Salvador Novo; Dualidad de Lo Políticamente Incorrecto

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FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS, UNAM Salvador Novo; dualidad de lo socialmente aceptado Dualidades en la obra de Novo Paloma del Carmen Pérez Bonilla Fundamentos de teatrología I Profra. Carmen Galindo

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Ensayo

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Salvador Novo; dualidad de lo socialmente aceptado

Facultad de filosofa y letras, Unam

Salvador Novo; dualidad de lo socialmente aceptado

Dualidades en la obra de Novo

Paloma del Carmen Prez Bonilla

Fundamentos de teatrologa I

Profra. Carmen Galindo

Introduccin

Paradoja o simplemente las dos caras de la misma moneda, muchos personajes de Novo se ven imposibilitados para actuar conforme a lo que son o a sus convicciones, y cuando lo han hecho, han sido prcticamente ahogados por ese entorno donde saben que no encajan, considerndose fuera de l y dando sus opiniones al respecto, atrincherados en un punto de vista que casi podra considerarse ajeno a dicho medio. Podra afirmar que el mismo autor se vea en esa dualidad, aunque sea impropio decir tal cosa, dado que mucha de la informacin, si bien proviene de fuentes confiables, no me da derecho para afirmar, slo para opinar, pues nicamente el autor sabe las razones por las cuales produce los textos; no voy a hablar de aquello porque mi tema en realidad no es se, sino la dualidad en la obra de Novo. Si acaso, algunos datos biogrficos que puedan apoyar los casos que presentar a continuacin.

CASO 1

El primer lugar, por haber sido requerido as, se le ha dado al dilogo Malinche y Carlota, del libro con ttulo correspondiente, Dilogos.La Malinche y la Carlota de NovoEllas dos saben que era imposible vivir siendo dos cosas a la vez. Dejan que uno como lector se d cuenta de la realidad: uno es quien est atrapado en ser l mismo y reinterpretarse para el resto de los que lo miran.

Como la Malinche lo dice en su dilogo correspondiente Creo ms bien que era una lealtad a m misma. Es parte de lo que Novo, como otros muchos, plasma en sus escritos. Esa necesidad de decir las cosas, estando frente a una pared de papel que es tanto un muro de proteccin como la torre de marfil de un prisionero.

Es proyectar la propia personalidad detrs de la mscara de otros. Y en esos das en que renen el valor para hacerlo, pregonar, casi gritar al viento, el verdadero yo. Sabiendo que no slo son las mujeres histricas las nicas afectadas por el no ser enteramente libre de dar un salto mortal social sin que alguien comente algo, sino que todos tenemos nuestro nicho en este sistema llamado sociedad.

Y sin embargo hay quienes rompen la fila y se atreven a hacerlo. Por seguir lo que realmente creen y sin importar qu pase con ellos. Sea permanecer o avanzar contra la corriente.

Tenemos el caso de Carlota. Ella obedeci lo que estaba determinado para s, apoy a su esposo incondicionalmente obviemos el triste final que tuvo. Tenemos el de la Malinche, en el texto de Novo am a Corts casi tanto como Carlota a Maximiliano. Con sus exageraciones descriptivas, y cada una de diferente manera. Pero las dos se mantuvieron inamovibles en lo que pensaban.

[En este caso, Jurez representa el que sigue al otro milln que va avanzando a paso uniforme, que se obliga a seguir y efectivamente la multitud lo aclama desde el principio, ese adaptable que en realidad puede ser nuestro perfecto oportunista]No s exactamente a quin se haya referido Novo en esta obra, pero puedo afirmar y confirmar lo dicho- que en lugar de presentarlas como lo que el pueblo mexicano las ha considerado desde los tiempos en que an vivan, les dio la importancia que merecieron como mujeres y como figuras histricas (puesto que no hizo eso con casi ningn otro personaje femenino en cualquiera de sus textos restantes).

