SANTOS, FRANCISCO - Periquillo el de las gallineras

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    FRANCISCO SANTOS

    Periquillo el delas Gallineras

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    Discurso Primero ................................................................................................................................................ ......... .8Discurso II ................................................................................................................................................... ........ .......12Discurso III ........................................................................................................................................................... ......16Discurso IV ................................................................................................................................................................ .21

    Discurso V ........................................................................................................................................................ ......... .25Discurso VI ................................................................................................................................................................ .29Discurso VII ................................................................................................................................................................34Discurso VIII ..................................................................................................................................................... .........38Discurso IX ................................................................................................................................................................ .42Discurso X ........................................................................................................................................................ ......... .46Discurso XI ................................................................................................................................................................ .50Discurso XII ................................................................................................................................................................55Discurso XIII ..................................................................................................................................................... .........60Discurso XIV ........................................................................................................................................................... ...65Discurso XV .................................................................................................................................................. ......... ....69Discurso XVI ........................................................................................................................................................... ...74Discurso XVII .............................................................................................................................................................77

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    PERIQUILLOELDELAS GALLINERAS.

    Escrito por

    FRANCISCO SANTOS.

    DEDICADOal Excelentsimo Seor Don Bernardo Fernndez Manrique,

    Marqus de Aguilar &c.

    CONLICENCIA:En Madrid. Por Bernardo de Villa Diego. Ao de 1668.

    A costa de Gabriel de Len, Mercader de Libros.Vndese en su casa, en la Puerta del Sol.

    AL EXCELENTSIMOSeor Don Bernardo Fernndez Manrique, Marqus de Aguilar, Conde de Castaeda, y Buelna,

    Marqus de la Liseda, Pregonero mayor de Castilla, Gentil-Hombre de la Cmara de su Majestad,Comendador del Orcajo, del Orden de Santiago, y Trece de dicha Orden, Seor de los Valles deTaranzo, y Valdigua, de la Villa de Cartes, y sus Aldeas, de la Villa de Pujayo, de los Valles deAsturias, Val de San Vicente, Ro Nansa, y Tudanza, de las cuatro Villas de Campos, Pia, Avia delas Torres, Santillana, y Villa Lumbroso, etc.

    EXCELENTSIMO SEOR.

    La fortuna de los pobres, siempre se mostr con ceo a la vida, y jams dej de poner dificultades

    en las pretensiones de la pobreza. Yo, que batallando con mi cortsima estrella, (que segn he odohablar dellas, unas debe de haber ms largas que otras, y aun su desigualdad se deja notar en eseluminar globo) digo, Seor Excelentsimo, que todos mis sentidos, absortos se hallaban, sin hallarcamino para dedicar obra tan pequea a Prncipe tan grande, hasta que vencido de el sueo (que talvez es alivio el que venza las tristezas de un pensamiento) me pareci, que llegndose a m unhermoso mancebo, me dijo en alta voz: Atiende, oh t que en la quieta mansin del sueo te hallas,cuyo parntesis te hace hacer el papel de un muerto en el teatro de la vida! no desmayes, y a lacortedad que te arrincona, destirrala, y escucha. Si pretendes amparo de Prncipe, mira que te diceCastilla, que de sus Esclarecidos rayos se ve coronado el Seor de Santa Gadea, aquel Bernardo, queen ser Comendador del Orcajo, y en ostentar la Bermeja cuchilla de Jacobo, se est en sus trece.Aquel, que sabe guardar, y fortificar su entendimiento de todo lo que es admiracin. Su estimacin sin

    soberbia, parte que se halla en pocos. Su liberalidad, libre de prodigalidad. Su amistad, sin fuerza. Surecato, muy seor, y muy seor en el recato. Su mansedumbre, libre de menosprecio. Su justicia, sintirana: perdonador de flaquezas, recogido de las extraezas; quien se ocupa sin vanidades superfluas.Aquel, cuya sangre conoce Castilla desde el Conde Don Manrique, cuya Santa Persona trajo estasangre a tan Divina Patria en la Era de mil ciento y cuarenta y nueve; cuyo cuerpo Santo observaentero Burgos, glorindose en tenerle las Monjas Benitas Ausenas (segn lo cuenta el Doctsimo DonFray Prudencio de Sandoval, Obispo de Pamplona). Y en fin, Prncipe sin artificio, aquel en quien logrande es muy natural, el que cuando dice, hace; el que no tiene ms ira, que la razn; el que su enojo,es su justicia, y su entereza mansedumbre, con un ser amable, y piadoso: no busques ms Prncipe. Aesta razn desapareci el Zagal, y sigui le el sueo, y yo me hall despierto, y asistido de midiscurso, cuya confusin empez de nuevo a batallar, buscando camino para llegar a dedicar a esas

    plantas la admirable vida de Periquillo el de las Gallineras, cuya humilde Historia consagro como suAutor a vuestra Excelentsima Persona, con grandes alientos, y deseos de servirle, como a dueo,

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    cuya vida guarde Dios de lisonjeros, envidiosos, y de creerlos, y gusto de orlos, que el abstenerse desemejantes sabandijas, es la medicina para curar el sosiego del corazn. Guarde Dios a vuestraExcelencia como puede.

    Criado de Vuexcelencia,Q. S. M. B.

    APROBACINdel Padre Maestro Fray Toms de Avellaneda,

    uno de los cuatro Maestros de su Religin Premonstratense;y Examinador Sinodal de este Arzobispado de Toledo.

    Por orden del seor Doctor Don Francisco Forteza, Vicario de esta Villa de Madrid, he visto estelibro, que hoy saca a luz Francisco Santos, con ttulo de Periquillo el de las Gallineras. Pero yo leadmiro, un Poltico Cristiano, y un embozado Sneca, en quien parece se ven agotados los caudales ala elocuencia, los senos a lo escientfico, y los Tesoros a lo sentencioso, y bien dicho. Muchas lucesde su gran ingenio descubre el Autor en esotros libros, que con aplausos ha celebrado el mundo;

    partos felicsimos de su gran entendimiento. Empero en este su Benjamn, desabroch todos losprimores de cuanto saba. Juzgaba yo, cuando con atencin lea esotros sus escritos, que no haba msque escribir, ms que saber, de lo que en ellos se enseaba; y a la verdad, es cierto lo que dijo Filn elHebreo lib. I de vita Moys. fol. 421. Praeclara ingenia multa innovant circa scientias. Que losgrandes ingenios (como el de nuestro Autor) siempre hallan en las ciencias que profesan, mil

    primores, mil novedades. stas topar el que con atencin leyere este libro; este racional cristalinoEspejo, en quien gustosamente le advertirn caminos ciertos para una buena vida, y seguros senderos

    para una feliz muerte. Libro, pues, de tan importantes documentos, sin rozarse en cosa que desdiga delas verdades de nuestra Santa Fe, muy bien merece la licencia que se pide. As lo siento. En esteConvento de San Norberto, del Orden de Premonstratenses, en 8 de Setiembre de 1667 aos.

    EL MAESTRO FRAY TOMSDE AVELLANEDA.

    LICENCIADELORDINARIO.

    Nos el Doctor Don Francisco Forteza, Vicario desta Villa de Madrid, y su partido, etc. Por lapresente, y por lo que a Nos toca, damos licencia para que se pueda imprimir, y vender un libro,intitulado, Periquillo el de las Gallineras, compuesto por Francisco Santos, atento que de la Censuradel Padre Maestro Fray Toms de Avellaneda, Religioso Premostratense, a quien lo remitimos, constano contiene cosa contra nuestra Santa Fe Catlica, y buenas costumbres. Dada en Madrid a trece deSetiembre de mil seiscientos y sesenta y siete aos.

    DOCT. D. FRANCISCO FORTEZA.Por su mandado.

    JUAN BAUTISTA SANZ BRAVO.

    APROBACINdel Muy Reverendo Padre Maestro

    FRAY ANTONIODE FIGUEROA,del Orden de San Agustn.

    Por remisin del Consejo Real de Castilla, he visto un libro, cuyo ttulo es, Periquillo el de lasGallineras, compuesto por Francisco Santos, y no hallo en l cosa que contradiga a nuestra Santa Fe,ni se oponga a las costumbres Cristianas, antes muchas, que pueden conducir para su buena direccin,embozadas en varias fbulas, y novelas, que dan bastante noticia de los embustes, y engaos delmundo, y adiestran al escape de ellos, hasta llegar a un feliz, y Cristiano fin. Con que se hace digno de

    la licencia que pide. As lo siento, en este Convento de San Felipe a treinta de Setiembre de 1667aos.

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    FRAY ANTONIODE FIGUEROA.

    FEDE ERRATAS.

    [...]

    Este libro, intitulado Periquillo el de las Gallineras, escrito por Francisco Santos, con estaserratas, corresponde con su original. Madrid, y agosto 30 de 1668.

    DON JUANDE AYALA MANRIQUE.

    SUMADELA TASA.

    Tasaron los Seores del Consejo Real este libro, intitulado Periquillo el de las Gallineras, a seismaraveds cada pliego, el cual tiene 15 pliegos, sin principios, ni tablas, como ms largamente constade su original, despachado en el oficio de

    LUIS VZQUEZDE VARGAS.

    SUMADEL PRIVILEGIO.

    Tiene Privilegio Francisco Santos para poder imprimir este libro, intitulado Periquillo el de lasGallineras, por tiempo de diez aos, como consta de su original, despachado en el oficio de

    JUANDE SUBIZA.

    AL AMANTE LECTOR.

    En los aos de treinta y seis hasta cuarenta, hubo en Madrid un pcaro bufn, llamado Alonsillo elde las Gallineras, tan vil truhn, y desvergonzado, que sus vergonzosas partes se manifestaban a lavista de cualquiera, por el vil inters de un cuarto. He dicho esto, por si acaso, discreto Lector, hascredo que lo moral de mis chanzas, y discursos con alma, se haban de ocupar en pintar semejantesujeto. Periquillo el de las Gallineras es mi asunto, un pobre entendido, y desengaado, que se supoconocer, y conoci al mundo, cuyas medras hall adonde yo las espero. Lee piadoso, como lo hashecho a todas mis obras, que hasta esta hora slo esa medra he hallado, y la estimo sobremanera. Slote suplico, si acaso saliere en algn tiempo a luz comn un libro, cuyo ttulo ser, el Cid resucitado, yla verdad en el Potro, le leas por mo. Dios te guarde, y te defienda de ti mismo, y a m de entrambos.

    TABLADELOCONTENIDOENESTELIBRO.

    DISCURSO ICmo fue hallado Periquillo - Pintura de la Luna - Lo que puede un gozo - Lechuza,

    smbolo de la discrecin - La hermosura de la noche - El mundo es todo ambicin -

    Cuidado que tiene Dios con todo lo criado - Dan a criar a Perico.DISCURSO II

    Mudanzas de la fortuna - La calavera - Abrsase la hacienda de los piadosos, que criabana Perico - Entra a servir Perico a una Gallinera - Murense los amantes de Pedro -

    Discurso que hace Pedro - Levntase la envidia contra Pedro - Trazas de la envidia -Discrecin, y afabilidad de Pedro.

