s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso...

16
A ría de Arousa na literatura .. .A lf r B r a I ES edo a ñs

Transcript of s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso...

Page 1: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

A ría de Arousana literatura.

..A

lfrBr

aIE

S

edo

añs

Page 2: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

A ría de Arousa na literatura

roteiro literario “A Ría de Arousa na literatura”, comeza

Ocoa visita á Casa-museo do Cuadrante en Vilanova de

Arousa; despois, e trás percorrer as rúas da zona antiga

da vila onde se sitúan a antiga igrexa na que foi bautizado Valle-

Inclán e a casa na que naceu (1866) e viviu cos seus pais (1866-

1890) (Casa do Cantillo), embarcamos no porto desta vila e

cruzamos a Ría ata arribar á Pobra do Caramiñal, vila na que viviu

entre 1917 e 1925. Dende a Pobra, subiremos ao cumio do monte

Curota, na Serra do Barbanza, para contemplar a panorámica da

Ría que tanto agradaba ao autor das Sonatas. Dende alí

continuaremos por estrada ata a vila mariñeira de Rianxo onde

percorreremos as típicas rúas mariñeiras e visitaremos ás casas

dos tres grandes autores da literatura galega contemporánea que

aquí naceron: Castelao (1886), Rafael Dieste (1899) e Manuel

Antonio (1900).

ITINERARIOA LA RÍA DE AROSA

En las alas de los céfiros Sotos de amena verdura, Más allá tienden en círculoVenid, memorias dulcísimas, Bajo sus sombras, cobijan Una red junto a la orillaEspíritus en que viven Pintorescas poblaciones Con la que arrastran la pescaGlorias del alma perdidas, Sobre la playa tendidas. Desde la riberaa misma.Y transportadme en ensueños En término más lejano, Las peñas que el mar circundaA las riberas tranquilas Coronando ambas orillas, Cubiertas de aves marinas,Que besan las mansas olas Pueblan risueñas aldeas La cruz alzada en la rocaDe la reina de las rias. Valles, laderas, colinas. De la solitaria orilla.Ela allí, junto á la costa En medio, el mar, que las auras El arroyo que a su plantaQue azota la mar bravía, Levísimamente rizan Murmurando se deslizaLago de azuladas ondas Y en férvil arrullo mecen Entre gallardos gladiolosEntre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan...Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña Arosa,Nunca la tormenta agita, Entre florestas umbrías En torno de ti se respira,Lánguidamente sus alas Mostrando sus blancas casas Que a la vista tu recuerdoMueve el soplo de la brisa; Como palomas dormidas. Va en místico lazo unida!Que estrellándose impotente, Y allá en el frente, el Ulla undoso, Quien alguna vez sentadoDe Sálvora en las restingas, Que el tributo de sus linfas En tus rocas denegridas,El furor del océano Con los lirios de sus márgenes Vió didiparse en tu senoEn espumas se disipa. Viene a traer a la ría. El pesar que le oprimíaSu ambiente inundan las auras Surcando aquel mar de plata, Contemplando del celajeDe perfumes y armonías, En direcciones distintas Las melancólicas tintasY sobre sus aguas flotan Cruzan las pequeñas naves, Que en el lejano horizonteFlores que brota la orilla. Ora en popa, ora en bolina. Se ven al morir el día;Playas de oro y de esmeralda Con la vela cuadrilonga Escuchando entre las sombrasFestonean sus floridas, Allargo mástil ceñida, Lánguidas, vagas, sentidas,Espaciosas ensenadas, Las que han cogido sus redes Como el canto de las hadasY sus profundas bahías. Hacia los puertos caminan. Misteriosas armonías;Cercan su cuenca anchura; En pos de ellas los delfines Aspirando en el alientoFormando ondeadas líneas, En tumbos se precipitan De tus auras fugitivasDe un lado la verde falda Y bandadas de gaviotas El aroma de las floresDe Barbanza y sus colinas, En raudos círculos giran Que matizan tus campiñas.Del vario matiz cubiertas Tal vez algún marinero, Guardará siempre en el almaDe bosques, prados y viñas, Sentado sobre la tilla. Esas memorias dulcísimasDel otro el valle que el Umia Melancólicos sonidos Mientras agiten su pechoCon sus aguas fertiliza. Arranca la bocina Los latidos de la vida.Salve, región deliciosa, Que a despertar van los ecos Ya se que de ti no sonEn cuyas márgenes lindas De las riberas vecinas Mis pobres canciones dignas;Tantas venturas se sueñan, En donde ansiosas le esperan Perdona si osé cantarteTantas penas se mitigan. Del alma prendas queridas. Al son de mi tosca lira.¡Cuántas veces recorriendo La animación a los puertos ¡Ay!, el suspiro que arrancaAl primer albor del día Vuelve con la luz del día tu memoria al alma mía,La ribera silenciosa, Y a sus faenas las gentes Es cuanto puedo enviarteCubierta de campanillas Van acudiendo solícitas En las alas de la brisa.Y de lirios olorosos, Allí una lancha carenan,De angustia el alma oprimida, Allá una vela relingan, Villanueva de ArosaEn un mundo de quimeras Ya en las destrozadas redes 8 de Julio de 1875Tu contemplación sumía! Reparan las averías.En tu vaporoso manto, ¡Cuán variados accidentesLa húmeda niebla envolvía El encanto solemnizanDe la elevada Curota Del espléndido paisajeLa aguda, escarpada cima. Que se estiende ante la vista!Sobre las cerúleas aguas, Ora la ría, una arenadaEn vagas y suaves tintas, Formidable de la altivaPlácida se reflejaba Soberana de los mares,La naciente luz del día. Surca imponebte y magnífica.Saliendo del caos de sombra Ya de un templo venerandas El mar, las costas, las islas, Las abandonadas ruinasEn mágico panorama En su ascensión la mareaSe ostenta la hermosa ría, Acude a besar sumisa.Y ante su encanto, la mente Allá el argentado rioAbsorta y embebecida, Del monte se precipitaA la región de los sueños En espumosas cascadasVuela en abstracciones místicas De sonora melodía.

TI

-

NC

AO

e IE

fre

o ra

a

RO

ER

OVA

LLE

INL

A

STE

L.

dB

ach.

S

Al

dB

ñs

Crb

l(

aa

lo)

ext

: is

oC

líne

De

aque

acC

stT

oFr

anc

c X

. ha

r P

érz.

es

eño

mt

ión:

. S

. Cre

ar.

rfe

sor

copa

ñes

o

ígu

Cra

c, G

zalo

lo

nsIn

glé

P

oes

am

ant

: es

sR

drez

ar

edo

onL

se

cico

. Cr

r C

rF

eo

06

Fran

s X

ha

lín P

éez

. a

ballo

, eb

rir

20

Page 3: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

A ría de Arousa na literatura

roteiro literario “A Ría de Arousa na literatura”, comeza

Ocoa visita á Casa-museo do Cuadrante en Vilanova de

Arousa; despois, e trás percorrer as rúas da zona antiga

da vila onde se sitúan a antiga igrexa na que foi bautizado Valle-

Inclán e a casa na que naceu (1866) e viviu cos seus pais (1866-

1890) (Casa do Cantillo), embarcamos no porto desta vila e

cruzamos a Ría ata arribar á Pobra do Caramiñal, vila na que viviu

entre 1917 e 1925. Dende a Pobra, subiremos ao cumio do monte

Curota, na Serra do Barbanza, para contemplar a panorámica da

Ría que tanto agradaba ao autor das Sonatas. Dende alí

continuaremos por estrada ata a vila mariñeira de Rianxo onde

percorreremos as típicas rúas mariñeiras e visitaremos ás casas

dos tres grandes autores da literatura galega contemporánea que

aquí naceron: Castelao (1886), Rafael Dieste (1899) e Manuel

Antonio (1900).

ITINERARIOA LA RÍA DE AROSA

En las alas de los céfiros Sotos de amena verdura, Más allá tienden en círculoVenid, memorias dulcísimas, Bajo sus sombras, cobijan Una red junto a la orillaEspíritus en que viven Pintorescas poblaciones Con la que arrastran la pescaGlorias del alma perdidas, Sobre la playa tendidas. Desde la riberaa misma.Y transportadme en ensueños En término más lejano, Las peñas que el mar circundaA las riberas tranquilas Coronando ambas orillas, Cubiertas de aves marinas,Que besan las mansas olas Pueblan risueñas aldeas La cruz alzada en la rocaDe la reina de las rias. Valles, laderas, colinas. De la solitaria orilla.Ela allí, junto á la costa En medio, el mar, que las auras El arroyo que a su plantaQue azota la mar bravía, Levísimamente rizan Murmurando se deslizaLago de azuladas ondas Y en férvil arrullo mecen Entre gallardos gladiolosEntre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan...Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña Arosa,Nunca la tormenta agita, Entre florestas umbrías En torno de ti se respira,Lánguidamente sus alas Mostrando sus blancas casas Que a la vista tu recuerdoMueve el soplo de la brisa; Como palomas dormidas. Va en místico lazo unida!Que estrellándose impotente, Y allá en el frente, el Ulla undoso, Quien alguna vez sentadoDe Sálvora en las restingas, Que el tributo de sus linfas En tus rocas denegridas,El furor del océano Con los lirios de sus márgenes Vió didiparse en tu senoEn espumas se disipa. Viene a traer a la ría. El pesar que le oprimíaSu ambiente inundan las auras Surcando aquel mar de plata, Contemplando del celajeDe perfumes y armonías, En direcciones distintas Las melancólicas tintasY sobre sus aguas flotan Cruzan las pequeñas naves, Que en el lejano horizonteFlores que brota la orilla. Ora en popa, ora en bolina. Se ven al morir el día;Playas de oro y de esmeralda Con la vela cuadrilonga Escuchando entre las sombrasFestonean sus floridas, Allargo mástil ceñida, Lánguidas, vagas, sentidas,Espaciosas ensenadas, Las que han cogido sus redes Como el canto de las hadasY sus profundas bahías. Hacia los puertos caminan. Misteriosas armonías;Cercan su cuenca anchura; En pos de ellas los delfines Aspirando en el alientoFormando ondeadas líneas, En tumbos se precipitan De tus auras fugitivasDe un lado la verde falda Y bandadas de gaviotas El aroma de las floresDe Barbanza y sus colinas, En raudos círculos giran Que matizan tus campiñas.Del vario matiz cubiertas Tal vez algún marinero, Guardará siempre en el almaDe bosques, prados y viñas, Sentado sobre la tilla. Esas memorias dulcísimasDel otro el valle que el Umia Melancólicos sonidos Mientras agiten su pechoCon sus aguas fertiliza. Arranca la bocina Los latidos de la vida.Salve, región deliciosa, Que a despertar van los ecos Ya se que de ti no sonEn cuyas márgenes lindas De las riberas vecinas Mis pobres canciones dignas;Tantas venturas se sueñan, En donde ansiosas le esperan Perdona si osé cantarteTantas penas se mitigan. Del alma prendas queridas. Al son de mi tosca lira.¡Cuántas veces recorriendo La animación a los puertos ¡Ay!, el suspiro que arrancaAl primer albor del día Vuelve con la luz del día tu memoria al alma mía,La ribera silenciosa, Y a sus faenas las gentes Es cuanto puedo enviarteCubierta de campanillas Van acudiendo solícitas En las alas de la brisa.Y de lirios olorosos, Allí una lancha carenan,De angustia el alma oprimida, Allá una vela relingan, Villanueva de ArosaEn un mundo de quimeras Ya en las destrozadas redes 8 de Julio de 1875Tu contemplación sumía! Reparan las averías.En tu vaporoso manto, ¡Cuán variados accidentesLa húmeda niebla envolvía El encanto solemnizanDe la elevada Curota Del espléndido paisajeLa aguda, escarpada cima. Que se estiende ante la vista!Sobre las cerúleas aguas, Ora la ría, una arenadaEn vagas y suaves tintas, Formidable de la altivaPlácida se reflejaba Soberana de los mares,La naciente luz del día. Surca imponebte y magnífica.Saliendo del caos de sombra Ya de un templo venerandas El mar, las costas, las islas, Las abandonadas ruinasEn mágico panorama En su ascensión la mareaSe ostenta la hermosa ría, Acude a besar sumisa.Y ante su encanto, la mente Allá el argentado rioAbsorta y embebecida, Del monte se precipitaA la región de los sueños En espumosas cascadasVuela en abstracciones místicas De sonora melodía.

