Santísima Virgen María

25
1 Santísima Virgen María Algunos datos para conocer mejor a la Santísima Virgen María ¿Que significa el nombre de María? Quienes fueron en el Antiguo Testamento figuras ó imágenes de lo que iba a ser la Virgen María Del Concilio Vaticano II acerca de la Madre de Dios San Juan Damasceno narra la muerte de la Santísima Virgen El retrato de la Virgen María hecho por San Ambrosio Las Verdades Fundamentales Sobre María Dogmas marianos Dogma de la Asunción La Virgen María en la Formación Intelectual y Espiritual Carta de la Congregación para la Educación Católica ¿Cuál es el significado de nombre de María? María, en idioma popular significaba: "La Iluminadora" (San Jerónimo M. 1.23,780). En idioma arameo "María" significa: "Señora" o "Princesa" (Bover). El significado científico de "María" en el idioma hebreo es: "Hermosa" (Banderhewer), pero en el idioma egipcio, que fué donde primero se uso este nombre (Exodo 15,20), "María" significa: "La preferida de Yahvé Dios" . "Mar" o "Mir", en egipcio significaba la más preferida de las hijas. A su vez, "Ya" o "Yam", significaba: El Dios verdadero: Yahvé. Así que MAR-IA, o MYRIAM en egipcio significaría: "La hija preferida de Dios" (Zorell). Quienes fueron en el Antiguo Testamento figuras ó imágenes de lo que iba a ser la Virgen María En el Antiguo Testamento (o sea, la parte de la Santa Biblia, que narra lo sucedido antes del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo) los Doctores de la Iglesia han encontrado las siguientes figuras que significaban lo que iba a ser nuestra Madre del Cielo: " dichosa tú, ¡ oh María ! porque has creido " (Luc. 1) EVA: la madre corporal de todos los vivientes. MARÍA: la madre espiritual de todos los redimidos. EL ARCA: Salvó a Noé y a todos los que iban a poblar de nuevo la tierra, en el tiempo del diluvio. MARÍA: nos salva a los que vamos a poblar el Cielo SARA: Madre de Isaac, el hijo de las promesas, que Abraham iba a ofrecer en sacrificio. MARÍA: Madre de Jesucristo: sacrificado en Cruz por nosotros, para el perdón de nuestros pecados, y por el cual hemos recibido las promesas de salvación.

description

¿Quién más noble que la Madre de Dios? ¿Quién más esplendorosa que Aquella a quien ha elegido\por madre el que es esplendor Eterno? ¿Quién más casta que la madre que ha traído a su Hijo al\mundo permaneciendo Virgen?.

Transcript of Santísima Virgen María

Page 1: Santísima Virgen María

1

Santísima Virgen María Algunos datos para conocer mejor a la Santísima Virgen María ¿Que significa el nombre de María? Quienes fueron en el Antiguo Testamento figuras ó imágenes de lo que iba a ser la Virgen María Del Concilio Vaticano II acerca de la Madre de Dios San Juan Damasceno narra la muerte de la Santísima Virgen El retrato de la Virgen María hecho por San Ambrosio Las Verdades Fundamentales Sobre María

Dogmas marianos Dogma de la Asunción

La Virgen María en la Formación Intelectual y Espiritual Carta de la Congregación para la Educación Católica ¿Cuál es el significado de nombre de María? María, en idioma popular significaba: "La Iluminadora" (San Jerónimo M. 1.23,780). En idioma arameo "María" significa: "Señora" o "Princesa" (Bover). El significado científico de "María" en el idioma hebreo es: "Hermosa" (Banderhewer), pero en el idioma egipcio, que fué donde primero se uso este nombre (Exodo 15,20), "María" significa: "La preferida de Yahvé Dios" . "Mar" o "Mir", en egipcio significaba la más preferida de las hijas. A su vez, "Ya" o "Yam", significaba: El Dios verdadero: Yahvé. Así que MAR-IA, o MYRIAM en egipcio significaría: "La hija preferida de Dios" (Zorell). Quienes fueron en el Antiguo Testamento figuras ó imágenes de lo que iba a ser la Virgen María En el Antiguo Testamento (o sea, la parte de la Santa Biblia, que narra lo sucedido antes del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo) los Doctores de la Iglesia han encontrado las siguientes figuras que significaban lo que iba a ser nuestra Madre del Cielo: " dichosa tú, ¡ oh María ! porque has creido " (Luc. 1) EVA: la madre corporal de todos los vivientes. MARÍA: la madre espiritual de todos los redimidos. EL ARCA: Salvó a Noé y a todos los que iban a poblar de nuevo la tierra, en el tiempo del diluvio. MARÍA: nos salva a los que vamos a poblar el Cielo SARA: Madre de Isaac, el hijo de las promesas, que Abraham iba a ofrecer en sacrificio. MARÍA: Madre de Jesucristo: sacrificado en Cruz por nosotros, para el perdón de nuestros pecados, y por el cual hemos recibido las promesas de salvación.

Page 2: Santísima Virgen María

2

DEBORA, ESTER, JUDIT: tres mujeres muy famosas que salvaron al pueblo de Israel cuando los enemigos iban a destruirlo. MARÍA: la que siempre nos salva cuando los enemigos del alma, o las calamidades y fracasos amenazan con destruirlo todo. ANA, LA MADRE DEL PROFETA SAMUEL, y la madre de Sansón: dos mujeres que consagraron su hijo a Dios, y por medio de ese hijo trajeron la liberación para el pueblo de Israel. MARÍA: la Madre de Mesías, que consagró a su Hijo al servicio de la gloria de Dios, aceptando la muerte de Jesús en la Cruz por la salvación de todos los hombres. LA NUBE QUE GUIABA A LOS ISRAELITAS POR EL DESIERTO: Mientras el pueblo de Dios peregrinaba por el desierto, una Nube, los acompañaba: durante todo el día los protegía contra los rayos del sol, y por la noche los guiaba con su luminosidad para enseñarles el camino (Exodo 40,36. Número 9,15. Salmo 78,14) MARÍA NOS LIBRA DE LOS RAYOS DE LA JUSTICIA DIVINA, rogando por nosotros y alejándonos del pecado (San Alfonso) y NOS LLENA DE LUZ Y DE ILUMINACIONES en el camino de la vida, porque ella trae a nuestra alma al Espíritu Santo, que es el más grande iluminador que existe (San Monfort) Del Concilio Vaticano II acerca de la Madre de Dios El Concilio Vaticano II, nos enseña cosas muy importantes acerca de la Madre de Dios: la Virgen María Algunas de esas enseñanzas dictaminadas en el Capítulo Octavo de "Lumen Gentium" las mostramos aquí:

Es la Madre de Dios Redentor. Es la Hija Predilecta de Dios Padre. Es el Sagrario del Espíritu Santo. Su gracia es tanta que supera a todas las demás criaturas. Es Madre de los Discípulos de Jesús. Desde el primer instante fue enriquecida con una santidad especial. Ella es el modelo de todas las virtudes, especialmente de la Fe, de la Caridad y de la Obediencia. Es señal de esperanza y de consuelo. Es modelo de afecto maternal hacia los Discípulos de su Hijo. Llevada al Cielo, nos dejó su oficio salvador. Lo que se hace en su honor, hace que su Hijo sea más conocido, Dios más glorificado y los Mandamientos más cumplidos. Tiene cuatro grandes oficios o Títulos: Mediadora, Abogada, Socorro, Auxiliadora. María es nuestra Madre en el orden de la gracia. Entre todos los santos debemos venerarla en primer lugar. Debemos imitar sus virtudes. Consérvese la doctrina de la Iglesia Católica acerca de las imágenes. Encomienden todos a Ella su vida y su apostolado. Hónrenla todos devotísimamente.

Page 3: Santísima Virgen María

3

San Juan Damasceno narra la muerte de la Santísima Virgen Uno de los escritores más antigüos y más´populares de la Iglesia es San Juan Damasceno. Este famoso autor describe así la muerte de Nuestra Señora: " La Madre de Dios no murió de enfermedad, porque ella, por no tener pecado original (fue concebida Inmaculada: o sea sin mancha de pecado original) no tenía que recibir el castigo de a enfermedad. Ella no murió de ancianidad, porque no tenía porqué envejecer, ya que a ella no le llegaba el castigo del pecado de los primeros padres: envejecer y acabarse por debilidad. Ella murió de amor. Era tanto el deseo de irse al Cielo donde estaba su Hijo, que este amor la hizo morir. Unos catorce años después de la muerte de Jesús, cuando ya había empleado todo su tiempo en enseñar la religión del Salvador a pequeños y grandes, cuando había consolado tantas personas tristes y había ayudado a tantos enfermos y moribundos, hizo saber a los Apóstoles que ya se aproximaba la fecha de partir de este mundo para la eternidad. Los Apóstoles la amaban como la más bondadosa de todas as madres y se apresuraron a viajar para recibir de sus maternales labios sus últimos consejos, y de sus sacrosantas manos su última bendición. Fueron llegando, y con lágrimas copiosas, y de rodillas, besaron esas manos santas que tantas veces los habían bendecido. Para cada uno de ellos tuvo la excelsa Señora palabras de consuelo y esperanza. Y luego, como quién se duerme en el más plácido de los sueños, fue Ella cerrando santamente sus ojos, y su alma, mil veces bendita, partió para la eternidad. La noticia cundió por toda la ciudad, y no hubo un cristiano que no viniera a llorar junto a su cadáver, como por la muerte de la propia madre. Su entierro más parecía una procesión de Pascua que un funeral. Todos cantaban el Aleluya con la más firme esperanza de que ahora tenían una poderosísima Protectora en el Cielo, para interceder por cada uno de los Discípulos de Jesús. En el aire se sentían suavísimos aromas, y parecía escuchar, cada uno, armonías de músicas muy suaves. Pero Tomás, Apóstol, no había alcanzado a llegar a tiempo. Cuando arribó ya habían vuelto de sepultar a la Santísima Madre. -Pedro -dijo Tomás- no me puedes negar el gran favor de poder ir a la tumba de mi Madre Amabilísima y darle un último beso a esas manos santas que tantas veces me bendijeron. Y Pedro aceptó. Se fueron todos hacia su santo sepulcro, y cuando ya estaban cerca empezaron a sentir de nuevo, suavísimos aromas en el ambiente y armoniosas músicas en el aire. Abrieron el sepulcro y en vez del cadáver de la Virgen, encontraron solamente... una gran cantidad de flores muy hermosas. Jesucristo había venido, había resucitado a su Madre Santísima y la había llevado al Cielo.