    DISCURSO IIILa mentira es cruel sierpe - Notable discurso de Pedro - Descubre el amor a Pedro su ama- Desecha Pedro los partidos de su ama - La ira en una mujer - Despide a Pedro su ama -

    Discurso de Pedro - Segundo cmodo de Pedro - Danle nombre de Periquillo el de las

    Gallineras - Preguntas del nuevo amo, y4 respuestas de Periquillo - El ms fiero animal es

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    hablando con otro, se van arrancando los botones del pecho - Gente con uas - Los quebabean, cuando hablan - Hablar entre s es bueno - Cuento notable sobre guardar secreto- Sacarse la cera de los odos, es notable cosa en estos tiempos.

    DISCURSO XVIIAdoracin que se debe a la Cruz - Hombre en pecado - Condiciones de la NacinEspaola - Condiciones de la Francesa - Nios que se casan - Lo que hace el oro - Lacueva de la fortuna, y sabandijas de dentro - Oracin que hizo Periquillo para morir.

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    DISCURSO PRIMERO

    CMOFUEHALLADOENLA NOCHE BUENADEL NACIMIENTODE DIOSHOMBRE.

    Equvoca la luz de aquel Lucero, presidente de la noche, de aquella Reina de las Estrellas,substituta de el Sol, y no menos admirable; Luna en fin, retrato del pequeo mundo, digo del hombre,tan parecida en sus humanas imperfecciones, pues ya crece, ya mengua, nace, muere, ya es algo, ya esnada. Jams permanece en un estado, ni tiene luz de s, pues la goza del luminar mayor: es defectuosa,manchada, inferior, pobre, y triste, originado todo de la vecindad msera de la tierra.

    Equvoca, digo, la luz de este retrato de la criatura humana, entre porfiadas, y obscuras nubes,luca a rempujones la ms dichosa noche de todas las que numeran las semanas, dan cuerpo a losmeses, y hermosean el aspecto del ao. La noche tan celebrada del piadoso, cuanto bizarro, atento,cuanto compasivo, y manirroto celebrador, orgullo vivsimo de la Noble, y Castellana Nacin. NocheBuena, nombrada as, por haber nacido en ella aquella luz, que desterrando nieblas obscuras tom

    puerto en Santa Mara, para despus embarcarse en la Vera Cruz, logrando su dichossimo viaje a lasIndias del Cielo.

    Esta Noche Buena del Nacimiento de Dios humanado en las pursimas entraas de la mejorMujer, de or los Maitines del grande, y milagroso Convento, donde tremola banderas de paz la granCapitana del Carmelo Monte, salan dos piadosos casados, virtuosos Amantes, y temerosos de Dios; ya la regateada luz que prestaba la Luna, vieron a la puerta de aquel admirable, y piadoso hospedaje deJoseph, donde los tiernos Expsitos hallan albergue, un bulto, que apenas se daba a conocer, puesentre penas dorma, hasta que manifest el haber nacido en el valle de lgrimas, pues soltando elfeudo comn la presa, dio aliento al reclamo, o clarn de su venida, empezando a llorar.

    Detuvieron el paso los dos piadosos al tierno ruido que los llamaba, y guiados a l, examinaronser la causa un recin venido al concurso de las lgrimas, a las escuelas del llanto, a la universidad decompetencias, y al puerto de las desdichas.

    Alzle del suelo Teodora, y recogile en la capa Faustino (estos eran los nombres de los dospiadosos:) y parecindoles obra del Cielo, a quien careca de los frutos matrimoniales, haberlesdeparado tal prenda, guiaron contentos a su casa.

    Siglos se les hacan los instantes para llegar, pues as que entraron, pidiendo luz, y recado a lacriada, se sent la piadosa Teodora a desenvolver la tierna prenda, para ver si haba nacido varn;

    pero tal vez se suele anticipar la alegra, y pisar antes de tiempo los umbrales de aquellos que obranpiadosos; pues por las rotas, y pobres mantillas, que de paales no hablo, porque no los llevaba,manifest naturaleza el ser aquel pequeo bulto hombre.

    Dejle en carnes la madre adoptiva, y lavado, y limpio le recogi en mejores ropas que las que lepusieron para arrojarle a la tierra. El discreto Faustino, como fuera de s, embebido todo en gozo,vuelto admiraciones, metidos los pulgares en la pretina, levantado en las puntas de los pies, le

    parecan estorbo los brazos de su esposa, para ver a su gusto al tierno infante, y ya ms reparado,discurri en la ceguedad de los padres, que le engendraron, pues no le pusieron cdula de si era

    profeso en el Santo Bautismo, o si necesitaba de la gracia, que lava las manchas del primer yerro.En este laberinto batallaba, y en tanto que su esposa alegraba los paladares al tierno varn, con la

    dulzura que por afn arroja la cuidadosa abeja, se sali a un patio, a tiempo que oy una lechuza.Conoci la por su notable canto, mas no le caus novedad, ni tuvo por presagio triste, como muchosagoreros lo tienen, antes se acord, que los Atenienses la celebraron por smbolo de la discrecin, conque concibi nueva alegra, parecindole, que el hallado infante sera hombre de claro discurso.

    Repar luego en lo sereno que haba quedado la noche, recogido el velo de sus nubes, brillandolas Estrellas, y girando por todas partes, y en hacimiento de gracias de la nueva prenda, empez a

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    alabar al Artfice Soberano, diciendo: Quin llama a ninguna de tus obras fea? quin da semejantettulo a la hermosa noche? Oh gran saber de Dios! pues hallaste modo como hermosearla, que no esmenos linda que el da, aunque la d impropios nombres la vulgar ignorancia, llamndola fea, ydesaliada, injurindola de triste, siendo descanso de las penas de la vida, y alivio de nuestras fatigas.Yo te celebrar de sabia, por lo que en ti se calla; y discreta, por lo que en ti se piensa, que no slo

    eres para que duerman los ignorantes, sino tambin para que velen los Sabios: y si dijere alguno, queen el da se ejecuta, yo le dir, que en la noche se previene.As contemplaba Faustino, cuando vio una Estrella resplandeciente: causle novedad, porque

    girando rayos, manifestaba majestad entre movimientos nunca vistos, a tiempo, que con algn gozo lellam la cuidadosa Teodora. Contento fue a ver la causa, cuando le ense una bolsa, que pordescuido no vieron al desnudarle, y en ella los Santos cuatro Evangelios, y una cdula, que deca as:

    La pobreza de mis padres es mucha, pues aunque he nacido entre los lazos delyugo Santo, no pueden criarme, y por ser muchos mis hermanos, y cortsima laposibilidad de mis padres, slo pido por amor de Dios, me den el Santo Bautismo, yen su dichoso voto, sea mi nombre Pedro, que as se llama mi padre.

    Las lgrimas que acudieron a los ojos de Faustino, fueron tantas, que porfiadas cada una a ser laprimera, tropezndose por salir de la prisin del llanto, causaron un sollozo, que reprimido de lacordura, fue dando lugar a que se desenlazasen, y cayesen aquellas gotas de sangre blanca, por lossenderos de las mejillas.

    Gracias dieron estos discretos casados, por tantas mercedes, deseando el da para buscarle amaque le criase, pasando lo restante de la noche en contemplar la agraria desigualdad del mundo.

    En cuntas casas (deca Faustino) amado, y querido Pedro, nacieras, que a tu venida secelebraran fiestas? Slo llorar el que hayas venido a un mundo tan desdichado, tan triste, y tanavariento, donde todo es guerra perpetua. El hijo ms deseado, desea la muerte a sus padres, paraquedar a su libre albedro dueo de la hacienda. La hija apenas muere el padre, cuando pide a lamadre que la pari, y crio a sus pechos, la hacienda que la viene paternal, y aun para ello se vale de

    amenazas, y justicia (notable ingratitud!) el pariente est contando las horas, y minutos de la vida desu deudo, porque le deja un poco de hacienda. El que aspira al puesto que tiene otro, sabiendo, ocreyendo que le viene de derecho, le desea la muerte para verse en la posesin a que aspira. El Pobreenvidia al Rico, el Rico al Seor, el Seor al Grande, el Grande al Prncipe, todos con el ansia deambicin. Oh miserable mundo! pues ninguno de tus inquilinos cree que tu posada perece, an en elmismo embrin del cogollo, antes de abrir la boca para el aliento que crey suyo, sin acordarse, quese nace desnudo, y as se vuelve a la tierra, y aun esta guerra est dentro del hombre, pues en suterrena casa anda muy encendida la discordia, pues lo que tiene de mundo, aunque pequeo, todo l secompone de contrarios, presentan los humores la pelea, avisando a sus parciales elementos, a quien

    piden ayuda. Resiste el hmedo al calor nativo, que poco a poco va limando al fuerte, y a la larga leda asalto: la parte inferior est siempre de ceo con la Superior (que los Superiores jams se libraronde inferiores enemigos.) A la razn se atreve el apetito, y tal vez la atropella, y en estos medios aun elinmortal espritu no est seguro de tan general discordia, pues le combaten pasiones; el temor seresiste al valor, la tristeza a la alegra, apeteciendo, y aborreciendo; en fin todo es arma, y todo guerra.

    Aqu llegaba el discreto Faustino, cuando los alegres mensajeros de ese Monarca de la luz,coronado de hermosos resplandores, y rodeado de la guarda de sus rayos, comenz a ostentarse conuna callada Majestad por todo el mundo, celebrando su venida las aves, que entre otras los cansadosgorriones, deseosos de un da claro, con sus chillidos despertaron la suspensin de los Amantes dePedro, que tambin iba manifestando, que naci en el valle de lgrimas, sujeto a derramarlas para

    pedir sustento.En tanto que se le buscaba Ama, fue llamada una vecina, que a sus pechos criaba un hijuelo, y

    con amor le dio a nuestro recin nacido ambas tetas, que con muy buena gana apur; a cuya accin,mirndole al rostro (dijo la tal mujer) criarte quieres, bendgate Dios, y qu lindo que eres!

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    Norabuena vengas a tal casa, pues ya que la pobreza te arroj, no falt caridad que te recogiese!Bendita sea la bondad de Dios, que as cuida de sus criaturas!

    Nace el cuervo vestido de blanco, y aborrcenle los padres que le avivaron, vindole de diferentecolor que el suyo, y en tanto que naturaleza le viste de crdito, y da crdito con el vestido, le envaDios sobre las pajas de su nido el sustento en unos mosquitos. Hallase el Oso el riguroso Invierno

    falto de sustento, y naturaleza, enseada del Soberano Artfice, le paladea con el propio humor de susmanos. Fltale al Buey el pasto para su continuo rumiar, y naturaleza le arroja del buche lo que yapag tributo al diente, y con ello le entretiene en tanto que llega el socorro del heno, o paja. Nace elpobre racional viviente, desnudo, sin amparo, y no faltan buenos que le alberguen. Oh queridoPedro!, pues habiendo sabido tu historia, tan corta como tu edad, ya te puedo llamar el dichosonombre de aquel Pontfice Segundo a Dios. Aqu me tendrs con la sangre de mis venas, pues con esacara parece que atraes los albedros.

    Con esto se despidi tiernos los ojos, pero era tambin pobre, no hay que espantar, que la durezaes una polilla, que se ceba en corazones ricos, y ambiciosos, pues ocupados solos en su logro, ocomodidad para anhelar, jams se acuerda de la pobreza llena de lgrimas.

