Scott Hahn Roma Dulce Hogar

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Roma dulce hogar SCOTT y KIMBERLY HAHN PRESENTACIÓN Uno de los más bellos y luminosos astros en el firmamento de la esperanza para nuestros atribulados días, es este matrimonio: Scott y Kimberly Hahn. El relato de su vida y su conversión es uno de los más interesantes entre los muchos que parecen estar floreciendo en la Iglesia de América como azafranes entre la nieve de primavera. Todas las historias de conversión son diferentes, como los copos de nieve o las huellas dactilares. Todas son dramáticas. El único relato más dramático que el de la conversión a la Iglesia de Cristo es el de la conversión inicial a Cristo mismo. Pero ambos dramas -llegar a ser cristiano y llegar a ser católico- son dos pasos de un mismo proceso y en la misma dirección, como nacer y crecer. Este libro es una excelente muestra de esa verdad. Debido al drama intrínseco de su tema -la búsqueda mutua entre el hombre y su Creador-, vale la pena conocer todo relato de conversión. Pero no todos son capaces de cautivar al lector y arrastrarle como río torrentoso; éste sí. Yo diría que hay cuatro motivos que hacen imposible dejarlo una vez que se empieza: En primer lugar, los autores son muy inteligentes, de pensamiento claro e irrefutable razonar. No quisiera ser un anti católico en debate con ellos! En segundo lugar, están apasionadamente enamorados de la verdad. Son incapaces de comprometer sus creencias. En tercer lugar, narran con claridad y sencillez, con caridad y gracia, con humor, y entusiasmo, y alegría. Por último, forman una pareja maravillosa, que se ofrece a sí misma y el tesoro que los dos han encontrado. Cuando llegue a conocerlos en las páginas de este libro, hallará en ellos esa inefable pero claramente identificable cualidad de la con fiabilidad Los hebreos la denominan emeth. Cuando uno los palpa, sabe que palpa verdad. También hay razones religiosas que explican la fuerza de este libro. Una es su evidente amor a Cristo; así de simple. Otra es su amor y conocimiento de la Sagrada Escritura. ¡ Sé de pocos católicos en el mundo que conozcan y utilicen , mejor su Biblia. La tercera es su forma de armonizar -como Cristo- la ortodoxia bíblica y católica con la sensibilidad por la persona. En otras palabras, su amor a la verdad ya la gente; a la doctrina y al discípulo. Este doble amor es el secreto principal de los grandes maestros. Finalmente, una cuarta razón es su teológico enfoque de la familia, biológica y espiritual (la Iglesia como familia). Esta doctrina, como cada detalle de la sabiduría de la Iglesia, se define y se aprecia más claramente cuando es atacada por las herejías que la niegan. Hoy en día esta base fundamental de toda la sociedad divina y humana sufre duros ataques, y parece estar muriendo ante nuestros propios ojos. Scott y Kimberly son dos guerreros en el ejército de San Miguel Arcángel que contraataca la última invasión del maligno. La suerte de la batalla está cambiando, y el mismo mar de la sabiduría de la Iglesia se prepara para inundar y limpiar nuestra tierra. Scott y Kimberly son dos olas tempranas de esa marea purificadora. No hay grabaciones más demandadas y compartidas entre los católicos norteamericanos que las cintas de los Hahn. Ahora tenemos también la versión completa de su historia. Encontrará bocas espirituales más abiertas que las de los pichones. Peter Kreeft

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  • Roma dulce hogar

    SCOTT y KIMBERLY HAHN

    PRESENTACIN

    Uno de los ms bellos y luminosos astros en el firmamento de la esperanza para nuestros atribulados das, es este matrimonio: Scott y Kimberly Hahn. El relato de su vida y su conversin es uno de los ms interesantes entre los muchos que parecen estar floreciendo en la Iglesia de Amrica como azafranes entre la nieve de primavera. Todas las historias de conversin son diferentes, como los copos de nieve o las huellas dactilares. Todas son dramticas. El nico relato ms dramtico que el de la conversin a la Iglesia de Cristo es el de la conversin inicial a Cristo mismo. Pero ambos dramas -llegar a ser cristiano y llegar a ser catlico- son dos pasos de un mismo proceso y en la misma direccin, como nacer y crecer. Este libro es una excelente muestra de esa verdad. Debido al drama intrnseco de su tema -la bsqueda mutua entre el hombre y su Creador-, vale la pena conocer todo relato de conversin. Pero no todos son capaces de cautivar al lector y arrastrarle como ro torrentoso; ste s. Yo dira que hay cuatro motivos que hacen imposible dejarlo una vez que se empieza: En primer lugar, los autores son muy inteligentes, de pensamiento claro e irrefutable razonar. No quisiera ser un anti catlico en debate con ellos! En segundo lugar, estn apasionadamente enamorados de la verdad. Son incapaces de comprometer sus creencias. En tercer lugar, narran con claridad y sencillez, con caridad y gracia, con humor, y entusiasmo, y alegra. Por ltimo, forman una pareja maravillosa, que se ofrece a s misma y el tesoro que los dos han encontrado. Cuando llegue a conocerlos en las pginas de este libro, hallar en ellos esa inefable pero claramente identificable cualidad de la con fiabilidad Los hebreos la denominan emeth. Cuando uno los palpa, sabe que palpa verdad. Tambin hay razones religiosas que explican la fuerza de este libro. Una es su evidente amor a Cristo; as de simple. Otra es su amor y conocimiento de la Sagrada Escritura. S de pocos catlicos en el mundo que conozcan y utilicen , mejor su Biblia. La tercera es su forma de armonizar -como Cristo- la ortodoxia bblica y catlica con la sensibilidad por la persona. En otras palabras, su amor a la verdad ya la gente; a la doctrina y al discpulo. Este doble amor es el secreto principal de los grandes maestros. Finalmente, una cuarta razn es su teolgico enfoque de la familia, biolgica y espiritual (la Iglesia como familia). Esta doctrina, como cada detalle de la sabidura de la Iglesia, se define y se aprecia ms claramente cuando es atacada por las herejas que la niegan. Hoy en da esta base fundamental de toda la sociedad divina y humana sufre duros ataques, y parece estar muriendo ante nuestros propios ojos. Scott y Kimberly son dos guerreros en el ejrcito de San Miguel Arcngel que contraataca la ltima invasin del maligno. La suerte de la batalla est cambiando, y el mismo mar de la sabidura de la Iglesia se prepara para inundar y limpiar nuestra tierra. Scott y Kimberly son dos olas tempranas de esa marea purificadora. No hay grabaciones ms demandadas y compartidas entre los catlicos norteamericanos que las cintas de los Hahn. Ahora tenemos tambin la versin completa de su historia. Encontrar bocas espirituales ms abiertas que las de los pichones. Peter Kreeft

  • PREFACIO El difunto arzobispo Fulton Sheen escribi una vez: Apenas habr en Estados Unidos un centenar de personas que odien a la Iglesia catlica; pero hay millones que odian lo que errneamente suponen que es y dice la Iglesia catlica. Nosotros dos cremos en algn momento que estbamos en el primer grupo, slo para descubrir que en realidad nos hallbamos en el segundo. Pero una vez que vimos la diferencia, y supimos dnde estbamos de verdad, se hizo evidente que no pertenecamos a ninguno de los dos. Para entonces estbamos ya avanzados en el camino hacia nuestro hogar. Este libro describe ese camino. Es una narracin de cmo descubrimos que la Iglesia catlica es la familia de la alianza de Dios. Queremos mostrar cmo el Espritu Santo utiliz la Escritura para aclarar nuestras dudas e ideas errneas. No pretendemos tratar de las ideas errneas que otros pueden tener. Con la gracia de Dios, quiz algn da podamos escribir otro libro sobre eso. Este relato no podra haberse escrito si no fuera por Ter Barber, de Saint Joseph Communications de West Covina, California, quien generosamente nos entreg un ordenad, porttil y numerosas grabaciones de nuestras conferencias para que Kimberly las trascribiera y corrigiera hasta darle una forma legible. Hay que decir que ella hizo todo el trabajo en el piso de arriba, con cuatro nios merodeando alrededor, mientras Scott se refugiaba en una tranquila zona de stano para terminar su tesis doctoral: Lazos de familia por alianza. Por propia iniciativa, Scott asume la responsabilidad por cualquier ambigedad que pueda quedar. G. K. Chesterton dijo una vez: Si de verdad vale la pena hacer algo... vale la pena hacerlo a toda costa. Esto explica por qu hemos querido correr el riesgo -que est unido gozo- de compartir en papel impreso nuestro testimonio de lo que ha sido esa etapa tan intensa de nuestras vidas.

    I SCOTT y KIMBERLY HAHN , 29 de Junio, Fiesta de San Pedro y San Pablo

  • INTRODUCCIN Damos gracias a Dios por el regalo de nuestra conversin a Jesucristo ya la Iglesia catlica que l fund; porque slo por la asombrosa gracia de Dios hemos podido hallar el camino de vuelta a casa.

    Yo, Scott, le doy gracias a Dios por Kimberly, la segunda gracia ms asombrosa de mi vida. El Seor la puso a mi lado para revelarme la realidad de su familia de alianza; y mientras yo quedaba extasiado con la teora, Kimberly la pona en prctica, siendo el canal para las otras gracias ms asombrosas de mi vida: Michael, Gabriel, Hannah y Jeremiah. El Seor se ha servido de todos ellos para ayudar a este inepto detective bblico {el teniente Colombo de la teologa) a solucionar el caso del catolicismo y regresar a casa. El camino comenz en verdad como una historia de detectives, pero pronto se convirti en un relato de terror, para terminar finalmente en un gran romance: cuando Cristo quit el velo a su esposa, la Iglesia. (Dicho sea de paso, le ser til al lector tener presente e tos tres tipos de relatos cuando vaya leyendo.)

    Yo, Kimberly, le doy gracias a Dios por mi amado esposo Scott. l se ha tomado en serio la llamada del Seor a nutrirme con la Palabra ya quererme por la gracia de Dios ( 5,29). Prepar el camino para que nuestra familia fuera recibida en la Iglesia, y entreg su vida -educacin, carrera, sueos- por nosotros, porque quera seguir a Cristo sin importarle el coste. Al igual que el peregrinaje de Scott, tambin el mo ha variado de color y tono a medida que progresaba, como el cambio de las estaciones. Qu poco imaginaba yo lo largo q iba a ser el paso del verano a la primavera!

  • I. DE LA CUNA A CRISTO

    Soy el ms joven de los tres hijos de Molly Lou y Fred Hahn. Bautizado como presbiteriano1, me cri en un hogar protestante, pero la religin significaba poco para mi familia, y ms por razones sociales que por unas convicciones profundas. Recuerdo la ltima vez que fui a la iglesia a la que asista mi familia. El ministro que predicaba expres sus dudas acerca del nacimiento virginal de Jess y de su resurreccin corporal. Yo me puse en pie en medio del sermn y me sal. Recuerdo haber pensado: No s con seguridad en qu creo, pero al menos soy lo bastante honesto para no dedicarme a las cosas que se supone tengo que defender>. Tambin me pregunt por qu ese hombre simplemente no dejaba su ministerio en la iglesia presbiteriana y se iba a donde compartieran sus creencias. Poco saba yo entonces que acababa de presenciar un presagio de mi propio futuro. Todo cuanto haca, lo haca con pasin, fuera algo correcto o equivocado. Como un tpico quinceaero, perd todo inters por la Iglesia y empec a interesarme mucho por el mundo; como consecuencia, pronto me vi metido en problemas; catalogado como delincuente, tuve que comparecer en el Tribunal de Menores, y ante una sentencia que me condenaba a pasar un ao en un centro de detencin por una serie de cargos, apenas pude arreglrmelas para que la cambiaran por seis meses de libertad condicional. A diferencia de mi mejor amigo, Dave, yo estaba asustado de ver a dnde iban aparar las cosas, y saba que aquello tena que cambiar. Mi vida iba cuesta abajo y no saba cmo controlarla. Dave era un indiferente. Yo saba que l era catlico, pero cuando alarde de mentirle al sacerdote en la confesin, pens que ya haba odo demasiado. j y hablan de hipocresa! Todo lo que pude decirle fue: Dave, cmo me alegra saber que nunca tendr que confesar mis pecados aun sacerdote. Qu poco saba yo! Durante mi primer ao de Instituto, el Seor trajo a mi vida aun estudiante universitario llamado Jack, que era un lder de Young Life, movimiento fundado para compartir el Evangelio con muchachos difciles y sin fe, como mis compaeros y yo. Jack lleg a ser muy amigo mo y nuestra relacin signific mucho para m. Sola venir a jugar al baloncesto, se quedaba con nosotros despus de las clases, y luego nos llevaba a nuestras casas en su camioneta. Despus de conocerme un poco mejor, Jack me invit a un encuentro de Young Life. De forma educada le respond: No, gracias.... Yo no tena la menor intencin de asistir a una reunin de tipo religioso, aunque no fuera en una iglesia.

