Rudolf Steiner - Tres Conferencias Fundamentales

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    Rudolf Steiner

    TTRREESS CCOONNFFEERREENNCCIIAASSFFUUNNDDAAMMEENNTTAALLEESS

    Digitalizacin y ArreglosBIBLIOTECA UPASIKAColeccin Antroposofa

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    Rudolf Steiner Tres Conferencias Fundamentales

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    TRES CONFERENCIASFUNDAMENTALES

    Las Almas de los Pueblos y el Misterio del GlgotaDie Volkerseelen Und Das Misterium Von Golgatha

    Berln, 30 de Marzo de 1918Pgina 3

    La Octava Esfera, Los EIohim, Lucifer, Ahriman y ElPrincipio Crstico

    Die Verantwortung Des Menschen Fur Die Weltentwickelung, Durch

    Seinen Geistigen Zusammenhang Mit Dem Erdenplaneten Und Der

    Sternenwelt

    Tomo No. 203 de la Edicin Completa de las Obras de Rudolf SteinerDornach, 11 de Marzo de 1921

    Pgina 15.

    Imagen Csmica de los ArcngelesArchangeloi - Imagination

    Dornach, 13 de Octubre de 1923 1984Pgina 25.

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    LAS ALMAS DE LOS PUEBLOSY EL MISTERIO DEL GOLGOTA

    En las ltimas conferencias hemos hablado de la manera cmo el almahumana puede fijar su posicin frente a los mundos suprasensibles, y cmoella misma puede trabajar para fortalecer esta relacin. Por consiguiente,tambin se comprender que, por el otro lado, ciertamente es verdad que el ser

    humano, como tal, depende, en cierto modo, de todo el universo, de todo sumundo circundante. En realidad, la vida humana se desarrolla entre estas doscosas: la libre determinacin de su relacin con el mundo suprasensible y ladependencia del mundo circundante, de todo el universo. Esto se debeprincipalmente al hecho de que entr el nacimiento y la muerte, el hombrevive dentro de un determinado cuerpo fsico. Examinaremos ahora (y en lasprximas conferencias) una parte de esta dependencia del universo desde unpunto de vista que en el presente - durante la primera guerra mundial - puededecir mucho al alma humana.

    Por el estudio de la ciencia espiritual se llega a ver claramente que toda

    nuestra Tierraes, en cierto modo, un gran ser viviente, y que nosotros mismossomos los miembros constitutivos de este gran ser viviente. En diversasconferencias anteriores ya hemos hablado de los distintos fenmenos de lavida de este ser viviente, nuestra Tierra. Esta vida se manifiesta de la manerams variada; una de ellas consiste en determinadas relaciones entre losdistintos territorios y el hombre que los habita. As como, por un lado, elgnero humano forma una unidad, as tambin es verdad que las distintaspoblaciones que habitan las distintas partes de la Tierra, difieren entre s,segn territorios, y que dependen de stos, no solamente segn todas las

    fuerzas de que se ocupan la ciencia natural exterior y la geografa, sinotambin de muchas fuerzas enigmticas, las que actan en los distintosterritorios. Ciertamente, existen ntimas relaciones -ajenas a la superficialidadde la ciencia natural- entre el hombre y el suelo en que vive, la parte de laTierra en que l ha nacido. Esto se evidencia por el hecho de que talesrelaciones se van formando, aunque no en el curso de breves perodos, pero sdentro de cierto tiempo histrico. Por ejemplo, es posible notarlo por elcambio que se produce en los europeos que emigran y se establecen enAmrica; si bien el tiempo de colonizacin europea en Amrica es todava

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    demasiado breve como para verificar dicho cambio, ste, no obstante, se nota

    claramente. La configuracin de los europeos en Amrica cambia, aunque noinmediatamente, pero, visiblemente, en la sucesin de las generaciones. Por laforma de sus brazos y manos e incluso del rostro, los europeos en cierto modose tornan parecidos a los indios antiguos, adquieren, con el tiempo, laspeculiaridades de los antiguos indios.

    Estos fenmenos nos indican, exteriormente, que existen ciertasrelaciones entre el gran organismo de la Tierra y sus partes o miembros, o sea,las distintas poblaciones. Sabemos que el hombre, como habitante de la Tierra,se vincula con entidades suprasensibles, las entidades de las jerarquassuperiores. Sabemos que elalma del pueblo no es aquella cosa abstracta de la

    cual suelen hablar los materialistas, sino que el Alma del Pueblo pertenece ala jerarqua de los Arcngeles. El Alma del Pueblo es una entidad real que encierto modo configura la vida del hombre terrenal. En general, el ser humanoconstantemente se halla vinculado con las ms diversas entidades de las

    jerarquas superiores; y esos vnculos vamos a tratarlos desde determinadospuntos de vista, ya que no es posible hablar de semejantes cosas sino desdeciertos puntos de vista.

    Para enfocar correctamente esta contemplacin, hay que tener presenteque para la observacin cientfico-espiritual realmente no existe en el mundo

    lo que el pensar materialista llama materia; pues se trata de algo que ante laexacta observacin es, en realidad, espritu. A menudo lo he explicadomediante una comparacin: Cuando el agua se congela, se transforma enhielo y tiene un aspecto bien distinto. Hielo es hielo; agua es agita; noobstante, es cierto que el hielo tambin es agua, aunque de otro aspecto. Lomismo, aproximadamente, ocurre con lo que se llama materia: es esprituen otras condiciones; es espritu transformado, tal como el agua se transformaen hielo. Es por ello que en la ciencia espiritual nos referimos a lo espiritual,incluso en los casos en que hablamos de procesos materiales. En todas partesse halla el espritu que est actuando, y el hecho de que el espritu activo

    tambin se manifiesta en los procesos materiales, significa que se trata de unaapariencia especial del espritu. Pero siempre es espritu que acta, de modoque, incluso cuando hablamos de fenmenos tpicamente materiales, nosreferimos, en realidad, al espritu activo que se manifiesta en ciertos camposcomo procesos ms o menos materiales.

    En el organismo humano constantemente se producen procesosmateriales los que, en realidad, son procesos espirituales. El hombre come:introduce en su propio organismo substancias del mundo externo; substancias

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    slidas que se licuan son introducidas en el organismo humano, en el cual se

    transforman. El organismo humano se compone de las ms diversassubstancias que l acoge del mundo circundante; pero no slo las recibe, sinoque en l pasan por un determinado proceso. El calor propio estcondicionado por el calor acogido y por los procesos a que esas substanciasson expuestas en nuestro organismo. Respiramos. Con el aliento inhalamos eloxgeno. Pero esto no es lo nico, sino que, por el hecho de que nuestroproceso respiratorio nos une con lo que sucede en la atmsfera exterior,participamos de los ritmos del mundo circundante: nuestro propio ritmo formaparte del ritmo de todo el universo. Esto se evidencia hasta en una relacinnumrica. Resulta pues que existe una determinada relacin entre los procesos

    rtmicos de nuestro propio organismo y las condiciones reinantes en tornonuestro. Por medio de estos procesos y fenmenos que tienen lugar porque losprocesos de la naturaleza exterior se propagan y siguen actuando en nuestroorganismo, ocurre, efectivamente, que se producen los efectos que elAlma del

    Pueblo ejerce sobre cada ser humano. En el inhalar del oxgeno vive loespiritual, y en este inhalar del oxgeno puede vivir el Espritu del Pueblo. Elcomer no es simplemente comer, sino que en nuestro organismo lassubstancias son transformadas; y este proceso material es, a la vez, un procesoespiritual en que el Espritu del Pueblo puede vivir. Esta vida del Espritu del

    Pueblo no es nada abstracto, sino que en nuestro diario quehacer y en lo que seproduce en nuestro organismo, se manifiesta dicha vida. Los procesosmateriales son, a la vez, expresin de un obrar espiritual. El Espritu delPueblo tiene que tomar este camino ms largo, quiere decir penetrar ennosotros a travs del aliento y la nutricin.

    En este sentido, los distintos Espritus de los Pueblos obran sobre elhombre de distinta manera, y de ello depende la distinta caracterstica de cadapueblo. El carcter de cada pueblo depende del respectivo Espritu del Pueblo.Si lo examinamos por medio de la ciencia espiritual, llegamos al siguienteresultado:

    El hombre respira, y as se halla en relacin permanente con laatmsfera en torno suyo: la aspira y la expira. Cuando, en un caso dado, elEspritu del Pueblo, segn la configuracin del territorio y otras condicionesde distinta ndole, elige el rodeo a travs de la respiracin, produciendo as laconfiguracin caracterstica del respectivo pueblo, podemos decir que elEspritu del Pueblo obra sobre ese pueblo por medio del aire. Esto ocurreefectivamente y de un modo especfico, en aquellos pueblos que en el curso dela historia habitaron o habitan lapennsula itlica. En este territorio es el aire

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    que forma la base para el obrar del Espritu del Pueblo sobre el hombre. Dicho

    de otro modo: el aire de Italia es el medio por el cual el Espritu del Puebloobra sobre la poblacin de la pennsula itlica, configurando, precisamente, elpueblo italiano o, en su tiempo, el pueblo romano, etc. Por los caminos dela ciencia espiritual encontramos, as, los fundamentos espirituales de losefectos aparentemente materiales.

    Preguntemos ahora: Cul es el medio que cada Espritu de Pueblo eligeen otros territorios con el fin de dar expresin a las respectivasconfiguraciones tnicas?. En los pueblos que habitaron o que habitan elterritorio que hoy es Francia, el Espritu del Pueblo obra por medio delelemento lquido, por todo aquello que, como lquido, no slo penetra sino

    tambin acta en nuestro cuerpo. Por la caracterstica de lo que como lquidoinfluye y acta en el organismo, vibra y obra el Espritu del Pueblo; de talmanera, determin y determina el carcter de los pueblos que habitaron ohabitan ahora el territorio de Francia.

    Empero, todo esto no se comprender en todo su alcance si esta relacindel hombre con su mundo circundante se considera desde un slo punto devista, pues esto conducira a un criterio unilateral de la cuestin. Hay quetomar en cuenta lo que he dicho en otras oportunidades: el hombre es un serde dos procesos distintos entre s: uno que pertenece a la cabeza y el otro que

    es de las dems partes del organismo. En realidad, la influencia de la cualacabo de hablar con respecto a los pueblos italiano y francs, produce suefecto sobre el organismo con excepcin de la cabeza, y de la cabeza emanaotra influencia distinta. Slo por la conjuncin de los dos efectos, el queproviene de la cabeza y el otro de las dems partes del organismo, se producela influencia completa que luego se manifiesta en el carcter del pueblo. Por lainfluencia de las dems partes del organismo, se neutraliza, en cierto modo, elefecto que proviene de la cabeza. De modo que se podra decir: Con lo que elhabitante de Italia respira con el aliento, o sea, con lo que por la respiracininfluye sobre el organismo con excepcin de la cabeza, se une la influencia

    que proviene de la cabeza, la configuracin delsistema nervioso de la cabezaen su diferenciacin espiritual, esto es, en cuanto el hombre es organismonervioso humano de la cabeza.

