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UNIVERSIDAD DE MEXICO 23
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RALPH E. WARNER. Historia dela novela mexicana en el sigloXIX. Antigua Librería Robredo. México, 1953.
Empresa laboriosa fué esta obrapara un extranjero que se proponereferir en el1a' la historia de losacontecimfentos novelísticos de México en el siglo pasado. Con la riO'urosidad sistemáticCl de! investigadar cuidadoso \Varner ordrna eneste libro las n~meros'ls ci',as hihliográficas, los datos y los r:;rsopaje.~."El deber del historiador 1:("1';'.1'10-dice en la Introducción· - e' reaistrar los hechos cónocÍ,bs, incli~ar los estudios importante.;, ;c¡ialar las lagunas serias entre lo (IUesabemos y proporcionar CI!~~t,ltO cl"tonuevo pueda tener a mano .
Encuentra R. E. W. en d ,iglo XIX tres movimientos imperantes: el romanticismo,. el I'eahsmo yel naturalismo. Se alimenta el autorpara escribir su libro, del manantial informativo que le han proporcionado obras tan bien documentadas como la Bibliografía de novelistas mexicanos, de Juan B. Igllíñez; el Ensayo de una bibliografíade bibl10grafías mo:icanas, deAgustín Millares Carla y J. Ignacio Mantecón y las Efemérides biográficas, de Manuel Mestre y Ghigliazza.
MANUEL M. FLORES. Rosas Caídas. Edición de MargaritaQuijano. Imprenta Universitaria. Textos de literatura mexicana. México, 1953.
Con el número cinco, se ha publi.cado en esta colección un libro inédito del conocido poeta mexicanoManuel M. Flores: Páginas de febril erotismo son éstas en donde elnúmero de aventuras románticas:Lavinia, Elodia y Amintia, Paquita,Viola v Raquel, Gracia, Odona yPaulina, Luz, Amira, Gabriela, etc. ;nos hace recordar las graciosas yexageradas listas de Leporello enel "Don Giovanni" de Mozart. Consu inflamado espíritu romántico nosofrece tal vez este poeta aventurasimaO'inarias y no sucesos reales.L~ obra se encuentra realizada,
desde luego, baj o las normas y losdictámenes de un criterio estéticova bien analizado, cuyas conclusio¡les no podemos aceptar ahora. Peroeste libro es, a pesar de todo, unacontribución más al material literario romántico y realista del siglo XIX, en donde nuestros historiadores de la literatura y nuestrosestetas proyectan todavía su incansable actividad especuladora.
E. L.
blica, nos proporciona datos estremecedores sobre el deficiente régimen alimenticio de los mayas,otomíes, mazahuas, tepeconos. tarascas y demás ihdígenas del suelomexicano. Un importante artículoes el destinado a refutar algunostendenciosos y equivocados conceptos sobre la inferioridad y la superioridad racial apoyados por loscientíficos Arthur Posnasky y Oliveira Vianna. Con gran acopio dedatos y haciendo alarde de una extensa información el doctor Comasdefiende en este ensayo su puntode vista. Señala después la actitudque deben tener el médico y elmaestro para el mejoramiento indígena y desarrolla después unaconsideración histórica que abarcalos problemas del indio desde el añodel descubrimiento de América has-
. ta después de la Indep~,ndencia yte1'1l1lna la obr:! con un panoramacontinental del indigenismo" y un"análisis crítico de los arjl,'umentoseSjl,'rimidos por los antiindigenistas,v la refutación de los mismos"." L. E. C.
A.s.
primer artículo de este grupo seobserva al escritor verter acercade la poesía consideraciones personales. Típicamente romántico es eltono del artículo siguiente, dedicado, con fervor juvenil. al poeta del"Nocturno a Rosario". Martí nosl~abla de teatro, de poesía, de música, de escultura, de pintura. Acusaa los imitadores de falta de independencia, los invita a la singularidad. Ataca la poesía convencional"que nos obliga a una semejanzaenojosa". Se levanta en espíritucontra el bloque reaccionario; declara su posición en todos sentidos."Firmando 10 que se escribe -diceen "Extranjero"- se contrae elhábito de la responsabilidad, seacostumbra el que escribe a la verdad, a la firmeza y al valor", ynos dice ál final del mismo artículo: "La conciencia es la ciudadaníadel universo". L. E. C.
