San Martin, Rosas, Perón.

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SAN MARTIN – ROSAS – PERON. Un homenaje a Fermín Chávez. Autor: Federico Gastón Addisi. 2008.

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SAN MARTIN – ROSAS – PERON.

Un homenaje a Fermín Chávez. Autor: Federico Gastón Addisi. 2008.

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PROLOGO

El libro que el lector tiene en sus manos pretendía ser originariamente, una

demostración de la existencia de la línea histórica San Martín, Rosas, Perón.

Para lograr el objetivo propuesto, tracé como eje de trabajo dos planos distintos

que a su vez confluyeran en una síntesis que permitiera llegar a la demostración

deseada. Los ejes mencionados eran los siguientes:

Buscar uno o varios denominadores comunes en la vida social, pero sobre

todo política de los tres hombres que se incluyen en el análisis, que posibilitara

determinar la existencia de la línea histórica mencionada.

Avalar las simetrías halladas en el accionar de la vida pública de San Martín,

Rosas y Perón con la “doctrina” que otros historiadores han establecido

precedentemente sobre el tema y que aceptaran a su vez la tesis que se busca demostrar.

En la inteligencia de desarrollar el trabajo de la manera expuesta, comencé el

acopio de material, la lectura de bibliografía fundamental y de consulta obligada sobre

el tema, como así también la que estuviera sólo relacionada en forma secundaria. De la

lectura atenta del cúmulo de información obtenida pude llegar a detectar varios puntos

en común entre los personajes estudiados, todo lo cual, me permitiría sostener la

existencia de la mentada línea histórica. Dichos puntos de convergencia serán

mencionados y desarrollados en el próximo capítulo.

Efectuada la primer parte del trabajo; restaba una segunda instancia del mismo,

consistente en buscar las obras y autores que respaldaran la hipótesis propuesta.

Una vez iniciada esta segunda parte de la investigación, pude constatar que lo

realizado hasta el momento podía ser complementado con sendas entrevistas a distintos

exponentes del revisionismo histórico, –aunque como se verá, con opiniones

divergentes sobre el tema- por tratarse de la escuela a la que yo adscribo y por ser,

mayoritariamente investigadores de esta corriente los que sostienen la asociación entre

San Martín, Rosas y Perón.

Así fue que realice enriquecedoras e ilustrativas entrevistas con hombres de la

talla de Jorge Sulé, Norberto Galasso, Vicente Massot, Oscar Denovi, Norberto

Chindemi, Alberto Buela y –aquí viene lo que finalmente cambiaría sustancialmente el

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propósito del libro- Fermín Chávez, quien al poco tiempo de nuestra conversación,

habría de fallecer.

Lo efímero de la vida, y lo grande que puede ser la obra de un hombre en la

tierra, haciendo que su legado sea bastísimo, me convencieron de que más que un libro

en el que se pretenda demostrar alguna cuestión determinada –objetivo que pasó

definitivamente a un segundo plano-, éste debía ser, un humilde homenaje de un

militante nacional y peronista, a quien fuera, a mi entender, el máximo exponente del

revisionismo histórico: Don Fermín Chávez.

Por lo expuesto, el libro quedó estructurado de la siguiente manera:

El capítulo I, se ajusta a los lineamientos trazados al principio de la

investigación.

En cambio, el capítulo II incluye en forma íntegra, y sin modificar una coma

(de ahí que el modo de exposición salga de lo narrativo y pase a la de “una especie de

reportaje”, ya que así fue la dinámica de nuestra conversación), la charla que tuve con el

maestro Fermín Chávez antes de su muerte pero que a su vez viene a confirmar la tesis

de la existencia de la línea San Martín, Rosas y Perón.

El capítulo III se compone de una breve biografía del eminente académico, como

así también de su extensa bibliografía.

Finalmente, el libro termina con un apéndice, donde hemos incluido dos

documentos periodísticos, uno de los cuales es la autobiografía de Fermín Chávez

publicada en la revista Primera Plana.

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CAPITULO I.

Existen cuatro o cinco libros que tratan, aunque de manera tangencial, el tema

que nos ocupa. Sin embargo son de consulta obligada y merecen una mención aparte de

las citas abundantes que hemos de mencionar.

Las obras a las que nos referimos son: “Los males de la memoria”, de Diana

Quattrocchi – Woisson, La “Repatriación de Rosas”, de Manuel de Anchorena, “Acerca

de Rosas y otros temas” de Juan Carlos Cornejo Linares, y “Cartas a un joven rosista”,

de Giménez Vega y el artículo de Abel del Río “Rosas y Perón” en la Revista

Biblioteca.

La importancia de la primer obra nombrada radica en el análisis que efectúa la

autora de la “Triada” que nos ocupa, llegando a la conclusión de la existencia de la

misma en el imaginario colectivo, aunque con una valoración negativa, como así

también con fuertes críticas hacia el revisionismo histórico, que no es el sentido de esta

obra refutar, para lo cual recomendamos los dos tomos de Antonio Capponetto, “Los

críticos del revisionismo histórico”, en especial el primero de ellos.

En lo que hace a la obra de Manuel Anchorena, cobra relevancia toda vez que se

trata del relato de quien tuvo a su cargo bajo el tercer gobierno del General Perón, la

misión de iniciar la repatriación de Don Juan Manuel de Rosas.

Sobre la obra de Cornejo Linares, diremos que se trata de una “perlita” de quien

estuvo al frente de la sanción en el Congreso de la Nación, durante el último gobierno

de Perón, de las leyes de repatriación del Restaurador, y de la declaración del Día de la

Soberanía el 20 de noviembre; esta última por idea e iniciativa de José María Rosa.

Los comentarios efectuados por Anchorena y Cornejo Linares –además de las

tareas que Perón les mandó a desempeñar- son a nuestro juicio pruebas cabales de la

existencia de la línea histórica en cuestión, como así también, prueba suficiente de la

filiación “rosista” de quien fuera tres veces electo presidente de la República. Sin

embargo, para demostrar este último aspecto, reproducimos en este libro los propios

dichos del General Perón sobre el tema.

Sobre el libro de Giménez Vega, crítico y negando la teoría aquí estudiada, se

refiere al tema en un capítulo titulado “La línea San Martín, Rosas, Irigoyen y Perón”.

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Sólo nos interesa mencionar dicho texto por ocuparse del tema, pero no citaremos nada

de él, ni le damos valor alguno, ya que el sólo trato que da en el libelo a José de San

Martín, poco menos que insinuando su carácter de agente inglés, nos exime de todo

comentario serio sobre la obra.

Por último, el artículo de Abel de Río constituye el más ambicioso intento de

establecer una línea, similitudes o simetrías entre el Restaurador de las Leyes y Juan

Domingo Perón.

Pasamos en consecuencia; a citar la doctrina que avala nuestra tesis de la

existencia de la línea San Martín, Rosas y Perón.

“Las batallas de la memoria se libran alrededor de los hechos del pasado que

supuestamente ilustran el momento presente. La oposición política (al General Perón),

para la cual es cada vez más difícil exponer sus puntos de vista, utiliza el Parlamento

como tribuna privilegiada. Los revisionistas hacen lo mismo, pero por otras razones:

exponen detalladamente su nueva pedagogía patriótica ahora destinada a educar al

soberano, es decir a los flamantes e inexpertos diputados peronistas. Y el Parlamento

peronista pasa así largas horas discutiendo del pasado argentino y del gobierno de

Rosas. Asimismo la oposición se apresta a celebrar con ruido el centenario de la batalla

de Caseros, para significar que ha llegado el tiempo de poner término a la “segunda

tiranía”, la de Perón. El peso de estas imágenes es tan fuerte en el imaginario histórico

de los argentinos que una conspiración militar destinada a asesinar a Perón se fija como

fecha de operación precisamente el centenario de la batalla de Caseros, el 3 de febrero

de 1952. La identificación entre Rosas y Perón es llevada a su paroxismo”.

(QUATTROCCHI – WOISSON, Diana, Los males de la memoria, Emecé, Bs. As.,

1995, pág. 225).

“Los revisionistas por su parte obtienen del gobierno algunas señales favorables

a su causa. Así la batalla de Obligado será conmemorada oficialmente por primera vez,

el 20 de noviembre de 1953, por el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos

Aloé, cuyo discurso retoma, según dice, “el homenaje que el General Perón rinde a los

héroes que murieron por la defensa de la soberanía nacional”.

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Finalmente, bajo el ojo aparentemente benévolo del gobierno, se crea en junio de

1954 una “Organización popular por la repatriación de los restos del General Rosas”,

presidida por José María Rosa y Ernesto Palacio, que lanza una enérgica campaña para

obtener la adhesión de “todos los argentinos” y que será sostenida por la prensa

peronista”.

(QUATTROCCHI – WOISSON, Diana, Los males de la memoria, Emecé, Bs. As.,

1995, pág. 314).

“Por decreto ley N 479 del 7 de octubre de 1955 el nuevo gobierno crea una

Comisión Nacional de Investigaciones que presentará su informe bajo el título “Libro

Negro de la Segunda Tiranía”: una recopilación de datos destinados a poner en

evidencia “los horrores y las aberraciones” del régimen peronista. Entre otras muchas

cosas, Perón es acusado de haber denigrado a los héroes del pasado y haberlos ofendido

llamándolos “traidores a la Patria”; de haber realizado funerales suntuosos a la muerte

de su esposa Eva Perón, comparables a los que Rosas hizo para la suya, Encarnación

Ezcurra; de haber impedido la celebración de los centenarios de Echeverría, de Urquiza

y de la Constitución de 1853, pues “esas cosas de la vieja Argentina eran demasiado

peligrosas para quien las negaba”.

Desde su exilio, Perón se pronuncia públicamente a favor de la interpretación

revisionista de la historia argentina, en un libro destinado a denunciar al gobierno

militar que acaba de derrocarlo. El libro editado en Caracas en 1957 se titula Los

Vendepatria: las pruebas de una traición (…)

En el último capítulo titulado “La dictadura y el pueblo”, realiza un ejercicio de

interpretación histórica que retoma todos los temas caros al revisionismo. Oponiéndose

a esta revolución que ha osado llamarse “libertadora”, y que dice inspirarse en la línea

histórica que comienza con la Revolución de Mayo y cristaliza tras la batalla de

Caseros, el líder exiliado se libra a una contundente apología de Rosas:

“La dictadura ha invocado la “línea Mayo-Caseros” que manifiesta seguir. Es

indudable que su confesión es real. Ellos, como Alzaga, Liniers, Alvear, los enemigos

de Rosas, etc, tienen su línea indiscutible: la de la traición a la Patria””.

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(QUATTROCCHI – WOISSON, Diana, Los males de la memoria, Emecé, Bs. As.,

1995, pág. 314-15).

“La tríada mística San Martín, Rosas y Perón, sigue siendo propuesta como

remedio a los problemas de la sociedad argentina. Los rostros de los tres hombres que

nos presenta el afiche electoral de 1987 están tan cercanos entre sí que no tardan en

volverse una unidad: el retrato de un solo hombre, el que los argentinos se obstinan en

buscar, el salvador de una patria cada vez más extraviada, el omnipotente que podrá

resolverlo todo. Una convicción tan arraigada en la memoria de un pueblo tiene

consecuencias graves. Los fantasmas del pasado no dejan vivir a los argentinos del

presente”:

(QUATTROCCHI – WOISSON, Diana, Los males de la memoria, Emecé, Bs. As.,

1995, pág. 316).

LAS SIMETRÍAS DE ABEL DEL RIO.

“Durante los años que van desde 1943 en adelante hemos tenido oportunidad de

escuchar y de leer infinidad de veces que el gobierno de Perón representó el regreso a

los métodos dictatoriales usados por Rosas”.

(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968,

pág 12).

“Será imposible llegar a la médula de la problemática histórica si entramos a la

consideración del problema que formula el paralelo de Rosas y Perón, si nos ubicamos

desde el punto de vista de sus desaciertos, como también hemos de estar equivocados si

partimos de la base de encontrar, a priori, todo correcto.

Es nuestro criterio que en la balanza final ha de quedar para la consideración de

las generaciones el hecho de que Rosas defendió a ultranza la soberanía y la integridad

territorial y Perón dignificó a los argentinos dándoles dimensión vertical en su diario

vivir”.

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(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968,

pág 13).

1. VACIO DE PODER:

"Por otra parte analizando con desapasionamiento el proceso que condujo a

ambos a la suma del poder público es posible encontrar que en 1835 y 1946 existía un

vacío de poder que sólo podía llenarse de manera plena si se coincidía en agrupar en una

persona -no en un partido político- las condiciones necesarias para colmarlo.

Estas condiciones fueron en ambas fechas: Popularidad, ejecutividad, perspectivas de

estabilización, representación de los deseos de la mayoría.

Rosas y Perón significaron en sus momentos respectivos personalidades

diferentes a las conocidas hasta entonces, pues ambos significaron la negación de las

malas artes ejercitadas en nombre de los principios legales.

El vacío de poder en 1835, como en 1946, debía ser llenado plenamente, pues

era una necesidad colectiva y nacional. Esta era expresada muchas veces por los medios

más negativos, como la abulia para el trabajo o el recurso a las artes oscuras de la

delincuencia, pero en estos casos también estaban justificadas, pues el trabajo cotidiano

no representada aliciente.

Esto se dio en 1835 y en 1946, pues en la primera, los unitarios, los federales

doctrinarios y algunos sectores independientes, se unieron para alcanzar el poder

fundando una entidad política heteróclita y sin cohesión, pues la meta señalada era

alcanzar el poder y no las soluciones que se aplicarían a los problemas del momento.

Esto se dio en 1946 con la Unión Democrática, pues en ella se agruparon los radicales,

conservadores, socialistas y demoprogresistas. Siempre fueron enemigos

irreconciliables y a su vez enemigos del comunismo, pero no tuvieron inconveniente en

posponer las diferencias anteriores, para alcanzar el comando político".

(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968,

págs 16, 19, 20).

2. PAPEL DE LAS ESPOSAS:

“Cuando se analiza el proceso político cumplido por Rosas y Perón,

inmediatamente surgen con relieves propios las actuaciones de sus respectivas esposas.

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Doña Encarnación y Eva Duarte provinieron de estratos sociales muy diferentes,

pero estuvieron al servicio de la política de sus respectivos maridos, con la misma

intensidad.

Ambas fallecieran antes del proceso de declinación, es decir, en el momento de

mayor poder efectivo, pues la primera murió cuando Rosas contaba con los medios

suficientes para seguir siendo reelecto y la segunda en los momentos de iniciar Perón su

segunda presidencia.

Doña Encarnación y Eva Duarte les dieron en el período de matrimonio la fuerza

que de por sí no estaban capacitados para alcanzar, pues los hechos históricos

demuestran que por medio de las acciones de la primera con la Mazorca, y de la segunda

con los cóndores, se llegó a tener para los respectivos consortes, la base de sustentación

necesaria.

La correspondencia de doña Encarnación y Rosas, en momentos en que éste se

encontraba realizando la expedición al desierto, es suficientemente esclarecedora, como

para indicar que en Buenos Aires el comando de las acciones políticas estaba en manos

de ella.

Eva Duarte, por su parte, cumplió una misión muy parecida, al luchar desde el

llano por el ascenso de su esposo, criticando a los tibios, expulsando a los remisos,

insultando a los opositores solapados y diciéndoles en la cara el concepto que de ellos

tenía.

Las acciones que desembocaron en el 17 de octubre llevaron el sello del impulso

de Eva Duarte, pues no tuvo ningún inconveniente en trasladarse de continuo para

hablar con los hombres que debían realizar las acciones de copamiento, dar dinero para

convencer a los dudosos, amenazar, si fuese necesario, para movilizar a los timoratos”.

(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968,

págs. 23, 24, 25).

3. LA PUBLICIDAD:

"Pese a estas diferencias, existen similitudes en los métodos utilizados, pues

Rosas y Perón tuvieron sus slogans, y sus símbolos y sus canciones populares.

Siempre recurrieron a la consulta popular, a las reuniones masivas para

respaldar las acciones y siempre estuvo presente la acción de la publicidad directa o

indirecta.

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Rosas impuso la obligatoriedad de encabezar toda correspondencia con la

leyenda "Viva la Santa Federación, mueran los salvajes unitarios", para lograr fijar en la

mente de los funcionarios la idea de que se estaba viviendo en una federación, como

forma de gobierno y no en un país desnudo y desmenuzado.

Rosas contó con el cintillo punzó y Perón con el escudo peronista, como medios

partidarios y publicitarios de exponer las simpatías personales por sus gobiernos.

La tramitación de ambos símbolos es muy semejante, pues en cualquiera de los casos se

deseo dar a los partidarios un medio de distinción.

Mucho se ha escrito criticando en Rosas el uso del cintillo punzó y en Perón el

escudo, pero en ninguna de las críticas se ha expuesto la ley, el decreto o la ordenanza

que los impusiera. Fue de elección popular, es decir que se podía o no usarlo.

Rosas y Perón contaron con su canto y música y distintiva. El primero con el

Himno del Restaurador y el segundo con la Marcha Peronista.

Estas músicas se utilizaron siempre para expresar el entusiasmo popular por la

acción del gobierno y para molestar en algunas ocasiones, a personas que se sabían

opositoras de lo que se callaban y trataban de pasar inadvertida".

(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968,

págs. 30, 32, 33, 34).

4. LA LIBERTAD:

"Si nos ubicamos en la época de Rosas, donde los argentinos emigrados

aceptaron la participación de extranjeros en los asuntos internos, mal podemos pedir la

existencia de una libertad absoluta para todos los actos políticos, pues ellos implicaban

el desmembramiento del territorio nacional.

Los unitarios, y esto debe ser claramente entendido, no tuvieron inconveniente

en ningún tipo en ofrecer parte de nuestro territorio a cambio de ayuda militar y

económica, para lograr la caída de Rosas y el apoderamiento del poder político.

Paralelamente, en la época de Perón hubo quien solicito el desembarco de las tropas de

marinería de los Estados Unidos para lograr el mismo objetivo.

En esa circunstancia, no puede analizarse con desapasionamiento las

restricciones que se impusieron al ejercicio de las libertades.

Durante la época de Perón, la libertad de sufragio, en el momento de votar fue

enteramente libre".

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(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968,

págs. 38, 39).

5. OPOSITORES:

"Si nos detenemos unos momentos en analizar quiénes fueron las fuerzas

opositoras del rosismo y del peronismo, hemos de encontrar que siempre llegaremos a

una coincidencia: los doctos y los cultos liberales.

En la época de Rosas la oposición estuvo encarnada en nombres como el de

Echeverría, Mármol, Tejedor, Alsina, Sarmiento, Varela y muchos otros.

Si nos preguntamos qué hicieron durante la época rosista hemos de encontrarlos

en el extranjero en papel de exiliados, despotricando contra el gobierno de su país,

tramoyando invasiones y escribiendo brulotes.

En la época de Perón los opositores más importantes se fueron del país, viviendo

en papel de perseguidos, escribiendo en diarios, revistas o panfletos sus odios y

diciendo en las radios sus imposibilidades de regresar al país.

También podemos encontrar en ellos una coincidencia más, no escatimaron

esfuerzos para aceptar de potencias extranjeras, la ayuda de armas y dinero. Esto es

vigente para los unitarios como para los antiperonistas exiliados".

(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968,

pág. 48).

6. POLITICA INTERNA:

"Rosas y Perón intentaron en los años en que gobernaron de unir al pueblo en

torno a una ideología política, realizando obras y acciones políticas que demostraran los

beneficios de la unión interna.

El primero recurrió el sentimiento nacional para combatir las injerencias

extranjeras y el segundo para combatir la acción de los opositores, que muchas veces

también recurrieron a potencias extranjeras para intentar su derrocamiento.

Hay entre Rosas y Perón otro paralelo de poder ser realizado, en relación a las

respectivas legislaturas, pues en ambos casos se encontró con una aplastante

unanimidad de apoyo".

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(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968,

págs. 59, 60).

7. LIDERES Y CAUDILLOS:

De esta manera Perón se transformó en el caudillo conductor de la montonera de

la época moderna. Primero, de una parcialidad que estaba constituida por el

proletariado de Buenos Aires y sus alrededores, para luego transformarse en el

conductor de todo el movimiento obrero nacional por medio de los delegados en el

interior.

Como en el caso de Rosas, las relaciones con los delegados del interior se

realizaron en el plano del mantenimiento de un acuerdo, donde la conducción general

era la indicada por Perón y la local por los dirigentes, pero siempre que no contradijera

a aquella.

Con Rosas y con Irigoyen se dio la presencia de partidos de masas, dando lugar

a la aparición del autoritarismo de los dirigentes.

En el caso de Rosas ese autoritarismo se manifestó como medida necesaria para

el mantenimiento de la cohesión interna, mientras que en Irigoyen el autoritarismo fue

necesidad para mantener en estrecho cerco a las distintas tendencias internas, por ser un

partido policlasista.

Con Perón el autoritarismo se expresó con reacción al liberalismo que en ese

momento estaba en plena decadencia y en proceso de ser suplantado, al menos en sus

formas más popularizadas, por nuevas tendencias.

El aglutinamiento en torno al nuevo dirigente se realizó no por las vías políticas

de uso consagrado sino por las vías sindicales, haciendo que originalmente el liderazgo

apareciera como reivindicación de aspiraciones sociales y no políticas”.

(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968,

págs. 81, 84, 85).

8. UNITARIOS Y ANTIPERONISTAS:

“La oposición que Rosas y Perón tuvieron en sus respectivos gobiernos estuvo

formada por los unitarios y por los antiperonistas. A los primeros se les llamó unitarios

por provenir del partido que sostuvo la necesidad de sancionar una constitución

centralista –unitaria- que gobernara la Nación desde Buenos Aires y a los segundos por

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síntesis general, pues los partidos tradicionales estuvieron en contra y por ello el

nombre de antiperonistas para agruparlos a todos.

Lo que pueden tener en común unitarios y antiperonistas fueron los principios

liberales en política y en economía.

Los unitarios pedían libertad para expresar sus ideas contrarias al gobierno de

Rosas, de la misma manera que los antiperonistas la pidieron y exigieron para dar a

publicidad sus oposiciones acérrimas al peronismo.

Unitarios y antiperonistas siempre fueron anti, nunca pro. Fueron antiargentinos

desde el momento que aceptaron armas y dinero extranjeros para derrocar un gobierno,

fueron antiargentinos cuando pensaron en separar el litoral de la Confederación

Argentina, fueron antiargentinos cuando aceptaron como lógico, legal y democrático la

intervención de potencias extranjeras en las cuestiones de la política interna, como en el

caso de Braden”.

(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968,

págs. 91, 93).

9. POLITICA INTERNACIONAL:

“Rosas y Perón debieron enfrentar las presiones extranjeras, pues en ambas

épocas, potencias extranjeras interfirieron en el desarrollo de las políticas respectivas.

Ya se ha mencionado anteriormente que los unitarios aceptaron unirse a los ingleses,

franceses y brasileños, para obtener el apoyo militar que necesitaban para voltear a

Rosas.

En el caso de Perón el paralelo es muy profundo, pues durante los años que

corrieron entre 1943 y 1946, Estados Unidos presionó, no solo en las esferas de la

política interna.

Todos pueden recordar que el embajador Braden dio dinero a los partidos

opositores, se reunió con los principales dirigentes, realizó reuniones partidarias,

efectuó giras, se inmiscuyó en los asuntos de la política nacional, como si su cargo de

embajador no fuera suficiente resguardo para que mantuviera el decoro que le

correspondía.

Si Rosas debió luchar con las armas en la mano contra los agresores extranjeros,

Perón debió hacerlo con los elementos legales que le permitió el ordenamiento legal de

aquel entonces, para poder defender el derecho de autodeterminación de los países.

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Rosas armó ejércitos para luchar contra los malos argentinos que intentaban una

atomización de nuestra soberanía nacional y Perón debió recurrir a las denuncias

públicas para denunciar los continuos ataques que se efectuaban contra la soberanía

argentina en el plano de lo económico.

Rosas y Perón debieron luchar contra los enemigos internos y externos, pues

ambos estaban ligados por una comunidad de intereses contra la política de defensa de

la soberanía nacional. Rosas para impedir el desmembramiento territorial y Perón para

impedir el regreso a épocas perimidas por la evolución natural de la humanidad.

Las relaciones internacionales que desarrollaron Perón y Rosas tuvieron un

notable parecido, pues en América y en Europa a ambos se los conoció y valoró como

gobernantes de aprecio, con valores personales y proyección extranacional.

Los pueblos de América, especialmente el elemento trabajador, comprendió que

la política desarrollada por Perón era la que muchos de ellos estaban necesitando, de la

misma manera que la política de Rosas, al oponerse tozudamente a las arremetidas

extranjeras, eran las que esos países necesitaban para proteger sus economías y sus

integridades nacionales”.

(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968,

págs. 108, 112, 113, 114).

10. EL OCASO:

“El proceso político, que en realidad debería llamarse proceso militar, que

condujo a la caída de Rosas y de Perón, coincide en muchos aspectos.

En primer lugar, la iniciativa revolucionaria estuvo en manos de miembros del

partido, coincidiendo con jerarquías militares.

Lonardi e Isaac Rojas, como Urquiza, eran dirigentes políticos al mismo tiempo

que militares en ejercicio. Esta coincidencia de puestos ocupados, tiene otro paralelo y

es de que en ambos movimientos intervinieron intereses extranjeros.

En el caso de Urquiza es bien conocida la participación de los brasileños y en el

caso de los segundos, es casi popularmente conocida la intervención de los ingleses.

Estas coincidencias en lo interno y externo de los movimientos que dieron por

tierra con los gobiernos populares de Rosas y Perón, encierran raíces que coinciden en

la gestación, pues ambos fueron depuestos como consecuencia del desgaste interno.

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Con Rosas y con Perón los cambios demandaron lucha armada. Caseros y las

acciones de la ciudad de Córdoba costaron muchas víctimas.

Triunfante la oposición, Rosas y Perón debieron dejar el mando. El primero lo

hizo devolviendo el poder a la legislatura y el segundo al ejército.

Ambos debieron recurrir a potencias extranjeras para poder abandonar el país, ya

que Rosas se refugió en una nave inglesa y Perón acudió a la protección de la bandera

paraguaya.

Alejados de su país, en los primeros momentos ambos han sufrido todo tipo de

ataque, pero con el transcurso del tiempo, la memoria de Rosas está siendo reivindicada

a la consideración general y la de Perón adquiere una proyección más amplia.

La caída de ambos regímenes no sirvieron para la llegada de gobiernos mejores

ni de extracción popular, por lo que sus respectivos gobiernos, con todos sus defectos

han servido para ser comparados e indudablemente han salido gananciosos en el cotejo”

(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968,

págs. 127, 129).