Logr imprimirles ese carcter que todo el que ha investigado sabe que tienen y del cual no podrn salir por su propia voluntad: ser incomprendidas. Tan incomprendidas como puede haberse considerado el propio autor en una poca donde an deba gastarse en luchar por ser aceptado, fuera anuncindose a s mismo de formas extravagantes, como mantener una visin conservadora del mundo.

Ambas son figuras histricas repudiadas por acciones que a la nacin le fueron inconvenientes; la Malinche, pues tom partido por Corts y el resto de los espaoles, traicionando a su propio pueblo. Y Carlota, una invasora, una advenediza

Y est en cursivas porque mirado objetivamente, ella slo fue una intrprete a su servicio. Incluso ahora apoyndome en un recurso muy empleado por Novo para usar otro a mi vez, sustituyo anacronismo por transporte voluntario a otra poca, para hacer la siguiente comparacin- se vera comentada de mala manera por muchos medios de comunicacin. Pongamos por caso que en la actualidad Mxico tenga roces con alguna potencia mundial.Ser acaso que intrpretes, traductores, estudiantes de Letras, etctera, en un afn de conservar limpia de traidores a la Patria, pudieran ser ejecutados por el simple hecho de conocer otras lenguas?

Tendramos el derecho de retirar embajadores de todos esos pases, sin lugar a dudas, pero este hipottico plan de accin podra ser equiparable al concepto que se tiene de la Malinche, el cual no debera ser siquiera transmitido; mucho menos originar conceptos ya de uso comn. Sobre todo tomando en cuenta que en las circunstancias en las que estaba, no tena muchas opciones.

Muchos investigadores estn de acuerdo en su lugar de nacimiento (en la zona actualmente llamada Coatzacoalcos), pero a partir de l, pasando por su encuentro con los mayas, posteriormente con los espaoles y hasta su muerte, las versiones de los hechos, sus estilos y caractersticas difieren considerablemente.

Esto, porque algunos han escrito historias en las que se la presenta casi como una herona trgica, vendida cruelmente por su progenitora; otros slo presentan un pequeo cambio cuando sealan que fueron ambos padres (cito el poema La historia, de Novo Eso dice la historia pero, cmo lo vamos a saber nosotros? para sostenerme en esto: a la familia y al pueblo en general de Malinalli tampoco se le da una buena piedra a la cual asirse, ms bien se los despea por el mismo barranco cuando lo ms probable es que todos hayan actuado por razones polticas en este embrollo) a los mayas, que a su vez la regalaron a los espaoles y fungira primero como consorte de Alonso Hernndez Portocarrero, posteriormente lo alternara con su oficio de traductora, tendra dos hijos, uno bastardo con Hernn Corts quien aparece en los Dilogos (creo que la mencin era de esperarse, en la historia del pas son considerados una pareja importante) de manera por dems descriptiva y otra legtima con Juan de Jaramillo. Claro que todo esto Novo lo presenta de una manera un tanto extraa, que est en la lnea delgada entre lo potico y lo muy descriptivo; adems, no hace un enfoque totalmente apegado a lo histrico, sino que se toma algunas licencias literarias.Entonces volvemos al punto inicial. La Malinche es una figura incomprendida; hizo lo que ahora hara cualquiera en su situacin; supo a qu atenerse, y cmo sobrevivir a pesar de ello y fue condenada por consecuencias de su trabajo; resulta imposible saber si ella las haba previsto, o su reaccin al ver los resultados, si acaso se dio cuenta que estara grabada en la memoria de tantas generaciones que conformaron Mxico y el papel asignado en la re-creacin de los hechos que es un simple relato, una clase de historia, el tipo de personaje que sera para toda esa gente. Incluso que sera tomada como modelo para los nuevos marginados y para los an nuevos traidores a la patria, llamados chicanos en el habla cotidiana.

