Ruiz Ibañez - Sirviendo a La Corte en La Aldea, Sirviendo a La Aldea en La Corte

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SIRVIENDO A LA CORTE EN LA ALDEA, SIRVIENDO A LA ALDEA EN LA CORTE:VETERANOS, AGENTES Y MEDIOS DE RELACIÓN EN EL SIGLO XVH CASTELLANO'. José. J. Ruizibáñez Julio D. Muñoz Rodríguez Universidad de Murcia /. Introducción: de dignidades, espacios, palabras y personas. En la Edad Moderna el despliegue territorial de la dominación monárquica se realizó mediante un sistema tan con^lejo como inestable de marcos de relación que in:q>licaban la movilización continua de relaciones personales, dentro y fuera, en y, en ocasiones, contra las instituciones. En este marco no se puede disociar lo político, de lo social, lo religioso o lo económico; de hecho, cualquier análisis que pretenda aproximarse a las razones de su funcionamiento deberá pasar por la construcción de una cort^rensión global que asuma el reto de intentar conqtrender este sistema desde su integridad y desde su mutabilidad. Ade- más, estas relaciones personales hay que insertarlas en dos espacios bien diferenciados: uno el cortesano y otro el propio territorio; entre ambos habrá im flujo continuo de discursos y demandas. Hacer éstas inteligibles en el "otro" espacio será la ñmción de un conjunto de agentes que en muchos casos ^rayarían su posición, o su proyecto de posición, en el inigua- Utario espacio social castellano. De ellos y de cómo funcionaba este sistema trataremos en las páginas siguientes. Es pertinente comenzar por una prevención, ya que para intentar conqprender el marco local es preciso evitar dos peUgros que son vistos como virtudes por un gran número de his- toriadores. Por un lado, considerar que el mundo local vive en una especie de limbo respec- to de la Corte o de la política del conjunto de la Monarquía y, por lo tanto, es legítimo estu- diarlo sin considerar sus relaciones con la misma o los efectos que aquélla pudiera tener. Por otro lado, se puede considerar que el sistema político se reduce a unos cientos de personas, mUes quizá, que desde órganos de gestión centrales toman decisiones que posteriormente son asumidas sin mayores problemas por una población receptiva o rechazadas mediante algún estallido violento de oposición; lo que reduciría la función de lo político a ima mera postura de reacción o sumisión. Espacios separados, la Corte y la aldea, estaban conectados por múltiples medios, muchos de ellos inintencionados y en muchos casos resultado de ma- las interpretaciones, pero que hacían que la dominación no sólo fuera tolerable, sino que fuera aceptada por el conjunto de la población^. ' Este trabajo ha sidorealizadoen el marco del Proyecto de investigación Una sociedad ante ¡a guerra: elec- ción política, movilización y resistencias en el Reino de Murcia durante la Guerra de Sucesión, Expediente N° 00650/CV/99; Fundacito Séneca. Plan Regional de Investigación, Desarrollo Tecnológico y del Conoci- miento. Abreviaturas utilizadas: AGS (Archivo General de Simancas): GA (Guerra Antigua), CC (Cámara de Castilla), QC (Quitaciones de Corte); AMM (Archivo Municipal de Murcia): AC (Acta Cspitular), AO (Ayuntamiento Ordinario), AE (Ayuntamiento Extraordinario), CR (Cartulario Real); y AHPM (Archivo Histórico Provincial de Murcia). ^ No podemos detenemos aquí en relatar los medios de prc^Kiganda oficial, pero remitir a los trabajos de A MARCOS MARTÍN., 'Tercepciones materiales e imaginario urbano en la Edad Moderna", J. I. PORTEA PÉREZ (ed.).. Imágenes de la diversidad. El mundo urbano en la Corona de Castilla (S. XVI-XVm), San- tander, 1997, pp. 15-50 y J. J. GARCÍA BERNAL., "El ritual urbano y la invenci<ta de la cuhura política en los si¿os XVI y XVn", F. J. GUILLAMÓN ÁLVAREZ y J. J. RUÉ IBÁJÑEZ., Lo conflictivo y lo consen- sualen Castilla. Sociedad y poder político (1521-1715), Murcia, 2001, R). 40M38. 227

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Servindo à corte na aldeia, à aldeia na Corte - José Ruiz Ibanez.

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SIRVIENDO A LA CORTE EN LA ALDEA, SIRVIENDO A LA ALDEA EN LA CORTE:VETERANOS, AGENTES Y MEDIOS DE RELACIN EN EL SIGLO XVH CASTELLANO'. Jos. J.Ruizibez Julio D. Muoz Rodrguez Universidad de Murcia /.Introduccin: de dignidades,espacios, palabras y personas. EnlaEdadModernaeldespliegueterritorialdeladominacinmonrquicaserealiz mediante unsistema tancon^lejocomo inestablede marcosde relacinque in:q>licaban la movilizacincontinuade relacionespersonales,dentro yfuera,eny,enocasiones,contra las instituciones. En este marco nose puede disociarlo poltico, de lo social, lo religiosoo loeconmico;dehecho,cualquieranlisisquepretendaaproximarsealasrazonesdesu funcionamientodeberpasar porlaconstruccinde unacort^rensinglobalqueasumael retodeintentarconqtrenderestesistemadesdesu integridadydesdesu mutabilidad.Ade-ms, estas relaciones personales hay que insertarlas en dos espacios bien diferenciados:uno elcortesanoy otroel propioterritorio; entre ambos habr im flujo continuode discursosy demandas.Hacerstasinteligiblesenel"otro"espacioserlamcindeunconjuntode agentes que en muchos casos ^rayaran su posicin, o su proyecto de posicin, en el inigua-Utario espaciosocialcastellano. Deellos ydecmo funcionabaestesistema trataremosen las pginas siguientes. Espertinentecomenzarpor una prevencin,ya que paraintentarconqprenderelmarco local es preciso evitar dos peUgros que son vistos como virtudes por un gran nmero de his-toriadores. Por un lado, considerarque el mundo local vive en una especie de limbo respec-to de la Corte o de la polticadel conjuntode la Monarqua y, por lo tanto, es legtimo estu-diarlo sin considerar sus relaciones con la misma o los efectosque aqulla pudiera tener. Por otro lado, se puede considerarque elsistema poltico se reducea unos cientos de personas, mUesquiz,quedesderganosdegestincentralestomandecisionesqueposteriormente