SANTIAGO MUÑOZ MACHADO · Cuentos de brujas de escritoras victorianas, en una edición de Peter...

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SANTIAGO MUÑOZ MACHADO El director de la Real Academia Española publica el ensayo ‘Civilizar o exterminar a los bárbaros’ en Crítica RAMÓN AZAÑÓN ENSAYO: ‘BENITO PÉREZ GALDÓS. VIDA, OBRA Y COMPROMISO’, DE FRANCISCO CÁNOVAS; ‘CÓMO PERDER UN PAÍS’, DE ECE TEMELKURAN. NOVELA: ‘JAVIER MARIÑO’, DE G. TORRENTE BALLESTER; ‘JUVENTUD DE CRISTAL’, DE LUIS MATEO DÍEZ. POESÍA: ‘LA FUNDACIÓN’, DE JUAN M. PRIETO; ‘HERMOSA NADA’, DE ROSA LENTINI. Libros Juana Vázquez entrevista al escritor aragonés, que en su último poe- mario, ‘Reflejos en un espejo roto’, emprende un viaje entre el amor y el desamor como motor de desarrollo humano. Yusta tiene publicados una veintena de libros sobre poesía. MIGUEL ÁNGEL YUSTA PREMIO NACIONAL DE FOMENTO DE LA LECTURA SUPLEMENTO CULTURAL DE DIARIO CÓRDOBA DIRECTOR: RAFAEL ROMERO CASTILLO COORDINADOR DEL SUPLEMENTO: FRANCISCO EXPÓSITO EXTREMERA AÑO XXXIII. NÚMERO 1.309 SÁBADO, 23 DE NOVIEMBRE DEL 2019

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SANTIAGO MUÑOZ MACHADOEl director de la Real Academia Española publica el ensayo ‘Civilizar o exterminar a los bárbaros’ en Crítica

RAMÓN AZAÑÓN

ENSAYO: ‘BENITO PÉREZ GALDÓS. VIDA, OBRA Y COMPROMISO’, DE FRANCISCO

CÁNOVAS; ‘CÓMO PERDER UN PAÍS’, DE ECE TEMELKURAN. NOVELA: ‘JAVIER MARIÑO’,

DE G. TORRENTE BALLESTER; ‘JUVENTUD DE CRISTAL’, DE LUIS MATEO DÍEZ. POESÍA: ‘LA

FUNDACIÓN’, DE JUAN M. PRIETO; ‘HERMOSA NADA’, DE ROSA LENTINI.

LibrosJuana Vázquez entrevista al escritor aragonés, que en su último poe-mario, ‘Reflejos en un espejo roto’, emprende un viaje entre el amor y el desamor como motor de desarrollo humano. Yusta tiene publicados una veintena de libros sobre poesía.

MIGUEL ÁNGEL YUSTA

PREMIO NACIONAL DE FOMENTO DE LA LECTURA

SUPLEMENTO CULTURAL DE DIARIO CÓRDOBA

DIRECTOR: RAFAEL ROMERO CASTILLO

COORDINADOR DEL SUPLEMENTO: FRANCISCO EXPÓSITO EXTREMERA

AÑO XXXIII. NÚMERO 1.309

SÁBADO, 23 DE NOVIEMBRE DEL 2019

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cartas del norte

el regreso de dos clásicosnuevas ediciones de allan Poe y Vázquez Montalbán

eso es ni más ni menos a lo que se está dedicando la ya no tan joven edito-rial libros del Zorro ro-

jo, a conformar un catálogo dig-no de las mejores editoriales de este país. a recuperar y editar clásicos de la literatura gótica y de terror, como El Golem, Drácu-la o, recientemente, los Cuentos y poemas del genial escritor ed-gar allan Poe. esta edición no es una más de todas cuantas se ha-yan editado, ya que tiene el aña-dido de las ilustraciones de da-vid Plunkert, curiosamente na-cido en Baltimore. Poe debe su inmortalidad a múltiples varia-bles. a su traductor, Julio cortá-zar y, por supuesto, a sus relatos El pozo y el péndulo, El gato negro o Los crímenes de la calle Morgue, en donde una vez más el horror y lo sobrenatural planea sobre to-da la obra. Maestro de maestros, padre del llamado nuevo relato, sus seguidores literarios se cuen-tan por docenas y ha inspirado a autores tan dispares como Julio cortazar, edgard Borges o Ho-racio Quiroga. Y como comple-mento a esta fantástica edición, una selección de sus poemas ro-mánticos en donde se vislum-bran ese fondo oscuro del escri-tor, la muerte de la amada, las tinieblas difuminadas, ese mun-do oscuro de ultratumba, esa permanente llamada a lo sinies-tro... Poe, siempre Poe.

la prematura muerte de Ma-nuel Vázquez Montalbán, nos privó de contemplar sus últimos años como poeta, narrador y ar-ticulista, faceta esta última que cultivaba con esmero y en la que se había convertido en un con-tumaz profesional. la editorial random House publica con acier-

Luis Santillán

finitivamente por internet, como parece estar sucediendo? esa será otra reflexión para el futuro. Y es que, como dejó escrito en la re-vista Interviú, el 25 de febrero de 1981, Que no decaiga (la democra-cia)». ahora más que nunca, aña-diría yo.

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip dick, no se puede analizar y contar en 200 palabras. Haría falta más de una lectura para entenderla, quizás para comprender los diferentes puntos de vista de los protagonis-tas. Y solo entonces podríamos decir que es posible que los repli-cantes sean más humanos que los humanos. ahora, tenemos la oportunidad de disfrutarla, la novela, en esta nueva edición de Minotauro. Porque la fina línea que separa la literatura y el ci-ne, a veces, es tan estrecha que tiende a juntarse por el bien de ambas disciplinas. ahora, tan só-lo quédense con la idea de la re-invención del mito de Frankens-tein, presente en la obra.

to La mirada inconformista, una an-tología periodística donde se re-cuperan a través de sus crónicas iniciadas en 1960, un trozo de la historia periodística española, desde sus comienzos en la pren-sa falangista hasta su encuentro en Triunfo con Fernando savater o eduardo Haro tecglen.

son artículos pseudopolíti-cos, pero también futbolísticos (Montalbán es culé militante y como tal habrá de morir). allen-de, cruyff, Persignan, Pinochet, santiago Bernabéu... nadie esca-pa a su fina ironía, nadie, ni na-da. Y cataluña, aquella cataluña que tanto quería, la de los Pujol y tarradellas, no podía ser una excepción. Por eso era odiado y querido a partes iguales.

es curioso. cuando más se leen las viejas columnas de los perio-distas (como el caso que nos ocu-pa) más se convence uno que la historia de un país se escribe precisamente en los diarios. Pe-ro, ¿qué sucederá cuando estos desaparezcan y se sustituyan de-

seres de BaBel

la frontera líquidaManuel Gahete

desde que los

conquistadores

llegaron a

américa en

busca de fama

y fortuna,

legando a

los pueblos la riqueza de

la lengua española, no ha

habido otra manifestación

de escritura en la lengua

de cervantes hasta que, a

mediados del pasado siglo XX,

se produce la eclosión de un

grupo de creadores magrebíes

que comienzan a escribir

directamente en español,

sin mediación alguna de

intérpretes o traductores. este

fenómeno será analizado en

córdoba entre los días 25 y

26 de noviembre, organizado

por la asociación colegial de

escritores de españa, sección

autónoma de andalucía,

en colaboración con el

ayuntamiento de córdoba,

el Ministerio de cultura,

la embajada de Marruecos,

la diputación Provincial,

la Universidad, la real

academia, la Fundación tres

culturas, el real círculo de la

amistad y otras instituciones

culturales. Un magno evento,

empapado de música y poesía,

que la sociedad cordobesa no

se puede perder.

Ventanas

soledad ZureraJuana Castro

el ateneo de

córdoba viene

organizando

desde hace

tiempo y

regularmente,

distintos

homenajes para recordar o

festejar a poetas cordobeses.

la semana pasada fue

soledad Zurera, en un

acto celebrado en la sede

del ateneo y presidido por

antonio Varo, presidente.

Poetas de antes y de ahora

leyeron sus versos en honor

a la homenajeada. en un

libro bellamente editado, con

reproducciones a color de

Pepe cañete, están recogidos

los cuarenta y seis poemas de

otros tantos poetas, veintidós

poetisas y veinticuatro

varones. el libro va

encabezado por un estudio

crítico de antonio Varo, La

poesía del amor de Soledad

Zurera, y una presentación de

antonio Flores, responsable

de la sección de poesía del

ateneo.

soledad Zurera, licenciada

en Filología y profesora

de lengua y literatura, ha

publicado más de diez títulos

de poesía. Poeta del amor,

de la soledad y la existencia,

poeta heterodoxa que sabe

enlazar los contrarios hasta

hacerlos restallar.

cUentos

alba editorial si-gue apostando por la literatura gótica. ahora presenta dos novedades dignas de estar presentes en cualquier biblio-teca que se precie. Cuentos de brujas de

escritoras victorianas, en una edición de Peter Haining, y Cuentos góticos, de elizabeth Gaskell. se trata de dos joyas literarias en las que encontraremos, sobremanera en los Cuentos de brujas, todo un elenco de autoras bási-camente desconocidas o poco editadas en nuestro país, que reflejan la angosta y victoriana sociedad escocesa, irlandesa e inglesa del siglo XIX. aparecen leyendas, el universo de la brujería, la visión devastadora de la naturaleza... Por su parte, el universo gótico de eliza-beth Gaskell «recurre a la fantasía como vía de escape creativa». L. SANTILLÁN

‘Cuentos de brujas de escritoras victorianas’. Varios autores. ‘Cuentos Góticos’. Autora: Elizabeth Gaskell. Edita: Alba. Barcelona, 2019.

noVela

ahora que está tan en boga eso que se ha dado en llamar como el fin de una era, la de la tran-sición, ahora que todos pretenden ponerse de acuerdo en que estamos ini-

ciando una nueva etapa en españa, dejando atrás defi-nitivamente la herencia maldita de nuestros políticos mayores, ahora digo, un joven escritor, hijo de quien ocupara un cargo en su momento en un Gobierno de Felipe González, se descuelga con una de esas novelas duras, llamadas a conseguir que alguien se retuerza en su cómodo sillón cuando la lea o, al menos, a que no pueda mirarse al espejo cuando se levante por las maña-nas. la historia de españa, los últimos 40 años, se escribe con sangre, la de los asesinados por eta, el Grapo... esta es la cruel y dramática historia de este país. L.S.

‘Cal viva’. Autor: Daniel Serrano. Editorial: Suma. Madrid, 2019.

noVela

Hace años cayó en mis manos un artí-culo sobre la exis-tencia en un país latinoamericano de granjas de hu-manos a los que los mantenían vivos con el único fin de

extirparles sus órganos vitales para venderlos al multi-millonarios del «primer mundo». este es. de esto trata la última y escalofriante novela de la sevillana Marina Pe-rezagua. cambiamos latinoamérica por china, las gran-jas por cárceles, pero en síntesis, estamos ante la misma denuncia. aunque ahora se introduce una nueva varia-ble. según la tradición budista, un difunto no descansa mientras su corazón siga latiendo. de ahí que los descen-dientes de aquel a quien le arrancaran el corazón en vida en una cárcel china, dirijan sus pasos hacia eeUU con el único fin de rescatar el viejo corazón de su abuelo. L.S.

