SALMOS 21. 1-7

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PRÉDICA DÍA MIÉRCOLES 4 DE MARZO DEL 2015 Hno. Roger Vergaray Texto: Salmos 21. 1-7 Reina-Valera 1960 (RVR1960) 1 El rey se alegra en tu poder, oh Jehová; Y en tu salvación!, cómo se goza! 2 Le has concedido el deseo de su corazón, Y no le negaste la petición de sus labios. Selah 3 Porque le has salido al encuentro con bendiciones de bien; Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza. 4 Vida te demandó, y se la diste; Largura de días eternamente y para siempre. 5 Grande es su gloria en tu salvación; Honra y majestad has puesto sobre él. 6 Porque lo has bendecido para siempre; Lo llenaste de alegría con tu presencia. 7 Por cuanto el rey confía en Jehová, Y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido. Tema: LA GRATITUD CON DIOS. Proposición: Que los oyentes asuman una actitud de agradecimiento con Dios por todas las bendiciones otorgadas, plasmándose en un compromiso firme y permanente con Él. Palabras claves: Gratitud. Compromiso. Introducción

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PREDICA Y MEDITACION BIBLICA CRISTIANA

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PRÉDICA DÍA MIÉRCOLES 4 DE MARZO DEL 2015

Hno. Roger Vergaray

Texto: Salmos 21. 1-7 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

1El rey se alegra en tu poder, oh Jehová;Y en tu salvación!, cómo se goza!

2 Le has concedido el deseo de su corazón,Y no le negaste la petición de sus labios. Selah

3 Porque le has salido al encuentro con bendiciones de bien;Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.

4 Vida te demandó, y se la diste;Largura de días eternamente y para siempre.

5 Grande es su gloria en tu salvación;Honra y majestad has puesto sobre él.

6 Porque lo has bendecido para siempre;Lo llenaste de alegría con tu presencia.

7 Por cuanto el rey confía en Jehová,Y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido.

Tema: LA GRATITUD CON DIOS.

Proposición: Que los oyentes asuman una actitud de agradecimiento con Dios por todas las bendiciones otorgadas, plasmándose en un compromiso firme y permanente con Él.

Palabras claves: Gratitud. Compromiso.

Introducción

Continuando con los estudios del libro de Salmos que hacemos todos los miércoles, en esta oportunidad empezaremos con algunas observaciones del texto bíblico de hoy:

1. El salmo 21 es una continuación del salmo 20: ambos muestran varios asuntos paralelos y terminan de igual manera. Algunos autores consideran

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que el salmo 20 es una oración de súplica antes de la batalla, y el salmo 21 una oración de agradecimiento después de la victoria.

2. De acuerdo a antiguos y reconocidos intérpretes judíos, el salmo 21 es considerado un salmo mesiánico. Al redactar este salmo, el autor pudo tener en mente al Rey David o al Rey davídico por excelencia, es decir al Mesías. La inspiración divina ejercida en David refuerza la segunda opción.

3. OJO Todos estos versículos (1-7) alaban a Dios por su salvación otorgándole toda la gloria. Están impregnados de gratitud hacia Dios por victorias referidas en tiempo pasado, sin desmerecer su significado profético acerca de la venida del Rey Mesías, es decir nuestro Señor Jesucristo.

Teniendo en cuenta los puntos anteriores analizaremos nuestro texto bíblico para comprender bien cuál debe ser nuestra actitud con Dios por todo lo que Él hizo y continúa haciendo por cada uno de nosotros.

En primer lugar:

I. LA GRATITUD CON DIOS NO ES UNA CARACTERÍSTICA DE LA NATURALEZA HUMANA.

Aunque nos duela saberlo, el hombre es un ser desagradecido por naturaleza. La gratitud es una actitud escasa en el corazón humano.

Martín Lutero escribió: “Tengo tres perros peligrosos: la ingratitud, la soberbia y la envidia. Cuando muerden dejan una herida profunda”.

Dios sabe perfectamente todo ésto. Por eso advirtió muy claramente a los varones y mujeres de Israel acerca de lo que podría ocurrir, leamos Deuteronomio 8: 11-20.

11Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy;

12no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites,

13y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente;

14y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;

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15que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal;

16que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien;

17y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza.

18Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.

Hasta aquí no olvidemos las primeras palabras del versículo 11, para algunos una orden y para otros un consejo amoroso del Padre Eterno que es nuestro Dios: “Cuídate de no olvidarte de Jehová”.

