SAGA ANGELES CAIDOS LIBRO 4 LUJURIA

Argumento

Mels Carmichael, reportera del periódico de Caldwell sufre el shock de su vida cuando un hombre tropieza enfrente de su coche a las afueras del cementerio local.

Después del accidente, su amnesia es justo uno de los misterios que a ella le gusta resolver, aunque enseguida descubre que su pasado está muy lejos de su alcance. Con una enorme pasión. Como una sombra camina entre las líneas de la realidad y de otra dimensión, donde aprenderán que no todo está realmente muerto y enterrado.

Especialmente cuando estás atrapado en una guerra entre ángeles y demonios. Con un alma en la línea y el corazón de Mels en riesgo, ¿qué hace falta en el cielo, o en el infierno, para salvarlos a los dos?

La única cosa que recuerda de su pasado es un nombre escrito en una lápida, Jim Herón— un ángel caído encargado de rescatar almas de los siete pecados capitales. Ahora, mientras Mels intenta ayudar a este desconocido misterioso a redescrubrise a sí mismo, Herón vuelve para prepararse para la batalle entre el bien y el mal.

Capitulo 1

Una tumba. Y no era en serio. Ni lápida ni tierra recién removida, ni un cuerpo por debajo, ni cenizas a las cenizas, ni polvo al polvo.

Matthias estaba desnudo sobre una tumba. En medio de un cementerio que se extendía hasta donde alcanzaba la vista.

Lo primero que pensó fue en los tatuajes de la espalda que había hecho a sus hombres, los de la Parca de Pie en un campo de mármol y losas de granito.

Maldita ironía, en realidad-tal vez iba a ser cortado y picado por una guadaña en cualquier segundo. Trata de decir eso tres veces rápidamente.

Parpadeando para aclarar la poca visión que tenía, reunió a sus miembros cerca de su torso para mantener el calor, y esperó a que la escena cambiara de nuevo a su realidad.

Cuando nada cambió, se pregunto donde había estado atrapado y cuanto tiempo llevaba allí.

¿Había conseguido por fin librarse del empalagoso, hoyo de tortura lleno de gente? ¿Estaba fuera del infierno?

Con un gemido, él trató de empujarse a sí mismo, pero era suficiente duro con levantar la cabeza. Por otra parte, saber de primera mano que los fanáticos religiosos habían estado en lo cierto acerca de un montón de cosas, de hecho hacia que un hombre quisiera tomar una siesta: De hecho, los pecadores iban hacia abajo, y no a Australia, y una vez que estaban allí, el sufrimiento hacia que todas las cosas de las que te habías quejado fueran como dar un paseo sobre el suelo de Universal Studios en un pase libre.

Había un diablo. Y la sala de estar era malísima.

Aunque los Holy Rollers no habían conseguido todo recto. Resultó que Satanás no tenía cuernos, o cola, ni tridente o pezuñas hendidas. El era ella, una perra y media, sin embargo, y lo hizo vestir de rojo muchas veces. Por otra parte, las morenas se veían bien en ese color, por lo menos, eso es lo que dijo.

Con el ojo izquierdo, el que trabajaba, parpadeó de nuevo, preparándose para el regreso a la densa, y caliente oscuridad, con los gritos de los condenados zumbando en sus oídos, y su propio dolor rasgando su garganta y explotando en sus labios agrietados....

No. Todavía estaba en una tumba. En un cementerio. Con el culo desnudo.

Tomando todo, él consiguió un ojo lleno de tumbas de mármol blanco, y las parcelas familiares señaladas con ángeles, y fantasmales estatuas de la Virgen María-, aunque bajo la tierra, las lápidas eran mucho más comunes, como si los enanos de la camada se hubieran apoderado del lugar. Los pinos y arces arrojaban sombras a través de la desaliñada hierba de la primavera y los bancos de hierro forjado. Las farolas brillaban melocotón en su parte superior como velas en un pastel de cumpleaños, y las callejuelas podrían haber sido románticas en otro lugar.

Aquí no lo eran. No en este contexto de la muerte. De la nada, escenas de su vida pasaron por sus ojos, haciéndole

preguntarse si no estaba disfrutando de una segunda oportunidad de morir. O una tercera, como era el caso.

No hubo felicidad en la retrospectiva. No había amada esposa o hijos hermosos, ni estacas blancas, nada. Sólo cadáveres, docenas de ellos, cientos de ellos, todos los que había matado o habían ordenado asesinar.

Lo había hecho mal, verdaderamente mal, durante toda su vida.

Se obligó a sentarse en la tierra suelta, su cuerpo era un rompecabezas que no encajaba bien, sus partes y piezas atascadas en los zócalos y las articulaciones estaban descuidadas en algunos lugares, y muy apretadas en las demás. Pero eso es lo sucedió cuando Humpty Dumpty se trato medicamente así mismo, con sus poderes de curación limitada, que era todo lo que tenía, para poner las cosas juntas.

Cambiando su mirada a la cara de la lápida, frunció el ceño.

James Herón. Jesucristo, James Herón...

Ignorando el hecho de que le temblaba la mano, trazó las letras profundamente grabadas, sus dedos hundiéndose en lo que se había excavado en el granito gris pulido.

Una respiración entrecortada abandonó su pecho, como si el dolor que sintió de repente detrás de las costillas hubiera agotado el oxígeno de sus pulmones.

No tenía ni idea de que había una recompensa eterna, que sus obras eran, de hecho, contadas y que pesaban, en el juicio que tuvo lugar poco después de la última pulsación de su corazón. Eso no era sobre lo que era el dolor, sin embargo. Era el conocimiento de que incluso si hubiera sabido lo que le esperaba, no habría sido capaz de hacer algo diferente.

"Lo siento", dijo, preguntándose exactamente a quién le estaba hablando. "Lo siento muchísimo...."

No hubo respuesta.

Levantó la vista hacia el cielo. "¡Lo siento!"

Todavía no había respuesta, y estaba bien. Sus lamentos se atascaban en la cabeza, así que no había mucho espacio para la entrada de terceros, de todos modos.

Mientras luchaba por levantarse sobre sus pies, la parte inferior de su cuerpo se doblo y se hundió, por lo que tuvo que apoyarse en la lápida para mantener el equilibrio. Dios, era un desastre, sus músculos salpicados de cicatrices, la barriga llena de queloides, una vez casi quitaron el hueso. Los médicos habían hecho milagros en relación con sus tornillos y las barras, pero en comparación a como había nacido, era un juguete roto reparado con cinta adhesiva y

Super Glue.

Por otra parte, el suicidio se supone que funciona. Y Jim Herón fue la razón por la que había sobrevivido hace dos años. Y la muerte lo había encontrado y lo reclamo, y había demostrado que la tierra sólo presta las almas.

Los que estaban en el otro lado eran los verdaderos propietarios.

Por costumbre, miró alrededor en busca de su bastón, pero luego se concentró en lo que tenía más probabilidades de encontrar: sombras que vinieran por él, ya sea aquellas criaturas oleosas procedentes de abajo, o de la variedad humana.

De cualquier manera estaba jodido: Como ex jefe de Ops X, tenía más enemigos que un dictador del tercer mundo, y todos ellos tenían armas o pistolas de alquiler. Y como un activo de la zona de juegos del diablo, podía decir que no había salido de la cárcel de forma gratuita.

Tarde o temprano, alguien iba a venir detrás de él, y a pesar de que no tenía nada por qué vivir, su ego le exigía dar la batalla.

O por lo menos hacer un objetivo medianamente decente de sí mismo.

Empezó con una cojera, y continuó con la gracia de un espantapájaros, su cuerpo sacudiéndose en una serie de espasmos que culminaron en una marcha desordenada que dolía como el infierno. Para conservar el calor, trató de envolver sus brazos alrededor de sí mismo, pero eso no duró. Los necesitaba para compensar el cabeceo.

Con su caminar zombie y su cabeza revuelta, qué carajo, él siguió caminando, cruzando la áspera hierba, pasando por las tumbas, sintiendo el roce del aire frío y húmedo a través de su piel. No tenía ni idea de cómo había conseguido salir. ¿A dónde se dirigía? ¿Qué día, mes o año era? Necesitaba Ropa. Refugio. Alimentos. Armamento.

Una vez que él se hubiera asegurado lo básico, se preocuparía por el resto. Suponiendo que algo no se lo llevara a él, en primer lugar, después de todo, un depredador herido se convertía en presa rápido. Era la ley de la naturaleza.

Cuando él se acercó a un edificio de piedra cuadrado con una cerca de hierro forjado, asumió que era sólo otra tumba. Pero el nombre de Cementerio de Pine Grove en su frontón y el brillante bloqueo de la puerta principal sugerían que era un centro de equipos para terrenos.

Afortunadamente, alguien había dejado una de las ventanas abierta en la parte posterior. Naturalmente, era lo más difícil dada su posición.

Recogiendo una rama caída, que encajó en el borde, tiró hasta que la madera se inclino con los brazos hacia arriba apretando.

La ventana se movió y dejó escapar un chillido agudo.

Matthias se congeló.

El pánico, desconocido pero difícil de aprender, le tenía girando alrededor buscando en las sombras. Sabía lo que era ese sonido. Era el ruido que los secuaces del demonio hicieron cuando vinieron por él.

Nada.

Sólo tumbas y lámparas de gas que, no importaba lo mucho que su glándula adrenal le sugiriera lo contrario, no se presentó cualquier otra cosa.

Maldiciendo, se lanzó de nuevo en el esfuerzo, con la rama como un torno hasta que tuvo suficiente espacio para pasar a través. Conseguir levantar su culo de la tierra era una

producción, pero una vez que tuvo los hombros dentro, dejo que la gravedad hiciera el resto del trabajo. El piso de concreto en el que cayó se sentía como si tuviera una nevera

En las espaldas de él, y tuvo que tomar un momento, mientras su aliento se arrastraba en su garganta, el estómago en un giro cuando el dolor chisporroteo en demasiados lugares para contar.

Techo, luces fluorescentes parpadeaban en el techo, y luego brillaron firmes y seguras, cegándolo.

Malditos sensores de movimiento. La ventaja era que tan pronto como su ojo se ajustara, tenía una oportunidad clara en ver todo tipo de cortadoras, desmalezadoras y carretillas. ¿La desventaja? Era un diamante en una caja de la joyería, listo para el acaparamiento.

En la pared, colgando de clavijas como las pieles de animales muertos, juegos de mono de impermeable en un armario esperando ser usados, y él se lanzó por ellas. Las cosas fueron construidas para caer sueltas, pero en él se agitaban como velas de barco.

Mejor. Mejor con la ropa, a pesar de que olían a fertilizante y que las rozaduras se iban a convertir en un problema. Un sombrero de béisbol en el mostrador tenía el logotipo de los Medias Rojas de Boston en él, y él sacó la cosa para conservar el calor corporal, y luego miró a su alrededor buscando cualquier cosa que pudiera usar como un bastón. El mango largo de las espadas pesaba demasiado para ser eficiente, y no era como si cualquiera de los rastrillos fuera a ayudar.

A la mierda. Su misión inmediata era alejarse de toda la luz del techo que llovía en su pequeño desfile de cojo.

Salió de la forma en que había entrado, obligándose a sí mismo a través de la ventana abierta de nuevo y aterrizando duro en el suelo. No había tiempo para quejarse por el impacto, tenía que empezar a moverse.

Antes de que él se hubiera muerto he ido al infierno, por así decirlo, había sido el perseguidor. Mierda, toda su vida había sido el cazador, el que acechaba, acorralaba y destruía. Ahora, cuando regresó de la oscuridad de las tumbas, todos los intangibles de la noche eran peligrosos hasta que se demostrara lo contrario.

El esperaba que estuviera en Caldwell.

Si lo estaba, todo lo que tenía que hacer era permanecer bajo el radar y viajar a la ciudad de Nueva York, donde tenía un alijo de suministros.

Sí, él oró por que esto fuera Caldwell. Cuarenta y cinco minutos al sur en la carretera era todo lo que se necesitaría, y un vehículo para ir. Romper y entrar en un cableado de un coche de viejo generación era una habilidad que podría resucitar.

Una vida después, o al menos eso parecía, él se acercó a la verja de hierro forjado que bordeaba toda la superficie del RIP. La cosa era de diez metros de altura, y con sombrero de copa en las puntas que, en una vida anterior habían probablemente sido dagas.

Frente a frente estaban las barras, que lo mantuvieron en el lado de los muertos, se agarró con sus manos y sintió el frío del metal agarrándolo de nuevo. Mirando hacia arriba, se

centró en los cielos. Las estrellas en el cielo en realidad brillaban.

Es curioso, siempre había pensado que era sólo un dicho. Inhalando, tomó aire limpio y fresco en sus pulmones, y se dio cuenta que se había acostumbrado al hedor del infierno. Al principio, había sido lo que había odiado más, el nauseabundo hedor a huevo podrido en los senos que invadía la parte posterior de la garganta y viajaba envenenando sus entrañas: más que un mal olor, había sido una infección que había entrado en su nariz y aposentado allí, convirtiendo todo lo que estaba en territorio suyo. Pero se había habituado a él.

Con el tiempo, y en medio del sufrimiento, se había aclimatado al horror, a la desesperación, y al dolor. Su ojo malo, por el que no podía ver, mirando hacia arriba. Nunca iba a estar allí arriba en las estrellas.

Y este descanso era probablemente sólo una manera de realzar la tortura. Después de todo, no había nada como un período de alivio para revitalizar una pesadilla: cuando se vuelve a la mierda, el contraste aumentaba todo, borrando la

aclimatación, la ilusión, el Ctrl-Alt-Del, restablecimiento las cosas al primer choque que había sentido.

Ellos vendrían de nuevo por él. Era, después de todo, exactamente lo que se había ganado.

Pero durante todo el tiempo que tenía, iba a luchar contra lo inevitable-no con la esperanza de evasión, ni por la posibilidad de un indulto, sino simplemente como una función autónoma de su cableado.

Lucharía por la misma razón que había hecho mal. Era justo lo que hacía.

Empujándose a sí mismo fuera de la tierra, acuño el mejor de sus dos pies en las barras y empujó su peso más arriba. Una vez más. Una vez más. La parte superior parecía a kilómetros de distancia, y esa distancia le hizo concentrarse más firmemente en su objetivo.

Después de toda una vida, su mano se cerró en una de las puntas y luego llevo su brazo alrededor de las viciosas puntas.

Se extrajo sangre en el momento en que pasó la pierna hacia arriba sobre la valla, superando los hombros, una de esas agudas puntas le mordió la pantorrilla y tomo un trozo de ella.

No había vuelta atrás, sin embargo. Se había prometido a sí mismo, que de una manera u otra iba a ganar y llevarse a la tierra, así que era mejor que fuera en el exterior que en el interior.

En cuanto entró en una caída libre, se centró en las estrellas. Incluso llegó a levantar una mano hacia ellas.

El hecho de que parecieran más lejanas parecía apropiado.

Capitulo 2

Mels Carmichael estaba sola en la sala de redacción. Una vez más.

Eran las nueve de la noche y un laberinto de cubículos del Caldwell Courier Journal era todo en el equipo de oficina, no había gente, la llegada de mañana pospuso el ir a dormir, desde un punto de vista de presentación de informes, las impresoras ahora hacían su trabajo al otro lado de la gran pared detrás de ella.

Mientras ella se echó hacia atrás en su silla, las bisagras dejaron escapar un chillido, y la cosa se volvió un instrumento, tocando una cancioncilla feliz que había compuesto después de muchas noches como ésta. El título era "A nada Rápido", y ella tocaba la parte de soprano.

"¿Todavía aquí, Carmichael?"

Mels se enderezó y cruzó los brazos sobre el pecho. "Oye, Dick."

Como su jefe ocupaba en su camino el poco espacio que tenía, y un abrigo cubría su brazo, la corbata floja en el cuello carnoso después del partido de recapitulación en casa de Charlie.

"¿Trabajando hasta tarde otra vez?" Sus ojos se posaron en los botones en la parte delantera de su camiseta, como si estuviera esperando que el whisky que había succionado le hubiera dado poderes telequinéticos. "Tengo que decirte, que eres demasiado bonita para esto.

¿No tienes un novio?

"Tú me conoces, todo es sobre trabajo."

"Bueno... yo podría darte algo en que trabajar."

Mels lo miró, agradable y constante. "Gracias, pero estoy ocupada en este momento. Haciendo una investigación sobre

el constante acoso sexual en las industrias anteriormente dominadas por los hombres, como las líneas aéreas, los deportes..., los periódicos".

Dick frunció el ceño como si sus oídos no hubieran escuchado lo que habían estado esperando. Lo que era loco. Su respuesta a este acto había sido la misma desde el primer día.

Más de dos años desde su llegada, Dios, ¿había pasado tanto tiempo ya?

"Es esclarecedor." Ella se inclinó hacia delante y le dio un empujón al ratón, despejando el protector de pantalla. "Muchas estadísticas. Podría ser mi primera historia nacional. Las cuestiones de género en postfeminista en América son un tema candente.

Por supuesto, yo podría simplemente ponerla en mi blog. ¿Tal vez si usted me da un presupuesto para ello? "Dick cambió su impermeable alrededor. "Yo no te he asignado eso a ti."

"Soy una persona emprendedora."

Levantó la cabeza, como si estuviera buscando a alguien más para acosar. "Yo sólo leo lo que asigno."

"Puede que le resulte valioso."

El chico fue a aflojar la corbata ya que necesitaba un poco de aire, ¡pero sorpresa! Ya estaba abierta. "Usted está perdiendo el tiempo, Carmichael. Nos vemos mañana".

Mientras caminaba, se puso su impermeable Walter Cronkite, de solapas de los setenta, y el cinturón que colgaba suelto en bucles, y que no estaba donde debería estar. Había probablemente tenido la cosa desde la década de Watergate, el trabajo de Woodward y Bernstein lo inspiraron a sus veintiún años de edad, por su propio juego de trabajo... que había culminado en la parte superior de la cabecera de una ciudad de clase media.

No era un mal trabajo en absoluto. Simplemente no era el jefe de la oficina del New York Times o el Wall Street Journal. Y eso parecía molestarle.

Así que, sí, no se necesitaba ser un genio para atribuir que su inadecuado comportamiento a la desilusión de tener una calvicie extra grande, a la amargura de una vida de no-absolutamente-no, basada con el fuera de tiempo de un hombre a punto de llegar a los sesenta con una barriga.

Por otra parte, tal vez no era más que un pinchazo.

Lo que tenía claro era que con una esa mandíbula comía mas sándwich de jamón que Jon Hamm, y el hombre no tenía razones objetivas para creer que la respuesta a los problemas de cualquier mujer estaba en sus pantalones.

Las puertas dobles se cerraron detrás de él, ella tomó una respiración profunda y se entretuvo con una fantasía de que un Autobús de la Autoridad de Transito de Caldwell pasaba sus huellas de los neumáticos por la parte posterior de esa capa anacrónica. Gracias a los cortes del presupuesto, sin embargo, el CTA no recorría la ruta de la calle del Comercio después de las nueve de la noche, y ahora... eran, diecisiete minutos después de la hora.

Mirando fijamente la pantalla de su computadora, ella sabía que probablemente debería ir a casa.

Su artículo emprendedor no estaba realmente enfocado en jefes lascivos que hacían pensar a sus subordinadas con cariño en el transporte público como un arma homicida. Era sobre las personas desaparecidas. Los cientos de personas desaparecidas en la ciudad de Caldwell.

Caldie, hogar de los puentes gemelos, estaba liderando la nación en las desapariciones. Durante el año anterior, la ciudad de unos dos millones habían tenido tres veces el número de casos reportados en los cinco condados de Manhattan, y Chicago combinados. Y el total de la última década superó las cifras de toda la costa este.

Más extraño aún, los números absolutos no eran el único problema: La gente no estaba desapareciendo temporalmente.

Estas personas nunca volvieron y nunca fueron encontrados. No había cuerpo, no había huellas, ni traslado a otras jurisdicciones. Al igual que hubieran sido absorbidos en otro mundo.

Después de toda su investigación, tenía la sensación de que la terrible masacre masiva en una casa de campo el mes anterior, tenía algo que ver con el exceso de desaparecidos... Todos esos jóvenes alineados en filas, desgarrados.

Los datos preliminares sugerían que muchos de los identificados habían sido reportados como desaparecidos en un momento u otro de su vida. Muchos de ellos eran casos juveniles o tenían antecedentes de drogas. Pero nada de eso le importaba a sus familias, ni debía hacerlo.

Usted no tiene que ser un santo para poder ser una víctima. La escena espantosa en los bordes rurales de Caldwell había sido noticia nacional, con todas las estaciones enviando a sus mejores hombres a la ciudad, de Brian Williams y de Anderson Cooper. Los periódicos habían hecho lo mismo. Y sin embargo, a pesar de toda la atención, y la presión de los políticos, y las exclamaciones de las comunidades por un derecho Angustiado, la verdadera historia todavía tenía que salir: El CPD estaba tratando de vincular las muertes a alguien, a cualquiera, pero no habían llegado a nada, a pesar de que estaban trabajando en el caso día y noche.

Tenía que haber una respuesta. Siempre había una respuesta.

Y estaba decidida a averiguar los porqués, para las víctimas, Dios, y las familias de las víctimas.

También era el momento de distinguirse a sí misma. Ella había llegado a la edad de veintisiete años, transferida de Manhattan porque era caro, para vivir en Nueva York, y ella no había estado avanzando bastante rápido en el New York Post. El plan había sido trasladarse durante unos seis meses, obtener algunos ahorros viviendo con su madre, y se centraría en los grandes: El New York Times, el Wall Street Journal, tal vez incluso en un trabajo en la red que informa al CNN.

No era como las cosas habían funcionado.

Reenfocándose en su pantalla, trazó las columnas que conocía de memoria, buscando el patrón no estaba...lista para encontrar la llave que abriría la puerta no sólo a la historia, sino a su propia vida.

El tiempo pasaba con ella, y Dios sabía que no era inmortal....

Cuando Mels dejo la sala de prensa alrededor de las nueve y media, las líneas de datos reaparecían cada vez que parpadeaba, como un juego de vídeo que había jugado durante mucho tiempo.

Su coche, Josephine, tenía doce años de edad, de color plata, era un Honda Civic con cerca de 200.000 millas y Fi-Fi estaba acostumbrado a esperar durante la noche en el frío por ella. Entrando en él, encendió el motor de la maquina y se fue, dejando un trabajo sin futuro. Para ir a la casa de su madre. A la edad de treinta años.

Lo que un jugador. Y ella pensó que por arte de magia iba a despertar mañana por la mañana y seria ¿Diane Sawyer sin el espray para el cabello?

Tomando la calle comercial del centro, paso los edificios de oficinas, fue más allá de los clubes, y luego paso por el tramo abandonado, en donde golpeas el seguro de tu puerta, ya que es un tramo abandonado. Al otro lado de todas esas ventanas tapiadas, las cosas mejoraron cuando entró en las afueras del mundo residencial, casas que parecían haciendas y calles con nombres de árboles.

"¡Shiiiiiiit!"

Girando el volante a la derecha, trató de evitar el hombre que dio un vuelco en la calle, pero ya era demasiado tarde.

Ella le golpeo fuertemente, rebotándolo hacia arriba de la acera con su parachoques delantero, por lo que él se dio la vuelta en el capó y se estrelló derecho contra el parabrisas, el cristal de seguridad rompiéndose en una explosión de luz brillante.

Resultó que fue sólo el primero de los tres impactos. Airborne significaba sólo una cosa, y ella tenía una impresión terrible de él golpeando el pavimento duro.

Y entonces ella tenía sus propios problemas. Su propia trayectoria la llevó fuera de curso, haciendo estrellar su coche al bordillo, los frenos pararon su impulso, pero no lo suficiente rápido, entonces a continuación su sedán estuvo brevemente en el aire.

La imagen del roble en sus faros basto para que su cerebro hiciera un cálculo en una fracción de segundo: Iba a golpear la maldita cosa, e iba a doler.

La colisión fue parte crujido, y parte ruido, un ruido sordo, al que no le prestó mucha atención ella, demasiado ocupada en agarrar la bolsa de aire constante en su cara, la falta de un cinturón de seguridad volvía a morderla en el culo. O el gato, como era su caso.

Tras el impulso delantero, reboto hacia atrás, y el polvo del SRS se metió en los ojos, la nariz y los pulmones, causándole escozor y haciéndola ahogar. Luego todo quedó en silencio.

Como consecuencia, lo único que podía hacer era quedarse donde había quedado, al igual que el pobre, y viejo Fi-Fi. Mientras el airbag se desinflaba, tosió débilmente- Alguien silbaba....

No, era el motor, liberando vapor de algo que debería haber sido sellado. Ella volvió la cabeza con cuidado y miró por la ventana del lado del conductor. El hombre estaba en el medio de la calle, quieto, demasiado quieto.

"Oh... Dios"

La radio del coche se encendió a la vida, áspera al principio, luego ganando tracción eléctrica como si un corto hubiera ocurrido. Una canción... ¿qué era?

De la nada, la luz se encendió en el centro de la carretera, iluminando el montón de trapos que ella sabía que era un ser humano. Parpadeando, se preguntó si éste era el momento en el que se enteraba de las respuestas sobre el más allá.

No era exactamente la primicia que había estado buscando, pero ella la tomaría. No era una especie de la llegada de un santo. Sólo luces…

Un sedán se detuvo en seco y dos personas saltaron desde él, el hombre fue a la víctima, la mujer corriendo hacia ella. La Buena Samaritana de Mels tuvo que luchar para abrir la puerta, pero después de un par de tirones, el aire fresco sustituyo el fuerte olor de plástico de las bolsas de aire.

"¿Estás bien?"

La mujer era de unos cuarenta años y parecía rica, con el pelo recogido en una cosa en la cabeza, sus pendientes de oro brillando, la ropa elegante y coordinada, no coincidía con la escena del accidente en lo más mínimo.

Levantó un iPhone. "He llamado al nueve uno uno. No, no, no te muevas. Usted podría tener una lesión en el cuello".

Mels cedió a la presión sutil sobre su hombro, quedándose recostada sobre el volante. "¿Esta el bien? Yo no lo vi en absoluto, vino de la nada".

Al menos, eso era lo que había querido decir. Lo que sus oídos oyeron fueron murmullos que no tenían sentido.

Temían una lesión en el cuello, ella estaba más preocupada por su cerebro.

"Mi marido es un médico", dijo la mujer.

"Él sabe qué hacer con el hombre. Usted sólo preocúpese por usted misma"

"No lo vi. No lo vi." Oh, bueno, ahora salió con más claridad.

"Regresaba a casa desde el trabajo. No... "

"Por supuesto que no." La mujer se arrodilló.

Sí, ella parecía esposa de un doctor, tenía el caro olor de una, también.

"Quédate quieta. Los paramédicos ya vienen"

"¿Esta aún vivo?" Las lágrimas acudieron a los ojos de Mels, sustituyendo un aguijón con otro.

"Oh, Dios mío, ¿De verdad lo he matado?" Cuando empezó a temblar, se dio cuenta de qué canción estaba sonando.

"Cegado por la luz..."

"¿Por qué mi radio sigue funcionando?", Murmuró entre lágrimas.

"¿Cómo dice?", Dijo la mujer.

"¿Qué radio?"

"¿No lo oyes?". La palmadita tranquilizadora que siguió fue de alguna manera alarmante. "Usted siga respirando tranquila, y quédate conmigo."

"Mi radio está sonando...."

Capitulo 3

"¡Qué calor hace aquí! Quiero decir, ¿crees que hace calor aquí?"

Cuando el demonio cruzó y volvió a cruzar los kilómetros de largo, Gisele Bündchen, cruzo las piernas, y se bajo el escote de su vestido.

"No, Devina, yo no tengo." El terapeuta de enfrente era como el cómodo sofá donde estaba sentada, muy acolchada y cómoda de aspecto. Incluso su cara era un cojín cretona, las características de los peluches, apretados y pintados, con preocupación y compasión.

"Pero puedo abrir una ventana, ¿si te hace sentir más cómoda?". Devina negó con la cabeza y metió la mano en el bolso de Prada. Además de su billetera, tenia algunos chicles de menta, una botella de agua natural y una barra de color Verde y Negro de comida Orgánica, había un montón de pintalabios de YSL Rouge de color azul. Al menos...eso parecía.

Cuando ella miro alrededor, trató de parecer casual, como si estuviera verificando no haber perdido sus llaves.

En realidad, ella estaba contando para asegurarse de que aún había trece tubos de lápiz labial en la parte inferior de la izquierda de la bolsa, y los trasladó a cada uno a la derecha. Trece era el número correcto. Uno, dos, tres…

"¿Devina?"

-Cuatro, cinco, seis

"Devina." A medida que perdió la cuenta, cerró los ojos y luchó contra la tentación de estrangular al interruptor.

Su terapeuta se aclaró la garganta. Tosió. Hizo un ruido de ahogamiento.

Devina abrió sus párpados y se encontró con sus propias manos alrededor del cuello de la mujer, mirándola como si se

hubiera tragado un Happy Meal de una mala manera. El dolor y la confusión eran buenos de ver, un poco al menos, el deseo haciendo que Devina rizara los dedos de los pies por más.

Pero la diversión no podía ir más lejos. Si mordía esta terapeuta, ¿qué iba a hacer? Estaban haciendo algún tipo de progreso, y la búsqueda de otra podría llevar tiempo que no tenía.

Con una maldición, el demonio volvió a llamar a sus perros mentales, renunciando a lo invisible que no había sido consciente de que ella había expulsado.

La terapeuta dio un suspiro de alivio profundo y miró a su alrededor. "Yo... ah, creo que voy a abrir la ventana."

A medida que la mujer hizo los honores, ella no sabía que sus habilidades de encogimiento acababan de salarle la vida. Las dos se habían reunido cinco veces a la semana durante el último par de meses, hablando durante cincuenta minutos al costo de ciento setenta y cinco dólares cada vez. Gracias a las sesiones de emoción y basura, Los síntomas de OCD de Devina, eran cada vez un poco más fáciles de soportar, y

teniendo en cuenta cómo iban las cosas en la guerra con ese ángel Jim Heron, el asesoramiento iba a ser necesario para la siguiente ronda.

No podía creer que estuviera perdiendo.

En la competencia final por la supremacía sobre la tierra, ese ángel había ganado dos veces, y ella sólo una vez. Allí sólo quedaban cuatro almas más, para luchar de nuevo. ¿Si perdía dos más? No iba a haber nada de ella o de todas sus colecciones: Todo desaparecería, esos objetos preciosos que había reunido durante milenios, cada uno un recuerdo invaluable de su trabajo, ido, ido, ido. Y eso no era lo peor. Sus niños, las gloriosas almas torturadas atrapadas en su muro, se integrarían en el bien, la santidad, la virtuosidad. La sola idea, era suficiente para hacerla enfermar.

¿Y encima de aquellas malas noticias? Ella acabaría siendo penalizada por el Creador. El terapeuta reasentada en sus cojines, de regreso a la caza de aire fresco. "Por lo tanto, Devina, dime lo que está en tu mente".

"Yo... ah..." A medida que aumentó la ansiedad, ella levantó su bolso, inspeccionó la parte inferior buscando algún agujero, sin hallarlos. "Ha sido difícil...."

Ninguna de las barras de labios podría haber caído, se dijo. Y ella había comprobado el número antes de salir de su guarida. Trece, un niño de trece perfecto. Así que, lógicamente, estaban todas allí. Tenían que estar.

Pero... oh, Dios, tal vez ella había puesto la bolsa en el suelo de lado y una se había escapado porque se olvidó de cerrar la cremallera.

"Devina," el terapeuta dijo, "pareces muy alterada. ¿Podrías decirme qué está pasando?"

Habla, se dijo ella. Era la única manera de salir de esto. A pesar de que contar, ordenar, comprobar y volver a comprobar se sentía como la solución, había pasado eones en esta tierra haciendo eso sin llegar a ninguna parte. Y esta nueva manera estaba funcionando. Más o menos.

"Ese nuevo compañero de trabajo del que te hablé." Ella envolvió sus brazos alrededor de su bolso, manteniendo todo en él cerca del cuerpo, que asumía cuando caminaba entre los humanos. "Es un mentiroso. Un mentiroso total. Él me traicionó, y yo fui acusada de jugar sucio".

Desde que había comenzado la terapia, había expresado la guerra con ese ángel caído Herón en términos que humanos de principios del siglo XXI pudieran comprender: Ella y su némesis eran compañeros de trabajo en una firma de consultoría, compitiendo por la Vicepresidencia. Cada alma por la que se enfrentaron era un cliente. El Creador era su Director Ejecutivo (CEO), y tenían sólo un número limitado de intentos para impresionarlo. Como que sea, lo que sea, y sea cual sea. La metáfora no era perfecta, pero era mejor, en vez de que ella hiciera una revelación completa y tuviera la mujer, perdiendo su propia mente o pensando que Devina era sólo una obsesiva certificada.

"¿Puedes ser más específica?"

"El CEO envió dos de nosotros para hablar con un cliente potencial. Al final, el hombre nos dio su negocio y quería trabajar conmigo. Todo estaba bien. Estaba contenta, el

cliente era... "Bueno, no era feliz, no. Matthias no había sido feliz en absoluto, lo que era otra razón más por la que había estado satisfecha con la victoria: Entre más sufrimiento, mejor.

"El cliente estaba siendo atendido, y todo estaba resuelto, el contrato para el servicio firmado, el asunto cerrado. Y luego me arrastro a una reunión de mierda y le dijo que los dos teníamos que renegociar con el hombre".

"Usted y su compañero de trabajo, quieres decir."

"Sí." Ella levantó las manos. "Quiero decir, vamos. Ya estaba hecho. El negocio estaba asegurado. Se acabó. ¿Y ahora estamos atascados en un redo? ¿Qué diablos es eso? Y entonces el presidente me dice: "Bueno, usted todavía mantiene su comisión por el contrato. "¿Como si eso lo hiciera todo bien?"

"Mejor que el que lo perdieras."

Devina negó con la cabeza. La mujer no entendía. Una vez que algo era de ella, dejarlo ir, o separarlo de ella, era como

si una parte de su cuerpo verdadero fuera eliminado: Matthias había sido arrancado de ella y colocado de nuevo en la tierra.

Francamente, el poder del Creador era lo único que le daba miedo. Aparte de las compulsiones. Incapaz de soportar la ansiedad, ella volvió a abrir su bolso y empezó a contar de nuevo.

"Devina, tu trabajas bien con el cliente, correcto."

Ella hizo una pausa. "Sí".

"Y usted tiene una relación con él o ella."

"Él. Si la tengo".

"Así que usted estará en una posición más fuerte que su compañero de trabajo, ¿no?" El terapeuta hizo un gesto con sus manos, una representación física de "no hay problema".

"Yo no había pensado en eso." Ella había estado demasiado enojada.

"Usted debería hacerlo. Aunque he de decir, que hay algo que me tiene un poco confundida. ¿Por qué sentía el CEO la necesidad de intervenir? ¿Sobre todo si el cliente es sólo un contrato con la empresa, pero está satisfecho?"

"Él no estaba de acuerdo con algunos de los métodos... ... usados para asegurar el negocio."

"¿Suyos?"

Como Devina vaciló, los ojos de la mujer se hicieron un chapuzón rápido hacia abajo en dirección del escote.

"Los míos, sí", dijo el demonio. "Pero vamos, tengo el cliente, y nadie se puede quejar de mi ética de trabajo, estoy trabajando todo el tiempo. Literalmente. No tengo vida, excepto por mi trabajo".

"¿Aprueba usted la táctica que utilizó?"

"Por supuesto. Tengo el cliente, eso es todo lo que importa".

El silencio que siguió sugería que el terapeuta no estaba de acuerdo con el refrán de que el fin justifica los medios. Pero lo que sea, ese era su problema, y probablemente la razón por la que ella tenía la figura de un sofá y pasaba sus días escuchando a la gente quejarse de su vida. En vez de gobernar el mundo terrenal y parecer tan sexi y caliente como follar en Louboutins.

A medida que la ansiedad se disparó de nuevo, Devina comenzó un reconteo, cambiando las barras de labios, una tras otra desde la izquierda a la derecha. Uno, dos, tres…

"Devina, ¿qué estás haciendo?"

Por un segundo ella casi la atacó de verdad. Pero la lógica y la realidad a patadas le confirmo que las compulsiones estaban a punto de asumir el control. Y no podría ser eficaz contra un enemigo como Jim Heron si estaba atrapada en un circuito cerrado de enumeración o tocar objetos que sabía

perfectamente que no había perdido, movido o había sido cogido por alguien más.

"Labiales. Sólo me estoy asegurando de que tengo mis barras de labios".

"Bueno, bueno, quiero que dejes de hacerlo."

Devina la miró con verdadera desesperación. "Yo...no puedo."

"Sí, si puedes. Recuerda, no se trata de las cosas. Se trata de controlar tu miedo de manera que sea más efectiva y permanente que ceder a las compulsiones. Usted sabe que la fracción de segundo de alivio que se obtiene al final de ese ritual, nunca dura, y no llega a la raíz del problema. El hecho del asunto es que entre más cumplas con las compulsiones, más fuerte se arraigan en usted. La única manera de mejorar es aprender a soportar la ansiedad y replantear esos impulsos como algo sobre lo que tienes poder, no a la inversa.

"El terapeuta se inclinó, todo lo que luches en contra de ellos va a ser bueno. "Quiero que tires uno de ellos."

"Qué".

"Arroja una de las barras de labios afuera." El terapeuta se alejo de su lado y cogió una papelera del color de la piel caucásica. "En este momento".

"¡No! Dios, ¿estás loca?" El pánico amenazando la periferia de su cuerpo, sus manos rompiendo en sudor, sus oídos a sonar, sus pies entumecidos. Muy pronto, la marea se cerraría en el estómago haciendo flip-flops, haciendo su aliento corto, su corazón vacilante en su pecho. Ella había pasado por una eternidad. "Yo no puedo".

"Usted puede, y lo que es más, usted tiene que hacerlo. Elige tu color menos favorito de ellos, y lo pones en el basurero".

"No hay un color menos favorito, son todos iguales, de color rojo. # 1 Le Rouge".

"Entonces, bota cualquiera de ellos."

"No puedo...." amenazando lágrimas. "Yo no puedo"

"En pequeños pasos, Devina. Esa es la piedra angular de la terapia cognitivo-conductual. Tenemos que exigirnos mucho más allá de tu zona de confort, exponernos al miedo y, a continuación, cruzar a través de él, así aprendes que puedes salir al otro lado en una sola pieza. Las suficientes veces para que comiences a aflojar el agarre del OCD en tus pensamientos y la toma de decisiones. Por ejemplo, ¿qué crees que va a pasar si usted lanza uno de ellos?"

"Voy a tener un ataque de pánico. Sobre todo cuando llegue a casa y no esté conmigo".

"¿Y entonces qué?"

"Me voy a comprar otro para reemplazarlo, pero no va a ser el que tiré por lo que no va a ayudar. Yo sólo seré más compulsiva"

"Pero no habrás muerto."

Por supuesto que no, era inmortal. Siempre podía ganar contra Jim Heron. "No, pero…"

"Y el mundo no ha terminado."

Bueno, no en el escenario del lápiz de labios, no. "Pero lo parece."

"Las emociones van y vienen. Ellas no son para siempre." La mujer sacudía el pequeño basurero. "Vamos, Devina. Vamos a intentarlo. Si es demasiado para ti, puedes tomar el lápiz de labios de nuevo. Pero tenemos que empezar a concentrarse en esto".

Efectivamente, un ataque de ansiedad floreció en ella, pero, irónicamente, el miedo fue lo que la llevó a través de él: miedo a quedarse obstaculizada por este problema que no podía controlar, el temor de que Jim fuera a ganar, no porque él fuera un jugador superior en el juego del Creador, sino porque ella se rompía bajo presión, por el miedo que nunca iba a ser capaz de cambiar....

Devina metió la mano en la bolsa y cogió la primera barra de labios que le golpeó la palma de la mano. Luego se deshizo de ella. Simplemente dejo que la cosa cayera a la papelera.

El ruido sordo al golpear las bolas Kleenex de los clientes anteriores era como las fauces del Infierno cerrándose para ella.

"Buen trabajo", dijo el terapeuta. Como si Devina fuera un niño de cinco años de edad, que había hecho el alfabeto perfecto. "¿Cómo te sientes?"

"Como si fuera a vomitar." Contesto mirando la papelera, lo único que le impedía vomitar fue el hecho de que tendría que perder la barra de labios.

"¿Puede usted calificar su ansiedad en una escala del uno al diez?"

Cuando Devina contesto un diez, el terapeuta fue en un rollo sobre la respiración a través del pánico, bla, bla, bla. La mujer se inclinó de nuevo, como si supiera que ella no estaba escuchándola. "No se trata de la barra de labios, Devina. Y la

ansiedad que sientes ahora no va a durar para siempre. No vamos a forzar demasiado, y usted será sorprendida por el progreso. La mente humana puede ser reconectado, nuevas vías de experiencia falsificadas.

La terapia de exposición funciona-es tan potente como las compulsiones. Tienes que creer esto, Devina".

Con mano temblorosa, el demonio se secó el sudor de la frente. Entonces, reuniéndose a sí misma en su interior a través de la carne humana, ella asintió con la cabeza.

La mujer parecida a un sofá tenía razón. Lo que Devina había estado haciendo hasta este punto no estaba funcionando. Ella estaba empeorando, y las apuestas sólo se hacían cada vez más altas.

Después de todo, no sólo se perdía...ella también estaba enamorada del enemigo. No es que a ella le gustaba recordárselo a ella.

"Usted no tiene que creer que esto va a funcionar, Devina. Sólo tiene que creer en los resultados. Esto es difícil, pero se puede hacer. Tengo fe en ti."

Devina miró los ojos de la humana y envidio la convicción del terapeuta. Diablos, con ese tipo de confianza, era delirante...de pie sobre el suelo de cemento de la experiencia y la formación.

Hubo un momento en que Devina había estado tan seguro de sí misma. Ella necesitaba que volviera.

Jim Heron había demostrado ser mucho más que un digno oponente y un buen polvo. Y no podía dejar que él mantuviera esta superioridad. Perder no era una opción, y tan pronto como la sesión hubiera terminado, ella tenía que volver a trabajar con la mente clara y despejada de cualquier tontería.

Cerró los ojos y se recostó en la silla suavemente, puso sus manos en los brazos acolchados y clavó las uñas en la tela aterciopelada.

"¿Cómo te sientes?", Preguntó la terapeuta.

"De una manera u otra voy a superar esto."

Capitulo 4

"Sólo dime si está vivo."

Cuando Mels hablo, la enfermera de ER a su lado le dio una mirada total. Entregándole una pluma, la mujer dijo: "Si usted firma estos documentos de baja, te voy a dar tus recetas"

Ajustándose a la rutina, replico. "Necesito saber si el hombre vive."

"No puedo revelar la condición de nadie. Firma esto para que puedas ser dada de alta". Subtexto: ¡Fuera de mi espalda. Tengo trabajo que hacer.

Maldiciendo en voz baja, Mels garabateo en la línea, se llevaron los dos trozos de papel y le dieron las copias que eran suyas, y a continuación, la enfermera Ratched pasó a aterrorizar a la siguiente paciente. Qué noche. La buena noticia, al menos, la policía lo había llamado acerca del accidente, reconociendo que no había sido negligente o bajo

la influencia de alguna sustancia. Pero todavía había problemas...

Al mirar hacia abajo a su boleto de salida, examino las notas. Conmoción cerebral leve. Tensión en el cuello. Seguimiento con principal atención en una semana, o antes si la visión es doble, tiene náuseas, mareos, o empeora el dolor de cabeza presentado.

Su coche estaba probablemente destruido. No había manera de que el hombre estuviera vivo.

Con un gemido, se incorporó en las almohadas, y con la cabeza vendada registró el desplazamiento vertical con un giro de bailarina. Como ella tenía tiempo para resolver las cosas, ella miró su ropa en la silla de plástico de color naranja en el camino. Ella había conseguido mantener su camisola, el sujetador y los pantalones durante sus exámenes. La Blusa, su chaqueta, y el abrigo estaban a la espera de ser puestos de nuevo en servicio.

Ella no había llamado a su madre.

La familia ya había pasado a través de un accidente de automóvil, y en ese caso, la persona que era su padre no había vivido a través de las cosas.

Así que, había sólo enviado un mensaje y dijo que iba a salir con unos amigos y que estaría en casa tarde. Lo último que necesitaba era a su madre molesta e insistiendo en ir por ella, especialmente teniendo en cuenta lo que quería hacer ahora.

A Mels le tomo todo un esfuerzo conseguir vestirse lentamente, a pesar de que al arrastrar el pie no estaba ayudándole a ser un poco paciente. Evidentemente la oportunidad de ser un maniquí de pruebas de choque no era el tipo de cosa en que podría y trabajar.

Se sentía vieja y decrépita y curiosamente aterrorizada.

Haber matado a alguien era... insondable.

Guardando los papeles en su bolso, ella apartó la cortina verde guisante y se enfrentó a un caos controlado: La gente en delantales y batas blancas iban corriendo alrededor, moviéndose entre las habitaciones, saltando fuera de ellas, dando órdenes, tomándolas.

Teniendo en cuenta que ya había estado en un choque esta noche, ella tuvo cuidado de no ponerse en el camino de nadie cuando se dirigió a la salida. Cosa que no uso.

La sala de espera en el frente de ella, se llenó de varias versiones de heridos y cojos, incluyendo un tipo con un ojo negro y una mano mal vendada que estaba sangrando. Mirando hacia ella, asintió con la cabeza, como si fueron unidos por el hecho de que se había metido en una pelea de bar, también.

Sí, deberías haber visto lo que ese roble parecía cuando termine con él. Palabra.

En la recepción, se apoyó en el mostrador y esperó para llamar la atención. Cuando un hombre se acercó, y ella sonrió como si nada fuera un problema. "¿Me puede decir en qué habitación esta el desconocido del accidente de coche?"

"Hey, te conozco. Usted es una periodista".

"Sí". Ella metió la mano en su bolso, sacó su pase de prensa laminado, y lo mostró como si fuera una insignia del FBI. "¿Me puedes ayudar?"

"Por supuesto." Empezó a tocar el teclado. "Él ha sido trasladado a una sala de hospitalización. La seis sesenta y seis. Toma los ascensores de allí y sigue las indicaciones".

"Gracias." Ella dejo el mostrador: Todavía respiraba, por lo menos. "Te lo agradezco."

"Ya sabes, no te ves tan bien", dijo el enfermero, haciendo un círculo alrededor de uno de sus ojos.

"Una noche dura."

"Es evidente".

El paseo hasta el sexto piso era un ejercicio de procesamiento de datos que su cerebro reprobó mal. Inestable para empezar, el ascenso dio a su oído medio un entrenamiento que la dejó colgando de la barandilla que

rodeaba al nivel de la cadera. Buena idea poner una allí, una vez más, habían probablemente tenido un montón de gente mareada en esta cosa.

Y el hecho de que los paneles fueran mate gris metalizado fue otra bendición. Ella no había visto lo que parecía su cara, pero dada su recepción en recepción, la bolsa de aire que había tratado de comer no había hecho ningún bien a su cutis.

El ding era Disney-alegre, pero las puertas se abrieron lentamente, como si se hubieran agotado.

Haciendo como le habían dicho, siguió las indicaciones y encontró el lugar adecuado, entrando en un amplio hall de largo que se caracterizó por un sinnúmero de puertas de gran tamaño. Las cosas eran más tranquilas aquí, aunque nadie la miro desde el control de enfermería mientras se acercaba. Menos mal, no quería correr el riesgo de que alguien hiciera preguntas, y no le gustara su respuesta, y la hicieran bajar.

La habitación estaba casi al final del pasillo, y casi esperaba que hubiera un policía sentado afuera de ella. No había nada ni nadie. Sólo otra puerta con una matrícula de color beige en la jamba, y una cara laminada de pino.

Al pulsar sobre la palanca, se inclino en su interior. En la penumbra, podía ver los pies de la cama, una ventana en la pared del fondo, y un televisor montado en el techo. Sonidos de pitidos y el olor a desinfectante, mostraba que no era una habitación en un hotel, aunque ella no necesitaba ayuda para saber eso.

Se aclaró la garganta. "¿Hola?"

Cuando no hubo respuesta, ella entró y dejó la puerta entreabierta. Al pasar por el cuarto de baño, se detuvo cuando tomo una vista completa del paciente.

Llevando sus manos, se tapó la boca abierta con la mano. "Oh... Dios mío."

¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥

Por encima del garaje que utilizaba en el pequeño apartamento tipo estudio que había estado alquilando, Jim Heron no podía dormir.

Todo el mundo a su alrededor era como una luz: El perro estaba a los pies de la cama doble encogido, las patas con espasmos mientras soñaba con conejitos o topos... o tal vez las sombras negras que tenían dientes. Adrian estaba apoyado en la esquina, con la espalda contra el pequeño espacio, el cuerpo tenso grande a pesar de que respiraba aún. ¿Y Eddie? Bueno, el chico estaba muerto, así que no era como si él estuviera paseándose por el piso.

Desesperado por un cigarrillo, Jim se levantó de la cama con el pie izquierdo para evitar inquietar el perro, y agarró su paquete de Marlboro. Antes de irse, se acercó y reviso a Adrian. Si. Estaba dormido sentado.

Con una daga de cristal en la mano, por si a alguien se le ocurría venir detrás de su chico.

Pobre maldito bastardo. La pérdida de Eddie había sido un corte para el equipo... pero sobre todo para el perforado y

pequeño comodín que había estado en vigilia desde que había sucedido.

¿Por qué un hombre fuerte que muestra el dolor de una manera dura, parece mucho más triste que cualquier tipo histriónico llorando y lamentando? Y Postdata, era jodidamente raro tener socios.

Antes, cuando Jim había sido un asesino en XOps, había sido un solo operador estricto. Ahora, por lo tanto había cambiado, desde su jefe, a su descripción del trabajo, y sus armas preferidas y Eddie Blackhawk había sido quien le mostro el camino, enseñándole lo que necesitaba saber, calmándolo a él y a Adrian cuando se estaban lanzando golpes el uno al otro, siendo la voz de la razón en situaciones en las que parecía que no había ninguna lógica en absoluto... como si estuviera de pie sobre su propio cadáver. O luchando contra un demonio que tenía una predilección por Prada y por los hombres a los que no les gustaba ella. O que lleva sobre sus hombros el futuro de todas las almas buenas y las malas que alguna vez habían sido o serían.

Algo así hacia que un chico quisiera hacer hamburguesas para ganarse la vida.

Con una maldición, se acercó al sofá, agarro un abrigo de piel, y lo colocó sobre las piernas de Adrian.

El otro ángel gruñó y se movió en el suelo, pero se quedó bajo el abrigo. Lo bueno es que el objetivo era mantener el tipo caliente, no hablar con él. Jim no tenía ganas de hablar con nadie. No había noticias de última hora, por lo menos.

Al salir al rellano de la escalera, el aire frío araño la piel desnuda de su pecho. Antes tenía una compañera de piso y un perro, y siempre había dormido desnudo. Ahora llevaba sudores. Ayudaba el hecho de que estaban abril, Caldwell todavía estaba bastante frío por la noche. No es que él hiciera mucho para dormir.

El nuevo paquete de Marlboro todavía estaba envuelto en celofán y él lo golpeó en la palma de la mano, mientras cerraba la puerta con cuidado. Una de las ventajas de ser tanto inmortal y corpóreo era que no tenía que preocuparse por el cáncer, pero la nicotina todavía tenía un efecto sobre el sistema nervioso.

Además tampoco necesitaba acariciar sus bolsillos por un encendedor.

Extrajo la tapa del paquete abierto, sacó un clavo del ataúd, lo puso entre los labios y levantó su mano. Cuando el índice brillo a la orden, pensó en Eddie de nuevo, y se sentía deseos de asesinar a Devina, como de costumbre.

Por lo menos en general, los buenos iban todavía por delante dos a uno en la guerra. Si pudiera lograr dos victorias más, él lo habría logrado: Arrebataría la tierra de las garras de la condenación, mantendría a su madre segura en la casa de las almas... y conseguiría sacar a su Sissy fuera del infierno.

No es que ella fuera suya.

Exhalando, no estaba al cien por esto último, pero que tenía que ser la forma en que trabajaban, ¿verdad? Si los ángeles ganaban y Devina no existía más, tenía que ser capaz de conseguir que la pobre, e inocente chica estuviera libre de esa prisión. El infierno sería que hacer para lograr lo que él quería. ¿Cierto?

En ese sentido, se preguntaba quién sería la próxima alma en juego.

Pensando en su nuevo jefe, escuchó la voz del inglés en su cabeza, la voz de Nigel, era arrogante con tonos eco alrededor, consiguiendo sacarlo de sus casillas: Le reconocerá como un viejo amigo y un viejo enemigo que ha visto en los últimos tiempos. El camino no puede ser más evidente si se tratara de iluminar.

"Gracias", murmuró el humo saliendo de sus labios con su aliento. "Gran ayuda ahí, amigo." ¿Cómo diablos era justo que su enemigo conociera el destino y que él no lo hiciera?

Vete a la mierda. Arriba. En la última ronda, había engañado a Devina para que le diera información, y ella no iba a caer en algo así una vez más; por que pese a lo que pareciera ese demonio, ella no era una rubia tonta en muchos niveles. Y eso significaba que allí estaba de nuevo, atrapado en punto muerto, ya que la oposición sin duda tenía una ventaja.

Lo cual era precisamente el problema que había tenido en la batalla por el alma de su antiguo jefe. Durante todo el

tiempo, había asumido que el alma a disputar era de otra persona, pero había resultado ser Matthias todo el tiempo.

Demasiada poca información y demasiado tarde, y el hijo de puta había hecho la elección equivocada. Ganador: Devina.

A este ritmo, el juego fue creado para ser injusto, siempre que Devina continuara interactuando directamente con las almas. De acuerdo con las reglas, Jim era el único que debería estar haciendo eso, pero en la práctica, era la acción era tan nula como el suelo con él. Naturalmente, Nigel, el director de los Boy Scouts en el cargo, estaba convencido de que iba a conseguir cruzar por este tipo de colorante fuera de las líneas-y tal vez lo haría. Pero, ¿quién sabía cuándo sería eso?

Mientras tanto, Jim no tenía más remedio que permanecer fuerte y esperar no meter la pata de nuevo.

Tenía que ganar. Por su madre...y por Sissy.

Cuando él dio otra calada y soltó el aire, vio el humo blanco lechoso acurrucarse en el aire frío y subir hasta que

desapareció. Entre un parpadeo y el siguiente, vio a Sissy Barten, esa hermosa niña, colgando boca abajo en la bañera de porcelana blanca, su sangre roja brillante manchando el pelo rubio claro, su piel marcada con símbolos que nunca había visto antes, pero que Eddie había entendido muy bien.

Un sutil arañazo interrumpió su tren de pensamiento, y llegó por detrás y abrió la puerta del estudio.

Perro salió cojeando, con el pelo lanudo todo desarreglado, aunque era SOP de la materia, no porque hubiera dormido en una posición extraña.

"Hey, grandote", dijo Jim suavemente mientras volvía a cerrar la puerta. "¿Tienes que salir?"

El pobre perro viejo le costaba bajar las escaleras, así que Jim lo llevó hasta el suelo. Mientras se agachó para dejarlo, el perro simplemente bajó el trasero para el aterrizaje, que era su manera de decir que quería ser recogido y sostenido.

"Entendido". El animal, que Jim sabía muy bien que era mucho más que un perro callejero al azar, no pesaba nada bajo el brazo, y estaba caliente como mechero Bunsen.

"Le dije que pienso en ti," dijo Jim mientras sostenía su cigarrillo lejos del perro, por si acaso estaba equivocado en algo. "Le dije a Sissy que te imaginara masticando mis calcetines. Quiero que se imagine que juega en la hierba verde brillante cuando las cosas..."

No pudo terminar la frase en voz alta.

En su vida, que había hecho cosas horribles, cosas abominables a la gente, lo que significaba que había endurecido durante mucho tiempo sus emociones- Bueno, en realidad, había sucedido cuando todavía era un adolescente.

Ese día, cuando todo había cambiado para siempre. El día en que su madre había sido asesinada. Lo que sea. Agua bajo el puente.

El hecho del asunto es, que la idea de Sissy con el demonio del pozo de las almas era suficiente para que incluso un soldado aguerrido como él perdiera la cabeza.

"Le dije... que pensara en ti, cuando sintiera que no podía aguantar más."

La cola corta del perro se movió hacia atrás y adelante, como si Jim hubiera hecho lo correcto.

Sí, espero que ella estuviera usando la imagen de perro allí para sostenerse. Mierda sabía que no había nada más.

"Tengo que encontrar la siguiente alma", Jim murmuró antes de tomar otra bocanada del cigarrillo. "Tengo que averiguar quién es la alma siguiente. Tenemos que ganar, Perro".

Con esa, nariz húmeda y fría le dio una caricia, tuvo cuidado de exhalación por encima del hombro.

El hecho de que Nigel mantenía que él conocía el alma con anterioridad, no le decía absolutamente nada. Había conocido un montón de gente durante su vida.

Sólo podía rezar que fuera alguien al que pudiera traer de regreso.

Capitulo 5

Matthias supo el momento en que ya no estaba solo: la luz a su alrededor se intensificó, lo que significaba que una puerta se había abierto, y eso no ocurría sin ninguna razón.

Su mano derecha se acurrucó en un reflejo, como si hubiera tenido un arma contra su palma. Pero eso era todo lo que podía hacer. Su cuerpo estaba inmóvil del dolor, tan seguro como si estuviera encadenado al lugar en el que él estaba acostado, a una cama. Estaba en una cama... y el pitido del ambiente le dijo de qué tipo. Un hospital. Todavía estaba en el hospital.

Esto nunca iba a terminar. Su pensamiento proceso hasta un punto muerto en ese momento. Nada más que un agujero negro.

Ni idea de cómo había llegado hasta allí. No tenía ni idea de por qué su cuerpo dolía tanto. No... Jesús, sabía que se llamaba Matías y eso era todo. Por el pánico abrió los ojos totalmente.

Había una mujer horrorizada de pie junto a su cama, con las manos en la cara, su expresión era una de shock. Uno de sus ojos estaba magullado y había un vendaje en la frente. Pelo oscuro tirado hacia la espalda. Ojos bonitos. Alta... era muy alta. Hermosos ojos, en realidad.

"Lo siento mucho", dijo con voz ronca.

¿Eh? "Acerca de..." Su voz era áspera, su garganta reseca. Y uno de sus ojos no funcionaba bien. No, la cosa no funcionaba en absoluto. Él había perdido la mitad de su visión hace un tiempo. Eso fue justo, cuando era...

Frunció el ceño mientras sus pensamientos desaparecían de nuevo.

"Te pegue con mi coche. Lo siento mucho. Yo no te vi venir. Estaba tan oscuro, y saliste a la carretera antes de que pudiera detenerme."

Trató de llegar a su lado, la compulsión de calmarla anulando su dolor y confusión. "No es su culpa. No...No llore. Ven..." En algún nivel, no podía creer que alguien llorara por él, ni ahora ni nunca. No era el tipo de hombre que inspiraba ese tipo de reacción.

Él no, no. ¿Por qué eso era cierto, sin embargo, no sabía.... La mujer se acercó un poco más, y él la miró con su único ojo mientras extendía su suave y cálida mano... y la deslizaba contra su palma.

El contacto lo hizo sentirse caliente por todas partes, como si hubiera sido sumergido en un baño. Era curioso, ya que no había sido consciente de estar frío hasta que le tocó.

"Estoy apretándolo", dijo con su voz quebrada. "En caso de que no lo puedas sentir." Era discreta y no hizo comentarios sobre el hecho de que claramente no había tenido ni idea de que estaba poniendo todo el esfuerzo en el contacto. Pero lo estaba haciendo. Y a medida que sus ojos lo veían, por alguna razón, quería señalar que no siempre había estado roto. Una vez, no hace mucho tiempo, había sido capaz de estar orgulloso, correr lejos, levantar mucho peso. Ahora era un colchón con un latido del corazón.

No porque ella lo hubiera golpeado con su coche, sin embargo. No, había estado roto por un tiempo. ¿Tal vez su memoria va a volver?

"Lo siento mucho", dijo de nuevo.

"¿Es así como...?" Hizo un gesto hacia su propio rostro, pero el gesto que acaba de hacer la enfoco en él y al estremecerse sugirió que era difícil para ella mirar lo fea que era. "Usted se lesionó, también."

"Oh, estoy bien. ¿La policía vino y habló con usted ya?"

"Acabo de despertarme. No lo sé".

Ella tomó la mano de él y hurgó en una bolsa del tamaño de una pequeña bolsa de lona. "Aquí. Esta es mi tarjeta. Hablaron conmigo mientras yo estaba recibiendo tratamiento, y yo les dije que aceptaba toda la responsabilidad." Se volvió hacia él, excepto con su visión,

se negó a enfocarlo. Y él no quería que mirara a otro lado, excepto a sus ojos.

"¿Cómo te llamas?"

"Mels Carmichael. Bueno, Melissa. "Ella tocó su propio pecho. "Pero voy por Mels."

Al poner la tarjeta en la mesita rodante, frunció el ceño, a pesar de que le hizo doler su cabeza. "¿Espero que te mejores?" "¿Llámame si necesitas algo? No tengo mucho dinero, pero…"

"¿No estabas usando el cinturón de seguridad, verdad?". La mujer miró a su alrededor como si tal vez ella hubiera conseguido adelantarse a la policía. "Ah..."

"Usted debe llevar abrochado el cinturón".

La puerta se abrió de golpe, y la enfermera que entró en el lugar, hacia como si fuese la dueña del lugar.

"Estoy aquí," anunció, mientras se acercaba a la maquinaria detrás de la cama. "Escuché que la alarma". Su impresión inmediata fue de un montón de pechos. Pequeña cintura. Morena de pelo largo y grueso como un edredón, brillante como un plato de porcelana. Y sin embargo, ella hizo que su piel se pusiera de gallina. Hasta el punto, que trató de incorporarse, para ver si podría conseguir alejarse lo más pronto posible de…

"Shh... está bien." A medida que la enfermera le sonrió, ella prácticamente empujó a Mels Carmichael a distancia. "Estoy aquí para ayudarte."

Ojos negros. Ojos negros que le recordaban algo más, algún otro lugar y a la prisión donde fue ahogado por la oscuridad, incapaz de liberarse. La enfermera se inclinó, acercándose. "Voy a cuidar de ti."

"No," dijo firmemente. "No, no lo harás...."

"Oh, sí, lo haré." La advertencia se desplazo alrededor de los bordes de su conciencia, algunas cosas que él no podía

recordar, levantando alarmas como estelas de humo antes de que las bombas explotaran. Él no consiguió nada específico. Sus recuerdos eran como búnkeres camuflados en un paisaje visto con gafas de visión nocturna, él sabía que su enemigo había establecido fortificaciones, pero maldito si podía visualizar cualquier detalle.

"Si no te importa", su enfermera le dijo a Mels, "Tengo que cuidar de mi paciente".

"Oh, sí. Por supuesto. Voy a... sí, voy a irme." Mels se inclinó alrededor de la otra mujer para mirarlo. "Yo supongo que... Voy a hablar con usted más tarde."

Matías tuvo que mirar alrededor de la enfermera también, apretando los músculos de su estómago mientras cambiaba su peso, la enfermera le bloqueó la vista. "Cierra la puerta al salir. Eso sería genial. Gracias".

Y luego estaban solos.

La enfermera le sonrió y apoyó la cadera en el borde de la cama. "¿Qué tal si te limpiamos?"

No fue una pregunta. Y, hombre, de pronto se sintió desnudo, y no en el buen sentido.

"Yo no estoy sucio", dijo.

"Sí, lo estas." Puso su mano sobre el antebrazo, justo donde las líneas IV entraban en su vena. "Tú eres sucio". De la nada, la fuerza comenzó a canalizar hacia él, la energía excavando e inflando su carne con la salud, tan seguro como si hubiera tenido buenas noches de sueño y los días llenos de descanso y mucha comida.

Venía de ella, se dio cuenta. Excepto que... ¿cómo era posible?

"¿Qué estás haciendo?"

"Nada." La enfermera sonrió. "¿Te sientes diferente?" Mirando fijamente a esos ojos, densos, y empalagosamente negros, parecía tan irresistible como era de repulsiva y no sabía cuánto tiempo llevaban allí así, unidos por su parte, en

el intercambio de un solo sentido como un medicamento milagroso.

"Te conozco," pensó en voz alta.

"Es curioso cuando se siente lo mismo por un extraño." El poder que entraba en él se sentía mal, y muy familiar. "No quiero."

"¿No quiero que, Matthias? ¿No quieres sentirte mejor, ser más fuerte, vivir para siempre?

"Ella bajó incluso más cerca. "¿Me estás diciendo que no quieres ser un hombre?"

Sus labios comenzaron a moverse, pero no salió nada, una pereza vino sobre él cuando ella se retiro de su contacto. Nebuloso y confuso, trató de despertar a sí mismo, pero era como si, como consecuencia, hubiera sido drogado.

"Te voy a lavar ahora," dijo ella, bajando los párpados, su sonrisa como si hablara de sexo oral, en lugar de orinales.

A medida que se acercó hasta el equivalente de un lavabo, Matthias inhalo, sus costillas expandiéndose sin dolor, su exhalar uniforme y liso. Todo el dolor había desaparecido, dándole la sensación de hacía años que había habitado el cuerpo sin dificultad. ¿Siglos?

"¿No se qué fecha es?", Murmuró mientras recogía agua en una vasija. La enfermera miró por encima del hombro.

"Eso es correcto. Usted tiene amnesia". Un momento después se aproxima de nuevo a la cama, llevando la mesa rodante con ella.

Mientras sacaba las ropas hasta sus caderas y aflojaba los lazos, levantó su pesada cabeza y se miró a sí mismo. La mitad superior no era tan mala, sólo una cicatriz aquí y allá. La mitad inferior era un desastre.

El paño era suave y cálido.

A medida que la enfermera le acarició el pecho, su piel era suave y brillante, era como si hubiera sido retocada, y su cabello era imposiblemente grueso y voluptuoso. Ella tenía los labios como una pieza de fruta, brillante, con la promesa de dulzura.

No quiero nada de ella, pensó. Pero él no era capaz de moverse.

"Hay que poner un poco de peso", comentó, señalando a la toallita sobre sus pectorales. "Demasiado delgado."

Ese tramo de toalla, fue cada vez más abajo, demorándose en sus abdominales, más amante de atención que de proveer salud. Y con súbita claridad, sabía que había habido un momento en que ella habría estado impresionada -Aquellas mujeres que había contratado para el ejercicio sexual, siempre habían sido golpeadas por su cuerpo de nuevo en el día- Espera, ¿está pasando realmente?

Cuando fue a empujar las cubiertas más abajo, él la detuvo. "No, no lo hagas."

"Sí, definitivamente." Con los ojos fijos en él, le quitó la mano de la muñeca y tiró todo fuera. La violencia en el acto le hizo revolver lo más profundo, ¿por qué?, no lo sabía.

"¿Eso golpeo una cuerda?", dijo, a pesar de que sabía que lo había hecho. De alguna manera... ella sabía que le habían gustado las cosas peligrosas. "A mí también Matthias."

"Tal vez." Su voz era más fuerte, de repente. Más profunda....

"¿Y ahora?"

Ella le tocó en ese lugar que definía su género, la tela áspera sobre su polla.

Mientras ella se humedeció los labios como si estuviera tentada, él se echó a reír a carcajadas. Por alguna razón inexplicable ella estaba rompiendo todo tipo de protocolos, y estaba a punto de conseguir una gran cantidad de-nada-y eso iba a resolver el problema de su no querer esto: No importa si conseguía tenerlo bien desnudo y daba saltos encima de él,

ese tramo de carne flácido no iba a ponerse de pie, ni a darse cuenta.

Incluso con la amnesia, él lo sabía, al igual que él sabía que no podía ver por un ojo. Fue hecho, no un recuerdo.

"Mi memoria no es lo único que he perdido", dijo secamente.

"En serio". Cuando lo acariciaba donde no debía, él saltó. Pero entonces, la impotencia no quería decir que no tenía sentimientos.

Sólo quería decir que no podía hacer nada al respecto. Ese río de energía por un túnel hacia él de nuevo, y esta vez más fuerte. Y con un gemido, se arqueó hacia atrás, rodando de forma automática las caderas hacia la fuente.

"Así es," dijo ella, su voz deformándose. "Me siento. Yo estoy en ti."

Esa oleada sexual largamente perdida, se disparó a través de él, con la agresión y la necesidad de penetrar en algo, él

sabía que no había sentido así durante mucho tiempo. Dios, el recordatorio de que en realidad era un hombre, no algo roto, andrógino.

Ah, mierda, esto era bueno. Joder... tan bueno.

"Mírame", le ordenó mientras trabajaba su polla. "Mírame".

Había estado tan distraído por la novedad, que se había olvidado de lo que le estaban haciendo, y la visión de su drenaje y la sensación de él, sus emociones impotentes mientras su cuerpo se puso a la par. Era hermosa, pero era... tan exuberante como la hiedra venenosa.

"¿No te gusta esto, Matthias?"

No, no lo hizo. No le gustaba en absoluto. "No en lo más mínimo."

"Mentiroso. Y tenemos que terminar lo que empezamos, tú y yo Sí, lo haremos."

Devina entró en el Centro Comercial Saks de la Quinta Avenida en Caldwell cerca de las 05 a.m, paso a paso a través del cristal y en una exhibición de maniquíes vestidos de colores pastel, posó con ellos por un momento, arqueando la espalda y sintiendo sus pechos estirar las costuras de la blusa debajo de su abrigo.

La primavera estaba en pleno apogeo, lo que era una buena noticia para los muslos.

Tal vez mientras estaba aquí, ella recogería algunas cosas de los bastidores.

Con un cosquilleo de compras brillando en sus venas, apareció por el lado de la pared posterior y deshabilito los detectores de movimiento con un movimiento de su mano. Por un instante, pensó que dejaría el video de las cámaras de seguridad seguir grabando solo por diversión.

No hay nada más divertido que ser visto, incluso si es sólo por un panzón hombre que se sienta detrás de un escritorio de seguridad en el final de un turno de noche y en el que probablemente se hubiera dormido. Sin embargo, estaba allí por una razón grave.

Sus tacones hacían un ruido resonante sobre el suelo de mármol pulido, y a ella le gustaba el ruido del eco, caminando más difícil para que su dominio sobre el vacío se extendiera en todas direcciones. Dios, amaba el olor en el aire: cera para pisos, perfume y colonia... y la riqueza.

Al pasar por las tiendas de bolsos que se establecían en la pared, registro a Prada, Miu Miu, y Chanel. La mercancía se veía muy bien, incluso en la tenue luz de la iluminación de seguridad, la que quebró cuando ella llegó a Gucci. Deslizándose a través de la puerta de seguridad de la cadena de enlace, atrapó a una bolsa de pitón en color verde oscuro, y luego siguió su camino.

A falta de sexo, hombre, los grandes almacenes de gama alta eran lo mejor que existía: Miles y miles de metros cuadrados llenos de cosas, todas las cuales fueron bien ordenadas,

etiquetadas y catalogadas. Y protegidas. Un total OCD-orgásmico.

Así que ella tuvo que venir ella misma. Podía sentir la vinculación pasando, y si esto continuaba, ella estaría en peligro de sentir un sentido de propiedad sobre todas estas cosas preciosas. Y eso no era bueno para nadie.

Tendría que matar a los seres humanos que vinieran a comprar, y eso sería agotador.

Pero la hizo pensar que ella llevaría a Lenovo y el mundo digital como sus propias colecciones.

La siguiente virgen que sacrificara para proteger el espejo, iba a tener que reanimarla y obtener para si todas sus cosas. Después de todo, había una gran cantidad de programadores de computadoras por ahí que no sabían cómo encontrar una manera de obtener su Sexi culo óseo.

Cortando en el centro de la primera planta, se encontró con los mostradores de maquillaje agrupados, el Chanel su marca negra y brillante, el Lancôme todos los casos de cristal... y el

Yves Saint Laurent, que tenía una gran cantidad de oro alrededor de sus pantallas y stans de venta.

Oscilando detrás del mostrador, saltó la cerradura del armario que estaba por el suelo, y cuando ella se sentó en cuclillas, con la palma de la mano iluminaba el camino, iluminando las pequeñas etiquetas en el extremo del empaque.

1. Le Rouge era fácil de encontrar, y tomó uno de la disposición de cuidado, abrió la caja, y deslizo el tubo de metal brillante. Precioso, tan precioso, todo sin arañazos, nunca había sido tocado. Casi se estremeció mientras se retorcía y se exponía el cuerpo perfectamente formado del lápiz labial.

El olor, a flores delicadas, hizo que sus ojos se voltearan. El terapeuta tenía razón: El ataque de pánico no duró para siempre en esa oficina, y como Devina se había ido después a su trabajo, la ansiedad de separación del tubo se había olvidado mientras había conseguido arar hasta el centro de otras cosas. La ansiedad había resurgido, sin embargo, cuando ella había vuelto a su privado espacio y se sentó

frente a su espejo, lista para ir a su guarida y disfrutar de un momento de intimidad con sus niños.

Pero el problema.

Sus pensamientos habían hilado rápidamente fuera de control, las imágenes de todo tipo de compactación de basura y supuración de contenedores de basura y hacinamiento, vertederos malolientes haciéndola querer llorar.

Podía haber ido por el tubo específico, pero quería honrar al menos en parte a la religión del terapeuta: Hubiera sido una parte muy importante de su ciclo a obsesionarse con conseguir algo en particular, un pintalabios, y ejecutar ese plan sin importar lo que se ponía en su camino.

Excepto que no podía seguir por ese camino, y por eso era que ella estaba aquí y no en ese cargo, y ella tenía este nuevo tubo pintalabios, para reemplazar el que había sacrificado en nombre de la superación personal.

Había cinco más en su color, todos apilados uno encima del otro en la pequeña torre. Llegando hacia adelante, ella quería

llevárselos todos como copia de seguridad para sus copias de seguridad, pero se contuvo. Cerrando el gabinete. Parpadeó fuera de rango.

Estaba orgullosa de sí misma mientras se alejaba.

Basta con el descanso, era tiempo de volver al trabajo. Volviendo a la ventana por la que había llegado a través, se detuvo frente a uno de los maniquíes.

La cosa tenía una peluca rubia de frente y se había vestido con una creación florida que Devina no había capturado en los humanos, era irritante preguntarse lo que Jim Heron pensaría de ella en él. Sin duda fue un pensamiento, femenino, bastante, no demasiado revelador. Modesto.

Ese hijo de puta. Ese mentiroso traidor. Naturalmente, el hecho de que él la hubiera jugado tan bien en la última ronda sólo lo hacía más atractivo...

Devina frunció el ceño mientras la voz del terapeuta volvió a ella. Terapia cognitivo-conductual... un nuevo cableado del cerebro a través de la experiencia.

El demonio se inclinó y acarició el pelo falso, el largo pelo falso, que tenía el color de un diamante canario. Sissy Barten, la preciosa querida de Jim, había tenido el pelo como este. Le hubiera encantado un vestido como ese.

No hubiera esperado en la parte de atrás a Jim mientras se acercaba, nunca hubiera seguido adelante, nunca habría follando pues era virginal.

Esto era suficiente para hacer que quisiera matarlos a los dos, y con esa niña tonta, sería un "de nuevo", pues ya había cortado la garganta de la niña sobre esa bañera- Devina comenzó a sonreír. Luego rio.

Con un rápido movimiento, le quitó la peluca, separándola del modelo de plástico calvo... y se dirigió a través del vidrio.

Capitulo 6

Tenía que ser un sueño, ¿verdad?

Adrian tenía que estar soñando. Excepto que, maldita sea, esto se sentía real, todo; desde el sofá de terciopelo bajo su culo a la cerveza fría en la mano en el fuego en el club visceral y auténtico.

Tenía miedo de volver la cabeza. Aterrorizado al descubrir que estaba solo aquí en este ruidoso, y desesperado lugar lleno de gente hueca que eran como él.

Si estuviera solo, Eddie realmente estaba muerto.

Tomando un trago de cuello largo, se preparó, y giró. Adrian bajó lentamente la botella, exhalando todo el oxígeno de los pulmones. "Oye, amigo," susurró.

El enrojecimiento de los ojos de Eddie dio la vuelta. "Ah... hola."

El chico se removió en su asiento. "Oye, ¿estás bien?"

"Sí, sólo..."

"¿Por qué me miras así?"

"Te he echado de menos", dijo Ad en voz baja. "Yo creí que nunca te volvería a ver."

"¿Solo porque fui al baño?" Eddie sonrió. "Por lo general yo siempre vuelvo."

Ad extendiendo una mano, sabiendo que el toque demostraría de qué lado estaban caminando.

Eddie frunció el ceño y lo miro fuera de rango, como si al aspecto de Ad le hubiera crecido un cuerno en medio de la frente.

"¿Qué te pasa?"

Ese rostro era exactamente como el que conocía, la piel bronceada luciendo una sombra de barba, los ojos rojizos abiertos al mundo, ni sospechosos ni ingenuos, esa pesada trenza gruesa, por su musculosa espalda.

"No…" Ad se frotó la cara "sé".

"¿Quieres salir?"

"Dios, no."

"Está bien." Esos ojos rojos cambiaron de nuevo a la multitud. "¿Así que vas a obligarme a tener relaciones sexuales?"

Ad se rió en voz alta. "Cierto. Eso ha ocurrido. Seguro".

"Lanzando mujeres para mí"

"Nunca las he tirado"

"Recogiendo lo que sabes que te gusta"

"Bueno, yo lo he hecho"

"Arruinando mi virtud."

A medida que el hombre tomó otro trago, Ad se puso serio. "Nadie puede hacer eso."

"Sí, tienes razón. Antes yo era un ángel, era un virgen vestal y estaba atrapado."

"Lo que explicaría todo el pelo."

"No, eso es porque me hace parecer caliente."

Ad se volvió a reír y se inclinó hacia atrás, un aumento repentino de energía viniendo hacia él. La sensación de que la vida había vuelto a la normalidad, que la tragedia no había

ocurrido, que todo estaba restablecido de nuevo de la manera que debía ser.

Era un alivio tan tremendo que estaba volando cuando él estaba sentado. En un arrebato de optimismo, con los ojos se dirigió a la multitud, su filtro de polvo cayendo en su lugar, una felicidad poco común convirtiendo las candidatas cachondas en reinas de belleza.

"¿Nada que nos guste ver?" Dijo Eddie secamente.

"Si no fuera por mí, nunca cogerías."

"Sabes, me gustaría discutir eso."

"Eres demasiado honesto."

"Maldita sea".

Ah, sí, esa pelirroja serviría, pensó anunciándolo. Y ella tenía el pelo negro. Frunció el ceño, receloso. Había alguien

en la periferia, en una esquina lejos de las sombras, observándolos.

"Es hora", dijo Eddie. "O hacemos lo que vamos a hacer, o tenemos que pedir otra ronda. ¿Ad? ¿Hola?"

Adrian se sacudió. "Sí... claro". Su mejor amigo le dio el ojo peludo de nuevo.

"¿Qué te pasa, hombre?"

Buena pregunta, pensó mientras se ponía de pie. "Sólo dame un minuto para pescar algo"

"Tómate tu tiempo y que sea rápido."

"¿No es eso una contradicción?"

"No cuando se trata de ti." Fácil risa. Y entonces todo se trato de las dos damas. Mientras se acercaba al rojo y al

negro, se rieron sus respuestas eran previsibles, y no tan satisfactorias como los orgasmos que todos iban a tener.

"Me llamo Adrian", dijo, mientras se acercaba a ellas. Su sonrisa hizo a las hembras parpadear rápidamente, y reacomodaron sus pequeñas posturas y pechos hacia arriba, vientres metidos y al frente las piernas y mostrando los muslos.

"Me gusta tu perfume," dijo, inclinándose sobre el cuello de la pelirroja.

En realidad, no la había olido todavía, y no le importaba lo que era: Respirando, se quedó paralizado. Ese olor. Eso...

"Me alegro", dijo ella, sus manos vagando alrededor de su espalda y colocándolas en el culo. "Me lo puse sólo para alguien como tú".

Adrian se alejó, su cerebro herido. O tal vez ese era su pecho. "Si. Bien".

Miró por encima del hombro. Eddie había terminado en el sofá, tirado, pero centrado intensamente, como si estuviera listo para el sexo. Como siempre, normal.

Anuncio asintió con la cabeza en dirección de su amigo. "Vengo con un amigo. ¿Qué tal estás?"

"Ella tiene un BF," la pelirroja murmuró, como si eso fuera un defecto de carácter.

"Lo siento", dijo la otra mujer.

Como si importara. "Está bien, sólo que entonces, ¿será que tu puedes manejarnos a los dos?"

Cuando la mujer asintió con la cabeza como si hubiera ganado la lotería, le tomó la mano, y el perfume de ella los siguió a ellos, por lo que deseo que la del pelo negro hubiera estado sola y dispuesta, y que Jessica Rabbit con el maquillaje gótico hubiera sido la chica con el novio. No había vuelta atrás, sin embargo, era demasiado parecido a trabajar para encontrar otro recluta, y además, esto no era

nada permanente. Ninguno de ellos había estado nunca de permanente.

Maldito olor floral, sin embargo. Le daba escalofríos. Cuando llegó al sofá y se sentó, la pelirroja hizo como una manta de tiro, abarca tanto las piernas suyas como las de Eddie, y, cuando ella poso la mirada en el otro ángel, Eddie se puso a trabajar con los besos al infierno con ella.

Para un hombre sin partido, siempre había tenido un buen apetito.

Mientras Ad observaba, y acariciaba a ratos la cadera y el pecho, pensó que era increíble cómo una pesadilla podría tener tanto poder sobre usted. Era como si toda esa mierda imaginada sobre Eddie hubiera de hecho sucedido: esa arpía barriendo de la nada y clavando el ángel con una espada, tomando el alma del inmortal. Luego de la muerte, en el vestíbulo de ese banco que no estaba muy lejos de aquí. A continuación, el sufrimiento después, el sentido de que el propósito de su vida había salido del mundo para él...

Adrian frunció el ceño y se preguntó por qué estaba hablando consigo mismo como si eso hubiese pasado realmente.

La pelirroja se arqueó y separó las piernas, invitando claramente a jugar en su caja de arena. Y a medida que obedeció, Eddie se hizo cargo de trabajar en sus pechos, tirando hacia abajo la parte superior de su destrozado top negro a rayas, siendo más agresivo de lo habitual, cuando expuso un par de senos que eran considerablemente más pequeños de lo que habían mirado.

Al igual que Adrian deslizaba una mano en lo profundo, la camarera apareció con algunas botellas frescas, y obviamente estaba enseñada al tipo de negocio que estaban llevando a cabo: ella no se inmutó mientras ponía las cervezas abajo.

"Lo tengo," dijo Ad, apretando la cartera del bolsillo trasero del pantalón y sacando un billete de veinte. Al salir, le echó un vistazo a la cerveza, y luego lanzó una mirada por encima de Eddie. "¿Coors Light? ¿Qué demonios?"

El otro ángel se desentendió de la mordedura del labio y se encogió de hombros. "Viendo por mi peso."

Tras ello Ad, rodó los ojos y se puso de nuevo en contacto con la comida que estaba a punto de ser consumida. Moviendo las manos hacia arriba bajo la falda corta, descubrió para su sorpresa un par de ropa interior con toda la capacidad de retención de acero de vigas y la expansión de una tienda del ejército. ¿Qué carajo? Por otra parte, se supone que el Spanx era más barato que la lipo.

Ese perfume le inundó de nuevo la nariz, lo que sugería que tal vez no había sido de la mujer, después de todo.

Mirando a su alrededor, no podía ver nada inusual.

"Creo que deberías ir primero", dijo Eddie, jugando con esos pechos... que ahora parecían más bien flojos. Y ese pelo. Una vez espeso y ondulado, ahora parecía un poco rizado. La mujer sonrió, dejando al descubierto unos dientes torcidos.

"Vamos, Adrian... hazlo con ella." Los ojos de Eddie eran casi brillantes en la oscuridad. "Quiero verte".

La mujer tomó la mano de Ad y se trasladó de nuevo entre sus piernas, frotándose contra su palma y dedos.

De entre la multitud, una figura apareció a la vista, una figura alta, orgullosa vestida con una túnica blanca. Cuando llegó el aroma de las flores se hizo tan fuerte, que dominó todo, Eddie.

Era el verdadero Eddie, de pie verdadero y real, erguido y todo, en medio de una multitud caminando muerto.

"Oh, por el amor de Dios. Justo cuando las cosas se ponían interesantes."

La cabeza de Ad se disparó alrededor. Devina estaba a su lado en el otro extremo del sofá, por una vez, usando su verdadera apariencia: Ella era un cadáver animado, su carne en caída libre perpetua de sus huesos grises, sus palmas en grotesca descomposición en el pecho de la mujer casi bonita. La expresión del demonio era una de molestia, los labios y la mandíbula floja tan apretadas, como podría.

Adrian gritó y fue a saltar, pero la pelirroja tendió la mano y lo mantuvo en su lugar, y mientras luchaba contra su fuerza astronómica, se transformó en lo que realmente era: una vieja, la ilusión de belleza se había ido, como si ya no fuera sostenible. Cuando trató de liberarse, una mancha negra comenzó a deslizarse por su brazo, a partir de sus dedos, montando a su muñeca, reclamando su replanteo hasta el codo.

Gritando en voz alta, él se sacudió violentamente, pero era una mosca pegada en el papel, un ratón en una trampa, pero Eddie, el verdadero, el muerto, rompió la conexión con un simple toque, sobre la pelirroja: De repente, apareciendo junto a todos ellos, sólo se inclinó y puso su dedo índice en el hombro de la arpía, y ¡puf! ya no estaba.

Cuando Devina maldijo el ángel, Adrian arrancó libre de la fuerza que lo sometía, su cuerpo cayendo hacia atrás del sofá, sus ojos para Eddie como su corazón destrozado, la pérdida realmente había ocurrido próximo al descanso para iniciar otra vez.

"Vete a la mierda", Devina escupió en el ángel.

El rostro de Eddie maravilloso, amable, inteligente, hermoso, no mostró ninguna reacción a la agresión. Sólo asintió con la cabeza hacia la Coors Light y arrastrando las palabras dijo: "En su condición, estaría preocupado por un infierno de mucho más que mi figura".

Epítetos viles fueron arrojados desde el sofá, pero Devina no hizo nada más, hasta el punto donde había que preguntarse qué era exactamente lo que Eddie había hecho con esa cosa del movimiento de los dedos.

El otro ángel miró a Ad por lo que pareció mucho tiempo, como si los muertos perdieron la vida aún más. "Nunca estaré lejos", dijo Eddie con voz agrietada.

"Ah, mierda... no te vayas", gimió Ad. "Quédate aquí"

"Tan jodidamente conmovedor." Los ojos negros de Devina estaban furiosos. "¿Ustedes dos quieren hacerlo antes de que él se vaya?"

Eddie comenzó a retroceder como si fuera una estatua en una plataforma rodante, su cuerpo todavía dibujado hacia atrás a través de la multitud, y ese olor a prado fresco con él.

"Eddie" Ad se adelantó, la mancha en el brazo casi hasta el hombro.

"Yo estoy en ti", dijo Devina con satisfacción. "Y es demasiado tarde para hacer nada al respecto. Demasiada malditamente tarde".

Adrian gritó con todas sus fuerzas.

Capitulo 7

Matthias se despertó porque la luz del sol brillaba en su rostro. No estaba seguro de cuando la enfermera con las manos errantes se había ido, pero había la intención de tomarla después de que ella lo había hecho. No lo hizo. Un sueño natural rodó sobre él, tomándolo de una manera que le hacía sentirse descansado.

Francamente, estaba sorprendido de haber podido dormir.

La habitación del hospital era exactamente la misma, pero como si algo hubiera cambiado durante la noche, y lo hiciera sentir mejor, como si su cuerpo en vez de golpear un coche hubiera sido enviado por un servicio de defensa a defensa.

¿Quién sabía que una paja que no querías podía dar lugar a un cambio de tendencia... Y era extraño. Cuando miró a su alrededor, tenía una idea de que se trataba de un milagro que todavía estaba en el, pero "Afuera". ¿El exterior de una prisión? ¿Un hospital mental? ¿Algo aún peor?

Forzando el cerebro descuidado para traerlo a la atención, trató de recordar dónde había estado la noche anterior, lo que había sucedido antes de que él hubiera despertado aquí.... Le golpeé con mi coche. Lo siento mucho.

Cerró los ojos y recordó a la mujer, Mels Carmichael. Algo en ella había perforado a través de la niebla que lo rodeaba, lo alcanzo donde contaba. ¿Por qué? No tenía ni idea, pero en otras circunstancias, podría haber pasado un infierno de mucho más tiempo con ella. Mucho más.

Pero vamos, que no era del tipo romance, lo sabia en sus entrañas, fuerte y claro. Empujando a sí mismo fuera de las almohadas, le sorprendió que no se sintiera peor, y le dio a su cuerpo la oportunidad de presentar otro tipo de informe, uno más consistente con una persona que había sido un adorno del capó menos de hace doce horas.

Nope. Aún sentía mejor. ¡Fuera de aquí! Pónte en movimiento ahora. Bueno, ayudaría si supiera que estaba detrás de él, o por qué corría, pero él no iba a perder tiempo tratando de luchar con las preguntas, no cuando su glándula adrenal estaba apuntando constantemente a la puerta, gritándole a él para conseguir correr como el carajo.

"Supongo que no eres un John Doe después de todo." Matthias cogió una pistola que no tenía y miró al otro lado del camino. La enfermera estaba de vuelta, de pie justo dentro de la habitación, su presencia como un borrador. Su efecto era diferente a la luz del día. No más seductor. Quizás ella era un vampiro. Ha. Ha.

"Ellos encontraron su cartera," dijo ella, sosteniendo una billetera negra. "Todo lo que hay aquí, ID, Visa-oh, y su tarjeta de seguro de salud. Su copago va a estar ahí arriba, pero la mayoría de los cargos será cubierto".

Ella se acercó y puso la cosa en la mesa rodante, junto a la tarjeta que la periodista había dejado detrás. Luego dio un paso atrás como si supiera que quería espacio.

Larga pausa. "Gracias", dijo en el vacío conversacional.

Estaba vestida con ropa de calle: pantalones de mezclilla, zuecos negros, hinchados blanco chaqueta Patagonia que era prístina. Su cabello caía sobre sus hombros, y ella lo alisó aunque era glamorosamente perfecta.

"Yo también tengo algo de ropa." Ella asintió con la cabeza por encima del hombro. "Está en el armario del medio, detrás de allí. Yo espero que te encaje".

"¿Así que vas a dejar que me vaya?"

"Siempre y cuando se eche un vistazo bien esta mañana. ¿Tienes a alguien para ir a casa?"

Él no contestó, y no porque no supiera la respuesta por sí mismo. No habría preguntas contestadas, a nadie. Esa era la forma en que era.

Larga pausa número dos. Se aclaró la garganta y no cumplió con sus ojos. "Oye, lo de anoche..."

Oh, así que eso es de lo que se trata. "Voy a olvidarme de ello, y usted debería hacer lo mismo", dijo secamente.

Mierda sabía que tenía cosas más importantes que hacer que forzar un rubor sobre él, por una mujer hermosa.

Sí, que triste historia era. Sobre todo en comparación con la mierda que había hecho a los demás.

Recuerdos como el monstruo del lago Ness, debajo de la superficie de su conciencia, algo sorprendente y monstruoso amenazaba con hacer acto de presencia.

¿Quién era? , se preguntó. De pronto, los ojos oscuros de la enfermera, las ventanas del alma, se clavaron en los suyos. "Lo siento mucho. Algo estaba muy mal en mí. Nunca debí..."

Volviendo a la actualidad, Matthias pensó que era gracioso que a la luz del día, todo ese poder que había tenido sobre él no estuviera a la vista. Ni siquiera parecía ser el tipo de mujer que podía ser tan agresiva. No era más que una enfermera muy joven con un cuerpo caliente y un cabello estupendo, que estaba vulnerable.

¿Había incluso pasado? Probablemente le habían dado calmantes, y Dios sabía que podía imaginarse su cabeza. Por otra parte, si no hubiera sucedido, ella no se disculparía.

"Fue una violación total de protocolo, y nunca he hecho nada así antes. Es sólo que...estabas en tanto dolor, y lo querías...y..."

¿Lo quería? Recordó que había sido muy al contrario. Salvo que lo sabía él, pero en realidad había tenido un orgasmo. Tal vez eso no hubiera ocurrido, tampoco.

¿Qué tendría sentido?

"De todos modos, yo sólo pensé en decírselo antes de irme, y va a estar fuera para cuando yo vuelva de mi día de descanso."

Ella parecía tan sinceramente avergonzada y afligida. Y por alguna razón, tenía la sensación de que estaba totalmente en su carácter él aprovecharse de ella, por la única razón de que la haría incomodar.

"Fue mi culpa", se oyó decir y en el instante en que las palabras salieron, él creía la confesión. "Yo soy el que debería sentirlo."

Después de todo, la follada opera en el mismo principio de que si las malditas cosas fueron hasta el final o no: Ay de mí, ¿puedes cuidar de mi polla, gracias, cariño.

La enfermera arrastró una mano pálida en el estribo falso de madera de la cama.

"Es que... sí, bueno, no quiero que pienses que voy por ahí haciendo eso. "Ella se echó a reír torpemente. "No estoy segura de por qué es importante, pero lo es."

"No tienes que explicarte." Cuando ella le miró, su expresión cautelosa se relajó en una sonrisa sincera. Hasta el punto que él se encontró controlando su dedo anular para buscar la evidencia de un certificado de matrimonio. No. Desnudo.

"Gracias por ser bueno con todo esto." Ella miró por encima del hombro a la puerta.

"Supongo que debería irme. Cuida de ti mismo, y por favor recuerda hacer un seguimiento con su médico de cabecera. Los traumatismos craneales no son para perder el tiempo con ellos, y la pérdida de memoria es grave".

"Si. Lo haré". La mentira era fácil, sabía que había dicho muchos de ellas en su vida. Y cuando regresaba a su onda, el procedió con ella como si fuera una nota o una pieza de correo.

No era algo de los humanos y no era su culpa.

Tenía la sensación de que era su cableado.

Grande. No hay nada como despertarse y aprender pieza por pieza que usted era un verdadero idiota...

Miró a la mesilla de noche. La tarjeta de visita y la cartera estaban una al lado del otro, una negra y gruesa, una blanca y fina.

Cuando llevó su mano hacia adelante, no sabía cuál iba a coger.

En última instancia, la cartera tuvo el mayor atractivo. Abriendo de la piel, miró la licencia de conducción que se había deslizado en la ranura clara. La imagen era... bueno, no reconoció el tipo, pero la enfermera con el toque mágico sin duda parecía pensar que era él. ¿Era esto lo que era? Un tipo con cabello negro y una cara guapa, pero fría.

La información impresa le dijo que tenía los ojos azules y parecía que ambos estaban trabajando, ya centrado en la cámara. La fecha de nacimiento era en este mes. Licencia vencida entonces.

El primer nombre, Matías, era el que recordaba, y la dirección estaba en Caldwell, Nueva York, lo que resolvía la cuestión geográfica; oh, sí, no había sido consciente de que había tenido un lugar.

Caldwell, Nueva York. Volver de nuevo. O al menos eso es lo que sus instintos le decían. ¡Fuera de aquí! Ponte en movimiento ahora.

La urgencia a un lado, se bajo de la cama lentamente, retirando la hebilla, sacó los IVs de su vena y los parches de su pecho. Apoyándose en el equipo de control, él silencio las alarmas antes de volver hacia el cuarto de baño.

La luz estaba apagada, y cuando entró, él accionó el interruptor...y era la hora del show.

Cuando se encontró con su propio reflejo en el espejo del lavabo, arrastró una respiración primero. Su ojo por un lado era de color blanco lechoso, y su cara estaba tallada con las líneas imborrables de una gran cantidad de dolor pasado, así como algunas que estaban en su cara ya se habían desvanecido, donde su lesión ocular había ocurrido.

Esa foto en la identificación era sin duda él, se le había añadido un poco de gris en las sienes, pero había sido tomada antes del accidente.

"Señor, voy a pedirle que vuelva a la cama, estás en riesgo de resbalarse o caerse. Y no debería haberse levantado"

Hizo caso omiso de la nueva enfermera. "Me voy. Ahora mismo, sí, lo sé." Él cerró la puerta en la cara y comenzó a ducharse. Por alguna razón, volvió a centrarse en el espejo, pensando en Mels Carmichael. No le extrañaba que su primera reacción hubiera sido de la categoría de OMG.

No era exactamente un espectáculo.

Cristo, ¿por qué estaría pensando de esa manera? ¿Qué importaba lo que nadie pensara?

En un aumento rápido de coordinación, volvió a abrir la puerta de la habitación y asomó la cabeza. La enfermera se había ido, pero nadie dudaba de que iba a volver con alguien que tenía la palabra doctor al frente de su nombre con rapidez. Cogió la tarjeta que Mels le había dejado y la guardó en el bolsillo. Entonces agarró la ropa del armario y se encerró en el baño.

Diez minutos más tarde, tenía el pelo limpio y un cuerpo limpio y estaba vestido con una camiseta de color negro liso, un abrigo negro, y un par de pantalones vaqueros flojos.

En su camino hacia la puerta, él se enganchó con un bastón que infirió había sido llevado por él.

Lo sintió, contra su palma, y su andar era mucho más rápido con él. Como si estuviera acostumbrado a utilizar uno.

Dirigiéndose a los ascensores, no se encontró con nadie, sin despedidas, sin firmar en la línea punteada.

El departamento de facturación encontraría el hombre en la dirección que aparecía en la licencia de conducir. Y tal vez sería él.

El grito de Adrian, despertó a Jim y le torpedeo fuera de la cama, con el cuerpo aterrizando en posición de ataque. Con una daga de cristal en una mano y un cargador automático en la otra, estaba listo para la pelea ya fuera del tipo del ser humano o de la variedad de Devina. Perro, no era tonto, simplemente encabezo bajo el somier, poniéndose a cubierto.

"Estoy bien", dijo ad. Con toda la convicción de alguien sangrando de una arteria.

Cuando Jim dio vuelta de la esquina, pensó, sí. Bien.

En la luz del sol que se filtraba por las cortinas endebles, el ángel parecía absolutamente perdido, sentado allí, tirado en el suelo, los círculos oscuros bajo los ojos, el pelo negro en mal estado, con las manos temblando mientras se tirado del cuello suelto de su camiseta Hanes. Sus piercings, las piezas de metal que rodeaban su labio menor y subía por los lóbulos de las orejas hasta la frente, eran las únicas cosas que brillaban. Todo lo demás era acerca de la muerte, pero por la boca. Su grito se había apagado.

Jim se acercó y tendió la mano hacia el chico. "Es hora de levantarse."

El otro ángel le estrechó la mano, y por un momento, Jim se puso rígido, una picadura desagradable corrió hasta su propio antebrazo haciendo que sus instintos hormiguearan en el mal sentido. Pero luego de que levanto a Ad del suelo, lo que fuera había desaparecido.

"¿Fuiste a ver a Nigel y a los chicos ya?" Preguntó Adrian, mientras caminaba por ahí como si se estuviera tratando de sacudir lo que había llegado a él.

"¿Para qué diablos."

"Buen punto." En esa nota, el otro ángel entró en el baño y cerró la puerta. Después de tirar del inodoro, la ducha se encendió, y luego el fregadero.

Repasando, Jim se estableció en la jamba y habló con la madera endeble. "¿Cuál fue el sueño?"

Cuando no hubo respuesta, encogió un puño y golpeó. "Adrian. Dímelo".

Dios sabía que Devina utilizaría todo tipo de trucos para obtener lo que quería. La idea de que ella podría tener el alma de E'd y por ende una puerta trasera a la mente de Ad mientras dormía era un problema, duh.

Golpeó un poco más. Cuando no hubo respuesta, el olvido la modestia e irrumpió en el baño.

A través de la cortina de la ducha de plástico transparente, obtuvo una imagen a vista de Adrian en el suelo, esta vez con azulejos bajo el culo: Estaba metido en el chorro, sus rodillas, los codos, en contra de su pecho, su cabeza enterrada en sus palmas. Pero él no estaba llorando o maldiciendo, o cayéndose a pedazos, y tal vez esa fue la parte más aterradora. El ángel estaba sentado bajo el chorro caliente, su enorme cuerpo doblado sobre sí mismo.

Jim puso la tapa del inodoro hacia abajo y se sentó en ella. "Háblame".

Después de un momento, el ángel dijo más o menos: "Ella era Eddie. En mi sueño, estaba Eddie".

Mierda. "Eso va a hacer que grites." Pensó.

"Él estaba allí, también. Me despertó, en realidad. Maldita sea, Jim...verlo fue... "

Cuando la frase se apagó, Jim tomó especial cuidado de inspeccionar la hoja de su daga. "Sí, lo sé."

"Voy a matarla."

"Sólo si llegas antes que yo."

Adrian dejó caer los brazos a los lados, por lo que sus puños se posaron en la piscina agitada de agua formada alrededor de su culo. Se veía derrotado, pero eso era sólo para este momento. Esa furia helada regresaría tan pronto como el demonio saliera cerca de ellos, y, francamente, la respuesta predecible iba a ser un problema: no quería que su respaldo continuara así, podría caer sobre ti, y ese tipo de estado mental era difícil de razonar.

"Creo que es necesario preguntarle a Nigel para ver si puede enviar otra persona", dijo Ad suavemente. Como si pudiera leerle la mente.

"Yo no quiero a nadie más." Sólo que era una mentira. Todavía estaba llegando a un acuerdo con sus propias habilidades y armas. Claro, el aprendizaje no era tan rápido como lo había sido en los primeros rounds, pero estaba casi a la misma velocidad. Y Devina no era el tipo de enemigo que un rendimiento medio fuera ni remotamente aceptable.

Así que necesitaba un poco de roca sólida que lo respaldara. Y en honor a la verdad, Eddie era la pieza que faltaba aquí. Y eso era precisamente la razón por la que había sido atacado por el enemigo.

Puta de mierda.

"¿Conoces a alguien más?", Preguntó Jim.

"Había otro tipo, por encima de mí y Eddie, en realidad. Casi en el nivel de Nigel y de Colin. Pero corrió en algunos problemas, y la última vez que supe de él, era que estaba en el punto intermedio. Por otra parte, él era un verdadero comodín. Usted bien podría quedarse conmigo en ese caso".

"Tenemos que conseguir que Eddie regrese de alguna manera." "Él es el único que sabría cómo hacerlo."

Adrian dejó escapar un gemido y se puso de pie, su marco masivo aumentando a un árbol. "Quizás, Colín."

Jim asintió con la cabeza y volvió a centrarse en su daga de cristal. El arma era clara como un cubo de hielo, fuerte como el acero, la luz como un soplo. Eddie se la había dado a él.

Un chirrido y un golpe trajeron la cabeza hacia atrás a su compañero restante. Ad había recogido el jabón, pero luego lo dejó caer, con las manos levantadas delante de su cara, su boca moviéndose como si estuviera tratando de maldecir.

"¿Qué pasa?"

"Oh... mierda..." Ad las volteó y miró a las espaldas. "Mierda, no..."