‘Seis formas de morir en Texas’. Autora: Marina Perezagua. Editorial: Anagrama. Barcelona, 2019.

2 Cuadernos del Sur AA Agenda Diario CÓRDOBASÁBADO23 DE NOVIEMBRE DEL 2019

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Cuadernos del Sur AA Entrevista Diario CÓRDOBASÁBADO23 DE NOVIEMBRE DEL 2019 3

Juana Vázquez

Zaragozano, poeta y escritor. Pre-mio Imán 2018 de la Asociación Aragonesa de escritores a toda su obra literaria. Premio Búho 2019

de la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro a su obra y actividad literaria y periodística en el campo literario y de crítica musical. Tiene publicados hasta la fecha una veintena de poemarios indivi-duales, diversos premios, colaboraciones en más de treinta poemarios colectivos y en numerosas revistas literarias, antolo-gías y grabaciones discográficas.-Dice en el breve prólogo de este poema-rio, ‘Reflejos en un espejo roto’, que éste se trata de un viaje del alma, de un reco-rrido vital. ¿Podría concretar acerca de los pilares sobre los que se asienta ese viaje o recorrido?-Como en todo viaje siempre hay una mo-tivación y una meta; igual pasa con el recorrido anímico vital. Nos planteamos una meta en la juventud y, generalmente, dedicamos a alcanzarla todos nuestros es-fuerzos y nuestra ilusión. Son los pilares del trayecto. Después, con los años, tal vez nos vemos obligados a redefinir a la baja los objetivos y los esfuerzos.

-En el primer poema está presente el desamor: «Perdido en el vacío/sentí que ya jamás reirían los ayeres»,,, «silencioso e implacable/se derramó en mi alma/el hielo que salía de tus ojos». Un inicio do-loroso. ¿Es una de las claves del libro el desamor?-La clave del libro es el amor o su contrario, el desamor, que provoca sentimientos de pérdida y desolación y lógicamente crea un vacío doloroso y triste. Cuando falla el amor, surge la sensación de abandono.

-Está este libro dividido en diez partes: Nostalgia, Desamor, Olvido, Soledad, Si-lencio, Incertidumbre, Desolación, Es-cepticismo, Esperanza y Final. Parece que el camino no termina mal. La espe-ranza ¿es un renacer, un brote al final del camino?-Las circunstancias de la vida, sus batallas cotidianas y, sobre todo, las del amor van dejando heridas que, con el adecuado es-fuerzo por seguir el camino hacia una me-ta, van cicatrizando. En ese momento, la esperanza de algo mejor es el arma más eficaz para la resistencia y superación de la situación provocada por la desafec-ción.

-En la tercera parte del libro se hace hin-capié en el olvido, pero en realidad no es olvido sino es recuerdo del olvido en que vive el yo poético, un recuerdo doloroso: «Todo el día es ocaso/y las horas finales/borran la postrer huella del recuerdo».

El Escritor aragonés ha publicado ‘rEflEjos En un EspEjo roto’ En la

Editorial lastura. En EstE poEmario EmprEndE un viajE vital EntrE El

amor y El dEsamor como motor dEl dEsarrollo humano

Miguel A. Yusta

ta los huesos». Y otro pequeño fragmen-to. Estremecedor: «Qué sensación extra-ña, ni una luz;/solo mis faros, el desierto enfrente».-Creo en la poesía sin excesivas vestiduras retóricas: verdadera, desnuda, austera. Creo en la poesía como expresión, me-diante lenguaje poético, de una serie de sentimientos y basada, siempre a mi mo-do de entender, en varios factores: inteligi-bilidad, belleza en la expresión y emoción. Ha de llegar al lector-intérprete llevándole a reflexionar y sentir con su lectura.

-A veces se rompe la poesía del dolor del yo y surge el dolor de otros, aunque tam-bién del nosotros: «...El dolor y la gue-rra/los celos y la muerte/prostitución y niños, hambre y miedo./Estas palabras son como cuchillos...».-El amor, la amistad, la afinidad entre los humanos creo que son sentimientos de validez universal, potentes, y el poeta los aplica inevitablemente de manera explíci-ta o implícita. Salen del «yo» al «nosotros» generosamente, como un manantial in-agotable y necesario. Como dice Amado Nervo: «Ama como puedas,/ama a quien puedas,/ama todo lo que puedas./No te preocupes de la finalidad de tu amor». Así nos afectan y nos unen estos sentimiento con nuestros semejantes que aman. O que sufren.

-La vida no tiene un catálogo es caótica llena de incertidumbre, eso crea angus-tia y dudas. Por eso se dice: «Ya es tarde para huir: la incertidumbre existe y es certera». El hombre no tiene un aside-ro en la vida, cae en tromba en el vacío. Quizá agazapado también en el libro es-té presente el desasosiego existencial. ¿Puede ser?-El libro de la vida no está escrito: lo escri-bimos día a día y no sabemos cuál será el contenido de la página siguiente. De ahí la incertidumbre (que a veces se transforma en desasosiego existencial o, llamándolo simple y llanamente, en ansiedad o inclu-so angustia) por saber y conocer cuál será el contenido de esa página.

-No se puede alargar infinitamente nada, ni el espectro del dolor en el camino de la vida. Por eso se cae en el escepticismo: «Ando con pies manchados por el polvo/pegado cual ceniza del destino./Es ya lle-gado el tiempo del regreso...». -La duda y la incredulidad van creciendo conforme se acerca el «tiempo del regre-so» y tendemos a consolarnos -o no- con ciertas «medidas terapéuticas» a las que se aferra más de la mitad de la humanidad. Pero ya decía Goethe: «El niño es realista, el joven, idealista, el hombre escéptico y el viejo, místico». Pero no todos... -Parece que la esperanza es falsa, amar-ga... y hacia el final del sufrimiento, «cuando me vaya no cambiará nada,/sal-drá de nuevo el sol,/el mundo dará vuel-tas como siempre.../No me recordaréis o tal vez sí, /más poco y en silencio».-No, no es falsa y amarga esa esperanza, sino llena de serenidad y también realista, pues es la realidad la que nos dice que el olvido es muy frecuente y, salvo notables excepciones, se instala pronto en quienes nos sobreviven. Por ello pienso que lo que verdaderamente importa es caminar es-peranzado y «ligero de equipaje»; sembrar amistad y generosidad entre los que están próximos y, cuando nos pidan «el billete de vuelta», dejar el mejor recuerdo posi-ble entre quienes nos acompañaron en ese viaje, apasionante a fin de cuentas, que es nuestra vida...

-En realidad, la clave del libro está en la portada: una piruleta rota en forma de corazón. Sin embargo es una clave que se puede interpretar como la piruleta rota de los sueños de niño que se trasladan al corazón roto del hombre. En definiti-va, es un mensaje que confunde tiempos: uno que real y otro que es simbólico. ¿Cuál es cuál?-Ciertamente. Esas imágenes de la cubier-ta sintetizan a la perfección lo que supone el regalo de un sueño, la inicial perfección de la forma y su posterior destrucción de manera violenta. También puede interpre-tarse de forma más general: la meta vital inicial, rota por la realidad del carrusel de la vida. El antes y después de los sueños...

-Es un libro desgarrador, de entraña, un libro con la vida abierta en canal. Cuan-do vocea la soledad lo hace a cuerpo des-nudo sin tapujos ni retórica: «Vacío y so-ledad se dan la mano/y esa gota persiste.Ya son miles/que horadan con dolor has-

«La clave del libro es el amor o su contrario, el desamor, que provoca sentimientos de pérdida y desolación y lógicamente crea un vacío doloroso y triste»

Miguel Ángel Yusta.

COLUMNA VILLARROYA

-Nos dice José Ángel Valente que la expe-riencia de crear un poema no comienza con el texto, sino antes de su escritura ex-terior. En ese sentido este olvido en el que vive el yo poético es un reflejo más de ese espejo roto que nos ofrece multiplicadas imágenes -recordadas, pretéritas-, que po-co a poco el transcurso de los días (sende-ro del olvido incidental o curva del olvido, descrita por Ebbinghaus) irá borrando de la memoria.

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Volverá Pérez GaldósCánovas Sánchez disecciona la figura del autor de ‘Fortunata y Jacinta’

Pedro García Cueto

ENSAYO

Benito Pérez Galdós si-gue siendo un descubri-miento porque su lectu-ra siempre es un placer.

Su narrativa va hilando tramas, creando personajes, logra que el lector se adentre en la llama de la trama, quede iluminado por la fuerza de sus miradas al mundo. Bénito Pérez Galdos. Vida, obra y compromiso es el libro que ha escrito el historiador Francis-co Cánovas Sánchez, otra vuel-ta a un gran escritor, después de la mirada que impregnó Pedro Ortiz Armengol, un diplomáti-co que nos contó amenamente las vicisitudes del gran Galdós. No es empresa fácil narrar la vi-da de un hombre que creó tan-tos personajes, tan prolífico en su narrativa, que además deci-dió comprometerse con el parti-do republicano, provocó un no-table escándalo en Madrid con su Electra, obra de teatro que en-cendió las iras de muchos, aun-que fue defendido por los gran-des escritores del 98.

Cánovas Sánchez va contando la vida de Don Benito, envuelto en la madeja de escritores políti-cos. A veces simplifica, porque no quiere ahondar demasiado, pese a las quinientas páginas del libro, quizá porque el libro necesitaría muchas más si se detiene en lo minucioso, en cada relación, en cada obra. Cánovas prefiere cen-trarse en lo que Galdós tiene de

Benito Pérez Galdós.

CÓRDOBA

gran novelista, de figura señera, señala con mucho tino. Además, aborda cómo creó personajes fe-meninos de gran hondura, como Fortunata, Jacinta, Marianela y tantas otras. Ese espíritu prevale-ce en el libro, el amor por el ar-te y la música, su opinión sobre el caciquismo, sobre la religión. Todo ello es desentrañado con habilidad, porque Galdós fue un hombre que, sin la vena exalta-da de Unamuno, fue abriendo senderos, despertando concien-cias y en sus novelas fue dejando pinceladas muy jugosas sobre el mundo de la cultura.

