Sandro Botticelli Simbología

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Conocimiento Interior 1

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    CONTENIDO

    4 SABIDURA

    12 MS ALL DE LOS SENTIDOS LA VISIN INTERIOR TAO TE CHING

    28 BOTTICELLI EL DESARROLLO DEL ALMA

    48 MAAT LA ARMONA UNIVERSAL

    64 EL CONOCIMIENTO DE UNO MISMO KRISHNAMURTI

    74 UN CUENTO DE RUMI EL LORO

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    Un necio consciente de su necedad es por tal razn un hombre sabio,

    pero el necio que se considera sabio

    es verdaderamente merecedor de tal calificativo

    (Dhammapada)

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    asta Scrates lleg la noticia de que el orculo de Delfos, a travs de

    su pitonisa, le haba sealado a l, un humilde filsofo que imparta sus

    enseanzas en el gora de Atenas, como el ms sabio de entre los hom-

    bres. Scrates se sorprendi. l conoca a ciudadanos atenienses con fa-

    ma de ser autnticos sabios, y se pregunt a s mismo: Qu quiere decir

    el dios ? Qu sentido ocultan estas palabras? Saba bien que no albergaba

    semejante sabidura e indudablemente el gran dios Apolo, el seor de la

    Luz, deba saberlo mejor que l.

    DELFOS

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    El orculo de Delfos jams haba dado un mensaje errneo, pero la interpre-

    tacin que los hombres hacan de su mensaje no siempre era la acertada. S-

    crates procuraba encontrar en su interior la respuesta a aquel enigma que le

    afectaba directamente.

    Qu sentido tiene declararme a m el ms sabio de los hombres? Para desen-

    traar el misterio se propuso hacer una prueba. Tratando de encontrar argu-

    mentos para rebatir al orculo y demostrarle que existan hombres ms sabios

    que l, se dirigi en primer lugar a la casa de un afamado poltico que pasaba

    por ser uno de los ms sabios de la ciudad de Atenas. Convers largo rato con

    l y lleg a la conclusin de que todo el mundo le crea sabio y que l mismo se

    tena por tal, sin embargo, en realidad no lo era. Despus de este descubri-

    miento Scrates se esforz por hacerle ver que de ninguna manera era lo que l

    crea ser, lo que le vali la enemistad del poltico y de sus amigos. Despus de

    este suceso Scrates reflexion y se dio cuenta de que l era ms sabio que ese

    hombre, no porque supiera ms, ya que el nivel de conocimiento de ambos era

    mediocre, pero entre los dos haba una gran diferencia: el poltico crea saber,

    aunque no saba nada y Scrates, an no sabiendo nada, crea no saber. Por es-

    ta razn lleg a la conclusin de que era un poco ms sabio que aqul hombre,

    ninguno de los dos saba, pero por lo menos, l no viva auto engaado creyen-

    do saber lo que no saba.

    De ah, Scrates fue a casa de otro que se tena por ms sabio que el ante-

    rior obteniendo el mismo resultado. As fue de puerta en puerta conversando

    con poetas, artistas, hombres de fama y prestigio, con todos aquellos que go-

    zaban de una buena reputacin en los distintos campos de la sociedad y el fruto

    que sac de sus indagaciones fue que todos aquellos que pasaban por ser los

    ms sabios, en realidad no lo eran en absoluto, sino que vivan en la ignorancia

    de su propio desconocimiento. Algunos de ellos eran muy hbiles en su arte,

    pero muy ignorantes de s mismos. Entonces comprendi el mensaje del orcu-

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    lo: la sabidura no consiste en saber mucho acerca de algo, sino en ser cons-

    ciente de la propia ignorancia.

    Este episodio de la vida de Scrates, el gran filsofo del siglo V a.C., viene

    recogido en la obra de su discpulo, Platn, titulada Apologa de Scrates que

    consiste en el discurso de Scrates en su propia defensa ante los jueces que le

    condenaran a muerte. Scrates dedic su vida a ayudar a otros a que descu-

    brieran su propia ignorancia y colocarse as un peldao ms alto en la escala de

    la sabidura. Recorra las calles de Atenas hablando e interrogando a los jve-

    nes y hacindoles llegar al conocimiento por s mismos, no a travs de lo que

    aprendan, sino por medio de lo que descubran en su interior. Nunca cobr por

    sus enseanzas y, se dice, que no aceptaba regalos. Viva de forma bastante

    austera con una pequea renta que tena. Se dejaba llevar por una voz interior

    que llamaba daimon que le avisaba cuando iba a actuar de forma equivoca-

    da. Scrates no dej nada escrito, no escriba. Su enseanza era oral, espont-

    nea y adaptada a cada momento, persona y situacin. Lo que sabemos de l

    mismo y de su enseanza nos ha sido legado por sus contemporneos y discpu-

    los, principalmente por Platn.

    La base de la enseanza socrtica es vlida en nuestra poca; constituye uno

    de esos escasos ejemplos en la historia de la humanidad que trascienden la

    temporalidad porque conectan con lo eterno. El ms preciado tesoro es cono-

    cerse a s mismo, descubrir la autntica identidad que duerme en el interior de

    cada ser humano y abandonar creencias, prejuicios y conceptos que nos hacen

    creer ser lo que no somos. Este descubrimiento es personal. No se aprende ni

    se adquiere aplicando tcnicas, sino mediante el desarrollo de la capacidad de

    introspeccin que conduce al auto-descubrimiento.

    Cada persona viene a este mundo con esa capacidad y la posibilidad de des-

    arrollarla. Segn el Taosmo, la energa del Tao, de donde todo procede, se en-

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    cuentra en cada criatura. La acomodacin de cada ser vivo al Tao lo llaman

    Te o virtud. Esta energa interna, que puede ser descubierta y vivida, lleva

    en s misma la sabidura del retorno al Tao y el desarrollo de todas sus capaci-

    dades. En Occidente, Platn mantuvo que conocer no es adquirir un nuevo

    conocimiento, sino recordar aquello que profundamente ya somos y ya sabemos

    pero que duerme oculto en nuestro interior. Se estaba refiriendo al conoci-

    miento del alma que sta olvid cuando qued limitada por el cuerpo fsico. A

    esto lo llam reminiscencia (en griego anamnisis). Su maestro, Scrates,

    hablaba de dos tipos de conocimiento: el de los sentidos y el del alma. El pri-

    mero limitado y defectuoso, construido en base a las impresiones y datos que

    los sentidos fsicos nos proporcionan y que son procesados por el cerebro para

    construir "la realidad". El segundo, ilimitado y profundo, no sometido a los sen-

    tidos ni a la lgica, trasciende el conocimiento intelectual ampliando y enri-

    queciendo nuestro mundo; es el campo de accin de la intuicin. Este tipo de

    conocimiento florece y se desarrolla cuando nos liberamos de los lmites sen-

    suales, fundamentalmente durante los estados meditativos y las experiencias

    surgidas de la activacin del principio consciente.

    Por su parte en Oriente, el budismo mantuvo y mantiene que cada persona

    ya es en esencia un buda y es absurdo buscar llegar a ser lo que ya se es. La

    realizacin personal consiste en rescatar la propia naturaleza bdica. Esta

    realidad esencial o mente bdica permite afrontar todo tipo de situaciones

    de un modo espontneo y eficaz.

    Estos son solamente ejemplos de una concepcin que es universal y viene a

    decirnos que no hay nada que aprender que no est dentro de nosotros. En pa-

    labras de Confucio: Lo que quiere, el sabio lo busca en s mismo; el ignorante

    en los dems. Esta es la razn por la cual todas las tradiciones espirituales

    animan a la introspeccin y han transmitido tcnicas para el conocimiento de s

    mismo como medio para alcanzar la sabidura.

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    Si nos planteramos en qu medida el individuo, cada uno de nosotros, bus-

    camos dentro lo que nos falta, o pensamos que nos falta, la conclusin sera

    decepcionante. La realidad es que la inmensa mayora de los seres humanos

    tenemos la certeza de que nuestras carencias solamente pueden ser satisfechas

    mediante cambios externos. Y esperamos ansiosamente que eso que llamamos

    mundo exterior nos d la solucin a nuestros problemas materiales, profesio-

    nales, familiares, sociales e incluso emocionales. Este es el grave error del

    hombre moderno. Le falta confianza en su propio poder. De tanto repetirnos

    que la felicidad es el resultado de la acumulacin de bienes de consumo; a

    fuerza de insistirnos en que el progreso de todo tipo se basa en el constante es-

    fuerzo por conseguir lo que no tenemos, hemos llegado a creer que lo que vi-

    vimos no depende de lo que somos y que, al contrario, lo que cada uno es de-

    pende de sus condiciones de vida. Nos hemos olvidado por completo de que to-

    do lo que nos rodea es solamente un reflejo de nuestro mundo interno. La con-

    secuencia es que se nos hemos dejado arrebatar el poder de manejar nuestra

    vida y la malgastamos derrochando cantidad ingente de energa en objetivos

    banales mientras la sensacin de insatisfaccin se afianza y se fortalece.

    Hemos renunciado al poder de transformacin que mora en nuestro interior. No

    confiamos en l. Preferimos creer que la plenitud y la felicidad son solamente

    esos fugaces instantes de placer o alegra que nos proporcionan los logros ma-

    teriales. De poco ha servido que las profundas enseanzas espirituales de todas

    las pocas nos repitan el mismo mensaje que un da se encontraba grabado en

    el santuario de Delfos: "Concete a t mismo".

    Por qu ese conocimiento resulta tan importante? Por qu se ha convertido

    en la base del desarrollo espiritual? La respuesta es porque nos otorga un papel

    protagonista en la transformacin del mundo. Somos en general muy poco

    conscientes de este poder. Vivimos aferrados a la creencia de que la mayora

    de lo que nos rodea nos viene impuesto, no depende de nosotros, no tenemos

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    acceso a los instrumentos que permitiran modificarlo. Quizs haya llegado el

    momento de cambiar radicalmente el modelo del mundo en el que creemos: La

    seguridad ficticia de que nosotros y lo que nos rodea es algo diferente y sepa-

    rado, que nada o casi nada depende de nosotros, sino que nos es impuesto por

    poderes ajenos e inalcanzables y que sufrir o ser feliz es solamente cuestin de

    mala o buena suerte. Este cambio no es automtico, requiere la aplicacin de

    la sabidura que nace del propio autoconocimiento. Este saber propio conduce

    a una visin del mundo muy diferente a la habitual. Se deja de criticar y recha-

    zar aquello que nos causa disgusto, inquietud o sufrimiento y se empieza a re-

    conocer que se trata solamente de un espejo en el que nos miramos. Cuando la

    mirada se dirige hacia el mundo interior para encontrar dentro lo que vivimos

    fuera, se opera la autntica transformacin del mundo porque se comprende el

    autntico camino del cambio. As el individuo se coloca en una posicin que le

    permite transformar todo lo existente dejando atrs las limitaciones impuestas

    por un sistema de creencias caduco y petrificado. Se empieza a corroborar el

    hecho de que solamente encontraremos en la vida aquello que llevamos dentro

    y que en nosotros est la capacidad de transformarlo.

