Sarnago Nº 4

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Revista cultural de Sanago. Julio 2011

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2 Asociación Amigos de Sarnago Desde 1980

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Saludo del presidente

Otra vez estamos aquí, ya van 5 números de la revista. Cuando editamos el número 0 (conmemorativa del 25 aniversario de la fundación de la Asociación), ni en nuestras mejores expectativas pensábamos que pudiésemos publicar tantas. Cada año vamos aumentando el número de páginas, comenzamos con 40 y en este ejemplar son 64, sin bajar la calidad de los artículos. Creo que el mérito todavía es mayor, dado que poder seguir haciendo cosas de estas, con la enorme crisis por la que estamos padeciendo, es para sentirnos orgullos como Asociación. Poco a poco se van sumando más articulistas, y más anunciantes (sin sus aportaciones económicas, sería imposible editarla). Queremos que todo aquel que tenga algo que contar, se suba a este carro y si son gente de los pueblos de Tierras Altas, mucho mejor. El pasado verano fue uno de los más importantes para este pequeño pueblo. Después de muchos años de reuniones y sinsabores se consiguió llevar el agua corriente hasta las viviendas. Gracias a los vecinos y sin ayudas de ninguna administración se llevo a cabo este gran proyecto para seguir creciendo como pueblo. Esto, que parece una cosa tan normal para todos los municipios y barrios, nosotros hemos tenido que recorrer un largo y tortuoso camino para llegar hasta aquí, la mayor parte de su andadura, solos. Hay alguna administración que no se cree que un grupo, por cierto más numeroso de lo que piensan, están dispuestos a seguir luchando para hacer de Sarnago un lugar vivo. Lo he dicho muchas veces y lo vuelvo a repetir: “Sarnago no es una moda nueva de un pequeño grupo de iluminados que cree que van a solucionar uno de los grandes problemas de Soria, la despoblación, solamente aspiran a poner su granito de arena”. Como Asociación, llevamos más de 30 años luchando por conseguir mejoras para el pueblo. Una gran parte de este esfuerzo consiste en estar demostrando todos los días que Sarnago no ha estado, ni está abandonado. Ejemplo de esto bien puede ser los empadronados en el pueblo, los vecinos que habitan la mayor parte del año en el mismo, los impuestos que a través de la contribución urbana se viene pagando, etc..(seguramente habría que revisar el acuerdo de fusión entre ayuntamientos del año 1972) Creo que el cometido de las administraciones debe ser el de dotar de las infraestructuras adecuadas para el progreso de sus conciudadanos y estos tienen la obligación de aportar la parte económica que le corresponda. Dado que no parece una cosa de primer orden hemos tenido que ser los vecinos los encargados de organizar y sufragar estos gastos. Una Asociación cultural no es quien para meterse en estos “fregados”. Otro gran logro, este sí, con la ayuda económica del Ayuntamiento, hemos dotado de unos servicios públicos para visitas al local del museo. Este es un gran paso para seguir recuperando este emblemático edificio y llegar a convertirlo en un centro de acogida de los pueblos deshabitados de la zona, Sarnago como referente de todos los pueblos que quedaron deshabitados en los años 60 y 70. Quisiera terminar agradeciendo a todos aquellos que siguen creyendo en este pueblo y en esta revista, principalmente a todos los socios y simpatizantes de la Asociación. A la Fundación Raimundo del Rincón- Nicolasa Subirán, al Ayuntamiento de San Pedro, a la Mancomunidad de Tierras Altas, al Centro de Iniciativas Turísticas, a PROYNERSO, a Caja Navarra, a la Caixa y a todos los pequeños negocios que nos ayudan con sus aportaciones económicas. También, quiero dar las gracias a los que dedican algo de su tiempo para escribir artículos con los que llenar de contenidos la revista y siempre de una forma desinteresada.

Con la confianza de poder editar más números, un saludo para todos

José Mari Carrascosa [email protected]

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Especial semana cultural, actos conmemorativos del 30 aniversario de la Asociación

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En la página 3 de la anterior revista (“Saludo del presidente), comenzaba con la frase del tango de Gardel “Que 20 años no es nada”. Nosotros cumplimos 30 y lo celebramos por todo lo alto. Todo un éxito. Con los años hemos comprobado que cuando se programan actos de calidad el público responde asistiendo masivamente y no solamente los de Sarnago sino de toda la comarca. Estas cosas demuestran que, pese a los que piensan que la cultura no interesa, se equivocan. Hay tiempo para todo. GRACIAS a todos, esto nos hace seguir adelante e intentar superarnos.

Exposición fotográfica

De D.César Sanz. Extraídas de su libro "Viaje a Tierras Altas"

En la sala, que antiguamente ocupaba el ayuntamiento del pueblo, recientemente restaurada con la ayuda de la obra social de Caja Navarra y en estos momentos reconvertida en sala de exposiciones y biblioteca. El viernes 20 de agosto a las 19 horas inauguramos dicha exposición. Estuvo montada hasta el domingo día 29. En estos 9 días de exposición fueron cantidad de visitantes los que se acercaron hasta el pueblo y pudieron contemplar la primera de las

exposiciones que hemos colgado y con toda seguridad no será la última.

El sábado 28 contamos con la

presencia del autor que quedó gratamente sorprendido, nos dio la enhorabuena por el montaje y prometió traer alguna otra exposición.

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Presentación de la revista

Viernes 20 de Agosto de 2010, 19 horas 30 minutos con la asistencia de, aproximadamente 100 personas tuvo lugar en Sarnago la presentación de la revista Nº 3 de la Asociación, editada este pasado mes de Julio. El acto fue presentado por el alcalde de San Pedro, D. José Antonio Hernández Alonso. En su breve intervención hizo un sentido homenaje a los 30 años de la Asociación y recalcó la unidad y el trabajo que los asociados hacen por recuperar Sarnago y en particular por editar una revista de esta calidad. Seguidamente pasó a presentar a los otros dos componentes de la mesa, José Mari Carrascosa como presidente de la Asociación y coordinador de la revista y a D. Miguel Ángel San Miguel profesor, historiador y escritor, a la postre anfitrión del acto.

Seguidamente fue el presidente quien tomó la palabra. Primeramente dio las gracias a todos los asistentes y pasó a explicar, brevemente, el porqué de la revista, las dificultades con que se encuentra cada vez que se edita un nuevo número para conseguir la financiación necesaria, en especial este, por estos tiempos de crisis. También agradeció a todos y cada uno de los colaboradores y a los que por falta de espacio no ha sido posible incluir artículos suyos, prometiendo hacerlo en próximos números. Por último, volvió a agradecer a todos los anunciantes (más que anunciantes, amigos), ya que, sin sus aportaciones económicas hubiese sido imposible sacar esta revista adelante. Como homenaje a todos ellos hizo un repaso de cada

uno de los anuncios publicados. Por último, el anfitrión del acto (D. Miguel Ángel San miguel) hizo un repaso a todos los artículos de la revista, destacando la gran calidad de los mismos, y comentando uno a uno lo más significativo de cada uno de ellos. El grueso de su intervención estuvo basada en elogios a esta Asociación, subrayando que con los pocos medios de que dispone, halla podido hacer tantas cosas en estos 30 años: museo, arreglo de viviendas, cementerio, lavadero, agua corriente, etc.. y por último la edición de esta revista, la cual se ha convertido en el referente cultural de Tierras Altas, recalcando, si de algo podemos estar orgullosos, es de la libertad con que todo el mundo se puede expresar (tan difícil de encontrar en estos tiempos). Toda su intervención estuvo cargada de una emotividad especial mencionando como, poco a poco, Sarnago va tomando vida y recordando que este pueblo NUNCA ha estado abandonado. Al finalizar la intervención de Miguel Ángel (muy aplaudida por el público) se le hizo entrega de un cartel anunciador de la presentación de la revista enmarcado, para que siempre tenga un pequeño recuerdo de este bonito y emotivo acto y nos lleve a este, su pueblo, en el corazón.

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Texto de D. Miguel Ángel San Miguel, preparado para la ocasión.

Cuando me pidieron que presentara el número 3 de la revista “Sarnago”, no lo dudé; consideré un honor contribuir con mi pluma y mi palabra a vuestro proyecto de sacar adelante a vuestro pueblo.

La literatura de propios y extraños ha estado hablando de Sarnago como un pueblo abandonado. Así lo describen Delfín Hernández y su hermano Abel en una literatura colmada de dolor. Incluso Jesús Vasco en su artículo llega a exclamar: “ su iglesia en ruinas no entendía como siendo la casa de Dios fuera por este abandonada”.

Pero nada más lejos de la realidad; porque en los puentes, en vacaciones siempre había gente reparando tejados, levantando paredes y humo en las chimeneas; y por supuesto a Luisa y a Boni por sus caminos y veredas.

Diego Rafael Cano, el médico que os atendía, allá por los años sesenta, os conocía bien, y en la revista que hoy presentamos dice de vosotros: “más que villa a Sarnago podríamos llamarla fortaleza”.

Y es que no os habéis conformado con derramar lágrimas de impotencia sino que desde el primer día hicisteis vuestra esa reflexión de Cervantes por boca de D. Quijote: “la mayor locura que puede cometer un hombre es dejarse morir sin más ni más”, a sabiendas de que “El conformismo y la indiferencia pueden convertirse en peligrosa ideología”.

Por eso desde vuestra humilde fortaleza, gritabais palabras de indignación cuando algunos hablaban de pueblo abandonado. Con razón Boni replicaba con sus sentidos versos: “Sarnago tu no estas solo ni hundido ni abandonado”; y José Mari desde el editorial lo dice bien claro: ¿Quién dijo pueblo abandonado? Y lo reitera bien alto a unas instituciones que ante vuestras demandas daban por respuesta el desdén o el silencio administrativo. Pero, en tales casos, reaccionabais con lo mejor de vosotros: vuestro esfuerzo comunitario. Y a los literatos de la melancolía y la impotencia y a los políticos de la ceguera les habéis dicho: Que todos los pecados tienen redención menos uno: pecar contra la esperanza.

Si algo se os puede decir es que estáis siendo sembradores de sueños; de unos sueños que, día tras día, vais haciendo realidad reconstruyendo las 22 viviendas, llevando el agua primero al pueblo, después a vuestras casas; manteniendo el museo etnográfico; conservando unas fiestas con Móndidas de raíces milenarias, que sin duda harán sentirse satisfechos a quienes poblaron vuestro castillo celtibérico.

Todo ello lo habéis hecho con la sencillez de los fuertes y el objetivo claro del retorno: “El alma me partiría

si supiera que a Sarnago no he de volver… Dios no lo quiera”.

Por eso cuando os cerraron el camino, os enfrentasteis a “bachilleres, malandrines y follones”; e hicisteis vuestra esa hermosa canción de Larralde: “A desalambrar a desalambrar, que la tierra es mía y de Juan y José”…; y rompisteis el cerco que cerraba el camino a vuestro hogar.

En ese empeño encarnáis esa España del “cincel y de la maza” de la que hablaba Machado, pues aunque en Sarnago enmudecieron las campanas, se escuchaba, golpe a golpe, el batir sobre los yunques.

Pero hoy estamos aquí para hablar de vuestra revista; porque como decía D. Antonio también levantáis a vuestro pueblo verso a verso. Con razón Isabel Goig dice de vosotros que os habéis convertido en el referente cultural de Tierras Altas.

En vuestra revista estáis dando ejemplo de libertad de expresión, porque habéis dado voz a todos, sin sectarismos excluyentes.

En la página editorial José Carrascosa relata el dolor de vuestra marcha, forzada por un gobierno al que importaban más los pinos que vosotros.

Entrega del cartel conmemorativo del acto

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Después, la pluma de Julio Llamazares habla de la grandeza de vuestro paisaje, de la soledad de quienes se quedaron; de su amigo, Toño, el cura de Sarnago; también está la huella de Jesús Vasco fascinado por la hondura de vuestro paisaje; Martínez Laseca mencionando a Machado, cuya mujer Leonor tenía raíces sampedranas. Pedro Luque Cortina nos cuenta cosas de la Mesta y de la Trashumancia; de esos rebaños que sin duda dirigieron vuestros mayorales en los periplos a la Extremadura; y que Juan Ruiz, el Arcipreste” veía pasar por Hita haciéndole exclamar:

“Rehalas de Castilla con pastores de Soria Recibenle en los pueblos e dicenle gran hestoria

Taniendo las campanas en diciendo la gloria De tales alegrías no ha en el mundo memoria.”

San Celedonio aporta una valiosa documentación de esta tierra durante la Alta Edad Media. A mí me disteis la opción de hablar de una de las mayores tragedias que sufrió la sierra de la Alcarama: El espanto

de los condenados por el Santo Oficio y la limpieza étnica que supuso la expulsión de los moriscos. Con valentía habéis dado voz a la memoria, cuando, en septiembre de 1936, escopetas del infierno segaron la vida

del maestro de Fitero y del alcalde de Pitillas. Y además habéis hecho una revista valiente, no exenta de la crítica antes los abusos o los silencios, pues es

preferible molestar con la verdad que complacer con adulaciones. Estáis propiciando un pluralismo a sabiendas de sólo escuchando a quienes no piensan como nosotros, nos

acercaremos a un mundo más saludable; y así habéis ofrecido estas páginas a quien se pusiera al servicio de una causa tan hermosa como la cultura y el resurgir de un pueblo.

Sin dejaros llevar por “el elitismo literario”, habéis puesto la voz a vuestra gente: a los que desalambraron el camino; a quienes reconstruyen el pueblo teja a teja, piedra a piedra.

Para concluir se puede decir de vosotros que tenéis Karama, esto es, que tenéis dignidad. Me lo enseñaron en mi primer viaje a Palestina: Me hablaban de karama; y dije ¡carai si ese es el nombre de la sierra de mi pueblo! Y es que Al Karama significa dignidad.

Vuelvo a recordar la frase de que “la iglesia, de Sarnago, no entendía como siendo la casa de Dios fuera por este abandonada”; pero vosotros, en cambio, no habéis abandonado a vuestro pueblo, ni a los vuestros ni a vuestras tradiciones religiosas.

Finalmente quiero cerrar estas líneas con esos versos de Machado cuando desde Baeza recordaba a las tierras de Soria:

Gentes del alto llano numantino que a Dios oráis como cristianas viejas

que el sol de España os llene de alegría, de luz y de riquezas.

De una riqueza que no sea la de la codiciosa ostentación del nuevo rico, sino que sea riqueza en dignidad, en esperanza, en cultura y en solidaridad.

Miguel Ángel San Miguel Sarnago-Gijón Agosto de 2.010

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Actuación de Nino Sánchez. Una vez finalizada la presentación de la revista contamos con la actuación del cantautor y folclorista Nino Sánchez acompañado por Carmen Casado y Jamal El Ouroui. Interpretaron las canciones de su disco “Al aire” y un amplio abanico de sus composiciones más populares, compuestas en sus más de 40 años ininterrumpidos en el mundo de la música.

Resumen biográfico Nino Sánchez, es uno de los pioneros y grandes cantautores españoles. Nació en Salamanca, en el barrio obrero de “Los Pizarrales”, que le inspiró una bellísima composición “La canción del Pizarral”:

“Yo nací con la posguerra a la luz de un viejo sol, en un barrio salmantino

de pizarras y latón” En 1966 gana el Premio del Instituto de Cultura Hispánica del Festival Hispano-Portugués de la Canción, de Aranda de Duero (Burgos), a la mejor letra, con su composición “Es un Pueblo”, que graba en su primer single, el cual obtiene amplia repercusión en determinados públicos y es escuchada en las emisoras de radio de todo el país con relativa frecuencia. Establece contactos con la Nova Canço Catalana: Raimon, Serrat, Guillermina Mota, Pi de la Serra, Lluis Llach.... y mantiene relaciones profesionales con Pau Riba, Mª del Mar Bonet y los Hermanos Baptiste, siendo testigo del nacimiento del Grupo Folk de Barcelona. Junto a Lluis Llach y María del Mar Bonet se presenta en recitales por tierras del Ampurdán. La manera de decir y escribir las canciones de Nino Sánchez, marcan un nuevo estilo en el panorama de la música tradicional y en la incipiente canción de autor española. Esta aportación junto a la de otros artistas como Luis Eduardo Aute y Manolo Díaz, dan lugar a lo que comenzó a llamarse “nueva canción castellana. Periodistas y comentaristas del momento proclaman que Nino Sánchez es uno de los principales creadores y cantantes. Participa en el prestigioso Festival de St. Andrews de Jazz, en 1977, con su espectáculo “Castillian Folk”, dónde por primera vez introduce la viola y el violín en su grupo, impregnando con toque jazzísticos la música castellana. En Escocia, conoce al grupo escocés Silly Wizard, pioneros de la música celta, que Nino trae a España donde hacen juntos una gira por San Sebastián, Castilla-León y Extremadura, con gran éxito. Nino Sánchez se adelanta otra vez en ideas y formas estéticas en su música. Las jotas y los aires castellanos adquieren una nueva dimensión musical dentro de lo que los comentaristas musicales empiezan a llamar “música celta”. En su dilatada carrera ha editado más de 30 discos. Su última obra “Enchinarrado de estrellas” en Diciembre de 2010. Más información en: http://ninosanchez.blogspot.com/

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En el centenario del viaje de Antonio Machado a la Laguna Negra.

A las 20 horas del sábado 21 de agosto, dio comienzo uno de los actos más importantes de este apasionante fin de semana en Sarnago. Gracias a la apuesta personal y desinteresada de Abel Vitón (que no recibió ayuda económica por parte de ninguna administración) actuó en este marco incomparable de la sierra. Un espectáculo de este nivel es muy difícil poder repetirlo, dado los escasos medios económicos de los que dispone la Asociación. La ocasión era única y la afluencia de público así lo refrendó. Mereció la pena el trabajo realizado para poder traer esta obra, coproducida por el Centro Dramático Nacional y Geografías Teatro. El estreno de la obra fue en el Teatro María Guerrero de Madrid y posteriormente hizo gira por los escenarios más importantes de la geografía nacional. Al día siguiente actuaba en Calatañazor y posteriormente, contratado por el Instituto Cervantes de Brasil, en Río de Janeiro.

Paso a reproducir una carta enviada por un matrimonio francés, que acudió al acto Jacqueline y Claude Lacombe dirigida a Abel Vitón :

“Las Tierras de Alvargonzález”

En Sarnago, pueblo dormido de las Tierras Altas y El Valle en la Provincia de Soria, tierras que recorrió Antonio Machado cuando fue a la Laguna Negra, escuchamos el relato y el poema “Las Tierras de Alvargonzález” interpretados y cantados por Abel Vitón. En las Tierras Altas, barridas por un vientecillo tibio de un día de agosto caluroso, se erguía Sarnago ¿dormido? Muchas casas casi vacías, algunos muros y balcones desvencijados, la espadaña de la iglesia venida abajo y las campanas cuidadosamente guardadas en el museo del pueblo podían hacérnoslo pensar. Pero nos aguardaba una sorpresa y, quizá, Antonio Machado hubiera podido proponer de nuevo, en esta nueva circunstancia, uno de sus cantares (LVIII):

“Creí mi hogar apagado y revolví la ceniza... me quemé la mano.”

Cuando llegamos a la plaza central, nos encontramos con un grupo de un centenar de personas: hombres, mujeres y niños bien acicalados... Representaban las generaciones actuales de los Sarnagueses que emigraron a las ciudades de Tudela, Logroño, Madrid... y que se habían reunido en el pueblo, llamados por el Internet o el teléfono de la Asociación Amigos de Sarnago festejando sus 30 años de existencia... Había entre ellos una abuela nacida en una casa que amenazaba ruina ahora, contigua a la plaza... El pueblo se reconstituía, revivía desde hace dos días, daba la impresión de renacer de sus cenizas pero con la gravedad que infunde el recuerdo. Un grupo estaba preparando la fiesta de las Móndidas y del Ramo para el día siguiente pero, y sobre todo, este sábado a 21 de agosto, se sentía una gran expectación: Abel Vitón, actor del Centro Dramático Nacional y Geografías Teatro, procedente de Madrid, venía a interpretar, a las ocho, con motivo del centenario del viaje de

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Antonio Machado a la Laguna Negra, “Las Tierras de Alvargonzález”, un drama del tiempo de la vida campesina en las Tierras Altas, las tierras que a duras penas labraba el hombre para mantener a la familia y en las cuales hacían pacer sus rebaños los pastores. Abel Vitón, con el traje negro que hubiera podido llevar Antonio Machado, subido al estrado improvisado o pasando entre las sillas, frente al sol del poniente, con la cabellera al viento, se puso a recitar el relato y el poema, leyéndolo a veces, poniendo de realce la obra centenaria en el libro antiguo... Alrededor suyo, más allá de algunas casas fantasmas

“... otra vez roca y roca, pedregales desnudos y pelados serrijones,

la tierra de las águilas caudales, malezas y jarales,

hierbas monteses, zarzas y cambrones”

(Orillas del Duero (13-17), citado en la Revista nº3 Sarnago)

Consciente del ambiente que rezumaba añoranza y emoción, tal un bardo, Abel Vitón añadía, a ratos, al relato y al poema, una melodía: cantaba el texto a modo de una antigua cantinela de la que guardaron la tradición y el recuerdo los labriegos y los pastores y que los acompañó en sus labores. Duro relato de un crimen viejo como el mundo, parricida y fratricida, el de Caín y Abel, en una Naturaleza que reniega del malo, el cuento-leyenda de “Las Tierras de Alvargonzález”, los campos malditos, compuesto por Antonio Machado, nos conduce a la Laguna sin fondo, la misteriosa Laguna Negra, no lejos de las fuentes del Duero. Y nosotros dos, Franceses, procedentes de Archignac, en el suroeste de Francia, a unos seiscientos de kilómetros de Sarnago, ¿Qué feliz viento nos empujó hasta el pueblo casi dormido de las Altas Tierras y el Valle, donde actuó Abel Vitón? Fue una casualidad tan maravillosa como el cuento, una casualidad en la que desempeñaron un papel Pilar y Pedro que encontramos en CastroJeriz. Una invitación suya a Trébago nos hizo encontrar a Conchita y Juan Palomero que nos hablaron de José Mari Carrascosa y de Sarnago. Yo, docente en Francia y enseñando el español, admiradora de Antonio Machado, estuve feliz de acudir, con mi marido, a la invitación de José Mari Carrascosa. Casi no podía creer en mi suerte de poder oír el cuento dicho por Abel Vitón en estas condiciones y me sentí conmovida, al igual que todos los asistentes, al ver al actor sacando del bolsillo de su largo gabán negro un papelito con la última línea escrita por Antonio Machado en Collioure:

“Estos días azules y este sol de la infancia” Con nuestros amistosos y respetuosos saludos

Jacqueline y Claude Lacombe

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Centro Dramático Nacional

(Texto extraido de la web del Centro Drámatico Nacional, programación de la temporada 2008-2009)Dirección: Gerardo Vera Temporada 2008-2009Teatro María Guerrero (Sala de la Princesa)29 de enero a 15 de marzoLas tierras de Alvargonzález (Palabra en el tiempo)

Basado en textos de Antonio Machado

Dramaturgia Abel Vitón y Jeannine MestreDirección Jeannine MestreEspacio escénico y sonoro Monserrat SotoCoproducción Centro Dramático Nacional | Geografías TeatroReparto Abel Vitón