“En 1974, el Gral. Perón, me convocó el 20 de noviembre, el Día de la

Soberanía, a las 10 de la mañana y me ofreció la embajada en Gran Bretaña,

encomendándome fundamentalmente dos temas: avanzar en la solución diplomática del

tema Malvinas y la repatriación de los restos del Brigadier General Don Juan Manuel de

Rosas.

En la larga correspondencia epistolar que tuve ocasión de mantener con el Gral.

Perón durante su exilio en España, manifestó reiteradamente sus ideas sobre el deseo de

que la figura de Juan Manuel de Rosas fuera reivindicada y sus restos descansen en

nuestra patria.

En una de ellas, fechada en Madrid, el 26 de marzo de 1971, dice: “Dr Manuel

de Anchorena, Querido amigo: Muchas gracias, veo su generosa acción por colocarme

con San Martín y Rosas, indudablemente una magnífica compañía (…)”.

(ANCHORENA DE, Manuel, La Repatriación de Rosas, Theoría, Bs. As., 1990, pág.

31).

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“Madrid, 8 de enero de 1970.

Sr Don Manuel de Anchorena.

Mi querido compatriota y amigo:

He recibido si amable carta del 24 de diciembre próximo pasado y le agradezco

el envío de las publicaciones sobre la campaña Pro-Repatriación de los restos del

Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas y para la solidificación de las bases de

nuestra liberación nacional. Ambas cosas deben merecer la preocupación patriótica de

los argentinos, porque para asegurar el destino de la Patria es tan importante defender su

futuro como hacer justicia a su pasado.

Don Juan Manuel, no solo ha tenido la gloria de su grandeza, sino que también

ha merecido el honor que le han rendido la infamia y la calumnia de los hombres

pequeños. La calumnia, la diatriba y el insulto son siempre homenajes que se rinden a

un mérito, a una virtud o a un valor. Pocos han sido más indecentemente calumniados:

ello sería ya mérito suficiente como para considerarlo sin más entre los grandes (…)

Desde niño ha repugnado a mi espíritu cuanto se ha escrito sobre Rosas en las

“historias” fabricadas por escribas de la ignominia y el rencor. Hace muchos años, en

oportunidad de realizar investigaciones históricas en el Archivo General de la Nación,

se me ocurrió echar una ojeada a los archivos documentales de la época de la Santa

Federación y me fue dado comprobar que la documentación existente era totalmente

desconocida (…) Ha sido necesario esperar la acción de los revisionistas históricos para

conocer una realidad oculta bajo la oscuridad nefasta de la mentira (…)

En la lucha por la liberación, el Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas

merece ser el arquetipo que nos inspire y que nos guíe a lo largo de mas de un siglo y

medio de colonialismo vergonzante, ha sido uno de los pocos que supieron defender

honrosamente la soberanía nacional en que se debe asentar la decencia de una Patria y,

no en vano. San Martín, al que lo habían condenado los enemigos de afuera y de

adentro, le hizo llegar su espada y su encomio, que era como arrimarle un poco de su

gloria de soldado y de su alma de ciudadano excepcional”.

(ANCHORENA DE, Manuel, La Repatriación de Rosas, Theoría, Bs. As., 1990, pág.

32-33).

Page 17: San Martin, Rosas, Perón.

“La historia, maestra de la vida, como ciencia se realiza en una constante

revisión; en consecuencia esta sujeta a una permanente renovación en sus conclusiones

(…) El genio del “Ilustre Restaurador de las Leyes” ya había previsto que pasadas las

inevitables borrascosas de las pasiones humanas, el criterio sereno de la posteridad

ubicaría su persona en el sitial que los servicios prestados al país le depararían (…)

Los escritores e historiadores inmediatamente posteriores a 1852 se ensañaron

en el ataque y destrucción del concepto y personalidad del ilustre gobernador de Buenos

Aires y capitán general de la Confederación Argentina. La historia de acontecimientos

contemporáneos nos ilustra con claridad episodios paralelos: mientras más se atacaba y

vilipendiaba al General Perón y a los colaboradores de su administración pública, mayor

relieve adquiría a los ojos de sus contemporáneos; no solamente por la favorable

comparación entre la inoperancia de los gobiernos que le sucedieron con las efectivas

realizaciones del sustituido, sino porque la penetración de las fuerzas antinacionales

alcanzaba, con éstos, sus niveles máximos”.

(CORNEJO LINARES, Juan Carlos, Acerca de Rosas y otros temas, Imprenta del

Congreso de La Nación, Buenos Aires, 1975, pág 12-13).

“El año 1973 es el denominado popularmente, Año de la Liberación Nacional, y

lo es, entre otras cosas, por el triunfo indiscutido de la voluntad popular, expresada esta

vez por el mandato de las urnas.

Y este año de 1973 no puede pasar sin que el Honorable Congreso de la Nación

rinda el homenaje sencillo y sentido de recordación al pueblo que, expresado por sus

milicias armadas en el ejército nacional de la Confederación Argentina, defendió, fiel a

su juramento de “hasta que la muerte nos separe de la lucha”, nuestra soberanía nacional

el 20 de noviembre de 1845, amenazada por la escuadra anglo-francesa (…)

Las baterías de Obligado resonaron por el mundo entero demostrando que los

argentinos, pocos o muchos, sin contar con elementos, no se dejarían avasallar

impunemente.

No por nada es que el pueblo, con su natural intuición patriótica, hace ya mucho

identifica los grandes destinos de la patria con la invocación de nuestros cuatro grandes

caudillos nacionales: San Martín, Rosas. Irigoyen y Perón”.

Page 18: San Martin, Rosas, Perón.

(CORNEJO LINARES, Juan Carlos, Acerca de Rosas y otros temas, Imprenta del

Congreso de La Nación, Buenos Aires, 1975, pág 19, 21).

“ (...) Los ecos del complejo de barbarie perduran hasta nuestros días. Durante

los diez años peronistas la mayoría de los argentinos nos sabíamos habitantes de un país

en marcha; pertenecíamos sin duda alguna a la clase media de las naciones y

aspirábamos al liderazgo latinoamericano. Pero triunfó la sedición antipopular de 1955

y el complejo de barbarie volvió a regir si no con el antiguo esplendor, con

manifestaciones inequívocas y formas adecuadas a los nuevos tiempos. Fue tildado de

bárbaro todo el período en que los trabajadores ocuparon el escenario político. Se

pusieron de moda expresiones de autodesdén como <flor de ceibo>, referencia

peyorativa a nuestra industria, <...y ahora son nuestros>, alusión a los servicios públicos

nacionalizados, etc. Como a Rosas, se le reprochó a Perón haber provincializado la

capital, fomentando o permitiendo la emigración de los <cabecitas negras>. Como a

Rosas se le censuró el folklore y el “carnaval” de las fiestas políticas y como a Rosas, se

le ridiculizó todos los desplantes de potencia, desde la tercera posición internacional

hasta la investigación atómica y el pretendido liderazgo latinoamericano. Fuimos

bárbaros cuando le aumentamos a los ingleses el precio de la carne, cuando nos

opusimos al bloqueo diplomático de España y le regalamos significativas toneladas de

cereales; cuando nos opusimos al derecho de veto para las grandes potencias en las

Naciones Unidas, cuando quisimos impedir la invasión de Guatemala por mercenarios

de United Fruit Company (...)”

(FERLA, Salvador, Historia Argentina con drama y humor, Buenos Aires, Peña Lillo,

1974, pp. 332-333).

“(...) Este revisionismo ya no es una posición académica como el de Saldías y

Quesada, sino un movimiento cultural que arranca del descubrimiento de nuestro estado

de dependencia colonial e intenta superarlo mediante la concientización masiva. Es un

instrumento auxiliar de la tarea de liberación nacional que en el plano político proponen

el nacionalismo, el irigoyenismo y el peronismo (...) La revolución libertadora de

Page 19: San Martin, Rosas, Perón.

septiembre de 1955, echaría las bases para que la reivindicación de Rosas se difundiera

velozmente a todos los niveles, cuando por rebajar a Perón lo compararon con Rosas, y

lograron el resultado inverso de agrandar a los dos (...)”

(FERLA, Salvador, Repudio y reivindicación de Rosas, en Revista Mayoría, Buenos

Aires, 20/11/74, p.10)

“San Martín tuvo a su cargo la tarea de independizarnos geográficamente, Rosas

la de producir las bases de la organización política desde el Pacto Federal hasta la

Constitución de 1853, influida por aquél. El general Perón, en cambio, acometió la tarea

de la liberación social, pero ella no hubiera sido posible si previamente no se hubieran

dado los dos presupuestos anteriores”.

(GAZZERA, Miguel, Relativo a Rosas, en Revista Mayoría, Buenos Aires, 20/11/74,

pp. 16, 17).

“Si el volumen de un político se mide por la intensidad de su influencia sobre el

medio y por su permanencia en el acontecer, más allá de la ocasión pasajera, Perón ha

sido la mayor figura política –el Arconte Rey- de la Argentina contemporánea, esto es,

de la Argentina posterior al Centenario. Desde entonces nadie gravitó tanto como él en

el país, y habría que remontarse a Roca, a Mitre y a Rosas para establecer un paralelo en

cuanto a su dilatada acción de presencia”.

(SANCHEZ SORONDO, Marcelo, La Argentina por dentro, Buenos Aires,

Sudamericana, 1987, p. 412).

“En cabeza de Perón y a través del peronismo la prédica nacionalista se convirtió

en doctrina nacional. Todo el país políticamente mensurable, se reconoce desde

Page 20: San Martin, Rosas, Perón.

entonces en ese espejo que algunos pretender fragmentar. Por la ancha convicción del

pueblo nuestro país descubre que es nacionalista con San Martín, Rosas y Perón”.

(SANCHEZ SORONDO, Marcelo, La Argentina por dentro, Buenos Aires,

Sudamericana, 1987, p. 419).

“Sin duda el nacionalismo con que Perón exornó sus aficiones populistas

(expuestos a la manera de tópicos de un programa cuyos objetivos no parecía dispuesto

a alcanzar) tuvo un sentido de reivindicación de nuestra desheredada estirpe criolla.

Quizá por eso, por esa correspondencia inefable que vincula entre sí a las premoniciones

de vuelo político, Perón intuyó también que nuestra patria grande confundiría en el

futuro sus fronteras ideales con las de la anfictionía iberoamericana. Así la visión de una

Argentina liberal con la traza de ínsula europea, extraviada en este continente ignoto al

que pertenecían, sin embargo, sus poblaciones y provincias arribeñas, se desvaneció

ante la realidad de esos invasores de tez cetrina que repitiendo sin saberlo el escándalo

de aquel año veinte de la famosa anarquía se aposentaban de nuevo en la Plaza Mayor”.

(SANCHEZ SORONDO, Marcelo, La Argentina por dentro, Buenos Aires,

Sudamericana, 1987, p. 448).

“A lo largo de tres decenios la manifestación mayoritaria se identifica con el

peronismo, que de este modo encarna con increíble persistencia la voluntad política del

pueblo. Este hecho notable y su obvia comprobación bastan para aventar cualquier

prejuicio y nos invita a aproximarnos con patriótica curiosidad a las orillas de esa

caudalosa corriente con ánimo de recorrer su prolongado y no extinguido curso. No es

posible negar que el fenómeno –y el secreto nóumeno- del peronismo son pertenencias

del pueblo argentino y tiene las virtudes y defectos con que éste existe en su faz actual;

son una de sus formas temporales de ser: parte integrante, aunque dinámica y por ende

transitoria, de su constitución natural. De ahí que (y ello con abstracción de las luchas

políticas en las cuales se engolfaron las pasiones de los contendientes) el rechazo

irracional al peronismo sea hoy un pecado de inteligencia contra la entidad de nuestro

pueblo y un desafío a la caridad debida al prójimo, que es el compatriota; en suma, una

actitud de intolerancia cuya secuela agravia la unidad nacional”.

Page 21: San Martin, Rosas, Perón.

(SANCHEZ SORONDO, Marcelo, La Argentina por dentro, Buenos Aires,

Sudamericana, 1987, p. 454).

“Es también la hora del revisionismo nacionalista que exalta con aciertos

perdurables el genio del pasado fundador y el sentido prístino y renovado de la

nacionalidad como empresa trascendente a los imperativos de progreso: sus escritores

procuran llevar a cabo una contrarreforma cultural que, en las antípodas de las

ortodoxias liberales, configura –en sus temas de acción y doctrina- una revolución

política necesitada, esta última, de apoyo militar. Por su parte, el peronismo que como

revisionismo popular se inspira en algunas ideas fuerza o ideales del nacionalismo (y de

hecho se origina en el ricoroso producido por el movimiento de 1943) reitera la

tendencia democrática y en la última posguerra desplaza al radicalismo”.

(SANCHEZ SORONDO, Marcelo, La Argentina por dentro, Buenos Aires,

Sudamericana, 1987, p. 561).

“El exilio de un caudillo popular es el sistema político más perfecto para que un

grupo de privilegio, nativo o extranjero, mantenga sujeto a un pueblo vencido. Y de

contrapartida, la vuelta al terruño del caudillo popular se transforma en la máxima

reivindicación popular que encierra en potencia todas las otras aspiraciones y deseos de

las masas.

En nuestro país, el primer caudillo ligado al bajo pueblo, a los sectores más

oprimidos de la sociedad, fue Juan Manuel de Rosas. El otro, es, en nuestros días, Juan

Domingo Perón.

En ambos casos el exilio es un golpe directo al movimiento nacional y popular

que tanto Juan Manuel como Juan Domingo simbolizaron, en distinta medida y de

acuerdo al marco histórico internacional o popular que les tocó vivir.

Dos políticas económicas.

Tanto Rosas como Perón representan dos momentos en el proceso de formación

de un sistema propio de producción capitalista (…) Rosas impulsó con las estancias y

saladeros las primeras formas de cooperación en el trabajo y de producción en masa de

mercancías, iniciando en la producción, el sistema capitalista, que luego se fue

Page 22: San Martin, Rosas, Perón.

extendiendo a otras ramas. Perón se encuentra ya con un sistema capitalista

agropecuario y fabril, y pone el acento en el desarrollo industrial vinculado a las zonas

deficitarias de la energía y la siderurgia, dando los primeros pasos de la industria

pesada. Dos hombres, dos épocas económicas y dos políticas de progreso económico

distintas (…) Rosas enfrenta a Francia e Inglaterra en defensa del patrimonio nacional y

el derecho argentino a controlar la comercialización de su propia riqueza y de su propio

mercado de consumo.

El avance del capitalismo extranjero sobre nuestro sistema interno de comercio

de producción o de servicios es atacado violentamente por la política de

nacionalizaciones de Perón que devuelve al control del Estado argentino las palancas

fundamentales de la economía desde las cuales impulsa el proceso industrial

independiente, en ramas que dependían de la importación (…) Tanto Rosas como

Perón, en su impulso de progreso económico nacionalista dependieron de la inevitable

ley histórica de los países coloniales: quien no puede contar con el apoyo del

imperialismo debe necesariamente buscar el apoyo del pueblo. Juan Manuel se ató

profundamente a los gauchos peones de estancia, a los trabajadores de mataderos,

curtiembres y saladeros, a los artesanos negros y españoles de Buenos Aires (...) Un

siglo más tarde Juan Perón busca y encuentra el apoyo del proletariado industrial y del

proletariado rural y sobre ellos levanta toda su política nacionalista de liberación de la

oligarquía mercantil extranjera o extranjerizante que controlaba el poder económico. Y

con ellos principalmente deberá contar en adelante (...) Tanto Rosas como Perón son

dos símbolos de la unidad de lo nacional con lo popular. Si la vuelta de Perón nos hará

fuertes en el presente, la inmediata repatriación de los restos de Rosas, debe ser una

bandera reivindicatoria de los sectores populares, que permitirá hacernos fuertes en la

conciencia del pasado, para defender mejor ese presente del movimiento nacional y

popular”.

(ASTESANO, Eduardo, Juan Manuel de Rosas y Juan Domingo Perón, en El Soberano,

N. 6, Buenos Aires, 12/5/58).

“Este impulso de cooperación sanmartiniana, por la vía del más crudo

intervencionismo de Estado, se desarrolló sobre ramas de competencia con los

productos europeos (armas y vestuarios) diez veces más baratos. Sólo la urgencia de las

Page 23: San Martin, Rosas, Perón.

necesidades militares imponía producirlos a cualquier costo. Así nacieron nuestras

primeras manufacturas para el trabajo de fundición de artillería, fabricación de

municiones, armas blancas, fusiles, pólvora, arneses, monturas, mantas, vestidos, etc. Se

desarrolló a la vez en el camino de la industria pesada, alumbrando tenuemente desde

Mendoza la ruta por donde había de avanzar muchos años mas tarde el proceso de

mecanización fabril independiente. En este aspecto la labor sanmartiniana empalmó

con el proceso burgués de tipo federal (defendiendo con las aduanas provinciales y las

montoneras, el desarrollo fabril y el mercado propio) para elevarlo al plano superior de

la mecanización y la metalurgia”.

(ASTESANO, Eduardo, Bases históricas de la doctrina nacional. San Martín, Rosas y el

Martín Fierro, Buenos Aires, Eudeba, 1973, p. 69).

“No puede desconocerse tampoco que ese desenvolvimiento político y militar

burgués, contó con algunas oportunidades con la participación activa de las masas

populares de las clases trabajadoras (artesanos, orilleros, gauchos, indios), que trataron

de imprimirle en la medida de sus posibilidades, confusas reivindicaciones de un mundo

mejor. En estos casos, la revolución burguesa toma el carácter de revolución popular y

los movimientos nacionalistas, el de movimientos nacionalistas de masas. En nuestro

país, la lucha contra las Invasiones Inglesas, la expansión continental revolucionaria de

San Martín, las guerras civiles, el gobierno de Juan Manuel de Rosas, fueron los

aspectos populares más salientes en la iniciación de nuestra propia revolución burguesa

y de nuestro movimiento nacional, que tomó en ellos distintas formas populares”.

(ASTESANO, Eduardo, Bases históricas de la doctrina nacional. San Martín, Rosas y el

Martín Fierro, Buenos Aires, Eudeba, 1973, pp. 76, 77).

“Si San Martín representa la figura cumbre de la etapa de la liberación

antiespañola, Rosas es la primera figura política que encarna con vigor el proceso de

liberación antiinglés y antifrancés, en la defensa de una economía libre”.

Page 24: San Martin, Rosas, Perón.

(ASTESANO, Eduardo, Bases históricas de la doctrina nacional. San Martín, Rosas y el

Martín Fierro, Buenos Aires, Eudeba, 1973, p. 129).

“En esta línea nacional que es la conciencia histórica de los argentinos que hizo

la guerra de la Independencia, que defendió la soberanía nacional con los caudillos

federales después de haber vencido en Ituzaingó, que cayó en Caseros y se puso de pie,

a medias, cuando en la batalla de Santa Rosa acabó con el ejército de degolladores

importados por Mitre y constituyó con Ricchieri un ejército nacional, que triunfó con

Irigoyen, que triunfó con Perón (...)”

(JAURETCHE, Arturo, en Revista Mayoría, Buenos Aires, 19/10/1959).

“1930 y 1955 son históricamente equivalentes, y la Década Infame y la

Revolución Libertadora se identifican en los fines, en la técnica revolucionaria, en los

equipos de gobierno y en el mismo aprovechamiento de las fuerzas militares destinadas

al increíble papel de frenar la grandeza nacional y cerrarle al país –cuya expresión

armada de potencia son- el camino que les abriría la posibilidad de ser potencia. No se

trata aquí de hacer el análisis de la política económica del gobierno caído en 1955. Sólo

bastará con decir que, cabalgando sobre las circunstancias favorables de la guerra y la

posguerra, realizó la única tentativa de política económica nacional en gran escala

después del precario ensayo que pudo hacer Rosas (esta analogía que quiso ser injuriosa

resultó un cumplido y lo resultará cada vez más a medida que se vaya conociendo la

historia verdadera de las <Tiranías Sangrientas> y la de sus adversarios)”.

(JAURETCHE, Arturo, Textos selectos, Buenos Aires, Corregidor, 2004, pp. 247-48).

“Con intención peyorativa, Doña Victoria Pueyrredón entiende que debo

limitarme a seguir ocupándome del rosismo, peronismo e irigoyenismo. Tal vez lo haga

por ser lógica con su criterio histórico: ni Rosas, ni Irigoyen, ni Perón han dejado

Page 25: San Martin, Rosas, Perón.

sobrinitos para publicar solicitadas. Eso también le pasa a San Martín. Con el frío que

hace en la inmortalidad, ¿me considera el mérito de arrimarles un ponchito?”.

(JAURETCHE, Arturo, Las polémicas de Jauretche, Buenos Aires, Los Nacionales

Editores, 1985, p. 23).

“El Revisionismo ha hecho su labor de investigación tan encomiable y ha

difundido su verdad pero no nos engañemos: el eco popular, la adhesión multitudinaria

ha venido como efecto de una experiencia histórica paralela a la revisión que creó las

condiciones para la comprensión popular. En este terreno, la batalla está ganada y esa

victoria viene a complementar un ángulo del pensamiento justicialista que en los

momentos iniciales ofrecía una brecha a la penetración del adversario”.

(JAURETCHE, Arturo, Las polémicas de Jauretche, Buenos Aires, Los Nacionales

Editores, 1985, p. 31).

“Defendemos a Rosas porque consideramos que en su momento representaba la

opinión democrática del país, condensada en las grandes masas Federales de la Capital y

del Interior”.

(CHAVEZ, Fermín, John William Cooke. El diputado y el político, Buenos Aires,

Círculo de Legisladores de la Nación Argentina, 1998, p. 9).

“Nuestra historia, señor Presidente, fue maliciosamente deformada por el grupo

dirigente que, después de la caída de Rosas, se encaramó en los comandos económicos,

políticos y sociales. Ella no ha sido falseada sin motivo, ya que la oligarquía argentina

ha sido muy cuidadosa. Cada vez que conquistó el poder, la oligarquía iluminista

directorial, ya sea después del 53, una vez que tuvo en sus manos los medios de dirigir

al país, no descuidó el comando conceptual, el dominio de las ideas. Al mismo tiempo

que consumaba la tremenda entrega económica del país, de la que recién ahora estamos

saliendo, consumó la entrega conceptual ligándonos a una serie de dogmas que han

Page 26: San Martin, Rosas, Perón.

constituido uno de los eslabones más pesados de la cadena del yugo al extranjero (…)

En ambas posiciones –en la de la oligarquía y en la nuestra- hay coherencia, señor

Presidente. La oligarquía –algunos de cuyos hombres fueron venales, otros a los cuales

San Martín calificó de felones, y muchos de ellos que creyeron de buena fe que labraban

el porvenir de la patria- constituyó una mentalidad conceptual y trató de influir en el

país para que todas las generaciones futuras siguiesen pensando como ellos. Eran, en

realidad –y esto se puede demostrar perfectamente-, instrumentos del imperialismo

extranjero (…) Nuestra posición es inversa: creemos que solamente se puede obtener la

liberación económica nacional a través de la destrucción de esos dogmas históricos

falsamente fabricados. Y contra nosotros emplean los mismos recursos: se nos tilda de

totalitarios, se dice que somos antidemocráticos. Seríamos totalitarios y

antidemocráticos si nosotros, creyendo en la barbarie y en la tiranía de algunos

hombres, siguiésemos elogiándolos; pero nos proponemos demostrar –y lo hemos

conseguido si se estudia el problema objetivamente- dónde estaba la verdadera barbarie,

dónde estaban las fuerzas del país y dónde los enemigos de la nacionalidad.

Todo esto es una trama coherente, y las dos posiciones, la de la oligarquía y la

posición popular, están perfectamente delineadas. Nuestra postura es la más

democrática, porque reivindicamos lo popular contra las fórmulas importadas del

extranjero, porque reivindicamos a los hombres que fueron representación de la masa

argentina contra los hombres que sólo fueron representantes de pequeños intereses del

círculo; porque vamos al elogio de los caudillos que son representación del sentir

nacional, en contra de la oligarquía de todos los tiempos, que solamente es la

representación de sus propios intereses o de los intereses extranjeros (…)”

(CHAVEZ, Fermín, John William Cooke. El diputado y el político, Buenos Aires,

Círculo de Legisladores de la Nación Argentina, 1998, pp 73-76).

“La recolonización de 1955 permitió a la minoría explotadora ocupar económica

y políticamente el país, pero no culturalmente. Antes una cosa implicaba la otra, ahora

no.

La fórmula había funcionado durante un siglo a partir de la derrota nacional de

Caseros. Allí se liquidó el pleito entre las dos corrientes que chocaban desde los días de

Mayo, la del puerto de Buenos Aires, cosmopolita, librecambista, vehículo de ideas e

Page 27: San Martin, Rosas, Perón.

intereses que convenían a Europa y trataba de imponer el resto del país; y otra

nacionalista popular, que veía al país en su conjunto y como parte de la unidad

latinoamericana. Antimorenistas y morenistas, dictatoriales y americanistas, unitarios y

federales, fueron fases de ese enfrentamiento”.

(COOKE, John William, Apuntes para la militancia. Peronismo crítico, Buenos Aires,

Schapire Editor, 1973, p. 41).

“Ya he dicho otras veces que las invasiones inglesas dan una clave de

interpretación que alcanza a toda nuestra historia, porque en aquellos episodios se

advierten los tres elementos que siguen actuando hasta nuestros días: el elemento

conquistador, que considera a las tierras americanas como campo propicio para

explotaciones y rapiña; las llamadas clases dirigentes, que, sumisas a los dictados

extraños, olvidan sus deberes para con el medio nativo y actúan como aliados del

invasor o del inversor extranjero; y el elemento popular, que ha sido entre nosotros lo

que fue el coro de la tragedia griega, es decir: el elemento secundario, siempre

postergado y muchas veces olvidado, pero que, sin embargo, lleva en la llama de su

corazón todos los instintos defensivos de la libertad de la patria y de la dignidad que al

hombre se le debe.

Estos tres elementos se hacen visibles durante las invasiones inglesas se

manifiestan luego en la gesta de la independencia y siguen actuando posteriormente, en

las horas complejas y confusas en que el país intenta estabilizar su destino. La etapa de

la lucha por nuestra historicidad, y las sucesivas en que se brega por nuestra

independencia o se promueve nuestra personalidad, son testimonio de una espiritualidad

que encontró sus intérpretes en los caudillos y su levadura propicia en la plebe, la

chusma y la montonera”.

(GARCIA MELLID, Atilio, Etapas de la Revolución Argentina, Buenos Aires, Hechos

e Ideas, 1950, p. 12-13).

Page 28: San Martin, Rosas, Perón.