    Pero entonces ]ack mencion, como de pasada, que una cierta joven llamada Kathy iba a ir. Deba de haberse enterado de que Kathy era la chica a la que yo estaba tratando de conquistar en aquel momento; entonces le dije: Lo pensar. Jack continu explicndome que uno de los mejores guitarristas de Pittsburgh, un tal Walt, tocaba en las reuniones, y se quedaba despus para improvisar con cualquier guitarrista interesado. Aquel ao, como ]ack bien saba, la guitarra se haba convertido para m casi en una religin, desplazando a otras actividades menos tiles. Por lo menos ahora yo tena una buena excusa que dar a mis amigos

    1 Protestante calvinista que no reconoce la autoridad episcopal sobre los presbteros. Las iglesias presbiterianas son dirigidas por grupos de ancianos laicos, a .taci6n de los ancianos de la Biblia (N del T).

  • para ir a esa reunin. y fui. Habl un rato con Kathy y luego improvis con Walt, que era realmente asombroso con la guitarra; incluso me ense algunas combinaciones. A la semana siguiente fui tambin, ya la siguiente ya la otra... Cada semana ]ack daba una charla en la que haca que los relatos bblicos cobraran vida. Luego nos retaba con el mensaje bsico del Evangelio: todos ramos pecadores y necesitbamos ser salvados, por eso Cristo muri en la cruz para pagar por nuestros pecados. Tenamos que optar por l como nuestro Salvador y Seor para ser salvos; no era algo automtico. Yo le escuchaba, pero no me senta muy impresionado.

    " Un mes ms tarde, ]ack me invit a una especie de retiro. 'No, gracias, le dije, tengo otros planes. Pero l aadi que Kathy estara all, todo el fin de semana. Hombre astuto. Mis otros planes podan esperar. Quien diriga el retiro present el Evangelio de un modo simple pero a la vez motivador. La primera noche nos dijo: Mirad bien la cruz; y si sents la tentacin de no tomaros en serio vuestros pecados, mirad la de nuevo de manera larga e intensa. Me hizo caer en la cuenta, por primera vez en mi vida, de que, en efecto, eran tambin mis pecados los que haban clavado a Cristo en la cruz. A la noche siguiente nos ret de otro modo. Nos dijo: Si tenis la tentacin de mostraros indiferentes ante el amor de Dios, mirad de nuevo la cruz, porque el amor de Dios es el que envi a Cristo a la cruz por vosotros. Hasta ese monumento yo haba considerado el amor de Dios como algo puramente sentimental. Pero la cruz no tiene nada de sentimental. Aquel hombre nos llam luego a comprometernos con a Cristo, y vi a un buen grupo de compaeros a mi alrededor y responder que s, pero yo me contuve. Pens: No quiero dejarme llevar por la emocin. Prefiero esperar. Si esto es cierto hoy, tambin lo ser maana dentro de un mes. As que n regres a casa posponiendo mi decisin de ofrecer mi vida a Cristo. a En el retiro haba comprado dos libros: Sepa por qu cree, de Paul Little, y Mero cristianismo, de C. S. Lewis, y una noche, casi un mes despus, los le de un tirn. Ambos dieron si respuesta a muchas de mis preguntas acerca de la existencia S de Dios, los milagros, la Resurreccin de Jess y la veracidad c de las Escrituras. A eso de las dos de la maana, apagu la luz, me di media vuelta en la cama y rec: Seor Jess, soy. il un pecador. Creo que moriste para salvarme. Quiero entregarte mi vida ahora mismo. Amn. y me dorm. No hubo coros anglicos, ni trompetas, ni siquiera una descarga de emociones. Todo pareci tan irrelevante... Pero por la maana, cuando vi los dos libros, record mi decisin y mi oracin, y supe que algo haba cambiado. d Mis compaeros tambin notaron alguna diferencia. Mi mejor amigo, Dave, que era uno de los chicos ms populares del colegio, se enter de que yo ya no quera fumar droga. r Me llev aparte y me dijo: ( Scott, no te ofendas, pero no queremos que sigas viniendo con nosotros. Los otros y yo creemos que eres un confidente de la poli. -Vamos, Dave -le respond-, t sabes que no soy un confidente. -Bueno..., no sabemos qu eres, pero has cambiado, y ya no queremos tener nada que ver contigo. Que te vaya bien. y se fue. Me qued aturdido. Apenas un mes despus de haberme comprometido a seguir a Cristo, me quedaba solo, sin un amigo en el colegio; me senta traicionado. Me dirig a Dios y le dije: Seor, te he dado mi vida y t te llevas a mis amigos. Qu clase de trato es ste? Aunque entonces no poda saberlo, Dios me estaba llamando a sacrificar algo que se interpona en mi relacin con l. Fue un proceso duro y lento, pero a lo largo de los dos aos posteriores, hice nuevas amistades autnticas y sinceras. Antes de terminar segundo de Secundaria, experiment el poder transformador de la gracia de Dios en la conversin. Durante el ao siguiente sent la accin del Espritu Santo de una forma personal y vivificante, y como consecuencia, llegu a tener un hambre insaciable de

  • Escritura. Me enamor perdidamente de la Palabra de Dios -la gua infalible para nuestra vida de cristianosy del estudio de la teologa. Durante los dos ltimos aos de Instituto me dediqu a tocar la guitarra ya estudiar las Sagradas Escrituras; Jack y su amigo Art me ayudaron a conocerlas. En mi ao final, Art incluso me llev a algunas de sus clases del seminario con el doctor John Gerstner. Los personajes de la historia cristiana que ms me atraan -de los que Jack y Art hablaban siempreeran los grandes reformadores protestantes Martin Lutero y Juan Calvino. Comenc a estudiar cmo Lutero redescubri el Evangelio separndose completamente de la Iglesia catlica -as pensaba yo-, y empec a devorar sus obras. Como consecuencia, me reafirm en mis convicciones anti-catlicas. Estaba tan convencido, que para la clase de literatura inglesa de la seorita Dengler decid escribir mi trabajo de investigacin sobre la doctrina de Lutero. Eso me llev a asumir la misin de corregir y liberar a los catlicos encadenados en el antibblico legalismo de la justificacin por las obras. Lutero me haba convencido de que los catlicos crean que se podan salvar por sus obras, aunque la Biblia enseaba la justificacin por la sola fe, o sola fe. En una ocasin Lutero haba declarado desde el plpito que l poda cometer adulterio cien veces al da y que eso no afectara su justificacin ante Dios. Obviamente, era una figura retrica, pero me impresion, y la coment con muchos de mis amigos catlicos. No hay por qu negarlo: el anti-catolicismo puede ser algo muy razonable. Si la hostia que los catlicos adoran no es Dios (y yo estaba convencido de que no lo era), entonces, es idolatra y blasfemia lo que hacen los catlicos al arrodillarse y adorar la Eucarista. Estaba convencido de eso, y haca cuanto poda para compartirlo. Por favor, comprendan que mi ardiente anti-catolicismo brotaba de mi amor por Dios y de un deseo caritativo de ayudar a los catlicos a convertirse. y de hecho, como los catlicos eran los que me ganaban bebiendo y diciendo palabrotas antes de que yo me tomara en serio mi cristianismo, yo saba bien cunta ayuda necesitaban. En aquel entonces yo sala con una chica catlica, y le ped que leyera un libro considerado la biblia del anti-catolicismo -un libro que, hoy estoy convencido, est lleno de descripciones engaosas y de mentiras sobre la Iglesia-, Roman Catholicism, de Lorraine Boettner. Mi novia lo ley y luego me escribi dndome las gracias y dicindome que nunca volvera a ir a misa. Ms adelante repart ejemplares a otros muchos amigos; y con total buena fe, y ceguera, daba gracias a Dios porque me permita servirle de esa forma. Mi abuela Hanh era la nica catlica de mi familia; una discreta, humilde y santa mujer. Como yo pasaba por ser el nico miembro religioso de mi casa, mi padre me dio sus objetos religiosos cuando ella falleci. Los mir con repugnancia y horror. Tom el Rosario entre mis manos y lo romp, diciendo: Dios mo, lbrala de las cadenas del catolicismo que la han tenido aprisionada. Tambin romp sus libros de oracin y los tir a la basura, esperando que esa supersticin sin sentido no hubiera condenado su alma. Me haban enseado a ver esas cosas como un exceso de equipaje inventado por los hombres para complicar un Evangelio salvador y muy simple. No siento el menor orgullo de haber actuado as, pero lo cuento para hacer ver lo profundas y sinceras que son las convicciones anti-catlicas de muchos cristianos de Biblia. Yo no era anti-catlico por un fanatismo malhumorado, sino por conviccin. Un episodio ms reforz esa realidad. Al final de mi ltimo ao de Secundaria, iba un da camino del Instituto para un ensayo, cuando pas ante la casa de Dave, el que haba sido mi mejor amigo. Su luz estaba encendida, y pens: Debo al menos despedirme de l, ahora que voy a graduarme y a irme a la Universidad Casi no le haba visto en los ltimos dos aos. Toqu el timbre, y la madre de Dave abri la puerta y me invit a pasar. Creo que haba odo decir que me haba vuelto muy religioso; se alegr mucho de verme. Mientras entraba, Dave baj por la escalera ponindose el abrigo. Al verme se detuvo de repente. -iScott! -jDave! , -Ven, sube. Al principio la situacin result muy tensa, pero luego empezamos a hablar y hablar, y estuvimos rindonos

  • y contando ancdotas como en los viejos tiempos. Lo que iban a ser quince minutos resultaron ser ms de dos horas. Nunca llegu a mi ensayo! Mientras lo lamentaba le dije a Dave: -Pero espera..., cuando llegu, ibas a salir... Lo siento... seguro que te he fastidiado un buen plan. De repente su expresin cambi: -Por qu has venido esta noche? -me pregunt. -Slo para despedirme de ti y desearte que te vaya muy bien. -Pero por qu esta noche precisamente? -Pues no lo s... He hecho que faltaras a algo importante? Mir a aquel tipazo que haba sido tan atltico, gracioso y popular, y not que su voz temblaba. -Cuando has llegado me iba a... -meti la mano en el bolsillo y sac una soga de dos metros con un nudo corredizo en uno de los extremos Iba a ahorcarme. Esta tarde trep aun rbol en el viejo huerto de manzanos, y cuando estaba apunto de hacerlo, pasaron dos nias. Pens: Yo ya he arruinado mi vida, por qu arruinar tambin las suyas? As que decid volver cuando oscureciera. Sala para all cuando has llegado. Rompi a llorar y me pidi que rezara por l. Nos abrazamos y empec a rogar por l en aquel mismo instante. Al salir de su casa vi un crucifijo colgado en la pared1, junto ala puerta principal, y pens: Qu lstima que Dave nunca se haya tomado en serio el Evangelio. De camino a casa, me detuve a mirar las estrellas y le dije a Dios: Seor, yo no saba lo que Dave iba a hacer, pero t s, verdad? Si puedes servirte de alguien como yo para ayudar aun pobre chico como Dave... aqu estoy, Seor. same ms, sobre todo para ayudar a los catlicos. Kimberly