    Todo cuanto pasaba, serva de lea, que avivaba la pasin del querer en los dos amantes, y as con

    gran diligencia, aunque breve (que tambin hay cosas breves, y grandes) hallaron una ama rolliza, yabundante de leche: era gran criadora, y mujer de un cochero, Gallega, que dijo ser; coma como lasarna, y beba como la tierra; llambase Dominga, que muy contenta dej su hijo a otra paisana,concertado a media leche, y ella carg con el amado Pedro, muy contenta por conocer el pasto de lacasa, y alegrarla el ojo seis ducados.

    Fue cobrando amor a su cra, con que a pocos das nuestro Pedro, ya ha hecho Cristiano, parecaen rostro hijo de su Ama; imitando a la espuma, que formada a los golpes del agua, va aumentndoseal abrigo de una pea, que la sirve de albergue en sus fortunas.

    As creca nuestro Pedro, empezando a mostrar unas risas amorosas, unos amantes gorjeos, y unarrojar los brazos en viendo a sus padres, y de aqu al segundo escaln de saber andar, con quecualquiera meneo era gracia, que volva locos de amor a sus dueos. Llegse el extremo de

    pronunciar aquello de taita, mama, pulido juguete, y juguete que ignoran muchos pulidos; con que seolvidan de aquellos embozos de la muerte, entre llantos de la senectud. En fin, a breves das, yanombraba a su ama, y a pocos meses a todos los de la casa.

    Adelantbase naturaleza con muy vivas demonstraciones, en tanto grado, que ya vestido dehombre, desterrando faldas (tributo segundo, por haber nacido de entre ellas) pareca hijo de unPrncipe, porque era limpio, honesto en el mirar, templado en el comer, poco travieso, y nada pedidor,

    partes, que no se hallan en todos.Llegase el extremo de la escuela, amargo bocado para los muchachos, y ms cuando salen de los

    das de una Pascua, porque no hay cuesta tan agria para ellos; pero en nuestro Pedro era tal el extremode saber, que muchas veces, sin almorzar se iba a la escuela, adelantndose notablemente, pues a los

    seis aos ya saba leer, y escribir razonablemente, descubriendo con estas dos partes, profundidad deingenio, sutileza en apercibir, y en responder notable prontitud.Los ratos ociosos no jugaba, ocupndose en leer, o mirar lo que haba que hacer en la casa;

    dndose a querer en tanto grado, que sus amantes dueos le prohijaron, hacindole heredero de suhacienda, que aunque no era mucha, la saban gobernar, siguiendo el medio de la proporcin en elvestir, y calzar, y el sustento: que el que en aquesto se remonta, presto cae miserablemente, y tambinel que se abate a la miseria, jams sale della, como avariento vil.

    Tenan en una principal casa, al lado de la suya, seis mil ducados a censo; la que vivan vala dos,alhajada no demasiadamente, pero curiosa, abrigo bastante para la quietud de dos casados. De todoesto hicieron dueo a Pedro, que ya informado de su fortuna, con demonstraciones de humilde,agradeca la crianza, y amparo a sus dueos.

    Era tan amado, que apenas se ausentaba, cuando le deseaban presente, tanto era su agrado, yhumildad, pues llenando la boca de mi Seor, y mi Seora, jams le pudieron vencer a que los llamase

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    padres, tan notable era la aprehensin, que su buen natural haba hecho al or su historia, que congrande admiracin reverenciaba a sus bienhechores.

    Hacase amado, no tan solamente en su casa, pero en toda la vecindad, era servicial, amigo dehacer bien, humilde, muy participado, y todo lo adornaba con un discurso tan gracioso, que los que leoan, y no conocan, miraban el bulto de donde salan tan admirables dichos y sentencias.

    Ya Pedro tena ocho aos, y a los que le criaban, les pareca, que en la presente hora le acababande hallar, dando de continuo muchas gracias a Dios por tal dicha, creyendo haba sido un milagro quela piedad Divina haba enderezado para alivio de su vejez.

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    DISCURSO II

    Mudable llaman a la fortuna, verdad dicen, que poco estable es la quietud del hombre: nadieblasone de firme en un estado, en cuanto viva sobre la tierra, cruel territorio de pesares.Bien pregonaba la verdad la calavera, que ya enterrada, tena un rtulo en la frente, que deca:

    Aqu estoy, y no s en lo que me tengo de ver. Pues topndola un curioso contemplativo, la llev a sucasa, y encerr en un Oratorio, donde l solo entraba: y la mujer, celosa, y impertinente cansada,saltendole las llaves, top con ella, y concibiendo en su celosa mente, que sin duda era la calavera dela amiga de su esposo, determinada, y furiosa, encendi fuego, y la quem, encendida ella en rabiosasimaginaciones.

    Hueso, que ya enterrado das aviso al peregrino pasajero de la vida, suspende tu voz, aunque porescrito hablas, y deja que mis escritos te acrediten de verdadera voz.

    Notable era el contento de Faustino, y Teodora, y mucho ms la obediencia de Pedro; pero como

    a la fortuna la pintan mujer, y sobre una rueda, es fuerza que obre como quien no tiene firmeza. En lamayor quietud da pesares, y desasosiegos: pues una tenebrosa, y obscura noche, impensadamentevieron, y no pudieron remediar tan cruel, y voraz incendio, que pareca que todo el elemento delfuego, ausente de su lugar, bajaba a verter sus rigores sobre la ingrata tierra, empezando por la casa deFaustino, y las de los lados; tal fue la brevedad de la llama, que a descuidarse en acudir a librar algunaalhaja ms que las vidas, corrieran riesgo de la muerte: en breves horas se arrasaron tres casas,quedando los dueos tan pobres, que slo les sobraba sentimiento, y lgrimas. Faustino, y Teodora

    perdieron toda su hacienda, pues el que los deba los seis mil ducados, tambin qued como ellos.Pedro lloraba tan amargamente, que causaba dolor, aunque tal vez reprima el llanto, y consolaba

    a sus pobres dueos con ejemplos, cuyo fin era decir: Cmplase en todo la voluntad de Dios.Los primeros das fueron acogidos de algunos piadosos, pero enfadronse presto, procurando

    medios, y trazas para despedirlos, que entendido del discreto Faustino, y la triste Teodora, sesujetaron a pedir por Dios, medio que trujo la muerte a los umbrales de la vida de Teodora, queaunque amarga, la recibi su pasin con mucho amor, originado del sentimiento de verse de puerta en

    puerta, y que en muchas casas que la conocieron, cuando tuvo, ya la desconocan pobre; con que enbreves horas rindi la vida sobre una pobre manta en la casa de la Ama de Pedro, que piadosa losacogi, dndolos en que dormir.

    Qued Faustino solo con el amado Pedro, que jams le falt, pues como su discrecin, ysentencioso decir, granjeaba amor, en cualquiera parte que entraba le daban lo necesario para elsustento; pero atento lo llevaba, y parta con su querido Faustino, en cuya compaa coma connotable gusto.

    Viva cerca de su posada una mujer de razonable caudal, que trataba en aves, teniendo una recuade mulos que enviaba a Castilla a traerlas, y viendo a Pedro muchacho de tan buena presencia, y tandecidor, aficionada de l, le convid, con que la asistiese a sus libros de asiento, y que a l, y a su

    padre no les faltara todo lo necesario.No fue esta peticin muy mal oda de los dos necesitados, pues al punto obedecieron. Permtasele

    a la pluma, el pintar con estos caracteres, unas justas, y bien derramadas lgrimas de los tristes ojos deFaustino, antes que la muerte ataje su sentimiento, que alivio es el que venga adonde la dicha es tancorta; llam a Pedro, rindindole las gracias, pues por l le vena aquel alivio tan impensado, y Pedro,

    postrado de rodillas, vertiendo tiernas lgrimas, le dijo as.No s a quin debo el ser de hombre, pues no conozco a quien me engendr. A ti, amado Seor,

    s, que eres a quien debo el amparo, y la crianza, t me enseaste lo que s, esto es cierto: pues si a

    este rbol humano, ya que no le sembraste, o plantaste, le cultivaste, y guiaste, hasta el extremo de daralgn fruto; no ser mucho que te le rinda, doblando la vara de su cuerpo, y besndote el pie. Amado

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    Pedro (dijo Faustino) quin pudiera pagarte tanta piedad, siempre creda de m! dame esos brazos,dijo, echndoselos al cuello, en cuyo lazo empez a temblar el edificio de la vida de un afligido:Djame llorar en cuanto tenga vida (prosigui Faustino) no la hacienda que perd, que siempre la cre

    perecedera, en fin como bienes de el mundo, slo la falta de aquel amante consuelo de Teodora. Ayprenda amada! dijo, vertiendo tanto golpe de lgrimas, que bastaron a anegar a Pedro, formando un

    llanto tan amargo entre los dos, que aun las piedras miraban pesarosas de tener tan dura materia, y nopoder acompaarlos.Desenlazlos un temblor, que acudi a Faustino, tan repentino, que slo pronunci, a Dios hijo

    amado, l te haga dichoso. Con esto se humill a la tierra, que, ya avisada de su sentimiento, leaguardaba para prevenirle descanso, que los pobres, y cortos de fortuna, slo en ella descansan.

    Llevle Pedro, como pudo hasta su lecho, ayudado de una criada de la casa; mirle el rostromortal, y el ser vacilante, prevnole discreto Mdico para el alma, y luego le trajo los Sacramentos, ydespus de las obras de Cristiano, repitiendo un Acto de Contricin, dio su alma a Dios.

    Qued nuestro Pedro solo, sin la compaa de sus amantes dueos, pero tan acompaado desentimiento, y tan admirado de los impensados golpes de la fortuna, que previno en la idea de suentendimiento, aunque el mundo le ofreciese sus bienes, de no admitirlos, slo aquellos, que bastasen

    al sustento corporal.Pasronse algunos das, y poco a poco se fue tras los das el sentimiento, porque su nueva ama le

    quera notablemente, granjendolo su cordura, y asistencia.Corre tan veloz el tiempo, que apenas amanece la edad del hombre a las puertas del Oriente,

    cuando se mira en el Ocaso de su fin. Mirbase Pedro, y argase a s mismo, diciendo: T no eres elque ayer fuiste hallado en una calle, desnudo, pobre, y solo, arrojado de los mismos que teengendraron? que arrojo fue, aunque a la puerta de la piedad; pues qu te aflige? para qu te

    preguntas, quin eres, y quin te dio el ser? sin duda sera alguna fiera: pero no, que las fieras nacenvestidas, aunque desnudas de discurso, y yo ya que nac desnudo, parece que naturaleza se esmer endarme algn entendimiento, aunque parece que no, pues quien pregunta como yo, ignorante es, puessiempre es el principio del ignorar el preguntar, si es de aquellos que desean saber, que el que naci

    para ignorante, jams procura salir de las nieblas de su error; pero si tal vez me arguyere, ser por versi me puedo vencer a m mismo, que hacindolo, podr ser que d alcance a los deseos que tengo desaber, y as dar asiento a la curiosidad, desterrando poco a poco la cansada ignorancia.

    Fuerza sera que mi padre fuese hombre, pues sal de su especie, que segn Aristteles estagirita,el hombre, hombre procura engendrar; pues si lo fue, la fiera ms atroz se hizo, que crio naturaleza,

    pues arroj de s a un hijo: de qu fiera se cuenta tal accin? slo del hombre se podr contar: bienpudo, oh cruel padre, llegar a m un fiero cerdoso, o un rabioso can, y despedazarme, quedndose elalma en las tinieblas de su primer caos, falta de luz Celestial: dar las gracias a Dios en cuanto viva,

    pues llev tan a punto la caridad de aquellos dos, a quien llorar en cuanto vivo, surcare la playa de elmundo.

