San Agustin de Hipona - Escritos Antiarrianos y Otros Herejes

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Obras completas de SAN AGUSTÍN XXXVIII Escritos os herejes Las herejías. Sermón de los arríanos. Réplica al sermón de los arríanos. Debate con Maximi- no, obispo arriano. Réplica al mismo Maximi- no. A Orosio, contra los priscilianistas y orige- nistas. Réplica al adversario de la Ley y los Profetas. Tratado contra los judíos.

Transcript of San Agustin de Hipona - Escritos Antiarrianos y Otros Herejes

Obras completas de

SAN AGUSTNXXXVIIIEscritos os herejesLas herejas. Sermn de los arranos. Rplica al sermn de los arranos. Debate con Maximino, obispo arriano. Rplica al mismo Maximino. A Orosio, contra los priscilianistas y origenistas. Rplica al adversario de la Ley y los Profetas. Tratado contra los judos.

ORDEN SISTEMTICO DE LA PRESENTE EDICIN

OBRAS COMPLETASDE

CARTAS:

T. VIII, Xla, Xlb.II.

SAN AGUSTNXXXVIII Escritos contra los arranos y otros herejesLas herejas. Sermn de los arranos. Rplica al Sermn de los arrianos. Debate con Maximino, obispo arriano. Rplica al mismo Maximino. A Orosio, contra los priscilianistas y origenistas. Rplica al adversario de la Ley y los Profetas. Tratado contra los judos.

CONFESIONES: T.

ESCRITOS APOLOGTICOS: ESCRITOS BBLICOS:

T. IV, V, XVI, XVII. T. XV, XVIII, XXVII, XXVIII,III.

XXIX.ESCRITOS FILOSFICOS: T. I, ESCRITOS HOMILTICOS: ESCRITOS MORALES: T.

T. VII, X, XIII, XIV, XIX, XX, XXI, XXII, XXIII, XXIV, XXV, XXVI.XII.

ESCRITOS ANTIMANIQUEOS:

ESCRITOS ANTIDONATISTAS:

T. XXX, XXXI. T. XXXII, XXXIII, XXXIV. ESCRITOS ANTIPELAGIANOS: T. VI, IX, XXXV, XXXVI, XXXVII. ESCRITOS ANTIARRIANOS Y OTROS: T. XXXVIII, XXXIX, XL.ESCRITOS ATRIBUIDOS: T. XLI.

INTRODUCCIONES, VERSIONES, NOTAS E NDICES DE

TEODORO CALVO MADRIDY

JOS M.a OZAETA LEN

BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOSMADRID MCMXC

Texto latino t o m a d o d e PL 42. Preparado para esta edicin por ENRIQUE GARMN.

NDICELAS

GENERALHEREJAS

Pgs. INTRODUCCIN 5

Ocasin y origen de esta obra Tiempo y lugar Proyecto y realizacin Principio heresiolgico agustiniano Error El cisma La hereja Fuentes y mtodo que utiliza San Agustn Resultado Anlisis del libro Cdices y texto actual Bibliografa Carta 221 de Quodvultdeo a Agustn Carta 222 de Agustn Quodvultdeo Carta 223 de Quodvultdeo a Agustn Carta 224 de Agustn a Quodvultdeo Prlogo . Catlogo 1. Simonianos 2. Menandrianos 3. Saturninianos 4. Basilidianos 5. Nicolatas 6. Gnsticos 7. Carpocratianos 8. Cerintianos 9. Nazareos 10. Ebioneos o ebionitas11. Valentinianos

5 5 5 7 7 8 11 16 20 21 21 23 25 29 32 35 38 44 47 48 48 48 49 49 51 51 52 5253

i

.

Biblioteca de Autores Cristianos Don Ramn de la Cruz, 57. Madrid 1990 Depsito legal: M. 41.412-1990 ISBN: 84-7914-012-7 Impreso en Espaa. Printed in Spain

12. 13.

Secundianos PtolomeoIX

54 54

X

ndice general 54 55 55 55 56 56 56 57 57 58 58 59 59 60 6l 6l 6l 62 62 62 63 63 63 63 64 64 64 65 67 67 68 69 69 80 80 80 81 82 82 83

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"- .

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ndice general

XI

14. Marcos 15. Colorbaso 16. Heraclionitas r . Of'itas 18. Caanos o cainianos 19. Setianos 20. Arcnticos 21. Cerdonianos 21. Marcionitas 23. Apelitas 24. Severianos 25. Tacianos o encratitas 26. Catafrigas 2~7. Pepucianos o quintilianos 28. Artotiritas 29. Tesarescedecatitas 30. Alogos, alogios o alogianos 31 Adamianos 32. Elceseos o sampseos 33. Teodotianos 3-i. Melquisedecianos 35. Bardesanitas 36. Noetianos 37. Valesios 38. Cataros 39. Anglicos 40. Apostlicos 41. Sabelianos 42. Origenianos 43. Origenistas 44. Paulianos 45. Fotinianos 46. Maniqueos 47. Hieracitas 48. Melecianos 49. Arranos 50. Vadianos 51. Semiarrianos 52. Macedonianos 53. Aerianos

54. Aetianos 55. Apolinaristas 56. Antidicomaritas 5 7 . Masalianos '. : 58. Metangismonitas 59. Seleucianos o hermianos 60. Proclianitas 61. Patricianos 62. Ascitas 63 Pasalorinquitas 64. Acuarios 65. Colutianos 66. Florinianos 67. Hereja annima 68. Hereja de los pies desnudos 69. Donatianos o donatistas 70. Priscilianistas 71. Hereja annima 72. Retorianos 73. Hereja annima 74. I lereja annima 75. Hereja annima 76. Hereja annima 77. Hereja annima 78. Hereja annima 79. Hereja annima 80. Hereja annima 81. Luciferianos 82. Jovinianistas 83. Arbigos 84. Elvidianos 85. Paternianos 86. Tertulianistas 87. Abelonios, abelianos o abelotas 88. Pelagianos y celestianos Eplogo Apndice Timoteanos Nestorianos 2A Nestorianos

'

83 84 84 85 87 87 88 88 88 89 89 89 89 90 90 90 93 95 95 95 95 96 96 96 96 96 96 97 98 99 99 100 100 101 103 106 109 109 110 111

XII

ndice general 112

ndice general SERMN DE LOS ARRANOS

XIII

Eutiquianos 2A Eutiquianos ESCRITOS ANTIARRIANOS DE SAN AGUSTNINTRODUCCIN GF.NERAI

112 Testimonio del mismo San Agustn tomado del libro Las Herejas, c.XLIX117

259

REPLICA AL SERMN DE LOS ARRANOS Testimonio del mismo San Agustn en el libro de las RevisionesCAPTULOS:

San Agustn frente al arrianismo El arrianismo. Antecedentes Doctrina de Arrio Polmica Concilio de Nicea La crisis arriana despus de Nicea La cuestin del Espritu Santo Terminologa Concilio de Constantinopla El arrianismo entre los visigodos El Padre El Hijo El Espritu Santo San Agustn frente al arrianismo Carta a Elpidio Debate y correspondencia con Pascencio El Sermo arianorum La doctrina del Sermo El Padre El Hijo El Espritu Santo La refutacin de San Agustn Debate con Maximino El Padre El Hijo El Espritu Santo La Trinidad en s misma Rplica de Agustn a Maximino La Encarnacin Pasibildad de Cristo Impecabilidad de Cristo Cristo en cuanto hombre La humanidad de Cristo Bibliografa general

117 120 125 129 131 135 145 151 158 162 167 168 168 170 170 171 178 180 180 181 184 185 195 200 201 208 211 213 222 222 222 223 223 252

279

1. 2. 3. 4. 5. 6. ~l. 8. 9. 10. 11. 12. 13. H. ,15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28.

Nuestro Seor Jesucristo es Dios Coeterno con el Padre Dios de Dios, engendrado, no creado Un solo Dios, un solo Creador Los arranos y la hereja apolinarista Cristo es Dios y hombre El Verbo se hizo hombre La misma persona es Dios y hombre Padeci, muri y resucit Es el Buen Pastor Obediente a la misin del Padre Sentado a la derecha del Padre Hijo de Dios e Hijo del hombre Juzga como oye al Padre ; Hace lo que hace el Padre Analoga trinitaria en la criatura El Verbo del Padre Busca hacer la voluntad del que le ha enviado Abogado ante el Padre El Espritu Santo es Dios Que procede del Padre El Hijo y el Espritu Santo igual al Padre Honor y adoracin Recibe del Padre Ensea a orar Virtud de Dios y Sabidura de Dios La Trinidad es una sola naturaleza Alabanza del Hijo y del Espritu Santo

281 283 284 286 288 289 290 292 295 297 298 300 302 303 305 308 310 311 313 315 316 317 319 321 322 324 325 327

XIV

ndice general ndice general xv 456 457 458 459 459 463 328 330 332 332 334 335 338 339 341 342 343 15. Sobr la invisibilidad de la Trinidad 16. Sobre el nico Dios sabio 17. Sobre el Dios increado 18. Sobre el Padre ingnito 19- Sobre la igualdad del Espritu Santo con el Padre . . . . 20. Aunque el Padre sea ingnito, sin embargo el Hijo es igual a El Libro segundo:CAPTULOS:

29- Igualdad del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo . . . 30. Inhabitacin de la Trinidad 31. Glorificacin 32. Santificacin 33. Dignidad, poder, virtud 34. Distincin de personas 35. La Trinidad es el nico Dios 36. El Padre, y el Hijo, y el Espritu Santo, de la misma sustancia 37. El Hijo eterno, engendrado antes de todos los siglos . 38. El Hijo enviado, obediente al Padre 39. Respuesta completa DEBA TE CON MAXIMINO, OBISPO ARRIANO Testimonio de San Posidio en la Vida de San Agustn REPLICA A MAXIMINO, OBISPO ARRIANO Testimonio de San Posidio en la Vida de San Agustn Bibliografa especial Libro primero:CAPTULOS:

1. 2. 3. 4.

347 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 2324.

426 425

Sobre los dos dioses Sobre los contagios humanos Sobre el Dios invisible Sobre el Dios inmortal En qu sentido el Padre es mayor Sobre los verdaderos hijos de los animales Sobre la grandeza del Hijo Sobre la sujecin del Hijo Si el Espritu Santo adora al Padre Cmo el Padre, el Hijo y el Espritu Santo son un nico Dios 11. Sobre el templo del Espritu Santo 12. Sobre aquello segn lo cual el Padre y el Hijo son uno . 13- Sobre el testimonio que el Padre dio del Hijo 14. Sobre el amor del Padre y del Hijo

1. 2. 34. 5. 6. 7. 8. 9. 10.

427 429 431 433 435 438 441 443 444 447 449 451 454 455

Hablar conforme al temor de Dios Cmo Cristo tiene un nombre- que est sobre todo nombre Al Espritu Santo se le debe adoracin Cristo, en cuanto hombre, est sentado a la diestra de Dios Sobre el honor debido a las tres divinas Personas y sobre el significado de contagio terreno Sobre los partos de los animales El Padre engendr al Hijo igual a s mismo Agustn omite hablar de la cruz o de la encarnacin de Cristo Sobre la Trinidad invisible El Padre, el Hijo y el Espritu Santo son un nico Dios . Sobre la invisibilidad del Hijo Sobre la omnipotencia e inmortalidad de Dios Sobre la sabidura del Hijo La generacin del Hijo y la procesin del Espritu Santo. El "homousios" de Nicea El Hijo es de la misma sustancia que el Padre El Padre de Cristo es tambin Dios de Cristo El Espritu Santo tambin es creador El Hijo, engendrado de la misma sustancia del Padre . El Espritu Santo nos hace gemir El Padre y el Hijo son uno El Espritu Santo es Dios Que ellos sean uno El Padre y el Hijo y el Espritu Santo son un solo Dios . Obstinacin arriana en no ver al Hijo de Dios igual al Padre

467 468 469 471 471 472 473 475 476 481 485 486 491 494 510 520 524 529 536 536 543 547 555 570

XVI

ndice general El Padre es mayor que el Hijo en cuanto hombre . . . . Aun antes de la encarnacin, el Hijo de Dios se hizo visible a los hombresA OROSIO, CONTRA LOS PRISCILIANISTAS Y ORIGENISTAS

ndice general 571 573 Autor y ttulo del panfleto Finalidad de esta obra Fecha y lugar Estructura y contenido Bibliografa particular Testimonio del mismo San Agustn en el libro de las Revisiones Testimonio de Casiodoro en su Instruccin de las letras divinas

xvu 669 669 670 670 673 674 675

25. 26.

