SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

35
SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE SU OBRA: ALGUNOS DATOS BIOGRAFICOS Narciso Santos Yanguas Universidad de Oviedo A simple vista parece evidente que las escasas noticias que posee- mos en la actualidad, muchas de ellas con irtterrogantes sin resolver to- davía (como el propio nombre del historiador por ejemplo), acerca de la vida de Salustio, se irtcardirtan en el marco socio-político de su época (in- cl-uido su cursus honorum y su posterior retiro ocioso, lo que haría posi- ble precisamente la elaboración de sus obras), habiendo quedado refleja- das otras en ciertos pasajes de su actividad literaria. En este sentido, y a pesar de la unidad que podemos rastrear en el conjunto de los escritos salustianos l , las denominadas obras menores de dicho autor (fragmentos de las Historias, Cartas a César e Invectivas) nos acercan en sus pasajes anecdóticos mucho más a momentos puntuales de su existencia (al margen de su atribución segura o incierta a nuestro per- sonaje) que las monografías más conocidas y completas (Conjuración de Catilina y Guerra de Yugurta), cuyas referencias, aunque sean tangencia- les, en ning ŭn caso podrán ser desdeñadas para rtuestros objetivos2. I Como punto de partida hemos de decir que resulta sumamente difí- cil concretar los elementos que enrnarcan las características más sobresa- 25

Transcript of SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Page 1: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICODE SU EPOCA Y DE SU OBRA:

ALGUNOS DATOS BIOGRAFICOS

Narciso Santos YanguasUniversidad de Oviedo

A simple vista parece evidente que las escasas noticias que posee-

mos en la actualidad, muchas de ellas con irtterrogantes sin resolver to-

davía (como el propio nombre del historiador por ejemplo), acerca de la

vida de Salustio, se irtcardirtan en el marco socio-político de su época (in-cl-uido su cursus honorum y su posterior retiro ocioso, lo que haría posi-

ble precisamente la elaboración de sus obras), habiendo quedado refleja-

das otras en ciertos pasajes de su actividad literaria.

En este sentido, y a pesar de la unidad que podemos rastrear en el

conjunto de los escritos salustianos l, las denominadas obras menores dedicho autor (fragmentos de las Historias, Cartas a César e Invectivas) nos

acercan en sus pasajes anecdóticos mucho más a momentos puntuales de

su existencia (al margen de su atribución segura o incierta a nuestro per-

sonaje) que las monografías más conocidas y completas (Conjuración deCatilina y Guerra de Yugurta), cuyas referencias, aunque sean tangencia-les, en ningŭn caso podrán ser desdeñadas para rtuestros objetivos2.

I

Como punto de partida hemos de decir que resulta sumamente difí-

cil concretar los elementos que enrnarcan las características más sobresa-

25

Page 2: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antigua XLX-XX

lientes de la vida de Gayo Salustio Crispo, a causa especialmente de la es-casez de testimonios antiguos sobre los momentos estelares de la misma3.

Las referencias escritas de la Antigiiedad clásica que nos ayudan ala reconstrucción de los pasos más destacados de la existencia de este per-sonaje no son en modo alguno abundantes: en este sentido los escasos einconcretos datos referidos a la biografía salustiana, obra todos ellos decomentaristas y eruditos próximos cronológicamente a dicho historiador,nos permiten diseriar las líneas directrices de la actividad de Salustio encuanto a las relaciones sociales con su época más que trazar las fechas ca-racterísticas que definirían los principales hitos de su devenir vita14.

No disponemos en la actualidad desgraciadamente, entre otras no-ticias significativas, de los datos biográficos que, acerca de nuestro au-tor, habría recopilado, de acuerdo con el testimonio de un escoliasta deHoracios, el comentarista de Cicerón Asconio Pediano, a quien se atri-buye una probable Vita Sallustii: en dichas referencias fragmentarias seespecificaban, al parecer cort todo detalle, algunos de los momentos mássobresalientes de la vida, tanto personal como familiar, de nuestro per-sonaje.

De la misma manera ha desaparecido en su totalidad el tratado sue-toniano (De viris illustribus) acerca de la actividad (socio-política, hu-mana y social) desplegada por los personajes más famosos de Roma, en elque sin duda se reflejaban los momentos más significativos de la corres-pondiente a nuestro historiador.

Conocemos, sin embargo, que dicha obra, junto con las referencias deotras crónicas, serviría como fuente de información a san Jerónimo paraasegurar su origen sabino (Sallustius Crispus scriptor historicus in Sa-binis Amiterni nascitur), así como la datación de su nacimiento en el ario86 a.n.e. y su muerte a mediados de la década de los arios 30, es decir ro-zando la cincuentena6.

En cualquier caso el primer problema con el que nos encontraremosserá el referido al antropónimo de dicho personaje, extremo este sobre elque las discrepancias no parecen irreconciliables: su nombre completo(Caius Sallustius Crispus) lo hallamos recogido, por ejemplo, en urt pa-saje del Bellum Africanum7.

Junto a ello Asconio nos lo presenta sin más como C.Sallustiuss,apareciendo documentado con similares características en algunos otrosautores conocidos de la Antigiiedad9.

26

Page 3: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yanguas

Por su parte san jerónimo bascula en su información al respecto en-

tre calificarlo como Sallustius Crispus o Sallustius simplemente, que es

lo más comŭn, a pesar de que nos hallamos al mismo tiempo ante una am-

bigiiedad mucho mayor, que ha llevado a atribuir a algŭn autor latino de

este ŭltimo nombre alguna de las obras del corpus salustiano considera-

das tradicionalmente como de paternidad inciertalo.

De cualquier forma la grafía con doble ele («11») se nos ofrece como

la más corriente, siendo ésta al rrŭsmo tiempo la que hallamos registrada

con mayor profusión en la documentación antigua de carácter epigráficoll.

En realidad nuestro historiador no era el ŭnico Salustio conocido en

Roma en aquellos momentos: además de un Cneo o Gnaeo, amigo de Ci-

cerón, mencionado en repetidas ocasiones por el orador y a quien se ha

identificado probablemente como el autor de los Empedoclea 12, habría un

Publio, reflejado una sola vez en los escritos y que quizás sería el receptor

de la carta Ad. fam. 2.17; este ŭltimo desempeñaría el cargo de procues-

tor en Siria en el año 50 y, si se trata de un Salustio, no sería nuestro au-

tor 13.

A partir de las referencias que nos ofrece la crónica jeror ŭrrŭana es

posible afirmar que Gayo Salustio Crispo habría nacido en la localidad de

Amiterno, en la región itálica de la Sabina, casi con total seguridad en el

ario 86 a.n.e. 14; de igual manera, de acuerdo con esta misma fuente de in-

formación, su muerte tendría lugar en la capital del Estado en el trans-

curso del 36-35 a.n.e.15.

Ciertos estudiosos de los aspectos biográficos de nuestro historiador

han llegado a afirmar que su origen sabino habría que conectarlo con el

carácter puritano que revelan algunos rasgos de sus obras más significa-

tivas16; en este punto seguiría las pautas marcadas por los principios tra-

dicionales arraigados entre las fam.ilias itálicas procedentes de dicha re-

gión17.

Sabinia constituía una región conectada desde los primeros momen-

tos a Roma; la imagen tradicional que en la capital del Estado se tenía

acerca de esta «provincia», así como de sus habitantes, era la de gentes ru-

das, austeras, montañesas y tradicionalistas, lo que puede llevar a expli-

27

Page 4: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antigua XIX-XX

car en la descripción histórica de Salustio los caracteres que asigna a Ma-rio, o bien la idealización de la figura de Sertorio, o finalmente sus opi-niones acerca de la nobilitas y de la plebe de Roma18.

A pesar de todo nos vemos obligados a pensar que no siempre ten-drían una aplicación concreta estas pautas de comportamiento asignadasal carácter tradicionalmente popular de los sabinos, por lo que, si unimosa ello el hecho de su educación en los ámbitos de poder en Roma, parecemás lógico suponer que sus inclinaciones puritanas, austeras y un tantoaldeanas pudieron haber surgido como consecuencia de otros condiciona-rrŭentos y circunstancias, solo parcialmente identificados con los estricta-mente geográficos19.

En cualquier caso su nacinŭento parece fecharse en el ario 86 a.n.e.,en concreto en las calendas de octubre, datación que coincide con el mo-mento en que Mario se hallaba desemperiando su séptimo consulado yCinna su segundo20.

Todos los indicios apuntan a que sus orígenes remontan al contextode una fan-ŭlia libre, a pesar de su origen plebeyo, puesto que nuestro per-sonaje llegaría a desemperiar el cargo de tribuno de la plebe, aunque des-conozcamos indicio alguno que ariadir a las circunstancias particulares dela misma; por ello se ha pensado que ninguno de sus antepasados llega-ría a alcanzar una existencia de cierto relieve político21.

Ahora bien, dicha afirmación no puede interpretarse en el sentidode que arrastrasen su existencia ert la miseria, sino más bien en el de quese trataría de gente acomodada desde el punto de vista econórnico, ancla-da en el ámbito de las parcelas territoriales que cultivaban en el campo,por lo que lógicamente no había destacado con anterioridad por motivospolíticos o intelectuales22.

Es por ello que no extraria que sus padres contasen con ciertos re-cursos econórrŭcos, lo que les facultaba para poder dar a sus hijos una ins-trucción adecuada a las exigencias sociales de la época, sin duda en la pro-pia capital del Estado, donde llegarían a comprar una casa pensando entales objetivos23.

Hemos de tener presente que en la región de Sabinia se había desa-rrollado desde el siglo III a.n.e. una nobleza aristocrática local, cuyos des-cendientes más jóvenes y que demostraban mejores cualidades eran en-viados a la ciudad de Roma para que se fueran versando y fogueando enlos problemas inherentes a la vida pŭblica romana.

28

Page 5: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yanguas

Por ello no debe extrañarnos el hecho de que la base de la oligarquía

romana de la época de Salustio estuviera constituida por un cuerpo hete-rogérteo, en el que, junto a farrŭlias de una gran antigŭedad, se acomoda-ban otras de origen mucho más reciente. En este contexto sabemos que la

facción más eficaz y extrema se hallaría liderada por M.Porcio Catón, cu-

yo bisabuelo había sido agricultor en el país sabino hasta su introducción

en los círculos políticos de Roma a manos del patricio L.Valerio Flaco24.