Ni mármol duro y eterno,/ ni música ni pintura, / sino palabra en el tiempo

ANTONIO MACHADO, «De mi cartera», Nuevas canciones «Una mañana de los primeros días de octubre, decidí visitar la fuente del Duero y tomé en Soria el coche de Burgos que había de llevarme hasta Cidones»...Así comienza Antonio Machado su narración de la leyenda de Alvargonzález, atento a otras historias... Primero oye hablar de una joven violada después de muerta. Luego, el campesino con quien comparte ruta le contará la historia de Alvargonzález, de la que se sabe «anda escrita en papeles y que los ciegos la cantan por tierras de Berlanga». Una relación entre la historia que cuenta el campesino en su viaje a La Laguna Negra y el poema que surge de la leyenda. Entrelazado con esta narración, la mirada del poeta sobre Castilla y el paisaje humano: Campos de Soria, Por tierras de España, Orillas del Duero... Las tierras de Alvargonzález ( Palabra en el tiempo) El 22 de febrero de 1939 dejó de ser Machado en el tiempo concreto. Se fue para el último viaje. No murió. ¿Hay algún poeta, algún escritor más vivo en la España de hoy que Don Antonio Machado? Con él dialogamos cada día, en la frescura de su verbo tan vivo como entonces…. Y tan «a la altura de las circunstancias». Machado ha entrado por el gran portón de la historia de la cultura española, pero además su obra la seguimos viviendo todos como algo que nos es dado en lo inmediato, es decir, en lo más próximo de nuestro existir cotidiano. Esa obra no se ha cristalizado, no ha tomado el calor apergaminado de los escritores que cerraron ya su ciclo de incidencia en la vida de los hombres. «Palabra en el tiempo», en nuestro tiempo, sigue siendo la poesía y la prosa, la emoción y el pensamiento de Machado. Es todavía una obra que incita a seguir adelante, a proseguir el trabajo por los senderos que traza, a proseguir el dialogo con el maestro y con los demás. La indiscutible vigencia de la obra machadiana en nuestro tiempo, su presencia viva, ¿a qué se debe? ¿A que hoy es ayer todavía, en ciertas vertientes estructurales y espirituales de nuestra circunstancia? ¿O más bien a que la obra de don Antonio Machado, como la de todo clásico auténtico, precisamente por haberse creado abrazada al tiempo y al espacio, se ha elevado a un plano humano universal? Probablemente a lo uno y a lo otro... Partimos de la narración (cuento-leyenda) y el poema La tierra de Alvargonzález Una relación entre la historia que cuenta el campesino en su viaje a la Laguna Negra y el poema que surge de la leyenda. Entrelazado con esta narración, la mirada del poeta sobre Castilla y el paisaje humano: «Campos de Soria», «Por tierras de España», «Orillas del Duero»... Estamos enfocando y dirigiendo nuestro interés sobre la realización de un cuadro sonoro muy específico sobre el entorno natural de Castilla. Porque creemos que la incidencia de la palabra con el espacio sonoro nos ayuda a crear esa suprarrealidad que acontece en todo hecho poético. ABEL VITÓN y JEANNINE MESTRE

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LA SIERRA DEL ALBA

“Presentación de la reedición del libro de Avelino Hernández”

Fuimos unas 60 personas las que nos juntamos a la presentación de dicho libro. La mayoría de Sarnago, como no podía ser de otra manera, pero también de San Pedro, Trébago, Soria, Valdegeña y otros pueblos de la comarca. Pasados unos minutos de las 18,30 horas, comenzó el acto propiamente dicho. En primer lugar tomó la palabra el presidente de la Asociación Amigos de Sarnago (José Mari Carrascosa), muy brevemente pasó a explicar como César Sanz, en un encuentro en Soria, le propuso presentar el libro en Sarnago a lo cual accedió encantado “¿Dónde se podía encontrar un lugar más acorde con el tema de la novela?”. Hizo un breve comentario de su experiencia particular con este libro, que reconoció haber releído en varias ocasiones y en cada una de ellas ha encontrado cosas nuevas, todas muy emotivas e interesantes. Pasó la palabra al fotógrafo César Sanz, a la postre coorganizador del acto como secretario de la Asociación de amigos de Avelino. Comenzó su intervención recordando la figura de Avelino y sintiéndose un poco fuera de lugar al estar sentado a este lado de la mesa, porque como reconoció “ la oratoria no era su mejor forma de expresarse”. Seguidamente leyó una carta de Abel Hernández excusando su asistencia y lo mucho que sentía no poder acudir a este acto tan entrañable. A continuación hizo lo mismo con otra misiva del escritor soriano Pepe Sanz, en la que catalogaba el libro, y por supuesto al autor, como un referente de la cultura soriana. En el turno de la palabra del crítico y librero César Millán, hizo una amplia exposición del contenido del libro. Explicó como se había cambiado la portada, se había buscado una más acorde con el argumento de la novela. Pasó a reconocer que de no ser por esta obra seguramente nunca hubiese descubierto Tierras Altas y por tanto se hubiese perdido de la belleza de los paisajes y de sus gentes. Hizo un encendido homenaje al libro, al que catalogó como referente y de obligada lectura para conocer estas tierras, una de las más olvidadas dentro de la provincia. Al final de su intervención catalogó de grandes logros los que los vecinos de Sarnago estaban consiguiendo en la rehabilitación del pueblo en general y de sus viviendas en particular. Como punto final leyó el pequeño párrafo que Avelino dedicó a Sarnago, en el que relata donde acabó el último vecino del pueblo.

Como colofón tomó la palabra Teresa Ordinas, viuda de Avelino. Con una gran emoción nos deleitó con unos pasajes del libro, preparados para la ocasión. Nuestro amigo Iñaki, de Pamplona, nos relató su experiencia particular con esta obra. Como por casualidad cayó en sus manos este libro, después de leerlo en varias ocasiones, (llegando a obsesionarse) acabó comprándose una moto para recorrer todos y cada uno de los pueblos relatados en la novela. Miguel Ángel San Miguel y Bonifacio hicieron una

encendida exposición sobre el abandono de los pueblos y recalcando que Sarnago NUNCA ha estado abandonado y del esfuerzo que ha supuesto para los que venimos al pueblo poder conservar y restaurar casas, museo, cementerio, lavadero, etc.. Al finalizar el acto, se obsequió a todos los asistentes con un vino y uno aperitivo, preparado para la ocasión por la Asociación Amigos de Sarnago. Este vino sirvió para confraternizar e intercambiar saludos y experiencias con todos los que nos acompañaron, haciendo conocidos y amigos.

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LA SIERRA, un viaje de ida y vuelta.

"Carta leída por César Sanz en la presentación del libro"

En años de infancia, la Sierra era la montaña, a veces verde, a veces morada, pero siempre inmensa, que escondía a mi vista los pueblos y caminos de los que provenían mis mayores. Siempre interesantes, las historias que nos contaban mis padres traslucían un algo de misterio y de añoranza que no parecían tener las historias que hablaban de nuestro pueblo. Un algo que, aun siendo niño, me hacía percibir un sentimiento de respeto y, ahora lo sé, de admiración por aquellas personas que vivieron, y entonces vivían aún, de un modo austero y apegados a costumbres curiosas. Pero la Sierra siempre se presentaba infranqueable para un niño sin arredros para culminarla y pasar del valle del Tera al valle de las Merinas, hollando los senderos yangüeses sobre la Sierra de Montes Claros y de la Sierra del Alba. Después, en tiempos de adolescencia rebelde y arrogante primera juventud, me olvidé, casi apostatando, de la Sierra. Aquellas gentes y aquellos modos de vida me parecían poco menos que inferiores en una escala social en la que primaban las luces de neón y los pasatiempos de moda. No había hueco en mi agenda de sentimientos para personas y actos que se habían quedado anclados, a mi entender, en el pasado. Tuvieron que venir lustros de madurez y medios de locomoción propios para acercarme, sobre todo por curiosidad, hasta los lugares de los que nos hablaban las historias que desgranaban los padres en las noches frías, al amor de la lumbre y bajo la luz azulona del candil de carburo. Y así comenzó mi conversión, mi reencuentro con la Sierra. Porque tras cada viaje, al toparme con los rescoldos de los campos santos, con las casas y calles precintadas por zarzales, con silencios sólo rotos a intervalos por el ventalle, evocaba las voces paternas y caía en la cuenta de que todo lo contado y oído era verdad. Que aquella tierra, bendecida por una inconmensurable naturaleza, se había vuelto hostil con sus hijos, como si quisiese retornar a su pasado inhóspito para el hombre y apetecido para los dinosaurios. En esas estaba cuando conocí al Avelino a través de sus primeros libros. Primero SILVESTRITO, luego UNA VEZ HABÍA UN PUEBLO y después, cuando acababan los ochenta del siglo pasado, LA SIERRA DEL ALBA. Y tras su último párrafo me ganó para siempre para su amistad y para el amor a la Sierra. Porque me agrandó fronteras desgranando sobre el papel la letanía de pueblos por los que había pasado el ángel exterminador del abandono. No lloraba sólo de pena, lloraba también de ternura. He vuelto una y otra vez a esos lugares, hoy casi sagrados para mí, en los que abrevo la belleza de sus soledades y me fustigo, en la parte que me toca, por no haber sabido mantener encendida la llama de aquella tierra con regazo de madre y modales de madrastra. Soy consciente de que aquellas gentes y su forma de entender y aguantar la vida, no volverán. Pero también sé que esta reedición de LA SIERRA DEL ALBA, va a reverdecer sentimientos y a través de ella vendrán hasta la Sierra gentes nuevas que, estoy convencido, sabrán comprender que están pisando las cenizas de nuestros mayores. Nada menos. Yo no lo olvido, ni tampoco olvido a mi amigo del alma, el Avelino, que me enseñó a querer más y mejor una tierra a la que él también amó con corazón sincero.

Pepe Sanz

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Especial semana cultural, actos conmemorativos del 30 aniversario de la Asociación

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“Sarnago, de nuevo”

Por Isabel Goig

(Texto extraído de su blog http://actualidadsoriaysuspueblos.blogspot.com/) Qué podemos decir de Sarnago y sus gentes que no hayamos dicho ya? Y, sin embargo, cada vez que ascendemos los algo más de tres kilómetros que separan la carretera del pueblo, por camino de tierra, lo hacemos con la ilusión del primer día y, a la vez, con la familiaridad que da el hecho de haberlos recorrido tantas veces y sentirse ya un miembro más de esa colectividad. Este año la Asociación de Amigos de Sarnago ha celebrado los treinta años de su existencia, y lo ha hecho mezclando tradición y modernidad, abriendo las puertas a unas actividades en su mayoría culturales, que los habitantes del antiguo despoblado –hoy floreciente pueblo con vecinos censados y casas restauradas- acogen con ilusión, pese al esfuerzo que supone el tener que organizarlo todo entre ellos, en hacendera. Al frente sigue José María Carrascosa, incansable. El número 3 de la revista Sarnago, cuatro contando el 0, sale a la luz con 48 páginas. La presentación es, como cada año desde su aparición, el acto que convoca a más personas. La comentaremos en la actualización de otoño. Junto a la presentación de la misma, a cargo de Miguel Ángel San Miguel, los sarnagueses han escuchado al juglar Nino Sánchez. Otro día fue Abel Vitón, con la escenificación de “Las Tierras de Alvargonzález”, de Antonio Machado. Pero también sus tradiciones de siempre les ha unido: las Móndidas y Mozo del ramo. El recuerdo a San Bartolomé. Misa y procesión. Y de fondo, en el local habilitado para exposiciones, una sala frente a las del Museo Etnográfico, una exposición de fotos de César Sanz, quien también se ha implicado en hacer de Sarnago un referente cultural soriano. En fin, que ha sido un mes, este de agosto, en el que los sarnagueses han dado una vez más ejemplo de buen hacer. Pese a que, como diría José María Carrascosa, públicamente, en las juntas de la Asociación se discute y no todo son rosas. En la discusión está el germen de las ideas llevadas a cabo, así que bienvenidos sean “esos más y esos menos” si el fruto es el que vemos año tras año. Sólo pudimos acudir a un acto, el último, que tuvo lugar el día 28, a las 18,30. Fue la presentación de la reedición del libro de Avelino Hernández “La Sierra del Alba”. Esta publicación que vio la luz en 1989, ha sido reeditada una y otra vez, siendo, la que se presentó en día 28, la sexta. No nos extraña. “La Sierra del Alba” se ha convertido en estos veinte años en libro de cabecera de muchos sorianos y de otros que, como el pamplonés que se compró una moto para recorrer los lugares de la narración, han hecho del libro un objeto de culto. “La Sierra del Alba”, de Avelino Hernández, en su sexta edición, a cargo de la Asociación Amigos de Avelino, se dio a conocer con la presencia de su viuda, Teresa Ordinas, llegada desde Mallorca para tal evento. En la mesa, además de ella y de José María Carrascosa, estaban César Sanz y César Millán, ambos miembros de la Asociación, además de fotógrafo y librero respectivamente. Fue el acto que culminó una serie de ellos que con motivo del 30 aniversario de la Asociación de Amigos de Sarnago, tuvieron lugar a lo largo del mes de agosto de 2010.

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PASTOR EN PEDROMANCO ...

Pedromanco es un lugar cercano al pueblo de Sarnago. Desde allí alcanza la vista a la Cruz de la Villa, El Villar, La Cereda, El Horcajuelo, las Piezas del Collado y el Castillo, que resulta ahora que no es “Castillo de los moros”, como nos decían de pequeños, sino que presenta huellas del tiempo de los Íberos. El pastor se llamaba Aurelio, pero nadie le llamaba por su nombre, sino por alguno de los apodos que le habían endosado, o por todos ensartados como: Riola, Putaca, Charol, Cuchillas, Barbero y otro más guarrete que no voy a mencionar. Guardaba un rebaño de ovejas con algunas cabras. Guardar es un decir, porque las dejaba tan sueltas que, al menor descuido, careaban hacia las esparcetas en la primavera o se sacaban los ojos en los fascales de centeno en el verano, sobre todo si el pastor se quedaba dormido. Su perro Canelo distraía su aburrimiento atacando a mordiscos a los erizos que se encontraba hasta que sellaba de sangre su morro y trataba de aliviarse enroscándose en el suelo y colocando el hocico cerca de su trasero. Entre las ovejas del rebaño había algunas primalas, borros y trasandoscas, que hacían raya por ganfas y flacas o porque habían perdido la lana de sus escuálidas panzas. La media docena de cabras eran como duendes que movilizaban al rebaño. La Mocha era más tranquila, pero las igüedas no dejaban de ramonear “vizcobos” (majuelos), zarzales, escaramujos, ni pared o ribazo que no fueran saltados o escalados. Caía la tarde y había que emprender el regreso para que el rebaño pernoctara en la majada. Un día más, monótono y aburrido, para el pastor si no llevaba lectura en el zurrón, coincidía con otro pastor o hacía sonar la flauta que se hubiera fabricado con una rama de chopo y un canutillo de saúco. Entonces no existían los transistores de radio ni la televisión ni teléfonos móviles.

... Y EN OTRO PAGO

Al día siguiente cambió de careo. Condujo la piara de ovejas hasta sortear el Cogote de la Hoya, que respalda a Sarnago por el norte, para dejarlo pastar en la hombría, contigua al Prado de la Majada, acotada por la Dehesa y Las Laderas, frente a La Lagunilla y al fondo, la Alcarama. Este sitio resultaba más cómodo que el de Pedromanco, al raso. Había agua fresca y no estorbaban los sembrados. Además tenía compañía. Otro pastor, el Pepe del tío Quico, guardaba su rebaño en Las Laderas. Pasaban las horas lentamente. Llegaba el momento de descargar la merienda del zurrón. Aurelio se percató de que el Canelo no estaba a su lado. Lo llamó con silbidos agudos. Nada. De pronto oye su ladrido lejano y nervioso, como procedente de la entrada de la Dehesa. Llamó su atención escuchar los ladridos cada vez más cercanos. Se agazapó detrás de un espino. En seguida apareció el Canelo detrás de una liebre, que venía a cruzar delante de él. Preparó el garrote. Lo lanzó hacia la liebre con fortuna. La liebre dio una voltereta, pero rehízo su carrera antes de que se acercara el Canelo. Zagal, el perro de Pepe, se incorporó a la persecución. Después de varios marros, vueltas y perivueltas, la liebre cayó en las fauces del Canelo. Se apresuró Aurelio antes de que la destrozaran y comieran los perros. La enarboló cogida de las patas traseras. Al instante llegaba al lugar el Pepe del tío Quico, que ya había visto blanquear la piel del vientre de la liebre, y le dice al Aurelio: "Parte, parte, que la ha cogido mi Zagal también”. Ufano y contento el Aurelio amarró la liebre de patas y manos a la correa de su zurrón. Y volvió más contento que unas castañuelas y más satisfecho que el día anterior en Pedromanco a cerrar el ganado y entregar sonriente el “trofeo” a su madre, la tía Mónica.

ESTA SORIA ...

Esta Soria cantada y adulada, esquiva con sus hijos. Esta Soria que grita si no calla y duerme si no embiste. Esta Soria antaño cultivada hogaño en barbechera. Sembrada de silencio y soledad en sus campos adustos. Que incorpora deseos y fatigas a su clima y altura, al olvido que frena su progreso y gime desventura. Esta Soria hollada en mil batallas, barbechera de abrojos.

Vientre estéril al surco y al rebaño del pastor fugitivo. Esta Soria surcada por asfaltos, veredas y caminos, como telas de araña que la cercan y cierran su destino. Divorciado el progreso con su historia, revestida de luto, como viuda viviendo de recuerdos. está Soria en el mundo. La cortejan galanes con palabras en visitas fugaces. Ponderan su belleza y poesía. Se van sin “declararse”.

Delfín Hernández Domínguez

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Las Móndidas y el Ramo, Agosto 2010

Como plato principal de los actos conmemorativos de los 30 años de existencia de la Asociación conseguimos volver a celebrar la fiesta de las Móndidas y del Ramo. El domingo amanece con un sol radiante, que nos acompañará durante todo el día. Como se va convirtiendo en tradición, todo comienza con un chocolate acompañado de rosquillos. Los mozos terminan de “vestir” el Ramo. Se colocan los pañuelos, se van poniendo las flores para que quede más vistoso, junto a los 4 roscos de pan azafranados. Las Mozas Móndidas se apresuran a vestirse, con los nervios propios del día, los últimos retoques a la falda, la arruga inoportuna de la blusa, el toque del pañuelo, el rizo rebelde del peinado, etc… las madres, abuelas, tías ayudan en lo que pueden y colaboran a que los nervios vayan a más.

Todos a la plaza, ha llegado Antonio “el cura de Sarnago” y espera en el pórtico de la iglesia. El tañer de las campanas, que reposan en el zaguán del museo, nos han convocado para empezar este apasionante día. César “carga” con el ramo, es mozo fuerte y necesita poca ayuda, pero irá acompañado durante todo el día por el grupo de “asesores” habituales, Ramiro, Anselmo, Andrés… y alguno más que se irá sumando al grupo, según siga trascurriendo el día. La comitiva sube con ganas por la calle “Tío Eugenio”. Primeramente el Ramo, seguido muy de cerca por las 3 guapas Mozas con las Móndidas en todo su esplendor, Milagros, Edurne y Leyre. Después de cumplir con el rito de rendir pleitesía delante de San Bartolomé, comienza la procesión. El orden de los actores es importante, cada uno debe ocupar su lugar, Ramo, Santo, Móndidas, Párroco, música y cerrando la comitiva el resto del numeroso personal (tan importante o más que todos los anteriores). Al Santo no le faltan porteadores, cargan con las andas Manuel, Lucio, Pablo y Juanfran. Santa Misa en el pórtico, ¡Cómo van creciendo los olmos que adornan el lugar!. Toño tiene prisa, son muchos los lugares que visitará esta mañana, debe repartir bendiciones por toda la comarca. Nos despedimos hasta la tarde que volverá para cantar la Salve. La Asamblea General de la Asociación, se celebra en las antiguas escuelas, es día de fiesta y la gente no tiene muchas

ganas de tratar las cosas materiales (dineros, agua, camino, calles, etc.). Aunque la afluencia no es masiva, se ocupan todos los asientos. Terminada la reunión, nos relajamos con un merecido aperitivo, que durante los 30 años de la Asociación han preparado y sufragado los socios y ha servido para obsequiar a todo aquel que nos ha querido acompañar este entrañable día. Como entrañable y emotivo fue el sencillo homenaje a nuestra socia de más edad, Sebastiana Lasanta, se le hizo entrega de una placa conmemorativa dándole las gracias por su trabajo y dedicación con esta, su asociación.

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Al terminar la sobremesa, me acerco hasta las eras para coger energía y poder darle un último empujón a los actos de la tarde. Hacía tiempo que no se veían tal cantidad de coches subir por el camino de San Pedro. Este es el motivo de no poder comenzar la Salve a la hora fijada. No es mucho el retraso, tal vez 10 minutos, pero Toño “el cura” ha sido otra víctima en este pequeño atasco. Solventado este pequeño inconveniente, vamos con el canto de “La Salve”. Nuestros amigos de “La ronda del Linares”, que un año más han querido acompañarnos y hacernos pasar una tarde agradable con sus piezas musicales (este año han doblado en componentes), piden permiso al párroco para entonar una pieza musical acorde con el acto religioso. Es hora de comenzar con la parte pagana de la fiesta. Procesión cívica, desandando el camino de la mañana para llegar hasta la plaza acompañados por la música de ronda de la rondalla. La expectación, para las cerca de 500 personas que abarrotan el lugar, es máxima. Todo va seguido, desvestir el Ramo de los pañuelos, recoger los roscos de pan e introducirlo por la ventana del concejo. ¿Por qué de esta tradición? es la pregunta más repetida, cada cual tiene su teoría. El Ramo cae a la plaza, comienza el simulacro de lucha entre los jóvenes, y no tan jóvenes, del barrio de arriba contra el barrio de abajo. Este año han vuelto a llevar hasta sus dominios los del barrio de abajo. Otro año lo conseguirán los de arriba. Las Mozas móndidas han dejado sus cestaños y es su gran momento recitar “las Cuartetas”. Tres sencillos, pero emotivos escritos, recitados con gran pasión ponen la emoción al acto. Más relajados, tomamos moscatel con rosquillos (obsequio de la Asociación y realizados artesanalmente por los miembros de la misma la mañana del viernes). Tiempo de charla con los conocidos, hay que escuchar las piezas de la “La Ronda del Linares” y ¿Por qué no?, también de bailar. Cuando la mayor parte de la gente va retirándose, viene Toño con su guitarra y, acompañado de Ramiro, improvisan un concierto digno de unas fiestas tan importantes como las de Sarnago. Como broche final unas chicas sevillanas “de Taniñe” nos obsequian con unos bailes de su tierra. Toño se ofrece para un concierto del año próximo. Desde aquí le pido, encarecidamente, que cumpla su palabra. La ocasión lo merece. Este año intentaremos repetir esta mágica fiesta.

José Mari Carrascosa

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Sarnago en La Alcarama A mediados de Septiembre de 2010, visité con mi amigo Pepe Sanz los antiguos molinos del cauce del río Linares por tierras de San Pedro Manrique. Comenzamos la excursión en la parte baja del pueblo, de allí parte un estrecho camino que se convierte en una senda aún más estrecha y por el fondo del barranco va discurriendo el río. Recorrimos el camino a golpe de zapatilla hasta llegar a un lugar que se llama “el balcón de Pilatos”; allí descansamos, bebí un poco de agua de la botella que llevaba en la mochila y nos deleitamos contemplando el maravilloso paisaje desde un picacho entre tres barrancos, por supuesto abrigados del viento que allí es constante en toda época del año. Como las nubes amenazaban chaparrón, mi amigo me llevó de regreso casi al trote (menos mal que aún conservo una buena forma física y pude caminar a la par). El chaparrón no pasó de cuatro gotas claras y al regreso pudimos visitar el lugar donde se celebra “el paso del fuego”, para mí, el acto más sublime y que mejor define el modo de ser de los sampedranos y por supuesto de toda la comarca. Me costó emocionarme pues recordé la noche de San Juan que viví hace unos cuantos años, cuando visité San Pedro para ponerme a tono para la composición de La Sierra del Alba, obra encargo del “Otoño Musical Soriano” sobre el texto homónimo del recordado y gran escritor Avelino Hernández que tanto amaba las tierras de Soria, y en especial éstas que conforman el conjunto de la Sierra del Alba. Pude vivir y disfrutar desde la primera fila esa celebración única por su contenido y por su antigüedad, y la emoción no me abandonó en toda la noche. Aquella noche mágica reafirmé mi amor por las tradiciones de nuestra Soria. De allí salimos en su coche a Sarnago, pues sentía gran ilusión por visitar ese lugar, y mi amigo que destila amor por esa tierra, no lo dudó, y en un instante estábamos atravesando San Pedro camino de Sarnago. Salimos de San Pedro, dejamos a la derecha la cantera que se ha abierto y enfilamos la pista de tierra batida que nos iba a llevar al que creíamos pueblo abandonado de Sarnago. Dejamos el vehículo al lado de lo que en tiempos fue un transformador de luz y caminamos cuesta arriba hacía el pueblo, pero cuál fue nuestra sorpresa, cuando vimos varias casas nuevas y alguna remozada, pero la alegría más grande fue, que había personas labrando y otras guardando los aperos. Recorrimos el pueblo intentando imaginarnos como sería la vida allí cuando las casas estaban todas habitadas y la tristeza y la congoja nos invadieron, era igual que había leído en el libro de Avelino, en el de Diego Rafael Cano o en el de Abel Hernández. Techos hundidos, muros destrozados, las zarzas y otras malas yerbas por doquier, y sobre todo la soledad, esa soledad de lo incomprensible. Entramos en lo que antaño fue iglesia y allí me derrumbé, no quedaban más que las paredes y el arco central casi hundiéndose. Intenté imaginar que allí había retablos, alguna capillita, una torre o una espadaña con campanas que anunciaban a las gentes sencillas las misas, el nacimiento de un niño, los toques de ánimas o el fallecimiento de algún vecino, o bien los volteos generales los días de fiesta, recordé los versos del poeta que dicen: “Campana de mi lugar, tú me quieres bien de veras, cantaste cuando nací y llorarás cuando me muera”. ¿Dónde estaba la campana? Mi amigo me sacó de dudas, la campana la habían recogido, y estaba con otras más cosas guardada en una especie de museo para la memoria del pueblo. Supongo, también habría allí una pila bautismal con agua bendita para con ese rito mostrar a Dios a los hijos, y ponerlos bajo su advocación. Aquello todo era abandono, ruina y desolación, a la salida de lo que antaño fue iglesia, vimos un retoño de nogal recién plantado, y aquella muestra de vida nueva nos animó un poco. A la salida del pueblo, el sol se estaba escondiendo tras la sierra por Santa Cruz de Yanguas, y confieso, que nunca he visto una puesta de sol tan impresionante, tan bella, ni unos colores tan preciosos. Hacía un poco de fresco, pero nos quedamos allí hasta que desapareció aquel tono naranja tan maravilloso, inmediatamente después empezó a caer la noche.

