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SAN MARTÍNGobernador Intendente de Cuyo

SAN MARTÍNGobernador Intendente de Cuyo

MendozaArgentina

ISBN-10: 987-9441-22-2

ISBN-13: 978-987-9441-22-0

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723

1ª edición 230 ejemplares

Diseño de la edición

María Eugenia Sicilia & Gerardo Tovar

Editorial Qellqasqa

Impresión

Editorial Qellqasqa & Arte Impreso

Libro de edición argentina

Lagos, Miguel Elso

San Martín : Gobernador intendente de Cuyo - 1a ed. - Guaymallén :Qellqasqa, 2006.

108 p. : il. ; 19x14 cm.ISBN 987-9441-22-2

1. Historia Argentina. 2. San Martín. 3. Ejército de Los Andes. I. Título

CDD 982

Dedico este libro alos jóvenes estudiantes,

al pueblo de la República ya todos los que visitan nuestra provincia,

para que sepan qué es lo que hizoSan Martín en Mendoza.

AGRADECIMIENTOS

Primero, quiero agradecer a las dos manos que me

empujan hacia adelante: las de mi esposa Sara Silnik,

ayudándome y corrigiéndome. Gracias, muchísimas gracias.

Al escritor chileno Alejandro González Trujillo, gracias

por brindarme su amistad y sus consejos.

A las autoridades y personal del Archivo Histórico de

Mendoza, por facilitarme toda la documentación solicitada.

A las autoridades del Campo Histórico del Plumerillo, Las

Heras, Mendoza, por hacer lugar al conocimiento de la

documentación de gran valor, existente en ese lugar.

A las autoridades de la biblioteca de la Universidad

Nacional de Cuyo.

JOVEN LECTOR

Quiero que sepas que en este mundo los ideales se

transforman en esperanzas ciertas cuando van acompañados

con la perseverancia y la voluntad. Nada es imposible. Es la en-

señanza que nos dejan los hechos históricos.

PRÓLOGO

El General Don José de San Martín y Matorras es otro de

los destellos con que la naturaleza ilumina, de vez en cuando,

el mundo de los hombres. Son muy pocos los seres humanos

dispuestos a dar la espalda a la vida para consagrarse a una

obra que, finalmente los consume, porque están obligados a

una lucha sin cuartel para vencer las adversidades que opacan

el brillo de su trabajo.

Las páginas de este libro, que tengo el honor de prologar,

son el homenaje de un apasionado pedagogo argentino al hé-

roe máximo de su Patria; que según las propias palabras del

General Don Bernardo O’Higgins Riquelme: «Es también el Li-

bertador de Chile”.

Nuestro autor, el Doctor Miguel Lagos, es un enamorado

de la enseñanza, con larga trayectoria en la educación media

y superior de Argentina, especialmente como docente de la

Universidad Nacional de Cuyo. La experiencia del profesor La-

gos queda demostrada en este libro. Sin embargo, el maestro

afirma que sólo se trata de un sencillo trabajo destinado a

orientar a la juventud sobre hechos históricos que jamás deben

olvidarse. Pues bien, dejemos al autor con su natural modes-

tia, pero los lectores sabrán entender que este trabajo es fruto

de una investigación agotadora.

El libro se ocupa sólo de una parte de la vida y los que-

brantos del héroe, aunque su autor la conoce toda, Miguel

Lagos se esmera en llamar la atención de sus lectores sobre los

preparativos tácticos y técnicos de la famosa expedición

libertadora. El autor ha querido abrir los ojos de sus antiguos

y nuevos educandos para que vean los gestos y los pasos que

el General aplicó para consumar su obra. El espíritu inquebran-

table de este gran argentino, frente a los obstáculos que

jalonaron su camino, hace que el autor desee, fervientemente,

que se transforme en un estímulo imperecedero para que los

jóvenes que muchas veces claman por orientación, intenten

imitarlo.

El protagonista de este trabajo, artífice de la caída del po-

der español en América del Sur, fue un personaje de Plutarco,

nació para absorber todo lo que sus circunstancias ofrecían

también a los que no querían ver. Cada palabra, cada acción

de sus aguerridos jefes lo marcaron profundamente, y la actua-

ción de los líderes de la convulsionada Europa se grabó en su

memoria, proyectando esas imágenes en su futuro con el aná-

lisis abismal de su particular talento. Presenció con avidez de

entomólogo el embarque de un ejército de veinte mil hombres

que practicó Bonaparte en el puerto de Tolón, y lo impecable

de la operación le hizo entender la grandeza militar del corso;

el mismo que ya estaba asombrando al mundo con sus prodi-

gios bélicos. Pero también vio la pequeñez de los monarcas

europeos frente a los acontecimientos tumultuosos que hacían

zozobrar sus reinos; debilidad que alguna vez hizo exclamar a

Napoleón Bonaparte: «Un Trono, no es otra cosa que un cajón

de madera tapizado de terciopelo». Todo quedó en la mente

privilegiada del ilustre argentino, hasta el más mínimo detalle

conmovió su espíritu: síntesis humana que sólo tenía ojos para

aprender. Y aprendió lo que considero su máximo legado: “la

entrega incondicional a una obra”; obra que debe ser auténti-

ca porque de otra manera el héroe y sus planes se derrumban

como una muralla de ladrillos mal cocidos.

La creación de este ejército libertador no podía ser ni apre-

surada ni improvisada, porque España era demasiado poderosa.

El Capitán de Los Andes conocía profundamente las potencia-

lidades y las flaquezas del enemigo; debilidades alimentadas

por el trueno napoleónico. Don José, conocía también el man-

do de opereta que ejercía en Chile Francisco Casimiro Marcó

del Pont, no obstante actuaba con mucha cautela; el ejército de

ocupación tenía entre sus filas a jefes de gran valor militar. Los

Coroneles españoles Sánchez y Ordóñez, replegados hacia Con-

cepción y Talcahuano, manejaban las operaciones con gran

destreza y valor. Ordóñez había compartido, en España, con

nuestro héroe, muchas jornadas memorables dando muestras

de un temible espíritu guerrero. Podría decirse que se conocían

como dos gladiadores de una misma galería.

Un mando superior deplorable y unos mandos medios lle-

nos de temeridad y adhesión al Rey de España, eran factores

que en cualquier momento podían volcar la balanza y arruinar

los planes del gran San Martín. Tal vez sea ésta una de las prin-

cipales razones que tuvo Don José para estimular con

imposiciones odiosas la colaboración del pueblo de Cuyo. Tra-

tándose de su gran maniobra estratégica, todas las previsiones

y medidas le parecían insuficientes, no obstante a sus compa-

triotas que nada sabían de estas intimidades, todo les parecía

exagerado.

Debemos tomar conciencia de que la lucha de Don José

fue titánica; con tres o cuatro horas de sueño reponía su ener-

gía, para luego seguir siendo educador, político, conductor

militar, combatiente y padre espiritual de sus soldados y de su

pueblo. Jamás se apartó de su objetivo, casi obsesivo; obsesión

que a España le costó más que todas las riquezas extraídas de

esta prometedora tierra en trescientos años de conquista. Nada

más y nada menos que este plan estaba elaborando, herméti-

camente en Mendoza, el General de Los Andes ¡Nadie se lo

pudo imaginar!...

Pero este hombre tan diferente, no se había improvisado

como Jefe Militar, su formación estaba cimentada en dos mun-

dos: por un lado Europa, que se desintegraba en medio de una

sensación de plenitud y por otro América que desarrollaba su

inmensa promesa entre dos océanos, siempre amenazada en su

pubertad por una grande España que adormecía conciencias y

hería con la espada. El gran argentino tenía un pasado admi-

rable: en Arjonillas (Pirineos Orientales), destrozó a casi cien

jinetes de la caballería francesa, acompañado de un pequeño

grupo de subordinados españoles; luego, en Bailén, fue conde-

corado con medalla de oro por su pericia y valentía, todo fue

ampliamente comentado por «La Gaceta» de Madrid. Después,

en tierras argentinas, en el acantilado de San Lorenzo, con tro-

pas bisoñas que había formado hombre a hombre, jinete a

jinete, vivió un día de gloria, pero también una vigilia

angustiante, porque toda la noche víspera dudó de haber sido

capaz de infundir a sus soldados la más sagrada de las obliga-

ciones de un ejército de línea: «su capacidad para morir».

El mando lleva consigo una cruel soledad y el gran Capi-

tán vivió esa soledad intensamente, no obstante, para su

inmensa obra encontró un compañero de ruta, que como él

había tenido una niñez llena de privaciones. Era un guerrero

y un patriota y también había recibido lecciones de Francisco

de Miranda, una niñez y una juventud semejante los unió en

una leal amistad que duró toda su vida; me refiero al General

Chileno Dn. Bernardo O’Higgins Riquelme. Sin el apoyo que

se brindaron mutuamente, la Escuadra Libertadora del Perú

nunca habría soltado velas al Norte. San Martín era cinco me-

ses y veinticinco días mayor que su amigo Bernardo y ambos

pensaron que la libertad era el mayor de los tesoros y también

aprendieron que los grandes hombres se forjan con la discipli-

na a que obliga la escasez.

El doctor Lagos tiene el mérito de haber sintetizado en

unas decenas de páginas, esta especie de magia que practicó

Don José en Mendoza; no tenía nada y al final de muchos días

y sus noches tuvo un ejército formidable, que de acuerdo a las

experiencias militares europeas habrá costado muchos años

entrenar. ¡Qué ejemplo para los que pretenden construir un

futuro! ¡Qué prueba irrefutable de que lo que se quiere se pue-

de! ¡Qué prueba abrumadora de cómo el trabajo agotador y

sistemático conduce a la belleza de la obra!...

Es legítimo que el mundo en que nos correspondió nacer,

sufra muchos cambios, sean éstos para bien o para mal, pero

los valores fundamentales jamás deben alterarse, ellos consti-

tuyen la capacidad reparadora de todos los males y la

capacidad productiva de todos los bienes. No es lo mismo

dedicarse a una determinada tarea sin pensar en riesgos ni usar

unidades de medida para realizarla, que tratar de parecer de-

dicado a una obra para conseguir adeptos que se dejan

engañar por las apariencias y así servir a fines egoístas e inte-

resados. El Capitán de Los Andes, el hombre de Yapeyú, como

le decimos los que lo admiramos profundamente, es el líder,

por derecho propio de los más altos valores de su Patria y de

los pueblos que constituyen la América morena. Es cierto que

no todos los habitantes de esta región colmada de riquezas,

podemos ser como el Capitán de Los Andes; como también es

cierto que no necesitamos habitar el Polo Norte para que éste

nos oriente; basta con que uno y otro estén ahí, enhiestos,

sobrecogedores, advirtiéndonos con una voz como la que oyó

Moisés: Luchen por superarse, renieguen del egoísmo, el amor

al trabajo es la más auténtica y sublime de las riquezas.

Cada hecho y cada fecha registrados por Miguel Lagos nos

estimulan para meditar, nos invitan a investigar el pensamiento

y la obra Sanmartiniana y a descubrir en ella el criptomensaje

que lleva inserta, por eso estimo que el autor de este libro ya

pertenecía a los escritores mendocinos, ahora se reinscribe con

un galardón ejemplar.

Alejandro González TrujilloMendoza Ciudad, mayo de 2006.

Registro 1302 de la

Sociedad de Escritores de Chile

TESTIMONIO

Es importante escuchar las voces, las palabras que vienen

desde muy lejos.

Se van transmitiendo de generación en generación, como

los ancianos que conservan en su memoria lo que les conta-

ban sus abuelos respecto a San Martín.

El testimonio de las personas mayores que conservan su

lucidez, son lo más valioso.

En mi época de universitario, los profesores nos hacían en-

trevistar a personas de casi 100 años. Estos guardaban en su

espíritu lo que sus abuelos les habían narrado. Lo hacían con

tanto entusiasmo que no paraban de hablar; como si hubiesen

vivido en persona aquellos hechos. Lo que se pudo rescatar

con más nitidez fue lo siguiente: dicen que desde que San

Martín llegó a Cuyo, en 1814, no se podía encontrar una sola

persona desocupada; todo el mundo trabajaba o estudiaba.

La vida cambió totalmente; los peones, obreros, las perso-

nas con oficio, la gente del campo, los trabajadores rurales,

cambiaron sus vidas y sus costumbres.

Dicen que la presencia de San Martín, sus palabras y su

ejemplo, les hacía cambiar sus conductas, como por ejemplo,

el amor al trabajo, a la patria y a la libertad. El constante pre-

gón de la honradez dio resultado.

El pueblo de Cuyo vio que se castigaban severamente los

delitos, y la justicia estaba presente en todo momento. El pue-

blo se sintió protegido. Es increíble, pero dicen que en tres

años los pobladores comenzaron a convivir en paz, a respetar

las normas y a practicar, a pesar de sus escasos conocimien-

tos, los derechos y obligaciones de cada persona.

Este es el testimonio fiel que llega hasta ahora, de boca en

boca, como prueba indiscutible.

A través de las pericias realizadas hasta ahora, se puede

comprobar las técnicas utilizadas, conforme a lo último en téc-

nicas militares de España -donde se formó-, y de Francia

-utilizadas en la lucha contra Napoleón y contra los ingleses-.

Otra de las pruebas irrefutables es la instrumental, dejada

en los lugares donde se trabajó: sables, machetes, estribos, fre-

nos, monturas, cabezales, riendas y lazos.