Introduccin La consulta a San Agustn La respuesta de San Agustn Bibliografa particular

601 608 622 630

CONSULTA O MEMORIA DE OROSIO A AGUSTN SOBRE EL ERROR DE LOS PRISCILIANISTAS Y ORIGENISTAS

Libro primero:CAPTULOS:

677 677 678 680 681 683 684 685 686 688 689 691 693 694 695 696 697 699 700 702 703 704 705

Testimonio de San Agustn en el libro de las Revisiones ...CAPTULOS:

639

1. 2. 3. 4. 5.

1. El alma no es la sustancia de Dios 2. Aunque el alma haya sido hecha por Dios de la nada, la voluntad de Dios no es la nada 3. Prosigue el mismo tema 4. Los libros de Orgenes, eficaces para refutar el sabelianismo de Prisciliano 5. Rechaza la apocatstasis de los demonios 6. Las penas del infierno son eternas 7. Eternidad del Reino de Cristo 8. El mundo no ha sido creado para purgar los pecados cometidos anteriormente en otra vida 9. La exgesis de un texto de Job es vlida para otros de la Escritura 10. La justicia de los ngeles no es justicia, comparada con la de Dios 11. Agustn ignora en qu se diferencian los seres celestesREPLICA AL ADVERSARIO DE LA LEY Y LOS PROFETAS

640 641 643 644 646 648 650 652 657 660 661 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22.

Introduccin Ocasin de esta obra de San Agustn

667 667

Motivo y plan La primera cuestin: el principio de todo El principio sin fin La segunda pregunta: sobre la creacin y el mejor bien posible Inicio (principio del todo) y principio (causa-origen de todo) Encantadora gradacin de bienes El mal es privacin de bien . . Los bienes son mudables por su creacin de la nada . Dios cre todos los bienes mudables porque son buenos Una cosa es la luz que es Dios, y otra la luz que Dios hizo La materia informe, que es buena en cuanto formable, tambin fue hecha por Dios Dios hizo la materia informe y a la vez cre el mundo Qu se quiere designar con las palabras cielo y tierra La iluminacin interior del corazn Cristo, Hijo, da del da, luz de luz, salvacin de Dios La formacin de la luz La formacin de la tierra Conocimiento del bien y del mal La obediencia, origen y madre de todas las virtudes .. Libre voluntad, justicia y gracia Presciencia y bondad de Dios El alma, creada de la nada

XVIII 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 3334. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41. 42. 43. 44. 45. 46. 47. 48. -49. 50. 51. 52.

ndice general Interpretacin falsa El rbol de la vida El smbolo de la sabidura Cristo es el rbol de la vida Bondad y severidad de Dios El castigo de Dios La misericordia de Dios La justicia de Dios La identidad de Dios en los dos Testamentos Relacin entre culpa y pena El temor del castigo El tesoro del amor en los dos Testamentos Dios, nico y verdadero Creador de los bienes temporales y eternos Justicia vindicativa del pecado El nico sacrificio El Israel segn el espritu La Iglesia es el Israel segn el espritu Imposibilidad de que el lenguaje humano exprese lo inefable El hombre no puede decir de Dios nada suficientemente digno y conveniente El arrepentimiento de Dios El olvido de Dios El arco iris y los nombres de los elegidos El diluvio universal, figura del bautismo La semilla psima Dios, rbol malo? La bondad y la severidad de Dios Dios, artfice de la luz y autor de la paz Temor al castigo para evitar el mal El castigo de empedernimiento La maledicencia 706 708 709 709 710 712 714 715 718 719 720 722 724 727 728 731 735 737 739 741 743 745 746 748 749 750 753 751 756 758

ndice general La disponibilidad del Apstol Cristo Jess, piedra angular Los orculos de Dios y las fbulas de viejas Veracidad del Apstol Testimonio del Apstol La estirpe de David segn la carne La ley proftica, cumplida en Cristo El Evangelio es tambin para los gentiles El Espritu Santo, autor de las profecas La autoridad de la Escritura es divina Testimonio del Seor Testimonia el Seor de s mismo Los falsos profetas Los justos y los profetas de Dios La vida verdadera La llave de la ciencia Grandeza de Juan Bautista La sangre y el alma La resurreccin del cuerpo El bao de la regeneracin Antigua y nueva alianza La ley de la gracia La realidad del Nuevo Testamento Testimonio de los Salmos La ley, agente de la muerte y de la condenacin La ceguera de los incrdulos Los juicios de Dios son inescrutables Las promesas hechas a Abrahn El ejemplo de Abrahn La quinta persona La ctedra de la pestilencia La serie de cuestiones expuestas El discernimiento de los espritus Apostrofe final El mismo es el Dios de los profetas y de los apstoles . La justa permisin de Dios Los anticristos La refutacin del escrito Conclusin y nueva promesa

xix 767 771 773 776 777 778 779 780 780 783 786 786 787 789 791 792 792 794 795 797 797 799 800 801 802 806 807 808 810 812 813 815 817 818 826 827 828 830 830

Libro segundo:CAPTULOS:

762 762 763 765

1. 2. 3.

Las fbulas profanas y de viejas y las genealogas sin fin Las tradiciones particulares de los judos Las cinco clases de personas

XX

ndice

general

ndice general

XXI

TRA TADO CONTRA L OS JUDOS INTRODUCCIN : 835

Ttulo ._. Estilo homiltico Tema Tiempo y lugar Judos en el norte de frica Historia Los judos a partir del cristianismo El judaismo rabnico Historia de la controversia judeo-cristiana Origen de la controversia La controversia judeo-cristiana en tiempos de San Agustn Conocimiento de San Agustn sobre los judos Relaciones de San Agustn con los judos Postura de San Agustn con los judos Valoracin de San Agustn del judaismo Accin pastoral directa de San Agustn con los judos . . . . Reivindicacin agustiniana de los verdaderos israelitas o judos para los cristianos Teora agustiniana: sobre el testimonio de los judos . . . . Sobre la prueba para responder a los paganos Misterio teolgico judo que San Agustn ayuda a esclarecer San Agustn no es antijudo La obcecacin juda Los dos Testamentos La apologtica de San Agustn en relacin con los judos Ocasin de esta obra sobre los judos Contenido de este Tratado o Sermn a los judos Los Cdices Bibliografa particularCAPTULOS:

835 835 836 836 837 838 839 840 841 841 842 843 845 845 846 847 848 848 849 850 850 851 851 851 854 854 855 856

4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.

Cristo, profetizado en el salmo 44 El ttulo del salmo 68 Tambin el ttulo del salmo 79 profetiza el cambio . . . En defensa de las cosas que sern cambiadas La piedra hecha cabeza de ngulo El rechazo de los judos y el sacrificio de los cristianos . Con qu caridad han de ser invitados los judos a la fe .

861 863 865 869 874 878 883 885 909 921 923 927

Notas complementariasIN'DICI-S:

De citas bblicas De notas complementarias Onomstico De materias

1. 2. 3.

Ejemplo del rigor de Dios Los libros del Antiguo Testamento nos pertenecen a nosotros los cristianos Cristo no anul la ley

857 859 861

OBRAS COMPLETAS DE SAN AGUSTNXXXVIIIESCRITOS ANTIARRIANOS Y OTROS HEREJES

LAS

HEREJAS

Versin, introduccin y notas deTEODORO C. MADRID

DE HAERESIBUS AD QUODVULTDEUMPL 42

I NT

RODUCCION

Ocasin y origen de esta obra.Tiempo y lugar.Proyecto y realizacin.Principio heresiolgico agustiniano.Fuentes y mtodo que utiliza San Agustn.Resultado.Anlisis del libro. Cdices y texto actual.OCASIN Y ORIGEN DE ESTA OBRA.El dicono Quodvultdeo ve-

na insistiendo a San Agustn en la necesidad de un manual sobre las herejas suplicndole desde el ao 427 que escribiese un compendio donde recogiera cuanto ensean las herejas conocidas 1. San Agustn se excusa remitindole al Panarion, de San Epifanio, que puede encontrar y hacerse traducir en Cartago, porque es una obra importante 2. Quodvultdeo responde insistiendo que l no esperaba encontrar all ni la refutacin de todas las herejas ni la traduccin adecuada. Pero se pierde una de estas cartas con el envo que Quodvultdeo hace a San Agustn de la traduccin de la obra de San Epifanio. Y ahora Quodvultdeo insiste con mayor apremio para que San Agustn escriba una obra sobre las herejas ms prctica que la de San Epifanio. San Agustn no responde a este apremio de Quodvultdeo con otra nueva carta. Pero se pone a trabajar en este encargo, despus que ha terminado sus dos libros de las Revisiones y respondido tambin a los cinco libros de Juliano 3 . Cuando San Agustn termina la primera parte de esta obra, con el prlogo da una respuesta prctica a Quodvultdeo, envindole esa primera parte de la obra escrita, y que titula De Haeresibus (Las Herejas). TIEMPO Y LUGAR.Por tanto, San Agustn escribi la obra Las Herejas entre los aos 428-429. El lugar donde la escribi es Hipona, porque es a esa direccin adonde Quodvultdeo enva sus cartas, y San Agustn le contesta con el portador tambin desde Hipona. PROYECTO Y REALIZACIN.San Agustn confiesa en el prlogo nm. 1 a Quodvultdeo que en otro tiempo, y mucho antes de1 2 3

Epstola 221, escrita el aflo 427. Epstola 222, escrita el ao 427. Epstola 224,2, escrita el afo 428.

6

Introduccin

Principio heresiolgico agustiniano

7

pedrmelo, ya haba pensado hacerlo, y lo habra hecho de no haber cado en la cuenta de que exceda mis propias fuerzas al considerar con cuidado la calidad y la extensin de trabajo semejante. Pero, porque confieso que nadie como t me ha importunado pidiendo, y en tan molesta importunidad he tenido en cuenta tambin tu mismo nombre, me he dicho: Voy a intentarlo, y har Lo que Dios quiere (Quodvultdeus). A San Agustn, pues, le halagaba el proyecto desde haca tiempo; y ahora la insistencia de Quodvultdeo le decide a hacerlo, y hasta le sugiere las dos partes en que va a dividir su trabajo: Primera parte, un compendio de las herejas que ha habido y hay desde que naci la religin cristiana 4 , o una especie de catlogo y descripcin de las herejas 5 . Segunda parte, la exposicin de los errores que han inspirado e inspiran cada hereja, y qu es lo que la Iglesia dice, para que el lector pueda conocer lo que debe aceptar y lo que debe evitar 6 , es a saber: qu es lo que hace a uno ser hereje 7 . De este modo, San Agustn daba perfecto cumplimiento a lo que Quodvultdeo le vena insistiendo. Quodvultdeo peda a San Agustn esta obra de modo que su contenido y exposicin fuese suficiente para instruir 8. San Agustn reconoce que es un proyecto muy ambicioso, pero tambin sabe que es algo muy necesario; as que lo trabaja con ilusin. Y una vez que concluye la primera parte de la obra, se la enva a Quodvultdeo como una primicia que le adelanta. Segn esto, la primera parte de esta obra ser las herejas que han existido desde la venida de Cristo y su Ascensin, en contra de su doctrina; y siempre que hayan podido llegar a mi conocimiento 9 . A la vez le anuncia la segunda parte de la obra, como se lo peda en su carta. En esta segunda parte, en cambio, tratar sobre qu es lo que hace a uno ser hereje 10 . Pero esto ltimo no va a poder realizarlo, porque antes le sorprende la muerte. As que, como la segunda Rplica a Juliano, sta ser tambin una obra inacabada n . De este modo la recoge San Posidio en su4 5 6

Catlogo de las obras de San Agustn, n.5: Las Herejas al dicono Quodvultdeo, obra inacabada u.PRINCIPIO HERESIOLGICO AGUSTINIANO.San Agustn, defensor

de la fe, se preocup, sobre todo pastoralmente, de distinguir un error y un cisma de una hereja; y como telogo le hubiera gustado tambin encontrar una definicin precisa y bien elaborada sobre en qu consiste la hereja, sin los condicionamientos tradicionales ni las preocupaciones de la polmica 13. Pero, al no poder escribir la segunda parte de su obra, no lleg a precisar un concepto estricto, sino que fue descubriendo sucesivamente los elementos no jurdicos que ayudarn ms tarde a los autores modernos a determinar con precisin el error, el cisma y la hereja. Esto, en los siglos iv-v, era muy complicado. Sin embargo, es necesario aclarar los tres conceptos para conocer cmo San Agustn lleg al contenido de la hereja para poder hacer en su obra una clasificacin. El error. El primer elemento de una hereja es el error sobre una verdad, no slo como una propiedad de las cosas, sino como ser total o parcial de la realidad de las cosas (verdad ontolgica), que al conocerlo mal o falsamente da lugar al error como conocimiento falso total o parcial de la verdad. Por tanto, el error manifiesta un juicio falso al tomar lo falso por verdadero. Prescindiendo de las discusiones filosficas sobre la esencia, incapacidad y conocimiento del error positivo (conocimiento falso) o negativo (conocimiento imperfecto o incompleto de algo), San Agustn dice: Por esto mismo es miserable esta vida en que vivimos, ya que en algunas ocasiones es necesario el error para conservarla. Muy lejos de m el creer que tal sea aquella vida donde la verdad misma es vida de nuestra alma, donde nadie engaa ni es engaado 14 . San Agustn dice esto despus de referir que por un error del conductor no cay en las asechanzas que le haban tendido los donatistas, y que tambin cuenta San Posidio: Siendo d i c e este error, conocido despus, causa para librarse de las manos impas de sus perseguidores 15 .12 PL 46,9. El cdice Fossatense escribe: De haeresibus nonaginta.... Las noventa herejas al dicono Q. Y tambin Libro de las noventa herejas, San Isidoro de Sevilla en su libro De vris illustribus c.9. 13 Prolog. 5. 14 Enquiridion, 17,5. 15 SAN POSIDIO, Vita, 12.