Page 4: Santísima Virgen María

4

Esto es lo que llamamos Asunción de la Virgen (cuya fiesta se celebra el 15 de agosto). El retrato de la Virgen María hecho por San Ambrosio San Ambrosio es uno de los santos más famosos de la antigüedad. Era goberrnador de la gran ciudad de Milán, cuando por aclamación del pueblo fué elegido obispo de esa misma ciudad. En el año 377 escribe a su hemana, religiosa en Roma, lo que se ha llamado "El retrato de la Virgen, escrito por San Ambrosio". Dice así: "Quién más noble que la Madre de Dios? Quién más esplendorosa que Aquella a quien ha elegido por madre el que es esplendor Eterno? Quién más casta que la madre que ha traído a su Hijo al mundo permaneciendo Virgen?. Ella era virgen pura no solo en el cuerpo sino también en el espíritu. A ella nunca ningún pecado consiguió manchar su pureza; era humilde de corazón; reflexiva en sus resoluciones; prudente; discreta en palabras; ávida de leer y de oír la palabra de Dios; no ponía su esperanza en las riquezas sino en la oración y en los favores que Dios concede a quienes ayudan a los pobres; aplicada al trabajo; tomaba por juez de su alma no lo que opinaran los demás sino lo que opina Dios; no trató nunca mal a nadie; era amable con todos; llena de respeto por los ancianos, sin envidia con los de su edad; modesta, razonable, amaba la virtud. Jamás ofendió a sus padres ni siquiera en su actitud. Nadie la veía en desacuerdo con sus parientes. No rechazaba al humilde, ni se burlaba del débil, ni evitaba al miserable. Solamente asistía a aquellas reuniones a las que le aconsejaba asistir la caridad y en las cuales no tuviera ningún peligro su modestia y castidad. Jamás nadie vió una dureza en su mirada, ni una falta de medida en sus palabras, ni una imprudencia en sus actos. No demostraba contrariedad en sus gestos ni insolencia en su voz; su actitud exterior era la imagen de la santidad de su alma. "El rostro descubre lo que se lleva en el alma". El rostro de la Virgen era el retrato de su alma santísima. Aunque era Madre del Señor, sin embargo, se dedicaba constantemente a aprender mandatos de Dios en la Sagrada Escritura. Ella, que había traido al mundo al Hijo de Dios, se dedicaba sin desfallecer a conocer cual era la Voluntad de Dios. María es el modelo de la virginidad. La Vida de la Viegen debe ser un ejemplo para todos. Si queremos obtener sus privilegios, procuremos imitarla en sus ejemplos. Cuántas virtudes resplandecen en una sola Virgen. Es la pureza perfecta. Es la fe inquebrantable. Modelo de devoción. En su hogar hija obediente, en la asamblea una ayuda del sacerdote; siempre y en todo una Madre con todos. Ella toma bajo su cuidado las personas que quieren conservar la virginidad y repite las palabras de su Hijo: " Padre Santo: he aquí que no se ha perdido ninguna persona de las que me has confiado" . "Yo las he preservado en tu nombre" . "No se podían salvar por sí solas, pero ellas me han conocido y yo me he manifestado a ellas" .

Page 5: Santísima Virgen María

5

Guiados por Ella viajaremos por la vida cantando jubilosos: "Llegaré al altar, al altar de Dios, el gozo de mi juventud. Le ofreceré sacrificios de alabanza, porque El fué mi salvación, Amén" .(De Virginibus. Pie Recamey "Los mejores textos acerca de la Virgen María". Pág. 77). LAS VERDADES FUNDAMENTALES SOBRE MARÍA Dogmas marianos:

María, Madre de Dios María, Madre virgen María, Inmaculada María, asunta en cuerpo y alma al cielo

Otras verdades fundamentales:

María, Corredentora María, Reina María, Madre espiritual María, Medianera

A modo de introducción No todo lo que Dios ha querido manifestarnos está en la Escritura. Hay que contar también con la Tradición. Ambas son fuentes de revelación. Apoyándose en ellas, y con el uso de la razón, la Iglesia explicita, enriquece y en cierto sentido traduce para los fieles el mensaje cristiano primordial. El Vaticano II, en la Dei Verbum, lo resume así: «La teología se apoya, como en cimiento perdurable, en la Sagrada Escritura unida a la Tradición; así se mantiene firme y recobra su juventud, penetrando a la luz de la fe, la verdad escondida en el misterio de Cristo» (No. 24). La teología nos presenta el retrato espiritual de María. Y ello a base de ciertos trazos, unos más importantes que otros. De entre aquéllos -a los que llamamos verdades fundamentales- hay algunos que reciben el nombre de dogmas. Dogma es una verdad que pertenece al objeto de la fe de una manera irreversible. Todo dogma ha sido revelado por Dios de una manera explícita o implícita. Y ha sido solemnemente definido por el magisterio de la Iglesia o propuesto como tal por la tradición invariable de la misma Iglesia. Negar algún dogma equivale a negar la misma fe, pues supone negar la autoridad de Dios, que lo ha revelado. Los dogmas marianos son cuatro:

María, Madre de Dios María, Madre Virgen María, Inmaculada María, Asunta en cuerpo y alma al cielo

Otras verdades fundamentales sobre María también son cuatro:

María, Corredentora María, Reina María, Madre espiritual María, Medianera.

Con la exposición de estas verdades vamos a obtener una más que suficiente fisonomía interior de la Santísima Virgen.

Page 6: Santísima Virgen María

6

DOGMAS MARIANOS 1. María, Madre de Dios Este dogma enseña que María es verdadera madre de Dios porque engendró al Hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad, la Persona del Verbo. Este Verbo se hizo hombre por medio de María asumiendo la naturaleza humana, engendrada milagrosa y virginalmente por ella, por obra del Espíritu Santo. Por eso María es verdaderamente su Madre. Esta verdad está contenida en la Sagrada Escritura y fue definida por el Concilio de Éfeso (año 431). Más tarde, fue proclamada por otros Concilios universales, como el de Calcedonia (451) y segundo de Constantinopla (553). Este dogma es el principal de todos los dogmas marianos. Y la raíz y fundamento de la dignidad singularísima de la Virgen María. 2. María, Madre virgen Se llama a esta prerrogativa la virginidad perpetua de María. Este dogma incluye la virginidad de María antes de la concepción del Hijo de Dios, en su concepción, en su nacimiento y después de éste. María permaneció virgen en el momento de la concepción del Verbo, porque fue hecha Madre de Dios por obra del Espíritu Santo, sin intervención de varón. Fue virgen en el parto, porque el nacimiento del Hijo de Dios no quebrantó, más bien consagró su virginidad. Es una verdad enseñada a través de la tradición de la Iglesia. La ratifica el Vaticano II al decir que «su Hijo promogénito, lejos de disminuir, consagró su integridad virginal» (LG 57). María fue virgen después del nacimiento de Jesús, porque no tuvo comercio carnal con ningún hombre. Esto lo ha reafirmado el magisterio de la Iglesia en muchas ocasiones proclamando la virginidad perpetua de María (Concilio IV de Letrán, en 1215). La virginidad perpetua de María es doctrina contenida en el Nuevo Testamento y profesada desde la época más remota. 3. María, Inmaculada Significa este dogma dos cosas: que María fue concebida limpia de pecado original y que desde el primer instante de su concepción estuvo adornada de la gracia de Dios. Su inmunidad del pecado original se le otrogó en virtud de los méritos futuros de su Hijo Redentor. Este privilegio está insinuado en dos textos de la Sagrada Escritura. Primero, en Génesis 3, 15, en que se habla de la victoria de la mujer y de su descendencia sobre la serpiente. Y segundo, en Lc 1, 28, en las palabras que el ángel dirigió a María: «Dios te salve, llena de Gracia». A estos textos han recurrido los Papas y Concilios para enseñar y definir este dogma. El Papa Pío IX definió como dogma esta verdad en 1854, en la Bula Ineffabilis Deus. El Vaticano II, en su Constitución sobre la Iglesia, ha reafirmado ambos aspectos del dogma: preservada inmune de toda mancha de culpa original (LG 59) y «enriquecida desde el primer instante de su concepción con esplendores de santidad del todo singular» (LG 56).