    En Francia ocurre algo distinto. Lo que en el organismo obra comoritmo, son dos ritmos distintos, uno para todo el organismo y otro distinto parala cabeza. La cabeza tiene su ritmo propio. Si en Italia es la actividad de losnervios de la cabeza que se une con el efecto del aire, en Francia, en cambio,es el movimiento rtmico de la cabeza, el vibrar del ritmo de la cabeza que se

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    une con el efecto de lo lquido del organismo. De estas dos maneras se

    configura el carcter de uno y otro pueblo por la conjuncin de laspropiedades en la cabeza con lo que el Espritu del Pueblo contribuye desde elmundo circundante.

    De lo que antecede se ve claramente: si estas cosas se observanmediante la ciencia espiritual, se puede estudiar lo que el organismo de laTierra nos presenta como sus miembros en los distintos territorios.Efectivamente, si todo esto no se tomara en consideracin, la humanidad nollegara a comprender la especfica configuracin de las distintas partes denuestra Tierra.

    Preguntemos ahora cmo se configura el carcter del pueblo britnico.

    As como el Espritu del Pueblo italiano obra a travs del aire y el del pueblofrancs a travs de lo acuoso, el Espritu del Pueblo britnico, a su vez, obra atravs de todo lo trreo, principalmente de lasaly sus composiciones dentrodel organismo. Lo principal reside en lo slido. El elemento lquido acta enel carcter del pueblo francs; en la naturaleza britnica, en cambio, acta elelemento densificante y el salino, en todo lo que por el aliento y la nutricinentra en el organismo. Esto produce la configuracin peculiar del carcter delpueblo britnico. Pero tambin en este caso hay algo que desde la cabezaneutraliza lo que proviene del mundo circundante. As como hay ritmo tanto

    en una parte del organismo como asimismo en la cabeza, hay, por otra parte,digestin, metabolismo en aquellas partes del organismo e igualmente en lacabeza. La manera de cmo la cabeza lleva a cabo su metabolismo se une enel organismo con el elemento salino; y esto da el carcter del pueblo britnico:lo terreo en combinacin con el metabolismo de la cabeza. Dicho de otromodo: al obrar el Alma del Pueblo a travs del elemento salino, recibe, desdela cabeza, el efecto del especfico metabolismo de sta. Las metamorfosis ensus aspectos peculiares en el actuar de las Almas de los Pueblos, nos permitenestudiar la caracterstica de los distintos pueblos.

    Preguntemos, adems, qu se nos presenta ms hacia el Oeste.

    Condiciones distintas encontramos en el americanismo: all acta unelemento subterrneo. As como en la naturaleza del pueblo britnico lotenemos que ver con lo terreo y lo salino, acta, por otra parte, un elementosub-trreo, algo que vibra bajo la superficie de la tierra, y que influyeparticularmente sobre el organismo. En el carcter del pueblo americano, elEspritu del Pueblo acta principalmente a travs de las corrientes magnticasy elctricas subterrneas, y hacia ello fluye, desde la cabeza, algo queneutraliza la influencia de las corrientes magnticas y elctricas subterrneas:

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    a ello se enfrenta lo que irradia desde la voluntad humana. He aqu la

    particularidad del carcter del pueblo americano. El carcter del pueblobritnico, principalmente depende del elemento terreo, en cuanto el hombre loacoge en su organismo, donde entra en correlacin con el metabolismo de lacabeza. En el hombre americano, por otra parte, es la voluntad que semanifiesta en este pueblo y se une con algo que sube desde lo subterrneo,para acuar el carcter del pueblo americano. Esto se relaciona con otro hechomuy importante: Con respecto a toda su personalidad libre, el hombre slopuede relacionarse con el elemento sobreterrenal y hasta la superficie de latierra. En cambio, si lo subterrneo influye en lo que tiene que ver con elAlma del Pueblo, resulta que esta alma no se desenvuelve libremente en l,

    sino que el hombre, en cierto modo, se halla poseso del Alma del Pueblo.Ya en otra oportunidad me he referido a que el americano, aunque diga lomismo que un hombre de la Europa Central, esto no es, de modo alguno, lomismo. Por ejemplo: en Hermn Grimm (1828-1901) se ve que l, comohombre, ha conquistado todo lo que dice; Woodrow Wilson (1856-1924) encambio, como hombre, se halla poseso. Cuando en nuestros tiempos dos otres personas dicen lo mismo, los dems lo juzgan por su contenido,abstractamente. Pero puede suceder que dos personas digan exactamente lomismo, empleando las mismas palabras; slo que uno lo dice como algo

    conquistado por su alma; el otro, en cambio, puede haberlo recibido porobsesin. Muchas veces, el contenido no es lo esencial, sino el grado en que lodicho ha sido conquistado por el almapropia, en vez de haberlo recibido porobsesin. Esto es lo importante, ya que hoy en da slo se tiene aficin a loabstracto. Sobre algo escrito por Hermn Grimm se puede poner el nombre deWoodrow Wilson y viceversa; pero esto no es lo que importa. Lo de HermnGrimm ha sido encontrado por su trabajo; en Woodrow Wilson hay algo deobsesin, penetrado en l a travs de entidades subterrneas. Todo esto puedeconocerse objetivamente, sin emociones y sin pasiones.

    Cercando, por ahora, Alemania, dirigimos la mirada hacia el Este.

    Contemplando el ser caracterstico de la poblacin del Este que slo paso apaso, surgiendo desde el caos, relucir en su verdadero ser, se nos presenta allun cuadro singular. As como el Espritu del Pueblo italiano obra a travs delaire, el del pueblo francs por el agua, en el caso del ingls por lo terreo, y delamericano por el elemento subterrneo, vemos que el Espritu del Pueblo rusoo eslavo obra a travs de la luz; obra, efectivamente, en la luz vibrante. Ycuando, a su debido tiempo, la futura poblacin del Este se habr desprendidode sus envolturas embrionales, se ver que en el Este de Europa la manera de

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    obrar del Espritu del Pueblo es algo totalmente distinto de la que se observa

    en el Oeste. Pues, si bien debo decir que el Espritu del Pueblo obra a travs dela luz, lo curioso es que obra no directamente a travs de la luz vibrante, sinode tal modo que la luz primero penetra en el suelo, y desde el suelo esreflejada. Resulta, pues, que en el hombre ruso, el Espritu del Pueblo se sirvepara su obrar de la luz reflejada que desde el suelo se eleva. Sin embargo, noejerce su efecto sobre el organismo sino sobre la cabeza, sobre el modo depensar y sentir, esto es sobre la manera de desarrollar las ideas, lossentimientos, etc. Esta manera de obrar del Espritu del Pueblo es,precisamente, opuesta a la del Oeste donde ejerce su efecto sobre las demspartes del organismo, unindose con lo que proviene de la cabeza. En el Este,

    el Espritu del Pueblo se sirve de la luz reflejada desde el suelo; y estoprincipalmente ejerce su efecto sobre la cabeza. La retroaccin, en este caso,proviene de las dems partes del organismo, principalmente del corazn; yesto ejerce su efecto sobre la cabeza, modificando lo que de ella proviene.Actualmente, todo esto se halla todava en estado catico, en sus envolturasembrionales. Es el ritmo respiratorioel que de la manera descripta ejerce suefecto sobre la cabeza, neutralizando lo que por medio de la luz proviene delEspritu del Pueblo. Estas condiciones del Este europeo las encontramos, anen mayor medida, en el Este asitico, con la particularidad de que, en parte, el

    Espritu del Pueblo obra por medio de la luz penetrada y reflejada del suelo, yproduciendo su efecto sobre la cabeza; o bien, obra a travs de lo que ya no esluz y no es visible : la armona de las esferas, la que vibra por todo el universoy que, para la humanidad espiritual del Este asitico, equivale a un obrar delEspritu del Pueblo. Este obra directamente por la armona de las esferas, peroreflejada por la tierra y ejerciendo su efecto sobre la cabeza. Esto, a su vez, seencuentra con el ritmo respiratorio, y en ello reside el secreto de que en elOriente los buscadores del espritu siempre se han dedicado al desarrollo de larespiracin con el fin de vincularse con el espritu. Si estudiamos lo que es

    yoga, vemos que se dedica a un desarrollo especial de la respiracin; y esto se

    basa en que el hombre como miembro de toda la humanidad - no comoindividuo - trata de encontrar la espiritualidad a travs del Espritu del Pueblo;es decir por la manera realmente fundamentada dentro del carcter de supueblo. Cuanto ms hacia el Este vamos, tanto ms lo encontramos. -Naturalmente, esto podra verificarse por un cierto perfeccionamiento de losefectos respectivos, pero tambin por fenmenos de degeneracin en cuanto alcarcter del pueblo. Hay pueblos y hasta razas enteras en que se evidencianestas aberraciones. Se producen, por ejemplo, irregularidades, falta de

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    armona, al encontrarse los efectos sobre la cabeza con los efectos sobre las

    dems partes del organismo.Finalmente preguntemos; Qu condiciones existen para los pueblos dela Europa Central?. Estamos hablando de condiciones geogrficas, por locual no nos referimos a Europa Central en sentido poltico-social. Tampocohe tratado el problema desde el punto de vista de razas, sino que se trata, comose puede ver, de condiciones geogrfico-espirituales. Hablamos, pues, deEuropa Central a la que Francia e Italia no pertenecen. As como en otrosterritorios el carcter del pueblo se forma a travs del aire, del agua, de losalino, etc. es, por otra parte, la peculiaridad que en Europa Central el Almadel Pueblo obra, en forma directa, a travs del calor. En Europa Central el

    Espritu del Pueblo obra a travs del medio del calor. Pero esto no ocurre poruna norma absolutamente fija, sino que puede realizarse en forma individual.

