Rudolf Rocker Anarquismo y Organizacion

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    Rudolf Rocker

    Anarquismo y organizacin

    ~1920

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    ndice general

    Nota editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

    Captulo 1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6Captulo 2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10

    Captulo 3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14

    Captulo 4 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20

    Captulo 5 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

    Captulo 6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

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    Nota editorial

    La edicin de la presente obra de Rudolf Rocker persigue fundamentalmente:

    1. Acabar con el mito basado en el hecho de que el anarquismo, como teorapoltica, se opone a cualquier forma de organizacin;2. Dar a conocer a grandes rasgos un periodo de la historia del anarquismo

    alemn.

    Escogimos este ensayo porque eldesempeo delautordentro delmovimientoanarquista germano le autoriza a tratarlo con evidente enfoque crtico y a queadems su militancia en el foro delanarquismointernacionalsientalas bases decredibilidad a su anlisis del punto organizativo.

    Como este trabajo fue elaborado en la dcada de 1920, nos corresponde intentaractualizar sus ideas principales que son:

    a. En el plano del desarrollo terico-prctico internacional, los autores anarquis-tas clsicos o sea, Pierre-Joseph Proudhon, Miguel Bakunin y Pedro Kropotkinno elaboraron ninguna teora anti-organizacionista.

    b. En el plano del desarrollo del movimiento anarquista alemn, la falta de pre-paracin poltica anarquista de cierto sectormilitante anul definitivamentela cabalcomprensin delos objetivos propiamente anarquistas dandolugaraque los mismos vocablosanarquismo,anarquistayanarqua, se les concedierasignificados cada vez ms alejados de su original sentido llegando al extremode interpretarlos en el mismo sentido que la burguesa.

    c. Enloreferente aldescubrimientohecho por J.Mackay delos escritos deJohannGaspar Schmidt (mejor conocido como Max Stirner), el grado de incongruen-

    cias que stos soliviantaron en un sector del movimiento anarquista alemn eincluso internacional, culmin en la negacin absoluta de cualquier intentoorganizativo.

    Sobre el primer punto habra mucho que agregar pero eso no corresponde a losobjetivos que nos hemos propuesto ya que las alternativas organizativas dadaspor los clsicos y por los no-clsicos son numerosas.

    Porotra parte,es preciso quelevantemos una crtica alanlisis querealizaRocker de la desorganizacin del movimiento anarquista alemn. Esboza su desa-rrollo, exponiendo la realidad por l vista y vivida de la continua negacin deciertos grupos para organizarse en el seno de laFederacinAnarquistaAlemana;pero omite sealar, ubicar y explicar cundo, dnde y por qu surgi la susodicha

    federacin. Esto es, no precisa a qu necesidades responda; si era efectivamente un

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    organismo o un simple . . . cadver.De las dos partes en supuesto conflicto fede-raciny gruposanti-federacin pone en tela de juicio la actitud de los segundospero no aborda, yde aqunuestra crtica, las posicionestericasyprcticas delos miembros de la federacin.

    Resumiendo, segn Rocker, la responsabilidad de que el anarquismo enAle-mania no haya progresado en aquella poca, recaa en la actitud hostil de lossupuestos anti-organizadores cuando en realidad, y si vemos esto objetivamente,tal responsabilidad debe ser imputada a la F.A.A., puesto que si era la Federacin

    la que estaba directamente interesada en organizar a los diversos grupos anar-quistas, a ella sola le corresponda el buscar la manera de lograrlo y no a los anti-organizadores.

    En lo relativo al segundo punto pensamos que este problema es actualmentemucho ms pronunciado que en aquelentonces.Diversas causaslo han generadoy, a nuestro parecer, las ms importantes son:

    1. La falta de divulgacin, a nivel general, de las alternativas y planteamientosanarquistas a travs de libros, folletos, peridicos, revistas, cmic, etc.

    2. Como consecuencia se origina un enclaustramiento de los grupos que trae unestancamiento tanto a nivel cultural como poltico, desembocando a su vez enuna carencia deimaginacin, investigacin,creacin,anlisisyopinin.Deah se gener el ms espantoso monstruo ideolgico de todos los tiempos: elfanatismo, que es antagnico a los planteamientos anarquistas. FANATISMO

    Y ANARQUISMO SON POLOS DIAMETRALMENTE OPUESTOS.

    3. El auto-menosprecio entre lospartidarios del anarquismo hacia s u propia labory la de los dems anarquistas, mientras que cualquier accin o declaracinproveniente delexterior,ajena porsus propias caractersticas alanarquismo,es ampliamente comentada y discutida por los anarquistas mismos. Parece

    ser que se busca, inconscientemente tal vez, lo propio en lo ajeno. Las pocaspublicaciones anarquistas de carcter peridico, sobreviven debido mucho msal esfuerzo constante de pequeos, en algunos casos pequesimos ncleos deindividuos anarquistas, que debido al apoyo de la comunidad crata en general.No cabe duda que el origen de tales actitudes es el sentimiento derrotista queest presente. Qien se diga partidario del anarquismo y no intente nada enpro de las alternativas del mismo est trazando con su actitud el esquema de

    su futura derrota.

    4. Producto de lo anterior lo constituye la falta de constancia en cualquier ac-tividad que seinicia por lo generalcon un entusiasmoyun empeo sin par,pero pasado un corto periodo de tiempo, stos se esfuman con sorprendente

    rapidez. El cansancio irrumpe y la poca o mucha labor realizada se desperdi-cia, adems que el tiempo-vida invertido en ella se desaprovech, lo que es

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    lamentable. Esta inmadurez, esta inconsistencia en lo que se hace, ha sido, alo largo de las dos ltimas dcadas, un denominador comn en el seno delanarquismo.

    En lo que se refiere al tercer punto, acerca del resurgimiento de las posicionesstirnerianas, pensamos que el fenmeno ha vuelto a presentarse siendo variaslas causas que lo producen. Es evidente que la obra de Max Stirner El nico y suPropiedad, es un autntico sacudimiento para todo lector joven, adolescente casi,

    inquieto, que busca afanosamente el medio idneo para justificar su presencia enel mundo; y para que esta obra encuentre un importante ncleo de seguidoresdebe reinar una atmsfera propicia, cuyas bases a nuestro parecer se encuentranen los siguientes elementos:

    1. Centros urbanos de desmedida proporcin que forman un autntico diquepara la comunicacin inter-individual;

    2. Hacinamientos humanos de tan inhumanas proporciones que minimicen o

    destruyen el valor de cada individuo, reducindole prcticamente a cero;3. Contornos arquitectnicos urbansticos diseadostanirracionalmente que

    son un cotidiano reto a la integridad individual.

    Mientras tales caractersticas ambientales subsistan, el campo se encuentrasuficientemente abonado para que los planteamientos stirnerianos florezcan. Y sino se resuelve, si no resolvemos, este problema, de sobra quedara el mencionarlos criterios negativos a que en gran medida conducen. Mientras la atomizacinindividualseala constante,mientras gigantescos edificios pueblenlas ciudades,mientras las avenidas sean diseadas para mquinas contaminantes, mientras losmedios de transporte colectivo sean diseados para llevar carga y no seres huma-

    nos, las acciones anti-sociales, anti-comunitarias expresadas, con una amarguraangustiante por cierto a lo largo de la obra de Stirner, continuarn presentes. Conti-nuarn sealando a travs de su propia irracionalidad, la irracionalidad ambientalque les dio origen, y ese nuevoFrankestein, ese endiabladoHorlaacosar a supropio creador y estar presente en el momento ms felizproftica advertenciashelleyniana de su creador: el medio viciado y aberrantemente autoritario.

    Esperamos que la presente obra sirva, por poco que sea, para intentar superarlosvicios sealados, yque mediante autocrticasyenfoques objetivos podamosencontrar elhilo de Ariadnaque nos haga abandonar el terrible laberinto en elque parece estamos.

    Chantal Lpez yOmar Corts.

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    Captulo 1

    Nada satisfactorio es que enlos crculos anarquistas an no se haya podidodilucidar esta cuestin, siendo que ella tiene tanta importancia para el movimiento

    anarquista como tal y para su desarrollo futuro. Justamente aqu en Alemaniaes donde las perspectivas de esta cuestin son ms intrincadas. Naturalmente,el estado especial bajo el cual se desarroll aqu el anarquismo moderno es engran parte culpable de lo que hoy acontece. Una fraccin de los anarquistas enAlemaniarechaza en principiotoda clase de organizacin con determinadaslneasde conducta y opina que la existencia de tales organismos est en contraste conla ideologa anarquista.Otros reconocen la necesidad de pequeos grupos perorechazan toda unin estrecha de los mismos, como por ejemplo, por medio dela Federacin Anarquista Alemana, porque en esa fusin de fuerzas creen verunarestriccin alalibertadindividual yuntutelaje autoritario porparte deunos cuantos. Nosotros opinamos que estos puntos de vista nacen de una total

    confusin delorigen de esa cuestin,es decir,de un completo desconocimientode lo que se entiende por anarquismo.Aunque en sus consideraciones sobrelas diversasformaciones socialesyco-

    rrientes ideolgicas el anarquismo parte del individuo, es no obstante, una teorasocial que se ha desarrollado autonmicamente en el seno del pueblo, pues elhombre es ante todo una creacin social en la cual la especie entera trabaja, pausa-damente, pero sin interrupcin, y de la que siempre va tomando nuevas energas,celebrando a cada segundo su resurreccin. El hombre no es el descubridor de laconvivencia social sino su heredero. Recibi el instinto social de sus antepasadosanimales al traspasar el umbral de la humanidad. Sin sociedad el hombre es incon-cebible.Siempreviviy luch dentro de la sociedad. La convivencia socialeslaprecondicin y la parte ms esencial de su existencia individual, pero tambin esla preforma de toda organizacin.

    Qizs el podero de las formas tradicionales que observamos en la mayor partede la humanidad no sea en el fondo ms que una cierta manifestacin de esteprofundo instinto social. Como el hombre carece de condiciones para interpretarexactamente lo nuevo, su fantasa ve en ello la disolucin de todas las relacioneshumanas y temiendo sumergirse entonces en el caos se sostiene convulsivamenteen los moldes tradicionales histricos. Seguramente, es uno de los errores de laconvivencia, pero nos demuestra al mismo tiempo cmo el impulso social estestrechamente ligado a la vida de cada individuo. Qien ignora o no concibeexactamente este hecho irrefutable jams alcanzara a comprender con claridadlas fuerzas impulsivas de la evolucin humana.

