SERGIO PALAZZOSECRETARIO GENERAL

Secretariado General Nacional de la Asociación Bancaria

ANDRÉS CASTILLO, LISANDRO AGUIRREZÁBAL, CARLOS CISNEROS, PATRICIA RINALDI, JOSÉ LUPIANO, CRISTINA MAINO, CARLOS IRRERA, WALTER REY, MARIEL IGLESIAS, GUSTAVO DÍAZ, ENRIQUE RAMÍREZ, LILIANA LAFAUCI, JORGE DIPIERRI, JOSÉ GIORGETTI, JUAN PALLO, LUIS ORTEGA, ALDO ACOSTA, ANALÍA LUNGO, ROSA SORSABURU, CLAUDIA ORMACHEA , EDUARDO NEGRO, EDUARDO BERROZPE

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El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Desde la recientemente creada Secretaría de Dere-chos Humanos, Género e Igualdad (SDHGI) de la Aso-ciación Bancaria nos proponemos abordar temas de profunda gravitación social y por esas “circunstancias” del calendario, la primera fecha significativa sobre la que nos planteamos reflexionar en nuestra agenda de trabajo tiene por objeto el desafío de pensar qué significa la instauración del “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer” y por otro lado, preguntarnos qué nos demanda. Sabemos que el origen de esta fecha se remonta al 25 de noviembre 1960, año en el que las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron brutal-mente asesinadas en la República Dominicana por su activismo político en contra del gobierno del dictador Rafael Leónidas Trujillo. Las hermanas Mirabal, llama-das las “Mariposas”, por ser este el nombre secreto de Minerva en sus actividades políticas clandestinas

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violenciaen contra de la tiranía Trujillista, se convirtieron en el

máximo exponente de la crisis de violencia contra la mujer en América Latina. Luego de muchos años, este trágico acontecimiento fue retomado por el Primer Encuentro Feminista Lati-noamericano y del Caribe, celebrado en Bogotá el 25 de noviembre de 1981, para conmemorar sus vidas y promover el reconocimiento mundial de la violencia de género. Sin embargo la comunidad internacional no reconoció explícitamente las alarmantes dimensiones de la violencia contra las mujeres a escala mundial hasta diciembre de 1993, fecha en que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Unos años después, la Organización de las Naciones Unidas, en 1999, a propuesta de la República Dominicana con el apoyo de 60 países más, aprobó declarar el 25 de noviembre Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.Hasta entonces la mayoría de los gobiernos consideraba la violencia contra las mujeres como un asunto privado entre particulares, y no un problema generalizado que afecta y conculca gravemente los derechos humanos y que requiere la intervención de los Estados como responsables de la protección, prevención, control, detección y sanción de toda forma de violencia por razones de género. Actualmente se sostiene que la violencia de género es un problema social de grandes dimensiones, producto de una organización estructurada en relaciones de poder

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violencia históricamente desiguales entre mujeres y varones,

que responden a patrones sociales y culturales pro-fundamente arraigados en la sociedad y que atraviesa, sin distinción, todos los niveles económicos, culturales y educativos. Sin embargo un sin fin de hechos de violencia no son comprendidos ni percibidos por gran parte de la sociedad y curiosamente, es precisamente la propia estructura social quien proporciona legitimidad a esos actos, ya sean perpetrados en el seno familiar o en la comunidad. Mas en todas y cada una de sus múltiples formas, la violencia atenta contra la libertad y los derechos humanos, y provoca daños, sufrimiento o muerte en cada mujer que la padece, daño que se extiende al grupo familiar y a la comunidad toda.Sabemos también que no alcanzan los imprescindibles marcos jurídicos ni tampoco las imperiosas declara-ciones de la comunidad internacional y nacional para contar con medidas concretas que eliminen la violencia contra las mujeres, las que paradójicamente aumentan de manera exponencial. Sin contar con estadísticas serias, que puedan evidenciar la existencia de una política de Estado eficaz, los datos sobre femicidios son escalofriantes. Los datos aportados por organizaciones no gubernamentales nos informan que en los últimos 5 años cada 35 horas una mujer es asesinada por violencia sexista en nuestro país. Cifras siempre aproximadas, que demandan imperiosamente algún tipo de intervenciónY de eso se trata. Intervenir, participar, sumar voces, concientizar, educar. La SDHGI les propone que nos sumemos y formemos parte de un movimiento que

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está adquiriendo escala mundial. Como trabajadoras y trabajadores de un sector del mundo del trabajo, los bancarios argentinos, debemos comprometernos a ser parte de un movimiento que a través de una perfomence artística levante una voz que atraviese las fronteras y que nos unan a un llamamiento mundial que detenga la violencia contra las mujeres. Hacer conocer, sumarnos para difundir y expandir la obra de arte público Zapatos Rojos, es nuestro propósito de intervención. Quizás sea una tarea insuficiente para detener el flagelo de la violencia y de las ausencias pero estamos convencidas que lograremos una nueva forma de hermandad que contribuirá a la toma de conciencia y a la visibilización de una herida lacerante que demuestra que la violación de los derechos hu-manos es una hecho cotidiano y que son muy pocas las acciones que intentan ponerles fin.