“En tanto que el general Rosas acaudillaba a su pueblo para el cumplimiento del

sagrado deber de preservar la independencia nacional, <las facciones locales

desafectas>, cegadas y desviadas por los falsos oropeles de un liberalismo que

anunciaba su esclavitud, secundaban a las potencias extranjeras, cometiendo un crimen

que ha sido magníficamente enjuiciado por el general Perón, cuando –refiriéndose al

hombre que se alía <a las fuerzas contrarias a la nacionalidad>-, comentaba: <La ley no

lo toma como delincuente, pero hay un honor, una dignidad, una ética que nos dice a

gritos que ése es el peor delito que puede cometer un ciudadano, que es la mayor

traición que puede cometer un argentino>”.

(GARCIA MELLID, Atilio, Etapas de la Revolución Argentina, Buenos Aires, Hechos

e Ideas, 1950, p. 14).

“Es en este punto cuando se produce el acontecimiento más trascendental de

nuestra historia política, solamente comparable al de la insurgencia de las montoneras

federales: el del tumulto rumoroso y constructivo de las masas populares que, tocadas

de una mística y con la fe de un conductor, irrumpen en la Revolución militar del 4 de

Junio y la transforman en Revolución del pueblo, en la gesta inolvidable del 17 de

Octubre de 1945”.

(GARCIA MELLID, Atilio, Etapas de la Revolución Argentina, Buenos Aires, Hechos

e Ideas, 1950, p.20).

“La reforma financiera aplicada por la Revolución Nacional Argentina, escapa a

los moldes clásicos de la economía liberal o capitalista, sin inclinarse a los métodos

preconizados por la economía totalitaria o estatal. Consiste en una solución intermedia,

de fines sociales, inspirada en la realidad argentina y destinada a promover los remedios

adecuados a la naturaleza de los fenómenos económicos actuantes en su seno (...)

Pretender desconocer o retacear el significado de este grandioso episodio de

nuestra recuperación económica, no es lícito ni patriótico, encuadrando a quienes en tan

menguada posición se colocan, en la misma triste condición de aquellos argentinos que,

cegados por el odio a Rosas, se unieron al extranjero para someter la patria y derrocar a

Page 29: San Martin, Rosas, Perón.

su gobierno. La historia suele ofrecer estas analogías, tanto más posibles cuanto menor

ha sido la condenación de los desafortunados predecesores”.

(GARCIA MELLID, Atilio, Etapas de la Revolución Argentina, Buenos Aires, Hechos

e Ideas, 1950, pp. 37 y 41).

“El general Rosas fue un símbolo de las ingenuas pero ardientes aspiraciones de

la muchedumbre que querían hacerse parte del destino nacional. Irigoyen sopesó esa

realidad social argentina y recuperó para el servicio de la patria a esas masas

despreciadas por el oligarca, revalorizando en su vigorosa substancia autóctona al

gaucho, al compadrito y la chusma, que ascendieron de nuevo a su condición de

paisano, de ciudadano y de pueblo. El coronel Perón, por medio del manejo simple de

las realidades vernáculas, captó la verdadera antinomia que recorre nuestra historia (…)

Por obra del coronel Perón se ha puesto en marcha una vez más la prístina levadura

histórica argentina”.

(GARCIA MELLID, Atilio, Montoneras y caudillos en la Historia Argentina,

EUDEBA, Buenos Aires, 1974; cita en: FRENCH, Carlos Rubén, Semblanza de Atilio

García Mellid, Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel

de Rosas, Buenos Aires, N 63, 2001-2002, p. 49).

“No trepidó el coronel Perón en afrontar su deber hasta el fondo. Su corazón

generoso, su máscula pujanza, su orgullo de ser uno en el pueblo, le alentaron y

sostuvieron. No le temió al calificativo de <bárbaro>, ni rehuyó la acusación de

<montonero>. A quien anduvo tantos caminos, en la pampa y en las montañas nativas, y

también en las tierras <gringas>, no podía escapársele que la montonera criolla es la

medida de nuestra libertad. La montonera primitiva, desde el terrible año 20 hasta el 52,

sostuvo e impuso el federalismo; la montonera radical, desde el 90 hasta el año 12,

luchó y logró implantar el sistema político de su soberanía; la nueva montonera, que

desde la muerte de Irigoyen había quedado sin jefatura y destino, aspira a fundar una

auténtica democracia social argentina”.

Page 30: San Martin, Rosas, Perón.

(GARCIA MELLID, Atilio, Montoneras y caudillos en la Historia Argentina, Buenos

Aires, EUDEBA, 1974; p. 112).

“Por obra del coronel Perón se ha puesto en marcha, una vez más, la prístina

levadura histórica argentina. Porque –sean cuales sean los enfoques defraudadores con

que la <ilustración> quiere torcer nuestro destino- la verdad simple es que nuestra

democracia ha sido fundada por los caudillos y sostenida por la montonera. En los

montoneros (que eran los gauchos de ayer y son os descamisados de ahora) se refugió,

consolidó e impuso el sentimiento federalista que organiza nuestra vida nacional”.

(GARCIA MELLID, Atilio, Montoneras y caudillos en la Historia Argentina, Buenos

Aires, EUDEBA, 1974; p. 113).

“Quienes se empeñan en abominar de la montonera y en abatir a los caudillos,

conspiran contra las más nítidas tradiciones de la patria. No odian, en realidad, al

montonero inorgánico y al caudillo viril, sino a la forma nacional de la democracia.

Admiran a los modelos exóticos y quieren plasmar, sobre nuestra efectiva substancia

multitudinaria, la maraña sutil y envolvente de los principios jurídicos ajenos, que no

pueden interpretar el orden espontáneo de nuestra libertad. Por el camino de la ley

inconsistente quieren constreñir, amansar y doblegar a esas personalidades poderosas,

que son toda la historia del progreso popular.

El coronel Perón –por convencimiento y por principios- no podía coincidir con

tales ambigüedades. Sostenido por la certeza moral de que el pueblo debe ser el

destinatario de todas las meditaciones, se enroló en las filas históricas en que

montoneros y caudillos lucharon por la nacionalidad autónoma y por la preservación de

los bienes propios de la comunidad. A esa obra se entregó con el dinamismo de los

viejos soldados libertadores y con la fe mística de los cruzados de una nueva

reparación”.

(GARCIA MELLID, Atilio, Montoneras y caudillos en la Historia Argentina, Buenos

Aires, EUDEBA, 1974; p. 115).

Page 31: San Martin, Rosas, Perón.

“La montonera federal fue el símbolo de nuestro civismo incipiente. La

montonera democrática de nuestro siglo (con Irigoyen y con Perón) es la expresión

tumultuosa pero constructiva, de los nuevos ideales del pueblo, de las nuevas formas de

nuestra libertad. La primera impuso nuestro federalismo, sistema orgánico y a la vez

flexible, en que descansa la convivencia de todos en una única comunidad territorial. A

la segunda corresponde asentar las bases del ordenamiento social argentino, para que se

cumpla en toda su plenitud el precepto cristiano de dignidad de la persona humana. Para

ello, era necesario despreciar el sistema de derecho de la oligarquía y reivindicar el

principio simple de justicia. El coronel Perón lo dijo sin eufemismos: <Nuestra justicia

es y será más sensible que letrada, más patriarcal que legalista, menos formalista y más

expeditiva>”.

(GARCIA MELLID, Atilio, Montoneras y caudillos en la Historia Argentina, Buenos

Aires, EUDEBA, 1974, p. 117).

“Estamos otra vez en el filo mismo de la historia. Las masas rústicas, en cuyos

generosos instintos se perfilan las tendencias y modalidades en que podrá fundarse una

verdadera cultura nacional, han resuelto reemprender la marcha hacia las grandes

realizaciones de la vida. La voz profética de su caudillo las alienta y conduce: <Cuando

he confiado en los humildes, no he confiado nunca en vano>. Así por recíproca

identificación de pueblo y caudillo, nos hallamos en la ruta que las lanzas montoneras

abrieron hacia la soberanía y la libertad”.

(GARCIA MELLID, Atilio, Montoneras y caudillos en la Historia Argentina, Buenos

Aires, EUDEBA, 1974; p. 118).

“La revolución proclamada en forma vaga y confusa en el movimiento militar

del 4 de Junio de 1943, se inicia recién ahora, vigorosamente, después que el pueblo

argentino la ha sancionado con su voto en las urnas el 24 de Febrero último (…) El

primer asomo revolucionario fue la política social, implantada para mejorar las

condiciones materiales de vida de los asalariados; pero tal obra encomiable es

Page 32: San Martin, Rosas, Perón.

fragmentaria, pues se refiere tan sólo a un sector de la sociedad, y para que sea

desarrollada con éxito es indispensable vincularla con otra que abarque a todo el país,

cual es la defensa de nuestra producción y el acrecentamiento de nuestra potencia

económica a fin de que ella sea el resorte poderosísimo que ha de elevar el nivel de las

clases trabajadoras dándoles, con seguridad, el bienestar a que tienen derecho (…)”

(IBARGUREN, Carlos, El sistema económico de la Revolución, Buenos Aires, Banco

de la Nación Argentina, 1946, p. 5).

“El nuevo sistema económico creado por la revolución, en esta hora

trascendental para nuestro porvenir, interpreta cabalmente la voluntad enérgica de la

República Argentina de conquistar moral y materialmente la fuerza de potencia

soberana entre las naciones del mundo. Los enunciados de este programa constructivo

están animados por la pujanza y por el aliento ardoroso de un pueblo decidido a forjar la

grandeza de su patria”.

(IBARGUREN, Carlos, El sistema económico de la Revolución, Buenos Aires, Banco

de la Nación Argentina, 1946, p. 27).

“La Revolución de Mayo se forjó y se consolidó en contra de la voluntad de los

hombres pudientes y de los hombres conspiscuos que conspiraron contra ella, para

sofocarla, primero, para desvirtuarla, más tarde. La Revolución de Mayo fue una

revolución popular y esa génesis de la patria es la que consubstancia de manera

indisoluble a lo nacional con lo popular. Desconfiemos de todas las doctrinas que

pretendan establecer un distanciamiento entre ambos conceptos, porque con seguridad

se trata de hacernos caer en una trampa oligárquica”.

(SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Irigoyen y Perón, Buenos Aires, Plus Ultra, 1972, p. 13).

“Mas podemos afirmar que si el presidente Irigoyen no hubiese detenido el

avance del colonialismo a que nos tenía sometido el capital extranjero, es muy posible

Page 33: San Martin, Rosas, Perón.

que hoy la República Argentina tuviera la conformación económica y mental de una

factoría sin esperanza y sin voluntad propia, y el general Perón no sería el presidente de

los argentinos. Irigoyen fue leal a su línea histórica”.

(SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Irigoyen y Perón, Buenos Aires, Plus Ultra, 1972, p. 18).

“Aquellas muchedumbres que salvaron a Perón del cautiverio y que al día

siguiente paralizaron el país en su homenaje, eran las mismas multitudes que asistieron

recogidas por el dolor al entierro de Hipólito Irigoyen, las mismas que lo acogieron con

el alborozo de un mesías aquel memorable 12 de octubre de 1916 en que el pueblo

argentino comenzó a reconocerse a sí mismo. Son las mismas multitudes argentinas

armadas de un poderoso instinto de orientación política e histórica que desde 1810

obran inspiradas por los más nobles ideales cuando confían en el conductor que las

guía”.

(SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Irigoyen y Perón, Buenos Aires, Plus Ultra, 1972, pp. 29-

30).

“Las preclaras ideas de Mariano Moreno que borbotean en algunos discursos de

su hermano Manuel, en algunos párrafos y en algunas intenciones de Dorrego, en el

instinto certero de los caudillos federales y en algunos relámpagos de inspiración de

Juan Manuel de Rosas, caen definitivamente abatidas por las ideas que propiciaba el

extranjero en aquel cónclave de constituyentes de 1853 que de ninguna manera

expresaban la voluntad del pueblo de la Nación Argentina”.

(SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Irigoyen y Perón, Buenos Aires, Plus Ultra, 1972, p.

112).

“Que la tierra argentina tiene un destino, lo demuestra la presencia oportuna del

hombre que es necesario en cada momento de su historia (…) hombre dotado de

Page 34: San Martin, Rosas, Perón.

extraordinarias aptitudes y facultades es este Juan Domingo Perón con que el Destino

dotó a nuestra patria en momento tan excepcional”.

(SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Irigoyen y Perón, Buenos Aires, Plus Ultra, 1972, p.

142).

“Desde nuestros orígenes mismos conviven en el país dos concepciones

antagónicas de la Nación. La primera, iluminista, anglosajona e internacionalista,

impuesta por la fuerza y el poder del dinero, cuyos representantes más conspicuos los

encontramos en Rivadavia, Mitre, Sarmiento, Roca, Aramburu, Massera y Alfonsín.

Mientras la segunda, hispánica, americanista, cristiana, nacional y popular,

representativa de los más genuinos intereses de los argentinos y representada entre

otros, por San Martín, Rosas y Perón”.

(BUELA, Alberto, Aportes al pensamiento nacional, Buenos Aires, Ediciones Cultura et

Labor, 1987, pp. 44-45).

“A cada una de esas interpretaciones culturales responden los dos lineamientos

que, desde 1810 hasta la fecha, se disputan el papel rector de la vida argentina: el

nacional y el liberal. Es decir, el natural, el auténtico, y el importado y adosado y que,

desde entonces hasta ahora, fueron conformando dos mentalidades, dos culturas, dos

estilos de sentir y, por ello e históricamente dos países que, en 1853-54, llegaron a

materializarse institucionalmente en Confederación Argentina y en Estado de Buenos

Aires (…)

Según los mayores datos de la realidad histórica pasada y presente, pareciera

imposible una síntesis hegeliana superadora de la tesis y de la antítesis. Es decir, entre la

tesis de lo natural sostenida por las grandes mayorías nacionales (Dorrego, Rosas,

Irigoyen y Perón) y la antítesis de lo artificial (Rivadavia, Mitre, Sarmiento)”.

(GUGLIELMINO, Osvaldo, Perón, Jauretche y Revisionismo cultural, Buenos Aires,

Ediciones Tematica, 1985, pp. 44-45).

Page 35: San Martin, Rosas, Perón.

“Las provincias deben constituir la Gran Nación Sudamericana (José de San

Martín) (…) En nuestro país lo que va de su historia institucional, solamente los

gobernantes nacionales y populares como Dorrego, Rosas, Irigoyen y Perón,

propendieron a aquel objetivo básico, imprescindible para toda posibilidad de

autodeterminación futura.

Cuando se leen los reiterados y contemporáneos mensajes de Juan Perón sobre

continentalismo y universalismo, no puede menos que pensarse en la genial visión de un

Bolívar que, hace doscientos años, nos decía que la Unión Sudamericana produciría el

Emporio del Universo donde alguna vez se instalaría la Gran Capital del planeta

Tierra”.

(GUGLIELMINO, Osvaldo, Perón, Jauretche y Revisionismo cultural, Buenos Aires,

Ediciones Tematica, 1985, p. 74-75).

“La figura capital de la gran Revolución en el período 1810-1821, es el General

San Martín. La idea esencial que, contra viento y marea se impone a sí mismo y a los

demás, es aquella por la cual la revolución nacional solo tiene sentido en el marco de la

Revolución Americana, y que únicamente es posible salvar a la Nación combatiendo al

enemigo más allá de nuestras fronteras. San Martín resume en sí mismo la revolución de

la independencia.

A raíz del bloqueo francés le escribe a Rosas: <Esperaré sus órdenes y tres días

después de recibida me pondré en viaje para servir a la Patria honradamente, en

cualquier clase que se me destine. Lo que no puedo concebir es que haya americanos,

que por un espíritu indigno de partido se unan al extranjero para humillar a su patria y

reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación

española; una tal felonía, ni el sepulcro la puede hacer desaparecer>. Tiene fe en la

fuerza de los pueblos americanos: <Si vence el absolutismo, lo que no es probable, no

dude que la vieja España será ayudada por la Santa Alianza a reconquistar sus antiguas

colonias. Yo no temo de todo el poder de este continente (Europa) siempre que estemos

unidos> (a O Higgins). La necesidad de la unidad nacional y americana ¿no es acaso la

Page 36: San Martin, Rosas, Perón.

misma palabra de Perón cien años más tarde (primer gobierno) y el mismo espíritu de

Perón cuando regresa al país después de dieciocho años de exilio <casi descarnado> de

pasiones reclamando hoy como ayer la unidad de los argentinos y de los pueblos

americanos?”.

(CASCO, Marcos, Peronismo dentro del peronismo, Santa Fe, Ministerio de Educación

y Cultura de la Provincia de Santa Fe. Subsecretaria de cultura, 1974, pp. 25 y 27).

“Aún esta Rosas con nosotros, cada vez más cercano. Los peronistas lo sentimos

sobrevolar en nuestros días. No porque fuera un gobernante autoritario, un católico-

hispanista o un estanciero de la industria del tasajo, sino por razones mucho más

profundas para los argentinos: el dilema que le toco enfrentar en su época –Nación o

Colonia – siguen en pie. Y está presente también en su actitud de hombre y gobernante:

la lucha sin cuartel contra el poder de las grandes naciones colonialistas, el sacrificio de

la vida personal, de nuestros propios intereses, cuando la Patria lo requiere todo. La

línea de Rosas es la línea de Perón: la de la soberanía y la independencia, opuesta desde

1810 a la anglosajona del desarrollo dependiente: Primera Junta, San Martín, Rosas,

Irigoyen, Perón”.

(CASCO, Marcos, Peronismo dentro del peronismo, Santa Fe, Ministerio de Educación

y Cultura de la Provincia de Santa Fe. Subsecretaria de cultura, 1974, p. 42).

“Cuando Rosas se dedica pacientemente a ligar las partes de un país en absoluta

centrifugación, la burguesía nacional de los países europeos y de los Estados Unidos

han logrado un desarrollo económico (especialmente industrial) que las hace

inalcanzables. Penetramos al mercado mundial con retraso y sin una burguesía

industrialista, y así debimos marchar. La aparición de los líderes nacionalistas,

representantes de los sectores más relegados de la sociedad de su época (gauchaje rural,

Rosas; clase media, Irigoyen; clase trabajadora, Perón) determinó como una condición

indispensable de subsistencia, la elaboración de una política defensiva. La tarea básica

que enlaza la trayectoria histórica de Rosas con la de Irigoyen y Perón, fue la práctica

Page 37: San Martin, Rosas, Perón.

del nacionalismo defensivo en un país de poco desarrollo en la época en que el

capitalismo se transforma de colonial en imperial. Cada caudillo debió cumplir con su

misión. Y lo hizo con el más sagrado patriotismo: la independencia nacional, José de

San Martín; Juan Manuel de Rosas; la unidad territorial y jurídica del país; Hipólito

Irigoyen, la afirmación de la soberanía del pueblo como fuente de todo poder; Juan

Domingo Perón, los derechos del pueblo argentino a la justicia social”.

(CASCO, Marcos, Peronismo dentro del peronismo, Santa Fe, Ministerio de Educación

y Cultura de la Provincia de Santa Fe. Subsecretaria de cultura, 1974, pp. 50-51).

“Hoy gracias a la convocatoria realizada por ese gigante de nuestra historia que

ha sido el Teniente General Juan Perón, y la posibilidad de la unidad nacional es

tangible, y nada más justo que, como pocos, los restos del Brigadier General Juan

Manuel de Rosas descansen definitivamente en suelo patrio. Se ha acabado,

definitivamente aquello de que solo un puñado de hombres eran <los patriotas>, en

desmedro de otros que tanto hicieron en la formación de nuestra Nación. Se ha acabado

definitivamente la difusión interesada de una versión histórica donde solamente un

sector aparecía como ejecutor de una política de interés nacional y <los otros> como

<bárbaros> que atacaban la <civilización>.

Es cierto que para que el pueblo entrara masivamente en la nueva y definitiva

etapa de la revisión histórica, fue ayudado por aquellos mismos que pretendían evitarla.

En 1955, luego del golpe antipopular, los vencedores utilizaron un slogan para justificar

el mismo que fue toda una revelación para miles de desprevenidos. El golpe de 1955 era

la continuación de mayo y de Caseros. En otras palabras, eran herederos de los que, en

1852, se aliaron con las tropas imperiales portuguesas para derrocar al Restaurador de

las Leyes. Esa aseveración realizada por los propios protagonistas de la acción de 1955,

ligó la figura de Rosas con la del General Juan Perón”.

(LORENZO, Pepe, en Revista Mayoría, Buenos Aires, 20/11/74, p. 22).

Page 38: San Martin, Rosas, Perón.

“Rosas simbolizó por mucho tiempo cosas importantes para la vida del país, bajo

su recuerdo se fue aglutinando una cantidad de pensadores e historiadores nacionales

que tomando como símbolo a Juan Manuel fueron forjando la corriente del

revisionismo, independientemente de algunas deformaciones, podemos decir que bajo

esa bandera y esos ideales, se encontraron los que durante muchos años lucharon por la

verdadera independencia nacional y nuestra liberación económica.

Y llegamos a 1943, cuando Perón inicia el proceso revolucionario que vivimos,

inspirado en los principios del humanismo cristiano y en lo político en la lucha realizada

constantemente en defensa de lo nacional por los caudillos nacionales.

Es Perón también, quien interpretando fielmente al pueblo argentino, comenzó la

reparación histórica que Rosas merecía.

Pero la reacción interna y externa no podía tolerar ciertas cosas; junto con el

ascenso del coronel Perón en la vida política argentina, junto con el calor popular que

crecía día a día, también los viejos y nuevos nacionalistas tuvieron la oportunidad de

reelaborar con un nuevo contexto político todas sus tesis del revisionismo, y fue la

popularidad de Perón la que posibilitó la inserción definitiva de la personalidad de

Rosas junto con las masas trabajadoras del país.

Ya casi fue natural ver a los trabajadores (principalmente en los sindicatos, en

los cursos de Capacitación Sindical) reivindicando la figura de Rosas.

Los vencedores de Caseros se equivocaron tremendamente; en Caseros ganaron

una batalla militar, pero no derrotaron a la conciencia del pueblo.

Y el liberalismo que no perdona, en 1955 creyó tener la oportunidad de hacer el

paralelo de Rosas y Perón y torpemente inició una campaña de desprestigio con todo el

vigor que nos podamos imaginar, y fueron Rosas y Perón los que recibieron los ataques

más grandes de toda la prensa liberal.

El pueblo, que nunca se equivoca, también los asoció y los trabajadores

pensaron que si quienes atacaban a su Líder también atacaban a Rosas, era

sencillamente porque Rosas era símbolo de lo nacional”.

(TACCONE, Juan José, en Revista Mayoría, Buenos Aires, 20/11/74, p. 25).

“En nuestra misma historia continental hemos visto, desde los albores de nuestra

independencia que el brazo armado de la gesta emancipadora de Simón Bolívar, de José

Page 39: San Martin, Rosas, Perón.

de San Martín tuvieron esa concepción geopolítica de reunificar a la Nación

hispanoparlante por encima de las artificiales subdivisiones administrativas y jurídicas

necesarias para la administración virreinal, y basándonos en una posibilidad maravillosa

que ofrecía al mundo esta unidad nacional fragmentada pero con potenciales, aún en el

siglo XIX ignorados, desde el punto de vista económico y fundamentalmente humanos,

extraordinarios. Perón retoma la idea y el sueño de nuestros Libertadores y también la

línea política americanista de quien fuera el Jefe de la Confederación Argentina, el

Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas, quien, a través de su gobierno, desarrolló

una política que, en su momento, las mismas potencias de aquel entonces reconocían

como una política fuertemente <americanista>”.

(ANDINO, Armando, FLORES, Héctor, La respuesta peronista, Buenos Aires, Grupo

Sudamericano de Negocios S.A, 1982, p. 50).

“Hoy se cumple el 101° aniversario de la batalla de Caseros. Es una fecha que

sigue dividiendo a los argentinos. Los sigue dividiendo en una clase ilustrada y

europeizante, que no cree en el país, y que por tanto gobierna con una visión de “país

chico”, utilizando una feliz expresión usada ayer en Mayoría por un destacado

economista que hace 12 años colaboró en la glorificación del hecho desde un ministerio

de la provincia de Buenos Aires, y en una preponderante masa popular, que sí cree en el

país y cuyos caudillos supieron gobernarlo, como su predecesor derrotado en Caseros,

con una visión de “país grande”.

Contribuyó paradojalmente a ese súbito esclarecimiento en masa de la historia

distante por la historia cercana la proclamación, por los vencedores, de la batalla de

Caseros como símbolo de su concepción del país y de la significación que le asignaban

al acontecimiento por ellos producido. Bastó para aclararle al pueblo de golpe quién

había sido Rosas, visto desde la perspectiva de Perón, y quién era Perón, visto desde la

perspectiva de Rosas, que era la del país mismo, al terminar la segundad edad de su

etapa naciente, la de la unidad nacional y la defensa de la soberanía, siendo la primera la

del hecho revolucionario –signado por los nombres de Mayo, Moreno y Artigas – y la

de la Emancipación propiamente dicha – que signan, a su vez, los nombres de Julio y

San Martín –“.

Page 40: San Martin, Rosas, Perón.

(JACOVELLA, Tulio; JACOVELLA, Bruno, El ocaso de la IV Argentina Federal,

Buenos Aires, Mayoría Ediciones, 1990, pp. 72-73).

“La Argentina vuelve a encontrarse en tiempos fundacionales, que algunos

llaman también etnopoyéticos (creadores de una nacionalidad). Como dijimos hace días,

está como en 1810, frente a un desafío histórico (…) Es preciso recalcar esta línea de

coherencia histórico-nacional contra la tendencia perniciosa a tomar a Perón en puro

presente y por lo que tiene de presente. En uno de los primeros números de Mayoría

proclamamos: “Perón es lo que encarna”, y ese postulado debe interpretarse tanto en el

sentido fundacional y vivo de la nacionalidad como en el de la teoría del movimiento

que fundó y encabeza.

Creer que Perón sólo vino a establecer la justicia social y a restablecer la pureza

del sufragio, con toda la importancia que eso implica, es achicarlo, y consecuentemente

achicar al país. Así como la historiografía marxista falsifica el signo histórico de esos

grandes conductores de pueblos diciendo que valen como piezas convenientes de

transición hacia el Estado socialista, un doctrinarismo criptoliberal infiltrado en el

radicalismo como en el peronismo reduce a términos electorales y laborales su

verdadera dimensión histórica”.

“El “San Martín-Rosas-Perón”, serie etnopoyética que puede ampliarse con

otros nombres eminentes, desde Moreno y Artigas hasta Irigoyen, todos apasionados

por la idea y la vivencia de la patria grande, no es un artilugio oportunista para

reivindicar la memoria del Restaurador de las Leyes. Es la historia viva de la Argentina

en tres, cinco o siete palabras”.

(JACOVELLA, Tulio; JACOVELLA, Bruno, El ocaso de la IV Argentina Federal,

Buenos Aires, Mayoría Ediciones, 1990, pp. 118-119).

“La clase alta de la Argentina debe agradecer a Perón el haber hecho fraguar en

el molde de la nacionalidad a esa multitud que en otros Estados se volcó en moldes

internacionales o apátridas. Sin duda, está siempre en potencia el espectro de la

Page 41: San Martin, Rosas, Perón.