-2

ºE

ro

RO

TEIR

O V

ALL

EIN

CLÁ

N C

AS

TELA

O.

de

Bac

h. I

S A

lfed

Bra

ñas

r(C

aba

llo)

a

CTe

xto:

Fran

cisc

o X.

Cha

rlín

Pér

ez.

Des

eño

e m

aque

tci

ón:

. S. C

rest

ar.

oc

zan

Pro

fes

res

aom

paña

ntes

: Xes

úsR

odrí

guez

Car

race

do, G

onlo

Llo

réns

Igl

és e

c

c.

rr

r

Fran

iso

X C

halín

ez.

Ca

ballo

, Feb

reir

o 2

00

6

Page 4: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

O CUADRANTEonstrucción que pertenceu ao Priorato

Cbenedictino de San Cibrán de Cálogo

(Vilanova de Arousa). Como conse-

cuencia da Desamortización de bens eclesiás-

ticos levada a cabo polo novo Estado liberal en

1835, foi mercado, xunto con outras propiedades 1desta orixe, por Francisco Peña Cardecid , avó

materno de Valle-Inclán, para convertilo na súa

residencia. Non hai unanimidade á hora de situar

o nacemento de Ramón del Valle-Inclán nesta 2casa ou noutra próxima coñecida como O Canti-

llo, propiedade de seu pai Ramón del Valle Bermú-

dez e residencia da familia ata o ano 1890.

En todo caso, O Cuadrante constitúe un impor-

tante referente na biografía do escritor: aquí

transcorren moitos momentos da súa infancia e

xuventude, o seu xardín inspirou algúns relatos e o

título da colección Jardín Umbrío e aquí asinou o

primeiro libro que publicou, Femeninas.

A ría de Arousa na literatura CUADRO DE COSTUMBRES MARINERASORACIÓN

e todas las comarcas de Galicia, ninguna hay tan pintoresca como el bello país situado en su costa meridional, conocido por las Rías Bajas, de las cuales es, por sus numerosos y abrigados puertos y por su escelente y abundante pesca.D

El que una vez ha visitado aquellas risueñas playas y ha contemplado aquel mar tan tranquilo, tan terso, tan azul, surcado por millares de embarcaciones, coronado de vistosas islas, y ha visto sus hermosas ensenadas, la multitud de pueblecitos que se estienden por sus pintorescas orillas circundadas de montes cubiertos de pinos, no puede menos de guardar un dulcísimo recuerdo de tan encantadores sitios.Para el que ha visto allí su primera luz, si las contrariedades de la vida le tienen apartado en otras regiones, al guardar en el pecho como en un sagrario su memoria, no cesará de enviarle sus votos y sus pensamientos.Y sin embargo, este país tan bello y tan favorecido de la Providencia, está en el estado mas deplorable de pobreza por el culpable abandono de los hombres.Parece imposible que en un suelo tan hermoso haya tantos seres que no son felices.Ante el aspecto risueño de la naturaleza, cuesta trabajo creer que allí corran lágrimas que nadie enjuga, que haya infortunios que a nadie interesan, miserias que nadie remedia y penas que nadie consuela; pero es así. ¿Puede acaso ser el hombre más desdichado, que cuando, para procurarse la subsistencia de sus hijos, tiene que arriesgar con frecuencia la vida?Basta decir que son pescadores la mayor parte de los naturales de aquel litoral, y ya es sabido que cuando estos infelices llevan a su boca un pedazo de pan ha sido amasado con las lágrimas de todos los dolores. Y no se crea que estos hombres por estar acostumbrados a la soledad del mar, donde pasan la mayor parte de su vida, y endurecidos en los peligros con que tienen que luchar continuamente, sean desarreglados en sus costumbres y poco sensibles a los tiernos afectos de la familia: sería un error y una injusticia creerlo así.El que hubiese vivido algún tiempo en aquellos olvidados pueblos, pudo haber presenciado mas de una vez escenas como la que vamos a describir.Es una tarde del mes de Agosto. El Sol, al ocultarse tras las ásperas cumbres de la cordillera del Barbanza, iluminó todavía con sus postreros rayos las riberas de la costa oriental de la ria de Arosa. Nada hay comparable al encanto que se siente en aquella hora apacible ante el aspecto que presenta la ria mirada desde la hermosa ensenada de la Puebla.A medida que se aproxima la noche, la playa va quedando desierta, percibiéndose tan solo, confundido con el rumor del oleage, el ruido acompasado que hacen al caer en el agua los remos de las embarcaciones pescadoras que se dirigen al puerto. Cuando este ruido se oye más cercano, vense aparecer por diferentes puntos de la playa algunas mugeres que, con sus hijos en brazos y seguidas de los que no lo sosn tan pequeños, van a esperar sentadas en la ribera la llegada de los pescadores, llevando cada una un pequeño cesto para recoger la pesca.Una de aquellas mugeres, con su hijo en brazos, saliéndose del grupo de sus compañeras, se acerca alegremente a la orilla a donde se aproxima en aquel momento una dorna dirigida por un solo marinero. En cuanto este hubo reconocido a la que lo esperaba, la llama por su nombre, haciéndola mil preguntas que revelan el interés más delicado, entablándose desde aquel momento, de la dorna a la ribera, un diálogo interesante, con ese acento cariñoso con que se habla en casi todos los puertos de las rias bajas el dialecto gallego.La quilla de la dorna toca por fin en la arena, y aquel tosco marinero, tostado por el soplo de las tempestades, echándose al agua, después de haber amarrado su pequeña barquiña, corre a abrazar a sus hijos con la efusión del cariño más entrañable.Si en aquel momento el tañido de las campanas del templo inmediato viene a recordarle la oración de la tarde, descubriendo su cabeza encanecida, sinó por los años, por los azares de su penosa vida, teniendo en brazos a su hijo y vuelta la cara al mar, dirige sus ojos al cielo adonde eleva su pensamiento y su oración.Terminada esta escena, que más de una vez ha iluminado con su luz la luna, se retiran aquellas gentes sencillas a sus hogares.La playa ha quedado desierta. Ya no se ven otros objetos que las embarcaciones que coronan la orilla del mar, cuyas sombras se destacan a lo largo de la ribera como fantasmas acompañando de tiempo en tiempo por el monótono graznido de las aves marinas; y solo alguna vez suele juntarse a estos acentos de soledad la voz argentina de una pescadora que, sentada sobre la arena, esperando la llegada de su amado, canta con tono melancólico:

Vente ventiño do marVente ventiño mareiroNon me fagas esperarTraeme ao meu mariñeiro.

Ramón del Valle, 1865.

Notas:1. Home procedente dunha familia de escribáns orixinaria de Cambados. Foi en varias ocasións alcalde de Vilanova de Arousa, ao longo do século XIX. Morreu en 1882. 2. Sí, o do seu irmán maior Carlos del Valle-Inclán, autor de Escenas Gallegas.

Page 5: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

O CUADRANTEonstrucción que pertenceu ao Priorato

Cbenedictino de San Cibrán de Cálogo

(Vilanova de Arousa). Como conse-

cuencia da Desamortización de bens eclesiás-

ticos levada a cabo polo novo Estado liberal en

1835, foi mercado, xunto con outras propiedades 1desta orixe, por Francisco Peña Cardecid , avó

materno de Valle-Inclán, para convertilo na súa

residencia. Non hai unanimidade á hora de situar

o nacemento de Ramón del Valle-Inclán nesta 2casa ou noutra próxima coñecida como O Canti-

llo, propiedade de seu pai Ramón del Valle Bermú-

dez e residencia da familia ata o ano 1890.

En todo caso, O Cuadrante constitúe un impor-

tante referente na biografía do escritor: aquí

transcorren moitos momentos da súa infancia e

xuventude, o seu xardín inspirou algúns relatos e o

título da colección Jardín Umbrío e aquí asinou o

primeiro libro que publicou, Femeninas.

A ría de Arousa na literatura CUADRO DE COSTUMBRES MARINERASORACIÓN

e todas las comarcas de Galicia, ninguna hay tan pintoresca como el bello país situado en su costa meridional, conocido por las Rías Bajas, de las cuales es, por sus numerosos y abrigados puertos y por su escelente y abundante pesca.D

