Sastre Alfonso - Tierra Roja.rtf

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TIERRA ROJA42 Alfonso sastre TIERRA ROJA Editorial Hiru De la presente edicin: Diario Pblico, 2011NOTA PARAESTA EDICIN (1992)Escrib Tierra roja en 1954, es decir, al ao siguiente del estreno de Escuadra hacia la muerte y despus de un viaje por Huelva en el que conoc las condiciones de vida de los mineros de Riotinto. Aquel mismo ao 54 haba escrito y estrenado La mordaza. Grandes proyectos. Grandes esperanzas. Grandes problemas y angustias que uno trataba de depurar en sus escrituras y tentativas teatrales. En el 53 el del estreno de mi Escuadra haba escrito otro drama que dice algo de aquellas inquietudes, El pan de todos.Son ejemplos de aquella dramaturgia ma muy estricta y econmica, muy despojada de imagineras formales. Muy libre, s, pero nada autocomplaciente con posibles exhibiciones virtuosistas. Para empezar, yo depuraba el lenguaje hasta darle una precisin que procuraba al margen de una posible riqueza lxica. Yo saba mucho ms lxico del que usaba, por ejemplo.El ao siguiente fue uno de los ms fecundos: escrib cuatro dramas, de los cuales slo consegu estrenar uno. Tampoco Tierra roja pudo estrenarse, pues el empresario y actor Fernando Granada lo present a la censura y fue prohibido.Ni se ha estrenado despus, si se excepta alguna representacin en teatros independientes de Amrica Latina. Pienso que alguna vez se hizo en Uruguay, pero no pondra las manos en el fuego.Existen varias ediciones en Espaa y por lo menos una en Amrica Latina, pues figur en el libro de teatro mo que hizo Losada, editorial a la que me present con mucho inters mi admirado amigo el escritor Miguel ngel Asturias, que haba quedado prendido de mi teatro, segn me dijo, cuando vio en el Teatro Mara Guerrero una representacin de El cuervo.Esta edicin reproduce el texto de las anteriores sin correcciones ni retoques de ninguna clase.Alfonso Sastre Hondarribia, 19 de mayo de 1992P.S.: Pablo Sorozbal Serrano hizo una pera sobre este drama, que no ha llegado a estrenarse.PERSONAS DEL DRAMA (Por orden de aparicin)1. Ins2.Pablo3.El seor Pedro4.Teresa5.Minero I6 y 7. Dos mineros8.Minero II9.Minero III10.Otro minero11.Luis, el tabernero12.El Viejo (Juan)13.Una mujer en la taberna14.El empleado de la Compaa15.Uno que llega16.Otro que llega17.El Sargento de la Polica18,19 y 20. Tres policas de uniforme21.Una mujer con un nio22.El Capitn de Polica23.Teresa, hija de Pablo24.El recin llegado (un joven)Mineros y mujeres. Policas.ESCENOGRAFASobre cmara de cortinas, un practicable escenogrfico que representa un corte vertical de una habitacin de la casa del viejo Pedro con un esquema de puerta a la calle. Es la casa, propiedad de la Compaa, de un minero. Tras el lateral derecho de la cmara estar dispuesto sobre una carra un trasto con un fragmento de mostrador de taberna y un fragmento de la pared de detrs del mostrador. En el momento preciso en un oscuro de mutacin se elevar la pata de la cortina y dar paso al trasto sobre su carra, volviendo despus la cortina a su posicin. En primer trmino izquierda podr fijarse rpidamente en el momento oportuno mutacin un fragmento de pared enrejada y la escena que entonces va a desarrollarse iluminada por una lmpara baja, cenital. Los escenarios son, en suma, tres casa, taberna y celda de la Polica que irn siendo, segn el desarrollo de los cuadros, sucesivamente iluminados.CUADRO I(Habitacin en casa del viejo Pedro vista a travs de un corte vertical. En primer trmino del practicable, la puerta a la calle, en esquema. En el ciclorama, el rojo del crepsculo.Ins, la hija de Pedro, est recogiendo ropas de un armario y metindolas en una maleta de madera. Por la explanada de delante de la casa, llega Pablo. Se detiene ante la puerta y vacila un momento. Por fin se decide y llama con los nudillos. Ins no ha odo. Pablo vuelve a llamar ms fuerte)Ins. (Levanta la cabeza) Pase. (Pablo entra en la habitacin.)Pablo. Buenas noches.Ins. Buenas noches.Pablo.No s si me habr equivocado. Esta tarde en la mina me dijeron... Pero como todas estas casas son iguales... La 328, creo que me ha dicho. La casa de Pedro Gonzlez.Ins. S. Es sta. Viene a la despedida, verdad?Pablo. Eso es. A la despedida. Me ha invitado... Supongo que ser su padre. El seor Pedro.Ins.S. Es mi padre.Pablo. Dnde est?Ins. No ha venido an. Est en las oficinas de la Compaa arreglando los ltimos papeles. Pero sintese...Pablo. (Se sienta.') Muchas gracias, No le importa que fume?Ins. No, por Dios... (Pablo la un pitillo)Pablo.Veo que no ha venido nadie todava. El seor Pedro me dijo que haba invitado a sus amigos.Ins. S, ya vendrn.Pablo. He llegado demasiado pronto, me parece. La he interrumpido?Ins. No... De verdad... Estaba recogiendo unas cosas... (Un silencio.) Es usted nuevo, verdad?Pablo. S.Ins.Cundo ha venido a las minas?Pablo.He empezado a trabajar ayer.Ins. Conoca ya este trabajo?Pablo. No. Es la primera vez. Estoy acostumbrado al trabajo de taller. Viva en la ciudad. He trabajado muchos aos en una fbrica... pero en las minas nunca...Ins. Le resultar duro.Pablo. (Asiente) Ayer tuvieron que sacarme. Me puse enfermo, como mareado... No s si podr resistirlo...Ins. Por qu no se ha quedado en la ciudad? Es lo mejor que poda haber hecho.Pablo. No poda quedarme. He tenido que venir aqu.Ins. No encontr otro remedio?Pablo. Tena que irme de all.Ins. Habr otros trabajos... en otros sitios...Pablo. No hay. He venido aqu cuando ya lo haba intentado todoIns. Entonces todo sigue igual Pablo. Qu quiere decir?Ins. Que todo sigue igual que hace muchos aos... Mi padre tambin dice que cuando lleg a las minas ya lo haba intentado todo.Pablo.Pero yo no pienso quedarme aqu para toda la vida. Estar aqu hasta que encuentre algo.Ins. (Le mira tristemente) No siga...Pablo.Qu le ocurre?Ins. Parece que le estoy escuchando a l, a mi padre... Ha dicho eso ao tras ao... Y no slo l, sino todos los hombres que trabajan aqu... Trate de irse acostumbrando a las minas; es lo mejor que puede hacer...Pablo. Pero es que yo no quiero acostumbrarme... Y me parece que aunque quisiera no podra con ello...Ins.S que podr. Ha habido muchos hombres que lo han dudado como usted, y han podido. Mi padre cuenta que la primera vez que baj a la mina, a los dieciocho aos, le pareci que haba entrado en el infierno... y ahora que ya no va a poder bajar est triste...Pablo. Cundo tienen que marcharse de la casa? Ins. Pasado maana, al amanecer, la casa debe estar desocupada. La Compaa nos ha mandado un papel donde nos lo dice.Pablo.Siempre hacen as? Mandan un papel?Ins. S. Pero todo el mundo lo sabe ya.Pablo. Y adonde van a ir ustedes ahora?Ins.Dice mi padre que a su pueblo. Pero falta tantos aos que ya no le conocer nadie... No s qu vamos a hacer all...Pablo. Puede que quede alguien de sus tiempos... y que quiera echarles una mano, ayudarles... (Ins se encoge de hombros.) Usted ya no tiene mucha esperanza, Ins.Ins. Cmo sabe mi nombre?Pablo. Me lo dijo su padre. Usted ya no tiene mucha esperanza.Ins. No tengo ninguna esperanza. La vida me ha enseado a no tener esperanza.Pablo.Y sin embargo a nosotros an nos quedan muchas cosas por hacer. A nuestra edad todava se pueden intentar muchas cosas. No le parece?Ins. S, creo que yo podr intentar an algunas cosas..., entrar de criada en alguna casa, fregar suelos... Eso es lo que me espera... Y menos mal si encuentro un refugio... un sitio donde mis padres puedan resistir el prximo invierno.(Un silencio. Pablo se mueve como desasosegado)Pablo. (Murmura) No lo entiendo. No lo entiendo.Ins. Qu es lo que no entiende?Pablo.Que cuando llega este momento, cuando un minero tiene que abandonar su casa, cuando a un minero lo echan de su casa, no haya ni la ms pequea protesta, ni el ms pequeo gesto de ira... Esta tarde los compaeros comentaban con tristeza la marcha del seor Pedro, pero nada ms..., como si esa marcha fuera inevitable.Ins. Lo es y no hay que preocuparse ms por ello.Pablo. Dentro de un rato vendrn los compaeros a la despedida. Y qu es la despedida? Como una fiesta? Se celebra una fiesta en el momento en que habra que reunirse para otra cosa? No lo entiendo.Ins.Yo he asistido a muchas de estas despedidas; a las de todos los compaeros de m padre que se han ido jubilando... Es ya una costumbre del poblado... El minero se gasta una parte de su ltima paga en dar una pequea fiesta a sus amigos... As se despide de la casa-de la que durante tantos aos ha sido su casa y ahora tiene que abandonar para siempre.Pablo. (Sordamente.) Y adonde va entonces?Ins.Eso no se sabe. Desaparece.Pablo. (Sombro.) No tiene una casa donde pasar los ltimos aos de su vida despus de haber trabajado como una bestia de carga.Ins. No tiene dnde morir.Pablo.Y tampoco tiene dinero.Ins. Una cantidad que da risa... Como una limosna...Pablo. La Compaa lo echa de su casa.Ins. En realidad nunca ha sido su casa.Pablo. Lo tena metido all mientras era un hombre til para ella.Ins.As es.Pablo.Y cuando ya est viejo y enfermo y no le sirve, lo tira como una basura.Ins. (Asiente.) Lo tira como una basura. Sin piedad.Pablo.Cuando ya no puede defenderse y no le queda otro remedio que dejarse morir... Cuando ya no puede hacer ni el ms pequeo movimiento para defenderse... (Un silencio. La cara de Pablo se ha endurecido.) Habra que hacer algo...Ins. Qu dice usted?Pablo.Habra que hacer algo... (Otro silencio.)Ins.En qu piensa?Pablo. En nada. No pienso en nada. En estos momentos estoy atravesando un momento de ira, de furia... No tengo ni una sola idea... Siento ira simplemente... Estoy palideciendo, verdad? Y mis nervios estn en tensin... No es la primera vez que me ocurre... Pero se me pasa en seguida... (Ins lo mira con espanto) Le doy miedo?Ins. No. Pero haca mucho tiempo que no vea as la cara de un hombre.Pablo. Es que yo no soy todava un resignado. Usted est acostumbrada a ver la cara de los resignados..., la triste y fea cara de los resignados...Ins. No tiene derecho a hablar mal de los hombres de este pueblo.Pablo.Nunca me atrevera a hablar mal de ellos. Slo digo que se han resignado.Ins.Podan hacer otra cosa?Pablo. No s.Ins.Usted cree que mi padre no ha luchado? Cuando era joven trat de organizar una huelga y como no lo consigui se fue con un grupo a asaltar la Residencia.Pablo. A asaltar la residencia de la Compaa, donde viven los ingleses?Ins. S. Eso hizo mi padre. Cuando todava yo no haba nacido.Pablo. Qu pretenda?Ins.Matar