SD_Christie_Unidad_1.pdf

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  • Captulo 1

    El delito no existe6 1. 1. Actos

    Somos cuatro millones y medio de personas en Noruega. En 1955 obtuvimos nuestra primera estadstica sobre delitos

    denunciados a la polica7. La cifra fue chocante; cerca de 30.000 casos fueron denunciados. En el 2002 la cifra era de 320.000. El nmero de personas ligadas a estos delitos se ha incrementado de 8.000 a 30.000, el nmero de condenados se ha incrementado de 5.000 a 20.000, y la poblacin carcelaria se ha duplicado, en comparacin con su punto ms bajo, despus de la Segunda Guerra Mundial.

    Significa esto que el delito se ha incrementado? No lo s! Y lo ms importante: nunca lo sabr!

    1. 2. La esposa sofocada Segn fue denunciado en Estocolmo8, un hombre drog a su

    mujer, causndole la muerte por asfixia. Luego escribi a la polica, les cont lo que haba hecho y tambin cul sera el fin de la historia. Subira a bordo de un barco rumbo a Finlandia, cargara

    6 Gracias a Cecilie Higrd por su obstinada resistencia a algunas

    sugerencias anteriores. 7 Las estadsticas de encarcelamiento han existido desde 1814. 8 "Dagens Nyheter", 13 y 14 de marzo de 1997.

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  • Captulo 1

    su cuerpo de pesadas piedras y saltara. La carta lleg a la polica dos das despus. Los policas encontraron la puerta de entrada del departamento sin llave, tal como el hombre haba dicho en su carta. Tambin encontraron a su esposa, como l haba dicho. El cuerpo estaba dispuesto a la vieja usanza limpio y con el rostro cubierto con una tela de lino-. Ella tena 86 aos y padeca Alzheimer; l, 78. l la haba cuidado por mucho tiempo pero ahora ella estaba por morir. Eran muy compaeros, dijo el doctor de la familia. Buscamos al hombre, l est bajo fuerte sospecha de haber cometido un homicidio premeditado, dijo la polica.

    Para algunos esta es una historia de Romeo y Julieta. Para otros es simplemente un asesinato. Djenme ilustrar lo que puede haber detrs de estas contrastantes interpretaciones llevndolos hacia algunas situaciones donde la autoridad central colapsa.

    1. 3. La cada de la autoridad central Ralf Dahrendorf (1985, ps. 1-3) abre su conferencia de Hamlyn sobre

    Ley y orden con una poderosa descripcin de la cada de Berln en abril de 1945:

    "De repente, estuvo claro que no haba ms autoridad, en absoluto".

    Los comercios estaban desiertos, y Dahrendorf recuerda:

    "Todava tengo los cinco delgados volmenes de poesa romntica, que adquir en aquella ocasin. Adquir? Todos cargaban bolsas y valijas llenas de cosas robadas a sus casas. Robadas? Tal vez tomadas es ms correcto, porque incluso la palabra robar pareca que haber perdido su significado".

    Pero, por supuesto, esto no dur.

    "El momento supremo, horrible estado de total falta de normas, no fue sino una retencin de la respiracin entre dos regmenes que se

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    El delito no existe

    respiraban igualmente pesados sobre las espaldas de los sujetos. Como el temible xtasis de la revolucin, el momento pas. Mientras la ley absoluta de ayer se transformaba en la absoluta injusticia de maana y la injusticia de ayer en la ley del maana- hubo una breve pausa de anomia, unos pocos das no ms, unas pocas semanas de ambos lados, para primero desarmar y luego restablecer las normas".

