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1 Santa Sofía de Constantinopla (Estambul) María Monerris Galvañ. Historia y Gestión del Patrimonio Artístico, Curso 2016/ 2017, Universitat de València.

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Santa Sofía de Constantinopla

(Estambul)

María Monerris Galvañ.

Historia y Gestión del Patrimonio Artístico,

Curso 2016/ 2017,

Universitat de València.

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ÍNDICE

1. Introducción………………………………………………………………………………………….3

2. Santa Sofía durante el Imperio Bizantino.

De Constantino I a Justiniano………………………………………………………3

Crisis Iconoclasta………………………………………………………………………..5

El Triunfo de la Ortodoxia…………………………………………………………...7

El saqueo de Constantinopla……………………………………………………….9

3. Constantinopla dominada por los otomanos. La mezquita………………………10

4. Estado actual de Santa Sofía………………………………………………………………….12

5. Conclusión…………………………………………………………………………………………..14

6. Ilustraciones……………………………………………………………………………………….15

7. Bibliografía…………………………………………………………………………………………19

3

1. Introducción En este trabajo vamos a abordar el planteamiento que nos ofrece la gestión de la Basílica

de Santa Sofía de Constantinopla, como bien cultural de Turquía y patrimonio de la

humanidad. Se trata de un edificio que ha estado en continuo cambio desde su primera

construcción en el año 360, hasta la actualidad. Por lo tanto, haremos un recorrido

histórico- artístico, así como social, destacando su tratamiento y conservación, desde el

Imperio Bizantino, hasta la actual República turca.

2. Santa Sofía durante el Imperio Bizantino Cuando el Imperio Romano de Occidente agrandó sus fronteras, declaró Constantinopla

como capital del Imperio de Oriente. Para demostrar su poder, Constantino I manda

construir una iglesia que destaque sobre todo el Imperio, y esta será Santa Sofía.

En el año 476 el Imperio Romano de Occidente cae ante las invasiones de los bárbaros,

ostentando únicamente el poder romano, el Imperio Bizantino. Al contrario que el de

Occidente, este se hizo cada vez más fuerte económica, política y militarmente. Esto se

aprecia en que además de resistir los intentos de asedio de algunos pueblos bárbaros,

llevan a cabo una política expansiva, que aunque acabaría fracasando, el Imperio Bizantino

fue el primero en conseguir detener el avance otomano. Este nuevo Imperio se constituyó

bajo el cristianismo, y el emperador (basileus), además de soberano era el representante

de Dios en la tierra.

Entre 1204 y 1261, los cruzados dominan el imperio, otorgando a la catedral la ideología

católica, restituyéndose la ortodoxa con la reincorporación de los bizantinos. Fue en 1453

cuando los otomanos tomaron la ciudad y el imperio, instaurando la religión musulmana y

por lo tanto, transformando la basílica en mezquita. Actualmente, en la República turca, ya

desde 1935, el edificio está abierto al público como museo. 1

De Constantino I a Justiniano:

En el año 325 Constantino I mandó erigir una iglesia con forma basilical. Esta superó en

tamaño a Santa Irene, que antes de esta construcción, era la catedral de Constantinopla. De

este edificio no queda nada, pues en el año 404 hubo un incendio en la ciudad que afectó

con creces a la iglesia. Así pues, Teodosio II, en el año 415 mandó volver a construir la

basílica, de la que se han hallado basas, cornisas y capiteles del pórtico, en excavaciones

que se llevaron a cabo hacia la mitad del siglo XX.2

No obstante, la revuelta de Nika en el 532, ocasionó el segundo incendio de la basílica y su

destrucción. El nuevo emperador, Justiniano, que contaba con arquitectos de renombre,

como son Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, planea construir el edificio más grande e

imponente del mundo, en el que únicamente necesitaron cinco años, estando terminado en

el año 537.3 La construcción fue descrita por el historiador Procopio de Cesarea, quien

1 MONTEIRA ARIAS, Inés (coord.). Historia del Arte de la Alta y la Plena Edad Media. Madrid: Editorial Universitaria Ramón Areces, 2014, p. 55-56. 2 SANPAOLESI, Piero. “Santa Sofía en Constantinopla”. CATURLA, María Luisa (ed.), Forma y Color.

Los grandes ciclos del arte. Granada: Albaicín- Sadea Editores, 1968. 3 Op. cit., MONTEIRA ARIAS, Inés (coord.). Historia del Arte de la Alta y la Plena Edad Media, p. 57.

4

recalca la magnitud y la riqueza de la nueva catedral de la capital del imperio, para la cual

habían traído columnas del Templo de Artemisa.