Todos aquellos que se van de la Madre Patria para intentarlo en otro sitio. sos, que decidieron simplemente abandonar un sitio; aunque siguen tratando de no desconectar sus races, se sienten tan rechazados como lo ha sido ella desde hace casi cinco siglos; lo ms extrao es que tanto Novo como ellos tomaron un aspecto sin darse cuenta: el de Malinche, verdadera Madre Patria. No me meter ms en esa cuestin puesto que no concierne al tema. Concluyo el acercamiento a la Malinche con esto: considero que ella slo hizo lo pedido de palabra y se olvid de lo exigido tcitamente. Del amor y otros aspectos de su vida, cada quien se ocupe como le acomode hacerlo.Pasemos a Carlota, otra mujer atrapada en la sociedad de su poca. Con un rbol genealgico bastante complicado, dadas las uniones endogmicas que se presentan en l, resulta un buen argumento para la hiptesis inicial de la paradoja o dualidad en que vivi el contar con revolucionarios como Luis Felipe de Orleans apodado Felipe Igualdad por haber apoyado la Revolucin Francesa, y no precisamente por motivos tan idealistas como su mote- y reaccionarios como la reina Victoria I de Inglaterra.Tal como a su abuelo, se le atribuyen visiones revolucionarias (segn como se lo vea); si hablamos de su ta en segundo grado, an podemos hacer otro paralelismo, pues ella es otra de las mujeres incomprendidas de la historia, a quien se le cuelgan hechos de cultura general que en realidad seran difciles de comprobar.De cualquier manera, Carlota y su esposo Maximiliano podran considerarse piezas en un juego de ajedrez mucho ms grande que ellos, al haber accedido a ser emperadores en Mxico despus de la Intervencin Francesa y pensar que contaban con el apoyo de dicha nacin. O al menos, de este lado del ocano, de suficientes circunstancias que les permitieran cierta estabilidad (entrando a posibilidades y al mundo del hubiera: si los liberales no hubieran estado apoyados por Estados Unidos, si ste a su vez hubiera permanecido en su propio conflicto, si Austria hubiera resultado vencedor en lugar de Prusia, etc.). A veces se les considera invasores, intrusos, y otros nombres que sera mejor no pronunciar. Se endiosa a Jurez y se execra a quienes en realidad tomaron una oportunidad en apariencia beneficiosa, y no habiendo cumplido con los planes que se tena para ellos, vieron cmo se esfumaban uno a uno sus puntos de apoyo hasta que Maximiliano fue fusilado y Carlota sucumbi a la locura.

Tuvo buena fama en el pas a pesar de la situacin verdadera en que se encontraba todo, y aunque podra calificrsele desde burla hasta confirmacin de esto, el Adis, mam Carlota de Vicente Riva Palacio y la versin de Juan A. Mateos quienes adems trabajaron juntos como autores en general- describen gran parte de todo lo que ella vivi.El haber estado sealada al igual que todas sus antecesoras para gobernar, renunciando a ser herederas de la corona de su tierra natal por otra en un lugar diferente; el matrimonio gozando de una buena comunicacin con su marido, por suerte al principio y con un giro extrao, para su mala fortuna poco despus-, y comprobar que lo que fcil viene fcil se va, con el Segundo Imperio.Al mismo tiempo, obras que en vez de ser medianamente imparciales son tendenciosas (presento como ejemplo El rey y el mono, de Ignacio Ramrez el Nigromante, e, irnicamente, del mismo do dinmico Riva Palacio-Mateos, en El tirano domstico, aunque ste ltimo sea un ataque indirecto), y llegan hasta el extremo de lo chocante, con todo y el ingenio que poseen cosa que Francisco Zarco vio tambin y acerca de lo cual opin en repetidas ocasiones. Ellas explican tambin fragmentos de lo que ocurri. Juzgo pertinente mostrar fragmentos de todas y hacer un breve anlisis:Y en tanto los chinacosQue ya cantan victoria,

Guardando tu memoria

Sin miedo ni rencor,Dicen mientras el viento

La embarcacin azota:

Adis, mam Carlota;

Adis, mi tierno amor

Adis, mam Carlota, estrofa V; versin de Vicente Riva Palacio.

Si fuera estrictamente cierto lo que deca, sin miedo ni rencor, cmo encontrar argumentos para defender las stiras que le valieron tanta fama, don Vicente?