    Las formas de la convivencia humana no son siempre las mismas. Se transfor-man con elcorrerdela historia,perola sociedad quedayobraincesantemente

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    sobre la vida de los individuos. Qien se encuentre habituado a girar siempreen una misma esfera de representaciones abstractas hacia lo cual los alemanes

    tienen especial inclinacin llegara seguramente a arrancar al individuo de esasincalculables relaciones que lo atan a la multitud, pero el resultado de tal operacin

    cientficano sera elhombre sino su caricatura,un ente plido sin carne nisangre,que solamente llevara una vida espectral en el mundo nebuloso de lo abstracto,pero que nunca ha sido encontrado en la vida real. Ocurrira lo mismo que a ese

    carretero que quiso desacostumbrar a comer a su burro y que grit desesperadocuando ste muri:Q desgracia,sihubieravividotan slo un da ms,habrallegado a vivir sin comer!

    Los grandes teorizadores del anarquismo moderno, Proudhon, Bakunin y Kro-potkin,acentuaron siemprela base socialdelateora anarquista,convirtindolaen punto de partida de sus consideraciones.Combatieron alEstado,no solamentecomo defensordelmonopolio econmicoydelos contrastes sociales,sinotam-bin como el mayor obstculo para toda organizacin natural que se desarrolle

    en el seno del pueblo, de abajo arriba, y que tienda a realizar tareas colectivas y adefender los intereses de la multitud de las agresiones cometidas en su contra. ElEstado, el aparato poltico de violencia de la minora privilegiada de la sociedad,cuya misin es la de uncir a la gran masa al yugo de la explotacin patronal y al

    tutelaje espiritual, es el enemigo ms encarnizado de todas las relaciones natura-

    les de los hombres y el que siempre tratar de que tales relaciones se verifiquensolamente con la intervencin de sus representantes oficiales. Se considera dueode la humanidad y no puede permitir que elementos extraos se entrometan ensu profesin.

    Tal es el motivo porque la historia del Estado es la historia de la esclavitud hu-mana. Solamente por la existencia del Estado es factible la explotacin econmicade los pueblos y su nica tarea, puede decirse en sntesis, es la de defender esaexplotacin.Se convierte en elenemigo mortaldetoda naturalsolidaridady liber-tad los dos resultados ms nobles de la convivencia social y que evidentementeconstituyen una sola y misma cosa al intentar, por toda clase de artificios legales,restringir o por lo menos paralizar toda iniciativa directa de sus ciudadanos y todafusin natural de los hombres para la defensa de sus intereses comunes. Proudhonya lo haba concebido exactamente y en suConfession dun Rvolutionnairehacela siguiente aguda observacin:

    Consideradas desde elpunto devistasocial,libertadysolidaridad son dos conceptos

    idnticos. Encontrando la libertad de cada uno, no un impedimento en la libertad de

    los dems, como dice la Declaracin de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de

    1793, sino un apoyo, el hombre ms libre es el que mayores relaciones tiene con sus

    semejantes.

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    El anarquismo, el eterno contrario de todos los monopolios, cientficos, polticosy sociales, combate al Estado como protector de monopolios y enemigo feroz detodas las relaciones directas e indirectas de los hombres entre s, pero nunca fue

    enemigo de la organizacin. Al contrario, una de las acusaciones de ms peso,

    al aparato estatal de violencia, consiste en que encuentra en el Estado el mayorobstculo para una organizacin efectiva, basada en la igualdad de interesespara todos. Los grandes comentadores de la concepcin anarquista universal,comprendieron claramente que cuantos ms intereses opuestos hubiera en lasformaciones sociales de los hombres estaran ms estrechamente ligados unosa otrosyms elevado es elgrado delibertad personalque el individuo gozadentro de la colectividad. Por eso vieron en el anarquismo un estado social en el

    que los deseos individuales y las necesidades de los hombres desbordan de sussentimientos sociales y son ms o menos idnticos a ellos. En lo que abarca elmutualismo hallaron elestmulo eficaz detoda evolucin social y la expresinnatural de los intereses generales. Por eso rechazaron la ley torniquete como

    medio de relacin de las organizaciones y desarrollaron la idea del libre acuerdocomo base de todas las formas sociales de organizacin. El predominio de las leyeses siempre elpredominio delprivilegio sobrela multitud que est excluida deprerrogativas y es un smbolo de violencia brutal, bajo la mscara del derechonivelador.

    Las personas que estn ligadas por intereses comunes se crean tendencias co-munes bajo forma de acuerdos libres que les sirven como norma de conducta. Unaconvencin entre iguales es el fundamento moral de toda verdadera organizacin.Toda otra forma de agrupamiento humano es violencia y despotismo de prerro-gativas. En ese sentido entenda Proudhon la idea de la organizacin social de la

    humanidad, la que expresa en su gran obraIde gnrale de la Rvolution du XIXsiecle, en las siguientes palabras:

    Colocamos acuerdos en lugar de leyes. Nada de leyes ya sean votadas por mayoras

    consentidas. Cada ciudadano, cada comunidad, cada corporacin se hace su propia

    ley.En vez delaviolencia poltica colocamoslasfuerzas econmicas. En vez delas antiguas clases de ciudadanos,nobles,burguesayproletariado colocamoslacategora y especializaciones en las funciones: agricultura, industria, intercambio, etc.

    En vez de la violencia pblica colocamos la violencia colectiva. En vez de los ejrcitos

    permanentes colocamos las secciones industriales. En vez de la polica colocamos la

    igualdad deintereses.Envez dela centralizacin poltica colocamosla centralizacin

    de la economa concebs ese orden sin funcionarios, esa profunda unin intelectual?

    No supisteis nunca qu es la unin, vosotros que slo sabis concebir con una parada

    delegisladores,polizontesyprocuradores. Lo quellamis uninycentralizacin

    es nada ms que un eterno caos,que sirve de pedestalpara una situacinrealsinotro propsito quela anarqua(naturalmente,Proudhon emplea aqu la palabra

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    anarquaen su popular y falsa interpretacin como desorden) de las fuerzas sociales,que hicisteis base de un despotismo que no podra existir sin esa anarqua.

    Una direccinideolgica anloga desarroll confrecuencia Bakunin en susescritos y publicaciones conocidas. Recuerdo slo sus conclusiones en elPrimer

    Congreso delaLiga dela Pazy laLibertaden1867en Ginebra.De Kropotkinya noqueremos hablar aqu, porque sus obras principales son por todos bien conocidas.Sealaremos solamente su admirable libroElapoyo mutuoen el que estudia lahistoria de las formas de organizacin humana hasta en sus tiempos ms remotos,proclamandola solidaridad,el resultado ms maravilloso dela convivencia social,el factor ms grande y poderoso de la historia de la evolucin de la vida social.

    Proudhon, Bakunin, Kropotkin no eranamoralistascomo algunos de los rumia-dores sosos de Nietzsche en Alemania que setitulan anarquistasyson bastantemodestos con considerarsesper-hombres. No han construido con habilidad una

    llamadamoralseorial yesclavadela quetoda clase de conclusiones se puedensacar, pero al contrario se preocuparon de investigar el origen de los sentimientos

    morales en el hombre y lo hallaron en la convivencia social. Estando lejos dedar a la moral un significado religioso y metafsico, vieron en los sentimientosmorales del hombre la expresin natural de su existencia social que se cristalizolentamente en determinadas conductas y costumbres y serva de pedestal paratodas las formas de organizacin que salan del pueblo. Con especial claridadlo observ Bakunin y an en mayor medida Kropotkin, quien se ocupo en estacuestin hasta el final de su vida y nos hizo conocer los resultados de sus investi-gaciones en una obra especial, de la que hasta ahora se publicaron unos captulossolamente(Origenyevolucin dela moral,Buenos Aires,Ed.Americalee.N.d.E.).Ciertamente, porque observaron el origen social del sentido moral eran profetas

    tan fogosos de una justicia social que encuentra su expresin complementada enel eterno combate del hombre hacia la libertad individual y la igualdad econmica.

    La mayora de los innumerables escritos burgueses y socialistas estatales quehasta ahora se ocuparon dela crtica delanarquismo,no notaron mayormenteel hondo carcter bsico de la doctrina anarquista, en Guillermo Liebknecht,Plekanoff y varios otros, esto sucedi intencionalmente porque solamente deesa manera se puede explicar el contraste artificial entre anarquismo y socialismo,absurdo e infundado, que aquellos pretenden notar. Para esta clasificacin singularse han basado principalmente sobre Stirner,sin considerarque su obra genialnotuvola menor influencia sobre elorigeny la evolucin del verdadero movimientoanarquista y lo ms que Stirner puede ser considerado, como lo observa acertada-mente el conocido anarquista italiano Luis Fabbri,es como uno de los ms lejanos

    precursores y antecesores del anarquismo. La obra de StirnerEl nico y su propiedad

    apareci en 1845 y quedo completamente relegada al olvido. El noventa y nueveporciento de los anarquistas no hantenidola menor idea de esefilsofo alemn

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    y de su obra, hasta que alrededor de 1890 el libro fue desenterrado enAlemania ydesde entonces fue vertido en diversas lenguas. Y an desde entonces la influenciade las ideas de Stirner sobre el movimiento anarquista en los pases latinos, dondelas teoras de Proudhon, Bakunin y Kropotkin durante decenas de aos han tenido

    ya su influencia decisiva en los extensos crculos de la clase obrera, fue bastantenfima y nunca aument. En ciertas esferas de intelectuales franceses, que poraquelentonces coqueteaban con elanarquismo, ydelos cualesla mayora hacetiempo ya, que se han retiradoal otro lado de las barricadas, la obra de Stirner hizoun efectofascinador,perolainmensa mayora delos anarquistas de all nunca hatenido contacto con ella.

    A ninguno de los primeros teorizadores del anarquismo se les hubiese ocurridosiquiera, que llegara un da en que lo tildaran de a-socialista. Todos ellos sesentan socialistas,porque estaban hondamente compenetrados delcarctersocialde su teora. Por esta razn se llamaban con ms frecuencia revolucionarios o encontraposicin alos socialistas estatales,socialistas antiautoritarios; recin ms

    tarde el nombre de anarquistas se hizo natural en ellos.

    Captulo 2

    Est claro que los grandes exponentes del anarquismo y los comentadores delmovimiento anarquista moderno, los que nunca se cansaron de afirmar el carctersocial desus ideas, nopodanser contrarios a la organizacin. Y en verdad nunca lofueron. Combatieron la forma centralista de organizacin transportada de la Iglesiay del Estado, pero todos ellos reconocieron la necesidad absoluta de una fusinorganizada de las fuerzas y hallaron en el federalismo la forma ms adecuada paraese objeto. La influencia de Proudhon sobre las asociaciones obreras francesas

    es generalmente conocida.No es aquel lugarde ocuparse detalladamente enla historia de ese movimiento sumamente interesante, que sin duda representauno de los ms admirables captulos de la gran lucha del Trabajocontra la fuerzaexplotadora del rgimen capitalista. Aqu nos interesa solamente la actitud deProudhon conrespecto alas organizaciones de camaradera.Proudhon criticagudamente en su peridico la idea originaria de la asociacin y trat con empeode influenciarla con sus apreciaciones. Con la incansable labor de sus amigosdentro de las asociaciones, logr quebrantar lainfluencia delsocialista estatistaLuis Blanc sobrela comunidadyderealizaren ellos una grantransformacinespiritual. En todo lugar y en todo momento exhortaba a sus camaradas a unalucha contra el gobierno, y aquellos quedaron fieles a su lado en todas sus luchas.