"¿Qué?"

"Son negros." El hombre empujó sus brazos. "¿No puedes verlo? Ella está en mí, Devina y se está apoderando"

Jim tuvo un momento de qué carajo, pero sabía que tenía que intervenir y desgranar esta situación a la realidad, PDQ. Poniendo su daga hacia abajo el fregadero, empujó la cortina de plástico fuera del camino, y agarró las gruesas muñecas del ángel.

Esa sensación de malas noticias lo golpeó de nuevo, iluminando las terminaciones nerviosas en sus dedos y las palmas de las manos, como si las hubiera puesto en ácido. Centrándose en la piel del tipo, se preguntó qué demonios había sucedido en ese sueño. Pero la carne era completamente normal. Y las personas que habían perdido a sus mejores amigos se les permitían alguna crisis. Pero no podían seguir así, sin embargo.

"Adrian, amigo", le dio al chico una buena sacudida "Hey, mírame".

Cuando el pobre bastardo finalmente lo hizo, Jim lo miró a los ojos como si estuviera alcanzando y agarrando una parte

del cerebro del hombre. "Usted está bien. No hay nada que hacer aquí. Ella no está en ti, ella no está aquí, y…"

"Te equivocas". Las palabras sombrías detuvieron a Jim.

Pero él negó con la cabeza. "Eres un ángel, Adrian."

"¿Lo soy?"

Con voz triste, Jim respondió: "Bueno, ponerlo así...es mejor estar jodiendo."

Después de un tenso silencio, la boca de Jim comenzó a moverse, las palabras que salían de él, sensible, sílabas sensatas que cruzaban la distancia que los separaba. Pero en lo más recóndito de su mente, él envió una oración a quienquiera que pudiera estar escuchando.

Devina era un parásito, el tipo de cosa que engatusaba a las personas y los infectaba. Tenía sentido que alguien emocionalmente comprometido fuera más vulnerable.

La tragedia, sin embargo, era que él no podía tener al enemigo en su bolsillo trasero.

No importa lo mucho que le gustara el tipo.

Capitulo 8

"¿Qué te ha pasado en el ojo?"

Cuando Mels entró en la cocina de su madre, ella no respondió a la pregunta, pero se fue directamente a la cafetera. El hecho de que la cosa estuviera en la esquina, y pudiera beber su taza de espaldas a su mamá, era sólo una ventaja añadida a la cafeína.

Maldita Base. Se suponía que iba a encubrir las cosas que quería ocultar. Al igual que las manchas... o mejor dicho contusiones en accidentes de coche, de las que preferirías que algunos miembros de la familia no supieran nada.

"¿Mels?"

Ella no tuvo que dar la vuelta para ver lo que había detrás de ella: su madre, sentada y pequeña, de aspecto más joven que su edad, estaría sentada en la mesa de enfrente, con el periódico diario de Caldwell, abierto de lado a un plato de

comida rica en fibra y una taza de café. El cabello oscuro, veteado de gris, peinado impecable, recién recortado limpio y la ropa podría ser casual, pero parecía perfectamente planchada.

Su madre era una de esas diminutas mujeres que siempre se veía incluso sin maquillaje. Como si hubiera nacido con una lata de almidón en aerosol y un cepillo debajo de cada brazo. Pero ella era frágil. Como una especie de estatuilla delicada. Una tienda de porcelana para el toro que había sido el padre de Mels.

Muy consciente de que la pregunta estaba todavía en el aire, Mels se sirvió. Tomando a sorbos. Tomo una toalla de papel, y limpio el mesón que estaba limpio y seco. "Oh, nada me resbale y caí. Golpeándome con la llave de la ducha. Fue tan estúpido".

Hubo un momento de silencio. "Que hiciste anoche."

"Terminé en la casa de un amigo."

"Pensé que habías dicho que iban a un bar."

"Fui allí después del bar."

"Oh. Está bien."

Mels miraba por la ventana sobre el fregadero. Con suerte, su tía la llamaría en cualquier momento, ya que la mujer por lo general lo hacía, y no habría necesidad de mentir acerca de por qué tenía que tomar un taxi para ir a trabajar.

Los sonidos de sorber y crujir tranquilamente llenaron la cocina y Mels trató de pensar en algo para decir. Sobre el tiempo. Deportes no, a su madre no le interesaban las actividades organizadas que se centraban alrededor de los campos, compras o discos de cualquier tipo. Los libros si lo hacían y bien, pero Mels no leía otra cosa que las estadísticas de la delincuencia, y su madre todavía estaba en el tren del Club del Libro del Oprah aunque la locomotora no tenía motor o cualquier pista.

Dios... momentos como este le hacían recordar lo que fue perder a su padre hasta el punto que todavía le dolía. Ellos dos nunca habían tenido momentos de incomodidad.

Ninguna vez. Habían hablado de la ciudad, o de su trabajo como policía, o de la escuela... o no habían dicho ni una palabra, pero de cualquier manera era genial. ¿Pero era otra cosa con su madre?

"Entonces". Mels dio otro sorbo de su tasa. "¿Cuales son los planes para el día?"

Algún tipo de respuesta llego, pero ella no lo oyó porque el impulso de salir era demasiado fuerte. Terminando lo último de su café negro, ella llevo uno a su madre con crema y azúcar.

Mels puso la taza en el lavavajillas y se despidió. "Te veré esta noche", dijo. "No voy a llegar tarde. Promesa".

Los ojos de su madre se levantaron para cumplir con los suyos. Ese plato lleno de comida saludable tenía pequeñas flores de color rosa en él, y el mantel tenía diminutas flores amarillas, y el fondo del plato tenía unas azules grandes. Flores por todas partes.

"¿Estás bien?" Le preguntó su mamá. "¿No es necesario que vayas al médico?"

"Es sólo un moretón. Nada especial." Miró a través del comedor. En el lado opuesto de la mesa de tapete cargado, más allá de la cortina de la cocina de color blanco lechoso, un Chevrolet de color amarillo brillante se detuvo. "Mi taxi está aquí. Dejé mi coche en el bar porque había tomado dos vasos y medio de vino".

"Oh, podrías haber tomado el mía para ir al trabajo."

"Usted lo necesita." Miró el calendario hortícola colgado en la pared, rezando por que hubiera algo allí. "Hoy tienes una cita a las cuatro."

"Yo podría haber pospuesto el paseo. Todavía puedo, si quieres".

"No, es mejor así. Puedo recoger mi coche y conducir de regreso a casa".

Basura. Ella acababa de enterrarse a sí misma. La única manera en que Fi-Fi iba a ir a alguna parte era si estuviera en la parte posterior de una grúa, la pobre había quedado evacuada en una estación de servicio local.

"Oh. Está bien."

Cuando su madre se quedó en silencio, Mels quería disculparse, pero ya era demasiado difícil poner el complicado lo siento en palabras. Diablos, tal vez sólo necesitaba salir. La exposición constante a todo ese sacrificio y amabilidad era una carga que soportar, en lugar de una alegría para ser disfrutada, porque nunca terminaba. Siempre había una sugerencia, una ofrenda, un hazlo de esta manera.

"Me tengo que ir. Gracias, sin embargo."

"Muy bien."

"Nos vemos esta noche."

Mels beso la mejilla suave que se le presentó, y se fue por la puerta a toda prisa. En el exterior, el aire era dulce y encantador, el sol tan brillante que prometía un almuerzo caliente.

Colocándose en la parte posterior del taxi, dijo, "A las oficinas del CCJ en el centro."

"Ok, lo tengo."

De regreso a la ciudad, el taxi tenía amortiguadores para rivalizar con los bloques de cemento, y todo el acolchado del asiento de trasero al de un piso de madera, pero ella no se preocupaba por un viaje difícil. Demasiado caos en su cerebro para preocuparse acerca de su trasero o sus molares.

El hombre de la noche anterior se quedó con ella, sentía como si estuviera sentado a su lado.

Había sido así durante toda la noche. Dejando caer la cabeza hacia atrás, cerró los ojos y recordó el accidente, despacio, tratando de visualizar que no había nada que pudiera haber hecho para evitar golpearlo. Y luego se quedó atada en otras

cosas, como la forma en que había permanecido tan inmóvil y vigilante en la cama del hospital.

Incluso herido gravemente en algunos lugares, todavía venia a ella con la imagen de un… depredador. Un poderoso animal macho, herido.

Bien, ahora realmente se estaba perdiendo. Y tal vez tenía que mirar más de cerca a su vida sexual, la cual era inexistente....

Es una pena, pero no podía sacudir la convicción de que había estado extrañamente hipnótico, y no era pegajoso. ¿Sería qué ella debía preocuparse por su salud, su bienestar, y la probabilidad de que iba a tratar de demandarla a ella por lo poco que tenía.

En cambio, ella se quedó con el sonido áspero de su voz, y la forma en que la había mirado fijamente, como si cada pequeña parte de ella hubiera sido una fuente de fascinación y de mucha importancia...

Había sido herido hace un tiempo, pensó. Las cicatrices en el lado del ojo se habían curado con el tiempo.

¿Qué le habría pasado? ¿Cuál era su nombre...?

Cuando ella se sumido en la tierra de las preguntas sin respuestas, el taxista hizo su trabajo sin complicaciones, sin alboroto. Dieciséis dólares, dieciocho minutos y un dolor de coxis después, estaba caminando en la sala de redacción.

El lugar ya era ruidoso, con gente hablando y corriendo alrededor, y el caos calmó sus nervios. De la misma manera que tomar una clase de yoga la hacía ponerse nerviosa.

Sentado en su escritorio, ella miró su correo de voz, reviso su e-mail, y cogió la taza que había estado utilizando desde que había heredado la mesa un poco, hace más de un año y medio. Dirigiéndose a la cocina común, tenía una de las seis cafeteras para elegir: Ninguna de ellos era de café descafeinado, tres de ellos eran simplemente de la vieja casa de Maxwell y los otros eran esa mierda apestosa de avellana o crema y macchiato, lo que sea el infierno lo que eso significaba.

Diablos no entendía nada. Si quería un helado de caramelo, ella conseguiría uno para el almuerzo. Esas cosas no pertenecían a una taza de café.

Mientras servía el café negro básico, pensó en el verdadero dueño de la taza, Beth Randall, la periodista que se había sentado en ese cubículo por... bueno, debe haber sido por poco más de dos años. Una tarde, la mujer había salido para no volver nunca más.

Mels habían sabido lo de la desaparición, aunque ella no había conocido a su colega del todo bien, se sintió mal por finalmente conseguir un lugar para sentarse en esas circunstancias.

Ella había mantenido la taza sin motivo particular. Pero ahora, mientras tomaba un sorbo de ella, se dio cuenta que guardaba la esperanza de que la mujer regresara. O por lo menos, estuviera bien.

Parecía que estaba rodeada de personas desaparecidas. O al menos lo sentía así esta mañana. Sobre todo cuando pensaba en el hombre de la noche anterior, el que nunca iba a volver a ver, y al que no era capaz de olvidar.

Esta no era su casa.

Cuando el taxi se detuvo frente a un rancho en un barrio modesto, Matthias sabía que no vivía bajo ese techo. No lo había hecho. Y no lo haría.

"¿Te bajas o no?"

Matthias se encontró con los ojos del conductor por el retrovisor. "Dame un minuto."

"El reloj está corriendo." Asintiendo con la cabeza, él se bajó y se apoyó en su bastón mientras iba por el camino del frente, balanceando su pierna mala en un amplio círculo de modo que no tuviera que doblar la rodilla. Las cosas eran apenas Hogar Dulce Hogar: había una rama en la cobertura arbustiva que corría bajo la ventana de la casa. El césped estaba sucio. Las malas hierbas habían brotado en los canalones, en busca del sol alto por encima.

La puerta principal estaba cerrada con llave, por lo que hizo bocina con las manos y miró por las ventanas a ambos lados. Polvo en los alféizares. Muebles destartalados. Cortinas descolgadas.

Había un buzón de una lata atornillado en los ladrillos, y abrió la tapa. Circulares. Un libro de cupones dirigido a "los ocupantes." No había facturas, solicitudes de tarjetas de crédito, ni cartas. La única otra pieza de correo era una revista AARP que tenía el mismo nombre que el de la licencia de conducir que le habían dado.

Matthias sacó la revista, y la metió en la cazadora, y se dirigió al taxi. No sólo no era esta su residencia, nadie vivía aquí. Lo más probable era que la persona hubiera muerto dentro de, digamos, entre cinco a seis semanas, para que la familia hubiera limpiado las cuentas por pagar y otras cuestiones, antes de vaciar el lugar para ponerlo en el mercado.

Entrando en el taxi, miró fijamente al frente.

"¿Y ahora qué?" Con un gemido, Matthias se movió y sacó su billetera. La tarjeta de visita de Mels Carmichael,

deslizándose por su mano, fue golpeada por una convicción fundamental de que no debía involucrar a la mujer. Era demasiado peligroso.

"¿Adonde vamos, amigo?" Pero mierda, tenía que empezar en alguna parte. Y su cerebro era como una conexión a Internet que salió mal.

"Al Centro," dijo él entre dientes.

Mientras se dirigían a la zona centro, se quedaron atrapados en una red de tráfico, por lo que miraba a los otros vehículos y veía a la gente que bebía café, hablando con otros pasajeros, deteniéndose en los semáforos rojos, y pasando en verde. Totalmente normal para él, pensó. El tipo de vida en la que se trabajaba de 9 a 5, y hacia su camino en una tumba a la edad de setenta y dos años.

No era así como había vivido. Entonces, ¿qué era, le pidió a su materia gris del tonto del culo. ¿Qué diablos era? Todo lo que volvió fue un dolor de cabeza, mientras se esforzaba por responder.

A medida que llegaban al centro de Caldwell, las instalaciones del periódico aparecieron a la vista, sacó uno de los diez billetes de veinte en la billetera. "Quédate con el cambio." El taxista parecía más que feliz de deshacerse de él.

Retomando el camino en la periferia de las puertas delanteras, Matthias merodeo en la luz del sol, teniendo cuidado de no coincidir con las miradas, y habían un montón de ellas: Por alguna razón, él tendía a llamar la atención, por lo general de las mujeres, en especial del material de Florencia Nightingale, eso era algo por lo que el sexo débil era conocido por y por lo que tenía cicatrices en la cara.

Ooooooh, romántico.

Finalmente, se puso a cubierto pasando la calle hacia la parada del bus, sentándose en el banco de plástico duro y respirando el humo de segunda mano de gente impaciente por que su transporte público llegara. La espera no le molestaba. Era como si estuviera acostumbrado a estar al acecho, y para pasar el tiempo jugaba un juego, memorizando los rostros de las personas que entraban y salían de las oficinas de la CCJ.

Él era muy bueno en eso. Una mirada fue suficiente, y él tenía la persona en su base de datos. Al menos su memoria a corto plazo trabajaba.

Las puertas dobles fueron empujadas, y allí estaba ella. Matthias se sentó mas rectó mientras la luz del sol le golpeaba el pelo mostrando todo tipo de color cobre. Mels Carmichael, con otro reportero, era un hombre corpulento que tenía que enganchar los pantalones más arriba alrededor de sus caderas antes de llegar a la escalinata. Los dos parecían estar discutiendo de un lado a otro sobre algo, pero en el camino se hicieron las paces, y cuando Mels sonrió, parecía como si hubiera ganado aquel debate.

Como si ella supiera que él la estaba mirando, miró al otro lado de la calle, y se detuvo en seco. Tocando su compañero en la manga, ella dijo algo, y luego se separó el hombre, cruzando el tráfico, y viniendo hacia él.

Matthias coloco el bastón en el suelo, y acomodo su ropa en su lugar mientras se levantaba. No tenía ni idea de por qué quería verse mejor para ella, pero él lo hacía, de nuevo, difícil que se viera peor. Estas ropas no eran suyas, su colonia era el jabón del Hospital, y se había lavado el pelo

con el antibacterial, debido a que era todo lo que había tenido. Naturalmente, su ojo malo, era feo, lo arruinada, era lo que ella esperaba. ¿Cómo no iba a hacerlo?

"Hola", dijo. Hombre, ella se veía bien con su ropa de todos los días, los pantalones y la chaqueta de lana y la bufanda que llevaba suelta alrededor de su cuello se veía bien, en lo que a él se refería. Todavía no había anillo de boda. Bueno, pensó, sin razón aparente.

Cambiando la mirada hacia la derecha, así su defecto no sería tan obvio, regresó el "Hola".

Bueno, mierda, ¿y ahora qué? "Yo no te estoy acosando, lo juro." Mentiroso, pensó. "Y yo te hubiera llamado, pero no tengo teléfono".

"Está bien. ¿Necesitas algo? La policía me llamó esta mañana con un seguimiento, y creo que estaban pensando en hablar con usted"

"Sí". Dejó la pregunta en el aire. "Escucha, yo..." El hecho de que dejara una frase colgando parecía muy poco natural, pero su cerebro no podía funcionar.

"Vamos a sentarnos", dijo, haciendo un gesto hacia el asiento. "No puedo creer que te dejaran salir."

En ese momento, un autobús apareció, retumbando alto y bloqueando el sol, haciendo que al respirar el diesel caliente tosiera. Cuando ellos se instalaron en el banco, se quedaron callados mientras los mirones continuaban su paseo.

Cuando el autobús siguió su camino, la luz del sol reapareció, bañándola en una luz amarilla.

Por alguna estúpida razón, sus ojos comenzaron a parpadear duro.

"¿Qué puedo hacer por ti?" Le preguntó en voz baja. "¿Estás sufriendo?" Sí. Pero no era físico. Y se puso peor cuando él la miró.

"¿Cómo sabes que necesito ayuda?"

"Supongo que la memoria no ha vuelto mágicamente."

"No, no es así. Pero eso no es culpa tuya".

"Bueno, yo te pegue. Así que si es mi culpa."Él hizo un gesto a su parte inferior del cuerpo. "Yo estaba con esto antes."

"¿Te acuerdas de algo? Antes del accidente, quiero decir." Cuando él negó con la cabeza, murmuró:" Muchos soldados han regresado en tu condición".

Ah...como en el Ejército, en la Armada, en la Fuerza Aérea, en la Infantería de Marina, pensó. Y parte de eso era ponerse en forma. El gobierno...sí, sabía que había tenido algo que ver con el Departamento de Defensa, o la seguridad nacional...o... Pero él no era un guerrero herido. Debido a que no había sido un héroe.

"Encontraron la billetera", le espetó.

"Oh, eso es genial."

Por alguna razón, se lo dio a ella. Al abrir la cosa y mirar la licencia de conducir, ella asintió con la cabeza. "Ese eres tú."

Centrándose en el emblema del periódico de Caldwell Journal que colgaba sobre la puerta por la que había salido, él dijo: "Mira, todo esto es extraoficial, ¿de acuerdo?"

"Por supuesto."

"Me gustaría tener otra opción. Ojalá... No quiero meterte en problemas."

"No me has pedido que haga nada." Ella lo miró fijamente. "¿Qué tienes en mente?"

"¿Se puede saber quién es?" Señaló a la licencia de conducir. "Porque no soy yo."

Capitulo 9

En el silencio que siguió, todo lo que Mels podía pensar, era en el hecho de que ella había estado tan segura de que nunca volvería a ver el hombre nuevo. Supongo que el destino tenía otros planes.

Sentado a su lado, estaba vestido de negro, un gran hombre, súper delgado que despedía un aire de duro, con los ojos entrecerrados y su fuerte mandíbula... y sin embargo, parecía, sin embargo, avergonzado de sus cicatrices y su desventaja.

Mirando hacia abajo a la licencia de conducir, frunció el ceño. La imagen parecía de fiar, los hologramas donde deberían de estar, altura, peso y fecha de nacimiento bien, la dirección aquí en Caldwell, no lejos de la casa de su madre, como una cuestión de hecho. Probablemente había estado yendo a su casa cuando ella lo había golpeado. Al igual que ella.

Reorientándose en el hombre, en lugar de la imagen, tuvo la sensación de que se estaba tragando su orgullo para ir a ella. El no era una persona que le gustara depender de otros, pero era evidente que su vida le había puesto en un lugar en el que no tenía otra opción. No había memoria. Pocos recursos.

Y con su mirada y cuerpo remendado, tenía que ser un militar, detrás solamente de la guerra físicamente, no en el espíritu o la mente o las emociones. Naturalmente, el reportero en ella no apreciaba nada mejor que un misterio y el hecho de que ella tuviera algún tipo de culpabilidad en esta amnesia, era otra de las razones para saltar con los pies por delante. Pero ella no era estúpida.

No quería dejarse atrapar en una especie de drama, sobre todo si era delirante o paranoico.

La imagen era de él, sin duda. "Odio ponerte en esta posición." Sus manos largas y seguras acariciaron el bastón en equilibrio sobre su muslo.

"Pero yo no tengo a nadie más, y la casa en esa dirección. No es mía. No puedo decirte dónde vivo, pero estoy condenadamente seguro de que no es allí. Y revisé el correo

cuando me fui. "Se inclinó hacia un lado, haciendo una mueca mientras él sacaba una revista enrollada. "Encontré esto. Esta la dirección de la casa, excepto que mi nombre no está por encima del cincuenta y cinco.

¿Por qué estaría esto en mi buzón, si no está dirigido a mí?"

Desplegó la revista con el logotipo de AARP que se cernía sobre una foto de un modelo hombre muy elegante envejecido con un cuerpo atlético. El nombre de la dirección era Matthias Hault, y el número y la calle eran los mismos que los que tenía en la licencia... excepto que podría haber vivido con su padre y compartir el mismo nombre.

¿Aunque los papás habrían estado felices de ver a su hijo aparecer en la puerta principal?

"Yo podría ir a un investigador privado," dijo, "pero eso cuesta dinero, y en este momento, tengo doscientos dólares a mi nombre, bueno, ciento chenta después de que pagué al taxista".

"¿Estás seguro de que no hay alguien buscándote?"

Cuando él se quedó quieto, ella supuso que estaba pensando en su pérdida de memoria y ella le había encima esto.

"¿Qué dicen los médicos? Una vez más, para ser honesta, me sorprende que estás haciendo aquí después de todo lo que has pasado".

"Entonces, ¿me ayudarás?", Contestó. Esa línea firme en la que estaba afianzada era algo que respetar. Pero mientras caminaba sobre ella...

"Si lo hago, vas a tener que hablar conmigo. ¿Qué opinan los médicos?"

Su ojo bueno, la recorrió, como si estuviera buscando una salida. "Me di de alta."

"¿Qué? ¿Por qué?"

"No me sentía seguro. Y yo no puedo darte motivo para eso. Es todo lo que tengo."

Trastorno de estrés postraumático, pensó. Tenía que ser.

Tal vez si se confirmara su identidad, permitiría a su mente descansar, y ayudar con la recuperación.

"Está bien, haré lo que pueda", dijo.

Él bajó la cabeza, como si convencer a otra persona fuera una especie de derrota. "Gracias. Y todo lo que necesito es buscar a este nombre. Un punto de partida".

"Puedo volver a entrar y hacer esto en mi escritorio en este momento." Ella asintió con la cabeza hacia la derecha. "Hay un restaurante junto al río, a dos manzanas de distancia. Usted puede conseguir algo de comer y me encontraré allí contigo lo antes posible.

Ah...suponiendo que pueda." "Yo puedo hacer eso", contesto apretando los dientes. O moriría intentándolo, pensó, midiendo el ángulo derecho de su mandíbula. Que resultó ser muy Jon Hamm, como una cuestión de hecho.

El hombre se empujó a sí mismo desde la banca con la ayuda de su bastón. "Te veré cuando llegues allí y no te preocupes por apurarte".

Mientras miraba por la calle, la luz se poso sobre sus ojos, obstaculizando obviamente lo que podía ver a través de ellos y el no podía ver nada.

"¿Te gustan mis gafas de sol?", preguntó. "Son Ray-Ban, casi tan unisex como las que usted puede conseguir. No tienen prescripción, tampoco."

Ella no esperó a que él se hiciera el tipo duro y dijera que no. Ella tomo el estuche de su bolso y se lo puso adelante.

Matthias Hault se quedó mirando lo que le ofrecía durante mucho tiempo, como si el simple gesto fuera una extraño idioma para él.

"Toma," dijo ella en voz baja.

Su mano tembló un poco al aceptar el estuche, y no la miró a los ojos de nuevo. "No voy a rayarlos. Y yo te los voy a dar vuelta en el restaurante".

"No hay prisa."

Cuando se puso las gafas, su rostro se transformo en algo...sin duda peligroso e inexorablemente sexual. Un rayo atravesó el centro del cuerpo de Mels, golpeándola en un lugar que no había estado vivo durante un tiempo muy largo.

"Mejor", se dijo más o menos.

"Yo creo que sí."

Él todavía se negaba a mirarla, con los hombros y la columna vertebral recta, las líneas de los labios apretados. Como un hombre orgulloso, atrapado en una posición de debilidad...

Ella siempre iba a recordar este momento, pensó, sin razón aparente. Sí, en este momento, cuando la luz del sol cayó sobre su duro y hermoso rostro.

Esta era una madriguera de conejo, se dio cuenta. Esta intersección aparentemente al azar entre los dos iba a cambiar las cosas para siempre.

"Hay algo que he querido preguntarte" dijo.

"¿Qué," susurró ella, atrapado en un momento que ella no entendía.

"¿Dónde ocurrió el accidente?"

Sacudiéndose a sí misma, ella trajo su cerebro a la realidad. "Fue, en a las afueras del cementerio Pine Grove. Cerca de donde vivo, no muy lejos de la zona donde se encuentra su supuesta casa."

"Un cementerio."

"Eso es correcto".

Cuando él asintió con la cabeza y comenzó a caminar en dirección del restaurante, ella podría haber jurado que dijo: "Ahora, ¿por qué es que eso no es una sorpresa?"

Si estuvieras inmerso en el pasado, el restaurante de Riverside parecía el centro de una fundición. Cabinas Mesas en las ventanas, cortinas de algodón a cuadros, camareras con delantales y buena actitud. La comida era grasienta pero de una manera gloriosa, y cuando Matthias revolvió con un tenedor los huevos amarillos revueltos que pidió, su estómago gruñó como si hubiese pasado años desde que había tenido alimentos sólidos.

Ya era tarde para el desayuno, pero nada era mejor con el café que los huevos y el tocino. Mientras consumía su comida, las gafas de sol que la periodista le había dado eran un regalo del cielo, lo que le permitía llevar un registro de las personas que iban y venían, y de las camareras al moverse, y de quien entraba en loa baños y cuánto tiempo permanecía. Excepto que para la vigilancia no había sido el

motivo por el que Mels se las había dado. Maldición. ¿Qué había en esa mujer que le hacía querer estar entero de nuevo?

"¿Más café?" Le pregunto la camarera a su lado.

"Sí, por favor." Él empujó su tasa encima y ella le vertió desde la jarra, el vapor arrebolándose. "Y otra tanda de todo lo demás, también."

Ella sonrió como si estuviera calculando una propina más grande. "Tú eres de buen comer."

Cuando usted no sabe el cuándo, ni el dónde de su próxima comida, era mejor serlo, respondió en su cabeza.

Su periodista llegó justo después de que había terminado el desayuno el número dos. Miró a la izquierda y luego a la derecha, y cuando lo vio sentado cerca a la salida de emergencia, comenzó el largo camino al lado de las mesas vacías. Cuando se sentó frente a él, sus mejillas estaban rojas, como si se hubiera apresurado.

"Debe haber estado lleno cuando viniste"

"Lo estaba". Mentira. Había querido estar cerca de la parte de atrás por si tenía que salir a toda prisa.

La camarera llegó con la olla de nuevo. "Es bueno verte, ¿Quieres café?"

"Sí, por favor." Mels se quitó el abrigo. "Y lo de costumbre."

"¿El almuerzo o el desayuno?"

"Almuerzo".

"En seguida".

"¿Comes mucho aquí?", Dijo, preguntándose por qué le importaba.

"Dos o tres veces a la semana desde que empecé en el periódico."

"¿Y cuánto tiempo hace de eso?"

"Un millón de años."

"Es curioso, no te ves como un dinosaurio". Sonriendo un poco, dejo de un tirón su taza de café y se preparó para los negocios, la boca adelgazamiento, los párpados bajando.

El hombre...se veía caliente. La intensidad. El foco. En este momento, el le recordaba a sí misma- Y no era un milagro, ya que tenía aproximadamente la misma cantidad de información sobre los dos -y ella era un extraño.

"Dímelo", exigió.

"Estás muerto".

"Y yo que pensé que me sentía de esa manera." Durante la pausa que siguió, él podría sentir que ella estaba tratando de leerlo. "Usted no está sorprendido," dijo ella.

Miró a su copa medio vacía y sacudió la cabeza. "Sabía que había algo malo en esa casa."

"El hombre que tenía ese nombre de verdad era de ochenta y siete años y murió de insuficiencia cardíaca congestiva hace cinco semanas".

"Como identidad falsa, no es muy buena."

"Hablas como si lo conocieras de primera mano." Cuando él no hizo ningún comentario, se inclinó más cerca "¿Hay alguna posibilidad de que usted esté en el programa federal de protección de testigos?"

No, pensó, él estaba en el otro lado de la ley...y todo lo que eso quería decir.

"Si ese es el caso", dijo, "no están cuidando muy bien de mí."

"Tengo una idea. Volvamos al cementerio, derecho a donde se produjo el accidente. A ver si trae algo a su mente."

"No puedo pedirte que hagas eso."

"No lo hiciste. Me ofrecí" Se detuvo. Frunció el ceño. Frotó la ceja. "Dios, espero que no me este pareciendo a mi madre."

"¿Le gustan los cementerios?"

"No, es una larga historia. De todos modos, tomé prestado el carro de un amigo, puedo llevarte allí después de que hayamos terminado de comer".

"No, de todos modos gracias."

"¿Por qué te molestaste en preguntar por tu nombre, si no vas a seguir investigando?"

"Puedo tomar un taxi, es lo que quiero decir."

"Oh."

La camarera apareció con "lo de siempre", que resultó ser una ensalada de pollo de trigo con lo que parecía ser tomates extra, y patatas fritas.

"Creo que debería acompañarte", dijo ella, tratando de alcanzar la salsa de tomate.

Matthias observó cómo dos policías entraron por la puerta principal y se sentaron en el mostrador. "¿Puedo ser honesto con usted?"

"Por favor."

Él bajó la barbilla y la miró a través de los marcos de las Ray-Ban. "Yo no quiero que estés a solas conmigo. Es demasiado peligroso".

Se detuvo con una patata fritas a medio camino de su boca. "Sin ánimo de ofender. Pero teniendo en cuenta las condiciones de tu estado físico, podría romperte las dos piernas y tenerte inconsciente en un minuto." Cuando sus cejas se dispararon por las nubes, ella asintió con la cabeza. "Soy cinturón negro, con licencia para portar un arma de mano oculta, y yo nunca voy a ninguna parte sin un buen cuchillo cerca de mi".

Ella le dio una rápida sonrisa, cogió su ensalada de pollo, y mordió como era su costumbre. "Entonces, ¿qué dices?"

Capitulo 10

Afortunadamente, esto no era una cita, Mels pensaban que las cosas iban tranquilas. Debido a que decirle a un hombre que podía limpiar el suelo con él no era un buen comienzo, en el medio o al final de una comida.

Esto era negocio-Sí, claro, la historia de este hombre, lo que fuera, no era probable que terminara en las páginas de un periódico, pero era algo que resolver, y Dios sabía que nunca desperdiciaba este tipo de oportunidades.

"Un buen currículum", dijo después de un largo momento.

"Mi padre se aseguró de que pudiera defenderme. Él era un policía, uno de los tipos de la vieja escuela".

"¿Qué significa eso?"

Se limpió la boca con una servilleta de papel, dio otro sorbo de su café, y deseó haber ordenado una Coca-Cola. "Pongámoslo de esta manera... Ahora, en la época de las cámaras de vídeo en los coches patrulla, y problemas con asuntos internos, y carpetas llenas de procedimientos, no habría durado un mes antes de que lo suspendieran. Pero de vuelta en su día, él hizo el trabajo, y la gente estaba más segura en esta ciudad a causa de él. Él se hizo cargo de las cosas".

"¿Tipo duro?"

"Hombre justo".

"¿Y usted aprobaba sus métodos?"

Ella se encogió de hombros. "Lo aprobaba a él. Su forma de operar, por otro lado... digamos que era diferente. Antes del ADN y la Internet".

"Suena como mi tipo de hombre."

Mels tuvo que sonreír ante eso. Excepto que la tristeza por la pérdida de su padre la hizo mirar afuera hacia el río, y las gaviotas, que volaban por la corriente lenta. "Él nunca estaba fuera de control o en medio. Pero a veces, el elemento criminal sólo responde cuando las cosas se explican en su idioma".

"¿Tienes hermanos o hermanas?"

"Sólo yo. Y a mi padre no le importaba que yo fuera una niña. Él me trató como si tuviera un hijo, me entrenó, me enseño autodefensa, insistió en que aprendiera sobre armas de fuego." Ella se echó a reír. "A mi madre casi le da un ataque de corazón. Todavía lo hace."

"¿Él está retirado ahora?"

"Está muerto". Ella volvió a su sándwich. "Muerto en actos del servicio."

Se produjo una pausa. Y luego Matthias dijo suavemente, "Lo siento."

Ella no se atrevió a levantar la mirada, ya que había dicho demasiado, y con esas gafas de sol, no sabía dónde estaban sus ojos, aunque no necesita ser un genio para saber que estaba sobre ella.

"Gracias. Basta de hablar de mí, aunque con ese, es demasiado peligroso para usted, es mierda. He estado cuidando de mí misma durante mucho tiempo, y yo soy buena en eso. Yo no habría hecho la oferta si no lo creyera que puedo manejarlo a usted".

Se rió en un estallido corto. "Estás muy segura de ti misma."

"Yo sé cuáles son mis límites."

"Pero usted no me conoce. Ninguno de nosotros lo hace."

"¿Qué es lo que queremos arreglar, ¿verdad?"

El hombre se echó hacia atrás. "Sí".

Cuando terminó con el bocadillo, ella saltó por el resto de sus papas, pagó la cuenta y se levanto. "Así que vamos a hacer esto."

Cuando levantó la vista hacia ella, el deseo pasó por ella otra vez, la chispa de la atracción que no tenía sentido calentando para levantarse.

"Prométeme algo," dijo en voz baja.

"Depende de lo que sea."

"Usted no va a correr ningún riesgo con usted."

"Hecho".

Con un movimiento de cabeza, recogió su bastón, deslizó sus piernas alrededor y luego esperó un momento, como si estuviera preparando su cuerpo para un ataque. Su primer instinto fue enganchar un brazo para ayudarlo, pero ella

sabía que él no habría apreciado eso. Y mirándolo en su fragilidad fue respetuosa, por lo que hizo un medio giro y fingió estar revisando el menú retro iluminado montado en la pared en el mostrador.

Un gemido le dijo que estaba de pie, y se dirigió hacia la puerta. Al pasar los otros comensales, ella sentía que sus ojos iban al hombre detrás de ella, deteniéndose. Dios, lo que debe ser ir por la vida así, constantemente contemplado. Aunque...las posibilidades eran buenas con las mujeres que lo veían, ya que no estaba nada limitado, en lo más mínimo. Todo lo contrario.

En el aparcamiento, el coche de Tony era un basurero, no era mantenido tan limpio ni tan aseado como Fi-Fi estaba. Su viaje era más como viajar en un contenedor de basura móvil

"No importa el desorden" dijo mientras ella abría la Toyota.

Entrando, ella se acercó y golpeó las sobras de comida y los periódicos del asiento del pasajero. No era de extrañar, que le tomara tanto tiempo llegar, pensó Matthias, y cuando él se volvió, sus botas crujían con la basura en el espacio del reposapiés, habían sobras de Taco Bell en los arcos dorados, y BK Lounge de Wendy.

"A su amigo le gusta la comida rápida", remarco.

"Y come rápido, también."

Encendiendo el vehículo y acelerando, irrumpió en el tráfico, metiendo el sedán en un espacio pequeño entre un taxi y un camión.

"¿Cinturón de seguridad?", dijo.

Lo Miró. "Así es. Llevas uno."

"¿Tiene usted deseos de morir?"

"Los cinturones de seguridad no siempre salvan vidas."

"¿Así que todas estas personas que nos rodean están equivocadas?"

"Ellos pueden hacer lo que quieren, y yo también puedo"

"¿Qué pasa con las multas?"

"No me han detenido todavía. Si lo hacen, voy a pagarlas."

"Eso significaba "cuando" ocurriera.

El cementerio de Pine Grove estaba a unos diez minutos y a excepto lo que paso con su coche. Mels nunca fue imprudente, no era más que eficiente, escogiendo rutas que evitaran los semáforos y pasando despacio por la construcción del parque.

"Es aquí a la derecha." Ella se apoyó en el volante y miró a través del parabrisas. "El lugar es hermoso, de hecho. Hay algo muy tranquilo, en algunos cementerios".

Matthias hizo un sonido "hum". "Todo lo del descanso eterno es sólo una ilusión."

"¿No crees en el cielo?"

"Yo creo en el infierno, y te diré, que mucho." No hubo tiempo para seguimiento hablando cuando llegaron a la entrada principal. "El accidente ocurrió alrededor de aquí...más allá de las puertas principales. Justo... poco aquí".

Mientras parqueaba el coche de Tony y fue a apagar el motor, Matías ya estaba saliendo. Caminando rápidamente con su bastón, se detuvo en medio de la carretera, en las manchas donde había aterrizado. Él miró a la izquierda y a la derecha, y luego hacia atrás, caminando hacia las marcas de los neumáticos de Fi-Fi, el árbol roto...y, finalmente, hasta la valla de tres metros de altura que rodeaba el cementerio.

Hablando acerca de estilo gótico. Había listones de hierro rematados con tapadoras de flores de lis, la cobertura de Pine Grove era imponente...y peligroso si se trataba de escalarlo.

Y usted lo sabe, cuando se acercó, vio sangre en la parte superior de uno de los puntos fuerte, como un trozo de tela. Como si alguien hubiera tirado algo hacia arriba y luego afuera.

"Yo lo cogeré", dijo, saltando arriba y cogiendo lo que había quedado allí. "listo".

Matthias tomó el remanente. "Un paño de aceite, y apuesto a que la sangre seca es mía. Tengo una herida fresca en mi pierna". ¿Por qué no había usado la puerta principal? Por otra parte, habría sido bloqueada como lo debería estar por la noche.

"¿Podemos entrar?", Le preguntó.

"En este momento".

De vuelta en el coche, atravesaron la entrada y fueron a la izquierda, en dirección al lugar que supuso había saltado la valla. Cuando llegó al punto en que habían encontrado el paño, paro una vez más, salió, y esperó a que su memoria hablara. Si lo hacía.

Cuando miró a su alrededor y ella le dio un poco de espacio, la brisa que entraba por las hojas de un pino verde suave y

esponjoso silbaban en notas bajas, y el sol calentaba sus hombros... y trató de no pensar en donde estaba su padre.

Más atrás por unas dos hectáreas, más allá de la mitad, estaba la tumba de la familia de Thomas y tres hermanos, por el nombre de Krensky. Supuso que ella recordaba bien.

La última vez que había estado allí había sido el día en que su padre fue enterrado. Ella había estado en Nueva York trabajando alrededor de la mitad de una década en ese punto. Había estado tan orgulloso de su hija en la gran ciudad, haciendo lo que había ido a estudiar a la escuela. Periodismo.

"De esta manera", dijo Matthias ausente.

Cuando él se alejó por el césped de primavera irregular, soltó su pasado y se centró en su presente, y juntos, hicieron buen tiempo a pesar de que su paso era desigual y se apoyaba en su bastón para caminar.

De vez en cuando, él hacia una pausa, como si estuviera recalibrando su dirección, y ella no lo interrumpía con preguntas. A pesar del tiempo, pudieron observar todas las

lápidas y tumbas, la piedra en que fueron construidas y haciendo eco con la arquitectura de la puerta de entrada y las barras que marcaban con regularidad las secciones de la valla forjada.

"Yo estaba desnudo", dijo. "Vine aquí y entre,"

Tiró de la puerta, la que crujió al abrirse. En el interior, se dirigió a la pared posterior y al juego desgarrado de tela con algunos monos de hule en la parte posterior.

¿Desnudo?, le preguntó. "¿Dónde estaban tus ropas?"

Él se encogió de hombros. "Sólo sé que estuve aquí ayer por la noche."

Afuera, una vez más, comenzó a caminar en la dirección a la que habían estado entrando, y ahora las cosas fueron en zigzag, mientras él trataba de mantener el rastro o trataba de encontrarlo, no lo sabía y no le preguntó.

Por el momento, pasaban lápidas sin fin, así como hierba sesgada y escarda, más otros visitantes de los muertos.

Finalmente, después de caminar casi un kilómetro de donde habían dejado el coche, se detuvo. "Aquí. Esto es...Sí, comenzó aquí. Estoy seguro de ello."

La lápida en la que se centró el pie, era una de las tumbas más frescas y en la parte superior del suelo que había sido puesto recientemente estaba el ataúd, efectivamente, allí estaba la huella de un cuerpo, como si alguien de su tamaño hubiera estado allí en la posición fetal.

"Aquí es donde empezó." Se apoyó en su bastón y se puso en cuclillas. Los dedos en el suelo, y susurró: "Aquí".

"James Herón," ella dijo, leyendo la simple inscripción en la lápida. "¿Lo conoces?"

Matthias miró alrededor del cementerio. "Sí".

"¿En qué contexto."

"Me tengo que ir." Él se puso de pie y se alejó de ella. "Gracias."

Ella frunció el ceño. "¿De qué estás hablando?"

"Tienes que irte, ahora"

"No estás en condiciones de caminar de regreso a la ciudad. Y buena suerte para encontrar un taxi".

"Por favor, tienes que irte."

"Dime por qué y me lo pensaré".

Con un aumento repentino, el hombre caminó hacia ella, acercándose... oh, tan cerca.

Tomando una respiración, Mels tuvo que forzar a sus pies a quedarse... y fue una sorpresa darse cuenta de que era porque quería terminar lo que su cuerpo había empezado. Todo lo

que tomaría sería un paso hacia adelante, y estaría pecho a pecho, cadera a cadera.

No era la idea más brillante teniendo en cuenta que el depredador en él parecía haber salido. Pero ella no quería ser sensible. Ella lo deseaba. Pero eso no iba a ser parte del plan.

Inclinando su cabeza en alto, dijo: "Si usted piensa que esto es una agresión latente y persuasiva, te equivocas. Y estoy esperando una explicación".

Se inclinó, el cambio en las caderas haciéndola muy consciente de lo mucho más alto que él era. Cómo también en lo mucho más fuerte, incluso con las lesiones. ¿Cuánto de sus ojos ardían incluso a través de sus gafas de sol?

En voz baja y peligrosa, dijo, "Porque vas a morir si no te alejas de mí."

Capitulo 11

Lugar no revelado,

Washington, DC

"Este es su objetivo."

La foto que aterrizó boca arriba sobre la mesa brillante encontró su camino hacia el operativo en virtud del impulso.

El rostro fue instantáneamente familiar. Pero, ¿quién en XOps no sabía el hombre?

El agente miró a su superior. "¿Cuál es la ubicación?"

"Caldwell, New York."

La dirección fue entregada verbalmente, al igual que cualquier otra instrucción. Y él no quiso guardar la

fotografía. Y esta sala, en un edificio totalmente insignificante en la capital del país, si ninguno registró de esto. Sin rastro.

"Obviamente, es considerado armado y extremadamente peligroso."

Maldita sea, el tipo realmente lo era. Siempre lo había sido, pero los laureles no eran nada que durara, y no había "Ex" en XOps. Había el "servicio activo" y los "muerto". Y él iba a ser responsable de los "muerto", en este caso.

"Se aplican las normas habituales", le dijeron.

Por supuesto que sí: Iba solo, era el único responsable de la misión, y si era comprometido, debía orar por la muerte o hacer que sucediera a sí mismo. Todo esto era bien conocido por el pequeño grupo de agentes que habían sido escogidos por el mismo diablo.... Matthias. El que los había guiado durante los últimos diez años. Un jugador de ajedrez astuto, manipulador, un autor intelectual, el psicópata violento que marcaba la pauta para todos.

Por un momento, era extraño recibir órdenes de alguien más, pero teniendo en cuenta cual era la meta.... XOps lo necesitaba para seguir adelante, sin embargo, a su superior actual lo habían subido rápidamente a través de las filas, posicionándose claramente a sí mismo como el heredero al trono. Lo que explicaba lo que estaba haciendo ahora.

Las cuerdas sueltas eran inaceptables.

"¿Algo más que necesite saber?"

"Sí, no lo arruines. Usted tiene veinticuatro horas."

El operativo extendió una mano enguantada y trajo la foto cerca. Mirando el rostro, pensando que si alguien le hubiera dicho los cambios que se iban a suceder en los últimos dos años, les habría convencido de que habían perdido su maldita mente.

Sin embargo, allí estaba, mirando al hombre sumamente poderoso en la fotografía que ahora tenía una muerte garantizada que pendía sobre su cabeza: si el operario no podía matarlo, la organización enviaría a alguien otra vez. Y

otra. Y otra. Hasta que el trabajo estuviera hecho. Y, sabiendo que el objetivo, podría evitar un par de intentos.

Su superior cogió la fotografía y se fue por una puerta que se veía normal. En realidad, era a prueba de balas, fuego, bombas, y estaba insonorizada. Como estaban las paredes, el techo y el suelo.

Después de un escáner de retina, el panel se abrió y se cerró, dejando el operativo solo para considerar sus opciones, que era SOP: Una vez que una misión se había entregado, los métodos de ejecución estaban delegados. El jefe se preocupaba sólo de los extremos.

Caldwell, Nueva York, no estaba más que a una hora de distancia en avión, pero era mejor conducir. No se sabía los recursos que su objetivo tenía, y los aviones podrían ser rastreados más fácil que un vehículo.

Al salir, el hecho de que él también podría estar pasando a su propia muerte era irrelevante, y formaba parte del motivo por el que había sido elegido entre todos los demás soldados y civiles que "aplicaron" para entrar en XOps.

Una evaluación psicológica y física cuidadosa se realizaba durante años, no meses o semanas, antes de que se tocara en el hombro de alguien. Por otra parte, el trabajo requería una combinación inusual de urgencia y disociación, de lógica y pensamiento libre, de disciplina mental y física.

Así como el simple disfrute de matar a otros seres humanos.

Al final del día, jugar a la parca era muy divertido para él, y esta era la única forma legalmente sancionada para hacerlo. Incluso los asesinos en serie más astutos quedaban atrapados después de un tiempo. ¿Trabajar en esta capacidad y para el gobierno de los EE.UU?

Su única limitación de velocidad era su habilidad para mantenerse con vida.

Capitulo 12

Matthias había tenido que dejar a Mels.

No había otra opción. De pie en el cementerio con ella, mirando a través de la tumba de Jim Heron, había sido muy claro para él que estaban separados por la vida y la muerte, y ella estaba en el lado de la vida. Quería mantenerla allí.

Después de que habían discutido por un tiempo, ella lo dejó, caminando con una eficacia rápida que aprobaba.

Tras su partida, se había quedado en el lugar de descanso final de Heron, durante el tiempo que estimaba que le llevaría volver al coche de su amigo y, efectivamente, cuando finalmente regresó a las puertas delanteras del cementerio, el sucio Toyota se había ido.

Resultó que había estado en lo cierto acerca de la falta de taxis, pero había habido una parada de autobús no muy lejos, y aunque había tenido que esperar un tiempo, se las había arreglado para llegar de nuevo al centro.

Mejor así. Romper limpiamente, al menos físicamente. Mentalmente, él tenía la sensación de que no iba a ser muy de cortar y secar.

Aunque todavía había una parte de ella con él en el sentido concreto: las gafas de sol. Ella no había exigido su retorno, y él había olvidado que estaban en su rostro. Y cubrir su ojo malo iba a ayudar en situaciones como esta....

Matthias entró en el Starbucks de la calle Quince, y estudio el lugar detrás de las Ray-Ban. El almuerzo había ido y venido, y fuera de tres personas a punto de dormirse aún no había gente comiendo para finalizar la tarde.

Sólo un par de clientes de enfermería, tomando un café con leche, y un par de empleadas del otro lado del mostrador.

Eligio la que tenía los piercings en toda su cara, y de punta el pelo azul marino y rosa, que parecía como si no hubiera superado el shock de los ataques de las agujas. O eso, o como la mierda que estaba enojada en el trabajo por el tinte, no de su naturaleza.

Mientras se acercaba, levantó la mirada con una expresión de conteo descendente del reloj, pero eso cambió en otra cosa. Algo a lo que él estaba acostumbrado. La especulación de la variedad femenina. Él había elegido sabiamente.

"Hola," dijo mientras buscaba su rostro... y luego lo que podía ver de su bastón y su negro abrigo.

Matthias sonrió, como si estuviera momentáneamente prendado de ella, también.

"Ah, sí, escucha, yo tenía que encontrarse con un amigo aquí, y no ha venido. Fui a llamar por mi celular y me di cuenta de que he dejado la maldita cosa en casa. ¿Puedo utilizar su teléfono fijo?"

Echó un vistazo a su compañera de café con leche. El hombre estaba recostado contra la parte trasera donde estaban las maquinas de café, con los brazos cruzados sobre el pecho delgado, barbilla hacia abajo, como si estuviera tomando un respiro de pie.

"Si. Okay. Ven por aquí".

Matthias la encontró en el lado del cliente del contador, exagerando su cojera. "Voy a tener que llamar a información primero, porque él estaba en mis contactos. Pero no te preocupes, es sólo local. No puedo creer que me olvidara de mi teléfono".

"Le sucede a todo el mundo." Ella estaba toda nerviosa, los ojos de ella volteando hacia él y alejándose como si él fuera demasiado brillante para mirar por mucho tiempo. "Tengo que marcar para usted, sin embargo. Usted no puede venir aquí".

"No hay problema." Cuando le pasó el auricular después de marcar, se apoderó de él y sonrió lentamente. "Gracias."

Aún más nerviosa. Hasta el punto que tuvo que tomar dos intentos para conseguir marcar a información.

Matthias casualmente se dio la vuelta e hizo como que estaba revisando la entrada, buscando a su "amigo" cuando una voz grabada le golpeó con, "La ciudad y el estado, por favor."

"En Caldwell,New York." Pausa. Espero a que el ser humano contestara. "Sí, el número de James Herón".

Mientras esperaba por el número, la chica cogió un trapo de cocina y lo pasó por encima del mostrador, todo casual. Ella estaba escuchando, sin embargo, esas cejas con los aros hacia abajo.

"H-E-R-O-N," Matthias enuncio. "Como el pájaro. Nombre James".

Por el amor de Dios, ¿cuántas cosas podría significar la maldita palabra? Cuando regresó a la línea: "Lo siento, pero no tengo a nadie con ese apellido en Caldwell. ¿Hay otro nombre que desea buscar?"

Bueno, mierda. Pero de alguna manera no le sorprendía. Demasiado fácil. No es lo suficientemente seguro.

"No, gracias". Matthias giro de nuevo hacia la camarera, devolviendo el receptor. "Mala suerte. Te debo".

"¿Dijiste Heron?" Preguntó la chica mientras iba a colgar. "¿Quieres decir el hombre que murió?"

Matthias entrecerró los ojos, aunque ella son se dio cuenta, gracias a las Ray-Ban. "Un poco. Mi amigo es su hermano, en realidad. Vivían juntos. El teléfono estaba bajo el nombre de Jim. Como he dicho, mi amigo y yo íbamos a reunirnos aquí y, ya sabes, hablar de todo. Es muy duro perder a alguien así, y he estado preocupado por lo que está pasando por su cabeza".

"Oh, Dios mío, fue demasiado triste." La chica cambió el trapo de ida y vuelta entre las manos. "Mi tío trabajo con él, pasó a estar allí cuando fue electrocutado en el sitio. Y pensar que se murió, de todos modos, días más tarde. Quiero decir, ¿cómo se hace eso? Lo siento mucho".

"¿Tu tío Jim lo conocía?"

"Él es el jefe de recursos humanos de la empresa de construcción en la que trabajaba."

Matthias respiró hondo, como si se estuviera ahogando arriba. "Jim era un tipo increíble, nos conocimos en la guerra y volvimos juntos. "Golpeó la cabeza de su bastón en el mostrador. "Ya sabes cómo es."

Cuatro... tres... dos... uno...

"Mira, ¿por qué no llamo a mi tío por usted. Tal vez tenga el número. Espera."

La chica salió del mostrador, se detuvo, y luego asintió con la cabeza, como si estuviera en una misión para el bien, y decidida a hacer lo correcto.

Como Matthias esperó a que volviera, escuchó a su conciencia hablar sobre la manipulación.

Cuando no llegó a nada, estaba preocupado por lo fácil que era. Al igual que el acto de mentir era tan familiar e insignificante, no lo registraba más que en un abrir y cerrar de ojos.

La empleada regresó unos cinco minutos más tarde con un número escrito en letra femenina que desmentía toda la cosa de perforación, y de yo soy un duro culo. "Voy a marcarlo para usted."

Volviendo detrás del mostrador, le pasó el teléfono otra vez, y él escuchó el pitido cuando empujo los botones.

Ring. Ring. Ring. Ring. Ring. No buzon de mensajes. No hubo respuesta. Él le devolvió el receptor. "Nadie en la casa."

Por otra parte, ¿qué otra respuesta estaba allí?: ¿Despierta en la tumba de una persona y espera que Heron le responda una llamada? De largo distancia a tres metros bajo tierra a AT & T.

"¿A lo mejor está en camino?"

"Tal vez." Matthias miró a la muchacha por un momento. "Muchas gracias. Lo digo en serio."

"¿Quieres un poco de café mientras esperas?"

"Será mejor que vaya hacer una visita a su casa. Las personas reaccionan a la tragedia en... formas divertidas".

Ella asintió con gravedad. "Lo siento mucho." Y lo sentía. Una perfecta desconocida y de verdad sentía todo por lo que estaba pasando.

De inmediato pensó en Mels, que también había estado tan dispuesta a ayudar. La gente es amable. Buena gente. Y su falta de memoria, dijo que no pertenecía a su empresa.

"Gracias," dijo bruscamente antes de salir cojeando.

La pistola calibre cuarenta en la palma derecha de Jim pesaba treinta y dos onzas, con diez balas en el proveedor y una en la recamara.

Mantuvo el arma a su lado, por su muslo, mientras salía del garaje. Después del desastre en la ducha, Adrian lo había dejado para ir a buscar un poco de aire y algo de comida, tomando su Harley y sin casco. Perro fue a la seguridad arriba, descansando en la cama sobre un rayo de sol. Jim estaba de guardia.

¿No puedes ver? Ella está en mí, y ella está tomando el control.

Vete a la mierda.

Al menos tenía una salida: Lo bueno de la cochera es que era todo el camino en la parte posterior de una propiedad y la casa principal blanca con su pórtico y su chimenea de ladrillo rojo había estado vacía desde que comenzaron a alquilar aquí. Nadie iba a verlo. Pero eso no era lo suficientemente bueno.

Empujando su mano libre en sus pantalones, sacó un supresor. El silenciador añadió diez onzas en peso al

cargador automático y cambió el equilibrio, pero estaba acostumbrado al arma así. Ahora, nadie oiría nada, tampoco.

Permaneciendo en la gravilla suelta de la unidad, le dio una calada a su cigarrillo y mantuvo el arma en su mano izquierda.

Centrándose en una rama que estaba a treinta metros del suelo, levantó su arma y se centro en un tramo del roble de una pulgada de espesor.

Respirando con tranquilidad, cerró los ojos y vio la cara de la foto de Devina.

¡Crack!

Gracias al supresor, no había ruido de la pistola, ni pop, simplemente la patada contra su palma, y el impacto en la madera.

¡Crack!

El gatillo, como el agarre y el cañón, no sólo era una extensión de su brazo, sino de su cuerpo, y él no necesitaba los ojos para reajustar la trayectoria. Él sabía exactamente donde el plomo se iba.

¡Crack!

Calma. Centrado. Respirando en el abdomen, no por el pecho. Inmóvil, con excepción de su dedo índice y luego el músculos del antebrazo, ya que absorbía el sutil retroceso del arma.

El impacto de la bala final era más suave, pero de nuevo, no había mucha madera a la izquierda.

Abrió los ojos, cuando la rama entró en caída libre, saltando a través de los brazos de sus hermanas, retrasándose, pero no se detuvo hasta llegar al duro suelo.

Poniendo su Marlboro entre los dientes, aplastó las agujas de pino caídas y la hierba áspera bajo sus botas de combate

cuando él se acercó y cogió la cosa. Un corte limpio, relativamente hablando. Nada como lo que una sierra habría hecho, pero teniendo en cuenta la distancia y los medios, era lo suficientemente bueno.

"Usted es un excelente tirador."

El acento Inglés altivo que venía de detrás de él hizo que Jim quisiera seguir apretando las balas.

"Nigel".

"¿Te he cogido en un momento inoportuno?"

"Todavía tengo siete balas que quedan. Tú decides".

"Devina ha sido reprendida." Cuando Jim se dio la vuelta y entrecerró los ojos en el aristocrático arcángel, Nigel asintió. "Quería que lo supieras. Pensé que era bastante importante para que usted lo supiera".

"¿Preocupado de que me vaya a descarrilar?"

"Por supuesto."

Jim tuvo que sonreír. "Puedes ser un tirador recto cuando mejor te convenga. Entonces, ¿qué hizo tu creador a mi enemigo?"

"Ella es tu oponente"

"Enemigo".

Nigel llevó las manos a la espalda y se fue en un pequeño y pintoresco deambular, su delgada figura vestida del tipo de traje de mano a medida, Jim estaba totalmente familiarizado con ello, y totalmente preparado para permanecer de esa manera.

"¿Qué te pasa, jefe," Jim murmuró. "¿Te comieron la lengua los ratones?"

Disparando hacia el arcángel, podría haberle matado, si hubiera estado vivo en el sentido convencional. "Usted no es el único con un genio, y yo debería recordarle que usted debe cuidar el tono y las palabras conmigo".

Jim se metió el arma en la parte baja de la espalda. "Está bien. Dejemos la charla. ¿Qué puedo hacer yo por usted?"

"Nada. Simplemente pensé que era necesario que usted viera la facilidad con que el Creador ha tomado medidas. Te dije que íbamos a mostrarle al demonio los límites. Te dije que esperaras la respuesta, y ha llegado".

"¿Qué hizo con ella?"

"Las victorias y derrotas que ambos han sufrido son permanentes. No hay nada que él o alguno de nosotros pueda hacer con las banderas que se han ido, ya que son inmutables. Pero Él ha decretado que sus acciones no pueden quedar sin dirección."

"Espera, no lo entiendo. Si lo Devina no afectó el resultado de una ronda, luego de su victoria debe ser un chiste".

"Asi no es cómo este concurso está configurado. Las victorias son..." El arcángel miró a los cielos. "Como lo sería una propiedad personal, supongo."

"¿mía?"

"En una manera de hablar, yo diría que sí."

"Así que si ella cogió algo fuera de las normas, y cambió el resultado, el fabricante debe devolverme lo que es legítimamente mío. Y ya que estamos en ello, me gustaría señalar que si hubiera sabido que la maldita alma de la que se trataba era Matthias, yo no me hubiera centrado en el hombre equivocado".

"Y eso ha sido reparado."

"¿Cómo?"

A lo lejos, en el otro lado de la pradera, un coche se volvió hacia la carretera principal y se puso en el carril que llevaba hacia la casa. Mierda. Los visitantes no eran bienvenidos, y el color amarillo sugería que era un taxi.

La cosa no se detuvo en la vivienda habitual.

Nigel arqueó una ceja. "Creo que será evidente por sí mismo."

En esa nota. ¡Oh tan claro!, su jefe desapareció.

"Gracias, amigo", Jim murmuró. "Gran ayuda. Como mierda habitual".

Esquivando el frente, Jim clavó sus omóplatos al revestimiento de aluminio. El arma no se quedó en el cinturón. Una vez más en la mano, preparado para disparar. El taxi rodó hasta detenerse frente al garaje.

Un momento después, un hombre que no esperaba volver a ver bajó del asiento trasero... una pesadilla que vivió y sopló... una explosión del pasado que acababa de ser tratada.

¿Esta fue la solución por hacer trampa de Devina en las reglas?

"Madre... hijo de puta..." Jim silbó.

Capitulo 13

Cuando Matthias bajó del taxi, le dijo al conductor que esperara. El garaje delante de él era de dos pisos de servicios públicos, con un conjunto de escaleras que subían a su segunda parte. Las puertas dobles en la planta baja estaban cerradas; lo mismo con la del piso superior. Las cortinas estaban corridas.

Arriba, en el ventanal, unas cortinas finas se separaron y apareció un perro desaliñado, como si estuviera de pie con sus patas sobre el alféizar. Alguien claramente vivía aquí.

"Dile al taxi que se vaya."

La cabeza de Matthias giro hacia la derecha y el hombre que salió detrás de la barandilla del edificio le hizo llegar a mantener el equilibrio, su memoria al parecer reconociéndolo de inmediato, vivo.

Jim Heron. De vuelta de los muertos. Y por lo que el estómago de Matthias le dijo, el chico estaba como siempre lo había hecho, grande, cuerpo musculoso, el pelo rubio

oscuro, la cara dura y fría. No había expresión, sin embargo, ni comentario interno de cómo sabía del hombre, o lo que habían hecho o visto juntos. Una cosa estaba clara, sin embargo... la pistola a un lado, era obvio que no era del tipo de persona del que quería estar cerca si estuviera desarmado y sin un vehículo para escapar.

Matthias llamó a la ventana, y le dio un billete de veinte al taxista, y envió de regreso el taxi. Cuando dio media vuelta y se alejó por el camino de entrada, el sonido de los neumáticos sobre la grava crujiente parecía tan fuerte como cartuchos de municiones.

"¿Eso es un arma de pierna o sólo estás feliz de verme?", Dijo Matthias secamente.

"Es un arma. ¿Y quieres decirme lo que estás haciendo aquí?"

"Lo haría si pudiera. ¿Tal vez usted me puede ayudar con eso?"

"¿Qué?" Cuando Matthias no respondió, los ojos azules cínicos de Herón se redujeron aún más.

"¿Hablas en serio? Esa es una pregunta honesta".

Matthias se encogió de hombros. "Interprétalo como quieras. Y mientras usted está en ello, me gustaría señalar que se supone que estás muerto".

"¿Cómo me has encontrado?"

"Información. En una manera de hablar".

Cuando Heron se adelantó, Matthias noto que la posición de la pistola con silenciador había cambiado, por lo que el cañón estaba apuntando a la derecha a su propio pecho. Y estaba dispuesto a apostar lo que quedaba de sus bolas que él podría jalar el gatillo en un instante. Lo que significaba que o bien este hombre como soldado era un paranoico... o por alguna razón, pensó Matthias era peligroso.

"Estoy desarmado", anunció Matías.

"No estoy como tú."

Esa cuarenta no bajó, ese cuerpo no alivió; esos ojos no perdían su mirada de advertencia.

"No me crees", dijo Matías.

"¿Después de todo lo que hemos pasado? No, en lo más mínimo, viejo amigo".

"¿Éramos amigos?"

"No, tienes razón. Éramos un montón de cosas, pero nunca eso." Heron negó con la cabeza.

"Maldita sea, cada momento que espero no volver a verte, aquí estás."

Heron sabía las respuestas, pensó Matías. Justo el hombre en frente de él sabía el camino para encontrar a quién era.

"Bueno", Matthias murmuró, "teniendo en cuenta que todavía está respirando, pero yo estaba en una tumba hace una hora, yo no soy el único que saca conejos de sombreros. ¿Te importaría decirme cuando fue la última vez que nos vimos?"

"¿Es jodidamente en serio?" Cuando él asintió, Heron sacudió la cabeza de nuevo. "¿Estás diciendo que no lo puedes recordar".

Matthias extendió sus manos, las palmas hacia arriba. "No tengo nada."

Su mirada de cálculo fue reemplazado por una breve sorpresa. "Jesús."

"No lo sé. Mi licencia de conducir dice "Matías".

La risa que venía hacia él era fría. "¿Te importa si te cacheo?"

Matthias equilibro su bastón contra su pierna y levantó los brazos. "Hazlo."

Jim hizo la revisión con una sola mano, y cuando él dio un paso atrás, hubo una maldición. "Está claro que ha perdido su mente".

"No, sólo mi memoria. Y necesito que me digas quien soy".

Hubo un largo silencio, como si Heron estuviera tratando de hacer agujeros en la historia en su cabeza. Por último, el tipo dijo: "Pensaremos en cualquier vertedero de información sobre su pasado. Pero yo te ayudaré. Esto, puede llevar algún tiempo".

"No es suficiente. Necesito el conocimiento. Ahora".

"¿Realmente te sientes como si estuvieras en posición de hacer demandas?"

Cuando Jim condujo a su antiguo jefe, Matthias el Cabrón, arriba a la vivienda, sufría de un grave caso de que no podría creer. Y sin embargo, por mucho que su cerebro fuera

estrecho, parecía que los cerdos podían volar, hubo una bola de nieve en el infierno, y en algún lugar en la ciudad, un perro de doce años de edad, estaba aprendiendo a conducir un maldito coche.

¿Era de esto de lo que Nigel había estado hablando? ¿La restitución para la segunda ronda en el juego?

Lo reconocerás como un viejo amigo y un viejo enemigo que usted ha visto en los últimos tiempos. El camino no podía ser más evidente si se tratara de señalar.

Parecía que centrarse en el alma equivocada no iba a ser un problema en esta ronda, suponiendo que Nigel tenía razón y Matthias fuera, una vez más, la cobertura.

Lo que no fue una gran manera de penalizar a Devina. Maldición.

A pesar de la buena noticia, si había alguna en este particular, el respaldo del más allá de este escenario, era la memoria pérdida. El viejo Matías nunca habría aceptado una debilidad como la amnesia, por lo que probablemente era de

fiar y Dios sabía que el agujero negro informativo era una ventaja. De esta forma Jim sólo tenía que trabajar en contra de su naturaleza. La crianza, además de todo eso, había sido... horrible.

Jim abrió la puerta y se hizo a un lado. "Humilde morada y todo eso."

Cuando Matthias entró cojeando en el estudio, el perro corrió y movió un saludo, las patas patinando en el piso.

Dado lo feliz y contento que estaba, era obvio que Devina no estaba dentro del cuerpo del otro hombre de carne y hueso. Buena propina.

Jim cerró la puerta y vio a su antiguo jefe. Igual cojera. Misma voz. Misma cara. Gafas de sol, que no eran una gran sorpresa dada la condición de los ojos del chico. "Te ofrecería algo de comida, pero tengo que esperar a que mi compañero de piso regrese. Usted es bienvenido a mi sofá mientras tanto".

Matthias gimió mientras se sentaba. "Sigues siendo un fumador", dijo, señalando la caja sobre la mesa.

"Pensé que no recordabas ni mierda."

"Algunas de las cosas...a veces vienen"

Jim fue a la cocina y se aparcó en el fregadero. Por alguna razón, quería estar más cerca de Eddie. "Así que vamos a empezar con exactamente lo que recuerdas."

"Sé que me desperté en una tumba."

"La muerte es relativa."

"Así que mira, aquí estamos dos milagros."

Jim levantó una ceja. "Al menos uno de nosotros lo es. Tendremos que ver lo del otro. ¿Cómo me encontraste?"

"Información".

"Este teléfono no está a mi nombre."

"Usted se lo dio a su último empleador. Fui a la biblioteca, metí el número en Internet y aquí estas. No muy bueno el camuflaje".

"No me estoy escondiendo de nadie."

"Entonces por qué estás vivo y no muerto".

"Vamos a mantener la concentración en ti, ¿de acuerdo?"

"Está bien, así que ¿por qué tienes miedo de mí?" Cuando Jim apretó los molares, Matthias sonrió en la forma en que siempre había hecho, mostrando todos sus afilados dientes blancos.

"Esa no es la memoria, por cierto. Es el arma en la mano. Estamos en tu humilde casa, fuera de la vista, si no fuera una amenaza, la hubieras guardado."

Mierda. Hijo de puta. Incluso con amnesia, el tipo era un hijo de puta.

En ese momento, Jim se acercó, manteniendo contacto visual con las Ray-Ban oscuras que el hombre llevaba puestas. Con el dedo suprimió el hocico del arma apuntando hacia Matthias, puso el arma en la mesa y la empujó a través de la madera picada.

"Sírvase usted mismo".

"Me estás dando un arma."

"Claro, por qué no. Piense en ello como un regalo de bienvenida".

"¿Estoy en casa?"

"No en este lugar en particular, no puedes quedarte aquí, y no puedes volver. Nunca".

Matthias sonrió un poco. "Bueno, no me quiero quedar en mi casa."

"¿Dónde está eso exactamente."

El hombre metió la mano en el bolsillo, sacó una billetera, y le mostro una licencia de conducir en la mesa.

Jim miró el ID. Estaba bien hecho, con los hologramas correspondientes. Apellido no correspondía, por supuesto, pero el nombre y la imagen sí.

"¿Qué sabes tú de mí?", Preguntó el hombre.

"Buena foto", dijo Jim cuando retrocedió.

"No te pregunte acerca de mi futuro como modelo. ¿Y por qué estás evitando mis preguntas?".

"Estoy tratando de decidir cómo jugar esto."

"¿Estamos en un juego?"

"Sí, lo estamos. Y tienes una participación que no puede empezar a adivinar." Jim decidió sentarse junto a su invitado.

"Como he dicho, ¿por qué no empezamos con lo que recuerdas?"

Esas gafas de sol bajaron como si el hombre estuviera mirando al piso. Tal vez las botas. ¿El bastón?

"Fui golpeado por un coche fuera del cementerio de Pine Grove, anoche y me desperté en el hospital sin tener ni idea de quién era o dónde estaba. Hoy en día, volví sobre mis pasos hasta que pude y encontré tu tumba." Las Ray-Ban oscilaban hacia arriba y alrededor.

"Yo reconocí tu nombre en el instante en que lo vi. Te conocía como alguien bueno, entonces al segundo me centre en buscarte".

Jim ponía cara de póquer. "No es una sorpresa que nosotros nos conozcamos desde hace mucho. Y es por eso que voy a ayudarte."

"Así que dime cómo llegué..." Matthias pregunto haciendo con la mano un barrido torpe de sí mismo. "Todo esto".

"¿Las lesiones?"

"No, mi tutú y las zapatillas de ballet. ¿Qué diablos crees?".

"Quítate las gafas".

"Por qué".

"Quiero mirarte a los ojos cuando te responda."

La mano que levantó se sacudió, pero estaba dispuesto a apostar que era una debilidad física, no una mental. Y lo que fue revelado era exactamente de la forma en que había sido.

"¿Cómo ocurrieron las lesiones?", su antiguo jefe repitió con una voz profunda.

"Has intentado suicidarse delante de mí. Colocaste una bomba en la arena y caminaste derecho a ella, hijo de puta, delante de mí".

Matthias se miró las piernas, las cejas apretadas, como si estuviera jugando a cazar y picotea con su teclado mental. "¿Por qué hice eso?"

¿Cómo responder uno a eso uno sin revelar demasiado? "Tú odiabas el hombre que eras. Usted no podía seguir adelante más, y lo planeaste todo para no continuar".

"Yo no morí, sin embargo."

"No en ese momento, no." Jim se puso en pie. "Está llegando mi compañero de piso."

Una fracción de segundo más tarde, el sonido de una Harley se filtraba por las ventanas, cada vez más fuerte, retumbando hasta detenerse a continuación.

"¿Usted tiene un buen sentido de la audición", comentó Matías.

Jim se enfrentó al hombre, sabiendo exactamente cómo arreglar la situación a su favor. Con una astuta sonrisa, murmuró: "Es el más pequeño de mis trucos."

Capitulo 14

"¿Quieres que yo haga qué?"

En respuesta, una caja de L'Oréal fue expulsada de las sombras, y cuando la mujer la cogió, se dijo... Sí, wow, buen comienzo de la noche. Ya estaba cansada, girando, y lista para lo que pudiera ser una mañana con su cliente, pero esto era demasiado y este "cliente" era un monstruo con el color del pelo.

Estaba tan cansada con esta puta cosa, ella lo estaba en realidad. Estaba harta de habitaciones, sórdidos moteles oscuros, y hombres feos con brillantes ideas, y ninguno era su "director".

"¿Quieres que me tiña el pelo de rubio? ¿En serio?".

Un admirador de quinientos dólares apareció de la esquina, la luz que caía de la lámpara de techo, hacia el dinero que brillaba en la habitación en penumbra. Seguro que parecían

miles desde el cielo, nena, especialmente teniendo en cuenta el tonto del culo que ya había pagado para que se le permitiera venir a este centro de alquiler por una hora con ella.

"Está bien, está bien." Se acercó y le arrebató los billetes. "¿Algo más?"

La profunda voz era tranquila. "Quiero que usted lo haga volar directo."

"¿Eso es todo?"

"Eso es todo."

"Nada de sexo."

"Yo no te quiero por eso, no."

Un escalofrío comenzó en su cuello y recorrio por la espalda a la altura de la nuca. Pero no había nada de qué

preocuparse. Había chicas en las habitaciones a cada lado de ellos, y su jefe era el hombre en el estacionamiento a no más de tres metros de distancia. Además llevaba Mace. ¿Qué iba a hacer con ella?

Murmurando entre dientes, ella fue al baño y encendió la luz. En el espejo, se veía como si fuera de cuarenta años, con bolsas bajo los ojos y el pelo de la consistencia de las hojas de maíz. La buena noticia era que ahora no sería necesario retocar sus raíces, había una raíz hacia abajo por la parte lateral, un sucio moreno mostrando en el cuero cabelludo. Pero no porque ella estuviera tratando de ser Marilyn Monroe.

A ella le había gustado ser una pelirroja. Y maldita sea, si el pelo ya era frágil como el infierno, esto no iba a ayudar mucho.

Oh, mira, venía con un acondicionador. Dulce.

Dejó el frasco lleno de mierda cremosa, el tubo de lata de color, y se sentó en cuclillas sobre la tapa del baño. Leer las instrucciones tomó un poco de tiempo, ya que siempre había

que leer todas las palabras, pero esto no era una ciencia exacta.

A través de la puerta abierta, vio que el cliente se había sentado en ese rincón, con las botas plantadas muy separadas, las manos apoyadas en las rodillas en lugar de su ingle. No se veía mucho de él, la luz desde arriba llegaba sólo hasta sus piernas. Mejor así, le hizo más anónimo.

Era curioso, ella no recordaba estas habitaciones tan oscuras.

Volviendo al negocio, perforo la parte superior del tubo con el tapón de plástico, apretó la mierda apestosa en la botella con la parte superior puntiaguda y, luego sacudió la mezcla como si estuviera dando a alguien un trabajo de mano. Los guantes de plástico estaban en la parte de atrás de las instrucciones, y ella empujó sus manos en ellos. Gracias a Dios, eran grandes, porque no había espacio en la parte superior de las uñas postizas.

Ella golpeó la parte lateral sin ningún inconveniente, pero los enredos en los extremos hacían imposible conseguir la mierda por la longitud. Sacando un cepillo de su bolso, ella atravesó desde la raíz a puntas abiertas hasta que pudo hacer

el trabajo completo, y luego hizo un trabajo rápido de cubrir todo lo que salió de su cráneo.

La cosa olía a ambientador y pegamento químico, y tenía la consistencia del semen. ¿Era eso lo que le gustaba a este hombre? Los hombres son unos cerdos.

Durante el tiempo de procesamiento, mientras su cuero cabelludo se calentó y le picaba la nariz, le envió un mensaje a la gente sobre el monstruoso trabajo en el que estaba metida.

No había razón para hablar con el cliente que seguía allí sentado, haciendo como una estatua.

Treinta y cinco minutos después se metió en la ducha con una botella de champú que le había dejado para contrarrestar el olor. El material había sido poco utilizado por otra persona, pero no fue suficiente para hacer de las cosas un enjuague limpio.

El agua caliente se sentía bien, y el acondicionador olía mucho mejor que el cloro. Cuando salió, su pelo era del

color de las palomitas de cine, todo ese amarillo dorado haciendo que su piel blanca culo resplandeciera verde.

Ponerse la ropa de puta no ayudó mucho a su imagen. Desenganchando el secador de pelo, ella giró sobre sus pies descalzos. "¿Estás listo para esto?"

El hombre se levantó de la silla y se acercó, dando un paso hacia la luz. Era lo bastante guapo, pero por alguna razón, quería que le diera el dinero y se fuera. Rápido.

"Voy a tomar las cosas desde aquí," le dijo, enganchándose al secador y cepillándole el cabello.

El ruido del aire caliente rugía en sus oídos mientras comenzaba a acariciar lentamente las cerdas por el pelo. Estable. Claro. Como si hubiera hecho esto antes.

Mierda.

Cuando todo estaba seco y suave, hizo clic en el secador desconectándolo y lo puso sobre la mesa a su lado.

Reuniéndose con sus ojos en el espejo, el hombre se la quedó mirando.

Se aclaró la garganta. "Me tengo que ir." Su rostro no estaba bien, de repente, las características aparentes cambiaron....

Abrió la boca y la arrastró en su último aliento para gritar cuando una cuchilla se levanto detrás de la cabeza. Con un rápido tajo en la garganta, el monstruo abrió una ruta diferente para exhalar el aire en sus pulmones, la liberación no fue suficiente para convertirse en un grito de ayuda.

Su imagen final fue, la de un cadáver animado que estaba sonriendo en medio de su carne podrida.

"Tiempo de jugar", dijo una voz femenina.

Capitulo 15

Suicidio.

Cuando Matthias se revolvía en la palabra, un hombre del tamaño de un autobús entró en el estudio de la cochera, su chaqueta negra, guantes de cuero, que lo hacían lucir como un Ángel del Infierno. Esa dura expresión encajaba con el trabajo descrito también, y todos esos piercings no lo marcaban como un cobarde, tampoco.

Jim hizo las presentaciones, clasificando a Matías como "un amigo", y a su compañero usador de cuero como "Adrian".

Suicidio.

Tratando sobre el concepto, Matthias encontró que encajaba, y más de lo esperado: un contexto, un lugar, un motivo desencadenante. Ningún recuerdo, así cuando él se tensó por

el dolor de cabeza- Con una claridad repentina, él miró a Heron. "El desierto".

El hombre de las respuestas dejó de hablar con su compañero de habitación y asintió. "Si. Ahí es donde sucedió".

"Y tú estabas ahí." Cuando Heron asintió de nuevo, la frustración de Matthias rugió.

"¿Cómo diablos nos conocimos". Cualquier respuesta fue interrumpida por el sonido de un coche que tiraba para arriba el garaje. Al instante, las armas eran sacadas y Matthias se unió a la fiesta, enganchando la de la mesa.

Dios... se sentía tan bien contra su palma. Así tan natural.

Matthias se empujó a sí mismo ocultándose, viendo a perro, mirando a través de las cortinas. Tan pronto como vio lo que estaba en la entrada, se echó hacia atrás con un gemido."Hija de puta".

"¿La conoces?" Jim preguntó, desde la ventana de la puerta.

Dándose la vuelta otra vez, vio como Mels salia del Toyota y se centraba en la Harley. No era una sorpresa que hubiera encontrado la maldita dirección, si él lo había hecho, ella podía. Pero él no podía creer que lo hubiera seguido. Le había golpeado con la dura realidad antes de que se hubiera separado, y la mayoría de la gente habría abandonado el teatro en ese mismo momento.

Soy cinturón negro, con licencia para portar un arma de mano oculta, y nunca voy a ninguna parte sin un buen cuchillo.

"Deja que yo me ocupe de esto", dijo, yendo hacia la puerta y empujando a Jim fuera del camino, a pesar de que el otro hombre pesaba tanto como un hatchback. "Y quiero dejar esto perfectamente claro, nadie la toca. ¿Ambos entendieron? Nadie".

Él estaba comprometido físicamente de alguna manera, pero no necesitaba mucha fuerza para tirar de un maldito gatillo. Y si alguien se acercaba demasiado a esa mujer encantadora allí, les daría caza y los mataría así fuera el último que hiciera en la tierra.

En el profundo silencio, dos pares de cejas fueron por las nubes, pero ninguno de los hombres discutió con él. Bien pensado, muchachos.

En el instante en que Matthias salió al rellano superior, la cabeza de Mels se levantó. Colocando las manos en las caderas, ella de alguna manera lo confronto de ojo a ojo, a pesar de que ella estaba al nivel del suelo. "Sorpresa, sorpresa".

Manteniendo la pistola fuera de la vista, dijo: "Tienes que irte".

Ella asintió con la cabeza hacia la motocicleta. “¿Viaje de un hombre muerto?"

"Por supuesto que no."

Frunciendo el ceño, repentinamente cruzó la grava y cogió lo que parecía ser uno de los adoquines. Excepto que captó la luz del sol y envió un flash, lo que sugería que era de metal.

Enderezándose, trajo la bala a la nariz y la olió. "¿Has estado haciendo un poco de práctica de tiro al blanco?"

Mientras sostenía la redonda vainilla vacía, él quiso maldecir. Sobre todo porque ella sonrió con frialdad. "Esta recién descargada, no más de veinte minutos, tal vez treinta, ya recibió un disparo de un arma de fuego".

Guardó el arma prestada en la parte baja de la espalda, bajó tan rápido como pudo, y cuando en realidad estaban cara a cara, nunca se había sentido tan impotente en su vida. Había intentado asustarla, pero claramente no había funcionado. Tal vez la honestidad hiciera el truco.

Siguió el rostro con los ojos, ese rostro terco, hermoso. "Por favor", dijo en voz baja. "Te lo ruego. Suelta todo esto y vete".

"Sigues hablando de peligro, pero lo único que veo es un hombre sin memoria en una búsqueda inútil. Mira, sólo hablar conmigo."

"Jim Heron está muerto. Y yo no sé quién es el dueño de esta Harley, o quien estaba disparando."

"Entonces, ¿con quién estás hablando ahí? Y si dices que no, usted está mintiendo. No hay manera de que usted haya llegado en una moto aquí. De ninguna manera y su motor sigue funcionando. Apuesto a que si me acerco y pongo la mano en el tanque, estará caliente".

"¿De verdad se necesita todo esto, para que te vayas."

"No voy a poner nada de esto en el papel, eso ya lo hemos establecido. Todo es extraoficial."

"Entonces, ¿por qué te importa?"

"Porque es mi trabajo."

Él levantó las manos. "¿Por qué demonios estoy discutiendo contigo. Usted incluso no usa un maldito cinturón de seguridad en el coche. ¿Por qué habría que esperar que entendieras?"

En ese momento, la puerta se abrió y Jim Heron salió a la luz solar.

Mels miro al chico y sacudió la cabeza.

"Bueno, como yo vivo y respiro... ya sabes, te pareces mucho a un trabajador de la construcción que fue baleado y asesinado hace unas dos semanas. De hecho, he trabajado en el artículo de la CCJ sobre usted".

Matthias cerró los ojos a la vez. "Hijo de puta..."

La primera buena noticia, Jim pensó, era que la mujer arrojaba una sombra. No hay posibilidad de que ella fuera una Devina-OGRAMA.

La segunda era la pequeña actuación de Matthias. Ese bastardo cruel nunca había pensado primero en cualquiera que no fuera un blanco, ni actuando protectoramente hacia un alma viviente. Pero algo en esta reportera de fuego de

ojos con mala actitud había llegado hasta él, y eso no era una mierda.

La mujer en cuestión, miró a Matías. Fulminándolo con la mirada mientras él miraba a otro lado. "¿No vas a presentarnos?"

"Voy a hacerlo yo mismo", anunció Jim cuando él empezó a bajar las escaleras.

"¡Buena idea, para pensar que tus modales no están muertos", murmuró. "Por otra parte, por la forma en que van, chicos, muertos no es un término binario, es él."

Matías no era feliz detrás de esas Ray-Ban suyas, pero que iba a tener que superar eso. Al igual que algunas otras cosas.

"Soy Jim." Él le tendió la mano. "Encantado de conocerte".

Su expresión era todo acerca de la oh-por favor, pero ella le tendió la mano. "¿Quieres decirme lo que está pasando aquí"

Cuando el contacto de inmediato se hizo, él la puso en un trance: Ella sólo lo miró, se relajo, y lista para ser borrada, su memoria a corto plazo limpia. Genial. Él no estaba seguro de poder lograrlo.

Matthias había bloqueado un asimiento vicioso en el brazo de Jim. "¿Qué carajo hiciste con ella?"

"Nada. Sólo es un poco de hipnosis." Él miró a su antiguo jefe. "Esto es lo que va a pasar. No podrá recordar sino lo que le ordenemos y estará limpia de esa manera. Y vas a llevarla al hotel en el que estoy reservando un espacio para ti."

Matthias se centra sólo en su reportera."¿Mels? Mels, ¿estás bien?"

Jim levanto la cara hasta el ojo del chico. "Ella está bien. ¿Alguna vez has oído hablar de Heron, el Magnífico?"

Claro, desde ahí salió la pistola. Matthias metió el cañón a la derecha en el cuello de Jim, y de repente la mandíbula del otro hombre era justo como había sido siempre, firme, duro, todo sobre el conseguir saber lo que quería.

"¿Qué demonios le has hecho a ella." No era una pregunta. Más bien la cuenta regresiva para tirar de un gatillo.

"Bueno," dijo Jim razonable, "si me hace estallar la carótida, nunca la regresaras a ella".

En realidad, si el hombre le disparaba, nada iba a suceder. Pero no tenían suficiente drama pasando aquí, y él no estaba seguro de poder hacer este truco mental con dos personas al mismo tiempo. Más el punto, que dado el paisaje mental de Matthias, Jim no quería correr el riesgo de volar el cerebro del hijo de puta con la verdad acerca de todo esto ángel-demonio. Todavía no, al menos.

Esa arma no vaciló. "Tráela de vuelta. Ahora".

"Cuando la llevas a tu habitación del hotel."

"Yo soy el que tiene el arma. Hago los planes".

"Piensa en ello. Si estás con ella, entonces puedes asegurarte de que la dejo en paz, ¿no?"

La voz de Matthias bajó una octava. "Usted no sabe con quién está tratando."

"Y tú tampoco." Jim se inclinó hacia el hombre. "Usted me necesita. Soy el único que puede decirle lo que quieres saber, confía en mí en esto. Soy muy consciente de lo que esta exactamente enterrado en su pasado, y nadie va a romper esa barrera más que yo. Así que móntate en esa maldita batidora, y pídale que lo lleve al Marriott del centro, y yo voy a llegar cuando esté bien y malditamente listo".

Matthias sólo se quedó donde estaba, enfrentándose durante más tiempo. "Podría matarte ahora mismo."

"Así que hazlo."

Matthias frunció el ceño y se llevó la mano libre a su cabeza con dolor. "Yo... te disparé, ¿verdad....?"

"Tenemos una larga historia. Y si usted quiere saber sobre ella, usted se quede con ella, sin argumentos. Te tengo por los pelos, y estoy tomando las decisiones. Es agradable el cambio de ritmo, si me permite decirlo."

Jim volvió a las escaleras y subió, dejando a Matthias entre la espada y su reportera. En la parte superior del porche, chasqueó los dedos para despertarla y luego desapareció en el estudio. Desde detrás de las cortinas, vio a la mujer volver al vehículo y a ellos dos hablando.

"Así que Matthias es el alma", dijo Ad entre bocado y bocado de su Reuben.

"Eso parece."

"¿Estás seguro de que deseas arrastrar a esa mujer en todo esto?"

"¿Has visto la forma en que la mira?"

"Tal vez lo único que quiere es ir a su cama."

"Buena suerte con eso", murmuró Jim. "Y sí, ella va a ser una ventaja para nosotros."

La pregunta ahora es, ¿Dónde está el cruce? Tarde o temprano, Devina va a establecer un elección, y Jim tendría hasta entonces para obtener una completamente libre, sin conciencia déspota, hambrienta de poder, un cambio de 180 grados. Grande. Justamente grande.

Estaba tan completamente rodeado de satisfacción en el trabajo en el momento en que se estaba ahogando positivamente en la mierda.

"Vayamos a ese hotel", dijo.

"¿Qué hotel?"

"El Marriott." Y se fue por su cartera. Había una tarjeta de crédito con el nombre Jim Heron que estaba al día y MasterCard no iba a saber que estaba técnicamente muerto, porque no les había dicho.

Adrian se limpió la boca con una servilleta de Deli Goldstein. "¿Estás seguro de que deseas que esto sea tan público? A mucha gente de la ciudad, y a Devina les encanta ser el centro de atención".

"Sí, pero la falta de privacidad les atará las manos en primer lugar, tendrá que limpiar los líos. Y segundo, va a tener que ser muy cuidadosa acerca de cómo procede en esta ronda, y no puedo creer que la muerte de civiles inocentes de la variedad humana vaya a poner el Creador en Su lugar feliz".

Jim se acercó a la cómoda, como estaba, y consiguió sus pistoleras. Deslizándose sobre ellas, puso el puñal en un lado y otra de sus armas de fuego en la otra. Comprobando los bolsillos, se fue a ver cuántos cigarrillos tenía. El trozo de papel doblado en el culo de los vaqueros detuvo la caza, y cerró los ojos un instante.

No había ninguna razón para mirar el artículo de prensa, se lo sabía de memoria. Cada palabra, cada párrafo y especialmente la imagen. Su Sissy. Quién no era realmente suya. Siempre con él. Nunca olvidada.

Asegurándose de que Adrian no podía verlo, él oculto la pieza de ocho y medio por once, y desarrolló la página, y dió un vistazo a su cara. Diecinueve años cuando fue llevada por el demonio, eternamente abajo en esa pared de las almas.

Jim frunció el ceño y miró hacia la puerta. Matthias había estado en ese infierno vicioso. Lo que había visto en el interior de ella.... O, mierda, ¿lo que le habían hecho allí?

La idea de que esa chica estuviera allí sufriendo era suficiente para que Jim viera blanco con rabia.

"Apresúrate, Ad," murmuró. "Nos tenemos que ir."

Capitulo 16

El montar en el asiento del copiloto del Toyota, Matthias sintió que las cosas iban a la carrera. De hecho, no sólo era Mels obedeciendo todas las leyes de tránsito, sino que se arrastraba a lo largo de ocho kilómetros por hora a través de una zona de construcción llena de martillos, neumáticos y camiones de pavimentación.

Él la miró. Detrás del volante, ella estaba bien, tranquila, normal, hasta con el no recuerdo sobre Jim Heron.

¿Qué demonios le había el hombre? Hombre, normalmente Matthias le habría importado una mierda todo el asunto. Hipnosis, su culo. Excepto... bueno, estaba un poco en la misma situación, aunque en vez de perder un par de minutos, había sacado un blanco en toda su puta vida.

Y ¿qué sabía él de lo que era ser "ordinario" de todos modos?

Como se detuvieron en un semáforo en rojo en el otro extremo del asalto en el asfalto, se quedó mirando por la ventana. "A mí no me va bien eso de estar fuera de control".

"No mucha gente lo disfruta." Mels respiró hondo. "Me alegro de que estés dejando que te lleve de vuelta a tu hotel."

Si estás con ella, entonces usted puede asegurarse de que la dejo en paz, ¿no? Se pasó los dedos por debajo de los bordes de las Ray-Ban y se frotó los ojos.

"Ya casi llegamos", dijo. Al igual que ella pensaba en lo que iba a pasar. No lucía un caso de los vapores, sin embargo. "Tú me haces sentir...impotente."

"No creo que sea yo. Creo que es la situación".

"No, eres tú." Tenía claro todo cuando no estaba alrededor, las cosas eran más claras, aunque nunca recordara otro evento de su vida: en ese hipotético, lo único que tendría que preocuparse era de él mismo, y un problema era definitivamente mejor que dos.

"He tratado de hacer las cosas bien", murmuró, y luego se preguntó con quién estaba hablando.

"Y ahora te vas a algún sitio donde puedes descansar. Las cosas han sido un caos como el infierno para usted en las últimas veinticuatro horas. Tienes que dormir".

Dejando caer la cabeza contra el reposacabezas, cerró los ojos y pensó en el frente a frente contra Jim, completamente preparado para apretar el gatillo y matar al chico.

El sueño no parecía ser lo que necesitaba. Más bien como esposas y psicóloga: En el momento en que su dedo había estado en el gatillo, no había habido ninguna vacilación por su parte: no con la rapidez que había puesto el cañón en la yugular de la persona, no porque hubiera habido testigos, y no por cualquier tipo de moral, hmmm-esto-es-una-vida-humana.

¿Cómo si hubiera sido un soldado? Porque esa mierda no era nada de civiles, todo militar.

Sí, pensó, eso era. Y él había sido uno de los tipos más peligrosos de los combatientes...de los que tenían un espacio muerto en el centro de su pecho. Lo que significaba que eran capaces de cualquier cosa.

Odiabas el hombre que eras.

A medida que la luz se puso verde, Mels los llevó más allá de una sección del minimalls, las tiendas como LEGO vinculada juntas en los lados lejanos de los estacionamientos estrechos.

Era todo en lo que no se fijaba, tiendas de café cursi, los lugares que vendían regalos del folclore, los joyeros de gama baja y tiendas de dólar. Tan banal. Así era el día a día. Así de normal.

"Traté de suicidarme."

Mels golpeó el freno de golpe, a pesar de que el tráfico fluía de manera uniforme en el tramo de cuatro carriles de desvío.

"¿Lo sabía usted...?" Se aclaró la garganta. "¿Su memoria a vuelto?"

"Retazos".

"¿Qué pasó? Quiero decir, si no es demasiado personal".

Pensando en Jim Heron, contestó con las palabras del otro hombre. "No me gustaba lo que yo era."

"¿Y quién eras?"

Oscuro como la noche, fría como el invierno, cruel como una cuchilla. Pero se lo mantuvo para sí mismo. "Eres tenaz, ya lo sabes".

Se tocó el esternón. "Reportera. Es parte de la descripción del trabajo".

"Estoy aprendiendo."

Matthias cerró los ojos y escuchó el ascenso y la caída del motor. Cuando algo cálido y suave le cubrió la muñeca, saltó. Era su mano, una mano elegante. En algún nivel, no podía creer que ella quisiera tocarlo.

Tragando saliva, le dio un abrazo y luego se retractó del contacto.

Llegaron hasta el Marriott unos diez minutos más tarde. El hotel era el típico festejo alborotado de la gran ciudad, iniciaba por encima setos recortados y un césped poco profundo, justo en el centro del distrito de negocios.

Entrando en el edificio, se enredaron en un lío de porteros, coches y personas con equipaje. Entonces una vez más, eran las 3 de la tarde, la hora pico para los viajeros.

"¿Quieres subir?" Se oyó preguntar, como si se preguntara quien podría haberlos seguido a ellos y exactamente qué tipo de relación que tenía con Jim Heron. La palabra de ayuda había sido rechazada en todas partes por el hombre, excepto que tenía que preguntarse cuáles fueron las motivaciones, y no estaba lista para dar nada por sentado.

"Para verte instalar, ¿qué hay de raro en eso?"

"Eso es...bueno." Todavía hubiera preferido cortar por lo sano, pero ya no era posible.

Gracias a Heron. Aunque... que no era un problema tener la oportunidad de estar con ella un poco más.

Mels ociosamente pasaba todos los carros de bronce que rodaban y que los chicos uniformados llevaban llenos de maletas, dirigiéndose hacia abajo al garaje. A través de las rejillas de ventilación del Toyota, el olor del escape burbujeaba en el interior del coche, y él abrió una ventana, pero eso fue una estupidez. El aire que había entrado era la fuente del mal olor.

Le dieron el coche de su amigo, a un empleado del hotel, que no parecía demasiado emocionado para aparcar el POS, y pasaron a través de una puerta giratoria en un vestíbulo de menor nivel que estaba decorado con alfombras de color rojo sangre y paredes de color oro. Por desgracia, y a pesar de toda la congregación, o quizá debido a ella, las decoraciones

parecían más un burdel de clase alta, que un hotel de lujo de 4 estrellas.

"Siempre he pensado que este lugar trata de ser como el Waldorf", Mels dijo mientras pulsaba el botón del ascensor. "Pero esto es Caldwell, no Manhattan."

"Es curioso, yo estaba pensando en eso."

"Escusa cualquier amargura, por cierto," dijo ella. "Soy un traspaso".

"¿De Nueva York?"

"Bueno, yo nací aquí, pero yo pertenezco a ese lugar. Estoy a la espera de volver."

"¿Qué es lo que te está manteniendo en Caldwell?"

"Todo. Nada.” Lo Miró. "De un modo extraño, envidio tu amnesia."

"Yo no lo haría si fuera tú."

Sí, él no quería eso para ella, y no porque estuviera siendo un caballero. De pie junto a ella, habría matado por saber de ella, su familia, donde ella creció, todo lo que la había llevado a este tranquilo y frágil momento en el tiempo.

"Mels..."

Antes de que pudiera empezar a preguntar, una familia se unió a ellos en la espera por el ascensor, las hijas corriendo alrededor, los padres como si estuvieran atrapados en una versión del infierno que olía a chicle, y fuera poblado por demonios pequeños con trajes de hadas princesa y que pedían un helado cada tres minutos.

¡Ding!

En cuanto se abrieron las puertas, puso la mano en la parte baja de la espalda de Mels y la condujo hasta el ascensor. Él

no quiso dejar de tocarla, pero dejó caer el brazo, y soportó las miradas de las niñas.

Hasta el vestíbulo del nivel principal, estaba lleno de ajetreo y el bullicio de la puerta habían invadido el área de recepción, una fila de personas serpenteaba hacia afuera mientras un botones estaba de guardia en un conjunto de cuerdas de terciopelo.

"Esto es una pesadilla", Matthias murmuró secamente.

"Podría ser peor. ¿Alguna vez has oído hablar del Motel 6?"

"Buen punto."

Cuando finalmente llegaron hasta la recepción, dio su nombre, y no estaba seguro de cómo iba a funcionar. Por lo general, había que presentar la tarjeta de crédito que hacia la reserva para conseguir una habitación.

"Oh, sí, señor Hault, ya se hizo el pago" La mujer tecleando rápido en el equipo. "Sólo necesito su licencia de conducir, por favor."

Matthias miró a su alrededor en el vestíbulo. ¿Cómo diablos Herón había conseguido llegar hasta aquí con su tarjeta de crédito y pasar a la acción? El tráfico había sido malo, pero no tan mal, en la ruta que él y Mels habían llegado por supuesto, el chico habría tirado su culo desde un helicóptero.

¿Y acerca de la tarjeta de crédito, si hubiera sido el propio Herón? El hijo de puta se supone que está muerto, por lo que tenía que preguntarse cómo la empresa iba a enviar la factura a Pine Grove. Por otra parte, los números de CC eran tan fáciles de conseguir como las tarjetas de la biblioteca si conocías la gente indicada y pensando en el aspecto del compañero de habitación de Heron, su negro acceso a los mercados era sin duda una obviedad.

"¿Señor? ¿Su licencia?"

"Sí, lo siento."

Al entregar la cosa, la recepcionista le sonrió profesionalmente, con expresión del equivalente de una alfombra de bienvenida facial. "Está bien, aquí están sus tarjetas de habitación. Sólo tome los ascensores allá hasta el sexto piso. Estás en la habitación…"

Que no sea la seiscientos sesenta y seis, pensó sin ninguna razón aparente.

"Seiscientos cuarenta y dos. ¿Quiere que alguien le ayude con sus maletas?"

"No, estoy bien. Gracias".

"Disfrute de su estancia, señor."

Mientras él y Mels se dirigían a los otros ascensores, escudriñó el vestíbulo sin mover la cabeza. Las personas que caminaban alrededor no eran nada especial...normales sólo arrastraban sus maletas detrás de ellos, o hablando en sus teléfonos celulares, o discutiendo con sus esposas o esposos u novios. Nadie le estaba prestando atención, y por ese motivo los lugares públicos eran a veces los lugares más

seguros en los que podría estar si se estuviera ocultando. Aún así, se alegraba de tener la pistola que había tomado de Jim.

La espera por el segundo ascensor fue más larga que la primera, y cuando llegó, Mels dio un paso adelante al igual que la otra pareja.

Le tocó el brazo y acaricio su espalda. "Vamos a tomar el siguiente." Las puertas se cerraron cuando ella lo miró.

"¿Claustrofobia?"

"Si. Eso es todo."

Esta vez dejó que su mano derecha se quedara un poco. Detrás de ella, él era mucho más alto, incluso aunque no era baja por ninguna parte, y se preguntó qué se sentiría en su contra.

Raro por muchas razones. Sin embargo, dio lugar a una imagen innegable en la cabeza.

"Aquí hay otro", dijo, dando un paso fuera de su control. "Y vamos a estar solos esta vez."

Hombre, cuando miraba a Mels Carmichael, solo quería ponerle un bonito anillo a ella, realmente lo hacía.

El viaje hasta su cuarto transcurrió sin incidentes, suponiendo que cambiara la dirección a la que sus pensamientos se habían vuelto. Y la otra noticia buena de última hora era que la habitación seiscientos cuarenta y dos no estaba lejos de una salida de emergencia. Perfecto.

En el interior del cuarto, el tramo de veinte por veinte, la cama, la mesa, el escritorio, y la silla era una edición estándar, pero cuando la puerta se cerró detrás de ellos, se centró en el colchón matrimonial. Excepto que ella no estaba buscando una aventura con un desconocido, y no podía llevarla a cabo de todos modos.

Cuando él se acercó y cerró las cortinas, Mels encendió la luz del baño y se asomo en su interior. "Vaya tiene una bañera".

Sin querer, sus ojos hicieron un sube y baja sobre ella, y sí, le gustó mucho la forma en que ella llenaba los pantalones de ella.

Mierda. La quería a ella muy mal. Quería tenerla desnuda y debajo de él, con las piernas abiertas, teniendo su sexo dentro mientras golpeaba con fuerza.

Se aclaró la garganta y dijo bruscamente, "¿Puedo invitarte a cenar? Sé que es un poco temprano, pero tengo hambre". Por ella. Tornillo de comida.

Se enderezó y miró hacia él, y él se alegró de tener las gafas de ella puestas. Nada bueno podía salir sin duda de sus ojos. La lujuria no era apropiada, no en estas circunstancias. Hey, le echo un vistazo. Él podría ser un asesino casual, pero al menos tenía un cierto sentido de decencia.

"Si." Ella sonrió un poco. "Por supuesto. Podría comer algo."

Cuando Matthias se acercó al escritorio incorporado buscando el servicio de habitaciones, se dijo que él sólo estaba haciendo lo que Jim Herón había sugerido: Mientras estuviera con ella, sabía que estaba bien. Porque puede que no conociera su pasado, pero estaba seguro de una cosa. Moriría por proteger esta mujer inteligente y amable...y su culo perfecto.

Capitulo 17

Cuando Mels finalmente consiguió terminar una orden de papas fritas. Ellos llegaron con una hamburguesa hecha en un término perfecto, con pepinillo y una mordida fue suficiente mordida para hacer que su senos para nasales zumbaran y una Coca-Cola helada que era de vidrio esmerilado, comercial y todo.

En la consola de caoba, la televisión estaba encendida en WCLD, la filial local de NBC, el presentador de noticias del canal 5, acababa de empezar sus informes.