El que una vez ha visitado aquellas risueñas playas y ha contemplado aquel mar tan tranquilo, tan terso, tan azul, surcado por millares de embarcaciones, coronado de vistosas islas, y ha visto sus hermosas ensenadas, la multitud de pueblecitos que se estienden por sus pintorescas orillas circundadas de montes cubiertos de pinos, no puede menos de guardar un dulcísimo recuerdo de tan encantadores sitios.Para el que ha visto allí su primera luz, si las contrariedades de la vida le tienen apartado en otras regiones, al guardar en el pecho como en un sagrario su memoria, no cesará de enviarle sus votos y sus pensamientos.Y sin embargo, este país tan bello y tan favorecido de la Providencia, está en el estado mas deplorable de pobreza por el culpable abandono de los hombres.Parece imposible que en un suelo tan hermoso haya tantos seres que no son felices.Ante el aspecto risueño de la naturaleza, cuesta trabajo creer que allí corran lágrimas que nadie enjuga, que haya infortunios que a nadie interesan, miserias que nadie remedia y penas que nadie consuela; pero es así. ¿Puede acaso ser el hombre más desdichado, que cuando, para procurarse la subsistencia de sus hijos, tiene que arriesgar con frecuencia la vida?Basta decir que son pescadores la mayor parte de los naturales de aquel litoral, y ya es sabido que cuando estos infelices llevan a su boca un pedazo de pan ha sido amasado con las lágrimas de todos los dolores. Y no se crea que estos hombres por estar acostumbrados a la soledad del mar, donde pasan la mayor parte de su vida, y endurecidos en los peligros con que tienen que luchar continuamente, sean desarreglados en sus costumbres y poco sensibles a los tiernos afectos de la familia: sería un error y una injusticia creerlo así.El que hubiese vivido algún tiempo en aquellos olvidados pueblos, pudo haber presenciado mas de una vez escenas como la que vamos a describir.Es una tarde del mes de Agosto. El Sol, al ocultarse tras las ásperas cumbres de la cordillera del Barbanza, iluminó todavía con sus postreros rayos las riberas de la costa oriental de la ria de Arosa. Nada hay comparable al encanto que se siente en aquella hora apacible ante el aspecto que presenta la ria mirada desde la hermosa ensenada de la Puebla.A medida que se aproxima la noche, la playa va quedando desierta, percibiéndose tan solo, confundido con el rumor del oleage, el ruido acompasado que hacen al caer en el agua los remos de las embarcaciones pescadoras que se dirigen al puerto. Cuando este ruido se oye más cercano, vense aparecer por diferentes puntos de la playa algunas mugeres que, con sus hijos en brazos y seguidas de los que no lo sosn tan pequeños, van a esperar sentadas en la ribera la llegada de los pescadores, llevando cada una un pequeño cesto para recoger la pesca.Una de aquellas mugeres, con su hijo en brazos, saliéndose del grupo de sus compañeras, se acerca alegremente a la orilla a donde se aproxima en aquel momento una dorna dirigida por un solo marinero. En cuanto este hubo reconocido a la que lo esperaba, la llama por su nombre, haciéndola mil preguntas que revelan el interés más delicado, entablándose desde aquel momento, de la dorna a la ribera, un diálogo interesante, con ese acento cariñoso con que se habla en casi todos los puertos de las rias bajas el dialecto gallego.La quilla de la dorna toca por fin en la arena, y aquel tosco marinero, tostado por el soplo de las tempestades, echándose al agua, después de haber amarrado su pequeña barquiña, corre a abrazar a sus hijos con la efusión del cariño más entrañable.Si en aquel momento el tañido de las campanas del templo inmediato viene a recordarle la oración de la tarde, descubriendo su cabeza encanecida, sinó por los años, por los azares de su penosa vida, teniendo en brazos a su hijo y vuelta la cara al mar, dirige sus ojos al cielo adonde eleva su pensamiento y su oración.Terminada esta escena, que más de una vez ha iluminado con su luz la luna, se retiran aquellas gentes sencillas a sus hogares.La playa ha quedado desierta. Ya no se ven otros objetos que las embarcaciones que coronan la orilla del mar, cuyas sombras se destacan a lo largo de la ribera como fantasmas acompañando de tiempo en tiempo por el monótono graznido de las aves marinas; y solo alguna vez suele juntarse a estos acentos de soledad la voz argentina de una pescadora que, sentada sobre la arena, esperando la llegada de su amado, canta con tono melancólico:

Vente ventiño do marVente ventiño mareiroNon me fagas esperarTraeme ao meu mariñeiro.

Ramón del Valle, 1865.

Notas:1. Home procedente dunha familia de escribáns orixinaria de Cambados. Foi en varias ocasións alcalde de Vilanova de Arousa, ao longo do século XIX. Morreu en 1882. 2. Sí, o do seu irmán maior Carlos del Valle-Inclán, autor de Escenas Gallegas.

Page 6: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

pesar da importancia que o mar tivo ao Alongo da historia na cultura e na economía

galegas, a súa presencia como tema

literario foi máis ben escasa se a comparamos coa

do mundo agrario. A pobreza dos campesiños, o

problema dos foros ou a decadencia da fidalguía

son temas recurrentes nos escritores galegos dos

séculos XIX e XX, mesmo nos que agora nos

ocupan; en cambio, non é fácil atopar un texto

literario integramente adicado a narrar unha

singradura marítima na que os protagonistas

principais sexan mariñeiros.

Por iso poñemos agora énfase nalgúns relatos,

poemas ou fragmentos de obras maiores que

enfocan, desde puntos de vista distintos e con

obxectivos diferentes, este espacio social galego.

A Ría de Arousa e as actividades humanas

económicas, culturais, marítimas... que se

xeraron no seu entorno e as vilas que se asentan

no seu litoral, constituíronse con certa frecuencia

en motivos de inspiración literaria para os

escritores (tanto en lingua galega como castelá)

que naceron e se criaron nesta bisbarra galega.

Así, a súa paisaxe, o tráfego diario de xentes e

mercadorías en barcos de pasaxe e cabotaxe

entre as vilas das dúas ribeiras, os recordos de

TRAVESIA LITERARIAA ría de Arousa na literatura

sucesos e esceas singula-

res acontecidos en calque-

ra vila ou os problemas so-

ciais e económicos que

afectaron aos mariñeiros e

ás súas familias son evoca-

dos, descritos ou denuncia-

dos en poemas, relatos ou

esceas de obras teatrais de

varios escritores aquí

nacidos.

É o que acontece cos que

nos ocupan nesta viaxe.

Arriba: Galeón na fouce do Umia, anos 50Embaixo:Galeón en Cambados, principios do séc. XIX

Page 7: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

pesar da importancia que o mar tivo ao Alongo da historia na cultura e na economía

galegas, a súa presencia como tema

literario foi máis ben escasa se a comparamos coa

do mundo agrario. A pobreza dos campesiños, o

problema dos foros ou a decadencia da fidalguía

son temas recurrentes nos escritores galegos dos

séculos XIX e XX, mesmo nos que agora nos

ocupan; en cambio, non é fácil atopar un texto

literario integramente adicado a narrar unha

singradura marítima na que os protagonistas

principais sexan mariñeiros.

Por iso poñemos agora énfase nalgúns relatos,

poemas ou fragmentos de obras maiores que

enfocan, desde puntos de vista distintos e con

obxectivos diferentes, este espacio social galego.

A Ría de Arousa e as actividades humanas

económicas, culturais, marítimas... que se

xeraron no seu entorno e as vilas que se asentan

no seu litoral, constituíronse con certa frecuencia

en motivos de inspiración literaria para os

escritores (tanto en lingua galega como castelá)

que naceron e se criaron nesta bisbarra galega.

Así, a súa paisaxe, o tráfego diario de xentes e

mercadorías en barcos de pasaxe e cabotaxe

entre as vilas das dúas ribeiras, os recordos de

TRAVESIA LITERARIAA ría de Arousa na literatura

sucesos e esceas singula-

res acontecidos en calque-

ra vila ou os problemas so-

ciais e económicos que

afectaron aos mariñeiros e

ás súas familias son evoca-

dos, descritos ou denuncia-

dos en poemas, relatos ou

esceas de obras teatrais de

varios escritores aquí

nacidos.

É o que acontece cos que

nos ocupan nesta viaxe.

Arriba: Galeón na fouce do Umia, anos 50Embaixo:Galeón en Cambados, principios do séc. XIX

Page 8: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

anto o autor das Comedias Bárbaras como seu pai e seu irmán maior Carlos re-frexaron nalgúns dos seus textos o ambiente marítimo a que nos estamos a referir:T

Ramón del Valle Bermúdez (1823-1890).

e orixe fidalga da que conservou algunhas propiedades e rendas forais-, foi un home polifacético. Tras abandonar en 1849 a navegación como piloto da carreira de Europa, establécese como funcionario de Facenda, en Pontevedra, ata 1854. A partir de 1863 comeza a adquirir notoriedade D

pública, como secretario do primeiro proxecto de ferrocarril galego, oFerrocarrilCompostelano entre Santiago e Carril, e como redactor do xornal compostelano La Opinión Pública. Coñece a Manuel Murguía, co que o unirá unha duradeira amizade, no Congreso Agrícola Gallego celebrado en Santiago en 1864, no que se debatiron, entre outros, o problema dos foros. Ao casar en 1865 con Dolores Peña Montenegro futura nai de Valle-Inclán-, establécese en Vilanova de Arousa. Desde aquí envía -entre 1866 e 1868- a Murguía noticias sobre achádegos arqueolóxicos que este incluirá na Historia de Galicia que por este tempo está a redactar. Participa na Revolución de setembro de 1868 como secretario da Xunta Revolucionaria de Vilagarcía de Arousa e en 1869 ocupa a alcaldía de Vilanova de Arousa. A finais da década dos setenta, funda e dirixe en Vilagarcía o xornal La Voz de Arosa e colabora en La Ilustración Gallega y Asturiana que dirixe en Madrid Murguía.En 1888 é nomeado Secretario do Goberno Civil de Pontevedra, cargo que desempeña ata a súa morte en 1890. Acadou o primeiro premio nos Xogos Florais celebrados en Santiago en xullo de 1875 cun romance en verso de forte evocación lírica titulado “A la Ría de Arosa”.

Anos antes en 1865- publicara no Almanaque de Galicia, editado por Soto Freire en Lugo, un cadro de costumes titulado “Cuadro de costumbres marineras” no que sae en defensa da dignidade desta profesión. Describe a diaria espera na praia das mulleres dos mariñeiros agardando a chegada das barcas dos seus homes, sempre temerosas dun naufraxio.

A FAMILIA DEA ría de Arousa na literatura

VALLE–INCLÁN

R.M. Valle–Inclán,Carlos Valle, JosefinaBlanco e RicardoCalvo en 1907

Carlos del Valle-Inclán (1865-1935).

rmán maior do autor das Comedias Bárbaras. Cursou a carreira de Dereito en Santiago. Colaborou como periodista, entre outros, no xornal compostelán El País Gallego. Logo de rematar a carreira en 1892, aprobou en 1897 as I

oposicións a notarías e abandonou toda actividade literaria e periodística.Publicou en 1894 o seu único libro: Escenas Gallegas. Trátase dunha pequena colección de relatos e cadros costumistas nos que o autor rememora, en terceira persoa, diversos acontecementos e esceas habituais presenciadas na súa infancia na súa vila natal (Vilanova de Arousa). Cabe situar estes, atendendo á cronoloxía biográfica, na década de 1870.Nun destes relatos, ¡AAAU!, describe a travesía que diariamente un galeón ou lancha a vela facía entre Vilanova de Arousa e a Pobra do Caramiñal -é precisamente a que nós imos realizar-. Os galeóns a vela que unían ambas vilas, transportaban persoas, animais gando vacún e porcino- e mercadorías que conducían á vila que, nese día, celebraba feira ou mercado, mais tamén transportaban o abundante cereal millo, centeo e en menor medida trigo- que producía a chaira do val do Salnés para ir moelo nos numerosos muíños que aproveitaban a forte pendente do río das Pedras, na serra do Barbanza, e regresar cos foles cheos da fariña xa moída.

Ramón del Valle-Inclán.

alle-Inclán acode tamén á travesía marítima da ría para ambientar dúas escenas unha en Aguila de Blasón (1907) e outra en Romance de Lobos V(1908) das universalmente coñecidas Comedias Bárbaras, obras

dramáticas nas que asistimos ao ocaso dunha familia fidalga galega, os Montenegro. Sen embargo, a aparición dos mariñeiros ou das súas familias en ambas obras responde a fins diferentes: mentres que en Águila de Blasón a travesía en galeón da ría non trascende a condición de fondo costumista, en Romance de Lobos abordanse problemas sociais do mundo do mar como a miseria das peixeiras que carrexaban a sardiña das lanchas ás fábricas de salazón ou o naufraxio dunha lancha de pescadores co conseguinte desamparo económico para as viuvas e orfos, dada a nula protección social existente na década dos setenta do século XIX, que é cando Valle ambienta estas obras.

