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San Francisco de Asís "El Altísimo mismo me reveló que debía vivir según la forma del Santo Evangelio" Biografía Nacido en Asís (Italia) hacia finales de 1181 o principios de 1182, hijo de Pietro Bernardone y Madonna Pica, tuvo al menos un hermano. Su padre, pañero muy acaudalado, le incorporó pronto al negocio para el que Francisco mostró buenas dotes. A partir de la primera juventud y haciendo uso de la fortuna familiar, Francisco se convirtió en "el rey de las fiestas" de la juventud de Asís, liderando un grupo de jóvenes de familias nobles y acaudaladas. Transcurre así su juventud ociosa y poco edificante siendo la vanidad el rasgo principal de su carácter. Vivió en tiempos convulsos (inestabilidad en el Imperio, alejamiento de los fieles de la Iglesia, la herejía cátara, etc…). Entre 1198 y 1200 fue testigo de la rebelión de Asís contra el Imperio. A los 22 años, en su interior ya comenzaba a producirse un cambio. En 1205 vuelve a unirse al ejército. Sin embargo, esta nueva aventura se verá truncada en Espoleto donde tiene el sueño que dará otro rumbo a su vida y que marca el comienzo de su conversión. Tienen lugar los sucesos de San Damiano y la restauración de iglesias, la renuncia en público a todos los bienes ante el obispo de Asís así como el cuidado de leprosos. En 1208, tras la escucha de Lc 9, 2-3, solicita al sacerdote explicación de dicho pasaje y conoce su misión. Al poco tiempo comenzarán a unirse a él los primeros hermanos. En 1223 Francisco compone la Regla definitiva, que es aceptada por el Capítulo y aprobada por el papa Honorio III. Poco después recibe la impresión de las Llagas de la Pasión de Cristo en el monte Alverna. San Francisco muere en el año 1226, a la edad de 44 años, en la Porciúncula y es canonizado dos años más tarde por el papa Gregorio IX. LOS SANTOS, NUESTROS HERMANOS MAYORES ENE. 2021 | STBC

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  • San Francisco de Asís"El Altísimo mismo me reveló que debía vivir según la forma delSanto Evangelio"

    BiografíaNacido en Asís (Italia) hacia finales de 1181 o principios de 1182, hijo de Pietro Bernardone y MadonnaPica, tuvo al menos un hermano. Su padre, pañero muy acaudalado, le incorporó pronto al negocio parael que Francisco mostró buenas dotes. A partir de la primera juventud y haciendo uso de la fortunafamiliar, Francisco se convirtió en "el rey de las fiestas" de la juventud de Asís, liderando un grupo dejóvenes de familias nobles y acaudaladas. Transcurre así su juventud ociosa y poco edificante siendo lavanidad el rasgo principal de su carácter.Vivió en tiempos convulsos (inestabilidad en el Imperio, alejamiento de los fieles de la Iglesia, la herejíacátara, etc…). Entre 1198 y 1200 fue testigo de la rebelión de Asís contra el Imperio. A los 22 años, ensu interior ya comenzaba a producirse un cambio. En 1205 vuelve a unirse al ejército. Sin embargo, estanueva aventura se verá truncada en Espoleto donde tiene el sueño que dará otro rumbo a su vida y quemarca el comienzo de su conversión. Tienen lugar los sucesos de San Damiano y la restauración deiglesias, la renuncia en público a todos los bienes ante el obispo de Asís así como el cuidado deleprosos. En 1208, tras la escucha de Lc 9, 2-3, solicita al sacerdote explicación de dicho pasaje yconoce su misión. Al poco tiempo comenzarán a unirse a él los primeros hermanos. En 1223 Franciscocompone la Regla definitiva, que es aceptada por el Capítulo y aprobada por el papa Honorio III. Pocodespués recibe la impresión de las Llagas de la Pasión de Cristo en el monte Alverna. San Franciscomuere en el año 1226, a la edad de 44 años, en la Porciúncula y es canonizado dos años más tarde porel papa Gregorio IX.