    Mis propios recuerdos de las capitales rendidas son diferentes. Mis recuerdos son de Oslo, exactamente cinco aos antes. Durante la noche del nueve de abril de 1940 las alarmas haban sonado continuamente para advertirnos que podan caer bombas. Todava puedo sentir en mi estmago cuan aliviado estaba: ahora mi padre no tendra tiempo para fastidiar por una amenazante carta que permaneca sin enviar en mi bolsillo, una carta, yo crea, sobre mi falta de progreso en el idioma alemn. Y pronto siguieron ms buenas noticias: la escuela estaba cerrada y permanecera as. En mi camino a casa desde la escuela cerrada tuve una inesperada oportunidad de practicar mi mal alemn. Un auto se detuvo. Dos oficiales alemanes pidieron amablemente mi ayuda para encontrar una direccin. De modo igualmente amable, los ayud.

    No fue sino meses despus que internalic la leccin de que a los ocupantes nunca se les deba responder, excepto en los casos en que se les poda dar falsas direcciones. Me tom tambin un largo tiempo entender, no slo intelectualmente, que un robo a los enemigos no era un robo. O entender, otra vez tambin con mi cuerpo, que uno de los ms respetados jvenes lderes del vecindario local era miembro del partido de Quisling, y entonces no se deba hablar con l, ni siquiera saludarlo cuando se lo cruzaba. Me temo que nunca manej bien toda esta situacin. Tal vez era l a quien vi cinco aos despus, en el da de la liberacin, cerca del tiempo de la experiencia de Dahrendorf en Berln. Haba un hombre a cierta distancia corriendo por el bosque. El Criminal. Mientras nosotros, quienes no habamos pecado, corramos hacia el centro de la ciudad para celebrar por los hroes liberados de prisin.

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  • Captulo 1

    No me siento muy a gusto en el Berln de Dahrendorf. En su relato la anomia es la excepcin. Unos pocos das increbles donde las viejas reglas no eran vlidas. Luego vinieron nuevas reglas. Recin hechas desde el Estado, como lo eran las anteriores. La imagen es la de una sociedad donde los humanos son controlados desde arriba, con el mismo tipo de fuerza propia de los campos militares que Foucault (1979) describe como el prototipo de disciplina. Un severo panptico.

    La experiencia de mi niez, y otras similares, se suman hasta nuestros das, en una vida donde las normas son creadas, recreadas y mantenidas con vida a travs de un largo y complicado proceso de interaccin. Las normas no son, se construyen. Yo por eso me siento ms cmodo con la descripcin de Hans Magnus Enzenberger's (1985) sobre la vida social en Hungra que con la de Dahrendorf sobre Berln. Enzenberger describe una sociedad donde reina la oscuridad, donde las cuestiones morales estn constantemente sometidas a debate y donde lograr acuerdos es condicin esencial para sobrevivir. El delito aqu se torna un concepto superfluo, lamentablemente impreciso comparado con las sutiles distinciones y entendimientos necesarios.

    Heintz Steinert (1986) toma la palabra "problema" como su punto de partida. "Delito", en cambio, no es til como punto de partida. Pero la gente tiene problemas y crea problemas. Y debemos hacer algo con esos problemas. El peligro es apresurarse a definir problemas como delitos. Al hacer esto perdemos de vista alternativas interesantes. Podramos incluso alejarnos del concepto de delito y decir lo siguiente: nuestro punto de partida bsico deberan ser los actos. El prximo paso, entonces, es investigar qu tipo de actos son vistos como malos. Luego sigue un anlisis de estos actos percibidos como malos -un esquema clasificatorio con categoras como actos irritantes, incmodos, desagradables, pecados- y luego, pero slo como una entre muchas alternativas, delitos. Cuando delito es el ltimo concepto en la lnea, es ms fcil 8

    El delito no existe

    formular la siguiente pregunta: cules son las condiciones sociales para que ciertos actos sean calificados como delitos?

    El delito no existe. Slo existen los actos. Estos actos a menudo reciben diferentes significados dentro de los diversos contextos sociales. Los actos, y los significados que les son dados, son nuestros datos. Nuestro desafo es seguir el destino de estos actos a travs del universo de significados9. Particularmente, develar cules son las condiciones sociales que estimulan o impiden que a determinados actos se les otorgue significado delictivo.