    Con la ayuda de la asociacin las ideas del gran pensador francs penetraronbenficamente en los crculos obreros, adquiriendo una forma prctica. El famoso

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    proyecto delBanco del Pueblose apoyaba principalmente en la comunidad de lostrabajadores, los que lo aceleraron con sacrificio. El Banco delPueblodeba serun medio naturalde coalicin entrelas asociaciones detodo elpasyalmismotiempo restar terreno alCapital. No es ahora nuestra intencin hacer la crtica

    del valor y el significado de ese proyecto nacido en las circunstancias especialesde aquella poca. Se trata slo de sealar que Proudhon y sus adeptos fueronfervientes partidarios de la organizacin. El proyecto delBanco del Puebloera unaempresa organizadora en gran escala y el mismo Proudhon opinaba que el Bancoen su primerao de existencia contara con ms de dos millones de participantes.

    En general basta observar las inapreciables conclusiones de Proudhon, sobre laesencia y el objeto de formaciones organizadoras, que se encuentran con frecuen-cia en todas sus obrasyenlos peridicos que sacaba,parareconocercon cuntaprofundidadycon cuntos detalles ese pensador francs definilos atributosy lasubstancia de todas las formas sociales de organizacin. Con especial dedicacinse expresa en sus obras:DelprincipiofederativoyDela capacidad poltica delas

    clases obreras.Los innumerables admiradores que Proudhon se capt entre la clase trabajadora,fuerontodos partidarios convencidos dela organizacin.Fueron elelementoms importante que origin la fundacin de la Asociacin InternacionaldelosTrabajadoresy las primeras fases evolutivas de la gran unin obrera estuvieroncompletamente bajo su influencia espiritual.

    Pero todos estos esfuerzos que hallaron su expresin en las organizaciones delosmutualistas,como sellamabanlos partidarios de Proudhon,pueden conside-rarse como precursores y el comienzo del movimiento anarquista recin se iniciaen el periodo de laInternacional, y sobre todo cuando la influencia de Bakunin y

    sus amigos es ms reconocida en las federaciones de los pases latinos. El mismoBakunin fue en toda su vida un ferviente defensor de la idea de organizacin yla parte ms importante de su actividad en Europa consista en su deseo inque-brantable de organizar a los elementos revolucionarios y libertarios y prepararlospara la accin. Su actividad en Italia, la fundacin de su Alianza, su portentosapropaganda en las filas de laInternacionaltuvo siempre como aspiracin de supensamiento aquella finalidad.Defendi ese pensamiento en toda una serie deartculos admirables,que aparecieron enLgalitdeGinebra, yque se ocupanespecialmente en la organizacin de la Internacionalcomo una co-fusin de fede-raciones econmicas en oposicin a todos los partidos polticos. En su escritoLa

    poltica y la Internacional, que apareci en el precitado peridico, en los nmerosdel 8 al 28 de agosto de 1869, advierte Bakunin a los trabajadores que toda lapoltica, bajo cualquier forma de vestimenta, persigue fundamentalmente un slo

    propsito:elsostenimiento deldominio dela burguesa, vale deciralmismotiem-po la esclavitud del proletariado. No debe interesar, por lo tanto, la participacin

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    en la poltica de la burguesa, con la esperanza de lograr de ese modo mejorarsu situacin, por cuanto todo intento en ese sentido conducira a decepcionescrueles y aplazara la emancipacin del trabajo del yugo capitalista para el lejanoporvenir. El nico medio para emancipar al proletariado es la unin de trabajado-

    res,en organizaciones econmicas de combate,comolaInternacional.Elobreroaislado es una nulidadfrente alasfuerzas delCapital,an poseyendo aptitudesextraordinarias y energa personal. Solamente dentro de las organizaciones sedesarrollan las fuerzas de todos y se concentran para una accin comn.

    Hasta su ltimo aliento fue Bakunin un ferviente defensor de la organizacin,

    y estaba tan compenetrado de su necesidad, que no olvido de recordarlo una vezms en su sensible carta de despedida a sus hermanos de laFederacin del Jura,poco despus delCongreso de Ginebraen 1873, una carta que puede considerarsecomo testamento a sus amigos y colaboradores:

    El tiempoya no pertenece alasideas sino alas accionesyejecuciones.Hoy, loesencialesla organizacin delasfuerzas proletarias.Pero esa organizacin debe

    ser obra de los mismos proletarios. Si yo an fuera joven me instalara en un barrioobrero, donde, participando en la vida laboriosa de mis hermanos, los obreros, hubiera

    al mismo tiempo participado con ellos en la gran obra de la organizacin.

    Al final de esa carta-despedida vuelve a resumir otra vez esas dos conclusionesque, segn su opinin, estn en condiciones de garantir por s solas el triunfo deltrabajo, en las siguientes palabras:

    1)Aferraos alprincipio dela grandiosayextensalibertad delpueblo en la queigualdad y solidaridad no son mentiras.

    2)Organizadlo mejorposiblelaInternacional y la solidaridad prctica delostrabajadores de todas las profesiones y de todos los pases.

    Recordad siempre que aunque sois dbiles cada uno por s, o como simples organi-

    zaciones locales y nacionales, encontraris una fuerza colosal y un poder irresistible

    en la comunidad universal.

    Bakunin, el gran profeta de la libertad individual, pero que siempre la concibidentro de los marcos de los intereses de la comunidad, reconoca plenamenteque la necesidad de cierta subordinacin del individuo a resoluciones y lneasde conducta generales, voluntariamente concebidas, est fundada en la esenciadela organizacin.Novio de manera alguna en esa accin unaviolacin delalibre personalidad, como ciertos dogmticos serviles que estando ebrios de algunasfrases banales no penetraron nunca el verdadero origen delaideologa anarquista,a pesar de que se declararan siempre pomposamente verdaderos depositarios de

    losprincipios anarquistasDe esa manera declara por ejemplo en su gran obra Elimperio Knouto germano y la revolucin social, escrita bajo la fresca impresin de

    laComuna de Pars:

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    Porhostilqueyo seareferente alo que en Francia sellama disciplina,debo noobstante reconocer, que cierta disciplina no automtica sino voluntaria y razonada

    esyser siempre necesaria alldonde sejuntenvoluntariamentevarios hombrespara una obra comn o deseasen una accin comn para afianzarun movimiento.

    Esta disciplina no es ms quevoluntario acuerdorazonado para un comn propsitoy para la unificacin de todas las energas individuales para un fin comn.

    En ese sentido concibieron los anarquistas del perodo de Bakunin la organiza-cin y trataron de verificar lo que conceptuaron prctico. En este sentido obraronen las federaciones y secciones de laInternacional, fructificndola con sus ideas.Organizaron a lostrabajadores en seccioneslocales de propagandayen grupospor oficio. Las sociedades y los grupos locales estaban adheridos a las unionesregionales y stas a las organizaciones nacionales, las que a su vez estaban ligadasunas a otras en la gran unin de la Internacional.

    Si se quiere tener un cuadro exacto de la extraordinaria y movida actividad or-ganizadora, que desplegaban en aquel tiempo los anarquistas, basta ver el informe

    que present laFederacin NacionalEspaolaen elSexto Congreso delaInterna-cionalenGinebra en 1873.Dicho informe es justamente de especial importancia,porque laInternacionalen Espaa desde su comienzo fue orientada por principiosanarquistas. Si el anarquismo hasta hoy en da qued como el factor decisivo en elmovimiento obrero espaolen general, yera capaz derechazarcon xitotodaslasintentonas social-demcratas, es principalmente porque los anarquistas espaolesms que otros continuaron adictos a sus principios y mtodos primitivos a pesarde las horribles persecuciones que de tiempo en tiempo han sufrido y siguensufriendo an hoy en da. Nunca se marearon con la enfermedadsuperhombristay la estpida mana delYo, cuyas lamentables vctimas estn siempre sumergidasen una muda admiracin de su propio ombligo. y no temieron que la organizacinpudiera perjudicar su figura insignificante. Los anarquistas espaoles siempreestuvieron hondamente arraigados en el movimiento obrero, cuya eficacia espiri-tual y organizadora intentaron siempre acelerar con todas sus fuerzas y en cuyoscombates ocuparon siempre las primeras filas.

    En el informe de la Federacin Nacional de Espaaleemos lo siguiente:

    La Federacin Nacional de Espaa contaba el 20 de agosto de 1872 con 65 federa-

    ciones locales existentes, con 224 secciones de oficio y 49 secciones de oficios varios.Adems contaba en 11 ciudades con adherentes individuales. El 20 de agosto de 1873

    la Federacin Nacionalde Espaa contaba162federacioneslocales existentes,con454 organizaciones de oficios y 77 secciones de oficios varios.

    Agregando a las susodichas federaciones locales existentes, las federaciones quese estn formando(es decir. las secciones existentes que estn por unirse en fede-

    raciones), se llega al siguiente resultado:La F.N.de Espaa contaba hasta el20de agosto de1872,con 204 federacioneslocales existentesyenformacin,con571

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    secciones de oficioy 114secciones de oficiosvarios,ademstiene en11 ciudades,donde no hay organizacin, adherentes individuales.

    El20de agosto de1873la F.N.de Espaa contaba con 270 federacioneslocalesexistentes y en formacin, con 557 secciones de oficio y 117 secciones de oficios varios.

    Podratambintraerextractos de diversosinformes delaFederacin Italiana,de laFederacin del Jura, etc., que se refieren a las actividades organizadorasde esas corporaciones, pero me hubiera extendido demasiado. Toda la literaturaen peridicos y folletos de aquella poca est repleta con indicaciones sobre lanecesidad dela organizacinyenlasfilas delos anarquistas de entonces no habaquien representase otra tendencia en tal sentido. Todos afirmaron el carcter socialde la concepcin anarquista y todos estaban convencidos que la liberacin socialslo ser posible realizarla por medio de la educacin y de la organizacin de lasmasas, y que la organizacin es la primera condicin para una accin comn.