    Poco antes de que sonaran las campanas de la Navidad de 1957, mi padre recibi la feliz noticia de que su primera hija acababa de .nacer: Kimberly Lorraine. Su corazn, junto al de mi madre, se llen de gozo. Mis padres, Jerry y Patricia Kirk, me han cubierto de oraciones desde que supieron que yo estaba en camino hasta el da de hoy. Me bautizaron siendo yo un beb y me transmitieron la fe desde mis primeros momentos; me alimentaron con la Palabra de Dios a la vez que con guisantes y patatas, y sobre todo, me dieron un buen ejemplo, siempre aprendiendo del Seor y creciendo en la vida de fe. jQu patrimonio tan rico! Pudieron decir con el salmista: Cantar por siempre el firme amor de Yav; tu misericordia, oh Seor. Y dar a conocer tu fidelidad de generacin en generacin (Sal 89, 1). Porque amaba a mis padres, amaba a Dios. Porque confiaba en mis padres, crea en el Dios en el que ellos crean, y que l haba hecho lo que ellos me decan que haba hecho. Crea que la Biblia era verdica porque ellos decan que lo era. y sin embargo, llega un momento en que cada uno debe decidir si las demandas de Jess sobre nuestras vidas son fundadas o no. Un da, cuando estaba en sptimo grado, tuve la oportunidad de hacerlo por mi cuenta. Criada en una familia slidamente cristiana, yo era uno de esos nios buenos que no comenten apenas pecados de obra, no tantos como de pensamiento o actitud. En m, los pecados de omisin tendan a ser ms que los de comisin. Pero aquel da fui consciente de cunto le estaba fallando a Dios. Oyendo la predicacin del Dr. Lloyd Ogilvie, escuch el Evangelio de una forma nueva que me conmovi el corazn: Dios me amaba y quera que yo viviera con l y para l, pero mis pecados me separaban de Dios, Y tenan que ser perdonados. Para eso vino Jess al mundo.

    1 Signo de catolicidad, pues los protestantes no tienen imgenes religiosas, en obediencia a una interpretacin literal del primer mandamiento (N del 7:').

  • Reconoc lo mucho que le necesitaba, Y le ped perdn por esos pecados diciendo: Jess, s mi Salvador. Quiero que ests en el trono de mi vida. Jess, s mi Seor. Ahora que ya no iba a ir de la mano de mis padres, me tomaba de la mano firmemente mi Padre Celestial. El reverendo apenas acababa de llamar testigos al altar cuando yo ya bajaba los escalo res y corra por el pasillo para decir: S, Jess, te amo, te necesito. S, quiero que ests en el centro de mi vida. El Salmo 51, 3 dice: Apidate de m, oh, Seor, segn tu benignidad. Por tu gran misericordia borra mi culpa. sa era mi oracin. Esta experiencia me llev a una relacin completamente nueva con el Seor. Tena ms deseos que nunca de conocer mi fe; quera ayunar, no porque me lo dijeran, sino para ser ms de Dios. Tena hambre de Escritura, de leerla, de estudiarla, de memorizarla; y esperaba con ansia mi confirmacin, que tendra lugar ese mismo ao, no slo para compartir mi fe con los ancianos de nuestra iglesia, sino tambin para empezar a recibir la comunin. Cuando pensaba en acercarme a la mesa del Seor, lo comparaba con la experiencia de la cena en familia, que da tras da nos ofreca mi madre: era el regreso al hogar despus de las batallas de cada da; era una celebracin de los unos para los otros; era un festn de amor servido con gracia y belleza. Poco saba yo entonces cunto ms preparaba ella mi corazn para mi futura recepcin de la Eucarista que para la comunin presbiteriana. Ahora viva mi fe de nuevas maneras: daba continuo testimonio; llevaba mi Biblia encima de los dems libros, tanto para leerla como para dar lugar a que surgieran preguntas y conversaciones (ir daba resultado!); ayudaba a iniciar grupos de oracin por la maana, antes de las clases... A veces me mostraba insoportable; pero los convertidos pueden ser as, y muchas veces dan ms fruto que los que se han mantenido firmes en la fe. Crec tambin en el amor, dejando que Dios me amara tal como soy, amando a Dios de nuevas maneras y aprendiendo .a tratar a mis hermanos y hermanas en Cristo. r Mis dos ltimos aos de high school estuvieron llenos de ministerios emocionantes: diriga estudios bblicos, evangelizaba y cantaba con un grupo juvenil llamado Young Folk, en ,los servicios de oracin de las iglesias locales y durante las giras de verano. Todo eso me ayud a formar un slido grupo de amigos cristianos. Libr tambin duras pero estimulantes batallas: sola dar testimonio de mi fe y era provocada por compaeros y profesores. Luego volva a casa y mis padres me animaban, dndome ms Escritura para volver a la lucha. Pareca que estaba t viviendo lo que significaba mi nombre -Kimberly quiere decir doncella guerrera en galico-. Debo admitir que disfrut mucho en esas confrontaciones, y me preguntaba si una [universidad cristiana supondra tantos retos.

    GUESTel

    GUESTUsese como sealador

  • 2. DEL APOSTOLADO AL MATRIMONIO Scott:

    Durante el verano anterior a mi marcha a la Universidad hice una gira por los Estados Unidos, Escocia, Inglaterra Holanda, tocando la guitarra en un grupo musical cristiano llamado The Cantinentals. Ya al final me haba saciado lo bastante de guitarra y de msica como para centrarme en la Escritura y la teologa en la Universidad. Mis cuatro aos en el Grave City Callege transcurrieron ta rpidos como un remolino, y me gradu en teologa, filosofa y economa -aad esta ltima para satisfacer el espritu prctico de mi padre, que pagaba mis estudios-. Adems, me integr en la rama local de Young Life: quera devolverle a Dio en la medida de mis posibilidades, el favor de haberse se vido de Young Life para llevarme al Evangelio. As que traba en esa organizacin durante los cuatro aos de carrera, evangelizando y formando en la fe a muchachos de Secundaria como haban hecho conmigo. Quisiera contar una historia que es buena muestra del celo que nos mova a compartir el Evangelio con los que no conoan a Cristo. Un amigo mo me habl del Dr. Francis Schaeffer, un gran tatedrtico cristiano con el que estaba estudiando en Europa. El doctor Schaeffer haba decidido tomarse un fin de semana libre para visitar Pars con dos alumnos. Una noche, mientras paseaban por la ciudad, vieron a una prostituta parada en una esquina. Los alumnos, horrorizados, observaron como su mentor se acercaba a la mujer. -Cunto cobra usted? -le pregunt. -Cincuenta dlares. El catedrtico la mir de arriba abajo y dijo: -No, es demasiado poco. Ah, s? Para los americanos son ciento cincuenta dlares.

  • Pero l insisti de nuevo: -An es muy poco. Ella contest rpidamente: -Ah, claro, la tarifa de fin de semana para los americanos de quinientos dlares. -Incluso eso es demasiado barato. Para ese entonces, la mujer estaba ya un poco irritada. n tono altivo dijo: -Cunto valgo para usted? .El doctor respondi: -Seora, yo nunca podra pagar lo que vale usted, pero djeme hablarle de alguien que ya lo ha hecho. y los dos alumnos vieron cmo su mentor -en ese mismo momento y lugar- se arrodill con ella en la acera y la gui una oracin para ofrecer su vida a Cristo. se era el tipo de celo que tenamos en Young Life para impartir el Evangelio, y yo no poda comprender por qu a tas iglesias ni siquiera pareca importarles. Me dedicaba con especial entusiasmo a los catlicos, por compasin hacia sus errores y supersticiones. Cuando diriga estudios sobre la Biblia para alumnos de Secundaria, preparaba estratgicamente mi charla para llegar a los chicos catlicos, que me parecan tan perdidos y confusos. Lo que ms me alarmaba era su ignorancia, no slo de la Biblia, sino de las enseanzas de su propia Iglesia. Me daba la impresin de que los estaban tratando como conejillos de indias en sus propios programas de catequesis. Por tanto, hacerles ver los errores de su Iglesia resultaba tan fcil como acertar a patitos de plstico metidos en un barril. En la residencia, algunos de mis amigos empezaron a hablar de ser rebautizados. Todos estbamos creciendo junto! en la fe y asistamos ala congregacin local. El ministro -un orador fantstico- estaba enseando que aquellos que fuimos bautizados de nios nunca fuimos verdaderamente bautizados, y mis amigos parecan seguirle en todo cuanto deca Al da siguiente nos reunimos para acordar la fecha en que nos sumergiramos de verdad. Pero antes yo les di mi opinin: -No creis que deberamos estudiar la Biblia nosotros mismos para asegurarnos de que l est en lo cierto? Pareca que no me escuchaban. -Cul es el problema con lo que dice el ministro, Scott Despus de todo, te acuerdas de tu Bautismo? De qu le vale el Bautismo a los bebs si an no pueden creer? Yo no estaba seguro, pero saba que la respuesta no era jugar a seguir al lder y basar las creencias slo en sentimientos, como parecan hacer ellos. De modo que les dije: -No s lo que haris vosotros, pero yo voy a estudiar la Biblia un poco ms detenidamente antes de lanzarme a bautizarme de nuevo. A la semana siguiente, ellos se rebautizaron. Mientras tanto, yo fui a ver a uno de mis profesores de Biblia y le platiqu lo que estaba sucediendo, pero no quiso darme su opinin, En cambio, me inst a que estudiara el tema ms a fondo:

    -Scott, por qu no tratas el tema del bautismo de los nios en tu trabajo de investigacin escrito?

    Me vi en un aprieto. Para ser honesto, no quera estudiar tema tan a fondo; pero supongo que el Seor saba que necesitaba un pequeo empujn. As que durante los meses siguientes le todo lo que pude encontrar al respecto.

    Por aquel entonces, ya haba ledo la Biblia tres o cuatro veces y estaba convencido de que la clave para comprenderla el concepto de Alianza. Est en cada pgina, y Dios establece una en cada poca. Estudiar la alianza me dej clara a cuestin: Durante dos mil aos, desde el tiempo de Abraham hasta la venida de Cristo, Dios haba mostrado un pueblo que quera que los nios estuvieran en alianza con l, El modo era sencillo: bastaba darles el signo de la alianza.

  • En el Antiguo Testamento el signo de entrada a la alianza n Dios era la circuncisin. En el Nuevo Testamento, Cristo haba sustituido ese signo por el Bautismo. Pero en ningn sitio le que Cristo dijera que los nios deban ser excluidos la alianza; de hecho, le encontr diciendo prcticamente contrario: Dejad que los nios se acerquen a m y no se lo pidis, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 19, ).

    Tambin hall a los Apstoles imitndole. Por ejemplo, en Pentecosts, cuando Pedro acab su primer sermn, llam a todos a aceptar a Cristo, entrando en la Nueva Alianza: Arrepentos y bautizaos en el nombre de Jesucristo, para remisin de vuestros pecados, y recibiris el don del Espritu Santo. Porque para vosotros es esta promesa y para vuestros hijos", (Hch 2, 38-39).