al presidente e incendiar la Residencia Pablo.Estaba el presidente aqu...Ins. S, haba venido a inspeccionar las minas.Pablo.Y qu ocurri?Ins. (Mueve la cabeza.) Los que iban con l no se atrevieron a llegar.Pablo.Ni siquiera se atrevieron a llegar?Ins. Abandonaron a mi padre por el camino y mi padre volvi a casa. Cuenta mi madre que lleg plido y con un ataque de nervios. No haba ocurrido nada, pero en su corazn l haba matado al presidente y haba incendiado la residencia de los ingleses. Le extraaba que la gente no saliera de sus casas a ver el incendio. Dice mi madre que aquella noche no se acost. Que se estuvo toda la noche quieto, sentado en esa silla (por la que ocupa Pablo) y con los puos cerrados. Desde entonces no volvi a intervenir en nada.Pablo. (Gravemente.) Yo admiro al seor Pedro desde este momento, Ins. Esa noche qued justificado para toda la vida. No hay nadie en el mundo que pueda mirarle con desprecio.Ins. Yo lo saba, pero me gusta que usted lo diga... (Casi en un susurro.) Gracias.Pablo. No tienes que agradecerme nada, Ins. Es la verdad. Me dejas que te hable de t? Si no, vamos a parecer dos viejos... Los muchachos de nuestra edad se hablan de t...Ins. Cmo te llamas?Pablo. Pablo.Ins. (Con los ojos bajos.) Pablo, te he agradecido mucho lo que has dicho de mi padre. Para m es muy importante pensar que mi padre ha sido un hombre valiente, un hombre como hay que ser. A m no me gustan los cobardes.Pablo. (En voz muy baja.) Se ve claramente... Eres de la madera de aquellas otras mujeres...Ins. De qu mujeres?Pablo. El pueblo las conoci entonces en toda su fuerza, pero siguen existiendo... Gracias a ellas las familias salen adelante, los hijos se cran y los hombres encuentran que su msera choza es un hogar... Pero entonces se supo de qu cosas eran capaces...Ins. Entonces? Cundo?Pablo. Nosotros no podemos saberlo ms que por los libros. Yo lo he ledo... Cuando todava se luchaba. No lo sabas? Hubo hasta una guerra... Y las mujeres se dejaban ametrallar al pie de las barricadas y moran... As son las mujeres de nuestro pas... De esta raza son...Ins. (Soadora.) Es bonito... (Calla. Tiene la mirada fija en algn punto.)Pablo.En qu piensas?Ins. Pensaba que tendras que contarme muchas historias..., pero no has llegado a tiempo... No hemos coincidido...Pablo.Yo he llegado cuando t te vas.Ins. S.Pablo. Cuando te echan.Ins. (Casi gime.) Calla. No sirve de nada hablar as. (Un silencio.)Pablo. Sabes por qu he venido al poblado? Sabes por qu he tenido que huir de la ciudad?Ins. Quieres contrmelo?Pablo.A ti s. No es preciso que hablemos ms para que a ti pueda contrtelo. No puedo vivir all porque la Justicia me lo ha prohibido. Estoy como desterrado.Ins. Qu hiciste para que te desterraran?Pablo. Nada importante. No vayas a creer que soy un hroe. A lo mejor te crees que me he dedicado a la poltica... No... Eso no me interesa... Fue... que mat a un hombre.Ins. (Abre mucho los ojos.) Que mataste...?Pablo. S, que mat a un hombre. Le di un navajazo. Lo mat.Ins. Qu haba hecho?Pablo. Haba abandonado a una mujer que le quera. La haba abandonado cuando ella ms le necesitaba.Ins.'Y t cmo te viste metido en esa historia? Era algo tuyo esa mujer?Pablo. No. No era nada mo. Yo me met en la historia por la fuerza. Nadie me haba llamado.Ins. Nadie te haba llamado y mataste a un hombre. Cmo fue?Pablo. Era una chica del barrio. Todo el mundo conoca su historia. Se comentaba con indignacin la actitud de aquel miserable. Tambin era conocido del barrio... Pero nadie haca nada... La chica estaba desamparada y medio muerta... Hasta quiso matarse antes de que naciera la criatura... El tipo segua emborrachndose en las tabernas del barrio. Era un matn que tena atemorizada a la gente... Todo el mundo estaba indignado, como te digo, pero nadie haca nada... Tuve uno demis momentos... Consegu que mi madre recogiera a la chica y aquella tarde me fui a buscar al hombre por los bares.Ins. Ibas... a tratar de convencerle de que...?Pablo. No. Yo no soy un moralista. Iba a matarlo. Llevaba la navaja abierta dentro del bolsillo... Le dej que se defendiera, pero lo mat... Y te aseguro que aquel da no haba tomado ni una gota de vino... Lo mat a conciencia... (Un silencio.) El barrio se qued tranquilo sin l y los testigos declararon a mi favor... Estuve algn tiempo en la crcel y luego me echaron de la ciudad... No me import mucho... Cuando sal de la crcel mi madre haba muerto.Ins.Y la mujer?Pablo.Desapareci. No he vuelto a saber nada de ella.(Un silencio. Vemos llegar al seor Pedro que anda muy despacio. Llega a la casa y entra.)Pedro. (Con forzada jovialidad.) Buenas noches. Hola, chico, qu hay?(Pablo se levanta respetuoso.)Ins.Buenas noches, padre.Pedro. (Con la misma forzada jovialidad.) Derrochando la ltima paga, eh? (Nadie dice nada. l trata de continuar hablando.) Bueno, ya he estado en la oficina. Se han despedido de m muy amablemente. Me han dado las gracias por mis servicios. Es bonito, eh? Me han dado las gracias. Yo he podido decirles: Bueno, y ahora, qu voy a hacer yo? Dnde voy a meterme? Pero no he dicho nada... Lo echan a uno y uno no dice nada... Ya ves la que te espera, hijo mo. Que te echen cuando ya no te puedan sacar ms sangre. Sabes cmo llamamos en la mina a la Compaa? El Vampiro... Porque decimos que nos chupa la sangre... No te hace gracia? No s a quin se le ocurri... (Pablo le mira con el gesto torcido.) Pero no tienes por qu ponerte triste ya... Pues no te queda tiempo todava, muchacho, hasta que llegues a... esta triste situacin... Qu! (A Ins.) No viene tu madre? (Se asoma a la puerta y sale. Respira hondo.) Podis salir aqu... Se est mejor... Todava no hace fro y hay que aprovecharse del aire libre... (Ins y Pablo salen.) Queda vino de la maana, hija?Ins. Creo que s, padre.Pedro.Trae la botella. (Ins entra en la casa.) Quieres fumar, hijo mo?Pablo. Bueno. (Lan cigarrillos.)Pedro. Yo me los hago muy finos... No deba fumar... Me da mucha tos... Pero qu quieres? Algo tiene que hacer uno. (Sale Ins con el vino y dos vasos. Da un vaso a cada uno y los llena. Pedro lo bebe y lo paladea.) Est bueno, eh? (Pablo bebe su vaso. Llega Teresa, la mujer de Pedro. Trae, en una cesta, unas botellas y unos paquetitos.) Bueno, Teresa! Ya era hora! Te estbamos esperando!Teresa. Ha venido alguien?Pedro. No. Todava no. Pero ya vendrn.Teresa.Voy a ir preparando...(Entra en la casa. Deja las botellas sobre la mesa y busca vasos. Abre paquetitos, etc. Ins ha entrado con ella. En silencio preparan las cosas.)Pedro.(Se ha sentado en el escaln junto a la botella que ha dejado Ins.) Quieres ms? (Pablo hace un gesto vago.) Claro que quieres ms... Eso se le pregunta a los muertos... (Beben nuevamente. Se seca con el dorso de la mano.) Me gusta este vino. Lo traen del sur. Es bueno. Aqu no se da el vino... ni nada... Con los humos de la fundicin no crece nada... Ya lo vers. Las huertas se echan a perder. Toma otro poco. (Vuelven a beber) Eh! Hola! Buenas noches, muchachos!(Hacia la casa se aproximan tres mineros.)Minero I. Buenas noches, seor Pedro.Los otros. Buenas noches.Pedro.Ya conocis al chico nuevo, no? (Por Pablo.)Minero I. S.Pedro. Hola. Pasar y tomar una copa.(Van pasando todos. Llega otro minero, que se detiene en la explanada a encender un pitillo. Luego entra en la casa. Lo llamaremos Minero II)Minero II.Buenas noches. (Todos le saludan) Qu! Cmo van esos nimos?Pedro. Se hace lo que se puede, hijo. Toma una copa. Teresa, dale una copa a ste. Minero II. (La coge.) Gracias. Pedro. Ins, cierra la puerta.(Ins va a cerrarla.)Ins. (Al ir a cerrar ve que llegan dos ms) Ah vienen Juan y Antonio.(Llegan dos mineros ms que cruzan la explanada tambalendose y canturreando. A uno, el que viene ms borracho, le llamaremos Minero III.)Minero III. Hola, Ins, guapa... Nos estis esperando? Pues ya estamos aqu. Estamos celebrando la fiesta desde hace un rato en la taberna de Luis. Hemos tomado unos cuantos vasos a vuestra salud... (Da un traspis.) Y yo le deca a ste: Vmonos ya a casa del seor Pedro, que nos vamos a emborrachar... Pero ste deca: Otra copa. Otra copa. Y no haba manera de sacarlo de all.Su compaero. T eras el que deca: Otra copa... Otra copa...Pedro. (Desde la puerta.) Vamos. Vamos. Pasar. (Pasan.) Dales vasos, Ins... Vasos para todos... (Les va echando vino de una botella.) Y ahora, si me lo permits, voy a decir un brindis. (Rumores.) Es lo tradicional... Silencio... (Se hace el silencio. Pedro alza su vaso y empieza a hablar.) Pues os quera decir... a vosotros que sois los mejores amigos que he tenido en esta tierra..., os quera decir... el mucho afecto que os he tomado a todos a lo largo de tantos aos... Os quiero decir, ahora que me voy, lo mucho que he llegado a quereros y cunto trabajo me cuesta marcharme... La primera vez que vi esta tierra no me gust... Tena dieciocho aos cuando llegu... Este paisaje rojo me pareci muy triste... Yo vena de una tierra de campos verdes y esta tierra roja me encogi el corazn... Y en esta tierra roja iba a vivir yo? Por entonces haba habido una huelga y haban matado a varios mineros... y me pareci que la tierra estaba roja de su sangre... No, yo no quera vivir aqu... Me acuerdo de que empez a llover y al da siguiente, cuando me levant, se haba formado en los caminos como un barro sangriento... No me acostumbrara nunca a pisar esta tierra de crmenes... Eso pensaba... No poda figurarme hasta qu punto se me iba a meter en el corazn, esta tierra y los buenos hombres que en ella viven... Ahora ya sabis que me voy... Dentro de unos das ser como si nunca hubiera estado aqu... y cuando pase un poco de tiempo diris: S, el viejo Pedro... era un buen hombre...yos parecer como si hiciera muchos aos que me hubiera muerto... y en ningn sitio encontraris nada que os recuerde al viejo Pedro... Tantos aos de penas..., de pequeas alegras y... (Mira a Teresa) de amor... no han dejado huellas en la tierra... As vivimos y as morimos y desaparecemos los pobres... (Teresa inclina la cabeza y solloza) No llores, mujer... Nos vas a estropear la fiesta... Claro quehe tenido yo la culpa... (Se enjuga una lgrima) Os aseguro que haba preparado un discurso alegre... Perdonadme... Haba preparado un discurso alegre...