Sigue Galdós la sombra de Cer-vantes, el eco que éste dejó en la narrativa española, esa facilidad

para crear personajes que sobre-viven, se convierten ya en inmor-tales y quedan para siempre en la memoria. Cánovas Sánchez hace hincapié en ese esfuerzo, porque la narrativa del siglo XIX, siglo en el que es experto el his-toriador, fue una de las más in-tegradoras de la historia, ya que logró aunar siglos anteriores y presagió ya lo que sería el XX, un siglo que rompería todos los hilos porque se explica sobre las guerras y sobre el absurdo ya de un ser humano que ya carece de personalidad, como nos expresó Musil en su famoso El hombre sin atributos. Para Cánovas, el siglo de Galdós aún respira el aroma de otros tiempos, donde los per-

sonajes se tejen con una madeja que los personaliza, pero ya an-ticipamos un desdoblamiento, se puede ver en esos seres que dudan de sí mismos, como ocu-rre en Nazarín, novela que luego Buñuel imprimiría su especial sello. Nos hallamos ante un libro que dibuja a un Galdós siempre activo, donde podemos ver su pensamiento, oírlo respirar. Lo vemos en sus personajes, en su afán de hacer del siglo una no-vela extensa y llena de lecturas e interpretaciones. En el 2020 se cumple un siglo de la muerte de Galdós. Este libro abre ventanas para saber mirar a un escritor que supera siglos y perspectivas, que, al igual que Cervantes, nos asombrará siempre, con su hon-dura para crear personajes que son más reales que la propia vi-da, seres que son ya atemporales y que nos hablan con una luz es-pecial, una llama que nos alum-bra en tiempos de tinieblas.

Su relación con Emilia Pardo Bazán también es importante en el libro. Prevalece esa idea de una historia de amor que el tiempo ha ido aclarando. También en el libro podemos ver cómo los per-sonajes de las novelas tienen un gran sentido para el narrador, ese universo que va creando la plu-ma de Galdós. Ahora que se ce-lebra una gran exposición sobre su figura comisariada por Ger-mán Gullón, un prestigioso crí-tico y profesor, y por Marta Sanz, brillante novelista, la figura de Galdós cobra un eco especial que

este libro contribuye a agrandar. En realidad, no hace falta que los homenajes se lleven a cabo para que sus páginas nos envuelvan, para ver todo un siglo en su na-rrativa, para comprender todos los pensamientos de los persona-jes, las dificultades de Fortunata para hablar de su relación con Juanito Santacruz, la hipocresía de un mundo donde la religión pesaba en todo.

En el libro de Cánovas Sánchez se le da mucha importancia tam-bién a esos Episodios Nacionales que nos cuentan la historia del siglo XIX y que maravillosamente nos noveló Galdós. Viven en este estudio los aconteceres políticos, los personajes más sobresalientes de la época, los avatares de los es-critores contemporáneos como Pereda, Valera o Clarín.

En todo este mosaico la litera-tura galdosiana se vuelve un es-pejo de diversos mundos que el historiador sabe mirar, recono-cer y profundizar. Son los mun-dos de la clase media, aquel fun-cionario de Miau, los de la bur-guesía reinante en La de Bringas, los de la iglesia en Nazarín. Todo es escrutado por la fina mirada del historiador que conoce bien la obra de Galdós y arma un libro necesario para completar nues-tra visión de uno de los mejores novelistas de nuestro país.

En definitiva, estamos ante un libro que es oportuno y clarifica-dor, donde oímos la respiración de los personajes galdosianos y de un siglo apasionante para es-tudiar y conocer ampliamente.

‘Benito Pérez Galdós. Vida, obra y compromiso’. Autor: Francisco Cánovas. Edita: Alianza Editorial, 2019.

Nueva publicación sobre Ricardo Molina

De nuevo llega a nuestras ma-nos un reciente ensayo de An-tonio Moreno Ayora -quítenle ustedes todas las presentacio-

nes porque es ya nombre muy reconoci-do en la crítica literaria- titulado Ricar-do Molina, eco literario (Cincuentenario de su muerte, 1968-2018), sin duda continuación de su trabajo Los dones de la dicha. Home-naje a Ricardo Molina (2017). Ambos libros editados por la editorial Ánfora Nova que desde hace años es sello de prestigio en el mundo de la cultura hispánica. Y así, como continuación de este últimamente citado, se ofrece a lector otro «eco litera-rio» del poeta cordobés tan sobresalien-te para la poesía en aquel Grupo Cánti-co que se ha prolongado hasta hace poco en la persona de Pablo García Baena. Pre-cisamente, Pablo, aún en vida, hizo unas declaraciones sobre Molina que recoge

mana Santa en Puente Genil. Homenaje a Juan Rejano’».

Su comentario final es la afirmación de que «una explicación profunda y certera de cualquier poema puede ayudar a valo-rar más el texto antes leído sin ninguna guía». En realidad, esta y las demás cola-boraciones de todo el libro confirman el interés que la obra poética de Molina sus-cita aún hoy y vienen a avalar el prestigio de Moreno Ayora, que no cesa en aportar publicaciones que ahondan, revitalizan y muestran la riqueza de la literatura anda-luza desde la perspectiva de los creadores cordobeses.

de leemos: «Las opiniones teóricas de Ri-cardo Molina sirvieron desde el inicio de su aventura poética en la segunda mitad de los años 40 para darle un soporte esté-tico a los creadores de Cántico en su con-junto». Luego colabora Balbina Prior pa-ra buscar con resolución «Los modelos fe-meninos en la poesía de Ricardo Molina: qué nombre tuvo en la tierra su amada». A continuación, quien escribe esta rese-ña aborda la presencia de la literatura extranjera en la revista Cántico, espigan-do los apartados finales de las revistas de la segunda época y demostrando que los poetas cordobeses no estaban aislados respecto a las novedades extranjeras. Cie-rra el libro la contribución del investiga-dor, tan vinculado a la obra y biografía del poeta de Puente Genil, José María de la Torre, que trata de aclarar ciertas apre-ciaciones erróneas vertidas sobre un poe-ma concreto de la creación moliniana. Y lo hace en «Precisiones crítico-filológicas en torno al poema de Ricardo Molina ‘Se-

el ensayista junto a otras (que constitu-yen el capítulo inicial) de María Victoria Atencia, Ginés Liébana y varios alumnos a los que Ricardo Molina impartió docen-cia en su etapa de profesor. Son textos sa-brosos, de novedad indiscutible, que lue-go se continúan en la sección «Publica-ciones sobre el centenario natalicio de Ricardo Molina», páginas muy completas que evitan que ciertos acontecimientos o actos se pierdan en el tiempo. Esos pri-meros capítulos, a los que precede una presentación del poeta también cordobés José Luis Rey, son de la autoría de More-no Ayora, coordinador y editor del volu-men, si bien en los otros cuatro restantes toman la iniciativa en sendos capítulos los estudiosos Domingo César Ayala, Bal-bina Prior o José María de la Torre. El pri-mero, con su oportuno artículo «Ricardo Molina y el simbolismo en la construc-ción de una poética grupal», está redac-tado a partir de una idea expuesta como basamento literario en la página 43, don-

Juan de Dios Torralbo Caballero

‘Ricardo Molina, eco literario’. Coordinador: Antonio Moreno Ayora. Edita: Ánfora Nova. Rute, 2019.

ENSAYO

4 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO23 DE NOVIEMBRE DEL 2019

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Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO23 DE NOVIEMBRE DEL 2019 5

La conquista española de América generó desde muy pronto una le-yenda negra que se fortaleció, casi sin apenas resistencia, durante los

siglos XVIII y XIX. Aquella interpretación tendenciosa se fue asentando en Europa y no fue rebatida durante la Ilustración. No se comparó la descripción interesada de Bartolomé de las Casas con la prácti-ca de segregación y exterminio de la con-quista inglesa y americana, que ha sido maquillada por los anglosajones de un modo muy eficiente hasta hace relativa-mente poco tiempo. En los últimos años han surgido libros que han denunciado las exageraciones, cuando no tergiversa-ciones y falsificaciones, de esta circuns-tancia histórica. Pero la labor de Muñoz Machado en su último libro, Civilizar o ex-terminar a los bárbaros, es indispensable. No hablamos aquí de fuentes exclusiva-mente históricas, sino de un estudio por-menorizado de las ordenanzas y normas que promulgó la Corona española hacia los indios, en función de las denuncias de Las Casas y la aportación normativa de-rivada de los estudios de Vitoria y Sepúl-veda, puesto todo en comparación con la filosofía británica de Eden, Peckham, Hakluyt, Gentile y John Locke, también las decisiones jurídicas de tribunales in-gleses primero y americanos después. Las fuentes jurídicas que analiza el au-tor muestran el intento de la Corona es-pañola por integrar a los indígenas en la nueva sociedad, así como las iniciativas seguidas en lo que a formación cultural y religiosa se refiere. Todo ello denota un intento de preservar los derechos del in-dígena como súbdito, lo que no niega los excesos y crímenes que pudieran haberse perpetrado, como ocurre en todo proceso de conquista. Lo que Muñoz Machado de-muestra con un prolijo aparato normati-vo es el afán de la monarquía por corregir aquellos abusos y dotar a los súbditos in-dígenas de derechos que los protegieran, por supuesto dentro de la mentalidad im-perialista de aquella época y sin negar los atropellos que sin duda se produjeron. Estos fueron aprovechados por los pensa-dores ilustrados europeos, especialmente británicos, para tejer una leyenda negra de la conquista española que llega hasta nuestros días. Tanto la colonización es-pañola como la británica adolecieron de las mismas crueldades e injusticias, aun-que ambas corrieron una suerte dispar, porque «se obvió contar que los ingleses, nuestros grandes competidores, usaron políticas de segregación y expulsión de los indios, seguidas de la exterminación sin contemplaciones, usando métodos y desarrollando operaciones nada diferen-tes de las peores acometidas por los espa-ñoles» (págs. 90-91).

La Corona española legisló a favor de la integración de los indios, lo que favo-reció el mestizaje mediante matrimonios mixtos. En cambio, la conquista británica, primero, y americana, después, partió de otros presupuestos. «Su experiencia arran-

muy diferente a la de Las Casas y la nor-mativa de la Corona española; afirmación que no procede de opiniones ni intuicio-nes: está avalada por los hechos históricos, por las normativas, discusiones jurídicas y leyes que comienzan a promulgarse desde los primeros años de la conquista y que Muñoz Machado cita oportuna y objetiva-mente. De ahí la importancia de la labor de investigación jurídica del autor, que muestra dos formas distintas de actuar dentro de un comportamiento coloniza-dor comparable pero diferente entre espa-ñoles y británicos: «Respecto de los indios los comportamientos de los colonizadores también pueden sintetizarse agrupándo-los en dos variantes: primera, los indios eran individuos inferiores a los europeos, por su forma de vida, educación, cultura y desarrollo social, pero era posible trans-culturalizarlos enseñándoles las pautas de comportamiento, la formación y las creencias de los europeos sobre la base de integrarlos en las nuevas sociedades colo-niales. Ésta fue la concepción que los es-pañoles terminaron asumiendo. Segunda, los indios eran una raza inferior integrada por individuos inaptos para la convivencia y con costumbre primitivas, con los que los europeos no podían en modo alguno mezclarse so pena de corromper la propia raza. Por tanto, la política a desarrollar con ellos no sería de integración sino de segregación y, en su caso, de extinción. És-ta fue la filosofía angloamericana» (págs. 162-163). Este breve pero ilustrativo ensa-yo de Muñoz Machado está dotado de una extensa nota bibliográfica de más de trein-ta páginas con explicación detallada de las fuentes históricas y jurídicas usadas así co-mo con un útil índice de términos.