    Captulo 3El susodicho carcter del movimiento se transform paulatinamente despus de

    la guerra franco-alemana y sobre todo despus de la espantosa cada de laComunade Pars.El triunfo de Alemaniaydela poltica de Bismark origin en Europa unnuevo hecho histrico delque no se pudolibrarms. La aparicin en elcentro deEuropa de un Estado militar-burocrtico equipado con todos los medios de poder,hatenido queinfluir inevitablemente en eldesarrollo de lareaccin generalquelevanto entonces cabeza por todas partes. En efecto, tambin eso fue la causa.El centro del movimiento obrero europeo fue arrojado de Francia a Alemaniacontribuyendo allaldesarrollo delmovimiento social-demcrata,elque en eltranscurso de su desarrollo influy resueltamente, salvo pocas excepciones, en los

    dems pases. De esa manera, de un lado naci el periodo infortunado, en el queEuropa cada vez caa ms como vctima de la militarizacin general qu parta deAlemania,mientras que delotrolado delmovimiento obrero en general,bajolacontinua influencia de la floreciente social-democracia alemana, se hunda cadavez ms en desesperado posibilismo.

    En los pases latinos donde el ala libertaria de la Internacionalha tenido la msfuerteinfluencia alprincipio delsptimo decenio(delsigloXIX)se desencadenunareaccin salvaje.En Francia,dondelos mejoresymsinteligentes elementosdel movimiento obrero hallaron la muerte en la horrenda cada de laComuna, ofueron desterrados a Nueva Caledonia, si no lograban huir al extranjero y llevar

    all la vida intranquila y apenada del refugiado, fueron reprimidas todas las orga-

    nizaciones obreras porelgobiernoy la prensarevolucionariafue prohibida.Otrotanto se repeta dos aos ms tarde en Espaa despus de la represin sangrienta

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    delmovimiento cantonalistay la capitulacin delaComuna de Cartagena. Instan-tneamente fue suprimido todo el movimiento obrero y toda noticia pblica delmovimiento revolucionario durante aos fue imposible. En Italia se provocaba a

    los miembros de laInternacionalcomo si fuesen bestias salvajes, y la propaganda

    pblica se hizo tan difcil, obligando as a recurrir a las organizaciones secretaspor las que estaban ms inclinados que los camaradas de otros pases debido a susviejas tradiciones de las sociedades secretas de los Carbonariosy losMazzinianos.

    De esa manera, debido a las atroces persecuciones que deba soportar el mo-vimiento anarquista, durante largos aos, desapareci de la vida pblica en lospaseslatinos, vindose obligado a crearunrefugio enlas sociedades secretas.Como el periodo de reaccin duro ms de lo que crey la mayora, el movimientoadquiri lentamente una nueva psicologa, que fue fundamentalmente distintade su anterior carcter. Los movimientos secretos son ciertamente capaces dedesarrollar, en su crculo limitado, un grado superior de disposicin al sacrificio yal sufrimiento fsico en los individuos en bien de la revolucin, pero les falta el

    contacto amplio con las masas populares, lo nico que es capaz de fructificar sueficacia y de conservarlos durante largo tiempo, frescos y con animacin. Por esoocurre que cada uno delos adherentes de esa especie de movimientos pierden,sin darse cuenta, toda nocin exacta de los verdaderos acontecimientos de la vidareal y el deseo se convierte en padre de sus pensamientos. Pierden lentamente elsentido de la actividad constructiva y su pensamiento evolutivo toma una direc-cin puramente negativa. En resumen, inconscientemente pierden la concepcinde un movimiento popular. Ese proceso evolutivo original ocurre a menudo consorprendente rapidez y, en pocos aos, da un carcter bien distinto a un movi-miento cuandolas circunstancias exteriores,es decir,ciegas persecuciones porparte de los gobiernos, favorecen el desarrollo de organizaciones secretas.

    Se comprende que, en pocas de reaccin general, cuando los gobiernos cortande un movimiento toda posibilidad de vida pblica, la organizacin secreta es elnico medio para conservarese movimiento,pero,al reconocerese hecho,nodebemos continuar ciegos frente a los inevitables defectos, de esas organizacionesy de vanagloriar su importancia. Una organizacin secreta puede considerarsesiempre tan solo como un medio, que el peligro del momento justifica, pero nuncapodr impulsar con xito, ni poner en marcha una revolucin social. En la propiaatmsfera de las reuniones secretas con suma facilidad el individuo olvida esehecho irrefutable. La influencia mg1ca que esas corporaciones ejercen sobre loselementos jvenes, romnticamente dispuestos, es un poderoso estorbo a unaobservacin clara de la propaganda real y enceguece a muchos frente a la desnudarealidad. Todo se ve como por medio de un sueo, no como es en verdad sino

    como se quisiera que fuese.

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    Las organizaciones secretas de los viejos revolucionarios rusos contribuyeron

    enormemente, pero a pesar de eso tuvieron que ensangrentarse lentamente y susideas no pudieron alcanzar a la multitud. El movimiento se hizo recin invenciblecuando poreldesarrollo de laindustriarusa, las grandes masas delproletariado,

    y en parte tambin los campesinos, se compenetraron de las ideas socialistas.Adems de esto, un movimiento clandestino est ligado a una serie entera de

    defectos graves, que inevitablemente proceden de su propia existencia. En primeralnea se encuentran en continua lucha con los guardadores del orden estatal, queespan siempre y por todas partes para descubrir conjuraciones o si es necesario

    crearlas porsus propios provocadores.Esaluchainquebrantable que obliga alconspirador a buscar continuamente nuevas reglas de seguridad, aparte de queocasiona un enorme desgaste de energas, engendra tambin una permanentedesconfianza morbosa entodos, la que se convierte en una segunda naturaleza. Lasospecha seintroduce entodas partes silenciosamenteydestruye para siempreinfinidad de vidas humanas. Me basta recordar aqu alaffaire Poucquart, que se

    convirti no slo en la tragedia de su propia vida, sino que mucho tiempo dividiespantosamente el movimiento, paralizando sus fuerzas. Es tambin evidente quelas luchas personalistas han de tomar en tales movimientos caracteres fatales tantoms graves cuanto ms limitado sea el crculo de sus actividades. Recordemos lasluchas amargadas entre Barbes y Blanqui, en las sociedades secretas durante elgobierno deLuis Felipe, las que paralizaron poruntiempolargolas actividadesde sus organizaciones.

    Todos estos acontecimientos colocan sobre los movimientos clandestinos unsello propioy tienen unainfluencia poderosa sobrela estructura espiritualde susmiembros. Perjudican el desarrollo espiritual de esos movimientos y sus aptitudescreadoras, porque estn siempre obligados a sobreponer su eficacia destructiva.

    En tal perodo de reaccin y de relaciones secretas, entr el movimiento anar-

    quista en el ltimo decenio del siglo pasado y es natural que no se haya logradolibrar de la influencia de la nueva atmsfera. Durante el transcurso de varios aos,en las filas anarquistas se acostumbr considerar a la actividad clandestina comoun estado normal. Los nuevos elementos que se plegaron al movimiento, en elperodo conspirativo, tenan una inclinacin especial a considerar la organizacinsecreta y su actividad como consecuencia lgica del movimiento anarquista, la quedeba anteponerse a toda actividad pblica. Un concepto en ese sentido defendielComit Italiano para la Revolucin Socialen una extensa carta al 7 Congreso dela Internacional, que se verific en noviembre de 1874, en Bruselas. En el susodichomanifiesto se rechaza toda actividad pblica de los revolucionarios por peligrosa.Dicen:

    Lasrepresiones en masa implantadas por los gobiernos, nos obligaran a unaconspiracin totalmente secreta. Como esa forma de organizacin es muy superior,

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    nos congratulamos porquelas persecuciones concluyeron conlaInternacionalp-blica.Continuaremos elcamino secreto; lo hemos elegido como elnico que puedeconducirnos a nuestra meta: la Revolucin Social.

    sta fue la situacin del movimiento cuando varios social-demcratas radicales

    alemanes en el extranjero, lo llegaron a conocer. Las grandes luchas ideolgicasen elseno delaInternacionalpasaron para elproletariado alemn casisin dejarhuella. Sobre todo, apenas se distingua la influencia de la granAlianza Obrera enAlemania. Los contados viejos precursores del anarquismo en Alemania, ya habansido olvidados hace tiempo, mientras que los trabajadores alemanes comenzaronpororganizarse autonmicamente. Los escritos de CarlosGrun,Moises Hess,Guillermo Marr,etc.eran porellos completamenteignorados,comotambinlasvaliosas traducciones de Proudhon, las que por el cuarto y quinto decenio (delsiglo XIX) fueron publicadas en Alemania. Todo el movimiento estaba entoncesbajo la total influencia de los social-demcratas.

    Las espantosas persecuciones al movimiento anarquista en los pases latinos

    ahuyentaron a una gran cantidad de refugiados a la Suiza francesa. All se en-contraron franceses, italianos, espaoles.Dicho crculo se agrand cuando enAlemania,seimplantlaleycontralos socialistas, ymuchos alemanestuvieronque refugiarse en el extranjero debido a las persecuciones. LaFederacin del Ju-ra, que tuvo gran influencia en Suiza en el ltimo decenio, despleg una vivazpropaganda en la que participaron los refugiados. En esa esfera conocieron el anar-quismo obreros alemanes, como Emilio Werner, Eisenhauer y Augusto Reinsdorf.Fue justamente aquella fase evolutiva del movimiento, de la que hemos hablado,la que conocieron y que estamp un sello especial sobre su propia evolucin. En

    elespritu de aquella poca consideraba alArbeiterZeitungquefuefundado enjulio de 1876 en Berna, como el primer peridico anarquista escrito en alemn.Cuando el Reischtag adopt, dos aos ms tarde, laleycontralos socialistas, ytodo el movimiento socialista fue por este motivo declarado ilegal, naturalmentequetuvo que contribuirpoderosamente a quela nuevatendencia se encarrilaraen un sentido extremista.

    Adems hay que aadir un nuevo factor de suma importancia. En Rusia comen-z por entonces la terrible campaa de laNarodnaia Volia, contra los representan-tes del absolutismo zarista, la que se inflam con una pasin no vista hasta hoy enla historia europea. Los actos de los revolucionarios rusos tuvieron una mgicainfluencia sobre el movimiento socialista de Europa, especialmente all donde elmovimiento fue perseguido por el gobierno. No hay nada que contribuya tantoa despertar en los hombres instintos violentos y sed de venganza como el ince-sante vilipendio de su dignidad. Hay que vivir un periodo as para poder apreciar

    exactamente su fatal influencia. Las eternas persecuciones de la polica, los bajoschicaneos a que se est expuesto diariamente, las disposiciones econmicas y la

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    provocacin detodas partes,pueden desesperaralhombre ms apacible.Cuandoesto sucede a un hombre de gran valor personal, como Augusto Reinsdorf, a quienverdaderamente se persegua de ciudad en ciudad como a una bestia salvaje,secomprende que su espritu se desbordefinalmente en pensamientosvengativos

    que han detenerunainfluencia decisiva sobretodala manerayelsentido de supropaganda.Cuantas msvctimas soninmoladas,ms se arraiga en su alma eldeseo de venganza.