Herraduras, clavos, martillos, armamentos, cañones, pólvo-

ra, cureñas, balas, etc.

La documentación más abundante es la elaborada por el

propio San Martín. Bandos, proclamas y disposiciones que se

redactaban diariamente para la administración general y para

el área militar.

El testimonio que más vivamente emociona es el que da

el rastro imborrable del campo histórico El Plumerillo, el archi-

vo histórico de la provincia, el monumento del Cerro de la

Gloria y los caminos dejados en la Cordillera.

EL GENERAL JOSÉ DE SAN MARTÍN

GOBERNADOR INTENDENTE DE CUYO

Fue un guerrero invencible. Puede ser comparadocon los más grandes estrategas militares del mun-

do. Con Aníbal, que cruzó el caudaloso Ródano con suselefantes y su ejército, que trepó los Alpes de nieves eter-nas para sorprender y derrotar a los romanos. Con lahabilidad y el coraje de César.

También puede ser comparado con Alejandro de Mace-donia, que conquistó el más grande de los imperios. Y conel gran Napoleón.

Pero hay una diferencia sustancial entre ellos y SanMartín. Éste era un libertador de pueblos y no un conquis-tador. Tenía otras cualidades: era noble, sincero, valiente ydesinteresado.

Murió en la pobreza, tristemente y fuera de su patria.Sirvió al ejército de la península desde los 13 años de

edad hasta los 37. Fue un ejemplo de disciplina y cumpli-miento al deber durante 22 años de servicio activo. Luchóen Africa, España, Portugal, Francia y el Mediterráneo.

Intervino en 29 enfrentamientos armados en tierra y en2 navales.

En ese tiempo de servicio a España, solicitó una licen-cia, no para descansar, sino para ayudar al pueblo en labatalla contra el cólera, que azotaba la península. Concre-tamente San Martín sirvió como militar, 22 años en Españay 10 en América para liberar Argentina, Chile y Perú.

Su lucha fue muy dura, no sólo con los ejércitos ene-migos, sino también en la vida pública, en la queobligadamente le tocó actuar.

Su actuación política en Buenos Aires, Mendoza, Chile yPerú no siempre fue recibida con agrado. Por suerte recibió

ayuda y fue admirado por mucha gente. Hay que destacarque su especialidad fueron las armas.

En Buenos Aires desconfiaban de él, creían que era unespía español.

En Mendoza tenía sus enemigos, especialmente por elrechazo a las contribuciones forzosas. No es fácil crear dela nada, un ejército de magnitud.

Fue tratado de déspota por algunos. En otro orden decosas, es bueno contabilizar en honor a la verdad, la des-obediencia al gobierno nacional en el año 1820, sólocomprendida por la acertada visión de San Martín.

“Las guerras civiles son las más destructivas para lospueblos”.

Dicen algunos historiadores de gran valor que siempreAmérica había desconfiado de San Martín, hasta que eltiempo y la historia reconocieron sus ejemplares virtudes ysacrificio por la patria.

Fue un hombre visionario que tuvo el sueño de la liber-tad americana y se lanzó a su concreción con toda suenergía y voluntad.

Es mucho lo que se ha escrito sobre la vida y obra deSan Martín. Lo que se pretende con este trabajo es brindaralgo práctico y breve para que la gente que visita Mendo-za, tanto argentinos como extranjeros, que siempre estánescasos de tiempo, puedan acceder a la lectura de una delas facetas de la larga y fecunda vida del Padre de la Patria,su paso por Mendoza y lo que realizó como GobernadorIntendente de Cuyo.

San Martín provenía de antiquísimos pueblos que con-servaban como una reliquia los valores morales de las

familias. Desde su niñez y juventud heredó la austeridad, lahumildad, la pobreza, el valor y el desinterés por el podery la gloria.

Sus padres se preocuparon por la educación y forma-ción de sus hijos, que a pesar de la estrechez económica,aprendieron a sobrevivir decorosamente. A los 11 años en-tró al regimiento de Murcia. A los 13 participa en su primercombate en Orán, contra los moros. Estudió en la academiapara formarse como oficial.

Su pasión por la aritmética y la geometría y otras dis-ciplinas lo enriquecieron.

Adquirió la preparación necesaria para ejercer el man-do. (Datos extraídos de “San Martín”, de Patricia Pascuali yde “La personalidad moral del Libertador” de LuisGrandini).

San Martín vestía con una sencillez republicana, se pre-sentaba en público con el uniforme de Granaderos acaballo, el más modesto de todos los uniformes del ejérci-to; no tenía adornos ni variedades de colores. Loacompañaba lo que él llamaba “su librería”, más de 700obras que leía en sus momentos de descanso.

San Martín nació el 25 de febrero de 1778, en Yapeyú,Misiones. Según los memoriosos textos de la historia, losmisioneros decían: “Si el niño viene con lluvia, el hombretraerá fortunas”. Y así fue. El niño comenzó a crecer miran-do la selva misionera llena de vida, de numerosos animalesde la selva y aves de mil colores. Ya jovencito, no podía ol-vidar su niñez, el río de los pájaros, el viento pampero, lallanura interminable donde pastaban miles de potros, lascordilleras imponentes y la verde y extensa pampa húme-

da; eran recuerdos que llevaba vivamente en su alma. A los10 años lo llevaron al Viejo Mundo, Europa.

LA LLEGADA DE SAN MARTÍNA BUENOS AIRES

San Martín solicita el retiro del ejército español congoce de fuero y uniforme, petición que le fue acordada,después de 22 años de servicio ininterrumpido.

El 6 de Setiembre de 1811 recibe la autorización paraviajar a Lima. El 14 de setiembre se dirige a Londres don-de funda con otros americanos la logia número 7 cuyoobjetivo era luchar por la independencia de los países deAmérica.

El grupo posteriormente partió el 7 de enero de 1812rumbo a Buenos Aires; lo acompañaban Zapiola, Alvear yotros, y el viaje se hizo en la fragata Canning.

Llegaron a Buenos Aires el 7 de marzo. San Martín fuerecibido por la junta con marcada desconfianza.

Es evidente que los dos meses de navegación, casi ensoledad, le sirvieron para reflexionar sobre lo que se habíapropuesto realizar. Durante el viaje cumplió 34 años y se-guramente hizo un repaso de la historia del mundo y de losacontecimientos que le tocó vivir en Europa.

Se dedicó a leer y estudiar acerca de las institucionesheredadas de la Edad Media, el Antiguo Régimen, la Monar-quía, la República, la división de poderes establecidosdespués de la Revolución Francesa. En especial, la indepen-dencia de los pueblos americanos.

LA CREACIÓN DEL REGIMIENTODE GRANADEROS A CABALLO

Inmediatamente después de su llegada ofrece sus ser-vicios.

La Logia Lautaro de Buenos Aires presionó para la de-signación de San Martín.

El gobierno le ordenó la creación del cuerpo de caba-llería, atento al pedido de ponerse a las órdenes delgobierno de la revolución.

Su sueño se hizo realidad: nace el Regimiento deGranaderos a Caballo.

San Martín devolvió un tercio de su sueldo anual, ma-nifestando que el resto le era suficiente. Digno de tenerseen cuenta ese gesto de honradez.

Comenzó su tarea con una prolija selección de aspiran-tes. Las instrucciones eran impartidas personalmente por eljefe del regimiento. Trabajó codo a codo con sus soldados.Los oficiales contaban con su presencia, mañana, tarde ynoche.

Era un ejemplo de virtudes militares.Llamó la atención al pueblo de Buenos Aires, su con-

currencia diaria, cerca del regimiento para observar lastareas de instrucción. Realizaba una cuidadosa selección delos hombres.

“Sabía gobernar con igual pulso y maestría, espadas yvoluntades”

(de “Historia de San Martín” de Bartolomé Mitre).El nuevo regimiento se instaló en el cuartel de la Ran-

chería, cerca de la Plaza Mayor. Creó también un cuerpo de

cadetes, entre las familias más importantes de la ciudad. Ylo hizo con las características de una academia militar.

EL 8 DE OCTUBRE DE 1812

Buenos Aires ve por primera vez un ejército disciplina-do, lleno de vida y colorido.

Las tropas dejan el cuartel por primera vez, para apo-yar al pueblo en su deseo de cambiar las autoridades, luegode lo cual se retiran ordenadamente y vuelven a sus cuar-teles.

Los habitantes de Buenos Aires experimentan la sensa-ción de que viven en un nuevo orden y sienten admiraciónpor su jefe.

Se elige el segundo Triunvirato.El modelo del uniforme de los Granaderos desde 1812

a 1826 tenía una escarapela de latón y una llama de fuego,insignia típica de los granaderos, penacho de lana, morriónde suela, forrado con tela azul, visera de suela, pantalonesholgados, banderola de suela, botas de suela alta. Cubresillade paño con valijín en la parte posterior.

Después de 13 años de campaña, se calcula que unosmil hombres (granaderos) acompañaron a San Martín du-rante toda su gesta libertadora. Volvieron sólo 120.

El Presidente Rivadavia los transformó en su EscoltaPresidencial.

EL SABLE DE SAN MARTÍN

Tiene empuñadura de madera de ébano, cruz de bron-ce, hoja de acero. Lo adquirió en Londres -lo llevó en todasu campaña libertadora-. Hoy se encuentra en Buenos Ai-res, en el Regimiento de Granaderos a Caballo.

LA LOGIA LAUTARO

“Inglaterra fue cuna y hogar de la franc-masonería ac-tiva y practicante en el viejo mundo, fundadora ydepuradora del rito Escocés” (Augusto Barcia Trelles: “SanMartín en América”, tomo III, pág. 177).

En la antigüedad, la enseñanza de las artes y las cien-cias se hacía secretamente según la organización de lamasonería, con el nombre de “misterio”.

Los más eminentes representantes del saber científicoy filosófico, pertenecían a la masonería. Posteriormente seexpandió por toda Europa.

A fines del siglo XVIII funcionaba en Londres la “Granreunión americana” para preparar la empresa de la eman-cipación sobre la base del dogma “Republicano”:

“En los países de América la masonería estuvo siemprea la vanguardia de la corriente emancipadora”.

En Buenos Aires la Logia Lautaro comenzó a trabajar,firmemente; pronto se vio la división entre San Martín yAlvear, los dos jefes más prestigiosos del momento.

LA BATALLA DE SAN LORENZO, 3/2/1813

En menos de un año, el regimiento de granaderos es-taba creado, organizado, instruído y habilitado para laguerra.

Su jefe, San Martín, puso toda su sabiduría y su técni-ca para el combate; era su obra maestra.

Buenos Aires lo vio desfilar el 8 de octubre de 1812,para apoyar al pueblo. Estaban listos, preparados.

El regimiento fue trasladado al cuartel de Retiro, sobrelas barrancas donde terminaba la ciudad. San Martín setrasladó allí para dirigir personalmente a las tropas; éstaseran el foco de atracción del pueblo.

El Triunvirato tomó conocimiento de que una escuadri-lla realista había sido enviada a remontar el Paraná paradestruir las baterías emplazadas en Rosario y evitar el trá-fico comercial con el Paraguay.

Los realistas dominaban las aguas del Paraná; ya habíancañoneado y saqueado San Nicolás y San Pedro, buscandoalimentos frescos y evitando la ayuda a Montevideo.

Por estas razones se le ordena al coronel San Martínmarchar con una parte de su regimiento a proteger la cos-ta del río desde Zárate hasta Santa Fe.

San Martín salió de su cuartel con una fuerza de 125hombres. Se sintió reconfortado al estar de nuevo en ac-ción.

Comenzaron a marchar de noche para evitar a los es-pías; envió los propios para vigilar las costas. Él mismo sedisfrazó con un poncho y un sombrero de campesino y ace-chó desde la orilla del río los barcos españoles; eran 7

embarcaciones de distintos tamaños con más de 300 hom-bres entre soldados y marineros. Resolvió seguir a la flotaespañola a la distancia; llegó a la posta de San Lorenzo. Allíse libró el combate a favor de San Martín. En su avancehacia el enemigo, casi pierde la vida; lo salvaron elgranadero puntano Baigorria y el sargento correntinoCabral. Ambos entregan sus vidas para salvar a su jefe yasegurar la victoria. Se recoge los pertrechos y armas de losvencidos; se cura a los heridos, españoles y criollos porigual. Se entierra a los muertos. San Martín comunica al go-bierno: “Tengo el honor de decir a V. E. que los granaderosa mi mando, en su primer ensayo han agregado un nuevotriunfo a las armas de la patria”. (“Don José”, de José GarcíaHamilton).

Posteriormente es designado comandante de la defen-sa de Buenos Aires, ante una posible invasión de losrealistas, cargo que rechazó.

He aquí otro gesto de grandeza. La designación de co-mandante de la defensa de Buenos Aires, implicaba casi uncargo político militar por la necesidad de organización, pla-nificación y recursos. Para San Martín era un gran honor yreconocimiento.

No lo aceptó porque no buscaba poder; eran otros susplanes, más allá de la defensa de Buenos Aires.

LA MISIÓN DE SAN MARTÍN EN TUCUMÁN

Según la documentación existente, San Martín fue muyprudente; nunca manifestó lo que pensaba realmente acerca

de la campaña al Alto Perú por el norte. Recién en 1814, 1815y 1816 corrió definitivamente el velo del misterioso secreto.“La patria no hará camino por el lado del norte”. Es entoncescuando expresa con claridad su plan continental. (“San Mar-tín en América” Barcia Trelles.)