A pesar de todo esto, Novo lo reafirma con Carlota diciendo No odi nunca a ningn mexicano y la respuesta de su compaera Ni ellos a ustedes, estoy segura.

Ms pronto que los libresEscuchars el canto,

Bajo tu regio manto

Temblando de pavor.

Te seguirn sus ecos

A la regin ignota

Adis, mam Carlota;

Adis, mi tierno amor!

Adis, mam Carlota, estrofa IV; versin de Juan A. Mateos

En este caso, result algo quiz previsible; Carlota result precisamente afectada mentalmente por los sucesos recientes, llegando a sufrir alucinaciones, incluso creando una realidad alterna en la cual el Imperio haba prosperado, Maximiliano viva y tenan una hija, Maximiliana Carlota (quien en realidad era una mueca a la cual llam Max). Efectivamente, los ecos de lo acontecido la persiguieron toda su vida.

Un mono, que al austriaco diverta, Sin sospechar de su seor la muerte,

En el palacio, sobre el trono advierte

Varias prendas cuyo uso conoca;

Y en dos por tres adorna su persona

Con el manto y corona.

A este tiempo, un chinaco,

De los que triunfan con Porfirio, mira

Al animal; cree que es el austriaco;

Y pasto lo hace de su espada y su ira.

Tenga el indio presente, que en el trono

Tan expuesto es ser rey como ser mono

Todo esto apoyado por el ltimo verso del T, Seor, tambin del Nigromante (cito: Por qu diste a mi patria los franceses?) presenta ese extremo que mencion anteriormente. Ofensivo, y por lo mismo, muy celebrado. Cmo cambia de una poca a otra la perspectiva, puesto que el Porfirio del cual habla en el texto, no es otro que el general Daz. Adems, su opinin se puede situar en ese precario equilibrio que es la indiferencia sarcstica hacia los sucesos del pas, si se lee directamente; hace una caricatura de los chinacos al tiempo que la hace del Segundo Imperio.Como se puede ver, la Carlota histrica es un personaje an ms triste del que presenta el dilogo de Novo, y de nuevo l se tom un par de licencias no solamente literarias para lanzar aseveraciones al aire. Aunque la obra est muy bien lograda.

Termino el caso 1 con las siguientes afirmaciones: Lo polticamente correcto no necesariamente es lo moralmente vlido, y lo que se hace por lo regular tiene consecuencias. Si es que uno llega a quedar impreso en la historia de alguna nacin, debe andarse con cuidado.La Historia, como toda serie de acontecimientos, tiene tantos puntos de vista como narradores pueda poseer. De nuevo, la dualidad. Muy probablemente, multiplicidad.

El verdadero rebelde no es quien va en contra por hacerlo, sino quien mantiene lo que es a costa de s mismo. Es de sabios cambiar de opinin desgraciadamente, tambin existe cra fama y chate a dormir.CASO 2: La liberacin de las cultas damas o Qu estara pensando Eva?

Aqu viene un circulito de gente bien. Son los personajes de La culta dama. Quiz terminen un poco despeinados, pero les har bien salir a la plaza a ver al populacho de cerca. Gusto debera de darles estar sentados junto a Carlota Amalia, no?Empezar la razzia con Antonia, la culta dama de la historia. Ella, al contrario que las otras dos mujeres anteriores, es como la sanda: por fuera tiene ciertos colores, y por dentro, los negativos.Parece al principio que es una mujer liberada, mas no lo es. Simplemente hay que analizar su status social, si no el econmico, para darse cuenta de ello.

Es una mujer de familia acomodada, casada con un hombre que si bien no le pone atencin, le firma un cheque por la cantidad que ella desee, cada que se lo pide. Ya en ese aspecto su matrimonio es un lazo bastante suelto por el cual no debera ni siquiera preocuparse, si es que quera considerarse una mujer libre. No lo hace porque ese mismo escalafn le exige ser una mujer respetable esto es, aunque entre ella y su esposo se presten la misma atencin que se le presta a un pariente lejano, ellos an unieron sus vidas en sagrado matrimonio y dems frases con las cuales no me meter- si es que quiere permanecer dentro de ese selecto grupo de personas.