"Tengo que decirte algo," murmuró, cogiendo la última papa frita y arrastrándola a través de una mancha de salsa de tomate, "Estos son mucho mejores que las de la orilla del rio."

Encima de la cama, Matías estaba trabajando en su sándwich club, pero ella podía decir que la estaba mirando. Incluso a través de las gafas de sol.

Él lo hacía y mucho, sus ojos permanecían en ella como si le gustara su forma de moverse, incluso cuando ella estaba sentada y por alguna razón, eso lo hacía aún más sexy... hasta el punto que ella se preguntaba lo que sería el no tener algún tipo de barreras. El mirarla, eso era sin las gafas Ray-Ban, que significaría.

Dispara, se dijo poniéndose nerviosa. "Usted sabe, que puede quedarse sin ellos", dijo en voz baja. "Las gafas de sol."

Se quedó inmóvil. Y luego volvió a masticar. Después de que tragó, él dijo: "Me siento más cómodo con ellos".

"Está bien, como quieras."

No había dicho nada acerca de su búsqueda de Jim Heron, o cómo había encontrado la dirección en que se encontraron. Solo subió al auto de Tony y dejó que lo condujera aquí.

Ella no iba a discutir con el cambio de ánimo.

"¿Es que no tienes a alguien esperando en casa por usted?", dijo casualmente.

"Ah, no realmente. No hay mucho en mi vida personal, me temo".

"Yo sé lo que." Se detuvo. "Mierda, yo en realidad se lo que es...esa parte." Esperó a que terminara. En cambio, se quedó sentado mirando su plato de comida a medio comer, como si la cosa fuera una serie de televisión.

"Dime," dijo ella.

Él se encogió de hombros. "Ninguna esposa. No había niños. Nadie permanente. Es por eso que nadie me está buscando, por lo menos no en un sentido de familiar".

"Lo siento. ¿Y tus padres?"

Matthias se estremeció y pareció recomponerse a sí mismo.

"¿No?" le solicite.

"No tengo nada de ellos."

En el silencio que siguió, ella hizo el trabajo de recoger su bandeja y ponerla en el pasillo. En su interior, sabía que era hora de irse. Probablemente el momento de irse, también.

Jim Herón estaba muerto, al menos según los archivos no tan lejanos de la CCJ, si no en esa maldita lápida o en sepulcro de rutina. Había encontrado su domicilio a través de una de las fuentes que habían comentado sobre la historia, pero por supuesto, no había estado allí.

Un dolor de cabeza surgió en sus sienes, pero el dolor no duró mucho ya que cambió su pensamiento a Matthias Hault.

Estaba a salvo aquí, y recuperándose bien, y cuando le volviera su memoria, él sería el único que podía llegar al fondo de esto. Había hecho lo que pudo en cuanto a conseguirle a él lo básico, que no fuera que... ella tuviera que pagarle si él la demandaba, a pesar de que no parecía que tuviera esas intenciones.

Claro, había algo extraño en esa casa que supuestamente era "suya", y algunas cosas que no entendía, como con quién exactamente había estado en el garaje, pero si ella no iba a ponerlo en el papel, los detalles realmente no eran asunto suyo.

Mels se acercó a la cama y se sentó a los pies de ella. Cuando dejo su bandeja a un lado y la miro, el deseo fue a través de ella. Era sin duda atracción. Especialmente aquí, en esta sala, donde estaban solos. Excepto que en realidad no estaba buscando ese tipo de complicaciones.

"Mejor me voy," dijo ella, buscando en su rostro.

"Adelante," susurró, mirándola a los ojos a través de sus gafas de sol. Ninguno de los dos se movió, su cuerpo largo y delgado inmóvil como estaba el de ella. Dios…quería que la besara. Lo cual era una locura.

"Tú me haces..." Matthias respiró hondo.

"¿Qué?" Llegando hacia adelante, extendió la mano y le rozó la cara. "Sabes, me hubiera gustado ser diferente."

El toque detuvo su corazón, y luego lo aceleró rápidamente. "Creo que eres un hombre mejor de lo que crees."

"Y eso es lo que me asusta."

"¿La idea de que eres un buen hombre?"

"No, que crees que lo soy."

Mels desvió la mirada brevemente y se preguntó qué demonios estaba haciendo en la habitación de hotel con el...sintiendo que ella quería tanto perder su ropa junto con sus inhibiciones. Pero, maldita sea, eran adultos, y ella estaba realmente cansada de vivir una vida a medias, de querer cosas que no tenia, de escatimar en sus sueños y obtener poco o nada a cambio. Quería ser fuerte otra vez. De la forma en que había sido antes de que las cosas hubieran cambiado y que hubiera llegado a Caldwell y de atajarse... ella misma.

Con el ceño fruncido, se preguntó cuánto tiempo se había sentido así. Y entonces... ¿No estaba segura de lo que había en su voz? ¿En sus ojos, que ella no podía ver, pero podía sentir? ¿Su orgullo era una arraigada mezcla de agitación que la hacía dudar de sí misma? ¿Su cavernícola chica interior?

Cualquiera que fuera la motivación, Mels puso sus labios contra los suyos. En pocas palabras, castamente. Poderosamente. Cuando ella se retiró, él pareció aturdido. "Más fuera de control, ¿eh?" dijo ella en voz baja.

"Tienes un don para ello...sí."

Bueno, ella se había sorprendido a sí misma, también. Pero simplemente no podía pensar en una razón para luchar contra la atracción que tenía hacia él. La vida era finita... y después del último par de años, ella tenía más miedo de no correr riesgos en este momento que de volar por un tiempo y estrellarse en una bola de fuego en la tierra.

"¿Puedo terminar lo que empezaste?", Dijo en un gruñido.

"El infierno... no."

En esa nota impropia de una dama, la mano de Matías se deslizó por la parte trasera de su cuello y la empujó hacia adelante, tomando más, tomando el control. Y el segundo antes de que tuviera la boca en la suya, ella pensó que era increíble cómo eran desconocidos relativamente, sin embargo, su esencia era mejor que el contexto o el tiempo: se sentía segura con este hombre misterioso junto a ella, a pesar de toda su argumentación en lo contrario. Y una mierda santa, ella lo quería. Y parecía que era mutuo.

Matthias la besó con fuerza, dejándola ir, y luego volvió a ella, como si no hubiera sido suficiente. Cuando su lengua entró en ella, fue apasionado, sosteniéndola contra su boca, inclinando la cabeza, inclinando la de ella. Con el calor agrupándose en lo que hubiera sido por tanto tiempo, ella estaba en alza, loca y salvaje, y pensando, que esto era exactamente lo que necesitaba. Esto era, aquí, con él.

Sexo en esta sala, en esta cama. Junto a él. Bruscamente, Matthias se retiró, necesitando recuperar el aliento.

"¿Usted tiene por costumbre besar tus historias?", le preguntó con voz ronca.

"Usted no es una historia. Estamos fuera del registro, recuerdas".

"Buen punto." Sus ojos pasaron por su cuerpo.

"Te quiero desnuda."

Mels sonrió lentamente. "No es exactamente una noticia, teniendo en cuenta la forma en que me besaste."

Con un gemido, volvió a mirarla, maniobrando sobre el colchón, dándose la vuelta en la parte superior de ella. El hombre, antes de su "accidente", debía haber sido realmente físicamente dominante con las mujeres, no en una manera violenta, no había coacción o la sensación de estar atrapada por él. Tosco era la mejor manera para describirlo. Especialmente cuando su pierna separó las de ella, y el muslo empujo en su sexo.

Mels disparo contra el peso de su pecho y puso sus brazos alrededor de él, con un sutil cambio, él la mantuvo a raya y, a continuación, se detuvo por completo. Mientras se alejaba. Había tensión en su rostro y su cuerpo, y no del, yo estoy cerca de saltar sobre usted.

"¿Qué," dijo con voz ronca. "¿Qué pasa?"

Cuando Matthias arrastro los pies hasta el borde de la cama, sus pulmones ardían y quería meter la cabeza a través de una pared. Maldita sea él, pero allí estaba, con esta hermosa mujer, que tenía todos los signos de una excitación sexual grave a su favor, y él era... quería, pero no podía. La quería. Pero no había mucho que pudiera hacer al respecto.

Pensando en la enfermera, en el trabajo de mano que le había hecho, parecía un poco cruel y una broma de mierda que su problema hubiera vuelto en estas circunstancia: La distancia entre él y su reportera era una que ninguna cantidad de besos iba a resolver. Lo mismo con tocar, rozar o posar desnudo. Ellos estaban en lados opuestos de una tumba de nuevo, en la tierra de los vivos, que en un cementerio.

Por alguna razón, eso le hacía aún más desesperado por tenerla. Y con súbita claridad, sabía que en el pasado, había tomado el que él quería, y no había sufrido de una falta de voluntarios. Pero eso no significaba que se hubiera preocupado por las hembras. ¿Pero con Mels, en el otro lado? Esto era diferente. Ella era diferente. Excepto que él nunca podría tenerla correctamente, no con la forma que su cuerpo tenia.

"¿Qué pasa?" Dijo de nuevo.

Él no quería que ella lo supiera. Aun cuando se enterara más tarde, él quería preservar la ilusión de que era un verdadero hombre por un poco más de tiempo. Suponiendo que la volviera a ver.

"No puedo creer que estemos haciendo esto", contesto. ¿Cuál era la verdad? Gran parte de todo esto, desde despertar a los pies de la lápida de Herón, así como el accidente con ella, no se sentía bien. Era casi como si las cosas se estuvieran alineando por él, como si su memoria se hubiera ido de él por un propósito.

"Yo tampoco", respondió ella, centrándose en la boca como si quisiera un poco más.

Ella no parecía ser del tipo de mujer que estaba en conexiones aleatorias. Ella no se vestía como una puta, ni se movía como una, ni actuaba como tal. Y ella estaba emitiendo una vibración indecisa pero abierta, que podría significar que ella necesitaba un tiempo para ella, pero ella quería que las cosas sucedieran.

Dile que se vaya, pensó. Sin importar su impotencia, había muchas otras razones por las que no deberían estar juntos esta noche. O nunca. Extendiéndose a su lado otra vez, él metió la mano por la cintura y la atrajo hacia él, pero no demasiado cerca. No contra sus caderas. Dios, ella olía bien. Y los sentimientos estaban allí en su cuerpo, el calor arrollando su pelvis, su corazón ya urgente, sus brazos y piernas parecían aún más fuertes de lo que habían sido. Pero su pene no estaba en el programa, sin embargo. Pero tal vez eso era mejor porque tenía que decírselo.

"¿Puedo hacerte sentir bien?" Le espetó. Bueno, eso se supone que ha salido como un "buenas noches".

"Usted ya lo hace."

"Estoy absolutamente seguro de que puedo hacerlo mejor."

"Bueno, nada más lejos de mi intención que interponerse en el camino de la excelencia."

Cuando él se acerco de nuevo y la besó, se preguntó qué aspecto tendría con su camisa abierta y su sujetador, sus pechos listos para su boca, la suave piel de su estómago que le conducía a otro territorio.

Esto era increíblemente bueno, todo, y parecía tan nuevo para él, y no sólo porque nunca hubiera sucedido con Mels antes. Se sentía como si nunca hubiera estado con nadie. Por otra parte, en cuanto a su memoria... no había habido nadie antes que ella.

De la nada, una imagen rodo a través de sus sentidos. Él y una mujer con piel suave y oscura, hasta contra una pared. Tenía la mano alrededor de su cuello y sus piernas alrededor de sus caderas, y él estaba golpeando la mierda de su amor fuera de ella.

Matthias se echó hacia atrás. A la vez imágenes inundaron su mente, una línea cronológica de todas las mujeres con las que había estado, con jóvenes, cuando había sido joven, mayores, más subidas de tono cuando había crecido, y luego una serie de mujeres muy nerviosas, muy agresivas. Él se vio a sí mismo con todas ellas, su cuerpo fuerte y todo, sus emociones claras y despejadas, con el corazón frío como la piedra. Él vio a las mujeres, desnudas o semidesnudas, armadas y desarmadas, llegando en grandes estallidos de contorsión.

"¿Qué estás recordando?" Mels preguntó lejana.

Abrió la boca para hablar, pero el recuerdo de nombres, caras y cuerpos era un diluvio del que no podía salir, el ataque obstruyendo sus neuronas, dejándolo casi inconsciente. Y a medida que se hundía, sintió que conseguía recostarse contra las almohadas, ya no era el dominante. Llevando las manos a la cabeza, maldijo.

"Voy a llamar al médico"

Matías rompió su ensimismamiento, capturando su muñeca. "No, Estoy bien."

"El infierno que lo está usted."

"Sólo dame un minuto."

Respiraba entrecortadamente y decidió intentar abandonar la lucha. Esta era la respuesta correcta, en lugar de luchar contra ellos, los recuerdos pasaron por el proceso de la revelación. Al menos hasta que...el final. El recuerdo final era de él con un... ¿monstruo de algún tipo? Debía ser una pesadilla que había tenido... pero, oh, Dios, era horrible, y ella lo tomaba como una manera de controlarlo, encerrándolo en un calabozo en una base larga y negra.

El pánico actuó como cables de arranque, Matthias golpeo tan fuerte que sacudió el pecho, el torso sintiéndose apretado. Pero mantuvo un control en la muñeca de Mels, asegurándose de que ella se quedaba con él en lugar de usar el teléfono.

"Por favor", le oyó decir.

"No...Doctor... está desapareciendo ahora..."

Finalmente, él la soltó, abandonó las gafas de sol, y se frotó los ojos. "Uno pensaría que cuando llegaran las cosas de nuevo, sería de forma lenta y fácil".

"¿Te puedo conseguir algo de atención médica?" Ella sacó un cuaderno y lo puso delante de su cara.

"¿Ves? Los servicios del hotel tiene una extensión con el doctor de guardia".

"No, honestamente, estoy bien. Era abrumador. Creo que damos por sentado lo mucho que almacenamos aquí dentro." Se golpeó el cráneo.

"Gran cantidad de información."

"¿De qué estamos hablando?"

Él apartó la mirada. "Bueno, definitivamente no soy virgen. Y vamos a dejarlo ahí".

"Oh."

Hubo un tramo difícil de tranquilidad. Y luego Mels se aclaró la garganta.

"¿Sabes qué, creo que debería irme."

"Sí".

Se levantó de la cama. Recogió su abrigo. Y se lo colocó. "Antes de irme..." Ella se acercó y escribió algo en la pequeña almohadilla en la mesilla de noche. "Aquí está mi celular nuevo"

Un sonido de llamada salió de su bolsillo. "Hablando del diablo", murmuró, mirándola constatar los siete dígitos antes de contestar la llamada.

"¿Hola?" Su voz era rápida y profesional, y le gustaba el cambio de sonido, que ella podía hacer tan rápido. Por otra parte, le gustaba todo sobre la mujer.

Mels frunció el ceño. "¿Dónde? ¿Tenemos un "quién" en ella? ¿Cómo murió...? En serio. Sí, voy a ir directo ahora. Tengo el coche de Tony aún." Terminó la llamada y agarró su bolso. "Me tengo que ir."

"¿Hay algo en el periódico?"

"Si, y mi jefe debió tener un cambio de corazón. En realidad él me envía a una escena del crimen".

"¿Él no reconoce tus habilidades?"

"No, o al menos no de las que yo quiero que él se dé cuenta." Se detuvo en la puerta.

"¿Seguro que estás bien?"

"¿Siempre has sido una santa," murmuró.

"No hasta que te conocí."

Justo cuando ella se volvió, él dijo, "Mels". Ella giró la cabeza sobre su hombro, la luz de encima de la puerta cayendo sobre su rostro. A medida que sus ojos se reunieron, pensó que habría negociado cada una de esas conexiones que acababa de ver por una sola noche con ella. Yo no voy a salir de esto con vida, pensó. Así que si alguna vez tenia la oportunidad de besarla de nuevo, no se iba a detener. ¿Y quién sabía, tal vez el segundo intento sería el mágico? Suponiendo que allí no haya nada peligroso en el camino, te recomiendo que, "Uses el cinturón de seguridad", le ordenó en voz baja.

"Llamar a un maldito médico," ella echó hacia atrás con una sonrisa.

Cuando la puerta se cerró detrás de ella, él maldijo. Y entonces pensó en lo que había sentido al besarla. Al mirar hacia abajo en las caderas, se encontró deseando que él fuera un hombre completo, una vez más.

Capitulo 18

El bar en el lobby del Marriott fue nombrado en honor al propietario original del hotel, algo como Sasseman. Al menos, es lo que la camarera le dijo a Adrian con voz ronca, insinuante mientras tomaba su pedidos de cerveza de Jim. También encontró una excusa para dejar la pluma y agacharse, y luego se alejó como si la pelvis hubiera estado recientemente en Jiffy Lube y hubiera conseguido ser demasiado engrasada.

Por otra parte, el resto de la clientela aquí era lasciva, empresarios probables en el equipo varsity Viagra, y ella era un POA en sus veinticinco años.

En los días de Eddie, habría ido por ella en un santiamén. ¿Ahora? Archivaría toda la cosa bajo "Meh."

La mesa de él y Jim estaba cubierta de piel artificial roja y hacia sonidos como pedos cuando ellos empujaban cualquier lado de un cojín en cualquier momento que uno de ellos

cambiaba de posición. La cosa era perfecta para su propósito.

Sin embargo: Al frente a través de la abertura de la barra se veía el vestíbulo. Nadie entraba o salía sin que lo vieran. Aunque, dado el radar de Jim, podrían haber seguido la pista de Matías y esa mujer, incluso si hubieran estado estacionados en el aparcamiento trasero: El ángel los había tocado a los dos, e incluso Ad podía sentir el trazador de hechizos a través de los pisos del hotel. La pareja estaba a seis pisos de altura, muy juntos.

Hecho que le hizo preguntarse exactamente lo que estaban haciendo. Probablemente jugando parchís. Si. Seguro.

A medida que los minutos pasaban, se convirtieron en una hora, al fondo el hablar de los bebedores alrededor de ellos era lo único que llenaba el silencio. Las cervezas se habían convertido en la cena. El tiempo era... infinito.

El hombre, la inmortalidad podría ser una verdadera puta arrastrándose cuando a usted le daba una mierda toda. Todo lo que tienes es tiempo. Grande, bostezando fauces de horas que no cesan de masticar en usted con los dientes

embotados, comiéndoselo vivo, incluso cuando te quedaste sin consumir.

Bueno, no era que una fiesta de mierda esta noche. Y su estado de ánimo no estaba nada mejor cuando miró hacia abajo a sus manos. La mancha negra que se había visto en la ducha no había vuelto a aparecer, pero no podía dejar de comprobar cada segundo y medio para ver si había regresado a su espalda. Hasta ahora, todo iba bien, a excepción de toda esa sensación parecida a la muerte.

Era, literalmente, como si su cuerpo hubiera sido vaciado, nada más que el espacio dentro de las costillas del esqueleto quedaba.

"Ella va a bajar", dijo Jim, terminando rápidamente la caliente cerveza de la que había estado mamando. "La mujer ha salido de su habitación."

Ad no se molestó en terminar la suya. A él no le había gustado desde el principio. Mejor que la Coors Light, sin embargo.

"Quedate con ella", dijo Jim mientras entraban en el vestíbulo. "Yo no quiero que ella este por ahí sola."

"¿No es el alma?"

"Yo creo que sí. Y suponiendo que no lo sea, ella es la clave de esta".

"¿Estás seguro?"

"He visto la forma en que la mira. Eso es todo lo que necesito saber." Jim asintió con la cabeza en dirección de la periodista que estaba saliendo de los ascensores del vestíbulo. "Vete con ella. Voy a esperar a que Devina se muestre por aquí."

Ad no estaba interesado en conseguir que le endilgaran a la periodista. Quería esperar al demonio. Quería estar de pie, nariz a nariz con ella y orar por que ella hiciera otro chiste sobre Eddie, sólo para poder mostrarle que ella no llegaba a él más. Y entonces él quería mirar en sus ojos cuando su frustración estallara y se viera obligada a atacarlo

físicamente. Momento en el cual el pondría las reglas del juego. Lucha a muerte. Salir como un guerrero.

La perra, sin duda, podría ganarle, pero oh, el gozo de tomar una libra de carne de ella. Y el alivio era un excedente.

"¿Adrian? ¿Estás conmigo, hombre?"

"Quiero quedarme aquí."

"Y te necesito con esa mujer. Ella tiene que mantenerse con vida el tiempo suficiente para influir en él. ¿Si Devina consigue un maldito olor de esa conexión que están haciendo? Esa mujer va a terminar flotando en el Hudson. O algo peor".

Cuando Jim lo miró fijamente, el subtexto esta basado en la lógica, pensó; la persona más fuerte tenía que enfrentar al demonio, y en este momento no era ad. Y no sólo porque él no tuviera los movimientos llamativos de Jim.

"¿Quieres ganar", dijo Jim en voz baja. "¿O es que nos quieres joder?"

Ad maldijo y se alejó, cerrando la puerta detrás de la mujer y corriendo fuera de la manera convencional, porque era demasiado complicado desaparecer delante de incluso, observadores casuales.

Cuando ella se dirigía a los ascensores en el garaje, la periodista de Matthias caminaba como si estuviera en un misión y él envidiaba el propósito. No envidio su viaje como resulto después. El vehículo tenía un motor y un techo pero aparte de eso, no había mucho que recomendar de la cosa.

Para pasar el rato él se rio y se desapareció a sí mismo en el asiento trasero, en lo que resultó ser una biblioteca de los papeles viejos y revistas del Congreso. La buena noticia fue que ella tomó sólo un momento para arrancar el motor, pero aún así escuchaba el ruido de su culo invisible comprimiendo innumerables páginas de papel de periódico.

Volteando su cabeza, ella observo cuidadosamente el espacio que él estaba tomando, y para ser amable, él le dio un poco

de onda tranquilizante, para que ella pensara que en lo que a ella se refería, estaba sola en el maldito coche.

"Me estoy volviendo loca", murmuró mientras se retiró del hotel y se fue.

Era una buena conductora. Rápida en el pedal del acelerador, eficiente en su ruta. Terminaron en la parte occidental de la ciudad, en un motel que estaba sólo a un paso de un criadero de perros. Después salieron, él claramente se quedo invisible, ella claramente a la caza; se unieron a una convención de policías y periodistas que estaban centrados en una habitación a la izquierda.

Adrian frunció el ceño y bruscamente se centro en la escena real. A medida que la mujer responsablemente se acercó a las insignias que sostenían la línea en la cinta amarilla de la escena del crimen, él camino más allá de la débil barricada y penetró en el grupo ocupado en la puerta. Qué demonios, pensó para sí mismo.

Devina estaba por todo el lugar, su olor residual colgando en la brisa como si un camión de la basura se hubiera apoyado y volcado soltando todo por el lugar.

Adrian prensado en el interior, tuvo que taparse la nariz para evitar las náuseas por el hedor que no alcanzaba los senos para nasales de los seres humanos.

Hola, chica muerta.

Al otro lado de los cuatro o cinco policías, un cuerpo era visible a través de la puerta abierta del cuarto de baño: Un par de piernas, tatuajes en los muslos, la ropa retorcida alrededor de su cuerpo como si hubiera luchado. Su garganta había sido reducida, la sangre empapando la cosa brillante que obviamente había considerado una camisa, así como las astillas de azulejos sobre las que estaba tirada.

Ella era rubia, gracias a L'Oréal: Los restos de un kit de cabello de color estaban en el mostrador, y unos guantes plásticos manchados de púrpura puestos en la basura. Y su pelo secó, gracias al secador Conair, un poco cabello aun tenía mechones oscuros en su núcleo, más ligeros en las puntas de las cerdas.

"Maldito seas, Devina," murmuró ad.

"¿No ha llegado el fotógrafo aquí todavía?" Un hombre de aspecto cansado ladró.

Los CPDs se miraron unos a otros, como si no quisieran darle malas noticias.

"Todavía no, detective de la Cruz", dijo alguien.

"Esa mujer me vuelve loco," el chico murmuró, inclinando su teléfono móvil y comenzando a caminar.

Cuando los uniformes se agruparon en torno al detective como si quisieran ver la fotógrafa conseguir su culo masticado, Adrian aprovechó la oportunidad clara, para entrar en el baño, y conseguir acuclillarse.

Con la esperanza de no encontrar nada, Ad levantó el dobladillo de la blusa empapada de sangre. "Oh, vamos..."

Debajo de los destellos, de la pálida piel del estómago se habían marcado unos símbolos, runas no destinadas para que el ser humano las viera, o los hombres y mujeres amigos de ella, o la familia que la lloraran, no las encontraran. Eran un mensaje de Devina. Uno que ad iba a asegurarse de que Jim nunca, nunca viera.

Fundiendo un ojo hacia atrás hacia el nudo de los uniformes en torno a ese detective, Ad comprobó dos veces que el detective estuviera al teléfono celular, la llamada todavía le estaba dando algo de privacidad. Luego pasó la palma de la mano hacia atrás y adelante sobre la carne que había sido marcada.

Afortunadamente, la piel todavía tenía algo de vitalidad restante que le quedaba en sus células. Sin embargo, la remoción fue lenta.

"Llegar hasta aquí, ahora", dijo el detective fuera", o voy a tomar las fotos yo mismo. Tienes quince minutos para llegar a la escena"

Ad frunció el ceño en concentración, tirando todo lo que tenía en el esfuerzo. Las runas fueron tallados casi a un

cuarto de pulgada de profundidad en algunos lugares, y ellas fueron difíciles de borrar, como si se hubieran hecho con un cuchillo dentado... o más probablemente, una garra.

"Vamos...vamos" Él miró por encima del hombro. La llamada con la fotógrafa había terminado, y el detective se dirigía de vuelta.

Retrayendo la mano, se levantó de un salto y luego recordó que aún era invisible.

"¿Quién ha tocado el cuerpo?" Exclamó el detective. "¿Quién ha tocado este maldito cuerpo?"

Mierda. La camisa aún estaba justo debajo de sus pechos. No es como si la cosa se hubiera empujado sola. Y la piel estaba enrojecida de una manera artificial, dado no sólo el origen étnico de la víctima, sino también como fue el proceso de su muerte. Sin embargo, el objetivo se había cumplido y ello era más importante, que cualquier confusión a los humanos, iban a tener que clasificar lo que había.

¿A qué diablos estaba Devina jugando ahora? "Esa perra," Adrian susurró mientras salía, "va a pagar."

Jim observaba las personas que estaban en el vestíbulo, pero se quedó donde estaba, incluso cuando la noche se prolongaba: Matthias aún estaba en la habitación de él, y eso para Jim significaba que todo estaba bien y que había que esperar.

Era la vida de un operativo: extensiones de total inactividad separados por ráfagas de adrenalina, bailando entre la vida y la muerte.

Maldita sea, esto era como en los buenos y viejos tiempos-que no habían sido buenos, y no se sentía tan viejo en el momento porque el pasado de Matías no era en el único que estaba pensando. Desde que su nuevo puesto de trabajo como un ángel había irrumpido, se había apoderado de su vida, era como si todo lo que había existido antes hubiera sido limpiado, excepto que no era el caso. La distracción Vital era una especie de amnesia, no significaba que no tenías historia, aunque… Mirando hacia el techo abovedado, frunció el ceño. Matthias estaba en marcha.

Un minuto y medio más tarde, las puertas del ascensor se abrieron y el hombre salió al vestíbulo, confiado en el bastón, y con sus gafas de sol en su lugar a pesar de que era de noche. A su alrededor, la gente lo notó, por otra parte, siempre había sido así, como si el poder de Matthias creara un efecto de faro incluso entre los que no tenían ni idea de las gracias de Dios.

Haciéndose visible, Jim salió al camino del hombre. "¿Tienes una cita tarde esta noche?"

Las Ray-Ban batieron alrededor, pero esa fue la extensión de la reacción. "¿Te toco de niñera?"

"Sí, y no estoy consiguiendo que me paguen lo suficiente." Jim asintió con la cabeza a las puertas de cristal giratorias de la entrada principal. "¿Usted iba a alguna parte?"

"No, sólo necesitaba aire fresco. Me siento..." Matthias se pasó una mano por el pelo. "Encerrado. No puedo mirar más las paredes ¿Qué? ¿Por qué me miras así?".

Antes de que Jim pudiera pensar en una mentira, dijo, "Eres mucho más humano ahora."

"¿Qué diablos se supone que significa eso?"

Jim se encogió de hombros. "En realidad no importa. ¿Te importa si te acompaño?"

"¿Tengo alguna opción?"

"Siempre puede tratar de correr más rápido que yo."

"No es bueno burlarse de lisiados".

"Muéstrame uno."

Matthias se rió en un estallido corto. "Está bien. Salgamos".

Afuera, la noche era inusualmente cálida con una espesa niebla que asfixiaba el aire, la humedad colgaba entre las nubes por encima y por debajo del asfalto como si no pudiera tomar una determinación de si llovia o no.

Sacando sus cigarrillos, Jim encendió uno y exhaló una bocanada de humo. Entre la niebla, los Marlboro, y los sonidos de resonancia de sus pisadas en la acera, toda la maldita cosa era como el cine negro en la vida real...y era especialmente cierto cuando se acercaron a un grupo de hombres que estaban juntos, dando grandes zancadas o marchando, cualquiera que fuera el caso.

¿Infiernos?

Los seis hijos de puta estaban vestidos en cuero negro, que podrían haberlos marcado como góticos, excepto el modo de caminar en la formación detrás de su jefe tenía un ambiente de soldado profesional.

Al pasar cerca de, Matías y Jim se movieron hacia un lado, y el de delante miró por encima. Un hijo de puta feo por cierto, con ojos que eran pozos de agresión.

Eh...en su antigua vida, Jim podría haberlos considerados candidatos para reclutar. Ellos parecían que podrían matar a

algo o a nadie en su camino, especialmente el chico a la cabeza.

Pero era diferente ahora. Y con suerte, Matías lo era.

"Me acordé de algo", su antiguo jefe, dijo, después de que el tramo de concreto estaba solo de nuevo.

"¿Sí?"

"Justo mierda personal. Nada en lo que estuviera interesado"

A medida que el silencio se hizo tan frecuente como la niebla, Jim dio otra calada y habló tras la exhalación. "¿Esperaba por mí para llenar el vacío?"

"Tú fuiste el que quiso venir. Al menos podrías hacer algo útil".

"Y yo que pensaba que era decorativo."

"No es por mí, amigo." Cuando Jim no hizo ningún comentario aún, Matthias lo miró. "Por lo tanto, he estado pensando acerca de usted".

"No en tema romántico, espero."

"No, me gustaban las mujeres. Mucho".

"¿Solía?"

Matthias se detuvo y se enfrentó. "Lo que quiero saber es…"

En el otro extremo de la esquina, una figura salió a la acera con la facilidad de una persona capacitada para una emboscada, y el arma que fue levantada en esa dirección no hizo el menor ruido. Todo lo que Jim vio fue el breve flash cuando la bala salió de la punta del silenciador.

Con una estocada maldiciendo, tiro a Matthias en un callejón, con la fuerza de sus doscientas veinte libras barriendo el otro de sus pies, ellos cayeron paralelo al suelo en cámara lenta. En pleno vuelo, y con sincronización perfecta, sacaron sus armas, apuntaron sus hocicos en el

tirador, y tiraron de sus disparadores y cuando sus rondas dejaron sus silenciadores, Jim giró para que aterrizaran en el húmedo pavimento con él en el fondo, y Matthias usándolo a él como un colchón.

No había tiempo para joder, y él no tenía por qué decirle a su antiguo jefe, que aunque claramente Matthias prefería el sexo, no era la única cosa que el hombre recordaba: estaba de pie y listo para irse de cubierta detrás de una camioneta que estaba a unos tres metros de distancia.

Más disparos contra ellos, hacían un tintineo en la acera, en el panel frontal del GMC, y en la rueda también. Los disparos los habían seguido y se mantenían en las sombras mientras los cerraba.

Ese tipo de sigilo era otro identificador. Su atacante llegó a ellos sin sonido, y no sólo porque él estaba usando el mismo tipo de cargador automático con un supresor, como él que Jim tenía en contra de su propia palma: No había pisadas, ni siquiera respiración pesada, lo que significaba que era un asesino entrenado, que operaba en su elemento. XOps, pensó Jim. Tenía que ser.

Con otra maldición, miró a su alrededor para ver las opciones. La camioneta no era buena para el abrigo, porque tenía un tanque de gas: sabía que las líneas estaban en términos de lo que podría sobrevivir, pero no estaba muy seguro de dónde cayera Matthias en el espectro de intocable, y una nube de hongo sobre su cobertura no era una buena manera de poner a prueba esa mierda.

Cogió uno de los brazos de Matthias, ayudó a levantarse el chico en la parte posterior del GMC y por pura suerte, la cosa estaba aparcada en la entrada trasera industrial del hotel, un conjunto de puertas de acero feas emplazadas en el ladrillo. Jim fue por los tiradores de las asas, para prenderse, dando una vuelta de tuerca. Bloqueando. Cerradas. Y al diablo por reírse.

Lanzando una explosión de energía hacia abajo en el metal, éste rompió el mecanismo de bloqueo a pedazos y arrojó su hombro en los paneles reforzados. Cuando el par cedió con un chirrido, Matthias se congeló, la respuesta rápida era como si hubiera sido entrenado en el miedo.

Jim arrastró al hombre con él y cerró de golpe la puerta. Apoyando a Matthias, él golpeó el acero con otra ráfaga de

calor, éste durante más tiempo y más fuerte, poniendo una soldadura rápida en su lugar para comprarles algún tiempo para el escape.

La buena noticia fue que funcionó y su antiguo jefe estaba demasiado ocupado mirando su arma para notar el juego de manos.

Con el bastón en una palma, y el cargador automático en la otra, Matthias recuperó el control de sí mismo. "Por ahí", ladró como si estuviera a cargo. "Tiene que haber una salida."

En lugar de entrar en una discusión con él, Jim fue y lo engancho bajo esa axila y lo llevo con él, replegándose en medio de un arrastre. A medida que se trasladaba a lo largo, mantuvo un ojo sobre su hombro.

No hacía falta ser un genio para darse cuenta de quién era el objetivo. Matthias había sido el ex jefe de XOps y había "muerto." SOP debía confirmar visualmente el cuerpo, y dado que Isaac Rothe se había librado de los restos, nadie había sido capaz de hacer eso.

De alguna manera, se habían dado cuenta de que Matías estaba vivo y alrededor de Caldwell. ¿Quizás Devina tenía un "informante" en la organización?

"¿Has cerrado la puerta detrás de nosotros?" Gruñó Matías.

"Sí". Pero había muchas posibilidades de que el asesino pudiera entrar. La explosión fue del tipo corto y dulce, un poco más que un destello de luz. Y entonces llegó ese chillido de nuevo cuando el operativo entro al corredor.

Más adelante, sin puertas. No había ninguna cobertura. Sólo un tiro recto hasta donde alcanzaba la vista.

Como si él y Matthias tuvieran un solo cerebro, se dieron la vuelta y ambos sacaron sus tiradores, vaciando todo lo que tenían. Las balas rebotaron en torno al jugador operativo y regresaron, sin decir nada Jim empujó a Matthias detrás de él, y usó su propio cuerpo como escudo.

Un par de balas dieron en el blanco, una desagradable picadura, pero nada que lo matara o particularmente recuperara su atención. Y entonces él y Matthias se quedaron sin disparos. Lo mismo sucedió con el operativo.

Hubo una breve pausa, que era un alto y claro "RECARGA AHORA", y Jim no tenía más remedio que llegar a correr de nuevo. Los conjuros de protección eran buenos contra los secuaces de Devina, pero no eran realmente tan efectivos contra el envenenamiento por plomo Remington:

Manteniendo su cuerpo como un bloque, eligió un lado del pasillo y salió a empujones como el infierno. Y a medida que pasaban las pilas de sillas para banquetes, Matthias ayudó tanto como pudo, pero con el daño a la parte inferior del cuerpo, habría sido mejor que se quedara quieto y su musculoso cuerpo en el suelo.

No es como si tuvieran tiempo para debatir la etiqueta de peso muerto.

Habían caminado unos tres metros cuando Jim se dio cuenta de que no les estaban disparando. A ningún profesional

tomaría tanto tiempo para poner otro cargador ¿Qué demonios?

En ese momento, sintió la presencia de Devina, como una sombra que pasaba sobre su propia tumba.

Fantastico. Maldito demonio.

Capitulo 19

"Vamos, Monty, tienes que darme algo."

A diferencia de los otros reporteros en la escena del crimen en el motel, Mels no estaba en contra de la línea de la policía frente a la habitación abierta.

Ella había terminado en el otro extremo, de pie en la niebla que había rodado con su viejo amigo Monty La Boca.

Monty era un policía decente, pero lo que lo hacía realmente útil era su ego. Le encantaba compartir sólo para demostrar que podía, y no porque fuera practico.

La diferencia esta noche era que se trataba de su propia historia. Ella no estaba recolectando antecedentes para alguien más.

Mels se inclino sobre la cinta. "Sé que usted sabe lo que está pasando."

Monty levanto el cinturón más arriba de donde estaba en su barriga, y se pasó una mano por el pelo negro. Hablando acerca de otra época. Un trabajo de afeitado en su cabeza y un caramelo en la boca, era como un Kojak en el siglo XXI.

"Sí, yo fui uno de los primeros aquí. Así que, ya sabes, en la planta baja".

El problema de Monty era que él te hacia trabajar para él. "¿Cuándo te llamaron?"

"Hace dos horas. El gerente marcó al nueve uno uno y yo fui el primero en responder. El hombre que alquiló la habitación la quería por una hora alrededor de las cinco, pero la oficina no se dio cuenta que nadie había comprobado hasta las nueve. Llamé a la puerta. No hubo respuesta. El director utilizó su llave, y hola".

"¿Qué crees que pasó?" Era importante no utilizar el pronombre de usted.

"Ella era una prostituta conocida, por lo que tenemos 3 sospechosos."

Después de una pausa, ella la relleno, como se suponía que debía. "Su Proxeneta, el desconocido, y un novio celoso."

"No está mal. No está mal. "Él reacomodo el cinturón. "No forzaron la entrada. Es evidente que lucho, por la ropa en mal estado. Pero no todo era de la callejuela azul".

"Callejuela Azul" era una referencia al pasillo donde generaciones de prostitutas habían llevado a los delincuentes al consumo en la sede. Con el tiempo, el término se había codificado en sí, para significar nada inusual o inesperado cuando los delincuentes estaban involucrados.

"Y la sorpresa fue..."

Monty se inclinó, todo secreto de Estado. "Se había teñido el pelo. Por alguna razón, había sido parte del trato. El cabello debía ser largo y rubio, así es como fue. Y entonces él la mató".

"¿Cómo sabes que era un "él"?"

Monty lanzó una mirada derecha. "Y no, no puedo dar su nombre, no puede ser publicado aún porque estamos localizando a la familia. Pero sé quién es, y tiene suerte de haber vivido los últimos dos años. Su historial es largo y hay violencia en el, tanto con ella como con el agresor".

"Bueno, bueno, ¿me llamas si puedes compartir algo más? No nombro las fuentes, tu sabes eso".

"Sí, ya está bueno de eso, pero no te ofendas, no te veo en estos casos muy a menudo. Hey, ¿Y qué paso con el chico, Tony? Es por lo general su tipo de actuaciones".

En ese momento, ella no respetaba a Monty en absoluto, y no porque no se impresionó con su falta de credenciales en la CCJ. Maldita sea, no era una estrella de rock, y esto no era un concierto, y por el amor de Dios, podría por favor dejar de levantar el cinturón sobre su arma. Esta era la escena de un crimen y había una hija o hermana o tal vez novia o esposa muerta en el azulejo del baño.

Podía sentirse al menos un poco incómodo y sucio con el intercambio de información. Mientras lo hacía.

"Dick me asigno esto a mí", dijo.

"¿En serio? Hey, tal vez usted se está moviendo hacia arriba. Y sí, yo te llamare, siempre y cuando mantenga mi nombre lejos del articulo".

"Te lo prometo."

"Hablamos más tarde." Él asintió con la cabeza a un lado, despidiéndola. "Y asegúrese de contestar el teléfono cuando te llame, tengo un presentimiento sobre esto".

Ella levantó el dispositivo. "Siempre lo hago."

Mels contrariada, alzó la mano a la parte posterior de su cuello, los pelos punzantes en la nuca. Buscando a su alrededor, vio sólo las personas que tenían un propósito: Policías. Detectives. Un fotógrafo a zancadas hacia la cinta amarilla como si estuviera enojado.

También había dos equipos de noticias en todo el estacionamiento, uno que estaba haciendo una transmisión, la luz ultra brillante puesta sobre un reportero de pelo oscuro en el escenario, ya que estaban grabando.

Mels miro hacia todos los sentidos. Frotó el cuello un poco más. Hombre, esta niebla era espeluznante.

Controlando su reloj, ella ladeó su teléfono y pulsa enviar. Cuando le contestaron la llamada, ella tomó una mano alrededor de su boca. "¿Mamá? Hola, soy yo. Escucha, sé que dije que estaría en casa temprano, pero todavía estoy en el trabajo.

¿Qué? Lo siento no puedo escuchar bien, ¿que si regresare? Sí, lo hare. Oh, no, no te preocupes. Estoy cerca de la mitad del CPD. "Probablemente no era lo mejor que se podía decir. "No, estoy bien, mamá. Sí, es un homicidio, pero es un gran caso, y me alegro de que Dick me lo diera. Sí, lo prometo. Bien. Sí, bueno, escucha, tengo que irme y voy a llamar a tu puerta tan pronto como llegue a casa".

En cuanto colgó, ella no pensaba que iba a ser en corto plazo y estaba dispuesta a esperar por las cosas, no importaba el

tiempo que tomara. Necesitaría el cuerpo para ser fotografiado, y CSI también vendría y haría sus cosas, y luego, finalmente, la víctima podría ser levantada.

Mels iba a quedarse hasta que el CPD de ella estuviera lleno, y los presentadores fueran a casa, y cualquier otro reportero se rindiera.

Yendo hacia el coche de Tony le envió un mensaje para hacerle saber que, en realidad, no había guardado su vehículo y que ella iba a tratar de llevarlo a desayunar mañana y recogerlo a las ocho y media de camino a la sala de redacción.

Y luego cruzó el abrigo alrededor de ella y se recostó contra el parachoques delantero del vehículo de su colega.

Inmediatamente, se puso rígida de nuevo y miró detrás de ella. Nada más que farolas en los bordes más alejados del estacionamiento del motel. Nada se acercaba sigilosamente a ella, nadie en absoluto, era una cuestión de hecho.

Así que ¿por qué diablos creía que estaba siendo vigilada?

Masajeándose las sienes, se preguntó si la paranoia de Matthias no se le estaba pegando a ella. O tal vez parecía que lo que había sucedido en esa cama le había revuelto el cerebro.

Dijera lo que dijera el hombre sobre no recordar mucho, era seguro que sabía qué hacer con su boca... En algún nivel, no podía creer lo que había ocurrido. Nunca había estado en conexiones casuales, incluso en la universidad, pero si Matthias no lo hubiera dejado, ella podría haber dejado a las cosas seguir si curso natural, desnuda conclusión. Sinvergüenza. Sobre todo porque sabía que iría allí de nuevo si alguna vez tenía la oportunidad.

Congelado en el pasillo del sótano del Marriott, con Jim Heron como una manta sobre él, Matthias se sintió como un boxeador. Y no como Muhammad Ali o George Foreman. Al igual que sus compañeros en esta batalla tonta, sino como los chicos que eran los combatientes reales, que han trabajado en exceso en el gimnasio antes de golpear la mierda de personas dignas de sus habilidades: Arma vacía y por el muslo, costillas jadeantes, la cabeza nadando, y el corazón latiendo

a la carrera con todo lo que había corrido, topándose con las cosas. No creía que hubiera sido golpeado, sin embargo. Pero alguien lo había sido. El olor de la sangre fresca flotaba delante de ellos, y había un sonido que goteaba sugiriendo que una tubería tenía una fuga en él y probablemente no era algo vinculado con el sistema de agua del hotel.

"Quédate aquí" Jim ordenó.

¿Como si fuera una niña? "Vete a la mierda."

Juntos marcharon hacia el tirador incapacitado, con Jim delante porque podía ir un poco más rápido.

Justo dentro de las puertas que habían reventado por medio, un hombre vestido de negro, yacía de espaldas, con los ojos fijos y dilatadas en el más allá. Su garganta había sido cortada justo debajo de la línea de la mandíbula, las arterias y las venas. No dentado, pero dividida limpiamente.

"Extraño", Matthias murmuró, mirando a su alrededor y se pregunta sobre la limpieza y quien en el infierno había sido su salvador.

Al considerar los pros y los contras de las diversas técnicas de eliminación corporales, era vagamente consciente de que estaba totalmente imperturbable ante la muerte, el cuerpo, la violencia de que casi había sido abatido: se trataba de sólo lo de siempre, nada más que los aspectos prácticos de no querer involucrar a la policía, pesaba sobre su mente.

Esta era la forma en que había vivido, pensó. Esta era su zona.

Apoyado en su bastón, se sentó en cuclillas, de rodillas temblando como si fuera una rama de árbol.

"¿Tiene usted un coche?"

"No conmigo, pero puedo manejar esto. Hazme un favor y" Matthias comenzó a trabajar en el cuerpo otra vez, cacheando hacia abajo, buscando munición extra, un cuchillo, otra arma.

"Okaaaaay", dijo Jim con sequedad. "Voy a salir y ver si estaba solo."

"Así que usted no sabe quién fue el Buen Samaritano, tampoco."

"No".

La puerta de acero chilló de nuevo cuando Jim la abrió, y por una fracción de segundo, Matías fue paralizado por el miedo, el terror congelando su cuerpo y su corazón hasta los talones. Sus ojos rebotando, buscando en las sombras en el oscuro pasillo, esperando que saltaran y cayeran sobre él. Nada se movía.

Murmurando entre dientes, se reorientó y tiró encima de la camisa del hombre. Chaleco antibalas de Kevlar, tenía al menos una bala en el, así que él y Jim no habían perdido toda su ventaja. No había teléfono celular. Y suponiendo que Jim no caminara hacia una ducha de balas, parecía que no había nadie esperando afuera para apoyar este soldado.

Sentado atrás, Matthias evaluó las puertas de acero. En el centro, alrededor del mecanismo de bloqueo, había una chamuscada marca de la explosión, desde donde el atacante

ahora fallecido había soplado la mierda, con algún tipo de bomba de bolsillo.

En un repentino estallido, Matthias recordó sus propias manos en un detonador, se vio acariciando un IED con un enfoque vertical. Había preparado la cosa para sí mismo, la combinación electrónica para la explosión potencial de una estrategia de salida cuidadosamente construida....

Jim estaba equivocado. No se había odiado a sí mismo o en lo que se había convertido. Acababa de ser agotado por quién era. Y eso había sido todo.

El dolor de cabeza entró fuerte, al igual que su cerebro tenía el equivalente de un calambre muscular, el dolor limpiando su conocimiento, borrón y cuenta nueva, sus recuerdos bloqueados por la agonía.

Mierda, quería tener acceso a lo que estaba oculto, pero no podía permitirse el lujo de quedarse atorado, indefenso, e inclinado sobre un cadáver.

Al mirar hacia abajo a la cara del muerto, se obligó a salir de la amnesia y notar el cambio de color en la piel de la persona, la tez rojiza por el esfuerzo, drenándose y siendo reemplazada con un gris opaco. El seguimiento del proceso de la muerte, centrándose en él y sólo él, se arrastró de vuelta a la realidad.

"¿Te conozco?", Le preguntó a los restos.

Una parte de él estaba convencido de que lo hacía. El rostro era de un joven blanco, delgado, nada de grasa corporal en el cuerpo, pálido por la falta de sol, como si estuviera acostumbrado a trabajar por la noche. Por otra parte, ¿cuántos millones de jóvenes caucásicos estaban ahí?

No, pensó, conocía a este chico de alguna parte. De hecho, tenía la sensación de que había elegido al hijo de puta. ¿Había estado en el reclutamiento? ¿Para los militares?

Jim volvió al pasillo, cerró la puerta y se apoyó en ella, cruzando los brazos sobre su pecho y mirando como si quisiera golpear una pared.

"¿Estamos solos?" Exigió Matthias.

"Más o menos".

De repente, se dio cuenta de los orificios de la camisa de Heron. "Lo bueno es que usted está usando un chaleco, también."

"¿Qué?"

Matthias frunció el ceño. "Usted ha sido herido"

De repente, su cerebro escupe otra pieza del pasado: vio que ellos dos estaban en un cuarto de acero inoxidable, un cuerpo frío sobre una losa entre ellos, una pistola, un gatillo siendo tirado...hacia el maldito Heron. Por el mismo.

"Yo te he disparado en una morgue," respiró Matthias. "Yo te he disparado... justo en el pecho."

Capitulo 20

Justo a tiempo maldito, Jim pensó que Matthias se le quedó mirando como si le hubiera brotado un cuerno en medio de su frente.

Este no era un buen momento para que le volviera la memoria: Era evidente que alguien de XOps estaba tras la pista de Matías. Era la única explicación lógica, aunque eso no era lo que le preocupaba a su cerebro.

Devina le había salvado evidentemente el culo.

Ella había venido, usado un cuchillo, y se había ido. Y como el demonio nunca hacia nada que no le beneficiara a ella, tenía que preguntarse hasta qué punto una parte de este intento de asesinato había sido un juego. Tal vez no, después de todo, si quería influir en las encrucijadas de Matthias, ella lo necesitaba vivo para hacerlo. Y Jim obviamente no había estado haciendo un trabajo excelente protegiendo el hijo de puta.

"Te disparé..." Matthias repitió.

Jim dirigió una ¿Y qué pasa con eso? mirada. "¿Quieres una medalla por ello? Me voy a comprar una en la Internet. Pero antes de ir a hacerlo, eso es lo que hacen los chalecos antibalas, ¿verdad?"

"No estabas usando uno". Matthias se quitó las gafas y entornó los ojos. "Y usted no lo está haciendo ahora".

"De acuerdo, bien, estamos en un lugar público con un cadáver lleno de balas que provenían de nuestras armas. ¿Sinceramente cree que es buena idea charlar para pasar el rato?"

"Lo conozco." Matthias señaló a su atacante. "Pero no puedo ubicar de dónde."

"Mira, voy a aprovechar para sacar esta basura. Si fuera tan amable de tomar su puto culo y llevarlo de nuevo a su habitación del hotel"

"Dime. O yo no voy a ninguna parte".

Por una fracción de segundo, Jim recordó oh, tan claramente, por qué había siempre se había referido a Matías como el hijo de puta.

"Está bien. Tú eras su jefe".

"¿Qué clase de jefe era yo?"

No teníamos tiempo para esto. "Pero no es que me gustara, te lo aseguro."

"Yo era el tuyo, también... no es así" Cuando Jim no dijo nada más, el chico le enseñó los dientes. "¿Por qué diablos me has engañado. De una forma u otra, voy a poner todo junto, y todo lo que estás haciendo es hacerme enojar."

Mierda. Había una posibilidad muy real de que el tipo no se moviera, y Devina volviera o algo tan malo, como que la policía o la seguridad del hotel apareciera.

"Bien," dijo Jim bruscamente. "Me temo que si usted lo sabe, usted va a terminar en el infierno. ¿Cómo ves eso?"

Matthias retrocedió. "No te ves como un loco por Jesús."

"Yo no soy uno. Entonces, ¿podemos cortar la tontería y movernos?"

Matthias arrastró sus pies, enganchó el bastón por encima de su hombro, y se fue hacia los tobillos del chico muerto.

"Usted no está esquivando la cuestión para siempre."

"¿Qué demonios estás haciendo?"

"Vamos a tratar esto juntos"

"No, no lo haremos"

El sonido de las sirenas corto el argumento inicial, y ambos miraron hacia la puerta. Con un poco de suerte, la policía pasaría por encima buscando señales de algo fuera de lo normal y como las puertas se mantenían cerradas…

Nope. Alguien había visto algo, oído algo, y había hecho una llamada al 911. Cuando un coche paró en seco en el callejón, Jim quería tomar el camino más fácil, sólo golpear a Matthias en un trance, quemar al muerto, y controlar la mente de los policías, en este mismo momento, para obtener que se fueran en sus vehículos con sus linternas.

Pero la mierda de la fusión mental era difícil de hacer a más de una persona al tiempo. Y encender el cadáver en llamas diría a la CPD exactamente donde estaban. Con suerte, los chicos de azul perderían el tiempo mirando alrededor del callejón.

"Cállate.", gritó mientras agarraba a Matthias, tiraba al hombre por encima de su hombro, y comenzado a recorrer el pasillo.

"Arrrrrreee y-que mmm-maldita- broma mmmmm-mm-eee-"

La perra frase fue interrumpida, ya fuera porque Matthias se tragó su propia lengua por el camino difícil, o debido a que una hemorragia cerebral se hizo cargo gracias a la mezcla de recuerdos. Pero, maldita sea, llegaron al final del pasillo de ochenta kilómetros, y esta vez, Jim no tenía que ocultar su voladura de la cerradura, irrumpiendo a través de ella.

Oh, mierda.

Se topo con la parte trasera de uno de los restaurantes del hotel. La buena noticia era que parecía ser la instalación utilizada para servir el desayuno y el almuerzo de un pueblo fantasma, las superficies de cocción y los contadores de acero inoxidable todo limpio y asegurado para el turno de descanso. Por desgracia, el B y E habían activado la alarma de seguridad y las luces rojas parpadeaban en todas las esquinas.

"Por ahí", dijo Matthias, señalando un conjunto de puertas dobles con recortes de ventanas redondas en ellos. "Y baja mi culo".

Jim descargo el tipo y arranco de nuevo, pasando por una estufa tan larga como un campo de fútbol y luego un tanque lo suficiente grande como para lavar un elefante en el fregadero. Como golpeaban en el suelo de baldosas rojas, Jim miró a su alrededor, buscando el panel de control para el sistema de alarma, una especie de placa base, pero por supuesto no lo pondrían en medio de todo esto Emeril Lagasse. Además, incluso si podía desarmar la cosa, la señal ya había sido enviada.

Rompiendo a través del par de puertas, entraron en un diseño abierto de mesas cuadradas fijadas para alimentar a las personas que no estarían llenas de tostadas y huevos hasta dentro de siete horas.

Al otro lado, las paredes de vidrio polarizado, separaban el restaurante del vestíbulo, mostrando un trío de gente corriendo que tenían que ser la seguridad del hotel.

Matías y él miraron hacia la izquierda, donde las cortinas del suelo al techo estaban echadas hacia atrás para encerrar las ventanas de guillotina pasadas de moda.

Ninguna discusión. Ellos corrieron rápidamente hacia la única salida a la que tenían la oportunidad de llegar. Y había que darle crédito de Matthias, ya que no intentó jugar al héroe cuando llegaron allí, se detuvo en seco y dejo que Jim desbloqueara el interruptor y agarrara el bronce manejando la base de la solera.

Colocando algo más que su espalda en el apoyo para tratar de abrirla. Atacado en un poco de jugo mental, así, la ventana se deslizó hacia arriba con un crack, como si se estuviera rompiéndose, en ves de haber sido abierta. Había una caída de tres metros hacia el pavimento.

"A la mierda", dijo Matías. "Vas a tener que cogerme."

"Entendido".

Con un aumento coordinado, Jim se lanzo con las manos sueltas de la gravedad. Aterrizó sólido sobre las botas de combate y extendió los brazos. La salida de Matías fue más áspera, por la dificultad al doblar las piernas, pero el tipo no era estúpido. Se agarró de la ventana y se arrastró en su lugar detrás de él, incluso aunque su culo apenas cabía en la cornisa.

Como él se dejó ir, fue a una caída libre, la cazadora negra ondeaba tras él inútilmente, como un paracaídas con un agujero de bala.

Jim cogió a su antiguo jefe con un gruñido, impidiéndole golpear el pavimento.

"Encontraron a nuestro amigo", dijo Matthias mientras empujaba libre.

Efectivamente, ahora por el costado del edificio, los policías abrían las puertas dobles y entraban en el pasillo, sus linternas brillantes al callejón de vez en cuando, como si estuvieran haciendo barridos en busca del asesino que escapaba.

Tiempo para lograr ser un fantasma. Con movimientos en silencio y tan rápido como pudieron, los dos se dirigieron en la dirección opuesta. A diferencia de lo que ocurría en XOps, la reserva era el nombre del juego cuando se trataba de la Policía de Caldwell, y era bastante seguro, más sirenas comenzaron a hacer eco durante toda la noche.

A unos quince metros más adelante, él y Matthias se detuvieron en la otra esquina del hotel, dieron una mirada alrededor, y luego salieron del callejón, tranquilos como agua congelada.

"Perdiste las gafas de sol", dijo Jim mientras se concentraba en la acera de adelante.

"Si, lo hice."

Jim miró a su antiguo jefe. El hombre tenía la cabeza en alto y la vista al frente. Sus labios estaban entreabiertos y respiraba como un tren de carga, pero no lo sabría si no estabas buscando signos de hipoxia.

Por lo que cualquier persona podría decir, eran sólo dos desconocidos afuera dando un paseo, sin relación con ninguna rareza.

Jim tenía un deseo absurdo de decirle a su antiguo jefe, que el hijo de puta había hecho un buen trabajo. Pero eso era ridículo.

Ambos habían sido entrenados por el mismo sargento, habían pasado años consecutivos haciendo ejercicios de evasión, técnicas de lado a lado, había pasado a través de las variaciones de este escenario preciso. En el momento en que entraron en el vestíbulo, Matthias respiraba más fácil.

Sobraba decir que el chico iba a seguir alojándose en el Marriott. Ahora que un intento de asesinato había sido hecho, y no había sido logrado, la participación de las autoridades haría más difícil y arriesgado el segundo intento, por lo menos por el próximo par de días.

Además, habían estado en un tour por la cocina. Muy profesional. Sería una pena no probar la comida.

La tenacidad de Mels se pago...de una manera triste.

Los equipos de noticias de fueron después de la medianoche, y luego los policías empezaron a reducirse. Incluso Monty se fue antes de que ella lo hiciera. Finalmente, estaban sólo los

investigadores de la escena del crimen, dos detectives y su buen auto.

La línea amarilla de la cinta de la policía se había vuelto más pequeña y más pequeña, a medida que el personal se había reducido y había llegado más cerca y más cerca de la puerta abierta de la habitación de hotel.

Así que cuando llegó el momento de retirar la víctima, tenía un tiro visual claro del proceso. Dos hombres entraron con una bolsa de plástico negra, y por la naturaleza del cuarto de baño donde la mujer había muerto, tuvieron que poner la bolsa plana en la alfombra y llevarla a ella para colocarla ahí. Pobre chica.

"Sí, es terrible."

Mels giro alrededor, sin darse cuenta de que había hablado en voz alta. Un hombre alto, de aspecto aterrador estaba detrás de ella, la típica cara dura, con piercings en ella y una chaqueta de cuero de motorista. Excepto que su expresión llevaba una angustia en ella que inmediatamente cambió su opinión perjudicial de él. Él no estaba centrado en ella, estaba mirando a la chica muerta cuyos miembros sin vida

estaban siendo arreglados por los lados antes de subir la cremallera por la que ella desaparecería en los pliegues negros del plástico grueso.

Mels volvio a la escena. "Me siento tan mal por su padre."

"¿Lo conoces?"

"No pero me puedo imaginar, sin embargo." Por otra parte, tal vez el tipo no había dado una mierda sobre ella y era parte de la razón por la que se enganchó en esta vida. "Es sólo que...que fue un bebé una vez. Tenía que haber tenido cierta inocencia en algún momento".

"Eso espero."

La curiosidad la hizo medirlo nuevamente. "¿Eres un huésped en el motel?"

"Sólo un espectador." El hombre exhaló con una curiosa especie de derrota. "Hombre, no me gusta la muerte."

En ese momento, pensó Mels en su padre por alguna razón. El había sido removido de la escena de ese accidente de coche en una bolsa, también, después de que había sido sacado del asiento del conductor por las quijadas de la vida. ¿Estaría en el cielo? ¿Mirando hacia abajo hacia ellos? ¿O solo estaría invisible en una especie de algo, como un coche que se está apagando o el vacío siendo desenchufado?

No había otra vida de los objetos inanimados.

Así que ¿por qué los seres humanos creían que su destino era diferente?

"Debido a que es diferente."

Ella miró por encima del hombro y sonrió torpemente. "Yo no quería pensar en voz alta."

"Está bien." El chico sonrió un poco. "Y no hay nada malo con la esperanza de que sus muertos están en paz o con tener fe. Es una buena cosa, en realidad."

Mels reorientándose hacia la habitación del motel, pensó que era extraño estar teniendo esta conversación franca con un desconocido. "Yo sólo desearía saberlo con certeza."

"Ah, pero tú eres un reportero. Contaría el secreto".

Ella se echó a reír. "¿Como el Cielo y el Infierno son información privilegiada?"

"Lo tienes. Los seres humanos requieren dos cosas para unirse adecuadamente: la escasez y lo desconocido. Si siempre fueran tus seres queridos los darías por sentado, y si supieras a ciencia cierta que los volverías a ver, no los extrañarías. Todo es parte del plan divino".

Así que era un fanático religioso. "Bueno, ahí lo tienes."

Ellos retrocedieron mientras los oficiales agarraron las asas encargándose de la bolsa y empezaron a caminar para sacar a la víctima.

A medida que la procesión sombría pasó, Mels tenía una sensación de por qué Dick le había dado esta tarea. Chica muerta, espantosa escena, significaba que las calles de Caldwell, bla, bla, bla. Era justo el tipo de idiota que pagaría para que renunciara y estuviera debajo de nuevo.

Y la verdad era que se sacudió, como cualquier persona con una conciencia sería. Pero todavía iba a hacer su trabajo.

Apoyada en la puerta, se dirigió al hombre a cargo. "¿Detective de la Cruz? ¿Le importaría hacer una declaración?"

El detective levantó la vista de su ipad Columbo. "¿Todavía estás aquí, Carmichael?"

"Por supuesto."

"Harías sentir a tu papá orgulloso, ya lo sabes."

"Gracias, detective."

Cuando de la Cruz se acercó, él no hecho una vista hacia el gran hombre de pie junto a ella, era como si no lo viera. Sin inmutarse por casi cualquier cosa. "No tengo nada que decir todavía. Lo siento".

"¿Ningún sospechoso?"

"Sin comentarios". Dio en su hombro un apretón. "Dile 'hola' a tu madre, ¿de acuerdo?"

"¿Qué pasa con el color del pelo?"

Él sólo hizo un gesto por encima del hombro y siguió adelante, entrando en un gris oscuro Crown Vic y sacándolo del estacionamiento.

Cuando el último oficial cerró la puerta de la habitación, cerró con llave y puso el sello CPD en su lugar, ella se volvió hacia el hombre detrás de ella.

Se había ido, como si nunca hubiera estado allí. Raro.

Dirigiéndose al coche de Tony, ella podría haber jurado que estaba siendo seguida, pero no había nadie cerca de ella. El sentimiento persistió cuando ella se marchó, hasta el punto en que se preguntó si seria paranoia o era un virus que se podía coger.

Matías ciertamente estaba nervioso, pero bien podría tener razón de ser. Desde luego no lo hacía.

Mels tomo el camino más corto a casa, que estaba en los caminos superficiales, y cuando iba por el cementerio otra vez, ella decidió tomar un pequeño desvío.

La casa frente a la que finalmente se detuvo estaba en una calle donde cada garaje, excepto el suyo, tenía dos linternas que brillaban alegres a cada lado de la puerta.

Esta casa en particular tenia las luces apagadas en el interior y en el exterior, un agujero negro en medio de todos los demás inquilinos y propietarios.

Alcanzando la puerta del coche, ella quería hurgar un poco, mirar en algunas ventanas, tal vez encontrar un camino abierto en el garaje.

Pero tan pronto como se puso en contacto con el mango, vino una ola de temor sobre ella, sintiendo como si en todo el ambiente alguien la observara y se convirtiera en un coco real que venía de detrás de ella con un cuchillo.

Mels le dio al misterioso sentimiento un segundo para pasar, por si era la acidez de esa hamburguesa y papas fritas en el Marriott, pero cuando se sentó sobre su pecho, puso el coche en marcha y dio la vuelta en medio de la calle.

Es probable que fuera la niebla que aún colgaba en el aire. Sí, era un asesino serial, la película de niebla que hacía que la noche pareciera más oscura y más peligrosa de lo que realmente era.

Conduciendo, cerró con seguro la cerradura de la puerta y se camino rápidamente y con firmeza. Ella no aflojo hasta que se detuvo en el camino familiar de la casa de sus padres, los

faros del coche de Tony apuntando hacia arriba sobre la parte delantera de la calle en que había crecido.

Por alguna razón, ella se centró en las persianas del segundo piso. Los exteriores de la buhardilla de su dormitorio.

Su padre los había fijado cuando tenía diez años de edad: Después de la pascua había entrado y quitado las cortinas, había conseguido una escalera de aluminio brillante y arrastro las cosas pesadas de madera hacia arriba, las equilibro en los aleros, ajusto los apoyos, haciéndolo bien. Ella había mantenido la base de la escalera, sólo porque ella quería ser parte de ello. Ella no se había preocupado de que se cayera. Había sido supermán ese día. Todos los días, en realidad.

Pensó en ese desconocido por el motel, el que tiene las dilucidaciones y los piercings. Tal vez tenía un punto sobre lo de la escasez y la materia de garantía cuando se trata de algunas personas. Pero para ella, si ella sabía a ciencia cierta que su padre estaba bien, ella en realidad encontraría un poco de paz para sí misma.

Divertido, ella no se había dado cuenta hasta esta noche de que ella podría necesitar eso. Por otra parte, desde su fallecimiento...ella había hecho un punto de no ver de cerca las cosas. Era demasiado doloroso.

Capitulo 21

Era poco antes de las cinco am, Jim estaba en la habitación de Matías en el Marriott, mirando la televisión, silencioso desde una silla en la esquina. Unas dos horas antes, había recibido un texto diciendo que la reportera estaba segura en casa a su madre y que el ángel iba a ver a Eddie y dejar que el perro saliera.

El próximo informe había sido cuarenta y cinco minutos después, Ad iba a tratar de dormir algo.

En la cama king-size, Matthias estaba durmiendo como un cadáver: en la parte superior la colcha le cubría la espalda, la cabeza en la almohada, con las manos unidas sobre su esternón. Todo lo que necesitaba era una rosa blanca entre los dedos y un órgano en conserva y Jim podría haber estado pagando sus respetos.

¿Por qué demonios Devina les había ayudado?

Cristo, la única cosa peor de que ella fuera en contra de él era que lo rescatara. Y él no había necesitado salvavidas.

Tenía trucos bajo la manga, maldita sea. Había estado a punto de reventar hacia fuera un espectáculo de luces.

Tal vez estaba tratando de aspirar al Creador.

¿Cómo mierda de irritante era eso?

A las 5 am, ¡arriba Caldwell!, el noticiero conducido por un reportero que cubria un centro de la escena de un crimen, la mujer de pie delante de un motel, volviéndose y señalando a una sala abierta donde la policía iban estaba dentro y por fuera. Luego hubo un corte en una caja de tinte de color para el pelo y de la ficha policial de una mujer dura, usando un pegajoso pelo rojo.

Tanto pecado en el mundo, pensó Jim. Y en esa nota, que necesitaba más munición.

Cuando un comercial de salchichas Jimmy Dean se encendió, su estómago habría pedido servicio de habitación si pudiera haber levantado el teléfono y marcado.

"¿Puedes al menos decirme mi nombre?"

Jim miró hacia la cama. Los ojos de Matthias estaban abiertos, pero él no se había movido, como una serpiente enroscada en el sol.

"Sólo lo he conocido a usted como Matías."

"Nos entrenamos juntos, no es así. Anoche tuvimos exactamente los mismos movimientos y al mismo tiempo."

"Sí".

Detectando a donde esta línea de interrogatorio iba a llevarlos, Jim cogió sus cigarrillos, puso uno entre sus dientes, y luego recordó que estaban en un lugar público. Y ¿no sería irónico conseguir ser echado del hotel por fumar, cuando habían roto la puerta de atrás, intercambiado fuego, dejado un cuerpo, y roto una ventana de nuevo?

Har-har-hardy-har-har.

Jim volvió a centrarse en la televisión, que estaba mostrando un comercial de un desodorante. Por una fracción de segundo, envidio a los tipos retratados en la escena: todo por lo que tenían que preocuparse eran sus axilas, y siempre y cuando utilizaran los productos Speed Stick, estaban listos.

Si tan sólo la solución para Devina llegara en aerosol y barra.

"Dime cómo me maté." Cuando Jim no respondió, el otro hombre dijo: "¿Por qué tienes tanto miedo de hablar de ello? No me pareces un cobarde".

Jim se frotó la cara. "¿Sabes qué? Usted debe dormir menos. Usted es un dolor en el culo, bien descansado".

"Supongo que no eres más que un cobarde, entonces."

Cuando Jim exhaló con fuerza, él deseo que fuera humo. "¿Bien, quieres sabes lo que me preocupa? Que cuando averigües quién era usted, usted va a ser ese hombre de nuevo y voy a perderte. No te ofendas, pero esto de borrón y cuenta nueva que tienes, es una bendición".

"Lo haces sonar como si estuviera mal"

"Lo estabas". Jim miró a los ojos a su antiguo jefe. "Usted estaba infectado hasta la médula, hasta el punto en que había llegado a la conclusión de que usted nació de esa manera. Pero verte así..." Hizo un gesto con su mano. "Es una sorpresa descubrir que usted no lo estaba."

"¿Qué demonios ha pasado conmigo?" Susurró Matthias.

"Yo no sé nada de su pasado antes de venir a XOps."

"¿Así es como la organización se llamaba?"

"Es o se llama. No "era". Y sí, usted y yo nos entrenamos juntos. Antes de eso, yo no sé una mierda. Allí había rumores acerca de usted, pero probablemente eran el resultado del exceso sobre la base de su reputación".

"Lo que era..."

"Usted fue un sociópata." El hombre maldijo en voz baja y Jim se encogió de hombros. "Oye, yo no era un santo, tampoco. No antes de ingresar, luego, no cuando era un activo. Pero usted estableció un nuevo estándar. Usted fue...algo más".

Hubo un período de silencio. Entonces, "Sigues sin decirme nada concreto."

Jim se frotó el cabello y pensó: Bueno, diablos, había tantas anécdotas para elegir.

"Está bien, cómo esto. Había un hombre, el coronel Alistair Childe, ¿Te suena el nombre de algo?" Cuando Matthias sacudió la cabeza, Jim realmente deseo que estuvieran afuera para poder fumar. "Él era un buen hombre, tenía una hija que era abogado. Un hijo que tenía algunos problemas. Su esposa murió de cáncer. Él vivía en Boston, pero tenía una gran cantidad de tratos con Washington, Él se acercó demasiado".

"A qué".

"A la empresa, por así decirlo. Lo secuestraron y lo llevaron a casa de su hijo, donde sus operarios bombardearon el niño llenándolo de una sobredosis de heroína y filmaron a Alistair gritando mientras su hijo arrojaba espuma por la boca y moria. Y tú que pensabas que habías hecho el tipo de sólido, ya que, en tus propias palabras, se tomó el chico que estaba roto.

La amenaza, por supuesto, era que si Childe no se alejaba, usted iría por la hija, también".

Matthias no se movió, apenas respiraba, apenas parpadeó. Pero su voz era otro cuento. Áspera y llena de grava, apenas consiguió pronunciar las palabras: "No me acuerdo de eso."

"Lo harás. En un cierto punto. Vas a recordar un montón de cosas así y algunas cosas que probablemente ni siquiera puede adivinar".

"¿Y cómo sabes tanto?"

"¿Sobre Childe? Yo estaba allí cuando andabas en pos de la hija".

Los ojos de Matthias cerrados, y su pecho subía y bajaba lentamente, como si hubiera un peso terrible sobre él.

Eso le dio a Jim algo de esperanza. Tal vez la revelación le llevaría más lejos del pecado.

"Si eso es cierto, puedo ver por qué usted está preocupado acerca de mi brújula moral."

"Es verdad, como que hay un Dios. Y como he dicho, hay mucho más."

Matthias se aclaró la garganta. "Entonces, ¿Como fue exactamente lo que ocurrió?"

Cuando él hizo un gesto alrededor de su ojo, Jim se vio arrastrada de vuelta a su pasado común. "Yo quería retirarme, pero XOps no tienen ninguna opción de jubilación, y usted era el único que me podía aprobar la gestión. Nosotros discutimos sobre ello, y entonces apareciste donde estaba en una misión en el desierto. Usted

me dijo que hiciéramos un reconocimiento solos por la noche bien lejos del campamento, y pensé que este era el momento, no más juegos. En su lugar, usted venia por usted mismo. Me miraste a los ojos mientras que levantabas el pie y lo puso en la arena. La explosión...fue hacia arriba, no hacia fuera. Usted nunca significó nada para mí, y no fue un error." Recuerdos de esa cabaña, de la arena en los ojos y del humo de la explosión en la nariz, volvieron duros y rápidos.

"Después de esto, le saque de ahí, y lo lleve adonde usted podía obtener ayuda".

"¿Por qué no dejaste que me muriera?"

"Yo terminé jugando con sus reglas. Ya era hora de que el Oz todopoderoso no consiguiera lo que buscaba."

"Pero si usted quería irse, y usted me hubiera matado, ¿quién lo habría jodido a usted? Asumiendo que usted esta diciéndome la verdad acerca de todo esto, habría sido libre".

Jim se encogió de hombros: "Yo te tenía pillado. No querías que ese pequeño secreto del suicidio, saliera a la luz, así que

obtuve lo mejor de ambos mundos. Yo era libre y usted iba a pasar el resto de su vida como una mierda y en el dolor".

Matthias se rió en un estallido duro. "Extrañamente, puedo respetar eso. Pero no entiendo por qué demonios estás ayudándome ahora."

"Cambio de trabajo." Jim cogió el mando a distancia. "Mira, hicimos noticias."

Al desactivar el silencio de la televisión, un presentador diferente presentó un informe sobre el cuerpo que había sido encontrado, caramba, justo donde lo habían dejado en ese pasillo del servicio. No había sospechosos. No había identidad de la víctima, y buena suerte con eso. Incluso si encontraban algo, los alias creados por XOps eran impenetrables.

Además, el tiempo estaba marcando para el forense: El cuerpo iba a desaparecer de la morgue de un momento a otro, si no hubiera sido eliminado ya. Sólo otro caso sin resolver que se iba a quedar atrapado en un archivador abajo en el CPD.

"¿Qué tipo de trabajo hace usted ahora?" Preguntó Matías.

"Contratista independiente".

"Todavía no explica por qué usted está ayudando a un hombre que odia."

Jim miró al chico y pensó en todo lo que Matthias representaba en la guerra con Devina.

"Ahora...es necesario".

Cuando Mels se preparaba para trabajar, ella se rompió una uña vistiéndose y luego derramó café en la blusa en la cocina. En virtud de que la mala suerte venia en grupos de tres, tenía la sensación de que estaba en la lista negra de alguien, pero que al menos su madre se encontraba por la mañana temprano en clase de yoga y eso significaba que podía salir por la puerta sin mucha charla.

A veces, hablar con su madre acerca de su trabajo era duro. ¿Al igual, la mujer no necesitaba oír los detalles de esa pobre chica en el motel?

Apenas una buena conversación desayuno. Además, Mels no se sentía locuaz. Había sido una noche muy larga, lo que con la redacción de su noticia sobre el asesinato y el envío al editorial para que lo pudieran editar y poner a primera hora en línea. Hoy iba a centrarse en la presentación de datos para poder agregar un artículo más a fondo para la edición del periódico de mañana.

Con un poco de suerte, Monty iba a dejar que sus dedos hicieran su camino a su teléfono celular, de manera que la boca de él pudiera hacer lo que mejor sabía hacer.

En el camino para recoger a Tony, se quedó atascada en una línea en el servicio vehicular de McDonald, pero no había manera de que ella apareciera en el apartamento de su amigo sin desayuno. Por último, con dos galletas y salchichas en una bolsa y un par de cafés en la consola, estaba de vuelta en los negocios en el prestado Toyota.

Cuando ella paró en la acera frente al edificio, el tipo se sacó a sí mismo fuera de los escalones de la entrada, contoneándose todo el camino, haciéndolo parecer mucho más alto de lo que en realidad era.

"¿Te he dicho últimamente cuánto Te amo", preguntó ella mientras el entraba, Tony sonrió. "Si ese es el desayuno, entonces sí, lo hiciste."

"Te tengo un juego completo." Ella le entregó la bolsa. "Uno de los cafés es mío."

"Mejor que un par de aretes." Él desenvolvió un paquete blanco. "Mmm, comestible."

"Realmente aprecio que me prestaras tu bebé."

"Vamos, ¿A dónde tengo que ir?, después de que pueda llegar al trabajo y regresar, estoy bien. "Mientras masticaba, frunció el ceño y cogió un recibo del cenicero. "¿Estabas en el Marriott ayer?"

Mels coloco la señal direccional, y se impulso hacia el tráfico, con el deseo de que su amigo no fuera tan condenadamente observador. "Ah, sí, ahí estuve."

"¿A qué hora?"

Mels mantuvo sus ojos en la carretera, al reconocer la voz de reportero con que estaba siendo golpeada. "Fue ayer por la noche. Estaba visitando a un amigo".

"Entonces, ¿has visto el alboroto?"

"¿Alboroto?"

"¿No sabes lo que pasó?"

"Me llamaron a una escena de asesinato en el extremo oeste. ¿De qué estás hablando?"

"Espera, ¿te pusieron con esa prostituta con el cambio del color de pelo?"

"Lo hicieron. ¿Así que dime lo que pasó en el Marriott?"

Mientras Tony se tomo su tiempo acabando el primer Mac-lo-que-se-llame, el estómago de Mels salto. Hombre, si trataba de iniciar la segunda Mac, iba a saltar fuera de su piel.

"Hubo un tiroteo en el sótano del hotel. Eric está asignado al mismo. Hubo intercambio de balas en el callejón, y alguien entró por una de las entradas posteriores de los restaurantes. Una llamada al nueve uno uno, y se encontraron con un hombre sin identificación y sin armas muerto de una herida de cuchillo".

"¿Pensé que habías dicho que eran balas involucradas?"

"Oh, el había recibido un disparo muy bueno. Pero eso no fue lo que lo mató.", Tony hizo un movimiento de corte a través de la frente a su cuello. "Fue cortado de ancho."

Un escalofrío la recorrió. ¡Porque vas a morir si no te alejas de mí!

Mels trato de calmarse. Ese era un gran hotel, en una zona no muy buena después de que la ciudad oscureciera. Los asesinatos sucedían, sobre todo entre los narcotraficantes y sus clientes, Tony revolvió todo en la bolsa para coger el biscuit número dos.

"Al parecer, el hombre habría muerto de los disparos, pero él tenia un infierno de chaleco antibalas sobre él. Eric dijo que los chicos de la CPD estaban babeando sobre el asunto.

Nunca había visto uno tan dulce. "El suave sonido de otro envoltorio blanco retirado, fue seguido por una fresca bocanada de aire insalubre e impresionante.

"Entonces, ¿qué has descubierto ayer por la noche?", preguntó en torno a su boca llena.

Mels hizo una parada de lenta y giro a la izquierda en el Comercio, su cabeza pensando: Si Matthias habría ido a la

cama cuando ella lo dejó, aunque eso no significaba que no podía haber salido después de que ella saliera.

"¿Hola? ¿Mels?"

"Lo siento, ¿qué?"

"Cuando estabas en el motel. ¿Qué encontraste?"

"Ah...cierto, lo siento, no mucho. La mujer murió después de que coloreara su pelo, su garganta estaba cortada".

"Dos en una sola noche. Es una epidemia".

Bueno, no era eso, pensó. Nadie podía estar en dos lugares a la vez, ¿verdad?

Bien, ahora estaba siendo loca. "Si. Raro".

A cinco cuadras más adelante, llegaron hasta el edificio de la CCJ, y ella estaciono atrás, dando las llaves a Tony, cuando caminaban a la puerta trasera.

"Gracias de nuevo", dijo.

"Como te dije, cuando quieras. Especialmente si usted me compra el desayuno. ¿Y deja de poner billetes de dólar en el cajón cuando te comes una chocolatina? Sabes que eres bienvenido a mi escondite".

Era cierto. Tony tenía un bote lleno de petróleo, de calidad alimentaria en su escritorio y había sido conocida por participar de vez en cuando. Pero no era un tacaño.

Mels abrió la puerta y la sostuvo para él. "Yo no voy a robar".

"Si te doy el permiso, no es robar. Y, además, no lo tomas, es mas como un Ho-Ho o dos al mes".

"Hurto es hurto."

Llegaron a las escaleras poco profundas que llevaban a las puertas de cristal de la sala de redacción, y cruzaron la puerta esta vez.

"Me gustaría que todos se sintieran así."

"¿Ves? No es tu trabajo alimentarnos a todos nosotros."

En el instante en que entró, los teléfonos sonando y voces rápidas y pies que corrían era un familiar sonido, barriendo su cuerpo, llevándolo a su escritorio. Cuando se sentó, un rugido sordo sonó sobre la ansiedad sobre Matías, y observo su computadora sin pensamiento consciente.

Un sobre manila aterrizó en su escritorio con una bofetada, sorprendiéndola.

"¿Tengo algo bonito para que veas", dijo Dick con una sonrisa socarrona.

Cogió el paquete y sacó...

Bueno, no estaba muy contento de que ella hubiera dado esas dos galletas de salchicha a Tony: Eran fotografías del cuerpo de la prostituta, de ocho y medio por once en color, todo de cerca y personal.

Cuando Dick se cernía sobre ella como si estuviera esperando a que ella se comportara como una chica, ella se negó a darle cualquier satisfacción, a pesar de que el centro de su pecho le dolían las imágenes...particularmente la que mostraba la herida en el cuello, en detalle, el profundo corte a través de la piel y dentro del músculo de color rosa, rojo y pálido del cartílago de la garganta.

Cuando Mels coloco las fotos hacia abajo, ella se aseguró de mirar hacia arriba, y se dio cuenta de que Dick, con toda su actitud de hombre grande, se negaba a mirar la imagen.

"Gracias." Ella mantuvo sus ojos fijos en los suyos. "Esto me va a ayudar mucho."

Dick se aclaró la garganta, como si tal vez hubiera llevado el acto culo demasiado lejos, mas bajo aun de sus propias normas. "Déjame ver tu seguimiento lo antes posible."

"Así será."

Mientras salía, ella negó con la cabeza. Él debería saber mejor que decirle a ella eso, conociendo quien había sido su padre, era un desafío. Y PS, el hecho de que él lo hiciera era sencillamente asqueroso.

Algo le hizo pensar sobre la forma en que Monty utilizaba la tragedia para sus propios fines. Frunciendo el ceño, ella fue a través de las fotografías de nuevo, y se centró en la que fue tomada en la losa de la morgue. Había una extraña erupción en la parte inferior del abdomen, un enrojecimiento en la piel, como si la víctima hubiera sido quemada por el sol.

A medida que su celular sonó, ella contestó sin mirar el número. "Carmichael."

"Hola."

La voz profunda envió una ráfaga de calor derecho a través de su núcleo básico. Matthias.

Por una fracción de segundo se preguntó cómo había conseguido su número. Pero entonces recordó que ella le había dado a él su tarjeta de visita y escrito el número.

"Bueno, buenos días", dijo.

"¿Cómo estás?"

En la cabeza, un partido de ping-pong se puso en marcha entre lo que Tony le había dicho en el coche y lo que ese beso le había hecho sentir. De ida y vuelta, de ida y vuelta.

"¿Estás ahí, Mels?"

"Sí." Ella se frotó los ojos, y luego tuvo que parar porque el herido no apreció su atención.

"Lo siento. Estoy bien, ¿cómo estás? ¿No han regresado más recuerdos?"

"De hecho, sí."

Mels se enderezó en su silla, su interés cambiando, bloqueándola. "¿Cómo qué?"

"¿Crees que a tu Nancy Drew le importaría comprobar algo para mí?"

"Por supuesto. Dime lo que quieres saber.

"Mientras hablaba, tomó notas, anoto nombres, murmurando uh-huhs en las pausas. "Está bien. Esto no es problema. ¿Quieres que te llame de vuelta?"

"Sí, eso sería genial."

Hubo una extraña pausa. "Está bien", dijo torpemente. "Yo te llamo"

"Mels..."

Cerrando los ojos, ella lo sintió contra ella, presionando su cuerpo, apoderándose de su boca, dominándola lo que era algo intrínseco en su personalidad.

"¿Sabes lo que pasó en tu hotel anoche?" Dijo bruscamente.

"Si. Me pase varias horas pensando en ti". Cerró los ojos un momento, luchando contra la seducción. "La policía encontró un cadáver. Eso que tenía un elegante chaleco antibalas en él".

Otra pausa. A continuación, una respuesta: "Eh. ¿Algún sospechoso?"

"Todavía no."

"Yo no lo maté, Mels, si es eso lo que estás preguntando."

"Yo no he dicho que lo hiciste."

"Eso es lo que estás pensando."

"¿Quién es esta gente para usted?" Lo interrumpió ella, haciendo pequeñas cajas en torno a los nombres que le había dado para investigar.

"Sólo cosas que han burbujeado." Su voz se distancio." Mira, lo siento, si te he molestado con esto, iré por la información a otro lugar"

"No," dijo ella con firmeza. "Yo lo haré y te llamaré de nuevo."

Después de colgar, miró fijamente el teléfono. Entonces ella se levantó de su silla y bajó un par de cubículos. Inclinada sobre la parte superior de otra división gris, sonrió de una manera falsa que su colega al no conocerla lo suficiente no podia detectar. "Hey, Eric, ¿qué pasa?"

Los ojos del chico se apartaron de su monitor de la computadora. "Hey, Carmichael. ¿Qué puedo hacer por ti?"

"Quiero saber acerca del asesinato en el Marriott."

El reportero sonrió, como el gato que se comió el canario. "¿Cualquier cosa en específico?"

"El chaleco".

"Ah, el chaleco." Él revolvió todo el papeleo en su escritorio. "El chaleco, chaleco..." Sacó una hoja libre y giró a ella. "Lo encontré en el Internet."

Mels frunció el ceño al leer las especificaciones. "¿Cinco mil dólares?"

"Eso es lo que cuesta antes de ser modificado para requisitos particulares. Y el suyo lo era".

"¿Quién diablos puede permitirse eso?"

"Exactamente lo que yo me pregunto." dijo preocupado. "Las empresas de seguridad grandes son unos. El Gobierno

de los EE.UU. es otro, pero no su agente del FBI Joe Panoli, claro está. Tendrías que estar en un muy alto nivel".

"¿Las personalidades en el hotel?"

"Annnnnd, eso es lo que yo buscaba en la noche anterior. Oficialmente, el personal no puede dar nombres, pero oí al gerente de la noche hablando con uno de los policías. No hay nadie especial bajo su techo".

"¿Y en el centro de la ciudad?"

"Sí, quiero decir, hay algunas grandes empresas en todo el barrio, pero estaban todas cerradas, y fue así después de las horas normales de trabajo. Y desafía a la lógica que alguno dignatario estuviera caminando en Caldwell y que uno de su equipo de seguridad pudiera conseguir que su garganta fuera cortada con un cuchillo por una persona".

"¿Cuándo ha sucedido?"

"Como a las once en punto."

Después de que ella había salido y se había ido a la escena del crimen. "¿Y ninguna pista sobre la identidad?"

"Ni una. Lo que nos lleva a la siguiente, hola ¿Cómo estás? "Eric masticó el extremo de un Bic azul. "No hay huellas dactilares".

"¿En la escena?"

"En el cuerpo. Él no tiene ninguna huella dactilar, las huellas han sido borradas".

Los oídos de Mels empezaron a sonar. "¿Cualquier otra identificación?"

"Un tatuaje, al parecer. Estoy tratando de conseguir alguna foto de él, así como del cuerpo, pero mis fuentes son lentas".

Sus ojos se estrecharon. "¿Por qué tanto interés?"

Elegante Chaleco antibalas. No hay huellas. "¿Qué pasa con las armas?"

"Ninguna. Debe de haber sido despojado de ellas." Eric se inclinó hacia delante en su silla. "Saaaaay, usted no está tratando de engatusar a Dick para conseguir una línea de autor en esto, ¿verdad?"

"Dios, no. Sólo por curiosidad." Ella se dio la vuelta. "Gracias por la información. Te lo agradezco."

Capitulo 22

Cuando el teléfono sonó cerca de media hora más tarde, Matías se quedó mirando la cosa. Tenía que ser Mels devolviéndole la llamada a él. Maldita sea, esto era un lío....

Después de que Jim se había ido a desayunar o hacer recados o algo así, como es natural, lo primero que había hecho cuando estaba solo, era llamar a Mels y tratar de averiguar si la historia sobre el padre y el hijo en Boston era verdad. No se dio cuenta de que ella había podido oír hablar de lo que pasó en el sótano, pero vamos, ¿estaba descuidado su pensamiento tanto? Era la noticia del día. Incluso los no reporteros que no miraban esa clase de mierda lo sabían.

El teléfono dejó de sonar. Pero ella iba a volver a marcar.

Dios, su voz cuando habían hablado. Ella había parecido sospechosa, y en tantas formas que era lo mejor para ella. Sin embargo, eso lo mató.

Cuando el teléfono empezó a sonar de nuevo, no podía soportarlo. Cogió su bastón, se dirigió a la puerta de su

habitación y se dirigió a ciegas por el ascensor. Cuando bajó, no tenía ni idea de a dónde iba. Tal vez a desayunar.

Sí, el desayuno. Era lo que la gente hacia a las nueve en todo el país.

Annnnnd, por supuesto, el único restaurante que estaba abierto era el que habían llegado a conocer íntimamente la noche anterior, y al pasar junto a la pared de vidrio de color, decidió irse del Marriott.

"¿Matthias?"

Ante la voz femenina, giro alrededor. Era la enfermera del hospital, la que le había dado una ayuda con la mano, por así decirlo. Fuera del trabajo, estaba fresca como una rosa, con su cabello oscuro suelto sobre sus hombros y un vestido pálido colgando debajo de las rodillas. Ella parecía una novia.

"¿Qué estás haciendo aquí?", Dijo mientras se acercó. "Pensé que estarías en casa recuperándote."

Como la gente caminaba a su lado, todos los miraban, los hombres con especulación caliente en los ojos, las mujeres con diferentes grados de envidia y aversión. Por otra parte, ella era estúpidamente hermosa.

"Estoy bien." Él trató de no mirarla. Era como mirar al sol, le dolían los ojos. "¿Qué tal estás tú?"

"Mi madre ha venido a la ciudad. O más bien, se suponía que debía estar aquí. Su vuelo debió llegar hace media hora, pero se retrasó en Cincinnati debido a las tormentas. He estado debatiendo en si esperar o ir a casa a tomar el desayuno. ¿Es ahí donde te diriges ahora?"

"Ah, sí."

"Bueno, entonces, ¿Vamos holandés. Me muero de hambre".

Sus ojos negros brillaban de manera positiva, hasta el punto que le hicieron pensar en el cielo nocturno. Pero no era suficiente para hacer que quisiera una posición en cuclillas en el.

"Está bien", se oyó decir, como si una tercera persona se hubiera apoderado de su boca.

Juntos caminaron hacia el stand del maître.

"Mesa para dos," dijo Matthias cuando el hombre hizo una toma doble a la enfermera, y luego se quedó inmóvil como un ciervo ante un faro, al parecer estúpidamente golpeado por toda la maravilla.

"Me gustaría un asiento en la ventana," dijo ella, sonriendo lentamente al hombre. "Tal vez más..." En la ventana no, pensó Matías. "... Allí no."

"Oh, sí, lo siento, ahora mismo." El maître se hizo con el programa, apropiándose de un par libros de tapas de cuero y liderando el camino. "Pero hay algunas mejores vistas en la habitación, ¿con vistas a los jardines?"

"No queremos que el sol sea demasiado brillante." Puso su mano sobre el brazo de Matías y le dio un pequeño apretar, como si quisiera que él supiera que estaba pendiente de su mala vista.

A hombre, en realidad no le gustaba que lo tocara.

Mientras caminaban por la habitación, la enfermera había creado un gran revuelo total, los hombres mirando por encima de la parte superior de la pared, de sus revistas y de sus tazas de café y algunas veces las cabezas de sus esposas. Ella lo tomó todo con calma, como si fuera sólo el curso normal de las cosas.

Después se sentaron delante de la ventana que había destruido con Jim, el café se materializó, y meditó en los menús. Las mentiras civilizadas que venían con seleccionar y escoger entre los diferentes cincuenta platos de buena mañana, le alteraron los nervios. Y él no quería comer con ella, aunque para ser justos, no queria comer con nadie.

El asunto con Mels era el problema. Sí, la había llamado buscando información, pero la verdad más grande era, que sólo quería escuchar su voz. Se la había perdido a través de la noche.

"¿Un centavo por tus pensamientos?" La enfermera dijo en voz baja.

Matthias miró por la ventana hacia edificio de enfrente del callejón. "Me acabo de dar cuenta de que no sé tu nombre".

"Oh, lo siento. Pensé que estaba en la pizarra en la habitación".

"Probablemente lo estaba, pero podría haber estado en las luces de neón y yo no sé si me hubiera dado cuenta."

Esto era una mentira, por supuesto. De hecho, no había habido enfermera en la lista, sólo un médico, y no había habido un nombre en la etiqueta en sus batas. Lo que parecía un poco extraño, ya pensando en ello....

Ella tomó una elegante mano y la puso sobre el esternón, lo cual le pareció una invitación a revisar su escote. "Puedes llamarme Dee."

Se quedó con los ojos. "Al igual que en Deidre?"

"Al igual que en Devina." Ella apartó la mirada, como si ella no quisiera entrar en ella. "Mi madre siempre ha sido una mujer piadosa".

"Lo que explica su vestido."

Dee sacudió la cabeza con tristeza y se alisó la falda. "¿Cómo sabías que este atuendo no soy yo?"

"Bueno, para empezar, parece que pertenece a un cuarenta años de edad. Los jeans y una parka son más su edad".

"¿Cuántos años crees que tengo?"

"Veinticinco." Y tal vez por eso no le gustaba que ella lo tocara. Ella era muy joven, demasiado joven para alguien como él.

"Veinticuatro años, como una cuestión de hecho. Es por eso que mi mamá está en la ciudad, en realidad." Le tocó el esternón de nuevo.

"Estoy de cumpleaños".

"Feliz cumpleaños".

"Gracias."

"¿Su padre vino, también?"

"Oh... sí. No." Ahora, se cayó por completo. "No, no va a venir."

Maldita sea, lo último que necesitaba era que contara toda su mierda personal. "¿Por qué no?".

Ella jugueteó con su taza de café en el plato, girando hacia atrás y adelante. "Eres tan extraño."

"Por qué".

"No me gusta hablar de mí misma, pero aquí estoy balbuceando."

"Usted no me ha dicho mucho, si eso te hace sentir mejor."

"Pero...yo quiero." Por un segundo sus ojos cayeron en sus labios, como si se estuviera preguntando cosas que realmente él no necesitaba. "Quiero".

Nope. No vayas allí, pensó. Sobre todo después de Mels.

Dee se inclinó, esos pechos amenazando con salirse de ese vestido. "No he podido dejar de pensar acerca de usted".

Grande. Maravilloso. Puta madre.

En el silencio tenso, Matthias miró brevemente hacia la gran ventana al lado de ellos. Él ya había salido por la cosa una vez. Si las cosas se ponían muy incómodas, él podría hacerlo de nuevo.

Mels colgó el teléfono de la oficina y se echó hacia atrás en su silla. A medida que el chillido cesó, ella hizo una nueva marcación fuera de él, meciéndose hacia adelante y hacia atrás.

Por alguna razón, sus ojos fijos en esa taza de café que había sido abandonada por el otro reportero.

Cuando su teléfono celular sonó, ella saltó y buscó la cosa. Una comprobación rápida de la pantalla y quería maldecir, no debido a quién era, sino por quien no era.

Quizás Matthias estaba en la ducha. La gente tomaba duchas en las mañanas.

Sí, por, como, una media hora, ¿sin embargo? Ella había estado llamando cada cinco minutos.

"¿Hola?" Exigió.

"Hey, Carmichael" Era Monty la boca, podía decir por el agrietamiento de su encía. "Soy yo".

Bueno, al menos ella quería saber de ese tipo. "Buenos días".

"Tengo algo." Su voz se convirtió, toda en el estilo de agente secreto. "Es explosivo."

Mels se sentó, pero no te emociones demasiado. Con suerte, "explosivo" era más una hipérbole que una bomba.

"¿En serio?"

"Alguien manipuló el cuerpo."

"¿Perdón?"

"Como te dije, yo estuve primero en la escena, y le tomé algunas fotografías, ya sabes, era un funcionario en capacidad. "Hubo un ruido en la conexión y, a continuación, una conversación apagada, como si estuviera hablando con alguien y hubiera cubierto el auricular. "Lo siento. Estoy en la comisaría. Voy a salir de aquí y te llamo."

Colgó antes de que pudiera decir nada, tenía imágenes de él esquivando compañeros oficiales en su camino a la playa de estacionamiento como si fuera uno de los receptores de Eli Manning.

Efectivamente, cuando volvió a llamar, estaba sin aliento. "¿Puedes oírme?"

"Sí, te tengo."

"Así que mis fotografías del cuerpo tienen algo en ellas que las de los oficiales no lo hacen."

Esa era su señal para OMG, y en este caso, ella no tenía que fingir. "¿Cuál es la diferencia?"

"Nos vemos y yo te mostraré."

"¿Dónde y cuándo."

Después de colgar, miró su reloj y marcó el teléfono de la habitación de Matthias de nuevo. No hubo respuesta.

"Hey, Tony," ella dijo, apoyándose en el pasillo entre sus cubículos. "¿Me prestas tu vehículo"

El hombre tiró las llaves sin perder el ritmo con el que estaba hablando por teléfono. Cuando ella le sopló un beso, él cubrió su corazón y le dio un pequeño desmayo.

Caminando por la sala de prensa, se subió en el juguete de Tony y se dirigió al otro lado de la ciudad, siguiendo un camino que sólo pasó a... bueno, ¿bueno, iba al hotel Marriott.

Y había una buena media hora antes de que se encontrara con la boca.

Por suerte loca, ella encontró un lugar en el aparcamiento abierto justo al otro lado del vestíbulo de entrada, salvo que le tomó dos intentos conseguir meter el coche en el lugar, sus habilidades de estacionamiento paralelo oxidados por el uso

de demasiados garajes desde que se había mudado de vuelta a Caldwell.

Además, sentirse como una acosadora no le ayudaba en la conducción.

Mientras caminaba hacia el vestíbulo, se sentía como alguien a quien seguridad debía detener y alejar, pero nadie le prestó la menor atención, lo que la dejó preguntándose exactamente cuántas personas iban o venían sobre las cosas sobre las que sentían asco.

En los ascensores, saltó en un paseo hasta el sexto piso, junto con un hombre de negocios cuyo atuendo marchito y ojos rojos sugerían que había volado en la noche antes, partiendo de algún lugar lejano. Tal vez incluso batiendo sus propios brazos.

Ella camino libre, hacia la derecha y se fue por el pasillo alfombrado. Bandejas del servicio de habitación se establecieron junto a las puertas, alfombras de bienvenida traicioneras con sus platos manchados, tazas de café medio vacías y servilletas manchadas.

En el otro extremo, una criada estaba aparcada delante de una sala abierta, la luz del interior derramándose en el pasillo y destacando rollos de papel higiénico, toallas dobladas, y una línea de botellas de spray.

La puerta de Matthias aún tenía el cartel de no molestar en ella, y ella tomó eso como que no había salido.

Colocando el oído en los paneles, envió una breve oración, de que no fuera a tomar este momento para abrir.

No había agua corriente. Ni murmullos desde el televisor. Ni una profunda voz en el teléfono.

Llamó a la puerta. Sonando un poco más fuerte. "Matthias", dijo ella en la puerta. "Soy yo. Abre".

Mientras esperaba una respuesta que no llegó, ella miró a la criada que había salido con una bolsa de plástico llena de basura. Por una fracción de segundo, considero jugar al, yo

olvide mi tarjeta card, pero a raíz de la llamada al 911 Caldwell, tenía la sensación de que no iba a funcionar y podría terminar consiguiendo ser lanzada en el apogeo de su papel de niñera.

Bueno, no era este un crédito a su personaje: La invasión de su vida privada ni siquiera estaba en su radar; era el temor de ser descubierta lo que la detuvo.

Disgustada consigo misma, y enojado con él, Mels golpeó el ascensor de nuevo, y cuando llegó al primer piso, tuvo la intención de marchar hacia el coche de Tony y ponerse en la maldita cosa, y salir temprano para su reunión con Monty y sus encías habladoras.

En cambio, ella hizo su camino casualmente por el vestíbulo, mirando en la tienda de regalos, vagando hacia el spa...

Sí, claro, por supuesto que estaría comprando albornoces y consiguiendo una mascarilla de pepino en la cara. Seguro.

Cuando llegó hasta el restaurante principal que estaba abierto, estuvo a punto de abandonar la búsqueda inútil, pero

sólo le tomaría un momento para mirar en él, hacia el otro lado de las mesas de los comensales, sentados en una ventana, Matthias comía con una mujer morena en un vestido de color limoncello.

¿Quién era ella? ¿Era la enfermera? ¿Del hospital?

"¿Le gustaría una mesa para uno?" El maître le preguntó. Ah, sí, eso sería un punto negativo, a menos que la cosa viniera equipada con una bolsa para el mareo. "No, gracias."

Al otro lado, la morena empezó a reír, echando la cabeza hacia atrás para que su cabello fluyera por todas partes.

Ella era tan perfectamente hermosa, era como si fuera una fotografía en movimiento que hubiera sido retocada en todos los lugares correctos.

Cuando Matthias se sentaba enfrente de ella, era difícil de leer, y en un momento absurdo de posesión, Mels se alegró de que llevara sus gafas de sol. Al igual que era el equivalente de su meando en su muro expuesto.

"¿Va usted a encontrarse con alguien, entonces?", El maître preguntó.

"No," contestó ella. "Creo que él está ocupado."

Capitulo 23

La risa de Dee era... buena, algo divina, como una cuestión de hecho. Hasta el punto en que arruinaba el cerebro de Matías, y no podía pensar que lo que había dicho fuera tan gracioso.

"Entonces, ¿cómo está tu memoria?" Preguntó.

"Irregular".

"Va a volver. Sólo ha pasado, que, ¿un día y medio?" Ella se inclinó hacia un lado mientras su plato de huevos, salchichas, tostadas, y el café en leche, llegaron. "Dale tiempo."

Su panecillo parecía anémico en comparación. "¿Estás seguro de que es lo que quieres?" Ella gesticuló con su tenedor. "Hay que poner peso. Yo mismo, soy una firme creyente de que un buen desayuno es la única manera de empezar el día".

"Es bueno estar cerca de una mujer que no escatima su comida."

"Sí, esa no soy yo." Ella hizo señas a la camarera para que volviera otra vez. "Él quiere lo que tengo. Gracias".