    Oh madre ingrata! Faltrate un bocado de pan, pedido por Dios, con que alimentar a este quetrajiste en tus duras entraas? Arriesga el animal la vida, por librar sus hijuelos: trepa la levantadapalma, araa los copetudos montes, surca los ros, penetra las cuevas, arranca las peas, y se arroja alas lanzas, y arcabuces, slo por el amparo de aquel pedazo del alma, y t le arrojaste? cierto sera quete costase dolores, y si por eso te vengaste, mal hiciste, que no puede saber lo que causa un recinnacido: slo ser mi venganza, procurar no parecerme a vosotros, oh padres crueles! que me negasteisel llamaros piadosos, por no conoceros: el ser os debo; que la luz de la razn me lo ha enseado, y elmpetu de conocimiento me lo ha dicho, que pues veo, conozco, y advierto, no estoy falto de razn.

    As lamentaba Pedro, entregada la memoria en su historia notable, en su descanso breve, y en sufortuna esperada, cuando el mundo dio a entender la poca firmeza en los cmodos temporales, puesavivando a la infernal envidia, puso guerra a la inocencia de Pedro.

    Haba en la casa otro mozo, que aunque mal Escribano, y bien descuidado, asista a los libros, ydems papeles, antes que Pedro viniese, y vindole en su puesto, y que le estimaban, y a l le haban

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    abatido a cargar con las banastas de las gallinas, y huevos, orden con daado corazn el desacreditara Pedro.

    Dorma la criada de la casa, que aunque desaliada, y nada limpia, tena buena cara, que eldiamante entre el estircol luce. Dorma, como digo, en un aposento, el primero de la casa, cercano ala puerta de la calle, para en las ocasiones tener cuidado de los que entraban, y salan, por asistir el

    Ama muy adentro de la casa.Recogido una noche el envidioso mozo, solo, y sin estorbos vivientes, tomando recado deescribir, imitando la letra de Pedro (que para hacer mal, jams falt habilidad) escribi un papel as.

    Amada, y querida Juana, pues sabes mi amor, y que reconoce la deuda que tetiene, y pagar, no dilates lo que ya tenemos tratado entre los dos: y pues no haydificultad, siendo duea, como lo eres, de la puerta de la calle, abrevia las penas dequien ms te quiere, guardndote en todo de Juan. Tuyo hasta la muerte,

    PEDRO.

    Despus de escrito, le cerr, y guard para en la ocasin darle a su ama, si no bastasen sus malosinformes.

    Qu descuidado, y ajeno de tales traiciones andaba Pedro, todo imaginativo en sus fortunas, ydiscursivo en su historia! y sin quejarse de su fortuna, vacilaba en la mansin de su entendimientotodo su discurso, tal vez ajenndose de la obligacin que tocaba a su cuidado; pero la prontitud de sunotable entendimiento lo supla todo con su viveza humilde.

    El desvelado mozo, ardiendo de envidia, no hallando descanso, buscando ocasin, la logr enhablar a solas a su ama, dicindola as: En los tiempos que se alcanzan, notable riesgo corre el quehabla verdades, y ms siendo en agravio de segundo sujeto; pero la fuerza de la razn, y deuda quetengo a esta casa, me han forzado a la presente ocasin, y para que descanse mi voz, lee, y ponremedio a tu perdicin.

    El ama, que tom el papel, y examin lo que contena, discursiva imagin, que dentro de casa era

    papel escusado, pues se podan hablar todas las horas, y que no era Pedro mozo de tan ruinespensamientos; adems de ser papel arriesgado, por ser fuerza, que ella le haba de dar a otro, que se leleyese, discurri discreta, y remedi avisada.

    Llam a Pedro secretamente, y mostrndole el papel, le pregunt si era suyo. Respondi: Seora,no es ma la letra, ni lo notado; pero tuya la pregunta s, que es lo que yo ms siendo. Despidile, yllamando a Juan, le reprehendi speramente, y ajustando la cuenta de su salario, le pag, y despidi.

    Juana, que supo la causa, y el enredo, con lo notado de el papel, llena de confuso ardor,enamorada de Pedro, parecindola, que siendo su marido, sera dichosa, orden de decir a su ama, queel papel escrito, no todo era mentira, pues Pedro la deba la flor, que tanto resplandece en las mujeres;rendido todo su entendimiento a esta determinacin, ech el sello al hallar algunas cintas, y otras

    pequeas alhajas de Pedro, guardndolas para que la sirviesen de abono (que quien procura engaar,

    cualquier testigo le parece un ngel, segn le retrata bueno.) Con estas disposiciones, buscandoocasin, habl a su ama de esta suerte, ayudada de alguna turbacin, y lgrimas, que lo uno, y lo otroson atributos de las mujeres.

    Ya sabes, Seora, lo que ha que te asisto, pues entr en tu casa de siete aos, y que militandoen tu buena escuela, he sabido observar la bondad, y cuidado con tu hacienda. Hoy el fuerte de miestimacin le rend a la mayor discrecin, a la mayor afabilidad, a la ms atenta cortesa, y a la ms

    pronta servidumbre, que lo bizarro, y galn, con lo dems referido, hubiera dicho, acortando razones,y nombrando a Pedro; y as podrs dar crdito al pasado papel, y a estas memorias de amor, que en mi

    poder ha consagrado, suplicndote, te duelas de m, que te prometo ser tu esclava todos los das de mivida.

    Acab forzada de algunas lgrimas, o persuadida de aquel dicho de llora mujer, y vencers; pero

    el Ama, sagaz, y discursiva, aunque algo turbada, que no miraba a Pedro de mala gana (pero qu nogranjear un claro discurso, rico diamante en el engaste de un dictamen humilde) la respondi as:

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    Cierto, Juana, que no me admiro de lo que me has contado, que nuestra materia es muy frgil, yms a la vista de tan buen mozo; pero reirte el que no reparases en que no tiene tantas partes como

    parece, pues la principal del nacimiento, fue la que sabes, y que por amor de Dios le criaron, yprohijaron aquellos seores, y yo le recog movida de caridad, y que puede ser que sea hijo de algunosmalos padres, concebido en las sombras del pecado, y que como tal obre en creciendo en la edad; y

    dems, que harto me hubiera holgado el que no te debiera nada, porque yo tena dispuesto darte mejornovio, y dems ayudarte bien, que dos palos secos jams, o tarde reverdecen, y para servir toda tuvida, cierto que ha sido notable tu yerro: harto me holgara, que tuviera remedio, que en verdad quetena yo tratado tu casamiento, como te tengo dicho, y que haba de ser con mucha brevedad.

    El eco de novio, y hacienda, hicieron asomar colores al rostro de Juana, que en un instante mudel amor, retratndose Seora de casa, y criados, y con alguna turbacin a medias razones, algotragadas, y algo a rempujones, dijo as:

    Seora, no podr negarte, que tengo amor a Pedro; pero amor que no ha pasado de losumbrales de la cortesa, por no haber dado lugar para ms su notable condicin; pero por que tuvieselogro mi determinacin, causada del mentiroso papel, he fingido el engao que has odo, diciendo, medeba la flor de la estimacin; pero no es as, que aun estas alhajas, que te he enseado, han sido

    halladas de mi cuidado, no recibidas de su amo, que creo que est bien extrao de todo; y puedescreer, que ha sido todo envidiosa traza de Juan cuanto ha pasado.

    El alma se volvi a la duea de casa a su antiguo lugar, que pareca, que ausente estaba; peroreparada, y atenta, como quien se haba criado entre garabitos, mesas, y canastas, junto a la Imperialcalle de Madrid, alegre por haber surtido bien su fingido enredo, y que con tanta facilidad habaaclarado la inocencia de Pedro, a quien casi haba llorado ajeno, con palabras cariosas, y blandas, lavolvi a examinar, y oyendo la verdad, autorizada con algunos juramentos, la despidi, prometiendoel remedio con toda brevedad.

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    DISCURSO III

    Cruel sierpe es la mentira, autora de toda maldad, fuente de los vicios, madre del pecado; arpa,que todo lo inficiona; ladrn, que todo lo roba; Fitn, que todo lo anda; Hidra infernal de muchascabezas; Proteo de muchas formas; Centimano, que con muchas manos pelea; y Caco, que a todosdesmiente. En fin, la progenitora del engao, armada de fieras puntas, present batalla contra lacandidez de Pedro; pero como la bondad trae siempre embrazado el escudo de la humildad, confacilidad se defiende sin hablar, que para contra la mentira basta un inclinar la vista de los ojos a latierra, y la del espritu al Cielo

    Bien ajeno se hallaba Pedro de todas estas cosas, pues contemplativo, dado todo a la suspensin,dentro del coso humano, sentidos, y potencias, se arga con rigor a lo notable de su discurso, hechassus fortunas sala criminal, decan as:

    Cmo en un mundo, forjado de mentiras, y engaos, laberinto comn de malicias, se atreve el

    hombre a meter el pie, siendo tan nio?, cmo acabado de nacer en un valle de tan espantososanimales, donde para librarse no bastan cien atenciones, se atreve a salir el hombre con tan pocasfuerzas? Gentil modo de meter el pie en el lago de las discordias, en la plaza de las envidias, y en elconfuso teatro de la ambicin. Oh desconsuelo humano! Oh vida, que empiezas a ciegas, y a ciegasacabas! No era mejor empezar a vivir en la Primavera de la edad, como el primer hombre, que eneste tiempo fue formado, como de treinta y tres aos? pero si en tan breves horas supo enojar a Dios,ms vale empezar a vivir cuando no hay discurso, que en la Primavera ms fuera despearse elhombre. No comenzara la vida, sino la propia ruina; no entrara por la puerta de la virtud, sino delvicio. Dejadme confusiones, deca el afligido Pedro, pues todos mis sentidos parecen un Babel decontrariedades.

    Aqu llegaba su notable discurso, cuando le llam su Ama: no hay servidumbre, que no tengaluces de esclavitud, si el que la asiste, tiene discurso capaz. Obedeci Pedro, y vindose a solas con l,le dijo as:

    Muchos das ha que el deseo de hablarte batalla conmigo, y con algunas inquietudes me hacevivir, y el no haberlo hecho antes de ahora, no ha sido porque la voluntad tuviese pereza, sino tu edad

    pocos aos, que aunque son diez y seis, y los mos treinta, determinada estoy a hacerte dueo de mialbedro, y hacienda: bien creo que tu humildad, discurso, y atenciones, mirarn siempre a que he sidotu Ama, y me rindo a ser tu esposa. No te espantes, que a no ser t quien eres, y corresponder como seha visto a tus obligaciones, admirado siempre en tan poca edad, no me arrojara a semejante locura,

    pues con el caudal que tengo, no me habrn faltado pretendientes, en ocho aos que ha que enviud;pero siempre he procurado adelantarme a publicar el no volver a tomar estado, con que he apagado el

    ardor de algunos que lo han intentado; y as Pedro, sin dilacin se sacarn los recados, pues ni ttienes a quien dar parte, ni yo a quien dar satisfaccin de mis determinaciones.A quin no alegrara semejante nueva, nunca pensada, y de repente oda? Respndanme los

    mancebitos de hogao, que apenas tienen bozo, cuando se echan en el pozo, y se cargan comojumentos, sin reparar en sesenta mil inconvenientes, que suele haber: pero la sagacidad de Pedro, sinturbacin alguna, muy sosegado, respondi as:

    Nuevas cadenas echas a este tu esclavo en cuanto viva, con calidad de no pasar los lmites decriado, porque sabrs piadosa Catalina, y dueo mo, que tengo ofrecido a Dios, y hecho voto decastidad, y as no permitas que sea traidor, e ingrato a un padre, que me dio el Alma, y elentendimiento, memoria, y voluntad; slo te ofrezco en pago de tantas honras, el perpetuo silencio demis labios, y la humildad de mis ojos.