(Se hace lentamente el oscuro.)CUADRO II(En la taberna de Luis. Luis est detrs del mostrador. Pablo bebe de pie frente a l. En las mesas varios mineros y alguna mujer. Nadie habla en las mesas. Beben en silencio.)Pablo. Otro vaso. (Luis se lo sirve. Pablo se lo bebe de un trago) Vuelva a llenarlo.Luis. (Llenndolo.) Te vas a emborrachar, muchacho.Pablo. Djeme en paz.Luis. (Fregando el mostrador con un trapo.) Ests preocupado por algo, a que s?Pablo. Perdneme. No he querido molestarle. Pngame otro vaso.(Luis se encoge de hombros. Le pone el vaso. Pablo lo bebe en silencio.)Luis. Ya s que el seor Pedro te invit ayer a su despedida.Pablo. S.Luis. Qu tal lo pasasteis?Pablo.Bien...Luis. Cundo se van?Pablo. (Con un casi imperceptible temblor en la voz.) Maana al amanecer.Luis. Qu te pareci Ins? Es guapa, eh?Pablo. (Asiente. Despus de un silencio aade-) Y parece muy buena chica, verdad?Luis. Es una de las mejores chicas del poblado. Te lo digo yo, que la he visto nacer. Es una chica muy seria.Pablo. Eso me pareci.Luis. Ha salido a su madre, que es una buena mujer.Pablo. Una mujer sufrida y trabajadora, verdad?Luis. S.Pablo. (Como meditando.) No tienen por qu irse de la casa. Me parece que no tienen por qu irse de su casa. Usted qu piensa?Luis. No se me ha ocurrido pensarlo. Es que... (Se interrumpen) Quieres otro vaso devino?Pablo. Bueno...(De una mesa se levanta el Minero I y se acerca a Pablo.)Minero I. Pablo...Pablo.Qu quieres?Minero I.Te estoy mirando desde all. Qu es lo que pretendes? Emborracharte? Ests bebiendo mucho.Pablo. Pero es que no puede uno hacer lo que quiera en este pueblo?Minero I. Haz lo que quieras. Emborrchate. A m me es igual. Pero maana lo vas a sentir en la contramina. Es lo nico que te digo.Pablo. Como si reviento...Minero I. Te ocurre algo? Puedo hacer algo por ti, muchacho? (Un silencio.)Pablo. (Gravemente.) Claro que me ocurre. Y a ustedes debera ocurrirles tambin. Pero ya veo que estn tranquilos. (Va, un poco vacilante, al centro de la taberna y grita a todos los mineros inmviles.) iYa veo que estn tranquilos!(Los mineros no se mueven. Alguno mueve la cabeza pacficamente hacia l.)Minero I. Pero muchacho... (Trata de sujetarlo.) Qu te ocurre?Pablo. (Se suelta.) Djeme! Djeme! (Grita terriblemente como escupindoselo a todos.) Ya veo que estn tranquilos! Estn ah, tranquilos! No se mueven. No hablan. No tienen nada que decir. Como si no pasara nada! Y esta noche dormirn. Y maana irn al trabajo como siempre. A eso habis llegado?Minero I. Cllate, muchacho. Has bebido mucho.Pablo. Que he bebido mucho. Eso es todo lo que se le ocurre decir?(Un viejo se ha levantado y se acerca a Pablo.}El Viejo.Vamos. Hable usted.Pablo.Eh?El Viejo. Qu quiere usted decir? Usted tiene algo que decir. Vamos. Dgalo. Pablo. S. Tengo algo que decir. El Viejo.Yo le estoy escuchando. Pablo. (Se pasa una mano por la frente. Se ha tranquilizado.) Gracias. Quera hablar con alguien.El Viejo.Conmigo. Hable conmigo.Pablo. Conoce al seor Pedro?El Viejo.S.Pablo. Maana, al amanecer, tiene que abandonar su casa.El Viejo.Ya lo s.Pablo. Es injusto.El Viejo. Es algo peor. Es criminal. Siga.Pablo. Habra que hacer algo.El Viejo.Eso lo hemos dicho todos alguna vez. Pero qu?, qu habra que hacer? Eso no hemos sabido decirlo nunca. Usted sabe lo que hay que hacer?Pablo. Cuando he gritado, lo que quera era decirles a todos: Vais a dejar marchar al viejo Pedro sin una protesta?El Viejo. Pero no lo ha dicho. Se ha limitado a insultarles. A insultarnos.Pablo. (Baja la cabezal) Pero lo que yo quera era decir: Vais a dejar marchar al viejo Pedro sin una protesta?El Viejo. Ellos hubieran contestado: Y qu vamos a hacer? T tambin te acostumbrars a dejar que los viejos se marchen sin una protesta. Hasta ahora todas las protestas han sido intiles. Eso te hubieran contestado.Pablo,Ayer estaba extraado de que los amigos del seor Pedro se reunieran con l a beber unos vasos de vino y que el seor Pedro gastara una parte de su ltima paga en una especie de fiesta.El Viejo.T tambin lo hars.Pablo. Yo?El Viejo. S. T tambin lo hars. Eso te hubieran dicho todos los compaeros. Yo mismo no podra decir otra cosa.Pablo.Me estoy dando cuenta de algo.El Viejo.De qu?Pablo. De que ya no son ustedes capaces de reaccionar ante una injusticia.El Viejo. Estamos muy golpeados por la vida, muchacho. (Algunos mineros han ido acercndose y rodendolos. Escuchan.) Nos aguantamos nuestras reacciones. Nos las tragamos. Pero t sigue. Habla.Pablo.Desde cundo no dan seales de vida ante la Compaa?El Viejo. Desde hace quince aos.Pablo. Qu hicieron entonces?El Viejo. Una huelga. Nuestras mujeres y nuestros hijos fueron recogidos por familias solidarias de nuestra lucha, fuera de la comarca... Nos quedamos los hombres solos. Estuvimos dos meses de invierno en huelga. Tuvimos muertos de hambre y de fro. Tambin tuvimos muertos en las refriegas.Pablo.Qu pedan?El Viejo.Aumento de salario.Pablo.Consiguieron algo?El Viejo. No. Nada.Pablo. Yo le dir lo que consiguieron. Meter el miedo en el corazn de los accionistas; hacerles sentir que ustedes existan; disminuir sus ganancias. Los de la Compaa se dieron cuenta de que estaban en un pueblo capaz de luchar; de que estaban viviendo sobre un volcn encendido; de que tenan que andarse con cuidado.El Viejo. (Mueve la cabeza.) Sufrimos mucho. Cuando volvieron las mujeres y los nios nos pareci que todo haba sido una pesadilla. Pero usted contine...Pablo. Tengo un plan. (Se han acercado otros. El crculo se estrecha.) Habra que empezar a actuar maana al amanecer.El Viejo. Siga. Al orle he sentido como un pequeo escalofro. Su voz ha sonado rara, como de otro mundo. Usted tiene un plan?Pablo. S. Lo vengo pensando desde anoche.El Viejo. Qu habra que hacer?Pablo. Nos plantamos a la puerta de la casa del seor Pedro y el seor Pedro no se marcha.(Rumores. Como un escalofro general.)El Viejo. Silencio. (Baja la voz.) Se da cuenta de lo que dice?Pablo. S. Lo he pensado bien. El Viejo. Usted dice impedir que Pedro se marche. Pablo. Impedir que alguien lo eche de su casa. El Viejo. A la fuerza? Pablo.A la fuerza. El Viejo. No tenemos armas. Pablo. Picos y palas.El Viejo.A esa hora ya hay un turno de trabajo. Pablo.El mo. Yo no voy maana al trabajo. El Viejo. Huelga!Pablo. S. Los que sean capaces que vengan con nosotros. (Un silencio.)El Viejo.Yo estoy solo en el mundo. Yo voy.Uno. (Se levanta.) Yo voy.Una mujer. (Se levanta) Yo voy.Minero I. Pedro es mi mejor amigo. Yo voy. (Tres que hay en una mesa, se levantan.)Pablo. Vosotros tambin?Uno de ellos. S.Otros. (De otra mesa se levantan.) Y nosotros.Pablo. Maana, al amanecer, en la casa del seor Pedro. Esta noche ir yo a decirle lo que pasa. Y ahora vamos a tomar unos vasos... Hay que celebrarlo... Luis, vino para todos...Luis. (Que ha seguido toda la escena en silencio, dice simplemente-) Invita la casa, seores...(Mientras va sirviendo vino en los vasos va hacindose el oscuro.)CUADRO III(An no ha amanecido. Vemos, alrededor de la casa de Pedro, las sombras inmviles de los mineros que han montado guardia. No los distinguimos bien. Alguno de pie, apoyado en su pico, fuma. Otros estn sentados por el suelo o en el escaln de la puerta. Dentro de la casa, dbilmente iluminada, estn el viejo Pedro, Teresa, Ins y Pablo.)Pablo.Ya lo saben. No tienen que salir a nada. Si quieren algo no tienen ms que llamar y nosotros les traeremos lo que sea. No nos moveremos de ah afuera. Tienen comida para hoy?Teresa.Tenemos lo que habamos preparado para el viaje. S, para hoy tenemos.Pedro. Pablo, hijo mo, me parece que todo es una locura. Dejadnos marchar antes de que sea demasiado tarde. Os va a ocurrir algo. No sabis lo que estis haciendo.Pablo. No hay nada que discutir, seor Pedro. (Como indicndole una consigna) Nosotros no les dejamos salir. Ustedes queran irse y ya lo tenan preparado todo para marcharse, pero no les hemos dejado salir de la casa. Entendido? (Nadie le responde.) Bueno. Denme la llave. (Ins se la alarga. Se miran. Pablo retiene un momento la mano de Ins.) De acuerdo? (Ins asiente.) Hasta luego. Y nimo. (Sale y cierra la puerta de la casa por fuera. Se guarda la llave. Oscuro al interior de la casa.) Tenis un pitillo? (Alguien se lo da. Lo enciende.) Qu hora es?(De un rincn oscuro sale la voz del Viejo.)El Viejo.Van a serlas seis.Pablo. En seguida se van a dar cuenta de que hemos faltado al trabajo. El Viejo. Dentro de unos minutos. Pablo. Es hasta un poco emocionante, verdad? El Viejo.S.(Un silencio)Pablo. Cundo lo jubilan a usted?El Viejo. Dentro de dos meses. En pleno invierno.Pablo. Ya veremos lo que ha ocurrido dentro de dos meses.El Viejo. Eso. Ya lo veremos. Dame fuego. Se me ha apagado la pipa.(Pablo le da fuego.)Pablo. Parece que est contento, eh?El Viejo.S que lo estoy. Desde hace muchos aos estoy soando con una cosa parecida. Cre que me iba a morir sin volver a vivir una cosa as.Pablo.Una cosa cmo?El Viejo. (Hace un gesto) Como sta. Es bonito. No importa que hoy suene la sirena. Los muchachos estn aqu. Y te das cuenta? Estn tranquilos. Ayer tratabas de insultarnos diciendo que estbamos tranquilos...Pablo. (Conmovido.) Hoy siento vergenza y pido perdn y digo: estn tranquilos.El Viejo. Ya irs conociendo a esta gente. Nos irs conociendo.(El Minero I se levanta de su sitio y se acerca al Viejo.)Minero I. Qu hora es ya? El Viejo. Para qu quieres saberlo? Es lo mismo. Minero I.Vamos. Dmelo. Qu hora es ya? El Viejo. No son las seis an.(Un silencio. El Minero I mira a su alrededor como con fro. Se estremece.)Minero I. Entonces todava nos daba tiempo.El Viejo. (Frunce el ceo.) Qu dices?Minero . (Nervioso.) Que todava estamos a tiempo de ir al tajo. (A los otros.) Muchachos, todava nos da tiempo! (Nadie se mueve.) No son las seis an. Estamos a tiempo.Pablo. (Se acerca a l.) De qu est hablando?Minero I.Digo que...Pablo. Cllese. Mrchese si quiere, pero cllese.Minero I. Estoy nervioso.Pablo.Ya lo hemos visto.Minero I.Va a sonar la sirena.Pablo.Ya.Minero I. Tengo una mujer y dos hijos. Uno muy pequeo.Pablo.Y qu?Minero I.Tengo miedo.Pablo. Pues aprtese de nosotros. No trate de contagiar a los dems.Minero I.Esta noche no he ido a casa. He estado con otros toda la noche por ah bebiendo unas copas para animarme. Saba que si iba a casa y vea a los chicos no iba a meterme en esto. As que me he quedado toda la noche por ah, Pero ahora se me han pasado los efectos del vino y me doy cuenta... Tengo miedo... No puedo remediarlo..., tengo miedo... Veo que an es tiempo... i An es tiempo!