SALVAR EL TEATRO ALBÉNIZ_maquetado final_3600dpi

Salvar el Teatro Albéniz. Historia de un blog

colección Druida

Eva Aladro Vico

Salvar el Teatro Albéniz. Historia de un blog

EDITORIAL

MADRID MMIX

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su trata-miento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos sin el permiso y por escrito del Editor y del Autor.

Director de la Colección: IGNACIO MUÑOZ MAESTRE

Título: Salvar el Teatro Albéniz. Historia de un blog.

Foto portada: Berta Delgado

Eva Aladro Vico 2009 EDITORIAL FRAGUA C/ Andrés Mellado, 64. 28015-MADRID TEL. 915-491-806/ 915-442-297 FAX 915-431-794 E-MAIL: [email protected]

I.S.B.N.: 978-84-7074-290-3 Depósito Legal:

Índice General

Presentación ........................................................................ 9

Breves notas de historia. El Teatro Albéniz ....................... 15

La decoración de la fachada original del Teatro Albéniz ..... 19

La época del cinematógrafo ............................................... 31

El retorno del teatro y el comienzo de la movida madrileña ...... 35

Veinte años de aciertos y una historia legendaria ............... 71

La desaparición de Teresa Vico y la crónica de una muerte anunciada .......................................................................... 93

El caso del Albéniz en el Tribunal Supremo y el extraño comportamiento de la Comunidad de Madrid .................. 97

Estallido del caso Albéniz. La creación del blog de ayuda al Teatro Albéniz ................................................................ 105

Cómo funciona un blog: el caso Albéniz y los medios de comunicación .................................................................. 121

El caso crece: pedimos el BIC para el teatro .................... 131

El caso Albéniz y los políticos .......................................... 139

Hacia el 5 de junio, el esplendor del blog y de la plataforma y las primeras maniobras contra el movimiento. .............. 147

Entramos en el desierto. La lucha por el Teatro a pulso .. 207

Los últimos días del Albéniz y el futuro .......................... 221

El Albéniz reabrirá ........................................................... 227

Textos jurídicos de Beltrán Gambier ............................... 231

Este libro está dedicado a todos cuantos integran la Plataforma de Ayuda al Teatro Albéniz,

que sigue luchando en la actualidad por este teatro de Madrid.

9

Presentación Este libro recoge parte de la historia de un gran teatro, el

Albéniz. Y refleja la historia de un fenómeno social, el surgi-miento de la Plataforma de Ayuda al Teatro Albéniz, a través del blog de Internet teatroalbeniz.blogspot.com, que sigue existiendo en la actualidad. Este libro habla de cuanto ocu-rrió en los años 2006 a 2009, en que el Albéniz cerró sus puertas como Teatro de la Comunidad de Madrid. Reco-rremos además la historia del Albéniz porque para entender lo que ocurrió en esos años, es necesario saber el valor del teatro desde su fundación. Pero este libro es sobre todo un homenaje al espíritu de lucha y de energía de Teresa Vico, directora del Albéniz desde 1986 hasta 2004, quien consi-guió que este teatro fuera la punta de lanza del renacer teatral de Madrid, en los años de la movida madrileña y de la con-solidación política del país.

Si hoy Madrid tiene una gran vida teatral y hay una tradi-ción de asistir a espectáculos escénicos, fue en mucha medida por la tarea que en el Albéniz se emprendió, en un nuevo estilo de programación, dinámico y moderno, que ha sido seguido por muchísimas salas de la ciudad. El público que

EVA ALADRO VICO

10

hoy acude en masa a teatros clásicos, musicales o comedias, es en sí una obra y un resultado de un buen hacer teatral y artístico en Madrid en este área, y el Albéniz es parte muy importante en ese proceso.

La ciudad de Madrid tiene hoy una cultura teatral muy sa-ludable y brillante. Es saludable además porque es variada, y los teatros de la ciudad están hoy abiertos a todo tipo de es-pectáculos, de la escena clásica a la danza-teatro, del musical a la vanguardia musical. Hay una memoria de grandes es-pectáculos de la modernidad en Madrid, igual que hay acto-res legendarios que han habitado y vivido en los escenarios: Rafael Álvarez “El Brujo”, los desaparecidos Fernando Fernán Gómez, José María Rodero, Jesús Puente, Adolfo Marsillach, los actores en activo Josep María Pou o Josep María Flotats, son nombres escogidos entre los muchos pro-tagonistas de la historia teatral madrileña de los últimos años. Muchos de ellos actuaron o estuvieron en el Albéniz, dentro de un movimiento general de renacer teatral que costó mu-cho comenzar y años y años consolidar, pero que hoy po-demos disfrutar y defender, a pesar de los muchos ataques que sufre, a veces por la falta de apoyo institucional y políti-ca, otras veces por la propia fragilidad de la cultura ante otros intereses humanos. El Albéniz, y así lo reconoció todo el mundo cuando se anunció su cierre y demolición, fue un motor fundamental de ese renacer, y nuestra cultura con-temporánea tiene que respetar y recoger esa historia, recono-ciendo sus orígenes y su valor fundamental.

Esta es la finalidad esencial de este libro: honrar la memo-ria cultural del Madrid reciente, recordar, y vivir con ella, las experiencias que son primordiales en la vida de la ciudad.

SALVAR EL TEATRO ALBÉNIZ. HISTORIA DE UN BLOG

11

Este libro es el resultado del trabajo de cuatro personas en una primera línea: Beltrán Gambier, abogado, hombre de cultura, pieza fundamental de la defensa del teatro Albéniz en el frente judicial y legal, hasta hoy en día, y ayuda inesti-mable en la realización práctica de muchísimas iniciativas para salvar el Albéniz, desde la convocatoria de actos infor-mativos, hasta la elaboración de vídeos, reclutamiento de amigos, etc. etc. Berta Delgado, artista plástica y creadora visual, cuya genial idea del Blog del Albéniz, y cuyas esplén-didas fotografías, pancartas e ilustraciones, han dado a este movimiento la energía necesaria para contagiar y atraer el interés de casi 7000 personas. David Aladro, mi hermano, que ha apoyado y combatido por el Albéniz, en tardes hela-das o ante malas caras, en la salud y en la enfermedad. En una segunda línea, los amigos se multiplican: Mercedes Albi, procuradora en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid y experta aficionada al mundo de la danza, María José Ruiz, directora de la Compañía Esquivel de danza y animosa com-pañera de manifestaciones y convocatorias, Emilio Tenorio, fotógrafo y experto en el mismo área, creador del portal Éter, incesante luchador por el Albéniz; Esther y Alain Pêtre, fotógrafo él y actriz ella, siempre apoyando al Albéniz, Pedro Ruy Blas, cantante magistral y músico concienciado con la preservación de la verdadera cultura de nuestra ciudad, Ale-jandro Sanz, secretario del Ateneo y luchador por el patri-monio cultural de Madrid y la Casa del poeta Vicente Aleixandre… Pido perdón a los cientos, a los miles de ami-gos que buscarán su nombre en este libro y no lo encon-trarán por mi mala memoria, no porque ellos no merezcan estar aquí.

EVA ALADRO VICO

12

En este libro vamos a recordar, para que permanezcan siempre, algunos de los retratos de esa época más valiosos y memorables, igual que vamos a relatar lo que supuso el mo-vimiento de Ayuda al Teatro Albéniz, uno de los fenómenos culturales más auténticos y valientes de cuantos se dan en la vida cultural madrileña de las últimas décadas, y que quizás no se ha resaltado todavía suficientemente. El surgimiento espontáneo de este movimiento ciudadano, que conmovió a la cultura de la ciudad, y que tuvo que vérselas con el esta-blishment político e institucional, así como se relacionó con los otros medios de comunicación, y constituyó una innova-ción en sí mismo, con la creación de uno de los blogs más dinámicos e influyentes en la vida social de esos años. Vamos a hablar de lo que supone la irrupción de los blogs en la vida cultural de Madrid, y su relación con otros medios de comu-nicación, con el mundo de los políticos, los gestores cultura-les, los ciudadanos… Baste saber que después de que apare-ciera la Plataforma de Ayuda al Teatro Albéniz, se crearon otras con diferentes finalidades, también auspiciadas por artistas y líderes de opinión, y que se inspiraron en el poder de convocatoria tan inmediato y drástico del blog del Albé-niz.

El blog Salvar al Teatro Albéniz y la Plataforma creada des-de ese medio, constituyen una ventana única para explorar las facetas más interesantes de la vida cultural madrileña, para ver las reacciones de periodistas y políticos, las acciones más valerosas y meritorias de artistas y hombres de cultura, para reflexionar sobre la verdadera capacidad de acción en este mundo social y cultural madrileño. Es verdad que el movimiento por el Albéniz hizo caer muchas caretas. La “piedra” del asunto Albéniz midió absolutamente a todos los


13

sujetos e instituciones de importancia en el mundo cultural de Madrid y de España. Aquí vamos a hablar de quienes fueron inolvidables en esa historia, de quienes respondieron activamente en aquellos momentos. Vamos a describir todo lo que pasó sin entrar en más juicios que los que el lector haga por sí mismo.

Espero que quien lea estas líneas disfrute no solamente del recuerdo, sino de la esperanza de volver a ver el Albéniz rena-cer, como tantas veces en su historia, reabriendo sus puertas para volver a vibrar con los aplausos de su público. Creemos que todavía puede lucharse por este teatro, y por eso este libro está en la calle. Si tras su lectura queréis apoyar la recu-peración de este teatro, escribidnos al blog o al correo electrónico de la Plataforma: albenizteatro@mixmail,com. Y si está en vuestra mano hacer más, pensad que luchamos por algo más que un recuerdo tierno: el Albéniz, lo hemos dicho en muchas ocasiones, son los ojos de Madrid, y Madrid sin él se ha quedado ciego.

15

Breves notas de historia. El Teatro Albéniz

El teatro Albéniz se inauguró en 1945 como teatro musi-

cal, y se dedicó a la ópera y el ballet hasta 1948. De esa época temprana destaca la ópera Aida, con la compañía de la Ópe-ra de Roma, dirigida por Ataúlfo Argenta, y las representa-ciones de danzas clásicas por la Compañía Rusa.

Teresa Vico, directora durante casi veinte años del teatro a partir de 1986, contaba que el Albéniz lo habría construido uno de sus propietarios para albergar las compañías musicales de una cantante de cuyos favores disfrutaba, artista que se dedicaba a la ópera o a la zarzuela. Lo cierto es que el teatro está bellamente decorado en su interior, con unos frescos actualmente ocultos, en los laterales y los revestimientos de terciopelo rojo de las paredes, que recuerdan la época de zar-zuelas y óperas en los años 40. Las lámparas e ilustraciones de los techos fueron recuperadas en parte en alguna pequeña reforma reciente. Realizando algunas de esas reformas, en la época como teatro de la Comunidad, salieron a la luz los frescos del techo, pero los de los laterales se dejaron ocultos. Desde el piso superior en el entresuelo, se podía ver el es-pectáculo a través de unos escaparates de estilo clásico, que se conservaron hasta hace poco.

EVA ALADRO VICO

16

Un programa de mano de 1950.

Hoy el Albéniz está cerrado y se han tapiado sus puertas. Pero su interior está intacto, a oscuras, esperando una reaper-tura que sin duda llegará porque esta historia suya es real-mente curiosa y atrayente.


17

El Albéniz se concibió como un teatro inmenso para la época. El proyecto arquitectónico original planteaba una gran estructura teatral, de la que se diseñaron en el entorno dependencias diversas. A su alrededor se edificaron viviendas, que alojaron a familias de artistas y trabajadores del teatro durante años, y luego a familias dedicadas al trabajo en el cine. Su patio de butacas es de los más grandes de Madrid, con mil cuarenta localidades. El escenario tiene una emboca-dura gigantesca, que le permite representar danza y acoger escenografías de mucha envergadura. Le falta lo que en ter-minología teatral se denomina un “hombro”, es decir, el ensanchamiento de la caja escénica por uno de sus lados para permitir el paso de escenografía o personas con comodidad.

El Albéniz está en el puro corazón de Madrid, justo detrás de Presidencia de Gobierno de la Comunidad de Madrid, y con su gran amplitud de sala, ocupa un enorme área de la manzana en que fue construido. Su vocación desde el princi-pio fue de teatro principal, situado en el centro de Madrid, como una contribución más para que ese centro de la ciudad fuera lo más brillante y dinámico culturalmente hablando.

Desde 1948 hasta 1954, durante su primera época, se in-troducen en su programación la zarzuela y la revista. En su escenario se estrenó la última zarzuela del maestro Guerre-ro. Hay integrantes en el movimiento de defensa de este teatro, que nos han contado cómo vivieron la niñez dentro del mismo, donde actuaban muchas compañías en los años 50. Pero la historia del teatro es abrupta e interrumpida, como su destino. A partir de 1954 se introduce el cinemató-grafo, que alterna con el teatro hasta 1984, del que relatamos un poco más adelante una época importantísima para la ciu-dad, la del Cinemascope y Cinerama. Esa actividad se ve

EVA ALADRO VICO

18

también interrumpida y en 1985 recomenzará la actividad teatral de nuevo en el Albéniz con las representaciones de “Bodas de Sangre”, de la entonces Compañía de José Luis Gómez, dentro del Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid.

Lo cierto es que de la época cinematográfica del teatro se pasó al reinició de la teatral por necesidad de adaptación al nuevo público. Y el cine a su vez fue poco a poco perdiendo espectadores, aunque en 1984, cuando el Albéniz vuelve a ser teatro, todavía hay una sala de proyección con máquinas al efecto que se usarán en algún ciclo especializado en la época de Teatro Oficial de la Comunidad de Madrid. Ya entonces su vocación de sala multidisciplinar estaba indicada. Como luego ocurrirá, el Albéniz vivió fases de decadencia y de es-plendor en todos esos períodos. Algo similar ocurrió con su proyecto arquitectónico original y su definitivo aspecto, ma-jestuoso y discreto a la vez, del que hablaremos a continua-ción.

19

La decoración de la fachada original del Teatro Albéniz

Ésta es una historia curiosa, que marca la personalidad de

este teatro. El Albéniz nació como un gran proyecto arqui-tectónico, que no se llevó a cabo en su totalidad, y que dejó su particular rastro en la propia historia del inmueble, con sus figuras de madera oscura habitando para siempre el vestí-bulo teatral, y su imponente fachada, finalmente muy discre-ta en su estilo. Quizás pocos aficionados sepan que esas figu-ras de madera de los vestíbulos son obras de arte de mucha importancia del escultor Ángel Ferrant.

En 1943 José Luis Durán de Cottes y Rafael López Iz-quierdo, autores del proyecto original del teatro Albéniz de Madrid, encargan a Ángel Ferrant, prestigioso escultor, la decoración escultórica del exterior de este edificio.

Los arquitectos originales habían proyectado para el Albé-niz una fachada-retablo de carácter festivo y popular, en co-rrespondencia con la función de teatro de variedades que iba a cumplir ese espacio, y Ferrant preparó una serie de once esculturas en madera policromada a modo de ninots, que representaban las regiones españolas. Finalmente no se rea-lizó esta fachada, ya que, a pocos meses de inauguración del edificio, hubo un cambio en la dirección de obras y el nuevo

EVA ALADRO VICO

20

arquitecto diseñó una fachada totalmente diferente. Las tallas de Ferrant estaban hechas, y pese a su inadecuación a la nue-va fachada, se utilizaron en ella.

La fachada original estaba concebida como pantalla de atracciones, a modo de “retablo”. Las figuras bufas de Fe-rrant iban en once campos de tres pisos superiores, dispuestas en nichos dorados.

El proyecto de fachada original

Las esculturas están dotadas de un pequeño motor que po-

ne en movimiento algunas articulaciones diseñadas para ello. Los autómatas habían de ponerse a funcionar con una fuerte iluminación y acompañamiento de pianola eléctrica con música de Albéniz, de modo que las referencias a la imagi-nería de feria y a los atractivos y disonancias de lo grotesco quedaran evidenciados.

Todo el teatro se construyó como un teatro homenaje a la música española, de ahí su nombre también. Es curioso sa-ber, que el actual Alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Ga-llardón, es sobrino bisnieto del compositor Albéniz, pues su


21

abuelo Víctor Ruiz Albéniz, periodista afamado, era hijo de la hermana del músico español. También es curioso que el Alcalde no haya salvado este teatro de su cierre, estando tan vinculado a él, como explicaremos más adelante.

El cambio de arquitecto en las obras de creación del edifi-cio supuso además una reducción de las aspiraciones arqui-tectónicas del mismo, de modo que se remataron muchos elementos de un modo mucho más austero y discreto de lo que se había pensado originariamente. Se creó un teatro de enormes dimensiones, majestuoso en su interior, con suelos de mármol y patio de butacas inmenso, y la fachada mucho más sencilla. Pero los rasgos de la personalidad del Albéniz ya están fijados, tanto en la primera época como en la época del cinematógrafo: el aspecto grandioso, el color rojo de butacas y escenario, los dorados de la sala, los espejos de grandes molduras, la escalinata de subida a entresuelo y oficinas. El Albéniz es un teatro de gran belleza.

EVA ALADRO VICO

22

Algunos rasgos interesantes del interior son la amplitud de

los espacios entre butacas, las grandes extensiones de sala y de entresuelo y piso tercero, que han permitido muchas activi-dades en el teatro en toda su historia. También es paradójico que en los informes sobre el valor cultural y arquitectónico de este teatro no se reseñaran algunas de estas características. Baste saber que en la sentencia que condenó el Albéniz a perder su protección urbanística se dice que el Albéniz no tiene relevancia alguna arquitectónica y que es un ejemplo de arquitectura del período autocrático, es decir, franquista.

Cualquiera que entre en el Albéniz verá que el Albéniz es mucho más, y muy diferente, a un edificio franquista anacrónico y feo. El Albéniz es un teatro de gran dimensión, y sobre todo, es un teatro fresco y cálido a la vez, que no ha perdido valor y belleza con los años, sino que se ha adaptado y envejecido bien, desde el punto de vista monumental. Bas-te mirar, desde su fachada, a lo alto, y ver sus altas cornisas con su nombre, para notar que no se trata de algo de nulo valor. Es totalmente sorprendente que el Hotel Madrid, si-


23

tuado a la espalda del teatro en la calle Montera, y de la misma época, sigue disfrutando de protección en su fachada, mientras que el teatro, mucho más bello, ha perdido esa pro-tección a manos de intereses particulares y de la incuria de la Comunidad de Madrid.

En los Anales de Historia del Arte, recoge David Aladro, se menciona aquel proceso de edificación:

El 31 de marzo de 1945, sábado de Gloria, se inauguraba

el teatro Albéniz en la calle de la Paz de Madrid con una función de gala que se había anunciado como «presentación fastuosa». Se trataba de una intervención importante en una parte del casco viejo de Madrid afectada por el proyecto de alineaciones y reforma que se conoció con el abultado nombre de Nueva Gran Vía ‘, un plan con el que se sane-aría muy parcialmente esa zona cercana a la Puerta del Sol. En su noche de gala el Albéniz estrenó el espectáculo Aque-lla noche azul, - fantasía cómico-lírico-bailable, original de Alfonso Paso … se abría una sala de espectáculos, cuyo propietario, Maximino Moro, había encargado construir primero a los arquitectos José Luis Durán de Cottes y Rafa-el López Izquierdo y después, con la obra ya muy avanzada, a Manuel Ambrós Escanellas, quien hizo de la obra pen-diente de realización, poco más que la arquitectura de inte-riores y la fachada, un ejercicio de suntuosidad. La apertura del Albéniz desencadenará, por las circunstancias que hab-ían convergido en la concepción del edificio, una interesan-te polémica…

Las notas de prensa celebraron unánimemente las carac-terísticas del nuevo edificio. Pero, también eran coinciden-tes en la opinión de que el grupo de esculturas que formaba parte de la fachada desdecía de los atractivos de la arquitec-tura…

EVA ALADRO VICO

24

En 1950, cuando la Revista Nacional de Arquitectura de-

dicó un número a la construcción de teatros en España, el arquitecto Ambrós se ocupó de explicar en un artículo las características e importancia del teatro Albéniz… Esa fa-chada parlante estaba concebida como lugar de integración de las artes, en explícita correlación con el espacio escénico que esperaba a los espectadores en el interior del teatro. Su intención «nacional» traía al recuerdo el interés por la re-creación popular de los músicos españoles, y en primer lu-gar de Albéniz. La fachada, es más, se levantaba como un retablo patriótico bufo…/…

…. Al tallar sus sabios muñecos, Ferrant se había plegado a la simpática concepción arquitectónica del exterior del teatro como pantalla de atracciones. Partiendo de figuras modeladas, hizo esas once esculturas de madera que repre-sentaban las regiones de España y que habían de distribuirse en sendos nichos por los tres pisos diferenciados en la fa-chada: Canarias, Andalucía, Baleares y Asturias en el prime-ro, Cataluña, Castilla y Extremadura en el intermedio, Aragón, Valencia, País Vasco y Galicia en el superior.


25

Fotos de Berta Delgado y David Aladro Vico.

El diseño del exterior del teatro Albéniz fue definido con gran acierto por Enrique Lafuente como «fachada-retablo», término que trae a la memoria la designación de fachadas de la tradición del s. xvi. …. /…. la colocación final de los autómatas [las esculturas] de Ferrant en un contexto tan dis-

EVA ALADRO VICO

26

tinto y tan hostil a su integración plástica y poética, era una ofensa a las virtualidades de la obra de arte total que anun-ciaba la fachada para la que las concibió. Construido el tea-tro, las esculturas se distribuyeron de una forma muy distin-ta en los nichos diseñados por Ambrós.

Y allí permanecieron hasta que en 1983 se sacaron defini-tivamente de su emplazamiento, primero para exponerlas en la retrospectiva de Ángel Ferrant, celebrada en el Palacio de Cristal del parque del Retiro, y luego para colocarlas, con buen criterio por parte de su actual propietario, en el inter-ior del teatro, con objeto de preservar su conserva-ción…(Javier Arnaldo Alcubilla, “Fracturas de una obra de arte total: la polémica del teatro Albéniz” Anales de Historia de/Arte 155N: 0214-6452 1998, ni 8:321-338)

Fachada del Albéniz en dos momentos de la actualidad.

Esas figuras autómatas que decoran los vestíbulos del teatro

hoy y lo hicieron desde que se consideró apropiado su con-servación en el interior, a resguardo del agua y del mal tiem-po o excesivo sol que fue oscureciéndolas y quitándoles la


27

policromía, siguen moviéndose –(en alguna ocasión la mano de alguna de ellas ha golpeado a algún trabajador distraído en la sala del teatro). Acompañan a los carteles de los dife-rentes espectáculos de la última época del teatro, dedicados personalmente por todos los artistas que han pasado por el escenario, idea que tuvo Teresa Vico tras realizarse una expo-sición de los estrenos del teatro Albéniz, en la planta de en-tresuelo del teatro.

Todos los niños de las generaciones de los años 60 y 50 re-

cordarán, cuando fueron a ver “Ben Hur”, “2001 Una Odi-sea en el Espacio” o “Quo Vadis”, al gran cine Albéniz, esas lujosas y sombrías presencias de los autómatas en el vestíbulo del Cine. Igual que no olvidarán, como dijo el Gran Wyo-ming, aquel gran espacio en el que se podía disfrutar de las películas a gran escala, gracias al nuevo sistema Cinerama, que proyectaba las películas en un formato especialmente

EVA ALADRO VICO

28

ensanchado sobre pantallas agrandadas a tal efecto. El Albé-niz es un gran espacio escénico, que rezuma esa dimensión en su memoria, y de la que supo aprovecharse en su fase tea-tral actual.

El edificio estuvo permanentemente protegido por disposi-ciones municipales desde su creación. Al ser un teatro, los Planes de Ordenación Urbana lo protegían con un grado máximo de modo que no podía alterarse ni su uso ni su fa-chada y estructura arquitectónica. Así ocurría con todos los cines y teatros de Madrid, desde su creación en esas décadas tempranas del siglo XX, hasta pasado el año 2000, en que el Alcalde Ruiz Gallardón levanta la protección sobre el uso de los cines y teatros de Madrid, y con ello, empieza la desapari-ción de todos los grandes coliseos de la Gran Vía y el centro de la ciudad. Actualmente solo quedan 3 cines en toda la zona. Lo cierto es que las disposiciones del Alcalde Gallardón en materia de protección de los teatros y cines han hecho que desaparezcan y estén amenazados de desaparición centenares de locales de exhibición cultural en la ciudad. Aunque el Alcalde ha anunciado planes de especial protección cultural en el centro de la ciudad, todos podemos ver, cada día, el avance de las cadenas comerciales de ropa y supermercados que van invadiendo edificios singulares.

No hay nada más espantoso que un edificio de los años 40, con su estética clásica y señorial, destrozado con un uso co-mercial completamente ajeno a la función y finalidad con la que fue construido. Si es cierto que nuestra Gran Vía, nues-tros hoteles y palacios, no son de un empaque extraordinario, comparados con los edificios neoyorkinos o parisinos, costó muchísimo esfuerzo llegar a tener un centro metropolitano de apariencia vistosa a comienzos del siglo XX, como relata


29

Manuel Azaña en sus Memorias. Y ese mundo de emporios comerciales del XIX, de hoteles y cines, de teatros y salas de música, es el patrimonio de una ciudad que recuerda su vida pasada, a sus generaciones de abuelos y bisabuelos, a través de ellos. Desgraciadamente hoy se demuelen, y las ciudades comienzan a parecer fantasmas de su propia historia. Creo que una sensibilidad cultural mayor podía haber salvado mucho más de nuestras raíces materiales para la cultura.

El asunto no es meramente sentimental: los antropólogos y expertos en expresión humana saben que la cultura tiene raíces materiales: los lugares emblemáticos, donde han tenido lugar manifestaciones humanas, sean culturales, sean de toda índole, conservan la capacidad para reproducir esas experien-cias. Literalmente, estos inmuebles son medios de transpor-te. Transmiten a generaciones, atravesando el tiempo, una herencia cultural, experiencias increíbles, que hablan en sus fachadas, en sus paredes. Por eso hablamos de que el Albéniz es un “templo” del flamenco, o el “santuario” de los bailari-nes, o “sagrado” para los actores. Los lugares que recogen y están unidos a la lengua, la cultura o el arte de una ciudad, de un pueblo, son como centrales nucleares culturales, en ellas se condensa y anima la energía cultural que hay que traspasar a las nuevas generaciones. Una ciudad que no con-serva esos lugares anclados con realizaciones humanas y con grandes mensajes de la cultura, es una ciudad condenada a la debilidad y a la falta de educación y civismo.

Hay un sencillo milagro en la capacidad que los lugares, que la tierra tiene, para reflejar lo más sagrado de la experien-cia humana. Las civilizaciones son más refinadas cuanto más conscientes son de este hecho y más esfuerzo dedican a con-servar ese espejo de la herencia inmaterial que es la materia

EVA ALADRO VICO

30

en la que se arraiga esa herencia. En la delicadeza con la que se talla un instrumento musical, con la que se borda un pa-ño, con la que se adorna un jarrón, se honra a la capacidad de los objetos para transmitirnos sabiduría. Lo mismo o más aún ocurre con los teatros. Los teatros de todo el mundo son lugares labrados con las voces, con las palabras que allí han producido un efecto, con las músicas o danzas que han pin-tado la existencia humana. Culturas muy simples y profun-das han sabido siempre conservar sus teatros, por ruinosos o viejos que sean. Madrid, desgraciadamente, no conserva sus teatros, y ello nos habla de una historia cerril que no ha cambiado sustancialmente.

31

La época del cinematógrafo El cine Albéniz funcionó desde 1954 hasta los primeros

años 80. Todavía en esos años se conservaba en el teatro el proyector y , viviendo en el edificio, estaba el operador de la máquina de proyección, que luego trabajó como vigilante de seguridad del local. El gran escenario del Albéniz, que podía albergar una pantalla extraordinariamente larga, pudo acoger las primeras películas en sistema Cinerama, que fueron un gran éxito en los años 60 en Madrid: muchos adultos de hoy recuerdan, en su infancia, las esculturas de oscura madera que vieron cuando fueron a ver Ben Hur al teatro Albéniz. No se olvidarán, seguramente, cuando parados en un atasco por el centro de Madrid, vieron los neones iluminados con la figura de una mujer peinada a lo afro de la sala de fiestas Xairo, que acogía el cine en su sótano, y que existe todavía. Teresa Vico me contaba que el Xairo conservaba todavía, las mesas y sillas, y hasta las copas y lámparas, de su mobiliario original. Durante mucho tiempo el Xairo fue una discoteca de las primeras que tuvo Madrid, como Pasapoga o Bocaccio, cada una de éstas con su peculiaridad y fama particular.

EVA ALADRO VICO

32

Xairo dejó de funcionar en los años 70, pero hubo muchos planes para reutilizar su espacio como bar, o centro cultural, dentro del Albéniz. Lo cierto es que la Comunidad de Ma-drid no invirtió ni consideró oportuno hacer en el teatro una explotación mayor de sus posibilidades.

De la época del cine en sistemas panorámicos el teatro

heredó, de algún modo, la tendencia a una sonorización artificial, porque desde siempre el Albéniz fue un teatro con problemas acústicos. En los años del Cinerama, el Albéniz utilizaba sistemas “sensourround” con amplificadores para dar una impresión acústica mayor y más envolvente. El problema acústico del Albéniz fue estudiado años después, en una tesis de fin de carrera realizada por Raquel Rozados López, en 1995, en Ingeniería Acústica de Telecomunicaciones, quien realizó un estudio acústico y electroacústico del teatro, y estudió la acústica teatral viendo cuál era el problema del Albéniz en cuanto a su sonido: la


33

sala tiene un piso de entresuelo que literalmente parte las ondas sonoras en dos, impidiendo que el sonido envuelva todo el espacio, como ocurre en los teatros clásicos con forma de “herradura”. Los teatros arcáicos griegos y romanos eran cuidadosamente construidos en estas formas circulares y ovoidales, protegiendo la expansión correcta de las ondas acústicas. Incluso, se tenía en cuenta el subsuelo del edificio, su orientación, su cercanía a zonas húmedas o su inclinación con respecto al escenario. Así debe seguir siendo, y por eso, cuando oímos que se quiere construir un teatro sobre un aparcamiento o rodeado de tiendas y oficinas, sabemos que eso que se va a construir sonará mucho peor que el Albéniz…

En conjunto, y con los trabajos de sonorización que tras este estudio se llevaron a cabo en el Albéniz, el teatro no ha sido malo acústicamente hablando. Me sorprendió mucho comprobar que los nuevos Teatros del Canal necesitan sonorización artificial, como la necesitaba el Albéniz. Y eso que han sido diseñados antes de ayer, como quien dice. El Albéniz tenía sus pérdidas acústicas pero ante ese problema el equipo técnico siempre compensaba con diferentes medidas el efecto causado.

Lo cierto es que el Albéniz, con cuidados y protecciones adecuadas, ha cumplido bastante honrosamente con el expediente del sonido en la sala, aunque con pocas modificaciones podría mejorarse infinitamente –por ejemplo abriendo la segunda planta para impedir la pérdida de sonido en la misma).

EVA ALADRO VICO

34

2001, Una Odisea en el espacio, se vio en el cine Albéniz en cinerama.

35

El retorno del teatro y el comienzo de la movida madrileña

En 1984 se decide dedicar el teatro exclusivamente a acti-

vidades escénicas, y tras unos breves meses, el Albéniz es al-quilado a la Comunidad de Madrid para comenzar a funcio-nar como teatro de esa institución. No existe entonces nin-guna tradición teatral reciente de uso del local, ni hay un público creado. El Albéniz empieza desde cero a funcionar como Teatro de la Comunidad de Madrid.

En 1984 la Comunidad de Madrid es una institución aún muy inexperta y joven. Decide consolidar su actividad cultu-ral con un teatro donde pueda subvencionar la programa-ción. Busca y encuentra el Albéniz, y establece un contrato muy favorable para su propietario de entonces, de alquiler de la sala. Pero el Albéniz es un teatro desconocido, antiguo, y formar y gestionar un centro cultural con él es una tarea difí-cil. El propietario busca a alguien profesional para llevar a cabo esa tarea.

EVA ALADRO VICO

36

Jaume Sisa actuó en los comienzos del teatro Albéniz.

Mi madre, Teresa Vico, llevaba unos años dedicada com-

pletamente a la producción y gestión teatral, tras haberse incorporado tardíamente a la profesión de la familia Vico. MI madre era hija de Eduardo Vico, hijo a su vez de Anto-nio Vico, primogénito del gran actor del mismo nombre que fue una de las glorias teatrales de mediados del XIX. La saga


37

Vico se remonta hasta 1800, pues existe un Antonio Vico que viajaba en carreta y escribía comedias y dramas, cuyos manuscritos están en la sección de “Raros” de la Biblioteca Nacional. En los años 70 Teresa probó suerte en la interpre-tación teatral, en el diseño de figurines –dibujaba muy bien-, pero finalmente se dedicó por entero a la producción, lle-vando diversas compañías. Cuando el propietario del Albéniz le ofrece la dirección técnica del local, se trata de un empleo fijo en Madrid, y mi madre empieza a trabajar en el teatro de la calle Paz.

El Gran Wyoming cantó en el teatro. Ha sido importante en la Plata-

forma de Ayuda al teatro Albéniz “La Reina del Nilo”, montaje con música de Jaume Sisa e

intervenciones teatrales de un número importante de actores y actrices del momento (el Gran Wyoming, Agatha Lys, Carmen Maura) es el primer gran estreno del Albéniz. Es un espectáculo extraño, muy al estilo de la época, con guión de Moncho Alpuente y música de Jaume Sisa. Recuerdo a Carmen Maura quejándose de la pobreza de los camerinos. La función no va muy bien, pero es la primera vez que el Albéniz vuelve a sonar en la vida pública desde hace muchos

EVA ALADRO VICO

38

años. (Pedro Almodóvar, que empezará a frecuentar el teatro en esa época, será uno de los más importantes referentes en la salvación del Albéniz.)

Muchos personajes de la naciente movida madrileña acu-den al estreno de “La Reina del Nilo”. Es la época en que Almodóvar, Antonio Banderas, Wyoming o Alaska están comenzando sus carreras. La función encaja perfectamente en el eclecticismo e informalidad cultural de la época. Pero el teatro es completamente desconocido, y aún no está “calien-te”. Serán necesarios años de aciertos en la programación y difusión de la línea del Albéniz para que se convierta en un creador de éxitos.

Enrique Centeno, escritor y crítico teatral, que ha sido un fiel apoyo en estos últimos años a este movimiento, describe aquellos años de esta manera:

Aquél 1986, se recuperó de nuevo el teatro Albéniz. Mo-

dernos equipos técnicos, como el sistema eléctrico de ilu-minación. Aquello lo estrenó, precisamente, el cantante “Ricardo Solfa” (Jaume Sisa) con su disco “Carta a la no-via”. Y así comenzamos a regresar al gran coliseo en el que el músico Albéniz nos parecía que resonaba con sus “Suite” y su composición “Marcha nupcial”. Subíamos otra vez el callejón de Correo hacia allá: ese mismo día se representaba también “Los peligros de la jungla”, el primer estreno del autor Antonio Onetti. Aún seguimos subiendo la cuesta mi-rando de reojo el estrecho por el que asoman las rejas perte-necientes a las cárceles por las que tantos pasamos llevados a palos por aquella policía: la misma que sufrió la explosión de la cafetería de la acera de enfrente.

Ya parecía, estos días, que la jungla urbana se había cal-mado. Pero la memoria del madrileño no mata el rencor y


39

los robos que le han cometido. Entre alcaldes y negociantes de construcción –ahora van a fusilar en el Paseo del Prado- fueron bombardeados nuestros teatros. Ya no existe el Es-pronceda, se explotó el Martín –aquella sala que comenzó con “las chicas”- para apartamentos y, más recientemente, el querido Teatro Maravillas, disimulado en su conservación con un brillante hotel y una caja de cerillas sustituyendo la gran sala. La jungla de los negocios.

Ahora nos quieren volar el teatro de la Puerta del Sol. Qué miedo. Qué pavoroso túnel el que nos escenificó José Saramago: “La noche”, estrenada en el Albéniz (Octubre, 1996, diez años tras la recuperación). Como tantos otros espectáculos que hemos ido viendo y recordando. Aquella noche se refirió a la “Revolución de los claveles”. Claveles llevaremos como revolución ante la represión contra la Cul-tura y contra el Teatro y con arquitectos ignorantes o ven-didos.

Y Moncho Alpuente, que fue protagonista del renacer del

Albéniz, relata:

Matar un teatro es crimen de lesa iniquidad, pero matar un teatro resucitado como el Albéniz es doblemente inicuo. Después de unos años como sala de cine especializada en el espectacular pero efímero formato del cinerama, el teatro de la calle de La Paz cerró sus puertas y permaneció en hiber-nación hasta que la Comunidad de Madrid, en los primeros años ochenta, lo rescató para la escena y lo devolvió a sus antiguos menesteres teatrales. En pocos años, gracias al tesón, la profesionalidad, la intuición y la vocación de la irremplazable Teresa Vico, el Albéniz se transformaría en un punto de referencia imprescindible en la depauperada cartelera teatral madrileña con una programación de cali-

EVA ALADRO VICO

40

dad, abierta a todos los géneros escénicos, que incorporaba las propuestas más arriesgadas y ensamblaba sin complejos el teatro clásico y la danza contemporánea, la escena inter-nacional, la lírica, el flamenco y los recitales de autor, la ex-perimentación con la tradición, el riesgo con las apuestas consolidadas.

Murió Teresa y ahora dejan que muera su obra. Teresa Vico iluminó las sombras del viejo, inhóspito y desgraciado teatro que tenía, y hoy recupera, su leyenda negra, una mal-dición congénita desde su inauguración en marzo de 1945, en plena posguerra y a dos pasos de la ominosa Dirección General de Seguridad y del reloj de gobernación. Cuentan las crónicas que los espectadores que acudieron al estreno criticaron en muy duros términos las modernas figuras mecánicas que adornaban su fachada, autómatas ataviados con trajes regionales y presuntamente dotados de movi-miento. No tardó la dirección del coliseo en retirarlas de la vista y el edificio despojado cubrió desde entonces su des-nudez impúdica con enormes carteleras.

Yo he visto esas estatuas robóticas dentro del teatro, dor-midas, inquietantes y grotescas. Hechas para mirarse de abajo arriba, a distancia las estatuas miraban de cerca a los espectadores con ira y reproche, como culpables de su injus-to encierro. Me dijeron que las desahuciadas criaturas eran obra de Sert, pero por más que busco en las respectivas bio-grafías del muralista José María y del arquitecto José Luis, no encuentro referencias a la autoría de estos pobres autó-matas bastardos, que desde la penumbra rumian su vengan-za. Murió Teresa Vico, la única que supo conjurarlos, man-tenerlos a raya en sus rincones, alimentándose tal vez del eco de las voces, las luces y las ovaciones, después de unos años de estruendo en sensurround, cine panorámico y pa-lomitas.


41

Yo vi en el cine Albéniz, en la primera fila y después de una noche de insomnio, las apabullantes imágenes de “2001, una odisea del espacio”, sumido en un trance hipnó-tico y alucinatorio. Años después, recién recuperado el tea-tro, un día exploré por mi cuenta, a cuenta de mi curiosidad insaciable, los numerosos pasadizos, galerías y escaleras del edificio y, al llegar a una de las plantas superiores en pe-numbra, vi un resquicio de luz bajo una puerta, la abrí con cuidado y me encontré de golpe en la sala de estar de una familia que veía la televisión arrellanada en el tresillo y que me invitó amablemente a visitar su insólita vivienda. Me temo que si no han abandonado ya su hogar, no tardarán mucho en hacerlo; el malhadado teatro Albéniz perecerá pronto a causa de la maldición, no de la maldición de las es-tatuas, sucumbirá bajo una maldición, que es epidemia en Madrid, la del desdén y la desidia municipal y autonómica, del maleficio de las permisivas autoridades que autorizan la demolición de un teatro y la construcción de un centro co-mercial más en el gran centro comercial de la ciudad, junto al zoco galdosiano de la plaza de Pontejos, mercado bulli-cioso y tradicional de la mercería y la pasamanería. En la ca-lle de La Paz, frente al teatro, sobrevive una de las más casti-zas y honradas tabernas de Madrid. En la calle de La Paz y sus aledaños abundan las tiendas de imágenes, objetos y or-namentos religiosos, estampitas, devocionarios y cristiana parafernalia de mercadillo espiritual. Pero los dioses fran-quiciados de los centros comerciales son inmunes a las jacu-latorias, a las tabernas y a los teatros, el shopping es el rito de moda y el primer espectáculo de masas. Y espectacular, apocalíptico, será el caos en torno a la siempre caótica Puer-ta del Sol, kilómetro cero de todos los malditos embrollos. (“La segunda muerte del teatro Albéniz “Moncho Alpuente, El País - 24-05-2006)

EVA ALADRO VICO

42

El trabajo de conseguir que el Albéniz se hiciera un nom-

bre y un prestigio en el mundo teatral madrileño fue inmen-so. La Comunidad de Madrid estaba desde luego muy intere-sada en potenciar el teatro. Pero no existía ninguna directriz sobre cómo lograrlo.

(Bebo Valdés ,una de las figuras de jazz legendarias que actuaron en el

Albéniz)

Poco a poco surgen las iniciativas: acoger el Festival de Jazz de la Comunidad de Madrid y potenciar su difusión en medios y carteles. Crear ciclos de exhibición de cine, de música, de teatro; acoger determinadas compañías creando


43

un hábito de programación, como ocurre con Els Joglars, Tricicle o a grandes figuras como Chavela Vargas o el Ba-llet Nacional de Cuba; acoger definitivamente el novato Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid, creado a imitación de los festivales culturales europeos

Chavela Vargas en concierto en el Albéniz

El teatro Albéniz inicia esta su última fase de actividades en

1986. Permanece 21 años programando ininterrumpida-mente Danza, Teatro, Música, Ópera, Jazz y Flamenco. Su programación ha sido la más vanguardista de la cartelera española durante decenios. Al mismo tiempo, por la dura-ción de los espectáculos en cartel, es accesible al gran públi-co. El teatro sostiene durante años y años una línea de des-cuentos y precios especiales para estudiantes, grupos, y pro-mociones de diversos tipos. Es uno de los primeros en in-

EVA ALADRO VICO

44

formatizar la venta de entradas mediante sistemas electróni-cos. Cuando la programación es menos exitosa, se intensifica el esfuerzo para difundir y promocionar los espectáculos. Los aficionados al gran teatro, a la ópera, al flamenco, han podi-do ver y educarse con este teatro en el centro de Madrid.

(Els Comediants en su último montaje en el Albéniz, “Bi”, en 2003)

En este período, el Albéniz ha acogido a miles de artistas en su escenario. Ha visto nacer a genios de la danza (Joaquín Grilo, Joaquín Cortés, Lola Greco, Miguel Ángel Berna) y ha acogido a genios consolidados del teatro (Josep María Flotats, Els Joglars, Els Comediants, Teatre Lliure, El Brujo, Marsillach, Fernán Gómez,); ha visto morir a artis-tas de estas artes en sus tablas también: Adolfo Marsillach, Vittorio Gassman, Antonio Gades, José Bódalo. En este per-íodo, todos los géneros son acogidos con un nivel de calidad excelente. El teatro Albéniz ha tenido las más bellas represen-


45

taciones operísticas de “La Flauta mágica” de Mozart en su Festival Mozart durante años, grandes espectáculos infanti-les ( como el Teatro Negro de Praga, o los Payasos Litse-dei), ha acogido festivales de jazz municipales y comunitarios con intérpretes como Stephanne Grappelli, Al DiMeola, Stanley Clarck, Paquito de Rivera, Michel Camilo, Festi-vales de Flamenco con las voces más geniales (La Niña de los Peines, la Paquera de Jerez, José Menese), de música po-pular, desde Serrat, a Chavela Vargas, María del Mar Bo-net, LLuis LLach o lanzando al estrellato a Diego el Cigala con Bebo Valdés. “Sarafina”, compañía Sudafricana, gritó libertad antes de que desapareciera el apartheid en su país, en el escenario del Albéniz. (Rey Lear de Calixto Bieito, uno de los últimos gran des hitos del Albéniz)

En el teatro han dicho sus monólogos Peter Ustinov, la Royal Shakespeare Company, el Piccolo Teatro de Milán, Steven Berckov, el Teatro Katona Joseph de Budapest, El Berliner Ensemble, y se interpretó la primera versión de “Ar-te” de Jashmina Rheza, en España. La Comédie Française, Marcel Marceau, el Teatro Nacional Taganka de Moscú, y tantas compañías de innumerables países se han presentado en este escenario.

EVA ALADRO VICO

46

Sorprendentes espectáculos como Stomp, como Momix, como los de Robert Lepage, como los de Calixto Bieito, nos abrían en el Albéniz nuevas dimensiones de experiencia teatral. Pero el teatro de siempre, la comedia, la zarzuela, también estaban en la programación del Albéniz. Y cuando nadie sabía qué hacer con el escenario en pleno verano, el Albéniz se inventó los espectáculos de danza clásica que son ahora una fórmula fija en muchos teatros de Madrid, con el Ballet Nacional de Cuba. Y el Ballet Triádico de Berlín, el Nederlands Dans Theater, el American Ballet, y la compañía ni más ni menos que de Merce Cunningham, y Carolyn Carlson, y Mijail Baryshnikov…


47

Mihail Baryshnikov, retomó el éxito de público en el Albé-

niz

El mundo entero estuvo en el Albéniz: teatro japonés, hindú, africano, chino, música griega, turca, danzas hindúes, aborígenes americanas, derviches, acróbatas, primas balleri-nas, los reyes, los políticos, los artistas y los famosos entraron por una u otra puerta de este teatro y todos salieron bien parados. En el Albéniz no se ha suspendido NUNCA una función por problemas técnicos, nunca ha existido un “no se puede” frente a un montaje difícil, una escenografía compli-cada, un programa de espectáculos múltiple...

EVA ALADRO VICO

48

Espectáculos memorables en el Albéniz: Lyndsay Kemp y Carolyn

Carlson)


49

Lo más interesante, a mi juicio, no es que el Albéniz aco-

giera por su privilegiada institución de apoyo a estas grandes compañías internacionales, o que pudiera recibir a una estre-lla teatral internacional. Lo que se consiguió en el Albéniz fue una línea de excelencia constante: no se trata de brillar con una actuación o dos, o de hacer un festival excepcional y millonario. Lo que el Albéniz, y Teresa Vico, lograron, fue que las compañías nacionales y las internacionales tuvieran un mismo nivel de calidad, una uniformidad en la calidad, y eso sí es único: todos podemos ver hoy en día teatros donde hay aciertos y rotundos fracasos alternándose en la progra-mación.