Epstola 221,13. De Haeresibus, prologus, n.7. Epstola 221,2. 7 Prolog. 7. 8 Epstola 221,3; prolog. 3. 9 Prolog. 5. > Ib. Ulb.7

8

Introduccin

Principio heresiolgico agustiniano

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Segn esto, San Agustn indica que esta vida es lugar de las verdades a medias, de errores tiles o negativos en contraposicin a la vida eterna, donde no ser posible ningn error y donde Dios ser el premio de nuestros errores (In loan. 63,10). Y es que el error nos est sealando con ello la verdad. En efecto, el error, dice San Agustn, nace del entendimiento porque juzga mal de un contenido, aunque la fuente del mismo sea falsa, como pueden ser las sensaciones, porque los sentidos sobre su objeto y medio no engaan, ellos reaccionan como son; el error est en el juicio que el entendimiento emite de los datos que recoge l6 . Por eso San Agustn destaca tambin las consecuencias prcticas de un error como elemento constitutivo de una hereja, cuando habla, v.gr., en De Haeresibus n.43, de los misericordiosos, interpretando la teora de Orgenes, o en el n.40 contra las exageraciones encratitas, en el n.57 contra las exageraciones de la oracin continua, en el n.86 sobre Tertuliano y su oposicin a las segundas nupcias, etc. 1 7 El cisma. Esta palabra viene del griego apiana (sjsma: separacin, divisin, y tambin discordia, disensin, desacuerdo) 18. Es el desgarrn, hendidura o ruptura de algo, y sobre todo de la unidad y comunin de un grupo o cuerpo moral que, si es la Iglesia catlica, se llama propiamente cisma en relacin a la ruptura de su unidad. Sin San Agustn no es fcil definirlo, porque, aunque su contenido se ha ido precisando con el correr de la historia, ha sido el propio Agustn quien ha hecho las aportaciones ms valiosas. Hasta la aparicin del donatismo (aos 306-312) 19, el concepto de cisma se apoya en los primeros siglos en la unidad de la Iglesia como comunidad local con una misma fe y obediencia a la autoridad legtima, que es el obispo. As aparece en los Padres Apostlicos 20, donde no hay an referencia alguna a la doctrina. San Ignacio de Antioqua, ao 107, insiste especialmente en estos puntos: en la unidad local de la Iglesia, en la pacfica obediencia al obispo, en la fidelidad a la doctrina que l profesa y ensea y en la eucarista que l preside. Puntos que el cisma ataca. Y, por tanto, ya formula un criterio claro para determinar un cisma: la ruptura de laDe vera religione, 33,62. 17 De Haeresibus, n.43, 40, 57, 86. Vase P. CAPNAGA en introduccin y notas complementarias al De vera religione en BAC n.30 (Madrid 1975). 18 lo 7,43; 9,16; 10,19; 1 Cor 11,19. 19 PEDRO LANGA, Escritos antidonatistas (1."), en BAC n.498 (Madrid 1988), p.5-12. 20 SAN CLEMENTE ROMANO (arios 92-101): 1 Cor 2,6; 46,5.9; Didaj (arios 90-100): 4,3; Epst. de Bernab (arios 96-98): 19,12.16

unidad eclesial. El Pastor de Hermas, aos 140-145, pone ya como causa principal del cisma la diferencia doctrinal 2 1 . Pero es a partir de San Ireneo (140-202) y de San Cipriano (200-258) cuando este contenido de unidad, obediencia y fidelidad locales se va haciendo ms universal, es decir, de acuerdo con la doctrina de las iglesias apostlicas, y especialmente en unin con la Iglesia de Roma. As comienza a hacerse hincapi en la comunin con el colegio episcopal unido al sucesor de Pedro, como el colegio apostlico estaba unido a Pedro, cuya ctedra es fuente de unidad. San Cipriano, sobre todo con ocasin del cisma de Novaciano, resalta la solidaridad, cohesin y unidad entre los obispos para asegurar la unidad total de la Iglesia, as como la unidad con el obispo asegura la unidad de la iglesia local, y, por tanto, se reconoce la unidad de la Iglesia catlica 22 . Doctrina y frmula que recoge el Concilio Vaticano II 2 3 . De ah que la ruptura con la iglesia local unida a la de Roma sea una ruptura con la Iglesia universal, como lo sancionan los Concilios de Elvira (ao 306, can.53), Arles (ao 314, can.16), Nicea (ao 325, can.5), Antioqua (ao 341, can.5-6), Srdica (ao 343, can.13) 24. Por todo esto, en la mitad del siglo iv, y con ocasin del donatismo en frica, San Optato de Milevi llama cismtico a quien se aparta de la ctedra de Pedro, que es principio de unidad de todas las iglesias 25. Y San Jernimo (342-419) distingue ya el cisma de la hereja: cisma como separacin de la Iglesia por desobediencia a los obispos, y hereja como negacin de alguna verdad de fe o dogma 26. Es tambin San Agustn quien va haciendo precisiones cada vez ms exactas. Ya distingue el cisma de la hereja cuando, an sacerdote, en el ao 393 predica en el Concilio de Hipona que los herejes violan la fe por un juicio falso de Dios, los cismticos se apartan de la caridad fraterna por divisiones impas, creyendo todo lo que nosotros creemos. De este modo, ni los herejes pertenecen a la Iglesia catlica porque ella ama a Dios, ni los cismticos porque ella ama tambin al prjimo 27 . Sobre todo en la controversia donatista emplea muchas veces21 22

23 24 25 26 27

Visin 3,6.3; 3,7.1; comparacin Epst. 48,3,2.

8,9.4.

Const. Lumen gentium n.22. MANSI, 2,14; 2,473; 2,669-670; 2,1309-1312; 3,16-17. De chsmate donatistarum, 2,2: PL 11,947. In Epistulam ad Titum, 3,10-11: PL 26,398. De fide et symbolo, 21.

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las palabras cisma y hereja. Concretamente, Contra Epistulam Parmeniani, ao 400, hasta veintinueve veces cisma-cismticos y siete hereja-herejes28. Y en De Baptismo contra donatistas, ao 400-401, emplea tambin con frecuencia las dos expresiones. Cierto que el cisma se opone a la unidad, pero tambin se opone a la triple comunin plena de fe, de sacramentos y de amor, cuando se mantiene con soberbia y presuncin, porque entonces resiste manifiestamente a la doctrina catlica con obstinacin, y se hace hereje porque hereje es el que, soberbio y obstinado, rechaza la regla de fe propuesta por la Iglesia catlica en unin con Pedro 29. Concepto que repite el ao 400: El cisma se da, si no me equivoco, cuando, creyendo lo mismo y celebrando el culto con el mismo rito que los dems, solamente se complace con la separacin de la unidad. En tanto que la secta-hereja se da cuando, creyendo cosas muy distintas de los dems, instituye tambin para s otro culto de la divinidad muy distinto 30 . Hacia el mismo ao 400 establece claramente la diferencia: la hereja es una oposicin en la fe; el cisma es una ruptura en la comunin y unidad fraterna 31. Y lo va a repetir el ao 420: en tanto eres cismtico por una separacin sacrilega, as eres hereje por un dogma sacrilego 32 . Sin embargo, el ao 401, y en defensa del donatismo, le dice el donatista Cresconio: La hereja se da cuando hay diversidad de doctrina y, por tanto, el hereje sigue una religin contraria o interpretada de otro modo, como es el caso de maniqueos, arranos, marcionitas, novacianos y todos los que defienden doctrinas contrarias a la fe cristiana. Pero, entre nosotros, que tenemos una misma religin, los mismos sacramentos y no hay diferencia en la prctica del cristianismo, hay un cisma, pero no se le puede llamar hereja. Pues hereja es el seguimiento de una doctrina diferente y el cisma es la ruptura entre quienes siguen la misma doctrina 33 . San Agustn le contesta, el ao 405 segn Monceaux o en el 406407 segn P. de Labriolle, esforzndose por encontrar una razn que lleva el cisma a la hereja, ya que toda ruptura supone necesariamente una oposicin, y, si es duradera, necesariamente termina en hereja, porque hereja es tambin un cisma envejecido^.A. PNCHEME: Ricerche religiose 1 (Roma 1925) 53. Epst. 43 (ao 397): 1; De baptismo (ao 400-401): 4. 3 Contra Faustum Manicbaeum, 20,331 Quaestiones XVII in Evangelium seo. Matthaeum, hacia el aflo 400, 11,2. 32 Contra Gaudentium, 2,9. 33 Contra Cresconium, 3,4. 34 Ib., 7,9.29 28

Eslabn fundamental en la teologa agustiniana para poder saber lo que es un cisma ser el criterio de unidad y de comunin con la Iglesia catlica, que recibe, conserva y transmite el sentir de las iglesias apostlicas, y sobre todo el sentir de la Iglesia romana, porque en ella est la ctedra y la sede de Pedro, cabeza de todos los apstoles 35. Criterio que ya antes haban sostenido San Ireneo y San Optato de Milevi haciendo ver que en Pedro est la fuente de la unidad de la Iglesia universal o catlica. En conclusin: el cisma, primitivamente, fue entendido como desacuerdo y ruptura dentro de una iglesia local en relacin con su obispo local; desde San Ireneo y San Cipriano se entiende ya como desunin y ruptura de la Iglesia universal en relacin con la ctedra o Iglesia de Roma, que es cabeza de todas las iglesias 36. Cmo nace entonces un cisma? San Agustn responde que un cisma nace por el odio fraterno. Nadie sera autor de un cisma si no estuviera cegado por el odio fraterno, y es debido al sentido animal, que no percibe las cosas que son del Espritu de Dios 37. De ese modo, el cisma se apropia de lo que es de Cristo, y autosuficiente no valora a los dems, al cuerpo entero, y se hace l solo totalitario, autnomo y autrquico, como ensea en el ao 416 38. La hereja. Vocablo que viene del griego ai'peau; (airesis: seleccin, grupo, secta). En el mundo helenstico signific la seleccin o la lite de una escuela o pensamiento filosfico. Entre los judos, sobre todo desde los LXX, se llamaba hereja o heterodoxia al grupo o secta que se apartaba de la tradicin rabnica; as, con sentido peyorativo, llamaron hereja al cristianismo, y, a su vez, los cristianos llamaban herejes a los judos porque se desviaban de laEpstola 43,3,7; Epst. 52,2; Contra Litteras Petiliani 2,51,118. 36 Ms tarde, San Isidoro de Sevilla, tomando dos textos de San Agustn: el Contra Faustum, 20,3 (aos 397-398), e In Epist. loannis adParthos, tract.1,8 (hacia el 416), formula la definicin siguiente de cisma: Schisma ab scissura animorum vocata (S. Augustinus: Schisma, nisi fallor, est eadem opinantem atque eodem ritu colentem quo coeteri, solo congregationis delectari discidio: Contra Faustum Manicbaeum 20,3) Secta vero est Ionge alia opinantem quam coeteri; alio etiam sibi ac longe dissimili ritu divinitatis instituisse culturam. Eodem enim cultu, eodemque ritu credit, ut coeteri; solo congregationis delecta tur dissidio. (In Epist. loannis ad Parthos, tract.1,8). Fit autem schisma, cum dicunt nomines: Nos iusti sumus, nos sanctificamus immundos, et coetera similia (S. Isidorus, Etymologiae, 8,3,5). El Decreto de Graciano, antes del ao 1159, la recoge en la Causa 24 q.l c.34; c.24 q.3 c.28; c.24 q.3 c.39; y luego la teologa ir precisando ms este concepto hasta Santo Toms de Aquino (Summa Tbeologica 2-2 q.39), que los telogos y canonistas van recogiendo en sus Decretos, Sumas, Sentencias y Tratados sucesivamente hasta el actual Cdigo de Derecho cannico, c.76l. 37 De baptismo contra donatistas, 1,11,16; l,15,23ss. 38 In Epist. loannis ad Parthos, tract. 1,8. S.Ag. 38 235