sonasumidassinmayoresproblemasporunapoblacinreceptivaorechazadasmediante algn estallidoviolentodeoposicin;lo que reduciralafuncinde lo poltico aima mera posturade reaccin o sumisin. Espacios separados, la Corte y la aldea, estabanconectados por mltiples medios, muchos de ellos inintencionados y en muchos casos resultado de ma-lasinterpretaciones,peroquehacanqueladominacinnoslofueratolerable,sinoque fuera aceptada por el conjunto de la poblacin^. ' Este trabajo ha sido realizado en el marco del Proyecto de investigacin Una sociedad ante a guerra: elec-cin poltica, movilizacin y resistencias en el Reino de Murcia durante la Guerra de Sucesin, Expediente N 00650/CV/99; Fundacito Sneca. Plan Regional de Investigacin, Desarrollo Tecnolgico y del Conoci-miento. Abreviaturas utilizadas: AGS (Archivo General de Simancas): GA (Guerra Antigua), CC (Cmara de Castilla),QC(QuitacionesdeCorte); AMM(ArchivoMunicipaldeMurcia):AC(ActaCspitular), AO (AyuntamientoOrdinario),AE(AyuntamientoExtraordinario),CR(CartularioReal); yAHPM(Archivo Histrico Provincial de Murcia). ^ No podemos detenemos aqu en relatar los medios de prc^Kiganda oficial, pero s remitir a los trabajos de A MARCOS MARTN.,'Tercepciones materialese imaginario urbano en la Edad Moderna", J.I. PORTEA PREZ (ed.).. Imgenes de la diversidad.El mundo urbanoen la Corona de Castilla (S.XVI-XVm),San-tander,1997, pp. 15-50 y J. J. GARCA BERNAL., "El ritual urbano y la invenci]lode grandes proyectos prosopogrficos'^. Para una mejorcomprensin de la dominacin Monrquica este bagajedebe relacionarse con el estudio de espacios, fsicos y simblicos,del pod-. Los mediosde relacin entre la poblacin, en tanto que comunidades de corporaciones y agregado de individuos, con el po-der digamos soberano no tenan por qu servirse exclusivamente de ima red burocrtica, por lo tantoexcluyamosde principiocualquier reflexin finalista de nuestroanlisis. Pero, c-mo hemosdecomprenderlatendenciaquelas Monarquasoccidentalesadesarrollar xma, msomenosbalbuceante,administracinterritorialestableenlasegundamitaddelsiglo XVn. Podemosoftecerdiversas respuestas que por su sencillez proclaman su Msedad, ya que si bien esta tendenciaobedeci a la necesaria articulacin de una poltica de crecimiento fiscal, semejanteafirmacinno debe excluir de un anlisis con^lejoaquellos elementos que hicieroncontar con unsoportesocial a su propiodesarroUo^^. La cuestinque presentamos "Se trata de la renovacin de los estudios sobre redes y clientelas, que podemos ilustrar coa los trabqos de C.J. DE CARLOS MORALES., El Consejo de Hacienda de Castilla,1523-1602. Patronazgo y clientelismo en el gobierno de las finanzas reales durante el siglo XVI, vila, 1996; M. RIVERO RODRGUEZ., FelpeIlyel gobierno de Italia, Madri41998; y S. FERN>a3EZ CONTL, Los consejos de Estado yGuerra de la Monar-qua hispana en tiempos de Felpe U (1548-1598), Valladolid, 1998; y las qxntaciones contenidas en P. FER-NNDEZ ALBALADEJO, J. MARTNEZ MILLN y V. PINTO CRESPO (coods.)., PolUica,Religin e Inquisicin en la Espcma Moderna. Hanenege a Joaqun Prez Villanueva, Madrid, 1996. "F. CHACN JIMNEZ., "La Historia de la Familia. Debates Metodolgicos y problemas conceptuales". Revista Internacional de Sociologa,11 (1995) pp. 5-20; "Hacia una nueva definicin de la estructura social en la Espaa del Antiguo Rgimen a travs de la &niilia y las relaciones de parentesco", Historia Social, 21 (1995-b) pp. 75-104; 'Tropuestas tericas y organizacin social desde la historia de la Familia en la Esifia Moderna", Studia Histrica. Historia Moderna,18 (1998) pp. 17-28; M. BERTRAND., "Du bon usage des solidantes. tude du &cteur &milial dans l'administration des finances de Nouvelle-Eq)agne, XVUe-XVme sicle", R. DESOMON, J-F. SCHAUB y B. VINCENT (dirs.;., Les figures de l'administrateur:institutions, rseaux, pouvoirs en Espagne, en France et en Portugal,16-19, Pars, 1997, R) . 43-58; J-P. DEDIEU y CL WINDLER., "La &milia Una clave para entender la historia poltica?. El ejen^lo de la Espafia Moderna", Studia Histrica.Historia Moderna,18 (1998) pp. 201-236; J. HERNNDEZ FRANCO., "Elreencuentro entre historia social e historia poltica en tomo a las &milias de poder. Notas y seguimimto a travs de la historiografiasobre la Castilla moderna", ibid, pp. 179-200; X. ANTN PELAYO., "Ccaiqxvtamientosfe-miliaies y actitudes culturales durante la poca moderna", ibid,p^. 67-103; im ejenq>lo corq^rativoen M SEGALEN, "Les FamiUes en France revisites: prente. Mmoire et groi^>es sociaux", French Histrica! Studies, XVin-2 (1993) pp. 552-565. ' ' J-P. DEDIEU., "Un ^jfooche'fine' de la prosopogrsqjhie", en R. DESCIMON, J-F. SCHAUB y B. VINCENT (dirs.).. Les figures de l'administrateur:institutions.rseaux, pouvoirs en Espagne,en France et en Portugal, 16e-19', lo sobre la evolucin polMca de los seoros en el artculo de E. SORIA MESA., "La nq>tura del orden jurisdiccional en la Castilla de los Austrias", F. J. GUILLAMN LVAREZ y J. J. RUIZIBEZ., Lo coi^ictivo ylo consensual en Castilla Sociedad y poder poltico (1521-1715), ap. cit, pp. 439-460, asi como en otros trabajos antenoies; sobre la gestin poltica de un seoro en concreto sirven los ejen^los de D.GARCA HERNN., Aristocracia yseoro en la Espaade Fel^U.LaCasa de Arcos, Granada, 1999; J. M. VALENCIA RODRGUEZ., Seores de la tierra.Patrimonio yrentas de la casa de Feria (si-glos XVI y XVII),Jariz de la Vera, 2000. Para una ^oximacin a los mltiples niveles que las diversas administraciones desarrollan en el siglo XVQI y cmo su evolucin determina la propia construccin de la dominacin monrquica vid. Ch. WINDLER., lites Locales, seores,reformistas. Redes clientelares y Mo-narqua hacia finales del antiguo Rgimen, Sevilla, 1997; dem., "Cunteles royales et dinteles seigneuria-les vers la fin de l'Ancien Rgime. Un dossier e^agnol". rmales HSS, nm. 2 (1997) pp. 293-319. "N. LE ROUX., "Nobility and PoMcalCholee during the League,1585-1594: Le Case of Qaude de La Chatre", French History,vol.8, nm.1 (1994) pp. 34-50; Lefaveur du