(Un silencio. Suena a lo lejos la sirena. El Minero I la escucha aterrorizado. Pablo le da unos golpecitos en la espalda.)Pablo. Vamos. Clmese. No es nada. Ya no hay tiempo, ve? Y ha sido muy sencillo. (La sirena sigue sonando. La escuchan inmviles. El Minero se sienta y queda acurrucado.) Hace un poco de fro esta maana, verdad? (Se lo dice al Minero I que est frotndose las manos.)Minero II. S, un poco.Pablo. Tenemos el invierno encima. Qu tal son los inviernos en esta comarca? Muy fros?Minero II. Suele llover mucho.Pablo. Sin embargo la primavera debe ser algo muy hermoso.Minero II. (Hace un gesto vago.) Oh, en la primavera se pasa mejor. (Un silencio. Se extingue el sonido de la sirena. El Minero II mira a Pablo.) Ya ha parado.Pablo. S. No te preocupes.Minero II.Es muy posible que nos pase algo, verdad?Pablo.S. Pero no te preocupes.Minero II. Lo que estamos haciendo est bien hecho. As pienso yo.Pablo.Eso es lo nico que debe preocuparnos.Minero II.Qu harn cuando se den cuenta?Pablo. No s.Minero II. Habra que saberlo... para estar preparados. No nos vayan a coger por sorpresa y no podamos defendernos.Pablo.Qu crees que pueden hacer?Minero II.Puede venir la Polica a desalojarnos.Pablo. Nos negaremos a irnos.Minero II.Yo he pensado que...Pablo.Qu?Minero II. Que pueden llegar a disparar contra nosotros.Pablo.Y eso te da miedo?Minero II. Nunca ha disparado nadie contra m. No s cmo ser.Pablo. Al principio se siente algo, pero luego pasa y est uno tranquilo.Minero II. Aunque no pueda defenderse?Pablo. Siempre puede uno defenderse.Minero II.No tenemos pistolas.Pablo. Pero tenemos estos puos.Minero II. (Mueve la cabeza.) Si empiezan a disparar no ser suficiente. Pablo.Si empiezan a disparar ya veremos. Es pronto para pensarlo. Minero II. No s.(Pablo se levanta y empieza a pasear. Al pasar junto al Minero III ste le llama.)Minero III. Oye.Pablo.Qu?Minero III. No puedes dejar de pasearte?Pablo. Por qu?Minero III. Me pones nervioso.Pablo. Entonces, qu quieres que haga?Minero III. Echa un trago conmigo. (Le tiende una botella.)Pablo. No. Ahora no quiero beber.Minero III. S, hombre. Aunque nada ms sea un trago.Pablo. No.Minero III. Quieres estar sereno para lo que se avecina, verdad?Pablo. Puede que haya que hablar claro.Minero III. Esto te aclarar la garganta. Anda, toma.Pablo.Est bien... (Bebe de la botella. Se limpia con la mano.) Gracias.Minero III.Y no te preocupes. Si todo va a salir bien...Pablo.No estoy preocupado.Minero III. S lo ests. Tienes la cara muy seria.Pablo. (Se sonre.) La cara muy seria...Minero III.Y los ojos tristes. A pesar de que te sonras... Los ojos tristes... Otro trago?Pablo.No. Y t tampoco debes beber ms.Minero III.T mandas. Eres un buen amigo. Me das permiso para una vez? Para una?Pablo. (Sonriente) Haz lo que quieras.Minero III. Gracias. (Bebe) Y ahora me permites cantar.Pablo. Eso s. Canta.Minero III. (Que se ha levantado. Se tambalea.) Eh, compadre, ya sabes lo que a m me gusta.Una voz. (Desde un rincn oscuro.) All va.(Un proyector ilumina tenuemente la figura del que ha hablado. Tiene una guitarra. Empieza a tocar. El Minero III, de pie, canta una minera.)Minero III. En qu soledad me encuentro! / Slo la luz del candil /y mi compaero muerto. (Cuando termina la copla, nadie dice nada. Hay un grave silencio. El Minero III se acerca a Pablo.) Qu, no te ha gustado?Pablo. S, es muy bonita... Slo que me ha dejado un poco pensativo.Minero III.A m me gusta mucho. As que vamos a celebrarlo con otro trago. Vamos a celebrarlo... (Se dirige tambalendose a donde dej la botella.) con otro trago... (Bebe largamente de la botella.) Y ahora, para que os divirtis un poco y no estis tan preocupados, voy a bailar un poco. Hala. Ya est. Voy a bailar. (Se pone a bailar grotescamente. Alguno se vuelve hacia l y se sonre. Ya hay claridad. Se oye alguna risa. El Minero III hace movimientos cmicos ante un grupo que empieza a rerse de l. Otros tambin se ren. Hasta que, al cabo de un momento, la risa se hace francamente general. El Minero III, en una evolucin, al volver tropieza con alguien que acaba de llegar. Es un empleado de la Compaa.) Eh? Usted perdone... No me he dado cuenta...(Todos han callado de nuevo. Observan al recin llegado. ste, que fuma tranquilamente un cigarrillo, se dirige a todos.)Empleado. Vais a entrar todos al trabajo y no ha pasado nada. Me encargan que os lo diga. Los jefes lo saben todo, pero quieren daros una oportunidad de salir de esto sin que os ocurra nada.El Viejo. Qu es lo que saben los jefes?Empleado.S. Los jefes lo saban a los pocos momentos de que decidierais esta estupidez. A media noche lo saba todo el mundo.El Viejo. Y qu dijeron? Los jefes. Qu dijeron?Empleado. Creyeron que era una ocurrencia de borrachos. Que esta maana ira todo el mundo a trabajar.El Viejo. Pues no es una ocurrencia de borrachos. Dgaselo.Empleado. Estis locos o qu os ocurre?El Viejo. Nada. Nos ha parecido que el mejor trabajo que podamos hacer hoy es ste.(Pablo se adelanta.)Pablo. Guardar la casa del seor Pedro para que nadie pueda echarlo de ella. Empleado. Est Pedro ah dentro? Pablo. S. El seor Pedro est en su casa. Empleado.Voy a hablar con l. (Adelanta un paso.) Pablo. (Le corta el paso) No. Est prohibido. Empleado. Quin eres t?Pablo. Uno nuevo. Ya tendr tiempo de conocerme. Empleado.Voy a hablar con Pedro. Pablo.No.(El Minero III se aproxima y le pone una mano en un hombro.)Minero III. Sencillamente... mrchese. Eh, muchachos? Que se marche.Minero II. S, mrchese, seor. Es lo mejor que puede hacer.El Viejo.Y diga a los jefes que no nos moveremos de aqu hasta que no obtengamos lo que pedimos.Empleado.Qu se os ha ocurrido ahora?(Un silencio.)El Viejo. Que qu se nos ha ocurrido pedir? Quiere usted saber nuestro ltimo capricho? (Un silencio. Su voz se hace grave cuando dice) Pedimos morir en la casa donde hemos vivido, donde han nacido nuestros hijos... en la casa donde una noche muri nuestra mujer... en la pequea habitacin... en esa casa sagrada... Donde hemos pasado algunos ratos felices y hemos sabido sobrellevar juntos la amargura de la vida... Entre las cuatro paredes que nos han visto envejecer ao tras ao... donde hemos celebrado la Navidad toda la vida, all queremos morir! (Su voz ha sonado trmula y pattica.)Pablo. (Impulsivamente.) Vaya y dgalo ya! Mrchese ya.Empleado. Debo decir que os negis a incorporaros al trabajo?Pablo. S. Dgalo.Empleado.All vosotros. Os lavis a jugar para nada.Pablo. Vyase ya. Tenemos prisa por resolver este problema. (El empleado se va.) Quin es ste?El Viejo. Un pobre hombre, tan humillado por la Compaa como nosotros mismos. Estoy seguro de que le gustara estar aqu con nosotros; pero no se atreve ni a pensarlo.Pablo. De verdad cree que le gustara estar aqu?El Viejo. (Asiente con la cabeza.) A m siempre me ha dado pena de esa gente. Llevan sus trajecitos viejos con muchsima dignidad. (Lo ha dicho con una dulce irona. Se oyen golpes dentro de la casa.)Pedro. (Grita desde dentro) Abrid!Pablo. Ya voy. (Va a abrir la puerta. La abre. Sale Pedro.) Qu quiere?Pedro. Que qu quiero? Estar aqu con vosotros. Os creis que me voy a estar ah encerrado? Estoy harto de estar ah dentro tratando de escuchar a ver qu pasa.El Viejo.Es mejor, Pedro. No te das cuenta? Si ests aqu puedes estropearlo todo.Pedro. Por qu voy a estropearlo?El Viejo. Porque si ests aqu los que vengan pueden hablar contigo.Pedro.Y qu?El Viejo. Que pueden convencerte de que te marches.Pedro.Y si me convencen y me voy, qu pasa?El Viejo. No te irs, Pedro.Pedro. Si no me va a pasar nada porque me vaya! Me voy a mi pueblo. Muy mal tienen que ir las cosas por all para que yo no encuentre un modo de salir adelante.El Viejo.T bien sabes que no vas a encontrarlo. Sabes de sobra todo lo mal que estn las cosas.Pedro.Otros han salido adelante. Djame marchar, Juan. Djame marchar. No tenis que exponeros por m.El Viejo. Pero si no es por ti, Pedro. Es por todos. Por m mismo, que me quedar sin casa dentro de dos meses. No tienes derecho a ir contra todos nosotros.Pablo. No es que todo esto est ocurriendo por usted. (Se vuelve al Viejo.) Verdad, seor Juan? No est ocurriendo por usted sino por todos nosotros y no tiene que preocuparse y sufrir por lo que pueda pasarnos. Hgase a la idea de que no tiene nada que ver en todo esto.Pedro. Pero si dicen: Que Pedro se vaya o disparamos contra vosotros, entonces no podr pensar que no tengo nada que ver en todo esto. Y si alguien muere no podr pensar...Pablo. No llegar a tanto la cosa, seor Pedro.Pedro.No conoces a la Compaa. Si continuis as habr sangre. Ya me extraa esta tranquilidad.Pablo.Vamos, seor Pedro. Est nervioso.Pedro. Dios quiera que no ocurra nada. Dios lo quiera...Pablo.No. Dios quiera que ocurra algo, seor Pedro. Ande, vuelva a su casa.El Viejo. S, vuelve, Pedro. Estate tranquilo, sin pensar...Pablo. No podemos perder esta ocasin, seor Pedro. Es difcil llegar hasta aqu y hemos llegado. No vamos a retirarnos ahora.El Viejo.Aunque quisiramos ya no podramos. Es demasiado tarde.Pedro. Estis locos.(Entra en su casa andando penosamente. Pablo cierra la puerta.)El Viejo. (Comenta:) Le coge muy cansado todo esto. No tiene mucho nimo. Pablo. Me parece como si hubiera envejecido esta noche. Lo he encontrado muy viejo esta maana.