Page 7: Santísima Virgen María

7

4. María, asunta en cuerpo y alma al cielo Según este dogma, la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, terminado el período de su vida terrestre, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial. Pío XII definió el dogma en 1950, en la Bula Munificentissimus Deus. No queda definido si la Virgen murió o no. Sólo que su cuerpo no quedó sometido a la corrupción del sepulcro, y que ha sido ya glorificado. La profecía contenida en Génesis 3, 15 insinúa esta verdad al anunciar la victoria de la mujer y de su Hijo sobre el pecado y sobre la muerte. Lo mismo parece desprenderse del Cap. 12 del Apocalipsis. Por su parte, el Vaticano II ha dicho: «La Madre de Jesús, ya glorificada en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y principio de la Iglesia que ha de ser consumada» (LG 68). 5. María, Corredentora Empleamos este término porque es tradicional. Si bien hoy se prefiere sustituirlo por la perífrasis «cooperadora en la restauración de la vida sobrenatural de las almas» (LG 61), o, según algunos teólogos, por «Socia del Redentor». No se trata de un dogma; es sólo una verdad cierta como todas las que siguen. Y enseña que María contribuyó al plan divino de la salvación de dos maneras: primero, cmo Madre del Redentor, ya que dándole carne humana le hizo posible el redimir al mundo. Y, luego, como nueva Eva: asociada íntimamente a la obra redentora de Cristo, colaboró en la resurrección espiritual de la humanidad (LG 56). Esta colaboración no fue necesaria. La actuación del Redentor era completa y suficiente. Sólo que el mismo Hijo quiso dar a los actos de su Madre un valor corredentivo en orden a la salvación del mundo. 6. María, Reina El Papa Pío XII proclamaba en 1954 (Centenario del dogma de la Inmaculada) la realeza de María y establecía su fiesta en la Iglesia. Este título no es metafórico; es bien real. María es reina por una doble razón, que permite llamarla Reina Madre y Reina Consorte. María es Reina por ser la Madre de Jesucristo, Rey de los Siglos. María es también Reina porque fue la compañera del Rey Divino, asociada por Él a su propia obra. Algo parecido a las reinas esposas de los reyes. Por ambos títulos tiene María una dignidad regia que la coloca sobre todas las creaturas, y la constituye en signo de esperanza cierta para la Iglesia peregrinante. El Vaticano II ha dicho que María «ha sido exaltada por el Señor como Reina del Universo...y, ya glorificada en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y principio de la Iglesia que ha de ser consumada» (LG 59 y 68). 7. María, Madre espiritual María se llama, y es con toda propiedad, la Madre de los hombres. También aquí por una doble razón.

Page 8: Santísima Virgen María

8

La maternidad espiritual de María comenzó en el momento mismo de la encarnación del Verbo en su seno virginal. Desde que empezó a ser la Madre de Jesús era la Madre del Redentor y de todos los redimidos, hermanos suyos. Asimismo, María es madre espiritual por su colaboración en la obra redentora. Madre es la mujer que da la vida a otro ser, su hijo. María nos ha dado a todos la vida de la gracia: cooperó activamente en la obra del Salvador, que fue restaurar la vida sobrenatural de las almas (LG 61). Una forma especial de esta maternidad espiritual es el título de Madre de la Iglesia, es decir: de los fieles todos y de los pastores. Así lo proclamó Pablo VI el 21 de noviembre de 1964, y ordenó que el pueblo cristiano la honre e invoque con este título. El cual quiere decir que María cuida con solicitud maternal de la Iglesia que peregrina hacia el Padre. 8. María, Medianera El Vaticano II ha escrito esta memorable página: «María, asunta a los cielos, no ha dejado su misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna. Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada. «Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. «Lo cual, sin embargo, ha de entenderse de tal manera que no reste ni añada nada a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador» (LG 62). Esta es la tradicional doctrina de la Iglesia sobre la verdad conocida como: La mediación universal de María o María dispensadora de todas las gracias. Se reduce a estos puntos: Cristo es el único mediador. Pero Él —no por necesidad sino por benevolencia— ha querido asociarse otros mediadores. Entre ellos, María. La mediación de María fluye de un doble hecho: primero, su maternidad espiritual. Ésta exige no sólo la transmisión de la vida sobrenatural, sino también su conservación. Y segundo: su corredención maternal, que requiere la aplicación de la redención a cada uno de los redimidos. Finalmente, como concluye el Concilio, «la Iglesia no duda en confesar esta función subordinada de María, la experimenta continuamente y la recomienda a la piedad de los fieles, para que, apoyados en esta protección maternal, se unan con mayor intimidad al Mediador y Salvador» (LG 62). LG Lumen Gentium (Constitución sobre la Iglesia).

Tomado de: Bengoechea, Ismael y Martínez-Blat, Vicente (1988): Lo mejor sobre María, Librería Parroquial de Clavería, México. La Asunción de la Virgen Santísima De la constitución apostólica Munificentíssimus Deus Asunción. Audiencia General JPII, 1997 Fundamentos del dogma de la Asunción.

Page 9: Santísima Virgen María

9

La Asunción de la Virgen Santísima De la constitución apostólica Munificentíssimus Deus del papa Pio XII Con esta constitución apostólica, el Papa Pio XII proclamó el dogma de la Asunción el 1ro de Noviembre de 1950. Tomado de la Liturgia de las Horas del 15 de Agosto. (AAS 42 [19501, 7ó0-7ó2. 7ó7-7ó9) Tu cuerpo es santo y de sobremanera glorioso Los santos Padres y los Grandes Doctores, en las homilías y disertaciones dirigidas al pueblo en la fiesta de la Asunción de la Madre de Dios, hablan de este hecho como de algo ya conocido y aceptado por los fieles y lo explican con toda precisión, procurando, sobre todo, hacerles comprender que lo que se conmemora en esta festividad es no sólo el hecho de que el cuerpo sin vida de la Virgen María no estuvo sujeto a la corrupción, sino también su triunfo sobre la muerte y su glorificación en el 6210, a imitación de su Hijo único Jesucristo. Y, así, san Juan Damasceno, el más ilustre transmisor de esta tradición, comparando la Asunción de la santa Madre de Dios con sus demás dotes y privilegios, afirma, con elocuencia vehemente: "Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte libre de la corruptibilidad. Convenía que aquella que había llevado al Creador como un niño en su seno tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que la esposa que el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial. Convenía que aquella que había visto a su Hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la espada del dolor, del que se había visto libre en el momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo mismo que su Hijo y que fuera venerada por toda criatura como Madre y esclava de Dios." Según el punto de vista de San Germán de Constantinopla, el cuerpo de la Virgen María, la Madre de Dios, se mantuvo incorrupto y fue llevado al cielo, porque así lo pedia no sólo el hecho de su maternidad divina, sino también la peculiar santidad de su cuerpo virginal: "Tú, según está escrito, te muestras con belleza; y tu cuerpo virginal es todo él santo, todo él casto, todo él morada de Dios, todo lo cual hace que esté exento de disolverse y convertirse en polvo, y que, sin perder su condición humana, sea transformado en cuerpo celestial e incorruptible, lleno de vida y sobremanera glorioso, incólume y participe de la vida perfecta." Otro antiquísimo escritor afirma: "La gloriosísima Madre de Cristo, nuestro Dios y Salvador, Dador de la vida y de la inmortalidad, por él es vivificada, con un cuerpo semejante al suyo en la incorruptibilidad, ya que É1 la hizo salir del sepulcro y la elevó hacia si mismo, del modo que Él solo conoce." Todos estos argumentos y consideraciones de los Santos Padres se apoyan, como en su último fundamento, en la Sagrada Escritura; ella, en efecto, nos hace ver a la santa Madre de Dios unida estrechamente a su Hijo divino y solidaria siempre de su destino. Y, sobre todo, hay que tener en cuenta que, ya desde el siglo segundo, los Santos Padres presentan a la Virgen María como la nueva Eva asociada al nuevo Adán, íntimamente unida a él, aunque de modo subordinado, en la lucha contra el enemigo infernal, lucha que, como se anuncia en el

Page 10: Santísima Virgen María

10

protoevangelio, había de desembocar en una victoria absoluta sobre el pecado y la muerte, dos realidades inseparables en los escritos del Apóstol de los gentiles. Por lo cual, así como la gloriosa resurrección de Cristo fue la parte esencial y el ú1timo trofeo de esta victoria, así también la participación que tuvo la santísima Virgen en esta lucha de su Hijo había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal, ya que, como dice el mismo Apóstol: Cuando esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: "La muerte ha sido absorbida en la victoria." Por todo ello, la augusta Madre de Dios, unida a Jesucristo de modo arcano, desde toda la eternidad, por un mismo y único decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, virgen integérrima en su divina maternidad, asociada generosamente a la obra del divino Redentor, que obtuvo un pleno triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, alcanzó finalmente, como suprema coronación de todos sus privilegios, el ser preservada inmune de la corrupción del sepulcro y, a imitación de su Hijo, vencida la muerte, ser llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial, para resplandecer allí como reina a la derecha de su Hijo, el rey inmortal de los siglos. LA ASUNCION DE MARIA Audiencia General del Santo Padre. 9 de julio, 1997. La tradición de la Iglesia muestra que este misterio "forma parte del plan divino, y está enraizado en la singular participación de María en la misión de su Hijo". "La misma tradición eclesial ve en la maternidad divina la razón fundamental de la Asunción. (...) Se puede afirmar, por tanto, que la maternidad divina, que hizo del cuerpo de María la residencia inmaculada del Señor, funda su destino glorioso". Juan Pablo II destacó que "según algunos Padres de la Iglesia, otro argumento que fundamenta el privilegio de la Asunción se deduce de la participación de María en la obra de la Redención". "El Concilio Vaticano II, recordando el misterio de la Asunción en la Constitución Dogmática sobre la Iglesia (Lumen Gentium), hace hincapié en el privilegio de la Inmaculada Concepción: precisamente porque ha sido 'preservada libre de toda mancha de pecado original', María no podía permanecer, como los otros hombres, en el estado de muerte hasta el fin del mundo. La ausencia de pecado original y la santidad, perfecta desde el primer momento de su existencia, exigían para la Madre de Dios la plena glorificación de su alma y de su cuerpo". El Papa señaló que "en la Asunción de la Virgen podemos ver también la voluntad divina de promover a la mujer. De manera análoga con lo que había sucedido en el origen del género humano y de la historia de la salvación, en el proyecto de Dios el ideal escatológico debía revelarse no en un individuo, sino en una pareja. Por eso, en la gloria celeste, junto a Cristo resucitado hay una mujer resucitada, María: el nuevo Adán y la nueva Eva". Para concluir, el Papa aseguró que "ante las profanaciones y el envilecimiento al que la sociedad moderna somete a menudo al cuerpo, especialmente al femenino, el misterio de la Asunción proclama el destino sobrenatural y la dignidad de todo cuerpo humano". LA ASUNCIÓN DE MARÍA -DOGMA Los dogmas marianos, hasta ahora, son cuatro: María, Madre de Dios; La Virginidad Perpetua de María, La Inmaculada Concepción y la Asunción de María.

