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“CUNA DE LOYES” www.sanlucastoliman.org

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“El Renacer del Bosque”

En el mundo de las fantasías, ilusiones y sueños, nuestro personaje, Arbolito, soñaba con ser un gran

cantante y buen profesional, quería cantarle a todo lo que en su mente retoñara con el mensaje de la

vida, del amor, así poder servir a sus semejantes y a todos aquellos que necesitaran de él ramificado.

Sabía que tenía un corazón de artista. De retoño siempre se la pasaba jugando en aquel hermoso

lugar que lo vio nacer, donde tenía el amor y cariño de sus padres, familia y vecinos.

Decía doña Ceibona, animando a todos los retoños o a quienes les veía una cascarita de actor:

recuerdo que cuando era retoñita y estudiaba en la escuela, por tener mis ramitas llenas de hojitas,

siempre me tomaban en cuenta para cualquier actividad. Así inició su consagración de actriz a la vez

que aconsejaba a todos los arbolitos en aquel tranquilo lugar. Se reunían a la orilla de aquel manso y

cristalino río, el cual dividía en dos partes el bosque, albergando una gran cantidad de peces y

tortugas, así como gran variedad de animales que bebían de sus dulces aguas. Arbolito, después de

jugar con sus amigos, se daba el chapuzón para refrescarse, sacudirse y botar una que otra cáscara

o astilla que llevara en su cuerpo. Era un ambiente de paz, amor y tranquilidad.

En el remanso de quietud de este bello paraíso no faltaba el grupo de amigos de Arbolito: Cipresito,

Amatillo, Chachalito, Grabilea, Pinito y Aguacatillo. Juntos eran un gran carnaval de alegría, crecían

los retoños sin contaminación.

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Cuando la lluvia hacia su presencia, la mamá de Arbolito, doña Árbol, se preocupaba de él y sus

amiguitos porque en el bosque caían cegadores rayos y ensordecedores truenos, por esto, cada

invierno cobraba una que otra víctima. Por los designios de la naturaleza, siempre se veían los restos

chamuscados de árboles calcinados por el rayo fulminante y terrorífico, muriendo parados, partidos

en dos. Grabilea le tenía pánico y gran miedo a los rayos (por él, no hubiera invierno) en cambio,

Cipresito y Pinito eran felices, se la pasaban saltando charcos y con sus raíces bien enlodadas

disfrutando de la lluvia. Con Amatillo bromeaban mucho porque le empezaban a salir sus primeras

ramitas, cosa que era muestra de la llegada de la pubertad. Aguacatillo era muy feliz aunque se

quebrara alguna que otra ramita de su cuerpo al jugar.

Este era el vivir diario, un ambiente muy natural, sin nadie que los molestara, y por supuesto, sin

contaminación ambiental. Solamente tenían el cuidado de espantar a los perros que deambulaban

por sus troncos dejándoles un aroma muy poco agradable.

Arbolito visitaba a su amiga Arbolita; ella lo esperaba con la frescura y fragancia de su sabia, el

agradable olor de sus perfumes naturales, sus hojas bien aceitadas y con tonos de plata, que se

iluminaban con el baño nocturno de la luz de la luna, que abrigaba a todos los enamorados del bello

bosque.

A lo lejos se escuchan las carcajadas y risotadas de los árboles de la tercera edad, con más de

doscientos anillos de su corazón a sus cortezas, como sierpes nudosas y envejecidas, reunidos en el

centro del bosque, contando anécdotas y hablando de las diferencias de su niñez con la de ellos. Sí,

había gran diferencia.

El tiempo pasó, unos salieron del bosque para hacer otros quehaceres en diferentes lugares vecinos,

otros emigraron a los fríos y templados bosques del norte, en fin, cada quien tenía que cumplir con su

destino para así seguir con el ciclo universal de la vida. Arbolito visitó el bosque de la ciudad, al llegar,

encontró a un personaje que regaba con una manguera las plantas y le pidió un poco de agua porque

el calor lo estaba deshidratando. Conste que en su bosque nunca lo hubiera hecho porque el agua

era abundante, refrescante y muy pura. Al escuchar esto el jardinero se sorprendió por la educación

de arbolito y gustosamente le brindó toda el agua que podría absorber, refrescando parte de sus

ramas. Arbolito le pregunto su nombre, Loy Chorti, respondió el jardinero. Le presentó a todos los

árboles de diferentes especies que cuidaba en esta parte del intenso bosque, donde Arbolito se veía

como semilla de guayaba, en el enjambre de ramas y bejucos con hojas de diferentes tamaños,

figuras y colores. Poco a poco creció la amistad entre el Arbolito, el Loy Chorti y don Tizón, un perro

muy educado, compañero del jardinero, negro como la noche haciéndole honor a su nombre.

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Arbolito pasó parte de su vida en la ciudad, conviviendo con sus amigos y estudiando. Se graduó con

muchos honores, cosa que con mucha satisfacción compartió con don Tizón y Loy Chorti, de algo

especial, de la profesión que soñó desde retoñito, ser artista como escritor, él siempre supo que

podía, tenía mucha madera para ello. De su infancia siempre recordaba como gozaba jugando con

sus amigos y las risotadas cuando los pajaritos, ardillas y otros animalitos más le hacían cosquillas

con sus picos y uñas. Se alegraba mucho con estos bellos recuerdos, era muy amistoso y servicial

con todos sus amigos; ya era bastante el tiempo que había estado fuera de su bosque y de no ver a

sus seres queridos entonces le entraba nostalgia y deseo de regresar pronto a su querido y amado

bosque para así poder estar con el amor de su vida, su querida Arbolita, quien dicen que era la

soltera más codiciada, hermosa y atractiva del bosque y alrededores.