    Puede haber personas en las cuales el obrar del Espritu del Pueblo semanifiesta de distinta manera, una vez a travs de las dems partes delorganismo, en otro caso sobre la cabeza; tambin puede ser que la diferenciase produzca, o porque el calor proviene de la atmsfera exterior, o por losalimentos, o tambin por la respiracin. Todo esto es el medio por el cual obrael Espritu del Pueblo. Aqu, la retroaccin tambin se produce a travs del

    calor; resulta pues que en Europa Central tenemos el calor en sus efectos

    externos como medio para el Espritu del Pueblo, y este calor se une con elcalor propio que proviene de lo interno del organismo. Lo que en elorganismo, por el obrar del Espritu del Pueblo acta como calor, se une con elcalor propio de la cabeza; en cambio, si ese obrar tiene lugar por el calor de lacabeza, se le une el calor de las dems partes del organismo. Calor obraconjuntamente con calor; y este obrar depende principalmente del grado devivacidad de la actividad de los sentidos, o ms bien directamente de lafacultad perceptiva. El hombre de espritu activo, el que con amor observa lascosas en torno suyo, desarrolla calor propio. El sentir y vivir con todo lodems, con el corazn y el ojo abiertos para el mundo circundante, esto es lo

    que va al encuentro del calor que obra por el Espritu del Pueblo, de modo quecalor se une con calor. Esto es lo peculiar de la manera de obrar del Espritudel Pueblo en Europa Central; y mucho del carcter del pueblo proviene deello, por la ntima afinidad de calor y calor. En las dems maneras de obrar nohay semejante afinidad: ni de la voluntad con lo elctrico, ni de lo salino conel metabolismo de la cabeza, ni tampoco entre los dems elementosanteriormente citados. Pero el carcter centro-europeo, producido por el obrardel calor, se manifiesta tambin en que se es capaz de adaptarse ms o menos

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    a todo. (No queremos dar ningn juicio apreciativo, sino simplemente

    caracterizar; de modo que cada uno puede tomarlo como quiere: como virtud ocomo defecto.) Calor con calor: da flexibilidad, plasticidad, facultad paraadaptarse a todo, incluso a los caracteres de otros pueblos. Ciertamente, siestudiamos la historia veremos que los distintos pueblos germanos seasimilaron a otros, adaptndose a los elementos ajenos. Esto justifica lo queacabo de relatar.

    Adems, todo lo expuesto tambin explica con toda claridad el enormecontraste del oriente asitico con el occidente americano. Pues podemos decir:la luz e incluso lo que se halla en un nivel ms alto que la luz, lo etreo, sonlos elementos de los cuales el Alma del Pueblo se sirve en el Este, con el fin

    de obrar sobre el hombre, si bien se trata de luz reflejada por la tierra; en elOeste, en cambio, es el elemento subterrneo, lo que se halla bajo la tierra.Esto nos conduce profundamente a la vida orgnico-anmica de todo elorganismo de nuestra Tierra, conjuntamente con la humanidad. No lo digo conla intencin de lesionar a ninguna parte de la poblacin terrestre, ni de halagara otra. No obstante, es verdad: en el Oriente hay olas que se dirigen hacia loespiritual; en el Oeste, ms bien pesadez que ata al hombre a la tierra. (Cadauno puede preguntarse si esto concuerda con el carcter del puebloamericano). El hombre se asemeja, se adapta a las condiciones terrestres, no

    de golpe, por supuesto, sino en el curso de la vida y de las generaciones. Ascomo en nuestro organismo fsico, nunca podr formarse un rgano en el sitiode otro, as tampoco se formarn buenos yoguis en Amrica. Puede habertrasplantes de caracteres al igual que toda clase de plantas pueden cultivarseen invernculos. Pero lo que importa son las condiciones naturales de laevolucin. La biologa segn la ciencia natural de ningn modo podr explicarlas condiciones que prevalecen en los distintos territorios; esto slo es posiblesi consultamos el obrar de las Almas de los Pueblos, tal como acabo deexponerlo. As veremos cmo lo invisible se manifiesta en lo visible.

    Ahora bien, si contemplamos que el hombre se halla sometido a lo que

    obra en las distintas partes de la Tierra, podemos sentirnos oprimidos por laidea de cunto el hombre depende de potencias vinculadas con el territorio enque su karma le ha colocado en una determinada encarnacin. Naturalmente,depende de su karma el que haya sido colocado en tal lugar. De todos modos,las condiciones que acabo de caracterizar pueden sentirse opresivas, y loopresivo aumentar si nuestro entendimiento no abarca todos los aspectos.Principalmente, si nos remontamos a los tiempos antiguos veremos que lareferida dependencia ha sido an mayor y tanto ms la humanidad se ha

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    diversificado en los distintos territorios. No obstante, la evolucin de la Tierra

    ya lleva en s misma la posibilidad de que el hombre llegue a superar esadependencia, no en su configuracin exterior, pero s en su vida interior.Qu es lo que debera suceder, o bien, qu podramos imaginarnos

    como una posibilidad para que de alguna manera esa dependencia delterritorio quedase atenuada, y para que el hombre desde la necesidadcaracterizada pudiese elevarse a cierta libertad?.

    Para este fin, durante la evolucin de la humanidad tendra que habersucedido algo directamente contrario a dicha dependencia del hombre de suterritorio. Hemos hablado de todos los impulsos por los que el hombre aparecedependiente de su territorio, y digo: tambin tendra que haber sucedido algo

    contrario a esa dependencia, algo totalmente contrario a esas condiciones. Secomprender que de existir eso sobre la Tierra, lo totalmente contrario a todocuanto produce esa dependencia, conducira a neutralizar las condiciones aque nos hemos referido. Qu ha de ser eso?.

    Al principio de nuestra era aconteci el Misterio de Glgota. En elcurso de los aos hemos destacado muchas peculiaridades de este Misterio.Empero, si nos representamos tan slo una circunstancia generalmenteconocida, veremos que ya a travs de una cosa tan comn, este Misterio deGlgota se nos presenta como un hecho nico dentro de la evolucin terrestre.

    El Cristo Jess vivi en un pueblo de un bien determinado carcter como tal,un pueblo que todo lo que hace, lo realiza debido a un bien definido carctertnico. Empero, lo que acontece con el Cristo Jess, lo que se realiza a travsdel carcter del pueblo, el Misterio de Glgota, la muerte en la cruz delGlgota, es algo en total contraste con el carcter de este pueblo. Este pueblo,en el cual tiene lugar el Misterio de Glgota, ni lo acoge en su confesin nitampoco se declara en favor del Cristo Jess, personalmente, individualmente,sino que le mata, exclamando: crucifcale, crucifcale!. Acontece algo que nopuede estar destinado a un solo pueblo, algo que slo tiene sentido si loconsideramos contrario a lo que podra suceder a travs del carcter del

    pueblo, un acontecimiento que el pueblo mismo rechaza, anula, aniquila. Eneste hecho reside el secreto del Misterio de Glgota, y por ello no tiene uncarcter tnico, no surge del carcter del pueblo, sino que contradice todocuanto hemos caracterizado como dependencia del hombre del carcter delpueblo. Es un acontecimiento y una entidad que vive sobre la Tierra, entidadque nada tiene que ver con el carcter del pueblo, puesto que slo el hecho deque algo se destruye, el hecho de la muerte, tiene que ver con el carcter deeste pueblo. No tiene que ver con el carcter del pueblo judo, ni con el del

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    pueblo romano que all tambin est actuando. Los judos exclaman:

    crucifcale! y el romano no puede hallar culpa alguna en este hombre, quieredecir que no sabe qu hacer con lo que sucede. Todo se eleva por encima decuanto podra realizarse a travs del carcter del pueblo. Debido a ello, elMisterio de Glgota se convierte en un acontecimiento, el cual, si loexaminamos correctamente, resulta incomparable con cualquier otro.Ciertamente, en el curso de la historia siempre hubo mrtires; pero no los hubopor las causas del Misterio de Glgota. Cuanto ms profundamente se estudieel Misterio de Glgota, tanto ms se verificar que sobrevino, justamenteporque no tiene nada que ver con el carcter individual de un pueblo, sinoporque se vincula con toda la humanidad. Podemos pues resumir: tenemos,

    por un lado, aquel principio de la evolucin de la humanidad que acta de talmanera que crea las diferencias; pero una vez surge de lo diversificado algoque no pertenece a lo diferenciado, sino que posee su peculiaridad en el hechode ser independiente del carcter del pueblo. En esto reside el otro aspecto.Con el tiempo, se reconocer, cada vez ms, que lo esencial del Misterio deGlgota consiste en que, para comprenderlo, requiere una comprensinindividual. Cada vez ms claramente se ver que la evolucin terrestre, laevolucin de la humanidad pueden comprenderse de una u otra manera; elMisterio de Glgota, en cambio, se presenta por s solo: hay que

    comprenderlo como acontecimiento nico, y no es posible comprenderlo pormedio de otros hechos. Bsquese en cualquier campo de la evolucin de lahumanidad, como en esta conferencia hemos estudiado la esfera de las Almasde los Pueblos. Desde el principio de la humanidad sobre la Tierra, todo podrexplicarse en base al obrar de las Almas de los Pueblos, menos el Misterio deGlgota y lo que con l se vincula. Muchas veces lo he dicho: los telogoseruditos deben admitir que no es posible encontrar una prueba histrica parael Misterio de Glgota que permitira insertarlo en los hechos histricos, puesesto no es posible sin tener las pruebas correspondientes. El Misterio deGlgota ha de ser un acontecimiento singular suprasensible, sin prueba

    histrica. No lo reconocer nadie quien slo exija pruebas histricasmateriales. nicamente ejercer su justo efecto sobre quien se eleva a aceptaralgo como hecho histrico, sin que para ello existan pruebas. La evolucinproseguir de tal manera que las pruebas exteriores para el Misterio deGlgota sern arrastradas por las corrientes. La crtica, las har desaparecer.Pero la comprensin espiritual de la evolucin de la humanidad lo haraparecer como el centro por el cual giran todos los acontecimientos sobre laTierra. Hay que concebirlo espiritualmente, incorporarlo al proceso histrico

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    espiritual de la humanidad. En ello reside su secreto. El hombre comprender

    cada vez ms claramente que no hay que buscar pruebas histricas, sino laposibilidad de comprender que aqu se requiere una comprensinsuprasensible de un acontecimiento que tuvo lugar sobre la Tierra fsica. Asel hombre ser capaz de comprender, en pleno sentido de la palabra, su propiarelacin con la evolucin histrica terrestre de la humanidad.

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    LA OCTAVA ESFERALOS ELOHIM, LUCIFER, AHRIMAN

    Y EL PRINCIPIO CRSTICO

    Al comienzo de esta conferencia, Rudolf Steiner informa sobre

    actividades antroposficas (conferencias y representaciones de euritmia)

    realizadas en Holanda, del 19 de Febrero hasta el 3 de Marzo de 1921; y

    luego expone lo que sigue.

    Lo que hoy deseo considerar, ha de ser un compendio de verdades quedesde distintos puntos de vista ya hemos expuesto, pero que siempre de nuevodeben contemplarse, si con toda la profundidad del conocimientoantroposfico queremos formarnos los impulsos para lo que en nuestro tiempoel obrar humano exige.