La iglesia tiene forma basilical, heredada de la arquitectura romana, aunque se mezcla con

la centralizada, herencia griega. La cúpula, que había sido un problema debido al peso, se

contrarrestó y condujo hacia el suelo construyendo semicúpulas en los pisos inferiores. El

edificio está dividido en tres naves con tribunas, que se conectan con el doble nártex. El

espacio se centraliza gracias a la gran cúpula, de 31 metros de diámetro y 55’6 metros de

altura. Tanto la cúpula, que era la segunda más grande del Imperio, como la basílica, por la

magnitud de sus dimensiones, querían constituir un símbolo del poder del Imperio

Bizantino, pues, además de lugar de culto, era el epicentro de las ceremonias de la corte

imperial. 4

En el año 558 se hundió la cúpula, por lo que se tuvo que volver a construir, finalizándose

en el 562, de la mano del arquitecto Isidoro (sobrino de Isidoro de Mileto). Este, en vez de

volver a levantar la cúpula con forma rebajada, la hizo con un perfil ligeramente apuntado,

ya que así permitiría conducir mejor la descarga de los empujes (fig. 2). 5

En cuanto al material, hasta donde sabemos, gran cantidad de ladrillos están grabados con

el monograma imperial Megalis eclesia.6 El mármol y algunas de las columnas son de

expolio de antiguos templos de Éfeso, como el de Artemisa, y de Asia Menor. Justiniano no

limitó los gastos en materiales, trayendo pórfido rojo egipcio, mármol verde de Tesalia y

mármol amarillo del norte de África, entre otros materiales. A día de hoy, el exterior del

edificio está estucado y coloreado, pero no sabemos si originalmente se encontraba así.

Por su parte, el pavimento, originalmente estaba cubierto por mosaicos, pero

posteriormente se sustituyeron por losas de mármol.

Cada emperador bizantino dejó constatado su paso por la iglesia, a través del encargo de

mosaicos figurativos en los que aparecían en ellos mismos retratados, y otro tipo de

decoraciones e intervenciones.

Santa Sofía fue la iglesia más grande del mundo, durante cerca de mil años, y fue tomada

como modelo para la edificación de otras iglesias del Imperio. 7

4 SANPAOLESI, Piero. “Santa Sofía en Constantinopla”. CATURLA, María Luisa (ed.), Forma y Color.

Los grandes ciclos del arte. Granada: Albaicín- Sadea Editores, 1968. 5 Ver: UNESCO. (2016). Zonas históricas de Estambul. Consultado el 23 de noviembre de 2016, desde:

http://whc.unesco.org/include/popup_flash.cfm?file=/uploads/sites/altair4/sofia.swf&width=792&height=456 6 SANPAOLESI, Piero. “Santa Sofía en Constantinopla”. CATURLA, María Luisa (ed.), Forma y Color.

Los grandes ciclos del arte. Granada: Albaicín- Sadea Editores, 1968. 6 Ibid.

5

Crisis Iconoclasta:

Hasta el siglo VII los emperadores mezclaban las imágenes religiosas con las monárquicas

a modo de propaganda religiosa y política, ya que, como hemos mencionado

anteriormente, al emperador se le consideraba tanto monarca como representante de Dios

en La Tierra.

La crisis iconoclasta fue iniciada por el emperador León III en el año 726. Con un

paréntesis iconódulo entre el 780 y el 815, prolongándose la iconoclastia hasta el año 843.

Este proceso consiste en la prohibición de las representaciones plásticas, únicamente de

figuras sagradas, destruyéndose las ya existentes. Esto se debe a que se consideraba que

las imágenes eran un símbolo de idolatría, es decir, que causaban la admiración de la

representación en sí, y no solamente de la divinidad que se representaba. La iconoclastia

afectó significativamente a la capital, y por consiguiente a las obras de arte que decoraban

Santa Sofía.8

En el año 843 la emperatriz Teodora, que actuaba como regente de su hijo Miguel III,

consigue recuperar las imágenes y acabar con la iconoclastia, con el llamado Triunfo de la

ortodoxia. En estos momentos, surgen gran cantidad de textos críticos con la iconoclastia,

justificando la importancia de las imágenes sacras, criticando duramente las actuaciones

iconoclastas. Un ejemplo de vital importancia es el Salterio Chludov (c. siglo IX), en el que

las miniaturas representan los ataques a los iconos, por importantes soberanos como Juan

VII, que se comparan con el sufrimiento de Cristo.9 En este salterio, en una de las

miniaturas se representa a los iconoclastas como a los verdugos que con una esponja

empapada con vinagre borraban la cara de Cristo, en la Cruz del Gólgota (fig. 3). El

patriarca Nicéforo llegó a comparar a los iconoclastas con los que crucificaron a Cristo.

La actitud oficial de la Iglesia en relación al tratamiento imperial de las imágenes, parecía

no contemplarse, ya que la Iglesia no se pronunció durante toda la crisis iconoclasta. Esto

se debe a que no consideraban el problema de las imágenes como un hecho importante, y

fue la actitud de los emperadores, primero de aceptación y luego de repulsa de las

imágenes, lo que llamó finalmente la atención a la Iglesia. Por lo tanto, a partir de

entonces, la Iglesia debía impedir un posible retorno a la idolatría, siendo el concilio

convocado por Constantino V en 754 el que forzó las medidas de la Iglesia. No obstante, el

concilio del año 692 ya había dictaminado las primeras medidas iconoclastas.10

Para restablecer el culto a las imágenes, la emperatriz Teodora sí que acudió a la Iglesia

para consultarlo, mientras que Constantino V y León III solo vieron necesaria la

ratificación de la Iglesia, de lo que ellos ya habían decidido.11

Según León III y Constantino V no se podía representar a Cristo “sin voz ni respiración”,

por lo que se prohíben las representaciones de Cristo en pintura, mosaico y escultura. 12