    L O S S A N T O S , N U E S T R O S H E R M A N O S M A Y O R E S

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  • Camino de Conversión

    Vida Segunda 6, Tomás Celano

    Una noche, pues, mientras duerme, alguienle habla en visión por vez segunda y seinteresa con detalle por saber a dóndeintenta encaminarse. Y como él le contara sudecisión y que se iba a la Pulla a hacerarmas, insistió en preguntarle el de la visión:«¿Quién puede favorecer más, el siervo o elseñor?» «El señor», respondió Francisco. Y elotro: «¿Por qué buscas entonces al siervo enlugar del señor?» Replica Francisco: «¿Quéquieres que haga, Señor?» Y el Señor a él:«Vuélvete a la tierra de tu nacimiento,porque yo haré que tu visión se cumplaespiritualmente».Se vuelve sin tardanza, hecho ya ejemplo deobediencia, y, renunciando a la propiavoluntad, de Saulo se convierte en Pablo. Esderribado éste en tierra, y los duros azotesengendran palabras acariciadoras; Francisco,empero, cambia las armas carnales enespirituales, y recibe, en vez de la gloria deser caballero, una investidura divina.

    La llamada bueno le acaecía de mejor, sólo con su Diosdeliberaba sobre sus santas determinaciones.Con la mayor devoción oraba para que Dios,eterno y verdadero, le dirigiese en sus pasosy le enseñase a poner en práctica suvoluntad. Cierto día en que había invocado lamisericordia del Señor hasta la hartura, elSeñor le mostró cómo había de comportarse.Y tal fue el gozo que sintió desde esteinstante, que, no cabiendo dentro de sí detanta alegría, aun sin quererlo, tenía quedecir algo al oído de los hombres. Mas, sibien, por el ímpetu del amor que leconsumía, no podía callar, con todo, hablabacon mucha cautela y enigmáticamente.Como lo hacía con su amigo predilecto,según se ha dicho, acerca del tesoroescondido, así también trataba de hablar enfiguras con los demás; aseguraba que noquería marchar a la Pulla y prometía llevar acabo nobles y grandes gestas en su propiapatria.

    Vida Primera 6 y 7, Tomás Celano

    Había cerca de la ciudad una gruta, a la quese llegaban muchas veces, platicandomutuamente sobre el tesoro. Entraba en ellael varón de Dios, santo ya por su santaresolución, mientras su compañero leaguardaba fuera. Lleno de un nuevo ysingular espíritu, oraba en lo íntimo a suPadre. Tenía sumo interés en que nadiesupiera lo que sucedía dentro, y, ocultandosabiamente lo que con ocasión de algo

    La oración Testamento 1-3, San Francisco de Asís

    El Señor me dio de esta manera a mí,hermano Francisco, el comenzar a hacerpenitencia: porque, como estaba en pecados,me parecía extremadamente amargo ver alos leprosos. Y el Señor mismo me condujoentre ellos, y practiqué la misericordia conellos. Y al apartarme de los mismos, aquelloque me parecía amargo, se me convirtió endulzura del alma y del cuerpo; y después medetuve un poco, y salí del siglo.

    La conversión a través de la caridad

  • Bendigo al Señor en todo momento, sualabanza está siempre en mi boca

    Vida Primera 16, Tomás Celano

    Cubierto de andrajos el que tiempo atrásvestía de escarlata, marchaba por el bosquecantando en lengua francesa alabanzas alSeñor; de improviso caen sobre él unosladrones. A la pregunta, que le dirigen conaire feroz, inquiriendo quién es, el varón deDios, seguro de sí mismo, con voz llena lesresponde: «Soy el pregonero del gran Rey;¿qué queréis?» Ellos, sin más, le propinaronuna buena sacudida y lo arrojaron a un hoyolleno de mucha nieve, diciéndole: «Descansa,rústico pregonero de Dios». Él,revolviéndose de un lado para otro,sacudiéndose la nieve -ellos se habíanmarchado-, de un salto se puso fuera de lahoya, y, reventando de gozo, comenzó aproclamar a plena voz, por los bosques, lasalabanzas del Creador de todas las cosas.