    Los das de liberacin de Ralf Dahrendorf -aquellos das donde "no haba ms autoridad, en absoluto"-, duraron poco. Para Dahrendorf, "no fue sino una bocanada de aire entre dos regmenes". Para Enzenberger, y el grupo de hngaros que describe, al menos algunos recuerdos de aquellos das de liberacin, estarn all para siempre. Los regmenes existen, pero tienen una existencia cambiante. Las normas y las leyes estn all, pero tanto normas como leyes estn abiertas a una variedad de interpretaciones. Para Dahrendorf, esto es diferente, las normas resultan un producto terminado, algo dado, como cuando dice: "Si la nocin de derecho tiene algn sentido, se refiere a reglas que se aplican de modo absoluto. O ciertas formas de comportamiento estn prohibidas como contrarias al derecho y por lo tanto son sancionadas, o no"

    9 ste fue un punto de ardua discusin, quiz primero y principalmente entre socilogos y criminlogos alemanes y austracos en los aos 80 y 90. He aprovechado mucho las discusiones con Henner Hess, Sebastin Sheerer y Heinz Steinert en Frankfurt. Louk Hulsman de Rotterdam fue un importante inspirador de muchas de estas cuestiones. Una interesante y reciente contribucin desde el Instituto Max Planck, en Friburgo, es el libro Imgenes del delito, editado por Hans-Jorg Albrecht, Afroditi Koukoutsaki y Telemach Serassis (2001). De particular relevancia es el artculo de Serassis, El honor perdido de la criminologa, una documentacin de las vicisitudes de la disciplina.

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    (p. 68). l ha recorrido un largo camino desde que adquiri sus cinco delgados volmenes de poesa romntica en el Berln de 1945.

    Pero as es la guerra. Algunos pueden decir que en tiempos de paz las normas son ms estables. Lo que es visto como delito tiene una fundamentacin ms robusta. No estoy tan seguro. Volvamos nuestra atencin a Escandinavia en tiempos de paz.

    1. 4. El hombre en el parque El mbito donde tiene lugar el siguiente relato10 es un pequeo parque

    rodeado por edificios de departamentos. Es junio, el mes de la celebracin de la luz, el sol, y el comienzo del verano en el norte. Es domingo antes del medioda, "hora de ir a misa", segn el viejo modo de referirse a las horas ms tranquilas de la semana. En algunos balcones que dan al parque, la gente disfruta de desayunos tardos, o est leyendo o descansando.

    Un hombre llega al parque. Arrastra bolsas de plstico y se sienta entre ellas.

    Las bolsas contienen botellas de cerveza. El hombre abre una botella, dos, varias, habla un rato solo, luego con algunos nios que juegan a su alrededor. Habla y canta, para disfrute de su audiencia.

    Despus de un tiempo, el hombre se levanta, camina hacia unos arbustos y se desabrocha la bragueta del pantaln. Varios nios lo siguen.

    Aqu necesitamos dos edificios de departamentos, no uno, para desarrollar este punto. Los dos edificios que dan al parque son

    10 Yo construyo el caso, pero no arbitrariamente. El antroplogo sueco ke Daun (1974) ha aportado mucho material para esta construccin. Tambin una vida vivida en estos pases.

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    El delito no existe

    exactamente iguales, construidos en base al mismo plan. Pero sus historias no son las mismas. Uno de los edificios fue construido de manera moderna, por una empresa constructora profesional. Todo estaba listo cuando los ocupantes se mudaron, totalmente terminado, con llave en mano, y con un eficiente ascensor desde el garaje hasta el ltimo piso. Llamemos a este edificio la casa de la perfeccin. El otro edificio tiene una historia ms turbulenta. El constructor haba quebrado, no quedaba ms dinero. Sin ascensor que funcionara, sin puertas de entrada en los pasillos, sin cocinas instaladas; en conjunto una situacin desesperante.

    Los futuros propietarios que haban pagado antes de la quiebra se vieron forzados a remediar los peores defectos; se realizaron acciones conjuntas para reparar puertas, techos, pisos defectuosos, y asfaltar el camino de entrada. Se cre un comit de crisis para demandar al constructor. Fue un trabajo pesado y requiri de sociabilidad. Llamemos a este edificio la casa de la turbulencia.