Le pareció grosero señalar que si comía mucho iba a explotar, por lo que sólo empujó el bagel a un lado. Ella tenía razón. Se sentía fuera de él, lento y vacío, el sándwich club que había tenido para la cena con Mels había sido quemado, gracias a ese hijo de puta ninja con el dedo en el gatillo feliz.

"No esperes por mí", dijo.

"Yo no iba a hacerlo."

Matthias sonrió fríamente y pasó algún tiempo mirando alrededor de la habitación. La mayoría de las personas eran exactamente lo que él esperaría de un hotel como este... a excepción de un hombre en una esquina que parecía seriamente fuera de lugar: Llevaba un traje que fue cortado

mejor que el de los demás, y parecía incluso a la moda a pesar de parecer antiguo.

Infierno, el atuendo podría haber sido usado para una fiesta de remo, o tal vez de vuelta en los años veinte por sí mismo. Como si sintiera que estaba siendo observado, el hombre levantó la vista con un aire aristocrático.

Matthias volvió a centrarse en su compañero de mesa. Dee ingería su comida con cortes exactos de su tenedor, el borde delgado empujando fácilmente a través del huevo revuelto y la salchicha.

"A veces no recordar es una buena cosa", dijo.

Sí, pensó, tenía la sensación de que era especialmente cierto en su caso. Dios, si esa historia que Jim le había contado era…

"Y no me refiero a ser evasivo en cuanto a mi padre", dijo. "Es sólo que... él no es nada, en lo que gustaría pensar." Su tenedor flotó hasta asentarse en el plato mientras miraba por la ventana. "Haría cualquier cosa para olvidarlo. Fue... un hombre violento, un hombre malo, agresivo".

Con un cambio rápido, su mirada volvió a la suya y lo encerró. "¿Sabes de lo que estoy hablando Matthias?"

De pronto, otro de los dolores de cabeza salió de la nada, irrumpiendo a través de los procesos de su pensamiento y la reducción a cero en las sienes, dos tiros de dolor calentando a cada lado de su cráneo.

Vagamente, vio que la perfecta boca roja de Dee se movía, pero las palabras no le alcanzaban, era como si él se hubiera retirado de su cuerpo, así como su carne se quedó donde estaba... y luego el interior del restaurante comenzó a retroceder, seguro como si las paredes se hubieran articulado sueltas y caído hacia afuera, transformándose todo.

Hasta que de repente no estaba sentado en el restaurante de su fantasía, el Marriott, sino en otro lugar.

Él estaba en el segundo piso de una casa de campo, tablones de madera áspera marcando los pisos, paredes y techos.

El hueco de la escalera delante de él era fuerte, la barandilla hecha de pino se había oscurecido con el color del alquitrán,

por las incontables manos que la había agarrado. El aire estaba viciado y sofocante, a pesar de que no estaba caliente.

Matthias miró tras de sí, a una habitación que él reconoció como suya. Las camas gemelas no tenía las mantas coincidentes ni almohadas... La Mesa tenía rasguños en ella y golpes que llegaban a mitad de camino, atada...no había alfombra. Pero en la mesita al lado de donde dormía, se asentaban un nuevo radio con falsas molduras de madera y una esfera de plata antigua y fuera de lugar.

Mirando hacia abajo, vio que llevaba un par de pantalones rasgados, y que sus pies sobresalían del dobladillo enrollado, y sus manos eran las mismas, de gran tamaño en comparación con sus delgados brazos, sus extremidades demasiado grandes para el resto de su cuerpo.

Recordaba esta etapa de su vida, sabía que él era joven. Catorce o quince años.

Un sonido trajo su cabeza. Un hombre subía las escaleras. El traje estaba sucio, el pelo estaba peinado con el sudor, como si un sombrero o una gorra de béisbol hubieran sido encerrados en él durante horas, las botas eran ruidosas.

Un hombre grande, un hombre alto, un hombre malo. Su padre.

De pronto, todo cambió, su conciencia desacoplándose de su carne de modo que ya no era capaz de controlar el cuerpo en el que se encontraba, el volante parecía haber sido tomado por otra persona.

Lo único que podía hacer era mirar hacia fuera de las cuencas a los ojos de su padre, que dobló la esquina a la cabeza de las escaleras y se detuvo.

La piel de ese rostro delgado se había curtido hasta el punto de parecer piel de vaca, y había un diente que faltaba en un lado mientras sonreía como un asesino en serie.

Su padre iba a morir, pensó Matías. Aquí mismo, ahora mismo.

Sin embargo era poco probable, dada la diferencia en sus tamaños, el hombre iba a chocar con el suelo y ser muerto en cuestión de segundos.

Bruscamente, Matthias podía sentirse empezar a hablar, sus labios formando sonidos que no se registraron en él. Pero ellas tuvieron un impacto en su padre, sin embargo.

Esa expresión se movió, la sonrisa disipándose, esa brecha dental desapareciendo cuando la boca fina fue aplanada.

Rabia entrecerró los ojos azules eléctricos, pero no duró mucho. Conflicto fue lo siguiente. Como si algo en lo que había confiado ahora parecía menos seguro.

Y mientras tanto, Matías no paraba de hablar, lento y constante.

Este era el lugar donde había empezado todo, pensó para sí mismo: este hombre, este hombre malvado con el que había vivido solo por mucho tiempo, este degenerado enfermo que lo había "criado" a él. Ahora era el momento de ajustar de cuentas, sin embargo, y su yo más joven no sintió nada

mientras decía las palabras que él, sabía muy bien, por fin iban a enjaular el monstruo.

La mano de su padre, se agarró a la parte frontal de su mono, a la derecha sobre su corazón, aplastando el material, manos sucias, las uñas astilladas cavando en él. Y, sin embargo Matthias siguió hablando.

Abajo en el suelo. Su padre se puso de rodillas, con la palma de la mano libre lanzándose a la barandilla, su boca abierta en un arranque tan amplio que los otros dientes que faltaban, en la parte de atrás, se mostraron.

Nunca había esperado quedar atrapado. Este fue su asesino. Bueno...técnicamente, el infarto de miocardio fue lo que lo hizo morir, pero la causa inmediata fue el hecho de que su horrible secreto estaba fuera.

La muerte tomó su propio tiempo.

Cuando su padre se dejó caer sobre su espalda, su mano pasando a la axila izquierda como si le doliera como una perra, Matthias se quedó donde estaba y observó el proceso

de la muerte mientras se hacía cargo. Al parecer, la respiración era difícil, el pecho resoplando hacia arriba y abajo sin mucho efecto: Bajo el bronceado, el color de su padre iba en retroceso.

Cuando la vista cambio de nuevo a la habitación, Matthias dio cuenta de que había dado la vuelta y estaba caminando, yendo a la radio, sentado, encendiéndola. Aún podía ver a su padre luchar como una mosca en un alféizar, miembros convulsionando y, arqueando la cabeza hacia atrás como si pensara que tal vez un ángulo diferente le ayudaría a aumentar el flujo de oxígeno.

Pero no iba a ayudar. Incluso un joven granjero de quince años de edad, sabía que si su corazón no latía, el cerebro y los órganos vitales se iban a morir de hambre, no importaba cuántas respiraciones profundas se tomara.

En la pradera, llegaban sólo cinco estaciones y tres eran religiosas. Las otras dos emisoras una noticias del país y la otra de música pop, y él giró el dial, que iba y venia entre la pareja. De vez en cuando, sólo porque sabía que su padre iba a encontrarse con su Creador en algún momento pronto, dejó un anillo en un sermón.

Matthias no sintió nada más que la frustración de que no podía conseguir rock duro para escuchar. Parecía que Van Halen era un mejor partido que su padre para darle patadas al puto Conway Twitty o Phil Collins de mierda.

Aparte de eso, estaba tranquilo como un estanque, el nivel de lo más concreto, establecido como una pata de la mesa.

Diablos, ni siquiera importaba que el abuso hubiera terminado. Solo quería ver si podía deshacerse del viejo hombre, como si fuera un proyecto de ciencias: había hecho el plan, conseguido las piezas en su lugar y, a continuación, despertado esa mañana y decidió establecer la primera ficha de dominó cayendo en la escuela.

Gracias a su particular maestra, maleable, de buen corazón, y muy religiosa. De pie en el pasillo, había llorado delante de ella cuando le había dicho del infierno en que había vivido, pero con el espectáculo de lágrimas acababa de darle un poco de motivación extra.

En verdad, la gran revelación no era más internalizado que un cambio de ropa: Como ya había manipulado la verdad, había sido frío como el hielo en el interior, ninguna satisfacción de que la primera parte se estuviera cumpliendo, ni emoción por lo que finalmente estaba pasando.

Todo se había ido a pique rápidamente después de eso, y había sido con lo único que no había contado: había sido enviado inmediatamente a la enfermera de la escuela, y luego la policía había llegado, y el papeleo se había llenado, y entrado en el sistema.

Habían enviado a las mujeres a trabajar con él, como si eso fuera a hacer que fuera más fácil para él. Especialmente durante el "Examen físico" parcial que habían esperado que consiguiera realmente molestarlo.

¿Y quién era él, para no darles lo que querían? No esperaba entrar en hogares de guarda dentro de dos horas, sin embargo.

Lo logro, el único objetivo que realmente había querido era esta parte de aquí, este final con su padre en el suelo y había tenido que huir y robar un coche para asegurarse de llegar a

casa antes que la policía llevara a su padre a la cárcel, cuando el hombre llegara de los campos de maíz. Todo era un desperdicio si se perdía el acto final.

Pero había funcionado muy bien. En los últimos momentos de la vida miserable de su padre, Matthias giró la perilla de la radio a una de las estaciones religiosas e hizo una pausa por un momento. El sermón sobre el infierno.

Parecía apropiado.

Vio cómo tomó el aliento final, y luego vino el silencio. Tan extraño, un ser humano de repente pasando al otro lado, lo que había sido animado convirtiéndose indistinguiblemente en un horno tostador o una alfombra o, mierda, incluso una radio reloj.

Matthias esperó un poco más como la palidez en el rostro que quedó completamente gris. Luego se levantó, desenchufo su radio, y metió la cosa bajo el brazo.

Los ojos de su padre estaban abiertos y la mirada fija en el techo, lo mismo que Matthias había hecho en las noches durante tantos años.

No volteo al hombre, o escupió en él, o le dio una patada. Él pasó por el cuerpo y se fue por las escaleras. Su pensamiento final, cuando salía de la casa, era que había sido un ejercicio mental muy interesante... Y quería ver si podía hacerlo de nuevo.

"¿Matthias?"

Dejando escapar un grito, saltó de la silla, el restaurante volvió corriendo a él, esas paredes volviendo a su lugar de nuevo, los sonidos ambientales de gente comiendo y hablando filtrándose en su cerebro una vez más.

Cuando otros comensales lo miraron, Dee se inclinó un poco "¿Estás bien?"

Su hermoso rostro estaba cruzado en perfectas líneas de compasión, con los labios entreabiertos, como si su angustia estuviera haciendo que fuera difícil para ella respirar.

La eliminación que había sentido en su yo más joven se deslizó de nuevo en su lugar sobre el centro de su pecho, como si el recuerdo hubiera recalibrado su cableado interno, lo hubiera endurecido como un coche que había tenido problemas de alineación: Cuando considero que la mujer frente a él, estaba a una distancia importante, una objetividad fría puso espacio entre ambos, pero las sillas no estaban más separados.

Las emociones pueden ser fácilmente falsificadas, como él mismo lo sabía.

La sonrisa que le daba se sentía diferente en su rostro, pero también muy familiar. "Estoy perfectamente bien."

La camarera se acercó en ese momento con su enorme desayuno, y cuando ella lo dejó, él podría haber jurado que Dee se sentó y sonrió para sus adentros con satisfacción.

De pie, con el maître, Mels estaba por ser una chica acosadora. Ya era bastante malo que ella hubiera llegado al Marriott a la caza, ¿pero haber encontrado a Matthias con la enfermera?

Ahora tenía dos razones para sentirse como mierda: Ella no se respetaba a sí misma, y sólo un tonto podría compararse a cualquier cosa menos que a Sofía Vergara con esa otra mujer.

Cuando un plato del tamaño de una encimera se puso delante de Matías, miró a su compañera alimentándose con una sonrisa maliciosa, y volvió la cabeza sin motivo justo cuando ella giró lejos.

Sus ojos se encontraron, y al instante, esa expresión cínica cambio en algo que no sabía leer y ella dijo que no le importaba.

Lo que sea. Esto era de su incumbencia. Y no iba a molestar con algo teatral. En cambio, ella tranquilamente se dirigió a las puertas giratorias del lobby

"Mels" llegó un silbido detrás de ella.

No había necesidad de fingir que no había salido detrás de ella, y no había razón para ignorarlo.

"Yo no quería interrumpir su desayuno," dijo mientras ella se detuvo y se le acercó. "Además estoy en camino a una reunión. Cuando usted no contesto el teléfono, imagine que podía pasar".

"Mels"

"Esa historia me pediste que verificara, era cierta. Salvo que escriben el apellido con una E. Childe. El hijo murió de una sobredosis, y el padre estaba en el lugar cuando ocurrió. La hija todavía está viva y es una abogada defensora en Boston. Su padre trabaja para el gobierno en varias capacidades. Al menos eso es lo que ha habido en los periódicos. Yo no puedo hablar de cosas que no son del dominio público."

Como se la quedó mirando, levanto la barbilla. "Bueno, ¿qué esperas para volver con…?"

Se frotó la cara como con dolor cabeza. "No lo sé. Yo... ¿Cuándo murió el hijo?"

"No hace mucho tiempo. Dos años y medio, tal vez."

"El desayuno se está enfriando."

Mels miró a la enfermera. La mujer se centró exclusivamente en Matthias mientras se acercaba, como si no hablara con nadie.

Bueno, la mujer parecía increíble en ese vestido, su cuerpo convirtiendo lo que era esencialmente recatado en su cuerpo totalmente caliente.

De repente, un flashback de la epi Seinfeld con Teri Hatcher disparó en su cabeza... sí, como si los doble-D fueran probablemente reales y espectaculares, también. Mientras tanto, ella se apoyaba en la tecnología Wonderbra para empujarse en una gama C de copa.

"Ya me iba de todos modos", dijo Mels. "Voy a llegar tarde a mi reunión de otra manera."

Esto le consiguió una mirada desdeñosa de la enfermera, esos ojos de color marrón oscuro y no sólo de no intervención, sino de vete a la mierda.

"Vamos, vamos a volver a la mesa."

Matthias seguía mirando a Mels, hasta el punto que sintió como si estuviera tratando de decirle algo.

Pero él tenía unos huevos fríos y salchicha caliente por que preocuparse, por lo que su plato proverbial era lo suficientemente completo sin ella.

Ella les dio un adiós y cayó al tráfico peatonal que pasaba a través de las puertas giratorias.

En el otro extremo, el sol era brillante y alegre mientras se dirigía hacia el coche de Tony y calentaba el interior. Instalándose en el asiento del conductor, se dio una dura charla, antes de arrancar el motor; excepto que no sirvió de nada.

Ni siquiera la parte acerca de cómo un hombre que era misterioso e inaccesible era probable que no estuviese disponible, dado su instinto de reportero, le pareciese oh, mucho más atractivo que el promedio de chicos, pero eso no lo hacia una buena apuesta.

Quizá por eso ella todavía estaba soltera. No era por falta de invitaciones a citas. Era más probable que fuera hecho de que los hombres que la habían invitado a salir habían tenido un empleo estable, y el suficientemente agradable aspecto... y sus recuerdos.

No había sombras, no había emoción. No, ella estaba interesada en alguien que al parecer tenía un pasado sombrío y posiblemente una compañera en el desayuno con cuerpo de Barbie y cabello como comercial T.V. Saludable, realmente saludable.

Colocando en marcha el coche, ella le dio un codazo hacia el tráfico, su encuentro con Monty la Boca estaba fijado en un parque cerca de siete cuadras desde el hotel.

Por lo menos el momento todo estaba a su favor: Si tuviera que volver a la sala de redacción y pretender estar trabajando mientras miraba fijamente a la pantalla del ordenador, estaría obligada a perder la cabeza.

Maldito hombre, pensó mientras encontraba otro espacio libre, se tiro a un mejor paralelo y salió.

Siguiendo las instrucciones que le habían dado, todo el asunto con Monty tenía matices de las películas de espías, ella debía ir a un banco bajo un árbol de un arce específico. Todo lo que necesitaba era un periódico para esconderse detrás de él y una palabra secreta y estarían en la tierra sacudida, no agitada.

Monty apareció diez minutos más tarde, vestido de civil, marcándose como un tipo libertino. Se encontraba en un buen estado de ánimo, el subterfugio dándole claramente el tipo de inyección de teatro que necesitaba.

"Camina detrás de mí", dijo en voz baja al pasar.

Oh, por Cristo. Mels se desplazo a la vertical cuando llegó a tres metros por delante de ella, y ella mantuvo su ritmo serpenteante, preguntándose por qué demonios estaba poniendo a sí misma a través de esto.

Después de un pequeño paseo, terminaron abajo en la orilla del río, en la gran casa de botes victoriana donde la gente lanzaba sus canoas y veleros cuando el clima se hacía más templado.

Al entrar, sus ojos tardaron un momento en adaptarse al oscuro interior, las ventanas de vidrio acristalado no dejaba que gran parte de la luz del sol ingresara a los soportes de los botes de remos, un montón de boyas, la alineaciones de las paletas y las velas enrolladas, haciendo que el lugar pareciera lleno de gente.

Y también fuer fuerte en cierto sentido, el agua en todas partes, aplaudiendo dentro y fuera de las cunas de acoplamiento, los ruidos golpeando, haciendo eco a través de los vacíos.

Con una explosión repentina, las golondrinas se dispararon de sus primeros nidos, bombardeándolos a los dos, antes de escapar al aire libre.

A medida que su corazón se acomodó en un ritmo normal, ella dijo: "Entonces, ¿qué tienes?"

Monty sacó un sobre grande, plano y se lo entregó. "Imprimí esto en casa esta mañana."

Mels deslizó un dedo bajo el clip de mariposa de metal y lo libero de su control. "¿Quién más sabe de esto?"

"Por el momento, sólo tú y yo."

Una por una, se deslizaron fuera tres fotografías en color, todas las cuales eran de la víctima: la primera fue una de full cuerpo con la camisa hacia abajo, la segunda más cercana con la camisa hacia arriba, la tercera finalmente en lo que parecía ser una serie de runas. Cecilia Barten.

Ese fue el nombre que pasó por la cabeza de Mels cuando examino las imágenes: Sissy había sido otra chica, más

joven, y de lejos, muy fuera de la clase de vida donde ser asesinado era un peligro laboral.

Su cuerpo había sido descubierto en una cantera recientemente con la misma serie de caracteres tallados en su abdomen. Ella había tenido la garganta cortada también. Y ella había sido rubia.

"Usted vio las fotos de la escena del crimen, ¿verdad?" Preguntó Monty.

"Sí". Mels se centro en el primer plano. "La piel era de color rojo, pero no había nada como esto en ellas. Espera, así que dime, si extraoficialmente tienes esto, ¿cómo ocurrió? Dijiste que eras el primero en responder."

"Es que fui el primero en responder. Entré en la habitación con el gerente, y seguí con prontitud el procedimiento. Yo acordone la puerta y pedí refuerzos".

"¿Dónde estaba su pareja?"

"Había llamado para reportarse enfermo, así que salí solo, recortes por presupuesto, ya sabes cómo es. No había con quien sustituirlo. En fin, mientras esperaba, tomé las fotos."

Odiaba a las personas que utilizan la palabra en fin. "Has movido la camisa."

"Yo estaba examinando el cuerpo y la escena en mi capacidad de oficial."

Deslizamiento. "¿Por qué tomar las fotos en absoluto, sin embargo, si el fotógrafo oficial venía?"

"La verdadera pregunta es, ¿Dónde están las letras." Hombre, esto no estaba bien, pensó Mels.

Mirando por encima de él, le preguntó: "Entonces, ¿qué puedo hacer con esto?"

"En este momento, nada. Yo no quiero ser acusado de manipulación del cuerpo".

Pero lo hiciste, ¿no es así? "¿Por qué darme esto a mí?"

"Alguien tiene que saberlo. Tal vez voy a ir a de la Cruz, o tal vez usted puede poner esto en la CCJ y decir que es de una fuente anónima. La cosa es que el momento de la muerte, se registró alrededor de las cinco o seis am, por lo que el asesinato ocurrió poco después de quien tomara la habitación la ocupara. Llegué a eso de las nueve y cuarto.

Eso nos deja cuatro horas y media para que alguien entrara y saliera".

Lo que faltaba, sin embargo, tal vez deliberadamente, era el hecho de que esas runas habían desaparecido entre el momento en que había llegado a la escena y cuando el fotógrafo de la CPD había tomado fotos. El cuerpo no podría haber estado solo por mucho tiempo y la cauterización no se hizo sola y desapareció. Esto no estaba realmente bien.

"Está bien, sólo hazme saber cuando quieres que publique mi artículo", dijo. "Esta vez, tú decides."

Él asintió con la cabeza como si hubieran sellado algún tipo de acuerdo, y luego comenzó a alejarse.

"Espera, Monty, necesito preguntarte rápidamente otra cosa."

El hombre se detuvo en el umbral. "¿Sí?"

"¿Usted sabe algo del hombre que encontraron muerto en el Marriott?"

"Oh, ¿te refieres al cadáver en la puerta de entrega? ¿El que desapareció de la morgue?"

Mels dejo de respirar. "¿Perdón?"

"¿No has oído eso?" Llegó cerca para compartir el informe. "El cuerpo se ha ido. A partir de esta mañana".

Imposible. "Alguien lo robó fuera de la morgue de San Francis".

"Al parecer".

"¿Cómo sucede eso?" Cuando Monty se encogió de hombros, ella sacudió la cabeza y sabía que todo lo que estaba pasando con el cuerpo que faltaba, no era bueno. "Bueno, espero que encuentren la maldita cosa. Hey, ¿no pudieron saber qué tipo de balas estaban en el chaleco que la víctima llevaba?"

"Cuarenta".

"¿Y oí que había un tatuaje en el cuerpo?"

"No lo sé. Pero puedo averiguarlo."

"Yo te lo agradezco."

Él le dio un guiño y una sonrisa socarrona.

"No hay problema, Carmichael."

Cuando se quedó sola, Mels repasó las fotos de nuevo, una por una... y decidió que Caldwell probablemente tenía otro asesino en serie en sus manos. No era exactamente el tipo de seguridad en el trabajo que ella o el CPD estaban buscando. Y tenía que preguntarse si él no era un hombre de azul.

Capitulo 24

Cuando Devina dobló la servilleta junto al plato de desayuno vacío, le sonrió a través de la mesa a su presa.

A pesar de todo, las cosas iban bien. Matthias estaba empezando a recordar, y esa pequeña puerta que había abierto sobre su padre había traído sólo el tipo de luz que le gustaba ver en sus ojos.

Ese viejo había sido clave, por supuesto, el principio del mal, una prueba positiva de que la infección podría ocurrir incluso humano a humano, no sólo de demonio a humano.

Pero ella tenía que tener cuidado de caminar sobre esa línea.

"Voy por la cuenta", dijo Matthias, levantando la mano para señalar a la camarera.

"Usted es un caballero." Metió la mano en su bolso y comenzó a cambiar sus barras de labios de izquierda a derecha, contando. "Me alegro de que nos encontráramos."

...Tres, cuatro, cinco...

"Golpe de suerte". Miró hacia la ventana, como si estuviera haciendo planes. "¿Cuáles eran las posibilidades?"

... Seis, siete, ocho...

"¿Qué vas a hacer hoy?" Preguntó ella, su corazón comenzando a latir mientras ella se acercaba al final de la cuenta.

...Nueve, diez, once...

Él le respondió con algo que ella no siguió, pero entonces, ella estaba casi terminando.

Doce.

Trece.

A medida que exhala, ella tomó el último tubo de labial y abrió la tapa. Centrándose sobre Matías, quería que viera su boca mientras ella exponía la suave punta roma de la barra de labios y empezó a correrla por encima de su carne.

Él hizo exactamente lo que quería, pero la respuesta no era lo que buscaba, la relación clínica, no sexual. Como si fuera un instrumento que estaba considerando brevemente usar.

Devina frunció el ceño. Cuando había salido para ir persiguiendo a esa maldita reportera, no había habido nada de esta lejanía. Él había estado desnudo con la ropa puesta, mirando esa mujer como si fuera algo dentro de él, en lugar de separarse y apartarse.

El demonio frunció sus labios y los puso en libertad, sintiendo su boca de nuevo engordar y para asegurarse de que conseguía el punto, insertando un pensamiento en la cabeza de su boca alrededor de su polla, chupar, tirar, tragar.

No funcionó. Él sólo miró a la camarera, tomó la cuenta que le dio, y escribió su número de habitación.

El sonido de un viento fuerte traqueteo en todas las ventanas del lugar, había gente mirando a su alrededor, incluyendo a Matthias: Sentada frente al hombre, Devina hervía, su temperamento quemando y tocando los elementos fuera del hotel, levantando una tormenta que venía del sur.

Todo lo que podía pensar era en cómo Jim había jugado con ella, y ahora este paralizado lameculos, que iba a volver al infierno, tan pronto como esta ronda hubiera terminado, la ignoraba.

Bastardos. Ambos.

Se puso de pie y se colgó el bolso al hombro. "¿Cuánto tiempo te vas a quedar?" Le espetó.

"Un poco más de tiempo."

Es cierto. Las cosas se movían rápido con él, aunque él no lo sabía, y esta ronda iba a ser terminada muy rápidamente. Tal vez ella lo debía llevar hasta su habitación y recordarle que él era un hombre, no un robot, y que las "lesiones" no iban a ser un problema, siempre y cuando él estuviera con ella. Buena suerte con su reportera en eso, pensó.

"Voy a salir en este momento", dijo. Como si se estuviera despidiendo de ella.

Devina entrecerró los ojos, y luego recordó que tenía un papel que desempeñar. "Bueno, estoy segura de que nos volveremos a ver".

"Parece que sí. Buena suerte con tu madre".

En cuanto se dio la vuelta, ella quería follar al tipo por razones distintas de la ronda. Tenía el mismo tipo de fuerza que Jim tenia, así como su esencial actitud arisca.

Debería haber prestado más atención a este hombre cuando lo había tenido. Afortunadamente, él iba a volver a casa pronto. Mientras tanto, tenía que hacerse cargo de la periodista. Esa no era la clase de influencia que necesitaba

en este juego. Y los accidentes ocurrían en todo momento. El Creador no podía encontrar ningún fallo con ella por eso.

Matthias tomó un taxi a las oficinas de la CCJ y esperó en el estacionamiento detrás del edificio. Supuso que Mels había prestado el Toyota con que lo acercara al hotel y, por supuesto, el vehículo de su amigo no estaba estacionado junto con todos los otros batidores con basura en ellos. Como si tener una papelera de un látigo fuera parte de la descripción del puesto periodista.

Saliendo por la puerta de atrás, se puso de pie a un lado, apoyando su culo contra el edificio, y apoyándose en su bastón. Arriba, las nubes llegaron y cubrieron el sol, las sombras en el suelo cuando la luz del sol se desvaneció.

Él estaba siendo vigilado.

No por los rezagados que iban y venían por la salida... o por los fumadores que encendían sus cigarrillos, exhalando como chimeneas por un breve tiempo, y volvían a entrar...o la gente que conducía alrededor de la concurrida zona de aparcamiento en busca de un lugar.

Era una constante, una vigilancia constante desde una posición fija sobre su derecha.

Podría ser alguien en uno de los coches aparcados en paralelo a lo largo del perímetro exterior del lote del periódico.

La única otra opción era el techo del edificio de enfrente, ya que sus paredes no tenían ventanas.

Tenía que conseguir un poco de munición. Sin balas, la cuarenta con el silenciador que le había "prestado" Jim, no era más que un sistema de trauma por objeto contundente, lo que no era precisamente inútil. Simplemente no era tan de gama mortal o de largo alcance.

El Toyota que había estado esperando dio vuelta en la esquina y cuando el coche se detuvo en seco, él sabía que lo había visto.

Mels estaciono en la primera disposición, se bajo y se acerco con su cabeza en alto y su pelo soplando en la brisa.

"Trabajando en su desayuno con una buena caminata", preguntó.

Una picadura sutil dentro de su pecho apagado, se encendió mientras que él la miró a los ojos, y se intensificó gradualmente, la sensación haciéndole difícil respirar a través.

"Lo siento", dijo con voz ronca.

"¿Por qué?"

Lo único que podía hacer era mover la cabeza, su voz se había ido. El frío calculador de la claridad que había sentido después de que las visiones del pasado hubieran venido a él se había ido. En su lugar, él era un hombre indefenso, despojado de sus fortificaciones.

"¿Matthias? ¿Estás bien?"

De alguna manera sucedió: Dio un paso adelante y puso sus manos en su cintura... y luego lo sostuvo hacia sí, poniendo su rostro en aquel cabello que había dejado suelto.

"¿Qué pasó?" Dijo en voz baja cuando ella empezó a frotar su espalda.

"Yo no..." Ah, mierda, estaba fuera de su maldita mente. "No puedo..."

"Está bien, está bien..." Se quedaron juntos cuando un trueno retumbó en los cielos como rechazándolos, y los relámpagos parpadeaban en la parte inferior de la cubierta de las nubes.

Maldita sea, pero él quería quedarse donde estaban por siempre: Cuando estaba en contra de este cálido cuerpo desconocido, no había pasado ni futuro, sólo el presente, y la falta de paisaje u horizonte era una especie de refugio.

La lluvia empezó a caer en grandes gotas, hasta el punto de que era como si le lanzaran canicas.

"Vamos adentro," dijo, tomando su mano y usar una tarjeta de pase para entrar en el edificio.

Un perfume químico extraño en el aire un hormigueo en la nariz. Pero no era cera para pisos o limpiador de vidrios; era de tinta de las prensas.

"Aquí", dijo ella, acercándose a una puerta marrón, un giro de mano y empujo la puerta abierta con la cadera.

La sala de conferencias más allá tenía sillas desiguales y una larga mesa que era un empedrado junto con una mezcolanza de componentes, el Frankenstein del mobiliario de oficina. Había un refrigerador de agua Poland Spring en la esquina, sin embargo, y se acercó y le puso un vaso de papel lleno.

"Bebe esto."

Él hizo lo que le dijo, y tragó saliva, intentando pasar todo.

Mels coloco el culo sobre la mesa, con las piernas balanceándose lentamente. "Háblame".

Ah, mierda, ¿cómo iba a decirle lo que recordaba? Por el amor de Dios, ¿por qué había llegado hasta aquí....?

Bueno, al menos ya sabía la respuesta a esa pregunta. Quería ser honesto con una persona. Por último. Sólo tenía que hacer la conexión con ella, como si estuviera en una caída libre, y ella fuera una cuerda de atrapar, y las palabras que necesitaba decir eran las garras que tendría en su línea de vida.

"Yo maté a mi padre."

Sus pies se congelaron en medio, tensando los hombros.

"Fue después de años de que él..." Dilo. Dilo. Mierda, como decirlo. "Él era un hombre violento, y bebía. Allí fueron... las cosas que sucedieron que no deberían suceder y yo..."

La luz de sus ojos cambió gradualmente, la compasión viniendo al frente una vez más.

Pero cuando parecía que podría golpear sus pies y tratar de darle un abrazo, puso ambas manos en alto. "No, yo puedo solo. No voy a salir de esto si me tocas".

"Está bien," dijo lentamente.

"Yo ni siquiera sé por qué te cuento esto."

"No tiene por qué haber una razón."

"Se siente como debería ser."

"Usted sabe que puede confiar en mí, ¿verdad? Puedo ser una reportera, pero quise decir lo que dije, que es mi trabajo, no quien yo soy".

"Si." Se frotó el cabello y luego se quitó las gafas de sol. "Lo siento, pero necesito verte claramente".

Ella frunció el ceño. "No hay necesidad de disculparse."

Se volvió sus Ray-Ban en su mano. "Pensé que preferías estas en mí. Sabes, en el comedor, así que no tiene que ver con mi cara".

"Ese no fue el motivo por el que te dije que los conservaras. Usted no es feo para mí, Matthias, por ningún tramo. Y no tiene que esconderse".

De alguna manera, sabía que no iba a durar. Tenía la sensación de que cuanto más se le acercara, la peor imagen de lo que era, le iba a llegar, como una pintura por números que usted pensaba que estaba haciendo un retrato, pero resultó que el tema era Michael Myers.

"Yo le encaje", Matthias se oyó decir. "Fui a mi maestra, y después a la enfermería de la escuela, y yo les dije todo, explique las ausencias, las magulladuras y las... otras cosas. Tenía quince años. Habia guardado todo hasta ese punto"

"Oh, Dios, Matthias"

"Pero luego dejé que el gato saliera de la bolsa, y el sistema se hizo cargo. Tuvo un ataque al corazón en frente de mí, cuando le dije que el secreto estaba en todas partes".

"¿Y es por eso, usted piensa que lo mato? Matías, no hiciste nada malo".

"Sí, lo hice. Lo vi morir. No llamé al nueve uno uno, yo no corrí en busca de ayuda, yo estaba allí y observó cuando cayó al suelo delante de mí."

"Usted fue víctima de abuso y estabas en estado de shock. No es tu culpa"

"Lo hice a propósito."

Ahora ella frunció el ceño de nuevo. "No entiendo."

"No me importa lo que me hizo. Esa mierda era más una molestia que otra cosa." Se encogió de hombros. "Todo acerca de venir y contarlo, era sólo un ejercicio mental para mí. Mira, yo lo conocía." Se tocó la cabeza. "Sabía la forma en que pensaba, las cosas que le hacían funcionar. Le gustaba ser malo y tener poder sobre mí. Era un hombre no tan

brillante que trabajaba con los animales y los tallos de maíz durante todo el día.

No era hasta que tenía que hacer frente a los adultos, que se encontraba en su nivel, cuando salía su complejo de inferioridad. Él solía amenazar con matarme si le decía a alguien, y ese era su cuento. El secreto era importante para él, y no sólo porque era ilegal follar la mierda con su hijo. Yo sabía que se lo contaba iban a buscarlo, y a detener el abuso...pero yo quería ver qué pasaba".

"Espera, déjame preguntarte algo. ¿Cuánto tiempo habías estado con él?"

"Mi madre murió en el parto."

"Así que toda tu vida."

"Yo estuve en otro lugar por un tiempo, pero luego volví a él."

"Cuando eras pequeño".

"Sí".

"¿Y no se te ocurrió que eras un niño para poder salvarte tu mismo?"

"Ese fue el resultado final, pero no era mi motivación. Y eso es lo que me conmociono tanto".

Mels negó con la cabeza. "Creo que tienes que ser un poco más indulgente contigo mismo."

Ah, diablos, no iba a conseguirlo. Podía verlo en sus ojos, había tomado una decisión acerca de él, y nada iba a cambiar su opinión.

"Matías no es mi verdadero nombre."

"¿Cual es?"

Había vuelto a él. Durante el desayuno. Él la miró fijamente durante mucho tiempo, demorándose en su rostro, en su cuello y en su cuerpo delgado...y luego se remonto a sus ojos inteligentes. Él no iba a darle esa información. No pudo.

En el silencio que siguió, él sintió una imperiosa necesidad de estar a solas con ella otra vez, y no en público. En su habitación. En la cama del hotel con las sábanas que olían a limón. Quería un poco de ella antes de irse, como si fuera algún tipo de medicamento que pudiera mantenerlo con vida sólo un rato más.

Debido a que iba a morir pronto, se dio cuenta.

No era paranoia. Era...tan inevitable como su pasado estaba escrito en piedra.

"Me estoy quedando sin tiempo", dijo en voz baja. "Y yo quiero estar contigo antes de irme."

"¿A dónde vas?"

"Me voy", respondió después de un momento.

Capitulo 25

Mels dejó de respirar cuando la convicción de que Matías era una persona desaparecida le golpeo con fuerza, sin tener en cuenta el hecho de que tenía una licencia de conducir y, supuestamente, una casa: De pie frente a ella, mirándola a los ojos, era como si no estuviera aún en la habitación. Aquí en una fracción de segundo, se había ido para siempre.

"¿Por qué te vas?" Cuando él se limitó a sacudir la cabeza, preguntó: "¿Es por eso que no me dices tu nombre?"

"No, es porque no importa. Son sólo sílabas. Yo no he sido esa persona durante tantos años, simplemente no es relevante".

"No estoy tan segura de eso." Cuando se encogió de hombros, tuvo que empujar. "Y usted no necesita ir a ninguna parte."

Por un lado, ella no creía que la gente pudiera ver el futuro, y eso significaba que si se iba, era de su propia voluntad, y la decisión podría ser deshecha en cualquier momento. Por él.

Excepto...el problema con este argumento era que ella también lo sentía, sentía que no tenían una eternidad esperándolos. Se habían conocido a causa de un accidente, su vida en colisión, y al igual que el impacto no duró mucho tiempo, ellos tampoco lo harían.

La lesión era lo que iba a ser para siempre. Ella tenía la terrible sensación de que no iba a poder cumplir con este hombre.

"¿Cuánto tiempo más?" Exigió.

"No lo sé."

Bajando de la mesa, ella se acercó y lo rodeó con sus brazos alrededor de él, apoyando su mejilla contra el corazón que latía detrás de sus costillas. Mientras le sostenía la espalda, se preguntó por qué él era con quien sentía tal conexión. Los otros, los convencionales, no habían llegado hasta ella.

Este hombre, sin embargo...

Matthias se echó hacia atrás y le tocó la cara. "¿Puedo darte un beso aquí?"

"¿Quieres decir en la mejilla o en la sala de conferencias?"

"Bueno, usted trabaja aquí, y…"

Ella apretó los labios contra los suyos para hacerlo callar. ¿A quién le importaba una mierda donde estaban. Había un montón de relaciones en las oficinas y personas que habían traído a los cónyuges y socios al edificio.

Además, si su jefe podría acosarla sexualmente a ella, ella debía ser capaz de besar el hombre que en realidad quería, bajo este techo.

Cerrando los ojos, inclinó la cabeza y rozó su boca, dejando que sus labios se aferraran a él. Y a medida que la besó de nuevo, deseaba poder capturar el momento y hacerlo físico de alguna manera, convertirlo en algo que ella pudiera tener en sus manos, o poner en un lugar seguro como si fuera un libro o un jarrón.

Pero la vida no era así. Usted no conseguía aferrarse a los momentos que lo definían o tocar las cosas que le tocaban, y no en la palma de la mano o con la punta de los dedos, por lo menos.

El destino de las maquinaciones era tan esquivo como la herramienta de un escultor, en picada, el cambio de sus contornos, y luego pasar a la siguiente pieza de arcilla, con un cambio constante.

Cuando la palma de Matthias se deslizó hasta su nuca, tomando el control. Y mientras su lengua lamio entre sus labios, ella se abrió para él, deseando que este fuera un lugar privado por la forma en que el calor se magnificaba dentro de ella, las paredes de su cuerpo enviándolo interminablemente rebotando alrededor, más rápido, más caliente, más rápido, más caliente.

Mels frunció el ceño al darse cuenta de que su mano estaba tocando algo duro en la parte baja de la espalda.

No era un aparato ortopédico. No había nada médico al respecto. Pasando por debajo de la solapa de la cazadora, se encontró con...la empuñadura de una pistola.

Ella sacó el arma de su cintura mientras dio un paso atrás.

Era una cuarenta, y ella comprobó rápidamente la cámara. Vacía. Lo mismo con el cargador.

"Usted no es el único con un permiso", dijo remoto.

Ella le dio el cargador automático de nuevo a él. "Supongo que no. ¿Puedo preguntarte dónde la conseguiste?"

"Lo compré."

"¿Y olvidaste la munición?"

"No fue un acuerdo global."

"¿Sabes qué? La víctima, que murió en su hotel anoche fue baleado por un arma con el calibre de esta pistola".

"¿Y crees que yo lo hice, porque me he quedado sin munición."

Mels se encogió de hombros. "Me dijiste que no me involucrara con usted, ya que podrían matarme. Apareces con una pistola después de que alguien recibe un disparo en el Marriott. Llámame Einstein".

"Yo no maté a ese hombre."

"¿Cómo sabes que era un hombre?"

"Está en todas las noticias."

Mels cruzó los brazos sobre el pecho y se quedó mirando el suelo, pensando que nada bueno iba a venir de adónde iba esta conversación.

"Creo que mejor me voy".

"Sí," dijo ella.

Hablando de un latigazo cervical. De besarse a esto en menos de cinco segundos.

"Lo siento", murmuró en la puerta.

"¿Por qué te disculpas?"

"No me gusta dejarte así."

Bueno, eso hacia dos de ellos.

Cuando la puerta se cerró detrás de él, se preguntaba si alguna vez volvería a ver a Matthias de nuevo y ella se dio una charla constante para mantener la cabeza firme y no permitir que su libido la metiera en situaciones peligrosas.

No es algo que su padre hubiera aprobado. No es algo que las mujeres inteligentes hicieran.

Maldita sea....

Después de quince minutos de patear su propio trasero, ella se acercó a la sala de redacción, consiguió una taza de un fuerte café negro, y volvió a su escritorio.

"Dime que no has destrozado mi coche, también."

Ella dio un respingo y miró a Tony. "¿Que-Oh, no. Aquí están las llaves".

"Supongo que simplemente parece que has estado en otro accidente."

Vaya. . Bueno. Acomodándose en su silla, se quedó mirando la pantalla del ordenador.

"¿Estás bien?" Preguntó Tony. "¿Necesitas un pastelillo?"

Mels rio. "Creo que tratare en Maxwell House primero, pero gracias."

"¿Qué pasa con el gato?"

"Me pregunto cómo es fisiológicamente posible quitar las cicatrices de un cuerpo muerto".

Bueno, no era la pregunta que en realidad había estado pensando, pero era un buen sustituto, socialmente aceptable. También se la habría hecho eventualmente. Tony era una enciclopedia andante.

Ahora era su turno para aliviar la espalda y quedarse mirando a la nada. "No es posible. Las cicatrices son cicatrices".

"Entonces, ¿cómo podrías explicar dos series de fotografías, una que muestra un patrón en la piel y otras que no lo hacen?"

"Es fácil. Alguien se puso a trabajar con Photoshop".

"Eso es lo que estoy pensando."

Lo que no conseguía entender era el "por qué". Aunque ella tenía sus sospechas sobre el "quién".

Mels dejo caer la cabeza hacia un lado. Cualquier manipulación no habría sido realizada por el fotógrafo oficial, mientras la mujer había estado sacando fotos, había habido media docena de hombres en esa habitación con ella, y si hubiera cambiado algo en las imágenes posteriores, habrían gritado sobre la discrepancia al segundo en que vieran las imágenes.

Así que eso dejaba a Monty, un hombre que masturbaba su ego hablando con la prensa cuando no debería y trataba de crear un drama donde no lo había. ¿Cuáles eran las probabilidades de que él hubiera jugado sólo por diversión y sonrisas?

Mels entró en acción, entrando en la base de datos de la CCJ.

"Eso," dijo Tony cuando viró, “o se trata de un caso de intervención divina."

"Tengo el tatuaje."

A las cinco, Mels levantó la vista de la versión final de su historia de la prostituta.

Eric estaba de pie frente a ella, con una carpeta en la mano, una imagen de asqueroso en su rostro.

"¿De la víctima del Marriott que desapareció de la morgue?"

"La misma."

"¿Déjame ver?", Dijo, tendiéndole la mano.

"Es, ah...sí." Le pasó las imágenes. "No es mi estilo. Yo soy más del tipo tribal".

Cuando ella levanto la tapa superior de la carpeta, las cejas se Mels se levantaron. La fotografía era en color, pero que no era necesario, al menos no cuando se trataba de la tinta. La pintura del tatuaje de la Parca se hizo en blanco y negro, y con un detalle espeluznante...hasta el punto que incluso en la

fotografía, los ojos brillantes bajo el capó desigual y la huesuda mano señalando al espectador parecía apuntando a ella específicamente.

"Bastante horrible, ¿no?," comentó Eric. "Y agradable el cementerio, también, ¿no te parece?"

Lo cierto es que en el fondo: la horrible figura estaba de pie en un campo de tumbas, las lápidas se extendían a lo lejos en el paisaje y más allá, las túnicas descomposición barriendo y ocultando lo que parecía no terminar nunca.

"¿Que son esas marcas de control en la parte inferior?", Le preguntó.

"Tiene que ser un recuento de algo, y no panes, estoy dispuesto a apostar."

"Podría ser relacionados con pandillas."

"Eso es lo que estaba pensando, sobre todo teniendo en cuenta que había un cadáver recientemente en la morgue con algo similar a ello, de acuerdo a mi fuente".

"¿Qué piensa la CPD?"

"Estoy buscando la respuesta a eso en este momento."

Mels miro hacia arriba. "¿Así que usted ha hecho una búsqueda en Internet en la imagen?"

"Hay miles de representaciones de la Parca en la Web, y algunas de ellas están en la piel de las personas. Por lo que he podido encontrar, no se ven exactamente así, pero todas ellas con una especie de aspecto similar, si esto tiene sentido".

"¿Cómo pudiste conseguir esto? Me enteré de que todo se limpió desde el archivo de entrada". St. Francis estaba alborotada por el incidente, era como si el hombre nunca hubiera estado a través de su sistema en absoluto.

Limpio. Muy limpio.

"Mi amigo es un experto del tatuaje. Él tomó las fotos en su teléfono cuando el cuerpo entró"

"Handy Dandy", murmuró mientras le devolvía la carpeta.

"Por lo tanto, si asumimos que la tinta está relacionada con pandillas. ¿Qué demonios estaba haciendo el hombre con un chaleco antibalas de tecnología avanzada? Y ¿qué pasa con su desaparición? Las pandillas no son tan sofisticadas, financiadas u obstinadas sobre sus muertos, para irrumpir en un hospital y conseguir su cuerpo de nuevo. Y a continuación, ¿tirarlo a un matorral? No va a suceder. La mafia es la misma".

Eric mordió el Bic que había destrozado. "Tiene que ser del gobierno de algún tipo. Quiero decir, ¿quién más podría llevarlo a cabo?"

Ella pensó en el cargador vacío de Matthias. "¿He oído que las balas eran de una cuarenta?"

"¿El arma que se utilizó contra el hombre? Sí, y la buena noticia es que la policía se llevó el chaleco antibalas, con la ropa y las botas a pruebas, por lo que todavía están por aquí.

"Los ojos de su colega se estrecharon. "Por lo tanto, ¿Vas a decirme por qué estás tan interesada ahora?"

"Una niña muerta fue rajada en la garganta también." Aunque, en realidad, ¿cuáles son las posibilidades de que los dos asesinatos estén relacionados?

"Ah, así que estás recogiendo lesiones en el cuello."

"Sólo siendo cuidadosa."

"¿Y cómo va tu historia sobre la prostituta? ¿Algo nuevo?"

"Estoy trabajando en algunas cosas."

"Quiero saber si usted necesita cualquier ayuda."

"Lo mismo digo."

Cuando Eric se marchó, ella se dio cuenta de que la redacción estaba en gran parte vacía. Y ella estaba casi fuera de tiempo cuando llegó a su límite.

Volviendo a leer su artículo, ella no estaba satisfecha. No había nueva información que no fuera la identidad de la víctima, y cuando ella había llamado a la familia, se habían mostrado poco interesados, sin comentarios.

¿Cómo no estar molesto por la muerte de su hija?

A Mels no les gustaba enviar su artículo, como estaba. La escritura estaba bien, y el corrector ortográfico había hecho su trabajo, pero la historia real con la información de Monty y sus fotografías, no podía ponerla en el momento.

Con una maldición, ella golpeó enviar, y prometió que iba a llegar al fondo de todo esto. Incluso si no la podía enviar a la imprenta.

Cambiando sus pantallas, volvió a evaluar lado a lado las dos imágenes que había puesto juntas una hora antes: eran las dos marcas similares talladas en la piel abdominal. Una era de Cecilia Barten, la chica que había sido encontrada en la cantera en las afueras de la ciudad unos días antes... y la otra era lo que Monty sostenía que había estado en el vientre de la prostituta.

El patrón de rayas parecía una especie de lenguaje: Habían caracteres idénticos en ambas fotografías, a pesar de que no estaban en la misma secuencia, en su mente no descartaba en lo más mínimo, la teoría de Monty con el Photoshopper.

En todo caso, era perfecto, la vinculación de la muerte en el motel al de la niña Barten sin hacer la manipulación de uno por uno obvio.

De hecho, cuanto más pensaba en ello, más se decidió a creer que Monty había alterado las fotos. Si él era la "fuente" de un nuevo asesino en serie, lo divertido sería para él.... Excepto que ella tuvo que preguntarse. Cuando nadie muriera como esas chicas, ¿qué iba a hacer? Y su trabajo estaba en peligro. Él ya estaba caminando en una línea delgada dando información como él lo hacía.

Las apuestas aumentaban por mentir acerca de que era demasiado tonto. Tal vez simplemente se estaba volviendo descuidado.

Por otra parte, ¿qué pasaba con el color del pelo? La prostituta había cambiado el suyo de color antes de que ella hubiera muerto, a un tono de rubio que hacía juego con la chica Barten. Eso era algo que no había cambiado en las fotografías, así que había ocurrido realmente. ¿Qué pasaba si Monty era un asesino imitador?

"¿Cómo está la situación de tu coche?" Cuando Mels saltó, Tony detuvo el proceso de empacar sus cosas. "¿Usted está bien?"

"Sí, lo siento. Sólo estaba pensando".

Su compañero se colgó la bolsa al hombro. "¿Tienes que pedir prestado mi coche viejo de nuevo?"

Mels vacilaron. "¿Oh, yo no podría molestarte?"

"No hay que preocuparse. Sólo tienes que llevarme a casa y el será todo tuyo, siempre y cuando me traigas el desayuno de nuevo mañana por la mañana." Levantando las llaves, iban y venían de su llavero con un logotipo en forma de BESO. "Yo realmente no necesito el maldito".

"Una noche más", contesto.

"Otras dos galletas de salchicha con el café, quieres decir."

Ellos se echaron a reír cuando ella cerró su computadora. Levantándose, tomó las fotografías que Monty le había dado, las metió en su bolso, y se vincula con un brazo a través de Tony.

"Tú eres un príncipe entre los hombres, ¿lo sabías?"

Sonrió. "Sí, lo creo. Pero es bueno saberlo de vez en cuando".

"Oye, ¿Conocemos a alguien que sea bueno con las fotografías?"

"¿Buscas un retrato de ti misma?"

"Estoy hablando de análisis."

"Ah." Sostuvo la puerta abierta para ella.

"Como cuestión de hecho, sé de quién puede ser... y es probable que lo podemos encontrar en el camino a casa".

Capitulo 26

Jim no había esperado tener que hacer otra visita a la morgue del Hospital St. Francis en corto plazo. Ver una vez a través del parque de las losas y los cadáveres había sido más que suficiente para él. Por supuesto, la buena noticia, era que no tenía que morir esta vez. Y el rigor mortis no era el suyo.

¡Qué gran estándar para medir la mierda en contra!

El problema era que las cosas estaban un poco demasiado tranquilas en el frente interno. Y eso significaba que tenía que ir a buscar a Devina y pensó que un buen lugar para comenzar seria con el cuerpo del operario en la morgue.

Todavía no creía ni por un segundo que el demonio les había echado una mano la noche anterior, cuando ella llegó con su afilada y brillante daga a "salvarlos". Y después de un día siguiendo a Matías, esperando a que hiciera algo más que desayunar, a le había dicho a Ad, que se quedara en la granja, mientras él venía aquí a la tierra del Lysol, azulejo gris y verde, y las escalas que se utilizaban para medir y pesar el cerebro y el hígado.

Quería tomar un buen vistazo a ese cuerpo "del operativo".

En el rápido empate de la noche anterior, no había sido capaz de prestar un montón de atención a los restos, y aunque no estaba seguro de lo que podrían decirle, era el único de sobra a su alrededor...

Suponiendo que llegara a ellos antes que la gente de reconocimiento de XOps.

Su primera pista de que no todo estaba bien en la tierra donde los médicos forenses eran reyes, fue la presencia de la policía en el pasillo frente a la morgue: los azules estaban por todas partes, dando vueltas por el centro del sótano, y charlando los unos con los otros. Y entonces, como Jim fantasma atravesó las puertas dobles de la morgue, donde había otro cuello de botella con las insignias en la zona de recepción, éste se mezclaba con los miembros del personal médico.

De alguna manera, el lugar se había convertido en una escena del crimen.

Caramba. Qué sorpresa. "¿Cuando entraste?"

Un médico estaba siendo interrogado sobre el mostrador, con los brazos cruzados sobre el pecho, empujando su irregular afeitado de perilla.

"Te lo dije. Mi turno comenzó a las 09 a.m."

"¿Y es ahí cuando usted llegó?"

"Fue entonces cuando me registre. Ya se lo dije a usted"

Jim pasó esa entrevista que estaba degenerando, y salió hacia la parte de la vida futura de la empresa, la sección fría de la clínica. Entrando por las puertas de solo personal, la iluminación fluorescente del área más allá, estaba equipada con más acero inoxidable que una fábrica de fundición, entre las cinco estaciones de trabajo, la media docena de fregaderos profundos, y todas esas escalas olvidadas de Dios.

En la pared del fondo, las filas de compartimentos de almacenamiento en frío se enganchaban cerradas, como si la gente de St.

Francis no estuviera del todo segura de que los zombis eran una obra de ficción, a excepción de un compartimiento en la esquina.

Que estaba ampliamente abierto, con varios chicos en polos azul marino en busca y toma de las huellas dactilares en un radio amplio, y permanecían alrededor con la boca abierta.

¿Qué quieres apostar que él cuerpo del operario ha desaparecido? Mierda.

Jim maldijo cuando se acercó, y no encontró ningún signo de Devina en cualquier lugar a la vista, por lo general, a su paso, un desagradable olor persistía como un plug de Glade que había salido mal. ¿Aquí? No había la más mínima ráfaga dentro de la unidad de refrigeración, pero nada era reciente.

Parecía que al XOps se lo había llevado una criada feliz para minar las consecuencias, no el demonio.

"Maldita sea".

Mientras hablaba en voz alta, un par de policías miraron hacia donde él estaba de pie, como si estuvieran esperando ver un compañero de los suyos.

Cuando fruncieron el ceño y volvieron a trabajar, Jim considero subir las escaleras para hacer una visita y no estaba hablando de la sala de emergencias o las salas de hospitalización del hospital.

Pero, ¿qué haría Nigel, el arcángel por él?

Sus viajes al cielo no le habían ayudado mucho en el pasado, y como la mierda, sabía que estaba enfadado y frustrado, ya basta.

Estaba a punto de salir cuando algo cayó en la cuenta. Mirando en las unidades de la pared, miró a los nombres que habían sido impresos en las tarjetas y se agarro a los soportes apoyando sus hombros anchos en las puertas.

Efectivamente, en el otro extremo, había uno que decía: Barten, CECILIA.

En algún nivel que le sorprendió, supo que sus restos aún estaban aquí, pero luego se recordó a sí mismo que sólo parecía una eternidad desde que la había encontrado en esa cantera. Pero que en realidad, había sido una mera cuestión de días, y era, después de todo, parte de una investigación criminal.

No es que cualquier miembro del CPD fuera a ser capaz de encontrar a Devina y retener al demonio responsable de su muerte. Ese era su trabajo.

Levantando su mano, tocó el acero inoxidable. Más pronto o más tarde, la madre de Sissy iba a tener la oportunidad de enterrar a su hija, ya que ese tipo de cierre en frío era más bien como el espacio de refrigeración donde se mantenían los cuerpos.

Una cerradura-en donde el dolor se almacenaba durante el resto del día de alguien-.

Jim frunció el ceño y manipuló el cuello alrededor, sus sentidos yendo por una gran cantidad de niveles.

Con una maldición, él se abrió paso fuera de las instalaciones de examen, a través de la oficina de recepción, hacia la sala de más allá. Buscad, pensó... y hallaréis.

Lástima que todo el mundo se presentara al mismo tiempo.

"¿Sabes lo que más me gusta de los hospitales", preguntó Tony. Cuando Mels entro con él a uno de enormes edificios de San Francisco, mientras esperaba que la automática puerta giratoria les diera una oportunidad para entrar. "No es la comida."

"Al contrario, las máquinas expendedoras." A medida que barajaban por la entrada juntos, él empujó las manos en los bolsillos de sus pantalones y salió con todo tipo de cambio.

"Tienen un buen ejemplo de selección aquí."

"Bueno, usted puede conservar sus aposentos, es mi regalo."

"Dime una cosa... ¿por qué no estamos saliendo?" Forzando una sonrisa, pensó... hombre, no quería que respondiera a eso. Y ella tampoco.

Cuando llegaron a un nudo del personal médico y visitantes en el ascensor, que estaban jugando bingo, cubrieron sus apuestas en el primer conjunto de puertas porque era el menos congestionado. Segundos más tarde, se produjo un bing, ese particular coche llegó y se dirigió hacia abajo.

"Hemos elegido sabiamente", dijo Tony con voz afectada.

Mels reía mientras esperaban a que algunos guardias de seguridad uniformados salieran y luego entraron con un tipo de construcción, quien llevaba su cinturón de herramientas.

Milagro que el hombre aún pudiera caminar con ese martillo, el destornillador y todas esas cosas colgando de él.

Cuando llegaron a la planta del sótano, Tony salió hacia la izquierda, y ella también. El chico martillo hizo lo mismo,

por lo que eran tres por tres, a pesar de que salió delante de ellos, en dirección a los sonidos distantes de uñas siendo golpeadas y sierras de cinta lloriqueando por los tablones.

"Es posible que tengamos que esperar", dijo Tony mientras seguían las indicaciones hacia la morgue." Suraj dijo que nos subiría a escondidas cuando llegáramos aquí, pero…" Ambos se detuvieron cuando doblaron la esquina.

CPD de uniformes azul estaban por todas partes, estrangulando la entrada a la morgue.

"Supongo que la investigación está todavía en pleno desarrollo", murmuró. "¿Estás seguro de que su compañero puede salir de allí?"

"Sí, vamos a ver cómo le va", dijo Tony cuando él envió un mensaje de su teléfono.

A medida que su mente se ocupaba en algo más que Matías, era sólo la distracción lo que ella quería, y ella esperaba que este tomara un tiempo. Dios sabía que lo último que necesitaba era tiempo libre y un coche. Ella sería responsable

de terminar de vuelta en el hotel Marriott, donde Matthias también podría estar cenando con su caliente enfermera, o algo peor.

Pero vamos, el hecho de que tenía una pistola calibre cuarenta no significaba que había disparado a nadie. Tenía una nueve milímetros en su bolso y ello no la hacía sospechosa de cada tiro de ese calibre.

"Maldita sea",

Tony la miró. "¿Eh, que pasa?"

"Nada. Sólo estoy frustrada".

"Tal vez esto seguirá funcionando" Cuando su celular dejó escapar un sonido de Piolín, revisó el texto. "Oh, bueno, Suraj no va a dejarnos colgando. Habrá que esperar más de... Oh, mira. Máquinas expendedoras. Qué sorpresa".

Efectivamente, frente a la morgue había una sala de descanso con todo tipo de máquinas tragamonedas y calorías.

"Tú planeaste esto."

"No, la parte de la policía."

En cuanto entraron, Tony camino hasta las expendedoras, Mels paseo entre las mesas que estaban atornilladas al piso y las sillas de plástico de color naranja, que era probablemente porque estas últimos eran tan feas e incómodo que nadie querría robarlas.

Recordando su promesa, Mels sacó su cartera y contó sus billetes de un dólar. "No te contengas. Yo tengo un montón".

"Esto es sólo un aperitivo antes de la cena, la verdad. Y no me gusta comer solo. "Él la miró por encima del hombro.

"¿Hola? ¿Wingman?"

Era triste que le resultara relajante pensar en nada más que en el tipo de alimentos sobre procesados, producidos en masa, peor que lo no orgánico que quería. Claro era un signo de que necesitaba unas vacaciones. Y una vida.

"¿Has hecho tus elecciones?", Dijo mientras se acercaba por el pasillo para no tener que gritar de nuevo.

"Será mejor que lo creas."

Siete minutos en las máquinas y Tony tenía una colección de bolsas de nacho y barras de caramelo en sus manos.

"Ahora es tu turno", dijo.

"No tengo su metabolismo."

Tony se frotó el vientre. "Yo tampoco".

Ella escogió M & M, la chocolatina había pasado de moda, pero que ella la había amado cuando era niña, pero se había quedado sin billetes.

Colocando las manos en todos los bolsillos que tenía, ella sacó un montón de monedas sueltas y busco alrededor del cuarto.

Mels se congelo.

"¿Qué?" Preguntó Tony desde donde se había sentado.

Un casquillo de bala. Eso era lo que era. ¿En su maldito bolsillo?

Salvo, que luego volvió a ella como había recogido la cosa que no coincidía con las monedas...afuera de ese garaje en la granja. ¿Dónde había encontrado una Harley con el motor caliente, y Matthias con una mentira en su rostro, y...algo más....Alguien más.

Un tirón brusco pasó por su cabeza, el dolor obstruyendo sus procesos de pensamiento, y cerrando todo... pero tenía la convicción de que había visto algo importante. ¿Qué habría sido, sin embargo?

Empujando con fuerza, no podía lograr que su mente recordara lo sucedido, y cuanto más lo intentaba, más le dolía.

"¿Mels?"

"Estoy bien. No, en serio, probablemente yo necesito el azúcar", Tony asintió mientras abría una bolsa de Doritos sabor Ranchero.

"Un estimulante nunca es una mala cosa."

Un tipo compacto con una bata blanca entró "Hey, lo siento por hacerte esperar."

Tony se levantó para estrecharle la mano. "Suraj, hey, hombre."

Sacudiéndose a sí misma de nuevo en el foco, Mels puso la bala en su bolso y se esforzó por conseguir atravesar los saludos.

"No queremos alejarte de tu trabajo," dijo mientras todos se agrupan en torno a una de las mesas.

"Sí, bueno, no es como si no hubiera habido mucho de eso hoy." Suraj sonrió, sus dientes blancos contra su piel hermosa. "La policía ha estado aquí con nosotros, preguntando sobre el cuerpo que ha desaparecido esta mañana".

"¿Qué nos puedes decir?" Preguntó Tony con la boca llena de crujientes sonidos.

"Del registro, es que se encontró anoche en el sótano del Marriott." Suraj se encogió de hombros y se acomodó en su asiento naranja, al igual que su trasero estaba bien familiarizado con las sillas feas. "Yo no sé mucho. Yo llegue al mediodía para mi turno habitual, y el CPD estaba por todo el lugar. Rick ha sido el chico al frente de las líneas de preguntas, fue quien descubrió que el cuerpo había desaparecido. Fui a sacarlo para hacer una autopsia, y...nada. No estaba. Es muy raro, quiero decir, no es como si el muerto hubiera salido o algo. Pero no se encendieron las alarmas, y los cuerpos no son tan fáciles de esconder, no como si los fueras a pasar de contrabando por debajo de su

axila. ¿Además, este lugar? Tiene ojos en todo lado. Las cámaras de seguridad, las personas…"

"¿Les ha sucedido esto antes?" Preguntó Mels.

"Si había pasado, fue antes de mi tiempo. Por otra parte, sólo he estado aquí un par de años. Es un misterio".

"¿Vas a hacernos saber cuándo pueden hacer una declaración?", Tony intervino.

"Eso tiene que hacerlo mi jefe, pero los mantendré informados debajo de la mesa tanto como pueda. Ahora, ¿qué puedo hacer por ti?", Tony miró a Mels mientras cogía una bolsa de Cheetos y le indicó al chico con ella. "Por lo tanto, Suraj no sólo es bueno en lo que hace aquí. Él también tiene una habilidad especial para analizar las fotos, por lo que creo que te puede ayudar."

Suraj sonrió de nuevo. "Soy un gato de tres operaciones, en realidad, también hago un pollo a la Tikka masala."

"Con pan de ajo", añadió Tony. "Pura genialidad".

"Entonces, ¿De qué tipo de imagen estamos hablando?", Su amigo le preguntó.

Mels saco la carpeta que Monty le había dado. "Antes de ver todo esto... No puedo decirte quién me dio esto a mí o el contexto en que entraron en mi posesión".

"Lo que estás diciendo es que debo olvidar que alguna vez los vi."

"Exactamente".

A medida que el hombre palmeó la carpeta y la abrió, Mels frunció el ceño y miró a su alrededor. Esa sensación de ser visto la asolo de nuevo, una sensación de hormigueo en la nuca, haciéndola apretarse las manos. Excepto que no había nadie en la entrada. Nadie más allá del pasillo. Nadie estaba al acecho detrás de las máquinas expendedoras de Tony o bajo las sillas de mala muerte o en las mesas con pernos hacia abajo.

"Sé de este caso", dijo Suraj mientras hojeaba las fotos, y Tony se inclinó para mirar.

"Sí, esta es la prostituta que fue encontrada en el motel, reconozco la ropa. Estas marcas no estaban en el abdomen cuando llegó aquí, sin embargo."

"Y ese es el problema". Mels olvido su paranoia. "Las fotografías oficiales del cuerpo no muestran nada, pero éstas, me afirman que han sido tomadas antes de que llegaran los del CPD. Por eso quiero saber si estas imágenes fueron retocadas de alguna manera".

Suraj miró al otro lado de la mesa. "¿Tienes los archivos de estas imágenes? ¿JPEG? ¿GIF?"

"No, las impresiones me fueron dadas, y son todo lo que voy a conseguir."

"¿Me dejas tenerlas en mi lugar de trabajo por un minuto? Tengo un microscopio nuevo allí."

Mels se puso más cerca. En voz baja, dijo: "La policía no sabe acerca de estas fotografías, y no estoy segura de lo que vaya a hacer con ellas su dueño".

"Así que hay que mantenerlas en secreto."

"Pero sé que no vamos a obstruir la justicia, si eso es lo que te preocupa. No las he tenido por largo tiempo, y voy a actuar con rapidez ante las autoridades, según proceda".

"Pero es probable que no quieras que las escanee en mi computadora y haga un análisis de esa manera, ¿o lo quiere usted?"

"Prefiero no hacer copias, sobre todo no en esa forma".

"Está bien, puedo decir mucho al microscopio."

El chico se levantó. "Dame diez minutos y veré lo que puedo hacer."

Cuando Suraj salió, Tony jugó a apuntar y disparar a uno de los cubos de basura, Mels frota la parte posterior de su cuello y pensó en lo que había encontrado en su maldito bolsillo.

"¿No creo que usted conozca cualquier persona que sepa algo de balística?", Dijo.

"Pues de hecho, lo hago. ¿Qué tienes?"

Mels masajeo sus sienes. "Un dolor de cabeza, en realidad."

"Usted no ha comprado su comida todavía. Mucho menos la ha consumido."

"Tienes razón, amigo mío." Se levantó y se dirigió hacia las maquinas expendedoras. "Muy buen punto."

Capitulo 27

Cuando Jim estaba justo dentro de la sala de descanso frente a la morgue, se paró cerca del personal, pensando que la invisibilidad tenía sus beneficios, y a veces podría poner las bolas en el estante.

Sabía el momento exacto en que Mels Carmichael había entrado en el complejo del Centro de Salud de San Francisco, y dado el número de policías en el sótano, no había sido una sorpresa total que se encontrara allí. Por desgracia, también había detectado un reflejo de Devina en algún lugar, pero no pudo precisarlo bastante. Y entonces había visto esas fotografías.

A diferencia del periodista, su amigo de los antojos y del tipo médico, él sabía exactamente lo que esas marcas eran, así como quien las puso en su lugar. Y quien las había sacado el cuerpo.

Esas runas en la piel de esa mujer muerta era exactamente lo que había estado en el abdomen de Sissy. Un lenguaje, una marca, tal vez incluso un mensaje. Y lo que Devina podría

tallar, probablemente podría ser levantado, después de todo, ella habitualmente creaba una imagen tridimensional de la perfección sobre su verdad, para que el cadaver hablara o la mostrara a ella.

Un borrador de trabajo no estaba fuera del ámbito de lo posible....

A medida que el hombre con la bata del hospital que colgaba de la solapa se levantó y se fue, Jim lo siguió y a las fotografías hacia la morgue, a pesar de que no había nada que pudiera hacer, y dejando a la reportera lo que no era probablemente la idea más brillante.

Pero, ¿por qué Devina estaría jodiendo con matar a una mujer humana al azar? Uno pensaría que estaría demasiado ocupada preocupándose por el juego, y la prostituta claramente no había sido virgen, así que no era como si ella pudiera ser utilizada para proteger el espejo del demonio. El color de pelo. El color del pelo rubio. El cabello Alisado. Al igual que Sissy.

¿Cuáles eran las probabilidades? "Dios"

El tipo del hospital se detuvo en medio de la obstrucción de los CPD y miró tras de sí y Jim se envió un recordatorio de que lo invisible era una cosa; pero en su boca el silencio era otra.

A medida que el hombre camino por un pasillo, llego a una estrecha oficina, de techo bajo Jim se quedó fuera del camino, recostándose contra una pizarra blanca marcada con una cuadrícula de nombres, fechas y procedimientos.

Cuando el teléfono sonó minutos más tarde y el chico se distrajo, Jim quería tirar del cable de la pared y reorientar al hijo de puta.

Pero vamos. Él ya sabía cómo era el acuerdo, la cuestión era con quien estar más cabreado. Con Él mismo. O con Devina.

Jim frunció el ceño, cuando cayó en la cuenta de algo. Durante el encuentro con Adrian esta mañana, el ángel había mencionado que había estado pasando el rato en la escena del asesinato de la reportera. Qué maldita casualidad.

Paso una buena media hora antes de que el hombre se levantara de estar en cuclillas sobre las fotografías, antes de volver con la reportera y su amigo cargado de carbohidratos.

"Entonces, ¿cuál es el veredicto?", le preguntó ella, mientras se sentaban.

"Bueno, primero las advertencias. Sin el archivo digital, y sin saber la capacidad de pixelado y sin ejecutar un análisis, realmente no te puedo dar un cien por ciento."

Un sonido de gran estruendo por encima de sus cabezas los tuvo a los tres mirando hacia arriba y luego protegiéndose los ojos mientras una lluvia de partículas finas caía suelta de los cuadrados del techo.

"¿Por cuánto tiempo ha estado sucediendo esto en esta construcción?" Preguntó Tony mientras miraba como un cazador observando que sucedía.

"Sucede. Algunas veces. "El hombre alineo las fotografías sobre la mesa. "De todos modos, dejando todo a un lado, esto es lo que pienso. Por lo que puedo ver en el ámbito, parece como si no se hubiera hecho un retoque, pero eso no es realmente mucho que decir, teniendo en cuenta que sólo tengo las impresiones, y la gente puede hacer algo muy sutil, un material sofisticado con imágenes si tienen un buen equipo lo suficiente bueno."

Mels inhalo profundamente. "Bueno, gracias a ti."

Suraj levantó la palma de la mano. "Espera, no he terminado. Vi ese cuerpo. Había una erupción en la zona abdominal, pero obviamente no es lo que hay en estas fotografías. Y recuerdo que es el mismo patrón que está también en la niña que fue encontrada en la cantera."

Otro sonido, más fuerte, como un trueno retumbó en el techo... como si algo hubiera caído sobre las baldosas directamente sobre la cabeza.

Lo último que vio Jim antes de que se desatara el infierno fue a Mels mirando hacia un cielo deslumbrada. Un segundo después, una sección de seis por dos metros y medio del

falso techo se liberó de su laberinto de vigas y giró en una sola pieza, colgando de una bisagra donde todavía seguía conectado. Disparando a la derecha hacia Mels.

Jim volcó en acción, surgiendo hacia delante, empujándola fuera de la silla naranja y fuera del camino. Su espalda y hombros se llevaron la peor parte del impacto, cortándose con los bordes afilados del techo, extrayendo sangre, todos en la sala gritaron y se agacharon para cubrirse.

El dolor le hizo revelarse a sí mismo, pero ese no fue el mayor problema. Mirando a través de la oscuridad al agujero en el techo, miró a los ojos...a un trabajador de la construcción que estaba iluminado por la luz que inundaba hacia arriba de la sala de descanso.

De pie con las botas plantadas en las vigas del techo y las manos en las caderas en el vasto espacio por encima, el hombre no estaba bien. Sus ojos eran negro como las profundidades del infierno.

"Devina," Jim silbó.

De repente, el trabajador se agarró del pecho y empezó a caer hacia adelante, su cuerpo desplomándose con una curiosa gracia, los extremos de todas las herramientas en su cinturón saltando fuera como el pelo de un modelo al frente de un ventilador.

Jim jugó a las paradas, en este caso por segunda vez, capturando al tipo en un agarre flojo, suelto del cuerpo, aunque pesaba menos, eran más desordenados los trozos del techo.

Hubo una explosión repentina de hablar, pero Jim no le prestó ninguna atención. Estaba demasiado ocupado colocando al trabajador inconsciente en el suelo, y en detener la abrupta salida de Devina, al ser detectada. Maldita sea...

"Oh, Dios mío", dijo Mels, agachándose.

Un codazo empujo a Jim a un lado, el hombre de la insignia del hospital, agachándose de rodillas y poniendo las yemas de los dedos a un lado de la garganta del chico de la construcción. Sacando a Jim del camino.

"Jim Heron".

Jim miró al periodista, que estaba mirando hacia él mientras se levantaba del suelo. Joder, pensó cuando ella se enfrento a él.

"¿Y bien?" Preguntó ella, al parecer sin intimidarse por el hecho de que casi había sido asesinada. "Y no lo niegues. Dijo ella. He visto su foto en un montón de lugares".

"Yo soy su hermano gemelo."

"En serio".

El chico medico levantó la vista. "Llamen a la extensión nueve-cero-cero-cero en ese teléfono. Dígales que estamos fuera de la morgue."

La chica de Matthias rompió en marcha, a cumplir la orden con calma y rápidamente. Cuando regresó, se acercó a su colega del periódico, que, a pesar del drama, había logrado remover el envoltorio de una barra de Snickers y se la estaba comiendo.

"¿Estás bien?", Le preguntó.

"Por los pelos", murmuró, mirando el drama médico en el suelo a sus pies.

Mels volvió a cerrar los ojos en Jim, y luego hizo una mueca y se frotó las sienes como si le dolíeran.

Las cosas se convirtieron en una convención en ese momento, con otras personas que llegaban de la construcción, junto con el personal del hospital, la seguridad, y un par de policías que habían oído del accidente.

Cuando el trabajador que se había caído del techo fue finalmente puesto en la camilla, abrió los ojos.

Azul como el cielo ahora. No eran negros. No era una sorpresa.

Hombre, ese demonio tenía una especie de bolas: Si la teoría convencional de un poder más alto era cierto, entonces el Gran Tipo de Arriba sabía todo lo que pasaba, en todo

momento, en todo el planeta, si una flor, florecía, si las plumas de un pájaro... si los trabajadores de una construcción descomunal caían libres en las salas de descanso en los principales hospitales metropolitanos, ya que habían sido poseídos temporalmente.

No cabía duda de que Devina había tenido la intención de que parte de la construcción cayera en Mels. Y eso habría sido un desestabilizador en el juego: ¿Matthias finalmente establecía lazos con una chica, y entonces ella muere con él?

Gran disposición para la toma de decisiones.

¿Y pensar que Jim había asumido que el demonio estaba siendo demasiado tranquilo?

Alejándose de la congestión, se desapareció a sí mismo, pensando que Mels asumiría que se había marchado. En cambio, él se quedó donde estaba, y se planto cerca de la periodista y tuvo que admitir que estaba impresionado. Ella era un pájaro duro, respondiendo a las preguntas que el personal de seguridad del hospital le hacía, manteniendo agarrado a su amigo, así como el hombre del microscopio,

trabajaba con el control de masas cuando el herido en la camilla fue retirado de la escena.

Ella miraba a su alrededor de vez en cuando, como si estuviera buscando a alguien, pero al final, lo único que podía hacer era describir a su "salvador" para el conjunto de seguridad del St. Francis. Ella no mencionó nombres, sin embargo. Por otra parte, ella no sabía realmente quién era.

En lo que se refería a la reportera de Matthias, sólo tenía un asombroso parecido a un hombre muerto. Eso era todo.

Divertido, tanto como Jim no estaba de acuerdo con mucho de lo que su antiguo jefe había hecho en los últimos años, se encontró con que no encontraba fallas en su gusto de personas del sexo opuesto. Y él iba a tener que juntarlos a ella y a Matthias, lo antes posible. No sólo porque sería más fácil defenderlos, sino por que quien sabe cuál sería la elección que Matthias tomaría cuando la encrucijada llegara...y él tuviera que elegir su camino. Cuanto más tiempo su ex jefe pasara con esa mujer...mejor iba a ser para todos ellos.

¿Dónde diablos estaba "Jim Heron," Mels se preguntó cuando ella y Tony finalmente quedaron libres para irse.

"Menos mal que pude comer, dijo su compañero mientras regresaban en el ascensor que habían tomado desde el sótano hacía una eternidad.

"Es el maldito ocho."

"Sí". Ella apretó el botón. "Sí..."

La palma de Tony cayó sobre su hombro. "¿Estás bien?"

Ella respiró hondo cuando empezaron a subir. "No me preguntes eso, hasta que lleguemos arriba coche. Entre en mi coche y piense en lo que acaba de pasar, me preocupa que haya otro gran accidente viniendo hacia mí. Las cosas suceden de tres, ya sabes".

"Eso es sólo superstición."

"Espero que tengas razón." Y pensar que había estado preocupada por la mancha cuando se daño la uña tomándose el café de la mañana.

Esta racha actual de catástrofe por la que estaba pasando iba mucho más allá de cualquier cosa que pudiera manejarse con un pegante instantáneo y una lima de cartón....después de un momento, dijo, "Ah, Tony, tengo otro favor que pedirte". Dios, ¿realmente iba a hacer esto?

"Lo que sea."

"¿Recuerdas cuando te pregunté si conocías a alguien en balística? Necesito que analicen un casquillo de bala".

"Oh sí, claro. Tengo un par de chicos que puedo llamar. ¿Cuál es su línea de tiempo?"

"Tan pronto como sea posible."

"Permíteme hacer algunas llamadas y ver que estarían dispuestos a hacer por usted."

"Eres un salvavidas."

"Nah. ¿Ese tipo en el sótano? ¿Él es el héroe".

"No te limites a ti mismo."

Al llegar al vestíbulo, salieron y... bueno, ya sabes. Jim Heron, o su hermano gemelo, o lo que sea, estaba esperando en el camino, descansando contra la pared, mirando tan discreto como cualquier hombre de seis pies o más, construido como un ladrillo podría ser.

Poniendo su mano sobre el brazo de Tony, ella lo detuvo y le entregó las llaves. "Hey, me voy en un taxi a casa, ¿de acuerdo?"

Su amigo frunció el ceño. "Puedo llevarte de vuelta, no está tan lejos del camino."

"Voy a ir a la sala de prensa."

"Es tarde y hemos tenido un infierno esta noche."

Muy cierto y había muchas posibilidades de que ella fuera a estar reviviendo el accidente cercano por un tiempo. Pero ella no iba a perder su oportunidad de hablar con el superhéroe que había intervenido en el momento justo... y que ahora parecía estar esperándola.

Mels se inclinó y le dio a su amigo un beso en la mejilla. "Te veré mañana.", Tony le dio las buenas noches y deambuló hacia las puertas giratorias. Cuando sacó su teléfono, estaba dispuesta a apostar que estaba llamando para pedir comida, y por alguna razón eso la hizo pensar en él más.

Girando alrededor, ella se enfrentó con los ojos de Herón, o quienquiera que fuese, y encontró que su postura informal no era nada de lo que se pudiera engañar. Su tamaño por sí solo era vagamente amenazante, y la expresión sombría no la hacia pensar en margaritas y narcisos, tampoco. Y sin embargo, ella no tenía miedo cuando se acercó a él.

Sin embargo, este hombre era un gemelo...Por otra parte, ¿por qué pasar el rato en torno a un lugar público donde alguien le podía reconocer como ella lo había hecho?

"Pensé que te habías ido," dijo ella.

"No, yo he estado aquí todo el tiempo."

"¿Negocios en el hospital?"

"Se podría decir que sí."

"Seguridad quiere hablar con usted."

"Estoy seguro de que lo hacen."

Como se quedó en silencio, esperó algo, cualquier cosa, para llegar a ella. No había nada. Sólo se quedó allí, encontrando su mirada como si estuviera dispuesto a hacer eso por los próximos cien años.

"Supongo que debo darte las gracias por salvarme la vida", murmuró.

"No hay razón para hacerlo. No soy sentimental".

"Bueno, te ves como si tuvieras algo que decirme"

"Matthias te necesita."

Sus cejas saltaron; entonces ella apartó la mirada rápidamente. Y a pesar de que había oído bien, ella murmuró, "¿Cómo dice?"

"¿Puedes venir conmigo? Está de vuelta en el hotel."

Mels miró al hombre de nuevo. "Sin ánimo de ofender, pero yo no voy a ninguna parte con nadie. Y si no le molesta la pregunta", no es que le importara si se ofendía hasta la punta de las botas de combate," ¿Que es él para usted?"

"Un viejo amigo que estoy tratando de ayudar. Él no ha estado caminando muy derecho desde hace mucho tiempo, y por la forma en que habla de usted, me da esperanza".

Ahora sólo parpadeó. "Él no me conoce mejor de lo que yo lo conozco."

"¿Eso realmente importa?"

Ella se echó a reír en un arranque. "Ah...sí. Lo hace".

"El Gemelo" de Jim Herón negó con la cabeza. "Mira, yo he estado preocupado por él durante años, ¿de acuerdo? Se dirige a una pared de ladrillo en este momento, agitándose en busca de propósito, y soy exactamente ese tipo de imbécil que arrastraría cualquier cosa y cualquier persona que le ayudará a encontrar su camino."

"¿Y crees que soy yo?"

"No, Sé que eres tú".

Ella soltó otra carcajada. "Bueno, usted debe haber visto con quien estaba desayunando el día de hoy."

Hombre maldito. "Déjame adivinar. ¿Una morena con las piernas largas?"

"Como cuestión de hecho... sí. ¿Quién es ella?"

"Malas noticias." El chico se pasó una mano por el pelo rubio oscuro. "Por favor, mire, yo solo...Realmente necesito su ayuda. No puedo entrar en detalles, pero Matías y yo estábamos en el servicio junto durante veinte años, y no es necesario decir lo que la guerra hace a la gente. Usted es un periodista. Usted es un ser humano. Usted puede imaginárselo a partir de ahí. Él necesita...una razón para vivir".

Pensó en la pistola en la parte baja de la espalda de Matías. Entonces se acordó de él amoldando su cuerpo mientras estaban en el estacionamiento detrás de las oficinas de la CCJ. Me voy pronto.

"Si usted piensa que es un peligro para sí mismo", dijo más o menos: "usted debe llamar a las autoridades correspondientes. Aparte de eso...lo siento mucho. Pero yo no puedo hacer esto."

"Por favor." Los ojos del hombre parecían brillar, no con lágrimas, pero con una luz que le recordaba la salida del sol en el océano.

"Ha llegado demasiado lejos para perder todo ahora." Chicos, esos ojos suyos parecían hipnóticos. Y tenía la sensación de que ella había mirado en ellos antes de...miró hacia ellos y...

A medida que el dolor de cabeza volvió, cerró los ojos y se preguntó si tenía algún Advil en su bolso. "¿Por qué diablos crees que soy algún tipo de respuesta para el hombre?" Excepto incluso cuando ella pregunto eso, pensó en la conexión entre ellos y sabía exactamente de lo que Heron, estaba hablando. "Yo no debería importarle mucho a él". “En fin, él no debería importarle mucho a ella”.

Por dios el estaba armado. Y en un hotel donde alguien había disparado.

"Pero que haces." Mels levanto sus párpados y frunció el ceño al tipo. "Se honesto conmigo. ¿Me seguiste aquí esta noche?"

"Sí, lo hice. Yo quería una oportunidad de hablar con usted, pero no estaba seguro de cómo acercarse, sin que usted se asustará".

"Bueno, has logrado eso," dijo ella secamente. "Sólo salvando mi vida."

"Así que en ese sentido, me lo debes, ¿verdad?"

Ella se echó a reír. "No puedo creer que estés chantajeándome."

"Como he dicho, voy a hacer cualquier cosa en mi poder para salvarlo."

"¿Salvarlo? Interesante elección de palabras, Sr. Herón".

Cuando el hombre no dijo nada más, ella le miró a la cara durante más tiempo. "Maldita sea".

"¿Eso es un sí?"

Dándose la vuelta se dirigió a la salida esperando que la siguiera hacia los taxis alineados en la fila. Y así lo hizo.

"Dime una cosa, Sr. Herón y ese es su nombre, ¿verdad? Jim Herón" Él no contestó, y luego de nuevo, no tenía que hacerlo. "¿Usted cree que la mala suerte viene de tres en tres?"

Cuando un taxi rodó en su posición frente a ellos, Herón abrió la puerta para ella. "Yo no sé nada acerca de los números. Pero últimamente, la mierda ha estado viniendo con la morena".

Con otra maldición, Mels pasó junto a él...e inicio el viaje.

Capitulo 28

Matthias estaba en la oscuridad. Y no era la clase de oscuridad que venía de una habitación que no tenía ninguna luz encendida o cuando estás caminando por la noche en la ciudad. Esto no era incluso del tipo que se recibía cuando se cerraban los ojos y la cabeza envuelta en una manta.

Esta era de la que se filtraba a través de la piel y llenaba los espacios entre las moléculas, contaminando la carne en un permanente estado de descomposición, el debía limpiar su pasado y su futuro, se encontraba suspendido en una solución de asfixia, el adhesivo de la tristeza y la desesperación.

Y Él no estaba solo en esta horrible prisión. Mientras se retorcía en el vacío sin peso, los demás hicieron lo mismo, su voz mezclándose con la propia, mientras súplicas escapaban

de los labios agrietados y la mendicidad interminable de misericordia subía y bajaba como la respiración de una gran bestia.

De vez en cuando, él fue elegido para una atención especial, monstruos con garras y con colmillos en sus fauces lo enganchaban, tirando y tirando. Las heridas que le impartían siempre sanaban tan rápidamente como han sido hechas, proporcionando un lienzo siempre fresco para sus obras de arte de masticación.

El tiempo no tenía sentido, ni tampoco la edad. Y él sabía que nunca iba a salir.

Esto era lo suyo. Este era su pago eterno, por la forma en que había vivido su vida: había obtenido este lugar en el Infierno a través de sus pecados sobre la tierra, y sin embargo, argumentó la falta de equidad en relación a los demás que estaban atrapados con él. Duro debate, sin embargo. Había poco en el lado bueno para apoyar su candidatura a la libertad, más otro punto, nadie estaba escuchando.

Había tenido su disparo mortal. Había elegido su camino.

Pero, oh, Dios, si hubiera sabido, habría peleado contra la marea en sí mismo, descarrilando sus acciones, cambiando

los hechos cuyas consecuencias habían tomado tantas vidas, incluida la suya.

Atrapado en la oscuridad, torturado con sus compañeros pecadores, desolados y desesperados a tal grado que incluso la peor pesadilla no podía acercarse, se produjo un gran descorche, sus emociones burbujeando hacia arriba y sobre él.

"¿Matthias?"

Se despertó con un grito, con la cabeza tirando la almohada, con los brazos hacia adelante en puños como si tuviera algo o alguien con quién luchar.

Pero no había nada delante de él. Nadie enredado con él. Y se hizo la luz.

En el tenue resplandor del cuarto de baño, Mels... su hermosa Mels... estaba de pie a los pies de la cama en su habitación de hotel.

Ella tenía su abrigo y su bolso colgando de su hombro, como si acabara de llegar del trabajo... y su expresión no era remota, sino todo lo contario, involucrada.

Un mal sueño, se dijo. Había sido un mal...

La mierda que había sido un sueño.

"Matthias", dijo suavemente, "¿estás bien?"

Al principio no podía entender por qué ella le preguntaba eso. Sí, había tenido una pesadilla, pero… Ah, mierda, ¿estaba llorando?

Se limpió las mejillas con las palmas de las manos, bajo de la cama y se disculpó al entrar al cuarto de baño.

¿Llorando delante de ella? Sí, mierda para reírse.

"Sólo dame un minuto."

Encerrándose, él apoyó las manos sobre el mostrador y dejó caer la cabeza sobre el fregadero. Mientras movía la llave para hacer que pareciera como si estuviera haciendo algo más que tratar de no ser un cobarde, se dejó caer en la modesta fuerza de sus brazos, tratando de arrojar la convicción de que el lugar donde había estado en ese sueño no era de verdad, no era un lugar en el que en realidad hubiera estado.

No estaba funcionando.

El infierno que acababa de ver era un recuerdo, no una pesadilla. Y eso era suficiente para que le temblaran las manos.

Salpicar agua en su cara no hizo ni mierda, y tampoco secarse duro con una toalla blanca.

Después de que él utilizara el retrete regreso, tenía que hacerlo. Más tiempo en el baño y Mels estaría obligada a pensar que se había ahorcado con el cinturón o algo así.

Al salir, la encontró sentada en la silla junto a la ventana, con las manos en su regazo, la cabeza inclinada hacia abajo

como si estuviera evaluando si era o no necesario recortarse las uñas.

Consciente de que estaba junto a la camiseta y boxers que había comprado en la tienda de regalos en el vestíbulo, y que sus piernas arruinadas estaban a la vista desde la mitad del muslo hacia abajo, se metió de nuevo bajo las sábanas.

"Me sorprende que estés aquí", dijo en voz baja mientras se ponía las Ray-Ban.

"El hermano de Jim Herón me trajo en un taxi y me dejó entrar"

Maldito el hombre, pensó Matías.

Mels se encogió de hombros, como si supiera que él estaba enojado. "¿Y sabes qué?"

"Qué".

"No me creo esa mierda del gemelo ni por un segundo. Creo que es Jim Herón, y que fingió su muerte por alguna razón, y creo que tú ya sabes por qué".

En la pausa que siguió, era obvio que ella esperaba que completara los detalles, pero su cerebro tenía bastante más en que pensar. Él no quería el hombre, y mucho menos a solas con ella, porque no podía confiar en nadie. Especialmente no con ella.

"Usted se fue a reunirse con él, cuando llegue y los encontré en el garaje. ¿No eras tú?"

"Es complicado. Y en cuanto a su nombre, no es mi historia para contar".

"Él me dijo que ustedes dos habían servido en el ejército juntos." Esperó de nuevo que le diera alguna información. "Está claro que se siente responsable de ti."

El pasado combatía detrás del velo de su amnesia, por lo menos él no tenía que mentirle. "Gran parte de ello es... una

neblina. Nada más." Le siguió con sus ojos. "Me alegro de que hayas venido."

Hubo una larga pausa. "¿Quieres decirme porque estabas tan molesto ahora?"

"No creo que me lo creas."

Ella se rió un poco. "Después del último día y medio, es más probable que lo haga, confía en mí."

"¿Por qué?"

"Todo se siente...mal. Quiero decir, esto ha sido un viaje extraño, ya sabes." Ella lo miró como si le tomara la temperatura, la presión sanguínea y su frecuencia cardiaca a través del cuarto. "Háblame, Matthias. Tienes que tratar y si no me puedes darme tus recuerdos, sólo dime dónde estás".

Cerrando los ojos, se sentía como si estuviera encajonado, incapaz de responder, pero incapaz de hacer caso omiso de ella.

Por último, murmuró: "¿Qué dirías si te dijera que creo en el Infierno? Y no desde un punto de vista religioso, sino debido a que he estado allí, y creo que me enviaron de vuelta aquí para hacer algo." Hombre, ella estaba tranquila. "No sé lo que es, pero voy a averiguarlo. Tal vez es una segunda oportunidad, tal vez es...otra cosa".

Ella aún en silencio.

Levantando los párpados, le midió. "Sé que parece una locura, pero... me desperté desnudo en la tumba de Jim, y yo creo que fui puesto allí. Todo lo anterior es un espacio en blanco, y todavía tengo la sensación de que se supone que debo hacer algo, que hay un propósito para que yo esté aquí... y que no tengo mucho tiempo."

Mels echó el pelo hacia atrás y se aclaró la garganta. "La parte en blanco es porque tienes amnesia."

"O tal vez es porque yo no quiero recordar. Te lo juro...He estado en el infierno. Estaba atrapado allí con innumerables personas, en una prisión en la que todos los que habíamos...estábamos sufriendo. Para siempre." Se frotó el esternón, y luego dejó su mano donde estaba, sobre su

corazón. "Lo sé aquí, en mi pecho. Al igual que yo se que tú y yo, se suponía que debíamos conocernos la noche que lo hicimos, y se supone que debemos estar juntos ahora mismo. Y sí, eso es una locura, sí el más allá no existe, ¿por qué tantas personas creen que lo hace?"

Mels negó con la cabeza. "No sé la respuesta a eso."

"Me alegro de que estés aquí", dijo.

Cuanto más tiempo demoraba en responder, más sabía, que la había empujado demasiado lejos...excepto que luego sonrió de una triste manera.

"Mi padre creía en el Cielo y en el Infierno. Y no sólo en la teoría. Un poco irónico, teniendo en cuenta a lo que dedico la vida. Por otra parte, tal vez sintió que era personalmente responsable de repartir la "ira de Dios" aquí en la tierra".

"¿Él iba a la iglesia?"

"Todos los domingos. Como un reloj. Tal vez pensó que para él sería más salir del apuro de algunos de sus más... digamos, correcciones físicas del comportamiento."

"Nada hace eso."

Cuando sus ojos se dispararon hacia él, él quiso maldecir. Así se hace, haciendo que sonara como si su papá estuviera en el infierno. "Lo que quiero decir es…"

"Él hizo un montón de cosas buenas, también. Protegía las mujeres y a los niños de situaciones horribles, protegía a los inocentes, de que la gente obtuviera lo que se merecían".

"Eso debería funcionar a su favor, entonces." Flojo. Lamentable. "Mira, yo no pretendo sugerir…"

"Está bien."

"No, no lo está. No sé lo que estoy diciendo. "Puso las palmas hacia arriba. "No me hagas caso a mí. Fue... una mierda de pesadilla, sí, nada más que eso, y no sé... una mierda."

Mentiroso. Un buen mentiroso. Pero las señales sutiles de alivio en ella, desde la flexibilización de los hombros a la forma en que lanzaba el aliento bajo y lento, le dijo que había valido la pena. El cien por ciento.

"Su nombre era Thomas," dijo bruscamente. Todo el mundo le llamaba 'Carmichael,' sin embargo. El era todo para mí, era todo lo que yo admiraba. Todo lo que quiero ser, Dios, yo no sé por qué estoy hablando de esto".

"Está bien," dijo en voz baja, porque tenía la esperanza de que si él no hacía mucho ruido, se mantendría hablando.

No hubo suerte. Se detuvo, y fue sorprendido por lo mucho que quería que continuara. Infierno, él tomaría cualquier tipo de conversación: su lista de compras, sus pensamientos sobre la contaminación del aire, si era una demócrata o una Republicano... la teoría de la relatividad.

¿Pero los detalles de su pasado? ¿Sus padres? Ese era el oro verdadero.

"¿Y tu mamá?"

"Estoy viviendo con ella, en realidad, desde que falleció. Esta... un poco tensa. Yo tenía mucho más en común con él. ¿Con ella? Me siento como un elefante en una tienda de porcelana. Ella no es nada de cómo era". "Tal vez es por eso que funcionaban. Los opuestos se atraen, y todo eso."

"No lo sé."

"¿Cómo fue..."

"¿Su muerte? En un accidente de coche. Se encontraba en un coche patrulla en una persecución, y el vehículo del agresor estalló un neumático. Papá se desvió para evitar que los golpeara a ellos, perdiendo tracción, y terminó chocando contra un vehiculó articulado que estaba estacionado.

“Tuvieron que cortar su cuerpo para sacarlo del asiento del conductor”.

"Yo...lo siento."

"Yo también. Lo echo de menos todos los días, y a pesar de que se ha ido, todavía estoy tratando de impresionarlo. Es una locura".

"Creo que él estaría orgulloso de ti."

"Sí, yo no estoy tan segura de eso. Caldwell es un pequeño estanque".

"Es el único lugar donde trabajo"

"No es como si fuera un reportero de bajo nivel, sin embargo."

"Bueno, teniendo en cuenta la forma en que me has tratado, ¿Cómo podría alguien no sentirse bien acerca de la forma en que me has ayudado?

Usted ha sido...muy bueno con un extraño".

Mels miro a través de la cama de él. "¿Puedo ser honesta con usted?"

"Siempre."

Hubo una larga pausa. "No lo siento como un extraño para mí."

"Es lo mismo para mí", dijo en voz baja. "Me siento como si te conociera de toda mi vida."

"Usted no tiene ningún recuerdo."

"No necesito detalles sobre esto."

Ella se miró las manos otra vez, esas uñas romas. "Escucha, necesito que me hables de esa arma."

"Como he dicho, yo la recibí de Jim, cuando fui al garaje a verlo. La tomé porque no me siento seguro estando desarmado".

"Así que Herón está vivo, y estoy en lo justo de que lo del gemelo es una mentira." Sus ojos se encontraron. "Necesito saberlo".

Se frotó la cara. "Sí, lo es, pero quiero ser claro. Sus razones para hacerse el muerto es su problema, no el mío. No estoy involucrado en esa mierda, y va a seguir siendo así".

Después de un momento, ella asintió con la cabeza. "Bien, gracias por decírmelo. Y creo que puedo perdonarlo teniendo en cuenta que salvó mi vida esta noche."

Matthias respiro doble vez, la palma de su mano hormigueando como si quisiera encontrar el arma. "¿Te ha salvado? ¿Cómo?"

Cuando Matthias se sentó en la cama, de repente parecía un tipo muy peligroso, con el cuerpo tenso, su expresión llena de una ira protectora que le hacía parecer capaz de casi cualquier cosa, en su defensa.

Mels cambio de lugar, la atracción que había sentido antes, creciendo.

"¿Cómo te salvo?", fue el gruñido.

"Bueno..." mientras buscaba palabras, ella soltó su abrigo, dejando que se deslizara por sus hombros y cayera en la silla. "Yo estaba en el Centro Médico San Francisco, siguiendo con el trabajo, y había una zona de construcción. Algunos chicos estaba trabajando arriba, y el techo no era lo suficientemente fuerte como para soportar su peso o algo así.

Un montón de vigas y tejas cayeron, y al igual que, de la nada, este chico Herón salta a la habitación y puso su cuerpo en el camino. Cogió todo, a pesar de que sólo Dios sabe cuánto pesaba. Y luego el hombre de la construcción cayó por la abertura. ¿Habría tenido un ataque al corazón, supongo? Nos reunimos con uno de los chicos que trabaja en la morgue y comenzó la RCP inmediatamente. Fue todo muy extraño".

Matthias respiró hondo. Como si estuviera profundamente aliviado.

Y esas reacciones eran la razón para que ella confiara en él. A pesar de todas las otras cosas.

Mels negó con la cabeza. "Fue una especie monstruoso/accidente, casi/por los pelos. Pero hombre, tuve la suerte de que estuviera allí".

"¿Puedo pedirte un favor?"

"Por supuesto."

"Ven aquí." Le tendió la mano. "Y no porque yo vaya a hacer un movimiento hacia usted. Yo solo... "

Mels se puso de pie de inmediato y cruzó la distancia entre ellos, y se sentó en el borde de la cama a su lado, con el cuerpo inclinado hacia él. Cuando le tomó la mano, le frotó la parte interior de la muñeca con el pulgar.

La acariciaba, más que cualquier palabra que pudiera haber hablado, la hacía sentirse valiosa.

"Estoy muy contenta de haber venido aquí", dijo, otra vez.

"Yo también"

Empujándose hacia adelante, tomó las gafas de sol de su cara, y sus ojos se hundieron en los suyos como si fuera difícil dejar que lo viera correctamente.

"Te dije, que no tienes de qué avergonzarte", dijo en voz baja.

Se rió con un borde. "¿Sobre qué?"

"Tu forma de ver."

Sus ojos giraron hacia atrás. "¿Y si te dijera que no es ese el problema."

"Entonces, ¿qué es?"

"No estoy seguro de que quieras que responda a eso."

Inclinándose, ella trazó las cicatrices en su cara, y rozó la frente sobre el ojo que ya no trabajaba. "Me gusta la verdad."

Maldijo bajo en su garganta. "Maldita sea, mujer... me estás matando."

"No, no lo estoy."

Los ojos de Matthias cerrados por un segundo, como si estuviera cavando profundo para tomar el auto-control. "¿Sabes lo que estoy lamentando más en este momento?"

"¿Qué?"

"No haberte conocido antes. De esa manera yo podría... "

"¿Podrías qué?"

Cuando se centró en la boca, tuvo un impulso rápido de lamer sus labios, y mientras ella lo pensaba, él cambió bajo las sábanas como si su cuerpo necesitara algo de ella.

Hombre, que calor hacia en la habitación, de repente.

"Quiero hacer el amor contigo, Mels. Aquí mismo, ahora mismo. De hecho, he querido hacerlo todo el tiempo. Desde el instante en que te vi en el hospital, el deseo paso por mí".

Bueno...wow. Y tal vez otra mujer podría haber jugado cosas tímidas, pero ella no estaba interesada en juegos.

"Yo también." ¿Dios, tenía que salir de su boca? "Quiero decir, mira, ha pasado un tiempo para mí, así que esto es toda una gran sorpresa...pero había algo diferente en ti desde el momento en que…" Ella tenía que reír un poco. "En el momento que te golpee con mi coche."

Esa mano suya la capturo de nuevo, reanudando la caricia.

"Gracias", dijo.

"¿Por qué?"

"No lo sé."

Ella no estaba segura de creer eso. "¿De verdad crees que no eres atractivo?"

"Sólo me vio en calzoncillos."

Mels negó con la cabeza. "Yo no soy una de esas chicas de poca profundidad que necesita un chico todos perfecto y con músculos. Hay mucho más que eso".

"Tal vez, pero estoy bastante seguro de que desea que su hombre sea capaz de tener relaciones sexuales con usted."

Mels abrió su boca. Challándose, y la abrió de nuevo.

"Exactamente".

Mierda. Probablemente debería habérsele ocurrido a ella, teniendo en cuenta las otras cicatrices en la parte inferior del cuerpo....

"En efecto, Mels, esa es la única razón por la que no he saltado por completo hacia ti, y es porque no puedo. Yo... no puedo." El alzó la mano libre y la dejó caer de nuevo a la colcha. "¿Y sabes lo que apesta? He estado con una gran cantidad de mujeres".

Eso hizo que le doliera el pecho. "Antes de que se lesionara...”

Él asintió con la cabeza. "De todas las cosas de mi memoria para volver, ¿no?"

Otra patada en el plexo solar. "¿Te acuerdas de ellas?"

"Las odio, porque cambiaría cada cogida al azar para pasar una noche contigo." Él le rozó la cara con las yemas de los dedos y luego llevó el pulgar a la boca. Con la misma presión suave que había puesto contra su muñeca, le acarició el labio inferior. "Me gustaría olvidarme de cada una de

ellos. De hecho, se siente como...una maldición, cuando finalmente he encontrado a alguien como tú, sólo para que sea demasiado tarde. Y ahí es donde estoy. Es muy tarde para mí, Mels, y eso es lo que me está matando. Cuando te miro, cuando te veo pasar, cuando sonríes o tomas una respiración profunda, es que... me muero un poco. Cada vez".