    No tan fiera la herida leona acomete a su ofensor, ni el tigre preso, procura con descompuestosmeneos la amada libertad, como la fiera mujer, turbado el color, espumeando la boca, rabiosos los

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    ojos, y atrevidas las manos, embisti a Pedro, y maltratndole rostro, y cabello, sin bastar la mayorhumildad a apaciguarla, fue causa su eco levantado, a que entrase la gente de la casa, y aun lavecindad, que las ms cuerdas deste trato no tienen a novedad el alborotar la plaza, su casa, y aun el

    pueblo: lleg, como digo, gente, y quitaron de las garras del ms fiero animal al tierno, e inocentepajarillo, araado, y sangriento. Preguntaron unos la causa a Pedro, y otros a su ama, que respondi,

    por atrevido, y desvergonzado: y Pedro con profunda humildad, que su seora tena razn.Volvi en s la fiera mujer; pero qu mujer hay que no se vuelva demonio, vindose desechada,y celosa? Compuso la toca, y dio satisfaccin, diciendo, que no era tanta la culpa de su mozo, como elhaberla cogido apasionada: y que para evitar inconvenientes, se fuese de su casa. Cerrse en estadeterminacin, sin bastar algunas personas de su trato, que se hallaron all, a reportarla, por ms quehicieron: con que viendo la sentencia rigurosa, sin apelacin, aconsejaron a Pedro, que se fuese.Hzolo, desconsolado, y tiernos los ojos: y sin volver la vista al albergue injustamente perdido, dioquietud a sus pasos en una calle, algo apartado de la suya, y arrimndose a una esquina, despus deenjugar los ojos, llamando a su discurso, todo imaginativo, empez as.

    Qu hay Pedro? Qu golpes de fortuna son stos: ayer pobre, y arrojado, ha breves horas rico, yamado, luego pobre, y desamparado? Poco ha acomodado y regalado, ya sin amparo, y en la calle?

    Ea, buen nimo, que en las prosperidades, lo constante, y animoso no admira en el hombre: en lasfortunas adversas se conocen los quilates del valor, ste hemos menester, advirtiendo, que hasta ahorano se ha perdido hacienda, ni tiempo, porque la edad es poca, la hacienda ninguna ha sido; en buenlugar estamos, y as buscar a quin servir para comer, que no es vileza, y en vos no cabendesvanecimientos, pues sabis vuestro origen. Pedir limosna con sobrada salud, no ser razn, y sloel haberlo imaginado, me ha dado luces de que sin duda la pedan mis padres.

    Campaas hay donde hace cocos el enemigo de las Catlicas armas de mi Rey: en buena edadestamos, que donde hay poca fortuna, el aspirar es en vano, y dems, que la palabra doy al mundo, deno cargar de sus haberes, que vivir sin la carga cuidadosa de sus trastos, causa poco sentimiento a lahora de la muerte; y pues tan mal suena en estos tiempos la castidad, pues por nombrarla me veo destemodo, jams me cegars fortuna enemiga, ni t, vendado rapaz, pues conozco que no hay pasin queno ciegue, y sin jurar he de guardar la palabra que ya pronunci, y dije habrsela dado a Dios: elairado, aunque tiene ojos, est ciego con la clera que observa, el codicioso, falto de toda luz, se da alvil inters: el confiado, siempre camina a ciegas, y el perezoso, jams abre los ojos para ver su

    perdicin: y as Pedro, abrir el ojo, y huir el inters; vivir alerta hemos menester, pues estamos entretantos enemigos, y tambin es menester cautela en el ver, y or, y mucho ms en el hablar. Or a todossin fiarse de algunos, que de ordinario es granjear amigos, pero guardarse de todos como deenemigos.

    As lamentaba Pedro, cuando un hombre le llam, diciendo:Ah Periquillo, qu hay?, qu se hace?Volvi la vista para ver a quin haba de responder, y conoci el sujeto, que era un zafio Gallego,

    marido de una Gallinera:Sentir el ausencia de mi casa respondi, y llorar mi fortuna.No han bastado, segn he sabido replic el Gallego ruegos con vuestra Ama, pero si

    queris acomodaros, yo os dir dnde, que es en casa de fulano, que aunque el trfago es grande, lacomida es buena, y s que os recibirn, porque ayer despidieron el mozo que tenan, por habersecasado con una criada de la casa.

    El cielo vio abierto nuestro Pedro, que donde hay discurso, y necesidad, cualquier ofrecimiento seestima, y as con muy pocas palabras, atentas, y corteses, estim el nuevo cmodo al que se le ofreca,y sin dilatar el tiempo, guiaron a la nueva casa.

    Hizo relacin el Gallego, aunque en mal frase, de la prenda que llevaba, alabndole notablemente;y con algunos informes que ya tenan, fue recibido con mucho amor; despidiose el que le llev,

    diciendo, a Dios Periquillo; con que la gente de la casa empezaron a nombrarle as, y como la pocaedad lo permita, y ya le conocan, as figoneros, como compradores, y despenseros, alabando sus

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    dichos, y sentencias, decan en ausencia suya, que era un prodigio, y un espanto Periquillo el de lasGallineras.

    Por este nombre fue conocido en Madrid, la ms Noble, y amada Patria, madre de los mejoresingenios del mundo, santidad, y admiracin de hermosura, y silla de las Catlicas Majestades deEspaa, y nuevo mundo de las Indias.

    Creca la fama de nuestro Periquillo, y muchos iban a verle, y a orle, volviendo los msadmirados, y pesarosos de su ejercicio y un da que algo pensativo le vio el nuevo amo, le pregunto:En qu se piensa, qu novedad corre por el entendimiento?No es novedad, respondi, que mi discurso estaba entregado en la cosa ms antigua del mundo,

    pues es la ingratitud, y humana fiereza del hombre; y slo me holgara de poder volver atrs; pero sidoy la vista al deseo, no hallo ya los das que han pasado (notable engao de la vida) temo tratar conel hombre, y tmome tanto, que a no estimar esta forma Real, y el Alma que la hermosea, con muchogusto me volviera bruto; pues siendo hombre, a Dios, y a mi prjimo enojo a cada paso; y siendofiera, no labrara culpas a mi perdicin.

    Gran necesidad es la tuya dijo el Amo porque el hombre naci sin armas, y no puedeagraviar, ni hacer mal, como los animales. Pues el Len tiene garras, el Tigre tiene uas, el Elefante

    una espantosa trompa, agudas astas el Toro, crueles colmillos el Jabal, espantosos dientes el Perro, ynada desto tiene el hombre para ser fiera.

    As es dijo Periquillo; pero si dej de ser fiera, fue por ser ms fiero, y sus crueles armasson una lengua con que desgarra vidas, y honras; que las fieras no pueden quitar ms que las vidas;

    pero el hombre, con la lengua, con el daado aliento, con las podridas entraas, con una malaintencin, con unos ojos envidiosos, unos dientes mordedores, slo con el meneo, y unas naricesfisgonas, quita honras a unos, hacienda a otros, el crdito, y el sosiego, estraga la calidad, y obscurecela sangre, y por fin quita la vida: y as mira t, seor, quin es ms ingrato, el hombre, o las fieras?

    Razn tienes, Pedro respondi el Amo quin quieres t que frage respuestas a tusentencioso, y discreto decir?

    Dios te haga bueno: l te pague ese deseo, pues no hay ms que adquirir en la vida replicPedro, y prosigui:

    Para ms prueba a mi tema, escucha. En Roma, en tiempo de los Gentiles, cogieron los Jueces aun maldito hombre, fiero matador, y robador, que aun a sus mismos padres haba dado muerte, y parasu castigo ordenaron uno bien extrao, y espantoso, fue abrir una hoya, y sepultarle vivo, metiendo ensu compaa espantosas, y crueles sabandijas, como Dragones, Serpientes, Tigres, y Basiliscos, ytapando la hoya con una losa, le dejaron as, para que pereciese, sin compasin, o remedio. Acert a

    pasar por all un Peregrino Extranjero, bien ajeno de tan atroz castigo, y al eco de un ay lastimoso, seacerc a la parte de adonde le pareci, que sala la voz. Pis la losa, y oy de ms cerca los lamentosde el miserable hombre, y todo compasivo, procur, a fuer de su trabajo, apartar la losa, como lo hizo,saliendo al punto todas las fieras, a quien temi, y creyendo su muerte, vio, que humilladas le besaban

    el pie, en hacimiento de gracias de haberlas sacado de tan infernal compaa, como es la de un malhombre, aconsejndole, que huyese, como ellas lo hicieron, pues unas corriendo, y otras volando,dejaron solo al piadoso, y elevado forastero, que mirando la hoya, y viendo que slo el hombre faltabade salir, y que no poda, le ayud, y sac fuera, y parecindole al mal hombre, que aquel pasajero, sinduda llevara dineros, y riquezas, embisti a l, y mat.

    Mira t, Seor prosigui Pedro dnde est la fiereza, en el hombre, o en las fieras?Quejbase el Len amargamente ante Jpiter, contra el hombre, querellndose de sus

    ingratitudes, y dndole audiencia, dijo as: Castigue tu justicia, oh gran Seor, a este racional bruto, ypara que mi dolor, y justas quejas te enseen venganzas, escucha.

    Ayer, que acosado me vi en una inculta selva, rodeado de fierros cazadores, que con esteachaque salen a robar, y quitar vidas a los pobres pasajeros, y descuidados andantes, huyendo, me

    retir, y escond entre unas palmas, desde donde pude ver con alguna seguridad, cmo unos fieroshombres haban desnudado a otro, y le dejaban atado al treposo tronco de una palma, y despus se

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    fueron con el robo. Viendo esto mi piedad, y Real nimo, que en los pechos Reales nace muy deasiento, sal de mi emboscada; y cuando al verme el hombre, crey su muerte, empezando a temblar,y aun la palma a que estaba atado, que los troncos no se libraron del temor, que causa la vista de unRey, llegu piadoso, y humilde le desat, asegurndole la vida, y libertad; pero en lugar de pagarmesemejante beneficio, me enga, aunque soy Rey (que de un daador pecho, no est segura una

    Corona). Djome con semblante humilde, y agradecido, aunque el corazn daado, y cubierto detraiciones, que ya que no haba querido cebarme en l, y piadoso le perdonaba, le siguiese, que l meenseara un cordero, en cuya terneza me podra cebar, y matar el hambre.

    Guio a un monte, donde me ense el inocente animalejo balando, asegurndome, que bienpoda embestirle, porque all estaba solo, y perdido de la manada. Yo que tal vi, cansado, yhambriento, fui a l, y antes de llegar, con buen rato, me dijo el tierno animal as:

    Adnde vas, Seor, que te pierdes, y te engaan? No seas tan dcil, muestra a ratos la fierezade tus uas: repara, que con la mascarilla de la inocencia te quieren cautivar, abre el ojo, y huyesantidades hipcritas, fingidos, y encubiertos ladrones. Atado me tienen aqu los fieros hombres, paraque te engae, apremiado, y amenazado; pero a ti, Seor, no quiero engaar, aunque mi vida corra

    peligro.