El mismo Albéniz, a la muerte de Teresa, sufrió precisa-mente el hecho de no contar ya con su ojo vigilante para no programar espectáculos mediocres en medio de otros excep-cionales. Pero esto ocurre en la gran mayoría de las salas, en las que a grandes aciertos siguen espectáculos aburridos, insí-pidos o mal interpretados y dirigidos. Realmente en el Albé-niz era difícil ver “una castaña” como luego hemos visto por doquier. Y eso lo hizo diferente, y eso convirtió el teatro de Madrid en algo especial, de calidad.

EVA ALADRO VICO

50

Momix y Enrique Morente, dos espectáculos completamente dispares y

de enorme calidad

La historia reciente del Albéniz demuestra que un teatro no es un monumento, sino un espacio vivo y cálido donde transmitir experiencias. Si un teatro caliente como el Albéniz desaparece, todos estaremos un poco más muertos.

Ningún mausoleo nuevo despertará a nuestros hijos, sólo aquellos sitios que vivieron y vibraron con el espectáculo y la cultura podrán resonar en ellos. Lo que se vivió en este teatro fue un fenómeno único de nuestra ciudad, por eso lo echa-remos de menos muchísimo tiempo y haremos esas compa-raciones terribles en las que iremos comprobando que la ca-lidad cultural de un teatro no puede pagarse con millones ni dictarse desde un sillón presidencial. Y es, precisamente, lo que hacer recordar a dirigentes y épocas. Lo demás queda, a mi entender, olvidado en las polvaredas de la ambición de poder.

En los Informes que Teresa Vico va redactando anualmen-te para rendir cuentas de la actividad del teatro, va surgiendo la idea de agrupar ciclos de actividad: un ciclo de danza, un


51

ciclo de teatro, un ciclo de zarzuela, o de ópera, un ciclo de conciertos o música. La idea cuaja. El Albéniz empieza a tener una línea de programación en ciclos, que es completa-mente original. El teatro se hace lo que empieza a denomi-narse un “espacio polivalente”: está capacitado para acoger los suelos “marley” de danza. Tiene una buena embocadura para las escenografías de gran complejidad de teatro. Puede acoger cine y se ha construido, entre las pocas reformas efec-tuadas en la sala, un foso hidráulico, que es una gran nove-dad en la época, y permite eliminar las primeras filas de bu-tacas para acoger a orquestas.

EVA ALADRO VICO

52

( Robert Lepage en “The Dark Side of the Moon” en el Albéniz

La Comunidad de Madrid realiza, para poner en marcha el

Albéniz, las reformas más fundamentales que atañen a la renovación de las butacas, que se realiza con gran lujo, la instalación del foso hidráulico y la comprobación de la segu-ridad e ignifugado de materiales. Pero prácticamente desde los 80, la Comunidad no vuelve a invertir en reformas para el Albéniz. El teatro se mantiene en régimen de alquiler a su propietario durante más de veinte años. La institución ma-drileña no modernizará en ningún momento este local, aun-que pudiera haberlo hecho.


53

Ute Lemper y “ El brujo” en el Albéniz

Durante veinte años de actividad, pasan por el teatro nom-

bres y compañías tan importantes como los que relacionamos a continuación. Vamos a ir recordando esa historia legenda-ria, pero para dar una idea ligera de la memoria cultural del teatro, diremos que en música actúan en él nombres como los de Léo Ferré, Olvaldo Pugliese, Tete Montoliú, Didier

EVA ALADRO VICO

54

Lockwood, María del Mar Bonet, Luis Eduardo Aute, Lluis Llach, Chavela Vargas, Pablo Milanés, Carl Davis, Julia Mi-genes, Maceo Parker, Al Dimeola, Joaquín Achúcarro, Ma-nuel Gerena, José Menese, Ketama, Ingrid Caven, James Cotton, John Cage, Jorge Pardo, Chano Domínguez, Enri-que Morente, Joan Manuel Serrat, Jordi Sabatés, Ute Lem-per, Chico O’ Farril, Eliane Elias, Jerry Gonzalez, Bebo Valdés, Patato Valdés, Paquito d’ Rivera, Pedro Guerra, Franco Battiato, Ismael serrano, José Mercé, Paolo Conte, Eddie Palmieri, Gilberto Gil, Chucho Valdés, y el Brodsky Quartet.

Pedro Ruy Blas, firme defensor de este teatro hasta el final. Al fondo el actor Roberto Álvarez, que ha destacado por su defensa a ultranza del

Albéniz

El Albéniz siempre fue un teatro. Teresa Vico quiso que se mantuviera la actividad teatral y se potenciara, a pesar de que el teatro en un escenario tan grande presentaba problemas, y que el Albéniz, por su estructura interna, tuvo siempre pegas


55

en cuanto a su sonoridad para la dicción teatral. Se cuidó siempre la representación de ciclos teatrales y hubo compañ-ías y noches absolutamente únicas y memorables. Allí pisa-ron la escena Fernando Fernán Gómez, Marcel Marceau, Adolfo Marsillach, Juan Echanove, Peter Ustinov, Mario Gas, Mauricio Scaparro, Dario Fo, Robert Wilson, Francisco Nieva, José Carlos Plaza, Steven Berkoff, Angel Facio, John Strasberg, Declan Donnellan, Miguel Narros, Ana Belén, Sergi Belbel, Antonio Buero Vallejo, Rafael Álvarez “El bru-jo”, Nuria Espert, Josep maría Flotats, Salvador Távora, Ro-bert Lepage, Mariano Barroso, Giorgio Strehler, Francisco Rabal, Aitana Sánchez Gijón, Emma Suárez, Carmen Elías, Lluís Pascual, Alfredo Alcón, Héctor Alterio, Natalia Dicen-ta, Lola Herrera, Pepe Sancho, Pepe Sacristán, Mercedes Sampietro, María Adánez, José Saramago.

S. Berckof ha dedicado palabras muy elogiosas al Albéniz Entre las compañías que estuvieron acogidas en el Albéniz

están Els Joglars, Piccolo Teatro di Milano, Royal Shakes-peare Company, berliner Ensemble, Tadeusz Kantor, teatro taganka de Moscú, Lidsay Kemp, Compañía Seinenza, Compañía Umewaka-Noh, Dagoll Dagom, D’Aubervilliers Centro Dramático Nacional, Teatro Katona de Budapest, Deutsches Theater Berlin, Teatro de Ópera de Cámara de Moscú, Royal Nationale Theatre, Téâthe de la Complicité, Théâtre National de l’ Odéon, Théâtre de l’ Europe, Stomp, Tricicle, Footsbarn Travelling Theatre, Comediants.

EVA ALADRO VICO

56

Adolfo Marsillach , los Reyes y Ruiz Gallardón, con Teresa Vico en el

teatro

La tarea más importante, sin duda, fue la de ir haciendo familiares todos estos nombres a la cultura teatral madrileña. Cuando el Albéniz empezó su andadura en esta época teatral, los madrileños no tenían la oportunidad de oír declamar a un actor shakespeariano o de ver una compañía como Els Joglars. El Albéniz fue creando el hábito de un teatro con una programación de altísima calidad, completamente mo-derna.

Pero quizás, y aquí estamos explicando un factor funda-mental de la historia del movimiento ciudadano de salvación de este teatro, lo más importante de todo fue la comunica-ción que el teatro creó con los artistas que lo visitaban, por un lado, y con el público y gente de la cultura que acudían a


57

ver los espectáculos. Teresa Vico tomó como una causa pro-fesional personal convertir el Albéniz en el sitio más agrada-ble de todos los enclaves culturales de Madrid. En su idea, todas las personas que trabajaran o visitaran el teatro tenían que salir encantadas, enamoradas del Albéniz. Ella sabía que el Albéniz tenía sus limitaciones: era un teatro nuevo, con cierta pobreza acústica, con equipo pequeño de trabajadores, alquilado, desconocido. Pero tenía que convertirse en el me-jor teatro de Madrid. Y así fue. Porque, pensamos, los teatros transmiten sobre todo comunicación y espíritu de acogida, independientemente de si son viejos o nuevos, feos o boni-tos. Los teatros son instrumentos de resonancia no por sus paredes, sino por su humanidad, por aquello que albergan y transmiten. Y el Albéniz supo dar calidad cultural y humana a un tiempo.

Rueda de prensa con Chavela Vargas y Lucrecia

EVA ALADRO VICO

58

) Con Moses Pendleton, creador de Momix y con Lluis Llach, un grupo

de amigos del Albéniz)


59

El Albéniz es un teatro muy querido para los profesionales de danza, música, teatro. Con el correr de los años, el Albé-niz se convierte en suelo sagrado para todos ellos, porque consagró a muchos artistas y despidió a otros ya viejos. En el Albéniz, además, las compañías salían satisfechas. Los equi-pos de trabajadores se encontraban con un teatro cálido, que suplía con mucho esfuerzo sus posibles carencias, que favo-recía las charlas tras los estrenos en su vestíbulo, que hacía de cada ocasión un momento agradable. A los espectadores des-contentos se les daba la posibilidad de devolverles el importe de las localidades o de escribir sus reclamaciones en el libro a tal efecto. Había una idea de servicio público que probable-mente no se dé en ningún servicio público real. Y había una idea de centro de acogida del mundo teatral, que Teresa Vico fomentó durante décadas, porque la había conocido en su propia tradición familiar, que también era rara y poco común, pues era una cuestión humana muy profunda, de pertenecer a un mundo, el del teatro, pero desde hacía gene-raciones: Teresa solía decir que ella estaba en el teatro desde hacía 300 años, y así era. Su solera y su clase hacían que su-piera bien lo que era dignificar esta profesión.

EVA ALADRO VICO

60

María Asquerino y Teresa Vico

El mundo profesional del teatro tiene, como oficio anti-

guo, un rasgo de personalidad muy particular: este oficio tiene su ética y sus principios, como los oficios medievales los tenían. Esa ética, ese buen gusto, esos principios, hacen que un gran profesional de la escena tenga que tener nobleza, ser capaz de comunicar con el público y con el mundo de la cultura de autores y obras, tiene que ser un artista, alguien con capacidad normativa, con responsabilidad. Un profesio-nal de teatro, en la tradición profesional, tiene que ser al-guien distinguido.

Lo expresa muy bien el Gran Wyoming, que ha sido un pilar fundamental, por su continuidad y fidelidad a la Plata-forma, en el primer texto que nos envió al blog, y que repro-


61

ducimos aquí porque no tiene desperdicio. Habla en este caso de los exhibidores teatrales y cinematográficos:

Sólo es un mensaje para manifestar mi apoyo a cualquier

medida que surja para evitar el derribo del teatro. Por cier-to, los cines de la Gran Vía también han perdido, gracias a una ordenanza municipal, la protección que tenían y pue-den ser sustituidos por cualquier otro negocio. No sé si al-guien tiene información jurídica sobre este tipo de ordenan-zas, pero ahora que la especulación mueve esas cifras tan alucinantes, es el momento de que la autoridad intervenga y proteja los espacios que son referencia histórica de nuestras ciudades, pero se están dedicando, precisamente, a lo con-trario, a servir de estímulo a la especulación y al derribo al reducir la protección. Las astronómicas cantidades de dine-ro que mueven estos señores, se convertirán en la única vo-luntad sin competencia ni contestación. No queremos que las autoridades competentes, que deberían ser las que cuida-ran de nuestro patrimonio y salvaran la ciudad de las garras de los acosadores, que sólo buscan el beneficio propio cau-sando un grave perjuicio a la comunidad, se conviertan en su principal enemigo. La principal obligación de cualquier autoridad, es dejar la ciudad, al menos, en las condiciones que le fue entregada. No sirve una de cal y una de arena. No vale decir, hago un tramo de "Metro" y me cargo un parque. El desarrollo inevitable y la mejora de las condicio-nes de las infraestructuras forman parte de las obligaciones de los mandatarios, así como salvaguardar nuestros tesoros artísticos y culturales, y los teatros y los cines forman parte de ellos. Alguien en otro tiempo, cuando diseñó nuestra ciudad, pensó que en ella deberían tener cabida los espacios culturales, los museos, los cines, los teatros, pero no en los arrabales, sino en el mismo corazón de la ciudad, para do-

EVA ALADRO VICO

62

tarla de alma, de un sentido que hiciera sentirse orgullosos a sus ciudadanos. Así se llenó el centro de Madrid de cines y de teatros, pero no porque el urbanista de turno fuera imbécil y no supiera ver el negocio que había detrás de cada metro cuadrado de Gran Vía, sino porque sentía un enorme respeto por la ciudad que tenía que diseñar y administrar, o mejor dicho, sentía mucho más respeto que las actuales au-toridades. Esa es la razón por la que los padres de don Al-berto Ruíz Gallardón, y los de doña Esperanza Aguirre, lle-vaban a sus hijos al cine (supongo), sabían la alegría que les daban, del mismo modo que me llevaban a mí de pequeño mis padres (la primera vez que fui a un cine al centro fue al Albéniz a ver "La conquista del Oeste" en "cinerama"), y yo llevo a mis hijos, y quiero que mis hijos lleven a los suyos al cine que les llevó su papá. Esa es mi ciudad y es el único na-cionalismo que entiendo, el de reconocer mi propia historia en las calles, los monumentos, las casas, los cines, los tea-tros; historia y sentimientos que nadie, por hacer negocio, debe arrebatarnos, y menos gracias al estímulo que supone el cambio de las leyes y las ordenanzas que autoridades ante-riores, más civilizadas, se encargaron de redactar para prote-gernos de la barbarie del dinero.

Los que tenían que ser pastores, se han convertido en los lobos del rebaño.

Los ciudadanos en un país libre y democrático, son los únicos propietarios y responsables de la ciudad en la que vi-ven con sus decisiones y sus acciones. No nos dejemos hur-tar el patrimonio.

Lo que el teatro Albéniz representa para Madrid es la cul-

minación de ese foro de resonancias culturales que Manuel Azaña vislumbró para la Gran Vía Madrileña, que costó mu-chos esfuerzos construir, y que hoy vemos deshacerse por


63

momentos en un período de la historia de Madrid que es mucho más atrasado culturalmente de lo que aparenta.

Es imposible destacar todas las figuras del mundo de la danza que el Albéniz tuvo en su escenario. Baste decir que el Albéniz fue el teatro que comenzó a programar ciclos de danza clásica y contemporánea de una manera sistemática, y que por su escena pasaron Alicia Alonso, Michael Clarck, Arantxa Argüelles, Bella Lewitzky, Carolyn Carlson, Cesc Gelabert, Nacho Duato, David Parsons, Ramón Oller, Víctor Ullate, Merce Cunningham, Joaquín Cortés, Manue-la Vargas, Merche Esmeralda, Antonio Canales, Alvin Niko-lais, Mikhail Baryshnikov, Antonio Márquez, Trinidad Sevi-llano, Cristina Hoyos, José Carlos Martínez, María Jiménez, María Pagés, José Antonio, Aida Gómez, Rafael Amargo, Farruquito, y Miguel Ángel Berna. Entre las compañías de danza que actuaron en los últimos decenios figuran el teatro Alla Scala de Milan, la Compañía Nacional de Danza, Com-pañía nacional de Danza 2, el Ballet Nacional de Cuba, el Nederlans Dance Theatre, Momix, S.O.A.P., Dance Theater Frankfurt, la Compañía Andaluza de Danza, el Ballet Na-cional de España, Els Comediants, les Ballets de Montecarlo, Limón Dance Company, el Ballet de la Comunidad de Ma-drid, y la Compañía Maguy Marin.

Si consultamos las cifras del Albéniz, en los últimos veinte años, veremos un auténtico renacimiento del espectáculo en número de espectadores, que pasan de 46.000 en el año 1987 a 130.000 en 2002. Los ingresos por taquilla del teatro llegan en 2003 a casi 2 millones de euros, y van creciendo sucesivamente. El Albéniz ha generado para la Comunidad ingresos regulares de más de 1 millón de euros anuales desde 1992, llegando a más de 2 millones 200 mil euros en 2002.

EVA ALADRO VICO

64

Es además un teatro con un número inmenso de representa-ciones: más de 200 anuales . Aún cuando las compañías co-braran en gran medida una cantidad fija, y hubiera que pa-gar un alquiler caro del local, el Albéniz era un teatro en es-plendor y auge, que producía a la Comunidad unos benefi-cios por imagen y económicos, y unos beneficios en su fun-ción social y cultural, enormes. Realmente desprenderse de él es una imprudencia temeraria de la CAM.

A lo largo de la historia del Albéniz hubo una serie de es-

pectáculos de gran complejidad realizados en el teatro. Desa-fiando las condiciones de equipo e infraestructura, el Albéniz fue capaz de acoger el inmenso barco de la primera versión de “Mar y cielo”, de la compañía Dagoll Dagom . También estos estrenos: la hipnótica y asombrosa “Salomé” de Steve Berkoff, la genial “La isla de los esclavos” y “Arlequín” por Piccolo Teatro di Milano, compañía con gran complejidad técnica que había sufrido algunos retrasos en sus estrenos en otros teatros de Madrid. Un fenómeno cultural increíble fueron las representaciones de “Elsinor” “La Geometría de los milagros” y “The far side of the moon” por Robert Lepa-ge (cine-teatro-virtual), en las que en el Albéniz pudimos ver efectos audio-visuales completamente originales, programa-dos dentro del Festival de Otoño. Legendarias fueron las representaciones de “Sweeney Tood” por el Royal National Theatre y “Sweeney Todd” en versión española, de Mario Gas.


65

La cantante griega Elefzería Arvanitaki en el Albéniz

Cuando Maurizio Scaparro trajo su “Vita di Galileo”, de Bertolt Brecht, del Teatro di Roma, al Albéniz, se tiró un frontal completo para entrar una esfera armilar gigantesca en escenario. Teresa se empeñó en que aquella esfera cabría en el Albéniz y así fue. Las representaciones, dentro del Festival de Otoño, fueron inolvidables, con el actor Pino Micol in-terpretando a un Galileo que era pura poesía.

EVA ALADRO VICO

66

. Sarafina, uno de los primeros éxitos musicales del Albéniz

Inolvidables fueron las representaciones del musical suda-

fricano “Sarafina!” , en plena época del apartheid. Aquel es-pectáculo musical, desarrollado por jóvenes cantantes del país, niños y niñas colegiales de Sudáfrica, que cantaban “Freedom is coming tomorrow”, hizo por primera vez levantarse de las butacas al público del teatro, y que las vela-das se prolongaran durante horas, con la gente aplaudiendo a pie de escenario y los artistas haciendo bises. El Albéniz des-pierta como centro de la conciencia cultural de Madrid.

Por aquellos años, en torno a 1990, el Albéniz empieza a ser un hogar y un centro de interés cultural ciudadano. Y esa capacidad no hace sino crecer a lo largo de las décadas. El acierto en la programación va siendo cada vez mayor. El Albéniz se abre a espectáculos innovadores en danza y músi-


67

ca, como los de Stomp (percusión con objetos originales), o “Momix”, danza visualmente muy rica. Grandes montajes son “La bella Helena” ópera bufa con Ana Belén, “El cerdo” con un espléndido y consagrado Juan Echanove, “Ángeles en América” Compañía de Josep María Flotats, cuya dificultad técnica fue superada en el teatro, o el inolvidable “The Street of Crocodiles” del Teatro de la Complicité, que supuso el descubrimiento de esta compañía. E imborrables son algunas de las obras musicales como “A Little Night Music” con dirección de Mario Gas.

Stomp

Muchos de los grandes aciertos que hoy podemos ver en la

programación de teatros de toda enjundia en Madrid vienen generados desde la programación del Albéniz de aquellas décadas. El hilo de coherencia está en la calidad y en la inno-vación a la vez. En El Albéniz tienen cabida espectáculos arriesgados, algunos de ellos muy innovadores. Teresa Vico

EVA ALADRO VICO

68

aplica fundamentalmente la intuición profesional, el “olfato” sobre lo que puede o no ser eficaz en la programación del teatro. Así, por ejemplo, acierta cuando acoge a Chavela Vargas, desaparecida durante años de la escena, y a la que Almodóvar ve cantar en el teatro, y le fascina –Almodóvar será uno de nuestros más fieles y honestos puntales para sal-var el Albéniz-.Acierta al acoger a jóvenes bailarines como Lola Greco y Joaquín Cortés, o Joaquín Grilo, o última-mente Miguel Ángel Berna. El acierto catapultará a estos bailarines y bailaores a dimensiones estratosféricas de éxito profesional. Y muchos de ellos, en agradecimiento, apoyarán al teatro en los momentos de crisis: así lo hacen Berna, Grilo, Amargo, Márquez.

Hoy en día vemos muchas programaciones culturales que intentan traer lo más vanguardista de lo más innovador. A veces tenemos la sensación de “esnobismo” cultural, parece que hay que hacer siempre rarezas, que no puede existir una línea de continuidad. El Albéniz, sabiamente dirigido por alguien que lleva, como decía Teresa, trescientos años en el teatro, tiene a la vez originalidad y continuidad. Cuando una fórmula funciona, se repite: Els Joglars, Els Comediants, Chavela, el Ballet de Cuba. Cuando hay que innovar o apos-tar por algo nuevo, lo hace. Se va creando así algo nuevo: rasgos fijos de una personalidad teatral para una sala. Pero nos encontramos lejos de esas tendencias autómatas que hoy inundan nuestras ciudades de rarezas porque sí, porque eso es lo moderno y cultural.

Quien ha captado y está intentando, a mi modo de ver, hacer algo similar en Madrid, es Mario Gas en el Teatro Es-pañol. Quien lo ha conseguido y tiene una personalidad úni-ca en la ciudad es José Luis Gómez en el teatro de la Abadía.


69

Éstos son centros y directores que no solamente buscan la calidad, sino que tienen personalidad cultural, un estilo pro-pio. Gómez por ejemplo repite espectáculos de éxito en La Abadía, la misma idea de Teresa, de insistir cuando algo es bueno, de resonar nuevamente con mensajes y obras que no se agotan en su capacidad cultural. Todo esto que estamos describiendo es pura ciencia ficción para muchos locales.

En el período de su consolidación como teatro, el Albéniz empieza a ser una plataforma de promoción de diversos festi-vales, jornadas y ciclos intensivos. Su programación es frené-tica: ha albergado el grueso de los festivales que han ido su-cediendo en Madrid, mostrando su enorme capacidad de adaptación a programaciones complejas y aceleradas: Festival Internacional de Teatro, Festival Ópera Mozart, Fiestas del 2 de mayo de la Comunidad de Madrid, Festival Internacional Madrid en Danza, Festival Flamenco de la Fundación Caja de Madrid, Certamen de Coreografía de Danza Española y Flamenco, Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid, Madrid EnCanto, Festival Integrarte.

EVA ALADRO VICO

70

Teresa Vico con Alicia Alonso, directora del Ballet de Cuba, un espectá-

culo tradicional del Albéniz, y con Mario Vargas LLosa

71

Veinte años de aciertos y una historia legendaria

Como hemos dicho antes, los primeros diez años del Albé-

niz tienen una escala ascendente de éxitos que van poco a poco consolidando el teatro en la atención pública. Es muy interesante que los primeros años apenas hay espectáculos, como en 1987, en que aparte de” La Reina del Nilo” y del Festival de Jazz, solamente Rafael de Córdoba actúa en el teatro. En 1987 aparece una programación más consolidada, con semanas de danza, cine europeo, zarzuela, el Festival de Otoño y conciertos de todo tipo. En Jazz destaca Pedro Iturralde, y en teatro, una versión de “El Águila de Dos Ca-bezas”, de Cocteau, por Carmen de la Maza. El teatro realiza una exposición de tapices. En 1988 aparecen por primera vez “Els Joglars”, con “Bye Bye Beethoven”, que irá haciendo una imagen en el Albéniz con su innegable calidad escénica.

Es inolvidable la representación de “La Flauta Mágica” que lleva a cabo una compañía de ópera para el Festival Mozart, que será acogido en el Albéniz muchos años. En el Festival de Otoño Carolyn Carlson o Marta Clark son excepciona-les. Aparecen Ciclos de Humor, de Pantomimas, con Marcel Marceau, o recitales puntuales de grandes artistas, como

EVA ALADRO VICO

72

María Dolores Pradera o María del Mar Bonet. También es inolvidable el concierto de Al Di Meola y el de Stephane Grappelli.

.


73

El teatro emprende además una serie de iniciativas para “calentar” las salas con ofertas especiales para grupos y alum-nos escolares, con clases magistrales de danza e interpreta-ción, con exposiciones de figurinismo, de prensa, de la tra-yectoria de grandes compañías… La idea es hacer al Albéniz imprescindible en la cartelera cultural madrileña.

Los aciertos en programación van siendo más frecuentes, de 1989 en adelante y entrando en la década de los 90. Así actúa en el Albéniz Tadeusz Kantor, el Teatro di Roma, Dagoll Dagom con su inolvidable Mar y Cielo, Sarafina, Cesc Gelabert o se hace Teatro Noh en su escenario.

Cartel de “Mar i Cel” de Dagoll Dagom

Es sencillamente maravilloso poder ver en esos años unas

representaciones operísticas dignísimas como las del Festival Mozart, o la joven Compañía de Danza Víctor Ullate, o el Teatro de la Royal Shakespeare. Compañía ésta que, cuando

EVA ALADRO VICO

74

diez años más tarde, supo que el Albéniz iba a ser cerrado, no dudaron en hacer un comunicado público mostrando su indignación, comunicado que se colgó en la tablilla del tea-tro. Como también lo hizo Steven Berckoff, el gran hombre de teatro que en el Albéniz representó una “Salomé “alucina-da, increíble. Berckoff ha dicho que acabar con un teatro como el Albéniz es un horrible crimen, porque el teatro es la sangre que da vida a una comunidad (más adelante reprodu-cimos su carta al Blog).

En 1991 estuvo Merce Cunningham, el legendario coreó-grafo y bailarín, en el Albéniz. Y John Cage, el compositor norteamericano. También pudimos ver a los payasos de “As-syssye Revue”, maravillosos, o los ciclos de conciertos de Mozart y las mejores óperas del compositor. Se representa-ron múltiples obras de teatro, como “El Cántaro Roto” o un “Don Juan Tenorio” por la compañía Goliardos.


75

Aquellas temporadas eran gloriosas. En 1991 y 1992 vemos pasar por el teatro al Teatro Negro de Praga, a la compañía belga de danza Win Vandekeybus y el espectáculo del coreó-grafo Ramón Oller; siguen las óperas del Festival Mozart: la Flauta, don Giovanni, Cosi fan tutte, el Barbero de Sevilla... el Ballet Víctor Ullate…La historia de un soldado, de Stra-vinsky, por la compañía Teatro de la Danza, se hace con orquesta en directo. A la compañía de teatro Katona Joseph de Bulgaria, que actúa en búlgaro se la entendía perfecta-mente… Grandes maestros de la música persa, teatro de Bali, Carolyn Carlson o la Royal Shakespeare Company se dan de nuevo cita en el Albéniz.

El teatro empieza a colaborar también con Asociaciones Profesionales del sector escénico, cediendo su espacio para entregas de Premios, como los premios de la ADE, Asocia-ción de Directores de Escena, o con la Unión de Actores, para sus asambleas y congresos. Estas Asociaciones profesio-nales inmediatamente se harán eco, cuando surja la crisis del teatro, en 2006, de un apoyo incondicional al mismo, que expresarán enviando comunicados oficiales al Blog del Albé-niz. Bien es cierto que con el paso del proceso, no tendremos más que ese apoyo inicial de dichas asociaciones, pues su presencia en iniciativas de salvación del Albéniz será luego digna de una especial reflexión.

EVA ALADRO VICO

76

Phillip Glass tocó en el Albéniz

El año 1991, con Els Joglars, en "Columbi Lapsus", se

armó una buena... En el espectáculo se hacía una chanza de la Iglesia, las vírgenes y el Vaticano, y hubo airadas protestas en la puerta del teatro de personas fanáticas de la religión católica. También ese año actuó en el Albéniz la compañía de Pedro María Sánchez, con El Cántaro Roto, de H. Von Kleist. Assissye Revue, con sus increíbles payasos, y el Teatro Taganka de Moscú, con "Boris Godunov" de Pushkin. El Ballet Lírico Nacional, con Nacho Duato, se daba a conocer en el Albéniz. Hubo también Sonatas de Mozart, el Festival Mozart de óperas, repitiendo éxitos: La Flauta mágica, La clemenza di Tito, Bastián y Bastiana, La finta ingenua, La


77

finta giardiniera, Don Giovanni, y en Zarzuela se representó El barberillo de Lavapiés; en danza Merce Cunningham Dance Company y John Cage con “Solo Voces”.

Los Payasos de Litsedei y Merce Cunningham

EVA ALADRO VICO

78

Las compañías legendarias empiezan a menudear sus visitas

al Albéniz a partir de los 90.Así, el Ballet Nacional de Cuba encuentra un hueco memorable en la programación del mes de agosto, y la idea de lanzar danza clásica en ese mes del estío surtirá un gran efecto en todos los teatros madrileños de la época. En 1992 actúa en el Albéniz Sir Peter Ustinov, con un monólogo. En el Festival de Otoño de ese año, vemos bailar en escena Flamenco y danza Katak de la India, un espectáculo sorprendente.

En 1993 suenan en el Albéniz “Las voces búlgaras”. Llega por primera vez Momix, compañía de danza estadounidense. El Nederlans Dans Theater visita el Albéniz, y Paolo Conte canta en su escenario. Comienzan a celebrarse los Certáme-nes Coreográficos de Danza Española y Flamenco, y Chavela Vargas renace en el teatro.

José Menese será figura habitual en los carteles de los Festivales Fla-

mencos del Albéniz


79

En 1995 tiene lugar un Recital de José Menese memorable. Menese será, en el mundo del flamenco, uno de los nombres fijos del Albéniz. La Compañía andaluza de Danza también interpreta en el teatro. La obra “Seis Personajes en Busca de Autor”, de Pirandello, suena en el Albéniz. Miguel Narros es uno de los directores que frecuentará el teatro, pues sus mon-tajes de obras de gran enjundia y su nivel de calidad garanti-zan una calidad uniforme en los ciclos dedicados al teatro puro en el Albéniz. Luis Eduardo Aute, Joaquín Cortés con su reciente "Pasión Gitana", espectáculos de flamenco/jazz, el Ballet Nacional de España, Nikolais and Murray Dance company, el Festival Mozart, la opereta La Viuda Alegre, la maravillosa La isla de los esclavos, de Marivaux, por el Pic-colo Teatro di Milano, y la guinda de Salomé, de Oscar Wilde, por Steven Berckoff, completan una programación excepcional en todos los sentidos.

Como estamos viendo, no se trata de un acierto puntual o de una serie de coincidencias en los niveles de calidad de la programación del Albéniz. Se trata de espectáculos eclécticos, pero programados con enorme gusto y criterio. Algo que parece tan sencillo, como elegir la programación, se convierte en el Albéniz en un arte, y quizás recordar todos estos éxitos no sea tan importante por ellos mismos, sino sobre todo por la cantidad de veladas memorables, de momentos históricos, que Madrid ha vivido en el Albéniz. Precisamente esa calidad constante, variopinta, y la capacidad comunicativa del teatro frente a su público, es lo que hace que se vaya creando un vínculo en la ciudadanía con el Albéniz, vínculo de cariño y de respeto al teatro, que más adelante, y en los momentos cruciales, se rebelará ante la falta de sensibilidad política por la cultura.

EVA ALADRO VICO

80

Son legendarios, de 1994, el Concierto de LLuis Llach, las actuaciones de Els Joglars y Juan Echanove, Chavela Vargas con su espectáculo “Volver Volver” o las óperas mozartianas. En el Festival de Otoño vemos ese año “The Street of Cro-codiles”, del Théâtre de la Complicité, maravillosa compañ-ía. Continúan las exposiciones y clases o seminarios.

En todos estos años el Albéniz consigue además algo que no es ningún secreto magistral de programación, y que es más bien una gran tarea de relaciones públicas y comunica-ción, tanto dirigida a los ciudadanos espectadores como a instituciones o a profesionales. Del Albéniz la gente tiene un recuerdo cálido y amable. No hay espectador que salga des-contento, porque incluso se insiste, por Teresa Vico, en pro-porcionar a todo el mundo una satisfacción si se ha sufrido algún percance o error en el teatro. Compañías, público, instituciones, todos absolutamente son tratados en el Albéniz con el mismo interés y cortesía, y con la idea de que el teatro sea el lugar más agradable para todos.

Esta tarea y finalidad de aplicar las relaciones humanas y la buena comunicación, se extiende a la clase política y a los gestores, a las embajadas y ministerios, absolutamente a to-dos los que entran en el teatro. Y año tras año, se va creando la idea de que el teatro de la calle Paz es un buen teatro, agradable, acogedor, aún cuando tenga alguna deficiencia técnica, los artistas y los profesionales lo aprecian profunda-mente.

Se va creando un ambiente teatral único en el Albéniz. A los estrenos son invitados todos los actores y profesionales, pero también, cuando un gestor cultural cesa en su cargo, sigue siendo invitado, cuando una esposa de un cargo queda viuda, sigue siendo invitada, cuando alguien expresa su in-


81

menso deseo de asistir a una función, se le busca un hueco. El teatro se abre a todos cuando los invitados dejan sus so-bres en la taquilla sin recoger, cuando quien actúa es tan legendario que será una sola ocasión de verlo, cuando la gen-te revienta por entrar a ver danza, a oír flamenco. Todo ese clima de acogimiento, de calidez, se va instalando año tras año, década tras década, en el teatro

. Rueda de prensa de la compañía de Amparo Larrañaga, con “Las Amis-

tades Peligrosas” de Laclos Recuerdo haber visto a mi madre abrir las puertas del tea-

tro para que las personas que habían quedado sin poder en-trar, y siendo una ocasión única, pudieran pasar y sentarse en algún rincón discretamente. Recuerdo cuando problemas de muy diverso tipo amenazaban un estreno, cómo el lema de “la función debe continuar” se sostenía a toda costa, y siem-pre se salía de todo apuro. Recuerdo el orgullo con el que se

EVA ALADRO VICO

82

empezaron a colgar, en las taquillas, los carteles de “No hay localidades para la función de hoy”, y cómo el Albéniz se elevó en los “chivatos” de las listas de público de los teatros, a las primeras posiciones. Todo se hacía con una idea artística, versátil, dinámica, en los niveles de programación y de ges-tión.

Hay ciudadanos que vienen expresamente de viaje a Ma-drid para ver lo que haya en el Albéniz. Hay padres que lle-van a sus hijos, parejas que se hacen asiduas y que viven su vida a través del teatro. Poco a poco, el Albéniz, un teatro sin historia, se convierte en el teatro más histórico de Madrid, por su historia vital única.

Es cierto que desde los años 80 el teatro es simplemente, para la Comunidad de Madrid, un local alquilado, y que la Comunidad dedica escasísima protección al Albéniz, a pesar de que en esos años el propietario del mismo llega incluso a ofrecer su compra a la CAM. Como se trata de algo que no es valorado desde instancias políticas, hasta que no se con-vierte en una pieza clave de la cultura madrileña, se invierte lo mínimo en él, y se utiliza con frenesí para las relaciones políticas y públicas, aprovechando su exigua plantilla y su escaso coste laboral. El equipo del Albéniz se ve obligado a desdoblarse en varios turnos para poder cubrir todas las acti-vidades del boyante teatro. Hay días en que se hace un mon-taje, un desmonte y un nuevo montaje en la misma jornada. Se simultanean múltiples tareas y se trabaja a todas horas.

El teatro tiene a gala igualmente cumplir con las necesida-des técnicas de manera inmejorable, y como su situación es siempre precaria, el equipo dirigido por Teresa Vico no sus-pende jamás una función. Cuando vemos los programas de mano de teatros institucionales y públicos, vemos plantillas


83

de decenas y centenares de trabajadores. En el Albéniz, y a pesar de su carga de programación y actividad, no se supera la treintena de empleados, que además se forman en el pro-pio teatro y que trabajan a ritmos forzados en los ciclos in-tensivos de festivales y recitales del Albéniz. En 1995, por cierto, comienza a celebrarse en el teatro el legendario Festi-val Flamenco de Caja Madrid, con Enrique Morente, “Habi-chuela”, “El Güíto” o José Mercé. En este Festival pasarán por el Albéniz nombres como La Paquera de Jerez, La Niña de los Peines, Tomatito o Estrella Morente. Para el mundo del flamenco el Albéniz es sagrado también, porque en su escenario se han vivido momentos únicos de este arte.

Recuerdo a José Menese dedicándole a Teresa Vico una nana por el nacimiento de su primera nieta. También re-cuerdo a Menese en el homenaje a Teresa, dedicándole una “soleá” que a ella le gustaba mucho. Los festivales de flamen-co eran una auténtica revolución en el Albéniz. Recuerdo la Gala “Flamenco por un Corazón”, a beneficio de un niño enfermo, y tantas otras ocasiones en que este mundo tan pasional pronto se rindió al Albéniz.

Si en el cante el Albéniz es una catedral, en el baile flamen-co no lo es menos, e incluso se ha resaltado la capacidad de este suelo teatral para consagrar a nuevos valores. Así ocurrió con Lola Greco y Joaquín Cortés, con Rafael Amargo o An-tonio Márquez, y más recientemente, con Miguel Ángel Berna. El Albéniz es muy importante en el mundo del baile, tanto para figuras como para compañías.

1996 ve la versión de “Sweeney Todd” arreglada por Mario Gas, y el Albéniz muestra su valía como teatro de musicales. En 1997 aparece en escena la compañía de Josep María Flo-tats para hacer “Angels in America”. En 1998 sube a la esce-

EVA ALADRO VICO

84

na “Stomp”, espectáculo de percusión y danza. Todos estos montajes son de una originalidad y complejidad total, son todos ellos espectáculos donde se combina música, danza, imagen. El Albéniz es ya un escenario consagrado y lo que vemos en él es completamente único e inolvidable.

Actúa en 1999 Phillip Glass, Baryshnikov nuevamente, o

Lindsay Kemp entre otros muchos. Cuando llegamos a 2000, aparecen por el teatro

Marsillach y Espert, con "¿Quién teme a Virgina Woolf? el Ballet Víctor Ullate, Mario Gas con su bellísima "A little night music" y "Top dogs," Bebo Valdés Trio, Paquito d' Rivera, el Lepage de "The far side of the moon", la Com-pañía Tricicle y el Ballet de Cuba que sigue haciendo su agosto de éxito en el teatro. Recuerdo también especialmente ese año a las cantantes Misia y Ute Lemper.


85

Paolo Conte y Paquito d’ Rivera actuaron en el escenario del Albéniz

En 2001 destacamos a Tricicle nuevamente, el festival

flamenco, la obra Las Amistades Peligrosas, con un eficaz

EVA ALADRO VICO

86

Toni Cantó, Panorama desde el puente, dirigida por Narros, de Arthur Miller, con un espléndido Helio Pedregal, que es de las mejores personas de la profesión. Gran espectáculo de Lluis Llach y quizás de las últimas veces en que el gran Fran-cisco Rabal actúa recitando poesía .


87

Berna, Rabal y la Compañía de A. Larrañaga

EVA ALADRO VICO

88

En este momento hay un ciclo de Jazz Latino en el que se oyen en el Albéniz el piano de Bebo y Chucho Valdés, a Paquito D’ Rivera, a Chano Domínguez, y un joven Diego el Cigala. Estas actuaciones están unidas a la película “La Calle 42” de Fernando Trueba. La maravillosa “Lágrimas Negras” dúo de el Cigala y Bebo Valdés, suena deliciosa en el Albéniz. Fernando Trueba será uno de los primeros en apo-yar la causa de la salvación del Albéniz, precisamente porque es consciente de su valor como teatro abierto a todo nuevo soplo de cultura en la ciudad. Trueba, y Cigala y Bebo Valdés

En 2003 vemos retornar a Joglars con una trilogía diver-tidísima, “Ubú President”, “Daalí” y “Doctor Floit y Mr. Pla”.

Mario Gas lleva a escena sus “Criadas”, María Pagès actúa

como hará repetidas veces en el Albéniz. Aparece el Ciclo


89

Madrid En Canto con música popular y con espectáculos memorables. Cuando a finales de año Momix lleva a escena una imagen sombría de una calavera gigantesca, parece que puede adivinarse que sobre el teatro pesa una maldición que pronto se hará real. Y así es.

María Pagés en el Albéniz

Cuando comienza el nuevo milenio, el teatro Albéniz es ya

el buque insignia de los teatros de la Comunidad de Madrid. Es además una referencia para los teatros de otras comunida-des autónomas. Sus líneas de programación han inspirado a muchos teatros privados, que en la misma Gran Vía, han empezado a programar en Ciclos. Para los espectadores, se trata de un teatro muy importante en la ciudad. Baste ver las cifras en aumento, hasta 2003, de ingresos por taquilla y de número de espectadores. Por esas fechas, la actividad del teatro es frenética: aquí puede verse, a continuación, todo lo que se hizo en el teatro en 2003:

EVA ALADRO VICO

90

En el año 2003 el teatro ofreció 205 días de representa-ción, dedicando 78 al montaje de espectáculos. Recaudaron por taquilla 1.972.907 euros. Tuvieron 100.610 espectado-res, y se realizaron 36 montajes.

La Programación del teatro siguió este ritmo desenfrenado: Hasta el 5 de enero de 2003 actuó la Compañía Come-

diants junto con una compañía acrobática china ofreciendo el espectáculo “Bi”. Un delicioso juego entre el circo chino y comedia catalana que hizo las delicias de los más pequeños.

Del 7 de enero al 16 de febrero se pone en escena “Tío Vania”, de Chejov, por la Compañía de Miguel Narros. La escenografía es maravillosa, como todas las de Andrea D’ Odorico. La interpretación, con Berta Riaza, Abel Vitón, Nuria Gallardo, y otros actores es estupenda.

Del 17 al 23 de febrero tiene lugar el XI Festival Flamenco de Caja Madrid, y al cante tenemos ni más ni menos que a:José Menese, Diego “el Cigala”, Carmen Linares, Curro Piñana, Duquende, y a la guitarra suenan Tomatito, Niño Josele. Baila Farruquito uno de los días.

Del 27 de febrero al 30 de marzo se pone en escena “Luces de Bohemia” de Valle Inclán, en una correctísima versión con Ramón Barea, Cesáreo Estébanez y Jorge Basante entre otros. Sólo ha empezado el año y en el Albéniz ya han pasado todos los géneros escénicos.

El 3 de abril se inicia el Festival Internacional de Madrid en Danza, en el que bailan sobre el tapiz del Albéniz el Ne-derlans Dans Theatre III, compañía de bailarines de más de 40 años de edad, maravillosa, entre otras compañías como el Nuevo Ballet Español, el Centro Coreográfico de Valencia, el ballet Flamenco Javier Latorre y las finales Galas del Día


91

Internacional de la Danza, con un homenaje a Antonio Ga-des.

Los días 2,3 y 4 de mayo se organizan las Fiestas de la Co-munidad, y en el Albéniz se montan conciertos de música de Astor Piazzola, Cantos y Danzas Sufíes de Turquía, con espi-rituales derviches que giran sus vestidos blancos en la escena hipnótica del teatro, y Cantos y Danzas de los Griots de Se-negal. Las koras senegalesas suenan sus finísimos matices en un concierto precioso.

“Teatro de la danza” monta esos días sus “Aventuras y des-venturas de Don Quijote”, con Lola Greco y Mayte Bajo en la compañía, entre muchísimas figuras.

Del 14 al 18 de mayo el Ballet de la Comunidad de Ma-drid con Víctor Ullate a la cabeza pone en escena diversos programas. Viene actuando frecuentemente en el Albéniz, siempre con gran calidad.

Los días 22, 23 y 24 de mayo se da el Ciclo de Flamenco “A Corazón Abierto”, con “El Güito”, Eva la Hierbabuena, Javier Barón.

El día 29 de mayo tiene lugar un precioso homenaje a los 100 años del nacimiento de Rafael Alberti: el espectáculo lo dirige Mario Gas y en él recitan poemas desde José Luís Pe-llicena hasta José Luis Gómez, Ana Belén, Carlos Hipólito, Constantino Romero, Julieta Serrano, y hay música y can-ción de Paco Ibáñez, Rosa León, Martirio, Kiko Veneno, cantaores, bailaores, etc. etc. etc.

Del 4 al 21 de junio se celebra el ciclo de conciertos “Ma-drid En Canto” y por el Albéniz aparecen Lluís Llach, Javier Ruibal, Chavela Vargas la Grande, Jorge Drexler, Lucrecia y Chano Dominguez. Los conciertos son cálidos e invitan a bises y trises.

EVA ALADRO VICO

92

Del 26 al 28 de junio el Albéniz monta un nuevo Certa-men Coreográfico de Danza Española y Flamenco.

Tras la pausa del verano, de finales de agosto al 12 de sep-tiembre llega la Compañía Rafael Amargo, con “El Amor Brujo”, y “Poeta en Nueva York”. El teatro sigue siendo la cuna y el escenario de prueba de las figuras del baile flamen-co.

Del 17 de septiembre al 12 de octubre se pone en escena una comedia: “Por amor al arte”, con Maribel Verdú y Juan-jo Artero.

Del 20 de octubre al 23 de noviembre llega el Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid, y ahí se suceden los montajes y desmontes a velocidad de vértigo: son dos meses en los que actúan “Orients”, compañía israelo-palestina, “The Prefab Hour”, de Holanda, el Nederlans con “Tulips”, “Writings on Paper” por la compañía Atelier de Paris, y el divertidísimo Brodsky Quartet, de Inglaterra.

Del 11 al 15 de noviembre se estrena “Una habitación lu-minosa llamada día”, de Tony Kushner, con música de Joa-quín Sabina.

Del 19 al 23 de noviembre baila Farruquito en el Albéniz, con “Alma Vieja”.

Del 26 de noviembre al 4 de enero se pone en escena un montaje de “Momix” llamado “Opus Cactus”, que aunque plantea muchas dificultades técnicas se lleva a cabo brillan-temente.

Y empieza el año 2004 en el Albéniz...

93

La desaparición de Teresa Vico y la crónica de una muerte anunciada

En diciembre de 2003, Teresa Vico, que ha sido el alma

mater orientadora de toda la trayectoria del Albéniz, muere inesperadamente de un infarto. Su ingente trabajo para sacar adelante el Albéniz termina costándole la vida. En gran me-dida, la tensión por la siempre precaria situación del teatro, las intrigas y presiones sobre el mismo, el enorme trabajo para sostener la primera línea para este lugar, se cobran su salud.

EVA ALADRO VICO

94

Teresa Vico, Antonio Gades, Lola Greco, María Rosa

En los días siguientes a la muerte de Teresa, se suceden

muchísimas manifestaciones de duelo y de condolencia. El teatro y sus amigos emprenden la iniciativa de celebrar una función de homenaje en el Albéniz, que se lleva a cabo en febrero de 2004. En el Homenaje a Teresa Vico, participa el equipo de trabajadores del local, y un montón de artistas de todos los géneros. Se trata de una ocasión única, en la que el Albéniz se despide de Teresa Vico con verdadero estilo y grandeza de miras: vemos declamar en escena a José Luis Gómez, a Juan Echanove, a María Asquerino, a Paco Valla-dares. Baila Miguel Ángel Berna, Lola Greco. Canta Menese. El teatro está hasta la bandera de gente, como a Teresa le gustaba, con el cartel de “No hay localidades” puesto en la taquilla.