ro. Mignons et courtisans au tenps des derniersValois (vers 1547- vers 1589), 2000; P. MOLAS RIBALTA., "El marqus d'Aitona a la guerra de Swxssi", Butllet de la Societat Catalana dEstudis Histories, Ja (2000)j ^.51-59. "J. J. GARCA HOURCADE y J. J. RUIZ IBAEZ., "Un poder simbitico: la articulacin de los lazos de dqiendaicia entre la Corona y los Mediadores, Murcia ss. XVI-XVIT', en F. J. GUILLAMN LVAREZ y J. J. RUIZ IBEZ., op. cit., pp. 401-438, vid., nota 1. "G. LEMEUNER., "Centralisme et autonomie lcale. La guerre prrve dans VEspagpe Modeme. Un exem-ple murcien". Les lites Locales et l'tat dans lEspagne Modeme XVI-XJXsicle, Pars, 1993, pp. 313-326 y "El rgimen seorial en cuestii: De los enentamientos antiguos a la tacha por la tierra en los seoros del Reino de Murcia (s. XVI-XVIH)", Murgetana, 88 (1994) pp. 25-52; J. HERNNDEZ FRANCO., Cultu-ra ylimpieza de sangre en la Espaa Moderna.Pntate Sanguinis, Murcia,1996;"Trayectoria social de 230 Estaeconomadelespaciotextualdarunmayorprotagonismoalaatencindadaalos agentessocialesque,ocupandopuestosinstitucionalesoproclamandoposicionespersona-les, actuaron como mediadores en la prctica ms all o paralelamente al marco formal. Hay quedecirtambinquedentrodelosmltiplesnivelesdemediacinnoscentraremosen aquellos ms visibles por su implicacin en la poltica fiscal, sin que ello quiera decir que se olvidaladecisivafimcinqueotroscanalesdedominacin-representacin-notablemente las instituciones eclesisticas- tuvieron en su articulacin y evolucin^**. Como sabemos, el rey -supremo dador de gracia- estaba en el centro del propiosistema, pero la existencia interrelacionadade mltiples nivelesde decisin administrativa haca que la obtencin de la gracia o merced buscada no pasara necesariamente por la va institucional construida ad hoc. Dignidades, espacios, palabras y personas constitua el medio a travs del que unsistema de dominacinse articulaba. Evidentemente no podemos hablar de una con-fusindel mbito de lo pbUco y lo privado, sin caer en un cierto presentismo. La compleji-dad del funcionamientode la administracin regia haca que si bien se denunciara la corrup-cinadministrativa^^sudefinicinnoenglobabatodaslasformasderelacinquedefini-ramosahoracomotal,dadoquelaadministracinestabaintegradaenlasociedady lgi-camentededignidadpersonal,queseanteponaaldeigualdadadministrativa.La justicia distributiva,en consecuencia,slo se poda ejercerdesde el conocimientode lasdignidades diferenciales,yenconsecuencialavisibihdaddeesadignidad(deesederechoaquese hiciera justicia) pasabaa primer plano^. Si el rey careca de medios institucionalessatis&c-torios parahacerlepresenteesederechoera necesario por partede lossubditosmostrarla dignidadyla justiciadesuscausas,informarensumayparaelloactivaresosmediosde relacin. En sentido inverso una parte de la poblacin, que poda asumir discursos prximos a los emmciadosdesde la Corte, tendra la funcinde asegurar su percepcin, ms o menos con^leta, por la poblacin. En el fondoestamos hablando de un proceso de traduccin entre una &milia conversa: losSantesteva-Lara. Del enq)iiiamiento a kamdena",A. MESTRE SANCHS y E. GIMNEZ LPEZ(eds.).. Disidencias yexiliosen la Espaa Moderna,Alicante,1997, pp.179-192; J. HERNNDEZ FRANCO y V. MONTOJO MONTOJO., "Cultura del honor, liiiaje)atrny movilidad so-cial en Cartagena durante los siglos XVI y XVIT', Hispania, vol. LID, nm.185 (1995) pp. 1009-1030; V. MONTOJO MONTOJO y J. HERNNDEZ FRANCO., 'Tatronazgo real y femilias urbanas: nportanen-tos de poder (CartagMia, siglos XVl-XVIO)", F. CHACN JIMNEZ y J. HERNNDEZ FRANCO (eds.).. Familia, poderosos yoligarquas.Murcia, 2001, pp. 81-92; J. HERNNDEZ FRANCO y J. F. JIMNEZ ALCZAR., "Estado, aristocracia y oligarquas mbanas en el Reino de Murcia. Un punto de flexin en tomo a las Comunidades de Castilla", Chronica Nova,23 (1996) pp. 171-187; E. SORIA MESA., "La nobleza de Lorca en la Edad Moderna: un gnqx> de poder en continua formacin", A6irgetana,97 (1998) pp. 121-135; S. MOLINA PUCHE., "Bandos y bandolerismosen la Yecla del siglo XVff',Yakka.Revista de Estudios Teclaos,8 (1997-1998) pp. 31-39 y "i^aoximacin a la nobleza yeclana: el siglo XVIT,Yakka,9 (1999) pp. 39-48; J.C. DOMNGUEZ NAFRA., "La nobleza del Reino de Murcia", en C. IGLESIAS (dir.).. Las noblezas espaolas. Reinos yseoros en la Edad Moderna,Madrid,1999, 102-144; J. GONZLEZ CAS-TAO., "Los limites de la autoridad: resistencia poltica y bandos en el Reino de Murcia en la^>oca de Felipe n", Felipe Uyel Mediterrneo, Madrid, 1999, , H>. 425-442; M. T. LPEZ GARCA., El oficio de regidor y su ejercicio en Murcia en el ltimo tercio del siglo XV (1665-1700), Murcia, 1999. ^ A. IRIGOYEN LPEZ., Entre el Cielo yla Tierra, entre la familia yla Institucin.El cabildo de la Cate-dral de Murcia en el siglo XVH, Murcia, 2001; J. J. RU BEZ., "La Iglesia en la dominaci&i Mcmrqui-ca. Murcia 1600-1650". Carthaginensia, vol. XH nm. 21/22 (1996) pp. 325-338. ^' Vid los trabajos de B. CRCELES DE GEA., Fraude y administracin fiscal en Castilla. La Comisin de Millones (1632-1658), Madri41993; Reforma y fraude fiscalen el reinado de Carlos U. La Sala deMllo-nes (1658-1700). Madrid,1995 y 2000. ^Este tema viene atrayendo la atencin de los historiadores en las ltimas dos dcadas, recordar el artculo deB.CRCELESDEGEA.,"LajusticiadistributivaenelsigloXVII(Aproximaci&ipoltico-constitucional",Chronica Nova, nm14 (1984-1985) pp. 93-122. 