(Se acerca el Minero I. Se queda parado frente a ellos y dice con una voz extraa!)Minero I. No ocurre nada. Pablo.Qu va a ocurrir? Minero I. No viene nadie. Pablo.Ya vendrn. Minero I. Pero estn tardando. Pablo.Tanta prisa tienes?Minero I. S.Pablo. Por qu? Antes decas que tenas miedo.Minero I. Porque si tardan me pongo ms nervioso. Lo que tenga que ocurrir... que ocurra pronto.Pablo. Trata de pensar en cualquier cosa.Minero I.No puedo.Pablo.Trata de no pensar.Minero I. (Mueve la cabeza) No tengo ms remedio que pensar en los que van avenir.Pablo. No sirves para esto.Minero I. Quiero servir.Pablo. Escucha.Minero I. Dime.Pablo.Yo tambin tengo miedo.Minero I.A ti no se te nota.Pablo. Soy un hombre.Minero I. De qu tienes miedo?Pablo. De lo que pueda pasar. Pero me lo aguanto. As debes hacer t.Minero I.Yo tambin soy un hombre.Pablo. Y qu?Minero I.Pero no puedo aguantarme el miedo.Alguien. (Grita) Viene alguien!Pablo. (Se levanta) Por dnde?Alguien. Por all.Pablo. (Va hacia all) Quines son?Alguien. Dos compaeros.Pablo.A ver. (Va al encuentro de los que llegan.)Uno. (Que llega el primero.) Es que... (Respira fatigosamente.)Pablo. Qu ocurre?Uno. (Consigue decir:) Marchaos.Pablo. Por qu? Qu pasa?Uno. Tenis que marcharos.El otro. (Que llega ahora.) S, tenis que marcharos. Tratad de entrar al trabajo. A lo mejor estis a tiempo.Pablo. Pero qu ocurre? Queris explicaros de una vez?Uno. Han llamado al cuartelillo de Polica.Pablo. Canallas! sa ha sido su respuesta. Mandarnos a la Polica.El Viejo. Qu te creas que iban a hacer?Pablo. (A los que han venido.) Para qu va a venir la Polica?Uno.Para haceros entrar por fuerza en la mina.Otro.Antes de que la cosa tome mayores proporciones.Pablo. Nos tienen miedo.Otro.Y van a desalojar al seor Pedro y a su familia de la casa.Pablo. Vendrn en seguida?Uno. S, en las motos.Pablo. Est bien. (Mira al Viejo con enorme cario.) Adelante, verdad?El Viejo.Adelante. (Se estrechan las manos.)Pablo. (A los que han venido.) Gracias, muchachos. Estaremos preparados. (Alza la voz.) Si alguien quiere irse est a tiempo. Puede explicar a la Compaa que ha estado enfermo. (Nadie se mueve.) Y vosotros ya podis iros. Dentro de unos momentos puede ser peligroso estar aqu.Uno. (Mira a su alrededor, a los compaeros.) Hemos venido a avisaros para que os fuerais.Pablo. No nos vamos.Uno. Nosotros tenemos que volver.Pablo. Claro. Nadie os dice nada.Uno. Es que si vosotros os quedis...Pablo. No, no pienses en eso. Vuelve a tu trabajo si quieres.Uno. No s si debo.Pablo.Ya habis hecho bastante viniendo a avisarnos. Os lo agradecemos.Uno.No me parece que sea bastante.Pablo.T vers.Uno. No vais a sacrificaros vosotros solos por todos los dems.Pablo. Es cosa nuestra.(Un pequeo silencio.)Uno. Si vosotros no os marchis yo tambin me quedo.Otro. (Impaciente.) Oye, a qu hemos venido?Uno. S, pero yo me quedo.Otro.Te has vuelto loco t de pronto?Uno. Puede que sea eso.Otro.All t. Yo me voy. Adis.Uno.Adis.(El otro se va. Alguien le silba burlonamente al salir, Pablo estrecha la mano del que se ha quedado.)Pablo.Bienvenido.Uno.Me ha parecido que si me iba era un cobarde.Pablo. A m tambin me lo pareca pero nunca te lo hubiera dicho.Uno. Me hubieras dejado marchar sin decrmelo?Pablo. S.Uno. Y yo no me hubiera enterado nunca?Pablo. No s.Uno.Menos mal que me he dado cuenta a tiempo.Pablo. (Sonre.) Eres un gran muchacho.Uno. Me hace gracia pensar que estoy aqu casi por casualidad y que me puede ocurrir algo. Que hasta me pueden matar con un poco de mala suerte. Me hace gracia pensarlo.Minero III. Callaros, que os voy a contar un chiste. As esperaremos mejor a los de la Poli. (Todos le escuchan.) Estn dos en una feria. Son dos amigos; uno apoya un codo en la va de uno de esos aparatos de probar la fuerza... de sos en los que se tira un cochecito... Y va el otro y tira el cochecito y le rompe el traje y le hace sangre en el codo. Y el otro sin moverse, chorreando sangre, le dice muy tranquilo: Lo ves como eres un hijo de puta? (Ren. Se oye un ruido de motores y algunos se levantan.) Qu es eso? Ya estn ah?(Se oye un frenazo. Nadie se mueve. Llega un sargento de la Polica con varios de uniforme armados con mosquetones. El Sargento se dirige a la puerta de Pedro. Pablo le sale al paso y se lo intercepta.)Sargento. Djame pasar.Pablo. No.Sargento. (Hace un gesto.) Retirar a ste.(Dos policas hacen un movimiento de acercarse. El Viejo se interpone.)El Viejo. Un momento.Sargento.Qu quieres t?El Viejo. Voy a decrtelo si me dejas. Diles a tus muchachos que no se pongan brutos... todava. Ya tendrn tiempo. Antes podemos hablar un poco.Sargento. Di pronto lo que quieras. Tengo rdenes...!El Viejo. (Con una voz dulce.) Querido Rafael, he jugado muchas partidas de cartas contigo en la taberna para que ahora no me permitas hablar un momento. No te parece? Me dejas? (El Sargento lo mira fijamente.) Sabes por qu estamos aqu, Rafael?Sargento. (Torpemente.) He odo algo...El Viejo. Lo sabes.Sargento. S... ms o menos.El Viejo. Y qu piensas?Sargento.Yo no tengo por qu pensar.El Viejo. Yo quisiera hacerte pensar un poco hoy. Qu rdenes tienes?Sargento. Desalojar esa casa. Eso lo primero.El Viejo. Y despus?Sargento. Conduciros a la mina.El Viejo. Con qu derecho... si es que quieres decrmelo?Sargento. Yo no s nada de eso. A m me lo ha dicho el teniente.El Viejo.A ti te lo ha dicho el teniente. Eso est claro. Pero t sabes quin da de verdad esas rdenes? La Compaa. Todos, t y tu teniente, no hacis ms que servir a sus intereses. Ella manda en vosotros. En esta tierra no se hace ms que lo que ella quiere.Sargento.Yo no s nada de esas complicaciones. Yo obedezco a mi teniente.El Viejo. Qu te ha dicho que hicieras... si nos resistamos?Sargento. Disparar.El Viejo. Y a ti te parece bien... disparar contra nosotros?Sargento. No me parece ni bien ni mal. Yo obedezco las rdenes.El Viejo. No te parece una crueldad y una canallada... matarnos?Sargento. No s.El Viejo. Yo s que t me tienes afecto, Rafael. Hemos pasado muy buenos ratos juntos. Te acuerdas de la ltima Navidad cuando nos emborrachamos? Te viniste a dormir a mi casa y por la maana te hice caf. Te acuerdas?Sargento. S.El Viejo. Rafael, t no quieres matarme.Sargento. No, yo no quiero matarte, Juan.El Viejo. Qu piensas t de la Compaa, Rafael?Sargento.De la Compaa? Que son unos cerdos.El Viejo. Los odias.Sargento.S, porque engordan con la sangre de este pueblo. Los odio. No hay nada como nuestra tierra. Esos tos rubios me dan asco.El Viejo.Entonces nunca disparars contra nosotros, Rafael.Sargento. Eso no tiene nada que ver. A m me lo ha mandado mi teniente. Apartaros!(Trata de llegar hasta la puerta de Pedro, pero Pablo se lo impide. El Sargento intenta golpear a Pablo. Pablo rechaza al Sargento de un puetazo. Un polica dispara sobre Pablo. El Sargento levanta la mano como para impedir que vuelvan a disparar.)Pablo. (A quien no ha tocado la bala. Inmvil. De pie.) Habis disparado. Os arrepentiris. (Los policas, quietos, estn prestos a disparar de nuevo.) Dispara otra vez! Dispara hasta que uno de nosotros caiga! Dispara si te atreves! Dispara!(Una mujer, en la que hasta ahora no nos habamos fijado, se ha levantado y est inmvil. Tiene un nio en los brazos.)La Mujer. Oye. Pablo. (Se vuelve.) Qu quieres? La Mujer.Ya ha cado. Pablo.Qu dices?La Mujer. (Hiertica.) El nio estaba mamando de mi pecho y de pronto lo ha soltado. Sus paales se estn manchando de sangre. Esa bala ha sido para l. Ha muerto. (Un silencio. Nadie se mueve. La voz de la Mujer se hace trmula para continuar con una extraa exaltacin.) Ahora incendiaris la casa de los ingleses y los mataris a todos. Qu esperis ahora? Es ste un pueblo de hombres? Quiero ver una hoguera esta noche... Muertos colgados de los rboles... Iris todos a hacerlo... Han matado a mi hijo... Tiene que correr mucha sangre...!(Se hace el oscuro sobre el que empiezan a orse disparos y clamores.)CUADRO IV(La casa de Pedro. La explanada est desierta. Es de noche. Se oyen disparos y se ve un resplandor lejano. La mujer de Pedro le est vendando una herida en la cabeza.)Teresa.Te duele?Pedro. S, un poco. No me aprietes tanto.Teresa. Has perdido mucha sangre.Pedro.Me han pegado un buen golpe.Teresa. Te has dado cuenta de quin ha sido?Pedro. Con todo el jaleo cualquiera se daba cuenta...Teresa.Estte quieto. No te puedo colocar la venda bien.Pedro.Asmate, Teresa. Mira a ver. Sigue ardiendo?Teresa.Se ve el resplandor desde aqu.Pedro. La Residencia arde por los cuatro costados! Te das cuenta de lo que eso significa?Teresa.No s cmo terminar esto. Me da miedo. Dnde estar Ins?Pedro. Djala. Esta noche no hay ya peligro para nosotros. Podemos estar tranquilos hasta que llegue ms Polica. Somos los dueos de las minas.Teresa. Ya habrn llamado a ms Polica. Seguramente estarn al llegar.Pedro.Ten cuidado. Me haces dao. (Un silencio.) Teresa, sabes por qu estoy contento?Teresa. S.Pedro. Por qu? A ver si lo sabes.Teresa.Porque la residencia de los ingleses est ardiendo. Porque t habas soado con eso, Pedro.Pedro. No, no era un sueo. Era un viejo proyecto, Teresa.Teresa. Me acuerdo muy bien de aquella noche, Pedro.Pedro. Te acuerdas? Nadie quiso acompaarme.Teresa. Pero era preciso que aquella noche ocurriera lo que ocurri.Pedro. S, aquella noche haba que decirlo... para que al cabo del tiempo nos atreviramos a hacerlo. Las cosas tienen que ir muy despacio. Ahora ya est. Pero esto no es ms que el principio.Teresa. El principio, de qu? (Por la explanada llega Pablo. Trae a Ins en brazos. Entra en la casa. Teresa dice plida:) Qu ha ocurrido?Pablo. Nada. No tienen que preocuparse. Se ha desvanecido. Han sido demasiadas emociones para ella.Pedro.Psala, hijo mo. Acustala en la cama.(Pablo pasa al interior de la casa. Teresa le sigue. Vuelve Pablo.)Pablo. No es nada. No se preocupe, seor Pedro.Pedro. Se ha portado bien.Pablo. Pareca una pequea furia de un lado para otro.Pedro.Todas las mujeres se han portado bien, verdad?Pablo. S.Pedro.Cmo va todo?Pablo. Hay un polica muerto y dos heridos. El teniente est gravemente herido. Los dems se han encerrado en el cuartelillo. Todo el pueblo se ha levantado. Ha habido varios linchamientos. Han arrastrado el cuerpo del inspector de las minas por el suelo.Pedro.Lo conoca. Era un tipo que no poda mirarnos sin una sonrisa, sin un pequeo gesto de desprecio. Lo trasladaron aqu desde unas minas africanas. Se vea que echaba de menos el ltigo.Pablo.Ya no volver a sonrer.Pedro. Y a quin ms han matado?Pablo. Hemos matado, seor Pedro.Pedro. Hemos matado. A quin ms?Pablo.Al ingeniero jefe.Pedro.se nos ignoraba. Era como un ser superior. Nunca descendi a saludar a un minero. No nos vea. Marchaba sin vernos.Pablo. Su cadver est en el fondo de la corta. Ya no nos ver nunca.Pedro.Y quin ms?Pablo. No s todava. Hay muchos heridos. De los nuestros tambin.Pedro.