8 MONTEIRA ARIAS, Inés (coord.). Historia del Arte de la Alta y la Plena Edad Media. Madrid: Editorial Universitaria Ramón Areces, 2014, p. 56. 9 Ibid., p. 95. 10 GRABAR, André. La iconoclastia bizantina. Madrid: Akal arte y estética, 1998, p. 90- 92. 11 Ibid., p. 169. 12 GRABAR, André. La iconoclastia bizantina. Madrid: Akal arte y estética, 1998, p. 64.

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Durante la época iconoclasta los mosaicos del siglo VI fueron sustituidos por otros no

figurativos y estos, depués, por otros post iconoclastas, de los que sí se conservan en parte.

Las representaciones iconoclastas normalmente se componían por una cruz sobre escalera

o podio, a veces acompañada por motivos florales, sobre un fondo neutro.

Los mosaicos de la época posterior a la iconoclastia conservan el estilo artístico anterior a

la crisis. Así, por ejemplo, encontramos el mosaico absidial de la Virgen entronizada con el

Niño (fig. 4), que es uno de los primeros mosaicos depuestos al finalizar la época

iconoclasta. Originalmente, había un mosaico con la misma temática, de época de

Justiniano, pero que había sido sustituido en época iconoclasta por un mosaico con una

gran cruz sobre gradas.

También es importante el mosaico en el que aparecen Constantino IX Monómaco y la

emperatriz Zoe Porfirogéneta junto a Cristo, sobre fondo dorado (fig. 5). Es un aspecto

destacado el hecho de que los rostros de los emperadores hayan sido retocados en varias

ocasiones. Las hipótesis planteadas son, por una parte, que el emperador fuese cambiando

debido a que Zoe contrajo matrimonio con Romano III (1028- 1034), Miguel IV (1034-

1041) y Constantino IX (1041- 1050); pero el retrato de la emperatriz también fue

retocado alguna vez, por lo que podría tratarse de que el mosaico hubiera representado

anteriormente a otros emperadores, y con el cambio de soberano hubieran encargado el

cambio de retrato.13

Por otra parte, en Santa Sofía, a partir del siglo VI se decoró el nártex con las

representaciones de los concilios ecuménicos celebrados. Aquí únicamente aparecían unas

inscripciones, sin iconografía sagrada. A pesar de que estas representaciones eran

aceptadas por los iconoclastas, Constantino V el iconoclasta mandó quitar todas las

imágenes de los concilios, gesto que llamó la atención.

Otro ejemplo de iconoclastia, aunque en el Palacio de los emperadores (en las cercanías de

Santa Sofía), se trata de la representación de Cristo y de la Cruz en la Puerta de Bronce del

palacio construida por Constantino el Grande. La imagen de Cristo ocupaba el lugar que

debería haber sido para la representación de Constantino, como emperador. No obstante,

Leon III la mandó destruir, siendo el primer acto iconoclasta de los emperadores, del que

se tiene constancia. Este, sustituyó la imagen de Cristo por una cruz y una inscripción que

explica esta acción. Hacia el año 787, se dice que la emperatriz Irene la Ateniense lo mandó

restaurar. No se sabe ciertamente si la emperatriz mandó quitar la cruz, pero en la

restauración del año 843 se tiene constancia de que aparecen en el mosaico tanto la cruz

como la representación de Cristo.

No obstante, hemos de recordar que la representación de la Cruz no siempre fue del

agrado de los iconoclastas, sino que se aferran a ella debido a su interés por realzar la

imagen de la cristiandad como la verdadera religión, en contra los pueblos bárbaros que

intentan conquistar el Imperio (como los otomanos) e implantar otra religión. A pesar de

13 MONTEIRA ARIAS, Inés (coord.). Historia del Arte de la Alta y la Plena Edad Media. Madrid: Editorial Universitaria Ramón Areces, 2014, p. 96- 100.

7

que la iconoclastia surge aquí acogiéndose al modelo musulmán y judío que también

rechazaba las imágenes por la idolatría que suscitaban. 14

Los emperadores iconoclastas aceptaban (y eran de su agrado) los temas representativos

relacionados con el hipódromo y con el teatro. También se encuentran entre los temas

preferidos de los iconoclastas, además del retrato del soberano, las victorias en las

guerras, los trofeos acumulados y las obras de urbanismo. Los emperadores iconoclastas

mandaban destruir las imágenes de Cristo, la Virgen y de los santos, pero por el contrario,

conservaban y retocaban las representaciones de plantas y animales. Desde el siglo VI, en

las iglesias había pinturas y mosaicos que imitaban el jardín del Paraíso, el tema más

antiguo de los iconoclastas con intención de aportar un significado religioso. Su intención

no era la de crear representaciones nuevas, sino eliminar las imágenes consideradas

idólatras, conservando y restaurando las temas no vinculados a la idolatría.15

Entre los años 780 y 815 hubo un periodo de ortodoxia, en el que tras el Concilio