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Nunca podré comprender el porqué de ese total abandono de tantos y tantos pueblos en el conjunto de la Sierra del Alba. ¿No se pudo hacer nada? ¿Tan grande era la miseria de aquellas gentes? ¿El gobierno no podía arreglar aquello, ayudar de alguna manera? Cómo podían desprenderse de todo cuanto les unía, cómo se puede cortar ese cordón umbilical, malvender supongo, sus casas, sus tierras, que habían sido habitadas, trabajadas sempiternamente por sus antepasados. Cuanta sería su desesperación para llegar a ese extremo, sin saber que les esperaba allí donde habían pensado instalarse, ni en que iban a trabajar para ganarse la vida. Ni siquiera si iban a poder ocuparse en algo que les proporcionara los medios para vivir. Por eso las grandes ciudades, como Madrid, Barcelona o Bilbao, estaban rodeadas por un cinturón de chabolas, sin agua ni luz, donde la miseria la suciedad y las ratas eran compañeros inseparables de aquellas personas que se habían quedado sin nada, y en la mayoría de los casos, hasta sin historia. Por eso, cuando mi amigo y yo percibimos el menor atisbo de vida, de recuperación, en la figura de un hombre labrando, una casa remozada o un retoño de nogal, sentimos una inmensa alegría y nos dijimos: ¡Señor, aún hay ilusión, aun no está todo perdido, aún es posible el milagro! Bajamos hacia San Pedro y en un camino que han construido para pasear a modo de senderismo, nos encontramos paseando al matrimonio Martínez, dos sampedranos que luchan con ahínco por la recuperación de la comarca, como son amigos de Pepe Sanz, él mismo hizo las presentaciones, y pude comprobar por su conversación, el cariño tan grande, el inmenso amor que sienten aquellas gentes por su tierra, tanto que contagia, puesto que yo mismo tengo allí un trozo de mi corazón, soy un enamorado de la “Sierra del Alba”. Enfilamos el viaje de regreso a Soria que transcurrió casi en silencio, sólo la lluvia y la tormenta que descargaba por Piqueras, nos sugirió hacer algún que otro comentario y en realidad, es que, llovía sobre nuestro corazón. Manuel Castelló Rizo, desde Agost (Alicante) en una tarde de añoranza

Nace en Agost (Alicante). Estudia en la academia local y en el Real Conservatorio de Madrid con los profesores: Alejo Sánchez, Julio Molina, José Moreno y Enrique Massó. Está en posesión de los títulos superiores de Trompeta, Fliscorno, trompa y Percusión. Posteriormente, estudió Armonía, Contrapunto, Fuga y Composición con el maestro alicantino Manuel Beraná. Ha sido Fliscorno Solista de la Banda Municipal de Alicante y Percusionista de la Orquesta Sinfónica de Bilbao, cargos a los que accedió por Concurso Oposición. Desde 1975 es profesor de Trompa de la Banda Municipal de Alicante. Sus composiciones sinfónicas y de cámara han sido interpretadas por afamadas agrupaciones y solistas: Cuarteto Alhambra, Orquesta de Cámara Soriana, Orquesta Sinfónica de Extremadura, Banda Municipal de Madrid, Alicante, Granada y Soria, por la Banda Virgen de la Paz de Agost (de la que es director por vocación desde 1979) y por los maestros Enrique García Asensio, Octav Claeya, Carlos Fuendelsaz, Edwing Swinberghe, Ana Mª Ramos, Vicente López, Diego Rodrigo, Pepe Sanz, José Díaz y José Manuel Aceña de la banda de Soria. A partir de este viaje, recopiló antiguas canciones populares de Sarnago y en estos momentos tiene

compuesta una “Suite sinfónica”, para banda, con cuatro temas referentes al pueblo. Como compositor incansable y enamorado de esta tierra, sigue trabajando en la recuperación de músicas y canciones antiguas de diferentes pueblos de Tierras Altas. A fecha de hoy, tiene musicalizadas varias piezas de otros tantos pueblos de esta comarca. Sería una cosa muy bonita que se pudiesen estrenar en Sarnago o en algún otro lugar de la zona.

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LA EXTREMADURA SORIANA, TIERRA DE FRONTERA * Elena Labayen Berdonces

Decía Gonzalo Martínez Díez en “Las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura Castellana”, que la palabra Extremadura, con el significado original de frontera, límite, extremo o confín, se utilizó en la Edad Media en referencia a la frontera hispano-musulmana, con un sentido dinámico, móvil. Extremadura, Tierra de los Extremos o Extremaduras de Castilla, fueron los nombres que sirvieron para designar a las tierras reconquistadas a los musulmanes durante los siglos XI y XII. Por su situación estratégica en el extremo más oriental de Castilla, la hoy provincia de Soria, antigua Extremadura soriana o Extremadura de Suso, fue en la Edad Media tierra de frontera. Frontera con el Islam durante dos largos siglos, y posteriormente, frontera con los reinos de Navarra y Aragón. Pero, sin duda, el auténtico “finis Castellae”, la última frontera de Castilla, se halla aquí, en este extremo nororiental de la provincia de Soria, que por su configuración orográfica, constituye una auténtica atalaya natural, un promontorio rocoso que se adentra en tierras riojanas. Las fronteras administrativas casi siempre son artificiales y no suelen obedecer a cuestiones de tipo histórico o cultural. Tal es el caso de estas tierras del norte de Soria, que a lo largo del tiempo fueron pasando de unas manos a otras, primero navarras, luego castellanas, después riojanas, y otra vez castellanas. En un interesante trabajo colectivo titulado “Danzas procesionales de Cameros y el norte de Soria”, se afirma que las comarcas limítrofes de Cameros en La Rioja y el norte de Soria, tienen una historia y una cultura comunes, ligadas a la granjería ovina trashumante. Se trata, según leemos, de un territorio montañoso, que abarca las dos vertientes de la Cordillera Ibérica, con una gran homogeneidad histórica y cultural.

Creo que este rincón del nordeste soriano pegado a La Rioja, siempre fue frontera, desde tiempo inmemorial. Leo en Antonio Ruiz Vega que el límite entre los pelendones, los berones y los vascones pudo haber estado próximo a Yanguas y San Pedro Manrique. El territorio celtíbero terminaba en Contrebia Leucade, “caput gentis Celtiberiorum”, en opinión de Valerio Máximo, cerca de Inestrillas y Aguilar del río Alhama. Los pelendones, ocuparon todo el extremo norte de Soria, desde Vinuesa hasta Ágreda, llegando por el norte a las sierras de Urbión, Demanda, Cebollera y Cameros, frontera con los berones, y por el este, hasta el Moncayo y la frontera navarro-riojana, límite del territorio vascón. ¿No fueron acaso los

castillos celtibéricos –castillejos- de los cursos altos de los ríos Cidacos y Linares, descritos por Eduardo Alfaro, una red defensiva fronteriza? Por su importancia estratégica, como lugar de paso entre el valle del Ebro y la Meseta, el carácter fronterizo de este espacio ha sido, al parecer, una constante histórica. Durante la Edad Media, la parte más oriental de la provincia de Soria, fue frontera con el Islam, punto de confluencia de las Marcas Superior y Media, lo que explica la concentración de atalayas y torreones defensivos en Tierra de Ágreda y el Valle del Rituerto. Una vez alejado el peligro musulmán de la zona, tras la conquista del Valle del Alhama, Tarazona y Ágreda por Alfonso I el Batallador en 1119, no lejos de aquí, entre la sierra de Yerga y el Moncayo, se fijó la frontera entre los reinos de Castilla, Navarra y Aragón. La zona del Alto Cidacos y del Linares fue, en opinión de Joaquín Gorrochategui, frontera lingüística entre el mundo celtibérico y el vascón. Luis Núñez Astrain, en un trabajo titulado “El euskera arcaico”, recoge la tesis defendida por Gorrochategui, según la cual hubo en época romana, en las sierras meridionales de la Rioja y del norte de Soria, población vascona procedente del Valle del Ebro, pastores trashumantes con Calahorra como punto de origen, lo que explicaría las estelas con nombres de apariencia euskérica de los siglos I-III, encontrados en las cuencas altas de los ríos Cidacos y Linares y estudiadas por Eduardo Alfaro.

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Juan José García González, Catedrático de Historia medieval en la Universidad de Burgos, en su libro “Castilla en tiempos de Fernán González”, coincide en la idea de una expansión de pastores euskoparlantes hacia las zonas bajas, hecho que habría ocurrido a la caída de Imperio Romano (siglos V-VII) y que) y que explica la presencia de esa lengua pirenaica lejos de su solar original, en el Valle Medio del Ebro y las estribaciones de la Cordillera Ibérica. Pero esa Cordillera Ibérica, en cuyo extremo oriental se sitúa esta Tierra de San Pedro Manrique, ha servido en muchos momentos de su historia de refugio de gentes que huían de invasiones, guerras y persecuciones. Aquí se refugiaron celtíberos ante el avance romano, y también más tarde visigodos ante el avance musulmán y moriscos huidos del valle del Ebro y del Alhama, cuando la orden de expulsión. Para los romanos éste debió de ser un territorio marginal, agreste y de duras condiciones climáticas. Tampoco los musulmanes tuvieron, al parecer, una presencia importante en estos lugares, fuera de algunos torreones o atalayas en lugares estratégicos. Sin embargo, bien sea por su situación estratégica o por la calidad de los pastos, o por la lana que aquí se producía, estas tierras fueron no solo lugar de paso obligado, sino continuo objeto de disputa. Los reyes de Pamplona, tras la conquista de Nájera, Viguera y Arnedo en el año 922, se aventuraron, al parecer, remontando el cauce del Iregua, hacia los pasos de montaña de Santa Inés y de Piqueras, que permitían el acceso a la Meseta. El avance navarro habría llegado, según establecía el Tratado de demarcación de la frontera de 1016, desde la Sierra de la Demanda, por la Sierra de Cebollera, valles de los ríos Razón y Tera, hasta Almarza y Garray; extendiéndose desde Tierra de Yanguas, San Pedro Manrique y Magaña, hasta Ágreda y el límite de las sierras del Almuerzo y del Madero. Yanguas, San Pedro Manrique y Magaña, fueron repobladas en el siglo X con navarros y cameranos, procedentes de Arnedo, Cornago y Cervera del Río Alhama, si bien el afán expansionista de los reyes de Pamplona en territorio soriano se vio frenado por las campañas de Abderramán III y Almanzor. Después de 1076, los territorios del norte de Soria, lo mismo que gran parte de La Rioja, pasaron a depender de la corona de Castilla. Fue Alfonso VII, el Emperador, quien organizó, en el siglo XII, estos lugares de Yanguas, San Pedro Manrique y Magaña, en Comunidades de Villa y Tierra, uno de los sistemas más libres y democráticos de toda Europa, en opinión de don Gonzalo Martínez. Pero el carácter realengo de estas tierras duró poco, pasando a ser territorios de señorío, por cesión real a favor de magnates, como los Ramírez de Arellano o los Manrique; monasterios, como el de Fitero, o iglesias catedrales, como la de Calahorra. En el caso de la Villa de San Pedro, Gervasio Manrique de Lara en “Datos para la Villa de San Pedro Manrique”, afirma que fue el rey D. Juan I quien en 1383 nombró señor de la villa a D. Diego Gómez Manrique, Adelantado Mayor de Castilla. La trashumancia ha marcado desde la más remota Antigüedad la forma de vida tradicional de la Tierras Altas, lindantes con La Rioja. Toda esta comarca, cuando la época dorada de la Mesta, fue testigo de un ir y venir incesante de rebaños, pastores, arrieros y recuas cargadas de vellón, camino de los puertos del norte. San Pedro Manrique fue, en opinión de Gervasio Manrique, una de las villas más ricas e influyentes de la Mesta de la Ibérica soriana, llegando a tener 4.000 vecinos. Los ricos ganaderos, con grandes rebaños, construyeron en ella sus palacios, pero la riqueza generada por la lana pasó de largo, dejando estos lugares “desangrados y exánimes, víctimas de una explotación implacable”, en palabras de Gonzalo Martínez, hasta que llegó la crisis del siglo XVII y las sierras comenzaron a despoblarse, en un lento pero incesante goteo, hacia Fitero y otras localidades de la Ribera de Navarra, como afirma Francisco José Alfaro Pérez en “Corrientes migratorias del Valle Medio del Ebro en la Edad Moderna”. Luego ocurrió la gran diáspora de los años 60-70 del siglo pasado, que condenó definitivamente a muchos pueblos al olvido. Ahora vosotros, en una resistencia heroica contra esa inexorable condena que amenaza a esta tierra, y que tan bien han sabido reflejar escritores como Abel Hernández o Julio Llamazares, tratáis de mantener en pie vuestro pueblo de Sarnago. Por eso, cuando José Mari Carrascosa se puso en contacto conmigo para invitarme a colaborar con vuestra revista, pensé en dedicaros este pequeño homenaje para animaros a seguir en vuestra lucha, en defensa de esta última frontera. *Extracto del texto original

Para leer el artículo completo (http://www.sarnago.com/Ayer/extremadurasoriana.pdf))

Elena Labayen Berdonces. Licenciada en Románicas por la Universidad de Zaragoza. Ha sido profesora de Fonética Histórica del Español y de Literatura Medieval en la Universidad de Deusto y Catedrática de Instituto. Su bisabuelo materno, Anastasio Berdonces Vallejo, nació en Ventosa de San Pedro.

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CUARTETA RECITADA EN SARNAGO AÑO 1939

Muy corto es mi entendimiento, y yo me quisiera explicar, y al momento demostrar, mis buenos sentimientos y mi buena voluntad. Como soy voluntaria, voluntaria de verdad, como soy voluntaria no hay que dudar, porque después de mi desgracia, doy gracias a Dios y a la Santísima Trinidad, al querido Dios del Cielo y a la Virgen Soberana, que se ha acabado la guerra para hacer una nueva España. Y a las mujeres casadas y a todas les digo que contentas estarán que han venido sus maridos. He dicho Señores.

Por Amonaria Gómez Calvo (1920-2009)

A Sarnago desde el corazón

Qué bonito es Sarnago con sus pinos y sus praderas. Lo mires en verano, lo mires en primavera. Ya llega el 15 de Mayo ya viene la primavera, en los pardos de Sarnago va creciendo la hierba. Las flores van saliendo, en el Ejido y en las Eras.

Ya se ven las margaritas, si subes por las Laderas. Cuando llega el mes de Junio, florecen las estrepas en lo somero del Ejido y en la entrada de la dehesa, en la Mata y Bajorente y también en las Cabezuelas. Parece una sábana blanca que quiere tapar la tierra.

Se abren las puertas en Sarnago, los jubilados ya llegan acompañados de nietos con juegos y bicicletas, a gozar del sol y el aire que les trae la primavera. También vienen forasteros a recorrer las praderas, con una cesta en la mano buscando hongos y setas.

Señor alcalde Mayor déjenos usted rondar que si usted tiene mujer yo la tengo que buscar

La ronda va por la calle con mucha serenidad no se metan con ella que ella no se meterá

En esta calle que entramos echan agua y salen rosas y por eso la llamamos la calle de las hermosas

Hay que cuesta tan penosa que al subirla me reviento pero hay aquí una morena que me ayuda con su aliento

Capullito, capullito ya te vas haciendo rosa ya te va llegando el tiempo de decirte alguna cosa

En casa del señor Benito ha florecido un rosal, y Marcos con mucho agrado se lo pretende llevar.

Allá va la despedida la que no quisiera echar porque nunca me ha gustado quedar con ninguno mal

Vamos a la cama, mozos que las estrellas van altas y la luz del día viene descubriendo nuestras faltas

Portalico de la iglesia cuantas ligas habrás visto cuantos pecados mortales le habrás cometido a Cristo

En la esquina de la plaza hay una piedra redonda donde pican las mozasel tabaco de la ronda

Cantos de la ronda

Por Bonifacio Pérez

Por Bonifacio Pérez

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Mi viaje a Sarnago""" No era el día de la Trinidad cuando visité Sarnago y a los sarnagueses; no, que no era mayo, que corría ya bien avanzado el mes de agosto. Subí a Sarnago y fui recibido por José María, quien, entre tantas faenas con los preparativos de la fiesta inminente, tuvo la amabilidad de dedicarme una parte de su muy valioso tiempo. Al llegar, los campos aparecían en su descanso dorado, recogidos y ordenados, mostrando las faenas ya finalizadas. La mañana azul y rotunda se iba despertando pausadamente.... los 7 habitantes fijos de Sarnago, a una señal de la música que iba inundando las calles, se transformaron en 70. Y con la música, vinieron los pasos y con los pasos, los saludos: los de aquéllos que no sólo se reencuentran en el día de la "fiesta mayor" con los que fueron sus convecinos, sus amigos, sus amores...!no!, ...también los de aquéllos que se reencuentran con la vida personal ya pasada, ya vivida entre sus casas, calles y plazuelas. Y vosotros, al llegar de nuevo con vuestras vidas y recuerdos personales, trajisteis también la memoria de todas aquellas generaciones de los que antes que vosotros allí existieron. No os hablaré de la frescura joven de las móndidas, ni tampoco de sus coloridas cintas de primavera, ni del blanco crujir de sus vestidos como antiguos reclamos de sacerdotisas íberas; ni tampoco os hablaré de los cestaños que son llevados como pirámides de ofrendas que son elevadas desde la Tierra hacia el Cielo; ni tampoco os hablaré del mozo de móndidas que camina con todo su cortejo en torno al alto arce engalanado; ni tampoco lo haré del peregrinar de San Bartolomé entre mareas de pasos y de rezos; ni del simulacro de reyerta entre los 2 barrios; ni tampoco del dulce sonar de las cuartetas como antiguas proclamas que cantan a la vida. No, de lo que os estoy hablando es del cálido recibimiento que de vosotros, sarnagueses, recibí y que me hizo sentir en vuestras casas como en la mía y entre vosotros como uno más. Yo volveré de nuevo porque quien encuentra el camino a casa, nunca lo olvida. !Gracias! !Volved! !Volvamos de nuevo! Somos Sarnago. Sarnago nos espera.""" Con toda mi gratitud: Jesús Mª Muñoz Monge.

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DESPEDIDA Y EMBARQUE DE OVEJAS MERINAS EN VENTA DE PIQUERAS Todos los otoños, por estas fechas del mes de octubre, partían los pastores trashumantes con sus rebaños a la Extremadura. Hoy, dos de octubre del año 2010, tenemos una cita en Venta de Piqueras. Se celebra una fiesta para rememorar y mostrar como se organizaba la partida y el embarque de las ovejas merinas para su traslado hacia las dehesas de Extremadura, La Mancha y Andalucía. Actualmente, los pastores merineros que siguen practicando la trashumancia, son pocos y se conocen casi todos, tanto los de las Tierras Altas de Los Cameros Riojanos como sus hermanos los de las Tierras Altas Sorianas. Desde Tierras Altas Yangüesas, pasado el puerto de Oncala y siguiendo la falda sur de la Sierra de Alba o Montes Claros, se llega al actual túnel de Piqueras. Justo al pasarlo, tomamos un desvió a la Izda., nos encontramos en la Venta de Piqueras y la Ermita Virgen de la Luz, donde hoy se celebran una variedad de actos. Llegamos a una campa, frente a la Venta, ya están instalados varios puestos con diferentes objetos, desde el clásico pan de horno de pueblo, vino, dulces típicos, embutidos, libros, escobas, palos, garrotas etc. así como juegos y otros entretenimientos para los niños.

Lo primero que nos encontramos, es un cocinero preparando unas migas pastoriles y justo a su lado, una gran perola para la caldereta. De estos alimentos daremos cuenta mas tarde. Hasta las 11 horas, que tiene previsto llegar el rebaño de ovejas merinas, tenemos algo de tiempo. Decidimos visitar el museo de la trashumancia, ubicado en edificio anexo a la Venta. Este museo tiene cosas muy curiosas: trabajos efectuados por los pastores en sus ratos de ocio, utensilios varios y herramientas de la vida pastoril. Todos los amantes del ganado merino, vienen predispuestos y ansiosos de echar una mano en el embarque de las ovejas. El Sr. José Antonio Espiga, promotor de este evento, un

gran merinero de las Tierras Altas de Los Cameros, viene cordelando con parte de su rebaño, (con unas 300 cabezas de ovejas merinas) desde Brieba de Cameros. En estos parajes ha estado este rebaño desde finales de mayo hasta estas fechas. Durante los meses fuertes de calor, aprovechando las hierbas y pastos finos, que se crían en estas montañas de Tierras Cameranas. Hoy toca hacer el camino al revés, hacia Extremo, es el otoño. Estos animales, ovejas merinas, al igual que hacen otros y especialmente muchas aves son animales migratorios. La tendencia de ellos es el ir hacia el sur, donde se supone que el clima es más cálido y estarán más protegidos de los fríos invernales que azotan estas Tierras Altas Riojanas y Sorianas. Para hacer el recorrido desde Brieba de Cameros hasta la Venta de Piqueras, tardan tres jornadas:

• 1ª Jornada : Partían de Brieba de Cameros sobre las ocho horas, diciendo adiós a su familia, dejando atrás el pueblo, Peña Hincada y a estos hermosos parajes con colores otoñales de la sierra riojana, para llegar y hacer noche en Villoslada de Cameros, donde tiene su llegada sobre las 19,30 del día 30 de Octubre de 2010. • 2ª Jornada : Se sale de Villoslada de Cameros a la misma hora y se sigue por el cordel hasta llegar y hacer noche en San Andrés de Cameros, donde tiene prevista la llegada sobre las 19,30 del primer día de octubre de 2010 • 3ª Jornada : Después de pasar esta noche en San Andrés de Cameros, hoy día dos de 0ctubre salen pastores con ovejas merinas a las 9, para hacer la entrada en Venta de Piqueras a las 11. Esperábamos este momento con gran entusiasmo, vemos entrar y pasar este bonito rebaño de merinas frente a la Venta de Piqueras. A la cabeza del rebaño va su dueño José Antonio Espiga con sus dos mansos bien adornados y con sus grandes cencerros-zumbos. Le sigue el resto del rebaño, los pastores con sus perros careas, y mastines. Estos perros mastines trujilleros, son fieles vigilantes y guardianes del rebaño, también de los posibles lobos. Antes muy abundantes en fincas de Extremo, hoy también vistos por los montes riojanos.

Sigue pasando el rebaño para admiración de personas asistentes y también de los niños. Antes de embarcarlas, se deja que se alimenten en los pastos cercanos, careándose por ellos, bajo la vigilancia de los pastores. Por un rato dejamos de ver esta bonita estampa y nos acercamos a degustar unas migas pastoriles, que están hechas por los venteros y adornadas con uvas, símbolo del fruto de esta Rioja. Los pastores, mientras unos guardan el ganado, otros preparan el recinto redil para cerrar las ovejas. Aquí serán cargadas en un camión que las llevará hasta la misma finca en la Mancha. Después de alimentado el rebaño, se procede a cerrarlo en el corral redil, preparado con las alcancillas. Todo esto se lleva a efecto con pastores y ayudantes. Queda el rebaño descansando, hasta el comienzo del embarque.