El antropólogo español doctorComas nos brinda en esta obra ungrupo de artículos sobre :!suntosindígenas que se han venido publicando en revistas y libros de variospaíses. Una bibliografía científicae histórica muy nutrida sirve defundamento al texto del libro. Los15 artículos que contiene la obra,según nos explica el propio doctorC¿mas, están guiados a conclusiones de tipo general porque se pueden aplicar a varios lugares delcontinente, donde la situación indígena es muy similar a la de México. En el desarrol1o de los artículos se plantea con claridad elproblema indigenista en nuestrocontinente y, sobre todo, en México,y se toman en cuenta los diversostópicos que afectan a este asunto.El artículo que se dedica, por ejemplo, al estudio de la Asistencia PÚ-
• JUAN COMAS. Ensayos sobre indigenismo. Prólogo de ManuelGamio. Ediciones del InstitutoIndigenista Interamericano.México, 1953.
PORRUA,EDl TORIAL
la serie ,completa de los escritos publicados por Martí en México, apartir del año 1875. La edición contiene en total 77 artículos del prócer cubano, distribuídos en' tresgrupos que habían sido ya publicados en tres volúmenes entre losaños de 1933 y 1940.
La primera parte del libro: "LosBoletines de Orestes" , está formada por un grupo de artículos y notas que publicó Martí en la "Revista Universal de Política, Literatura y Comercio" bajo el seudónimo de "Orestes". Y la segundaparte o segundo volumen: "NuevosBoletines de Orestes" contiene lacontinuación de esos artículos.
En conj unto, estos escritos representan una visión amplia y nutrida en detalles de los acontecimientos políticos y de las actividades sociales de la época. Correr porestas páginas es como mirar unimportante tramo histórico-socialde nuestro siglo XIX, a través delcristal de unos ojos ávidos y ex- .tranjeros.
El movimiento revolucionario delgeneral Díaz originó la caída delgobierno encabezado por Lerdo deTejada. Y Martí -lerdista reconocido- cruzó entonces por una situación difícil y comproh1etedora;"La Revista Universal", que apovaba el movimiento lerdista, dejóde publicarse y José Martí encontrórefugio para sus columnas entrelas páginas de "El Federalista",porque nara él era preciso comunicarse; si le preguntaban "¿ por quéescribes?" respondía: vale tanto como preguntarme por qué pienso. En"El Federalista" fueron publicadoslos dos artículos que han sido puestos al final de la segunda parte:"Extranjero" y "Alea Jacta Est".
La tercera parte de la obra seencuentra dedicada a la "Crítica dearte y literatura". Estos 28 artículos "son obra de primera juventud",como lo indica en el prólogo al tercer volumen el compilador ; JoséMartí tenía 22 años cuando los escribió y son ellos su's primeros artículos sobre crítica de arte. En el
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Con breves trazos biográficos sobre el Pensador Mexicano, Warnerempieza la obra hablando de I~sproducciones de Fernández de LIzardi a quien finalmente, reconocetambién "como predecesor del romanticismo mexicano con su novela Noches Tristes y D·ía Alegre".
Dedica después un capítulo a lanovela romántica de mediados delsiglo XIX, donde se ve aparecer El
fistol del Diablo, de. Payno, comoel principio de este tipo de novelas.Habla ahí de Justo Sierra O'Reil1y,de Orozco y Berra (Fernando), deFlorencio María del Castillo, etc.En el capítulo sobre "Novela his-'tórica después de la Intervención",trata, entre otros a Juan A. Mateas y Vicente Riva Palacio. Señala la época muy importante de lasRevistas Litemrias de M h'jeo P11-
blicadas por Altamirano. En el estudio de las dos últimas décadasdel siglo XIX, el autor localiza laculminación del romanticismo y elprincipio del realismo. Y al cruzarpor el período naturalista "granerror literario", escoge la personalidad de Federico Gamboa para decir que sus novelas son tal vez lasmejor estructuradas del siglo.
La figura de José López Portillo
y Rojas es considerada por Warnercomo la última de importancia. ConLa Parcela sitúa a López Portil1oen el papel de precursor de la novela revolucionaria.
"México --dice al final- tienederecho a sentirse orgulloso de unprogreso novelístico que C3 tantomás notable si tenemos en cuentalo sembrado de dificultades e interrupciones que fué su sig\) XIX".