XVI» (págs. 103-104). Los ideólogos britá-nicos usaron los argumentos de Vitoria y Sepúlveda para librar una guerra justa porque «las costumbres bárbaras, que con-llevan la muerte de inocentes, justifican la actuación bélica de las naciones más pode-rosas, para proteger a aquellos y recondu-cir a los salvajes hacia la civilización» (pág. 116). Según los juristas británicos la gue-rra contra el infiel estaba siempre justifi-cada y el efecto jurídico era la eliminación de todos los derechos indígenas. Posición

Leyendas negras y otras mentirasENSAYO

Muñoz Machado acomete una comparativa jurídica e ideológica sobre el colonialismo

Alberto Monterroso

Santiago Muñoz Machado.

EFE

caba de lo acontecido en Irlanda cuando la invadieron en 1170, en tiempos de En-rique II. Las descripciones de los naturales del territorio les asimilaban a los salvajes indios que encontraron después en Amé-rica... Los Estatutos de Kilkenny de 1366 prohibieron los matrimonios mixtos, e incluso la convivencia entre miembros de la comunidad inglesa e irlandesa, para evitar contaminaciones. Esta pésima con-sideración de los irlandeses por parte de los ingleses estaba todavía viva en el siglo

‘Civilizar o exterminar a los bárbaros’. Autor: Santiago Muñoz Machado. Editorial: Crítica. Barcelona, 2019.

UNA AMPLIA TRAYECTORIASantiago Muñoz Machado (Pozoblanco, 1949) es jurista,

escritor y académico. Actualmente dirige la Real Academia

de la Lengua Española, es catedrático de la Universidad

Complutense, académico de la Real Academia de Ciencias

Morales y Políticas, a la vez que presidente de la Asociación

de Academias de la Lengua Española. Ha recibido un gran

número de premios y reconocimientos, entre ellos el Premio

Nacional de Ensayo 2013 y el Premio Nacional de Historia de

España 2018. Es miembro del consejo de redacción de varias

revistas españolas y extranjeras, así como director del ‘Diario

del Derecho’ y de la revista ‘El Cronista del Estado Social y

Democrático de Derecho’.

Su trabajo en el campo de la judicatura ha sido muy prolífico.

Reúne más de cincuenta libros y un extenso acervo de

artículos. Algunas de sus obras, como ‘Tratado de derecho

administrativo y derecho público general’, son manuales de

referencia en su campo.

También cuenta con libros de investigación histórica, como

‘El problema de la vertebración del Estado en España’ (2006)

y ‘Los itinerarios de la libertad de palabra’ (2013). Ha escrito

la biografía ‘Sepúlveda, cronista del Emperador’ (2012) y

una trilogía de ensayos sobre la crisis del Estado: ‘Informe

sobre España. Repensar el Estado o destruirlo’ (2012, Premio

Nacional de Ensayo 2013), ‘Cataluña y las demás Españas’

(2014) y ‘Vieja y nueva Constitución’ (2016). Ha publicado

también una historia política del español en América,

‘Hablamos la misma lengua’ (2017), que le valió el Premio

Nacional de Historia de España 2018.

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6 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO23 DE NOVIEMBRE DEL 2019

ENSAYO

La periodista política turca Ece Temelkuran (Esmirna, 1973) ha publicado el ensayo Có-mo perder un país, los siete pasos de la democra-cia a la dictadura en Anagrama, considerado

uno de los mejores libros políticos de 2019. En es-ta obra analiza las etapas que conducen al deterio-ro de la democracia, enfatizando el auge creciente de los populismos de derechas. A ésta brillante po-litóloga se la ha querido calumniar presentándo-la como «pija» de izquierdas, «agente provocado-ra» de las revueltas de Gezi, sin conseguirlo.

Siguiendo la estructura del libro de Temelkjuran, analizamos los diferentes apartados en los que la autora divide su obra.

Uno. El crecimiento del populismo es un pro-blema filosófico que considera la democracia como teatro parlamentario que polariza la vida política entre el pueblo «real» y las élites percibidas como sus enemigas. Los líderes populistas como Erdogan, aunque acceden al poder a través de las urnas, sin embargo defienden que la democracia no es eficaz. Un populismo de derechas como un tipo de fascis-mo que no viene vestido de uniforme, sino que se fundamenta en alentar la victimización de una co-munidad que se siente amenazada.

Dos. Más que un partido, los populismos tienen en común ser un movimiento sombrío, basado en un rencor de un «nosotros» contra un «ellos», de vibraciones seudo-místicas de una falsa identidad mancillada. Se pregunta cómo podemos defender los sistemas democráticos de estos ataques y cómo utilizar las redes sociales a favor de la democracia. Tergiversando la realidad y la verdad, éstas acaban convirtiéndose en un riesgo potencial para la pro-pia democracia. La escritora aconseja estar alerta ante las señales de advertencia que manifiestan es-tos neopopulismos de derechas.

Tres. Centrándose en el caso turco, cuenta cómo un 15 de julio de 2016 hubo un intento de golpe de Estado que fue televisado. Esta situación tan inaudi-ta parecía un autogolpe orquestado por el caudillo Erdogan, que pretendía hacerse con todo el poder. El mundo debe saber, según Ece Temelkuran, cómo un populista erradicó una Turquía libre, justa e igualita-ria. Asistimos a la locura política del auge de diversos tipos de populismos.

Cuatro. Una de las enfermedades de nuestro tiem-po es la aparición de políticos que lideran el odio, que no son un capricho pasajero, sino que aunque puedan parecer ridículos, son autócratas, aspirantes a dictadores. La alternativa que propone la escritora es aunar fuerzas para encontrar respuestas colectivas ante este inquietante panorama global. Es necesario crear un contra-movimiento que denomina de «resis-tencia festiva», como necesidad histórica.

Cinco. Todos los líderes populistas surgen en de-mocracia, y una vez instalados en el poder la utilizan para perpetuarse en él. En el caso Erdogan, su ma-nipulación del islam es el medio de comunicación y control de las masas. Este populismo es, en esencia, un movimiento totalitario.

Seis. Se presentó a las elecciones como un padre compasivo. Posteriormente encarnó la figura de un padrino político que utilizó como estrategia un len-guaje hipnótico para infantilizar a la gente, convir-tiendo a las masas adultas en niños. Con estos méto-dos «mafiosos» consiguió amedrentar a la oposición, incapaz de repensarse, ni producir un rechazo efec-tivo.

Siete. En todos los países que en la actualidad están experimentando este auge del populismo son las mu-jeres las primeras en reaccionar, y lo hacen con más vehemencia; la misoginia es el compinche insepara-ble de todo populismo.

Considero de interés la lectura de este ensayo por su enorme actualidad.

El auge del populismoUn análisis de los pasos que van de la democracia a la dictadura

Antonio González Carrillo

‘Cómo perder un país, los siete pasos de la democracia a la dictadura’. Autora: Ece Temelkuran. Editorial: Anagrama, 2019.

Ece Temelkuran, autora del ensayo ‘Cómo perder un país, los siete pasos de la democracia a la dictadura’.

CÓRDOBA

Galicia profundaFélix Ángel Moreno Ruiz

El tremendismo es una corriente litera-ria que se cultivó profusamente en los primeros años de la posguerra, carac-terizada por un lenguaje crudo que

retrata ambientes desagradables y violentos con personajes marginales. La novela para-digmática de este estilo fue La familia de Pas-cual Duarte, en la que un condenado que está esperando en la celda la hora de su ajusticia-miento por garrote vil cuenta las malaventu-ras de una vida dominada por la pobreza, la enfermedad y el crimen. Al adentrarnos en los quince relatos que componen El niño que comía lana, la última obra de la escritora ga-llega Cristina Sánchez-Andrade (Santiago de Compostela, 1968), inevitablemente acude a nuestra mente el recuerdo de la novela de Camilo José Cela y de otros clásicos como Los gozos y las sombras, de Torrente Ballester; A es-morga, de Eduardo Blanco Amor o Los pazos de Ulloa, de Emilia Pardo Bazán, libros, estos úl-timos, en los que se hace un retrato agrio de la Galicia profunda y de sus males endémicos: el atraso económico, el caciquismo o la emi-gración. Cristina Sánchez-Andrade es, sin lu-gar a dudas, una de las grandes voces femeni-nas del panorama literario actual. Autora de una decena de novelas y de varios libros de re-latos, posee un estilo propio, reconocible en cualquiera de sus escritos y que en El niño que comía lana se manifiesta con rotundidad. A ve-ces, con una crudeza extrema y, a veces, con el ropaje de la sutilidad, nos adentramos en la vida de unos personajes que transitan por los distintos cuentos: en unos son protagonistas y en otros, secundarios o evocaciones del pa-sado que sirven para dar unidad y para crear un universo temático que convierte el libro en algo más que un conjunto de relatos por-que las historias contadas se interrelacionan, tejen y destejen las distintas tramas, trasva-san los límites del cuento, aparecen y desapa-recen.

Siguiendo los postulados tremendistas, por la obra deambulan nobles degenerados, niños envejecidos prematuramente por una vida miserable, seres que actúan movidos por la desesperación más extrema o por patologías mentales, episodios de violencia absurda y gratuita, crueldad y hambre, mucha hambre. Aunque predomina el retrato de la Galicia ru-ral de la primera mitad del siglo XX, algunos relatos están ambientados en la actualidad, lo que otorga vigencia a un modelo que, en prin-cipio, pertenece a otra época. Si ya de por sí las historias subyugan por su impacto visual, la plasticidad del lenguaje, en el que predomi-nan las continuas referencias al mundo de los sentidos (Cristina Sánchez-Andrade posee la habilidad de crear poderosas imágenes sobre el olor, el sabor y el tacto que tienen la mise-ria y la podredumbre), atrapa al lector desde la primera página y lo sumerge en un mundo que repulsa y atrae a partes iguales.

‘El niño que comía lana’. Autora: Cristina Sánchez-Andrade. Editorial: Anagrama. Barcelona, 2019.