    En otras palabras, Dios quera que los nios estuvieran en alianza con l, y puesto que en el Nuevo Testamento slo figura el bautismo como signo para entrar en la Nueva Alianza, por qu no deban ser bautizados los nios de los creyentes? No era, pues, de extraar -como descubr en mi investigacin-, que la Iglesia practicase el bautismo de los nios desde que fue instituida. Mostr a mis amigos los resultados de mi investigacin bblica, pero no quisieron escucharme, y mucho menos discutirlo. De hecho, percib que el solo hecho de que yo estudiara el tema no les haba gustado nada. Ese da hice dos descubrimientos: Por un lado, comprob que muchos de los llamados cristianos de la Biblia prefieren basar sus creencias en sentimientos, sin rezar ni leer detenidamente la Escritura. Por otro lado, descubr tambin que la alianza era verdaderamente la clave para comprender toda la Biblia. Decid entonces, en mi primer ao de estudios universitarios, que la alianza sera el objeto de todos mis futuros trabajos de investigacin y proyectos. y as lo hice. Es ms, despus de cuatro aos de estudiar la alianza, me convenc de que era en verdad el tema dominante de toda la Biblia. La Escritura cobraba ms y ms sentido. En mi ltimo ao de estudios, tena otra meta (adems de ir al Seminario para cursar estudios superiores de Escritura y teologa): casarme con la mujer ms hermosa y espiritual de toda la Universidad: la seorita Kimberly Kirk. Ya la haba reclutado como lder de Young Life, y durante dos aos habamos ejercido nuestro apostolado codo con codo. Entonces le propuse matrimonio, y, para mi gran felicidad, ella haba aceptado. Despus de graduarme con las ms altas calificaciones en Filosofa y Teologa, me fui a Cincinnati para que pudiramos dedicar el verano a prepararnos para el matrimonio. Con Kimberly Hahn a mi lado, estaba preparado para afrontar el futuro a toda mquina. Kimberly:

    En 1975 me matricul en el Grave City Callege para cursar mi primer ao en el programa de Artes de la Comunicacin. Haba elegido una universidad cristiana, no buscando una tregua en las luchas que tanto haban fortalecido mi caminar con el Seor en una high schaal pblica y secularizada, sino para crecer de una manera ms profunda y emprendedora: para ser hierro que lima hierro con y para otros cristianos. Sin embargo, una vez en la Universidad, el dilema en el que me hallaba atascada era la facilidad con la que poda dejar de crecer de una forma dinmica precisamente por el hecho de que la mayora de la gente era cristiana o actuaba como tal. Si no avanzaba en mi relacin con Cristo, eso quera decir que retroceda, pues no es posible quedarse detenido. En el verano entre mi segundo y mi tercer curso, me senta culpable de mi bajn espiritual. Disfrutaba mucho participando en las obras de teatro, en una hermandad de mujeres y en varias asociaciones, pero en realidad no haba crecido espiritualmente. Jess no me peda ser

  • el centro de mi vida, me lo exiga; y yo lo sabia, pero me comportaba como si fuese yo quien le hubiera invitado a l a entrar, bajo mis condiciones y cuando me conviniera. Sin embargo, era l quien me invitaba a su vida. Tenia que encontrar un modo de servirle que de verdad me hiciera ponerme de rodillas y reconocerle como Seor; un empeo que fuera demasiado grande para conseguirlo sola. En este punto estaba cuando regres a Grove City para iniciar el tercer ao. ~Me integr en el Consejo de Orientacin, y Scott era asistente de alumnos de una residencia universitaria. Por esa razn ambos tenamos asignados cometidos respecto al baile de alumnos de primer curso. Le vi durante el baile y primero pens: Es demasiado guapo para acercarme a hablar con l. Pero luego me dije: No, no lo es. Puedo acercarme para charlar. As que me aproxim y empec a hablar con l. Casi de sopetn me pregunt: -Crees que Dios existe? Pens: Oh, Seor, este chico ha debido perder la fe durante el verano. Insprame las palabras que le ayuden. Durante unos diez minutos, y de forma un poco torpe y confusa, me esforc por demostrarle que Dios existe. Finalmente le dije: -Crees t en Dios? -Claro! -contest. Sorprendida, le pregunt: -Entonces, por qu has estado diez minutos ponindome aprueba? -Para ver de qu pasta ests hecha -fue su respuesta-. Quieres que demos un paseo? As que salimos a pasear. Le coment mi resolucin de que mis dos ltimos aos de carrera fueran diferentes a los dos primeros, y le dije que me gustara participar en algn tipo de apostolado que me retara acrecer espiritualmente . -j Yo tengo el ministerio ideal para ti! -me anunci Scott?-. Has odo hablar de Young Life? Sabia de Young Life porque mi padre haba llegado ala fe en Cristo gracias a esa organizacin en Colorado. Cuando estuvo en el seminario de Pittsburgh, mi padre difundi Young Life en aquella zona. Lo que yo no sabia es que era precisamente la seccin de Young Life de Pittsburgh la que haba llevado a Scott a Cristo. Despus de esa experiencia, l haba venido a la universidad y se haba integrado en el grupo local de Young Life para alumnos de Secundaria. Ahora buscaba lderes femeninas para ayudarle. Scott me explic lo que hacan: -Vamos a los institutos y hablamos con los alumnos, jugamos partidos y luego los acompaamos a sus casas; los queremos tal como son, en su propio ambiente. Va naciendo una relacin de amistad y confianza, y en el momento adecuado compartimos con ellos nuestra experiencia de fe en Cristo. De entre aquellos que se comprometen a seguirle van surgiendo nuevos discpulos. Les ayudamos a comprender qu significa vivir para Cristo -luego aadi-: Necesitamos chicas lderes. Quieres unirte a nosotros? De inmediato supe que aquello era algo que s me exiga ponerme de rodillas, Y me entr un miedo de muerte!; aun as le respond: -De acuerdo. Qu es lo que tengo que hacer? Durante los dos aos siguientes servimos en Young Life hombro con hombro, junto a algunos otros estudiantes universitarios. Al principio me daba reparo ir a los institutos tan ..slo para pasar el rato, pero lo fui superando porque era hermoso hacer amistad con los alumnos Y hablarles del Seor. fe Dios estaba con nosotros fortalecindonos, y el fruto fue abundante. Scott enseaba a los lderes modos eficaces de comunicar el Evangelio Y hacer proselitismo; tocaba la guitarra y ofreca muchas charlas en nuestras reuniones semanales. Diriga tambin estudios sobre la Biblia, Y lo haca de un modo :fe tan motivador para los muchachos que todos los lderes queran asistir. De hecho tena que disuadir a algunos para que no vinieran, porque la habitacin estaba a rebosar de estudiantes. Desde que Scott me reclut, l Y yo pasbamos ms tiempo juntos. Comenzbamos a hablar durante el almuerzo tal y terminbamos despus de la cena. Transcurridas unas tres semanas en las que nos tratamos de una manera ms intensa, Scott me dijo:

  • -Kimberly, disfruto mucho del tiempo que pasamos juntos, pero si seguimos as me voy a enamorar de ti. y no tengo tiempo para enamorarme este ao..., tal vez el ao que viene Creo que debemos dejar de salir juntos. Me qued helada. Aquella, ciertamente, fue una forma: muy creativa y original de romper nuestra relacin. Me sent muy desilusionada, pero, por otro lado, pens que Scott er el hombre ms religioso con el que haba salido, as que 1 cre cuando me dijo que no haba otro motivo escondido por el que estuviera poniendo fin a lo nuestro. Dejamos de salir juntos, pero seguimos en el mismo ministerio. Young Life pareca encajar muy bien en mis planes de estudiar para ser ministro de mi iglesia, un sueo que yo albergaba desde que estaba en Segundo Grado. Mi padre me haba convencido, con el ejemplo de su vida, de que era la tare ms apasionante del mundo. l vena a casa, da tras da emocionado de poder difundir el Evangelio y ayudar a otras personas a creer en Cristo; aconsejando a parejas con problemas conyugales y viendo cmo sus matrimonios se recuperaban; enseando y predicando la Palabra de Dios, y llevando consuelo a los que se enfrentaban a la enfermedad o: muerte. Nada me pareca ms maravilloso que imitarle en 5 vocacin de pastor. Yo crea poseer muchos de sus dones talentos, y los mismos deseos de compartir el Evangelio y hacer de otros, discpulos de Cristo. Entonces, algunos buenos amigos, incluido Scott, comenzaron a ponerme aprueba durante mi tercer ao de estudio para ver si Dios me estaba llamando de verdad a ser ministro. Estuve de acuerdo con ellos en que si no hallaba un fundamento bblico para el sacerdocio femenino, sera que Dios tena otro proyecto de vida para m. Fue difcil replantearme lo que haba sido mi sueo dl rante tanto tiempo, y sobre todo, renunciar a ese sueo. Pe tuve que hacerlo cuando me convenc de que la Escritura I apoyaba la ordenacin como pastor de la mujer. No obstante, una vez que lo vi claro, mi profundo deseo de ser ordenada disminuy, y decid buscar otro camino para servir al Seor. Adems de trabajar intensamente en Young Life, Scott y yo tambin disfrutbamos mucho debatiendo temas teolgicos, a veces incluso con intensas discusiones. Durante las Navidades de mi tercer ao en la Universidad, estaba en casa describiendo una de esas conversaciones a mi madre, ella, sonriendo, me dijo: -Kimberly, me pregunto si no te casars con ese chico. Apostara a que s. -Casarme con Scott! jSi a duras penas logro hablar de teora con l sin sentirme frustrada! -S, pero creo que te casars con l. ; Ella nunca haba dicho nada semejante de ningn otro chico con quien yo haba salido. As que me tom muy en serio sus palabras. Aunque ya no salamos juntos, Scott y yo habamos establecido una slida base para un futuro noviazgo. Sin que yo supiera, l ya les haba dicho a algunas personas, el verano "anterior a nuestro ltimo ao de estudios, que haba decidido regresar a la universidad para casarse ,con Kimberly. Hacia finales de verano yo tambin tena un profundo sentimiento de que l era el hombre para m. El 30 de septiembre, durante un fin de semana de formacin para los responsables de Young Life, empezamos a ir juntos de nuevo. Gracias a nuestro ministerio comn Young Life vimos cunto poda prosperar la vida familiar" si tenamos un empeo compartido, si los dos arbamos con una sola yunta. Yo apreciaba mucho la pasin de Scott por la verdad y su amor por la Palabra. Era un comunicador poderoso y eficaz, y muchas vidas cambiaban a cedida que el Seor obraba a travs de l. Scott tambin quera mucho, y apreciaba el modo en que Dios se serva tambin de m. Nuevamente tuvimos largas charlas sobre lo que habamos estudiado y pensado. Nuestros sueos se complementaban mucho: Scott aspiraba a ser ministro y profesor; yo, esposa de un ministro. l quera ser escritor; a m me gustaba escribir a mquina y corregir las pruebas de imprenta. A ambos nos gustaba dar charlas. A pesar de que discutamos apasionadamente de

  • teologa, tenamos una profunda unidad en materia teolgica, yeso nos haca comprender que juntos, compartiendo todo, podamos progresar ms que estando cada uno solo. El 23 de enero nos prometimos, para casarnos en el mes de agosto. (Habamos descubierto que la fecha de nuestro compromiso era considerada por los Padres Estigmatinos como la fiesta de los esponsales de Mara y Jos.) Poco antes de la graduacin me di cuenta de que no saba si Scott deseaba o no tener una familia numerosa. Yo siempre haba querido tener por lo menos cuatro o cinco hijos. As que, como de pasada, le saqu el tema: -Scott, t quieres tener muchos hijos? -Bueno, no demasiados. Oh, no!, pens, ahora resulta que es un partidario del crecimiento cero de la poblacin. Procurando mantener mi tono intrascendente, le pregunt: -Cuntos no seran demasiados? -No s... -me dijo-. Creo que debemos limitarnos a unos cinco o seis.

    Casi no poda creer lo que haba odo.

    -S, seamos moderados -le dije, con una sonrisa cmplice. sa era otra importante cuestin en la que nuestros corazones y nuestras mentes iban al unsono. Cada uno estaba maravillado por los dones que Dios le haba dado al otro. Y pensar que las diferencias teolgicas que tenamos estaban bsicamente resueltas! Todo lo que quedaba por hacer era casarnos, ir al Seminario y explorar la verdad. Luego nos lanzaramos a conquistar el mundo para Cristo. Al menos eso era ! lo que entonces pensbamos.