    Volvamos ahora al hombre del parque. El hombre, medio oculto entre los arbustos, rodeado de nios,

    desabrochando los botones de su pantaln, es una situacin abierta a interpretaciones sumamente divergentes. En la casa de la turbulencia la situacin es clara. El hombre en los arbustos es Pedro, el hijo de Ana. Tuvo un accidente cuando nio, su comportamiento es algo extrao, pero es tan amable como los das de verano son largos en el norte. Cuando bebe demasiado, simplemente, hay que llamar a su familia y alguien viene para llevarlo a su casa. En la casa de la perfeccin la situacin es diferente. Nadie lo conoce. Un hombre extrao rodeado de nios expone su pene. Los decentes espectadores de los balcones corren al telfono para llamar a la polica. Un caso de exhibiciones obscenas fue denunciado, un serio hecho de abuso sexual probablemente prevenido.

    Qu ms podan hacer los buenos vecinos de la casa de la perfeccin, disminuidos como estaban por la modernidad? Su constructor no haba quebrado. Ellos no se haban visto obligados a cooperar entre vecinos. No se vieron en la necesidad de prestarse

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    herramientas, de cuidar de los nios de los vecinos mientras otros asfaltaban el camino de entrada, ni de encontrarse en interminables sesiones para ver cmo no perder todava ms con la quiebra. No se vieron obligados a conocerse, a crear un sistema de cooperacin y de informacin compartida. De esta forma, Pedro y Ana no eran conocidos en este edificio como s lo eran en el otro. Sus habitantes, como ciudadanos precavidos, tenan una sola alternativa, llamar a la polica. Pedro se volvi un delincuente potencial debido a la ausencia de bancarrota en la casa de la perfeccin mientras en la casa de la turbulencia hubiera sido devuelto a casa de su madre. O dicho de modo general: en casos como ste, una cantidad limitada de conocimiento dentro de un sistema social nos lleva a la posibilidad de darle a un acto el significado de delito.

    Esto tiene consecuencias para la percepcin sobre qu es delito y quines delincuentes. En sistemas sociales con mucha comunicacin interna obtendramos ms informacin sobre la gente que nos rodea. Entre gente desconocida, los funcionarios oficiales se convierten en la nica alternativa de control. Pero algunas categoras de tales funcionarios generan delito por su mera existencia. La institucin penal est en una situacin anloga a la del rey Midas. Todo lo que l tocaba se converta en oro, y, como todos sabemos, muri de hambre. Mucho de lo que la polica toca y todo lo que la prisin toca, se convierte en delitos y delincuentes, y se desvanecen las interpretaciones alternativas de actos y actores.

    En este tipo de sociedad, nuestras propias actividades tendientes a la supervivencia pueden estar ligeramente fuera de la zona legalmente aceptada. Una amplia red tambin aumentar las posibilidades que de vez en cuando nos crucemos con personas definidas por las autoridades como delincuentes.

    Con esto volvemos a mi tema principal: los actos no son, se construyen; la gente no es, se hace. Una amplia red social con lazos en todas direcciones crea por lo menos incerteza sobre qu es delito y tambin sobre quines son delincuentes.

    Los vecinos de la casa de la perfeccin vivan una vida moderna, en casas donde estaban aislados de sus vecinos. Eso significaba 12

    El delito no existe

    que tambin estaban aislados de la informacin sobre cuestiones locales. Esta falta de informacin los forzaba a llamar a la polica. El caso se transform en un caso criminal porque estos vecinos conocan demasiado poco.

    1. 5. Hijas y esposos La mayora de los nios se comportan, hoy y siempre, de formas que

    segn la ley podran ser consideradas como delito. Puede desaparecer dinero sin permiso de la cartera de mam. Es claro que uno de los nios ha tomado el dinero. O los nios pelean, con narices sangrantes y destruccin de las pertenencias de la familia como resultados visibles. Pero comnmente no aplicamos a estos actos categoras del derecho penal. Mayormente no los llamamos delitos y no llamamos a los nios delincuentes. .

