangucho, Piña, papaya, caña, coco, banano)

1,42 Masato de yuca 1,24 Tés (Limonci-llo, yerbabue-na, hojas de naranjo)

2,09

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Si se toman los 20 alimentos consumidos más frecuentemente en las di-versas localidades evaluadas, encontraríamos una aparente monotonía y poca diversidad en los productos y como éstos son preparados (Tabla 8), independientemente de la localidad estudiada: El plato principal común-mente preparado es el caldo de pescado, el cual se acompaña principal-mente por yuca o derivados de la yuca como fariña, casabe,-plátano y en el caso de Leticia por arroz.

Se ha documentado históricamente la predilección que el plato principal sea líquido, de allí que muchos de los platos sean sopas, caldos, sanco-chos o mazamorras. En La Chorrera por ejemplo una buena cantidad de platos son preparados en caldos (de pescado con ají, de ají, de hoja de yuca, de hoja de dunabe (Hortaliza indígena), de umarí (Poraqueiba se-ricea Tul.) o de semillas de maraco (Theobroma bicolor), lo cual denota la continuación de esta preferencia y esta tradición, que persiste aún en comunidades cercanas a centros urbanos como Leticia.

Hábitos de consumo familiares69

Vale la pena anotar la importancia cada vez mayor que tiene el arroz y el plátano en las preparaciones, siendo éste último más versátil en sus pre-paraciones, ya que de el se elaboran bebidas, acompañantes y es uno de los ingredientes fundamentales en los platos principales. Igualmente es necesario resaltar que el plátano fue un producto introducido a las comu-nidades amazónicas y que ha ganado un espacio de importancia similar al de la yuca en su cultura gastronómica.

Ya preparados los alimentos en el momento de servir las porciones de alimentos principales (en donde se incluye la proteína animal) ocupan aproximadamente el 30% de la ración total, siendo mayores en La Cho-rrera y menores en las comunidades del municipio de Leticia. Los acom-pañantes, generalmente harinas, ocupan aproximadamente el 50% de la ración, mientras el consumo de frutas y verduras solo representa en la porción menos del 2% (Figura 20). Las bebidas representarían entonces aproximadamente un 20% de la ración.

Figura 20. Composición de una porción de alimento en una de las comidas diarias

Aparentemente el consumo de fibra y vitaminas es bajo, por lo que sería oportuno determinar si la población presenta problemas frecuentes de estreñimiento, colon y piel que demostrara que efectivamente su ración requiere ser enriquecida con más vegetales y frutas.

00%

20%

40%

60%

80%

100%

Plato principal Acompañantes Bebidas Frutas y verduras La Chorrera 30% 46% 23% 01% Puerto Nariño 28% 49% 23% 01% Leticia 25% 46% 28% 01%

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy70

Es interesante ver que aún cuando tradicionalmente el consumo de ver-duras no es muy alto en estas comunidades, en el corregimiento de La Chorrera se consumen más verduras, por lo que seguramente sus platos tradicionales si las incorporaban, pero poco a poco han sido reemplaza-dos por acompañantes ricos en carbohidratos. Una muestra de ello lo constituye la mayor presencia de hortalizas tradicionales en las chagras de las comunidades de La Chorrera que en las de las comunidades de Puerto Nariño o Leticia.

Es importante resaltar que en esta evaluación de las comidas, solo fueron estudiadas las comidas diarias principales, pero no se tuvieron en cuenta otras comidas que no ocurren diariamente pero que hacen parte de los ri-tuales de buenos modales de la familia que la ofrece. Se refiere a los platos de bienvenida, los cuales son aún muy importantes en La Chorrera entre las familias que habitan en maloca. De su adecuado ofrecimiento depende el prestigio-del maloquero y su familia.

Los principales alimentos que se ofrecen al visitante que llega una la ma-loca son: el casabe, maní, ají (fresco o en salsa negra) y el zumo de la yuca dulce como bebida. Estos deben siempre estar disponibles en la maloca y se deben igualmente ofrecer en un orden determinado. Aún cuando su aporte a la ingesta no sea muy significativo, si tiene un valor cultural muy alto que vale la pena resaltar, entender y preservar.

Ahora se analizará en mayor detalle las preparaciones que día a día se ela-boran para alimentar el núcleo familiar, y que permiten entender un poco más cuales son los hábitos alimenticios actuales de la población indígena del departamento de Amazonas.

4.1. Platos principales

En cuanto al plato principal, las preparaciones en su gran mayoría inclu-yen proteína de origen animal, caracterizando estas comunidades por no ser vegetarianas. Se sabe que la caza y la pesca eran abundantes o sufi-cientes en la época prehispánica (Patiño, 1990). Al respecto el naturalista Bernabé Cobo, citado por Patiño (1990) indicaba que los indígenas por

Hábitos de consumo familiares71

carne consumían desde piojos hasta hombre, este último referido a las comunidades caníbales.

Sin embargo, la fuente principal de carne y/o proteína fue y sigue siendo el pescado (Morcote, 2005), el cual se incluye en más del 50% de todas las preparaciones que se elaboran (Tabla 9). La mayor parte de la región amazónica ha sido prolífica en pescado. Cuervo (1894) citado por Pati-ño (1990) describe las subiendas de bocachico, sardina, tablón, doradas, barbudos negros, curbinatas en los ríos Putumayo y Caquetá, las cuales eran aprovechadas por los ingas, siendo tan abundantes que-podían sa-carlos con las manos.

Seguidamente está la carne de cacería, cuya frecuencia de consumo al-canza alrededor del 20% en La Chorrera. Según Regan (1983) y a diferen-cia de lo que muchos podrían creer, la caza para los pueblos amazónicos siempre ha sido una ocupación secundaria, sin embargo, la diversidad de especies consumidas es amplia, incluyendo ranas, reptiles, tortugas entre las cuales las taricayas (Podocnemis unifilis), las charapas-(Podacnemis expanda) y el morrocoy (Chelonoidis denticulada) han sido y siguen siendo apreciadas por las comunidades indígenas amazónicas. Los hue-vos de charapa han también son consumidos salados y secos al sol o fres-cos revueltos con fariña lo cual da como resultado una torta que se parte en tajada.

El consumo de huevos de tortuga es una actividad actualmente prohibida y controlada por los entes reguladores dada la reducción de las poblacio-nes de charapa en el río Caquetá y la desaparición de ellas en otros ríos de la región amazónica. Hay evidencias que a mediados del siglo XIX, ya empezaba a preocupar la disminución de estas poblaciones por la enor-me cantidad de huevos destruidos (Wallace 1939 citado por Patiño 1990). Igualmente, el aceite de tortuga jugó un importante papel económico en los ríos Amazonas durante el período colonial, mediante un proceso ex-tractivo intensificado con fines comerciales.

Dentro de las aves, generalmente cazadas con cerbatanas, las especies comúnmente consumidas por las comunidades amazónicas eran las ga-llinetas de monte (Tinamus sp., Crypturellus sp., Nothocercus sp.), gua-characas (Ortalis sp.), el garzón soldado (Jabiru mycteria), y paujíes

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy72

(Nothocrax sp., Crac sp., Pauxi sp., Mitu sp.). De los mamíferos no to-dos son consumidos por todas las tribus amazónicas, pero dentro de los mas comunes aparece la danta-(Tapirus spp.), de la cual se aprovecha su carne de buen sabor y su grasa para la preparación de alimentos; en importancia aparecen seguidamente los saínos y los puercos de monte (Tayassu tayacu) los cuales algunas tribus lograron amansar pero no domesticar. En tercer lugar están los micos de los cuales los aulladores, churucos y maiceros son los más apetecidos. Siguen los armadillos (Das-ypus spp.) cuya carne es muy apreciada.-También se consume la chucha (Didelphis sp.), el perezoso (Choloepus sp.), el oso hormiguero, venados, algunos ratones de monte,-chigüiro (Hydrochaerus hydrochaeris), bo-ruga (Aguti paca), estos dos últimos con carnes de excelente sabor.

La caza como recurso natural se ve paulatinamente sustituido en impor-tancia de consumo por las aves de cría doméstica como el pollo, la ga-llina y los patos en Puerto Nariño (5.72%) y Leticia (16.99%), dada las limitaciones de caza en estas localidades. Para Leticia, la fuente de aves domésticas para el consumo es generalmente comprada, mientras que en Puerto Nariño una parte es conseguida con el esfuerzo familiar (Tabla 9). En tercer lugar de importancia en las preparaciones para Leticia está el huevo, los enlatados y la proteína vegetal, para Puerto Nariño los enlata-dos y para La Chorrera el huevo, la proteína vegetal y las preparaciones sin proteína. Este último caso tiene una directa relación con la disponibi-lidad del recurso en esta zona del Amazonas, ya que el río Igará Paraná es un río pobre en pesca y la caza se reduce considerablemente en las zonas con mayor densidad poblacional.-

Es importante destacar como al ser comunidades cada vez más cercanas a centros urbanos, van perdiendo en la misma proporción la capacidad de proveerse de fuentes proteicas: En La Chorrera, las preparaciones con proteína conseguida con el esfuerzo familiar corresponde a 88.4%, mien-tras en Puerto Nariño corresponde a 84.32% y en Leticia solo al 52.66%.

Hábitos de consumo familiares73

Tabla 9. Preparaciones como plato principal generalmente consumidas por las familias indígenas de hoy: En verde claro los conseguidos con el esfuerzo familiar y sin color los que deben ser comprados

Fuente La Chorrera % Puerto Nariño % Leticia %

Pesc

ado

Caldo de pes-cado

65,69 Caldo de pescado

80,81 Caldo de pescado

51,33

Caldo de pes-cado con ají

Pescado asado

Pescado frito

Pescado asado

Pescado frito

Pescado asado

Pescado su-dado

Pescado sudado

Pescado su-dado

Pescado frito Mazamorra de pescado

Mazamorra de pescado

Sancocho de pescado

Sancocho de pescado

Caldo de pescado - hor-miga

Huevo de pescado

Mazamorra de pescado

Car

ne d

e m

onte

Caldo de car-ne de monte

20,1 Carne de monte en caldo

8,49 Caldo de car-ne de monte

3,36

Carne de monte frita

Carne de monte asada

Carne de monte frita

Carne de monte asada

Carne de monte frita

Mazamorra de carne

Mojojoy Mazamorra de carne

Carne de monte asada

Carne de monte sudada

Sancocho de loro

Mojojoy

Hormiga Carne de monte sudada

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy74

Fuente La Chorrera % Puerto Nariño % Leticia %

Ave

s do

mes

tica

sSopa de pollo 1,8 Sopa de

pollo con plátano, yuca

5,72 Sopa de pollo 16,99

Sancocho de gallina

Pollo frito Pollo sudado

Sancocho de gallina

Pollo frito

Sopa de pato

Sancocho de gallina

Pollo suda-do

Sopa de me-nudenciasMenudencias fritasEmpanada de pollo

Hue

vo

Huevos fritos 2,61 Huevos 1,29 Huevos 8,41Huevo coci-nado

Caldo de papa con huevo

Sopa de pasta con huevo

Arroz con huevo

Caldo de huevo

Caldo de huevo

Enl

atad

os

Sardina en lata

1,8 Sardina en lata

2,58 Atún 8,23

Salchicha Atún Sardina en lata

Atún Carne enla-tada

Jamoneta SalchichaCalabreza

Hábitos de consumo familiares75

Fuente La Chorrera % Puerto Nariño % Leticia %

Res

, cer

do o

de

riva

dos

Carne de cerdo

0,65 Carne de res 0,18 Carne de res 3,45

Picadillo de carne

Sancocho de hueso

Carne de res QuesoTamalHigado frito

Prot

eína

veg

etal

Frijoles 2,45 Frijoles 0,92 Frijoles 6,99Lentejas Lentejas Sopa de

avenaCaldo de hoja de yuca

Caldo aji, chonque, maraco

Sopa de pláta-no y lenteja

Cuchuco de cebada

Cardo de maraca

Lentejas

Garbanzos

Sin

prot

eina

Sopa de pláta-no y yuca

4,9 0 Sopa de arroz 1,24

Sopa de arroz CalentadoCaldo de ají Changua

Sopa de ver-duras

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Las carnes dentro de los platos principales son hechas en preparaciones sencillas de cocción, freído o asado. Es importante anotar que cuando la proteína animal escasea se usan algunas fuentes de proteína vegetal tra-dicional como la hoja de yuca y las semillas de maraco, preparaciones que se conservan entre las comunidades de Chorrera y Leticia. Es sabido que las hojas de la yuca concentran una gran cantidad de proteínas, mientras el tubérculo es principalmente fuente de carbohidratos. Antiguamente se asociaba el consumo de la hoja yuca para comida, y del tubérculo para

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy76

obtener bebidas. Actualmente el consumo de la hoja de yuca como comi-da está en desuso entre las comunidades indígenas, mientras el uso del tubérculo y sus derivados es más generalizado. La preparación de la hoja de yuca para su consumo requiere de una transformación preliminar que permite la liberación de la proteína en una forma mas asimilable a la que existe en la hoja fresca, proceso que se describe más adelante en detalle.

4.2. Acompañantes

Los principales acompañantes en las comidas se elaboran a base de yuca, desde preparaciones muy sencillas (yuca cocinada, frita o asada) hasta preparaciones que implican mucho trabajo (casabe, fariña y sus deriva-dos como son el tamal y la arepa de yuca). La elaboración del casabe implica el rallado de la yuca, seguido de un proceso en que se exprime para luego someter la masa o el almidón extraído a un proceso de asado. La elaboración de la fariña implica un proceso de fermentación no alco-hólica de yucas frescas, y su posterior deshidratación comenzando por un prensado y una deshidratación final por calor. El tamal y la arepa se obtienen a partir de la masa de yuca exprimida, remojada y asada direc-tamente o envuelta en hoja.