95

Esta placa conmemorativa recuerda la tarea de Teresa en el Albéniz

Pero este triste hecho marca también el comienzo del final

de esta etapa del teatro. Una etapa que viene siempre amena-zada, desde sus inicios en los años 80, por el inminente tras-paso del Albéniz y su cierre como tal. Teresa Vico ha muerto con la certeza, casi total, de que el Albéniz tarde o temprano desaparecerá. Sabe que su propietario inicial siempre quiso poder venderlo para obtener un beneficio por su situación excepcional en el centro de Madrid. La familia propietaria ha conseguido alquilar el teatro a la Comunidad de Madrid durante décadas, en muy buenas condiciones. No lo ha ven-dido, en primer lugar porque la Comunidad no ha querido comprarlo nunca. En segundo lugar, porque el teatro es un edificio protegido que no puede ser alterado en su arquitec-tura ni fachada exterior, de acuerdo con los Planes de Orde-nación Urbana vigentes hasta el final del siglo XX en Madrid

Se da el hecho paradójico, como muchos que rodean a esta historia, de que siendo presidente de la Comunidad de Ma-

EVA ALADRO VICO

96

drid Alberto Ruiz Gallardón, se rechazó la compra del Albé-niz, aunque será Ruiz Gallardón quien escribirá en el pro-grama electoral del PP al Gobierno de la Comunidad, una línea de promesa de adquisición del Albéniz, que asumirá Esperanza Aguirre, su sucesora.

Nuestro amigo Carlos Osorio, defensor de los cines y teatros de Madrid, con la lista de los últimos cines y teatros desaparecidos en el Foro.

97

El caso del Albéniz en el Tribunal Supremo y el extraño comportamiento

de la Comunidad de Madrid Lo primero que he de decir es que la descripción que hago

aquí, de la situación jurídica, es fundamentalmente mía, y que aunque está basada en todo lo ocurrido y en los textos sobre la situación legal del Albéniz que elaboró Beltrán Gambier, no deben atribuírsele a él las palabras que siguen, puesto que no las ha redactado él, y quizás no sean todo lo precisas y adecuadas que requiere una lectura judicial estric-ta. Añado en un Anexo textos jurídicos de Beltrán que serán más especializados y exactos que los míos.

La situación jurídica es ésta, paso a paso: Hasta 1997, el teatro Albéniz en el Plan General de Orde-

nación Urbana de Madrid, sito en la c/ Paz, 11 está catalo-gado y protegido con el nivel 2 Grado Estructural, así como con la obligatoriedad de mantener el uso de teatro. Es de propiedad privada y gestionado por la CAM.

La propiedad del edificio, Moro S.A, impugnó tal catalo-gación y vinculación de uso, solicitando su anulación me-diante recurso contencioso-administrativo nº 1341/1997, contra acuerdo del Consejo de Gobierno de la Comunidad

EVA ALADRO VICO

98

de Madrid de 17 de abril de 1997, por el que se aprobó defi-nitivamente la revisión del PGOUM.

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (Sala de lo Contencioso-Administrativo, sección 1) dictó Sentencia de fecha 3 de junio de 2003 anulándose, por disconforme a derecho, la resolución recurrida que protegía el Albéniz, en cuanto a la catalogación del edificio, retirándole la protec-ción de Grado 2 y la obligatoriedad de uso como teatro.

El propietario del teatro, la familia Moro, quería vender el Albéniz y obtener un gran beneficio por él. Si continuaba siendo teatro y protegido, su valor inmobiliario no podía ser muy grande. Por ello, esta familia luchó hasta conseguir esa Sentencia de 2003, en la que se afirmaba expresamente el nulo valor arquitectónico y de uso teatral del teatro. Pero la Comunidad de Madrid presentó un recurso ante el Tribunal Supremo, que sorprendentemente retiró en 2005, de modo que la sentencia inicial del Tribunal Superior de Justicia se hizo firme contra la protección del Albéniz.

La sentencia que “desprotegió” al Albéniz se hizo firme al ser aceptado el desistimiento por parte de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento, -(esta es la clave del asunto ¿por qué desistieron del recurso contra ella?) y la no prosperación del recurso de casación interpuesto contra la misma, por Auto del Tribunal Supremo de fecha 24 de enero de 2005).

Es habitual, en casos de protección de edificios y monu-mentos, que estas instituciones locales y autonómicas (Co-munidad y Ayuntamiento) se personen en los casos de levan-tamiento de protecciones, precisamente para proteger el pa-trimonio cultural de las ciudades. Por eso la Comunidad y el Ayuntamiento, cuando se dictó la primera sentencia en 2003, presentaron recurso de casación ante el Supremo.


99

Pero cuando a los dos años, la Comunidad de Madrid llevó a cabo una rarísima acción legal como es retirarse de un re-curso de protección urbanística, dejó de luchar por el uso y catalogación , es decir la permanencia, del teatro Albéniz. Se trata de un hecho muy sintomático del comportamiento institucional de la Comunidad de Madrid bajo el gobierno de Esperanza Aguirre. Como explicaremos, hubo razones de interés para retirarse de un proceso legal obligado para la institución comunitaria, pero no por ello esta acción deja de ser vergonzosa e irresponsable.

Por parte del Ayuntamiento, una vez que en 2005 cayó la protección del Albéniz, se empezó a tramitar una Modifica-ción de PGOUM en la que se acata la Sentencia, y así en reunión Conjunta de la Comisión Local de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura y Deportes de la Co-munidad Autónoma de Madrid y de la Comisión de Control y Protección del Patrimonio del Ayuntamiento de Madrid, en su sesión de 24/3/2006 (acta nº 11/2006), dictaminó favorablemente una propuesta de modificación puntual de la parcela donde se ubica el Teatro Albéniz y se dio por entera-da de la sentencia anteriormente mencionada.

Si vemos la operación total desde un punto de vista más simple, explicamos los hechos así:

El Albéniz, que conservaba una protección especial por su uso teatral, es objeto de una operación urbanística sorpren-dente cuando su propietario pide el levantamiento de esa protección urbanística ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, demandando a la Comunidad y al Ayuntamiento en 1997. Su intención es vender el teatro una vez que sea “recalificado” como suelo para viviendas o comercios.

EVA ALADRO VICO

100

El proceso por el que se estudia si el teatro Albéniz tiene valor cultural tiene lugar mediante peritajes y estudios de diversos expertos que trabajan para el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. De sus operaciones nos queda el registro en la sentencia que dicta el TSJM, en 2003, en la que, entre otras cosas, se afirma que el Albéniz es de nulo valor arqui-tectónico, un simple ejemplo de arquitectura del período franquista, y que como su valor arquitectónico es nulo, tam-poco tiene valor cultural vinculado al mismo.

Esta sentencia del Tribunal Superior de Justicia establecía que el Albéniz no debía conservar su protección especial, y que podía dejar de ser un teatro. Y esto lo afirman los peritos y expertos en pleno proceso de esplendor cultural en el teatro Albéniz. La sentencia es recurrida por la Comunidad de Ma-drid, bajo el gobierno en Comunidad de Ruiz Gallardón.

Esta sentencia de 2003 supone una revalorización del valor inmobiliario del solar del Albéniz de entorno a 4,5 millones de euros. El suelo del Albéniz, protegido, vale poco: pero una vez que su propietario consigue levantar la protección, su plusvalía es inmensa. Acto seguido, y en plena fiebre inmobi-liaria en la ciudad, el propietario vende el solar del teatro a la Inmobiliaria Monteverde.

La sentencia que levanta la protección sobre el Albéniz está recurrida por la Comunidad hasta 2005, justamente cuando se produce un cambio de gobierno en esta institución, y Es-peranza Aguirre pasa a ser la candidata y presidenta de la Comunidad de Madrid. Esperanza Aguirre, en su programa electoral, punto 9 relativo a cultura, promete “la adquisición y reforma del teatro Albéniz, por ser el lugar emblemático de la cultura madrileña”.


101

Programa electoral de Esperanza Aguirre en el que promete adquirir el

Albéniz

EVA ALADRO VICO

102

Pero en 2005, cuando Esperanza Aguirre lleva unos meses en el poder de la Comunidad, se producirá un hecho increí-ble: la Comunidad de Madrid, personada en el recurso para conservar la protección urbanística para el Albéniz, se retira del mismo, realizando lo que se denomina un “desistimiento judicial”: en lugar de cumplir su promesa y comprar el tea-tro, el gobierno de Madrid se retira de su defensa y deja que la sentencia que desprotege al teatro Albéniz se haga firme ante el Tribunal Supremo. El Albéniz ha sido definitivamen-te despojado de su protección cultural secular. ¿Por qué la Comunidad desiste en el recurso para salvar el Albéniz?.

En las informaciones que los medios, durante el caso Albé-niz, van sacando a la luz en torno a este proceso, se recogen declaraciones del Vicepresidente Primero del Gobierno de Aguirre, Ignacio González, afirmando que la Comunidad de Madrid se retiró del proceso defensor del Albéniz porque estableció un pacto con la empresa propietaria del teatro, ya entonces la Inmobiliaria Monteverde, de modo que esta In-mobiliaria alquilaba el teatro a la Comunidad de Madrid, y esta institución retiraría el recurso para defender el Albéniz ante el Tribunal Supremo.

Se trata de un trato completamente al margen de la fun-ción y valor que el Albéniz está desarrollando para la Comu-nidad de Madrid. El trato con una empresa privada que in-cluye el desistimiento en un recurso judicial por un bien cultural deja al Albéniz a los pies de los caballos. La empresa inmobiliaria tiene manos libres para tirar abajo el teatro y construir en su inmenso solar viviendas de lujo, su principal foco de actividad. Mientras tanto, cobra un millonario alqui-ler por el mismo a la Comunidad de Madrid. Y ya no tiene que preocuparse de la protección urbanística del teatro.


103

Estos hechos son completamente ignorados por todos los que admiran el teatro Albéniz, y hasta el año 2005 no pare-cen tener trascendencia. Teresa Vico sí sabía, y así me lo in-dicó antes de morir, que el teatro había perdido en un proce-so judicial su protección, y que su propietario tenía intención de venderlo. El propietario, efectivamente, en algún momen-to entre 2003 y 2005 vende el teatro, ya sin calificación pro-tectora, a la empresa inmobiliaria citada. Cuando la empresa hace pública su intención de demoler el Albéniz, el caso em-pieza a ser notorio para quienes lo conocen y lo admiran.

Parece que a los trabajadores del teatro sí se les informó, a las pocas semanas de la muerte de Teresa, de que el Albéniz iba a cerrar. Durante la etapa gubernamental de Gallardón, se ha creado el proyecto de unos nuevos teatros de la Comu-nidad que van a construirse en terrenos del Canal de Isabel II. Los Teatros del Canal, proyecto inicial de Ruiz Ga-llardón, no sustituyen al Albéniz en el programa electoral de Aguirre. Pero parece que ésta cambió de idea conforme pasa-ron los meses, de modo que finalmente el Albéniz se dejó caer y los Teatros del Canal pasaron a ser el principal proyec-to de la CAM. Uno de los argumentos más repetidos por parte del Consejero de Cultura del gobierno Aguirre, Santia-go Fisas, será que los Teatros del Canal van a suponer una enorme mejora sobre el Albéniz, que está en unas condicio-nes muy insuficientes –aunque sigue siendo alquilado como teatro oficial de la Comunidad aún cinco años más-.

Fisas repetirá hasta la saciedad que el abandono del Albéniz es obligado por la sentencia firme del Supremo, que esta sentencia es imperativa –como si obligara a echar abajo el teatro- y que la Comunidad nada puede hacer ante la deci-sión judicial. Pero como vemos, la Comunidad bajo su man-

EVA ALADRO VICO

104

dato ya ha hecho, y mucho y mal, por destruir el Albéniz. La sentencia que condena al teatro se ha hecho firme por deja-ción del deber cultural de la institución autonómica. Incluso en una ocasión, este señor declara en la Asamblea de Madrid que si se salvara al Albéniz se incurriría en desacato al Su-premo. No puede verse mayor cara dura, ni mayor engaño, en ningún político local de los últimos años. Todavía meses después de cerrar el Albéniz, un periodista le preguntó si se echaría de menos al teatro Albéniz, y tuvo la tremenda desfa-chatez de decir que sí, porque era un teatro al que le había tomado cariño dado el enorme esfuerzo que hizo la Comu-nidad por mantenerlo abierto hasta la apertura de los Teatros del Canal.

El tiempo, como ahora estamos viendo, demostrará que los Teatros del Canal, que muy bien pueden coexistir con el Albéniz por su muy diferente entidad y funciones, no han podido solventar la falta del espacio cultural del Albéniz. Todos los espectáculos que han sido trasplantados, han su-frido el choque de una comparación terrible. La cultura, co-mo debería saber la Comunidad y sus consejerías especializa-das, no puede trasplantarse ni sustituirse así como así. La cultura es una energía creativa que se arraiga en los lugares y se alimenta de ellos. El Albéniz es esencial en la cultura de Madrid por ser el espacio y lugar que es, por su valor en el tiempo, por su memoria y por su enclave, y ese valor no puede comprarse con euros, es un factor humano, y como tal, profundísimo e inconmensurable. Parece mentira que estas cosas hayamos tenido que declararlas contra las institu-ciones que deberían velar por ellas.

105

Estallido del caso Albéniz. La creación del blog de ayuda al Teatro Albéniz

Corre el año 2006. Cuando algunos amigos del teatro acu-

dimos a ver espectáculos, hablamos ya con trabajadores de la situación de cierre próximo del teatro. Pero todavía no está clara la situación del Albéniz. Ya se ha publicado en El País una noticia de que la apertura de los teatros del Canal coin-cidirá con la desaparición del Albéniz. De repente, en una de esas ocasiones, se difunde la noticia de que el teatro va a ser DEMOLIDO. ¡Demolido!. Sabemos que puede que cierre, sabemos que la Comunidad de Madrid ha informado a los trabajadores de que una vez que estén concluidos los Teatros del Canal, el Albéniz será abandonado por la Comunidad. Pero la noticia de la demolición es mucho más que todo eso.

Esta sombría sospecha había planeado, como decíamos an-teriormente, toda la vida sobre el Albéniz. Durante los años en que Teresa Vico fue su directora, el teatro siempre estuvo en peligro. Su situación precaria se evidenció siempre en la falta de reformas emprendidas para su conservación, y si el teatro era un éxito, era sobre todo por la labor desde dentro del mismo, pues su futuro estuvo siempre en entredicho. Ahora aquel peligro tiene una forma real.

EVA ALADRO VICO

106

La empresa propietaria del teatro es en estos momentos ya una empresa inmobiliaria, por fin se sabe. Esta empresa tiene intención de tirarlo abajo y construir en su solar. Pero en estos instantes del proceso, no sabemos quiénes son, no sa-bemos con qué soporte legal cuentan. Todo permanece en oscuridad y no hay información sobre el tema.

La noticia de que el Albéniz va a ser echado abajo me rebe-la, a mí y a otros compañeros y amigos. Decido moverme y empezar a hacer algo. Empiezo por enviar cartas al director a todos los periódicos anunciando esta triste noticia. Solamen-te el diario ABC publica una carta. Me dicen que hay un crítico teatral que ha publicado un artículo sobre esto en abril del 2006. Se llama Joaquín Pérez Azaustre. Busco en la hemeroteca el periódico La Razón y encuentro su artículo. Varios periodistas han informado del cierre inminente del teatro, pero no dan información sobre la situación legal del mismo, ni de quién lo tiene, ni por qué puede esto ser posi-ble.

Comienzo a buscar en disposiciones del BOE, en senten-cias que, según me indican diversos rumores, permiten que el teatro vaya a ser demolido. Busco en Internet, y encuentro a otra persona que ha sabido el mismo triste hecho y está haciendo consultas oficiales al Ayuntamiento. Es Beltrán Gambier, abogado. Beltrán es aficionado al Albéniz, y en su país de origen, Argentina, ha visto morir varios grandes coli-seos, como el Teatro Odeón de Buenos Aires. Beltrán ha lanzado varios mensajes en la web preguntando si alguien sabe más sobre la situación del Albéniz. Entramos en contac-to de una manera rápida y dinámica.


107

Beltrán junto a José Antonio, Director del Ballet Nacional de España

Seguimos buceando en la red, y al mismo tiempo, inten-

tando despertar la atención pública sobre el destino sombrío del Albéniz. Los informadores no conceden atención al caso. Las cartas al director no interesan, los periodistas siguen mu-dos. Ya hay personas que nos dicen que contemos con ellos, para defender al Albéniz de su posible desaparición. Entre ellos, Javier López Galiacho, hermano de Juan Luís, periodis-ta de investigación, y él mismo presidente de la Asociación AMITE, Amigos de los Teatros de España. Entonces Berta Delgado, amiga del teatro Albéniz desde su infancia, y artista creativa, tiene una idea genial: crear un Blog de Ayuda al Teatro Albéniz. Dicho y hecho, Berta genera en “Blogger”

EVA ALADRO VICO

108

una plataforma que titula con este nombre, y en la que con un diseño histriónico recoge mis cartas e impresiones suyas, fotografías y textos del Beltrán. Es mayo del 2006.

Varios titulares de entradas del blog

AYUDA AL TEATRO ALBÉNIZ… LARGA VIDA AL TEATRO ALBÉNIZ… SALVAR UN TEATRO…

ES UNA CAUSA ÚNICA: AYUDADNOS EL DÍA

17… MADRID TIENE QUE SALVAR SU TEATRO

ALBÉNIZ… A LAS CINCO DE LA TARDE, OS ESPERAMOS

ALLÍ… 17 DE NOVIEMBRE, CINCO DE LA TARDE,

MANIFESTACIÓN POR EL ALBÉNIZ…


109

Una entrada del blog

HOLA A TODOS, OS ESPERAMOS EL DÍA 17 DE NOVIEMBRE,

LUNES, A LAS CINCO DE LA TARDE, FRENTE AL ALBÉNIZ. QUEREMOS REUNIRNOS `PARA PROTESTAR POR LA LENTA DESAPARICIÓN DE ESTE GRAN TEATRO.

REUNID A TODAS LAS PERSONAS QUE POD-ÁIS, Y ACUDID A MANIFESTAR NUESTRO CA-RIÑO Y RESPETO POR UN LUGAR SAGRADO DE NUESTRA CULTURA CONTEMPORÁNEA.

LARGA VIDA AL ALBÉNIZ!!!!!!!!

EVA ALADRO VICO

110

Las primeras personas que apoyan el blog son amigos del teatro y de la querida Teresa, como Silvia Eichelbaum, Mónica Cano, Lucía Álvarez, Gerardo Campana y Rosario Ruiz Rogers o Diana Fazio. A continuación empiezan a lle-gar apoyos grupales privados, como los de la Casa del Actor, AMITE, la revista El Embrujo, que dotan de enjundia a la iniciativa. Berta y yo misma seguimos informando desde el Blog sobre la situación del Albéniz. Al mismo tiempo, to-mamos como táctica reflejar todas las noticias que en los medios suscite nuestra iniciativa. Un blog es todavía un me-dio muy nuevo, y la gente ignora cómo acceder a él. Apare-cen los primeros textos jurídicos de Beltrán sobre la posible situación del teatro, y algunas firmas amigas nos acompañan ya para siempre en este movimiento: la de Adrián Daumás, escritor en la red y dramaturgo, o la del queridísimo Alejan-dro Cabranes, que murió durante este período en plena ju-ventud, y que fue una de las figuras que marcará siempre este movimiento de ayuda al Albéniz.

Los periodistas empiezan a sumarse a la iniciativa: José Manuel Rodríguez “Rodri” se adhiere a la causa, así como las revistas de teatro “Noticias Teatrales “y “Teatro Madrid”. Los primeros grandes nombres llegan con Fernando Trueba, Gran Wyoming y la actriz Vicky Peña. Estas tres figuras apoyarán de principio a fin el movimiento, y si hemos de resaltar la coherencia y la fidelidad de alguien, ése es el Gran Wyoming, quien ha recorrido los más raros escenarios hablando a favor del Albéniz y declarando a favor de él.

Berta tiene entonces la idea de “mover el blog”: difunde en foros de la red la existencia de un Blog de Ayuda al Albéniz. Pide a algunas personalidades que se pronuncien sobre la desaparición futura del Albéniz. Cuando vemos que a la


111

cuenta de correo electrónico de “mixmail” empiezan a llegar mensajes de gente importante del mundo de la cultura, em-pezamos a entusiasmarnos y rápidamente las subimos al blog.

El ritmo del fenómeno es frenético. No han pasado tres días y el blog del Albéniz ha recibido decenas de entradas de actores, de amigos espectadores. En 24 horas son doscientas cartas electrónicas de apoyo. Berta tiene entones la idea de subir al blog fotos del Albéniz, de grandes espectáculos. También empezamos a subir fotos de la gente que protesta por el cierre de la sala. El blog empieza a tomar colores, a apasionarse. Vamos subiendo toda la información que nos llega, y que corre como la pólvora entre la gente de la cultu-ra.

Para nosotros fue una auténtica sorpresa. Yo no sabía crear un blog ni editarlo, tuve que aprender en un cuarto de hora. Berta y Beltrán se pusieron manos a la obra rápidamente cada uno en su sector de trabajo. El blog iba a ocupar media jornada de trabajo a cada uno, y sin haberlo pensado de an-temano.

En este instante, empezamos una línea adicional en el blog, pidiéndole a la gente que nos envíen fotos de recuerdo del teatro, y de artistas que hayan pasado por él. Berta decide buscar en la red las fotografías de los profesionales que nos envíen su apoyo, para darle imagen al blog. Yo empiezo a rescatar, de las fotos del homenaje a Teresa Vico, y de mis propias carpetas familiares, las imágenes de toda una época, y el blog se tiñe de nostalgia y ternura. Empieza a causar furor sentimental, y los mensajes de apoyo se multiplican.

Contemplándolo desde estas alturas, el surgimiento del Blog del Albéniz resultó algo tan espontáneo y natural como indomeñable y salvaje. De un día para otro, tres personas nos

EVA ALADRO VICO

112

pusimos a trabajar a brazo partido por una causa cultural, con herramientas completamente nuevas, y a un trepidante ritmo de actualidad. Es como si toda nuestra vida nos estu-viéramos preparando para aquella situación: todos nuestros conocimientos, nuestras habilidades, entraron en juego para intentar salvar el teatro. Berta, Beltrán y yo, y también mi hermano David, hicimos un esfuerzo impresionante para colocarnos a la altura del caso y trabajar por el teatro de Te-resa. Por supuesto que muchísima más gente, amigos y her-manos, dieron su fuerza y trabajo al movimiento como fue-ron pudiendo.

Fue algo maravilloso comprobar el despertar de la actividad de todos los amigos del teatro, y de Teresa Vico, por una causa desinteresada y polémica. Se trataba de rebelarse ante una situación injusta, y de luchar por un teatro. Todos los amigos que se lanzaron a corazón abierto para luchar, duran-te años, por el Albéniz, demostraron su fuerza, su dignidad, su valía. Hubo muchos, y lamento no poder citarlos a todos, espero que sepan personarme.

Con el enorme esfuerzo que suponía el movimiento y el blog –había días que trabajábamos tres y cuatro horas de madrugada para subir la información a la web y atender el correo electrónico, y luego teníamos que asistir a algún acto con los medios o de cualquier tipo, además de cumplir con nuestros respectivos trabajos profesionales-, sentíamos que todo este trabajo era la causa más noble en la que podemos haber trabajado, pues el afán era completamente puro y des-interesado, y por algo tan bello como un teatro, como un espíritu cultural de nuestra ciudad. De algún modo, estába-mos devolviéndole al Albéniz lo mucho que él nos había dado durante años. Creo que de esto, y no de otras cosas más


113

mundanas, es de lo que trata la verdadera cultura: es un in-tercambio de riquezas que trasciende las generaciones, que se impulsa por su propia generosidad, que da frutos multiplica-dos cuando han pasado los años, de una fuerza y energía que no se pueden dominar…

En aquel momento, escritores muy importantes empiezan a escribir columnas y artículos de opinión en los periódicos sobre el asunto: Benjamín Prado, cuyo apoyo eficaz no abandonará el caso en tres años, o Enrique Centeno, crítico teatral siempre cálido y combativo. Las instituciones empie-zan a mandar apoyos: la SGAE de Valencia, el director del Festival Flamenco del teatro, el Auditorio de Tenerife, se solidarizan con nosotros.

Esta es la entrada que recoge el artículo en EL País de Ben-jamín Prado en apoyo del teatro

Como, al parecer, ahora le tocaba el turno de la destruc-

ción al Teatro Albéniz, Juan Urbano cruzó la Puerta del Sol y fue hasta la calle de la Paz con una cámara de fotos en la mano y todas las ventanas de la memoria abiertas de par en par. Quería despedirse preventivamente de ese edificio, porque había oído rumores de que su dueño lo había ven-dido a una inmobiliaria y, en consecuencia, muy pronto iba a ser derribado. Seguro que mañana mismo iba a salir la presidenta de la Comunidad, en la televisión diciendo que el Albéniz no desaparecería, pero si se derribaba, ella iba a construir, en compensación, no sé cuántos teatros más en la ciudad.

Pero ya se sabe que en este Madrid, aquí y ahora, lo que va después de los rumores son las grúas, las taladradoras, las zanjas, las hormigoneras... A ver qué pasaba, pero, desde luego, los primeros pasos del crimen cultural ya se habían

EVA ALADRO VICO

114

dado y empezaban a verse, aquí y allá, esas huellas oscuras que los especuladores dejan sobre el polvo de cemento que cubre las calles por donde pasan. Unas huellas que pueden comenzar en cualquier parte, pero que siempre acaban en la caja fuerte de un banco.

El Teatro Albéniz, de acuerdo con el Plan de Ordenación Urbana de Madrid, debía disfrutar de un nivel de protec-ción 1, dado su valor histórico y su condición de patrimo-nio cultural o artístico de la ciudad, por lo que tendría que ser invulnerable. Pero y qué: una sentencia de la propia Comunidad de Madrid rebajó esa categoría y asunto arre-glado. Es decir, lo de siempre: que primero le habían quita-do los galones y arrancado la armadura, y ahora se dispon-ían a clavarle la espada. Ahora hay que matar un teatro, Ben-jamín Prado, El País - 18-05-2006.

No nos da tiempo material de subir a la red todos los men-

sajes que recibimos diariamente en esas semanas. Hay días que son treinta, cuarenta , ochenta mensajes de apoyo los que llegan a la cuenta del Albéniz. Muchas personas no figu-rarán en este libro, y han sido vitales, fundamentales, porque siendo ciudadanos de a pie, han estado cuando les hemos convocado a acciones y manifestaciones, han enviado fondos, han respaldado el movimiento en momentos difíciles. Son personas como Pedro García, como Mirta Núñez, como Esther Díaz Soto y su chico el magnífico fotógrafo Alain Pêtre, como Isabel Sáez de Arce, que han hecho un enorme esfuerzo por el Albéniz, y de los que me gustaría citar cada historia, porque todas ellas son memorables. A través de la plataforma hemos visto la honestidad y la dignidad del público del Albéniz en vivo y en directo.


115

Durante los primeros días de mayo siguen los apoyos im-portantes, de cantantes como Pedro Ruy Blas, de compañías de teatro como Bululú, como Emprendo Danza, Tela Ka-tola, como la de nuestra queridísima e imprescindible María José Ruiz, de Esquivel, de la que hablaremos más adelante por su importancia y por el papel maravilloso que la directo-ra de Esquivel y otros profesionales del mundo de la danza, como Emilio Tenorio, han cumplido en esta historia.

A partir de esos días, nuestra iniciativa cobra una forma más concreta: tras investigar con Beltrán las posibles fórmu-las de protección del Albéniz, lanzamos, después de recordar el caso del Olivar de Chamartín, sobre el que se hizo una campaña para declararlo Bien de Interés Cultural, mediante un Blog, nuestra petición para el Albéniz. Yo copio directa-mente la Carta que los amigos del Olivar de Chamartín han redactado para pedir a Patrimonio de la Comunidad de Ma-drid la preservación de esa zona como BIC, y adaptándola a nuestro fin, la lanzo en el blog, pidiendo a todo el mundo que firme dicha carta y la envíe a Patrimonio de la Comuni-dad.

En pocos días empiezan a llegar cartas de personalidades

importantes, como por ejemplo Víctor Manuel y Ana Belén, Mercedes Lezcano, José Sacristán, José Carlos Plaza, Gui-llermo Heras, José Luis Gómez… Cada día aumenta la lista, y procuramos dejar constancia en nuestro blog, que en sus primeros meses está repleto de listas de personas, de toda índole y condición, que apoyan al teatro.

EVA ALADRO VICO

116

:Modelo de Carta que creamos para hacer práctico el mo-vimiento

ESCRIBID ESTA CARTA PARA SALVAR EL TEATRO ALBÉNIZ

Me dirijo a usted, como responsable de la protección

del Patrimonio Cultural, Histórico y Natural, con el fin de solicitar que sea concedida al Teatro Albéniz la cate-goría de Bien de Interés Cultural y De Utilidad Pública, por su inmenso valor histórico y artístico, y por la fun-ción cultural que sigue desempeñando en la ciudad de Madrid desde hace 21 años, e impedir que sea derribado con fines comerciales o inmobiliarios con el consiguiente expolio cultural y pérdida de función social y educativa en este enclave céntrico de la ciudad de Madrid.

Atentamente. Nombre y apellidos (y cargo/profesión): DNI: e.mail: Dirección donde enviar la carta de apoyo: atencional-

[email protected] Asunto: Departamento de Patrimonio y a la dirección de correo : [email protected]


117

Beltrán explora las posibilidades de solicitar la expropiación del Albéniz, y sigue analizando los documentos judiciales. Por fin logra dar con la Sentencia del TSJM, y accede a los informes de los peritos. Lo que vemos en ellos nos escandali-za. Beltrán descubre el desistimiento de la Comunidad, la acción por la que una institución pública se inhibe en un caso de defensa de un teatro. Al mismo tiempo, recuerda otros casos judiciales similares y estudia la Ley del Patrimo-nio de la CAM, que contempla expresamente la preservación del patrimonio inmaterial de la cultura, capítulo en el que la creación cultural teatral estaría contemplada.

Iniciamos también en estos momentos, cuando ya los apo-yos se empiezan a contar por cientos, la historia del teatro en forma de entradas con algunos recuerdos de años de progra-mación del teatro. Como yo he vivido en mi propia casa toda esa historia, recuerdo muy bien los episodios y sé dónde en-contrar los datos, y vamos reflejando en el blog la vida mis-ma del ambiente teatral en torno al Albéniz. Todo esto atrae enormemente otras informaciones, y aparecen factores muy importantes: empezamos a conocer detalles como la promesa electoral incumplida de Esperanza Aguirre, el pacto entre la Inmobiliaria y la Comunidad de Madrid…

Una pancarta en un edificio colindante

EVA ALADRO VICO

118

Empiezan a menudear en el blog nombres muy importan-tes de la escena madrileña y española: María Asquerino, Ju-lieta Serrano, Carlos Iglesias (cine), Berta Riaza. Son nom-bres de personas que simbolizan toda una época, y que cuan-do conocen que el Albéniz va a ser derribado, se escandali-zan. Compañías, Auditorios, actores y personas amantes de la cultura van dejando sus apoyos. Por primera vez llega un apoyo de un personaje político, es Inés Sabanés, de Izquierda Unida. Por primera vez nos damos cuenta de que el asunto tiene un interés político importante, que luego detallaremos.

Los medios comienzan a tratar el caso con mayor interés: el diario EL PAIS publica a mediados del mes de mayo una noticia relatando la situación jurídica del teatro punto por punto. El tema se ha tornado interesante, parece, una vez que el blog empieza a “echar humo”. Es la primera vez que en el mundo teatral español, y en el informativo, un blog crea una noticia de ámbito nacional, tal como aparece el día 18 de mayo. El PAIS publica en páginas de la edición inter-nacional la noticia del asunto Albéniz en esas semanas.


119

Primera noticia de alcance sobre el caso Albéniz en el diario EL PAIS

121

Cómo funciona un blog: el caso Albéniz y los medios de comunicación

Es precisamente en esos momentos de bullir del caso en

nuestro blog, cuando por fin los informadores de prensa hacen salir toda la situación jurídica del teatro a plena luz. El periódico El País aclara por fin en esos días, que existe una sentencia firme ante el Tribunal Supremo, que existe un alquiler del teatro a la CAM, y que el Albéniz parece conde-nado a desaparecer. Este medio de comunicación, que fue el primero en indicar la desaparición del teatro, ha tardado casi 2 meses, del 5 de abril al 20 de mayo- en desvelar por qué puede darse legalmente ese hecho. En medio de ese plazo, nuestro blog ha creado atención pública.

A lo largo de todo el proceso, comprobaremos algo que es radicalmente nuevo en el panorama de los medios de comu-nicación españoles, y que es de rabiosa novedad en el mundo entero: los Blog cuelan asuntos en la agenda de los medios, de tal modo que, cuando consiguen crear atención e interés en el público, los medios se ven obligados a reflejarlos en sus sistemas tradicionales de captación y difusión de temas.

Hasta que no existió el Blog de Ayuda al Teatro Albéniz, la situación de este teatro, conocida entre el mundo cultural, y sobre la que nosotros insistimos en llamar la atención de los

EVA ALADRO VICO

122

medios, no interesó a los informadores. Solamente después de que el Blog funcionó y empezó a atraer el interés, los me-dios se interesaron por el caso. Y una vez que eso ocurrió, el efecto “boomerang” no hizo sino crecer.

Los que estudiamos los efectos y funciones de los medios de comunicación en la sociedad, sabemos que este es el habi-tual modo de proceder del sistema informativo: los medios sólo se interesan por las noticias que ya son noticia por algún otro sistema. Es decir: solamente las fuentes de poder, los eventos importantes, llaman la atención de los periodistas. Para que un medio de comunicación preste atención a un asunto insignificante, pero de enorme valor, tiene que darse un auténtico milagro. El “caso Watergate” es el emblema de ese proceso único en el que investigando informaciones me-nores dos periodistas consiguieron darle la vuelta al poder gubernamental del país más poderoso del mundo.

Nosotros pudimos comprobar cómo el único modo de conseguir interés y atención mediática es creándola previa-mente, en un proceso de rebote, de reverberación. Los me-dios sólo prestan atención a lo que sale en los medios. Para llegar a estar presente en ellos, y que ese hecho produzca con-secuencias políticas o acciones sociales, es necesario conver-tirse en medio de comunicación. Entonces el mundo político a su vez prestará atención al caso, y la rueda informativa vol-verá a comenzar.

El blog del Albéniz catalizó un interés cultural que estaba adormilado o paralizado en los medios convencionales. Cuando nos damos cuenta de esto, comenzamos a hacer funcionar el blog ante los medios: cada vez que vemos publi-cada una noticia o información sobre el teatro, o de nuestras manifestaciones e iniciativas, que la radio, la prensa o la tele-


123

visión recogen, así lo difundimos en el blog. Habrá medios e informadores que estén siguiendo el blog día a día para ver qué novedades produce.

. Portada del diario ADN El Blog llegará a convertirse en la base docu-

mental para los periodistas.

Se trata de un trabajo ímprobo, porque nos llegan noticias de diversos periódicos (El País y ABC, primero, y después El Mundo, se interesarán por el caso), radios (la cadena SER seguirá de principio a fin el asunto Albéniz, al igual que Ra-dio Nacional de España, con nuestras buenas amigas Luz Auñón, y Vampirella, y Onda Madrid siempre tendrá un hueco para recordar al Albéniz) y algunos programas televisi-vos (La 2 Noticias, Caiga quien Caiga, La Mandrágora),

EVA ALADRO VICO

124

que siempre tenemos que volcar al blog, y al mismo tiempo, reflejar el creciente apoyo popular y las informaciones que van surgiendo, sean recuerdos, sean testimonios, sean datos judiciales o de la trama inmobiliaria del caso…

Lo más fundamental, desde el punto de vista de los medios de comunicación, es hasta qué punto el blog contribuyó a hacer público y notorio un caso que hubiera pasado sin pena ni gloria debido a la falta de interés inicial de muchos infor-madores, y al interés por ocultar la situación por partes im-plicadas. El blog puso en comunicación a diferentes medios que combinados entre sí, y en diferentes funciones, consi-guieron desvelar absolutamente toda la trama oculta en torno al caso Albéniz.

El aspecto del proceso es el de una espiral: el asunto Albé-niz empezó en los medios de una manera muy discreta y oculta. El blog de nuestra Plataforma aportó resonancia con las adhesiones de la gente de la cultura. Los medios se hicie-ron eco de esa resonancia, y entonces los políticos se interesa-ron en el caso, por lo que los medios se interesaron aún más. El proceso fue inflándose como una clara de huevo batida, y tomando energía como una pelota de squash entre varios muros. Pero todo ese proceso, tan artificial, tan poco “in-formativo”, y más reactivo que proactivo, se desinfló rápi-damente. No podía ser de otra manera. Creo que así es en la gran mayoría de los casos informativos.

Así, cuando el periódico El País encabezó la cobertura del caso Albéniz, le siguieron otros medios impresos, como la prensa gratuita y otros diarios digitales (ADN, 20 minutos, Público). Ello permitió que conociéramos toda la situación legal del teatro. Esto nos condujo a investigar la adquisición del teatro por la empresa Inmobiliaria Monteverde. De este


125

espinoso asunto se ocuparon periodistas de investigación de El Mundo, que retomaron el caso. El Mundo fue vital para elucidar hechos tan sorprendentes como que la empresa pro-pietaria del Albéniz, Monteverde Inmobiliaria, tenía co-nexiones con el llamado Caso Monteverde que investigaba el Tribunal de Cuentas en Marbella. Gracias a la investigación de los periodistas Galiacho, Antonio Rubio y Gregorio Fernández, supimos que en Marbella, hacía unas décadas, bajo la alcaldía de Gil y Gil, la Inmobiliaria Monteverde había sido clave en las tramas de adjudicaciones de proyectos y terrenos, y que el padre del actual director de la empresa, en aquella época aquejado de una enfermedad grave, había llevado a cabo determinadas operaciones financieras, que al curarse sorpresivamente, estaban siendo estudiadas por el Tribunal de Cuentas. Se abrió un capítulo del caso Albéniz que resultaba sorprendente, novelesco. Lo último que pod-íamos esperar es que las tramas marbellíes tuvieran que ver con nuestro teatro…

El Mundo presionó también para conocer los términos del acuerdo que la Comunidad de Madrid tenía con esta empre-sa, revelándose así que Esperanza Aguirre había retirado el recurso para proteger el Albéniz que su enemigo político Ruiz Gallardón había sostenido (información que Isabel Longhi reveló en el mes de junio de 2006). Fue muy curioso cómo en un momento dado El País y El Mundo compitieron por sacar la información de esa retirada del recurso por el Albéniz que Esperanza Aguirre llevó a cabo una vez que sus-tituyó a Ruiz Gallardón en la Alcaldía de Madrid.

El diario El País se ocupó de dotar de líderes de referencia al caso y darle resonancia cultural. El diario El Mundo tomó el caso para ahondar en su realidad, en distintas fases del

EVA ALADRO VICO

126

proceso. Otros diarios como ADN o 20 minutos populariza-ron el tema, aunque en todos los casos podemos resaltar una atención efímera, un tanto cambiante, según las coyunturas de cada momento, para los medios impresos en el caso Albé-niz. Solamente algunos periodistas siguieron de principio a fin el caso, por su interés personal y por su coherencia profe-sional. Agradecemos la ayuda, por ejemplo, de Luis Díez Álvarez, del diario Público.

A nuestro juicio, la atención en medios impresos prestada al caso Albéniz ha sido un claro ejemplo en el que hemos podido comprobar la existencia de intereses y tramas de po-der que censuran o controlan los asuntos de los que se in-forma. Para no generalizar demasiado, sí diremos que en cada caso concreto hemos dependido, para la cobertura en prensa, de cosas como si un ex periodista de un medio era actualmente jefe de prensa de la Inmobiliaria, o de si un pe-riodista era amigo de una asociación interesada en derribar el teatro para hacerse en su solar una sede profesional, etc. etc. Estas tramas, demasiado minúsculas para considerarlas ma-fiosas, las hemos presenciado y sufrido, más que nada en el mundo de la prensa periódica, diferenciando este sector de los otros medios. Como siempre, por supuesto, hay muchí-simos periodistas honestos que cubren en la prensa escrita los asuntos con profesionalidad y constancia, pero es llamativo que hallamos topado con lo contrario en este campo.

Me ha llamado la atención que periodistas de medios im-presos muy consolidados no se documenten adecuadamente en los archivos, y que hayamos tenido que repetirles, año tras año, toda la historia paso a paso para que pudieran cubrir una rueda de prensa o una manifestación. Digamos que muchos informadores de prensa piden que les hagamos el


127

trabajo los propios protagonistas de los sucesos, y esto me parece inconcebible. En radio, por el contrario, la documen-tación de los profesionales es óptima y jamás he tenido que relatar todo el asunto a un periodista que me entrevistaba, porque siempre se había documentado previamente sobre el tema.

Si hay que resaltar un medio coherente en su fidelidad al caso y en su capacidad para dar una visión objetiva y partici-pativa, ese medio es la radio. Tanto la Cadena SER, como Radio Nacional, como Onda Madrid, en la avanzadilla, y muchísimas otras emisoras, como Punto Radio, que nos ayudaron en estos tres años, cumplieron con su función de informar a la población, de incidir en los aspectos más polé-micos y vitales, de no cejar en su empeño cultural. Desde aquí queremos partir una lanza por la radio como medio de información veraz y no sometido a presiones o amiguismos, frente a los otros medios. Además la profesionalidad de los periodistas de radio, del redactor de calle al director de un programa, es algo que me ha llamado mucho la atención.

En segundo y muy digno lugar tenemos a las Agencias In-formativas nacionales, Efe y Europa Press, que cubrieron con fidelidad y seriedad el caso Albéniz de comienzo a fin. Tanto Carlos del Amo como Teresa de Luis, de ambos me-dios, y sus colaboradores, prestaron una atención siempre profesional. Las Agencias nos han cubierto de principio a fin con coherencia y rigor, asistiendo a nuestras convocatorias y detallando las informaciones en todo lo posible. Me ha lla-mado la atención la exactitud de su trabajo, la atención cons-tante, la profesionalidad.

La trama del Albéniz salió a la luz en su totalidad gracias a la combinación de diversos medios que intervinieron en

EVA ALADRO VICO

128

momentos clave. Fue vital, por ejemplo, el reportaje que La 2 TV realizó en su programa Miradas, donde recogió el esta-llido del caso (vídeo accesible hoy en la red, en la dirección de You Tube correspondiente). Otro punto de inflexión, un año más tarde, fue el programa de humor satírico Caiga Quien Caiga, de Tele5, que con su llamativo enfoque y su interés despertaron a muchos receptores ajenos a prensa y radio respecto del caso Albéniz, y dieron una imagen más que curiosa de la Presidenta y del Consejero de Cultura de la CAM.

Pero salvando estos dos hitos televisivos, de enorme poder de afectación popular, la TV en el caso Albéniz ha mostrado cómo es un medio “basura”. Ha habido cadenas nacionales de TV a las que hemos convocado decenas de veces y que nunca jamás se han interesado. Periodistas culturales de tele-visión que han ignorado completamente el asunto Albéniz. La televisión nos ha parecido un medio completamente ale-jado de la realidad, falso e incoherente, dominado por fines comerciales, manipulado al extremo políticamente. Nunca jamás Telemadrid ha cubierto el caso Albéniz. Recuerdo que a nuestro amigo Alejandro Cabranes le resultó escandaloso que, coincidiendo una convocatoria nuestra de manifestación en la Puerta del Sol, con la elección, en un escaparate de la misma zona, de la “Vecinita 2006” por una cadena comer-cial, aquel suceso contó con la atención de dos o tres cadenas de TV, mientras nosotros, al lado, no les interesamos lo más mínimo. Alejandro escribió una crónica sobre aquel suceso, una de las últimas que hizo, para el blog, en diciembre de 2006.

Parecería que la TV española es de un país distinto al de la prensa o la radio. Al margen de los asuntos políticos y de los


129

escándalos, o de las figuras famosas que aparecen en los es-trenos, la TV es incapaz de captar un tema cultural o de mo-vilizar respecto a la cultura. Únicamente hacemos la excep-ción de algunas cadenas locales, (Onda 6, Localia) que sí nos seguían y que cubrieron con frescura informativa el caso. En muchas ocasiones ellas fueron las únicas que informaron del asunto. Paradójicamente, la televisión es la mascarada mayor, el mundo más ficticio, frente a los movimientos so-ciales locales. Cuando cubre algún asunto, lo maquilla y tea-traliza. Recuerdo que un cámara de TVE nos “dio la salida” de la marcha de la manifestación del 5 de junio, justo cuan-do él pudo rodarlo adecuadamente, para poder ser emitido en los informativos de esa noche. Como digo, artificio puro. Este medio audiovisual de la TV demostró muchísimas veces que no tiene espontaneidad ni está cercano a la sensibilidad social.

131

El caso crece: pedimos el BIC para el teatro

Ésta es una de las muchas listas de personas que envían sus

apoyos durante mayo de 2006 al blog. Reflejamos ésta al azar, pero son cientos los nombres de personas e institucio-nes que apoyan al Albéniz en esos momentos:

Christian Ruiz Bidelbarrieta- Director de Bonjour Comunica-

ción Beatriu, Daniel Ramón Sánchez Cascado, pintor Emilia Fernandez Prats, estudiante de ciencias políticas Eduardo López Vicente Canellas Ramón Linaza, actor José Ignacio Martínez Bañuelos sociólogo Federico Aladro, productor teatral Víctor y Ana, cantantes Daniel Cardoso Noa Talavan, bailarina e investigadora Javier Torres Ochandiano Pepa del Pozo, actriz Isabel Villalpando Marina Aznar, actriz y cantante

EVA ALADRO VICO

132

Paloma Aguilar, profesora universidad Héctor Cebolla, Fundación Juan March Andrés Arranz Muñoz, Unión de Actores María Weissenberg, Teatro Real Marilín Gonzalo, periodista Begoña Quintana, secretaria Álvaro Vargas Marina Muñoz, actriz Álvaro Vicente, periodista Alejandro Reyes Ana Bustelo, editora Antonia Picazo

Berta creó varias imágenes para dotar de personalidad al movimiento. La imagen anterior surgió para una de las pri-meras manifestaciones, en mayo de 2005. Otro diseño ini-cial, en negro sobre blanco, tuvo un tremendo éxito en la manifestación del 5 de junio, en la que pedimos a la gente


133

que imprimiera y llevara a manera de imagen identificativa el cartel de Ayuda al teatro.