    Por qu no? Simplemente no nos parece correcto. Nuevamente, por qu no? Porque conocemos demasiado. Conocemos al nio en muchas otras

    situaciones. Conocemos su usual generosidad, cmo cuida de sus hermanos, sus alegras y sus penas. Una etiqueta de la ley penal simplemente no se le pegara. No hay espacio libre en su frente donde semejante estigma pueda ser impreso.

    Lo que sucedi aqu puede quedar dentro del mbito de la familia. Pero algunas veces los acontecimientos pueden volverse conocidos fuera de ella. La vida moderna puede ser vista como el campo de batalla donde concurre todo un ejrcito de proveedores de significado. Varios especialistas pueden entrar y ser vistos como proveedores de servicios. Pero tambin se los puede ver como compitiendo por darle al fenmeno el tipo de significado tenido como relevante o natural dentro de su profesin particular. En el sistema de salud pensemos en un caso extremo de padres en pnico y profesionales insensibles alguno de estos actos podra ser tomado como manifestacin de una emergente personalidad desviada y algn tipo de consejo psiquitrico podra tener lugar. Dentro del sis-

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    tema legal, pensemos en el peor de los casos, algunos actos de los jvenes pueden considerarse como robo o violencia, donde la polica, los tribunales, y posiblemente el castigo puedan ser sus consecuencias. El delito no existe hasta que el acto haya pasado a travs de algunos procesos de creacin de significado altamente especializados, y en los casos tpicos, terminar como hechos certificados por los jueces penales como un tipo particular de actos no deseados llamados delitos. El delito es uno, pero slo uno, dentro de los numerosos modos de clasificar los actos deplorables.

    La hija de la casa es para la mayora de nosotros un caso que nos permite ilustrar con relativa facilidad los efectos benficos de la cercana en estas situaciones. Aqu no hay lugar para el delito. Nuestros hijos estn por encima de esto, excepto en los casos ms extremos. Pero lo que resulta fcil aqu crea problemas para muchas mujeres cuando el hombre es violento. El es ms robusto, con poder y peligroso. A menudo asla a su mujer para mantener como vlida su visin de la situacin; desde su punto de vista l no es violento, slo est disciplinando a su mujer. Ella probablemente dependa de su soporte econmico, o incluso recuerde das de amor y por ello sucumbe ante su visin. La intimidad puede proteger de la percepcin de estos actos como delitos. Esto no es necesariamente una ventaja, visto desde el punto de vista de la mujer. Este libro tiene como parte central, con relacin a este tema, el anlisis de qu es apropiado ver como delito. Segn nuestro punto de vista es una problemtica abierta a la discusin y particularmente apropiada para cuestionar nuestros valores. Pero nuestro razonamiento no es una negacin de que el concepto de delito en algunas situaciones y por algunos motivos tenga derecho a ser aplicado. Esto particularmente es as cuando existe desigualdad de poder entre las partes. Volver sobre esto en el Captulo 6.

    1. 6. La vieja escuela y la nueva En mis das de escuela, un episodio se repeta una y otra vez. Lugar: el

    patio de la escuela. Tiempo: el recreo largo al medioda, 14

    El delito no existe

    cuando el patio estaba lleno de nios. Episodio: Se formaban algunos pequeos crculos de nios. En segundos se multiplicaban. En medio de cada uno de ellos uno poda observar, si se acercaba lo suficiente, a dos nios furiosos en fiera batalla. Pero no duraba mucho. El profesor pasaba por estos crculos, tomaba a los nios de las orejas o del cuello, y luego los llevaba a un supuesto destino terrible junto al director del colegio. Hoy ellos podran ser llevados a la polica, o la polica estar dentro del colegio. Estrada (1999 y 2001, particularmente ps. 650-651) ha descripto este desarrollo en dos etapas de la historia de la escuela sueca. El viejo director legal del sistema escolar sueco sostuvo:

    "No hay ningn requerimiento legal de denunciar a la polica los incidentes ocurridos... La autoridad escolar no recomienda denunciar tales situaciones. Es mejor que, en la medida de lo posible, los problemas sean resueltos sobre la base de las relaciones ms personales propias de la escuela. La escuela, despus de todo, carga con una gran responsabilidad por sus alumnos".