Tabla 10. Preparaciones de acompañantes generalmente consumidas por las familias indígenas: En verde claro las conseguidas con el esfuerzo familiar, sin color las que deben ser compradas

Fuente La Chorrera % Puerto Nariño % Leticia %

Prod

ucto

a b

ase

de y

uca

Casabe 83,76 Fariña 54,18 Fariña 29,86Fariña Yuca coci-

nadaYuca coci-nada

Yuca cocinada Arepa de yuca

Casabe

Tamal Yuca frita Yuca fritaArepa de yuca Yuca asada Arepa de

yuca

Hábitos de consumo familiares77

Fuente La Chorrera % Puerto Nariño % Leticia %

Prod

ucto

a

base

de

yuc

aYuca/plátano cocinado

Arepa de almidón

Yuca frita Tamal de yuca

Yuca asada Yuca asada

Prod

ucto

a b

ase

de

plát

ano

Plátano frito 5,52 Plátano cocinado

33,44 Plátano coci-nado

24,93

Plátano coci-nado

Plátano frito Plátano frito

Plátano/yuca cocinada

Plátano ma-duro asado

Plátano ma-duro asado

Plátano asado Tacacho TacachoTacacho

Otr

os p

rodu

ctos

pro

-du

cció

n pr

opia

Mafafa 0,86 0 Chontaduro 3,29Ñame y batata cocinadaMaíz piraMaíz cocinadoBatataChontaduro

Prod

ucto

s co

mpr

ados

Arroz 9,86 Arroz 12,38 Arroz 41,92Fritas harina de trigo

Pan Pan

Pan Pasta Fritas de harina de trigo

Pasta Fritas de harina de trigo

Pasta

Galletas Arepa de harina pre-cocida

Papa

Arroz con leche

Galletas Arepa de harina pre-cocida

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy78

Fuente La Chorrera % Puerto Nariño % Leticia %

Prod

ucto

s co

mpr

ados

Arepa de harina de trigoGalletasMaiz pira

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Aun cuando los acompañantes a base de yuca son los más comunes, estos tienden a ser reemplazados por otros productos en cercanías a centros de mercado: mientras en La Chorrera los acompañantes a base de yuca son el 83.76%, en Puerto Nariño son el 54.18%, mientras en Leticia solo son el 29.86%, porcentaje casi equivalente a los acompañantes a base de plá-tano. En segundo lugar como acompañantes están-los alimentos a base de plátano en preparaciones sencillas.

Esta tendencia no puede relacionarse con aspectos afines con el cultivos de las especies, pues si hacemos un análisis mas profundo encontramos que el plátano es un cultivo exigente en nutrientes, especialmente en po-tasio, elemento escaso en suelos amazónicos, además en un m2 se cultiva una sola planta de plátano, la cual tarda un año y medio en dar un único gajo. Por otra parte, en la misma área se pueden sembrar cuatro plan-tas de yuca, cultivo poco exigente en nutrientes, que tardan desde tres a nueve meses en estar listas para la cosecha y cada planta puede dar entre cinco y diez kilos en tubérculos, sin contar la posibilidad de consumir las hojas como fuente de proteína.

Es importante destacar como en La Chorrera un 0.86% de los acompañan-tes corresponden a productos nativos diferentes a la yuca y el plátano. Esto denota la pérdida de especies nativas y diversidad en las chagras en los municipios de Leticia y Puerto Nariño, lo cual será tratado en otro capítulo.

Entre los alimentos acompañantes también se destaca la dependencia del mercado de las comunidades más cercanas a los centros urbanos. Es así como mientras que en La Chorrera-solo se compra el 9.86% de los acompañantes, en Puerto Nariño se compra el 12.38% y en Leticia el 41.92% de estos.

Hábitos de consumo familiares79

El consumo de frutas frescas y verduras es muy escaso, no supera el 2% so-bre el total de alimentos consumidos. El consumo de frutas frescas se hace directamente en el sitio de producción o recolección, o se llevan a la casa y se consumen allí. El consumo de verduras se realiza en salsas, especial-mente como ají negro, o frescos en ensaladas y ocasionalmente cocinados. Es interesante ver que aún cuando tradicionalmente el consumo de ver-duras no es muy alto, las comunidades del corregimiento de La Chorrera consumen más verduras que las comunidades de Puerto Nariño y Leticia.

4.3. Bebidas

Como se relata en las crónicas de antiguos expedicionarios, el consumo de agua pura no ha sido frecuente en la cultura de estos pueblos, a cambio de ello ha sido común el consumo de bebidas preparadas a base de yuca y maíz, las cuales pueden o no ser fermentadas, y el consumo de jugos, es-pecialmente de palmas y tés. Según Patiño (1990), el no consumo de agua pura, parecería históricamente relacionada con la poca potabilidad de las aguas naturales, lo cual llevó a desarrollar bebidas preparadas como una estrategia para no sufrir enfermedades digestivas.

Tabla 11. Bebidas generalmente consumidas por las familias indígenas: En verde claro las que consiguen con el esfuerzo familiar y sin color las que se compran

Fuente La Chorrera % Puerto Nariño % Leticia %

Beb

idas

a b

ase

de y

uca

Caguana 38,53 Masto de yuca

6,09 Masato de yuca

0,98

Caguana de asai

Colada de almidón

Colada de almidón

Caguana de piña

Chibé Caguana

Caguana en leche

Caguana de asaí

Caguana de asaí

Masato de yuca

Chibe

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy80

Fuente La Chorrera % Puerto Nariño % Leticia %

Beb

idas

a b

ase

de p

láta

noChucula 5,2 Colada de

plátano verde

43,34 Chucula 18,95

Colada de plátano

Colada de plátano maduro

Colada de plá-tano verde

Colada de maduro

Colada de plátano con leche

Colada de plátano con leche

Leche con plátano

Beb

idas

a b

ase

de p

rodu

ctos

pro

pios

Limonada 36,8 Limonada 36,79 Jugo de frutas de cosecha

35,87

LimonadaAgua Jugos de

frutas de cosecha

Tés de aromá-ticas

Jugo de asai Agua Jugo de asaíJugo de mil-pesos

Jugo de asaí

Agua

Te de limon-cillo

Tés de aro-máticas

Jugo de mara-ñon

Chicha de chontadu-ro

Beb

idas

con

pro

duct

os c

ompr

ados Café 19,48 Café 13,77 Café 39,71

Refresco en polvo

Refresco en polvo

Chocolate

Chocolate instantáneo

Colada de bienesta-rina

Refresco en polvo

Agua de pa-nela

Chocolate en agua

Café con leche

Avena Café con leche

Colada de bienestarina

Avena en leche

Colada de arroz

Colada de avena

Hábitos de consumo familiares81

Fuente La Chorrera % Puerto Nariño % Leticia %

Beb

idas

con

pro

duct

os c

ompr

ados

Agua de pane-la con leche

Avena con leche

Agua de pa-nela

Chocolate con leche

Leche

Colada de arrozChocolate instantáneoAvena en lecheChocolate en lecheAgua de pane-la con lecheJugo de frutas con lecheColada de maíz

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

En lugares con poco acceso a centros de mercado como La Chorrera, las bebidas a base de yuca siguen siendo las más importantes (38.53%), pues corresponden solo al 6.09% en Puerto Nariño y 0.98% en Leticia, y casi limitando su preparación para las fiestas tradicionales. Una de las pre-paraciones más comunes y que se conserva entre las comunidades de La Chorrera, Puerto Nariño y Leticia, es la caguana (Almidón de yuca coci-nado al cual se le puede adicionar pulpa de frutas), bebida que fue descri-ta por Pedro de Teixeira en 1942 (Patiño 1990). Ha sido tan importante que los relatos hacen referencia a que los jíbaros llevan en sus viajes la pasta de yuca envuelta en hojas, para disolverla en agua y beberla (Kars-ten 1935 citado por Patiño 1990).

En Puerto Nariño a cambio de las bebidas a base de yuca, las principales bebidas se elaboran a partir de plátano, seguido por las elaboradas a par-tir de frutos y aromáticas. Para las comunidades del municipio de Leticia existe una mayor dependencia de productos del mercado para la elabora-ción de bebidas (39.71%), seguida del uso de frutos y tés.

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy82

El consumo de jugos de palmas ha sido muy común, especialmente el de Mil pesos (Jessenia sp.), Bacaba (Oenocarpus sp.) y Asaí (Euterpe sp.). El procedimiento empleado consiste en colocar los frutos en agua tibia por un rato, y luego amasar o golpear para soltar la pulpa y por último colarlo para obtener el jugo. En algunos casos-el jugo de las palmas se mezcla con plátano para obtener una bebida más dulce. Entre otros jugos de palmas comúnmente consumidos está el jugo de chontaduro (Bactris gasipaes), el cual se prefiere tomarlo fermentado y el jugo de aguaje o también conocido como canangucho (Mauritia flexuosa).

En algunas zonas de la Amazonia es tan común el consumo de jugos de palmas que alrededor de estas existen cadenas productivas y comerciales importantes: Por ejemplo, en Belem se estimaba el consumo de jugo de Asaí del Pará (Euterpe oleracea Mart)-de 51.000 litros diarios para el año 1972 (Calzavara 1972), actualmente los volúmenes son mayores y se ha difundido este consumo por más regiones de la Amazonia, incluyendo centros urbanos de la amazonia colombiana como Leticia.

Tabla 12. Bebidas generalmente consumidas por las familias indígenas: En verde claro se resaltan las bebidas obtenidas con el esfuerzo familiar y sin color las que deben ser compradas

Fuente La Chorrera % Puerto Nariño % Leticia %

Beb

idas

a b

ase

de y

uca

Caguana 38,53 Masato de yuca

0,98 Masato de yuca

6,09

Caguana de asai

Colada de almidón

Colada de almidón

Caguana de piña

Caguana Chibé

Caguana en leche

Caguana de asaí

Caguana de asai

Masato de yucaChibe

Hábitos de consumo familiares83

Fuente La Chorrera % Puerto Nariño % Leticia %

Beb

idas

a b

ase

de p

lá-

tano

Chucula 5,2 Chucula 18,95 Colada de plátano verde

43,34

Colada de plátano

Colada de plátano verde

Colada de plá-tano maduro

Colada de maduro

Colada de plátano con leche

Colada de plátano con leche

Leche con plátano

Beb

idas

a b

ase

de p

rodu

ctos

pro

pios

Limonada 36,8 Jugo de frutas de cosecha

40,52 Limonada 36,79

Agua Limonada Jugo de frutas de cosecha

Jugo de asai Tés de aro-máticas

Agua

Jugo de mil-pesos

Chicha de chontaduro

Jugo de asai

Te de limon-cillo

Jugo de asai Tés de aro-máticas

Jugo de mara-ñon

Agua Chicha de chontaduro

Jugo de frutas con leche

Beb

idas

con

pro

duct

os

com

prad

os

Café 19,48 Café 39,54 Café 13,77Refresco en polvo

Chocolate Refresco en polvo

Chocolate instantaneo

Refresco en polvo

Colada de bienestarina

Aguapanela Café con leche

Chocolate en agua

Avena Colada de bienestarina

Café con leche

Avena en leche

Colada de avena

Colada de arroz

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy84

Fuente La Chorrera % Puerto Nariño % Leticia %

Beb

idas

con

pro

duct

os

com

prad

osAguapanela con leche

Aguapanela Avena con leche

Avena Chocolate con leche

LecheColada de arrozChocolate instantáneoAvena en lecheChocolate en lecheAguapanela con lecheColada de maíz

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Tradicionalmente los tés mas comunes en la región han sido preparadas a partir de plantas de dos familias botánicas principalmente: La familia Aquifoliácea en la cual se incluyen plantas como la guayusa (Ilex gua-yus) cuya infusión de hojas es bebida diariamente en las tribus de los altos afluentes del Amazonas, entre el Caquetá y el Yavarí;-y plantas de la familia Sapindácea en donde se incluye el guaraná (Paullinia cupa-na), consumida por comunidades de la región del confluente Madeira-Solimoes, y cuya semilla es tostada y molida para su preparación. Una variedad de guaraná conocida como cupana aún es bebida por los pocos pobladores que quedan de las tribus puinaves del sector delimitado por el Casiquiare y el Meta. Igualmente en esta familia se incluye el yoco (Pau-llinia yoco) cuya corteza es raspada y disuelta en agua para obtener una bebida de uso común por las poblaciones del Putumayo y el Caquetá. Es importante mencionar que el yoco no se cultiva y tiende a desaparecer por la extinción de las tribus que lo usaban.

Hábitos de consumo familiares85

Actualmente los tés de estas plantas están en desuso y has sido reempla-zados por el uso de aromáticas exóticas como el limoncillo, o por hojas de cítricos como la naranja, plantas que son cultivadas en los huertos caseros de las familias.

Es interesante indicar que los relatos antiguos denotan una gran impor-tancia del cultivo del maíz entre las comunidades amazónicas, el cual acompañaba generalmente el cultivo de la yuca. Actualmente la impor-tancia del cultivo de maíz y su uso en la alimentación diaria se ha perdi-do. Esta pérdida podría estar relacionada con cambios en los sistemas de producción que limitan el cultivo de maíz a las várzeas y zonas de tierra firme de alta fertilidad, dado que es un cultivo exigente. Adicionalmente, la mayor parte del maíz cosechado es actualmente usado en la alimenta-ción de animales, especialmente aves de corral, actividad que en la época prehispánica no existía.