Todo apunta a que nuestro autor permanecería muy pocos años en

su lugar de origen debido al prematuro traslado de sus padres a Roma,

por lo que difícilmente podría verse inmerso a gran escala en ese contex-

to de ruralidad sabina del que en ocasiones se ha tratado de revestirlo.

Así pues, desde muy temprana edad Salustio se educaría en el n ŭ-cleo certtral de la Repŭblica a una edad muy joven tras establecerse en Ro-

ma toda su familia, tal vez como consecuencia de los avatares en que la re-gión de Sabinia se vería envuelta a con- ŭenzos de la guerra social; algo si-milar sucedería con un grart nŭmero de los contemporárteos de su nivel

social, viviendo surnido por tanto en las costumbres estudiarttiles roma-

nas y pasando a frecuentar los ámbitos cultos, como era com ŭn entre losmiembros de las farrŭlias bien acomodadas, tanto desde el punto de vistaeconómico como social, en el seno de la sociedad romana25.

Desde este momento de su vida la documentación escrita resulta algo

más extensa, no sólo en cuanto a su deambular existencial sino también

con respecto a su carrera politica: ert primer término destaca el comentariode Asconio al Pro Milone ciceroniano, básico para conocer las circunstart-

cias en las que nuestro personaje desempeñó el tribunado de la plebe.

Igualmente la Invectiva de Cicerán contra Salustio, al margen desus problemas de autoría con respecto al más grande orador romano26,

nos permite conocer algunos datos significativos sobre la vida de nuestrohistoriador.

En realidad esta obra, atribuida a Cicerón, rto sería más que la res-puesta a una Invectiva contra Cicerán, de adjudicación igualmente in-cierta, pero que algunos investigadores atribuyen al autor de Amiterno27:

en ella se recogen algunas noticias referidas a la época juvenil de Salustio.

29

Page 6: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antigua XIX-XX

En este sentido sobresale precisamente el hecho de que los inicios dela carrera de nuestro personaje resulten, como proceso vital, parangona-bles a los correspondientes a la de Cicerón: ambos eran de raigambre pro-vinciana (lo que en Roma estaba considerado como homines novi), es de-cir que en su árbol genealógico no disponían ni de antepasados nobles nide grandes fortunas personales como base para el desarrollo de su propiaactividad socio-política, aunque frente a ello en todo momento dieronmuestras de un grado de inteligencia, ambición y decisión desmedidaspara intentarlo todo con el fin de lograr sus propósitos28.

No obstante no iban a seguir los mismos pasos, llegando a oponer-se frontalmente y cort dureza en ocasiones, como por ejemplo con motivodel asesinato de Clodio por parte de Milón, hecho que tendría lugar du-rante el desemperio de las funciones de tribuno por Salustio en el ario 52a.n.e. y sobre cuyo desarrollo y desenlace contamos igualmente con el tes-timonio de Asconio29.

Tal vez la existencia de esta enemistad personal entre ambos, man-tenida a lo largo de varias décadas, serviría de base e inspiración a alg ŭnretor30 para llegar a confeccionar las dos Invectivas, cuya falsedad parecerastrearse en la alusión en una de ellas a una obra literaria que vería la luzcon posterioridad a la muerte de Cicerón31.

IV

En otro orden de cosas muy poco más es lo que sabemos actual-mente sobre la vida privada y la moralidad de dicho historiador, aspectosque llegarían a ser ampliamente discutidos, ya en la Antig ŭedad, a causade un partidismo tendencioso que se descubre en diferentes autores32.

El aluvión de críticas sobre el comportamiento moral de Salustio es-taría centrado en tres aspectos fundamentales: sus relaciones con el círcu-lo de Nigidio Figulo, la acusación de adulterio con la mujer de Milón y elexpolio de la provincia que César le había encomendado33.

Bien es verdad que en el ámbito de su educación en Roma el con-tacto con el círculo neopitagórico de Nigidio Figulo era casi obligado, apesar de que sus inclinaciones cargadas de magia y misterio les hacían ob-jeto de todo tipo de sospechas, hasta el punto de que Cicerón les acusasede graves delitos34 . Sin embargo, estas conexiones, a pesar de ser ciertas,

30

Page 7: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yanguas

posiblemente no se prolongarían durante mucho tiempo, especialmente sitenemos presente que nuestro historiador se sentiría atraído, desde muytemprana edad, por los círculos y colectivos políticos35.

A este respecto el propio Salustio reitera el hecho de que, desdemuy joven36, se sentiría atrapado por la situación política contemporá-nea, y no solo con el objetivo de iniciarse en las magistraturas propias dela primera fase del cursus honorum sino, sobre todo, con la finalidad depoder conocer los recursos, la capacidad y la realidad de la Rep ŭblica ro-mana37.

En el plano estrictamente personal, por ejemplo, no podemos afir-mar en nuestros días si en realidad llegaría a contraer nupcias con Teren-cia tras haber sido repudiada ésta por parte de su opositor Cicerón; estetema tan debatido solamente nos ha quedado refiejado en un pasaje desan Jerónimo35, que constituye a su vez un testimonio retomado por labiografía escrita por Pomponio Laerto, ariadiéndose además el hecho deque, si Salustio se vio involucrado en dicho matrimonio, en gran medidapudo haberlo hecho con la finalidad de conocer de esa manera mejor al-gunos de los secretos y defectos de su acendrado adversario39.

En el marco de esta hipotética realidad se plantea un problema conrespecto a la fecha de ese posible matrimonio: si tenemos en cuenta el mo-mento en que Cicerón repudiaría a su mujer Terencia, nuestro historiadorno contraería nupcias con ella a una edad joven, a pesar de que el oradorle superaría en una veintena de años.

A este respecto se ha llegado a pensar que Salustio rondaría los 40arios en aquella fase de su vida de acuerdo con la datación del divorcio deCicerón y Terencia, que parece haberse llevado a cabo en el transcurso delinvierno del 47/ 4640.

En este sentido en la Invectiva de Cicerón contra Salustio se nosmuestra al orador quejándose lastimosamente de las calumnias que suoponente había arrojado con descaro contra su mujer y su hija 41 ; este he-cho hace bastante sospechoso, desde el punto de vista crítico, el pasaje je-ronimiano en el que se menciona el matrimonio del historiador, a pesar deque no invalida sustancialmente dicha hipótesis, sobre todo si tenemospresente que probablemente ambas Invectivas no fueron escritas ni porSalustio ni por Cicerón, sino que serían obra de un autor o autores distin-tos, tal vez erunarcadas en ejercicios de escuela, bastante comunes en laAntigŭedad42.

31

Page 8: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Arxtigua XDOCX

Entre los estudiosos de nuestro historiador parece afianzarse cadavez más la creencia de que con quien realmente llegaría a casarse fue conla segunda esposa de Cicerón, Publilia, y no con la primera, Terencia43.

Por su parte en lo que se refiere a la anécdota del adulterio cometi-do por Salustio con la mujer de Milón, de nombre Fausta, así como al fla-grante delito en que sería sorprendido por el marido y la subsiguiente co-rrección infligida por éste al adŭltero44, a pesar de que nuestro autor pa-rece haber contado, como un nŭmero amplio de sus contemporáneos, conuna vida amorosa bastante licenciosa y agitada, quizás en este caso con-creto nos hallemos ante una invención, creada exclusivamente con el ob-jetivo de remarcar mejor la enemistad existente entre ambos personajes yaportar al nŭsmo tiempo, como prueba de ello, la existencia de una causaescabrosa45.

Resulta sospechoso en este sentido que Cicerón no haga alusión al-guna a este suceso en el Pro Milone, ni tampoco Asconio en su Comenta-rio, por lo que, tras exarninar la documentación antigua referida a las re-laciones amorosas de ambos, tema sobre el que se han elaborado m ŭlti-ples teorías, es posible afirmar que nos hallamos ante una cuestión que to-davía queda, al menos parcialmente, pendiente de aclaración46.

A este respecto resulta destacable el hecho de que Aulo Gelio hayapuesto el énfasis en la disparidad existente entre la actividad poco hones-ta que al parecer correspondió a la vida del historiador y las constantes re-ferencias moralizadoras a la sociedad de su época que se recogen en susescritos, en los que se recomienda a los ciudadanos romanos moderaciónen todas sus actuaciones («M.Varrón...asegura que el escritor C.Salustio,autor de ideas severas y estrictas, en cuyas narraciones se leen acusacio-nes y denuncias, había sido sorprendido en adulterio por Annio Milón,quien, tras azotarle, le habría dejado libre por dinero»)47.

,Qué interpretación podemos hacer de este hecho?. Un grupo de in-vestigadores de nuestro siglo48 piensa que tal vez la autoría de estas acti-vidades deshonestas haya que adjudicarla a un sobrino del historiador, devida un tanto licenciosa, lo que no podía dejar de influir de forma negati-va sobre las actividades privadas del tío.

Ahora bien, en el caso de que hubiese sido el propio Salustio el im-plicado en tal conducta licenciosa tampoco puede alarmarnos, especial-mente si tenemos presentes los parámetros en los que se basaba la mora-lidad de la época, que aŭn no se habían visto matizados con las pautas de

32

Page 9: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yanguas

comportairŭento y actuación cristiana, cosa que empezaría a dejarse sen-

tir solo algunas décadas después.

Por otro lado, en lo que respecta a las alusiones a los adulterios deSalustio registradas en la Invectiva dirigida contra dicho personaje, ade-

más de parecer vagas e imprecisas, corresponden al campo de las injurias

tradicionales de la etapa histórica que le tocó vivir49; en este caso no de-bemos olvidar que tanto el adulterio como la pederastia constituyeron

acusaciones bastante comunes y, por así decirlo, hasta casi obligadas en el

transcurso de los siglos de la historia de Rorna.

