SEGUNDO CUATRIMESTRE ACTIVIDAD (1) EJERCICIO 3Arqueta de los marfiles, relicario que fue de San Juan...
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Desarrollo del Espíritu Participativo y Solidario Profesor: Alexandra Delgado Jimenez 1 Curso 2014/2015 CLUB DE ARQUITECTURA - ACTIVIDAD 1 SEGUNDO CUATRIMESTRE ACTIVIDAD (1) EJERCICIO 3 Alumno: Jesús Ernesto García González D.N.I.- 71.414.321 - B LA REAL COLEGIATA DE SAN ISIDORO DE LEÓN O SIMPLEMENTE LA BASILICA DE SAN ISIDORO DE LEÓN Tipo: Basílica Advocación: San Isidoro Ubicación: León, España Diócesis: León Orden: Clero Secular Estilo: Románico Visita: 23 de abril de 2015
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Desarrollo del Espíritu Participativo y Solidario
Profesor: Alexandra Delgado Jimenez 1
Curso 2014/2015 CLUB DE ARQUITECTURA - ACTIVIDAD 1
SEGUNDO CUATRIMESTRE ACTIVIDAD (1) EJERCICIO 3
Alumno: Jesús Ernesto García González D.N.I.- 71.414.321 - B
LA REAL COLEGIATA DE SAN ISIDORO DE LEÓN O SIMPLEMENTE
LA BASILICA DE SAN ISIDORO DE LEÓN
Tipo: Basílica
Advocación: San Isidoro
Ubicación: León, España
Diócesis: León
Orden: Clero Secular
Estilo: Románico
Visita: 23 de abril de 2015
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La Basílica o Colegiata de San Isidoro de León, es uno de los edificios más históricos y queridos de
de la ciudad, así como una de las construcciones románicas más destacadas en toda la geografía española
en este estilo arquitectónico.
Es un templo cristiano de estilo románico de los más destacados de España, por su historia,
arquitectura, escultura, y por los objetos suntuarios románicos que se han podido conservar. Presenta la
particularidad de tener un Panteón Real ubicado a los pies de la iglesia, con pintura mural románica
y capiteles excepcionales, todo lo cual hace que sea pieza única del mundo románico de la época. El
conjunto fue construido y engrandecido durante los siglos XI y XII.
La iglesia y monasterio de lo que hoy se conoce como Basílica de San Isidoro tuvo sus orígenes
hacia el año 956, en el mismo solar donde se puede ver en la actualidad, solar aledaño a la muralla
romana de la Legio VII Gemina, por la parte del noroeste. Toda la parte occidental del edificio está adosada y
superpuesta a ella. Se conservan en buen estado por este ángulo del noroeste bastantes metros de dicha
fortaleza. También se han podido detectar bajo los edificios de la Colegiata, y tras las obras de restauración,
importantes vestigios romanos.
Del periodo visigodo no queda ni un resto (si es que lo hubo) y del periodo árabe, tampoco, ni de los
primeros tiempos de la Reconquista. Las primeras referencias en crónicas y documentos aparecen a
mediados del siglo X, dando noticia de las iglesias de San Juan y San Pelayo.
En su origen fue un monasterio dedicado a San Pelayo, aunque se supone que anteriormente se
asentaba en sus cimientos un templo romano. Con el traslado de los restos de San Isidoro, obispo de
Sevilla, Doctor de las Españas a León, se cambió la titularidad del templo.
El edificio de la iglesia conserva algunos vestigios románicos de la primera construcción
de Fernando I y Sancha. El Panteón y las dos puertas de su fachada sur, llamadas Puerta del Cordero y
Puerta del Perdón, más la Puerta Norte o Capitular, son las primeras manifestaciones del arte románico en
los territorios leoneses. Con el transcurso del tiempo se hicieron modificaciones y añadidos góticos,
renacentistas y barrocos.
El conjunto románico de San Isidoro es sin duda el más completo que se posee de este estilo en
España. Ahora bien, en San Isidoro no sólo encontramos arte románico, pues el correr de los siglos ha ido
dejando diversas huellas de otros estilo: gótico, hispano-flamenco. renacimiento, barroco.
El interior presenta tres naves, la central cubierta con bóveda de cañón y las laterales por bóveda de
arista. En el conjunto del edificio se contabilizan unos doscientos capiteles decorados con motivos diversos:
vegetales, geométricos, bíblicos, etc.
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La iglesia original fue edificada durante el periodo pre-árabe sobre las ruinas de un antiguo templo
romano dedicado al dios Mercurio. Antes de que el templo fuera arrasado durante la interrupción de
musulmanes en la ciudad de León, era un monasterio dedicado a guardar las reliquias de San Pelayo.
Durante los tiempos de la Reconquista y bajo el reinado del Rey leonés Alfonso V, se reanudaron
los trabajos de reconstrucción para levantar de nuevo la Iglesia de San Juan Bautista y el Monasterio de San
Pelayo. Fue durante estas obras cuando el rey decidió trasladar los restos mortales de reyes y reinas que se
repartían por distintas localidades de León a la iglesia, Dando origen al Panteón de Reyes de la basílica.