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Introduccin

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religin verdadera . Siempre se refieren a una desviacin en la fe o modo de vivirla, que es la ortodoxia por su referencia a la garanta de la vida y doctrina de Jess d e Nazaret, testimoniada directamente por la autoridad apostlica como regla de fe. De ah que la desviacin sea una novedad. Y San Agustn emplea este trmino de novedad-innovadores como sinnimo de la ltima hereja, en su caso, el pelagianismo y los pelagianos 40. Cmo nace una hereja? Tertuliano, hacia el ao 200, comenz a estudiar esta cuestin de cmo uno llega a hacerse hereje. Primeramente pone como fundamento seguro el principio de la regla de fe apostlica y la autntica tradicin de las iglesias fundadas por los apstoles. Siendo esto as dice, consta, por tanto, que toda doctrina que est de acuerdo con las iglesias apostlicas, matrices y originales de la fe, hay que atribuirla a la verdad, porque guarda sin duda alguna lo que las iglesias han recibido de los apstoles, los apstoles de Cristo y Cristo de Dios. En cambio, hay que considerar mentira toda otra doctrina que ensea contra la verdad de las iglesias, y de los apstoles y de Dios. La doctrina contraria es una desviacin de la regla de fe y de la doctrina del Maestro y, por lo mismo, una innovacin 41. San Ambrosio, a su vez, llama enemigos de la fe, enemigos de la verdad, a los herejes. Y pregunta: A quines hay que tener por enemigos sino a los herejes? Realmente ellos son los impugnadores de la fe y los enemigos de la verdad. Y tanto peores enemigos (hablando de los judos) cuanto que de amigos ellos se han hecho enemigos 42. La causa de la hereja est en su enemistad con la verdad. San Agustn tuvo el propsito de escribir el segundo libro de su obra Las Herejas sobre esta cuestin: Qu es lo que hace a uno ser hereje? Pero no pudo escribirlo porque le sorprendi la muerte. Sin embargo, ya en el prlogo (n.5) escribe: En efecto, no todo error es una hereja, aunque toda hereja, porque se sita en el vicio, no puede dejar de ser una hereja por algn error. Qu es lo que hace a uno ser hereje, segn mi humilde opinin, o no se puede definir con precisin del todo, o muy difcilmente. Esto lo ir declarando a lo largo de la obra, si Dios me gua y conduce39 40 41 42

mi discusin hasta donde yo pretendo. Sin embargo, en su larga actividad de polemista con herejes y cismticos ha dejado escritas las notas fundamentales para elaborar una definicin, aunque l confiesa a Quodvultdeo, a quien enva su manual pastoral para evitar las herejas, que a veces no es fcil sealar una hereja por el peligro de clasificar como herticas opiniones que no lo son 43. En el ao 391 haba escrito a Honorato: Hereje, creo yo, es el que, movido por ventajas temporales, sobre todo por ansias de honores y de mando, elabora doctrinas nuevas y falsas o les presta asentimiento 44 . En el 397, sobre el texto de San Pablo (Tit 3,1011: rehuye al hereje...) escribe: Pero no han de ser tenidos por herejes los que no defienden con terca animosidad su sentencia, aunque ella sea perversa y falsa; especialmente si ellos no la inventaron por propia y audaz presuncin, sino que fueron seducidos o inducidos a error, porque la recibieron de sus padres, y con tal de que busquen por otra parte con prudente diligencia la verdad, y estn dispuestos a corregirse cuando la encuentren 4 5 . A propsito del texto de San Pablo (1 Cor 2,14: el hombre animal no percibe las cosas del Espritu de Dios) ensea en el ao 400: que son muchos los hombres carnales y bajos que se bautizan dentro... y aun despus de recibir el bautismo, confirman que continan siendo carnales... no puede el alma entregada a los sentidos sentir de Dios sino camalmente... Y as hasta el hereje, que evidentemente est fuera, si recibi el bautismo evanglico, no lo recibi segn el error que le cegaba... 46 . Y en el 407-408, recordando al Apstol (Gal 5,19-21) que la hereja y la embriaguez se cuentan del mismo modo entre las obras que impedirn la obtencin del reino de Dios a los que las practiquen, escribe: Piensa que nadie puede pasar sin penitencia del error a la verdad 47 . Escribi tambin hacia el ao 416-417: No vamos a condenar como hereje al que diga... una afirmacin (que) no cede en perjuicio ni en beneficio de la fe por la que nos llamamos fieles... Pero importa ante todo y sobre todo saber si uno se obstina en hacer un dogma de lo que no fue sino una ligereza. Como todo hereje, por el hecho de serlo, es necio, aunque no todo necio sea hereje 48 .^ 3 S. AUGUSTINUS, Epist. 222,2. 44 De utitate credendi, l. 45 Epist. 43,1,1. ^ De baptismo contra donatislas, 4,16,23. 47 Epist. 93,48 y 53. 48 De gestis Pelagii, 6,18.

Cf. Mt 16,6-12; 1 Cor 11,18-19; Gal 5,20; 2 Petr 2,1. De nuptiis et concupiscentta, 2,12-25; Retrae!., 2,33. Tertulianus (aflos 160-223): De praescriptione Haereticorum, 21; PL 2,33; 6,2; 42,8. S. AMBROSIUS (aos 389 y 395); In Psalmum 118, sermo 13,6.

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Y es que, como escribe en el 418, el hereje, enemigo de la gracia de Dios no en alguna cuestin en la cual se pueda dudar o aun errar sin menoscabo de la fe, sino en la regla misma de la fe, por la que somos cristianos, mantiene su entendimiento cautivo del error, y su voluntad por la obstinacin en el mismo, desenmascarado con evidencia por el conocimiento verdadero y claro de la regla de fe49. El ao 420 escribe al joven Vicente Vctor: No vaciles ya un momento en extirpar y arrojar de tu espritu, de tu lenguaje y de tu estilo esos once errores, manifiestamente absurdos y contrarios a la fe catlica, si quieres que nos alegremos no slo de que hayas pasado a los altares catlicos, sino de que seas verdaderamente catlico; pues, s obstinadamente no se defiende uno de esos errores, pueden originarse tantas herejas cuantas son las opiniones enumeradas... Pero... un espritu semejante, si por ignorancia incurre en opiniones opuestas a la fe catlica, sigue siendo catlico por hallarse dispuesto y preparado a corregirse 50 . De todo esto puede concluirse que la hereja nace del odio a la verdad de los apstoles como regla de fe, smbolo de la fe o credo, propuesto por la autoridad de la Iglesia catlica, que son los obispos en Concilio o en su magisterio, siempre unidos con la ctedra de Pedro. Por otra parte, entre los aos 420 y 426, escribe sobre el texto de San Pablo es necesario que haya herejas para que se descubran entre vosotros los que tienen una virtud probada (1 Cor 11,19) y El hijo ejercitado ser sabio y usar tilmente del necio (Prov 10,4): la agitacin frentica de los herejes ataca muchas cuestiones relativas a la fe catlica 51 , y con qu grandeza brill el ingenio de los herejes y filsofos en defensa de sus errores y falsedades? 52 La hereja nace del odio a la verdad de la regla de fe de dos formas: 1) Por un juicio falso o error sostenido con obstinacin sobre una verdad de la regla de fe. 2) Por un cisma envejecido, porque todo cisma o ruptura supone necesariamente una oposicin, y si es duradera, necesariamente termina en hereja. Como en el cisma, es debido al sentido animal, que no percibe las cosas que son del Espritu de Dios. La hereja, negando obstinadamente una verdad de fe, odia la verdad y lleva a la ruptura total con la49 50 51 52

Iglesia en unin con Pedro; el cisma, oponindose a la unidad, odia el amor fraterno, y mantenido con soberbia y presuncin cisma envejecido, se opone tambin a la triple comunin de fe, de sacramentos y de amor, es decir, lleva a la hereja. Segn San Agustn, al menos desde el ao 406, despus del edicto imperial contra los donatistas, para que haya hereja tiene que darse algn error esencial en la doctrina cristiana y que realice prcticas condenadas por la Iglesia con obstinacin 53. As lo aplica a los Audianos y a los Luciferianos. De ah que excluya como herejas los errores sobre las conclusiones cientficas de entonces, v.gr., el origen del cielo, de la tierra, de los terremotos y fenmenos atmosfricos, la edad del mundo, etc., o la ceguera de Adn y Eva antes de la culpa, o sobre Elias. Pero s tiene como herejes a quienes defienden la eternidad de la materia 54. En cambio, resulta llamativo que no recoja como herejas los errores contra la autenticidad, inspiracin, canonicidad y versin de la Biblia fuera de los alogion; y mucho ms llamativo que no clasifique como hereja al judaismo, que es el que lo niega todo: la mesianidad de Cristo y su filiacin divina, la maternidad divina y toda la obra de la encarnacin, la Trinidad, toda la obra de la santificacin, la iglesia de los apstoles, de los mrtires y de los santos, etc., y que adems ha estado azuzando a los enemigos y perseguidores del cristianismo, como en tiempo del mismo Agustn maquinaban con el arrianismo y el pelagianismo contra la Iglesia catlica 55. Tal vez la razn sea porque el pueblo hebreo es el nico pueblo que en el misterio de su obcecacin, y como pueblo elegido, tiene la promesa divina de su conversin. Porque San Agustn va catalogando con cuidado los errores sobre Dios (n.48, 50, 60, 73, 74, 75, 77, 80); sobre el fin del hombre (n.6l, 63, 64, 68, 71). Y tambin resalta las herejas de prcticas religiosas errneas (n.62, 63, 64, 68, 71) 5 6 .53 cf. Epist. 43,1. 54 De Haeresibus, n.50; n.81; n.75; n.30. 55 Ib., n.30; Epist. 196, n.7 y 16. 56 cf. Nota complementaria n.l: Diferencia entre cisma y hereja. (Al final del texto bilinge dispone el lector de una relacin detallada de las notas complementarias.) El significado de cisma y hereja no aparece claro en San Pablo (1 Cor 11,18-19). El sentido preciso de estos dos trminos es posterior; y es en frica donde se van aclarando los dos conceptos. De ah el esfuerzo de San Optato de Milevi para marcar bien la diferencia entre cisma y hereja que el donatista Parmeniano no quera ver. Escribe en el ao 365: El hereje, adulterando la verdadera fe, se queda fuera de la Iglesia sin reintegrarse a ella en modo alguno, y sus sacramentos son inexistentes; en tanto que el cismtico viene de la Iglesia, y la tiene por madre; pero se separa de ella y rompe su unidad, llevando consigo la

Depeccato originali, 29,34. De natura et origine animae, 3,15,23. De civitate Dei, 16,2,1. Ib., 22,24,3.