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Es otra estampa maravillosa, que observamos con entusiasmo. Hay un tiempo disponible, unos lo empleamos en visitar puestos, otros en hacer alguna compra, mientras los niños se entretienen en diferentes juegos tradicionales. El grupo “TRIOJA”, llegado desde Arnedo, nos ameniza la mañana, con diferentes instrumentos, (la zampoña, el rabel, la armónica) un repertorio de cancines y coplas que han recuperado de nuestros pueblos Tampoco podía faltar la canción dulce-triste “YA SE VAN LOS PASTORES A LA EXTREMADURA...” entonada con la armónica y acompañada con la dulce voz de su solista Amaya, muy emotiva y que nos llega al alma. Hay alguna charla coloquio, en el que se narran las formas tradicionales de la trashumancia. Comentan que en este lugar concreto de la Venta de Piqueras, todos los fines de semana del mes de octubre, se juntaban merineros con sus rebaños. A veces se concentraban miles de cabezas, para celebrar la despedida y partida hacia Extremo. Allí pasaban el invierno, unos nueve meses con sus rebaños, hasta su regreso a finales de mayo. Todo este periodo de tiempo lo pasaban lejos de sus familias, pueblos y hogares. Vida dura y sacrificada.

Por ello, justo a la hora de marchar, hacían una de fiesta de despedida, comenzando con una misa de majadas y para partir posteriormente. Es posible que esta misa fuera la última de todo este periodo de tiempo. Pues al llegar a las fincas comenzaba el trabajo más fuerte, entre preparar la vivienda - alojamiento, la paridera, el ahijar corderos, pastoreo, poner la majada etc. Después de estas charlas sobre trashumancia y demás actividades, llega la hora de probar la caldereta, que han estado toda la mañana preparándola los cocineros de la venta. Un olor agradable invade la campa, y hace que se agolpe la gente hacia ese lugar, para conseguir una ración. Una vez que hemos degustado la caldereta y logramos tomar un café, nos queda el acto principal de esta fiesta, el “EMBARQUE”

de este rebaño de 300 ovejas merinas. Hoy se embarca en un moderno camión de tres pisos, con diferentes departamentos en cada planta. El camión ya está preparado, aparcado junto al corral aprisco, el rebaño espera que empiece esta operación. Comienza El “EMBARQUE”, ante la mirada atenta de todos los asistentes. Con todo el cariño y mimo van introduciendo las ovejas en los diferentes departamentos; este trabajo lo realizan los pastores y muchos de los merineros de las tierras sorianas especialmente de Los Campos. Estando a veces más de cuatro de ellos en el interior del corral ayudando y colaborando para iniciar la entrada a la pequeña plataforma y que le sigan otras ovejas, como son los hermano Del Rincón: Eduardo, Antonio, Eutimio y su hijo Jorge. Vemos a Eutimio y a Eduardo con oveja cogida de la mano delantera y que le sigan otras ovejas hasta completarla. Una vez que se llena esta plataforma se introducen las ovejas en el camión, hasta llenar los diferentes departamentos de la primera planta. Para acceder a las siguientes plantas del camión, se sigue haciendo lo mismo. Tan solo hay que elevar hidráulicamente la pequeña plataforma con ovejas, hasta que de la altura de las plantas dos y tres e introducirlas llanamente, como se hizo en la planta de abajo. Así se completan las plantas dos y tres. En el corral, conforme se van embarcando ovejas, se va acortando el redil, y llega la hora de que el Sr. Espiga quite los cencerros zumbos a los mansos, con esta operación se evita que se lastimen ellos y que puedan hacer daño a las ovejas que estén a su lado. Son los mansos los últimos en el embarque, al igual que se hace con una oveja parida, que sirve de gozo para los niños. Se introducen también en último lugar los perros mastines, uno portado por Jorge Del Rincón, este chico de 15 años hijo de un ganadero soriano, no ha parado de hacer cosas. Le encantan los animales, y tal vez mañana sea un gran ganadero. Toda la operación de embarque ha sido seguida con interés e ilusión por las personas que acudieron a este hermoso lugar. Va cayendo la tarde, el camión parte con el rebaño de merinas, hasta su destino en una finca de la Mancha. Decimos adiós a este ganadero trashumante, “hasta el año que viene”. Empieza a anochecer, la sierra se va quedando triste y obscura... los asistentes van marchando a sus lugares de origen, también mi hermano Juan Andrés y yo nos vamos hasta nuestro pueblo, Ledrado. Quedando en nuestras retinas las bellas imágenes de todo lo que hemos visto. Y resuenan en nuestros oídos las notas de la canción. “Ya se van los pastores a la Extremadura...” Nos queda en el recuerdo y en el corazón, todo lo acontecido en este día de despedida y embarque de ovejas trashumantes en Venta de Piqueras. Además de plasmarlo fotográficamente. Juan Florián Revilla Revilla

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LAS MONDIDAS DE SARNAGO EN LA TRINIDAD: FESTEJO SOLSTICIAL

Siempre me ha llamado la atención que cosas sencillas que conoce un pastor, son ignoradas por la mayoría e incluso pasan desapercibidas a eruditos que estudian y escriben sobre una materia. Un ejemplo. Mucha gente no sabe el punto por dónde sale y se pone el sol. Y que este punto se desplaza en el horizonte progresivamente, como un péndulo, a lo largo del año entre sus dos extremos solsticiales. Dependiendo de la latitud este desplazamiento anual será mayor o menor. En nuestra latitud el sol se va a mover 64º, en el horizonte, en el amanecer y atardecer, a lo largo del año. Un desplazamiento considerable que va a ser el responsable de la longitud de los días y de las estaciones (ver dibujo). Hay que tener en cuenta que hoy día tenemos el calendario en la pared. Pero antaño la posición del sol en el horizonte en sus salidas y en sus ocasos hacía de calendario, y predecía los ciclos climatológicos y agrícolas. Era un calendario preciso para las gentes que vivían en el mismo lugar, porque las posiciones del sol en el horizonte han cambiado menos que el perfil de las montañas. Algo sencillo, aunque a la mayoría de las personas en nuestros tiempos le suene a extraño y misterioso. Esto, además, como expondré en el presente artículo, tiene importantes repercusiones culturales. Y muchas celebraciones o fiestas tienen aquí su origen, como se estudia en astronomía cultural. Sin embargo, tras leer varios libros de esta materia que hablan de fiestas solsticiales, observo que desconocen la siguiente observación de lo que hace el sol en el horizonte los días del solsticio: el desfase en la fecha entre amaneceres y atardeceres, y cómo esta desincronía señala no un día sino un periodo de tiempo. Así los días 21 de diciembre y 21 de junio son, respectivamente, los días del solsticio de invierno (noche mas larga) y del solsticio del verano (noche más corta del año). Pero, en el solsticio de invierno 12 días antes (por la Inmaculada, notándose más por Santa Lucía) las tardes ya empiezan a crecer, y en el de verano 6 días antes (la Santísima Trinidad?) es cuando antes amanece. Esta observación, de detalle, está recogida en el refranero popular: “Por Santa Lucía -13 de diciembre- alarga el día” y “Por San Bernabé -11 de junio- el sol dice hasta aquí llegué y de aquí no pasaré”, y es verificable de dos maneras: primero cronometrando el hecho diario de la salida y puesta del sol, que se encuentra en cualquier almanaque, como el Calendario Zaragozano. Y segundo, controlando la posición del sol en el horizonte. Así, en Sarnago, que se encuentra en latitud 42º, el día 14 de junio es cuando el sol sale antes, a las 6,34 horas en horizonte raso, y en su posición más norte (noreste, con un acimut de 58º). Como decía, el matiz respecto al día 21 es de detalle, pequeño, ya que estamos en el solsticio, que significa “sol sistere”, sol quieto, y durante unos días el sol no se mueve, o se mueve poco. Pero apreciable, tanto en grados si consideramos la posición en el horizonte, como en segundos si consideramos ePero ¿dónde está quieto el sol? ¿qué es el solsticio? Aquí hay algo que olvidan también la mayoría de los libros, que se dedican a precisar que lo que se mueve es la Tierra y no el Sol (¡por supuesto!, pero el movimiento aparente es lo que manejo en esta astronomía de posiciones). El sol esta quieto en el horizonte cuando sale (y cuando se pone) con respecto a cuando sale (o se pone) en otras fechas. El horizonte, sus montañas, árboles…hacen de referente. También está quieto el día 21, en el cielo, al mediodía y en el meridiano. Pero esto es más difícil de observar ya que a diferencia de cuando esta en el horizonte no se puede mirar sin dañar la vista y en mitad del cielo no hay referencias. Hay que recurrir a una sombra, siendo el solsticio de mediodía el momento de menos sombra. Este estar quieto, tanto en el horizonte en el solsticio de verano al amanecer (en torno al 14 de junio), como en su día a mediodía (el 21) como en el solsticio del atardecer (en torno al 27 de junio) dura unos días, ya que la declinación del sol mientras cambia de sentido (de aumentar a disminuir), permanece constante y casi imperceptible a ojo desnudo.

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Así pues, el solsticio puede ser un momento (en el que los astrónomos precisan el minuto: el de máxima o mínima declinación de los rayos del Sol sobre la Tierra), un día (que usualmente manejamos en el lenguaje, y en el que cambia la estación) y lo que trato de explicar: el solsticio es astronómico y culturalmente un periodo, y este periodo es el comprendido entre los solsticios del atardecer y amanecer en el invierno y del amanecer y atardecer en el verano. Y en el horizonte marca sus posiciones extremas, que servían de marcadores en el calendario. Que el solsticio es culturalmente un periodo es algo que está subterráneo pero presente en el calendario y en los festejos. Clarísimamente en la Navidad, con sus preparativos y con su celebración, entre el día central del solsticio (la Natividad con un retraso histórico de 3 días) y el solsticio del amanecer, 12 días después con la “Adoración” de los Reyes, o “Epifanía” ya se manifiesta en todos. Y en el solsticio de verano su equivalente sería el periodo de San Juan a San Pedro, cuando ya las tardes también empiezan a acortar. Así por ejemplo en la ciudad de Soria, donde las Fiestas de San Juan (movibles en 6 días) son fiestas de 6 días ¡Que casualidades! Pero volviendo a la Trinidad, que era la fiesta grande de Sarnago, y a la que quiero referirme, La Santísima Trinidad es el misterio del Dios uno y trino, y es una fiesta compleja, por su carácter de fiesta móvil que se celebra 8 domingos después del de Pascua. Si esta fecha, desde que la estableció en Concilio de Nicea hace 1700 años, combinando calendarios solar, lunar, y judío puede oscilar hasta 35 días (este año ha caído el 24 de abril, uno de los que más tarde) pues lo mismo le pasa al festejo de la Santísima Trinidad, que siempre caerá en domingo y puede oscilar también 35 días, o 5 domingos. Este año, 2011, ha caído también tarde, el día 19 de junio. Si el Domingo de Resurrección o Pascua, la vida revive (florecen los frutales, vienen las golondrinas, ya se aprecia el alargar de los días y su mayor calor...), por la Trinidad los 3 ciclos de luz, calor y vida están en su auge. Especialmente el ciclo de la vida, con la mayor actividad clorofílica y reproductora de los seres vivos. Mayor incluso que en la cosecha en la que la vida ya está decayendo. Un sol manifestado en un triple ciclo de luz, calor y vida. Esta reflexión es válida también para las Tierras Altas de Soria, donde aunque los ciclos del calor y la vida llevan un retraso propio de la altura y serranía. Especialmente si la Trinidad cae tarde (en junio). Pero además de celebración de vida, la Trinidad también es fiesta solsticial, ya que aunque el amanecer del solsticio de verano (el día, o los días que antes amanece) no esta tan señalado en el calendario litúrgico como el de invierno, y no tenemos ninguna fecha fija señalada, sí tenemos la Trinidad en sus proximidades (antes, después o encima). Con este matiz, en los días de la festividad de la Trinidad el sol del amanecer ha llegado a su punto más noreste. La vida está en su cumbre, en su máximo esplendor. Quedan por venir los días más largos, quedan por venir los días más calurosos, queda por venir la cosecha principal. Pero el sol del amanecer, tras estar unos días parado en su punto de inflexión (solsticio), se moverá ligeramente hacia el sur, y como un cigüeñal que ya ha cambiado de sentido antes de acabar el movimiento anterior, iniciará un nuevo ciclo que le llevará al invierno (con más oscuridad, más frío y el letargo de la vida). La Trinidad es una fiesta para celebrar la vida, el calor y la luz. Es, a pesar de que su carácter móvil le da imprecisión a la fecha en que se celebra que no al momento que celebra, la fiesta del amanecer del solsticio de verano, y del triple ciclo. San Juan Bautista, el día 24 de junio es la fiesta central del solsticio, y la noche más corta. Pero no el día que antes amanece, que es 10 días antes. La Trinidad celebra la fiesta del triple ciclo solar, en el punto de inflexión al amanecer del sol. Cuando José Mari me contó que la fiesta grande de Sarnago se celebraba en la Santísima Trinidad, antes de que tras recuperarla se trasladara a otra fecha más cómoda como es el día de San Bartolomé en agosto, recibí un guiño de nuestros antepasados. Posiblemente la fecha de las Móndidas de Sarnago en la Trinidad sea vernácula, anterior a nuestra actual sociedad y creencias. Pero reconocible, como he tratado de explicar en el presente artículo.

Javier Sainz Ruiz ([email protected])

La Santísima Trinidad

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LAS NATILLAS DEL DÍA DE SAN PEDRO Acabada la Guerra Civil y bajo la dictadura de Franco, estaba totalmente prohibido trabajar los domingos y días festivos, cualquier trabajo que fuera, incluido el lavar la ropa las mujeres, era castigado, tanto civil como eclesiásticamente. Algunos curas eran algo más permisivos que la Guardia Civil. Un día, al volver el cura desde Acrijos de decir misa, vio al abuelo Marcos labrando en Orcajo y le dice: “Pero Marcos ¿cómo, hoy domingo está trabajando? – Señor cura hoy es sábado. “Pues si hoy es sábado, le dice el cura, mañana domingo, así que ya sabes lo que tienes que hacer mañana”. Al día siguiente, el abuelo Marcos se pone la ropa de los domingos y cuando el cura toca la campana Marcos entra a la iglesia y se sienta en el primer banco para que el cura cuando saliera de la Sacristía lo viera bien. Cuando sale el cura y lo ve, tuvo que contenerse para que no se le saltara la risa, diciéndole: ¿Pero Marcos no tenías que ir hoy a San Pedro a vender los cabritos en el mercado? Anda ve al mercado y además les compras alguna fruta a los nietos. Cuando terminó la misa y como estaba mudado, cargó los cabritos y se fue. El abuelo Marcos siempre tenía salidas para todos y para todo. Cada vez que el cura salía de casa tenía que pasar por la puerta del abuelo Marcos, y éste le decía, Sr. Cura ¿qué día es hoy?, el cura contestaba: hoy viernes y así, un día viernes, otro martes, otro jueves, etc., y el abuelo seguía con su coplilla:

“La pintaron, la pintaron la mañana de San Juan la pintaron, la pintaron pero la pintaron mal....”

Para facilitar los trabajos del verano, a partir del 29 de junio, festividad de San Pedro, se permitía trabajar los festivos. Si bien el 25 de julio, festividad de Santiago, Patrón de España y el 15 de agosto la Virgen, seguían estando vedados. El día de San Pedro, como despedida a las fiestas, los mozos y mozas, era costumbre hacer merienda. Esta consistía en cenar en cuadrilla, en casa de alguna moza, y ordeñar las cabras del pueblo para hacer arroz con leche y natillas. Para estas reuniones era demasiado barullo hacerlo todos juntos, y como los mozos mayores, el que no tenía novia iba arrimando pajitas al nido para formar pareja; por lo que

hacíamos las cuadrillas, los grandes a un lado y los pequeños a otro. Cada edad con la suya, pues hasta cierto punto era mejor, ellos lo hacían a su aire y nosotros al nuestro. Nosotros, los más jóvenes, habíamos formado tres cuadrillas o equipos, dos para ordeñar y otro para preparar la cena. La nuestra cena consistía en un par de, liebres que habíamos cazado la noche anterior con los lazos, burlando la vigilancia de la Guardia Civil. Fuimos dos equipos los encargados de recoger la leche. Mi equipo estaba compuesto por un servidor, por el Tente y como ayudantas teníamos a Bea e Inés (el otro grupo se componía por el mismo número de individuos). El resto del personal serían los cocineros de las liebres. Nosotros, para ganarles la delantera a los mozos grandes, decidimos ir a ordeñar antes que ellos, pues así obtendríamos más cantidad y podríamos llevar a la plaza más que ellos. Pues la costumbre era tener en la plaza arroz con leche y natillas para que comieran los madrugadores cuando iban a trabajar. Nos preparamos los equipos para empezar la faena. Hacía una noche de verano, así que cogimos el perolo y sin más luz que la de las estrellas, parecían puntitos de luz ¡que poquito alumbraban!, lo mismo que nuestros ojos y los de las cabras; empezamos a entrar en los corrales. Las mozas Bea e Inés eran las encargadas de buscar las cabras que según ellas, eran las que más leche tenían. Ya teníamos el perolo más de medio. Andando les oigo susurrar que decían: “vamos a buscar al chivo”, nosotros esperando, cuando dicen: “aquí, ésta tiene mucha”, nos acercamos, le meto la mano al chivo apretándole las pelotas, fue tal el salto que dio, que hizo rodar por el suelo a las dos chotitas. Inmediatamente, tuvimos que ayudarles a levantarse, pues en el suelo era un peligro si les pisara alguna cabra o el chivo con las pezuñas tan afiladas, sería como dar la puntilla al toro. Ya incorporadas, les arrinconamos contra la pared y a tientas, pues como digo, no había nada de luz, empezamos a tocar por aquí, a tocar por allí, tropezando dos tetitas, no muy grandes, pues estaban en periodo de crecimiento, pero muy redonditas, un poco duras y muy suaves al tacto. Por más que buscabas y rebuscabas, tocabas y retocabas, no había manera de sacar leche. ¿Cómo íbamos a sacar leche, si esas chotitas no habían parido ni tenían síntomas de estar preñadas?

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Bueno, había que continuar la faena. Teníamos que empezar a buscar el perolo, que con la leche se había caído al suelo y estaba rodando por las patas de las cabras. La culpa fue del chivo. Una vez recuperado el perolo, fuimos a la fuente a lavarlo, pues estaba lleno de ciemo. No había manera de entrar en otro corral, pues la risa que les entró a las ayudantes, era tal, que a lo que echaban la pierna para saltar la tapia se caían al suelo con el ataque de risa. Así, imposible poder conseguir leche. Para salvar el problema, fuimos a casa de Inés, echamos medio perolo de agua con dos cucharadas de harina bien batida y esa fue nuestra leche. Pues malo no era, así el arroz y las natillas espesarían más. Acudimos con nuestra leche y el correspondiente ataque de risa. Al entrar, se nos quedan todos mirando como si hubiéramos cometido un crimen. ¿Cómo es que venís tan tarde y con esa poca leche? Pues ahora de castigo, vais a la fuente a por agua con el botijo. Los cuatro estábamos deseando de estar en la calle, cogimos el botijo y subimos a la fuente. Ya en la calle, entre que lo llevas tú, que lo llevo yo, el botijo que se cae y se rompe. Otro ataque de risa. Ya no era sólo el chivo el que producía la risa, sino también el botijo. Cuando regresamos para decirles lo ocurrido, nos dicen, ¿es que vuestra leche es de polvos?, pues mira como se ve en el borde del perolo. Por lo que delante de nosotros la tiraron. Las cosas, nosotros las creímos de broma, pero ya empezaban a verse malas caras, por lo que decidimos ir al maestro (marido de la maestra) que tenía tienda y en verano solía tener también algún botijo, por si alguien se le rompía, como nos ocurrió a nosotros. Al maestro le explicamos todo lo ocurrido, y nos dice, ir a la fuente enjuagarlo bien, y después le echáis esta copita de anís y de esta forma le quitáis el mal sabor de boca. Cuando ya llenamos el botijo y camino a casa dijimos: “esto se acabó ya, formalidad y nada de risas”. Llegamos los cuatro formalitos, más serios que un plato de habas, prueban el agua y hasta el pitorro se chupaban. Nosotros sin hablar apenas, hasta que ya nos dicen: “¿no os habréis enfadado? Pues ya sabemos que alguna vez también hay que tener alguna broma, esto lo dijo la Agustina, que quería reanudar la amistad. Antes de cenar nos dicen Bea e Inés que si les acompañábamos, que tenían que ir a casa. Pues como la noche estaba oscura les daba apuro, aunque ya empezaba a verse algo, pues la luna empezaba a dar sus primeros rayos de luz. Mas que ir a casa, lo que querían era estar sentadas en la calle a la fresca, se estaba mejor que en casa y escuchando algún que otro chiste. Como la cena aún tardaba decidimos, y en silencio, buscar donde tenían las natillas, las otras mozas. Localizamos en una de las ventanas de la tía Patricia una fuente que habían dejado para enfriar. Vamos a casa y les decimos: ¿Queréis que les gastemos una broma a los mayores? A ver, ¿Qué broma es esa?. Hemos localizado donde tienen las otras mozas una fuente con natillas y podíamos quitárselas, si vamos en silencio y con una escalera podemos quitárselas, el churchil dice, yo, me subo se las quito. Echamos manos a la obra, estudiamos bien el terreno, buscamos la escalera y totalmente en silencio, no se oía ni respirar, colocamos la escalera. Insiste “el churchil”, ¡yo me subo!. Cuando está arriba, sin asomarse, para no hacer sombra, como con una mano no podía, la coge con las dos, pierde el equilibrio y la fuente que se le cae por la cabeza, chorreando por todo el cuerpo. ¿Qué eran las risas del chivo, ni las del botijo, viendo a churchil envuelto en semejante pastel? Pues estas carcajadas superaban a todas. A este estruendo de risas y alboroto, salen todos sin saber que hacer y “el Churchil” muy tranquilo se dirige a ellos y les dice, toma chupa, chupa que aquí hay para rato. Alguno no les sentó bien, cogiéndolo unos por los brazos y otros por las piernas y lo metieron en el pilón para que se lavara. Pues el agua no estaba fría, pero ya hubo discrepancias entre unos y otros. Para tranquilizar las cosas les decimos: ¿queréis que cenemos todos juntos? Pues nosotros tenemos dos liebres, cosa que les agradó. Por parte del otro bando también había quien recapacitaba y por una broma no íbamos a ir a mayores. “El churchil” fue a cambiarse de ropa, mientras entre risas y carcajadas juntamos las cenas y fuimos a la fuente y con la ayuda de una hoguera para alumbrarnos, cenamos todos juntos entre bromas y chistes, que a cualquier momento salía a relucir el chivo y el botijo. Terminada la cena hicimos el correspondiente reparto de gastos, incluido el botijo, que dejamos a la tía Isidora, artículo de primera necesidad para llevar el agua fresca a la pieza. Entre la leche caída por culpa del chivo, el botijo y las natillas del churchil, no pudimos poner el desayuno para los madrugadores, como era costumbre. Toda la culpa el chivo, el botijo y las natillas.

José Carrascosa Calvo

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Desde esta pequeña ventana, que incontables ramos ha visto cruzar y tantas Móndidas han recitado sus cuartetas, después de siglos de historia.

Siento un orgullo especial, al tener el honor de dirigirme a todos los presentes.

Muy pronto llegará el crudo invierno, con sus fríos días y sus noches interminables.

Ya nadie escuchará el peculiar santoral del abuelo Vicente dedicado a su atajo de cabras. Tampoco se oirá el repicar de las campanas llamando al rosario, ni tantas y tantas anécdotas al calor de la lumbre.

Pero todos nos acordaremos de este pueblo, porque lo llevamos muy dentro, aquí están nuestras raíces, tan profundas, como los viejos robles de la mata.

Quiero pediros que por un momento reflexionéis, sobre la gran deuda que tenemos contraída con nuestros antepasados y saldarla es nuestra obligación.

Si fueron ellos los que pudieron mantener durante tantos siglos y con tan pocos medios este pueblo. No seremos nosotros los que apaguemos la llama de este candil y conseguiremos que Sarnago no muera, como tantos y tantos pueblos de estos y otros pagos.

Sarnago debe seguir adelante, con pequeños pasos, pero todos ellos muy firmes, y no daremos un paso atrás ni para coger impulso.

Los tiempos cambian, seguramente no volveremos a ver trillos en las eras, yeguas en la dehesa, o lavanderas subiendo de Orcajo.

Pero os puedo asegurar que habrá niños en las calles, leña en la lumbre y Móndidas en San Bartolomé.

Ha sido en las eras, donde he visto, un jardín de aventapastores despidiendo el verano. Como yo quiero despedirme de todos, deseando que nunca dejemos perder esta pequeña fiesta, tan entrañable, tan nuestra, y hacer que nuestros antepasados se sientan orgullosos de nosotros.