“pueblada”; pero bajo el comando de hombres auténticos, de sobra sabemos que

nuestras “puebladas” se mueven por impulsos regeneradores y no desintegradotes.

Ya lo demostraron, en los primeros tiempos de Mayo, la discutida “revolución

de los orilleros”; diez años después, la ocupación de Buenos Aires por los jinetes de

Pancho Ramírez; y en 1945, los “descamisados” que desencadenaron, con la liberación

de Perón, la prosecución, bajo otras especies, de la gesta libertadora.

Bajo esa luz deben interpretarse los grandes acontecimientos de nuestra historia.

La fusión del dinamismo popular y de la visión del Estado de un hombre impar, al estilo

de Rosas, de Irigoyen, de Perón, es lo que ha hecho andar sobre sus propios pies a la

Argentina. No otra cosa significa el paso del caudillismo al Estado nacional de esencia

americana, expresado en el federalismo, como concepción política opuesta al unitarismo

universalista y europeizante”.

(JACOVELLA, Tulio; JACOVELLA, Bruno, El ocaso de la IV Argentina Federal,

Buenos Aires, Mayoría Ediciones, 1990, pp. 125-126)

“Hay muchas maneras oblicuas de atacar a Perón y lo que él significa y

representa; y la más segura es atacar esa versión de la realidad nacional que es la verdad

histórica. Tal vez estemos forzando un poco los requerimientos de la coherencia mental,

pero a cualquiera se le ocurre que el reconocimiento de la significación de Perón en el

proceso de la formación, definición y consolidación de la nacionalidad argentina y la

idea americana implica forzosamente el reconocimiento de la significación en igual

sentido de un Rosas y un Irigoyen.

El hecho de que la serie de iniciativas que llevaron a la rehabilitación oficial de

Rosas y a la institución pública del Día de la Soberanía obedeciera a una presión latente

pero constante de las bases del Movimiento Nacional Justicialista de Liberación,

certeramente captada por Perón –quien, por otra parte, había anticipado ya su punto de

vista sobre la cuestión en sus comentadas declaraciones hechas al director de Mayoría

en Madrid, hace siete meses-, da a este cambio un peso extraordinario. Bastó que un

grupo de legisladores presentara el primer proyecto en Buenos Aires para que todo el

país justicialista se sumara, en sus bases como en sus cuadros dirigentes, a la

vindicación clamorosa de la verdad argentina en un pasado que en tan grande medida es

parte de nuestro presente.

Page 42: San Martin, Rosas, Perón.

Tal es la mayor trascendencia de la rehabilitación y glorificación de Rosas,

porque significa que ha caducado el país de dos pisos que levantó sin quererlo el

sistema liberal al obstinarse en imponer una falsa Argentina, que todos sentían como un

país oficial, artificiosamente colocado, mediante una continua coerción, sobre el país

real”.

(JACOVELLA, Tulio; JACOVELLA, Bruno, El ocaso de la IV Argentina Federal,

Buenos Aires, Mayoría Ediciones, 1990, p. 135).

“Rosas fue el abanderado de nuestra soberanía. Por eso lo atacaron tanto

aquellos contemporáneos suyos que representaban a las minorías del privilegio, como

los que, en una falsa apreciación histórica, agraviaron y difamaron su memoria, con el

único propósito de justificar un liberalismo antinacional, puesto al permanente servicio

de intereses opuestos a los verdaderos intereses del país.

Los valores ciertos de la nacionalidad se fundamenta en tres pilares que no

admiten discusión alguna: San Martín, Rosas y Perón.

San Martín fue iniciador de esa gesta emancipadora. Luego el Brigadier General

Don Juan Manuel de Rosas; un verdadero caudillo que aglutinó en su torno a los

desposeídos, a los que eran sometidos a la explotación por esa oligarquía que quería

hacer de nuestro país algo así como un modelo extranjero. Piénsese que los enemigos de

Rosas tuvieron como aliados a los que, desde fuera de nuestras fronteras, pretendían

mantener una situación de coloniaje, totalmente reñida con el sentir del verdadero

pueblo. Eso nunca se lo perdonaron al Restaurador. Por otra parte, la conjura llegó a tal

extremo que los representantes del cipayismo vernáculo no trepidaron en reclamar el

apoyo armado de otras potencias para sojuzgarnos. Allí Rosas y el pueblo demostraron

que con fe, con verdadero sentido de patria, los argentinos preferimos siempre la muerte

a la esclavitud. Y es así que el 20 de noviembre de 1845 se produjo el histórico hecho

de la Vuelta de Obligado, cuando los invasores sintieron la fuerza y el valor de los

argentinos que no dejaron pisotear su soberanía.

El tercer vértice de esta patria está en el General Perón. El también fue el más

ardiente defensor de los menos poderosos, devolviendo al pueblo su dignidad. También

debió enfrentar a los intereses del privilegio, donde se dio la confabulación de la

oligarquía cipayo con los grandes pulpos internacionales que pretendieron impedir la

Page 43: San Martin, Rosas, Perón.

concreción de esa Revolución incruenta postulada por Perón en la que nuestra soberanía

y su defensa era un hito fundamental. Al igual que a Rosas, a nuestro Líder por

defender al pueblo, por defender los valores fundamentales de la Patria, por erigirse en

paladín de la independencia económica que asegurara nuestra libertad política, se lo

tildó de tirano y se lo hizo objeto de todo tipo de agravio y de infamias”.

(MIGUEL, Lorenzo, Revista Mayoría, Buenos Aires, 20/11/74, p. 66).

“Hay una línea histórica que se nutre en la gesta de nuestra independencia, con

la personalidad excepcional de Libertador de América, fija su esencia nacional a través

de Rosas, y alcanza su culminación con el respaldo multitudinario que el pueblo da a

Perón. Esa línea ha sufrido interrupciones por la acción de aquellos sectores que

siempre vivieron de espaldas a los verdaderos intereses del país y de su pueblo.

Cada uno, en determinado momento de su vida, debió enfrentarse contra la

sedición de quienes –por defender los privilegios que usurpaban- estuvieron en la

sedición contra los altos postulados de la nacionalidad. Porque tanto San Martín, como

Rosas y Perón fueron blanco de la conspiración antiargentina que quiso eliminarlos para

que los agentes del sojuzgamiento pudieran actuar impunemente.

Piénsese que el Libertador fue empujado a un exilio que lo obligó a morir lejos

de la tierra a la que dio calidad de nación independiente. Rosas y Perón fueron signados

como traidores a la patria y esa conducta de escarnio llegó de quienes eran en realidad

los que estaban traicionando los fundamentos de nuestra soberanía.

El Movimiento Obrero Argentino ha estado siempre consustanciado con la

defensa de los valores irrenunciables de nuestro ser argentino. Por eso estuvimos

incorporados, y lo seguimos estando, a esta línea de San Martín – Rosas y Perón”.

(PALMA, Segundo, Revista Mayoría, Buenos Aires, 20/11/74, p. 66).

“Desde 1810, la Argentina busca realizar su destino como nación soberana. La

primera guerra de la independencia, la epopeya sanmartiniana, se vió interrumpida por

Page 44: San Martin, Rosas, Perón.

las fuerzas antinacionales que se sirvieron de sus personeros nativos. Contra éstos se

une el pueblo bajo la bandera de la Confederación, expresando políticamente su

vocación de unidad y soberanía en el Pacto Federal del 4 de Enero de 1831. Los ideales

siguen siendo los mismos que habían guiado a San Martín. Los caudillos del interior y

la conducción de la política exterior de Rosas marcan una continuidad con el gran

proyecto de unidad latinoamericana del Santo de la Espada (…).

La continuidad histórica se da en la lucha de un pueblo por realizar su destino

soberano de nación y lograr la integración latinoamericana. Esta lucha se libra a través

de los años contra un sistema impuesto por la fuerza en Caseros (…)

En cambio, el peronismo surge como una fuerza revolucionaria incontenible.

Que tiene una raíz histórica, que se entronca con las viejas luchas de San Martín y de

Rosas, que reabre la etapa cerrada en Caseros e inaugura una tercera guerra de la

independencia: “la era justicialista”.

(RODRIGUEZ, Carlos, El peronismo responde, Buenos Aires, RO.CA producciones,

1983, pp. 41, 45)

“Desde el fondo mismo de nuestra Historia y nacionalidad se perciben dos

causas que han venido siendo motivo de enfrentamiento entre los argentinos. De ello ha

surgido una experiencia que, con clara elocuencia, determina la posición de los que

lucharon por la soberanía popular y la independencia nacional y los que lo hicieron al

servicio de los intereses del imperialismo de turno.

No es un secreto para nadie que el Imperio británico se fundó en estas tierras

sobre los despojos del Imperio español, y es desde allí mismo que parten las dos

tendencias que fijan una línea nacional y otra colonial. Ese ha sido el problema que, a

través de la Organización Nacional y de la etapa constitucional, ha gravitado

persistentemente en los destinos de nuestra Nación por espacio de más de un siglo y

medio. Los hombres que han jugado su destino a lo largo de ese tiempo han debido

sufrir los avatares de la lucha que los impulsó en defensa de lo justo y conveniente para

la Nación y han debido también, en su doble empeño, soportar el oprobio, que es el

arma de que se valen los que, careciendo de grandeza, obedecen más a sus intereses que

a los ideales que impulsan a los verdaderos patriotas.

Page 45: San Martin, Rosas, Perón.

Larga y penosa ha sido esa lucha, porque además de su duración a través de toda

nuestra existencia como Nación, ha representado el sacrificio de muchos hombres

ilustres, destruidos por la acción foránea coaligada con los poderes vernáculos. Este

doloroso espectáculo que han presenciado las generaciones argentinas y que seguimos

presenciando en la actualidad ha terminado por formar una conciencia pública que el

pueblo ha hecho suya y defiende por todos sus medios, no siempre con la fortuna que

mereciera. Así también, nuestros más auténticos patriotas han debido pagar con

esfuerzos y sacrificios incompensados la defensa de esa consigna popular para una

Patria justa, libre y soberana.

¿Ignoran acaso los argentinos que el general San Martín, el primero de ellos,

murió en el exilio, arrojado de su Patria por los que entonces lo calificaron de

“ambicioso y ladrón”? ¿No sabemos todos que San Martín retornó un día al país y que

se negó a desembarcar, retornando al exilio desde la propia rada del puerto de Buenos

Aires? ¿Es que no quiso quedarse o se lo impidieron sus enemigos? El se conformó con

decir que se iba porque no quería ser el tirano de los propios hermanos que había

libertado. También entonces el “cipayaje” argentino pensaba que la llegada de San

Martín podía ser prenda de un desorden y de una lucha por la liberación de la Patria que

a muchos había dejado de convenir. Es que los mismos que habían servido a sus

órdenes, muchos de los cuales encaramados en el poder, tenían especial interés en su

ausencia. Es la historia de los grandes hombres que a mucho honor suman muchos

enemigos. Muchos sanmartinianos de entonces, como de ahora, estuvieron en contra de

la causa que San Martín sirvió.

Ignoran acaso los argentinos que el brigadier general don Juan Manuel de Rosas,

que sirvió la misma causa que San Martín, tuvo el mismo destino que este y también

murió exiliado en la tierra de los mismos que combatió en defensa de su Patria, porque

los ingleses lo comprendieron y honraron como no supieron hacerlo sus compatriotas,

que también lo condenaron por ambicioso, tirano y ladrón, la misma muletilla de que

siempre se han servido los que, por carecer de razón, debieron apelar a la insidia, la

diatriba y la calumnia, que son siempre homenajes que se rinden a un mérito o un valor.

Los mismos que sirvieron a sus órdenes poco tardaron en acomodarse a la nueva

situación, mientras los fieles eran degollados, lo que siempre suele ocurrir en esta lucha

sin grandeza promovida por los intereses enfrentados con los ideales. San Martín, desde

su lejano exilio, lo comprendió y le rindió el mayor homenaje que puede rendir un

soldado a otro soldado: regalándole su espada libertadora con palabras que ponen en

Page 46: San Martin, Rosas, Perón.

evidencia que ambos servían una misma causa: la independencia de la Patria y la

soberanía de su Pueblo. Los sanmartinianos de entonces, como los sanmartinianos de

ahora, no vieron en don Juan Manuel lo que San Martín descubría a más de quince mil

kilómetros de distancia: es que ellos sirvieron otra causa que la que empeñaron su vida

San Martín y Rosas. Pero la Historia, que debe ser verdad y debe ser justicia, llega un

día para los que, renunciando a sí mismos, supieron servir los ideales de su pueblo y los

verdaderos intereses de su Patria.

Ambos murieron en el ostracismo después de largo exilio, y aun muertos,

permanecieron largos años enterrados en la lejana tierra que les dio amparo. Aunque

tarde, un deber de conciencia insoslayable doblegó la ignominia de las pasiones y los

restos de San Martín fueron repatriados. La Nación y el Pueblo Argentino sufren la

afrenta de no haberlo hecho con otro ilustre argentino: el brigadier general don Juan

Manuel de Rosas.

Yo sé mucho de cuanto estoy diciendo porque la experiencia en cuero propio

suele ser la parte más efectiva de la sabiduría. También yo he tratado de servir los

ideales que sirvieron San Martín y Rosas y he tenido el honor de seguir su misma

suerte. Por eso, aun muriendo en el exilio, estaré en la mejor compañía y no me quejo de

mi destino”.

(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXIII (uno), Buenos Aires, Docencia,

2001, pp. 17-19).

“La historia argentina está regida por dos líneas: la nacional, que corresponde

también a la línea hispánica, y a la que pertenecen Juan Manuel de Rosas, Hipólito

Irigoyen y yo mismo. La otra es la línea anglosajona, de inspiración masónica,

obediente al Rito Celeste escocés”.

(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXIII (dos), Buenos Aires, Docencia,

2001, p. 441).

Page 47: San Martin, Rosas, Perón.

“En el Movimiento de Mayo ya están planteadas las dos líneas: la que obedece

al imperialismo británico, y la nacional, la línea hispánica. Todos los gobiernos que en

nuestro país se escalonaron, desde Rivadavia en adelante, fueron gobiernos de la

masonería. A San Martín lo mandaron a Tucumán para que se hiciera cargo del Ejército

Auxiliar del Perú, que había sido derrotado en Vilcapugio y Ayohuma. En ese momento

era director supremo Gervasio Posadas, tío de Alvear. Cuando lo enviaron a San Martín

para allá, quedó Alvear; este lo reemplazó a Posadas.

Todos obedecen a la logia, al rito celeste escocés: es la línea anglosajona. Por

primera vez, con los federales, cristaliza algo fuerte: ya no es la línea masónica, sino la

nacional, que corresponde a la línea hispánica, porque siempre hubo una resistencia

contra Inglaterra. En ella militaron Rosas, Irigoyen y yo”.

(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXIII (dos), Buenos Aires, Docencia,

2001, p. 642).

“Pero también empiezan las discusiones internas. El motivo es el de siempre.

Buenos Aires quiere gobernar al interior, y el interior no quiere que lo gobierne Buenos

Aires.

Ya en el momento de la creación del Virreynato, a las intendencias del interior,

de origen altoperuano, chileno y paraguayo, les había caído muy mal la designación de

Buenos Aires como "Capital" del mismo.

Le desconfían al porteño. Por algo es...

Todo está allí. Es así de simple. Sin embargo, esta lucha se prolonga a lo largo

de toda nuestra historia y existe todavía. Con otras formas y características, pero es la

misma”.

(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia,

2001, p. 495).

“Los movimientos provinciales, no son separatistas. En ningún momento se

habla de eso. Por el contrario, ellos sostienen que quien debe integrarse al País es,

precisamente, el puerto.

Page 48: San Martin, Rosas, Perón.

Estos movimientos son conducidos por hombres del lugar, vinculados a sus

paisanos. Estos hombres reciben en nuestra historia el nombre de "caudillos". El

caudillo es un conductor de su pueblo. Casi generalmente es un hombre de armas.

La situación es de lucha y los hombres están con las armas en la mano. Nada

más lógico que sigan a uno de ellos. El que más confianza les merezca, el que mejor se

maneje con esas armas.

De todos ellos el precursor es Artigas. El gran caudillo de los Orientales. Es

también el más auténtico”.

(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia,

2001, p. 496)

“Contrastando con este cuadro heroico, el Directorio de Buenos Aires, no

escatimaba torpeza o sucia tramoya por cometer, para usurpar el poder.

Quizás la más infame, sea la orden dada a Belgrano de retirar el Ejército del

Norte, que está custodiando la frontera, para utilizarlo contra los caudillos del litoral que

no acatan la supremacía del puerto. Una inmundicia!

El ejército se subleva, retira el mando a Belgrano y da por tierra con el

Directorio, cuyos partidarios se llamarán en lo sucesivo "unitarios". Mientras el

movimiento de los caudillos, se llamará "federal".

Así las cosas, sobreviene la denominada crisis del año 20. Que no es otra cosa,

que el repudio de todo el país por los doctores del puerto que pretenden usurpar el

gobierno nacional”.

(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia,

2001, p. 497)

“Todo comenzaba a marchar bien, cuando, a fines de 1825, el General

Lamadrid, da el primer paso de desorden volteando al Gobernador legítimo de

Tucumán.

Para ello, usa de su cargo y de las tropas confiadas a su mando del Ejército

Nacional del Norte.

Page 49: San Martin, Rosas, Perón.

Esta historia se repite a menudo. Los liberales usan los ejércitos nacionales para

sus revoluciones. Deben recurrir a ellos, porque no tienen otro poder de convocatoria.

Todo el país protesta contra este hecho, con el que da comienzo una larga secuela de

guerras civiles.

Una de sus consecuencias más nefastas, es la convocatoria a una llamado

"congreso nacional" por los unitarios.

Este congreso derriba gobiernos provinciales, y proclama al Dr. Rivadavia como

Presidente de la República.

El Presidente, para consolidarse en su nuevo cargo, contrae inmediatamente una

serie de empréstitos en libras esterlinas, reparte el dinero entre sus allegados y termina

dando como garantía, todas las tierras del país.

Casi simultáneamente con esto, declara a San Martín, de regreso del Perú,

"persona no grata" y le prohíbe el ingreso en Buenos Aires.

Como postre, declara a Buenos Aires, Capital del Estado y proclama una

constitución nacional, unitaria por supuesto. La "constitución" suprime el voto popular

y sólo autoriza a votar a los propietarios, o sea, a un 5 % de la población.

Como no podía ser de otra forma, al unísono, los caudillos del interior movilizan

sus "montoneras"”.

(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia,

2001, pp. 498 y 499)

“Hecha la paz, regresa el Ejército Nacional a Buenos Aires, en medio de un

clima de disgusto y decepción. El gobernador Dorrego, no puede creer en una

revolución, pese a la advertencia de todos los federales que así lo sospechan. Todo el

mundo sabe que han sido los “rivadavianos” los causantes y responsables del fracaso,

no él. No obstante, la revolución se produce. Las tropas ocupan la casa de Gobierno y

disuelven la Asamblea Legislativa. Dorrego se retira a la campaña de la provincia en

busca de apoyo.

El 6 de diciembre de 1827, se reúne con Rosas en la Guardia del Monte y

convienen en separarse para reunir fuerzas. Rosas irá al sur a convocar a sus

“colorados”, mientras que Dorrego irá a Santa Fe en busca de apoyo del poderoso jefe

de los federales del litoral, el general Estanislao López. En el camino, el general

Page 50: San Martin, Rosas, Perón.

Lavalle, jefe de la revolución unitaria, lo toma prisionero. Inmediatamente lo manda

fusilar.

No solamente es un crimen atroz contra un hombre, lo es contra todo un país y

contra toda la civilización. De allí en adelante, se inician las guerras civiles en nuestra

Patria.

Detrás de Dorrego son asesinados por las tropas de Lavalle, alrededor de 1000

personas más, sospechadas de simpatizar con los federales, incluidos niños de 7 años.

Un bárbaro”.

(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia,

2001, p. 501)

“En el interior, Paz derrota al general Bustos y le arrebata el gobierno de

Córdoba. Este, consigue escapar y marcha en busca del apoyo de Quiroga, que sin

dudarlo marcha en su auxilio. A los dos reunidos, los derrota Paz en las batallas de La

Tablada y Oncativo.

Los fusilamientos y “degollados” que siguen a estos “triunfos”, hicieron época

en la historia de la docta. Una carnicería!

En Buenos Aires, mientras tanto, ha sido restablecida la legislatura que

disolviera Lavalle. Esta elige Gobernador a Rosas y le da el rango de General. Recibe,

además el título de Restaurador de las Leyes. Oficia a los pocos días, unos funerales

solemnes al coronel Dorrego. Se ha invertido la situación. En el interior domina el

unitario Paz, mientras en Buenos Aires, lo hace el federal Rosas.

Los caudillos principales, del tipo de Ramírez, López, Quiroga o Rosas, tienen

una formación espiritual y moral muy similar entre ellos, en cierta forma. Todos ellos

son hombres que trabajan en el campo y por tal motivo, se ven en la obligación de

llevar, paralelamente, una carrera militar. Luchan tanto, contra las incursiones del indio,

como contra sus enemigos de las ciudades. Los doctores que tratan desde sus despachos

de constituirse en sus dirigentes. Estos caudillos son capitanes natos. Por sus

costumbres y por el trato y contacto diario con las gentes comunes: peones, gauchos,

etc.

Tienen una idea del orden muy similar al que impera en una “formación de

lucha” de la campaña de entonces. Todos pertenecen a las “milicias provinciales” y se

Page 51: San Martin, Rosas, Perón.

han ganado su rol demostrando en los hechos que son los mejores. Su autoridad

proviene directamente de sus subordinados”.

(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia,

2001, pp. 502 y 503).

“Quiroga, López y Rosas, con sus aliados los caudillos provinciales, dominan el

panorama nacional a lo ancho y a lo largo.

Rosas aprovecha para iniciar su Campaña del Desierto, contra el malón de los

indios. Quiroga lo acompaña desde las provincias cuyanas y consiguen un éxito

completo.

Las columnas federales llegan hasta el Río Colorado y recorren territorios que

hasta entonces permanecían inexplorados. La bandera azul y blanca tremola por primera

vez en la Patagonia argentina.

La paz reina en nuestra tierra, y la prosperidad llega a los hogares más modestos.

Todo el “gauchaje” es federal. El país es federal”.

(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia,

2001, pp. 504 y 505).

“La escuadra anglo-francesa, se apodera de la escuadra argentina y desembarca

la infantería de marina en Montevideo, para "protegerla".

Gran alegría de los unitarios.

El país argentino entero, gobernadores, caudillos, generales, legislaturas, etc.

Envían notas de apoyo, al gobierno nacional.

El autor del Himno Nacional, Don Vicente López y Planes, compone una "Oda

Patriótica" en apoyo de Rosas. Se recita en todos los teatros y plazas.

El general Rosas moviliza a todo el país para defender el honor argentino y la

Independencia Nacional. Rompe relaciones con Francia e Inglaterra. Brasil todavía no

ha mostrado las uñas.

La escuadra enemiga bloquea el puerto de Buenos Aires y los ríos navegables.

Remonta el Paraná y el Uruguay, saqueando y matando. Aplausos de los unitarios de

Page 52: San Martin, Rosas, Perón.

Montevideo. Varios de ellos se han embarcado en la misma en calidad de "asesores".

Pagos, por supuesto.

Rosas trata de cerrarles el paso en un recodo del Paraná. Con fuerzas terrestres y

de artillería. Refuerza las defensas de la Vuelta de Obligado. Pone las tropas al mando

del general Mansilla, que es su cuñado y hombre de confianza. Cuenta con 2000

soldados. Flamea en ambas riberas del río, la bandera azul y blanca.

Ataca la escuadra enemiga. La resistencia es heroica, pero se está en neta

inferioridad de fuego. Al cabo de varias horas de bombardeo, desembarca la infantería

anglo-francesa y se combate cuerpo a cuerpo. Dos horas más de lucha y los argentinos

se retiran dejando 650 bajas.

Los "asesores", observan desde los buques franceses. Repugnante.

Sin embargo "Obligado", fue el principio del fin de la intervención. A partir de

allí todo buque enemigo debió navegar con escolta militar. A pesar de eso, igualmente

era atacado. Con lo que fuere, cañones, balas, fuego, piedras.

Cada viaje era un infierno. Se dieron cuenta que tendrían que pelear metro a

metro, y no estaban en condiciones militares para eso.

El General San Martín, envió una nueva carta a Rosas desde Francia. Ofrecía

nuevamente sus servicios "para lo que fuese" y terminaba diciendo "su lucha es de tanta

trascendencia, como la de nuestra emancipación de España".

(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia,

2001, pp. 514 y 515).

“Mientras tanto, las potencias negocian la paz con Rosas. El sigue “en sus

trece”: devolución de todo y desagravio a la Bandera. Tanto Francia como Inglaterra,

reciben el mismo trato. Respetuoso pero irreductible, por parte del jefe de la

Confederación Argentina.

Finalmente en el año 1849, se firman los tratados de paz, en las condiciones que

exige nuestro país.

Cumpliendo el mismo, se levanta también a las tropas europeas que están en

Montevideo y las dos escuadras se retiran. Es el triunfo total de la política de soberanía

argentina.

Page 53: San Martin, Rosas, Perón.

Suenan los cañones de las escuadras antes de partir, en desagravio a la bandera

azul y blanca de nuestra patria. Las escuadras que paren, son nada más, que las de las

dos naciones más poderosas de la tierra.

Las noticias llegan a Francia, justo a tiempo para alegrar los últimos días del

general San Martín. Muere en 1850.

En un inciso especial de su testamento, lega su sable de la independencia “ al

general argentino Don Juan Manuel de Rosas, como prueba de la satisfacción que como

argentino, he tenido al ver con cuanta altura ha sostenido el honor de la Patria”. Está

todo dicho”.

(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia,

2001, p. 516).

“El general en Jefe del Ejército de Operaciones argentino, para la guerra contra

el Brasil; Don Justo José de Urquiza, entra en tratativas con el enemigo, para pasarse a

él, y arrastrar las tropas que el país ha puesto bajo su mando y responsabilidad. Así

también, todos los pertrechos y armamentos a su disposición.

Por supuesto que las negociaciones son lentas y “secretísimas”. La posición de

Urquiza, al mando del ejército más poderoso de ésta parte de Sudamérica, en esos

momentos, le da una carta de triunfo que sólo está dispuesto a entregar a muy alto

precio. Sobre todo en dinero. Mucho dinero””.

Ante la entrada de las tropas brasileñas al territorio argentino, Rosas recibe

numerosas adhesiones. Entre ellas la de varios jefes unitarios que se sienten

“repugnados” por lo que está ocurriendo y vienen a ofrecer sus espaldas para luchar

contra el extranjero y contra los traidores. Rosas los acepta y les da mando de tropas.