Tan es as, que la misma Carmen, oveja negra entre ellas y de la cual hablar ms tarde, critica a una nueva rica, por el hecho de querer entrar a brazo partido en sociedad, no tomando en cuenta que, si es por mritos, tendra ms un as llamado nuevo rico, que alguien de rancio abolengo, suponiendo que el primero se lo haya ganado con esfuerzo y no por medios moralmente inaceptables, y el segundo sea una simple sucesin afortunada de apellidos y alianzas.A quien asegure que este pas es democrtico, no puedo replicarle que est diciendo algo totalmente incorrecto, pero an existe una especie de nobleza nominal en este pas. Slo que ahora no son reyes o reinas, sino los nuevos ricos de aquel entonces, y los que les siguieron, los que controlan lo que sucede. Se unieron por fin a la gente de sociedad (que tambin es un trmino un poco tonto, no? Si todos formamos parte de un grupo social, tambin somos de sociedad) a la que aspiraban pertenecer. Existen otros tipos de esto en algunos mbitos ms.Y como tales se les trata, tanto dentro del texto de Novo como en la vida cotidiana.

Al menos se puede decir de la seora Antonia que ha aprovechado su tiempo y sus oportunidades de educacin en cierta manera -ha escrito un libro, independientemente de lo que ste diga en realidad. Aunque si es mnimamente parecido a su opinin de lo que es ayudar al cado, no tendra la ms mnima intencin de leer un texto de esa clase.Se nota al ir avanzando en el texto la hipocresa del personaje, hablando mal de sus conocidas (no podra tirar la piedra directamente, puesto que yo lo he hecho ms veces de las que quisiera confesar) a sus espaldas, tratndolas con toda amabilidad cuando est hablando directamente con ellas. La actitud servil de su secretaria no contribuye en mucho a nivelar un poco a la seora, puesto que la autoriza acorde a su lgica- a justificar la propia. Contrasta con esa falsa humildad, de no haber hecho ms que lo que a cualquiera le correspondera: hacer de buen samaritano, pero no por el qu dirn.Analizar rpidamente lo que respecta a la Maternidad que dirige Antonia: despus de quitarle todo el oropel, resulta ser solamente una casa de expsitos. De maternidad, no le queda ms que estar relacionado a medias con madres no se sabe de qu denominacin dentro de la Santa Madre Iglesia, y las madres que conscientes o no de lo que hacen, dejan a sus hijos con ellas. Consideremos el trabajo digno del cual habla la obra: cualquier trabajo puede ser todo lo digno que se quiera, cuando se lo hace bien y no deja algo que desear por el aspecto tico o moral. Queda la cuestin de pensar la clase de oficio que se les daba, pero el tema no da para ms que lo que el propio autor pueda haber considerado.Pasando a otro tema, ms que una mujer liberada, se le puede considerar el extremo de un feminismo que fallando en su deber de abogar por la mujer, escupe en la cara del sexo masculino en general, a pesar de sobreproteger al hijito adorado.

Antonia ve el mundo a travs de ese cristal, pensando que todo es menos importante que lo que ella hace, ocupada en frusleras, en ordenar la vida del hijo y en amontonar la mayor cantidad de rumores acerca de la gente que est estorbando su conveniencia.Al final se ve en una realidad completamente distinta a la que ella haba armado para s misma, y en la que vuelve a sumergirse a pesar de los intentos del hijo por sacarla de ah, de las acciones tanto de Carmen como de la madre de su nieto, Eugenia, y del padre de sta.

All es donde se nota que en lugar de ser una mujer liberada, Antonia est tan dentro de lo convencional que cree estar fuera de ello.

Otro personaje a considerar es la seorita Carmen. Tambin est demasiado hundida en la sociedad en la que vive como para pensar que est rompiendo con algo a pesar de la supuesta conducta que tiene y las faltas que ha cometido.