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Félix Esaín Ibiricu Fotografía ganadora del segundo concurso fotográfico en la modalidad fiestas y costumbres de Tierras Altas

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Cuarteta recitada por:

MilagrosAmigos:

Rompiendo un poco con la tradición, no voy a hablar ni de doncellas, ni de moros ni de cristianos. Desde esta ventana quiero hablaros de cosas sencillas y, con voz cálida, acercarme a vuestras vidas. Algunos de vosotros, mejor que yo, sabe que nuestros padres, como otros muchos, tuvieron que dejar esta tierra dejando atrás lo poco que tenían y lo mucho que querían, el yugo, el arado, los caminos polvorientos, las casa de piedra. Entre los pocos bultos que se llevaron, el mas preciado, el recuerdo de su pueblo de Sarnago: el repicar de las campanas, el balar de los corderos en la majada durante los fríos inviernos, los calurosos veranos de zoqueta, hoz, parva y trillo...

Y permitidme que os cuente mi recuerdo más querido cuando de pastora recorría con las ovejas la Virgen del Monte y el Alcarama.

Como veis todo son recuerdos, pero a pesar de todo Sarnago está vivo y podéis ver, año tras año, las cosas que se ha hecho y muchas otras que quedan por hacer. Todo lo que se ha hecho es el fruto de treinta años y de mucho trabajo y tesón de la Asociación Amigos de Sarnago. Por eso os animo a todos, y especialmente a los jóvenes, para que conservéis lo que a vuestros padres y abuelos tanto trabajo y sudores les ha costado.

Y ahora permitidme dedicar un recuerdo a nuestros seres queridos que entre nosotros ya no están; allí donde estén un beso y un abrazo muy fuerte les quiero mandar.

Y a todos os digo adiós y en el aire dejo mis palabras. A Dios le pido salud para todos vosotros y así podernos ver el año que viene en Sarnago.

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SOBRE EL PASO DEL FUEGO.-Sabemos que el culto o el rito del fuego viene de siglos y siglos atrás, hundiendo sus raíces en la mitología griega y romana e incluso puede que nos remontemos hasta la misma prehistoria, y nuestras tierras serranas vivieron aquellas remotas etapas. El fuego fue un arma poderosa y todavía hoy es terror y bendición para el hombre, es purificación y muerte. Representa todos los extremos y es uno de los elementos básicos de la vida junto con el agua, el sol y el aire. Perfecto. Todo eso no es nada nuevo, ya lo sabemos, y sabemos también que a lo largo de la existencia del hombre, éste ha conseguido controlarlo y así ha llegado hasta nosotros en forma de utilidad práctica, como energía, y como calor. También nos sirvió como purificador a través de las hogueras donde se fumigaban las ropas de los afectados para conjurar la peste y el cólera, o como soporte donde se echaba el azufre en las noches de aquellos años de epidemias para matar los virus; como remedio físico al cauterizar las heridas de accidentes, trabajo o guerra; o de fiesta en los recibimientos y nombramientos reales y episcopales; o rememorando los ancestrales ritos, en lo que a nuestra tierra castellana respecta, del toro de fuego, los saltos de las hogueras o el paso de las brasas, por poner tan solo unos ejemplos.

El mérito y la curiosidad universal por San Pedro Manrique en las noches de San Juan radica precisamente en esto último. Todos lo conocemos, lo hemos contemplado “in situ” (yo incluso tuve la suerte de hacerlo cuando todavía no era una atracción de consumo turístico) y por lo tanto no es ninguna novedad. Otra cosa será para los foráneos que, como no, se quedan impresionados ante un hecho que les sorprende y les cuesta asimilar. El paso del fuego fue en la diócesis de Calahorra, a la que San Pedro Manrique y sus tierras, incluida por supuesto Sarnago, pertenecieron dentro de su Arciprestazgo hasta hace cuatro días como quien dice, (mediados del siglo pasado) un elemento clave en la salvación de personas, que de no haber existido este rito, hubieran perecido inevitablemente ejecutadas en el patíbulo,

colgadas de una soga o rebanado el pescuezo de un hachazo. Los reos, delincuentes y presos en suma, condenados por los tribunales de justicia a la pena de muerte, tuvieron en siglos pasados la oportunidad de evadir esas sentencias alegando su inocencia y acogiéndose a la justicia divina, lo que por aquel entonces se llamaban “Juicios de Dios”, sentencia divina que estaba por encima de la justicia de los hombres y los impugnaba. En nuestra tierra fueron tres las pruebas que podía elegir el condenado para demostrar esa inocencia y evitar ser liquidado. Los tribunales debían aceptar tanto el sometimiento a la prueba como el resultado de la misma, puesto que era absolutamente vinculante (a Dios no se le discute) y con efecto inmediato. Y así como en Europa en general, y por supuesto en la propia España, aquellos juicios consistieron, generalmente y de forma común, en combates a lanza y caballo (como vemos en las justas medievales; recordemos, para ilustración popular el combate de Rodrigo Díaz de Vivar en su lucha por la pertenencia de Calahorra al reino de Castilla en detrimento del interés de Aragón que defendió el caballero Martín González), y una vez descabalgados y todavía vivos a pesar del impacto de la lanzada, en lucha hasta la muerte por filo de espada, hacha, maza, daga o mandoble, aquí, sin embargo, hubo un tiempo en que se optó por el fuego como protagonista y medio principal. Pues bien, como digo fueron tres las pruebas; una consistente en hacer una hoguera, extender las brasas y pasar descalzos sobre esa alfombra de fuego, es decir, exactamente lo mismo que se hace hoy en San Pedro Manrique. Si el reo salía sin quemaduras, la cosa estaba clara: Dios lo había declarado inocente. En caso contrario, sin más dilación, iba directamente al patíbulo.

Picota de San Pedro en la actualidad

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Otra era hacer una hoguera, poner encima un enorme caldero de cobre o hierro con agua y meter una bolsita de tela o saco con piedras, quedando atada al asa del caldero por una cuerda. Cuando el agua estuviese hirviendo el reo tenía que deslizar su mano por la cuerda hasta el fondo y sacar la bolsa, y para que no practicase el truco de tirar de la cuerda acortando así la profundidad del recipiente, se le obligaba a meter todo el brazo desnudo hasta el hombro, que era lo calculado desde el borde hasta el fondo, o sea que... Si salía indemne, la cosa estaba igualmente clara, era inocente y quedaba libre en el acto. Y por último, se hacía una hoguera y se echaba un trozo de hierro. Cuando estaba candente el reo debía sacarlo con las manos. Y la misma historia, si no se quemaba, pues idem de lienzo. Estos actos contaban con una gran concurrencia, tal como se hace hoy en los conciertos de rock, grandes partidos, etc., y solían celebrarse, por lo general, delante de las iglesias o lugares santos, en los atrios, o en las plazas públicas. Por supuesto, las dos últimas pruebas no había quien las aguantase por muy macho y dura y curtida que tuviesen la piel; vamos, que sin viabilidad alguna para el común de los mortales, no se libraba nadie, así es que todos acababan eligiendo el paso del fuego descalzos que, por lo menos, aparentemente, podía dar más posibilidades. Y a la vista de cómo muchos condenados conseguían burlar la justicia, así era. Hartos ya los jueces de tanto escamoteo, acabaron desestimando esa solución y dejaron tan solo las otras dos, es decir, todos carne de verdugo. Al paso del tiempo, que es quien lo puede todo, aquello acabó desapareciendo, no solo en nuestra diócesis, sino en toda Europa. No querían que Dios tuviese que ver en las cosas de los hombre, por lo menos para este tipo de soluciones, vamos, ni mucho ni poco, no querían nada. Además, los jueces eran muy suyos para estos asuntos. La verdad era que, cuando estaba todo en vigor, cada uno que se salvaba suponía un repateo para la autoridad competente, su soberbia, su estima y su engolamiento judicial, que se veía obligada a pasar por el aro más por eso del respeto a lo divino, que por convencimiento real, pero claro, todo tiene un límite ¿o no? Pues sí, lo tuvo. ¿Y para buena parte del público?, eso era harina de otro costal. Si no se redondeaba el espectáculo; era una decepción. Eso de no rematar la faena colgando a quien fuese o rebanándole el pescuezo.... Vamos, era, ¿cómo diría?... bueno, como una comida sin postre, como una bicicleta sin ruedas, como una lámpara sin bombilla, como un futbolista que ante la puerta libre va y se queda lelo, o como un torero que a la hora de clavar el estoque le da la neura, se vuelve ecologista y amante de los animales y coge allí mismo las de Villadiego y se larga, dejando al toro y a la concurrencia con tres palmos de narices...¡Pues vaya! La cuestión fue que al obispo Don Miguel Romero de Yanguas, o no le pareció bien eso de dar la alternativa a Dios en estos asuntos de los mortales o, sencillamente, no creyó ni palabra de la cuestión, así es que durante su mandato, en el siglo XIV, dentro de sus Constituciones, el año 1.324, en el punto XXIV sentenció contundentemente y de forma textual: “Excomulgados son por el mismo hecho los que mandan tomar o dar y los que toman hierro caliente o encendido, o se meten en el fuego o en agua hirviendo, o meten en ellas las manos o los pies, o hacen otros experimentos o pruebas parecidas, cualesquiera que ellas sean, para salvarse o disculparse de aquellos crímenes de que son acusados. Y los que mandan hacer estas cosas y tales pruebas de inocencia son excomulgados por el mismo hecho y como tales deben ser publicados muchas veces”. ¡Toma castaña! Así se enteraría de lo que valía un peine aquella chusma. A ver quien era el guapo, en aquellos tiempos, de arriesgarse a ser excomulgado, o sea, apartado de la iglesia, o sea, lanzado a la perdición eterna en manos del tridente, cuernos y rabo. Yo, desde luego, no...

Vista parcial de San Pedro, con el castillo al fondo

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En fin, que más expeditivo no podía ser su Ilustrísima. No sabemos si le hicieron mucho, poco o ningún caso porque al año siguiente palmó, vamos que se murió. La cosa fue que los juicios en cuestión se hacían a plena luz del día, con toda la pompa, al boato y la ceremonia de los grandes acontecimientos y con la asistencia del público, vulgo masa chusmosa., que con más que suficiente antelación cogía sitio, “bocata en ristre”, y ¡hala! a contemplar, con disimulado regocijo, horror de hipócritas y morbo farisaico lo que sin duda era todo un espectáculo, lo mismo que lo fueron los autos de fe del tribunal del muy Santo Oficio de la Inquisición, (tribunal que, por cierto, también se asentó en nuestra diócesis, primero en Calahorra y luego en Logroño) o las ejecuciones públicas, ya últimamente a garrote vil, que por aquel entonces decían que era de lo más refinado, o fuera ya de España, la guillotina revolucionaria francesa o el hacha inglesa para los desgraciados de la Torre.

Era normal, entonces no había televisión y el pópulo ávido de emociones fuertes con las que llenar las miserias de sus vidas, sus impotencias y múltiples frustraciones y sentirse reconfortados viendo las desgracias ajenas, necesitaban estas cosas. Hoy no hace falta colgar a nadie porque, aparte de que estaría mal visto y se demostraría haber tenido mala crianza, somos más civilizados (no todos). Además, para entretener al personal ya tenemos la televisión, y aunque generalmente todo el chismorreo sea de ínfimo nivel, ¡que más da! Cuanto peor, ¡mejor!. Incluso podemos elevarnos con otras cosas, como, por ejemplo, el socorrido fútbol. ¿No se culturizaron antes con los toros, y antes con el pan y circo y antes... ¡Pues eso! La cuestión es que la tropa esté entretenida y feliz. En fin, ¡qué le vamos a hacer!, las formas cambian

aunque parece que el fondo no. Celebremos, pues, que San Pedro Manrique haya conservado la tradición, en la variante que lo hace, venga de cuando venga y tenga el origen que tenga, ¡que importa!, cuando en tantos y tantos pueblos se han perdido las tradiciones en el decurso de los últimos y relativamente recientes tiempos en aras de una pretendida modernidad progresista, pija, de diseño y gili. Tan solo han llegado a nuestros días las clásicas hogueras donde ya apenas si se salta, no sea que alguna chispa nos haga un puntito en la ropa, pero esas hogueras sanjuaneras, playeras o no, al lado de lo nuestro, son simple y llanamente una chorrada con ventanas a la calle, ¿no les parece? Que San Pedro Manrique siga manteniendo por los tiempos de los tiempos su tradición secular sin sucumbir nunca al modernismo y que Sarnago mantenga igualmente sus recuperadas y ancestrales Móndidas.

Desde Calahorra Félix Manuel Martínez San Celedonio

Móndidas de San Pedro Manrique, año 2011

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En fin, que más expeditivo no podía ser su Ilustrísima. No sabemos si le hicieron mucho, poco o ningún caso porque al año siguiente palmó, vamos que se murió. La cosa fue que los juicios en cuestión se hacían a plena luz del día, con toda la pompa, al boato y la ceremonia de los grandes acontecimientos y con la asistencia del público, vulgo masa chusmosa., que con más que suficiente antelación cogía sitio, “bocata en ristre”, y ¡hala! a contemplar, con disimulado regocijo, horror de hipócritas y morbo farisaico lo que sin duda era todo un espectáculo, lo mismo que lo fueron los autos de fe del tribunal del muy Santo Oficio de la Inquisición, (tribunal que, por cierto, también se asentó en nuestra diócesis, primero en Calahorra y luego en Logroño) o las ejecuciones públicas, ya últimamente a garrote vil, que por aquel entonces decían que era de lo más refinado, o fuera ya de España, la guillotina revolucionaria francesa o el hacha inglesa para los desgraciados de la Torre.

Era normal, entonces no había televisión y el pópulo ávido de emociones fuertes con las que llenar las miserias de sus vidas, sus impotencias y múltiples frustraciones y sentirse reconfortados viendo las desgracias ajenas, necesitaban estas cosas. Hoy no hace falta colgar a nadie porque, aparte de que estaría mal visto y se demostraría haber tenido mala crianza, somos más civilizados (no todos). Además, para entretener al personal ya tenemos la televisión, y aunque generalmente todo el chismorreo sea de ínfimo nivel, ¡que más da! Cuanto peor, ¡mejor!. Incluso podemos elevarnos con otras cosas, como, por ejemplo, el socorrido fútbol. ¿No se culturizaron antes con los toros, y antes con el pan y circo y antes... ¡Pues eso! La cuestión es que la tropa esté entretenida y feliz. En fin, ¡qué le vamos a hacer!, las formas cambian

aunque parece que el fondo no. Celebremos, pues, que San Pedro Manrique haya conservado la tradición, en la variante que lo hace, venga de cuando venga y tenga el origen que tenga, ¡que importa!, cuando en tantos y tantos pueblos se han perdido las tradiciones en el decurso de los últimos y relativamente recientes tiempos en aras de una pretendida modernidad progresista, pija, de diseño y gili. Tan solo han llegado a nuestros días las clásicas hogueras donde ya apenas si se salta, no sea que alguna chispa nos haga un puntito en la ropa, pero esas hogueras sanjuaneras, playeras o no, al lado de lo nuestro, son simple y llanamente una chorrada con ventanas a la calle, ¿no les parece? Que San Pedro Manrique siga manteniendo por los tiempos de los tiempos su tradición secular sin sucumbir nunca al modernismo y que Sarnago mantenga igualmente sus recuperadas y ancestrales Móndidas.

Desde Calahorra Félix Manuel Martínez San Celedonio

Móndidas de San Pedro Manrique, año 2011

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LA SALUD DE NUESTROS EDIFICIOSHemos construido un edificio, pero no uno cualquiera, es nuestra casa, nuestro hogar. O quizá lo hemos comprado o alquilado, con tanto esfuerzo......

Vivimos en él, lo disfrutamos, lo sufrimos. Pero rara vez nos acordamos de lo que necesita, de su salud. Es, en realidad, como un hijo, como alguien de la familia, pero ¿nos preocupamos de él, de su bienestar,....., del nuestro? Los edificios son, en cierto modo, como las personas, sienten y se resienten con el frío, con el calor, son azotados por el viento y la lluvia, temen al rayo...... Necesitan para mantenerse bien del cariño de sus dueños, a los que acogerán sin pedir casi nada a cambio, solo un poco de atención. Cuando escribo esto acaba de suceder en nuestra provincia una tragedia que casi ha pasado inadvertida: ha caído un lienzo del castillo de tapial de Serón de Nágima (edificio con tipología muy singular y escasa en nuestras latitudes) por la desidia de todos,

especialmente de sus propietarios, y de las administraciones "competentes", sean quienes sean,.... Se han olvidado completamente de él. Ahora bien, ¿cómo podemos saber lo que necesita nuestro edificio para mantenerse en buen estado y prolongar su vida útil? Un reconocimiento de sus zonas más sensibles: cubierta, fachadas, estructura e instalaciones nos delatará la posible existencia de patologías que, normalmente, revelan lesiones o daños que son fácilmente subsanables al principio pero que, si permanecen sin tratarse, pueden agravarse y derivar en costosas y molestas reparaciones. Todo el mundo sabe que una teja rota, tras largos años sin ser sustituida, puede arruinar toda una cubierta (tejado). Y, si tenemos que hacer obra, no estaría de más estudiar la posibilidad de poner el edificio al día, mejorando, por ejemplo, su aislamiento, colocando bombillas y grifería de bajo consumo, renovando acristalamientos, etc., obras para las que existen ayudas de las administraciones que podemos aprovechar. Con estas obras reduciremos sensiblemente las facturas de energía que pagamos y aumentará nuestro confort. Pongamos, pues, manos a la obra y mantengamos nuestro patrimonio edificado en buen estado para que llegue en buenas condiciones a las generaciones futuras. Nuestros descendientes y nuestra propia economía nos lo agradecerán.

Soria, Abril de 2011, Francisco Javier Muñoz Monge. Arquitecto. www.fjaviermunoz.com © Texto y Fotografías: Francisco Javier Muñoz Monge.

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EL MUSEO ETNOGRÁFICO DE SARNAGO. UNA PEQUEÑA LECTURAEduardo Alfaro Peña Durante el verano y otoño de 2009 dos de las personas que trabajamos dentro del proyecto Idoubeda Oros i nos

propusimos hacer un inventario del Museo Etnográfico de Sarnago. Un día de agosto de ese año acudí allí no a inventariar piezas, sino a acompañar a Toño, mi alcalde… se presentaba el nº 2 de la revista Sarnago y también el libro de Abel Hernández, Historias de la Alcarama. Esa tarde tuvo una especial significación personal, un grato encuentro más que inesperado. Además de toda la intelectualidad vinculada a la comarca estaban presentes, discretos entre la multitud (sí, multitud en Sarnago), dos componentes de un grupo clave en la música independiente nacional de la última década, MIGALA. Creo que no me perdí un ripio de las presentaciones y palabras de las autoridades y

eruditos de la tribuna: David, Josemari, Abel, Antonio, Isabel, Toño, César, Mercedes… pero, que

me perdonen sobre todo Josemari y Abel, las palabras que todavía tengo en la cabeza son las que crucé con los hermanos Hernández, alma de MIGALA. Esa tarde me propuse escribir sobre ellos en esta revista, dos hijos de Sarnago, claves de la ‘modernidad’ musical madrileña y nacional de la última década… MIGALA, discretos en Sarnago… grandes en la música independiente española. Hijos de Abel Hernández, Rodrigo y Abel acompañaban a su padre en el evento veraniego anual que con tanto acierto y éxito nos preparan cada año en Sarnago. Migala cerró su trayectoria musical hace unos años, Abel Hernández (hijo) sigue su carrera musical con un seudónimo, EL HIJO (en Sarnago sabemos el porqué ¿no?), su álbum de 2010 ha sido elegido entre los mejores del año por la revista RockdeLux. Felicidades Abel. Quitada la espinita de reivindicar a Migala, grupo clave de la música indie nacional con raíces en Sarnago, vuelvo a mi cocina, a mis pucheros, en concreto al Museo Etnográfico y el inventario. No fue un inventario exhaustivo, no era el objetivo, sí recoger una muestra significativa incidiendo en lo que, entendíamos, podía tener valor como documento de las tradiciones y sentimientos por el pasado inmediato del pueblo. Más allá de la excepcionalidad de alguna pieza, que la hay, es un Museo en el que lo primero que se aprecia es sentimiento, el cariño de los hijos del pueblo que han depositado allí unos pedacitos de sus recuerdos, cosas de sus padres, de sus abuelos… cosas que de niños ya estaban por casa, con ellas crecieron y se hicieron mayores… y las usaron ellos, como sus padres y sus abuelos... No es de extrañar que el número 1 de la revista tuviese como portada el Museo, una foto del dormitorio con las cortinas blancas de ganchillo, como de ganchillo eran los flecos de la sábanas y el almohadón sobre la cama de hierro… con el orinal al pie, y las albarcas… Se localiza el Museo en la primera planta del edificio, la que dicen fue casa del maestro. Se estructura en cuatro ambientes, la cocina-despensa, el dormitorio-alcoba, una habitación que recoge útiles relacionados con las cuadras y el ganado, y la última que concentra aperos y utensilios del laboreo agrícola. La pequeña cocina trasmite el calor de la intimidad familiar reunida las noches de invierno alrededor del fuego. Tiene el hogar levantado con la lumbre a ras del suelo… y el repunte de la chimenea alto, serrano, con sendos bancos de madera en los extremos. Colgado entorno, el material de hierro: el colgador de llar, sartenes, parrillas, una badileta para remover el brasero y juntar las brasas… En la pared contraria la alacena de madera con sus tazas y tacitas de loza, vasos… Alrededor, las cerámicas domésticas: cántaros, jarras, ollitas… Los saleros, uno en cuerna de vaca que puede ser también yara, otro en madera con cajita preparada para ser colgado. También para ser colgada es la caja de madera que sostiene un mortero (fijaos en sus adornos, muy pastoriles, a punta de navaja)… cuencos, una cantarela (cántaro metálico de ½ litro)… Para la matanza el colgador de embutidos, el cuenco para picar la carne de los chorizos y el cucharón de cocer morcillas con sus agujeritos para el desagüe… Para el pan una rasera y un sello de marcar con iniciales MJ (Marcos Juano nos dijeron). Y para llevar el almuerzo al campo la fiambrera, una de corcho, otra de corteza de alcornoque con remaches de bronce. Junto a la pared no falta la cantarera y el tradicional terrizo, gran recipiente cerámico utilizado para blanquear la colada con ceniza. .

Rodrigo (Migala), Eduardo (Idoubeda) y Abel (Migala) a las puestas del Museo

Museo Etnográfico de Sarnago, exterior

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Desde Santa Cruz

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Dejamos el olor a lumbre y puchero, y entramos en el dormitorio, como no podía ser de otra forma con su alcoba. La cama de hierro, las sábanas blancas, con el ganchillo de las vueltas a juego con el almohadón… El trípode en madera para el aseo, con palangana, jarra de agua limpia y el cubo de la sucia. Una cuna con restos de pintura azul Prusia y una trona de madera, banquito con protecciones para que no se caiga el bebé. Femeninos son muchos detalles: la ‘moderna’ sigma de coser y el no tan moderno huevo de zurcir, la palmeta de alabardero; para tejer un bastón, aspas y un uso del telar con fusayola de madera. Por allí ‘ruedan’ también la llave para levantar las tumbas del interior de la iglesia, un cargador de cartuchos y, en un rincón de la alcoba, un seco pellejo de vino, en cuero seguramente de ovino. Dejamos para el final el cestaño, que es lo primero que encontramos al entrar en el dormitorio. Este tocado del traje tradicional de móndida tiene forma troncocónica con cintas de colores coronadas por flores. El símbolo de los valores de la mujer de Sarnago.

Bajamos en sentido figurado a las cuadras, o lo que es lo mismo, cambiamos de habitación en el Museo. Relacionado con el ganado ovino están las marcas sobre piel (BP, bc, aspa…) y marcas más pequeñas para cuernos y hocico (B). De las labores de esquileo tenemos una tijeras de esquilar con sus retazos de cuero para proteger los dedos, para proteger son también los manguitos, polainas y un zagón… Por las cuadras solían andar también los elementos del horno de pan, frecuente en muchas casas: la sobadera para amasar y conformar las tortas de pan; la pandera,

lámina de madera curvada con base de piel, posiblemente de vaca, para fermentar y llevar la masa al horno; la pala para sacar y meter las hogazas en el horno; y, por fin, el hurgunero para sostener la ‘braga’ o conjunto de telas que se mojaban y servían para limpiar de cenizas la base del horno de pan. También rodaban por las cuadras y se ven en el Museo una pala de rastrear, un rastrillo de madera, un peine para el mulo, entrañable e infatigable habitante de la planta baja hoy prácticamente desaparecido de nuestra Sierra. La lista de elementos es interminable: barrenas, pujabantes, brínculas, barzones, ganchos, lesnas, un molde de colmena, una gamella, una rueca para hilar… y, lo que creemos es la pieza etnográfica estrella del Museo Etnográfico de Sarnago, un cardador de cáñamo y lino con tres filas de púas de hierro sobre una tablilla tallada en la que figura su año de elaboración: A(ño) 1777.