    Se entiende que en tal estado de nimo poca comprensin se puede tener parael desarrollo de ideas y para hechos creadores. La comunicacin espiritual con lamasa popular cada vez desaparece ms y an ms en el grado que se desarrollan losaspectos extremos en cada revolucionario. A pesar de eso est bien convencido quede esa manera se acerca ms al pueblo, cuando en realidad ocurre todo lo contrario.Es tanto como imposible de comprender la psicologa especial de un hombremientras desconocemos la atmsfera de la esfera en la que acta. Y esa fue la causaen su ms amplia acepcin. El sentido para una gran actividad organizadora, sobre

    la base de la muchedumbre, para completarla con ideas nuevas y luego empaparseen la vida prctica del pueblo, un cambio mutuo eficaz sin el que es incomprensibleunverdadero movimiento popular,ese sentido,poco a poco,se pierde del todoy da lugar a toda clase de alucinaciones que no tienen ningn contacto con larealidad de la vida. Tampoco puede ser de otra manera, pues toda actividad, porms extensa que sea, al margen de las multitudes, es debida al estado de excepcin,ms que a una ilusin. El gran pensamiento fructificador de una organizacinde las masas, como lo representaba laInternacional, queda poco a poco atrs. Laorganizacin se convierte en un pequeo ncleo de conspiradores, mientras creeque tiene cierta importancia, y naturalmente puede tener un campo de influenciabastante limitado. En este sentido concibi Reinsdorf la organizacin, respecto a

    la que, en julio de 1880, verti enFreheitde Most los siguientes pensamientos:

    Cuando consideramos el por qu del terrorismo contra los trabajadores socialistas

    alemanes,porparte de una pequeafraccin defuncionarios delReichtagyde pe-riodistas,elque culmin conla expulsin delpartido de Hasselmannyde Most, yla burla a los obreros social-revolucionarios y el desprecio de toda actividad revolu-cionaria, llegamos a la conclusin de que la causa de ese lamentable acontecimiento

    esta enlos mismos obreros alemanes que con su organizacin centralista crearonese partidofetichista,que se coloca en contra detoda accinindividual yboicotea a

    todo el que se permite dudar de su infalibilidad. La gran leccin que deben deducirde esos hechoslos obreros socialistas alemanes es que,en el futuro,cuiden de suautodeterminacin individual en contra de todo llamado jefe. Cada individuo debetenerelderecho de ajustarsu accinrevolucionaria,de acuerdo a su propiaidea

    cada grupoindependiente debetenerelderecho de emplear, en suterreno social,como medio de liberacin el veneno, el pual, la dinamita, sin ser por esto declarado

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    irresponsable o de que est al servicio de la polica. Cada grupo debe tambin tener

    el derecho de unirse, para ciertos trabajos comunes, con uno o ms grupos distintossin seracusado de que obra contralatctica delpartidoyotras consideracionesartificialesyde palabrera que,hasta elpresente,notienen otro objeto que crear

    privilegios. Libertad de actividadrevolucionaria para cadaindividuoypara cadaagrupacin, libertad para cada agrupacinypara cadaindividuoreferente a unacoalicin y, de esa manera,elaceleramiento deiniciativasy la confianza enlas

    propiasfuerzas del individuo,en beneficio dela causa,pormedio delos hechosylo que es msimportante: laliberacin delpeso enorme delprotectorado dejefesineptos parala accin,ese es el resultado de una organizacin anti-autoritaria delabor socialista revolucionara.

    En el nmero 39 de Freiheit(1880) toca otra vez Reinsdorf la organizacinanarquista y dice:

    Cul es el estado actual de la organizacin de los anarquistas? No se oye mucho de

    largos congresos, discursos y resoluciones; sin ser culpado de recalcitrante contra una

    llamada disciplina de partido (la palabra suena militarsticamente) cada agrupacinyhasta cada miembrotrabaja a su modo por larevolucin, seguro delacuerdosolidario de los camaradas, cuando se trata respecto a un acto de propaganda. Pero un

    relmpago agudo en el Neva, un rpido brillar en el Deniester, un complot campesino

    en la Romania, un asalto armado alos empleados deimpuestos en losvalles deSierra Nevada, una demostracin colosal en la ciudad mundial a orillas del Sena oun combate conla polica en las costasrepublicanas de Aar,sonlos signosvitalesque se traslucen de tiempo en tiempo y que demuestra que tienen siempre ante susojos el propsito: la destruccin de la sociedad actual.

    Como es fcil observar, Reinsdorf concibe la organizacin casi exclusivamentebajo el horizonte de conjuraciones y actos terroristas. Alrededor del mismo puntode vista estaban colocados todos los anarquistas de esa poca. La esencia naturaldel anarquismo no la conocieron, o la conocieron bastante superficialmente y sinninguna perfeccin y, la mayora de ellos, confundieron en forma circunstancial

    una necesidad del movimiento con el ser substancial de la propaganda anarquista.De ese modo sucedale a menudo a Reinsdorf que se extraviaba en ideacionespuramente blanquistas y sin darse cuenta se dejaba influenciar por ideas extrema-damente autoritarias. Por ejemplo en septiembre de 1880 en una correspondenciaenFreiheitexhorta a los trabajadores alemanes a estudiar detenidamente el Ca-tecismo del revolucionario, el que equivocadamente atribuye como lo hicieronmuchos otros a Bakunin y que en verdad pertenece a Netschaiev y, justamen-te ese documento que tanto le entusiasm es la negacin de todo sentimientopersonal, de toda personalidad en general. Pero eso no le sucedi a Reinsdorf

    solamente. El llamadoComit ejecutivo revolucionariode New York del que tantohablJohn Mostpor los aos ochentay tantos(delsigloXIX),pero elque con

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    toda seguridad exista ms en la imaginacin que en la realidad, no fue de maneraalguna producto de las ideas anarquistas. En tales periodos de reaccin generalcuandolos movimientosrevolucionarios slo pueden existirclandestinamente,son inevitables esos confusionismos. Es una atmsfera de errores de la que nadie

    puede librarse completamente.

    Captulo 4

    As como los anarquistas de aquel periodo exageraron el significado de lasorganizaciones conspiradoras, de la misma manera sublimaron, al correr del tiem-po, la importancia de los actos individuales alcanzando esto ltimo proporcioneslejanas, llegando muchos de ellos hasta ver en la llamadapropaganda por el hechoel punto esencial del movimiento. Los actos terroristas individuales de caracteresapasionados son concebibles y explicables en periodos de reaccin desenfrenaday de persecuciones atroces. Estos medios no fueron solamente empleados por los

    anarquistas. Hasta se puede afirmar tranquilamente que, comparndolos con lospartidariosreaccionarios del terrorismoindividual, los anarquistasfueron unassimples criaturas inocentes.De todos modos, queda bien establecido que estosactos en s, nada tienen que ver con los anarquistas. Como seres humanos, igual

    que todos, estados determinados incitaron a algunos anarquistas a cometer deter-minados actos,comotambin sola ocurrircon personas de distintastendenciasideolgicas. Solamente, debido a las espantosas persecuciones de que son objeto

    los anarquistas en los diversos pases, puede explicarse el por qu la importanciade esos actos fue exagerada en los sectores anarquistas de aquel periodo.

    Los actos individuales nunca pueden servir de fundamento para un movimientosocial yde manera alguna son capaces detransformarelsistema social.Solamente

    pueden, en ciertos tiempos, atemorizar a algunos sostenedores del sistema existen-te pero no influyen en absoluto sobre el sistema mismo. Eso tampoco fue afirmadopor los anarquistas.Solamente ciertosindividuos pueden ser inducidos porpro-cederes terroristas y ese solo hecho es la mejor demostracin que sobre la basede individuos no se puede edificar un movimiento Las transformaciones socialesson solamente factibles por movimientos de multitudes. As lo comprendieronlos anarquistas del primer periodo y por lo mismo dedicaron lo principal de susactividades a la propaganda entre las masas y trataron de relacionarlas en unioneseconmicas y en centros de estudios sociales. Recin ms tarde, cuando la siemprecreciente reaccin concluy con esa actividad y el movimiento anarquista fueperseguido por las autoridades, se desarroll en ella la tendencia de la que ya

    hemos hablado.

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    Bajo el dominio de la Leycontralos socialistasen Alemania, el movimientoanarquista desarroll una actividad subterrnea, pero que, se limit solamente a

    la distribucin clandestina de los peridicos y folletos publicados en el extranjero.rganos anarquistas comoFreiheitde Most yWarheitque tambin apareca en

    NewYorkyespecialmenteAutonomadeLondresfueronintroducidos a Alemaniapor lasfronteras belgayholandesa. La difusin de esaliteratura estaba sujeta ainfinidad de vctimas y los compaeros que caan en las garras de las autoridadesfueron casi todos sin excepcin castigados conla prisin.Bastantefuerte nuncalo fue el movimiento, porque siempre tena que luchar con inmensas dificultadesy no slo tena que soportar toda especie de persecuciones por parte del gobierno,sino que tambin los ataques odiosos e intolerables de los jefes social-demcratas,duchos en toda clase de vilipendios. De esa manera Guillermo Liebknecht calum-ni a Augusto Reinsdorf,acusndolo de que estaba alservicio dela polica cuandoya lo haban condenado a muerte.

    Existieron grupos en Berln, Hamburgo, Hannover, Magdeburgo, Francfort

    del Mam, Maguncia, Manheim y en otras diversas ciudades en el bajo Rhin, enSajonia y en el sur de Alemania. La mayora de los miembros, especialmente enlos aos posteriores durantelaLeycontralos socialistas,estaba compuesta de

    jvenes entusiastas,que ms concibieron elanarquismo con elsentimiento quecon la razn. Pero no es del todo extrao, puesto que la literatura anarquista enlengua alemana no poda gloriarse de un rico contenido. Adems deDiosyelEstadode Bakunin haba contados folletos de Kropotkin, Most y Poucquart. Estofue toda la pequea riqueza. Tampoco hay que olvidar que las palabras de fuertesustancia de Most influyeron entonces ms sobre nosotros, la juventud, que lassencillas exposiciones de Kropotkin.Psicolgicamente es fcilentenderlo.En unpas donde estaba prohibida la palabra libre, se sobreentiende que las expresionesmsradicales han debidotenermayorxito,aunque esas expresiones no hayansido profundizadas.