Page 11: Santísima Virgen María

11

El Papa Pío XII bajo la inspiración del Espíritu Santo, y después de consultar con todos los obispos de la Iglesia Católica, y de escuchar el sentir de los fieles, el primero de Nov. de 1950, definió solemnemente con su suprema autoridad apostólica, el dogma de la Asunción de María. Este fue promulgado en la Constitución "Munificentissimus Deus": "Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo". ¿Cual es el fundamento para este dogma? El Papa Pío XII presentó varias razones fundamentales para la definición del dogma: 1-La inmunidad de María de todo pecado: La descomposición del cuerpo es consecuencia del pecado, y como María, careció de todo pecado, entonces Ella estaba libre de la ley universal de la corrupción, pudiendo entonces, entrar prontamente, en cuerpo y alma, en la gloria del cielo. 2-Su Maternidad Divina: Como el cuerpo de Cristo se había formado del cuerpo de María, era conveniente que el cuerpo de María participara de la suerte del cuerpo de Cristo. Ella concibió a Jesús, le dio a luz, le nutrió, le cuido, le estrecho contra su pecho. No podemos imaginar que Jesús permitiría que el cuerpo, que le dio vida, llegase a la corrupción. 3-Su Virginidad Perpetua: como su cuerpo fue preservado en integridad virginal, (toda para Jesús y siendo un tabernáculo viviente) era conveniente que después de la muerte no sufriera la corrupción. 4-Su participación en la obra redentora de Cristo: María, la Madre del Redentor, por su íntima participación en la obra redentora de su Hijo, después de consumado el curso de su vida sobre la tierra, recibió el fruto pleno de la redención, que es la glorificación del cuerpo y del alma. La Asunción es la victoria de Dios confirmada en María y asegurada para nosotros. La Asunción es una señal y promesa de la gloria que nos espera cuando en el fin del mundo nuestros cuerpos resuciten y sean reunidos con nuestras almas. Madre Adela Galindo SCTJM La Virgen María en la formación intelectual y espiritual Introducción I. La Virgen María: un dato esencial de la fe y de la vida de la Iglesia II. La Virgen María en la formación intelectual y espiritual Conclusión Introducción 1. La II Sesión general Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, reunida en 1985 para "la celebración, reconocimiento y promoción del Concilio Vaticano II" (Sínodo de los Obispos, La Iglesia, a la luz de la Palabra de Dios, celebra los misterios de Cristo para la salvación del mundo. Relación

Page 12: Santísima Virgen María

12

final, I, 2: L'Osservatore Romano, Edición en Lengua Española, 22 de diciembre, 1985, pág. 11), afirmó la necesidad de "dedicar una atención especial a las cuatro Constituciones mayores del Concilio" (ib., 1, 5) y de llevar a cabo un "programa (...) que tenga como objetivo un conocimiento y una aceptación nuevos, más amplios y profundos del Concilio" (ib., 1, 6). Por su parte el Sumo Pontífice Juan Pablo II ha afirmado que el Año Mariano debe "promover una nueva y profunda lectura de cuanto el Concilio ha dicho sobre la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia" (Juan Pablo II, Carta Encíclica Redemptoris Mater, 25 marzo, 1987, 48: AAS 79, 1987, 427). La Congregación para la Educación Católica es particularmente sensible ante esta doble invitación del Magisterio. Por eso, con la presente Carta circular -dirigida a las facultades teológicas, a los seminarios y a otros centros de estudios eclesiásticos- pretende ofrecer algunas reflexiones sobre la Santísima Virgen y sobre todo hacer resaltar que el empeño de conocimiento y de búsqueda, y la piedad en relación con María de Nazaret, no pueden quedar reducidos a los límites cronológicos del Año Mariano, sino que deben constituir una tarea permanente: pues efectivamente permanentes son el valor ejemplar y la misión de la Virgen. La Madre del Señor es un "dato de la Revelación divina" y constituye una "presencia materna" siempre operante en vida de la Iglesia (cf. ib., 1. 25). I. La Virgen María: un dato esencial de la fe y de la vida de la Iglesia La riqueza de la doctrina mariológica 2. La historia del dogma y de la teología atestiguan la fe y la atención incesante de la Iglesia hacia la Virgen María y su misión en la historia de la salvación. Esta atención se hace ya clara en algunos escritos neotestamentarios y en no pocas páginas de los autores de la época subapostólica. Los primeros símbolos de la fe y sucesivamente las fórmulas dogmáticas de los concilios de Constantinopla (a. 381), de Éfeso (a. 431) y de Calcedonia (a. 451) atestiguan la progresiva reflexión sobre el misterio de Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, y paralelamente el progresivo descubrimiento del papel de María en el misterio de la Encarnación: un descubrimiento que llevó a la definición dogmática de la maternidad divina y virginal de María. La atención de la Iglesia hacia María de Nazaret continúa durante todos los siglos por muchas declaraciones. Recordamos sólo las más recientes, sin que por ello infravaloremos la riqueza que la reflexión mariológica ha conocido en otras épocas históricas. 3. Por su valor doctrinal no puede olvidarse la Bula dogmática Ineffabilis Deus (8 de diciembre de 1854) de Pío Xl, la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus (1 de noviembre de 1950) de Pío Xll y la Constitución dogmática Lumen gentium (21 de noviembre de 1964) cuyo capítulo VIII constituye la síntesis más amplia y autorizada de la doctrina católica sobre la Madre del Señor, hecha jamás por un Concilio Ecuménico. Se deben recordar también, por su significado teológico y pastoral, otros documentos como la Professio fidei (30 de junio de 1968) y las Exhortaciones apostólicas Signum magnum

(13 de mayo de 1967) y Marialis cultus (2 de febrero de 1974) de Pablo VI , así como la Encíclica Redemptoris Mater (25 de marzo de 1987) de Juan Pablo II. 4. Debemos recordar igualmente la actividad desarrollada por algunos "movimientos", que, suscitando en formas variadas y desde diversos puntos de vista un amplio interés hacia la figura de la Santísima Virgen, han tenido un considerable influjo en la redacción de la Constitución Lumen gentium: el movimiento bíblico, que ha subrayado la importancia principal de la Sagrada Escritura para la presentación del papel de la Madre del Señor, verdaderamente conforme con la Palabra revelada; el movimiento patrístico, que poniendo a la mariología en contacto con el pensamiento de los Padres de la Iglesia, le ha permitido profundizar sus raíces en la Tradición; el movimiento eclesiológico, que ha

Page 13: Santísima Virgen María

13

contribuido abundantemente a reconsiderar y profundizar la relación entre María y la Iglesia; el movimiento misional, que ha descubierto progresivamente el valor de María de Nazaret, la primera evangelizada (cf. Lc 1, 26­38) y la primera evangelizadora (cf. Lc 1, 39-45), como fuente de inspiración para su empeño en la difusión de la Buena Nueva; el movimiento litúrgico, que realizando una comparación fecunda y seria entre las varias liturgias, ha podido documentar que los ritos de la Iglesia atestiguan una veneración cordial hacia la "gloriosa y siempre Virgen María, Madre de nuestro Dios y Señor Jesucristo" (Misal Romano, Plegaria Eucarística I Communicantes); el movimiento ecuménico, que ha exigido un esfuerzo por comprender con exactitud la figura de la Virgen en el campo de las fuentes de la Revelación y por precisar la base teológica de la piedad mariana. La enseñanza mariológica del Vaticano II 5. La importancia del capítulo VIII de la Lumen gentium radica en el valor de su síntesis doctrinal y en el planteamiento del trato doctrinal sobre la Santísima Virgen encuadrado dentro del misterio de Cristo y de la Iglesia. De esta forma el Concilio: -ha enlazado con la tradición patrística, que destaca la historia de la salvación como el tejido propio de todo tratado teológico; -ha puesto en evidencia que la Madre del Señor no es una figura marginal en el conjunto de la fe y en el panorama de la teología, que Ella, por su íntima participación en la historia de la salvación "reúne en sí y refleja en cierto modo las supremas verdades de la fe" (Lumen gentium, 65); -ha ordenado en una visión unitaria posiciones diferentes sobre el modo de afrontar el tema mariológico. a) En razón de Cristo 6. Según la doctrina del Concilio la misma relación de María con Dios Padre se determina en razón de Cristo. Efectivamente Dios, "cuando se cumplió el plazo, envió a su Hijo, nacido de mujer... para que recibiéramos la condición de hijos" (Gál 4, 4-5) (ib., 52). Por eso María, que por condición era la esclava del Señor (cf. Lc 1, 38. 48), habiendo acogido "al Verbo de Dios en su alma y en su cuerpo" y dado "la Vida al mundo" se convirtió por gracia en "Madre de Dios" (cf. ib. 53). En razón de esta misión singular, Dios Padre la preservó del pecado original, la colmó de la abundancia de los dones celestiales y, en su sabio designio, "quiso... que la aceptación de la Madre predestinada precediera a la encarnación" (ib., 56). 7. El Concilio, ilustrando la participación de María en la historia de la salvación, expone sobre todo las múltiples relaciones que se dan entre la Virgen y Cristo: -de "fruto el más espléndido de la redención" (Sacrosanctum Concilium, 103), habiendo sido Ella "redimida de un modo tan sublime en vista de los méritos de su Hijo" (Lumen gentium, 53), por eso los Padres de la Iglesia, la liturgia y el magisterio no han dudado en llamar a la Virgen "hija de su Hijo" (cf. Concilium Toletanum Xl, 48: Denzinger-Schönmetzer, Enchiridion Symbolorum definitionum et declarationum de rebus fidei et morum, Barcinone 1976, 536), en el orden de la gracia; -de madre que, acogiendo con fe el anuncio del Ángel, concibió en su seno virginal, por la acción del Espíritu y sin intervención de varón, al Hijo de Dios, según la naturaleza humana; lo dio a luz, lo alimentó lo guardó y lo educó (Lumen gentium, 57. 61); -de esclava fiel, que se "consagró totalmente a sí misma (...) a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo al ministerio de la redención sometida a Él y con Él" (ib., 56);