Gloria Mandelick, fundamental en el movimiento por el teatro.

Víctor y Ana Belén fueron de los primeros en enviar su apoyo al mo-

vimiento, y asistieron a las últimas manifestaciones.

EVA ALADRO VICO

134

Por las noches, durante los primeros días, navegando en

Internet, seguimos investigando. Me encuentro con un caso similar al del Albéniz, surgido hace unos años, en una zona de valor cultural llamada el Olivar de Chamartín, donde se hallan varias edificaciones de la época de la Residencia de Estudiantes, que, amenazadas por una empresa hostelera , dieron lugar a una iniciativa muy interesante para nosotros. Las personas que apoyaron la no demolición del Olivar de Chamartín y sus edificios históricos habían creado una pági-na web, y en ella tenían colgado un modelo de carta dirigida a Patrimonio de la Comunidad de Madrid. Esta carta solici-taba que el Olivar de Chamartín fuera declarado Bien de Interés Cultural. La iniciativa tiene éxito con la Comunidad gobernada por Gallardón y se me ocurre que podríamos hacer lo mismo con el Albéniz: pedir que sea declarado Bien de Interés Cultural.

Buceamos en Internet en busca de la Ley de Patrimonio Histórico, Artístico y Natural. La Ley vigente en Madrid es muy moderna y recoge la posibilidad de que cualquier ciu-dadano, que perciba que un bien de valor cultural está siendo amenazado o está en riesgo, puede informar a la Comunidad de Madrid pidiendo su protección, entrando inmediatamen-te en vigor una serie de medidas protectoras en tanto se di-rime si ese bien tiene o no valor cultural. Cuando me entero de estas condiciones, pienso que el caso del Albéniz es idó-neo. Podemos solicitar masivamente, utilizando nuestro Blog, a la CAM la mención de Bien de Interés Cultural para el teatro.

Beltrán empieza a documentarse sobre la viabilidad de esta idea. Tenemos una Plataforma desde la que pedimos el apo-


135

yo ciudadano. Cada vez hay más atención pública. Apoyos de amigos que son también figuras importantes, como Mer-cedes Lezcano, como la Compañía Metrópolis, como la Es-cuela Amor de Dios, como Roberto Álvarez, que será muy importante por su constancia en el movimiento y por su apoyo como actor y como productor.

Desde Gijón nos llega al blog esta carta de Roberto Álva-

rez, actor.

De adolescente vi desaparecer en Gijón, la ciudad donde nací, ilustres teatros: María Cristina, Hernan Cortes, Ro-bledo, etc. Hoy sólo quedan el Jovellanos y un tesoro que ya no se si lo han dado de baja definitivamente: el Arango. Estudiando en Madrid vi desaparecer el Valle Inclán, el Es-lava, el Martin, el Espronceda donde creo que representa-mos una de las últimas funciones, hace poco el Maravillas, hoy convertido tristemente en apartamentos con una pe-

EVA ALADRO VICO

136

queña sala asociada, etc... Parece que ahora le toca al Albé-niz donde tanto trabajé con la compañía Teatro de la Dan-za. Los teatros, como los arboles, los parques, los museos... son el paisaje emocional de una ciudad, el corazón de su identidad. Allí nos llevaron nuestros abuelos, nuestros pa-dres. Allí nos maravillamos con el arte de los demás y aprendimos. Allí nos gustaría llevar a nuestros hijos y que conocieran el mundo a través de sus ventanas: el escenario. Allí tenemos el privilegio de compartir con otros ciudada-nos muchos momentos mágicos y emocionarnos colectiva-mente.

SALVAR EL ALBENIZ es para mi no sólo salvar un tea-tro sino todos los que ya hemos perdido. Porque yo ya hab-ía tirado la toalla pensando que estas movilizaciones ciuda-danas en pos de la preservación de nuestro Patrimonio Cul-tural ya no eran posibles en este País.

Así que aquí me tenéis para lo que sea menester. Yo, co-mo la baronesa, si hace falta me compro un taperway y me ato con vosotros a una de las estatuas del Hall del Albéniz. ¡A quien narices se le ocurrió rebajar la protección del Albé-niz: ¡pedazo o pedaza de inutil!. ¡Ya esta bien de Centros Comerciales¡ ¡El centro de Madrid es ya solo un gigantesco Centro Comercial rodeado de bares (ver sino la Plaza Sta Ana paradigma del negocio de las terrazas)!. ¡Enhorabuena a los que habéis tomado las riendas de esta iniciativa!.

Recuerdo a personas como Rosa Regàs, que estuvo en la

primera manifestación y en la última, como Emma Cohen, que vino con su vela roja a luchar por el teatro el último día, como Víctor Burell, como Gloria Mandelick, como Pedro Ruy Blas… Muchísimas personas no cejaron en su empeño y aún hoy siguen luchando por la reapertura del Albéniz. Por supuesto que ha habido “fantasmas”, “sombras” de personas


137

que en vida de Teresa eran constantes en el teatro, y cuando el teatro se moría, no aparecieron por allí… Pero preferimos no recordar a éstos y sí a tantísimos artistas y ciudadanos, jóvenes y viejos, anónimos o conocidos, que incesantemente ofrecieron su apoyo hasta multiplicar por miles los apellidos y firmas por el teatro.

139

El caso Albéniz y los políticos Muy a comienzos del desarrollo de nuestro blog, recibimos

una llamada de Inés Sabanés interesándose por nuestra histo-ria y ofreciéndose a colaborar desde el Ayuntamiento de Ma-drid. Nos reunimos con ella para explicarle nuestras infor-maciones. Organizamos incluso una rueda de prensa con ella, y se mostró muy afable siempre. A las pocas horas tam-bién vimos que el PSOE se interesaba por el caso Albéniz. Rosa León y José Antonio Díaz Martínez rápidamente se pusieron en marcha y abanderaron, quizá precipitadamente, la petición de Bien de Interés Cultural para el Albéniz. Digo precipitadamente, porque como el PSOE hizo suya esa causa y la planteó en el mes de mayo, como proposición no de ley en la Asamblea de Madrid, rápidamente fue rechazada por el PP, mayoritario en esa cámara, lo que constituyó un obstácu-lo para todo el proceso, de acuerdo con la Ley de Patrimo-nio.

La Comunidad de Madrid se ha escudado en diversas oca-siones en aquella primera votación negativa para la protec-ción cultural mediante una medida ejecutiva. Lo cierto es

EVA ALADRO VICO

140

que nosotros presentamos, para apoyar esa petición, 4000 firmas en la Asamblea.

En aquella votación de tinte político, no se realizaron los pertinentes estudios, ni siquiera se realizaron dictámenes técnicos sobre el valor cultural del Albéniz, como pide la Ley de Patrimonio. Los parlamentarios de la Asamblea, tras oír a los portavoces de los partidos, votaron siguiendo la consigna a mano alzada del portavoz del grupo de cada uno. Recuerdo que asistimos al pleno y que me causó una impresión ver-gonzosa ver a los parlamentarios navegando por Internet, charlando en los pasillos o hablando por el móvil, mientras se discutían o debatían los temas, y sentándose rápidamente cuando se les llamaba a votación, como si de corderos en el rebaño se tratase. No les interesaba ni lo más mínimo la cul-tura, el teatro, etc. Desgraciadamente muchos de ellos son los invitados habituales de los cortes de estreno de nuestros tea-tros y foros culturales. La cultura les trae al fresco, tal y como demostraron con el caso Albéniz.

Nuestra voluntad, desde el principio, desde que vimos el interés que movía a los políticos en este caso, fue que nuestra plataforma no tuviera color político. Por supuesto que agra-decemos los apoyos recibidos y las promesas, por ejemplo de Rafael Simancas, y sus declaraciones a favor del teatro. Pero en muchas situaciones no quisimos identificarnos con ningún partido político. Pensamos que el caso del Albéniz no depende de ideologías, que este teatro siempre se mantuvo coherente bajo los distintos gobiernos de la CAM, y que se trataba de una iniciativa ciudadana.


141

Por ejemplo, el PSOE tuvo el detalle de otorgarnos el pre-mio La Rosa De Madrid, que destaca cada año la tarea de asociaciones y grupos de la ciudad en alguna causa social o humanitaria, a comienzos de julio de 2006. Fuimos a recoger nuestro premio, declaramos nuestra línea no política, y de-

EVA ALADRO VICO

142

jamos el galardón en manos del propio PSOE mientras no se salvara el teatro.

Esta actitud no política nos granjeó algunas distancias y enemistades. No quisimos tramitar nuestra causa por el tea-tro en vías políticas. Aún así, hubo momentos en que las vías políticas nos invadieron literalmente, absorbiendo nuestra plataforma. Hubo momentos en que políticos de diverso signo vinieron a hacerse la foto con nosotros, para salir en los medios o hacer campaña, y así lo notamos. El Albéniz fue objeto de declaraciones y de fotos políticas durante la cam-paña electoral autonómica de 2007.

Con los políticos tuvimos una sensación semejante que con muchos informadores: su sensibilidad hacia los temas depen-de del número de ciudadanos implicados o interesados por ello. Recuerdo bien que todos los apoyos políticos eran in-mensos al comienzo del movimiento, pero que fueron des-apareciendo discretamente cuando la cosa se alargó y se hizo más dolorosa. Cuando teníamos nombres famosos alrededor o manifestaciones multitudinarias, los políticos vinieron a hacernos compañía, exactamente igual que los medios. Re-cuerdo en muchas ocasiones cómo los medios nos pedían que lleváramos a caras conocidas o a famosos a sus programas o entrevistas.

Un capítulo aparte merece la actitud del PP, gobernante en la CAM y en el Ayuntamiento de Madrid, y en particular, su dirigente máxima en la Presidencia, Esperanza Aguirre, y el Consejero de Cultura nombrado por ella, Santiago Fisas. Se trata de dos figuras especialmente importantes en el caso, por su cerrazón y su rechazo a buscar alguna solución para salvar algo tan valioso como el teatro Albéniz en Madrid.


143

Esperanza Aguirre nos encontró, la primera vez que nos concentramos, el día 25 de mayo de 2006, ante la Puerta del Sol, y nos preguntó si éramos trabajadores del teatro. Le di-jimos que éramos ciudadanos, simplemente. Aquello sin duda le interesaba, pues si el movimiento hubiera sido de los trabajadores, el problema hubiera sido mayúsculo: ¿qué pod-ía hacer Esperanza con un teatro Albéniz en pie de guerra con sus trabajadores?.

Pero Esperanza Aguirre, es mi opinión personal, es una persona con muchísima voluntad de poder, que maneja el gobierno de la Comunidad de Madrid como un ajedrez de madera. Es un tipo de figura política que utiliza su propia dureza e insensibilidad como fuerza de control de las situa-ciones. Repito que es mi opinión de ella como figura políti-ca. Esto hay electores que están habituados a apreciarlo, so-bre todo si estiman el talante dictatorial o imperativo, como virtud política. Para asuntos culturales y de sensibilidad humana, esta persona es completamente incapaz, así me lo mostró en el caso del Albéniz.

A comienzos de todo el caso, pensé que debía comunicar-me directamente con ella, como con todas las personas con poder institucional, para solicitarle protección para el Albé-niz. Le relaté nuestro interés personal y cultural en salvar ese teatro. Le dije que mi motivo personal era sobre todo salvar el trabajo y el recuerdo de mi madre, y que pensaba que ella podría entenderlo, pues un amigo me había contado que en cierta ocasión pública defendió la memoria de su padre con gran emoción personal. En su carta de respuesta, Aguirre respondió en términos puramente legales: el teatro, afirmaba, es propiedad privada, y nada se podía hacer por salvarlo.

EVA ALADRO VICO

144

Pero lo que más doloroso resultaba, es que su motivación última no era una base de derecho, sino, creo, un trato de favor a una empresa inmobiliaria relativamente amiga. Y parece que detrás de la frialdad con la que se permitía de-rrumbar un teatro, estaba el interés por favorecer la construc-ción de unos edificios nuevos, por permitir el enriquecimien-to de determinados agentes, por no estorbar el lucro de un grupo particular.

A mí no me importaría recibir de un político extremada-mente liberal una argumentación mercantilista si ese político la aplicara en todo, incluido su sueldo y su función pública, y la sostuviera con coherencia en todos los sectores. Pero el liberalismo de Aguirre llega solamente hasta donde toca a su sueldo, sus intereses de poder y sus tramas de influencia. Ahí aparece un proteccionismo oculto que puede rastrearse fácilmente y que muestra la verdadera cara de esta figura política.

Lo peor de la figura del Consejero de Cultura, Santiago Fi-sas, es que durante 3 años fue y sigue siendo capaz de servir a esos intereses particulares, a esas influencias y tramas de po-der, con argumentos contra la cultura. Fisas empezó dicien-do que el Albéniz estaba destrozado, que ya no valía para el espectáculo,-pensemos que durante cinco años más, este tea-tro destrozado le sirvió divinamente a sus intereses promo-cionales-; después comenzó a decir que iba a ser sustituido por un teatro mil veces mejor, inventándose o revelando conversaciones de negocios con los propietarios privados como si éstos fueran ahora a cumplir funciones públicas, argumentos contra el Albéniz. Fisas llegó a decir que el Albé-niz “sólo era un contenedor” cuyo espíritu se transportaría a los nuevos Teatros del Canal. Ese mismo Consejero, tres


145

años atrás, se deshacía en elogios al Albéniz y a la tarea de Teresa Vico.

Quizás lo más tremendo del caso es el nulo interés, el nulo cumplimiento de una función de protección y amparo a la cultura, que este buen señor mostraba. No queremos saber qué conexiones o qué explicaciones hay detrás de estas acti-tudes, pero lo que sí hemos comprobado es que estos ele-mentos son completamente insensibles a la cultura auténtica. La utilizan como una herramienta política y de poder, y nada más. Si queremos hacernos una idea de cómo cumple este personaje su función, imaginémoslo pactando con la empresa Inmobiliaria propietaria del teatro, la retirada de la Comuni-dad del pleito para proteger el teatro, a cambio de su alquiler durante unos años.

A lo largo de los años en que estuvimos trabajando para salvar el Albéniz, fui formándome una conclusión sobre cómo reaccionaban los periodistas, sobre cómo lo hacían los políticos, sobre cómo lo hacían los actores o las asociaciones profesionales del sector escénico.

El mundo de la política se me reveló completamente autómata, vendido al interés de ganar votos y poder. Sin excepciones, a los políticos les interesamos cuando convoca-mos a muchos ciudadanos y atrajimos el interés de los me-dios. Quisieron usar el caso Albéniz en su beneficio. Se in-formaban de las medidas a tomar con una presteza y diligen-cia cosméticas, para causar buena impresión a los medios, para saber qué decir en los parlamentos. Fuimos testigos de situaciones bochornosas en las que candidatos políticos nove-les no se atrevían a apoyar nuestra causa hasta que sus conse-jeros no les informaban al respecto de que éramos de fiar.

EVA ALADRO VICO

146

Esto en lo que concierte a los políticos de primera línea, a las figuras.

También tuvimos oportunidad de comprobar cómo actúan algunos grupos marginales de acción anticapitalista y okupa. Uno de estos grupos alternativos nos buscó para darnos su apoyo y concertaron con nosotros algunas acciones de mani-festación y ruedas de prensa. Nos pidieron que lleváramos a algunas personas conocidas de la plataforma. Una vez reali-zados los actos públicos, rompieron relaciones con nosotros por no estar en la línea anticapitalista deseada, eso sí, no rompieron con los personajes célebres que nos acompañaron, creemos que por si acaso-. La conclusión que sacamos es que entre estas canteras hay verdaderos enfermos mentales, peli-grosos individuos maníacos que cambian de idea según el día que hace, y que te utilizan exactamente igual que los asenta-dos en el establishment.

Si frente al mundo político, los medios mostraron una ma-yor humanidad, fue en algunos casos, pero en otros pudimos ver cómo el mundo de la comunicación se vende al poder de influencia, y se deja llevar por las agendas que las élites quie-ren que se difundan, omitiendo e incluso suplantando a aquellos que no encajan con una trama de poder mediática y empresarial. Solamente recordaré que recibimos amenazas, por parte de profesionales de medios poderosos, para que dejáramos de informar sobre el caso.

147

Hacia el 5 de junio, el esplendor del blog y de la plataforma y las primeras

maniobras contra el movimiento. El mes de mayo, en el Blog del Albéniz ,hay un frenético ir

y venir de informaciones en medios, declaraciones de ad-hesión y bullir del caso en todos los rincones. Incluso, al margen nuestro, se convoca una concentración frente al tea-tro, para el día 25 de mayo, que se ha producido por parte de actores y gente de la cultura, y a la que nos sumamos, es pre-cisamente cuando hacen acto de presencia la formación del PSOE y su iniciativa de llevar el caso también.

Los actores, las asociaciones, las iniciativas se cuentan por cientos. Reproducimos unos cuantos nombres, y nos da rabia no poder citar a todos, pero desde Mercedes Sampietro a José Luis Gómez, de la Asociación de Directores de Escena a la Asociación de Técnicos del Espectáculo, Institutos, Emba-jadas, Las Asociaciones de Vecinos de Madrid, otras Asocia-ciones Culturales como La Asociación de Vecinos del Parque de La Cornisa, de las Vistillas, el programa de TV La Mandrágora, José Sacristán, Silvia Marsó, Paco Valladares, Amparo Pascual, el Director del Teatro de La Zarzuela, del CDN, la sala El Montacargas, Mom Producciones, la Coor-

EVA ALADRO VICO

148

dinadora de Salas de Catalunya, la Cuarta Pared, La Asocia-ción de Distribuidores de Producciones Escénicas, Glen Caulfield y su estudio EVoqué, o Hilario Camacho, todos dan su apoyo y escriben testimonios únicos.

HILARIO CAMACHO, cantautor, nos envía su apoyo

Quiero expresar mi rechazo más absoluto ante la idea de el Teatro Albéniz, ese magnífico escenario en el que hemos disfrutado y seguimos disfrutando de tantos y tantos mo-mentos maravillosos, de esa espléndida aula de cultura, de esa luminosa isla de sueños, pueda ser algún día derribado para construir "otro" centro comercial, con lo que los polí-ticos siguen defendiendo una calidad de vida muy diferente de la que predican. Por un mundo más culto, más afectuoso y más comprometido non el placer de vivir y de aprender, sin más, un saludo cariñoso a todos los que lean este mensa-je.

Hilario Camacho (cantautor)


149

Son muchísimos los que en este movimiento recuerdan al-go fundamental: la memoria de Teresa Vico, pero sobre todo el espíritu de acogida del lugar, están en peligro, y eso nos mueve a todos.

El actor y director Pepe Camacho nos envió esta carta des-de Moguer

EN DEFENSA DEL ESPIRITU Y EL CUERPO DEL TEATRO ALBENIZ

Cuando subes por la calle de “La paz” la fachada del Tea-tro Albéniz evoca en todas las personas muchas cosas. Desde el imaginario de los que nunca entraron, hasta las más va-

EVA ALADRO VICO

150

riadas situaciones, hechos, imágenes, recuerdos... de los que lo hemos considerado espacio propio, familiar, cercano a público y artistas.

Gracias a la filosofía de la Gran Dama del Teatro Teresa Vico, al funcionamiento de su equipo y a la buena onda con que siempre se han encontrado tanto público como profesionales, este espacio al completo, (desde el peine hasta la ática oficina, pasando por todas las esculturas móviles), tiene demasiadas referencias individuales y colectivas, loca-les e internacionales, como para derribar su cuerpo cargado de tanto “buen” espíritu.

Por la memoria; por el futuro, por el Arte, POR LA VI-DA ,

¡NO AL DERRIBO DEL TEATRO ALBENIZ! Pepe Camacho TEATRO FELIPE GODINEZ MOGUER

Decidimos, aconsejados por gente de los medios, organizar

una manifestación, para finales del mes, en la que se mani-fieste públicamente la dimensión del fenómeno a favor del teatro. Buscamos un lunes, para favorecer la asistencia de la gente del espectáculo, que libra ese día, y convocamos para el día 5 de junio.

Calentamos el blog con esta convocatoria, al mismo tiem-po que seguimos profundizando en la trama Inmobiliaria del propietario del Albéniz. Es justo por entonces cuando se aceleran las iniciativas. El Ayuntamiento, en un Pleno del mes, anuncia un Plan de Usos Culturales que impedirá que en la zona del teatro pueda dejarse de desarrollar esta activi-dad teatral. (Este plan no vio la luz jamás, desde luego, aun-que el Ayuntamiento no haya dado permiso para construc-ción en el solar del teatro Albéniz tampoco). Otra iniciativa


151

es la Proposición no de Ley de José Antonio Díaz, portavoz de Cultura del PSOE, en la Asamblea de Madrid, para el 5 de junio, iniciativa que como contábamos antes, más frustró que ayudó a nuestro intento, por ser demasiado rápida y poco sustentada en una base de adhesión en la calle.

Los apoyos son importantísimos, como los de Escuelas de Interpretación (Corazza, Cristina Rota), Compañías de Dan-za (Erre que Erre, Danzarte, Teatro de la Danza), escritores (Gala, Saramago, Llamazares, Martín Garzo, Ian Gibson, García Montero y decenas de otros más), directores de cine (Almodóvar, A. De la Iglesia, Bajo Ulloa,). Anunciamos la presencia y apoyo de Amodóvar el día de la manifestación.

PEDRO ALMODÓVAR ESTARÁ CON NOSOTROS

EL 5 DE JUNIO. ESCRIBIÓ SU CARTA A PATRIMO-NIO PARA DEFENDER AL ALBÉNIZ

EVA ALADRO VICO

152

Ésta es una información sobre la trama inmobiliaria que recogemos en el Blog:

HOY EN EL DIARIO EL MUNDO: LOS MONTE-

VERDE DE LA TRAMA DE MARBELLA SON LOS DUEÑOS DEL ALBÉNIZ

ANTONIO RUBIO. El Mundo, domingo 4 de junio de

2006 Juan Antonio Roca, junto con Jesús Gil, utilizaron entre

1996 y 1999 al arquitecto Carlos Monteverde Gavilanes, que estaba enfermo de cáncer, para llevar a cabo el saqueo II de Marbella.

Monteverde presentó toda una serie de proyectos falsos al Ayuntamiento de Marbella, hasta 73, para justificar un des-embolso de 6.800 millones de pesetas. El eje central de la operación, que había sido pensada y proyectada por el equi-po Roca-Gil, se basaba en que el arquitecto ya habría falle-cido cuando la Agencia Tributaria y la Justicia quisieran ac-tuar sobre ellos.

El arquitecto Monteverde, felizmente, se recuperó de su enfermedad, y el que falleció, en mayo de 2004, fue el ex al-calde Marbella y ex presidente del Atlético de Madrid, Jesús Gil.

En la actualidad, el Juzgado Central de Instrucción número 2 de la Audiencia nacional tiene imputados por es-tafa y apropiación indebida a Juan Antonio Roca y Carlos Monteverde por el saqueo II de Marbella, que reveló El Mundo en diciembre de 2003 y junio de 2004...


153

MONTEVERDE GRUPO INMOBILIARIO ACABA DE ADQUIRIR EN MADRID UN "EDIFICIO SIN-GULAR", EL TEATRO ALBÉNIZ.

El MUNDO ha podido saber que el presidente del Gru-

po Inmobiliario Monteverde es Carlos Monteverde Mesa, hijo de Carlos Monteverde Gavilanes, que en la actualidad se encuentra imputado en el Central de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional por estafa y apropiación indebi-da por el saqueo II de Marbella.

Monteverde Mesa, según consta en los diferentes registros consultados por este periódico, hizo la mayor parte de su carrera junto a su padre y hasta hace unos años formaba parte de algunas de las sociedades que Monteverde Gavila-nes utilizó para presentar 73 proyectos falsos. Esos proyec-tos arquitectónicos falsos produjeron unos beneficios de 6800 millones de pesetas a Jesús Gil, ex alcalde de Marbella; Juan Antonio Roca, ex asesor del ayuntamiento, y el propio Carlos Monteverde Gavilanes.

Monteverde Mesa ha declarado a este diario que se des-vinculó de su padre en 1995. Sin embargo, en diciembre del año 2000 seguía unido al grupo familiar a través de la sociedad Architectural And Engineering Consultants con un 16,66% de las acciones y como administrador único fi-guraba Carlos Monteverde Gavilanes.

Hasta junio del 2000, Monteverde Mesa también figura-ba como consejero delegado de Design & Manage Europe Española, donde Monteverde Gavilanes llegó a ser vicepre-sidente.

El pasado 31 de mayo el Ayuntamiento de Madrid pidió a la Comunidad que recomprara el teatro con el fin de res-catar un "símbolo de la cultura madrileña".

EVA ALADRO VICO

154

Antonio Gala, José Saramago, y otros grandes autores dan su apoyo

para salvar el Albéniz


155

En esos días, el Ayuntamiento emite un Comunicado en el que manifiesta su intención de luchar por la preservación del teatro:

COMUNICADO DEL AYUNTAMIENTO DE MA-

DRID Madrid, 24 de mayo 2006. El Ayuntamiento de Madrid

se ha comprometido a "agotar todas las vías" para proteger el edificio y los usos culturales del teatro Albéniz y estudia emprender las acciones administrativas y judiciales para sal-vaguardar este inmueble, al que considera "una seña de identidad y un referente cultural que debe ser preservado".

La Concejala de Urbanismo, Pilar Martínez, ha indicado, ante el ruego de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos que "hará todo lo que esté en su mano" para prote-ger el Teatro Albéniz, protegido en el año 1997 pero desca-talogado por una sentencia judicial basada en el nulo valor arquitectónico del edificio.

El Ayuntamiento mantiene que "desde el acatamiento y el respeto a la decisión judicial" ha establecido que desde las áreas de Urbanismo y Artes estudien coordinadamente "to-das las vías posibles para garantizar la protección del teatro Albéniz". Les ha encargado que "analicen las acciones y re-cursos" que pudieran emprenderse ante los distintos órde-nes jurisdiccionales y administrativos y que "valoren la via-bilidad de todos los instrumentos" que permitan salvar el teatro y sus usos, incluido el diálogo y la negociación".

El Ayuntamiento anuncia que trabajará de forma conjun-ta coordinada con cuantos partidos políticos y entidades, entre ellas, la plataforma creada recientemente, hayan mos-trado su sensibilidad e interés por preservar un edificio que forma parte indisoluble del patrimonio de Madrid".

EVA ALADRO VICO

156

En parte, el Ayuntamiento sigue en esta actitud. Muy re-cientemente hemos tenido contactos con algunos funciona-rios municipales- Carlos Baztán- que siguen intentando sal-var el teatro con los medios que pueden, desde el punto de vista de su valor cultural y vital para la ciudad.

Varios editoriales periodísticos son memorables en ese mes de mayo. Particularmente, el de ABC: un periódico de ámbi-to nacional, cercano a posiciones políticas favorables al PP, tiene la valentía de pedir a las instituciones la salvación del Albéniz. Las televisiones informan del caso: casi todas, aun-que en breves cortes de noticias.

Justo antes de la manifestación, tiene lugar la negación del valor cultural del teatro por la Asamblea de Madrid, ante la cual hemos presentado cuatro mil firmas ciudadanas. Llega el día 5 de junio, y nos desayunamos con la noticia que lanza la Inmobiliaria, de que “salvará” el Albéniz construyendo un teatro entre los negocios diversos a los que quiere destinar el inmueble. Afortunadamente nadie creerá sus palabras…o casi nadie.

Rosa Regás y Aitana Sánchez Gijón el día de la gran manifestación del

cinco de junio.


157

Pedro Almodóvar leyendo el manifiesto de salvación del teatro Albéniz.

Federico Luppi, en la Manifestación. Todas estas fotos son de Berta

Delgado

EVA ALADRO VICO

158

La Gran Manifestación por el Albéniz.


159

El fenómeno más llamativo de todo aquel momento, fue la belleza de la manifestación de apoyo, del día 5 de junio, en que unas dos mil perdonas se concentraron en la calle Paz para mostrar su defensa del Albéniz. Muchísima gente de todos los colores y tintes, grandes figuras, personajes de siempre del teatro, amigos, espectadores, nos concentramos allí y mostramos nuestro deseo de salvar el Albéniz.

Estas fotos a continuación son de nuestro amigo y artista Alain Pêtre:

EVA ALADRO VICO

160


161

Frontal de la manifestación ante el teatro

Hubo muchos niños y gente corriente que asistió a dar su apoyo

EVA ALADRO VICO

162

Lola Herrera por el Albéniz

El lema de la manifestación Fotografías: Alain Petre


163

Con José Antonio y Paco Racionero

La Gran Pancarta de la manifestación, en la Puerta del Sol de Madrid

EVA ALADRO VICO

164

Bardem, Regás, Aitana Sánchez Gijón

Los medios cubrieron la manifestación de esta manera:

ALMODÓVAR, ACTORES Y ESCRITORES SALEN A LA CALLE PARA SALVAR EL TEATRO ALBÉNIZ

El mundo de la cultura reclama que el local escénico sea de titularidad pública

Rosana Torres - Madrid El País - 06-06-2006

Aitana Sánchez-Gijón, Pedro Almodóvar, Marisa Paredes

y el coreógrafo José Antonio, en la cabeza de la manifesta-ción. (ULY MARTÍN)

La gente de la escena se echó ayer a la calle para "salvar el teatro Albéniz" y defender su continuidad. Acudieron entre


165

1.000 y 1.500 personas, entre ellas políticos y profesionales de la cultura. En la concentración, a pocos metros de la Puerta del Sol, estaban, entre otros, el cineasta Pedro Al-modóvar, los actores Federico Lupi, Viky Peña, Lola Herre-ra, Pilar Bardem, Aitana Sánchez-Gijón y Marisa Paredes, el director Mario Gas y la escritora Rosa Regàs. Todos recla-man que el Albéniz sea de titularidad pública, con una pro-gramación como la que hay desde hace 21 años.

Los manifestantes, convocados por la plataforma ciuda-dana Amigos del Albéniz, estuvieron acompañados por los responsables de Cultura de los tres grupos municipales del Ayuntamiento madrileño: Rosa León por el PSOE, Inés Sabanés por Izquierda Unida y Alicia Moreno, concejal de Las Artes, que es independiente aunque forma parte del equipo de gobierno del PP. Ésta se mantuvo en un discreto segundo plano.

Pero eran muchas las caras populares que eclipsaron ayer a éstos y otros políticos en la marcha que recorrió el trayec-to desde la calle de la Paz -en el número 11 está el Albéniz- hasta Sol. Entre ellas, Núria Espert, Benjamín Prado, Tina Sainz, Pepe Sámano, Marina San José, Jordi Dauder, An-drea d'Odorico, Julieta Serrano, Javier Macua, Enrique Simón, Las Veneno, Leopoldo Alas, José María Pardo, Ber-ta Riaza, Gabino Diego, Roberto Álvarez, Ana Gracia, Agustín Almodóvar, Roberto Enríquez, Juan Diego Botto, Miguel Rellán, Ana Labordeta, Lourdes Ortiz, Joaquín No-tario, Borja Ortiz de Gondra, Vicente Cuesta, Paloma Paso y Carmen Conesa, esta última en bicicleta.

Tres estudiantes de la escuela de Cristina Rota, que han creado el grupo La Cachimba, con trajes de mimo, repartie-ron esquelas en las que se podía leer "Albéniz, tus amigos no te olvidan. Se ruega un minuto de silencio por su alma".

EVA ALADRO VICO

166

Los manifestantes recibieron por la tarde el apoyo de Eu-rofia (Federación Internacional de Actores), que reúne a los sindicatos de artistas de 23 países en la Unión Europea y que han enviado cartas a distintas administraciones para que el teatro -cuyos dueños han amagado con cerrarlo, am-parándose en una resolución judicial- quede en manos de instituciones públicas.

El cantante Lluis Llach, que no pudo asistir a la concen-tración, ha impulsado desde otros ámbitos la internacionali-zación de esta pelea, como en su día se hizo con el em-blemático Olimpia de París, cuando estuvo amenazada su existencia y se logró salvar la popular sala francesa.

Los manifestantes coincidieron en no aceptar la propuesta lanzada ayer, a través de un comunicado, por los nuevos propietarios -el grupo Inmobiliario Monteverde-, que se comprometían a que haya un teatro en el espacio en que ahora se alza este popular escenario. Entre otras cosas por-que ello no significaría que no se tire el actual inmueble.

El teatro Albéniz, inaugurado en 1945 con 1.040 butacas, estuvo a punto de desaparecer a principios de los años ochenta del pasado siglo, cosa que impidió el primer Go-bierno regional del socialista Joaquín Leguina, que lo remo-deló para desarrollar en él un programa artístico y cultural estable. Eso es lo que ha venido haciendo hasta ahora, pri-mero bajo la dirección de Teresa Vico, fallecida hace dos años, y desde entonces con Cristina Santolaria.

La lucha que está llevando a cabo la profesión escénica en el caso del Albéniz presenta también otro frente delicado, ya que los manifestantes no sólo tratan de salvar este escenario, sino también los puestos de trabajo del equipo del teatro, considerado por la profesión teatral como uno de los más solventes y eficaces que hay en España. Sus 33 trabajadores han estado contratados por diferentes empresas durante 21


167

años y la Comunidad de Madrid se ha involucrado siempre, garantizando los puestos de trabajo, por lo que ahora solici-tan al Gobierno regional, ante esta situación de vacío, que garantice dichos puestos como ha venido haciendo hasta ahora.

En este momento, Monteverde mantiene el contrato de arrendamiento del teatro a la Comunidad de Madrid, en los mismos términos que habían establecido los antiguos pro-pietarios, la familia Moro, y hasta el 31 de diciembre de este año, aunque existe el compromiso de prorrogar este contra-to el tiempo necesario durante 2007 hasta la inauguración de los Teatros del Canal.

ABC HOY: A ESTE TEATRO LO VAMOS A SALVAR «A este teatro lo vamos a salvar» Una imagen de la cabecera de la manifestación celebrada

ayer en apoyo del teatro Albéniz Texto: Julio Bravo Madrid. El lunes es día de descanso en el mundo del tea-

tro. Ayer, sin embargo, hubo función delante del teatro Albéniz. El reparto fue considerable, varios cientos de per-sonas, que representaron una obra colectiva para intentar evitar que en ese escenario se lleve a cabo una tragedia: el cierre del teatro, uno de los más activos y respetados del pa-norama madrileño. La plataforma Ayuda al Albéniz había convocado para las siete de la tarde de ayer una concentra-ción a las puertas del teatro. Era el acto principal de una se-rie de protestas llevadas a cabo desde hace unas semanas y canalizadas, fundamentalmente, a través de una página web en la que han mostrado su solidaridad más de dos mil per-sonas. Esta misma cifra es la que calculan los convocantes

EVA ALADRO VICO

168

que acudió ayer al Albéniz (otras fuentes hablan de cuatro-cientas personas), que extraordinariamente celebró fuera de sus puertas su espectáculo.

«A este teatro lo vamos a salvar»: éste fue el cántico prin-cipal de los manifestantes, que tras reunirse en la puerta del teatro se dirigieron por la calle del Correo hasta la vecina Puerta del Sol, encabezados por una pancarta en la que se podía leer el lema «Ayuda al Teatro Albéniz». En las puertas de la sede de la presidencia de la Comunidad de Madrid, que es quien gestiona actualmente el teatro y a quien los manifestantes reclamaban que adquiriera el teatro, la pro-motora de la plataforma, Eva Aladro Vico (hija de Teresa Vico, que durante años dirigiera el Albéniz, del que sigue siendo el alma), leyó un manifiesto en el que, informa Ep, afirmó que el Albéniz es «una necesidad para Madrid», de la que ha sido «pulmón cultural» durante 21 años, y que «ha abierto una brecha por la que la ciudad ha echado una raíz cultural».

Entre los manifestantes se pudo ver a varios rostros cono-cidos. A la cabeza de todos, el cineasta Pedro Almodóvar, que concluyó la lectura del manifiesto con un grito: «¡Larga vida al Albéniz!» Y junto a él, gentes del mundo del espectá-culo como Roberto Álvarez, Gabino Digo, Mario Gas, Lola Herrera, José Antonio, Federico Luppi, Marisa Paredes, Ai-tana Sánchez-Gijón o Gerardo Vera; o de la política, como Inés Sabanés, Matilde Fernández, Rosa León, Rosa Regás o Alicia Moreno, concejala de las Artes del Ayuntamiento de Madrid, y ex consejera de Cultura en el Gobierno de la Comunidad de Madrid -que dejó como «herencia» a Espe-ranza Aguirre el compromiso, en su programa electoral, de compra del teatro Albéniz-.

En la Comunidad, por otro lado, mostraban ayer su satis-facción ante el panorama «esperanzador». El consejero de


169

Cultura, Santiago Fisas, aseguraba a ABC que «estoy muy contento con el comunicado que ha hecho pública la inmo-biliaria Monteverde; está en sintonía con lo que siempre nos habían asegurado. Ellos insistían en que no querían hacer un centro comercial, y su decisión de mantener la actividad teatral nos satisface. Conviene que la gente se tranquilice, porque la continuidad del Albéniz está garantizada».

Para Fisas, ahora es la iniciativa privada la que debe de en-trar en liza. «Nosotros le hemos dicho a los propietarios que para elaborar su proyecto teatral deben de hablar con quie-nes saben de esto, con los productores y las gentes del tea-tro. Ellos, que conocen el medio, son quienes deben aseso-rarles. Esa experiencia es la que deben buscar los dueños, y nosotros ya les hemos puesto en contacto».

EVA ALADRO VICO

170

Manifestantes del día 5 de junio por el Albéniz


171

Unos días antes, el Sindicato principal de actores, la Unión

de Actores, nos buscó para darnos su asistencia y apoyo. La Unión de Actores apareció rápidamente en el movimiento, para tomar un papel importante en esos días y para desapare-cer nada más pasada la manifestación del día 5 de junio.

Quiero distinguir muy claramente entre miles de actores que con su fuerza y su apoyo hicieron que despertara este movimiento por el Albéniz, y las cúpulas de poder sindical profesional que usaron el caso y se comportaron de manera sospechosa.

La actitud del presidente de esta asociación profesional, una vez que todo ha quedado un poco más atrás en el tiem-po, me parece digna de reflexión crítica. Primero hubo una adhesión de este sindicato profesional que fue simpática y animosa. He de decir que nos proporcionaron la Gran Pan-carta que sacamos el día de la manifestación. Pero después de la manifestación nos abandonaron absolutamente sin dar más explicaciones. Nos dejaron sin pancarta y sin apoyos. Recuerdo una llamada de Ramiro Melgar, actor y miembro de la directiva de la UA, en la que me anunció que no iban a tomar parte en más movilizaciones. Nos hicieron absoluta-mente el vacío. Recuerdo haber llamado a Jorge Bosso, pre-sidente de la Unión de Actores, muchísimas veces y jamás se ponía al móvil. En algún rumor se decía, que como yo no había querido dejar leer el manifiesto a los actores, la UA se había sentido desplazada. Otros decían que nos habíamos ,manifestado apolíticos y eso no gustó a los que eran actores pro-PSOE. A los meses, supimos que esta asociación quería crear una segunda Plataforma o Foro profesional, que man-tuvo negociaciones con la empresa propietaria del Albéniz,

EVA ALADRO VICO

172

negociaciones que al parecer tenían como fin planificar ese nuevo teatro prometido por la Inmobiliaria. Como nadie ponía dinero, parece que esas negociaciones no tuvieron efec-to alguno.

Hemos mantenido infinidad de conversaciones con actores y con artistas que no saben ese cambio que se produjo en la actitud de algunas asociaciones sindicales y profesionales. El asunto se vio entrecortado por el verano, que dejó unos me-ses de olvido en los que se tramaron diversas iniciativas. Pero en realidad, cuando vimos qué actitudes se producían y el revés del apoyo de estos sectores profesionales, nos dio mu-cha vergüenza ajena profesional. Algunos amigos me dijeron que les parecía una traición miserable al Albéniz.

Recuerdo, meses más tarde, haber entablado contacto con Asociaciones como las de Empresarios Privados, Directores de Escena o Técnicos de Espectáculo, para saber cuáles eran sus actitudes, si seguían defendiendo al Albéniz o si habían cambiado a una actitud en otra supuesta Plataforma Profe-sional que sí aceptaba la demolición del Albéniz. En muchos casos nos negaron ese cambio, y otras personas nos trataron con una distancia y frialdad muy significativa. Recuerdo en concreto a Jesús Cimarro, empresario privado, que de man-tener una actitud amigable, pasó a conminarnos a no utilizar su nombre ni el de su asociación en nuestro blog. Periodistas cercanos a la Inmobiliaria vieron en estas actitudes profesio-nales la ocasión de emborronar el asunto hablando de “varias Plataformas” así como de “varios” teatros Albéniz. Todavía hoy, en 2009, algunos medios se empeñan en hablar de un nuevo teatro Albéniz, para justificar la demolición del único teatro que en este caso existe.


173

Sinceramente, pienso que estos ataques son fruto de todo un juego de intereses que se despertó en el mes de junio de 2006: en primer lugar la Inmobiliaria, que inició trámites para enterrar el movimiento anunciando una falsa salvación y la creación de una salita de teatro, para convencer a los que pudieran claudicar y vender el Albéniz por una sala en su lugar. En segundo lugar, algunos periodistas que simpatiza-ron con la Inmobiliaria por motivos de amistad o cercanía profesional, o quizás por amistad o simpatía con el arquitecto al que se encargó la nueva sala, Gabriel Allende Gil de Bied-ma, que tiene un interés enorme por construir un teatro en Madrid, aunque sea a costa de demoler el Albéniz, y que está ligado, hay que decirlo, familiarmente a Esperanza Aguirre, contribuyeron a emborronar la situación. Creemos que la vanidad, el interés profesional, o la simple sandez, han podi-do hacer mella en algunos apoyos del movimiento.

Lo cierto es que el asunto fue creciendo en profundidad de trama durante todo junio de 2006, y hubo muchísimos acto-res y asociaciones profesionales que nos apoyaron entonces y en todo momento, como la OSAAE, gracias a Vicky Peña, o las iniciativas ante la UNESCO de Gloria Mandelik. En el mes de junio continuamos recibiendo apoyos y manifesta-ciones como las que aparecían en medios en mayo. Algunas de ellas son las siguientes, por poner unos ejemplos al azar: Desde la Carlos III de Madrid, Domingo Sánchez-Mesa

EVA ALADRO VICO

174

Queridos amigos: como profesional de la educación uni-versitaria relacionada con la literatura y los estudios litera-rios os manifiesto mi indignación por la situación de riesgo en que se encuentra un teatro tan emblemático como el Albéniz y mi apoyo para cualquier iniciativa que se tome en su defensa. Domingo Sánchez-Mesa

Universidad Carlos III

Este mes de junio es también el que inicia otra línea de tra-bajo de nuestra Plataforma, como es la de hallar apoyos in-ternacionales en figuras que han actuado en el Teatro. Pron-to recibimos el apoyo de la compañía dancística belga Wim Vandekeybus:

WIM VANDEKEYBUS CON EL ALBÉNIZ. ATEN-

CIÓN AL APOYO INTERNACIONAL:


175

Re: Departamento de Patrimonio I am addressing you as the responsible of the Protection

of the Cultural, Historical and Natural Patrimony, to re-quest that the Teatro Albéniz be classified as a Landmark of Cultural Interest and Public Use, due to its great historical and Artistic value, as well as for the cultural function that it has and still represents for Madrid; and to prevent its de-molition for commercial and real-estate purposes, with the consequently cultural pillage and loss of its educational and social function for this landmark of the centre of Madrid.

Our structure Ultima Vez, the dance company of the Flemish choreographer Wim Vandekeybus, has performed in Teatro Albeniz in the past years. The Theatre, being lo-cated in the very centre of the city, offered us a unique op-

EVA ALADRO VICO

176

portunity to present our work to the public of Madrid. We do hope that the cultural importance, for both the people of Madrid and Spain as for the international art community will be taken serious.

Sincerely, Kristien De Coster Company Manager

Otro impacto fue recibir el apoyo de Steven Berckoff, actor

de primera línea internacional:

ATENCIÓN AMIGOS. STEVEN BERKOFF ESCRI-BE ESTO POR EL ALBÉNIZ

I am horrified at the idea of such great theatre being lost. it must not happen- since theatre is the life blood of any community.

Steven Berkoff


177

Las investigaciones en el diario El Mundo continúan a

todo tren. Esta es una entrada del blog que refleja una información del diario El Mundo de esta fecha:

HOY EN EL MUNDO A TODA PÁGINA: UN RE-

CURSO DE 3,5 MILLONES

ALBÉNIZ. LA DECISIÓN DEL GOBIERNO RE-

GIONAL DE RETIRAR EL RECURSO CONTRA LA SENTENCIA QUE DESPROTEGÍA EL TEATRO RE-VALORIZÓ EL PRECIO DE ESTE SUELO EN MÁS DE UN 30% CON CASI 3,5 MILLONES DE EUROS DE PLUSVALÍA PARA LOS PROPIETARIOS DE LA INFRAESTRUCTURA.

Carmen Serna. Desproteger el Teatro Albéniz y permitir la construcción

de viviendas en ese terreno resultó un negocio muy redondo para los entonces propietarios de esa infraestructura. Con-cretamente, unos 3,5 millones de euros de negocio en plus-valías, según fuentes inmobiliarias.

La decisión de la Comunidad de Madrid de desistir del recurso que había interpuesto el anterior gobierno regional de Ruiz-Gallardón contra la sentencia que liberalizaba tanto el uso como el edificio del Albéniz revalorizó el metro cua-drado de este edificio en más del doble de su precio.

Según explicaron fuentes regionales a este periódico, el abandono del recurso, que ya estaba en el tribunal Supre-mo, fue condición indispensable para renovar el alquiler del teatro un año más.

Sin embargo, en este punto, las informaciones son con-tradictorias. Por un lado, se había dejado claro que la Co-

EVA ALADRO VICO

178

munidad de Madrid tenía un contrato hasta diciembre de 2006 para el uso de este escenario, prorrogable a 2007.

Por otro, el pasado jueves el vicepresidente primero, Igna-cio González, reconocía que la propiedad les dio tres meses para desalojar el edificio si no desistían del recurso que im-pedía hacer efectiva la sentencia de junio de 2003.

Finalmente, el Gobierno de Esperanza Aguirre accedió a la petición de la familia Moro, propietaria del inmueble, y optó por abandonar la vía judicial para seguir alquilado en el Albéniz un poco más. de esta forma, la sentencia que desprotegía el edificio en sí y su uso como teatro se hizo efectiva y permitió a los dueños vender el Albéniz a una in-mobiliaria, concretamente a la de Monteverde, con la califi-cación de residencial y no protegido como estaba hasta ese momento.