En Aguila de Blasón, o protagonista Don Juan Manuel Montenegro vive en Viana del Prior ( nesta obra pódese identificar coa Pobra do Caramiñal) separado da súa muller e amancebado con Sabelita. Unha noite é asaltado no pazo por unha banda de ladróns encabezados por algúns dos seus cinco fillos. Enteirada Dona María, a súa dona, que vive ao outro lado da ría en Flavia Longa (pódese identificar con Vilanova), da intención do vinculeiro de desherdar aos fillos embarca na escena sexta nun dos galeóns de pasaxe a que nos estamos a referir para ir suplicar perdón para os seus fillos.

A escena da travesía lembra en moitos aspectos descriptivos , -como podedes fácilmente comprobar-, a do relato ¡AAAU! de seu irmán, froito de experiencias comúns compartidas na infancia. Por exemplo, en 1881, cando Carlos ten 15 anos e Ramón 14, está en servicio un galeón chamado “Wenceslao” de nove toneladas, que une os portos de Vilanova de Arousa, a Illa de Arousa e a Pobra do Caramiñal. Apuntemos como curiosidade que “ Los bueyes que vengan para este pueblo conducidos por sus vecinos pagarán dos reales cada una”.

Page 9: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

anto o autor das Comedias Bárbaras como seu pai e seu irmán maior Carlos re-frexaron nalgúns dos seus textos o ambiente marítimo a que nos estamos a referir:T

Ramón del Valle Bermúdez (1823-1890).

e orixe fidalga da que conservou algunhas propiedades e rendas forais-, foi un home polifacético. Tras abandonar en 1849 a navegación como piloto da carreira de Europa, establécese como funcionario de Facenda, en Pontevedra, ata 1854. A partir de 1863 comeza a adquirir notoriedade D

pública, como secretario do primeiro proxecto de ferrocarril galego, oFerrocarrilCompostelano entre Santiago e Carril, e como redactor do xornal compostelano La Opinión Pública. Coñece a Manuel Murguía, co que o unirá unha duradeira amizade, no Congreso Agrícola Gallego celebrado en Santiago en 1864, no que se debatiron, entre outros, o problema dos foros. Ao casar en 1865 con Dolores Peña Montenegro futura nai de Valle-Inclán-, establécese en Vilanova de Arousa. Desde aquí envía -entre 1866 e 1868- a Murguía noticias sobre achádegos arqueolóxicos que este incluirá na Historia de Galicia que por este tempo está a redactar. Participa na Revolución de setembro de 1868 como secretario da Xunta Revolucionaria de Vilagarcía de Arousa e en 1869 ocupa a alcaldía de Vilanova de Arousa. A finais da década dos setenta, funda e dirixe en Vilagarcía o xornal La Voz de Arosa e colabora en La Ilustración Gallega y Asturiana que dirixe en Madrid Murguía.En 1888 é nomeado Secretario do Goberno Civil de Pontevedra, cargo que desempeña ata a súa morte en 1890. Acadou o primeiro premio nos Xogos Florais celebrados en Santiago en xullo de 1875 cun romance en verso de forte evocación lírica titulado “A la Ría de Arosa”.

Anos antes en 1865- publicara no Almanaque de Galicia, editado por Soto Freire en Lugo, un cadro de costumes titulado “Cuadro de costumbres marineras” no que sae en defensa da dignidade desta profesión. Describe a diaria espera na praia das mulleres dos mariñeiros agardando a chegada das barcas dos seus homes, sempre temerosas dun naufraxio.

A FAMILIA DEA ría de Arousa na literatura

VALLE–INCLÁN

R.M. Valle–Inclán,Carlos Valle, JosefinaBlanco e RicardoCalvo en 1907

Carlos del Valle-Inclán (1865-1935).

rmán maior do autor das Comedias Bárbaras. Cursou a carreira de Dereito en Santiago. Colaborou como periodista, entre outros, no xornal compostelán El País Gallego. Logo de rematar a carreira en 1892, aprobou en 1897 as I

oposicións a notarías e abandonou toda actividade literaria e periodística.Publicou en 1894 o seu único libro: Escenas Gallegas. Trátase dunha pequena colección de relatos e cadros costumistas nos que o autor rememora, en terceira persoa, diversos acontecementos e esceas habituais presenciadas na súa infancia na súa vila natal (Vilanova de Arousa). Cabe situar estes, atendendo á cronoloxía biográfica, na década de 1870.Nun destes relatos, ¡AAAU!, describe a travesía que diariamente un galeón ou lancha a vela facía entre Vilanova de Arousa e a Pobra do Caramiñal -é precisamente a que nós imos realizar-. Os galeóns a vela que unían ambas vilas, transportaban persoas, animais gando vacún e porcino- e mercadorías que conducían á vila que, nese día, celebraba feira ou mercado, mais tamén transportaban o abundante cereal millo, centeo e en menor medida trigo- que producía a chaira do val do Salnés para ir moelo nos numerosos muíños que aproveitaban a forte pendente do río das Pedras, na serra do Barbanza, e regresar cos foles cheos da fariña xa moída.

Ramón del Valle-Inclán.

alle-Inclán acode tamén á travesía marítima da ría para ambientar dúas escenas unha en Aguila de Blasón (1907) e outra en Romance de Lobos V(1908) das universalmente coñecidas Comedias Bárbaras, obras

dramáticas nas que asistimos ao ocaso dunha familia fidalga galega, os Montenegro. Sen embargo, a aparición dos mariñeiros ou das súas familias en ambas obras responde a fins diferentes: mentres que en Águila de Blasón a travesía en galeón da ría non trascende a condición de fondo costumista, en Romance de Lobos abordanse problemas sociais do mundo do mar como a miseria das peixeiras que carrexaban a sardiña das lanchas ás fábricas de salazón ou o naufraxio dunha lancha de pescadores co conseguinte desamparo económico para as viuvas e orfos, dada a nula protección social existente na década dos setenta do século XIX, que é cando Valle ambienta estas obras.

En Aguila de Blasón, o protagonista Don Juan Manuel Montenegro vive en Viana del Prior ( nesta obra pódese identificar coa Pobra do Caramiñal) separado da súa muller e amancebado con Sabelita. Unha noite é asaltado no pazo por unha banda de ladróns encabezados por algúns dos seus cinco fillos. Enteirada Dona María, a súa dona, que vive ao outro lado da ría en Flavia Longa (pódese identificar con Vilanova), da intención do vinculeiro de desherdar aos fillos embarca na escena sexta nun dos galeóns de pasaxe a que nos estamos a referir para ir suplicar perdón para os seus fillos.

A escena da travesía lembra en moitos aspectos descriptivos , -como podedes fácilmente comprobar-, a do relato ¡AAAU! de seu irmán, froito de experiencias comúns compartidas na infancia. Por exemplo, en 1881, cando Carlos ten 15 anos e Ramón 14, está en servicio un galeón chamado “Wenceslao” de nove toneladas, que une os portos de Vilanova de Arousa, a Illa de Arousa e a Pobra do Caramiñal. Apuntemos como curiosidade que “ Los bueyes que vengan para este pueblo conducidos por sus vecinos pagarán dos reales cada una”.

Page 10: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

A ría de Arousa na literatura¡Aaau!...Cotidianamente, a poco de haber dado las ocho y media de la mañana, despertaba a los perezosos vecinos un prolongado ¡aaau! Que repercutía en todo el pueblo. El humano grito, que tal era, aunque parezca mentira, lanzábalo a los cuatro vientos un marinero medio idiota anunciando la salida de la lancha de Ventura para la banda del mar. Al oír la señal particularísima, disponíanse apresuradamente los preparativos por aquellos que tenían el gusto o la necesidad de atravesar el charco.Los días de feria especialmente eran de mucha concurrencia y de mucho negocio para el amo de la lancha, que sentado a la popa con toda la prosopopeya de un almirante, daba órdenes breves en el tono más imperativo y autoritario.La gente iba llegando y, con unos que se embarcaban y con el fol de millo que dejaban otros, para que a los dos días se lo devolviesen de harina los muiñeiros del Río d'as Pedras, iba ocupándose la embarcación, que cual si fuese una especialidad, construída como la túnica de Cristo, no se daba llena, encontrando siempre los marineros con extraña habilidad sitio donde acomodar un par de bueyes o media dúcea de vacoriños.

1Con rapidez si era el favor en popa o de bolina; voltejeando cuando soplaba la travesía de los picachos de Barbanza; en acompasado y desesperante bogar, cuando la calma chicha dejaba el lago hecho una balsa de aceite, podía tardarse lo mismo una hora escasa que cuatro o seis, en el recorrido de las siete millas de agua que nos alejaban del pintoresco Caramiñal; pero no se hacía, sin embargo, pesado el viaje. Estivados en la bodega con las

2rapazas de Corón que van al mercado a vender las frutas riquísimas y las hortalizas de 3Sanlés , no sentíamos la rudeza del cierzo helado ni los remolletes que, entrando por la

proa, bautizaban la lancha de sotavento a barlovento.Allí sentados, más o menos incómodamente, pasábamos el viaje a contos, pues nunca faltaba una vieja predicadora y marisabidilla como la Garlocha o un maricallo como Juan de Loma que tuviesen cuerda para todo el viaje; y era de ver, como, olvidados de Dios y de los Santos y aún murmurando de ellos, reclamaban su auxilio cuando al embate de algún golpe de mar la embarcación se balanceaba un poco. Siempre era la medrosa Garlocha, quien más real o fingidamente atemorizada, ofrecía misas a las ánimas del Purgatorio, echando un guante entre los embarcados para reunir el estipendio, aunque según las malas lenguas, bien podían esperar sentadas las almas benditas, porque nunca eran dichas tales misas, cuyos cuartos se eternizaban por olvido, después de pasado el susto, en la faltriquera de la Garlocha.Ello es que sin estos paréntesis de terror, se iba divertidamente a bordo no siendo el que menos contribuía a que se deslizase el tiempo ameno, el Rau-rau, el marinero de los privilegiados pulmones. Cuando las faenas del mar no reclamaban su presencia sobra la cubierta bajaba el pobre Rau-rau a solazarse con las mozas, y después de arrancar el librillo de Miguel Botella una hoja que sujetaba por la punta entre los labios, y picar de dos tagarninas con el mugriento verduguillo la cantidad de tabaco necesaria que manía refregándolo, liaba cachazudamente el cigarrillo del patrón y luego el suyo, teniendo siempre una salida chistosa para las chungas que todos se creían con derecho a dirigirle. Inofensivo completamente el pobre Rau-rau era el objeto del general desprecio y chicos y grandes le molestaban con chanzonetas crueles y con epítetos despectivos; él todo lollevaba en paciencia. Sin una familia en quien buscar consuelo, desarrapado y hambriento muchas veces, su providencia era el señor Ventura que le traía en la lancha por los bocados, por más que hiciese a veces el trabajo de dos hombres.Con la sotabarba canosa, la boca desdentada adrede para librar, allá en sus tiempos del servicio del rey, los ojos ojalados y pitarrentos , la sucia y enmarañada melena cubierta por mugriento sombrero de paja, sujeto con dos cintas, el cuerpo contrahecho y quebrajado... no era en realidad simpático, pero bien podía dar compasión puesto que no inspirase cariño. Él prestaba servicios a todos sin esperar remuneración ni agradecimiento, y muchas veces después de acarrear algún pesado fardo, sufría las invectivas del dueño, que todavía quedaba descontento de acémila tan barata. Y a pesar de todo, yo creo que aquel hombre no podía vivir sin la lancha, no estaba contento sin las burlas, se rejuvenecía con los golpes...Cuando la embarcación llegaba a el alto de Castelo, el primer remo que caía al agua para atracar era el de Rau-rau, él era el primero que saltaba en tierra para prender el rizón y colocar la plancha y, cumplidos estos servicios, estaba a las órdenes de todos, llevando encargos de una parte a otra, hasta las dos de la tarde que ya se hallaba en el atracadero para anunciar la salida con otro poderoso ¡aaau! que se oía desde San Isidro a la punta del Maño...