Tiene a su favor la personalidad y la herencia tanto de posicin como econmicamente hablando. Al igual que Antonia, es todo lo que se quiera menos lo que aparenta. Excepto que ella dice las cosas de manera mucho ms directa que la seora.Cuando menos sabe la situacin en la que est, aunque no quiere verla a la cara. An trata de tapar el sol con el dedo aunque pregona que no lo hace. Incluso llega a burlarse de ello.

Pero no est impulsada slo por eso: el despecho de haber sido encumbrada primero para despus verse rechazada por Antonia como candidata para esposa de su hijo, aunado a una historia no precisamente respetable que comparte con ste, provocan toda clase de reacciones en ella. Por lo dems, es casi idntica al resto.

Quiz el nico que est casi fuera de esta visin del mundo es Ernesto. Que sea un hombre le da ciertas ventajas para escapar de l, puesto que es un sistema controlado por hombres merced a la sumisin de sus mujeres. Aunque tambin eso le otorga una palanca para hacer lo que l quiere con ellas. Por ejemplo, con Carmen, o con la misma Eugenia, a quien engaa pretendiendo ser un estudiante pobre, orillndola con sus acciones a entregar el hijo de ambos a la Maternidad, a quien posteriormente condena de todas maneras a ser educado por su abuela y vivir en el extrao matriarcado que sta controla.

El resto es una masa multicolor con ciertos bultos importantes, como Lupe, la secretaria/criada de Antonia; Gloria, quien es un personaje por dems desangelado y que aparentemente encarna la imposibilidad de vivir fuera de todo aquello; su madre, quien es adems amiga muy cercana de Antonia, y Pedro, el padre de Eugenia. Lupe podra considerarse como una criada fiel, si no fuera porque, al igual que Eugenia y su padre, lo nico que les est dado hacer en la obra es provocar lstima. Siendo evidente que es una farsa desgraciadamente cercana a la realidad de muchas personas -an hoy, eso es lo peor y lo ms irnico- casi me resulta imposible no querer reescribirles la historia, llevarlos a un mundo donde Antonia no tuviera que sufrir por no poder guardar las apariencias, donde su hijo pudiera madurar todo lo que le falta, donde Gloria supiera elegir, y su madre no dependiera de un apellido para asegurarle un futuro; aunque parezca discurso poltico, ni siquiera Pedro se vera en la necesidad de falsificar documentos, pues su negocio tampoco estara ligado al prestigio otorgado por el rancio abolengo del que pudiese provenir.Por supuesto que como todo sistema, tericamente podra funcionar. Hasta que a alguien se le ocurriera volver a esconderle las cosas al prjimo. Pero hasta entonces, seran sencillos.

No gastaran energas en mantener una doble moral para cumplir con los papeles que se les exigen.

Podran hacerlo, sin tener que construir el nuevo orden social. Pero as no tendramos obra.

Algo similar pasa en De perfil, de Jos Agustn, slo que en menor grado y visto desde varias perspectivas (aunque tenga gafas de Visin-Juvenil de los 60s y todo eso que pueda uno comentar, existe mucho ms detrs del libro).

Esteban (primo del protagonista), tiene una similitud impresionante con el Ernesto de Novo. Pretende, no se sabe si en broma o porque en realidad tenga alguna razn para ello, ser de una clase ms baja con respecto a la que tiene.Claro que por muchas de sus actitudes a m me resulta peor ver a cualquiera de los dos personajes, pues me provocan una impresin de irresponsabilidad para con ellos mismos y para con su vida, que a semejante edad estn an pensando que son hroes de folletines, como lo dice la misma Carmen, en el momento anterior a la cena (donde tiene una explosin y suelta todo lo que ha estado averiguando acerca del Ex-novio y familia); al final, Esteban igual que Ernesto, se integra cmodamente a lo que los padres lo han acostumbrado e incluso en lo que atae a la escuela, aspecto en cual siempre llev la contra a sus padres, termina cediendo.Podra de ah deducirse e incluso en algunos libros se menciona que a Novo se le sobreprotegi casi del mismo modo; esto le hizo comparar experiencias de todo tipo con lo que viva dentro de casa en su infancia, habiendo pasado sta con un miedo al resto de los chicos que surga casi de inmediato al verse rodeado de ellos (cosa que adems plasma en su poema La escuela, y la obra que he tratado)

CASO 3: Adn y Eva o Si ha sido una sanda, mi madre!