Esta nueva situación no sólo daba más oportunidades a la inmobiliaria para construir en esta céntrica parcela sino que influía directamente en el precio del metro cuadrado. El teatro Albéniz, con la protección tanto de su edificio como de su uso, tiene un valor sobre el papel de 10,4 millones de euros, sin contar el inmueble que al estar protegido no se puede tasar de la misma forma. Con la decisión de la Co-munidad, el precio del escenario se revalorizó un 33% lle-gando a los casi 14 millones de euros ya siendo suelo resi-dencial e incluyendo la posibilidad de derribo de estas pare-des. Así, la diferencia entre un metro cuadrado de teatro y un metro cuadrado de vivienda en el Albéniz es casi de 2.365 euros más, atendiendo únicamente a parámetros ur-banísticos y sin contar con la desviación que introduce la oferta y la demanda y el valor de un piso nuevo en el centro de la ciudad.

Y eso que el derribo del teatro supondrá una rebaja en la edificabilidad, ya que en la aprobación de la revisión del


179

Plan general de Ordenación Urbana se decisión reducir los metros de nueva construcción en el centro.

En el caso de mantenerlo como escenario, el espacio cuenta con una edificabilidad de 4.900 metros cuadrados a un valor estimado, según fuentes inmobiliarias, de 2.135 euros por metro edificado. Como residencial, se podrá le-vantar en esta parcela hasta 3.101 metros cuadrados, a una venta básica de 4.500 euros por metro.

Por su parte, la portavoz de la asociación de Amigos del Albéniz, Eva Aladro Vico, aseguró que la plataforma está "estudiando si la actuación de la Comunidad, retirando el recurso, es constitutiva de falta en el tribunal de Cuentas al generar unas plusvalías".

Aladro Vico acusó al Gobierno regional de "mandar al derribo un teatro y generar un beneficio a un privado por-que sí", y aseguró que "alguien tiene que responder por ello, ante un tribunal o ante los ciudadanos, pues Aguirre no sólo incumple su deber sino también su promesa electoral de comprar el teatro".

La propuesta de la asociación para salvar el Albéniz es que las tres administraciones creen una fundación pública, "para gestionar un teatro que ahora mismo se lo han robado a los madrileños".

La portavoz insiste en que el Gobierno de Esperanza Aguirre "debería haber hecho mucho más sin ceder a las presiones de los propietarios, porque la Comunidad de Ma-drid no es una institución de papel a la hora de enfrentarse a un privado". Además siguen defendiendo, "que debería de haberse expropiado y aún puede hacerse".

Para seguir con las protestas, la asociación Amigos del Albéniz tiene preparado un maratón artístico para la última semana de junio, donde se trata de reivindicar la importan-cia del teatro como Bien de Interés Cultural en sí mismo.

EVA ALADRO VICO

180

"Hará recitadores de poesía, cantantes, bailarines, actores..." Además, van a presentar ante la Dirección General de Pa-trimonio las más de 5.100 firmas que han recogido contra el cierre del ALBÉNIZ.

A mitad del mes tomamos la iniciativa, gracias a Gloria

Mandelick, de plantear el caso Albéniz ante la UNESCO. Esta iniciativa no culminará hasta un año más tarde. Esta importante noticia que consignamos a continuación culmina las investigaciones del diario El Mundo:

Hoy en El Mundo: desproteger para alquilar

Hoy en el diario el mundo, aparece destacad la siguiente

información en la página 8 de la sección m2 (Madrid): Desproteger para alquilar Esperanza Aguirre retiró el recurso que interpuso Alberto

Ruiz Gallardón para proteger el teatro Albéniz porque la familia Moro, propietaria del escenario, lo exigió como condición para renovar el contrato de alquiler a la comuni-dad. La explicación la ofreció ayer el vicepresidente prime-ro, Ignacio González, tras confirmar que "se recibió un re-querimiento escrito de la propiedad en el que comunicaba su intención de no continuar con el alquiler y ofrecía un plazo máximo de tres meses".

Desde la misma comunidad se había dicho que la vigencia del arrendamiento se prolongaba hasta diciembre de 2006 y que el acuerdo con los propietarios permitía su prórroga hasta 2007. Sin embargo, ayer, se aseguró que el contrato se revisaba anualmente, por lo que el ultimátum de la familia moro se produjo un año antes de que finalizara el alquiler.


181

Porque la administración regional desistió en la pelea por proteger el Albéniz y accedió a las exigencias de la propie-dad en enero de 2005.

Desde el ayuntamiento de Madrid, el vicealcalde, Manuel Cobo, evitó pronunciarse sobre la decisión de Aguirre.

En junio tiene lugar un polémico debate en el Círculo de

Bellas Artes en el que captamos por primera vez las manio-bras contra el naciente movimiento de protesta por el Albé-niz.

El debate en el Círculo de Bellas Artes, en primer término María José

Ruiz, de Esquivel.

Berta Delgado describía así el Debate:

Ayer, a las 19:30 tuvo lugar una reunión del Club de De-bates Urbanos en el que se trató el caso del Teatro Albéniz.

Los participantes de la mesa del Club fueron: Jesús Cimarro - empresario y productor de teatro.

EVA ALADRO VICO

182

Andrea d´Odorico - productor y escenógrafo teatral. Aurelio Pérez - arquitecto. Moderado por: Javier Alau Massa. Entre los participantes en la parte del público que asistió,

se encontraron: - Eva Aladro Vico y Beltrán Gambier de la Plataforma

Ayuda al Teatro Albéniz. - El portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid para

cultura. - Carlos Bervell, jefe de prensa del Grupo Inmobiliario

Monteverde. - Un representante del sector de la danza. - El dueño y productor de varios teatros de Madrid, entre

ellos el Fígaro. El debate comenzó con una introducción sobre las especi-

ficaciones técnicas del edificio y de la manzana. Se trató el tema de su uso y del valor del propio edificio arquitectóni-camente.

Cada miembro de la mesa habló desde su punto de vista de varias características en torno a este problema: el uso público que la Comunidad de Madrid ha hecho de él du-rante más de 20 años, la posibilidad de ser adquirido por una Fundación o una cooperativa. Se destacó la singulari-dad de la programación que había realizado la antigua di-rectora del teatro, Teresa Vico.

Posteriormente Beltrán Gambier, abogado de la Plata-forma Ayuda al Teatro Albéniz resaltó el gasto que la Co-munidad de Madrid ha realizado en expropiaciones en el último año y enfatizó la falta de interés por parte de la Co-munidad en adquirir el teatro.

Desde la mesa del Club de Debates Urbanos se hizo una autocrítica sobre la falta de atención que se ha prestado a es-


183

ta asunto desde hace años y se achacó a la falta de informa-ción que hubo en este aspecto.

También se habló de la falta de interés por parte de los partidos políticos a lo que se opuso el representante del grupo socialista que se encontraba en la sala, hablando de los últimos esfuerzos que su partido ha realizado.

Más adelante intervino el arquitecto y escenógrafo Andrea D´Odorico, que enfatizó que la única manera de que ese teatro se mantenga es con el uso público.

Sobre las supuestas carencias técnicas que se le achacan al edificio (como son la acústica), el arquitecto reiteró que no es un argumento para derribar el edificio, porque todos los teatros de Madrid en los que ha trabajado tienen muchas carencias. Citó como ejemplo el recién inaugurado Teatro Valle Inclán, que carece de hombros.

Habló desde la perspectiva histórica del edificio, y defen-dió que ni en Italia ni en Francia se plantearía nunca derri-bar un edificio sólo porque fuera de un estilo relacionado con el fascismo.

Después intervino Eva Aladro-Vico, de la Plataforma Ayuda al Teatro Albéniz, que destacó que como conjunto (edificio y programación) tenía el mismo valor que El Mu-seo del Prado. En su opinión es algo intocable y que debe preservarse.

El siguiente en hablar fue el representante de prensa del Grupo Inmobiliario Monteverde, que dijo que las 1400 bu-tacas no le interesaban a nadie y que mantener el teatro tal y como está es inviable. Que su empresa no quiere especular, porque sino habría esperado durante años a que el terreno se revalorizara. Definió el Grupo Inmobiliario Monteverde como una empresa joven y se defendió de las noticias que habían salido en el diario El Mundo, diciendo que su traba-jo era honrado.

EVA ALADRO VICO

184

Sobre el nuevo proyecto, sólo adelantó que el grupo esta-ba tratando con profesionales del teatro de los que no quiso dar nombres y que podía asegurar que habría una nueva sala de 600 butacas.

Eva Aladro-Vico le contestó que se había generado un movimiento social que quería proteger el teatro y que el tea-tro sí interesaba a la gente.

El moderador intentó que ambos se escucharan, consi-guiéndolo.

Después intervino un ciudadano que habló de la especu-lación que reina en Madrid y pidió que desde la parte que le toca a los políticos y arquitectos dieran una respuesta. Ex-presó sobre todo su disconformidad con los primeros, que son representantes del pueblo y "evitan que las partes en-frentadas en este asunto, lleguen a pegarse".

Después intervino un representante de la Danza, hablan-do de los trabajadores y de un sector que está siendo ataca-do, y que nadie defiende.

Pidió la palabra el dueño del teatro Fígaro. Según su opi-nión el tema que ahí se trataba era si el Teatro debe ser público o no. Defendió que el Teatro Albéniz gozaba de unos beneficios tanto en taquilla como en publicidad que los teatros privados carecían y definió al Albéniz como una "estantería cultural", que no producía ni tenía compañía propia. Se quejó de que los profesionales de la danza y del teatro, piden estar primero en el Albéniz antes que en los teatros privados y que si no encuentran hueco dentro del calendario, van al resto de los teatros privados.

También señaló que él nunca había ido al teatro Albéniz con ninguna compañía, a lo que un trabajador del Albéniz respondió que sí había estado varias veces, entre ellas con el montaje Sweeny Todd.


185

Al mismo tiempo, Eva Aladro-Vico también respondió que los teatros privados habían copiado la programación del Albéniz.

Hubo muchas discrepancias, de gente que pedía el turno para hablar, de los diferentes puntos de vista y opiniones sobre el tema.

Muchos pedimos la palabra, pero el moderador no fue capaz de poner en orden y de mal humor disolvió la mesa y la reunión.

Posteriormente todos las personas que entraron en la dis-cusión se pidieron disculpas unas a otras.

El tema del Teatro Albéniz, está candente y a nadie le de-ja indiferente.

Os pedimos vuestra opinión sobre lo que allí pasó. Esta-remos encantados de poner todos los puntos de vista que nos lleguen a nuestro correo:

[email protected]

Andrea D’Odorico al fondo en el Debate. Andrea ha participado inten-

samente en todo el caso.

EVA ALADRO VICO

186

En esos momentos salta también la información en El País del desistimiento de Aguirre ante la sentencia del Albéniz:

GALLARDÓN: "AGUIRRE TENÍA EN SU PROGRA-

MA COMPRAR EL ALBÉNIZ" El alcalde asegura no saber los motivos por los que la pre-

sidenta cambió de idea EL PAÍS - 14-06-2006 El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, recordó

ayer en una entrevista concedida al diario El Mundo que Esperanza Aguirre, presidenta del Gobierno regional, se comprometió en su programa electoral a comprar el teatro Albéniz, cuyo futuro está en entredicho tras ser adquirido por el grupo Monteverde. Los nuevos propietarios sólo se comprometen a dar al espacio un uso cultural.

Gallardón dio ayer una nueva vuelta de tuerca en la bata-lla iniciada por salvar el Teatro Albéniz. El alcalde recordó: "Ella [por Esperanza Aguirre] llevaba en su programa la compra del Albéniz y cuando se elaboraron los programas ya estaban en marcha los teatros del Canal y de El Escorial, no terminados pero sí muy avanzados en su ejecución. No sé por qué ha variado de criterio".

Aguirre aseguró recientemente en un pleno de la Asam-blea de Madrid que en varias ocasiones la Consejería de Cultura y Deportes intentó llegar a un acuerdo para la compra de la sala, pero fue imposible. La presidenta se comprometió a mantener el uso teatral del espacio y re-cordó, además, que no creía necesaria la compra del Albéniz ya que la ejecución de las obras del Teatro del Canal, en la


187

calle de Cea Bermúdez de Madrid, y de El Escorial estaban ya muy adelantadas.

Las declaraciones de Gallardón causaron malestar en el Gobierno regional aunque nadie quiso pronunciarse públi-camente sobre las declaraciones.

Profesionales de diversos sectores del mundo de la escena están debatiendo las posibles fórmulas para resolver el futu-ro del Albéniz. Casi todos se inclinan por crear una funda-ción con la participación de las tres Administraciones, solu-ción que se dio al prestigiado Teatre Lliure de Barcelona cuando su existencia se vio amenazada.

Ésta es una de las entradas de artistas recordados en el

Blog:

La Compañía Ibérica Danza, como otras tantas, nos manda su emocionado apoyo:

IBÉRICA DANZA NACIÓ EN EL ALBÉNIZ

EVA ALADRO VICO

188

Queridos amigos: Como sabéis nuestra compañía nació en ese teatro, creció

y cada vez que actuamos en él nos sentimos como en casa, estamos decididos a apoyaros en todas y cada una de las

acciones que decidáis llevar a cabo, contad con nosotros, que somos, no lo dudéis, parte viva de ese teatro, así nos sentimos, valga este breve escrito para dejar constancia de ello, también para expresar nuestra consternación e impo-tencia por la situación a la que se ha llegado.

IBERICA DANZA Un abrazo muy fuerte para todos

El acto de presentación de las primeras 4000 firmas a la Asamblea de

Madrid A los pocos días de la Manifestación actúa Chavela Vargas

en el Teatro y al final de su concierto le acercamos la pancar-ta de Ayuda al teatro Albéniz:


189

Chavela Vargas en el escenario del teatro, en junio de 2006, con la pan-

carta de salvación del teatro.

Las líneas mediática, inmobiliaria, cultural, se simultanean frenéticas en el Blog en este mes. Este es un extracto de un bonito artículo de Jesús Ruiz Mantilla para El País:

Para algunos bobos como yo, los teatros tienen algo de

santuario, de templo sagrado. Los que no solemos tratar con Dios, ni con la Virgen, a los que nos quedan muy lejos Ma-homa, Buda y el Talmud pero creemos a ciegas en cierto fanatismo artístico como camino de salvación, entrar en un patio de butacas es una prueba de fe que no traicionamos así como así. Ellos no lo entienden, claro. Ellos son todos aquellos para los que el teatro es un conjunto de vigas y pa-redes que lo mismo sirve para que se represente el Hamlet que para abrir una cafetería o llenarlo todo de estanterías con cuchillos, bragas y cepillos de dientes en este modelo de

EVA ALADRO VICO

190

ciudad que ambicionan como proyecto ultramoderno, re-pleta de tiendas de saldo y con las cajas registradoras bien visibles.

Ellos creen que es intercambiable un teatro por otro, que si se abre el del Canal, se puede cerrar el Albéniz como quien juega al Monopoly y además tiene la potra de contro-lar la banca. Pero la cosa no es tan simple. Parece que ahora han reculado con eso de no quitarle la protección cultural, como han hecho con los cines, aunque eso no vaya a signifi-car la salvación definitiva, tal y como lo conocemos hoy.

Enfrente del Albéniz sobrevive una tienda de santos, con sus cálices, sus sacristanes, sus casullas y sus crucifijos... Al-gunos de esos objetos serán adquiridos por un convento o por varias iglesias y, una vez encima de los altares, los mu-ñecos del escaparate pasarán a ser objeto de culto. Para no-sotros, las figuras que vimos encima del escenario del Albé-niz eran de carne y hueso y en algunos casos parecían senci-llas marionetas de trapo, pero la memoria de lo que hicie-ron, de lo que sus cuerpos y sus bocas transformaron en ar-te, reposa en nosotros como algo intocable. Aquellos mila-gros permanecen vivos en el ambiente de ese recinto y con-tra ellos no pueden venir ahora algunos a cometer sacrilegio gratis.

Sobre ese escenario, en la gloriosa época que lo dirigió Te-resa Vico -cuánto hubiese llorado estos días, la pobre-, hemos visto dar increíbles piruetas a Barishnikov; nos ha hipnotizado Alicia Alonso cuando elevaba los brazos como una madrastra de uñas largas para marcar el paso de sus pu-pilos del Ballet de Cuba y hace poco también nos hemos mareado maravillados con las decenas de fouettes que es ca-paz de dar sobre sí misma Tamara Rojo...

Entre aquellas paredes mágicas ha retumbado la voz que-brada, curtida por el alcohol y las penas de Chavela Vargas,


191

que nos desnudó con su verdad y su desgarro, y también hemos visto resucitar a Joan Manuel Serrat, ese poeta socrá-tico con guitarra que nos conoce mejor de lo que alcanza-mos a conocernos nosotros mismos.

Durante años hemos reído, pecado y participado en el ri-to de la provocación que nos proponía Els Joglars. No quer-ían pisar otro teatro. Sobre el aire santificado de su escena-rio, yo he visto desplegar su maestría de la sencillez al Picolo Teatro de Milán y escalar por la pared a los miembros de Complicité cuando representaron hace más de una década El callejón de los cocodrilos, y nosotros, los fanáticos del ar-te, nos congregamos como locos a sus puertas para conse-guir una entrada al aviso de Eduardo Haro Tecglen, que nos prohibió perdernos ese grandioso espectáculo bajo pena de excomunión.

Junto a esos artistas y muchos más llegamos a creer por un momento que existía salvación por medio del arte. Nos aislamos en nuestras butacas de tanto delirio mediocre al acecho. Pero nos mostraron también, como en un espejo cruel, las bajezas del ser humano, las miserias que no dejan ver más allá de sus narices a algunos. "El teatro es todo aquello que la ley no puede resolver", como dice Gérard Mortier. Es lo que tiene esta religión para quienes no quie-ren verse retratados en su marco, que te devuelve una ima-gen tan podrida, que, a poco que puedas, lo cierras y san-taspascuas.

Hablo de ellos porque ni siquiera merecen el nombre de sus personajes. Pero lo que importa en esta comedia, que ya es un drama y esperemos no acabe en tragedia, es la acción. Resulta increíble que llegaran a plantearse la posibilidad de ese pecado. Cualquier maestro de interpretación barato buscaría el porqué cuando la respuesta es simple; absurda y simple: ni siquiera saben lo que quieren. Todavía están a

EVA ALADRO VICO

192

tiempo de convertirse. Mi consejo, por tanto, es éste: ¡Arre-pentíos! Jesús Ruiz Mantilla,

EL PAÍS - 04-06-2006 De lo del Albéniz, ¡arrepentíos!

Una entrada del teatro Albéniz. Una pieza histórica.

Esta es la adhesión de Víctor Ullate recibida en el blog por

esas fechas:

VICTOR ULLATE, director del Ballet de la Comunidad de Madrid, CON EL ALBÉNIZ.


193

Estimados amigos: Os escribo en nombre de Víctor Ullate para transmitiros

su apoyo de cara a la concentración prevista para el próximo lunes 5 de junio. Por razones de trabajo, Víctor estará en Barcelona y no podrá asistir.

Así pues, mucha fuerza. Recibid un cordial saludo. Javier García Gómez-Díez Comunicación Ballet Víctor Ullate

A partir del mes de agosto, el movimiento para salvar el

Albéniz es diferente. Si es cierto que a partir del verano, la Plataforma no cuenta con caras conocidas en sus convocato-rias –como la que tiene lugar en septiembre en el Círculo de Bellas Artes- el apoyo ciudadano sigue siendo el mismo.

EVA ALADRO VICO

194

Berta y yo en la rueda en el Círculo de Bellas Artes de septiembre de

2006. Las fotos son de otro buen amigo de la Plataforma, Ángel Navarre-te.

En julio de 2006 rondamos los 6000 apoyos en el Movi-

miento. La lista de personalidades que apoyan la salvación del teatro, y que presentamos ante el INAEM, es la siguiente:


195

Escritores: Mario Vargas Llosa, José Saramago, Premio Nobel Rosa Regás Francisco Nieva, RAE Julio Llamazares Luis García Montero Gustavo Martín Garzo Almudena Grandes Antonio Gala Luis Antonio de Villena Andrés Trapiello Benjamín Prado Moncho Alpuente Rosa Montero Luis Mateo Díez Javier Marías Andrés Trapiello Franco Mimmi Directores de teatro: José Luis Gómez Mario Gas Albert Boadella Josep Maria Flotats Gerardo Vera Steven Berkoff Jose Carlos Plaza Francisco Nieva Miguel Narros Laila Ripoll

EVA ALADRO VICO

196

Directores de cine: Pedro Almodóvar, Premio Príncipe de Asturias Fernando Trueba Fernando Fernán Gómez Alex de la Iglesia Santiago Segura Carlos Iglesias Juanma Bajo Ulloa Cantantes: Joan Manuel Serrat Luis Llach Misia Chavela Vargas Susana Rinaldi Rodrigo Leao Victor Manuel y Ana Belén Gran Wyoming Luis Eduardo Aute Pedro Ruy Blas Bebe Amaral La Oreja de Van Gogh Rosario Ramoncín Marina Rosell Edith Salazar Primeros actores: Fernando Fernán Gómez Rafael Álvarez, El Brujo Federico Luppi José Sacristán


197

Luis Homar Juan Echanove Paco Valladares Constantino Romero Carmelo Gómez Alberto Sanjuan Eduardo Noriega Eduard Fernández José Sacristán Pepe Sancho Jose María Pou Paco Maciá Javier Cámara Paco Maestre Roberto Álvarez Juan Echanove Primeras actrices: Concha Velasco Julieta Serrano María Asquerino Berta Riaza Aitana Sánchez Gijón Silvia Marsó Vicky Peña Pilar Bardem Marisa Paredes Lola Herrera Natalia Dicenta Julieta Serrano Loles León Rossi de Palma Mabel Rivera

EVA ALADRO VICO

198

Ana Álvarez Angels Gonyalons Magüi Mira Mercedes Sampietro María Galiana Bailarines: José Antonio (BNE) Vïctor Ullate (Ballet V.U.) Laura Hormigón y Oscar Torrado Miguel Ángel Berna Nacho Duato Gloria Manderlik Maria Rosa Laura Hormigón Bailaores: Rafael Amargo Antonio Canales Lola Greco Luisa Triana Asociaciones: UNIÓN DE ACTORES ASOCIACIÓN DE DIRECTORES DE ESCENA ASOCIACIÓN DE COMPOSITORES ESPAÑOLES ASOCIACIÓN DE TÉCNICOS DE ESPECTÁCULO AMITE COPYME, PEQUEÑA Y MEDIANA EMPRESA ASOCIACIÓN DE BAILARINES ESPAÑOLES Asociación de vecinos "Valverde" de Fuencarral Coordinadora de Salas de Cataluña


199

En junio de 2006 nos otorgan varios premios, el de la Rosa de Madrid ya citado, el del Festival Lazarillo de Manzanares.

Información del premio del Festival de Teatro Lazarillo de Manzanares.

En julio de 2006 desde el diario EL País, se anuncia, sin

que nosotros sepamos nada de ello, la existencia de reuniones de parte de la Unión de Actores con la empresa propietaria del solar del Albéniz. Se está intentando negociar, parece, una Fundación para gestionar un nuevo teatro, que ya se anuncia “más pequeño”, -se habla de 500 localidades, cuan-do la gran sala del Albéniz tiene 1040-, en el que pudieran entrar los intereses de diferentes agentes en el litigio. Nuestra postura al principio es de sorpresa y de apoyo, pero en segui-da nos damos cuenta de que es una enorme traición revestida de pelajes diversos. Se desea, pensamos, repartir el legado del

EVA ALADRO VICO

200

Albéniz entre quienes han tomado parte en el conflicto abier-to. Pero a nosotros nos dejan completamente al margen. El colmo de la engañifa llega cuando se habla de una “segunda plataforma” en la que las asociaciones profesionales se unen para gestionar el “nuevo Albéniz”.

¿Qué pasó con todo aquello? Durante los tres años de vida que le quedaban al Albéniz, debió haber reuniones de esa Segunda Plataforma, incluso algún presidente de Asociación de Danza dijo ser portavoz o representante de la misma. Para lo único que sirvió esa estratagema fue para privar de cierto impulso al movimiento para salvar el teatro. Creando confu-sión, y desanimando a profesionales en la lucha por el Albé-niz, esta trama de intereses ha sido muy negativa. También es cierto que, como tal trama de intereses, nunca ha emergi-do a la luz ni se ha manifestado públicamente, salvo en las informaciones aparecidas en el diario El País a las que nos referimos.

Cuando, en estos tres años de lucha, hemos solicitado el apoyo de los profesionales, hemos tenido el de personas muy constantes y fieles a su idea original. Incluso muchos de ellos han apoyado económicamente el movimiento, cuando nece-sitamos que así fuera. Y muchos otros se han mostrado aver-gonzados de saber que existía esta gran traición a un movi-miento que nació con una pureza y altura de miras que es verdaderamente difícil de comparar con otros históricos.

El movimiento de ayuda al teatro Albéniz ha retratado, así, también a las profesiones culturales en nuestro país. Hemos visto unos sectores profesionales muy sensibles a la cultura, a la política. Con mucha energía para prender con entusiasmo en un movimiento de defensa popular y ciudadano. Y dentro de esos sectores, nos hemos encontrado con problemas como


201

un cierto corporativismo muy inmovilista, muy interesado y mediocre en sus horizontes de actuación. Hemos visto cómo grandes figuras y estrellas , comunistas y socialistas que can-turrean y se enriquecen con sus ideales supuestos, no han sido capaces de mandar una firma por un teatro donde triun-faron. Estrellas dancísticas que en un estreno del teatro se han hartado a echar pestes contra la administración, y que cuando los hemos llamado, en otra situación, para apoyar al Albéniz, estaban siempre de gira. Bohemias actrices espiritua-les dispuestas a dejarse quemar, según sus palabras, por el Albéniz, pero que siempre tenían algo que hacer antes que asistir a una rueda de prensa o quedarse en pie en la calle para defender un teatro. Todo esto ha existido también.

El espléndido montaje que Emilio Tenorio hizo para luchar por el

Albéniz

EVA ALADRO VICO

202

Pero lo más importante es que hemos comprobado que hay actores que, si los llamas para ayudar, aunque sepan que el teatro está condenado, vienen a poner su rostro para dar más fuerza al movimiento, como Helio Pedregal, como Paco Ra-cionero. Hemos comprobado que una escritora como Rosa Regàs puede estar en una manifestación encabezando a miles, y tres años más tarde, en otra con tres personas solamente. Hemos visto a grandes de la escena buscar en su agenda un hueco para dar su espaldarazo, como Víctor y Ana, como Pedro Almodóvar. Y gente que aunque no haya podido ve-nir, ha hecho algo especial, como escribir una columna, co-mo ayudar en un proceso judicial, como hacer una gestión entre los arquitectos, como tantas y tantas iniciativas.

En las iniciativas políticas también hay personas auténticas, sensibles y constantes. Es el caso de Mercedes Lezcano, que nos ha apoyado y ayudado con cariño y amistad, y que ha conducido a personas del PSOE a entender la importancia de este movimiento. O Guadalupe Gómez, de Izquierda Unida.

Entre los escritores y artistas, hay personas muy sensibles e inteligentes que sin mediar palabra nos han apoyado. Le he pedido recientemente el apoyo a José Jiménez Lozano, el gran poeta y novelista. A pesar de su avanzada edad, y de su forzoso escepticismo político, me ofreció qué podía hacer él. Igual ocurrió con José Luis Sampedro. Entre los músicos, me acuerdo especialmente de Martirio. Ha sido muy generosa aportando fondos para las movilizaciones. Más olvidadizo ha sido su colega Joan Manuel Serrat, que iba a mandarnos su apoyo y se perdió por el camino.


203

Gente Imprescindible: Esquivel, y Emma Cohen, Mercedes Lezcano

EVA ALADRO VICO

204

Vamos a mencionar, entre las luces y sombras de este mo-

vimiento, lo ocurrido con la segunda directora del teatro, Cristina Santolaria, a partir del surgimiento de la Plataforma. Cristina Santolaria fue nombrada por la Comunidad de Ma-drid para dirigir el Albéniz durante el período que va desde el anuncio de su desaparición hasta su cierre. Se trata de cinco años en los que esta directora llevó dulcemente el teatro a su cierre, obedeciendo, es mi opinión, a una línea muy clara indicada por la Consejería de Cultura. Esta directora en principio mostró una cara amable ante las primeras iniciati-vas de nuestra Plataforma, pero en poco tiempo nos echó fuera del teatro e impidió que pudiéramos llevar a cabo nin-guna actividad de protesta por su cierre, dentro de él. Me dio la sensación de que era la priora de un convento que acabó rápidamente con los roedores que había dentro de él.

A mí, que tradicionalmente era alguien de la casa, y que acudía a los estrenos, dejó de invitarme, y a Beltrán llegó a acusarle de perjudicar a los trabajadores del Albéniz. Since-ramente, yo creo que nosotros hemos ayudado mucho a los trabajadores del teatro, que además, nos animaron a llevar a cabo nuestro Blog y se sumaron en seguida a las movilizacio-nes. Bien es verdad que su posición era muy arriesgada y que cuando la Comunidad les garantizó su puesto de trabajo, los trabajadores depusieron su actividad de protesta por la salva-ción del Albéniz. En la actitud de todo el equipo profesional del teatro, que en cierta medida fue tibia en todo el caso, influyó mucho la directora del Albéniz en ese momento.

Mi sincera opinión es que Teresa Vico creó de la nada un equipo profesional espléndido en el que lo mejor era la energía y la actitud, y que, desaparecida Teresa, y con una


205

persona como Cristina Santolaria al mando, el Albéniz y su equipo profesional pasó a ser un teatro más, con actitudes e intereses muy particulares y muy corrientes. Y ese cambio afectó también al proceso de salvación del teatro. Sincera-mente, el teatro Albéniz necesita, y si reabre lo tendrá, gente especial en sus dependencias. Lo merece.

207

Entramos en el desierto. La lucha por el Teatro a pulso

Desde septiembre de 2006, en adelante, el movimiento da

un giro total. Desaparecen de la primera fila las figuras, en mucha medida. Emprendemos tres frentes de batalla: por un lado, y en vista de que la solicitud de Bien de Interés Cultu-ral no se hizo por su vía judicial adecuada, Beltrán asumirá un larguísimo y trabajoso esfuerzo para luchar por ese proce-so, que aún hoy en día no ha terminado.

En primer lugar, solicitará, con Informes y exámenes ade-cuados, de nuevo la catalogación de BIC para el teatro, ante la Consejería de Cultura. Recabará Dictámenes de Catedráti-cos y expertos, redactará completos dosieres del teatro. Des-pués recurrirá en varias instancias la denegación que vamos recibiendo, entre otras cosas, porque siguiendo en la línea de incompetencia característica de esa consejería, las sucesivas comunicaciones van mostrando que no se realizan los infor-mes y peritajes técnicos preceptivos para estudiar si el Albé-niz merece esa distinción cultural, cosa obvia por otra parte. Por esta línea, presentamos, en diciembre de 2007, un Re-curso Contencioso Administrativo, por considerar que la Comunidad no ha cumplido en este asunto con lo precepti-

EVA ALADRO VICO

208

vo en la Ley de Patrimonio, recurso que sigue siendo trami-tado.

En la presentación del recurso para lograr el BIC para el teatro, di-

ciembre de 2007.Mercedes Albi y Alejandro Cabranes nos acompañan.

Beltrán contará, a partir de finales de 2007, con la ayuda de otra persona vital en la Plataforma, la procuradora Mer-cedes Albi, que nos ayuda también gratuitamente en la inter-posición del recurso, y que por su finísima sensibilidad por la danza y el espectáculo, es de una inestimable ayuda. Otros amigos y colaboradores judiciales de Beltrán apoyarán en todo momento esta punta de lanza judicial.

Tenemos que mencionar, en este libro, y como un aspecto fundamental, la muy diferente actitud de muchísimos profe-sionales de la danza y de gente que en ese sector han demos-trado, como Mercedes Albi, que sus exigencias morales y éticas están por encima de las de otros sectores del espectácu-lo. Desde septiembre de 2006 el portal de danza ETER de Emilio Tenorio, emprende una lucha titánica por difundir las noticias sobre el Albéniz y por seguir pidiendo su salva-ción. Emilio dará energía a nuestro movimiento hasta el fi-nal, con montajes fotográficos de protesta, mandándonos las


209

decenas de miles de lecturas de sus noticias del Albéniz, acu-diendo a las ruedas de prensa, a las manifestaciones, a todo. Jesús Vallinas, fotógrafo profesional del sector, es otro de nuestro apoyos más nobles y sólidos.

Antes hemos citado a María José Ruiz, de Esquivel. María José es auténtica dinamita en el movimiento de la danza por las causas nobles. Cuando nadie acude a una cita, María José aparece llenándolo todo de buen humor. Recuerdo cómo describía la lentitud de las obras del teatro del Canal, para darnos ánimos. María José buscó los adecuados medios para poder presentar la solicitud de apoyo ante la UNESCO, en verano del 2008. Animó nuestro decaído Pasacalles con dan-zas españolas de enorme belleza.. En el mundo de los bailari-nes, Goyo Montero y Víctor Ullate Roche protagonizaron, en primavera del 2007, en la Gala del Día Mundial de la Danza, una acción dentro del teatro que fue memorable. Tras bailar una coreografía de Montero, los dos bailarines se quitaron una camisa oscura dejando ver una camiseta donde podía leerse: ALBÉNIZ SIN ESPERANZA. Ello ocurrió ante el público oficial de la Gala, entre el que se contaban sin duda representantes oficiales de la Comunidad.

Goyo Montero en la Gala del Día Internacional de la Danza

EVA ALADRO VICO

210

El programa de Tele5 “Caiga Quien Caiga” entrevistó con gran sorna a

Esperanza Aguirre sobre el Teatro Albéniz.

Nuestra segunda línea de actuación, a partir de septiembre de 2006, son convocatorias ante los medios para mantener el asunto del Albéniz en primera línea de las agendas culturales. Cada vez que emprendemos un nuevo paso legal, o que reali-zamos una acción en la calle, o que nos entrevistamos con un agente político, convocamos a los medios e informamos a todos. Vamos buscando diversas sedes: la primera rueda tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes. Después solicitamos el Ateneo de Madrid, y allí conocemos a su Secretario, Ale-jandro Sanz, otra fuerza desatada de los movimientos cultu-rales de Madrid, con quien emprenderemos muchas iniciati-vas conjuntas contra la destrucción del patrimonio cultural de Madrid. Alejandro Sanz es portavoz de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre, que quiere salvar la casa del poeta en la que fuera calle Velintonia. El asunto es tan sangrante como notorio: una de las mejores voces de la poesía contemporánea española, tiene en Madrid una casa abandonada como triste recuerdo. Nos sumamos a su causa, y Alejandro nos prestará


211

generosamente su apoyo, su ayuda y su mediación en el Ate-neo para convocar nuestras ruedas de prensa. Gracias a ellas, nos haremos, en estos tres años, un importante hueco en los medios, como un agente más del mundo cultural. La finali-dad es que el Albéniz siga existiendo como algo vivo ante los medios, y en esa batalla seguimos trabajando hoy en día.

Alejandro Sanz, y la Asociación de Amigos de Vicente

Aleixandre, así como Carlos Osorio y su Salvemos los Cines y teatros de Madrid, y las Asociaciones para salvar la ILE, o el parque de la Cornisa, o el Palacio de Boadilla, constitui-remos a partir de otoño de 2007 un foro en el que nos movi-lizamos por diversas causas a la vez, y en el que seguimos trabajando.

EVA ALADRO VICO

212

Manifestaciones junto a las Asociaciones Culturales Amigas Salvar la ILE,

Vicente Aleixandre, Cines y teatros de Madrid, y otras. En julio de 2007 El País vuelve a informar de nuestras ac-

tividades: DOS PLATAFORMAS SE UNEN PARA LUCHAR

POR EL PATRIMONIO HISTÓRICO Marta Sandoval - Madrid - 13/07/2007 Rafael Álvarez, El Brujo, recuerda con mucho cariño al

teatro Albéniz. Hace unos años, una hora antes de una de sus presentaciones en ese recinto, llamaron los Reyes para avisar que asistirían. Los perros husmeando en los cameri-nos y el despliegue policial contribuyeron a aumentar los nervios previos a la función. Al final el Rey le confesó a El Brujo que su hijo Felipe era actor, "lo que pasa es que actúa muy mal", le dijo. Durante sus más de 50 años de vida, el


213

teatro Albéniz ha albergado a cientos de actores y artistas. Ahora corre el riesgo de cerrar sus puertas.

Ayer, la Plataforma de Ayuda al Teatro Albéniz y la Aso-ciación de Amigos de Vicente Aleixandre se unieron en una protesta para pedir que se proteja este teatro y el patrimonio histórico-cultural madrileño.

Durante el acto, Beltrán Gambier, abogado de la plata-forma, aseguró que presentará este mes un recurso de alzada contra la sentencia del pasado 27 de junio que le niega al Albéniz la calidad de bien de interés cultural.

El teatro pertenece actualmente al grupo inmobiliario Monteverde, que lo renta a la Comunidad. En 2003, la empresa consiguió que un tribunal levantara las restriccio-nes de uso del inmueble. Está ahora en manos de la empresa decidir su destino. "Todavía no tenemos planes", cuenta Guillermo Cabanas, de Monteverde. "Pero sí queremos que allí haya un teatro".

Además de la plataforma, hay otra organización trabajan-do por salvar el recinto: la Asociación de Profesionales en Defensa del Teatro Albéniz. Y aunque ambas tienen el mismo fin, tienen visiones diferentes. La plataforma pre-tende que se conserve el teatro en su estado actual y la aso-ciación busca un nuevo recinto mejor equipado. "Hay que reconocer que el teatro tiene deficiencias tecnológicas", dice Jorge Bosso, de la asociación.

Eva Aladro, de la plataforma, defiende drásticamente la conservación: "El teatro es como un violín Stradivarius, que no tiene los avances modernos, pero tiene un alma formada a base de lo que se ha tocado con él".

La plataforma confirmó además que se reunió ayer con Tomás Soler, presidente de Unesco Madrid, y que él se comprometió a estudiar el caso.

EVA ALADRO VICO

214

Nuestra tercera línea de actuación es el contacto y negocia-ción con las instituciones y actores culturales que pudieran ayudar en el caso. Las primeras personas con las que nos en-trevistamos, en los primeros momentos del movimiento, son J. Antonio Campos, del INAEM, y Alicia Moreno, del Ayuntamiento de Madrid. Hemos mantenido contacto tam-bién con los líderes políticos de las elecciones municipales y autonómicas de 2007. Posteriormente nos entrevistamos, ya en primavera de 2008, con el presidente de la Fundación Autor, F. Galindo, y últimamente con responsables de ges-tión cultural y urbanística del Ayuntamiento.

De todos los contactos mantenidos, los únicos que a mí personalmente me parecieron más sinceros y auténticos fue-ron los de ciertos gestores culturales del Ayuntamiento, en los que sí creo ver una verdadera preocupación por el teatro, como la de Carlos Baztán. La Comunidad, en la que tuvimos un frío contacto con Esperanza Aguirre, también nos ofreció la posibilidad de hablar con el gerente de Patrimonio, perso-na muy agradable pero con muy poca capacidad de salirse del guión dictado desde el poder. Incluso escribimos a la familia real, a la Reina y a la Princesa de Asturias, quienes a pesar de haber visitado y disfrutado del Albéniz, se lavaron las manos con este tema. Algunos gestores municipales de IU sí han mostrado su valía, como los miembros del grupo y la misma Inés Sabanés.

El invierno de 2006 es el período en el que las tramas judi-

ciales avanzan. El Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid da un espaldarazo definitivo al Albéniz reclamando su valor arquitectónico y considerando un despropósito su descalifi-cación urbanística.


215

ACUERDO 2006.J/28 TRANSMITIR AL AYUNTAMIENTO DE MADRID

LA OPINIÓN DEL COAM DE QUE LAS ADMINIS-TRACIONES PÚBLICAS TIENEN LA OBLIGACIÓN DE DEFENDER EL PATRIMONIO AGOTANDO, LLEGADO EL CASO, LAS INSTANCIAS LEGALES POR LO QUE ES INEXCUSABLE EL QUE NO SE RECURRIERA LA SENTENCIA DE DESCATALOGA-CIÓN DEL TEATRO ALBÉNIZ.

Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (Comunicado del acuerdo del COAM a favor de la con-

servación del teatro Albéniz, que hicieron llegar al Ayunta-miento de Madrid).

Ese mismo invierno, y tras movimientos de negociación y

protesta, los trabajadores del teatro consiguen una Carta de Compromiso del Consejero Fisas que garantiza que conser-varán sus puestos de trabajo en los nuevos Teatros del Canal. En el compromiso, el Consejero promete conservar a todos los trabajadores al servicio de la Comunidad, a cambio de la deposición de todas las actitudes de protesta y lucha por el Albéniz.

Sin duda este acuerdo fue una alegría para nosotros, aun-que lógicamente iba teñida de cierta amargura: de algún mo-do el Albéniz estaba más perdido con ese acuerdo. Sin em-bargo, como no dábamos ni damos todavía por perdido al teatro, lo vimos con ánimo y decidimos seguir adelante. Sí es cierto que a partir de cierto momento, hubo que luchar por el Albéniz ya desde fuera de él, sin contar con apoyos dentro, pues nadie, dentro del teatro, pudo ni quiso ya hacer nada por él. Y en muchas ocasiones tuvimos la desagradable sensa-

EVA ALADRO VICO

216

ción de estar trabajando y luchando por una causa en la que la misma dirección del teatro no quería continuar, e incluso saboteó desde el interior del mismo todo intento de salvación de un bien como es el Albéniz.

Son meses, los del año 2006 y 2007, en los que continua-mos luchando en la convocatoria de ruedas y actos públicos, solos o asociados con otras causas culturales, e intentando siempre reflejar los apoyos que vamos recibiendo. Nos hace-mos eco de otros procesos de salvación de teatros, como los que se emprenden desde la Asociación ATUDEM, de defen-sa del patrimonio cultural de todo el país. Seguimos de cerca e intervenimos en la opinión pública en torno a los cierres de los teatros y cines de la Gran Vía. Presentamos un Recurso de Alzada contra la resolución negando el BIC para el Albé-niz. Recabamos el apoyo de la Royal Shakespeare, recogemos los artículos en defensa del teatro de Benjamín Prado, Jesús Ruiz Mantilla, y las declaraciones de todo tipo de artistas, desde Laurie Anderson hasta Alicia Alonso.

En diciembre de 2007 presentamos el recuso contencioso, para el que recabamos fondos a los integrantes de la Plata-forma. Éstas son algunas de las personas que quisieron con-tribuir económicamente para ayudar al teatro. Otros muchos son anónimos o desean serlo:


217

GRACIAS A: EL GRAN WYOMING MARTIRIO SALA CUARTA `PARED GLORIA PARRA TEATRO JOVELLANOS ROBERTO ÁLVAREZ PEPE OLIVA CARLOS CEGARRA JULIA AMAYA RAMÓN Y MARIONA PEPE MUÑOZ SALVADOR AZNAR, METROPOLIS TEATRO ARTURO DOSAL LAURA ALONSO CANO LUIS JAVIER RODRÍGUEZ CRISTINA MARINERO MIRTA NÚÑEZ

EVA ALADRO VICO

218

ISABEL SAINZ DE ARCE LUIS MARÍA CURA CLEMENTE JOSÉ MARÍA CEBALLOS PEDRO GONZÁLEZ ALICIA RUIZ PEDRO LUIS LADRÓN DE GUEVARA JAVIER DEL REY MORATÓ CONCHA BUSTO ENRIQUE CENTENO HELIO PEDREGAL JAVIER BAGÁ PEDRO ZORRILLA JOSÉ PEÑALVER GUZMÁN SILVIA EICHELBAUM JUSTO MARTÍNEZ BRAVO JOSÉ GARCÍA CEBALLOS PEDRO GONZÁLEZ ISABEL SAIZ DE ARCE RAMÓN Y MARIONA CASTILLO ALICIA RUIZ MARTA SANSIGRE SALVADOR AZNAR LAURA ALONSO CANO LUIS JAVIER RODRÍGUEZ LUIS MARÍA CURA DIETRICH GROSSE CONCHA BUSTO JAVIER DEL REY MORATÓ HELIO PEDREGAL PEDRO ZORRILLA JOSÉ PEÑALVER GUZMÁN JUSTO MARTÍNEZ BRAVO SINTINAR PRODUCCIONES


219

En mayo de 2008 hacemos un sentido homenaje a nuestro

amigo Alejandro Cabranes, que ha sido un puntal en la de-fensa del Albéniz, y que prometía como gran comentarista y experto en teatro y cine. Su familia y sus amigos nos arropan en un acto que presagia el final del Albéniz y que sin embar-go está lleno de fuerza y emoción por tratarse de una causa tan bella.

221

Los últimos días del Albéniz y el futuro

El último trimestre de 2008 tienen lugar diversas moviliza-

ciones importantes. Convocamos dos manifestaciones, una el día 17 de noviembre, y otra el día 22 de diciembre, en que se anuncia la última función en el teatro.

EVA ALADRO VICO

222

En la manifestación del día 17 de noviembre, a la que acu-dieron personalidades importantes del teatro, el cine, la dan-za y la política, pedimos que se llevara una vela roja. Emma Cohen, Ana Belén, Rosa Regàs, Helio Pedregal o María As-querino, fieles al movimiento, aguantaron el frío reinante y defendieron una vez más su teatro.

Rafa, profesor de la televisiva escuela de Fama, defendiendo el Albéniz


223

Actores y amigos del Albéniz en los últimos días de función

EVA ALADRO VICO

224

La lectura del último manifiesto pidiendo la conservación y el respeto del

Albéniz

Una joven de la Plataforma con su bebé, a favor del teatro.


225

Personalidades del movimiento, el último día de movilizaciones

EVA ALADRO VICO

226

Hasta el día 22 de diciembre, nuestras actividades han sido incesantes: hemos continuado, gracias a los enormes esfuer-zos de Beltrán Gambier, con los recursos y reclamaciones judiciales. Actualmente sigue tramitándose, ante el tribunal Superior de Justicia de Madrid, un recurso contencioso en el que reclamamos la revisión del expediente de Bien de Interés Cultural por parte de la Comunidad de Madrid. En esta misma vía Beltrán y Mercedes Albi, amante del teatro y pro-curadora, han pedido también medidas cautelares que hasta ahora no han procedido porque parece no existir un peligro inminente de demolición del teatro, en tanto no haya signos claros de ello.

Seguimos trabajando en los medios de comunicación, in-formando del estado de la cuestión, y acudiendo cuando hay informadores o gente interesada en conocer el caso. Otro frente activo es la movilización junto a las Asociaciones Vi-cente Aleixandre y otras defensoras del patrimonio cultural y teatral de Madrid. Continuamos en contacto con el Ayun-tamiento de Madrid para informarles de nuestros recursos y para saber todo cuanto podamos hacer para recuperar este bello e importante teatro de la historia de la ciudad. Hemos mantenido, incluso, una entrevista con el arquitecto encar-gado de demoler el Albéniz y construir un local multiservicio en su lugar, intentando convencerle del despropósito que ello supone, que no encaja con la situación actual ni tiene visos de hacerlo de momento.