    El hombre, que tambin oy estas razones, mirndonos unos a otros, soltando l una risilla falsa,dijo:

    Lo que hace el miedo. El buen corderillo, bien piensa librarse con sus fingidos engaos. Pobrede ti, que aunque te perdone el Len, quedo yo aqu, que aun soy peor.

    As es dijo el corderillo pues ingrato al beneficio que has recibido, traidoramente quieresengaar a mi Rey.

    No te ha de valer el miedo dijo el hombre que bien conozco, que es quien te ha enseadoa mentir. No dilates ms, oh famoso Len, el atajar los engaos de estos humildes.

    Yo, que cre al hombre, embest al corderillo, y antes de llegar, ca en un trampazo de un foso.Hlleme en un profundo hoyo, de donde no era posible salir. As estuve algn rato, hasta que seasom el hombre, diciendo:

    Qu hay seor Len, mire vuesa merced lo que va de ayer a hoy: poco ha que me vi cautivo, yatado, y del seor Len librado, y ya el libertador es el cautivo: nadie se fe en el tiempo, que elcuerpo humano hoy, maana es un fro cadver. El Sol, que hoy amanece, coronado de rayos, a lanoche se ausenta, coronado de horrores, y arreboles de sangre. La Corona, que se est mirando en lassienes, se halla a breves horas, postrada al pie de una tumba. Nadie diga, bien estoy, en tanto que pisala tierra.

    Estas razones me dijo, y yo sin turbacin le respond:Bien has hablado, y discurrido; y pues tu entendimiento es tan capaz, segn has mostrado, no

    seas ingrato, y esos avisos que me das, tmalos para ti, y no te fes en tenerme preso a tu voluntad, sinhaberte dado causa, y pues me debes la libertad, y vida que gozas, dame en pago de este beneficio lo

    que a ti te di, que yo te prometo de ser esclavo tuyo para siempre.A estas razones, rindose, me dijo:Bueno est eso, ahora traer una jaula, y le meter dentro, que mi ambicin aspira a ganar de

    este modo mucho dinero, llevndole por los lugares, para que le vean chicos, y grandes, y noten suMajestad, y grandeza, sujeta, y cautiva a manos del hombre, y no se aflija, que no faltar qu comer.

    Oh ingrato! le respond, qu sabor te parece que me darn tus ofrecidos bocados, si mefalta la libertad? Si sa me quitas, qu vale cuanto ofrecerme puedes? T s que eres fiera traidora, yambiciosa, yo no, aunque lo parezco.

    Con esto se fue, y el corderillo, que oy mis quejas, entre balidos lastimosos, me dijo as:Rey mo, Seor amado, ahora conocers lo mal que anduviste en no dar crdito a mi

    humildad. Despreciaste mi bajeza, y no hiciste caso de mis avisos, ordinario bocado tuyo, fiarte de

    poderosos halagadores, traidores usurpadores de tu grandeza, y desechar los avisos verdaderos de losabatidos pobres, y humildes. Ya te avis del riesgo, y ya has experimentado la ingratitud del hombre.

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    Preso te veo, desgreada la hermosa melena, cada la Corona de la cabeza, y con el ansia que te aflige,sudando, y esperando la fiera cuartana. Ay de ti y ay de m!, que en volviendo el hombre a ti, te ha dellevar cautivo, y a m, porque te avis de su traicin, me ha de matar, que por eso muchas veces callael humilde, porque teme la soberbia del poderoso; pero si acaso no se te ha ausentado el discursoReal, tienta las paredes con cuidado, y topars una puertecilla, que con tus uas podrs levantar

    arriba, y con facilidad salir por debajo, que donde has cado (confiado de aquellos a quien favoreciste,y amparaste) es un cepo, fabricado de traiciones, envidias, y aspiraciones a tu grandeza.Apenas o las amorosas razones del corderillo, cuando aplicando el pulso a las paredes del

    obscuro calabozo, hall la puerta que me dijo, y clavando las uas en ella, la fui levantando hasta quepude salir, topando un angosto callejn, por donde sub adonde el corderillo estaba, que con lgrimasde gozo mostraba el contento, que en verme tena.

    Esto me ha pasado con el Animal ms ingrato que pisa la tierra, y por no ensuciar mis garrasen tan fiero enemigo, no aguard a su vuelta, y le mat, y as pido justicia contra l.

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    DISCURSO IV

    Qu poco caso hace el poder de los avisos, cuando salen por la boca del pobre humilde, y alpaso que haba de ser credo, por no moverle ambicin, es desechado, porque no tiene fuerzas depoder. En cuanto a la fiereza del hombre, ya has odo el cuento prosigui Periquillo; pero falta larespuesta de Jpiter, y sentencia que dio. Preguntle muy sagaz, si haba desatado, y puesto enlibertad al corderillo, en pago de aquel beneficio. A quien respondi el Len, que a su grandeza no leestaba bien personalmente emplearse en tan humilde cosa, que intento tena de mandar a un criadosuyo, fuese, y le desatase.

    Bueno en verdad dijo Jpiter fiar de la segunda persona el favor a tan grande beneficio,como habis contado: mucho sentimiento tengo, y as en cuanto no vea yo libre algn mito decorderillo, no har justicia.

    El Len, que tal oy, suplic a un caballo, que all vio, fuese a dar favor al corderillo. Obedeci

    el caballo, pero como llevaba anteojeras puestas en la vista, nunca acert al sitio; y viendo el Lenque tardaba el mensajero, envi al lebrel, y como es animal envidioso, se qued en el camino, sin ir alrecado; con que fue fuerza al Len ir al sitio, donde slo hall rastro de sangre, y seas de la muerte,y la piel hecha pedazos a manos de la fiereza del hombre, que como volvi por su Len, y no le hall,se veng matando al corderillo. Oyendo esta nueva Jpiter, sentenci, que el hombre quedase con suscautelas, y traiciones, y el Len sujeto a ellas, pues por su causa haba perecido la inocencia de aquelque le dio tan verdaderos avisos, y as, Seor, y dueo mo, no alabes al hombre, ni te fes de l entodo, hasta examinar su natural; y no ignoro, que algunos, trasplantados en buena doctrina, se hacensabrosos, y amables: y porque veo tu atencin, y poco enfado en or mis cuentos, escucha, pues nos dalugar el tiempo, y no haber qu hacer.

    Corra los campos de la fortuna un afligido pobre, desterrado de su Patria: porque a los pobresde corta estrella, los aborrece hasta su misma Patria: iba huyendo, y fue a parar en un monte deencinas, tan espeso, que la tierra que los haba criado, se quejaba de su ingratitud, pues la quitaban lavista del Cielo, y comunicacin del Sol. As que a este sitio lleg, oy, un ruido, y tropel de caballos,y entremezcladas algunas voces, que aunque confusas, con la atencin previno razones, que fueronstas: A tan infame, y alevoso hombre, qu castigo le puede dar la justicia, que equivalga a susculpas? Y as, aqu ha de quedar ahorcado de un lazo que le entretenga, sin lo rpido, y breve de elahogo; y slo por eso hemos buscado este sitio, donde apenas ha estampado la huella hombrehumano. Con esto sinti que se apartaba el confuso tropel, y encubierto el afligido hombre, los vio ir atoda priesa, y ya que le pareci, que la seguridad le acompaaba, lleg adonde haba odo el ruido, yvio un hombre colgado de una encina, atadas manos, y pies, batallando con la muerte, que aun

    quejarse de su fortuna le negaba la misma fortuna, y su estrella: sac la espada el piadoso pasajero, ycortando el cordel, dio el cuerpo en el suelo, que quitndole el lazo del cuello, fue volviendo en s.Grande fue la suspensin de los dos. El piadoso, vindole vuelto en todo su acuerdo, y el que

    crey que llamaba a las puertas del otro mundo sobre la tierra dste, y para romper tanta suspensin,el piadoso le dijo as: Amigo, que as es bien te llame, y me nombre; pues a la muerte le quit de entrelas manos a tu vida, merezca yo orte, y que me cuentes la causa de semejante venganza. Sentados losdos a estas razones, la respuesta fue, que empuando la espada, que le hizo el beneficio, mat a su

    bienhechor: mira t ahora de qu fiera se cuenta semejante atrocidad, pues el Len, siendo el msfiero animal de los nacidos, si recibe un beneficio del hombre, fragua en su idea perpetua esclavitud.

    Amado Pedro dijo el amo a dicha tengo el que habites mi casa, y de hoy mas, como hijoha de ser, no como criado, pues en ti se esmer naturaleza, esparciendo sus luces, con que aclar tu

    notable discurso, y as te ofrezco en cuanto viva, el amparo que mereces.

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    Postrado Pedro, agradeci tantas honras; pero no por eso faltaba de asistir a cuanto haba quehacer en la casa, en tal grado, que a los bajos ejercicios se aplicaba, si no haba quien los hiciera.

    El amo era sobremanera el amor que le cobraba, mostrndolo en traerle bien vestido, ysustentado, y a este paso se fue concibiendo en su ama un pensamiento fiero, de que segn el trato, yamor que su marido tena a Pedro, y conversacin tan estrecha, sin duda era su hijo: con este

    pensamiento no haba paz en la casa, todo enderezado a que en saliendo Pedro, habra sosiego. Oycon atencin el hombre las quejas de su esposa, tan arraigadas, y tan sin remedio, que no le hallabasino en la ausencia de Pedro, que mirando a lo ms, orden arrojar de casa a lo menos; y paraejecutarlo, a sus solas hizo estos discursos.

    Oh fortuna cruel! oh mujer ciega! oh pobre Pedro! para blanco de las iras del tiempo naciste: enqu has agraviado a tu ama, que tan mal te quiere? t eres servicial, amigo de dar gusto, humilde, ycallado, en tanta manera, que ms pareces asombro, que hombre, pues ya para parlar tienen mslengua que las mujeres: qu signo es el tuyo, que as te persigue? pero para qu me canso, pues paraser desechado, basta ser entendido?

    As lamentaba el amo, y Pedro, que ya haba sabido la causa de su desamparo, viendo en su amatanta pasin, y en su amo tanta ceguedad, pues slo por una vil imaginacin tan preso tena el albedro

    al gusto de su mujer, empez a quejarse as.Oh mujer muy del tiempo!, qu has visto en m, que as me aborreces?, es pecado el hacer

    bien? S, si se hace a los ingratos; pero en m, qu ingratitud has visto? Pero creo que ya no eresmujer, sino hombre, pues ya son ellos los flacos afeminados, y vosotras las fuertes; ellos tragan salivasin osar hablar, y vosotras lo hablis todo, y los sordos os oyen: ya mandis al mundo, pues sujetis alhombre a vuestro gusto, y os obedece: ya no hay hombres, que se rindieron, y avasallaron a unalagrimilla mujeril; ms alcanza ya el favor de una mujer, que todos los mritos del saber; ni se puedevivir sin vosotras, ni con vosotras, ya el hombre, Rey del mundo, es esclavo vuestro; ceg cobarde, yhizo a la mujer su valido, y ya es ella quien lo puede, y lo manda, y el hombre ni manda, ni puede; yase trocaron basquias por calzones, despus de su mucha conversacin; y ya se arroja el discurso delhombre a la prisin enfadosa de la cabellera; y ya la mujer es hombre, y mi amo no es amo, pues sincausa me arroja de s; pero no por eso, varia fortuna, me has de ver aburrido, que cuanto msgolpeado, ms constante me hallars.