Y es que además, de acuerdo con el relato de Ascorŭo, con posterio-ridad a las violentas luchas de su tribunado, nuestro personaje parece ha-

berse reconciliado con Milón y Cicerón 50, lo que tampoco puede conside-

rarse como un ejemplo extraordinario de comportamiento, demostrándo-

nos simplemente que las luchas p ŭblicas que en apariencia resultaban

más violentas no siempre eran en el fondo las más reales.

V

Contando con tales precedentes en cuanto a su origen sabino (pro-

vincial) y con respecto a su formación cultural y política en la capital del

Estado, , qué carrera de caracteres extraordinarios se abría en la ciudad de

Roma ante los ojos de Salustio, quien, además de tratar de tomar parte en

la actividad política, dio muestras desde un principio de involucrarse enla adrrŭnistración de su época?.

Nuestro personaje, a pesar de ser un homo novus, contaría sin du-

da con aspiraciones en el terreno político, por lo que se lanzaría a buscar,

en primer término, con todo el entusiasmo y esfuerzo de un tempera-

mento ardiente y no excesivamente escrupuloso, los frutos inherentes al

desemperio de dicha actividad en el transcurso de la década de los 6051;

para lograr sus fines se granjearía la arrŭstad de la juventud más selecta

de aquellos años, cuyos gustos y placeres nos describe él mismo con cier-

ta minuciosidad en los capítulos 14-16 de La conjuración de Catilina52.Con vistas a tales objetivos se entienden, por ejemplo, sus relaciones

continuas con el círculo de Nigidio Figulo, así como sus visitas frecuentes

al m.ismo, cuya fama se había desbordado en aquellos momentos y cuyo

pitagorismo teriido de magia había dado origen no sólo a la curiosidad de

33

Page 10: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antigua XIX-XX

algunos sino también a la desconfianza e intranquilidad de muchosotros53.

De cualquier forma los comienzos de esta actividad política salus-tiana con anterioridad al desemperio de las funciones propias del tribu-nado de la plebe en el ario 52 permanecen en gran medida en penumbra;él mismo nos documenta54 que iniciaría su carrera política siendo a ŭnmuy joven («apenas adolescente»), lo que se ha interpretado com ŭnmen-te en el sentido de que 10 arios antes del desemperio de sus funciones detribuno, por medio de las cuales entraría en la historia (dando los prime-ros pasos en su cursus honorum), se hallaría enrolado ya en las activida-des correspondientes a la milicia55.

Nos hallamos en un momento de la historia de Roma realmente con-flictivo, en el que se suceden, como hechos más significativos, la agitaciónpolítico-social de la etapa que sigue a la muerte de Sila, la revuelta activi-dad tribunicia de los arios 60, la convulsión producida por la conjuraciónde Catilina, la alianza entablada entre Pompeyo y César para repartirse elpoder, el período turbulento del consulado cesariano...

Por ello la posibilidad conectada en un principio con su formaciónmilitar a lo largo de esa década parece basarse, por un lado, en el hechode que en el transcurso de los arios 48-47 César no le habría confiado nin-gŭn mando en la milicia si no hubiera sabido que se hallaba preparadopara ello y, por otro, en que en el relato de La conjuración de Catilina nin-gŭn pasaje de la descripción de los acontecimientos vinculados a ella noshace suponer que llegara a convertirse en testigo directo de los mismos56.

En este contexto de oscuridad en cuanto a los primeros pasos de suactividad admŭŭstrativa desconocemos las inclinaciones políticas por lasque se vería arrastrado durante esta primera época de su vida adulta, asícorno su ideario ético-político; es posible que en el transcurso de esos mo-mentos iniciales nuestro personaje se dedicara a nadar y guardar la ropaen el contexto del marasmo provocado por el juego de filias y fobias quetenía como centro la capital romana, inclinándose definitivamente hacia elpartido de los populares en el momento en que desemperió su tribunadode la plebe en el ario 52 a.n.e.57.

Por consiguiente, hasta ese momento sus inclinaciones no se decan-tarían con claridad, tal vez debido al hecho de que sus cualidades orato-rias, terreno en el que acostumbraban a hacer sus pirŭtos en la capital delEstado los jóvenes con pretensiones políticas, no eran excesivas58.

34

Page 11: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narc-iso Santos Yanguas

A este respecto no debemos olvidar que en torrto al círculo de Pornpe-yo y César pululaba en aquellos momentos en Roma todo un corifeo de jó-venes que vinculaban su fortuna personal a estos astros de primera magni-tud politica, sin olvidar que otros personajes, como Craso o Catilina59 ejerci-an igualmente en aquellos momentos un atractivo especial sobre otros.

En este contexto desconocemos si nuestro historiador se decidiódesde un principio por el partido de César (ning ŭrt indicio apunta a ello),por lo que posiblemente estaría inclirtado hacia el patronazgo de Craso: elpropio autor deja traslucir un cierto vínculo personal con dicho persona-ie60, pudiéndose rastrear ecos de ello en la Invectiva contra Cicerón, quese desarrollaría en el marco de la polémica entre el orador y Craso.

Con tales precedentes iniciaría nuestro historiador sus actividadesmilitares; en el transcurso de los años 60 parece haber acompariado aPompeyo en su camparia ert Asia Menor, lo que explicaría su ausencia deRoma en el transcurso del ario 6361.

En el rnismo contexto tal vez halle explicación el hecho de que, trasel desemperio de su tribunado en el ario 52, Salustio, al contrario que otroscolegas suyos del colegio tribunicio, no fuera procesado, estando ligada lacausa a la nueva aliartza de su protector con los optimates, favorecidos asu vez por Cicerón.

VI

A pesar de todo desconocemos en qué condiciones y bajo la protec-ción de quien obtendría la primera magistratura de su cursus honorum,la cuestura, que desemperiaría durante el ario 55 (o tal vez el 54)62.

Estas incertidumbre rodea igualmente las circunstancias de su en-trada en el Senado, donde al parecer había ingresado ya en el ario 54 mer-ced al desemperio de la cuestura ese rrŭsmo ario (o el anterior)63.

En esta época hemos de fechar precisamente el episodio referido alhipotético adulterio de Salustio con Fausta 64, hija de Sila y esposa de Mi-lón, que ya gozaba de poca moralidad en la capital del Estado 65: al serdescubierto por el marido y, tras ser azotado, el escritor lograría su libe-ración por medio de una multa66.

A pesar de todo este hecho resulta discutible prácticamente para to-dos los investigadores de nuestros días que se han ocupado de los avata-

35

Page 12: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antigua XLX-XX

res de la vida personal del autor de Amiterno, siendo considerado por al-guno de ellos como la base para su posterior expulsión del Senado en elario 5067•

Continuando en el tiempo sabemos que en el momento de ser elegi-do tribuno en el 52 se había inclinado ya abiertamente por el partido de-mocrático68, emprendiendo por iniciativa propia una violenta campariacontra Milón y su defensor Cicerón, y acusando al primero de ellos de ha-ber asesinado a Clodio con sus propias manos, actitud que le acarrearíaprecisamente, una vez desemperiado su tribunado, una acusación judicialde vi69•

En este hecho parece encontrarse la base en la que se sustenta la ene-mistad, segŭn todos los indicios más teórica que práctica, entre el histo-riador y el orador; este suceso pudo ser resultado ŭnicamente de la aflo-ración de los enfrentarnientos correspondientes al juego político de aque-Ila época en la ciudad de Roma.

No extraria, por consiguiente, que sea en este contexto en el que ten-gamos que comprender la serie de acusaciones en que Salustio se vería en-vuelto, y como resultado de las cuales llegaría incluso a ser expulsado delSenado70.

Entre dichas acusaciones sobresalen tanto las de carácter estricta-mente mora171 como las de matiz criminal, en cuyo caso destacan sobre to-do los delitos de ocultismo, de los que es acusado con cierto énfasis en laInvectiva atribuida a Cicerón contra su persona72.

No podemos olvidar al respecto la acusación de vi anteriormentemencionada, que no solo es recogida por algunos biógrafos de nuestro au-tor sino que desemperiaría igualmente un importante papel en el marcodel proceso incoado contra su persona73.

VII

El primer momento en que su cursus honorum alcanza un cierto re-lieve pŭblico coincide con el desemperio del tribunado de la plebe en elario 52. Para algunos investigadores 74 su elección del tribunado en lugarde la edilidad podría demostrar una cierta inclinación hacia los popula-res, algo que en el marco de las actividades desplegadas en dicha funciónpondría de marŭfiesto a través de sus tendencias políticas.

36

Page 13: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yanguas

Asconio en este sentido tal vez desfigura los acontecimientos al re-saltar la figura certtral de Salustio frente a la de su colega en el tribunado,cegado quizás por la fama posterior (y no precisamente política) adquiri-da por el escritor de Amiterno.

Se nos presenta al historiador, en compariía de Pompeyo Rufo y Mu-nacio Planco, encabezando la agitación popular que siguió a la muerte deClodio en la vía Apia ert enero de ese mismo ario 75: el cuerpo del asesina-do es trartsportado a la capital y expuesto en el foro, al tiempo que la in-dignación popular, soliviantada por los discursos de los tribunos, estallacon estruendo hasta incendiar la curia.

El cariz tremendamente negativo que tomaban los acontecimientoshizo que los optimates tomaran la irŭciativa y el Senado se viera obligadoa emitir un senatusconsultum ultimum, en el que se incluía a los tribunosde la plebe76; amparándose en dicha situación Pompeyo sería elegido con-sul sine collega, medida sin precedentes en la Rep ŭblica, lo que constituyeun exponente del quebranto constitucional en que estaba sumida Roma, da-do que los optimates, tan reacios a todo lo que significase un protagorŭsmoespecial de algtŭen en el seno del Estado, se vieron obligados a admitirlon.

En la convulsión socio-política que atenazaba a la Repŭblica en lassemanas posteriores al asesinato de Clodio aumentan las contiones con-tra Milón y Cicerón, su defensor en el proceso. Nuestro historiador inter-viene a menudo en las asambleas, llegando a insinuar, junto con Rufo, queClodio habría sido muerto a instancias de alg ŭn personaje destacado, talvez el propio Cicerón, lo que provocaría una reacción airada del orador78.