    El da 18 de agosto de 1979, en Cincinnati, ante nuestras familias y ms de quinientos amigos, nos unimos en matrimonio, dispuestos a que Jess fuera el centro de nuestra vida en comn. Tenamos tantos sueos como para que nos duraran toda una vida.

    3. NUEVA CONCEPCIN DE LA ALIANZA Scott:

    Kimberly y yo llegamos al seminario teolgico Gordon-Conwell slo dos semanas despus de nuestra boda. Ambos estbamos firmemente convencidos de que la teologa evanglica1* reformada era la mejor expresin del cristianismo bblico. Yo describira mi bsqueda en esta etapa como una novela policiaca. Investigaba las Escrituras para encontrar las claves del autntico cristianismo. Dnde se enseaba y se viva ms fielmente la Biblia? Fuera donde fuera, saba que Dios me quera all, para dedicar mi vida a ensear. Yo era un investigador muy dinmico, dispuesto a obedecer a la Escritura, sin importarme adnde me llevara. En el seminario conoc aun compaero de estudios llamado Gerry Matatics, con el que pronto hice una gran amistad *Los evanglicos basan su fe slo en la Biblia, y la consideran la nica fuente de la doctrina (N del T).

    ____

    1 *Contiene el credo de las Iglesias presbiterianas, redaCtado en la Asamblea de Westminster durante la Guerra Civil inglesa, y completado en 1646 (N del I").

  • tad (y que ms tarde desempeara un importante papel en nuestra historia). Entre los alumnos presbiterianos, nosotros dos ramos los nicos lo bastante consistentes en nuestro anti- catolicismo como para sostener que la Confesin de Westminster* deba mantener una tesis que la mayora de los reformados estaba dispuesta a abandonar: el Papa era el Anticristo. Aunque los protestantes -Lutero, Calvino, Zwinglio, Knox y otros- diferan entre s en muchas cosas, todos se mostraban unnimes en la conviccin de que el Papa era el Anticristo y que la Iglesia de Roma era la ramera de Babilonia. Cuando el Papa fue a Boston en 1979, muchos de mis compaeros del seminario dijeron: jEs un hombre maravilloso! jMaravilloso! Aquel hombre pretenda tener el poder de someter a cientos de millones de mentes y corazones, y de impartir enseanzas supuestamente infalibles al mundo entero. Era eso maravilloso? jEra abominable! Gerry y yo nos esforzbamos por mostrar a nuestros compaeros qu equivocado era ese planteamiento. Mi segundo ao en el seminario fue el primero de Kimberly, y cuando ella hizo un curso de tica cristiana, ocurri algo muy curioso. Yo haba seguido ya ese curso, y por tanto saba que la clase se divida en pequeos grupos para trabajar sobre un tema de la moral. Le pregunt a Kimberly qu cuestin haba elegido. -Los anticonceptivos -me dijo. -Los anticonceptivos? Tambin fue una opcin el ao pasado, pero nadie la eligi. De hecho, es un problema slo para los catlicos. Por qu has querido estudiar la contracepcin? -Cuando doy charlas sobre el aborto, continuamente me plantean preguntas sobre el control de la natalidad. No s por qu, pero es lo que pasa. As que he pensado que sta sera una buena ocasin para saber si la Biblia tiene o no algo que decir al respecto. -Bueno, si quieres perder el tiempo estudiando un tema sin valor, es cosa tuya... Estaba sorprendido, pero no preocupado. Despus de todo, no haba una forma correcta o incorrecta de ver la Contracepcin. No poda imaginar entonces lo mucho que ese estudio iba a afectar a nuestras vidas. Un par de semanas despus, un amigo me pregunt en el pasillo: -Has hablado con tu esposa acerca de su trabajo sobre los anticonceptivos? -No. -Pues tal vez quieras hacerlo. Tiene ideas bastante interesantes. Debido a la naturaleza del tema, pens que sera mejor hablar con ella, yeso hice: le pregunt qu era eso tan interesante que haba descubierto sobre la anticoncepcin. Me dijo que hasta 1930 la postura de todas las iglesias respecto a este tema haba sido unnime; la anticoncepcin era moralmente mala en cualquier circunstancia. Mi argumento fue: -Tal vez les llev todo ese tiempo desprenderse de los ltimos vestigios del catolicismo. Kimberly avanz un poco ms: -Pero sabes qu razones dan ellos para oponerse al control de la natalidad? Tienen argumentos de ms peso de lo que t crees. Tuve que admitir que no conoca sus razones. Kimberly me pregunt si estaba dispuesto a leer un libro sobre el tema, y me dio El control de la natalidad y la alianza matrimonial de John Kippley (obra que fue luego revisada y retitulada El sexo y la alianza matrimonial). Mi especialidad era la teologa de la alianza, y crea tener todos los libros en los que figuraba la palabra alianza en su portada; as que el hecho de descubrir uno que no conoca pic mi curiosidad. Lo vi y pens: Editorial Litrgica? Este tipo es un catlico! Oh papista! Qu hace plagiando la nocin protestante de la alianza? Sent an ms curiosidad por saber lo que deca. Me sent a leer el libro, y al cabo de un rato, empec a pensar: Algo est mal aqu. No puede ser... Lo que dice este hombre es muy sensato!. Estaba demostrando cmo el

  • matrimonio no es un mero contrato que implica un intercambio de bienes y servicios. El matrimonio es una alianza que los lleva consigo una interrelacin de personas. La tesis principal de Kippley era que toda alianza tiene un acto por el cual se lleva a cabo y se renueva; y que el acto sexual de los cnyuges es un acto de alianza. Cuando la alianza matrimonial se renueva, Dios la utiliza para dar vida. Renovar la alianza matrimonial y usar anticonceptivos para evitar una potencial :renueva vida equivala a recibir la Eucarista para luego escupirla en el suelo. Kippley continuaba diciendo que el acto conyugal de- muestra de modo nico el poder dador de vida del amor en la alianza matrimonial. Todas las otras alianzas muestran y transmiten el amor de Dios, pero slo en la alianza conyugal el amor es tan poderoso que comunica la vida. ; Cuando Dios hizo al ser humano, varn y mujer, el primer mandamiento que les dio fue el de ser fecundos y multiplicarse. Eran as una imagen de Dios: Padre, Hijo y Espritu .lo Santo, tres en uno, la familia divina. De modo que cuando 1os dos se hacen uno en la alianza matrimonial, el uno se hace tan real que nueve meses despus pueden tener que darle nombre! El hijo encarna la unidad de su alianza. Comenc a comprender que cada vez que Kimberly y yo realizbamos el acto conyugal, realizbamos algo sagrado; y que cada vez que frustrbamos con los anticonceptivos el poder de dar vida del amor, hacamos una profanacin (trata algo sagrado de forma comn lo profana por definicin). Estaba impresionado, pero no quera mostrar que lo es taba. Cuando Kimberly me pregunt qu pensaba del libro le dije simplemente que era interesante. Poco despus empec a ver cmo ella convenca a mis amigos, uno por uno Algunos de los ms inteligentes y formados cambiaron d opinin! Fue entonces cuando descubr que todos los reformador -Lutero, Calvino, Zwinglio, Knox y todos los dems- haban mantenido sobre esta cuestin la misma postura que Iglesia catlica. Eso me perturb an ms. La Iglesia catlica romana era la nica iglesia cristiana en todo el mundo que tena el valor y la integridad para ensear esta verdad tan impopular. Yo no saba qu pensar, as que recurr a un viejo dicho de familia: Hasta un cerdo ciego puede encontrar un bellota. Es decir, despus de dos mil aos, hasta la Iglesia catlica por fin daba en el clavo en algo. :, Catlica o no, era verdad; as que Kimberly y yo nos d hicimos de los anticonceptivos que estbamos usando y empezamos a confiar en el Seor de un modo nuevo en lo q concerna a nuestro proyecto familiar. Al principio utilizamos los mtodos naturales durante unos meses. Luego de dimos estar abiertos a una nueva vida en cualquier momento en que Dios quisiera otorgarnos esa bendicin. Con una docena de los mejores seminaristas calvinistas Gordon-Conwell organic un desayuno semanal en el q nos reunamos para hablar sobre diversos temas, invitando profesores para compartir opiniones y discutirlas. Fueron aquellos unos encuentros de gran compaerismo y que propiciaron estimulantes conversaciones. Lo llamamos La academia de Ginebra, en recuerdo de la escuela de Calvino Ginebra. A veces quedbamos tambin los viernes por la noche el restaurante Howard Johnsons o en algn bar local, para comer pizza, beber cerveza y discutir sobres cuestiones teolgicas hasta las tres de la maana, con la promesa previa a nuestras esposas de salir con ellas la noche siguiente. Durante tres o cuatro horas profundizbamos en la Palabra de Dios y de- batamos doctrinas difciles: la segunda venida de Cristo, los argumentos sobre la existencia de Dios, la predestinacin, el libre albedro y otros grandes misterios que a los telogos les gusta explorar, especialmente el de la alianza. Leer ms en profundidad la Palabra de Dios significaba que cada uno lidiase cada vez ms con los textos clave. Estbamos adquiriendo una cierta habilidad con el griego y el latn, y eso nos facilitaba el ir directamente a la Escritura. Para nosotros, slo la Biblia era la autoridad; ninguna tradicin era infalible o autoritativa. Podan ser tiles, e incluso merecer confianza,

  • pero no eran infalibles; podan flaquear o caer cualquier momento. En la prctica eso supona que cada o de nosotros repensase la doctrina desde sus bases. Menuda tarea!; pero ramos jvenes y por lo tanto creamos que el Espritu Santo y la Sagrada Escritura podramos reinventar de nuevo la rueda si era necesario. En mi ltimo ao en el seminario comenc a experimentar una crisis interior. Mi investigacin me estaba obligando pensar el significado de la alianza. En la tradicin protestante, alianzas y contratos eran dos palabras que definan la misma cosa. Pero estudiar el Antiguo Testamento me llev a ver que, para los antiguos hechos, la alianza y el contrato eran cosas muy distintas. En la Escritura, los contratos implicaban simplemente el intercambio de propiedad, mientras que las alianzas implicaban el intercambio de personas, para formar lazos sagrados de familia. El parentesco, por tanto, se estableca mediante una alianza. (Visto a la luz del Antiguo Testamento, el concepto de alianza no era ni teortico ni abstracto. De hecho, el parentesco por alianza era ms fuerte que el parentesco biolgico el significado ms profundo de las alianzas divinas en el Antiguo Testamento es el deseo paternal de Dios de hacer de Israel Su propia familia. La Nueva Alianza que Cristo estableci con nosotros, por tanto, fue mucho ms que un simple contrato o acto legal por el cual l tom nuestros pecados y nos dio su inocencia, como explicaron Lutero y Calvino. Si bien esa explicacin es cierta; no refleja la plena verdad del Evangelio. La Nueva Alianza estableci una nueva familia que abarcaba toda la Humanidad, con la que Cristo comparti su propia filiacin divina, hacindonos hijos de Dios. Como acto de alianza, ser justificado significa compartir la gracia de Cristo como hijos e hijas de Dios; ser santificado significa compartir la vida y el poder del Espritu Santo. Bajo esta luz, la gracia de Dios se converta en algo mucho ms grande que un simple favor divino; era el don de la vida de Dios en la condicin de filiacin divina. Lutero y Calvino explicaron esto en trminos exclusivamente jurdicos, pero yo haba empezado a ver que, mucho ms que un simple juez, Dios era nuestro Padre. y que mucho ms que simples criminales, nosotros ramos hijos fugitivos. y que mucho ms que en una corte judicial, Dios haba concertado la Nueva Alianza en la casa familiar. San Pablo (a quien yo haba considerado un precursor de Lutero) ense en las Cartas a los Romanos ya los Glatas,y en otros lugares, que la justificacin era algo ms que un concepto jurdico: nos estableca en Cristo como hijos de Dios slo por la gracia. De hecho, descubr que en ningn lugar "a ense San Pablo que nos salvamos slo por la fe. El por la sola fe (sola fe) no estaba en la Escritura. Me entusiasm mucho con este descubrimiento y lo compart enseguida con varios amigos, que se maravillaron al constatar cunto sentido tena. Uno de ellos vino a preguntarme si saba quin ms enseaba la justificacin de ese ocio. Cuando le respond que no, me coment que el Dr. Norman Shepherd, un profesor del Westminster Theological Seminary (el seminario presbiteriano calvinista ms riguroso de Estados Unidos), estaba a punto de afrontar un proceso por hereja, por ensear la misma interpretacin de la doctrina de la justificacin que yo estaba exponiendo. As que llam al Profesor Shepherd y habl con l. Me dijo que le haban acusado de ensear una tesis contraria ala enseanza de la Biblia, de Lutero y de Calvino. Mientras le oa describir lo que estaba enseando, pens: Oye, eso es lo mismo que estoy diciendo yo. Para muchos, este hecho no parecera capaz de provocar una gran crisis, pero para alguien empapado de protestantismo y convencido de que el cristianismo dependa de la doctrina de slo por la fe (sola fide), esto significaba que el mundo se vena abajo. Recordaba lo que uno de mis telogos favoritos, el Dr. Gerstner, haba dicho una vez en clase: que si los protestantes estaban errados en lo de sola fe, y la Iglesia catlica tena razn al sostener que nos salvamos por la fe y la obras, yo estara maana mismo de rodillas delante del Vaticano para hacer penitencia. Obviamente, todos sabamos que era una frase puramente retrica, un golpe de efecto, pero nos impresion mucho. En efecto, toda la