Ecuménico del año 787, los emperadores Irene la Ateniense y Constantino VI se mostraron

respetuosos hacia los iconos, permitiendo su veneración, aunque no tuvieron tiempo de

crear nuevas representaciones iconódulas.16

El Triunfo de la Ortodoxia:

El Triunfo de la Ortodoxia tuvo lugar en el año 843, en el que con la nueva patriarca

Teodora, regente de su hijo Miguel III, se restablece el culto a las imágenes. Se celebró una

misa en Santa Sofía, donde se reinstalaron los iconos en sus sitios originales, trayéndolos

de vuelta desde las Blanquernas, lo que vino a ser el advenimiento renovado de los

iconos.17

Varios textos certifican que en el obispado de Santa Sofía, como en otros, se conservaban

los retratos, en mosaicos, de los titulares que iban pasando por la cátedra junto a los

apóstoles, privilegio relativo al de los emperadores. Durante momentos críticos como la

crisis iconoclasta, el titular podía eliminar el o los retratos de sus antecesores contrarios a

sus ideas, realizando una damnatio memoriae. No obstante, queda constancia de que

posteriormente a esos ataques, hubo restauraciones por parte de los titulares afines a los

que habían sido borrados de la cátedra.

Por encima de esos mosaicos, había otros con temas anti iconoclastas, como el mosaico en

el que aparece un emperador en prosquínesis ante Cristo entronizado, con dos medallones a

los lados en los que aparecen en uno la Virgen con el Niño y en el otro el arcángel San

Gabriel, a modo de Anunciación. El emperador es, casi con seguridad, León VI, quien apela

a Cristo y a la Virgen María, de vuelta al imperio, ahora que vuelve a ser ortodoxo (fig. 6).18

En el coro de Santa Sofía encontramos gran cantidad de mosaicos que fueron

redescubiertos y estudiados por el arqueólogo, fundador del Instituto Bizantino de

America, Thomas Whittemore. En el centro del ábside, en la concha, se encuentra la Virgen

entronizada con el Niño, en el arco que precede a la concha, en el lado derecho está San

14 GRABAR, André. La iconoclastia bizantina. Madrid: Akal arte y estética, 1998, p. 152- 155. 15 GRABAR, André. La iconoclastia bizantina. Madrid: Akal arte y estética, 1998, p. 181- 190. 16 Ibid., p. 196. 17 GRABAR, André. La iconoclastia bizantina. Madrid: Akal arte y estética, 1998, p. 214- 217. 18 Ibid, p. 255- 256.

8

Gabriel y en el izquierdo San Miguel, a modo de Anunciación. A lo largo del arco hay una

guirnalda y al lado una inscripción, que hace referencia a la destrucción de estas imágenes

por parte de algunos “herejes”. Todo el conjunto parece ser de la misma fecha,

coincidiendo con la de la restauración de la ortodoxia y el final de la iconoclastia, por lo

que dichos herejes eran los iconoclastas. La fecha de la restauración de estos mosaicos es

más difusa. Es casi seguro que hubieran sido restaurados después del Triunfo Ortodoxo, y

no durante el periodo iconódulo del 780 al 815, puesto que en el periodo iconoclastia

posterior se encargaron de destruir todo lo que los ortodoxos habían depuesto. Es posible

que la restauración de los mosaicos del coro se llevara a cabo justo al triunfar la ortodoxia,

pues se encuentran en un lugar privilegiado que es la catedral de la capital del Imperio, la

cual marca los cambios de mentalidad, siendo urgente su restauración. Además, dicha

inscripción, que marca la oposición destrucción- restauración, está colocada en un punto

de atención como es la entrada del coro.

Sobre los mosaicos hay un texto del siglo XIII, que escribió un peregrino llamado Antonio

de Novgorod, quien afirma que la restauración de estos se debe a un artista, de nombre

Lázaro. De él sabemos que fue un pintor de iconos que vivió bajo los reinados de los

iconoclastas, quienes le martirizaron. No obstante, al triunfar la ortodoxia se dedica a

restaurar iconos, y entre los años 843 y 855 pudo haber restaurado los mosaicos del coro

de Santa Sofía. Más tarde de esa fecha, según relatan los textos, no pudo haber participado

en la restauración, puesto que marchó a Roma al ser nombrado embajador de Miguel III. 19

19GRABAR, André. La iconoclastia bizantina. Madrid: Akal arte y estética, 1998, p. 284- 285.

9

El Saqueo de Constantinopla:

La Cruzada de 1202- 1204 no habría seguido su curso sin la figura de Alejo Angelos,

príncipe bizantino exiliado. Esto es, porque los cruzados necesitaban militares para

realizar su cometido, que era el de reconquistar Jerusalén. El príncipe Alejo ofreció

financiar y apoyar militarmente la causa, si a cambio los cruzados le ayudaban a conseguir

volver a gobernar Constantinopla, como Alejo III. Esto fue posible, pero se acrecentaron las

presiones, por lo que Alejo IV fue asesinado. Los cruzados, liderados por Enrico Dandolo,

aprovecharon el momento de convulsión para asediar y saquear Constantinopla,

regresando a sus casas descomulgados por el Papa Inocencio III por dejar de lado el

objetivo central para asediar a un país cristiano. También regresaron cargados de reliquias

para las que se construyeron iglesias.