231 el lenguaje cortesano y el popular, lo que nos Ueva, necesariamente, a no dejar de ver algu-nas semejanzas entre la actuacin de estos individuos y la de los misioneros en la Amrica Hispnica^^.Pero,desdeluego, estamos hablandode im proceso dinmico, y lo vamos a estudiarcomotal,paraversilapropialgicacumulativadedisponerdemediospara presentardemandas regias y la bsqueda de un incremento fiscal por la Monarquafacilit la construccin de unas bases para su evolucin administrativa en el siglo XVn. 2.Amistad y clientelismo: servir al rey en la Corte. Acudir a la Corte y mantener las redes de relacin personal e institucional en ella era una vieja prctica de las instituciones en la Europa tardomedieval y moderna^*; tradicin que se hizo ms urgente conformela Corona ociq)aba mayores parcelas de poder o se desplegaba ms y ms su naturaleza arbitral. El desarrollo institucional y biirocrtico de la administra-cin regia y ladesaparicin-por inoperatividad-del recurso a la presenciaen persona del monarca, conformaronlosdos&ctoresque leotorgaranese carctereminentede centro difusordecultura polticay de gracia,en modo alguno excluyentecon otrosespacios de socializacin. Era en la Corte donde se e^qiresaba racionalmente las urgencias fiscales que los subditos deban prestar y donde la legitimidad del soberano poda hacer realidad -a tra-vs del ejercicio de la justicia distributiva- las pretensiones de honores o cargos con los que protagonizar un ascenso social o desarrollar una carrera dedicada al servicio real^'. Sin em-bado, el universo cortesano tenia sus reglas, sus procedimientos y, quizs ms importante, sus relacionesinformalesdesarrolladasen mbitos parainstitucionales; el xito de la peti-cin o consultaen los diversasdependencias palaciegas dependa en muchos casos de las influenciascon que se contase en el entramado polisinodial (ministros, consejeros, secreta-rios o confesores), aquello que revistiese de peculiaridad un memorial entre la totalidad de los dirigidos por las distintas vas posibles al monarca. ^Sobre los debates en tomo a los mitotes y aieitos en el Mxico del siglo XVI vid. S. ALBERRO., El guila V la Cne.Orgenes religiosos de la conciencia criolla, siglos XVI-Xm,Mxico, 1999, pp. 40ss. ^T. WATSON., Triendsat Court: The Cotrespondence of liie Lyon City Council, c.1525-1575", French History, voL 12, nm. 3 (1999) pp. 280-303. ^Cualquier estudio sobie la Corte tiene en la obra de N. ELIAS., La sociedad cortesana, Mxico, 1982, un primer refeentedificUde vadeai^del mismo modo, remitimosa A. LVAREZ-OSSORIO ALVARIO., ''La Corte: un eq>acio abierto para la historia social", La Historia social en Espaa. Madrid,1991, pp. 247-260; X. GIL PUJOL., "Culturas polticas y clases dirigentes regionales en la formacin del Estado Moderno: un balance y varias cuestiones". Les lites locales et l'Etat dans l'Espagne modeme. XVT-XEC Sicle,ap. cit, ipp.171-192; A, M HESPANHA., "La Corte", en La Gracia del derecho. Economa de la cultura en la Edad Moderna, Madrid, 1993, pp. 177-201; F. BENIGNO., La sombra del rey. Validos ylucha poltica en la Espcma del siglo Xm,Madrid,1994, pp. 9-36; J. MARTNEZ MILLN (ed.)., La Corte de Felipe U, Ma-drid,1994; y F. BOUZA., "Servir de lejos. Imgenes y e^acos del Cursus Honontm cortesano de la Espafla de los Austrias", Europa: proyecciones y percepciones histricas. Salamanca, 1997, pp. 71-85; asimismo, las publicaciones sobre este tema en los recientes congresos sobre Carlos V y Felipe IL WAA., La Corte.Cen-tro del poder. Las Sociedades ibricas yel mar afnalesdel siglo XVI, Madri41998 y J. MARTNEZ MI-LLN (dir.).. La Corte de Carlos V, Madrid, 2000. No obstante, el carcter de distribuidora de mercedes de las princq>ales cortes eun^>eas se con^letaba con la emitida por los representantes provinciales a sus cliente-las, caso de los gobemadmes de Miln que ha sefSalado A. LVAREZ-OSSORIO ALVARIO., Mlnyel legado deFelipeU.Gobemadoresy corte provincial en la Lombardia de los Austrias, Mad, 2001. ^Indiquemos en este sentido P. SCHIERA., "Legittimit, discqilina, istituzioni: tre presupposti per la nasci-tadeUo Stato modono",Origini dello Stato. Processi diformazionestatale in Italia fra medioevoed et moderna. Bolonia,1994, pp. 17-48. Tambin A. LVAREZ-OSSORIO ALVARIO., "El arte de medrar en lacorte:rey,noblezayelcdigo delhonor",en F. CHACNJIMNEZ yJ.HERNNDEZFRANCO (eds.)., Familia, poderosos y oligarquas, ap. cit., H>. 39-60. 232 El tradicionaliostrumentode canalizacinde las relaciones ciudad-Corona-los procura-dores de las ciudades castellanas con voto^'- pasara a depender desde1665 a los correspon-dientes regimientos, los cuales se erigiran en su conjunto en los interlocutores directos de la Corona. El desempeo corporativode esta privilegiada posicin en el enlraioado de domi-nacin monrquicase traducira,con especial intensidad para sus integrantes de voz y voto, enlasubsiguientecontraprestacindespusdecadaprorrogacindelservicioeconmico msinportante,elde Millones^. Ala mediacin deiure de los procuradores,se afiadala laborderepresentacinenlavillamadrileadelagentedelaciudad^",figurapermanente encargadadelagestinordinariadelosinteresesadministrativos,alquesesuperponaen cuestionesextraordinariasenviadosespeciales^ ^Laeleccinde agentenoderivabade una prctica poltica neutral sino que vena dada por las discusiones que en el seno de los conce-joscastellanos tenanlugar como consecuenciade la existencia de grupos de presin ms o menosinstitucionalizadosconintereseslocalescontrapuestosoanq>aradosbajocualquier clase de relaciones de dependencia^^. Pero si de intereses particulares se trataba, el nombramiento de procuradoresse multipli-cabae, incluso, la presenciaen la Corte se haca inprescindible. Aunque a la mismaatfani-nistracinordinariade la Corona no le era ajenocumplircon la gestin de pretensionesin-dividualesen instancias cortesanas^^, cuando se tratabade un poderoso local la marcha a la "F. J. GUILLAMN LVAREZ, J. J. RUIZ IBEZ y J. J. GARCA HOURCADE., La Corona y los representantes delreinodeMurcia(1590-1640):necesidadnegociacin, beneficio(orgenes de la representacin parlamentaria regional). Murcia,1995, y J. I. PORTEA PREZ., "Las ciudades, las Cortes y el problema de la lepreseatacinpolticaen la CastillaModerna", Imgenes de la diversidad.Elmundo urbano en la Corona de Castilla (S. XVI-XVm),p. cit, pp. 421-445. ^' I. A. A.THOMPSON.,"El final de las Cortes de Castilla", Revista de las Cortes Generales,nm. 8 (1986) H>. 43-66; y J. L. CASTELLANO., Las Cortes de Castilla y su Diputacin (1621-1789).Entrepac-tismoy absolutismo, Madrid, 1990, R). 