    Frecuentemente he hablado de las distintas corrientes que confluyenpara formar la totalidad del mundo en que el hombre se halla colocado y, alrespecto, conocemos los trminos: lo lucifrico, lo ahrimnico y lo que, encierto modo, constituye el estado de equilibrio de esas dos corrientes, y que secaracteriza adecuadamente cuando hablamos de la corriente de Cristo. Almisterio de estas tres corrientes, las de Lucifer, Ahrimn y Cristo, se ha dadoexpresin, como ustedes saben, en la escultura central del Goetheanum.

    Si consideramos al ser humano como formado por el conjunto de lasfuerzas del cosmos, podemos ver claramente que las referidas tres corrientesejercen sus influencias sobre l. Sabemos que en el ser humano es precisodistinguir: primero, lo que principalmente se nos presenta como laorganizacin ceflica, en la que esencialmente se concentra el sistema

    neurosensorio; segundo, el sistema rtmico que como parte ms importanteabarca el ritmo respiratorio y la circulacin sangunea, es decir, todos losprocesos rtmicos; tercero, la parte de la naturaleza humana exterior queconsiste en el sistema metablico, ntimamente relacionado con la funcin delsistema de los miembros corporales. Pero tambin sabemos que este aspectoternario del ser humano puede considerarse en sentido anmico; pues laorganizacin neurosensoria, o ceflica, es esencialmente portadora de todo loque abarca la facultad de la representacin, la vida pensante. La organizacin

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    rtmica es portadora de todo cuanto pertenece a la vida de los sentimientos; y

    la organizacin metablica es portadora de la vida volitiva.Empero, hay que tener presente lo que sigue: la clara conciencia diurna,la conciencia diurna plenamente iluminada, slo la tenemos por el sistemaneurosensorio, por la vida representativa que se desarrolla a travs del sistemaneurosensorio. El sistema rtmico, o bien, el torcico, es portador de la vida delos sentimientos. En esta parte cntrica del alma se desarrollan lossentimientos, con apoyo en el sistema rtmico. Esta vida de los sentimientos,como muchas veces se ha caracterizado, no est impregnada de la claraconciencia humana, como la tienen las representaciones. Considerandoobjetivamente la vida anmica humana, hemos de decir: el grado de claridad

    de la vida de los sentimientos no trasciende en intensidad la de los sueos;stos, si bien se desarrollan en imgenes, poseen el mismo grado deconciencia o inconsciencia que los sentimientos, con la diferencia de que stosy aqullos los experimentamos de distinta manera, ya que la vida de lossentimientos no se desenvuelve en imgenes sino en la esencialidad de loanmico que no llega a tomar contornos firmes como las imgenes. Lossueos, en cambio, se desarrollan en imgenes, a diferencia de lossentimientos. Sin embargo, entre ambos no hay diferencia en cuanto a laintensidad de conciencia. La vida volitiva, a su vez, la que corpreamente se

    apoya en el sistema del metabolismo y de los miembros corporales, se hallatotalmente sumida en la inconsciencia, al igual que el hombre lo est duranteel sueo, desde el dormirse hasta el despertarse. Con respecto a la vidavolitiva, el hombre en estado de vigilia es, en absoluto, un ser durmiente.Ejerciendo la voluntad, el hombre en realidad no percibe otra cosa que el

    resultadode su accin volitiva; y de este resultado se forma la representacin,al igual que l se representa lo dems. En cambio, la fuerza activa de lavoluntad, la vida anmica interior del querer, transcurre en el estado del sueoprofundo, mientras que en los sentimientos se vive soando.

    Pero consideremos ms exactamente esta vida volitiva, en su estado

    durmiente, o bien, su apoyo corpreo, la vida durmiente del metabolismo y losmiembros corporales. Pues hay que tomar en consideracin, que con todo suser, el hombre est situado no solamente dentro del mundo circundante fsiconatural, sino tambin en el mundo espiritual. No importa el grado deconciencia con que el hombre, en cualquier momento, se nos presente, lpertenece con todo su ser, al cosmos espiritual. Considerando entonces lavoluntad, podemos decir (vase el dibujo):

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    Si toda esta parte (blanco) es el cosmos espiritual (al que por ahora novoy a caracterizar ms detalladamente, pues de lo universal del cosmosespiritual slo puede considerarse en cada caso una parte), esta pequea parte(rojo) sera la que corresponde a nuestra vida volitiva, o bien la delmetabolismo y los miembros corpreos. De modo que, si nos figuramos lavida volitiva en su carcter anmico, con la vida corprea del metabolismo y

    los miembros del cuerpo, y si entonces preguntamos: En qu sentidopertenece esto al cosmos espiritual?, podemos tomar este dibujo comoexpresin de la relacin que existe con el cosmos espiritual; y se nos presentala pregunta: Qu es esta parte blanca? Sabemos que lo marcado como rojorepresenta anmicamente - la vida volitiva del hombre, o bien corpreamente - la vida del metabolismo con los miembros del cuerpo; peroQu es aquello a que dicha vida pertenece?. Voy a expresarlo de otro modo.Cuando consideramos algn rgano del cuerpo humano, por ejemplo elhgado, diremos; el hgado forma parte de todo el organismo y tienedeterminada importancia dentro de ste. De la misma manera, tratndose deun organismo gigante como lo es el organismo del universo, podemosconsiderar como un miembro de ste todo el sistema humano del metabolismocon los miembros corporales, o bien, el sistema de la voluntad. Y surge lapregunta: Cul es este gran organismo csmico dentro de cuyo seno se hallala vida volitiva del hombre, su vida metablico-corporal?.

    Resulta que aquello en cuyo seno se halla el ser humano en cuanto a sutercer sistema, es la vida csmica de las entidades espirituales que en la Bibliase llaman Elohim. Efectivamente, tal como nosotros vivimos en la Naturaleza

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    fsica, la que percibimos mediante los sentidos, as tambin con esta parte de

    nuestro ser, cuya actividad en realidad experimentamos en estado durmiente,participamos de la vida de los Elohim.Hablaremos ms detalladamente sobre estos hechos; por ahora me

    limito a caracterizarlos. Consideremos la vida de los Elohim dentro de todaevolucin csmica. Segn lo expuesto en mi libro La Ciencia Oculta, enbosquejo los Elohim son los Espritus de la Forma (Potestades) a cuyo gradoascendieron desde estados evolutivos anteriores. Remontndonos llegamos aleslabn evolutivo anterior, el csmico estado lunar, en que los Espritus de laForma fueron Principados. Si nos remontamos al estado evolutivo Sol, ellosfueron Arcngeles; en el estado evolutivo Saturno, ngeles. Quiere decir que

    a partir de entonces estos Espritus ascendieron hasta llegar al grado deElohim, o bien, de los Espritus de la Forma.

    Si ahora consideramos nuestro propio desarrollo, hemos de decirnos:nosotros tambin participamos de la evolucin, y podemos preguntar;Cundo llegaremos a la altura en que dichos Espritus se hallan ahora?.Habremos alcanzado esta altura despus de haber pasado por los estadosevolutivos de Jpiter, Venus y Vulcano y al haber llegado a lo que entoncesvendr. Sumando lo expuesto en mi Ciencia Oculta, resultan siete escalonesevolutivos sucesivos, los que tambin podran llamarse esferas evolutivas; y

    los Espritus de la Forma, los Elohim, han entrado en la octava esferaevolutiva.He aqu lo que caracteriza la posicin de los Elohim: al formarse la

    Tierra, haban llegado a aquel grado que para nosotros los hombres, debecaracterizarse como estado evolutivo de Vulcano. Entonces ascendieron a laoctava esfera. Se nos presenta pues, la pregunta csmica: Cmo hemos deconsiderar la evolucin del ser humano?. El hombre, tal como antes habapertenecido a la evolucin de los Elohim, estuvo destinado a permanecerdentro de esta evolucin perteneciendo a ella. Los Elohim cumplieron suevolucin a travs de los estados de Saturno, Sol, Luna, hasta el escaln que

    acabo de describir, y durante esta evolucin, como ella es descripta en miCiencia Oculta, siempre tuvieron en su seno al ser humano. Todo lo descritoen dicho libro estuvo en el seno de los Elohim. Esta descripcin est hecha deun modo parecido a cmo, por ejemplo, podran describirse los estadosevolutivos del hgado en el seno del hombre. As tambin se entiende que todala evolucin del hombre, tal como ha sido descripta, se llev a cabo en el senode los Elohim.

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    Estado Evolutivo

    Saturno 1 5Sol 2 6Luna 3 7Tierra (hombre) 4 8 (Elohim)Jpiter 5Venus 6Vulcano 7

    (hombre) 8

    Al formarse la Tierra, surgi la pregunta; Seguir el hombre comomiembro dependiente, dentro del magno organismo que ahora ascendi a suoctava esfera, el magno organismo csmico de los Elohim, o alcanzar lalibertad hacindose independiente?. Esta pregunta: Alcanzar el hombre laindependencia?. Encontr su respuesta por un hecho csmico bien definido.Hemos visto que con respecto a nuestro sistema volitivo, en sentido anmico, ynuestro sistema del metabolismo y los miembros, en sentido corpreo, somosparte de los Elohim y, como ya se ha dicho, dormimos. A este respecto, no nosapartamos, pero s nos apartamos con respecto a nuestro sistema ceflico.

    Debido a qu ocurri este apartarse?. Sucedi por el hecho de quedeterminadas entidades espirituales, las que, si hubieran progresadonormalmente tambin habranse convertido en Elohim; pero al no alcanzar elgrado de Elohim, quedaron retrasadas en el nivel de los Principados, o bien, delos Arcngeles. Se trata pues, de entidades quienes, de haber progresadonormalmente, tambin seran Elohim, pero quedaron retrasadas.Considerndolas en sentido oculto, estas entidades pertenecen a la mismaesfera a que tambin pertenecen los ngeles y los Arcngeles; sin embargo,no son de la misma naturaleza que los ngeles y los Arcngeles, o losPrincipados, sino que, en realidad, son de la caracterstica de los Elohim, los

    Espritus de la Forma, pero de desarrollo retrasado. Por esta razn fueron asituarse entre las huestes de los ngeles y los Arcngeles, y su actuar se ponede manifiesto dentro de esta misma esfera. Debido a ello, su actividad debilimitarse a influir, no sobre la totalidad del ser humano, ni sobre aquello queslo sobre la Tierra ha sido adquirido por el hombre, o sea el sistemametablico-corporal, sino que ejercen su influencia sobre el sistema ceflicodel hombre. De modo que ahora decimos: con respecto al sistema ceflico delhombre - como antipolo del sistema volitivo, o metablico, vase dibujo, parte

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    rosada- no acta el magno organismo csmico de los Elohim, sino que sobre

    este sistema ceflico ejercen su influencia los Elohim retrasados (ver dibujo,amarillo). Es la misma esfera en que tambin actan los ngeles, Arcngelesy Principados. Aquellas entidades, los Elohim retrasados, son los adversariosde los otros Elohim; stos desligaron al hombre de s mismos, pero nohubiesen podido darle libertad, puesto que su influencia va sobre la totalidaddel ser humano. En cambio, la influencia de los Espritus de la Formaretrasados se limita a la cabeza, y con ello le dieron al hombre el intelecto, lafacultad de la razn. Esencialmente, ellos son los espritus lucifricos y, comoresulta de lo expuesto, los que, en un nivel inferior, dan al hombre fuerza devoluntad: los Elohim dan la voluntad a todo el hombre, aqullos seres, slo a

    la cabeza. Sin esta influencia, la cabeza humana estara llena derepresentaciones, carentes de voluntad. Las representaciones no adquierenintelectualidad sino cuando, compenetradas de voluntad, se convierten enfuerza de discernimiento. Esto se debe a los referidos seres espirituales.