Page 14: Santísima Virgen María

14

-de compañera del Redentor: "concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo al Padre en el templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la cruz, Ella cooperó en un modo del todo especial a la obra del Salvador, con la obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad" (ib., 61;

cf. ib., 56. 58); -de discípula que, durante la predicación de Cristo, "acogió las palabras, con las que su Hijo, exaltando el reino por encima de las condiciones y lazos de la carne y la sangre, proclamó bienaventurados a los que escuchan y guardan la palabra de Dios (cf. Mc 3, 35; Lc 11, 27­28), como Ella hacía fielmente (cf. Lc 2, 19 y 51)" (Lumen gentium, 56). 8. En luz cristológica hay que leer también las relaciones entre el Espíritu Santo y María: Ella, "como plasmada y hecha una nueva criatura" (ib., 56) por el Espíritu y convertida de un modo particular en su templo (cf. ib., 53), por la fuerza del mismo Espíritu (cf. Lc 1, 35), concibió en su seno virginal a Jesucristo y lo dio al mundo (cf. ib., 52. 63. 65). En la escena de la Visitación vuelven a manifestarse, por medio de Ella, los dones del Mesías Salvador: la efusión del Espíritu sobre Isabel, la alegría del futuro Precursor (cf. Lc 1, 41). Llena de fe en la promesa del Hijo (cf. Lc 24, 49), la Virgen constituye una presencia orante en medio de la comunidad de los discípulos: perseverando con ellos en la unión y en la oración (cf. Act 1, 14), implora "con sus oraciones el don del Espíritu, que la había cubierto ya en la Anunciación" (ib., 59). b) En razón de la Iglesia 9. En razón de Cristo, y por tanto también en razón de la Iglesia, desde toda la eternidad Dios quiso y predestinó a la Virgen. En efecto, María de Nazaret: -es "reconocida como miembro supereminente y del todo singular de la Iglesia" (ib., 53), por los dones de gracia con que está adornada y por el lugar que ocupa en el Cuerpo místico; -es Madre de la Iglesia, ya que Ella es "Madre de Aquel, que desde el primer instante de la Encarnación en su seno virginal, unió consigo como Cabeza su Cuerpo místico que es la Iglesia" (Pablo VI, Discurso en la sesión de clausura de la tercera etapa conciliar, 21 noviembre 964: AAS 56, 1964, 1014­1018); -por su condición de Virgen, Esposa y Madre, es figura de la Iglesia, que es, también ella, virgen por la integridad de su fe, Esposa por su unión con Cristo, Madre por la generación de innumerables hijos (cf. ib., 64); -por sus virtudes es modelo de la Iglesia, que se inspire en Ella en el ejercicio de la fe, de la esperanza, de la caridad (cf. ib., 53. 63. 65) y en la actividad apostólica (cf. ib., 65); -con su múltiple intercesión sigue alcanzando para la Iglesia los dones de la salvación eterna. En su caridad maternal cuida de los hermanos de su Hijo todavía peregrinos. Por esto la Santísima Virgen es invocada por la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora (Lumen gentium, 62); -asunta en cuerpo y alma al cielo, es la "imagen" escatológica y la "primicia" de la Iglesia (cf. Lumen

gentium, 68), que en Ella "contempla con alegría (...) lo que Ella misma, toda entera, espera y ansía ser"

(Sacrosanctum Concilium, 103), y en Ella encuentra un "signo de segura esperanza y consolación" (Lumen

gentium, 68).

Page 15: Santísima Virgen María

15

Desarrollos mariológicos del postconcilio 10. En los años inmediatamente siguientes al Concilio la actividad desarrollada por la Santa Sede, por muchas Conferencias Episcopales y por insignes estudiosos, que comentó la doctrina del Concilio y respondió a los problemas conforme iban surgiendo, dio nueva actualidad y fuerza a la reflexión sobre la Madre del Señor. Han contribuido particularmente a este florecer mariológico la Exhortación apostólica Marialis cultus y la Encíclica Redemptoris Mater. No es éste el lugar para hacer una reseña detallada de los varios sectores de la reflexión postconciliar sobre María. Sí parece útil presentar algunos a título de ejemplo y como estímulo para posteriores reflexiones. 11. La exégesis bíblica ha abierto nuevas fronteras a la mariología, dedicando cada vez más espacio a la literatura intertestamentaria. No pocos textos del Antiguo Testamento y, sobre todo, las páginas neotestamentarias de Lucas y de Mateo sobre la infancia de Jesús y las frases de Juan han sido objeto de un estudio continuo y profundo que, por los resultados conseguidos, han reforzado la base escriturística de la mariología y la han enriquecido considerablemente desde el punto de vista propio. 12. En el campo de la teología dogmática, la mariología ha contribuido en la discusión postconciliar, a una explicación más idónea de los dogmas; puesta en causa de las discusiones sobre el pecado original (dogma de la Inmaculada Concepción), sobre la encarnación del Verbo (dogma de la Concepción virginal de Cristo, dogma de la maternidad divina), sobre la gracia y la libertad (doctrina de la cooperación de María a la obra de la salvación), sobre el destino último del hombre (dogma de la Asunción), la mariología ha tenido que estudiar críticamente las circunstancias históricas en las que fueron definidos aquellos dogmas, el lenguaje con que se formularon, comprenderlos a la luz de las adquisiciones de la exégesis bíblica, de un conocimiento más riguroso de la Tradición, de los interrogantes de las ciencias humanas y rechazar, en fin, las respuestas infundadas. 13. La atención de la mariología a los problemas relacionados con el culto de la Santísima Virgen ha sido muy viva: se ha manifestado en la investigación sobre sus raíces históricas (Seis Congresos Mariológicos Internacionales, organizados por la Pontificia Academia Mariana Internacional, celebrados desde 1967 a 1987 han estudiado sistemáticamente las manifestaciones de la piedad mariana desde los orígenes hasta el siglo XX), en el estudio de las motivaciones doctrinales y del cuidado por su inserción orgánica en el "único culto cristiano" (Pablo VI, Exhortación Apostólica Marialis cultus, 2 febrero 1974, Intr.: AAS 66, 1974, 114), en la valoración de sus expresiones litúrgicas y de las múltiples manifestaciones de la piedad popular, así como en el examen en profundidad de sus mutuas relaciones. 14. También en el campo ecuménico la mariología ha sido objeto de particular consideración. En relación con las Iglesias del Oriente cristiano, Juan Pablo II ha subrayado "cuán profundamente unidas por el amor y por la alabanza a la Theotokos se sienten la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa, y las antiguas Iglesias Orientales (Redemptoris Mater, 31); por su parte Dimitrios I, Patriarca ecuménico, ha puesto de relieve cómo las "dos Iglesias hermanas han mantenido inextinguible, a través de los siglos, la llama de la devoción a la venerabilísima persona de la Todasanta Madre de Dios (Dimitrios I, Homilía pronunciada el 5 de diciembre de 1987 durante la celebración de las Vísperas en Santa María la Mayor, Roma: L'Osservatore Romano, Edición en Lengua Española, 20 de diciembre de 1987, pág. 10) y ha deseado que "el tema de la mariología ocupe un puesto central en el diálogo teológico entre nuestras Iglesias (...) para el restablecimiento pleno de nuestra comunión eclesial" (ib., 6).

Page 16: Santísima Virgen María

16

En cuanto se refiere a las Iglesias de la Reforma, la época postconciliar se ha caracterizado por el diálogo y por el esfuerzo por una comprensión recíproca. Esto ha permitido la superación de seculares desconfianzas, un mejor conocimiento de las respectivas posiciones doctrinales, y la actuación de iniciativas comunes de investigación. Así, al menos en algunos casos, se han podido comprender, por una parte, los peligros encerrados en el "oscurecimiento" de la figura de María en la vida eclesial, y, por otra, la necesidad de atenerse a los datos de la Revelación (Para una formación mariológica atenta al movimiento ecuménico, ofrece preciosas indicaciones el Directorio ecuménico: Secretariatus ad christianorum unitatem fovendam, Spiritus Domini, 16 de abril de 1970: AAS , 62 1970, págs. 705­724). En estos años en cuanto a las conversaciones interreligiosas, la atención de la mariología se ha dirigido al judaísmo, del que proviene la "Hija de Sión". Igualmente se ha dirigido al islamismo en el que María es venerada como Santa Madre de Cristo. 15. La mariología postconciliar ha dedicado una constante atención a la antropología. Los Sumos Pontífices han presentado repetidamente a María de Nazaret como la suprema expresión de la libertad humana en la cooperación del hombre con Dios, que "en el sublime acontecimiento de la encarnación del Hijo, se ha confiado al misterio libre y activo, de una mujer" (Redemptoris Mater, 46). Por la convergencia entre los datos de la fe y los datos de las ciencias antropológicas, cuando éstas han dirigido su atención a María de Nazaret, se ha comprendido más claramente que la Virgen es al mismo tiempo la más alta realización histórica del Evangelio (cf. III Conferencia General del Episcopado Latino Americano, Puebla 1979, La evangelización en el presente y en el futuro de América Latina, Bogotá, 1979 pág. 282), y la mujer que, por el dominio de sí misma, por el sentido de responsabilidad, la apertura a los otros y el espíritu de servicio, por la fortaleza y por el amor, se ha realizado, de un modo más completo, en el plano humano. Se ha hecho notar, por ejemplo, la necesidad: -de "acercar" la figura de la Virgen a los hombres de nuestro tiempo, poniendo de relieve su "imagen histórica" de humilde mujer hebrea; -de mostrar los valores humanos de María, permanentes y universales, de forma que el estudio de Ella ilumine el estudio sobre el hombre. En este terreno el tema "María y la mujer" ha sido tratado numerosas veces; pero, susceptible como es de muchos modos de ser tratado, se está lejos de poder considerarlo como agotado y espera ulteriores desarrollos. 16. En la mariología postconcilar se han tratado también temas nuevos o se han visto desde un nuevo ángulo: la relación entre el Espíritu Santo y María; el problema de la inculturación de la doctrina sobre la Virgen y las expresiones de piedad mariana; el valor de la via pulchritudinis para adelantar en el conocimiento de María y la capacidad de la Virgen de suscitar las más altas expresiones en el campo de la literatura y del arte; el descubrimiento del significado de María en relación con algunas urgencias pastorales de nuestro tiempo (la cultura de la vida, el compromiso por los pobres, el anuncio de la Palabra...); la revalorización de la "dimensión mariana de la vida de los discípulos de Cristo" (Redemptoris Mater, 45). La encíclica Redemptoris Mater de Juan Pablo II