4.4. Transformaciones de los alimentos para su preparación

Como se ha visto, los alimentos para su consumo son generalmente so-metidos a procesos de preparación sencillos como la cocción, el freído, el asado y el ahumado, lo cual podría rápidamente relacionarse con un poco desarrollo en las tecnologías culinarias. Talvez el tratamiento de la proteína animal no ha evolucionado mucho entre estos pueblos, pero si lo han hecho en otros productos, como la yuca, base de su alimentación. Es-tas tecnologías que han sido transmitidas por generaciones en forma oral entre las diferentes etnias amazónicas, con el peligro de ser puestas rápi-damente en desuso por los altos costos de mano de obra que requieren.

Se comenzará hablando de la yuca. Este tubérculo tiene la particularidad de tener una vida útil corta luego de su cosecha, por lo que no puede ser almacenado por mucho tiempo. De allí que una de las tecnologías de con-servación más importantes que han desarrollado los pueblos amazónicos es la maduración de la yuca para la preparación de casabe y fariña.-

Esta práctica ha sido documentada desde la época de la conquista como consta en los relatos de Pedrarias de Almesto, uno de los miembros de la

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy86

expedición de Ursúa por el Amazonas, quien ilustraba que “la yuca ralla-da, se coloca en hoyos debajo de la tierra a podrir, y de ello hacen pan y cierto brebaje”. En el primer viaje de Orellana, según Pedro de Monguía, la yuca enterrada en silos, una vez descompuesta, la sacaban para hacer “pan de brebaje” (Patiño 1990).

Esta tecnología ancestral a pesar de su antigüedad en su uso, no había sido completamente descrita y entendida. El trabajo más reciente sobre como ocurre esta tecnología, se recoge en las publicaciones de Acosta et al. (2005). La “descomposición” de la masa de yuca es realmente un proceso de “maduración” de la yuca fresca a través de la inducción de una fermentación heteroláctica en la cual el rompimiento de las moléculas li-bera el cianuro existente en la yuca brava y transforma parte del almidón en compuestos aromáticos. Con este procedimiento, la yuca gana palata-bilidad, aroma y pierde toxicidad.

La masa madura de la yuca es la materia prima para la elaboración del casabe, la fariña, los tamales y las arepas de yuca. Sin embargo, no solo la masa madura es usada para la alimentación. El zumo que se extrae de la masa madura y prensada es usada para elaborar el ají negro (también conocido como casaramá o tucupí), el cual es la principal salsa sazonado-ra que acompaña las comidas de la región. Esta puede ser enriquecida si además del zumo de yuca y el ají, se le adiciona pescado, mojojoy, hormi-gas o termitas. Esta salsa por su alta concentración de ají y consistencia pastosa suele conservarse apta al consumo por varias semanas sin nece-sidad de refrigeración.

La maduración de la yuca no es la única fermentación heteroláctica que realizan las comunidades amazónicas. La hoja de yuca y las flores de chontaduro son igualmente consumidas después de un proceso de ma-duración. Para ello, las hojas de yuca o las flores se deja por 2 o 3 días reposando en un canasto hasta que la masa comience a tener un olor característico que indica que está en su punto de maduración. Luego se lava y se prepara. De esta forma se logra liberar gran parte de la proteína que en forma fresca no es asimilable por el cuerpo humano.

Mientras las fermentaciones heterolácticas han sido importantes en la transformación de alimentos secos, las fermentaciones alcohólicas han

Hábitos de consumo familiares87

sido de gran importancia en la elaboración de bebidas. Estas suelen ser desde fermentaciones muy sencillas de yuca, frutos de palma como el chontaduro o frutas como la piña, hasta procedimientos muy elaborados como el que se sigue para la preparación del Payawarú, el cual se podría considerar como el vino ritual de yuca que elaboran los Ticuna para sus celebraciones tradicionales.

Su preparación consiste en una sofisticada técnica de cultivo de una va-riedad de yuca especial, caracterizada por su alto contenido en azúcares, la cual es rallada y tostada. Cuando está morena se retira y se remoja con agua caliente hasta formar una masa. A parte se tuesta la hoja de yuca, se muele y se mezcla con la masa. Esta se coloca sobre hojas de plátano, se tapa con hojas de yuca fresca y hojas de plátano y se deja reposar por 3 días.-Luego de 3 días la masa se saca, se coloca sobre una pasera y de-bajo se recoge un líquido de color vino tinto de sabor similar a un vino tinto dulce. Ocasionalmente se bebe el líquido fresco de la mezcla aún sin fermentar al cual denominan jugo de Payawarú. Este es de color rosado, blanquecino por la presencia del almidón de la yuca y de sabor dulce.

Fuera de los procesos de fermentación, las comidas son sazonadas con algunas especias que ayudan a la conservación de los alimentos o actúan como saborizantes. El principal condimento ha sido y sigue siendo el ají (Capsicum sp.), acompañado por otras plantas aromáticas como el cu-lantro cimarrón o culantro (Eryngium foetidum) o colorantes como-el achiote (Bixa orellana) y el azafrán de raíz (Scobedia grandiflora). En los últimos años han sido introducidos dentro de la preparación de sus comidas la cebolla y el tomate, principalmente. Lo que se ha podido ob-servar es que la mayoría de los casos las familias compran estos produc-tos porque tienen poco conocimiento sobre su cultivo, la obtención de las semillas y su correcto almacenamiento.

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar

5.

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar89

5.1. Acceso a la tierra y disponibilidad de recursos naturales

El acceso a la tierra es uno de los factores más importantes que determi-na que las familias indígenas puedan efectivamente asegurar una dispo-nibilidad de alimentos es, entendido no solo como la posibilidad de tener un espacio de tierra fértil para la agricultura, sino además territorios con fuentes de aguas limpias productoras de peces y bosques ricos en palmas, maderas y árboles frutales en cantidades suficientes que posibiliten el mantenimiento de poblaciones de fauna para cacería.

El área bajo resguardo indígena en el departamento de Amazonas es de 9.708.064.764 hectáreas. En la tabla 13 se relacionan las extensiones de resguardo correspondientes a las comunidades del departamento. Como se observa, a pesar de existir una buena extensión del departamento bajo la figura de resguardo indígena, existen diversos tamaños de resguardos desde extensos hasta pequeños e inclusive comunidades sin un territorio propio.

Las comunidades con resguardos pequeños como Isla de Ronda, La Pla-ya, San Antonio-San Sebastián y San Juan de los Parentes, todos ubica-dos en el municipio de Leticia, tienen grandes restricciones de territorio para satisfacer sus necesidades alimentarias, siendo estas las comunida-des más vulnerables por las limitaciones para la agricultura y la oferta de recursos naturales de los cuales dependen.

No es suficiente tener un territorio extenso a su disposición para asegu-rar la alimentación familiar, en términos espaciales de poblamiento, los resguardos están densamente poblados en algunos puntos (rivera de los ríos, margen de una carretera, cabeceras corregimientos y municipios), en donde generalmente existen servicios de comunicación, transporte, salud, educación y recreación entre otros. La gran parte del territorio de los resguardos no esta habitado.

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy90

Tabla 13. Extensiones de los resguardos indígenas del departamento de Amazonas

Nombre resguardo Comunidades

No. Habi-tantes

Municipio / corregi-

miento

Área del res-guardo (ha)

incoraZaragoza, Moca-gua, Macedonia

Zaragoza, Moca-gua, Macedonia

Leticia 16,750.0000

Isla de Ronda Ronda Leticia 602.305

Km. 6 - 11 San José, Hi-tomma, Monilla Mena, Nimaira Naimei Ibiri, Multiétnico, Tacana

Leticia 7,540.5200

La Playa La Playa y reubi-cación

Leticia 2.469.223

MIRITÍ-PARA-NÁ

Leticia 1,600,000.0000

Nazareth Nazareth Leticia 1,367.0000

San Sebastián, San Antonio de los Lagos

San Sebastián, San Antonio

Leticia 2.477.000

Santa Sofía Santa Sofia, El Progreso

Leticia 4,209.0000

Arara Arara Leticia 12,308.000

San José del Río San José del Río Leticia 5.486.463

Puerto Triunfo Leticia 1,129.6514

San Juan de los Parentes

San Juan de los Parentes

Leticia 460.781

Pto. Sábalo y Los Monos

Leticia - Solano

211,480.0000

Cothue-Putu-mayo

Leticia-Tarapacá

245,227.0000

Puerto Nariño 12 de Octubre, Naranjales, Nuevo Paraíso, Patrulleros, Pozo Redondo, Puerto Esperanza,

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar91

Nombre resguardo Comunidades

No. Habi-tantes

Municipio / corregi-

miento

Área del res-guardo (ha)

incoraPuerto Nariño Puerto Rico, San

Francisco, Villa Andrea, San Juan de Atacuari, San Juan del Socó, San Pedro de Tipisca, Tarapoto, Santa Teresita, Santarén, 7 de Agosto, Ticoya, Valencia, 20 de Julio, San Martín de Amacayacu, Palmeras.

4.533 Puerto Nariño

140,623.2154+

Comeyafú Pedrera 19,180.0000

Curare-Los Ingleses

Pedrera 212,320.0000

Camaritagua Pedrera 8,878.8001

Nunuya de Villazúl

Puerto Santander

59,840.0000

Predio Putu-mayo

21 comunidades La Chorrera, Puerto Alegría, Puerto Arica

5,818,702.0000

Puerto Córdoba Mirití 39,700.0000

Aduche Pto. Santan-der-Leticia-Solano

57,900.000

Monochoa Solano 229,440.000

Yaigojé-Apa-poris

Mirití-Para-ná, La Victoria, La Pedrera; Taraira

1,020,320.000

TOTAL 9,708,064.7641

Fuente: diferentes resoluciones del INCORA sobre creación de resguardos indígenas. En: VALENCIA

S., Mauricio. 2005. Secretaría de Salud Departamental –SSD–, 2005.

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy92

Aún cuando estos territorios son importantes en términos de tradición de tenencia, de autoridad y autonomía, en últimas actúa como una reserva para tiempos futuros de las comunidades que lo habitan, en términos de su aporte a la seguridad alimentaria puede medirse en varias formas. Por un lado, si bien las extensas zonas inhabitadas de los resguardos sir-ven de zonas de cría y supervivencia de animales de cacería, fuente de plantas medicinales, maderas especiales, frutos silvestres, materiales de construcción, también muchos de ellos albergan las cabeceras de las que-bradas que nutrirán las comunidades de peces y agua limpia. Estas zonas pueden considerarse zonas de reserva que mantienen el equilibrio y la oferta de recursos naturales para las comunidades. Generalmente estas zonas tienen una legislación tradicional de uso por parte de las comuni-dades, lo cual ayuda a su regulación y estabilidad a largo plazo.

Por otra parte, en términos de agricultura, estas zonas no hacen parte de los predios con potencial de uso, ya que se ha estimado que las zonas de cultivo pueden estar a una distancia máxima promedio de dos horas para que sea viable visitarlas con regularidad, hacer el debido mantenimien-to y cuidado, sacar la producción hasta la comunidad y tener el tiempo necesario para regresar a casa el mismo día, luego de haber trabajado en ella (Acosta y Salazar 2001).

La chagra, es un sistema de agricultura itinerante basado en el aprove-chamiento de los nutrientes existentes en los suelos de bosque maduro o barbechos adultos, a partir de la tumba del bosque como una forma de inhibir el aprovechamiento de esos nutrientes por plantas diferentes a las cultivadas y la quema como forma de liberar los nutrientes del suelo al subir su pH y eliminar una buena parte de los microorganismos del suelo que transforman la materia orgánica y movilizan los nutrientes hacia las plantas.

Las bases de la cultura de los pueblos amazónicos se basa en el uso de los recursos que el medio ofrece, en donde la implementación de tecnologías de conservación, almacenamiento o restauración son muy pobres, ya que el medio en que se han desarrollado es rico en recursos y siempre ha albergado poblaciones en bajo número, pudiendo el medio satisfacer las necesidades de las comunidades que allí habitan.

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar93

De esta forma,los sistemas de cultivo de las comunidades amazónicas se puede considerar que el sistema de chagra es un sistema de agotamiento, en el cual se siembran policultivos en zonas recientemente tumbadas y quemadas, y se mantienen hasta que los cultivos han aprovechado todos los nutrientes del suelo y ya no es viable su producción. Es importante hacer notar que durante la permanencia de la chagra, tradicionalmente no se realiza prácticas que aumenten o mantengan la fertilidad de los suelos, por lo que tan pronto se agotan los nutrientes, la chagra es aban-donada para su recuperación natural y se limpia un nuevo espacio en el bosque o en un rastrojo para hacer una nueva.

En el bagaje cultural de las comunidades amazónicas no existen formas que claramente muestren que se conocen y realizan prácticas que lleven a la conservación de la fertilidad del suelo por un mayor tiempo para su uso agrícola. Si una familia necesita permanentemente alimentos de la chagra para satisfacer su alimentación, cada familia debe tener en pro-medio cuatro chagras de aproximadamente una hectárea para poder pro-ducir lo suficiente. Esto explica el porqué en zonas altamente pobladas, no existen suficientes espacios fértiles para la producción agrícola.