    Aqu llegaba Pedro, cuando llamndole su amo, mostrando sentimiento, le dijo as:Sin preguntarme la causa, amado Pedro, os podris ir con Dios, y pues no ignoris, no me

    respondis; tomad ese bolsillo, que l os ayudar en tanto que buscis comodidad.Enternecidos los ojos de Pedro, aunque muy en s, respondi:

    Obedecer tu mandado en irme, mas no en tomar intereses del mundo, que son de los que yoms huyo.

    Salise de la casa, y despus de largo trecho que haba andado, se acord de dar quejas al viento,que ya lo mismo es drselas al hombre.

    Oh mundo todo humo, y todo nada! Oh civil, que diferente eres del natural! Oh inmensidad deDios! Oh misericordia misteriosa! Pregnenlo tus obras, tan diferentes de las del mortal: prevenidoestoy a tus combates, mundo, no me cogers con susto, que agradeciendo a Dios el haberme abiertotan temprano la vida del alma, te he conocido; entr en m el discurso con tiempo, no como enaquellos que ya tienen el pie en la sepultura, cuando caen en ti, o en s mismos; ya no me has deespantar con cuanto viere, y experimentare.

    As deca Pedro, cuando las voces de un ciego le inquietaron, pues deca:Habr entre los hombres del mundo alguno que tenga vista para guiar a este pobre ciego, que

    naci as?, habr algn pecho piadoso, que se duela de m, que soy pobre?La piedad de Pedro no hubo menester ms, para llegarse a l, y asindole las manos, sin hablarse

    palabra uno a otro, le fue guiando algunos pasos, hasta que el ciego se par, y tentndole, le pregunt

    quin era, que obraba piadoso? un pobre como t (respondi) a quien el mundo ha dado en herir, y tanpobre, que lo que ms siento, es el tener tan pocos aos, pues mendigante de edad, quisiera que de

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    limosna llegara el colmo de los das que me faltan, que aquel que naci para ser desdichado, qunacer como morir, y qu cuna como el atad?

    Vlgame Dios! dijo el ciego, eres hombre?No respondi, que si lo fuera no deseara la vejez, porque los hombres, ya han dado en

    parecer nios, o nias, y para ello se rapan los bigotes, y alquilones de pelo, usan trenzas, y ya no se

    hallan por las calles hombres, sino cul, y cul.Qu dices? replic el ciego, aunque por eso hay tan poca caridad, que ya no se juntalimosna como sola, y pues en ti la hall, y conozco, segn publica tu voz, que eres discreto, guame ami casa, que pues eres pobre como dices, uno con otro nos consolaremos, y si no sabes a la calle delos Negros, pregunta, y en entrando por la del Carmen, a seis puertas de la mano derecha es mi

    posada.Guile Pedro, y sin preguntar, le arrim a la misma puerta: entraron, y a pocas razones dio

    muestras Pedro de su discurso, dndose a querer de los dueos de la posada, gente honrada, marido, ymujer, que alquilaban cuatro camas a pobres, para ayudarse al sustento.

    Cierto Pedro dijo el ciego que, segn he odo de ti, as te llamas, que en tus palabras dasmuestras de gran capacidad; y slo quisiera suplicarte, dieras claridad a una duda que me molesta, que

    aunque ciego, y tanto, que jams he visto, con lo que oigo, apercibo mucho, y con el sentido del tocar,he sabido la forma del hombre, y la mujer, no te has de enfadar de mis preguntas, que sern muchas, y

    pues en tu agrado me ofrezco compaero, y gua, te doy parte, que no te faltar lo necesario paracomer, sin que pidamos limosna, porque en casa de unos Seores piadosos, me dan el sustento, ydems de que necesito, y as como hijo sers tratado, pues de tu boca he sabido los golpes de lafortuna, y corta dicha que te sigue.

    La duda es, preguntarte, por qu usan los hombres el hablarse a la boca, y no al odo, y sinofenderse de semejante grosera, tanto es el gusto que en ello reciben, que abren ms boca que latarasca, haciendo a los labios orejas, hasta que el gusto con que oyen, los hace babear como bestias: ycomo yo tengo entendido, la boca es para pronunciar la razn, y las orejas para recibirla, y acrisolarla,y el pecho para guardarla, y mi duda se origina de si estos tales que as hablan, dicen palabras muydulces, pues tanto se relame, y babea el que escucha?

    Ay de m! dijo Pedro, qu materia has tocado tan grave: los hombres que as escuchan,slo oyen razones azucaradas, lisonjas de mazapn, y relamindose con ellas, jams oyen, aunque lo

    parece, porque se estn hartando de adulaciones, y de ordinario engullen mentiras confitadas, pldorasde el tiempo; y si acaso hiere en el odo alguna verdad, sin tocarla a los labios, dicen, que amarga, yhacen ms ascos, que mujer para echar las pares, y siempre andan llenos de aire, y sin sustancia.

    Sin duda replic el ciego es sa la causa de que oigan tan pocas verdades los que ms lashaban menester, porque si los amarga escuchando con la boca, en tocando al paladar, conocen loacibarado, y si con los ascos tragan alguna, jams la digieren.

    Pero quin son los tales, a quien amarga la verdad? pregunt.

    Y Pedro dijo:Quin? Sardanpalos cobardes, Nerones crueles, e ingratos a sus patrias, y bienhechores,Calgulas viles, y Tiberios fieros, y pelados. Inquietlos las voces que en la calle se oan, diciendo:Bien venido Seor Don Fulano, sea para bien, famoso viene vuesa merced.

    Estas y otras semejantes razones hicieron asomar a Pedro; y despus de ver la causa, entrsuspirando a la obediencia de su ciego, que ya le estaba preguntando quin era el que reciba tantos

    parabienes.No s dijo Pedro, slo pintar lo que vi. Era un bulto muy vano, con un coleto muy

    limpio; un monte de plumas en el sombrero, ceida una banda con grandes puntas, y un espadndorado, y poco manoseado, todo sobre un famoso caballo, que pareca de una pieza figura y animal, yno fuera el creerlo algunos la primera vez.

    ste dijo el ciego es hombre, o monstruo?

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    No dudas mal respondi Pedro, pero a m me pareci soldado en el nombre, que si lofuera en las obras, y costumbres, no necesitara la conciencia de bragueros.

    Y de qu sirven en el mundo? volvi a preguntar.De hacer guerra al enemigo respondi y defendernos de l.Dios nos defienda dellos dijo el ciego que la guerra ms la hacen a los amigos.

    Yo slo digo la obligacin que tienen, que es pelear, defendiendo las armas de su dueo, yaniquilar, y destruir al enemigo.Antes me parece replic que entretienen. Mira, llaman de la casa de un doliente a un

    Cirujano, informado de la enfermedad registra el dao, ya que no la causa: ve que es poca, pero labolsa grande, y al punto, con mucha viveza, echa las manitas a la obra, y va entreteniendo la cura todolo posible; porque repara, que en cuanto dura, come, y en acabndose, ayuna, etctera, y dejandocosas perdidas a la cura del tiempo; ven ac Pedro, vers lo que yo no puedo, sgueme.

    As lo hizo, y el ciego le guiaba, y a pocos pasos cayeron en una cueva, que abierta estaba; dieronvoces, acudi la gente de la casa, vieron el suceso; pero sin haberse hecho mal, sali Pedrosantigundose, y el ciego medio rindose.

    Buenas cosas me llevas a ver dijo Pedro.

    Y yo te crea, y me fie de tu gua, no viendo gota: pues a fe que las bebo dijo el ciego ypara echar el susto abajo, enviar por un trago.

    Que un ciego prosigui Pedro gue a otro, muchas veces se ha visto; pero a uno con vista,grande disparate, aunque hoy le vemos en todas partes; porque los ciegos del discurso natural, y faltosde la vista clara del alma, como se ven perdidos, procuran perder a los dems; y como ellos sonciegos, creen que todos lo son, y que obran a ciegas, y a tontas, necedad de cada da, querer el que nosabe ensear a los otros, que muchos sabran, si creyesen, que no saben.

    Alabo el buen gusto de algunos Pintores, que pintan, o retratan un asno, leyendo, o haciendooficio de maestro de solfa, y alrededor otros muchos. A todo se oponen los jumentos atrevidos, comoespecie sin discurso, y as los que le tienen, no se atreven, porque nunca alcanzan que el favor sali acampaa con el mrito, y en la confusa pelea qued por seor de la campaa, y dueo de todo elfavor; y el mrito qued arrinconado. Buenas cosas hace el tiempo, as anda todo; hasta los pcaros detaba han dado en jugar a la trocada.

    No den voces seores dijo el amo de la casa que lo que hablan, se oye en la calle, y nosabemos quin pasa, que puede ser causa de perdernos.

    Vaya con Dios dijo Pedro, qu ms perdidos nos podemos ver? Ya el mundo no tienequ perder, porque todo l es un perdido; y como oy decir que era gran vida la del pcaro, ha dado enserlo, y no hay quien le acuerde que hay muerte, ni hace caso de penas, como ahora no las pasa.

    Aqu llegaban los gobernadores del tiempo, cuando el reloj dio las doce, y el ciego a grandepriesa dijo:

    Hijo Pedro, vamos a matar el hambre, que el convidado ha de aguardar, y no dar lugar a que le

    aguarden.Con esto se fueron el ciego, y Periquillo.

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    DISCURSO V

    Mundo quiere decir, lindo, compuesto, y aseado, concertado, y perfecto, obra organizada de elSoberano Artfice; y as debe tomar el nombre de su misma belleza, l por s no es malo, porque lecubre un hermoso Cielo, adornado de estrellas, compuestas de tal modo, que cada noche hay ms queadmirar en su labor. Salen a darle a conocer, y a dar claridad, un Sol, y una Luna, la tierra frtil,matizada de diversas, y varias plantas, flores, y frutos, frescos, y saludables vientos, copiosos ros, yespaciosos mares, que de arroyos ya no se hace caso, por ser humildes. Ocupan los vientos varias ycantoras aves, las aguas hermosos y diversos pescados; la tierra se ve llena de animales y tantos queya no se hallan hombres, porque los malos se volvieron fieras, y los buenos huyeron acobardados,retirados, abatidos, y desechados. Los hombres malos, que se volvieron fieras, hacen malo al mundo.

    El notable discurso de Pedro vacilaba en estos casos, y reparos, cuando antes de llegar a la casaadnde iba, vieron en una plazuela infinitos hombres, jugando a la pelota: el ruido era notable, las

    voces levantadas, y el bullicio grande; las palas con que jugaban parecan lenguas; la pelota era unano ms; unos decan quince gano, otros treinta; otros decan falta, unos chaza, otros jugar; y con estono dejaban parar la pelota: todos la echaban de s, nadie la recoga, apenas vena a uno, cuando prontala pala, la arrojaba, y si acaso daba en el suelo, la pisaban, y deshacan, y aunque estropeada, ydesechada, siempre quedaba entera.

    Pregunt el ciego a su gua, qu juego de voces era aqul, que jams le haba visto.Yo lo creo respondi Pedro a este juego le llaman estos descuidados, juego de pelota; pero

    a m me parece muy diferente, porque todos estos son descuidos vivientes, aquellos que aborrecen larazn.