Page 17: Santísima Virgen María

17

17. En la línea de la Lumen gentium y de los documentos del Magisterio del postconcilio se coloca la Encíclica Redemptoris Mater de Juan Pablo II, que confirma el planteamiento cristológico y eclesiológico de la mariología, necesario para que ella revele toda la gama de sus contenidos. Después de profundizar, con una prolongada meditación sobre la exclamación de Isabel: "Bienaventurada Tú que has creído" (Lc 1, 45), los múltiples aspectos de la "fe heroica" de la Virgen, que él considera "como una clave que nos descubre la íntima realidad de María (ib., 19), el Santo Padre explica la "presencia materna" de la Virgen en el camino de la fe, conforme a dos líneas de pensamiento, una teológica, otra pastoral y espiritual. -la Virgen, que estuvo activamente presente en la vida de la Iglesia -en su comienzo (el misterio de la Encarnación), en su fundación (el misterio de Caná y de la cruz), y en su manifestación (el misterio de Pentecostés)- es una presencia operante" a través de toda su historia; es más, se encuentra en el "centro de la Iglesia en camino" (Título de la II parte de la Encíclica Redemptoris Mater), en la que desarrolla una múltiple función: de cooperación al nacimiento de los fieles a la vida de la gracia, de ejemplaridad en el seguimiento de Cristo, de "mediación materna" (Título de la III parte de la Encíclica Redemptoris Mater); -el gesto con el que Cristo confió el discípulo a la Madre y la Madre al discípulo (cf. Jn 19, 25­27) ha determinado una relación estrechísima entre María y la Iglesia. Por voluntad del Señor una "nota mariana" marca la fisonomía de la Iglesia, su camino, su actividad pastoral; y en la vida espiritual de cada discípulo -advierte el Santo Padre- va innata una "dimensión mariana" (cf. Redemptoris Mater, 45­46). En su conjunto la Redemptoris Mater puede considerarse la Encíclica de la "presencia materna y operante" de María en la vida de la Iglesia (cf. ib., 1, 25); en su camino de fe, en el culto que Ella rinde a su Señor, en su obra de evangelización, en su configuración progresiva con el Cristo, en el empeño ecuménico. Contribución de la mariología a la investigación teológica 18. La historia de la teología demuestra que el conocimiento del misterio de la Virgen contribuye a un conocimiento más profundo del misterio de Cristo, de la Iglesia y de la vocación del hombre (cf. Lumen gentium, 65). Por otra parte, el vínculo estrecho de la Santísima Virgen con Cristo, con la Iglesia y con la humanidad hace también que la verdad sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre ilumine la verdad que se refiere a María de Nazaret. 19. Efectivamente en María "todo es relativo a Cristo" (Marialis cultus, 25). De ahí se deduce que "sólo en el misterio de Cristo se aclara plenamente su misterio" (Redemptoris Mater, 4; cf. ib. 19), y que, cuanto más la Iglesia profundiza en el misterio de Cristo, tanto más comprende la singular dignidad de la Madre del Señor y su papel en la historia de la salvación. Pero, en cierto modo, también es verdad lo contrario: en efecto la Iglesia, a través de María, "testigo excepcional del misterio de Cristo" (ib., 27), ha profundizado en el misterio de la kenosis del "Hijo de Dios" (Lc 3, 38; cf. Flp 2, 5­8) que se hace en María "Hijo de Adán" (Lc 3, 38), ha conocido con mayor claridad las raíces históricas de "Hijo de David" (cf. Lc 1,

32), su inserción en el pueblo judío, su pertenencia al grupo de los "pobres del Señor". 20. En María además, todo -los privilegios, la misión, el destino- está íntimamente relacionado también con el misterio de la Iglesia. De aquí resulta que, en la medida en que se profundiza en el misterio de la Iglesia, resplandece más nítidamente el misterio de María. Y, a su vez, la Iglesia, contemplando a María, conoce mejor su propio origen, su íntima naturaleza, su misión de gracia, su destino de gloria y el camino de fe que debe recorrer (cf. ib., 2).

Page 18: Santísima Virgen María

18

21. Por fin, en María todo es relacionable con el hombre de todos los lugares y de todos los tiempos. Ella tiene un valor universal y permanente. "Verdadera hermana nuestra" (Marialis cultus, 56), y, "unida en la estirpe de Adán con todos los hombres necesitados de salvación" (Lumen gentium, 53), María no defrauda las esperanzas del hombre contemporáneo. Por su condición de "perfecta seguidora de Cristo" (Marialis cultus, 53) y mujer que se ha realizado completamente como persona, es una fuente perenne de fecundas inspiraciones de vida. Para los discípulos del Señor la Virgen es el gran símbolo del hombre que alcanza las aspiraciones más íntimas de su inteligencia, de su voluntad y de su corazón, abriéndose por Cristo y en el Espíritu a la trascendencia de Dios en filial entrega de amor y arraigándose en la historia en servicio eficaz a los hombres. Por lo demás "al hombre contemporáneo -escribía Pablo VI-atormentado no pocas veces entre la angustia y la esperanza, postrado por el sentimiento de sus limitaciones y asaltado por aspiraciones sin límite, turbado en el ánimo y dividido en el corazón, con la mente en suspenso por el enigma de la muerte, oprimido por la soledad mientras se ve inclinado a la comunión, presa de la náusea y del tedio, la Santísima Virgen María, contemplada en su vida evangélica y en la realidad que ya posee en la ciudad de Dios, ofrece una visión serena y una palabra de seguridad: la victoria de la esperanza sobre la angustia, de comunión sobre la soledad, de la paz sobre la agitación, de la alegría y de la belleza sobre el tedio y la náusea, de las perspectivas eternas sobre las temporales, de la vida sobre la muerte" (ib., 57). 22. "Entre todos los creyentes Ella, María, es como un 'espejo', en el que se reflejan, del modo más profundo y más limpio 'las grandes obras de Dios' (Act 2, 11)" (Redemptoris Mater, 25), que la teología tiene el oficio de explicar. La dignidad y la importancia de la mariología derivan, por tanto, de la dignidad e importancia de la cristología, del valor de la eclesiología y de la neumatología, del significado de la antropología sobrenatural y de la escatología: la mariología se encuentra estrechamente relacionada con estos tratados. II. La Virgen María en la formación intelectual y espiritual La investigación mariológica 23. De los datos expuestos en la primera parte de esta Carta se ve que la mariología está hoy viva y comprometida en cuestiones importantes en el campo de la doctrina y de la pastoral. Por eso es necesario que ella, además de atender a los problemas pastorales que vayan surgiendo, cuide sobre todo el rigor de la investigación, llevada a cabo con criterios científicos. 24. También para la mariología sirve la palabra del Concilio: "La sagrada teología se apoya, como en cimiento perenne, en la Palabra de Dios escrita, junto con la Sagrada Tradición, y en aquélla se consolida firmemente y se rejuvenece sin cesar, penetrando a la luz de la fe toda la verdad escondida en el misterio de Cristo" (Dei Verbum, 24). El estudio de la Sagrada Escritura debe ser, por tanto, como el alma de la mariología (cf. lb., 24; Optatam totius, 16). 25. Además es imprescindible para la investigación mariológica el estudio de la Tradición, ya que, como enseña el Vaticano II, "la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura forman un solo depósito sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la Iglesia" (Dei Verbum, 10). El estudio de la Tradición se manifiesta, por lo demás, particularmente fecundo por la cualidad y cantidad del patrimonio mariano de los Padres de la Iglesia y de las diversas liturgias.