Dios nos confronta con nuestra debilidad porque sabe de qué pie cojeamos. Estos versículos de Deuteronomio nos revelan el conocimiento que tiene el Señor acerca del corazón de los hombres, y nos enseñan, como leeremos a continuación en los vs. 19 y 20, que cuando el hombre se aleja de Dios, de su Creador, de su fuente de vida, muere sin remedio alguno:

19Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.

20Como las naciones que Jehová destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis atendido a la voz de Jehová vuestro Dios.

El desagradecimiento humano también lo notamos claramente en la experiencia de los diez leprosos sanados por el Señor Jesús (relatado en Lucas 17: 11-19). De ellos según el evangelista Lucas, sólo uno regresó para agradecer al Señor Jesucristo por la sanidad que había recibido. Todos recibieron la sanidad física por la misericordia que Dios tiene con todas las personas que le invocan y le buscan fervorosamente pero el único que volvió al Señor recibió algo muchísimo mayor del propio Señor Jesús: la salvación (Vs. 19: “Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado”.)

Esta conducta miserable que todos los seres humanos tenemos se explica por el orgullo natural del corazón humano. Miguel de Cervantes lo explicó magistralmente cuando dijo: “La ingratitud es hija de la soberbia”.

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Hermano, hermana, en este momento te hago un par de preguntas: ¿Te identificas con el único leproso sanado agradecido? ¿O te sientes dentro del grupo de los 9 leprosos sanados desagradecidos?

Si vives agradecido con Dios y lo demuestras a diario, te animo para que persistas con esa actitud tan noble. Pero si en tu vida no se percibe el inconfundible aroma de la gratitud mi único consejo es que ores al Señor, clama hacia Él para que tu duro corazón sea reblandecido y guiado hacia el arrepentimiento y para que esa soberbia que te domina, aunque pongas cara compungida, sea espantada.

II. LA GRATITUD CON DIOS SE NOS REVELA MAGNIFICAMENTE EN SU SIERVO DAVID.

¿Qué es agradecer? Es reconocer al dador de un bien o un favor que éste nos entregado por causa de alguna necesidad nuestra.

David, contrariando la tendencia humana, se muestra sumamente agradecido con Dios al haber obtenido respuestas favorables para todas sus súplicas y expresa abiertamente su alegría y gratitud con Dios por las bendiciones recibidas. Por eso David es el modelo de conducta que el creyente tiene para ser agradecido con su Dios.

David pudo haber hablado de su propio poder, pudo haber exaltado su talento, su genio, su inteligencia, sus fuerzas, pero David da toda la gloria a Dios como lo reconoce en 1ra. Cronicas 29: 11-13

David pudo haber dado gracias a Dios en privado. Pero como rey, adorador y predicador involucra a todo el pueblo en esta acción de gracias y alaba a Dios públicamente por su poder salvador.

David enumera cada una de las bendiciones recibidas en respuesta a todas sus oraciones. Antes pidió al Señor que le concediera el deseo de su corazón, ahora agradece que todo esto haya sido concedido minuciosamente por Dios. Pero sin temor a equivocarnos lo más grande que el salmista agradece es que Dios lo haya llenado de alegría con su presencia.

David está muy seguro de que no fracasará porque confía en la misericordia de Dios. El entendió que Dios otorga sus recompensas por

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gracia, no por méritos. David sabe que no es merecedor de los favores de Dios, por eso su profunda gratitud.

Todo creyente fiel a su Señor debe imitar la conducta agradecida del Rey David. Suficiente material de estudio e inspiración tenemos en el libro de Salmos y otros libros bíblicos que relatan la historia de este personaje. Asimilemos la actitud noble y humilde de este siervo con la finalidad de cambiar o mejorar nuestra relación personal con Dios y alejarnos de la monstruosidad espiritual llamada ingratitud.

III. LA GRATITUD CON DIOS ES UNA CONVICCIÓN OTORGADA POR EL ESPÍRITU SANTO.

A estas alturas surge una pregunta: ¿Quién da al hombre la convicción de ser agradecido con Dios? Para saberlo leamos el Evangelio de Lucas 10:21.

“En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos. Sí Padre porque así te agradó”.

Resaltemos que Jesús se regocijó en el “Espíritu”, es decir se alegró, festejó, tuvo la enorme dicha, de ser partícipe de un momento tan significativo para luego a continuación alabar a Dios. Sabemos que la alabanza es sinónimo de agradecimiento por lo tanto entendemos que la presencia divina en nuestro corazón es decir el Espíritu Santo nos lleva, nos conduce a ser agradecidos con Dios.