    Lo expuesto nos ensea, desde cierto punto de vista, que paracontemplar los contrastes csmicos, no corresponde servirse de conceptospedantescos. En cuanto a los espritus lucifricos, no se justifica mirarlos condesprecio, por encima del hombro; por el contrario, hay que tener presenteque se trata de espritus de jerarqua muy superior a la del hombre mismo.Mirndolo bien, son adversarios, no del hombre sino de los Elohim, por elhecho de que son entidades retrasadas, seres espirituales que se limitan a

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    influir sobre la cabeza humana. Es importante, considerarlo de esta manera.

    Si ahora nos representamos lo que, en realidad, estos espritusalcanzaran si tuviesen libertad de influir sobre la evolucin humana, hemosde decirnos: pues bien, al comienzo de la evolucin terrestre los Elohimascendieron a la dignidad que les es propia; aquellos otros quedaron retrasadosen niveles anteriores de la evolucin, por lo cual son portadores de lo queparticularmente se impregna al ser humano como fuerzas del pasado, es decir,de los estados evolutivos de Saturno, Sol y Luna; son portadores de lo que alhombre debe darse como lo proveniente de la sublime evolucin pasada, porla que el hombre ha pasado en aquellas tres metamorfosis de la evolucin.

    Considerando que por el haber quedado retrasados, oponindose en

    cierto sentido a lo que los Elohim se propusieron hacer en cuanto al desarrollodel hombre sobre la Tierra, tambin podemos caracterizar a aquellasentidades, en su relacin con el hombre, dicindonos: aquellos seresespirituales que en cierto sentido son Espritus de la Forma (Potestades), peroaparecen en el 'mundo espiritual conjuntamente con las huestes de losngeles, Arcngeles y Principados, impregnan al hombre todo cuanto trata deimpedir que l descienda a la plena existencia terrenal.

    Ellos quisieran retener al hombre en una esfera superior al reinomineral, y que el hombre quedase limitado a vivir dentro de las condiciones

    del brotar y crecer vegetal, de las de la vida animal y del mundo del hombremismo, sin que l descendiese al mundo muerto mineral. Principalmente, estosseres no tienen ninguna propensin a contribuir a que el hombre entre encontacto con todo cuanto tiene que ver con la tcnica; esto es algo que encierto modo les causa furor. Quisieran retener al hombre en una esferaespiritual, sin que descendiese a lo terrenal. Precisamente por ello sonadversarios de los Elohim, quienes a su tiempo densificaron al hombre,hacindolo polvo, como lo dice la Biblia, tirndolo abajo en el reino animal. Aello, por cierto, le debe el hombre su libertad. Pero a estos espritus quequieren que el hombre quede ajeno a lo terrenal, no les interesa la libertad que

    el hombre debe alcanzar dentro de lo terrenal.En cierto modo, los Elohim colocaron al hombre en el mundo terrestre

    mineral; pero esto condujo a que otros espritus tambin pudiesen intervenir.Hay que considerar en qu consiste la diferencia entre los espritus de loscuales ya he hablado y estos otros a que ahora he de referirme. Aqullos sehallan en la esfera de los ngeles, Arcngeles y Principados, los encontramosentre las huestes de estos espritus, y son ellos quienes confieren a la cabezahumana agilidad, sensatez vivaz, fantasa, actividad artstica, etc. Empero, por

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    el hecho de que el hombre ha sido empujado en el reino mineral y que los

    Elohim le han dado independencia; pero no la plena independencia, ya que elhombre vive en ella en forma durmiente en cuanto a la voluntad y el sistemametablico-corporal; debido a todo ello pueden intervenir otros espritus, losque, en cierto sentido, van metindose en la evolucin. Los espritusmencionados en primer lugar tomaron parte en la evolucin, pero dentro deella quedaron retrasados; no pudieron cumplirla, pero son Elohim retrasadosque en el cosmos estuvieron con los Elohim, slo que tratan de impedir que elhombre descienda enteramente a la Tierra. Pero l ha descendido a la Tierra,gracias a lo realizado por los Elohim. De afuera se introducen entonces otrosespritus. Los encontramos si dirigimos la mirada oculta sobre las entidades

    jerrquicas Querubines, Serafines, Tronos. Entre las que pertenecen a estacategora tambin hay algunas que quedaron retrasadas, las que no lograronalcanzar el grado evolutivo de esta jerarqua, sino que slo llegaron a serEspritus de la Sabidura (Dominaciones). Estas entidades espirituales semanifiestan de tal modo que se puede decir: ellas quisieran principiar en laTierra una creacin totalmente nueva; propiamente quisieran conservar lacaracterstica del hombre terrenal. Tal como por accin de los Elohim elhombre adquiri su forma corprea dentro del reino mineral, aquellasentidades quisieran tomarlo como un principio y, partiendo del mismo,

    proseguir la evolucin. Quisieran borrar toda la evolucin del pasado, como sidijesen: bah! el pasado poco nos importa; el hombre descendi al reinomineral, pues bien arranqumosle de los Elohim, quienes no nos hacen falta,y comencemos una nueva evolucin, con el hombre del reino mineral comoeslabn inicial, a partir del cual prosiga desenvolvindose!.

    Estas entidades son los seres ahrimnicos, quienes intentan borrar todoel pasado, dejando como nico resultado lo alcanzado por el hombre sobre laTierra.

    Lo expuesto nos hace ver que los Elohim estn en medio. Ellosquisieran enlazar el pasado con el futuro. Los espritus a que anteriormente me

    he referido quisieran que el hombre quede compenetrado de su sublimepasado, mientras que los otros espritus quisieran borrar todo el pasado, quitara los Elohim lo que es el hombre creado del polvo de la tierra, para hacer unnuevo principio, una nueva evolucin, partiendo de nuestra Tierra. Olvidarsede ese globo del cosmos, con Saturno, Sol y Luna, todo debera quedar sinimportancia para el hombre. Con la Tierra, que sera un nuevo Saturno,debera comenzar una nueva evolucin; despus vendra el Sol y lo dems.Esto representa el ideal de estas otras entidades; ellas invaden lo inconsciente

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    del hombre, la vida volitiva, la vida del metabolismo y de los miembros

    corporales. Son entidades espirituales de aquel gnero que trata de infundir alhombre un inters particular por todo lo mineral-mecnico y tcnico.Quisieran destruir todo cuanto de la Luna antigua ha venido a la Tierra, quedesapareciese el reino animal, el mundo fsico-humano, el reino vegetal y quedel reino mineral tan slo quedasen las leyes fsicas. Particularmente quisieranque el ser humano fuese sacado de la Tierra y que se formase un nuevoSaturno, un nuevo mundo enteramente formado de mquinas; y as debera -segn el ideal de ellas - seguir la evolucin. Su ideal en el campo cientficoexterior tiende a materializar y mecanizarlo todo.

    En lo religioso se nota claramente el contraste de estas dos fuerzas. En

    tiempos pasados -lo he expuesto en otras conferencias pronunciadas aqumismo - el hombre principalmente estuvo - expuesto a los espritus queejercen su influencia sobre la cabeza. En la filosofa de Platn, al referirse a laeternidad del alma humana, se hablaba singularmente de la existencia prenatal,es decir de lo que, en cierto modo, el hombre recuerda de su existenciaanterior. Empero, cuanto ms llegamos a la Edad Media, esto deja de imperarhasta que, finalmente, la Iglesia prohibi creer en la existencia prenatal; yahora lo considera como una hereja. Por un lado tenemos, pues, la propensinal conocimiento de la preexistencia; por el otro lado figura la Iglesia

    ahrimanizada que slo acepta la continuacin de la vida del hombre ms allde la muerte y meramente como resultado de su existencia terrenal.Esto se da como una profesin de fe: lo que el hombre experimenta aqu

    en su cuerpo fsico, lo lleva consigo por el portal de la muerte y sobre ello sualma, siempre de nuevo, echa la mirada retrospectiva. De modo que - en estesentido - toda la vida despus de la muerte meramente resulta ser lacontinuacin de lo que haba entre el nacimiento y la muerte: exactamente enconcordancia con las intenciones de los espritus ahrimnicos. Se trata,

    justamente, de las importantes preguntas que se presentan a la humanidad ennuestro tiempo: Persistir la humanidad en la creencia ahrimnica de que

    slo debera hablarse de una vida despus de la muerte, o volver a despertarla conciencia de la preexistencia y, adems, a enlazar la preexistencia con lapostexistencia; la conciencia de lo que, entre la una y la otra, se ofrece comoequilibrio?.

    He aqu lo que la ciencia espiritual tendr que buscar: el principiocrstico, el equilibrio entre lo lucifrico y lo ahrimnico; la preexistencia, porun lado y la postexistencia, por el otro. Las importantes preguntas del presenteexigen que la humanidad, despus de haberse abandonado durante un tiempo a

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    la creencia ahrimnica, de que slo existe la postexistencia, vuelva a agregar

    la conciencia, el conocimiento de la preexistencia, con el fin de llegar a lacomprensin de la humanidad en su plenitud.