NARRATIVA

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Historia de una conversiónAlmuzara edita ‘Javier Mariño’, la primera novela de Gonzalo Torrente Ballester

Pedro M. Domene

NOVELA

Gonzalo Torrente Ba-llester (El Ferrol, 1910- Salamanca, 1999) ini-ciaba su carrera li-

teraria escribiendo ensayos de teatro ideológico para minorías, y daba a la imprenta su primera novela en 1943, Javier Mariño. La suerte de este libro se resumió en un proceso de alejamiento y ostracismo por parte de un gru-po de intelectuales identificados con Falange, aunque pronto se dieron cuenta que dicho progra-ma no iba a conformar su vida de una manera revolucionaria, o contrarrevolucionaria, inmer-sos en una sociedad que se au-toafirmaba nacida de la guerra de liberación. Torrente Ballester había escrito Javier Mariño entre el otoño de 1941 y el otoño de 1942, y cuando llegó el momen-to de publicarla introdujo diver-sas modificaciones en el texto para no tener problemas y la no-vela fuese grata al régimen fran-quista. No se fiaba de su condi-ción de miembro de la Falange. Finalmente apareció en diciem-bre de 1943 y veinte días más tarde, el 10 de enero de 1944, los ejemplares existentes en las librerías fueron retirados y la editorial recibió orden de alma-cenarla, porque había en sus pá-ginas muchas cosas muy moles-tas para quienes guardaban la ética y el orden en el régimen. El informe censor se lamentaba de un exceso de «imágenes las-civas» y un evidente regodeo en ellas; al censor le disgustaba la posición política del protago-nista, muy ambigua; incluso, Javier Mariño carecía de auténti-cos sentimientos religiosos. Ca-yó en el olvido, quizá engullida por el éxito de La familia de Pas-cual Duarte (1942), de Cela y Na-da (1944), de Laforet. Este ale-jamiento y ostracismo se hizo más evidente. Dionisio Ridrue-jo encabezaba una rebelión que ya había liderado entre 1937 y 1939, pero Torrente Ballester, que había llegado más tarde a las filas de Falange, la abando-nó para adoptar una actitud de absoluto escepticismo, manifes-tado esencialmente en su visión del mundo en consonancia con su obra narrativa. En esta novela apunta en su retrato de los jóve-nes intelectuales educados en el control de los impulsos vitales por una autocrítica racionalis-ta a ultranza que los lleva al ca-llejón sin salida de la abstención y del complejo de superioridad. La historia de Javier Mariño es la imposibilidad de la conversión,

Gonzalo Torrente Ballester.

CÓRDOBA

sea política, religiosa o simple-mente vital, y ese final patrióti-co postizo nos inclina a pensar que fue una auténtica imposi-ción, pero no la salvó de una úl-tima prohibición que hoy fecha-mos en 1943; la edición fue reti-rada de la venta, y explica que no se la haya considerado hasta ahora, como merecía, entre las mejores novelas de aquella déca-da a la hora de los balances na-rrativos. Fue la única que enton-ces se inscribía en la nueva tra-dición de la novela intelectual europea sin abandonar esas evi-dentes raíces autóctonas noven-tayochistas.

EL ARGUMENTOUn joven, de familia acomodada y de costumbres tradicionales, bastante escéptico, algo desenga-ñado, encerrado en sí mismo, se ve obligado a escapar a toda po-sible complicación que fuerce su destino, sale de España en las vís-peras de la guerra civil, dispuesto a forjar su vida en alguna nación americana donde los suyos tienen intereses. De camino recala en París, donde reside varios meses; allí recibe las primeras noticias del «pronunciamiento» del 18 de julio, como lo califica él. Mariño declara sus simpatías por los «su-blevados» en diversas ocasiones, y ante quienes va conociendo, aunque esas simpatías chocan ciertamente con la indiferencia, incluso el cinismo, que muestra hacia las cuestiones políticas en general. Salvo la inquietud por la suerte de su familia, con la que

no consigue comunicarse, nada le preocupa y la ciudad y el am-biente serán determinantes para él. En París, entre las numerosas personas con quienes se relacio-na o traba amistad, conoce a una joven francesa, Magdalena, que va a ser la auténtica protagonis-ta del relato; hija de una familia rica, ha renunciado a los suyos y a su vida burguesa para afiliarse al Partido Comunista, por el que trabaja con fervor de neófita. Ja-vier es conservador hasta la mé-dula, pero cae rendido ante la po-derosa personalidad de la joven, que toca La Internacional al piano y llama «camaradas» a sus ami-gos. Muestra Torrente Ballester, ¿un intento de reconciliación de las dos Españas que ideológica-mente se enfrentaban entonces? Pronto observamos que el comu-nismo de Magdalena es tempo-ral; ella abjurará de él por amor al joven español y sus continuas contradicciones.

La novela se desarrolla casi to-da en París, ciudad que conoce bien el autor, puesto que el fondo ambiental, variado y cosmopoli-

ta, se describe con un desenfado y crudeza de buena ley, la diver-sidad y animación de sus perso-najes, dan a la novela un sabor europeísta que no era frecuente en la narrativa de posguerra. Una vez leída no imaginamos que la atmósfera cosmopolita sea pa-ra deslumbrar al lector; lo que otorga a este libro de Torrente Ballester, y algunas otras novelas de la misma época, esa dimen-sión «europea» es el meollo inte-lectual, las cuantiosas ideas que circulan por las venas del relato, que anima a seguir ese desarro-llo de una profunda visión de mayores posibilidades temáticas y estructurales como ocurrirá al-gunas décadas después. Numero-sas peripecias, variadas y dinámi-cas, perspectivas interesantes y el conocimiento de una vida y ex-pectativas diferentes harán que Mariño supere su escepticismo y vuelva a España con Magdale-na, a quien convierte en su mu-jer, pese a cierto turbio episodio de su pasado, después de atraer-la también, naturalmente, a su nuevo entusiasmo recobrado.

La novela encierra una «inten-ción» que nunca consideraríamos una tesis. El autor sostiene ideas que resultan visibles a lo largo de la historia, postulados políticos que rebate con otros personajes, y muestra su habilidad para salir airoso de situaciones comprome-tidas. Es verdad que el personaje protagonista es el responsable de que la lectura de la novela pue-da resultar, en algunos tramos, controvertida para los tiempos

«El autor sostiene ideas que resultan visibles a lo largo de la historia, postulados políticos que rebate con otros personajes»

que corren. El propio Torrente Ballester hacía alusión a esto en 1985: «Tengo mis dudas acerca del verdadero pensamiento polí-tico de este personaje: no que sea ambiguo, como creía mi censor, sino que carece de él. Quien vea en esta figura lo que realmente es, una persona y su máscara, sa-brá qué atribuir a la máscara y qué a la persona». Marcos Giralt, en su prólogo, «El novelista y su circunstancia», opina que «Javier Mariño es, desde luego, por mu-chas de sus creencias, un per-sonaje repelente, pero la histo-ria de la literatura está llena de grandes novelas sobre personajes repelentes y es de cajón, aunque haya que repetirlo, que lo que piensa un personaje no es nece-sariamente lo que piensa su au-tor». «En cualquier caso», apunta, «en lo que a Javier Mariño atañe, su único delito es el de haber plegado su indudable instinto de novelista a las demandas de la España en la que vivía». Leída hoy, Javier Mariño resulta intere-sante en la medida en que per-mite adentrarse en los primeros tanteos del novelista primerizo, que se convertirá en uno de los grandes de nuestras letras a lo largo de la segunda mitad del si-glo XX. Reconocemos sus dudas y titubeos y los primeros despun-tes de una brillantez que derro-charía años más tarde en cientos de páginas. Y, también, advierte Marcos Giralt, sobre Torrente Ba-llester, «pudo optar por no publi-car, pero el precio era demasiado alto para alguien que desde muy joven vivió para ser escritor». Quizá para un joven gallego fue el principio del camino, y sin él no habría existido lo demás.

UNA NUEVA EDICIÓNGonzalo Torrente Ballester la res-cató del olvido en la edición del primer tomo de sus Obras comple-tas (Destino, 1976), y Seix Barral la publicó como volumen indi-vidual en 1985. En ambas oca-siones el novelista hizo ajustes de diversa consideración. Hoy, la editorial Almuzara la incluye en su colección, «La Guerra Civil contada por sus protagonistas», y añade un prólogo, a cargo de Marcos Giralt Torrente, quien afirma que el «magnífico novelis-ta que llegó a ser se advierte ya en muchísimas de sus páginas».

‘Javier Mariño’. Autor: Gonzalo Torrente Ballester. Editorial: Almuzara. Córdoba, 2019.

Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO23 DE NOVIEMBRE DEL 2019 7

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Tratado de la dignidadManuel Rico publica ‘Escritor a la espera’, en el que regresa a los años 80

Alejandro López Andrada

DIARIO

Si hay algo que imanta la lectura de un diario, como es el caso que va-mos a comentar, es, ade-

más del tono en que se cuenta, el temblor de la veracidad que zigzaguea y produce destellos en cada una de sus páginas: ese es el milagro de la gran literatu-ra que sobrepasa lo que es pura ficción y la diferencia de lo que es entretenimiento. Si además le sumamos a lo dicho anterior-mente la pulsión emotiva de un noble decorado histórico que es-tá por encima de los avatares li-terarios resaltando, al contra-rio, lo íntimo y personal del au-tor de la obra, poeta o novelista, tenemos un diario de aliento pa-vesiano, uno de esos diarios eter-nos y arquetípicos que el lector que entra en ellos nunca olvida-rá. Eso es lo que ocurre en este li-bro, Escritor a la espera (Diarios de los 80), donde su autor Manuel Ri-co, uno de los poetas y narrado-res más genuinos del país, mues-tra una radiografía visceral, sin cartones ni trampas, de su vida en una década revolucionaria en el plano cultural: «Comencé a escribir las primeras notas de este diario -dice el autor- en la le-janísima primavera de 1985...» (pág. 16). Y a partir de aquí, en la página siguiente, relata como rescató sin esperarlo aquellas notas guardadas en una carpe-ta mucho tiempo después, en el año 1999, mientras reordenaba su cuarto de trabajo, notas que fue reordenando con paciencia pasándolas a un archivo de orde-nador sin pensar todavía si lue-go las iba a publicar.

Hoy, por muchos motivos, no solo estéticos o de índole litera-ria, agradecemos que estos dia-

Manuel Rico, autor de ‘Escritor a la espera’.

CÓRDOBA

rios de los 80 hayan visto la luz, pues en ellos su autor nos mues-tra con firmeza y un excelente tono literario una fotografía so-bria y cálida de la época en que él comenzaba a pergeñar las líneas primeras de su carrera de escri-tor. Nacido en Madrid, en 1952, Manuel Rico ha publicado libros de prosa y de poesía de una ca-lidad literaria insoslayable co-mo, por ejemplo, sus poemarios: La densidad de los espejos (1997), Donde nunca hubo ángeles (2003) y Fugitiva ciudad (2012), Premio Internacional de poesía Miguel Hernández, y en el territorio de la narrativa: Los días de Eisenhower (2002) y Un extraño viajero (2016),

entre otros títulos. También, por otro lado, ha dado a la luz libros de viajes, como el imprescindible Por la sierra del agua (2007) y Letras viajeras (2015). Ahora, en este dia-rio sorprendente, Escritor a la es-pera, nos muestra, además de su enorme intuición como escritor con una visión literaria sugesti-va, una muestra de su sensibili-dad lectora, pues no en balde a lo largo y ancho del volumen nos va describiendo un variopinto ra-millete de lecturas esenciales que realizó en su día, a la vez que iba desarrollando ideas muy sólidas en materia poética, y luego en narrativa, que irían saliendo a la luz sucesivamente ensanchando

la obra de este autor fundamen-tal en las letras hispánicas de es-te siglo y del pasado. Todo esto, su historia biográfica y la de un país que empieza a surgir de una larga dictadura, la visión cotidia-na de lo que sucede alrededor de un escritor serio y comprometi-do con la realidad que le ha to-cado vivir, aparece plasmado en hermosas pinceladas de este be-llísimo libro de memorias: «Sigo con Años de Penitencia. Lectura nocturna que me ha llevado a un ejercicio de comparación en-tre la naturaleza de las memo-rias infantiles de Barral y la de mis recuerdos de Barrio de las Maravillas» (pág. 73). Junto a ese fragmento citado más arriba, en la misma página, Rico hace una reflexión conmovedora sobre la diferencia social y cultural que hay entre el ambiente en que na-ció Carlos Barral, perteneciente a la burguesía catalana, y el espa-cio pobre y humilde, de aliento obrero, donde él mismo nació y creció en un tiempo difícil, «Un barrio periférico de Madrid habi-tado por seres anónimos que na-cen, crecen y mueren en la más absoluta menesterosidad», rema-tando al final con un fragmento delicioso: «Por ejemplo, dedico un capítulo entero a la suma de significados que para mí tuvo al-go tan poco literario como el ta-baco, o a la atracción que sentía por los tirachinas. Barral, por el contrario, liquida la infancia en un solo capítulo» (pág. 74). Viajes al campo y encuentros con poe-tas, ilusiones en proyectos lite-rarios interesantes, decepciones de amigos que luego no lo eran, componen el entramado de este libro, una radiografía de la dig-nidad que empapa las páginas de un diario espléndido, muy recomendable para los escancia-dores de la buena literatura con mayúsculas.