Acaba el recorrido en la estancia llamémosle ‘agrícola’. El proceso de labra, siembra, siega, trilla y granero esta representado. Podemos ver el arado completo con esteva, pezuño, matabuey, dental, reja, camba, villortas, timón y barzón. Las hoces y las zoquetas de la siega. Artolas y algún garrotillo para el viaje hasta las eras. Y aquí un trillo con sus afilados pedernales, el tarroyo para proteger el cuello del animal, palas de era, horcas… Y en el granero las medidas: cajones de madera, cuartillas (¼ de gamella) y media fanega. Un corto pero entrañable recorrido por los enseres que rodearon la vida de nuestros abuelos… el trabajo en el campo, con los animales… en el lavadero o en casa con los pucheros de la cocina, con el ganchillo en los ratos libres, y por la noche meciendo la cuna desde la cama… o tomando un cuartillo de vino junto al fuego y los amigos en trasnocho de invierno… o echando una brisca a perra gorda con los pies en el brasero.

1 Idoubeda oros es un proyecto de investigación y divulgación del patrimonio serrano centrado en Tierras Altas. La rama etnográfica está dirigida por Enrique Borobio Crespo y quien suscribe. El inventario del museo de Sarnago fue posible gracias a una ayuda a la investigación de la Mancomunidad de Tierras Altas que disfrutó Cristina Aldavero Peña. Idoubeda oros está avalado por la Fundación RdR-NS de San Pedro Manrique y cuenta con la ayuda de la Junta de Castilla y León, la Diputación de Soria, El Ayuntamiento de San Pedro Manrique, la Mancomunidad de Tierras Altas, Caja Rural de Soria, CETASA y el Plan de Dinamización del Producto Turístico de Tierras Altas. Mi agradecimiento a la gente de Sarnago por su colaboración en la elaboración del inventario del Museo, muy especial para Boni por todo el tiempo que perdió conmigo

Cuerna con iniciales grabadas: ER

Cardador de cáñamo y lino

Reproducción de aperos en miniatura, realizados por José Carrascosa

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DIEZMOS Y PRIMICIAS EN SARNAGO EN 1752 Por Miguel Ángel San Miguel Valduérteles

El pueblo de Sarnago a mediados del siglo XVIII, era una de las aldeas que formaba parte de la comunidad de villa y tierra de San Pedro Manrique, que era un señorío jurisdiccional del duque de Arcos. Hace más de 250 años esta aldea tenía 50 vecinos y su población total debía rondar los 225 habitantes. La actividad dominante era la ganadería, en la que predominaba el ganado merino trashumante que alcanzaba las 3000 cabezas. Su parroquia, la de San Bartolomé de Sarnago era una de las anejas de la Iglesia de San Miguel de San Pedro Manrique. Estaba atendida por un cura párroco beneficiado de esta iglesia sampedrana, de la que dependía la parroquia de Sarnago. Y su cura titular era D. Bernardo Sánchez Espuelas. Como era preceptivo, los vecinos tenían que pagar a la iglesia tres tipos de impuestos: las primicias, los diezmos y los diezmos menores. Las primicias y los diezmos mayores eran en especies mientras, que los diezmos menores eran en reales de vellón.

La mayor parte de estos impuestos eclesiásticos lo formaban los diezmos que suponían el 10 % de la producción de cereales y de la cría de los ganados lanar churro y caprino, excepto en el caso del merino que era el 21% de los corderos y que además tenían un precio mucho más elevado en el mercado. Todo ello se recogían en la cilla de San Pedro y su contabilidad y distribución corría a cargo de los párrocos de las respectivas iglesias matrices que ejercían como agentes fiscales y se encargaban de su posterior distribución. Los productos recogidos, según los precios que figuran en el Catastro de Ensenada, sumaban 3.382 r.v. La distribución de los diezmos mayores se realizaba de la siguiente manera: 1/3 por un valor de 1.117 r.v. se reservaba al obispado de

Calahorra, los 2/9, denominadas tercias reales, por 751 r.v., eran para la Corona, y los 1514 restantes para las cuatro parroquias sampedranas que lo distribuía entre sus curas beneficiados, entre ellos el cura de Sarnago. Las primicias conformaban una cantidad más reducida, que a precios de mercado alcanzaban los 60 r.v. y se la distribuían una mitad para la iglesia de San Miguel y la otra para la de San Bartolomé de Sarnago. Los diezmos menores eran privativos del cura beneficiado de San Bartolomé, que en este caso concreto lo percibía en dinero alcanzando la suma de 30 r.v. El resultado de todo esto es que los vecinos de Sarnago pagaban a la iglesia, en especies, por un total de 3472 r.v.

Aspecto actual de la cilla de las parroquias de San Pedro

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DIEZMOS EN ESPEDIES, EN MEDIDAS DE CAPACIDAD Y SU PRECIO EN EL MERCADO

Cantidad de diezmos para el obispado 1.117 Cantidad para las tercias reales 751

Cantidad para las parroquias de S. Pedro 1514

PRIMICIAS EN MEDIDAS DE CAPACIDAD Y PRECIO DE MERCADO

Tipo Cantidad Valor económico en r.v. Trigo 5 fanegas y 8 celemines A 12 r.v. la fanega 60

Iglesia de San Bartolomé 2 y 1/2 “ y 4 celemines 30 r.v. Iglesia de San Miguel 2 y 1/2 “ y 4 celemines 30 r.v.

La cantidad que recaudaba la iglesia de la producción agraria de Sarnago, tal como se aprecia en las tablas, era muy considerable; en total entre diezmos, primicias y diezmos menores sumaban un total de: 3472 r.v, de la que si restamos los 751 de las tercias reales la cantidad total era de un valor de: 2721 R.V. Es importante señalar lo mucho que pagaban los vecinos de Sarnago pues si partimos esta por los 50 vecinos del pueblo nos daría cantidad de 69,44 r.v. y si lo distribuimos por toda la población de Sarnago, que estaba en torno a los 225 habitantes suponía 15,45. Además percibían del pueblo otras cantidades como 140 r.v. por las letanías y los 75 R.V. por el sermón el día de San Bartolomé. Si sumamos las cifras indicadas a las de origen litúrgico, la cantidad percibida por la iglesia era de unos 3687 r.v. A ello habría que añadir otros ingresos imposibles de cuantificar como las limosnas y las ceremonias religiosas como bodas, bautizos, entierros y aniversarios La ausencia de más datos del catastro de Ensenada, referidos a Sarnago, no nos permiten conocer las propiedades eclesiásticas como las fincas rústicas y otras de usufructo como las capellanías. Todos ellos son datos que nos informan sobre un aspecto de la historia de Sarnago en 1752 cuando reinaba en España Fernando VI, y coincidiendo con el máximo auge de la Mesta.

Catastro de Ensenada.-Sarnago. Catastro de Ensenada. San Pedro Manrique. R.V.: Reales de vellón Cilla: edificio donde la iglesia recogía y almacenaba los diezmos y primicias.

Tipo Cantidad Valor económico en R.V. Trigo puro 5 fanegas y 4 celemines A 15 r.v. 75

Trigo común 190 fanegas “ 12 “ 2.280 Cebada 39 fanegas “ 8 “ 312 Avena 10 fanegas y 4 celemines “ 6 “ 60

Corderos merinos 43 “ 13 “ 559 Corderos churros 8 “ 6 “ 48

Cabritos 4 “ 6 “ 48 Precio en reales de vellón 3.382 r.v.

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SARNAGO, UN PUEBLO, NUESTRO PUEBLO

Propuesta para hacer un libro, “SARNAGO, UN PUEBLO, NUESTRO PUEBLO”, en el que se hablara de todo y de todos, sería un libro que nos hable con razón al corazón. Un libro que no represente ningún lucro económico para nadie, pero si que, este libro, se convirtiera en un escrito colectivo de muchos y para todos, que cuente con una significativa reflexión sobre su pasado, presente y futuro pero fundamentalmente de la calidad humana de sus gentes. Este libro serviría para conocernos un poco más, recordar cuanto hicieron muchos y que ya no están con nosotros. Que sus nombres, que sean escritos con mucho respeto, no sean olvidados y nos recuerden su paso por nuestras calles, caminos y tierras de nuestro Sarnago. Que fuese escrito con mucho amor, deleite y respeto para todos y en especial para nuestros antepasados. Un libro que, fuese obra de todos los vinculados a Sarnago y que cada uno escribiese, muy especialmente, sobre los suyos, su capacidad de sacrificio, su entrega, su admiración, su lucha y sacrificio por sacar adelante, en nuestro pueblo y en los lugares donde se asentaron tras dejar Sarnago, a su familia y los logros – en trabajos, estudios…- de sus descendientes. Que Sarnago tenga su libro, con algo de su historia pero fundamentalmente de sus gentes, no depende de esta idea sino de ilusionar a muchos para que aporten su granito de arena y por ello necesitamos la colaboración de todos, los mayores que cuenten a sus hijos o nietos sus vivencias en el pueblo y en su familia, los hijos y nietos para que escriban lo que le transmitieron o transmiten, oralmente, sus antepasados y las que ellos han vivido. La tristeza de pueblos abandonados es terrible pero es mucho más terrible que no dejemos constancia escrita de nuestras raíces y estas las podemos encontrar en los mayores, nuestra mayor riqueza son las personas con edades superiores a 60 años, por poner un límite. Es preciso que, antes de que sea tarde, cada uno de nosotros nos acerquemos a ellos, les dejemos hablar, les escuchemos, grabemos su voz y sus canciones, sus poesías y sus recuerdos, sus canciones y andanzas, sus consejos y saberes, y los recojamos en unos folios, que unidos a los de los otros nos darán lo que puede ser un bonito homenaje a nuestros mayores. Que Sarnago deje constancia de sus raíces depende de la generación actual que conocemos, o podemos conocer, lo que hicieron nuestros padres, abuelos, hermanos... Si lo recogemos por escrito se lo podremos transmitir a nuestros descendientes y estos a la vez a los suyos, en una palabra conseguiríamos que, Sarnago, estuviera vivo en el corazón de todos. Para conseguir, lo anterior, sería necesario que cada uno hiciese la historia de sus antepasados y descendiente y como no, la suya y la de los amigos. Si alguien no puede, escribir su historia y la de su familia, que se la cuente, de palabra, a otro que la pueda recoger y escribir por él, de forma sencilla pero con humanidad. No buscamos grandes escritores sino, personas normales, que escriban sencilla y llanamente. Todos y cada uno tenemos muchas cosas que contar, unamos nuestros esfuerzos para dejar constancia de las personas que nacieron o descienden de otros que vivieron en Sarnago. Con lo anterior tendríamos un libro eminentemente humano y con el que recordaríamos a todos nuestros seres queridos. Hasta aquí la propuesta que, un hijo de Sarnago, hace a la Asociación de Amigos de Sarnago para que la materialice, si lo consideran adecuado. Lo fácil es hacer la propuesta, lo difícil es el camino que queda a la Asociación de Amigos de Sarnago, si lo aprueban, para que puedan convencer a todos, sean o no de la Asociación, para que escriban unas líneas, uno o varios folios… que entregaran al Presidente de la Asociación o, preferentemente, lo enviaran a [email protected] y luego, si hay material suficiente, publiquen el libro y si esto no fuese posible publiquen, lo recibido, en la revista. GRACIAS POR VUESTRA COLABORACION Valentín Carrascosa López

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Agua en Sarnago, un proyecto dilatado en el tiempo Breve historia de un proyecto inacabado.

1ª Fase - Prospección del pozo (Año 2003) Uno de los grandes quebraderos de cabeza para todos los vecinos de Sarnago, desde siempre, ha sido la escasez de agua, principalmente en los meses de verano. Es por ello que han sido numerosas las acciones realizadas para conseguir solucionar este tema para siempre. Desde la fundación de la Asociación, hace más de 30 años, este ha sido el objetivo principal de todos los que han formado parte de las numerosas Juntas Directivas así como para el resto de los asociados. A lo largo de estos años son varios los trabajos y la aportación económica de los vecinos para cambiar tramos de la tubería antigua, subsanar fugas, arreglo de fuentes menores y en el año 1991 sustitución de todo el trazado de la tubería de la fuente vieja (1300 m), arreglo de la fuente pública y de los lavaderos. Pasados los años, debido a la gran sequía que padecía la zona y al aumento de consumo, estos remedios ya no servían y había que buscar una solución definitiva. Fueron innumerables las reuniones sobre este tema. Una vez llegados a un acuerdo de mínimos, se procedió a recaudar dinero para poder comenzar. Se escotó a 500 Euros por casa, entre las que en esos momentos eran habitables. Con la ayuda de un zahorí, se eligió el lugar más adecuado para hacer la prospección. Como dicho lugar se encuentra situado en termino propiedad de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta, se pidieron los oportunos permisos. Para poder legalizar toda la obra, se buscó un Ingeniero de Minas que fue el encargado de confeccionar el proyecto y visarlo en el correspondiente colegio. Una vez con todos los papeles en regla se procedió a realizar la obra propiamente dicha. Se alquiló una retroexcavadora para crear un acceso y poder llegar con todo el material y maquinaria hasta la zona elegida. A finales de julio del 2003 se procedió a realizar el pozo. Para realizar la prospección se contrató a una empresa especializada en este tipo de trabajos. Quiero recordar que para esta fase del proyecto no recibimos ningún tipo de ayuda económica. 2ºFase- Elevación hasta el deposito (Año 2008) Con la ayuda económica necesaria por parte de Diputación y del Ayuntamiento de San pedro, por fin se consiguió sacar agua del pozo y elevarla hasta el depósito existente en la parte superior del pueblo. Se construyo una caseta donde albergar la bomba sumergida y el cuadro de maniobra y protecciones, una zanja de 180m de largo, se ha enterrado un tubo para el agua y el correspondiente cableado eléctrico (sondas y alimentación de la bomba de elevación). 3ª Fase- El agua corre por el pueblo (Año 2010)

Han sido muchos años los que hemos intentado llevar el agua corriente a las viviendas de Sarnago. Por fin el verano pasado pudimos cumplir con este sueño. Gracias a la aportación económica, en exclusiva, de todos los vecinos del pueblo (27 tomas), se compraron los materiales necesarios, se alquiló un par de retroexcavadoras y con la ayuda de varios vecinos, LO HEMOS CONSEGUIDO. Dentro de esta misma fase hemos dotado al edificio del museo de agua corriente fría y caliente. MUCHAS GRACIAS a los que esos días, estuvieron trabajando desinteresadamente para llevar este barco que iba a la deriva a buen puerto. Hasta la fecha, seguimos sin recibir ningún tipo de ayuda por parte de las administraciones competentes. 4ª Fase- Capítulo por redactar.......

Más información en www.sarnago.com

José Mari Carrascosa

Trabajos en Julio de 2010. Foto Toñi Jiménez

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LISTAS EN TIERRAS ALTAS

El presente artículo quiere ser una reflexión hecha en voz alta y a título personal, con la finalidad de contribuir a un sano debate sobre el tema de la democracia, elecciones municipales, retos de futuro que tiene nuestra zona de Tierras Altas. Recoge el contenido de dos artículos publicados por Heraldo de Soria los días 2 y 16 de mayo, en vísperas de elecciones municipales y autonómicas.

La democracia debe ser un proceso permanente de búsqueda colectiva de las mejores formas de gobierno basadas en la libertad, la igualdad, la justicia, el pluralismo político y la soberanía popular. Las convocatorias electorales municipales son siempre importantes y decisivas. En teoría es donde debería haber una mayor proximidad entre representantes y ciudadanos y unas mayores posibilidades de participación. ¿Acaso las elecciones municipales no son elecciones locales, es decir, del lugar concreto y cercano donde vivimos y trabajamos? Ahora bien, participar no consiste sólo en depositar un voto en las urnas, nos exige mucho más. Tenemos la obligación de informarnos realmente sobre la composición y programas de las candidaturas. Y hay que insistir en que los problemas que se plantean en estas elecciones son problemas de política muy cercana a nuestras realidades cotidianas y que no pueden quedar subordinados a intereses partidistas para la conquista del poder. Los políticos están llamados a servir a la comunidad que los elige, no pueden ser simples marionetas del aparato de los partidos a los que también representan. Y por encima de los programas y los partidos están las personas concretas que piden nuestro voto y cuyo talante ético debemos tener en cuenta. No podemos, por afán partidista o de otro tipo, dar nuestro voto a una lista de personas desconocidas o que no merecerían el respeto de la ciudadanía. El hecho, en nuestro país, de las listas cerradas de los partidos no siempre facilita esta consideración

ética y, sin embargo, debería ser ésta prioritaria en aras del bien común y de la dignificación de la

vida política y de la misma democracia. ¿Para cuándo unas listas abiertas? El debate lleva abierto hace tiempo. Seguro que nos haría avanzar en nuestra todavía joven democracia y dar un salto cualitativo para fortalecerla. Sobre la mesa hay muchas variables en el sistema. Lo importante es que ayuden a acercar la política municipal a la ciudadanía y a mejorar los mecanismos de participación de los ciudadanos. Si se pudiera votar a las personas y no a los partidos, se podría aprovechar más la ventaja de escoger a aquellas personas que son conocidas por todos los vecinos del pueblo al margen de su afiliación política y que pueden llevar a cabo una gran labor. Pero no es suficiente con proponer listas abiertas para la elección de candidato, podemos ir más lejos exigiendo presupuestos participativos, espacios de codecisión, participación en la gestión diaria del municipio, etc. Igual esto significa hoy día pedir peras al olmo. Pero, en resumidas cuentas, se trata de pasar del rol de mero espectador al de actor protagonista que configure una sociedad abierta y participativa en la que todos tengamos más oportunidades de participación y más responsabilidades. En las últimas elecciones municipales, en San Pedro Manrique, en un principio, el Partido Popular sorprendentemente presentó una lista con candidatos foráneos pues no se pudo lograr conformar en su momento una lista con vecinos del pueblo. La lista del PSOE también contenía varios candidatos foráneos, bautizados en la jerga política electoral como “paracaidistas”. Observo que suele ser práctica habitual de los partidos mayoritarios para asegurar su presencia en más pueblos. Será legal la artimaña para salir sonrientes en la foto de partido, pero, me parece a mí, que es hipócrita y antidemocrática. Como dice el padre de un amigo mío: “más sabe el tonto (con perdón) en su casa que el listo en la

San Pedro. Caballada en la mañana de San Juan 2011

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ajena”. La pregunta obligada que nos hemos hecho muchos vecinos es por qué en S. Pedro Manrique nadie quiso, de entrada, comprometerse en la lista del PP, y qué consecuencias tendría para el futuro del gobierno municipal. Da la impresión de que en las campañas electorales los pequeños pueblos no existen para los dos grandes partidos nacionales, y de que no tienen ideas ni proyecto para esta tierra. Nuestros votos valen bien poco. La primera responsabilidad del gobierno municipal es ayudar a hacer posible una convivencia respetuosa entre todos los vecinos. Y el pueblo siempre espera que sus gobernantes sean ejemplares para todos, de honradez probada, responsables y con vocación de servicio, que cumplan las leyes y las hagan cumplir para salvaguardar los derechos sociales, que respeten las instituciones y el espíritu democrático. Se espera de ellos que amen esta tierra y a sus gentes. Para ello necesitan conocer su realidad y sus necesidades. Si no conocen la tierra y a sus gentes, que nos expliquen qué programa electoral pueden elaborar para la villa y sus pedanías (que también existen) y cómo y con quién lo van a elaborar. ¿Responderá a las necesidades reales y sentidas por la población? Una lección que se desprende de toda esta situación es que la democracia, si quiere ser efectiva, no consiste solamente en depositar un voto en cada una de las citas electorales, votar y callar, debe fomentar la participación de la población en todos los asuntos de interés y bien común, lo cual exige una política permanente de información transparente hacia la población, asignaturas pendientes en esta democracia. Los personalismos, la corrupción, el clientelismo partidista, la ineptitud de los gobernantes al final provocan desconfianza o conformismo en la población que espera muchas veces que sus problemas los resuelvan desde arriba. Responsabilidad de las autoridades es educar en valores cívicos y democráticos, informar y facilitar la creación de un tejido social que aglutine a la población, y cree conciencia y compromiso político, respetando siempre la legítima pluralidad. Las listas electorales deberían elaborarse con tiempo suficiente, después de una sana reflexión, debate, evaluación y balance de la legislatura. Y siempre pensando en aquellas personas que pueden llevar adelante un proyecto serio para el municipio y la comarca. No se puede cocinar una lista electoral de prisa y corriendo como si fuera una hamburguesa, al final se digiere mal porque es comida basura. Cada cual, me imagino, que pudo votar en conciencia el día 22 de mayo si le quedaron ganas de ir a votar. Los resultados de las urnas y los acontecimientos ocurridos después hasta la fecha los conocemos todos: renuncia en bloque de la lista votada y elegida y su sustitución por otros candidatos del pueblo, con el visto bueno del partido. Fue significativa la abstención (33,6%); el voto nulo (39) y el voto en blanco (17) que sumados ambos arrojaban un 21% de los votos y que han podido ser expresión del descontento o protesta de algún sector de la población hacia la composición de ambas listas (PP y PSOE). Los días previos a la toma de posesión de los nuevos ediles, propuestos por el partido popular, resultaron ser todo un culebrón de noticias en la prensa provincial, comentarios y especulaciones, ataques personales en las redes sociales amparándose en el anonimato. Es muy fácil pero cobarde, como sabemos, arrojar la piedra y esconder la mano. Han corrido ríos de tinta hasta hoy día. Esperemos que esta historia que comenzó siendo una chapuza electoral tenga un final feliz para bien del municipio y sus habitantes que tenemos que convivir cada día, y que no se cobre muchas víctimas. Pero todo esto deja fatalmente su huella. Las primeras víctimas somos los propios vecinos del municipio, que hemos seguido este teatro con estupor e incertidumbre. Nos merecemos una clara explicación de lo que ha ocurrido desde el primer día. Todo este tejemaneje, tarde o temprano, tiene que influir en la autoestima de un pueblo, como reza el dicho popular: “tenemos los políticos que nos merecemos”, porque en política las responsabilidades no son solo individuales, en alguna medida todos somos responsables. Otra víctima es la credibilidad y legitimidad de nuestros políticos. Muchos de los vecinos seguimos “indignados” con cierta clase política que ha mostrado su ineficacia chapucera para resolver el problema por ellos mismos provocado. Todo ello está reclamando como gritaba el movimiento del “15 M”, por esas fechas, una auténtica “regeneración” de la política partidista pervertida, donde abunda la corrupción a muchos niveles. En política, como en la vida, no todo está permitido aunque lo avale una ley. Hay que estar muy ciegos para no quererlo ver o entender. Esta tierra tiene muchas asignaturas pendientes. La más urgente es promover y asegurar un plan real y efectivo que haga frente a la despoblación y envejecimiento de la población de la zona y que pasa por asegurar vivienda y puestos de trabajo. Es justo reconocer que estos dos objetivos se han tenido en cuenta en los últimos años especialmente en algunas localidades de la zona. Otra tarea importante, a mi entender, sería fortalecer la Mancomunidad de Tierras Altas de cara a promover un auténtico modelo de “desarrollo comarcal” en la zona, que sea respetuoso con el medio ambiente, que rescate el patrimonio cultural de la zona que ha sufrido una auténtica sangría en las últimos cincuenta años sin proyecto alternativo, en el que tomen parte todos los agentes sociales que puedan dinamizar la zona con sus iniciativas. Lo cual exige que las autoridades y representantes municipales en la institución tomen conciencia de lo que ese modelo de desarrollo comarcal exige, dejando a un lado intereses egoístas, de carácter localista y estrechos de miras. Misión de los dirigentes de la Mancomunidad será coordinar esas iniciativas. Quiero terminar con un pensamiento prestado de un autor peruano, positivo y cargado de esperanza y con un guiño a los jóvenes: “en nuestro capital humano, en la riqueza de nuestra identidad y cultura heredada, y en la fortaleza que tendremos si logramos resolver bien nuestros problemas, está nuestro futuro” (Jorge Secada). Ojalá que las nuevas generaciones no tengan miedo en comprometerse políticamente con su pueblo e historia. Oportunidades las hay y las habrá.

Espíritu 0,7% Soria, Jesús Mendoza Dueñas.

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Desde Acrijos

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LOS MOZOS Y LA MACHORRA El 8 de septiembre, los mozos de Acrijos, celebraban la fiesta de La Machorra, que merece una reseña especial.