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IntroduccinFUENTES Y MTODO QUE UTILIZA SAN AGUSTN.San Agustn, al

Fuentes

y mtodo

que utiliza

San

Agustn

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escribir el De Haeresibus, no es del todo original. El utiliza las obras de heresilogos anteriores a l de los que tiene conocimiento. Los textos que utiliza no son tampoco originales, sino que, fuera de las herejas que l ha vivido y conocido, como el maniquesmo, el donatismo y el pelagianismo, se sirve de escritos y testimonios de segunda mano. Y adems sigue, aunque con libertad, a sus modelos San Epifanio y San Filastrio 57. Fuentes:Las fuentes principales que utiliza San Agustn son: la obra Anacefalaiosis, que resume la obra extensa de San Epifanio de Salamina Adversus haereses Panarion, o el Panarion; la de San Filastrio de Brescia Diversarum Haereseon Liber; la Historia Eclesistica de Eusebio de Cesrea, otros autores annimos y sus experiencias personales, que l va enumerando en su lugar. Con lo que l extrae de estas fuentes divide su obra en tres secciones: la primera seccin la apoya sobre todo en San Epifanio, obispo de Salamina Chipre, que naci hacia el 315 en Palestina y muri el 403 en Salamina. Parece que San Agustn no conoci la obra extensa de San Epifanio, Adversus haereses Panarion, llamada brevemente Panarion, donde expuso y refut ampliamente en sus libros ochenta herejas; pero esto no se corresponde con lo que San Agustn dice en el prefacio De Haeresibus n.5: En cambio, nuestro Epifanio, obispo de Chipre, no hace mucho tiempo difunto (hacia el 403), escribi tambin seis libros hablando de ochenta herejas, recordando todo su ambiente histrico y combatiendo sin discusin alguna contra la falsedad en favor de la verdad. Realmente estos libritos son breves, y si se juntan en uno solo, no se podra comparar por su extensin con cualquiera de los libros mos o de otros. Si fuese a imitar tal brevedad al recorrer las herejas, no tendrs algo ms resumido que pedir o esperar de m... (le dice a Quodvultdeo). Cierto que vers en la obra del mencionado obispo cuan lejos est de lo que t mismo quieres, y cunto ms de lo que quiero yo? Porque t, aunque breve, ceida y sumariamente, quieres, sin embargo, que responda tambin a las herejas reseafe y los sacramentos que de ella ha recibido. (De Scbismate donatistarum ad Parmenianum, num,1,10-11: PL 11,906 907). Tambin San Jernimo marc bien las diferencias el ao 386 387: Pienso que hay diferencias entre la hereja y el cisma, porque la hereja sostiene un dogma perverso, y el cisma se separa de la Iglesia por desacuerdo con el obispo, lo cual, al principio y en algtn sentido, puede comprenderse. Por lo dems, no hay cisma que no lleve clavada alguna hereja, para que se vea que con razn se apart de la Iglesia (In Epist. ad Titum, 3,10-11: PL 26,598). 5 7 Cf. Nota complementaria n.2: Heresilogos hasta San Agustn.

das. Que aqul no hizo. Yo incluso quiero hacer bastante ms.... San Agustn se est refiriendo al resumen de la obra extensa o Panarion de San Epifanio, y que se llama Anacefalaiosis, con su misma distribucin, aunque en una versin poco gil , 8 , pero que circulaba ya desde el ao 428 como de San Epifanio. De esta obra, San Agustn sigue el orden ms que las palabras de San Epifanio (cf. n.57) desde el n.l al 57, pero despus de haberlo contrastado (perhibetur, traditur) con otras fuentes y opiniones, como lo seala en n.3 (saturnianos), n.5 (nicolatas), n.7 (carpocratianos), n.40 (apostlicos). San Agustn traduce casi literalmente algunos captulos, nombrndole en los nmeros 39 (anglicos), 42-43 (origenianos), 50 (vadianos), 51 (semiarrianos), 53 (aerianos), 57 (masalianos), y sin nombrarle en n.20 (arcnticos), 29 (tesarescedecatitas), 31 (adamianos), 34 (melquisedecianos), 35 (bardesanistas), 47 (hieracitas) 59 . La segunda seccin la apoya sobre todo en San Filastrio, obispo de Brescia, del siglo iv, a quien Agustn conoci en Miln con San Ambrosio 60. En efecto, desde el n.58 sigue la obra de San Filastrio de Brescia Diversarum Haereseon Liber, escrita entre el ao 380 v el 390, que sobre todo utiliz el Panarion de San Epifanio; aunque es muy inferior, porque San Filastrio recoge ciento veintiocho herejas cristianas que divide en dos series de sesenta y cuatro herejas cada una, haciendo repeticiones como indica San Agustn en el n.41 (noetianos-sabelianos) y en el n.45 (Fotino). Y es que en la primera serie enumera a los herejes que propagan la mentira, y en la segunda resume sus teoras. Pero tanto San Filastrio como San Agustn aceptan el orden de San Epifanio para las herejas desde los n.21 al 80 6 l . San Agustn conoce muy bien esta obra, aunque la utiliza con gran libertad, incluso recoge expresiones suyas del prefacio en la epstola 222,1 6 2 ; aunque siempre es ms fiel hasta el final al orden cronolgico de San Epifanio; y adems nicamente menciona los errores principales sealados por San Filastrio 63. En forma directa lo hace tres veces: n.41 (sabelianos), n.45 (fotino), n.53 (aerianos); otras veces lo hace en forma indirecta y annima, como en58 59 60 61 62 6}

K. HOLL en Texte und Untersucbungen 36,2 (Leipzig 1910) p. 95-98. Cf. Nota complementaria n.3: Correlacin entre San Epifanio y San Agustn. S. AUGUSTINUS, Epist. 222,2. MAX, CSEL 38, XI-XII, y Nota complementaria n.4: Las herejas gnsticos. Epist. 222,2. Cf. Nota complementaria n.5: Correlacin entre San Filastrio y San Agustn.

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Introduccin

Fuentes y mtodo que utiliza San Agustn

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n.23 (apelitas) y Filastrio n.47; n.27 (pepucianos) y Filastrio n.49; n.52 (macedonianos) y Filastrio n.67. En el n.80 San Agustn escribe que San Filastrio recuerda algunas herejas ms que no le parecen a l que deban llamarse herejas, y que en cuanto a las annimas, tampoco les da nombre San Filastrio, porque est claro que a San Agustn no le gustan las afirmaciones sin demostrarlas con documentos para evitar cualquier imaginacin y dar ms seriedad a la verdad histrica. La tercera seccin la forma con otras fuentes secundarias y con las experiencias personales suyas. Despus de aprovechar las obras de San Epifanio y San Filastrio, San Agustn comienza la tercera serie De Haeresibus desde el n.81 utilizando otras fuentes secundarias y sus propias experiencias personales. Lo indica ya al final del n.57: Todava debo recordar las herejas que yo he encontrado en otros, y tambin las que yo mismo recuerdo. Entre los otros autores que San Agustn ha consultado estn: Eusebio de Cesrea (aos 265-340), de quien dice en n.83 (arbigos) que: Al estudiar la Historia de Eusebio, traducida por Rufino, se refiere a la Historia Ecclesiastica, que Eusebio escribi en diez libros entre los aos 312-323, traducidos por Rufino en el ao 313. Las alusiones, ms que citas, que hace San Agustn estn en el n.10 (ebionitas sobre los elcesatas) y libro 6,38 de Eusebio; en el n.22 (marcionitas) y libro 5,13 de Eusebio, y en el n.83 (arbigos) y el libro 6,37 de Eusebio. El Pseudo-Jernimo (lndiculus de haeresibus, 428) 64. En el n.81 (luciferianos), San Agustn dice que ha ledo en alguno, cuyo nombre no ha podido encontrar ni en San Epifanio ni en San Filastrio, que ha puesto a los luciferianos entre los herejes. Cita que se encuentra en el lndiculus de haeresibus del PseudoJernimo, opsculo difundido ya en el ao 428 como de San Jernimo, pero que San Agustn no lleg a ver porque dice en el n.88 (pelagianos, eplogo, 2): He odo que San Jernimo (347-419) escribi sobre las herejas, pero no he podido encontrar su opsculo en la biblioteca, ni s dnde pueda adquirirlo 65 .B. ALTANER, Kleine Patristiscbe Schriften, en Texte und Untersucbungen 83 (Accademia Berolinensis 1967). 5 A finales del ao 397, San Agustn escriba a San Jernimo (Epist. 40,9) pidindole que le concretase los errores de Orgenes, y hace alusin a una lista de herejas escrita por San Jernimo, porque le dice: En ese libro en que citas todos los escritos eclesisticos y sus obras, en cuanto pudiste recordar, hubiese sido muy til, a mi juicio, una cosa: al nombrar a aquellos que sabes fueron herejes, si es que no quieres pasarlos en silencio, podas haber detallado al mismo tiempo los puntos que nosotros no podemos admitir. Se refiere

En cuanto a las herejas que San Agustn conoci, las que yo mismo recuerdo, como dice en el n.57, son los n.26 (catafrigas), 27 (pepucianos), 46 (maniqueos), 69 (donatistas), 70 (priscilianistas), 86 (tertulianistas relacionados con el montaismo), 82 (jovinianistas), 87 (abelonitas), 88 (pelagianos). En esta ltima parte San Agustn trae datos muy precisos, vividos por l y contrastados a lo largo de sus controversias con los herejes. En este sentido, la obra Las Herejas de San Agustn es muy distinta, ms original y rica que las de sus antecesores. Aunque al final, cuando concluye la obra, se juzga a s mismo con gran modestia, sin creerse que lo ha dicho todo ni mejor que los dems (n.88; eplogo, n . l ) . Por otra parte, siempre hay que tener en cuenta que San Agustn escribe, ya al final de su vida, para ayudar en las catequesis al dicono Quodvultdeo de Cartago, que se lo arranca machaconamente. Por tanto, en ningn momento se propuso, ni era conveniente, escribir un libro de erudicin sobre las herejas, sino un manual prctico para conocerlas y combatirlas. Y esto s que lo ha logrado, de tal modo que hasta hoy da resulta muy til por su veracidad, moderacin y justicia para conocer mejor las herejas del pasado 66. Mtodo.El mtodo que sigue San Agustn es concreto y prctico, porque su finalidad fue pastoral-catequtica, exponer breve, ceida y sumariamente qu herejes ha habido y hay. Pero a la vez es desigual, porque depende de la documentacin con la que trabaja, que en general no es de primera mano. Incluso l mismo confiesa en el prlogo (n.l) que hace tiempo que lo viene pensando, que est dndole vueltas y hasta medita cmo realizarlo. Como, por otra parte, no vio colmado su deseo porque no lleg a terminar todo su proyecto, embarcado d i c e en una tarea tan enorme, solamente se limita a sealar los errores que hay que evitar, pero no dice lo que de verdadero puedan tener.al resumen y continuacin hasta el ao 378 que hace de la Historia eclesistica, de Eusebio, y que titula De viris inlustribus, como una gua de la literatura cristiana. Pero San Jernimo no le constest. Incluso, para mayor abundancia, advierte en el prlogo (n.5) que tambin estudi un catlogo de resmenes filosficos que fundaron diversas sectas hasta su poca, escrito por un tal Celso, pero que, como eran errores paganos, no le servan para su tratado de heresiologa cristiana (n.5). "6 Sobre las herejas del tiempo de San Agustn, pero que l no conoci, como la de los nestorianos, timoteanos y eutiquianos, las colecciones fueron aadindolas despus del siglo v. Y se encuentran completas en el Cdice Emilianense de Madrid siglo ix edita das por Erasmo, Lovanienses, Maurinos, Migne, Corpus Christianorum, series latina. Cf. li. MORIN en Revue Bndictine 24 (1907) 450-453-