    Lo que buscamos fuera de nosotros mismos, lo tenemos oculto en nuestro in-

    terior. Ah debe buscarse porque ah se encuentra la fuente de la sabidura, en

    la toma de conciencia de nuestra propia ignorancia.

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    El Tao es la va para encontrar y practicar un modo de vida ms pleno y libre.

    La enseanza del Tao Te Ching es comn con todas las enseanzas dirigidas al

    ser humano y que han sido transmitidas por las tradiciones espirituales durante

    la historia de la humanidad. Sin embargo, la formulacin del Tao Te Ching tie-

    ne algo especialmente valioso: es directa, inmediata, sin adornos ni dialctica

    innecesaria. Tambin es muy exigente porque la comprensin de su mensaje ha

    de hacerse desde una profundidad de conciencia que no es el estado habitual y

    cotidiano en que el ser humano medio se encuentra. Exige la conexin con el

    espacio interior donde no hay aparentemente nada, retirarnos del mundo

    sensorial y empezar a captar otra realidad por medio de una facultad que ha

    sido llamada visin interior. Es un espacio fuera del espacio de donde todo

    procede y que no siendo nada lo contiene todo. Una dimensin sin forma ni co-

    lor que no puede ser captada por los sentidos fsicos pero que durante ms de

    2.000 aos ha sido fuente de inspiracin para artistas, innovadores y buscado-

    res espirituales.

    Al mirarlo no lo vemos pues es invisible.

    Al escucharlo no lo omos, pues es inaudible.

    Al palparlo no lo sentimos, pues es impalpable.

    Estas tres cualidades invisible, inaudible, impalpable-

    juntas forman el Uno.

    En el Uno lo superior no deslumbra,

    lo inferior no es oscuro.

    Lo insondable es un flujo permanente

    que no admite nombre.

    Siempre retorna al no ser.

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    Es la forma sin forma, la imagen de lo inmaterial,

    inaccesible para la imaginacin.

    Al mirarlo de frente, no vemos su rostro,

    al seguirlo, no vemos su espalda

    .

    Si para dominar la existencia de hoy

    te adhieres al Tao de los antiguos,

    podrs conocer el remoto origen.

    Es el hilo ininterrumpido del Tao.

    (Cap. 14 Tao Te Ching)

    En Wen-tzu se transmite la misma enseanza:

    Lao Tse dijo:

    La sustancia del Camino es no ser: no puedes ver su forma cuando la miras,

    no puedes or su sonido cuando la escuchas. A esto se llama lo misterioso des-

    conocido. Lo"misterioso desconocido es una manera de hablar acerca del

    Camino, no es el Camino en s mismo (Wen-tzu).

    Para tratar de transmitir como podemos enlazar con este mundo profundo,

    Chuang Tse nos habla del ayuno del corazn (hsin chai) un trmino con el que

    designa la purificacin del corazn que posibilita experimentar el Tao:

    Unifica tu voluntad. No escuches ms con los odos, sino con el corazn. No

    escuches ms con el corazn, sino con el chi. Pues la audicin tiene su limita-

    cin en los odos; el corazn (entendido como conciencia) est limitado por su

    acomodacin (a determinados objetos externos); pero el chi capta por el Va-

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    co. Y el Tao reside en el vaco. Este vaco se alcanza por la abstinencia del co-

    razn

    La sabidura del Tao nos dice que hay otra forma de conocer, ms profunda,

    ms consciente, ms silenciosa, que la habitual. Mientras nuestro mundo

    venga delimitado por la experiencia sensorial y se reduzca a los datos que nos

    proporcionan los cinco sentidos fsicos; mientras los lmites de nuestra realidad

    sean los creados y mantenidos por una mente repleta de conceptos, ideas y

    creencias pero sin contacto alguno con lo esencial; mientras consideremos que

    conocer es adquirir ms conocimiento para almacenar y elaborar en la

    memoria muerta, que slo sabe de datos y no de experiencias; mientras esta

    sea la base de nuestra forma de vivir, nos mantendremos en estados de con-

    ciencia incipientes.

    Sin embargo, existe otro conocimiento que no es conocimiento, sino sabidu-

    ra, pertenece a la dimensin vertical y alcanza una comprensin ms elevada

    porque conduce a lo que es. No nos llevar a saber todo acerca de algo,

    sino a penetrar en la profundidad para contactar con lo que est ms all de

    las formas, los sentidos y la mente cotidiana. Esta es la sabidura del Tao a la

    que se accede mediante el control de los sentidos y la superacin de los lmites

    de la conciencia condicionada por una estrecha forma de captar la realidad, y,

    en consecuencia, de construirla.

    Lo importante es la visin interior. Legendarios maestros son recordados co-

    mo invidentes, aludiendo a que la autntica capacidad de ver no reside en

    nuestros ojos fsicos. Por el contrario, los sentidos fsicos pueden llegar a nu-

    blar la visin.

    Los captulos 12 y 35 del Tao Te Ching recogen el tema de cmo los sentidos

    fsicos pueden ser obstculos y lmites en la va hacia el despertar debido al

    efecto pernicioso que produce la identificacin con el mundo sensorial. Para

    ser ms exactos habra que decir que el obstculo no reside en los sentidos, si-

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    no ms bien en ser arrastrados por sus percepciones hasta el punto de perder la

    conciencia del momento presente en toda su profundidad.

    Los cinco colores nublan la visin.

    Las cinco notas aturden el odo.

    Los cinco sabores arruinan el paladar.

    La prisa y la ambicin arrebatan el corazn.

    Los objetos preciosos perturban la conducta

    (Cap. 12 Tao Te Ching)

    Si eres fiel a la esencia original

    el mundo acudir a ti

    en busca de paz y serenidad.

    Msica y buena comida,

    hacen que el caminante se detenga.

    Pero el verdadero Tao

    es inspido, no tiene sabor.

    Se mira, y no se puede ver.

    Se escucha, y no se puede or.

    Se utiliza, y no se puede agotar.

    (Cap. 35 Tao Te Ching)

    Hay un mundo subyacente a la realidad de los sentidos y el Tao Te Ching nos

    insta a buscarlo y encontrarlo, a ir ms all de la superficie y las apariencias

    para hallar la esencia original. Uno de los principales obstculos que hallaremos

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    en este intento de expandir la conciencia y alimentar el alma es la constante

    identificacin con lo fsico, con los sentidos y con las imposiciones del ego

    que nos llevan a ser dominados por los deseos.

    El Tao no preconiza el no mirar a nuestro alrededor, no admirar y sentir la

    belleza de una flor, la meloda de una msica, o el delicioso sabor de un ali-

    mento. No consiste en volverse sordo, ciego e insensible. De lo que realmente

    se trata es de no dejarse aprisionar por este tipo de impresiones, de no identi-

    ficarse con ellas, de sentirlas y captarlas sabiendo que slo son una nfima par-

    te de la gran realidad; siendo conscientes de que esos otros mundos estn en

    nuestro interior y no podemos acceder a ellos a travs de las impresiones pro-

    porcionadas por los sentidos fsicos. Sabiendo que para entrar en la esfera ms

    all del color y del sabor se requiere de la mirada interior, de la profundizacin

    en uno mismo hasta llegar a un estado meditativo caracterizado por el silencio.

    En definitiva, es un vivir el mundo fsico desde la profundidad de la concien-

    cia. Esta forma de comprensin no rechaza los sentidos y las impresiones que

    nos aportan, ello sera un error porque tambin en las formas est el Tao. La

    forma de comunicacin comprensiva es la integracin, mediante la toma de

    conciencia de esos mundos que tambin se expresan a travs del fsico.

    Es conveniente reflexionar sobre el hecho de que la gama de vibraciones p-

    ticas, acsticas, tctiles etc. es un mnimo fragmento de lo real. Los sentidos,

    como rganos fsicos, son tiles en la dimensin fsica, en el mundo tridimen-

    sional; si se quiere penetrar en lo que est ms all de lo fsico pierden toda su

    utilidad y se convierten en obstculos. Conocemos muy bien que no slo vivi-

    mos en lo material y que poseemos un mundo de energas tan real como lo

    que llamamos fsico. Esperanzas, inquietudes, sospechas, simpata, incertidum-

    bre, ansiedad, amor, comprensin, alegra, etc., nada de ello es captado a tra-

    vs de los sentidos fsicos; sentimientos y emociones son energas que flotan y

    se sumergen en un mbito al que los sentidos fsicos tienen negado el acceso;

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    no se pesan, ni se miden, no tienen color ni sabor, no se localizan en el espa-

    cio. Cuando deseamos expresar este tipo de estados energticos en el nivel

    material, inevitablemente, tenemos que utilizar el lenguaje simblico. Los

    smbolos son el puente entre lo que percibimos como exterior y nuestro mundo

    interno que abarca un sinfn de peldaos, desde lo psicolgico unido fielmente

    a lo corporal hasta lo espiritual que participa de las esferas de luz pura.

    Hemos aprendido a utilizar, por ejemplo, medios audiovisuales para generar

    emociones o a buscar impresiones que consideramos bellas y agradables para

    generar estados ms deseables. Pero el smbolo no es la emocin que produce o

    induce. El smbolo no es la realidad a la que se refiere. sta se encuentra en

    los mundos sutiles e inmateriales.

    Si anhelamos llegar a captar la inmensidad sin lmites, aquellas dimensiones

    donde lo material es generado, tenemos que abstraernos de los sentidos y po-

    tenciar la capacidad de penetracin de la conciencia para vivir de forma nte-

    gra desde adentro captando lo no aparente. Esta forma de vivir supone tran-

    sitar el camino contenido en el antiguo compendio de sabidura taosta conoci-

    do como I Ching que conduce desde el hombre terrenal al hombre superior

    como escaln intermedio para, desde l, acceder al hombre celestial.

    En este aprendizaje no slo se debe superar los sentidos, sino tambin la

    mente dual. Hay que recorrer la denominada va del medio, trascender los

    opuestos, elevarse por encima del juicio constante que encierra afirmacin o

    negacin, de la crtica y la clasificacin, y, en definitiva, por medio del des-

    apego colocarnos por encima de todo aquello que consideramos falsamente

    importante.