227

El Albéniz reabrirá Esta historia que os he relatado es mi visión personal de lo

mucho y muy profundo que ocurrió en esos años de vida en que estuve cerca del teatro Albéniz. Tengo que decir que me siento orgullosísima y muy realizada de haber podido luchar por la memoria del Albéniz, de Teresa Vico, mi madre, y del valor cultural de este gran teatro, con todas aquellas iniciati-vas y horas de trabajo.

Este mismo libro va dirigido a sostener, en otro soporte, la misma lucha todavía. Yo estoy convencida de que el Albéniz reabrirá en poco tiempo. Pienso que la labor cultural que se realizó entre sus paredes sigue llamando a su público. Hoy día, que ya lleva meses cerrado, los periodistas siguen pre-guntando a los políticos si no echan de menos al Albéniz. El público de flamenco pide que se devuelva al Albéniz su festi-val de primavera, porque en el Albéniz se veía a los cantantes bien, y se podía acudir al teatro en transporte público cerca-no, y había una calidez incomparable.

Una acomodadora de los Teatros del Canal, que son gigan-tescos y tienen todo lujo de infraestructuras y salas, me decía

EVA ALADRO VICO

228

con mucho sentimiento, que “aquella sala…aquella sala del Albéniz, era algo único, tan grande…”.

El Albéniz reabrirá, yo estoy convencida de que por un motivo o por otro, porque el Ayuntamiento lo impida o porque la CAM cambie de gobierno, porque el Tribunal Superior de Justicia exija que realmente se evalúe de una vez el valor inmenso de este lugar para nuestra cultura, o porque la misma crisis económica que vivimos ahora no permita que se eche abajo un teatro para construir un engendro no renta-ble, por cualquiera de estos factores, o por otros, este teatro volverá a recibir, en su cálido vestíbulo, a su público.

Durante temporadas, el Albéniz malvivió como cine en de-cadencia, otras temporadas dio cabida a temporadas musica-les en plena posguerra, y tuvo sus momentos oscuros e in-ciertos a comienzos de los 80. Ahora le toca de nuevo sumer-girse en un período incierto, pero creo que nuestro querido teatro seguirá adelante si se dan circunstancias afortunadas y seguimos luchando por él.

Pido a todos los que hayáis disfrutado con el Albéniz, a los que os haya gustado este libro también, que sigáis ayudando a este teatro, recordándolo, publicando vuestra opinión, po-niendo vuestro granito de arena, sea en el sector que sea, pidiendo su reapertura. Un teatro es un bien del pueblo, y ese vínculo creado con él es indestructible.

Cuanto hemos hecho por salvar al Albéniz, los 6500 miembros de esta Plataforma, es algo que quedará en nuestra memoria y que marcará el futuro del teatro. No es habitual que tantos miles de personas pidan a gritos que se preserve un lugar emblemático de la cultura. Eso es algo único y ma-ravilloso. Y tendrá sus consecuencias, sin lugar a dudas. la enorme belleza de las acciones que hemos emprendido jun-


229

tos, que hemos visto manifestarse en tantas maneras en todos nosotros, integrantes de esta iniciativa, sigue teniendo una fuerza inmensa.

La cultura es una energía capaz de crear formas nuevas para canalizarse, que sorteen las dificultades y encuentren el modo de salir a la luz. Eso mismo le ocurre al Albéniz. Por eso es-toy convencida de que habrá una reapertura de este bello instrumento dorado de la experiencia en la ciudad. Hay mil formas en las que seguimos trabajando todos, por nuestro teatro. Y él por nosotros.

Larga vida al teatro Albéniz. Eva Aladro Vico Madrid, 11 de abril de 2009.

Alain Pêtre, nuestro amigo, el último día de función.

EVA ALADRO VICO

230

Foto: Berta Delgado

231

Textos jurídicos de Beltrán Gambier

19 MAYO 2005: ACERCA DE LA POSIBLE EXPRO-PIACIÓN DEL TEATRO ALBÉNIZ - POR BELTRÁN GAMBIER

La información que hoy, 19 de mayo, brinda el diario El País despeja dudas que hasta ayer se tenían en lo que se refie-re a la situación jurídica del inmueble en donde está el teatro Albéniz. Todavía no tenemos la sentencia en nuestro poder pero ya tenemos claro que ha habido un proceso contencioso administrativo en el que se ha discutido el alcance y la perti-nencia de la protección jurídica del teatro. Es una lástima que este proceso judicial, tan importante para la superviven-cia del Albéniz, se conozca recién ahora, cuando, al parecer ha terminado.

Pero es necesario mirar las cosas en positivo. Pareciera que dados los resultados de ese proceso y atendiendo al clamor que se ha despertado en los últimos días, una de las ideas que consideran las autoridades es la de la expropiación del in-mueble .Es una muy buena noticia. Mediante este instituto, el expropiatorio, la Comunidad de Madrid podría terminar siendo la propietaria del teatro luego de pagar una indemni-

EVA ALADRO VICO

232

zación a los actuales propietarios. Para ello será necesaria la declaración de “utilidad pública” del teatro Albéniz.

La ley de expropiación forzosa vigente expresamente con-templa la posibilidad de expropiar bienes inmuebles de valor artístico e histórico. Y para que una ley declare la utilidad pública -necesaria para llevar adelante la expropiación- están dadas, a mi modo de ver, todas las condiciones objetivas. El intenso activismo cívico que se está viendo en estos días –y que promete un gran incremento- puede contribuir a que las autoridades se decidan por este camino legal. Decidir si un bien es o no de utilidad pública no supone el ejercicio de una actividad discrecional de la Administración, sino reglada. Esto significa que la Administración no es enteramente libre a la hora de juzgar si hay o no hay utilidad pública. Para de-terminar si hay utilidad pública en un caso concreto, se de-ben valorar las circunstancias que rodean el caso. En otros términos, se deben valorar las características del bien. Nadie duda, se está viendo, que la conservación del teatro Albéniz es un objetivo vinculado con un interés general. Ese interés se basa en la extraordinaria trayectoria del teatro en los últi-mos 20 años. Es un espacio cultural emblemático que es querido y valorado por todos los que han actuado allí y por todos los que han asistido a tantas y tantas presentaciones de gran calidad cultural.

27-MAYO-2005:INCREÍBLE DESISTIMIENTO EN LA DEFENSA DEL INTERÉS CULTURAL

Finalmente pudimos comprobar que la Comunidad de Madrid había interpuesto recurso de casación contra la ya conocida sentencia del Albéniz desfavorable a los intereses


233

públicos (la protección del edificio y la obligación de mante-ner el "uso teatro") del Tribunal Superior de Justicia de Ma-drid 3 de junio de 2003. Ese recurso de casación debía ser resuelto por el Tribunal Supremo, donde se había radicado la causa en octubre de 2003. Por razones que desconocemos, el 4 de noviembre de 2004, la Comunidad de Madrid desistió de ese recurso y, con esa decisión, desistió de la defensa del interés público antes aludido. Resulta muy curioso este com-portamiento procesal y para conocer las razones invocadas por la Comunidad de Madrid y los detalles de la tramitación del expediente es que en el día de la fecha he pedido formal-mente vista de las actuaciones en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Lo hice en mi doble calidad de abogado y miembro de la ejecutiva de la Plataforma Amigos del Albé-niz. Volcaré aquí los resultados de mi investigación. Beltrán Gambier

30-5-06: BELTRÁN GAMBIER: UNA MIRADA JURÍDICA DE LA PROBLEMÁTICA QUE ENCIE-RRA LA SITUACIÓN DEL TEATRO ALBÉNIZ

Luego de mi reciente comentario en el que pongo de mani-fiesto el curioso proceder de la Comunidad de Madrid al desistir del recurso de casación que había interpuesto contra la sentencia sobre el Albéniz (contraria a sus intereses), he releído la nota de Rosana Torres publicada en El País el día 19 de mayo. Me gustaría, aprovechando lo que ella dice, hacer unas reflexiones. En lo que nos interesa ella expresa-ba:“Contra esta sentencia, la sala ofrece recursos de casación tanto a la Comunidad como al Ayuntamiento. Pero ni uno ni otro pueden presentar ese recurso porque es inadmisible

EVA ALADRO VICO

234

desde el punto de vista técnico, ya que tras la reforma de la ley procesal 10/92 de 30 de abril se suprime el recurso de apelación en estos casos. Y el recurso de casación no permite revisar la valoración y fijación que de los hechos haya hecho el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. La Comunidad de Madrid, que lo preparó, terminó desistiendo del mismo. El Ayuntamiento a través de sus servicios jurídicos concluyó que no había ningún resquicio legal que pudiera hacer pros-perar el recurso. La sentencia no impide que el Albéniz siga siendo un teatro, pero sí permite que no lo sea”. Este párrafo contiene información técnica que proviene del ámbito públi-co y nos puede dar la idea de que no había nada que hacer contra la sentencia aludida. Me gustaría hacer algunos co-mentarios:

1. La invocación de la ley 10/92 genera confusión cuan-do la cuestión resulta claréala ley 10/92 que se cita trató, efectivamente, cuestiones vinculadas con el re-curso de casación suprimiendo el recurso de apelación. Pero esta ley fue superada por un nuevo cuerpo nor-mativo: la ley 29/98, reguladora de la jurisdicción contencioso-administrativa. Ese texto prevé el recurso de casación contra las sentencias de los superiores tri-bunales de justicia. En términos no técnicos: se pre-tende justificar el proceder diciendo que hace 14 años había un remedio mejor (apelación) que el que había en 2003 (casación).

2. . El propio Tribunal indicó que el recurso de casación procédala sentencia del Albéniz indica expresamente que contra ella “cabe interponer Recurso de Casación ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo…”. Del relato periodístico parecie-


235

ra que la Comunidad de Madrid “preparó” el recurso y luego desistió del mismo. Como si hubiera decidido no presentarlo. No fue así. La Comunidad presentó su recurso y más de un año después desistió del mismo. Habremos de confirmarlo al ver el expediente, pero parecería que ningún cambio legislativo hubo en ese período que pudiera hacer variar el criterio adoptado. En términos no técnicos: si el Tribunal dice que se podía recurrir es porque hizo una valoración al respec-to. Y la Comunidad hizo la suya en la misma línea

3. . El recurso de casación es más limitado que el de ape-lación, pero no era improcedente Un recurso de ape-lación (y no de casación) contra la sentencia del Albé-niz hubiera permitido una mejor valoración de la prueba producida en ese proceso pero esto quita que el de casación tenía, también, sus posibilidades. El al-cance de la revisión en el marco de un recurso de casa-ción es más limitado a la hora de revisar la prueba. Por eso será necesario revisar la causa para terminar de analizar esta cuestión y analizar el fundamento que la Comunidad de Madrid esgrimió al controvertir la sen-tencia. En términos no técnicos: las dificultades técni-cas de un recurso no impiden su interposición ni justi-fican su desistimiento.

4. Hubiera sido mejor esperar que se pronunciara el Tri-bunal Supremo No parece en absoluto que hubiera es-tado reñido con el interés general esperar un pronun-ciamiento del Tribunal Supremo en este caso teniendo en cuenta que la sentencia dictada resultaba contraria a una valoración edilicia, urbanística y cultural decidi-

EVA ALADRO VICO

236

da por el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997

14-6-2006: CÓMO MATAR A LA CULTURA por BELTRÁN GAMBIER

Me interesa hacer algunas reflexiones a partir de lo tratado en la Mesa Redonda del Club de Debates Urbanos celebrada el día de ayer en el Círculo de Bellas Artes.

1. El pleito del Albéniz y algunos puntos oscuros que deben aclararse (por ejemplo: si el desistimiento del pleito fue producto de una negociación)

2. Resultó interesante comprobar que algunos todavía creen que la sentencia desfavorable en el caso del Albéniz no se recurrió. Pese a que en este blog lo hemos reiterado hasta el cansancio (la sentencia fue recurrida), la fuerza informativa de la prensa escrita es difícil de superar. Y el dato no es menor porque los operadores de la cultura sienten que sus gobernantes declinaron su insoslayable deber de defender el interés público y el patrimonio cultural.

3. Una Administración puede negociar con los privados en la gestión del interés público. Pero tiene que hacer-lo con transparencia y con sujeción a la legalidad. Hace semanas se nos viene diciendo que la finaliza-ción del pleito del Albéniz, provocada por el súbito desistimiento de la Comunidad de Madrid, se inscri-bió en el marco de una negociación vinculada con la renovación del contrato de arrendamiento para conti-nuar con la programación hasta que se termine el Teatro del Canal. Si eso fue así realmente así debería


237

explicarse públicamente. Y para analizar tal compor-tamiento debe tenerse en cuenta la plusvalía generada por la decisión judicial que quedó firme y que pudo revertirse por el Tribunal Supremo. Esto último no llegó a acaecer por la inesperada interrupción del pro-ceso judicial. Cierto es que el recurso presentado tenía dificultades formales para ser declarado admisible. Pe-ro el Tribunal Supremo marcó expresamente que la jurisprudencia citada en el escrito de preparación del recurso no fue la misma que la que luego se invocó en el recurso propiamente dicho. Nada dijo el Tribunal Supremo del argumento, reiterado tantas veces, vin-culado con la absoluta improcedencia del Recurso de Casación (y argumentos vinculados a un cambio legis-lativo operado en 1992). Hubo en otra época, es cier-to, un recurso mejor. Pero el que existía en 2003 –Recurso de Casación-, bien utilizado, pudo dar de sí.

4. Acerca del Uso Teatro: otro de los temas tratados ayer fue el de la vinculación al uso teatro. Se trata ésta de una típica restricción administrativa dispuesta en in-terés público, en este caso cultural. No es ninguna novedad ni ninguna arbitrariedad imponer ese tipo de restricciones. Si la restricción impuesta afecta el valor del inmueble es posible que se indemnice al propieta-rio. Estos no son temas nuevos en el Derecho Admi-nistrativo. En la sentencia del Albéniz poco se dijo sobre esto. El razonamiento del Tribunal fue: como el edificio no merece ser protegido, el uso teatro se pue-de relocalizar. Triste y pobre razonamiento. Esto de-bió ser materia de un nuevo análisis por parte del Tri-

EVA ALADRO VICO

238

bunal Supremo. No pudo ser por el comentado y la-mentado desistimiento.

5. Reflexiones generales sobre la situación jurídica del teatro y posibilidades de sus actuales dueños. Los co-municados de prensa indican que existe voluntad cero de conservar el edificio del teatro tal como esta. En-tendemos el castellano. Comprendemos el mensaje. Este es un dato relevante generador de honda inquie-tud. Estamos en alerta roja. Solo nos consuela saber que la programación en curso es una garantía para evitar la sorpresa de que un día nos levantemos escu-chando el ruido de la demolición del teatro. Ningún gestor sería capaz de alquilar otra sala y aprovechar el verano….(con todo respeto).Las expresiones de los propietarios en el sentido de preservar el uso teatro no nos sirven para nada. Para nosotros la única política cultural aceptable es la que conserve el edificio del teatro, sus trabajadores y la calidad de la programa-ción que se realiza con presupuesto público. De nada serviría un nuevo espacio teatral con 500 butacas ex-plotado vaya a saber cómo. Por eso el camino de la expropiación luce como el más indicado en este mo-mento. Como la Comunidad de Madrid, por lo que se ve, no quiere preservar la enorme inversión realiza-da en más de 20 años en el Albéniz (que tanto debe-mos agradecer), solo queda la posibilidad de que sean las otras dos jurisdicciones las que actúen.

6. No debemos enojarnos con los actuales propietarios del Albéniz por las ideas que tienen y los proyectos que proponen. El capital no tiene patria, ni corazón, ni sensibilidad. Si la pueden tener sus gestores. Es así.


239

Ellos vinieron a hacer un negocio y se encuentran con una respuesta social que fastidia sus planes. Cuanto antes se retiren mejor. La plusvalía ya está en sus bol-sillos. Reitero: la plusvalía ya está en sus bolsillos. ¿Está claro? Si venden lo harán al precio de mercado. Uno de los integrantes de la mesa decía ayer lo con-trario. Que no se debe pagar el precio de mercado. Me encantaría darme cuenta hoy que ignoro una norma jurídica que avala esa posibilidad. Pero soy un hombre de derecho y no creo en los comportamientos mágicos. Podemos enojarnos con quien no defendió el precio que el teatro tenía antes de que se generara la plusvalía. Eso sí. Un pensamiento final sobre el acalorado debate de ayer. No creo que ninguno de los que estuvieron ayer en la sala tuviera mala intención. Se dijeron cosas que pu-dieron haberse evitado. Deseo que el la Plataforma de Amigos del Albéniz y el Club de Debates Urbanos si-gan juntos en esta lucha dando por superado cual-quier incidente. Todos estamos por la protección de la cultura como política de Estado. Estamos en alerta rojo en esta batalla cultural y sólo nos detendremos cuando resulte garantizada la preservación del edifi-cio, la de su plantilla y la de su programación.

13-6-06: EL JUICIO POR EL TEATRO ALBÉNIZ, POR BELTRÁN GAMBIER

EVA ALADRO VICO

240

Finalmente hoy pude ver las actuaciones que tuvieron lugar ante el Tribunal Supremo en las que tramitó el Recurso de Casación contra la sentencia que desprotegió al teatro Albé-niz. En anteriores comentarios habíamos afirmado, que di-cho recurso había sido interpuesto pese a que no lo habíamos visto por estar parte de las actuaciones archivadas. Ese dato surgía, de todos modos, de las actuaciones que tramitaban ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Por lo que hoy hemos visto hemos comprobado que:-el 26 de enero de 2003 la Comunidad de Madrid presentó ESCRITO DE FORMALIZACIÓN DEL RECURSO DE CASACIÓN-el 25 de febrero de ese mismo año el letrado de la Comunidad de Madrid presentó alegaciones para que se declarara admi-sible ese recurso.

El 24 de septiembre de 2004 se dictó un auto en el que se señalaba que el recurso carecía manifiestamente de funda-mentos toda vez que las sentencias citadas en el escrito de interposición –que contienen la doctrina jurisprudencial que se considera infringida por la Sentencia impugnada- no se corresponden con las consignadas en el escrito de prepara-ción. Aquí surge un comportamiento procesal interesante. Cuando el letrado del Ayuntamiento apoya la admisibilidad formal del recurso, pese al antes mentado auto, la Comuni-dad de Madrid, unos días antes, había presentado un escrito desistiendo.

Se nota que no había coordinación entre las dos jurisdic-ciones. Para desistir el letrado de la Comunidad contó con una orden firmada por el Consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio Mariano Zabía Lasala. Éste, por su parte, funda la inconveniencia de seguir adelante en un informe de la Dirección General de Urbanismo y Planifica-


241

ción Regional. No queda claro si esta opinión contó con apoyo jurídico. Es de suponer que sí. Hasta aquí los hechos conocidos hoy. Para mayores valoraciones tendremos que estudiar los escritos presentados por las partes en el proceso y hasta el momento no se nos han suministrado copias de los mismos.

12.6.06: EL AYUNTAMIENTO Y LA COMUNIDAD EN PUGNA, POR BELTRÁN GAMBIER

La posición del Ayuntamiento de Madrid expresada en el comunicado que se conoció a través de la agencia EFE el día 24 de mayo ppdo. contrasta con la asumida por el bloque de diputados del Partido Popular en la Asamblea de Madrid al rechazar una iniciativa del PSOE (que contó con el apoyo de Izquierda Unida) para proteger al teatro Albéniz. Conviene recordar algunas de las cosas que se expresaron en ese comu-nicado. Así, se decía que el Ayuntamiento de Madrid se ha comprometido a agotar todas las vías para proteger el edificio y los usos culturales del teatro Albéniz y estudia emprender acciones administrativas y judiciales para salvaguardar este inmueble, que ha sido descatalogado por los tribunales. Se expresa más adelante la convicción de que el Teatro Albéniz constituye una seña de identidad y un referente cultural que debe ser preservado. Y para ello se estudian, se insistía, todas las vías posibles para garantizar la protección.

Todavía no sabemos cuáles han sido los resultados de los estudios que allí se anunciaron si es que los mismos ya han finalizado. Estamos ansiosos por conocerlos. Lo que lamen-tablemente sí sabemos es que los diputados ante la Asamblea de Madrid del mismo partido que gobierna la ciudad no han

EVA ALADRO VICO

242

seguido la línea de preservación del teatro.Esperamos que la pugna existente por esta cuestión cultural en el seno del PP concluya con el éxito de quienes han sabido comprender el carácter emblemático que el teatro Albéniz se ha ganado jus-tamente con más de 20 años de muy calificada programa-ción.

3.6.06: PODRÍAMOS COMPRAR 10 TEATROS ALBÉNIZ , por BELTRÁN GAMBIER

¡¡¡¡ Atención, señoras y señores !!! Con unas monedas que se quiten (o se sumen) a los presupuestos para tanta obra públi-ca en marcha o a punto de iniciarse, se compran 10 teatros Albéniz.

¿De qué hablamos cuando pedimos a la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento de Madrid que proteja al teatro Albéniz? Hablamos de un rol esencial del Estado. La política cultural es una política de Estado. El Estado gasta mucho dinero en fomentar la cultura. Así, da subvenciones para promover la industria editorial (libros y revistas), promocio-na las artes, promociona la música y, también, promociona la actividad teatral. Esto se llama técnicamente actividad de fomento. Pero el Estado también protege bienes y activida-des. Lo hace a través de las denominadas restricciones o limi-taciones a la propiedad privada en interés público. Este in-terés puede estar dado por múltiples razones: culturales, históricas, científicas, etc. Cuando la restricción se torna de-masiado onerosa para el propietario o supone una disminu-ción del valor del bien, el Estado puede indemnizar o com-pensar al propietario. Así, cuando los anteriores propietarios del Albéniz demandaron al Estado (Comunidad de Madrid,


243

Ayuntamiento de Madrid) lo hicieron porque consideraban dos cosas:

1. que el edificio del Albéniz no merecía protección alguna y que la vinculación al “uso teatro” era improcedente;

2. que merecían ser indemnizados por las restricciones im-puestas. Para hacerlo controvirtieron el Plan General de Or-denación Urbana de Madrid aprobado por los representantes del pueblo de Madrid. ¿Pudieron hacerlo? Sí..Un plan ur-banístico es una norma jurídica de alcance general o regla-mento y, como tal, resultan impugnable. Lo que se discutió en el pleito fue una clasificación técnica (la protección del edificio) y el denominado “uso teatro”. También, pero en menor medida, se discutió la procedencia de una indemniza-ción para lo propietarios. Cómo fue ese debate?.Los deman-dantes acompañaron informes técnicos que solventaban su posición. Todo el mundo sabe que en estos casos, pese a que quienes opinan pueden ostentar independencia y tener pres-tigio, existe una natural tendencia a dar la razón a quien paga la opinión. ¿Cómo es esto? “Si te pido un dictamen técnico para decirme “esto y esto” sobre el Albéniz ¿lo harías?”. Y siempre habrá alguien dispuesto. No digo que eso haya ocu-rrido en este caso. Lo ignoro. Hablo de las costumbres. Tampoco digo que, en este caso, los opinantes dijeran lo contrario a lo que pensaban, pero....si uno lee esos informes se hace muchas preguntas. Por ejemplo: ¿porqué un arquitec-to opina del teatro como fenómeno cultural y social? O ¿porqué un hombre del periodismo da opiniones que exce-den su especialidad?.

La defensa del Estado se basó casi con exclusividad en los informes producidos por los organismos técnicos oficiales. El Tribunal designó a un perito arquitecto que, también, se

EVA ALADRO VICO

244

excedió al opinar sobre áreas que no domina. Lamentable-mente el Estado no contradijo debidamente los pareceres del perito de oficio y los jueces no mostraron mucho entusiasmo por buscar la “verdad jurídica objetiva” limitándose a las probanzas. No se preguntaron porqué unas personas opina-ban fuera de sus conocimientos. En lo estrictamente jurídico el debate giró en torno a la potestad del Estado de actuar con discrecionalidad a la hora de realizar el planeamiento ur-banístico. Veamos. El Estado no puede discutir con los veci-nos dónde se coloca una plaza o cuál es el sentido de una calle. Estudia la situación y decide. Por eso, en el caso del Albéniz, estudió la situación y decidió. Los representantes del pueblo de Madrid, es decir los legisladores, aprobaron el plan urbanístico. Y los señores del Albéniz, lo controvirtieron. Resultado final: la valoración técnica de unos pocos pudo más que la decisión de los representantes del pueblo que se valieron, para decidir, de los organismos técnicos del Estado. La sentencia desfavorable: como la sentencia fue desfavora-ble, la Comunidad de Madrid interpuso Recurso de Casa-ción y luego, misteriosamente, desistió. De esto ya se ha hablado mucho en este blog, más de lo que las gentes de la cultura pueden tolerar, creo. Pero quiero terminar estas re-flexiones diciendo algo que también fue dicho aquí antes pero conviene recordar: se puede expropiar el teatro Albéniz. Hay “utilidad pública” de sobra. Repito: ¡¡¡¡ atención, señoras y señores !!! Con unas monedas que se quiten o se sumen a los presupuestos para tanta obra pública en marcha o a punto de iniciarse, se compran 10 teatros Albéniz. Sólo es cuestión de hacer cuentas.


245

SOLICITUD DE MEDIDA CAUTELAR AN-TE EL RECURSO CONTENCIOSO ADMI-NISTRATIVO. ÚLTIMO ACTO JURÍDICO PRESENTADO HASTA HOY.

A LA SALA DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE MADRID. SECCIÓN NOVENA

Doña Mercedes Albi Murcia, Procuradora de los Tribu-nales, con número de colegiada 939, en nombre de Don Beltrán Gambier –quien además actúa como letrado en esta causa- y de Doña Eva Aladro Vico, cuya representación ha quedado ya acreditada en estas actuaciones, ante la Sala comparezco en el Procedimiento Ordinario 0000734/2007 y, como mejor proceda en Derecho,

DIGO Que habiendo sido notificada de la reanudación del plazo

para formalizar la demanda en el plazo de veinte días, por el presente escrito y, de conformidad con el artículo 52 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, formulo demanda que baso en los siguien-tes,

HECHOS 1. En su día se decidió la protección del teatro Albéniz de

Madrid a través de Revisión del Plan General de Ordena-ción Urbana de Madrid adoptado por el Consejo de Go-bierno de la Comunidad de Madrid en su sesión del día 17 de abril de 1997, tras su corrección por Acuerdo de 8 de enero de 1998, disponiéndose la catalogación del edificio en el que se ubica el Teatro Albéniz, situado en la calle de Paz 11. En el catalogo del Plan se incluyó a dicho edificio con grado de protección estructural, nivel 2, y uso vinculado a teatro.

EVA ALADRO VICO

246

2. Contra esa decisión, el entonces propietario inició un juicio contencioso-administrativo que culminó, con el sor-presivo desistimiento de la Comunidad de Madrid del Re-curso de Casación que había interpuesto contra la sentencia desfavorable dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid con fecha 3 de junio de 2003. En este proceso el debate giró, en lo esencial, en torno a las características del teatro.

Por dichos que trascendieron periodísticamente y surgen del dossier de prensa que está agregado al expediente admi-nistrativo aportado por la Comunidad de Madrid, el desis-timiento se habría producido por la presión del anterior propietario, aquel que inició el juicio antes indicado, que amenazaba con discontinuar el contrato de arrendamiento con la Comunidad de Madrid. La plusvalía generada por el desistimiento y la perdida de la expectativa de protección que generaba el juicio fueron de la mano. Una a favor de los entonces dueños, la otra en perjuicio de todos los madri-leños.

Había entonces quien creía en los valores del teatro Albé-niz. Dijo el letrado de la Comunidad de Madrid, D. Eduardo Pflueger Tejero, en el lamentable e inexplicable-mente desistido Recurso de Casación que: “la conservación de la memoria histórica de la ciudad, su evolución urbanís-tica, su vida social y cultural deben servir para conservar de-terminados edificios, que, por su carácter, son ahora reduc-tos aislados de una arquitectura ya en desuso, fagocitada por la fiebre constructora y, porque no, especuladora de los propietarios. O es que todo edificio que no constituya una joya arquitectónica no debe conservarse? La personalidad histórica, una época y un modo de vida son criterios perfec-tamente válidos para fundamentar la catalogación, sin que esta deba basarse esencialmente en los valores arquitectóni-


247

cos….Solo desde un sentido exclusivamente evolucionista de la ciudad puede pretenderse el derribo de edificaciones históricas, singulares por su escasez y por su cultura urbanís-tica, haciendo desaparecer todo vestigio de evolución colec-tiva en el desarrollo de la ciudad, en el afán de lucrarse con el imparable estado actual del sector inmobiliario”.

Tales afirmaciones, que parecerían expresadas por un fer-voroso defensor del teatro Albéniz provienen, como se dijo, de quien tenía la encomienda, por parte de la Comunidad de Madrid, de defender al teatro Albéniz. Se colige de sus dichos la importancia que para el letrado suponía la defensa de este ícono de la cultura madrileña.

3. Otros tiempos vinieron y la Comunidad de Madrid, pese a las promesas electorales de la ahora presidenta de comprar el teatro Albéniz, decide muy poco tiempo después no incoar las actuaciones administrativas que menciono a continuación para proteger al teatro.

En efecto, con fecha 17 de mayo de 2007 un conjunto de ciudadanos entre los que se encuentran los ahora deman-dantes solicitaron a la Comunidad de Madrid que “1. …previa incoación del correspondiente expediente adminis-trativo y, seguidos los preceptivos trámites de audiencia e información pública en los términos que se especifican en el apartado III. 3 del cuerpo del presente escrito, sea declarado Bien de Interés Cultural el teatro Albéniz, sito en la calle Paz nº 11 de Madrid, en los términos del artículo 9 de la ley 10/1998, de 9 de julio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. El contenido de dicha declaración habrá de hacerse en los términos previstos en la Ley y, en todo caso, el acuerdo habrá de atenerse a las exigencias de los apartado 2 y 3 del artículo 11 de la Ley. 2. La aplicación inmediata y automática del régimen anticipado de protec-ción y de las medidas cautelares previstas en el artículo 10.4

EVA ALADRO VICO

248

de la Ley. 3. Que, en mérito de lo expuesto en el apartado III. 7 del presente escrito, se solicita a la Administración Autonómica que considere la posibilidad de adquirir o ex-propiar el Teatro Albéniz de Madrid”.

Esta petición se fundó, esencialmente y siguiendo el im-perativo legal, en razones históricas y culturales, distintas de las tenidas en cuenta en el proceso judicial antes menciona-do que giraba en torno a lo arquitectónico.

4. El reclamo fue denegado mediante una resolución fir-mada con fecha 27 de junio de 2007 por el Director Gene-ral de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura y Turismo, D. Javier Hernández Martínez sin que siquiera se emitiera un dictamen jurídico distinto de uno elaborado con anterioridad en relación al mismo hecho, pero sin ar-gumentaciones jurídicas expuestas por los ciudadanos que provocaron su producción. El principal informe que le permitió desestimar la solicitud fue emitido en un folio y medio por una funcionaria de la Dirección General de Pa-trimonio Histórico -que, curiosamente, reconoce el hecho cultural del teatro Albéniz- de las cuales se pueden rescatar siete líneas directamente relacionadas con el pedido de pro-tección, dado que el resto son consideraciones sólo intro-ductorias o referidas a cuestiones no estrictamente vincula-das con el “hecho cultural” que supone el teatro Albéniz. El otro informe tenido en cuenta fue el de Luis Serrano Mu-ñoz de fecha 8 de julio e 2007 en el que inexplicablemente confunde, como ser verá más adelante, lo arquitectónico con lo histórico cultural en tanto extrae conclusiones sobre lo cultural luego de un análisis sobre lo arquitectónico.

5. Contra esa decisión, el 23 de julio de 2007 se interpuso Recurso de Alzada el cual fue denegado mediante resolu-ción del Consejero de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid de fecha 22 de octubre de 2007.


249

6. Con fecha 20 de diciembre de 2007 se inició el proceso contencioso-administrativo en cuyo marco se viene a forma-lizar ahora demanda contencioso-administrativa.

En este juicio se pretende anular los actos administrativos que se fundan en el juicio técnico realizado por los funcio-narios intervinientes que culminó con el rechazo de la peti-ción de que se declare al teatro Albéniz como Bien de In-terés Cultural.

Se entiende, como se verá más adelante, que no cabía un obrar discrecional de los órganos de la Comunidad de Ma-drid. Por el contrario, la Comunidad debía decidir en el marco de una actividad reglada que resulta plenamente revi-sable en sede judicial.

Por lo demás, como se verá seguidamente, las decisiones cuestionadas de “no incoar” el expediente administrativo de declaración de Bien de Interés Cultural suponen el ejercicio de una competencia que no tenían. De los propios razona-mientos se deduce que los funcionarios creían que debían juzgar la excepcional relevancia del teatro Albéniz cuando eso le correspondía al Consejero de Cultura y Turismo, pe-ro luego de la tramitación del expediente.

7. Frente a la necesidad de preservar derechos se formaliza esta demanda sin que se hayan completado satisfactoria-mente las actuaciones administrativas solicitadas. En efecto, como surge de estas actuaciones, se requirió expresamente que se adjuntaran los informes y dictámenes administrativos obrantes en la Comunidad de Madrid en relación al teatro Albéniz y los mismos no han sido aportados hasta el mo-mento limitándose la Comunidad de Madrid a ajuntar un índice de una de esas actuaciones (la vinculada con el Plan Urbanístico) aduciendo el excesivo volumen de las mismas.

Por otra parte, se ha de indicar que la reciente presenta-ción como codemandado del Ayuntamiento de Madrid a

EVA ALADRO VICO

250

través de su letrado, D. Ildefonso Madroñero Peloche no ha sido requerida por esta parte. No se ha demandado al Ayun-tamiento de Madrid, ni se considera que resulte parte inte-resada en los términos del artículo 49 de la Ley de la Juris-dicción Contencioso-Administrativa. Es verdad que en el requerimiento que culminó con esta presentación del Ayun-tamiento se dio a entender en el oficio que en este pleito se debatía la legalidad de la Revisión del Plan General de Or-denación Urbana de Madrid de 1997, pero en realidad lo que interesa a esta parte no es eso sino los antecedentes ad-ministrativos obrantes en la Administración –ya sea en la Comunidad o en el Ayuntamiento- vinculados con el teatro Albéniz. En la tramitación de la declaración de Bien de In-terés Cultural que motiva este pleito, ninguna participación formal ni sustancial le cabe al Ayuntamiento de Madrid a tenor de la ley 10/1998 de Patrimonio Histórico de la Co-munidad de Madrid en el trámite que precede a la decisión de incoación (si este procedimiento se hubiere llevado ade-lante, sí le hubiera cabido intervenir). De allí que se estima que el propio Ayuntamiento de Madrid, a través de sus le-trados, habrá de manifestar similares consideraciones en el marco de sus próximas actuaciones procesales. A todo even-to, y a los efectos e evitar indefensión, estas aseveraciones pueden considerarse suficiente sustento y pedido de revisión en los términos indicados en la resolución notificada el día 18 de noviembre.

FUNDAMENTOS DE DERECHO DE ORDEN JURÍDICO PROCESAL Primero.- Jurisdicción y Competencia:


251

Es competencia del Tribunal Superior de Justicia de Ma-drid entender en las causas contencioso-administrativas contra actos administrativos provenientes de la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid. Los ac-tos que se atacan son: la Resolución del Director General de Patrimonio de 27 de junio de 2007 y el acto que la confir-ma contenido en la Orden del Consejero de Cultura y Tu-rismo de la Comunidad de Madrid mediante el que deses-tima el Recurso de Alzada interpuesto contra aquélla.

Segundo. – Legitimación. Representación. Actos impug-nados.

Beltrán Gambier y Eva Aladro Vico se encuentran legiti-mados al ser quienes promovieron, entre otros ciudadanos, la declaración de Bien de Interés Cultural del teatro Albéniz e impugnaron, después, mediante Recurso de Alzada, el ac-to de rechazo de esa petición agotando con ello la vía admi-nistrativa que habilita la vía procesal contencioso-administrativa que ahora se ejercita.

La representación de Beltrán Gambier y Eva Aladro Vico ya ha quedado formalizada en estas actuaciones.

Los actos que se impugnan mencionados en el apartado primero obran, además, agregados en el Expediente Admi-nistrativo acompañado por la Comunidad de Madrid.

B) DE ORDEN JURÍDICO MATERIAL O DE FON-DO

I. Nulidad del acto administrativo contenido en la Orden del Consejero de Cultura y Turismo, D. Santiago Fisas Ayxelá de fecha 22 de octubre de 2007 y consiguiente nuli-dad de la resolución firmada con fecha 27 de junio de 2007 por el Director General de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura y Turismo, D. Javier Hernández Martínez

EVA ALADRO VICO

252

Tanto el acto administrativo contenido en la Orden del Consejero de Cultura y Turismo, D. Santiago Fisas Ayxelá, de fecha 22 de octubre de 2007, como la resolución de fe-cha 27 de junio de 2007 emitida por el Director General de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura y Turis-mo, D. Javier Hernández Martínez, son nulos por lo que deben ser anulados por resultar violatorios de numerosas disposiciones legales y constitucionales, tal como se ex-pondrá a lo largo de este escrito.

En especial, y de un modo liminar, deseo hacer mención a la flagrante violación al derecho de defensa. En efecto, no sólo el Consejero de Cultura y Turismo no trata en su deci-sión todas las cuestiones propuestas en el Recurso de Alzada contra la decisión del Director General de Patrimonio Histórico de fecha 27 de junio de 2007, sino que en el mismo se realizan consideraciones incorrectas y dogmáticas que permiten colegir un deficiente e incluso inexistente tra-tamiento de los argumentos dados en el mismo.

El Consejero de Cultura y Turismo, Santiago Fisas Ayxelá, lejos de ejercer a fondo la función revisora que le cabe con base en el principio de jerarquía vigente en toda organización administrativa, se limita a sostener, sin nuevos argumentos, que las valoraciones técnicas hechas con carác-ter previo a la decisión denegatoria del entonces Director General de Patrimonio Histórico fueron correctamente rea-lizadas y que resultaron suficientes para motivar el rechazo de la petición de declarar Bien de Interés Cultural al teatro Albéniz y el hecho cultural que representa. Lo esencial se encuentra en el dictamen de un folio y medio suscripto por Pilar Merino Muñoz en el que, pese a las consideraciones adversas fundadas en sólo siete líneas, se valora y reconoce la importancia del hecho cultural del teatro Albéniz.


253

Puede apreciarse la llamativa insistencia en el argumento de que se solicitaron todos los informes necesarios para lle-gar a la conclusión que se arribó. Pero ninguno de los fun-cionarios intervinientes se cita en concreto el escueto dicta-men recién mencionado.

En el Recurso de Alzada sosteníamos, por el contrario, que los informes resultaban claramente insuficientes y que dada la relevancia histórica y cultural del teatro Albéniz, es-taban dadas las condiciones para la incoación del trámite de la solicitud de declaración de Bien de Interés Cultural. Bas-ta apreciar el clamor de los sectores culturales en el dossier de prensa agregado en estas actuaciones recientemente por la Comunidad de Madrid y que integró como adjunto el es-crito inicial presentado pidiendo la protección del teatro Albéniz.

Santiago Fisas Ayxelá, con su acto mediante el que con-firmó que la “no incoación” fue ajustada a derecho, ha vul-nerado la letra y el espíritu de la Ley 10/1998, en tanto la decisión sobre la declaración de Bien de Interés Cultural no puede decidirse con la opinión de unos pocos funcionarios, sino con la intervención del público y de funcionarios y en-tidades de mayor relevancia que garantizaran la indepen-dencia del poder político de turno, tal como lo prevé el artí-culo 10 de dicho cuerpo normativo.

Esta es la esencia del planteo que se trae a la decisión ju-dicial.

En efecto, el desacierto de la decisión del Consejero de Cultura y Turismo se hace evidente con la frase contenida en la página 3 del Informe del Director General de Patri-monio Histórico, D. José Luis Martínez-Almeida Navas-qües, de fecha 20 de septiembre, en la que se alude expre-samente a la valoración realizada sobre si el teatro Albéniz reúne o no los valores necesarios para su declaración como

EVA ALADRO VICO

254

Bien de Interés Cultural. Esto es un error. Insisto, el legisla-dor no quiso que este crucial análisis quedara en manos de unos pocos funcionarios, como ha ocurrido en este caso con un escueto dictamen, el de Pilar Merino Muñoz.

Los funcionarios intervinientes sólo debían constatar si había elementos suficientes para incoar el procedimiento, ¡vaya si los hay! ¡vaya clamor popular y de las gentes de la cultura por la defensa de un teatro!

Pero debían dejar la valoración final en manos del órgano administrativo, Consejería de Cultura y Turismo de la Co-munidad de Madrid, quien luego de la intervención del público a través del período de información pública previs-to, y de la intervención del Ayuntamiento de Madrid, del Consejo Regional del Patrimonio Histórico y las Reales Academias, de los Colegios Profesionales, de los Departa-mentos Universitarios y de cualquier otro organismo públi-co que se considerare oportuno a la vista de la naturaleza del teatro Albéniz, hubiera estado en condiciones de decidir si correspondía la declaración de Bien de Interés Cultural del teatro Albéniz (artículo 10 de la ley 10/1998, de 9 de julio).

El juicio técnico realizado por los funcionarios intervi-nientes –ya hemos aludido al escueto dictamen de Pilar Me-rino Muñoz- que culminó con el rechazo de la petición de que se declare al teatro Albéniz como Bien de Interés Cul-tural, no supone, en su conjunto, el ejercicio de una activi-dad discrecional de los órganos de la Comunidad de Ma-drid. Supone, por el contrario, el ejercicio de una actividad reglada en tanto la existencia o no de razones que justifi-quen la declaración de Bien de Interés Cultural nos colocan dentro de los denominados “conceptos jurídicos indetermi-nados”. Por lo tanto, el juicio según el cual se considera si hay interés cultural en relación a un bien es plenamente re-


255

visable judicialmente. Es lo que se pretende con este proce-so.

Si el juicio final sobre la existencia o no de razones que justifiquen la declaración de un Bien de Interés Cultural -en un procedimiento en el que se hubiere decidido la inco-ación- es revisable, lo que no tuvo lugar en este caso porque no se abrió el trámite, con mayor razón lo será el acto ad-ministrativo que decide la “no incoación” de las actuaciones contenido en la decisión del Director General de Patrimo-nio Histórico de fecha 27 de junio de 2007. Esta decisión integra, junto con la del Consejero de Cultura y Turismo, Santiago Fisas Ayxelá, la materia a debatir en este pleito contencioso- administrativo.

En materia de declaraciones de Bien de Interés Cultural, pocos casos se presentan como el del teatro Albéniz en el que hay un verdadero y generalizado clamor por su preser-vación proveniente de los ambientes culturales más jerar-quizados de España y del mundo.

La enorme relevancia de estos apoyos, que la Comunidad de Madrid conoce muy bien porque están contenidos mu-chos miles de ellos en las peticiones concretas que obran agregadas al Expediente Administrativo, generaba la necesi-dad de iniciar el trámite legal previsto en la Ley 10/98. Abortarlo con las exiguas e insuficientes opiniones de unos pocos funcionarios –en particular menciono las pocas pero decisivas líneas que Pilar Merino Muñoz dedicó al fondo del asunto- supuso una conducta contraria a derecho.

II. Síntesis de los argumentos vertidos en el acto adminis-

trativo del Consejero de Cultura y Turismo de la Comuni-dad de Madrid para rechazar el Recurso de Alzada contra la decisión del Director General de Patrimonio Histórico de 27 de junio de 2007

EVA ALADRO VICO

256

Para rechazar el Recurso de Alzada interpuesto contra la

decisión del Director General de Patrimonio Histórico de fecha 27 de junio de 2007, el acto del Consejero de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid consideró, en lo esencial, lo siguiente:

las afirmaciones contenidas en el Recurso de Alzada, aun-

que legítimas, son meras opiniones sin virtualidad jurídica para revisar la resolución recurrida porque la Dirección Ge-neral de Patrimonio Histórico ha fundamentado su decisión de denegación en razones objetivas apoyadas en una serie de informes técnicos que revelan que ni desde el punto de vista arquitectónico, ni de la perspectiva de “hecho cultural”, se dan en el teatro Albéniz las condiciones de excepcional rele-vancia necesarias para incoar expediente de declaración con-forme a la Ley 10/1998 (Fundamento Jurídico Segundo).

No se consideran relevantes las alegaciones que versan so-

bre la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid del 3 de junio pues, aunque apoya los criterios técnicos sos-tenidos por la Dirección General de Patrimonio Histórico, no forma parte del núcleo esencial de los argumentos de fondo esgrimidos por la misma y que motivan la denega-ción de la solicitud (Fundamento Jurídico Segundo).

Se ha procedido correctamente, en términos procedimen-

tales, con la solicitud de incoar, para el Teatro Albéniz, la declaración de Bien de Interés Cultural (Fundamento Jurí-dico Tercero).


257

En el Recurso de Alzada no se concretan qué cuestiones de la solicitud no fueron tratadas en la resolución recurrida ni en qué lesiona la vigencia del principio de legalidad.

III. Refutación de los argumentos expresados en el acto

administrativo contenido en la Orden del Consejero de Cultura y Turismo, D. Santiago Fisas Ayxelá, de fecha 22 de octubre de 2007

(1) Consistencia de las argumentaciones contenidas en el

Recurso de Alzada. Estas no consisten, como se pretende, en meras opiniones sin virtualidad jurídica. Permiten poner de manifiesto que no se ha valorado conforme a derecho las circunstancias que exigen tramitar al teatro Albéniz como Bien de Interés Cultural

En el acto contenido en la Orden del Consejero de Cul-tura y Turismo se expresa que las afirmaciones contenidas en el Recurso de Alzada, aunque legítimas, son meras opi-niones sin virtualidad jurídica para revisar el criterio de la Dirección General de Patrimonio Histórico.

Esta es una afirmación dogmática al resultar carente de todo fundamento en tanto no se funda en ninguna nueva argumentación técnica surgida del expediente distinta de las ya conocidas al momento de recurrir –en especial aludo al exiguo dictamen de la Jefa del Área de Inventarios y Docu-mentación, Pilar Merino Muñoz-, ni es siquiera el producto del análisis de los argumentos vertidos en el Recurso de Al-zada.

En efecto, basta con leer lo que se dice a continuación pa-ra comprobarlo. Se expresa, pues, que la denegación se ha fundamentado en razones objetivas apoyadas en una serie de informes técnicos –claramente exiguos e insuficientes- que revelan que ni desde el punto de vista arquitectónico, ni

EVA ALADRO VICO

258

de la perspectiva de “hecho cultural”, se dan en el teatro Albéniz las condiciones de excepcional relevancia necesarias para incoar expediente de declaración conforme a la Ley 10/1998 (Fundamento Jurídico Segundo).

La excepcional relevancia no es necesaria para decidir la incoación del expediente sino para decidir la propia declara-ción de Bien de Interés Cultural.