Page 19: Santísima Virgen María

19

26. La investigación sobre la Sagrada Escritura y sobre la Tradición, llevada a cabo conforme a las metodologías más fecundas y con los instrumentos más válidos de la crítica, debe ser guiada por el Magisterio, porque a él se le ha encomendado el depósito de la Palabra de Dios para su custodia y su auténtica interpretación (cf. ib., 10); y deberá ser confortada y completada, si es el caso, con las adquisiciones más seguras de la antropología y de las ciencias humanas. La enseñanza de la mariología 27. Considerada la importancia de la figura de la Virgen en la historia de la salvación y en la vida del Pueblo de Dios, y después de las indicaciones del Vaticano II y de los Sumos Pontífices, no puede pensarse en descuidar hoy la enseñanza de la mariología: es preciso por tanto darle a esta enseñanza el puesto justo en los seminarios y en las facultades teológicas. 28. Esta enseñanza, consistente en un "tratamiento sistemático", será: a) orgánica, es decir, inserta en el plan de estudios del curso teológico; b) completa de manera que la persona de la Virgen sea considerada en la historia íntegra de la salvación, es decir, en su relación con Dios; con Cristo, Verbo encarnado, salvador y mediador; con el Espíritu Santo, santificador y dador de vida; con la Iglesia, sacramento de salvación; con el hombre -sus orígenes y su desarrollo en la vida de la gracia, su destino de gloria-; c) respondiendo a los varios tipos de formación (centros de cultura religiosa, seminarios, facultades teológicas...) y al nivel de los estudiantes: futuros sacerdotes y maestros de mariología, animadores de la piedad mariana en las diócesis, formadores de vida religiosa, catequistas, conferenciantes y cuantos tienen el deseo de profundizar en los conocimientos marianos. 29. Una enseñanza ordenada de esa forma evitará presentaciones unilaterales de la figura y de la misión de María, con detrimento de la visión de conjunto de su misterio, y constituirá un estímulo para investigaciones profundas -por medio de seminarios y redacción de tesis de licencia o doctorado- sobre las fuentes de la Revelación y sobre los documentos del Magisterio. Además los distintos profesores, con una oportuna y fecunda visión interdisciplinar, podrán realizar, en el desarrollo de su enseñanza, los posibles datos referidos a la Virgen. 30. Es por tanto necesario que cada uno de los centros de estudios teológicos -según la propia fisonomía- prevea en la Ratio studiorum la enseñanza de la mariología en una forma definida y con las características indicadas más arriba; y que, en consecuencia, los profesores de mariología tengan una preparación adecuada. 31. En este sentido es oportuno recordar que las normas para la aplicación de la Constitución Apostólica Sapientia christiana prevén la licenciatura y el doctorado en teología con especialización en mariología (Esta Congregación ha constatado con agrado que no son pocas las tesis de licenciatura o doctorado en teología que tienen como objeto de investigación un tema mariológico. Pero, convencida de la importancia de estos estudios y deseando incrementarlos, la Congregación, en 1979, instituyó la "licenciatura y doctorado en teología con especialización en mariología", cf. Juan Pablo PP. II, Constitución Apostólica Sapientia christiana, 15 de abril, 1979, Apéndice II, al artículo de las Normas, n. 12: AAS 71, 1979 pág. 520, que pueden obtenerse actualmente en la Pontificia Facultad Teológica "Marianum". de Roma y en el International Marian Research Institute -University of Dayton- Ohio, U.S.A., incorporado al "Marianum"). El servicio de la mariología a la pastoral y a la piedad mariana

Page 20: Santísima Virgen María

20

32. Como todas las disciplinas teológicas, también la mariología ofrece una ayuda preciosa a la pastoral. En este sentido la Marialis cultus subraya que "la piedad hacia la Santísima Virgen, subordinada a la piedad hacia el divino Salvador y en conexión con Ella, tiene un gran valor pastoral y constituye una fuerza renovadora de la vida cristiana" (Marialis cultus, 57). También esa piedad mariana está llamada a dar su aportación en el vasto campo de la evangelización (cf. Sapientia christiana, 3). 33. La investigación y la enseñanza de la mariología, y su servicio a la pastoral tienden a la promoción de una auténtica piedad mariana, que debe caracterizar la vida de todo cristiano y particularmente de aquellos que se dedican a los estudios teológicos y se preparan para el sacerdocio. La Congregación para la Educación Católica quiere llamar de modo especial la atención de los formadores de seminarios sobre la necesidad de suscitar una auténtica piedad mariana en los seminaristas, aquellos que serán un día los principales agentes de la pastoral de la Iglesia. El Vaticano II, cuando habla de la necesidad para los seminaristas de una profunda vida espiritual, recomienda que ellos "con confianza filial amen y veneren a la Santísima Virgen María, que Jesucristo muriendo en la cruz dejó a su discípulo como Madre" (Optatam totius, 8). Por su parte esta Congregación, en conformidad con las indicaciones del Concilio, ha subrayado varias veces el valor de la piedad mariana en la formación de los alumnos del seminario: -en la "Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis" pide al seminarista que "ame ardientemente, según el espíritu de la Iglesia, a la Virgen María, Madre de Cristo unida a Él de una manera especial en la obra de la redención" (Congregación para la Educación Católica, Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis, Romae, 1985, 54 e); -en la "Carta circular sobre algunos aspectos más urgentes de la formación espiritual en los seminarios" (6 de enero, 1980) observa que "nada puede llevar (...) mejor que la verdadera devoción a la Virgen María, concebida como un esfuerzo cada vez más completo de imitación, a la alegría de creer" (ib., Carta circular sobre algunos aspectos más urgentes de la formación espiritual en los seminarios, II, 4), tan importante para quien tendrá que hacer de su propia vida un continuo ejercicio de fe. El Código de Derecho Canónico, al tratar de la formación de los candidatos al sacerdocio, recomienda el culto de la Santísima Virgen María, alimentado con aquellos ejercicios de piedad con los que los alumnos adquieren el espíritu de oración y fortalecen su vocación (cf. Codex luris Canonici, can.

246, par. 3). Conclusión 34. Con esta Carta la Congregación para la Educación Católica quiere insistir en la necesidad de dar a los estudiantes de todos los centros de estudio eclesiásticos y a los seminaristas una formación mariológica integral que abarque el estudio, el culto y la vida. Ellos deberán: a) adquirir un conocimiento completo y exacto de la doctrina de la Iglesia sobre la Virgen María, que les permita discernir la devoción verdadera de la falsa, y la doctrina auténtica de sus deformaciones por exceso o por defecto; y sobre todo que les abra el camino para completar y comprender la suma belleza de la gloriosa Madre de Cristo; b) alimentar un amor auténtico hacia la Madre del Salvador y Madre de los hombres, que se exprese en formas genuinas de veneración y se traduzca en "imitación de sus virtudes" (Lumen gentium, 67) y sobre

Page 21: Santísima Virgen María

21

todo, un decidido empeño en vivir según los mandamientos de Dios y de hacer su voluntad (cf. Mt 7, 21;

Jn 15, 14); c) desarrollar la capacidad de comunicar ese amor con la palabra, los escritos, la vida, al pueblo cristiano, cuya piedad mariana debe ser promovida y cultivada. 35. Efectivamente, de una adecuada formación mariológica, en la que se unen armónicamente el empuje de la fe y el empeño del estudio, se seguirán numerosas ventajas: -en el campo intelectual, porque la verdad sobre Dios y sobre el hombre, sobre Cristo y sobre la Iglesia, se profundiza y se sublima por el conocimiento de la "verdad sobre María"; -en el campo espiritual, porque esa formación ayuda al cristiano a acoger e introducir a la Madre de Jesús "en todo el espacio de la propia vida interior" (Redemptoris Mater, 45); -en el campo pastoral, para que la Madre del Señor sea sentida fuertemente como una presencia de gracia por el pueblo cristiano. 36. El estudio de la mariología tiende, como a su última meta, a la adquisición de una sólida espiritualidad mariana, aspecto esencial de la espiritualidad cristiana. En su camino hacia la plena madurez de Cristo (cf. Ef 4, 13), el discípulo del Señor, consciente de la misión que Dios encomendó a la Virgen María en la historia de la salvación y en la vida de la Iglesia, la toma como "Madre y Maestra de vida espiritual" (cf. Marialis cultus, 21, Collecto missarum de B. Maria Virgine, form. 32): con Ella y como Ella, a la luz de la Encarnación y de la Pascua, imprime a la propia existencia una decisiva orientación hacia Dios por Cristo en el Espíritu, para vivir en la Iglesia la propuesta radical de la Buena Nueva y, en particular, el mandamiento del amor (cf. Jn 15, 12). Eminencia, excelencias, reverendos rectores de seminarios, reverendos presidentes y decanos de las Facultades eclesiásticas, tenemos la esperanza de que estas breves orientaciones sean debidamente acogidas por los profesores y estudiantes, para que se puedan alcanzar los frutos deseados. Augurando para todos la abundancia de las bendiciones divinas, nos profesamos, devotísimos. Roma, 25 de marzo de 1988. MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA "Jesús, habiendo visto a su Madre, le dice: Mujer, he ahí a tu hijo!. Luego dice al discípulo: He ahí a tu Madre!" (Jn 19, 26-27). La Virgen María fue solemnemente proclamada como "Madre de la Iglesia" en el Concilio Vaticano II el 21 de Nov. de 1964.La Iglesia celebraba la festividad de la Presentación de la Stma. Virgen María. Era el día de la clausura de la tercera etapa del Concilio Vat. II, y en esa ocasión se iban a promulgar tres Documentos Conciliares: el decreto sobre las Iglesias Orientales Católica; el decreto sobre el Ecumenismo; y sobre todo, la Constitución Dogmática sobre la Iglesia "Lumen Gentium". El estudio y la reflexión que el CVII hizo sobre el misterio de María en el plan de salvación, no fue promulgado en un documento propio y particular, sino que providencialmente, bajo la inspiración del ES, fue integrado como el ultimo capitulo de la Constitución sobre la Iglesia. Esta capitulo VIII, cuyo titulo es: "La Stma. Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia" fue llamado por Pablo VI "vértice y corona" de esa Constitución. Fue la primera vez que un concilio Ecuménico presento una "extensa síntesis de la doctrina católica sobre el puesto que María Stma. ocupa en el misterio de Cristo y de la Iglesia" (Pablo VI)