69-84. ^' Sobre este servicio, J. I. ANDRS UCENDO., Lafiscalidad en Castilla en el siglo XVIL Los Servicios de Millones,1601-1700, Bilbao,1999; del mismo, "Hacienda, economa y estabilidad social en la Castilla del siglo XVn", en F. J. GUILLAMN LVAREZ y J. J. RUIBEZ., Lo conflictivo ylo consensual en Castilla.Sociedad y poder poltico (1521-1715), op. cit, ^ .57-78. Las mercedes concedidas a los c^itula-res por sus votos en la primera mitad del siglo en F. J. GUILLAMN LVAREZ, J. J. RUIBEZ y J. J. GARCA-HOURCADE, c^. cit., 81ss; para concesiones posteriores vid. AMM. CR 1679-1682, Madrid, l-VI-1680: Copia de la carta escrita por el seor don Juan Tern del Consejo de Su Majestad(...) dando aviso de las mercedes que el Rey nuestro seor ha hecho a esta ciudad por haber dado su consentimiento para la prorrogacin de Millones; as como en 1685, CR 1683-1688, Madrid,12-Xn-1685; y1697, CR1698-1700, Madrid, 16-X-1698. ' F. J. GUILLAMN, L J. RU IBEZ y J. L GARCA-HOURCADE., op. cit, 50ss. Para su actuacin a fines de siglo, vid por ejemplo AMM, leg. 3760, sn: Madrid, 3-VII-1700: el agente a la chidad, acerca del pleito suscitado por el reciente villazgo del lugar de Fuente lamo y su peticin de derogaciiL As, siguiendo con el ejen^lode la antraior nota, en el pleito para anular la exencin del higar de Fuente lamo actu en la corte -no desinteresadamente- el regidor y gran propietario don Pedro Fontes Carrillo de Albornoz, AMM. AC 1695, AO 21-VI-1695. "Su eleccin en las dos ltimas dcadas puede en AMM. AC 1686, AAOO 13-IV, 23-V y 8-X-1686: elec-cin de don Bernab Martnez como agente por enfermedad de Domingo Zoco, decisin en la que intervirae el prt^io marqus de los Vle^ AC 1693, AO lO-X-1693: eleccin de don Antonio Belvis del Castillo; o AC 1705, AO lO-ni-1705: votacin para agente pero se mantiene al mismo despus de once aos de servicio a la ciudad. "Tras la prorrogacin de millones de 1691, el corregidor don Femando de Cea y Cdtoha se ofieci a dar quenta al Rey Nro. S". para que en la justa rremuneraz". que se promette de su R. grandeza e^)imenten quan de la R.gratitud es esta conzesion (...), AMM. AC1691, AE 12-m-1691: votacito. Del mismo nw-do, el gobernador de Cartagena, don Antonio de Heredia y Bazn, presentara los servicios del regida y ca-pitn don Alonso Hernndez Reillo -acudi primero a la defensa de Cartagena en 1691 CMI una coo^aa 233 Corte se mostraba cada vez ms cotidiana. All activaba una difusared de relaciones, con-formada a partir de la adicin de factores como el cUentelismo, la amistad, el parentesco o el paisanaje. As, en 1694 don Antonio Belvs del Castillo, agente de la ciudad de Murcia en Madrid, informabaenlaasiduacorrespondenciacon elconcejosobresus entrevistas con don Carlos Ramrezde Arellano -presidentedel consejode Castilla-, el Condestabley el duque de Montalto acerca de .168-172. ^* PxtT. de Meca, Inquino, fie miembro del Consejo de Inquisicin y presidente de Hacienda oitre1687 y 1691, AGS. QC, leg. 21, ams. 1243 y1247: Madrid, lO-VI-1687: nombramiento en el gobierno del Car la ivesidencia de Castilla en la dcada de los noventa del seiscientos y al que lleg a denominrsele protector de este Reyno, AMM. AC 1693, AO 8-VIO-I 693; don Antonio Ferro Camalla, regidor de Mur-cia, ocup desde1680 una plaza en la Comisin de Millones, por loque obtuvo una distincin de gentil homtve de Cmara, AMM. AC 1697, AO 2-111-1697; don Juan Ciafio de Montenegro desen^wfiaba el cargo 234 con evidentes intereses en el territorio murciano, que les llevarla a cunq>lir con la fundnde intermediariosante lasdiversasinstanciascortesanas en bastantesde las solicitudesformu-ladas por naturales de este reino de la Corona castellana. Sus particulares carreras burocrti-caslespodanconvertirenportadoresdeundiscursoregastaantesusconnaturales,al mismo tiempo que les procuraban sus servicios en la Corte. Un ejenq>lo, de los muchos que podriansacarseacolacin,es elprotagonizadoporPrezde Meca, presidentedelconsejo de Hacienday usufructuariode una in^rtantered de solidaridades; gracias a su c^italso-cial fueposible que la poblacinde la aldea de Nerpio, dependientede la vUla de Yeste en el interior del reino de Murcia, alcanzase en escasas semanas su privilegio de villazgo frente al largo y tormentoso pleito que tuvieron que sostener los vecinos de la otra aldea de Bullas en su parecidointentodelograr una lucrativaindependencia;entre amboscasos ladiferen-ciabsicamenteresidaeneldesigualpesodelrelacionescortesanasmovilizadas^'.Una efectividadde la que tanqxKO debi sustraerse la propia capital del reino en decisiones con-cernientes a sus deudas fiscales, al procurar cuidar un prolongado contacto formal con estos valedores ante la Corona"**. Tal laborde patronazgose joixtapona a la posicin hegemnicadel marqus de los V-lez, adelantado y cq>itn mayor del reino. Aunque la capacidad de representacin de la Casa Fajardoen el corazn de la Monarqua de los Habsburgo databa desde la primera mitad del siglo XVI,el ltimo marqus, don Femando Joaqun Fajardoy Toledo, potenciaraesta fe-ceta ^factorde mercedes''^complementaraa sus prvativas funcionesmilitares; su cursas honorum en la administracin de Carlos n-gobernador de Oran, virrey en Cerdea y apo-es, consejerodeEstado, superintendentegeneralde Hacienday presidentedelConsejode Indias-, lefacultabapara presentarsecomo un referentecortesano de la sociedadmurciana desecretario realyayudantedecmara deCarlos II quesimultaneabacon eloficioderegidor deMurcia, adems de estar unido al poderoso linaje Fontes de Albornoz por su matrimonio con dofia Juana Loyola Fcm-tes yRiquelme.AGS.QC,leg.25,fols.920-925: Madrid, 23-III-1653: ncHotnamienlo deSecretariodeSu Majestad;ydonAlonsoFajardo yRoda,enq)arentadocondestacadoslinajesmurcianos,eca caballerode Caktiavaymayordomodela Reina madre Mariana, AHPM, protocolo1884,escribanoSdnstinde Pifia, Murcia, 4-V-1684: poder del regidor don Francisco de Roda "para que conparezca ante el nuncio enE^afia