E. L.
A. Reyes y el autor de este at"tículo
Por J. M. GONZALEZ DE MENDOZA
EN SUS
LIBROS RECIENTES
cepcional facultad de síntesis decoml~resión y compendio, que ie espropia: dIce en un párrafo 10 queb~JO otra pluma requeriría una págma, en una frase lo que otro diríaen un párrafo. Y nada falta ni, porsupuesto, sobra en lo que dice,
Los descontentadizos podrán argüir que. no poco de lo recopiladoen esos libros y en los demás deparecida índole son migajas. Concedámoslo; pero son migajas' demesa bien abastada. O mejor aún:hay que aproximarlo a la costumbre seguida en las orfebrerías, cndonde el polvo se recoge cuidadosamente porque está cargado de partículas de metal precioso.
No es difícil encontrar en la obrade A. R, explicaciones indirectasde por qué publica esos lihrosheterogéneos. Nos limitaremos a unpar de ci taso En los perspicaces ensayos que titula F,"agmentos del Arte Poética, reunidos en Ancorajes,aconseja a "quienquiera que seas,poeta o sabio, para quien el arte yla ciencia aparecen como una partemás de la vida, mezcladas en lasexperiencias diarias e inseparablesde ella", que cuando le nregunten:"¿ Qué escribes ahora ?". conteste:"Escribo: eso es todo. Escribo conforme voy viviendo. Escribo comonarte de mi economía ;Iatural. Desl1ués, las cuartillas se clasifican enlibros, imponiéndoles un orden objetivo, imnersoual, artístico, o seaartificial. Pero el trabajo mana demí en un flujo no diferenciado ycontinuo." No es ilícito ver en esaslíneas una confesión. Así aparecenformadas esas polianteas. Atentosiempre a todo cuanto la vida ofrece, actual o oasado, sobre todo reflexiona A. R. y en todo encuentra .miga y substancia. En el prólog0 a'sus Memorias, nublicado en la revista Bohemia Poblana., revela: "Elarte de la exnresión no me apareciócomo un oficio retórico, independiente de la conducta, sino comoun medio para realizar illenamenteel sentido ·humano." Cita que amnlía y completa a la precedente.Entrambas, como se ve, de modoindirecto justifican la publicaciónde aquellos libros.
Los títulos de los de A. R. sonexpresivos siempre, afines con eltexto que amparan. Certero es elde Arbol de pólvora., locución queel Diccionario de la Real AcademiaEsnañola remite a HArbol de fue0"0" definido así: "Armazón de~ladera compuesta de un palo comonie o tl:0nco, y varios listones (enMéxico los denominamos pleonástícamente "varillas de madera")como brazos o ramas, que sostienenlas envolturas de papeles por dondeva distribuída la pólvora para unfuego de los que llaman artificiales". De la pirotecnia tienen algugunos de esos ensavos el estruendo;el colorido y el brillo, todos. Elejemplar con que A. R. obsequió aquien esto escribe lleva dedicatoriaautógrafa, de la que es pertinentecitar el final: "este libro, que representa el paso de la locura porel disco del sol". El portentoso ponde síntesis del insigne escritor condensa en esas cuantas palabras lamejor definición meta'fórica quesea dable dar del contenido de laobra. La metáfora, por supuesto,rebosante de significado, está ahor-
REYES
obra de arte, cómo las ideas originales' las observaciones sagacísimasreciben '~fermosa cobertura".
Es prodigioso de nervio y brío,al par que de elasticidad y elegancia, el estilo de A. R. La riquezade su vocabulario le permite usarsiempre la palabra justa. la másapropiada y llena de sentido. Enocasiones "la monta en fistol", conlo dicen los franceses, o lo queviene a ser lo mismo: la pone entrecomillas porque resume analogíasno percibidas antes o porque C01.'Stituye un hallazgo para enunClarun concepto que solía expresarsecon un vocablo extranjero o mediante una perífrasis. Acaso no leparezca siempre claro al lector, perocúlpese éste a sí mismo, a su cultura insuficiente, y no al autor, queescribe para quienes hayan leídomucho v posean buena memoria,de modo que él no necesite, porejemplo, explicar quien fué Enimetea si menciona a Epimeteo. Claro,c1arísmo es siempre. Mas no siempre, antes al contrario: ra~a. vez,es sencillo, y no por retorCimientoestilístico ni menos aun por complejidad en la exposición de supensamiento, sino a causa de la ex-
ALFONSO
de sucesos actuales, el eco que enuna sensibilidad finísima despiertael impacto de las impresiones y queuna inteligencia lúcida recoge confidelidad v exactitud. No todos esos"disjecti 11,embra" son de la mismaextensión ni de igual importancia,pero sí de óptima calidad: todosenriquecen el espíritu con nocionesacaso antes no percibidas o, si columbradas, no aprendidas por lamente.