San Martín pensaba que el poderío militar español seencontraba en Lima y no en el Alto Perú; éste es el lugaral que se debería atacar. Aceptó la designación de jefe delejército del norte para reemplazar a Belgrano. Organizó lapartida por un largo camino hasta Salta. Sesenta y seis pos-tas para cambiar caballos, provisiones y forraje, manteneren condiciones las carretas, cañones y alimentos. La enfer-mería estaba a cargo del Dr. Cosme Argerich.

Los granaderos disponían de 376 caballos de tiro, 34 ca-rretones entoldados, con carpas, armas y municiones.Granaderos del 7º y 8º cuerpo de caballería formaban par-te de esta larga columna. Dejaba en Buenos Aires lasintrigas políticas y lo más querido, su familia. Acudía al lla-mado de la patria.

Ordenó cabalgar de noche para sortear el calor. Se en-contró con Belgrano y fue recibido con entusiasmo yrespeto. De inmediato se dedicó a instruir a los oficiales ysuboficiales, a enseñarles el arte de la guerra. Reorganiza elejército en base a modernos conocimientos.

Al poco tiempo se sintió enfermo y pidió licencia. Se laacordaron. Fue a descansar a un pueblo tranquilo, a pocoskilómetros de la capital de Córdoba, Saldán.

Gran parte del pueblo de Buenos Aires salió a despedircon honda tristeza a esta larga y ordenada caravana que sedirigía hacia el norte. Parecía por su orden y su pulcritud,

más bien un desfile que tropas que marchaban a la guerra.Su jefe lo había previsto todo, menos el dolor de su espo-sa, que lo veía partir sin saber cuándo volvería a verlo.

SAN MARTÍN EN MENDOZA

l cabo de dos meses de descanso en Córdoba, co-menzó a sentir mejoría en su salud. Tuvo tiempo de

pensar en ese proyecto que guardaba en su espíritu.Le escribió a Posadas solicitándole que se lo designara

jefe político de Mendoza.La petición fue concedida sin demora por el Director

Supremo. Lo nombró Gobernador Intendente de Cuyo conun doble objetivo: el de continuar con los servicios a lapatria y lograr la reparación se su quebrantada salud. Sujurisdicción comprendía Mendoza, San Luis y San Juan, conun sueldo de $ 3.000 anuales.

Su misión era defender el territorio de una inminenteinvasión realista.

Se dirigió a Mendoza para hacerse cargo de sus funcio-nes. Al entrar en su jurisdicción le llamó la atención laaridez del suelo y la cordillera al oeste, como una murallainfranqueable. Lo acompañaban al costado de su camino,viñedos interminables y cultivos de alfalfa, filas de álamosy las acequias con sus aguas cristalinas y rumorosas.

Llegó al centro de la ciudad el 7 de setiembre de 1814.El pueblo, curioso, empezó a reunirse en las puertas de lascasas para ver pasar y conocer al nuevo gobernador.

Fue recibido por algunos miembros del Cabildo que lehabían preparado una cómoda vivienda para alojarse a trescuadras y media de la plaza principal. Al principio no acep-tó pero luego dijo que sí y agradeció para no desairar a losmiembros del cuerpo. La clase dirigente política lo recibiócon placer, como jefe y administrador de la provincia.

Su llegada fue festejada con las más vivas demostracio-nes de adhesión y amor hacia su persona. (“Recuerdos

A

íntimos de Cuyo”, de Damián Hudson).Llamaron la atención sus costumbres republicanas, sen-

cillas y sin protocolo.Se tenía muy en cuenta sus brillantes desempeños an-

teriores en Europa, en San Lorenzo, Tucumán y su granprestigio moral.

Su capital estaba formado entre otras cosas, por un gru-po de amigos encabezado por Rodríguez Peña y ManuelBelgrano, su sincero admirador que aprendió de él la téc-nica militar.

Un grupo de afiliados a la Logia Lautaro, que tenía fey confianza en San Martín; era considerado como un buentáctico, un hábil organizador, un sableador valiente. Lo apo-yaban sin reparo. La prueba de ello lo revela el decreto desu nombramiento el 10 de agosto de 1814, firmado por lamás alta autoridad de las Provincias Unidas, don GervasioAntonio de Posadas, Director Supremo, donde expresa lanecesidad para Cuyo de un jefe de probidad, valor y peri-cia militar, cuyas cualidades poseía el coronel San Martín.

El era conciente de esa enorme responsabilidad, poreso, al tomar posesión de su cargo, lo primero que realizaes pensar cómo defender esa enorme línea fronterizacordillerana. Recorre principalmente los pasos más conoci-dos para posibilitar su defensa.

Pensó en los recursos económicos y financieros necesa-rios. En consecuencia debió recurrir a disposicionesdrásticas, por supuesto no muy bien recibidas por la mayo-ría; por ejemplo, empréstitos forzosos, siempre decretadospor el Cabildo. Se creó una contribución de guerra de tipoprogresivo que mensualmente pagaban todos, según sus

medios patrimoniales, bajo juramento declarado. Los bienesde las herencias vacantes que pasaban a ser propiedad de laprovincia, los impuestos a los fondos de los frailesmercedarios, los diezmos civiles; cada barril de vino que seextrajera del territorio, pagaba un peso, o dos si el barril erade aguardiente, la ablación de joyas y preseas. Las damasmendocinas donaban sus ajuares al erario, encabezadas pordoña Remedios Escalada, esposa del Gobernador Intenden-te.

También aportaron con patrióticos regalos las damascuyanas en general, para ser justos en los reconocimientos.Todos de un modo o de otro, contribuyeron a la gestalibertadora de Los Andes, además del pueblo cuyano, Bue-nos Aires, a través de Pueyrredón, y otros; y Chile con susvalientes soldados.

El trabajo diario de San Martín, está reflejado segúnMitre, que revisó, leyó y estudió en los cuadernos con el tí-tulo de “Acuerdos”, “que llevaban a San Martín, escrito de supuño y letra en la página que corresponde al día 27 de di-ciembre de 1815 y alude a 91 asuntos, los más variados,dispares y complicados”. No se explica cómo un hombrepuede tratar y resolver diariamente tantos y difíciles proble-mas administrativos, políticos y militares. Atenderminuciosamente la organización y creación del ejército. Tuvotiempo también para embellecer la ciudad, ordenar la plan-tación de innumerables alamedas. Esta es otra de las cosasvaliosas e importantes. Dotó a la ciudad de agua potable. Or-ganizó y planificó los trabajos para canales de riego. En elárea de la educación le dio especial prioridad a la instruc-ción. Creó escuelas para la enseñanza del pueblo. Se

preocupó por todos los actos culturales creando bibliotecas,protegiendo los estudios universitarios. Fue el primero en fo-mentar el empleo de las vacunas. Dispensó especialpreocupación por el régimen carcelario.

San Martín necesitaba mulas, caballos, monturas, uni-formes, víveres y toda clase de recursos. Sin perjuicio de lascontribuciones que imponía, le solicitaba todo esto aPueyrredón.

Según cuentan, una mañana en el Plumerillo (base deinstrucción del ejército) recibió un envío importante desdeBuenos Aires y con él, una carta del Director Supremo quedecía lo siguiente: “Van todos los vestuarios pedidos. Vancuatrocientos recados, van hoy por el correo en un cajon-cito, los dos únicos clarines que se han encontrado. Van losdoscientos sables de repuesto que me pidió. Van doscien-tas tiendas de campaña o pabellones. No hay más. Va elmundo. Va el demonio. Va la carne, y no sé yo cómo meirán con las trampas en que quedo para pagarlo todo; abienque en quebrado, cancelo cuentas con todos y me voy yotambién para que Ud. me dé algo del charqui que le man-do y, carajo, no me vuelva Ud. a pedir más si no quiererecibir la noticia de que he amanecido ahorcado en un ti-rante de la fortaleza”

“San Martín dejó la misiva sobre el escritorio y sonriósatisfecho” (“Don José” de García Hamilton).

San Martín era un hombre de acción.Quería ver personalmente las cosas. Dicen que disfra-

zado de paisano se presentaba de noche ante los centinelaspara ver si cumplían con la misión asignada. Se comentaque entre sus costumbres estaba el placer por el juego de

ajedrez, el mate, la buena música, la lectura y la pintura.Era sobrio en la comida, gustaba del puchero y el asado. Depostre se servía dulces mendocinos. En el almuerzo bebíados copas de vino; luego hacía un corto paseo mientras fu-maba un cigarro negro. Fue un gran madrugador. Su vidafue siempre sobria y metódica. Hizo un culto de la austeri-dad, de la honradez y del cumplimiento del deber.

Con el apoyo del pueblo, el respaldo de la Logia Lautaroy del gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata,pudo llevar a cabo su costosa y arriesgada empresa.

EL GOBERNADOR INTENDENTE DE CUYO

José de San MartínYapeyú, Argentina 1778 - Boulogne Sur-mer Francia 1850

Gobernar no sólo es conciliar intereses y satisfacer necesidades, es ordenar una sociedad; es también

tener conciencia de que al aceptar el cargo se recibe unafabulosa carga de responsabilidades, lo que trasciende másallá del grupo humano al cual se pretende servir. Todo eso,San Martín lo llevaba prendido en su espíritu. Todo lo quehacía apuntaba al plan concebido. Crear un ejército, cruzarla cordillera y vencer a los realistas. Y con la ayuda de Chi-le, caer en el corazón del enemigo: Perú.

Mitre, en su “Historia de San Martín” decía: “Sabía go-bernar con igual pulso y maestría, espadas y voluntades”(Tomo I pág. 157).

Al enterarse de la situación de Chile, de inmediato so-licitó al Director Supremo el envío de armas y soldadospara apoyar a los patriotas chilenos, acosados por los espa-ñoles. Esta situación lo tenía muy preocupado.

La llegada de su esposa Remedios desde Buenos Airesdespués de varios meses de separación, trajo tranquilidady calma a su espíritu. Su esposa llegó acompañada por suprima Encarnación y su criada Jesusa.

Recibe las malas noticias desde Chile: el ejército espa-ñol había vencido a las tropas patriotas chilenas enRancagua y el general Osorio entraba triunfante a Santiago.Familias y tropas chilenas se dirigían hacia la cordillera conel propósito de refugiarse en la provincia de Mendoza.

San Martín, como buen gobernante, consideró indispen-sable y de suma importancia imponer su autoridad al pueblocuyano y a las tropas que venían en camino desde Chile.

A sus efectos se trasladó al pie de la Cordillera para re-cibir personalmente a sus compatriotas, encabezados por el

general Las Heras, para facilitarles todo tipo de auxilio. Es-pecialmente, para brindarle amistad y confianza al muydigno jefe chileno O’Higgins.

Después de la derrota de Rancagua, lograron salvar par-te de sus tropas, los dos jefes chilenos. Carrera y sushermanos, bien armados y con más de 700 hombres, llenosde rigor y fuerza, ansiosos de poder, a pesar de la derrotasufrida.

O’Higgins con más de 300 sobrevivientes que lograron es-capar, venían esperanzados en lo más sagrado que desea el serhumano, que son la vida y la libertad. Abrigaban esperanzasciertas en sus vecinos de Cuyo, pensando en viejas amistades.

En octubre de 1814 llegan a Mendoza los Carrera con 700hombres, los documentos y tesoros del gobierno. Luego le se-guía O’Higgins con sólo 150 dragones, sin un centavo y conla derrota de Rancagua. A continuación Las Heras con la di-visión de auxiliares que Buenos Aires había enviado parasocorrer a sus hermanos trasandinos. Al llegar a Cuyo, Carre-ra provoca la primera contrariedad al gobernador con la torpey altanera iniciativa de enviar a su hermano Juan José a salu-darlo en nombre del Supremo Gobierno de Chile. Esta actitudno correspondía.

San Martín, inmediatamente convocó a los recién llegadoscon sus tropas. Emplazó dos piezas de artillería frente a laspuertas del fuerte que ocupaban los efectivos de Carrera. Leconcedió diez minutos para hacer entrega de las tropas queestaban a su mando.

Terminado el operativo, las tropas fueron confinadas a SanLuis.

San Martín tuvo muchos inconvenientes.

Alvear, al llegar al más alto cargo, reemplaza a San Mar-tín por Perdriel, que no fue aceptado por el pueblo deMendoza.

Ignoró el gobierno de Buenos Aires, que San Martín enpoco tiempo había influido en todas las áreas del gobierno:en lo político, en lo económico, en lo técnico y cultural. Sehabía convertido en el gobernador más apreciado y queri-do de Cuyo. Todo el mundo trabajaba: mujeres y hombres.Su esposa desempeñaba una ardua tarea en lo social; erauna bella y distinguida joven admirada por todo el pueblo.

En las tardes de verano de mucho calor, al anochecer,San Martín solía salir con su esposa a pasear por la Alame-da para tomar fresco e integrarse a la sociedad. Le hacíanpreguntas sobre las obras a realizarse, sobre el movimientomás grande que había en Mendoza: la formación del ejér-cito de Los Andes.