Notas1. Chámase así na Ría de Arousa ao vento do oeste que anuncia a chegada dun temporal.2. Lugar ou aldea situada a un km de Vilanova de Arousa, coñecida na contorna pola calidade e abundancia da súa producción hortofrutícula.3. No século XIX era habitual a presencia desta forma ao lado da hoxe xeralizada Salnés, para referirse ao nome desta comarca.4. Trátase dunha lancha do xeito que con catro tripulantes e un rapaz se adicaban á pesca da sardiña para abastecer as fábricas de salazón. As que conducían a pesca das lanchas ás fábricas eran as “peixeiras” como as que aparecen na acotación.

(Xornada II, Escena sexta)Un mar tanquilo de ría, y un galeón que navega con nordeste fresco. Viana del Prior, la vieja villa feudal, se espeja en las aguas. A lo lejos se perfilan inmóviles algunas barcas pescadoras. Son vísperas de feria en la villa, y sobre la cubierta del galeón se agrupan chalanes y boyeros que acuden con sus ganados. Las yuntas de bueyes, las cabras merinas y los asnos rebullen bajo la escotilla y topan por asomar sobre la borda sus grandes ojos tristes y mareados.UN MARINERO.- Vamos a tener virazón.OTRO MARINERO.- Gaviotas por tierra, viento sur a la vela.EL PATRÓN.- Nunca salió mentira.

Los chalanes, cuando no comentan los lances de otras ferias, comentan las hazañas de un famoso bandido. (...)

El galeón navega en bolina. Se oye el crujir marinero de las cuadernas, se ciernen las gaviotas sobre los mástiles, y quiebran el espejo de las aguas, dando tumbos, los delfines. Por la banda de babor entra un salsero de espuma. La señora del hábito franciscano reza. Un viejo mendicante, que pide para las ánimas, se levanta, exhortando a dar para una misa.EL PATRÓN.- No haya temor, Doña María.EL MENDICANTE.- Vosotros siempre decís que no haya temor, y la otra feria faltó poco para que todos pereciéramos.EL PATRÓN.-Faltó lo mismo que ahora.

Aguila de blasón

n Romance de Lobos, obra que transcorre algún tempo despois, Don Juan Manuel recibe recado de que a súa muller está a morrer en Flavia e, en plena noite de temporal, obriga á tripulación dunha E

lancha de pesca a que o crucen á outra banda da ría. Naufragan e morre toda a tripulación, pero o vinculeiro salva a vida porque antes a barca encalla preto da praia das Sinas e el, en vez de reembarcar, acode ao pazo onde atopa xa morta á súa muller. As viuvas e orfos dos mariñeiros vagan pola praia en busca dos afogados. Prantéxase o tema da desprotección social e económica á que agora se deben enfrentar. A travesía da ría ocorre pois en condicións climáticas ben diferentes ás de Aguila de Blasón.

Romance de lobosNoche de tormenta en una playa. Algunas mujerucas apenadas, inmóviles sobre las rocas y cubiertas con

4negros manteos, esperan el retorno de las barcas pescadoras . El mar ululante y negro, al estrellarse en las restingas, moja aquellos pies descalzos y mendigos. Las gaviotas revolotean en la playa, y su incesante graznar y el lloro de algún niño, que la madre cobija bajo el manto, son voces de susto que agrandan la voz extraordinaria del viento y del mar. Entre las tinieblas brilla la luz de un farol. DON JUAN MANUEL y EL MARINERO bajan hacia la playa.

EL MARINERO.-¡Ya alcanza, mi amo, cómo no está la sazón para hacerse a la mar!EL Caballero.-¿Dónde teneis atracada la barca?

Page 11: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

A ría de Arousa na literatura¡Aaau!...Cotidianamente, a poco de haber dado las ocho y media de la mañana, despertaba a los perezosos vecinos un prolongado ¡aaau! Que repercutía en todo el pueblo. El humano grito, que tal era, aunque parezca mentira, lanzábalo a los cuatro vientos un marinero medio idiota anunciando la salida de la lancha de Ventura para la banda del mar. Al oír la señal particularísima, disponíanse apresuradamente los preparativos por aquellos que tenían el gusto o la necesidad de atravesar el charco.Los días de feria especialmente eran de mucha concurrencia y de mucho negocio para el amo de la lancha, que sentado a la popa con toda la prosopopeya de un almirante, daba órdenes breves en el tono más imperativo y autoritario.La gente iba llegando y, con unos que se embarcaban y con el fol de millo que dejaban otros, para que a los dos días se lo devolviesen de harina los muiñeiros del Río d'as Pedras, iba ocupándose la embarcación, que cual si fuese una especialidad, construída como la túnica de Cristo, no se daba llena, encontrando siempre los marineros con extraña habilidad sitio donde acomodar un par de bueyes o media dúcea de vacoriños.

1Con rapidez si era el favor en popa o de bolina; voltejeando cuando soplaba la travesía de los picachos de Barbanza; en acompasado y desesperante bogar, cuando la calma chicha dejaba el lago hecho una balsa de aceite, podía tardarse lo mismo una hora escasa que cuatro o seis, en el recorrido de las siete millas de agua que nos alejaban del pintoresco Caramiñal; pero no se hacía, sin embargo, pesado el viaje. Estivados en la bodega con las

2rapazas de Corón que van al mercado a vender las frutas riquísimas y las hortalizas de 3Sanlés , no sentíamos la rudeza del cierzo helado ni los remolletes que, entrando por la

proa, bautizaban la lancha de sotavento a barlovento.Allí sentados, más o menos incómodamente, pasábamos el viaje a contos, pues nunca faltaba una vieja predicadora y marisabidilla como la Garlocha o un maricallo como Juan de Loma que tuviesen cuerda para todo el viaje; y era de ver, como, olvidados de Dios y de los Santos y aún murmurando de ellos, reclamaban su auxilio cuando al embate de algún golpe de mar la embarcación se balanceaba un poco. Siempre era la medrosa Garlocha, quien más real o fingidamente atemorizada, ofrecía misas a las ánimas del Purgatorio, echando un guante entre los embarcados para reunir el estipendio, aunque según las malas lenguas, bien podían esperar sentadas las almas benditas, porque nunca eran dichas tales misas, cuyos cuartos se eternizaban por olvido, después de pasado el susto, en la faltriquera de la Garlocha.Ello es que sin estos paréntesis de terror, se iba divertidamente a bordo no siendo el que menos contribuía a que se deslizase el tiempo ameno, el Rau-rau, el marinero de los privilegiados pulmones. Cuando las faenas del mar no reclamaban su presencia sobra la cubierta bajaba el pobre Rau-rau a solazarse con las mozas, y después de arrancar el librillo de Miguel Botella una hoja que sujetaba por la punta entre los labios, y picar de dos tagarninas con el mugriento verduguillo la cantidad de tabaco necesaria que manía refregándolo, liaba cachazudamente el cigarrillo del patrón y luego el suyo, teniendo siempre una salida chistosa para las chungas que todos se creían con derecho a dirigirle. Inofensivo completamente el pobre Rau-rau era el objeto del general desprecio y chicos y grandes le molestaban con chanzonetas crueles y con epítetos despectivos; él todo lollevaba en paciencia. Sin una familia en quien buscar consuelo, desarrapado y hambriento muchas veces, su providencia era el señor Ventura que le traía en la lancha por los bocados, por más que hiciese a veces el trabajo de dos hombres.Con la sotabarba canosa, la boca desdentada adrede para librar, allá en sus tiempos del servicio del rey, los ojos ojalados y pitarrentos , la sucia y enmarañada melena cubierta por mugriento sombrero de paja, sujeto con dos cintas, el cuerpo contrahecho y quebrajado... no era en realidad simpático, pero bien podía dar compasión puesto que no inspirase cariño. Él prestaba servicios a todos sin esperar remuneración ni agradecimiento, y muchas veces después de acarrear algún pesado fardo, sufría las invectivas del dueño, que todavía quedaba descontento de acémila tan barata. Y a pesar de todo, yo creo que aquel hombre no podía vivir sin la lancha, no estaba contento sin las burlas, se rejuvenecía con los golpes...Cuando la embarcación llegaba a el alto de Castelo, el primer remo que caía al agua para atracar era el de Rau-rau, él era el primero que saltaba en tierra para prender el rizón y colocar la plancha y, cumplidos estos servicios, estaba a las órdenes de todos, llevando encargos de una parte a otra, hasta las dos de la tarde que ya se hallaba en el atracadero para anunciar la salida con otro poderoso ¡aaau! que se oía desde San Isidro a la punta del Maño...

Notas1. Chámase así na Ría de Arousa ao vento do oeste que anuncia a chegada dun temporal.2. Lugar ou aldea situada a un km de Vilanova de Arousa, coñecida na contorna pola calidade e abundancia da súa producción hortofrutícula.3. No século XIX era habitual a presencia desta forma ao lado da hoxe xeralizada Salnés, para referirse ao nome desta comarca.4. Trátase dunha lancha do xeito que con catro tripulantes e un rapaz se adicaban á pesca da sardiña para abastecer as fábricas de salazón. As que conducían a pesca das lanchas ás fábricas eran as “peixeiras” como as que aparecen na acotación.

(Xornada II, Escena sexta)Un mar tanquilo de ría, y un galeón que navega con nordeste fresco. Viana del Prior, la vieja villa feudal, se espeja en las aguas. A lo lejos se perfilan inmóviles algunas barcas pescadoras. Son vísperas de feria en la villa, y sobre la cubierta del galeón se agrupan chalanes y boyeros que acuden con sus ganados. Las yuntas de bueyes, las cabras merinas y los asnos rebullen bajo la escotilla y topan por asomar sobre la borda sus grandes ojos tristes y mareados.UN MARINERO.- Vamos a tener virazón.OTRO MARINERO.- Gaviotas por tierra, viento sur a la vela.EL PATRÓN.- Nunca salió mentira.

Los chalanes, cuando no comentan los lances de otras ferias, comentan las hazañas de un famoso bandido. (...)