La Instalación y la Artista

La obra Zapatos Rojos nació en Ciudad Juárez, México, en agosto del 2009 a partir de la necesidad de hacer público el dolor privado y ajeno de una artista mara-villosa que se llama Elina Chauvet.Nacida en Chihuahua, pero criada en Ciudad Juárez, Chauvet desarrolló talento y sensibilidad para las artes plásticas desde niña. Sin embargo, ante la nula oferta académica profesional en ese ramo, decidió estudiar la carrera de arquitectura en la Universidad Autónoma de

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Ciudad Juárez, la que terminó y ejerció hasta su llegada a Sinaloa. “En mi ratos libres ya hacía cosas de arte, pintaba como hobby, y cuando recién me vine a Mochis no encon-traba trabajo, no había trabajo en arquitectura, la población era muy pequeña aún. Entonces era empezar de cero y vi el momento de dedicarme a lo que yo realmente quería hacer, que era arte”1, dijo la

ahora ganadora de numerosas menciones honoríficas en cuatro bienales del país, incluyendo dos premios en la Bienal del Noroeste a la periodista Olivia Guzón Zatarain.Elina sufre un trágico episodio: una de las mujeres de su familia es víctima de feminicidio. “Fue algo muy, muy fuerte, algo que me destruyó, pero todo el dolor yo lo canalicé en el arte, así saqué todo lo que sentía”.“En un principio era sólo sacar todo este dolor y después hablar del problema. Un poco como una espiral en la que en el centro surge lo mío y después empecé a ver que a mi alrededor este problema era recurrente”2, comentó.Sucedió una vez que ya habían empezado la femini-cidios en la querida Ciudad Juárez de Chauvet, lo que

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mujeresincentivó una doble conexión que enfatizó el contexto social de sus obras.“Me sentí muy identificada con las familias, aunque las situaciones eran muy diferentes porque allá esto lo hacen con jovencitas de escasos recursos, gente humilde, porque no pueden defenderse, las familias no pueden defenderlas, no pueden investigar porque no saben cómo ni tienen la manera de hacerlo. Es una sociedad muy vulnerable en ese sentido”3. Los años transcurrieron y Elina siguió enfocada en su arte, sobre todo en la pintura, una disciplina que inició como autodidacta y que perfeccionó con el tiempo hasta lograr desarrollar su propia técnica. Durante ese lapso los medios de comunicación llevaron a todo el país el mensaje de lo que sucedía en Juárez, lo que la mantenía informada e incentivaba reflexiones internas respecto al panorama social que enfrentaban las mu-jeres en todo México.“Creo que todas las mujeres de alguna manera lo hemos padecido, porque si una mujer viene y me dice que no es cierto, que nunca ha sido violentada de una u otra forma por ser mujer, es mentira, porque es algo social y bien visto y aceptado en nuestra cultura” 4, dijo Chauvet convencida.Sin embargo, fue hasta el año 2009, durante una visita para realizar un taller de arte para jóvenes de colonias vulnerables, que Elina se enfrentó cara a cara con la realidad que desde hacía meses los medios habían dejado de informar: Ciudad Juárez era una ciudad militarizada en la que la desaparición de mujeres iba en

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incremento día a día, acompañada de ejecuciones relacionadas con el narcotráfico.“Fue muy difícil ver negocios quemados, ver cómo se desmoronaba la economía y sobre todo darme cuenta que las desapariciones de jovencitas no sólo todavía existían, sino que se habían exacerbado. Fui al centro y estaba tapizado de pesquisas. Fue impresionante, no lo podía creer al ver todo eso y darme cuenta de que nadie hablaba de ello en los medios, de que simplemente ya no había interés”5. Esta visita dio lugar a la que es hasta ahora la pieza más emblemática de Chauvet: “Zapatos Rojos”, una instalación que busca representar físicamente la ausencia de mujeres a causa de la violencia de género en el país.“La idea de inmediato era crear una pieza que tuviera un impacto, que fuera un impulso para que los ojos voltearan a ver de nuevo a Juárez”6, explicó.“Pero a mí no me interesaba que el impacto fuera local; decir lo que pasaba en Juárez al interior era redundar. Para que esto se supiera en otros estados era necesario obedecer a todo un proceso de diseño y pensamiento de la pieza, un proceso en el cual yo estaba consciente del riesgo que podía correr porque ya habían matado anteriormente a activistas que habían hablado del tema, pero decidí que era algo que tenía que hacer”7. Sin recursos y con tan sólo tres semanas para lograrlo, Elina seleccionó la materia prima de la instalación. La respuesta: zapatos, zapatos, zapatos.