    Desde la va del medio, el ser humano, usando la terminologa del I Ching,

    tiene un pie en la tierra y otro en el cielo. Su visin interna se ha potenciado

    porque es capaz de percibir la realidad oculta en las apariencias. Ya no es un

    sujeto perdido en el bosque de la vida porque conoce el sentido oculto de lo

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    que vive y de lo que es. Su visin interior se ha despertado y est colocado en

    la condicin adecuada que le permite encarnar al hombre celeste, aquel que es

    uno con el Tao.

    En el captulo 25 del Tao Te Ching vienen recogidas las leyes que rigen los

    distintos niveles del universo:

    El Tao es grande.

    El Cielo es grande.

    La Tierra es grande.

    El monarca (el hombre) tambin es grande.

    Hay cuatro grandes cosas en el universo

    y el hombre es una de ellas.

    El hombre sigue las leyes de la tierra.

    La tierra sigue las leyes del cielo.

    El cielo sigue las leyes del Tao.

    El Tao sigue a su propia naturaleza

    As se plasma la armona universal. Estos son los cuatro grandes principios

    que rigen el orden csmico. Cuando alguno de estos principios se vulnera apa-

    recen los conflictos y las contradicciones. El Tao Te Ching recoge de este modo

    conciso y directo la realidad de que el ser humano es un reflejo del Tao, y las

    leyes que nos rigen en lo humano son un reflejo de las leyes csmicas.

    El inicio del camino hacia la espiritualidad es el hombre terrestre, aqul que

    vive y acta en los lmites de la personalidad puramente humana y que gene-

    ralmente lo hace de forma inconsciente porque desconoce la causa de lo que

    vive y el para qu de su vida. Es en este mbito de la vida cotidiana donde

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    pueden empezar a aplicarse los principios y valores del Tao. Se comienza a vis-

    lumbrar y a tomar conciencia de que existe una energa que todo lo nutre y que

    constituye nuestro cuerpo fsico, teje nuestras emociones y da vida a los pen-

    samientos. Se manifiesta tanto en el ser humano como en todo lo que le rodea.

    Este aprendizaje, por s mismo, conlleva una transformacin profunda en la

    forma de vivir y en la concepcin del universo.

    Cuando la existencia se desarrolla entre el apego constante a objetos, mate-

    riales o inmateriales, y el miedo a perderlos, la energa vital, llamada chi en

    la tradicin taosta, que de forma natural fluye y se expande, se ve obstruida,

    obstaculizada y desperdiciada, y la unin con el Tao se torna imposible.

    El captulo 56 del Tao Te Ching nos dice:

    El que sabe no habla,

    el que no sabe habla.

    Conserva tu boca cerrada,

    Cuida tus sentidos (puertas),

    atena los contrastes,

    simplifica tus problemas,

    suaviza tus formas.

    Hazte humilde como el polvo.

    En eso consiste la misteriosa unin con el Tao.

    El que ha llegado a este estado,

    no hace diferencias entre prximos y extraos,

    entre suerte y desdicha

    entre honor y humillacin.

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    sta por tanto, es la suprema nobleza del hombre.

    Y en el captulo 5:

    Hablar nos deja vacos,

    ms vale conservar lo esencial

    El chi, tambin transcrito como tsi o Qi, representa un concepto im-

    portantsimo en el taosmo; es la energa primordial csmica que penetra y

    anima a todos los seres. El chi fluye en el cosmos y en el individuo como fuerza

    del Tao. Quien aspire a despertar la conciencia deber aprender a conocer esta

    energa, a vigorizarla y a conservarla mantenindose en un estado de integri-

    dad, sin obstaculizar su flujo natural. Segn el taosmo, la dispersin energti-

    ca tiene lugar a travs de la identificacin con las impresiones sensoriales y del

    mal uso de la energa fsica, mental, emocional y sexual. La falta de control

    consciente de los pensamientos es una de las vas ms importantes de escape

    energtico. El Tao Te Ching insiste en evitar intervenir en el flujo natural de la

    energa, nutrirla y no desperdiciarla. La aspiracin es llegar a vivir la vida en un

    estado de perfecta interiorizacin, con una atencin consciente que capta, sin

    ser arrastrada por las percepciones ni los pensamientos. Es lo que el texto lla-

    ma el cuidado de los sentidos autnticas ventanas a travs de las cuales re-

    cibimos las impresiones. Quien permite que las percepciones le lleven al olvido

    de s mismo se vuelve ciego y sordo para el Tao y todo lo que es y lo que vive

    empieza a girar alrededor de objetos e ilusiones; su mente est disgregada;

    pensamientos, palabras y acciones se suceden en una cadena de inconsciencia.

    Toma lo aparente por real y an ms, cree firmemente que slo lo aparente es

    real.

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    En los versos transcritos anteriormente, Lao Tse describe un modo de vida

    que conduce a la concentracin y aumento de la energa vital mediante el

    aquietamiento interior y la atencin centrada y en el que dedica una importan-

    cia muy especial a la palabra. Si investigamos cualquier mitologa, cultura o

    tradicin espiritual, encontraremos que el verbo, el sonido, la palabra, encarna

    y genera la fuerza creadora. Lao Tse considera al verbo una de las vas de fuga

    energtica que hay que cuidar especialmente a la vez que el aspirante a sabio

    se mantiene centrado en el propio ncleo evitando la disgregacin interna en

    mltiples actividades.

    Segn el Tao Te Ching, el Tao existe tanto en la regin no perceptible como

    en el mundo de las formas y fenmenos, es decir, en lo manifestado. Ambos es-

    tados tienen un origen comn pero solamente una conciencia libre de las ata-

    duras a lo fenomnico, a las formas y a las apariencias puede contemplar la

    esencia oculta de todo lo existente.

    La permanente ausencia de deseos

    permite contemplar el gran misterio.

    La constante presencia de deseos

    permite contemplar sus manifestaciones.

    Ambos estados tienen un origen comn

    y con nombres diferentes aluden a una misma realidad.

    El infinito insondable es la puerta de todos los misterios

    (Cap.1 Tao Te Ching)

    l Tao fluye a travs de nuestro cuerpo fsico, se entrelaza con pensamientos

    y sentimientos, toma forma y color; pero a la vez tambin es lo inmanifestado

    e invisible, fuente de la que brotan todas las formas. En ese estado donde resi-

  • Conocimiento Interior

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    de el gran misterio se encuentra nuestro origen y el presupuesto para poder

    acceder a l es la ausencia de deseo. En cuanto el deseo surge en nuestra psi-

    que, el mundo de las formas se torna real; el deseo y el apego con todas sus

    consecuencias limitadoras es lo que impide la conexin con el Tao eterno y slo

    mediante la activacin del potencial de nuestra conciencia podremos vislum-

    brar lo que se oculta detrs. En el captulo 52 del Tao Te Ching se vuelve a in-

    sistir sobre el mismo tema recalcando cual es el modo de vivir que conduce a la

    Luz:

    Quien cierra la boca

    y guarda sus sentidos

    nunca se debilitar.

    Quien abre la boca

    y multiplica sus actividades

    no podr salvarse.

    Ser lcido es ver lo nfimo.

    Conservarse pequeo es mantenerse fuerte.

    Usa la luz para retornar a tu interior.

    Esto te mantendr a salvo.

    Eso se llama Tao.

    A continuacin, este mismo fragmento del captulo 52 segn la traduccin de

    J.L. Preciado:

    Si bloqueas las aberturas,

    y cierras las puertas,

    llegars sin debilitarte al final de la vida.

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    Si franqueas las aberturas,

    y multiplicas tus ocupaciones,

    llegars al final de la vida sin salvacin posible.

    Ver lo pequeo se llama clarividencia,

    conservarse dbil se llama fortaleza.

    Usa la luz, para retornar a la claridad original.

    As evitars las desgracias,

    esto se llama seguir lo permanente.

    Cuando Lao Tse se refiere a que las mltiples ocupaciones y actividades im-

    piden vivir en unin con el Tao, est sealando hacia las turbulencias que en

    forma de preocupaciones, proyectos, problemas, pensamientos y sentimientos

    egoicos enturbian la visin interior. La enseanza taosta propicia el vivir

    hacia dentro e impulsa a huir de la complicacin y de los contenidos densos

    generando una simplicidad espontnea. La forma de entender el mundo que

    proponen estos versos est basada en el wu wei o no actuar y en el cono-

    cimiento intuitivo como camino de integracin con el Tao. El taosmo mantiene

    con firmeza la creencia de que el intelecto humano, debido a sus limitaciones,

    no puede comprender el Tao. Chuang Tzu, la otra gran figura del taosmo junto

    con Lao Tse, afirmaba que el razonamiento no har hombres sabios. Su obra

    est repleta de pasajes que reflejan el menosprecio taosta hacia el razona-

    miento y la argumentacin: A un perro no se le considera bueno porque ladre

    bien; a un hombre no se le considera sabio porque hable hbilmente. La dispu-

    ta es una prueba de que no se ve con claridad.

    El mundo de los sentidos es el campo apropiado para el deseo, el apego y la

    falsa imagen de nosotros mismos. El Tao Te Ching es una llamada a la reflexin

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    sobre quienes somos realmente, qu es lo fundamental en la vida y lo intil de

    la ambicin.

    El renombre o la persona,

    qu es ms importante?

    La persona o las posesiones,

    qu vale ms?

    Ganar o perder,

    qu es peor?

    Quien se apega a las cosas,

    siembra su desdicha.

    Quien las acumula,

    sufrir grandes prdidas.

    Quien se contenta con lo que tiene,

    no conoce el desengao,

    Quien sabe refrenarse, evita el peligro

    y puede vivir eternamente

    (Cap. 44 Tao Te Ching)

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    EXTRADO DEL LIBRO

    "TAO TE CHING, EL PODER INTERIOR

    http://libros-para-conocerse.webnode.es

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    Una de las vas que puede conducirnos a niveles ms profundos de comprensin y transformacin de nosotros mismos es el Arte. La bsqueda de la belleza en todas sus manifestaciones ofrece un significado que escapa al intelecto y, a travs de la inspiracin del artista, nos puede poner en contacto con realidades no percep-tibles en el rgido y limitado mundo de tres dimensiones y trasladarnos a esferas interiores desconocidas.

    En concreto, el arte pictrico es un pilar fundamental en el desarrollo espiritual del ser humano; encierra, en ocasiones de forma simblica, arquetipos que esti-mulan a la conciencia para manifestarse transmitiendo un conocimiento superior, despiertan nuestra capacidad de intuir y nos ponen en contacto con facultades y valores lmicos. La captacin y comprensin del mensaje psicolgico y espiritual que transmiten muchas de las obras maestras, de sus claves y smbolos, nos abre nuevas perspectivas. De este modo, cada pintura llega a convertirse en una senda de enriquecimiento interior, una obra de arte que cobra vida dentro de nosotros y es capaz de transmitirnos una enseanza para el conocimiento y desarrollo humano, psicolgico y espiritual.