«...en ellos su autor nos muestra con firmeza y un excelente tono literario una fotografía sobria y cálida de la época»

‘Escritor a la espera’. Autor: Manuel Rico. Editorial: Punto de Vista Editores. Madrid, 2019.

Dorado y divino deseo

Adentrarse en la obra poética de Agudelo es lanzarse por el trepi-dante tobogán del amor, la felici-dad, la belleza y la muerte en el

éxtasis final de la consumación del deseo y el olvido. De su prosa poética o versos en prosa emanan multitud de imágenes lu-minosas que desfilan por las sendas apa-sionadas de la emoción para encontrarse en el luminoso espejo del amanecer, en el misterio del crepúsculo y su dolor sordo de ausencias y despedidas. «Viste las guerras

tro umbrío;/que si hace falta subo hasta las brasas del sol de Galilea,/pero me extravío en la luz: transformado en oro tembloroso./Soy el verbo (des)nudo. Soy yo ese cadáver./Soy una sombra viva, sólo luz dentro de tus ojos» (pág. 62).

Editorial El sastre de Apollinaire), El atleta del abismo (2018, Editorial Catorcebis) y el último, objeto de esta reseña El oro de un rayo donde cabe el universo (2019, Editorial Elvo), donde su voz se alza con profundo lirismo hacia el brillo cegador del sol. El oro gotea a cada instante en el barroco sor-tilegio de lo sagrado y lo divino, bañando de áurea intensidad cada pulsión de sus palabras: «oro turbio», «el oro del verbo», «Bebed el oro», «oro vivo». La musicalidad y su palabra desnuda cabalgan en libertad en la inmortalidad de lo místico y la huma-na matriz de lo meramente trascendente. «Sabes que te busco por todas partes, ances-

del amor, el choque fugitivo de tu cuerpo con el otro, el extranjero, los labios apreta-dos en la lucha, sus dientes fuertes contra tu blanca calavera. Y muerto de amor, en sus labios bebiste la vida. Tras el amor vie-ne la tristeza, y ahora yacemos, sobre la ca-ma deshecha del crepúsculo» (pág. 21).

Antonio Ángel Agudelo (Villaviciosa, 1968) es poeta, antólogo y ensayista. Ha escrito El sueño de Ibiza (2008), la antología Paisajes Corchúos (2009), Madreagua (2012), La central térmica. Haikús (2012) y El mundo líquido (2014).

Sus últimos poemarios dan fe de su ma-durez personal y lírica: El cielo ajedrez (2016,

Pilar Muñoz Aguilar

‘El oro de un rayo donde cabe el universo’. Autor: Antonio Ángel Agudelo. Editorial: Elvo. Málaga, 2019.

POESÍA

8 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO23 DE NOVIEMBRE DEL 2019

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Más alla de todo confín‘La fundación’, poemario de Juan María Prieto en La Bella VarsoviaJosé García Obrero

POESÍA

Hay autores que, como piedra arrojada contra la superficie de un la-go, repiten la misma

propuesta con pequeñas varia-ciones, y hay otros, entre los que se encuentra Juan María Prieto (Córdoba, 1982), cuyo amor y res-peto al oficio les lleva a tensar los límites de su propia voz hasta re-inventarse. No debe de extrañar que ocho sean los años que sepa-ran Noctívagos, su primer traba-jo, de La fundación, este nuevo li-bro de poemas. El tiempo preci-so para que fermente una obra inconformista y ambiciosa.

En La fundación, la madurez adquiere un papel protagonista, pues no se limita a lo personal, a la forma y fondo de los poemas, sino que abarca elementos más sutiles, que acaban penetrando con decisión en estratos poco ex-plorados. Dicho de otro modo: la mirada del poeta, y los espacios adonde la dirige, han experimen-tado una importante transforma-

Juan María Prieto, en la presentación del libro.

MANUEL MURILLO

ción. Un cambio de enfoque que conduce a la consiguiente renova-ción del lenguaje que sustenta es-tos poemas. La cita de André Gui-de que abre el libro -«Todas las co-sas fueron ya dichas, pero/como nadie escucha es preciso/comen-zar de nuevo»- traza un círculo perfecto con el poema de cierre y que lleva por título «De un nuevo lenguaje». En su interior, como una suerte de fractal, replican un sinfín de fundaciones: el ho-gar, la familia, un tiempo nuevo, la poesía, la política, la música, la estirpe... Inauguraciones que se anclan y desarrollan desde la só-lida base de la tradición literaria («fundemos un tallo que nos haga idénticos», dice en un poema de-dicado al padre), apartándose de cualquier tentación meramente especulativa.

Prieto articula este «nuevo re-lato» en tres partes: «Fundación», «El fin de la progresía» y «Estam-pas». La primera es la única que presenta los poemas en verso, mientras que las otras dos lo ha-cen en prosa poética. Pese a este detalle formal, a todas ellas les

unen importantes denominado-res comunes: estar compuestas por poemas de una considerable longitud en los que se ha prescin-dido de la puntuación, acentuán-dose su vocación de poema río. El efecto es el de borbotón que va creciendo hasta arrastrar en su cauce al lector a través de su mu-sicalidad y un marcado sentido del ritmo.

En el fondo, como las celosías de una ventana, Prieto obliga al lector a aproximarse, a asomarse, para que se adueñe de cada deta-lle, figura, referencia, sombra o intuición; capas de una textura compleja, pero en cuyo mensaje subyace la invitación a sumarse a su revolución personal (el uso del «nosotros» en todo el libro es

significativo). Y es que esta pro-puesta no se entiende si no se vincula a su visión de lo colecti-vo; su compromiso social y polí-tico, como queda de manifiesto en afirmaciones como: «Aquí en el chaise long somos el fin de la democracia» o «no me culpes del desánimo que me ha roto el cora-zón la izquierda».

Un nosotros que no se limita al lector, sino que supone un reco-nocimiento al otro, a los autores que le han llevado a gestar «esta gran renovación», una larga ca-dena cuyos eslabones están for-mados por Eliot, Pound o Ginfe-rrer, pero también por un linaje cordobés que va desde Góngora a José Luis Rey pasando por García Baena o Ricardo Molina.

Nos encontramos ante un li-bro que arriesga, retando a una lectura no siempre cómoda, pero que acaba recompensando, pues la exigencia intelectual de cada poema, de cada título y palabra, nunca libera la mano de la emo-ción, ingredientes que arraigan en una propuesta que busca difu-minar los confines de la palabra. Poesía que ha nacido para perma-necer.

‘La fundación’. Autor: Juan María Prieto. Editorial: La Bella Varsovia. Madrid, 2019.

Emulando a Federico

Aunque extremeño de nacimiento, Juan Carlos Rodríguez Búrdalo se siente an-daluz, lo que, en roman paladino, po-dría significar habitante del mundo.

General de División de la Guardia Civil, licencia-do en Derecho por la Universidad de Extrema-dura y académico correspondiente de las Rea-les Academias de Toledo y Córdoba, sus queha-ceres profesionales no lo han desviado nunca de su verdadera vocación, la escritura. Conferen-ciante, articulista, crítico, narrador y sobre to-do poeta, Rodríguez Búrdalo nos sorprende aho-ra con un apasionante libro impregnado por la indeleble personalidad literaria de Federico Gar-cía Lorca: «Duerme en paz, Federico, tu palabra/por encima del tiempo permanece». Desde el pri-mer poema, Rodríguez Búrdalo proclama su ad-miración por el granadino y aquel Poeta en New York que tanta sangre y tinta ha derramado so-bre una ciudad convertida en icono de las más deslumbrantes luces y las más aterradoras os-curidades. Para la literatura, la ciudad neoyor-quina despierta una extraña fascinación. Si ya presagiaba toda una saga de entusiastas répli-cas aquel Diario de un poeta recién casado del nobel Juan Ramón Jiménez que alcanza en toda su ex-tensión poética Cuaderno de New York de José Hie-

Manuel Gahete

‘Latitudes’. Autor: Juan Carlos Rodríguez Búrdalo. Edita: Ateneo. Córdoba, 2019.

rro o Nueva York después de muerto de Antonio Her-nández, es Federico, siempre Federico, quien se yergue como un dios pírrico sobre cualquier vo-luntad de extraer abrasiva memoria de una me-trópolis entre el olimpo y el averno. Rodríguez Búrdalo se sumerge en este universo de fuego y luz para transmitirnos -en la primera parte de Latitudes que conforman quince poemas- los te-mores, las pasiones y las ansias del ser humano: el regreso a la infancia y la elegía del tiempo sin retorno («Pájaros en Central Park»), el hastío de vivir («Manhattan»), la ensoñación del celuloide (Audrey Hepburn en «Otra vez ella»), la tragedia de los inmigrantes («Usman»), el estéril naufra-gio de los sueños («Amanecer en Time Square»), el dolor de la ausencia («A José Hierro, en East Ri-ver»), la nostalgia de lo perdido («Ausencias»), la sinrazón de la barbarie («Reflexión sobre el 11-S en World Trade Center»), el abstruso artificio de los días («Crepúsculo en Central Park»), la mo-notonía de la existencia («Canción ausente»), la soledad del transterrado («Reencuentro en un bus»), la incomunicación («Greenwich Village»), la amarga travesía y el penoso asentamiento de los migrantes («Ellis Island»). La segunda parte de la obra, integrada por cuatro textos podero-samente poéticos, nos remite a la reflexión de lo vivido y los preparativos del regreso: «Pron-to dejaré New York y vuelvo/con el alma desnu-da de esperanza». El poeta se sume en una ex-

traña melancolía donde confluyen sentimientos antagónicos: «la tanta exaltación que te hace vi-va/mientras yo era más solo entre la gente». Lati-tudes, libro premiado con el XXXV Premio Juan Bernier de Poesía, no es una obra más sobre New Yok sino un sopesado monólogo acerca de las te-rribles desigualdades que afectan al ser huma-no. En la obra de Juan Carlos la calidad litera-ria está garantizada. Conocedor de los recursos que propician la creación, con un lenguaje fér-til, luminoso y sereno, Rodríguez Búrdalo nos si-gue revelando los vaivenes de nuestra naturale-za procelosa. Ya lo advierte el prologuista de la obra, Manuel Pecellín Lancharro, secretario de la Real Academia de Extremadura de las Artes y de las Letras y presidente de la Asociación de Escri-tores Extremeños, entre otros muchos méritos y reconocimientos, «los poemas dicen mucho más de un enorme corazón que del entorno periféri-co». Y convengo en esta afirmación casi axiomá-tica porque Rodríguez Búrdalo, dotado sin duda para extraer de las realidades cotidianas un pen-samiento ecuménico, es en las emociones perso-nales donde vierte toda su dimensión humana, una incesante savia de conmovedora poesía que lo convierten en referente inexcusable del movi-miento Humanismo Solidario, un cauce de crea-ción universal dirigido a recuperar el sentimien-to del otro, la dignidad de todas las personas sin distinción ni exclusión alguna.

Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO23 DE NOVIEMBRE DEL 2019 9

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«El punto de vista que emplea para vertebrar su obra se esparce en varias direcciones»

¿Dónde está el límite de los poemas?Rosa Lentini publica ‘Hermosa nada’

Concha García

POESÍA

¿Cuánto es el tiempo de du-ración de un poema? Mu-chos se apagan a la prime-ra lectura, y si en esta épo-

ca de máscaras poéticas algunos se sostienen, acaso sea porque van acompañados del movi-miento y el ritmo que le pone quien lo escriba. Posiblemente la moda de acompañar los tex-tos con el cuerpo sea la razón de su inmediata durabilidad y sin embargo, sostenidos en la pági-na, no resistirían más de dos lec-turas por obvios, elementales y, en el fondo, convencionales. So-lo desde ciertas tramas con el

Rosa Lentini.

CÓRDOBA

lenguaje podemos renunciar a las previsibles cantinelas alre-dedor de los temas de siempre. Por eso, cuando terminas de leer este poemario de Rosa Lentini, Hermosa nada, poco a poco aca-bas pensando si los límites del poema están donde comienza la desesperanza. No hay ritmo po-sible en escenario alguno por-que el poema, su duración, está realizándose dentro, no afuera.

En el primer poema, una situa-ción: un banco donde esperar el autobús, y en ese espacio de tiem-po, de duración, la mente se abre a imágenes enroscadas formando alegorías imposibles y tenebro-sas. «Dos ramas los brazos de la criatura que fui», escribe. La voz poética se va enroscando en esce-

nas familiares donde el sentido, como dice Antonio Méndez Ru-bio en el epílogo a este poemario, emerge como una cuestión radi-cal, pendiente desde el principio hasta el final. «Dejar constancia de que su interior se ha vaciado», una hermosa nada campea en-tre las imágenes, los logros más contundentes de esta poesía, que se despliegan dibujando escenas oníricas cuya simbología salta a otra realidad: «Algo de lo que queda atrás se desliza y encrespa cuando abro la caja de galletas/y del pasado salen retales de telas/ conchas traídas desde la playa/ con una mariposa turquesa atra-vesada con alfiler a un corcho».

A ritmo de salmodia, el movi-

miento trepidante de las caídas se estrella en finales abiertos, donde no es posible el cierre de los mismos.

El punto de vista que emplea para vertebrar su obra se espar-ce en varias direcciones hacien-do saltar lo real a la realidad y viceversa, como en una sesión de psicoanálisis, las asociaciones liberan nudos y los nudos abren significados en el territorio de la letra para encarar poéticamente el pasado imaginado: «La veo, con rulos como enormes sortijas/que tironean su pelo sentada ante las nubes del televisor/mi madre mira ausente por la ventana la delgada línea de cielo gris entre edificios su mórbida necesidad imagina/una muerte para mí».

La serie de poemas sobre «Gi-gantes» inquieta: «Cuando una gruesa trenza rubia se descuel-ga» de la ventana de un campa-nario. Los poemas necesitan ser interpretados visualmente sin conceptualizar, como en una pintura de Francis Bacon, cuan-do en una entrevista que le hizo Marguerite Durás dijo: «No dibu-jo. Empiezo haciendo todo tipo de manchas. Espero lo que llamo ‘el accidente’: la mancha desde la cual saldrá el cuadro. No se pue-de comprender el accidente». Así es, no se puede comprender el dolor, no hay medidas, simple-mente supura, y en esta escritura

‘Hermosa nada’. Autora: Rosa Lentini. Editorial: Bartleby Editores. Madrid, 2019.

«No hay ritmo posible en escenario alguno porque el poema, su duración, está realizándose dentro»

supurar es asumir la pérdida. El poeta argentino Antonio Porchia en una de sus Voces escribió: «Es-tás atado a ellos y no compren-des cómo, porque ellos no están atados a ti». El tiempo de la dura-ción del poema es el mismo que nos hace sentir que el accidente posiblemente sea haber nacido.

10 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO23 DE NOVIEMBRE DEL 2019

Desde la vida

Biografía del tiempo, de Rafael Álva-rez Merlo, es un poemario excep-cional en estos tiempos líquidos para la poesía que, como los ho-

teles de una noche de Gil de Biedma, de-vuelve a la musa Erato «un olvidado sabor a uno mismo». Los atentos lectores pue-den disfrutar, por fin, de este fruto ma-duro del poeta que podamos sumar a las cuatro obras canónicas de Álvarez Merlo (no confundir con su primo, el también poeta Fernando Merlo, tempranamente fallecido). Rafael Álvarez Merlo es el au-tor de Revival (1971), Elegía contemporánea (1976), Poemas corporales (1984) y El vuelo interior (1986). Y en el largo interim hasta Biografía del tiempo, dos cuadernos de cier-ta extensión: Geografía restringida (2001) y Abriendo mi cajón (2006).

Como ven, el esfuerzo lírico de Álvarez

sante agitación). Escrito con los honores que se deben a doña Poesía, en buenos en-decasílabos y heptasílabos, recordándole que es hermana de la música y señora del ritmo. Lo que esta hoy menesterosa señora agradecerá, sin duda, infinito.

Entiendo que la cordobesa Editorial Cán-tico no es una editorial pequeña. Ya no las hay. Si la oferta es de calidad, la editorial será tan pequeña como queramos los lec-tores; ya que la capacidad publicitaria y de distribución (que eran los elementos que definían a las llamadas grandes) se ha ge-neralizado, gracias al internet.

facilidad con que el lector capta la hondu-ra de cada uno de estos poemas es inversa-mente proporcional al esfuerzo de su cons-trucción. La difícil facilidad del poeta de verdad (que, además, es filólogo) aplicada a la poesía como forma de conocimiento. La cuarta parte, Slow poems («dando una poesía,/componiendo un paseo») alude, en el esplendor de la naturaleza, a la slow poetry tan cercana, naturalmente, al poeta (miembro fundador de nuestra «muy no-ble -María Rosal dixit- Hermandad de la Santa Pereza»).

El libro (¡no se lo pierdan!) para mí viene a ser un prolongado diálogo del poeta con «el hombre que siempre va conmigo» (Ma-chado) que desemboca, así pienso, en una cierta poética de la felicidad. El ahonda-miento en la búsqueda de una voz propia (la misma y mejorada desde las primeras obras) que es lo que diferencia al hombre, al héroe lírico, de las múltiples caretas del actor (o del poeta «a la moda» en su ince-

Merlo, contrariamente a lo que es triste-mente común, no se ha centrado en la producción incesante de palabras que pudieran ser llamadas versos; sino en la propia vivencia poética, en el hecho asom-broso del vivir la maravilla: eso que en la alta poesía (la del amor, desde luego, la bendita locura) llamamos «inefable», pero que el poeta de raza alcanza a decir como por alusiones o con paradojas imposibles (que, al fin, resulten ser lo más cercano a la realidad).

Así, la aparición en 2019 (gracias a Edi-torial Cántico), de esta Biografía del tiempo es una muy buena noticia para la poesía. El regreso «como Dioniso a Tebas» (J. C. Reche) del poeta Rafael Álvarez Merlo nos permite saborear esta obra largamente di-latada; que se publica, básicamente, en su última versión de 2013.

Se compone de cinco partes, con las citas tan gratas a RAM, y un número de poemas variable, hasta un total de 74. La

José Antonio Ponferrada

‘Biografía del tiempo’. Autor: Rafael Álvarez Merlo. Editorial: Cántico. Córdoba, 2019.

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Poetas granadinos de ahoraJuan José Castro selecciona 34 nombres claves de la lírica con gran diversidad de voces

Antonio Moreno Ayora

Poesía

Remedios sánchez, ex-perta en literatura ac-tual con abundantes trabajos en el género

del ensayo y referidos al ámbi-to de la poesía (el más recien-te, Así que pasen treinta años. His-toria interna de la poesía española, akal, 2018), ha entregado últi-mamente el título De la nieve al trigo. Antología de poesía granadi-na (1995-2019), del que hace el es-tudio preliminar para, a su vez, permitir la edición y selección que corresponde a Juan José Cas-tro Martín, docente también y poeta y por ello entendido en la materia de esta recopilación tan cuidada por la colección «anto-logías» del sello editorial Calam-bur.

Las palabras introductorias pa-ra presentar la subsiguiente reco-pilación poética son de una pro-fundidad, oportunidad y acierto crítico indudables, y permiten llegar a unas sintéticas conclu-siones que pueden concretarse en: a) Fijar la importancia de la promoción de poetas granadinos que entre «1995 y 1999 acabó sus estudios de Filología en la Facul-tad de Filosofía y Letras de Gra-nada», por representar -escribe Remedios sánchez- «el punto de inflexión del cambio de rumbo en la lírica granadina». B) Marcar los focos de influencia que con-vergen en tal promoción, bien posicionándose a favor de la Ge-neración del 50, o bien de la del 80, y a la vez señalar divergencias con estas corrientes que llegan a formularse, entre otras, con los postulados de la poesía del Frag-mento o de la experimentación y de las vanguardias. Todo el con-junto de esta diversa creación representa en Granada «los focos de los permanentes terremotos literarios desde hace cuarenta

Juan José Castro selecciona 34 poetas actuales de Granada.

CÓRDOBA

años, desde La otra sentimenta-lidad».

Partir de las palabras prelimi-nares de Remedios sánchez, cu-yo título exacto lleva el rótulo de «apuntes para una intrahis-toria (real) de la poesía granadi-na (1995-2019)», es comprender enseguida la necesidad de esta obra, enmarcada a su vez en cin-co parágrafos que estructuran la selección lírica y que guían al lec-tor orientando su interés en ese panorama poético atendido bajo estos titulares que anotamos en su literalidad: «1. Introducción a la Granada poética de los años 80; 2. Buscando el camino. La Univer-sidad como referente (o cómo se construye una generación); 3. Los

nuevos poetas buscan su sitio. a propósito de los nacidos entre 1960 y 1985; 4. Conclusiones; 5. Bibliografía». De ellos, el más ex-tenso y explicativo es el 3º, des-glosado en cuatro epígrafes que contemplan, en este orden, «Los herederos de la poesía figurati-va», «el fragmento como bandera (o la deconstrucción del poema)», «Clásicos modernos», y «Poesía di-vergente». Con tal estructuración general y particular ya el lector puede moverse por tan intere-sante volumen.