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    IMAGEN CSMICA DE LOS ARCNGELES

    ltimamente hemos dibujado las cuatro imgenes csmicas que elhombre puede formarse como fruto de su ntimo vivir con la esencia de lasestaciones del ao. Para comprender al ser humano en cuanto a su posicin ysituacin en el mundo, es preciso contemplar el obrar en conjunto de lasfuerzas y esencialidades que se nos presentan en relacin con las entidadesarcanglicas a que nos hemos referido. Para comenzar quisiera decir losiguiente a ttulo de introduccin. Cuando se abre el corazn a las impresionesque por el aspecto de lo que vive en dichas entidades se producen, se presentaante el alma lo que en el transcurso de la evolucin se ha experimentado comouna repercusin de la antigua clarividencia instintiva, pero que hoy en dasuele mencionarse histricamente sin la debida comprensin. Verdaderospoetas u hombres de espritu con fuerzas de sentimiento, hacen suyas esasvoces prodigiosas que resuenan desde tiempos pasados, y las emplean paraexpresar lo ms sublime, lo ms grandioso. Pero ellos tampoco sonverdaderamente comprendidos. Maravillosamente resuenan, por ejemplo,

    palabras de la primera parte del Fausto, las que frecuentemente se citan, sinque en verdad se las comprenda. Son las palabras que Fausto exclama despusde haber abierto el Libro de Nostradamus y de haber contemplado el signo delMacrocosmos:

    Grandioso tejer que forma un todoactuando y viviendo en conjuntoFuerzas celestes que ascienden y desciendentraspasndose las cubetas de oro.Con alas fragantes de bendicindesde el cielo atraviesan la tierra.La armona de su resonarcunde por todo el universo.

    Una grandiosa imagen de la cual, quien conoce a Goethe, slo podrdecir que l la concibi con el sentir. Pues lo que Goethe a travs de susestudios habr encontrado para su sentir en viejas tradiciones, slo lotendremos enteramente ante el alma si contemplamos lo expuesto en las cuatro

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    grandes imgenes csmicas, la imagen-Otoo de Micael, la imagen-Navidad

    de Gabriel, la imagen-Pascua de Resurreccin de Rafael y la imagen-estival-San Juan del Arcngel Uriel.Referente a todas estas entidades, Gabriel, Rafael, Uriel, Micael,

    debiramos representarnos que las fuerzas respectivas irradian a travs delcosmos, y que estas fuerzas penetran en el ser humano para configurarle. A finde comprenderlo, hay que tomar en consideracin como - digamos - el hombreaparece dentro del cosmos, en sentido puramente material.

    A este respecto lamentablemente existe ahora muy poca comprensinpara lo que realmente rige. Podemos ver, por ejemplo, que por doquier enesferas de las ciencias naturales y en la medicina se describe que el hombre

    respira el oxgeno de la atmsfera y que en su organismo el carbono absorbe eloxgeno; este proceso es comparado con una combustin comn, dondetambin se combinan ciertas substancias materiales con el oxgeno del aire.Luego se llama directamente combustin lo que en el hombre sucede.

    Todo el proceso que tiene lugar en la sangre y que consiste en laabsorcin del oxgeno por el carbono, tambin se describe exteriormente comouna combustin, porque se ignora una cosa. Se ignora que todos los procesosy todas las substancias que fuera del organismo humano son tal o cual cosa, seconvierten en algo distinto desde el momento en que entran en dicho

    organismo.Quien habla de esta singular combinacin del carbono con el oxgenoen el organismo humano, considerndola como una combustin, est hablandocomo quien dice que no hace falta que en el organismo humano haya dospulmones vivientes, y que con dos piedras sera lo mismo. Se podran colgardos piedras en su lugar. Ms o menos del mismo modo habla quien se refiere ala combustin del carbono con el oxgeno en el organismo humano.

    Todo lo que exteriormente sucede en la Naturaleza, es distinto cuandopenetra en el hombre. Ningn proceso en el organismo humano es similar alrespectivo proceso en la Naturaleza.

    Lo que tenemos en la llama que arde, es fuego muerto. En cambio, loque al respecto tenemos en el organismo humano, es la llama con vida, lallama viviente de carcter anmico. Y la misma relacin que existe entre lapiedra y los pulmones, existe tambin entre la llama exterior y el proceso quetiene lugar en el organismo humano bajo la influencia de la vida, cuando elcarbono se combina con el oxgeno. Todo progreso espiritual de nuestrostiempos depende de que estas cosas se conciban de la justa manera. Si la salcomo sustancia exterior se toma con la comida, o si se come cualquier otra

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    cosa, albmina o lo que sea, la gente se imagina que dentro del organismo la

    sal y la albmina siguen siendo lo mismo que fuera del mismo. Pero no esverdad. Todo lo que entra en el organismo humano, cambia inmediatamente.Las fuerzas que producen este cambio emanan, de una manera bien definida,de aquellas entidades que hemos descrito en las cuatro imgenes csmicas.

    Representmonos la imagen que fue la ltima de las caracterizadas, laimagen de San Juan, donde Urielse halla arriba en las alturas, tejiendo en eloro solar, tejiendo su cuerpo de la luz dorada. Hay que imaginarle a Uriel, aslo he explicado, con los ojos que juzgan muy severamente, pues estos ojos sedirigen hacia la esfera cristalina de la tierra, observando cuan poco losdefectos humanos concuerdan con la abstracta, pero no por ello menos

    reluciente belleza de la cristalizacin que tiene lugar abajo en la esferacristalina de la tierra. Esto le da los ojos que juzgan severamente mirandohacia abajo y comparando los defectos humanos con lo que acta y vive en loscristales de la tierra.

    He explicado que la mirada de Uriel se traduce en un gesto monitoriocual una exigencia dirigida a los hombres exhortndolos, si ellos lo entienden,a transformar los defectos en virtudes. Pues arriba, dentro de las nubes,aparecen las hermosas imgenes tejidas del oro solar, representando todoaquello que los hombres realizan por sus virtudes.

    De la entidad que se debe dibujar de esta manera - no es posible hacerlode otro modo - de ella emanan fuerzas que actan y siguen actuando en el serhumano, pero de un modo singular. Lo que de esta manera explico, sucededurante el tiempo del solsticio de verano. Y ahora hemos de representarnosque esta entidad de Uriel no descansa, por decirlo as, sino que lleva a cabo unmajestuoso movimiento. Tiene que ser as, por cierto, pues cuando nosotros(del hemisferio septentrional) estamos en verano, es poca de invierno para elhemisferio opuesto de la tierra, y al invierno de nosotros corresponde elverano del hemisferio austral.

    Uriel se halla entonces en las alturas de aquel hemisferio, y en verdad

    tenemos que representarnos lo siguiente.Si esto (se dibuja) es la Tierra, aparece aqu Uriel durante nuestro

    tiempo estival, y despus l realiza un movimiento que al cabo de medio aole lleva al otro lado de la Tierra, cuando nosotros estaremos en el invierno. Entanto Uriel desciende o sea mientras sus fuerzas nos llegan en lneadescendiente, el verano se convierte para nosotros en invierno. Estamosentonces en el invierno, y Uriel se halla del otro lado. Mas la Tierra no impideque las fuerzas de Uriel lleguen a nosotros. Cuando Uriel se halla ah abajo

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    para los habitantes del otro hemisferio, sus fuerzas atraviesan la Tierra y

    llegan a nosotros. De manera que podemos decir: lo que de Uriel nos llegadirectamente de arriba hacia abajo para compenetrarnos del oro solar delverano, obra durante el tiempo de invierno atravesando la Tierra y penetrandoen nosotros desde el otro lado. Obra entonces en lnea ascendente, observa unacorriente ascendente. Si con el alma contemplamos lo que sucede en la pocade San Juan, en el tiempo del solsticio de verano, a travs de lo que laNaturaleza obra en el hombre - pues lo que Uriel hace penetra en las fuerzasde la Naturaleza - hemos de representarnos estas fuerzas de Uriel comoirradiando por el cosmos, penetrando en las nubes, en la lluvia, en los rayos ytruenos, en el crecimiento de las plantas. Todo esto tenemos que

    representrnoslo.En invierno, cuando Uriel termina de girar alrededor de la Tierra, nos

    llegan estas fuerzas a travs de ella y vienen a parar en nuestra cabeza. Y estasfuerzas a las que podemos llamar las fuerzas de Uriel - y que por lo demsactan afuera en la Naturaleza - se convierten, dentro de nuestra cabeza, enaquellas fuerzas que en realidad hacen de nosotros ciudadanos de todo elcosmos, hacen resurgir en nuestra cabeza una imagen refleja del cosmos,iluminando nuestra cabeza y dotndonos de la sabidura humana. De modoque es correcto decir j Uriel desciende desde el verano, durante el otoo, y

    hasta el invierno.En el invierno comienza a ascender y debido a esta fuerza descendentey ascendente tenemos las fuerzas de nuestra cabeza humana, las fuerzasinherentes a nuestra cabeza humana.

    Del mismo modo que Uriel acta durante el tiempo del solsticio deverano, lo que hace que el hombre tambin a este respecto es un microcosmosfrente al macrocosmos (es que slo comprendemos al ser humano, si apartedel aspecto natural lo colocamos en el mundo espiritualmente, y siobservamos cmo las fuerzas que irradian de Uriel penetran en el hombredurante el transcurso del ao) as tambin hemos de decir lo mismo deRafael,

    la entidad que hace penetrar sus fuerzas en las fuerzas de la Naturalezadurante la primavera, como lo he explicado en su oportunidad. He tenido queexplicar que la imagen csmica de la Pascua de Resurreccin se complementacon lo que ensea Rafael - diramos - como el gran terapeuta csmico de lahumanidad. Pues justamente si en el tiempo de la Pascua de Resurreccinhacemos obrar sobre nosotros a travs del odo espiritual inspirado, todoaquello que Rafael realiza durante la primavera, tejiendo en las fuerzas de laNaturaleza, tal como Uriel lo hace durante el verano, entonces llega al

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    hombre, como ya lo he explicado, el coronamiento de todas las verdades

    teraputicas.Lo que Rafael teje durante la primavera, tambin gira alrededor de laTierra de la misma manera como lo hace Uriel. Uriel es el Arcngel delverano en el sentido csmico, la entidad que gira alrededor de la Tierra y creadurante el invierno las fuerzas inherentes a la cabeza humana. Rafael, encambio, es el Arcngel de la primavera, el que gira alrededor de la Tierra ydurante el otoo crea las fuerzas de la respiracin del hombre. De modo quepodemos decir: en tanto en el otooMicaeles la entidad csmica, el Arcngelcsmico, en las alturas, teje en el hombre Rafael, durante el tiempo de Micael.Rafael es la entidad que obra en todo el sistema respiratorio humano, dndole

    ordenamiento y bendicin. Y slo nos formamos el justo concepto del otoo,si por un lado tenemos la grandiosa imagen csmica de Micael en las alturascon la espada forjada del hierro meterico, y con la vestimenta entretejida deloro solar y reflejando los rayos plateados de la Tierra, Rafael, en cambio,obrando en el hombre, viviendo en cada aliento, en todo aquello que de lospulmones pasa al corazn y desde el corazn a travs de toda la circulacinsangunea. De este modo, si considera lo que Rafael hace en la respiracinhumana cuando en el otoo sus fuerzas irradian a travs de la Tierra, conMicael en las alturas, el hombre llega a conocer en s mismo las fuerzas

    teraputicas que en la primavera, o sea en el tiempo de Rafael, tejen en elcosmos.Pues existe un profundo misterio que radica en que todas las fuerzas

    teraputicas, originariamente residen en el sistema respiratorio humano. Yquien realmente comprenda la respiracin en todo lo que ella abarca, conocercmo las fuerzas teraputicas obran desde lo interno del organismo humano.Estas fuerzas no se hallan en los otros sistemas. Por el contrario, stos debencurarse por el sistema respiratorio.