Esta participación continuada en dichos acontecirnientos no con-cuerda con el hecho de que Salustio no se viera implicado en los procesosde vi, que la ley presentada por Pompeyo abrió contra los tribunos de laplebe: de esta manera tanto Pompeyo Rufo 79 como Munacio Plancoso severían envueltos directamente en dichos procesos, librándose tal vez elhistoriador de tales imputaciones bien por no pertenecer al sector más ra-dical bien por no haberse opuesto más que veladamente a Pompeyo.

Es posible, por consiguiente, que nuestro tribuno se mostrase en to-do momento favorable a la serie de medidas propuestas por Pompeyo enel transcurso de dicho ario, a pesar de que con posterioridad, una vez re-tirado de la política activa le critique abiertamentesl.

Algunos investigadores consideran que el escritor de Amiterno ac-cedería al tribunado impulsado por Clodio y Pompeyo, por lo que, una

37

Page 14: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antigua XDC-XX

vez muerto Clodio, dirigiría sus esfuerzos a contentar a Pompeyo, opues-to a la candidatura de Milón al consulado e instigador a un mismo tiem-po de la agitación popular antimiloniana82.

La actuación del colegio de los tribunos de la plebe del ario 52 esta-ría dividida: mientras que Pompeyo Rufo sería un partidario acérrimo deClodio83 y Munacio Planco había pasado a ser incluso un juguete en susmanos84 Celio Rufo y Mamilio Cumano apoyarían con todas sus fuerzas aMilón.

Al margen de las iniciativas vinculadas al asesinato de Clodio y alproceso de Milón los tribunos hacen aprobar, al final del ario de su man-dato, una ley por la que César podía ser candidato al consulado in ab-sentia, tomando parte igualmente como protagonistas en un escándalopŭblico: todos ellos toman parte en un banquete organizado para honrara Metelo Escipión85, que se lleva a cabo en un ambiente de lupanar.

Con posterioridad los tribunos colegas de Salustio correrían suertesmuy dispares, siendo perseguidos con mayor ahínco quienes más habíansobresalido en la suversión antisenatorial: de esta manera Pompeyo Rufo,tras ser acusado por su antiguo colega Celio Rufo se retiraría a Campa-nia86, al tiempo que Munacio Planco se reuniría con César en territorio ga-1087 y nuestro historiador, incólume en la etapa inmediata, sería objeto depersecución después.

La purga por su mala actuación como tribuno de la plebe se produ-ciría dos arios después (en el 50), en el transcurso de la censura de ApioClaudio Pulcher, siendo nuestro personaje expulsado del Senado. Comoexplicación del hecho se ha recurrido a una conducta inrnora1 88, aunque esposible que deba ser interpretado desde el punto de vista de unas conno-taciones politicas claras en el marco general de la iniciativa de los censores.

En este contexto Lucio Calpurnio Pisón se manifestaría más mode-rado, pero Apio Claudio desde un principio dejó bien al descubierto su in-clinación hacia los optimates, por lo que promovería la expulsión del Se-nado de un gran nŭmero de personas. Esta conducta, que bordeaba los lí-rrŭtes de actuación del censor 89, resultaría contraproducente desde el pun-to de vista político, dado que tanta beligerancia (a la que se uniría la de

38

Page 15: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yanguas

otros, como Domicio Enobarbo por ejemplo) haría que mucha gente bas-culase hacia el partido cesariano.

Este pudo haber sido, entre otros, el caso de Asinio Polión, agobiadopor la hostilidad que le manifestaban desde el otro bando 90. Y tal vez seríatambién entonces cuando nuestro personaje se vería arrojado hacia el cam-po cesariano, como él mismo escribirá después, especialmente si conside-ramos que sus vínculos anteriores con Pompeyo diferían sustancialmentedel quehacer de la aristocracia que en aquellos momentos le apoyaba91.

Durante ese mismo ario encontramos a un Salustio, legatus pro qua-estore de M.Bibulo en Siria, como destinatario de una carta de Cicerón92:

,quiere esto decir que dos arios después de haber desemperiado su tribuna-do proseguiría su cursus honorum de esta manera?93. Resulta difícilficar a este individuo con nuestro historiador, tanto por la incertidumbre deltexto como por la existencia de un Salustio literato amigo de Cicerón94.

No parece muy lógico pensar que alguien que dispusiese de impe-rium en una provincia, como hubiese sido el caso de nuestro historiadorsi realmente en el 50 desemperiaba la procuestura, fuera arrojado de las fi-las senatoriales. Por otro lado, la datación de la primera de las cartas sa-lustianas dirigidas a César parece fecharse a finales de ese mismo año, loque podría indicar que en esos momentos nuestro personaje se encontra-ría viviendo en Roma95.

Es por ello que, tal vez amparándose en su ausencia, se llevaría aefecto su exclusión del Senado, sirviéndose como punto de referencia deun informe emitido por los censores Apio Claudio Pulcher y Lucio Cal-purnio Pisón, en cuya base, además de motivaciones políticas, pudo ha-llarse igualmente la tan recurrida acusación de irtmoralidad96.

Esta condena política, que traería consigo su inmediata expulsión delas filas del Senado, le conduciría a alinearse definitivamente en el bandode César, de quien se iba a convertir de inmediato en un ferviente admi-rador y defensor, obteniendo alg ŭn tiempo después de este rnismo perso-naje la devolución de la dignidad senatorial perdida.

IX

A renglón seguido, e inmerso ya plenamente en las filas del partidocesariano, tomaría parte, aurtque sin mucho éxito en ninguna de ellas, en

39

Page 16: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antigua XIX-XX

diversas actividades de responsabilidad, irtcluidas algunas operaciortesmilitares; de esta forma, gracias a la protección del dictador (a quien sesiente perfectamente vinculado), tras el desemperio de la cuestura por se-gunda vez, lograría recuperar a resultas de ello su rango de senador, he-cho que posiblemente se produciría en el transcurso del ario 4897.

El ario precedente comandaría una legión a las órdenes de César enel Ilírico, que supondría la derrota de dicho cuerpo militar frente al ejér-cito de Octavio: enviado, junto con Minucio Basilo, dirigiendo cada unode ellos un cuerpo legionario, en ayuda de C.Antonio, sort derrotados yparte de sus efectivos rrtilitares capturados98.

En este hecho es donde algunos investigadores de nuestro tiempohan querido ver la base de quienes consideran a nuestro historiador fer-viente partidario de Marco Antonio99, a pesar de que indagaciones poste-riores, que toman como punto de referencia un fragmento de las Historias(3.3 Maurenbrecher), parecert demostrar que dicha inclinación partidistano se produciría en realidad, o en todo caso sería muy débil y durante es-casísimo tiempoloo.

Encargado a renglón seguido (ya en el ario 47), y siendo praetor de-signatus, por el propio dictador de la represión de un botin provocadopor las legiones X y XII, a la sazón acuarteladas en Campania, que se ne-gaban a zarpar hacia el norte de África, parece haber visto frustrada sumisión pacificadorawl, aunque salvó su vida, cosa que no ocurrió con losotros dos senadores pretorianos que habían sido enviados con el mismofin; este fracaso obligaría a César a parar personalmente la marcha que di-chas legiones habían iniciado hacia Roma y posteriormente dirigirse al te-rritorio africano al frente de las unidades militares con las que había sali-do triunfador en la batalla de Tapso102.

Las derrotas y fracasos continuados en que se vería envuelto a con-tinuación en el desemperio de los cargos de su cursus honorum no le ena-jenarían, pese a todo, el favor de su protector, a quien acompariaría hastaterritorio africano en los momentos finales del ario 47 y durante el 46 encalidad de pretor, desemperiando labores sobresalientes de apoyo y apro-visionamiento en dicha camparia183.

Tras la victoria del general en Tapso en abril de ese mismo ario, Sa-lustio sería nombrado primer gobernador (como proconsul cum imperio)de una parte del antiguo reino de Juba, convertido a partir de entonces enla provincia de Africa nova, que dispondria de tres legiones104.

40

Page 17: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yanguas

Resulta difícil de explicar el motivo por el que César, conociendo sureducido talertto para la organización militar, le asignaría en un principiolas funciortes de avituallamiento y transporte de las urŭdades rnilitaresdesplazadas a suelo africano lo, y menos aŭn el cargo de gobernador deÁfrica (tal vez pudo ser como pago a servicios prestados, cuyo alcance seescapa en estos momentos a nuestro conocimiento).

Parece lógico suponer que César no elegiría a la ligera a una perso-na en la que no confiase, sobre todo si tenemos en cuenta la necesidad deorganizar cuanto antes la nueva provincia, cuyo significado parece vincu-larse en aquellos momentos con su importancia militar106.

Urta vez investido con los poderes correspondientes a la magistra-tura de un proconsulado cum imperio, disponiendo por consiguiente deuna libertad casi absoluta de actuación, aprovecharía la situación parapresionar (fiscalmente sobre todo) a los habitantes de la provincia nortea-fricana107: de esta manera enriquecería enormemente su patrimonio, es-pecialmente esquilmando las antiguas posesiones del monarca nŭrrŭda.

Su actuación resultó tan escandalosa que le valió, como a tantosotros gobernadores romanos de su época, una acusación repetundarum yel proceso de concusión correspondiente; sin embargo, nuevamente la in-tervención de César, esta vez interesada por su propia implicación ert losacontecirnientos, conseguiría que no se le condenara108.

La posición cesariana resultaría especialmente incómoda, sobre to-do si tenemos en cuenta su estricto comportamiento respecto a este pun-to (recordar su lex Iulia de repetundis), incluida la expulsión del Senadode algunas personas sobre las que pesaba dicha acusación109.

Incluso se ha llegado a pensar a este respecto que sería la complici-dad de dicho personaje con nuestro historiador lo que dejaría sin castigola depredación econórrŭca de la provincia por su parte; este punto de vis-ta coincide plenarnente con la tolerancia cesariana ante los sucesivos fra-casos de Salustio a todos los niveles, tanto políticos como económicos yrnilitares110.

En este rrŭsmo sentido tal vez se comprenda el testimonio de la In-vectiva contra su persona en el que se deja traslucir que lograría huir deun proceso judicial tras haber abonado al dictador una suma de dinerobastante considerable (1.200.000 sextercios)111.

