Ruta de los alcornocales marzo 06

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III RUTA PLENARIA LA PARADA CARTOGRAFICA 11/03/06 LOS ALCORNOCALES El que podríamos considerar el primer día de la primavera lo celebramos aprovechándolo al máximo, ya que a las siete y diez quedé con José Luis y PAvila en el cruce de Luis Montoto y Ronda del Tamarguillo para llegar a las siete y media a La Motilla. Ibamos en la furgo del hijo del Barba perfectamente los tres con las tres bicicletas y estuvimos puntualmente en el punto de encuentro donde casi al mismo tiempo llegó PTovar en su furgo con Meji, Manu y Chema. Para ir más cómodos hicimos un cambio de forma que todas las bicis viajaron en el furgo de PTovar y con el Barba el resto del personal menos el Meji. Desayunamos como viene siendo costumbre en la Venta de los Cazadores, buenas tostadas con aceite y café en sus variadas preparaciones. Seguimos viaje sin nada que reseñar a excepción del susto de un motorista con prisas y el magnifico funcionamiento de los intermites del coche de PTovar. Llegamos al Puerto del Mojón de Víbora y aparcamos los coches de forma distinta a la que indicaba PTovar para que no le diera el sol, la Venta la han restaurado y tiene mucho mejor aspecto. Tras la preparación correspondiente y bajo un sol espléndido iniciamos la marcha sobre las diez y cuarto de la mañana por la carretera hacia el Peñón del Berrueco, como es subidita y estamos frío lo tomamos con calma y nos fuimos esperando en el inicio de las pista forestal que sale justo enfrente del monte, como anécdota durante la espera vimos que la placa allí instalada indica la dirección para llegar al campamento del “Frente de Juventudes”. Cuando llegó José Luis tomó las coordenadas del punto de inicio con el G.P.S. y ante la ausencia del lápiz cada uno tuvimos que memorizar los grados, minutos y segundos de la longitud y latitud, comenzando a adentrarnos en el Parque Natural de Los Alcornocales. La pista bastante bien te permitía ir deleitándote con el paisaje que estaba totalmente verde y precioso, atravesamos “el Bosque de la Fantasía” que hace honor a su nombre por los retorcidos troncos de los arboles y Chema nos enseñó los quejigos que según nos dijo le llaman el roble andaluz, allí hicimos la primera parada pues no teníamos muy claro por donde tirar ya que pretendíamos llegar al Paraje La Motilla para ver las cuevas y parecía que todos los caminos nos iban a llevar para allá pero se trataba de coger el más largo y ver lo más posible del Parque, mientras deliberábamos aparecieron en el cielo seis o siete buitres de gran tamaño en su peculiar formación en circulo que impresiona, así seguimos el camino de Jimena de la Frontera que estaba señalizado y además el Barba en cada cruce tomaba las coordenadas, menos mal que encontró un sitio en el G.P.S. para almacenarlas y ya no tuvimos que memorizar. En uno de los cruces los Pacos y Meji que se habían adelantado se escondieron y nos hicieron estar dudando un rato para ver por donde íbamos. Unas de las vistas espectaculares que se nos ofreció fue la del Peñón de Gibraltar recortado en el horizonte, seguimos subiendo, pues aunque no había grandes desniveles el camino siempre picaba para arriba, cuando llegamos al cruce bautizado

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Ruta de los alcornocales marzo 06

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III RUTA PLENARIA LA PARADA CARTOGRAFICA 11/03/06 LOS ALCORNOCALES

El que podríamos considerar el primer día de la primavera lo celebramos aprovechándolo al máximo, ya que a las siete y diez quedé con José Luis y PAvila en el cruce de Luis Montoto y Ronda del Tamarguillo para llegar a las siete y media a La Motilla. Ibamos en la furgo del hijo del Barba perfectamente los tres con las tres bicicletas y estuvimos puntualmente en el punto de encuentro donde casi al mismo tiempo llegó PTovar en su furgo con Meji, Manu y Chema. Para ir más cómodos hicimos un cambio de forma que todas las bicis viajaron en el furgo de PTovar y con el Barba el resto del personal menos el Meji. Desayunamos como viene siendo costumbre en la Venta de los Cazadores, buenas tostadas con aceite y café en sus variadas preparaciones. Seguimos viaje sin nada que reseñar a excepción del susto de un motorista con prisas y el magnifico funcionamiento de los intermites del coche de PTovar. Llegamos al Puerto del Mojón de Víbora y aparcamos los coches de forma distinta a la que indicaba PTovar para que no le diera el sol, la Venta la han restaurado y tiene mucho mejor aspecto. Tras la preparación correspondiente y bajo un sol espléndido iniciamos la marcha sobre las diez y cuarto de la mañana por la carretera hacia el Peñón del Berrueco, como es subidita y estamos frío lo tomamos con calma y nos fuimos esperando en el inicio de las pista forestal que sale justo enfrente del monte, como anécdota durante la espera vimos que la placa allí instalada indica la dirección para llegar al campamento del “Frente de Juventudes”.