El saqueo de Constantinopla fue uno de los mayores expolios de la Edad Media. Los

cruzados sacaron de Santa Sofía reliquias de la cristiandad de gran valor, entre otros, el

Pozo de la Samaritana, los restos de la Vera Cruz, la losa de mármol donde repuso el

cuerpo de Cristo al descender de la Cruz y las dos Santas Faces de Cristo que desde el siglo

X se conservaban en una capilla del Gran Palacio Imperial. Algunas de las reliquias se

encuentran hoy en la Basílica de San Marcos de Venecia, que cuenta con un numeroso

patrimonio artístico bizantino.20

Lo mismo que para toda la ciudad, para Santa Sofía este saqueo fue fatal, pues no se

recuperó nunca más. Sin embargo, durante dos siglos Santa Sofía fue el emblema del

imperio, que se iba reduciendo cada vez más, pero que influenciaba al mismo tiempo a sus

conquistadores con su incomparable cultura. De constituir el símbolo del Imperio

Bizantino, llegó a serlo de la conquista turca.

Durante el control de Constantinopla por parte de los cruzados, el imperio era latino, y por

lo tanto Santa Sofía era la catedral católica romana de la ciudad, desde 1204 hasta la

expulsión de los cruzados en el año 1261. Entonces, la catedral vuelve a ser ortodoxa. 21

20

JASPERT, Nikolas. Las Cruzadas. Valencia: PUV, 2010. 21

SANPAOLESI, Piero. “Santa Sofía en Constantinopla”. CATURLA, María Luisa (ed.), Forma y Color. Los grandes ciclos del arte. Granada: Albaicín- Sadea Editores, 1968.

10

3. Constantinopla dominada por los otomanos. La mezquita

En 1453 las tropas otomanas conquistan Constantinopla, muriendo en la batalla el último

emperador Constantino XI, poniendo fin al Imperio Bizantino, que había perdurado más de

mil años, y cambiando el nombre de Constantinopla por el de Estambul. Los otomanos

dominarán el Mediterráneo oriental hasta la Segunda Guerra Mundial.

El Imperio Bizantino fue, hasta el siglo XIII, la mayor potencia del Mediterráneo. Su cultura

y tradición artística alcanzó el territorio conquistado en Italia, destacando Venecia por la

cantidad de obras que llegaron después del saqueo de Constantinopla. También la Sicilia

Normanda donde llegan artistas y hoy en día se puede apreciar la gran influencia bizantina

en las iglesias de Palermo, Cefalú y Monreale. No obstante es de destacar la influencia que

legó a depositar en los países de la Europa Oriental, sobre todo en Rusia.

Mehmed Faith (el Conquistador) tomó la ciudad el 29 de mayo de 1453, siendo el

emperador, por entonces, Constantino XI. En Occidente, la conquista otomana de

Constantinopla tuvo importantes consecuencias. Las rutas comerciales hacia la India

tuvieron que cambiar de itinerario y en Rusia, Moscú se convierte en “la tercera Roma”,

donde se refugiaron algunos mandatarios bizantinos tras la conquista otomana. 22

El Imperio Otomano, con Mehmed (1453- 1481) empieza una “Edad de Oro”, que abarca

hasta la muerte de Solimán el Magnífico (1520- ca. 1560). A pesar del miedo occidental,

posiblemente el Imperio fue moderado. Esto se debe a que el pueblo no estaba obligado a

llevar una vida religiosa, sino únicamente a prometer fidelidad al sultán. Además no tenían

una conciencia étnica, adquiriendo formas culturales árabes, persas y turcas, bajo la

ortodoxia sunnita.

La cultura islámica se extiende también hacia Occidente, pues Mehmed consigue traer a la

corte a artistas como el pintor Gentile Bellini, quien hizo un retrato del sultán. También

Bayaceto II, quien hizo traer a Miguel Ángel para la construcción de un puente, aunque

finalmente no se construyó. Todo ello contribuyó a que Estambul fuera uno de los mayores

centros culturales del mundo. No obstante, se inicia un periodo de decadencia desde la

muerte de Solimán, que se verá aún más limitado con la presión de Rusia desde el siglo

XVIII hasta la Primera Guerra Mundial.23

Los turcos otomanos desarrollaron dos estilos artísticos muy diferentes. Por una parte,

desde la conquista hasta el siglo XVI encontramos un estilo que parte del arte bizantino;

por otra, a partir del año 1500 se crea un estilo islámico nuevo, que toma como modelo a

Santa Sofía. El arquitecto Sinán es el mejor representante del segundo estilo.