    Conla cada delaLeycontralos socialistasen 1890se verificotambin uncambio en el horizonte anarquista deAlemania, de considerables proporcionesan cuando se opero con lentitud. La oposicin dentro de la social-democracia,que ya se poda notar bien durante las ltimas fases de la ley de excepcin, sali

    ahora pblicamente ocasionando disgustos a los viejos jefes del partido. Los viejosintentaron toda clase de recursos para conformar a losjvenesy al no lograrlo sedeclararon abiertamente porunaruptura, llegando atalextremo quelos oradoresdela oposicinfueron expulsados durantela convencin de Erfurten1891. Losexpulsados fundaron entonces una nueva organizacin, elPartido de los SocialistasIndependientes, fundando un rgano propio en Berln,Sozialist.

    Estos hechos facilitaron tambin a los anarquistas pblicamente con sus ideas,siendo Berln el punto donde se celebraron las primeras conferencias anarquistas.

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    Dos aos ms tarde se llego hasta el intento de fundar un rgano anarquistapropio enAlemania, pero elArbeiterZeitungque se titulabargano delos anar-quistas de Alemaniayque deba apareceren noviembre de1893 en Berln, fueinmediatamente confiscado porelgobierno. Todala edicin delprimernmero,

    exceptuando algunos ejemplares, cay en poder de la polica. Mientras tanto elSozialistevolucionaba cada vez ms en direccin al anarquismo, hasta que final-mente bajo la direccin deGustavo Landauer, hubo una ruptura en el seno delos socialistasindependientesy la mayora se declar porelanarquismo.Desdeentonces elSozialistfue netamente anarquista.

    Entonces, es decir en la mitad del noveno decenio, fue quiz posible organizarlos diversos grupos anarquistas enAlemania y de esa manera colocar el funda-mento para un movimiento saludable y vigoroso. Efectivamente, una parte delos anarquistas alemanes tenan esta intencin, pero justamente fue entoncescuando comenzaron las discordias intestinas que durante aos sacudieron a todoelmovimientojoven. Todo un diluvio deideas distintas sevolc sobre elnuevo

    movimiento anarquista, las que llevaron una espantosa confusin a los espritus.Sielmovimiento hubieratenidola posibilidad de desarrollarse pblicamente al-gunos aos sin contratiempos y poder fortificarse espiritualmente, muchas ideasque adquirieron entonces habran ayudado a acelerar y fructificar su evolucinespiritual. Desgraciadamente no se encontraba en esa afortunada situacin. A la

    mayora de sus partidarios de entonces les faltaba la madurez espiritual que lespudiera habilitar independientemente para probar y valorizar crticamente todaslas nuevas ideas que se introducan tan de improviso en su seno.

    El 99% de los anarquistas de Alemania no tuvieron entonces una idea siquieradelorigeny de las aspiraciones delmovimiento anarquista.Pormedio delosperidicos y folletos anarquistas que aparecan en el extranjero llegaron a cono-cer superficialmente una fase determinada de la lucha, pero las circunstanciasque mediaron para la nueva forma del movimiento, fueron para ellos comple-tamente desconocidas. Los compaeros que alcanzaron a conocerelperiodo deconspiracin del movimiento enAlemania, todos sin excepcin eran partidariosdel anarquismo comunista. De otra tendencia antes no se supo siquiera. En 1891

    apareci en Munich la conocida novela de Juan Enrique Mackay Los anarquistas.

    Elsusodicholibro hizo muchoruido enlos crculos anarquistas deAlemania,apesar de su bien floja base terica. En las reuniones de agrupaciones y en lasdisertaciones nocturnas se entablaban discusiones sinfin sobrela cuestin:Anar-quismo comunista o anarquismo individualista?No eran pocos los que llegaron a

    la conclusin de que el llamado individualismo representa en s la verdadera direc-cin ideolgica del anarquismo. Algunos se fueron tan lejos despus de Mackay,

    que hasta llegaron a disputar seriamente a los de tendencia comunista el derecho

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    dellamarse anarquistas.Es notable quelos proslitos msfanticos delalibertadson justamente aquellos que quieren limitarla estrechamente.

    Un ao mstarde apareci enlaBiblioteca Universalde Reclam una nuevaedicin de la obra de Stirner, Elnicoysu Propiedad, la que ya haba sido casi

    completamente olvidada. (La segunda edicin que apareci en 1852, fue pocodivulgada y en los centros anarquistas qued casi desconocida por completo).La reaparicin de esa obra extraa es un acontecimiento importante para el mo-vimiento anarquista enAlemania. Solamente un pequeo porcentaje tena unaidea cabal del tiempo y de las circunstancias en que apareci la obra de Stirner.Las grandes luchas ideolgicas del periodo anterior a 1848 fueron hace bastantetiempo olvidadas y por lo consiguiente se comprende que muchos de los quese embucharon vidamente el nico, no las conocan o si las conocan era po-bremente y no como para interpretar los agudos ataques polmicos del libro. Esfcilpresumirlo,porque aquelperiodo no dej ningnrastro deliteratura quenos presente valores contrarios a las luchas de aquel tiempo remoto. Por eso la

    obra de Stirner se convirti para muchos en un nuevo Manifiesto, una especie deltima verdad que no puede ser superada.Aunque resulte paradjico, esa obraclsica de negaciones,que seguramente no tiene otraigualentodalaliteratura,se convirti, para muchos anarquistas de aquel tiempo, en una nuevaBiblialaque fue de muchas maneras comentada e interpretada y desgraciadamente co-mentadores no faltaron. Creo que es una tragedia de todos los grandes espritus,o quiz del espritu en general, que justamente las cabezas ms obtusas y loscharlatanes ms sosos se consideran siempre prontos para aparecer como susapstoles.Con Stirner yNietzscheya sobrepasala medida. yestoverdaderamentenolo merecieron.En muchos grupos anarquistas se encontraron comentadoresstirnerianos que siempre estaban prontos con un comentario de laegocraciaque,dicho sea de paso, no comprendieron e imposibilitaron toda obra razonable. Esdecir,en cada grupo naturalmente uno slo de esos espritus podafigurar,porqueen cuanto apareca otroesprituen la agrupacin era inevitable la ruptura y origi-naba la inmediata fundacin de una nueva agrupacin. Esos alemanes combatanprincipalmentetoda actividad organizadora mirando de arriba abajo,con orgullodespectivo algran rebao. Llegaron hasta a olvidarque elmismo Stirnerotorgaunvalor relativo ala organizacin cuando habla delasSociedades de egostas.Tuve oportunidad de estudiar a algunos de los quesiguen su propio camino, losque siempre estaban prontos con sus frases banales,rebaovacuno, eidiotismode masasy la experiencia me demostr quela mayora de estos extraos santosestaban siempre a la altura del simple hombre del pueblo y que para muchosde ellos el epteto almargen delas masasles estaba como pintado. Lo mismo

    ocurra con la hereja autoritaria de esos seores. Acechaban caer siempre sobrealguna autoridad y reducirla a ceniza pero ellos mismos fueron siempre la gente

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    ms intolerante que se pueda concebir, e imbuidos de una terquedad y oposicinenfermiza que imposibilitaba simplemente colaborar con ellos durante un tiempo.

    Pero no fueron ellos las nicas nuevas influencias sobre el movimiento joven,aunque sin duda tuvieron la eficacia ms perjudicial. En 1892 apareci la obra del

    Dr. Benedicto FridlanderEl socialismo libertario en contraposicin a la esclavitudestataldelos marxistas, libro muy digno de ser ledo, que hizo recordar a losanarquistas la obra vital de EugenioDuhring, que era tambin desconocida porla mayora de los jvenes. Esto impuso a muchos anarquistas el estudio de lasobras de Duhring, especialmente cuando la nueva tendencia comenzaba a editar

    en1894un rgano propioDer moderne Volkergeist(El espritu popular moderno)que les facilitaba la propagacin ms intensiva de sus ideas.

    Adems el movimiento en pro de la tierra libre que por entonces propagabaTedoro Hertzka, influyo de una manera tan poderosa sobre el movimiento anar-quista, que resulta imposible valorizarla. Sus obrasTierra libre,Un viaje a Tierralibre, etc., fueron muy ledas en los centros de los anarquistas alemanes y muchas

    veces comentadas en elSozialist.En 1894, elDr. Bruno Wille public su obra Philosophie derBefreiung durchdasreine Miel(Filosofa dela emancipacin porun medio puro), la quetambinprovoc grandes divergencias de opiniones, porque trajo nuevamente al tapete lacuestin sobre el empleo de la violencia como un medio tctico de lucha, medioque naturalmente Wille rechazaba. Se podra hablar aqu de algunas otras cosasque han tenido una mayor o menor influencia sobre el desarrollo del movimientoanarquista enAlemania, pero basta con sealar las corrientes ms importantes.Repetimos nuevamente que, todas esas ideas y aspiraciones nuevas que circunda-ron al movimiento joven, podran resultarle til y ventajosas, si tuviera el tiemposuficiente para fortificarse espiritualmente y establecer una base para su actividad.Pero como lamentablemente no fue as, todas esas nuevas tendencias obraroncomo la plvora sobre el movimiento joven, destruyndolo interiormente cadavez ms. Laredaccin delSozialist,que hall enGustavoLandauerun admira-blerepresentante,se empe grandemente en unir yeducaralmovimiento pordentro, pero no fue trabajo fcil y se hizo cada vez ms difcil por las persecucio-

    nes atrocesy los chicaneos policiales que elmovimientotuvo que soportar. Losatentados de Ravachol, Vaillant, Henry, Palls y otros que ocurrieron en Francia yEspaa enloquecieron a la polica alemana inducindola a perseguir atrozmente alos anarquistas. Las persecuciones cayeron sobre elmovimiento como un granizoyen especial fueron dirigidas contralos editores delSozialistalque se pretendadestruir a toda costa. En el corto tiempo de su existencia, es decir de noviembre de1891 hasta enero de 1895, no menos de 17 redactores responsables fueron acusados

    ycon excepcin de dos quelograron huiralextranjero, fuerontodos condenados,ycuando estos medios no dieron msresultado selleg hastaviolar lasleyes,

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    con el objeto de terminar con ese peridico tan odiado, hasta que finalmente loconsiguieron.

    Captulo 5Los editores delSozialistpensaron al principio volver a publicarlo en el extran-

    jero, pero despus de un parntesis de siete meses lograron volver a publicarloen Berln comopoca nueva. Pero el gnero y el estilo de escribirlo era diferente.

    El nuevoSozialistperdi su anterior tono de mozo bravo de sus primeros aos,concretndose exclusivamente a cuestiones puramente tericas en cuyo terrenocontribuyo considerablemente. Como ejemplo recuerdo solamente los admirablesestudios sobre el marxismo y, en especial, los anlisis crticos de la interpretacinmaterialista de la historia, que fueron ampliamente tratados.