David fue inspirado por el Espíritu de Dios. Su adoración y su alabanza eran conducidas por la presencia divina. Ciertamente el Espíritu no moraba dentro del corazón de David, más bien ejercía influencia sobre él.

Hoy cada creyente de Jesucristo tiene dentro de su corazón la presencia del Espíritu de Dios. Y si no demuestra agradecimiento con Dios podemos afirmar con total certeza que su vida está dominada por la tendencia carnal, es decir es un cristiano carnal, alguien que no vive una relación plena con su Señor teniendo una existencia confundida, derrotada y hasta amargada.

IV. LA GRATITUD CON DIOS TIENE BUENOS MOTIVOS: SUS BENDICIONES.

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• Repasemos el versículo 2. David refiere que Dios le concedió el “deseo de su corazón”. La misma enseñanza la vamos a encontrar que en el Salmo 37:4:

“Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón”

Jesucristo también habló acerca de este asunto en Juan 15:7:

“Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”.

Aprendemos que el que realmente se alegra en Dios ora según la voluntad de Él y recibe lo que pide. Esta es la clave de toda oración bien hecha y respondida por el Señor: orar según la voluntad divina.

• En el versículo 3 se menciona que Dios ha “salido al encuentro “del rey. Dios toma la iniciativa, sale al encuentro del hombre. ¡Qué bendición es un encuentro con Dios! Y lo hace trayendo las mejores bendiciones.

¿Recuerdas la parábola del Hijo pródigo? El anciano padre al reconocer desde lejos al hijo que consideraba muerto corrió a su encuentro.

• Los versículos estudiados esta noche nos revelan 4 bendiciones por las cuales debemos rendir tributo a Dios:

1. Éxito: Versículo 1 “Cuanto se goza en tu salvación” Cuando un creyente ha elaborado sus planes de vida teniendo en cuenta a Dios se verá coronado por el éxito. Las victorias vendrán una tras otra porque el Señor auspicia benéficamente toda empresa o tarea donde fue considerado. Dios corresponde a quien le corresponda. Deuteronomio 8:17 indica que Moisés advierte a Israel que no considere la capacidad para el éxito como un talento innato, sino que reconozca humildemente que se trata de un don divino.

2. Prosperidad: Versículo 3 “Le has salido al encuentro con las mejores bendiciones” Dios se anticipa a las necesidades de sus hijos. Sabe de antemano la necesidad de cada uno y otorga bendiciones que van más allá de lo que pensamos bueno para nosotros. Deuteronomio 8: 18 dice que las riquezas sirven para confirmar el pacto de Dios con sus hijos y no

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deben ser malgastadas egoístamente. Una vez satisfechas nuestras necesidades y saciados los deseos de nuestro corazón ¿Qué debemos hacer con los excedentes de nuestras bendiciones? ¿Puedes vivir en más de una casa a la vez? Dios quiere que usemos nuestra abundancia para bendecir a otros.

El dinero solamente es una parte de las riquezas. Alguien puede ser muy adinerado pero aún pobre en salud, paz y amistades. La riqueza es más que dinero y posesiones. Dios quiere que tengamos riquezas.

Necesitamos la sabiduría: 1) para recibir el pacto de prosperidad de Dios (recibir fortuna sin que ella nos controle), 2) para apreciar su alcance y propósito en nuestras vidas: que la salud, el dinero, las posesiones, la paz y la amistad nos ayuden a servir a otros.

La prosperidad prometida por Dios en su pacto siempre es un medio para alcanzar un fin y no un fin en sí misma.

3. Honor: Versículo 5 “Honra y esplendor has puesto sobre él”. Satanás destruye las vidas de quien permanece esclavizado por el poder del pecado, afectando su dignidad como creación divina y reduciéndolo a un guiñapo sucio y despreciable. El Señor restituye el honor perdido al varón y a la mujer que han hecho de la gratitud con Dios una certeza en sus vidas. En 1 Pedro 2:9 leemos:

“Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”

4. Vida: El versículo 4 dice: “Te pidió vida”. El versículo 7 agrega. “Por la misericordia del Altísimo no será removido”.

El rey había pedido que Dios le salvara la vida. El salmista tenía en mente la preservación de la vida del rey y una larga vida para él. Los judíos interpretaron los v. 4 y 7 como del Mesías por la referencia a la eternidad. Dios no solamente otorga largura de años sobre la tierra sino también algo mucho más intenso: nos revela el sentido de nuestra existencia. Cuando hallamos sentido a nuestra vida esta se nos vuelve más intensa porque cada acto, cada momento, cada palabra, adquiere trascendencia ante los ojos de Dios y se proyectan poderosamente en la venidera eternidad.