La influencia de la arquitectura bizantina, sobre todo de la primera Edad de Oro, como

Santa Sofía, se ve reflejada especialmente en el conjunto Süleimaniye (1550- 1557) del

arquitecto Sinán, más conocida como la Mezquita Azul.

Mehmed, después de la conquista, ordenó convertir la iglesia de Santa Sofía en mezquita.

Aunque hubo un cambio de culto, en un primer momento no se modificó el aspecto general

del edificio, y se debe al cuidado que los sultanes profesaban hacia el edificio, que este

22

PORRAS GIL, Concepción. Arte Islámico. Madrid: Creaciones Vincent Gabrielle, 2010, p. 158- 159. 23 Ibid., p. 158.

11

haya perdurado hasta la actualidad. No obstante, aunque los mosaicos bizantinos en un

principio se conservaron, más tarde las caras de los santos, apóstoles, y demás

figuraciones humanas se ocultaron bajo un caparazón metálico, ya que la religión

musulmana prohibía rezar bajo la mirada de representaciones humanas. La nueva

decoración consistía en medallones con inscripciones en caligrafía cúfica y nasjí que

relataban el Corán (fig. 7).

Arquitectónicamente, las mezquitas turcas conformaron un modelo, que se basaba en la

planta centralizada con cúpula como Santa Sofía, precedida por un pórtico, cuatro

alminares en cada esquina de la mezquita, biblioteca y una madrasa (escuela). Siguiendo

el estilo otomano para las mezquitas, para darle mayor sentido de mezquita a Ayasofya se

construyó un minarete en forma de lápiz en uno de los vértices de la mezquita,

edificándose tres más, posteriormente.24

Por otra parte, se tuvieron que reforzar los soportes de la cúpula con gran cantidad de

contrafuertes en el exterior.25 Con el paso del tiempo se empezó a transformar el edificio,

destruyéndose el pórtico, y por lo tanto el frontis original, junto a la escalinata por la que

se accedía al templo.26

En cuanto al baptisterio cristiano situado tras el atrio, ha salido a la luz con las recientes

restauraciones que fue utilizado en el siglo XVI como almacén y más tarde como mausoleo

para dos sultanes, que por haber sido destronados no se les brindó un enterramiento igual

de digno que a los demás.27

24

SCHUBERT, Eva (coord.). Descubrir el Arte islámico. Madrid: Museo sin Fronteras, 2007, p. 246- 251. 25

Ver: UNESCO. (2016). Zonas históricas de Estambul. Consultado el 23 de noviembre de 2016, desde: http://whc.unesco.org/include/popup_flash.cfm?file=/uploads/sites/altair4/sofia.swf&width=792&height=456 26 SANPAOLESI, Piero. “Santa Sofía en Constantinopla”. CATURLA, María Luisa (ed.), Forma y Color. Los grandes ciclos del arte. Granada: Albaicín- Sadea Editores, 1968. 27 LÓPEZ ARANGÜEÑA, Blanca. “Santa Sofía recupera el esplendor”. El País, Madrid, 27- 12- 2010, p. 36.

12

4. Estado actual de Santa Sofía

El declive del Imperio Otomano comenzó en el siglo XVIII, acrecentándose hasta su

desaparición en el año 1923. Entre las causas de la caída del Imperio, se encuentran las

asperezas entre los poderosos, la incapacidad del sistema otomano medieval para

adaptarse a los avances económicos e industriales occidentales, y el avance territorial de

los países europeos, además de la Guerra de Independencia que se llevó a cabo por los

estados miembro del Imperio, destacando el caso de Grecia. No obstante, fue ya a partir

del siglo XIX cuando el Imperio Otomano empezó a sentir la influencia cultural occidental.

En el año 1923 el Imperio Otomano cae ante la dominación turca, creándose entonces la

República de Turquía.28

Unas de las primeras medidas fueron, por una parte la proclamación de Ankara como

nueva capital, y por otra el proceso de reducción del poder que tenía la religión sobre la

sociedad y la política, dejando de ser el islam la religión oficial de Turquía.29 En el año1931

la mezquita se cerró al público como lugar de culto, y en el 1935 pasa a tener función de

museo.

Hace siglo y medio se intentaron recuperar los mosaicos, pero la restauración no fue

sometida de forma correcta, ya que se llevó a cabo sin documentación ni conocimiento

científico, lo que llevó a la destrucción (voluntaria o no) de los mosaicos.30 Fue ya en julio

de 1991 cuando la UNESCO decidió restaurar los mosaicos de la cúpula. Un año después se

realizaron estudios analíticos sobre los materiales y estructuras de la cúpula, para una

mejor conservación.31

En el año 1992 la UNESCO declaró Santa Sofía Patrimonio Histórico de la Humanidad,

como también el resto del barrio histórico de Estambul. El valor del barrio histórico de

Estambul es excepcional y singular, pues ha estado en continuo cambio durante dos mil

años, pasando por manos bizantinas, católicas y otomanas, siendo plausible la gran

diversidad de monumentos artísticos. Estos, además, son obras destacadas en cada uno de

los periodos, como lo es Santa Sofía del arte Bizantino y la mezquita Süleymaniye del arte

otomano. También es destacado que dichas obras influyeron artísticamente tanto en

Oriente como en Occidente.