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    Alessandro di Mariano di Vanni Fili-pepi fue el nombre real de Alessan-dro Botticelli, uno de los artistas del Renacimiento italiano ms reconoci-dos. Naci en Florencia, en 1445 y en esa ciudad desarroll la mayor parte de su obra. Algunos de sus cuadros superan lo meramente pictrico para transmitir contenidos filosficos y una riqueza simblica extraordinaria. Impregnado de las ideas neoplatnicas de tras-cendencia y espiritualidad que impe-raban en el entorno renacentista, en-tr en relacin con los Mdici, una de las familias ms poderosas y cultas del renacimiento italiano. La triloga mitolgica que veremos a continuacin est constituida por tres obras: "El Nacimiento de Venus", "Alegora de la Primavera" y "Palas y el Centauro". Fueron realizadas por Botticelli entre 1482 y 1499 para la familia Mdicis. Actualmente se en-cuentran en el Museo de los Oficios en Florencia. La serie de cuadros mitolgicos de Botticelli constituyen la base de su fama actual. Se cree que fue precisa-mente un miembro de los Mdici, Pier Francesco de Mdicis, primo de Lorenzo el Magnfico, quien le encar-g la alegora de La Primavera. Rea-

    lizado a gran tamao (sus figuras tie-nen casi el tamao natural), este cua-dro estaba colocado en el dormitorio de Pier Francesco junto a otro cua-dro del mismo autor, Atenea y el Centauro. Este trptico de pinturas representa las metamorfosis del alma segn la filosofa platnica y neoplatnica. Muestran la senda que el alma humana transita desde su encarna-cin en el mundo material hasta su realizacin suprema. Pero adems del aspecto filosfico, tambin tiene otro significado atemporal y univer-sal: muestran el nacimiento del alma-conciencia y su desarrollo en el ser humano. Si se aspira a un desarrollo espiritual, la luz interior como repre-sentacin de la energa suprema del Amor, debe nacer, desarrollarse, flo-recer y alcanzar los ms altos niveles espirituales y todo ello en nuestro mundo psquico, en nuestro espacio interior. Esta es una visin enrique-cedora. Cuando miramos uno de es-tos cuadros en un estado de lucidez interna, comprendemos que no es-tamos viendo algo ajeno a nosotros, sino que estamos entrando en con-tacto con nuestro propio espacio in-terior; ah nace Venus de la espuma del mar, ah florece la primavera y

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    danzan las tres gracias, ah se encuentra la diosa Atenea / Minerva con todo su potencial de sabidura y amor. Los elementos de los cuadros cobran vida y se con-vierten en partes de uno mismo, en energas activas y multicolores que confor-man un mundo de maravillas Para penetrar en el misterio del Arte es necesario un requisito: la contemplacin activa que relaciona lo que los ojos fsicos "ven" con lo que la mirada interior cap-ta. Entonces la distancia entre la obra de arte y nuestro mundo interior desa parece. Ya no soy "yo que mira el cuadro", sino que yo soy el cuadro. La pintura cobra vida interna, se comunica y nos inspira dejndonos al descubier-to su ms profundo significado.

    La visin que abordaremos contiene una profunda enseanza

    magistralmente transmitida por Botticelli.

    Una enseanza que, como las mismas energas que plasma,

    se ubica fuera del tiempo

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    Este cuadro, mundialmente famoso, es una alegora del nacimiento del alma humana, de su ingreso en el mundo material y tambin del nacimiento del princi-pio espiritual en el ser humano. Aparece circundada por los 4 elementos de la na-turaleza: agua, tierra, fuego y aire. La energa lmica se identifica con el Amor cuya personificacin es la diosa Afrodita (Venus para los romanos).

    EL NACIMIENTO DE VENUS

    LA ENCARNACIN DEL ALMA

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    MITOLOGA : LA HIJA DEL CIELO Segn la mitologa griega, Venus na-ci de la espuma del mar que se for-m alrededor del sexo cado a las aguas del dios Urano, cuando fue cas-trado por su hijo Cronos. Su nombre griego, Afrodita, procede etimolgi-camente de la palabra "espuma" ("afros") y significara "la que surge de la espuma" Urano es el dios del cielo y su energa constituye una de las dos fuerzas es-pirituales por las que todo fue crea-do. Dice la mitologa griega que en el principio fue el Caos y de esta masa informe se fueron diferenciando dos energas opuestas y complementa-rias: Urano (el Cielo) y Gea (la Tierra). Si entendemos cada dios como per-sonificacin de una energa concreta, Urano y Gea corresponderan energ-ticamente a los dos principios primi-genios taostas que proceden del Tao y se les reconoce con los nombres de Yang y Yin y de los que proceden "las mil y una cosas", es decir, todo lo existente. Tambin de la unin de Urano y Gea proceden las sucesivas generaciones de dioses con una ex-cepcin: Venus. Esta diosa, personificacin de la energa del Amor, nace directamente

    del Cielo como resultado de la fecun-dacin de las aguas. El mito y el cua-dro nos estn revelando el origen di-vino del alma humana; en su aspecto de bellsima diosa nace desnuda y frgil, desciende del mundo espiritual (Urano) para tomar forma material o, en su versin interna, para morar en nuestra tierra interior. Venus-Alma encierra la semilla divina que va a materializarse y con ella toda la fuer-za y riqueza del Amor y sus manifes-taciones: belleza, sensibilidad, armo-na y paz. LA PINTURA

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    Botticelli representa a Venus en el centro mismo del lienzo, sobre una concha que flota por encima del agua. A su derecha, dos dioses de los vientos, Zfiro y Aura, la empujan hacia la orilla mientras que una de las Horas, la Primavera, tiene en sus manos una prenda decorada con flo-res, desplegada y presta para cubrir-la. Las flores sobre su vestido signifi-can que esta Hora es la diosa de la primavera. Las Horas eran divinidades muy anti-guas asociadas a las fuerzas de la na-turaleza y, en concreto, a las cuatro estaciones. Especial importancia te-nan "el Otoo" y "la Primavera" co-mo representacin de las dos fuerzas complementarias y cclicas: una que hace estallar la naturaleza en una ex-plosin de vida (la Primavera acom-paa a Persfone en su regreso anual del inframundo) y la otra, cuya ener-ga hace decrecer todo lo existente dirigindolo hacia el retraimiento, la pasividad y el decrecimiento. Desde la ms remota antigedad, los atribu-tos de la primavera (flores, aroma, color, belleza y dulzura entre otros) fueron atribuidos a Venus. Volviendo a la pintura podemos ob-servar que del cielo caen suavemente algunas rosas. Hay varios relatos mi-

    tolgicos que relacionan el nacimien-to de esta flor con el de la diosa. La rosa simboliza el desarrollo espiritual, la belleza y el amor, fue considerada como la flor sagrada en la antiguedad tanto en Grecia y Egipto, como entre los celtas y germanos. En el cuadro se representa a Venus que ha nacido de la espuma del mar sobre una concha a su llegada a tie-rra. (Segn el mito la isla que por primera vez pis la diosa fue Chipre o Citera, segn las distintas versiones). Siguiendo una "lectura" de la pintura de izquierda a derecha encontrare-mos en primer lugar a dos deidades relacionadas con el aire y que apare-cen unidas exhalando con su soplo la fuerza que empuja a Venus hacia la tierra. Son Cfiro y Aura. Cfiro es la repre-sentacin del espritu, el pneuma, que sopla sobre las aguas primordia-les. Su aliento es el aliento divino que preside la encarnacin del alma y procede de las dos fuerzas creadoras, femenino y masculino. La concha que transporta a la diosa simboliza la cualidad creadora de las aguas de la vida, la fertilidad. La escena representa el nacimiento del alma humana, que aparece en el mundo circundada por los cuatro elementos: El aire, el agua y la tierra

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    dividen la pintura en tres partes, mientras que la suave luz que baa la escena re-presenta el fuego. El cuadro refleja la condicin humana en su triple forma: espritu (Cfiro), alma (Venus) y cuerpo (la hora de la primavera). Venus, como smbolo del alma huma-na, es el eje central.

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    Este cuadro es el camino terrestre del alma hacia lo divino. Representa su llegada al jardn del mundo y la va de perfeccionamiento desde el amor sensible o material al amor puro o espiritual. El jardn donde tiene lugar esta ex-traa escena representa un espacio sagrado, un lugar protegido, una di-

    mensin inicitica distinta a la reali-dad cotidiana. El jardn simboliza la paz y la primave-ra eternas. Es el jardn del Amor cuyo protector es Mercurio, al que vemos a la izquierda del cuadro. En su con-junto est representando la encarna-cin de Venus/Amor en la materia.

    LA PRIMAVERA

    EL ALTO IDEAL DEL AMOR

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    Como dato curioso y que prueba el profundo conocimiento botnico de Botticelli, en este cuadro han sido identificadas alrededor de 500 tipos diferentes de plantas, 190 de los cua-les son flores.

    En la parte derecha est representa-da la entrada de la primavera. Cfiro, dios de los vientos, empuja a la ninfa Cloris para que entre en el cuadro, la cual se materializar en Flora. Ex-pertos afirman que el pintor se inspi-r en la obra llamada Fasti, de Ovi-dio, un calendario romano de festivi-dades. En l, el poeta relata la llegada de la Primavera como una transfor-macin de la ninfa Cloris en Flora, diosa de las flores. Este grupo de 3 figuras ha sido inter-pretado como diferentes fases o momentos temporales. Las tres figu-

    ras aparecen unidas entre s lo que nos indica una continuidad, un proce-so; tambin podemos verlo como una realidad total, fuera del tiempo, en la cual cada una de las figuras contiene las otras dos. Se pueden observar los distintos niveles de la naturaleza. Por una parte lo manifestado, Flora, cubierta de flores y repartindolas en la tierra. La parte etrica, que sera Cloris, la ninfa, aquello que no pode-mos percibir con los sentidos fsicos pero que constituye la causa de la existencia de lo visible. Y, por ltimo, Cfiro, la fuerza que empuja hacia la manifestacin. Estos 3 niveles de la realidad los representa magistral-mente Botticelli a travs de sus tres figuras: Cfiro, de un color indefinido, con tonalidades cercanas a los laure-les, da la sensacin de no tener exis-tencia fsica, sino ms bien encontrar-se en un plano unido a los espritus de la naturaleza. Cloris, la ninfa et-rea, estadio intermedio entre lo ma-terial y lo inmaterial; y, finalmente, Flora, la materializacin sensorial. Botticelli ha conseguido plasmar la llegada de la Primavera no solamente en el plano fsico, sino tambin en sus planos internos, en sus distintos nive-les energticos, ratificando as que el autntico artista es aquel capaz de plasmar lo inmaterial, lo etreo y es-