En estas comunidades es necesaria una transformación o adaptación de sus sistemas tradicionales de cultivo a sistemas que incluyan prácticas de enriquecimiento, abonamiento o mantenimiento de la fertilidad del poco suelo fértil del que disponen, dado que cada vez podrán tener menos la posibilidad de abrir nuevos espacios para la agricultura, teniendo que adoptar un sistema de cultivo semi-itinerante o sedentario. Esta transi-ción no implica un aprendizaje nuevo o una adaptación tecnológica des-conocida para las comunidades, como tampoco un cambio cultural, pues existen evidencias que la agricultura sedentaria en la Amazonia colom-biana pudo existir antes que la agricultura itinerante.

Según Myers et al. (2003), no existe prácticamente ninguna evidencia ar-queológica de agricultura itinerante de tumba y quema en América ante-rior al siglo XVII, por lo que el sistema de agricultura itinerante de tumba y quema, con una producción corta y un largo descanso del suelo, solo pudo ser posible con la aparición de las hachas después del año 1.492, que llevó a la simplificación de la agricultura a partir de la posibilidad de tumbar más bosque. En tiempos prehispánicos con hachas de piedra,

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy94

la tumba de bosque debió ser menos frecuente por la dificultad que esto representaba. Así, una vez era limpiada una zona de bosque, éste debió ser cultivado semi-permanentemente. La fertilidad debió ser mantenida suministrando material orgánico, a partir de la elaboración de abonos sencillos como el compost y la aplicación de residuos de cosecha, hojas y hojarasca de los mismos lugares de cultivo y zonas aledañas, lo cual permite explicar la presencia de antrosoles (también conocidas como Te-rras pretas dos Indos o suelos negros) y extensos cultivos de maíz en la Amazonia en épocas prehispánicas.

Las instituciones pueden apoyar este proceso de transición tecnológica agropecuaria de chagra itinerante a chagra semi-permamente, pero en el fondo el cambio estructural lo deben dar las mismas comunidades que comienzan a enfrentarse al problema.

5.2. Alimentos provenientes de la chagra

El espacio de producción agrícola más importante para las familias indí-genas es la chagra. Sin embargo no es el único espacio de cultivo, también existen otros de menor importancia como el huerto casero y las paseras. La tabla 14 resume los alimentos de producción agrícola por las familias indígenas. Como se observa, la lista incluye más de 50 productos diferen-tes. Es importante anotar que aquí no se incluyen las variedades de las especies, lo cual hace que la variedad de productos sea mayor. La produc-ción es cíclica y la oferta de productos varía según la época del año.

Es claro que la fertilidad del suelo de la chagra (en términos de textura del suelo, drenaje, cantidad de materia orgánica, diversidad microbiana asociada a los ciclos de mineralización y minerales disponibles) incide di-rectamente con la diversidad de especies que es posible cultivar. Al redu-cirse la fertilidad del suelo, se reducirá la posibilidad de cultivar especies con requerimientos nutricionales altos.

De acuerdo a las localidades estudiadas se puede resaltar la importancia de la chagra u horticultura de tala, roza y quema, como la principal fuente de subsistencia, no solo de los pobladores del corregimiento de La Cho-rrera, sino en general de la población indígena de la Amazonia.

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar95

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Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy96

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Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy98

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005

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar99

El sistema de chagra es a grandes rasgos, un policultivo que sustenta la seguridad alimentaria y tradición culinaria de estos pueblos que se funda-menta en el aprovechamiento de especies como la yuca (Manihot esculen-ta) y el plátano (Musa sp). Por último cabe anotar que es en torno a la chagra que giran las demás actividades productivas. Integrados a los culti-vos de autosuficiencia alimentaria, las familias siembran aquellas especies reconocidas tradicionalmente por su importancia ritual o sagradas como la coca y el tabaco, propios de las culturas “del ambil y la coca” de la Amazonia (Valdés y Avellaneda, 1994) que distingue los pobladores de La Chorrera.

Durante la ejecución del proyecto RESA, se identificaron 77 especies cul-tivadas por las familias indígenas de La Chorrera, de las cueles se desta-can las 20 especies más aprovechadas por la mayoría de familias encues-tadas (Figura 21).

Figura 21. Veinte especies más sembradas por las familias de La Chorrera

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Además del aprovechamiento alimentario de las especies cultivadas en chagra, las familias utilizan una parte de la producción resultante de esta actividad para el intercambio o venta de productos en una red de comer-cialización local de baja intensidad. Hacen parte de esta red otros actores

97% 95%

90% 87% 87%

84% 82% 82%

81% 78%

76% 74%

70% 70%

69% 69%

68% 65% 65%

63%

00% 20% 40% 60% 80% 100%

Plátano Yuca

Ají Caña Coca Piña

Mafafa Ñame

Chontaduro Guama

Uva Caimarona Caimo

Banano Pildoro Tabaco

Umari Maraca Batata

Cebolla larga Máiz

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy100

como las instituciones educativas y militares presentes en la localidad, el comercio local y los intermediarios o comerciantes foráneos, propieta-rios de los botes remeseros o cacharreros provenientes generalmente de municipios como Puerto Leguízamo y cuya permanencia en el lugar está sujeta a la terminación de existencias de las mercancías (alimentarias, ropa, elementos de aseo y uso personal, herramientas y combustibles) que venden o intercambian con los pobladores del corregimiento.

El proceso de venta o intercambio de productos propios, les permite a las familias el acceso, en primer lugar, a otros productos alimentarios loca-les como la carne de monte y el pescado (En la zona denominada como Chorrera centro, dadas las limitaciones de estos recursos en la zona), y en segundo lugar, a productos de consumo final exógenos como granos, sal, azúcar, aceite, herramientas y en general insumos ofrecidos por el comercio local y los remeseros. La figura 22, muestra las veinte especies más vendidas o intercambiadas por las familias de La Chorrera, de las cuales hacen parte la yuca, el plátano y la piña.

Figura 22. Veinte especies más vendidas por las familias de La Chorrera

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

De acuerdo con la información arrojada por la encuesta-del proyecto RESA (2005), se observa la existencia de cuatro grupos poblacionales según la actividad productiva a la que se dedican (Figura 23):

53% 48%

19% 17%

16% 16% 16% 16%

14% 14%

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Yuca Platano

Piña Cebolla larga

Tomate Pildoro

Chontaduro Caña Maiz

Mafafa Babano

Ñame Uva caimarona

Lulo Guama Caimo

Ají Umari

Papaya Batata

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar101

Figura 23. Actividades productivas de la población de La Chorrera

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

El 69% de los miembros que integran las familias indígenas en los dife-rentes cabildos, se ocupan fundamentalmente en las labores propias de los sistemas de producción tradicionales como la agricultura, el mante-nimiento del hogar, la pesca, caza y la elaboración de artesanías. El 23% corresponde a la población estudiantil, considerada como parte de la po-blación económicamente dependiente. El 3% de la población participa de actividades que implica su vinculación laboral con instituciones del Estado (docencia, promotores de salud), dentro de este grupo se tiene en cuenta al gobernador de cabildo, que es quien representa a las co-munidades indígenas frente a las instituciones del estado, sin tener una relación contractual con éste. Finalmente, el 1% se emplea en actividades económicas que pueden depender o no de la vinculación laboral con par-ticulares (servicio domestico, aserrador, construcción).

Lo anterior muestra que si bien más del 60% de la población garantiza la sostenibilidad del sistema de producción tradicional, en la actualidad se observa una tendencia a asumir otras actividades económicas asalaria-das. Este hecho implica una disminución del tiempo y esfuerzo dedicado a garantizar la autosuficiencia alimentaria, generándose subsecuente-mente una creciente dependencia alimentaria de productos de consumo final exógenos, cuya obtención depende de un ingreso.

33%

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Aserrador

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Empleada del servicio

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Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy102

Para Leticia, se observa la existencia de cinco grupos según la actividad a la que se dedican (Figura 23): El 56% de los miembros que integran las familias indígenas en los diferentes cabildos, se ocupan fundamental-mente en las labores propias de los sistemas de producción tradicionales base de la autosuficiencia alimentaria, como la agricultura de subsisten-cia tierra firme y várzeas, el mantenimiento del hogar, la pesca, caza y la elaboración de artesanías. El 36% corresponde a la población estudiantil, considerada como parte de la población económicamente dependiente. El 7% se emplea en actividades económicas que pueden depender o no de la vinculación laboral con particulares (servicio domestico, aserrador, construcción). En el área de influencia de Leticia, se reportan dos ca-tegorías de actividades independientes, con igual peso de participación porcentual, medicina tradicional (0,1%) y negociantes (0,1).

Figura 24. Actividades productivas de la población de Leticia

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

De acuerdo con los resultados obtenidos para el área de influencia de Leticia, se observa que al interior de las poblaciones indígenas siguen predominando las labores de producción tradicionales, siendo la chagra la base de su sistema de autosuficiencia alimentaria para estas unidades de producción autónomas familiares. La figura 25 referencia las 20 espe-cies más sembradas y consumidas por éstas en donde se resalta el amplio consumo de yuca y plátano, por ser estas las especies que fundamentan la tradición culinaria de estos pueblos.

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Estudiannte Hogar

Agricultor Pescador Empleado

Oficios varios Artesano

Aserrador Motorista

Constructor Sin información

Albañil Cazador

Médico tradicional Negociante

Obrero

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar103

Figura 25. Veinte especies más sembradas por las familias de Leticia

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Además se encuentra una gran variedad de frutales de producción anual, con un alto contenido nutricional que complementan la alimentación de las familias, sobresalen el consumo de piña (Ananas comosus), caimo (Pouteria caimito), copoazú (Theobroma grandiflorum) y chontaduro (Bactris gasipaes).

Así mismo, en estas comunidades los productos resultantes de las labores de la chagra tienen un doble propósito, es decir, además del auto consu-mo familiar, una parte de los mismos son destinados a la venta, generán-dose una cadena de comercialización entre las unidades de producción autónomas indígenas y el comercio local.

La figura 26, muestra los veinte productos más vendidos por las familias indígenas del municipio. Llama la atención que las especies de mayor producción y autoconsumo son así mismo las más comercializadas, sien-do la yuca y frutales como la piña, el copoazú, el chontaduro y el caimo las especies de mayor aprovechamiento económico.

La comercialización de productos resultantes de las actividades de pro-ducción tradicionales junto con la tendencia de un sector de la población

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Plátano Yuca Piña

Caimo Copoazu

Chontaduro Limón

Ají Asai

Pimentón Uva caimarona

Papaya Banano Guama Umarí

Mango Pomarroso

Bacaba Cilantro}

Aguaje

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy104

indígena del municipio a asumir otros oficio en procura de un ingreso complementario, le permite a las unidades producción autónomas, man-tener una estrecha relación con la economía de mercado y la consecuente dependencia de los productos de consumo final exógenos introducidos en su sistema alimentario.

Figura 26. Veinte especies más vendidas por las familias de Leticia

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

En Puerto Nariño, casi toda la producción es primaria. Se distinguen dos grandes grupos de formas de producción: 1) Agricultura, pesca, cacería, extracción de especies maderables y recolección de no maderables, a ni-vel de subsistencia y comercial de baja intensidad de sociedades indí-genas, en áreas de tierra firme y várzea; 2) producción agropecuaria de subsistencia y comercial de baja intensidad, pesca artesanal comercial y extracción selectiva de maderas finas comerciales de baja intensidad, desarrollada por UPA de no indígenas.

De acuerdo con la información arrojada por la encuesta aplicada por el proyecto RESA (2005) en la población indígena asentada en los resguar-dos, se observa la existencia de tres grupos según la actividad a la que se dedican (Figura 27): el 64% de los miembros que integran las fami-lias indígenas en los diferentes cabildos, se ocupan fundamentalmente en las labores propias de los sistemas de producción tradicionales base

38% 34%

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00% 20% 40% 60% 80% 100%

Yuca Piña

Copoazu Chontaduro

Caimo Uva Caimarona

Plátano Asaí

Limón Pimentón

Umarí Guama Aguaje Papaya Banano Cilantro Sandia Mango

Bacaba Ají

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar105

de la autosuficiencia alimentaria, como la agricultura de subsistencia tierra firme y várzeas, el mantenimiento del hogar, la pesca, caza y la elaboración de artesanías. El 3% corresponde a la población estudiantil, considerada como parte de la población económicamente dependiente. El 2% se emplea en actividades económicas que pueden depender o no de la vinculación laboral con particulares (servicio domestico, aserrador, construcción).

Figura 27. Actividades productivas de la población de Puerto Nariño

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

De acuerdo con los resultados obtenidos para el área de influencia del municipio de Puerto Nariño, se observa que al interior de las poblacio-nes indígenas siguen siendo predominantes las labores de producción tradicionales, siendo la-chagra la base de su sistema de autosuficiencia alimentaria. La figura 28 referencia las 20 especies más sembradas y con-sumidas. Se resalta el amplio consumo de yuca y plátano, por ser estas las especies que fundamentan la tradición culinaria de estos pueblos.

Además se encuentra una gran variedad de frutales de producción anual, con un alto contenido nutricional que complementan la alimen-tación de las familias, sobresalen el consumo de papaya, guama (Inga sp.), píldora (Musa sp), caimo y copoazú. Así mismo, en estas comuni-dades los productos resultantes de las labores de la chagra tienen un

34%

33%

21%

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00% 20% 40% 60% 80% 100%

Hogar

Estudiante

Agricultor

Pescador

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Aserrador

Cazador

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy106

doble propósito, es decir, además del auto consumo familiar, una parte de los mismos son destinados a la venta, generándose una cadena de co-mercialización entre las unidades de producción autónomas indígenas y el comercio local.