No había desocupados.Como gobernante, es muy difícil realizar una tarea, un

ordenamiento que haga posible el desenvolvimiento demúltiples intereses del Estado. Le dio prioridad a las finan-zas; necesitaban imperiosamente aumentar el erario. Poreso se vio obligado a tomar serias medidas. Por ejemplo, losdineros puestos a interés por el convento de las monjas ¨Dela buena esperanza” y otras cofradías que se ingresaroncompulsivamente a la tesorería provincial; con el reconoci-miento de sus rentas. Así como también las limosnasrecaudadas por los mercedarios para la reducción de loscautivos cristianos.

Las medidas no fueron todas pacíficas; se desterró ados curas dominicos por razones de seguridad de Estado, lo

que por supuesto provocó protestas del clero, pero los re-ligiosos progresistas apoyaban al Gobernador. Las medidascomprendían también a otras áreas. Los peones no podíanconcurrir a las pulperías los días hábiles y éstas debíancerrar a las 10 de la noche. Los comerciantes también de-bían cerrar a las 10 de la noche e informar al gobiernoacerca de la concurrencia a sus establecimientos de hom-bres sospechosos o sobre conversaciones al servicio de lapatria. Su administración en otro orden de cosas, dispusoimpulsar las obras de regadío para aumentar los cultivos.

En cuanto a la educación, creó una biblioteca pública yun colegio secundario.

El gobernador estaba en todos lados. Durante el invier-no recorría a caballo las estribaciones de la cordillera y partedel sur de la provincia; llegó hasta el fuerte de San Carlos.

Dicen los historiadores que disfrutaba de estos paseos;conversaba con la gente enterándose de sus problemas pen-sando en solucionarlos.

A pocos días de su llegada a Mendoza, comienzan lospreparativos. El entrenamiento e instrucción de las tropas enel campo El Plumerillo; preparación y construcción de las ar-mas. Instalación de cuadras de galpones para los talleres,construcción de herramientas, aperos, herraduras, vestimen-tas para la tropa; acumulación de forraje para los animalesy alimentos para los soldados.

Como gobernador, establece pautas fundamentales quequedaron grabadas para siempre en Mendoza, en sus 3 añosde gobierno.

En primer lugar el respeto por las instituciones, el or-den, la limpieza, el aprovechamiento de los recursos

naturales, la capacidad de sobreponerse con gran esfuerzoa las adversidades, la honradez y el trabajo fecundo.

A fines de 1814, San Martín lo primero que hizo fueparlamentar con el gobernador Neyancan, cacique y capi-tán de los pehuelches, con dos objetivos fundamentales:asegurar la custodia de los pasos que existían en las fron-teras de Los Andes, en el sur. Saber por ellos cualquiermovimiento que hiciese por aquella zona el enemigo.

San Martín mantuvo con los indios constantes y amis-tosas relaciones.

Posteriormente, cuando tuvo organizado su ejército, de-cidió visitar a los indios del sur mendocino; por aquelentonces era comandante del fuerte San Carlos el capitándon José Susso. Este militar era conocedor de los hábitos ycostumbres de los indios que poblaban la parte oriental deLos Andes. Él preparó una entrevista entre San Martín y loscatorce principales caciques de las tribus pehuelches. Comoembajada de vanguardia, aparecieron el 14 de setiembrelargas hileras de mulas, una recua cargada con barriles devino y aguardiente, vestidos antiguos bordados, cuentas yabalorios de cristal, arneses y monturas, abundantes y va-riadas vituallas.

Se presentó y dijo que venía a pedirles permiso para eltránsito de tropas y para establecer una alianza amistosa.

Después de la reunión se llevaron a cabo los ritos y ce-remonias del caso, los ejercicios de los indios a caballo y losjuegos de chuzas. Al fin se separaron por grupos, hombresy mujeres.

Como jefe supremo actuaba Necuñam, así lo llamabaSan Martín. El Colo-Colo de la tribu, se acercó luego a San

Martín. Hízole éste saber, por medio de Fray FranciscoInalicán o padre Julián, que hacía de intérprete, que veníaa solicitar de ellos, autorización para que los soldados pu-dieran atravesar los pagos en los que las tribus vivían.

El objetivo era atacar a los españoles, grandes enemi-gos de los indios americanos, cuyo ganado y camposrobaban, quitándoles mujeres e hijos. Se proponía atacar-los por el paso del Portillo y del Planchón.

Se reunieron los indios en asamblea. En ese sitio se le-vantó una gran carpa redonda donde los jefes indiospasaron una semana de agasajos y borracheras. Se sentaronen círculo en el piso y San Martín, desde su silla les dijopor intermedio de su “lenguaraz”, que los había citado parainformarles que los españoles iban a venir desde Chile pararobarles sus mujeres e hijos. Agregó que en su condición deindio, iba a cruzar Los Andes para acabar con los godos,que les habían robado las tierras a sus padres. Les dijo quepara poder pasar por el sur, necesitaba el permiso de ellos,quienes eran los dueños de ese suelo.

Los aborígenes prorrumpieron en alaridos y vivas al ge-neral, a quien abrazaron con entusiasmo.

El cacique o Colo-Colo dijo al gobernador: “todos esta-mos contigo; podemos abrazarnos, que ya somos amigos”.

Uno por uno abrazaron a San Martín y fueron por élabrazados quedando así sellado el pacto de alianza. Enprueba de ello, entregaron todas sus armas a los cristianospara que las guardasen mientras duraban las fiestas.

Al terminar la ceremonia, San Martín marchó a cam-biarse la ropa para sacarse el olor a aguardiente; y los piojosque le habían transmitido (“Don José” de García Hamilton).

Comenzó el gran banquete que duró ocho días. Orgíasdionisíacas, saltos, bailes, cantos, muchas libaciones y con-tinuadas comidas.

San Martín, como era de uso, se despidió el sexto díay durante dos días más, continuó la bacanal en la Plaza deArmas del fuerte de San Carlos.

El secreto de sus aliados no fue guardado y pronto seapresuraron algunos caciques a vendérselo al jefe españolMarcó del Pont y a reclamarle sus regalos.

Realmente se cumplió lo que había proyectado SanMartín. Al tener datos frescos, el jefe español se apresuró amandar la mitad de sus tropas a esa zona. Es verdad quepor este lugar pasarían dos columnas que avanzaban len-tamente para dar tiempo a que el grueso de ejército de SanMartín cruzara por los pasos de Uspallata y Los Patos.

Según la documentación existente y la investigación delos historiadores, no sólo se dedicó a organizar el ejército,que era su meta final en Cuyo. Como gobernador, le dioprioridad y tiempo a la educación del pueblo de Cuyo.

Desde 1817 a 1820, la escuela pública de “San Buena-ventura”, según se dice, logró reunir en sus aulas más de200 alumnos.

Las mujeres, en esa época, eran marginadas de la edu-cación y los humildes también.

Sólo podían estudiar los hijos de funcionarios, especial-mente la educación básica.

El colegio de la Compañía de María, hoy situado en ca-lle San Martín, al final de la Alameda, fue el primerestablecimiento en Cuyo, dedicado a la enseñanza femenina.

Posteriormente, al realizarse la construcción del monas-

terio y colegio, se habilitó una sección para los hijos defamilias distinguidas, un departamento para la enseñanza alos esclavos y otro para los adultos que se dedicaban a lasartes aplicadas, bordado y costura. Muchas de estas alum-nas y monjas colaboraron en 1816 en la confección deropas para el ejército de Los Andes. Otros afirman que tam-bién colaboraron en la confección de la Bandera de LosAndes.

En 1817 se creó el Colegio de la Santísima Trinidad. Sedictaban en él, Humanidades, Física y Matemáticas; Geogra-fía, Historia y Dibujo. Los certificados y exámenes teníanvalidez en las provincias del Río de la Plata y en el vecinopaís de Chile.

Todos estos centros culturales recibieron la ayuda e ins-piración personal del Gobernador de Cuyo, General SanMartín.

Gobernó con eficaz austeridad, se preocupó por la to-talidad de los problemas que existían. Lo primero que hizofue ordenar la administración. Por todo ello, era un hom-bre atractivo, siendo su personalidad el foco de atención yunión de todo el pueblo.

La población aceptó todos los sacrificios que se le im-ponían, sin lo cual hubiese sido imposible la creación de unejército gigantesco.

Según la documentación existente, San Luis contribuyó conhombres y bienes, es decir con todo lo que le fue posible parala campaña libertadora. Los hombres de San Luis son los queen mayor cantidad integraron el regimiento de Granaderos aCaballo (“San Luis y los Granaderos”, de Urbano Núñez).

San Martín, siendo gobernador de Cuyo, liberó a todos

los negros y esclavos. También lo hizo siendo Protector delPerú.

En 1821 el Protector del Perú “promulgó la ley que ha-bría de beneficiar a la clase más abyecta del Perú: los indiosy los esclavos”. (“El General San Martín y la cultura”, de JuanCarlos Zuretti).

Es evidente que el perfil del hombre designado paracumplir la sagrada misión patriótica era San Martín.

“Tal es el hombre y tales son sus condiciones como es-tratega, como organizador y como estadista (“San Martín ylas Provincias de Cuyo”, de Federico Gentiluomo).

BANDOS PÚBLICOS

San Martín, en su ardua tarea de organizador y plani-ficador, no olvidó ningún detalle de la complejaadministración de las provincias.

Testimonio de ello es la cantidad de bandos públicosque abarcaban distintas áreas y que fueron dictadas a lolargo de tres años de gobierno.

Se destacan algunos de ellos cuyos contenidos fueronasí:

“Se suspende e indulta a los desertores del ejército, quese presentaren voluntariamente en el término de cuatro díasa las autoridades. Los que así no lo hicieren serán pasadospor las armas en 24 horas de traídos al ejército.” (Dictadoel 10/1/1817).

“Todo español europeo deberá presentarse en el térmi-no de 6 días bajo pena de la pérdida de sus bienes o 4 añosde presidio en obras públicas” (Dictado el 17/8/1816).

“El arresto a los americanos que no estén alistados enlos cuerpos cívicos, solicita a los responsables que hagancumplir las normas bajo apercibimiento”

Se comprueba que eran disposiciones perentorias conduros castigos y de condición inapelable.

Se observa la comprensión en beneficio de la sociedadcuando se suspende el servicio de los cívicos Pardos conmotivo de las faenas rurales. (Dictado el 20/4/1816).

El llamado de atención al vecindario sobre la inobser-vancia de normas dictadas anteriormente. (Dictado el 20/4/1816).

A los emigrados de Chile que podían establecerse libre-

mente y ejercer sus oficios sin ningún problema. (Disposi-ción del 30 de octubre de 1814).

Se cuidó especialmente la sanidad de los animales, en elcaso de la rabia declarada en esta capital. Se ordenó que en24 horas fueran eliminados hasta una distancia de 5 leguascon excepción de los animales que estuvieran amarrados enlas casas de sus dueños y que no tuviesen rabia. (Dictado el17/12/1814).

Otra de las medidas más trascendentes se relaciona conla llegada de 10.000 soldados, enviados por el rey de Españapara restituir las colonias sublevadas. Fue necesario preparar-se y redoblar las defensas. Era imprescindible contar con losrecursos suficientes. San Martín dispuso reducir a la mitad lossueldos de los empleados. (Disposición del 6/6/1815).

Durante los años 1814 a 1817, el pueblo de las Provinciasde Cuyo, especialmente el vecindario de esta capital, entregótodo lo que poseía al Ejército de Los Andes. Los ciudadanosaportaron con su trabajo personal. No lo hacían voluntaria-mente, sino que San Martín les obligaba a hacer esacontribución.

En una ocasión, entre muchas otras, las provincias veci-nas como San Luis y San Juan, mandaron 500 cortes de bolsade lonilla para cartuchos de cañón. Se exigió que el vecinda-rio realizara su costura en forma gratuita a través de unadisposición de fecha 26/10/1816.

En otra circunstancia, a fin de concluir el edificio de lamaestranza, se necesitaban 20 cargas de paja. Se ordenó exi-gir a los vecinos, por los medio acostumbrados, dichacontribución. (La orden es expedida en la misma fecha que laanterior).

En el mismo año 1816 llegó una partida de 140 cabe-zas de ganado vacuno, desde la provincia de San Luis, parael mantenimiento del ejército.

Como el Estado carecía de potreros, se dispone la te-nencia y distribución de los animales, en los pastos delvecindario. (Orden de fecha 22/9/1816).

Ante la necesidad de acopiar la mayor cantidad posiblede elementos, se solicita a todo el vecindario la donaciónde jergas, ponchos, pieles y demás artículos, para el auxi-lio de las tropas en su marcha a través de la Cordillera.(Orden emanada el 8/8/1816).

Otra disposición manifiesta que se debe exigir al vecin-dario 1000 recados y monturas completas y el mayornúmero posible de pieles de carnero, ponchos y jergas yhacer entrega a los almacenes del ejército. (Orden de fecha7/6/1816).

Nada se dejó sin ser previsto. Se ordena nombrar uncomisionado con 20 hombres y los aprestos necesarios paraque fueran recogiendo las mulas y caballos del Estado, im-posibilitados que dejan las tropas. (Disposición del 11/1/1816).

Todas estas órdenes fueron dictadas y firmadas por SanMartín. (De la documentación existente en el Archivo His-tórico de la Provincia de Mendoza, carpetas 283 y 284).

CREACIÓN Y FORMACIÓN

DEL EJÉRCITO DE LOS ANDES

Paso de Los Andes: atrás queda Mendoza sin hombres,sin animales, sin mercaderías y sin esclavos.

Maestranza de Fray Luis Beltrán: las campanas de las iglesiasse transforman en cañones.