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    piritual, en el plano sensible. Las obras de arte se convierten entonces para quien las contempla en un puen-te que une realidades energtica-mente sutiles con realidades materia-les. La materializacin del proceso se concreta en una figu-ra bellsima: Flora, representante de la Belleza terrestre, aquella que siembra y embellece el mun-do, que lo inunda con sus frutos y flo-res. Flora es en defi-nitiva ese aspecto de la divinidad femeni-na que los antiguos conocan como la "Madre Vida". El eje central de esta maravillosa obra es Venus, el Amor espi-ritual, la energa del Amor que domina todos los planos y se concretiza segn las necesidades y el ni-vel de consciencia de cada uno. Segn Pla-tn la comunin en-tre dioses y mortales

    se realiza a travs de la mediacin de la ms sublime de las energas: el Amor. Aparece en el centro de un bosque de naranjos de forma semicircular. Sobre ella su hijo, Amor, disparando sus fle-chas. La postura y el movimiento de

    las figuras del cuadro, siguen las lneas de los rboles lo que crea una intrnseca armona y unidad de las figuras humanas y la naturaleza, ambos elementos forman un todo inseparable, uno es parte del otro. Las figuras erguidas se relacionan con los naranjos, las curva-das en la parte dere-cha del cuadro, con los laureles. Cupido es el hijo de la Venus Celestial. En la obra titulada De Amore Ficino, filso-fo renacentista italia-no, contemporneo de Botticelli y que ejerci una gran in-fluencia con sus ideas neoplatnicas en el

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    pensamiento y en el arte de su poca, escribe: "como el alma es la madre del amor, Venus es idntica al alma, y Amor es la energa del alma". En la mstica del Renacimiento, Eros/Cupido es el instrumento que ayuda a recorrer los peldaos que se-paran a lo divino de lo humano. Con su flecha, Cupido inspirar al amor, despertar la voluntad adormecida del alma y la lanzar hacia su bs-queda consciente. Cupido no tiene ojos para ver lo material porque es una energa que se sita ms all de la materia visible y del intelecto. Para conocer la naturaleza divina del alma inmortal escondida en lo ms profundo de s mismo, hay que des-arrollar la visin interior, que los ar-tistas del Renacimiento, al igual que los clsicos griegos, simbolizaban por la ceguera fsica. Es la conversin de la mirada, preconizada por el Corpus Hermeticum. Esta visin interior est representada por Cupido, cuyos ojos estn vendados.

    Las Tres Gracias representan aspectos espirituales del Amor, smbolo de ar-mona, fertilidad y alegra, eran com-paeras de Venus. Se ha dicho que

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    la unidad de Venus se despliega en la Trinidad de las Gracias. Las tres Gracias representan, segn esto, los tres tiempos y las tres caras del amor En la clave neoplatnica simblica, este trptico se presenta como: Casti-dad-Voluptuosidad-Belleza. Segn la mitologa griega sus nombres eran Aglaya (Belleza), Eufrosine (Alegra) y Talia (Floreciente). Cada una de ellas es un aspecto lumnico : Luz que ilu-mina el corazn, Luz que ilumina el entendimiento y la Belleza del mun-do. En la pintura de Botticelli, al igual que en otras muchas obras de arte, ejecutan una danza circular y apare-cen sutilmente unidas entre s, como si constituyeran una unidad. Mercurio, la divinidad griega conoci-da con el nombre de Hermes, "el de pies alados" en lenguaje de Homero, cierra el cuadro por la izquierda blan-diendo su smbolo universal, el cadu-ceo en la mano derecha como smbo-lo de la paz y de la concordia. El ca-duceo de Mercurio es un smbolo de gran importancia para el hermetismo y la Alquimia. Smbolo de la medicina y de los poderes curativos en la anti-gua Grecia, ha inspirado el actual emblema de la profesin farmacuti-ca. Est formado por una vara alre-dedor de la cual se enroscan dos ser-

    pientes formando una especie de ocho. Botticelli sustituye las serpien-tes por dragones alados. Hermes /

    Mercurio es la divinidad-puente entre mundos. En mitologa era el mensaje-ro de los dioses, el encargado de lle-var la voluntad divina al mundo de los hombres e incluso al inframundo, la regin de los muertos. Tambin era el "psicopombos" o conductor de almas,

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    su funcin en este caso era guiar al alma desencarnada a travs de las tortuosas sendas del Ms All. En nuestro cuadro, Mercurio es el pro-tector del jardn de Venus donde re-ina la paz. El guardin del jardn. l cierra la pintura a la izquierda. Su ca-racterstica de guardin y protector del recinto viene marcada por la pre-sencia de una espada en su cadera izquierda. Su mano, blandiendo el ca-duceo y su mirada se dirigen al cielo, lo que se interpreta como unin con el ms all, ejerciendo as su papel de intermediario entre los hombres y los dioses, De este modo Mercurio se convierte en un elemento clave en toda la se-cuencia que permite el nacimiento de la sabidura y representa la inteligen-cia que gua la personalidad humana. Esta divinidad tambin es conocida como el mistagogo, aqul que per-mite penetrar en los conocimientos secretos o hermticos, el gua del es-pritu. Botticelli le pinta dando la es-palda al cuadro, guiando hacia otra realidad inmaterial que tiene relacin con el retorno del alma al Cielo, su hogar espiritual. Su direccin y mo-vimiento parecen apuntar hacia fuera del cuadro, quizs hacia el cuadro de Palas que originalmente se encontra-ba a la derecha de la Primavera. Si

    fuera as, la direccin del movimiento del cuadro culminara en la diosa Atenea, integrante de la pintura que examinaremos a continuacin. Am-bos cuadros hacen referencia al pro-ceso interno de sublimacin de la energa del Amor. Antes de abandonar "La alegora de la Primavera", podemos contemplar el cuadro en su conjunto y percibiremos que las figuras parecen flotar sobre la tierra sin contacto directo con la su-perficie, lo que nos reafirma en la idea ya expresada de que no se trata de una "escena real" que se desarro-lla en "un mundo real", sino ms bien de una dimensin interior, mtica y espiritual. En sntesis, la pintura simboliza el camino del alma hacia lo divino: su llegada al jardn del mundo y su va de perfeccionamiento desde el amor sensible hacia el amor puro, que con-duce a la contemplacin de las ver-dades eternas.

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    Este cuadro fue encontrado en la misma habitacin en que se hallaba "La Prima-vera", sobre una puerta, en la ciudad palacio de Lorenzo de Pierfrancesco.

    PALAS Y EL CENTAURO

    LA PERFECCIN LMICA

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    LA PINTURA muestra a Atenea, tam-bin llamada Palas Atenea, diosa de la sabidura, de pie, al lado de un cen-tauro. Uno de los atributos de esta diosa es la lanza que ha sido reinter-pretada por Botticelli como un hacha. Naci de la cabeza de su padre, Zeus, armada para la guerra, con lanza y escudo. Paradjicamente es tambin la diosa de la paz. El olivo es el rbol sagrado de la diosa Atenea. Ella lo re-gal a la humanidad como smbolo de paz y a cambio consigui ser la pro-tectora y benefactora de una ciudad mtica que desde entonces y hasta la fecha lleva su nombre: Atenas. En la pintura aparecen ramas de olivo sobre su cabeza, cuerpo y brazos, mientras que su vestido aparece or-namentado por el emblema de los Medici. Atenea o Minerva en la mitologa ro-mana tiene la funcin en la pintura de Botticelli de guardar un recinto sa-grado, al igual que Mercurio / Hermes en "La Alegora de la Primavera". En este caso, el recinto es una condicin interior a la que se llega como punto mximo de sublimacin del Amor: la pureza o castidad entendida como una energa de altsima vibracin donde reina el Amor puro, sin ser mancillado por el deseo o apetencia terrenal. El centauro, ser mitolgico

    mitad hombre y mitad caballo, es la representacin del hombre comn que an no ha refinado su naturaleza instintiva-animal, sus deseos y pasio-nes. Representa la voluptuosidad, la concupiscencia y ha penetrado en un espacio que le est prohibido. Por ello es expulsado por la diosa que le toma del cabello. Ambas figuras re-presentan asimismo el combate inter-ior que tiene lugar en cada ser huma-no entre dos naturalezas: la divina y la humana. El alma como mediadora entre el cielo y la tierra participa de ambas.

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    Esta pintura es el colofn del trptico. El alma-Amor ha nacido, se ha encar-nado, ha tomado forma material y ha recorrido su itinerario en el jardn del mundo hacia la felicidad espiritual designada por Mercurio; la energa del Amor se ha sublimado hasta lle-gar al reino armnico de Atenea don-de se entrelaza con la sabidura y al-canza la perfeccin. VISIN GENERAL DE LOS TRES CUADROS Cada uno de los cuadros anterior-mente citados desarrolla una etapa en el desarrollo del alma: Nacimiento de Venus: El nacimiento del Alma de las aguas. La obra se re-fiere tanto al nacimiento del alma humana en el mundo material como al nacimiento interno. La energa constitutiva del alma es el Amor y por ello aparece bajo la forma de Afrodita Venus la diosa del Amor y la Belleza. A nivel alqumico, el alma toma forma en el interior del ser humano que ha hecho frtiles las aguas de vida y ha trabajado con el hlito o "aliento in-terno". Por ello, el artista representa

    una pareja de dioses del viento unida, abrazada, soplando juntos para con-ducir al alma hacia su nacimiento y materializacin. Este cuadro se lee de izquierda a derecha. Termina con la diosa que representa la Primavera y solcita, tiende su manto a Venus. Alegora de la Primavera: El desarro-llo del Alma-Amor y sus distintos as-pectos. Se lee de derecha a izquierda y es la continuacin del relato que empez con "El nacimiento de Ve-nus". La ltima figura es Mercurio, divinidad de la inteligencia que con-duce a la sabidura. En el cuadro la energa del Amor va tomando dife-rentes formas : como belleza y fertili-dad terrestre, como Amor celestial, las tres gracias, y por ltimo Mercu-rio, que representa la sublimacin del amor. Palas y el Centauro: El recinto de cas-tidad y pureza ya ha sido creado. Atenea, la representacin del Amor evolucionado que conlleva la sabidu-ra interior ya ha sido creada. Es el complemento de Hermes / Mercurio y aparece en el cuadro en el papel de guardiana.

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    Maat, como orden csmico, se manifestaba en la naturaleza

    mediante la regularidad de los fenmenos y ciclos;

    en la sociedad mediante la justicia,

    y en la vida del hombre a travs de la verdad.