Posiblemente Salustio asurnió la intervención cesariana teniendopresentes las consecuencias políticas que este hecho irrtplicaba, de forma

41

Page 18: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antig-ua XIX-XX

que, a partir de ese momento, estaba claro que su carrera política había fi-nalizado y que en modo alguno podía aspirar a alguno de los cargos o ma-gistraturas que el dictador pudiera dispensarle en el futuro.

xA pesar de todo, en las idus de marzo del ario 44 era asesinado el

cómplice de todas sus componendas políticas y económicas; desde enton-ces pasaría a ser considerado como sospechoso por muchas personas, porlo que, presintiendo que su carrera política se había visto truncada defi-nitivamente, hasta el punto de que nunca llegaría a alcanzar su gran ape-tencia política, es decir la magistratura del consulado, se apresuraría a re-tirarse de la vida pŭblica y aprovecharse de la fortuna que sus concusio-nes le habían proporcionado112.

La muerte de César en ese momento de la escena pŭblica supondríapara nuestro historiador un golpe muy duro, pues no solo desaparecía elŭnico baluarte que había apoyado su malhadado cursus honorum sinoque simultáneamente se quedaba sin el personaje que a sus ojos encarna-ba el prototipo de persona a quien correspondía la tan ansiada reformadel Estado113.

En realidad Salustio estaría ya algo decepcionado como resultadodel cambio experimentado en la forma de comportamiento del dictador,puesto que parecía alejarse cada vez más del modelo salustiano en cuan-to a las características de ambitio y dignitas por él propugnadas114.

Además, pensándolo bien, los mismos asesinos del general enarbo-laban banderas cuyos parárnetros de comportarniento (libertas, gloria yvirtus) no diferirían en exceso de la concepción política de nuestro histo-riador. Es por ello que, tal vez, en el fondo la decepción no sería tan gran-de, al igual que pudo suceder con otros muchos partidarios del dicta-dor115.

El mismo escritor de Amiterno lo ha dejado traslucir con bastanteclaridad en el tono de sus escritos: la más reciente de las dos cartas que di-rige al dictador, fechada en el ario 46, pone al descubierto un distancia-miento cada vez mayor entre ambos desde el punto de vista político, re-sultando apenas perceptible algo del entusiasmo de la primera y cargan-do su descripción de un escepticismo casi completo.

42

Page 19: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yanguas

En cualquier caso resulta evidertte que el asesinato de su protectorcercenaría de raíz la ya maltrecha carrera política de Salustio, aunque talvez haya que considerar esta situación ŭnicamente desde la perspectivade que tal suceso serviría para acelerar un proceso, cuyas raíces y prime-ros pasos hacía ya mucho tiempo que se habían desencadenado.

Por consiguiente, nada le inclinaba a tomar partido por el triunvira-to; en realidad su posicionamiento político le llevaría a lo contrario, es de-cir a mostrarse bastante crítico en este sentido, irŭciando por ello a ren-glón seguido su retirada de la vida p ŭblica. Y eso a pesar de que presu-nŭblemente, de acuerdo con lo que han apuntado algunos autores denuestros días116, aŭn tendría oportunidades de engancharse en el carropolítico de la mano de alguno de los triunviros, dado que nirtguno deellos se mostraría demasiado exigente con sus partidarios, al menos en unprincipio.

En cualquier caso tampoco parecen haberle alcanzado las proscrip-ciones que el revuelo del asesinato de César provocaría de inmediato, apesar de que tenemos constancia de que la región de Sabina se vería en-vuelta en las mismas, involucrando, entre otros, a Varrón117.

XI

En el marco del desarrollo de las actividades propias del muy pocoencomiable cursus honorum de Salustio parecen rastrearse ciertas irregu-laridades: sabemos que es el tribunado de la plebe lo que perrnite a nues-tro autor emerger en el campo de la historia; sirt embargo, las secuelas deldesemperio de las funciones tribunicias serían bastante complejas, hasta elpunto de que a su finalización sus colegas y asociados serían juzgados ycondenados, mientras que el historiador de Amiterno logró escapar acualquier grado de persecución.

La cuestión principal estribaría en conocer por qué razón y en quémomento logró escapar de un conflicto en el que se vieron irnplicados yarrastrados sus colegas del tribunado. Tal vez porque se hubiese compro-metido mucho menos que ellos y no llegase a ser utilizado por parte dePompeyo en el conflicto de Clodio y el juicio de Mi1ón118.

Es posible, por consiguiente, que el papel desemperiado por él en losacontecimientos del ario 52 fuese de una mínirna importancia, y que su in-

43

Page 20: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antigua XLX-XX

terés ŭnicamente llegue a comprenderse más tarde a la luz de sus escritosliterarios; ahí puede hallarse la razón por la que Asconio nunca lo men-cione como un instigador, sino que su actividad quedaría reducida a apo-yar la actuación programada por sus colegas119.

De cualquier forma la situación política general en la capital del Es-tado romano se había manifestado enormemente peligrosa, como lo pro-clamaba el asesinato de César como consecuencia de la concentración delpoder en sus manos; a partir de ese momento las ŭnicas perspectivas quese le ofrecían a Salustio se orientaban hacia una actividad en el ocio, casivegetativa, viéndose obligado a abandonar cualquier atisbo que se rela-cionase con la política activa120.

Dado que en Roma, si en realidad se aspiraba a desemperiar una ca-rrera política, era preciso dar los primeros pasos en el campo de las ma-gistraturas militares como preámbulo para el desarrollo de un cursus ho-norum digno, nuestro personaje en ningŭn momento de su existencia ha-bía dado muestras de una preparación o interés especial para ello, sinoque por el contrario se había manifestado como una completa nulidad alrespecto; en consecuencia lo más lógico sería el abandono inmediato dedichas actividades, sobre todo si el patrimonio adquirido en los arios pre-cedentes, valiéndose sin duda de ciertas artimarias, le aseguraba una vidasosegada y sin sobresaltos económicos121.

De esta manera la labor literaria, iniciada tras la retirada definitivade la vida pŭblica, le iba a permitir una inmortalidad que en modo algu-no le hubiesen reportado sus actividades en el mundo político, ocupadoen su totalidad en aquellos momentos por un conjunto de personajes au-toritarios y exclusivistas.

El propio historiador llegará a valorar en este sentido el hecho deque resulta hermoso actuar bien de acuerdo con la Rep ŭblica, aunquetampoco hemos de excluir que se ensalcen sus alabanzas 122; esta reflexióncompleta su pensamiento anterior en el sentido de que, puesto que la vi-da es breve, hay que procurar dejar un recuerdo de nosotros lo más pro-longado posible123.

En el marco de aprovechamiento y disfrute de las riquezas obteni-das impunemente en el desemperio de sus actividades políticas destacanlos horti Sallustiani, cuya compra parece haber llevado a cabo como con-secuencia del expolio de la provincia de Numidia que se le había enco-mendado; enclavados en el valle existente entre el Quirirtal y el Pincio,

44

Page 21: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yanguas

pasarían a convertirse en algo legendario: en dicho enclave desarrollaríasus cualidades intelectuales hasta el final de sus días 124, convirtiéndose almismo tiempo dicho refugio en un centro de tertulias literarias y cultura-1es125.

Entre sus posesiones hemos de añadir, además, la adquisición de lavilla de César en Tibur126 : va a ser precisamente en este ŭltimo lugar don-de, asqueado de los hombres y de la vida en la ciudad, se entregue másconcienzudamente a sus investigaciones y actividades literarias hasta elmomento de su muerte, que le sorprendería a la edad de 50 arios.

El óbito de nuestro autor se encuentra plagado de un cierto confu-sionismo: san Jerónimo, por ejemplo, concreta dicho acontecimiento en elaño 35 a.n.e. 127, al tiempo que de los Consularia Constantinopolitana sedesprende la fecha del 13 de mayo, a pesar de que documentan equivoca-damente la muerte de dicho personaje dos o tres arios antes128.

Podernos asegurar que el historiador Salustio moriría, en el marcode sus posesiones territoriales a las que se había retirado, a la edad de me-dio siglo, terŭendo en cuenta que algunos investigadores de nuestros díashan cuestionado dicha fecha, considerando que habría que situarla un ariodespués129.

Algunos arios antes de su fallecimiento, y al no contar con descen-dencia, adoptó a su sobrino Salustio 138, quien heredería sus riquezas ypropiedades.

XII

De los avatares que envolvieron el discurrir de su existencia parecedesprenderse una contradicción, al menos aparente, entre la vida y la obrade nuestro historiador, sobre todo en lo que se refiere a la dimensión mo-ral (y política) de algunas de sus actividades más conocidas: a este res-pecto algunos de sus biógrafos consideran que su actuación como hombrepŭblico (y politico) resulta muy inferior a las cualidades que se registranen sus escritos tanto desde el punto de vista de su pensamiento como deescritor encomiable131.

Para otros biógrafos del autor de Arr ŭterno habría que referirse másbien a la práctica de una doble mora1 132, aunque en cualquiera de los ca-sos no resulta fácil tratar de comprender sus pautas de comportamiento,

45

Page 22: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Arttigua XIX-XX

desde ese punto de vista moralizador, que en realidad no diferirían tantode las propias de sus contemporáneos.

Como paso previo para analizar las peculiaridades de la obra salus-tiana es preciso mencionar, aunque sea solo tangencialmente, los juiciosde valor que sus corttemporáneos antiguos aemitier a este respecto: por logeneral no hallamos ert ellos rrtás que encomios y referencias elogiosas ala labor literaria de dicho personaje133.

Ert primer término sobresale la caracterización de Quintiliano, quiense hace eco de la grart consideración de que gozaba en su época nuestroautor, hasta el punto de calificarlo (rto se sabe por qué afinidades) como elmás importante historiador de la Antigŭedad134.

En esta misma dirección uno de los más cualificados autores latinosy al rrŭsmo tiempo el historiador por excelencia del mundo romano, Táci-to, hace sobresalir igualmente las cualidades literarias de sus obras, equi-parando a rtuestro escritor con el más distinguido sobre cuestiortes roma-nas de todos los tiempos135.