La batalla se dio en Morón. Las fuerzas nacionales poco pudieron hacer contra un

enemigo que las duplicaba en número y armamentos.

La historia escolar, la conoce como de “Caseros”, porque los brasileños

exigieron que así se llamara, dado que la división de ese país le tocó pelear en un sector

conocido como “Palomar de Caseros”.

En la historia de Brasil, se la llama “la revancha de Ituzaingó” y “fin de la guerra

contra Argentina”. En todas las ciudades de ese país, hay una calle o avenida que lleva

su nombre. Es lógico!

Page 54: San Martin, Rosas, Perón.

Lo realmente increíble, es que en Buenos Aires y varias ciudades del interior,

también hay calles que se llaman así. Rosas, renunció y se asiló en Inglaterra.

Urquiza se proclamó Director provisorio de la Confederación. El día 20 de

febrero de 1852, aniversario de la batalla de Ituzaingó, el ejército brasilero entró en

Buenos Aires, con charangas y banderas desplegadas a su frente.

Se fusiló y degolló a tanta gente, que el río que cruza Palermo, dicen los testigos

de la época, bajaba con sus aguas de color rojo”.

(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia,

2001, pp. 517 y 518).

“He deseado cerrar este libro con un capítulo referido al pueblo y al antipueblo:

el primero, luchando por la independencia, y el segundo, en su línea histórica tradicional

colonialista. Aquellos que desconozcan la realidad pensarán que el pleito argentino es

un problema ideológico o un conflicto de intereses internos, pero nada está más lejos de

la realidad. Se trata sólo de un episodio más el drama argentino caracterizado por la

lucha del pueblo contra el vasallaje.

Para no ir más lejos, desde los tiempos de nuestra Independencia aparecen estos

episodios en cada uno de los hechos históricos que jalonan las etapas de la vida

argentina. Ya en el pronunciamiento inicial del 25 de mayo de 1810, se mezclan los

gritos de libertad con los de Fernando VII. La “Conjuración de Alzaga” es la traición en

marcha paralela de la reacción oligárquica. La “Sublevación de Córdoba” no es

diferente y “Cabeza de Tigre” pone el epílogo merecido a este inicuo acto de la

oligarquía y el clero al servicio de los enemigos del pueblo y de la Patria. El Directorio

Supremo del general Carlos María de Alvear retoma la línea reaccionaria y oligárquica

y termina, como era de esperar, con la famosa “Misión García” de neto corte

entreguista.

San Martín para poder organizar su Ejército en Mendoza, debió vencer muchas

veces el sabotaje y los ataques insidiosos de los traidores que llegaron hasta destituirle

de su cargo de gobernador intendente de Cuyo. A lo largo de su vida fue siempre

perseguido por los agentes de la traición, al punto de verse obligado a vivir la mitad de

ella en el destierro, obligado por las oscuras fuerzas reaccionarias. Es curioso que

Page 55: San Martin, Rosas, Perón.

Bernandino Rivadavia, su peor enemigo, haya sido quien contrató el primer empréstito

en Londres.

El Gobierno del brigadier general don Juan Manuel de Rosas es, sin duda, la

elocuencia más evidente de esta sorda lucha. El debió enfrentar, no solo el ataque de las

escuadras inglesa y francesa, sino también a los traidores de adentro aliados a los

enemigos externos de la Patria, hecho que hiciera exclamar al general San Martín que ni

el sepulcro podría borrar para ellos semejante infamia y que lo impulsara a donar su

espada a Rosas como reconocimiento de argentino a su labor en defensa de la dignidad

e integridad de la Patria, no solo contra los enemigos externos, sino también contra los

traidores emboscados.

La dictadura ha invocado la “Línea Mayo-Caseros” que manifiesta seguir”.

(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXI, Buenos Aires, Docencia, 2001, pp.

307 y 308).

"Accediendo a una insinuación del amigo Doctor Manuel de Anchorena, deseo

hacer llegar mi adhesión mas sincera y entusiasta a las Convenciones de los Centros

Federales, que anhelo fundamentar en unas pocas palabras que, sin sectarismo alguno,

como un simple argentino más desean reflejar algunos hechos incontrovertibles de la

historia de nuestra Patria.

Desde el fondo mismo de nuestra Historia y nacionalidad, se perciben dos causas

que han venido siendo motivo de enfrentamiento entre los argentinos. De ello ha

surgido una experiencia que, con clara elocuencia, determina la posición de los que

lucharon por la soberanía popular y la independencia Nacional y los que lo hicieron al

servicio de los intereses del imperialismo de turno.

No es un secreto para nadie que el Imperio Británico se fundó en estas tierras

sobre los despojos del Imperio Español y es desde allí mismo que parten las dos

tendencias que fijan una línea nacional y otro colonial. Ese ha sido el problema que a

través de la Organización Nacional y de la etapa constitucional, ha gravitado

persistentemente en los destinos de nuestra Nación por espacio de más de un siglo y

medio. Los hombres que han jugado su destino a lo largo de ese tiempo, han debido

Page 56: San Martin, Rosas, Perón.

sufrir los avatares de la lucha que los impulsó en defensa de lo justo y conveniente para

la Nación y han debido también en su noble empeño soportar el oprobio, que es el arma

de que se valen los que, careciendo de grandeza, obedecen más a sus intereses que a los

ideales que impulsan a los verdaderos patriotas.

Larga y penosa ha sido esa lucha porque además de su duración a través de toda

nuestra existencia como Nación, ha representado el sacrificio de muchos hombres

ilustres, destruidos por la acción foránea coaligada con los poderosos vernáculos. Este

doloroso espectáculo que han presenciado las generaciones argentinas y que seguimos

presenciando en la actualidad, ha terminado por formar una conciencia pública que el

Pueblo ha hecho suya y defiende por todos sus medios, no siempre con la fortuna que

mereciera. Así también, nuestros más auténticos patriotas han debido pagar con

esfuerzos y sacrificios incompensados la defensa de esa consigna popular para una

Patria, justa, libre y soberana.

¿Ignoran acaso los argentinos que el General San Martín, el primero de ellos,

murió en el exilio; arrojado de su Patria por los que entonces lo calificaron de

"ambicioso y ladrón"? No sabemos todos que San Martín retornó un día al país y que se

negó a desembarcar, retornando al exilio desde la propia rada del Puerto de Buenos

Aires? ¿Es que no quiso quedarse o se lo impidieron sus enemigos? El se conformó

con decir que se iba porque no quería ser el tirano de los propios hermanos que había

libertado. También entonces el "cipayaje" argentino pensaba que la llegada de San

Martín podía ser prenda de un desorden y de una lucha por la liberación de la Patria que

a muchos había dejado de convenir. Es que los mismos que habían servido a sus

órdenes, muchos de los cuales encaramados en el poder, tenían especial interés en su

ausencia. Es la historia de los grandes hombres que a mucho honor suman muchos

enemigos. Muchos sanmartinianos de entonces, como de ahora, estuvieron en contra de

la causa que San Martín sirvió.

Ignoran acaso los argentinos que el brigadier General Don Juan Manuel de

Rosas que sirvió la misma causa que San Martín, tuvo el mismo destino que éste y

también murió exiliado en la tierra de los mismos que combatió en defensa de su Patria.,

porque los ingleses lo comprendieron y honraron como no supieron hacerlo sus

compatriotas que también lo condenaron por ambiciosos, tirano y ladrón, la misma

muletilla de que siempre se han servido los que, por carecer de razón, debieron apelar a

la insidia, la diatriba y la calumnia, que son siempre homenajes que se rinden a un

mérito o un valor?

Page 57: San Martin, Rosas, Perón.

Los mismos que sirvieron a sus órdenes poco tardaron en acomodarse a la nueva

situación mientras los fieles eran degollados, lo que siempre suele ocurrir en esta lucha

sin grandeza promovida por los intereses enfrentados con los ideales. San Martín, desde

su lejano exilio lo comprendió y le rindió el mayor homenaje que puede rendir un

soldado a otro soldado; regalándole su espada libertadora con palabras que ponen en

evidencia que ambos servían una misma causa: la independencia de la Patria y la

soberanía de su Pueblo. Los sanmartinianos de entonces, como los sanmartinianos de

ahora, no vieron en Don Juan Manuel lo que San Martín descubría a más de quince mil

kilómetros de distancia; es que ellos sirvieron otra causa que la que empeñaron su vida

San Martín y Rosas. Pero la Historia, que debe ser verdad y debe ser justicia, llega un

día para los que renunciando a si mismos, supieron servir los ideales de su Pueblo y los

verdaderos intereses de su Patria.

Ambos murieron en el ostracismo después de largo exilio y aún muertos

permanecieron largos años en la lejana tierra que les dio amparo. Aunque tarde, un

deber de conciencia insoslayable doblegó la ignominia de las pasiones y los restos de

San Martín fueron repatriados. La Nación y el Pueblo Argentino sufren la afrenta de no

haberlo hecho con otro ilustre argentino: el Brigadier General Don Juan Manuel de

Rosas.

Yo sé mucho de cuánto estoy diciendo porque la experiencia en cuero propio

suele ser la parte más efectiva de la sabiduría. También yo he tratado de servir los

ideales que sirvieron San Martín y Rosas y he tenido el honor de seguir su misma

suerte. Por eso, aún muriendo en el exilio, estaré en la mejor compañía y no me quejo de

mi destino".

(PERÓN, Juan Domingo, Obras Completas, Buenos Aires, Docencia, 2002, t. XXV, p.

19-21).

Extraído de las charlas que tuvo en Madrid con Perón, el director de Mayoría,

Tulio Jacovella (27/4/1973)

“P- ¿Qué opina usted, General, de la actitud de las nuevas generaciones

argentinas frente a los hechos de nuestro pasado histórico?

Page 58: San Martin, Rosas, Perón.

J.D.P.- Es una actitud muy madura. Me parece que ahora estamos cosechando la

permanente y patriótica labor de los historiadores y escritores nacionales que han venido

desafiando, desde hace muchos años, el esquema falso y comprometido del liberalismo.

Esos pensadores nuestros son los precursores, dentro del estudio de la historia, de la

etapa de liberación a que estamos asistiendo. Cuando casi todos enseñaban la mentira,

ellos eran los abanderados de la verdad. Pero no sembraron en el mar, indudablemente.

La prueba es esa actitud a que usted se refería: las nuevas generaciones saben que la

liberación también supone emanciparse del tutelaje cultural que nos escamoteó a los

verdaderos próceres y nos metió de contrabando a otros que no eran tales. Las

enseñanzas de nuestros revisionistas ya han calado muy hondo, y ahora hay conciencia

nacional sobre hombres y circunstancias del pasado, la verdadera imagen de un Juan

Manuel de Rosas, de un Facundo Quiroga, de un Artigas, recuperados para el país de

los argentinos, ilumina los hechos que ellos vivieron, y que también vivieron otros

cuyas estatuas y monumentos a veces sobran. La liberación presente se ha proyectado y

se seguirá proyectando sobre nuestro pasado.

P- Durante los años de su gobierno, esa recuperación histórica tuvo un gran

impulso, pero algunos señalan que faltó énfasis en el apoyo oficial…

J.D.P- Tienen razón. Había que esperar que existiera una conciencia nacional

bien difundida a todos los niveles. Estos hechos deben madurar, y para eso faltan

muchos años. Fíjese usted que teníamos que enfrentarnos con cien años de mentiras, y

estas cosas no se pueden hacer por decreto. Teníamos maestros y profesores

secundarios, y hasta universitarios, que habían sido formados -en realidad, deformados

inconscientemente- durante muchas generaciones desde el primer grado de la escuela

primaria. Además, estaban los medios masivos de información que respondían a esa

óptica por razones obvias. Pero ahora es distinto: el pueblo pide, como un derecho más,

la verdad histórica.

P- ¿Cree usted, concretamente, que sería un acontecimiento de alcances

positivos, en el sentido de promover coincidencias, y justicia histórica aparte, la

repatriación oficial de los restos del Brigadier General Juan Manuel de Rosas?

J.D.P- ¡Hemos devuelto los trofeos de guerra al Paraguay, y no vamos a repatriar

con la debida solemnidad los restos de Rosas, legatario del sable del Libertador! No

creo que haya argentinos sensatos y patriotas que puedan oponerse. Debemos terminar

con esos anacrónicos odios definitivamente. Y, además, es un acto de rigurosa justicia

histórica”.

Page 59: San Martin, Rosas, Perón.

(PERÓN, Juan Domingo, Obras Completas, Buenos Aires, Docencia, 2002, t. XXIV

(dos), pp. 384-385).

Enrique Pavón Pereyra, Coloquios con Perón, escritos por P Pereyra

conversando con Perón durante 1961-63. Perón se mostraba tal cual es y analizaba el

problema de los países dominados que luchaban por liberarse.

“(...) Estoy persuadido de que no se puede construir un Ejército como una

entidad sin alma, pura disciplina, sin conexiones con el ser nacional, a menos de

referirnos a un cuerpo de mercenarios, que se instrumenta ciegamente, como una

máquina de autómatas. Y eso que yo no me incorporé al Ejército en su peor época. En

cambio, mis jefes habían conocido el predominio de un espadón como el general

Campos, que era financiero, negociante, y componedor del “mitrismo” antinacional y

antihistórico, que subsistía en las Fuerzas Armadas bajo nuevas formas, pero sirviendo

de agentes naturales de los intereses colonialistas que mediatizaban esta país con

vocación de grandeza. La mentalidad de “colonia barata”, según la cínica expresión de

ese fin de raza que era Julito Roca, era servida con celo digno de mejor causa por los

que compartían la carnada. Era lógico esperar que a la Oligarquía criolla le interesara

mantener incólume un proceso que es anterior a todos los colonialismos financieros, a

todos los enfeudamientos económicos y a sus escuelas políticas. Me refiero al

“colonialismo”, al “cipayismo” mental. La ausencia de una Doctrina Nacional

coherente nos ha sido fatídica, y no hemos podido elaborarla por ausencia de una

prédica de carácter histórico que fuese, en el examen documental de nuestro pasado,

hasta las últimas consecuencias…Esa línea “Mayo-Caseros”, que proclama nuestro

sometimiento a intereses foráneos, configura el alfa y el omega de nuestro sometimiento

espiritual (…)

(…) En la educación militar que se me impartió, mis profesores de Historia se

llamaron, primero, Cobos Daract y Juan José Biedma; luego se llamarían Ricardo

Levene y Caillet-Bois, esto es, historiógrafos, cronistas, o colectores de anécdotas, que

explicaban en nuestros institutos “lo convenido”, o graduaban el material de acuerdo

con los dictados del momento. En su afán detallista, no vacilaban en convertir en

caballo blanco a las mulas puntanas que el Libertador montaba en Mendoza, Santiago

Page 60: San Martin, Rosas, Perón.

de Chile, o Lima; en cambio, se resistían a explicar una sola de las razones de las

muchas que indujeron a San Martín a expatriarse, luego de que se derrumbaron sus

ideales de la Confederación Suramericana, cruzado por el sabotaje de la facción unitaria

(…)”.

(PERÓN, Juan Domingo, Obras Completas, Buenos Aires, Docencia, 2002, t. XXIV

(dos), pp. 384-385).

“Casino de Oficiales.

Capital Federal, Nov. 26 de 1918.

Mis queridos padres:

Hoy he recibido carta y me alegra mucho que estén buenos y contentos con el

triunfo de las ideas aliadas; pero debo hacer presente que no está bien eso de la lista

negra, por cuanto es un atropello a la libertad de comercio y yo la critico desde el punto

de vista puramente neutral y argentina.

Y hoy más que nunca, desde el momento en que las naciones de la Entente, han

vencido a la Unión.

Por la única que sentí siempre ser germanófilo fue por Francia que ha dado

ejemplos de guerrera, pero también ha pecado grandemente de ingenua y se ha dejado

arrastrar a la ruina casi, por oír los necios consejos de conquista comercial de la pérfida

Albión.

No olvides papá que este espíritu de patriotismo que vos mismo supiste

inculcarme, brama hoy un odio tremendo a Inglaterra que se reveló en 1806 y 1807 y

con las tristemente argentinas Islas Malvinas, donde hasta hoy hay gobierno inglés; por

eso fui contrario siempre a lo que fuera británico, y después del Brasil a nadie ni a nada

tengo tanta repulsión.

Francia e Inglaterra siempre conspiraron contra nuestro comercio y nuestro

adelanto y si no a los hechos:

En 1845 llegó a Buenos Aires la abrumadora intervención anglo-francesa; se

libró el combate de Obligado, que no es un episodio insignificante de la Historia

Argentina, sino glorioso por (que) en él se luchó por la eterna argentinización del Río

Page 61: San Martin, Rosas, Perón.

de la Plata por el cual luchaban Francia e Inglaterra por política brasilera encarnada en

el diplomático Vizconde de Abrantes.

Rosas con ser Tirano, fue el más grande argentino de esos años y el mejor

diplomático de su época, ¿no demostró serlo cuando en medio de la guerra recibió a Mr.

Hood y haciendo amueblar lujosamente su casa dijo: “Ofrézcansela al Mister”, seguro

de las ventajas que obtendría? No demostró ser argentino y tener un carácter de hierro

cuando después de haber fracasado diez plenipotenciarios ingleses consiguió más por su

ingenio que por la fuerza de la República que en esa época constaba solo con 800.000

habitantes; todo cuanto quiso y pensó de la Gran Bretaña y Francia; porque fue

gobernante experto y él siempre sintió gran odio por Inglaterra porque esta siempre

conspiró contra nuestro Gran Río, ese grato recuerdo tenemos de Rosas que fue el único

gobernante desde 1810 hasta 1915 que no cedió ante nadie ni a la Gran Bretaña y

Francia juntas y como les contestó no admitía nada hasta que no saludasen al pabellón

argentino con 21 cañonazos porque lo habían ofendido; al día siguiente, sin que nadie le

requiriera a la Gran Bretaña, entraba a Los Pozos la corbeta Harpy y, enarbolando el

pabellón argentino al tope de proa, hizo el saludo de 21 cañonazos. Rosas ante que todo

fue patriota. Imaginas que habiendo seguido de cerca la historia nuestra y la inglesa

pudiera tener simpatías por la Entente, al contrario; en Francia es disculpable porque en

realidad siempre se dejó arrastrar por Inglaterra, tuvo una mala debilidad”.

(CHÁVEZ, Fermín, Siete escolios sobre Perón, Buenos Aires, Theoría, 2001, pp. 22-

23).

Page 62: San Martin, Rosas, Perón.

CAPITULO II.

F. A: Profesor, el tema de nuestra charla, además de enriquecerme con sus

conocimientos, es que usted exprese su opinión sobre la existencia o inexistencia de la

llamada “línea histórica: San Martín, Rosas y Perón”.

Desde ya le adelanto que he conversado con distintos historiadores para conocer

su opinión, y mayormente son de la idea de que no existe tal línea histórica. Algunos

creen que puede ser una categoría a aplicar para un análisis político, pero no histórico.

En esta postura se encuentra Norberto Galasso, quien cree que la tríada que nos ocupa

es una invención de la “derecha peronista” y los sindicatos.

También por la negativa, se encuentra Vicente Massot, quien descree sobre la

factibilidad de la línea histórica mencionada. Sostiene Massot que se trata de una “idea

relampagueante”, que puede ser usada para definiciones políticas, pero que no se

sostiene como línea histórica; y que en última instancia, sólo pueden compararse en

algunos sentidos Rosas y Perón, pero de ningún modo San Martín, ya que él se limitó a

su accionar militar.

Sin embargo, y a pesar de estas opiniones he encontrado abundante bibliografía

histórica y política que sí respaldan la línea en cuestión.

¿Cuál es su opinión?

F. CH: ¿Así que varios historiadores sostienen que no existe la línea San Martín,

Rosas y Perón?…¿Ah no? ¿Y por qué? Tanto Rosas, como el General Perón, si bien

ostentaban graduación militar, eran sin dudas políticos de raza. En el caso de San

Martín si bien no era tan así... ¿eso que le resta? Su misión y empeño de liberación y

emancipación de las Provincias Unidas de Sudamérica, porque no era, solamente el Río

de la Plata, y por eso por presión de él, la Asamblea de Tucumán del año 16 agregó en

el preámbulo de la misma, el término “Provincias Unidas de Sudamérica” que por otra

parte era la idea bolivariana también, y la de Artigas. Hay toda una corriente histórica

que sostenía ese ideal.

F.A: ¿Y entonces, cómo se fundamentaría, desde el punto de vista

historiográfico la relación entre San Martín, Rosas y Perón?

Page 63: San Martin, Rosas, Perón.

F. CH: Y bueno, San Martín fue admirador de Rosas, por algo le legó su sable

con el que efectuó la campaña en América. Además existe la correspondencia entre

Rosas y San Martín que es muy importante para este punto. Dicho intercambio epistolar

fue publicado por mí y también por otros autores. Son 16 cartas que intercambian estos

hombres. Ahí esta clara la relación entre ambos y la mutua admiración que se

profesaban.

Al respecto, el General Perón me envió una carta, con motivo de haberle hecho

llegar mi libro sobre la “Iconografía de Rosas y la Federación”, en la que entre otros

conceptos elogiosos para con Juan Manuel de Rosas decía: “(...) Los que se han dicho

sanmartinianos, parecen no haber comprendido la lucha contra el colonialismo que

realizó Rosas, lo que San Martín vio claro a 15000 kilómetros de distancia. El le rindió

a Rosas el mejor homenaje que un soldado puede rendir a otro soldado: su sable de

libertador”. Esta carta, además de estar reproducida en otros libros de mi autoría se

encuentra en el reciente “Siete escolios sobre Perón.”, porque es una carta muy

importante.

F. A: Profesor. En el plano político, yo creo haber encontrado tres o cuatro ejes

comunes, que a mi juicio no dan lugar a dudas y me gustaría saber su opinión. Estos

son: la política exterior en materia de la Defensa, en base a un “nacionalismo

defensivo”. También en política exterior, pero como idea geopolítica, en lo que atañe a

su americanismo. La política económica, de corte industrialista en los tres; y la base

social que les dio apoyo que fueron básicamente las masas.

F. CH: ¡Pero claro! Es importante señalar la política industrialista que llevó

adelante San Martín cuando fue gobernador de Cuyo, con Fray Luis Beltrán. La mayor

parte de los pertrechos con los que contó el Ejército de los Andes fueron fabricados en

Cuyo, a partir de la iniciativa de San Martín.

Y respecto a lo que usted señala como base de apoyo social de los tres

proyectos, es claramente visible, que todos ellos tuvieron sustento en el pueblo. En el

caso de Rosas, fíjese usted, lo dice hasta gente proveniente de la izquierda, como

Eduardo Astesano, Ramón Doll, u Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde. Todos

admiten su popularidad. La base de sustento del gobierno de Rosas fue el pueblo, la

gente de los bajos fondo, allí se cambió totalmente la idea de sociedad.

Page 64: San Martin, Rosas, Perón.

F. A: ¿Existe algún punto de contacto entre la idea americanista en política

exterior con el concepto de “nacionalismo defensivo”?

F. CH: Yo creo que la resistencia a la intervención anglo-francesa en 1845 es el

ejemplo mas claro. Y anteriormente en la década del 30.

Con respecto a San Martín, obviamente la lucha de la independencia y, muy

importante, cuando se puso a las órdenes de Rosas en el bloqueo anglo-francés.

Finalmente, con el General Perón, si bien no tuvo que enfrentar agresiones

bélicas, tuvo una visión de unidad continental que se expresó en el proyecto del ABC,

con Chile y Brasil; además de la creación del Atlas en el mundo sindical americano.

Tuvo una visión claramente continental del poder, más allá de lo estrictamente

nacional.

F. A: Correcto. Pero esto que usted señala, ¿no podría ser más bien

“americanismo” y no un “nacionalismo defensivo”?

F. CH: Ocurre que usted se olvida del conflicto “Braden o Perón”. El embajador

Braden vino a querer imponerle a Perón la inclusión de la Argentina en la estrategia

norteamericana y Perón se resistió. Asimismo, el tercerismo del General Perón, puede

ser considerado como un “nacionalismo defensivo” frente a las pretensiones

hegemónicas de los aliados de Yalta.

Este tercerismo le permitió a Perón tener una política exterior independiente. El

reconocimiento en 1948 del estado de Israel es un ejemplo de esto. La reanudación de

las relaciones diplomáticas con la URSS que estaban rotas y la presencia del primer

embajador soviético en nuestro país, a los pocos días de la asunción del General al

poder, son otra clara muestra del tercerismo. O también se puede mencionar la ayuda

que prestó a Arévalo y Arbenz en Guatemala contra la agresión norteamericana, entre

otras cosas, con el envío de armas. De hecho, el Che Guevara, estaba allí cuando la

caída de Arbenz y se refugió en la embajada Argentina.

F. A: ¿Y que se puede decir en materia económica?

Page 65: San Martin, Rosas, Perón.

F. CH: Las similitudes las tenemos con la ley de aduanas y la industrialización

de los saladeros durante Rosas. Además es importante señalar el aporte de Rosas como

agricultor que nadie lo considera, de hecho, en San Miguel del Monte, tenía 60 arados

trabajando. Esto lo vio claro Darwin, cuando lo visitó allá en Monte.

En San Martín hay que hablar como ya hemos dicho de todo lo que fue industria

militar y sus realizaciones industriales en Cuyo.

En el caso de Perón el proyecto económico esta mas que claro. De hecho fue su

idea de independencia económica precisamente lo que motivo su caída, al tocar

intereses ingleses, sobre todo, en lo que a la industria textil se refiere y al proceso de

industrialización que comenzó a llevarse a cabo en la Argentina como el de Altos

Hornos, la energía atómica, la fabricación de aviones en Córdoba, los gasoductos, la

marina mercante; en aquél entonces, sexta en el mundo...Perón tenía una visión muy

avanzada.

F. A: ¿Se puede hablar de un hispanismo en los tres personajes, o dada la

actuación de San Martín en la Guerra de la Independencia, esto no es posible con su

persona?

F. CH: Sí, si, claro. ¿¡Cómo no va a ser posible si San Martín se formó en

España?! Estuvo 20 años allá y se fue de chiquitito a Europa, Era de raíz española, sin

duda. Más allá de su americanismo, dada su participación en la Sociedad de Cádiz que

fue la que se creó para fomentar con los americanos que estaban en Europa la

emancipación. Esto se explica por la particular situación que vivía España, invadida por

los franceses, por las fuerzas napoleónicas, que justamente habían depuesto a Fernando

VII. Y estos americanos se plantean que si el rey Fernando, no puede gobernar porque

esta preso a manos de los francesas, ¿que se hace?; la soberanía vuelve al pueblo y este

debe elegir gobernantes. Y así fue en toda América, desde México hasta Chile y Bs As.