  • Conocimiento Interior

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    Maat, hija de Ra, el dios primige-

    nio del antiguo Egipto, era la divi-

    nidad que encarnaba el orden, la

    justicia y la armona del mundo.

    Los egipcios pensaban que era

    Maat quien se encargaba de man-

    tener el orden del cosmos que

    haba sido establecido en el mo-

    mento de la creacin, en el princi-

    pio de los tiempos. Gracias a ella,

    la armona y el orden se manten-

    an da tras da en todas las dimen-

    siones csmicas, desde el universo

    hasta el mundo interior de cada

    ser humano. Ella permita que ca-

    da amanecer, el sol volviera a sur-

    gir de las tinieblas habiendo triun-

    fado cada noche sobre las fuerzas

    del caos. El cosmos manifiesto re-

    flejaba en su conjunto ese orden

    interno. Estrellas, planetas, y esta-

    ciones, ros, plantas y animales,

    todo estaba en su origen en armo-

    na con Maat.

    Pero en el mundo dual, sometido a

    los ciclos temporales, en el cual vi-

    vimos, no slo opera Maat, sino

    tambin su principio o energa

    opuesta, llamada por los antiguos

    egipcios Isfet, que representa el

    desorden, el caos y la destruccin.

    Por ello, la armona y el orden

    csmico deben ser continuamente

    restablecidos. Esta era la misin

    especfica del Faran que era con-

    siderado como un canal entre las

    energas divinas y su pueblo. De l

    dependa que "el mundo" se man-

    tuviera en orden y fuera frtil y

    amable con los habitantes de Egip-

    to.

    Para los egipcios, la renovacin de

    los ciclos de la naturaleza no era

    automtica; era el resultado de

    una lucha constante en la que las

    fuerzas del orden deban derrotar

    a las fuerzas del mal y del caos, de

    la misma manera en que Horus

    haba derrotado a Seth en los

  • Conocimiento Interior

    51

    tiempos mitolgicos. La conserva-

    cin de este equilibrio era la fina-

    lidad primordial de la religin; lo

    dems era secundario. El mito de

    la lucha de Osiris y Seth era un ar-

    quetipo que se aplicaba a distintos

    aspectos: orden poltico y social,

    vida y supervivencia, y, en el as-

    pecto psicolgico o interno, consti-

    tua la va de desarrollo espiritual

    del hombre.

    Los dos hermanos, Osiris y Seth

    son los protagonistas del mito ms

    importante para los antiguos egip-

    cios y cuyo ncleo estaba consti-

    tuido por la muerte de Osiris a

    manos de Seth, la bsqueda por su

    esposa Isis de su cuerpo despeda-

    zado por su asesino. Ella consigue

    reconstruirlo y engendrar a un

    hijo, Horus que tomara el lugar de

    Osiris en el mundo de los vivos,

    mientras este pasaba a reinar en el

    ms all. Estas eran las dos ener-

    gas primordiales: Osiris-Horus y

    Seth, el principio de dualidad ma-

    nifestado incluso a travs del

  • Conocimiento Interior

    52

    mismo paisaje en el cual la tierra

    frtil del delta del Nilo estaba re-

    gida por el dios benefactor Horus,

    el hijo de Osiris e Isis, aqul que

    vivifica y fertiliza, "el dios bueno".

    La zona caliente, rida y desrtica

    de Egipto era el lugar de Seth, la

    fuerza maligna del caos y la des-

    truccin. En la mitologa Horus es

    identificado con las ideas de or-

    den y armona, era el protector de

    la vida, mientras que Seth era el

    destructor de vida, la esterilidad,

    representacin del desorden y el

    caos.

    La lucha entre estos dos principios

    daba lugar a las estaciones y a los

    ciclos de la vida regidos por las

    crecidas peridicas del Nilo. Du-

    rante la estacin de sequa o defi-

    ciencia, Osiris, padre de Horus que

    haba sido asesinado por Seth, es-

    taba muerto, perdido, era la poca

    de la lucha entablada por Horus

    para vengar la muerte de su padre

    contra Seth. La poca ms difcil

    para los antiguos egipcios cuya vi-

    da dependa de que la energa be-

    nefactora venciera.

    La Inundacin llegaba con la vic-

    toria de Horus. En los meses pre-

    cedentes a la inundacin las aguas

    del Nilo adquiran su nivel ms ba-

    jo, pero con el llanto de Isis por la

    muerte de su esposo Osiris, las

    aguas comienzan a subir. Osiris es

    resucitado y puede fecundarla y

    engendrar as a Horus. Del mismo

    modo, la tierra es fecundada y las

    aguas del Nilo inundan el valle.

    Horus ha vencido a Seth. La vida

    est asegurada y la tierra del bajo

    Egipto pasa a estar bajo la protec-

    cin de Horus.

    Cuando las aguas se retiran con la

    bajada del Nilo, dejarn tras de s

    un terreno frtil impregnado de

    vida. Es la llamada estacin de

    "reaparicin" o "emergencia", du-

    rante la cual se produca la retira-

    da de las aguas emergiendo la tie-

    rra fertilizada y preparada para el

    cultivo. Era la resurreccin del al-

  • Conocimiento Interior

    53

    ma de Osiris. Durante esta esta-

    cin Horus gobierna en oposicin

    a Seth.

    Una vez la cosecha ha terminado el

    desierto vuelve a ganar fuerza, se

    entra en la "Deficiencia", momento

    de intenso conflicto, Osiris es ase-

    sinado y Seth amenaza con usur-

    par el legtimo dercho de Horus al

    trono. As comienza nuevamente el

    ciclo csmico.

    El paisaje y sus transformaciones

    eran el reflejo en el plano fsico de

    las realidades metafsicas. De esta

    forma, el mundo mtico se viva en

    el plano material y temporal.

    Exista una vinculacin estrecha

    entre Maat y Horus. Su triunfo so-

    bre Seth era realmente el triunfo

    de Maat. El orden natural del

    mundo quedaba restablecido

    nuevamente. El orden, que haba

    sido perturbado por Seth, deba

    ser repuesto para que Maat

    imperase. Por esta razn, el faran

    viviente era considerado como viva

    encarnacin del mismo Horus.

    Maat era concebida bajo tres as-

    pectos bsicos: orden csmico, una

    diosa , y una energa

    Maat como orden csmico era una

    parte integral del universo, un as-

    pecto inseparable e imprescindible

    del mismo que haca posible la

    constante renovacin de la vida

    divina; es por ello que sin Maat

    nada podra haber existido. Esta

    fuerza invisible se origin en el

    momento de creacin para luego

    ser constantemente restaurada por

    el faran, se la asociaba siempre

    con esa "primera vez" y al rey se le

    relacionaba con el demiurgo, en su

    lucha contra las injusticias y el mal

    (Isfet), oponente y enemigo de

  • Conocimiento Interior

    54

    Maat, en una cotidiana repeticin

    de la contienda primaria entre

    caos y cosmos. El Faran asegura-

    ba que el orden csmico se resta-

    bleciera.

    Como diosa se la representaba

    sentada, con las rodillas dobladas

    como corresponde a una divini-

    dad, y portando una gran pluma

    de avestruz sobre la cabeza. Estaba

    estrechamente asociada a la ver-

    dad y la justicia, por eso en las re-

    presentaciones del juicio del Ms

    All, aparece la pluma de la diosa

    sobre uno de los platillos de la ba-

    lanza, en contrapeso con el cora-

    zn del difunto

    En la Teologa Heliopolitana, Maat

    se identificaba con Tefnut, quin

    formaba junto a Shu la primer pa-

    reja creada y por esta razn se en-

    contraba sustentando el orden

    csmico. Sin Maat no hubiese

    habido creacin, porque sin orden

    no se hubiera salido del caos. Al

    respecto leemos en los Textos de

    los Sarcfagos [v.80] estas pala-

    bras de labios de Atum:

    Tefnut es mi hija viviente;

    Ella residir con su hermano Shu.

    Vida (Ankh) es su nombre;

    Maat es su nombre.

    Durante el Reino Medio se deca

    que la diosa se encontraba junto a

    las narices de Atum, palabras que

    identificaban a Maat con el aire

    que respiraba el dios, lo cual acen-

    tuaba la conviccin de que ni si-

    quiera el creador podra vivir sin

    este principio. En la Dinasta

    XVIII se la llam hija de Ra, y es-

    taba asociada a la alegra y entre-

    tenimiento del dios; tambin era

    ella la que acompaaba al dios-sol

    en su recorrido por el inframundo.

    Maat era adems el alimento de

    dioses y hombres, quienes vivos o

    muertos la necesitaban para poder

    subsistir. De su importancia como

    sostn de los mismos, nos da tes-

    timonio una inscripcin de la reina

  • Conocimiento Interior

    55

    Hatshetsupt, en que sta afirma-

    ba:

    "...le he hecho la ofrenda de Maat

    que l ama (Amn) pues s que de

    ella vive. Ella es tambin mi pan y

    yo me alimento de su roco"

    La ofrenda de Maat era uno de los

    ritos ms importantes del culto re-

    ligioso, y consista en la presenta-

    cin - por parte del rey a los dioses

    - de una figurilla de la diosa por-

    tando la pluma que la identificaba.

    Se crea que sta haba bajado a la

    tierra luego de la creacin, aban-

    donando los cielos para acompa-

    ar a los hombres e iluminarlos, y

    que durante la ejecucin de estos

    ritos retornaba junto a los dioses

    celestiales, cerrando as el crculo.

    Por ltimo, encontramos a Maat

    como energa o principio univer-

    sal, reuniendo en s todos los ele-

    mentos de la armona csmica, tal

    y como haba sido establecida por

    el creador en un comienzo: la ver-

    dad, la justicia y la integridad mo-

    ral.

    Armona

    Considerada tradicionalmente por

    los egiptlogos como verdad y jus-

    ticia, aparece como la nocin bsi-

    ca de la reflexin egipcia. Maat era

    la medida en todos los aspectos de

    la creacin, tanto en el plano cs-

    mico como en el social y humano.

    Era una forma de pensar, que en-

    globaba nociones tan diversas co-

    mo verdad, autenticidad, justicia,

    derecho y orden entendido como

    armona universal.

    Aspecto Psicolgico

    Maat no pertenece simplemente al

    reino metafsico, est tambin pre-

    sente en la dimensin moral y psi-

    colgica de las decisiones y accio-

    nes humanas, ya que el ser huma-

    no deba reflejar el universo.