    Y luego el nuevo director:

    "Cuando algo ocurre, debe ser denunciado inmediatamente. Uno no debe primero decidir si el hecho constituye un delito o no. Ese es un problema de la polica".

    Estas diferentes concepciones se ven reflejadas en el fuerte incremento de las denuncias a la polica por hechos de "violencia juvenil", pero particularmente por casos no demasiado serios de violencia. Los mtodos de denuncia cambiaron desde las antiguas visitas a la polica a denuncias por telfono o por facsmil.

    1. 7. Gente vieja enojada La gente mayor es a menudo presentada como amable, modesta, y

    considerada. La vida los ha hecho madurar. Ahora, frente a la

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  • Captulo 1

    proximidad de la muerte, estn agradecidos de lo que se ha hecho por ellos y son amables con aquellos encargados de cuidarlos cuando estn en hogares de ancianos. Este es el cuadro, y frecuentemente es correcto. Pero hay excepciones, y Malin Akerstrm (2000, 2002) las ha examinado. Algunas personas mayores muerden, golpean a las enfermeras, tiran de sus cabellos, las empujan contra las paredes, les producen severos daos fsicos, y se comportan de modos que en otros contextos seguramente habran sido calificadas como violentos. Pero no se hace esto en los hogares para ancianos.

    Segn Akerstrm un tercio de quienes trabajan en hogares de ancianos relata que todas las semanas sufren comportamientos de este tipo, mientras que actos similares en hospitales psiquitricos slo son reportados por un 14 por ciento. Sin embargo, las enfermeras de los hogares de ancianos no llaman violencia a lo que aqu ocurre.

    En lugar de ello, es comn que las enfermeras tiendan a describir los acontecimientos desdramatizando lo ocurrido. Suelen incluso hacer bromas cuando describen estos hechos y aplican una ideologa comn entre ellas: los pacientes deben, literalmente, ser tratados con paciencia. A esto se suma que la agresin fsica por parte de personas mayores no cae dentro de la categora de violencia, teniendo en cuenta que frecuentemente ellos estn sumamente confundidos. Y esto no nos permite ver sus actos como algn tipo de delito. Ellos no pueden ser castigados, por otra parte ya se encuentran en una institucin que se supone les brinda tratamiento.

    1. 8. Recuperacin de postguerra Nuestro destino en la sociedad moderna es vivir entre extraos. sta es

    una situacin particularmente apropiada para otorgar a los actos indeseados el significado de delitos.

    La importancia de la proximidad/distancia en la creacin de significado es clara en todas las reas de la vida. Es particularmente importante en tiempos de guerra: es ms fcil ver las acciones de los enemigos como criminales que ver las propias acciones de esa 16