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Introduccin

Cdices y texto

actual

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Sin embargo, es una obra de escritorio, porque la ha trabajado a fondo, utilizando los conocimientos heresiolgicos de su tiempo que ha podido conocer, aadiendo todava los errores que ha podido descubrir por s mismo, y hasta donde le ha sido posible, porque a ningn extrao d i c e se le deja conocer una hereja tan fcilmente como a los suyos (eplogo, n.3). No obstante, ni siquiera cuando se refiere a las herejas antiguas se limita slo a resumir lo que le ofrecen las fuentes que utiliza, sino que aade alguna precisin que l ha comprobado. Tambin est muy claro que no se ha propuesto nunca el progreso del estudio de las herejas, porque su finalidad es catequtica: ayudar al dicono que se lo ha pedido, y su mtodo es pastoral. Por supuesto que es mucho ms preciso y amplio cuando habla de herejas que l mismo ha conocido y combatido. San Agustn nunca analiza en abstracto las proposiciones o frases herticas, como hicieron luego en la Edad Media y en los tratados de teologa, sino que seala a cada hereja su apartado o nmero, sin detallar todos sus errores, pero s analizando lo ms importante. nicamente habla en general cuando su nombre le es desconocido o considera que son sectas, como en los n.74-80, y entonces seala aparte lo que es hereja y lo que es secta, como en los n.10 (ebionitas-elceseos, 25 (tacianistas-encratitas), 32 (sampseos). RESULTADO.Es evidente que esta obra de San Agustn, Las Herejas, no puede considerarse un simple catlogo de herejas. Adems de su enumeracin, San Agustn profundiza en cada una con sentido crtico sobre su historia y dogmtica para discernir su espritu individualista e independiente frente a la autoridad universal de la Iglesia, como se ve en los n.40 (apostlicos), 68 (sobre la interpretacin personal de Ex 3,5 y Jos 5,l6). Sin embargo, al ser una obra inacabada, no satisface del todo, como no satisfizo a su destinatario, Quodvultdeo, porque no explica la naturaleza y los errores de cada hereja, as como tampoco expone lo que la Iglesia piensa en concreto de cada una y, por consiguiente, tampoco trae su refutacin. Slo lo hace ampliamente con las herejas que l conoce muy personalmente, como son el maniquesmo (n.45), el donatismo (n.69) y el pelagianismo (n.88), cindose siempre a lo esencial. Con todo, es una obra importante que fue de gran utilidad al celoso catequista de Cartago, as como

tambin y muy pronto, entre otros, al obispo de Adrumeto, Primasio, ao 553, de quien dice San Isidoro de Sevilla: Primasio, obispo africano, compuso en lenguaje escolstico tres libros sobre Las Herejas, dedicados al obispo Fortunato, explicando en ellos lo que en otro tiempo, por llegarle la muerte, el bienaventurado Agustn haba dejado sin acabar en su libro Las Herejas 6". ANLISIS DEL LIBRO.El libro de San Agustn Las Herejas tiene claramente tres series o partes. Del n i al 57 resume la historia de las herejas desde la Encarnacin hasta casi la mitad del siglo iv, herejas que ya estaban catalogadas, sobre todo por San Epifanio y en su compendio Anacefalaiosis o Recopilacin (n.21-80). En esta primera serie destacan dos grandes bloques: las herejas gnsticas (n.1-23) y las herejas trinitarias (n.49-55). Desde el n.58 al n.80 resume las que trae en su obra San Filastrio, donde llama la atencin el bloque de las herejas annimas (n.71-80). Desde el n.81, y tambin en algn nmero, tanto de la primera como de la segunda serie, sigue a otros autores, y aade todava las que l mismo recuerda, que son las ms recientes, sobre todo los pelagianos-celestianos. San Agustn, eso s, sigue ya en su libro la divisin que comenz Eusebio en su Historia Eclesistica (7,32,32), distinguiendo tambin para las herejas entre historia antigua y contempornea. La parte fundamental recoge las herejas ya catalogadas por la tradicin, pero adems aade otras herejas por primera vez, y sobre todo recoge con ms detalles las herejas que ha refutado en sus obras polmicas, como el maniquesmo, donatismo y pelagianismo 6 8 . En cuanto a las herejas gnsticas, San Agustn recoge el pensamiento hertico, pero sin profundizar demasiado ni en sus fundadores ni en sus lucubraciones, porque no tiene documentos de primera mano, y los testimonios no siempre son fieles del todo.CDICES Y TEXTO ACTUAL.Los cdices son otra demostracin

de la importancia y la utilidad de la obra de San Agustn, porqueDe viris inlustribus, c.9, y PL 42, 15-16, admonitio. " 8 Las herejas que recoge por primera vez son los n.25 (tacianos), 42 (origenianos), 46 (maniqueos), 49 (arranos), 69 (donatistas), 70 (priscilianistas), 81 (luciferianos), que toma de una obra annima, y los considera como herejes por ensear el origen del alma en la infusin de la sangre; 86 (tertulianistas), 87 (abelotas), 88 (pelagianos); cf. Nota complementaria n,6: Cmo se ha ido formando el catlogo de las herejas hasta San Agustn?67

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Introduccin

es elevado su nmero que ha conservado y reproducido el texto desde el siglo vi, y especialmente en toda la Edad Media desde elsiglo vin al XIII. Actualmente se conservan an 80, que han servido

\BIBLIOGRAFA Texto: MIGNE PL 42,21-50. Ediciones: Basileense o de Desiderio Erasmo t.VI (Basilea 1529). CCL o Corpus Scriptorum Latinorum, 46 (1969) 263-351, por R. VANDERPLAETSE y C. BEUKERS.

para hacer las grandes ediciones desde Erasmo, Lovanienses y Maurinos, que examinan cinco cdices vaticanos y doce franceses,edicin que reproduce MIGNE: PL 42,21-50.

En los cdices antiguos, de los siglos vi-vn, la inscripcin o ttulo del libro comienza con la numeracin y los nombres de las herejas, que resea San Agustn en 88 captulos, uno para cada hereja (cf. Corpus Christianorum 46,283-284), al que sigue el prlogo. Texto actual.La coleccin Corpus Christianorum, series latina, 46 (1969) 263-351, publica la edicin crtica de R. VANDER PLAETSE y C. BEUKERS, que para fijar el texto estudia diecisis cdi-

Lovaniense, tomo VI (Lugduni 1664). Maurina, tomo VIII (Parisiis 1694). Migne PL 42 (Parisiis 1886). Veneciana, tomo VIII. Traducciones: Alemana: OEHLER, en Corpus Haeresiologicum tomo I (Berln 1856). Francesa: M. AUBERT, tomo XIV (Bar-le-Duc 1864), p.1-21. Inglesa: G. MLLER, en Patristic Studies 90 (texto y comentario) (Washington 1956). Estudios: G. BARDY, Le De Haeresibus et ses sources, en Miscelnea agostiniana (Roma 1931) 2, 397-416. Y. CONGAR, Schisma, en DTHC. L. COZZA, Comentara historico-dogmatici in librum s. Augustini De Haeresibus ad Quodvultdeum (Romae 1707), 2 vols. (sobre las 22 primeras herejas). V. GROSSI, Eresia-eretico, en DPAC. S. JANNACCONE, La Dottrina eresiologica di S. Agostino, Studio di Storia Litteraria e Religiosa a proposito del tratado De Haeresibus (Universitat Catania 1952), 120 pgs. G. MORIN, Chaptres addionnels au De Haeresibus de S. Augustiri: Bas ler Zeitsch. fr Gesch. u. Alter. 26 (1927) 216-219.A. TURRADO, Cisma, en GER.

ces, entre ellos: Del siglo vi: El de Bamberg, Staatliche Bibliothek B.IV,21, procedente de la Italia meridional. Del siglo viii: El Vindobonense 16, antes Bobiense, en aples, Biblioteca Nacional IV.A.8. Del siglo IX: El Emilianense 80, en Madrid, Real Academia de la Historia. Del siglo ix X: El Murbacense, en Basel, Universittsbibliothek B.VIII.9 Del siglo x: El Marcianense, en Douai, Bibliothque Municipale 279. Del siglo xni: El Parisino, en Pars, Bibliothque Sainte Genevive 233.Nuestra edicin recoge el texto del MIGNE, si bien tiene en

cuenta la divisin numrica que introduce el Corpus Christianorum en los prrafos largos por su mayor comodidad.

TESTIMONIOS DEL MISMO SAN AGUSTN \ CARTA 221QUODVULTDEO A AGUSTN ( A O 427)

[Quodvultdeopide a Agustn que escriba un compendio o manual sobre las herejas contra la fe cristiana (n. 1-2) descubriendo claramente sus errores para ayudar hasta a los ms ignorantes (n.3-4)] Quodvultdeo \ dicono, a Agustn, obispo, seor digno de veneracin y verdaderamente padre beatsimo. 1. He dudado mucho y aplazado algunas veces este atrevimiento mo. Me ha animado principalmente, como suele decirse, E PISTULA 221

(PL 33,997] (CSEL 57,442)DOMINO MRITO VENERABILI ET VER BEATISSIMO PATRI AUGUSTINO EPISCOPO QUODVULTDEL'S DIACONUS

1. Diu trepidus fui et ausus hos meos aliquotiens distuli, sed me principaliter, ut dici adsolet, animavit (998) beatitudinis tux benivolentia om1 Q u o d v u l t d e o , gran admirador y discpulo d e San Agustn, ya era e n el 421 dicono en la iglesia d e Cartago, y c u a n d o se carte con San Agustn, p i d i n d o l e q u e escribiese la obra De Haeresibus, y una vez escrita, se la dedica (De Haeresibus n.46,9, y POSIDIO, Vita S. Augustini, 16). Fue un h o m b r e d e gran prudencia y mucha ocupacin, a juzgar por lo q u e indica San Agustn en sus Cartas (222,5 y 224,3), c u a n d o le e n c o m i e n d a al portador d e ellas para q u e su entrevista no sea difcil. Parece q u e este Q u o d v u l t d e o es el m i s m o q u e e n el ao 437 era consagrado obispo d e Cartago. (De ello no est muy seguro L. G. MULLER, The De Haeresibus o/St. Augustine [Washington 1956] p.10-22, e n Patristic Studies XC.) Se le atribuye la obra De promissionibus etpraedictionibus Dei (cf BRAUN, en Sources Chrtiennes [Pars 1964] p.101-102), q u e es un c o m p e n d i o d e las profecas. Antes del a o 428 tiene c o n o c i m i e n t o d e las aberraciones q u e cometan en Cartago un grupo d e elegidos y elegidas maniqueos, t e n i e n d o q u e intervenir la autoridad eclesistica, y d e todo le informa a San Agustn (De Haeresibus, 46,9). Por este t i e m p o es c u a n d o le p i d e q u e escriba estas obras sobre las herejas. Este dicono fue consagrado obispo d e Cartago e n t r e los aos 431 y 439, desterrado por Genserico (cf. VCTOR VTENSE, Historiapersecutionum Africanae Provinciae, 1,12-15: CSEL 7,6-8), apareciendo as c o m o un personaje q u e no slo lucha contra las herejas (cf. Tractatus Adversus quinqu haereses: PL 42,1101-1116), sino tambin contra los invasores (cf. P. COURCELLE, Histoire Littraire des Grandes Invasions Germaniques, 138139). En el ao 439 se encuentra en la Campania, c u a n d o el papa San Len Magno termina con el m a n i q u e s m o y deshace las imposturas pelagianas (cf. Sources Chrtiennes, 102,610-612). Tambin se le atribuyen los s e r m o n e s pseudo-agustinianos De Symbolo: PL 40,637ss y 677-678. D e b i d e morir antes del a o 454, p o r q u e e n esta fecha el o b i s p o d e