Durante el reinado de Fernando I de León y Sancha de León, se realizaron las nuevas obras para
convertir la iglesia en una estructura más sólida construida a base de piedra labrada. También se restauró el
Panteón de Reyes donde ellos mismos fueron enterrados junto con tres de sus hijos: Urraca de Zamora,
Elvira de Toro y García de Galicia.
Para dar más prestigio a la iglesia, en 1062 hicieron traer desde Sevilla los restos mortales de San
Isidoro. Fue el 21 de diciembre de 1063 cuando la Iglesia se consagró bajo la advocación de San Isidoro,
acontecimiento que produjo grandes celebraciones y la donación por parte de los reyes de importantes joyas
y ornamentos litúrgicos que hoy conforman el Tesoro de León.
Cuando la reina Sancha falleció, su hija Urraca heredó el patrocinio y mantenimiento del templo. Lo
reconstruyó y lo amplió datándolo con muchas de las características que hoy en la actualidad se pueden
contemplar, como es el caso de las tres puertas románicas.
El Altar Mayor se construyó a principios del siglo XVI por obra del entallador Juan de Badajoz el
Viejo en estilo gótico, sustituyendo la de estilo románico que mandó construir la infanta Urraca. Posee un
retablo gótico bastante importante, elaborado en 1530, lleno de pinturas religiosas y pasajes de
acontecimientos históricos.
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El Panteón de Reyes es uno de los lugares más interesantes dentro de la basílica de San Isidoro.
Es el lugar donde reposan los restos mortales de los Reyes de León. En total yacen aquí 33 miembros de la
corte leonesa, ocupa un espacio regular de más de ocho metros de largo. Dos recias columnas de mármol
dividen el espacio en tres naves y seis bóvedas. Una colección de treinta capiteles, la mayor parte
historiados, representando escenas bíblicas o luchas de cazadores con animales, constituyen la parte
decorativa. Especial mención merecen los que representan la resurrección de Lázaro y la curación del
leproso. Este marco arquitectónico y escultórico constituye uno de los más singulares ejemplos del desarrollo
del primer románico.
Este panteón regio presenta una tipología de carácter funerario, plenamente hispánica, con
precedentes tan notables como el de los reyes asturianos en Santa María de Oviedo. A diferencia de su
estructura tan conservadora, la decoración escultórica respondería al nuevo estilo, el pleno románico. Los
capiteles enmarcan, con sus esquemas corintios, composiciones figuradas de un gran interés. a.
Un siglo más tarde, hacia 1160, un hábil y genial artista decoró las bóvedas y paredes con pinturas
al temple. Estas pinturas han llegado hasta nosotros sin retoques ni deterioros notables.
Es una construcción de planta cuadrada compuesta por 3 naves. Lo más destacado de esta parte
del templo, además de las lapidas de las personalidades que se hallan aquí enterradas, son sus columnas y
sus decorados capiteles que sujetan seis bóvedas impresionantemente enriquecidas con murales donde se
representan pasajes bíblicos e históricos. Estas pinturas se encuentras en tal grado de conservación que se
le ha llegado a llamar la Capilla Sixtina del Románico.
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El siglo XIX fue el peor en la historia de este edificio. En los primeros años sufrió la ocupación de las
tropas francesas con la subsiguiente expoliación. Las estancias y capillas se convirtieron en cuartel, pajar y
cuadras. Cuando llegó la hora de la retirada, las tropas incendiaron la iglesia. Años después llegó
la desamortización de Mendizábal (1835) y como consecuencia hubo nuevos expolios y saqueos. Pero la
restauración y la puesta en marcha no tuvieron lugar hasta 1894, con los arquitectos Lazar y Torbado, cuyo
trabajo duró hasta 1920. En 1936 el complejo volvió a albergar tropas militares. Pasada la Guerra Civil
Española, obtuvo en 1942 el título de Basílica menor concedido por Pío XII.
En 1956 no solo había un serio deterioro físico sino también en lo que respecta a la comunidad
religiosa. La decadencia del Cabildo Regular a mediados del siglo XX fue tal que la institución estuvo a punto
de desaparecer. Sólo quedaban el abad y tres canónigos ancianos, en estado de pobreza total y sin
esperanza de renovación con nuevas vocaciones.18 El obispo de León, Luis Almarcha se hizo cargo de la
situación enviando una delegación a Roma ante el papa Pío XII, para explicar los hechos y recibir alguna
solución. Tras un concienzudo estudio de las condiciones expuestas surgió la propuesta de secularizar el
Cabildo Regular de San Isidoro, transformándolo en Instituto Secular y así se hizo el 6 de marzo de 1956,
separando además los cargos de abad y prior. El cargo de abad se quedaría como presidente del Cabildo
secularizado y el cargo de prior como superior trienal de la Comunidad. Al mismo tiempo, el obispo de la
diócesis asumió cargos especiales siendo nombrado Superior Mayor del Cabildo Regular. Otros canónigos
serían los encargados de restaurar y mantener el culto en la Basílica de San Isidoro, interrumpido desde
hacía años.