El galeón navega en bolina. Se oye el crujir marinero de las cuadernas, se ciernen las gaviotas sobre los mástiles, y quiebran el espejo de las aguas, dando tumbos, los delfines. Por la banda de babor entra un salsero de espuma. La señora del hábito franciscano reza. Un viejo mendicante, que pide para las ánimas, se levanta, exhortando a dar para una misa.EL PATRÓN.- No haya temor, Doña María.EL MENDICANTE.- Vosotros siempre decís que no haya temor, y la otra feria faltó poco para que todos pereciéramos.EL PATRÓN.-Faltó lo mismo que ahora.

Aguila de blasón

n Romance de Lobos, obra que transcorre algún tempo despois, Don Juan Manuel recibe recado de que a súa muller está a morrer en Flavia e, en plena noite de temporal, obriga á tripulación dunha E

lancha de pesca a que o crucen á outra banda da ría. Naufragan e morre toda a tripulación, pero o vinculeiro salva a vida porque antes a barca encalla preto da praia das Sinas e el, en vez de reembarcar, acode ao pazo onde atopa xa morta á súa muller. As viuvas e orfos dos mariñeiros vagan pola praia en busca dos afogados. Prantéxase o tema da desprotección social e económica á que agora se deben enfrentar. A travesía da ría ocorre pois en condicións climáticas ben diferentes ás de Aguila de Blasón.

Romance de lobosNoche de tormenta en una playa. Algunas mujerucas apenadas, inmóviles sobre las rocas y cubiertas con

4negros manteos, esperan el retorno de las barcas pescadoras . El mar ululante y negro, al estrellarse en las restingas, moja aquellos pies descalzos y mendigos. Las gaviotas revolotean en la playa, y su incesante graznar y el lloro de algún niño, que la madre cobija bajo el manto, son voces de susto que agrandan la voz extraordinaria del viento y del mar. Entre las tinieblas brilla la luz de un farol. DON JUAN MANUEL y EL MARINERO bajan hacia la playa.

EL MARINERO.-¡Ya alcanza, mi amo, cómo no está la sazón para hacerse a la mar!EL Caballero.-¿Dónde teneis atracada la barca?

Page 12: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

EL MARINERO.- A sotavento del Castelo.EL CABALLERO.- Como habeis venido, podemos ir...EL MARINERO.- Era dia claro, y tampoco reinaba este viento, cuando largamos de Flavia-Longa. Aún así nos comía la mar. Vea cómo lostrega por la banda de sudeste. ¡Hay mucha cerrazón!EL CABALLERO.- ¡Hay otra cosa!... ¡Miedo!EL MARINERO.- El mar es muy diferente de la tierra, y de otro respeto, Señor Don Juan Manuel.EL CABALLERO.-¡No sois marineros, sino mujeres!EL MARINERO.- Somos marineros, y por eso miramos los peligros que apareja la travesía. Al mar, cuanto más se le conoce más se le teme. No le temen los que no le conocen.EL CABALLERO.- Yo le conezco y no le temo.EL MARINERO.-No le teme, porque usted no teme ninguna cosa, si no es a Dios.EL CABALLERO.- ¿Cuántos marineros sois?EL MARINERO.- Cinco y el rapaz, que no merece ser contado. Hemos venido con los cuatro rizos, y ainda hubimos de arriar la vela al pasar La Bensa.EL CABALLERO.- ¡Qué noche fiera!EL MARINERO.- Nose ve ni una estrella.EL CABALLERO.-¡Ni hace falta! Si fueseis gente de mar, os gustaría este tiempo bravo.EL MARINERO.-¡Es mucho tiempo!EL CABALLERO.- Siempre preferible a la calma.

Ha llegado al atracadero donde se abriga la barca. Grandes peñascales coronados por las ruinas de un castillo. EL MARINERO se adelanta, y con el farol explora el camino para bajar a la orilla. Es peligroso el paso de aquellas rocas cubiertas de limo, donde los pies resbalaban. En el abrigo se adivina la forma de la barca. Un farol cuelga del palo, y lo demás es una mancha oscura. EL MARINERO da una gran voz.

EL MARINERO.- ¡Abelardo!EL CABALLERO.- ¿Es el patrón?EL MARINERO.-Sí, señor.EL CABALLERO.-¿Abelardo, el hijo de Peregrino el Rau?EL MARINERO.-Sí, señor.EL CABALLERO.-Su padre era un lobo para la mar.EOL MARINERO.-pues el hijo le gana... ¡Abelardo!UNA VOZ EN LAS TINIEBLAS.-¿Quién va?EL MARINERO.-Sube para darle una mano al Señor Don Juan Manuel... Yo mal puedo con el farol.EL CABALLERO.- ¡No te muevas, Abelardo! Me basto solo.

Bajan a la orilla del mar. Se oye el vuelo de las gaviotas, convocadas por el viento y la noche. Una sombra se acerca. Sus pasos fosforecen en la arena mojada. Los relámpagos tiemblan con brevedad quimérica sobre el mar montañoso, y se distingue la barca negra, cabeceando atracada al socaire de los roquedos.

EL CABALLERO.- ¿Eres tú, Abelardo?EL PATRÓN.- Para ser4virle, Señor Don Juan Manuel.

EL CABALLERO.- A ti no te conozco... A tu padre le he conocido mucho... Me acuerdo de una apuesta que ganó: Era ir nadando hasta la Isla.EL PATRÓN.- ¡De poco le ha servido al pobre aque-lla destreza!EL CABALLERO.- ¿Murió ahogado?EL PATRÓN.- Murió, sí, señor.EL CABALLERO.-¿Cuándo embarcamos?EL PATRÓN.- Cuando el tiempo lo permita.EL CABALLERO.- ¡Tú no morirás como tu padre! Tú tienes que pedir permiso al tiempo para hacerte a la mar. Cuando lleguemos estará fría aquella santa. La muerte no tiene tu espera, hijo de Peregrino el Rau.

A la luz de los relámpagos se columbra el viejo linajudo erguido sobre las piedras, con la barba revuelta y tendida sobre un hombro. Su voz de dolor y desdén vuela deshecha en las ráfagas del viento. El hijo de peregrino el Rau hace bocina con las manos.

EL PATRÓN.- Muchachos, vamos a largar.UN MARINERO.- El viento es contrario y no llegaremos en toda la noche. Si no ocurre avería mayor.OTRO MARINERO.- Más valía esperar.OTRO MARINERO.- Al nacer el día acaso salte el viento.EL CABALLERO.- ¿En qué año nacisteis? ¡Un rayo meparta si no habeis nacido en el año del miedo!EL PATRÓN.- ¡A embarcar, rediós! Meter a bordo el rizón.

A la voz de EL PATRÓN los cuatro hombres que tripulan la barca, uno tras otro, van saltando a BORDO CON UN ROSMAR DE PROTESTA. El patrón MANDA APAREJAR LA VELA Y SE INCLINA SOBRE LA BORDA DE POPA PARA ARMAR LA CAÑA DEL TIMÓN. Después se santigua. La barca se columpia en la cresta espumosa de una ola. Comienza la travesía.

(...)

Una playa de pinares. En aquella vastedad desierta, el viento y el mar juntan sus voces en un son oscuro y terrible. La barca, con el velamen roto, ha dado de través en los arrecifes de la orilla, y un marinero salta a reconocer la tierra. EL PATRÓN habla desde a bordo.

EL PATRÓN.- Este arenal paréceme que debe ser el arenal de las inas. Busca a ver si descubres el Con del Frade.EL MARINERO.- Ni aún las manos alcanzo a verme. Los pinares se me figuran los Pinares del Rey.

Romance de lobosRomance de lobos

Page 13: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

EL MARINERO.- A sotavento del Castelo.EL CABALLERO.- Como habeis venido, podemos ir...EL MARINERO.- Era dia claro, y tampoco reinaba este viento, cuando largamos de Flavia-Longa. Aún así nos comía la mar. Vea cómo lostrega por la banda de sudeste. ¡Hay mucha cerrazón!EL CABALLERO.- ¡Hay otra cosa!... ¡Miedo!EL MARINERO.- El mar es muy diferente de la tierra, y de otro respeto, Señor Don Juan Manuel.EL CABALLERO.-¡No sois marineros, sino mujeres!EL MARINERO.- Somos marineros, y por eso miramos los peligros que apareja la travesía. Al mar, cuanto más se le conoce más se le teme. No le temen los que no le conocen.EL CABALLERO.- Yo le conezco y no le temo.EL MARINERO.-No le teme, porque usted no teme ninguna cosa, si no es a Dios.EL CABALLERO.- ¿Cuántos marineros sois?EL MARINERO.- Cinco y el rapaz, que no merece ser contado. Hemos venido con los cuatro rizos, y ainda hubimos de arriar la vela al pasar La Bensa.EL CABALLERO.- ¡Qué noche fiera!EL MARINERO.- Nose ve ni una estrella.EL CABALLERO.-¡Ni hace falta! Si fueseis gente de mar, os gustaría este tiempo bravo.EL MARINERO.-¡Es mucho tiempo!EL CABALLERO.- Siempre preferible a la calma.

Ha llegado al atracadero donde se abriga la barca. Grandes peñascales coronados por las ruinas de un castillo. EL MARINERO se adelanta, y con el farol explora el camino para bajar a la orilla. Es peligroso el paso de aquellas rocas cubiertas de limo, donde los pies resbalaban. En el abrigo se adivina la forma de la barca. Un farol cuelga del palo, y lo demás es una mancha oscura. EL MARINERO da una gran voz.

EL MARINERO.- ¡Abelardo!EL CABALLERO.- ¿Es el patrón?EL MARINERO.-Sí, señor.EL CABALLERO.-¿Abelardo, el hijo de Peregrino el Rau?EL MARINERO.-Sí, señor.EL CABALLERO.-Su padre era un lobo para la mar.EOL MARINERO.-pues el hijo le gana... ¡Abelardo!UNA VOZ EN LAS TINIEBLAS.-¿Quién va?EL MARINERO.-Sube para darle una mano al Señor Don Juan Manuel... Yo mal puedo con el farol.EL CABALLERO.- ¡No te muevas, Abelardo! Me basto solo.

Bajan a la orilla del mar. Se oye el vuelo de las gaviotas, convocadas por el viento y la noche. Una sombra se acerca. Sus pasos fosforecen en la arena mojada. Los relámpagos tiemblan con brevedad quimérica sobre el mar montañoso, y se distingue la barca negra, cabeceando atracada al socaire de los roquedos.

EL CABALLERO.- ¿Eres tú, Abelardo?EL PATRÓN.- Para ser4virle, Señor Don Juan Manuel.

EL CABALLERO.- A ti no te conozco... A tu padre le he conocido mucho... Me acuerdo de una apuesta que ganó: Era ir nadando hasta la Isla.EL PATRÓN.- ¡De poco le ha servido al pobre aque-lla destreza!EL CABALLERO.- ¿Murió ahogado?EL PATRÓN.- Murió, sí, señor.EL CABALLERO.-¿Cuándo embarcamos?EL PATRÓN.- Cuando el tiempo lo permita.EL CABALLERO.- ¡Tú no morirás como tu padre! Tú tienes que pedir permiso al tiempo para hacerte a la mar. Cuando lleguemos estará fría aquella santa. La muerte no tiene tu espera, hijo de Peregrino el Rau.