Cómo hacer para polarizar los esfuerzos y la convi- vencia hacia un solo objetivo? Sólo pudo hacerlo

un genial organizador y planificador, que fue San Martín.Seguramente pensó en darles a sus jefes y soldados la

orientación general acertada y despertar su entusiasmo. Lo-grar el éxito en la distribución de funciones.

Como el director de una orquesta en la que cadainstrumentista realiza una función individual que armonizacon el todo. Puso al hombre mejor dotado, frente a cadafunción.

Desde su llegada a Mendoza, San Martín comenzó a re-unir elementos, a convencer a la gente y a solicitar ayudapara su plan.

Fue reuniendo despaciosamente un pequeño ejércitocomo para defender la frontera de Cuyo. Se fue agrandan-do cada vez más y fue creciendo el fervor hasta que seconoció su “plan secreto”. “No por el norte sino por el oes-te”.

El 2 de Abril de 1815 publica su primer decreto man-dando que: “en el perentorio término de un mes, se alistenen el ejército, todo americano mayor de 14 años hasta los45 cumplidos”.

Posteriormente se apoderó de todos los esclavos paraincorporarlos al ejército. Muchos de ellos lo hicieron entu-siasmados y fueron muy útiles en las tareas asignadas. SanMartín vio en el sacerdote Fray Luis Beltrán, al hombre quenecesitaba para la maestranza.

Después de varias conversaciones y entrevistas particu-lares, a los pocos días ya estaban en marcha los proyectospara emplazar las fraguas, establecer los yunques y ponerse

¿

a trabajar sin descanso. Fray Luis Beltrán era un hombre dealma generosa, apasionado por la causa patriótica. Tenía ap-titudes para el cálculo, la mecánica y la química. Era un grandibujante, relojero, carpintero y herrero, estaba dotado deuna prodigiosa habilidad manual. Fray Luis Beltrán fue unode los que regresaron luego de la batalla de Rancagua y es-taba cubriendo la plaza de capellán en el ejército de Cuyo.

Para organizar el ejército de Los Andes, San Martín traíaen su mente, al llegar a Mendoza en 1814, sólo una idea yun proyecto.

Su pensamiento abarcaba una extensa gama de traba-jos: preparar los lugares apropiados para la elaboración detodos los elementos que necesita un ejército.

Debía encontrar las personas indicadas para realizarcon éxito las tareas vitales como la fabricación de cañones,fusiles y balas.

Según la tradición a mediados de 1815, una parte delejército se instaló en las bóvedas de Uspallata donde cons-truyeron los hornos para fundir los metales para las piezasde artillería y las cureñas necesarias. También en este lugararreglaban las armas descompuestas, confeccionaban botas,botines y cartucheras. Ahí se fundieron balas de cañón dediversos tamaños y miles de cartuchos para fusiles. Todoello bajo la dirección de Fray Luis Beltrán.

Otras versiones afirman que la maestranza del ejércitode Los Andes se encontraba en la capital de Mendoza, endistintos lugares.

Estaban a cargo civiles contratados; éstos eran blancos,negros y mestizos. La mayor parte de las armas eran traí-das de Buenos Aires.

Lo cierto es que Fray Luis Beltrán entregó todos sus co-nocimientos a la causa de la libertad, con su trabajopersonal, según testimonios existentes.

En esa época existían dos fábricas de armas en BuenosAires y Córdoba.

El gobierno nacional compró fusiles a Inglaterra. Partellegó a Mendoza pero nunca los suficientes para equipar elejército de 5400 soldados.

De modo que muchas armas y equipos fueron hechosen Mendoza.

Otra de las preocupaciones de San Martín fueron las fá-bricas de pólvora, elemento tan necesario para elentrenamiento y para la empresa; no descansó hasta verlasfuncionando, gracias a la intervención del ingeniero Anto-nio Álvarez Condarco, dotado de una memoria, voluntad ycapacidad como pocos.

San Martín quería ver a sus soldados uniformados co-rrectamente; en consecuencia decidió montar en Mendozauna fábrica de paños. Encontró al hombre indicado, elmolinero Andrés Tejeda, un hombre sencillo, trabajador in-cansable que acordó con San Martín, trabajar para elejército de la patria.

Otro desterrado de Chile, Juan Isidro Zapata, fue incor-porado para resolver un problema acuciante de la tropa einstalar el botiquín de campaña. Junto con él, iba el doc-tor Paroissiens.

Estableció la “Comisaría de Guerra”, regularizadora de lacontabilidad y puso al frente a don Juan Gregorio Lemos,brillante por su honradez, preocupación y patriotismo.

Según los datos que se han podido encontrar, el famo-

so “batán” de Andrés Tejeda, habría elaborado las telas parael uniforme del ejército de Los Andes.

Otras versiones dicen que sólo sirvió para moler maízy producir la harina necesaria para elaborar las galletas queservían de alimento para las tropas y que las telas veníande Buenos Aires.

Contrariamente a otras versiones, dicen que San Martínen 1814, en Cuyo, careció de ropa para sus tropas; por eso leencomendó a Andrés Tejeda la difícil misión de abatanar lastelas que llegaba desde San Luis para confeccionar los unifor-mes. En esa época, Cuyo carecía de esos recursos.

San Martín llamó por bando a empuñar las armas y co-laborar con el ejército, a los hombres de 15 hasta los 60 añosde edad. Era difícil encontrar una persona desocupada. Lasdamas mendocinas donaron sus joyas para colaborar con lacampaña libertadora. Otros historiadores dicen que San Mar-tín ordenó el decomiso o embargo de piezas de paño paraque las distintas unidades del ejército confeccionaran vesti-mentas.

En el convento de la Merced, funcionó la sastrería delejército. Allí se cortaron y facturaron varias prendas para lastropas y los oficiales.

El batán del Estado, que se encontraba en Panquehua,produjo una considerable cantidad de tela para ropas y uni-formes del ejército.

No olvidemos que San Martín solo, sin elementos y sindinero, debía comenzar a organizar un ejército, con la ayu-da momentánea del pueblo Cuyano que creía en él, por esoentregó todo lo que tenía.

Lo negativo, que es necesario agregar, es que a fines de

1815 tenía su salud quebrantada y la recomendación del mé-dico de reposo absoluto.

Además, las noticias de la derrota de las tropas del ejér-cito del Norte, lo tenían más que preocupado; el insomniono lo dejaba conciliar el sueño.

Lo ilusionaba el hijo que estaba esperando, el amor desu esposa Remedios y la lealtad del pueblo mendocino.

Todo eso fue pasando; su trabajo diario le hacía olvidarlas preocupaciones.

En la primera quincena del mes de Julio de 1816, SanMartín y Pueyrredón se encontraron en Córdoba; tuvo laoportunidad de explicarle personalmente su ambiciosoplan.

Pueyrredón, hombre franco y de trato cordial y genero-so prometió todo su apoyo.

Ya estaba enterado de los detalles del plan. Sin embar-go le formuló algunas preguntas muy duras.

Como ésta por ejemplo: “¿Cree Ud. que puede cruzar lacordillera sabiendo que al otro lado espera un formidableejército profesional de más de 6000 hombres?”.

“¿Y que éstos pueden recibir, por la salida al mar, ayu-da de todo tipo?”

“¿Cree que puede transponer a lomo de mula todo loque necesitan, o sea tropas, armas, municiones, alimentos,vestuarios, y así llegar con fuerzas para luchar con el ene-migo?”

San Martín respondió con calma a las preguntas sinmolestarse.

Pueyrredón no olvidó el apoyo de San Martín para sudesignación como Director Supremo, inclusive su renuncia-

miento, porque él también había sido propuesto para esecargo. El tercer gesto de renuncia significativa.

Pueyrredón le manifestó su desagrado por haber dejadoen su reemplazo como gobernador en Mendoza a O’Higgins.

San Martín respondió con razones fundadas, lo quesatisfizo plenamente al Director Supremo y le remitió cor-diales saludos. Le felicitó y deseó muchas felicidades por lallegada de su hija y saludos especiales para su esposa Re-medios. Le reiteró su total apoyo y se comprometió aenviarle desde Buenos Aires, todo lo que el ejército necesi-tara.

San Martín se dirigió a Mendoza, feliz de haber obte-nido lo que deseaba.

Con la llegada de Pueyrredón al poder y la confirma-ción de San Martín en Mendoza, las cosas cambiarontotalmente, se aceleró la organización y formación del ejér-cito.

Tres razones lo motivaron en el año 1816. La Declara-ción de la Independencia el 9 de Julio en Tucumán; elnacimiento de su hija el 24 de agosto y la casi total forma-ción del “Ejército de Los Andes” los que eran sus desvelosmás grandes.

Un resumen breve del trabajo diario realizado en lasnueve cuadras de galpones transformados en verdaderos ta-lleres de activa producción, el campo de tiro en elPlumerillo de ejercicio y práctica de los soldados.

El paseo diario por la pre-cordillera, de 600 novillos,para el acostumbramiento y práctica, tirados por rienda ybozal, por los soldados montados en mulas que servirían deabastecimiento al cruzar la cordillera.

El trabajo silencioso y gratuito de las mujeresmendocinas que confeccionaron todo tipo de ropa para lossoldados. A estas patriotas les debemos las más sincerasgratitudes.

Las sastrerías en las iglesias, que facilitaron lugares yhabitaciones para la hechura de los uniformes.

La entrega casi total de los campanarios para la fundi-ción de cañones y armas.

Los baqueanos, que exploraban los pasos indicadospara conocerlos casi de memoria. Los caballos y las mulasque eran llevados a su acostumbramiento para cruzar estre-chos desfiladeros que son los que llevarían las armas,cañones, forraje y alimentos. Nada quedaba librado a laimprovisación.

Se necesitaba entrenar, entre caballos y mulas, unos12.000 animales.

Todas las fraguas, los ruidos, herrerías eran causadaspor el incesante trabajo de Fray Luis Beltrán.

Treinta y seis mil herraduras solicitadas al jefe del ejér-cito, al comienzo. Luego, antes de la partida, era necesarioherrar 10.600 mulas y 1.600 caballos. Estaba en funciona-miento el laboratorio de salitre con la acumulaciónsuficiente de materia prima.

La fábrica de pólvora la dirigía el mayor ÁlvarezCondarco y funcionaba a pleno; para ello se requería dosaños de práctica.

El molinero Tejeda convirtió el molino de trigo, en unafábrica de paños; luego, terminado el proceso, manos feme-ninas harían los uniformes. Pocas veces se ha hablado deltrabajo realizado por la mujer mendocina. Miles de hoga-

res fueron transformados en talleres e improvisadas sastre-rías.. Había que confeccionar todo tipo de ropas para másde 5000 soldados. No eran ropas ni uniformes comunes,sino que debían servir para soportar el frío, el viento y lanieve. He aquí una evidencia más de la capacidad de lamujer, en todo tiempo y ocasión, como así también delvalor enorme de su fortaleza.

El extraordinario chileno Dámaso Herrera, mecánico,corría sin parar de un lugar a otro para arreglar las máqui-nas. En estas 9 cuadras de galpones del Plumerillo y otroslugares se desempeñaban 14 jefes, 195 oficiales, 3.778 com-batientes, 742 correspondían a sus queridos granaderos acaballos.

Se llevaba una lista de alimentos, vestuario, víveres fres-cos, armas y municiones. En los corrales y camposaledaños, se mantenían 10.000 mulas y 1.600 caballos.

En esa extensa fila de galpones se trabajaba de sol a sol,sin descanso. Se necesitaban cientos de elementos paraequipar un ejército, con la capacidad de enfrentar con éxi-to a un enemigo con gran experiencia.

Trabajaban 160 fraguas sin parar, dirigidas y coordina-das por el incansable Fray Luis Beltrán.

Más allá del campo histórico El Plumerillo estaban losterrenos en miles de hectáreas, lo que es hoy la Base Aéreade Mendoza, que fueron cedidos en calidad de préstamopor la familia Reta y Segura. Para ellos el agradecimientosincero, aunque tardío.

Esos campos eran utilizados para la instrucción de lacaballería. En su mayor parte servían como pastoreo y en-gorde del ganado.

Se calcula que pastaban 13.000 mulas; 7.000 de carga yel resto para montar; 2.000 caballos y los bovinos necesa-rios para alimentar con carne fresca a los hombres ymujeres que trabajaban para el ejército (datos extraídos porinformes del Campo Histórico El Plumerillo, Las Heras,Mendoza).

Al observar el sitio real donde tuvieron lugar los hechosy presenciar los rastros vivos, se confirma que el realizadorde esta gesta fue un hombre que luchó por la libertad y ladignidad humana.

Por ello, es merecedor de la más elevada admiración yrespeto.

Actuaba también un “Tribunal de Guerra” que tuvo quetrabajar minuciosamente en especial al descubrirse uncomplot con el que se pretendía asesinar al general SanMartín. El culpable fue sentenciado los otros, absueltos. Lasrazones fueron la envidia y los celos.

Los jueces dictaron un código de leyes penales. Aten-dían todos los problemas de su jurisdicción. El cuerpomédico realizaba los preparativos con todos los elementosnecesarios para atender a un ejército expedicionario; estefue el centro más sensible por tratarse de la salud de laspersonas.

En 75 mulas se montó el hospital móvil atendido por47 hombres. Se aconsejaba marchar lentamente, para evi-tar la insolación y la ceguera de nieve.