El Museo de San Isidoro contiene numerosos ejemplos de arte medieval temprano como por
ejemplo cálices de piedras preciosas, obras de marfil y metales preciosos.
La biblioteca cuenta con unas 300 obras de origen medieval, numerosos manuscritos, así como
la Biblia Mozárabe que data del año 960 y una versión traducida al latín del siglo VII.
También cuenta con un texto del código de leyes del siglo VII de los gobernantes visigodos antes de
la conquista musulmana.
El Cáliz de Doña Urraca es una de las piezas más importantes del Museo.
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Los museos de la Colegiata de San Isidoro se hallan instalados en su mayor parte en dependencias
románicas del siglo XI, que con sus capiteles historiados, bóvedas con pinturas e inscripciones epigráficas
constituyen ya un conjunto monumental y museístico de primer orden. Funcionan conjuntamente el Museo, el
Archivo y la Biblioteca, cuyos contenidos se centran fundamentalmente en el periodo románico.
Las piezas expuestas son muy diversas, incluyendo pintura, orfebrería, eboraria, códices miniados,
etc., pero casi todas ellas son de primera categoría, si bien faltan varias que, por aconteceres históricos,
fueron a parar a otros lugares. Las piezas más destacables son:
Arqueta de los marfiles, relicario que fue de San Juan Bautista y San Pelayo, magnífico exponente
de los trabajos de eboraria que se hacían en los talleres de San Isidoro en el siglo XI. Realizada en madera,
lleva incrustados 25 marfiles. En los laterales aparecen los doce apóstoles, enmarcados en arcos de
herradura, mientras que en la parte superior se representa el Agnues Dei, el Tetramorfos, San Miguel, San
Rafael, ángeles y otras figuras.
Arqueta de San Isidoro, de madera forrada en plata, con figuras en relieve que representan la
creación de Adán y Eva, la expulsión del Paraíso, entre otros. Documentada desde el año 1063, contuvo
durante siglos los restos de San Isidoro. sufrió importantes daños en 1808.
Cáliz de Doña Urraca, formado por dos piezas de ónix, anteriores a la era cristiana, guarnecidas y
sujetas con chapas de oro y filigrana del mismo metal, formando una bella decoración en la que se encajan
grandes piedras, entre las que sobresalen dos perlas, una esmeralda, una amatista y un camafeo con rostro
humano.Bajo el nudo aparece una inscripción con el nombre de la donante: "IN NOMINE DOMINI URRACA
FREDINANDI"
Arqueta de los esmaltes, del siglo XII, finísimo ejemplo del trabajo de artesanos franceses. Es una
pieza de gran colorido.
Diversas cruces procesionales, entre las que destaca una de gran tamaño obra del platero Enrique
de Arfe. Portapaces, relicarios, custodias, cofres, etc.
Aunque en algunos casos se trata únicamente de pequeños fragmentos, las hay de extraordinario
valor, como la que cubre el interior de la tapa de la Arqueta de San Isidoro, perteneciente, probablemente, al
manto del rey moro Almotáiz. Pero sobresale, por su valor histórico además del artístico, el Pendón de
Baeza, bordado en 1147, que rememora la milagrosa intervención de San Isidoro en apoyo de las tropas
cristianas en la batalla del mismo nombre.
Fondos documentales y bibliográficos de esta Colegiata son universalmente conocidos. Entre sus
códices destacan los "Morales de Job" y el llamado "Codex Legionensis", ambos del siglo X. También es
interesante "La Biblia románica", en tres tomos, escrita en 1162. Se conservan además otros códices del
siglo XIII, más de 800 documentos, algunos del siglo XI, varios centenares de incunables, etc.
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En la zona del claustro se encuentran expuestos materiales diversos de distinta procedencia, destacando
varias lápidas, ladrillos, tejas, conducciones... de origen romano (no confundir con "románico") halladas en su
mayor parte en la propia Basílica al realizar obras.
Conclusión.
La colegiata se muestra en el siglo XXI en todo su esplendor, tanto físico como espiritual. La iglesia
ha recobrado sus funciones como tal y todas las demás dependencias abiertas al público están restauradas y
perfectamente cuidadas. Goza además de una vida intelectual muy interesante.
El recinto perteneciente a la basílica es mucho más extenso de lo que el observador puede ver
desde la plaza de San Isidoro. Existen una serie de edificaciones, algunas muy antiguas que a raíz de las
reformas fueron recuperadas para su utilización. Con este fin se rehabilitó el edificio del siglo XVI que se
encuentra fuera del claustro —con ventanas a la calle del Sacramento— para residencia de canónigos que
hasta la fecha andaban dispersos por otras dependencias. Se acomodaron las dos plantas del ala este del
segundo claustro para residencia de las religiosas Discípulas de Jesús donde además abrieron un colegio de
Enseñanza Primaria. Para la Escuela Superior de Arte Sacro se restauraron unas ruinas pertenecientes al
antiguo palacio abacial. La Escuela Taller tuvo también su lugar reservado en los bajos del segundo claustro
y la huerta contigua.