En ambos libros bullen las ideas,se indican con novedad y agudezaasnectos de las co,as y de los seres,matices de las relaciones entre éstos y aquéllas. Todas esas páginasofrecen -insistimos- un aprendizaje. Todas son nutricias. Y comodesde su juventud el autor alcanzóla maestría en el manejo del idioma, todas son bellísimas.
Bellísimas: lo portentoso, en laobra de A. R., lo que sobre todola vuelve excepcional es la armonía entre lo que dice y cómo lodice. A darle celebridad pudo bastar lo uno o lo otro, la profundidaddel pensamiento o la galanura delestilo; pero lo más admirable escómo el artista sirve al pensador,cómo encierra noble contenido la
Se ha dicho que la mejor manera de contemplar las montañas esdesde lejos. Estas notas acerca decuatro libros recientes de don AIf'onso Reyes son notas desde lej os,opiniones de "un lector en la calle"-valga la incongruencia-, y enmodo 'alguno crítica de ellos. Puesto que sólo se puede juzgar sinerror 10 qne se domina, para emitir un juicio certero sobre la producción de tan gran escritor senecesitaria ser él mismo, dado quenadie en nuestro medio literario lesupera en amplitud y calidad de .Iaobra. Mas el presente comentano,que se esforzará por ser compre~
sivo, sólo aspira a encauzar haCiaesos volúmenes la atención de alf:;I~~rlectores. En beneficio de és-
En marzo de 1951 A. R. sacó aluz, con el pie de imprenta de .lasedicioncs Te::JOlItle, una recollllación de artíClllos. Añadió algunaspáginas inéditas y el texto de unpar de opúsculos que ya es dificilísillfo encontrar en las libn~rías deocasión. Tituló el libro Aneomjes.Esa voz, en singular, vale por "anclaj e", o sea el lugar donde fondeanlos buques, y el acto mismo deanclar. Los veintinueve ensayos ahíreunidos van desde 1928 a 1951.
No es fácil dar idea del contenido de una miscelánea literaria sinalargar con exceso la reseña. Mencionar solamente algunos de los trabajos que la componen sería ingratitud hacia los demás, que asimismo nos brindaron contento ynos dieron enseñanza. El comentarista, en consecuencia, ha de limitarse a afirmar que no hay páginaalguna de Ancorajes que no contenga ideas sutiles, expresadas enmuy galana forma. Es el libro deun espectador de la vida. Cuenta elautor aventuras de su pensamientoy de su sensibilidad al través o entorno de obras y personas, ideas ycosas. paisajes y enigmas del mundo. Cada uno de esos ensayos escompleto, rotundo; el tema entregócuanto encerraba. No es el volumen un atlas de surgideros para lanave literaria, sino -ya sin metáfora- una serie de certidumbres,de sólidas nociones a las que la inteligencia puede asirse firmemente: ninguna cederá.
En julio de 1952 vió la luzpública M arginalia, primera serie(1946-1951). Su presentación escasi gemela de la de Ancorajes;varían el color de la tinta con (IUeestá impreso el título, la disposiciónde éste, la del nombre del autor yla mención editorial, en el lomo,amén de otras minucias. Los dos libros ostentan, como otros anteriores a los que se hermanan en dimensiones y vestidura, la viñetaque A. R. dibujó antaño para su"correo literario" denominado M onterrey, testimonio durable de amoral suelo natal.
M GI'ginalia es una colección decuarenta y cinco ensayos, los másde ellos artículos, aunque hay cuatro o seis cartas, un. par de discursos y otros tantos prólogos. Les daunidad el estilo. Les da variedad,aparte la de los temas, el tono enque están tratados. No existe ahí,constante e intensa, la atmósferade poesía que impregna a los AncD1'ajes: son reflexiones al margen