  • Reforma protestante naca de esa diferencia. Lutero y Calvino haban afirmado frecuentemente que ste era el artculo sobre el cual la Iglesia de Roma se levantaba o se caa; para ellos, se era el motivo por el cual la Iglesia catlica haba cado y el protestantismo se levant sobre sus cenizas. Sola fe fue el principio esencial de la Reforma, y yo estaba llegando ahora al convencimiento de que San Pablo nunca lo ense. En la Carta de Santiago 2, 24, la Biblia ensea que el hombre se justifica por las obras, y no slo por la fe. Adems, San Pablo dice en I Corintios 13,2: Aunque tenga una fe capaz de mover montaas, si no tengo caridad, no soy nada. Para m supuso una transformacin traumtica tener que reconocer que en este punto Lutero estaba fundamentalmente equivocado. Durante siete aos, Lutero haba sido mi principal fuente de inspiracin y de proclamacin poderosa de la Palabra de Dios. y esta doctrina se haba considerado el fundamento de toda la reforma protestante. Por aquel entonces tuve que suspender temporalmente mi investigacin. Kimberly y yo habamos acordado que yo deba proseguir mis estudios de doctorado en la Universidad de Aberdeen, en Escocia, donde ya haba sido aceptado como F candidato en un curso centrado en el tema de la alianza; pero c eso fue hasta que descubrimos, para gran alegra nuestra, que c el Seor haba bendecido nuestra actitud abierta a la vida 9 dndonos nuestro primer hijo. El cambio en nuestra teologa v haba producido tambin un cambio en la anatoma de Kimberly. Pero en aquel momento Margaret Thatcher haca casi li imposible que los norteamericanos tuviesen bebs a costa de t los contribuyentes britnicos; as que consideramos esto como una seal para buscar trabajo en otro sitio y posponer por algn tiempo mis estudios doctorales. n Recibimos una llamada de una pequea iglesia de Fairfax, n Virginia, que estaba buscando un pastor. Cuando me present como candidato para el puesto en la 7rinity Presbyterian Church {iglesia presbitariana de la Trinidad) , les hice saber mi punto de vista sobre la justificacin, y ,que comparta la teora del1;)r. Shepherd. Lo comprendieron y me dijeron que ellos tambin. De modo que, poco antes de mi graduacin acept el cargo de pastor de la iglesia, y tambin el de profesor en su Escuela Secundaria, la Fairfax Christian n SchooL. Por la gracia de Dios, me gradu a la cabeza de mi clase. Era hora de decir adis a algunos de los mejores amigos que = tenido en mi vida, alumnos y profesores. Dios nos haba bendecido con amistades muy profundas con hombres y mujeres verdaderamente dispuestos a abrir sus mentes y corazones a la Palabra de Dios. Kimberly y yo nos graduamos juntos; ella con un Master (Arts en Teologa, y yo con especialidad en Divinidad.

    Kimberly:

    En nuestro primer ao en el seminario, Scott comenz su programa estudiando cuestiones teolgicas fundamentales on profesores que llevaban enseando teologa entre diez y cuarenta aos. Mientras tanto, yo era secretaria de un programa creado para proporcionar bolsas de estudios en Harvard, y trabajaba con personas de cualquier religin menos la cristiana, muchas de las cuales nunca haban odo el Evangelio ni ledo la Biblia. Me ponan aprueba diariamente, cuestionndome hasta que Dios existiera. El contraste era muy fuerte. Despus de un ao en esas condiciones, Scott y yo decidimos ocupar los dos un mismo carril y crecer juntos. De modo que, con el apoyo de Scott y la ayuda de mi familia, comenc los estudios del Master mientras Scott cursaba segundo ao. Estudiar teologa juntos fue una experiencia enriquecedora y muy fecunda. Uno de los primeros temas que afront en un curso de tica cristiana fue el de la anticoncepcin. No haba considerado que fuera un tema digno de

  • estudio hasta que empec a implicarme en el movimiento pro-vida. Como protestante, ~ conoca a nadie que no practicara el control de la natalidad. Haba sido orientada e inducida a practicarlo como parte de un comportamiento cristiano razonable y responsable. En los cursos de orientacin prematrimonial no nos preguntaban si bamos a utilizarlo o no, sino qu mtodo pensbamos emplear. El primer grupo al que le toc estudiar la contracepcin se reuni brevemente el primer da en el fondo del aula. Un auto-nombrado lder nos dijo: -No tenemos que considerar la posicin catlica, porque slo hay dos razones por las que los catlicos se oponen a la anticoncepcin: la primera es que el Papa no est casado, as que no tiene que vivir con las consecuencias. y la segunda es que quieren llenar el mundo de catlicos. -Son sas las dos razones que da la Iglesia catlica? -interrump-. No lo creo. -Entonces, por qu no lo estudias? -Lo har. y lo hice. En primer lugar, consider la naturaleza de Dios y cmo nosotros, como marido y mujer, estbamos llamados a ser su imagen. Dios -Padre, Hijo y Espritu Santo- ha creado al hombre ya la mujer a imagen suya, y los ha bendecido en la alianza matrimonial con el mandato de crecer y multiplicarse, llenando la tierra y dominando toda la creacin, para gloria de Dios {cfr. Gen 1,26-28). La imagen a imitacin de la cual el hombre y la mujer fueron creados es la unidad de las tres Personas de la Trinidad que se entregan totalmente una a la otra en una plena autodonacin de amor. Dios reafirm este mandato de la creacin en su alianza con No y su familia, dndoles el mismo mandamiento de crecer y multiplicarse {cfr. Gen 9, I ss.). As que la existencia del pecado no cambi la llamada a las parejas casadas a ser imagen de Dios a travs de la procreacin. San Pablo aclar que en el Nuevo Testamento el matrimonio fue elevado a la categora de imagen de la relacin entre Cristo y la Iglesia (an no tena yo ni la menor idea de que el matrimonio fuese un sacramento) .y por el poder de dar vida que tiene el amor, Dios haca a los esposos capaces de reflejar la imagen de Dios en el sentido de que la unidad de los dos se convirtiera en tres. Lo que yo me preguntaba era: Nuestro uso de anticonceptivos -que intencionadamente restringe el poder dador de vida del amor mientras uno disfruta la unidad y el placer que da el acto conyugal-, permite f la que mi esposo y yo reflejemos la imagen de Dios en una mutua y plena autodonacin de amor? En segundo lugar examin lo que la Escritura deca sobre los nios. El testimonio de la Biblia era arrollador! Cada versculo que hablaba sobre ellos, los consideraba siempre como una bendicin (Sal 127 , 128). No haba ni un solo proverbio que advirtiera que no vala la pena afrontar los gastos que supone un hijo. No haba ninguna bendicin para los esposos que espaciaran lo ms posible la llegada de los nios; ni para la pareja que estuviera el nmero correcto de aos sin hijos Su antes de asumir la carga que suponen; ni para el matrimonio al que planificara cada nacimiento. sas eran ideas que yo haba haba aprendido de los medios de comunicacin social, de mi escuela pblica o de mi vecindario, pero no tenan ningn fundamento en la Palabra de Dios. ! En la Escritura, la fertilidad es presentada como algo que se debe apreciar y celebrar, no como una enfermedad que ha te e evitarse a toda Costa. y aunque no hall versculo alguno que hablase negativamente de las familias pequeas, a la luz de numerosos pasajes bblicos, no haba duda de que las familias grandes parecan haber recibido de Dios una gracia .o mayor. Era Dios el que abra y cerraba el vientre, y cuando daba la vida, eso era considerado siempre como una bendici6n. Despus de todo, lo que Dios deseaba de los matrimonios fieles era una prole piadosa (Mal 2, 15). Los nios eran descritos como flechas en las manos de un guerrero..., bendito el hombre cuya aljaba est llena Quin ira a la batalla con slo dos o tres flechas cuando podra ir con una aljaba llena? La pregunta que yo me haca era: nuestro uso del control de la natalidad, reflejaba el modo en que Dios vea a los nios o el modo en que los vea el mundo?

  • En tercer lugar estaba el tema del seoro de Jesucristo. Como protestantes evanglicos, Scott y yo nos tombamos muy en serio el seoro de Cristo sobre nuestras vidas. En el aspecto monetario, pagbamos el diezmo regularmente, y no nos importaba cun escasos estuvieran nuestros fondos, porque queramos ser buenos administradores del dinero que Dios nos haba confiado. Una y otra vez habamos visto c6mo el Seor supla nuestras necesidades ms all de lo que nosotros le habamos dado. En trminos de tiempo, observbamos siempre el Da del Seor dejando aun lado el estudio, que era nuestro trabajo, aunque tuvisemos un examen al da siguiente. Muchas veces el Seor nos premi6 por ese da de descanso, y siempre tuvimos la mejor nota en cada examen que hacamos el lunes. En trminos de talentos, asumamos que siempre debamos estar disponibles para servir a Dios en nuestro ministerio y aadamos con gusto obras de servicio a nuestra labor de estudio. Ver vidas bendecidas como resultado de ese ministerio fortaleci6 enormemente nuestra fe y nuestro matrimonio. Pero, y nuestros cuerpos, nuestra fertilidad? Se extenda el seoro de Cristo hasta all? Le entonces en ICor 6, 19- 20: O no sabis que vuestro cuerpo es templo del Espritu Santo, que est en vosotros y habis recibido de Dios, y que no os pertenecis? Habis sido comprados a precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo. Quiz era una actitud ms norteamericana que cristiana el pensar que nuestra fertilidad es algo que podemos controlar como nos parezca. y yo me preguntaba: nuestro uso del control de la natalidad, demuestra una fiel vivencia del seoro de Jesucristo? En cuarto lugar, cul era la voluntad de Dios para Scott y para m? Queramos conocer y obedecer la voluntad de Dios sobre nuestras vidas. Un pasaje de la Escritura que me brind ! materia til para reflexionar fue Romanos 12, 1-2:

    Os ruego, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcis vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios, como obediencia racional. y no os acomodis a este mundo, sino transformaos por la renovacin de la mente, de modo que podis discernir cul es la voluntad de Dios; esto es, lo bueno, lo agradable, lo perfecto.