Este en particular me pareci muy importante en cuanto lo le, pues pens posee buena cantidad de referencias, hasta que me di cuenta que muchas tienen poco sustento para mantenerse en pie lo cual es una desgracia, pero a toda cocinera se le va un tomate entero (de paso, he ah la primera y la segunda explicaciones del ttulo: a mi ver, lo de Novo no ha sido un tomate, puesto que a pesar de su educacin, la poca en que viva predomin de nuevo y su visin de lo hebraico cojeaba por varios puntos de apoyo tampoco es que yo sepa tanto del asunto, pero podra enfrascarme en una discusin literaria en unos nuevos Dilogos con l y sacar unas catorce pginas bien logradas, sin llegar a conclusin alguna, como el Adn y la Eva del libro; lo segundo es simplemente haber parafraseado un comentario de Joaqun Salvador Lavado, conocido por el mundo como Quino, acerca de esta pareja, de boca de uno de sus personajes, Libertad).

Quiz sea un tema muy polmico la as llamada guerra de los sexos, pero francamente est tan trillado que poco vale la pena hablar ms al respecto. En lugar de hacer eso analizar ese pensamiento arraigado que he conseguido vislumbrar en otros textos de Novo, y que an no puedo decidir con qu intencin escriba: el lugar de cada quien en la sociedad, y ahondando ms en ello, los roles masculinos y femeninos.

Debo admitir que este dilogo inici de manera bastante original, pero no deja de ser extrao que todas las verdaderas hijas de Eva cumplan con el usted en su casa y a la cocina, incluso sabiendo de ms cosas existentes en este mundo adems de esos doscientos metros cuadrados. Como mujeres respetables segn cierta mentalidad.Deja de lado a mujeres admirables, de todas las culturas. Slo hace mencin, si acaso, de Marie Curie, despreciando a Juana de Arco, siendo que las hazaas viriles no son ms que actos heroicos que tanto una fmina como un varn pueden llevar a cabo.

Percib un cierto desagrado de Novo hacia determinadas cosas, pero no comprendo el por qu Adn deba ser el que est de acuerdo con lo que dice la sociedad, es el padre de familia que se rene con los amigos, mientras que Eva est hecha un lo con los quehaceres y soporta que se le adjudiquen tendencias comunistas y todo aquello que Novo seguramente no apoyaba. Eso, sin sacar a colacin la evidente diferencia de edad entre ambos (dio en el clavo con aquello, puesto que en la Historia son bastante frecuentes los matrimonios donde ella tiene por lo menos quince aos menos que l, incluso si en este caso Eva se mantiene joven por otros medios).Ideas insolventes e inconsistentes? Lo dudo (mucho, pues conozco a varias que desmienten esa afirmacin); ya he dicho que si pudiera tener la oportunidad de discutir algo con Salvador Novo sera el cmulo de opiniones que emiten sus personajes y con las cuales no coincido. No sera para demostrarle que despus de todo Eva piensa, que eso ya ha quedado muy demostrado, y en los debates con compaeros, a veces es mejor no abrir la boca puesto que se les ponga el punto de la manera en que se haga, puede parecerles cmico y hasta enternecedor que una mujer sea quien se los explique con tanto lujo de detalle y argumentos lo suficientemente slidos como para provocarles una reaccin de ese tipo. Podra venir a cuento lo de la superioridad biolgica, pues hace poco lo tratamos, precisamente, en una discusin. Pero son razones que prefieren hacer a un lado.De nuevo esa asignacin de papeles en la representacin que se lleva a cabo de la sociedad hace de la mujer una especie de bestia de carga, y del hombre algo similar a un autista. Siendo ms bien una simbiosis que la misma Biblia tiene muy clara: hombre y mujer son uno.