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¿Por qué zapatos? Una de las ra-zones es la principal ubicación de

las desapariciones de jóvenes en Ciudad Juárez: el centro, lugar donde existen múltiples zapaterías que han servido como trampa mortal para cientos de ellas. “Muchas de ellas fueron a comprar zapatos o a solicitar trabajo en una zapatería o incluso ya trabajaban en alguna de ellas. Entonces el zapato se convirtió en algo que estuvo siempre presente, y tristemente va más allá, porque en muchos casos, cuando encontraron sus restos en el desierto fueron identificadas por sus familiares por los propios zapatos”8, señaló la artista.¿Y por qué rojos? “La crueldad que estas mujeres sufrieron al morir, la sangre que fue derramada durante las torturas, violaciones y muerte es representada en la pintura roja con la cual son teñidos los zapatos y expuestos de esta forma. La marca de la sangre es corrosible por los agentes externos, la pintura roja permite instalar un tiempo que eterniza la crueldad con que estas mujeres fueron asesinadas”9. Para llevar a cabo la pieza Elina visitó programas de radio, se entrevistó con periódicos y solicitó a amigas pares de zapatos rojos, con lo que logró alcanzar otro objetivo planteado dentro de su proyecto: la solidaridad entre el género femenino.“Yo tenía la necesidad de mov-er cuestiones morales porque siempre me ha parecido que las mujeres hemos sido muy pocos solidarias con el género, cosa

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que no pasa con los hombres. Entonces el hecho de yo pedir zapatos era que las mujeres sintieran solidaridad al momento de dar. El hecho de regalar tus zapatos es un desprendimiento y un sentimiento de compartir algo por una causa que te llega de forma ética y moral”10, explicó mientras los gestos en sus manos parecían hablar por ella.Con estas donaciones logró reunir 33 pares de zapatos rojos los cuales utilizó para realizar una marcha silenciosa por la Calle Juárez, la cual lleva directamente al puente de cruce internacional, que es la entrada a Estados Unidos.¿Cómo lo logró? Colocando ella misma los 33 pares y moviéndolos cuadra por cuadra, en representación de todas las mujeres que ahora ausentes no pueden dar esos pasos. Mientras, su hermano apoyó realizando el registro fotográfico de la marcha.Mediáticamente el evento fue un éxito rotundo: Elina logró reunir al final de su trayecto a diversos medios nacionales que reactivaron el tema de los feminicidios en Juárez. Pero no paró ahí: durante dos años se encargó de solicitar zapatos vía Facebook a amistades, con lo que empezó a recibir paquetes no sólo de otros estados sino de otros países.El deseo de participar de otras personas llevó a que la pieza interactuara por sí misma con las personas, ya que Chauvet abrió las puertas a la donación de zapatos de todos colores e invitó a la población mazatleca a pintarlos de color rojo en diversos parques.El 15 de septiembre del 2011, ya con cientos de pares de zapatos, Elina presentó por primera vez “Zapatos

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Rojos” en Mazatlán, en la Calle Venus. Después, gracias al financiamiento del Instituto Sinaloense de Cultura de la Universidad Autónoma de Sinaloa, logró emprender una gira por Culiacán, el Distrito Federal y El Paso, Texas.La diferencia fue que esta vez no lo hizo sola: en ciudades como el D.F. la pieza se instaló en el Zócalo y contó con el apoyo de Norma Andrade, cuya hija fue asesinada en Ciudad Juárez y quien junto a Marisela Ortiz, ex maestra de su hija, fundó la organización “Nuestras Hijas de Regreso a Casa”, dedicada a apoyar a las familias que buscan justicia por la desaparición de sus hijas.Tanto Andrade como Ortiz conocen de primera mano no sólo el dolor de la pérdida, sino las consecuencias del activismo contra la violencia de género. Ahora ella vive en los Estados Unidos, donde apoyó a Chauvet para llevar la pieza frente a la Embajada Mexicana en El Paso Texas.“¿Tu crees que esto no me emocionó a mí? ver a esa niña y ese niño colocando zapatos que representan entre tantas mujeres a su madre. Han sido muchas cosas muy hermosas, poder conocer, compartir con ellos. En esta pieza ha habido muchas emociones, mucho sentimiento”11, dijo Chauvet, por primera vez con voz frágil.El impacto de las instalaciones catapultó a Zapatos Rojos a nivel internacional, logrando obtener invitaciones para llevar su obra a otros países. Actualmente la obra de Chauvet ya cuenta con una curadora permanente en Italia, Francesca Guerisoli. Se ha reproducido en Roma