(Un poco temeroso.) Habra que saber a cuntos hemos matado.Pablo.Para qu?Pedro.No vayan a ocurrir demasiadas muertes.Pablo.Ahora ya no podemos parar esto.Pedro. Y hasta dnde vamos a llegar?Pablo. (Sombro.) No s. Por ahora contina. Por lo menos mientras dure el incendio no habr forma de parar a los hombres.Pedro. Es curioso cmo empiezan las cosas. Ayer todo estaba tan tranquilo.Pablo.Usted se iba a marchar sin la ms pequea protesta y todo el mundo pareca resignado. Usted se iba a marchar como otros muchos que se fueron.Pedro.As es.Pablo. Esta madrugada ramos unos cuantos aqu. Unos pocos. Todo el mundo haba entrado al trabajo. ramos doce, catorce... Ahora que lo pienso me doy cuenta de que era ridculo.Pedro. No lo era.Pablo.Ahora vemos que no lo era.Pedro. Yo estoy tranquilo, sabes por qu? Aunque haya habido muertos no me siento ms culpable que los dems. Y sabes por qu? Porque vosotros me dijisteis que no lo hacais por m, que lo hacais por todos nosotros; que yo no era ms que un pretexto. Me dijisteis eso, verdad?Pablo. S, seor Pedro. No se preocupe.Pedro.Ha sido muy hermoso.Pablo. El qu?Pedro. La salida de los mineros... Todos los tajos se pararon de pronto. La noticia corri como la plvora. Han disparado contra unos compaeros! La huelga se hizo general en un momento.Pablo. Me hubiera gustado estar dentro para ver cmo ocurri.Pedro. No te lo han contado?Pablo. S, algo me han dicho.Pedro. Ha sido muy hermoso. Todo el mundo haba entrado al trabajo sin la menor idea de lo que iba a ocurrir. Se trabajaba como todos los das. Me han dicho que estaban haciendo explosin los barrenos en la corta cuando lleg la noticia. La Polica haba matado al hijo de un minero!Pablo.Quin era esa mujer? No he vuelto a verla en todo el da. La mujer con el nio.Pedro. Es la viuda de un compaero. Su marido muri hace dos semanas en un derrumbe.Pablo.Ahora comprendo.Pedro.Qu?Pablo. Su mirada de odio. Tena el hijo muerto en los brazos y no lloraba. Eso lo desencaden todo.Pedro. En la corta no ocurri nada hasta que hizo explosin el ltimo barreno. Pero cuando son la sirena todos salieron sin hacer caso de los capataces y empezaron a reunirse. Como si el trabajo hubiera terminado. Luego ocurri todo lo dems.Pablo.Quin se lo cont?Pedro. Uno. No lo conoces. Me lo ha contado casi llorando.Pablo.Ahora habr que pensar.Pedro. Pensar, qu?Pablo. Qu vamos a hacer.Pedro. Esperar. No podemos otra cosa.Pablo. Esperar a que nos cacen?Pedro. O huir? Pero, a dnde? Nos encontraran.Pablo. Yo no he dicho huir. A no ser que pudiramos irnos todos! Mientras quede un minero aqu, yo estar aqu.Pedro.Y yo.Pablo. Creo que ninguno se ir. Nos quedaremos todos. Y veo que no podremos hacer otra cosa. Slo esperar a que nos cacen. As es que esperaremos.(Llega el Viejo.)El Viejo. Buenas noches.Pedro. Hola, Juan.El Viejo. Te han herido?Pedro.Ya ves.El Viejo.Tienes muy mala cara.Pedro. He perdido mucha sangre. Y a mi edad...El Viejo. Qu hay, muchacho?Pablo. Hola, seor Juan.El Viejo.Lo hemos conseguido.Pablo. S.El Viejo. Hasta hemos llegado ms lejos de lo que pensbamos.Pablo. Lo dice por los muertos? (El Viejo asiente.) Bueno, no importa.El Viejo. He dado una vuelta por all.Pablo. Y qu noticias hay?El Viejo.Ya ha llegado ms Polica.Pablo. Ya han llegado?El Viejo. Una compaa. Y ya est funcionando un servicio contra incendios. Estn apagando el fuego de la Residencia.Pablo.Y los compaeros?El Viejo. Ya no hay nadie fuera de sus casas. El poblado est solitario. Pablo.(Se levanta.) Nadie se opone a que apaguen el fuego? Nadie ha hecho frente a la Polica? El Viejo. Sintate. Hemos hecho todo lo que podamos hacer. Ahora les toca actuar a ellos. Pablo. Y qu hace la Polica? No se oye nada. El Viejo. Estn haciendo una redada. Estn deteniendo a mucha gente. Pablo.Y usted viene tan tranquilo a decirlo. El Viejo. (Sencillamente) Me he venido a esperarlos aqu.Tienes un poco de vino, Pedro? Pedro. S.(Saca una botella y unos vasos. Echa vino. Beben.)El Viejo.(Lo paladea) Est bueno, verdad?Pedro. S, est muy bueno.Pablo. (Nervioso.) Estoy pensando que usted no puede quedarse aqu, seor Pedro.Pedro. Por qu?Pablo. Vendrn a esta casa en seguida; ya estarn viniendo.Pedro. Claro. Pero no me voy a ir ahora.Pablo. Por qu no?Pedro.Sera una cobarda. Verdad, Juan?El Viejo. (Mueve la cabeza) Quizs debas irte ahora, Pedro. Es una tontera que ya te quedes aqu.Pedro.No me voy. Me quedo con vosotros.Pablo. (Nervioso.) No tiene derecho, pensndolo bien.Pedro. A qu no tengo derecho?Pablo.No tiene derecho a...Pedro. Qu te ocurre? Dilo.Pablo. (Baja la vista.) Seor Pedro, si se queda, no se sabe lo que le puede ocurrir a Ins.Pedro. Crees que puede ocurrirle algo?Pablo. (Con la vista baja.) S, y sera muy duro para todos.Pedro.Pablo, es que...?Pablo. S, seor Pedro. Creo que Ins me importa mucho.Pedro. Podra llevarme a las mujeres y volver.Pablo.Pero en seguida.El Viejo. S, Pedro. Pueden venir de un momento a otro.Pedro. Teresa! Teresa! (Teresa aparece en la puerta.) Cmo est Ins?Teresa.Mejor. Se ha incorporado en la cama.Pedro. Que venga.Teresa. Pero...Pedro. Os ponis unos mantones, algo de abrigo... Nos vamos...Teresa.A dnde?Pedro.No lo s an. Nos vamos.(Por la explanada llega el Sargento con dos policas.)Sargento. (Frente a la puerta.) Salgan! (Los de dentro quedan inmviles.) Que salgan todos!(Sale, tranquilo, el Viejo.)El Viejo.Buenas noches, Rafael. (Se frota las manos.) Hace un poco de fro esta noche, eh? (Se sube el cuello de la chaqueta.)Sargento. Ests detenido, Juan.El Viejo. S, ya s... ya s... No te preocupes...(Pablo ha entrado al interior de la casa. Salen Pedro y Teresa.)Pedro. bamos a marcharnos, sargento.Sargento. Eso era esta maana. Ya no. Queda alguien?(Pablo ha conducido a Ins a la habitacin)Pedro. S, mi hija y... un amigo...Sargento. Que salgan.Pedro.Ya vienen, sargento. Ya vienen.(Se oscurece la escena y slo queda luz en la habitacin. Pablo e Ins estn frente afrente.)Pablo. Ins, antes de salir y para que lo sepas por si nos ocurriera algo y ya no te lo pudiera contar, quiero decirte que... (Se calla. La mira con ternura.)Ins.Yo tambin te quiero, Pablo. Yo tambin.(Se hace el oscuro.)CUADRO V(Una celda. Reja en primer trmino. Luz cenital. Estn, por los suelos, el Viejo y varios mineros.)Minero I. (Despus de un silencio.) Cundo nos llamarn?El Viejo.Yo qu s. No creo que tarden mucho. Ya han ido los de la celda de al lado.Minero I. Estoy temiendo.El Viejo. Qu ests temiendo?Minero I.Que me peguen. No s si podr soportarlo yo.El Viejo.Lo soportars. No te quedar otro remedio.Minero I. No lo s. Yo le llamo soportarlo a no echarse a llorar, a no pedirles perdn.El Viejo. Aprieta los dientes y aguanta. Te ser fcil, ya vers.Minero I.T eres un valiente, Juan. Yo te admiro a ti.El Viejo. Tengo miedo a otras cosas.Minero I.A qu?El Viejo.A que todo esto no haya servido para nada. A que todo siga igual.Minero I.Yo ahora no puedo ni pensar en eso. Tengo mucho fro. Estoy temblando.El Viejo. Clmate.Minero 1. Qu harn la mujer y los chicos? Habrn detenido a mi mujer?El Viejo.Cualquiera sabe.Minero I.Donde est, estar llorando.El Viejo. No pienses en ella.Minero I. Estar llorando por m. Nos queremos mucho, sabe? El Viejo. Pero t no vas a llorar. Eres un hombre.(El Minero I se seca una lgrima. El Viejo se levanta y pasea. Luego queda de pe junto a la reja en primer trmino, mirando hacia el pblico.}Minero III.Viene alguien? (El minero se levanta y va hacia el Viejo. Le da tabaco} La hemos hecho buena, eh? (El Viejo hace un gesto.) Menudo lo. (Silba de admiracin.) Una cosa como sta no creo que ocurra muchas veces.El Viejo. (Sonre} Entonces, te has enterado de algo?Minero III. Enseguida se me pas la borrachera. Que si me he enterado... No sabe? Yo fui de los primeros que entr en la Residencia. Yo le di el primer navajazo al inspector.El Viejo. Calla, ten cuidado... Todos le dimos el primer navajazo al inspector... Todo lo hemos hecho entre todos. Te das cuenta?Minero III. S, ya lo entiendo, seor Juan.Minero II. (Desde el rincn donde est} Todo lo hemos hecho entre todos. Es eso lo que hay que decir?El Viejo. Claro.Minero III. Estaba pensando y no acababa de saber qu tendra que decir cuando me llamen. Me preocupaba.El Viejo. (Repite.) Todo lo hemos hecho entre todos.Minero I.Yo no s si ser capaz.El Viejo. S lo sers.Minero I. (Niega con la cabeza.) No lo s. Yo no sirvo para andar metido en esto. No tengo valor. El Viejo. Puede que en el ltimo momento, cuando sea preciso, tengas valor.(El Minero I hace un angustiado gesto de duda. Se oyen pasos en el corredor. Se abre la puerta. Es un polica.)Polica. (Al Minero II.) T.Minero II. Dice usted que yo? Polica. S. Hala.(El Minero II se levanta y sale. Cierran la puerta de golpe. Se apaga la luz de la celda. En el lateral opuesto, primersimo trmino, se ha encendido una luz cenital sobre una mesa detrs de la cual est el Capitn de la Polica. De pie, a su lado, el Sargento. Dos policas, inmviles. Llega a la zona iluminada el polica que trae al Minero II)Capitn. Vamos. Acrcate. (El Minero II se acerca.) Tu nombre.Minero II.Jacobo Lpez. Capitn.Tu apodo. Minero II.Cmo dice, seor? Capitn.Tu apodo. Cmo te llaman tus compinches? Minero II.Yo no tengo compinches, seor. Capitn. Eso suelen decir todos los maleantes que caza la Polica.Minero II.Yo no creo que sea un maleante, seor.Capitn. sta es una mala noche, Jacobo. Hemos tenido que castigar con cierta dureza a algunos compaeros tuyos que se han negado a aclarar los hechos. Espero que a ti no te ocurra igual.Minero II.Espero que no, seor.Capitn.Ests dispuesto a ayudarnos?Minero II. Segn a lo que sea, seor.Capitn.A aclarar los hechos.Minero II. S, seor.Capitn.- Vamos a verlo. Quin ha promovido esta revuelta?Minero II.Nadie, seor.Capitn.Cmo nadie?Minero II.Nadie en particular. La hemos promovido entre todos. Eso es lo que quera decir, seor.Capitn. De quin fue la idea de incendiar la Residencia?Minero II.Aunque parezca mentira... fue una idea de todos, entre todos, seor.Capitn.Quin la incendi?Minero II. Todos! Todos participamos! Ms o menos, todos.Capitn. Quin mat al inspector?Minero II.-Entre todos! En el tumulto! No recuerdo otra cosa!(Un polica se acerca al Minero II y le pega en la cara. Lo derriba, lo patea.)Capitn. Basta! (El polica se retira.) Levntate!(El Minero II se levanta trabajosamente.)Minero II. (Tiene la boca ensangrentada. Dice muy dulcemente.) Y si usted me sigue preguntando yo no podr decirle ms que la verdad. (Como apenado de no poder decir otra cosa.) Lo hemos hecho entre todos, seor! No recuerdo otra cosa!(Lo cogen entre dos y lo arrastran fuera de la escena. Seoyen golpes y gemidos dentro.)Capitn. i Otro! (Traen al Viejo.) Tu nombre.El Viejo.Juan Salvador.Capitn. Quieres decirme tu apodo?El Viejo. No... no tengo apodo, seor. Me llaman seor Juan.Capitn.Conoces nuestros mtodos, Juan?El Viejo.Algo me han hablado.Capitn. (Se levanta y se acerca al Viejo.) ste es uno. (Le pega. El Viejo trata de cubrirse la cara torpemente. Recibe un puetazo en el estmago. Gime.) Y ahora, habla. Quin ha promovido esta revuelta?El Viejo. Fue cosa de todos. (El Capitn le pega.)Capitn. De quin fue la idea de incendiar la Residencia?El Viejo. Se nos ocurri entre todos. (Recibe un golpe. Gime.)Capitn.Quin la incendi?El Viejo. Unos llevaban las antorchas, otros asaltaron la Residencia... As que entre todos. (Le pegan. Se tambalea.)Capitn. Quin mat al inspector? Quin mat al ingeniero jefe?El Viejo. {Mira turbiamente.) Estoy muy viejo. Me ha pegado muy fuerte para mis aos, capitn.Capitn. Esto es slo el principio.El Viejo. Me encuentro muy mal. Me ahogo. Estoy malo. (Cae al suelo.)Capitn. (Se pasa la mano por la frente.) Se ha desmayado.