En caso de sujetarse a lo que el hombre decide, debe hacerlo por amor. No por obligacin, ya que no es su sierva sino su esposa. Eso no es obediencia, es llevar a cabo algo impuesto y si sa es su razn, he ah el porqu de sus problemas. Ahora que si l no tiene la amabilidad de cumplir con su parte y darle a ella el lugar que merece, tampoco es digno de estar ah.

De nuevo, las convenciones sociales hacen lo que quieren, y lo que est aprobado as como lo que est probado- y no siempre son lo mejor en el aspecto moral. Aunque la definicin del diablo en El tercer Fausto sea ms o menos prctica, no es tan verdica como l quisiera. La moral es mucho ms que no daar a terceros y cumplir felizmente con lo que se acostumbra.

Conclusin

La dualidad, tanto por la huella que los personajes dejan, como por su vida cotidiana, est llena de contrastes en la obra de Novo al igual que lo estuvo en su vida.Nuevamente vemos que hay mucho del autor en la obra, a pesar de todas las veces que se nos ha recomendado escribir de otras cosas aparte de uno mismo.

Es imposible no hacerlo, el truco est en sazonarlo con toda la informacin disponible en ese momento, hasta que lo que se presente sea una especie de sopa donde se puedan apreciar todos los ingredientes menos el principal.Se hizo visible una vez ms esa ambivalencia que tienen todos los caracteres que Salvador Novo us para sus textos, hayan sido reales o inventados.

Adems, como muchos, tendi puentes entre lo real y lo ficticio, entre la historia y la literatura, entre las costumbres y su ruptura, opinando acerca de todo y sin dejarse apabullar por los comentarios del resto. Vivi una vida con muchas lneas paralelas tanto dentro de su obra como de su misma existencia, la pblica y la privada.Como la tinta de sus retratos y sus textos, fue blanco y fue negro, pasando de uno a otro con facilidad.

Y hacindole una ltima broma al autor antes de retirarme, fue como se dice que somos las mujeres: imposible de comprender, slo queda apreciarlo. Pero incluso eso, es opcional.Fuentes de informacin

BibliogrficasNovo, Salvado. Dilogos. Organizacin Editorial Navarro. Mxico, 1970, 149p. Daz del Castillo, Bernal (1575). Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva Espaa. Editorial Porra, 22 edicin.Pacheco, Jos Emilio (compilador). Poesa mexicana 1. Editorial Promociones Editoriales Mexicanas. Mxico, D.F., 1992.Colectivo. Salvador Novo: sus mejores obras. Editorial Promociones Editoriales Mexicanas, primera edicin. Mxico, D.F., 1979.Novo, Salvador. La culta dama. Fondo de Cultura Econmica. Mxico, D.F., 1956.

Monsivis, Carlos. Salvador Novo: lo marginal en el centro. Ediciones Era. Mxico, 2000.

Osvaldo Pelletieri, et al. Texto y contexto teatral. Editorial Galerna. Buenos Aires, Argentina, 2006.

Barrera, Reyna. Salvador Novo: navaja de la inteligencia. Editorial Plaza y Valds. Mxico, 1999.Otras fuentes

http://historiaconquistaamericacolonias.suite101.net/article.cfm/la_malinche_la_interprete_de_los_espanoles La Malinche, la intrprete de los espaoles: la princesa que se convirti en esclava. Geomara Chvez Lpez.http://es.wikipedia.org/wiki Colectivo. Salvador Novo: sus mejores obras. Editorial Promociones Editoriales Mexicanas, primera edicin. Mxico, D.F., 1979.

Pacheco, Jos Emilio (compilador). Poesa mexicana 1. Editorial Promociones Editoriales Mexicanas. Mxico, D.F., 1992.

Novo, Salvador. La culta dama. Fondo de Cultura Econmica. Mxico, D.F., 1956.

La referencia original, la he perdido. Disculpen ustedes, leer tiras cmicas para buscarla fue una actividad agradable pero hay que terminar primero el tema.