    Por lo que he dicho sobre pedagoga sabemos que la actividad delsistema respiratorio se manifiesta especialmente entre los siete y los catorce

    aos de la vida del nio, y mientras que se notan muchas posibilidades deenfermarse en los primeros siete arios de la vida y vuelven a aumentar despusde los catorce aos, son, en cambio, relativamente menores durante el perodoen que el sistema respiratorio impulsa al cuerpo humano por medio del cuerpoetreo. Reside un misterioso tejer teraputico justamente en el sistemarespiratorio todos los misterios del curar son, a la vez, los misterios delrespirar. Esto tiene que ver con que aquellas influencias de Rafael que en laprimavera son csmicas, durante el otoo penetran en todo el misterio del

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    respirar humano.

    A Gabrielle hemos llegado a conocer como el Arcngel de la Navidad.El es entonces la entidad espiritual csmica. Debemos mirar hacia las alturas afin de encontrarle. Durante el tiempo de verano Gabriel lleva al organismohumano todo aquello que hace a las fuerzas de la nutricin, las fuerzasformativas y plsticas de la nutricin. Estas fuerzas que son las fuerzas deGabriel, son llevadas al organismo humano durante el tiempo del solsticio deverano, despus de haber descendido Gabriel de su obrar csmico durante elinvierno a su obrar en el hombre durante el verano, cuando sus fuerzasatraviesan la Tierra, puesto que del lado opuesto rige el invierno.

    Hablando finalmente de Micael, le conocemos como entidad espiritual

    csmica en el otoo, cuando l se halla en las alturas, en su culminacincsmica. Despus empieza a descender, y en el tiempo de primavera susfuerzas ascienden atravesando la Tierra y viven en todo lo que en elorganismo humano es movimiento, en lo que en el hombre es manifestacinde la voluntad, lo que hace que el hombre pueda caminar, asir y trabajar.

    Representmonos ahora la totalidad de las cuatro imgenes, o sea laimagen del verano, del tiempo de San Juan, con Uriel en las alturas, la miradaseria que juzga al hombre, con su gesto monitorio; Gabriel, en cambio,acercndose al hombre, penetrando en su interior, con la mirada benigna llena

    de amor, con su gesto de bendicin: de este modo se nos presenta el obrarconjunto de Uriel en el cosmos, Gabriel al lado del hombre, durante el tiempode verano.

    Yendo del verano hacia el otoo, se nos presenta, tal como lo heexplicado, la mirada de Micael, no digo imperiosa, sino mas bien, la miradaque seala: pues la mirada de Micael, si contemplamos la figura de la justamanera, es como si el ojo fuese cual un sealar con el dedo, como si la miradano fuese dirigida al interior, sino hacia lo alto del universo. La mirada deMicael es activa y positiva. Y la espada forjada del hierro csmico meterico,la empua de tal manera que con la misma mano seala al hombre el camino

    que debe tomar. Esta es la imagen en las alturas.Abajo est Rafael con su profunda mirada, acercndose al hombre y

    beneficindole con las fuerzas curativas, las que primero haba encendido enel cosmos, por decirlo as; Rafael con la profunda mirada reflexiva, apoyadoen su insignia, el caduceo, y apoyado en las fuerzas inherentes a la Tierra - aspercibimos el obrar en conjunto de Micael en el cosmos y Rafael sobre laTierra.

    Pasemos ahora al tiempo de invierno, cuando Gabriel es ngel csmico.

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    Gabriel en las alturas con la mirada benigna llena de amor, con su gesto de

    bendicin, tejiendo en las nubes de invierno; podramos decir con lavestimenta blanca de nieve. Abajo Uriel, al lado del hombre, juzgandoseveramente, con gesto monitorio. Tenemos pues las posiciones invertidas.

    Y despus, cuando pasamos hacia la primavera, Rafael en las alturas,con la profunda mirada y con el caduceo, el que ahora en las alturas ha llegadoa ser cual una serpiente de fuego, una serpiente de fuego resplandeciente, yano apoyada en la Tierra, sino que parece estar extendida a fin de utilizar lasfuerzas del aire, y de mezclar todo cuanto existe en el cosmos como fuego,agua y tierra, para transformarlo en fuerzas curativas que obran y cejen en elcosmos.

    Abajo, en cambio, acercndose al hombre, se halla Micael, quien sepresenta expresivamente con su mirada - la he llamado positiva, con gesto desealar; una mirada que en el mundo indica yseala y que quisiera unificarsecon la mirada del hombre, obrando de tal modo en la primavera; Micael allado del hombre, conjuntamente con el obrar de Rafael.

    Obsrvense pues, las cuatro imgenes: Invierno - Gabriel en las alturas,Uriel abajo; Primavera - Rafael en las alturas, Micael abajo; Verano - Uriel enlas alturas, Gabriel abajo al lado del hombre; Otoo - Micael en las alturas,Rafael abajo al lado del hombre.

    Y tomemos ahora lo que cual una palabra mgica se ha transmitido atravs de largos tiempos y que fue reproducida por Goethe:

    Grandioso tejer que forma un todo,actuando y viviendo en conjunto.

    Efectivamente, Uriel, Gabriel, Rafael, Micael, las cuatro entidadesactan conjuntamente, actan al unsono, viven uno en unin con otro; ycuando el hombre, como ser espiritual-anmico-fsico se halla situado en eluniverso, obran en l mgicamente estas fuerzas. Y hasta qu grado

    concuerdan esas palabras!. Tengamos bien presente que resuenan as:

    Grandioso tejer que forma un todo,actuando y viviendo en conjunto.Fuerzas celestes que ascienden y descienden

    - Ascienden y descienden! - en seguida voy a referirme al prximorengln -

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    traspasndose las cubetas de oro,con alas fragantes de bendicin,desde el cielo atraviesan la tierra.La armona de su resonarcunde por todo el universo.

    Recordemos lo que he dicho en la ltima conferencia; el que todo tiendede lo plstico a lo sonoro: la armona de su resonar cunde por todo el universo.

    No encuentro palabra para explicar lo que he sentido al tener ante elalma estas palabras de Goethe: desde el cielo atraviesan la Tierra. Este

    atravesar conmueve a uno hondamente por su singular exactitud; ahora seve que es verdad. Conmueve el hecho de que estas palabras resuenan en elmundo cual un cascabeleo y se cree que se trata de una licencia potica, depalabras cualesquiera como aquellas que la gente suele usar en sus cartas oartculos. No es as. Son palabras que concuerdan con un hecho csmico. Esalgo que puede conmovernos hondamente en relacin con la verdad, cuandoleemos estas palabras en elFaustode Goethe.

    Ahora damos otro paso. Hasta aqu se nos ha revelado cmo elarmnico resonar de las entidades celestes con sus alas doradas - es decir de

    los Arcngeles - cunde por todo el universo, y cmo ellas actan y viven enconjunto. Pero hay algo ms.Contemplemos el obrar de Gabrielquien toma del cosmos las fuerzas

    de la nutricin y las hace penetrar en el hombre durante el tiempo del solsticiode verano. Obsrvese que estas fuerzas de la nutricin actan en elmetabolismo del organismo humano. Rafael obra en el sistema de larespiracin, y, ascendiendo y descendiendo, los Arcngeles Gabriel y Rafaelactan conjuntamente de tal manera que Gabriel hace pasar sus fuerzas, quepor lo dems obran en los impulsos de la nutricin del organismo humano,hacia arriba a la respiracin, por lo que las fuerzas de la nutricin se

    convierten en fuerzas curativas, Gabriel hace llegar la nutricin a Rafael y lamisma se transforma en fuerza curativa. Las fuerzas de la nutricin en elorganismo humano se convierten en fuerzas curativas cuando se compenetrandel misterio de la respiracin.

    Hay que observar aquella transmutacin que las substancias exterioressufren en el sistema de la nutricin, a fin de conocer el significado de lasfuerzas de Gabriel que son las fuerzas de la nutricin en el organismohumano; pero estas fuerzas son transmitidas al sistema de la respiracin. Y a

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    medida que siguen obrando en el sistema de la respiracin, no se limitan a

    matar el hambre y a apagar la sed, es decir a restaurar al organismo humano,sino que se convierten en fuerzas que corrigen internamente al organismohumano enfermo. Las fuerzas de nutricin metamorfosea-das son fuerzasteraputicas. Quien comprenda verdaderamente la nutricin, llegar acomprender el principio del curar. Quien conozca la funcin de la sal en elorganismo humano sano, llegar a saber que la sal servir de remedio en este oaquel caso, si se estudia la metamorfosis que conduce de la manera de obrarde Gabriel a la de Rafael. Pues las fuerzas teraputicas en nosotros resultan dela metamorfosis de las fuerzas de la nutricin. Rafael recibe de Gabriel lacubeta de oro de la nutricin. Gabriel se la alcanza.

    Y ahora vamos a enterarnos de un misterio, que tambin era delconocimiento de los hombres de los tiempos antiguos, pero que' en realidad seha perdido totalmente. Quien hoy en da sabe leer las obras de Hipcrates yquien quizs, no slo sabe leer sino interpretar las ideas de Galeno, notar queen los antiguos mdicos como Hipcrates e incluso en Galeno an viva algode lo que verdaderamente es un gran misterio humano. En nuestro sistemarespiratorio obran las fuerzas teraputicas que constantemente nos curan, demodo que nuestra respiracin es un constante curar. Pero cuando estas fuerzasde la respiracin ascienden a la cabeza humana, resulta que las fuerzas

    curativas se transmutan en fuerzas espirituales del hombre, fuerzas queactan en la percepcin sensoria y en el pensar. Esto es el misterio que fue delconocimiento de Hipcrates, lo que resulta de la lectura de sus obras, y que sepuede interpretar segn lo que deca Galeno, a saber, el misterio de que elpensar, el percibir, la vida espiritual interior del hombre resultan de lametamorfosis superior de la terapia, de la teraputica; o dicho de otro modo:que cuando aquello que se halla entre la cabeza y el metabolismo del hombrecomo el sistema respira torio-teraputico, es impulsado hacia ms arriba de suobrar teraputico, forma la base material de la vida espiritual del hombre.