    Pregonero del gran rey

    San Francisco de Asís

    Tú eres santo, Señor Dios único, que hacesmaravillas. Tú eres fuerte, tú eres grande, túeres altísimo, tú eres rey omnipotente, tú,Padre santo, rey del cielo y de la tierra. Túeres trino y uno, Señor Dios de dioses, túeres el bien, todo el bien, el sumo bien,Señor Dios vivo y verdadero. Tú eres amor,caridad; tú eres sabiduría, tú eres humildad,tú eres paciencia, tú eres belleza, tú eresmansedumbre, tú eres seguridad, tú eresquietud, tú eres gozo, tú eres nuestraesperanza y alegría, tú eres justicia, tú erestemplanza, tú eres toda nuestra riqueza ysatisfacción. Tú eres belleza, tú eresmansedumbre; tú eres protector, tú erescustodio y defensor nuestro; tú eresfortaleza, tú eres refrigerio. Tú eresesperanza nuestra, tú eres fe nuestra, tú erescaridad nuestra, tú eres toda dulzuranuestra, tú eres vida eterna nuestra: Grandey admirable Señor, Dios omnipotente,misericordioso Salvador.

    Alabanzas del Dios Altísimo

  • La santa humildad

    Las florecillas de San Francisco

    Has de saber, hermano ovejuela deJesucristo, que, cuando yo decía las palabrasque tú escuchaste, mi alma era iluminada condos luces: una me daba la noticia y elconocimiento del Creador, la otra me daba elconocimiento de mí mismo. Cuando yodecía: "¿Quién eres tú, dulcísimo Dios mío?",me hallaba invadido por una luz decontemplación, en la cual yo veía el abismode la infinita bondad, sabiduría yomnipotencia de Dios. Y cuando yo decía:"¿Quién soy yo?", la otra luz decontemplación me hacía ver el fondodeplorable de mi vileza y miseria.

    La humildad como verdad

    Carta a toda la Orden, San Francisco de Asís

    ¡Tiemble el hombre entero, que seestremezca el mundo entero, y que el cieloexulte, cuando sobre el altar, en las manosdel sacerdote, está Cristo, el Hijo del Diosvivo! ¡Oh admirable celsitud y asombrosacondescendencia! ¡Oh humildad sublime! ¡Ohsublimidad humilde, pues el Señor deluniverso, Dios e Hijo de Dios, de tal manerase humilla, que por nuestra salvación seesconde bajo una pequeña forma de pan!Ved, hermanos, la humildad de Dios yderramad ante él vuestros corazones;humillaos también vosotros para que seáisensalzados por él. Por consiguiente, nada devosotros retengáis para vosotros, a fin deque os reciba todo enteros el que se osofrece todo entero.

    La humildad como servicio de amor

  • San Francisco de Asís

    El mismo fray Leonardo refirió allí mismoque cierto día el bienaventurado Francisco,en Santa María, llamó a fray León y le dijo:«Hermano León, escribe». «Escribe –dijo–cuál es la verdadera alegría. Viene unmensajero y dice que todos los maestros deParís han ingresado en la Orden. Escribe: Noes la verdadera alegría. Y que también, todoslos prelados ultramontanos, arzobispos yobispos; y que también, el rey de Francia y elrey de Inglaterra. Escribe: No es la verdaderaalegría. También, que mis frailes se fueron alos infieles y los convirtieron a todos a la fe;también, que tengo tanta gracia de Dios quesano a los enfermos y hago muchos milagros:Te digo que en todas estas cosas no está laverdadera alegría. Pero ¿cuál es la verdaderaalegría? Vuelvo de Perusa y en una nocheprofunda llegó acá, y es el tiempo de uninvierno de lodos y tan frío, que se formancanelones del agua fría congelada en lasextremidades de la túnica, y hierencontinuamente las piernas, y mana sangre detales heridas. Y todo envuelto en lodo y fríoy hielo, llego a la puerta, y, después de habergolpeado y llamado por largo tiempo, vieneel hermano y pregunta: ¿Quién es? Yorespondo: El hermano Francisco. Y él dice:Vete; no es hora decente de andar decamino; no entrarás. E insistiendo yo denuevo, me responde: Vete, tú eres un simpley un ignorante; ya no vienes con nosotros;nosotros somos tantos y tales, que no tenecesitamos. Y yo de nuevo estoy de pie enla puerta y digo: Por amor de Dios

    La alegría

    De la verdadera y perfecta alegría

    recogedme esta noche. Y él responde: No loharé. Vete al lugar de los Crucíferos y pideallí. Te digo que si hubiere tenido paciencia yno me hubiere alterado, que en esto está laverdadera alegría y la verdadera virtud y lasalvación del alma.