Figura 28. Veinte especies más sembradas por las familias de Puerto Nariño

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

La figura 29, muestra los veinte productos más vendidos por las familias indígenas del municipio. Llama la atención que las especies de mayor producción y autoconsumo son así mismo las más comercializadas, sien-do el plátano, la yuca y frutales como el copoazú, la papaya, y la piña, las especies de mayor aprovechamiento económico.

A pesar de la amplia diversidad de especies que sustentan la alimenta-ción de estos pueblos indígenas, las comunidades reconocen que se han perdido especies en sus chagras. La tabla 15 muestra las plantas que las comunidades reconocen se han perdido.

89% 89%

72% 69%

68% 66%

55% 55%

54% 51%

48% 48% 48%

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Plátano Yuca

Papaya Guama

Caña Pildoro Caimo

Copoazu Limón

Pimentón Asai Lulo

Mango Banano

Piña Chontaduro

Cilantro Ají

Ñame Uva caimarona

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar107

Figura 29. Veinte especies más vendidas por las familias de Puerto Nariño

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Tabla 15. Especies reconocidas por la gente como perdidas o en peligro de desaparecer

La Chorrera Puerto Nariño LeticiaTubérculos Tuberculos TuberculosTubuj+ Batata MafafaJakaij+ Dale dale ChonqueBed+ño Guisador Dale daleGoiceño Hortalizas/verduras Hortalizas/verdurasRefij+ Zapallo Boga bogaHortalizas/verduras Frutos FrutosDunaj+ Marañon Cacao de monteAjí Plátano bellaco Marañón de monteFrutos Plátano capirona OtrosMaraca Bacuri ManiGuamo OtrosOtros ManiMani

32% 26%

18% 12% 12%

11% 11%

09% 09%

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05% 05% 05% 05% 05% 05% 05%

00% 20% 40% 60% 80% 100%

Plátano Yuca

Copoazu Papaya

Piña Guama Limón

Banano Lulo

Aguacate Uva caimarona

Caimo Zapote

Araza Bacaba

Caña Chontaduro Guanabana

Máiz Umarí

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy108

La Chorrera Puerto Nariño LeticiaCañaBarbasco

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Es importante resaltar que algunas de las especies listadas, se han perdi-do en algunas localidades, pero no en todas, lo cual hace que su pérdida no sea definitiva y que con procesos de intercambio de semillas puedan recuperarse.

Los fenómenos de pérdida de variedades de plantas comestibles no pue-de ser atribuida a la pérdida de fertilidad del suelo como la principal ra-zón para este fenómeno, ya que gran parte de las plantas que cada vez se cultivan menos, hacen parte de aquellas que fueron domesticadas por estas comunidades hace muchos años y que son endémicas de la región, lo que indica que estas plantas sufren de menor estrés por limitaciones naturales de nutrientes.

Las pérdidas están relacionadas más con cambios en los procesos de trans-ferencia de la tradición oral, los cuales son cada vez menores, y los despla-zamientos a los que han sido sometidas sus poblaciones en el último siglo.

Respecto al primero, tradicionalmente el conocimiento sobre las espe-cies, su forma de cultivo y su forma de preparación ocurría entre ma-dres, abuelas e hijas en la chagra. Las niñas desde pequeñas hasta cuando llegaban a su edad adulta tenían el deber de acompañar a su familia a la chagra, ya que la responsabilidad del cultivo y la preparación de los alimentos recaen sobre la mujer. Por años, se adquiría este conocimien-to, por lo que en el momento de formar un hogar, ella conocía y llevaba consigo las semillas para instalarlas en su chagra propia.

Actualmente, tanto niñas como niños desde muy pequeños deben asis-tir a la escuela o colegio como una directriz desde el gobierno para al-fabetizar y capacitar a toda la población. Las horas de la mañana en la que asisten los niños al colegio, son también las horas en que se visita la chagra, así que esta labor es solo compartida por madres e hijas los fines de semana, en el mejor de los casos. En algunas comunidades con

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar109

internados, los niños pierden la comunicación cotidiana con sus familias durante todo el año y solo comparten juntos los periodos de vacaciones. Esto demuestra, que aún cuando existe un gran interés del Estado por mejorar las condiciones de vida de su población a partir de su educación, en sistemas con modelos de vida diferentes a los occidentales, genera una pérdida de conocimientos importantes que luego se ven reflejados en una incapacidad para instalar y manejar chagras diversas, producir suficiente alimento y mantener una autosuficiencia alimentaria.

Por otra parte, la mayoría de las comunidades están asentadas en lugares que no han sido tradicionalmente sus territorios ancestrales. Por múltiples causas (la cauchería, inundaciones, reubicaciones, etc.), las poblaciones han buscado nuevos sitios para asentarse. Muchos de estos desplazamien-tos no se realizan con una planificación y programación que les permita prever el recoger y llevar consigo todas las semillas que siembran. Igual-mente los desplazamientos generalmente se hacen a pie o en canoas, lo que les limita llevar semillas de gran volumen como las de los tubérculos. Es por ello que las chagras de los abuelos o las comunidades que menos han sufrido desplazamientos, conservan una mayor variabilidad de especies.

El conocimiento que actualmente tienen las comunidades sobre la con-servación de semillas es limitado. Básicamente usan el secado al sol y el ahumado de las semillas, las cuales luego son empacadas para su conser-vación. Tal vez los problemas más frecuentes no ocurren con el mal seca-do de las semillas, sino con el tipo de empaques que utilizan para alma-cenarla. Generalmente usan bolsas y envases no herméticos que permite la entrada de insectos y roedores que en múltiples ocasiones dañan las provisiones de semilla que han guardado.

Igualmente en este caso, el conocimiento tradicional sobre la selección de semillas se ha perdido, así como cada vez menos se practican los rituales para una buena siembra.

Muchas de las especies tradicionales se van dejando de sembrar al perder el conocimiento sobre su siembra y su preparación, responsabilidad que recae sobre la mujer. La mujer moderna indígena generalmente ha ido a la escuela o al colegio, por lo que ha tenido una formación académica y ha limitado su participación y aprendizaje en la chagra, lo cual lleva a obtener

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy110

un mayor conocimiento por especies apetecidas por el blanco, pues son estas las que normalmente se compran, siembran y consumen en los res-taurantes escolares de las comunidades y en los internados. Por otra parte, generalmente el hombre es el que negocia los excedentes de la chagra, por lo que la intensificación de especies de fácil venta como la yuca y el pláta-no, reemplazan los espacios y el tiempo de dedicación que podrían inver-tirse en especies propias sin valor comercial para la sociedad occidental.

Por último, los cultivos también se ven afectados cada vez más por la presencia de plagas. En parte, porque las mujeres están cada vez me-nos preparadas para manejar adecuadamente su chagra, al no tener una instrucción oral lo suficientemente buena y constante de su madre y su abuela, además de los cambios que la chagra viene presentando: El sis-tema chagra es un sistema itinerante por agotamiento de la fertilidad del suelo. Cada vez las zonas de cultivo cercanas fértiles son más escasas, debiendo realizar chagras en zonas con suelos aún degradados que no han podido recuperarse completamente. Además la disminución en la diversidad de especies y la homogenización de los cultivos hacen que haya un incremento en las plagas por varios efectos: un número mayor de plantas que les sirven de alimento a unos insectos en particular por la homogenización del cultivo, menor número de controladores natura-les al disminuir la diversidad del entorno una plagas que más afectan la producción, plantas más débiles por ser sembradas en suelos con algún estado de degradación.

Entre los pueblos indígenas siempre ha existido un conocimiento tradi-cional de manejo de plagas, en el cual se combina el conocimiento sobre la necesidad de plantas bien nutridas, las relaciones entre organismos controladores y no controladores, y el estado espiritual de quien cultiva. El conjunto de todo ello permite que hayan desarrollado prácticas de manejo de plagas en que involucran todos los componentes, que en mu-chos casos-la aproximación científica no logra explicar en toda su com-plejidad.

En la tabla 16 a continuación, se presentan algunas de las prácticas tradi-cionales de control de plagas y cómo estas prácticas han sido sustituidas por el uso de venenos químicos.

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar111

Como se observa, poco a poco las prácticas tradicionales de control de plagas han venido siendo reemplazados por prácticas de control de pla-gas occidentales, gracias al acompañamiento que diversos técnicos agro-pecuarios han venido poco a poco enseñando y aplicando en estas comu-nidades, por desconocimiento de las prácticas propias que estos pueblos tienen y por el poco entendimiento de cómo funcionan respecto a tecno-logías occidentales.

La implicación de esto no es simplemente la pérdida de ese conocimiento como patrimonio inmaterial de sus etnias y el reemplazo por técnicas occidentales, sino que cada vez dependen más de las instituciones y el Estado para resolver el problema: Se espera la asistencia de un técni-co que traiga un veneno para aplicar a los cultivos. De esta forma, estos problemas comienzan a no a ser de las comunidades mismas, sino de un tercero que debe resolverlas por ellos, generando una actitud pasiva sobre el problema, que limita su determinación de acción y búsqueda de una solución a su alcance.

Tabla 16. Plagas más comunes de los cultivos indígenas y los tratamientos antiguos y actuales para controlarlas

Plaga Tratamiento Antiguo Tratamiento Actual

Hormiga arriera

Enterrando en los nidos carne de temblón solo o con palo podrido

Aplicando veneno

Aplicando barbasco en los nidosQuemando los nidos Envenenando los nidos con hojas de ají, barbasco y catahuillaDestruyendo el nido principal Escarbando y tapando los huecos de los nidosEn la época que sale la hormiga reina, coger-la y comerlaAl nido se le introducen hormigas de otro hormigueroSembrar en sitios donde no haya hormiga

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy112

Plaga Tratamiento Antiguo Tratamiento Actual

Grillos Aplicando humo a los cultivos Aplicando venenos Revisando la chagra en la mañana y la tarde Haciendo revisio-

nes diarias Cogiéndolos manualmente y matándolos Cocinando tabaco

y rociándolo sobre las matas

Cogiéndolos con pusa Gusano tornillo del plátano

Buscar y sacar manualmente el gusano Buscar y sacar manualmente el gusano

Revisando semanalmente alrededor de la mata

Aplicando venenos o desinfectantes como creolina

Buscar el gusano, sacarlo y amarrarlo en las hojas. Luego se hace una hoguera para ahumarlosManteniendo el plátano limpio Recogiendo la basura alrededor de las matas Aplicando ceniza alrededor del tronco Aplicando jugo de tabaco Sembrar el colino en menguante Dejando los colinos al sol y sembrando en luna oscura

Gusano de la yuca

Se espera a que pase la época del gusano para sembrar

Se siembra en buena luna

Sembrando cuando la luna esté madura Usando venenoUsando un conjuro para matar

Mosca blanca de la yuca

Quemando nidos de comején en las esquinas de la chagra

Aplicando veneno

Haciendo hogueras Regando el cultivo con huito rallado

Aplicando ceniza al cultivo Quemando come-jén en la chagra

Fumigando con afrecho de huito o tabaco Seleccionando buena yuca para sembrar

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar113

Plaga Tratamiento Antiguo Tratamiento Actual

Mosca blanca de la yuca

Fumigando con afrecho de huito o tabaco Usando químicos e insecticidas Se prepara jabón en polvo con ají machucado y se rocía sobre las matas Fumigando con afrecho de huito o tabaco

Chinches Buscándolos diariamente para matarlos Buscándolos diariamente para matarlos

Aplicando jugo de tabaco Sembrando donde no abundenAplicando jugo de trabajo creolina

Gusanos de las hortali-zas, caña y maíz

Buscando el gusano manualmente y matán-dolo

Aplicando venenos

Los gusanos se quemaban para que no au-menten

Buscando el gusa-no manualmente y matándolo

Después de sembrar el maíz se hacía dieta, no se tocaba el anzuelo ni el barbasco y no se comía mojojoy

Visitando la chagra todos los días

Haciendo hoguerasCucarrón de la piña

Manteniendo alrededor de la piña limpio Aplicando insecti-cidas

No sembrar la piña y comerla al mismo tiempo

Haciendo dieta y aplicando venenos

Con oración y palabra para sembrar Ya no se hacen oraciones ni palabras para las siembras, solo se esperan las cose-chas

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy114

Plaga Tratamiento Antiguo Tratamiento Actual

Quema del plátano

Teniendo el plátano limpio y colocando las hojas en un lugar fijo y no al pie de las matas

Aplicando las ins-trucciones que la UMATA nos da

(Siga-toka)

Usando buenas semillas Desinfectando las semillas y las herramientas

Desinfectando herramientas con agua ca-liente

Se corta la mata y se quema

Se corta la mata y se aplica ceniza en el hueco Moko Eliminando la mata afectada Aplicando las ins-

trucciones que la UMATA nos daAplicando inyec-ciones de formol a las matas

Cama-león de la sandía

Enterrando la sandía Sembrando en tiempo que no abunden las plagas

Animales silvestres (Boruga, guara, zo-rro, loros ratones)

Colocando muñecos o espantapájaros en las chagras

Regando semillas envenenadas

Colocando trampas de goma Cuidando diaria-mente

Se cazaban los animales con cerbatana Haciendo tiros al aire

Usando jaulas, trampas, caucheras y espan-tapájaros

Usando venenos para ratasCazándolos con escopeta y perros

Pájaros, loritos

Haciendo trampas con brea o chicle para cogerlos

Espantándolos con escopeta

Gusanos subterrá-neos

Haciendo dieta de no comer mojojoy ni pescado Jama

Aplicando venenos

Ladrones Nadie robaba Difícil de controlarHabían castigos severos para el que lo hacía No hay autoridad

para corregirlos

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar115

La capacitación en el manejo de plagas a comunidades indígenas dada por técnicos occidentales, solo debería aplicarse en aquellos casos en que no existe una tradición sobre el manejo de la enfermedad, como por ejemplo en el manejo del Moko en el plátano. En el caso que exista un conocimiento tradicional, deberá estimularse su uso sin detenerse en la evaluación a priori de si es efectivo o no. En el caso en que la comunidad exprese que estas prácticas ya no son efectivas, valdría la pena introducir el conocimiento sobre nuevas formas de control de plagas, pues es en este momento en que se encontrará una verdadera receptividad de la pobla-ción hacia el aprendizaje de nuevas tecnologías y prácticas.