En toda América se utilizó la misma tesis, que se discutió en Charcas un año antes de la

Revolución de Mayo. Este pensamiento explica la conducta de San Martín.

De paso conviene aclarar, que la tesis que acabamos de mencionar, nada tenía

que ver con el iluminismo y la Revolución Francesa: por el contrario, las fuentes que

daban fundamento a los revolucionarios americanos eran netamente católicas e

hispanas, provenían del barroco español, de lo que se conoce como el “siglo de oro

Page 66: San Martin, Rosas, Perón.

español”, y de la filosofía social y política de Francisco de Vitoria y de Francisco

Suárez.

F. A: Existe claramente otro punto común entre los tres personajes. Un

desagradable destino los unió en el exilio...

F. CH: Es cierto.

San Martín tuvo que exiliarse por la presencia de Rivadavia en el poder. Este le

negó todo apoyo para la campaña de liberación americana. Segundo; y fíjese qué

curioso, los enemigos de San Martín son los pro- ingleses. Esto se lo marco yo a varios

que hablan de San Martín como agente británico. Sus más encarnizados enemigos son

los pro-británicos: Alvear, Cochrane, Rivadavia y los unitarios...

Don Juan Manuel tuvo que marchar al exilio luego de la derrota de Caseros.

Aquí también se pretenden crear suspicacias, respecto de por qué Rosas marcha en nave

inglesa a exiliarse justamente a Inglaterra. ¿Y los barcos que iban y venían del puerto de

Bs As de qué bandera eran? Ingleses. Entonces, ¿a dónde más iría? Y estos barcos sólo

paraban su travesía en Río de Janeiro. Y es evidente que Rosas no podía bajar en

Río...no creo que lo hubiesen recibido muy bien. Entones fue a parar a Inglaterra. Al

margen que él sabía algo que es verdad, y es lo siguiente. Dentro de la tradición no

escrita de los ingleses, se respeta a quien se refugia en la isla; esto es sagrado. Además

los ingleses a quién les hace frente lo respetan; al que no, al que se somete, se ríen de él.

Pero Rosas les resistió y los derrotó. Uno de los pocos que lo hizo en el mundo.

Y respecto a Perón luego de un largo derrotero americano, pudo afincarse en su

exilio en España. Constituyendo, no sé si no un único caso en el mundo, donde luego de

18 años de exilio, logró volver a su patria y acceder nuevamente a la presidencia de la

República. Es decir, que el exilio de los tres, tiene que ver con el acceso al poder de sus

enemigos que los obligó a tener que marcharse de su tierra.

F. A: ¿Qué opina de esta manía de los liberales de calificar de dictadores o

tiranos a los grandes líderes populares? Al hablar de San Martín se refieren al “tirano

José”, y refiriéndose a Rosas y Perón, hacen referencia a la primera y segunda tiranía.

F. CH: Bueno, es algo clásico de nuestros liberales que no entienden los

liderazgos populares, o la democracia de los caudillos. Por otro lado olvidan, por

Page 67: San Martin, Rosas, Perón.

ejemplo, que en Roma, la dictadura era una figura e institución totalmente legal y que se

usaba llegado el caso de que hubiese crisis o anarquía, el rey o la suprema autoridad

tomaba todo el poder en sus manos. Los liberales deberían saber que sobre esto mismo

hay un capítulo entero del Contrato Social de Rousseau donde estudia esto, y Moreno al

traducirlo suprimió este capítulo.

F. A: Puntualizando nuestro análisis Profesor. ¿Qué otros puntos de contacto

podemos encontrar entre los tres procesos históricos de los que venimos conversando?

Seguramente es más sencillo encontrar más similitudes entre dos de ellos. Me refiero a

Don Juan Manuel de Rosas y el Geneal Perón...

F. CH: Quizás sea más sencillo encontrar relaciones entre Don Juan Manuel de

Rosas y el General Perón, porque si bien hay puntos de contacto con San Martín, los

suficientes como para establecer una línea histórica no deja de ser cierto, que San

Martin estaba mayormente abocado a lo estrictamente militar. Tanto es así, que allí

encuentra Ud la causa de por qué el libertador se vuelve del Perú, dando por tierra con

el mal llamado por la historia liberal como el misterio de Guayaquil. San Martín sabe

que no cuenta con el apoyo del gobierno de Bs As, por el contrario, tiene serios

problemas con el mismo, que lo ve como un enemigo. San Martín se permitía fracasar

como político pero nunca en el plano militar, donde se jugaba la liberación de América.

Por eso renuncia al Protectorado en el Perú, convoca a un Congreso, y se aparta del

poder. Comprende sus limitaciones político-militares en aquella coyuntura a que

Bolívar tampoco podía facilitarle el número de tropas que San Martín quería para

seguir su campaña. Entonces entre la opción de quedarse en el poder pero sin apoyo, ya

que hasta el ejército que lo acompañaba estaba fragmentado y dividido, o renunciar pero

que la causa que defendía llegase al éxito, eligió renunciar y volver a su provincia y

dejar que Bolívar que estaba más fuerte culminase la obra de la emancipación.

Pero esta visión estratégica que San Martín tenía es clave.

F. A: Entonces podemos abundar en las simetrías entre Rosas y Perón...

Profesor, a su criterio, ¿por qué tanto Rosas en Caseros, como Perón

posteriormente, a pesar de tener fuerzas suficientes para resistir en el gobierno

prefirieron irse?

Page 68: San Martin, Rosas, Perón.

F. CH: Fíjese que interesante, y esto yo lo he escrito, que Don Juan Manuel

consideraba que su período histórico había terminado. Tenía fuerzas en contra, que él

consideraba que no podía enfrentar. Estaba Inglaterra, Brasil, y la deserción de Urquiza

que fue terrible para él.

En el caso de Perón es sencillo. El era más político que militar. Perón dijo que si

él hubiera actuado tan sólo como militar hubiera hecho la guerra, pero eligió el tiempo y

conducir a todo el pueblo argentino. En el primer reportaje que le hicieron en Paraguay

el General Perón dijo: “si tenemos razón vamos a volver”.

Quizás la diferencia entre ambos casos sea la conciencia que tuvo Don Juan

Manuel de que su período histórico estaba terminado. Perón en cambio privilegiaba la

paz social, y el tiempo a la sangre de sus compatriotas, pero de ninguna manera veía

agotado su proyecto. Mas bien sus enemigos y algunos errores provocaron su caída.

F. A: ¿Por ejemplo?

F. CH: El conflicto con la Iglesia fue un grave error. Y la otra equivocación que

le fue atribuida era el contrato con la California Oil, ya que los adversarios lo acusaron

de “entreguista” y de hacer una concesión de tierras en la Patagonia. Por supuesto no

había ninguna de estas cosas, era un simple contrato de exploración.

F. A: El conflicto entre Perón y la Iglesia, y el conflicto de los jesuitas con

Rosas, ¿qué me podría decir al respecto: son comparables?

F. A: Yo creo que fue similar. El conflicto con Rosas fue con los jesuitas que se

le oponían, no con todos. De hecho hubo un jesuita que fue rector del Colegio

Republicano Federal.

Y Perón tuvo conflicto con el credo local. Este comenzó cuando Pío XII después

de haberlo apoyado, lo abandonó y creó el Partido Demócrata Cristiano en Argentina,

que aquí no había por qué crearlo. Pero como había una alianza entre EEUU, a través

del cardenal Spellman y el Vaticano para crear los partidos demócratas cristianos en

Alemania y en Italia, después se les ocurrió hacerlo también en América. Esto a

instancia de EEUU. De allá vino la idea. Se hizo un congreso en Montevideo en el año

49 donde se dio origen al partido demócrata cristiano, que curiosamente, o no tanto,

Page 69: San Martin, Rosas, Perón.

estaba integrado mayoritariamente por liberales. Tanto es así que en el año 1950 Perón

estaba tan enojado con Pío XII, que al realizarse el Congreso Eucarístico en Rosario, él

dice que no va a asistir y se marcha a la quinta de San Vicente. Allí es Evita quien

persuade al General de que había que concurrir. Esta anécdota me la contó

personalmente Hipólito Paz que era canciller y fue testigo presencial de los hechos.

Finalmente Perón asistió y habló en el Congreso de Rosario, pero el conflicto ya

venía instalándose.

F. A: ¿Se puede señalar que otro punto en común entre Rosas y Perón fuera la

propaganda?

F. CH: Digamos que sí, pero más durante el gobierno de Perón. Además hubo

exageraciones. En el caso de Apold, nosotros en el área de cultura no nos gustaba esto y

lo señalábamos, porque no había necesidad ya que los hechos cantaban por sí solos. La

realidad era suficiente, no hacía falta ponerle el nombre de Eva Perón a las provincias,

instituciones, buques, etc.

Y en Rosas si bien tuvo propaganda no fue tanto. En esta área uno de sus

grandes aliados fue Don Pedro de Angellis, un gran periodista.

F. A: Bueno Profesor, creo que con lo que hemos conversado tengo material

suficiente para continuar mi trabajo. Ha sido muy esclarecedor en sus conceptos.

Le confieso que si antes de conversar con Ud. yo estaba convencido de la línea

San Martín, Rosas y Perón; ahora estoy más que seguro al respecto.

Por otra parte, no quiero abusar de su tiempo porque se que esta esperando otro

grupo de jóvenes para hablar con Ud. Le agradezco de todo corazón su tiempo y su

humildad por haberme recibido.

F. CH: No, por favor. Para eso estamos, es un gusto conversar y poder aclarar

dudas con jóvenes con inquietudes nacionales, que de alguna manera, son los que

tomarán las banderas cuando nosotros ya no estemos.

Page 70: San Martin, Rosas, Perón.

CAPITULO III.

Fermín Chávez nació el 13 de julio de 1924 en El Pueblito, perteneciente al

Departamento de Nogoyá, Entre Ríos. Su padre, fue un agricultor que en la década de

1920, muy mala para el campo, se fundió y ante la necesidad de mantener a la familia,

fue peluquero y después fabricante de escobas. El primer contacto con la política lo tuvo

Fermín, a instancias de su padre, que era irigoyenista, cuando en las elecciones de 1928

pasaban los camiones que iban al comicio y el padre le hacía gritar al infante Fermín:

“Viva Irigoyen!”.

Por el lado de su abuela tenía descendencia con los Moreira, lo que gravitó

mucho sobre su persona. El primer marido de su abuela que era don Santiago Moreira,

era un hombre que había sido teniente de don Ricardo López Jordán. El hijo del viejo

Moreira, Santiaguito fue un hombre que tuvo mucha influencia en la formación de

Chávez. Iba a su casa y le contaba cosas de la guerra jordanista.

Se puede decir que el primer contacto de Fermín con la historia real fue por

relatos de criollos como Don Santiago, y la gente del pago, que luego con el correr de

los años, Chávez pudo comprobar la veracidad de los mismos en la infinidad de

documentos con los que trabajo.

Concurrió a la Escuela provincial Nº 14.. En esa escuela no había más que hasta

tercer grado, en cambio en las escuelas nacionales tenían hasta sexto grado. Por esta

situación viajó a Córdoba y estuvo como interno en un colegio de los padres dominicos.

Page 71: San Martin, Rosas, Perón.

Allí efectuó el bachillerato y luego partió a Buenos Aires como novicio. Esta etapa con

los dominicos en Buenos Aires, fue desde el año 39 al 42.

En síntesis, Fermín Chávez estudió Humanidades en Córdoba, Filosofía en

Buenos Aires y Teología en Cuzco. Entre quienes más influenciaron en su formación se

pueden citar las enseñanzas de Rodolfo Mondolfo, Nimio de Anquín y Víctor Frankl.

En tanto que en lo político lo acercaron al nacionalismo sus lecturas tomistas,

fundamentalmente Maritain, Garrigou... Pero de manera aún más fundamental los libros

de los autores nacionalistas argentinos. Era lector de Ramón Doll y Ernesto Palacio.

Pero, fue central, en aquellos años (1940), la prédica de Crisol y en especial los

artículos de Enrique P. Osés

Fue Historiador, poeta y profesor universitario y si bien no se dedicó a la

docencia, tuvo a su cargo diversas cátedras en las Universidades

de Buenos Aires, La Plata y Lomas de Zamora.

Su militancia en el peronismo data de 1943, aunque fue recién en 1950, cuando con un

grupo de jóvenes escritores que se reunían en la peña “El hogar de la empleada”, en

Avenida de Mayo 869, todos los viernes, Fermín Chávez conoció a Eva Perón.

Por esos años trabajó en la Secretaría de Salud Pública de la Nación y luego en

la Dirección General de Cultura bajo la dirección de Castiñeira de Dios.

En los años de la Resistencia Peronista; Fermín integró el Comando Táctico

creado por Perón. Junto a Héctor Tristán y otros compañeros de “Línea dura” editó “De

Frente”, un boletín de 4 páginas que transmitía las directivas de Perón desde el exilio, y

exhortaba a los peronistas a votar en blanco en las elecciones constituyentes de 1957,

que finalmente fueron ganadas por el voto en blanco alentado por el peronismo

proscripto. Además cumplió una importante tarea de esclarecimiento, con la aparición

en diciembre de 1956 de su libro “Civilización y Barbarie” que refutó la tesis del

"mayismo" instalada por ASCUA y los "libertadores".

Además de los cargos ya mencionados; durante las gestiones de los gobiernos

justicialistas ocupó puestos nacionales y municipales, todos los cuales honró con su

honestidad y su compromiso militante.

En 1973, fue uno de los que acompañó en el avión al general Perón, del retorno

de su exilio, en su regreso a la Argentina. En 1984 integró la Comisión Asesora del

Comando Superior Justicialista.

Page 72: San Martin, Rosas, Perón.

Fue un gran periodista y como tal comenzó su labor en el año 1947. Trabajó en

los periódicos "Tribuna" –donde se inició-, "El Capital", "La Opinión", "Mayoría",

"Clarín", la revista de la CGT, "Dinámica Social" y "Todo es historia".

Por sobre todas las cosas, Fermín Chávez fue un hombre con un inmenso

conocimiento de nuestra cultura e historia, y tal vez, su principal virtud, fue su

extraordinaria humildad.

A partir del año 1974 vivió en el segundo piso de la calle Chile al 685, en el

porteñísimo barrio de San Telmo. Allí escribió, y abrió sus puertas a quiénes, como yo,

concurríamos a verlo en busca de orientación o consejo. Con sencillez y amabilidad

siempre tuvo una palabra de aliento, para quienes seguíamos sus pasos como los de

tantos otros hombres del revisionismo, por la lucha de la verdad histórica y el despertar

de la conciencia nacional.

En su tarea de historiador encaró el estudio con la característica seriedad de la

escuela revisionista, con irrefutable documentación y un estricto tratamiento de la

misma, combinando las propias convicciones con un cuidado análisis metodológico de

la heurística y hermenéutica; todo tendiente a alcanzar un claro conocimiento de nuestro

pasado nacional.

Esta postura nacional, tanto en lo político como en lo histórico, lo marginaron de

los grandes círculos de intelectuales ligados a los centros académicos o universitarios, y

desde ya, le valieron el silencio y ocultamiento de parte de los medios de comunicación.

Sin dudas; de haber pertenecido Fermín a lo que Jauretche llamó “intelligentzia” su

suerte hubiera sido muy distinta. Pero Fermín Chávez, más que títulos u honores, fue un

hombre fiel a su Patria, cuya mayor distinción fue no haber dejado jamás de ser un

hombre del pueblo.

Su obra estuvo ligada principalmente al peronismo y al devenir del movimiento

nacional a lo largo de la historia, en sus distintas expresiones. Siempre estuvo al lado de

las causas populares, de los desamparados, los excluidos y nunca dejó de ser crítico con

la “historia oficial”, como corresponde con todo revisionista que se precie de tal, toda

vez que ésta constituye una herramienta de dominación tendiente a afianzar nuestra

“colonización pedagógica”.

Page 73: San Martin, Rosas, Perón.

Los reconocimientos, aunque tardíos e insuficientes, por suerte llegaron a

alcanzarlo con vida. Así pudo tener la satisfacción de que la Legislatura de la Ciudad de

Bs. As, un 2 de octubre del 2003 lo declaró “Ciudadano Ilustre”, a través de la sanción

de la ley N° 1090. promulgada por el Decreto Nº 1988 del 29/10 del mismo año

El 28 de mayo de 2006 se apagó la vida de este gran maestro. Sus restos fueron

velados en la Legislatura porteña. Sus enseñanzas sobre el pasado nacional y sobre las

posibilidades de nuestro país, seguirán viviendo en cada argentino que defienda la causa

nacional, así seguramente lo habría deseado nuestro querido historiador Don Fermín

Chávez

BIBLIOGRAFIA DE FERMIN CHAVEZ:

1- Como una antigua queja, (poemas), 1950.

2- Una provincia del Este, (poemas), 1951.

3- Civilización y Barbarie. El liberalismo y el mayismo en la Historia y Cultura

Argentina, Trafac, Bs. As., 1956.

4- Vida y muerte de López Jordán, Theoría, Bs. As, 1957.

5- José Hernández. Periodista, político y poeta, Culturales Argentinas, Bs. As.,

1959.

6- Alberdi y el mitrismo, Peña Lillo, Bs. As., 1961.

7- Poesía rioplatense en estilo gauchesco, 1962.

8- José Luis Busaniche. Ediciones Culturales Argentinas, Bs. As., 1964.

9- Poemas con fusilados y las montoneras, 1966.

10- Iconografía de Rosas y de la Federación, III Tomos, Oriente, Bs As, 1970.

11- La historia a la vuelta de casa, Centro Editor de América Latina, Bs. As., 1971.

12- La cultura en la época de Rosas. Aportes a la descolonización mental en

Argentina, Theoría, Bs. As, 1973.

Page 74: San Martin, Rosas, Perón.

13- La vuelta de José Hernández. Del federalismo a la república liberal, Theoría, Bs

As., 1973.

14- Perón y el peronismo en la historia contemporánea, II Tomos, Oriente, Bs. As.,

1975.

15- Un nuevo diálogo gauchesco sobre Rosas, Theoría, Bs As., 1975.

16- La Confederación: un proyecto nacional olvidado, Ediciones del Noroeste, Bs.

As., 1976.

17- Historicismo e iluminismo en la cultura argentina, Theoría, Bs. As., 1977.

18- Historia del país de los argentinos, Theoría, Bs. As., 1978.

19- El revisionismo y las montoneras, Theoría, Bs. As., 1984.

20- Perón y el justicialismo, Theoría, Bs As, 1984.

21- ¿Social-democracia, por qué?, Pequén, Bs. As., 1984.

22- La chispa de Perón: el arte de la política en 70 relatos con humor, sarcasmo y

sentencia, Cántaro, Bs. As., 1990.

23- Eva Perón en la historia, Oriente, Bs. As., 1990.

24- Eva Perón sin mitos, Fraterna, Bs. As., 1990.

25- Vida del Chacho, Theoría, Bs. As, 1991.

26- La vuelta de Don Juan Manuel : 110 autores y protagonistas hablan de Rosas,

Theoría, Bs. As, 1991.

27- Correspondencia de San Martín y Rosas, Theoría, Bs. As., 1991.

28- Testamentos de San Martín y Rosas y La Protesta de Rosas, Theoría, Bs. As.,

1991.

29- Porque esto tiene otra llave. De Wittgenstein a Vico. Ediciones Pueblo Entero,

Bs. As., 1992.

30- Aquí me pongo a cantar: poetas y trovadores del Plata, Theoría, Bs. As., 1993.

Page 75: San Martin, Rosas, Perón.

31- La libreta de Rosas. Instituto J. M. de Rosas, Bs As., 1995.

32- Goya en la Argentina: el castigo de un genio equívoco, Ediciones Pueblo

Entero, Bs. As., 1995.

33- La conciencia nacional: historia de su eclipse y recuperación; Pueblo Entero,

Bs. As., 1996

34- De Don Juan Bautista a Don Juan Manuel; 1997.

35- 45 poemas paleoperonistas, 1997.

36- Flora y fauna en el Martín Fierro. Editorial de Entre Ríos, Paraná, 1997.

37- Poemas con matreros y matreras, Theoría, Bs. As., 1998.

38- John William Cooke. El diputado y el Político, Círculo de Lgisladores de la

Nación Argentina, Bs. As, 1998.

39- El peronismo visto por Víctor Frankl, Theoría, Bs. As, 1999.

40- Evita hay una sola, Corregidor, Bs. As, 1999.

41- Ponce De León y el fuego, Corregidor, Bs. As., 1999.

42- El Pensamiento Nacional. Breviario e itinerario, Nueva Generación, Pleamar,

Bs. As., 1999.

43- Otra vuelta con Martín Fierro; Theoría, Bs. As., 1999.

44- Siete escolios sobre Perón; Theoría, Bs. As., 2001.

45- El Che, Perón y León Felipe, Nueva Generación, Bs. As., 2002.

46- Escribió los tomos 14 a 21 de la Historia Argentina de José María Rosa. El

tomo 14, El justicialismo; el tomo 15, El antiperonismo; el tomo 16, La

revolución argentina; el tomo 17, El retorno; el tomo 18, Estudios

introductorios; el tomo 19, El proceso; el tomo 20, Del mundial al conflicto; y el

tomo 21, La guerra de Las Malvinas y la democracia maniatada; Oriente, Bs As,

1993-2004.

47- Rosas Educador, Colección del Zanjón, Bs. As, 2003.

Page 76: San Martin, Rosas, Perón.

48- Alpargatas y libros-diccionario de peronistas de la cultura; II Tomos, Bs As,

Theoría, 2003-2004.

49- Historia y Antología de la poesía gauchesca, Margas, Bs. As., 2004.

50- Herder, el alemán matrero, Nueva Generación, Bs. As., 2004.

51- Diez hijos de Evita, Nueva Generación, Bs. As., 2005.

52- Un sexteto para el Colón, Nueva Generación, Bs. As., 2005.

53- Diccionario Histórico Argentino, Fabro, Bs. As, 2005.

54- Reseña de acontecimientos históricos (1553-2003), Fabro, Bs. As, 2005.

55- Correspondencia de Rosas y Urquiza, Theoría, Bs As.

56- Escritos curiosos de Juan Manuel de Rosas, Theoría, Bs As.

Page 77: San Martin, Rosas, Perón.

APENDICE.

Hemos decidido incorporar a nuestro libro, dos documentos periodísticos de

singular valía, para lo que es una cabal biografía de Fermín Chávez.

El primero es un reportaje efectuado por Jorge Rivera, y publicado en la Revista

Crisis en mayo de 1975.

El segundo, es una autobiografía del maestro Fermín Chávez, publicada en

Primera Plana el 16 de agosto de 1973.

La misma constituye la respuesta del eximio historiador a ciertos comentarios

sobre su supuesta filiación a la “izquierda” o al “desarrollismo”, y dada las necrológicas

que recordaban a Fermín, vinculándolo a “la izquierda peronista”, o como un hombre

del “peronismo de izquierda”, nos pareció atinado reproducir lo que el propio interesado

decía hace 25 años.

Entrevista a Fermín Chávez

"La Argentina es deformada cuando termina el caudillaje"

Autor: Jorge B. Rivera, Revista Crisis , mayo, 1975.

La sala con el balcón entreabierto sobre la calle Chile es casi austera. Una pequeña

habitación acogedora en la que rápidamente contabilizo libros de historia, viejos

periódicos federales enmarcados, una fotografía poco conocida de Ricardo López

Jordán, y bajo el vidrio de la mesa un poema de Ernesto Guevara en Ñancahuazu

Page 78: San Martin, Rosas, Perón.

copiado a máquina. Chávez me convida con ese aguardiente de orujo que todavía se

destila en Caroya y en la media tarde iniciamos una charla grande, que tratará de

recuperar miñangos de algo así como cincuenta años de vida, fragmentos de una cierta

manera de reflexionar sobre las cosas y los hombres del país. Una historia integrada

por las memorias de la provincia natal, por las primeras vivencias políticas, por el

acercamiento al sacerdocio, por la militancia nacionalista, por la poesía, por el oficio

de periodista, por su vinculación con el peronismo, por la redacción de libros como

Civilización y barbarie , por biografías iluminadoras y esenciales como Vida y muerte

de López Jordán y Vida del Chacho , por viejas y nuevas aventuras editoriales como las

revistas Nombre y Ahijuna , por la traducción de la poesía del "colaboracionista"

Robert Brasillach y el comunista Mao Tse-Tung, por una suerte de fervor raigal,

entrañable, que se cuela a cada rato en las evocaciones del pasado y en la mención de

las cosas más próximas.

La mesa junto al camino...

Yo nací el 13 de julio de 1924 en El Pueblito, un viejo pago del distrito entrerriano de

Don Cristóbal, en el cual, según se ha comprobado, Rocamora tuvo el propósito de

fundar a Nogoyá. Pero de hecho Nogoyá se fue formando, como sucede muchas veces

en la historia, alrededor de una capilla, la que fundó el padre Quiroga y Taboada. El

Pueblito, que era la zona más poblada en la última época de la Colonia, no pudo ser el

centro urbano y quedó como pago. Mi padre, agricultor fundido en la década del ’20,

una época difícil para el campo, fue peluquero y luego fabricante de escobas en la

última etapa de su vida... Pequeño fabricante de escobas de palma. Cuando yo nací

todavía sembraba; y antes había tenido un pequeño boliche de campaña en el norte de

Nogoyá, en medio del monte.

Mi padre era yrigoyenista cien por cien. Mis primeras vivencias políticas creo que se

refieren a las elecciones de 1928, cuando yo tendría tres o cuatro años. Me recuerdo

subido en una mesa, al borde del camino, con mi padre que me hace gritar “viva

Yrigoyen”, mientras que la gente que va a votar pasa en camiones… Ese es uno de los

primeros recuerdos en imagen que yo tengo de lo político. En mi casa había una

tremenda pasión yrigoyenista. Me acuerdo como si fuera hoy de la revolución del ’30.

Al campo no llegaba más que una vez por semana una mensajería que traía la revista

Page 79: San Martin, Rosas, Perón.

Caras y Caretas, que en esa época le tomaba el pelo a Yrigoyen. Menciono esto porque

siempre me llamó la atención el contacto que existía entre Yrigoyen y todo ese criollaje

que no conocía diarios ni radio. ¿Por qué esa relación de los criollos viejos con el

caudillo? Quizá pensaban que Yrigoyen era la reivindicación de los caudillos. Lo digo

por mi padre, que había sido educado en una escuela no oficial, esa escuela de los

maestros particulares que había en el campo...

Ahí está también el padre, en el borrador de uno de los poemas de Chávez:

Padre que te has caído de costado

como si el ruin tobiano de la Muerte

se te hubiese encogido y espantado;

qué difícil función la de traerte

a la ciudad con todos tus caudales

de ilusión o fracaso o buena suerte.

Quiero verte otra vez con tus trigales

de Crucecitas, con las pocas cosas

que amabas, con los días siempre iguales.