    En la medida en que Maat ejercie-

    ra su influencia en el ser humano

  • Conocimiento Interior

    56

    individual, as tambin en la so-

    ciedad reinara la justicia y en el

    cosmos la armona. El Antiguo

    Egipto nos ha transmitido una se-

    rie de mximas y preceptos que

    forman parte de su literatura y han

    llegado hasta nosotros en papiros,

    inscripciones y otros medios. Es la

    llamada "literatura sapiencial". Es-

    tas mximas eran utilizadas como

    base de la educacin y colaboraban

    a cultivar un modo de ser y vivir

    "conforme a Maat", tendan a

    crear un comportamiento interno

    y externo basado en la reflexin y

    en el auto-control de los impulsos

    para que la vida discurriera de

    forma ordenada y armnica. En-

    sean cmo vivir de forma equili-

    brada, cmo relacionarse con uno

    mismo y tambin con su familia y

    con la sociedad. Estas mximas

    ensean el valor de la amistad, la

    generosidad y el amor, los efectos

    perniciosos del orgullo, la soberbia

    y la avaricia, cuando y cmo se de-

    be hablar y cuando hay que guar-

    dar silencio.

    En el interior de la psique humana

    haba que cultivar y generar la

    energa de Maat. Los antiguos

    egipcios eran exhortados constan-

    temente a "hacer Maat" y a "hablar

    Maat". Al hacerlo se acercaban

    ms a lo divino, el principio real en

    ellos, y de ese modo transcendan

    lo meramente humano y contin-

    gente. Si el hombre ansiaba la per-

    feccin, sta significaba estar en

    armona con ese orden inquebran-

    table. Una forma de vida adecuada

    aseguraba un veredicto favorable

    en la "psicostasia" o juicio del alma

    que tena lugar en el Dwuat o

    mundo del ms all una vez des-

    encarnada. En este proceso el al-

    ma compareca ante las altas je-

    rarquas divinas y era pesada en la

    balanza de la justicia universal. El

    resultado dependa de que en el

    mundo de las formas el individuo

    se hubiera comportado o no con

    arreglo a Maat tanto en sus actos

  • Conocimiento Interior

    57

    externos como en sus palabras y

    en su pensamiento.

    Consideraban que el carcter de

    un hombre poda llevarlo por mal

    camino y ser su perdicin. As

    pues, en la llamada "Literatura

    Sapiencial" se distingue dos tipos

    de personalidad: el individuo

    apasionado y el auto-disciplinado.

    El primero era locuaz, codicioso,

    altanero y arbitrario; el hombre si-

    lencioso en cambio era paciente,

    modesto, calmo, y fundamental-

    mente dueo de s mismo en todas

    las circunstancias.

    El ideal de la educacin egipcia era

    el cultivo del arte de escuchar, esta

    era su ms preciada virtud. Se ad-

    miraba al hombre que saba hacer-

    lo, al que era atento, dcil, que se

    inclinaba ante el sabio y aceptaba

    sus consejos. Toda la civilizacin

    egipcia y la vida social se basaban

    en esta capacidad de saber escu-

    char. Puede decirse que la sabidu-

    ra egipcia consista en el silencio.

    Por eso el hombre de pocas pala-

    bras era eminentemente exitoso.

    Los altos oficiales se tildaban a s

    mismos de "silenciosos", pero no

    con espritu de cristiana humildad,

    sino con sabidura egipcia.

    En cambio los seres impulsivos

    ponan en peligro sus xitos, por-

    que con la violencia de sus pasio-

    nes podan destruir la armona del

    orden csmico. El triunfador do-

    minaba sus impulsos y sentimien-

    tos, el silencio era signo de supe-

    rioridad, porque este hombre tena

    el poder de dominarse a s mismo.

    Este ser prudente deba evitar en

    toda ocasin ser llevado por sus

    pasiones, y obviamente, no deba

    provocarlas. El sabio se alejaba de

    los extremos, se distanciaba del

    orgullo y vanidad y se refugiaba en

    los mritos espirituales. El orgullo

    descolocaba al hombre dentro de

    la sociedad, el orgulloso perda el

    respeto de los dems, se rebajaba

    ante la comunidad, mientras el si-

    lencioso se engrandeca. A conti-

    nuacin, un texto recogido en

  • Conocimiento Interior

    58

    "Instrucciones de Amenemope" y

    que expresa claramente como acti-

    tud adecuada el autodominio y la

    reflexin:

    "No discutas con un hombre que

    se acalora hablando, ni le provo-

    ques con tus palabras. Toma tiem-

    po ante el adversario, inclnate an-

    te un agresor, duerme [sobre un

    asunto] antes de hablar. Un hura-

    cn que explota como el fuego en

    la paja, as es el impulsivo en su

    hora. Retrate ante l, djalo solo:

    el dios sabe cmo responderle"

    Los egipcios consideraban que las

    sanciones por orgullo u otras faltas

    corran por cuenta de los dioses,

    pero crean que la retribucin di-

    vina no llegaba mediante una in-

    tervencin directa de la divinidad,

    sino indirectamente, a travs del

    mantenimiento de Maat, el orden

    establecido.

    La experiencia profunda de la sa-

    tisfaccin del deber cumplido, no

    se encontraba relacionada con el

    acatamiento a ningn manda-

    miento divino. Guardaba relacin

    con el hecho de no haber destruido

    la armona csmica de Maat.

    Justicia

    La justicia terrena tambin se re-

    ga por Maat. Aunque no haba un

    cdigo legal escrito, exista una

    norma implcita basada en el bien

    comn, la que a su vez era la me-

    dida para juzgar la conducta

    humana; las leyes se dictaban a fin

    de mantener el orden csmico y

    social y no en base a un compen-

    dio legalista terico. Slo haba

    una regla bsica a la que individuo

    y sociedad deban ajustarse: "Haz

    Maat, habla Maat"

    El faran, como hijo, heredero y

    encarnacin de los dioses, era

    quin dictaba las leyes, las que

    emanaban de l a travs de decre-

    tos que emita como nico legisla-

    dor y que conformaban el Derecho

    Pblico, el que se improvisaba de

    acuerdo a las circunstancias. Su

  • Conocimiento Interior

    59

    principal objetivo era el predomi-

    nio del orden sobre el caos. Tam-

    bin se conservaban antiguas tra-

    diciones que eran transmitidas

    oralmente de generacin en gene-

    racin.

    En opinin de John Wilson, la ra-

    zn por la que en Egipto no hubo

    un cdigo legal escrito hasta los

    perodos persa y griego, fue por-

    que siendo el faran la personifi-

    cacin de Maat, o sea la materiali-

    zacin de todo orden y rectitud y l

    mismo un dios encarnado, era ab-

    solutamente innecesaria una legis-

    lacin escrita. Por el contrario, tal

    cosa hubiera sido una especie de

    blasfemia para el rey-dios, hubiera

    sido pretender reemplazar a un ser

    vivo y activo por un inerte conjun-

    to de reglamentos.

    Maat tambin velaba por los des-

    protegidos y trataba de lograr el

    equilibrio entre pobreza y riqueza,

    mientras que el faran era el res-

    ponsable ante la comunidad de

    cumplir con estos deberes, o al

    menos de intentarlo. La necesidad

    de cuidar que primara la rectitud

    en los asuntos humanos, era lo que

    tornaba tan importante el rol del

    faran, cuya misin principal era

    hacer que se conservara el orden

    csmico, motivo por el que se lo

    llamaban "el buen dios". Lo que lo

    tornaba "bueno", era el ser el ins-

    trumento a travs del cual se im-

    plementaba en el mundo la eterna

    bondad y belleza de Maat, y la

    bondad del rey no era otra que la

    bondad y el poder del dios crea-

    dor. De sus deseos de cumplir con

    estas buenas intenciones dejaron

    pruebas en sus tumbas:

    "He provisto de pan al que tena

    hambre, de agua al que tena sed,

    de ropa al que estaba desnudo, de

    una barca al que no la posea" o "

    Yo introduje Maat en este pas en

    el que no la haba".

    Estas afirmaciones no estaban de

    ms, porque en realidad no todos

    los gobernantes observaron estas

    normas; hay documentos de la

  • Conocimiento Interior

    60

    poca ramesida que muestran has-

    ta qu punto haba llegado la co-

    rrupcin administrativa y, segn

    bien observa el experto Hornung

    "el Nuevo Imperio como anterior-

    mente el Reino Medio, finalmente

    se desmoron a causa de la insufi-

    ciencia de Maat".

    Se supona que el reinado de Maat

    se lograra con la participacin de

    todos, no solamente con el cuidado

    de la comunidad por parte del rey,

    sino tambin con el actuar de cada

    individuo desde su lugar, con con-

    vencimiento de la necesidad de no

    alterar esta armona.

    Conocimiento de Maat

    La Literatura Sapiencial se basaba

    en la suposicin de que toda virtud

    implicaba conocimiento, que la

    buena conducta poda ser ensea-

    da, y que sta a su vez, estaba ba-

    sada en el discernimiento de los

    ms sabios>

    "El necio, que no quiere escuchar,

    no puede realizar nada.

    Considera el saber

    como la ignorancia

    y las cosas provechosas

    como las nocivas".

    (Mximas de Ptahhotep [v.17,5])

    El ignorante y el malvado se iden-

    tificaban, ya que el primero al no

    conocer Maat, no la poda practi-

    car.

    El campesino elocuente

    La obra del Reino Medio llamada

    "El campesino elocuente", puede

    ser considerada, en opinin de Jan

    Assmann, un verdadero tratado

    sobre Maat. Consiste en la historia

    de un campesino del oasis, repre-

    sentante del estrato social ms ba-

    jo y proveniente de las zonas ms

    perifricas del reino, que es asal-

    tado y despojado de sus pocas per-

    tenencias cuando va camino a la

    ciudad para vender sus productos.

  • Conocimiento Interior

    61

    Entonces este hombre se dirige al

    intendente de la zona en demanda

    de justicia, pero es tan maravillosa

    su elocuencia, que el funcionario

    pide autorizacin al Rey para dila-

    tar el caso y as tener oportunidad

    de disfrutar de sus palabras.

    La propuesta es aceptada por el

    monarca, a condicin de que que-

    de asegurada la subsistencia del

    demandante, y esta situacin da

    lugar a unas apelaciones en las que

    el campesino hace unas profundas

    e interesantes reflexiones acerca

    del Bien y del Mal. El mayordomo

    del rey representa el papel de opo-

    nente de Maat; su adversario le

    atribuye principios, mviles, ac-

    ciones y abstenciones que repre-

    sentan lo contrario al comporta-

    miento que de l se esperara. En

    total son nueve las quejas de este

    hombre, que se resumen en los si-

    guientes versos:

    "No hay ayer para el perezoso,

    ni amigo para el que

    es sordo a Maat,

    ni da de fiesta para el codicioso".