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La vida eterna no solamente se refiere a duración de vida, sino a calidad de vida: una vida presente de gracia y una vida futura de gloria.

Otra bendición que debemos agregar son las pruebas. Los versículos estudiados no las mencionan pero sí nos dan a entender que David buscó intensamente a Dios en medio de las pruebas que le tocó vivir para finalmente ser correspondido con sus respuestas. Las pruebas purifican la fé del creyente y toda fé es el requisito obligatorio para la victoria sobre las dificultades y los ataques infernales.

Un novelista inglés escribió: “Todo nuestro descontento por aquello de lo que carecemos procede de nuestra falta de gratitud por lo que tenemos”. Hermano, hermana: Valora cada una de las bendiciones que Dios te ha otorgado. No seas terco. No dejes que la ingratitud te nuble. Muchas veces Dios quita algo al creyente para que éste reflexione y valore la bondad de nuestro Señor.

V. LA GRATITUD CON DIOS NOS TRAE UNA RECOMPENSA MAYOR: LA HUMILDAD.

En los Salmos el humilde es el prototipo del hombre justo y piadoso. El humilde confía solamente en Dios al reconocer sus limitaciones y carencias en contraste con el orgulloso que confía en su poderío, fuerzas y riquezas.

Ser agradecidos con Dios nos obliga a ser humildes porque nos lleva a reconocer nuestras insuficiencias, nuestras carencias, nuestras debilidades, y también nos lleva a reconocer la necesidad de ayuda que nos pueda dar Dios.

La humildad es sinónimo de mansedumbre. Y la mansedumbre es parte del fruto del Espíritu Santo en el creyente (Gálatas 5: 22-23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…”). Es decir si andamos en el Espíritu, dejando de andar en la carne, fructificará en nosotros la mansedumbre, la humildad.

La humildad es la virtud principal en el Reino de los Cielos.

Mateo 18: 4

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“Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.”

Mateo 20: 25-28

“Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.”

Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,

y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;

como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

Mateo 23:11-12

“El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.

¿Qué más beneficios nos trae la humildad? Leamos las siguientes citas:

Salmo 138:6 “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos”. Es decir tendremos la atención de Dios.

Salmo 147: 6 “Jehová exalta a los humildes, y humilla a los impíos hasta la tierra.” Es decir seremos exaltados por nuestro mismo Dios.

Santiago 4: 6 “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. O sea seremos merecedores de todo su amor.

Cuando el hombre llega a tener un corazón agradecido se vuelve humilde. Por lo tanto nos acerca a ser como Jesús que es el humilde por excelencia tal como lo leemos en Mateo 11:29 cuando Él dice “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”

RESUMIENDO TODA LA PRÉDICA:

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La gratitud con Dios no es una característica del corazón humano. El Espíritu Santo nos da la convicción de ser agradecidos con Dios por cada una de sus bendiciones dentro de las cuales incluímos las pruebas de fé. La gratitud con Dios es recompensada con la más importante y la más apreciada virtud del Reino de los Cielos: LA HUMILDAD.

VI. CONCLUSIONES:

El Salmos 103: 1-2 dice:

“Bendice, alma mía, a Jehová,

Y bendiga todo mi ser su santo nombre.

Bendice, alma mía, a Jehová,

Y no olvides ninguno de sus beneficios.”

Hermano, hermana: ¿Puedes recitar con total intensidad y profunda honestidad estos versículos escritos hace miles de años por el rey - siervo de Israel llamado David?

Hermano, hermana: ¿Eres agradecido o agradecida con Dios? Si respondieras que sí continuaré preguntándote ¿Cómo estás demostrando ese agradecimiento? ¿Estás comprometido alegremente en la Obra de tu Señor? ¿Estás salvando almas del fuego eterno del infierno para rendirlas a tu Señor? ¿Estás contribuyendo con la edificación espiritual de tus hermanos mediante el discipulado bien llevado?

Hermano, hermana que has reconocido tu ingratitud con Dios, te pregunto: ¿Deseas confesar tu pecado íntimamente a Dios? ¿Deseas renunciar a la soberbia que gobernó tu corazón? ¿Deseas arrepentirte y dejar de lado toda una vida de ingratitud que te ha sumergido en el charco de la envidia, la codicia, la maledicencia, la amargura, y la mediocridad? ¿Quieres ser, de una buena vez, agradecido con tu Dios?

OREMOS.