    Pablo indicaba que una vida de sacrificio requera la misericordia de Dios: no se nos peda vivir ese tipo de vida con nuestras propias fuerzas. Podamos ofrecer nuestros cuerpos como un sacrificio de adoracin: haba una dimensin corporal en nuestra espiritualidad. Una de las claves para saber cmo sacrificarse de una forma consecuente con la voluntad de Dios era diferenciar correctamente entre los mensajes del mundo y las verdades de Dios; eso significaba que tenamos que renovar nuestro modo de pensar sobre la base de la Palabra de Dios. y una buena parte de mi estudio sobre la contracepcin me haba llevado a hacer justamente eso: meditar en los pasajes de la Escritura que presentaban una imagen 1 distinta de la que el mundo quera proclamar. Scott y yo estbamos comprometidos el uno con el otro, y estbamos comprometidos con el Seor. La pregunta era: podamos confiar en Dios y dejar que decidiera sobre el tamao de nuestra familia y el espaciamiento de nuestros hijos? Saba l lo que nosotros podamos afrontar econmica, emocional y espiritualmente? Tena l los recursos para hacer posible que tuviramos ms nios de los que creamos poder criar? En el fondo sabia con qu estaba luchando: con la soberana de Dios. Slo el Seor conoca el futuro y cul era el mejor modo de que nosotros formramos nuestra familia con los hijos que l deseaba que tuviramos. podamos confiar en que l nos dara la fe que necesitbamos para encomendarle este aspecto de nuestra vida, y para tener claro que era parte de su plan para nosotros, y que vertida su amor en nosotros, ya travs de nosotros en todas las preciosas almitas que quisiera encomendarnos. y, despus de todo, conoca a muchas parejas en el seminario que planiflcaban cundo: vendran los nios slo para descubrir despus que el calendario de Dios era distinto al de ellos.

  • Tenamos que confiar en l en la cuestin de nuestra fertilidad de un modo radical, sin usar ningn mtodo de control de la natalidad. Yo estaba ya convencida, pero en nuestro matrimonio ramos dos personas, as que deba comentar es.

    tas inquietudes con Scott. Cuando l me pregunt una noche, durante la cena, cmo iba mi estudio sobre la anticoncepcin, le cont tanto como pude, y le ped que leyese el libro de John Kippley El contro de la natalidad y la alianza matrimonial. Scott vio en este libro el fundamento de mis argumentos; pero an ms, vi cmo Kippley aplicaba la idea de la alianza al matrimonio para explicar por qu la anticoncepcin era inmoral. Kippley hacia la siguiente comparacin: igual que en la decadente antigua Roma la gente se daba un gran festn y luego iban a vomitar la gran cantidad de comida que haban ingerido (para evitar las consecuencias de sus actos), as ocurre tambin en el caso de los matrimonios que se dan un festn en el acto conyugal slo para frustrar el poder de dar vida que tiene el acto de renovacin de su alianza. Estas acciones son contrarias a la ley natural y al pacto marital. Desde la perspectiva de Kippley, que representaba la de la Iglesia catlica, el fin primordial del matrimonio era la procreacin de los hijos. Cuando una pareja frustra ese fin incondicionadamente, acta contra la ley natural; trastorna la renovacin de su propia alianza matrimonial, convirtiendo en a mentira su compromiso de entregarse totalmente el uno otro. Ahora comprenda yo por qu la Iglesia catlica se opona anticoncepcin. Pero qu decir de los mtodos de planificacin natural? No era eso sencillamente la versin catlica del control de la natalidad? La Primera Epstola a los Corintios (7, 4-5) habla de los de tiempo en los que los esposos podran abstenerse mantener relaciones sexuales para dedicarse a la oracin, y ego reanudar sus relaciones no dejando a Satans ningn juicio para entrar en su matrimonio. Leyendo la Encclica rnanae vitae llegu a apreciar el equilibrio de la Iglesia en e respecta ala anticoncepcin. Haba una forma digna llevar a cabo el acto conyugal y de ser prudentes en circunstancias graves, practicando la abstinencia durante periodos frtiles como con la comida poda haber lapsos de tiempo en que el ayuno poda ser til, de igual modo poda haber s en los que el ayuno del acto conyugal fuera necesario, sin embargo, fuera de un milagro, uno no podra sobrevivir si ayunase la mayor parte del tiempo. Del mismo modo, mtodos naturales de planificacin familiar eran una repara momentos difciles, no una vitamina cotidiana. Un da, en la biblioteca, despus de haber expuesto todo lo anterior a un compaero seminarista que an estaba solo , l me dijo: Entonces, Kimberly, Scott y t habis dejado de utilizar anticonceptivos? "No, an no. -Da la impresin de que ests convencida de que usarlos est mal. Le contest con esta historia: -Has odo hablar de aquella vez en la que la gallina y el cerdo del granjero Brown estaban comentando qu afortunados eran al tener un amo tan maravilloso? Creo que debemos hacer algo especial para nuestro granjero, dijo la gallina. Qu se te ocurre?, pregunt el cerdo. Dmosle un desayuno de huevos con jamn, dijo alegremente la gallina. Bueno, replic el cerdo, eso no es un problema para ti, pero s para m. Para ti es una donacin. Para m es un compromiso total. Terry, voy a tomarme tu desafo muy en serio; pero obedecer a Dios en esta cuestin es mucho ms difcil para m que para ti, que eres un hombre soltero. Terry me asegur que .rezara por Scott y por m; y cada cual se fue a su casa. Cuando Scott y yo lo comentamos, tambin l se mostr contrario a los anticonceptivos, aunque sugiri que quiz debamos guardarlos en el armario, por si cambibamos de idea. Pero yo sent que eso sera una tentacin muy grande para abandonar nuestro compromiso. As que juntos tiramos los anticonceptivos a la basura, y comenzamos a vivir un modo nuevo de confiar en Dios respecto a nuestra vida matrimonial y nuestra fertilidad.

  • Durante nuestros aos en el seminario, Scott y yo tuvimos muchas ocasiones de estudiar teologa uno junto al otro, animndonos, exhortndonos, tanto entre nosotros como con otros amigos. Los estudios de la Biblia en pequeos grupos con otros matrimonios fueron una gran fuente de bendiciones. Nuestro ministerio nos brind la ocasin de aplicar lo que estbamos aprendiendo, y las discusiones teolgicas con otros compaeros de estudio -durante las comidas en nuestro apartamento- revitalizaban nuestra vida. Cuando me hallaba con otras seminaristas, la conversacin nos llevaba a hablar del tipo de trabajo que cada una esperaba obtener una vez graduada. Pocas me apoyaban cuando les explicaba lo que quera hacer con mi ttulo: si no me quedaba embarazada, quera ensear teologa, desempeando un ministerio aliado de Scott. Si me quedaba encinta -que deseaba que sucediera pronto-, usara los conocimientos que haba adquirido para ayudar a Scott en lo que l me pidiera, para ensear a nuestros hijos y para dirigir estudios bblicos para mujeres. Mis padres (que estaban pagando mis estudios) entendan mis proyectos y me apoyaban mucho. No les importaba que nunca obtuviera un salario con mi mster; vean mis estudios como una oportunidad de hacer fructificar mis talentos para el Seor, y confiaban en que l me indicara cmo usarlos. En la mayor parte de los casos, el estudio de la teologa no constituy tanto un reto a lo que creamos (como en el tema de la anticoncepcin), como un profundizar en la comprensin y apreciacin de .los fundamentos que ya sustentaban nuestra vida, con una notable excepcin: si era cierto o no que uno se salva solamente por la fe. Poco a poco llegamos a convencernos de que Martn Lutero haba dejado que sus convicciones teolgicas personales contradijeran la propia Biblia, a la cual supuestamente haba decidido obedecer en lugar de a la Iglesia catlica. l haba declarado que la persona no se justifica por la fe obrando en el amor, sino slo por la fe. Lleg incluso a aadir la palabra solamente despus de la palabra justificado en su traduccin alemana de Romanos 3, 28, y llam a la Carta de Santiago epstola falsificada porque Santiago dice explcitamente: Veis que por las obras se justifica el hombre y no slo por la fe. De nuevo, y por mucho que nos extraara, la Iglesia catlica tena razn en un punto fundamental de la doctrina: ser justificado significaba ser hecho hijo de Dios y ser llamado a vivir la vida como hijo de Dios mediante la fe que obra en el amor. Efesios 2, 8 aclaraba que la fe -que debemos tener- es , un don de Dios, que no depende de nuestras obras, para que nadie se jacte; y que la fe nos hace capaces de realizar las buenas obras que Dios ha querido que hagamos. La fe es al mismo tiempo un don de Dios y nuestra respuesta obediente a la misericordia de Dios. Ambos, protestantes y catlicos, podan estar de acuerdo en que nos salvamos slo por la gracia. En este punto yo no estaba muy imbuida de la teologa de la Reforma, as que la nueva perspectiva en el modo de entender la justificacin no me pareci tan relevante. Era importante comprenderla, pero me pareci que todos podran estar de acuerdo en que nos salvamos solamente por la gracia a travs de la fe obrando en el amor. y si hubiera tenido suficiente tiempo para explicar por qu crea esto, ninguno de mis amigos me habra tildado de catlica. Sin embargo, para Scott, este cambio de direccin teolgica fue realmente como un movimiento ssmico que ms adelante tendra enormes consecuencias en nuestra vida. Prximo ya el final de nuestro ltimo ao en Gordon Conwell, descubrimos que el Seor nos haba bendecido (al na fin) con un hijo. A pesar de que eso alter nuestros planes de di ir a estudiar a Escocia, nos sentimos muy felices al ver que el ni plan providente de Dios inclua a este nio en nuestras vidas. al Ahora yo saba que lo que haba meditado en mi mente y mi al corazn durante esos aos de seminario, podra aplicarlo ala educacin del pequeo que llevaba en mi seno. Tuve un profundo sentido de realizacin y plenitud al ver que mi vocacin matrimonial avanzaba hacia la maternidad.

  • Superados los ltimos exmenes y despus de la graduacin, Scott y yo nos sentimos enviados a hacer la voluntad de Dios con las personas a quienes nos llamaba a servir en Virginia.

    4. ENSEAR y VIVIR LA ALIANZA EN UNA FAMILIA

    Scott:

    Comenc mi labor como ministro presbiteriano en Virginia predicando un sermn de unos cuarenta y cinco minutos cada domingo, adems de dirigir dos estudios bblicos semanales. Esto es lo que los ancianos de la iglesia me haban pedido. Empec hablando sobre la Carta a los Hebreos, porque ningn otro libro del Nuevo Testamento da tanto relieve ala alianza, y mi congregacin se entusiasm con la idea de la alianza como familia de Dios. Mientras ms estudiaba, ms sorprendido quedaba yo con lo que iba encontrando, porque esta epstola estaba considerada por los protestantes que yo conoca -y con los que estaba de acuerdo- como la ms anti-catlica del Nuevo Testamento; expresiones como (Cristo) lo hizo de una vez para siempre1* y otras parecidas que aparecen ah nos llevaban a esa conclusin. Me haban educado en la idea de que si algo es Romano (es decir, Catlico), debe de ser errneo. Pero, de hecho, estaba empezando a ver lo importante que era la liturgia para la alianza, especialmente en la Carta a los Hebreos. La liturgia representaba el modo en que Dios engendraba su familia de la alianza y renovaba esa alianza peridicamente. Yo estaba ansioso de compartir estos que consideraba como unos nuevos descubrimientos. Queda ver ala gente entusiasmarse por el Antiguo Testamento y por su correlacin con el Nuevo: el Antiguo desembocando en el Nuevo, y la Iglesia del Nuevo Testamento como el cumplimiento, ms que el abandono, del Antiguo. Pero a medida que profundizaba en mi estudio, comenz a insinuarse en mi mente un pensamiento inquietante: las novedosas ideas que crea haber descubierto, en realidad haban sido ya anticipadas por los primeros Padres de la Iglesia. Me sent sacudido por esa misma experiencia una y otra vez, y empec a preguntarme SI no estaba yo reinventando la rueda. Cuando expona estos descubrimientos inditos acerca de la familia de alianza de Dios y el culto rendido por sus hijos, mis feligreses se enfervorizaban. Los ancianos me pidieron incluso que revisara nuestra liturgia. Nuestra liturgia...?, pens. Los episcopalianos son los que hablan de

  • Yo les haba hecho ver a mis feligreses que el nico momento en el que Cristo utiliz la palabra alianza fue cuando instituy la Eucarista (o Comunin, como nosotros la llambamos). y sin embargo, nosotros slo recibamos la Comunin cuatro veces al ao. Aunque al principio les result raro a todos, propuse al consejo de ancianos la idea de la comunin semanal. Uno de ellos me replic: -Scott, no crees que celebrar la Comunin cada semana puede convertirla en una rutina? Al final, la familiaridad podra engendrar indiferencia. -Dick, hemos visto que la Comunin significa la renovacin de nuestra alianza con Cristo, correcto? -Correcto.