Cada botiquín estaba provisto para las necesidades dia-rias, varas de mimbre para restituir a golpes la sensibilidadde los miembros helados.

Se previó la asistencia religiosa y hospitalaria. Se incor-

poró el Fraile Aldao, de gran fortaleza y patriotismo. Traba-jador incansable en todo lo que se le solicitaba.

Colaboraron también los matadores de reses para el con-sumo diario. No era fácil entrenar y alimentar a un ejército.

Los cueros eran usados por los soldados para hacer suspropios zapatones rellenos con trapos viejos y residuos de lana.

Se confeccionaron minuciosamente los aparejos para elabrigo de los animales, para luchar contra el viento, la altitud,la nieve y la puna.

Don Gregorio Lemos llevaba la contabilidad de tal modoque de una mirada podía entenderse con claridad, las cuentasde los gastos, entradas, salidas. Se registraron 3.000 caballos,1.600 mulas, 1.000 recados enviados por los gobernadores deSan Luis y San Juan.

Tenían depósitos de víveres secos acumulados hasta el mo-mento de la inspección.

483 reses en pie, permanecían en los corrales, para la co-mida de la tropa durante 20 días.

Se guardaba el forraje para los caballos, que debían ser ali-mentados diariamente.

Se almacenaban los condimentos fuertes a base de ají paracombatir la inapetencia de las alturas. También los vinos yaguardientes.

Las bolsas de azúcar negra eran racionadas a razón de uncuarto de libra por hombre y por día, junto con media libra deazúcar de caña.

Todo ello cuidadosamente almacenado y contabilizado.Asimismo, el ajo que llevarían los soldados y arrieros en sus

bolsillos, para restregar en las narices de las mulas atacadas porel soroche.

Se guardaba la montaña de cebollas para combatir la punacordillerana.

Las herraduras de las mulas, el abrigo de los pies de los sol-dados, las calorías de los alimentos y las bebidas estimulanteseran cuidadosamente estudiadas y consideradas.

Con respecto a la vestimenta, la sastrería que funcionabaen el convento de La Merced, realizó una tarea excepcional.

Las telas livianas fueron repartidas en los domicilios de lasfamilias patriotas para confeccionar la camisas y otro tipo deropas, que eran realizadas con gran empeño y en forma gratui-ta.

Todo para el ejército y el cruce de Los Andes.Cuando llegó el momento de dar la orden, San Martín no

vaciló; dispuso que en todos los hogares del gran Mendoza, lasmujeres, niños y ancianos debían aportar con su trabajo per-sonal a la causa de la libertad. Que entre todos realizarían eltrabajo más delicado que es la confección de las ropas interio-res para más de 5.000 soldados con telas gruesas de lana,calentitas y abrigadas.

Debían hacer la misma cantidad de chalecos de pieles ycueros, medias y guantes de lana tejidos a mano en un tiem-po de 2 años, 1815 y 1816.

Los uniformes eran hechos en las sastrerías de los conven-tos del gran Mendoza. Los soldados que tenían las tareas másduras y complejas, como era la instrucción militar, el paseodiario de las mulas y caballos por la cordillera, para el acostum-bramiento y mantenimiento de las tropas.

Además, debía cada soldado hacer una capa gruesa paracubrir el cuerpo de su caballo o mula, a fin de protegerlo delfrío y de la nieve.

Con respecto al silencioso trabajo de la mujer mendo-cina, se llevó a cabo hasta altas hora de la noche en suhogar, a la luz de un humilde farol o de una vela, confec-cionando camisas o tejiendo guantes o medias para lossoldados.

Acude el recuerdo de las mujeres espartanas que tam-bién realizaban tareas similares para los soldados de lapatria. Ellas lloraban por no tener más hijos para entregaren la defensa de su querida Esparta.

Con la inspiración y las ejemplares realizaciones em-prendidas por San Martín en todos los aspectos delgobierno, las instituciones civiles y religiosas alcanzaron lamáxima expresión en crecimiento y modernización. Porejemplo, el histórico colegio San Buenaventura de los fran-ciscanos se dedicó de lleno a la tarea más elevada para unser humano: la educación y la humanización a través de laenseñanza. Se dice que desde 1817, sus aulas estaban col-madas con más de 200 alumnos, un número muy apreciadopara la época.

El colegio de la Compañía de María (San Martín, al fi-nal de la Alameda) en el que hasta 1814 sólo podríanestudiar los hijos de los altos funcionarios. Las cosas cam-biaron totalmente; esta institución logró colocar en susprogramas de enseñanza, oficios prácticos de gran utilidadpara la comunidad como las artes aplicadas para adultos ylo más valioso e importante es que se crea por primera vezen Cuyo, un departamento para enseñar a leer y escribir alos esclavos. Además, talleres de costura y bordado para lasmujeres.

Otra institución religiosa como el colegio de la Santísi-

ma Trinidad estableció especialidades de enseñanza de Hu-manidades, Matemáticas, Física y Química cuyos títulostenían validez en las Provincias Unidas del Río de la Platay Chile.

Es importante tener en cuenta que San Martín liberópor una disposición especial a todos los negros y esclavosque aún existían en las provincias de Cuyo.

Con todo esto, en la administración de San Martín seestablece la enseñanza para la mujer, los marginados, loshumildes y los esclavos.

En cuanto a las instituciones civiles, todos los oficios fue-ron incorporados a las múltiples tareas de la formación delEjército de Los Andes.

Tres años de paciencia y trabajo de mantener y entre-nar en los pasos cordilleranos a 10.000 mulas y 1.600caballos, además de 600 novillos. También estaban los bovi-nos que se mantenían en los corrales y los potreros aledaños,para abastecer a los soldados, hombres y mujeres que tra-bajaban para el ejército.

Nadie se explica como un hombre enfermo como SanMartín cruzó varias veces la Cordillera y pudo realizar tanvariadas y complejas tareas sin descanso pese a las prohibi-ciones de su médico. A la madrugada ya estaba en su trabajo.San Martín soñaba con terminar sus empresas y liberar a lospueblos de América del Sur. Luego quería retirarse, vivir susúltimos años en Mendoza, trabajando en la agricultura enpaz con su familia. En tres años lo absorbió el espíritu terri-torial cuyano. Así lo expresó en la abundantecorrespondencia que existe, dirigida a sus amigos desde elexilio. Desgraciadamente no pudo cumplir con su último

sueño. Grande era la responsabilidad que significaba cargarsobre sus espaldas sin descansar, esta gigantesca empresa.

San Martín no se encontraba bien de salud. Su médico,Federico Colesbery, le aconsejaba cambiar el opio por latranquilidad y el descanso, no debía viajar y menos cruzarla cordillera.

Cuando el ejército estaba casi preparado con los últimosretoques técnicos y tácticos, cuando nada quedaba al azar,San Martín llamó a su despacho al ayudante de campo,Eugenio Álvarez Condarco.

Necesitaba encomendarle una misión delicada y espe-cial, porque confiaba en su experiencia, en susconocimientos y en su memoria prodigiosa. Debería viajara Chile para llevar al jefe español Marcó del Pont, la decla-ración de la independencia de la República Argentina. Eraesta una misión muy delicada y peligrosa. Le advirtió SanMartín que esperaba que su ayudante de campo saldría convida de esta misión, porque al jefe español le caería muymal.

Le dijo que el objeto principal de esta misión, era otra:se iría por el Paso de los Patos, que es uno de los más di-fíciles: fijaría en su memoria hasta los mínimos detallesgeográficos, desfiladeros anchos, alturas, pasos posibles,distancias. Todo debería conservarlo en su mente. Segura-mente, lo despacharían, si tiene suerte, por el camino máscorto que es el de Uspallata. Debería realizar el mismorelevamiento mental anterior. A su llegada a Mendoza, di-bujaría un plano de los dos pasos ya que el ejército pasaríapor esos pasos hacia Chile. Le advirtió a su ayudante, quedebía guardar ese secreto aunque le cueste la vida.

Álvarez Condarco aceptó gustoso la misión. Hombre degran valor y patriotismo. San Martín le aconsejó que no lle-vara ningún papel, ni lápiz para no despertar sospechas.Álvarez Condarco se preparó, viajó, llegó a Chile, lo regis-traron apero y ropas. Entregó el acta de la Independencia,Marcó del Pont se disgustó terriblemente y consideró eseacto un insulto al rey. Ordenó quemar en la plaza públicaese acta. Dispuso que el mensajero fuera despachado porel camino más corto, Uspallata, con un mensaje de recha-zo anunciando que el próximo sería severamenteajusticiado.

San Martín esperaba con los papeles extendido sobre lamesa, para confeccionar los planos y estudiarlo junto conlos jefes y oficiales del ejército.

Recibió otra gran ayuda de su esposa Remedios, quienera una mujer de excepcionales cualidades. Era tierna y de-licada, modesta, de una refinada sensibilidad y unasimpatía singular.

Remedios se dedicó con todas sus fuerzas al trabajo so-cial. Donó al erario sus mejores trajes, traídos de BuenosAires. Para dar el ejemplo y contribuir, donó sus alhajas.

Desde el nacimiento de su hija, el 24 de Agosto de1816, transcurrieron los días más felices de su vida junto asu esposo, San Martín llamó a su niña “la infantaMendocina”.

Sus sueños se cumplían: la ayuda total de Pueyrredóndesde Buenos Aires, la independencia el 9 de julio, la crea-ción del Ejército de Los Andes, y la dicha de ser padre a los38 años de edad.

A fines de 1816 comienzan los preparativos, terminan

los entrenamientos e instrucción de las tropas en el cam-po el Plumerillo.

Muchos hombres casi olvidados, contribuyeron con sutrabajo a la empresa más grande elaborada pacientementeen la Argentina. Entre ellos, Pedro Vargas.

Según las investigaciones, aportó a la causa de la liber-tad con misiones especiales encomendadas por San Martín,que confundieron al enemigo, con respecto al cruce delejército a través de la cordillera.

Otros de los personajes que hicieron historia desde1810, fueron aquellos hombres que ya trabajaban desde laépoca de la colonia; eran los troperos encargados de con-ducir el grupo de carretas.

En Cuyo, en la época de San Martín, se destacó eltropero Sosa que custodiaba y dirigía la tropa de carretascargadas con armas, mercaderías y todo tipo de elementosque utilizaban en la creación y formación del ejército deLos Andes.

Recorrían los largos y peligrosos caminos que vincula-ban Mendoza con Buenos Aires, Córdoba, San Luis y SanJuan.

Nuestro merecido reconocimiento por su valor y sacri-ficio.

No deben ser olvidados los baqueanos.El pueblo de la república agradece sus patrióticos ser-

vicios. Era un grupo de hombres de sacrificio y coraje queen numerosas ocasiones repasaron los distintos pasoscordilleranos cuyos relieves aprendieron de memoria. Susconocimientos fueron de gran valor para el cruce de la cor-dillera. En numerosas oportunidades iban adelante

indicando el camino de los riesgosos y estrechos senderosde la montaña.

Comienzan los aprestos para el cruce de la cordillera.El viaje soñado; la liberación de medio continente.

Les toca dejar las barracas improvisadas, galpones don-de se confeccionaron todos los elementos para poner enmarcha un ejército a fin de enfrentar al enemigo, oír el es-truendo de los cañones y sentir el olor de la pólvora. Todoello avanzando hacia la victoria.

EL CONGRESO DE TUCUMÁN

A mediados de 1816, con el ejército casi organizado,San Martín quería salir con una bandera independiente.Presionó para que se declarara la independencia.

Había solicitado con el debido tiempo la ayuda necesa-ria para un ejército de unos 4.000 hombres preparados yentrenados. Solicitó concretamente que se le enviaran 1.800soldados para agregarlos a los 2.200 que él había logradoreunir. Pidió también fusiles, sables y cañones. También di-nero para continuar la guerra de Zapa (de espionajes yacción psicológica).

Los diputados, reunidos en el congreso de Tucumán ha-bían comenzado a sesionar. Tenía grandes esperanzas, puesel equipo de Cuyo estaba formado por prestigiosos hombrescomo Tomás Godoy Cruz y Juan Agustín Maza por Mendo-za, Francisco Narciso Laprida y Justo Santa María de Oropor San Juan y Juan Martín de Pueyrredón por San Luis.

El congreso declaró la independencia y designó Direc-tor Supremo al Brigadier Juan Martín de Pueyrredón.

Todo fue favorable para San Martín.De inmediato le solicitó una entrevista. Se reunieron en

Córdoba. San Martín lo recibió a la entrada de la cuidad. Seabrazaron cordialmente y fueron a la residencia que le ha-bían preparado. Dialogaron durante 48 horas. Se pusieronde acuerdo. Pueyrredón se comprometió con todo entusias-mo a apoyar la campaña hacia Chile. San Martín regresó aMendoza convencido de que su proyecto se concretaría in-mediatamente y así fue (“José de San Martín”, de AgustínPérez Pardella).

LA PARTIDADEL EJÉRCITO DE LOS ANDES

HACIA CHILE

El ejército libertador: en una larga e interminable caravana,trepó los desfiladeros cada vez más altos y

se perdió entre las nubes y la nieve.

En los primeros días de enero de 1817, ya habían partido varias columnas del ejército por el sur ha-

cia el paso del Portillo y el Planchón y dos más por el norte,San Juan y La Rioja.

Se consideraban columnas auxiliares; el grueso del ejér-cito se encontraba en preparativos.