y ponga demanda de nulidad de su matrimonio con doa Jacinta de Caas Silba y Castillo". En el memorial presentado por los vecinos de Nerpiose adjuntaba una carta dedon Gins Prez de Meca dirigidaalpresidentedelConsejodeCastillaenlaquee}q>resaba queIico a V.S. sesirba de patrocinarle para hazerme mrd de forma que lainterposicin de V.S. &cilite esta gracia, que sera para mi de particular reccnocimiento, como lo {Hocurare acreditar en los enrieosqV.S.medieredesuservicioa cuyaobedienciametioieconsegura voluntad,AGS.CC,leg 1511,sn: Madrid,14-VI-1688:la poblacinde Nerpio; la carta lleva fecha de11de junioyla escritura de villazgo de 28 de junio de ese mismo ao. ^AMM,leg.3714, sn: Madrid,13-XII-1687: don Gins Prez de Meca a la ciudad respondioidoa sufelici-tacindelasPascuas,otra,fechadaenMadridel27dedicieiid>re de1688conelmismo {^opsito yuna tercera en contestacin por la felicitacin por su nomteuniento como presidente del Craisejo de Hacienda en la que deseaba (...) tener muchas ocasiones delSeib. y agrado de Vs. en que e:q>erimeDte las veras con que procurareobedecertecunq>liendoconelcarioyobligacinq.professoaVs.,Madrid,7-VI-1687:dcm Gins Prez de Meca a la ciudad. *'Conesteconcepto-quepreferimosaldebrokeracuadoporS.KETTERING.,Patrons,Brokers.and ClientsinSeventeenth-CenturyFrance,Qrford-NewYoik,1986,esp.R) .157-165,y"PatTMiageiii Eariy Modem France",cp. cit,yReptado posteriormente por la histraiografiae^>afiola-,queremosreferimosa aquellos mediadoreso patnmes en la corte, miembros destacados de la administracin regia o;^ de la aristo-cracia, que enplearonsus influenciasdentro delas instanciascortesanas para lactmsecuciitedelas {weten-sioneshonorficasdesuspropiasclientelasterritorialescomoparticularmtrafnestacinasusservicios; S(*re estetrmino, J. D.MUOZRODRGUEZ., Damusut des. Losserviciosdela ciudaddeMurciaala Corona a finales delsigloXVn,Tesina de licenciatura indita. Universidad de Murcia, 2001, pp. 126-131. 235 del ltimo tercio del siglo XVET . Mas los beneficiariosde esta mediacin no slo se cir-cunscribiran a sus antiguas clientelas regncolas, sino que tambin sera empleada esta va por otros miembros de instituciones locales demandantes de la gracia real*^ lo que no deja-ba de reflejaruna progresiva devaluacin de su espacio de poder que pretenda ser evitada con un intento de ampliacin de sus vnculos de reciprocidad con la poblaciiL Por ltimo, tampoco debemos olvidar la capacidad de movilizacin de recursos que en el caso de la ciudad portuaria de Cartagena podan protagonizar las nutridas comunidades de comerciantese^ctranjeros.En concreto, genoveses y franceses lograran conformaren esta puerta de Castilla al Mediterrneo im activo enclave de sus intereses mercantiles que Uega-riana defender incluso mediante la red consular qae amparaba la rudimentaria organizacin diplomtica*^. A pesar de que la Corte se traduca en un espacio privilegiado de relacin, segua resul-tando muy lejana para la mayor parte de la poblacin. De hecho, la propia hegemona de la Monarqua se articulariasobre sta a travs de mltiples y enormemente complejos meca-nismosde interiorizacin,coactiva o voluntaria, de esa dominacin. Piezasfundamentales en esos engranajes resultaran aquellos individuos que "tradujeran" las demandas regias, que las hicieran inteligibles dentro de las variadas concepciones diferencialesque de la Monar-qua poda tener el ComiL 3.Servir al rey en latierra. La crisis de las expectativas de poder del marqus de Los Vlez en el reino de Murcia en las primeras dcadas del XVII se debi a una hipertrofiade la capacidad negociadora de la oUgarqua capitalina apoyada en un reforzamientode su posicin como agente provincial y se escenificen el combate feroz entre el gran patrono nobiliario con la propia capital res-^^ El mismo concejo murciano pondra e^ecial celo en el trato cotidiano con la que era, y consideraba, pri-meracasa deeste Reino; entreotros, felicitacin porsu nombramientocomo presidente delConsejode Indias, AMM. AC1685, AO 20-XI-1685; preocupacin por su enfermedad y mejora, AMM. AC1685, AE 24 y 29-XII-1685; sotee la muerte de su madre y su primera esposa, AMM. AC 1686, AO 1-1 y 7-Vn-1686; o felicitacin por sunuevo matrimonio con doa Isabel de Ayala Fajardo, hija del conde de Ayala, AMM. AC1687, AO 4-11-1687; relacin que era a su vez correspondida: la Vn marquesa de los Vlez, dofia Mara Teresa Fajardoescribira en una de sus cartas que siq)Uco a V.S. me &cilite con rq>etidos enq)leos de su agrado las ocasiones de ejercitarla(ando ayudantas de sargento mayor ^.ej., Pedro Hernndez Negrillo, soldado y cabo de la Ar-242 Tenemosque recordarque como frontera militar permanenteel reinode Murciaofreca unespacio en el que la valoracinde la experiencia blica era constante, por lo que sta te-nia unclaro usosocial ms aU dela retricaa la horade valorar la dignidad personal: era rentable mantenerlay utilizarla. Deigual ft)rma, esta naturalezaespacial hacaquequienes haban servido profesionalmenteal rey, pudieran continuar esta fimcin desde su retiro pero enriqueciendo uncapital servicio que podra ser movilizado ulteriormente. Como losoficios militaresala postrelosotorgabaelConsejodeGiierra,el mantenimientode losdiscursos dedependenciacentralse haraentodo momento. Deigualforma,paraaquellas&miUas quej ^contaranconestaconcepcinde servicioensuidentidad-imaginariosurealizacin en las nuevas generacionesse poda trasmitir por el servicio al rey en el entramadodefensi-vo,que resultaba \m buen tran:^)o]n para adquirir experiencia y comenzarlos servicios per-sonales. Es el caso de la segunda y tercera generacinde los Aliaga en la ciudad de Murcia odelosdiversosagentesdelacasade Los Vlezque compatibilizaranelservicioenlas empresas de sus seores con el uso de cargos profesionaleso no sobre el territorio***. Sera dentro de este marco donde las concepciones mltiples de la defensade la Monar-quaydelosintereseslocaleshicierandelaspersonascone!q>erienciaprevialasidneas para ocuparsede