    -Pues entonces, djame preguntarte lo siguiente: preferiras renovar tu alianza matrimonial con tu esposa slo cuatro ;1 veces al ao? ...Despus de todo, podra convertirse en pura , rutina, y la rutina podra engendrar indiferencia... Dick se ri a carcajadas.

    -Entiendo lo que quieres decir.

    " La Comunin semanal fue aprobada por unanimidad. Incluso empezamos a referirnos a ella como la Eucarista (eucharistia), tomando el uso del vocablo griego en el Nuevo Testamento y en los Primeros Padres.

    Celebrar la Comunin cada semana se convirti en el punto culminante del servicio de culto de nuestra iglesia, y cambi nuestra vida como congregacin. Empezamos a organizar un almuerzo informal despus del servicio, para comentar el sermn, compartir nuestros problemas y crecer en compaerismo. De este modo, celebrbamos la Comunin y la vivamos tambin, y esto nos aport un verdadero sentido de culto y de comunidad. "

    A continuacin llev a mis feligreses a travs del Evangelio de San Juan y, para mi desconcierto, descubr que estaba lleno de imgenes sacramentales. Mientras investigaba, me vino a la mente una conversacin que haba tenido unos dos aos atrs con un buen amigo del Seminario. Una maana se nos acerc a mi mujer ya m en el pasillo y nos dijo: He estado estudiando la liturgia. i y es apasionante! Recuerdo que le respond: Lo nico que me aburre ms que la liturgia son los sacramentos. sa era entonces mi actitud, porque la liturgia y los sacramentos no entraban en nuestros estudios del Seminario. No formaban parte de nuestro bagaje cultural; no eran cosas que leysemos en nuestros textos, ni hacia las cuales pudiramos estar abiertos. Pero profundizar en la Carta a los Hebreos y el Evangelio de San Juan me hizo ver que la liturgia y los sacramentos eran parte esencial de la vida de la familia de Dios. A partir de entonces, la novela de detectives se fue convirtiendo en un relato de terror. De repente, y para mi desconcierto y frustracin, la Iglesia catlica romana, a la que yo combata, empezaba a aportar las respuestas correctas, una tras otra. Despus de algunos casos ms, la cosa empez a resultar escalofriante. Durante la semana, yo enseaba Sagrada Escritura en una high school cristiana privada. Hablaba a mis alumnos de todo ; lo referente a la alianza como familia de Dios, y les explicaba las alianzas que Dios haba concertado con su pueblo. Ellos lo estaban captando todo. Trac una cronologa para mostrarles cmo cada alianza instituida por Dios era el modo en que l haba reconocido su paternidad sobre su familia a lo largo de los tiempos. Su alianza con Adn tom la forma de un matrimonio; la alianza con No fue una familia; con Abraham tom la forma de una tribu; la alianza con Moiss transform las doce tribus en una familia

  • nacional; la alianza con David estableci a Israel como una familia de un reino nacional; mientras que Cristo haba instituido la Nueva Alianza para que fuese la familia mundial, o catlica {del griego katholikos), de Dios, y comprendiera a todas las naciones ya todos los hombres, fueran judos o gentiles. Los estudiantes estaban estusiasmados... Ahora la Biblia adquira un nuevo sentido! Un alumno pregunt: -Qu forma tiene esta familia mundial? Dibuj una gran pirmide en la pizarra y expliqu: -Sera como una gran familia extendida por todo el mundo, con diferentes figuras paternas en cada nivel, encargadas por Dios para administrar su amor y su ley a sus hijos. Uno de mis estudiantes catlicos coment en voz alta: -Esa pirmide se parece mucho a la Iglesia catlica, con el Papa en el vrtice. -Oh, no! -repliqu rpidamente-; lo que os estoy dando aqu es el antdoto del catolicismo -eso era lo que yo crea, o al menos trataba de creer-. Adems, el Papa es un dictador, no un padre. -Pero Papa significa padre. -No es as -me apresur a corregir. -S es as -contest a coro un grupo de estudiantes. Muy bien; as que los catlicos tenan razn en otro punto . ms. Poda admitirlo, pero me senta muy asustado. No saba lo que se me vena encima! Durante la comida, una de mis alumnas ms aventajadas se me acerc, en representacin de un pequeo grupo que estaba en la esquina de atrs, para decirme: -Hemos hecho una votacin, y el resultado es unnime: pensamos que usted se convertir al catolicismo. Me ech a rer, muy nervioso. -Eso es absurdo! -exclam, mientras un escalofro me recorra la espalda. Ella esboz una pcara sonrisa de complicidad, se encogi de hombros y se volvi a su sitio. Al regresar a casa por la tarde, an me senta aturdido. Le dije a Kimberly: -No te imaginas lo que me ha dicho hoy Rebecca: que un grupo de estudiantes ha votado que me voy a convertir al catolicismo. Puedes imaginar algo ms absurdo? Yo esperaba que Kimberly se reira conmigo, pero ella tan slo me mir de forma inexpresiva y dijo: -y lo hars? No poda creerlo! Cmo era capaz mi propia esposa de pensar, tan a la ligera, que yo traicionara la verdad de la Escritura y de la Reforma? Sent como si me clavaran un cuchillo por la espalda. -Cmo puedes t decir eso? -balbuc-. Eso es renegar de tu confianza en m como pastor y como profesor! Catlico yo? Me amamantaron con los escritos de Martin Lutero...! Qu pretendes? -Scott, estaba acostumbrada a considerarte como un hombre profundamente anti-catlico y comprometido con los principios de la Reforma. Pero ltimamente te oigo hablar tanto de sacramentos, liturgia, tipologa, eucarista... -luego Kimbery aadi algo que nunca olvidar-: A veces pienso que podras ser un Lutero al revs. iLutero al revs! No fui capaz de decir nada ms. Me fui a mi despacho, cerr la puerta y me dej caer sobre la silla de mi escritorio, temblando. Lutero al revs! Me sent aturdido, desconcertado, confuso. Quiz estaba perdiendo mi alma! Quiz estaba traicionando el Evangelio! Yo siempre haba querido ser un esclavo de la Palabra de Dios, y hasta entonces crea serlo. Pero a dnde me estaba llevando? Lutero al revs! Esas palabras seguan resonando en mi cerebro. Ya no era slo cuestin de mera especulacin teolgica. Apenas unas semanas antes Kimberly haba dado a luz a nuestro hijo, Michael. Nunca olvidar el sentimiento de ser padre por primera vez. Miraba a mi hijo y me daba cuenta de que el poder de dar vida que tiene la

  • alianza era ms que una teora. Mientras lo sostena en mis brazos me preguntaba a qu iglesia pertenecera l, o sus hijos, o sus nietos, despus de todo, YO era el pastor de una iglesia presbiteriana a Trinity Presbyterian Church) que se haba apartado de un UPO separado (la Orthodox Presbyterian Church), que a su :2 se haba separado de otra iglesia (la Presbyterian Church de stados Unidos), Y todo en este mismo siglo! Formar mi propia familia haca crecer en m un anhelo de fidelidad de la familia de Dios ms profundo del que haba sentido hasta entonces. Por el bien de mi familia Y de Su familia, raba para que el Seor me ayudase a creer, vivir Y ensear Su palabra, sin importar lo que costara. Quera mantener mi corazn y mi mente completamente abiertos a la Sagrada Escritura Y al Espritu Santo, ya cualquier recurso que me llevase a [1 conocimiento ms profundo de la Palabra de Dios. Mientras ocurra todo esto, me haban contratado como profesor a tiempo parcial en el seminario presbiteriano, (el tema de mi primera clase era el Evangelio de San Juan, ) sobre el cual estaba predicando tambin una serie de sermones en la iglesia. En mi estudio yo llevaba un margen de un par de captulos por delante respecto a mis clases. Cuando llegu al captulo sexto en mi preparacin tuve que dedicar :manas de cuidadosa investigacin a los siguientes versculos 6, 52-68):

    Los judos discutan entonces entre ellos diciendo: Cmo puede ste darnos a comer su carne?. Jess les dijo: Os lo aseguro: si no comis la carne del Hijo del hombre Y no bebis su sangre, no tenis vida en vosotros, Quien come mi carne Y bebe mi sangre tiene vida eterna, Y yo le resucitar en el ltimo da. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en m y yo en l. Como el Padre que me envi vive y yo vivo por el Padre, as quien me come vivir por m. Este es el pan que baja del cielo, no como el que comieron vuestros padres y murieron; el que come este pan vivir eternamente (...). Despus de esto muchos de sus discpulos se apartaron y no volvieron con l. ' Por esto pregunt Jess a los doce: Tambin vosotros queris marcharos?. Pero Simn Pedro le respondi: Seor, a quin iremos? T tienes palabras de vida eterna.

    Inmediatamente empec a cuestionar lo que mis profesores me haban enseado, y lo que yo mismo estaba predicando a mi congregacin, acerca de la Eucarista como un mero smbolo -un profundo smbolo, es cierto, pero slo un smbolo-. Despus de mucha oracin y mucho estudio, vine a darme cuenta de que Jess no poda hablar simblicamente cuando nos invit a comer su carne y beber su sangre; los judos que le escuchaban no se hubieran ofendido ni escandalizado por un mero smbolo. Adems, si ellos hubieran malinterpretado a Jess tomando sus palabras de forma literal -mientras l slo hablaba en sentido metafrico-, le hubiera sido fcil al Seor aclarar ese punto. De hecho, ya que muchos de sus discpulos dejaron de seguirle por causa de esta enseanza (vers. 60), Jess hubiera estado moralmente obligado a explicar que slo hablaba simblicamente. . Pero l no lo dijo. y ningn cristiano, a lo largo de ms de : mil aos, neg la Presencia real de Cristo en la Eucarista. Eso estaba bien claro. As que hice lo que cualquier pastor o profesor de seminario hubiera hecho si quera conservar su trabajo: termin lo antes que pude mis sermones sobre el Evangelio de San Juan al fina1 del captulo cinco, y prcticamente me salt el seis en mis clases. Aunque mis feligreses y mis alumnos se iban entusiasmando con el resto de mis enseanzas, fueron tambin percibiendo que no respondan al presbiterianismo tradicional e histrico. Pero no poda decirles que lo que estaban oyendo -y que con tanto entusiasmo acogan- reflejaba aspectos de la Escritura que, de algn modo, la Iglesia catlica haba descubierto y expuesto tiempo atrs.

  • Una noche, despus de horas de estudio, volv al saln y le dije a Kimberly que no crea que furamos a seguir siendo presbiterianos. Estaba tan convencido de la necesidad de dar mayor prioridad -de la que les da la tradicin presbiteriana- a los sacramentos ya la liturgia, que le suger que nos uniramos a la tradicin episcopaliana. Ella se dej caer en el silln y empez