Savia de Araukanía andina

Mario Esparza

Río Roca a roca, velo a velo; raíces y cumbres hacia la ronda mar. Montaña Tus aguas son mis aguas, mis hojas y trinos contigo plena hacia la mar. Río Extasiadas saetas rompiendo hielos y diseminando más yemas de este sentimiento.

Montaña La tarde ahora trae la noche; mientras la Luna extiende su manto. Luna Romántico volar, romántico correr. Las delicias de espumas ya suben y suben a mi pecho. Montaña ¡Lumbre que enamoras más las horas! mis copas, mis ramas en pasión de esta corriente.

Río Así, bajo tu manto amando; y con ecos de kultrún, pumas y cóndores. Luna Más y más llega el dulzor de tu esencia, y más se arriman volcanes y termas. Montaña El dulzor ancestral en tu seda mar; y vienen más aguas compartiendo el brillo; tienen un mismo canto del Andino en flor.

Río El Andes de nuestro abril y abrazo, con sus cimas crepusculares a cada tramo, a cada estación. Luna Del ritual Macizo, al emocional universo, con el frescor de vuestras alas y sabores del Caburga. Montaña Tras crisoles del Blanco inmenso: uno es el corazón de nuestro ir queriendo.

Río Resplandor, resplandores a cielo y austro infinito. Luna ¡Oh, sinuoso carmesí! ¡Oh, claro de amor! Montaña Luna, Luna Nueva en este ósculo jardín: las yemas en tu faz se regocijan y acarician estrellas y el candor de luciérnagas.

Río Vienes y vamos con leños y fogones, tortillas, witral; y las piedras de Pehuencura destellando sus hazañas. Luna Tesoros de mi noche, atávico flamear: el Sol, ya trae sus rayos, a todos los nidos, a todos los techos; y volveré la noche a soñar con perlas del Llaima y Tolhuaca y vuestra savia en mi girar.

Montaña ¡Amanecer, Río mío, amanecer de la Tierra,

amanecer Colico, amanecer Conguillio! Libre asoma el pudú, el chucao; libre y puro este anillo. Río ¡Amigo, Antu, cabalgante veranada! Aquí de vertientes, arroyos, lagunas, voy. Aquí de nieve y lluvia, soy. Todos uno; yendo con alba de volcanes, coipos, salmones; y los rojos copihuales de Rayén y Maitú en alegría de su amor

Pero más allá de esta floresta y tras el bordear de trigales y cementos, invaden desechos…; oscureciendo el primaveral, la diáfana entrega. Sol El verter contaminante de aquellos… prendidos de plásticos cielos… Río Así, aún sigue mi canto, con el aire de estas hojas y las rocas pewenche de mi alto.

Sol Tú corres, tú vas de araucaria y piñonear; tú vuelas, tú vas de nalcas y lengas; tú corres, tú vas de nativa acuarela. Montaña Alta es mi aroma: fértil, nutriente, amorosa.

Río Tus verdores mis amores: avellanos, mañios, michay, coigues; y estampando rocíos y choroyes al umbral del serpentear. Montaña Delicias que baña la mar, delicias de noche y día. Mis hojas complacidas dan más lecho y soñar. Y gusto el gracejo verano y el primaveral arrullo.

Río Y yo la otoñal cascada y el venturoso invierno ¡Montaña, mía! Montaña Ya la tarde hacia la noche va; nuestra Luna pronto viene: dará más tallo este idilio, darán más rocas los cráteres

Sol La noche trae a su reina, y mis ojos en la mar ya rondan con sal de pewen naciente, auroras de Pichi Llancahue y horizontes de Levtraru. Luna Noche a noche vuestro paisaje, noche a noche vuestra fuente. Mi velo dulce, mi velo alegre.

Montaña Emergen así más brotes del sabor en tus claros; palpitar que sube y baja en las riberas del encanto. Río Amiga flor, amiga del romance: tus pétalos también de nube y lluvia en cada ciclo vital.

Luna Y vuelo tras vuelo, musgos y esteros; y purpúreos silencios emanando solsticios.

Montaña ¡Oh, guirnalda primorosa! en esta amada corriente, mis ramas traen más albores con el sutil de tu belleza.

Río Veo ya en tu Creciente, la fresca mar de encuentros, los fogones pasajeros y gaviotas celestes. Luna Toco, beso estas horas. La mar ya brinda sus colores; los rayos me dan sonrisas; y volveré gustosa

a estrechar la noche que lleva la danza de vuestro oro ancestral. Montaña Pincelando esta corteza, siglos, memoriales ¡Oh, anillo del alma!

Luna Feliz va mi paso con este velo floral, llena de amor y el paisaje que volveremos a cantar.

Río ¡Un canto del Quetrupillán y Villarrica; y un canto del Cautín y el Malleco! Montaña ¡Ya lucen arrayanes, zorros, vizcachas, taguas; a estas horas de amanecida armonía!

Sol Aquí, ya la mar, aquí en equinoccio y arco iris. La danza continúa a vuelo de Andes y verdores, a vuelo de claros de amores. Montaña Mi verdor es feliz en la mar de besos, en la mar de paz con tus rayos y Luna Llena; girando a río querido, girando a corazón cristalino.

Río Mis aguas vuelven, mis aguas van. Llevo en mi esencia este canto, florido de Araukanía, florido de sendas altivas, florido de arterias y amar.