Cuando llegó José Luis tomó las coordenadas del punto de inicio con el G.P.S. y ante la ausencia del lápiz cada uno tuvimos que memorizar los grados, minutos y segundos de la longitud y latitud, comenzando a adentrarnos en el Parque Natural de Los Alcornocales. La pista bastante bien te permitía ir deleitándote con el paisaje que estaba totalmente verde y precioso, atravesamos “el Bosque de la Fantasía” que hace honor a su nombre por los retorcidos troncos de los arboles y Chema nos enseñó los quejigos que según nos dijo le llaman el roble andaluz, allí hicimos la primera parada pues no teníamos muy claro por donde tirar ya que pretendíamos llegar al Paraje La Motilla para ver las cuevas y parecía que todos los caminos nos iban a llevar para allá pero se trataba de coger el más largo y ver lo más posible del Parque, mientras deliberábamos aparecieron en el cielo seis o siete buitres de gran tamaño en su peculiar formación en circulo que impresiona, así seguimos el camino de Jimena de la Frontera que estaba señalizado y además el Barba en cada cruce tomaba las coordenadas, menos mal que encontró un sitio en el G.P.S. para almacenarlas y ya no tuvimos que memorizar. En uno de los cruces los Pacos y Meji que se habían adelantado se escondieron y nos hicieron estar dudando un rato para ver por donde íbamos. Unas de las vistas espectaculares que se nos ofreció fue la del Peñón de Gibraltar recortado en el horizonte, seguimos subiendo, pues aunque no había grandes desniveles el camino siempre picaba para arriba, cuando llegamos al cruce bautizado

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por el Barba como el de los Abetos, en vez de tomar el camino de Jimena, seguimos por la derecha y llegamos a una gran bajada, preciosa, con el piso regular y que en principio, según la ruta establecida, deberíamos de subir para ir a El Colmenar, mucha bajada, larga y pendiente, en la que el Barba se desmoralizó pensando que tenía que subirla y no disfrutó demasiado, pero el sitio era de ensueño. Al llegar a un pequeño llano donde habían apilado la leña cortada, Meji se despistó un poco y metió la rueda en un boquete con lo que se pegó un porrazo pero como íbamos despacio no pasó nada. Por fin llegamos al Paraje La Motilla se trata de un valle entre montañas de tipología Kárstica resultante de la disolución del Carbonato Cálcico de la roca caliza por efecto del agua, caracterizándose por la presencia de cuevas y cavernas. Tuvimos que atravesar por medio de unas vacas lo que siempre impone un poco y a Chema se le ocurrió adelantarse un poco y en un momento en que se perdía de vista dar la vuelta y venir hacia nosotros con la cara descompuesta y diciendo que lo perseguía una de las vacas, claro todos frenamos en seco, pero a Meji se le fue un poco de forma que fue a dar con el cuerno del manillar en el sillín de PTovar rompiéndole uno de lo hierros de sujeción que paró el golpe y no alcanzó más que de refilón las posaderas del Tovar, por lo que todo quedó en el susto y en la incomodidad de ir sentado sobre torcido. Por fin llegamos a las proximidades de la cueva que nos quería enseñar Chema y dejamos las bicis a la sombra, fuimos descendiendo por unas rocas hasta alcanzar la entrada de la cueva, no había mucho que ver porque era un pozo y desde abajo partían, según nos dijo, muchas galerías, pero

según internet es la cueva no turística más bella de Andalucía, es además una reserva de quirópteros, murciélagos. Subimos; mejor escalamos, hasta donde habíamos dejado las bicis y nos dispusimos a dar buena cuenta de las viandas que transportábamos consistente en; carne mechada, chorizo, salchichón, un mini-bocadillo de chorizo de Monesterio, naranjas, chocolatinas, dátiles, un festín y después cinco minutitos de descanso tendidos al sol en la hierba de la pradera. Reiniciamos la marcha buscando el camino que habíamos dejado y seguimos bajando con una vistas fantásticas sobre un valle que quedaba a la derecha, hasta la carretera de Jimena, cuando llegué estaban arreglándole el sillín a PTovar entre Chema y Meji y lo consiguieron de forma que no se doblaba con el peso y estaba más cómodo. A partir de aquí comenzó lo más duro de la ruta, la subida al puerto de Galis con algunas rampitas que nos hicieron sudar de verdad, fuimos subiendo cada uno a su ritmo, vimos a un ciervo con su cornamenta, aunque el Barba diga que no, unos paisajes preciosos y multitud de riachuelos, entre ellos el río Hozgarganta, que al ir entre piedras se oían desde la carretera más que verlos, hasta llegar a La Sauceda donde paramos para reagruparnos y tomar agua de la especie de ducha que hay en la explanada de la casa, de aquí al puerto de Galis es muy poco y casi todo bajada, pero al llegar al puerto quedan treinta kilómetros para el Mojón de Víbora. Esta parte si no la más dura seguramente es la más pesada, porque son subidas no muy pendientes pero sin descanso y algunas bajadas que se te pasan enseguida y el paisaje no es feo en absoluto pero no lo disfrutas.

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Llegamos a la Venta, Manu y yo y al poco Meji y PTovar un poco destrozados y estuvimos estirando sin que el Barba nos dijera que había que hacerlo, señal inequívoca del cansancio, como había bajado la temperatura entramos en la Venta y nos invitaron a pasar al comedor para ver como había quedado después de las obras y fue realmente espectacular, pues habían abierto dos grandes ventanales sobre la pared que da a los montes de Ubrique que aunque ya lo habíamos visto antes, al enmarcarlos, parecía mucho más espectaculares. Después llegó Chema y luego PAvila y Barba, que venía un poco fatal pero que se fue recuperando.

Nos sentamos a comer una vez todos listos y dimos buena cuenta de una gran fuente de ensalada, un par de raciones de revuelto de ajetes, unas sopas de espárragos muy buena, que nos entonó bastante, y cordero guisado, que estaba bastante bueno, todo ello regado con cervecita y algún que otro brebaje energético, de postre café y una tarta de almendra que le gustó muchísimo a PTovar y para algunos hasta un incorrecto purito. Hemos recorrido sesenta y cinco kilómetros por un maravilloso paisaje en compañía de un fantástico paisanaje. La próxima será el uno de abril que parece ser la fecha que mejor encaja.