    El delito no existe

    manera. Y la dimensin proximidad/distancia es importante despus de la guerra. En 1945, cuando Alemania fue derrotada y cinco aos de ocupacin militar llegaron a su fin, las autoridades noruegas iniciaron un duro proceso penal dirigido a quienes haban colaborado con los ocupantes. Todos los miembros del partido nazi fueron tachados de criminales, lo mismo les pas a quienes haban ayudado a los ocupantes de diversos modos. Se utiliz la ejecucin como castigo, la prisin ordinaria se volvi muy pequea, los viejos campos de prisioneros alemanes se llenaron de colaboradores. Durante la ocupacin e inmediatamente despus de la rendicin alemana, la fantasa pblica con relacin a la muerte y deportacin de los colaboradores no tena fin. Pero a medida que pasaba el tiempo, se hicieron evidentes dos tendencias. La primera, el castigo se torn menos severo. Incluso tanto que se hizo necesario revisar las primeras sentencias. La guerra y la ocupacin pasaron a segundo plano, esto posibilit ver a algunos de los colaboradores como seres humanos ordinarios. La otra tendencia fue que a aquellos acusados de colaborar econmicamente con los alemanes, se les otorg un tratamiento particularmente indulgente. Dag Ellingsen (1993) describe el fenmeno: no todos los colaboradores econmicos fueron tratados indulgentemente, sostiene. Quienes llegaron primero a las cortes obtuvieron sentencias sumamente severas, tal como los otros colaboradores. Pero, los de las primeras sentencias fueron al mismo tiempo, en gran parte, peces chicos, casos de persecucin simple, fcilmente procesables en un sistema judicial sobrecargado. Los peces grandes tenan casos que llevaban mucho tiempo de preparacin. Probablemente fueron emprendedores que comenzaron a refuncionalizar aeropuertos para los alemanes en el sur de Noruega antes de que la guerra terminara en el lejano Norte y que luego continuaron su colaboracin econmica durante los cinco aos de ocupacin. El paso del tiempo en tales casos implic en general mayores indulgencias. Adems, haba otros factores. Los casos ms complicados implicaban interminables interrogatorios por parte de la polica y la movilizacin

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    de abogados en representacin de los colaboradores. Estos abogados no eran los defensores ordinarios de la gente comnmente vista como delincuentes, sino expertos en derecho civil, respetables abogados de clase media y alta. Y las complicaciones implicaban largos das en los tribunales para acusados de nivel social no vistos usualmente en los tribunales penales. Paulatinamente se haca ms difcil ver a estos actos como delitos y a estos actores como delincuentes. Hacia el final de todos estos procesos surgi una complicacin ms. El pas deba ser reconstruido. El escalafn ms alto de aquellos acusados de haber colaborado econmicamente eran justamente quienes tenan el mejor potencial para hacer este trabajo.

    Ellos eran los propietarios de las grandes firmas, parcialmente desarrolladas a travs de su colaboracin con el ocupante, pero que eran ahora recursos nacionales. Se haca ms y ms difcil ver sus actos anteriores como delitos "reales" y a los actores como delincuentes merecedores de castigo por parte del Estado.

    Todo esto puede ser bien ilustrado a travs del destino de un hombre. Este no fue un caso de delito econmico. Ms serio que el dinero, el hombre haba colaborado al ms alto nivel y se haba unido al gabinete nazi creado por Vidkun Quisling. Haba actuado como ministro de Cultura y fue sentenciado a muerte. Su caso lleg a la Corte Suprema. Usualmente el acusado no se muestra en persona, pero puede insistir en concurrir, y as lo hizo este hombre. Da tras da este prototipo de ciudadano fue escoltado hasta la sala de audiencias. Cansado, plido, triste, vestido con un gastado traje del tipo que sus jueces solan usar otrora, con voz y vocabulario correcto. Por su educacin como abogado podra haber sido uno de ellos, si no hubiera interferido su fatal creencia en un diferente sistema poltico. La Corte Suprema cambi la sentencia de muerte por prisin perpetua. Un participante en el proceso, cuya identidad no quiero revelar, insiste en que fue la aparicin diaria en el tribunal lo que le salv la vida. No haba ninguna duda de que sus actos eran delito de acuerdo a una interpretacin de la ley tenida por vlida en ese tiempo. Pero se acerc demasiado a los 18

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    jueces, tanto que no pudieron verlo como un criminal que mereciera morir.

    1. 9. El delito como un recurso natural ilimitado El delito es un recurso ilimitado. Los actos con la potencialidad de ser

    vistos como delictivos son como un recurso natural ilimitado. Podemos tomar una pequea porcin de ellos para calificarlos como delito, o una grande. Los actos no son, se construyen, sus significados son creados al tiempo que suceden. Clasificar y evaluar son actividades centrales para los seres humanos. El mundo viene a nosotros al tiempo que lo constituimos. El delito es por lo tanto un producto cultural, social y mental. Para todos los actos, incluidos aquellos vistos como no deseados, hay docenas de posibles alternativas de comprensin: maldad, locura, perversin, deshonra, desborde juvenil, herosmo poltico, o delito. Los "mismos" actos pueden por lo tanto encontrarse dentro de varios sistemas paralelos como el judicial, el psiquitrico, el pedaggico y el teolgico.