El error es evidente. Esa suerte de “fumus boni iuris” re-querida para la incoación sí estaba, como se repetirá hasta el cansancio, presente. La excepcional relevancia, de manera definitiva, habría de juzgarse después, en el trámite que ar-bitrariamente no se abrió.

Lo que pareciera que ha hecho el Consejero de Cultura y Turismo es releer los dictámenes que en su día se emitieron –lo que no le habrá demandado mucho tiempo dada la bre-vedad de los mismos- y considerarlos, ahora, suficientes y definitivos. Pero no se hace cargo, como corresponde en un Estado de Derecho, de la crítica razonada de los mismos formulada en el Recurso de Alzada, en especial en el punto 2 (b) del mismo.

Así, Santiago Fisas Ayxelá no entra a considerar, siquiera mínimamente, lo dicho en el Recurso de Alzada de que el acto atacado hacía una excesiva consideración de las cues-tiones arquitectónicas cuando éstas, como queda expresado en el escrito inicial, no son las que sustentan el pedido de declaración de Bien de Interés Cultural. Este desacierto, que supone la aplicación de argumentos inconducentes, genera, por sí solo, la nulidad del acto.

Tampoco se hace cargo Fisas Ayxelá del argumento de que fue la propia Comunidad de Madrid la que, en su día, defendió los valores que llevaron a la protección del edificio y del uso teatro. En efecto, no sólo lo hizo a través de la Re-visión del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid


259

de 1997, sino que lo hizo a través de la defensa de la Co-munidad de Madrid en el pleito que culminó con la senten-cia del Tribunal Superior de Justicia de 3 de junio de 2003. Esto surge, en parte, de las actuaciones administrativas con-tenidas en el Expediente Administrativo arrimado por la Comunidad de Madrid en donde está agregado el Recurso de Casación interpuesto contra dicha sentencia y que se ha transcripto parcialmente al inicio de este escrito.

Veremos ahora cómo ésta es la trampa jurídica argumen-tal de la que Santiago Fisas Ayxelá no puede salir. En ese pleito recayó una sentencia que ahora está firme. Esa sen-tencia es la que Fisas Ayxelá no se cansó de invocar para de-cir que no podía tramitar la declaración de Bien de Interés Cultural. Ahora, en cambio, al resolver el Recurso de Alza-da, viene a decir que ese argumento no es sustancial y que en realidad no es necesario porque hay argumentos que permiten decir que no hay razones históricas ni culturales que avalen la protección que se pretende. Ya se ha dicho que esos dictámenes carecen de una razonada fundamenta-ción.

Como no es posible que el mismo teatro sea susceptible de merecer la protección (como en su día la tuvo) y de no merecerla (como ocurre ahora), Fisas Ayxelá invocaba un óbice legal que finalmente tuvo que abandonar. Lucía bien ante los legos el argumento de que había una situación jurí-dica de “cosa juzgada” que impedía reabrir el debate.

Pero como sus asesores le dijeron ahora, y esto surge del dictamen que precede su acto, que ese argumento carece de consistencia y no es decisivo. Le dicen que debe acudir a otros, ya de fondo, que son los que en su día avalaron la de-cisión del Director General de Patrimonio.

Y en esta nueva línea no le conviene hacer ninguna men-ción a todos las expresiones dadas por los ciudadanos y por

EVA ALADRO VICO

260

la gente de la cultura a favor del teatro Albéniz que surgen, como se aprecia, del Expediente Administrativo.

¿Porqué? Porque si lo hace alguien le podrá decir: ¿pero no es ver-

dad que la ley 10/1998 establece la información pública y la intervención de organismos y entidades ajenos a la Comu-nidad de Madrid para la verificación de la existencia de las razones que justifican la declaración de Bien Cultural de un bien?

Como la respuesta afirmativa se impone, Fisas Ayxelá pre-fiere ser él quien con sus propios asesores técnicos decide al-go que la Ley 10/1998 no quería que se decidiera sin un debate profundo, plural e independiente. De esta manera Fisas Ayxelá ha contrariado con su accionar la voluntad del legislador.

En efecto, con todas las manifestaciones a favor del teatro Albéniz, sumadas a las valoraciones de la propia Comuni-dad de Madrid cuando defendió judicialmente las normas que protegían al Albéniz, la incoación del expediente resul-taba a todas luces recomendable, preceptiva.

Incoar, eso era lo que correspondía. Pero él decidió, ilegí-timamente, confirmar la decisión de su inferior de “no in-coar” fundada en dictámenes que no entraron, como debie-ron, a considerar el tema debatido.

Cabe resaltar el hecho de que los funcionarios técnicos in-tervinientes ni siquiera se animaron a afirmar que el teatro Albéniz no reúne las condiciones para ser declarado Bien de Interés Cultural. Dicen que no “reuniría” esas condiciones. Y llegan a esa conclusión luego del ya desacertado enfoque que pone el énfasis en lo arquitectónico. En este sentido es que se pronuncia Luis Serrano Muñoz en su informe de fe-cha 8 de junio de 2007, quien no logra distinguir lo arqui-tectónico de lo histórico y cultural. En efecto, extrae con-


261

clusiones sobre lo cultural luego de un análisis sobre lo ar-quitectónico. La lectura de ese informe así lo demuestra.

Lo arquitectónico no tiene aquí nada que ver. Mientras que para valorar el “hecho cultural” como lo

sostuvimos en el Recurso de Alzada, el acto administrativo de rechazo dictado por el Director General de Patrimonio hace un brevísimo e insuficiente repaso de las actividades del Albéniz.

Sobre el particular, se podrá apreciar además una flagrante contradicción. En efecto, luego de considerarse que no “…cabe duda del interés que el patrimonio cultural intan-gible suscita hoy día, tanto en la dinámica social como des-de las Instituciones. Ello deriva en una enorme sensibiliza-ción respecto de la salvaguarda, cuestión que se ha traduci-do en múltiples Recomendaciones de la UNESCO y de otras Organizaciones internacionales; en las disposiciones normativas de los diferentes países y, como no podría ser de otra manera, en la legislación de las Comunidades Autó-nomas relativas a su Patrimonio Histórico”, a renglón se-guido se considera que en el caso que lo sucedido en el tea-tro Albéniz, pese a que se reconoce el valor cultural de las actividades desarrolladas en el Teatro Albéniz, “difícilmen-te pueden ser consideradas como una forma singular de ex-presión en relación con la cultura de Madrid, pues dichas actividades no se encuentran indisolublemente unidas al edificio del Teatro Albéniz, pudiendo desarrollarse, como de hecho sucede, en cualesquiera otros teatros o espacios de la ciudad, o en teatros o espacios de otras ciudades” (dicta-men de Pilar Merino Muñoz de fecha 13 de junio de 2007, agregado al Expediente Administrativo).

Este argumento que acabamos de transcribir es uno de los centrales para rechazar la tramitación del pedido de declara-ción de Bien de Interés Cultural.

EVA ALADRO VICO

262

Ese juicio es el que se debe revisarse. O, más bien, lo que debe considerarse es que no le competía al Director General entrar en la materia que le cabía, luego de la incoación y del amplio y completo debate, al Consejero de Cultura y Tu-rismo.

He aquí la clara evidencia de la antijuricidad de lo obra-do.

Sin embargo, esta conclusión que dimana del discerni-miento de sólo un funcionario técnico, prescinde, sin dar razón para ello, de todas las afirmaciones en sentido contra-rio de miles de ciudadanos y de cientos de intelectuales que piensan lo contrario.

¿Deben claudicar miles de intelectuales y ciudadanos por lo que dicen sólo dos funcionarios (uno que dedica siete líneas al tema y otro que se olvidó de que lo arquitectónico ya había sido tratado en otro pleito)?

No. Es la hora de la justicia que se viene a reclamar. La prensa ha recogido muchísimas de estas expresiones.

Valga una como ejemplo: la Unión de Actores de Madrid publicó una extensa nota en el diario El País sosteniendo lo contrario que sostiene Pilar Merino Muñoz, con fecha 13 de junio de 2007, en el informe de un folio y medio obran-te en el Expediente Administrativo. Decían los actores: “los teatros guardan también el espíritu de los artistas intérpretes que han creado y trabajado en ellos, los ecos de las voces y de los instrumentos, textos y músicas y los movimientos de los bailarines dibujados en el aire. Pero también guardan los momentos de disfrute, de emoción del público que en tan-tos años ha pasado por sus butacas, en gran medida ocupa-das por otros artistas y por representantes políticos y admi-nistrativos. Un teatro lo guarda todo”

Todo esto fue expresado en el Recurso de Alzada, pero Santiago Fisas Ayxelá soslaya arbitrariamente su tratamien-


263

to, como ya dijimos, con una convalidación -carente de jus-tificación y análisis- de lo dicho por una sola funcionaria en lo esencial y por otro que desacierta totalmente el enfoque al confundir lo arquitectónico con lo histórico- cultural en tanto extrae conclusiones sobre lo cultural luego de un aná-lisis sobre lo arquitectónico (dictamen de Luis Serrano Mu-ñoz, Jefe del Área de Protección del Patrimonio Mueble e Inmueble, de fecha 8 de julio de 2007, agregado al Expe-diente Administrativo).

De allí la ya mencionada denuncia de violación a la de-fensa en el marco del procedimiento administrativo que culminó con el rechazo del recurso mencionado.

(2) Alcance de las alegaciones que versan sobre la senten-cia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid del 3 de ju-nio de 2003

Es interesante lo que se expresa, a este respecto, en el acto administrativo contenido en la Orden del Consejero de Cultura y Turismo, D. Santiago Fisas Ayxelá, de fecha 22 de octubre de 2007. Mientras como ya se dijo este funcio-nario se cansó de repetir que no se podía declarar Bien de Interés Cultural al teatro Albéniz por el impedimento que suponía la sentencia de Tribunal Superior de Justicia de Madrid de fecha 3 de junio de 2003, ahora se dice que no se “consideran relevantes las alegaciones que versan sobre la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid de 3 de junio de 2003 pues, aunque apoya los criterios técnicos sostenidos por la Dirección General de Patrimonio Históri-co, no forma parte del núcleo esencial de los argumentos de fondo esgrimidos por la misma y que motivan la denega-ción de la solicitud”.

Este curioso modo de razonar del Consejero de Cultura y Turismo, D. Santiago Fisas Ayxelá, nos releva de mayores disquisiciones. No refuta la argumentación dada contra lo

EVA ALADRO VICO

264

que venía sosteniendo como óbice para tramitar la declara-ción de Bien de Interés Cultural del teatro Albéniz. Si bien no se llega a aceptar nuestra argumentación se dice, en otros términos, que si ese argumento prosperara la denegatoria tiene otro fundamento.

Me remito a lo ya expresado en el punto anterior en el sentido de que queda claro que Santiago Fisas Ayxelá se percató de que este argumento no tenía consistencia y era mejor fortalecer la línea de la inexistencia de valores históri-cos y culturales del teatro Albéniz.

Ya en el Recurso de Alzada expresamos que del dictamen producido en su día por la Letrada Jefe del Servicio Jurídico en la Consejería de Cultura y Deporte, Dña. Ana Sofía Sánchez San Millán, que ahora obra en el Expediente Ad-ministrativo, surgía la clara preocupación que generaba el hecho de que la incoación del expediente derivaba en la in-mediata aplicación de medidas cautelares. He aquí una prueba de la desviación de poder que supuso el acto del Di-rector de Patrimonio que también se controvierte en este juicio, que se basó en ese razonamiento. Dijimos que no re-sulta admisible el razonamiento allí expuesto en tanto tras-unta la siguiente e inaceptable idea: dado que la incoación del expediente genera la aplicación de medidas cautelares, el instituto debe ser de aplicación restrictiva. Dijimos tam-bién, que con esa interpretación desafortunada se impedía el procedimiento que permitiría el amplio debate técnico so-bre los valores históricos y culturales del teatro Albéniz que permitan su declaración como Bien de Interés Cultural.

¿Dónde está la refutación de lo antes expresado? No existe. La desviación de poder, como vicio del acto

administrativo, no ha sido siquiera considerada por Fisas Ayxelá pese a lo decisivo de la cuestión.


265

(3) Incorrecto proceder de la Comunidad de Madrid, en términos procedimentales, respecto de la solicitud de inco-ar, para el Teatro Albéniz, la declaración de Bien de Interés Cultural (Fundamento Jurídico Tercero). Lo atinente a la falta de concreción de las cuestiones de la solicitud no fue-ron tratadas en la resolución recurrida ni en qué lesiona la vigencia del principio de legalidad

En el acto que se ataca, en el Fundamento Jurídico Terce-ro, se expresa que desde el punto de vista jurídico, las alega-ciones con más enjundia son las que cuestionan el procedi-miento seguido en la resolución de denegación de la solici-tud de incoación.

Ni en esto estamos de acuerdo, pese al elogio que supone esa afirmación.

Los temas tratados sobre estas cuestiones son las que si-guen:

1. Si la sola presentación de la solicitud supone la aplica-

ción de medidas provisionales. Esta cuestión carece de relevancia a esta altura del debate.

Si a través de este recurso contencioso-administrativo se lo-gra volver al estadio procedimental de incoación, será una cuestión del órgano administrativo valorar en su día, si ese día llega, si proceden o no esas medidas provisionales. No tiene sentido discutir ahora las consecuencias jurídicas de una situación jurídica hipotética.

2. Inexistencia de solicitud de dictámenes de organismos especializados violatorios del procedimiento establecido. In-observancia de las reglas esenciales para la formación de la voluntad administrativa.

En los fundamentos del acto atacado se alude a la especia-lidad del procedimiento de declaración de un Bien de In-terés Cultural.

EVA ALADRO VICO

266

Nada que objetar a esa consideración. Seguidamente, se formula un análisis descriptivo de las

normas de la Ley 10/1998 vinculadas con la tramitación del expediente de declaración de Bien de Interés Cultural y su relación con la LRJPAC. Se analiza la diferencia entre inco-ación de oficio e incoación a pedido de parte. Se alude tam-bién a la naturaleza de la intervención de la Comunidad de Madrid en esta materia.

Luego de esas consideraciones, se expresa que la Adminis-tración ha procedido correctamente en relación con la soli-citud de incoar, para el Teatro Albéniz, la declaración de Bien de Interés Cultural dado que se pidieron los informes técnicos necesarios que desaconsejan la especial protección que se pide para el teatro Albéniz.

Y a renglón seguido se dice: “Dado que, por los motivos antes señalados, el procedimiento no se ha llegado a incoar conforme a lo establecido por la Ley 10/1998, no proceden las alegaciones de que no se han solicitado dictámenes de organismos especializados: de que no se ha aplicado (y tam-bién la petición de que se aplique) inmediata y automáti-camente el régimen anticipado de protección; de que se ha prescindido del procedimiento legalmente establecido; y de que no se han observado las reglas esenciales para la forma-ción de la voluntad de los órganos colegiados, pues este tipo de alegaciones tiene como presupuesto que el procedimien-to ya se ha incoado mediante el acto correspondiente. Por todo lo anterior, tampoco procede la anulación, pues se ba-sa en esas alegaciones”.

Difícil es desentrañar tanta confusión y mezcla de concep-tos, pero lo haremos reiterando la imperiosa necesidad de reabrir la instancia administrativa de incoación para la tra-mitación de la protección para el teatro Albéniz. Pareciera que Fisas Ayxelá no considera que se pueda entender la di-


267

ferencia entre dictámenes previos a un acto administrativo -llamémosle ordinario-, de los dictámenes que le ley previó para el gran debate previo a la declaración de Bien de In-terés Cultural.

Cabe señalar que si se entiende la diferencia entre unos y otros, al menos esta parte las entiende, los dictámenes que se reclaman no son los segundos, sino los primeros.

En otros términos, lo que se expresó en el Recurso de Al-zada fue que correspondía pedir opiniones especializadas externas con independencia de las que se deberían pedir si se hubiera abierto el procedimiento de declaración de Bien de Interés Cultural.

Cuando dijimos que no se habían observado las reglas esenciales para la formación de la voluntad de los órganos colegiados hacíamos una mención textual del artículo 62. 1, e) de la LRJPAC queriendo significar, en realidad, que lo que no se había observado eran las reglas esenciales para la formación de la voluntad de los órganos administrativos, con independencia de si fueran colegiados o no.

Se mantiene plenamente esta argumentación en tanto la exigua valoración realizada por los cuestionados informes técnicos debió ser contrastada con opiniones independien-tes, tal como se señaló en el Recurso de Alzada, aún antes de la incoación del trámite tantas veces mencionada.

Era obligación de la Comunidad de Madrid la búsqueda de la verdad jurídica objetiva a la hora de emitir una valora-ción sobre la existencia o no de razones para incoar el trámi-te de protección del teatro Albéniz. Máxime cuando la pro-tección del teatro Albéniz fue defendida por ella misma du-rante más de un lustro y era y es manifiesto el clamor popu-lar y cultural.

Es cierto que si se pedían dictámenes a quienes en su día se habían pronunciado por la necesidad de protección, es

EVA ALADRO VICO

268

posible que dejaran en descubierto la nueva línea de la Co-munidad de sepultar las vías para la protección del teatro.

Esto supone, insistimos, la prescindencia del procedi-miento legalmente establecido cuál es el establecido en el artículo 10 de la Ley 10/1998.

Reiteramos, entonces, que los actos impugnados, en su conjunto, resultan nulos en los términos del art. 62 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Admi-nistrativo Común. Son actos viciados en el elemento objeto, les falta causa y carecen de motivación.

Los actos atacados lesionan derechos de amparo constitu-cional (el derecho de defensa -al no tratar buena parte de las cuestiones propuestas tanto en el tratamiento de la petición inicial como durante el trámite del Recurso de Alzada)- y resultan violatorios del derecho a la vigencia del principio de legalidad que en este caso suponen que la Administra-ción, en el ejercía facultades regladas, debía hacer un juicio técnico adecuado para decidir sobre la protección solicitada.

El obrar administrativo cuestionado no se fundaba en fa-cultades discrecionales por lo que la existencia o no de ra-zones para declarar Bien de Interés Cultural es plenamente revisable.

Ni siquiera se pidió un nuevo dictamen jurídico en una cuestión tan importante para la cultura madrileña.

Veamos. El acto inicial del Director General de Patrimo-nio Histórico fue dictado prescindiendo total y absoluta-mente del procedimiento legalmente establecido. Además de no realizarse el amplio debate diseñado por el legislador, como señalamos en el Recurso de Alzada, ni siquiera se soli-citó un nuevo dictamen jurídico y se decidió no incoar el expediente teniendo en cuenta los perjuicios que podrían ocasionarse al propietario. Por eso decíamos en el Recurso


269

de Alzada que estamos ante un fraude de ley en términos procedimentales toda vez que se ha realizado un procedi-miento de admisión no previsto por la ley generando una decisión tomada por un funcionario que nunca pudo, con-forme a derecho, entrar a considerar el fondo del asunto en tanto esto requería de la intervención de los órganos y de la instituciones previstos en la Ley 10/1998.

Esta ley establece un procedimiento garantista de la auto-nomía en materia cultural que es universalmente aceptada y que exige que los funcionarios se integren, en esta materia, con especialistas reconocidos que no dependan de la Admi-nistración.

En estas condiciones, resulta difícil comprender como se puede aseverar, como se lo hace en el acto que rechaza el Recurso de Alzada, que se ha procedido correctamente, en términos procedimentales, con la solicitud de incoar, para el teatro Albéniz, la declaración de Bien de Interés Cultural (Fundamento Jurídico Tercero).

El resultado que se espera de este proceso judicial será la prueba de que la no incoación fue contraria a derecho desde el punto de vista procedimental y de fondo.

Finalmente también resulta inverosímil que se diga que en el Recurso de Alzada no se concretan qué cuestiones de la solicitud no fueron tratadas en la resolución recurrida, ni en qué lesiona la vigencia del principio de legalidad.

En este sentido, es claro que la obstinada falta de lectura del Recurso de Alzada permite una aseveración como la precedente. Los argumentos fueron expuestos y reiterados y en cada caso se indica si se trató o no y, en su caso, si el tra-tamiento fue adecuado.

Y para confirmar este aserto desarrollamos un capítulo más que podría considerarse innecesario por lo dicho hasta ahora.

EVA ALADRO VICO

270

IV. A mayor abundamiento y para una mejor visualiza-ción de lo expresado precedentemente, se transcriben los ar-gumentos del Recurso de Alzada y se comenta su falta de tratamiento o su deficiente tratamiento

Pese a que con lo expresado en el capítulo anterior se en-

tiende haber dado acabado fundamento a la pretensión pro-cesal de nulidad que se esgrime, a los efectos de una más completa visualización de los defectos formales y sustancia-les que se presentaron en el trámite y consideración del Re-curso de Alzada, se transcriben seguidamente los argumen-tos del mismo y el tratamiento que han tenido en los actos administrativos que se impugnan.

1. Sosteníamos en el punto 1.1. del Recurso de Alzada

que “la declaración del teatro Albéniz como Bien de Interés Cultural no afecta el derecho de propiedad de sus actuales propietarios. El respeto al derecho de propiedad del dueño del Teatro Albéniz no enerva el derecho de quienes solicitan la protección del bien por razones culturales”

Y decíamos: “El primero de los argumentos tiene que ver con el respeto al derecho de propiedad del actual propieta-rio. No existe intención alguna en los miembros de la Plata-forma de Ayuda al teatro Albéniz que han firmado la dene-gada petición, de que con la protección que se solicita se atente, de algún modo, contra el derecho de propiedad del actual propietario. Cabe señalar, en este sentido, que la de-fensa a ultranza de ese derecho de propiedad en este caso no enerva en modo alguno el poder reaccional que se está ejer-ciendo a través de la acción pública para preservar el patri-monio cultural de los madrileños. Si las restricciones que se piden son generadoras de daños indemnizables, les corres-ponderá a los propietarios reclamarlos y, de ser procedentes,


271

tendrían que ser resarcidos por la Comunidad de Madrid. No se pretende colocar a ellos frente a un sacrificio especial. Las limitaciones a la propiedad en interés público que están en la esencia de toda restricción al dominio relacionada con intereses generales, deben ser indemnizadas al particular que las sufre en las condiciones establecidas por la legislación vi-gente y, en su caso, por la jurisprudencia”.

Este argumento no ha sido tratado y ni siquiera mencio-nado en el acto administrativo contenido en la Orden del Consejero de Cultura y Turismo, D. Santiago Fisas Ayxelá, de fecha 22 de octubre de 2007.

2. Sosteníamos en el punto 1.2. del Recurso de Alzada

que “se puede respetar la sentencia del Superior Tribunal de Justicia de Madrid de 3 de junio de 2003 y al mismo tiem-po declarar al Teatro Albéniz Bien de Interés Cultural o ex-propiarlo. Así lo expresó una Catedrática de Derecho Ad-ministrativo a través de un dictamen que no ha merecido tratamiento alguno por parte de los servicios jurídicos de la Comunidad de Madrid. Lo que la sentencia impide es que una norma urbanística vuelva a catalogar al edificio del Albéniz por razones arquitectónicas”

Y decíamos: “El segundo argumento que se viene reite-

rando desde la Comunidad de Madrid es el de la necesidad de respetar la decisión contenida en la sentencia 3 de junio de 2003. Es este un argumento falaz porque contiene una conclusión inatinente en su esencia. La existencia de ciertos efectos de la sentencia, que no discutimos, no impide la ex-propiación del Albéniz ni su declaración como Bien de In-terés Cultural. Lo que la sentencia impide es que una nor-ma urbanística vuelva a catalogar al edificio del Albéniz por razones arquitectónicas que en su día justificaron la catalo-

EVA ALADRO VICO

272

gación. Pero eso no impide la protección que se pretende por razones históricas y culturales. Nada se dice en el acto que ahora se ataca sobre las consideraciones vertidas sobre esta cuestión en el dictamen de la Catedrática de Derecho Administrativo, Blanca Lozano Cutanda, quien, con toda claridad, despejó las dudas sobre esta cuestión expresando que: “La sentencia dictada por el Superior Tribunal de Jus-ticia de Madrid que dispuso la anulación de normas ur-banísticas que protegían el edificio en el que se encuentra el Teatro Albéniz no resulta un obstáculo para la expropiación del mismo, toda vez que estuvo referida a la catalogación del edificio como tal, por razones de índole arquitectónica, y no tuvo en cuenta el valor del hecho cultural que supone la trayectoria de ese teatro. En este sentido, si se lee con atención el escrito de la Plataforma de Ayuda al Teatro Albéniz de 17 de mayo, se apreciará que el fundamento principal que se desarrolla no es el relacionado con el valor arquitectónico del teatro Albéniz sino el relacionado con su valor histórico y cultural. Hacemos especial hincapié en el “hecho cultural” que supone la trayectoria de ese teatro. Cuando se reitera en el acto que se ataca que la sentencia ya trató la cuestión arquitectónica, se pretende dar la idea de que hay una suerte de cosa juzgada y que ya nada puede hacerse desde el terreno de la protección del patrimonio cultural. Esto no es así. No hay óbice legal alguno para que se declare al teatro Albéniz Bien de Interés Cultural por ra-zones culturales e históricas pese a lo decidido por la sen-tencia en lo que se refiere a su valor arquitectónico, que se considera escaso. Es por todo ello que consideramos equi-vocados los argumentos vertidos en los considerandos del acto que se impugna cuando se sigue reiterando que la de-claración de Bien de Interés Cultural supondría un incum-plimiento de la sentencia de 3 de junio de 2003”.


273

Es interesante lo que se expresa, a este respecto, en el acto administrativo contenido en la Orden del Consejero de Cultura y Turismo, Santiago Fisas Ayxelá, de fecha 22 de octubre de 2007. Mientras este funcionario se cansó de re-petir que no se podía declarar Bien de Interés Cultural al teatro Albéniz por el impedimento que suponía la sentencia de Tribunal Superior de Justicia de Madrid de fecha 3 de junio de 2003, ahora se dice que el argumento no es sustan-cial. Cabe la remisión a lo expuesto en el capítulo anterior.

3. Sosteníamos en el punto 1.3. del Recurso de Alzada que “la preocupación que supuso para los servicios jurídicos la aplicación de las medidas protectores urgentes a partir de la incoación del expediente en el que se debía debatir, con todas las garantías, la existencia o no de razones que justifi-quen la declaración de Bien de Interés Cultural del Teatro Albéniz. Inexistencia de un nuevo dictamen jurídico para avalar lo decidido en el acto que se ataca a través de este Re-curso de Alzada. Múltiples opiniones que debían expedirse por muchos organismos especializados fueron reemplazados por la opinión de una funcionaria que se expidió en un fo-lio y medio”

Y decíamos: “Al tomar vista de las actuaciones y conocer el dictamen producido por la Letrada Jefe del Servicio Jurí-dico en la Consejería de Cultura y Deporte, Dña. Ana Sofía Sánchez San Millán, hemos podido advertir, además de lo antes expresado, la clara preocupación que genera el hecho de que la incoación del expediente genera la inmediata apli-cación de medidas cautelares. En este sentido he de mani-festar que se advierte que el celo puesto en no afectar la si-tuación jurídica del actual propietario no resulta, a mi mo-do de ver, equivalente con el puesto para preservar los inter-eses públicos comprometidos en la preservación de este bien

EVA ALADRO VICO

274

cultural que es el teatro Albéniz. Esto no quiere decir que ese dictamen sea para favorecer a un particular, nada de ello. Pero el enfoque propuesto es equivocado. En efecto, no resulta admisible el razonamiento allí expuesto en tanto trasunta la siguiente idea: dado que la incoación del expe-diente deriva en la aplicación de medidas cautelares, el mismo debe ser de aplicación restrictiva. Por esa interpreta-ción desafortunada se está impidiendo el procedimiento que permitiría el amplio debate técnico sobre los valores históri-cos y culturales del teatro Albéniz que permitan su declara-ción como Bien de Interés Cultural. Con todo respeto a los funcionarios que han intervenido en este expediente hasta el momento, es de resaltar que el legislador quiso otro tipo de debate –en este caso no hubo debate alguno- previendo la intervención de, entre otros organismos, el Consejo Regio-nal del Patrimonio Histórico, de las Reales Academias, de los Colegios Profesionales, de Departamentos Universita-rios, etc. Organismos que pudieren tener idoneidad para expedirse y de cualquier otro organismo público que se con-sidere oportuno a la vista de la naturaleza del bien objeto del expediente de declaración. Con ese espíritu fue que pe-ticionamos en nuestro escrito inicial la intervención de la Real Academia de Bellas Artes, de los Departamentos de Ar-te de las universidades de la región, así como, por ser de to-da congruencia con el espíritu de la norma y con la natura-leza del bien cuya protección se solicita, del Instituto Na-cional de las Artes Escénicas y de la Música del Ministerio de Cultura, de los Conservatorios de Música de la Comu-nidad de Madrid, del Ilustre Colegio de Arquitectos de Madrid y de la Sociedad General de Autores de España. Es-ta lista fue solo indicativa. Lamentablemente, a diferencia de ese completo procedimiento que el legislador estableció y que los madrileños se merecen de sus administradores, el


275

“Informe valorativo sobre la consideración de la actividad desarrollada en el teatro Albéniz como hecho cultural sus-ceptible de ser declarado bien de interés cultural” suscripto por la Jefa del Área de Inventario y Documentación, Dña. Pilar Merino Muñoz con fecha 13 de junio de 2007, cuenta con un folio y medio. Si bien la extensión no es prueba de exactitud, en este caso creemos –y ya volveremos sobre esto más adelante- que el tratamiento de la cuestión fue absolu-tamente insuficiente”.

Sobre esto se dice en el acto administrativo contenido en la Orden del Consejero de Cultura y Turismo, D. Santiago Fisas Ayxelá de fecha 22 de octubre de 2007: “los recurren-tes transmiten en su recurso la idea de que la Dirección Ge-neral de Patrimonio Histórico no ha solicitado los informes o dictámenes oportunos, que se ha alineado en un supuesta defensa de los derechos de los propietarios, y que infravalora tanto la trayectoria cultural del Teatro Albéniz como los numeroso apoyos que ha recibido por parte del mundo de la cultura. Dichas afirmaciones, aunque legítimas, son me-ras opiniones sin virtualidad jurídica para revisar la resolu-ción recurrida. Frente a este tipo de alegaciones hay que hacer constar que, en el presente caso, la Dirección General de Patrimonio Histórico ha fundamentado su decisión de denegación en razones objetivas apoyadas en una serie de informes técnicos. La declaración de Bien de Interés Cultu-ral no es la única solución a la situación del Teatro Albé-niz”.

Como puede apreciarse de las consideraciones transcrip-tas, ningún argumento valedero se esgrime más que la dogmática confirmación de que los informes resultan sufi-cientes y la aseveración de que lo dicho en el recurso son meras opiniones discrepantes que no merecen, siquiera refu-tación.

EVA ALADRO VICO

276

De modo que estamos ante una flagrante inexistencia de fundamentación que se agrava cuando se pone en evidencia la falta de tratamiento puntal de nuestra argumentación destinada a cuestionar los informes técnicos. En especial, el dictamen mencionado de Pilar Merino Muñoz de fecha 13 de junio de 2007 y, en segundo término, el de Luis Serrano Muñoz del 8 de julio de 2007 en el que se confunde lo ar-quitectónico con lo histórico-cultural, en tanto extrae con-clusiones sobre lo cultural luego de un análisis sobre lo ar-quitectónico.

Cabe en este caso también la remisión a la argumentación expresada en el capítulo anterior que no resulta razonable reiterar aquí.

4. Realizábamos en el punto 2 del Recurso de Alzada la “refutación puntual de los argumentos contenidos en el acto del Director General de Patrimonio Histórico de la Comu-nidad de Madrid de 27 de junio, mediante el que se rechaza incoar las actuaciones tendientes iniciar un procedimiento para declarar al Albéniz como Bien de Interés Cultural

Y dábamos cuenta en el primer punto de la misma de los argumentos iníciales contenidos en el planteo inicial bajo el título: (a) La solicitud planteada por la Plataforma de Ayu-da al teatro Albéniz.

Y decíamos: “En el punto 2 del escrito de inicio indica-mos la clase de bien protegido que se solicitaba. Así expre-samos que de conformidad con lo establecido por el artículo 8.2 de la Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, los bienes que integran su patrimonio histórico se clasifican, a efectos de su protección específica, en Bienes de Interés Cultural y bienes incluidos en el Inventario. Dada la especial relevancia histórica, social y cultural del Teatro Albéniz, que se probó en ese escrito, se consideró que la declaración ha de referirse al rango superior de protección,


277

el de los bienes de interés cultural, cuyo concepto viene de-terminado por el artículo 9.1 de la Ley:

“Los bienes muebles e inmuebles, así como los hechos

culturales y obras de la naturaleza integrantes del Patrimo-nio Histórico de la Comunidad de Madrid, que reúnan de forma singular las características previstas en el artículo 12 de la presente Ley, serán declarados Bienes de Interés Cul-tural”

Dijimos también que de conformidad con la prescripción

del apartado 2º del mismo precepto, correspondía solicitar que la declaración del Teatro Albéniz se realice dentro de la categoría de “Monumento”, en tanto el edificio del teatro es el soporte físico y el lugar que expresa dicho hecho históri-co, social y cultural de Madrid y que ha de seguirle dando continuidad en el futuro.

Sentado lo anterior, los fundamentos para esa pretensión

en lo que se refiere al estricto encuadre del teatro Albéniz en la Ley de Patrimonio Histórico fueron:

El relato fáctico sobre lo acaecido en el teatro Albéniz

(punto II del escrito inicial de 17 de mayo) habla de su ex-cepcional importancia como uno de los más destacados es-pacios de la historia cultural de Madrid. El Teatro Albéniz es un hito excepcional de la cultura de Madrid, un santua-rio de especial significado para los profesionales artísticos y teatrales, un referente social de encuentro de los ciudadanos de Madrid y una evidente seña de identidad de la ciudad.

Con esa base, invocamos como sustento de nuestra pre-tensión a los artículos 1, 8 y 9 de la Ley de Patrimonio Histórico de Madrid.

EVA ALADRO VICO

278

Así, el artículo 1 determina los bienes que integran dicho patrimonio:

“ los bienes muebles e inmuebles de interés cultural, so-cial, artístico, paisajístico, arquitectónico, geológico, históri-co, paleontológico, arqueológico, etnográfico, científico y técnico, así como natural, urbanístico, social e industrial, re-lacionados con la historia y la cultura de la Comunidad. También forman parte del mismo el patrimonio documen-tal y bibliográfico, los conjuntos urbanos y rurales, los luga-res etnográficos, los yacimientos y zonas arqueológicas, así como los sitios naturales, jardines y parques de valor artísti-co, histórico o antropológico y aquellos bienes inmateriales que conforman la cultura popular, folclore, artes aplicadas y conmemoraciones tradicionales” (art. 1.3).

Para cumplir el objeto encomendado por el legislador, la Comunidad de Madrid debe desarrollar su actuación en materia de patrimonio histórico de acuerdo con una serie de fines:

“a. Promover las condiciones que favorezcan el ejercicio del derecho a la cultura.

b. Facilitar, difundir y estimular el conocimiento y apre-cio por parte de los ciudadanos de los bienes culturales ubi-cados en la Comunidad de Madrid.

c. Promover programas de divulgación escolar sobre los bienes culturales.

d. Establecer relaciones de colaboración, cooperación y coordinación con otras Administraciones en la consecución de los objetivos de la presente Ley.

e. Facilitar la participación y colaboración de los ciudada-nos en la consecución de los objetivos de la presente Ley.

f. Proteger los bienes culturales de la expoliación y de la exportación ilícita dentro de las competencias atribuidas a la Comunidad de Madrid (art. 1º, apartado 2º, de la Ley)


279

A su vez, el artículo 8, inciso 1º, en pro de hacer primar la función conservacionista sobre la propia acción administra-tiva, anticipa la sujeción al régimen de protección de los bienes del patrimonio histórico de la comunidad de Ma-drid, régimen cuya aplicación invocamos expresamente:

“Forman parte del patrimonio histórico de la Comunidad de Madrid todos los bienes culturales en cualquiera de sus manifestaciones, sea cual fuere su titularidad y régimen jurídico, exceptuando los de titularidad estatal, ubicados en la Comunidad de Madrid que, pese a no haber sido objeto de declaración ni inventario reúnan los valores expresados en el artículo 1. A estos bienes les será de aplicación el régimen de conservación previsto en el presente título”.

Por su parte, el artículo 9 especifica el concepto de los bienes de interés cultural que se expuso al inicio de este punto.

Por último, en lo que atañe al régimen jurídico a que quedan afectados los bienes integrantes del patrimonio cul-tural invocamos el contenido del capítulo III (Disposiciones comunes a bienes muebles e inmuebles) y IV (Normas es-pecíficas de protección de los bienes inmuebles) del Título I de la ley así como los demás preceptos concordantes con ellos.

En nuestro escrito de inicio aludimos también a la pre-sunción legal de los teatros como bienes culturales.

En efecto, consideramos que los fundamentos anteriores se tornaban aún más sólidos, a partir de la interpretación sistemática de la Ley de Patrimonio Histórico, de la que se deduce una presunción favorable a la consideración de los teatros como bienes culturales protegibles. Así, la Disposi-ción Adicional Segunda de la ley incluye ya, ex ope legis, en el Inventario de Bienes Culturales de la Comunidad de Madrid, sin necesidad por ello de tenerse que solicitar su

EVA ALADRO VICO

280

declaración individual, una serie de bienes especialmente cualificados como son los:

“teatros, mercados y lavaderos representativos de los usos para las que fueron edificados, con más de cien años de an-tigüedad” (D.A. Segunda b).

Este precepto, más allá del caso concreto que aborda, es sumamente clarificador, por cuanto revela una lógica pro-funda inmanente a la ley: que hay bienes que no tienen que ser declarados de forma individualizada como parte del pa-trimonio, sino que ya lo son por la notoriedad y evidencia de su naturaleza cultural.

En efecto, lo que la ley ad pedem literam dice es que los teatros, sólo por el hecho haber cumplido cien años de anti-güedad y de mantener su uso representativo están ya inclui-dos “a priori” automáticamente en el capítulo de los bienes protegidos. O lo que es lo mismo –y esto es clave en este momento- la Disposición Adicional no está exigiendo, en el caso de los teatros, ninguna otra cualidad ni ningún rango de calidad determinado, como es el requisito de la “excelen-cia” -para los bienes que deban ser declarados individual-mente como bienes de interés cultural- ni tan siquiera el de la “especial significación e importancia” –que la ley reclama cumplir a los bienes inventariados-. El artículo 14 deja bien claro cuál es ese plus de cualificación que ha de cumplir cualquier bien para ser declarado bien de interés cultural o para ser bien inventariado:

“Los bienes muebles e inmuebles, materiales o inmateria-les, del Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid que sin tener el valor excepcional de los declarados de In-terés Cultural, posean especial significación e importancia, serán incluidos en el Inventario de Bienes Culturales…” (art. 14).


281

La Ley de Patrimonio Histórico asume, en consecuencia, la especial predisposición de los teatros que han cumplido cien años de antigüedad -nótese que de cualquier teatro, por modesta que hubiere sido su programación- a ser pro-tegidos porque parte del reconocimiento de la importantí-sima función social de esta institución artística. Y la con-clusión que se desprende ahora para nosotros es obvia. Aunque el teatro Albéniz no haya alcanzado aún los cien años de existencia, ha cumplido ya la nada desdeñable cifra de más de sesenta años, pero lo importante del caso es que reúne de manera sobrada cualidades destacadísimas –muy por encima de otros incursos en la Disposición Adicional de la Ley- en tanto es un referente histórico social para la ciu-dad de Madrid y un referente de excelencia artística y cultu-ral, función esta última que trasciende incluso a toda Espa-ña.

Ciertamente el elan íntimo que anima la Ley es que todos los teatros –y, sin duda, unos, como es el caso del Albéniz, más que otros- han hecho una aportación irrenunciable a la construcción de nuestra sociedad y a nuestra memoria co-lectiva que la ciudad de Madrid no se puede permitir el lujo de perder porque, nada mejor que acudir a las palabras del propio Preámbulo de la Ley, el patrimonio cultural no es sino “un elemento básico para poder entendernos a noso-tros mismos y, por lo tanto, para reconocernos individual y colectivamente, contribuyendo a la conformación y enri-quecimiento de nuestra sociedad”.

Y en el punto 2 (b) aludíamos al tratamiento dado por la decisión atacada a la solicitud planteada por la Plataforma de Ayuda al teatro Albéniz:

(b)El tratamiento dado por la decisión atacada a la solici-

tud planteada por la Plataforma de Ayuda al teatro Albéniz

EVA ALADRO VICO

282

He querido recordar en el punto anterior los argumentos

para constrastarlos con los fundamentos dados en el acto que impugnamos que no contaron, como era menester, con un nuevo dictamen jurídico.

(b. 1) La remanida cuestión de los valores arquitectónicos

del Teatro Albéniz. Se soslayó el tratamiento adecuado de los fundamentos que iban principalmente por la línea de lo histórico y cultural, por la consideración del Albéniz como un hecho singular y relevante –por todos reconocido- digno de ser protegido. Una buena parte de las consideraciones sobre lo arquitectónico consisten en recordar datos y cir-cunstancias históricas que, a esta altura son más que cono-cidas, sobreabundantes e inconducentes para la resolución de la cuestión

Así, luego de una trascripción de las normas que se consi-

deran aplicables, en el puno III de las consideraciones jurí-dicas que dan sustento al acto, se inicia el análisis con la consideración de si el teatro Albéniz reúne, desde el punto de vista arquitectónico, los valores necesarios y suficientes que le hagan merecedor de la condición de Bien de Interés Cultural que se solicita.

Si bien es cierto es que la Administración puede conside-

rar las cuestiones propuestas con su propio modo de análi-sis, no puede apartarse, como lo hace en este punto, de una manera en la que desenfoca la cuestión a resolver y la con-duce a una línea de argumentación que no fue la propuesta como se puede leer en el punto anterior.


283

No fue lo arquitectónico el sustento de nuestra petición. Y ello porque se estimó que la situación especial generada a partir del proceso contencioso-administrativo limitaba las posibilidades de esta línea argumental. En efecto, sin perjui-cio de seguir creyendo que las razones arquitectónicas to-davía pueden ser tenidas en cuenta, asumimos que los fun-damentos debían conducirse principalmente por la línea de lo histórico y cultural, por la consideración del Albéniz co-mo un hecho singular y relevante digno de ser protegido.

Frente a ello, en cambio, en el acto que impugnamos cen-

tra una buena parte de sus consideraciones en lo arquitectó-nico recordando datos y circunstancias históricas que, a esta altura son más que conocidas, sobreabundantes e incondu-centes para la resolución de la cuestión.

En efecto, qué sentido tiene ahora aludir (como se lo hace

en el acto que se impugna) a la localización del teatro, al inicio de los trabajos de construcción, a las ideas de los ar-quitectos iniciales, a los cambios posteriores, a lo sucedido con las estatuas, al estilo del edificio y a otras cuestiones que surgen de los antecedentes que la Comunidad de Madrid tiene en su poder porque las utilizó en el proceso conten-cioso-administrativo que, recordamos, súbita e inexplica-blemente un día desistió (el 4 de noviembre de 2004) sin dar la posibilidad de que se pronunciara el Tribunal Su-premo.

No tienen sentido esas consideraciones porque tienen un

final anunciado desde la actual perspectiva oficial: la apre-ciación de que el Teatro Albéniz no tiene valor arquitectó-nico.

EVA ALADRO VICO

284

Llegados a este punto encuentro oportuno hacer una re-flexión. El Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad de Madrid a través de sus organismos técnicos llegaron, en su día, a la conclusión de que el teatro debía ser preservado por su valor arquitectónico y por la importancia del uso teatro, como uso cultural. Fue por eso que se le dio protección concreta en la Revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid adoptado por el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid en su sesión del día 17 de abril de 1997.

Esa valoración favorable al Teatro Albéniz fue defendida

en el juicio contencioso-administrativo. Cuando se desiste del proceso (curiosa omisión del dictamen de doña Ana Sofía Sánchez San Millán, que no dice palabra sobre el de-sistimieto) no se invoca un cambio de criterio en cuanto a la valoración del teatro desde el punto de vista y cultural. Se alude, en cambio, a una presión del propietario que habría amenazado con no prorrogar el contrato de arrendamiento (algo que juzgamos inadmisible y que se supo por declara-ciones de los funcionarios a la prensa cuando desde la Plata-forma instalamos esta cuestión) y, colegimos, a las dificulta-des generadas por la circunstancia de que al anunciar el Re-curso de Casación se indicaron unos antecedentes jurispru-denciales distintos de los invocados en el escrito con el re-curso propiamente dicho. Creemos que todo esto fue lo que se valoró en tanto suponía que el remedio procesal intenta-do, Recurso de Casación, podía fracasar ante una deficien-cia formal (aunque autogenerada).

Relato lo anterior porque llama la atención que ahora se

adscriba –en lo que se refiere a los valores arquitectónicos del Teatro Albéniz- a la tesis del actor en el juicio conten-


285

cioso-administrativo, el antiguo dueño del teatro. No hace falta llegar a esto. Bastaría con que se afirme, sencillamente, que se estima que el teatro tiene valor arquitectónico (con lo que discrepamos, claro) pero que la cuestión no puede ser ahora tratada por las derivaciones procesales de la sentencia que quedó firme (por la aludida claudicación de la defensa jurídica de la Comunidad de Madrid).

Tan sorpresivo e insólito fue el desistimiento que el Ilus-

tro Colegio de Arquitectos e Madrid expresó opinión en su día, a través del Acuerdo 2006. J/28, en el sentido de que era pensamiento de esa institución “…que las Administra-ciones Públicas tiene la obligación de defender el patrimo-nio agotando, llegado el caso, las instancias legales por lo que es inexcusable el que no se recurriera la sentencia de descatalogación del teatro Albéniz”. Aclaro: la Comunidad de Madrid recurrió la sentencia y el Ayuntamiento no lo hizo, aunque participó del trámite procesal adhiriendo a la posición de la Comunidad de Madrid.

De allí nuestra sorpresa al observar ahora, en el marco del

trámite de declaración de Bien de Interés Cultural, el desa-rrollo de largos e innecesarios párrafos sobre los aspectos negativos, desde el punto de vista arquitectónico, sobre el Teatro Albéniz en tanto ellos surgen de un proceso judicial en el que la propia Comunidad de Madrid sostuvo exacta-mente lo contrario.

Mientras vemos en la actualidad en cualquier calle de

Madrid como se obliga a los propietarios a mantener las fa-chadas de edificios que no tienen singularidad alguna, se consentirá el derribo del teatro Albéniz sin declararlo Bien

EVA ALADRO VICO

286

de Interés Cultural por unas razones, históricas y culturales, que si avalan su protección y que exceden lo arquitectónico.