laarticulacin no profesionalde la defensa.Parael gobiemocentraleran hombresde confianzaque habanadmitidola lgicade funcionamientode la Monarquay queestabanfamiliarizadoscon los procedimientosordinariosde defensa,parala poblacin eranindividuosconocidos(oalmenosfamiliarmenteubicables)cuyaposicinsocialles otorgabalasuficientedignidadparapoderejercerposiciones de mando, desdecabode es-cuadra a teniente de adelantado. En arnbos puntos de vista su experiencia multargarantizaba sus cuaUdades profesionales. A qu se podan dedicar estos agentes?. La respuesta es mltiple y procede de la propia naturalezadesufuncinde mediadoresenire unespacioy unasociedadlocalquecontaba unaspreocupacionesyunosinteresesparticularesyunamonarquapluriterritorialiimiersa en ima geoestrategia planetaria y con unas necesidades focalizadas. Sus campos de accin se definirancomoelespaciodeconfluenciadelosinteresesparticularesylasnecesidades generales. Su capacidad de interesar a la poblacin autctona en las demandas de la Monar-qua resultaevidenteenla utilizacinde estosveteranos -cuandoanestn realizandosus carreras-comoagentesreclutadoresdevoluntarios.Lapresenciadecapitanesmurcianos entre los oficialescon conducta ya la hemos constatado para la primera mitad del siglo\lo mada deSicilia y N^ l e s -oeste mismocargo -don AntonioColmenero Gmez, deqnis de bastantesafios enlosejrcitosde Catalua, Portugal eItalia-; tambin las dosconq)aiasde milicias de la ciudad tendran entre sus prirreros oficialesa veteranos-elcq)itn don FranciscoOliva del Real,elcapitn aaPedro Gas-cnRiquelmeoelalfrezdonJuan RamnMontesinos,quepresentaba21afiosdeservicios-;e,incluso, algunosdelosregidlesquemostrabanmayorq) oyoala polticarealyqueseeruxmtiabaninmersosen procesos de ascenso social, prestaron personalmente servicios en otras partes de la Mcmarquia, como don Gil Francisco de Molina y Juntn, que haba llegado a ser capitn de inmteria en Miln y durante la Guerra de Sucesin sera nombrado marqus de Beniel(1709) . No obstante, el reino mantuvo su carcter de receptor de veteranosforneosen algunos de los cargos de la administracin regia: quizs el ms destacado sea elcaste-llano deCartagena, don Gernimo Daz Tapia, que se ocMpaiia de la primera fiwtaleza del territmio durante casi veinteaos; vid. J. D.MUOZ RODUGUEZ.,. 108-113. '^ No se hace aqu un seguimiento pormenorizada de las acciones de los veteranos ni de la organizacin mili-tar defensiva de las localidades del reino de Murcia porque ya aparece en J. BLZQUEZ MIGUEL., ".^lor-tacin Yeclana a la defensa de las costas en el siglo XVIL milicianos y bandoleros", Yakka,4 (1992-1993) K). 41-48; A.GMEZ VIZCANO y V. MONTOJO MONTOJO., "El elemento humano en la defensa de Cartagena durante elsiglo XVI y principios delsi^oXVIT', La organizacinmilitar en os siglos XVI y XVn. Actas de las U Jomadas Nacionales de Historia Mlitar,Mlaga, 1993, pp. 317-328; J. J. RUIZIB-EZ., op. c,y el texto presentado a Le forc deiprinc^;y para las dos ltimas dcadas del siglo, J. D. MUOZ RODRGUEZ., op. cit, 90-112. 244 la justicia del servicio regio*^. Sus funciones simblicas se completaban por su naturaleza de intermediarios en los momentos en los que la administracin local deba entrar en contacto tangente con la militar. Era una cuestin de c^acidad de e7q)resin y entendimiento: as, si la ciudad mantena sus letrados en la Corte o en la Chancilleria por que se podan mover en la mismaculturaexpresivacapitalina** o judicialde sus interlocutores,cuando una tropa pasaba cerca de la ciudad o un capitn establecasu bandera en las casas de la misma, los miembros de las comisiones que deban pactar con el capitn para evitar desrdenes solan incluir a algn antiguo soldado, tanto por su participacin en la identidad del interlocutor, como por su dominio de las prcticas de extorsin que los reclutadores solan en^lear con la poblacin indgena. En suma, por que entenda el mismo idioma*'. Para realizar estas funcioneslos veteranos deban contar con ima fierte autoridad social hacia la poblacin y con la dignidad suficiente para que sus mritos militares fueran recono-cidos como justificadoresde una posicin hegemnica en la defensa. En ocasiones incluso el poder central deba intervenir para que stos se hicieran suficientementevisibles ante el intento de los poderosos locales por cooptar estos cargos militares como forma de promo-cin familiar*^.Si contar con los veteranos permiti al Consejo de Guerra imaginar que po-da disponer de unos agentes ms o menos leales a los que poda convertir en clientes direc-tos mediante la distribucinde oficioscomo las capitanas de milicias, para los poderosos c^italinos su existencia les daba un claro argumento por el que justificar la transformacin en su beneficio de la organizacin defensiva institucional As pues la imagen resultante es diversa, lo que no deja de resultar lgico si considera-mosquesuactuacinseinsertabadentrode estrategiasmltiples queincluan contactos, intereses y marcos fimiliares de accin y reproduccin cultural. Como sabemos para la mi-Ucia murciana,una vezconseguida una posicinlos veteranosdesarrollabanprocesos de nq>otismo que buscaban consolidar la dignidad personal adquirida en su entorno inmediato; esto poda significar que la administracin central pasaba a contar con una cUentela familiar '^ Caso del alfrez Toms Prez de Evia,en J. ALONSO DE ALMELA., "Reales exequias a la muerte de Felipe n", 11, esp. pp. 160-161; el teniente de las galeras de Eq)aa don Fadrique de Toledo y Osorio, en R. RIQUELME DE MONTALVO., "Reales exequias a Margarita de Austria", tie^.p. 238; don Pedro Cas-tro de Anaya, en A. ENRQUEZ., "Honras y obsequias a Felq 10", t. II, esp. pp. 246-250; o del regidor don Sebastin P6BZ de Tudela, P. CASTRO DE ANAYA., "Justa potica a Santa Lucia", t, eq). f^.324-325; todos en Justas ycertmenes poticos en Murcia(1600-1635), Murcia,1959. Estas encuentros poticos se prolongara durante todo el siglo -en ksegunda mitad de siglo tomara parte activa Salvador Jacinto