La UNESCO decidió tomar parte en el asunto del estado vulnerable del barrio histórico de

Estambul, en el que se encuentra Santa Sofía, ya que la contaminación, la superpoblación

de la ciudad y los planes urbanísticos descontrolados, estaban amenazando. Para ello, la

gestión para la conservación de los monumentos histórico-artísticos intenta encontrar un

equilibrio entre el progreso de la ciudad y la conservación del patrimonio cultural y

28

JARAMILLO JASSIR, Mauricio; GUERRERO TURBAY, Marcela. “Estado del arte. Turquía: política e identidad en transformación”. Analecta Política, núm. 7, vol. 4, 2014, p. 253- 255. 29 Ibid., p. 260. 30 SANPAOLESI, Piero. “Santa Sofía en Constantinopla”. CATURLA, María Luisa (ed.), Forma y Color. Los grandes ciclos del arte. Granada: Albaicín- Sadea Editores, 1968. 31 UNESCO. (2016). Asistencia: Zonas históricas de Estambul. Consultado el 23 de noviembre de 2016, desde: http://whc.unesco.org/en/list/356/assistance/

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natural. Por ello se proporcionó un plan para que la regeneración urbana y turística

respete el valor excepcional del barrio histórico.32

Gracias a la apreciación de la UNESCO sobre la importancia de preservar el patrimonio de

Estambul, en 1994 se compra material y se buscan expertos internacionales para la

restauración de los mosaicos de Santa Sofía, comenzando la restauración el 9 de julio de

ese mismo año. Concluidos los trabajos, el 5 de marzo de 1999 se aprueba la exposición de

Hagia Sophia al público. No obstante, el 17 de agosto del mismo año hubo un terremoto

que dañó los mosaicos, siendo necesaria otra intervención en julio del año 2000.33

La restauración del templo concluyó el 13 de diciembre de 2010, día en el que volvió a

abrir sus puertas. Los mosaicos de la cúpula estaban totalmente restaurados, al igual que

el atrio y el baptisterio, que había permanecido cerrado durante tiempo. Se aceleró el

proceso entre los años 2008 y 2010, ya que en 2010 Estambul fue la Capital Cultural

Europea.

En cuanto a los mosaicos, es de destacar que tuvieron que destapar las caras de los

apóstoles, santos y de los serafines alados situados en las cuatro pechinas bajo la cúpula

central. Pero no solo se han restaurado los mosaicos de la cúpula, sino que han sido un

total de 600 metros de mosaicos los que han sido tratados durante estos años. Tampoco

podemos olvidar la restauración de las caligrafías islámicas de los medallones y las que

recorren los muros, que tuvieron que ser tratadas in situ, pues no cabían por la puerta,

hecho que desvela que en origen fueron reproducidas directamente en el templo. También

fueron limpiadas las fachadas y reforzadas las cúpulas con plomo, anticipándose a otro

posible desastre meteorológico. 34

En el 2011 se abrió la biblioteca del sultán Mahmud I y la restauración de los techos de la

galería superior de Santa Sofía, que en el siglo XIX habían sido recubiertos con una capa de

pintura, con intención de proteger los mosaicos. Así mismo, también se abrieron al público

el baptisterio y el atrio, que se sitúan al lado del templo. Aquí es destacada la importancia

del hallazgo excepcional de una pila bautismal cristiana, del siglo VI, tallada en un solo

bloque de mármol. No obstante, como ya hemos mencionado anteriormente, el baptisterio

en época otomana se utilizó como mausoleo.35

32 UNESCO. (2016). Descripción: Zonas históricas de Estambul. Consultado el 23 de noviembre de 2016, desde: http://whc.unesco.org/en/list/356/ 33 UNESCO. (2016). Asistencia: Zonas históricas de Estambul. Consultado el 23 de noviembre de 2016, desde: http://whc.unesco.org/en/list/356/assistance/ 34 MOURENZA, Andrés. “Culminan la restauración de Santa Sofía tras casi dos décadas: Turquía, Santa Sofía (crónica)”. EFE News Services, Por Quest, 2010. 35 LÓPEZ ARANGÜEÑA, Blanca. “Santa Sofía recupera el esplendor”. El País, Pro Quest, 2010, p. 36.

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5. Conclusión

Santa Sofía, desde su primera construcción tuvo la función de expresar el esplendor de una

civilización. Desde entonces, esta finalidad no ha variado, ya que, incluso durante la

ocupación otomana fue considerada un símbolo del Imperio Bizantino. Ejemplo de este

prestigio es que se tomara como modelo para iglesias y mezquitas posteriores, como

hemos señalado anteriormente.

Podemos concluir que tras terremotos, incendios, y otro tipo de actuaciones como el

saqueo por parte de los católicos o la conversión en mezquita, es un hecho inédito el que el

templo haya perdurado hasta nuestros días, pues la UNESCO no tomó parte en la

protección del edificio hasta bien entrado el siglo XX.