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Las herejas

Carta 221

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la benevolencia de tu beatitud, comprobada por todos. Cuando lo examino atentamente, temo ms que el Seor me juzgue soberbio por no pedir, ocioso por no buscar y perezoso por no llamar. Me parecera suficiente esta voluntad ma, aun cuando no consiguiese fruto alguno. Como tengo por cierto que tu inteligencia santa, que Cristo posee, est dispuesta a abrir la puerta de la palabra divina, que la gracia del cielo revel a tu veneracin, no slo a los que quieren entrar, sino tambin a persuadir a quienes no quieren para que no lo lamenten, no voy a estorbar la ocupacin de tu paternidad con grandilocuencia, sino que indicar brevemente el deseo de mi peticin. 2. Deduzco por m mismo que los hay ignorantes entre el clero de esta grandsima ciudad 2, y ofrezco a la consideracin de tu santidad para examinarlo cunto aprovechara al orden sacerdotal lo que te pido. Tengo por cierto que yo, aunque indigno, seor digno de veneracin y verdaderamente padre beatsimo, lo conseguir tambin con el favor de todos aquellos que lo han merecido de tus fatigas espirituales. Suplico, pues, a tu beatitud 3, me digas qu herejas ha habido y hay desde que la religin cristiana recibi nibus comprobata, quam dum considero, magis timui, ne non petendo superbus, non quaerendo desidiosus, non pulsando piger a domino iudicarer, sufficere autem mihi crederem huius modi tantum modo voluntatem, si fructum adipisci non possem; cum autem pro certo noverim ostium divini sermonis (cf. Col 4,3), quod venerationi tuse caelestis gratia patefecit, paratam esse mentem tuam sanctam, quam possidet Christus, non solum cunctis volentibus pandere, verum etiam nolentibus, ut introire non pigeat, persuadere, occupationi reverenda: tuae multiloquio superfluo moram non faciam, sed desiderium obsecrationis meae breviter indicabo. 2. Nonnullos in clero huiusce etiam amplissimae civitatis esse inperitos ex me ipso conicio et, quantum universo illi ordini profuturum sit, quod expeto, considerationi sanctitatis tuae discutiendum offero, privilegium namque cunctorum, qui hoc de spiritalibus tuis laboribus promerentur, etiam me indignum consecuturum esse praesumo, domine mrito venerabilis et ver beatissime pater, precor igitur pietatem tuam, ut, ex quo christiana religio hereditatis promissae nomen accepit, quae haereses fuerint, sint, quos errores intulerint, inferant, quid adversus catholicam eccleCartago es Deogracias (cf. V. SAXER, Quodvultdeus: DPAC [1983] 2966; sobre todo ANDRF MANDOUZE, Prosopograpbie Cbrtienne en Bas-Empire, d. du CNPS 1 [Pars 1882J 947-949; G. FHITZ, Quodvultdeus: DTHC 16 [Pars 1972] 3850). 2 Incluso en algunas partes no era difcil encontrar dolos ocultos, marcando a la ciudad y a su clero con el estigma de un perjurio sacrilego (Quodvultdeu, De promissionibus et praedictionibus Dei, 3,38.45) Tambin fue testigo de los ltimos tertulianistas (De Haeresibus, 86). Cf. vida y obras de RI:N BRAUN, Quodvultdeus, en Dictionnaire de Spiritualit, 12 (Pars 1986) 2882-2889. * CSEL y CC aceptan la lectura pietatem como ttulo honorfico, que repite tambin en las Cartas (223,3 y 225,5).

el nombre de la herencia prometida; qu errores han inspirado e inspiran; qu han sentido y sienten frente a la Iglesia catlica acerca de la fe, de la Trinidad, del bautismo, de la penitencia, de Cristo-hombre, de Cristo-Dios, de la resurreccin, del Nuevo y Antiguo Testamento, y absolutamente todos los puntos en que disienten de la verdad; cules mantienen an el bautismo y cules no; y despus, a quines bautiza la Iglesia sin jams rebautizar; de qu modo recibe a los que llegan, y qu responde a cada una, con la ley, la autoridad y la razn. Dgnate exponerlo. 3. Que tu beatitud no me crea tan inepto que no vea cuntos y cuan gruesos volmenes son necesarios para ventilar todo eso. Pero yo no reclamo tanto, puesto que s que eso ya se ha hecho muchas veces. Lo que yo te ruego es que expongas breve, ceida y sumariamente las opiniones de cada hereja, y, por el contrario, qu es lo que la Iglesia sostiene que hay que ensear como suficiente para la instruccin. De este modo, formado, por as decirlo, como un compendio de todo ello, si alguno quisiera conocer ms y mejor las objeciones y las crticas, pueda dirigirse a los opulentos y magnficos volmenes, segn consta que otros, y sobre todo tu reverencia, han escrito sobre esto. Creo yo que un repertorio as ser suficiente para doctos e indoctos, ociosos y ocupados, y ms an a los promovidos de todas partes al ministerio de la Iglesia en cualquier grado. A la vez, el lector asiduo lo recordar en breves palabras, el que no sabe se instruir con el compendio, para conosiam senserint, sentiant de fide, de Trinitate, de baptismo, de pasnitentia, de homine Christo, de Deo Christo, de resurrectione, de Novo et Veteri Testamento et omnia omnino, quibus a veritate dissentiunt, quae etiam baptismum habeant quaeve non habeant et post quam baptizet nec tamen rebaptizet ecclesia, qualiter suscipiat venientes et quid singulis lege, auctoritate atque ratione respondeat, digneris exponere. 3- Nec me tanta? tua beatitudo credat ineptiae, ut non inspiciam, quantis et quam ingentibus voluminibus opus sit, ut possint ista dissolvi. Verum hoc ergo fieri non expeto; id enim multipliciter factum esse non dubito; sed breviter, perstricte atque summatim et opiniones rogo cuiuslibet haeresis poni et, quid contra teneat ecclesia catholica, quantum instructioni satis est, subdi, ut velut quodam ex mnibus concepto commonitorio, si quis aliquam obiectionem aut convictionem uberius, plenius ac planius nosse voluerit, ad opulenta et magnifica volumina transmittatur, quibus a diversis et praecipue a veneratione tua in hoc ipso constat elaboratum. Sufficiet autem admonitio talis, ut puto, doctis et inperitis, otiosis et oceupatis et ad cuiuslibet gradus ministerium ecclesiae undecumque promotis, dum et ille, qui multa legit, eadem breviter recordatur et compendio ignarus in-

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Las herejas

cer qu debe aceptar y qu evitar, a qu debe oponerse para no fingir y cmo acertar a comprender para ponerlo en prctica. Si es as, segn creo, esa pequea obra no faltar, entre todas las otras magnficas, como un testimonio a tu corona 4 contra las mentes malignas y los labios falaces de los calumniadores. As, quienes tienen campo libre para calumniar, cercados por las barreras slidas de la fe, bien cerradas por todas partes, acometidos por toda clase de rayos de la verdad, y hasta abatidos por este nico y multiforme dardo reciente, no se atrevern a exhalar ms su aliento mortfero 5. 4. Veo que soy molesto a un santo anciano que est pensando cosas mejores, que prepara tareas ms importantes y que soporta los achaques del cuerpo. Pero, por Cristo el Seor, que sin envidia te ha hecho partcipe de su sabidura, te ruego otorgues esta gracia a los indoctos de la Iglesia, puesto que te reconoces deudor a sabios e ignorantes para poder decir con mrito y justicia: Ved que no he trabajado para m slo, sino para todos los que buscan la verdad. An podra presentarte los ruegos suplicantes y mltiples y atraerte conmigo masas de ignorantes como yo. Pero prefiero orte contestndome a entretenerte leyndome. struitur, ut noverit, quid teneat, quid evitet, quid aversetur, ne faciat, quid, ut faciat, adsequatur, fortassis autem, si tamen, quod arbitrar, verum est, etiam adversus calumniantium malignas mentes et dolosa labia (cf, Ps 11,3-4; 16,1; 30,19) opus hoc parvu nter cetera magnifica testimonio coronae tus non deerit, ut, quibus patet campus calumniandi profusior, validis et ex omni parte conclusis fidei limitibus coartati omnibusque veritatis telorum generibus circumacti etiam uno multiformi iaculo repente prostrati morticinos spiritus non audeant anhelare. 4. Video, quam onerosus existam meliora cogitanti (999) et dispo nenti maiora sancto seni et querelas corporis sustinenti, sed per Christum Dominum rogo, qui te participem sapientix suae sine invidia esse concessit, ut hanc gratiam dones indoctis ecclesiae, qui te agnoscis sapientibus atque insipientibus debitorem (cf. Rom 1,14) mrito ac iure dicturus: Vicete, quoniam non mihi soli laboravi, sed mnibus exquirentibus veritatem (Eccli 24,47; 33,18). Potui adhuc offerre supplices ac multplices preces et mecum imperitorum classes adsciscere, sed malui iam gaudere dictantem quam adhuc occupare legentem. Alusin respetuosa a la dignidad episcopal; cf. BATIFFOI, en Questions Liturgiques; 8 * (Pars 1923) 16,22. 5 PETER BROWN, Biografa de Agustn de Hipona, trad. en Revista de Occidente (Madrid 1970) 551; con falsedad deja caer sobre este prrafo la sospecha de que .Quodvultdeo, dicono (y ms tarde obispo) de Cartago, pudo apoyarse en Agustn para sacar de l un mero refrito con intencin de ganar dinero y, en resumen, un breve manual de herejas. Obra que se ha divulgado, pero que, aun reconocindole valor metodolgico, resulta atrevida y en muchas afirmaciones falsificadora del contenido de los textos y de la intencin de sus autores. Y eso no es la historia.

CARTA 222AGUSTN A QUODVULTDEO (AO 427)

[San Agustn se excusa ante la dificultad de hacer tal resumen, que ya lo intentaron, cada uno a su modo, los obispos Filastrio y Epifanio (n.1-2). En el n.3 le recomienda encarecidamente el correo portador, subdicono de la dicesis] Agustn, obispo, a Quodvultdeo, hijo dilectsimo y condicono. 1. He recibido la carta de tu caridad, en la que me has pedido con apasionado inters que escriba un compendio sobre todas las herejas que se han multiplicado despus de la venida de nuestro Seor Salvador contra su doctrina. En seguida, apenas tuve ocasin, te respond por mi hijo Filcalo, uno de los notables de Hipona, qu difcil es eso '. De nuevo se ha presentado la ocasin de volver a escribirte ahora, y te manifiesto brevemente la dificultad de tal empresa.

E PI STULA

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[PL 33,999] (CSEL 57,446)DlLECTISSIMO FILIO ET CONDIACONO QUODVULTDEO AUGUSTINUS

1. Acceptis litteris caritatis tus, ubi a me ardentissimo studio postulasti, ut de mnibus hxresibus, quae post Domini Salvatoris adventum adversus eius doctrinam pullalaverunt, aliquid breviter scriberem, quam sit hoc difficile, continuo reperta occasione rescripsi per filium meum Hipponiensium primarium Philocalum. Mox autem etiam ista oblata est, qua nunc rescribo et breviter difficultatem operis eius ostendo.

1 San Agustn da a entender que haba enviado a Quodvultdeo otra carta anterior a sta En el primer prrafo se nota la dependencia de SAN FILASTRIO, Diversarum haereseon liber, praef.: diversa pestilentia variisque erroribus qui... ex quo venit Dominus Noster Jess Salvator in carne pullulaverunt dicere oportet. Filcalo es un personaje notable de Hipona de quien se sirvi San Agustn para hacer llegar a Quodvultdeo su segunda respuesta a la Carta 221, y ste hace mencin de l en la Carta 223,1, manifestando que aun no haba llegado. Sobre la dificultad de clasificar todas las herejas, cf. Nota complementaria n.7: La fe catlica entre Escita y Cartbdis.

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Carta 222

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2. Cierto Filastrio, o b i s p o d e Brescia 2 , a q u i e n yo m i s m o vi e n Miln c o n San A m b r o s i o , escribi s o b r e este t e m a u n libro, sin omitir siquiera a q u e l l a s herejas q u e h u b o e n el p u e b l o judo an t es d e la v e n i d a d e l Seor, y m e n c i o n v e i n t i o c h o ; y d e s p u s d e la v e n i d a d e l Seor, c i e n t o v e i n t i o c h o . T a m b i n escribi s o b r e este t e m a el o b i s p o chipriota Epifanio 3 , j u s t a m e n t e f a m o s o p o r la d o c trina catlica d e la fe, p e r o q u e , r e c o g i e n d o las herejas d e los d o s t i e m p o s , r e u n i o c h e n t a . Los d o s q u i s i e r o n h a c e r e s t o m i s m o q u e m e p i d e s ; y, sin e m b a r g o , ya ves q u diferente es el n m e r o d e sectas e n cada u n o ; lo cual n o habra s u c e d i d o si los d o s tuviesen la m i s m a idea s o b r e lo q u e es la hereja. T a m p o c o hay q u e p e n s a r q u e Epifanio n o c o n o c i a l g u n a s herejas citadas p o r Filastrio, d e tal m o d o q u e si Epifanio h u b i e s e r e c o g i d o m u c h a s ms, y m e n o s