    Pero dejemos esto en claro: yo no digo, aqu o ms adelante, que ciertos actos inaceptables, completamente inaceptables incluso para m, no existan. No niego que algunas personas reciben balas en sus cuerpos debido a las armas disparadas por otras personas. Tampoco niego que hay gente que muere debido a los automviles de otra gente; que es tomado dinero de los bolsillos ajenos o de sus cuentas bancarias sin su consentimiento. Y tampoco niego que tenga fuertes objeciones morales contra la mayora de estos actos, que trate de detenerlos o prevenirlos. Ni niego que pueda ser til ver algunos de estos actos como delito.

    Estoy interesado en el nacimiento de los significados y en cmo stos son moldeados. Mi mundo est lleno de valores, muchos de los cuales me obligan a actuar o a reaccionar. Pero esto no excluye un fuerte inters en cmo los actos adoptan su significado. Tomando en cuenta esta perspectiva general, hay algunas preguntas tradicionales en la criminologa que no voy a abordar. Particularmente, no voy a considerar til la pregunta sobre la evolu-

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    cin de la situacin delictiva. Esto no significa que las estadsticas criminales no presenten inters. Tales estadsticas informan sobre los fenmenos vistos y registrados como delitos por una sociedad en particular y tambin lo que les sucede a aquellas personas vistas como los principales actores. Pero las estadsticas delictivas son en s mismas un fenmeno social. Ellas nos cuentan lo que el sistema en determinado momento ve como delito, lo que le molesta manejar y lo que tiene capacidad de manejar. Las estadsticas delictivas son un hecho social con extrema necesidad de interpretacin. Esta visin de las estadsticas delictivas tiene sus consecuencias. Significa que no es til preguntarnos si el delito est en aumento, estable o decreciendo11. El delito no existe como una entidad dada. Medir las variaciones en la manifestacin de un fenmeno que cambia su contenido a travs del tiempo no est entre las tareas que ms me tientan.

    Esta perspectiva general sobre el delito hace posible develar dos cuestiones centrales e interrelacionadas.

    Primero, qu est detrs del incremento o merma de los actos generalmente percibidos como no deseados o inaceptables?, y c-

    11 En este punto estoy probablemente en desacuerdo con David Garland (2001) en su libro La cultura del control. Y digo "probablemente" en desacuerdo, porque Garland en su interesante libro es a mi modo de ver poco claro sobre este punto. Tengo la impresin de que l sostiene que el delito existe como un fenmeno que podemos describir como una entidad que vara a travs del tiempo y que podemos decir si est aumentando o decreciendo. Tambin tengo la impresin de que l opina que el delito ha aumentado, y que esta creencia es un elemento importante de su anlisis. Pero est alerta sobre este punto. Espero que su posicin bsica sea que hemos llegado a una situacin social donde se crea una sensacin de aumento del delito, y esta sensacin tiene todo tipo de consecuencias sociales. 20

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    mo es eventualmente posible influir en el acontecimiento de estos actos?

    Segundo, qu hace que una cantidad variable de estos actos aparezca como delito y que sus actores aparezcan como delincuentes? Particularmente, bajo qu condiciones materiales, sociales, culturales y polticas aparecern el delito y los delincuentes como las metforas dominantes, como la forma dominante de ver a los actos y actores no deseados?

    sta es una perspectiva liberadora. Nos lleva al tema general de este libro: cundo es suficiente? O como en el ttulo, cunto es una sensata cantidad de delito? Esta cuestin nos lleva naturalmente a la siguiente: cunto es una sensata cantidad de castigo?

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