  • Como imitar a San Francisco

    San Francisco de Asís

    Bienaventurado aquel siervo que no seexalta más del bien que el Señor dice y obrapor medio de él, que del que dice y obra pormedio de otro.

    Admoniciones 17, 1

    Raniero Cantalamesa

    Lo mismo que dio comienzo a la aventuraespiritual de Francisco: su conversión del yoa Dios, la renuncia a sí mismo. (…) El negarseno es nunca un fin en sí mismo, ni un idealen sí. Lo más importante es lo positivo: Sialguno quiere venir en pos de mí; es seguir aCristo, poseer a Cristo. (…) Encuentras, si noa un leproso como Francisco, a un pobre quesabes que te pedirá algo; tu hombre viejo teempuja a pasar al lado opuesto de la calle, ytú en cambio te violentas y vas a suencuentro, quizás regalándole sólo un saludoy una sonrisa, si no puedes otra cosa. Tienesla oportunidad de una ganancia ilícita: dicesque no y te has negado a ti mismo. Has sidocontradicho en una idea tuya; irritado,quisieras argumentar enérgicamente, perocallas y esperas: has quebrado tu yo. Creeshaber recibido un agravio, un trato o undestino no adecuado a tus méritos: quisierashacerlo notar a todos, encerrándote en unsilencio de tácito reproche. Dices que no,rompes el silencio, sonríes y retomas eldiálogo. Te has negado a ti mismo yhas salvado la caridad. Y así sucesivamente.(…)

    Preparación para la Navidad encompañía de San Francisco deAsís

    Raniero Cantalamesa

    Es una meta difícil (…), pero el caso deFrancisco nos ha mostrado lo que puedenacer de un negarse a sí mismo hecho enrespuesta a la gracia. El premio es la alegríade poder decir con Pablo y con Francisco:«Ya no soy yo el que vive, es Cristo quienvive en mí» (Gál 2,20). Y será el inicio de laalegría y la paz ya en esta tierra. Franciscocon su "perfecta alegría" es el ejemplo vivode la "alegría que viene del Evangelio".

    Preparación para la Navidad encompañia de San Francisco deAsís

  • Ante la escucha del Evangelio y sullamada a la conversión, ¿respondocon una búsqueda insistente de laverdadera conversión y de la santidada la que estoy llamado? Por elcontrario, ¿soy intermitente yconformista ante las exigenciasconcretas del Evangelio?

    "Si guardáis mis mandamientos,permaneceréis en mi amor; lo mismoque yo he guardado losmandamientos de mi Padre ypermanezco en su amor. Os hehablado de esto para que mi alegríaesté en vosotros, y vuestra alegríallegue a plenitud. Este es mimandamiento: que os améis unos aotros como yo os he amado.”(Jn 15,10-12). La vida de San Francisco nosinvita a alcanzar esta alegría enplenitud, ¿pero se turba nuestrocorazón al escucharla o en cambioanhela ponerse en camino hacia lamisma?

    Al contemplar la vida de SanFrancisco de Asís, ¿renace laesperanza en nuestra alma de que elideal evangélico puede vivirse ypasar a ser realidad evangélica, bieny alegría para nuestros prójimos ynosotros mismos?

    En mi relación con Dios, ¿consideroy practico la alabanza debida a miCreador y Salvador enreconocimiento a mi humildecondición como criatura suya anteÉl? ¿Y la alabanza a la inmensahumildad de Dios para conmigobuscando mi salvación?

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    Preguntas para el diálogo

    TEXTOS RECOMENDADOS

    Mt 9, 9Mt 13, 44-45Mt 16, 24-25Mt 25, 37-40Lc 1, 47-48Mt 11, 29Mc 9, 35

    http://franciscanos.org/frandp/menup.html

    MATERIAL ADICIONAL