    Pero los artculos del Dr. Eugenio Enrique Smith, Ladislauer, Gunplowicz, Bene-dicto Frid Lander, Bruno Wille, Ommer Born, Brude, etc., a pesar de toda su bondad,

    no podan corresponder a las necesidades de los trabajadores anarquistas que noestabanlo suficientementeinstruidos,como para apreciar lasidealizaciones delos intelectuales. Lgicamente esto deba terminar con un hondo confusionismodentro delmovimiento berlinsyque mstarde se extendi a otraslocalidades.Los mismos editores delSozialistcomprendieron que habra que intentar algoen ese sentido para nivelar las contradicciones que aparecan cadavez ms ex-presivas y fundaron en 1896 elAnnen Konrad(El pobre Conrado) una especie desuplemento popular alSozialist. Tambin el nuevo peridico, que apareca bajo ladireccin deAlberto Weidner, estaba bien presentado pero su formato era muychico para ocupar el lugar que precisaba. Mientras tanto se ahondaron demasiadolas divergencias que la orientacin del Sozialistocasion.Aunque con un poco

    de buena voluntad se habra podido llegar a un arreglo razonable y favorablepara todo el movimiento, pero en Alemania donde esas disputas abarcaban desdetiempo atrs un carcter ms hostil que en cualquier otra parte, segn parece fueimposible.

    De esa manera apareci en1897en elsectordelos elementos descontentos conla orientacin delSozialist, un nuevo rgano anarquistaNeues Leben(Vida Nueva).Pero el nuevo peridico no granje ningn honor especial para su tan prometedorttulo, a pesar de toda la buena voluntad de sus editores, porque les faltaba lasuficiente capacidad que se requiere para sacar un peridico bien redactado. Noobstante,elnuevo peridicologr desposeeralSozialist,elque,afines de1899,despus de largas y arduas luchas financieras, dej de aparecer.

    Evidentemente no fue buena seal para la fuerza espiritual de ese movimiento,que una hoja como NeuesLeben lograr arrojar del escenario a un peridico

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    excelente y comedido como lo fue elSozialist. Pero tales acontecimientos debentambin ser juzgados desde otro punto de vista. Sin duda haba entonces entre losanarquistas alemanes un cierto nmero de elementos que pueden ser consideradoscon mayor justicia como socialistas decepcionados, ms que como anarquistas.

    Ese elemento an hoy no desapareci del todo en Alemania.Qe el Sozialistno haya podido ser para ellos un peridico conveniente es

    fcil de comprender, pero existe otra causa que tomo un rol importante en esalucha mutua entre anarquistas, y quiz tuvo una importancia decisiva. Una partede los trabajadores anarquistas sintieron instintivamente que la posicin queadoptaba elSozialistlo alejaba cada vez ms de la clase trabajadora, porque unaparte considerable de sus colaboradores se perda, de facto, en ideaciones queeran completamente ajenas alavidarealcon susluchas cotidianas.Se senta queel contacto interno con el movimiento obrero en general se debilitaba, cada dams, previendo en ello un accidente que habra de perjudicar al desarrollo ulteriordel movimiento.

    Esas cosas en general las siente el trabajador simple ms tenue e intensamenteque el intelectual, aunque no siempre posee las facilidades de darle una expre-sin a esos sentimientos. La mayora de los camaradas alemanes aspiraban a unmovimiento obrero anarquista y sentan instintivamente de que una acentuacindemasiado unilateraldeteoras puramente abstractas sobrelasoberanailimitadadel individuoy otras cosas anlogas por medio de las cuales puede suponersetodo lo posible e imposible, desalojara a las masas del campo del movimientoconvirtindolo en una secta petrificada. Esto indujo a muchos a tomar una actitudresuelta contra elSozialistyencaminarse porotrasvas.Es profundamente sen-sible la injusticia amarga que de esa manera se cometi, tanto desde el punto demira puramente humanitario como del de inters del movimiento, con un hombrecomoGustavo Landauer. Un vistazo a su excelenteManifiesto al Socialismo, es sufi-ciente parareconocerquejustamenteLandauer fue uno delos pocos en Alemaniaque ms profundamente interpretaron el lado social del anarquismo. Pero tambinsera injusto si se atribuyera todo, en esa lucha, a simples odios personalistas orestricciones espirituales, a pesar de que muy a menudo son lamentablementeacontecimientos que acompaan a tales pleitos.

    El buen sentido indujo a muchos obreros anarquistas a desear una raz de uninms potente del anarquismo con el movimiento obrero. Para muchos fue quizms instintivamente que a sabiendas. Se senta la necesidad interna, pero no setena la certidumbre del camino conveniente. El periodo deNeues Lebenno fue se-guramente camino verdadero, pero, para algunos, acelero la aclaracin interna noobstante estar fuertemente influenciado por los acontecimientos que se operaban

    en el extranjero. El joven movimiento sindicalista en Francia se desarrollo conuna rapidez pasmosa, y muchos anarquistas activos empearon toda su energa

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    en el nuevo movimiento, participando en sus innumerables luchas. La razn deser de un movimiento de masas se levanto poderosamente despus de un adorme-cimiento tan largo durante el tiempo de las leyes de excepcin. La grandiosa ideadeHuelgaGeneralcomenz a abarcar a la muchedumbre de los pases latinos y,

    bajo la directa influencia de grandes luchas obreras las que, durante los primerosaos del presente siglo, conmovieron Espaa, Francia, Italia, la Suiza francesa,Holanda, Hungra y otros pases, tambin entr el movimiento anarquista en unanueva fase de su evolucin, que volvi a acercarlo a sus precursores.

    En enero de 1904 empez a aparecer en Berln DerFreie Arbeiter(ElObrerolibre),cuyos editores se colocaron enteramente en el terreno delmovimientorevolucionario de las masas,predicabala huelga general y la accin directa.Unintento firme, en ese sentido, ya fue hecho con anterioridad por Rodolfo Lange yotros camaradas, los que contalmotivo sacaron elAnarchist.Pero,en elmomentode colocarse en el terreno del movimiento revolucionario de las masas, el puntoOrganizacinvolvi al tapete y, en efecto, fue Lange uno de los decididos parti-

    darios de la organizacin anarquista en gran escala concitando muchas veces lacontrariedad de una gran parte de los camaradas alemanes, con su defensa resuel-ta de este pensamiento.Cuandola Conferencia de Mannheim,delaFederacinAnarquista Alemana(1907),elaboryaproblneas de conducta en ese sentido,como era de esperarprovocinnumerables protestas,protesta dondelafraseLaautonoma absoluta del individuo autcratajug un rol prominente.

    Acontecimientos iguales ocurrieron tambin, en una ms o menos idnticaforma, casi en todas partes, es decir, se trataba de asuntos que deban hacer en todaspartes,elmismo efecto.Elconocido anarquista holands Christian Cornelissen,relat bien detalladamente ese estado en su interesante estudio sobreLa Evolucindel Anarquismodonde emite su opinin de la siguiente manera:

    En diversos pases modernos el anarquismo recin se hizo camino prctico comooposicin ala centralizacinydisciplina dela social-democracia.Pero dicha opo-sicin,como ocurre generalmente en movimientos opositores,sefue bien pronto alotro extremo. Junto a la influencia de los elementos libertarios y artsticos contribu-

    y mucho a prestarcierto apoyo al individualismo comoteorayhastaintroducirentodas partesla desorganizacin en elmovimiento.Sobretodo a principios delnoveno decenio del siglo pasado, durante la poca en que la llamada accin indivi-dual incit diversos atentados con bombas, la crtica individualista de all as como

    tambin deItalia,Alemania,Holanda,Bohemia,etc.,atacaba primero alaformade organizacinymstarde ala organizacin misma.En los sindicatos aparecielesprituindividualista de desorganizacinyen muchas sociedades dereciente

    fundacin, se puso como cuestin preliminar en la orden del da, que estatutos

    ypresidentesllevan en selgermen de un nuevo dominio.No contentos con criticarelabuso dela organizacinyelempleo detodoslos medios para evitarquelos

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    miembros directores de los sindicatos poseyeran demasiado poder en sus manos,pues son sencillamente los mandatarios de los asociados, empezaron luego losindividualistas a combatir a la misma organizacin, soando ver siempre nuevostiranoshasta alldonde setratabatan slo deregular los asuntos sindicales ms

    simples. Tambin en estos casos fueron errneamente empleadas palabras comotiranizacin de la minora por la mayorayrepresin de la libertad individual. Pero,la crtica individualista, no not aqu el peligro de que cuando en una organi-zacin obrera no existe una reglamentacin se hace valer con ms facilidad laautoridad personal y hasta la dictadura de individuos de accin, igual que enlavieja sociedad combatida.Ms an que enlos sindicatos hallresonancia elindividualismo en el periodo transitorio de que hablamos aqu, en los grupos y enlos centros de estudio y de agitacin los que se colocaron directamente frente a lassociedades delos social-demcratas.Recin,no hace mucho en diversos pases sediscutieron problemas como los siguientes: Si no es un repudio contra la libertaddel individuo el votar yconcebir resoluciones en gruposrevolucionarios? Sies

    permitido apelar a los miembros de tales grupos, para que abonen con regulari-dad sus contribuciones ala caja delgrupo? Sise est autorizado para nombrarun presidente de mesa enlos grupos para que anote alos que pidanla palabrao un secretario y especialmente un tesorero, pues son todos responsables antelos miembros y esto establece una nuevadominacincomo ocurre en los social-demcratas? Adems, relativo a responsabilidad, el individuo soberano es deudorante s mismo de la responsabilidad. Qe no se vaya a creer que es exagerado.Todava, en el Congreso Internacional revolucionario de Londres en 1896, entrelos presentes se hallaba un stirneriano empedernido que protestaba cada vez quehaba que aprobar alguna resolucin:Q, una resolucin? No quiero resoluciones!No vine para pactar con otros! Yo quiero ser YO MISMO!Pero entonces la tendenciacomunista ya tena la supremaca y se le dijo al opositor:Eso podras haber hechoen casa! No debes venir para aburrirnos.