A la luz de los relámpagos se columbra el viejo linajudo erguido sobre las piedras, con la barba revuelta y tendida sobre un hombro. Su voz de dolor y desdén vuela deshecha en las ráfagas del viento. El hijo de peregrino el Rau hace bocina con las manos.

EL PATRÓN.- Muchachos, vamos a largar.UN MARINERO.- El viento es contrario y no llegaremos en toda la noche. Si no ocurre avería mayor.OTRO MARINERO.- Más valía esperar.OTRO MARINERO.- Al nacer el día acaso salte el viento.EL CABALLERO.- ¿En qué año nacisteis? ¡Un rayo meparta si no habeis nacido en el año del miedo!EL PATRÓN.- ¡A embarcar, rediós! Meter a bordo el rizón.

A la voz de EL PATRÓN los cuatro hombres que tripulan la barca, uno tras otro, van saltando a BORDO CON UN ROSMAR DE PROTESTA. El patrón MANDA APAREJAR LA VELA Y SE INCLINA SOBRE LA BORDA DE POPA PARA ARMAR LA CAÑA DEL TIMÓN. Después se santigua. La barca se columpia en la cresta espumosa de una ola. Comienza la travesía.

(...)

Una playa de pinares. En aquella vastedad desierta, el viento y el mar juntan sus voces en un son oscuro y terrible. La barca, con el velamen roto, ha dado de través en los arrecifes de la orilla, y un marinero salta a reconocer la tierra. EL PATRÓN habla desde a bordo.

EL PATRÓN.- Este arenal paréceme que debe ser el arenal de las inas. Busca a ver si descubres el Con del Frade.EL MARINERO.- Ni aún las manos alcanzo a verme. Los pinares se me figuran los Pinares del Rey.

Romance de lobosRomance de lobos

Page 14: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

Castelao 18891950

Aínda eu era estudante cando se criou no meu maxín a idea de facer un cabezudo, e como na mocedade todo semella ledo e facedeiro, busquei o tipo máis laído da vila para que tódolos veciños escachasen de risa, sen facerme cargo da miña falla de caridade.Traballei de firme para rematala obra, que xa era sonada, polo meu creto de mañoso, e xa figuraba en letras de molde no programa de festas.E chegou o día. Na praza non collía unha agulla. No adro da eirexa un rapaz toco portaba un feixe de foguetes debaixo do brazo, e o fogueteiro soplaba na mecha, agardando a primeira badalada das doce.De súpeto tanxeron os sinos, estalaron os foguetes e unha “ben afinada banda” rompeu a tocar. A cousa xa non tiña remedio. Saíu o meu cabezudo e no mesmo intre a xente escachou a rir, como facía nas comedias dos titiriteiros._ ¡ É Peito de Lobo! ¡ É Peito de Lobo!I entón nun curruncho da praza xurdiron chíos ferintes de mulleres

que non daban atafegado un orneo que chegou a min como un tremer de terra. Era Peito de Lobo que quería esnaquizarnos: ó cabezudo e máis a min.Co medo que papéi non puden gorentalo carneiro da festa. A cousa non era para menos. Peito de Lobo nunca quixo poñerlle man ós fillos por medo de romperlle os osos, e contan que unha vez, querendo botar un barco ó mar, afundéulle o costal co lombo. Era moito home para min, que xa me sentía desfrangullado nas súas poutas de ferro.No remate da comida, e cando miña nai comenzaba a dar gracias a Deus por tanto ben como nos dera, velahí aparece diante de min a muller de Peito de Lobo._ Pois... eu véñolle decir que se garde do meu home! Vostede é o pecado, señor! Eu xa lle preguntei: “ Pero ti, home, ¿ónde te puxeches para que che tirase tan ben? ” E o probe non fai máis que decir: “ As espullas heillas dar eu a el! “ Porque, mire, señor, o que máis o maguóu foi que lle imitase as espullas do nariz.Aquela tarde limpéi de espullas o nariz do cabezudo. Peito de Lobo, preso na casa pola súa muller e polo medo de matar a un home, acochóuse cediño, ollando dende o leito como os foguetes de luces tinguían de prata, ouro, verde e rosa, as paredes encaleadas, escoitando, o son esvaído da música e o estourar dos fogos. E canso de bulir no leito quedóuse como un santo.Pasaron meses e un bo día atopeime con Peito de Lobo no peirán da ribeira. En canto puxo os ollos en min viróuse de costas e chantou a mirada no mar. E xuzgando que xa non quería comerme os angumiños, arrisqueime a falarlle. E dispóis dunha leria raposeira quedamos amigos.No segundo ano Peito de Lobo apañóu tal carpanta de anís escarchado que bailóu co cabezudo na praza, e dáballe bicos e apertas, e chamáballe “meu irmanciño”.No terceiro ano saíu o cabezudo con espullas no nariz, cousa que fixen por mandado do mesmo Peito de Lobo.Dende entón o meu amigo considerouse un pouco inmortalizado.

2Fuxiron os anos e fuxiron as sardiñas para os xeiteiros . Peito de Lobo envellecéu de

Peito de lobo

“ Castelao naceu no barrio ou rúa de Cabo de Vilán, casa número 29, en Rianxo, viliña mariñeira da banda norte da ría de Arousa o 30 de xaneiro de 1886” (Carballo Calero). O seu pai chegou a ser alcalde como cabeza local dos conservadores en pleno turnismo da Restauración. Castelao viviu este enfrontamento político cos liberais ao lado de seu pai. En 1908 remata a carreira de Medicina e exerce de médico en Rianxo. En 1916 trasládase a Pontevedra onde se establece e ingresa no galeguismo. Das lembranzas desta primeira época de Rianxo é o conto Peito de lobo, no que ademais do paso do tempo e a dignidade dos humildes, alude á aparición e desaparición periódica do cardume ( bancos de sardina) dos que pendía a sorte económica das vilas mariñeiras naquel tempo.

A ría de Arousa na literaturatempo e de fame. As festas viñeron a menos, como os quiñóns dos mariñeiros; mais o cabezudo aínda saía, un pouco destragado polos tratos ruíns que lle daba o sancristán.Fai dous anos estaba un forasteiro ollando o cabezudo, con ese ollar dos que van ás festas e non se divirten, cando peito de Lobo achegóuse a el, paseniñamente, e dándolle co cóbado deitóu quediño na súa orella._ Fíxese no cabezudo e repare en min. O cabezudo son eu.Coma se nascese destiñado a ser unha cabeza grande de crtón, peito de Lobo ollaba no cabezudo a súa forteza pasada, a súa esvaída popularidade.O cabezudo non volveu a sair. O sancristán puxo enriba da cabeza de cartón o tumbo dos difuntos, e coa humidade do inverno aplacóuse e quedóu esmagada. Peito de Lobo tampouco volveu a sair. Un “aire de felesía” deixóuno tolleito, e compre decirvos que lle dou o mal no msmo intre en que o cabezudo foi vencido polo tumbo...O ano derradeiro paséi diante da casa de Peito de Lobo. ¡Qué tristura me dou! Estaba no balcón, sentado, semellante a un monifate de farrapos, encostado no corpo vivo da súa compañeira. De pasada saudéino con agarimo. Peito de Lobo miróume con ollos de peixe podre, e a súa muller díxome con bágoas nos ollos:_ ¡ Alá se foi o cabezudo, señor!

Placeres, 1918

Notas:1. Consérvanse a ortografía, puntuación eAcentuación orixinais. 2. Tal aconteceu entre 1910 e 1926.

De cómo veu aRianxo unha balea

amén ambientado nun feito real acontecido na Ría, na vila de Rianxo e

Vilanova, está o relato que narra a chegada da balea, que Dieste (Rianxo, T1889–1981) aproveita para caracterizar varios tipos e profesións dunha vila

mariñeira galega nos comezos do século XX.

ando eu era rapazote (non quero botar a conta dos anos que van alá) chegou un día a Rianxo, Cparéceme que ás dez e media da mañá, unha balea.

Algúns, para lle restar mérito á nosa vila, din que era unha balea moi pequena, unha criaturiña de balea. Faladurías, envexa, non saben o que din. Eu non digo que fose coma un consistorio a aboiar pola ría, non son tan argalleiro; pero a eslora dun patache poida que a tivese ben, e aquí entre vós hai outros que a viron e poden dar razón. E os que non a viron que pechen a boca.Non sería doado saber quen foi o primeiro en avistala. Véxome correndo en grea con outros rapaces, todos a berrar, camiño dos altos de Tanxil, e lí na mesma crista do barranco velaí que estaban xa os carabineiros a disparar as súas escopetas. A verdde sexa dita, nós non lles tiñamos moito respeto a estes bos homes. Nun tempo, cando non os había, a xente marmulaba:_ Estamos aquí no cabo do mundo. Ninguén nos dá creto. Unha vila como Rianxo ben podía ter carabineiros, se houbese quen mirase por nós.Á fin esa mellora conseguírase, quizais nun intre en que sobraban. Fose polo que fose, o caso é que os houbo, e que o peirao, cun daqueles ergueitos uniformes na punta, na

Dieste

Page 15: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

Castelao 18891950

Aínda eu era estudante cando se criou no meu maxín a idea de facer un cabezudo, e como na mocedade todo semella ledo e facedeiro, busquei o tipo máis laído da vila para que tódolos veciños escachasen de risa, sen facerme cargo da miña falla de caridade.Traballei de firme para rematala obra, que xa era sonada, polo meu creto de mañoso, e xa figuraba en letras de molde no programa de festas.E chegou o día. Na praza non collía unha agulla. No adro da eirexa un rapaz toco portaba un feixe de foguetes debaixo do brazo, e o fogueteiro soplaba na mecha, agardando a primeira badalada das doce.De súpeto tanxeron os sinos, estalaron os foguetes e unha “ben afinada banda” rompeu a tocar. A cousa xa non tiña remedio. Saíu o meu cabezudo e no mesmo intre a xente escachou a rir, como facía nas comedias dos titiriteiros._ ¡ É Peito de Lobo! ¡ É Peito de Lobo!I entón nun curruncho da praza xurdiron chíos ferintes de mulleres

que non daban atafegado un orneo que chegou a min como un tremer de terra. Era Peito de Lobo que quería esnaquizarnos: ó cabezudo e máis a min.Co medo que papéi non puden gorentalo carneiro da festa. A cousa non era para menos. Peito de Lobo nunca quixo poñerlle man ós fillos por medo de romperlle os osos, e contan que unha vez, querendo botar un barco ó mar, afundéulle o costal co lombo. Era moito home para min, que xa me sentía desfrangullado nas súas poutas de ferro.No remate da comida, e cando miña nai comenzaba a dar gracias a Deus por tanto ben como nos dera, velahí aparece diante de min a muller de Peito de Lobo._ Pois... eu véñolle decir que se garde do meu home! Vostede é o pecado, señor! Eu xa lle preguntei: “ Pero ti, home, ¿ónde te puxeches para que che tirase tan ben? ” E o probe non fai máis que decir: “ As espullas heillas dar eu a el! “ Porque, mire, señor, o que máis o maguóu foi que lle imitase as espullas do nariz.Aquela tarde limpéi de espullas o nariz do cabezudo. Peito de Lobo, preso na casa pola súa muller e polo medo de matar a un home, acochóuse cediño, ollando dende o leito como os foguetes de luces tinguían de prata, ouro, verde e rosa, as paredes encaleadas, escoitando, o son esvaído da música e o estourar dos fogos. E canso de bulir no leito quedóuse como un santo.Pasaron meses e un bo día atopeime con Peito de Lobo no peirán da ribeira. En canto puxo os ollos en min viróuse de costas e chantou a mirada no mar. E xuzgando que xa non quería comerme os angumiños, arrisqueime a falarlle. E dispóis dunha leria raposeira quedamos amigos.No segundo ano Peito de Lobo apañóu tal carpanta de anís escarchado que bailóu co cabezudo na praza, e dáballe bicos e apertas, e chamáballe “meu irmanciño”.No terceiro ano saíu o cabezudo con espullas no nariz, cousa que fixen por mandado do mesmo Peito de Lobo.Dende entón o meu amigo considerouse un pouco inmortalizado.