(Un polica se inclina sobre el cuerpo.)Polica. (Con un gesto de aprensin.) Parece muy enfermo.Capitn. Retrelo de ah. Otro. Esta noche hay que saber algo. Maana viene el comandante. Otro. iOtro!(Traen al Minero I, que llega cuando estn arrastrando el cuerpo del Viejo.)Minero I. (Se suelta del que lo conduce.) Qu le ha pasado a Juan? Qu le ha pasado?(Lo sujetan. Retiran el cuerpo del Viejo.)Capitn. Lo ms fcil es que se muera esta noche. No hemos querido hacerle dao, pero l se ha empeado. Era un tozudo el viejo...Minero I. Hace un momento me daba nimos porque yo tena miedo.Capitn.Qu te deca?Minero I. Que yo tendra valor en el ltimo momento.Capitn.Valor para qu?Minero I. Para decir la verdad.Capitn. Y te sientes fuerte?Minero I.Ahora s. Todo lo hemos hecho entre todos. Pguenme. Empiecen de una vez a pegarme. Todo lo hemos hecho entre todos! Qu hacen que no me pegan? Para que vean de lo que soy capaz. Todo lo hemos hecho entre todos! Lo oyen? Todo...! (Le da un ataque de nervios y solloza.)Capitn.Vamos, muchacho, clmate. T vas a hablar con juicio. Hblame de las personas que han intervenido, de las personas, entiendes? Los nombres y apellidos de las personas que han intervenido. Eso es lo que necesito.Minero I. Hemos sido todos!(El Capitn se levanta.)Capitn. (Su gesto se endurece.) Est bien. Este pueblo se va a acordar de m. Sargento!Sargento.A sus rdenes.Capitn.Han sido todos. Pues bien: todos van a ser castigados! Que salgan dos secciones del cuartelillo y ametrallen el pueblo. Que lo ametrallen! Que lo pasen a sangre y fuego! Comunique mi orden a los tenientes!Sargento. S, seor.(Sale el Sargento. El Capitn enciende un cigarrillo.)Capitn.Este pueblo se va a acordar de m.Minero I. No puede hacer eso, capitn.Capitn.Ya est hecho. Vosotros lo habis querido.Minero I. En el pueblo estn las mujeres y los chicos. Les puede pasar algo.Capitn. Hablaras...? An estamos a tiempo. Necesito unos culpables para presentrselos maana al comandante. Necesito contarle algo. No s nada! No s cmo ha ocurrido! Slo s los resultados. Muertos... y un incendio terrible, eso es todo lo que s! El sargento dice que no sabe nada. Los empleados de la Compaa no saben nada! Quin lo sabe? Quin? Todos. Pero nadie quiere hablar. Habla t. (El Minero I ladea la cabeza) Pues que mueran tu mujer y tus hijos. A m no me importa. Llevoslo!(Dos policas se llevan al Minero I. El Capitn queda solo. Vuelve el Sargento.)Sargento.Las secciones han salido, mi capitn.Capitn. Est bien. (Llega un polica.)Polica.A sus rdenes.Capitn. Qu hay?Polica.El viejo se...Capitn. "Qu?Polica. Que ha muerto. El corazn... le ha fallado.Capitn.Es... un accidente desagradable. Que se disponga en secreto todo... todo lo referente a su entierro. Polica.A sus rdenes. (Saluda y sale. El Sargento est inmvil, con un gesto extrao. El Capitn lo mira.)Capitn.Qu le ocurre, sargento?(Han empezado a sonar, lejos, disparos.)Sargento. (Parece que se enjuga una lgrima.) No, nada. Es que... el viejo se... En fin, era amigo mo... De modo que el ao anterior pasamos la noche de Navidad en su casa y a la maana siguiente... Es una tontera... A la maana siguiente me hizo una taza de caf...(Esta vez cae el teln. Msica. El teln se alza muy lentamente para el eplogo.)EPLOGOESCENA PRIMERA(La casa que fue del seor Pedro. Ins est preparando el desayuno. Sale Pablo del interior de la casa. Abraza a Ins.)Pablo.Sabes qu da es hoy?Ins. S, Pablo.Pablo.Ayer te compr esto. (Da a Ins una cajita)Ins. (La abre. Saca una cadena con una pequea medalla.)Es muy bonita. Pablo.Djame. Te la voy a poner. (Se la pone.) Ins.Me gusta mucho. Gracias, Pablo. (Pablo se sienta a tomar l desayuno.) Nuestro dcimo aniversario... Cmo pasa el tiempo... Pablo.Es verdad. Ins.Parece que fue ayer cuando llegaste aqu... porque mi padre te haba invitado... Yo estaba guardando algunas cosas... no me acuerdo qu... Pablo.Estabas guardando unas camisas en la maleta. Yo s me acuerdo. Me fij mucho en ti desde el principio. Ins.Y yo en ti, pero quin iba a suponer. Pablo.As suceden las cosas. Uno se encuentra con la que va a ser su mujer donde menos lo espera... y sin darse cuenta... Y al poco ya no puede uno vivir sin ella. As es la vida. Ins. (Tiembla al recordar.) Un poquito despus yo me qued muy sola en el mundo.Pablo. No hay que hablar ms de aquella noche.Ins. Nadie en el pueblo podr olvidarla nunca.Pablo. (Roncamente.) Ya lo s. Te crees que no me doy cuenta?Ins. De qu te das cuenta?Pablo.De que hay quien no me lo perdona.Ins. Otra vez ests pensando en eso. Qu es lo que tienen que perdonarte?Pablo. El que fuera yo quien...Ins. No fuiste t.Pablo.Yo empec.Ins. No debes darte la importancia de pensar que fuiste t.Pablo. Ojal pudiera pensar otra cosa.Ins. El tiempo que ha pasado no es bastante para olvidar una matanza como la de aquella noche. Eso es todo lo que ocurre en el pueblo. La gente est de luto todava.Pablo. La gente est de luto contra m.Ins. Son imaginaciones tuyas.Pablo.Han pasado muchos aos. Ya es hora de que se quiten el luto. Largos aos.Ins. Ese luto es la ltima protesta del pueblo por la matanza, Pablo.Pablo. Ins, t me has perdonado?Ins. Yo tengo algo que perdonarte?Pablo. T misma lo has dicho; que aquella noche te quedaste sola en el mundo.Ins. Estabas t.Pablo. Y qu?Ins.Me qued contigo.Pablo.Pero tus padres estaban muertos entre un montn de cadveres...Ins. (Se tapa la cara.) Cllate ya.Pablo. Lo ves? Yo te doy miedo. Yo vine a traer la desgracia. Yo...Ins. Pablo...Pablo. He sufrido mucho, pero no lo suficiente.Ins.Te volviste ms viejo de pronto.Pablo. Sufr mucho. Oa desde la celda el tableteo de las pistolas ametralladoras y me di cuenta de lo que pasaba. Quera salir a morir con la gente, pero no poda. Estaba all encerrado!Ins. Si alguna culpa tenas, esa noche te fue perdonada.Pablo. Es que no s... Sabes? No s de cierto si aquella noche quera morir con la gente o si, en el fondo, me alegraba de estar encerrado y de salvarme.Ins. S que lo sabes. Te torturas a propsito. Tratas de pensar cosas absurdas para torturarte.Pablo. La gente me mira de un modo raro.Ins. Es que t te lo figuras.Pablo. Slo me encuentro bien all.Ins. Dnde?Pablo.En la capilla. All nadie me mira mal. All me pongo a rezar y estoy tranquilo. Alguna vez los compaeros se burlan de m. Pero es que en la capilla estoy tranquilo. Cuando estoy all siento que alguien me est perdonando...Ins. (Apenada) Pablo, no puedes dejar de pensar...? No puedes?Pablo.No.Ins.Por qu no piensas en lo que se ha conseguido?Pablo. No se ha conseguido nada.Ins. Unos meses despus vino el pequeo aumento de salario. Sin que nadie pidiera nada... No es que solucionara mucho las cosas pero...Pablo. Siguen echando a los viejos de sus hogares.Ins. Dicen que estn estudiando la forma...Pablo. Los estn echando como a perros.Ins.Dicen que van a ver si pueden construir ms.Pablo.Nunca lo harn. No les importa.Ins.El nuevo personal que vino os trata mejor. Todos lo dicen. Es gente amable.Pablo. Y a eso le llamas conseguir algo? (Un silencio!) Tendramos que tener un hijo varn, que entrara en la mina y nunca lo permitira yo... nunca!, para que a nosotros no nos obligaran a irnos... cuando seamos viejos. Nos tendremos que ir de esta casa que es toda tu vida... donde has vivido desde que eras una nia.Ins. Donde me hice mujer, donde te conoc, donde ha nacido nuestra hija...Pablo. La pobre Teresa... Qu le pasar en este mundo?Ins. Saldr adelante.Pablo.Podr defenderse? Luchar? Se dar por vencida de antemano? Se dejar morir?Ins.Nadie se deja morir.Pablo . Habra que sacarla de aqu pero yo no sirvo ya para nada. Estoy vencido. Vine aqu a trabajar hasta que encontrara algo, y me he quedado para toda la vida! Pero ya que yo no voy a salir de aqu, quisiera que mi hija...Ins. Es difcil salir de aqu. Yo te lo dije desde un principio.Pablo. Pero mi hija... (Se levanta. Sale a la puerta. Baja a la explanada. Respira hondamente.) Ven, Ins. Hace bueno. Hasta que suene la sirena, a las doce, estoy libre... Y de pronto me parece que es hermoso tener unas horas de libertad, aunque luego haya que bajar a esa agona de la mina..., tener unas horas de libertad y darse cuenta de que hace buen tiempo. (Ins ha salido. l la rodea el talle.) Hace bueno, Ins. Y dentro de poco, a pesar de todo, tendremos encima la primavera. (Se hace el oscuro.)ESCENA SEGUNDA(El mismo escenario. Teresa, la hija de Pablo e Ins, recoge algunas cosas y las guarda en una maleta de madera. Desde el interior de la casa llega Ins, que est terriblemente envejecida. Lleva una cesta vaca.)Ins.Voy a comprar, Teresa. Cuida la lumbre.Teresa. S.Ins.Tu padre dijo que volvera en seguida. As que cenaremos pronto.Teresa. Ha ido a la Compaa?Ins.A arreglar unos papeles... Yo tambin vuelvo pronto.(Sale y cruza la explanada. Teresa mete unas camisas en la maleta. Por la explanada, desde el fondo, llega un joven que se detiene. Duda. Mira a su alrededor. Est oscureciendo y apenas distinguimos su cara. Se acerca a la puerta. Llama. Teresa deja lo que est haciendo y va a abrir. Abre.)Joven. Es la casa del seor Pablo?Teresa. S...Joven. Puedo pasar?Teresa. Pase... (Le hace pasar.)Joven. Est l?Teresa. No. Pero vendr pronto. Joven. Puedo esperarle aqu?Teresa. Bueno.Joven. Es que he venido a trabajar a las minas, y un paisano suyo, de la ciudad, con el que se escribe, me ha dicho que viniera a verlo por si me poda orientar en algo los primeros das. T le dices que vas de parte de Joaqun, el de la taberna del barrioas me dijo, que ya vers cmo te orienta.Teresa. Pues sintese,(Un silencio. Ella signe trabajando. l la observa.)Joven. Usted es su hija?Teresa. S. (Un silencio. Teresa busca algo en el interior de la casa y vuelve.) As que ha venido a trabajar a las minas.Joven. Pero por poco tiempo.Teresa. Eso dicen todos.Joven.O puede que me quede, si es que hay algo que hacer aqu.Teresa.Aqu? Desesperarse uno. Aburrirse de la vida.Joven.Ya lo veremos.Teresa. Se ve que no conoce esto. Por eso est contento.Joven. Conozco cosas peores.Teresa. No es posible.Joven. Claro que s... Una guerra... El campo de concentracin... La crcel... De verdad le parece que esto es lo peor del mundo?Teresa. Esto es otra crcel.Joven. Es diferente...Teresa.Ya ver cmo salen los hombres de la contramina despus de una jornada de trabajo. Ya ver cmo sale usted si le mandan trabajar en los pozos.Joven. Prefiero el aire libre.Teresa.Se trabaja una hora ms... pero es mejor. (Un silencio. Mira al Joven.) Usted... ha estado en la crcel?Joven.S.Teresa. Por qu?Joven. Por... la poltica.Teresa. Le interesa la poltica?Joven.Claro...Teresa. Y pertenece a un partido?Joven.Tengo... tengo camaradas.