Las nuevas tecnologías y prácticas en control de plagas, así como cual-quier otra capacitación que se pretenda llevar a las comunidades indíge-nas, deben cumplir con varias premisas importantes: 1) Ser de muy bajo costo, en términos recursos monetarios, tiempo y mano de obra, pues generalmente el dinero que se consigue tiene otras prioridades de inver-sión, al igual que el tiempo y su esfuerzo humano es enfocado en gran medida en el trabajo de la chagra, la pesca, y la recolección para asegurar el alimento familiar; 2) Ser sencillo, para que su implementación sea fácil y rápida; 3) Ser basado en recursos y materiales propios, que posibiliten la identificación con los materiales, insumos y prácticas, lo cual conlleva a una fácil aceptación, y 4) Ser de fácil manejo y baja toxicidad, dado que en las viviendas indígenas generalmente los espacios son abiertos y por ellos transitan permanentemente niños y animales, y no existen estantes con llave, ni claridad real de las implicaciones y consecuencias de mani-pular un agente tóxico.

Es interesante destacar que las comunidades han identificado el robo como una forma de “plaga” que afecta la producción de los cultivos. Tra-dicionalmente los castigos a las personas que se encontraban robando eran severos y se consideraba una falta grave. Actualmente el robo de especies de la chagra se ha vuelto común. Generalmente la comunidad y el mismo dueño de chagra sabe cuál es la persona que usufructuó su trabajo, pero no se toman medidas internas para corregir estos malos hábitos entre la comunidad. Este hecho a motivado a que las personas se desmotiven en tener buenas chagras, o que limiten el cultivo de la yuca a variedades de yuca brava que no pueden ser consumidas en forma inme-diata o dejen de sembrar frutales.

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy116

Este es uno de los problemas más sentidos y que generalmente no se aborda en el momento de evaluar la seguridad alimentaria de una fami-lia, pero que afecta significativamente este aspecto. En este sentido, son las mismas comunidades las que deben generar alternativas para mini-mizar este problema, en pro del bienestar de todos.

5.3. Alimentos de recolección

Con base en los platos que las comunidades indígenas consumen, se ob-tuvo la ponderación de aquellos alimentos que fueron preparados con productos provenientes de la recolección. La tabla 17 resume los resulta-dos obtenidos.

Si hiciéramos un análisis bromatológico de los productos de recolección que generalmente las comunidades consiguen, veríamos que en todos los casos son productos ricos en proteína. Los productos de recolección se podrían dividir en dos clases dependiendo de su origen como productos animales y productos vegetales. Dentro de los productos animales están los insectos y los huevos de algunos animales, como los de algunos peces que desovan en sitios determinados y es posible recogerlos, como sucede con las cuchas. Aún cuando su aporte proteico es alto, su porción de con-sumo es pequeña.

Tabla 17. Porcentaje de productos provenientes de la recolección en la dieta de las comunidades indígenas

La Chorrera % Puerto Nariño % Leticia %

Mojojoy 0.98% Asaí 2.94% Mojojoy 0.18%Hormigas 0.49% Chontaduro 1.35% Huevos de

pescado0.09%

Semillas de maraco 0.49% Asaí 1.39%Asaí 11.90% Chontaduro 4.49%Milpesos 5.19%Chontaduro 0.11%TOTAL 19.16% TOTAL 4.29% TOTAL 5.15%

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar117

Dentro de los productos de recolección de origen vegetal con mayor im-portancia están las palmas, de cuyos frutos se extraen jugos ricos en pro-teínas, ácidos grasos esenciales, carotenos y hierro. Su consumo diario puede equivaler al consumo de productos lácteos, por su alto valor nu-tricional. Desafortunadamente, las palmas no están en producción cons-tante, por lo que solo en algunas épocas de año es posible su consumo.

La oferta de productos de recolección depende de la cantidad de bosque secundario o rastrojos provenientes de chagras ricos en palmas y árboles frutales, así como de la abundancia de algunos animales en sitios cerca-nos a los poblados. En el primer caso, cuando se va a hacer una chagra nueva, se dejan los frutales y palmas en pie para luego cosecharlos y si no los hay se siembran, pero estos solo son aprovechados cuando la chagra ya ha sido abandonada, dado que estos árboles demoran varios años en producir. Las palmas hembras jóvenes de canangucho son usadas para colectar los frutos para el consumo, mientras las palmas viejas o los ma-chos son tumbados para extraer el mojojoy. Las hormigas arriera así como las termitas, generalmente se encuentran cercanas a los sitios de cultivo o a los rastrojos, pues son mas atraídos por las especies de cultivo que las silvestres. Su aprovechamiento hace parte de una práctica de con-sumo que favorece la ingesta de proteína animal, así como una forma de control de plagas, ya que este tipo de hormigas son una de las principales causas de pérdida de cultivos en las comunidades.

La relación de los pobladores con su entorno igualmente ha cambiado. La recolección de frutos de palmas en general requiere de destreza para subir a las palmas, muchas de ellas con espinas y bajar los racimos. An-tiguamente se usaban artes para escalar y garabatos para obtener los ra-cimos, respetando las palmas en pie y guardándolas para cosecharlas en año siguiente. Actualmente, suele haberse convertido en costumbre que las palmas se tumban para cosechar el racimo, no quedando posibilidad de cosecharla el año siguiente. En el caso de la colecta de huevos, siempre se debía dejar un número suficiente en el entorno natural que asegurara la reproducción de la especie. Actualmente no se tiene esta precaución, por lo que el entorno natural de las comunidades se ha empobrecido

Del bosque primario son pocos los alimentos de recolección que se con-sumen: frutos silvestres, huevos y algunos gusanos. Su búsqueda corres-

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy118

ponde al conocimiento de los ciclos de vida de las especies, la ubicación de ejemplares en producción y un factor de “suerte”, lo cual explica la poca dependencia de estos productos para satisfacer su seguridad ali-mentaria.

5.4. Pesca

La pesca es la segunda actividad económica de mayor acceso y participa-ción social luego de la agricultura. Actualmente existen dos modalidades de pesca: la comercial a través de unidades de trabajo de varios hombres, en botes grandes, con motor y grandes redes, la cual abastece principal-mente la población de los núcleos urbanos, pero minoritariamente las comunidades; la de autoconsumo en canoas con remo y anzuelos prin-cipalmente, y la que soporta la seguridad alimentaria de-las comunida-des indígenas. La pesca de autoconsumo selecciona básicamente presas pequeñas de no más de 5Kg., las cuales se pescan diariamente para su consumo inmediato. Muy seguramente la ubicación de las comunidades en las riveras de los ríos y quebradas obedece a las ventajas de poder de-sarrollar esta actividad.

Los ríos de aguas blancas barrosas como el Amazonas, el Caquetá y el Putumayo son ríos productivos que ofrecen una buena pesca. Por el con-trario, los ríos de aguas negras y claras tienen baja productividad, lo que se refleja en una baja oferta de peces. Con relación a su productividad, existen asentamientos ubicados en zonas pobres (como las comunidades del corregimiento de La Chorrera), cuya oferta de pescado solo alcanza a abastecer la población local cuando esta se encuentra en comunidades dispersas y poco densas. Las comunidades asentadas en el centro de La Chorrera, por ejemplo, no logran abastecer su dieta con suficiente pesca-do, dada la alta presión que existe sobre la pobre oferta que el río ofrece.

En las orillas de los ríos productores, las comunidades indígenas no solo pescan para su sustento, sino que de ser posible también para su venta, siempre procuran obtener un excedente de esta actividad. Existe actual-mente un aumento en la demanda de peces de escama y pequeños bagres. Ellos de tal manera, en estos asentamientos se ha incrementado el tiem-po dedicado a la pesca descuidando otras actividades relacionadas con

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar119

la seguridad alimentaria, y por otro lado se tiende a usar tecnologías de mayor rendimiento (Agudelo et al. 2000). Esto conlleva a que cada vez la presión sea mayor y a que se rompan los pactos de manejo tradiciona-les con tal de obtener un excedente, lo que se explica el porqué algunos pescadores asentados en comunidades usan barbasco aún cuando esto signifique el deterioro del recurso a futuro. Se estima que el consumo promedio familiar de pescado al año, para familias asentadas sobre ríos productores como el río Putumayo es de 108Kg., equivalente a 300g dia-rios de pescado por persona (Agudelo et al. 2006), promedios de ingesta muy superiores a los recomendados.

La pesca no solo depende de las características naturales del río, sino que su oferta fluctúa durante el año debido a la dinámica del río por sí mismo o por cambios en las actividades desarrolladas en sus orillas y en especial las zonas de llanura aluvial denominadas várzeas. Estas várzeas,-son las zonas de cría de los alevinos de los peces. El corte y quema del gramalote – pasto flotante- conlleva a la disminución de espacios de alimento y pro-tección de los alevinos. Igualmente el vertimiento de residuos, incluidos los sanitarios y jabones, deteriora la calidad de estas zonas.

5.5. Cacería

Como se mencionó anteriormente, aunque la cacería aporta minoritaria-mente a la dieta familiar indígena, es importante destacar la disminución de algunas presas de caza en los últimos años como armadillos (Dassypus sp.), puercos (Tayassu pecarí), babillas (Caiman crocodilus), caimán ne-gro (Melanosuchus niger), borugas (Agouti paca), dantas (Tapirus te-rrestris) y chigüiro (Hydrochaeris hydrochaeris)), por sus pieles, pero también para la venta clandestina de su carne en los centros de mercado.

Los poblados dispersos y poco densos permiten mantener una oferta de animales de presa, pero cada vez esta oferta es más limitada. En zonas con buena oferta de caza, los hombres salen a pescar diariamente llevan-do una escopeta adicional por si ven algún animal en las orillas de un río. En zonas con menos oferta, los hombres salen cada 15 días y gastan entre 2 y 3 días en volver con una presa. En otros sitios, las jornadas de caza se hacen en conjunto, y pueden durar una o dos semanas en el monte para

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy120

lograr conseguir suficiente cacería para todos. Es frecuente además que las presas de caza sean menos escogidas, por lo que algunas aves y ani-males poco apetecidos comienzan a ser cazados.

A diferencia de la pesca, la caza es generalmente repartida en la comuni-dad o entre varias familias, por lo que de una u otra forma, todos partici-pan de ella. Su aporte en grasa, colesterol y hierro es mayor que la que se adquiere por el consumo de pescado. Aún cuando en nuestra sociedad, se evita el excesivo consumo de alimentos ricos en estas sustancias, para la población indígena es fundamental su consumo dado el bajo contenido que otros alimentos cotidianos hacen de estas sustancias, que en pocas cantidades son absolutamente necesarias para el buen funcionamiento y desarrollo corporal.

Capacidad de obtención de alimentos con el esfuerzo familiar121

Acceso a alimentos no producidos por la unidad familiar

6.

Acceso a alimentos no producidos por la unidad familiar123

La principal fuente de alimentos no producidos son aquellos que se compran. Las figuras 8 resumen los veinte productos exógenos más comprados o intercambiados por las unidades de producción

autónomas de La Chorrera. Leticia y Puerto Nariño.

Si evaluamos el tipo de alimentos que las familias indígenas frecuente-mente compran, encontraríamos que el azúcar, la sal y el arroz son los principales tres productos comprados (Figuras 30, 31 y 32). La discusión de la importancia de los dos primeros es obvia, pero la importancia que el arroz cumple en cada vez más en la dieta de las familias indígenas es asombrosa, a tal punto que ha desplazado la fariña, el cual podría ser el alimento al que sustituye. Su introducción la hicieron los mestizos que llegaron a la región. Este es barato, de fácil almacenamiento y versátil al igual que la fariña, sin embargo el número de preparaciones a base de esta última no han evolucionado tan rápidamente en la culinaria indíge-na a pesar de que las hay, como si ha sucedido con del arroz.