2Fuxiron os anos e fuxiron as sardiñas para os xeiteiros . Peito de Lobo envellecéu de

Peito de lobo

“ Castelao naceu no barrio ou rúa de Cabo de Vilán, casa número 29, en Rianxo, viliña mariñeira da banda norte da ría de Arousa o 30 de xaneiro de 1886” (Carballo Calero). O seu pai chegou a ser alcalde como cabeza local dos conservadores en pleno turnismo da Restauración. Castelao viviu este enfrontamento político cos liberais ao lado de seu pai. En 1908 remata a carreira de Medicina e exerce de médico en Rianxo. En 1916 trasládase a Pontevedra onde se establece e ingresa no galeguismo. Das lembranzas desta primeira época de Rianxo é o conto Peito de lobo, no que ademais do paso do tempo e a dignidade dos humildes, alude á aparición e desaparición periódica do cardume ( bancos de sardina) dos que pendía a sorte económica das vilas mariñeiras naquel tempo.

A ría de Arousa na literaturatempo e de fame. As festas viñeron a menos, como os quiñóns dos mariñeiros; mais o cabezudo aínda saía, un pouco destragado polos tratos ruíns que lle daba o sancristán.Fai dous anos estaba un forasteiro ollando o cabezudo, con ese ollar dos que van ás festas e non se divirten, cando peito de Lobo achegóuse a el, paseniñamente, e dándolle co cóbado deitóu quediño na súa orella._ Fíxese no cabezudo e repare en min. O cabezudo son eu.Coma se nascese destiñado a ser unha cabeza grande de crtón, peito de Lobo ollaba no cabezudo a súa forteza pasada, a súa esvaída popularidade.O cabezudo non volveu a sair. O sancristán puxo enriba da cabeza de cartón o tumbo dos difuntos, e coa humidade do inverno aplacóuse e quedóu esmagada. Peito de Lobo tampouco volveu a sair. Un “aire de felesía” deixóuno tolleito, e compre decirvos que lle dou o mal no msmo intre en que o cabezudo foi vencido polo tumbo...O ano derradeiro paséi diante da casa de Peito de Lobo. ¡Qué tristura me dou! Estaba no balcón, sentado, semellante a un monifate de farrapos, encostado no corpo vivo da súa compañeira. De pasada saudéino con agarimo. Peito de Lobo miróume con ollos de peixe podre, e a súa muller díxome con bágoas nos ollos:_ ¡ Alá se foi o cabezudo, señor!

Placeres, 1918

Notas:1. Consérvanse a ortografía, puntuación eAcentuación orixinais. 2. Tal aconteceu entre 1910 e 1926.

De cómo veu aRianxo unha balea

amén ambientado nun feito real acontecido na Ría, na vila de Rianxo e

Vilanova, está o relato que narra a chegada da balea, que Dieste (Rianxo, T1889–1981) aproveita para caracterizar varios tipos e profesións dunha vila

mariñeira galega nos comezos do século XX.

ando eu era rapazote (non quero botar a conta dos anos que van alá) chegou un día a Rianxo, Cparéceme que ás dez e media da mañá, unha balea.

Algúns, para lle restar mérito á nosa vila, din que era unha balea moi pequena, unha criaturiña de balea. Faladurías, envexa, non saben o que din. Eu non digo que fose coma un consistorio a aboiar pola ría, non son tan argalleiro; pero a eslora dun patache poida que a tivese ben, e aquí entre vós hai outros que a viron e poden dar razón. E os que non a viron que pechen a boca.Non sería doado saber quen foi o primeiro en avistala. Véxome correndo en grea con outros rapaces, todos a berrar, camiño dos altos de Tanxil, e lí na mesma crista do barranco velaí que estaban xa os carabineiros a disparar as súas escopetas. A verdde sexa dita, nós non lles tiñamos moito respeto a estes bos homes. Nun tempo, cando non os había, a xente marmulaba:_ Estamos aquí no cabo do mundo. Ninguén nos dá creto. Unha vila como Rianxo ben podía ter carabineiros, se houbese quen mirase por nós.Á fin esa mellora conseguírase, quizais nun intre en que sobraban. Fose polo que fose, o caso é que os houbo, e que o peirao, cun daqueles ergueitos uniformes na punta, na

Dieste

Page 16: s a A ría de Arousa S · Entre márgenes floridas. Múltitud de navecillas. Que su curso determinan... Su dulce y tranquila calma En medio del mar Arosa, ¡Qué encanto risueña

A ría de Arousa na literaturaI.E.S. Alfredo Brañas

hora n que viñan as lanchas motoras do mercado, era como un peirao novo cunha farola nova, aínda que houbese que atinar ben onde se poñían os pés. Ao comenzo facían moi ben o seu papel, e a fantasía dos rapaces encheuse de contos de contrabandistas. Mais despois, non sendo nas procesións, cando se aviaban de gala e ían tan seriosos coa man enluvada de branco no peito, marcando o paso atrás das andias, non se lles vía máis que de palique nas zapaterías, buscando remedio ao seu aburrimento; a non ser o cabo, que se aburría máis polo fino alternando coa xente da botica. Semellaban carabineiros retirados. E algunha xente de ideas avanzadas chegou a dicir que os de ese ramo, aínda que menos tesos ou foscos que os civís, eran uns vagamundos, e que non valía a pena mantelos por uns macillos máis ou menos que puidesen pasara de matute.Si, máis aquel día... Foi coma no caso deses tenores que hai moito tempo que non cantan, e un día cantan e a igrexa vírase catedral. Si, o que sabe, sabe, o que canta, canta, un tenor sempre é un tenor... E calquera daqueles catro veteranos, a afitaren sen présa, con estilo, ao xeito militar non como o xastre ou o notario cando andaban nas touzas do monte a scorrentar lebres-, poñían ben á vista dos alí presentes que é ter escola.Algúns rapaces tiveron a moito honor recoller os casquillos para asubiar e dicir aos outros que non estiveran alí:_ ¿Velo? ¡É de fusil!Agor, o que non sei de certo é se lle deron á balea ou nos. Supoño que si, pero ela non debeu sentir nin sequera as cóchegas.Os entendidos din que viña perdida, que entrou pola boca da ría coma nunha gaiola, e que de moito dar voltas sen topar saída, foi dr alí sen folgos, deixouse estar un intre, e como eran as mareas vivas e moito o seu calado, foise un pouco o mar e varou. Eu moito non entendo, máis tamén coido que debeu de ser así.Nisto que chegan lanchas, todas a remo para non ter que buscar as voltas ao vento na punta da Fincheira, e que se poñen arredor do lombo da balea, onde esmorecían as ondas como nas beiras dunha ínsua.Houbo moito rebunbio entre os mariñeiros sobre do que conviña. Alí estaban tamén o Contramestre, e para semellar máis entendido abaneaba a testa, sorría e erguía os ollos, mais non pasaba de dicir sen compromenter consello:_ Así non fas nada, home. Estás perdendo o tempo. Facede as cousas con orde.Con orde, está moi ben. O que pasa era que non se sabía uqé cousa era a que había que facer con orde. Botáronlle un rizón, pero o rizón escorregaba e non prendía. Empuxaron con remos, non sei ben para qué, e recuaban as lanchas, desatracando dela coma dun trasatlántico. Fixéronse enliadas maniobras, con moitos berros e xuramentos, para lle pasar un cabo arredor, pero alguén dix que aquilo era como querer levar preso cun fío a Oitentaenove (o Hércules da vila), e tiñan razón. As mociñs que ían chegando ao areal fartábanse de rir e de xogar coa escuma.Eu estaba nunha lancha desas que chaman burriños. Non sei se fun deica alí nunha gamela ou descalzándome e pasando por algún bota medio varado que me servise de ponte. O certo é que estiven no sitio máis arriscado, como axiña veredes, porque o patrón do burro entroulle a teima de matar a balea cunha machada que sacou de so a tilla, e escomenzou a ferila no couce con toda a súa forza. Poida que non fose tan descamiñado no seu pensamento como nos parecía a todos. Nunca cavilei nisto, e agora decátome de que quizais quería averiala no timón. O coiro era duro, mais á fin as ondas por aquela banda íanse virando encarnadas, e a balea deu algunhas mostras de non se sentir moi agasallada co tratamento._ ¿Con que che doe, eh...?De súpeto (eu supoño que estaría enchendo o mar, e que a balea encontrou folgo por debaixo de si para se remexer), de súpeto pensei que afogábamos todos, solagados na foula da súa manobra. E agora por moito que corran as verbas non chegan a tempo, porque estaban todas as lanchas a bailar, cada unha ao seu modo, e non acabara aínda de s poñer dereito o burriño despois de coller auga por banda, cando os meus ollos, seguindo o pulo dun estrondo fuxinte que fendía as ondas, viron ao lonxe o chafarís brillante con que a balea saudaba aos ámpitos da súa liberdade, do seu grande mar.Agora para rematar o conto direivos que non topou as portas do seu grande mar, e foi morrer a Vilanova. Vin despois o seu esqueleto, enorme e sanguiñento, do que se podería ben facer un bo navío. E vin as cubas en que foran botando o seu mesto saín, e a cinza das fogueiras en que se derretera... E sentín, xa unha milla antes de chegar ao campo do seu sacrificio, o cheiro arrepiante dos seus restos. Na miña admiranza de rapaz ningunha desas cousas estorba ás demais. Da lembranza de todas elas, e como presidíndoa, poderíase erguer un xurdio mastro, cun longo galardete a tremelar no tope, un revolto aulear de trompetas, un témero espantallo acenando a longanas ondas escintilantes... Mais de improviso, agora, sinto soamente como na miña gorxa se insinúa este laio: ¡Criaturiña!Discutiuse despois, por algún tempo, sobre se era xusto que Vilanova fose dona da balea sen dar parte a Rianxo. Pero eu dígovos que nos tivemos a parte máis fermosa.O mestre, que foi un dos máis asisdos e mellores que houbo na nosa vila, escribiu unha “Rápida” nun xornaliño de Vilagarcía dicindo que os de Rianx perdéramos a balea por falta de cultura e de unión. Será certo. Eu non sei que pensar. A unión sempre é boa. Porén, os de Vilanova non tiñan máis unión, e coido que tampouco máis cultura ca nós, e, de todos os xeitos, velaí, apañaron o premio. E ben, que lles aproveite.