(Teresa le mira con curiosidad.)Teresa. Revolucionarios?Joven. Puede decirse as...Teresa. Eso debe ser emocionante.Joven. No tanto. Aunque a veces s.Teresa.No ser un... un agitador.Joven. (Re.) No.Teresa. (Lo mira fijamente.) A qu ha venido al pueblo?Joven. Ya le he dicho que a trabajar.Teresa. No ha podido buscar otro sitio?Joven. ste me gusta.Teresa.No hay nada mejor en la ciudad?Joven.No s. Pero yo no he podido quedarme. Estoy como desterrado... Al salir de la crcel he tenido que irme de la ciudad.Teresa.Ah... (Un silencio.) Pues podr hablar con mi padre hoy y a lo mejor le orienta en algo... Conoce muy bien esto. Toda la vida aqu... (l hace un movimiento de cabezal) Por poco no nos encuentra, sabe?Joven.Por qu?Teresa. Es que nos vamos. Nos vamos maana.Joven. Que se van?Teresa. S, mi padre es viejo. Lo han jubilado.Joven. Bueno, y qu?Teresa. Pues que tenemos que irnos.Joven. No se pueden quedar aqu? O es que no quieren?Teresa. Es que no podemos.Joven.Y cmo es eso?Teresa. Que tenemos que dejar la casa.Joven.No lo entiendo.Teresa. No es nuestra casa.Joven. Pero han vivido en ella toda la vida.Teresa.Mi madre naci aqu...Joven.No les pueden echar.Teresa.Anoche dio mi padre la despedida.Joven.Y qu es eso?Teresa.Pues que de la ltima paga, los mineros hacen una fiesta para sus amigos.Joven. Una fiesta?Teresa.S.Joven. Pueden celebrar una fiesta cuando ocurre una cosa as?Teresa.Lo hacen. Es una costumbre.Joven. No lo entiendo. Lo toman con tranquilidad. O a lo mejor ste es un pueblo degradado, que...Teresa. No diga eso.Joven. No hay nadie que proteste?Teresa. No puede hablar mal de la gente de este pueblo.No puede hablar mal! Joven. Se ha enfadado. No se enfade. Perdneme. Teresa.Es que en este pueblo han ocurrido muchas cosas para que ahora venga un forastero a decir eso. Joven.Ya le he pedido perdn. Teresa. Sabe lo que hizo mi padre antes de que naciera yo? Una protesta por lo de las casas. Joven. Y qu ocurri? Teresa. Que se fueron a la residencia de los ingleses y le prendieron fuego. Y mataron a varios. Y vino la Polica y ametrallaron al pueblo y muri mucha gente. Desde entonces mi padre ya no se atrevi a nada. Fue desde entonces! (Llora)Joven. (Conmovido.) Perdneme. No he querido decir... He sido torpe...(Queda callado. Teresa levanta la vista y lo mira)Teresa. Qu le ocurre?Joven. Estaba pensando...Teresa.Se ha quedado triste por lo que le he dicho?Joven.Estaba pensando... (Mira a Teresa y aade) He pensado que a lo mejor maana no se marchan...Teresa.Pero qu dice?Joven. Digo... (Su voz suena rara.) No s... Habra que hacer algo. (Teresa parece aterrada. Mira al Joven fijamente. Dice-)Teresa. No! No diga eso, se lo ruego!Joven. Por qu no?Teresa. (Est asustada) Porque siempre que se ha querido hacer algo aqu, ha muerto mucha gente... Y los que quedan se ponen tristes para siempre... No hay que hacer nada!Joven. Escribir una carta.Teresa. A quin?Joven.A los compaeros.Teresa. Para qu?Joven. (Sin hacer caso.) Esta misma noche.Teresa.Para que le digan qu se puede hacer?Joven.No. Eso ya lo s yo. Para decirles lo que va a ocurrir y que se preparen a ayudarnos.Teresa. No... No haga nada... Mis padres estn viejos... Nos vamos. Yo encontrar trabajo. Fregar los suelos en la ciudad... o donde sea... No hay que hacer nada! (Pablo est cruzando la explanada. Est muy viejo. Anda torpemente. Llega a la casa donde Teresa y el Joven se miran fijamente. Abre) Pap...(Besa a Pablo que da a Teresa un golpecito carioso. Se fija en el Joven, que le saluda.)Joven. Buenas noches, seor Pablo. Pablo. Buenas noches.Joven.Vengo de parte de Joaqun, el de la taberna del barrio.Pablo.El bueno de Joaqun! Y qu me cuentas de ese pobre viejo? Porque ya debe estar viejsimo, no?Joven. (Sonre.) Est muy bien. Le manda un abrazo.Pablo. Gracias, muchacho. Y t has venido a trabajar aqu... o vas de paso?Joven.A trabajar aqu... Pero adems a otra cosa... si usted me lo permite.Pablo. A otra cosa? A qu?Joven.A decirle que usted no tiene por qu irse de aqu... si es que quiere quedarse.Pablo. (Mira al Joven con sorpresa.) Qu dices? Es curioso... Hace muchos aos... recuerdo... Tiene gracia... Entonces, las cosas vuelven a empezar?Joven. Nadie puede echarle de esta casa. Es suya.Pablo. (Lo mira fijamente. Se encoge de hombros.) Es curioso... Sigue...Joven. S lo que est pensando. Su hija me ha contado lo que hizo usted.Pablo. (Parece distrado.) Ah, te ha contado...Joven. Pero ahora es distinto. Ahora tenemos compaeros. Usted no se ir de aqu.Pablo. (Dice gravemente!) Escucha, muchacho... Esa historia ya ha ocurrido... No va a empezar otra vez... Fue sangrienta..., intil... y tan sombra que... todava hay noches en que no puedo dormir... (Se tapa los ojos con las manos. Murmura con angustia.) Para nada!Joven. (Con entusiasmo.) Para nada no, seor Pablo... Para que esta noche haya podido llegar yo aqu y decirle... que ahora todo es distinto y que... si corriera otra vez la sangre de los mineros, se notara esa sangre en todo el pas y que si eso ocurre... miles de obreros que usted no conoce abandonaran las fbricas..., y llegara la noticia a los campos y los campesinos miraran hacia aqu, y los estudiantes saldran a las calles, a pedir justicia, frente a la Polica... y mucha gente que hoy est tranquila y satisfecha se pondra plida de miedo...(Un silencio. Pablo parece meditar.)Pablo. (Con un gesto extrao.) Es posible.Teresa. (Mira un poco asustada a su padre.) Pap, qu piensas? Qu ests pensando?Pablo. Nada. (Tiene la mirada perdida.)Teresa. Nunca te he visto as. Te ocurre algo?Pablo. No. Es que... (Mira al muchacho. Dice con emocin:) Gracias.Joven. (Conmovido.) Gracias, por qu?Pablo. (No le escucha.) Me extraaba mucho.Joven.El qu?Pablo. Me extraaba... que nadie se hubiera enterado de aquello..., que fuera como si nada hubiera sucedido..., que nuestra protestadla sangre, y el ruido de las ametralladoras, y el luto de este pueblo, y su desesperacin...; que todo lo que aqu pas no fuera escuchado por nadie... Me extraaba...Joven.Yo no haba nacido o era muy pequeo, no s... Pero ya haba gente escuchando!Pablo. Nadie vino a ayudarnos. Nadie..., sa es la verdad.Joven. No era tiempo an. No podan.Pablo. Nadie vino a decirme por lo menos: Tenis razn... Era justo... Sois inocentes... Para qu? Para que al menos, al recordarlo todo, no sufriramos tanto.Joven. Comprendo lo que dice.Pablo. Durante algn tiempo nadie habl de aquello... Y se estaba mal en aquel silencio... Era... como si tuviramos la boca cosida. Nos mirbamos... y eso era todo. Luego se supo lo que haba dicho la Compaa, la explicacin que haba aceptado todo el mundo... No es que nosotros hubiramos protestado... No tenamos por qu... Es que nos haba manejado un agente extranjero, que haba provocado una revuelta por cuenta de una compaa enemiga.Joven. Pero no fue as!Pablo.No... Fui yo... Pero yo mismo llegu a creer, de tanto orla, a partir de entonces, aquella historia... Yo mismo llegu a creer que aquella protesta haba sido un crimen... Nadie vino a decirme otra cosa... Nadie! Y, en el fondo, era cmodo para m pensar que el culpable de los crmenes era un... cmo los llaman?... un agitador... extranjero... (Mira al Joven y aade gravemente!) Nunca vino nadie a las minas. Hemos estado siempre solos.Joven.Yo no soy nadie... pero ahora he llegado... de parte de mucha gente... a decirle que usted tuvo razn.Pablo. Pienso que ya es tarde. Me veo viejo. Es tarde!Joven. No... No es tarde... Es tarde para los que ya se fueron... Para los que cayeron acribillados antes de que nadie pudiera defenderlos... Claro que es tarde para sos... Y es tarde para los que han muerto de hambre, de asco y de abandono... Y para otros que no han muerto an... pero que a estas horas se arrastran por las calles y por los pueblos sin que nadie sepa quines son..., porque son slo un hombre sucio y triste que nos pide algo en la calle y a quien no sabemos qu decir...; alguien que llama a la puerta y se nos queda mirando, y ya hemos comprendido, y alguien le dice: Dios lo ampare...; algo que apenas se distingue en la escalera del metro y es un hombre que duerme; una noticia del peridico por la que nos enteramos de que un hombre ha aparecido helado en una cueva; un viejo que ingresa, sin que nadie sepa quin es, en un manicomio; un borracho del que nos apartamos en la calle... Para sos ya es tarde... Pero no para usted que est todava aqu... Ni para otros... Estamos a tiempo para muchos, seor Pablo... Verdad?Pablo. (Est muy conmovido) Es cierto... Escucho tus palabras, muchacho, y de pronto respiro con alivio... Entonces, mereca la pena... Entonces, no fue intil...Joven. Mereca la pena.Pablo. (Casi misteriosamente) Verdad... verdad que entre todos hemos hecho posible que t, hijo mo, puedas hablar as?Joven. Es cierto.Pablo.Verdad que fue preciso que nosotros y los de antes que nosotros no supiramos bien lo que queramos para que ahora t lo sepas?Joven.Es verdad. (Un silencio)Pablo. Me encuentro bien esta noche... Haca mucho tiempo, verdad, Teresa?, que no estaba content y hoy..., qu raro..., de tan alegre como estoy tengo... tengo un poco de ahogo en la garganta y... (Se le rompe la voz.) no entiendo... No entiendo por qu... Teresa. (Que est llorando.) Pap... (Por la explanada ha llegado Ins. Entra en la casa. Trae algunas cosas en la cesta. Pablo se levanta.) Pablo. Ins.(Ins pone la cesta sobre la mesa. Contesta.)Ins. Que...Pablo. (Repite con una extraa exaltacin.) Ins! (Ins, que empezaba a sacar los paquetes de la cesta, levanta, sorprendida la cabeza. Pablo casi grita.) Maana no nos vamos!(Un silencio. Se miran. Va cayendo el teln)Madrid, 1954 Pars, 1956Nota final.La indicacin Pars, 1956 hace referencia a que en aquella fecha y en aquella ciudad escrib, en la segunda parte del Eplogo, todo lo que va desde la frase Habra que hacer algo del Joven hasta el final, rompiendo as la imagen circular y fatalista de la realidad humana y sustituyndola por la abierta y esperanzada aunque no menos trgica de una espiral dialctica: no a un eterno retorno y s a la historia.