Mels sintió las lágrimas pinchar las comisuras de sus ojos, una emoción que no podía definir golpeando su corazón y haciendo que latiera.

"Te gustó besarme", dijo más o menos.

"No. Me encantó. Yo quiero estar haciéndolo ahora mismo. Quiero...hacer otras cosas para ti, sólo para que se sienta bien. Pero eso es lo único que pasaría, y eso es más que suficiente para mí, pero sé que en algún momento, esta noche, mañana, la próxima semana...no va a ser suficiente para ti."

Ella le dio un beso en la mano. "Pensé que te ibas."

"Yo lo hare. Eso fue sólo un ejemplo de retórica".

Puede ser. Pero le daba un poco de esperanza, y de repente era necesario que al igual que ella tenía que tener aire.

"Mels, yo…"

En picada, detuvo lo que fuera que iba a decir con su propia boca. En un primer momento, cuando estableció contacto, sus labios estaban rígidos contra los suyos, pero eso no duró. Muy pronto, él se movía en su contra, con ganas, disfrutando. Chupando. Pellizcando.

Cuando por fin se echó hacia atrás, ella estaba sin aliento. "No decidas por mí, ¿de acuerdo?"

Estaba claro que no era la única afectada, ya que su pecho subía y bajaba como el inicio de una urgencia.

"No necesito el sexo para ser feliz contigo", le dijo. "Honestamente no es tan importante".

Con un movimiento repentino, prácticamente se abalanzó sobre ella, presionando la espalda contra el colchón y besándola duro y profundo. A medida que su cuerpo cubrió el de ella, su lengua entró, se adueño de ella de una manera tan completa, que ella no se había dado cuenta hasta ese momento exactamente cómo de anémica habían sido sus relaciones con otros hombres.

Ese calor que había surgido explotó, la sangre en las venas entrando en un rugido en el espacio entre los latidos del corazón.

Y eso fue antes de que sus manos comenzaran a deshacerse de su ropa.

Capitulo 29

Como todas las cosas fueron Barry White y toda esa mierda en la habitación del hotel, Adrian se retiró de allí en silencio, pasando a través de la puerta cerrada y emergiendo en el pasillo.

Jim lo había nombrado niñera a él y se había marchado tan pronto como la reportera estuvo en el Marriott, y todo estaba bien y elegante, pero a él no le iba el porno en vivo a menos que estuviera implicado personalmente, muchas gracias. Estaba, sin embargo, completamente de acuerdo en dar a ese par mucho tiempo libre de Devina. Cerrando los ojos, puso su mano sobre la madera de la salida que había usado y puso un sello en la sala, no sólo en su entrada, sino en todo el interior y en el cuarto de baño.

Luego se radicó contra el papel pintado tono sobre tono y se metió las manos en los bolsillos.

Ahora sabía por qué Jim fumaba. Ayudó a pasar el tiempo cuando llegaban las zonas muertas.

Hombre, pobre bastardo ese Matthias, pensó. Por otra parte, había cosas peores que tener una cojera. Además, eso era lo que ocurría cuando usted caminaba sobre minas terrestres y bombas o lo que sea, como el infierno, donde había estado: vuelas tus cosas a la mierda, y luego no puedes esperar ser capaz de dar hueso a tu mujer.

Abajo, en el otro extremo de la sala, las puertas del ascensor se abrieron y una mujer salió, junto a su hija, que tenia probablemente cinco o seis años. La primera parecía que había pasado una guerra, o al menos una formación de porteros: su pelo era un desastre, con los hombros caídos y bolsas colgadas de ellos y una maleta solitaria que arrastra detrás sobre sus ruedas como un perro mal humor. El niño, en cambio, era todo explosivo, saltando arriba y abajo, corriendo arriba y hacia atrás, con la voz lo suficientemente aguda para romper vidrio.

O, como alternativa, con ganas de romperlo con su propia cabeza.

Adrian se echó hacia atrás, mientras que el desfile paso por él, manteniéndose invisible. Pero eso no duró-la niña recogió su presencia, frenando a una parada y mirando adonde estaba parado.

"Vamos, Liza", dijo la mamá. "Estamos abajo de esta manera."

"Mami, hay un ángel aquí"

"No, no lo hay."

"¡Pero mamá, no lo ves! ¡Hay un ángel aquí!"

"No hay nadie allí. ¿Quieres venir?"

A medida que la niña lo miró con sus grandes ojos color avellana del tamaño de los neumáticos, su exhausta madre se acercó y la arrastro lejos.

Pero mami querida había dado en el clavo, pensó.

No se sentía como un ángel. No lo era, en realidad y la muerte de Eddie le había quitado cualquier pequeño sentido de responsabilidad a la altura de su nombre. Ese hijo de puta

muerto había sido el estándar para medirse a sí mismo en contra. Él era el único bueno y verdadero. Su brújula...

Incapaz de permanecer quieto, Ad empujó su cuerpo y se dirigió hacia el ascensor. Golpeando un dedo en el botón de hacia abajo, las puertas se abrieron de inmediato, el coche que la pareja madre / hija habían utilizado, todavía en el lugar. En el viaje hacia abajo, se hizo visible, observo su pelo en los paneles del espejo de bronce fijándolo, y se enderezo su chaqueta de cuero.

El trabajo de preparación no hizo nada para mejorar su imagen. Por otra parte, el problema era su expresión. Él parecía que estaba listo para morder la cabeza de alguien.

¡Ding!

En cuanto se abrieron las puertas, salió y camino dando largas zancadas a la barra. Por desgracia, el lugar no era lo suficiente de mala muerte como para atraer a la clase de mujer que buscaba: no habían mujeres a medio vestir en la mezcla, con sonrisas de Prozac y con las rodillas que le gustaba abrir, pero eso no significaba que no podía encontrar una voluntaria.

Tomando asiento en un rincón oscuro, dejó que su necesidad de hacer sexo flotara fuera de su cuerpo. Y vaya a saber, toda mujer que entró, caminó, o se registró por una habitación a través del vestíbulo, miro en su dirección.

La camarera que les había servido la noche anterior a él y a Jim, llegó justo encima.

"Hola."

Su sonrisa era entrecerrada y realmente no profesional. Especialmente cuando sus ojos se dirigieron a todo lo que tenía que ver. Lo qué le llevo a tener una erección inmediata.

"¿Qué le sirvo?" Dijo arrastrando las palabras.

Estaba guapa de una manera que estaba atada toda a su juventud. Su piel brillaba, el pelo era exuberante y saludable, el cuerpo estaba para golpear. Un vistazo más de cerca a sus rasgos le sugirieron que si se le añadían veinte años y veinte

libras más, sería anónima en la mediana edad, pero era todo sobre el aquí y ahora de todos modos.

"¿Te dan descansos en este lugar?", Dijo en voz baja.

"Si." Su sonrisa se hizo aún más grande. "Así es."

"Cuando".

"Diez minutos".

"¿Dónde puedo tenerte?"

Sus labios se separaron como si necesitara más oxígeno. "¿Dónde me quieres...?"

"Aquí. Ahora." Miró alrededor de la barra.

"Pero eso sería dar a la gente un espectáculo cojonudo."

Cuando sus ojos se giraron hacia atrás, él la miró de arriba abajo, y se imaginó cogiéndola desde el frente, las piernas alrededor de sus caderas, su polla entrando y saliendo mientras veía el sexo.... Bueno, la teoría en realidad no le excitaba tanto, pero esa era la diferencia entre la pornografía y la verdadera penetración. ¿Actualmente? Eso era lo que estaba buscando.

La conversación con la camarera en torno al plan fue en silencio y rápida, pero no era un negocio o transacción. Ella no era una puta que se comprara, ella era una mujer de sangre caliente, que quería un buen polvo al igual que él lo hacía.

Con las cosas establecidas, Adrian salió del bar, su cuerpo zumbando, con el corazón frío como una cámara frigorífica. Como lo habían discutido, giro a la izquierda y tomó la escalera ornamentada hacia el spa. En el descenso, el sonido de sus pesadas botas resonaba en el techo de mármol, y el aroma de las sales marinas, minerales y aceites perfumados le daban ganas de respirar por la boca, no por la nariz.

Estornudó cuando llegó a la parte inferior, pero al menos no tenía que pasar por las puertas de cristal del spa. Si la mierda

olía tan fuerte en el exterior, el interior, probablemente fundiría sus senos para nasales.

Girando de nuevo a la izquierda, se fue por un pasillo pintado que estaba decorado con fotografías en blanco y negro, de chicas medio desnudas en poses geométricas. La puerta al final estaba marcada con una discreta

Personal solamente, y permaneció allí con paciencia, respirando ese aire espeso, esperando que no obstruyera sus pulmones.

Mierda. No podía respirar, su camarera abrió y tomó su mano. "Por aquí".

Era un mundo diferente en el otro lado. No había fotos, no había paredes lisas, sólo viejos ladrillos a la vista y el suelo tenía una ranura desgastada por el centro. Pero no había venido aquí para disfrutar del paisaje, al menos, no del hotel.

Mirando por encima del hombro, la mujer sonrió de una manera maniaca, como si esto fuera lo más divertido que ella había tenido en su turno, desde hace mucho. "Si alguien nos

ve, eres mi primo, y estas de visita en la ciudad, ¿de acuerdo?"

"Claro, lo que sea." Siempre y cuando nadie los atrapara en el acto. Los besos no iban a ser la mitad de ello.

Él la siguió hasta la habitación del personal que estaba en ruinas, todo tipo de bolsas y ropa esparcida alrededor, muebles destartalados, la combustión de varios perfumes que creaban un olor rancio que hacía que el lugar pareciera más caliente. Por otro lado, había otra puerta y ésta se abrió en un pasillo que dirigía claramente a la estructura original del hotel.

Y se utiliza actualmente, al menos en parte, como un área de almacenamiento: alineados contra las paredes rugosas, sillas para banquetes se apilaron a seis u ocho pies de altura, manteles de color bronce y terciopelo rojo que cubrían los asientos hasta las patas, proporcionando algún tipo de cubierta.

"Tenemos quince minutos," dijo, poniendo sus brazos alrededor de su cuello.

Adrian tomó la boca de la mujer e iba a tomar el resto de ella, duro y profundo, su lengua ampliándose y buscando la de ella. En respuesta, ella se aferró a su espalda, sus uñas clavándose en la piel de su chaqueta cuando una de sus piernas se levantó del suelo y se enroscó alrededor de su muslo. Con manos ásperas, desapareció la falda.

Llevaba medias que se habían visto lo suficientemente profesionales en el bar, en realidad, ellas las tenían puestas a un liguero, y lucía un tanga. Las mejillas que agarró eran firmes y altas, y él le dio la vuelta frente a él, con el pelo balanceándose en un círculo mientras la pegaba a la pared de ladrillo sudoroso. El consiguió bajar en sus rodillas, le mordió un lado de su culo, hundiendo sus dientes en su carne cuando él tomó esa tanga hacia el sur.

El impulso sexual que lo montaba no tenía nada que ver con ella. No era más que la vida, la respiración equivalente de un StairMaster, algo para trabajar en su ventaja, un recipiente para verter el excedente de su ira, frustración y dolor.

Y dada la facilidad con la que se reunió con él aquí, y le dio un beso, y le dejaba hacer su deseo... él tenía la sensación de que esta no era la primera vez que sucedía esto.

Tal vez ella lo estaba utilizando para la misma razón.

Con la tanga alrededor de sus tobillos y la falda por encima de su cabeza, cayó sobre ella por la espalda, tomándola con su boca, penetrándola con la lengua. Ella sabía muy bien, su sexo rasurado, supersuave y ultramojado contra sus labios, todo fragante y limpio, como si tuviera estandares para ella misma.

Después de que había llegado un par de veces, no tenía ni idea de la cuenta, porque la verdad era que no había puesto realmente atención, se levantó e inició un intercambio de lugares, así que estaba de espaldas a la pared. A medida que la mujer hizo como que iba a tratar de chuparlo, doblando sus rodillas mientras sus uñas pintadas bajaron la cremallera, dejo esa idea brillante para recogerla por los muslos y abrir sus piernas alrededor de sus caderas. No quería su boca en él.

Demasiado personal, tan raro como sonaba. Pero cuando Ad estaba a punto de empujar en su interior, se quedó paralizado. Jim Herón estaba de pie frente a ellos, los brazos del ángel cruzados sobre el pecho, con los ojos entrecerrados y cabreado. Buena oportunidad. Cojonudo. Pero no se

detendría ahora. Sus bolas estaban apretadas como puños, y la parte superior de su pene estaba a punto de soplar.

Ad se encogió de hombros ante el hombre y entró en la mujer. Si Jim quería ver, estaba bien. Demonios, si quisiera participar, estaba bien, también.

Si bien esto último parecía poco probable, dada su expresión de voy-a-patearte-el-culo,

Lo que sea.

Cerrando los ojos, Ad se entrego el mismo a la compresión en que había tomado consuelo tantas veces en el pasado. Dios, perder a Eddie le dolía mucho.

Seis pisos más arriba, en su habitación, Matthias se desató. Trastornado. Dilucidado.

Mientras besaba a Mels, fue por los botones de su blusa de seda y los liberó uno por uno, el tejido fino separándose para revelar una piel más suave... y un par de pechos cubiertos de algodón que le noqueo al infierno.

Dios, esto era ya demasiado, los ruidos de sus labios, su respiración jadeante, sus ropas desplazándose alrededor, sus ojos en ella. Y luego estaba la forma en que ella se movia contra él, su cuerpo ondulante en oleadas que traían esos pechos hasta su pecho y luego sus caderas contra las suyas.

Quería su boca toda sobre ella, e iba a ocurrir ahora, empezando por su garganta. Iniciando su camino por la suave columna de su clavícula, llevó la mano apenas debajo de su pecho, rozando su pulgar contra la copa de su sujetador.

Tenía la intención de burlarse un poco, no mucho.

"Oh, Dios, sí..." dijo ella mientras él la acariciaba.

Ante el sonido de su voz gimiendo, tuvo que hacer una pausa y recogerse él mismo, agachando la cabeza en su pelo cuando luchaba por el control: La necesidad de consumirla era tan grande, que estaba un poco sacudido por ella, porque él no sabía lo suficiente como para confiar en que él no le haría daño. No había vuelta atrás, sin embargo.

Ese sostén se había ido un segundo más tarde: Saltando el broche frontal, miró hacia abajo a sus pezones rosados y sus curvas pálidas.

Él gruñó en ese punto. Por lo menos, se suponía que el ruido provenía de él. O eso, o un puma de alguna manera, se había deslizado en la habitación.

Matthias bajó la cabeza y chupó una punta en su boca, su lengua se arremolinó alrededor, agitando, lamiendo. No dejó al otro lado solo, no podía, sus dedos pellizcaban, entonces apretado un poco su pezón, diciéndole que esperara, que estaría allí en un segundo.

Un dolor repentino en la nuca de su cuello le dijo que había cavado en él, y de repente, sus muslos fueron abiertos, como si su sexo estuviera dictando sus movimientos, no su mente, y ese núcleo vital que la definía como una mujer quería lo que él podía darle. O más bien...quería lo que podría haberle dado, si hubiera podido.

Mierda.

Incluso con su golpear y moler contra su pelvis, y a pesar del calor que hacía estragos en su sangre, su cuerpo no podía responder al igual que él de un varón. No había excitación dura para hundirse en ella, no había una erección para agarrarse, no había una gruesa polla donde ella pudiera ajustar los labios en venganza por lo que estaba sucediendo, para venirse en ella en un minuto o dos.

Cuando una tristeza aplastante se apoderó de él, amenazando con descarrilar la sesión, un solo gemido de ella fue suficiente para traerlo de vuelta en línea: Nada de eso importaba. Todo lo que quería era hacerla sentir bien, así que cuando llegara el momento de empujar, o mejor dicho, cuando ella fuera a querer que algo se insertara o que se introdujera, iba a tener que ser creativo.

Levantó la cabeza y miró su cara enrojecida y sus ojos salvajes. Su cabello estaba suelto alrededor de la almohada, todo ondulado y esparcido, y sus mejillas eran del color de la Navidad.

Hombre, era increíble.

Cuando sus ojos se encontraron, se levantó encima de manera que estaba arrodillado entre las piernas abiertas. Y en ese momento, antes de que las cosas se pusieran muy serias, se imagino a sí mismo como había sido, fuerte, potente, con el cuerpo dominante como era su voluntad.

Como estaba ahora, se alegró de tener la camiseta. Y se sintió...con mucha suerte.

Ella tenía mucho que ofrecer, y él no tenía nada. Y sin embargo, ella lo quería de todos modos.

Fue en ese momento que él se enamoró de ella.

El cambio en el corazón y en el alma no tenía sentido, y sin embargo la lógica emocional era tan persuasiva, que el centro de su pecho resonó con una calidez que nunca había estado allí antes: él sabía, sin detalles, que había pasado toda una vida dedicada a la crueldad complicada, y sin embargo allí estaba, desnudo ante ella a pesar de que estaba vestido, aceptado por quien estaba en el interior, no por lo que parecía y no podía hacer.

La revelación le cambió internamente, poniéndolo en un engranaje que iba más lento que la loca carrera que casi lo había desbordado.

Ahora se trasladó deliberadamente, sus manos yendo al botón y la cremallera de sus pantalones, y retirando las cosas a un ritmo pausado.

Retirando el pantalón, se acurrucó y presionó un beso en la parte inferior del abdomen, a medio camino entre el ombligo y la parte superior de sus sensatas y sorprendentemente bragas eróticas.

¿Quién necesitaba encajes delicados y esa basura de satén? El algodón simple funcionaba para él, siempre y cuando, fuera ella quien lo llevara.

El hombre, quería chuparla a ella a través de la maldita tanga.

"Voy a verte desnuda", dijo con una voz deformada por el sexo.

Con otro de los santos-mierda gemidos de ella, Mels movió la cabeza a un lado y lo observó quitar lo que cubría la parte inferior de su cuerpo, con una mano a la deriva hacia la boca tocándola.

Matthias se acercó y acercó sus dedos a sus labios. "Chupe por mí, oh, mierda, sí..."

Ella hizo exactamente lo que le dijo, basándose en sus dedos mientras ella cumplía, entonces la lengua salió despedida a través de su mano y en medios de sus dedos antes de que los nudillos desaparecieran de la vista de nuevo.

"¿Te gusta?", Dijo después de tirar de ellos libres.

Tuvo que cerrar los ojos. Era eso o pasar a la mierda... porque todo lo que podía imaginar era su polla en esa húmeda y caliente boca, ella movía sus caderas, la cabeza iba hacia adelante y hacia atrás aspirando a su alrededor.

"Eres hermosa", gruñó mientras tiraba los pantalones por encima del hombro. Era hora de ponerse a trabajar.

Sus labios se quedaron a lo largo del borde superior de las bragas, trazando el camino hacia una cadera mientras sus dedos se perdían

En su boca, tocando suavemente, acariciando.

Cuando llegó al lado, tomó el algodón de su cuerpo, deslizándolo por sus largas piernas.

Le hizo el amor con su boca.

Fue la mejor experiencia sexual de su vida. Todo era de ella: lo que sentía, lo que le gustaba, hasta dónde podía empujarla antes de dejarla tener su clímax... y fue increíble.

Tampoco tenía ninguna intención de parar muy pronto. Catándola a ella con sus manos, le levantó las caderas y las inclino mientras la penetraba, listo para quedarse para siempre.

Y no era como si no pudiera entrar en ella.

Enderezando la lengua, penetró en su núcleo rítmico, alternando con oleadas grandes de caricias en la parte superior de su sexo. Más rápido. Más profundo. Más duro. Quería que se viniera en él una y otra vez y una vez más, que siguiera viniéndose en sus labios, para que estallara libre y bajara de nuevo a la tierra por el resto de su vida natural.

"Dame lo que quiero", dijo. "Dame lo que necesito...."

Colocándole los dedos en la boca, los hundió, y oh, hombre, era buena. Sobre todo cuando ella tuvo su orgasmo, apretando, pulsando, como si algo que parecía fluir a través de él fuera liberado a lo largo de ella.

Cuando todo terminó, hizo una pausa para recuperar el aliento, y ella se quedó allí en glorioso abandono, sus pechos agitados, su cuerpo todo suelto, su piel enrojecida.

Le tomó un tiempo recuperarse. Incluso trató de hablar un par de veces, pero no pudo seguir adelante. Hacía que un tipo se sintiera como un hombre.

"Eso fue... increíble."

Sus palabras fueron más un ronroneo de voz, y era tan jodidamente genial.

Cuando Matthias sonrió, se sentía un poco mal, no en el mal sentido, sino en el modo masculino, como cuando tenía la

mujer que quería desnuda, de espaldas, en su cama, y que tenía toda la intención de mostrar algo más de su atención.

"¿Te gustaría que siguiera adelante?", Dijo en un acento oscuro.

Capitulo 30

Cuando Jim estaba parado en ese pasillo subterráneo, estaba listo para extirpar su escolta por uno nuevo.

Por supuesto, para hacer eso, tendría que quitar esa camarera fuera del hijo de puta y todo lo que estaban practicando con ella, y él no estaba preparado para llegar tan cerca de la situación del abrigo de Sarah.

Hijo de puta. Literalmente.

Y, sip, este pequeño bache feliz y la rutina, lo pusieron en un peor estado de ánimo: había llegado hasta el Marriott listo para arrancar de Adrian una explicación sobre esas fotografías de la prostituta y en lugar de encontrar el Ángel en el trabajo, fuera del cuarto de Matthias, el hijo de puta estaba sujetando a esta chica en el mismo pasillo donde el operativo había sido asesinado por Devina la noche anterior.

Jim no tenía ya un pelo en el culo. Esas fotografías, las malditas fotografías...

Adrian había dicho que había estado en la escena del crimen con Mels y ahora la mujer estaba mostrando fotos de una mujer víctima cuyo cabello había sido teñido de rubio, y cuya garganta había sido cortada ampliamente, hablando sobre un patrón de runas que habían estado en la piel del abdomen, pero que ahora, ¡oh!, no estaban allí más.

Ese ángel tenía que ser el "por qué" detrás de la desaparición. Así que ya era hora de tener un ir a Jesús con el Sr. Borrador.

Reuniéndose con la mirada de Adrian, pensó que no se atrevería el hombre a mantenerse al día con la puta, y sorpresa, el hijo de puta lo hizo.

La camarera estaba teniendo un buen momento, al menos, parecía, por lo que Jim podía ver desde la parte trasera, con la cabeza caída, el pelo al viento, los brazos alrededor del cuello de Ad. Por un momento, Jim pensó en algunas de sus propias hazañas sexuales, pero luego se decidió por que los recuerdos no eran pertinentes en lo más mínimo:

Él con Devina. Usado y abusado por ella y sus secuaces en su Pozo de las Almas.

No tenía idea de por qué había moradores de la mierda. Eso no había sido sobre el sexo, sino que había sido una tortura, simple y llana, y Dios sabía que había sido entrenado para eso.

Sin embargo, las imágenes se quedaron con él, permanecían en el fondo como un mal olor.

No tenía sentido. Había tenido huesos rotos antes a propósito, por un enemigo. Le habían cortado en el pasado, también, colgado por los pies y golpeado como un saco de boxeo... oh, sí, y el tiempo en Budapest cuando lo había embalado en ese coche, expulsado del país, y dado por muerto después de ser trabajado de nuevo con un martillo de uña.

De repente, la camarera gimió de la manera en que las mujeres hacían cuando no estaban fingiendo: esto no era un sonido artificial, diseñado para hacer que un hombre pensara que era un dios del sexo. Este era del tipo real, cuando la mujer se venía con tanta fuerza que ni siquiera fuera consciente de los gruñidos animales que estaba lanzando.

A medida que acabo, Adrian el apoyo en el suelo sin apenas esfuerzo, de nuevo, la chica era sincronizada duro, encerrada en él más apretada que una mano de pintura. Y, mierda, sus movimientos eran tan universales, su bombeo a un ritmo cada vez mayor, que conseguía sacudir en todas partes, las penetraciones que recibía, absorbiendo, disfrutando. Viendo todo esto, Jim probablemente debería haber sido despertado. Debería haber querido por lo menos, debería haber quedado molesto.

En cambio, el pánico hormigueo en la periferia de su mente, los recuerdos de sus brazos inmovilizados y sus propias piernas abiertas, transmitió una fina capa de sudor sobre su labio superior.

Se dio la vuelta, no porque él estuviera tan enojado que fuera a matar a Adrian, y no porque estuviera disgustado o demasiado molesto por el espectáculo.

Sino porque el estómago se le revolvió. Las manos llegaron a sus cigarrillos temblando ligeramente, y los sonidos del orgasmo de Adrian, hicieron que él cerrara los ojos por un segundo.

Naturalmente, el hijo de puta caliente fue tras el segundo sin tiempo de recuperación. Y Jim no podía realmente empezar a fumar hasta que la mujer se hubiera ido. Grande.

Cuando la carrera fue terminada, Jim miró por encima del hombro. Adrian había deslizado a la niña al suelo y le dejaba descansar la cabeza sobre sus pectorales. Cuando él le acarició el pelo, parecía totalmente separado de ella, hasta el punto de que bien podría haber estado en otro sitio. De hecho, a excepción de los instantes en que había disparado su carga, parecía haber estado en una especie de erótico piloto automático todo el tiempo.

¿Por qué demonios le molestaba?

La camarera miró su reloj, se recompuso y besó en los labios a Ad. Justo antes de irse,ella tomó una pluma y agarró la mano de Ad. Con grandes trazos, escribió un número en la mano, y luego cerró los dedos, como si ella le hubiera dado algún tipo de regalo. Luego, en un giro de su pelo, ella estaba fuera, prácticamente saltando por el pasillo en dirección que la llevaría a la cocina del restaurante.

Adrian subio la parte delantera de sus pantalones con eficiencia. "Antes de que empieces a regañarme, puse un hechizo de protección en toda la habitación. Están bien."

Jim encendió y exhaló con fuerza, el humo saliendo de su boca. "¿Qué diablos pensaría Eddie acerca de esto?"

Esos ojos ya helados se redujeron a rendijas. "¿Perdón?"

"Ya has oído lo que dije."

Adrian lo señaló con el dedo. "No juegues esa carta. Alguna vez."

"¿Qué iba a pensar de esto, ¿de que estés jodiendo una chica en el trabajo?" Jim volvió a fumar de su cigarrillo y miró la brillante, punta encendida. "Y ni siquiera pareces disfrutarlo, lo que no es una buena razón para que usted está fuera del puesto".

Olas de ira distorsionaban el aire entre ellos, la ira del otro ángel tan palpable que era prácticamente una fuente de luz.

"Voy a decir esto una vez", dijo el chico. "Y sólo una vez" "Eddie no habría quedado impresionado por esto:" El ataque fue tan rápido, tan vicioso, que Jim no tuvo tiempo de deshacerse de su cigarrillo.

Cuando Ad bloqueo a Jim de la garganta con ambas manos, la punta encendida subió...y bajó justo por el cuello de su camisa. Pero la quemadura era el menor de sus problemas.

Rodando sus manos entre ambos, se desvinculó manteniéndose muy separado y chasqueó un cabezazo fuera, golpeando el otro ángel justo en el cartílago blando de la nariz. Excepto, por lo visto, que Adrian no tenía ningún sentimiento allí tampoco, ya que acababa de lanzar un derechazo curvo que se estrelló a un lado de la oreja de Jim como un SUV.

Saltando a un lado, se cogió de un soporte de sillas, que estabilizaron su ímpetu, lanzándose a si mismo de vuelta hacia el hombre-que casualmente había entrado en posición de combate y estaba claramente listo para encender esto en una UFC gratuita para todos.

Había una gran parte de Jim, que también quería una buena lucha cuerpo a cuerpo, sangrienta con el tipo. Pero era difícil tirar el pedestal, algo superior, de Eddie cuando él estaba preparado para ir a ciento cincuenta rondas con el bruto hombre-puta en este corredor.

Un tiro en la barriga pondría fin a todo esto.

Jim amagó hacia fuera cuando él cargo hacia adelante, y Ad estaba tan cabreado que jugó, y cayó en la trampa. Mientras dejó su ombligo sin defensa, Jim entró bajo y rápido, tan rápido que no había posibilidad de bloquearlo, y tan bajo que el pene y los testículos estaban involucrados.

Hijo de puta iba a cantar las notas altas como Justin Timberlake-pollas, por un tiempo.

Adrian se derrumbó alrededor de la ingle, las manos formando una taza protectora que era unos tres segundos demasiado tarde para proteger sus gónadas.

Jim sacudió el ya aplastado cuello de su camisa. Su piel se había quemado en el hombro, pero en comparación al zumbido en los oídos, no era nada.

Se pregunto si tenía una conmoción cerebral. Más demencia no era lo que necesitaba en esta ronda.

De pie sobre el bastardo, Jim dijo con voz gutural: "Sé lo que hiciste."

Adrian dejó una rodilla descender al suelo de cemento. Entonces el otro. "uh. Que carajos he hecho".

"La prostituta. Las runas en su estómago. Las quitaste de ella, ¿no es así?"

Ad comenzó batiendo sus labios, pero las maldiciones no le llevaron lejos.

"Quiero dejar perfectamente claro esto." Jim se inclinó y puso su cara justo en la cara del tipo. "Usted siempre me va a mantener informado, si no lo hace otra vez, está fuera del

equipo, si Nigel no se encargará de ello, voy a joderlo y hacerme cargo de la tarea. ¿Me entiendes?". No era una pregunta.

Cuando los ojos de Adrian se levantaron, eran como dos sopletes montados a través de la parte posterior de su cráneo, pero a Jim le importaba una mierda. El ángel podía ser un volcán si quería, que no iban a funcionar con cualquier otro término.

Cuando finalmente habló Ad, las palabras eran roncas, los pulmones del otro ángel aún más centrados en la re oxigenación del golpe en las tuercas que hablar de la perra. "¿Crees que Devina...lo hizo porque te iba a ayudar?"

"No es el momento." Jim negó con la cabeza. "Tú no tienes por qué involucrarte en este juego"

"Oh, así que soy un estúpido, porque yo estaba tratando de ayudar."

"Tengo que saber lo que está haciendo." Ad cayó sobre su culo y se frotó la cara. "Vamos, Jim, está tratando de joderte

la cabeza porque no dejas que folle tu cuerpo. Eso y una ecuación de física y tu puedes resolver los misterios del maldito universo. Usted lo sabe. Entonces, ¿Por qué son los detalles del mensaje tan importantes?".

"Si no puedo confiar en ti, no sé donde realmente estoy."

"Y si ella se te mete en la piel, los hemos perdido tanto a usted como a Eddie."

Su competencia lógica dreno los últimos vestigios de la emoción en el aire, dejando un penetrante agotamiento que era claramente comunal.

"Maldita sea," Jim respiró, mientras se sentaba al lado del chico.

"Eso cubre las cosas."

Jim sacó sus cigarrillos Marlboro. El paquete había sido destrozado, un par de los cigarrillos quebrados por la mitad y por lo tanto, inutilizables. Pero se encontró con al menos uno que estaba todavía lo suficientemente intacto a la luz.

Al encenderlo, él miró hacia donde el maldito había bajado. La debilidad que había sentido en esos momentos era sólo una razón más para odiar al enemigo.

Adrian miró al otro lado. "Eddie habría hecho lo mismo de las runas".

"No, él no lo habría hecho."

Esos ojos se volvieron con fuerza de nuevo. "¿No lo conociste más que por cuestión de unas semanas. Confía en mí, el haría lo que fuera necesario en todas las circunstancias, y todo lo que tiene que ver con Sissy Barten es tu talón de Aquiles".

"Es obstrucción a la información"

"¿Podemos dejar esto?"

"Es lo más cercano a un crimen que los hombres como usted y como yo tenemos."

"Y volver al trabajo."

Con los ánimos a fuego lento una vez más, al igual que sus respectivas vasijas habían sido devueltas a la cocina de mala muerte, Jim maldijo. Mira, este era el problema porque Eddie se había ido. No había árbitro que llamara la atención o la falta de ella y obtuviera que ellos estuvieran de nuevo en marcha. Ninguna voz de la razón.

Y Ad de alguna manera tenía un punto. Jim estaba un poco obsesionado con Sissy y Devina, era lo suficientemente inteligente como para saber eso. Pero después de años de estar en el campo, lo único que Jim podía valorar tanto como su propia competencia, era la información, pues siempre era la mejor arma y el escudo más fuerte que tenías en contra de tu enemigo. Si conocieras su pensamiento y sus acciones, sus lugares y sus movimientos, podrías formular su estrategia.

"No hay una gran cantidad de tierra firme en este juego", dijo Jim después de un tiempo. "Estoy luchando en la arena, frente a un oponente que tiene sus tacones de aguja en el concreto. El tiempo ya está en contra de nosotros, y si usted

está filtrado, eso es una cosa más por la que tengo que preocuparse".

Adrian miró, todo el maldito en serio. "Yo no estaba tratando de joderte. Honestamente".

Jim maldijo a cabo una exhalación. "Yo te creo."

"No voy a hacerlo de nuevo."

"Bueno."

En la secuela, aunque no se abrazan para arriba o algo así, pensó que podría darse el oro estrellas: Este argumento había ido mucho mejor que la primera de ellas en el lado de la carretera. En ese entonces, Eddie había tenido que separarlos. Supongo que estaban haciendo progresos.

"Una última pregunta."

Adrian miró. "Pregunta."

"¿Qué decía?"

El silencio se prolongó, Jim pensó que no era una buena señal. Sí... si alguien como ad estaba eligiendo sus palabras, era un maldito signo realmente malo.

"¿Quieres ganar?" Preguntó el otro ángel. "Y no estoy hablando sólo de esta ronda. Estoy hablando de toda la maldita guerra".

Jim entrecerró los ojos. "Si. Yo lo hago". Jesús se dio cuenta de que en realidad era la verdad.

"Entonces no me digas que lo traduzca. Nada bueno va a salir de ello".

Hubo un tenso silencio mientras Jim media a su pareja: el hombre, Adrian estaba mirándolo directamente a los ojos, sin ningún tipo de trasgresión, todo en ese gran cuerpo inmóvil como si estuviera orando porque su respuesta regresara a él.

Mierda, le quemaba no conocer los detalles, era como el peor tipo de indigestión...pero era difícil discutir con muertos y con el otro ángel.

"Está bien", dijo Jim aproximadamente. "Muy bien."

Arriba, en la habitación de Matías en el sexto piso, Mels estaba laxa en la cama, con los brazos sueltos, con las piernas en espasmos involuntarios, su mente soplada y algo más.

Ella sentía que había tenido el mejor entrenamiento que jamás había conseguido en el gimnasio, seguida por la más increíble sesión de yoga, y encabezó la sesión con una visita a un spa especializado en masaje de tejido profundo y reflex-puto-gía.

Ah, y también se sentó en un bar sundae DIY que tenía trufas hechas con chocolate caliente Lindt. Dicha. Una pura delicia. El mejor sexo que había tenido, a pesar de que no habían tenido relaciones sexuales en realidad...

Junto a ella, Matthias estaba acurrucado a su lado, con la cabeza sobre la almohada en la cama, con un brazo escondido debajo de ella, una pequeña sonrisa de satisfacción en su cara dura. Mirando por encima de él, las lágrimas inesperadas pincharon las esquinas de sus ojos. Había sido tan generoso, sin pedir nada a cambio, al parecer saciado sólo por el acto de hacer que se sintiera bien.

"¿Qué pasa," dijo en voz baja mientras le secó una lágrima con el dedo índice. "¿Te he hecho daño?"

"No, Dios no...Yo solo..." Era difícil de explicar sin correr el riesgo de herir sus sentimientos con palabras inadecuadas y eso era lo último que quería, después de todo lo que había hecho por ella. "Sólo estoy algo emocional, supongo."

"Mierda. Ya sabes lo que es." Su voz era alta, mientras con su mano le acariciaba constante el pelo hacia atrás. "Y puedes decírmelo".

"No quiero arruinar esto." Ella olfateó un poco. "Fue tan perfecto."

"Entonces, ¿qué es?" Matthias movió el dedo índice alrededor para que pudiera ver la reluciente punta. "Háblame, Mels."

"Realmente me gustaría poder darte lo mismo...ya sabes, quiero hacer esas cosas."

Su expresión no cambió, pero sabía que lo había golpeado donde más le dolía: Podía decirlo por la forma en que su respiración se detuvo, y luego, abruptamente, se reanudo, como si se hubiera recordado a sí mismo para extraer el aire.

"Me gustaría que pudieras hacerlo, también," dijo con voz ronca. "Pero incluso si mis cañerías funcionaran, lo que tengo que ofrecer no vale la pena de ver, y mucho menos es emocionante."

"Te lo dije, eres…"

"Y además, lo que hemos hecho es más que suficiente para mí." Ahora él sonrió, aunque sus ojos permanecían tristes. "Siempre lo recordaré, y tú."

Una ola de frío miedo la recorrió, en sustitución de la calidez.

"¿Tienes que irte?" Le preguntó después de un momento.

"Sí, eso creo."

Mels se acercó y tiró de las mantas alrededor de su cuerpo. "¿Cuándo?"

"Pronto".

"¿Hazme un favor?"

"Lo que sea."

"Dime antes de que lo hagas. No dejes que lo descubra porque así no podre ponerme en contacto contigo. Prométeme que lo harás".

"Si puedo, lo haré."

"No es suficiente. Júrame que me lo dirás, porque yo no puedo...no quiero vivir con la incertidumbre. Eso será un infierno para mí".

Él cerró los ojos. "Está bien. Yo te lo haré saber. Pero necesito algo a cambio".

"¿Qué?"

"Quédate conmigo esta noche. Quiero despertar contigo".

Su cuerpo se relajó, un sobresalto en su corazón. "Yo también."

Cuando abrió los brazos, se encuentro en contra de él, poniendo su cabeza en su pecho, escuchando el latido de su corazón mientras sus manos rodearon su espalda, y le frotaron lenta y uniforme. Hablando sobre el sexo y su ansiedad, pero el contacto, sin embargo, le calmó hasta el punto en que ella comenzó a dormitar.

Por desgracia, tenía la sensación de que no estaba haciendo lo mismo, y deseó que hubiera alguna manera de hacerlo relajarse. Pero al parecer se trataba de otra cosa que en ellos era una calle de sentido único.

"¿Matthias?"

"¿Sí?"

Te quiero, terminó en la cabeza. Te quiero a pesar de que no tiene sentido.

"Después de irte, ¿serás capaz de volver?"

"Yo no quiero mentirte," dijo con voz ronca.

"Entonces supongo que será mejor que no respondas a eso."

Matthias volvió la cara en su pelo y la besó.

"No voy a dejar que estés sola".

Oh, pero lo haría. Después de que todo esto terminara, ella tenía la sensación de que iba a estar buscándolo a él, en cualquier multitud, en cada acera, en cada esquina. Para el resto de su vida.

Pérdida simplemente mierda, pensó. Y es de suponer que a medida que fuera creciendo, junto con las otras habilidades que habían desarrollado, quisieran o no, obtendría lo mejor en él. En cambio, parecía que podía levantar una lista completa de las cosas, que había sido obligado por el destino a dejar atrás:

El hecho de que iba a despegar de su vida como un coche alejándose de la acera la hacía sentir como si su padre hubiera muerto ayer.

Mels cambio sus brazos para que pudiera abrazarlo también. Y, por supuesto, cuando sus manos hicieron contacto con su cuerpo, se puso rígido, pero continúo atornillado. Iba a tener que dejar que lo tocara de alguna manera. Porque aunque su

piel estuviera marcada y maltratada...seguía siendo... era hermoso para ella.

"Me has arruinado para otros hombres, ya lo sabes," dijo ella.

Se rió con aspereza-. "No a menos que te gusten del tipo Frankenstein"

Mels levanto su cabeza. "Basta. Acaba de pararlo. Usted va a tener que evitar decir una mierda sobre ti, y vas a tener que aguantarte si quiero poner mis manos sobre ti. ¿Estamos claro?"

En la tenue luz que venía del cuarto de baño, empezó a sonreír, pero luego perdió la expresión, una extraña filtración de emoción a través de sus características.

En voz baja, dijo: "Usted es un ángel, ¿lo sabías?"

Mels volteo los ojos y apoyó la cabeza en su pecho. "No lo creo. ¿Usted no me ha oído maldecir todavía?"

"¿Quién dice que los ángeles no pueden tener bocas de inodoro".

"De ninguna manera".

"Oh, ¿y cuando has conocido a uno últimamente?"

Por alguna estúpida razón, una imagen de Jim Herón saltando hacia adelante y colocando su cuerpo en forma de que el panel del techo no impactara su cabeza. A menos que él hubiera aparecido en ese momento, podría haber sido asesinada.

"En realidad, tal vez usted tenga un punto", dijo en un escalofrío. "Pude ver que están ahí fuera... realmente podría verlos".

Capitulo 31

"Pablo, ¿me estás tomando el pelo?" La mujer se levanto hacia delante en la silla. "Esto es...rubio."

La inflexión en esa voz aguda hizo que sonara como si alguien hubiera volcado una cloaca en la corona de su cabeza.

A diferencia de convertir su brillante pelo rojo pegajoso del culo, en un amarillo químico que complementa perfectamente su cutis.

Francamente, Devina estaba un poco ofendida. La mierda estaba caliente.

Mirando a los ojos de Pablo, el demonio puso las manos del hombre sobre sus caderas y decidió que el estar en la industria de servicios no la satisfacía a ella. Qué dolor. En. El. Culo.

La Perra había llegado treinta minutos tarde a la cita, había querido un refresco mientras organizaba todo-¿pensaba que este lugar era un maldito restaurante?-y a continuación, se había quejado acerca de la temperatura del agua en el fregadero. Y ahora esta actitud.

"Creo que te va a gustar, cuando se haya secado."

La voz de Devina cuando habló era suave y ligeramente acentuada para que no conservara un acento del Sur. Por otra parte, Pablo era una auto-invención, al parecer, un ser humano que, como ella, optó por vestirse de una manera que lo hiciera ver mejor de lo que realmente se veía, sonaba, y parecía. De hecho, era de Jersey.

Lo había buscado en Google en su escritorio cuando las cosas habían estado cocinándose en esa cabeza, porque no había habido nada más que hacer, y Dios sabía que hablar con el cliente fue suficiente para hacer que le quisiera disparar a Pablo en la cabeza.

¿Tal vez debería haber dejado un par de los asistentes se quedara? No, entonces habría tenido que tratar con ellos también.

"Permítame un tenedor para comer", dijo, la boca de Pablo mientras pasaba las manos del hombre a través de los largos y húmedos enredos. "Yo trabajo mientras comes. Ya ves".

El cliente fue en una diatriba, recordando a Devina algunos de esos locos del maratón de Bridezillas, que había encontrado en la TV la otra noche, y también de por qué ella nunca podría ser una lesbiana.

Jim Herón, sabor de pito, macho de mierda doble cruz era más fácil de aguantar que esta inexorable, chupador de almas, melodrama pasivo-agresivo:

"... Blablabla! Bla, bla! Bla, bla, bla, bla...blahblahblahblah"

El parloteo se mantuvo por un tiempo, pero al igual que todos los diluvios, finalmente, la mierda se detuvo. "Bien," la perra dijo. "Pero será mejor que me guste."

Devina sonrió con la boca de un estilista y cogió un cepillo y secador de pelo. Utilizando ambos al mismo tiempo, incluso los movimientos que hacia con su propio pelo, ella se dedicó a enderezar las longitudes del semi-rizado.

Mientras trabajaba, pensó de nuevo en hace un mes, cuando ella había entrado a su propia cita a tiempo, Pablo era el mejor de la ciudad, después de todo, sólo para encontrar a esta mujer desagradable del culo, que había irrumpido, en llamas sobre el corte que le habían dado. Pablo la había aplazado para calmar todo el ruido, porque no había otra opción, sentándola en su silla, golpeando el cabello con un atomizador de agua, y cogiendo las tijeras.

Devina se había retrasado casi una hora, y todo por menos de un dieciseisavo de pulgada quitada en los extremos.

¿Al igual que la perra hacia con su pelo por la mañana con la ayuda de una cinta métrica?

A veces el karma realmente podía volver y morderte en el culo.

Les llevó una eternidad secar la combinación de extensiones y cosas reales, pero Devina no estaba preocupada por una intrusión: había cerrado la puerta del salón, y no había manera de ver el interior desde afuera. Además, la ubicación tranquila era otra cosa que trabajaba en su favor. El establecimiento de Pablo estaba en la parte lujosa de la

ciudad, en una calle repleta de tiendas que vendían ropa de cama francesa, papelería Inglés y zapatos italianos.

Esta era la tierra del país-club burguesa, y eso significaba que todo lo demás, a excepción de este salón cerraba a las seis en punto.

En términos generales, fembots (robots femeninos) tenían que ganarse su sustento cuando sus esposos regresaran a casa. Y en esa nota, Devina tenía la sensación de que la chica en la silla era la segunda esposa de alguien. Entre las tetas falsas, el Botox, y el estar demasiado delgada, era una versión frágil, nerviosa de una mujer que llegaba de segunda, cuando te gustaban las cosas que no podías pagar, y que habías vendido a una vieja cabra para obtenerlas.

Por otra parte, tal vez ella se estaba acostando con su "maestro de Pilates" en el lateral.

Cuando Devina finalmente había puesto las manos de Pablo en el secador y el cepillo, la perra estaba inclinada hacia adelante en la silla, esponjando todo y girando aquí y alla.

A ella le gustó.

"Bueno, yo no te voy a pagar. Esto no es lo que pedí, y lo odio." Excepto que ella estaba haciendo este puchero con sus labios inyectados, como si estuviera posando para una cámara. "Yo no te voy a pagar."

En realidad, esto era bueno. Menos posibilidades de que ella fuera ligada a Pablo. Devina no estaba a punto de perder su estilista, y él era sólo un medio de todo esto, un punto de paso del que no recordaba nada.

La cliente recogió su ridícula bolsa de Takashi Murakami LV, ridícula, ¿sería que alguien no le había dicho que debía tener quince para llevar esa mierda? "No sé cuánto tiempo más podré seguir viniendo aquí".

Hah. Devina sabía la respuesta a esa pregunta. Nunca. Largo.

La boca de Pablo comenzó a aletear, falsamente acentuada la voz haciendo todo tipo de alabanzas para acariciar su ego con el objetivo de que marchara a los vestuarios y cerrara la puerta.

Con un poco de tiempo en sus manos, Devina envió las piernas de Pablo a la recepción. Quería comprobar y ver quien era su siguiente cita, pero todo estaba computarizado, ya pesar de que podía con Google y otras cosas, ella no era pirata. Estaba al final de esta semana, ¿no?

Cuando la mujer salió, vestida con un conjunto de "moda-vanguardista" que parecía haber sido puesta unida por un cubista daltónico que la odiara a ella, parecía estar entrando ya en el hábito de balancear el cabello rubio alrededor.

Esta mujer merecía morir a demasiados niveles para contar.

"Pablo" acompañó a su cliente a la puerta, y eso significaba que era hora de que Devina saliera y dejara solo a su huésped.

Mientras ella se separó del chico de Jersey, que había ido a Rio, ella lo dejó sin memoria de haber visto a su último cliente. Por lo que él sabía, la mujer que ahora era una rubia no había aparecido y cuando la policía, encontrara el cuerpo, no sería capaz de rastrear el color del pelo a él.

Devina no había utilizado el material de la barra de color. Demasiado complicado. Más L'Oréal.

Y durante el proceso, ella salió por la espalda y puso la caja, el tubo y la botella utilizada en algún coche que estaba aparcado al azar dos tiendas más abajo.

No se iba a asociar esto con Pablo, y si lo hacían, iba a pasar cualquier detector de mentiras con gran éxito, porque en lo que a él respectaba, nunca había visto a la perra.

En el exterior, el aire era fresco y Devina asumió una imagen masculina anónima mientras caía al mismo paso, atrás de la recién tinturada. La mujer levantó inmediatamente su teléfono celular hacia fuera, como si estuviera muy emocionada de compartir su historia de trauma en la peluquería.

Lo siento, cariño, no se va a poder. Con un parpadeo rápido de energía, Devina bloqueó la cosa, lo que era otro servicio público. No habia duda de que acababa de salvar a alguien que no le importaba escuchar a una quinceañera indignada acerca de la tragedia ocurrida en Pablo.

A medida que la mujer se detuvo y trató de arreglar el problema, golpeando el teléfono celular contra su palma, Devina camino con las manos en los bolsillos de sus pantalones vaqueros, la cabeza hacia abajo, en perfecta calma.

Ella continuó a lo largo de la fila de tiendas oscuras, comprobando los alrededores. No había nadie más en la aceras, nadie pasaba por el camino, y no había nadie.

Ella supo cuando su presa siguió caminando gracias al clip-clip de los tacones de aguja sobre el hormigón.

Y allí estaba el vehículo, por supuesto. Cuando se encendieron las luces intermitentes de un solitario y negro Range Rover media cuadra abajo, Devina sonrió.

Hubo un cruce de calles que cortaban a través de la línea de tiendas a unos tres metros de distancia, y eso era precisamente lo que necesitaba. Cuatro farolas dispuestas a extinguirse pronto, aminorando el paso y dejando que el

fuerte caminar se pusiera al día. Fue un caso de perfecta ejecución.

Literalmente.

Devina surgió en torno a sí misma en el momento justo y agarró un puñado de ese pelo rubio, asegurando un agarre bastante fuerte para arrastrar la mujer a sus pies. Luego, en una rápida sucesión de movimientos, el demonio domino la situación, tomando el control de los brazos y piernas que se agitaban alrededor, cambiando una palma para que la boca estuviera cubierta, sosteniéndola con fuerza y rápido.

Aprovecho su fuerza superior para arrastrar a la víctima atravesando la calle, hacia la mayor oscuridad, donde las farolas más queridas estaban apagadas.

No había tiempo que perder. Sí, esta parte de Caldwell era un total aburrimiento en la noche, pero un coche podía venir de un momento a otro, y sería agradable disfrutar de la muerte en paz.

Cuando las sombras densas los tragaron a ambos, Devina no estaba preocupada por que el Hacedor consiguiera enterarse

sobre este tipo de cosas. Había estado en la tierra desde que el tiempo comenzó, su naturaleza expresada a través de exactamente este tipo de mierda. Y nadie podría argumentar que este dolor en el culo era parte de la gran misión de Jim Herón para ganar el juego.

Este era un tema lateral. ¿Ahora...si esta mujer pasaba a ser asesinada de una manera similar a la forma en que otra chica había sido asesinado? ¿Si había un patrón tallado en alguna piel que era de carácter rúnico exactamente como estaba en otro cadáver? ¿Si había algunos puntos en común, como el grupo étnico y el color del pelo? ¿Y si esa basura molestaba a Jim Herón, causándole distracción, inquietud, y disfunción?

Bueno, como su terapeuta siempre decía, sólo se podía controlar a sí mismo y a sus acciones. Si Jim no podía manejar la mierda, no era culpa de Devina...o problema.

Capitulo 32

Mels despertó con la sensación de unas manos viajando a través de su vientre y metiéndose entre sus piernas. Medio dormida, ella bajó sobre su espalda y se volvió hacia la calidez, buscando la boca de Matías en la oscuridad. Al instante, regreso a donde había estado casi toda la noche, presionándose firmemente, el calor acumulándose en su sexo, la tensión torciendo su intestino.

A medida que su amante se fue hacia abajo, empujando las cobijas fuera del camino, se encontró con su pecho y comenzó a mamar de ella mientras sus dedos talentosos se movían a la derecha donde los quería.

La idea de que iba a perderse pronto hizo que todo se sintiera intenso como la primera vez, como si su cuerpo entendiera exactamente en lo que su mente estaba atrapada: Disfruta de esto ahora, porque los recuerdos van a tener que durar por mucho tiempo, muy, muy largo tiempo.

Era difícil imaginar que encontraría esto con nadie más.

"Vente por mí", le exigió contra su pezón. La liberación apretó sus muslos contra su mano, quedando atrapado en el interior de ella, los tirones de sus caderas frotando la parte superior de su sexo con la muñeca, en el lugar adecuado.

Cuando ella jadeó su nombre en la oscuridad y se puso rígida, el dulce aguijón del orgasmo continúo más allá de la primera oleada de placer, y se abrió a ella, con la esperanza de aferrarse a las fugaces sensaciones y convertirlas en un infinito.

Pero, por supuesto, no duró mucho. La vida real no tenía un para siempre.

Cuando Matthias acarició su garganta y la arropó en su pecho, deseaba que estuviera desnudo, también, pero cada vez que ella había tratado de sacar su camisa o incluso poner las manos debajo de ella, la había redirigido.

Abriendo un ojo, ella gimió cuando vio el reloj. Seis treinta a.m. La noche había terminado.

Mierda, estaba a punto de llorar.

Y maldita sea, se había olvidado de decirle a su madre que ella no iba a llegar a casa. Ella tampoco tenía coche. Y no quería ir a trabajar. ¡Qué gran manera de despertar!

"Será mejor que me vaya", dijo con voz ronca.

"Sí". Aflojó su abrazo, un beso en la boca, y luego los separó por completo.

Era ahora el momento, se preguntó. ¿Tiempo para que el honrara su promesa?

"¿Qué hay de cenar?" Dijo en cambio.

La sonrisa que golpeó su rostro era tan grande que era una maravilla que no iluminara la habitación como un flash de cámara.

"Está bien."

El hecho de que ella fuera a verlo en doce horas lo hizo más fácil ir al baño y revestirse, y luego, como un caballero, le mostró la puerta, aún en su camiseta y pantaloncillos bóxer cortos.

Mientras estaban juntos en medio de las jambas, se veía como si fuera a decir algo... pero luego dejó que sus acciones hablaran por él: La besó tan profundo y largo, que pensó que nunca llegaría a tomar aire.

Mels se fue antes de que no pudiera salir, y el viaje en el ascensor parecía durar una eternidad.

Afuera en la acera, estaba encantada de descubrir que a pesar de que eran antes de las siete de la mañana, había una línea de taxis esperando.

Entrando en la parte posterior de uno, se encontró con los ojos del chico en el retrovisor. "Dos cuarenta y dos Pine Way."

"Afuera, en los suburbios, eh."

"Así es."

Él asintió con la cabeza, los puso en marcha, y no dijo una palabra más. Gracias, Jesús.

A medida que tomó la rampa para arriba sobre la Northway, se unió el tráfico de las cercanías que estaba empezando a calentarse, miraba a la ciudad desde la carretera elevada.

Había una belleza en el paisaje urbano, el más alto de los edificios reflejaba el color rosa y melocotón de la salida del sol en sus blancos espejos, los caminos relativamente claros, el día acaba de empezar y por lo tanto hacia que el centro se viera fresco.

Por otra parte, después de una noche de sexo, y la seguridad de una fecha para la cena, ella probablemente tenía tantas endorfinas en su torrente sanguíneo, que era incapaz de ver el mundo como algo más que una postal turística.

No fue hasta que llegaron hasta la gran valla de hierro del cementerio de Pine Grove que su felicidad comenzó a pasar a segundo plano.

¿Qué dirías si te dijera que creo en el Infierno? Y no desde un punto de vista religioso, sino porque yo he estado allí.

Mels cerró los ojos, la tensión subiendo por su espina dorsal e instalándose en la base del cráneo.

Creo que me enviaron de vuelta aquí para hacer algo. No sé lo que es, pero voy a averiguarlo.

Tal vez es una segunda oportunidad.

Matthias no había sonado nada loco cuando él le había dicho eso. Parecía creer con absoluta claridad en lo que estaba hablando, y cuando ella había estado mirándolo fijamente a los ojos, ella había llegado muy cerca de creer en ello, también.

Pero tal vez así eran los locos. Ellos eran normales excepto en los aspectos más destacados, hecho que perjudicaba el filtro de la realidad, alejándolos de todos los demás. Para ellos, lo que ellos pensaban que veían y lo que creían que era cierto era la cosa real.

Así que usted podría mirarlos a los ojos con total sinceridad y hablar un montón de mierda.

Si ella le quitaba la extrapolación, se había despertado en una tumba, desnudo. Se habría vistió de alguna manera y superado una valla de tres metros de alto construida de hierro. Luego saltado en frente de su coche. Y esto sumado a un rechazo del infierno para él.

Ah, y la gente estaba detrás de él.... Además de que estaba armado.

El pánico tembló lo largo de sus terminaciones nerviosas cuando la lógica comenzó a reemplazar la emoción, y la conclusión de que se había puesto a sí misma en peligro se filtraba.

Excepto que él nunca le había hecho daño. Nunca la amenazó. Habían estado en una sala pública del hotel con finas paredes.

Y un hombre que le había salvado la vida en el hospital había avalado el tipo.

¿Loco o alma perdida? ¿Qué era él....Más el punto, ¿dónde estaba en todo esto?

Mels se frotaba cansada, la dolorida cabeza cuando se detuvieron frente a la casa de su madre. Después de pagar al conductor, empezó a caminar hacia la entrada, y estudiadamente se negó a mirar la buhardilla donde su padre había hecho todo ese trabajo.

Él no habría aprobado su regreso a casa temprano en la mañana, con la misma ropa que se había puesto la mañana antes, su cabello un desastre a pesar de que había sido lavado de nuevo, sus labios hinchados.

Desbloqueando la puerta, ella no necesito el aroma del café o el sonido de una cuchara contra un recipiente de porcelana para decirle que su madre se había levantado. Ella probablemente se había quedado despierta, demasiado tiempo en la sala de estar, Mels vio un crucigrama a medio hacer al lado favorito de la silla de su madre, junto a una taza que parecía tener el desecho de un chocolate caliente congelándose en la parte inferior.

Recogiendo la cosa, ella lo llevó con ella a la cocina. "Hola. Escucha, yo realmente lo siento, no he llamado. Lo que fue grosero de mi parte. Acabe perdiendo la noción del tiempo".

Su madre no levantó la vista de la granola, y cuando ella se quedó en silencio por un buen rato, Mels se encontró con dificultad para respirar.

"¿Sabes cuál es la parte más extraña?", Dijo su madre al final.

"No."

"Si no vivieras aquí, no habría sabido que no viniste a casa, y no me hubiera preocupado."

Su madre frunció el ceño en su café. "¿No crees que es extraño? Usted es una mujer adulta, mayor de edad y en la práctica no es más que un compañero de cuarto para mí. Usted ya no es una niña menor de edad a la que debo cuidar. Así que se podría pensar que no importa".

Mels cerró los ojos, la distancia entre ella y su madre, tan vasta, que se preguntó cómo eran capaces de escucharse a la otra en absoluto.

Esto era, por supuesto, su culpa, y no sólo la parte de no llamar la noche anterior.

Con una maldición suave, Mels se acerco y se sirvió una taza de café. Cuando se dio la vuelta, la forma en que la luz del sol cayó sobre el rostro de su madre fue a través de ella como un cuchillo: Algo sobre el ángulo de la iluminación parecía distinguir cada línea, cada arruga, e imperfección, hasta la edad que era tan escandalosamente obvia, Mels tuvo ganas de apartar la mirada.

En silencio, pensó en su padre. De todo lo que se había perdido desde que murió, todos los días, semanas y meses. Los años. De la cantidad de tiempo que su madre había tenido que echarle de menos. De la casa que la mujer tuvo que hacerse cargo ella misma. De las noches, las largas noches gracias a una hija que tenía la cabeza en el culo.

Mels se acerco y se sentó. No a través de la mesa, al lado de su madre. "Creo que me estoy enamorando de alguien".

Cuando la cabeza de su madre giro, Mels estaba un poco sorprendida, también. Ella no había compartido nada de ella, de su vida...sí, ya que se había mudado de entrada y antes de eso, no era como si hubiera estado presentando editoriales largas.

"¿En serio?", Susurró a su madre, los ojos muy abiertos.

"Sí, es...bueno, él es el hombre que yo golpeé con mi coche, en realidad."

Su madre respiro agitadamente. "No sabía que habías estado en un accidente. ¿Fue...cuando me dijiste que te lastimaste en la ducha?"

Mels se miró las manos. "Yo no quiero que te preocupes."

"Supongo que eso explica el hecho de que su coche se haya ido."

"No fue nada grave. Honestamente, estoy bien." Bueno, excepto por el hecho de que se sentía como una mierda por mentir a su madre.

En el silencio que siguió, ella se preparó para algún tipo de oh, no puedes hablar en serio, ya fuera sobre Matthias o Fi-Fi.

En cambio, su madre sólo dijo: "¿Cómo es él?"

"Ah..." Mels encubrió la pausa, tomando otro sorbo de café. "Se parece mucho a papá."

Su madre sonrió de esa manera suave de ella. "Eso no me sorprende."

"Él es...sí, no sé cómo explicarlo en detalle, pero me recuerda a papá."

"¿Es católico?"

"No lo sé." Ellos nunca habían hablado de religión, bueno, excepto por todo lo referente al Infierno, pero ahora que su madre lo preguntaba, ella pensó que podría ser bueno si lo era. "Le voy a preguntar."

"¿Qué es lo que hace para ganarse la vida?"

"Es complicado." ¿Cristo, ni siquiera tenía un trabajo?

"¿Te trata bien?"

"Oh, sí. Mucho. Él es...un buen hombre." ¿Quién podría estar loco como una cabra. "Él cuida de mí."

"Eso es importante, ya sabes. Tu padre...él siempre cuidó de ti y de mí."

"Lo siento mucho por lo de anoche."

Su madre bajo la taza y miró a lo lejos. "Creo que es maravilloso que hayas encontrado a alguien. Y que hayas venido a casa a salvo esta mañana."

Oh, mierda...ella no había pensado en esa parte, en su madre sola y esperando, pero era probable que hubiera repetido esa

noche cuando los miembros del CPD habían llegado a la puerta principal.

"¿Puedo preguntarte algo sobre papá?", Dijo Mels abruptamente.

"Por supuesto."

Hombre, no podía creer que fuera a ir allí.

"¿Te trataba bien? Porque él se ausentaba mucho. Era él. O por Trabajo".

Los ojos de su madre dieron la vuelta. "Su padre estaba muy comprometido con esta ciudad. Su trabajo era todo para él".

"¿Qué hay de ti? ¿Dónde encajabas?"

"Oh, ya me conoces, yo no soy mucho de ser el centro de atención. ¿Quieres un poco más de café?"

"Estoy bien."

Su madre se levantó con su plato, fue al lavabo y se enjuagó la granola sin comer. "Por lo tanto, aprende más acerca del hombre misterioso. ¿Me puede decir su nombre?"

"Matías".

"Oh, ese es un nombre bonito."

"Él tiene amnesia. Él no me puede decir mucho más que eso."

Las cejas levantadas, pero no había censura, ninguna preocupación, ningún coscorrón. Sólo tranquila aceptación. "¿Está al cuidado de un buen médico, espero?"

"Él fue visto en la sala de emergencia, sí. Y está bien, y va a recordar".

"¿Vive aquí en Caldwell?"

"Él lo hace en estos momentos." Mels se aclaró la garganta. "Sabes, me gustaría que lo conocieras."

Su madre se quedó paralizada en el fregadero. Luego parpadeó rápido, como si su compostura fuera difícil de mantener. "Eso sería... una maravilla".

Mels asintió con la cabeza, aunque no tenía ni idea de si era posible. La cosa era, sin embargo, que ella había dado tan poco a su madre, y por el momento, Matthias era, o al menos parecía ser lo más importante en su vida. Por lo tanto, parece apropiado partir de él.

Aunque, después de tanto tiempo, todo intercambio se sentía extraño y torpe...lo equivalente a interpersonal, un sostén de entrenamiento, o un juego de llaves, o un permiso de aprendizaje.

Más importante aún, no había sido hasta este momento, hasta esta mañana, en esta cocina, que Mels se había dado cuenta de todo el conjunto de su edad, ella no había crecido. En realidad no. Se había extraído de la vida en una gran cantidad de niveles después de que su padre murió, sus sentimientos regresaron y consiguió enterrarlos bajo las

metas en su carrera que la habían agriado en una insatisfacción constante con todo.

Matthias le había sacudido. La había despertado.

Y no le gustaba lo que veía en las líneas de la cara de su madre.

"Sí," dijo Mels. "No sé cuánto tiempo este en la ciudad, pero...Realmente me gustaría que lo conocieras."

Su madre asintió y pareció tomar un tiempo excesivo alrededor de la barra. "Cuando quieras. Yo siempre estoy aquí."

Dios, eso era cierto, o no lo era.

¿Y por qué se había sentido como si eso fuera una carga que tenía que llevar?

Mels miró el reloj digital de la cocina y se puso de pie con su tasa. "Supongo que será mejor que vaya a arreglarme".

"¿Quieres mi coche hoy?"

"¿Sabes que...sí, por favor."

Ahora su madre realmente sonrió, la expresión levantando algunas de las señales de tristeza que habían estado allí desde...bien, desde siempre, al parecer.

"Eso es bueno. Me gustaría ayudarte de cualquier manera que pueda."

En el arco en el pasillo, Mels se detuvo. "Lo siento."

La sonrisa de su madre la golpeó no tan débil, pero como la aceptación.

Eh. No fue sino hasta ahora que se dio cuenta de que las dos eran muy diferentes, y no tuvo que preguntarse por qué había confundido la segunda por la primera.

"Está bien, Mellie."

"No, en realidad no lo está", Mels dijo mientras se dio la vuelta y se dirigió hacia las escaleras. "No, en absoluto."

En términos generales, Matthias estaba en una situación en la que no debería estar haciendo planes para algún tipo de cena. Era imposible no querer otro momento con Mels desnuda con él en la cama. O en el suelo. Contra la pared. En el lavabo del baño.

Donde fuera.

La conclusión fue que era hora de que se fuera. Había estado demasiado tiempo en Caldwell, también expuesto en este hotel... y demasiado cerca de Mels.

Era tiempo de despegar.

Y fue con ese espíritu austero de tener que salir de Caldwell con el que él salió del Marriott, el arma de Jim llenas con su silenciador, en la parte baja de la espalda, una gorra de béisbol que había comprado en la tienda de regalos bajaba ajustada a las gafas de sol.

El día era caloroso y con la cubierta de nubes irregular que había rodado en toda la noche, la temperatura probablemente no iba a mejorar mucho.

"¿Vas afuera para un paseo por la mañana, a la tienda de dulces?"

Matthias se detuvo y se dio la vuelta. Jim Herón había aparecido por arte de magia detrás de él, y de alguna manera, No fue una sorpresa.

Lo que fue una sorpresa fue la emoción que le sacudió al mirar a los ojos del otro hombre.

Golpeando la palma de su mano, él dijo bruscamente, "Gracias."

Las cejas rubias oscuras aparecieron, y Herón pareció sobrenatural, aún cuando los peatones rompieron el patrón y se balancearon ampliamente para evitarlos, la manada de gente corriendo de nuevo hacia el lado opuesto.

"¿Qué?" dijo Matthias, manteniendo su mano donde estaba. "¿Demasiado orgulloso para aceptar un poco de gratitud?"

"Nunca me has agradecido ni a nadie antes. Por cualquier cosa".

En el silencio, un momento de clara resonancia se instaló en el centro del pecho de Matías, lo que le dijo el tipo era una declaración verdadera.

"Nueva hoja", murmuró.

Cuando Jim cogió lo que le ofrecían, dijo: "¿Por qué es la gratitud?"

"Cuidaste de mi novia anoche. Te debo una."

Después de una pausa, Jim dijo de una manera igualmente áspera, "No hay de qué. Y puedo tener una pista sobre lo que

está ha conseguido que te levantes y camines. Ven a mi casa. Tengo un montón de munición allí."

Teniendo en cuenta que debía conservar el efectivo, Matthias acepto la idea con un grande y gordo, sí. "¿Dónde has aparcado?"

"Por aquí".

Un viaje rápido al otro lado de la calle, y entonces él estaba sentado al lado del hombre en una Explorer negra.

A medida que llegaron a la carretera principal, por alguna razón seguía teniendo la necesidad de mirar hacia el asiento trasero, y cedió a la paranoia de vez en cuando. No había nada / nadie allí, sin embargo.

¿Qué demonios…?

"Entonces, ¿cómo está tu memoria?" Preguntó Jim.

"Igual". Matthias dejó las cosas allí, porque toda la teoría de respaldo del infierno, parecía demasiado extraña para contarla por ahí. Una cosa era compartir esa mierda con Mels. Pero escupirla a Jim parecía...como si estuviera cayendo de frente al hombre. No iba a suceder.

Matthias extendió la mano y puso la radio. "El cuerpo de una mujer fue encontrado en la madrugada en la escalinata de la librería de Caldwell.

Trisha Golding, la segunda esposa de Tomás Golding, consejero delegado de CORTECH, se descubrió esta madrugada con su garganta cortada y algunas de sus ropas removidas por un barrendero. Unidades del CPD respondieron inmediatamente, y todavía están en el sitio. Oficialmente, el departamento de homicidios está minimizando la posibilidad de otro asesino en serie en la ciudad, pero una fuente interna dice a WCLD exclusivamente, que el término se utiliza en relación con esta víctima y el caso de otra mujer rubia joven encontrada... "

Cuando el informe zumbaba, Matthias notó que las manos de Jim agarraron el volante firmemente, lo bastante que a su vez los nudillos se pusieron blancos.

"¿Qué te pasa?", Le preguntó al chico.

"Nada."

Sí, claro. Pero no era su trabajo hacer preguntas, y además, él tenía suficiente mierda en su propio plato.

Sólo una noche más aquí, se prometió a sí mismo. Una noche final con Mels, y luego iba a tomar sus últimos cien dólares, para comprar un billete de autobús, e... iría a Manhattan. Había algo que necesitaba allí. Podía sentirlo.

Pero hombre, sería una tarea difícil. La ciudad de Nueva York era muy grande. Y tenía poco dinero en efectivo. Y sin embargo, tenía la sensación de que si llegaba a la Gran Manzana, iba a ser dirigido a... lo que carajo fuera.

Razón por la cual necesitaba munición, porque no quería correr ningún riesgo en lo que podría estar esperándolo a él.

No había tenido un montón de sorpresas agradables últimamente. A excepción de Mels Carmichael.

Capitulo 33

Mel no lo llego a la CCJ. Su teléfono sonó justo cuando salía de la casa, y cuando ella lo sacó de su bolso para responder, ella gimió.

Había tres mensajes de voz que ella no había recogido en el transcurso de la noche, y este era de Dick Prick.

Algo había sucedido mientras ella estaba... ocupada en otra cosa.

"¿Hola?"

"¿No revisa su maldito teléfono."

"Lo siento." Y no, no iba a explicar que había estado "ocupada" o Dick podría saltar a la conclusión de por qué y estar en lo cierto, por una vez. "¿Qué pasa?"

"Ya sabes, el trabajo de un periodista es las veinticuatro horas, siete días a la semana, Carmichael."

Bueno, los dos últimos días fueron la primera vez que realmente la había tratado como una periodista. "¿Ha pasado algo?"

"¿No escuchaste la radio, cuando te despertaste esta mañana?" Cuando ella no dijo nada, maldijo. "Hay otra rubia muerta, fue encontrada en las escaleras de la Biblioteca Pública de Caldwell. Te quería allí hace…" una hora.

"Estoy en camino."

Esto le consiguió un instante de silencio, como si hubiera estado esperando sentir el temor de ella por el móvil, despotricando. "No lo arruines."

"No lo haré." Mels sonrió para sus adentros.

"Por cierto, estoy trabajando en un ángulo especial sobre la prostituta con una fuente de la CPD. Yo sé algo que nadie más sabe".

Ahora en realidad sonaba un poco impresionado. "¿En serio?"

"Más tarde".

Mientras ella le colgó, dejó de lado la parte "con suerte", porque ella no quería ser ambigua con su jefe y, además, no había manera de que Monty fuera a dejarla seguir adelante. Él iba a necesitar el éxito que la noticia le proporcionara.

Encendiendo la radio, ella- El Departamento de homicidios está minimizando la posibilidad de otro asesino en serie en la ciudad, pero una fuente de la WCLD exclusivamente en el interior, dice que el término se utiliza en conexión con esta víctima y el caso de la otra mujer rubia joven encontrada..."

¿Me pregunto quién será esa "fuente"? Monty no era monógamo, eso era seguro.

La biblioteca municipal de Caldwell siempre le había recordado a la de Los Cazafantasmas, la

Biblioteca pública de New York. De hecho, se había preguntado si habría habido algo de modelaje consciente por una más grande y mejor, que estaba en Manhattan: Al otro lado de la fachada, estaba el requisito de las columnas corintias, y por encima, un frontón con los dioses y, sí, incluso dos leones de piedra masivos montaban guardia a cada lado de la entrada neoclásica imponente.

Estacionando el coche de su madre en el metro, estando a cuatro cuadras, corrió a través de la avenida Washington. Donde era obvio que se había encontrado el cadáver, y sí, un punto por la visibilidad: La proyección que tenía colocaba a la victima en el centro de la escalera de piedra que se alzaba para encontrar las tres puertas principales.

Con la cinta de la policía yendo desde una percha del león a la del otro, el acceso fue cortado, por lo que se quedó atrás, tratando de encontrar a Monty.

Por alguna razón, él no estaba cerca, y al igual que el resto de los periodistas, no obtuvo nada de los demás: Nadie del CPD estaba diciendo algo, cualquier cosa "Conferencia de prensa a las once."

Finalmente, Mels tomo un descanso y almorzó una ensalada al otro lado del camino, tomando un postre sin azúcar muy caliente, sin crema y con nueces rodando del tamaño de su cabeza.

Volviendo al rato por la escena del crimen, se comió su bomba de azúcar y encontró el walkie-talkie no era su amigo. Impulsada por los estimulantes, su mente repitió cada segundo de la noche anterior....

A pesar de que todos sus pensamientos no eran de la chika-wow-wow del tipo que estaba en auge. Dudas quedaron en los espacios entre los besos que ella recordaba, un extraño miedo en el ambiente haciéndola nerviosa.

Incluso si cenaran esta noche, todavía la estaría dejando. Y otras cuestiones quedaron...

Con una sombría resignación, Mels sacó su teléfono. Golpeo al celular de Tony, esperó un timbre...dos...de tres

"¿Dónde está mi desayuno?", Dijo.

Mels rio. "Todavía en Mickey D's, me temo."

"Usted sabe, que siempre puede pedirme prestado el coche."

"Tengo hoy el de mi madre. ¿Mañana, sin embargo? Podría necesitarlo de nuevo. Oye, ¿Pudiste hablar con alguno de sus chicos de balística?"

"Oh, mierda. Sí, lo hice. Tengo uno que está dispuesto a reunirse con usted."

"¿Supongo que él no está en la fuerza?"

"Lees la mente, ¿verdad?"

"Bueno, tengo que ir al cuartel para una conferencia de prensa en una hora, así que voy a estar allá".

"Bueno, aquí está la cosa. Está un poco incómodo al respecto. Él no quiere ningún problema, y esta sólo haciendo

esto porque yo lo tendí una trampa con su esposa hace un par de años. Su nombre es Jason Conneaut, y es de la unidad de CSI. Permíteme hacerle una llamada y ver cómo quiere manejar las cosas, puede que no quieran verse contigo en la propiedad de CPD".

"Muchas gracias, Tony. Sólo tiene que llamar o enviarme un texto".

"Entendido".

En cuanto colgó, pensó, hombre, ¿no iba a ser difícil si la vainilla que había encontrado en el bolsillo con su cambio coincidía con ciertos otras vainillas.

Y parte de ella estaba segura de querer saber, pero esa ansiedad era, precisamente, por qué tenía que seguir atravesarlo. Una cosa era estar descentrado porque ella se estaba enamorando y ella no quería salir lastimada, y el individuo en cuestión no era una apuesta segura emocionalmente hablando. Pero otra cosa era dejar que esa mierda se interpusiera en medio de su trabajo, su seguridad o el interés público.

Mirando a través de las escaleras de la biblioteca, a ella realmente no le gustaba adonde sus pensamientos fueron. Y no eran sólo las incógnitas sobre Matthias.

Durante mucho tiempo, ella había vivido una vida plana apisonada, frustrada, pero estaba dispuesta a hacer los cambios, había estado atrapada en neutral en Caldwell, hasta el punto que ni siquiera había reconocido el agujero que había cavado ella misma.

La pregunta ahora era, ¿Qué iba a hacer con todo esto?

"Así que vamos a ver la reportera de nuevo, ¿verdad?"

Cuando Matthias se sentó en el sofá de Jim y cargo la pistola prestada, él realmente no quería hablar de Mels.

"Gracias por esto. Y por el almuerzo temprano".

El sanduché de pastrami y pan de centeno con que compañero del chico había aparecido, parecían mucho para hacer frente a las 11 a.m., pero su estómago habían llegado a bordo, y ahora, todo lo que quedaba de la comida era el arrugado papel de los sándwiches en los que venían envueltos, y un montón de bolsas de patatas vacías.

"¿No es así?", Dijo Jim de nuevo.

Matthias frotó una ceja con el pulgar. "Si. Pero después de esta noche, me voy".

"¿A dónde?"

"Aquí y allá".

"Caldwell es un buen lugar para vivir. Lo suficientemente grande para perderse, lo suficientemente pequeño como para ser capaz de controlar."

No era el momento, pensó Matías. Y, por mucho que él confiaba en Herón en algunos niveles, no le iba a decir una maldita cosa de ir a Manhattan.

En la esquina, el televisor decrépito lanzó el logotipo de la filial local de la NBC, y luego cortaron las noticias. En el momento en que ocurrió el cambio, Jim se movió alrededor y se quedó mirando la pantalla, su enfoque intenso, sus ojos parecían que podría estallar la cosa.

"El equipo de noticias WCLD, te trae lo último en noticias, el tiempo y deportes."

La presentadora estaba casi allí, el pelo un poco demasiado rubio, con la voz un poco alta, parecía un poco nerviosa, el paquete no del todo a nivel del de Nueva York, pero sin duda un corte por encima de los mercados del Medio Oeste.

"Nuestra noticia hoy es el descubrimiento temprano esta mañana, de una víctima en las escaleras de la Biblioteca Pública de Caldwell. El Jefe Funuccio de la Policía de Caldwell celebró una conferencia de prensa a las once de la mañana y nuestro equipo estaba allí.... "

Matías dejó el informe sonando en segundo plano mientras se centro en el cambio de Herón. Y él no era el único: el compañero de cuarto llegó con la papelera vacía, echó un vistazo a Jim, he hizo un giro de ciento ochenta grados con una maldición, dirigiéndose directamente hacia la puerta.

¿Qué demonios estaba pasando?

"Un extraño patrón en la parte inferior del abdomen de la víctima. Son las imágenes que estamos a punto de mostrar, se recomienda la discreción del gráfico, y del espectador".

En la pantalla, un primer plano de lo que era claramente la piel y los arañazos brilló, los grabados de imagenes que habían sido tallados en la carne en lo que parecía ser algún tipo de lenguaje.

Matthias parpadeó una vez. Dos veces. Y entonces una parte de su cerebro se liberó con tanta violencia que dejó escapar un grito y echó las manos a la cabeza.

Una prisión negra... cuerpos retorciéndose... uno que no pertenecía...Oh, Dios, había uno que no había pertenecido....

El dolor le atormentó, su cuerpo recordando cosas que le habían hecho a él en un nivel visceral, los recuerdos se precipitaban hacia él, la pesadilla que había tenido la noche anterior, revelándose como un ser vivo, vitales para su memoria, lo que había sucedido en el pasado reciente, lo había bloqueado en él, cuando los dientes lo mordían y las garras arrancaban a través de él.

"¿Matthias? Matthias, ¿qué diablos está pasando?"

Jim estaba delante de él, excepto que no podía ver al hombre, tanto sus ojos cegados como los párpados revoloteaban hasta arriba y hacia abajo.

"Oh...Dios..." se oyó gemir cuando apareció al lado.

Infiernos... él había estado en el infierno, torturado y ahora lo confirmó, fue aspirado hacia abajo a la prisión eterna después de que había recibido un disparo de...

"Isaac Rothe", espetó. "Él me mató, ¿no es así? Él me disparó porque…"

Alistair Childe. El que Jim le había dicho, el hombre cuyo hijo había sido asesinado y cuya hija estaba en peligro...Matthias había ido después tras la hija, pero ella había tenido un protector, uno entrenado, un protector altamente eficaz, que, al final, había prevalecido disparando a Matías en el pecho.

Había muerto en el piso de la casa del anciano Childe.

Más recuerdos vinieron a él, los impactos físicos, como golpes, la agonía arrastrando gritos de sus articulaciones y extremidades.

"Matthias, amigo."

De pronto, la visión de una chica rubia, una chica rubia con runas en su estómago y una envoltura de jirones, sangrientos alrededor de ella, atravesó todo...y se quedó con él.

"Ella estaba allí conmigo." De repente, su voz se hizo más fuerte y clara, sin temblar por el torbellino en su cráneo. "La chica...estaba atrapada conmigo."

Se produjo una pausa. ¿O tal vez su audiencia se había ido, también?

"Quién", dijo Jim con voz helada.

"La chica con el pelo rubio..."

Apretones dobles se encerraron en sus antebrazos, y sabía que Jim le había agarrado.

"Díme su nombre."

"La chica rubia"

"¿Cuál era su nombre?" La voz de Jim se rompió en ese momento. "Dímelo"

"No sé...." Matthias sintió que fue sacudido con fuerza, como si Herón estuviera tratando de que le contestara. "Yo no lo

sé. Yo sólo sé que era una inocente... ¿a quién le pertenece....?"

Una maldición, baja y vil, llamó su atención.

"¿Quién es ella?" Matthias se oyó preguntar.

"¿Estaba bien?" Jim exigió.

"No hay refugio en el infierno", respondió. "Estábamos todos ahí juntos, y no había piedad."

"¿Quiénes estaban?"

"Los demonios..."

Capitulo 34

"Bueno, yo no estaría casado si no fuera por Tony."

Aunque Mels rio un poco, no podía dejar de notar que el hombre caminando casualmente al lado de ella estaba mirando sobre su hombro. "Tony es un buen tipo."

"El mejor."

Después de la conferencia de prensa, había conocido a Jason Conneaut, como estaba previsto en el centro comercial a un par de manzanas de la comisaría. Era claramente un caso de la teoría, despista la gente en el trabajo, y ella sentía que iban a estar bien en la parte frontal anónima: Eran sólo dos personas más en una avalancha de compradores que entraban y salían de las tiendas como Victoria Secret, Bath & Body y Barnes & Noble. No era gran cosa.

"Así que aquí está la vainilla", dijo, pasándole subrepticiamente un sobre que tenía un bulto en el mismo. "Yo la envolví en Kleenex, así que no he perdido la maldita cosa."

"¿Puedes decirme de dónde la tienes?"

"No, no puedo. Pero te puedo decir que es lo que estoy buscando." Ahora ella era la que miraba a su alrededor. "Quiero saber si es la misma arma que se utilizó en el tiroteo en el hotel Marriott la otra noche".

El amigo de Tony bloqueo un par de ojos claros en los de ella. "Si se trata de la misma arma, va a ser necesario revelar quién me lo dio".

"Voy a hacer algo mejor que eso. Yo te diré quién es y dónde encontrarlos".

Oh, hombre...Por favor, que no lleguemos a eso.

El amigo de Tony se relajó visiblemente. "Bien, porque yo no quiero problemas".

Mels se detuvo y extendió la palma de la mano. "Te doy mi palabra."

Cuando él se la dio, dijo, "Esto podría tomarme un par de días."

“No hay problema. Llámame cuando esté lista, yo no quiero molestarte”.

Después de separarse, Mels tomo un pequeño paseo por los escaparates, haciendo una pausa de vez en cuando. La ciudad tenía cerrado este tramo de cinco cuadras de la calle para formar una vía peatonal desde hace bastante tiempo, pero esta fue la primera vez que había hecho un paseo y se sentía bien combinar con todos los demás, pretender que su vida era aburrida, normal y que ella no estaba saliendo con un extraño que estaba armado y tenía amigos como ese tipo Herón.

Ella estaba de pie delante de otro almacén cuando ella frunció el ceño y sacó su celular. Pero no fue para responder a una llamada o para mirar un texto, sin embargo. Ella estaba revisando la fecha....

Bueno. Ya lo sabía. Era el día en que su padre había muerto.

Al principio, ella no sabía lo que le había hecho pensar en ello, pero luego se dio cuenta de que se había parado al frente de una tienda de zapatos que tenía un cartel de venta de liquidación de invierno, posado sobre una línea de botas de nieve, que aún podría ser útil en la primavera al norte de Nueva York: Los finales de abril podrían traer todo tipo de clima diferente del sol alegre, una lluvia gris miserable, tormentas de nieve...o incluso aguanieve y lluvia helada...lo que ponía las carreteras súper lisas y peligrosas, haciendo parar imposible... y aumentando la probabilidad de muertes vehiculares. Especialmente durante las persecuciones policiales a alta velocidad.

Ella cerró los ojos. A continuación, hizo una llamada telefónica que nunca habría hecho antes.

"¿Hola?"

Al oír la voz de su madre, Mels sintió que las lágrimas pinchaban sus ojos. "No me has dicho nada esta mañana y se me olvidó".

Se produjo una pausa. "Lo sé. Yo no quería recordártelo si había una posibilidad de que no estuviera en tu mente."

Curioso, era la primera vez que había llegado tarde. Por otra parte, tres años después, los desaparecidos y el luto eran demasiado profundos para manejar con cualquier tipo de compostura.

"¿Cómo te sientes?" Preguntó.

La sorpresa en la voz de su madre le daba ganas de patearse a sí misma en el culo: "Yo... bueno, ahora que llamaste, estoy mejor".

"Tú lo debes extrañar tanto como yo."

"Oh, sí. Todos los días." Hubo otra pausa.

"¿Estás bien, Mels?"

Esto fue dicho en el tono de ¿Quién es usted y que ha hecho con mi previamente incomprensible hija?

"¿Tiene planes, mamá?"

"Las chicas del gimnasio me van a llevar cenar."

"Bueno. Yo... puede que llegue tarde a casa de nuevo."

"Está bien, y gracias por dejármelo saber.

Gracias" Un sonido ahogado corto esa dulce voz apagándola. "Gracias por llamar."

Mels se centro en las fuertes botas de nieve que la tienda estaba prácticamente regalando. "Me encanta por usted, mamá".

Un largo silencio en ese momento. Realmente largo. "¿Mamá?"

"Estoy aquí", fue la respuesta áspera. Que fue seguido por una voz de resfriado. "Aquí estoy."

"Me alegro de que lo estés." Mels se apartó de los zapatos, del centro comercial, de la gente. "Yo te haré saber si me voy a quedar esta noche en la casa, ¿de acuerdo?"

"Por favor. Y Te amo, también."

Después de colgar, Mels regreso a la comisaría en un sueño, entro por la puerta principal, y se dirigió directamente a la parte trasera de la playa de estacionamiento donde había dejado el coche de su madre.

Ella no fue a las oficinas de la CCJ. Saliendo de la ciudad, se detuvo correctamente en el semáforo y golpeó la señal direccional apropiada y no paro...pero no tenía idea de dónde iba. Hasta que las puertas del Cementerio de Pine Grove asomaron.

Una parte de ella se quejó. Ella no quería esto. No con todo lo que estaba pasando en su vida en este momento.

Por otra parte, bajo el drama Amor y compañía, tal vez era el momento ideal.

No tuvo problemas para encontrar la tumba de su padre, y cuando ella bajó a un lado de la calle, ella no se sorprendió al ver que su plan había sido plantado con todo tipo de flores de primavera, como narcisos, tulipanes, y azafranes pequeños.

Su madre era considerada, por supuesto. Y venia sin duda a visitarlo, no sólo en días especiales, sino en una forma regular.

Saliendo, Mels cruzo sobre el césped verde pálido, la joven hierba que brota en el lugar cubriendo sus huellas.

Otras lápidas tenían restos de ellas, pequeños pedazos de árboles o parches de liquen o musgo punteado en las tapas o en las bases. No la de su padre. La suya estaba limpia muy pulida, no había pruebas de hubiera muerto hace tres años.

Cuando Mels finalmente se arrodillo, trazo la cruz que había sido inscrita profundamente en el gris granito.

La profunda voz de Matthias volvió a ella cuando había hablado acerca del infierno con el tipo de convicción que podría haber utilizado para tratar de trabajar en el periódico, o para vivir en Caldwell, o por la pérdida de un padre. La experiencia personal había marcado sus palabras.

Mels recorrió el crucifijo de nuevo con los dedos. Era curioso, nunca había prestado mucha atención a las cosas que la gente religiosa ponía en las lápidas, si estaban los ángeles con las alas levantadas, o la Virgen María con la cabeza inclinada hacia abajo, o las estrellas de David, cualquiera que fuera la religión, ella los había visto como decoración, no servía para cualquier tipo de propósito divino.

Eso no se sentía cierto en este momento.

Se alegraba de que el lugar de su padre en la tierra estuviera marcado con el símbolo de la fe, y ella se alegró de haber siempre ido a la iglesia los domingos, a pesar de que, al crecer, ella odiaba perder un día de sueño.

De repente, ella oró con una especie de temor ardiente que no tenía sentido, porque él estuviera en el cielo.

Tener un ser querido en el infierno... sería impensable.

Jim estaba perdiendo su mente olvidado de Dios, siempre amoroso.

Cuando el cuerpo laxo de Matthias se dejó caer en el sofá, su boca se movía como si estuviera tratando de hablar... pero nada salió. Al igual que había un atasco de tráfico en su camino cognitivo.

"Háblame", Jim gritó, tratando de llegar hasta el hombre. "¿La conocías? ¿La has visto? ¿Estaba ella de acuerdo?"

Esa boca se movió de nuevo hacia arriba y hacia abajo, sobre todo cuando Jim sacudió el chico de nuevo. "Matthias"

"La niña, ella está ahí." Matthias pateó las gafas de sol de la cara y miró directamente a los ojos de Jim, todavía parecía

no centrarse en lo que estaba en realidad frente a él. "En el Infierno. La rubia está allí, yo estaba con ella".

"¿Ella está bien?" Pregunta tonta del culo. Por supuesto que Sissy no lo estaba. "Qué..."

"Yo estaba realmente allí", dijo el hombre mientras trataba de levantarse, como si estar en posición vertical le ayudara a despejar la cabeza. "Y me trajeron de vuelta a... ¿por qué me trajo de vuelta? ¿Qué se supone que debo hacer?"

A pesar de que una gran parte de su mente se había quedado atascado en Sissy, Jim se obligó a volver al juego: este era el momento que había estado esperando. Esta era su oportunidad, la forma de entrar. Pero mierda...Sissy...

Jim se aclaró la garganta. Dos veces. "Ah, has vuelto porque te necesitamos para tomar la decisión correcta en este momento."

"¿Decisión?"

"En la encrucijada". Jim rezó para que él tuviera algún sentido. "Tú eres, ah, usted va a llegar a un momento en el que tendrá que elegir, y si no quieren volver a donde estaba, usted tiene que escoger el camino correcto, no...A lo que estamos acostumbrados".

"¿Así que es cierto? ¿El cielo y el infierno?"

"Y tienes una segunda oportunidad."

"¿Por qué?"

"Las trampas del diablo."

Matthias de repente se centró en él. "Tú estabas allí. Abajo... oh, Dios mío, tú estabas allí y esa mujer, mierda, ¡la enfermera!"

"¿Cómo dices?"

"¡La enfermera que me cuidaba en el hospital después de que fui golpeado, la que se topó conmigo en el hotel!"

Por un momento, Jim quería golpear su cabeza.

"Déjame adivinar. ¿Una morena?"

"Ella estaba abajo. Y tú estabas con ella... ella le había atado en" El hombre se detuvo abruptamente. "Um, sí... usted estaba allí."

Grande. Maldito. Maravilloso.

¿Matthias había visto la diversión y los juegos?

Y entonces cayó en la cuenta. Si Matthias lo había visto, Sissy debió verlo también, Cristo, ¿y había pensado que su captura había sido bastante mala?

El impulso de matar curvó sus manos en puños.

"¿Hasta qué punto, está usted involucrado en todo esto?" Matthias preguntó, entrecerrando los ojos.

Un porrazo sordo corto lo que Jim podría haber contestado, el sonido de algo con lo que estaba demasiado familiarizado como para malinterpretar. Y sin embargo, él no pudo haber oído bien, ¿no?

No, pensó mientras cogía su cuarenta y cinco, ya que había sido una bala entrando en la madera: La confirmación fue la repentina aparición de Adrian en el apartamento. El ángel estaba exponiendo su arma y mirando como si estuviera frustrado como la mierda.

"Tenemos compañía," ladró.

"No Devina." Jim la sentiría a ella, y por mucho que le hubiera gustado ver a la perra y darle un pedazo de su mente maldita, no estaba recogiendo en las vibraciones.

"No, el otro tipo de visitante."

Joder. XOps debe haber estado vigilando el Marriott y lo habían visto salir. No era una sorpresa, realmente apestosa sincronización con Matthias todavía buscando que alguien le hubiera desconectado de su fuente de alimentación: El tipo era mejor, pero no del todo de nuevo en línea.

"Déjame ir por ahí", dijo Jim con voz aburrida. "Sé cómo están entrenados"

"¿Qué está pasando?" Matthias dijo mientras se empujaba a sí mismo en posición vertical.

"Nada,"

"Nada,"

Matthias cogió la pistola que había estado alimentando con plomo, la oleada de energía una sorpresa. "Déjame"

"Tú te quedas aquí con Adrian"

"Al diablo con eso."

"Usted es el objetivo."

"¿Y crees que hace mi objetivo malo?" Matthias se centro en Ad. "¿Qué has visto por ahí?"

"No mucho. Oí un palo romperse a un lado y cogí un destello de algo negro que no era una sombra. Luego lo que supe es que me habían golpeado, algo molesto, realmente".

Hubo un instante de silencio congelado cuando Ad se dio cuenta de lo que había dicho y lo mismo hizo Matías.

"¿Necesitas un doctor?" Preguntó Matías.

"No, estoy bien."

Cuando el ángel dio la vuelta, había un agujero en la chaqueta del tamaño de un guisante y estaba precisamente en el centro de su espalda, estilo ejecución. Claramente, XOps

había enseñando a sus reclutas cómo ser buenos tiradores: Adrian, si hubiera estado vivo en el sentido convencional, habría estado muerto en cuestión de segundos, la integridad de su músculo cardíaco reducido a una hamburguesa en su caja torácica.

Apostaba que el operativo, se había sorprendido cuando su objetivo simplemente la miró como si alguien hubiera disparado la goma en una película...y luego desapareció en el aire.

"El infierno de un chaleco el que tienes que llevar puesto", murmuró Matthias.

"No te muevas", Jim ordenó. "Ad, que…" Y fue entonces cuando el viento llegó de la nada, el aullido que significa mucho más que un cambio en el clima, la luz drenada del cielo no porque una tormenta hubiera llegado a Jim, sino porque los esbirros del demonio habían aparecido.

Mierda, una mirada a Adrian y Jim sabía que estaban en problemas. La cara del ángel tenía ese desagradable aspecto que tomaba cuando su estado de ánimo significaba que no podía tratar con él. Y que lo conocía: Sacando la daga de

cristal, se desmaterializo justo delante de Matías, de cara a la pelea solo, obviamente, dispuesto a morir allí.

"¿Vi eso bien?", Dijo Matthias con calma.

Jim lo miró y se fue por su propia daga. "Quédate aquí. Nosotros nos ocuparemos de esto."

Matthias no parece molestó por todo lo del puf. Por otra parte, él acababa de entender parte de su historia, por lo que estaba claro que los demonios existían y la realidad era bastante creíble cuando descendió a las brasas.

Fue, sin embargo, a comprobar el arma que iba a utilizar.

"Ni siquiera pienses en ello", Jim se rompió. "Te necesito a salvo."

Corriendo a la puerta, miró hacia atrás para ver si el chico le estaba prestando atención, pero el estado de Matthias no fue lo que le llamó la atención. El perro había pasado al espacio donde Eddie estaba y se había acurrucado derecho sentado

en la puerta...como si estuviera guardando los restos sagrados del ángel.

Lo que era bueno. En este punto, él tomaría cualquier ayuda que pudiera conseguir.

Cuando Matthias apartó las cortinas un poco y miró hacia afuera, Jim se desmaterializo, y oró para poder mantener las cosas bajo control antes de que su antiguo jefe actuara en cualquier idea brillante. Lo último que necesitaba era un par de comodines.

Capitulo 35

Cuando Matthias buscó la unidad que los atacaba, algo le olía mal-y no en el sentido convencional, tres semanas en el sentido antiguo de sobrantes. El hedor penetraba por algo más que la nariz, penetraba en todos los poros de su piel y le retorcía el estómago... y él sabía lo que era.

Este era el infierno en el que había estado. Esta era la infección horrible que había enconado en su carne. Había vuelto. Venía a por él.

Un miedo paralizante se hizo cargo de sus miembros, congelándose en el lugar, dejándolo incapaz de pensar o actuar. La tortura y la impotencia, la eternidad maldita de lo que había encontrado en el infierno era una miseria que no podría soportar otra vez.

Vete a la mierda. Eso.

El boxeador subió a la palestra y le cortó las emociones, la lógica fría que durante tanto tiempo lo había definido, trayéndolo de nuevo y restableciendo el control, cerrando la

puerta a cualquier cosa y a todo, dejando solo el hecho de que no se lo iban a llevar a él. De ninguna manera se iba a ir de allí.

No le importaba lo que tuviera que sacrificar o a quien tenía que matar, no iba a bajar.

La pistola estaba cargada. El cuerpo estaba dispuesto. La mente era aguda. Eso era lo que sabía a ciencia cierta. El resto iba a tener que averiguarlo de una puta vez.

Una revisión rápida a las distintas salidas, además de la puerta lateral produjo un gran cero: parecía que era la única entrada y salida, a menos que, por supuesto, que él considerara las ventanas.

En el cuarto de baño, encontró justo lo que estaba buscando: una ventana de un metro de largo y de cuatro pies de alto, un conjunto de paneles, que daban al bosque trasero.

Una comprobación rápida y pensó: Mierda, el cielo se había oscurecido pero no como en el ocaso, el sol no sólo encubrió, sino que consumió la cubierta densa de la nube que había volado desde donde sea. Sin embargo, una repentina

tormenta no era lo que le preocupaba: en el suelo, entre los pinos, las sombras se movían, y no porque alguien estuviera trabajando con una linterna por el bosque.

La furia broto desde el centro de su pecho. ¿Encrucijada? Al diablo con eso, momento de pago. En ese momento, tenía una oportunidad de vengarse de esos bastardos, y estaba absolutamente seguro de que iba a tomar una libra o dos de ellos en el camino hacia la salida.

Cuando abrió el pestillo de la ventana, de repente se sintió como el Sr. Popular y estaba tan dispuesta a devolver el amor a quien se interpusiera en su camino, XOps, policías, demonios, cualquiera que fuera la mierda.

La ventana se abrió todo el camino como un sueño agradable y tranquilo, sin problemas, pero dejó el vendaval soplando afuera, el viento frío lo golpeó en la cara. Levantándose a sí mismo en el suelo y a través de la abertura relativamente pequeña, estaba agradecido por dos cosas: una, que él no tuviera su viejo cuerpo, porque sus ex hombros anchos y pecho grande de barril hubiera estado un poco apretado, y dos, que estaba oscuro como el interior de un sombrero a pesar de que era tarde.

Bien por él: la cubierta era su amigo, por el momento, él era un maldito pato sentado.

La ventana se encontraba cerca de los cinco metros de altura de una cornisa de seis pulgadas que rodeaba el garaje, y con un serie desordenada de brazos y piernas reordenada, se entregó todo, plantó los pies de su Nikes en él, y cerró la ventana. Si iba a la derecha, tenía que ir a la esquina que daba a la escalera.

Si iba a la izquierda, había un techo inclinado que reduciría la distancia al suelo y aumentaba la probabilidad de que no se rompiera su pierna como un pedazo de vidrio cuando aterrizara.

Serie la izquierda. Arrastrando los pies a lo largo de la cornisa, colgó del alféizar durante todo el tiempo que pudo, y luego tuvo que cavar en el revestimiento con sus uñas arañando una bodega para evitar que el centro de gravedad en el culo de él, cayera al lado del edificio.

El viento no ayudaba. Pero él llegó a la mitad del techo.

Sin perder tiempo, trepó hasta el borde y salto. Al segundo aterrizó en el empaquetado de hojas y tierra blanda, se agachó en cuclillas y tomo la pistola. A su alrededor, había sonidos de movimientos, lo que sugería que había un montón de gente, de cosas, o lo que sea, en el bosque detrás del garaje.

No se movía nada, pero la falta de percepción de profundidad en sus ojos, hacia que un tiro de larga distancia fuera complicado, por lo que, junto con su comprometida movilidad, hacía de esta una situación de sentarse y esperar.

Araña a la mosca, y toda esa mierda. Alguien pesado se acercaba a la montaña, por la izquierda, rápido y duro, el suelo vibrando de la fuerza.

Matthias apunto su cuarenta y cinco en el que fuera, o a lo que fuera.

Una sombra tridimensional salió disparada desde el lado del sotavento de la cochera, sin rostro, una criatura sin forma deambulando como un velocista en una versión de dos piernas. Pero no todo estaba bien en su pequeño mundo sórdido: Parecía estar herido, dejando un rastro a su paso, ya

que parecía estar corriendo por su impía vida. Lo que siguió a su paso borroso, la distinción entre el bien y el mal.

El compañero de Jim era como un ángel vengador o alguna mierda mientras perseguía lo que claramente era su presa. Con un cuchillo de cristal por encima de su hombro, y la ira de un guerrero distorsionando su rostro, Adrian estaba empeñado en matar a ese demonio.

Y eso fue exactamente lo que hizo, justo en frente de Matthias.

El hombre dio un salto en el aire, la estocada cerrando la distancia entre los dos, incluso cuando el demonio se paro con el pecho sin corazón. Mierda no iba a ir bien, aunque al punto de que la cuchilla de vidrio fuera frágil estaba el plomo, y no había manera de que fuera una buena idea: El "arma" no se veía lo suficientemente fuerte como para cortar el papel.

Mal.

Cuando la punta penetró la nuca de la criatura, la sombra dejó escapar un grito que era como esquirlas de metal

exactamente lo que Matthias había oído en los siglos que había estado en el infierno. Y luego el demonio se arrugo bajo el impacto, el peso de Adrian atrapándolo en el suelo.

Lo que sucedió después fue un poco como IMAX en 3D, con algún tipo de tecnología salpicando, el compañero de Jim incapacito la cosa cortando trozos fuera de él-un brazo aquí, una pierna allí y ahí fue cuando la sangre salió volando. Era más como él acido. Una gota en el dorso de la mano de Matías, quien maldijo por la picadura, aplastándola contra la tierra.

Una segunda forma oscura saltó de detrás de un árbol, como si su aparición hubiera sido engendrada por el tronco. Adrian estaba listo, sin embargo, dando vueltas, mirando de frente como el primero se retorcía en el suelo del bosque.

Con este no perdió el tiempo. Fue derecho a la cabeza, ya que parecía ser el lugar obligado para matar a los hijos de puta: otro chillido ensordecedor y luego esa sombra ya no existía, se había ido en un parpadeo.

Al igual que Adrian se volvió hacia el demonio en el suelo, otros dos salieron del tronco que había dado luz al otro, como si la conífera estuviera tosiendo a los hijos de puta.