Polo de Medina en las que se celebraron en el Palacio del marqus de Espinardo- e, incluso, se prolongara hasta las primeras dcadas del siglo XVHL Justa potica celebrada en el insigne colegio de la Compca de Jess (...) el dia 17 de noviembre del ao de 1727 en culto de S. Luis Gonzaga (...)por don Antonio de Rueda Marn, caballero de la orden de Santiago.Con licencia:en Murcia, porJaymeMesnier, Impresor ylibrero del Sr. Cardenal Belluga (...). "G. LEMEUNIER.,'Tafonsde parler.Sur les nonnessocialesde l'eqiression oale dansla Murcie du XVIIe sicle". Les traites de savoir-vivre en Espagneet au Portugal du Mxyen Age nosjours,Clermont-Ferrand, 1995, pp. 145-160. "J. J. RUIZIBAEZ., op. cit, p. 316. ' 'Se trata del debate sobre las cq)itanas parroquiales, un ejen^lo magnificoen si mismo de la durabilidad de la jurisdiccin en el Antiguo Rgimen (sobre este tema vid A. M. HESPANHA, "Dignitas nunquam mo-ritur* on a durabidadedo poder no Antigo Regne", en A. IGLESIAS FERREIROS (dir.).. Centralismo y Autonomismoen los siglos XVI y XVn.Homencgeal profesor Jess Lalinde Abada,Barcelcma,1989, pp. 445-455). Los regidores murcianos sienqjre haban deseado quitar a los jurados este tipo de cargos (J. J. RUIZ IBEZ., uso el paso de una so-cializacin ocasionala una socializacin estructural al implicarse stos cada vez ms en la formas ms estables de administracin directa del servicio personal al rey. El inicio de este cambio que ya se percibe en las localidades manchegas en1640, una transformacinque se recmdecer desde ese momento con la consolidacin de las formas coactivasde servicio militar*'. La juventud de los "veteranos" era una muestra del cambio sociolgico yde imagenque elserviciode armas al rey estabae^erimentando desde el momento en que ste era reclamado con carcter obligatorio. Es muy posible que esto supu-siera una fuertecrisis para la imagen de los veteranos que no hicieran carrera militar, una deflaccindel reconocimientosocial paralosque retomarande unaguerra que perda su naturaleza honorzante. En consecuencia, salvo para aquellos que s hubieran alcanzado po-siciones de relevanciaen el mando militar, la experienciaen el servicio profesionalal rey apenas si podra ser movilizada como elemento de posicin social, por lo que movilizar este discurso perdera gran parte de su atractivo entre quienes formaban parte de los estratos in-feriores de la sociedad. De esta forma, ante la no coincidencia de inters personal y discurso oficial su funcin como difusoresculturales se podra ver seriamente disminuida. Esto redu-cira el marco de estos veteranos como mediadores, restringiendo el carcter ms homog-neo que pudiera tener antes en trminos de eMsmo social. Proceso que tendra un siguiente m(Hnento en elsiglo XVmcuando el accesoa la oficialidadse restringieraformalmente ms y ms para la nobleza. 4. Conclusiones. Estos fenmenosque vemos evolucionaren el siglo XVII an se limitan a tendencias, aunque eso s, plenamente perceptibles para los contemporneos. La an embrionaria admi-nistracin burocrtica dependiente del poder central que deba gestionar el crecimientofis-cal de mediados de siglo iii;K>na la necesidadde utilizar los medios tradicionales de rela-cin clientelar entre la Corte y el territorio.Sin embargo, la aceleracin de este tipo de rela-ciones activ el cada vez ms urgente recurso a la gracia real y las cada vez ms presentes obligacionescontributivas, in^Uc cambios decisivos en las figuras de los intermediarios. En caso de los veteranos es elocuenteya que termin por tcanper el mecanismo por el que el antiguo combatiente actuaba de mediador ocasional. "J. J. RUIZIBEZ., op. cit, pp. 327ss y el trabajo presentado en Leforzedel Principe...donde se incluye un anlisis del cambio que la ndificacinde la edad de recluta si^mso; v. tambin, obviamente, el trabajo delLMACKAY. 246 A finales del siglo aunque fueradesde posiciones adquiridas desde posiciones locales, la pennanenciaen elservicio regio se haca necesaria por que era en ste, ante el evidente re-trocesorelativode lasinstitucionestradicionales, dnde se podaacumular elci^italservi-cio. Ciertamente esto significabaun cambio respecto a la administracinde principios de la centuria del Setecientos y en la prctica, desde la visin de los grupos subalternos, at ms a la poblacina la administracinque dependa de la Corona.La guerra deSucesin segura-mente marcaray consolidada muchos de esos cambios, que serian consagradoslegafanente por el gobierno de los Borbones. Noolvidemosquelos veteranosslo son imo de los muchosejemplosque podemos to-mar. El ejerciciode traduccindesarrollado porestos agentes tena un claro sentido inverso alque habanejercidolosqueintervenanante la Corte ylaChancilleria.Frentea unaac-tuacin ascendenteen la que un agente territorial tenia que demostrar su capacidad de asimi-larseaundiscursomayoritarioenesecentroadministrativo,elveterano(elsacerdote,el escribano...)seconvertaentraductordeesediscursohaciaelconjuntodelapoblacin. Frente a la necesidad de convencer haciendo visibles las demandas justas, el agente sobre el territoriocontabaconel recursodelcriterio mgico de autoridad y la invocacindelosar-canosdel poder(ademsdel recurso hipotticoa una coaccinlegtima). Pero peseaestas diferenciasambostiposdeagentes muestranla necesidaddelaadministracinenelsiglo XVna recurrira traductoresocasionales que consolidansu posicinsocial medianteel uso interesadodeestamcin.Laexistenciadeunaburocraciaespecializadaenestafuncin sustituira mso menos a estos agentes. Pero para que esta se pudiera desarrollar haban te-nido unafuncindecisiva lastransformacionesjrevias delgruposocial que habaactuado comonegociador.Incluirsedirectamenteenlaadministracinreal eraima nuevaformade definirelabsolutismo;unaformaque no nacaslo de unasreformasconcretasenfechas concretas, sino de la deriva y del juego muy conplejoy nada imidireccional de los intereses mltiplesde xma sociedadesencialmente viva y de \aaMonarqxia que se transformabacon-tinuamente. 247