S6 - Géneros literarios

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LITERATURA Ciencias de la Comunicación UPN CICLO 2015-1 Mg. Carlos Arturo Caballero

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SOBRE LOS GENEROS

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LITERATURACiencias de la Comunicación

UPNCICLO 2015-1

Mg. Carlos Arturo Caballero

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LOGRO DE SESIÓN

Luego de comprender la problemática en torno a la definición de género, el alumno distingue las particularidades de los principales géneros literarios

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• No hay acuerdo en la definición

• Diversidad de expresiones y terminologías

• Larga historia, antigüedad

• Literariedad género

• Cierto consenso: género belles lettres

PROBLEMA

PERSPECTIVAS

• Maximalista

• Minimalista

• Reduccionista

NIVELES DE ANÁLISIS

1. Textos: todo lo escrito

2. Textos literarios

3. Grandes géneros literarios: narrativa, dramática, lírica

4. Subgéneros o especies: novela, cuento, poesía, etc.

5. Obra concreta: La metamorfosis, Los heraldos negros

GÉNEROS

LITERARIOS

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DEFINICIONES

GÉNERO: agrupación de obras

• Origen, evolución• Tema, motivo, ocasión• Estructura• Función

GÉNERO ≠ ESPECIE

LITERARIEDAD Y

GÉNEROS LITERARIOS

• Aspectos formales, estructura y estilo

• Finalidad estética

• Ficcionalidad

• Intencionalidad

• Creatividad, innovación vs. rigidez, convencionalismo

CLASIFICACIÓNGENERAL

• Narrativo

• Lírico

• Dramático

• Didáctico (*)

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CRITERIOS DEDEFINICIÓN

• Cuantitativos: extensión

• Lingüístico-enunciativos: métrica, estilo, registro

• Criterios temáticos

• Criterios históricos y sociológicos

UN GÉNERO LITERARIO ES UNA FORMA TEXTUAL QUE AGRUPA UNA SERIE DE TEXTOS LITERARIOS QUE COMPARTEN CIERTA EXTENSIÓN, ASÍ COMO CUALIDADES ESTRUCTURALES, TEMÁTICAS, ESTILÍSTICAS, HISTÓRICAS.

DEFINIR «GÉNERO LITERARIO» IMPLICA ALGUNOS PROBLEMAS: LA «LITERARIEDAD», LOS CRITERIOS DE DEFINICIÓN, LOS CAMBIOS HISTÓRICOS, LA ESPECIFICIDAD DE LA OBRA CONCRETA.

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Ya ha principiado el invierno en Barranco; raro invierno, lelo y frágil, que parece que va hendirse en el cielo y dejar asomar una punta de verano. Nieblecita del pequeño invierno, cosa del alma, soplos del mar, garúas de viaje en bote de un muelle a otro, aleteo sonoro de beatas retardadas, opaco rumor de misas, invierno recién entrado... Ahora hay que ir al colegio con frío en las manos. El desayuno es una bola caliente en el estómago, y una dureza de silla de comedor en las posaderas, y unas ganas solemnes de no ir al colegio en todo el cuerpo. Una palmera descuella sobre una casa con la fronda, flabeliforme, suavemente sombría, neta, rosa, fúlgida. Y ahora silbas tú en el tranvía, muchacho de ojos cerrados. Tú no comprendes cómo se puede ir al colegio tan de mañana y habiendo malecones con mar abajo. Pero, al pasar por la larga calle que es casi toda la ciudad, hueles zumar3 legumbres remotas en huertas aledañas. Tú piensas en el campo lleno y mojado, casi urbano si se mira atrás, pero que no tiene límites si se mira adelante, por entre los fresnos y alisos, a la sierra azulita.

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Mi primer amor tenía doce años y las uñas negras. Mi alma rusa de entonces, en aquel pueblecito de once mil almas y cura publicista, amparó la soledad de la muchacha más fea con un amor grave, social, sombrío, que era como una penumbra de sesión de congreso internacional obrero. Mi amor era vasto, oscuro, lento, con barbas, anteojos y carteras, con incidentes súbitos, con doce idiomas, con acecho de la policía, con problemas de muchos lados. Ella me decía, al ponerse en sexo: Eres un socialista. Y su almita de educanda de monjas europeas se abría como un devocionario íntimo por la parte que trata del pecado mortal. Mi segundo amor tenía quince años de edad. Una llorona con la dentadura perdida, con trenzas de cáñamo, con pecas en todo el cuerpo, sin familia, sin ideas, demasiado futura, excesivamente femenina... Fui rival de un muñeco de trapo y celuloide que no hacía sino reírse de mí con una bocaza pilluela y estúpida. Tuve que entender un sinfín de cosas perfectamente ininteligibles. Tuve que decir un sinfín de cosas perfectamente indecibles.