    En qu forma? pregunt el ciego.Estas fieras respondi jams dan el odo a la razn, y si se la dicen al odo, la arrojan de s

    con malas, y speras respuestas. La razn es la pelota, y las palas con que la juegan, golpendola, ydespidindola de s, son sus lenguas: el que dice, quince gano, miente, que desde los quince aos se

    perdi, entrando en el conocimiento de los vicios: el que dice treinta, es que treinta aos de edad llevaperdidos, y l cree que ganados: el que dice chaza, no lo pronuncia bien, que quiere decir, que de todoel juego hace chanza; el que dice falta, es, que todos los das de su vida la ha hecho. Los que dicen

    jugar, es que todo el sentido tienen en el juego.Aqu vio Pedro, y oy su amo, que los del juego empezaron a dar voces lastimosas, suspiros

    notables, y ansias grandes, y reparando en la causa, vio que la pelota con que jugaban, se habaremontado tanto, que pareca haberse subido al Cielo.

    Con qu hemos de jugar?, decan unos; otros, con qu nos hemos de entretener?; otros, con

    qu hemos de rer?Bueno est el mundo dijo Pedro a grandes voces: miserables entretenidos, que jugis conla razn, y hacis burla de ella, ultrajndola, y abatindola, sin dejarla llegar al odo, ni a la vista, noveis que ya de cansada de lidiar entre vosotros, y vuestras malas lenguas, se ha subido al Cielo?

    Cmo puede ser eso dijo uno si yo he jugado la verdad?Por eso mismo replic Pedro porque aventurndola al juego la perdiste.Qu dice este mozo de ciego? dijo otro, que yo jams he jugado dinero.Por eso has jugado, y perdido la edad respondi y hoy te hallas con mucha que ya pas, y

    poca que te resta de pasar, y ajeno de la enmienda.Yo siempre he ganado dijo otro.Y Pedro respondi:

    As es, pero has perdido el tiempo.ste es un loco dijo uno

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    Y empuando todos piedras, y las palas, dieron tras l; pero viendo el riesgo que en aguardarhaba, desamparando al ciego, busc la seguridad de un Templo; pero hasta bien adentro le siguieronalgunos atrevidos. En fin le dejaron, y se fueron, y Pedro pidiendo a Dios le librase de tan mal mundo,y gente, se sali por otra puerta, que daba a un Cementerio; parecindole sitio de quietud, llamando asu discurso empez as.

    Oh mundo, fuente de los engaos, y maestro de la perdicin! Quin te ha trastornado lo buenopor lo malo, y vuelto lo de abajo arriba, tanto que los sabios lo lloran, y los Filsofos lo sienten? A ti,oh atrevida fortuna, dar la culpa, como a ciega; pero no, que la cada de aquel lucero soberbio fue tal,y dio tal barquinazo, que desquici al mundo, y le sac de sus asientos. O ya fuese el duendeuniversal, que as llaman los Sabios a la mujer, pues todo lo anda, y todo lo revuelve, cegando a unos,y empobreciendo a otros: pero calle todo, que donde hay hombres, basta uno solo para revolver, ytrastornar mil mundos; y si la Majestad de Dios no previniera el que el hombre no pudiera llegar al

    primer mvil, ya estuvieran estas segundas causas lo de abajo arriba; y hay bien que notar, el que elhombre, siendo persona de razn, tan sin ella viva, y obre; pero de qu me espanto, si la hizo esclavade su apetito, persiguiendo a la virtud, y que el vicio permanezca; que ande muda la verdad, y lamentira jugando cien lenguas? los hombres sabios no tienen bros, ni aun libros, y los ignorantes, en

    cualquier conversacin convidan a ver su librera, hurfana de doctor, y los doctores sin ella. Ya lospobres discretos son tenidos por ignorantes; porque las necedades del poder tienen la culpa, pues traena la virtud entre sus pies, hecha poyos en los zaguanes.

    Para qu es bueno el entendimiento, en un pobre como yo?, responderme con brevedad,diciendo: que para sentir, y para enmendarme, y vivir oyendo, viendo, y callando; pero en lassinrazones, cmo he de enmudecer, sin decir verdades al mundo, que tanto carece dellas? Pues Pedro,tener paciencia, que si la decs, os tendrn por loco; pues tengan, que mejor es que no que la verdad se

    pudra en el pecho, y jams se llegue a salir de la puerta de los labios, como hacen los ms del siglo.Aqu llegaba Pedro, cuando vio un entierro, que llegaba adonde l estaba; llevaba dos luces,

    acompaando a la Cruz, un Sacerdote, cuatro esportilleros, que llevaban el cuerpo del difunto: llegsea verle dar tierra, y luego dio audiencia a su discurso, a quien muchas veces llamaba enfadoso.

    Qu te parece mundo loco, si estoy yo bien en mis catorce, como otros en sus trece!, qu pocosentimiento mostrara este, que ya tom tierra fuera de la mar del mundo, donde hay tantos Caribes, ySirenas! donde en descuidndose el barquillo humano, encuentra peas, y rocas que le deshacen: mirael aparato que trae este que pregona pobreza. Surtironle algunas lgrimas a los ojos, y despus deencomendarle a Dios, se sali a la calle. El hambre picaba, y con mucha fuerza, y parecindole cosa

    justa volver a buscar a su ciego, guio a la posada, y antes de llegar oy las tristes voces de un pregn,entre el confuso tropel de la justicia, y sobre un jumento un corto de fortuna, diciendo las voces:

    A ste por resistencia a la justicia, le mandan azotar.Pobre de ti dijo y cmo se conoce que eres, y has sido pobre.Llegse a Pedro una mujer, y pregunt por qu le azotaban. A quien respondi as:

    Escusada pregunta es sa; no ve vuesa merced, que le azotan, porque no tiene espaldas?Andad con Dios, mancebo dijo la mujer, no veo yo que le van dando en ellas?Engase seora replic Pedro que slo le azotan porque es pobre, y como tal no ha

    tenido quien le haya guardado, y hecho espaldas.As que dijo Pedro, vio un espantoso tropel de cuchilladas, de donde salieron heridos algunos

    Ministros, y luego a uno, que pareca Ministro de ms autoridad, lleg otro de los heridos, y le dijo:No ha visto vuesa merced del modo que nos ha ultrajado Don Fulano por quitarnos un preso,

    y con todo lo que ha querido se ha salido?Yo no he visto, ni sabido nada dijo el tal pero para qu se meten con semejante gente, y

    ms con un hombre poderoso?Bueno va el mundo dijo Pedro, aquellos a quien se debe amparar por pobres, se

    atropellan, y a los poderosos se perdona. En fin, mundo, t, ests vuelto lo de abajo arriba: no tepretendo enmendar, que fuera desatino, porque quien malas maas ha, tarde, o nunca las perder; pero

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    slo te quiero dejar, por conocerte, y en cuanto te pise, ser pobre, y humilde. Pero no es razn que sehaga desentendido un Ministro, aunque vea que el poderoso anda criminal: y por otra luz veo, queconocen los favores que se ofrecen de aquella parte, y as se hacen sordos, y ciegos en muchasocasiones, como zorras acatarradas.

    Ante la Deidad de Jpiter puso pleito de divorcio contra el Len su mujer la Leona, diciendo:

    Que porque le ola mal la boca, y no poda sufrir semejante olor. Notificronselo al Len, ypresentse ante el Tribunal Supremo, oy la queja, turbse, y sinti notablemente la ingratitud de laLeona; y como Rey de los Animales, mand en presencia de Jpiter, que viniesen todos a ver si eraverdad lo que la Leona deca. Puesto el Len en decente lugar, fueron entrando los Animales, y l conamables razones los dijo, que uno a uno llegasen, y viesen si era as, como la Leona deca. Lleg uno,y recibi una vaharada de resuello del Len, diciendo:

    Amigo, huelo mal?El tal Animal, haciendo gestos dijo:Ay de m!, qu pestfero olor.Al punto el Len le derrib muerto con sus espantosas uas. De este modo llegaron infinitos, y a

    todos los que le dijeron la verdad, los mat. Lleg la zorra, ms bellaca que pulida, y con mucho

    desenfado recibi el resuello del Len, diciendo:A m no me hueles mal, vuelve otra vez a echar resuello hzolo, y la zorra volvi a decir:

    Lo dicho, dicho, amigo; a m no me hueles mal, porque hace das que ando acatarrada, y no huelo.Con esto se libr de las espantosas garras del fiero Animal.As mundo, para huir de ti, es menester saber tretas, y yo creo, que segn se ve, a peor vas cada

    da; porque al lugar que desocupa un malo, entra otro peor, y as pasan los hombres malos, muriendounos fieros, y naciendo otros espantosos. Que por eso dijo un Sabio, despus de haber visto pasar grannmero de gente:

    Espantado estoy de no haber visto pasar un hombre de bien.A quien respondi otro sabio:Los hombres de bien, no pasan, que siempre duran, aunque en sus retiros, y soledades.Peda limosna a la esquina de una calle un pobre, llagado de piernas, y brazos, y como fuese

    tiempo de moscas porfiadas, tena cubiertas las llagas de las cansadas sabandijas: Pas cerca del pobreun piadoso, y sacando un pauelo, empez a espantar los animalejos, a cuya accin dio un suspiro eldolorido, diciendo:

    Pobre de m! Qu ha hecho seor?Amigo respondi, quitaros las moscas, que os estn abrasando.Ay seor replic el llagado que me ha echado a perder en quitarme las moscas; porque

    stas ya estaban hartas, y picaban poco a poco; pero ahora vendrn a ocupar estos puestos otrashambrientas, y me acabarn la vida.

    As digo, estense los que se estn, si en faltando ellos, han de venir otros peores.

    Con estas batallas del discurso entretena Pedro el hambre, cuando vio a su ciego que iba caminode la posada, y arrimndose a l, le dijo:Qu hay seor, es hora que nos veamos?De que t me veas respondi ya es hora; pero de verte yo, no. Qu te sucedi en aquel

    juego de pelota, que as me desamparaste?Juzgu una falta entre muchas dijo y eso fue causa de apedrearme, llamndome loco: y a

    no valerme el Sagrado de una Iglesia, corriera peligro.Hermano mo dijo el ciego no en balde os pregunt yo, que por qu se hablaban los

    hombres a la boca, y no al odo; porque hoy no quieren que los hablen ms que al gusto de su paladar:y si vos dais en decir verdades, medraris muy poco, que ya slo la mentira es la valida, y estimada,como moneda del tiempo. Dejad las verdades slo para los plpitos, que por ac nadie las quiere or,

    si no es cuando decimos Fulano quebr; a Fulano le han robado; Zutana se fue de con su marido, y lellev la hacienda; y Juan ha perdido cuanto tena al juego. Estas verdades hacen buen ruido en los

  • 8/2/2019 SANTOS, FRANCISCO - Periquillo el de las gallineras

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    odos de los envidiosos; y as sentado esto, andad ac hijo, vamos a la posada, que bien creo que nohabris comido, y aqu van unos mendrugillos, que no os sabrn mal.

    Con esto llegaron, y Pedro aplac algo la riguridad del hambre, y luego empez su discurso avacilar, diciendo:

    Cunto mejor fuera estar ahora casado con mi ama, dueo de hacienda, bien vestido, y

    sustentado, donde sobrar