    La inercia, la insensibilidad y la

    avidez seran entonces las tres fal-

    tas contra Maat desde el punto de

    vista social, que Jan Assmann ex-

    amina concienzudamente y de cu-

    yo anlisis trataremos de extractar

    los aspectos ms importantes.

    La pereza consiste en el no-hacer

    cuando se debe hacer, es el pecado

    de omisin.

    El segundo verso afirma "ni amigo

    para el que es sordo a Maat". As

    como la pereza se relaciona con la

    accin, la sordera corresponde al

    escuchar, a la esfera del lenguaje.

    El sordo se desentiende de los de-

    ms, Estas dos categoras, la ac-

    cin y la palabra, se refieren a los

    dos principales componentes de

    Maat: Justicia y Verdad. La Justi-

    cia es Maat que se hace al actuar,

    la Verdad es Maat que se dice al

    comunicar.

    Y esta incapacidad es insensibili-

    dad, puesto que al no escuchar a

    los dems se excluye a s mismo de

  • Conocimiento Interior

    62

    la posibilidad de hacer algo por

    ellos. Nadie hace nada por l, y l a

    su vez no hace nada por nadie. La

    palabra es lo que une al hombre y

    a la comunidad. Pero las palabras

    pueden unir o desunir, construir o

    destruir; la palabra vivificante es

    Maat, que no solo es verdadera si-

    no que construye la armona so-

    cial.

    En el tercer verso leemos que "no

    hay da de fiesta para el codicioso".

    Despus de analizar el actuar y el

    hablar-escuchar, el autor examina

    ahora el interior del hombre, su

    voluntad y su mentalidad. El cele-

    brar una fiesta alegra el corazn,

    pero implica gastos, y lo que es

    peor, gastos improductivos que

    son inaceptables para el avaro. Por

    eso la avidez se relaciona directa-

    mente con el egosmo, con todo lo

    opuesto a los principios de inte-

    gracin social inherentes a Maat.

    Ptahhotep [v.19] nos dice:

    "Si deseas ser de comportamiento

    perfecto,

    aprtate de todo mal.

    Gurdate del pecado de avaricia.

    Es una enfermedad terrible

    y sin cura.

    Para ella no hay tratamiento.

    Enzarza a padres, madres

    y hermanos.

    Separa a la esposa del marido.

    Es un compuesto

    de todos los males.

    Una combinacin

    de todo lo odioso".

  • Conocimiento Interior

    63

    PTAHHOTEP

    PSICOSTASIA EL JUICIO DEL ALMA

  • Conocimiento Interior

    64

    Jiddu Krishnamurti

    "No vemos las cosas como son,

    sino como somos"

  • Conocimiento Interior

    65

    Los problemas del mundo son tan

    colosales, tan complejos, que para comprenderlos y resolverlos hay que abordarlos de un modo muy sencillo y directo; y la sencillez y visin directa no dependen de las circunstancias exte-riores ni de nuestros prejuicios y esta-dos de nimo individuales.

    Como ya lo he sealado, la solucin

    no ha de encontrarse mediante confe-rencias o proyectos, ni substituyendo a los viejos dirigentes por otros nuevos, y lo dems. Es evidente que la solucin est en el creador del problema, en el creador de la maldad, del odio y de la enorme falta de comprensin que exis-te entre los seres humanos. El causante de estos daos, el creador de estos problemas, es el individuo, vosotros y yo, no el mundo, como creemos. El

    mundo es vuestra relacin con otro. El mundo no es algo que existe aparte de vosotros y de m; el mundo, la socie-dad, es la relacin que establecemos o procuramos establecer entre unos y otros.

    De suerte que vosotros y yo somos el

    problema, no el mundo; porque el mundo es la proyeccin de nosotros mismos, y para comprender al mundo tenemos que comprendernos a nosotros mismos. El mundo no est separado de nosotros; somos el mundo, y nuestros problemas son los problemas del mun-do.

    Esto no suele repetirse con dema-

    siada frecuencia, porque somos de mentalidad tan indolente que no cree-mos de nuestra incumbencia los pro-blemas del mundo; creemos que deben

    Jiddu Krishnamurti naci el 11 de mayo de 1895 en Madanapalle, (India).

    A partir de 1929 se desvincul totalmente y por propia voluntad de la Sociedad

    Teosfica que le haba adoptado y considerado como el "Instructor del Mundo".

    Desde entonces y hasta su muerte en 1986, dedic su vida a difundir las bases de

    una enseanza propia, eminentemente prctica y desvinculada de toda institucin

    u organizacin religiosa. Debido a su contribucin al desarrollo espiritual del indivi-

    duo es mundialmente considerado como uno de los grandes pensadores de todos

    los tiempos.

  • Conocimiento Interior

    66

    ser resueltos por las Naciones Unidas o reemplazando los viejos dirigentes por otros nuevos. Es una mentalidad bien torpe la que piensa de ese modo; por-que nosotros somos responsables de la horrible miseria y confusin que hay en el mundo, de la guerra que nos amena-za. Para transformar el mundo debemos empezar por nosotros mismos; y lo im-portante al empezar por nosotros es la intencin.

    La intencin tiene que consistir en

    comprendernos a nosotros mismos, y en no dejar para otros el transformarse o producir un cambio modificado median-te la revolucin, de izquierda o de de-recha. Es, pues, importante compren-der que sta es nuestra responsabili-dad, la vuestra y la ma; porque, por pequeo que sea el mundo en que vivi-mos, si podemos transformarnos, si po-demos hacer surgir un punto de vista radicalmente diferente en nuestra exis-tencia diaria, entonces, tal vez, afecta-remos al mundo en general, a las ex-tensas relaciones de unos con otros.

    Como lo he dicho, pues, vamos a

    tratar de descubrir el proceso de la comprensin de nosotros mismos, que no es un proceso de aislamiento. No es el retiro del mundo, porque aislados no podis vivir. Ser es estar relacionado, y el vivir en el aislamiento es cosa inexis-tente. Es la falta de verdadera convi-vencia lo que causa conflictos, miseria

    y lucha; y por pequeo que sea nuestro mundo, si podemos transformar nues-tras relaciones dentro de ese pequeo mundo, ello ser como una onda que se extiende constantemente hacia afuera.

    Creo que es importante ver eso, o sea que el mundo es nuestra interrela-cin, por estrecha que sea; y si ah po-demos producir una transformacin -no superficial sino radical-, entonces em-pezaremos activamente a transformar el mundo.

    La verdadera revolucin no es con-

    forme a una norma determinada, de iz-quierda o de derecha, sino una revolu-cin de valores, una revolucin que lle-va de los valores sensoriales a los que no son sensoriales ni creados por in-fluencias ambientales. Para encontrar esos verdaderos valores que traern una revolucin radical, una transforma-cin o regeneracin, es esencial que uno se comprenda a s mismo.

    El conocimiento de uno mismo es el

    principio de la sabidura, y por lo tanto el comienzo de la transformacin o re-generacin. Para comprenderse uno mismo, tiene que existir la intencin de comprender; y ah es donde se presenta nuestra dificultad.

    Porque, si bien la mayora de noso-

    tros estamos descontentos, deseamos producir un cambio sbito, y nuestro descontento se canaliza hacia el mero

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    logro de cierto resultado; estando des-contentos, o buscamos otro empleo o simplemente sucumbimos ante el medio ambiente. De suerte que el desconten-to, en vez de encendernos, de inducir-nos a poner en tela de juicio la vida y todo el proceso de la existencia, se ve canalizado, con lo cual nos volvemos mediocres y perdemos la energa y el empuje necesarios para descubrir todo el significado de la existencia. Por con-siguiente, es importante descubrir esas cosas por nosotros mismos, pues el co-nocimiento de uno mismo no puede drnoslo nadie ni habr de hallarse en libro alguno. Tenemos que descubrir, y para descubrir tiene que haber inten-cin, bsqueda, investigacin. Mientras esa intencin de descubrir, de inquirir hondamente, sea dbil o no exista, la mera asercin, o un deseo casual de in-vestigar acerca de uno mismo, tiene muy escasa significacin.

    La transformacin del mundo se

    efecta, pues, por la transformacin de uno mismo; porque el yo es producto y parte del proceso total de la existen-cia humana. Para transformarse, el co-nocimiento de uno mismo es esencial; porque sin conocer lo que sois, no hay base para el verdadero pensar, y sin conoceros a vosotros mismos no puede haber transformacin.

    Uno debe conocerse tal cual es, no

    tal como desea ser, lo cual es un mero

    ideal y por lo tanto ficticio, irreal; y s-lo lo que es puede ser transformado, no aquello que deseis ser. El conocerse uno mismo como uno es, requiere ex-traordinaria vigilancia de la mente; porque lo que es sufre constante trans-formacin, cambio, y, para seguirlo ve-lozmente, la mente no debe estar ata-da a ningn dogma ni creencia en parti-cular, a ninguna norma de accin. Si queris seguir algo, de nada sirve estar atado. Para conoceros a vosotros mis-mos, tiene que existir la vigilancia, la actitud alerta de la mente, en la que se est libre de toda creencia, de toda idealizacin, porque las creencias e ideales no hacen ms que daros un co-lor, pervirtiendo la verdadera percep-cin.

    Si queris saber lo que sois, no po-

    dis imaginar o creer en algo que no sois. Si soy codicioso, envidioso violen-to, el mero hecho de tener un ideal de no violencia, de no codicia, es de escaso valor. Pero el saber que uno es codicioso o violento, el saberlo y com-prenderlo, requiere extraordinaria per-cepcin, no es as? Exige honestidad, claridad de pensamiento. Mientras que perseguir un ideal alejado de lo que es, resulta una escapatoria, os impide des-cubrir y obrar directamente sobre lo que sois.

    De suerte que la comprensin de lo

    que sois: feos o hermosos, perversos,

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    dainos o lo que fuere; el comprender sin deformacin lo que sois, es el co-mienzo de la virtud. La virtud es esen-cial porque ella brinda libertad. Slo en la virtud podis descubrir, podis vivir, no en el cultivo de la virtud, que slo trae respetabilidad, no comprensin ni libertad.

    Hay una diferencia entre ser virtuo-

    so y hacerse virtuoso. El ser virtuoso proviene de la comprensin de lo que sois, mientras el hacerse virtuoso es aplazamiento, encubrimiento de lo que es con lo que desearais ser. Al haceros virtuosos, evitis obrar directamente sobre lo que sois. Este proceso de eludir lo que es mediante el cultivo del ideal, es considerado virtuoso; pero si lo ob-servis de cerca y directamente, veris que no es nada de eso. Consiste sim-plemente en dejar para despus el en-frentarse con lo que es.

    La virtud no es llegar a ser lo que

    uno no es; la virtud es la comprensin de lo que es y por lo tanto el estar libre de lo que es.