¡Los mozos! Había una cuadrilla en la que entraban los solteros. Para entrar en la cuadrilla había que pagar 4 azumbres de vino… Se regía la cuadrilla con un “codicillo” redactado en artículos, escrito en pergamino. Recuerdo el de la paga de entrada: “Todo mozo o mocillo que quiera ingresar en la cuadrilla pagará 4 azumbres de vino y 8 de guitarra”. Otro artículo hablaba de los mozos, el alcalde. El alcalde de los mozos lo nombraban por votación la semana anterior a la Machorra. Se le debía obediencia ciega. Tenía una cachiporra o vara de alcalde que podía usar contra los desobedientes o para conservar el orden en las fiestas. Era la máxima autoridad, nadie podía oponerse a sus

órdenes. También había alguaciles, dos (los últimos que habían pagado la entrada). Para la Machorra nombraban los dos anteriores. Eran muchas las cosas que había que preparar. La cuerna de las cabras tocada en la noche era la señal de que había reunión de mozos. De ordinario en el cantón de abajo.

“Este es el cantón El cantón de las reuniones,

en el que se reúnen los mozos de machorra a remojones”

La fiesta de los mozos. Sobre su origen no hay escritos. Pero se considera al Tío Canela como fundador de La Machorra. Pues mientras vivió iba al Chorro aquel día, a ver el ambiente y a probar el cocido. Dicen que la primera vez que comieron en el Chorro un cordero que no estaba sano, seguro que era modorro. Así comenzó la fiesta. Machorra es una oveja o cabra que no ha criado en el año y después del verano se considera que está gorda…. Bueno, compraban oveja o cabra o dos, machorra o no, pero gordas, regateaban el precio, les solían pedir mucho, y cerraban el trato. La víspera, en la noche, se corría el animal, lleno de cencerros o campanillas. Era corrida por todos los mozos. Guitarra en mano, rondaban las calles del pueblo: “¡Viva La Machorra!, ¡Vivan los mozos!” De madrugada volvían a correr La Machorra y volvían los vivas y rasgueos de guitarra. Para facilitar la reunión mañanera y dominar la pereza aquella noche dormían juntos en el pajar: por eso acompañaban en la mañana a la guitarra y a La Machorra las mantas de dormir. La ronda terminaba en el Chorro. Muchos sabían sacrificar al animal. Lo colgaban del nogal, hacían lumbre para todo el día y preparaban el almuerzo con los hígados y las partes tiernas del animal. Una sartenada, una caldereta, pan y cucharas, a estilo mili, comen haciendo roncho, y el que se desmadre le llamará la atención el alcalde. Tal vez, de comer todos del caldero en roncho, venga eso de “Acrijos y Fuentebella comen en una gamella”. Los alguaciles tienen mucho trabajo aquel día, van y vienen al Chorro haciendo mandados, tienen que fregar las sartenes y el caldero de cobre para que no le salga cardenillo. Menos mal que hay agua en el barranco y aunque no lo hagan del todo bien… La caldereta del mediodía es la comida fuerte: patatas y carne. Durante el día los mozos van y vienen del Chorro. Las nueces de los nogales llevan buena cuenta; quién está a la sombra de los árboles, quién tumbado en los huertos, contando cosas de la mili o de la vida, quién va de ronda por las calles, quién charla con las

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Desde Acrijos

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viejas en las solanas, quién dice piropos a las muchachas. Hoy se atreven, aunque los oigan; alguno mete en el pajar la hoja que pusieron al sol, y muchos cogen moras de la morera de la Lorenza. Por la noche cenan en la era Juandana. La ronda con el sol y los calderos de la cena. A pesar de ir bien cargados de vino aún pueden con los calderos de la cena y con la sartén de la fritada. Y, allí; en la era Juandana, haciendo corro, cenan en armonía y buen humor los mozos de Acrijos, con su alcalde al frente, su guitarra, sus alguaciles. Los chicos, casi mocitos, miran con envidia a los mozos y se acercan al corro, hasta que un mozo saca la correa y corre tras ellos a cintazo limpio. Eran frecuentes las corridas de un mozo tras los chicos curiosones. También los hombres recuerdan los tiempos pasados y acepten agradecidos un trago de la bota, y la broma picaresca de depender de la mujer. De buena gana se quedarían, pero no, ya están casados y aquello es para los solteros. Aquella noche, ronda hasta que dure el vino o mientras se pueda con el vino. Y a la mañana siguiente, migas con el sebo del animal. Cualquiera sabe hacer el rancho y más todavía las migas ¡Cuántas veces las ha hecho en los campos de Tudela! Comida casi obligatoria en las mañanas invernales de las corralizas de La Bardena: pan y sebo, y que no falte. Continúa la Machorra aquel día también, más apaciguada y menos tumultuosa, pero más intima y con el mismo orden. Van llegando a media mañana los que tuvieron que ir a dormirla porque calcularon mal. Se van acabando las mazas de la Machorra. Y los mayores han asado la cabeza y alguno va chomarrando los morros al fuego. Hay alegría y despreocupación. No conviene abusar mucho hoy, porque hay baile por la noche y no deben oler mucho a vino o a tabaco, para no molestar a las mozas. Esa noche, si se tercia, y está presentable la cena y llegan a tiempo, los músicos cenan con los mozos en la era Juandana, hay que tratarles bien para que armonicen la fiesta. Otra noche harán las cuentas y terminaran el sebo de la Machorra. Eso de las migas les va bien aunque sea de noche y pesen en el estómago. Con esto termina la actividad principal del alcalde y de los alguaciles, aunque conserven y guarden la guitarra, la vara de mando y el “codicillo”. Este escrito pertenece al relato escrito por Luciano Jiménez Ortega, nacido en Acrijos (1933), en 1976 termino de escribir en Acrijos una narración nostálgica de sus vivencias en este pueblo de Tierras Altas, el relato es importante para la etnografía Soriana y para quienes quieran conocer como se vivía en un pueblo soriano antes de que la era industrial destruyera formas de vida tradicionales

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Desde Taniñe

50 Asociación Amigos de Sarnago Desde 1980

ENHORABUENA Y GRACIAS!

A la Asociación de Amigos de Sarnago: ¡Enhorabuena! por todo lo que en estos años habéis conseguido sacar adelante. Fuisteis pioneros en la zona a la hora de crear una Asociación que ha sido la punta de lanza para luchar por mejorar el pueblo y dotarlo de mejores infraestructuras como la traída del agua. Y habéis recuperado las antiguas fiestas y tradiciones como la celebración de "las móndidas". Pero vuestro principal mérito es que decidisteis dar un paso más allá. Habéis optado por dotar a vuestra Asociación de una vertiente cultural que está haciendo que la población de Sarnago sea conocida más allá de sus límites. Con ilusión y esfuerzo buscáis patrocinadores que os ayuden económicamente, e invirtiendo mucho tiempo mantenéis la casa-museo, editáis esta revista, actualizáis la página web, y organizáis actividades culturales. Gracias por ser un ejemplo de tenacidad y constancia, demostrándonos que, si uno se lo propone, hasta lo que parece imposible se consigue. ¡Adelante!

Un saludo desde Taniñe

(por Mª del Mar Pérez Santolaya)

Sopa de letras Con estas definiciones, busca las palabras correspondientes en esta sopa de letras. ¡Suerte!

1 Hierro aproximadamente semicircular que se clava a las caballerías en los cascos para que no se los maltraten con el piso.

2 Vestidura que se pone el sacerdote sobre las demás para celebrar la misa, consistente en una pieza alargada, con una abertura en el centro para pasar la cabeza.

3 Mueble de escuela, con tapa en forma de plano inclinado, para escribir sobre él. 4 Colchón de paja, esparto o hierba y sin bastas.

5 Especie de media calza que cubre la pierna hasta la rodilla y a veces se abotona o abrocha por la parte de afuera.

6 Bolsa grande de pellejo, que usan los pastores para guardar y llevar su comida u otras cosas. 7 Manzano silvestre, cuyo fruto es más pequeño y menos sabroso que la manzana común. 8 Medida de capacidad para áridos, que tiene 4 cuartillos y equivale en Castilla a 4,625 l aproximadamente. 9 Pieza de metal circular, honda y con borde en la cual se echa lumbre para calentarse. 10 Juego en que se tira al aire un hueso de carnero, y se gana o se pierde según la posición en que caiga. 11 Tablón con pedazos de pedernal o cuchillas de acero encajadas en una de sus caras que se utiliza en la era.

12 Lamparilla de aceite en forma de taza cubierta, que tenía en su borde superior, por un lado, la piquera o mechero, y por el otro el asa.

13 Especie de masa dulce y delicada, hecha en forma de rosca pequeña. 14 Conjunto de la lana de un carnero u oveja que se esquila.

15 Pieza de madera, a modo de guante, con que el segador resguarda de los cortes de la hoz los dedos meñique, anular y corazón de la mano izquierda.

16 Pieza que sirve para poner los cántaros. 17 Moneda equivalente a 25 céntimos de peseta 18 Se dice de la gallina que se echa sobre los huevos para empollarlos.

19 Plataforma que hay en las iglesias para predicar desde ella, cantar la epístola y el evangelio y hacer otros ejercicios religiosos.

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Desde Taniñe

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H E R R A D U R A T R I S D

J U O I P L I T U G K Ñ P X

C A S U L L A N B E N Z D O

O H Q J W E R Y L V A G O E

J P U P I T R E J E R G O N

D O L J L P Y I K L H I Q M

P O L A I N A T S L L I O A

N V A D E Z U R R O N J B A

M M A G U I L L O N P I H T

A B Ñ O V C E L E M I N W C

R T U B C H L I O X D Y G U

N C V I A P B R A S E R O R

S T H L N O O E Z L I O R S

A R P L T A B A I V G R O S

D I F U A Z S L O P U B E M

L M I O R R T B X O D W N E

M A R E E P C J J P X T S O

G R P T R I L L O U N O D O

B A S U A L U B U L T R E G

N N O P D U E I X P U C N A

V A R E P I C A D I L S U N

Y G D O E T A C I T Ñ O P G

E R T U S T O U Y O G U R A

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Desde Taniñe

52 Asociación Amigos de Sarnago Desde 1980

TANIÑE DE MI CORAZÓN Obligado, pero muy gustoso, es manifestar mi agradecimiento a Sarnago y a su Asociación de Amigos por dejar unas líneas para su vecino pueblo Taniñe.

Soy un vecino que hace cinco años emprendió la aventura de adentrarse en tierras de La Alcarama para rehabilitar una vivienda, la casa del cura. Cuando vine para estas tierras altas, todo el mundo me decía que estaba loco porque quería recuperar una casa en ruinas. Sin embargo, con ayuda y sudor de familiares y amigos, tenemos un grato cobijo para disfrutar del aire y de los parajes de la Sierra. En Taniñe son pocas las casas rehabilitadas. Los vecinos quisiéramos que viniera más gente y poder dar una nueva vida al pueblo. En el año 1.989 se fundó la Asociación Taniñe en Familia y desde entonces y gracias a los vecinos intentamos que el pueblo luzca todo su esplendor arreglando poco a poco cada rincón.

Este pasado verano se rehabilitó el horno donde los asados nos salen riquísimos. La fuente se levantó restableciendo las columnas caídas, dando una alegre bienvenida al viajero que quiere visitar nuestro pueblo. Así, y poco a poco, esperamos poder rehabilitar cosas nuevas que aporten frescura y un nuevo impulso y desarrollo a esta zona. Me despido no sin antes agradecer a estos vecinos tan geniales por acogernos a mí y a mi mujer y no sin antes recordar la pérdida repentina de dos pilares fundamentales de nuestra Asociación Taniñe en Familiaa quienes siempre llevaremos en nuestro recuerdo.

Sergio Pérez Sánchez. Vecino de Taniñe y de Cintruénigo

TANIÑE, EL PUEBLO DE MI ABUELA

Presentación Hola, soy Naiara y os voy a hablar de Taniñe, el pueblo de mi abuela. Taniñe es un pueblo de Soria que está a 160 Km. de Pamplona y a 50 Km. de Soria. El pueblo cercano más importante es San Pedro Manrique, que se encuentra a 4 Km. Está a 1.300 metros sobre el nivel del mar. Taniñe era un pueblo de agricultura y ganadería pero fue a menos porque los jóvenes iban a trabajar a las fábricas. En el año 1981 solo había 9 habitantes pasando a 4 en el 2008.

Historia La localidad era un municipio conocido como Taniñe, en la región de Castilla La Vieja. En aquella época contaba con 62 hogares y con 250 habitantes. A mediados del siglo XIX desaparece del municipio porque se une a Las Fuentes de San Pedro. A finales del siglo XX este municipio desaparece y pasa a ser como un barrio de San Pedro Manrique. Entonces contaba con 17 hogares y 72 habitantes. En los años 80, este pueblo se había quedado deshabitado, pero vuelve a estar habitado desde principios del siglo XXI porque mucha gente está rehabilitando las casas que estaban vacías.

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Desde Taniñe

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Economía Taniñe es un pueblo donde la agricultura es muy importante, cultivando hortalizas y cereales (trigo y cebada). Es por eso que hay muchos molinos antiguos por la zona. En antiguas cerámicas que se han encontrado vemos que se dedicaban a la elaboración de cerveza. La ganadería también es muy importante, principalmente ovino, vacas y caballos. Vemos cómo buscan los pastos en verano e invierno. Por el clima de esta zona, también tiene mucha importancia los embutidos (chorizos, jamones,…) que se venden por todo el país. Una marca muy conocida “La Hoguera” está al lado de mi pueblo.

Fiestas En Taniñe también se celebran las fiestas. Estas fiestas son Santiago, el paso de las cenizas y las Móndidas. Santiago se celebraba en julio y el Paso de las cenizas y las Móndidas se celebraban en junio. En las fiestas de Santiago, el 25 de julio, los habitantes del pueblo sacan al santo en procesión. Tras la procesión, se hace una misa en la Iglesia del pueblo que se decora con flores que la gente del pueblo lleva de sus casas. Después de misa, se baila con una charanga y se toma un aperitivo en la antigua escuela con toda la gente de los pueblos de alrededor.

El Paso de las cenizas, el 23 de junio, es una fiesta muy conocida. Los habitantes del pueblo pasan por una alfombra de cenizas que se pone en la Iglesia de la Peña. Al día siguiente se celebran las Móndidas. Consiste en que tres chicas solteras del pueblo se ponen unos gorros llamativos con roscos y panecillos, llegando a pesar hasta 15 kilos. Esta fiesta se celebra como recuerdo a una batalla perdida contra los musulmanes, en la que había que pagar con 100 doncellas por perder. Costumbres Una de las costumbres más importantes es la matanza del cerdo en la que ayudan todos los

habitantes del pueblo. Fauna Por la noche sobrevuelan las calles los murciélagos que durante el día se esconden en las casas abandonadas de los alrededores. Suelen bajar de los árboles algunas ardillas y a veces los ratones de campo en verano se comen el grano, también conejos, liebres… Es una zona en la que hay muchas perdices, tórtolas y codornices y, a finales de agosto y septiembre, palomas. Esto hace que vengan muchos cazadores los fines de semana.

Naiara Sobrina nieta de Mª Jesús, vecina actual de Taniñe (10 años)

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Desde Matasejún

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HISTORIAS INOLVIDABLES

Se hace de día y los montes amanecen blancos, es invierno, y la nieve nos ha visitado. Pero esto no es nuevo, ocurre todos los años.

Haciendo punto y ganchillo se pasan las tardes al calor de las brasas. Los pastores regresan con el rebaño a casa. Es la época de las navidades y también de la matanza, fiestas familiares en todas las casas.

La primavera se acerca, los días son más largos y el sol va calentando. Los campos se llenan de flores, los trigos van creciendo entre amapolas y cardos. Es tiempo de comuniones y rosarios.

Llega el buen tiempo, los niños en las calles jugando. Los abuelos tomando el sol en el poyo sentados. Las mujeres con su ropa en lavadero charlando.

El tiempo pasa, se acerca el verano, llega mucho trabajo. Hombres y mujeres en las piezas segando. Las eras llenas de gente en las parvas trabajando. Trillos dando vueltas y hombres ablentando. Las caballerías, en sus lomos, llevan a casa el grano.

Después de la cosecha, el pueblo prepara la fiesta. Día del patrón, mañana de misa y procesión. Las Móndidas con sus cestos, los músicos con sus instrumentos llenan las calles, donde disfrutan lugareños y visitantes.

En recuerdo a muchos de estos pueblos Sorianos, que hace unos años estaban llenos de vida, hoy, están despoblados.

[email protected]

DIA HISTÓRICO EN SARNAGO Por Juan Torregrosa Mata Quiero recordar la presentación del libro “Historias de la Alcarama”, por parte de su autor, Abel Hernández, en su pueblo natal, Sarnago. Fue acompañado por varios artistas de reconocido prestigio. A este acto, asistí con mi familia y otras más, que nos desplazamos desde Matasejún hasta Sarnago. Entre forasteros y del pueblo logramos poner un gran mosaico humano a la plaza de Sarnago. Está situada delante del edificio de las antiguas Escuelas y del Ayuntamiento (hoy bien conservado) y entre otras cosas, contiene el Museo Etnográfico. Aquí el visitante podrá disfrutar viendo una recopilación de cosas antiguas, entre ellas herramientas, con las que se trabajaba en ese campo tan esclavo. Una hermosa tarde de sol, veinte de Agosto del año 2009, día histórico para un pueblo, que después de la crisis de los años 60 y 70 fue despoblado por sus habitantes, pero no olvidado, porque en la actualidad son varias las familias que pasan sus fines de semana y las temporadas del verano, en sus casas restauradas. Cuentan con su asociación desde hace más de veinticinco años. Se van haciendo algunas casas nuevas y otras se van recuperando, como este año, se ha vuelto a recuperar la fiesta de las Móndidas y el Ramo. En la plaza se escucho la cuarteta de una de las Móndidas, que para muchos pudo ser un recuerdo inolvidable de tanta historia, tradición y antigüedad, que el pueblo celebró durante muchos años. El domingo veintitrés de Agosto, se celebró su fiesta de San Bartolomé, este día sus calles y plazas se volvieron a vestir de gala al ver su fiesta recuperada, con misa de campaña, porque la Iglesia está hundida, la torre derrumbada y sin campanas, estas, anunciaban la fiesta de la santa Misa, sin las señales de las campanas, a una hora determinada, se celebró Misa. oficiada por nuestro sacerdote Don Jesús Mendoza. Misa con procesión, con Móndidas y Ramo Este pueblo, donde sus calles y placetuelas discurren sobre una suave solana (la más paisajista y pintoresca de la falda de la Alcarama). En los veranos y fines de semana es visitada por turistas y aventureros, que según tengo entendido, en este pueblo han comprado casa. También, dicen, que otros están a la espera de que alguna otra casa salga a la venta. La fiesta terminó donde había comenzado, en su plaza. Con bebidas dulces y rosquillos de sartén, hechos en el pueblo, nada más de verlos te invitaban a comerlos. En un ambiente familiar de buen humor y alegría se le dio el adiós a esta tarde de fiesta en el pueblo de Sarnago. Como final diré que un año más le he dado, con ilusión, a José María Carrascosa Ridruejo, una de mis historias que tengo escritas, para llenar un hueco en la revista de la Asociación Amigos de Sarnago que él dirige.

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Desde Matasejún

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HISTORIAS INOLVIDABLES

Se hace de día y los montes amanecen blancos, es invierno, y la nieve nos ha visitado. Pero esto no es nuevo, ocurre todos los años.

Haciendo punto y ganchillo se pasan las tardes al calor de las brasas. Los pastores regresan con el rebaño a casa. Es la época de las navidades y también de la matanza, fiestas familiares en todas las casas.

La primavera se acerca, los días son más largos y el sol va calentando. Los campos se llenan de flores, los trigos van creciendo entre amapolas y cardos. Es tiempo de comuniones y rosarios.

Llega el buen tiempo, los niños en las calles jugando. Los abuelos tomando el sol en el poyo sentados. Las mujeres con su ropa en lavadero charlando.

El tiempo pasa, se acerca el verano, llega mucho trabajo. Hombres y mujeres en las piezas segando. Las eras llenas de gente en las parvas trabajando. Trillos dando vueltas y hombres ablentando. Las caballerías, en sus lomos, llevan a casa el grano.

Después de la cosecha, el pueblo prepara la fiesta. Día del patrón, mañana de misa y procesión. Las Móndidas con sus cestos, los músicos con sus instrumentos llenan las calles, donde disfrutan lugareños y visitantes.

En recuerdo a muchos de estos pueblos Sorianos, que hace unos años estaban llenos de vida, hoy, están despoblados.

[email protected]

DIA HISTÓRICO EN SARNAGO Por Juan Torregrosa Mata Quiero recordar la presentación del libro “Historias de la Alcarama”, por parte de su autor, Abel Hernández, en su pueblo natal, Sarnago. Fue acompañado por varios artistas de reconocido prestigio. A este acto, asistí con mi familia y otras más, que nos desplazamos desde Matasejún hasta Sarnago. Entre forasteros y del pueblo logramos poner un gran mosaico humano a la plaza de Sarnago. Está situada delante del edificio de las antiguas Escuelas y del Ayuntamiento (hoy bien conservado) y entre otras cosas, contiene el Museo Etnográfico. Aquí el visitante podrá disfrutar viendo una recopilación de cosas antiguas, entre ellas herramientas, con las que se trabajaba en ese campo tan esclavo. Una hermosa tarde de sol, veinte de Agosto del año 2009, día histórico para un pueblo, que después de la crisis de los años 60 y 70 fue despoblado por sus habitantes, pero no olvidado, porque en la actualidad son varias las familias que pasan sus fines de semana y las temporadas del verano, en sus casas restauradas. Cuentan con su asociación desde hace más de veinticinco años. Se van haciendo algunas casas nuevas y otras se van recuperando, como este año, se ha vuelto a recuperar la fiesta de las Móndidas y el Ramo. En la plaza se escucho la cuarteta de una de las Móndidas, que para muchos pudo ser un recuerdo inolvidable de tanta historia, tradición y antigüedad, que el pueblo celebró durante muchos años. El domingo veintitrés de Agosto, se celebró su fiesta de San Bartolomé, este día sus calles y plazas se volvieron a vestir de gala al ver su fiesta recuperada, con misa de campaña, porque la Iglesia está hundida, la torre derrumbada y sin campanas, estas, anunciaban la fiesta de la santa Misa, sin las señales de las campanas, a una hora determinada, se celebró Misa. oficiada por nuestro sacerdote Don Jesús Mendoza. Misa con procesión, con Móndidas y Ramo Este pueblo, donde sus calles y placetuelas discurren sobre una suave solana (la más paisajista y pintoresca de la falda de la Alcarama). En los veranos y fines de semana es visitada por turistas y aventureros, que según tengo entendido, en este pueblo han comprado casa. También, dicen, que otros están a la espera de que alguna otra casa salga a la venta. La fiesta terminó donde había comenzado, en su plaza. Con bebidas dulces y rosquillos de sartén, hechos en el pueblo, nada más de verlos te invitaban a comerlos. En un ambiente familiar de buen humor y alegría se le dio el adiós a esta tarde de fiesta en el pueblo de Sarnago. Como final diré que un año más le he dado, con ilusión, a José María Carrascosa Ridruejo, una de mis historias que tengo escritas, para llenar un hueco en la revista de la Asociación Amigos de Sarnago que él dirige.

Desde 1980 Asociación Amigos de Sarnago 55

Pintar Sarnago

La ya proverbial hospitalidad de los sarnagueses acogió, el domingo 29 de mayo, a más de sesenta componentes del Taller de Pintura Jaime del Huerto, que acudían, unos a pintar al aire libre la belleza que desde más de mil doscientos metros de altura se cuela por los ojos, otros a cocinar migas y caldereta para todos los asistentes, y aún otros para colaborar con las labores de infraestructura que corrieron a cargo de los miembros de la Asociación Amigos de Sarnago.