Tampoco podemos dejar de mencionar los cambios de mentalidad de la sociedad desde

época bizantina hasta la contemporaneidad, que podrían haber sido la causa de la

destrucción del edificio. Esto es, por lo que representaba o por mera discrepancia hacia la

necesidad de conservarlo; como también por la complejidad de la posición geográfica y

socio política de Turquía, entre Oriente y Occidente, que ha sido y sigue siendo un tema

controvertido.

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6. Ilustraciones

Fig. 1. Santa Sofía de Constantinopla. Interior.36

Fig. 2. Vista exterior. Basílica de Santa Sofía de Constantinopla.37

36

UNESCO. (2016). Áreas históricas de Estambul. Consultado el 23 de noviembre de 2016, desde: http://whc.unesco.org/?cid=31&l=en&id_site=356&gallery=1&index=37&maxrows=12 37

Rincón del pasado. (2016). La primera Edad de Oro de Justiniano. Consultado el 18 de noviembre de 2016, desde: https://rincondelpasado.wordpress.com/2016/02/04/la-primera-edad-de-oro-de-justiniano/

16

.

Fig. 3. Salterio Chludov. Icono.38

Fig. 4. Virgen entronizada con el Niño.

Mosaico, Santa Sofía de Constantinopla.

Mosaico, ábside.39

38

Estudiando lo artístico. (2013). Salterio Chludov. Consultado el 23 de noviembre de 2016, desde: https://estudiandoloartistico.wordpress.com/999835_475287452554512_231575314_n/ 39

Pinterest. (2016). Icono Bizantino. Consultado el 18 de noviembre de 2016, desde: https://es.pinterest.com/lauraayalarojas/icono-bizantino-byzantine-icons/

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Fig. 5. Constantino IX Monómaco y la emperatriz Zoe Porfirogéneta junto a Cristo. Mosaico.

Santa Sofía de Constantinopla. 40

Fig. 6. León VI en prosquinesis ante Cristo entronizado. Mosaico. Santa Sofía de

Constantinopla.41

40

Wikipedia. (2016). Constantino IX. Consultado el 18 de noviembre de 2016, desde: https://es.wikipedia.org/wiki/Constantino_IX#/media/File:Empress_Zoe_mosaic_Hagia_Sophia.jpg 41

Pinterest. (2016). Cristo sentado. Consultado el 19 de noviembre de 2016, desde: https://es.pinterest.com/pin/359725088957583638/

18

Fig. 7. Medallones con inscripciones árabes, Santa Sofía. Interior.42

42

UNESCO. (2016). Galería: Áreas históricas de Estambul. Consultado el 23 de noviembre de 2016, desde: http://whc.unesco.org/?cid=31&l=en&id_site=356&gallery=1&index=25&maxrows=12

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7. BIBLIOGRAFÍA

- SANPAOLESI, Piero. “Santa Sofía en Constantinopla”. CATURLA, María Luisa (ed.),

Forma y Color. Los grandes ciclos del arte. Granada: Albaicín- Sadea Editores, 1968.

- MACARRÓN MIGUEL, Ana Mª. Historia de la conservación y la restauración: desde la

Antigüedad hasta el siglo XX. Madrid: Tecnos, 2013.

- MONTEIRA ARIAS, Inés (coord.). Historia del Arte de la Alta y la Plena Edad Media.

Madrid: Editorial Universitaria Ramón Areces, 2014.

- JASPERT, Nikolas. Las Cruzadas. Valencia: PUV, 2010.

- PORRAS GIL, Concepción. Arte Islámico. Madrid: Creaciones Vincent Gabrielle,

2010.

- GRABAR, André. La iconoclastia bizantina. Madrid: Akal arte y estética, 1998.

- SCHUBERT, Eva (coord.). Descubrir el Arte islámico. Madrid: Museo sin Fronteras,

2007.

Webgrafía:

- JARAMILLO JASSIR, Mauricio; GUERRERO TURBAY, Marcela. “Estado del arte.

Turquía. Política e identidad en transformación”. Analecta Política, núm. 7, vol. 4,

2014, p. 249- 273. (Consultado el 18 de noviembre de 2016). Disponible en:

http://search.proquest.com/docview/1667366424?pq-origsite=summon

- MOURENZA, Andrés. “Culminan la restauración de Santa Sofía tras casi dos

décadas: Turquía, Santa Sofía (crónica)”. EFE News Services, Por Quest, 2010.

(Consultado el 20 de noviembre de 2016). Disponible en:

http://search.proquest.com/docview/817284077?pq-origsite=summon

- LÓPEZ ARANGÜEÑA, Blanca. “Santa Sofía recupera el esplendor”. El País, Pro Quest,

2010, p. 36. (Consultado el 22 de noviembre de 2016). Disponible en:

http://search.proquest.com/docview/821176032?pq-origsite=summon

- UNESCO. (2016). Asistencia: Zonas históricas de Estambul. Consultado el 23 de

noviembre de 2016, desde: http://whc.unesco.org/en/list/356/assistance/

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2016, desde:

http://whc.unesco.org/include/popup_flash.cfm?file=/uploads/sites/altair4/sofia

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