Es así como se llega así al final del punto III de las Consi-

deraciones jurídicas del acto que atacamos con una conclu-sión inatinente y, por lo tanto, falaz. En efecto, se expresa que “como consecuencia de todo lo expuesto, entendemos que partiendo de la definición de Bien de Interés Cultural recogida en el artículo 9 de la Ley 10/1998, de 9 de julio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, des-de el punto de vista arquitectónico, el Teatro Albéniz no reuniría las condiciones excepcionalmente singulares y rele-vantes que pudieran determinar la incoación de expediente de declaración de Bien de Interés Cultural, y, ni tan siquiera de inclusión de expediente en el Inventario de Bienes Cul-turales de la Comunidad de Madrid, por no presentar, des-de esta perspectiva, valor de especial significación y relevan-cia”.

Es interesante observar el cuidado puesto al utilizar la ex-

presión “no reuniría” en vez de “no reúne”. Es obvio que los funcionarios, pese a la línea conceptual que siguen, no quieren ser categóricos en la sentencia de muerte del Teatro Albéniz. Pareciera que son conscientes de que el juicio de valor que hacen no puede ser definitivo ni puede ser el jui-cio que el legislador previó en la Ley 10/98 y, por tanto, se esperaba, para una situación como esta, luego de un amplio debate en el que participarían órganos especializados.

La inatinencia apuntada, por lo demás, surge patente toda

vez que no son las razones arquitectónicas las únicas que deben tenerse en cuenta para la declaración un bien como


287

de interés cultural. Están también las razones históricas y culturales.

(b. 2) El hecho cultural que supone el Teatro Albéniz:

desconocimiento de la Comunidad de Madrid. El repaso de actividades no resulta breve sino brevísimo, por no decir in-significante. No se distingue la importancia que se dio, en el escrito de inicio, a la singular trayectoria de más de 20 años desde que el teatro es gestionado con dinero de la Comuni-dad de Madrid. Pese a todo se hace una muy positiva valo-ración sobre la actividad cultural que tuvo lugar en el Tea-tro Albéniz pero lamentablemente eso no alcanza para inco-ar el expediente desde la perspectiva oficial. Refutación del argumento que desvincula el espacio con lo allí sucedido y la posibilidad de que otros teatros alberguen en el futuro los espectáculos que hasta ahora se vieron en el Teatro Albéniz

En el punto IV de las Consideraciones jurídicas del acto

que se impugna se propone el análisis desde la perspectiva de la actividad y programación desarrollada en el Teatro Albéniz para determinar si éste representa un “hecho cultu-ral” de excepcional relevancia y significación. Para examinar la cuestión se propone el repaso breve de las actividades lle-vadas a cabo en el Teatro Albéniz desde que fuera inaugu-rado en 1945 como teatro musical dedicado a la ópera y al ballet.

El repaso no resulta breve sino brevísimo, por no decir in-

significante. Se hacen alusiones desordenadas y en pocas líneas sobre la actividad del Teatro Albéniz pero sin distin-guir la importancia que se dio, en el escrito de inicio, a la singular trayectoria de más de 20 años desde que el teatro es gestionado con dinero de la Comunidad de Madrid. Es así

EVA ALADRO VICO

288

que, pese a todo, se hace una muy positiva valoración sobre la actividad cultural que tuvo lugar en el Teatro Albéniz.

A renglón seguido, y para sorpresa, se alude a que no

“…cabe duda del interés que el patrimonio cultural intan-gible suscita hoy día, tanto en la dinámica social como des-de las Instituciones. Ello deriva en una enorme sensibiliza-ción respecto de la salvaguarda, cuestión que se ha traduci-do en múltiples Recomendaciones de la UNESCO y de otras Organizaciones internacionales; en las disposiciones normativas de los diferentes países y, como no podría ser de otra manera, en la legislación de las Comunidades Autó-nomas relativas a su Patrimonio Histórico”.

Pese a semejante y trascendente consideración, a renglón

seguido se considera que en el caso que nos ocupa, “aún re-conociendo el valor cultural de las actividades desarrolladas en el Teatro Albéniz, difícilmente pueden ser consideradas como una forma singular de expresión en relación con la cultura de Madrid, pues dichas actividades no se encuen-tran indisolublemente unidas al edificio del Teatro Albéniz, pudiendo desarrollarse, como de hecho sucede, en cuales-quiera otros teatros o espacios de la ciudad, o en teatros o espacios de otras ciudades”.

Este razonamiento es conmovedor. No sólo porque pres-

cinde sin dar explicación alguna de todas las afirmaciones en sentido contrario contenidas en el escrito inicial realiza-das por cientos de personalidades de la cultura, incluyendo a muchos de los que allí actuaron, sino porque en esencia supone descartar la importancia de lo que ha pasado en ese recinto. Es importante preservar el espacio cultural, el esce-nario donde se desarrollaron más de 20 años programación


289

de altísima calidad. El “hecho cultural” que queremos pre-servar se desarrolló en un espacio físico determinado. Lo que allí pasó se une al espacio en el que tuvo lugar dando lugar al bien protegible. El Teatro Albéniz es un emblema de Madrid. Decir que los espectáculos que allí se brindaron pueden tener lugar en el futuro en otros teatros no tiene re-lación con la cuestión debatida. Obvio es que si se derribara el Teatro Albéniz los espectáculos que allí se brindaban podrán tener lugar en otros sitios.

Es también conmovedor el argumento que enlaza con el

antes comentado. La afirmación de que la fuente de creati-vidad es ajena al teatro también es obvia. Quien allí canta, quien allí ejecuta, quien allí baila, quien allí actúa, aporta su talento con independencia del marco físico. ¿A quién se le puede ocurrir que el teatro sea dimanador de una fuente de creatividad? Es verdad que el consagrado espacio la estimu-la, claro. No se puede negar la magia del espacio, la magia y el valor de un escenario por el que han pasado las más gran-des figuras.

(b.3) Se ignora lo que dijeron cientos de personalidades

de la cultura: “los teatros guardan también el espíritu de los artistas intérpretes que han creado y trabajado en ellos, los ecos de las voces y de los instrumentos, textos y músicas y los movimientos de los bailarines dibujados en el aire (cierto es que los profesionales de la danza españoles y extranjeros tienen capítulo aparte en su relación y exposición pública en el Albéniz). Pero también guardan los momentos de dis-frute, de emoción del público que en tantos años ha pasado por sus butacas, en gran medida ocupadas por otros artistas y por representantes políticos y administrativos. Un teatro lo guarda todo”

EVA ALADRO VICO

290

Ningún tratamiento ni consideración han merecido en el

acto que atacamos las valoraciones que se hicieron en el es-crito de inicio. Aludíamos allí a impresiones vertidas por un informe especial de Televisión Española el día 25 de mayo de 2006 en el que se pueden apreciar a algunos actores pre-sentes en una manifestación frente al propio teatro. El in-forme televisivo comienza expresando “el teatro Albéniz es una de las señas de identidad de Madrid, un lugar de paso para la cultura. 1000 butacas junto a la Puerta del Sol que han celebrado la ópera, el ballet, la música y el teatro. Por aquí han pasado infinidad de artistas. Nombres tan dispares como Fernando Fernán Gómez o Els Joglars, Lindsay Kemp, Baryshnikov o Alicia Alonso. Ute Lemper, Franco Battiato o Serrat”. Luego se ve a Lluís Homar diciendo “el teatro Albéniz es un punto de encuentro” y a Xabier Elo-rriaga expresando “el teatro Albéniz significa un centro histórico-teatral fundamental”. Por su parte, Rossy de Pal-ma expresa: “esto es sagrado. Aquí han pasado cosas impor-tantísimas…”. Y Roberto Álvarez dice: “queremos que el teatro Albéniz siga siendo lo que ha sido hasta ahora, un es-pacio de los ciudadanos, no un espacio para montar un ne-gocio, sino un espacio colectivo, como una plaza, un mu-seo…”.

Nada se dice en el acto que impugnamos de las expresio-

nes de personalidades de la cultura a favor de la no demoli-ción han sido numerosas en la prensa en el último año. Así, quiero recordar la publicada en el diario El País el día 27 de mayo de 2006 suscripta por Jorge Bosso como secretario general de la Unión de Actores y por Pilar Bardem, Héctor Alterio, Alicia Agut, Xabier Elorriaga, Amparo Climent, Fernando Marín, Amparo Soto, César Sánchez, Beatriz


291

Bergamín, Juan Matute, Rosana Pastor, Juanjo Pérez Yuste, Berta Ojea, Ramiro Melgar, Isabel Arcos, Antonio Canal, Gloria Vega, Susana Martins, Concha Rodríguez y Julio-César Acera. Todos estos actores expresan que consideran al teatro Albéniz como la casa de la Unión de Actores alu-diendo a las ceremonias que allí se realizan anualmente. Y manifiestan: “los teatros guardan también el espíritu de los artistas intérpretes que han creado y trabajado en ellos, los ecos de las voces y de los instrumentos, textos y músicas y los movimientos de los bailarines dibujados en el aire (cierto es que los profesionales de la danza españoles y extranjeros tienen capítulo aparte en su relación y exposición pública en el Albéniz). Pero también guardan los momentos de dis-frute, de emoción del público que en tantos años ha pasado por sus butacas, en gran medida ocupadas por otros artistas y por representantes políticos y administrativos. Un teatro lo guarda todo”. Para finalizar los firmantes de esa nota alu-den a la expropiación diciendo: “sí nos importa que el Albéniz se mantenga como teatro en el centro de esta capi-tal. Aquí sí que demandamos la acción política para que con el dinero de todos, si es necesario, salvemos un teatro que es de todos y para todos. Por eso ahora la Unión de Actores se propone unir los esfuerzos de actores, bailarines, músicos, cantantes, autores y toda la gente del espectáculo para con la unión de todos salvar el Albéniz. Como artistas unidos a los ciudadanos de buena voluntad dispuestos a cuidar su pa-trimonio cultural madrileño, ya maltratado en tantos cines del centro de Madrid, queremos salvar el Albéniz, con su luz propia detrás de la central Puerta del Sol”.

¿Qué valoración se ha hecho de semejantes y conmovedo-

ras argumentaciones?

EVA ALADRO VICO

292

Ninguna. La prensa no esta siendo ajena al debate sobre el Teatro

Albéniz. Así, el tema fue considerado en una editorial del diario ABC del día 24 de mayo de 2006 en los siguientes términos:

“Evitar el cierre del Albéniz. La cultura es una de las raí-

ces que más firmemente unen a un pueblo con el suelo que pisa, y también uno de los abonos que más contribuyen al crecimiento y al desarrollo de una sociedad. El teatro se convierte así, como manifestación cultural, en una voz im-prescindible que la llena de oxígeno y le otorga verdor y frescura. Derribar un teatro es, por tanto, amputar una par-te necesaria para cualquier comunidad y para quienes la habitan. En Madrid, las gentes del teatro han alzado la voz estos días para protestar contra el cierre y posterior derribo del teatro Albéniz, uno de los lugares que más brillo han otorgado en los últimos años a la escena madrileña. Levan-tado hace sesenta años a pocos metros de la Puerta del Sol, su gestión depende desde mediados de los años ochenta de la Comunidad de Madrid. Protegidos el edificio y su uso por el Plan General de Ordenación Urbana del Ayunta-miento de la capital, sus dueños -una familia particular- re-currieron esa protección y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, primero, y después el Tribunal Supremo les die-ron la razón, y les dieron también luz verde para su venta. Ésta se produjo hace unos meses, y es la que ha motivado la reacción del mundo del teatro.

El Albéniz es quizá más que un edificio. Gracias funda-

mentalmente a la labor de Teresa Vico, que lo dirigió du-rante más de quince años y hasta su repentina muerte, en


293

diciembre de 2003, el teatro se convirtió en un lugar de en-cuentro esencial para las gentes de la escena, y lo sigue sien-do hoy; no sólo por los espectáculos que se ofrecían en él, sino también, y muy especialmente, por la calidez del en-torno y el ambiente que en él se respira. No es fácil, con una sentencia judicial por medio, que las Administraciones puedan devolver la protección al edificio, pero seguro que la Comunidad de Madrid, hoy en día su gestora, explora todas las posibilidades que permitan prolongar la vida de un espa-cio -situado a pocos metros de la sede de su Presidencia- dedicado al enriquecimiento cultural de los madrileños du-rante más de medio siglo. Hay esfuerzos que merece la pena llevar a cabo, y evitar la tala del teatro Albéniz es uno de ellos”.

¿Qué análisis merecieron los conceptos vertidos en esta nota editorial tan profunda y vinculada con el corazón del tema?

Ninguno. Otras voces como la de Francisco Nieva se manifestaron

expresando que pese a la necesidad de mejoras se recomien-da que se invierta en las mismas pero afirmando que es un teatro muy importante en la cultural madrileña y que su preservación es fundamental.

¿Qué se dijo en el acto que se impugna sobre esto? Nada. La importancia del Albéniz surge, también, de las innu-

merables notas periodísticas y artículos de opinión genera-dos a partir de la actividad de esta Plataforma de Ayuda al teatro Albéniz. En el anexo 4 de nuestro escrito adjuntamos un extenso dossier de prensa.

¿Qué consideración se hizo en el acto atacado de lo allí expresado?

Ninguna.

EVA ALADRO VICO

294

¿Qué consideraciones se hicieron en el acto que im-pugnamos de las expresiones vertidas en el blog que de la Plataforma, que como prueba ofrecimos, a la que llegaron más de 6000 mensajes de apoyo entre las que están las de grandes personalidades de la cultura?

Ninguna. Transcribo sólo algunas de esas voces que demuestra lo

que el Teatro Albéniz importa: “Si me toca la lotería esta navidad, compraré el Albéniz” Enrique Morente, 30 de diciembre de 2006 “Apoyo la causa de salvar al teatro Albéniz” Mario Vargas Llosa, 4 de junio de 2006 “Defiendo la causa del teatro Albéniz” José Saramago, 31 de mayo de 2006 “El teatro del Albéniz tiene un inmenso valor artístico y

histórico” Joan Manual Serrat, 27 de mayo de 2006 “Me opongo frontalmente a la demolición del Albéniz” José Luis Coll, 30 de diciembre de 2006 “Me encanta este teatro, es muy intimo, perfecto para mi

actuación, para esta historia sencilla” Laurie Anderson, 19 de octubre de 2006 “En ese instante caminaba por la calle de la Paz, hacia el

teatro Albéniz, sin estar muy seguro de si al llegar ya estar-ían allí las grúas, que eso es lo que suele suceder en Madrid cada vez que uno abre los ojos por las mañanas”

Benjamín Prado, 19 de octubre de 2006 “Que desparezca un teatro es una mala noticia. Los tea-

tros son los pulmones de la cultura de un país” Alicia Alonso, 19 de octubre de 2006 “Duele muchísimo, duele con una furia que no cabe en el

texto, ni en el libreto, ni en ninguna parte. Duele saber que quieren tirar un teatro para un Bershka o un Corte Inglés”


295

Aarón Rodríguez, 10 de julio de 2006 “Madrid non puede permitirse cerrar teatros. Tiene que

ser capital cultural” Pilar Bardem, 26 de junio de 2006 “¡No podemos permitir que poco apoco nos vayan arran-

cando trozos del corazón de la cultura! […] ¡Necesitamos al Albéniz! Lo queremos en nuestro Madrid formando parte de nuestra agenda cultural. Queremos poder acudir al Albéniz para entregar en él nuestra alma de artista y tam-bién queremos acudir al Albéniz para aplaudir a los artistas que ponen su alma en el escenario”

Mari Pepa de Chamberí, 26 de junio de 2006 “Estoy horrorizado de cómo se puede perder un grande

teatro. Un teatro es la sangre de vida de una comunidad” Original: “I am horrified at the idea of such great theatre being lost.

It must not happen-since theatre is the life blood of any community”

Steven Berkoff, 26 de junio de 2006 “En este espacio hay un alma y destruir el Albéniz es co-

mo matar a un alma. Para los artistas demoler el teatro será cómo clavarles un puñal en el corazón”

Gloria Mandelik, 26 de junio de 2006 “Albéniz en concreto, sobre todo de lo que se está

hablando es de especular con la cultura y esto no debemos permitirlo. […] La cultura no se vende. La cultura es el único poder capaz de transformar a un pueblo y convertirlo en algo digno. Por eso, una vez mas, os doy mi apoyo, co-mo no”

Fran Palacios, 7 de junio de 2006 “Esta vez le toca al Albéniz, mañana ¿quien sabe? Con la

misma crueldad nos ejecutan un árbol que un teatro: en ambos casos, el oxígeno necesario”

EVA ALADRO VICO

296

Mabel Rivera y Enrique Banet, 5 de junio de 2006 “Tantas veces Gracias doy a la desgracia y a la mano con

puñal porque me mató tan mal…” Fragmento de la canción “Como la cigarra” (Letra y

música de María Elena Walsh y fue compuesta en 1972) que cantó Susana Rinaldi en el propio teatro como home-naje y pidiendo su salvación el día 4 de Junio de 2006

“Ya no sé si sirve de algo, pero que sepáis que estoy total-mente con vosotros, y que si hay que encadenarse a las puertas, me en-cadeno”

Alex de La Iglesia, 4 de junio de 2006 “El Albéniz es un teatro especial, y los teatros espaciales

no se cierran” Rodrigo Leao, 2 de junio de 2006 “Sé que los madrileños van a saber defender este bellísimo

teatro. […] Es la tercera vez que canto en el Albéniz, y quie-ro seguir haciéndolo"

Misia, 2 de junio de 2006 “Es un teatro muy importante en al cultura madrileña y

su preservación es fundamental” Francisco Nieva, 2 de junio de 2006 “Todos hemos vivido momentos muy especiales en el

teatro Albéniz” Pedro Almodóvar, 2 de junio de 2006 “Comprendemos el valor histórico y cultural del teatro

Albéniz y apoyamos la causa por su preservación” Gregory Doran (director de la Royal Shakespeare Com-

pany), Mayo de 2006 “El Albéniz ha sido y es un punto de referencia para todos

nosotros. No debemos dejar que se convierta en un mero recuerdo”


297

Pilar Jurado, 29 de mayo de 2006 “Federico García Lorca apoyaría esto teatro” Ian Gibson, 29 de mayo de 2006 “Luchad por el teatro” Luis Mateo Díez, 29 de mayo de 2006 “Mi apoyo y mi colaboración para cuanto os sea necesario

por los buenos momentos pasados en ese teatro (en el esce-nario y en el patio de butacas, indistintamente) y con el emocionado recuerdo a Teresa Vico cuya dedicación y es-fuerzo no merecen lo que está sucediendo”

José María Pou, 29 de mayo de 2006

“Hay un movimiento para salvar el Albéniz¡ Me puedo imaginar lo contenta que estarás de ver, a gente tan impor-tante y tan numerosa luchando por el proyecto que tu cre-aste, al que tanta vida y tanto esfuerzo dedicaste. […]

Que se están debatiendo ideas, iniciativas, y que por amor al teatro, a la cultura, a los buenos profesionales del Albéniz y a tu recuerdo potente y amoroso, llegaran a conclusiones fantásticas, desprovistas de protagonismos y mezquindades materiales para que como decía Ramón Pons en un grito precioso e inmortal;!El Albéniz siga vivo¡. Te lo debemos Tere”

Mónica Cano (carta a Teresa Vico), 29 de mayo de 2006 “Lo que necesitéis de mi, para el Albéniz” Antonio Gala, 29 de mayo de 2006 “Mi adhesión y apoyo personal para evitar el cierre de este

espacio escénico que tanto a contribuido, con su inteligente programación y gestión, a enriquecer la cultura en Madrid”

José Antonio (director Ballet Nacional de España), 27 de mayo de 2006

EVA ALADRO VICO

298

“He tenido la oportunidad de vivir momentos muy inten-sos en el Teatro Albéniz, como espectador y desde el escena-rio”

Ismael Serrano, 25 de mayo de 2006 “Matar un teatro es crimen de lesa iniquidad, pero matar

un teatro resucitado como el Albéniz es doblemente inicuo” Moncho Alpuente, 25 de mayo de 2006 “Queremos impedir que el teatro Albéniz sea derivado” La Fura dels Baus, 25 de mayo de 2006 “La Comunidad de Madrid no ha sabido conservar en su

poder y ennoblecer este local, por el que han pasado las más grandes figuras de la cultura que se iba haciendo en nuestro país en los últimos veinte años”

Diario ABC, 25 de mayo de 2006 “¿Como puede existir un país si desaparecen los espacios

para crear? Si es necesario, a encadenarse a sus butacas, haber quien puede mas, si la cultura o la especulación”

Jesús Florencio (Ballet nacional de España), 23 de mayo de 2006

“Todo mi apoyo a cualquier acción que se emprenda con-tra el cierre de un edificio cultural absolutamente necesario para mantener la libertad y la calidad de vida de los ciuda-danos madrileños”

Guillermo Hermas, 22 de mayo de 2006 “Hago míos los (re)sentimientos de cualquier persona que

viva en la ciudad de Madrid y tenga dos dedos de frente y un poco de corazón, y firmo donde haga falta en apoyo del Albéniz”

Bruno Galindo, 22 de mayo de 2006 “Todo lo que se haga por salvar el templo de mi creci-

miento cultural es poco” Jorge Camarlengo, 21 de mayo de 2006


299

“Madrid será mucho más pobre de lo que ya es si nos de-rrumban el ALBENIZ”

Nacho Guerreros, 21 de mayo de 2006 “Unido contra las bombas a nuestro Albéniz” Enrique Centeno, 21 de mayo de 2006 “Cómo se puede permitir el lujo de derribar un teatro

como el Albéniz hoy en día?” Sonnica Yepes, 21 de mayo de 2006 “No entiende cómo se destruye algo que culturalmente

funcionaba tan bien: "Esto es llevar a la gente a más confu-sión de la que ya existe sobre el teatro”

Miguel Narros, 21 de mayo de 2006 “Pinta hacer con hechos lo que con palabras se proclama,

si el alcalde quiere hacer de Madrid una ciudad de raigam-bre cultural no puede permitir que un bien de esa naturale-za se pierda”

José Luis Gómez, 21 de mayo de 2006 “Demoler el teatro Albéniz es una auténtica agresión a la

naturaleza y al principio de equilibrio cultural” Albert Boadella, 21 de mayo de 2006 “Tenéis todo mi apoyo para defender al teatro Albéniz:

¿Dónde hay que firmar?” María Asquerino, 17 de mayo de 2006 “No perdáis ni un centímetro cuadrado de territorio de

libertad...!” Vicky Peña, 17 de mayo de 2006 “Los que tenían que ser pastores, se han convertido en los

lobos del rebaño. Los ciudadanos en un país libre y de-mocrático, son los únicos propietarios y responsables de la ciudad en la que viven con sus decisiones y sus acciones. No nos dejemos hurtar el Teatro Albéniz”

Gran Wyoming, 17 de mayo de 2006

EVA ALADRO VICO

300

Nada de todo lo expresado sirve para la Comunidad de Madrid. De un modo lacónico, en el punto IV de las Con-sideraciones jurídicas culmina señalando que “sin perjuicio de reconocer el interés que representa la actividad desarro-llada en el Teatro Albéniz, desde su inauguración, frente a las afirmaciones realizadas por los solicitantes, la misma no alcanza valores de “singularidad y relevancia” que la Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, estable-ce en el ya citado artículo 9.1; ni concurren en dicha activi-dad los especiales elementos constitutivos del patrimonio etnológico de la Comunidad de Madrid que le hagan mere-cedor de la consideración de Hecho Cultural de acuerdo con lo previsto en el artículo 9.2, apartado g)”.

(b. 4) Cuestión fundamental: análisis sobre si una hipoté-

tica declaración de Bien de Interés Cultural del Teatro Albéniz por parte de la Comunidad de Madrid, sería con-forme a derecho después de la Sentencia nº 643 de 3 de ju-nio de 2003

En el punto VI de las Consideraciones jurídicas se analiza,

finalmente, una cuestión fundamental: si una hipotética de-claración de Bien de Interés Cultural del Teatro Albéniz por parte de la Comunidad de Madrid, sería conforme a dere-cho después de la Sentencia nº 643 de 3 de junio de 2003, por la que se declaró no ser conforme a derecho su inclu-sión en el Catálogo del Plan General de Ordenación Urba-na de Madrid, con el grado de protección estructural nivel 2 y vinculación de uso para Teatro, llevada a cabo por el Con-sejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid mediante Acuerdo de 17 de abril de 1997.


301

Esta cuestión es de la mayor importancia, como ya lo ade-lantamos en las consideraciones liminares y la argumenta-ción esgrimida merece nuestro más categórico rechazo.

Veamos lo que se dice. Se comienza el análisis señalando

que “la prueba pericial practicada en el proceso, llevó a la Sala a la conclusión de que el edificio no tenía que estar ca-talogado en ninguno de los niveles de protección estableci-dos en el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997, no estando justificada la existencia en él de áreas o elementos protegidos o de restauración obligatoria. Enten-dió la Sala que sin la preservación del edificio, la vincula-ción del uso como teatro no estaba justificada”.

A partir de la precedente consideración, se recuerdan al-

gunos de los criterios que fueron expresados por el Servicio Jurídico en la Consejería de Cultura y Deportes, en informe de 6 de julio de 2006. Se alude, así, a que lo que la declara-ción de un bien de interés cultural conlleva en términos prácticos. Llegados a este punto el análisis se centra en las consecuencias que podría tener en los derechos de los pro-pietarios afectados una hipotética iniciación del expediente de declaración de bien de interés cultural del teatro, exis-tiendo, como se dijo, una sentencia firme. Especial mención merece la consideración de que la potestad para la incoación de un expediente para tramitar la declaración de bien de in-terés cultural es discrecional pero sin que se desconozca la realidad de los hechos. Para conocer esa realidad, el servicio jurídico interviniente se ciñe a las consideraciones vertidas en la sentencia sobre el Teatro Albéniz para añadir, luego, la necesidad de que las sentencias se cumplan.

EVA ALADRO VICO

302

Aquí es donde se presenta el error de apreciación jurídica. Con todo respeto a la colega que dictamina, me permito discrepar con su análisis. Como dije al inicio de este escrito, la cosa juzgada operada en el pleito sobre el Teatro Albéniz relacionada con la imposibilidad de que una nueva norma urbanística vuelva a catalogarlo por razones arquitectónicas no obsta, en modo alguno, a la declaración de ese teatro como bien de interés cultural por razones históricas y cultu-rales.

La sola coexistencia de las normas urbanísticas con las

vinculadas con la conservación del patrimonio es una prue-ba de que estamos ante situaciones distintas, aunque com-plementarias. Hay conexidad entre unas y otras normas, pe-ro en el caso que nos ocupa no debemos perder de vista que lo debatido en el pleito tuvo que ver con lo arquitectónico y lo que ahora se debate tiene que ver con lo cultural y con lo histórico.

Como este razonamiento no es de ahora, ya hace un

tiempo solicitamos a la Catedrática de Derecho Administra-tivo una opinión legal sobre esta cuestión aunque endereza-da, más bien, a la potestad expropiatoria de la Administra-ción. Lo expresado en el dictamen es de total aplicación. Es-te documento fue adjuntado a la solicitud inicial. Veamos los párrafos atinentes de lo que dijo la experta:

Se me consulta acerca de si la sentencia dictada por el Su-

perior Tribunal de Justicia de Madrid (Sentencia TSJ Ma-drid, Contencioso, Secc. 1º, de 03-062003, nº 643/2003, rec. 1341/1997), el 3 de junio de 2003, que dispuso la anu-lación de normas urbanísticas que protegían el edificio en el


303

que se encuentra el Teatro Albéniz, resulta un obstáculo pa-ra la expropiación del mismo.

La sentencia decidió, en concreto, “estimar parcialmente

el recurso-contencioso administrativo interpuesto por la compañía mercantil MORO, SA, contra el acuerdo de aprobación definitiva de la Revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid adoptado por el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid en cuanto a la cata-logación del edificio situado en la calle de Paz 11 (Teatro Albéniz), anulando la disposición impugnada en dicho ex-tremo por no ser conforme al ordenamiento jurídico y de-clarar que el edificio no tiene que estar catalogado, rigién-dose por la Normativa de la Norma General Grado 1, sin que le sea obligatorio mantener vinculado el uso de Tea-tro...”.

Esta decisión judicial, emanada en el marco de un proceso

contencioso administrativo regular, tiene el efecto práctico de dejar sin ningún tipo de protección al edificio del Teatro Albéniz de Madrid.

Sin embargo, la anulación judicial de la norma urbanísti-

ca que protegía al Teatro Albéniz no supone, en modo al-guno, un obstáculo para que la Administración inicie un proceso expropiatorio. Más allá de las diferentes valoracio-nes que merezca la sentencia, lo cierto es que de ningún modo la misma puede vincular a los poderes públicos de la manera que se pretende y que motiva la consulta.

En efecto, ni la anulación dispuesta, ni la declaración de

que el edificio no tiene que estar catalogado, tienen esa vir-tualidad. Lo único que se decide judicialmente es dejar sin

EVA ALADRO VICO

304

efecto una norma de protección fundada en razones arqui-tectónicas.

Si ahora la Administración decidiera expropiar debería

fundar esa decisión en la existencia de razones de “utilidad pública” o “interés social”. Como se trata de conceptos jurídicos indeterminados, la Administración debe analizar si las razones culturales que se esgrimen para defender la con-servación de un teatro como el Albéniz resultan suficientes para justificar la existencia de utilidad pública o interés so-cial. Y para hacer ese juicio será menester contar con el dic-tamen de expertos en la materia, de la propia Administra-ción o ajenos a ella.

A esos efectos, conviene tener presente que la cuestión de

la importancia cultural del Teatro Albéniz ya ha sido trata-da en la Asamblea de Madrid con motivo del debate que tuvo lugar el 11 de junio de 2006 en la Asamblea de Ma-drid. En esa oportunidad, el Grupo Parlamentario Socialista presentó una proposición con el objeto de instar al Gobier-no regional a declarar al Teatro Albéniz como bien de in-terés cultural por su gran valor histórico y artístico en los términos de la ley 10/1998 de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid (ver Diario de Sesiones de la Asam-blea de Madrid nº 731, de 8 de junio de 2006).

En esta ocasión, representantes de todos los grupos par-

lamentarios de la Asamblea de Madrid coincidieron en afirmar la importancia del fenómeno cultural del Teatro Albéniz. Así, el diputado José Antonio Díaz Martínez, del Partido Socialista, destacó la importancia de “…lo que re-presenta para la cultura el hecho cultural de que en último cuarto de siglo haya habido una programación que realmen-


305

te ha llenado un hueco y que ha potenciado sobremanera lo que es la actividad cultural en nuestra Comunidad”. Agrega más adelante: “…lo que supone el Teatro Albéniz, su pro-gramación, el hecho cultural de la existencia del Teatro Albéniz…es, precisamente, una identificación, una identi-dad de la cultura en nuestra Comunidad, y eso es tan rele-vante, es tan emblemático que realmente merece la protec-ción por parte de esta Cámara y que el Gobierno regional lo proteja adecuadamente”.

A esta iniciativa parlamentaria se adhirió con enmiendas

que fueron aceptadas el partido Izquierda Unida. Para fun-damentar su posición el diputado Luis Suárez Machota dijo en relación al Teatro Albéniz que “…tiene un valor cultural por su actividad en los últimos 30 años, por la actividad que ha desarrollado la Comunidad de Madrid desde el año 1983, que ha hecho que ese teatro sea un punto de referen-cia de la actividad teatral de Madrid, de la actividad musi-cal, del flamenco, del jazz, de los cantautores que por allí han pasado, de la danza o del Festival de Otoño. Ahí se ha reflejado la actividad artística y cultural de parte de la Co-munidad de Madrid y, probablemente, la más importante”. Y agrega más adelante: “Ahí se han podido hacer espectácu-los, actividades que la actividad privada no podría hacer porque no son rentables desde el primer momento”.

Por su parte, el diputado Jacobo Beltrán Pedreira, del

Grupo Parlamentario Popular expresó en otra línea de ar-gumentación: “asistimos a un debate hoy culturalmente de gran importancia para la Comunidad de Madrid: el Grupo Parlamentario Popular no va a negar ese aspecto”. Y más adelante recordó que la Presidenta Aguirre “se ha compro-metido en esta Cámara a defender el hecho teatral dentro

EVA ALADRO VICO

306

de lo que es el Teatro Albéniz”. Pese a esta declaración, el Partido Popular se opuso a la iniciativa presentada.

…………………… He querido traer a colación el debate en la Asamblea de

Madrid y algunas de las innumerables declaraciones públi-cas que ha merecido esta cuestión, porque permiten reafir-mar que concurren suficientes elementos para considerar que el hecho cultural que supone la trayectoria del Teatro Albéniz no ofrece ninguna duda y debe, por tanto, dar lugar a la declaración de “utilidad pública” de su expropiación a fin de evitar su desaparición.

La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid

por los motivos ya señalados no es óbice para iniciar un proceso expropiatorio, dado que concurren sobradas razo-nes de utilidad pública que así lo demandan. En este senti-do se han pronunciado, en relación a su declaración como bien de interés cultural, tanto Izquierda Unida como el Par-tido Socialista, que han considerado tal declaración se refie-re a una cuestión distinta, esto es, la catalogación del edifi-cio como tal.

Como es de toda lógica, y siguiendo el razonamiento de la

experta, si la Administración puede expropiar por razones de utilidad pública o interés social, puede también declarar el interés cultural del bien toda vez que, en modo alguno, esa cuestión fue objeto de la litis que culminó con la sen-tencia que quedó firme, recordamos, por el súbito desisti-miento de la Comunidad de Madrid. Como vemos en los últimos párrafos de la trascripción, la Catedrática ha valora-do que las circunstancias especiales de la trayectoria del Teatro Albéniz son constitutivas de un fuerte interés públi-


307

co que debe ser protegido como se pidió en nuestro escrito de inicio.

Volviendo a la cuestión atinente al falso obstáculo de la

sentencia firme para declarar al Albéniz Bien de Interés Cul-tural, profundizaré ahora en la refutación del dictamen jurídico del 3 de julio de 2006.

Se expresa allí que, siguiendo la jurisprudencia del Tribu-

nal Supremo, que el concepto de bien cultural es un con-cepto jurídico indeterminado, cuyo contenido debe llenarse a través del oportuno expediente de declaración de Bien de Interés Cultural. Luego se alude al procedimiento, a las consecuencias y se señala que la incoación tiene efectos in-mediatos sobre la protección del bien.

Este dictamen, que es directo fundamento del acto que

atacamos, nos da una versión ampliada, pero conceptual-mente similar, a la expresada en los considerandos del acto de 27 de junio de 2007. En este sentido, se alude a la nece-sidad de analizar la cuestión desde la perspectiva de las po-sibles alegaciones que podrían formular los propietarios afectados en el supuesto de la iniciación del expediente. Se hace la referencia a la facultad discrecional de la Adminis-tración en lo relativo a la incoación del expediente y se alu-de al concepto de los hechos determinantes, tal como ya vimos al criticar el acto que se impugna.

Así, la dictaminante expresa: “Hemos de partir por tanto de los hechos determinantes

de la potestad de la Administración para proceder a la inco-ación del expediente de declaración de Bien de Interés Cul-

EVA ALADRO VICO

308

tural respecto al edificio del Teatro Albéniz, hechos que, en nuestra opinión, están constituidos por los supuestos valores del edificio que le hagan merecedor de tal configuración” (el subrayado me pertenece). Y se añade: “Tales hechos, como hemos indicado, precisan de apreciaciones técnicas y cono-cimientos especializados” (me sigue perteneciendo el subra-yado). A renglón seguido la dictaminante alude a las consi-deraciones periciales aludidas en la sentencia, equivocada-mente lo reiteramos una vez más, para luego señalar como corolario de todo ello que “la Administración, en el ejerci-cio de su potestad para la incoación de un expediente de declaración de Bien de Interés Cultural, entendemos que no puede desconocer la realidad de los hechos, sino que la misma ha e actuar en coherencia lógica con aquellos, pues en otro caso, su actuación podría infringir el ordenamiento jurídico y ser tachada de arbitraria por los particulares afec-tados….” Y brinda otros argumentos en la misma línea para concluir en que nada puede hacer la Administración en esta materia sin incumplir la sentencia.

Discrepamos con este incorrecto razonamiento. Si se

hubiera emitido el acto que se ataca con el preceptivo dic-tamen jurídico previo, se hubiera analizado la cuestión a la luz del aporte que brinda el dictamen jurídico de la Ca-tedrática de Derecho Administrativo Blanca Lozano Cu-tanda cuyas consideraciones se han vertido más arriba. Las mismas, se reitera, permiten considerar que la sentencia en cuestión no es óbice para tramitar el expediente de Bien de Interés Cultural. En este sentido corresponde poner de re-lieve que si se generara algún perjuicio al actual propietario por esa tramitación (por las medidas cautelares de aplica-ción automática a partir del acto de inacción) estas serían


309

indemnizadas en tanto supongan un obrar administrativo lícito.

Pero en la práctica no puede haber perjuicio ninguno. En

efecto, toda vez que el Teatro Albéniz tiene programación hasta diciembre de 2007, el tiempo que transcurrirá hasta ese momento es suficiente como para tramitar el expediente de Declaración de Bien de Interés Cultural. Si en el marco de esa tramitación se aprecia que existen razones para pre-servar el hecho cultural que supone el Teatro Albéniz, ya sabrá el propietario cómo obrar para preservar sus derechos frente a la nueva limitación a la propiedad que se pueda imponer. Si por el contrario durante la tramitación se ad-vierte que no se presentan las razones legales que permitan la preservación, la Comunidad de Madrid habrá cumplido con su deber de intentar la preservación haciendo el ejerci-cio correspondiente. Ejercicio que, entiendo, se niega de un modo arbitrario.

No resulta admisible es que con los antecedentes por to-

dos reconocidos del Teatro Albéniz ni siquiera es inicie ese debate. Y menos que no se lo inicie para no generar las me-didas urgentes de protección que, como acabamos de ver, ni siquiera generarían perjuicio concreto.

Luego de esta fatigosa pero necesaria transcripción de las

consideraciones y argumentaciones centrales vertidas en el Recurso de Alzada, cabía durante la tramitación del mismo, un análisis de todo lo dicho que se transcribe en tanto resul-ta claramente atinente para resolver algo tan importante como la preservación de uno de los teatros más emblemáti-cos de Madrid.

De los párrafos precedentes surge:

EVA ALADRO VICO

310

toda la información necesaria para valorar la importancia, desde el punto de vista histórico y cultural, del teatro Albé-niz; como se ha visto, se abundó en el Recurso de Alzada, en la conceptualización del hecho cultural que supone el teatro Albéniz y su desconocimiento por la Comunidad de Madrid;

la refutación del argumento que desvincula el espacio con lo allí sucedido y la posibilidad de que otros teatros alber-guen en el futuro los espectáculos que hasta ahora se vieron en el Teatro Albéniz;

que se hace una muy positiva valoración sobre la actividad cultural que tuvo lugar en el teatro Albéniz pero inexplica-blemente eso no alcanzó para incoar el expediente desde la perspectiva oficial;

el análisis legal que sustentó el pedido de declaración de Bien de Interés Cultural;

el análisis de porqué no cabía insistir, como se lo hace en el primero de los actos impugnados, en los aspectos arqui-tectónicos;

la contradicción de la Comunidad de Madrid que prime-ro protege al teatro Albéniz y luego claudica y hace suyos los argumentos del propietario que solicitó la desprotección;

como, tras cada argumentación contenida en el Recurso de Alzada, la respuesta conceptual de la Comunidad es casi siempre inexistente o insuficiente;

como se soslaya totalmente el dictamen emitido por la Catedrática de Derecho Administrativo, Dña. Blanca Loza-no Cutanda, sobre la posibilidad de expropiar el teatro Albéniz o declararlo Bien de Interés Cultural pese a la sen-tencia de 2003 del Superior Tribunal de Justicia de Madrid.

Pese a todo ello, el acto administrativo mediante el cual se rechaza el Recurso de Alzada prescinde de analizar casi to-dos esas cuestiones limitándose a repetir, sin nuevos funda-


311

mentos ni dictámenes técnicos, lo ha dicho por el órgano inferior con esta lapidaria y arbitraria consideración: “Fren-te a lo alegado por los recurrentes –que entienden que se cumplen los requisitos técnicos necesarios para la declara-ción de Bien de Interés Cultural- los informes técnicos emi-tidos por las Áreas competentes de la Dirección General de Patrimonio Histórico revelan que ni desde el punto de vista arquitectónico, ni desde la perspectiva de “hecho cultural”, se dan en el Teatro Albéniz la condiciones de excepcional relevancia necesarias para incoar expediente de declaración conforme a la Ley 10/1998”.

Es lamentable. ¿Cómo puede decirse, sin más, que no se dan en el teatro

Albéniz la condiciones de excepcional relevancia necesarias para incoar, sólo para incoar, expediente de declaración conforme a la Ley 10/1998?

Los actos administrativos impugnados, en su conjunto, resultan nulos en los términos del art. 62 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administra-tivo Común. Son actos viciados en el elemento objeto, les falta causa y carecen de motivación.

Los actos atacados lesionan derechos de amparo constitu-cional (el derecho de defensa -al no tratar buena parte de las cuestiones propuestas tanto en el tratamiento de la petición inicial como durante el trámite del Recurso de Alzada)- y resultan violatorios del derecho a la vigencia del principio de legalidad que en este caso suponen que la Administra-ción, en el ejercía facultades regladas, debía hacer un juicio técnico adecuado para decidir sobre la protección solicitada.

V. Costas Las costas del presente recurso contencioso-

administrativo, conforme al artículo 139.1 LJCA, han de

EVA ALADRO VICO

312

imponerse a la Administración recurrida por su antijurídico y arbitrario proceder a lo largo de las actuaciones que con-cluyen en este pleito.

Tal forma de actuación por parte de la Comunidad de

Madrid revela un desprecio a los ciudadanos reclamantes que, con gran esfuerzo y compromiso cívico, han logrado llegar hasta este estadio procesal y refutar, uno a uno, los débiles argumentos esgrimidos.

En virtud de lo expuesto, a la Sala, SUPLICO: PRIMERO. Que tenga por formalizado el Recurso Con-

tencioso-Administrativo contra los actos administrativos contenidos en la Resolución del Director General de Patri-monio de 27 de junio de 2007 y en la Orden del Consejero de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid que desestima el Recurso de Alzada interpuesto contra aquélla.

SEGUNDO. Que, previos los trámites legales, dicte, en su día, sentencia por la que, de conformidad con las alega-ciones de esta parte anule los actos administrativos impug-nados y declare la necesidad de incoar las actuaciones que permitan tratar y tramitar adecuadamente el pedido de de-clarar Bien de Interés Cultural al teatro Albéniz y al hecho cultural que representa.

TERCERO. Se tenga presente lo expuesto en el punto 7), última parte, de los Hechos, en relación al carácter de co-demandado asumido por el Ayuntamiento de Madrid.

CUARTO. Que se condene en costas a la Comunidad de Madrid.

En Madrid, a las 20 días del mes de noviembre de 2008.

Ldo. Beltrán Gambier Nº colegiado 72875 ICAM


313

PRIMER OTROSÍ DIGO: Que, al amparo del artículo

60 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, interesa a esta parte el recibimiento del pleito a prueba, que deberá versar sobre un hecho central, pero no excluyente: que la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Ma-drid consideraron y estimaron positivamente y en su día la importancia de proteger el teatro Albéniz por razones no sólo arquitectónicas sino también culturales e históricas tan-to en el marco de la Revisión del Plan General de Ordena-ción Urbana adoptado por el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid en su sesión del día 17 de abril de 1997, como durante su defensa en el pleito que culminó con la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Ma-drid del 3/6/2003.

A tal efecto, se dejan designados expresamente para su oportuno requerimiento los archivos de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de Madrid en los que haya tramitado la Revisión del Plan General de Ordenación Ur-bana adoptado por el Consejo de Gobierno de la Comuni-dad de Madrid en su sesión del día 17 de abril de 1997, tras su corrección por Acuerdo del 8 de enero de 1998. Se hace mención de que estos antecedentes se solicitaron para for-mular esta demanda, pero fueron adjuntados de manera in-completa aduciéndose que los mismos tenían un excesivo volumen (me refiero a los documentos indicados en el IN-DICE DE DOCUMENTOS QUE SE REMITEN AL SUPERIOR TRIBUNAL DE JUSTICIA, SECCIÓN NOVENA, DE MADRID, EN EL RECURSO CON-TENCIOSO-ADMINISTRATIVO ORDINARIO 734/2007. EXP: 03-JC-00260.6/2008 en tercer y cuarto lugar; como puede apreciarse se trata de documentos que

EVA ALADRO VICO

314

carecen de los anexos donde la cuestión del teatro Albéniz pudo haber sido considerada).

Se designan para su oportuno requerimiento, asimismo, las actuaciones judiciales ocurridas ante este mismo Tribu-nal en las que tramitó: (a) el pleito que culminó con la sen-tencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid del 3/6/2003 (identificadas como Rec. 1341/1997 - nº 643/2003) y (b) el Recurso de Casación interpuesto contra esa sentencia para ser resuelto por el Tribunal Supremo, cu-ya copia (del recurso) se agregó al Expediente Administrati-vo y que se identifica como Rec. Núm. 8/7700/2003.

Se deja ofrecido como prueba documental el Expediente Administrativo que ya se ha adjuntado por parte de la Co-munidad de Madrid y todos los documentos que lo inte-gran (primer envío y ampliación de fecha 23 de junio de 2008, y última ampliación notificada el día 18 de noviem-bre de 2008).

SEGUNDO OTROSÍ DIGO: Que conforme al artículo 62 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, solicito que en el momento procesal oportuno se acuerde la presentación de conclusiones escritas.

TERCER OTROSÍ DIGO: Que a tenor de lo estableci-do en el artículo 40.1 de la Ley 29/98, de 13 de julio, esta representación expone que a su parecer, la cuantía del pre-sente recurso es indeterminada, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 42.2 de la misma norma procesal.

SUPLICO DE NUEVO A LA SALA se tenga por señala-

do nuestro parecer respecto a la cuantía, por solicitado el re-cibimiento del pleito a prueba y por indicadas las actuacio-nes administrativas y judiciales necesarias y la celebración de trámite de conclusiones escritas.


315

Es justicia que pido en lugar y fecha “ut supra”. Ldo. Beltrán Gambier Nº colegiado 72875 ICAM

316

colección Druida

1. VEGA, Miel.- Cruel como la vida. Del relato al guión. 2. MANZANO ESPINOSA, Cristina.- El espejo, el aviador

y el barco pirata. (Lewis Carroll, Antoine de Saint-Exupéry y James M. Barrie).

3. REBOLLO SÁNCHEZ, Félix.- Antonio Machado: entre la literatura y el periodismo.

4. ALADRO VICO, Eva.- Salvar el Teatro Albéniz. Historia de un blog.

SALVAR EL TEATRO ALBÉNIZ_maquetado final_3600dpi

Documents

Transcript of SALVAR EL TEATRO ALBÉNIZ_maquetado final_3600dpi