Matthias no lo dudó. El odio acumulado le dio súper fuerza cuando él saltó y disparo su arma, alternando entre la pareja, la sangre ácida volando cuando los demonios se enfrentaron a él.

"¡Ven y consígueme!", Gritó.

Adrian se puso a echar imprecaciones, pero a la mierda. Matthias se desató a su paso cuando fue mano-a-mano, sigue disparando de manera controlada mientras se acercaba a su enemigo.

"¡Toma una daga!"

Cuando el otro hombre escucho a través de su ira, no interrumpió ni medio segundo para mirar por encima de su hombro. En el instante en que lo hizo, una de esas armas de vidrio vino de extremo a extremo hacia él, volando por el aire con una perfecta trayectoria.

Matthias la retuvo en pleno vuelo con la mano libre, y luego se fue de inmediato a los negocios: sus instintos se hicieron cargo, su cuerpo respondiendo en una carrera coordinada deteniendo su cuarenta y cinco de bombear, con las que los mantenía, mientras enterraba la daga en el cuerpo de la sombra a la derecha.

Adiós, lechón.

Sin perder un instante, se volvió hacia el otro e hizo lo mismo, a pesar de que el ácido iba hacia todas partes, y él tenía una gran cantidad de piel expuesta, por lo que la mierda dolía.

Más sombras vinieron.

Un diluvio imposible de vencer y para las que no servían las balas.

Matthias arrojó el arma inútil sobre su hombro y se sentó, dispuesto a todo. Encrucijada, ¿eh? Supuso que esto era

todo, ¿y si la decisión correcta que Jim Herón había mencionado era el deseo de luchar? Lo tenia.

A medida que la sombra más cercana se concentró en él y atacó, tuvo una tristeza pasajera porque no iba a ver a Mels otra vez, pero se trataba de él, y él sabía que no se salvaría de esta batalla.

Pero...si había un infierno en el más allá, tal vez había un cielo, también. Tal vez estaba subiendo esta vez en lugar de ir hacia abajo. Tal vez de alguna manera podría volver a ver a Mels y hacerle saber que los ángeles existían.

Porque de eso estaba seguro ahora. Ella era uno de ellos.

Por delante del garaje, Jim estaba invisible y esperando que el operativo se mostrara. Al segundo que el hijo de puta saliera, iba a lanzarse en picado y alimentar la boca del hijo de puta, con su arma, no iba a tomar ningún riesgo con Matías, y como la mierda, sabía que no quería que Devina apareciera de la nada y "salvara" su culo de nuevo.

Había suficiente de ella en el bosque, ¡a la mierda con todos ellos! Hombre, esperaba que Ad lo mantuviera allí.

Y PS, el hecho de que los esbirros se presentaran al mismo tiempo que el operativo no presagiaba nada bueno y le hizo preocuparse por la reportera. Por lo general, un buen momento para Devina era una mala noticia para él, y no creía que esto fuera a ser una excepción.

¿Dónde estás, pensó mientras trazó la línea de los árboles, en busca del escondite.

Esa bala no había sido disparada por una sombra, él lo sabía y nadie tenía ni idea de que estaba aquí, o tenían motivos para aparecer con un comité de bienvenida a base de plomo.

Detrás del garaje, el sonido de un chirrido le puso nervioso, su cuerpo listo, dispuesto, y jadeando por unirse a la batalla en el bosque. Pero Matthias estaba en ese estudio, y Jim no le iba a dar a este operativo la oportunidad de infiltrarse y hacer estallar el bastardo.

En el Infierno. La rubia está allí y yo estaba con ella....

Jim hizo crujir los nudillos. Su venganza era cada vez más difícil de contener, la furia amenazando con romper en formas de tortura física ya que a Devina no podía acercarse. La perra era inteligente, matando a esas otras mujeres. Eso mantenía a Sissy justo en frente, fuerte como una alarma de fuego, brillante como un maldito signo de neón.

Era la cosa más eficaz que el demonio había hecho hasta ahora, mantener la calma.

A la derecha, una sombra se movía, y no era del tipo de Devina. Era un hombre vestido de negro de pies a cabeza, una máscara cubria su rostro.

Jim lo observó desde su posición superior, allí el operativo se deslizó desde un tronco hacia otro tronco. Había que admirar su concentración. A pesar de que el clima era jodido, y Dios, sólo sabía qué había en la parte de atrás, y la relativa falta de cobertura, el tipo estudiaba todo con cálculo frío, cada pisada exactamente donde necesita ser hecha. Y él estaba muy bien equipado, con una pistola de buen aspecto y silenciador, sin duda un chaleco antibalas bajo el velo negro, después de todo, los operativos eran difíciles de encontrar, difíciles de entrenar, y muy caros para apoyar.

No era del tipo de desperdiciar recursos. No había ninguna copia de seguridad, por lo menos ninguna que Jim pudiera sentir o ver. Los operarios hacían el trabajo en parejas de vez en cuando, pero era poco frecuente y por lo general sólo cuando había múltiples objetivos. Y claramente, venían solo por Matthias.

Lo que no iba a suceder. No bajo la vigilancia de Jim.

Cruzando la gravilla, concentrado y sin perder el tiempo con cualquier exhibicionismo o gran revelación de de la nada, sólo para conseguir asustar al hijo de puta.

En honor a la tradición con la que había sido entrenado, Jim simplemente dejo que el otro pasara de largo y luego cayó un paso detrás de él, inadvertido aun cuando se hizo visible.

Luego, con la coordinación rápida, agarró ambos lados de la cabeza del operativo y rompió el cuello del hombre con un tirón vicioso. A medida que el cuerpo cayo, Jim se dejó caer donde él lo hizo, y se mantuvo firme.

En el caso improbable de que hubiera otro operativo en el bosque, y le fuera a tirar.

Latido del corazón.

Latido del corazón.

Latido del corazón.

Jim espero un poco más y entonces estaba seguro de que había sido un trabajo en solitario de nuevo. Pasando por encima del recién muerto, cayó en un trote alrededor de la parte trasera.

Hablando acerca de sus reyertas.

Los secuaces pululaban en la parte de atrás de la casa, iba en contra de Adrian y Mierda, ¿ese era Matías con una daga de cristal?

Seguro como el infierno que parecía. Y que sostenía un arma.

El primer impulso fue saltar allí, pero Jim se detuvo. Esta emboscada de mierda era demasiado obvia. Y no creía que los secuaces fueran a matar a Matthias. No, no cuando Devina intervino cuando ella estuvo en el Marriott.

Estrechando sus ojos en el combates, silbó una vez, el sonido estridente cortando a través de la gruñidos y maldiciendo. Cuando Adrian lo miró, Jim apareció en su palma, el signo universal, ¿usted consiguió esto?

Cuando Adrian asintió con la cabeza y volvió a trabajar, Jim dio Matthias otra medida rápida. El bastardo era como el fuego, con el cuerpo roto de alguna manera trabajaba con suficiente coordinación para conseguir dar algunos golpes graves y mortales, y no porque los esbirros estuvieran dándoselo a él fácil, una vez que habían peleado con él.

Estaban, sin embargo, centrados en Adrian, ninguno de ellos enfocado en Matthias hasta que el hombre los forzó.

Devina había dado definitivamente una orden de no matar, a esos hijos de puta sombra: Jim los había enfrentado lo suficiente como para saber que ellos eran capaces de mucha más estrategia ofensiva y la mierda era para Adrian, se trataba de una prueba.

Hora de irse.

Jim camino hacia el frente, lanzó algunos para que se almacenaran sobre el cadáver para que, en el caso poco probable de que alguien se perdiera y llegara hasta el final de la finca, no se encentrara un muerto como estera de bienvenida.

Luego se fue de allí, al centro en la Aerolínea Ángel de Caldwell.

La reportera estaba expuesta por el momento, y allí era donde Jim tenía que estar.

Capitulo 36

Por lo que Adrian podía decir, el ultimo esbirro desapareció al poco tiempo que Jim lo hizo.

Al segundo en que el ángel se fue, el suministro aparentemente interminable de secuaces de Devina se secó, prueba de que mantener el tipo en el lugar había sido la razón del ataque.

Diez minutos más tarde, la última sombra fue destruida, apuñalada en la cabeza por una daga de cristal manejada por Matthias.

Cuando Adrian se volvió y miró a su compañero, respiraba con dificultad y al vapor salía de la sangre que había salpicado sobre sus hombros.

Ese lisiado SOB que había traumado el infierno, había elegido luchar juntos en el preciso momento.

"¿Estás bien?" Ad exigió entre suspiros jadeantes.

Las rodillas de Matthias se doblaron y se entregó a la gravedad, dejando que su culo golpeara el suelo, por lo menos hasta que la sangre negra que se había derramado en él hiciera su camino a través de sus calzoncillos.

El hombre apareció de la hierba como si le hubieran dado una patada en la cabeza. "¡Mierda! Esta mierda es…"

"No se frote el culo con la mano, idiota. su palma lo cubrirá de sangre".

Y así fue como Matthias terminó cayendo de frente a Ad.

El chico casi desgarró la parte delantera de los pantalones negros, liberando su culo plano y las piernas delgadas de lo que les pudiera suceder.

"¿Mejor?", Dijo Ad secamente mientras miraba alrededor.

"A excepción de la fuerte brisa en mis gónadas, sí."

Los ojos de Ad volvieron a parte inferior del cuerpo del hombre... y por alguna razón, su mente se quedó atascada en la reportera y en esa habitación del hotel la noche anterior, en ellos dos teniendo sexo, pero sin ir a ninguna parte. Eso debe doler realmente, pensó.

Aclarándose la garganta, él señalo con la cabeza el garaje. "Deje un cambio ahí para ti."

"Estoy listo para uno."

Matthias se agachó, uso la daga de cristal para cortar, abriendo las piernas del pantalón, y luego dando un paso libre de ellos, dejando que el pantalón permaneciera latente en el suelo como un coche que había sido bombardeado y abandonado a un lado de la carretera.

Mirando por encima, arrojó el puñal en una secuencia de extremo a extremo perfecto hacia Adrian. "Gracias por la arma, fue muy divertido".

Entonces el hombre se dio la vuelta e hizo como que se dirigía hacia el garaje.

No hizo preguntas. No hubo exigencias, de "¿Qué carajo?" Simplemente, Hey, buena fiesta, mi amigo.

Adrian pestañeo para ponerse al día, pensando que Jim tenía razón acerca de su antiguo jefe. Incluso medio desnudo, con algunas de sus ropas todavía humeantes, el hijo de puta era fuerte como la bóveda de un banco y del tipo de Ad, al parecer.

Matthias se detuvo cuando llegó a la esquina.

"Parece que hemos tenido otro tipo de compañía."

Efectivamente.

El agente muerto había sido puesto como un felpudo en la periferia de la selva, medio adentro y medio fuera de la gravilla de la propiedad. Hablando de mala forma: el cuerpo

estaba con el pecho hacia abajo, pero la cabeza estaba como el búho, al revés, los ojos muertos fijos en el cielo.

Eso debe haber dolido.

Ad se acercó y se agachó. "Sube que yo me desharé de él"

"No." Cuando Ad levantó la vista, Matthias plantó sus pies y levanto su mirada. "Esas cosas estarán de vuelta. Ese es su mundo. Este". Él señaló con el dedo índice el cadáver. "Es el mío. Dame un par de malditos pantalones mientras yo me encargo".

Bueno, ¿qué sabe usted? El hecho de que sus testículos no funcionaran no significa que el tipo fuera un gatito.

"Y tráeme un cinturón," Matthias murmuró mientras se arrodillaba en el suelo, y comenzó a recoger el cadáver como la mejor clase de buitre. "Yo no soy más de tu tamaño."

Adrian no era el tipo de ser despedido, sobre todo por un simple humano. Sin embargo, el antiguo jefe de Jim se había ganado un poco de respeto en ese bosque, y no iba a discutir

la forma en que se manejaba el cadáver de un hombre que había sido enviado para matarlo.

Después de que Ad hizo un análisis rápido de la propiedad para asegurarse de que nada estaba escondiéndose, se lanzó al interior del

Estudio, no hay razón para no hacerlo, teniendo en cuenta el enfoque que Matthias estaba mostrando los difuntos.

Después de un rápido chequeo al perro y a Eddie, quienes estaban justo donde debían estar, tomó una serie de cambios, en caso de que la mierda golpeara el ventilador de nuevo, y miró a su alrededor por algo, cualquier cosa que pudiera usarse como un cinturón.

Volviendo a regresar, dejó caer los pantalones cerca al culo casi desnudo de Matías. "Aquí".

El hombre hizo una pausa en su trabajo y comenzó a ponerse en pie. Cuando él vaciló, Adrian extendió su palma.

Matthias lo miró como si quisiera lanzar un carajo apagado afuera en las ondas de radio, pero lo que hizo fue un segundo intento para luego, deslizar su mano sobre la de Ad. No tomó mucha fuerza conseguir levantarlo, pero la fuerza sutil hizo la diferencia entre que Matthias se quedara donde estaba y el estar en posición vertical.

Cuando la cabeza del hombre, bajo para quitarse los Nikes, Ad sintió una punzada en el pecho. Para deshabilitar una especie de maldición. Y sin embargo, sólo a través del corazón, Matthias había hecho el trabajo de un hombre en la parte de atrás, había incluso ayudado en un momento en que Ad podría haberse hecho daño.

"Gracias," dijo Adrian.

Las cejas de Matthias se elevaron, en lo que aparentemente era su versión de los OMG.

"¿Por qué?"

"Por tu ayuda"

"Usted podría haberlo manejado", dijo con voz ronca mientras tiraba hacia arriba los pantalones. La ropa estaba dolorosamente suelta en él, y cuando Adrian le entregó un cable de extensión, la mirada que regreso era todo acerca de la verdad.

"Fue lo mejor que pude encontrar."

Matthias cumplió con el deber, serpenteando el cable negro rígido a través de los bucles, tirando para apretar, y atándolo en un nudo. Luego se fue a trabajar.

"No hay teléfono celular, su identificación tiene su foto en ella y no hay mucho más, munición, cuerda de piano, un buen cuchillo, pero nada tan llamativo como las que tú tienes." Matthias miró a su alrededor.

"Tenemos que encontrar su coche y llevarlo lejos de aquí. Ellos van a enviar más, pero vamos a limpiar este desastre antes de que las cosas se pongan complicadas y la morgue del St. Francis corra el riesgo de perder otro cuerpo".

"Voy a por las llaves de la camioneta. Mientras tanto, vamos a meterlo en el garaje".

"Entendido".

Ad fue por la F-150 que Jim había conducido antes de que hubiera caído en la batalla entre el bien y el mal. Durante el tiempo que demorado trayendo la cosa, Matthias había atado los brazos y las piernas del operativo en conjunto, y fue arrastrando el cuerpo hacia la puerta que había abierto.

El esfuerzo le hacía cojear como si alguien le hubiera golpeado la pierna mala con un bate. Y roto el bate en el medio.

Adrian intervino y tomó el torso. Sin comentarios. Sin quejarse.

"¿Preocupado de que vaya a despertar?" Adrian arrastro las palabras, apuntando la cabeza hacia el delgado hilo de cobre que había sido utilizado para asegurar las partes.

"Últimamente no estoy tomando nada por sentado."

El camión que Adrian había sacado no era nuevo, pero estaba en buenas condiciones. Desafortunadamente, cuando Matthias gruñó y subió sus huesos hacia el asiento del pasajero, con la ayuda de su bastón, pensó que lo mismo se podía haber dicho de él. Era viejo y en mal estado.

La pelea que había tenido, produjo una explosión que aun no había terminado en lo que se refería a su cuerpo, cada golpe fuerte, sus pulsaciones rápidas, y el aparato ortopédico resistente a golpes en las articulaciones y los músculos. Se sentía como si hubiera estado en un accidente de coche. Una vez más.

Pero a él le gustaba. Todo...desde el asesinato hasta la limpieza...se sentía como un conjunto familiar de ropa o un destino que había vivido por un largo, largo tiempo.

Después de que Adrian los sacara más allá de la casa blanca que parecía estar desocupada, el hombre apretó los frenos en la carretera principal.

"Hacía que lado", le dijo.

Al igual que con los combates, el análisis llegó a Matthias con perfecta claridad y confianza: "El operativo habría impulsado por este carril primero, procedente de la dirección del centro, porque había tomado un coche frente a Washington, DC, en el Northway. Entonces habría doblado hacia atrás y pasado de largo de nuevo."

"Así que a la derecha."

"No, a la izquierda. Tendría una doble comprobación por tercera vez antes de identificar el mejor lugar para aparcar. Y luego de encontrarla, se habría situado en la otra solución menos obvia." Matthias asintió con la cabeza en esa dirección.

"Izquierda".

"¿Es que todos ustedes tienen el mismo cerebro?"

"Tuve una estrategia de reclutamiento muy específica y el tipo."

"¿Y qué fue eso?"

Matthias se centró en el hombre a su lado.

"Como usted. Sin el metal en la cara".

"Creo que me estoy sonrojando."

Cuando Adrian hizo el giro, Matthias esbozó una sonrisa, y luego giro sus hombros hacia la carretera.

Estaban sin duda entre los árboles, llenos de maleza y árboles de hoja perenne por la temprana floración, desplazándose al lado del asfalto en ambos partes, como los aficionados en una cuerda de terciopelo.

Un kilómetro y medio. Dos millas. Tres millas.

"Allí", dijo, señalando a través del parabrisas delantero, ya que, Adrian no había visto el marcado enterrado de los paneles laterales a un lado de la carretera.

Adrian desacelero el vehículo en kilómetros por hora por debajo del límite de velocidad tortuga, para que pudieran comprobar las cosas. Se detuvo como si se hubiera roto, el otro vehículo sin marcas tenían un sello CPD rosa brillante, como el que utilizaban los policías, como si ya hubieran evaluado el Tauro, y pusieran sobre aviso al propietario para que lo llevara como un infierno a la casa o daría un paseo confiscado.

Adrian se doblo hacia atrás y se acerco.

"¿Estás seguro de que este es?"

Matthias bajó del camión y pelo la pegatina tan fácil como un pastel. "Si esto fuera real, necesitaría una regla".

Lanzando el "sello" en el interior del camión, dio un paso atrás y miró de izquierda a derecha. No había nadie alrededor, y nadie en el camino hacia cualquier dirección.

Tomando el talón de su bastón, él rompió la ventana del conductor.

Acercándose, él hizo estallar la cerradura y abrió la puerta. No hubo alarma, pero los XOps nunca ponían alarmas en sus autos. La directiva primaria, aparte de conseguir sus objetivos muertos, era no llamar la atención. Y en caso de hacerlo, limpiar.

Naturalmente, no había habido ninguna llave en el operativo, pero ese era también el protocolo. XOps no dejaban nada atrás, ningún cuerpo, ni armas, ni coches, tampoco. La llave podría estar unida al tren de rodadura de modo que ante la gente, el podría barrer y recuperar el Taurus, pero él no tenía el tiempo para ir a postrarse y buscar en torno a los pastos de altura.

Matthias giro alrededor. "¿Puedo tener uno de sus puñales?"

Cuando uno se presentó a él, la empuñadura en primer lugar, se sentó al volante del sedán y puso el cuchillo inclinado en una coyuntura en la carcasa de plástico que cubría la columna de la dirección. Con la palma de la mano, torció la lámina y retorció hasta que la sección se soltó libre, exponiendo las agallas.

Por lo que el miembro promedio de la población se refería, el sector vehicular ha progresado más allá del punto de manipulación manual, los vehículos nuevos a cargo de sus sistemas eléctricos y sus interiores cerebros, lo que significaba que los días de allanamiento de morada y cableados calientes habían terminado.

Buenas noticias para los conductores habituales. No es tan útil cuando estaban tratando de construir flexibilidad en los asesinatos. Y esa era la razón por la que los XOps fueron entrenados sólo para este tipo de infiltración. Si no se podía encontrar la llave, y si no se tenía tiempo para recuperarla, y si aparecían otras cien mil variables en su camino. Entra y vete.

Cruzando los cables. Piso el acelerador. Y en camino.

Cuando llegaron al garaje, Matthias condujo hacia el espacio vacío que el camión había desocupado y se arrastro así mismo fuera.

Levantando capó del sedán, reviso los lados, y el maletero, se apoyó para sentir alrededor de la base del coche.

Ajá.

La caja magnética que sacó de abajo era de cuatro pulgadas de largo, dos de ancho y delgada como un dedo.

Sin embargo, estaba codificado con un pequeño teclado. Se había olvidado esa parte.

Desde un rincón de su cerebro, una serie de cuatro dígitos de números tembló en una repisa, a punto de caer en su conciencia.

Adrian caminó a zancadas "Que es"

Matthias levantó la palma de la mano. "Un segundo..."

Cerrando sus ojos, él cambió de táctica. La lucha de forzar su memoria no había funcionado, tal vez tomar un enfoque pasivo lo haría.

Y espero que el resultado no fuera otro tiempo de espera, como el que él había vivido justo antes de que los hubieran estado atacando.

Respira. Respira. Respira.

El código universal le vino a la cabeza, salto del ante el nudo de estrangulación en el que se había ahogado en inaccesibilidad, y junto con la secuencia numérica vinieron amigos... montones y montones de amigos.

De pronto fue inundado por contraseñas y combinaciones alfanuméricas, e incluso secuencias de colores.

Algo le agarró el brazo. El compañero de Jim.

Justo a tiempo, ya que sus piernas comenzaron a ceder, un giro vertiginoso en su cráneo convirtió su cuerpo en una maldita bailarina, aunque él no se movió.

Abrumado, sólo podía mirar lo que se dibujaba en el dorso de sus párpados, el aparentemente interminable catalogo

revelándose con toda la gracia de un toro de carga a través de una multitud.

Retuvo la información, sin embargo. Sobre todo porque otras cosas empezaron a venir a su memoria. Cosas como las cuentas y sitios web... y expedientes del personal.

Capitulo 37

"Monty, ¿dónde estás... hijo flojo de labios de puta...?"

Echando un vistazo a su reloj, Mels se metió de nuevo en la casa de botes en la orilla del río, verificando que su fuente no hubiera llegado desde el extremo opuesto. Nope. Sólo ella, y el vacío deslizándose, las cabreadas golondrinas y las pilas de botes de remos y salvavidas.

Cuando Monty había llamado por que quería verla, ella se negó a jugar, el seguimiento al líder a través del parque de nuevo, y su retraso le hizo preguntarse si tal vez estaba de mal humor en su desfile de espías tipo conseguir que lloviera…"¡Mierda!"

Todas las luces a su alrededor, estallaron de nuevo en la casa de botes, obligándola inoportunamente a dejar su cubierta, dio por un minuto círculos y luego escapo al aire libre.

"Monty, ¿dónde estás?", Le dijo a todo el que estaba a su alrededor.

Acercándose a una de las embarcaciones del muelle, miró hacia abajo al agua. Hombre, había algo inherentemente espeluznante acerca de no ser capaz de ver el fondo. Hacia que usted se preguntara lo que realmente estaba allí.

Un crujido trajo su cabeza en alto. "¿Monty?"

A lo lejos, un niño gritó de felicidad. Una bocina sonó.

"¿Hay alguien ahí?"

De repente, la luz del sol se oscureció como si Dios hubiera decidido conservar la energía, o tal vez alguien había arrojado una lona sobre Caldwell.

En la oscuridad, el interior de la caseta se acercaba a ella. Sí, está bien. Hora de irse.

Mels metió la mano en su bolso mientras se dirigía a la salida, un aumento de la paranoia haciendo su búsqueda en su Mace.

Alguien llegó a la puerta primero, bloqueando la salida.

"¿Monty?"

"Siento llegar tarde."

Se relajó al oír la voz familiar. "Yo estaba a punto de irme."

"Yo nunca le fallaria."

Mels vio mal, cuando el hombre dio un paso adelante. Luego otro. "¿Qué es ese perfume que llevas puesto?"

"¿Te gusta?"

Dios, no. Olía como si necesitara tomar una ducha. "¿Así que usted ha dicho que tienes algo para mí?"

"Oh, sí. Realmente".

Cuando se acercaba a ella, se las arregló para mantener su cuerpo entre ella y la salida, y luego se paro justo en frente de ella, con las manos en los bolsillos, la cabeza hacia abajo como si estuviera mirando sus pies.

Ese niño, el que probablemente estaba jugando en el columpio del parque, se rió de nuevo, filtrando el sonido y haciéndola sentir el aislamiento como un plan. Tengo que salir de aquí, pensó en un apuro.

"Escucha, Monty, tengo que…"

Y fue entonces cuando el hombre levantó la mirada, con los ojos negros brillando con la amenaza. No era Monty. Ella no sabía quién demonios era.

Mels ataco primero, levantando su mano de nuevo a la muñeca y golpeando el talón duro de su palma bien arriba en la mandíbula del chico. Cuando la cabeza voló hacia atrás,

lanzó un feroz golpe en el estómago, lo que le envío de nuevo hacia delante, acercando su rostro justo a su cara. Bloqueando ambos lados de su cabeza, levanto su muslo y estrelló su rodilla en la nariz, y luego lo empujó fuera del camino.

Con una explosión de velocidad, aceleró hacia la puerta. El hombre estaba allí. Justo en frente de ella.

Volteando la cabeza hacia un lado, reviso para ver si había un segundo atacante. No había manera de que pudiera haberse movido tan rápido.

Esos ojos. Esos ojos negros. ¿Qué diría usted si yo le digo que creo en el Infierno... porque yo he estado allí....?

Mels se tambaleó hacia atrás, hasta que un talón golpeó una mancha de humedad y se resbalo. O tal vez...el hombre de la mirada de obsidiana la había empujado sin tocarla, en caída libre.

A medida que se cayó en el aire, ella echó los brazos hacia fuera y no encontró nada que pudiera ayudarla a recuperar su equilibrio....

¡Splash!

Golpear el agua fue un shock. El frío la agarro, el río parecía cavar en ella, chupándola y sujetándola. Abriendo su boca, ella se llenó de un sabor desagradable, mientras trataba de abrirse camino de nuevo a la superficie.

Ella no llegó a ninguna parte, claro, como si las aguas revueltas de estilo Hawaii hubieran establecido tiendas en el Hudson.

Cerrando los labios para no tomar más agua, ella sintió que la quemadura en el pecho se convertía rápidamente en un grito de calor, y el pánico le dio una explosión de energía.

Golpeando contra el vacío negro, luchó con ese nuevo poder-todo lo que tenía puesto en salvar su propia vida.

Ella no llegó a ninguna parte. Brazos y piernas más lentos. La frecuencia cardíaca se aceleró. El fuego en sus pulmones se convirtió en volcánico.

Después de una eternidad, el rugido sordo en sus oídos retrocedió, y lo mismo hizo el frío del Hudson, y el dolor en su pecho. O tal vez era que por todo lo que aún estaba pasando, ella estaba empezando a perder la conciencia.

¿Cómo fue que esto ocurría?

¿Cómo diablos estaba pasando esto?

Vagamente, se preparo a sí misma para ver toda su vida, ante sus los ojos, buena y asegurada por una lista que lamentaba, por los rostros de la gente que se perdería de ver, Matthias definitivamente seria una...

En cambio, ella simplemente sintío más asfixia y una sensación de que, ¡ah, mierda!, ¿esto fue como terminó?

Como última reflexión, era bastante aburrida....

Tras el hechizo de seguimiento que había puesto en esa reportera, Jim se presentó en lo que parecía ser una especie de instalaciones de un club de barcos. Las cuales estaban en la orilla del río Hudson. Arriba, el cielo estaba tan ahogado por las nubes que podría haber sido después de la medianoche en lugar de por la tarde, pero esa no era la fatalidad y pesimismo que le preocupaba aproximadamente.

En el instante en que él se acerco, la presencia de Devina era un grito que corrió por la nuca. Y entonces la señal de la reportera desapareció.

Irrumpiendo a través de la puerta abierta, se detuvo en seco al ver a Devina de pie por sí sola, tacones de aguja plantados en los tablones de la plataforma de acoplamiento.

"Sorpresa, sorpresa", dijo, levantando la barbilla y moviendo su pelo sobre su hombro.

Por una fracción de segundo, casi se abalanzó sobre el demonio. Él sólo quería que sus manos estuvieran alrededor de su garganta, apretando mientras luchaba contra él, apretando hasta que rompiera la cabeza limpiamente su espina maldita.

Pero la periodista era la razón por la que había venido. Buscando en el lugar, se encontró con...nada. Nadie. Sólo las ondas batiendo en el agua, inquietas charlando alrededor.

"¿Dónde está?", Exigió.

"¿Dónde está quién?"

En el agua, pensó. Jim saltó hacia adelante y empujó al demonio fuera del camino, esperando que ella cayera sobre su culo huesudo cuando empezara a buscar en todas las gradas vacías.

Hombre, el río estaba sucio, la falta de luz haciendo que pareciera opaco.

"¿Qué es lo que buscas", oyó decir a Devina.

Acechando alrededor, él no tenía nada, pero produciendo corriente, él no se dejo engañar. El demonio había venido aquí para un propósito...y se quedaba por uno, también.

"Quiero que te vayas. En este momento".

"Es un mundo libre."

"Sólo si se pierde."

Devina se echó a reír. "No es la manera en que yo lo veo"

Se disparó a su enemigo y puso la nariz a nariz con ella. "Vete. O te voy a destruir aquí y ahora".

Un brillo desagradable apareció en su ojo. "No puede hablar conmigo de esa manera"

Antes de darse cuenta, una de sus manos se clavo en su garganta, su pequeña fantasía haciéndose realidad cuando empezó a canalizar la energía en la bodega.

De la nada, una fuente de luz entró en el cobertizo, no, espera, era él. Él estaba brillando.

Bien, lo que sea. Estaba tan enojado que podría haber sido la bola de la discoteca, por todo lo que le importaba, sobre todo cuando su otra mano se unió a la fiesta. Y por un momento, Devina se rió de él de nuevo, excepto que después algo había cambiado. Ella comenzó a luchar por respirar, sus uñas viniendo para tratar de despegar su agarre de su cuello en un primer momento de ira, y luego con algo parecido al miedo.

A medida que el resplandor que emitía se extendió por todo su cuerpo, se hizo más fuerte, hasta que empezó a tirar sombras y siguió apretando, empujando su espalda hasta que fue atrapado contra los botes de remos que habían sido apilados en los elevadores, empujando su cuerpo contra el de ella para mantenerla en su lugar. Estaba temblando con el poder desde la cabeza a los pies, y de alguna manera sabía que se estaba convirtiendo, lo cual no era el caso de su excitación.

Sí, fue duro, pero ¿qué parte de él no lo era?

Cada músculo se tensó, desde su mandíbula hasta los muslos, sus hombros hasta su culo.

El iba a hacerlo.

Aquí mismo, ahora mismo. A joder Nigel y esos pinchazos ingleses que estaban a cargo de él. Que se fuera a la mierda el juego, la guerra, el conflicto, o como quisieran llamarlo. A la mierda todo.

Algo explotó detrás de él, el agua desplazada golpeando sus piernas. Y entonces hubo una gran jadeo, arrastrando aire, seguido de una tos seca.

Jim rompió la concentración por una fracción de segundo para ver lo que era, y eso era todo Devina necesito.

La demonio se soltó de su agarre, fusionándose en una dispersión de moléculas negras con un chillido, y luego se disparo a sus brazos.

El impacto fue como diez mil picaduras de abeja a través de cada centímetro de piel que tenía, y él gritó, no por dolor, sino por la frustración, cuando fue derribado en un montón.

Devina no contraataco, pero siguió adelante, arrojándose hacia el cielo que se había oscurecido, convirtiéndose en una con las nubes por encima del mal.

Se había ido, ido, ido...por ahora.

Desde su punto de vista, con la mejilla en el tablón, él la vio alejarse con una maldición a través de su boca abierta...y luego se centró en la periodista, salvándose a sí misma.

Sobre el tablón más cercano, un par de brazos se dispararon fuera del agua, las manos pálidas enganchándose a la terraza, como clavos penetrando en la madera. Y luego, con un gran tirón, la mujer sacó su húmedo y frío cuerpo fuera del río profundo.

Ella terminó tirada a su lado, ninguno de ellos se movía mientras se recuperaba.

"Nosotros...que...que..." tosió, "dejar de vernos...de esta manera."

Capitulo 38

A lo lejos, alguien estaba hablando. El compañero de Jim.

Matthias no podía concentrarse en los sonidos, sin embargo, sus neuronas atascadas con todos esos perfiles, direcciones de Internet y los códigos, todo el camino de regreso, desde su primer e-mail y la secuencia de bloqueo de la bicicleta que había usado en la escuela primaria ...hasta el dossier de Jim Herón.

"Matthias habla conmigo. ¿Qué está haciendo?

"No era una pregunta. Era una demanda y quería seguirla. Él y su compañero de cuarto habían desarrollado un tipo de relación de trabajo, con esas cosas negras, y ahora el problema del cuerpo del muerto y el conjunto del carro, se sintió obligado a hacer comentarios. Excepto que no podía hablar.

Algo se apodero de su trasero no, espera, esa la tierra o un asiento. Le habían hecho sentarse.

Entrecerrando los ojos, trató de ver a través del juego de video que estaba jugando en frente de él, pero él no consiguió ir a ninguna parte.

"Matthias, amigo, tienes que hablar conmigo."

Con mano temblorosa, se frotó los ojos. Eso ayudó. Cuando los abrió de nuevo, pudo ver los piercings de Adrian de cerca y personalmente.

"Oye, ¿volviste?", Preguntó el hombre.

Después de un tiempo, Matthias murmuró: "¿Por qué hiciste eso?"

"Yo no te he hecho nada,"

Hizo un gesto con la mano en torno a ese feroz gesto. "Con los piercings. Quiero decir, realmente. ¿Cree usted que es necesario parecer más difícil?"

Hubo un instante y luego el gran hijo de puta se rió. "Ella estaba caliente. Cuantos más me ponía, más tiempo tenia que pasar con ella".

"¿El perforador?"

"Sí".

"¿Así que fue una cosa de chicas?"

Adrian se encogió de hombros. "El dolor hizo el sexo mejor."

"Ah".

En ese momento, Matías miró hacia otro lado. Extraño. Antes de la PLMD, o pobre Mina terrestre, Tener sexo había sido como comer y respirar, algo que acaba de hacer. Ahora...la pérdida de esa parte de sí mismo parecía adquirir proporciones épicas.

Por otra parte, si era honesto, era más sobre Mels. Si no la hubiera conocido a ella, no le habría importado.

No le había importado, en realidad, en estos últimos dos años de detención-y-lame.

"¿Así que recordaste todo?", preguntó el compañero de cuarto.

"Sólo algunas cosas regresaron." No es un paseo divertido, pero si seguía así, en realidad podría recordar por qué tenía esta necesidad de bajar a Manhattan.

"Pero tú estás bien."

El hecho era que no recordaba los detalles, aunque no lo habría compartido de todos modos, fue un bonito detalle. "Si. Ahora, de vuelta a la dura realidad".

Cuando fue a ponerse de pie, las piernas no le sostuvieron, fue como si fueran de papel.

"Espera, voy por su bastón y sus gafas de sol", dijo el hombre, saliendo del garaje.

Abandonado a su suerte, Matthias estaba decidido a no quedarse sentado al lado de la rueda trasera del vehículo como algo que había dejado una tapa de barro. Llegando arriba, plantó una mano en la defensa, y con un gemido, se puso vertical.

Con las palmas de las manos camino alrededor, se inclinó por la puerta del lado del conductor y abrió el maletero.

Estaba mirando hacia el espacio vacío cuando su compañero de cuarto volvió. Tomo el bastón, puso las gafas Ray-Ban en su lugar y negó con la cabeza. "No va a haber nada en el coche. Somos minuciosos por el estilo."

Se dio la vuelta para soportar el cuerpo. "Yo digo que lo tiremos todo en el Hudson a la noche."

Mierda, tenía planes para la cena.

"Después de la medianoche", se corrigió al cerrar el maletero. Entonces, "No, a las 2 a.m."

"¿Tiene algo para esta noche?"

A medida que el compañero de piso peludo, le observo, se encerró en sí, él no estaba hablando de Mels. Sin embargo, el problema era que, no podía ceder el presente misión a cualquier otra persona, sobre todo porque tenía que ver el sedan en una tumba de agua con sus propios ojos: Hasta que su memoria estuviera de vuelta en su totalidad y cuál era su camino o todo lo que eso significaba, no podía arriesgarse a complicaciones de terceros.

No había nada como un cuerpo muerto para irritar a la CPD y a los XOps. Afirmaron sus hombres.

Adrian se acarició la mandíbula cuadrada.

"¿Y si te dijera que podríamos hacerlo ahora?"

"¿Cómo?"

"Confía en mí".

"¿Quién te crees que eres, Houdini?"

"Nah. ¿No tienes una camisa de fuerza lo suficientemente grande para este punto de venta. Pero yo sé a dónde ir con él".

Cuando Adrian se quedó en punto muerto, sus ojos se mantuvieron estables, su respiración tranquila, su estilo uno de total confianza.

A Matthias le importaba una mierda las palabras de la gente. Pero estaba dispuesto a apostar por el afecto, ya que era muy difícil de falsificar.

A menos que, por supuesto, el Sollozo fuera delirante.

Matthias pensó en esa pelea en el bosque, la mayoría de los chicos que se manejaban a sí mismos como éste lo hizo, eran producto de años de formación y experiencia en el negocio de la gestión del riesgo mortal de apuestas.

"¿Cuál es tu plan?", Dijo Matías.

"Volcar la maldita cosa ahora."

"¿En el río? A la luz del día".

"No importa donde yo estoy pensando."

Matthias echó un vistazo al cadáver y pensó con cariño en la manera que las cosas habían tocado fondo en el agua. "Vamos a meterlo en el maletero".

Adrian se acercó al cuerpo cuando Matthias lo libero y abrió el compartimiento trasero de nuevo.

El Rigor mortis estaba en efecto, lo que era bueno para la ejecución, no tan caliente para meter algo en un espacio relativamente estrecho: Ambos tenían que tirar del músculo para conseguir meter las rodillas dobladas y la meter el torso, el esfuerzo probando que una bolsa de golf era mucho más fácil para hacer frente, sobre todo teniendo en cuenta que esa mierda siempre llegaba con asas.

"Voy a conducir", dijo Matías.

"Le gusta tener el control, a usted."

"Será mejor que lo creas."

Ellos dos apilados, y cruzando los cables de nuevo encendieron el motor. Saliendo de la propiedad. Fueron más allá de la granja.

"¿Hacia dónde vamos?", se preguntó.

"Voltea a la izquierda. Nos dirigimos hacia el norte".

Habían viajado unas cinco millas cuando su compañero le miró. "Así que te gusta esa reportera, eh."

"No me acuerdo".

"Liar".

"Tengo amnesia, ya sabes."

"Te gusta."

Matthias miró al otro lado del asiento. "¿Por favor, no me diga que usted está tratando de cambiar de carrera como entrometido?"

"Vamos a tener que conducir por un tiempo. Sólo era una conversación".

"El silencio es una virtud." Hubo una pausa. "Además, yo no sé por qué te interesa."

"Cogí una chica anoche."

Las cejas de Matthias subieron detrás de Ray-Ban de Mels. "Bueno, bien por ti. ¿Quieres una galleta? ¿O un sello conmemorativo?"

"Fue como...ya sabes, ¿cuando uno estornuda?"

"¿Me estás tomando el pelo?"

"Lo digo en serio. Cuando estornuda, como, es un alivio de la irritación".

Matthias dio al hombre una larga y dura mirada. Y decidió entonces, sí, sabia un poco de lo que el hijo de puta estaba hablando.

"Pero eso es porque usted puede permitirse el lujo de ser indiferente."

"Tú con esa reportera me hiciste pensar, es todo."

No le pidas. No pregunte: "¿Por qué".

"Gire a la izquierda aquí. Tiempo de reducir a la orilla del río".

Matthias hizo lo que le dijo, pensando que era probablemente una buena cosa que la conversación se acabara.

"Gire a la derecha aquí."

Él pisó el freno y observo la ruptura de la línea de árboles de la fuerte subida. "Eso es un sendero."

"A menos que usted conduzca en él con un coche. Entonces es un camino".

Matthias sacó el Taurus fuera del asfalto y llevo los neumáticos a los surcos dobles talladas a través de la escarpada maleza.

Hablando acerca de tomarse su tiempo. Entre los agujeros, charcos, la empinada subida y las ramas derribadas ocasionales que eran del tamaño de un cuerpo, este no era un camino muy transitado, pero era un camino de paseo. O debería haber sido.

Y sin embargo, llegaron al final, a lo que era un acantilado modesto, como se vio después. ¿Y veinte metros abajo? Había un inmenso lago.

Cuando Matthias puso el motor en parqueo, él miró hacia el compañero de cuarto. "Esto es perfecto."

"Duh".

El agua abajo parecía una rama del río, un proveedor que canalizaba la precipitación de las montañas del Hudson cuando el nivel era lo suficientemente alto, como lo era ahora, gracias a las lluvias de la primavera.

El sitio también era perfectamente aislado, con hojas perennes por todas partes, sin casas, sin otros caminos, sin personas.

Sólo había un problema. "No tenemos como hacer el viaje de regreso a casa. Y yo no puedo caminar tan lejos".

Adrian señaló el otro lado de los asientos. Entre los árboles, escondida fuera de la vista, estaba la Harley que el tipo había usado antes.

Matthias giro la cabeza mirando alrededor. "¿Cuando diablos tuviste tiempo para traer su motocicleta hasta aquí?"

El compañero de habitación de Jim se inclinó hacia él. "Teniendo en cuenta contra lo que usted y yo peleábamos por la tarde, está realmente preguntándome que le explique esta mierda".

Matthias parpadeó, la parte racional de su cerebro encalambrada brevemente, y luego soltándose. "Buen punto."

Cuando Adrian salió, comenzó a despejar el camino hasta el borde del acantilado, lanzando grandes ramas a un lado

como si no pesaran más que clips de papel, Matthias puso el sedán para darle un poco de pista, luego se puso a trabajar para encontrar una roca pesada y arrastrarla hasta la puerta del lado del conductor abierta. Todo lo que tenían que hacer era poner el peso sobre el acelerador, poner el motor en marcha y salir pitando hacia atrás. Adrian iba a tener que hacer esa parte.

"Los humanos siempre toman el camino difícil" el compañero de Jim murmuró, mientras se acercó y puso lo esencial.

Matthias miró por encima del hombro. "¿Los seres humanos?"

"Lo que sea."

Tres minutos más tarde, Adrian saltó de detrás del volante cuando el sedán rugió hacia adelante en línea recta, hizo un salto del ángel desde el acantilado, y se estrelló contra el lago con una gran bienvenida.

Matías fue a la orilla y vio las burbujas subiendo a la superficie. "Y es lo suficientemente profundo."

El rugido de un motor trajo su cabeza alrededor. Adrian había montado y estaba arrancando esa enorme motocicleta fuera de la cobertura arbórea.

No era exactamente la forma más discreta de conseguir alejarse de la escena. Pero con su cojera, no estaba en condiciones de argumentar a favor de la tranquilidad.

Cuando montó detrás del compañero de Jim, sabía que había un GPS en el sedan del XOps, por lo que iban a venir y sacar ese cuerpo de la cajuela en algún momento. Pero al menos estaba haciendo que trabajaran para él. ¿Y en cuanto a la proximidad a Jim? No era como si no supieran dónde vivía el hombre. Además, Jim no era el objetivo.

Mientras Mels yacía de espaldas, se quedó mirando las vigas del cobertizo, tratando de orientarse mientras que el agua escurría de su pelo y la ropa.

El frío era tan grande que era primero. La gratitud era lo segundo. Lo tercero era un gran WTF....

Sostenida bajo el agua. Asfixiándose. Al borde de la muerte. Y justo antes de que su fuerza la dejara por completo, lo que la había mantenido a ella abajo la había soltado: Sus brazos habían encontrado repentinamente tracción contra el río, tirando de ella hasta la superficie, llegando hacia el aire.

Cuando se había liberado, tosió el agua de su garganta, su visión se había despejado, y desde el borde del muelle, había visto a Jim Herón atacar a alguien en su defensa.

Las golondrinas volvieron, aleteando alrededor y encontrando sus nidos, lo que sugería que el tiempo pasaba.

"¿Estás bien?" Herón le preguntó en un murmullo, como si hubiera sido herido.

Cualquier respuesta que podía haberle dado fue ahogada por que empezó a vomitar. Acercándose a su lado, él levantó los brazos arqueados en contra de su estómago organizando una rebelión total en contra.

Bueno, ella podría haber estado a punto de ahogarse, pero parecía que el necesitaba una intervención médica.

Mirando alrededor, ella oró para que su bolso no hubiera ido a nadar también. Gracias a Dios. Había caído por donde ella había sentido ese gran empuje en su cuerpo, escondido entre algunos chalecos salvavidas.

Mels se propuso ponerse de pie y caminar hasta éste, ella realmente lo hizo. Pero el levantarse, no fue muy bien, y en su lugar, tuvo que arrastrarse a través del muelle, con accesos de tos todavía moliendo sus pulmones, su cabeza todo borroso. Excepto que ella no estaba dispuesta a ceder ante todo eso.

Ellos necesitaban ayuda.

Cuando llegó a su bolso, ella manipuló la cosa abriéndola. Su celular estaba justo en el bolsillo adecuado. En su cartera. Al igual que su impermeable, el que iba a ser útil en otros pocos minutos cuando se cambiara la ropa empapada.

Era evidente que no había sido objeto de un robo. Gateando de nuevo hacia Herón, ella dijo: "¿Hay alguna manera de que me dejes meter al nueve-uno-uno en esto?"

Negó con la cabeza hasta que una nueva ronda de gemidos se hiciera cargo.

Por supuesto que no lo haría. "¿Así que a quien llamo?"

Tuvo que repetir la demanda dos veces antes de que los dígitos empezaron a rodar fuera de su boca, y ella inmediatamente los marco en su teléfono. Cuando pulso discar, se preguntó quién iba a contestar.

Timbre. Timbre. Timbre.

Distorsión, grande. Como si el que respondió estuviera de pie al lado de un avión a reacción. Luego hubo un susurro, como si el teléfono estuviera cambiando de manos...y el ruido se disipó un poco. "Sí".

Pausa. Y sin una buena razón, a ella se le pusieron los ojos un poco llorosos.

"¿Matthias?" Cuando no regresó ese ruido, ella habló más alto. "¿Matthias? ¡Matthias!"

Tuvo que gritar a cambio. "¿Mels? ¡Mels! ¿Es usted?"

"Estoy con Jim Herón, es que… Escucha, tenemos algunos problemas aquí"

"Que sucedió"

"Estoy bien, pero Jim esta fuera de combate"

"¿Le dispararón?"

"Yo no sé"

"¿Dónde están?"

Cuando dio su ubicación, se inclinó hacia un lado y miró por la puerta abierta del cobertizo. Había una risa infantil y una madre al otro lado del jardín, en el parque en los bancos. Y nadie más. Era difícil saber si era una buena o una mala cosa.

"Mels, ¿es seguro permanecer dónde estás?"

Metiendo la mano en su bolso, sacó su nueve milímetro con cargador automático enfundada. Liberando el arma, la palmeó y comprobó el clip. A plena carga.

"Voy a hacerlo seguro."

"Oye, Adrian y yo tenemos que conseguir un vehículo, estamos en su motocicleta. Pero iremos de inmediato".

"Trata de llegar tan pronto como sea posible. Yo me encargo de las cosas hasta entonces." Al colgar, mantuvo el celular en la mano izquierda, la pistola en la derecha, y se acercó a Jim.

Había un olor que venía de él, y ella lo reconoció como lo que había olido cuando ese hombre se acercó a ella, y a

menos que ella estuviera leyendo mal las cosas, parecía que eso era lo que él estaba haciendo que él estuviera tan enfermo.

Extendiendo la mano, ella puso su mano sobre su hombro. "No voy a dejarte."

No podía hacerlo. Él la había salvado dos veces, lo cual le hacia un ángel en su libro.

No importa lo duro que pareciera.

Herón la miró, pareciendo salir de la vorágine de las náuseas. "Se supone que debo protegerte."

Ella frunció el ceño. "¿Por qué?"

"Porque...usted es la clave para él."

"¿Para qué?", Susurró.

La necesidad de vomitar lo interrumpió, pero ella sabía la respuesta. "¿Acaso Matthias te envío para protegerme?"

A medida que su teléfono comenzó a sonar, ella lo miró. Número desconocido. De ninguna manera iba a contestar la maldita cosa. Tenía bastante de qué preocuparse en este momento, muchas gracias.

Capitulo 39

Trescientos cincuenta años. Tal vez cuatrocientos. Mierda...como mil.

Ese fue el tiempo que tardó en llegar a la periferia rural de Caldwell en la camioneta F-150.

Matthias estaba listo para pelar su propio rostro cuando Adrian finalmente se detuvo en una plaza del aparcamiento próximo a un tramo verde del parque. Ni siquiera un segundo más tarde, ellos dos se bajaron y lo dejaron como si fuera un pedazo de basura en un vertedero.

No corrió, sin embargo, a pesar del hecho de que estaba en estado de pánico. Daba pasos largos con su bastón, pero sin correr. Sólo él y un amigo, dando un paseo sin ir a ninguna parte en especial.

Desde detrás de las Ray-Ban de Mels, examinó el parque. A excepción de una madre y su hija en los columpios.

Era como Mels lo había descrito, había un viejo embarcadero del Victorian en la orilla del río, un diamante cristalino, un monolito que se sienta en la orilla como una gallina a punto

de poner un huevo. Y cuanto más se acercaban a ella, el compañero de cuarto de cuarto de Jim miraba, como si quisiera matar a alguien. Matthias se sintió de la misma manera.

La puerta abierta en la cosa era amplia, pero el interior era tan oscuro como el cielo había estado antes de que las sombras se hubieran presentado en el garaje.

Cuando Matthias ajusto su ojo bueno, pilas descoloridas de botes de remo amarillos, azules y rojos aparecieron, e hicieron un muro de chalecos salvavidas de color naranja. Aves de cierta clase salieron volando de los aleros más de la media docena de hojas vacías.

Por alguna razón, odiaba el sonido del agua golpeando alrededor de los pesebres, succionando y aplaudiendo el ruido depredador.

"¿Mels?" Dijo en voz baja. "¡Mels!"

Por el camino, detrás algunos veleros encogidos y lo que parecía una convención de timones, salió.

"Oh, mierda, Mels..."

Clavando el bastón en el muelle, Matthias se lanzó hacia delante, y cuando él se acercó a ella le echó los brazos alrededor.

Retrocediendo, le gritó: "Tú estás mojada."

"Lo sé. Pero es que Jim…"

"A la mierda con él"

Ella miró por encima del hombro a Adrián y se quedó inmóvil, como si tal vez ella lo reconociera. "Ah, él está detrás, allí. No sé lo que está mal con él, pero en realidad no es así".

El compañera de cuarto de jim, camino en dirección al espacio donde se había ocultado a sí misma y al otro hombre.

"¿Quién te hizo daño," Matthias gruñó cuando se quitó la chaqueta y la envolvió, tratando de conseguir calentarla un poco. "No sería Jim, o fue él…"

"Dios, no." Ella se apartó, pero mantuvo la chaqueta cerca a su alrededor. "Yo... yo, ah, resbalé, caí en el agua, y él vino"

"¿Estaba usted sola?"

"Me iba a encontrar con una fuente para una historia. Algunas personas no quieren ser vistas en público, hablando con un periodista".

Ella cruzó los brazos sobre el pecho y levantó la barbilla. "Y no estoy realmente amando este ambiente de interrogación".

"Mano dura".

"Disculpa".

"¿Esperas que me crea que simplemente llego, se tropezó ¡Oops! ¿Y cayó en el río? ¿Y cómo diablos hizo Jim para saber dónde estabas?"

De hecho, ¿tenía que preguntarle al hombre como había llegado hasta aquí?

"Los accidentes ocurren, se da cuenta." Mels sobresalía hacia delante en las caderas. "Y en cuanto a Herón, ¿por qué no le haces esa pregunta".

Como si fuera una señal, Adrian salió con el hombre, sosteniéndolo de caerse por la cintura, alguien le había dado una paliza a Jim en los muelles.

Sí, está bien, nadie estaba pidiendo una mierda de Herón: Estaba pálido como un fantasma y laxo como una pieza de tela mojada.

"Tengo que conseguir llevarlo a un lugar cálido y seguro," Adrian murmuró, como si estuviera hablando consigo mismo.

Matthias asintió con la cabeza por encima del hombro. "Mi habitación del hotel está cerca. Vamos a llevarlo allí".

Mels intervino "No podemos atravesar el vestíbulo sin llamar la atención."

"Buena idea." Adrian cargo el peso muerto de Jim y se dirigió a él. "¿Usted puede llegar solo, listo, jefe?"

¿Jefe? Pensó Matías.

"Y yo también voy", dijo Mels, mientras desaparecía detrás de los barcos de vela. "Dame un minuto."

Poco más de sesenta segundos después, salió otra mujer. Literalmente. Había perdido sus pantalones mojados y la camisa, reemplazándolos con un vestido negro, el pelo liso hasta la base de su cuello y atado con algo, y se puso un par de tacones.

¿Quién sabía que un guardarropa entero, cabía en la bolsa de ella?

Ella caminó hacia él. "Hazte un favor y no vuelvas a hablarme en ese tono de voz. Voy a pasarlo por una vez. La próxima vez voy a llamar a la actitud correcta a su boca, ¿Queda claro?"

Okay. Casi podía ponerse duro en estos momentos. "Vamos," anunció, agachándose bajo otro lado de Jim y poniendo su brazo sobre su hombro.

"Hombre, eres fuerte...."

Cuando ellos dos tomaron el paciente hacia la puerta, al ver su contacto con otra persona hizo que Matthias quisiera tomar el bastardo y echarlo fuera de los muelles con un ancla al cuello.

La siguió porque quería respuestas, y él la deseaba. Hombre, nada era más sexy que una mujer que podía cuidar de sí misma. Pero, mierda, ¿dos sustos en veinticuatro horas? Definitivamente iba a decirle lo que había pasado aquí.

Cuando el F-150 llego a los aparcacoches en el aparcamiento subterráneo del Marriott, ninguno de los chicos de librea esperó un éxodo de la cabina del coche. Pero eso es lo que consiguieron.

Sorpresa, Mels pensó que ella era la primera en salir. Desde la distancia, ella supuso que parecía presentable en su adoquinado conjunto, pero de cerca olía a pescado muerto, y la realidad era que ella sólo llevaba un impermeable plegable, el cuál eran unos calcetines esencialmente duros como el fondo de los zapatos. Pero al igual, la administración no iba a detenerla por ser un caliente ¿lío?

O un lío frío, por así decirlo...porque esa frialdad del río y el susto aún estaban en sus huesos.

Cuando la camioneta de Matías se fue, la ayuda de cámara dio un paso atrás de él. Bien pensado: Su estado de ánimo era francamente desagradable, con la cara tan apretada que parecía que iba a explotar, pero ese era su problema, no él de ella. Si quería hablar, podían hacerlo de adulto a adulto, a un volumen más bajo que un grito.

Inclinándose, él ayudó a Jim, todo casual, como si el chico acabara de sufrir de algún desfase horario, o tal vez de un poco de gripe estomacal. Y Herón logró caminar juntos. A pesar de que estaba inestable si supieras dónde buscar el temblor, mientras caminaba por el mismo a las puertas dobles del vestíbulo inferior, cada paso medido y deliberadamente constante.

"Adrian" era él más rápido, dando largas zancadas, coloco un brazo alrededor del hombre y ayudo a que se quedara de pie.

De alguna manera, ella no creía que fuera una coincidencia que el hombre en el motel estuviera atado con Herón. Pero ahora no era el momento de plantear la cuestión.

Y era espeluznante. Las personas que entraban y salían de las puertas dobles no le daban una mirada a Jim, y no parecía ser debido a que estaban siendo discretos.

¿Cómo podrían haberse perdido a alguien que parecía borracho y tambaleante? Hablando en términos generales, era el tipo de cosa que atraía miradas. Era como si el hombre no estuviera allí en absoluto.

Una extraña advertencia hormigueo a lo largo de los receptores nerviosos en la nuca de su cuello.

En ese mismo momento, Adrian miró por encima del hombro, con los ojos brillantes de una manera que no parecía humano en absoluto, y sin embargo no era amenazante. "¿Vienes, Mels?"

Sacudiéndose a sí misma detrás de la estupidez, ella caminó por las escaleras y se unió a los tres hombres en el ascensor. "Si. Estoy aquí."

La falta de oxígeno había afectado evidentemente, su cerebro, o tal vez su glándula renal estaba en una fuerte alerta después del último par de días, y quién podía culparla. Por otra parte, no había razón para perder la cabeza. Jim Herón no era invisible. La gente no estaba actuando extrañamente. Y no había ninguna razón para convertir la vida en un cómic donde la gente tenía poderes mágicos. Era una periodista, después de todo, lo que significaba que estaba en lo no ficción.

Después de tomar el ascensor hasta la planta principal, tuvo que caminar por la alfombra a la otra orilla del pasillo. Afortunadamente, la mayoría de la gente de pie alrededor y esperando, se encontraban en modo agotado por los viajes, al punto que alguien podría estar patinando en un traje de payaso y tocando un ukelele y probablemente no se habrían dado cuenta.

Sí, por eso nadie les prestó atención. Cuando estabas cambiado de horario te sentías como la muerte, la gente simplemente no estaba en tu radar.

"Necesito un cuarto de baño," Jim resopló fuera.

"Dos minutos", respondió ad.

El ascensor fue rápido para abrir, rápido en subir, y antes de darse cuenta que las cosas se volvieran un desastre, estaban en el sexto piso, moviendo los pies en casi un trote para obtener la erupción inminente en la taza de aseo de Matthias.

Al segundo en que se metieron en la habitación, Jim y Adrian desaparecieron en el baño. Lo que la dejó de pie cara a cara con Matthias.

"Lo siento."

Cuando Matthias hablo, sus cejas saltaron. Dado su ceño, obviamente todavía tenía sus bolas en un taco, por lo que una disculpa, era lo último que ella esperaba.

"Tienes razón, no debería haber saltado por tu garganta de esa manera." Él pasó la mano por el pelo y dejó las cosas maltratadas. "Estoy encontrando cada vez más difícil no pensar en ti como mía, y eso significa que cuando te encuentro en un lugar aislado, y estás empapada, fría, y claramente sacudida, me siento como si te hubiera decepcionado, porque yo no estaba allí para ti."

Bien, ahora su boca quería caer abierta. "Eres una mujer fuerte y usted puede hacerse cargo de sí misma, pero eso no significa que no voy a tener todas las reacciones estereotipadas de chico, cuando mi mujer consiga dañarse o está en peligro. Soy impotente, pero no estoy sin género".

Maldijo. "No digo que este bien, simplemente quiero decirle las cosas como son."

La miro directamente con su ojo. Y en el silencio que siguió, lo único que se le ocurrió decir fue...Te amo, también.

Porque eso es lo que le estaba diciendo en este momento, estaba en su mirada firme, su calma grave, es decir, en su mandíbula orgullosa.

Dios, él le recordaba mucho a su padre: disparar primero, preguntar después, pero siempre llamar a las cosas por lo que eran.

"Está bien", dijo ella bruscamente. "Sé que las cosas han sido cualquier cosa menos normales últimamente. Todo el mundo está alterado".

En ese sentido, fue un shock darse cuenta de que quería muy mal el hombre, pero mantuvo ese impulso bajo control.

Era...muy pronto. Ella sólo lo había conocido desde hace… ¿cuánto tiempo? ¿Dos días? ¿Tres?

De repente, se paseaba alrededor, el bastón inclinado en un ángulo pronunciado que sugería que se estaba haciendo daño. Deteniéndose junto a las ventanas, separó las cortinas y miró hacia afuera. No por la vista, sin embargo, supuso. Era como si necesitara una excusa para detenerse.

"Quiero que me prometas algo," dijo con dureza.

"¿Qué es eso?"

"Después de que me haya ido, quiero que empieces a usar el cinturón de seguridad."

Por un momento, Mels no hablo, el recordatorio de que se iba como una bofetada en la cara.

"Ah..."

Miró por encima del hombro. "Lo digo en serio, Mels. ¿Harás eso por mí?".

Mels camino y se sentó en la cama, las cosas al azar filtrándose a través de su cerebro: Ella realmente quería una ducha....Dios, esperaba que alguien no encontrara su ropa antes de que tuviera la oportunidad de volver atrás y obtenerlas... ¿De verdad había entrado en el Marriott como una puta sin ropa interior bajo un impermeable? Todo eso era sólo la disonancia cognitiva, sin embargo, una estrategia para evitar la solicitud.

Contestándole al hombre, ella dijo: "¿Sabes por qué no me pongo uno?"

"Hay un deseo de morir."

"Mi padre tenía uno, y ese fue el motivo por el que murió en ese accidente de coche."

Cuando Matthias se dio la vuelta lentamente, asintió. "El cinturón de seguridad lo atrapó en su lugar. Sin él, se habría quitado de su asiento y la mitad de su cuerpo no hubiera sido

aplastado. Mira, su vehículo pisó una de esas máquinas de impresión plana que lleva un equipo de césped. Y el borde metálico penetró por la puerta. Cuando los paramédicos llegaron a él, estaba aún con vida, ya que la presión desacelera la pérdida de sangre hacia abajo. Demonios, aún estaba consciente.

Él..." Ella tuvo que aclararse la garganta. "Sabía que iba a morir allí, en ese maldito coche. En el instante en que le cortaron liberándolo, vio la hemorragia producirse y él...él lo sabía. Estaba despierto y consciente. Debe haber sido horrible tal dolor. Yo no...Yo no sé cómo alguien se preocupa en ese momento. ¿Pero usted sabe lo que hizo?"

"Dime," dijo Matthias en voz baja.

Por un segundo, Mels se perdió en el enfrentamiento que había tenido después con el sargento de la oficina cuando su jefe se había negado a darle los detalles de la muerte.

Pero, maldita sea, ella era la hija de Carmichael, y tenía derecho a saberlo.

"En primer lugar, quería estar seguro de que el sospechoso había sido detenido y se enojó cuando se entero que sus colegas se centraron en él en su lugar. "Ella se echó a reír un poco. "Entonces él...él les hizo jurar que mi madre nunca se enteraría de la forma en que murió. Él quería que ella pensara que había sido instantáneo, y eso es lo que ella cree.

Yo soy la única en la familia que sabe...cuánto sufrió. Por último, les dijo que cuidaran de mamá, que estaba muy preocupado por ella. No por mí, sin embargo.

Él no estaba preocupado por mí, dijo. Estaba bien como era....yo era su hija, fuerte, independiente," A medida que se ahogó, las lágrimas pinchaban.

Entonces cayó el silencio.

Se limpió la mejilla. "Descubrir que pensaba en mí así, era realmente el momento de mayor orgullo de mi vida".

Hubo un instante de silencio. Luego otro. Entonces muchos más.

Extraño, pensó. Ese momento en el despacho del sargento había cambiado su vida, y sin embargo no lo había compartido, solo lo había congelado como parte de un pasado que debía quedarse atrás. Y sin embargo, ahora, en esta habitación de hotel, con Matthias centrado en ella y Jim Herón vomitando su hígado en el otro lado de la pared...las cosas comenzaron a tejerse juntas, el pasado y el presente como un par de vagones de tren, que finalmente habían sido empujados lo suficientemente cerca para bloquearse sucesivamente.

Ella se trajo a sí misma de nuevo en el foco. "De todos modos, desde que me enteré de los detalles, no he sido capaz de..." Se aclaró la garganta. "No es un deseo de morir, lo llaman una apropiación indebida de la lógica, tal vez, pero no quiero morir". Dios sabía que no quería morir.

Cuando Matthias se acercó a ella y se sentó, se preparo para ser golpeada con todo tipo de, pero usted sabe que las estadísticas, lo más probable es que no estés en la misma posición que él estaba, blah, blah, blah. En cambio, él sólo puso sus brazos alrededor de ella.

Fue curiosamente devastadora, la amabilidad, la protección, el conocimiento silencioso. Apoyada en su pecho, ella dijo: "Yo nunca se lo he dicho a nadie antes."

Sintió que la besaba en la parte superior de la cabeza y, con un estremecimiento, se entregó a su fuerza y fue fenomenal. No había tenido ni idea de la carga que había estado llevando todos estos años por ella misma.

Era curioso, cuando se sentaron muy juntos, el calor de sus cuerpos aumento, decidió que él le había dicho que la amaba con una disculpa...y ella había correspondido con esa historia.

La prueba de que las cosas profundas podría decirse en un montón de diferentes vocabularios.

"Él tiene que acostarse."

Cuando Adrian habló desde la puerta del baño, Matthias la abrazó más cerca. "Puede usar esta cama."

"Gracias."

Mels fue a levantarse, y se sorprendió cuando Matías lo hizo con ella. Y entonces los dos terminaron arriba en el sillón y taburete junto a la ventana, tendidos a lo largo de su cuerpo.

Era como si no pudiera soportar el dejarla ir. Y ella sentía lo mismo.

Capitulo 40

Adrian llevó a Jim a la cama y metió el culo desgastado arropándolo. El pobre bastardo estaba temblando mucho, su esqueleto traqueteando contra su prisión de piel, tratando de liberarse, pero al menos ya no estaba mal del estómago.

Cuando Ad se enderezó, miró al otro lado de la habitación. Matías y Mels estaban en una silla junta, la mujer con su cabeza en el hombro del hombre.

Estaba muy claro que Devina había tratado de arrojar algo de agua sobre el reportero, y Jim obviamente no había tolerado esa mierda. Hecho que le hacía preguntarse en qué tipo de condiciones estaría Devina.

Hablando acerca de cojear. Un ángel sólo podía esperar.

"¿Quieren comida", dijo a los tortolitos.

"¿Es que no necesita un médico?" Matthias replicó.

"No, sólo tiempo."

"¿Qué pasa con él?"

"Intoxicación alimentaria".

"Mentira".

Ad miró fijamente a Mels y mantuvo la boca cerrada. No iba a faltarle al respeto a la periodista, y no porque fuera del sexo débil, tampoco. Matthias era uno de ellos: él había estado en el infierno, y él sabía de Devina aunque no la recordara totalmente. También estaba mezclado íntimamente en todo esto.

Mels, sin embargo, no era así, y entre menos ella supiera, mejor iba a estar de la cabeza cuando todo esto terminara, suponiendo que sobreviviera: Podría ser una verdadera sorpresa descubrir exactamente qué parte de la realidad era maleable, y cual número de pesadillas eran ciertas. Y una vez que hubieras tenido esa descarga mental, era imposible volver a los días felices de sólo preocuparse por la limpieza de la casa, los impuestos sobre la propiedad y si usted tenía suficiente leche para el cereal de la mañana.

Este axioma más o menos explicaba todo lo que sucedía después de la medianoche. La buena noticia es que, al menos, Matthias acepto el punto, el chico asintió una vez, y apretó el labio.

Al verlos juntos, Ad casi se sintió mal de que esta pareja no fuera a durar. Matías era un pequeño peligro, en el mejor de los casos, en el peor, era parte de una pendiente resbaladiza que aterrizaría con todos ellos en la maldita pared de Devina.

¿Y Mels? Dado lo que Devina era capaz de hacer, la periodista tendría suerte si el único lugar en el que terminaba era una caja de pino.

Extraño, pensó. No había sentido nada más que dolor y rabia cuando Eddie había sido asesinado. Pero viendo a estos dos juntos, él pensaba...

Oh, ¿qué coño le importaba? Él tenía sus propios problemas y la recuperación de Jim era uno de ellos.

"Estoy bien," dijo el otro ángel, como si fuera una señal.

"Cállate y acuéstate".

"Apestas como enfermera." Pero el hombre hizo lo que le dijeron, probablemente porque su cuerpo no le dio al cerebro otra elección.

Mels se sentó. "Un médico tiene que echarle un vistazo a él."

"Si te hace sentir mejor, él ha estado en esta situación antes. Sólo dale una hora o así". "Tal vez un poco más. Va a estar bien". ¿Dónde está el servicio de habitaciones?"

"¿Qué le ocurrió exactamente a él", exigió.

Ad se dio la vuelta hacia el escritorio. "Ah, aquí está. Vamos a ver..." Hojeando el laminado libro, miró los entrantes. "Buena selección".

Mientras se debatía entre una guarnición de Nueva York y la carne asada, hubo una conversación en el fondo, Matthias diciendo a su chica que se relajara, que obtendría las respuestas cuando Jim se despertara.

Tal vez si, tal vez no, pensó Ad. Después de pasar la cosa, Ad golpeó el teléfono y ordenó la mierda de cena. Al colgar, miró la pareja.

"Estamos arruinando tu cita de la noche, ¿no es así."

El arrastre de un pie en ambos lados, buen toque, ya que ninguno de ellos estaba de pie.

"Me puedo ir", dijo Jim, empujándose a sí mismo fuera de las almohadas.

"¿Quieres dejarlo?" Adrian espetó bruscamente sintiéndose enjaulado. "A la mierda, voy a salir de la sala para esperar la comida".

La verdad era que su cerebro estaba tarareando, y todo en la habitación estaba en peligro de entrar en sus nervios: esa mujer, Matthias, Jim con su vomito. De repente, quería gritarles a todos ellos, a sí mismo, al puto Eddie por morir, a Devina… Siempre a Devina.

En el pasillo, cerró la puerta y se apoyó en ella, cerrando los ojos.

"¡Mamá, es el ángel de nuevo!"

Oh, por el amor de Dios. Se había olvidado de ir invisible.

Levantando los párpados, miró hacia abajo a la niña con los ojos grandes. Esta noche, con el pelo recogido en una cinta a juego con su vestido azul y su sonrisa era tan abierta y honesta, que le hacía sentir con un millón de años de edad.

"¡Usted es un ángel!" La flaco cosa, parecía ser capaz de hablar sólo con exclamaciones, como si la diferencia de altura requiriera mayor volumen. "¿Puedo ver sus alas?"

La madre vino del final del pasillo y llegó con esa misma nube de agotamiento, el peso de todo el mundo en el que vivía tratando claramente de salir. "Lo siento. Vamos"

"¿Por favor? Quiero ver tus alas".

Ad negó con la cabeza. "Yo no tengo ninguna. Lo siento".

"Todos los ángeles tienen alas."

"No soy un ángel."

La madre puso un brazo alrededor de los hombros de su hija, y estaba sin duda lista para tirar a la niña al estilo bombero, si la cosa no empezaba a moverse. "Vamos. Tenemos que irnos."

Mamá se negó a hacer contacto con sus ojos, de nuevo, la niña estaba haciéndolo lo suficiente por los dos. "Vamos."

El lloriqueo comenzó, pero la niña se dejó apartar. "Quiero ver tus alas...."

Adrian se centró en sus botas de combate, bloqueando sus ojos en los dedos de acero de la bota, dejando a la madre dirigir su preciosa carga a los ascensores y hacia el suelo.

"Bastante dura la pequeña, ¿no te parece?"

Adrian exhaló una maldición en la inflexión aristocrática familiar.

Fantástico, una visita de arriba. Justo lo que necesitaba. "Hola, Nigel."

El arcángel se quedó tranquilo hasta que Ad le miró. Otro traje bonito, vaya figura: El dandi estaba equipado con un traje de lino con un chaleco a juego en un blanco tan brillante que hizo que Ad quisiera tener unas Ray-Ban en los ojos, como Matthias. El pañuelo era a rayas de color rosa y blanco. Por lo tanto del pocket square. El SOB parecía un anuncio de chicles Orbit.

"¿Yo pensé en venir a ver cómo estaba usted", dijo Nigel, la altivez convirtiendo la amabilidad en condescendencia. O tal vez eso fuera sólo el estado de ánimo de Ad.

"¿Y a Jim?"

"A él también."

"Estamos muy bien. Sonrientes como una pelota, ¿y tú?" Cuando esos ojos brillantes del Capo di tutti se estrecharon en rendijas, Ad ladeó la cabeza. "Dime algo, si estás tan preocupado por tu equipo de aquí abajo, por qué no traes de vuelta a Eddie".

"Eso es competencia del Creador, no mía."

"Porque no hablas con él. Haz algo útil."

"Su tono deja mucho que desear."

"Pues demándeme." Como Nigel se limitó a mirarlo, Ad se centro en sus malditas botas. "Ahora no es un buen momento para esperar nada más de mí."

"Hay alguna tragedia, no la hay. Debido a que este es precisamente el momento en que más se necesitan".

Adrian alzó las manos. "Nigel, amigo, jefe, como coño quieres que te llame. Dame un descanso, ¿quieres?"

"Su declaración a esa niña es correcta. No es un ángel, no cuando estás con esa actitud".

Ad golpeó el cráneo contra la puerta. "Vete a la mierda. Váyanse a la mierda todos."

Hubo un largo silencio, hasta el punto en que se preguntó si el hombre grande se habría regresado para el cielo. Excepto que luego Nigel dijo en voz baja: "Nosotros dependemos de usted."

"Pensé que era el trabajo de Jim ser el salvador chico de oro".

"Él está enfermo. Y ahora, ahora es el momento decisivo".

Adrian miró hacia el inglés. "Pensé que podías influir en las cosas."

"Se me permite aconsejarles."

"Entonces, ¿qué diablos es lo que quieres que haga?"

Nigel sacudió la cabeza lentamente, como si Adrian le hubiera decepcionado tan profundamente, que había perdido la capacidad de hablar.

A continuación, el arcángel desapareció.

Lo cual, si se considera el despegue literalmente, significaba que no quería que Adrian hiciera una mierda.

Abajo, en el otro extremo de la sala, la puerta de empleados se abrió y un hombre del servicio de habitaciones salió con una mesa de acero inoxidable. Se movía rápido, como si esto fuera algo que hacía mucho.

"¿Para la seiscientos cuarenta y dos?" Adrian dijo cuando el uniformado se acercó.

"Así es."

"Ese soy yo." Se metió una mano en el bolsillo del pantalón y sacó su billetera. Sacando un billete de veinte, se lo entregó. "¿Dónde firmo?".

"Hey, gracias, hombre." El chico saco un sobre blanco. "Aquí".

Ad escribió algo y llamó para que Matthias abriera. Cuando el hombre lo hizo, el camarero fue a entrar las cosas en la habitación, pero Ad se interpuso entre los marcos de las puertas.

"Tomaremos esto."

"Está bien, déjalo fuera de aquí cuando hayas terminado. Tengan una buena noche".

Dudo eso.

Matthias abrió el camino cuando Ad llevo la cena a la habitación, y, hombre, el silbido de las ruedas de la mesa parecía demasiado fuerte. Lo mismo hizo el cierre de la puerta. Lo mismo hizo las voces suaves que surgieron entre la reportera y Matthias organizado las cosas en la mesa y preguntándole a Jim si podía digerir cualquier alimento.

Ad retrocedió, cuando un zumbido en su cabeza le hizo sentir como si la presión barométrica en la habitación hubiera explotado. Bajo el cuello de su camisa muscular pensando que iba a ayudar-Retrocedió en algo.

Ah, sí, la puerta de nuevo. Justo a tiempo. Tenía que salir de aquí.

La triste verdad era que era mejor en la ira que en la responsabilidad. Más competente en la lucha que en la lógica. Y ese bastardo de Nigel no le había dado nada para despotricar contra él.

Sin embargo, está cabreado porque Eddie no estaba de vuelta, y él no iba a cambiar el juego o el hecho de que todos ellos, incluso esa perra Devina, fueron encerrados en este camino, las reglas del conflicto definían el paisaje, atrapándolos en el juego.

La maldita cosa entera le daba ganas de gritar y la desaparición de Eddie lo dejo tan mal que le dolía. Como su compañero en todo, siempre había tenido un control y equilibrio...había dependido de Eddie para tomar decisiones y establecer que lo más importante de tirarse detrás de la cortina era que fuera en el momento apropiado.

Excepto que él era un hombre-ángel con un culo adulto, o como fuera. Tal vez había llegado el momento de que hiciera esa mierda.

De pronto, se quedó mirando a la pareja de la habitación.

Cuando Mels, empezó a levantar las cubiertas de los platos, Matthias camino hacia atrás, sus ojos casi comiéndosela. De la nada, la voz de Jim golpeó sobre la cabeza de Ad. Él es el alma, es la clave de todo esto.

Eddie no habría perdido el tiempo estampando sus botas, ni conseguir frustrarse, no se habría permitido a su mismo desviarse hacia la tierra de las camareras por pasillos de servicio sucios, se habría quedado incluso cuando la mierda no le pareciera justa.

Adrian arrastró una respiración profunda y al exhalar, el camino se hizo evidente para él.

Aplicando la lógica de Eddie, él sabía lo que podía hacer para ayudar.

Un poco de cambio en el juego, pero... ¿qué podía hacer? ¿Nigel querría que él se involucrara? Además, era lo que habría hecho Eddie.

Cuand Matthias volvió a sentarse en el sillón de orejas con la comida, el peso felizmente de su cansancio, con dolor de piernas, observaba a Mels mientras comía en la mesa. Papas fritas francesas de nuevo. Con una hamburguesa, término medio. Y una Coca-Cola.

El brillo sutil de la lámpara Craned era amable con su rostro, minimizando las ojeras y el hematoma persistente junto a la sien. Sin embargo, señaló la tensión que corría en sus hombros. ¿Dos amagos de accidente? ¿En veinticuatro horas?

Él era capaz de entender que el tipo de la construcción se cayera del cielo, pero no lo que había sucedido en ese cobertizo.

Tenía la horrible sospecha de que alguien había tratado de hacerle daño. O peor. Y sin embargo allí estaba, sentada juntó a él como cualquier otra persona.

Pensó en lo que había dicho acerca de su padre y estaba bastante seguro de que si el hombre estuviera vivo, estaría acechando las calles, en busca de quien la había empujado a

ella en el agua fría. Supuso que ahora era obligación de él y estaba preparado para afrontar el reto.

Como si ella supiera que él la estaba mirando, sus ojos se volvieron hacia él y sonrió. "¿No vas a comer?"

No tenía hambre de comida en este momento. No en lo más mínimo. Algo acerca de la casi tragedia hizo que él quisiera estar piel contra piel, como si esa fuera la única forma en que podía estar seguro de que había sobrevivido realmente.

De hecho, en su mente, cruzó la distancia entre ellos, la atrajo hacia él, y la desnudó mientras la besaba siempre, como el amante de ella.

No es un mal plan, excepto que la cama estaba ocupada y de alguna manera dudaba que el casi ahogamiento fuera un afrodisíaco para las mujeres.

"¿Matthias?"

Él asintió con la cabeza y cogió su tenedor, poniendo comida en la boca y masticando como un robot. El silencio que siguió era de esperar: Adrian esperando que Jim se sintiera lo suficientemente bien como para levantarse; Jim esperando recuperarse; Matthias esperando un momento a solas con Mels, seguido de un uno a uno con Jim para saber exactamente lo que había pasado.

"¿Puedo hablar con usted un momento?" dijo Adrian abruptamente.

Matthias levantó la vista. El chico se encontraba junto a la cama, una enorme figura oscura que era sombría como un cementerio.

¿Cómo ese amigo de Jim no había sido reclutado en XOps, Matthias se preguntó. "Ah, sí. Claro".

"En privado".

Limpiándose la boca con la servilleta, dejo el cuadrado blanco en el brazo de la silla y se puso de pie. "Dónde".

Adrian miró a su alrededor, y luego asintió con la cabeza hacia la puerta del baño.

"Ya vengo", dijo Matthias a Mels.

La pequeña habitación era pequeña lo suficiente para el baño, el contador y el punto de corte del combo ducha / bañera. Con Adrian en él, asumía las proporciones de una caja de cerillas.

"¿Qué pasa?", Preguntó Matías.

"Quítate las gafas de sol, por favor."

"¿Miedo de no poder leerme?" Cuando no hubo respuesta, se quitó las gafas Ray-Ban y miró al otro hombre con el ojo bueno.

"Usted es muy importante en todo esto", dijo Adrian de una, ni siquiera en voz baja. "Así que tenemos que hacer todo lo posible para ayudarle."

"¿Tú y Jim?"

"Eso es correcto".

"¿Quién es usted, exactamente? Porque yo no me acuerdo de los viejos tiempos." Él entrecerró los ojos. "Y no es debido a la pérdida de la memoria de mierda. Yo no te conozco de nada".

"No, no lo haces. Pero nunca me va a olvidar".

"¿De qué demonios estás hablando"

Las manos del hombre se dispararon y sujetaron ambos lados de la cabeza de Matías, fijando su mirada en sus ojos aburridos, que parecieron cambiar en un color que nunca había visto antes.

Matthias trató de ir hacia atrás, empujándose lejos, buscando la salida, pero no había ido a ninguna parte. Él estaba atrapado donde estaba, seguro, como si alguien hubiera pegado sus pies en el suelo.

Con una voz deformada, el otro hombre comenzó a hablar en un idioma que Matthias nunca había oído hablar. Las palabras eran profundas y rítmicas, casi como una canción, excepto que no, eran mucho más que sonidos, las sílabas convirtiéndose en sólidas en el aire, formando hebras de luz de color arco iris que rodeaban su cuerpo, una sobre otra, sobre otra, sobre un número infinito, como hilos que habrían de ser tejidos formando una unión.

Luchó contra todo, golpeando, empujando, los recuerdos de haber sido atrapado en ese infierno oscuro dándole fuerza.

Él no llegó a ninguna parte... y todavía la entonación deformada de esa voz, esas palabras, esa cadencia alrededor de él, cubriéndolo de pies a cabeza, formando una prisión de enclavamiento que apretaba, apretaba... y de alguna manera lo sacó del cuarto de baño en el que había entrado.

Matthias comenzó a gritar, pero tenía la sensación de que el sonido no estaba saliendo, que todo lo que estaba pasando con él estaba en un plano diferente.

La succión que vino después, el gran tirón haciéndole sentir como si sus órganos internos estuvieran siendo arrastrado a través de su piel, su cuerpo de alguna manera puesto al revés. El dolor era una maravilla, un gemido de agonía ondulante hasta la garganta y que rompía a través de sus labios mientras continuaba luchando dentro del capullo. Todo empezó a moverse.

La vibración que comenzó como un zumbido apenas perceptible, de pronto resonó dentro de su ancha banda, multiplicando hasta que fue un traqueteo dentro de la envoltura física de las palabras, golpeando de lado a lado en un millón de millas por hora... hasta estar seguro de que iba a romperse.

Y entonces llegó el rotativo. Lentamente al principio, y después con creciente ímpetu, todo girando hasta que la jaula de luz se volvió dura y rápida a su alrededor. Cuando la rotación adquirió una velocidad imposible, la presión diseñada para un punto de ruptura, sus orejas estallaron, sus

pulmones apenas capaces de respirar, su cuerpo llevado al límite de la resistencia física.

Él iba a ser hecho pedazos, cada molécula esforzándose.

La vorágine comenzó a levantarse, toda la construcción subiéndose desde sus pies, levantándose...elevándose...hasta los tobillos, en la pantorrillas, en sus caderas...sobre sus hombros... y, finalmente, en la parte superior de su cabeza, navegando sin él.

A su paso, se cayó como si no tuviera un hueso, descendiendo hasta el suelo duro en un estrépito de partes del cuerpo. Pero no había terminado.

Desde el punto de vista de la mejilla en el azulejo, se quedó mirando un espectáculo imposible. El hilado, un caos brillante se cernía sobre el otro hombre, y luego comenzó un descenso, superando a Adrian, cubriendo primero su cabeza, y sus pectorales, seguidas por todo su torso...hasta que fue consumido por la vorágine.

Detrás de los filamentos, el hombre luchó como si estuviera siendo invadido, su cuerpo dando tirones y espasmos, la mueca de la agonía estaba sugiriendo que lo de Matthias había sido equitativo.

¡Snap!

Con una nota de sonido aguda, se dispersó en la misma forma en que apareció, hilo por hilo soltándose y disipándose en el aire como el humo, el capullo mismo desconectándose hebra por hebra...hasta que Adrian se cayó al suelo.

Matthias levantó la cabeza y miró hacia abajo a su cuerpo. Luego midió el del otro. Irónicamente, ellos habían caído exactamente en la misma posición, una mano arriba, y otra abajo, una pierna estirada y la otra acurrucada. Eran espejos precisos del otro.

Matthias se acercó a tocar el compañero de piso de Jim.

Él parpadeó. Parpadeó de nuevo. Levantándose de un tirón del suelo.

Sosteniendo su mano delante de su cara, él se movió hacia adelante y hacia atrás, cambiando la distancia.

Con un grito, él subió a la mesa y tiró de él hacia su reflexión sobre el fregadero. Lo que vio fue imposible.

Su ojo nublado, el que había sido arruinado por sus acciones hace dos años, era del mismo azul que el otro.

Saltando sobre sus pies, se inclinó hasta el final de la copa, yendo nariz a nariz con el propio reflejo, como si eso le dijera la verdad o algo...y suponía que lo hizo, pero de una manera que jamás creería posible: La proximidad simplemente demostrada que las cicatrices en su rostro se habían, de hecho, desvanecido.

Hasta tal punto que si no hubiera estado buscándolas, no las habría notado.

Matthias dio un paso atrás y miró a su cuerpo. Misma altura. Mismo peso. Sin embargo, los dolores se habían ido, al igual

que el entumecimiento y los asideros que había estado devanando los huesos con tal coherencia, que se fijó en ellos ahora sólo en su ausencia.

Él levantó la pernera del pantalón. Las cicatrices quedaron en la piel de la pantorrilla, pero al igual que los que estaban en la cara, no eran nada como lo habían sido.

Y al doblar una rodilla debería haberse quedado sin aliento, pero no le paso nada.

Miró al hombre en el suelo. "¿Qué demonios has hecho?"

Adrian gruñó mientras se sentaba, y luego luchó para hacer su camino fuera de la baldosa. Cuando por fin se enderezó, una mueca entrecerró los ojos con las cejas bajas.

"Nada."

"Entonces, ¿qué diablos fue eso?"

El otro chico se dio la vuelta. "Voy a ver a Jim."

Matthias se acercó y se enganchó el brazo del hombre, un aumento del miedo golpear a casa.

"¿Qué me hiciste?"

Excepto que él lo sabía. Incluso antes de que Adrian lo mirara por encima del hombro, lo sabía.

Él había sido sanado. Por algún milagro, por Adrian, el compañero de Jim, o quienquiera que fuera, había hecho lo que dos años de médicos, cirugías, medicamentos y rehabilitación no pudieron.

Su cuerpo estaba entero... una vez más. Porque Adrian había adquirido todo el daño. Al mirar fijamente en los ojos ahora lechosos del hombre, Matthias no pensaba en las cosas metafísicas, ni en las mierdas de santos, ni en el amén, o incluso en el agradecimiento.

Todo lo que podía pensar era, ¿Cómo demonios iba a explicar esto a Mels?

Capitulo 41

"Hola, mamá, ¿cómo estás?"

Cuando llegó la respuesta a través de la conexión, Mels tenía otra patata frita en la boca. "Todavía estoy en el trabajo, sí. Pero yo quería llamarte para hacerle saber que estoy bien".

Hombre, esas simples palabras tenían connotaciones que iban más allá de la hora del día y la referencia a "Trabajar".

Cerró los ojos y se obligó a que su voz estuviera al mismo nivel. "Oh, ya sabes cómo es la CCJ. Siempre hay algo que hacer....Hey, ¿cómo fue lo del puente?"

Por una vez, en lugar de sentirse abrumada por lo mundano, la conversación cotidiana, ella la abrazó. Lo normal era bueno. Lo normal era seguro. Lo normal era estar totalmente lejos del agua fría y sin un agarre invisible del fantasma de la muerte.

Estaba viva. Al igual que su madre. Esto era...muy bueno.

Y fue interesante lo mucho que la respuesta le importaba. Así como enseguida preguntó sobre Ruth, su vecina de al lado, si había ganado. Y también se rio porque no le había ido bien.

Ella realmente se escuchó, en realidad le importaba, y le dio un sentido de lo mucho que había pasado últimamente. Supuso que el shock del agua fría la había despertado obligándola a levantarse.

Abriendo los párpados, se centró en Jim Herón, tumbado tan inmóvil bajo las sábanas. ¿Que era, lo que realmente había sucedido abajo en ese cobertizo?

"¿Mels? ¿Estás ahí?"

Ella agarró su teléfono un poco más fuerte, a pesar de que estaba en peligro de romper la cosa. "Sí, Mamá, aquí estoy". ¿Cómo hubiera sido esta noche, si las cosas hubieran terminado de manera diferente?

Una ola de miedo fue enterrada en sus huesos, sustituyendo la médula ósea con refrigerante, y un escalofrío repentino hizo que sus pies tocaran debajo de su asiento, y sus dedos tamborilearan en la mesa al lado de su plato casi vacío de alimentos.

Miró al baño y se preguntó qué estaba haciendo Matthias allí. Hacía poco, había escuchado una especie de ruido sordo, como si la ducha estuviera funcionando, pero ahora sólo había silencio.

"¿Mels? Estás muy callada, ¿estás bien?"

Casi me muero esta noche....Bueno, al parecer, la compostura se había estado divirtiendo desde que se sacó a sí misma fuera del río Hudson, había sido a causa del shock: Un ataque de llanto de repente amenazando.

Excepto que ella no iba a caer en pedazos hablando por el teléfono con su madre. "Lo siento mucho. Yo sólo...me encanto escuchar tu voz."

"Eso es dulce de tu parte."

Otras cosas se dijeron, más agradables y cosas normales, y luego Mels se oyó explicar que no estaría en casa hasta tarde.

"Pero yo estoy en el Marriott del centro. Tengo mi teléfono por si quieres llamar en cualquier momento."

"Estoy muy contenta de que hayas llamado."

Mels se miro en el espejo que había sobre la mesa. Las lágrimas rodaban por sus mejillas. "Te amo, Mamá".

Hubo un momento de silencio. Y entonces las tres palabras volvieron a ella, en un tono de sorpresa que aceleró el derramamiento de agua en su extremo.

Dos veces en un día. ¿Cuándo había ocurrido en el pasado?

Cuando su madre colgó, era un milagro que Mels pudiera encontrar el botón de cierre en su celular. El siguiente paso

fue tomar la servilleta de su regazo, cogerla en ambas palmas, e inclinarse hacia abajo, con el paño suave, presionando su rostro.

Los sollozos le sacudían, moviendo los hombros fuera de control, haciendo chirriar la silla. No pudo detener la explosión, ningún pensamiento, ni siquiera ninguna imagen. Y el ajuste emocional no era sólo sobre el río o Matthias, sino que iba más allá del presente, incluyendo todo el camino de regreso a la muerte de su padre.

Ella lloró porque lo echaba de menos y porque él había muerto joven. Lloró por su madre y por ella misma. Lloró porque casi había muerto hoy...y porque dejar de Matthias era como saber que el hombre que amaba estaría muriendo en algún momento muy pronto.

El peso caliente de una mano en el hombro trajo su cabeza en alto. En el espejo, vio que Jim Herón estaba detrás de ella.

"Usted esta brillante", dijo con el ceño fruncido. "Eres..." Alas.

El hombre tenía alas sobre ambos hombros, hermosas alas de gasa que se elevaban en el aire, haciéndolo parecer igual que...

Moviéndose alrededor, Mels alzo la mirada para enfrentarse al hombre, pero él no estaba cerca de ella. Permanecía en la cama bajo las sábanas, una montaña inmóvil y silenciosa.

Volviéndose, se vio sólo a sí misma en el espejo.

En ese momento, la puerta del baño se abrió.

Mattías salió lentamente, con una mano agarrando el marco de la puerta para mantener el equilibrio.

En el instante en que lo vio, supo que algo era diferente. "¿Matthias?"

Él se acercó a ella con cuidado, con pasos cautelosos, como si hubiera estado en un barco y sus piernas todavía pensaran que estaba en el mar abierto.

A continuación, la puerta del pasillo se abrió y se cerró, el colega de Jim saliendo de la habitación.

"¿Matthias?"

Al llegar frente a ella, se dejó caer de rodillas. Cuando sus ojos se alzaron a mirarla, ella se quedó sin aliento....

Más en la cama, Jim eligió ese momento para organizar su vida. La ira, por un momento, le aclaró la mente y le dio la fuerza para motivarse. Su cuerpo aún estaba contaminado como la mierda, pero él terminaría ahí, esperando sentirse normal otra vez.

Quitándose las cubiertas, el gimió cuando se levanto. Estaba desnudo, esas no eran buenas noticias. Oh, hombre, no era su estómago.

"¿Me prestas un poco de ropa", preguntó, a sabiendas de que Matías y Mels estaban por el escritorio.

Alguien se aclaró la garganta. Matthias. "Ah, sí, en la bolsa a tus pies."

Inclinándose hacia delante, la recogió. Era de la tienda de regalos en el vestíbulo, y cuando la abrió, le dijo a su intestino que pasaría estrecho con alguna idea brillante.

En el interior, había un par de sudaderas negras y algunas camisetas con el logotipo de la ciudad de Caldwell en ellas.

"¿Estás seguro de que estas bien para irte?", preguntó Matías.

"Sí, ¿dónde está Ad?"

"Se acaba de ir."

Jim envió sus instintos, su compañero, estaba justo en el pasillo junto a la puerta. Bueno.

El problema de su culo desnudo fue rectificado de inmediato, así que la dama no echaría un vistazo al mismo. La camiseta

estaba un poco apretada y el estaba sudando mucho, pero él no estaba preocupado por su vestuario.

Como se puso de pie, cruzo y puso una mano en la pared.

"¿Estás seguro de que no es necesario que se acueste un poco más?" Preguntó Matías.

"Sí".

"Los cigarrillos, el teléfono y la cartera están junto a la TV."

"Eres un salvavidas." Porque el hombre, en el instante en que vio el paquete rojo y el negro más ligero, fue capaz de tomar una respiración profunda. Agarrando sus entrañas, él las metió en el sudor y se dirigió a la puerta. No miro hacia atrás, no podía. Estaba demasiado enojado para conversar ahora.

"Llámame si me necesitas, Ad sabe el número", murmuró al tiempo que llegaba a la salida. Afuera, en el pasillo, miró a su alrededor.

"Adrian", ladró.

El otro ángel se hizo visible al otro lado del camino, su poderoso cuerpo apoyado contra la mesa del teléfono donde estaba el arreglo y el teléfono, los ojos fijos en el suelo, con las cejas hacia abajo como si tuviera un dolor de cabeza.

"Tengo que ir a una reunión," dijo Jim. "Estaré de vuelta."

El hombre le saludó con la mano y la cabeza. "Tómese su tiempo".

"Entendido".

Jim no se molestó en caminar fuera del hotel, buen trabajo, ya que había dejado las botas y los calcetines en la habitación de Matías.

Aerolíneas Ángel lo llevó a donde quería ir.

Volver a la casa de botes.

Ya había caído la noche y las luces exteriores en el lugar eran lo suficientemente fuertes para crear un resplandor interior, sombras irregulares eran lanzadas por todas partes, las aves en el alero lo observaban desde sus nidos con ojitos sospechosos.

Caminando hacia el sitio vacio donde Mels había "caído", estaba dispuesto a matar a su enemigo.

Pero esto era un nuevo comienzo. Ella podría haber conseguido apuñalarlo fabricando todo esto con el fin de enredar a Matías, pero era evidente que la mierda no se pegaba. Lo que no era ninguna sorpresa.

Cerrando sus ojos, él envió una citación para el demonio, exigiendo que viniera a él. Y mientras esperaba, su cuerpo recuperó su fuerza, al igual que su furia era una batería de coche y la inminente llegada, un conjunto de cables de arranque.

Naturalmente, Devina se tomo su dulce maldito tiempo para llegar y, mientras se paseaba por el muelle con sus pies descalzos y refrigerados por los tablones fríos y sus manos en puños manivela, lo único que podía pensar era en lo que

Matthias le había dicho acerca de Sissy en el pozo de las almas...y cómo habían hecho que esas dos mujeres muertas

Se parecieran a su novia.

No es que ella fuera suya de verdad.

Dios, no podría imaginar la madre de Sissy recogiendo el periódico y viendo la cobertura en el frente de la página de la CCJ.

¿Como si perder a su hija de la manera más horrible posible, no fuera lo suficientemente malo? ¿Tenía además que leer acerca de un asesino imitador?

"¿Me has llamado," el demonio dijo, con voz desagradable y fuerte.

Jim giró alrededor, y lo primero que notó fue lo que llevaba puesto: Su enemigo había metido su espectacular cuerpo falso en un vestido azul que había visto antes.

Bueno, no era este un momento Hallmark. Era el que había tenido la noche en que la había conocido en ese club a través

de la ciudad, y él se acordó de ella en él, de pie bajo la luz de arriba, una impresionante y hermosa mentira que era pura maldad.

En cuanto al calendario, ese cruce de caminos divergentes previamente había tenido lugar hace apenas unas semanas.

En cuanto a la experiencia, hacia muchas, muchas vidas en el pasado.

El odio le hizo poner duro, la excitación no ligada a todo lo que la encontraba atractiva, sino más bien a todo lo que él no hizo.

Quería despedazarla y escuchar sus gritos. Él quería que ella supiera lo que era estar impotente y a merced de alguien que le importaba un carajo.

Quería que ella le rogara.

Como si ella supiera exactamente lo que deseaba, el demonio le sonrió como si le hubieran dado un regalo de cumpleaños.

"¿Buscando algo en particular, Jim?"

Capitulo 42

Mels oyó que la puerta se cerró detrás de Jim Herón, pero no prestaron atención al hombre o a su partida. Sus ojos fueron encerrados en la cara de Matías. Por algún milagro..., había sido transformado, completamente transformado:

Su color era cálido por primera vez desde que lo había conocido, la piel ya no era gris del dolor. Sus cicatrices se habían desvanecido. Y sus ojos...

Sus ojos.

El que siempre había estado nublado ahora era claro, tan seguro como si una lente de contacto defectuoso hubiera sido el problema y hubieran retirado la cosa.

Excepto que no había sido una especie de Bausch Lomb de mal funcionamiento, lo que había tenido allí.

"Qué..." Eso fue lo más lejos que llegó, su voz desvaneciéndose por la confusión.

"No lo sé". Matthias negó con la cabeza. "Yo...no tengo ni idea...."

Ella extendió la mano y tocó las cicatrices apenas distinguibles. "Estás curado." ¿Cómo fue esto posible?

Con un cambio abrupto, los ojos de Mels se dispararon al espejo, la imagen de Jim Herón de pie detrás de ella volviendo con todos los detalles.

Y entonces oyó la voz de Matthias....Yo creo en el infierno...porque he estado allí....

Oh, Dios...literalmente. "Hay mucho más en todo esto, ¿no es así", dijo con voz altisonante. "Y tiene que ver con Herón".

Matthias volvió sus labios contra su palma de la mano y le dio un beso. Esa fue toda la respuesta que obtuvo.

En el silencio que siguió, pensó en algo que le había dicho a su padre, años y años atrás.

Había sido una adolescente típica de la época, discrepando con todo y con todos: Había anunciado, ya que la habían llevado a casa de la iglesia, que no creía en Dios, o en el cielo, o en el infierno, ¿Entonces, por qué tenía ella que ir cada domingo por la mañana a aburrirse?

Su padre la había mirado por el espejo retrovisor y respondió: "El hecho de que usted no crea no significa que no sea real".

Mirando fijamente a la cara del hombre que amaba, ella no creía en la transformación y sin embargo podía correr las yemas de los dedos por su piel, ahora que no estaba lastimado.

Y mientras pensaba más, se encontró con que había muy poca comprensión en esto: en la manera en que las cosas habían comenzado fuera de ese cementerio...con los dos hombres que rodeaban a Matthias...con lo que le había pasado a ella bajo el agua... y con esto, tampoco.

Pero como había dicho su padre, eso no significaba que no fuera real.

"Quiero besarte." Matthias se centró en la boca. "Eso es todo lo que sé."

Y Ella lo siguió en eso. En este remolino de confusión y posterior choque emocional, lo único que tenía sentido para ella, lo único que parecía tangible, era que quería estar con él en todo lo que pudiera.

Mels bajo sus labios a una cercanía de un centímetro y medio de él, y le susurró: "Creo que está vacía la cama."

Matthias acortó la distancia, rozando su boca. Luego se puso en pie y la levantó en brazos, un brazo bajo sus rodillas y el otro debajo de sus brazos.

"Oh, espera, peso demasiado"

No llegó a levantarse. Él la levantó de la silla y la sostuvo con fuerza sobre el suelo, llevándola a la cama sin cojear.

"¿Que pasó en ese cuarto de baño?" Dijo de nuevo.

En vez de una respuesta, la depositó sobre el edredón y luego se sentó a horcajadas las piernas, cerniéndose sobre ella.

"No lo sé, y eso es la verdad. Entré y...Adrian...Mira, no vamos a hablar de eso ahora. Vamos a hacer...otras cosas, poner lo sucedido en palabras no lo va a hacer más comprensible".

Tenía la sensación de que tenía razón. Nada tenía sentido, a excepción de la necesidad de estar con él y fue especialmente cierto cuando tomó la punta del dedo y la pasó por el lado de la garganta hasta la unión del lugar a donde llevaba.

"¿De dónde sacaste este vestido?"

"Es un impermeable. Plegable. Siempre lo llevo en mi bolso".

"¿Así que no cierra?"

"No." Él sonrió un poco, pero luego se puso serio, cuando recordó por qué había necesitado un cambio de ropa.

"No pienses en el cobertizo," le dijo ella. "No en este momento."

Después de todo, dos podían jugar el juego de esperar.

"¿Cómo lo evito?", dijo sombríamente. Y sin embargo, él se inclinó y la besó, flotando por encima de su cuerpo, sus manos yendo al vínculo que mantenía las dos mitades de la capa juntas.

"¿Estás desnuda debajo de esto?" Susurró.

"Como un pájaro."

Él se echó hacia atrás un poco. "No puedo decidir si esa es la cosa más caliente que he escuchado..."

"¿O?"

"O si quiero matar a cualquier otro hombre que la viera en esto."

"No estoy mostrando nada."

"No es el punto."

La posesividad, en esa voz profunda la tenía sonriendo, especialmente cuando separó la capa y pasó sus grandes manos por su cuerpo. Su boca las siguió, sus labios suaves, sus dientes afilados, pellizcaron suavemente, deteniéndose en cada uno de sus pechos hasta que sus pezones estaban apretados y alcanzaron su punto máximo.

Ella lo detuvo antes de llegar demasiado lejos. "Me encantaría una ducha, ¿quieres venir conmigo?"

Desde debajo de los párpados pesados, sus ojos brillaban.

"Creo que lo estamos haciendo bien."

"Ven conmigo".

En cuanto se sentó, rodo a un lado. "¿Y miro?"

"Si eso es lo que quieres."

El gruñido que salió de ella fue uno grande, gordo, sí, señora, si alguna vez había escuchado uno. Y nada más lejos de ella iniciar el espectáculo tan temprano: A medida que se bajó de la cama, desnuda, ella deliberadamente estiró los brazos por encima de la cabeza y arqueó su espalda, sus pechos pesados y tensos. Especialmente cuando ella los tomó a los dos, y rozó las puntas.

"Dios...maldita sea," gruñó.

Mels tomo su propio tiempo, caminando por el borde de la cama, haciéndole mirar su cuerpo cuando sus manos fueron a sus caderas y luego a su culo. Había tanta libertad en la intimidad, y en la forma en que la luz en el mostrador la

golpeó en la cara, y en cómo su mirada caliente siguió cada movimiento.