2. Philastrius quidam, Brixensis episcopus, quem cum sancto Ambrosio Mediolani etiam ipse vidi, scripsit hinc librum nec illas haereses praetermittens, quae in populo Iudaeo fuerunt ante Domini adventum, easque xx et vm commemoravit et post Domini adventum cxx et vm, scripsit hinc etiam Graece episcopus Cyprius Epiphanius in doctrina catholicae fidei laudabiliter diffamatus, sed et ipse utriusque temporis haereses colligens LXXX complexus est. Cum ergo ambo id vellent facer, quod a me petis, quantum tamen nter se differant, de numero interim sectarum vides, quod utique non evensset, nisi aliud uni eorum videretur esse haeresis et aliud alteri, eque enim putandum est aliquas ignorasse Epiphanium, quas noverat Philastrius, cum Epiphanius Philastrio doctior eminuerit, ita ut Philastrium potius dicere debeamus latuisse plurimas, si tam plures esset ille complexus et iste pauciores. Sed procul dubio in ea quaestione, ubi disceptatur, quid sit haeresis, non dem videbatur ambobus, et re vera hoc omnino definir difficile est et ideo cavendum, cum omnes in numerum redigere2 Este personaje, del siglo iv, venerado como santo, no es muy conocido. Se sabe que fue un celoso defensor de la verdad predicando contra los herejes de su licmpo; como presbtero, su celo apostlico le llev por todo el mundo romano disputando con los llganos, los judos, los herejes cristianos y, en especial, con los arranos. En Miln se enfrent al obispo arriano Ausencio, predecesor de San Ambrosio. San Agustn dice que lo vio en Miln con San Ambrosio (Epis. 222,2). Despus fue elegido obispo de Brescia antes del ao 381 (MANSI, Concilla 3, col.599,601-612). Escribi un libro sobre las herejas, que titul Diversarum baereseon liber: PL 12,1111-13133 San Epifanio vivi entre los aos 313 y 403; fue obispo de Salamina de Chipre. Entre otros escritos compuso en griego el Ancoratus, que contiene la ms antigua profesin de fe, y entre 374 y 377 la obra extensa de las doctrinas herticas, llamada Panarion, o Antdoto Farmacia, contra ochenta herejas, incluyendo en ellas las escuetas filosficas griegas y las sectas religiosas judas, por lo que incluye veinte herejas antes de Cristo. Sus fuentes para las herejas antiguas son San Justino, San Ireneo, San Hiplito, y para las modernas, autores contemporneos y experiencias personales, por lo cual el Panarion constituye una fuente documental de primera categora. San Epifanio, gran conocedor de los idiomas bbli eos, cuando estuvo en Palestina y Egipto durante su juventud tuvo contacto con los gnstieos, a los que intent convencer de sus extravos, y estas experiencias le sirvieron luego para su obra de las herejas. Predic incansablemente contra los errores de su tiempo, y en

Filastrio, habra q u e decir q u e era Filastrio el q u e las ignoraba' 1 . Sin d u d a q u e e n esta c u e s t i n n o estaban d e a c u e r d o los d o s s o b r e q u es u n a hereja. Y e n v e r d a d q u e es h a r t o difcil el definirlo. Por e s o c u a n d o i n t e n t a m o s n u m e r a r l a s t o d a s , hay q u e evitar q u e n o se o l v i d e n i n g u n a q u e sea v e r d a d e r a hereja ni q u e se a n o t e alguna q u e n o lo sea. Q u i z sea mejor q u e t e e n v e el libro d e San Epifanio, p o r q u e c r e o q u e ha h a b l a d o e n este p u n t o ms doctam e n t e q u e Filastrio. En Cartago lo p o d r a n traducir fcil y c m o d a m e n t e al latn, y as t m e p u e d e s ofrecer a m lo q u e p i d e s d e m. 3. Te r e c o m i e n d o e n c a r e c i d a m e n t e el c o r r e o . Es u n subdic o n o d e nuestra d i c e s i s , d e la finca d e l n o b l e varn y tan q u e r i d o de m, O r o n c i o 5 . En favor suyo y d e su p a d r e , q u e lo a d o p t , le h e escrito t a m b i n a l u n a carta. C u a n d o tu b e n e v o l e n c i a cristiana las haya l e d o , te r u e g o q u e t en g as la b o n d a d d e r e c o m e n d a r l a s ante el r e c o r d a d o varn. A d e m s h e e n v i a d o c o n l a u n a p e r s o n a d e la iglesia para q u e n o le sea difcil el a c c e s o a tu santidad. R e a l m e n t e , estoy n o p o c o p r e o c u p a d o p o r l, y, c o m o e s p e r o , Dios m e librar d e esa p r e o c u p a c i n p o r la r e c o m e n d a c i n d e tu

conamur, ne praetermittamus aliquas, quamvis haereses sint, aut adnumeremus aliquas, cum haereses non sint. Vide ergo, ne forte librum sancti Epiphanii tibi mittere debeam; ipsum enim arbitrar Philastrio doctius hinc locutum, qui possit apud Carthaginem in Latinam linguam verti facilius atque commodius, ut tu potius praestes nobis, quod quaeris a nobis. 3. Perlatorem multum commendo, subdiaconus est de nostra dioecesi, de fundo autem viri spectabilis (1000) nobisque carissimi Oronti. Pro illo autem et pro eius patre, a quo adoptatus est, etiam ad ipsum scripsi, quas litteras cum legerit Christiana benignitas tua, peto, ut eas apud memoratum virum tua intercessione adiuvare digneris, misi autem cum illo etiam hominem ecclesiae, ne ad tuam sanctitatem difficilis ei esset accessus; non enim parum de illo sollicitus sum, a qua me sollicitudine Dominus, ut spero, per tuae caritatis instantiam liberabit. Peto etiam mihi rescribere non graveris,particular contra la gnosis y el origenismo. Sus copiosos escritos son sobre todo polmicos y bblicos. Entre las obras polmicas compuso el Panarion. De esta obra se hizo una Recopilacin o compendio llamada Anacefalaiosis, por un autor desconocido. A este compendio se refiere San Agustn (cf. C VL-RSCHAFFIL, Epipbane (saint): DThC 5 [Pars 1913] col.363-365; C. RIGGI, Epifanio di Salamina, en DPAC [Marietti 1983] col.1162 1164). 4 Se vena creyendo que San Filastrio se haba apoyado en la obra de San Epifanio, pero hoy se da por seguro que tanto uno como otro utilizaron la obra de SAN HIPLITO, Syntagma. De hecho, la obra de San Filastrio es muy inferior a la de San Epifanio. " Proceda de una familia de colonos que viva en la propiedad, donde era bastante > comn construir alguna capilla a cuyo servicio estaba dedicado este dicono. El propietario de esta finca se llama Oroncio, que se relaciona con San Agustn desde el ao 404 (Di; LI; BKUYNI:, Les anciennes collections et la cbronologie des lettres de Saint Augustin. RB 43 [1931] 291 292). Incluso la Carta 257 (53 en el Catlogo de San Posidio) parece insinuar que San Agustn lo bautiz (ANDR MANDOUZE, Prosopograpbie Cbrtienne [Pars 1982] 807).

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Las herejas

Carta 223

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candad. Te ruego tambin que no te niegues a responderle cmo est en la fe catlica aquel Teodosio que denunci a algunos maniqueos, aunque creo que los delatados se han corregido ya. Si por si acaso has odo algo sobre el viaje de los santos obispos, hzmelo saber. Que Dios te guarde.

CARTA 223QUODVULTDEO A AGUSTN (AO 428)

[Quodvultdeo vuelve a pedir a Agustn la obra sobre las herejas (n. 1-3), que deber ser muy distinta del compendio de Filastrio y de Epifenio (n.2)] El dicono Quodvultdeo a Agustn, seor digno de toda veneracin y verdaderamente beatsimo padre santo. 1. En realidad he recibido una sola nota de tu reverencia, la que te has dignado enviarme por medio de un eclesistico. Porque la que tu beatitud me ha hecho saber que me envi primero, por medio del notable Filcalo, an no me ha llegado. Siempre soy consciente de mis pecados, pero ahora veo claramente que mi persona sirve de impedimento a toda la Iglesia para conseguir ese quem ad modum sit in fide catholica Ule Theodosius, per quem Manichaei nonnulli sunt proditi, et ipsi, quod ab eo proditos putamus esse correctos. Si quid etiam de profectione sanctorum episcoporum fortassis audisti, fac, ut noverim. Deo vivas. EPISTULA 223

favor que te he pedido. Mas estoy seguro que quien se dign borrar los crmenes de todo el gnero humano por la gracia de su Unignito, no permitir que los mos prevalezcan para el mal de todos; antes bien, donde abund el pecado har sobreabundar la gracia, seor digno de veneracin y verdaderamente beatsimo padre santo. No sin conocimiento de causa te haba predicho la dificultad de una obra que he suplicado con inters que tu beneficencia nos ofrezca para instruirnos a los ignorantes. Tan slo he presumido con toda cordialidad de la abundancia de esa fuente divina que el Seor te ha concedido. 2. Est claro que aunque Filastrio y Epifanio, obispos venerables, recuerdan que escribieron esa obra, que, sin duda, entre otras cosas, como casi todas yo ignoro, sin embargo, creo yo que ellos no han tenido este cuidado y diligencia de poner junto a cada opinin tambin las opiniones contrarias con los ritos y prcticas correspondientes. De todos modos, ninguna de las dos obras, sea el que sea su mrito, tiene tal vez esa brevedad que yo deseo. Adems, en vano se encomienda la elocuencia griega a un hombre (como yo) que no ha aprendido bien el latn. Porque yo no he solicitado nicamente un consejo, sino tambin una ayuda '. Qu qui per unici sui gratiam humani generis dignatus est delere facinora, nec mea in perniciem cunctorum praevalere permittet potiusque, ubi abundavit peccatum, gratiam faciet redundare (cf. Rom 5,20), domine mrito venerabilis ac ver beatissime snete pater, difficultatem operis, quod instruendis inperitissimis nobis prasstari per tuam beneficentiam suppliciter exoravi, nec ipse ignorans ante praedixi; sed de divini fontis ubertate, quam tibi Dominus tribuit, veraci corde praesumpsi. 2. Nam etsi Philastrius et Epiphanius, venerandi episcopi, tale aliquid scripsisse monstrantur, quod procul dubio me nter cetera, immo sicut omnia latet, non tamen arbitrar eos hanc curam diligentiamque servasse, ut singulis quibusque opinionibus contrarias etiam responsiones a adiungerent ritusque subicerent; tune deinde opus illud utriusque, qualecumque sit, non habet fortassis eam, quam desidero, brevitatem, frustra etiam homini, qui Latine non didici b, Graeca facundia delegatur, quia non ego tantum1 En toda la carta se refleja la humildad y modestia del dicono Quodvultdeo, que quiere que San Agustn escriba la obra que le pide. Esto supone gran confianza y amistad entre los dos. Por otra parte, en su argumentacin y estilo demuestra que es un clrigo culto y celoso, que conoce bien el latn; estilo que se identifica con el autor del Libar promissionum (contra A. KAPPELMACHER, Echte u. unrichte Predigten Augustinus: Wiener Studien 49 [1931] 99; A. SIMMONETTI, Studi sulla letleralura cristiana d'Africa eta vandlica: Rendiconti delle Ist. Lombardo, Classe di Lettere 83 [1950] 407-424; F. DI CAHUA, Scritti minori I [Roma 1959] 335).

[PL 33,1000] (CSEL 57,449)DOMINO MRITO VENERABILI AC VER BEATISSIMO SANCTO PATRI AUGUSTINO QUODVULTDEUS DIACONUS

1. Unum quidem reverenda: tus commonitorium, quod per ecclesiasticum dignatus es destinare, suscepi: nam quod prius directum esse beatitudo tua significavit per virum honorabilem Philocalum, necdum ad me pervenit. Verum quamvis conscius propriorum semper fuerim peccatorum, nunc tamen evidenter agnovi adipiscendo illi, quod exoravi, muneri meam toti ecclesiae impedimento esse personam. Sed omino confido, quoniam.

aj opiniones PL b] latina non didicit PL.

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Las herejas CARTA 224AGUSTN A QUODVULTDEO (AO 427)

voy a recordar a tu veneracin, no slo acerca de la dificultad de los traductores, sino tambin de su oscuridad, cuando t mismo lo conoces mejor que nadie? Y hay que aadir que despus de la muerte de esos autores se dice que han aparecido nuevas herejas, de las cuales ellos no han podido hacer mencin. 3. Por este motivo me acojo al patrocinio especial de tu bon dad, y por medio de mi voz y por el deseo de todos, llamo al sacrosanto pecho de tu bondad dispuesto a la misericordia. Fundidos los sabores peregrinos, segn el texto de la primera carta, no niegues el pan africano que nuestra provincia suele tener por principal, sazonado adems con el man del cielo, al que llama tarde y padece hambre. En verdad que no dejar de llamar hasta que lo concedas, de tal modo que lo que no alcanza el privilegio nulo de los mritos, al menos lo