Page 22: Santísima Virgen María

22

El proposito del Concilio fue manifestar el rostro de la Santa Iglesia, a la que María esta íntimamente unida, y de la cual ella es "la parte mayor, la parta mejor, la parte principal y mas selecta" (S. Ruperto). Pablo VI, a nombre de toda la Iglesia, expreso una profunda satisfacción al decir: "podemos afirmar que esta sesión se clausura como himno incomparable de alabanza en honor de María". Texto de proclamación. "En verdad la realidad de la Iglesia no se agota en su estructura jerárquica, en su liturgia, en sus sacramentos, ni en sus ordenanzas jurídicas. Su esencia intima, la principal fuente de su eficacia santificadora, ha de buscarse en su mística unión con Cristo; unión que no podemos pensarla separada de Aquella, que es la Madre del Verbo Encarnado, y que Cristo mismo quiso tan íntimamente unida a si para nuestra salvación. Así ha de encuadrarse en al visión de la Iglesia la contemplación amorosa de las maravillas que Dios ha obrado en su Santa Madre. Y el conocimiento de la doctrina verdadera católica sobre María sera siempre la llave de la exacta comprensión del misterio de Cristo y de la Iglesia. La reflexión sobre estas estrechas relaciones de María con la Iglesia, tan claramente establecidas por la actual Constitución Conciliar (LG), nos permite creer que es este el momento mas solemne y mas apropiado para dar satisfacción a un voto que han dado todos los padres conciliares, pidiendo insistentemente una declaración explicita durante este Concilio de la función maternal que la Virgen ejerce sobre el pueblo cristiano. Así pues, para GLORIA DE LA VIRGEN Y CONSUELO NUESTRO, PROCLAMAMOS A MARÍA SANTÍSIMA "MADRE DE LA IGLESIA", es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman Madre amorosa y queremos que de ahora en adelante sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este GRATÍSIMO TITULO. La divina maternidad es el fundamento de su especial relación con Cristo y de su presencia en la economía de la salvación operada por Cristo, y también constituye el fundamento principal de las relaciones de María con la Iglesia, por ser Madre de Aquel que, desde el primer instante de la encarnación en su seno virginal, se constituyo en cabeza de su Cuerpo Místico, que es la Iglesia. María, pues, como MADRE DE CRISTO, ES TAMBIÉN, MADRE DE LA IGLESIA. Juan XXIII: al iniciar el Concilio dijo: "hagamos todo con María, la madre de Jesús. Pablo VI, concluye el concilio proclamando: La maternidad espiritual de María, sobre la Iglesia entera. -María es la "raíz" del misterio de Cristo: pues es la Madre de Cristo. -María la "coronación del misterio de la Iglesia: es Madre de la Iglesia. Notemos que el Sumo Pontífice hizo gran énfasis en su proclamación al referirse tres veces: "tanto de los fieles, como de los pastores". Recordemos que toda piedad y culto a la Virgen Santísima se desarrollan en subordinación armónica al culto de Cristo, gira alrededor de el y es su punto de referencia. Esta proclamación sobre la doble misión de María se ha transformado en gozosa veneración a Ella y en adoración hacia el sabio designio de Dios, que ha colocado en su Familia- la Iglesia- como en todo hogar domestico, la figura de una Mujer, que calladamente y en espíritu de servicio, vela por ella y protege benignamente su camino hacia la patria, hasta que llegue el día glorioso del Señor.

Page 23: Santísima Virgen María

23

Reflexión Teológica Al declarar a María Madre de la Iglesia se esta afirmando una realidad, no es solamente un titulo. Corresponde a una real maternidad espiritual. María es Madre Espiritual perfecta de la Iglesia. 1- Porque es madre de Jesús y su mas intima compañera en la economía de la salvación. Participo con su Hijo del sacrificio de la Redención y por el fue proclamada madre no solo de su discípulo Juan sino de todo el genero humano. "Ella continua desde el Cielo cumpliendo su función maternal de cooperada en el nacimiento y en el desarrollo de la vida divina en cada una de las almas de los hombres redimidos" 2- Como toda madre humana, María, no se limita a dar vida sino a alimentar y educar. De que modo coopera María en el incremento de los miembros del cuerpo Místico en la vida de la gracia? mediante su incesante intercesión inspirada por una ardiente caridad. Ella aunque esta inmersa en la visión de la Trinidad no olvida a sus hijos desterrados- como ella un día- en la peregrinación de la fe. Mas aun contemplandolos en Dios y viendo sus necesidades, en comunión con Jesús siempre vivo para interceder por nosotros, se hace nuestra Abogada, Auxiliadora, Intercesora, Mediadora. Estos se sabe desde los primeros siglos: bajo tu amparo) -Su intervención obtiene de la mediación de Cristo la propia fuerza y es una prueba luminosa de la fuerza de Cristo. Su intercesión es en virtud de Cristo. 3- María modelo y ejemplo de virtud. Ademas de la intercesión, ella ejerce sobre los hombres redimidos otro influjo: el ejemplo. Su influjo es real e importantísimo, pues ella ha vivido perfectamente las virtudes de Cristo. Ella no solo nos llama sino que su ejemplo nos mueve y nos anima a vivir una vida de perfección. Así como el Poderoso hizo grandes cosas en ella, así las puede hacer en nosotros si le permitimos. Ademas, conviene tener presente que la eminente santidad de María, no fue solo un don singular de la generosidad divina; fue también el fruto de la continua y generosa correspondencia de su libre voluntad a las mociones internas del ES. Por su perfecta armonía entre la gracia divina y la actividad de su naturaleza humana, la Virgen dio suma gloria a la Stma. Trinidad y se convirtió en insigne decoro de la Iglesia. La Santidad de María mueve los fieles a levantar los ojos hacia ella pues brilla como modelo de virtud ante la comunidad de los elegidos (LG 65) 4- Virtudes de María que la Iglesia debe imitar

-La fe y la dócil aceptación de la Palabra de Dios -La obediencia generosa -la humildad sencilla -la caridad solicita -la sabiduría reflexiva -la piedad hacia Dios pronta al cumplimiento de los deberes religiosos. -la gratitud por los bienes recibidos; ofrece en el templo, en la comunidad apostólica. -fortaleza en el destierro y en el dolor. -la pobreza llevada con dignidad y confianza en el Señor -el vigilante cuidado del hijo desde la humildad de la cuna hasta la ignominia de la cruz. -delicadeza provisora -pureza virginal -fuerte y casto amor esponsal.

Page 24: Santísima Virgen María

24

Jesus al pie de la cruz, nos da a María, como Madre espiritual no solo del creyente pero de toda la comunidad de creyentes que es la Iglesia. Cuando la Encarnación, María acepta ser la madre del mesías, o sea del salvador, y a la vez, necesariamente madre de los salvados. Ella es la madre de la Cabeza, y en el orden de la gracia, se convierte también en madre del cuerpo místico. No se puede concebir a una cabeza sin cuerpo. María da a luz virginalmente a Jesús en Belén, y María nos da a luz a nosotros la Iglesia al pie de la Cruz, cuando tiene su otra anunciación y acepta ser madre de los creyentes. Darnos a luz, conllevo mucho dolor, no se desgarraron sus entrañas, pero si su corazón. MARÍA REINA El título de Reina se le da a María por la Tradición Cristiana desde los comienzos del siglo IV, como indicación de su preeminencia y su poder. Empezó a ser usado comúnmente por todos los fieles y así se fue aceptado en la Iglesia, adentrándose en la Liturgia, oraciones, etc. Pío XII en 1954, instituyó la fiesta Litúrgica del Reinado de María. En esta ocasión el Papa también promulgó el documento principal del Magisterio acerca de la dignidad y realeza de Maria, la Encíclica Ad coeli Reginam (Oct 11, 1954). Enseñanza de Pío XII: 1-Fundación Bíblica:-el ángel Gabriel le dijo que su hijo reinaría. -Isabel la llama: Madre del Señor. Por la realeza de su hijo, Ella posee una grandeza y excelencia que la hacen ser "bendita entre las criaturas" 2-Argumentos Teológicos: La Maternidad Divina y la Correndención. (los títulos que describen su realeza) 3-Naturaleza: a) Preeminencia: "su honor y dignidad sobrepasan todo la creación ; los angeles toman segundo lugar ante tu preeminencia." San Germán b) Poder Real: que la autoriza a distribuir los frutos de la redención. "La Virgen María no solo ha tenido el mas alto nivel de excelencia y perfección después de Cristo, pero también participa del poder de Su Hijo Redentor ejercita sobre las voluntades y mentes. c) Inagotable eficacia de Intercesión con su Hijo y el Padre: Dios ha instituido a Maria como Reina del cielos y tierra, exaltada sobre todos los coros de angeles y todos los santos. Estando a la diestra de su Hijo, ella suplica por nosotros con corazón de Madre, y lo que busca, encuentra, lo que pide, recibe". Reinado de Amor y Servicio: Su reinado no es de pompas, y poder humano, pues igual que el de su hijo, su reino, no es de este mundo, no se manifiesta con las características del mundo. En la tierra ella fue siempre humilde, la sierva del Señor. Se dedico totalmente a su Hijo y a su obra. Con El y sometida a El, colaboro en el Misterio de la Redención. Ahora en el Cielo, ella continua manifestando su amor y su servicio para llevarnos a la salvación. Reinado espiritual. Razones: 1- por ser la madre de Dios hecho hombre. Rey. (Col 1, 16)

Page 25: Santísima Virgen María

25

2- por ser la madre del Mesías. (lC 1, 43) 3- por ser corredentora. Participar en la obra de salvación que nos hizo hijos de Dios y participantes del Reino. (Apoc 5:15) 4-por ser la perfecta discípula de Cristo. (Apoc 2,10)- merece la corona de gloria. 5-por ser el miembro excelentísimo de la Iglesia: por su misión y santidad. Reinado de María: trabaja con su Hijo por la liberación del hombre del pecado. JPII: Junio 19, 1983 en Polonia "Al Reino de el Hijo esta plenamente unido el Reino de su Madre.. su Reino y el de ella, no son de este mundo. Pero están enraizados en la historia humana, en la historia de toda la raza humana, por el hecho de que el Hijo de Dios, de la misma sustancia que el Padre, se hizo hombre por el poder del ES en el vientre de María. Y esa reino es definitivamente enraizado en la historia humana a través de la Cruz, al pie de la cual estaba la Madre de Dios como corredentora. Y es en ese evento de la Cruz y Maria al pie de su hijo, que el Reino se funda y permanece. Todas la comunidades humanas experimentan el reino maternal de María, que les trae mas de cerca el reino de Cristo."