Figura 30. Veinte productos más comprados por las familias de La Chorrera

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

95% 89%

88% 77%

52% 45% 45%

41% 41%

37% 31% 31%

30% 29%

28% 27% 27%

22% 22%

21%

00% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%

Azúcar Arroz

Sal Aceite

Trisalsina Harina de trigo

Pastas Galletas dulces Leche en polvo Galletas de sal

Cabezona Sardinas

Café Panela

Refresco (frutiño) Avena Fríjol Atún Pan

Caldo de cubo

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy124

Figura 31. Veinte productos más comprados por las familias de Leticia

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Figura 32. Veinte productos más comprados por las familias de Puerto Nariño

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Fuera de estos tres alimentos, el esfuerzo mayor recae principalmente en la compra de proteína, seguida por condimentos, harinas, bebidas y gra-sas. Es importante resaltar que el 93.9% de los alimentos comprados son

99% 97% 97% 97%

87% 84%

78% 78%

73% 68%

60% 60%

59% 58%

57% 56% 56%

53% 53%

52%

00% 20% 40% 60% 80% 100%

Azúcar Aceite Arroz

Sal Pan

Trisalsina Cabezona

Pastas Pollo

Leche en polvo Café

Harina de trigo Fríjol Atún

Sardinas Huevo

Lenteja Papa

Pescado Refresco (frutiño)

98% 98%

95% 88%

86% 75%

63% 57%

40% 40%

38% 37%

35% 32% 32%

26% 23%

22% 18%

17%

00% 20% 40% 60% 80% 100%

Arroz Azúcar

Sal Aceite

Cabezona Trisalsina

Pan Pastas

Atún Sardinas

Leche en polvo Harina de trigo

Pollo Huevo

Refresco (frutiño) Fríjol Café

Lenteja Galletas dulces

Papa

Acceso a alimentos no producidos por la unidad familiar125

importados a la región, lo que significa que no hay producción local. Solo el 6.1% de los productos comprados son también elaborados en la zona circundante al asentamiento del núcleo familiar indígena (Tabla 18).

Tabla 18. Principales productos comprados por las familias indígenas

N Importado N Produccion Local

74 Azúcar 32 Pescado72 Sal 29 Fariña72 Arroz 14 Plátano verde430 Proteína (Pollo, Frijol, Leche en polvo, Len-

teja, Sardinas, Atún, Huevo, Avena, Hueso, Carne de res, Arveja, Embutidos, Menuden-cias)

9 Casabe

214 Condimentos (Trisalsina, cabezona, tomate, caldo de cubo, color, pimentón, zanahoria)

8 Maíz

262 Harinas (Pan, Pasta, Harina de trigo, Papa, Harina de Maíz, Galletas de sal, Galletas dulces)

186 Bebidas (Café, Chocolate instantáneo, refres-co en polvo, Gaseosa, Panela

109 Grasas (Aceite, Manteca de palma, Mante-quilla)

% 93,90% % 6,10%

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Fuera de la compra del alimento para acceder a él, existen también otras formas tradicionales que aún se practican, pero con menos frecuencia en las comunidades. Una de ellas es la cooperación solidaria, por medio de la cual si otro u otros núcleos familiares ayudan en las labores producti-vas (pesca, cacería, elaboración de fariña, mingas, etc.), tienen derecho a una parte de la producción.

Otra forma de redistribuir la producción es por medio de la organiza-ción de bailes. Antiguamente en el calendario anual existían varios bailes dependiendo de las cosechas, en ellos el que organiza la fiesta elabora

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy126

grandes cantidades de alimento para sus invitados, quienes por espacio de varios días disfrutarán de las comidas y bebidas preparadas. Además, cada invitado también lleva ofrendas alimenticias al dueño del baile. Este tipo de fiestas cada vez es menos frecuente y solo se organizan cuando los dueños de maloca tienen la suficiente mano de obra para producir suficiente alimento en sus chagras, pescar y cazar y elaborar alimentos preparados. El costo en mano de obra de un evento de estos es alto y cada vez los núcleos familiares son más reducidos, pues cada vez se diversifi-can más las actividades laborales.

Al interior de las familias extensivas se da también el intercambio, el cual permite ayudar a los ancianos de la familia, las parejas jóvenes o las fa-milias que tienen nuevos bebés y no pueden laborar con eficiencia en la chagra. El intercambio se puede dar en productos crudos o con comida elaborada. En este último caso se invita a comer de la misma olla a la fa-milia que requiere el apoyo.

Por último, las entidades del Estado entregan a las comunidades alimen-tos por medio de sus diferentes programas: Los niños en edad escolar son persuadidos a ir a la escuela o colegio brindándoles el desayuno y el almuerzo. Para el caso específico de Puerto Nariño se encontró que muchas familias han descargado la responsabilidad de alimentar a sus hijos a las escuelas, por lo que quienes se quedan en casa se alimentan insuficientemente (sin importar la edad), comparado con quienes van a estudiar. Adicionalmente en algunos programas se entregan mercados y se ofrece alimentos completos como la bienestarina, que la familia incor-pora a su dieta.

Desafortunadamente muchos de los programas de estas instituciones son elaborados por personal no indígena y basado en alimentos occiden-tales y no nativos, lo que conlleva a incorporar cada vez mas nuevos ali-mentos en los núcleos familiares que ellos deberán comprar, pues no son de producción propia. Es poco el conocimiento que existe sobre el valor nutricional de las comidas propias, las diversas formas de prepararlos balanceadamente, que promuevan la autosuficiencia alimentaria en las comunidades indígenas.

Acceso a alimentos no producidos por la unidad familiar127

6.1.-La venta “de excedentes” de los sistemas productivos familiares

Los sistemas productivos indígenas son esencialmente de subsistencia, por lo que en teoría no se producen “excedentes” para la venta, sino que esos “excedentes” son el producto de un esfuerzo adicional en la siembra, en la pesca, en la caza o en la recolección que busca poder obtener dinero a través de su venta.

Este concepto explica eporqué las chagras han perdido su diversidad e in-tensificado el cultivo de la yuca y el plátano por su fácil venta. Igualmente explica porqué las jornadas de pesca se han intensificado y las artes de pesca y cacería buscan la captura de presas mas grandes o de mayor nú-mero de individuos.

La venta de productos propios es una respuesta a necesidades creadas que ahora se consideran importantes, indispensables y que permiten la parti-cipación real en la sociedad mayor. Un ejemplo claro de ello es la educa-ción. Los niños desde pequeños tienen que ir al colegio para alfabetizarse y capacitarse. Ello implica que las familias indígenas deban ahora comprar uniformes, útiles escolares y dar un aporte en leña o productos a la escuela, colegio o internado para la alimentación de sus hijos. Si los niños no van a la escuela, no pueden aprender a leer y escribir, y por ende no pueden participar de una sociedad alfabética en que lo escrito es lo que cuenta.

Su educación tradicional es oral, tal vez toma un número mayor de años para graduarse, pero que poca importancia tiene en el momento de inte-ractuar con la sociedad mayor, pues su forma –oral- no tiene validez, ni peso, ni autenticidad como certificado de lo que se conoce, se sabe o se posee.

De acuerdo a la información obtenida se encontraron 63 productos agrí-colas y/o de recolección que se venden (Tabla 19). El 73,1% de los produc-tos que las familias venden se hace en fresco sin ninguna transformación adicional, mientras el 26.9% tiene algún grado de transformación.

Como se observa, una buena parte de los productos provienen de la chagra o los huertos habitacionales, por lo que el producido para vender viene de

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy128

un esfuerzo adicional en su siembra y cosecha que se le ha impuesto a los espacios de cultivo. La venta se hace generalmente sin ningún empaque, y es generalmente el vendedor intermediario quien le coloca algún tipo de empaque como atado, bolsa plástica o malla de nylon.

Tabla 19. Productos vendidos por las familias indígenas

Producto Detalle %Frutas cosechadas Aguacate, araza, arbol del pan, badea, ba-

nano, borojó, caimo, caña, coco, copoazu, guanabana, guayaba, limón, lulo, manda-rina, mango, marañon,naranja, papaya, pildoro, piña, sandia, toronja

34,9

Frutas recolectadas Aguaje, cocotillo, granadilla, guama, gua-milla, macambo, pomarroso, umari, uva caimarona, zapote

12,7

Verduras Aji, Ajo, Albaca, cebolla larga, cilantro, cimarrón, habichuela, pepino, pimentón, tomate, zapallo

8

Productos procesados Aguaje, arroz, asaí, bacaba, chontaduro, coca, copoazú, milpesos

15,2

Tubérculos Batata, chonque, dale dale, mafafa, ñame, yuca

15,7

Cereales y otros Arroz, café, frijol, maíz, maní, plátano 12,8Medicinales Ortiga, tabaco 0,7

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Al detenerse un poco en los productos transformados, se encuentra que la transformación suele ser desde muy leve hasta la obtención de produc-tos muy elaborados (Tabla 20). El precio de estas transformaciones no siempre se ve reflejado en el precio al cual le son pagados los productos. Un caso claro de ello lo constituye la fariña, como derivado de la yuca y cuyo estudio fue resumido por Acosta et al. (2005), en donde se demues-tra como el valor pagado por un kilo de fariña, solo representa el 20% de su valor real.

Fuera de los productos vegetales, las familias indígenas también ofrecen productos animales. Principalmente pescado, pero también en algunas

Acceso a alimentos no producidos por la unidad familiar129

ocasiones mojojoy, carne de cacería y pollos de engorde o gallinas.Las familias suelen poseer varias aves de corral las cuales crían no para su consumo, el cual se hace muy esporádicamente, sino como un medio de ahorro. En casos de escasez de dinero o una necesidad grande de con-seguirlo, la venta de un ave rápidamente ayuda a solucionar el percance. La ventaja de los pollos y gallinas como bienes de ahorro consiste en que es posible acumularlos (tener un lote permanente), se multiplican y ade-más es fácilmente vendible.

Tabla 20. Productos transformados que elaboran las familias indígenas para su venta

Producto Transformacion realizadaAguaje Se madura el fruto en agua tibia y se extrae la pulpa la cual se

vende en bolsas de kiloArroz Se colecta, se trilla y se empaca en bolsas de kiloAsai Se madura el fruto en agua tibia y se extrae el jugo y se vende

en bolsas de kiloBacaba Se madura el fruto en agua tibia y se extrae el jugo y se vende

en bolsas de kiloChontaduro Se cocina por varias horas, se pela y se vende solo o acompa-

ñado de sal y ají Coca (Mam-be)

Se cosecha la hoja, se seca al fuego, se adiciona ceniza de ya-rumo, se pila, se cierne y se empaca en bolsas. Generalmente se venden cantidades de una libra aproximadamente

Copoazu La pulpa se extrae cortándola con tijeras de cada una de las semillas, luego se empaca en bolsas de kilo

Milpesos Se madura el fruto en agua tibia y se extrae el jugo y se vende en bolsas de kilo

Yuca (Fariña) La yuca se pela, se lava y se coloca a madurar en el agua por aproximadamente 3 días, luego se vuelve a lavar, se amasa, se prensa para secarla, se cierne y se lleva a tostar en un proceso que dura aproximadamente 3 horas. Luego se deja enfriar y se empaca en paneros de 25kg tejidos y recubiertos con hojas de plátano o en bolsas de kilo

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Algunas comunidades asentadas sobre el margen del río Amazonas, han extrapolado este tipo de ahorro familiar a un ahorro comunitario a partir

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy130

de la cría de ganado. Generalmente tienen pocas cabezas las cuales cui-dan y mantienen, y solo son vendidas en caso que la comunidad tenga que asumir un gasto y no cuente con los recursos para solventarlo. El poseer algunas cabezas de ganado le da prestigio a la comunidad. Es tal la diferencia en la percepción de este bien como de ahorro y no como alimento, que en muchas ocasiones la comunidad no cuenta con perso-nal que ordeñe las vacas y su leche no es aprovechada, ni siquiera en la escuela donde generalmente los niños la consumen.

6.2. Las familias indígenas: $120.000 más dependientes

Si se toman en cuenta los datos de la tabla 18, en donde se relacionan los productos que semanalmente compran las familias indígenas, y hacemos una selección de los productos que con mayor frecuencia se compraron para relacionar un mercado promedio de una familia indígena, encontra-ríamos lo siguiente:

Tabla 21. Productos y precio actual de los alimentos comúnmente comprados por las familias indígenas

Producto PrecioAzúcar (1Kg) $1.100Sal (1/4 de libra) $ 750Arroz (1Kg) $2.700Un pollo mediano $7.000Leche en polvo (250g) $2.500Lentejas (1Kg) $1.200Condimentos $2.000Pan (5 panes por día) $5.000Pasta (1lb) $1.100Café (bolsa pequeña) $2.000Refresco en polvo (2 sobres) $2.000Aceite (1 frasco) $2.300TOTAL $30.750

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Acceso a alimentos no producidos por la unidad familiar131

Es posible que se considere que algunos de los productos en este listado no son necesarios, pero son los que mínimamente le permitirían a una fa-milia diversificar su dieta, complementarla con lo producido en su chagra o suplir algunos productos que no puedan obtener por producción pro-pia. La venta de los productos tendrá como fin poder satisfacer semanal-mente el apropiar esta suma de dinero para comprar estos alimentos. De no hacerlo, irán descontando la adquisición de ellos, hasta únicamente comprar los tres más necesarios.

Fuera de comida, existe un esfuerzo adicional que las familias deben ha-cer para suplir elementos de aseo indispensables que no pueden abaste-cerse por sí mismos. Los elementos que se requerirían a la semana y su costo de relacionan a continuación:

Tabla 22. Productos de aseo comprados por las comunidades indígenas

Producto PrecioJabón de ropa (usado también para lavar la loza y otros ele-mentos)

$1.100/barra

Decol (usado en el lavado de la ropa) $1.500/frascoJabón de baño (usado para la limpieza del cuerpo y el cabello) $600/barraCrema dental y cepillo (en caso que hayan incorporado esta costumbre)

$1.000

Fósforos (para prender el fogón, las velas, quemar la chagra, etc.)