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y Milán en varias ocasiones, por lo que ha llamado la atención de revistas de renombre internacional. Y otra en la región de Sudamérica, a cargo de Giselle Lapalma: esta región ya cuenta con varias réplicas de la plataforma. Asimismo Lapalma se está dedicando a tareas de investigación referentes a las representaciones artísticas a causa de la violencia hacia las mujeres. Irónicamente, en Mazatlán y el resto de Sinaloa, su obra sigue siendo prácticamente desconocida. “Aquí en Sinaloa casi nadie conoce todo esto, es muy loco como desde el principio nadie entendió mi obra, muchos me siguen viendo como la pinche loca de los zapatos rojos, la que llegaba y los ponía sin saber el contenido de la pieza” 12. A pesar de ya haber viajado, “Zapatos Rojos” es una pieza que continúa en movimiento y creciendo, por lo que se encuentra en búsqueda constante de donaciones de zapatos...

Zapatos Rojos nos convoca

Es a través de la ética y la estética, a través de la ausencia y la visibilidad que los Zapatos Rojos nos muestran el vacío dejado por las hijas, hermanas, madres y esposas.Esta es una obra que dejó de ser propia para convertirse en un colectivo. A través del gesto de dar se genera una energía que encadena una acción tras otra, permitiendo que trace en su andar una ruta indefinida y atemporal.

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Zapatos Rojos es un encuentro del arte y la memoria colectiva. Busca en su andar solidaridad entre los pueblos para con una ciudad donde el asesinato y desaparición de mujeres es un hecho cotidiano, también genera una reflexión en las ciudades y países donde se presenta ya que provoca hablar de un tema cada vez menos oculto como es la violencia en contra de las mujeres.Feminicidio, una palabra designada para calificar el asesinato de una mujer por el solo hecho de serlo, algunos señalan que su definición nació en Cd. Juárez

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y todas sabemos que actualmente es utilizada en todo el mundo, lo cual muestra que esta es una problemática mundial, es por eso que Zapatos Rojos rompe barreras culturales y geográficas insertándose de una manera natural y comprensible entre la sociedad que la acoge.Zapatos Rojos se replica invitando a la sociedad para que participe donado zapatos pintados de rojo o bien yendo a pintarlos in situ el día de la instalación. En cada ciudad se reproduce una nueva instalación, su proceso desde la convocatoria hasta la instalación de la pieza debe de ser lo suficientemente amplio para generar difusión y discusión sobre el tema.Zapatos Rojos a través de la SDHGI los invita a ser pro-tagonistas de este movimiento que desde el arte nos interpela y nos compromete. Nos obliga por un lado, a empecinarnos en poder encontrar explicaciones sobre la espiral de violencia que asola a las mujeres, las que seguramente estarán mucho más lejos de las tibias respuestas encontradas cotidianamente y por otro, a reunirnos para su instalación en Buenos Aires en marzo del año próximo en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. La invitación está hecha! ¿Contamos con Ustedes?

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Notas

1. Entrevista a Elina Chauvet, POSTED ON JULY 12, 2013 BY ELINA CHAUVET, por Olivia Guzón Zatarain (Publicado con permiso de Locomotor MZT) en http://zapatosrojosartepublico.wordpress.com/2013/07/12/entrevista-a-elina-chauvet/

2. Ídem3. Ídem 4. Ídem5. Ídem6. Ídem7. Ídem8. Entrevista a Elina Chauvet, Op cit.9. Lapalma, Giselle. XIV Jornadas Interescuelas de Historia

2013. Universidad Nacional de Cuyo. Mendoza. Expositora/Publicación. En Actas I Congreso de Estudios Poscoloniales y II Jornadas de Feminismo Poscolonial, “Cruzando Puentes: legados, genealogías y memorias poscoloniales”, 2012. UNSM. CLACSO.

10. Ídem11. Ídem12. Ídem

Agradecemos a Giselle Lapalma, curadora de la intervención “Zapatos rojos” para Ameríca del Sur, por su valiosa colaboración.

Claudia OrmacheaSecretaria de derechoS humanoS, Género e iGualdad

Sergio PalazzoSecretario General

Eduardo Luis NegroPro Secretario de derechoS humanoS, Género e iGualdad

ASOCIACIÓN BANCARIA