    De modo que se puede decir: el pensamiento que se enciende en la

    cabeza humana, es, en verdad, una fuerza metamorfoseada de los impulsosteraputicos que se encuentran en las distintas substancias. Si comprendemosesto y digamos - si tenemos en la mano alguna clase de sal curativa, algunasustancia vegetal curativa, podemos decirnos: sta es la benfica fuerzacurativa, si se la administra al hombre, segn fuera preciso; en cambio, sipenetra espontneamente, si pasa por la esfera de la respiracin y acta en lacabeza humana, viene a ser el portador material de la fuerza pensante humana.Pues Rafael alcanza a Uriel su cubeta de oro. Lo que Rafael recibi de la

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    nutricin, transmutndolo en fuerza curativa, lo hace pasar a Uriel, y se

    transforma en fuerza pensante.Warum ist ein Heilmittel heilend?. Cmo se explica el efecto curativode un remedio (una sustancia curativa)?. Un remedio produce un efectocurativo, porque est en camino hacia lo espiritual. De modo que se conoce lafuerza curativa de un remedio, cuando se sabe en qu sentido tal remedio esten camino hacia lo espiritual. El espritu de por s no puede actuardirectamente en lo terrestre del organismo humano; pero la fuerza teraputicarepresenta el grado inferior de lo espiritual.

    Del mismo modo que Gabriel da a Rafael las fuerzas de la nutricinpara su transformacin en fuerzas curativas, es decir que le alcanza su cubeta

    de oro, y tal como Rafael alcanza su cubeta de oro a Uriel, transmutando lasfuerzas curativas en fuerzas del pensar, as tambin recibe Micaellas fuerzaspensantes de Uriely mediante el hierro csmico de su espada transforma lasfuerzas pensantes en voluntad, de manera que se convierten en fuerzas demovimiento en el organismo humano. Repito: Uriel alcanza su cubeta de oro aMicael en virtud de lo cual las fuerzas pensantes se transmutan en fuerzas delmovimiento.

    Se nos presenta pues esta segunda imagen; Uriel, Rafael, Gabriel yMicael actuando en conjunto, uno cediendo su patrimonio al otro, a fin de

    seguir actuando uno en la esfera del otro. Vemos que las fuerzas celestesascienden y descienden, traspasndose las cubetas de oro, que son las cubetasde oro de la nutricin, de loteraputico, de los pensamientos y de los

    movimientos. As pasan estas cubetas de oro de uno a otro, en tanto uno actaconjuntamente con otro, en armona csmica. En concordancia con laspalabras en elFausto:

    Fuerzas celestes que ascienden y desciendentraspasndose las cubetas de oro.

    Es la verdad, incluso el trmino de oro, puesto que todo se teje con eloro solar, partiendo de Uriel, tal como lo he descrito.

    Goethe encontr en los libros lo que le impresion enormemente y loemple para esta estrofa potica, sin conocer lo que acabo de exponer. Peroesto es precisamente lo que tanto nos conmueve, o sea el hecho de que cuandoun espritu como Goethe utiliza lo que proviene de antiguas tradiciones, sereproduce la verdad en una forma tan sorprendente. Esto es lo grandioso quenos une con la tradicin, cuando nos ocupamos de la ciencia espiritual, y

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    vemos como Uriel y Rafael, Micael y Gabriel actan conjuntamente,

    alcanzndose mutuamente las fuerzas propias de cada uno de ellos, y sidespus hacemos obrar sobre nosotros las antiguas frmulas que nos sontransmitidas, quizs indirectamente como en este caso por intermedio deGoethe. Vemos que en tiempos pasados una antigua verdad instintiva corripor el mundo, ya sea como un mito o tal vez en forma legendaria, y que mstarde, o bien en nuestro tiempo, ello debe elevarse a un grado superior.

    Oh, Hipcrates - no importa si a la entidad que estuvo a su lado lallamamos Rafael, o Mercurio, o Hermes - Hipcrates vivi en una poca enque ya haba llegado a su ocaso el conocimiento del obrar en conjunto deGabriel, Rafael y Uriel, de tal manera que las fuerzas curativas se hallan en

    medio entre los pensamientos y las fuerzas de la nutricin. Debido a ello lainstintiva sabidura primitiva tuvo esos singulares remedios antiguos, que enrealidad vuelven a ser usados y que en nuestros tiempos suelen encontrarseentre los as llamados pueblos primitivos, si bien la gente no concibe, cmolos hombres de aquella poca pueden haber llegado a usarlos. Pero todo estose relaciona con que la humanidad de tiempos pasados posea una sabiduraelemental.

    Ahora ha de surgir un enigma que consiste en lo siguiente. Si se tomatodo lo explicado, habra que creer que si las fuerzas de Rafael p. e. tejen y

    viven en el tiempo de la primavera, y si Rafael las transmite a lo interno delsistema respiratorio humano durante el tiempo de otoo, resultara que elhombre quedase totalmente sometido a las fuerzas que obran y tejen en elcosmos, segn el correr del tiempo. As fue en verdad originariamente. Sinembargo, tal como el hombre recuerda lo anteriormente experimentado y assucesivamente, es decir, tal como todas las experiencias exteriores del hombrese conservan en la memoria y pueden recordarse al cabo de das y hasta aos,como si fuera vida interior del presente, as tambin siguen en vigor estasinalterables verdades csmicas. Pero el hombre experimenta las fuerzas deRafael en lo ntimo del sistema respiratorio, no solamente en el otoo, sino

    tambin durante el invierno, la primavera y el verano. De estas fuerzas seconserva, en cierto sentido, un bien definido recuerdo.

    Mientras rigen las condiciones como lo he descrito, subsisten, a la vez,en el hombre los respectivos efectos a travs de todo el ao. De la mismamanera como una experiencia queda grabada en la memoria, as tambinsubsisten dichos efectos durante todo el ao, pues de otro modo el hombre nopodra ser la entidad que uniformemente se desarrolla a travs de todo el ao.Ahora bien, en la vida fsica terrenal es as que uno suele olvidar las cosas

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    fcilmente, el otro no tanto. Pero lo que Rafael en el otoo de un ao infunde

    en nuestro sistema respiratorio, desaparecera en el otoo prximo, si Rafaelno retornara. Hasta el otro otoo subsiste la funcin de esta memoria, cualuna memoria que nos es dada por la naturaleza, en los rganos de respiracin;pero entonces tiene que ser reavivada.

    De modo que el hombre queda incorporado al ritmo de la naturaleza, noqueda excluido de la progresin del mundo, est, por cierto, incorporado a laprogresin del mundo. Y lo es, adems, en otro sentido. Es as que el hombretiene la sensacin de hallarse aislado dentro del cosmos, cuando aqu sobre latierra se siente encerrado en la epidermis, y dotado de los distintos rganos,porque las condiciones como las he explicado son, en realidad, misteriosas.

    No es as cuando el hombre como ser espiritual-anmico se halla en suexistencia preterrenal. Entre la muerte y un nuevo nacimiento, lo espiriutal-anmico teje en la esfera espiritual de las regiones espirituales. Lo anmico delhombre mira entonces hacia abajo, por decirlo as, no hacia un cuerpo humanoindividual - a ste lo elige en el transcurso del tiempo - mira hacia abajo sobrela Tierra, e incluso sobre la Tierra en su relacin con todo el sistemaplanetario, con todo ese vivir y tejer de Rafael, Uriel, Gabriel y Micael. Desdefuera dirige la mirada sobre todo esto.

    Resulta que el portal de entrada para las almas que retornan de la vida

    preterrenal a la vida terrenal, nicamente se abre durante el perodo desdefines de diciembre hasta el comienzo de la primavera, cuando Gabriel comoArcngel csmico teje en las alturas, y Uriel al lado del hombre hace penetrarlas fuerzas csmicas en la cabeza humana. Las almas que se encarnarndurante todo el ao, descienden desde el cosmos a la tierra durante estos tresmeses del ao. Estas almas quedan esperando dentro de la esfera planetario-terrestre hasta que se les presente la respectiva oportunidad; y hasta las almasque, digamos, nacen en octubre, haban aguardado dentro de la esfera terrestreel momento de su nacimiento. Y mucho depende, en el fondo, de que: si unalma, despus de haber entrado en la esfera terrestre y de estar influenciada

    por la misma, tenga que esperar dentro de la esfera terrestre hasta suencarnacin terrenal. Hay almas que tienen que esperar ms y otras que tienenque esperar menos.Es sobre todo misterioso que del mismo modo que, por ejemplo, hay un slopunto a travs del cual el germen fructificante penetra en el huevo, as tambinel germen celeste penetra en todo el organismo anual de la tierra nicamentecuando Gabriel reina en las alturas como ngel csmico, con la miradabenigna llena de amor y con su gesto de bendicin; Uriel abajo, con la mirada

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    que juzga y con el gesto monitorio. Esta es la poca en que la tierra es

    fecundada por el descenso de las almas, cuando la tierra lleva su manta denieve y entra en la etapa de las fuerzas de cristalizacin, cuando el hombrepuede entrar en relacin con la tierra, o sea con el cuerpo terrestre-pensantedel cosmos. Este es el perodo en que desde el cosmos las almas entran en laesfera terrestre, donde se renen por decirlo as. Esta es la fecundacin del serviviente de las estaciones del ao. (N. d T. Naturalmente, aqu se plantea el

    problema de cmo se realizan estos hechos en el hemisferio austral. Es un

    profundo misterio).Llegamos a conocer todas estas cosas, si nos enteramos de lo que existe

    en el cosmos, no solamente en lo fsico, sino en cuanto al obrar de aquellas

    entidades csmicas como lo he descrito mediante las cuatro imgenes(conferencias del 5, 6, 7 y 12 de octubre de 1923). Y con relacin a estoshechos sentimos algo como un soplar y tejer csmico en una u otra obrapotica, pues vemos que esto realmente existe en el universo:

    Grandioso tejer que forma un todo,actuando y viviendo en conjunto.Fuerzas celestes que ascienden y desciendentraspasndose las cubetas de oro.

    Con alas fragantes de bendicindesde el cielo atraviesan la tierra.La armona de su resonarcunde por todo el universo.

    En estas palabras se siente algo del maravilloso obrar en conjunto de lascuatro entidades arcanglicas que en armona con las fuerzas de la Naturaleza,tambin tejen lo que en el hombre es lo natural, como asimismo lo anmico ylo espiritual, viviendo en el mutuo y conjunto actuar.