Allá entre palmas duras y verdosas

que cortó tu machete montielero

para escobas sencillas o lujosas.

Allá en tu edad feliz de bolichero

con tus gallos al sol, cuando cuidabas

un bataraz o un giro con esmero.

Por el lado de mi abuela hay una rama, la de los Moreira, que gravitó mucho sobre mí.

Hay un primer marido de mi abuela que era don Santiago Moreira, un hombre que había

sido teniente de don Ricardo López Jordán. Al viejo Moreira, que murió en 1874, lo

toman prisionero en Don Gonzalo, y por pedido de un jefe nacional de Nogoyá lo

liberan. Lo había destinado como castigado a los cuerpos de infantería que resguardaban

la frontera de Buenos Aires contra los indios.

Santiaguito, el hijo del viejo Moreira, tuvo mucha influencia en mi formación. Iba a

casa y me contaba cosas de la guerra jordanista, que se las atribuía a él, pero que

indudablemente eran del viejo. Mi padre, por el contrario, nunca hablaba de esa época.

Recién de grande, cuando conoció mis libros, empezó a recordar y a recuperar esas

Page 80: San Martin, Rosas, Perón.

vivencias de lo que decía la abuela Martiniana y su tía Balbina..., “que Leandro Gómez

tenía razón”, “que don Ricardo...”. Pero en mi niñez de esas cosas no se hablaba porque

ellos también estaban presionados por la educación y no se animaban a romper con la

versión oficial de los hechos. Nosotros la descubríamos a la historia real un poco por

criollos como tío Santiago, que ni habían pasado por la escuela ni sabían leer y escribir,

y entonces te contaban, un poco como cuento, como viejos cuenteros, cosas que eran

historias reales, según pude comprobar después a través de los documentos de la época.

La escuela a la que concurrí, la Escuela Nº 14, era provincial. Estaba ubicada en el

camino que va de Nogoyá a Villaguay, frente a un viejo almacén de campaña, uno de

los pocos edificios de material que había en aquella época. En esa escuela provincial no

había más que hasta tercer grado, en cambio en las escuelas nacionales tenían hasta

sexto grado. Era la escuela sarmientina, si bien en Entre Ríos lo que se enseñaba en la

escuela provincial no coincidía mucho con esa unanimidad nacional que había impuesto

la enseñanza del ’80. Yo, por ejemplo, conocí el Himno a Sarmiento en Córdoba, donde

terminé el ciclo primario.

¿Por qué el alejamiento de Entre Ríos?

Porque en Nogoyá no había Colegio Nacional. En Córdoba estuve como interno en un

colegio de los padres dominicos, lo que ellos llamaban el Colegio Apostólico, que

estaba destinado a una futura vocación sacerdotal. Era una oportunidad que se me

brindaba. Hay que pensar que ni mis padres ni mi familia estaban en condiciones de

pagar ningún otro tipo de colegio fuera del lugar. Dadas mis posibilidades económicas

la única alternativa de seguir estudiando era el viaje a Córdoba. Yo hago el bachillerato

en Córdoba, con los dominicos, y luego vengo a Buenos Aires como novicio y hago los

tres años de filosofía en el convento de Santo Domingo. Mi etapa con los dominicos en

Buenos Aires, años 39 al 42, es la época de oro de los Cursos de Cultura Católica.

Funcionaba el famoso Convivio. Mi profesor de filosofía en Santo Domingo era el

padre Páez, dominico y provincial de la Orden, y él enseñaba al mismo tiempo en los

Cursos, junto con el padre Castellani, el Reverendo Alberto Molas Terán, César E. Pico,

Julio Meinvielle, etc. Pico fue un hombre de gran talento. Su tomismo era tan agresivo

como el nacionalismo de Ramón Doll, a quien se parecía mucho.

De Buenos Aires paso a Cuzco, donde había un colegio internacional al que iban los

estudiantes dominicos a estudiar teología. Allí hago tres años de teología y resuelvo

Page 81: San Martin, Rosas, Perón.

volver a la Argentina, para reintegrarme a la vida laica... A esa altura de mis estudios

me di cuenta de que la vida religiosa no era lo que más me atraía. En Buenos Aires hay

un nuevo fenómeno político.

¿En qué año se produce tu regreso a la Argentina?

Vuelvo en octubre de 1946. El 17 de octubre de 1945 estaba en Cuzco y alcancé a

escuchar las noticias de lo que ocurría en Buenos Aires por la radio.

¿Por qué, para un provinciano, la radicación en Buenos Aires?

Para esta segunda instalación había una razón muy primordial: no tenía ninguna

posibilidad en el campo. Hay que pensar en el campo en una etapa muy crítica, en que

la gente no tenía grandes posibilidades de progreso. En segundo lugar estaba el deseo de

seguir estudiando, porque yo quería hacer medicina... Pero además hay un nuevo

fenómeno político que me atrae. Yo, de hecho, ya estaba en contacto con grupos

nacionalistas y había publicado en sus diarios. Sentía simpatía por Perón y había escrito

algunos artículos sobre el contenido humanista de sus discursos. No tenía parientes

aquí. Venía con $30 en el bolsillo, recién salido del mundo de la Iglesia, y tenía que

comenzar una cosa totalmente desconocida. Por suerte tenía algunos amigos, entre ellos

el poeta José María Fernández Unsain, que en aquel momento era subdirector del diario

Tribuna. Él me llevó a trabajar al diario.

¿Esa es tu iniciación formal como periodista?

Sí. Me inicié en Tribuna, diario nacionalista, donde había personajes tan variados e

interesantes como Ponferrada, Gregorio Santos Hernando, Gilberto Gómez Ferrán, el

entonces pibe Jorge Ricardo Masetti, recién incorporado al diario, como yo, Luis Soler

Cañas, Joaquín Linares, que hacía crítica de teatro, el flaco Fernández Unsain, don

Lautaro Durañona y Vedia y tantos otros...

(Tribuna es el umbral de una fecunda carrera periodística – “El periodismo me ha

dado una disciplina de trabajo que no hubiese adquirido, posiblemente, fuera de él”,

acota Chávez. Lo llevará a trabajar y a colaborar en publicaciones de diverso signo,

como Clarín, El Líder, Democracia, Presencia, Firmeza, El Pueblo, La Prensa de la

etapa peronista , La Capital, Crisol, El Hogar, Lyra, Histonium, Mayoría, Dinámica

Page 82: San Martin, Rosas, Perón.

Social, Columnas de Nacionalismo Marxista, Latitud 34, El Popular, Capricornio, etc.

Hay, también, a comienzos de 1950, una etapa de vinculación con la Oficina de Prensa

de la CGT, junto a Félix Odorisio, durante la cual colabora semanalmente en el órgano

de la central obrera.)

¿En qué momento comienzan tus contactos con el nacionalismo?

Aproximadamente en 1939.

Concretamente entre los coletazos finales de la Guerra Civil Española y el comienzo

de la Segunda Guerra Mundial.

Por supuesto. Para nosotros eso gravitaba mucho. El clima de la guerra lo vivimos

todos. Nadie estaba al margen y nadie fue, realmente, neutralista. Entre los grupos

nacionalistas intelectuales había muchas reservas con respecto a Hitler, pero en cambio

se veía con cierta simpatía a Mussolini...

¿Cuáles son las lecturas motivadoras que acompañan a tu toma de posición

nacionalista?

Fundamentalmente la literatura tomista. Maritain, Garrigou... Pero de manera aún más

fundamental los libros de los autores nacionalistas argentinos. A Maurras, por ejemplo,

no lo conocí en esa época. Leía a Ramón Doll, a Ernesto Palacio. En nuestra formación

política -estoy hablando de los años 1940- gravitó mucho la prédica de Crisoly en

especial los artículos de Enrique P. Osés, un auténtico divulgador popular que dijo:

“Esto hay que cambiarlo todo”. Un diario como El Pampero, en cambio, nos chocaba

por su mayor embanderamiento y su corte propagandístico.

¿Con qué grupos del nacionalismo tenías vinculaciones, en particular?

Sobre todo con el grupo "Restauración", fundado en 1937 por Villegas Oromí, Bernardo

y Goyeneche, que era el grupo político que estaba más cerca de la Iglesia, el más

tradicionalista, hispanista.

¿Tuviste algún contacto con el grupo FORJA en ese momento?

No. Tenía noticias de Scalabrini Ortiz, el Scalabrini Ortiz del periódico Reconquista. Él

era el único hombre de FORJA al que conocíamos. En rigor FORJA y el nacionalismo

fueron caminos paralelos. Hoy, con perspectiva histórica, vemos a FORJA como un

Page 83: San Martin, Rosas, Perón.

fenómeno cultural importante, pero como fenómeno político el nacionalismo tenía la

ventaja de estar en la calle.

Chávez ingresa a la literatura fundamentalmente como poeta, y la charla deriva hacia

ese terreno:

El primer poema lo publicó en Crisol, el 1º de marzo de 1941, antes de partir para el

Cuzco. Se llamaba "Paisaje del Pueblito" y aparecía firmado por Fray B. Chaves

Giménez S.O.P., porque los dominicos nos cambiábamos el nombre al profesar.

Una poblada loma de aromitos

está fragante de los áureos ramos.

Se ve, trepada en las pulposas tunas

la calandria cantando,

y sobre el cerco del corral primero

las tacuaritas su oración coreando.

Van las mansas torcaces

con su plumaje claro,

a picotear las perfumadas flores

del hermoso naranjo.

.........................................

Las lecturas de la etapa decisiva fueron el Lugones de losPoemas solariegosy los

Romances del Río Seco. A Marechal lo leo también en ese momento: Días como

flechas, Poemas Australes... Sobre mí gravita, por natural amistad, un poeta como

Fernández Unsain, con su libro Este es el campo... Pero también García Lorca y

Neruda, además de Miguel Hernández.

En 1950 los talleres de la CGT imprimen su poemario Como una antigua queja, con

papel regalado por la Federación del Papel, Cartón, Químicos y Afines. Luego vienen

Dos elogios y dos comentarios (1950), editado por la Peña Eva Perón, y Una provincia

al Este (1951), ilustrado por Manolo Moraña Y Edgar Koetz. Entre su última poesía

editada figura Poemas con fusilados y proscriptos, los versos sobre los fusilamientos

del 9 de junio de 1956 que habían circulado clandestinamente en la primera etapa de la

resistencia peronista.

Page 84: San Martin, Rosas, Perón.

.........................................

Romance por la Muerte del General Valle

Atención pido, señores, Sabemos que te entregaste

para este simple compuesto: sólo por llegar al cielo.

quiero contarles la muerte Sabemos que fue tu historia

de un general verdadero. La de un argentino entero.

El mes de junio corría A Las Heras lo llevaron

y era duro aquel invierno, con la venda del silencio,

-una fría bayoneta amarrándole la fe

bajo una luna de hueso- junto al muro amarillento.

El mes de junio empezaba Aquella tarde de junio

y el corazón de mi pueblo 12 de junio en el tiempo,

andaba por estallar 12 de junio en el odio,

empujado desde adentro. 12 de junio en el rezo,

aquella tarde de junio

Fusiles madrugadores el general verdadero

como unos pájaros negros tanteó su pecho y halló

llegaban a los hogares una magnolia de fuego.

inviolados de mi pueblo. El pelotón conmovido

Estaba el padre dormido oyó su voz como un trueno.

y por eso lo prendieron. Balines de hierro cruel

Andaba por reventar lo bandearon como un cuero.

el carozo del silencio. ¡Viva la Patria!, se oyó.

¡Viva Valle!, compañeros.

Allá va el general Valle Ya está la carne dormida,

sin coraza y sin recelo, ya está el odio satisfecho.

llena de fe la cintura, Se marchó como una luz

de gaucho coraje lleno. De blancos huesos saliendo.

Allá va el general Valle

cual un jefe montonero; ¿Qué doctorcito del mal

allá va como una luz les dictó la voz de: Fuego?

en la madera del pueblo. ¿A qué boca te entregaste?

Los obuses reventaban ¿Quién estuvo en el teléfono?

Page 85: San Martin, Rosas, Perón.

en esquinas y paseos ¿Qué chaquetilla ordenó

chamuscando la hoja gris inmolar tus compañeros?

reseca de aquel invierno. ¿Qué fuerzas de la impiedad

tan enorme te volvieron

Allá está el general Valle colocado junto al diente

Ocultándose en San Telmo. Pequeñito del lucero?

Allá va el general Valle

Entre el humo de su cielo, ¡Malhaya la tarde oscura

prendidito a su destino del 12 de junio espeso!

que es un bagual traicionero, ¡Malhaya la piel tan tina,

bagual de trágica estirpe, malhaya los perros negros!

duros tobillos de acero. ¡Malhaya aquella promesa

que te sacó de San Telmo!

General Juan José Valle, ¡Malhaya el buen tirador

de cogollo tan sereno, del pelotón fusilero!

el diente de la traición ¡Ay malhaya la amistad

te debe doler adentro. y malhaya los teléfonos!

A Las Heras te llevaron

en el auto de los reos.

Los ojos te relumbraron

igual que un cristo sereno.

Romance de Fermín Chávez (Juan

Montiel) en: Resistencia Popular, 1957.

.....................................................

En la etapa preliminar que va del ’43 al ’53 Chávez colabora en varias revistas

literarias, en las que se cruzan benjamines de la recién llegada “generación del 50” -a

la que pertenece, según propia adscripción- con veteranos de la “generación del 40”,

como León Benarós, Ferreira Basso y Barbieri, fieles a propuestas que seguirán

influyendo subterráneamente hasta hoy, en la literatura argentina y en las que se

amalgaman ahondamientos en el paisaje del terruño, anclajes en la tradición y la

historia patria y retornos a las formas más entrañables de la poesía popular, como la

copla, el romance y la milonga. Entre otras Chávez colabora con la revista Ángel,

Page 86: San Martin, Rosas, Perón.

dirigida por Gregorio Santos Hernando, Las Estaciones, El 40 y Latitud 34; y

participa, con Marcelo López Astrada y Ramiro Tamayo, en la fundación de la “hoja

de poesía” Nombre, aparecida en 1949.

Interesa especialmente, durante este período, su vinculación con Latitud 34, expresión

característica e insuficientemente conocida de la línea nacional en un panorama que

para alguna crítica parece agotarse- de manera muy sugestiva- con revistas liberales, o

afines a la izquierda liberal, como Nueva Gaceta, Papeles de Buenos Aires, Sur,

Realidad y alguna otra.

Latitud 34, dirigida por Jorge Perrone, nació en 1949 para demostrar que se podía hacer

una buena revista que respondiese a la línea nacional... Nosotros teníamos que debatir

los grandes problemas de la cultura nacional, y no teníamos canales. No teníamos el

Gran Ministro de Educación, un José Vasconcelos, por ejemplo, para canalizar

orgánicamente las inquietudes. Leíamos algunas revistas y nos daba fastidio que el

peronismo no tuviese algo parecido. De ese sentimiento nació Latitud 34, en la que

colaboró un grupo por otra parte no homogéneo.

En Latitud 34 se publica una crítica tuya contra el existencialismo literario...

Es exacto. Nosotros estábamos conscientes, en esa etapa, de que el peronismo tenía

falencias en el terreno cultural e intelectual, y frente a toda esa exacerbación del

negativismo y del absurdo que predicaba el existencialismo en boga teníamos que

oponerle algo, demostrar que esas teorías y esa literatura no tenían valor para nosotros,

argentinos de 1950.

(Precisamente entre 1947 y 1949 se han publicado entre nosotros El ser y la nada, La

náusea y Los caminos de la libertad, de Jean Paul Sartre, sin mencionar algunos

trabajos de exégesis crítica sobre este autor, como el de Robert Campbell, o de franco

tono impugnatorio, como el Sartre del jesuita Ismael Quiles. El auge del

existencialismo inspirado en Heidegger y Sartre no escapó por entonces a las críticas

de Perón, quien en su discurso inaugural del primer Congreso Nacional de Filosofía

(abril de 1949) puntualizaba que “la angustia de Heidegger ha sido llevada al extremo

de fundar teoría sobre la náusea...”, para agregar: “del desastre brota el heroísmo,

pero brota también la desesperación, cuando se han perdido dos cosas: la finalidad y la

norma. Lo que produce la náusea es el desencanto, y lo que puede devolver al hombre

Page 87: San Martin, Rosas, Perón.

la actitud combativa es la fe en su misión, en lo individual, en lo familiar y en lo

colectivo”.)

“Las grandes banderas del peronismo”

¿Qué clase de intelectuales son los nacionalistas que en 1946 se acercan al

peronismo? Entre ellos, Chávez.

De todo el viejo nacionalismo que comienza a evolucionar alrededor del ’35, en plena

década infame, surge una corriente popular. Hay varias figuras de ese nacionalismo que

convergen al peronismo, así como otras se oponen; no quieren a Perón, y al rechazarlo a

él rechazan al movimiento popular. Estos nacionalistas ven a Perón como un caudillo

excesivamente pragmatista, o -para decirlo con las palabras que se utilizaron, no sólo

desde el nacionalismo, sino también desde el lado liberal- como un oportunista que sabe

hacerse cargo del momento histórico y que va adelante. Pero hay otros nacionalistas que

se acercan y se insertan en el peronismo. Por ejemplo, un hombre como Alberto

Baldrich, que aún hasta hoy ejemplifica esa corriente nacionalista que actuó en el campo

cultural, más que en el político. Hombre ligado al viejo nacionalismo, a pesar de que

por herencia familiar, por su padre, el general Alonso Baldrich, se conectara con un

nacionalismo que tiraba hacia lo que hoy, entre comillas, podríamos llamar “socialismo

nacional”. El viejo Alonso Baldrich es un hombre al que debemos ubicar en la línea de

un Manuel Ugarte; incluso su amistad con Alfredo Palacios lo define bien. Una figura

notabilísima del Ejército Argentino, quizá la más interesante de toda esa generación de

militares anteriores a Perón.

¿Cuáles serían las diferencias entre el nacionalismo elitista y este nacionalismo

popular que comienza a estructurarse en la década del 30?

Hay una etapa evidentemente elitista y maurrasiana, que corresponde al nacionalismo

surgido durante el gobierno de Alvear, momento en que Perón es Capitán e ingresa a la

Escuela Superior de Guerra. En esos años -1926 a 1929, aproximadamente- se produce

el nacimiento del periódico Nueva Repúblicay luego el de la Liga Republicana, en los

que actúan figuras como Ernesto Palacio, Roberto de Laferrére, Federico Ibarguren,

Juan E. Carulla, Julio Irazusta, César E. Pico, Daniel Videla Dorna, etc. La Liga

Republicana junto con el Socialismo Independiente de Pinedo y González Iramain, fue

una de las fuerzas de choque que terminó con los últimos restos del prestigio de

Irigoyen y del radicalismo en el poder. Pero luego, al advertir el fracaso político de

Page 88: San Martin, Rosas, Perón.

Uriburu, trata de ver mejor. El mismo caso de Lugones, aunque él se mantuvo siempre

en una cosa menos política, en una militancia en el terreno de las ideas. Del fracaso del

’30 surge un nuevo nacionalismo. Liga Republicana, por ejemplo, toma actitudes bien

definidas desde el punto de vista antiimperialista, como en el caso de su adhesión a las

investigaciones que realizaba Lisandro de la Torre sobre el asunto de las carnes.

Inclusive acompaña, en cierta medida, al radicalismo conspirativo de la Década Infame.

Con líneas paralelas, desde luego...

Y también con grandes contradicciones...

Sí, es verdad. Este nacionalismo que se va perfilando tiene etapas de grandes

contradicciones, pero en el aspecto antiimperialista los nacionalistas son muy

categóricos, y eso puede verse tanto en los documentos de Liga Republicana como en

los textos del Lugones de Guardia Argentina... Se van creando nuevos grupos, que dejan

en el camino ese nacionalismo inicial, elitista y maurrasiano. Después de 1935 lo válido

del nacionalismo son los periódicos y los nuevos elementos que entran en acción

golpeando al Régimen, en una actitud al mismo tiempo muy clara frente a Estados

Unidos e Inglaterra. Este nacionalismo, por supuesto, no llega a ser todavía un factor

político de gravitación o influencia decisiva, porque hay una deficiencia inicial: la de no

creer en la política, sobre todo en la política de los partidos. Su ataque al régimen es

también su ataque a la Ley Sáenz Peña, esa enorme confusión de creer que todos los

defectos de la República derivan de la Ley Sáenz Peña, cuando en realidad fue lo mejor

del Régimen.

¿Cuáles serían, en forma más particularizada, las banderas de ese nuevo

nacionalismo en el momento inmediatamente anterior al ascenso del peronismo?

En especial, la idea de que el Ejército es la única fuerza que queda en el país con

capacidad para romper con el viejo Régimen y crear un Estado nuevo, y en segundo

lugar el sentido de soberanía.

¿Y la justicia social?

El sentido de justicia social, si bien aparece en algunos manifiestos, quizá en menor

proporción, porque el nacionalismo no ha alcanzado en ese momento una madurez

política suficiente como para percibir el valor de esta bandera. Gálvez lo ve, y algunos

Page 89: San Martin, Rosas, Perón.

nacionalistas como José Luis Torres, que redacta aquel manifiesto que el general Juan

B. Molina le dirige a la Alianza en 1942 y en el cual están explícitas, prácticamente, las

tres banderas del peronismo.

¿La historia del nacionalismo ha sido escrita? ¿Se puede afirmar que libros como Los

nacionalistas, de Marysa Navarro Gerassi, y Orígenes del nacionalismo argentino, de

Federico Ibarguren, para citar dos perspectivas, satisfacen adecuadamente su objeto?

¡No!... Los dos ejemplos que citaste tienen sus limitaciones. El libro de Marysa es

bueno, pero está hecho desde una perspectiva que ella misma no retomaría,

seguramente... Hay mucha información, pero una información tipo “investigador

norteamericano”... Un episodio que no tuvo ningún valor se lo registra lo mismo que un

episodio que tuvo un gran valor político. De pronto el duelo entre Damonte Taborda y

Santiago Díaz Vieira tuvo más importancia política que otra serie de cosas, y no aparece

registrado... La marcha de la Alianza del 1° de mayo de 1943, víspera del 4 de junio,

tuvo una gravitación fundamentalísima -y no aparece- en el espíritu de los oficiales que

querían voltear a Castillo y al Régimen, porque al reunirse 50 mil personas que estaban

gritando determinadas cosas en la Plaza San Martín, en el año ’43, estos oficiales

dijeron “acá va a haber apoyo”. Esos hechos no los puede percibir el que trabaja con

fichas...

En algún momento hablaste de falencias del peronismo de la primera época en los

terrenos de la cultura y del pensamiento.

Creo que hay un desencuentro, tanto del lado político como del lado de la inteligencia.

No había madurez histórica para que se pudiera dar ese encuentro. El peronismo es un

movimiento que nace muy rápidamente, desde el poder, con éxito inicial; un

movimiento que no se ha visto en la necesidad de hacer todo un proceso doctrinario

previo. El 4 de junio de 1943 es el resultado de la contienda que han desarrollado otros

elementos, que luego no van a participar en el proceso político que va del ’43 al ’45,

salvo excepciones. Pienso que ésta es una de las causas del desencuentro, y luego esa

prevención de los intelectuales del nacionalismo, quizá por sus prejuicios pequeño-

burgueses y su desconfianza frente a lo político en sí. Los méritos fundamentales del

nacionalismo residen en la destrucción de las bases de la cultura liberal. Pero no se

planteó seriamente con qué sustituiría a esa cultura.

Page 90: San Martin, Rosas, Perón.

¿Qué apoyo recibió la corriente revisionista durante esa primera etapa?

El grueso de la conducción del peronismo fue liberal, y uno de los temas tabú fue,

precisamente, el revisionismo histórico. Existieron intentos aislados de apoyo, porque

había algunas personas con cierto grado de poder que podían amparar o cobijar este tipo

de cosas; el grueso no... Una vez, por ejemplo, le planteamos el tema a Eva Perón, y ella

nos dijo: “Muchachos, yo estoy de acuerdo con ustedes, pero si planteamos este tema en

este momento dividimos al peronismo”. ¡Y tenía razón! No hay que olvidar que Perón

mismo era un hombre que provenía del Colegio Militar liberal, donde le habían

enseñado -como a todo el Ejército Argentino- cuáles eran los próceres del Olimpo

oficial...

¿No hay excepciones en esta línea de enseñanza?

Hubo una vez en el Colegio Militar, allá por el año 1910, un hombre que se llamaba

Julio Cobos Daract, que enseñaba una historia distinta, pero es un caso aislado, en una

etapa brevísima. En la Escuela Superior de Guerra en que estudió Perón el profesor de

historia argentina era Ricardo Levene, de manera que estos detalles explican de alguna

manera la formación de la élite militar del ’43. Creo que de esta generación de

profesores militares sólo se escapa el coronel Cernadas, que fue profesor de táctica de

Perón.

Hacia 1950 Chávez participa de manera activa en una serie de experiencias de trabajo

cultural impulsadas por el gobierno peronista. Experiencias inéditas, en algunos casos,

truncas o parciales, en otros, que testimonian la riqueza, y también las limitaciones, de

un proyecto distributivo en pleno desarrollo:

En ese momento estaba en Cultura un grupo de gente con la que yo tenía gran afinidad:

Fernández Unsain, Castiñeira de Dios, Muñoz Azpiri, Ellena de la Sota. La Comisión

me contrata y yo comienzo a desplegar dos tareas simultáneas. Toda una organización

de actos que se realizaban en la Casa del Teatro: recitales, espectáculos, exhibiciones de

cine. Se desarrollaba una actividad tremenda. Yo estuve a cargo de un ciclo en el que

proyectamos las películas más importantes de la historia del cine, desde Acorazado

Potemkin... Se formaban colas impresionantes para asistir a estas funciones... La otra

tarea era la revista Poesía Argentina, en la que colaboraron todos sin ningún tipo de

censura.

Page 91: San Martin, Rosas, Perón.

¿Recordás experiencias teatrales importantes, entre las realizadas en ese

momento?

Algunas experiencias de teatro masivo, de teatro puesto al alcance de todos. El 17 de

octubre de 1950, por ejemplo, se representa Electra, de Sófocles, interpretada por Iris

Marga, con la coreografía de Sergio Lifar y una introducción de Leopoldo Marechal.

Recuerdo que se ofrece Los Caballeros de la Tabla Redonda, de Cocteau, en el San

Martín, y La fierecilla domada, de Shakespeare, en el Cervantes, con la dirección de

Discepolín...

¿Y experiencias de teatro personales?