    Citetan detalladamente a Cornelissen porque dio enlatecla con sus consi-deraciones y lo sobrevivi todo igual que yo. Lamentablemente, el espritu deentonces no desapareci an del todo del movimiento anarquista en Alemaniay sigue mareando ac y acull a gente que se embriaga fcilmente con palabrashuecasynotienela habilidad de escarbarenla substancia de los conceptos.Esagente queda apegada a las formas exteriores de las cosas, porque sufren de unincurable fetichismo que les representa siempre los cuadros de su imaginacincomo la verdad realista. Me basta recordar aqu solamente el Boletnque la BolsadeObreros Mozos crey conveniente publicar en ocasin del ltimo congresosindicalista de Dusseldorf. La misma hereja autoritaria y las mismas rplicas que

    quedaron completamente intactas por las experiencias del tiempo. Una sola cosase cambi. La hojita se titulaDer Vorgeschobeney es realmente algo nuevo. Pues

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    que en una sociedad tan ilustrada de individuos soberanos pueda haber tambin

    rebao, es algo que antes nadie hubiera soado. Aparte de eso, es as como viejosespectros nocturnos que se sumergen otravez en elsepulcro,antela primerailuminacin del alba.

    En el momento en que el movimiento anarquista volvi a colocarse sobre elterreno de la accin de las masas, como lo hicieron sus grandes precursores enla poca de laInternacional, el problema de la organizacin deba naturalmentevolver de nuevo a la orden del da y fue principalmente ese problema el queoriginla convocacin delCongreso AnarquistaInternacionalde Amsterdam(1907)yde la creacin delaInternacionalAnarquista.ElcompaerofrancsDunoisinici elpuntoAnarquismo y organizacin,con una pequearelacin,enla quepuntualiz el carcter social de la idea anarquista y declar que el anarquismo noes individualista sino federalista y que puede definirse como federalista en todoslosterrenos.Enla discusintodoslos camaradas,exceptuando el individualistaholands Croiset, se expresaron por la necesidad de la organizacin. Con especial

    acentuacin lo hizo nuestro viejo camarada Errico Malatesta, quien siempre fueun campen incansable de las ideas organizadoras.Guardmonos delafalsa concepcin,dice Malatesta,de quela ausencia de or-

    ganizacin es una garanta paralalibertad; los hechos palpables nos demuestranlo contrario.Un ejemplo a sufavor:existen en Francia peridicos anarquistas queno dependen de ninguna organizacin pero estn cerrados paratodos aquellos cu-yasideas,estiloypersonatienen el infortunio de no caeren gracia a sus editores,resultando en tal caso, que unos individuos poseen ms poder para coartar la liber-tad de opinin a otros,no como pudiera ocurrircon un peridico editado porunaorganizacin. Se habla mucho de autoridad y autoritarismo. Aclaremos de una vez

    por todas qu eslo que se entiende por tal.No cabe duda de que nos sublevamosdesde el fondo de nuestro corazn, y nos sublevaramos siempre, contra la autoridad

    que est representada por el Estado y la que persigue el nico objeto de mantener la

    esclavitud econmica en elseno dela sociedad,pero ningn anarquista,sin excep-cin,se negara arespetaruna autoridad puramente moral la que debe su origena experiencia, inteligenciay talento.Es un grave erroracusaralos partidarios dela organizacin, losfederalistas,de autoritarismo, yes un gran errorcreerquelosllamados enemigos dela organizacin, losindividualistas,se hubieran condenadovoluntariamente a un aislamiento completo. Yo soy de la opinin de que la lucha, que

    se mantiene entreindividualistasypartidarios dela organizacin,gira en generalal-

    rededor de frases huecas, que no pueden tener ningn valor para los hechos prcticos.

    EnItalia sucede muchasveces quelosindividualistas estn sinteneren cuenta deque son contrarios a la organizacin, mejor organizados que algunos defensores de

    la organizacin, los que a cada paso reafirman su necesidad y nunca la realizan enla prctica. Sucede tambin a menudo que en los grupos, donde tanto se perora de la

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    libertad del individuo, hay ms autoritarismo efectivo que en las sociedades tituladas

    de autoritariasporque tienen un presidente de mesa y adoptan resoluciones.Basta de frases huecas y dediqumonos mejor a los hechos prcticos. Las palabrasseparan, los hechos unen. Es tiempo ya de que organicemos nuestras fuerzas para

    obtener una influencia decisiva sobre los acontecimientos sociales.En ese sentido el Congreso adopt diversas decisiones creando unBureauIn-

    ternacionalpara que facilite las relaciones entre las diferentes organizacionesnacionales. El segundo congreso de laInternacionalAnarquistaque deba efectuar-se en el verano de1914enLondresypara elqueya estaban notificados delegadosde 21 diversos pases de Europa y Amrica, fue interrumpido por la guerra mun-

    dial que estall justamente cuando el congreso tena que realizarse y los cincomiembros que componan elBureaufueron ms tarde dispersados por diversospases.

    La primera parte de la catstrofe gigantesca est ahora detrs nuestro y seraimposible prever que es lo que podra traernos la segunda parte. Slo podemos

    suponerlo dentro de contornos bastante obscuros. Inmensos problemas se nosplantean esperando una solucin. El movimiento anarquista sufri mucho entodas partes a consecuencia de la guerray los compaeros detodoslos pasesdeben hacer los mayores esfuerzos posibles para juntar nuestras fuerzas dispersasy reanimarlas parala accin.Se concibe ahora entodas partes que elmovimientoanarquista necesita una base organizadora para obtener un resultado eficaz en,las grandes luchas que se nos presentan y para que los socialistas estatales de unau otra tendencia no se conviertan en los herederos gozosos de nuestra actividad ysacrificio. Rusia nos dio en este sentido un ejemplo previsor. All el movimiento

    anarquista,a pesardela enormeinfluencia quetena sobre elpueblo, ya pesardelosinmensos sacrificios con que contribuyeronlos anarquistas parala causade la revolucin, concluy siendo vctima de su dispersamiento interno y desu desorganizacin. Coadyuv a exaltar a los bolcheviques al poder y nuestroscompaeros sienten hoy muy bien su sabor amargo. Lo mismo suceder en todaspartes mientras que nologremos unirnos en determinadaslneas de conductayfusionar en organizaciones nuestras fuerzas.

    En Francia nuestros camaradas se unieron en laUnin Anarquistay desplieganuna actividad satisfactoria.EnItalia es hoyen dalaUnin Anarquistauna delas organizaciones ms importantes e influyentes en el movimiento obrero ita-liano. En Espaa, donde los anarquistas siempre han concentrado el peso de susactividades propagandsticas y organizadoras en el movimiento sindical revolucio-nario,enseguida despus dela guerra se desarrolllaConfederacin del Trabajoportentosamente.Despus de una serie entera de luchas, fue en cierta manera

    desposeda de la publicidad por la espantosa reaccin que nuevamente bulle all,durantelos ltimos dos aos,pero no desapareci a pesardelas persecuciones

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    atroces que sufri y que sigue sufriendo hasta hoy da. Solamente debido a suinquebrantable actividad organizadora lograron nuestros camaradas espaolesresistiralosviolentos ataques delareacciny reafirmar la estabilidad delmo-vimiento. Tambin en Portugal y en Sudamrica, donde los movimientos estn

    bien emparentados con el espaol, contribuyeron mucho nuestros camaradas enel terreno de la organizacin y son acreedores de las mejores esperanzas en elfuturo.

    En Alemania adquiri el anarquismo un terreno firme, a partir de la revolucin,debido al fuerte desarrollo del movimiento anarco-sindicalistaque abarca a todoslos elementos del movimiento obrero anarquista. Segn mi opinin es el aconte-cimiento ms significativo en toda la historia de la evolucin del anarquismo enAlemania, a pesar de que an no est suficientemente valorizado por la fraccin delos compaeros que estn en principio sobre la base del movimiento obrero y dela organizacin. El que sepa valorizar toda la odisea de dicho desarrollo concebirque justamente esos compaeros que dejaron de ser novicios en el movimiento

    deben estar especialmente interesados en acelerarlo en todo lo posible, porque unlargo divisionismo como podemos ver hoy en la mayora de las organizacionesextremistas existentes,hubiera sido almismotiempo un desmoronamiento delmovimiento anarquista del que no podra restablecerse por mucho tiempo.

    Captulo 6

    Qeremos que no se nos confunda. Si hemos defendido aqu tan fervientementela organizacin, no queremos de modo alguno manifestar que es un blsamo paratodas las clases de enfermedades. Sabemos muy bien que en primera lnea est elespritu que anima e inspira un movimiento; cuando falta ese espritu para nada

    sirvela organizacin.No se puederesucitara muertosorganizndolos. Lo ques interpretamos es que alldonderealmente existe elesprituydonde estnlasenergas necesarias, es la organizacin de las fuerzas sobre la base federativa elmejor medio para alcanzar los resultados ms grandes. En la organizacin hayun campo de actividad para todos. La estrecha cooperacin de los individuos poruna causa comn es un medio poderoso para el levantamiento de la fuerza moraly de la conciencia solidaria de cada miembro. Es absolutamente falso el afirmarque en la organizacin se pierden la individualidad y el sentimiento personal.Todo lo contrario, justamente por el constante contacto con iguales se desplieganrecin las mejores cualidades de la personalidad. Si se entiende por individualismonada ms que el constante pulimiento del propio YOy el ridculo temor de que

    en todo contacto estrecho con otros hombres reside un peligro para la propiapersona, se olvida que justamente ah yace el mayor obstculo para el desarrollo

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    de la individualidad. Cuanto ms estrechamente est ligado un hombre a susprjimos y cuanto ms profundamente siente sus alegras y sus dolores, mshondo y rico es su sentimiento personal y ms grande su individualidad. Se puedeafirmar tranquilamente que el sentimiento personalista de un hombre se desarrolla

    directamente de su sentimiento social.Por eso el anarquismo no es contrario a la organizacin, sino su ms ferviente

    defensor, claro est, suponiendo que se trata de una organizacin natural de abajoarriba, que nace de las relaciones comunes de los hombres y encuentra su expre-

    sin en una cooperacin federativa de las fuerzas. Por eso combate tambin todaimposicin de esa cooperacin que seimpone desde arriba sobrelos hombres;porque destruye las relaciones naturales entre ellos, que es la base de toda orga-nizacinreal yconvierte a cadaindividuo en una parte automtica de una granmquina que se dirige por privilegiados y trabaja para determinados interesesparticulares.

    Se puede, como Malatesta, reposar todo el peso sobre la organizacin de los

    grupos anarquistas y de su unin federativa, o estar con Kropotkin, de que losanarquistas continen con sus pequeos gruposydepositar todo elpeso de susactividades en las organizaciones sindicales. Se puede hasta representar el mismopunto de vista que James Guillaume, el valeroso compaero de luchas de Bakunin,para que no se hable siquiera de organizaciones anarquistas especiales,sino que setrabaje exclusivamente dentro de los sindicatos revolucionarios para la evoluciny profundizacin del socialismo libertario. Estas son disparidades de criterio quese prestan a discusin.pero detodas maneras queda establecidala necesidad dela organizacin.

    Justamente ahora,antes de que se avecinelatempestad,es ms urgente esanecesidad. Las contradicciones sociales se han hecho ms palpables en todos l