Por otra parte, si dejamos de lado la puntualización que sobre estepunto nos presenta Frontón en una de sus cartas 136 acerca de la solicitudde un discurso por parte de Ventidio a nuestro autor para conmemorarcon objetivos propagandísticos su victoria sobre los partos, que nos sirveal mismo tiempo para fechar el momento de la muerte del mismo, en otrosautores, como Macrobio por ejemplo 137, se critica la excesiva dureza y per-secución de la lujuria ajerta, tal vez influenciado por las acusaciones de Ci-cerón, así como de otros ciudadanos romanos de su época.

Este mismo tono elogioso lo volveremos a hallar, aunque resunr ŭdoa nivel poético, en el epitafio que Marcial le dedica 138, lo mismo que, yaen una época mucho más avanzada, en sart Agustín 139, quien ensalza suelocuencia, sin olvidar en cualquier caso el alto grado de veracidad de susescritos; finalmente sería san Isidoro 140 quien iba a expresarse en unos tér-minos muy parecidos en cuanto a una apreciación de carácter positivo.

Podemos preguntarnos hasta qué punto todas estas apreciacionesresponderían o no a la realidad. Es posible asegurar, ante todo, que, comohombre político, Salustio había fracasado, ya que en ningŭn momento de

46

Page 23: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yanguas

su existencia llegaría a desemperiar un papel de relevancia (ni en el plano

político rŭ en el institucional) en el contexto de la achrŭnistración de la ciu-

dad de Roma, de modo que en el desemperio de los cargos y honores de

su cursus honorum no conocería, al contrario de lo que sucedió por ejem-

plo en el caso de Cicerón, el asentirrŭento y aclamación de la multitud, ni

tampoco los momentos gloriosos que la fortuna tiene reservados para los

hombres a quienes se encarga de distinguir con su favor141.

Sin embargo, ni la época histórica ni las circunstancias políticas en

que se desenvolvió su existencia permiten explicar, al menos en parte, es-

ta obscuridad relativa en la que se vería sumida su actividad política: en

el momento de su aparición en la escena pŭblica las personalidades de

César y Pompeyo ahogaban a todas las demás, hasta el extremo de redu-

cirlas al papel de meros comparsas (secuaces, arnigos, aliados o partida-

rios de uno o de otro); a la sombra de estas dos grandes figuras políticas,

ŭnicamente podía haber lugar para un tercero, que no podía ser otro que

Cicerón142.

Pero es que, además posiblemente nuestro autor tampoco se entre-

garía nunca con todas sus fuerzas al juego al que las circunstancias politi-

cas de su época le arrastrarían sirt remedio, puesto que, al tratarse de un

hombre de letras más que de acción, quizás las luc_has e intrigas del Sena-

do y de la plaza pŭblica no pudieran interesarle hasta el extremo de ha-

cerle renunciar por completo ni a sus aficiones ni a sus estudios ni a sus in-

clinaciones naturales, aun cuando tales actividades constituirían un mag-

rŭfico campo de observación en aras de sus plantean ŭentos literarios143.

Por otra parte hemos de tener presente que los arios en que vivió el

historiador constituyeron una de las etapas más inquietas, agitadas y apa-

sionadas de la historia de Roma, que coinciden precisamente con la ŭlti-

ma fase de la Repŭblica: a grandes rasgos sabemos que, una vez supera-

do el período de enconada rivalidad entre Mario y Sila, al que se pondría

fin con la victoria y dictadura del segundo 144, se daría paso al resurgi-

nŭento del partido derrtocrático, así como a las insistentes reivindicacio-

nes de todos cuantos de una forma o de otra se habían visto desfavoreci-

dos por el comportamiento del dictador145.

Los arios inmediatos verían la llegada al poder de un homo novus,

Pompeyo, quien, en el transcurso de su consulado se vería obligado a

afrontar, de acuerdo con sus propias palabras, una conspiración que le iba

a permitir poner a salvo a la Repŭblica y establecer el orden en beneficio

47

Page 24: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antigua XLX-XX

del partido aristocrático 146. Será en este mismo contexto en el que se ex-plique el cariz que tomarían los enfrentamientos corttinuados entre popu-lares y optimates, de los que disponemos de un ejemplo extraordinaria-mente claro en la oposición asesina erttre Clodio y Milón147.

Corno colofón de este proceso hemos de destacar el conflicto, sordoy latente en una primera fase, aunque se manifestaría cada vez más abier-to, agudo y enconado, entre los líderes de las dos facciones políticas enoposición, César y Pompeyo 148; a estos acontecimientos seguirían las di-ferentes etapas del enfrentamiento entre ambos personajes, que desembo-caría en la derrota y muerte del ŭltimo de ellos, en el triunfo consiguien-te de su rival y a continuación en el asesinato del triunfador149.

XIV

De cualquier forma esta frenética sucesión de acontecimientos polí-ticos no iba a impedir que, en el transcurso de dichas décadas, Salustiodiera paso a la expresión de una gran actividad literaria y artística; perosu caso no supondría un hecho aislado, puesto que durartte esta época ungran nŭmero de hombres de acción acabarían por convertirse simultánea-mente en magníficos escritores, cuyos principales intereses iban a estarcentrados tanto en cuestiones de lengua como de estilo y a quienes apa-sionaba la ocupación de autores150.

A este respecto sabemos, por ejemplo, que César escribiría un trata-do sobre la analogía, mientras que Cicerón se iba a dedicar a sustituir elempirismo de sus predecesores por un estudio racional y metódico acer-ca de los distintos géneros literarios (historia, filosofía, elocuencia...); pa-ralelamente en el tiempo Lucrecio y Catulo renovarían los parámetros ertque se venía apoyando la poesía, sin olvidar el hecho de que Varrón seconvertiría en el introductor en Roma de la crítica y la erudición, expan-diéndose igualmente por todas partes los conocimientos y el gusto por loartístico151.

De la misma manera arraigaría urt afán cada vez más desorbitadopor el coleccionismo, especialmente de esculturas y pinturas, así como delibros antiguos; y junto a ello aumentaría de manera progresiva el interéspor la posesión de antigŭedades 152, integrándose todo ello en un afán porlo que tuviese que ver con la vida mundana.

48

Page 25: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yang-uas

Todas estas circunstancias parecen imbricarse en un contexto en elque la sociedad romana de la época republicana, que a pasos agigarttadosse veía inmersa cada vez más en unos momentos de crisis y descomposi-ción153, se hallaba orientada hacia el aprovecharniento, por todos los me-dios a su alcance, de los escasos días que le quedaban de vida 154: no es deextrariar, por consiguiente, que las mujeres de la aristocracia poseyesensalones donde, a través de reuniones periódicas y/o ocultas se encubríany afloraban intrigas tanto amorosas como políticas.

Pero es que, además, este mismo colectivo de mujeres pasaban ale-gremente por la situación de casadas, separadas y/o divorciadas, viéndo-se arrastradas por un maremagnum de engarios continuos; así, por ejem-plo, si Clodia ha pasado a la historia como la más eximia representante detan elegarttes conspiradoras, ello rto impide que en su entomo no pulula-se un conjunto de aventajadas discípulas, cuyas aventuras comprometíana los personajes más sobresalientes y conocidos de la sociedad romana dela época155.

Como cortsecuencia de ello, tanto si es real como inventada, la anéc-dota de Milón sorprendiendo a su rrtujer Fausta, hija de Sila, en flagranteadulterio con Salustio, puede servirnos como explicación prototípica paraentender las bases morales en las que se apoyaba la moralidad de aquellasociedad.

Y, por supuesto, nuestro historiador no iba a convertirse en un casoaislado en el marco de la realidad social que le había tocado vivir, espe-cialmente si consideramos su elevada posición como consecuencia delaprovechamiento de los recursos que la vida le había ofrecido (aunquemuchos de ellos hubieran sido logrados a través de artimarias no confe-sables).

49

Page 26: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antigua XIX-XX

Notas

(1) Para más detalles ver, por ejemplo, W.ALLEN, «The Unity of the Sallustian Cor-pus», CJ 61 (1966) 268-269.

(2) Y ello sin olvidar el cŭmulo de problemas históricos (y socio-políticos) que se refle-jan en las mismas y en los que se verían envueltos tanto el Estado romano como susciudadanos.

(3) Esto nos ha obligado en ocasiones a recurrir a las referencias, aisladas y fragmen-tarias, que se registran en las obras que integran su labor literaria con el fin de com-pletar esa visión con lagunas ofrecida por la documentación antigua.

(4) Los avatares de la misma aparecen recogidos, al menos en parte, en E.TIFFOU,«Biographie de Salluste», CEA 7 (1977) 91 ss.

(5) Ps.Acron., Serm.1.2.41 a propósito del pasaje ...ille flagellis/ ad mortem cae-sus...afirma: Hoc de Sallustio videtur dicere: Sallustius enim Crispus in Faustae,

Sullae filiae, adulterio deprehensus ab Annio Milone flagellis caesus esse dici-tur, quod Q. Asconius Pedianus in vita eius significat.

(6) A.DUPLÁ, G.FATÁS y F.PINA, Rem publica restituere. Una respuesta popularispara la crisis republicana: las Epistulae ad Caesarem de Salustio, Zaragoza 1994,p. 27.

(7) 8.3: Caium Sallustium Crispum praetorem ad Cercinam insulam versus, quam ad-

versarii tenebant, ire iubet, quod ibi magnum numerum frumenti esse audiebat.

(8) in Cic., or. pro Milone p. 34.

(9) Como Tácito (Ann. 3.30) y Aulo Gelio (N.A. 17.18.).

(10) Entre otros, por ejemplo, A.KURFESS, «Die Invektive gegen Cicero», Aevum 28(1954) 230 ss.

(11) A este respecto remitimos a CIL V.6821 y VI.5882.

(12) R.SYME, Sallust, Los Ángeles 1964, p. 15.

(13) D.C.EARL, «The Early Career of Sallust», Historia 15 (1966) 305. De acuerdo conSYIVIE (Sallustius, Los Ángeles 1964) no existen en Sabinia antecedentes del nomenSallustius, a pesar de que en dicha región resultan bastante frecuentes los antro-pónimos arcaicos.