El día 18 de enero de 1817, San Martín reunió las tro-pas en la que es hoy plaza Pedro del Castillo en la cuartasección. Concurrió el pueblo para despedir a su queridoejército en un acto emocionante.

San Martín, con su Estado Mayor frente a las tropas enprolija formación. Tomó la “Bandera de Los Andes” que díasantes habían terminado de bordar las damas mendocinas;la levantó en alto y dijo: “Soldados, esta es la primera ban-dera independiente que se bendice en América: “¿juráiscomo yo lo juro, defenderla hasta morir?”. Todas las tropasen un solo grito respondieron: “Sí, juro”. San Martín fue vi-toreado por la población emocionada. De inmediatopartieron. La gente lloraba al ver perderse las tropas en elpolvo del camino. Sobre el lomo de 1.600 mulas, iban trans-portados el alimento, las armas y todas las esperanzas delejército de Los Andes.

Mendoza entregó todo: víveres, hombres y animalespara la causa de la libertad. Volvió el silencio profundo a lascalles de Mendoza. Sólo se escuchaba el ruego de las ma-dres por sus hijos.

Ese día el ejército partió hacia el cruce de la cordillerade Los Andes. Quedaban atrás, en sus casas, los ancianos,las mujeres y los niños. Los templos sin campanas, los cam-pos sin animales. La marcha siguió y al pie de la Cordillera,

en un improvisado matadero, sacrificaron las últimas resespara abastecer con carne fresca a las tropas.

San Martín dispuso el cruce de la Cordillera por seispasos, como un juego de ajedrez para jaquear y desorien-tar al enemigo. Lo hizo con éxito. Según se dice, eseproyecto táctico es estudiado por todas las academias mi-litares del mundo.

El ejército libertador, en esa larga e interminable cara-vana, trepó los desfiladeros cada vez más altos y se perdióentre las nubes y la nieve. Pero sufrió un alto costo: perdióal ascender los difíciles senderos, alrededor de 308 anima-les con sus cargas por día ya que caían al vacío en lashondas y oscuras quebradas.

Otro gravísimo problema fue el de que los negros noestaba acostumbrados a las bajas temperaturas. Comenza-ron a morir de frío pese a los abrigos que llevaban.

La caravana no se detuvo. Siguió en busca de su desti-no.

Se sabe que en las altas cumbres las noches son muyfrías. Difícil era sobrevivir.

Desde el 1 al 25 de enero de 1817 se lanza la ofensivacontinental. Su jefe, autor y creador de esta gran empresa,San Martín, confía plenamente en sus ideas y esperanzas.No tiene aspiraciones de poder. Sólo piensa en la indepen-dencia de los países sudamericanos.

Así partieron más de 5.400 hombres perfectamente en-trenados, para la lucha.

9000 mulas, 1.600 caballos, todos preparados para tre-par las más altas cumbres.

600 vacunos, también preparados y acostumbrados a

los caminos cordilleranos, para el consumo de las tropas.Cañones desarmados llevados sobre carretillas.

Las mulas cargadas con todo tipo de armas y pólvorasuficiente. Alimentos para los soldados, mulas y caballos. Elhospital móvil a cargo de profesionales. Todo estaba previs-to. En algunos puestos se habían almacenado con la debidaanticipación, medicinas, mantas y ropas de abrigo en pre-visión de una retirada. Se cree que San Martín recorrió acaballo los principales pasos cordilleranos, hasta distanciasprudenciales, para no ser visto.

Siguió constantemente con la guerra de espionaje. Supropósito era hacer creer al enemigo que cruzaría con todoel ejército por el sur, la zona de menor altitud. Pero no fueasí; desconcertó al enemigo. Pasó por Uspallata y Los Pa-tos con el grueso del ejército. Sin embargo desplegóestratégicamente 6 columnas en una extensión de 800 km.El cruce demoró aproximadamente 20 días: 1) Al norte,Paso de Come-Caballos, por la Rioja, Victoria Copiapó yHuasco 2) Paso de Guana, tomó la Serena y el puerto deCoquimbo; 3) Paso de las Llaretas, iba el grueso del ejérci-to, dividido en tres columnas, comandado por San Martín,Miguel Soler y Bernardo O’Higgins. 4) Paso de Uspallata acargo de Gregorio Las Heras. 5) Paso del Portillo, al mandodel capitán Lemos partió del fuerte de San Carlos. 6) Pasodel Planchón, al mando del teniente Coronel Freire.

Iba una columna menor a la que se le sumaron parti-das en Chile (“Publicaciones periodísticas diarios Los Andes7/8/05)”.

Resultado: las principales batallas Chacabuco y Maipú.Independencia de Chile el 12/2/1818 y del Perú el 28/7/21.

SAN MARTÍN Y O’HIGGINS

Bernardo O’Higgins RiquelmeChillán, Chile 1778 - Lima, Perú 1842

Desde 1814, después de la derrota de Rancagua, gran parte del ejército chileno se dirigió a través

de la cordillera hacia Mendoza.Enterado San Martín de este acontecimiento, va hacia

su encuentro para brindarles todo el apoyo que necesitan.Se reúne con su amigo, el general O’Higgins, en laprecordillera. Allí éste le ofrece su ayuda incondicional aSan Martín.

O’Higgins se integra juntamente con las tropas chilenasa su cargo, al ejército de Los Andes. Éste estaba preparán-dose para la defensa de una posible invasión española, enla frontera de Cuyo.

Desde esa fecha, el general O’Higgins, gracias a su efi-caz colaboración, adquiere en Mendoza gran prestigio. Llegaa ser uno de los más altos oficiales en jerarquía, a tal pun-to que a mediados de 1816, es designado gobernadorinterino de Cuyo por San Martín, cuando se ausenta a Cór-doba para conferenciar y acordar con Pueyrredón.

A comienzos de 1817, San Martín le confía el mando deuna parte del ejército, en el paso de Uspallata y Los Patos,en el cruce de Los Andes.

Por este lugar, pasó el grueso del ejército de Los Andes,dividido en tres columnas:

Una, al mando de San Martín, otra, de Miguel Soler yla última, de O’Higgins. Los jefes designados actuaron congran responsabilidad en su brillante desempeño y obtuvie-ron la victoria de Chacabuco, al otro lado de la Cordillera.

O’Higgins, posteriormente, es designado Director Supre-mo del gobierno de Chile, con el apoyo de San Martín y delpueblo chileno.

A ambos generales los unía una gran amistad, que fuesellada en el abrazo de Maipú.

O’Higgins, preocupado por el resultado de la batalla deMaipú y deseoso de encontrarse con su estimado amigo, ga-lopó desde Santiago a Maipú para celebrar con un abrazohistórico, la victoria de ambos pueblos.

El pueblo de Chile y el Director Supremo hicieron valio-sos regalos a San Martín, que éste donó generosamente ainstituciones chilenas.

Tampoco aceptó San Martín una importante suma de di-nero que donó luego para la creación de una biblioteca.Maravilloso gesto de San Martín hacia O’Higgins y el pueblode Chile.*

Habría sido imposible organizar una flota de la magni-tud realizada en el Pacífico, si no hubiese existido la valiosaayuda del gobierno de Chile presidido por O’Higgins.

Chile aportó con su ejército, con los alimentos necesa-rios, armas, barcos y municiones y junto con el ejércitoargentino partió la flota hacia el Perú, el 20 de agosto de1820, al mando de San Martín.

Nunca debe ser olvidada la raíz de la que nacen la in-dependencia y la libertad de ambos pueblos.

San Martín y O’Higgins son héroes máximos de las na-ciones, y su conducta y patriotismo deben ser imitados. Cadadía debe ser consolidada esa unión y esa hermandad, respe-tando las características esenciales de cada uno, pensando enla prosperidad y futuro venturoso de Argentina y de Chile.

En 1822, cuando San Martín llega a Chile desde el Perú,es recibido con gran consideración y comprensión por el go-bierno y por el pueblo de Chile.

Esa relación no termina aquí, ya que existe una abun-dante correspondencia desde el exilio de San Martín enEuropa, a todos sus amigos y colaboradores, entre ellos aBernardo O’Higgins al que nunca olvidó.

Otro documento es un oficio de San Martín al Cabildode Mendoza, en el cual le comunica que delega en dichacorporación el mando político por el tiempo que dure el re-corrido que realizará por los boquetes de la cordillera.Mendoza, 6 de Mayo de 1816. Asimismo le recomiendo quedeberá ejercer las funciones anexas a ese cargo.

También dispone de la delegación del mando militar enla persona de O’Higgins mientras reconoce los pasos de lacordillera por San Martín. (Buenos Aires, 4/7/1816). Comu-nicación realizada al Ministro de Guerra coronel AntonioBerutti, es decir se le designa Comandante de las Armas.

Era tan grande la confianza, el reconocimiento profesio-nal, la profunda amistad que unía a San Martín y O’Higginsque se podría decir que era el símbolo indestructible de launión de dos pueblos.

Después del triunfo de Chacabuco, San Martín, sin pér-dida de tiempo, el 11 de marzo de 1817, viaja a BuenosAires. Lo acompañan su ayudante John O’Brien y elbaqueano Juan Estoy.

El propósito era consolidar el afianzamiento políticocon el gobierno de Buenos Aires, dar cuenta de lo realiza-do, solicitar la ayuda de elementos y pertrechos de guerray gestionar ante las autoridades de Buenos Aires los recur-sos necesarios para formar un poderío naval capaz dedominar el Pacífico. Lo deja como jefe del Ejército de LosAndes a O’Higgins.

Antes de partir lanza la siguiente proclama: “En el entre-tanto queda en el mando el Jefe del Ejército, el Excelentísimoseñor Brigadier Don Bernardo O’Higgins, el mismo que oscondujo a la victoria”. (Jorge Ibáñez Vergara: “O’Higgins, el li-bertador, pág. 125).

En otra ocasión, quizás el momento más difícil de la ca-rrera militar de ambos jefes, fue el desastre de Cancha Rayada.

Ataque sorpresivo de las tropas españoles comandadaspor Ordóñez en la oscuridad de la noche del 19 de mayo de1818. O’Higgins fue herido de bala en su brazo derecho. Apesar del desastre, no se dan por vencidos. En los momentosmás críticos, estuvieron más unidos. Mantenían viva la espe-ranza de rehacer el ejército. Así lo hicieron y continuaron sulucha hasta obtener la victoria más preciada: Maipú. No es-tuvo O’Higgins en esta batalla por estar herido. Llegó al finalpara festejar con un histórico abrazo con su querido amigo,el triunfo de las armas patriotas.

Dado que los problemas existentes en el gobierno de Bue-nos Aires en el año 1820, la crisis política y la anarquía, SanMartín se quedó sin el respaldo de su país. Los recursos finan-cieros prometidos para la expedición al Perú, no llegaron. Enconsecuencia, Chile tuvo que aportar todo lo necesario paraponer en marcha la empresa hacia el Perú.

Nuevamente aparece el reconocimiento y la confianza en-tre ambos generales cuando por disposición de O’Higgins y elsenado de Chile, se le encomienda a San Martín el comandodel ejército como general en jefe del ejército libertador delPerú. Una vez más se demuestra la unión y seguridad queexistía entre estos dos hombres para liberar a los pueblos deAmérica.

Sus ejemplares conductas, sus virtudes patrióticas, lasólida hermandad que nace con la libertad y la indepen-dencia, gracias a San Martín y a O’Higgins por susvoluntades inquebrantables, es lo que se ha proyectadohasta ahora.

Se debe trabajar, mirar hacia el futuro con estas consig-nas; con la firmeza y seguridad de no equivocarse.Hermanadas, Chile y Argentina lucharán siempre por la fe-licidad de sus pueblos.

La honradez, el trabajo fecundo, la verdad y la justiciason los ejemplos dejados por San Martín y O’Higgins. No loolvidemos nunca.

LA CAMPAÑA CONTINENTAL

Antes de la partida del ejército, el Cabildo donó a SanMartín 50 cuadras de tierra en los Barriales y agregó otros200 más para su hija Mercedes. En su vejez quería ser la-brador, trabajar la tierra, pero no contaba con los recursospara adquirirlas. San Martín quería vivir sus últimos añosen Mendoza. Lo demuestran vivamente las cartas que escri-bió desde Europa a sus amigos, a Tomás Godoy Cruz, aO’Higgins y a Tomás Guido. El monumento al ejército Liber-tador en el Cerro de la Gloria, fue inaugurado el 12 deFebrero de 1914, es el testimonio vivo de su incansable la-bor en la provincia de Mendoza.

Es una síntesis del trabajo patriótico y fecundo de SanMartín y del pueblo de Mendoza, la acción que perdura através de los tiempos: los Granaderos a Caballo, lamaestranza en plena labor, las damas mendocinas entre-gando sus joyas, las donaciones para el ejército, la partidadel ejército de Los Andes, aclamado por el pueblo.

Toda persona que visite Mendoza deberá conocer y ad-mirar este testimonio, que es la base de la libertad yseguridad que tenemos los argentinos.

La partida del ejército de Los Andes no significó dejaral país sin planes de defensa.