En 1952 se estrenó Un árbol para subir al cielo, una fantasía en tres actos que fue

dirigida por Lola Membrives. También tengo mucho que ver con un fenómeno muy

interesante, como el Teatro Obrero de la CGT. Es una experiencia que se inicia en 1949,

con la dirección de César Jaimes y Fernández Unsain. El elenco estaba formado por

obreros y por gente que provenía del teatro vocacional, de los teatros de barrio. Con el

Teatro Obrero de la CGT recorrimos muchas provincias, Corrientes, Tucumán, San

Juan. Se presentaban obras de corte político, escritas especialmente. Había una obra

sobre el 17 de octubre, escrita por César Jaimes, que representaba el enfrentamiento

entre la oligarquía y el fenómeno peronista. También se representaban obras como

Mateode Armando Discépolo.

En el período 1949-1951 hay una revista sumamente importante, por sus

características y por el nivel de sus colaboradores. Me refiero a la revista Cultura,

editada por el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires. ¿Compartís

esta apreciación?

Para explicar la importancia y el valor de Cultura hay que partir de un hecho histórico

real. El grupo proveniente de FORJA que rodeó a Mercante fue, sin duda, el núcleo más

serio que tuvo el peronismo en cuanto a pensamiento. Hombres como Julio César

Avanza, como López Francés, como Jauretche. Avanza, precisamente, fue el promotor

de las más variadas expresiones, entre ellas la revista Cultura, en la que colaboraron

Marechal, Guglielmini, Derisi, Dávalos, House, Cascella, Sepich, Castellani, Schiavo y

tantos otros. También es importante una revista como Sexto Continente, en la que

estaban Alicia Eguren y Armando Cascella, y hubo dos suplementos de gran valor

Page 92: San Martin, Rosas, Perón.

durante esa etapa. Uno fue el de La Capitalde Rosario, en la época en que lo tenía Nora

Lagos. Un fenómeno muy particular porque regionalizó el enfoque del suplemento, y

era todo el Litoral que encontraba allí la posibilidad de expresarse. El otro fue el

suplemento de La Prensaperonista. Fue una apertura muy interesante, en la cual César

Tiempo tuvo mucha libertad. Tengo entendido que no hubo presiones para excluir a

nadie. Allí colaboró Pablo Neruda, por ejemplo, y luego supe que el acercamiento de

Neruda a Perón se había producido cuando la visita del General a Chile. Perón le dijo a

César Tiempo que quería conocerlo a Neruda y él se lo acercó.

Con estos recuerdos nos acercamos a una etapa dramática de la historia argentina.

Año 1955. Bombardeos del 16 de junio a Plaza de Mayo, episodios de septiembre,

caída de Perón, proscripciones y más tarde fusilamientos del 9 de junio de 1956:

Esta etapa fue una experiencia vital, el hecho fundamental para tomar conciencia de la

realidad política argentina... Yo fui un peronista más de los que actuó entre el 46 y el

55, aunque no estaba afiliado al partido, cosa que por otra parte nunca se me exigió, de

modo que para mí la Revolución Libertadora fue un hecho tremendo, que me puso de

golpe con la realidad política al desnudo. Yo, como hombre procedente del

nacionalismo, sabía que en el nacionalismo se conspiraba. Había gente, compañeros

míos, que estaban en la conspiración, aunque en ningún momento me hablaron de ir a

las reuniones. Creo que el frente peronista estaba desmoralizado. Se veía venir que iba a

pasar algo, a pesar del enorme apoyo popular latente. Pienso que en alguna medida nos

ocurrió lo que a los radicales del ’30.

A partir de este punto la producción de Chávez toma un nuevo sesgo. Al poeta de Como

una antigua queja lo desplaza, en cierta medida, el ensayista de Civilización y barbarie

(1956) y fundamentalmente el historiador revisionista de Vida y muerte de López

Jordán (1957), José Hernández (1959), Alberdi y el mitrismo (1961 ), Poesía rioplatense

en estilo gaucho (1962) y Vida del Chacho (1962), a los que se suman Busaniche, La

cultura en la época de Rosas, Historia del país de los argentinos, etc., hasta llegar a su

reciente Perón y el peronismo en la historia contemporánea (1975). Un conjunto de

textos, en síntesis, que arroja luz sobre figuras y episodios sustanciales de nuestra

historia y que examina con agudeza los mecanismos de la dependencia cultural.

Después del ’55 el "mayismo" redivivo quiso barrer a cualquier precio con todo lo que

oliese a peronismo y nacionalismo. Mi respuesta fue la publicación de Civilización y

Page 93: San Martin, Rosas, Perón.

barbarie, cuya tesis central es bien nítida. Se trata de poner en claro los perjuicios de

orden moral y cultural que le viene haciendo al país el falso concepto de Civilización

elaborado por quienes, desde 1837, hablan de la Barbarie americana con un sentido

peyorativo y negativo.

En el texto introductorio de Civilización y barbarie, en el que se cruzan la experiencia

histórica con la experiencia más inmediata del contorno contemporáneo, Chávez

explicita su pensamiento:

“La fórmula sarmientina que trastorna los supuestos culturales de la Argentina hasta el

punto de hacerle creer a los nativos que su civilización consistía en la silla inglesa y en

la levita, trae aparejada una concepción naturalista de la sociedad bajo la cual han de

sucumbir el ethos de nuestro pueblo y nuestra incipiente germinación espiritual.

”La “civilización” unitaria es resistida tercamente por la “barbarie” federal: he aquí el

hecho argentino que ha de ir desencadenando nuestras luchas morales y políticas

durante todo el siglo XIX. Frente al unitarismo racionalista se yergue la idea vernácula

y una forma de vida que responde a la verdadera situación del hombre argentino y a su

espontáneo desarrollo. La rebelión de nuestros caudillos populares a partir de 1817 y su

desafío al Puerto no es sino una insurrección del orden ético-social contra los avances

clamorosos del iluminismo espurio, al que no divisan bien, pero al que sienten en todas

partes, entrando por el Río de la Plata en mareas deslumbradoras.

”Para los escritores de Ascua (en 1956) la patria no es la Argentina sino el liberalismo

europeo. Y también Mayo es el liberalismo racionalista. Con peligro de caer en un juego

de palabras, debemos concluir que la Revolución de Mayo no es para los “mayistas”

una Revolución argentina, sino una Revolución liberal, y no de principios liberales, sino

de conclusiones (códigos, estatutos, leyes). De ahí que para ellos la Revolución de

Mayo consista esencialmente en el libre cambio o en el laicismo por imitación, según

las ocasiones. Y que nieguen en el movimiento emancipador una pluralidad de causas.

”Los doctores unitarios no advierten que el Liberalismo no es planta que prende de gajo.

Y tan es así que no prende de gajo que nuestra historia política lo comprueba

categóricamente con ejemplos próceres de gentes que se autoproclamaban liberales y

obraban como inquisidores sectarios frente a los que no compartieran su punto de vista.

Juan Bautista Alberdi fue el encargado de evidenciar a su hora la abundancia de estos

Page 94: San Martin, Rosas, Perón.

Tartufos de gorro frigio, que habían dejado sus antiguos disfraces por otras ropas de

mayor seducción.”

El tema de Civilización y barbarie nos lleva a hablar de los proyectos político-

culturales que elaboraron los hombres de la Confederación Argentina en los días del

gobierno de Urquiza en Paraná, entre 1854 y 1860. Esos hombres -Hernández, Lagos,

Carriego, Coronado, Fernández, Andrade, Guido Spano, Calvo, Soto, etc.- y esos

proyectos nacionales que el “despotismo turco” de la historiografía liberal se ha

encargado de oscurecer o de transferir a los desvanes de lo innombrable.

Lo que echó a perder todo fue la incapacidad política de Urquiza. Esos proyectos que

mencionas eran la negación de todas las expresiones filosóficas y doctrinarias del Puerto

de Buenos Aires... Era una defensa del interior, de la Argentina Continental frente a la

Argentina del Puerto. Una defensa no demasiado clara, nítida, con sus más y sus menos.

Producto de esos proyectos, de esa defensa, aunque llega retrasado, es el Martín Fierro,

una obra que se engancha con la Confederación y no con el ’80. La segunda parte, la

Vuelta, tal vez tenga que ver con el ’80, pero la primera, la Ida, es la Confederación...

La compleja y controvertida figura de Urquiza remite casi naturalmente a la evocación

de general Ángel Vicente Peñaloza, mártir del federalismo argentino y quizá uno de los

ejemplos más puros de fidelidad a una causa que registra nuestra historia. En su Vida

del Chacho Fermín Chávez coteja la figura del gran caudillo riojano con la del caudillo

sensualista y contradictorio que fue Urquiza: “Bajo una primera faz, estrictamente

política, debemos ubicar a Peñalosa entre los más leales, sinceros y desinteresados

partidarios de Urquiza, en tanto éste representaba la cabeza visible del Partido Federal

de la República y la jefatura real de la Confederación. No fue un paniagudo, ni un

alquilón, ni tampoco un protegido o un favorito. Fue nada más que un jefe popular de la

democracia argentina - como definía Alberdi a los caudillos-, entregado a la causa

nacional sin cálculos ni especulación alguna sobre rangos o puestos políticos. Quien se

tome el trabajo de leer la correspondencia cambiada entre el Chacho y Urquiza, y los

documentos que la complementan, advertirá que la figura del primero se perfila, más

allá de sus errores humanos, como la de uno de los más limpios soldados de la

Confederación Argentina, y uno de los jefes populares más auténticos que ha producido

nuestra tierra. Digamos que el Chacho es pieza esencial de un proceso que vive toda la

nación, enlazado, a su vez, con un proceso internacional de características muy

Page 95: San Martin, Rosas, Perón.

definidas, en el que las necesidades de expansión del comercio inglés gravitan como

ningún otro factor económico-social. El Chacho es así protagonista de una obra cuyo

final le es ajeno, en gran medida: es decir, en la medida en que el jefe de la

Confederación y del Partido Federal cede posiciones ante el adversario que encarna los

intereses del Puerto, coincidentes con los intereses del comercio inglés”.

Chávez revela en este texto la subordinación comercial de don Justo a los hombres del

puerto; va sumando hechos, aportando reflexiones y documentos que explican su

comportamiento en la batalla de Pavón y su defección de la causa federal, a la que

seguirán sirviendo jefes populares como el Chacho y López Jordán.

Algunos autores se quejan de que los caudillos defendían formas precapitalistas y

locales, en una etapa en que el desarrollo capitalista -un desarrollo por supuesto

independiente de Inglaterra- hubiese sido altamente beneficioso para el país.

Creo que esta apreciación surge de un paralelismo con lo ocurrido en Estados Unidos.

Piensan que aquí había empresarios capaces de producir ese desarrollo, y aparentemente

el único capital visible en la Argentina anterior al 80 es el de los terratenientes de la

pampa húmeda; y yo sostengo que a toda esa seudoclase empresaria no le interesaba

reinvertir con un sentido capitalista. Además en su mentalidad no cabe la idea de

desarrollar a la Argentina. Es exactamente la inversión de lo que ocurre en Estados

Unidos, donde cuando se produce la Guerra de Secesión vence el Norte industrialista,

pragmático, con una tradición empresaria y de desarrollo. Aquí, por el contrario, parece

que el Sur mantuvo la constante y la base del proceso de formación de la Argentina

moderna. Roca, que para algunos autores de la izquierda nacional es la figura más

progresista, hace de la Argentina una granja pensada para un imperio, que funcionó

mientras el imperio marchó bien y la Argentina fue un país chiquito, con pocos

habitantes. En la medida en que el país creció esa relación de mercado no funcionó más.

¿Y el papel de los caudillos?

Los caudillos cumplieron un papel político que no tiene nada que ver con la economía,

porque la Argentina fue deformada económicamente con posterioridad al ciclo de los

caudillos. La Argentina es deformada cuando termina el caudillaje. La Argentina de los

caudillos es un país que tenía sus mercados naturales, que se manejaba de otra manera,

por supuesto no desarrollada, porque las condiciones históricas para el desarrollo, ni

Page 96: San Martin, Rosas, Perón.

siquiera estaban dadas en Europa. Es decir, en 1840, gobernando don Juan Manuel de

Rosas en la Argentina, hay una gran expansión de la industria británica y de sus

mercados... ¿pero qué otro país estaba desarrollado? ¡Ni siquiera Estados Unidos!

Pedirle a Rosas que hubiese sido la base de un desarrollo material con sentido moderno

e industrial me parece que es contradecir el proceso histórico. En cambio los que

pudieron cumplir ese papel fueron los hombres de la generación del ’80, y esos

hombres, por el contrario, marginan a las figuras de la generación industrialista, a un

Rafael Hernández, a un Vicente F. López, a un Pellegrini. Hay toda una generación que

vio, paralelamente a la clase ganadera y a la seudoclase dirigente argentina, que nuestro

país no podía atarse a una riqueza exclusivamente agroexportadora. Pero esa

generación, como digo, fue marginada.

¿Por qué ocurrió eso?

Por un problema de clase dirigente. La clase dirigente que sucedió a Rosas se reduce a

negar toda la Argentina anterior, pero no construye nuevas bases. Y por añadidura

provoca una colonización mental que es conocida. Esa colonización es el presupuesto

para lo otro... A los yanquis no se les planteó el dilema “civilización y barbarie”, no

negaron lo inglés como nosotros negamos lo español...

López Jordán regresa de Pavón

Vengo a tabear de nuevo con mi pueblo

pero de amores fuertes, no de chala:

vengo a pintar mi pena en una bala.

Hay hombres que se venden como anillos

y que le vienen como anillo al dedo

al unitario que pagó su credo.

Hay hombres que disparan cuando hay fuego

y están enfermos para la pelea

porque adentro ya tienen su manea.

Hay un hombre en Montiel recién volteado:

lo manearon de aquí los setembrinos

cuando él durmió su corazón alzado.

Voy a tabear de nuevo con mi raza,

con mis amigos de tendón celoso,

Page 97: San Martin, Rosas, Perón.

con mi pueblo chasqueado, con mi casa.

Voy a calzar mi amor americano

como a un pozo de huesos insondables

donde nadie ha llegado con su mano.

Trotando voy hacia el distrito verde

y todo el monte espía mi caballo

que la espuma del freno muerde y muerde.

Trotando voy hacia mi corazón.

Y le garanto, amigo, que esta tarde

medio toruno me dejó Pavón.

Voy a hablar con soldados montaraces,

con hombres de pereba y esos otros

con ojos negros como mangangases.

Dicen que el hombre les llovió del cielo,

que ya no asusta dicen los salvajes;

pero si él se vendió, yo no los pelo.

F. CH.

Epílogo

"Todo varón prudente sufre tranquilo sus males..."

¿Tiene alguna influencia sobre tu obra un escritor como Hernández Arregui?

Más que de influencias yo hablaría, en el caso de Hernández Arregui, de afinidades y

coincidencias en muchos aspectos. Sobre todo en el enfoque de lo cultural y de lo

americano, en la crítica y el rechazo del iluminismo, aunque él lo hace desde una

perspectiva marxista, si bien coincidiendo con los planteos fundamentales del

nacionalismo. Convengamos en que acá hay dos puntos de partida distintos, aunque una

meta y una visión de lo argentino idénticas. Hernández Arregui es un hombre que se

inserta en el peronismo antes de su caída. El peronismo de Hernández Arregui no es de

los últimos tiempos. Yo lo conocí en el ’53, en la redacción de la revista Dinámica

Social. Pienso que Imperialismo y cultura, La formación de la conciencia nacional y

¿Qué es el ser nacional? son libros claves. Con él pude tener divergencias en cuanto a

la interpretación del proceso histórico de España, su enfoque sobre Carlos III, por

ejemplo, pero en lo esencial no.

Page 98: San Martin, Rosas, Perón.

A lo largo de la conversación observo que Chávez ha mostrado una flexibilidad y una

falta de prejuicios poco frecuente entre los hombres procedentes del nacionalismo, que

suelen sectarizar su perspectiva y que ven en los otros, sin distinción de matices, la

parte del diablo.

Siempre fui bastante independiente. Nunca estaba en ninguna agrupación nacionalista

determinada, si bien participé en el Instituto Juan Manuel de Rosas... Yo nunca tuve

miedo a colaborar en publicaciones de distinto signo. Creo que no hay que tener un

complejo de inferioridad. Alguien que tiene sólidas razones para militar en el

peronismo, en este nacionalismo popular, desde un enfoque latinoamericano, no tiene

por qué temerle al marxismo. Por una razón elemental: la revolución no es una

exclusividad marxista, y menos para nosotros. Para un europeo, quizá.

¿Por qué?

Nosotros no somos un país metrópoli, un país colonial. Somos un país del Tercer

Mundo, para el cual no deben valer las pautas europeas, las pautas que, como el

marxismo, nacen en centros de poder europeo. Pautas que responden a un

enfrentamiento del capitalismo en su desarrollo europeo, muy válido, desde luego, y no

vamos a poner de relieve el valor del marxismo frente al capitalismo. Es indudable. Pero

no se puede pensar que el capitalismo es y será para siempre el sistema que ha de regir

al mundo, que antes del capitalismo el mundo no existió, o que no hubo ninguna

revolución de tipo social anterior al marxismo. Hubo una cantidad de movimientos

precapitalistas que fueron revolucionarios. Para adoptar una actitud revolucionaria no es

necesario acudir a una base marxista... más que marxista comunista, porque el

marxismo es otra cosa.

¿Se puede hacer una revolución sin ideólogos, sin intelectuales?

De ninguna manera, y menos en el caso de los países dependientes. Yo sostengo que la

colonización es ante todo cultural. La colonización mental es el requisito indispensable

para la colonización material. Uno se puede liberar siempre y cuando haya una

autoconciencia nacional... Yo creo que se trabajó muy bien en la mente del argentino,

para luego consolidar la dependencia material. Una revolución en América es absurda,

no se comprende, sino como una revolución con bases culturales profundas y con una

visión muy clara de lo que debe hacerse en materia del espíritu. El caso de México es

Page 99: San Martin, Rosas, Perón.

típico. A la Argentina le ha faltado un Vasconcelos como Ministro de Educación. La

revolución peronista no lo tuvo ni lo ha encontrado todavía.

A un mes de la muerte del líder justicialista, Fermín Chávez escribió una nota

preliminar para su libro Perón y el peronismo en la historia contemporánea. Allí, tras

recordar los mencionados versos del Martín Fierro, Chávez anota que Perón fue

víctima de “la pequeñez de los ideólogos de izquierda y derecha”, que no han cesado

de atacarlo desde el día en que apareció en nuestro escenario político. Para la

izquierda marxista y liberal Perón era un fascista criollo estimulado por una buena

dosis de demagogia, o simplemente un nazi, según se expresaba “a toda lengua” en La

Vanguardia socialista, o sólo una típica expresión bonapartista, como quería la

izquierda inspirada en Trotski. Interpretaciones importadas, emanadas de los centros

de la burguesía europea, según Chávez, y en definitiva tan elitistas como las

explicaciones y posiciones del nacionalismo que no supo entenderlo. Aun después de

haberse mostrado en plenitud, los “anacronistas” de un nacionalismo de élite siguen

cotejando a Perón con el arcángel San Miguel, como si la opción -acota Chávez,

actualizando una vieja comparación de Scalabrini Ortiz- fuese entre Perón y San

Miguel, y no entre Perón y Alsogaray. La Argentina de Perón, sostiene Chávez, no es la

Dulcinea Argentina imaginada por algunos nacionalistas, sino el país heterogéneo,

originalísimo y atípico, que ha comenzado a hacerse.

Desde esta perspectiva Perón fue la única síntesis posible de lo nacional en la etapa

que va de 1943 a 1973; el caudillo que bregó, entre la incomprensión de propios y

extraños, por la unión de todos los argentinos; el jefe popular que en sus últimos días

cerró, de modo coherente, el gran círculo empezado en junio de 1943. Para elaborar

esa síntesis, señala Chávez, Perón aprovechó los mejores materiales que le brindaban

sus contemporáneos, embarcados en la empresa de crear autoconciencia nacional, y

para ello no desdeñó las consignas y postulados del nacionalismo, de FORJA y de las

corrientes marxistas. Chávez rememora, a propósito, uno de sus textos de 1957:

“Al peronismo confluyen varias corrientes de ideas, por encima del gran río popular que

lo integra y estructura. El aporte marxista está representado por planteos típicamente

económicos, ordenados a demostrar la existencia de un hecho clave: la lucha de clases...

El aporte nacionalista estuvo representado por dos ideas-fuerza cuya valoración exacta

sería realizada por el peronismo: la independencia económica y la soberanía política. La

Page 100: San Martin, Rosas, Perón.

gran intuición nacionalista termina allí, y el nacionalismo puede estar orgulloso de

haber felicitado al caudillo popular de 1945 esas dos banderas verdaderamente

revolucionarias.”

Perón, concluye Chávez, desechó el postulado marxista de la lucha de clases en su

proyecto de revolución nacional, optando por el humanista y cristiano de la

colaboración clasista.

“Sin confundirse sobre el papel histórico de la burguesía, percibió que las luchas

económicas de clases son conflictos posteriores a la unidad nacional, constituida en

sujeto de antagonismos.”

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AUTOBIOGRIA.

LIBELOS Y OTRAS YERBAS.

Carlos Guido Spano se vio no en su vejez, obligado a escribir su autobiografía

por un reclamo de sus editores. A mí me toca hacerlo ante un libelo que arriesga

revelaciones tan espeluznantes como la que indica que Fermín Chávez, tiene "un claro

origen trotskista y desarrollista", y que apareció en el escenario de la literatura política

argentina después del 11 de marzo, con un anuncio sobre el libro "Perón y el peronismo

en la historia política contemporánea".

Mi autobiografía comienza en 1941, cuando publiqué mi primer poema en

Crisol, diario del nacionalismo argentino que dirigía Enrique P Osés, aquel que en un

discurso famoso sobre la argentina de la década infame dijo: "Esto hay que cambiarlo

todo".

Por ese tiempo estudiaba a Santo Tomás de Aquino -conocido autor trotskista-

con los padres de Santo Domingo, quienes fueron mis maestros ininterrumpidos hasta

octubre de 1946 en que regresé al país. A los pocos días de estar en Buenos Aires

ingrese en la redacción del diario Tribuna -otro conocido órgano de la Cuarta

Internacional-, después de haber publicado mi segundo poema (unos versos a Darwin

Passaponti) en la revista Tacuara, de la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios.

Page 101: San Martin, Rosas, Perón.

A principios de 1950 siendo agente estatal en Salud Pública de la Nación por

disposición de Ramón Carrillo y destinado a oficina de prensa de la CGT, donde

colabore semanalmente en el órgano oficial de la central obrera, junto al recordado don

Félix Odorisio. Aquí sí que anduve más cerca de la zurda, próximo a los Espejos,

Santines, Valergas, Cabos y Valentines Fernández que -es horroroso confesarlo-

provenían del socialismo, del anarco-sindicalismo o del criollismo, esa otra forma de la

Cuarta Internacional y del desarrollismo.

También en ese bendito año conocí a Eva Perón, cuya nerviosa pisada y cuya

voz jubilosa no se me olvidara hasta el día del último suspiro. Esa Eva Perón, que tanto

cuidaba al General (así lo llamaba), que cuando cenábamos en la residencia de Austria y

Av. Alvear y lo hacíamos justo debajo de donde dormía Juan Perón, ella chistaba de

pronto: "No griten muchachos, que podemos despertar al General".

Los talleres de la CGT imprimieron mi primer libro (Como una antigua queja),

en papel regalado por el secretario general de la Federación del Papel, Cartón, Químicos

y Afines: fue otra de mis complicaciones con el trotskismo. Y el segundo libro (Dos

Elogios y dos comentarios, una rareza bibliográfica) fue editado por la Peña de Eva

Perón con lo cual Evita había terminado cobijando jóvenes de la Cuarta Internacional.

Cuando me alejé de Presencia, el semanario del padre Meinvielle, fue porque

este escritor se convirtió en defensor de la política del Departamento de Estado y del

catolicismo liberal de monseñor De Andrea. De esos días queda mi poema Dios y 48

estrellas, que Hugo Marcone me publicó en otro periódico nacionalista.

El 30 de agosto de 1952 fue estrenada en el teatro Enrique Santos Discépolo mi

fantasía para niños: Un árbol para subir al cielo, con la dirección escénica de Lola

Membrives y en función de homenaje a la memoria de Eva Perón, muerta poco antes.

Entre 1953 y 1957 fui redactor de la revista Dinámica Social, expresión del pensamiento

trotskista y desarrollista del doctor Carlos Scorza...Y en todo ese tiempo, el magisterio

del padre Leonardo Castellani influyó como nadie en la formación de Chávez.

A partir de la Revolución Libertadora, la cosa se puso más espesa. El

"mayismo" quiso barrer con todo lo que oliese a peronismo y nacionalismo. Mi

respuesta fue Civilización y barbarie. El liberalismo y el mayismo en la cultura

argentina, publicado por Trafac en 1956. No obstante que en 1955 había traducido al

castellano una obra de Charles Maurras, por traducir también dos poemas de Mao Tse-

Tung recibí de los agentes de los servicios de informaciones de la "libertadora" el mote

de "maoísta". Y después vino ese capítulo nada cómodo de la Resistencia, donde, con

Page 102: San Martin, Rosas, Perón.

Mario Massouh, Eduardo Manso, Héctor Tristán y otros compañeros, anduvimos

galgueando en aventuras periodísticas clandestinas (¿te acordás, Mario, de De Frente?).

Después, más aliviados, el periodismo militante de El Populista y de Norte.

En 1958 el General Perón me designó miembro suplente del comando táctico

creado para comunicar la orden del voto a Arturo Frondizi. Tras la reunión decisiva de

la calle Azcuénaga por oponerme con tres compañeros más a votar al Flaco fui separado

del comando. El desarrollista Chávez no vio la estrategia de Perón y tropezó con la

táctica. Pero a los pocos meses el peronismo combatiente debió enfrentar a Frondizi, el

hombre del CONINTES, que no supo hacer cumplir una sentencia de la Suprema Corte

de Justicia que amparaba a los acusados de una agrupación guerrillera mendocina.

Después de asistir a las últimas boqueadas del diario católico El Pueblo, ingresé

en 1960 en la redacción de Clarín. Fui durante 10 años simple redactor, prueba

terminante de mi adhesión sigilosa al "desarrollismo". En 1963, el Consejo

Coordinador del justicialismo me designó delegado interventor en el distrito Santiago

del Estero, donde dejé muchos y buenos amigos en el peronismo local. Y en 1964, la

muy "desarrollista" Fundación Raúl Scalabrini Ortiz me editó Poemas con fusilados y

proscriptos, versos sobre los fusilados del 9 de junio que habían circulado

clandestinamente en su momento.

Recuerdo que en mis tiempos de estudiante en Córdoba, mi profesor de latín (el

padre Junco) solía decirme: "Tolle gipsum, domine Chávez". Y hoy 35 años después,

tomo la tiza, como él lo pedía, para escribir estos pocos borrones autobiográficos,

solamente destinados a quienes, por edad o por otras razones, tienen el derecho a saber

la verdad, que generalmente no viene en vasijas anónimas.

Page 103: San Martin, Rosas, Perón.

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