Cierto día invitó a Loy Chortí y su fiel perro, don Tizón, para que lo acompañaran en su viaje de

regreso al bosque, gustosamente aceptaron para poder conocer aquel paraíso, que siempre era

plática de comentario en cada reunión con sus amigos. Sin pensar en los duros golpes de la vida,

hicieron maletas, y se dirigieron rumbo al bosque, a una nueva aventura. Pasaron los días, al llegar al

paraíso (al bosque) se sorprendieron al encontrar que el territorio donde nació, vivió y creció estaba

siendo talado por la llegada de la civilización humana, sabía que la destrucción traía mucho dolor bajo

el pretexto y lema de la modernización.

Furiosas, destructoras y aniquilantes máquinas traían sufrimiento, destrozos y muerte para los

pobres, oprimidos e indefensos árboles, que en cuestión de minutos eran derribados cual frondosos

veteranos. Los primeros en ser reducidos a trozas, montándolos al camión, fueron los de la familia

del Ciprés, luego la familia del Pino, de la Grabilea, del Aguacate, del Palo Colorado, etc. Siguieron

con todo lo que se les atravesaba en el tramo de la nueva autopista en construcción para poder tener

argumentos para la explotación y comercialización de la madera. Solamente matorrales estaban

quedando de aquel hermoso e indispensable bosque para la vida.

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¡¡Prepárense para la lucha contra la muerte!!- gritaba don Palo Colorado- , Arbolito rápidamente hizo

un estudio e inventarió todos los árboles caídos y los que aún estaban vivos. Las máquinas

infernales se estaban aprovechando de la situación, destrozaban a todo ser viviente, incluyendo aves

y animales silvestres. “Hasta que el manto verde desaparezca”, era la consigna que traían estos

destructores de la madre naturaleza.

El Loy Chorti hizo lo suyo en esta situación, contactó al Colectivo Xejuyú Tinamit, para poder frenar

esta iniquidad que se realizaba en el bosque de su amigo, pero no fue suficiente, fue más la ira que

desató a sus adversarios. Nunca había visto tanto destrozo, tanto daño. El ruido ensordecedor de las

motosierras era lo único que se escuchaba en el corazón del bosque. El río, que un día fue cristalino

y abundante en variedad de peces , camarones, cangrejos y tortugas, estaba desapareciendo por la

contaminación abrumadora y el humo de los restos de los árboles que estaban siendo reducidos a

cenizas por el fuego, junto a la mano impía y detestable de la ambición del ser humano.

Arbolito, Arbolita y sus amigos luchaban tesoneramente para poder frenar esta tala inmoderada de su

bosque. Fui testigo de la muerte cruel de don Conacaste, en minutos estaba siendo cercenado de su

tronco y de sus ramas. Sentí un nudo en la garganta ante la impotencia de no poder hacer nada que

frenara ese atropello destructivo, aunque en el fondo, sabía que saldríamos victoriosos de la batalla a

favor de nuestro medio ambiente. Estaban muriendo árboles con más de un centenar de años de

historia, quiénes cobijaron en su seno viendo crecer a incontables animalitos y aves que anidaron

muriendo con sus nidos en las ramas dejándolos para siempre sin hogar, hasta el colibrí tuvo que

volar para otro lugar, abandonando su nido.

Era una lucha contra la muerte y el crimen; Arbolito, con ayuda de algunos amigos de la infancia,

organizó el bosque y a los vecinos de su alrededor; comenzó la “Batalla Legal” contra sus

depredadores, aprovechadores y compañías explotadoras.

El Loy Chorti se avergonzó mucho de la crueldad de los hombres, que por algún dinero, limpiaban, en

cuestión de días, parte del bosque milenario, necesario para el sustento y la vida humana, sin

importarles absolutamente nada. Recordó Loy Chorti la frase del inmortal don Quijote de la Mancha

“Me moriré de viejo y no acabaré de comprender al animal bípedo que llaman hombre, cada

individuo es una variedad de su especie”, la lucha fue sin tregua ni cuartel, pero al final del oscuro

túnel, que una vez fue verde, cristalino y transparente, se añoraba un justo y feliz final, aunque el

sufrimiento es el crisol donde se forja el espíritu.

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Arbolito logro frenar la tala inmoderada de árboles, haciéndoles mucha consciencia a los jueces, que

fallaron a favor de la naturaleza entendiendo que estos son parte de la misma. Se ganó la batalla e

inmediatamente empezó la reforestación, principalmente, de las especies en extinción. Arbolito fue

conocido como el “Salvador del Bosque”, fue condecorado y se inmortalizó para siempre.

Se frenó la tala, comercialización y explotación de la madera. El bosque pasó a ser área protegida,

reserva natural y pulmón existente del lugar. A la fecha, cumpliendo la misión de la naturaleza,

genera gran porcentaje de aire puro. El río volvió a ser cristalino, muy limpio, como lo fue antes, se ve

gran variedad de animalitos y peces disfrutando en sus dulces aguas, enriqueciendo la flora y la

fauna de la región.

A mi amigo Arbolito, se le ve de la mano de su esposa Arbolita seguido de tres hermosos retoñitos,

trabajando siempre por el bienestar de su amado bosque y sus alrededores, para caminar junto con la

naturaleza y así poder vivir mejor como también aprender a convivir de la mano con los humanos,

dando testimonio de una familia integrada, feliz y siempre al cuidado y protección de nuestra madre

Tierra.

FIN

“El Loy Chorti” Autor Palabra Kaqchikel y Chorti Mauricio Olmedo Significa: Señor del Lenguaje Puro “EL Loy Chorti”