San Martín fue muy claro en esto: 1) Expresó la nece-sidad de suspender las campañas continentales por el norteal Alto Perú, ante la imposibilidad de poder llegar en con-diciones, para la lucha, por la distancia y la falta de medios;2) Defender la frontera del norte con el ejército del mismonombre, que él instruyera y organizara con la ayuda valio-

sísima de los Gauchos de Güemes. 3) Crear un ejército bienequipado y disciplinado; entrenado con todas las técnicasmilitares del momento; cruzar la cordillera de Los Andes; 4)Recuperar la independencia de Chile que había perdido en1814; 5) Navegar el Pacífico un ejército de argentinos y chi-lenos unidos, hacia el Perú. Caer en el corazón de lasfuerzas españolas y declarar la independencia del Perú.

PENSAMIENTOS DE SAN MARTÍNPARA RECORDAR E IMITAR

“Soy enemigo de los tiranos pero también lo soy de losmalvados”.

“Serás lo que debas ser, o si no, no serás nada”.“La ilustración y el fomento de las letras son las llaves

que abren las puertas de la abundancia y hacen felices a lospueblos”.

“Administrar con rectitud y justicia a todos, recompen-sando las virtudes y el patriotismo y castigando el vicio yla sedición, en donde quiera que se encuentren, tal es lanorma que regirá mis acciones”.

Estos son los consejos, entre otros, de gran valor, quedejó San Martín que se debieran poner en práctica sin va-cilar.

El ejército de Los Andes debió soportar grandes sacrifi-cios, sinsabores a cada paso. Se perdieron vidas y sangredesde Mendoza hasta el final. Es cierto que estuvo corona-do de grandes victorias en ese largo y penoso camino haciala libertad. Sin embargo, de acuerdo a la documentación

existente, el retorno de los granaderos a su patria, fue tristee ignorado por el pueblo argentino.

Volvieron sólo 78 hombres de los cuales sólo 6 lograronsobrevivir de toda la campaña. Sus nombres son: PaulinoRojas, Francisco Olmos, Segundo Gómez, Dámaso González,Francisco Vargas y Miguel Chepoya. Con ellos trajeron 86sables, 55 lanzas, 84 morriones y 102 monturas. Todo fuedepositado en una caja con la inscripción “Armas de loslibertadores de Chile, Perú y Colombia”.

Todo se hizo en un silencio profundo, sin el reconoci-miento debido, como si las armas y el ejército no hubieranparticipado como lo hicieron, hasta el final.

El pueblo de Cuyo y la República toda, les debe un mo-numento en agradecimiento a su perseverancia, desinterésy patriotismo por haber llegado al punto de partida despuésde muchos años de lucha y sufrimiento por la libertad deAmérica. (“San Martín”, de José Luis Busaniche).

Ha habido muchos acontecimientos entre los años 1814y 1822; la revelación del secreto de San Martín: ”sí por eloeste, no por el norte”.

La preparación del ejército, la partida hacia Chile, elcruce de la Cordillera, la batalla de Chacabuco, la batalla deMaipú, la independencia de Chile, el cruce de la cordilleraen varias oportunidades hacia Buenos Aires buscando ayu-da para continuar hacia el Perú, la batalla de Pichincha enel Ecuador.

Los granaderos al frente de Lavalle obtienen este triun-fo. La entrevista de Guayaquil con San Martín y Bolívar. Elregreso de San Martín, las batallas de Junín y Ayacucho almando de Bolívar.

El retiro de San Martín, que viaja a Chile, Argentina,Mendoza, Los Barriales, Buenos Aires y Europa.

Regresa en 1828 pero no desembarca. Se dirige de nue-vo hacia Europa; desde allí sirve al país en todo lo que esposible.

En Francia lo visitan Sarmiento y Alberdi. Su sola pre-sencia imponía respeto. Sus cualidades de hombre serio, devida austera y correcta constituía el sello de su personali-dad inconfundible, de alma pura y sencilla. (Vicente FidelLópez: “Historia de la República Argentina”). Todos los his-toriadores argentinos y americanos han escrito sobre SanMartín admirando su talento de ciudadano ilustre, de gue-rrero y visionario.

RESUMEN DE LA VIDA Y OBRA DE SAN MARTÍNDE “CALENDARIO SANMARTINIANO”

ASOCIACION CULTURAL SANMARTINIANA DE MENDOZA

1778: El 25 de Febrero nace en Yapeyú José Francisco deSan Martín, hijo de Juan de San Martín y de GregoriaMatorras.

1783: San Martín se embarca con sus padres hacia Españadonde inició su carrera militar.

1797 -1798: El teniente José de San Martín, lucha como tri-pulante de los barcos españoles, contra la escuadrainglesa del Mediterráneo.

1801: Combate en la guerra de España contra Portugal.1804: Se promueve al grado de Capitán.1808: Interviene en la batalla de Arjonilla. Es nombrado ma-

yor general de las tropas a su mando, por la Junta deSevilla. Participa en Bailén donde las fuerzas españo-las vencen a las francesas. Obtiene la jerarquía deTeniente Coronel del Real Ejército Español.

1811: Pide su retiro del ejército español y se embarca ha-cia Londres.

1812: Llega a Buenos Aires para ponerse a las órdenes delnuevo gobierno patriota, que lo comisiona para for-mar un escuadrón de caballería de línea. ElTriunvirato le da el cargo de teniente coronel y lodesigna comandante del futuro Regimiento deGranaderos a Caballo. El 12 de noviembre se casa conRemedios de Escalada.

1813: El 3 de Febrero, en la batalla de San Lorenzo, San

Martín con los granaderos derrota a los realistas enlas costas del Paraná. Reemplaza a Belgrano al man-do del ejército del norte.

1814: Es nombrado Gobernador Intendente de Cuyo el 10de Agosto. El 8 de setiembre asume el cargo.

1815: El 21 de abril es relevado del cargo, pero el pueblo lorepone nuevamente.

1816: El 1º de agosto es designado General en Jefe del Ejér-cito de Los Andes. El 24 nace su hija.

1817: El ejército de Los Andes jura su bandera y proclamaPatrona y Generala a la Virgen del Carmen de Cuyo.El 5 inicia el cruce de la Cordillera, las primeras co-lumnas del ejército y el 24, fuerzas al mando delcoronel Las Heras, son sorprendidas por la avanzadarealista en el fortín de Picheuta. El 25, parte desde elPlumerillo hacia la cordillera. Ese día, en el combatede Potrerillos, la columna que marcha por la recta deUspallata, vence a los españoles. El 4 de febrero, enel combate de Guardia Vieja, la avanzada de la colum-na de Las Heras vence a los realistas.El 7, en las Coimas, triunfa el contingente que coman-da Mariano Necochea.El 12, en la batalla de Chacabuco, en Chile, el ejérci-to patriota triunfa frente a los realistas. El 16 SanMartín renuncia al cargo de Director Supremo ofreci-do por el pueblo de Santiago de Chile.

1818: Se declara la independencia de Chile. El 8 de marzo,sorpresa de Cancha Rayada en el vecino país. El ejér-cito patriota se salva de un desastre lograndodesprenderse de la lucha. El 5 de abril batalla de

Maipú. El ejército derrota a los realistas logrando lalibertad de Chile.

1820: Se inicia la campaña al Perú. El 20 de agosto, SanMartín parte del puerto de Valparaíso.

1821: San Martín entra en Lima. Se declara la independen-cia del Perú el 28 de julio. El 2 de agosto asume comoProtector de Perú.

1822: Entrevista de Guayaquil, entre San Martín y Bolívar.San Martín reúne el Congreso en Lima y delega elmando. El 20 de setiembre renuncia a su cargo deprotector del Perú.

1823: San Martín en Mendoza. Muere en Buenos Aires suesposa Remedios a los 26 años de edad. El 20 de no-viembre de ese año, parte definitivamente desdenuestra provincia con destino a Buenos Aires.

1824: El 10 de febrero parte rumbo a Europa con su peque-ña hija luego de una corta estadía en Londres,establece su residencia en Bruselas.

1829: Vuelve San Martín al Río de la Plata para ofrecer susservicios ante la guerra con el Brasil. La situación con-fusa interna del país lo lleva a irse nuevamente, estavez para siempre.

1830: Se instala en París.1832: Mercedes Tomasa de San Martín se casa con Mariano

Balcarce.1833: El 14 de octubre nace en Buenos Aires María Merce-

des Balcarce, nieta del General San Martín.1836: El 14 de julio nace en París Josefa Dominga Balcarce,

nieta del libertador.1848: Revolución en Francia. San Martín se traslada con su

familia a Boulogne Sur Mer.1850: Muere el Libertador el 17 de agosto, en Boulogne Sur

Mer, a los 72 años de edad.1880: Sus restos son repatriados y depositados en mayo, en

el panteón de los canónigos, de la Catedral de Bue-nos Aires. El 27 de agosto son ubicados en elmausoleo.

1951: El 13 de diciembre son depositados los restos de Mer-cedes Tomasa, Mariano Balcarce y los de la primeranieta del Libertador, en la Basílica de San Franciscoen Mendoza.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

1. “San Martín”, de Patricia Pascual.2. “La personalidad moral de San Martín”, de Luis Grandini.3. “José de San Martín” “El libertador cabalga”, de Agustín

Pérez Pardella.4. “Historia de San Martín, de Bartolomé Mitre.5. “San Martín en América”, de Arturo Barcia Trelles.6. “Don José”, de José Ignacio García Hamilton.7. “Obra citada”, de Barcia Trelles.8. “Recuerdo íntimos de Cuyo”, de Damián Hudson.9. “Acuerdos”,- de Bartolomé Mitre (Cuadernos que llevaba

San Martín).10. “San Martín”, de José Luis Busaniche.11. “Historia de la República Argentina”, de Vicente Fidel

López.12. “Asociación cultural sanmartiniana de Mendoza” (calen-

dario de esta institución).13. “El año veinte”, de Joaquín Pérez.14. “San Luis y los granaderos” - de J. Núñez Urbano.15. “El general San Martín y la cultura” - de Juan Carlos

Zurette.16. “San Martín y las provincias de Cuyo”, de Federico A.

Gentiluomo.17. Comentarios periodísticos de diarios locales sobre San

Martín.18. “Historia del Libertador Don José de San Martín”, de

José Pacífico Otero.19. “La esclavitud negra en Mendoza”, de José Luis Masini.20. “El paso de Los Andes - Crónica histórica de las opera-

ciones del Ejército de Los Andes”, de Jerónimo Espejo.21. “La entrevista de Guayaquil”, de Julio César Chávez.22. “San Martín íntimo”, de Carlos Ibarguren.23. “El Santo de la Espada”, de Ricardo Rojas.24. “Historia de la Argentina”, de Vicente Sierra.25. “San Martín vivo”, de José Luis Busaniche.26. Documentación existente en el “Campo Histórico El

Plumerillo” Independencia y Moyano, Departamento deLas Heras, Mendoza.

27. Archivo histórico de Mendoza.28. “O’Higgins el Libertador”, de Jorge Ibáñez Vergara.

EL AUTOR

• Doctor en Ciencias Políticas (tesis premiada).• Licenciado en Ciencias Políticas y Sociales.• Profesor en Ciencias Sociales.• Profesor de Colegios Secundarios de la Ciudad de Mendo-za.• Director de la Escuela Regional de Aviación Civil.• Rector del Instituto Elvo F. Zocchi.• Director de la Biblioteca de Ciencias Políticas y Sociales(UNCuyo, por concurso).• Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales(UNCuyo) hasta 1994.

TRABAJOS EDITADOS

• «Las condiciones geográficas y económicas de América La-tina».• «Costumbres y leyendas del pueblo de Quines».• «Viaje al Norte Argentino».• «La juventud y su futuro».• «Copa de cristal» (poemas).• «San Martín Gobernador Intendente de Cuyo».

• Autor de numerosos artículos periodísticos sobre temaspolíticos, sociales y educativos.• Poemas publicados en «Ecos de mis montañas», San Ra-fael, Mendoza.• Poesías publicadas en los anuarios de S.A.D.E. (SociedadArgentina de Escritores).

• Senador de la provincia de Mendoza desde 1986 a 1990.Presentó más de 140 proyectos sobre educación, cultura,trabajo, comunicaciones y producción.• Pronunció numerosas conferencias en la provincia, en elpaís y en el extranjero, sobre temas de su especialidad.

ÍNDICE

Prólogo 13

Testimonio 19

El General JEl General JEl General JEl General JEl General José de Sosé de Sosé de Sosé de Sosé de San Man Man Man Man Mararararartín,tín,tín,tín,tín,

GoberGoberGoberGoberGobernador Inador Inador Inador Inador Intendente de Cntendente de Cntendente de Cntendente de Cntendente de Cuyouyouyouyouyo 21

La llegada de San Martín a Buenos Aires 27

La creación del Regimiento de

Granaderos a Caballo 28

EL 8 de octubre de 1812 29

El sable de San Martín 30

La Logia Lautaro 30

La Batalla de San Lorenzo, 3/2/1813 31

La misión de San Martín en Tucumán 32

San Martín en Mendoza 35

El Gobernador Intendente de Cuyo 43

Bandos Públicos 55

Creación y formación del Ejército de los Andes 59

El Congreso de Tucumán 79

La partida del Ejército de los Andes hacia Chile 81

San Martín y O’Higgins 87

La campaña continental 95

Pensamientos de San Martín

para recordar e imitar. 96

Resumen de la vida y obra de San Martín 99

Bibliografía consultada 103

El autor 105

SSSSSe terminó

de imprimir en

junio de 2006 en

Editorial Qellqasqa, Toso 411

San José de Guaymallén

Mendoza, República Argentina

[email protected]

www.qellqasqa.com.ar