Desde la página 53 a la 269 (doscientas diecisiete en total) se presenta la selección de poemas de los treinta y cuatro nombres antologados, dedicándoles en ca-

da caso entre tres o cinco páginas a los respectivos textos. Dado que los nombres se ordenan alfabéti-camente, desde el primero (Fran-cisco acuyo Donaire) hasta el úl-timo (anunciata Vinuesa Pons) hallamos apellidos como los de Juan Carlos abril, Begoña Calle-jón, José Cabrera Martos, anto-nio Praena y Fernando Valverde, o de otros que dejan versos tan originales como los de «sirena de Nueva Inglaterra» -de Nieves Chillón-, tan emotivos como los que definen el amor diciendo que «y es armónico el empuje de los cuerpos/que trascienden la noche para amarse» -alejandro Pedregosa- o tan dramáticos co-mo otros de «La Bestia» -de Daniel Rodríguez Moya-.

es el lector quien dará su aquiescencia a un total de cien-to doce títulos de forma y conte-nido tan diversos, pero por ello inigualablemente representati-vos de la espléndida actualidad de la poesía granadina, que lo mismo describe al ciudadano ur-banita aludiendo a su modo de pensar («Llevas el tiempo en los bolsillos./La mirada perdida en el cemento./Un centenar de dudas en los ojos./el viento de la tarde sobre el pecho», y esto según Ra-món Martínez López) que al duro realismo de una noticia recogida en la prensa, poetizada con ver-sos como «aminata existe y tiene 13 años,/sus ojos son almendras que flotan en dos platos/pequeñi-tos de leche de cabra fermenta-da/y sus manos rastrojos de cen-teno/y su madre se ha muerto y ni recuerda».

«Es el lector quien dará su aquiescencia a un total de ciento doce títulos de forma y contenido tan diversos»

‘De la nieveal trigo’. Selección: Juan José Castro Martín. Edita: Calambur. Valencia, 2019.

Nerval, un visionario

Gérard de Nerval (París, 1808-1855), pseudónimo de Gérad Labrunie, concibe la poesía co-mo un instrumento de conoci-

miento que le permite percibir, aunque sea de un modo fragmentario, otra rea-lidad que está más allá del mundo sensi-ble y que, por tanto, escapa a los sentidos ordinarios. así pues, el poema desborda los límites sensoriales corrientes al intuir que existe otra realidad, la absoluta, que nos sobrepasa, y adentrarse en la frágil

posiciones, desde el inicial «L’enfance», escrito con apenas trece años, hasta su «epitafio», que está compuesto poco antes de «librar su alma en la calle más oscura que pudo encontrar», en palabras de Char-les Baudelaire.

ocultos que dicha realidad presenta ante los ojos del ser humano, estableciendo, así, una serie de fértiles correspondencias entre ambos planos.

el poeta más interesante del romanti-cismo francés es, por tanto, un auténtico visionario, cuya obra es considerada como precedente del simbolismo y antecesora del surrealismo.

en el presente volumen se reúnen sus poemas más significativos. además de los sorprendentes y evanescentes sonetos de Las Quimeras, Pedro Gandía, autor de la selección, de la traducción y de un inte-resante prólogo, recoge veinticinco com-

frontera donde se funden la vigilia y el sueño, la fantasía y la realidad, la cons-ciencia y el inconsciente, lo mundano y lo místico, como nutrientes que posibili-tan el retorno a lo telúrico y a lo primi-genio. De este modo, se alcanza un esta-do de conocimiento interior y de pleni-tud en el cual la imaginación creadora se convierte en la llave para intuir el miste-rio que sustenta nuestra existencia.

La locura, pues, estimula de manera in-quietante y sorprendente su imaginación y le permite, además de ir más allá del razonamiento y de los sentidos, tantear, aunque sea a ciegas, entre los significados

Francisco Onieva

‘Las quimeras y otros poemas’. Autor: Gérard de Nerval. Editorial: Visor. Madrid, 2019.

Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO23 DE NOVIEMBRE DEL 2019 11

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En varios libros de ensayo so-bre narrativa española que he venido publicando en los úl-timos treinta años he tenido

oportunidad de escribir sobre Mateo Díez, este escritor villablinense afin-cado en Madrid y miembro de la RAE que da esplendor a la narrativa espa-ñola con su creatividad, su escrupulo-so uso de la lengua y la seducción de sus historias, siempre novedosas, su-blimes. Su narrativa es pura, en el sen-tido de estado puro, gusto de narrar, de contar historias que organizan un espacio mítico y un mundo con un gran rigor en el significante como en sus significados narrativos diversos.

Juventud de cristal transcurre en Ar-menta, un espacio ficticio leonés, mí-tico, como Celama, en sus obras, y una recreación de sus habitantes a través de un continuum de alegorizaciones diversas donde no falta la ironía, el sarcasmo, el trazo fino de lo sutil y es-perpéntico, bajo la batuta de la narra-dora-protagonista, Mina, que va cons-truyendo un relato preciso a través de las asociaciones de escenas numerosas y personajes vividos que combinan el sentido y el pensamiento de una época ya periclitada.

La novedad está no ya solo en la cons-trucción mítica de esas vidas sino en su proyección figurada, en su sistematiza-ción legendaria con las asociaciones de significados en torno a la historiografía o a las películas que veían en el cine Sustos, con cuyos actos, situaciones y personajes se identifican, pero también en torno a la identidad con los elemen-tos de la naturaleza. Esta asociación ge-nera, crea una voluntad de ir más allá de los límites que impone la memoria y el propio relato y adentrarse en lo sim-bólico y proyectivo de estas vidas.

Al igual que La Iliada y La Odisea enfla-quecerían sin el componente mítico o simbólico que proyectan los aconteci-mientos y las vidas de sus personajes, en Juventud de cristal la creación de las situaciones, de las vidas, de los hechos acaecidos sintéticamente se quedarían en un anecdotario lacónico sin esa pro-yección fabulosa, mítica y la conversión de los personajes y hechos en relevan-tes para el resto de la humanidad. Es algo que está presente siempre en toda la narrativa de Mateo Díez, uno de los narradores españoles más dotados para crear y asombrar, pero con la precisión de llegar más allá de un tiempo y una época.

Mina, además, es un personaje que no es solo el relator de vidas ajenas, si-no que en su humanidad trata siempre de ayudar, de «salvar», al que se encuen-tra en peligro. Es una «samaritana» que nace para la humanidad y la solidari-dad y en ella encuentra un papel noble y cuyo final (que no desvelamos) queda en la sublime estampa de una necroló-gica. Por esta razón todos la respetan

Memoria y alegoría‘Juventud de cristal’, la última novela de Luis Mateo Díez

Francisco Morales Lomas

Luis Mateo Díez.

y acuden a ella cuando las circunstan-cias lo requieren.

Entre los personajes concretos, que se asocian a cosas o animales y a través de ellos les da un carácter y a proyec-ción fabulosa, nos encontramos a Veri-no y Otero, siempre metidos en líos, y sus novias Eli y Sauce; la historia fami-liar en torno a su padre (sobre él dirá: «Una vara que marcó mi vida cuando él ya no estaba»); su madre (que en un mo-mento desaparece, con la simbología de la pérdida, pasajera intermitente, ensimismada, niña ausente...), sus her-manos gemelos, que eran unos trastos; el mohicano Calcedo y Cericia, la car-taginesa con su labio leporino; Lalo y Angorina; Dolín Cavedo y su triple sui-cidio; el estudiante de veterinaria Co-rrado Mella… Historias en donde «todos parecíamos sinceros sabiendo que nos defendíamos siendo mentirosos».

El valor alegorizador permite al es-critor presentar situaciones esperpén-ticas o realizar juegos malabares de significaciones, siendo lo connotativo

determinante y creador de una rique-za semántica reveladora. Por ejemplo, cuando Otero dice: «Yo por ahora no me voy a tirar al Margo, aunque no significa que no lo haga mañana». En estas historias el efecto sorpresa es na-tural y aunque al principio dejan al lector desorientado progresivamente este se ve envuelto en el magma cálido de esa pasión por contar historias tan sublime y distinguida que nos deja un extraordinario uso de la lengua espa-ñola, rico en imágenes, en el uso de los adjetivos, en la densidad de la palabra y su impulso simbólico: «Las calles em-pinadas amagaban las prisas».

Suicidios, noviazgos, cines, diversio-nes, pérdidas, soledades, ausencias, amistades y peligros... forman parte del vivir y también de una juventud cuyo retrato ofrece con todo tipo de mati-ces sutiles y la sabiduría de un escritor que crea un mundo propio, personal, selecto.

«Su narrativa es pura, en el sentido de estado puro, gusto de narrar, ...»

EFE

‘Juventud de cristal’. Autor: Luis Mateo Díez. Editorial: Alfaguara. Madrid, 2019.

MODOS DE VER

Premio CervantesFrancisco Gálvez

¿Es posible la dualidad

de que pueda gustar

la obra de un poeta a

quien le conceden un

importante galardón y

pensar al mismo tiempo

de manera crítica en cómo

se conceden los premios

estatales? Pues si, porque

cuando esto ocurre ya

existe de antemano lo

primero. Lo extraño sería

no separar una cosa de

otra, porque quien lo recibe es posible

que también se lo merezca, al margen de

cualquier otra consideración.

En el Premio Cervantes de este año hay

diversas opiniones, ¿y cuándo no en una

política cultural como la de nuestro país?

Siempre las voces contrarias se disparan

hacia el premiado si está situado en un

entorno propicio, nunca lo hacen antes y

contra el sistema que los propicia, que es

lo suyo. Y esto sirve para un lado y otro.

Otra cosa es que el premiado no se lo

merezca por su obra, que es lo principal

y lo que cuenta ¿o no...? También, a

veces, se conceden por la necesaria

justicia poética, que si existe es porque

algo hemos hecho mal anteriormente

o hemos olvidado. No es el caso de este

año. Y por qué no decirlo, casi nunca

ocurre con autores de talento liberal,

alguien que no pertenece a nada ni a

ninguna casa o palacio.

Sea como sea, desde siempre he sentido

predilección por la obra de Joan

Margarit, soy lector de su poesía y como

editor le publiqué un libro en 2005, y

estoy encantado por ello. Es un poeta

realista, de lo sencillo y cotidiano, habla

de lo que vive y le hace sentir, de lo

que nos ocurre a todos a diario, en esa

mirada.

Como candidatos estaban Luis Goytisolo,

Enrique Vilas-Matas, entre otros, o bien

Rafael Cadenas o el chileno Antonio

Skármeta, estos dos últimos si se

rompía la costumbre, porque este año

correspondía que se quedara a este lado

del Atlántico. Pero también pensaba en

Francisco Brines. Y un amigo escritor me

apunta: ¿y por qué no Eugenio Padorno

o Diamela Eltit?