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Tuve que salir bien en los exámenes, con veinte - nota sospechosa, vergonzona, ridícula: una gallina delante de un huevo-. Tuve que verla a ella mimar a sus muñecas. Tuve que oírla llorar por mí. Tuve que chupar caramelos de todos los colores y sabores. Mi segundo amor me abandonó como en un tango: Un malevo... Mi tercer amor tenía los ojos lindos, y las piernas muy coquetas, casi cocotas. Hubo que leer a Fray Luis de León y a Carolina Ivernizzio. Peregrina muchacha... no sé por qué se enamoró de mí. Me consolé de su decisión irrevocable de ser amiga mía después de haber sido casi mi amante, con las doce faltas de ortografía de su última carta. Mi cuarto amor fue Catita. Mi quinto amor fue una muchacha sucia con quien pequé casi en la noche, casi en el mar. El recuerdo de ella huele como ella olía, a sombra de cinema, a perro mojado, a ropa interior, a repostería, a pan caliente, olores superpuestos y, en sí mismos, individualmente, casi desagradables, como las capas de las tortas, jenjibre, merengue, etcétera. La suma de olores hacía de ella una verdadera tentación de seminarista. Sucia, sucia, sucia... Mi primer pecado mortal.

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«Lo fácil que es confundir cultura con erudición. La cultura en realidad no depende de la acumulación de conocimientos incluso en varias materias, sino del orden que estos conocimientos guardan en nuestra memoria y de la presencia de estos conocimientos en nuestro comportamiento. Los conocimientos de un hombre culto pueden no ser muy numerosos, pero son armónicos, coherentes y, sobre todo, están relacionados entre sí. En el erudito, los conocimientos parecen almacenarse en tabiques separados. En el culto se distribuyen de acuerdo a un orden interior que permite su canje y su fructificación. Sus lecturas, sus experiencias se encuentran en fermentación y engendran continuamente nueva riqueza: es como el hombre que abre una cuenta con interés. El erudito como el avaro, guarda su patrimonio en una media, en donde sólo cabe el enmohecimiento y la repetición. En el primer caso el conocimiento engendra el conocimiento. En el segundo el conocimiento se añade al conocimiento. Un hombre que conoce al dedillo todo el teatro de Beaumarchais es un erudito, pero culto es aquel que habiendo sólo leído Las Bodas de Fígaro se da cuenta de la relación que existe entre esta obra y la Revolución Francesa o entre su autor y los intelectuales de nuestra época. Por eso mismo, el componente de un tribu primitiva que posee el mundo en diez nociones básicas es más culto que el especialista en arte sacro bizantino que no sabe freír un par de huevos».

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“Te llamo desde lejos, de muy lejos; tú no me oyes, mi voz te llega amortiguada. Tú no me oyes. Si me oyeras vendrías y tus ojos se cubrirían de lágrimas y a través de esa bruma verías la imagen del amor acribillado. Pero no oyes y tu ausencia se renueva. Estás cerca de mí, estás cerca; todo me lo dice: el calor de tu cuerpo, tu cuerpo mismo, la sombra terrible de tu cuerpo interceptando la luz del sol. Tu voz también quiere decirme que estás cerca. Pero no es cierto… Ya te fuiste. Acaso no has llegado todavía y yo estoy ciego, completamente ciego, mirándote sin verte y llamándote hacia aquel punto donde ya nadie puede seguirme, donde la soledad me acosa, donde nada responde ni nada me acompaña.”

25 de enero de 1939.

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Cuando emprendas tu viaje a Itaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias. No temas a los lestrigones ni a los cíclopes ni al colérico Poseidón, seres tales jamás hallarás en tu camino, si tu pensar es elevado, si selecta es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. Ni a los lestrigones ni a los cíclopes ni al salvaje Poseidón encontrarás, si no los llevas dentro de tu alma, si no los yergue tu alma ante ti.Pide que el camino sea largo. Que muchas sean las mañanas de verano en que llegues -¡con qué placer y alegría!- a puertos nunca vistos antes. Detente en los emporios de Fenicia y hazte con hermosas mercancías, nácar y coral, ámbar y ébano y toda suerte de perfumes sensuales, cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.

Ve a muchas ciudades egipcias a aprender, a aprender de sus sabios.Ten siempre a Itaca en tu mente. Llegar allí es tu destino. Mas no apresures nunca el viaje. Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino sin aguantar a que Itaca te enriquezca.Itaca te brindó tan hermoso viaje. Sin ella no habrías emprendido el camino. Pero no tiene ya nada que darte.Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado. Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las Itacas.

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Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

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Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).

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EXAMEN PARCIAL VIERNES 17 DE OCTUBRE-Géneros literarios-Relación periodismo y literatura-La novela moderna