50

Page 27: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yanguas

(14) Hieron., Chron. ann.1931 (cf. Consularia Constantinopolitana (Th.MOMMSEN,Chron. Min. 1 (1892) 214), con referencia al ario: Mario VII et Cinna II his conss.natus est Sallustius die kal.oct.).

(15) Hieron., Chron. ann.1981/ 01. 186.2: Sallustius diem obiit quadriennio ante Ac-tiacum bellum (cf. Consularia Constantinopolitana 127). Segŭn G.FUNAIOLI(«C.Sallustius Crispus)>, RE 1.A,2 co1.1913ss.), si Salustio murió 4 arios antes de labatalla de Accio, que tuvo lugar el 2 de septiembre del 31, seria en el 35 a.n.e. cuan-do se produciria su desaparición. Ver igualmente sobre este punto Tac., Ann. 3.30 yH.W.BENARIO, «The End of Sallustius Crispus», CJ 57 (1962) 321 ss.

(16) A las caracteristicas de la virtus sabina rustica hacen mención, por ejemplo, Varrón(de re rustica 3.1.7), Catón (Orig. fragrnento 51), Cicerón (in Vat. 15.36; pro Lig.11.32) y Virgilio (Georg. 2.167).

(17) Para más detalles sobre todas estas cuestiones remitimos a los trabajos recogidos alrespecto por parte de A.D.LEEMAN, A Systematical Bibliography of Sallust, Lei-den 1965, n's 253-265.

(18) Aspectos todos recogidos en A.LA PENNA, Sallustio e la rivoluzione romana, Mi-lán 1968.

(19) J.I.CIRUELO, Salustio. Política e historiografía, Barcelona 1973, pp. 17-18.

(20) Consularia Constantinopolitana 668/86.

(21) A este respecto no podemos tomar al pie de la letra el pasaje de la Invectiva de Ci-cerón contra Salustio 2.5.

(22) A.KURFESS, C.Sallustius Crispus, Leipzig 1964 (4a edic.), p.XXII. El mismo Salus-tio asi lo confirma en una referencia autobiográfica del Catilina (3.3.: «yo, apenasadolescente, al igual que muchos, me entregué en un principio a la afición política»).Acerca del sentido que encierra el término adulescentulus trataremos más adelante.

(23) Al menos eso parece desprenderse del pasaje de la Invectiva de Cicerón (5.14), enel que se le acusa de haber vendido dicha casa para hacer frente a sus necesidadesde dinero sin esperar a que su padre muriera.

(24) D.C.EARL, «The Early Career of Sallust», p. 304.

(25) Sobre todos los aspectos relacionados con este hecho y la trascendencia que implica-ba remitimos a H.I.MARROU, Histoire de l'éducation dans l'Antiquité, Paris 1955.

51

Page 28: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antigua XIX-XX

(26) Para más detalles remitimos a la bibliografia recogida en A.D.LEEMAN, A Syste-matical Bibliography of Sallust, n's 565-607.

(27) Ver, por ejemplo, R.G.M.NISBET, «The Invectiva in Ciceronem and Epistula secun-

da of Pseudo-Sallust», JRS 49 (1958) 30-32.

(28) G.FUNAIOLI, «C.Sallustius Crispus», RE (1920) col. 1914 ss.

(29) in Cic., or.pro Milone p. 34.30 St.

(30) Posiblemente Didio, de acuerdo con Diomedes en Grammatici de KEIL 1,387, o uno

de los diferentes sustitutos propuestos: Epidio, Tullio, Pediano...

(31) Inv.in Sall. 3.7: se refiere a las Historias de Salustio. Para más detalles ver, entre

otros, H.J.HUEHNE, «Zu den Invectivae Sallusti in Ciceronem et invicem», Heli-

kon 6 (1966) 597 ss.

(32) Pueden recorclarse en este contexto las palabras de Lactancio: recte, si ita vixisset,ut locutus est.

(33) La moralidad de Salustio es recogida, por ejemplo, en Lactancio (Inst.div. 2.12.12),

Macrobio (Sat. 3.13.9) y Simaco (Ep. 5.68.2).

(34) A.DUPLÁ y otros, Rem publicam restituere, p. 29.

(35) Es por ello que autores como SOCHNER por ejemplo (Sallust, Hedidelberg 1982)

aducen que este hecho debe entenderse en el contexto de aquella época sin una in-

clinación moral mejor o peor.

(36) Ep. 2.1.3: adulescentulus.

(37) La confesión del historiador en este sentido se puede completar con el capitulo 3 de

La conjuración de Catilina y los capitulos 3 y 4 de La guerra de Yugurta, en los que

trata de exponer las razones de su actividad vital.

(38) Adviov. 1.49.

(39) Escribe P.Laeto: Ut secreta inimici intellegeret, Terentiam a Cicerone repudiatamduxit uxorem. Cf. A.ERNOUT, Salluste. La conjuration de Catilina. La guerre de

Jugurtha. Fragments des Histoires, Paris 1974 (10a edic), p. 9.

(40) J.I.CIRUELO, Salustio. Política e historiografía, p. 20.

(41) 3.9.

52

Page 29: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yanguas

(42) Sobre los problemas suscitados por esta actitud de Salustio y su nivel de interpre-tación pasional-amoroso remitimos a J.I.CIRUELO, Salustio. Política e historio-grafía, pp. 20-21.

(43) R.G.ROWLAND, «Sallust's Wife», CW 62 (1968) 134.

(44) Aulo Gelio, N.A. 17.18.

(45) J.E.G.WHITEHORNE, «Sallust and Fausta», CW 68 (1975) 425 ss.

(46) J.C.MOREIRA ALVES, «Sallustius et Fausta (en latín)», Orpheus 11 (1964) 3 ss.

(47) Sin embargo, Asconio Pediano (Ps. Acron., Hor. Serm. 1.2.4.8) afirma que nuestropersonaje sería golpeado hasta la muerte sin servirle para nada la intervención sal-vadora del dinero.

(48) Como, por ejemplo, R.SYME, Sallust, pp. 6 ss.

(49) 6.15 y 16; y 8.21.

(50) in Cic., or. pro Milone 33.

(51) Cat. 3.3.

(52) Para más detalles ver, entre otros, L.HAVAS, «Schemata und Wahrheit in der Dars-tellung der spátrepublikanischen politischen Ereignisse», Klio 72 (1990) 216 ss.

(53) Inv.in Sall. 5.14. Es posible que Salustio llegara a verse implicado en una acusaciónde nicromancia y crimen ritual sitnilar a la que describe Cicerón en la Interrogatioin P.Vatinium testem (6.14).

(54) Cat. 3.3.

(55) Sobre los problemas suscitados por el término adulescentulus (= muy o extrema-damente joven) remitimos a J.I.CIRUELO, Salustio. Política e historiografía, p.18.

(56) En realidad nuestro autor se encontraría fuera de la ciudad de Roma durante losaños 66-65 formando parte de los legados de Pompeyo. Cf. D.C.EARL, «The EarlyCareer of Sallust», Historia 15 (1966) 302 ss.

(57) Asconio, in Cic. pro Milone p. 34, 30 s.

(58) Es más, algunos contemporáneos suyos, como Licinio Calvo o M.Bruto, serían par-tidarios de afrontar la realidad con un más energía que la manifestada por Salustio.

53

Page 30: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antigua XIX-XX

(59) Cat. 2.17.4.

(60) Cat. 48.9.

(61) De ahí que no mencione su presencia directa en su descripción de la conjuración deCatilina. Cf. D.C.EARL, «The Early Career of Sallust», pp. 3.205 ss.

(62) Inv.in Sall. 5.15. Había que tener 30 arios al menos para ser cuestor, lo que excluyela fecha del 56, y menos aun la del 59, como pretenden algunos investigadores. Conrespecto a la posibilidad de que el historiador desemperiase la cuestura en el ario 55Syme (Sallust, p.28) se muestra tremendamente escéptico.

(63) Inv. in Sall. 5.15.

(64) El probable hecho aparece consignado en Aulo gelio (N.A. 17.18), Varrón (Sat.men.256 Riese), Asconio (ad Hor.serm. 1.2.41) y Servio (Virg., Eneida 6.612).

(65) Dudas razonables al respecto aparecen recogidas en Macrobio (Sat. 2.2.29).

(66) El hecho tendría lugar entre el ario 55 (fecha del matrimonio entre Milón y Fausta)y abril del 52 (momento en que Milón se exilia a Massalia tras haber sido infruc-tuosamente defendido por su amigo Cicerón en el proceso de vi).

(67) Para más detalles remitimos a J.MALITZ, Ambitio mala. Studien zur politischenBiographie des Sallust, Saarbrfichen 1975.

(68) K.SPREY, «De C.Sallustio Crispo homine populari», Mnemosyne (1931) 103ss.Otros autores, como W.KROLL («Sallusts Staatsschriften», Hermes (1927) 373 ss.por ejemplo, lo calificart de aristócrata, no de demócrata.

(69) A.ERNOUT, Salluste: La conjuration de Catilina, La Guerre de Jugurtha, Frag-ments des Histoires, p.11.

(70) J.I.CIRUELO, Salustio. Politica e historiografia, p.22.

(71) Ps. Acron., in Hor. Serm. 1.2.49: «En el Senado los censores acusaron de esto al pro-pio Salustio; él juró que no pretendía a las matronas (romanas) sino a las libertas, ypor ello fue expulsado del Senado, cosa que él justifica en el panfleto sobre Catili-na».

(72) Inv.in Sall. 4.14.

(73) G.FUNAIOLI, «C.Sallustius Crispus», col. 1918.

54

Page 31: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yartguas

(74) Ver, por ejemplo, A.DUPLÁ y otros, Rem publicam restituere, pp. 33 ss.

(75) Asc., in Mil. 43.

(76) Asc., in Mi1.45.

(77) En este hecho parece hallar igualmente su explicación la nueva situación políticaexistente a finales de los años 50, momento en el que Pompeyo trataba de aproxi-marse lo más posible a los círculos conservadores al tiempo que se distanciaba pro-gresivamente de la alianza con César (buscando en el fondo su ruptura).