"¿Vienes conmigo?" Preguntó.

"Si..." Él fue a sentarse, pero luego frunció el ceño, mirándose abajo en confusión.

"Ah...sí."

"Puedes quedarte con la ropa puesta", dijo suavemente, no queriendo que se sintiera avergonzado. "Y no hay un montón de espacio en el baño."

Sacudió la cabeza como si estuviera tratando de concentrarse. "Si." Se rió torpemente. "Por cierto, parece ser que este es el alcance de mi vocabulario en estos momentos".

Él miro su trasero de nuevo, luego oyó el susurro de él saliendo de la cama, y luego sus cálidas palmas de las manos estaban en su cintura y la atrajo hacia él. Besando su

hombro, sus manos se movían alrededor y palmado sus pechos, levantándolos, acariciándolos.

"Mels...Dios, te sientes tan bien." Él le acarició la nuca y fue detrás de la oreja. "Tú eres..."

"¿No te gustaría ver lo talentosa que puedo ser con una pastilla de jabón?"

"Oh, mierda."

Me lo tomaré como un "sí".

En el interior del baño, ella se inclinó y comenzó la ducha mientras Matthias se sentaba en el asiento del inodoro, bajándose a si mismo sobre él, frotando su mandíbula como si estuviera hambriento y con ganas de comer.

"Usted va a dejar que se abra, por supuesto", dijo.

"¿La cortina?"

"Sí".

"¿Y si no lo hago?"

"Voy a rasgarla abajo de esa barra."

Ella empujó la cosa fuera del camino. "Bueno, no podemos destrozar el lugar."

Mels caminó bajo el chorro caliente e hizo un arco, poniendo al frente de su cuerpo en el agua. Luego se volvió y empapo el pelo, dejando caer la cabeza sobre la espalda, las acometidas por arriba sintiendo las manos por toda ella.

Sus manos.

El jabón era el que el hotel ofrecía, en un pequeño bar que se había desgastado por el uso, y como ella mojado, olía jengibre, el aire húmedo llevando la fragancia hacia arriba a su nariz.

Así resbaladizo.

Al otro lado de su cuello, sus pechos, y luego más lejos, a su vientre y caderas...ella iba a todas partes con el jabón, la espuma cubría su piel antes de deslizarse hacia abajo en deliciosos senderos, algunos de los cuales era entre los muslos.

Matthias se congeló donde estaba sentado, con los ojos en toda ella, como si no fuera suficiente para él, el mirar.

Por un momento, ella perdió su ritmo, ese misterio de la curación regresando a ella... pero entonces él tomó la palabra.

"¿Necesitas ayuda con tu espalda?"

El sonido ronco de su voz la reoriento.

"Paciencia".

"No tengo ninguna."

"Aprende alguna." Cuando maldijo, vil y bajo, le sonrió y se inclinó en sus piernas, dejando que sus pechos colgaran húmedos y completos.

"Es bueno para el alma."

"Tú también. Y por amor de Dios, no pares, nunca"

Feliz de hacerlo, fue lento y cuidadoso con su tobillo y la pantorrilla, sus pezones se balanceaban atrás y adelante sucesivamente, el acaricio la parte superior de su muslo mientras trabajaba.

"Déjame continuar desde aquí." Se inclinó hacia delante y enganchó el jabón. "Oh, dulce Jesús...tengo que tocarte".

Ella no iba a negarle nada. Ni cualquier cosa. Se mojó las manos en la cascada que se había formado a un lado de la cadera, y luego estuvo acariciando se carne, la espuma

sedosa aumento el contacto mientras barría la parte posterior de la pierna y quedándose cerca de su centro...

Antes de asistir a la parte interna del muslo, acariciando, manejando, obteniendo el calentarla de una manera que no tenía absolutamente nada que ver con la temperatura de la ducha o el aire de la habitación.

Mels cerró los ojos.

Ella estaba a la vez en sus carnes, y volando libre de ella, anclada en el azulejo y elevándose en el aire, se estiró entre los extremos queriendo que esta deliciosa tortura durara para siempre...y estaba desesperada para llegar a la versión anterior, que incluso ahora amenazaba con llevarla a sus rodillas.

"Dame tu otra pierna."

Abriendo los párpados, Mels coloco la mano en el hombro para mantener el equilibrio y levantó el pie contrario.

Todo en lo que podía pensar era en su cabeza entre sus muslos.

"Estás mojada", dijo más o menos.

Sus ojos ardientes se levantaron hacia los suyos. "Espero que ya seamos dos." Cuando ella asintió con la cabeza, se echó a reír en la parte posterior de la garganta. "Dilo para mí."

"¿Qué diga qué?"

"¿Cómo de mojada estás, aquí...?" Su mano se extendió hasta su núcleo, sus largos dedos deslizándose en su calor, frotando lo suficiente para tener su llanto fuera, antes de sacarlos. "Dilo".

Él eligió ese momento para abrir la boca y deslizar lo que había tocado entre los labios, las mejillas vaciándose mientras chupaba, un sonido de aprobación resonando en el pecho.

"Dilo", ordenó.

Mels sólo podía gemir algo relativamente cerca, "Estoy tan mojada...."

Su sonrisa era toda de muchacho malo con intenciones increíblemente sucias. "¿Usted va a lavarse el pelo para mí?"

Se quedó mirando sus pechos mientras hablaba, como si estuviera imaginando que se movían hacia atrás y adelante mientras trabajaba sus brazos sobre su cabeza.

Diablos. Eso. Y entonces espero que pudieran volver a otras cosas...

Solo tomo un momento agarrar la botella pequeña. La tapa ya estaba quitada, y mientras se servía el champú en la palma, la mezcla era como miel espesa y de color amarillo dorado.

Los ojos de Matthias pegados a sus pechos mientras ella llegó hasta la coronilla de la cabeza. Efectivamente, otro movimiento, lo trajo de vuelta al lugar por él que estaba tan

cautivado, y sabía que estaba llegando a él por la forma en que acariciaba su pierna desde el tobillo hasta el muslo, acercándose un poco más con cada pasada.

Hasta que fue llego a donde ella quería que se quedara. Mientras sus dedos resbaladizos tocaron su sexo otra vez, ella se sacudió en placer, y era un buen momento para enjuagar esa parte. Con el agua llevándose el champú de su pelo, se burló y le sondeó, teniéndola con la fricción al borde del abismo.

"Quiero verte llegar," ordenó.

No hay problema. El sonido de su voz, junto con la forma en que él la penetraba era más que suficiente para lanzarla de cabeza en un orgasmo masivo, golpeando contra su palma en las baldosas mojadas, cuando la tensión se partió en su núcleo y la sensación ondeo por todo su cuerpo.

Algo salió de su boca...su nombre, sí, eso era, y lo dijo dos veces.

El agua fue apagada mientras se recuperaba, y una toalla envuelta alrededor de ella.

"Estas lo suficientemente limpia para tus estándares", le dijo mientras la levantó.

Ella estaba bastante segura de que su respuesta fue "sí", sin duda la palabra en su mente. Sólo Dios sabía de lo que ella hablaba con un aumento de la demanda, Matthias presionó su boca a la de ella y le lamió su camino en el interior mientras la frotaba con la tela de toalla suave. Y luego se la llevaba a la cama.

Como él la dejó, ella pensó que iba a besarla de nuevo y cerró los ojos mientras levantaba la barbilla. Lo hizo besarla. Pero no en la boca.

Él fue a la derecha hacia el centro de ella, separando sus muslos de ancho, pegándose a su sexo, chupando cada pulgada. La sensación de húmedo sobre húmedo la envió por encima del borde de nuevo, su cuerpo atormentado por un orgasmo que sólo liberaba una parte. La otra mitad no era más que otra carga de basura en la miseria.

Abajo, en la casa de botes en la orilla del río, Devina podía sentir el calor rodar del ángel que estaba frente a frente de ella, y la bondad, el amor de gracia de los putos vivos, que quemaba no era sólo ira.

La quería.

Y aún mejor que eso, se odiaba a sí mismo por ello: El menospreciando la excitación que estaba haciendo una carpa de circo en la parte delantera de los pantalones de chándal espantosos que llevaba puestos.

La combinación era mejor que la absenta y las ostras, un afrodisíaco que casi hizo olvidar al demonio que la había traicionado en la última ronda. No del todo, sin embargo. Todavía podía oírle decir esas palabras. Mentí.

Y por lo que sabía, por su lado, la furia se estrelló de cabeza contra el amor, los dos extremos luchando entre sí.

La voz de Jim salió en un gruñido increíble, el tono bajo y medio, ondeando con el poder en su cuerpo. "Quiero que cortes con esta mierda, Devina."

"¿Qué es exactamente a lo que te refieres, Jim." Dejó el ronroneo sonar en su voz, porque estaba allí y eso le enojaria.

El hecho de que ella lo iba a encender también iba a ser otro golpe en las bolas para él. Dios, ¿Quien sabría que tendrían una cita esta noche de entre todas las noches? Habría pasado más tiempo en la peluquería.

"Yo quiero que dejes en paz a esa reportera."

"¿Qué periodista? ¿Brian Williams? ¿Diane Sawyer? ¿O alguien de impresión, tal vez?"

La mano de Jim se levanto rápidamente y agarró un pedazo de su cabello, tirando de él con tanta fuerza que casi llegó en ese momento.

Inclinándose, parecía que iba a morderla. "Es curioso, yo no creo que sus métodos estuvieran trabajando para ti."

"Esa primera victoria con Matthias sigue siendo mía", le espetó, con la cabeza moviéndose a un lado.

"Pero sin ningún alma para mantener, sin embargo, eh."

"Un pequeño precio a pagar para ganar la guerra."

"¿Es a donde piensas que te diriges?" Él se acerco, inclinándola aún más." "Porque no es como yo veo las cosas en marcha".

Ambos estaban fatigados, sus rostros juntos, sus cuerpos encerrados a cal y canto. Y todo alrededor de ellos estaba tranquilo, no sólo porque era de noche. Tenía un hechizo en su lugar, incluso en su ira y su odio, todavía había suficiente guardado para preocuparse y asegurarse de que los seres humanos molestos no los interrumpieran a ellos. Era positivamente romántico.

Y ante esa nota, se arrancó a sí misma fuera de su control, dejándolo con un puñado de hebras morenas.

Bueno, eso dolió. Lo cual era bastante divertido.

"Me quieres," dijo ella, pasando la mano por la calva y volviendo a hacerla crecer más en esas olas perfectas.

"Para matarte. Sí, lo sé".

"Número uno, soy inmortal. Y número dos, deja que te enseñe una lección, Jim."

"No necesito una mierda de ti."

Ella sonrió y miró fijamente su sexo, que había hecho una tienda de campaña en el más terrible par de pantalones de chándal que jamás había visto. "No estoy seguro de eso. Y me gustaría escuchar de cerca esto, si yo fuera usted, ya que es un nuevo jugador en la ciudad. ¿El Creador y yo? Nos remontamos más allá de ese brillo proverbial del ojo de su padre. Él me creó, Jim. Soy tan querida para Él como su jefe,

Nigel. Yo soy la balanza, sin mí, no hay cielo, no hay bondad, no hay corazones pacíficos, ni flores de mierda, porque cuando se trata del libre albedrio, se requiere contrastar si se disfrutaron los regalos. Yo soy su idea".

El ángel cruzó los brazos sobre el pecho.

"Entonces, ¿por qué se trata el juego completamente en su destrucción?"

"Parece más que se basa en Nigel." Ella lo miró de arriba abajo, midiendo su cuerpo, tan grande, su cuerpo musculoso que había tenido en tantas maneras diferentes, ambos dispuestos...y no. "Usted sabe, que yo os elegí también, que no fue sólo su "jefe." En el principio de todo esto, yo estaba de acuerdo con Nigel, en que te gustaría estar en el campo. Usted tiene una parte malvada y una parte buena, tan equilibrada como la pudimos encontrar." Devina se volvió hacia él.

"Así que si usted tiene un problema con la forma en que las cosas se están manejando con los activos adicionales, como la reportera, es su maldita culpa."

"¿Mía?"

Puso su dedo en su pecho. "Tenías que ser mitad y mitad, entre el bien y el mal, excepto que tengo que decir que me has decepcionado, están infra-representando a mi lado. Por lo tanto, no me has dejado otra opción, más que actuar exactamente de la forma en que fui diseñada para llevar a cabo los negocios"

Cuando su mano se disparó de nuevo, cerró un apretón mortal en su muñeca. "Si me tocas el pelo una vez más, voy a joderte...en vez de follarte bien".

"Yo no te quiero, me das asco".

Su mano se cerró en la cremallera hasta su pene y le dio un apretón. "En serio".

Jim golpeo esta vez, tirándola lejos, dando un paso atrás. De repente su voz bajo de nivel, pero era una mentira. "Las

rubias no funcionan en mí, Devina. Estás perdiendo el tiempo con ellas".

"¿Estoy? ¿O es lo que usted quiere que yo crea?". Ella se adelantó, acercándose de nuevo, reuniendo sus cuerpos. "Creo que es lo último."

"No se trata de llegar a mí, demonio." Bajó sus labios a su alcance. "Y es tu funeral si empujas las reglas demasiado, o crees tener otra oportunidad en una de esas almas, ¿es lo peor que puedes hacer usted? Estoy pensando que no lo es." Jim se inclinó a sí mismo aún más cerca de ella, hasta que sus bocas estaban casi tocamdose. "Estoy pensando que Él puede hacerlo mucho peor."

Sólo para molestarlo, ella le mordió en el labio, la degustación de sangre buena.

Ni siquiera silbo.

No, en cambio, volvió la cabeza y escupió.

Luego se limitó a mirarla, como si quisiera matarla con sus manos desnudas.

Cómo de Delicioso Era Eso.

Dios, ella estaba más allá, lista para algo bueno, pasado de moda, todo valía la mierda, de esas que iban a dejar marcas y tener su dolor por varios días.

Y en el silencio tenso, consideró sus opciones. Más conferencias. Más punción.

O...ella podría tomar una cerilla y encender esta bomba.

"Si yo fuera usted, sería más agradable conmigo", dijo, extendiendo la lengua y lamiendo la recién brotada sangre en su labio inferior. "Porque tengo algo que quieres, no, y las cosas podrían ponerse muy incómodas para su niña si estoy inclinada a ello. ¿Cómo se llama? ¿Sissy, es…?"

Boom.

Capitulo 43

Cuando Matthias bajó a su mujer, sólo una parte de su mente estaba en el sexo. La otra mitad estaba ocupada en la información sobre la evolución al sur de la cintura del pantalón.

Parecía como si él estuviera duro como una de dos por cuatro y al mismo tiempo.

Lamiendo el núcleo de Mels, chupando de ella, profundizando con su lengua, no podía creer en la erección que tenia ahora, en este mismo momento, disfrutando del roce de estar atrapado entre su vientre y el colchón.

¡Sorpresa!

Se había dado cuenta por primera vez del cambio en su cuerpo tan pronto como había llegado con Mels desnuda a la cama. Una mirada a sus pechos perfectos y había sentido un golpe clavarse en la cabeza de su pene.

Había bajado la mirada hacia sus caderas y luego pensó que había perdido la cabeza.

Excepto, que cuando se había levantado del colchón para seguirla hasta el baño, podría haber jurado que el cambio de los pantalones sobre su pelvis registró un tipo muy específico de ¿Hola? ¿Cómo están?

Y ahora, con su llegada contra su rostro, el núcleo de ella en su boca, su sabor golpeando en la parte trasera de su garganta, él sabía que lo imposible había sucedido.

Se agachó y le metió la mano entre sus piernas.

El gemido que salió de él se fue derecho a su sexo. Estaba duro.

Muy duro.

Y desesperado, al parecer, porque con un solo golpe, rápido en la parte superior de los pantalones prestados y él estaba derrumbado en la pierna de Mels, el choque, la gratitud, y la lógica parando todo en seco, recordándole que por el hecho de que tenía una erección, no significaba que pudiera terminar el trabajo.

"¿Matthias?"

Cuando se aclaró la garganta, Mels claramente sabía que algo estaba sucediendo, su mujer, levantándose en las almohadas.

"¿Qué pasa?"

Se enderezó y se puso sobre el colchón y se equilibro en sus rodillas. Entonces él le tomó la mano y la llevó adelante. No confiaba en su voz, pero de nuevo, no había necesidad de hablar de esto. En el instante en que lo sintiera a él, iba a entender.

Pensando en esa locura con Adrián en el baño, todavía no tenía idea de lo que había pasado, pero además de regresarle

su visión, ahora estaba duro, y estaba más que dispuesto y, gracias a ese hombre, parecía ser, que después de tanto tiempo, podía hacerlo también.

Casi se le llenaron de lágrimas los ojos. Podía estar con ella, de verdad estar con ella...

Ese hombre era un ángel, capaz de hacer milagros.

Matthias puso su mano sobre él. Al segundo en que el contacto se hizo, sus caderas se sacudieron hacia adelante, su polla empujando a su tacto, sus molares bloqueando de la conmoción al placer.

Mels se puso rígida, naturalmente.

Habla, tonto, se dijo a sí mismo. Di algo.

En cambio, lo único que podía hacer era frotarse contra ella, rodando sus caderas, del tipo que parecía como la mendicidad, supuso.

Y oh, dulce Jesús...Mels se hizo cargo a partir de ahí, con la cara absorta, con los ojos brillantes cuando ella lo agarró a través de los pantalones.

Cayendo a un lado, él dejó que lo reclamara, su cuerpo suelto mientras ella se arrodillaba entre sus piernas y fue a dar a la pretina del pantalón que Adrian le había prestado.

"¿Está usted de acuerdo con esto?", Le preguntó.

Valoró el hecho de que ella estuviera siendo sensible sobre todo con su cicatriz. Pero entonces...de alguna manera no eran ya tan profundas.

"Sí, si tu lo estas"

Ella cerró todo el asunto, aflojando la correa atada alrededor de su cintura. "Cinturón interesante."

"Es negro".

"Por lo tanto, coincide," dijo con aprobación.

Y luego estaba desnudo, solo con su ropa interior.

Divertido, con la vista de sus pechos disfrutando en la actualidad, podrían haber estado amputándole ambos brazos y a él no le habría importado.

Excepto que tenía que mirar hacia abajo, hacia sí mismo, y no porque estuviera mirando sus piernas.

Bueno, todavía no estaba solo en su imaginación: Su pene estaba luchando contra el fino algodón de los boxeadores como si estuviera preparado para rasgar un agujero en ellos para llegar a ella. Y era extraño...durante tanto tiempo, su gruesa longitud no había parecido, una verdadera parte de sí mismo cuando había estado trabajando antes, tal vez ese fue el resultado del pasado, que conocía; que le preocupaba.

Sin embargo, en este momento, la maldita cosa parecía más importante que incluso su mente.

Aun así, tenía que advertirle que esto no terminará bien.

El instante en que su mano le tocó, al segundo en que la palma cálida le rodeó a través del material, su cuerpo respondió con una enorme prisa, con la boca ancha por el arranque dejó escapar una maldición explosiva.

Cuando abrió los ojos de nuevo, ya que no había sido consciente de cerrarlos, vio su rostro cerca al de él.

"¿Cómo te sientes?", Preguntó con voz ronca. A pesar de que ella lo sabía.

Y entonces llegó a él completamente desnudo. Con una oleada, él la agarró por los hombros y llego a su boca y la besó con fuerza cuando empezó a acariciarlo de verdad, su agarre moviéndose arriba y abajo sobre su eje, lentamente al principio, luego más rápido, cada pasada barriendo en la cabeza y apretando.

Matthias quedó totalmente perdido en lo que estaba haciendo con él, y en esa desorientación impresionante, lamió sus labios, profundizando, enterrando una mano en el pelo grueso en la base de su cuello. Más, necesitaba más.

En un cambio rápido, la atrajo sobre su pecho y siguió adelante con el rollo, en su montaje.

"Yo quiero entrar en ti", dijo contra su boca.

Ella asintió con la cabeza inmediatamente. "Déjame ver si tengo algo."

Con un beso rápido, salió de la cama y fue por su bolso. Hurgando, murmuró una oración.

"Gracias a Dios."

Cuando se dio la vuelta, tenía un par de condones. "Sólo para que quede claro, Salí con una amiga mía, y me los llevé para ella cuando salimos. Esa es la verdad." Y él le creyó.

Basta de hablar, sin embargo. "Ven aquí", preguntó, tendiéndole la mano.

Las cosas se movían a toda velocidad cuando las necesidades fueron atendidas, y luego estaban de vuelta en lo que habían sido, los muslos divididos, suspendida sobre su núcleo.

Mientras la besaba, manejando sus suaves labios, ella usó esa mano talentosa para guiarlo directo al núcleo de ella. Y él la arrancó de allí. Con una potente oleada, sus caderas empujaron hacia adelante, y la penetración fue algo que sintió hasta la médula, el resbaladizo calor llevándolo todo el camino hasta la base, sosteniéndolo en un apretón que de alguna manera logró hacerlo aún más difícil.

En respuesta, Mels grito, sus uñas clavadas en su espalda, su cuerpo golpeando en contra del suyo, su sexo dando espasmos claramente cuando ella llego al orgasmo.

"Oh, Dios", gimió, aplastándola contra su pecho mientras él comenzó a moverse en medio de su liberación.

Tenía la intención de ir poco a poco. Realmente la tenía. Pero cuando ella entrelazó sus piernas alrededor de su culo y trabajó contra él, algo se rompió. Todo a la vez, fue feroz contra ella, sus caderas balanceándose sueltas en la base de la columna vertebral, la urgencia del trinquete hasta que latía positivamente dentro de ella.

Y Dios la bendiga, ella estaba con él, en cada paso del camino, deseando todo lo que tenía para dar, teniéndolo a él cuando llegó.

Su liberación lo rompió a él, seguro como la explosión en el desierto le había soplado aparte, enviándolo a volar alto.

La diferencia es que en vez de cohetes en un infierno en la tierra, le llevó directamente al cielo....

Cuando Mels sintió la erección de Matthias golpear profundamente dentro de ella, ella lo mantuvo apretado, absorbiendo su orgasmo, encontrando otro por su cuenta. Lo abrazó, metió la cara en su cuello y hombro, sintiendo el poder en su carne a pesar de que su cuerpo una vez había estado roto y volvió a estar ben de nuevo.

Era un...milagro.

No había otra palabra para ello.

Cuando por fin volvió a entrar en su propia cabeza, lo encontró mirándola fijamente, su rostro serio...si no francamente sombrío.

"Estoy bien", dijo con una sonrisa. "No me has hecho daño."

Abrió la boca como si fuera a decir algo, pero entonces él la besó suavemente.

Todavía estaba duro.

Rodando sobre ellos, los mantuvo unidos. "No quiero que esto termine", dijo con voz ronca.

Tampoco lo hacia ella. Moviéndose rápidamente, abordo los detalles, colocando el segundo de los condones de su amiga en su lugar.

Esta vez, ella estaba a cargo. Y ella lo quería a horcajadas.

Cuando se acomodó en su lugar sobre sus caderas, ella puso las manos sobre sus hombros y comenzó a montar a caballo,

su excitación entrando y saliendo de ella, subiendo el calor de nuevo. A medida que el ritmo aumentaba, estaban juntos, al unísono, el impulso del sexo asumiendo un poder propio.

Llegaron al mismo tiempo, su liberación directo en ella, su sexo le ordeño, el placer tan agudo y sostenido, que era una especie de dolor....Y luego, después de lo que pareció un siglo, todo había terminado.

Mels se derrumbó sobre él, y luego giro a su lado para que yacieran juntos.

Mirándola fijamente a los ojos, le dijo: "Tú eres increíble."

"Pronombre equivocado."

Se apartó un mechón detrás de la oreja. Luego, con un dedo suave, trazó su rostro, como si fuera a memorizarlo mediante el tacto.

"Te vas por la mañana, ¿no es así", susurró con súbito temor.

Su gesto era lento y constante. Mels cerró los ojos y cayó sobre las almohadas. Colocando el antebrazo debajo de la cabeza, se quedó mirando el techo.

Hombre...este dolor.

"Estoy enamorado de ti", dijo en voz baja.

Su cabeza se sacudió alrededor. Matthias todavía la estaba mirando, al nivel de sus ojos, su mirada penetrante, su áspero rostro serio.

Por un momento de pura estupidez, sólo quería darle una bofetada. Él estaba saliendo de la ciudad hacia un lugar desconocido, para no volver, ¿y él la golpeaba con eso? Que se fuera a la mierda. Él.

"Sólo quería que lo supieras."

"Antes de irte," murmuró.

"Algunas cosas vale la pena decirlas."

Ella se volvió hacia él y apretó las manos en caso de que actuaron en ese impulso. "Si eso es cierto, entonces ¿por qué vas?"

"No depende de mí."

"¿Así que alguien está comprando su billete de autobús y te está obligando a que te vayas?" Dios, sonaba como una puta. "Ah, diablos...mira, no quiero que te vayas. Pero tú sabes más o menos, que estamos donde estamos".

Él la amaba. Y mientras la miraba a la cara, sus sentimientos eran cristalinos también.

Extendiendo la mano, ella puso su mano en la mejilla, y no para darle una bofetada. "¿Qué voy a hacer sin ti?" Y PS, ¿cómo demonios alguien a quien acababa de conocer, podía llegar a significar tanto? No era como si fuera una adolescente en el calor de los años por enamoramiento, cuando cualquier chico que pasaba podría convertirse en una tragedia de las proporciones de Romeo y Julieta. Sin

embargo, allí estaba, a punto de llorar porque casi no le quedaba tiempo con él.

"¿Nunca voy a volver a saber de ti?", preguntó.

Su respuesta fue besarla, y mientras lo hacía, sus ojos le picaban tan mal que tuvo que parpadear rápidamente.

Esta vez, el sexo fue lento y suave, pero no menos devastador que como la pasión había sido: al tocarla a ella, mientras él la volvió a penetrar, mientras se movían al unísono, le dijo a su cerebro que recordara cada jadeo individual y cada gemido, cada turno y suspiro. Iba a tener que durarle toda la vida.

Capitulo 44

Sentado desnudo en el muelle de la casa de botes, Jim tomó los cigarrillos del bolsillo de su chaqueta con las manos estremeciéndose. Lo mismo que su encendedor. Y tampoco al poner la llama en la punta era una fiesta de coordinación.

Al mismo tiempo, el sonido del Hudson rompiendo en la parte inferior de las gradas vacías sobre él, haciéndole sentir como si hubiera bares en los cuatro lados.

"Ella no es realmente la clave de esto", dijo Devina detrás de él.

Hombre, su oído estaba demasiado agudo: Su cremallera subiéndose era como un grito en su cabeza, y hasta escucho cuando deslizo los pies en sus tacones.

"La reportera", el demonio le solicito, como si estuviera buscando una respuesta. "Matthias ha ido tan lejos, que nada puede salvarlo".

Jim tocó el cigarrillo y observó las cenizas flotando en el agua.

Devina tenía razón en una cosa: Se las había arreglado para hacerlo sentir peor que antes.

Estaba positivamente manchado, dentro y fuera de su ira, del sexo, de la partida.

Los salvadores se suponían que no deberían desesperarse, pero allí estaba, completamente rodeado por una absoluta falta de optimismo.

Una Devina elegante, empalagosa, camino y se estaciono en su visión periférica, el brillante caimán azul, o algo, quemando sus retinas.

Él no tenía la intención de follarla. Pero lo había hecho. Dos veces.

El choque había sido de proporciones bíblicas, y se notaba. Los botes que habían sido tan cuidadosamente apilados estaban por todo el lugar, empujados fuera de control cuando había empujado su cara por primera vez contra ellos.

Las boyas fueron esparcidas alrededor. De un número de chalecos salvavidas había sido arrancado, su mullido relleno como sangre en un campo de batalla.

Parecía que un huracán hubiera llegado al Hudson. ¿O Tal vez había sido tres veces?

El demonio se arrodilló, su perfecta cara de mentira inmiscuyéndose en él. "¿Jim? ¿Estás ahí?"

No estaba tan seguro de eso.

"Estamos llegando al final de esta ronda", dijo en voz baja. "¿Tal vez después, usted y yo podamos tener unas pequeñas vacaciones juntos? Ir a un lugar caliente y hacerlo más caliente."

"Prefiero morir".

Ella sonrió, verdaderamente sonrió, como si todo estuviera bien en su mundo. "Entonces es una cita."

El demonio se enderezó, y sus ojos la siguieron mientras se levantaba a su altura máxima. Tan hermosa, tan mala.

"¿Quieres que deje a la reportera tranquila?", Dijo. "Está bien. Lo haré. Porque creo que el juego ya está ganado. Y es justo suspender esto con ella. ¿La verdad acerca de esa mujer? Es que Matthias y su pasado va a cuidar de ella por sí mismo, después de todo, él es uno de los míos. Es un mentiroso y un megalómano, y sus elecciones van a traerlo directo a mi otra vez, incluso si usted trata de convencerlo y engatusarlo a él con la moral.

"¿Diablos, aunque usted la enmarca a ella en términos de bondad? Usted no recibirá ni las manchas de su alma, y sus acciones pasadas van a volver para perseguirlo".

Jim dio otra calada a su cigarrillo.

"Sólo recuerde, podemos hacerlo de nuevo", dijo con satisfacción. "Cuando usted necesita de ejercicio. Adiós por ahora, enemigo mío".

Devina desapareció en el aire, dejándolo con la charla constante del río y el frío de la noche.

Cuando él movió su trasero en el agua, pensó en todos los ecologistas que se cabrearían con lo que había hecho. Él simplemente encendió otro.

Ahumado.

Y volvía por un tercero.

Mientras encendía el Marlboro, después no estaba seguro exactamente de cuánto tiempo duro sentado allí con sus pelotas en la brisa, haciendo anillos de humo y disgustado consigo mismo. La realidad era, sin embargo, que lo que acababa de pasar era mucho peor de las cosas que le habían pasado en el Pozo de las Almas.

Esto había sido voluntario. Por lo menos el momento anterior en había estado con ella, había sido en contra de su voluntad.

Mirando el deslizamiento de una embarcación en el río más allá, vio la luz de la luna cosquilleando en la cima de las olas del agua, la corriente, o tal vez con el viento de la noche, creación lo suficiente de una perturbación de modo que la iluminación tenía algo con que jugar.

Era tan hermoso, aunque el agua estaba sucia de los escurrimientos pluviales de la primavera. A pesar de que su estado de ánimo era horrible. Y a pesar de que se odiaba a sí mismo y el juego hasta el punto que tenia la tentación de dejar de fumar...Esa luz era pura gracia en el agua....

Antes, cuando había aceptado el papel de salvador, nunca había considerado que sería comido vivo. Diablos, después de haber trabajado con y para Matthias durante todos esos años en XOps, había asumido que había visto lo peor de sí mismo, y de la humanidad.

No había esperado caer a este punto tan bajo. Y lo que necesitaba era algo en qué creer. Algo tangible, algo más

grande aún que el miedo a la eternidad, de su madre y la suya.

Poniéndose de pie, se sintió viejo cuando él se acercó a los pantalones de dos tallas menos que la de él, que le había prestado Matías.

Devina los había arrancado de sus piernas en algún momento, y habían terminado por debajo de uno de esos malditos botes. Al menos no habían caído al río, sin embargo.

Recogiendo el trapo, se agarró de la cintura y les dio una buena sacudida para conseguir ponerlo en presentable condiciones.

Algo salió volando fuera del bolsillo. Y sabía lo que era al instante en que lo vio, incluso en la oscuridad, él sabía lo que era.

Se coloco los pantalones mientras él se acercó y cogió la cosa.

El artículo del periódico plegado había caído a una pulgada de distancia, fuera de las aguas, con las hojas abiertas, casi perdiéndose.

No quería verlo. No tenía ningún interés en ver esa fotografía que había memorizado. No quería leer ni una sola palabra del texto que se sabía de memoria.

Sus manos tenían otra idea, sin embargo.

Lo siguiente que supo fue que estaba mirando la cara de Sissy, ese hermoso e inteligente joven rostro. Y como no podía mirar hacia otro lado, se dijo a sí mismo que estaba cautivado por la imagen, ya que era un símbolo de todo lo que odiaba de Devina.

Pero no era eso. No del todo. Pasando sus dedos sobre el material compuesto por pixeladas de puntitos de luz y oscuridad, tocó el delicado collar de oro que llevaba al cuello, el que le dio la madre de Sissy...y pensó en los momentos que había pasado con su novia, hablando de su perro, tratando de darle algo a lo que aferrarse, algo en que

creer, cuando se sintiera como si nada alguna vez fuera a mejorar....

En un momento de lucidez vicioso, se dio cuenta de que Devina estaba ganando. A pesar de que la puntuación iba dos a uno, la mierda que había estado tirando con las rubias había llegado a él, manteniendo la amargura y la rabia sobre Sissy justo en la vanguardia de su mente.

Excelente estrategia. Esa chica realmente era su talón de Aquiles.

Jim miró al río, a la luz. Miro de nuevo a la copia impresa.

Devina no iba a cambiar. Iba a seguir explotando su debilidad, así era, como había dicho, era como había sido diseñada.

Así que iba a tener que ser diferente. Con una maldición, él dobló el artículo y caminó a lo largo por el piso de madera. En el extremo más alejado del mismo, debajo del techo del cobertizo, se detuvo en la luz de la luna.

Agarrando el artículo por la parte superior, comenzó a rasgar el papel por la mitad, sacando una mano de distancia de la otra.

Él no llegó muy lejos antes de detenerse.

"Maldita sea," murmuró. "No es justo, ¡pero debo hacerlo!"

Salvo que algo estaba obstruyendo los nervios de sus apéndices, ordenándole a su cerebro que lo desviara a otro lugar.

Arrastrando una mano por el pelo, él quería que Sissy ir. Realmente lo hizo.

En realidad oró por ella.

Lo único que se le ocurrió, sin embargo, fue la realidad de que ella no estaba sufriendo en dicho salón del demonio. Ella estaba bajo el control de Devina y eso significaba que no estaba segura.

Su enemigo era capaz de cualquier cosa.

Lo que necesitaba era conseguir sacar a Sissy de allí....

Capitulo 45

Mels se despertó con una sacudida, la oscuridad que la rodeaba llevándola de regreso al río y el agua asfixiándola.

En el instante en que vio la franja brillante en el camino al nivel del suelo, la realidad volvió. Estaba en la habitación del hotel. Con Matthias...

Dándose la vuelta para enfrentarse a él, lo encontró profundamente dormido, con el pecho bajo el edredón subiendo y bajando lentamente.

Estaba de espaldas, con los brazos en la parte exterior de las colchas, con las manos por los costados. Parecía que estaba listo para salir de la cama en cualquier momento.

O eso, o como si estuviera acostado en un ataúd. Que Pensamiento tan feliz. Dios, qué noche.

Gracias a que ella había hecho un viaje rápido a la tienda de regalos de las veinticuatro horas, la noche había pasado de la

manera en que cualquier otra lo haría, con episodios de relaciones eróticas que se alternaban con el sueño que viene cuando te desmayas frío.

Bueno, excepto por el hecho de que ellos habían sido capaces de ir mucho más lejos esta vez.

De pronto, sus ojos se abrieron. "¿Estás bien?"

"¿Cómo sabías que estaba despierta?"

Él se encogió de hombros. "Yo no me duermo."

"Supongo que sí".

Cuando Matthias movió sus ojos y miró hacia el techo, estaba tan quieto, que parecía como si no estuviera respirando y allí fue cuando supo a ciencia cierta que habían estado juntos por última vez. ¿Pero como todos, por el ejercicio aeróbico había cambiado de opinión? Por otra parte, había sido mucho más que sexo, pensó. Por lo menos de su parte....

En el horrible silencio que siguió, se dio permiso para sentir la pérdida, y como si supiera exactamente lo que estaba pensando, su mano encontró la de ella y se la apretó.

"Voy a tomar una ducha rápida", dijo.

Se inclinó y le dio un beso despacio, pero luego se levanto en sus pies tan rápido, que ella retrocedió.

Hablando de un nuevo comienzo. Era como si nunca hubiera tenido la cojera. Especialmente mientras caminaba a través de la oscuridad hacia el cuarto de baño.

Un segundo después, se encendió una luz y luego lo hizo la ducha.

Una revisión rápida de la hora le dijo que eran las siete.

Era hora de volver a casa, obtener su propia ducha y vestirse. Con un poco de suerte, esto sería un Pilates mañana para su madre, y ambos podrían ser salvados de la caminata de la

vergüenza, no es que Mels lamentara la noche. Ella no estaba muy contenta era con la mañana.

Sólo era porque las cosas habían terminado, no porque sintiera lo sucedido.

Saliendo de la cama caliente, se acercó y encendió la lámpara del escritorio y recordó, la alegría de alegrías, que no tenía ropa interior o ropa de verdad.

Dios, parecía que la caída en el río le hubiese ocurrido a otra persona, por lo menos hasta que sintió los dolores en las costillas y sus antebrazos de cuando ella se arrastró fuera del Hudson.

Echando un vistazo al sonido del agua corriendo, pensó que tal vez debería unirse a él, no, al principio podía parecer como si estuviera chequeándolo, tratando de hacer una presentación con la esperanza de que cambiara de idea.

Ella tenía su orgullo.

A pesar de que estaba tomando un par de calzoncillos. De ninguna manera se iba a ir a casa con nada más que un impermeable.

Dirigiéndose a la bolsa de Jim Herón y revolviéndola, se encontró con dos pares de jeans, y ella tomó uno, tirando de ellos hacia arriba por las piernas y en la cintura. Se adaptaron bien, también había otro par de pantalones de calentamiento allí, junto con un par de camisas.

Ella terminó teniendo que amarrar más la sudadera en la cintura, y la camisa nadó hacia ella, pero todo era de color negro, y mientras se ponía sus zapatos y se puso el impermeable a su alrededor, se sentía mucho menos como un prostituta.

Matthias aún estaba en la ducha.

Era tentador escaparse y salvarlos de la incomodidad, y, mirando hacia la puerta, se puso la bolsa en el hombro. Siempre podía escribir una nota. Nah. Ella se negó a ser una cobarde.

El ruido sordo de su alarma sonó en el bolso.

Metiendo la mano en el profundo, ella hurgó, encontró el maldito teléfono, y lo saco. El familiar, y molesto pitido hizo que la piel se le pusiera de gallina, pero ese no era el punto. Nada más fácil de usar y se preocupaba por que ella dormiría con él.

Después guardo las cosas, ella miró hacia la puerta abierta del cuarto de baño.

La espera facturaba en ella, y comprobó su correo de voz para pasar el tiempo. Había tres mensajes cuando ella entró en el sistema.

"Hola, este es Dan de Autos Caldwell. Hemos estado buscando en su coche, y para ser honestos con usted, estuvo justo al borde de ser destruido. ¿Un vehículo de esa edad, con este tipo de daños? Podemos arreglarlo, pero no puedo garantizar que no vaya a molestarle una semana más tarde. Mi consejo es que tome el dinero del seguro y compre algo nuevo. Llámame...."

Por alguna razón, la idea de que su coche hubiera muerto la hacía sentir destrozada arrancándole una lagrima.

Hombre, tenía que recomponerse.

El mensaje número dos era de su salón de belleza, recordándole que tenía una cita con Pablo.

El mensaje número tres era..."Hey, soy el amigo de Tony, el del departamento de policía ¿Jason?" El acento del chico le creo todo tipo de preguntas, como si no estuviera seguro de su propio nombre. "Escucha...tengo que hablar contigo lo antes posible. ¿Esa bala que encontraste? Es un casquillo de la ronda de la misma arma que se utilizó en el tiroteo abajo en el Marriott", un escalofrío comenzó en la parte posterior de su cuello y se extendió por todo su cuerpo "y eso significa que tienes que venir y hablar con nosotros. Son las diez y ahora tengo que dormir un poco, pero a primera hora de la mañana, tengo que revelar esto y su..."

En ese momento, se cerró la ducha en el baño.

Inclinada hacia un lado, mientras observaba a Matthias dar un paso fuera de la bañera.

Parecía mucho más grande ahora, y cuando miró hacia abajo, vio sólo las cicatrices desvanecidas en la parte inferior del cuerpo, no había nada que justificara la pérdida de memoria o la cojera.

El amigo de Tony seguía hablando cuando Matthias se dio la vuelta para agarrar la toalla que había dejado en la parte de atrás del inodoro.

Mels casi dejó caer su teléfono.

Cubriendo su espalda, desde la parte superior de los hombros por debajo de la cintura, había un enorme tatuaje negro y blanco de la Parca de pie en un campo de lápidas y debajo de ella habían docenas y docenas de marcas sombreadas en una fila ordenada.

Era precisamente como el que Eric le había mostrado.

Sal. Afuera. Ahora.

Mels camino hacia la puerta, pero no lo logro.

Justo cuando empezó a correr, Matías salió de la pequeña habitación húmedo, y se interpuso en su camino.

Matthias había optado por el camino de la ducha, porque sobre todo quería estar limpio, pero más debido a que había tenido que limpiar su cabeza dolorida. Nunca había estado en una despedida, aunque primeramente, nunca había estado realmente involucrado emocionalmente con nadie.

Ahora, era porque la perspectiva de dejar a Mels, le dolía como el infierno.

¿Qué decirle? ¿Cómo iba a dejarle salir por la puerta?

Envolviendo una toalla alrededor de su cintura, salió del baño y Mels paró en seco frente a él, como si se hubiera tirado en un cortocircuito a toda carrera. Vestida con algo de la ropa que había conseguido en la tienda de regalos, parecía que estuviera siendo perseguida.

"¿Mels?"

"Aléjate de mí." Ella posó una mano en su bolso, y antes de que la sacara, él sabía que iba por su pistola.

Efectivamente, esa boca apuntando directamente al centro de su pecho.

Él levantó las manos, con las palmas hacia adelante. "¿Qué está pasando?"

"Bonito tatuaje, y me acabo de enterar que le disparaste a ese hombre aquí en el hotel. La bala coincide".

"¿La bala?"

"La que tome afuera de ese garaje, cuando vine a verte por primera vez. Recuerdas, ¿o no lo hace usted? Bueno, le di la bala a alguien que hizo una comparación balística y su arma es la que se utilizó en ese tiroteo".

Matthias cerró los ojos. Mierda, esa vainilla debía haber sido del arma de Jim, la que había tomado, la que, él había utilizado en el operativo en el pasillo del sótano.

"¿Sabía usted, que el cuerpo desapareció de la morgue, también? Supongo que, dado que ambos comparten el mismo tatuaje, ustedes están conectados, pero no te molestes en darme los detalles. No voy a confiar en lo que dices." Mels sacudió la cabeza, el disgusto escrito no sólo en la cara, sino en todo su cuerpo.

"Todo fue mentira. Usted no tenia amnesia...ni era cojo. Aquellas cicatrices malditas, su ojo." Maldijo de una manera vil. "Jesucristo, era un jodido lente de contacto, no era su ojo, un poco de maquillaje para conseguir que las viejas heridas se vieran peor. Oh, Dios..."

Ahora, ella se encogió. "La impotencia también, ¿verdad? Supongo que decidió que echar un polvo, valía la pena el riesgo de la exposición. ¿O simplemente le dio pereza seguir con la farsa?"

Como estaba justo en frente de ella, Matthias sólo podía cruzar los brazos sobre el pecho y tomar lo que ella le daba. Él no la culpaba por las extrapolaciones: Los milagros eran inexplicables por una razón, y las conclusiones a las que estaba saltando, mientras le apuntaba, parecían las únicas posibles explicaciones si estuviera en sus zapatos....

Cuando por fin dejó de hablar, abrió su boca, pero la cerró cuando se dio cuenta que no tenía nada de valor para agregar. Odiaba mentirle a ella, pero ella no iba a escuchar eso.

Mierda, ella bien podría haber apretado el gatillo. Él seguro que se sentía como si hubiera sido mortalmente herido, pero, sinceramente, era su maldita culpa, todo esto: A pesar de que los pecados del pasado permanecían en una niebla, sabía que era exactamente el tipo de ajuste de cuentas que había estado esperando con ella.

Y al final, la única cosa que podía hacer era dar un paso al costado y dejarle salir y tal vez se trataba de algo bueno. No había manera de que fuera a buscarlo ahora en algún momento.

En el instante en que se movía, Mels fue a la puerta, manteniendo al mismo tiempo el arma en él, y entonces justo cuando salió al pasillo, miró hacia atrás.

Con una voz muerta, le susurró: "¿Sólo hay una cosa que no entiendo? ¿Por qué molestarse? ¿Qué tengo que quieras?"

Todo, pensó.

"Así que era sólo un juego, ¿no?" ella espetó. "Bueno, no estoy seguro de lo que usted pensaba que el premio era, pero te digo ahora que nunca entres en contacto conmigo de nuevo en cualquier circunstancia. Oh, y yo voy a llamar a la estación de policía en este momento y a decirles todo lo que sé acerca de usted. Aunque me pregunto exactamente cuánto es de verdad".

Y luego se fue, cerrando la puerta detrás de ella automáticamente.

Matthias cerró los ojos y apoyó la espalda contra la pared.

Había sabido que dejarla ir a doler, ¿pero de esta manera? ¿Pensando que era un manipulador y un mentiroso?

Por otra parte, en su corazón, sabía que ella tenía razón. Siempre había sido un maestro mentiroso. Un intrigante. Un manipulador.

El dolor de cabeza llego fuerte y rápido, y como se vio después, era el final...no porque muriera, sino porque en esa alfombra, en la corta siesta de la habitación del hotel, justo al pie de la puerta que Mels había utilizado, todo volvió a él, todo.

De principio a fin, a través de todo el mal en el medio, recuperó la memoria con un rugido, explotando la tapa que había guardado todo, llenando el espacio entre las orejas, poseyéndole.

Era como diez mil televisores en una habitación, todos con el sonido en marcha, el estruendo tan grande que era una maravilla que la gente en la calle no oyera el ruido.

Era un tsunami que azotaba la costa, borrando estos últimos días de relativa inocencia en relación con Mels, arruinando el paisaje que había creado para sí mismo con ella, dejando al descubierto la tierra mala, debajo de la falta de sentimientos que había encontrado con ella.

Era, en muchos aspectos, peor que la pesadilla del infierno. Porque después de ver lo que era, de cerca y en detalle, sin sombras para ocultar la fealdad, sabía que en cualquier juego que estuviera involucrado no iba a terminar bien.

Su alma estaba podrida hasta la médula. Y ya había aprendido que lo que sembrabas era lo que cosechabas.

Capitulo 46

Cuando Mels llego a casa, ella tomó la ducha más larga de su vida: Después de frotar su piel con un jabón y esponja, se puso bajo el agua hasta que el calentador de agua estaba vacío y la misma estaba fría como una piedra.

Al salir envolviendo su cuerpo enrojecido en una toalla, ella pensó que realmente no debería haber dicho a Matthias que iba a llamar a la policía. No había dudas de que ya debería haber abandonado la habitación de ese hotel, aunque sabiendo lo paranoico que siempre había sido, probablemente lo habría hecho de todos modos, ahora que la mentira fue descubierta.

Al menos ella había hecho lo correcto. Había llamado al Detective de la Cruz desde el taxi a su casa. Y ella le había dicho todo, a pesar de que sentía que había avergonzado a su padre con la forma en que ella se había comportado.

Por lo menos de la Cruz estaba con ella, y haciendo bien su trabajo: la habitación de Matthias iba a recibir una visita inminente, probablemente ya lo tenían. Diablos. Ella realmente debería haberse quedado para asegurarse de que Matthias se reunía con la policía, pero en el momento en el

momento en que lo había dejado, había estado más enfocada en su seguridad personal.

Amado Señor, se sentía sucia...muy sucia, y sus emociones eran otro maldito desastre.

La ironía, por supuesto, era que el reportero en ella se convenció de que se sentiría mejor si ella supiera la razón: ¿Por qué ella? ¿Por qué ahora? ¿Qué demonios había querido realmente?

Por otra parte, tal vez ese enfoque no era más esclarecedor que pedirle a un autobús fuera de control, con cual filosofía “elegía” a los peatones para pasar encima de ellos.

Al entrar en su habitación, tomó más cuidado que de costumbre mientras se vestía, y ella también retrasó las cosas, un extra de quince minutos para peinar su pelo con un rizador, lo que era inaudito. La última vez que había tomado esa cosa había sido para la boda de un amigo, como, un año y medio atrás.

El maquillaje parecía una buena idea, también, e incluso lanzó algunas miradas sobre él.

Apoyándose, midió su reflejo en la parte posterior de la puerta del armario. Mierda. Seguía siendo ella.

Supongo que ella había tenido la esperanza de ver a alguien más en el espejo, alguien que no hubiera pasado la noche anterior atornillada a un extraño que no conocía mas, que desde hace un par de días...que había resultado ser una violenta criminal.

"Oh, Dios..."

Indignada, le dio la espalda al espejo, bajó las escaleras y se sirvió el café. Ella no lo hizo en las tazas en el armario, sin embargo.

En cambio, ella se sentó en su silla en la mesa de la cocina, mientras la cafetera hizo un sonido más fuerte en el mostrador cuando el ciclo terminó.

En el silencio opresivo de la casa, su mente parecía estar obsesionada con la reproducción de la película de Matthias, todo, desde el momento del impacto fuera del cementerio, la visita en el hospital después...de su seguimiento de él hacia la granja, luego ellos dos en el hotel...desde la primera noche hasta la última noche....

Ella había tenido dudas internas y si, mira cómo había salido todo.

"Soy tan tonta...tan malditamente estúpida."

Poniendo la cabeza en sus manos, se frotó las sienes con los pulgares y se preguntó cuánto tiempo iba a tomar antes de que ella no se culpara a sí misma por este desastre.

Mucho tiempo. Tal vez para siempre.

Una parte de ella sólo quería retroceder el tiempo y volver a la noche en que Dick había llegado a su escritorio y bailado a través de su rutina de pinchazo. Si ella hubiera decidido irse antes, a las cinco, la hora en que los otros periodistas lo hacían, podría haber evitado el poner en marcha...todo lo que siguió. Si tan solo...

Cuando se sentó en la cocina alegre de su madre, los minutos se agotaron, el sol cambiando su posición para calentar de nuevo, bañando un lado de su cara y cuerpo. Y a medida que avanzaba, también lo hizo la cosa del primer examen, la introspección, pasando de sólo Matthias a otras áreas de su vida, como su carrera, y lo que había sido, como le gustaba vivir en esta casa, y cómo en los últimos años desde la muerte de su padre se había ido.

En cuanto a todo, estaba claro que había necesitado esta llamada de atención. Había estado tan condenadamente impulsada y aún atrapada en punto muerto: viviendo en casa, pero no con su madre, en duelo por su padre, pero no consciente de lo mismo.

Pero en serio. Si su vida había requerido cierta re-calibración, ¿por qué no se cambiaba su peinado o conseguía un perro o había hecho algo menos nuclear que tener una relación desastrosa?

Eso posiblemente que tuviera implicaciones legales.

Dejando caer las manos, se echó hacia atrás y miró al asiento que su madre siempre usaba. Toda la luz del sol que entraba

por la ventana estaba calentando la madera, por lo que era claro, el por qué a la mujer le gustaba colocar allí la mesa.

Además, podía ver cada rincón de la cocina, por si había algo en la estufa.

Frunció el ceño, Mels se dio cuenta que había elegido la silla de su padre, la de la izquierda de su madre, la que enfrente del pasillo conducía a la puerta principal.

Al crecer, ella siempre había estado en el asiento frente a éste.

Había caminado en los zapatos de su padre en un montón de maneras, no en los de ella.

De hecho...puede ser que fuera posible que la verdadera razón por la que ella renunció a su trabajo en Manhattan en el Post hubiera sido volver aquí y estar con su mamá.

Cuanto más pensaba en ello, más lo sentía como la verdad. En primer lugar, había sido el último deseo de su padre. Es

decir, en su muerte se preocupaba por su esposa. Y luego, después del funeral, su madre había estado tan sola, perdida en muchos sentidos. Como cualquier buena hija, y como ella se imaginaba que su padre querría, Mels había intervenido para llenar el vacío...pero el sacrificio la había vuelto loca, y la hizo resentir con su madre, con su trabajo en la CCJ, y con su vida aquí en Caldwell.

La mejor de las intenciones. Pero no tan grande o necesario por el resultado. Nadie le había pedido que hiciera lo que ella había hecho. Ni su padre o su madre. Y mientras miraba alrededor de la cocina y el comedor, afuera a través de las puertas correderas de cristal hacia la terraza y el jardín...todo estaba en orden.

No porque ella hubiera hecho arreglos para el mantenimiento, al menos: Su madre se había ocupado de todo.

Sacudiendo la cabeza, se preguntó cómo se había sufrido esta transformación en su familia, que hubiera pasado sin ella saberlo. Por otra parte, estaba realmente preguntándose a sí misma ¿Qué iba a hacer, después de la mierda con

Matthias? Claramente, las cosas interpersonales no eran su fuerte.

El sonido de las llaves en una cerradura fue seguido por la apertura de la puerta delantera, y cuando la luz se encendió en la sala, su diminuta madre destaco por la espalda. Llevaba una estera de yoga y hablaba por teléfono, cuando se encerró dentro y salió por el pasillo.

"¡Oh!, yo sé que ella lo hizo, y la verdad es que creo lo mejor de la gente, hasta que demuestran que estoy equivocada. Por lo tanto, sí, creo que debe cortar esto y dejar de hablar con ella." Su madre se detuvo a saludarla y puso las cosas en el mostrador de la nevera. Luego frunció el ceño, como si sintiera que no todo estaba bien en la isla de Mels.

"Oye, María, ¿puedo llamarte luego? Bien, gracias. Hablamos pronto".

Terminó la llamada y puso el celular al lado de su ¡Orgánica! bolsa de lona. "Mels, ¿qué tienes de malo?"

Mels retrocedió y el pensamiento de su padre hizo lo mismo. La silla siempre había crujido bajo su peso, pero con ella, se quedó en silencio.

"¿Puedo preguntarte algo realmente extraño?" Le dijo a su madre. "Y por favor, no es mi intención ofenderte."

Su mamá lentamente se sentó a su lado. "Por supuesto."

"¿Recuerdas cuando papá todavía estaba con nosotros, la forma en que solía sentarse aquí y pagar las cuentas?" Mels palmeó la superficie de madera frente a ella. "¿Con esa chequera abierta, la más grande que tenía tres cheques por página? Se sentaba aquí y escribía en los cheques y los ponía en los sobres y registrar todo en el registro."

"Oh, sí", dijo su madre con tristeza. "Todos los meses. Como un reloj".

"Los lentes de lectura le caían en la punta de la nariz, y le molestaban en la cara. Y todo el tiempo, el escudriñaba con sus dedos donde estaba el tornillo de la silla".

"Odiaba todo el asunto, pero se aseguraba de que consiguiera hacerse, sin embargo. Todos los meses".

Mels se aclaró la garganta. "¿Cómo te...quiero decir, para pagar las cuentas ahora? ¿Cómo?, ¿dónde? ¿Cuándo? Nunca la he visto a usted escribir un cheque".

Su madre sonrió un poco. "Su padre quería hacerlo todo a mano. No confiaba en los bancos. Yo pienso que el ritual mensual fue una expresión física de su desconfianza hacia el banco First National. Yo no soy así. Tengo todo lo de mis pagos desde la cuota de mi automóvil, la factura de electricidad, mi seguro en deducción automática. Mis cuentas están vinculadas online, las miro una vez a la semana y no pierdo de vista todo de esa manera. Reduce los sellos, documentos y visitas al buzón. Más eficiente".

Mels sentía ondular la sorpresa a través de ella, pero vamos. Su madre no era una niña. "¿Y...como, ha cuidado del césped? Papá solía cortar el césped, ¿Quién lo hace ahora?"

"Inmediatamente después de su muerte, le pregunté a las vecinas cómo se manejaba. Algunas tienen sus maridos o sus hijos limpiando el patio, y obviamente, no era una opción para mí. Lo hice un par de veces, pero era mucho trabajo, yo sabía que era mejor pagarle a alguien. Fui con un servicio profesional, porque no quería preocuparme semana a semana, si cada vez se había hecho una limpieza en el otoño y la primavera. ¿Mels, hay algo que te preocupa?"

"Sí, en realidad, no existe." Se alisó la mesa otra vez, pasando su mano sobre el lugar donde su padre se había ocupado de las cosas a su manera. "A mí, me preocupa que me he pasado los últimos años tratando de ser mi padre para ti, y no sólo no ha funcionado, sino que no he sido un gran apoyo en cualquier nivel. Y haz sabido cuidarte muy bien".

Hubo un largo silencio. "Sabes, me he preguntado," su madre murmuró, "¿por qué te quedaste. Sé que has sido infeliz aquí y es bastante claro que me ha resentido".

"No fue obra tuya sino una mala decisión de mi parte, todo el camino alrededor de ella". Mels golpeó la mesa. "Yo sólo...él habría querido que yo cuidara de ti. O alguien".

"Esa fue su manera." Ella sacudió la cabeza lentamente. "Siempre estuvo pasado de moda, Hombre él era un hombre real con valores que eran muy tradicionales. Yo lo amaba, así que lo dejé, ya que me encantaba la forma en que lo hacía".

"Pero usted no lo necesita, ¿verdad."

"Yo lo necesitaba. Yo estaba muy contenta con él." Una luz triste llegó a los ojos. "Era el tipo de hombre que tenía que estar en control, y me casé con él y lo necesitaba cuando era joven. Pero yo crecí."

"¿Hubo problemas... sobre eso?" Dios, que parecía tan personal.

Hubo un largo período de silencio. "Yo lo amaba, él me amaba a mí, al final del día, nada había cambiado eso".

"Lo siento."

"¿Por qué?"

"El hecho de que murió y te dejó sola."

"Yo no soy la única. Tengo una vida ahora que es rica y lleno de amigas y de cosas que me gusta hacer. Y lo que me preocupaba más acerca de usted es eso lo que no parece estar sucediendo para usted. Este es su tiempo para hacer lo que desea, tener éxito en lo que desea, elegir su propio camino. Es lo que hice con tu padre...y yo estaba tan alegre de no dudé porque él y yo nos amamos durante unos treinta años. Te mereces la misma de la cosa, con quien o donde sea o lo que sea que te guste."

Las lágrimas pinchaban. "No estoy segura de por qué no me he dado cuenta de esto hasta ahora. Soy periodista, yo creí que podría llegar hasta el fondo de mi propia vida."

"Las cosas no son siempre tan sencillas y claras." Su madre se acercó y cubrió la mano de Mels. "Estos últimos años han sido muy duros. Pero estoy construyendo mi propio lugar en el mundo...y creo que tú necesitas hacer lo mismo".

"Tienes razón." Mels rozó las mejillas y se rió un poco. "¿Sabes en lo que he estado trabajando en estos últimos meses?"

"Dime".

"En un artículo sobre personas desaparecidas. Yo no he llegado a ninguna parte con él, después de horas y horas en mi escritorio, mirando las estadísticas, localizando las fuentes, cuestionando y re cuestionando todo, no estoy más cerca que cualquiera de los otros periodistas a llegar a lo que es la verdadera historia".

"¿Tal vez encontrarás las respuestas al final, sin embargo?"

Mels se encontró con los ojos de su madre. "Creo que debería haber estado buscando en el espejo, en su lugar. Va a sonar raro, pero... desde que murió papa, me he estado perdiendo mi propia vida. ¿No sé si eso tiene sentido?"

"Por supuesto que sí. Los dos eran guisantes en una vaina. Estoy segura de que usted sabe esto, pero él estaba tan orgulloso de ti".

"Es gracioso...al crecer, siempre me he preguntado si no hubiera preferido un hijo."

"Oh, no en absoluto. Él te quería. Solía decir que eras el hijo perfecto para él. Nada lo hizo sentirse más orgulloso y satisfecho de lo que tú lo hiciste, y que fue una de las principales razones por las que lo amaba. ¿El vinculo padre e hija? Era muy importante, y yo debería saberlo. Yo fui una niña de papá, quería eso para usted, también, y usted lo tenía con él. Sólo me gustaría que hubiera sido por más tiempo."

"Dios, Te quiero, mamá." Mels se alzó de la silla y dio la vuelta. Cayendo de rodillas, puso sus brazos alrededor de la mujer. "Te quiero mucho".

Cuando ella misma sintió llegar un abrazo a cambio, pensaba que, de todos los días en que necesito esto, el más preciso era hoy.

En la luz del sol, en la cocina, en el abrazo de una madre que nunca había pensado que ella entendería, se dio cuenta de que su padre no era el único importante en la familia y ella

tenía una sensación horrible de que si no hubiera estado a punto de morir, este momento podría no haber sucedido.

Algo así, le hizo pensar en todo eso de que, Dios no cierra la puerta sin abrir la ventana.

Mels retrocedió y se limpió debajo de sus ojos. "Bueno. Tengo que irme".

Su madre sonrió. "Su padre solía decir eso."

"¿Era tan bueno con usted como él lo era para mí?"

"Cada pedacito era tan maravilloso. Su padre era uno en un millón, y su muerte no cambió eso. Nunca lo hará."

Mels se puso en pie. "Yo, ah, hice café hace un rato. ¿Quieres un poco?"

"Sí, por favor."

Cuando Mels se dio la vuelta de nuevo hacia la cafetera y el armario, pensó, que al menos, no todo estaba perdido. Tan devastada como estaba por lo de Matthias, esto le daba un poco de paz. Y la puso a pensar en dónde estaba él.

Ella podría no haber encontrado a todas esas personas desaparecidas, pero estaba tratando de recuperar su propia vida.

Capitulo 47

Volviendo al centro, al Marriott, Adrian había tenido un asiento de primera fila para la salida de la periodista: estaba sentado en el corredor, y había visto como la mujer salía de

la habitación de Matías, su yo me voy de aquí rápido, era una bastante clara indicación de que no estaba muy feliz. Y el arma en la mano fue otro claro indicativo.

Parecía que le había dado su vida sexual a cambio de nada. Cuando se había metido en el ascensor, Adrian salto instantáneamente a sus pies, y por primera vez en su vida, no fue vertical inmediatamente.

Su cuerpo simplemente se negó a trabajar bien, el dolor en sus articulaciones desacelerándolo, su falta de profundidad en la percepción creando un problema de equilibrio en su balance.

"¿Qué demonios te pasa?"

Ad miró a su izquierda. Jim había llegado en toda su gloria o, en este caso, en toda su porquería. El tipo parecía haber sido arrastrado a través de un rosal de culo hacia atrás, ya que hojas sobresalían del pelo, la ropa arrugada, las bolsas bajo los ojos lo suficientemente grandes para un paquete de vacaciones familiares.

El otro ángel se congeló el segundo en que sus miradas se encontraron. "¿Qué has hecho?"

Ad dejo que el chico sacara sus propias conclusiones. La matemática era muy simple y bueno, al comprobarlo, Jim obtendría la respuesta: Su cabeza giró lentamente hacia la puerta de la habitación de Matías.

"¿Él está bien?"

"Usted dijo que era la clave, así que hice lo posible para que él consiguiera un poco más de ánimo. Por así decirlo".

Ad frotó la nuca de su cuello y se preparó para una conferencia, o tal vez algunos fuegos artificiales. Francamente, no tenía la energía para más drama.

"¿Estás bien?" Jim preguntó con brusquedad.

"Sí, sólo un poco tieso y la falta de percepción por la vista puede ser superado. Todavía estaré bien para ir al campo."

"Me importa una mierda los combates. Quiero saber si estás bien. ¿Es permanente?"

Adrian parpadeó. "Ah, probablemente."

"Jesús..." El chico miró por encima de la puerta de la habitación. "Realmente tomó uno para el equipo."

La admiración y el respeto en la voz del ángel hicieron que Ad mirara sus botas de combate. "No te pongas emocionado, no funcionó".

"¿Qué quieres decir?"

"Ella se fue de aquí hace un minuto y medio atrás, y no para conseguir algunos bagels y salmón ahumado o una copia del Times. Lo que pasó allí no era todo corazón y flores maravillosas".

"Mierda." Jim se aclaró la garganta. "Bueno, hablé con Devina. Le dije que no se metiera con la periodista".

"¿Cómo te fue?"

Cuando el otro ángel cruzó los brazos sobre el pecho y se agrio su boca, pensó Adrián, oh, mierda....

"Estuviste con ella, ¿verdad," dijo en una voz muerta.

Jim se aclaró la garganta. "Estaba enfadado por lo que ella era. Es que...ya sabes, solo pasó".

"Bueno, supongo que es una forma de discutir. ¿Quién ganó?"

"No es un interruptor para ganar o perder."

Ad no estaba tan seguro de eso. "¿Dónde está la perra ahora?"

"No lo sé."

A medida que el hombre bajó la mirada hacia el ascensor como si estuviera preocupado por la hembra de Matthias, Ad asintió. "Vete a comprobar a Mels. Voy a mantener un ojo en el principe Azul".

"No voy a estar lejos."

"Tómate tu tiempo. Yo me encargo." dijo Desenvainando la espada de cristal, él la sostuvo en alto para que la hoja transparente llamara la luz. "Confía en mí".

Jim vaciló. "Llámame si me necesitas."

"No lo haré, pero lo haré."

Con el ¡puf!, Herón había ido.

Adrian fue cojeando hasta la puerta, golpeó con los nudillos, y luego abrió la puerta. Matthias estaba tirando de unos pantalones y se quedó paralizado en medio del movimiento.

"Llamé a la puerta," Ad dijo secamente.

El otro chico terminando el trabajo, procedió a amarrar los pantalones, apretándolos alrededor de la cintura y metiéndolos bajo la camiseta de las alas rojas de

Caldwell. "Tienes suerte de que no te haya disparado".

Efectivamente, el arma no estaba muy lejos, y Ad sabía a ciencia cierta que había vuelto a cargarla después del enfrentamiento en el bosque. Aún así, no parecía como que los cuarenta fueran capaces de hacer algo más que molestarlo.

"¿Usted va a alguna parte?" Pregunto ad. Moviéndose rápido, el hombre se sentó en el borde de la cama y metió sus pies en los Nikes negros. "¿Usted es siempre tan bueno con las puertas?"

"Soy bueno en un montón de cosas."

Matthias se detuvo. "Usted está cojeando, ¿lo sabías?"

Ad se encogió de hombros. "Pie malo."

"Mentira".

"He dicho todo lo que voy a decir."

Matthias maldijo cuando se levantó para recoger su cartera y su chaqueta. "Está bien, está bien. Pero tenemos que salir. Los policías están en camino. O lo harán en breve".

"¿Por qué?"

"Mels va a ellos en este momento, ella descubrió que Jim y yo estuvimos ocupados en el sótano aquí la otra noche. Mi memoria está de vuelta, por cierto."

"¿Todo?"

"Así es."

Mierda. "Felicitaciones".

"En realidad no." El hombre hablaba rápido y conciso. "¿Escucha, Jim dijo que voy a enfrentar una encrucijada?"

Ad asintió. "¿Qué pasó con tu chica?"

"Ella descubrió quién era yo realmente."

"Eso no va a ayudarnos."

"Bueno, la revelación le ayudó, y eso es más importante. Nunca debí haber estado con la mujer".

En ese sentido, Matías se quedó en silencio, y sí, wow, prácticamente olía a madera.

"Yo sé lo que tengo que hacer", dijo después de un momento. "Es la única manera...para hacer las cosas bien. Sé exactamente lo que debe hacer".

Ad dejó caer la cabeza en señal de frustración. Lo que esta situación no necesitaba era alguna idea más brillante.

"Tenemos que volar este lugar", dijo Matthias, mientras caminaba hacia la puerta. "Pero primero, un poco de romper y entra por la salida".

"¿No es eso una contradicción?"

A medida que el chico acababa de entrar en el pasillo, Adrian maldijo y cogió el bastón de donde estaba la televisión incorporada.

Resultó ser una buena decisión, el viejo bastón aumentó su velocidad. Era difícil acostumbrarse a la necesidad de la cosa, sin embargo. En realidad, no era su estilo.

Cuando Matthias golpeó la puerta de emergencia en el hueco de la escalera y comenzó a descender los escalones de cemento, la voz de Mels lo persiguió.

Era mentira, todo esto, no es así.

Esa sola frase, una y otra vez, como un rifle de repetición, o una ametralladora, hasta que él oró por que la amnesia volviera.

La tragedia es que nada en torno a cómo se había sentido por ella había sido nada menos que la pura verdad de Dios. Lo mismo con la condición física en que había estado, y su sentido de dónde había estado...y adonde estaba en peligro de volver.

¿Pero en el transcurso de su vida? Mierda, sí, había habido demasiados engaños para contar.

Y eso era lo que iba a cuidar.

Con él caminando como lo había hecho, y su memoria ahora de nuevo con toda su fuerza, no había manera de que no pudiera hacer algo con la red de mentiras y males que había hecho girar por tanto tiempo.

Este era de hecho el ajuste de cuentas que se había ganado, y estaba muy bien que fuera a pagar el precio... y hacer lo correcto. Por último.

Manteniendo el ritmo rápido, en silencio por la escalera, cayó en cuenta de que su socio en el crimen, por así decir, probablemente no estaba haciendo el tipo de tiempo que era. ¿Qué era tan jodido? Mirando por encima de su hombro, Matthias se detuvo y se agarró a la barandilla.

El hijo de puta detrás de él se movía alrededor de tres pulgadas sobre las escaleras, el efecto fantasma encima de ellos como si tuviera zapatos anti-gravedad.

"¿Qué eres?" Respiró Matthias.

Al instante, las botas de combate del hombre fueron tierra firme. "Nada especial".

"Mentiras".

"¿No estamos huyendo de la policía? ¿De verdad quieres hacer esto ahora?"

El Chico tenía razón, pero había mucho en juego. Si, tan sólo en el departamento de salud mental. "Sólo respóndeme una

cosa. ¿De qué lado está usted? Y antes de que me golpee con una nueva ronda de "no BFD:" Yo sé dónde he estado, y no estoy hablando de Oriente Medio".

"Estoy en el lado que piensa que es bueno."

"Eso no me dice nada. Incluso el diablo cree que tiene razón".

"No es él."

"Ella, eh." A medida que el hombre se encogió de hombros como si estuvieran hablando de deportes...o coches...o el jueves por la noche de la formación en la NBC, Matthias maldijo en voz baja. "Así que ya sabes del diablo, y no eres más que un hombre normal. Usted asume todas mis lesiones, internas y de otra manera, y no eres nada especial."

El compañero levantó un hombro de nuevo, y parecía completamente indiferente a todo lo que en la mente de mierda de Matthias se bamboleaba.

Era mentira, toda eso, no es así.

"Sabes," dijo Matthias aproximadamente, "He oído hablar de que el diablo es un gran mentiroso."

"Es la única cosa en que usted puede confiar."

"Supongo que tengo algo en común con ella."

"Usted lo hace, pero los tiempos cambian, ¿no es así?"

"¿Cómo encaja Jim Herón en todo esto?"

Adrian exhaló como si fuera viejo. "Preocúpate por ti mismo, Matthias. Ese es el único consejo que puedo darte, sólo haz lo correcto, aunque duela".

Matthias se centró en el ojo nublado, que había sido su propio ojo, hace tan sólo doce horas. "¿Hablando de experiencia de primera mano?"

"No, en absoluto. Ahora, ¿no deberíamos estar corriendo del CPD?"

De pronto, pensó en la noche con Mels. Mierda había terminado muy mal, pero la noche...y todo lo que había tenido que ver con ella...le había ayudado a encontrar su alma. Sin eso, y sin ella, acabaría de salir de Caldwell y su pasado atrás.

"Gracias", murmuró Matthias. "Te lo debo."

"No sé de qué coño estás hablando."

Claramente, él estaba llamando a una puerta que estaba cerrada con llave, sellada con pernos, encadenada, a cal y canto. Fin. Sabía lo que era, la gratitud podría ser más difícil de soportar que el dolor.

Al menos sabía qué hacer. Sólo había una cosa más....

"¿Es Jim como tú?", exigió.

El chico parecía que estaba cansado con la conversación, y que estaba a punto de gritar, pero mala suerte.

"Dímelo," Matthias ladró. "Tengo que tener algo sólido en esto."

Adrian se frotó la mandíbula. "Puedes hablar con Jim sobre eso, cuando esto termine, ¿de acuerdo? En este momento, mi trabajo es mantenerte vivo para que puedas hacer las cosas bien cuando se presenten. No puedo decirte lo importante que es. Solo haz la maldita cosa bien por una vez en tu miserable existencia".

"Entendido," dijo Matthias, dándole la espalda y corriendo una vez más.

Capitulo 48

A varias cuadras más del Marriott, en la sala de prensa de la CCJ, Mels sentada en una silla musical, se mecía hacia adelante y hacia atrás con la melodía de "Yankee Doodle." Su cuenta de correo electrónico estaba en su monitor de la

computadora, y periódicamente el auto envío / recepción tosió un par de entradas en su bandeja de entrada. El protector de pantalla llegaba a intervalos regulares, también, y cada vez que las burbujas de colores del arco iris aparecían, ella extendía la mano, agarrando el ratón y manteniendo las cosas vivas.

La única llamada que había hecho desde que había entrado era para estar en contacto con Tony del laboratorio de CSI. Ella había le dijo que había llamado al Detective de la Cruz e hizo una declaración acerca de todo.

Había estado esperando que el teléfono sonara en cualquier momento con una actualización de la situación, pero de la Cruz y su equipo estaba sin duda ocupado yendo hacia el hotel, para llegar a una habitación vacía. Matthias ya se habría ido de largo.

"Psst."

Sacudiéndose a sí misma, ella miró al otro lado del pasillo. Tony estaba inclinado hacia adelante en su asiento con un Dona en la palma de su mano, ofreciendo la pequeña rueda,

la gloria chocolate, una Ding Dongs como si fuera un diamante.

"Parece que podría usar esto."

"Gracias." Ella forzó una sonrisa y el pensamiento, ¿Qué demonios. Tal vez una carga de azúcar y conservantes me despierte de este letargo. "No soy yo misma el día de hoy."

"Le puedo decir. Usted ha estado sentada ahí mirando a esa pantalla durante la última hora".

"Gran cantidad de e-mail para leer."

"Entonces, ¿por qué no has estado leyendo?"

Rompiendo el sello de la bolsa de protección y mordiendo la cosa, la cubierta exterior agrietada envió trozos y piezas en su regazo. Antes de que se fundieran y se fusionaran a nivel molecular con la tela de sus pantalones, las interceptó y las tiró a la papelera.

Hombre, la Ding Dongs sabia delicioso. Mejor comiendo través de la química.

"Hey, escucha, Tony ..Sé que nunca hemos hablado cosas de trabajo, pero ¿Tiene un final con este trabajo? Quiero decir, ¿Es este el lugar donde usted se ve a quedar por el resto de su vida laboral?"

Su amigo se encogió de hombros. "No pienso mucho en eso. Yo sólo trabajo en mis artículos, hago mi investigación y me relajo con el futuro. Si esto es todo lo que tengo. Estoy bien. "Cogió un Ho Ho para sí mismo y le quitó su envoltura. "Pero yo he estado esperando que usted se vaya.

"¿De Caldwell? ¿En serio?"

"Así es." Él le dio un mordisco. "Nunca te has instalado ni establecido contactos. Es por qué piensas irte".

Tenía razón, por supuesto. Y tal vez fue por eso que realmente no había logrado todo lo que ella había querido en

el último par de años. Sí, Dick era un pinchazo y un miembro confirmado del antiguo club de chicos, pero era posible que ella hubiera estado escondida detrás de eso, como una excusa para llamar las cosas.

"Yo creo que quiero volver a la ciudad de Nueva York." En realidad, no empleo el "pensar", se dio cuenta con un sobresalto.

"Es el momento".

Su madre estaba bien, Mels era la que necesitaba dirección. Y tenía la sensación de que sería hacia el "Sur".

"Eres un buen reportero.", Tony dio otro mordisco. "Y usted está infrautilizada aquí y creo que Dick lo sabe."

"Él y yo nunca nos hemos llevado bien."

"Eso es verdad de él y las mujeres, en general." Tony aplastó el envoltorio y lo arrojó. "Entonces, ¿qué vamos a hacer? ¿Tienes algo que este en Manhattan?"

Abriendo un cajón, sacó una tarjeta que había metido allí el día que se había mudado a la mesa. Leyéndola, PETER W. NEWCASTLE, editor y tenía el emblemático del New York Times, a la cabecera derecha bajo su título.

De vuelta al día, en que había conocido a Peter en los alrededores de Manhattan, y él todavía estaba en el Times. Ella había visto a su nombre apenas el pasado domingo.

"Sí, creo que sí", murmuró. "Hey, hablando de salir, tengo algo que quiero darte."

"El almuerzo, espero."

Ella se rió un poco. "Por desgracia, no."

Pateándose a sí misma a forma neutral, ella abrió su carpeta sobre toda la investigación que había hecho sobre los casos de personas desaparecidas. Mirando a las palabras que había escrito, las tablas que había hecho, las referencias que había en la lista, no podía dejar de pensar que todo esto era lo que

había estado haciendo antes de que la tormenta hubiera rodado a través de su vida.

Los recuerdos de Matthias subieron como púas rompiendo a través de la piel, el dolor haciendo que le faltara el aire.

Cerró los ojos un momento, se dijo a sí misma que para conseguir un agarre.

"Está llegándote un correo electrónico", dijo con voz ronca, Tony se enganchó con un Twinkie y giró en dirección a la pantalla de su ordenador.

Un momento después, lo oyó murmurar en voz baja y luego se volvió de nuevo hacia ella. "Esto es...increíble. Absolutamente increíble, nunca he visto... ¿Cuánto tiempo has estado reuniendo todo esto? Y ¿Cuál es su ángulo? ¿Quiénes son sus...espera, usted no está dándome esto a mí exclusivamente, ¿verdad?"

Mels sonrió con tristeza y asintió con la cabeza. "Piense en ello como mi regalo de despedida. Has sido muy generoso conmigo desde que empecé. Y tal vez usted pueda conseguir

más con él que yo." Ella miró su pantalla, viendo toda la obra que había hecho. "He estado estancada, pero tengo la sensación de que va a estar en buenas manos con usted. Si alguien puede descifrar la verdad detrás de las desapariciones, eres tú".

Cuando los ojos de Tony fueron aún mayores, sabía que había hecho lo correcto, para ella, para él...y más importante, para todos aquellos chicos desaparecidos, esas almas que de alguna manera, inexplicablemente, habían desaparecido una noche en Caldwell.

Tony va a encontrar la respuesta. De alguna manera.

Cuando Matthias caminó por un pasillo alfombrado en la planta baja, en la parte de los empleados del hotel, caminaba con la cabeza erguida y los brazos balanceándose casualmente a los costados. Al pasar por las puertas abiertas, leyó las pequeñas placas al lado de cada uno, y vio varias, recursos humanos, administración y contabilidad personal, todos los cuales estaban trabajando duro, hablando por sus teléfonos, tecleando en sus ordenadores.

Ocupado, ocupado. Lo cual era perfecto si estás buscando infiltrarte en un lugar donde no perteneces.

La clave estaba en caminar con un propósito, como si tuviera una cita en espera de usted, y haciendo contacto visual casual, de manera aburrida. Esa combinación, incluso más que un traje y corbata, era fundamental: no querías dar a cualquiera de las abejas obreras una excusa u oportunidad de bajar el culo en el camino.

Gracias a Dios que Adrian había accedido a quedarse en el vestíbulo. Alguien como él, con piercings, era una cartelera de pato fuera del agua en esta situación.

Cuando Matthias pasó, Jesús sabía que tarde o temprano iba a encontrar lo que buscaba: un ordenador conectado en red libre, que estuviera en línea con las grandes bases de datos del Marriott. Y ¿qué sabe usted?, la oportunidad se presento tres puertas más abajo en la forma de una oficina vacía con una configuración de escritorio completo: La pequeña placa de información a quien trabajaba allí, había sido deslizado fuera del lugar, y no había objetos personales en el escritorio, sin abrigo colgado en la esquina sin ventana, tampoco. Mejor solución de lo que había esperado.

Deslizándose dentro y cerrando la puerta, pensó que habría ayudado si hubiera tenido acceso a los recursos de XOps, nada como una tarjeta de identificación con su fotografía y un título de IT en él para suavizar cualquier consulta. Como quiera, todo lo que tenía era un arma cargada con un silenciador.

Sentado en la silla de oficina de cuero acolchado, en alguna parte de él estaba muy claro que todo el mundo era prescindible, que si alguien entraba mientras estaba trabajando, iba a dispararles y arrastrar el cuerpo bajo el escritorio.

Pero Dios, oró porque no viniera nadie por más de una razón.

Inclinándose, él golpeó el interruptor de la CPU para encender el ordenador y lo interrumpió antes de que el inevitable password protected brillara en la pantalla al inicio de sesión. El entrar en el radar del sistema operativo, tomó el control, cambiando la dirección IP, y saltó al amplio mundo de la Web.

El sistema informático XOps era un monolito, creado por los mejores expertos que había sido capaz de reclutar, ya fuera que se hubieran graduados del MIT, de quince años de edad, mierdas arrogantes, o hackers, o de multinacionales cada uno y cada uno de esos grandes cerebros había sido silenciado por algún medio de apalancamiento...o por el frío abrazo de la tierra.

Después de todo, los constructores de su castillo sabían sus escapes y secretos sobre todo, y no había querido que nadie en la organización pudiera saber el camino oculto que ahora tenía en la red.

Eventualmente, alguien probablemente descubriría que se había colado dentro y salido con una cuenta de administrador fantasma, pero pasarían semanas, meses, o tal vez no se enteraran nunca.

El hizo una revisión rápida del reloj en la esquina de la pantalla, lo que le dijo que no tenía más de sesenta segundos antes de que corriera el riesgo de ser identificado como usuario concurrente. Necesitaba menos de treinta.

Colocando la mano en el bolsillo, sacó la memoria que había comprado en el camino, aquí en la tienda de regalos.

Colocando la cosa en el puerto USB en la parte frontal de la máquina, inicio una descarga de datos que era nuclear en su alcance, pero relativamente autónomo en términos de bytes.

No había un montón de agentes, después de todo, y sus misiones eran cortas y al punto.

Y si hablamos de Intel: los archivos eran el eje central de su estrategia de autoprotección para una salida: había creado este cache integral de información, junto con la función de actualización automática, al momento en que el equipo de sistemas del XOps había sido puestos en servicio. Era tan importante como las armas y el dinero que había escondido en

Nueva York. Y Londres. Y Tánger. Y Dubai. Y Melbourne.

En su negocio, el emperador permanecía en el trono, sólo en la medida en que podía aferrarse a su poder, y nunca se puede estar seguro de que su base no iba a erosionarse.

De hecho, el retorno de su memoria le contó todo lo que había guardado su influencia, la acumulo, la alimento, eso lo

mantuvo vivo y en control...hasta que había empezado a oler mal por la suciedad de sus hechos, hasta que su alma, o lo poco que su ser había tenido, se había marchitado y muerto, hasta que había llegado a ser tan carente de emociones que era prácticamente un objeto inanimado, hasta que él se dio cuenta de que la muerte era la única salida, y mejor que él eligiera el momento y el lugar.

Al igual que en el desierto, frente a un testigo...con una bomba que había manipulado para hacer el trabajo.

Supongo que él no había estado en control de todo, sin embargo, porque Jim Herón no lo había abandonado donde había caído y por eso no había muerto de acuerdo a lo programado.

Sin la interferencia de Herón, sin embargo, no habría tenido su tiempo con Mels.

Y no estaría utilizando esta información en la forma en que iba a hacerlo. Este parecía el mejor resultado. A excepción de la parte de perder a Mels, eso era.

Justo antes de firmar la salida, una curiosidad permanente llegó a él. Con un cambio rápido, se retiró de su cuenta sombra y de su pequeño armario secreto de información e inicio una sesión de verdad, con una cuenta que había creado para uno de sus administradores hace unos seis meses. Todavía estaba activo. Y la contraseña no había sido cambiada, lo cual era una estupidez.

Al entrar en la base de datos de personal, tecleó un nombre y pulse Enter.

En el centro de la pantalla gris, un pequeño reloj de arena giró lentamente, y pareció entrar en esa rotación de ingravidez por siempre. En realidad, probablemente menos de un segundo o dos. Los datos destellaban al lado del perfil de Jim Herón y Matthias analizo rápidamente las anotaciones ordenadas.

A Él no le preocupaba que esta actividad consiguiera ser descubierta y lo haría. Los operarios iban a aparecer en este equipo en particular lo antes posible. Naturalmente, ellos sabían que era él, y no les sorprendería.

El siguiente perfil al que pasó revista era el suyo, y él volvió al de Herón de nuevo antes de que él saliera. Él no estaba seguro exactamente de lo que estaba mal, pero algo no pegaba con él, algo no estaba bien. No tenía tiempo para averiguarlo, sin embargo, al menos no en esta oficina.

Matthias se retiro fuera y aplastó la unidad flash en el puño. Tras el cierre de la computadora, abrió la puerta, miró hacia la izquierda y a la derecha, y salió al pasillo.

Caminar fuera, él...

"¿Puedo ayudarle?" Una voz femenina preguntó.

Se detuvo y se volvió. "¿Estoy buscando recursos humanos? ¿Estoy en el lugar correcto?"

La mujer era baja y robusta, construida sobre las líneas de un lavavajillas o tal vez un gabinete de archivo. Ella estaba vestida con un traje gris acero, también, y su pelo cortado derecho en la línea de la mandíbula, como si ella se sintiera como si tuviera que probar que ella era todo negocio, todo el tiempo.

"Soy el jefe de recursos humanos." Sus ojos se estrecharon. "¿Quién quieres ver exactamente aquí?"

"Estoy solicitando un puesto de camarero en el restaurante.

¿La recepción me envió aquí?"

"Oh, por amor de Dios." Ms. VP parecía que iba a desbordarse en el acto. "¿Otra vez? Les he dicho que no refieran a nadie aquí, chico".

"Sí, lo sé, es que debería reunirme con el gerente o algo así y no encuentro el lugar."

"Tome esta sala aquí al vestíbulo. Pasa por el restaurante hasta que esté casi a la salida de incendios. Hay una puerta que dice 'Office', estás en busca de Bobby".

Matthias sonrió. "Gracias."

Ella giró lejos y comenzó a marchar en la dirección opuesta, el murmullo sugería que estaba ya en el teléfono con el que supuestamente tenia reunión. Diviértete con eso, pensó mientras salía.

Capitulo 49

"¿Estás bien, grandote?" Jim preguntó mientras llevaba el perro subiendo por las escaleras hasta el apartamento sobre el garaje.

El hombrecillo había estado vigilando el lugar toda la noche, manteniendo todo como debía ser, con los ojos feroces ya que su pelaje no lo era.

Hasta el estudio, Jim bajo al animal y se dirigió a la cocina. "Sólo croquetas esta mañana, para el deporte el alimento debe ser balanceado.

Lo siento. Pero te voy a traer de vuelta un sándwich de pavo, ¿de acuerdo?"

Cuando el perro soltó un guff de acuerdo, Jim pensó que probablemente los sándwiches no eran la mejor dieta, pero la vida era demasiado corta para no disfrutar de algo tan simple como lo que te gustaba de comer. Y al perro le encantaban.

Con el agua corriente del fregadero, enjuagó un pequeño recipiente de color rojo y volvió a llenarlo. Poniendo la cosa en el suelo junto a una taza y media de Eukanuba, dio un paso atrás y dejo que el perro oliera alrededor, tomara un bocado de prueba, y se estableciera en su desayuno.

Con la comida en progreso, Jim se acercó a la puerta y sacó los cigarrillos. Encendiendo uno, exhaló y apoyó una mano en la barandilla.

La periodista estaba en el trabajo, la había verificado a ella tan pronto como él había dejado el Marriott. Y teniendo en cuenta que no había señales de Devina en cualquier lugar, y que el hechizo rastreador permanecía establecido y funcionando en Matías y en la hembra del hombre, había decidido regresar aquí y asegurarse de que todo estaba bien.

Ahora no estaba seguro de qué hacer... excepto escuchar el perro alimentarse. A lo lejos, un camión recorrió el camino al otro lado del prado, yendo a un ritmo constante.

Más cerca, los cuervos graznaban entre sí en los pinos. Detrás de él, el perro seguía trabajando su mandíbula.

Todo estaba tan condenadamente tranquilo, que casi saltó de su piel. Al segundo en que se dio cuenta de que estaba esperando a que Nigel hiciera acto de presencia. Ya que el Dandi británico siempre parecía aparecer en los momentos críticos, y ahora se sentía como uno.

Jim no podía creer lo que Ad había hecho. El auto-sacrificio, la misión fundamental, el hombre. En algún nivel, era insondable.

Eddie habría estado muy orgulloso de ese tipo.

Pero, ¿qué iban a hacer ahora? Jim todavía no sabía dónde estaban las encrucijadas, y Devina estaba sin duda, llegando a algo.

"Nigel- Hombre", murmuró en una exhalación. "¿Dónde estás?"

En lugar de una visita real, lo único que consiguió fue ver las cenizas de la punta de su Marlboro, y comenzó a preguntarse si no se había producido un efecto de goteo, que Devina hubiera conseguido un tirón de su cadena por el fabricante: Parecía que los arcángeles estaban sentados de nuevo en esta ronda también. Justo lo suficiente

Así cuando se dio la vuelta, otro vehículo quedó a la vista en el lado opuesto de la pradera. Este viajaba rápido y tenía un amigo, un compañero perfectamente sincronizado.

La Policía.

Y como sabe usted, colgaban de un louie y bajando por el camino.

"Tenemos compañía, perro," murmuró, apagando su cigarrillo en el cenicero y se mantuvo en la barandilla. "Ven aquí, hombre. Vamos a desaparecer juntos y ver el espectáculo".

Cuando se agachó en el interior, el par de coches patrulla llegaron hasta las puertas dobles, el polvo levantándose de sus ruedas al llegar a un punto muerto en la gravilla.

Naturalmente, su teléfono sonó cuando las unidades estaban saliendo. Con su animal bajo el brazo, respondió la llamada, hablando en voz baja a través de las cortinas.

"Estoy ocupado, Ad."

"¿En dónde estás?"

"En el garaje. Y el CPD acaba de aparecer arregla mi día y dime que te deshiciste del cuerpo"

"Nosotros nos encargamos de él, junto con el coche en que venía, no van a encontrar absolutamente nada."

"Entonces, ¿por qué los policías están aquí?"

"Yo no lo sé." Hubo un poco de conversación silenciosa en ese punto. "Matthias está conmigo. Él dice que Mels tomó una bala cuando salió del garaje y que la mando a analizar, y que por supuesto, coincidió con las encontradas en el sótano del Marriott. Puede sacar las conclusiones a partir de ahí".

"Magnifico".

Ahora la voz de ad se redujo a un susurro también. "Por cierto, su antiguo jefe es bueno con una computadora."

"¿Qué va a hacer?"

"Creo que va a volar la tapa de la totalidad de las operaciones XOps."

"¿Que está haciendo qué?" Jim casi se olvidó de mantener la voz baja. "¿Cómo sabes eso?"

"Él y yo dejamos la habitación del hotel juntos, y en el camino a la salida, hizo un pequeño desvío en territorio Toshiba. Tiene en un SanDisk con una gran cantidad de información sobre el grupo, estaba justo detrás de él cuando la cargo en la maldita cosa".

¿Qué va a...?

La periodista, pensó Jim. Él iba a dársela a ella, y la dejaría que hiciera su trabajo.

Hombre, hablando de sus años ochenta. Matthias había dedicado su vida a mantener a XOps oculta. Había matado y torturado por ello, se convirtió en amigo y aliado para ello. Había intimidado a la Casa Blanca y había asustado a líderes en todo el mundo, además lo había reforzado con dinero y

sexo; había hablado, traicionado, y enterrado rápido a los muertos.

¿Y ahora él estaba dejando ir todo?

"Lo hemos hecho", Jim respiró. "Esta es la encrucijada".

"Eso parece." La voz de Ad reanudó a volumen normal. "El está preocupado porque esto afecte a cualquiera, que trabaje sobre todo con usted, y me dijo que le avisara".

Lo que era una sorpresa. "Dile que gracias, que puedo cuidar de los negocios aquí. ¿A dónde va?"

"No me dijo, y quiere privacidad."

"Bueno, dásela a él, pero quédate."

"Lo tienes, jefe."

Jim golpeó al extremo y se frotó la cara. Parecía como si hubiera ganado la ronda... pero el cruce podría tener cualquier número de cosas que requirieran una elección o una decisión que pusiera de manifiesto la calidad del alma de que se tratara.

Y ese hombre iba a abandonar su asiento del mal, no para dimitir, sino para sacar el lugar al conocimiento público.

Jim hubiera clavado algo en la línea de meta... pero no queria molestar a sus visitantes: Abajo a continuación, los policías estaban husmeando, comprobando las puertas cerradas donde estaba el F-150, el Explorer, y la Harleys. Su siguiente paso fue dirigirse a las escaleras, y mientras subían, estaba agradecido de que el perro se quedara en silencio.

Toc. Toc.

"Policía de Caldwell", fue el grito. "¿Hay alguien en casa?"

Toc. Toc.

"Policía de Caldwell."

Uno de los hombres hizo bocina con las manos y se inclinó en el vidrio, mirando al interior.

Jim levantó la palma de la mano invisible y le dio al hombre un poco de onda sólo para ser buen vecino, pero lo que realmente quería hacer era dar la vuelta a su dedo medio. Esta visita probablemente significaba que él y sus muchachos necesitan desaparecer, y que la paz y tranquilidad iban a ser imposibles de conseguir después de esto, sobre todo cuando la policía hablara con su propietario.

Pero tenía otros problemas en el momento, especialmente cuando la policía decidió lanzar sus derechos civiles por la ventana, y forzar la cerradura.

"Mels Carmichael." Mels frunció el ceño.

"¿Hola?"

Cuando no hubo respuesta, colgó y miró la hora. Una en punto. Cogió su abrigo, y se puso de pie y le dio un despido a Tony.

Al salir por la puerta frontal de la sala de prensa, se preguntó si no debería haber invitado a su compañero a que viniera con ella. La última vez que había hecho esto, ella había estado a punto de morir.

Por otra parte, ella no estaba quedando con Monty en cualquier lugar cerca del río. ¿Y cuánta gente había muerto en un Barnes & Noble urbano?

Pasando por encima de la acera, miro el tráfico y la temperatura, y decidió ir a pie en lugar de tomar un taxi: Monty quería encontrarse con ella en el mismo centro comercial al aire libre donde había conocido al hombre de balística el día antes, y estaba a sólo cinco cuadras de distancia, y además, tal vez la caminata le despejaría la cabeza.

No.

Se pasó todo el viaje mirando sobre su hombro, preguntándose si estaba siendo seguida.

En el lado positivo, no hay nada como un buen tiro de paranoia para alguien en la tarde de merienda. Era mejor que un café expreso, y gratis.

El centro comercial de la calle estaba lleno de nuevo, la gente en el sol de abril, las tiendas costeras cercanas y las cadenas de restaurantes donde se podía comer un gran plato de comida y un postre por quince dólares. La librería estaba en el otro extremo, y cuando ella entró, ella casualmente paseo por las estanterías.

Una cosa buena acerca de salir de Caldwell sería no tener que lidiar con Monty y sus estupideces, de nuevo pseudo-espía.

Siguiendo las instrucciones, se fue a la parte de atrás, pasó la sección de revistas, subió los tres escalones para llegar a la zona de romance y el área de ficción y a continuación, se dirigió más hacia lo Militar.

Naturalmente. Porque cuando estuviste fingiendo que estaban compartiendo inteligencia de seguridad a nivel nacional de importancia, no quería hacerlo en la sección de Salud y Bienestar: Un fondo de libros ilustrados de armas y guerras eran mucho más varonil. Sip.

"Usted está aquí", dijo la voz baja.

Cuando se volvió para mirar a Monty, se preparó, pero en realidad era él. Frente a ella del mismo tamaño, la misma boca pequeña, un par de gafas de sol le seguía, porque al llevarlas como que hacia el interior mucho menos perceptible. Otro gran plan.

Dios, sus Ray-Ban...Matthias las había guardado, no se había acordado.

"Entonces, ¿qué tienes para mí?", Dijo más o menos, lo que la obligó a sí misma a conectarse en la conversación. Fue muy difícil concentrarse. El recuerdo de Matthias le había revuelto mal, todo lo que había pasado antes parecía historia antigua. Pero esas dos mujeres aún estaban muertas, y ella estaba decidida a terminar la historia antes de que ella saliera de la ciudad.

Monty le dio un libro sobre los aviones de la Segunda Guerra Mundial de la estantería y hojeó distraídamente la cosa. "¿Usted sabe que la víctima que encontró en las escaleras de la biblioteca y mis imágenes, coinciden con lo que estaba en su estómago?".

"¿Las características de su abdomen también?"

"Así es."

"Bueno, eso es interesante." Y muy sospechoso.

"Pero todavía no corresponden realmente con el cuerpo de la primera víctima, lo que es el problema."

"¿No crees que es curioso, sin embargo? Dos mujeres muertas con inscripciones idénticas en su piel, en el mismo lugar en el vientre y que las mataron de la misma manera."

"¿Estás seguro de que quieres que ocultar eso."

"¿Perdón?"

"Bueno, por lo menos, una conclusión es un poco molesta. Tal vez usted es el asesino."

Su cabeza giró tan rápido, que sus gafas de sol se tambalearon en la nariz. "¿De qué demonios estás hablando?"

"Vamos a ver las cosas desde el principio. La verdadera "primera" víctima, era la chica con esas marcas que se encontró en la cantera.

Ella era rubia, ella era joven, y ella tenía la garganta cortada. La víctima número dos es una prostituta que se tiño el cabello, ya un poco mayor, y tiene la garganta cortada. ¿La Tercera? Mismo color. Misma muerte.

El mismo método de la muerte. Y aquí estás, en el medio de todo esto, mostrándome una fotografía de la número dos con marcas superpuestas en el abdomen, al igual que la número uno y tres. Ahora, esta segunda chica muerta es una prostituta del lugar prostituta para empezar si quieres ser un imitador de la vida real. Usted la contrata a ella, la mata,

excepto que te interrumpen antes de poder poner las marcas y se tiene que ir. Usted toma la imagen, Photoshop, y me la enseña, porque usted necesita que alguien vea su trabajo, alguien que no sea tu buena persona".

Él cerró el libro de golpe y se quitó las gafas. Sus ojos estaban muy serios. "No fue lo

Que sucedió".

"Entonces, ¿cómo se explica lo que me diste?"

"Alguien la manipuló a ella. Te lo estoy diciendo."

"Sin ánimo de ofender, pero es una mierda. Las cicatrices no desaparecen de la piel".

En el instante en que las palabras salieron de su boca, pensó en Matías, y luego recordó que no hay magia en el mundo. Habías, sin embargo, un montón de maquillaje. Ella lo había usado en sus propias contusiones. Así que podía ser.

Monty proyecto hacia delante las caderas. "No voy a darle a usted más información. Tenía algo que podría gustarte saber,

pero se puede ir al infierno y renunciar a su trabajo del día. Puedo hacer que nadie te hable durante mucho maldito tiempo".

Mels cerró los ojos y se mordió la lengua.

La verdad era que en realidad no creía que Monty hubiera matado a nadie. Los ególatras no eran necesariamente asesinos y ella había desplegado este soliloquio solo porque estaba cansada de ser sacudida con fuerza.

Después de un momento, dijo: "Lo siento. Tienes razón...." derrame cerebral, accidente cerebro vascular a su ego, disculpa...en sus ojos. "Yo no quise tirarme por la borda y ofenderte".

"Tienes que aprender cómo se hacen las cosas", se quejó Monty.

"Es evidente." Oh, enséname, muchachote. "Así que... ¿qué más tienes para mí?"

Él no le respondió a toda prisa, y tuvo que invertir un poco más de esfuerzo suavizándolo. Eventualmente, Sin embargo, llegó de vuelta.

"Alguien trajo una caja de balas que corresponden con las que se encontraron en el sótano del Marriott."

Mels levantó las cejas. "En serio".

"Así es. Es una fuente confidencial, por lo visto, pero CSI estableció que se trataba efectivamente de la pistola utilizada en el asesinato. Y aquí está la cosa extraña. ¿El nombre del propietario al que se le dio? Un muerto con el nombre de Jim Herón".

Bueno, ella no podía creer que el tipo estuviera contándole su propia maldita historia.

Monty se inclinó. "La pregunta es, ¿cómo el arma de un muerto ha sido disparada a alguien en un hotel, una semana o más después de su muerte?"

"Alguien tomó el arma", dijo rotundamente. "Y la utilizó."

Monty se encogió de hombros. "Están enviando agentes a la última dirección conocida de Herón ahora, para descubrir más. Y no necesito decirle que cualquier vínculo con ese cuerpo desaparecido en el Marriott es significativo".

"Es verdad...." El infierno, por lo menos sabía que había hecho una diferencia. Y ella había tenido que meter a Jim Herón en esto, cuando ella había hablado con de la Cruz: A pesar del hecho de que el hombre le había salvado la vida dos veces, pero estaba en la parte inferior de la línea, y quien era que un criminal era un criminal, y la obstrucción de la justicia no era sólo un delito, sino que era, a su ver, una indignación moral.

"Tal vez le haré saber lo que sale de allí", dijo Monty. "Depende."

"¿Por qué?"

"Ya sea o no que, todavía este enojado con usted."

Cuando se alejó, ella maldijo y quería poner la pila de libros al lado de ella. Vaya manera de manejar una fuente: acusándolo de asesinato. Nota para el autor, guardar los insultos para después de que obtuviera la información.

Aunque en realidad, ¿qué le había dado? Apoyando el codo frente a un conjunto de tres volúmenes sobre las trayectorias de vuelo aliadas, se apoyó en su mano y maldijo.

"No des la vuelta."

Capitulo 50

Mientras estaba de pie detrás de Mels, Matthias sabía que era mejor hablar rápido. Ella no iba a querer a respirar el mismo aire que él hacía, y era exactamente el tipo de mujer que iba a pie, o algo peor.

"Yo sé que no quieres verme"

"O hablar con usted", dijo apretando los dientes.

"Pero tengo algo que darte"

"No lo quiero." Por otra parte, dado por sus rígidos hombros, ella probablemente estaba considerando la posibilidad de lanzar un golpe. "No quiero nada de ti."

Inclinándose, puso el SanDisk en el estante al nivel de sus ojos y deslizó el asunto en el rango de su visión periférica.

Manteniendo la punta del dedo en la memoria negra, dijo: "Tú crees que yo disparé a ese hombre. Bueno, pues eso es de lo que se trata esto." Golpeó la carcasa de plástica. "Aquí esta toda la historia."

"¿Una autobiografía de la mentira? Yo no leo ficción".

"No es ficción." Golpeó la cosa de nuevo. "Es toda la verdad, todo lo que hice, todo lo que escondí."

Su cabeza se volvió lentamente hacia las estanterías, y se bebió en su perfil: La visión de su corte a la derecha a través de él, cortando hasta el hueso, y él quería tocarla, tirar de ella hacia atrás contra él, poner su rostro entre el pelo y tomar el olor de ella. En su lugar, trasladó la unidad flash más cerca. "Está todo aquí. Y yo voy a dárselo a usted."

"Por qué".