$1.900/caja

TOTAL $6.100

Fuente: Encuesta proyecto RESA 2005

Si al monto por compra de alimentos le sumamos lo correspondiente a aseo, encontramos que el valor aproximado que requiere una familia indígena para suplir sus necesidades básicas de alimentación y que le permiten igualmente cumplir con unas normas mínimas de dignidad so-cial valoradas por la sociedad mayor (ropa limpia, aseo personal), es de $40.000.

Cuando a través de los proyectos RESA se preguntaba (o ayudaba a cal-cular) a las familias indígenas el aporte mensual que hacían a sus hogares

Seguridad alimentaria en comunidades indígenas del Amazonas: ayer y hoy132

en dinero para satisfacer sus necesidades básicas, el monto promedio ob-tenido oscilo entre $100.000 y $120.000, lo cual concuerda con los datos presentados aquí, a partir del uso de una ruta diferente para su cálculo.Tal vez uno de los pocos análisis que pocas veces se hace en torno a la economía de la familia indígena, es el pago por servicios recibidos. La integración a nuestra sociedad ha traído también a recibir derechos que son reconocidos por nuestra sociedad y de los cuales deben disfrutar toda la población. Su goce, representa un aumento en su calidad de vida. La región amazónica no es ajena a ello. El Estado ha hecho grandes esfuer-zos por suplir a toda la población, sin distingo de raza o cultura de servi-cio denominados como básicos (agua, luz y saneamiento básico), además de ofrecer servicios de transporte y educación al alcance de todos los po-blados.

El problema del agua potable en muchos de los asentamientos indígenas se ha suplido por medio de la ubicación de tanques de recolección de agua lluvia. Su instalación familiar ha corrido por cuenta del Estado. El saneamiento básico que ha suplido con la instalación de letrinas familia-res, también financiadas por el estado para su instalación. Pero, el servi-cio de luz eléctrica llega a las comunidades indígenas a través de dos sis-temas: Por plantas generadoras instaladas en cada comunidad que en su mayoría funcionan con Diesel, o por interconexión con el centro urbano más cercano, sistema que igualmente está incomunicado de la red central del país. Por cualquiera de las dos formas que les llegue, cada hogar debe pagar el servicio, dependiendo el número de bombillos instalados o de electrodomésticos en uso. En las comunidades cercanas a Leticia, cada familia debe pagar por este servicio entre $10.000 y $40.000.

Un deber de cualquier familia del país es proveer educación a sus hijos para superar los niveles de analfabetismo y escolaridad, como mecanis-mo para garantizar una mayor oportunidad a sus hijos en el futuro, al igual que como un indicador a nivel mundial del desarrollo humano que el país ha logrado. Para acceder al estudio, los niños de las comunidades asisten a escuelas locales o viajan a asentamientos más grandes en donde se han instalado las escuelas y los colegios. Para asistir es necesario llevar un uniforme y unos útiles escolares, igualmente es necesario contribuir con productos o leña a la escuela a la que asisten los niños. En los casos más extremos, los niños deben ir a internados para poder estudiar, en

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donde también deben llevar tendidos, implementos de aseo propios y co-lectivos, un menaje, ente otros. Los costos en que debe incurrir una fami-lia indígena para que su hijo pueda estudiar, no han sido aún evaluados y dependerán en cada caso que tan cerca de su hogar hay una institución educativa y el nivel de escolaridad al cual esté accediendo.

Fuera del costo, habría que preguntarse en que beneficia a una familia indígena o a una comunidad que sus jóvenes estudien, cuando la realidad muestra que pocas veces se reintegran a sus comunidades. En este caso se podría decir que el Estado está cumpliendo con sus metas de propor-cionar educación a un número mayor de jóvenes colombianos, que se capacitan para participar en esta sociedad, pero a expensas de contribuir cada vez menos al fortalecimiento de sociedades minoritarias y a sus ob-jetivos propios culturales o de desarrollo.

Para estas poblaciones se ha propuesto la etnoeducación como una al-ternativa que permitiría a contribuir con la formación de individuos que aporten a las dos sociedades. Sin embargo, aún hay tantas metas tan di-símiles en las dos culturas que se quisieran alcanzar por medio de la edu-cación, que la etnoeducación ha terminado con ser la enseñanza de la cátedra occidental en lenguas aborígenes.

El transporte es otro de los servicios a los que cada vez más las familias indígenas tienen disponibilidad de acceder. Aún cuando los transportes existen, dados los altos costos de la gasolina en la región, su restricción de uso es muy limitada, solo empleándose en casos absolutamente nece-sarios. Para la rivera del río Amazonas, un pasaje entre Leticia y Puerto Nariño (aproximadamente 65Km) cuesta $25.000. Un poco más del 50% de los ingresos familiares semanales. Para que una familia de Chorre-ra se pueda desplazar a Leticia tendría que tomar un avión y le costaría $300.000. Si una familia quisiera llegar a Bogotá desde Leticia, la ruta le costaría aproximadamente $300.000. Esto explica porque este tipo de transporte no es una opción real para las comunidades indígenas y porque esta población no puede participar de otras regiones del país, limitando su vida casi siempre a la realidad cercana de la región en donde nació.

Las comunidades indígenas han optado por financiar su transporte local a partir de botes y motores propios, además el abastecimiento de la gaso-

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lina que necesitan está cubierta por cuanto-las familias que se transpor-tan en esta forma, no necesitan pagar el servicio, pero limitarse a los días y horas en que el bote de la comunidad hace los recorridos.Aún cuando el teléfono no es un servicio básico para esta región, la red de teléfonos celulares se ha extendido mucho más rápido que la red por ca-ble, permitiendo la comunicación de las familias dispersas en diferentes zonas de la región. Cada vez es más común que alguno de los miembros de la familia acceda a la compra de un teléfono celular, el cual puede ser pagado a crédito y compre tarjetas para hacer las llamadas que necesi-ta por el monto que pueda destinar. Este tipo de teléfonos es común en aquellos asentamientos que tienen un puesto como autoridad de la co-munidad o es profesor. Más aún, existen familias indígenas que pueden acceder a la televisión satelital, por lo que no es raro encontrar antenas en algunas casas de La Chorrera y Puerto Nariño.

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Aprovechamiento biológico con respecto a la disponibilidad, acceso y calidad de los alimentos

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Como se ha discutido anteriormente, aún cuando el potencial bio-lógico en grande en la región, la población sufre de deficiencias alimentarias.-Las particularidades de porque la disponibilidad

de alimentos no siempre se da, provocando desnutrición en la población, es una de las causas. Ahora vale la pena estudiar porque aún cuando no existan estas limitaciones naturales, las deficiencias se presentan. La principal razón estaría relacionada con las carencias en saneamiento bá-sico de los asentamientos de estas poblaciones.

Tradicionalmente los poblados indígenas eran dispersos unos de otros y con una baja densidad de familias. Actualmente, en comunidades peque-ñas apartadas en donde aún no se han llevado programas de saneamiento básico,-el manejo de excretas, basuras y aguas residuales no causa mayo-res problemas a la población, pues el mismo medio es capaz de asimilarlo e incorporarlo a sus ciclos naturales.

Al organizarse en comunidades sedentarias y densamente pobladas sur-gieron los problemas. La presencia de bacterias coliformes y parásitos provenientes de heces humanas y animales expuestos cerca a las casas, conlleva problemas de diarrea y parasitemias. Para el departamento de Amazonas las principales causas de morbilidad (enfermedad) en los ni-ños son la Enfermedad Diarreica Aguda (EDA)-con un 28% y la Infección Respiratoria Aguda (IRA) con 39%. El reporte epidemiológico del 2005 reportó 12 muertes por EDA en niños hasta los 24 meses de edad (Plan Departamental de Seguridad Alimentaria 2005).

Culturalmente, las comunidades no elaboran espacios separados para sus animales, por lo que estos comparten el espacio con las familias. El hacinamiento hace que exista un intercambio de parásitos entre hombres y animales (al no existir cultura de manejo de animales, tampoco son va-cunados o desparasitados), lo cual conlleva a que una parte del alimento consumido, sea aprovechado por los parásitos intestinales y no por la persona misma.

Perspectivas para el futuro que aseguren la alimentación adecuada y oportuna de la población indígena de la Amazonia colombiana

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Las familias indígenas del corregimiento de La Chorrera, y de los municipios de Leticia y Puerto Nariño, se vienen adaptando a nuevas dinámicas de supervivencia, modificando sus estructuras

familiares. Sobresale por un lado, la tendencia a la conformación de fa-milias nucleares; y por otro lado a reagruparse compartiendo espacios entre parientes, e incluso con personas sin nexos de parentesco, como una estrategia de mantener los sistemas y lazos que les garantice una seguridad alimentaria y bienestar para su familia.

Al interior de la familia como unidad productiva autónoma, la relación entre los miembros laboralmente activos y aquellos que para su subsis-tencia dependen del trabajo de los primeros, implica la toma de decisio-nes que para el caso de la agricultura de chagras, determinan el tamaño del área a sembrar y la cantidad de especies que requiere una familia para garantizar su autosuficiencia alimentaria. En este sentido, llama la aten-ción la tendencia a la conformación de familias nucleares con un número cada vez menor de miembros y los impactos de ésta sobre las actividades productivas.

La intensificación del contacto con la sociedad nacional ha contribuido a profundizar, los procesos de cambio en la estructura familiar y al surgi-miento de nuevas necesidades, provocando que las prácticas productivas tradicionales se articulen cada vez más con las actividades del mercado para suplir esas nuevas demandas, cuya satisfacción depende del aco-pio de ingresos monetarios. Estos ingresos se obtienen de la venta de una parte de los productos resultantes de las actividades de producción tradicionales; de la reducción de la energía y el tiempo dedicados a esas labores para emplearse en diferentes trabajos remunerados.

La mayor ganancia de la venta de los excedentes agrícolas, de pesca o recolección con esfuerzo indígena, no se queda en manos de la unidad familiar productora sino en los intermediarios. Es necesario desarrollar mecanismos que permitan una participación adecuada y justa de los pro-ductores indígenas que les permita obtener el dinero necesario para su-plir sus necesidades de productos que no pueden producir con la menor afectación de sus sistemas productivos tradicionales, y su inversión de energía y tiempo.

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Como se ha podido ilustrar, las familias indígenas son cada vez menos autosuficientes y más dependientes del mercado, a expensas de su ca-lidad de vida. Cuando tienen la posibilidad de sembrar, cazar, pescar y colectar, obtienen alimentos y recursos de excelente calidad,-mientras cuando los compran, generalmente tienen acceso a alimentos de menor calidad lo cual incide sobre su salud y desarrollo.

La tierra, mas entendida como el territorio y sus recursos naturales, es el bien más preciado y valioso que asegura la alimentación de una familia indígena. Es importante entender este espacio no solo en su extensión física, o como el espacio para implementar zonas de cultivo, sino como el territorio que abarca bosques para cacería y recolección, fuentes de agua limpia para beber, regar los cultivos y pescar. Las comunidades indígenas con resguardos que no cumplen estas características están en riesgo de insuficiencia alimentaria, la cual no podrá ser suplida de forma diferente al abandono de su cultura y sus formas de vida tradicionales y su vincula-ción al mercado laboral, y que dadas sus destrezas y formación, los lleva a vincularse como mano de obra no calificada en el nivel más bajo de la escala de obtención de ingresos.

Las familias indígenas están actualmente inmersas en procesos de globa-lización, por medio de los cuales les llegan los servicios, el acceso a edu-cación, salud y movilidad, pero dado que el país históricamente ha tenido una política centralizada, y los procesos de descentralización propuestos se han realizado tímidamente, se encuentra que aun cuando se han rea-lizado esfuerzos por llevarles los servicios públicos, éstos no funcionan o se prestan con múltiples limitaciones, lo cual lleva a empeorar las con-diciones de vida de las familias indígenas en vez de ofrecerles un mejor bienestar. Esto también hace que las familias indígenas de comunidades quieran llegar a vivir a centros urbanos donde los servicios que se ofrecen son buenos, desmotivando la permanencia en sus lugares de origen.

La educación ha contribuido a desligar la reproducción del conocimiento tradicional con las actividades que garantizan la seguridad alimentaria. Lo anterior se explicaría, dado que los esfuerzos en la formación de ni-ños y jóvenes indígenas en escuelas e internados comparten los mismos horarios dedicados a las labores de la chagra, por lo que se han perdido los espacios y momentos de transmisión oral del conocimiento tradicio-

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nal entre padres, abuelos e hijos, lo cual repercute en la sostenibilidad y permanencia de sus sistemas productivos. Es necesario entonces buscar alternativas que permita mantener la educación tradicional oral de las comunidades con sus jóvenes y niños y por otra parte permitir su forma-ción en el aprendizaje de destrezas que les permita una relación adecua-da con la sociedad mayor.

Se ha observado que el acceso a educación superior de los jóvenes indí-genas es limitado, ya sea por razones económicas o de oportunidades, o por que aún se considera que el alcanzar este nivel de educación no contribuirá a mejorar su forma de vida indígena, basada en relaciones estrechas con su entorno y el manejo del mismo.

Si bien el trabajo de la chagra es compartido por la familia,-la mujer es la responsable de su cuidado así como de la preparación de los alimentos, siendo un actor clave e importante para comenzar acciones en torno a superar la inseguridad alimentaria de las familias indígenas. En conclusión, es necesario generar nuevos espacios de investigación para hondear y entender las adaptaciones de las dinámicas sociocultura-les y productivas que se han venido dando al interior de las poblaciones indígenas con profundas repercusiones en los modos de vida indígena y su seguridad alimentaria.

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