(78) Asc., in Mil. 44.

(79) Cic., Ad fam. 8.1.4; Vla.Max. 4.2.7 y Cass.Dio 45.55.

(80) Cic., Ad fam. 8.2.2.

(81) Sal., Ep. 2.3.1-2.

(82) Para más detalles ver, por ejemplo, J.MALITZ, Ambitio mala, pp. 38 ss.

(83) Asc., in Mil. 45 lo califica como familiarissimus omnium.

(84) Cicerón (Ad fam. 7.2.3) lo define como simiolus.

(85) Colega de Pompeyo en el consulado tras la superación de la crisis política de ini-cios de ario.

(86) Val.Max. 4.2.7. Cf. Plut., Pomp. 55.

(87) Cic., Ad fam. 7.2.2.

(88) Inv. ad Sall. 6.16. Algo diferente resulta la causa aducida por Cass.Dio 40.63.4.

(89) Cic., Ad fam. 8.14.4. Ver igualmente Horac., Sat. 1.6.20.

(90) Cic., Ad fam. 10.31.2.

(91) E.KOESTERMANN, «Ps. Sall. Epistula ad Caesarem senem I», Historia 19 (1970)216ss. Para otros investigadores, sin embargo, como K.E.PETZOLD («Der politischeStartdort des Sallust», Chiron 1 (1971) 219ss.) las razones de índole moral docu-mentadas en las fuentes escritas se hallarían en la base de la condena de Salustio.

(92) Cic., Ad fam. 2.17.2.

(93) Más detalles en T.R.S.BROUGHTON, «More Notes on Roman Magistrates», TAPhA79 (1948) 63 ss.

55

Page 32: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antigua XIX-XX

(94) Ad Q.fr. 2.9.3.

(95) Preocupado quizá por la situación politica del momento y tomando posiciones enun bando opuesto al de los optimates.

(96) Cass.Dio 40.63; Inv.in Sall. 6.16 y Ps.Acron., in Hor., Serm. 1.2.49.

(97) A.ERNOUT, Salluste: La conjuration de Catilina, La guerre de Iugurtha, Frag-ments des Histoires, p. 11.

(98) Orosio 6.15.8. A pesar de ello César no le retiraría su confianza: cf. Caes., b.civ.3.10.5.

(99) W.ALLEN, «Sallust's Political Career», Philologus 51 (1954) 1 ss.

(100) A.LA PENNA, «Sallustio Arttoniano?», SFIC 33 (1961) 258.

(101) Cass.Dio 42.52 y App., B.Civ. 2.92.

(102) Cic., Ad At. 11.20.2. Una valoración bastante critica de este episodio parece insi-nuarse en la segunda de sus cartas dirigidas a César (1.4.3). Cf. J.KROYMANN, «Ci-cero und Sallust ŭber den Neubau des Staates unter Caesars Diktatur», FestschriftZinn, Tubinga 1970, pp. 107 ss.

(103) Bell.Afr. 8.3. Ver igualmente Cass.Dio 42.52.

(104) Bell. Afr. 97.1. Más detalles en App., B.C. 2.100; Cass.Dio 43.9 e Inv. in Sall. 7.19.

(105) D.C.EARL, «The Early Career of Sallust», p. 307.

(106) Tal vez en comparación con sus contemporáneos la actuación de nuestro historiadorno seria considerada tan desastrosa como se observa desde la perspectiva actual.

(107) Css.Dio 43.9.

(108) Inv. in Sall. 7.19.

(109) Suet., Div.Iul. 43.1.

(110) J.I.CIRUELO, Salustio. Política e historiografía, p. 24.

(111) Inv. in Sall. 7.19s. Sobre las exacciones cometidas por Salustio en su provincia ver,entre otros, Cass.Dio 43.2.9. Se trata, además, del ŭnico pasaje en que se alude altrato concertado por César para evitar ser entregado a la justicia en una actio repe-tundarum.

56

Page 33: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yanguas

(112) Para más detalles remitimos a J.MALITZ, Ambitio mala. Studien zur politischenBiographie des Sallust, Bonn 1975, pp. 97 ss.

(113) Para más detalles remitimos a 0.SEEL, Sallust Briefe und die pseudosallustischeInvektive, Niiremberg, 1966.

(114) A.DUPLÁ y otros, Rem publicam restituere, p. 41.

(115) En especial si tenemos presentes las palabras de Cicerón (Ad At. 14.1.1).

(116) Como Syme por ejemplo en su monografía dedicada al escritor de Amiterno.

(117) A.Gell., N.A. 3.10.17 y App., B.C. 4.202. Es posible que una vez más su antigua re-

lación con César le librase de esta nueva situación de peligro.

(118) R.SYIVIE, Sallust, p. 33.

(119) D.C.EARL, «The Early Career of Sallust», pp. 310-311.

(120) Para más detalles remitimos, entre otros, a 0.S.DUE, «La position politique de Sa-

lluste», C&M 34 (1983) 113 ss.

(121) Para más detalles rernitimos a C.BECKER, «Sallust», ANRW 1.3 (1973) 720 ss.

(122) Cat. 3.1.

(123) Cat. 1.3.

(124) Retomando, segŭn sus propias palabras (Cat. 4.1-2), una actividad que se había visto

obligado a abandonar como consecuencia de su dedicación a las actividades políticas.

(125) J.I.CIRUELO, Salustio. Política e historiografía, p. 25.

(126) J.M.ANDRE y A.HUS, La historia en Roma, Buenos Aires 1975, p. 52.

(127) Euseb. Chron. Canon., ad ann. Abr. 1891. Cf. R.HELM, «Hieronymus Zusátze in

Eusebius Chronik und ihr Wert fŭr die Literaturgeschichte», Philologus Suppl. 21.2

(1929) 39.

(128) 0.HIRSCHFELD, «Dellius on Sallustius», Mélanges Boissier, París 1913, pp.293ss.

Para más detalles remitimos, entre otros, a H.W.BENARIO, «The End of Sallustius

Crispus», CJ 57 (1962) 321 ss.

(129) G.PERL («Sallusts Todesjahr», Klio 48 (1967) 97 ss. data la muerte del historiador el

día 4 de mayo del ario 34 a.n.e.

57

Page 34: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Memorias de Historia Antigua XIX-XX

(130) Tac., Ann. 3.30 y Plin., N.H. 34.3.

(131) Entre otros, nos remitimos a las opiniones de R.SYME (Sallust, Los Ángeles 1964)

y A.LA PENNA (Salustio e la rivoluzione romana, Milán 1968).

(132) A,MALITZ, Ambitio mala, pp. 97 ss.

(133) Ver, entTe otros, A.LAGUERRE, «Salluste, biographie par les textes», Humanités(1939) 276ss. y 330ss.; y A.KURFESS, «Praefatio. Testimonia veterum», Sallustius Cris-pus. Catilina, Iugurtha, Historiarum fragmenta ampliora, Leipzig 1957 (3a edic.).

(134) Inst. Orat. 10.1.101.

(135) Ann. 3.30.

(136) Epist. ad Ver.Imp. 2.1.

(137) Excerpta 3.13.9.

(138) Epigr. 14.191.

(139) De civitate Dei 1.5 y 7.3.

(140) Origenes 13.21.10.

(141) A.ERNOUT, Salluste: Catilina, Jugurtha, Fragments des Histoires, p. 13.

(142) T.R.S.BROUGHTON, «Was Sallust Fair to Cicero», TAPhA 67 (1936) 34 ss.

(143) A.ERNOUT, Salluste. Catilina, Jugurtha, Fragments des Histoires, pp. 12-15.

(144) E.GABBA, «Mario e Silla», ANRW 1.1 (1972) 764 ss.

(145) Más detalles sobre esta cuestión en R.F.ROSSI, «Sulla lotta politica in Roma dopo la

morte di Silla», PP 20 (1965) 133 ss.

(146) J.P.BORLE, «Pompée et la dictature», LEC 20 (1952) 168 ss.

(147) Sobre estas cuestiones ver, entre otros, E.S.GRUEN, «P.Clodius. Instrument or In-

dependent Agent?», Phoenix 20 (1960) 120ss. y S.L.UTCHENKO, «El consulado de

César y el tribunado de Clodio (en ruso)», VDI 1961.3, pp. 34 ss.

(148) Para más detalles cf. J.MADAULE (dir.), Jules César, París 1961.

(149) B.SHIMRON, «Caesar's Place in Sallust's Political Theory», Athenaeum 45 (1967)

335 ss.

58

Page 35: SALUSTIO EN EL MARCO SOCIO-POLITICO DE SU EPOCA Y DE ...

Narciso Santos Yanguas

(150) A.ERNOUT, Salluste: Catilina, Jugurtha, Fragments des Histoires, p. 14.

(151) Ver, entre otros, J.BÉRANGER, Recherches sur l'aspect idéologique du Principat,Basilea 1953; R.ÉTIENNE, Le siecle d'Auguste, París 1970; P.GRIMAL, El siglo de

Augusto, Buenos Aires 1970; F.FABRINI, L'impero di Augusto come ordenamentosopranazionale, Milán 1974; N.A.MASCHIN, El Principado de Augusto, Madrid

1978.

(152) Cat. 11.6. Sobre estos aspectos basta con echar una ojeada a la obra ciceroniana De

signis.

(153) Ver, por ejemplo, G.PERL, «Sallust und die Krise der rt5mischen Republik», Philo-logus 113 (1969) 201 ss.

(154) Para más detalles remitimos, entre otros, a G.PERL, «Die Krise der rómischen Re-

publik im Urteil des Sallust», Actas Conventus IX Eirene, Varsovia 1971, pp.95ss.;

E.KOESTERMANN, «Das Problem der rómischen Dekadertz bei Sallust und Taci-

tus», ANRW 1.3 (1973) 781ss.; y J.M.ALONSO N ŬÑEZ, «The Crisis in Sallust», La-beo 26 (1980) 373 ss.

(155) A.ERNOUT, Salluste: Catilina, Jugurtha, Fragments des Histoires, p. 15.

59