Coincidió el comienzo del día con el traslado de la pila bautismal desde el atrio de la iglesia hasta el edificio multiusos que un día fuera Casa del Concejo y escuela, y en la actualidad sirve para Museo Etnológico, biblioteca, sala de exposiciones, y todas aquellas actividades, que no son pocas, que tienen lugar en Sarnago. Este edificio ha sido objeto recientemente de otra rehabilitación más, la instalación de servicios con duchas incluidas, que fueron estrenados por todos los que acudieron ese día a la cita de Arte y

Cultura. Los componentes del Taller editaron para esta jornada un periódico titulado “La Voz de Sarnago”, donde aparecen eventos relacionados con el día, experiencias de los alumnos, y poemas dedicados a este hermoso rincón de Soria, sin olvidar los toques de humor. Por cualquier lugar de Sarnago se podía ver a los alumnos del taller tratando de captar, y consiguiéndolo, todo aquello que mereciera plasmarse en el lienzo, que es mucho. Mientras unos pintaban, otros se encargaban de una intendencia propia de las fiestas populares: dulces y moscatel para entonar el día; migas pastoriles para dar fuerza; y una exquisita caldereta de cordero acompañada de ensalada y finalizada con tarta, café de puchero y licores. Era de ver la plaza ocupada por tres largas mesas y más de cien personas, entre visitantes y residentes. Por la tarde se celebró el concurso de pintura. Los encargados de discernir quienes se merecían los premios fueron José María Carrascosa –de la Asociación de Amigos de Sarnago-; Ángel Egido Martín –arquitecto-; Toñi Albarrán Ruiz –relacionada con el mundo del Arte-; y Jaime del Huerto, pintor y profesor de todos ellos. Los premios fueron para María Múgica, del grupo de pintura de Almazán, primero; Charo Hernández, del grupo de Soria, segundo; y dos accésits para Conchi Ruiz, y Pedro Sánchez, ambos del grupo de Soria. Los niños, que fueron muchos, tuvieron todos sus premios por el hecho de participar. Los premios consistieron en dos diplomas con dibujos de Sarnago que realizó Charo Hernández, la que a su vez consiguió el segundo premio, y libros, que fueron donados por la Diputación Provincial de Soria y la Fundación Gaya Nuño.

Para el evento, el Taller de Jaime del Huerto encargó unas tazas impresas con un dibujo de Sarnago, como no podía ser de otra manera, todo rezumaba Sarnago. Colofón del día fue la actuación de la cantautora vallisoletana Amparo García-Otero quien despidió el día con “Ya se van los pastores”, canción tradicional que, escuchada en la gran plaza central de Sarnago, donde tienen lugar todos los eventos, rodeada de las alturas más importantes de La Alcarama,

donde tradicionalmente se ha ejercido el más que oficio de la Trashumancia, emocionó a todos los asistentes. Isabel Goig

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Desde Montaves

56 Asociación Amigos de Sarnago Desde 1980

La matanza en Tierras Altas.Por Fernando García La Hoz

En los meses de invierno, se procedía a realizar la matanza, con cochino alimentado “cariñosamente” durante todo el año en la pocilga, antaño situada en la planta baja de las casas. Con la matanza se llenaba la despensa para todo el año con chorizos, lomos, jamones, espinazo para cocido, tocino, güeñas, morcillas, manteca…Del cerdo se aprovecha el nombre, y hasta el rabo. Unos días antes, al gocho, no se le echaba de comer, con la finalidad que limpiara lo más posible el intestino. Había que sujetarlo bien para su sacrifico, para lo cual se preparaba una cuerda con dos lazadas en sus extremos, con las que se ataba las manos del animal. Decididos los hombres a su sacrificio se le sujetaba, en la papada, con el gancho de matar y se le izaba al banco. Una vez en el banco, se pasaba la cuerda por el codillo de un jamón y se tensaba, las manos quedaban atadas con un garrotillo. De esta forma, el cerdo, queda totalmente inmovilizado. Sujetando el gancho con la pierna, el matarife quedaba con las manos libres para sacrificar al animal. Lo que se le exige a un buen matarife es que acierte con el cuchillo en la yugular para que el guarro dé bien la sangre, y la carne quede lo más blanca y limpia posible. Esa sangre es la que se recoge para hacer las morcillas. Para evitar que se cuaje conforme va perdiendo temperatura, había que estar removiéndola continuamente con una cuchara o una espumadera. Inmediatamente se mezclaba, en un terrizo, con sopas de pan remojadas con un poco de agua salada y arroz cocido, que se dejaban preparadas la noche anterior. Muerto el cerdo se colocaba encima de unas maderas para poder darle bien la vuelta y se cubría con el “bálago” (paja de centeno sin trillar a la que se le había sacudido el grano) y se prendía, chamuscando el pelo del animal. Antes, se le quitaban las orejas y las patas para limpiarlas aparte. Después rascándolo con tejos y tapas de pucheros y cazuelas, se pelaba echándole por encima agua caliente y se dejaba reluciente y limpio para que el matarife lo abriera en canal. Se le quitaba el “pijero” y con mucho cuidado se le sacaba la “íntima” (la pieza de tocino que está situada en la parte abdominal). Se cortaba el peto, que irá destinado a salazón. Para facilitar el eviscerado, se le hacía el “culero” anudándolo y se pasaba una soga entre los dos jamones para izarlo. Una vez izado se le retiraban las tripas. De estas se separa la vejiga, el bazo o “pajarilla”, los “bofes”(así se llama a los pulmones), la asadura, el estómago o “cuajo” y el corazón. El estómago, corazón e hígado se escaldaba o “atesaba” y limpiaba, y junto con la carne ensangrentada se reservaba para hacer las güeñas, que generalmente eran el primer embutido que se consumía frito o asado. Las tripas eran limpiadas a conciencia. Las mujeres regresaban “heladitas”, después de hacer su primera limpieza con el agua del río en pleno invierno. Después se volvían a limpiar en casa con agua caliente. Se cortaban y separaban las que se utilizan para las morcillas o “tripa gorda”, las culares y el intestino delgado para los chorizos. Se dejaban en agua con sal y vinagre y se guardaban hasta que tocara meter los chorizos. Antes de meterlos se limpiaban de nuevo. De las tripas también se sacaban las “chichorras” que son los cúmulos de grasa de esta zona, con las que se hacían las “tortas de chichorras”. Para fabricar dichas tortas, se regalaban las chichorras, se les echaba anís y azúcar y se mezclaba con masa de pan, una vez cocidas se rebozaban en azúcar. Al cerdo colgado, se le sacaban las mantecas que (grasa interior que tiene en la zona lumbar) y se ponían encima de la piel. Acabada de preparar así la canal se dejaba toda la noche al sereno para que se oreara, quedando la carne lista para su despiece. El mismo día de la matanza se hacían las morcillas (en nuestra comarca dulces), a las que se ponía un poco de manteca “a medias de regalar”, azúcar y canela. Se les añadía también la infusión de cocer unos anises en grano y, en algunas casas uvas pasas y piñones. Las mujeres, lo revolvían todo en el terrizo y probaban continuamente hasta dejarlo a su gusto, no faltando en aquel momento las bromas que se gastaban a los que se arrimaban despistados o engañados y acababan pringados con el “mondongo” de las morcillas. Por la noche se embutían en la tripa gorda, a mano o con la máquina de “amorcillar”. En unas casas se cosían con una aguja gorda, en otras se ataban y después se cocían con mucho cuidado para que no se rompieran. Las que se rompían se consumían al día siguiente. Se dejaban reposar toda la noche envueltas en paños de algodón para que sudaran.

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Desde Montaves

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El segundo día tocaba descuartizar. Una vez descolgado el cerdo y puesto en el banco, lo primero que se hacía era despojarle de los solomillos, que se comían aparte, o si había compromiso se regalaban al cura, al médico o al maestro. Si bien, es verdad que era este último, el que menos los probaba. Seguidamente se le quitaba la cabeza y se sacaba el espinazo en una pieza. desde la cabeza hasta el rabo, separándolo de los costillares con un hacha. Extraído el espinazo se partía la canal por la mitad, primero se extraian los lomos, luego los costillares, se deshacían las paletas, se sacaban los jamones y se iban recortando contra la capa de tocino los trozos de carne que quedaban e iban a la gamella de los chorizos. La cabeza se asaba en el horno y se comía o bien se cocía para sacarle la carne. Mezclando esa carne con las cortezas de las paletas y un poco de magro, se hacían las butifarras añadiendo sal de nitro y distintas especias. Posteriormente se cocían. Los lomos, los costillares, los huesos, el espinazo, las patas, las orejas y el tocino se echaban en sal un par de días y luego se enajaban y se dejaban secar. El enajado consiste en dejar la carne 24 horas con ajo, pimentón, pimienta en grano y agua. Después de que secaran un poco las costillas y los lomos, se freían bien y se echaban a la tinaja de aceite, siempre de oliva, donde se conservaban todo el año. Los huesos para sopa y el espinazo, las orejas y las patas para el cocido, que se acompañaba también con un buen trozo de tocino blanco de íntima. Los jamones se trataban aparte. Se envolvían en sal, y se dejaban tantos días como kilos pesasen, después se lavaban bien y se prensaban, generalmente con el peso de grandes piedras. Se untaban de “contrasaltón” que los protegía contra los insectos y después con una pasta hecha de vinagre y pimentón. Hecho esto se curaban pacientemente al menos durante un año en las chimeneas o cerca del hogar de las casas. Aquel jamón de cerdos engordados con harina de cebada, remolachas, berzas, hortigas y las sobras de la casa, se comía en taco gordo. Mejor era el tocino de aquellos jamones que el magro de muchos que se comen ahora. El mismo día que se descuartizaba había que triturar la carne, con la máquina de picar. Una vez desmenuzada se aliñaba con “los apaños”. Al chorizo se le echaba pimentón “Ocal” en la proporción que se quisiese, en torno a los 28 g. por kilo de carne, sal unos 20 grs., un ajo y medio por kilo previamente machacado en el almirez o mortero con un poco de agua y pimienta en grano. Al salchichón “salchichonal”, jerez seco, pimienta en polvo y sal de nitro. Aliñada la carne, en la gamella, con los apaños correspondientes, era la hora de amasar a mano. Solían hacerlo los hombres, para que se mezclase bien con las especias. Una vez amasada, se amontonaba en un lado, se cubría con un paño y se dejaba reposar toda la noche para que la carne cogiera bien el pimiento y las especias. En tiempos y por superstición, las mujeres con el mes, no tocaban la carne antes de echar los apaños, no obstante se solían persignar en la mayoría de ocasiones. En la actualidad esto afortunadamente está en desuso. Si los chorizos se ahuecaban y había que tirarlos se perdía un recurso muy importante para la familia. Al tercer día se embutían los chorizos, las güeñas y los salchichones. Previamente se probaba el picadillo, se freía en una sartén en su propia grasa. Se prepara la máquina de picar a la que se ponía un embudo. Las tripas se volvían a limpiar, se cortaban y ataban en uno de los extremos con algodón. Después con paciencia y buen pulso se llenaban los chorizos, dándole vueltas lentamente a la máquina, procurando que quedaran lo más apretados posible sin romper la tripa que debía contenerlos. Se pinchaban con unos alfileres para que perdieran humedad con más rapidez y se colgaban para su curado. El tiempo frío y a la vez seco de nuestras sierras se encargaría del resto. La vejiga era aprovechada para guardar la manteca. Primeramente se inflaba con una paja. La manteca se regalaba calentándola, una vez caliente se introducía en la vejiga mediante un embudo. Con el fin de que la vejiga no se reventara en esta operación se metía en un terrizo de agua fría. La manteca tenía infinidad de usos, para untar tostadas, freír, guisar, y hacer mantecadas. Después de regalar la manteca en la misma sartén, dejando una poca se podían hacer unas buenas migas. Así se hacía la matanza en mi tierra.

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Sarnago, al regazo de La Alcarama

Cuando corren tiempos revueltos en Oriente, donde el mundo árabe se rebela, me viene a la memoria la sierra soriana de La Alcarama, bello nombre que evoca una cultura con la que convivimos ocho siglos y ayudó a formar parte de nuestro carácter del que nunca nos debemos avergonzar. Desde que soy un huésped habitual de mi querida Soria, tierra que me ha regalado mujer, familia y amigos, no puedo por menos que recorrer, siempre que puedo, esta sierra enigmática, abrupta, cargada de pinos y de corzos, vigilada desde lo alto por milanos y águilas, lugar donde el tiempo se ha detenido y cobija hombres duros, acostumbrados al rigor de un clima que los ha forjado. La Alcarama es la madre en cuyas faldas se cobijan pequeños y hermosos pueblos desvencijados que luchan por sobrevivir. Algunos no lo han conseguido, como Fuentebella o Acrijos, cuyas ruinas se van entregando irremediablemente a la tierra que los levantó. Valdenegrillos acoge, incomprensiblemente, a un matrimonio heroico y admirable que sobrevive de espaldas al progreso, libre a fin de cuentas y, quizás, feliz. Sarnago es el que goza de mejor comunicación, y se mantiene erguido gracias a la entrega de sus descendientes. Cuando paseo por las calles de Sarnago me traslado inevitablemente a los tiempos de mi niñez. Me olvido completamente del mundo tecnológico en el que vivimos y me adentro en sus calles ensimismado, rodeado de muros de piedra, adobe y barro, agrietados por el paso del tiempo que han contemplado el brusco progreso del arado de vertedera a las nuevas tecnologías. Pertenezco a una generación que no sé si ha sabido digerir bien esta evolución. Hemos conocido la primera televisión, los primeros vehículos, los primeros trenes, el nacimiento de la luz. Se ha desarrollado la siderometalurgia, la aventura espacial y el gran avance de las telecomunicaciones. No creo que haya habido un período tan prolífico como éste. Sin embargo, cuando paseo por Sarnago, observo una diferencia enorme entre evolución humana y evolución tecnológica en detrimento de aquélla. Me detengo en el lavadero, que hace a la vez de fuente, como si estuviera ante una peculiar sala de prensa, casi exclusivamente femenina. En los años de la posguerra, las noticias iban y venían al compás del agua y de los vaivenes de la ropa enjabonada. Allí se lavaban menstruaciones y se encubrían embarazos. Se concertaban citas y se desvelaban amoríos. Se compartía la felicidad y se saciaba la venganza. Se disfrutaba la amistad. Se criticaba a quien se temía. Se odiaba a quien se envidiaba. Era el lugar de exhibición para recibir el visto bueno antes de cortejar. Se aconsejaba de cómo llevar la enagua y lucir pendientes. De teñirse el pelo y elegir peineta. De cómo sombrearse los ojos y ocultar lunares. De cómo elevar los pechos y contar los días fértiles. Normalmente el lavadero exhalaba complicidad. Las mozas afines acudían a la misma hora con el fin de tertuliar, de contarse sus chismes, de intercambiar información sobre posibles amores. Allí se maquinaban estrategias que se materializaban mas tarde en el baile. Junto al lavadero, la Iglesia. Destartalada ya por los golpes del tiempo y avergonzada de su deterioro pelea aún por seguir en pie. Su mejor campana se suicidó hace algún tiempo y reposa en el museo del pueblo porque ya no tiene a quien llamar. Desde su antigua atalaya, nadie como ella ha sabido contemplar los avatares que ha vivido el pueblo. Ha sido testigo de la felicidad de los recién casados, del llanto del recién bautizado ante un futuro incierto, de la algarabía de los días de fiesta allá por San Bartolomé, del sollozo de la viuda que entrega su marido al lecho de tierra, de la contrición del acusado de pecado, de las miradas furtivas y ardientes de los

Jugando a la bresca en la era empedrada, foto J. Florián Revilla

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enamorados y de un sin fin de pláticas y sermones que justificaban la penitencia del pobre y la bula del poderoso. La vieja campana gemía con sus espaciados y graves tañidos la pérdida de un hijo. Se arrebataba ante un fuego en la mies o un perdido en la niebla. Y su faldón de bronce se desgañitaba en alegre vaivén en los días de fiesta y de jolgorio. ¡Cuánto has presenciado vieja iglesia y cuánto has vivido!. Tus muros resquebrajados ya no retienen plegarias ni rezos y el incienso se esfuma en el aire de La Alcarama. Ahora son las zarzas tus fieles y el agua ya no es bendita, solo de lluvia. Te hiere el rayo y te asusta el trueno, tú que fuiste la morada de un Dios. Cuántos vecinos han hincado sus rodillas en tu seno pidiendo sanar a un hijo, un parto feliz, el regreso del hermano de la guerra, o sacar al padre del olvido. Cuantos curas han hecho corral de gallinas ajenas!. Cuántos fieles tuvieron que llorar extramuros por creer en lo que defendían y defender lo que creían!. Iglesia, vieja iglesia. ¿Quién te llora? La plaza del pueblo es otro lugar entrañable. Cuando hacía bueno, se celebraba baile en los días de fiesta que, por necesarios, no eran pocos. En el baile se materializaban las tramas urdidas en el lavadero. Las mozas iban engalanadas con sus mejores ropajes y alhajas con el fin de seducir. Los mozos trataban de corresponder empavonados y locuaces, alardeando de su buen manejo del ganado, del hacha o del arado o del buen tino en la caza. Eran tiempos de recato y de pudor. El poder civil y, sobre todo, el eclesiástico marcaban los límites de las relaciones. El baile tenía un punto erótico necesario para aliviar la dureza del clima y del trabajo. Las parejas se iban conformando no solo en función de su mutua atracción, si no del beneplácito de sus familias. A veces, un embarazo inoportuno solucionaba conflictos y casi siempre los originaba. El baile era la puesta en escena de mutuas intenciones. De allí se apartaban las parejas buscando la complicidad de la noche en las eras o en los rincones más recónditos donde hablar y entregarse. Sarnago es parte de nuestra historia suspendida en el pasado. Con una fuerza evocadora brutal y sincera. Es un rincón privilegiado donde soñar no cuesta. Entra y siéntate en cualquier poyo y deja que el silencio te invada y te traslade a otro tiempo donde moraban gentes pobres a quienes faltaba lo que nos sobra y sobraba lo que nos falta.

Jesús Vasco Barakaldo, 14 de Abril de 2011.

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Asociación de Amigos de Armejún: 20 años de historiaPor Alberto Fernández

Siguiendo los pasos de otras asociaciones de la zona, la Asociación de Amigos de Armejún se creó en 1991, teniendo como objetivo principal la restauración del pueblo y la idea de convertirlo en un lugar habitable. Desde entonces, tanto sus fundadores como las personas que en algún momento han formado parte del proyecto y se han sentido parte de él, han ido poniendo su granito de arena para conseguirlo.

���Ya han pasado veinte años y parece que fue ayer cuando tuvieron lugar las primeras reuniones en las que trabajamos duramente para limpiar las calles de zarzas y maleza y retirar escombros. A todo este esfuerzo hay que añadir el complicado acceso al pueblo y la dificultad para el transporte de materiales y herramientas. Sin la ilusión y sin la fuerza de voluntad que siempre nos ha caracterizado, habría sido imposible conseguir todo lo que se ha hecho por Armejún. Resultan incontables las horas de trabajo invertidas, las fatigas y los paseos de una punta a la otra del pueblo. Sin embargo, todo este esfuerzo se vio recompensado poco a poco. Los años fueron pasando y las calles que antes parecían intransitables comenzaron a recordar a las de antaño. La zona de los lavaderos junto a la fuente se convirtió en un merendero público; lugar de encuentro y

disfrute para todos. Asimismo, realizamos otras obras importantes como la reparación del horno, la transformación de la antigua escuela en refugio o la reconstrucción del frontón. Nuestro inagotable entusiasmo se reflejó en nuestro último proyecto: la recuperación de la iglesia. Sin lugar a dudas, la reconstrucción de la iglesia ha sido la obra más complicada de las realizadas por la Asociación. Su éxito es fruto del trabajo, la ilusión y la aportación de socios y simpatizantes del pueblo. Pudimos contar con la colaboración del pintor Ismael Loperena, que adornó el templo con su pintura. Nuestra iglesia es humilde y sencilla, pero a la vez, cada esquina está plagada de recuerdos e historias que los antiguos habitantes y descendientes del pueblo pueden ahora revivir al traspasar su puerta. Desde que se creó la Asociación, celebramos cada año, siguiendo la tradición, la festividad de nuestro patrón, San Bartolomé. Nuestra fiesta es para nosotros un día especial que nos permite reunirnos y disfrutar del pueblo y de nuestras raíces. Hace dos años este acontecimiento fue, si cabe, más emotivo. Tras varios años de duro trabajo tuvo lugar la reinauguración de la iglesia. Ahora, cada mes de agosto, volvemos a reunirnos en el pueblo con la misma ilusión de siempre, pero con la alegría añadida de poder volver a celebrar la fiesta en el lugar sagrado en el que se había celebrado durante tantos años. La festividad de San Bartolomé es una fecha muy especial para el pueblo y para la Asociación. Es el día que permite reunir a más gente para recordar que el pueblo sigue vivo. Los beneficios de ese día, gracias a la subasta o a la venta de rosquillas, refuerzan los fondos de la Asociación, que junto a las aportaciones de los socios y a las donaciones de simpatizantes y amigos le permite continuar con su actividad de recuperación y mejora de Armejún. A día de hoy la Asociación sigue enfrentándose a las dificultades actuales: el todavía complicado acceso al pueblo, la existencia de casas abandonadas que se hunden y cubren las calles de escombros, el poco frecuente, pero por desgracia existente, vandalismo… Obviamente no es tarea sencilla, pero estamos seguros que con nuestro esfuerzo y la colaboración de socios, amigos y simpatizantes podemos seguir mejorando y logrando que Armejún y todos los pueblos de la zona sigan presentes y formen parte de nuestras vidas.

Frontón restaurado en Armejún

Iglesia restaurada, misa en la fiesta de San Bartolomé

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EL PAN DE LA POESÍA

José María MARTÍNEZ LASECA

Escoger las palabras más precisas y preciosas como materia prima. Como harina con agua, que las manos remueven con un ritmo cadencioso que aprieta al mismo tiempo que acaricia. Y amasarlas con la misma paciencia de la mujer preñada que así arrulla el fruto de su vientre inflamado con la llama redonda de la luna.

Algo de sal y un poco más de harina, espolvoreada lluvia por encima. Todo el sudor que entraña la rutina. la candidez que hay en el bien hacer de un oficio que va de padres a hijos. La levadura madre está en la clave, porque fermente próspera al reposo con la complicidad que trae la noche, susurrando un conjuro que conspira con los duendes extraños que vigilan. La masa toma formas geométricas innovadoras o tradicionales. Lineal de bollo o barra, o circular de hogaza candeal, tan celebrada. Luego, en el horno de leña cocidas a fuego lento y dándoles la vuelta, porque se doren bellas por afuera, cual rostro enamorado de doncella.

Así es el pan, tan grato que alimenta y sacia nuestras ganas de comer. El pan madrugador que siempre llega. Para hacer bien el pan, como el poema, no son buenas las ansias, ni las prisas. Aquí no caben trampas, ni encomiendas.

Que antes que el pan fueron los labradores, que creen en la semilla y en la espera. El niño trigo apenas verdecido en las horizontales sementeras, confiado al capricho de los cielos, soles o fríos, nevadas y al granizo que tanto miedo mete al campesino. Porque troncha el orgullo de la espiga, hucha de oro e ilusión de la familia.

Y antes que mi poema otros poetas trataron en sus versos la consciencia de los remordimientos de conciencia, que eran sus girasoles de cabeza. Pues dan vuelas y vueltas como norias o como los vencejos obsesivos en torno al campanario de la iglesia.

A ellos les debo este temor que siento por el paso del tiempo entre mis huesos como un cierto reuma de lo incierto, sobre ese eterno cielo que predican y del que nadie que se sepa ha vuelto. Pero, también, les debo la sonrisa feliz de un claro amanecer y toda esta pasión que me incendia el amor hinchiéndome de vida los adentros.

Estos poetas vienen y me inquietan con sus voces profundas y revueltas, que llegan como un mar hasta mi arena, con sus mas que atrevidas inventivas. Acróbatas de circo me seducen con variopinta oferta de piruetas.

Ellos me prestan gratis sus palabras para que yo les siga y los imite para que yo las grite y os las diga. Son buenas para el alma aunque no sanan los molestos dolores de barriga. Con sus versos de pan -con su corteza y su miga- mi mente me alimentan Y me engañan el hambre aunque muy pronto me entran nuevas ganas de comer. Tan bueno está este pan por recién hecho.

Poesía, crujiente, compartida como pan en la mesa. Cada día.

Con pan y vino se andan los caminos en busca de la tierra prometida peregrinos, poetas, por igual. ¡Abrid la puerta si os piden pan!

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Gracias al apoyo de la obra social de Caja Navarra podemos seguir haciendo cosas en Sarnago, entre otras cosas esta revista. Hemos terminado de acondicionar una sala multiusos en la que hemos colocado unas estanterías para ampliar la biblioteca. Pudimos realizar los actos culturales del pasado verano. En colaboración con el Ayuntamiento de San Pedro hemos dotado de unos servicios para visitas en el edificio del museo y otras obras menores. Seguimos presentando proyecto para que clientes y no clientes de Banca Cívica puedan apoyarlo y poder avanzar como pueblo. Necesitamos de tu colaboración. Si quieres informarte como funciona, pregunta a cualquier miembro de la Junta directiva.

Con estas aportaciones podemos hacer cosas en el pueblo, estos son algunos de los ejemplos:

Nº: 20.267

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