"Porque después de ir a través de él, después de comprobar la información, y sé que lo harás, usted tiene que creer que lo que estoy diciéndole ahora. Cuando se trato de ti, y de mí, yo siempre dije la verdad, era real, lo único real que he tenido. Me voy ahora, y yo tenía que decirle esto antes de irme."

"Maldita sea, yo no quiero su confesión, y nunca te voy a creer cualquier cosa."

"Toma esto. Ábrelo. El directorio de archivos es fácil de navegar." Dio un paso atrás. "Uno no revise las tareas de los archivos en un ordenador conectado en red con acceso a Internet. Vaya a un ordenador portátil sin Web. Es más seguro de esa manera".

Su cabeza iba y venía. "Estás loco si crees que..."

"¿Usted quiere conocer la historia de su vida? Ya la tienes." Matthias se aclaró la garganta. "Tenga en cuenta, sin embargo, que la información contenida en esos archivos es explosiva, así que elija sabiamente con quien la compartes".

"No estoy mirando."

"Lo harás. Tienes que hacerlo. Por el bien de todos, por favor, sólo tienes que abrir los archivos".

Matthias levantó la mano y la sostuvo por encima de su pelo, que estaba peinado hacia abajo y se había rizado ligeramente.

Pasando la palma hacia abajo, como si estuviera acariciando los largos mechones de seda, luego dejó caer el brazo... y desapareció en la tienda.

XOps no iba a venir después detrás de Mels: Parte de lo que había construido en la organización era una autodestruida por protocolo. Si alguna vez había un volcado de datos de información a la prensa, todo el mundo iba a dispersarse, demostrando desconocimiento, y desapareciendo en la población de cualquier país que quisieran.

Después de todo, los asesinos que por algún motivo sus asesinatos salían a la luz del mundo, no eran incentivados a confesar y tomar su sentencia como niños buenos. Si replegaban, se mantenían fuertes, y esto era la pieza más importante, si respondían a la exposición, se corría el riesgo de ser apresado de por vida, o ejecutados por el capital de crímenes de lesa humanidad.

Además, si alguno de ellos pensaba en atacar por haber acabado con su estilo de vida, ellos se estarían dirigiendo al denunciante, no al reportero.

El intestino de Matthias le dijo que iba a estar bien y que nunca se había equivocado cuando estaba en lo cierto. Ninguna vez.

No abandonó la tienda.

Tras sus años de formación y experiencia, se obligó a mirar como si fuera sólo otra misión, con una gorra de béisbol tirado baja, una sudadera con capucha hasta el cuello, y un libro delante de su cara.

De hecho, él era un asesino profesional que no dejaba ninguna huella, ningún rastro, ninguna marca de su haber estado en la tienda.

Mantuvo sus ojos en Mels. Sobre todo porque ella palmeó el SanDisk.

De pie en la parte militar, Mels agarro la unidad flash, la carcasa de plástico de corte duro en su palma.

Ella odiaba el sonido de su voz, y más que eso, ella odiaba completamente la forma en que su cuerpo parecía reconocerlo, mientras su mente trataba con los epítetos.

"Que te jodan, Matthias. Usted puede tomar esta y..."Ella se dio la vuelta, casi decidida a tirar la cosa en su rostro.

Se había ido.

Corrió alrededor de la estantería de suelo a techo, miró por el pasillo delante de ella...por las pilas de libros de la izquierda y la derecha...la gente pululando por la tienda.

"Maldito seas..."

Mels marcho por todas partes, buscando en la sección de ficción, entonces en el nivel más bajo de las revistas, e incluso más allá de la zona de cajas. Matthias no estaba por ningún lado, no importa dónde fuera o lo que mirara. Diablos, por lo que sabía, había salido a través de una única puerta personal.

Caminando hacia la salida, ella salió a la pálida luz del sol y se cubrió los ojos, observando hacia la multitud.

Cuando se trataba de ti, y de estar contigo, yo siempre dije la verdad, eso era real, lo único real que he tenido.

Vale, bien, lo más saludable que podía hacer era tirar su pequeño regalo de despedida a la basura y alejarse del lugar, para centrarse en algo que realmente importara, como lo que iba a hacer con el resto de su vida o como concluir el artículo sobre las mujeres muertas.

Por lo que sabía, acababa de descargar un montón de ochenta baladas de iTunes.

Con un montón de nada que hacer en el centro comercial, Mels camino de vuelta a las oficinas de la CCJ, se abrió paso dentro de la sala de redacción, y se detuvo cuando el caos la envolvía. Todo tan familiar, los sonidos de los teléfonos sonando y las voces murmurando, los pies golpeando el suelo de cemento cuando la gente paseaba por sus escritorios o iban de vuelta a la cocina por más café.

Ella iba a extrañar este lugar...Santa mierda, en realidad lo iba a dejar.

La decisión irrevocable se posó sobre sus hombros no como una carga pesada, sino más bien como un peso que se sentía bien. Y Dios, ella se aferró a la sensación positiva, ya que, por el momento, realmente necesitaba algo para no se sentirse como un fracaso épico.

Ese encuentro con Matthias había tomado el viento de ella como si la hubieran golpeado en el pecho.

Caminando hacia su escritorio, se sentó en su silla y tomó una bocanada para escribir su carta de renuncia. La redacción salió rígida y formal, pero no había otra opción. Después de masajear el texto alrededor de un tiempo, y rehacer el principio, ella salvó la carta sin imprimirla. Había cosas todavía para resolver aquí, y Dick era justo del tipo de pincharla a tomar nota de sus dos semanas y empujarla hasta la garganta diciéndole que se fuera de inmediato.

Además, probablemente era mejor saber a dónde iba primero. En esta economía, nadie dejaba un trabajo sin encontrar otro.

Sentada en su silla, se quedó mirando la pantalla de su ordenador. Es difícil decir cuánto tiempo pasó antes de que ella tomara la SanDisk de su bolsillo. Podría haber sido diez minutos. Cincuenta. Una hora y media.

Rodándola alrededor de la palma de su mano, finalmente la bajó quitando el protector blanco, y extendiendo la parte plateada del metal.

Inclinándose hacia adelante, fue a ponerla en el puerto USB...y se detuvo justo antes de empujarlo a su lugar.

Se levantó, se puso su bolso en el hombro y cruzó el pasillo al cubículo de Tony. "Estoy tomando el día fuera, justo en un seguimiento. Si alguien me busca, diles que marquen a mi celular".

"Lo tengo," dijo, mientras su teléfono de escritorio sonó. "Tony DiSanto, bueno, sí, yo estaba esperando oír de usted...."

Cuando él saludó con la mano y cayó en su conversación, se acordó de que ella todavía no tenía un coche.

En el exterior, se tomó un tiempo para conseguir un taxi, y por supuesto, las cuatro de la tarde era lo suficientemente cerca de la hora pico, por lo que el taxi se quedó atascado en la congestión de la Northway.

Cuando por fin llegó a casa, su madre estaba fuera, y mientras revisaba el calendario en la pared, se encontró que era de noche de bingo, y se preguntó por qué no se había dado cuenta de todas las entradas en las pequeñas cajas antes.

Gimnasio, Pilates, yoga, voluntario en la iglesia, acompañamiento al servicio de ayuda en el St. Francis, en el departamento de pediatría, almuerzos y cenas con las chicas...

Echando un vistazo alrededor de la cocina, por lo menos sabía que después de que ella se fuera, su madre no iba a estar sola.

Mels agarraron un Snapple de frambuesa de la nevera y se fue arriba, los escalones de madera crujían de la misma manera que siempre lo habían hecho. Arriba, en su habitación, cerró la puerta y se dirigió a su armario.

Por alguna razón, sintió que debía sacar sus maletas descoordinadas y comenzar a empacar.

Pero en lugar de comenzar de esta manera el trabajo antes de tiempo, ella miró a su escritorio. Su viejo ordenador portátil sentado en el mismo tramo de madera pintado, donde había hecho su tarea cuando había estado en la escuela media y la escuela secundaria.

Acercándose a él, se sentó en la silla larguirucha y sacó la SanDisk.

Antes de que ella la enchufara, llegó alrededor de la parte posterior de la computadora portátil y desconectó el cable módem. Luego inicio una sesión y desactivo el Wi-Fi.

"Tengo que estar fuera de mi mente."

Empujó la unidad flash y la función de reproducción automática, apareció en el centro de la pantalla.

Fue a la Opción de Disco extraíble (E:) y eligió "Abrir carpeta para ver archivos".

"¿Qué demonios...?"

El directorio de archivos era tan grande, que tenía que desplazarse hacia abajo. Documentos de Word. PDFs. Hojas de cálculo Excel. Los títulos eran códigos alfanuméricos que eran claramente parte de un sistema de organización, pero que no tenían sentido para ella.

Eligio uno al azar, e hizo doble clic, y frunció el ceño, girando en la pantalla. Los datos parecían ser... expedientes de algunos hombres, con sus fotos, nombres, fechas de nacimiento, altura, peso, color de ojos y el color del pelo, detalles médicos, certificados de capacitación y misiones. Dios, asignaciones. Organizadas por fechas, y con notas sobre los países y las metas... y exterminios.

"Oh, Dios mío..."

Ella cambio de nuevo al directorio, abrió otro archivo, al detalle sumas de dinero, grandes sumas de dinero...y en otro, estaban los contactos en Washington, DC, y los "favores", que estas personas habían pedido...y aún más sobre la contratación y la formación...

¿Usted desea la historia de mi vida? Ya la tienes.

A medida que la luz del día se fue y la noche oscureció a Caldwell, se sentó en su escritorio y leyó todo.

Finalmente, regresó a los expedientes, y esta vez, ella los leyó lentamente.

En cierto modo, los hombres eran los mismos, sus rostros y etnias se mezclaban en un arquetipo de agresión y la eficacia. Y si estas tareas enumeradas eran ciertas, había leído acerca de las muertes, algunos de los cuales se había definido a la opinión pública internacional como "causas naturales" o "accidentes" o "ataques de contrainsurgentes". Otros objetivos que pensaba estaban vivos... pero tal vez eso era sólo un caso de la máquina de noticias en todo el mundo, que aún no se ponía al día con la realidad.

¿Era posible que esto fuera de fiar?

Sentada atrás, tomó un bocado de su Snapple a temperatura ambiente, e intento asimilar el tamaño del concepto de que tal vez, sólo tal vez, esto fuera real.

Bueno, suponiendo que lo fuera, la paranoia de Matthias no parecía injustificada...y también explicaría por qué había estado en la carrera la noche en que lo había golpeado con su coche. También podría explicar por qué la identidad que había tenido era de alguien más y la razón de que a pesar de

su amnesia, él hubiera sentido que la casa en la dirección en su licencia de conductor no había sido suya.

Y tal vez eso era lo que estaba detrás de él matando a ese hombre en el sótano del Marriott. Si Matthias había sido parte de esta organización y este nivel de acceso parecía sugerir que sin duda lo era, entonces tenía sentido que si estuviera tratando de salirse de ella, alguien fuera enviado para matarlo. Y tendría que defenderse...

Pasando por los expedientes por tercera vez, señaló que cada uno tenía una marca roja, verde o naranja en el nombre.

Jim Herón era uno de los hombres. Lo que de alguna manera no fue una sorpresa.

Y tenía una marca de color naranja. Lo cual, asumiendo la conexión semáforo estaba en lo cierto, significaba que no estaba vivo, pero que no estaba muerto tampoco. Interesante.

Continuando a través de los nombres, se quedó sin aliento. Unos siete hombres abajo, se encontró con un nombre

marcado con rojo y con la anotación, Caldwell, New York, generada con la fecha de la noche anterior.

Era el muerto. Del Marriott. A quién Matthias había disparado.

Y mira... aquí estaba otro. Una marca de color naranja con el nombre, el último contacto en Caldwell, Nueva York, hace veinticuatro horas.

¿Qué apostar que era un segundo hombre enviado por Matthias?

Mels dio otro bocado a la Snapple e hizo una mueca ante el sabor dulzón. A medida que su corazón empezó a latir duro, ella sabía que no era por la cafeína.

¿Y si hubiera sido real?, pensó de nuevo. Todo ello... Volviendo al directorio, revisó detenidamente los otros archivos de nuevo y comenzó a reconstruir la estructura de la organización, incluida su estrategia de reclutamiento y la forma en que su flujo de fondos funcionaba. Allí no decía nada de donde su cuartel general estaba, o qué tipo de apoyo

administrativo tenían, o exactamente como sus "clientes" sabían ponerse en contacto con ellos.

¿Estaba esta organización afiliada con el gobierno? ¿O era del sector privado?

Cogió una pluma y garabateó algunas notas en una libreta. Teniendo en cuenta las identidades de los objetivos que se habían eliminado efectivamente, fue golpeada con un sentido de enfriamiento de que esta organización en la sombra, no tenía ningún logotipo, ningún título incluso, en cualquiera de los documentos, esto era mucho más alto.

Los que los habían contactado eran figuras políticas en gran parte en el extranjero, lo que sugería una agenda internacional demasiado amplia para ser generada por un particular, un grupo de interés común, o incluso una gran corporación multinacional.

Este era el negocio de toda una nación. Y con su conocimiento de los temas de actualidad en los últimos tres años, estaba bastante claro que los exterminios enviados aseguraban la posición de Estados Unidos en todo el mundo.

Al tocar su pluma sobre la mesa, pensó en otros grupos de operaciones especiales, como los SEAL de la Marina, por ejemplo, o los Rangers. Esos hombres eran héroes, soldados legítimos que funcionaban dentro de las reglas de enfrentamiento. Esta red de asesinos estaba completamente fuera de eso.

La hoja de cálculo final fue probablemente la más escalofriante: una lista de todas las misiones con respecto a la anterior década y los muertos, incluyendo una columna de daños colaterales.

No había mucho de eso. No mucho en absoluto. Y si existieron mujeres o niños, al menos, no se enumeraron.

Teniendo en cuenta cómo funcionaba esta operación, tenía la sensación de este último no era el resultado de cualquier moral oposición, sino más bien de una directiva para permanecer bajo el radar.

Y una vez más, de los hombres que habían sido asesinados...ella sabía el noventa por ciento de los nombres,

y fueron el mal...puro, tipos que mataban a sus propios ciudadanos o dirigían regímenes brutales o ponían en movimiento acontecimientos de proporciones terribles. Se imaginó que los pocos que no conocía eran de la misma calaña.

Este grupo de exterminadores había hecho un buen trabajo en el mal sentido, supuso: Es difícil discutir que sus esfuerzos no estuvieran justificados, dadas las hojas de vida de los blancos. Era como los hechos de su padre solo que en una escala global...

Mels volvieron una vez más a los expedientes. Matthias no estaba entre las fotos o los nombres.

Pero ella tenía una sospecha escalofriante en cuanto a los por qué. Él era la base de todo esto, el conductor. ¿Lo era él?

Cuando se trataba de ti, o de estar contigo, yo siempre dije la verdad, era real, lo único real que he tenido.

Frotándose la cara, maldijo en sus palmas. Él le había dado esto para probarse a sí mismo y todo lo que quería encontrar

era una mentira entre los archivos, algo de ficción que revelara las contradicciones entre lo esencial y básico, demasiado de él era verificable cuando se trataba de temas de actualidad.

Había visto los artículos, los noticieros, los comentarios alrededor de estas muertes para ella en los últimos años. Esto era real.... Esta era la historia de su vida.

Capitulo 51

Al otro lado de la calle de la casa de Mels, Matthias estaba al abrigo de un gran arce, los brazos cruzados sobre el pecho, con los pies a una distancia corta de una cadera.

La veía en la buhardilla arriba, en su escritorio, con la cabeza gacha, el ceño con fuerza a la luz que brillaba desde el techo sobre ella. De vez en cuando ella se echaba hacia atrás en la silla que estaba sentada y miraba al frente, entonces volvía a su computadora portátil.

Ella estaba pasando por todo. Llevando a cabo su trabajo.

¿Por qué no se sentía en paz? Sin duda, esta era su prueba o se perdía, su encrucijada, ¿esta confesión a través de ella que iba a salir al mundo? En esa única unidad de flash, se había deshecho de sus años de trabajo, enviando a su organización en una caída libre que iba a acabar con el mismo: Los operativos se dispersarían por la cubierta.

Los políticos irían ultra serio y negarían todo conocimiento. El congreso o una comisión especial senatorial se convocarían. Y al final de un sinnúmero de dólares de los contribuyentes y meses de investigación, el asunto se cerraría.

Y luego otro brazo de la operación se habría iniciado por otra persona: el trabajo sucio todavía iba a ser solicitado por este país de otra manera lícita, porque a veces había que hundirse hasta el nivel más bajo de sus enemigos y jugar a la pelota en su cloaca.

Esa era la realidad.

Además otros objetivos pensaban que el aun estaba vivo, y el debía estar tomando las medidas necesarias para su seguridad.

¿Por qué diablos, en este mismo momento, no estaba arrastrándose a Manhattan, consiguiendo llegar a su escondite, y saliendo a la carretera hacia partes y países desconocidos?

No lo hacía por Mels. Dejarla era la muerte de él en muchas formas, pero estaba bien con eso. Su desaparición era lo correcto para ella, y eso era todo lo que importaba, a pesar de que iba a echar de menos por cada latido del corazón, entre ahora y cuando realmente muriera y se quedara así.

Y no era su conciencia. No sentía la necesidad de entregarse sólo para que sus enemigos pudieran encontrarlo a él y matarlo en una prisión. Su única posibilidad de supervivencia estaba en el mundo real, y no veía como una ocultación constante iba a ser una fiesta. Esa mierda era un conjunto móvil de barras.

Él iba a pagar por el resto de su vida por lo que había hecho. Entonces, ¿qué demonios era su problema?

De repente, una escena en el desierto vino a él, el recuerdo de él y de Jim en esa choza ordinaria, la arena bajo los pies de su operativo...la bomba debajo de los suyos.

Matthias no recordaba nada después de la explosión, ni siquiera el horrible dolor que debía haber estado sintiendo, ni las millas a través de las dunas o el Jeep que Isaac Rothe había entrado primero, la noche sin fin después de haber tratado de matarse. Pero él sabía lo que había pasado un tiempo después: Jim había llegado a su cama y amenazó con exponer lo que casi se había hecho a sí mismo.

Él le había otorgado su libertad a Jim de XOps luego, dando al hombre un pase para salir.

El único. Y luego, después de dos años, sus caminos se habían cruzado una vez más, en Boston. En contraste con lo que había ocurrido en el otro lado del planeta, el pasado reciente todavía no estaba claro para él, las precisos dificultades de lo que había pasado borrosas, incluso cuando el resto de su vida era claro como una campana.

Al final de la cuadra, un hombre dobló la esquina a un ritmo lento y entró en la piscina de la luz por debajo de un poste de luz. Estaba caminando un perro, un perro grande, y estaba vestido con una especie de traje...un traje extraño, algo que parecía pasado de moda.

Era el hombre del restaurante del Marriott. Matías puso la mano en el bolsillo y estableció su mano en la culata de la pistola que había recibido de Jim.

Cuando estabas en la situación en que el estaba, sólo por si acaso era la única manera de pensar.

El hombre se acercó, saliendo del alcance de la iluminación brevemente antes de volver a entrar en la luz iluminadora de la siguiente farola.

El perro era un perro lobo, un perro lobo irlandés. Y a medida que pasaba la pareja, el hombre miró a Matías con ojos que parecían brillar. "Buenas noches, señor", dijo en una voz inglesa.

Como el Sr. Dapper siguió su camino, Matthias frunció el ceño. Había algo, algo malo....El chico no tenia sombra, se dio cuenta. Excepto ¿Qué cómo podía ser eso?

Matthias rápidamente miró a la ventana de Mels. Ella estaba bien, todavía sentada en su escritorio, leyendo lo que él le había dado y cuando alguien llamó a su teléfono, ella lo puso en la oreja, se preguntó quién llamaba.

Hora de irse. Era su tema con ella, no estaba listo.

Miró hacia atrás, esperando ver al hombre y al animal. Se habían ido. Bueno, estaba perdiendo su mente por amor.

Dándose la vuelta, se acercó a su coche de alquiler y sacó la llave con su pequeña etiqueta laminada. Mientras abrió la

puerta, Jim Herón todavía estaba en su mente, como si el hombre hubiera sido colocado allí, como un cartel cognitivo.

Matthias entró, cerró las puertas y arranco el motor. Haciendo un recorrido de trescientos sesenta con los ojos, chequeo doblemente que no hubiera nadie alrededor, asegurándose de que el perro y el inglés no hubieran decidido reaparecer mágicamente.

En ese momento, apareció un sedán por la carretera principal y viajó a un ritmo lento en el camino de entrada del lugar de Mels. La puerta del garaje se abrió, y una mujer de aspecto ordenado se bajo y entró en la casa, haciendo una pausa para golpear el botón para volver a cerrar los paneles.

Mels no estaba sola. Esto era bueno.

Matthias pisó el acelerador y se fue, pensando en la información, el desafío, y la oportunidad que le había dado. El adiós que esperaba, tal vez con el tiempo, reformulara su breve encuentro, junto con su recuerdo.

Él era un hombre malo, y le había traído el única bien en él que nunca había tenido. Tal vez ella le creería algún día. Después de todo la verdad era fea, pero esperaba que hubiera servido a un propósito.

Matthias salto hacia atrás en el asiento del conductor, un choque inundando a través de él cuando la última cosa que él había mirado antes de salir de ese escritorio en el Marriott volvió a él: su perfil, su perfil en directo, su situación actual no había sido incluida, a propósito, en su caché de estrategia de salida de inteligencia. Jesucristo.

Eso no tenía un maldito sentido. En cuanto los XOps creían que estaba muerto, eso había estado allí, tan evidente que no había prestado atención a la verificación roja con su imagen.

¿Por qué diablos se había enviado un agente a Caldwell por él?

Él pisó el freno en el semáforo en el momento en que todo se aclaró. "Oh... mierda."

El primer operativo había llegado al Marriott. El segundo se había presentado en la casa de Jim en ese garaje. Y en ambos casos, todo el mundo había asumido razonablemente que los asesinos habían sido enviados por Matthias. Excepto que no era el objetivo. Jim Herón lo era.

El dossier del hombre había sido marcado de color naranja, lo que significaba que su muerte no había sido confirmada en persona cuando había "muerto" en Caldwell. Lo que a la organización le preocupaba y tenían razón, Herón estaba viviendo y respirando. E iban tras él.

La primera regla de XOps siempre había sido nunca dejar un hilo suelto. Y había habido una serie de personas que había desaprobado que Matthias dejara que el hombre se fuera, ¿y ahora que estaba fuera del cuadro? Herón estaba de nuevo en el maldito juego.

Capitulo 52

No era que Jim no pudiera apreciar el rigor, pero vamos. El CPD se había presentado a principios de la tarde, y ahora era cerca de las nueve de la noche y los chicos de azul seguían dando vueltas.

La rotura inicial de entrar sólo había dado lugar a un recorrido. La diversión y los juegos de verdad habían llegado al llamar al propietario, quien después de haber sido informado de que su inquilino había muerto más de una semana atrás, llegó a la vez y les dio permiso de buscar en la propiedad de una manera legal.

Gracioso, el viejo todavía llevaba uniforme de un mayordomo tradicional y todavía se veía como debería haber estado en la casa, en vez de marchar hacia arriba y abajo de las escaleras y ofreciendo a todos "refrescos". Pero él había sido muy amable, y abrió todo tipo de puertas, a excepción de una.

Aún no había sido capaz de romper el espacio de tránsito donde se guardaba Eddie. Por otra parte, el hechizo que vigilaba ese compartimiento había convertido sus paneles en las de una cámara acorazada.

Cuando los policías habían hecho el proceso preliminar de cabo a popa, no habían encontrado mucho. No habia armas, porque Jim las había reunido a todas. Ni portátil, ya que estaba bajo su axila. Un par de figuras de tiro al blanco delante de su objetivo para la práctica, pero ya tenía uno de esos. Las colillas de cigarrillo en un cenicero y algo de comida en la nevera de Big Whoop.

Y entonces, era el momento para la segunda ronda, con los criminalísticas llegando con sus pinceles para la toma de huellas dactilares, la cinta adhesiva de gran culo, y el fotógrafo caminando por todas partes, dentro y fuera. Por último, la cinta amarilla de la policía había sido extendida y clavada en un árbol a cada lado de la gravilla.

Un fisgón. Seguido por un par de fotografías del exterior.

Finalmente se retiraban, y por lo menos no había sido una pérdida total. A mitad de camino a través de la penetración, por así decirlo, Jim se había escabullido con el ordenador y el teléfono e hizo los arreglos para alquilar otro lugar en Caldwell.

Hay ventajas al haber mantenido un par de sus alias vivos, cuando él y sus tres muchachos seguros como la mierda no podían quedarse aquí.

Cuando el último coche patrulla se fue y la furgoneta de CSI salio, Jim puso su perro abajo. "Pensé que nunca se iban a ir".

El animal gruño de acuerdo y se hundió en un gran tramo, a pesar de que apenas había sido traumatizado.

Había dormido profundamente en el brazo de Jim, desmadejado y envuelto en una tela de un camarero. Ahora, sin embargo, quería que saliera.

Jim hizo una meada en primer lugar, sin embargo. Y envió un mensaje a Adrian de que la costa estaba libre.

Abriendo la puerta de la escalera exterior, rompió el sello oficial y bonito que la CPD había puesto en la cosa. "Oops".

Llevar el perro a la planta baja, dejó que el pequeño peludo hiciera lo suyo en su tramo favorito de arbustos.

Así cuando el animal trotó hacia atrás y Jim comenzó a caminar de nuevo por la escalera, apareció un coche derrapando a lo largo de la carretera principal en el otro lado de la pradera, yendo a la carrera hacia el camino de arrastre que llevaba a la puerta de la cochera.

Matthias estaba al volante. Jim podía sentir su impronta clara como el día. Y Ad estaba con él, como le había indicado, había sido así todo el tiempo, proporcionando una corriente de cambios de texto: al parecer, el ángel había seguido al chico a una reunión con Mels a una librería de Barnes & Noble en el centro a un lugar de alquiler de coches donde Matthias se había metido en un flamante Ford...y fue a la casa de la periodista, como si el hombre estuviera haciendo un chequeo final.

Ciertamente parecía como si Matthias hubiera seguido a través de la descarga de datos XOps, dando la llave de la caja de Pandora a su mujer.

Así que... ¿qué demonios? Si esa era la encrucijada y parecía lógico que pudiera serlo, en cualquier momento el hombre debía quedar subsumido en el cielo, la victoria completa. En

cambio, ¿estaba al frente de un vehículo, y viniendo hacia aquí?

¿A menos que la periodista tuviera que seguir adelante antes de que ganaran?

No, esa era su voluntad, no la suya y Matías era el tema central. Lo que hacía, sus acciones y elecciones, esa era la cuestión. Jim lo había aprendido en la ronda inicial con el chico: Cuando Matthias había apretado el gatillo del arma, con la intención de matar a Isaac Rothe, eso había sido suficiente para condenarlo a él, el hecho de que el chico no hubiera muerto no había sido determinante. La intención había sido la clave.

Jim puso el perro dentro y corrió escaleras abajo, preguntándose cuál era el giro.

La puerta del conductor se abrió antes de que el coche estuviera en el estacionamiento, probablemente no era una buena señal.

Matthias saltó y pasó por debajo de la cinta de la policía. "Nos equivocamos".

"¿Cómo dices?"

"Los agentes se acercaban por usted. Ellos piensan que morí. Lo vi en mi archivo. Y XOps no pierde tiempo con los muertos, a menos que ellos estén reclamándolo".

Jim frunció el ceño. Había asumido que la organización creía que estaba tomando una siesta en la tierra también. "¿Creen que estoy todavía respirando?"

"Entré en el sistema, y es justo eso, en su expediente no estaba confirmado su estado."

"Pero usted vino a verme." Matthias frunció el ceño como si estuviera peleando con su memoria.

"¿Lo hice?" Bueno, eso explica por qué el leyó el registro de XOps como lo había hecho.

Matthias cortó con la mano el aire como si los detalles fueran el menor de sus problemas. "Mira, los asesinos sólo llegaron cuando estábamos juntos, y puede que el primero me haya visto, pero estaba muerto antes de que pudiera pasar la información. Piensa en ello. Estaban viniendo por usted todo el tiempo."

Entonces, ¿qué? pensó Jim. No era como si pudieran matarlo. Y entonces cayó en la cuenta. "Entonces, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Pensé que te ibas de la ciudad?"

El hombre miró a su alrededor, buscando en las sombras. "Yo quería asegurarme de que sabía lo que tenias atrás".

Jim sacudió la cabeza lentamente con incredulidad. ¿Con el viejo Matías? Esta conversación no habría sucedido. Su propio interés había sido el nombre del juego.

"Siempre veo mi espalda", dijo Jim suavemente. "Usted debe saberlo".

"Supongo que me imagino que te lo debo."

"Eso no es como tú."

"Lo que sea, lo único que no quiero es que despierte muerto una mañana." Los ojos del hombre se mantuvieron errantes, su visión clara, gracias a Adrian, que se movía en el fondo, un guardia invisible. "Me has salvado la vida hace un par de años, y yo no creo que fuera un favor. ¿Ahora? Lo que me dio, fue de un valor incalculable...aunque fuera por unos pocos días valen la pena cada tortura y voy a terminar con esto muy pronto".

"Suenas tan seguro de eso."

"Ustedes son parte de este juego o lo que sea. Usted tiene que serlo. Así que ya sabes dónde he estado. Y en cuanto a XOps, en los próximos par de días, quizás en una semana, todo va a salir a la luz pública, y usted sabe que cuando eso suceda. Todo el mundo lo sabrá. Si yo fuera usted, me gustaría ir a la profunda clandestinidad y permanecería de esa manera."

Bueno, esto estaba todo muy bien, pero ¿dónde estaría el cruce...?

"¿Has venido aquí sólo para decirme eso?", Dijo Jim.

"Algunas de las cosas tienes que hacerlas tú mismo. Y tú...asunto. Puedo perderme, eso está bien. Demonios, eso es inevitable. Pero yo quiero vivir con su muerte en mi conciencia. No si yo puedo hacer algo para evitarlo".

Jim parpadeó, y se sorprendió al encontrar algunas de las presiones en el pecho levantarse un poco. Dios, no esperaba sentir nada emocional. Había pensado que no era posible ya.

Matthias respiró hondo. "Y me quedaría si pudiera, pero no puedo. Tengo que empezar a moverse, y además, sabe que tiene buen respaldo. Ese compañero tuyo es un infierno de luchador."

Otro coche hizo la vuelta en el carril y salió volando hacia el garaje.

"¿Qué es esto, una maldita convención" Jim murmuró. Excepto que luego sintió quien era. No era la policía. No era un operativo.

"Creo que tu chica está aquí", le dijo a Matthias suavemente.

Cuando los faros del coche de su madre dieron en el garaje en el bosque, las manos de Mels apretaron la rueda de la dirección.

Matthias estaba de pie al lado de un sedán con placas de Missouri, claramente, de un alquiler. A su lado, Jim Herón se alzaba como un centinela.

Tampoco parecía particularmente feliz de verla, y la mierda de duro que era eso. Patinando hasta detenerse en el lado opuesto de la cinta de la policía, ella apagó el motor y salió, marchando hasta los hombres.

En el momento de tensión antes de hablar, se dio cuenta de que no había ninguna buena razón por la que el cielo de la noche fuera tan espectacular, las nubes brillantes cruzando el cielo, formando un mosaico cambiante sobre las estrellas y el brillo de la luna.

"Necesito hablar con usted", dijo con voz ronca. "Ahora".

Matthias se volvió hacia Jim y le habló en voz baja, y luego el otro hombre se alejó. Todo el tiempo, Matthias estaba mirándola a la cara como si nunca hubiera esperado volver a verla, sus ojos vagando, bebiendo su imagen.

Mels luchó contra el impulso de hacer lo mismo. Dios, ella todavía sentía un tirón hacia él y no era una locura, sino que era suicida.

Cruzando los brazos sobre el pecho, le dio una alzada a la barbilla. "Supongo que evitó la policía y tiene la intención de seguir haciéndolo".

"Te dije que me iba." Su voz era áspera. "¿Qué estás haciendo aquí?"

"He leído los archivos. ¿No crees que yo tenga algunas preguntas?"

"Ninguna que requieras de mí."

"¿Qué mejor que ir a la fuente primaria?"

Cuando él la miró a los ojos, su mirada era firme y centrada, como si fuera un hombre sin nada que ocultar. "Es fácil de entender."

"Era su bebé, no es cierto." Ella asintió con la cabeza en dirección a Herón. "Usted los reclutó, los entreno, les dijo qué hacer, y mantuvo el control de toda la organización".

"¿Así que crees que debería ir a la cárcel?"

"Bueno, sí. Aunque si lo que vi es cierto, le hizo del mundo un servicio. "Ella se detuvo brevemente. "Para ser honesta...Estoy muy sorprendida de que me diera todo esto a mí".

"Quise decir lo que dije." Bajó la voz. "Necesito que creas que lo que tuve contigo fue verdadero, yo no puedo...no puedo vivir con la idea de que usted piense que le mentí sobre eso. Y en cuanto al operativo en el Marriott, fue enviado a matar, y haría cualquiera para completar su misión. No teníamos otra opción".

"¿Tú y Jim Herón?"

"Sí".

"¿Has tomado el cuerpo?"

"No, no, pero sí es la recuperación de los restos, un procedimiento operativo estándar para XOps. Alguien más se encargó de eso."

"XOps es el nombre, eh."

"No tiene nombre, pero así es como nosotros lo llamamos".

"Algunos de los hombres estaban marcados con una bandera naranja, ¿qué significa eso?" Señaló a Jim. "Al igual que él lo está".

"En esos casos, ha habido una cierta inteligencia que sugiere un evento mortal, pero el cuerpo no ha sido recogido o confirmado de modo visual".

"Jim esta sin duda vivo y bien."

"Lo está."

Un tramo de silencio siguió, y Mels pensó en estar contra el cuerpo del hombre, ellos dos moviéndose juntos bajo las sabanas, tan cerca, de corazón a corazón, hasta que todo el mundo no existiera, el poder y la combustión entre ellos barriendo todo lejos.

"¿Qué puedo decir para ayudarte con esto", susurró. "¿Qué puedo hacer".

"Dime a dónde va."

"No puedo."

"O tendrías que matarme, ¿no es la línea?"

"Nunca. No a usted."

Otro punto sin salida, y en el silencio tenso, ella volvió sobre las medidas que había tomado para llegar hasta aquí: Tan pronto como terminó de mirar todos los archivos en esa unidad flash, la necesidad de enfrentarse a él se había apoderado de ella. La marcación rápida a sus contactos en el CPD había indicado que no había sido arrestado y no había pistas sobre su paradero. Al final, había decidido venir aquí, porque Jim Herón fue el único contacto que ella había tenido. Y ahora aquí estaba, sin palabras.

Quería gritarle a Matthias, como si su pasado hubiera sido vivido exclusivamente para joderla. Ella quería despotricar contra todo el curso de su...Dios, ni siquiera era una relación, o lo era. Era más como una colisión que había implicado mucho más que sólo su coche.

Quería lanzar sus brazos alrededor de él... porque, mirándolo a la cara, sintió que podían ser ciertas...las cosas que él le

había dado en el SanDisk, así como las cosas que habían estado en la otra. Tanto como esta situación era extraña, pero los sentimientos... podrían haber sido reales.

"¿Y ahora qué?", preguntó ella con voz ronca, sobre todo a sí misma.

"¿Cómo?"

"Tengo la sensación, de que aunque yo llamé a la policía en este momento, te vas a escapar de inmediato."

Él asintió con la cabeza. "Lo haría."

"Entonces, ¿qué vas a hacer por el resto de tu vida? ¿Esconderte?"

"Evadir la muerte. Hasta que me encuentre y me envíe al infierno. Y ambas cosas van a suceder".

Un escalofrío recorrió su espina dorsal, un hormigueo en la nuca de su cuello, haciéndola hiper consciente de todo, desde el olor a pino en el aire y la frescura de la noche para los perezosos, hasta de las nubes que viajaban por arriba.

Matthias parecía triste hasta el punto de la agonía. "Mels, necesito que sepas que yo no tenía ni idea de qué hacer. La amnesia era real, y cuando las cosas empezaron a venir a mí, yo los guardaba de ti porque...esa expresión de tu rostro en esa habitación de hotel esta mañana, era algo que no quería volver a ver, y yo sabía que iba a venir. Yo sabía que era inevitable. Lo era, no había buenas noticias en alguno de mis recuerdos, no había bondad, tampoco. Pero contigo, yo era diferente." Él se pasó una mano por el pelo y se tocó el lado de su ojo, pasando sus dedos por las cicatrices desvanecidas. "Esto no lo puedo explicar. Sólo puedo decirte, que no fue maquillaje ni lentes de contactos. Y eso es sincero, fue Dios. Lo mismo es acerca de la impotencia. No mentí sobre...nada". Mierda. Le pareció tan abierto, todo en él aparentemente le decía la verdad a ella.

Excepto, ¿Qué no era eso lo que hacían bien los mentirosos? Le hacían parecer que estaban hablando del evangelio y tenían una manera de averiguar lo que funcionaba con el que

estaba delante de ellos, para dar un enfoque, una combinación de afecto y vocabulario que sería un éxito.

Los buenos mentirosos eran mucho más que fabricantes de mentiras. Ellos eran seductores con agendas egoístas.

"No puedo creerte," dijo ella bruscamente.

"Y no te culpo. Es, sin embargo la verdad. Mi juicio final se acerca para mí, de una manera u otra, el pasado va a ponerse al día conmigo, y estoy en paz con eso. Tuve suerte, me enviaron de vuelta para poner las cosas derechas, para darte lo que hice para que pueda exponer a toda la organización. Esa es la única manera en que puedo hacer las paces, y tú también vas a conseguir lo que quieres, la historia que puede hacer toda una carrera. Al final, los dos tendremos lo que nos merecemos".

Es curioso, pero su trabajo nunca había parecido menos importante.

"¿Sabes lo que me sigue molestando?", Dijo aturdida. "Nunca he entendido por qué me quedé tanto tiempo con

usted, algo que me ha molestado desde el principio. No puedo encontrar el razonamiento, quiero decir, ¿por qué un hombre al que no conocía, que ni siquiera se conoce a sí mismo? Pero me seguiste, ¿verdad?, y obtuviste lo que deseabas. Así que se honesto conmigo ahora, ¿por qué lo hiciste? ¿Por qué...yo?".

"Por la razón simple que hay."

"¿Y cuál es esa?"

Se quedó en silencio durante tanto tiempo, que pensó que no iba a responderle. Excepto que luego dijo en una agrietada voz, "me enamoré de ti. Soy un monstruo es verdad. Pero abrí los ojos en el hospital y al segundo en que te vi...todo cambió. Me fui después...porque estoy enamorado".

Mels exhalo y cerró los ojos, el dolor en el pecho tomando el aliento. "Oh...Dios"

"¡No!"

Sus párpados se abrieron cuando Matthias gritó, y luego todo fue en cámara lenta. Con un poderoso empujón de él, se fue volando, con el cuerpo echado a un lado cuando algo silbó en su oído e hizo ping a un lado de la cochera.

Una bala.

Mels golpeó la grava y se deslizó a lo largo de la tierra. Luchando para detener el impulso, arañó la cubierta de tierra suelta, ya que rodó sobre su espalda. Y vio todo.

Así como la luna se liberó de las nubes y la luz de color blanco plateado cayó sobre el paisaje nocturno, Matthias lanzó todo su cuerpo en el aire, la trayectoria poniéndolo directamente en frente de Jim Herón. Mels grito, pero fue demasiado tarde.

La iluminación de la luz de los cielos la dejo ver como ponía su pecho en el camino de la segunda bala...que claramente estaba destinada para el otro hombre.

Nunca olvidaría la cara de Matías cuando fue golpeado mortalmente, sus ojos no estaban puestos en el que estaba

disparando o en el que acababa de salvar. Estaban buscando la luz de lo alto, y estaba...en paz. Como si su acto final lo pusiera a gusto con todo el camino a su alma.

Mels extendió la mano, como si ella pudiera detenerlo, atraparlo, o retroceder todo, pero el tiempo del fin para él había llegado, y, si Dios, parecía que lo había esperado. Y que incluso le dio la bienvenida.

Ella gritó, el sonido estridente desgarrado de su garganta. "¡Matthias...!"

Su cuerpo cayó en un montón, y el hecho de que él no tratara de prepararse a sí mismo contra el impacto fue testimonio de lo mal que fue golpeado.

Las lágrimas brotaron de sus ojos mientras intentaba arrastrarse hacia él. Pero ella fue mantenida en su lugar por manos invisibles.

Capitulo 53

En última instancia, había sido la luz de la luna la que había mostrado el camino.

Cuando Matthias se había levantado y hablado con Mels, había mantenido sus ojos fijos en ella, ya que era crucial que ella le creyera, y él sabía que no estaba recibiendo otra oportunidad. De hecho, nunca había hablado con palabras más veraces, a pesar del hecho de que algunas de ellas parecían una locura, y en muchos sentidos, su vida estaría completa sólo si por algún milagro ella podía creer lo que estaba diciendo.

Y entonces había tenido la oportunidad de decirle que la amaba. En su rostro. Era más de lo que esperaba o merecía. A excepción de lo que hizo, la luna se asomó entre las nubes, arrojando sombras sobre el suelo, las sombras de árboles, ramas, coches...y de gente. Incluyendo el operativo de negro que se había arrastrado hasta el borde del bosque. Y levantó la pistola nivelándola a través de la distancia.

El primer movimiento de Matthias fue conseguir a Mels fuera de la línea de fuego, y cuando ella golpeó la grava, oyó

el primer disparo golpear el garaje. La segunda descarga que iba a ser mortal, pero no para ella.

Jim estaba de pie sin protección por el coche de alquiler, un objetivo tan evidente como una maldita diana.

Matthias reaccionó al instante, dejándose caer en el camino del segundo disparo, convirtiéndose en un escudo humano para proteger el otro hombre. Navegando a través del aire, de algún modo cronometrando el salto y la trayectoria perfectamente.

Cuando sintió que la bala rompía en el esternón y golpeaba su corazón, pensó, Bueno...ahí estaba. Su momento final en la tierra.

Y se sentía bien, más que bien. Él había hecho tanta fealdad, tanta maldad, a lo largo de décadas, pero por lo menos terminaba con una nota alta, una nota que le daba a Jim tiempo suficiente para que empuñara la pistola y acabara con el asesino.

Y lo iba a hacer. Herón era uno de los mejores. Siempre lo había sido. Él iba a cuidar de los negocios, y de su compañera.

Y Mels había escuchado la verdad, incluso si ella no lo podía creer.

En breve, corriendo ingravidez cuando Matthias regresó a la tierra, sus ojos se posaron en el cielo. Él iba de nuevo a la boca del infierno, así que pensó que bien podía disfrutar de la vista del cielo por última vez.

Dios, esa luna, esa hermosa y brillante luna con su luz blanca y pura que bañaba todas las partes de este drama.

El camino de grava se levantó y lo agarró. Cuando aterrizó, su visión creció prodigiosamente clara para ver lo que había sabido que ocurriría: Jim levanto entra las manos la cuarenta, a la espera de un aliento, y luego dos... y cuando el tirador asomó la cabeza para comprobar la carnicería, Herón apretó el gatillo y dejo el hombre fuera, golpeándolo en el cráneo, tirándolo sobre la espalda plana.

Era un tiro que sólo podría haber sido hecho por un experto. Y eso significaba que Mels estaba a salvo.

Acostado sobre su espalda en el suelo, Matthias volvió la cabeza a su mujer. Estaba luchando contra algún tipo de control sobre ella, con los brazos extendidos como si estuviera tratando de llegar a él.

Al segundo en que Jim gritó: "¡Fuera!" Ella se liberó de lo que la había estado manteniendo inmóvil y revolviéndose.

Matthias sintió que le tomaba la mano, mientras la miraba a la cara, ella era más hermosa que la luna.

Él le sonrió, y luego vio que estaba llorando. "No", se quejó. "No llores, está bien."

"Consigan una ambulancia", gritó.

Ya era demasiado tarde, pero apreciaba el pensamiento. Es curioso, ¿no debería sentir dolor? Se estaba muriendo, él lo

sabía por la forma en que su respiración se estaba poniendo difícil.

Pero no había dolor, ni molestias. En cambio, se sentía mareado, su cerebro zumbando. Al borde de la muerte, estaba totalmente vivo. Le apretó la mano. "Te quiero...."

"Ni siquiera lo pienses", ladró ella.

"Es la forma...me siento...."

"No puedes morir. No te puedes estar muriendo. "Ella levantó la cabeza. "¡Llama al nueve uno uno!"

"Mels, Mels, mírame." Cuando lo hizo, sonrió a pesar del conocimiento de que se iba a morir. "Solo déjame verte....Eres tan hermosa...."

"Maldito seas, Matthias."

"Sí, lo soy." condenado, eso era. "Escúchame, no, sólo escucha. Quiero que te pongas el cinturón de seguridad...que lo vas a usar...prométemelo"

"Que te jodan, quédate conmigo y lo hare."

"Usa...lo...."

"No me dejes", gimió. "No ahora, no cuando...Estoy tan confundida..."

"Úsalo".

Resultó que esas fueron sus dos últimas palabras, y ella fue la última cosa que vio: Una asfixia abrupta se hizo cargo, sus células muriendo de hambre porque no se podían alimentar, el caos atacando su cerebro, robándole los últimos momentos que tenía con ella. Y entonces sucedió.

Su visión desapareció, el cuerpo aun vivo, los sentidos del gusto y el olfato terminados. Todavía tenía su audición, sin embargo.

La voz de Mels alrededor. "Quédate conmigo...."

Dios, quería, él realmente lo hacía. Pero eso no era, sin embargo, lo que iba a ser su destino. El operativo se dejó caer al suelo del bosque como un trozo de carne, Jim bajó su arma, dispuesto a patear su propio culo. Él y Adrian habían estado tan envueltos en el drama en frente de ellos, que ninguno de los dos había prestado atención al asesino arrastrándose por el bosque.

Por otra parte, si hubiesen intervenido...Mierda, ¿quién podría haber imaginado que Matthias tomaría una bala por alguien?

"Adrian, revisa todo," Jim silbó.

Ad asintió con la cabeza y desapareció. Segundos más tarde, el ángel hizo sonar un despejado de la periferia.

"¡Llamen al nueve uno uno!" Dijo Mels desde donde estaba agachada, con la mano de Matías.

Esta era la encrucijada real, pensó Jim. Y Matthias la había pasado. Habían ganado.

Mels se irguió y lo miró. "Necesitamos una ambulancia"

Desde arriba, un rayo de luz atravesó el cielo, brillando un centenar de veces más brillante que la iluminación de la luna: Era la recuperación de Matías, los rayos que cae de los cielos como una cascada, ensombreciendo su cuerpo donde yacía.

Por un momento, Jim se limitó a observar el proceso, el eco brillante del cuerpo de Matthias se detuvo en el centro, extrayendo el alma de la carne, dirigiéndola a la casa parroquial de las Almas. Lo había hecho.

El hijo de puta lo había hecho.

En ese momento en que Matías había elegido la vida de otra persona sobre la propia, cuando él se había lanzado en la trayectoria de la bala, a pesar de que Jim no habría sido afectado, era la encrucijada y el libre albedrío...y la victoria.

"¡Se está muriendo!" El sonido de la voz de Mels le trajo de nuevo al foco. "Él esta"

"Muerto", dijo Jim tristemente, levantando la mano en adiós a su viejo amigo..., supuso.

"¡No, no lo está!"

Reorientándose, Jim se acercó y se puso en cuclillas. "Lo siento, pero se ha ido."

La mujer soltó la mano y agarró la camisa de Jim, su rostro como el de un tigre, mostrando los dientes, los ojos relucientes. "No está muerto."

Ella dejó caer su agarre y fue por su propio teléfono.

Jim le quito la cosa de las manos. "Se ha ido. Lo siento mucho, pero no está más con nosotros. Y necesitas salir de aquí."

"¿De qué demonios estás hablando? ¡Dame el maldito teléfono!"

"Mels"

Ella se lanzó hacia él, y él la dejó ir, que gastara su energía y enojo aunque fuera golpeándolo con sus puños. Finalmente, él la detuvo, girando alrededor de ella y acercando su espalda contra él, sólo para que ella no le arrancara uno de sus ojos.

Cuando por fin se calmó, ella respiraba con dificultad, y sollozaba.

"Se ha ido", dijo Jim cerca de ella. "Y lo siento mucho. Estoy tan condenadamente mal por ti. Pero usted tiene que escúcharme. Tienes que irte, no quieres ser parte de esto. Él me dijo lo que te dio, así que lo sabes y entiendes cuando te digo que no es seguro, que usted se involucre en lo que va a ocurrir a continuación. Vete a casa y manos a la obra con la información, así es como estarás a salvo.

Tan pronto como vueles la tapa y saques a la luz la historia, la organización se derrumbará. Pero hasta entonces, sucederá lo de siempre, y eso significa que usted está expuesta. Vete a casa. Haz tu trabajo y hazlo rápido".

La mujer se apoyó en sus antebrazos y apenas colgaba, suelto en su cuerpo, con la cabeza inclinada en dirección al cuerpo de Matías.

"Usted sabe que tengo razón", dijo Jim suavemente. "Y voy a cuidar bien de él. Lo prometo."

Bruscamente, Adrian salió de la línea de árboles. "No vas a creer con quien me encontré. Con Nigel".

Jim frunció el ceño. "Yo no lo senti."

"Yo tampoco, pero él estaba aquí."

¿Para mantener a Devina lejos?, se preguntó. ¿O tal vez esa era la verdadera razón por la que él y Adrian no habían percibido la presencia del asesino?

"¿Se ha ido?"

"Así es. No dijo nada. Sólo me dio una ola y desapareció."

Bueno, la razón del por qué y el para qué de su jefe no era lo importante en estos momentos.

"Ad, quiero que la lleves a casa".

"Entendido".

"¿Mels?" Jim le dio la vuelta. "Tienes que irte. No es seguro para usted. Ve y haz lo que puedas".

"No puede estar muerto...."

"Él lo está. Usted sabe que él lo está. Confía en mí, va a ser tratado bien. Ahora vete...Adrian te llevara a casa para que estés a salvo. No puedo tener a los dos muriendo aquí".

Mels permitió a Jim que la llevara hasta el coche en que había llegado, y después de que abrieron la puerta del lado del pasajero, él la sentó en el asiento. Dado su acto dócil, era muy claro que el choque se había hecho cargo, así que tenían que moverse rápido, antes de que ella saliera de él y empezara otra pelea.

Antes de que ella cerrara la puerta, se inclinó. "Hay alguien con quien necesita hablar. Isaac Rothe es uno de nosotros. Se le puede encontrar a través de Childe con una E en Boston. Dile que Jim Herón te envió, ¿de acuerdo?"

Ella asintió con la cabeza, pero no estaba seguro de que realmente lo hubiera oído.

Pero de repente ella se acercó y le apretó la mano. "Por favor, no lo deje en algún lugar... anónimo. Quiero decir..."

"Yo me encargo de él adecuadamente. Te lo juro".

Mirándola a los ojos, Jim le pasó una mano por la cara, enviándole un poco de paz para consolarla en su tristeza.

Oh, hombre...podía sentir el amor que sentía por Matías, quien sufría por ella. Estaba agradecido por ella, también.

Después de todo, ¿Cómo decía el viejo adagio? El amor de una buena mujer...hacia toda la diferencia, no era así.

Él tenía razón: Matthias había sido el alma, pero ella había sido la clave.

"Te lo juro," dijo de nuevo. "Ahora ve y haz lo correcto."

Cerrando la puerta, golpeó en el techo y Ad arranco en el coche, haciendo un cambio de sentido en la K al final de la carretera y saliendo de allí.

Una vez solo, Jim giró y miró a Nigel, pero el arcángel no estaba en ninguna parte para ser visto o detectado. Sólo era el bosque...y los dos cadáveres en la grava.

Matthias se había ido al cielo. ¿Me pregunto si el hijo de puta se sorprendió? Por otra parte, había hecho todo bien en su camino a la salida, y había hecho el propio y último sacrificio por otra persona.

En la balanza de la justicia, tenía mucho para compensar, pero hace tan sólo unos momentos, lo había dado todo por otro....Cuando Jim se acercó al cuerpo de su antiguo jefe, no podía creer lo lejos que el hombre había llegado.

Por otra parte, el infierno era claramente una experiencia transformadora. Y también el amor.

Arrodillándose, Jim dijo en voz baja: "Si me hubieran dicho que estaríamos aquí...Nunca lo hubiera creído."

La verdad era en realidad superior a la ficción.

Jim se frotó la cara y se dejó caer hacia atrás hasta quedar sentado en el culo al lado del hombre que había decidido las cosas por él durante tanto tiempo. En el silencio, se volvió muy consciente de su respiración, de la forma en que el aire fresco entró en su nariz y le salió por la boca caliente.

Pasó su mano por la cara una vez más. Y lo hizo otra vez.

Arriba, la luna hizo otra aparición, la luz lloviendo en la escena hasta que tuvo que cerrar sus ojos. Por alguna razón, no quería ver nada de este momento, simplemente no podía soportarlo.

Había ganado la ronda, claro, pero Matías seguía desaparecido, y le parecía una pérdida, y le había afectado profundidad.

Y Adrian seguía sufriendo. Y Eddie todavía no estaba. ¿Y él? Estaba vacío. Muy vacío, como si esos orgasmos que había tenido con Devina le hubieran robado la última parte de su alma.

Salvo que necesitaba reagruparse, tenía que deshacerse de los cuerpos. Mirando por encima del operativo, le importaba una mierda donde metía los restos.

Su antiguo jefe, por otro lado, le dio un calambre cerebral. ¿Dónde podría enterrar a Matthias? Después de todo, era un regalo para los difuntos, el tratamiento de lo que habían

dejado atrás con dignidad, aun cuando sus almas se elevaran libres, era importante. Y el hombre le había salvado la vida...por lo menos en lo que había conocido a Matthias. Supongo que aún lo era.

De repente, una convocatoria vino desde arriba, Nigel y su banda de dandis llamándolo al cielo para que pudíera ver la bandera que se había ganado en la parte superior de la gran muralla, junto con las otras dos.

No, pensó. No iba a ir. Que se jodieran al igual que el juego.

Terminado el sorteo, se mantendría atrapado en tierra firme, a la mierda con los arcángeles, al diablo con Devina, al diablo con el Creador.

Él no estaba jugando en estos momentos. Tal vez en un minuto, una hora, un día, él vendría a estar en línea, ¿pero en este momento? Que se jodieran todos.

Iba a hacerse cargo de sus muertos de la única manera que podía. Eso era todo lo que sabía. Con una maldición, se obligó a desplazarse a un lado y empujar sus brazos debajo de las rodillas y hombros de Matthias. Cuando empezó a

levantarse, Jim se sintió tan muerto como el otro hombre, y sabía que no tenía sentido.

Ahora eran tres en la guerra. Una victoria más y podía cerrar este capítulo extraño en su vida y seguir de largo. Tendría que haber estado celebrando.

Matthias se sacudió violentamente y atrajo una gran bocanada de aire.

"¿Qué carajo?" Jim gritó. Y el hombre cayó como un saco de abono.

Capitulo 54

Después de que su "chofer" aparco el coche de su madre en el garaje, Mels se sentó en el asiento del pasajero, mirando derecho hacia las herramientas del jardín, ya que había polvo en ellos. "Ya te puedes ir", se oyó decir.

No miró al hombre, y oró para que saliera rápido. Al ver que no se movía, ella dijo con calma: "Si no sales de este coche en este momento, voy a gritar hasta que romper el parabrisas. Y no creo que ninguno de nosotros quiera pasar por ese tipo de cosas. ¿Y usted?"

"Era un buen tipo."

Mels cerró los ojos y lentamente cerro sus brazos alrededor de ella. Había pensado que la pérdida de su padre sería el mayor dolor que alguna vez tendría que soportar. Tal vez esto sólo parecía peor, ya que era reciente.

"Matthias va a estar bien", dijo el chico.

"Está muerto".

"Y está bien."

Dios, Mels tenía muchas ganas de llorar, sólo llorar como loca. Pero se sentía congelada por dentro.

"Mírame", dijo el hombre. Cuando no lo hizo, puso un dedo suave debajo de la barbilla y movió la cabeza alrededor, incluso cuando ella se negó a mirarlo a los ojos. "Yo no tengo que compartir ciertos tipos de información, pero creo que necesita algo para seguir atravesando esta noche. Créeme, sé lo que es".

"No hay nada que puedas decir"

"Tu padre está en el lugar adonde va a Matías. Los dos están bien"

"¿Cómo puedes ser tan cruel"

"¿Donde crees que están?"

"¡El cementerio de Pine Grove, no está bien!"

Él se limitó a sacudir la cabeza. "Están en el descanso eterno, y no tiene nada que ver con dónde están sus cuerpos enterrados. Y lo verás de nuevo, pero no por mucho tiempo."

Por último encontrándose con su mirada, ella dio un suspiro, Mels se centro en sus ojos...especialmente en el que se parecía a como Matthias lo había tenido. Precisamente como Matthias lo había tenido. Y había cicatrices en su rostro que no había tenido antes, justo donde Matthias las había tenido

a ellas.

Era como si el hombre hubiera levantado todas las lesiones directamente de la carne de Matthias.

Con una mano temblorosa, Mels llego hasta tocar su cara, pero él avanzó hacia atrás, alejándose del contacto.

"Es cierto", murmuró. "Matthias no falsifico su enfermedad o el daño."

"Esta en paz", dijo el hombre con voz deformada que parecía estar en su mente en vez de venir a través de sus oídos. "Usted no tiene que preocuparse por ninguno de ellos. Están a salvo."

En ese momento, ella sabía en su corazón lo que él era. Lo que Jim Herón era, también.

Ella había visto la verdad en el espejo en el Marriott, y estaba viéndola de nuevo ahora.

"Eres un ángel", susurró con asombro.

Sus palabras parecieron encajarse a presión sacándolo fuera de la conexión, y se apartó bruscamente.

"No, sólo alguien pasando por su vida". Mierda, pensó.

De repente, el hombre salió, cerró la puerta del lado del conductor, y puso en marcha la puerta del garaje para cerrarse... y luego entre un parpadeo y el siguiente, ya no estaba.

Mels giro la cabeza sobre su hombro, buscando detrás del coche, cuando los paneles escondidos iniciaron el cierre.

Saltando, fue a llamarlo por su nombre. Excepto..."Todavía estás aquí, puedo sentirlo."

No hubo respuesta. No revelación.

"¿Mels?"

Ella se dio la vuelta. Allí, en la puerta que daba a la cocina, su madre era una silueta oscura en una piscina de luz.

Mels corrió hacia ella, tropezando con sus propios pies, a punto de perder el equilibrio. Cuando llegó a su madre, se lanzó a la otra mujer.

"¿Mels? ¿Qué tienes de malo? Estás temblando. Oh, Dios mío, Mels..."

"Lo siento, lo siento."

Su madre la levantó del suelo. "¿Mels? ¿Qué es lo que sientes? ¿Qué hay de malo?"

Las lágrimas llegaron y no se detuvieron, todo lo de la última hora abriéndose, esos años de mantenerse entera rompiéndose como un espejo, una cinta con grietas a mil hasta que se astilló por completo.

Su madre estaba allí para abrazarla mientras ella se vino abajo. Y pensar que...ella siempre había creído que era la más fuerte.

Capitulo 55

"Eso me dolió, hijo de puta."

Jim casi se volvió loco cuando miró hacia abajo a su antiguo jefe, quien estaba... ¡sorpresa! Vivo y coleando.

Un sólo un pensamiento pasó por su mente: "¿No me digas que vamos por una tercera ronda contigo".

Cuando Matthias se sentó y se frotó la parte de atrás de su cabeza, lanzó una mirada hacia arriba. "Tú me dejaste golpear en mi cabeza".

"¡Estás muerto!"

"Oh, ¿y eso es una excusa?" El hombre se puso de pie y se sacudió la gravilla desde el asiento de sus pantalones.

"Posdata, me enteré de lo que eres."

Jim comenzó a acariciar sus bolsillos. "A falta de un cigarrillo. Sí, lo soy".

"Eres un ángel."

"¿Lo soy?" Cuando se encontró con el paquete de Marlboro, tuvo la tentación de tomar los diez que quedaban, ponerlos en su boca, y darles luz juntos. "¿Me veo como uno?"

"Me reuní con tu Creador."

Jim se quedó inmóvil con su encendedor a medio camino de sus labios.

"Así es." Matthias parecía un poco presumido.

"Él dijo 'hola', por cierto y le gustan los sándwiches de pavo. ¿No estoy seguro de lo que eso significa?"

"¿Perdón?"

Matthias se encogió de hombros. "No tengo idea de a que se refería. Pero yo lo conocí y creo que le gustas. Me habló de su juego. Buena suerte con eso, por cierto."

Jim presentó su palma para su revisión, justo en frente de la cara de Matías. "Para. ¿Qué diablos está usted haciendo aquí?"

Matthias le rodeó en un pequeño círculo como si estuviera escogiendo sus palabras, o tal vez reproduciendo una conversación en su mente. "Bueno, aquí está la cosa, no es que no me fíe de ti, pero...ella es mi chica. Tengo que mantenerla a salvo. Esta es la única forma".

"Sólo así, ¿cómo?"

Matthias golpeó el pecho con el puño. "Estoy de vuelta en la silla otra vez, mi amigo. Bueno, no en la silla de montar"

"Esto no tiene ningún sentido"

"Es un simple caso de la libre voluntad. Fui hasta allí." Miró al cielo y frunció el ceño, como si no estuviera del todo seguro de cómo esto le había sucedido. "Había un enorme castillo que, incluso tenía un foso frente a la entrada. Un inglés me esperaba en las puertas fortificadas, en el otro extremo de esta tabla de pasarela. Yo lo había visto antes, en

realidad en el Marriott. Y luego caminar un perro. De todos modos, creo que entendí, sin ser dicho, que todo lo que tenía que hacer era cruzar el puente sobre el agua y yo estaba en él para siempre."

Las palabras se agotaron en ese punto, las cejas de Matthias bajando con fuerza, con los ojos fijos sobre el terreno.

"¿Y?" Jim espetó en una exhalación.

"Yo no podía hacerlo. Sabía que si cruzaba no había vuelta atrás, quiero decir, yo no lo podía creer cuando me iba. Era increíble, pero...no es para mí."

"Déjame ver si entiendo. ¿Estás de voluntario para ir al infierno?"

"No, en absoluto. El creador vino de la nada y hablamos. Al final, cambie la versión del lugar por otro que era mucho mejor. ¿Para mí? El cielo estar con esta mujer, y yo voy a pasar el resto de mi vida tratando de demostrar que soy bueno para ella, a pesar de que no hay ninguna garantía

sobre...bueno, mierda, no pensare mucho en eso. Pero yo tengo claro que quiero darle una oportunidad."

"Esto no puede estar bien."

"¿Qué puedo decir? El Creador es un fan de la libre voluntad, tal vez porque si la gente tomara buenas decisiones, certifica su creación. No lo sé".

Jim levanto su mirada hacia el hombre, una extraña furia le conducía. "Esto es una mierda, si te dan a elegir, ¿por qué no todo el mundo sólo se queda con sus seres queridos?"

Como su madre. Como su Sissy, por dios. El hombre, estaba demasiado jodidamente cansado de ser sacudido con fuerza por este juego.

"La gente viene de entre los muertos", dijo Matías. "Pasa todo el tiempo."

"No para todo el mundo." No para sus muertos. Esto era una mierda.

"Tuve suerte. Mire, si usted tiene un problema con él, puede ir a hablar con él."

Jim caminó alrededor, fumando, y maldiciendo hasta el punto de que casi le dio al cuerpo del operativo unos tiros simplemente porque podía.

"¿Jim?", Dijo Matthias lentamente. "¿Qué es lo que está pasando en esa cabeza tuya, amigo?"

En ese momento, la solución se presentó, algo que Nigel le había dicho en el comienzo de la ronda, regresando a él, echando raíces y brotando en un plan que era tan herético, que le dio una pausa hasta en su ira. Pero entonces recordó lo que Matías le había contado sobre abajo y miró a la cara del otro hombre, su vida, su respiración, como si nunca le hubieran pegado un tiro en la cara.

El calor violento en el estómago de Jim era completamente familiar, la misma fuerza que le había llevado a la mierda con Devina, las mismas quemaduras que a veces se hacían cargo y lo hacían cruel, la misma mierda que lo había

llevado a su primer asesinato de los hombres que habían tomado la vida de su madre.

Este era el diablo en él, pensó, esta furia que se había encendido... y no tardaría en instalarse en una fría determinación de que iba a cambiar la forma del juego. Pero, maldita sea, como Matthias había dicho, habia algunas cosas que tienes que hacerlas tú mismo.

"Escucha, Jim, ¿Nos deshacemos de este cuerpo, y luego vamos a buscar el coche en que llego? Pudo realmente usar un vehículo que no fuera un alquiler, y con un poco de trabajo, puede localizar el GPS en él y deshacerse de la cosa".

"Sí," dijo Jim despreocupadamente. "Por supuesto."

"¿Estás bien?"

Nope. "Si." Golpeó la colilla sobre el talón de la bota. "Por supuesto."

Capitulo 56

Rayos amelocotonados del amanecer se filtran a través del bosque creando largas sombras en el momento en que Jim y Matthias llevan a cabo su trabajo nocturno.

Había participado mucho más que simplemente para deshacerse de la rigidez. Cuando Jim encendió el último de sus cigarrillos, comprobó dos veces que las dos Harleys estuvieran seguras en la cama de la F-150. Estaban un poco apretadas, pero no salían de paseo con Eddie atrás.

Iba a conducirlo. Matthias estaba en la moto de Ad y Adrian estaba tomando el Explorer. Debido a que era donde Eddie había sido empacado.

"Estamos listos", preguntó Matías.

Cuando Jim le dio el visto bueno, el hombre se puso un par de Ray-Ban, salto y encendió la Harley, después de bombear gas adicional en el motor, el gruñido subía y bajaba en la tranquilidad de la madrugada.

La flotilla fue con Jim en el frente, y, ¡oh!, qué pena, partió la cinta de la policía mientras salía del garaje, la parrilla del camión rasgándola aparte. Lo sentimos, DPC.

Pero al menos dejaban el carro de alquiler de Matthias detrás, por lo que los polis tendrían algo tangible para excitarse aproximadamente.

Saliendo a la carretera principal, se dirigió al norte a una velocidad cómoda. Iban a viajar por la ciudad durante bastante tiempo, simplemente asegurándose de que su cola estaba limpia. A continuación, a las diez de la mañana, llegaron a su nueva sede.

Larga noche y se sentía bien para sentarse en el culo por un tiempo. Hacer la maleta y embalar el estudio de la cochera no había sido el tema, ya que no tenía un montón de mierda

personal. Había estado tratando con el operativo. La buena noticia fue que Ad sabía justo donde tirar el chico, una especie de hueco en la montaña en la que su amigo había sido previamente tirado como un ancla.

Era mejor así. A XOps probablemente no le iba a importar en un futuro no muy lejano, pero mientras tanto, podían ocuparse de encontrar el par de cuerpos y sentirse bien consigo mismos.

En el camino hacia el sitio de sumidero, habían descubierto un sedán a un lado de la carretera cerca de donde el número uno había estacionado su vehículo, pero Jim había hablado con Matthias sobre utilizar ese vehículo.

Ellos le iban a dar la camioneta a su antiguo jefe tan pronto como llegaran a la nueva casa de seguridad y desempaquetaran. Era más seguro que tratar de encontrar el GPS con el marcador, y las placas se podía comprar barato si usted sabía a dónde ir.

El estómago de Jim soltó un alarido tan fuerte, que incluso el perro, que estaba acurrucada en el asiento del acompañante, levantó la cabeza.

"Sí, lo siento. Apuesto a que necesita un poco de comida, también", dijo con voz ronca. "Como tal vez un sanduche de pavo, ¿perro?"

Cuando miró al otro lado del asiento, el "animal" se enfrento a su mirada de manera uniforme, esos ojos marrones rasgados sin pestañear. A continuación, una de esas pequeñas patas peludas se levantó y agarró el aire entre ellos, como si fuera a poner en un pedido de dos, no, tres, emparedados.

Así que el Creador estaba con él, pensó Jim. Y había estado todo el tiempo. Se pregunto cuál sería el pensamiento del tipo grande por su próximo movimiento.

A juzgar por la cara de tumba del perro, Jim se preguntó si él ya lo sabía.

"Lo siento", murmuró. "Pero hay cosas que tienes que cuidar tu mismo...."

En ese momento en el reloj digital leyó las nueve cincuenta y cuatro minutos, y Jim estaba entrando en el camino de entrada de su nueva casa de Ángel, y cuando el Explorer y la Harley llegaron detrás de él, alguien silbo en apreciación. Lo cual era una clara declaración de ironía.

"Este lugar parece embrujado", dijo Matthias mientras apagaba el motor de la moto.

"Es barato y esta fuera del camino", Jim se quejó a través de la ventana abierta. Y sin embargo era horrible, no sentir a Devina en cualquier parte del lugar.

Recogiendo a perro, salió de detrás del volante para encontrar, incluso a Adrian mirándolo un poco sorprendido, que, teniendo en cuenta lo que había en el placa del ángel, realmente estaba diciendo algo.

"Pensé que Wreck solo rentaba autos", murmuró el hombre.

Bueno, está bien, el muy cabrón tenía razón. Pero, ¿quién demonios más iba a alquilar a un oscuro personaje como Jim? ¿Sin pedir referencias?

Y Wreck tenía razón: La mansión fue pintada en una paleta de grises, por todo lado, desde las cúpulas del tercer piso, a los porches de piedra en la planta baja, a las persianas disparatadas en el medio, pintada con técnica de grisalla. Demonios, incluso las vides que serpenteaban por sus flancos y llenas de su enorme puerta de entrada estaban sin hojas, las raíces esqueléticas, tal como si una infección hubiera brotado de la tierra y el negro se hubieran extendido.

La tierra que la cosa estaba cubriendo era de unas veinticinco hectáreas, un prado irregular acabando con todas las indicaciones de cómo llegar a la línea de árboles delgados.

A lo lejos, otras casas iguales eran levemente visibles, ninguna de los cuales estaba en tan decrépitas condiciones. Apuesto a que a los vecinos les encanta este lugar.

"¿Tiene agua corriente?", preguntó ad.

"Si. Y electricidad".

"¿Los milagros nunca cesarán?"

Jim se acercó al buzón. Cuando fue a abrir la puerta batible, la cosa se cayó de las bisagras en su mano. "Aquí está la llave."

"¿Quieres decir que se molestan en cerrar esta POS?"

Cuando él había hecho la llamada en la propiedad durante la redada de la policía, el dueño parecía aturdido, como si nunca hubiera esperado poder alquilar la casa. Mientras ellos habían hablado, había estado preocupado de que ella le pidiera referencias y podría no ser capaz de hipnotizarla a ella por teléfono, pero ella no había ido allí. Todo lo que le preocupaba era el depósito de seguridad, y el primero y último mes de renta, y una tarjeta electrónica de débito y él había estado más que dispuesto a llegar a un acuerdo con todo eso: un intercambio de datos de la cuenta más tarde, e iba a dejar la llave en el buzón. Y como lo había hecho. Boom. Listo.

Jim caminó por el sendero de piedra a la entrada principal, las botas sin hacer ruido, como si fuera la pizarra comiendo sus pisadas. Perro no le siguió. Tampoco los dos hombres.

Miedosos, todos ellos.

La llave no era su Schlage de monótona variedad, la cosa estaba hecha de latón viejo y tenía un eje grueso como un dedo. Se esperaba tener que usar la fuerza en la cerradura y luego luchar con el mecanismo... pero fue como la mantequilla y la abrió sin problemas.

Casi como si la casa lo quisiera dentro. Se esperaba que el interior estuviera cubierto con telarañas y hojas polvorientas, como una vieja película de Abbott y Costello.

En cambio, el gran vestíbulo estaba estropeado, pero limpio, los suelos desgastados y el papel de pared descolorida y las antigüedades mohosas testimonio de una riqueza que se había perdido hace mucho tiempo.

Sobre la izquierda, había un salón, y detrás del, lo que parecía una sala de estar.

La habitación para comer estaba a la derecha. Una enorme escalera hacia delante. Y por debajo de los dos conjuntos de medidas, un solárium que daba a la terraza detrás de la casa.

Al mirar hacia arriba, pensó, sí, esta huella podría generar las ocho habitaciones que habían sido anunciadas.

Se volvió y miró a través de la puerta abierta.

"¿Bueno chicos, van a entrar? O ¿no habéis terminado de orinarse en los pantalones todavía?"

Quejas. Gimoteo. Su nombre tomado en vano. Lo que sea.

"Traigan un poco de cosas con ustedes,", gritó.

Caminando hasta la parte trasera de la casa, se encontró con una cocina que era de los años cuarenta, y un patio que era interminable.

Debe de haber sido una especie de mansión en su apogeo. A medida que el lento, y gong rítmico de un reloj de péndulo comenzó a sonar, se preguntó dónde estaba la maldita cosa.

Uno, dos, tres, cuatro...

Sin hacer nada, contó los golpes de la hora cuando volvió a salir al frente y miró a su alrededor para ver el gran papá a cargo de mantener el tiempo.

Ocho... nueve...

Frunció el ceño, Jim se dirigió a la base de la escalera y subió, pensando que el reloj tenía que estar en el gran vestíbulo, a medio camino entre las plantas. No estaba.

Diez...

Así como el metro monstruo se fue, Adrián y Matthias trajeron una carga, su voz haciendo eco en todo la casa.

En lugar de ir a ayudarlos, Jim subió más por las escaleras en dirección al segundo vestíbulo.

Once.

Él puso su bota de combate en el escalón final.

Doce.

No estaba allí, o por lo menos, no que él pudiera encontrarlo. Lo único que veía eran las puertas abiertas que enmarcaban el cuadrado espacio, las habitaciones agrupadas alrededor de una alfombra oriental y zona de estar del tamaño de todo el estudio del apartamento de la cochera.

Trece.

¿O acababa de tener uno en su imaginación?

Frotándose la parte posterior de su cuello, contemplo cancelar todo el asunto. Pero eso era una mierda, coño movimiento y el reloj no se equivoco demasiado.

Período.

Sacudiendo la cabeza, se fue corriendo de nuevo a la primera planta. "Me tengo que ir", dijo a los chicos.

Adrian no contestó, y no parecía feliz. Lo que sugería que el ángel podría haber adivinado su destino. Y como lo conocía, el chico murmuró un rápido, "Ten cuidado."

Matías dejó un cesto de lavandería lleno de ropa sucia, no limpia obstaculizando. "Yo no voy a estar aquí por mucho tiempo".

Jim sintió un tirón en el centro de su pecho, como si alguien le hubiera dado un puño en su corazón por una fracción de segundo. "Si. Okay".

"Yo no voy a verte de nuevo, ¿verdad?"

"No, no lo harás. Esa es la forma en que funciona."

"Al igual que una operación XOps, eh. Entras, haces el trabajo, y sales."

"Algo por el estilo." Incluso ahora, después de la ronda, Jim no le había dicho a Matthias exactamente cómo funcionaban las cosas y el chico no se había pedido. Sin embargo, su antiguo jefe no era estúpido.

Los dos se miraron el uno al otro durante mucho tiempo, hasta que Jim se sentía como si no pudiera soportar la tensión.

"Buena suerte con tu chica," dijo Jim.

"Lo mismo digo con..." El hombre miró a su alrededor. "Lo que sea que estás haciendo aquí."

"Gracias."

Matthias se aclaró la garganta. "Todavía te debo."

"Nah. Después de anoche, estamos en paz."

Matthias le tendió la mano, y Jim la apretó con fuerza. Es curioso, que se conocieron en un apretón de manos, en la época que habían comenzado la formación XOps juntos, ninguno de ellos tenía ni idea de lo que iban a ser. Lo mismo ahora, excepto que esta era una despedida, no un hola.

"Si me necesitas..." Matthias comenzó.

"Sólo ten cuidado de ti mismo."

Se abrazaron en ese momento, uno de esos brazos con músculos duros, de hombre varonil, de pecho a pecho y duraron sólo el tiempo suficiente para que se libraran de la mierda de los hombros del otro. Y luego se separaron.

Jim no dijo adiós. Él sólo dio la vuelta...y se desapareció a sí mismo.

Más abajo, en las profundidades del infierno, Devina estaba sentada en su mesa de trabajo, con las piernas colgando en estado de descomposición final, la cabeza hacia abajo, con las manos agarradas, agarrando el borde de la madera con tanta fuerza, que se hundió en el pasado manchado de carne de la superficie.

Ella había violado las reglas y perdido. Ella había tratado de jugar con las reglas y perdido.

Una victoria más y Jim habría ganado el juego.

La vergüenza era casi peor que el espectro de no prevalecer en la guerra: Ella siempre se había enorgullecido de su capacidad para meterse en la piel de las creaciones defectuosas del creador y Jim debe haber sido diferente. De hecho, después de que se habían follado en la casa de botes, había estado muy contenta, sintiendo como si fuera a avanzar con su hombre, y de que iba a ganar con Matías. En cambio, ese hijo de puta había elegido mal.

Y para colmo, quien podría haberlo adivinado? El hijo de puta había sido un niño bueno durante tanto tiempo, su inclinación por la violencia calculada como un ejemplo para los demás.

Luego, en el último minuto, ¿jugo fuera? ¿Debido a una chica?

Que. Se. Fuera a la mierda.

¿Y lo peor? Devina no había sido capaz de hacer nada al respecto: Ella se había ido a la escena final, preocupada por su gesto a la reportera, lista para interponerse a sí misma en el momento más crítico, sólo para encontrar a Nigel de guardia de pie con una especie de mastín moralmente justificado.

No había forma de llegar a la situación, con el Arcángel en los arbustos. Y Jim, maldito sea el infierno, seguía traicionándola con la forma en que estaba influyendo en estas almas.

A este ritmo, iba a perder.

Devina levantó la cabeza, una inyección de energía sonando en su sirena interna.

Jim, pensó. Ajá, sí, claro, ella lo estaba dejando llegar aquí. Pero ella lo último que estaba era de humor para verlo a él desfilando su victoria alrededor.

Haciendo caso omiso de la señalización, se quedó donde estaba, aunque sus síntomas del TOC mantenidos a raya por una aplastante sensación de derrota.

¿Qué iba a hacer?

"Oh, por el amor de Dios." Ella miro para arriba hacia el círculo lejano de penumbra en la parte superior de ella. "¿Quieres darme un descanso, Herón? Yo no quiero volver a verte".

La señal sólo se hizo más fuerte, más insistente. ¿Tal vez algo andaba mal?

¡Qué divertido sería eso!

De repente, ella se puso su traje de carne, el que había disfrutado de la eyaculación la otra noche. Su pelo era perfecto, como siempre, pero ella lo acomodo con las manos de todos modos.

Permaneciendo allí donde estaba, le permitió la entrada, su presencia electrizándola a ella en el momento en que se entro en el rango y apareció en su forma física.

Interesante...no había triunfo en su cara, ¡no ha-ha!, Sin arrogancia machista gracias a su victoria.

Se puso de pie frente a ella, erguido, pero no cagando en su desfile, tampoco.

Devina entrecerró los ojos. "¿No has venido a regodearte?"

"No voy a malgastar mi tiempo en eso."

No, probablemente no lo haría. Tendría, sin embargo, supongo que parte de él se parecía en algo a Nigel.

"¿Entonces por qué estás aquí?" Ella saltó de la mesa y caminó lentamente en círculo a su alrededor. "No estoy con el estado de ánimo para joder".

"Yo tampoco"

"¿Así que...?"

"Estoy aquí para llegar a un acuerdo."

Ella se rió en su cara considerando escupir en él, también, para el caso. "Lo hemos hecho ya una vez, y en caso de que lo hayas olvidado, fuiste tú el que no mantuvo su parte del trato".

"Lo haré ahora".

"¿Cómo sé qué lo harás y quién dice que estoy interesada."

"Usted está interesada."

Se detuvo frente a la mesa y puso su mano sobre él, en un esfuerzo por recordarle cómo lo había tenido allí. "No lo creo."

El ángel llevó el brazo por detrás de la espalda y en la mano, un poste corto...era una bandera de victoria.

Las cejas de Devina levantadas. "En efecto, con costura, el que sea."

Hizo un gesto con la cosa sin hacer nada. "Tengo algo que usted necesita. Hay algo que quiero".

El demonio dejó de respirar, a pesar de que no requería la cosa de inhalación / exhalación para sobrevivir. Estaba en realidad sugiriendo... ¿qué le daría uno de sus triunfos?

Bueno, estaba en las reglas, pensó. Al menos técnicamente. Esa victoria era su propiedad...y ella suponía que podía dársela a ella, si así lo deseaba.

"¿Sabe Nigel lo que estás haciendo?" Dijo ella en voz baja.

"No voy a hablar de él. Esto es entre tú y yo".

Ah, por lo que el arcángel había lanzado un ataque, o no lo sabía todavía.

Y si esto funcionaba, el anotador sería dos a dos, en lugar de uno a tres. La pelota completamente diferente en el juego.

El demonio empezó a sonreír. "Dime, mi amor... ¿qué es lo que quieres?" A pesar de que ella lo sabía.

Bueno, bueno, bueno, no era el juego realmente interesante ahora. Y parecía como si su terapeuta hubiera estado en lo cierto: era posible, con suficiente exposición, volver a cablear el cerebro de uno, o de alguien para producir una reacción determinada.

Todo lo del color del pelo podría haber valido la pena. Al igual que dijo el anuncio de L'Oréal.

Devina se escabulló en su camino hacia su amante, su sexo floreciendo en el silencio tenso. "Dimelo, Jim, y voy a pensar en ello. Pero me gustaría escucharte decir las palabras".

Pasó un tiempo antes de que él le respondiera.

Y entonces habló, alto y claro. "Quiero a Sissy".

Epilogo

Tres semanas más tarde...

"¿Estás lista?"

Cuando Mels asintió, ella entornó los ojos en el sol del mediodía. Colocando la mano para protegerte los ojos, dijo: "Yo no puedo esperar".

El taller de servicio Redd´s, era el tipo de lugar al que su padre habría ido, para una reparación del cuerpo de un auto y el taller de mecánica estaba lleno de tipos de la vieja escuela que tenían tatuajes que habían conseguido en el Ejército, la grasa en sus rostros, y llaves en lugar de computadoras para hacer el trabajo.

Y a diferencia de Auto Caldwell, habían visto que valía la pena salvar a fi-fi.

El Cívic viejo de Mels se retiró al tipo de fanfarria cuando West Coast Choppers lo revelo como su obra maestra.

Por otra parte, el antiguo auto de Mels, de nuevo en funcionamiento, era un milagro: De alguna manera el equipo, aquí le había conseguido en forma de nuevo.

"¡Oh, miralo!" Mels caminó cuando el mecánico salió de detrás de la rueda. "Es...bueno, realmente es un milagro".

Esa fue la única palabra que venía a ella: Su coche estable y seguro había sido resucitado de sus lesiones catastróficas y estaba una vez más en el camino.

Francamente, sentía un parentesco con el Civic. Ella había pasado por un accidente, se habían tirado a sí misma hacia atrás, y estaba a punto de salir a la carretera. Con la ayuda de Fi-Fi, por supuesto.

"Muchas gracias", murmuró, parpadeando rápidamente.

Una firma rápida en unos papeles, y entonces ella estaba sentada en el asiento del conductor, pasando sus manos alrededor de la rueda. Las partes del tablero habían tenido que ser sustituidas por el despliegue de las bolsas de aire y Fi-Fi olía diferente, un poco como a aceite limpio. Pero a ella le parecía lo mismo y ella sentía lo mismo.

Mels cerró los ojos mientras que el familiar dolor regresó. Luego los abrió, se acercó a su cadera izquierda, y sacó el cinturón de seguridad en su regazo. Después de hacer clic en la cosa, puso el motor en el coche y bajó hacia el tráfico.

Las tres semanas anteriores habían sido...esclarecedoras. Miedosas. Solitarias. Certificando.

Y su consuelo, aparte del trabajo, había sido escribir todo...todo, desde las historias sobre ella y su padre hasta los detalles sobre el hombre del que había caído enamorada, y las consecuencias. Bueno, parte de las secuelas, por lo menos.

Salio a la carretera, y se acerco a los otros coches para ajustar su velocidad en comparación con las prisas con impaciencia. Y se detuvo en una tienda de camino a casa, ya que estaba un poco pasada la hora del almuerzo y estaba agotada y hambrienta por empacar su habitación y poner todas sus pertenencias en un pequeño remolque U-Haul.

No debía, estar en Manhattan hasta la mañana siguiente, así que tal vez cuando regresara a la casa ella tomaría una siesta en la terraza acristalada.

Era curioso, que hubiera estado haciéndolo mucho últimamente, se extendía hacia fuera en ese sofá que daba al jardín, su cabeza apoyada sobre una almohada, con las piernas cruzadas en los tobillos, una manta descargada se detenía en su pelvis. Tenía mucho sueño para ponerse al día.

Justo después de que Matthias había muerto delante de ella, no había dormido durante días, su mente girando con una ferocidad que la hizo sentir como si estuviera volviéndose loca. Ella había estado obsesionada con reproducir de nuevo todo el asunto, una y otra vez, desde el impacto fuera del cementerio hasta Matthias tomando esa bala en frente del garaje.

Desde que lo vio en el hospital hasta compartir su cama. Desde sus sospechas llegando a su caída una vez más. Hasta el SanDisk.

Cuando llegó a una desaceleración en torno al asunto de la construcción, miró la radio. Apoyándose, ella se inclinó y giró el picaporte.

La explosiva investigación realizada por el New York Times, de una organización en la sombra, por décadas, que había estado operando bajo el radar de la nación, realizando tareas en el país y en el extranjero." Ella apago la radio.

Mirando por encima de su nuevo capo, ella apretó su agarre en la dirección.

Después de tres días de no dormir y pensar sobre sus opciones, se había puesto con una llamada en contacto con el Times y hablado con él cara a cara, reuniéndose.

Cuando ella le informo sobre la unidad flash y le comunico sobre el hombre Isaac Rothe, a Peter Newcastle, sus advertencias solo habían sido, que él no le preguntara de dónde lo había sacado, y que él no tratara de seguirla a ella en cualquier camino, porque no tenía nada que añadir.

La historia finalmente había estallado la mañana antes, en la primera página de un periódico importante, los grupos y el alcance mundial para hacer justicia a la información. Y las consecuencias ya estaban empezando, los organismos públicos en pie de guerra, senadores y congresistas que abordaban las cámaras y micrófonos con indignación, el presidente programado para hacer un Q & A con Brian Williams a las nueve de esta noche.

Al final, había decidido dar la historia de su vida a otra persona, por dos razones: una, que valoraba su propia vida mucho, para tirar los dados de que no habría represalias, y dos, si denunciaba bajo su propia nombre, significaba que ella había utilizado a Matías, que no había sido nada más que una fuente para ella, y que ella no le había ayudado porque ella no tenía bondad en su corazón, sino debido a que había estado siguiendo un historia.

Era un poco en el mismo sentido, por lo que había dado la información, para demostrar que habían sido veraces sus sentimientos, se la pasó a otra persona para que nadie jamás pudiera decir que ella no lo había amado.

No es que nadie supiera de él, por así decirlo. No había nada en el periódico sobre su muerte o sobre su cuerpo. Y cuando ella había vuelto al garaje en el centro, después de su período de setenta y dos horas de locura, lo único que había encontrado era una escena de la policía que se había vuelto caliente de nuevo.

Todo ido. Los vehículos, el personal afectado, todos los signos de habitabilidad.

Jim Herón, y su amigo, habían desaparecido.

Fin del recorrido. Era extraño que hubiera comenzado a dormir otra vez la noche después de que ella hubiera conseguido volver del viaje a Manhattan para reunirse con Peter.

Asi fue como supo que había hecho lo correcto con el flashdrive...

No había esperado oír de nuevo del hombre.

Salvo entonces, que tres días antes de la liberación de la gran historia, la había llamado para decirle que el artículo masiva

Iba a salir y para ofrecerle un trabajo. Había dicho que quería a alguien con su clase de tenacidad y enfoque para entrar en el primer ciclo de nivel, y ella lo había dejado allí, y explicó que una fuente le había dado a ella los archivos tal cual, no había hecho nada para compilar, organizar o dar formato a la información.

"Pero tienes la fuente, ¿no es así?"

Bueno, sí. Y tenía el corazón roto en el proceso.

Al final, ella había aceptado la oferta. Ella no era estúpida y estaba lista para volver al trabajo duro y empezar a trabajar muchas horas más. Tal vez eso le ayudaría a controlar el dolor....Dios, echaba de menos a Matías.

O más bien, lo que podría haber tenido. Como le había dicho la verdad. Acerca de todo.

Entrando en el camino de la casa de su madre, Mels estaciono el Fi-Fi detrás de la U-Haul aparcada y dejo la ventanilla abajo, porque el día era claro como una carrillón, sin lluvia a la vista.

Se comió la mitad de su delicioso sándwich en el mostrador, tomó una cerveza de jengibre, y limpio por si acaso su madre regresaba temprano de su viaje de campamento en el Lago George.

¿Sofa?

Bueno, sí, por favor... gracias.

Al salir a la terraza acristalada de suelo de pizarra, ella hizo funcionar los deslizadores y sintió la fiebre del calor. Estaban a setenta y cinco grados en el sol, y el aire olía a hierba recién cortada, porque los hombres del césped habían llegado esa mañana.

El sofá era perfectamente suave y acogedor, y cuando ella se acostó, ella tomó la manta y tiro de ella, extendiéndola sobre sus piernas.

Instalarse atrás, miró a su alrededor hacia las plantas en macetas en las mesitas y el rockero sillón de grasa en la esquina. Tan familiar, tan seguro.

Ella no fue consciente de cerrar los ojos para conciliar el sueño...pero un poco más tarde, un ruido extraño la despertó.

Un rascado.

Sacudiéndose despierta, levantó la cabeza de los cojines. Al otro lado de la pantalla, había un pequeño perro, el pelaje de pie hacia arriba en todos los ángulos, con la cabeza inclinada, los ojos bajo las cejas espesas.

Mels se sentó. "Bueno...hola, no."

El animal pateó de nuevo, pero con cuidado, como si él no quisiera dañar la pantalla.

"Ah...no somos una casa de perro, me temo." Nunca había hecho lo del animal doméstico. "¿Te has perdido?"

Ella esperaba que él se fuera cuando se acercara, pero él se quedó en la puerta, dejando caer su trasero al suelo, como si eso fuera la cosa más educada para hacer.

En el momento en que ella deslizó la pantalla de nuevo, se disparó y se movió en un círculo a sus pies.

Se agachó y trató de encontrar su collar o una etiqueta o algo.

"Hola." Mels se congelo.

Luego se volvió tan rápido a la puerta de tela metálica que cayó al suelo.

Allí de pie, bajo el sol, entre las jambas estaba...Matthias.

Mels agarro su propia garganta y comenzó a respirar con fuerza.

Levantó una mano. "Yo...ah...sí, hola..."

Cuando tartamudeó, decidió que por fin había sucedido. En vez de mejorar, su cerebro se había roto saliendo de la realidad completamente.

Espera, espera, espera, esto tenía que ser un sueño.

¿Cierto? Esto era sólo un sueño, ¡ella dormía en el sofá y se imaginaba lo que ella hubiera querido que pasara y que estaba ocurriendo en realidad.

Su voz sonaba tan perfecta en sus oídos: "Yo sé que dije que no iba a volver, pero pensé que tal vez, ahora que la historia es un hecho, podrías verme".

"Estás muerto".

"No." Levantó el pie como si fuera a entrar, y luego se detuvo. "¿Puedo pasar?"

Ella asintió con la cabeza aturdida, porque no tenía otra respuesta. Y en el sueño, era como había sido, alto, cara dura, intenso. Él no estaba cojeando, sin embargo, y sus ojos y cicatrices eran como habían sido tal como lo había dejado. Después de que ese ángel se las había quitado.

Matthias se apoyó en la jamba. "Me sorprendió que le dieras la historia a otra persona."

Bueno, ¿sabe usted, su subconsciente estaba sobre temas de actualidad? "Era lo correcto. La opción más segura".

"Sí, yo..."

"Te amo." Ahora le tocaba el turno para dejarlo en estado de shock. "Lo siento, pero tengo que decírtelo. Voy a despertar de esto pronto, y me patearía a mí misma si yo en realidad no lo digo una vez. Incluso si es sólo en mis sueños".

Tenía los ojos cerrados, como si estuviera absorbiendo un golpe físico.

"Yo sé lo que el ángel te hizo a ti", explicó. "Ya sabes, la vista y las cosas. Así que sé que no me has mentido sobre eso. O cómo se sentía. Y para ser honesto, eso es lo único que me ha metido cuerda a través de esto".

Con el tiempo, sus párpados se levantaron. "Esto no es un sueño."

"Por supuesto que lo es."

"Estoy vivo, Mels. Estoy aquí para siempre".

"Uh-huh." ¿Qué otra cosa iba a decir en su inventada construcción de la realidad? "Sólo quiero que sepas que yo entiendo por qué hizo lo que hizo, y estoy muy contenta de que vinieras hacia adelante con todas esas cosas sobre XOps. Hiciste lo correcto, entregando todo en una buena manera. Así que al infierno no puede ser el lugar al que fuiste. ¿Cierto?"

Matthias se acercó a ella, arrodillándose en la brillante alfombra de césped artificial verde que se suponía que se viera como un trozo de hierba en el centro de la losa.

"Esto no es un sueño." Extendió una mano temblorosa y tocó su cara. "Confía en mí".

"Eso es exactamente lo que yo quiero que digas," murmuró ella, agarrando su muñeca y sosteniéndola en el lugar. "Oh, Dios..."

Como ella lo olio, el corazón roto dolía tanto que no podía soportar el dolor, porque sabía que iba a despertar de esto pronto, y todo habría terminado, y tendría que volver a un mundo en el que lo echaba de menos como loca, donde las cosas que debería haber dicho no lo habían sido, y en lo que podría haber sido pero que nunca podría ser.

Un lugar solitario. Un lugar frío.

"Ven aquí", dijo, tirando de ella a su pecho.

Ella fue voluntariamente y se apoyó en él, al oír su latido de vital importancia por debajo de su esternón. Y Matthias comenzó a hablar con ella, diciéndole de nuevo la forma en que todo era, su voz baja y ronca, como si estuviera luchando con sus propias emociones.

Cuando una nariz húmeda y fría la golpeó bajo el brazo, ella se echó hacia atrás. "Bueno, hola, pequeño."

"Veo que has conocido a perro", dijo Matías.

"¿Es tuyo?"

"Es de todos."

¿Eh? "Él acaba de llegar aquí. Justo antes de que usted lo hiciera."

"Eso es porque se preocupa por ti. Y... ¿hay alguna posibilidad de que tengas comida en la casa que pueda comer? Creo que tiene hambre".

"Sólo la mitad de mi sandwich."

El pequeño perro se curvó en una sentada y movió la cola como si entendiera cada palabra, y no le importara formar

parte del equipo y despachar todo lo que había dejado sin comer.

En algún nivel, no podía creer que estaban hablando tan bien y de carnes frías, pero en los sueños, cosas extrañas sucedían.

"¡Oh, hola! ¿Quién es tu amigo?"

Mels saltó y levantó la vista hacia la entrada de la cocina: Su madre estaba allí de pie con el equipaje colgando de su hombro, una quemadura en la nariz, y una sonrisa en su rostro.

"¿Mamá?"

"Llegué a casa un poco más temprano." Las bolsas cayeron y su pelo cayo libre. "¿No vas a presentarnos?"

De pronto, la voz de su padre regresó a ella, diciéndole que no necesitaba más que creer en algo para hacerlo real.

La piel de Mels comenzó a picarle de pies a cabeza mientras miraba hacia atrás y adelante entre su madre y el... bueno, lo que fuera.

Cuando un incómodo silencio se levantó, tomó la mano de Matías y lo apretó tan fuerte como pudo. Hasta que él dijo, "Ouch".

Y fue entonces cuando ella lo supo. Esto...no era un sueño.

Bueno, Matthias nunca había esperado conocer a los padres de cualquier mujer y ciertamente no así...con la mujer que amaba pensando que era producto de su imaginación, y su madre de pie en una puerta como si no supiera si venir de nuevo y darle otra oportunidad o desaparecer por completo.

Antes de que las cosas se hicieran aún más extrañas, él cambió a Mels fuera de sus brazos y se puso de pie. Enderezando su camiseta Hanes, deseó no parecerse a un hombre sin hogar, excepto que es lo que era. Sin raíces, pero afeitado, por lo menos.

Durante las últimas tres semanas, había estado viviendo en hoteles de la zona, manteniendo un ojo en Mels, observándola a distancia para asegurarse de que estaba bien. Y ella lo había estado.

Lo cual no era decir que no habían sucedido algunas sorpresas. Todas esas mañanas que había ido a la sala de prensa, había asumido que estaba trabajando en la historia, pero no.

Después de un viaje a Manhattan, por supuesto que la había seguido hasta allí, y de paso para atacar su escondite garantizado por dinero en efectivo y materiales de suministro, se había pegado a ella en más de un sentido.

No fue hasta que la historia se publico el día antes de que se diera cuenta que no la había informado ella misma.

De alguna manera, eso lo hacía amarla aún más.

Se acercó y tendió la mano a su mamá. "Ah...Yo soy Matt. Un amigo de Mels".

Su madre no era como ella, era más pequeña, más delicada, con el pelo rojo entrecano y brillantes ojos verdes. Era absolutamente encantadora...y con un apretón de manos rápido que definitivamente le hizo pensar en la mujer

Que era su hija.

"Soy Helen. Me alegro de conocerte." Y pasando por la forma en que sus ojos brillaban, era la verdad.

"¿Te quedas a cenar?"

Miró a Mels. Cuando ella parecía incapaz de responder, pensó, ¿Por qué demonios no? "Sí, señora. Si ustedes me invitan".

"¡Oh, maravilloso!" Helen dio una palmada, y luego se inclinó hacia el montón de pelo desaliñado que había venido a darle la bienvenida en su propia casa. "¿Este es tu perro?"

"Él es de todos", él y Mels respondieron juntos.

"Bueno, él es bienvenido, también, sí, usted, es un buen chico." Después le acaricio con amor.

Helen miró. "Voy a salir a conseguir algunas hamburguesas para asar en la parrilla. ¡Va a ser una fantástica y cálida noche, y debemos aprovecharla mientras está aquí!"

En ese momento, la mujer se volvió sobre sus talones, cogió las llaves y se fue, como si ella tal vez supiera que había algunas conversaciones que debían hacer lejos de cualquier tercero. Excluidos los perros.

Mels sólo lo miró y se volvió hacia ella.

"¿Estas bien?"

Él asintió con la cabeza. "Sí".

"Vi su muerte."

Tomó una respiración profunda. Había pasado mucho tiempo preguntándose cómo explicarlo todo, y luego decidió que si tenía la oportunidad, iba a ser muy vago. No hay razón para que ella pensara que estaba mintiendo, o que era un enfermo mental.

"Se veía de esa manera, sí."

"¿Has estado en el hospital? ¿A dónde fuiste?"

"Jim se hizo cargo de mí."

"Pensé que eso significaba enterrar su cuerpo."

Con el tiempo, pensó, lo explicaría todo. Pero su mujer le miró como si su mente estuviera sintiendo calambres. Por lo tanto, sí, la golpeaba con un, yo he estado en el cielo y hable con Dios, probablemente no era la mejor idea.

"No es así la forma en que se hace." Se agachó.

"Vamos a decir que me salvé. Al final...me salvé y en todo lo que podía pensar, era en volver a usted".

Con lágrimas en los ojos y en las mejillas. "Yo no creí volverlo a ver."

"Estoy aquí. ¿Así que vas a dejar que te bese ahora?"

Ella se acercó a él a modo de respuesta, con los brazos unidos al cuello, su boca encontrando la suya, los dos unidos como uno solo.

Y era mejor que el Cielo.

De hecho, si no hubiera pensado que daría lugar a conversaciones difíciles con los vecinos, se la habría llevado en ese mismo momento, pero habría tiempo para ese tipo de cosas cuando hubiera más de privacidad. Si Dios quiere.

Acariciándole la espalda, le apartó el pelo detrás de las orejas. "Hay una cosa que tienes que saber, no voy entregarme".

"¿A las autoridades?"

"Si lo hago, me van a matar en la cárcel. Tal vez sea un agente, tal vez un viejo enemigo, pero yo...yo ya he estado un tiempo en una prisión. He pagado mis deudas".

Esa temporada en el infierno había sido justo como se merecía, y aunque en la tierra su estancia podría haber sido determinada por días, por debajo había sido una eternidad, condenado a cadena perpetua.

"Y me comprometo a, no más mentiras, no más engaños, nada. Voy a empacar víveres para ganarme la vida, voy a ser limpieza, voy a...no sé qué. Pero ya se me ocurrirá algo, y va a ser honesto."

Mels estudió su cara, luego le pasó la mano por la mejilla hasta la mandíbula. "Si usted está en paz, estoy en paz" murmuró. "¿Quién soy yo para juzgar? Y es curioso, a mi padre le hubiera gustado su forma de hacer los negocios. No estoy diciendo que este bien, es sólo...que siempre ha sido bueno para mí, y tal vez eso me hace egoísta, pero eso es lo

que importa. Bueno, eso y que hizo bien en presentarse y exponer todo."

"Esa parte de mi vida se ha acabado. Para siempre. "Gracias en gran parte a ella...y a Jim Herón...simplemente no le permitieron tener esa maldad en él nunca más.

Cuando empezó a sonreír, Matthias la besó de nuevo, deteniéndose en la boca, agarrando las curvas de su cuerpo apretado.

"Te amo", dijo.

Su mujer volvió las palabras contra sus labios y él los tomó en ellos, bebió todo eso, la salvación, el alivio, la alegría de estar con ella. Y pensó también en Jim Herón, y en lo mucho que le debía al tipo.

Él no iba a ver al hombre nuevo, lo sabía en sus huesos. Y eso estaba...bien. Todo estaba bien siempre y cuando tuviera a Mels.

Un ladrido trajo su cabeza hacia arriba y alrededor.

Perro se había ido a la cocina y estaba sentado en el refrigerador, con una pata en el aire.

Mejor así, pensó Matías. Estuvo a un paso de quitarle la ropa a Mels.

A medida que se pusieron de pie y fueron a la cocina, le preguntó: "¿Hay alguna posibilidad de que el sándwich sea de pavo?"

"Como cuestión de hecho, sí."

Matthias se inclinó y besó a su mujer.

"Perfecto. A Perro le gusta ese."

"Entonces él puede tener cada pedacito que queda, y todo lo que hay en la nevera."

Al abrir la puerta, el animal rodeaba sus pies, la cola en marcha, la cojera no le ralentizaba o atenuaba su entusiasmo en lo más mínimo.

Matthias besó a su mujer una vez más.

Luego se dobló sobre sus rodillas y se encargó del pequeño, alimentándolo con la pieza de bocadillo...junto.

Después de todo, era lo menos que podía hacer, pensó Matías. Teniendo en cuenta que Dios le había dado todo lo que había pedido...y no estaría viviendo sin él.